Está en la página 1de 1

VIZCARRA HUELE A PPK

POR: CÉSAR HILDEBRANDT 


¿Podrá ser un presidente honesto y honrado, una persona que tiene acusaciones de
corrupción por apropiación ilegal de terrenos en el distrito de Acora, Puno, cuando era jefe
del Proyecto Especial Pasto Grande? ¿Podrá ser un Presidente confiable, una persona
que sabiendo que la construcción el aeropuerto de Chincheros defraudaba al Estado, sin
escrúpulos insistió, al estilo de los kenjivideo, Junto a Zavala, para que éste se diera a toda
costa, cuando fue Ministro de Transportes y Comunicaciones? ¿Podrá ser un Presidente
pacificador, una persona que enfrentó a dos regiones (Puno – Moquegua) por un problema
de límites que él mismo provocó? ¿Podrá ser un Presidente justo, una persona que
cuando era Vicepresidente del Perú, se parcializó para favorecer a la región Moquegua
sobre unos terrenos que no les correspondía? Y finalmente ¿podrá ser un Presidente
confiable, una persona que PPK defendió y presentó como uno de los hombres más
honestos que había conocido?
Por donde se mire, Vizcarra es afín a PPK, es su discípulo de empresa, huele a él, y, como
él, no reúne ni el más mínimo requisito para ser Presidente de la República. Aunque joven,
no es la cara nueva que el pueblo espera. La clase política actual y los medios de
comunicación limeños, son los únicos que están con él, porque previsiblemente, Vizcarra,
resulta ser el único con el perfil, de cuervo en silencio, que salvaguardará la forma corrupta
con que se aprovechan y aprovecharon de los recursos del estado.
La salida de PPK, las aventuras de Moisés y los enjuagues de boca de Barata, no han
hecho más que confirmar lo que ya todos sabíamos: que la clase política está en un
estado de putrefacción avanzado: hediondo. Porque no podemos olvidar que todos,
absolutamente todos los políticos, tuvieron un amor pasajero con alguien, que les llevó
hacer leyes para su provecho, o les hizo engañar a favor de empresas, o les hizo ricos de
la noche a la mañana, o les hizo mentir o abstenerse para favorecerse. Fue un amor
ardiente, que disfrazado de democracia, parlamentarismo, leyes, decretos, cumbres, y diez
mil enredos más que la historia sabe, hizo que la población de este país este al borde del
suicidio, caminando por el borde de una trocha fangosa, diseminado de cadáveres.
Y con todos estos cortes de ladrón de los 90, los mequetrefes del Congreso, de los medios
de comunicación limeños y de la CONFIEP, conjuntamente con sus analistas
trasnochados, insisten en el descaro de recomendar e imponer que Vizcarra debe
gobernar hasta el 2021. La respuesta es, sin embargo, que así se mantuvo siempre la tara
centralista del país: La jauría política, sus amigos adinerados y sus avengers, siempre han
logrado imponer su posición y que las provincias acaten. Y a pesar de que varias veces
pasó esto, la posición provinciana jamás pudo imponerse y transformó su carácter rebelde,
en un ladrido de perro wawa, que no asusta, ni protege lo que le pertenece.
Pero ahora es otro tiempo, por eso los mequetrefes vociferan en cuanto espacio pueden
para convencer. Entre ayer y hoy, por ejemplo, todos los analistas y congresistas han visto
el futuro de Vizcarra: Lo han visto como el más idóneo para el cargo, como el líder que el
Perú buscaba, que como había egresado de la UNI es obvio un buen gobierno. Pero todos
sabemos que esto no es verdad, que Vizcarra tiene la misma estirpe de traidor, arribista y
convenido de los que hoy le auguran buenas nuevas. No por nada pasó de ser un búfalo
Aprista a ser un callado Pepekausa.
Yo digo para mí: ¿Eso se quiere como Presidente, un advenedizo con suerte que se honra
a sí mismo por haber delinquido moralmente y que solo escucha a sus socios para saber
cómo pueden aprovecharse del estado? Por todo esto, la consigna es: “¡Adelanto de
elecciones y que se vayan todos!”. 

También podría gustarte