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Es decir, proskunéo “es besar la mano de un rey con una inclinación hacia
adelante”; es postrarse con respeto y reverencia; es un beso que expresa
un alto grado de sumisión y profunda reverencia, para humildemente suplicar a
alguien que haga algo; sólo es comparable al perro que lame la mano de su
amo en halagadora muestra de afecto.
Ósea que la adoración la podemos definir en la suma de tres actitudes del
corazón.
1. Reverencia.
Hebreos 12: 28-29. Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible,
tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia; porque nuestro Dios es fuego consumidor.
Como reverencia se conoce el respeto, veneración o amor que se tiene o se
guarda hacia otra persona. También puede tratarse de un saludo respetuoso
con el cual se manifiesta a otra persona la consideración que se le tiene. La
palabra proviene del latín reverentia, que significa ‘temor respetuoso’.
Es un profundo respeto que se tiene por alguien o por algo.
3. Humildad.
La humildad es la virtud que consiste en conocer las propias limitaciones y
debilidades y actuar de acuerdo a tal conocimiento.
Todos tenemos que reconocer que somos débiles y limitados y necesitamos a
Dios.
Para que los seres vivientes no paren de decir santo, santo, santo, es que tiene
que estar viendo siempre algo nuevo.
Mucha gente dice que tuvo un encuentro con el señor, pero no que lo tiene
permanentemente.
EL PROPÓSITO DE LA ADORACIÓN.
El verdadero propósito de la adoración es que traigamos el cielo a la tierra
donde Dios pueda habitar.
Isaías 6:1-3. En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un
trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Por encima de él había
serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos
cubrían sus pies, y con dos volaban. Y el uno al otro daba voces, diciendo:
Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su
gloria.
Dios quiere llenar la tierra con su gloria cuando su iglesia se levante adorar, no
a cantar, sino adorar.
Cuando la iglesia adora se convierte en una agencia del reino de los cielos en
la tierra, se convierte en la novia por la que el señor viene al encuentro y se
manifiesta la gloria de Dios.
2 Corintios 3: 18. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la
misma imagen, como por el Espíritu del Señor.