Está en la página 1de 11

EL RETORNO DEL

DESARROLLISMO
Una mirada crítica en perspectiva histórica.

Arturo Claudio Laguado Duca


Profesor, investigador y coordinador del
Doctorado en Asuntos Públicos, Políticas y
Gobierno del Instituto Ortega y Gasset de
Argentina.
alaguado@yahoo.com

.................................................... ....................................................
Resumen Abstract
Las crisis económicas y políticas que sacudieron a Amé- The economic and political crises that hit Latin Ameri-
rica Latina a comienzos del siglo XXI, pusieron nueva- ca in the early twenty-first Century bring back on the
mente en el centro del debate el retorno del Estado. Un academic mainstream the discussion about the return of
grupo de intelectuales acuño el término neodesarrollismo the State. Some scholars have coined the term new de-
para explicar y fundamentar este retorno, retomando ele- velopmentism  to explain and justify this return using
mentos conceptuales propuestos por el desarrollismo que ideas proposed by developmentism that prevailed in the
imperó en la región entre 1950 y 1970. Aquí argumenta- region between 1950 and 1970. This paper argues that
remos que esa propuesta se basa en una lectura errónea this approach is based on a misreading of the past, run-
del pasado, corriéndose el riesgo de repetir los mismos ning the risk of makes the same old mistakes today.
errores de entonces en la actualidad.

Palabras claves: Desarrollo, desarrollismo, neodesarro- Keywords: Development, developmentism, new develop-
llismo, América Latina. mentism, Latin America.
.................................................... ....................................................

6 Fecha de recepción: 30/04/2013 :: Fecha de aceptación: 14/05/2013


El fin del siglo XX trajo en América Latina profundos Sobre este vacío conceptual un grupo de intelectua-
cambios. Las recetas establecidas desde los organis- les latinoamericanos acuñaron el término neodesarro-
mos multilaterales y plasmadas en el Consenso de llismo para comprender y, eventualmente, orientar el
Washington, dejaban ver sus límites. Dos décadas de proceso político regional. La elección de este término
hegemonía del mercado produjeron en la región un –independientemente del rechazo académico al prefi-
incremento de la pobreza, de las desigualdades so- jo neo– por parte de estos académicos, busca reeditar
ciales y, sobre todo, una marcada deslegitimación del el modelo de desarrollo que primó en la región du-
poder político. rante los años sesenta, adaptándolo a las mutaciones
contemporáneas. El neodesarrollismo se propondría
Como resultado de la confluencia de estas dos crisis – entonces, construir esa hoja de ruta que, como ya
económica y de gobernabilidad – una serie de gobier- mencionamos, no ha sido explicitada aún.
nos con fuerte tendencia decisionista accedió al poder
en Sudamérica. Muchos de ellos se plantearon como Sin embargo, esta propuesta se basa en una lectura
desafío principal recuperar la capacidad de interven- errónea del desarrollismo “clásico”, reintroduciendo
ción del Estado. Se adoptaron medidas heterodoxas los problemas de legitimación que, ya entonces, carac-
en economía, impulsando la intervención en áreas re- terizaron este momento histórico en América Latina.
lacionadas con la reproducción social. Paralelamente, A esa discusión nos abocaremos en este artículo, para
se confrontaban los discursos desreguladores impul- lo cual se hace necesaria una somera presentación del
sados desde los centros de poder internacionales. desarrollismo.

Estos gobiernos se llamaron a sí mismos, progresis-


tas. Sus opositores los calificaron de populistas. La I
primera denominación es vaga y sólo resalta una vo-
luntad de cambio respecto a las décadas de hegemo- Antes que el desarrollismo tomará la forma de pro-
nía conservadora representadas en la dupla Thatcher- grama político bajo la presidencia de Juscelino Ku-
Reagan, y poco dice sobre la hoja de ruta que guiaría bitschek en Brasil (1956-1951) y de Arturo Frondizi en
a este proyecto transformador. Brasil, Ecuador, Vene- Argentina (1958-1962), el pensamiento sobre el desa-
zuela, Bolivia, Argentina y, en menor medida, Uru- rrollo ya se había instalado en el Tercer Mundo, con
guay –para nombrar sólo casos de América del Sur– fuentes de inspiración tan variadas como sus manifes-
conformarían el grupo de países progresistas que, a taciones concretas.
pesar de las importantes diferencias en sus procesos
De la mano de este discurso pensadores africanos o
sociopolíticos, compartirían grosso modo algunos ras-
políticos asiáticos comenzaban a hablarle al mundo
gos: recuperación del papel del Estado, intervención
con voz propia. U Thant, Nyerere o Franz Fanon rei-
en la economía, énfasis en el mercado interno, polí-
vindicaron el derecho de acceder a un camino propio
ticas sociales inclusivas, autonomía relativa ante los
hacia el desarrollo. Incluso la Iglesia Católica difun-
centros de poder mundiales y, en algunos casos, rees-
día su propia concepción del término: las cartas encí-
tructuración profunda de la arquitectura institucional.
clicas Mater et Magistra (1961) y Populorum Progressio
Sus contradictores los llamaron populistas destacando (1967) fueron una razonada, y un poco tardía, guía
con esta denominación el papel central que ocupaban para orientar al “pueblo de Dios” en su búsqueda del
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. POLÍTICAS DE DESARROLLO

los líderes y a una supuesta improvisación de cara al desarrollo1.


