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¿Cómo enfrentar las dificultades?

(Éxodo
17:8-13)
 Walter Cuadra  08:09:00  Sermones

“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal
a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E
hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre
del collado.  Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su
mano, prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la
pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el
otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su
pueblo a filo de espada”.
Éxodo 17:8-13
INTRODUCCIÓN

            Camino a la tierra prometida Israel encontró un enemigo que se opuso a ellos en medio del
desierto y su nombre era Amalec. Es interesante como esta historia de las Sagradas Escritura hace un
buen símil con nuestra vida cristiana. Como hijos de Dios en nuestro caminar cristiano enfrentaremos
muchos obstáculos y dificultados que querrán alejarnos del propósito de Dios, pero aquí podemos
aprender unos principios importantes para vencer en medio de estas situaciones.

I.                   LA REALIDAD DE NUESTROS ENEMIGOS.

“Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim”.

En este versículo vemos como antes de introducirse en la tierra prometida Israel tuvo que defenderse de
su primer enemigo, Amalec. Como hijos de Dios debemos estar conscientes que tenemos muchos
enemigos que vendrán a pelear con nosotros.  Por ejemplo, vemos en Éxodo 1 como faraón sometió a
Israel a esclavitud para impedir su crecimiento como nación, también vemos en el libro de Jueces, 1
Reyes y 2 Reyes como el pueblo de Dios fueron atacados por diferentes naciones a lo largo de su historia
como nación hasta terminar en su deportación final. Después de la deportación, cuando los judíos
regresaron a su nación, vemos en los libros de Esdras, Nehemías y Zacarías  las constantes oposiciones
que tuvieron al intentar reconstruir su nación. Y bueno, basta ver los evangelios para presenciar las
constantes luchas que nuestro Señor Jesús tuvo, y posteriormente vemos en Hechos de los Apóstoles a la
iglesia del Señor perseguida. De igual forma cada uno de nosotros se verá en diferentes dificultades,
enfermedades y luchas que vendrán del reino de las tinieblas y por ello Pablo exhorta a los cristianos a
estar firmes en contra de sus asechanzas: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que
podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”, (Efesios 6:12-13).  Como Amalec
se opuso a Israel en su camino a la tierra prometida, así Satanás y sus demonios se opondrán a que
nosotros cumplamos el propósito de Dios para nuestras vidas y lleguemos al cielo. Pero, ¿qué actitud
debemos tomar ante nuestros enemigos?

II.                NUESTRA ACTITUD ANTE LA AMENAZA: ORACIÓN Y


ACCIÓN.

“Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la
cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra
Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado”.

            Esta historia nos enseña que ante la amenaza Moisés y el pueblo de Israel se prepararon para
resistir al enemigo. Aquí vemos una combinación de dos cosas, la parte de la preparación humana basada
en las habilidades guerreras de Josué, y la búsqueda de Moisés del auxilio divino a través de la oración. 
Si bien es cierto, nuestra primera opción debe ser buscar a Dios en oración para pedir su auxilio, al mismo
tiempo debemos combinar nuestras plegarias con la acción, sabiendo que Él nos dará la sabiduría, la
fortaleza, habilidades y recursos necesarios para salir de nuestros problemas. Esto lo vemos claramente en
la Biblia. Por ejemplo, en Nehemías vemos como este hombre oraba constantemente por la protección
divina y el avance de la reconstrucción del templo y simultáneamente trabajaba en la obra. Vemos en el
libro de Hechos a los apóstoles concentrados en la oración, pidiendo el favor divino para que sus
enemigos no prevalecieran contra ellos y perseverando en el trabajo de la predicación. Aunque sabemos
que hay casos extremos donde solo la oración nos queda, pero en muchos casos como estos y otros
ejemplos más la palabra nos muestran que no solo debemos orar, sino que actuar simultáneamente.

III.             LA IMPORTANCIA DEL APOYO DE TODA LA IGLESIA


PARA VENCER LA ADVERSIDAD.
“Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano,
prevalecía Amalec. Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron
debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de
otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a
filo de espada”.

Otro principio importante que podemos aprender en esta historia en cuanto a cómo enfrentar nuestras
batallas es el apoyo que como cuerpo en Cristo nos demos. En esta historia vemos que mientras Josué e
Israel peleaban, Moisés oraba en la cumbre de un collado y así prevalecía Israel sobre sus enemigos, pero
cuando Moisés se cansaba y bajaba sus manos, Amalec prevalecía contra Israel, y por eso Aarón y Hur
decidieron ayudar a Moisés sosteniéndole los brazos para que mantuviera las manos arriba. Esto nos
muestra la necesidad que tenemos de otros cristianos durante nuestras luchas espirituales. La misma
Biblia nos dice que debemos aprender a sobrellevar las cargas de otros: “Sobrellevad los unos las cargas
de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”, (Gálatas 6:2), y a través de la metáfora de la necesidad que
todos los miembros del cuerpo tienen el uno del otro nos muestra la necesidad que los creyentes tenemos
de ayudarnos y complementarnos en la vida cristiana: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos
muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos,
somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes
dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de
servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte,
con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”, (Romanos 12:4-7).
De esta forma, apoyándonos los unos a los otros, las pruebas pueden ser superadas más fácilmente.

CONCLUSIÓN.

En la vida cristiana tendremos que enfrentar al reino de Satanás y a este mundo, pero que bueno
es saber que la Biblia nos enseña la que debemos hacer ante nuestros enemigos: 

1. Ante las dificultades debemos orar y actuar simultáneamente.

2. Como un cuerpo en Cristo, todos debemos apoyarnos con nuestro tiempo, habilidades y
recursos para que las pruebas se superen con menos dificultad.

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