futuro. Como es sabido, en América Latina el adjetivo
Pero, puestos a buscar hitos fundacionales, el año de
populista es, cuanto menos, confuso, siendo usado en
1949 podría ser considerado el inicio de “la era del de-
la práctica como un instrumento de descalificación de
sarrollo” con la publicación de El desarrollo económico
los procesos políticos que, usualmente, reemplaza al
de la América Latina y algunos de sus principales proble-
análisis científico.
mas, por Raúl Prebisch y el conocido Punto 4, de la alo-
La ambigüedad de estas caracterizaciones es un sínto- cución del presidente Harry Truman sobre el Estado
ma de un fenómeno usual en los procesos de cambio: de la Unión, pronunciado el 20 de enero de ese año.
primero se producen las transformaciones y sólo des-
pués, la conceptualización que permitirá racionalizar-
los. No a otra cosa se refería Hegel cuando recordaba
que el ave de Minerva levanta el vuelo al caer la tarde. 1  En lo que sigue se retoman elementos de Laguado Duca (2013),
aunque con otros énfasis.

7
La disertación de Truman se preocupaba por las nacio- la carrera industrializadora. Sólo él era capaz de ga-
nes “insuficientemente desarrolladas” cuya “pobreza rantizar la correcta asignación de recursos en la cons-
es un lastre y una amenaza tanto para ellos como para trucción de una economía integrada que permitiera la
las regiones más prósperas”. El presidente de los Es- industrialización plena, i.e. pasar de la industria livia-
tados Unidos proponía también intervenir de la mano na a la pesada. Para ello se confiaba en atraer inver-
de la ciencia en esta realidad que sumía en la pobreza siones productivas y en el papel del mercado interno
y desnutrición a más de la mitad de la población mun- como soporte a la acumulación.
dial2.
Según afirma Prebisch (2001), sus ideas fueron total-
Las ciencias encargadas de tan importante misión de mente independientes de Keynes, a quien a la sazón
redención eran la economía y la sociología del desa- no había leído. Pero en la práctica, igual que Currie,
rrollo. El mismo año que Truman hiciera su alocución, el economista argentino otorga un importante papel
el Banco Mundial envió a Colombia una misión de al Estado en la regulación de la economía y en la ra-
expertos, dirigida por el economista Lauchlin Currie. cionalización de la sociedad toda3, aunque se aleja del
Era la primera vez que se mandaba una misión de esta bigpush en una línea de pensamiento similar a la que,
naturaleza a un Estado del Tercer Mundo (Laguado unos años después, propondría Albert Hirschman.
Duca, 2011).
Walt Whitman Rostow publicaba a finales de los años
Currie, había sido asesor de Franklin Delano Roosse- ’50 un sonado artículo sobre el crecimiento económi-
velt e introductor de las teorías de Keynes en Esta- co. Poco después daría a conocer Las etapas del creci-
dos Unidos. En tanto economista keynesiano era un miento económico, un texto que no casualmente, en su
ardiente defensor del incremento del gasto público en edición en inglés llevaba el subtítulo de Un manifiesto
sectores claves de la economía, como mecanismo para no comunista, y que rápidamente se convirtió en una
impulsar la demanda interna. Fue la época del bigpush referencia obligatoria para la economía del desarrollo.
que, para el caso colombiano, según el diagnóstico de En su pensamiento, el desarrollo se concebía como un
la llamada Misión Currie, debía pasar por la industria proceso que pasaba por cinco etapas que iban desde
de la construcción (Kalmanovitz, 1993). la sociedad tradicional hasta el consumo a gran esca-
la (Rostow, 1963). En esta ordenada teleología, para
El otro gran hito fue la creación, en 1948, de la Co- la región tenían crucial importancia dos de ellas: la de
misión Económica para América Latina –CEPAL–. transición, que fijaba las condiciones previas para “el
Aunque su objetivo era proporcionar asesoría técnica despegue económico”, y el despegue propiamente di-
a los países de la región, pronto se convertiría en una cho que, a grandes rasgos, consistía en un crecimiento
usina del pensamiento económico latinoamericano y industrial localizado y restringido a actividades ma-
una decidida impulsadora de la planificación de las nufactureras, acompañado de un desplazamiento de
economías regionales fundando la escuela que, años la población campesina hacia actividades fabriles.
después, se conocería como el estructuralismo latino-
americano. Para la misma época, Albert Hirschman (1958) publi-
caba su Estrategia del desarrollo económico. Hirsch-
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA

En la década de los ‘50, la CEPAL mantuvo una activa man también otorgó al Estado un papel central en el
producción teórica, dando a conocer varios estudios proceso de desarrollo. En su visión, éste debía impul-
sobre la situación económica del continente desde una sar inversiones en sectores claves de la economía para
perspectiva no ortodoxa. Sus informes tuvieron am- atraer hacia ellos el ahorro y la inversión nacionales.
plia repercusión, no sólo en el mundo académico, sino A diferencia de Currie o la CEPAL, su preocupación
también en la prensa latinoamericana. no pasaba por la planificación, sino por la creación de
enlaces productivos hacia adelante y hacia atrás que
El discurso cepalino –y en general la mayoría del
generaran desequilibrios creativos que dinamizaran y
pensamiento que después fue llamado desarrollista–
consideraba que el único camino para salir del subde-
sarrollo era una rápida industrialización. Ante la ca-
rencia de capital y de clases empresariales, el Estado
3 La importancia de la Misión Currie para Colombia, no residió tanto
tendría el deber de constituirse en el actor principal de en sus propuestas de desarrollo sino en aquellas otras que eran consi-
deradas condiciones necesarias: la creación del Departamento Nacio-
nal de Planeación –organizado en 1959- y el impulso a estudios sobre la
2 Rist (2002), de donde se toma la cita, hace una interesante reflexión agricultura, el transporte ferroviario, el empleo, entre otras iniciativas
sobre el papel del punto 4 en el inicio de la era del desarrollo. racionalizadoras de la administración pública (Kalmanovitz, 1993)

8
atrajeran los recursos realmente existentes4. Pero el de- quisitos para el desarrollo en distintos sentidos: para
sarrollo, según el pensamiento de sus primeros teóri- promover la integración nacional, legitimar el sistema
cos, no era sólo un problema de economía: su objetivo de dominación, incorporar consumidores al mercado
era la trasformación de toda la sociedad. Esta amplia interno, o modificar los patrones culturales de la po-
preocupación se reflejó en la Declaración Económica blación.
de Buenos Aires, emanada de la Conferencia Econó-
mica de la Organización de Estados Americanos – Las sociedades latinoamericanas construyeron así un
OEA– de 1957 y, más claramente, en el Acta de Bogotá modo de regulación híbrido. Se retomaban, de ma-
de septiembre de 1960. En ella la OEA establecía un nera limitada, mecanismos ensayados en los países
Fondo para el Progreso Social con el objetivo de im- centrales durante las postguerra: la ampliación de la
pulsar medidas que mejorasen las condiciones de vida provisión de algunos servicios sociales, la restricción
de la población y el desarrollo económico. Aunque los de la autonomía patronal sobre el contrato de traba-
experimentos industrializadores habían comenzado jo, la defensa de la relación laboral a largo plazo, la
en los años ’30, teniendo un segundo aire en los ’50, intervención en la determinación del salario mínimo
el Acta significó la entrada oficial de toda la América y algunas medidas redistributivas como la obligación
Latina en la era del desarrollismo. La Alianza para el de empleadores de aportar para las cargas prestacio-
Progreso, sancionada en agosto de 1961 en Punta del nales, el cobro de derechos de exportación, etc. Pero
Este, retomaría los puntos centrales del Acta en su de- al mismo tiempo, se mantenían las relaciones tradi-
claración de principios, en el intento más sistemático cionales de dominación en amplios sectores de la eco-
de articular desarrollo económico, democracia y refor- nomía –principalmente, pero no únicamente, en los
mas sociales, producido en el continente. dedicados a la exportación–, mientras que los grupos
de poder se resistían a la autonomía que reclamaba el
Como Rostow, Hirschman o Prebisch, había una am- discurso estatal.
plia gama de teóricos comprometidos con las teorías
de la modernización o abocados al análisis de la tran- De esta forma, la estrategia desarrollista atendía a dos
sición… hacia la sociedad moderna, la participación objetivos simultáneos: la modernización económica y
total o la industrialización, conformando un podero- social, y la legitimación del sistema de dominación en
so pensamiento de época. Desarrollo, modernización un contexto que algunos sociólogos denominaron de
y democracia fueron usados como sinónimos. Este cambio social y otros, de irrupción de las masas en la
pensamiento implicaba un diagnóstico: subdesarrollo política.
implicaba déficit de modernización. También una me-
Finalizado el ciclo desarrollista en los años ’70 se po-
todología: intervención planificada sobre la sociedad
día constatar una efectiva ruptura de las relaciones
por medio de la transferencia de tecnología y capita-
tradicionales –que no siempre significó la incorpora-
les, la racionalización de la administración, la inter-
ción de las pautas modernizantes que anhelaban los
vención estatal y el cambio social dirigido.
técnicos del desarrollo- y un dispar éxito en el proce-
En esta perspectiva, el desarrollismo incluía también so de industrialización que, de todas maneras dejaba
un compromiso explícito de impulsar la moderniza- constancia del incremento de la brecha entre los paí-
ción de la sociedad desde el Estado. Las construccio- ses de América Latina y el mundo desarrollado o las
naciones recientemente industrializadas del sudeste
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. POLÍTICAS DE DESARROLLO

nes de los sociólogos funcionalistas –notablemente


Gino Germani (1962), de amplia recepción académica asiático. Sin embargo, fue innegable que la propues-
en la época– fueron, en ese sentido, tan importantes ta de relegitimación democrática no tuvo una amplia
como las de los economistas. acogida ni en las elites de poder tradicionales ni en
los sectores populares. Este fracaso influyó en la im-
El saneamiento básico, la universalización de servi- plementación de las políticas como en la solidez del
cios de salud, vivienda, legislación laboral, cuidado sistema democrático.
a la vejez, además de la educación pública en todos
sus niveles –tanto para formar ciudadanos “aptos”, En este marco, el desarrollismo, más que una teoría
como cuadros profesionales- fueron considerados re- económica fue una forma de gobierno. Y, sobre todo,
fue una forma de regulación de la sociedad tendiente
a establecer los prerrequisitos funcionales del desarro-
4 No es este el espacio para reseñar las muy interesantes teorías de
Albert Hirschman, pero debe resaltarse que, a su juicio, el agotamiento llo y una manera de concebir la democracia. Armado
de la era del desarrollo en América Latina tuvo que ver con factores de un discurso tecnocrático, el desarrollismo desva-
políticos más que económicos.

9
lorizó las tradiciones políticas y culturales de los sec- las interpelaciones al pueblo de los regímenes nacio-
tores populares. Hipostasiando la racionalidad buro- nal-populares. Esta retórica recurrió al lenguaje técni-
crática, trató de subsumir las organizaciones sociales co en reemplazo del más blando que habían usado los
a los “más altos fines del desarrollo”, suponiendo que políticos tradicionalmente y el desarrollo, dirigido por
el éxito macroeconómico se constituiría en garantía de el Estado, se tornó en una urgencia inaplazable. Como
legitimidad. Atrapado en una mirada funcionalista de destaca Altamirano (1998), se difundiría una nueva
la sociedad, suponía que la intervención en los sub- tipificación de la sociedad basada en índices, en medi-
sistemas sociales –en este caso el económico y el cul- ciones del PBI, en caracterizaciones socioeconómicas
tural- tendería a producir un natural equilibrio que que agrupaban al país del lado de los subdesarrolla-
neutralizara las conflictivas disrupciones que plan- dos en el eje desarrollo-subdesarrollo.
teaba el subsistema político. Pero, contrariamente a
lo que predecía la teoría, con contadas excepciones, el En todo caso fue Arturo Frondizi quien asumió el de-
ciclo desarrollista estuvo marcado por una profunda safío de traducir este discurso en un programa políti-
inestabilidad política que, a la postre, socavó sus posi- co con base en dos ejes: desarrollo e integración.
bilidades de mantenerse en el tiempo.
Si el primero era una idea de raigambre económica, la
de integración tenía connotaciones políticas y, en oca-
siones, sociales. El desarrollo implicaba inversión en in-
II
fraestructura, industria pesada, recursos energéticos
Aunque el pensamiento del desarrollo tendría entre (en la época, prioritariamente, petróleo). Para ello se
sus principales exponente al argentino Raúl Prebisch, debía recurrir tanto al capital nacional como al extran-
será el gobierno de Arturo Frondizi quien lo traduzca jero, pues según la hábil expresión que había acuñado
explícitamente a un programa político hasta el pun- Frigerio, lo que importaba era el nacionalismo de fines6.
to que el término desarrollismo hizo referencia tanto
a un programa económico, como a un movimiento La participación del capital extranjero, en esta pers-
partidario. Su objetivo fue tanto cambiar la estructura pectiva, era sólo un medio para industrializar al país
agro-exportadora del país como las relaciones sociales ante la crónica escasez de capital y capacidades em-
que la condicionaban. En ese sentido, el gobierno de presariales. El Estado sería el encargado de planificar
Frondizi se diferenció del de su contemporáneo brasi- esa inversión en aras de maximizar recursos, desarro-
leño, Juscelino Kubitschek, cuyas metas sólo tocaban llar el mercado nacional y reducir –lo más rápidamen-
el aspecto social en el componente alimentario y edu- te posible- la diferencia con los países centrales.
cacional.
El desarrollo, según planteara Frondizi, terminaría
Una cantidad de publicaciones de distinto signo ideo- por abolir la conflictividad social que hacía ingober-
lógico, comenzaron a abordar el tema del desarrollo5. nable a la Argentina. Para que eso fuera posible, éste
A partir de entonces, el significante desarrollo se ins- debía ser complementado con la integración. La no-
taló con fuerza permeando a las elites políticas y, so- ción de integración consumaba, en clave política, la
bre todo, intelectuales. Mucho más reticentes fueron idea de desarrollo.
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA

las económicas. También el Ejército se interesará por


El término integración tuvo una definición más am-
este pensamiento. En 1964, en su conocido discurso
bigua que el de desarrollo. Su sentido fue múltiple:
en West Point, el general Juan Carlos Onganía sentará
unidad nacional, integración económica en el lote de
las bases de la concepción argentina de la seguridad
países desarrollados, integración política de las masas
nacional donde desarrollo y seguridad se articularían
peronistas, integración geográfica y económica de las
(Laguado Duca, 2011).
distintas regiones del país (Altamirano, 1998).
Pero el desarrollismo no sólo impuso unos temas en
En su connotación política, la integración se refería a
la agenda pública. También instaló una retórica de la
una gran alianza de clases donde podrían encontrar
modernización y del cambio social que reemplazó a

5  La más destacada fue la Revista ¿Qué?, dirigida por Rogelio 6  El nacionalismo de fines implicaba una actitud pragmática respecto
Frigerio, futuro asesor del presidente Frondizi. La revista Desarrollo al capital extranjero, donde lo que importaba era su aporte al desarro-
Económico, fundada en 1958, se convertiría en un centro de difusión llo del país. Frigerio lo contraponía al nacionalismo de medios que, por
académica de este pensamiento. En 1961, la Revista de la Universidad principista, tendía a obstaculizarlo. De más está decir, que esta idea
de Buenos Aires, dirigida por José Luis Romero, le consagrará su pri- de nacionalismo de fines está en un registro discursivo bastante alejado
mer número al desarrollo. Criterio, bastión del pensamiento católico, de aquel que impusiera Frondizi en su libro de 1954, Petróleo y Política,
dedicará varias ediciones al pensamiento cepalino. donde criticara acerbamente las concesiones de Perón a la Standard Oil.

10
su lugar los votantes del peronismo proscripto, garan- ral implícitos en la política democrática, reemplazán-
tizando la paz social en aras del armónico desarrollo dolos por modelos complejos y delirantes.
del país.

Para ese fin, se fantaseó con un Frente Político, que III


debía sumar a una supuesta burguesía nacional con
trabajadores peronistas y no peronistas en un círcu- Podría existir la tentación de interpretar el fracaso del
lo virtuoso. En él deberían encontrarse el Estado, los proyecto desarrollista en Argentina como un produc-
empresarios nacionales –supuestamente interesados to de las difíciles condiciones de legitimación previas
en el crecimiento industrial– y el movimiento de los a que se enfrentara, i.e. la impronta dejada por el de-
trabajadores. rrocamiento de Perón y el afecto “irracional” que ma-
nifestarían las masas hacia el gobernante depuesto.
Ninguno de ellos acudió a la cita. Unos porque no
se sentían a gusto con la autonomía que ahora pre- Pero, una mirada más amplia del desarrollismo lati-
tendía el Estado. Los otros porque no sólo debieron noamericano, pone en evidencia que los problemas de
enfrentarse con una disminución de sus ingresos, si legitimación fueron inherentes a todos los gobiernos
no también, porque vivieron en carne propia cómo la de la región, desde Argentina a México, pasando por
prioridad dada al desarrollo podría ir en contra de sus Brasil8 y Colombia.
conquistas sociales7.
Los gobernantes de estos países, junto con Chile, fue-
Cuando el Frente Político se tornó irrealizable por la re- ron los adherentes más entusiastas del discurso del
sistencia de empresarios y trabajadores, el desarrollis- desarrollo. En algunos casos, fueron desafiados por
mo olvidó su proyecto frentista. Su lugar fue ocupado movimientos situados a su izquierda que, en ocasio-
por los “equipos técnicos”. Con ellos, la interpelación nes, accedieron al poder para luego ser derrocados
popular fue remplazada por la retórica modernizado- por dictaduras militares. En otros, recurrieron a san-
ra. Sólo un año después de acceder al gobierno, el dis- grientas represiones donde la democracia era poco
curso del desarrollo tal como lo planteara el presidente más que una cáscara vacía. Todos mostraron un déficit
Frondizi, se había quedado sin interlocutores. de legitimidad que impidió la reproducción ordena-
da del régimen político en un marco de democracia
A partir de entonces las cuestiones de economía y, con moderna, independientemente que los gobiernos de-
ellas, las pretendidas leyes científicas del desarrollo y sarrollistas reemplazaran a democracias nacional-po-
su arsenal cuantitativo, colonizaron el espacio que ha- pulares –Brasil, Argentina– , a gobiernos oligárquicos
bía dejado libre la fracasada alianza de clases. Fue, en conservadores –Colombia– , o de signo más ambiguo,
muchos sentidos, un gobierno de expertos plagado de como en el caso chileno o mexicano.
referencia a indicadores donde los argumentos técni-
cos, reemplazaron los criterios políticos tendientes a Sería erróneo, sin embargo, concluir que el Estado de-
asegurar la legitimidad y el consenso. Esta estrategia sarrollista fue insensible a las problemáticas sociales.
pudo granjearle simpatía en los organismos multilate- Como mostramos más arriba, su discurso se inscribió
rales, pero sin duda, implicó que su discurso careciera en un importante movimiento tendiente a la moder-
de destinatarios en el convulsionado ámbito nacional. nización. En muchos países, además, impulsó indi-
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. POLÍTICAS DE DESARROLLO

rectamente un discurso sobre los derechos sociales.


En 1962, el gobierno que encabezó Frondizi fue de- Indirectamente porque el Estado desarrollista no fun-
puesto por un nuevo pronunciamiento militar. Caren- damentó la política social en términos de ciudadanía,
te de mecanismos de legitimación política, casi nadie sino en términos de precondiciones para el desarro-
salió en su defensa. Se iniciaba un período de gobier- llo. Como contrapartida, el Estado pasó a ser el sitio
nos que renunciaba a la interpelación popular, llegan- donde confluyeron las demandas por la provisión de
do al límite con el del General Onganía quien llevó
hasta la exasperación la desconfianza desarrollista ha- 8  Se podría argüir que el gobierno de Juscelino Kubitschek (1956-
cia los inevitables mecanismos de legitimación electo- 1961) y, específicamente su Plan Metas, fue exitoso tanto en la indus-
trialización del Brasil como en la gobernabilidad democrática. Sin
embargo, la inestabilidad signó los años subsiguientes desembocando
en el golpe de 1964 y la proscripción política de sus sucesores y del
7  Torrado (1992) señala que en el período 1958-1972 el aumento de él mismo. La continuidad del proyecto industrialista en Brasil debe
los salarios reales fue del orden del 10% -mucho menor que la produc- buscarse, entonces, en la presencia que tuvo el Estado brasileño en el
tividad-, descendiendo la participación de los salarios en el ingreso na- desarrollo social y económico del país desde la Colonia (Evans, 2007).
cional al 40%. Sólo durante el gobierno de Arturo Illia los trabajadores Por otra parte, es también cuestionable el éxito desarrollista brasileño
tendrán ganancias netas. si consideramos también las variables sociales.

11
bienes y servicios sociales que éste se había compro- los países de “desarrollo tardío”. No fue difícil encon-
metido a satisfacer, visibilizando el componente polí- trar evidencias históricas y estudios comparativos que
tico de estos reclamos y orientando hacia el Estado la destacaran el papel estratégico que el control estatal
responsabilidad de su resolución. de las fuerzas del mercado cumplió para el desarrollo.

Este Estado modernizador ganó en centralidad, pero Dos autores clásicos fueron revisitados con gran inte-
no necesariamente en autonomía. La alianza con las rés: Polanyi y Weber. Si el primero demostró que des-
clases dirigentes –cuando logró cuajar- no se dio en el de sus inicios el mercado subsistió apoyado en una
ámbito del debate político, sino a través de la captu- maraña de vínculos con las políticas estatales, Weber
ra del Estado por aquellos empresarios que se benefi- argumentó que toda gran empresa capitalista necesi-
ciaron de las políticas industrializadoras, sin romper taba de un orden racional que sólo podía garantizar
las relaciones con los poderes fácticos tradicionales. un moderno Estado burocrático (Evans, 2003).
Alianzas que se volcaron contra los derechos sociales
de los ciudadanos, cuando éstos fueron demandados. Pero los teóricos del desarrollo de mitad del siglo XX
La legitimación por la interpelación popular fue re- –notablemente Gerschenkron y Hirschman– fueron
emplazada por acuerdos de gobernabilidad elitistas, más enfáticos. Como ya se mencionó, en su defensa de
construyéndose Estados modernizadores que se resis- los encadenamientos productivos, Hirschman (1958)
tían a la modernidad política. destacará la necesidad de que el Estado asuma para
sí el papel de dinamizador de la economía, supliendo
Atrapados en democracias temerosas del pueblo, las la carencia de espíritu empresarial moderno en la so-
elites estatales modernizadoras estuvieron indefensas ciedad, al tiempo que garantizaba inversiones atrac-
antes las presiones de los distintos factores de poder tivas al capital privado. A diferencia de Weber, para
interesados en maximizar la ganancia. Si bien el de- Hirschman no se trata únicamente de crear un am-
sarrollismo construyó las primeras burocracias mo- biente burocrático propicio, sino de liderar el proceso
dernas en el continente, en última instancia, careció de desarrollo.
de dos elementos fundamentales de la “estatalidad”
(Oszlak, 1978): la competencia material para controlar Como bien señala Evans (2007), si Hirschman está en
los recursos sociales –i.e. universalizar su imperio en lo correcto, es muy difícil garantizar la autonomía del
toda la población y el territorio nacional– , y la capa- Estado – que en la práctica requiere independencia
cidad de imponerse como espacio simbólico de repre- de la sociedad– en un contexto que implica estable-
sentación de la Nación. cer vínculos estrechos con los empresarios para iden-
tificar posibilidades de acumulación, sin renunciar
Acosado por un déficit crónico de legitimidad, el Es- capacidad de intervención. El continuum entre inde-
tado desarrollista estuvo indefenso ante las presiones pendencia estatal –teóricamente indispensable para
de los países centrales, usualmente en alianza con sec- garantizar su eficiencia- y su inserción en los intereses
tores del “capital nacional” que buscaron maximizar sociales –State in society-, aclara Evans, depende de las
sus ganancias acorde a las coyunturas que marcaran particularidades socio-históricas en cada caso.
los centros del poder económico mundial.
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA

Aquellos Estados que son capaces de lograr un alto


Antes de que la crisis del petróleo de mitad de los grado de autonomía, al tiempo que estimulan a los
años ’70 reconfigurara el panorama económico pla- empresarios a que realicen inversiones privadas para
netario para enterrar la ilusión desarrollista, ésta ya satisfacer intereses sociales son, a juicio de Evans, los
había demostrado su incapacidad para construir un Estados desarrollistas.
bloque hegemónico que hiciera perdurable en el tiem-
po ese proyecto. Previo a su fracaso como modelo eco- ¿Cómo se alcanza esa meta tan ansiada? Evans no
nómico, había fracasado como modo de regulación y tiene una respuesta general para ello, aunque sugie-
proyecto político. re que toda reforma debe tender al fortalecimiento/
reconstrucción de las estructuras estatales, sin olvidar
que éstas son instituciones estructuralmente determi-
IV nadas por condiciones socio-históricas que no puede
reconfigurarse por opciones de política (policies). Re-
Las terribles condiciones sociales que dejaron décadas cientemente Bresser-Pereyra, en un artículo que pro-
de fundamentalismo del mercado, llevó a los acadé- dujo alto impacto entre los economistas no ortodoxos,
micos a plantearse nuevamente el papel del Estado en

12
reintrodujo la discusión del desarrollismo en América Con relación al desarrollismo “clásico” las críticas se
Latina. Con su propuesta del “nuevo desarrollismo”, fundamentan en razones históricas y de oportunidad.
este autor trata de instalar un tercer camino que se di- Partiendo de que el modelo sustitutivo de importan-
ferencie tanto de las recetas neoliberales como del po- cias era funcional en un momento de inmadurez de la
pulismo. Su objetivo es proporcionar un modelo para industria latinoamericana, su error fue no haber aban-
que los “países de desarrollo medio, como Brasil y Ar- donado en los años ’60 un exceso de protección que,
gentina, recuperen el tiempo perdido y logren poner- en última instancia, habría impedido el salto hacia las
se a la par de las naciones más prósperas9” (Bresser- exportaciones industriales.
Pereyra, 2007). Su formulación comienza advirtiendo
que el nuevo desarrollismo, más que una teoría eco- Acuerda, sin embargo, con los desarrollistas ‘clásicos’
nómica, es una estrategia nacional de desarrollo que, en la centralidad otorgada al Estado como garante de
tal lo plantearan los teóricos de los’50, descansaría en la acumulación de capital y de la regulación social en
una alianza policlasista para transformar la Nación. áreas como la infraestructura, energía y comunica-
ciones. Los bienes sociales –educación, salud– harían
El discurso neodesarrollista parte del diagnóstico de parte de este proceso de acumulación primitiva, coin-
la crisis del desarrollo nacional desde distintos ángu- cidiendo en su importancia para generar las precondi-
los. En lo político/ideológico, considera que la impo- ciones del desarrollo. La diferencia –ya se mencionó–
sición del pensamiento ortodoxo se debería a que los es de momento histórico. Si entonces el ahorro forzoso
países de la región “interrumpieron sus revoluciones impuesto por el Estado era necesario, ahora el sector
nacionales”. Para agregar más adelante “que desde privado nacional tendría los recursos y la capacidad
los 80, las elites locales dejaron de pensar con la pro- para emprender estos desafíos.
pia cabeza”.
De lo anterior se deduce que los excesos proteccio-
La argumentación económica es más refinada. No te- nistas del Estado para salvaguardar las industrias
nemos espacio para extendernos en ella acá. Pero gros- nacientes, son innecesarios. En cambio, la centralidad
so modo, el centro de su discusión con los economistas de la intervención estatal debería estar fundamenta-
ortodoxos reside en el siempre conflictivo papel regu- da en su solidez financiera y administrativa. Como
lador del Estado. suele suceder con ‘las terceras vías’, el nuevo desa-
rrollismo combina elementos de uno y otro modelo.
No es necesario reproducir las críticas al modelo neo- En este caso, keynesianos con liberales: propicia una
liberal ni los desastres que éste ocasionó en términos economía abierta –como los ortodoxos-, pero sólo par-
de crisis de balanza de pagos, crecimiento y pobreza. cialmente; la intervención del Estado en la regulación
Como bien lo destaca Bresser-Pereyra, es suficiente social, pero con un mercado de trabajo flexible… que
recordar cómo el énfasis casi obsesivo en el control “no debe confundirse con falta de protección”. Inclu-
de la inflación, en la competencia por atraer capitales ye, además, reformas institucionales que protejan al
derivados del ahorro externo y la protección religiosa mercado, pero que también construyan un Estado efi-
a la autonomía del mercado, desembocó en inmensas ciente y, por tanto, relegitimado; defiende el equilibrio
crisis económicas y políticas a finales del siglo pasado. fiscal, para garantizar un Estado fuerte pero austero.

El neodesarrollismo se diferencia también de lo que La Nación -“la sociedad nacional solidaria”-, repre-
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. POLÍTICAS DE DESARROLLO

denomina el “populismo económico”. Sus rasgos típi- sentada en este Estado fortalecido, sería el agente fun-
cos serían la desconfianza con la globalización, la ten- damental del desarrollo, construyendo una estrategia
dencia a renegociar las deudas externas imponiendo que estimule a los empresarios a invertir en los secto-
importantes descuentos, recuperación de la demanda res de mayor valor agregado que generen bienes in-
agregada por el incremento del gasto público y el com- tensivos en tecnología y conocimiento para crecer con
pensar la distribución del ingreso por “la ampliación base en el ahorro nacional. Brevemente, se trataría de
del sistema asistencialista”. Concluye que el populis- un desarrollismo de economía abierta, más orientado
mo se caracterizaría por su irresponsable tendencia al a la exportación que a la sustitución de importaciones.
déficit crónico.
¿Cómo lograrlo? A través de un amplio consenso in-
terno “entre los empresarios productivos, los traba-
jadores, los técnicos del gobierno y las clases medias
9  Las referencias al nuevo desarrollismo, a menos que se explicite profesionales; es decir, un acuerdo nacional”. También
lo contrario, están basadas en Bresser-Pereyra (2007).

13
acá, el nuevo desarrollismo recupera ideas que recuer- El acuerdo nacional que pretende el desarrollismo –el
dan al frustrado Frente Nacional de Arturo Frondizi. de antes y el de ahora- no cuenta con ninguna de las
Para Bresser-Pereyra este consenso permitiría una condiciones históricas mencionadas. La alianza de cla-
mejor inserción en la competencia entre Estado nacio- ses propuesta se basa en la existencia de una supuesta
nales que implica la globalización. Competencia que burguesía nacional, dispuesta a ceder en sus intere-
se daría a través de empresas nacionales. El Estado, ses inmediatos en aras de una racionalidad nacional
acrecido en su capacidad institucional, crearía las con- de largo plazo. Para el caso argentino –y no sólo para
diciones que hicieran posible esta concurrencia en los él-, no hay evidencia histórica ni teórica que avale esa
mercados internacionales. afirmación.

Ni durante el desarrollismo clásico los empresarios


V nacionales aceptaron la regulación estatal más allá de
lo concerniente a la protección de sus negocios (La-
En lo relacionado con la teoría económica, la propues- guado Duca, 2011), ni hay motivo alguno para creer
ta de Bresser-Pereyra es más compleja que lo reseñado que, actualmente, en situaciones de imbricadas alian-
en la sección anterior. Entre otros aspectos, hemos de- zas financieras trasnacionales, aparezca esa “burgue-
jado de lado sus interesantes reflexiones sobre la “en- sía nacional”. Menos aún con un Estado simbólica-
fermedad holandesa” o el equilibrio fiscal. Lo que acá mente debilitado tras décadas de neoliberalismo. Los
nos interesa son los componentes políticos que, más o conflictos recientes vividos en la Argentina y las elec-
menos explícitamente, sostienen toda la formulación ciones hechas por sus elites económicas, muestran a
del nuevo desarrollismo. las claras la inestabilidad de esas coaliciones.

Entre esos componentes, la cuestión del Estado ocupa Tampoco hay argumentos para que los trabajadores se
un lugar destacado. Igual que los desarrollistas de an- sumen al “acuerdo nacional”, cediendo sus demandas
taño, el Estado es concebido como un ente superior e en la puja redistributiva, si el Estado no les garanti-
independiente de las clases. El conocimiento técnico, za la recuperación de sus derechos sociales que, en el
concentrado en el saber del Estado, tendría la capa- caso Argentino, han sido conculcados desde el primer
cidad de garantizar la buena marcha de la economía desarrollismo.
(Fiori, 2012). Su sola racionalidad sería suficiente para
que aglutinara a la Nación, suspendiendo los intereses Al igual que el anterior, el nuevo desarrollismo reduce
fácticos de la sociedad civil. Es decir, un Estado níti- los derechos sociales a precondiciones del desarrollo
damente diferenciado de la sociedad civil o, si se pre- donde, sin duda, la prioridad la tiene este último. Más
fiere, de los intereses de los distintos actores sociales. aún, cuando las empresas nacionales se transforman
en agentes privilegiados del desarrollo en la compe-
Bresser-Pereyra reifica el Estado al reproducir acríti- tencia internacional. De plantearse contradicción en-
camente el tipo ideal construido por la Ciencia Polí- tre empresarios nacionales y trabajadores, el Estado
tica europea de post-guerra. Olvida que ese Estado no debería dudar en apoyar a los primeros. Bresser-
que condujo “los treinta gloriosos” (1945-1975) en Pereyra es coherente con esta idea cuando defiende la
Europa, fue un complejo acuerdo interclasista resul-
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA

flexibilidad laboral aunque reivindique, de pasada, la


tado del fortalecimiento de los partidos socialistas y protección que ofrecen los países del norte de Euro-
comunistas, de la amenaza de la Unión Soviética y el pa. Pero, como ya se mencionó, este desplazamiento
resurgir simbólico de la idea de nación producto de la de los derechos sociales al ámbito de la discusión ma-
Guerra Mundial, entre otro factores, que llevaron a un croeconómica, implica una importante diferencia con
disciplinamiento temporal del capital. En última ins- los Estados de Bienestar europeos que fundamentaron
tancia, la Europa de esos años, se basó en una configu- los derechos sociales como un componente central de
ración política que posibilitó tanto la universalización la ciudadanía, según la conocida postulación de Tho-
de los derechos sociales como una fuerte regulación mas Marshall.
del capital. De más está decir que, apenas cambiaron
las condiciones, ese acuerdo desapareció y el Estado Incluso se puede sostener que los neodesarrollistas in-
abandonó su papel de árbitro entre intereses. La res- volucionan respecto a las primeras formulaciones de
puesta a las actuales crisis europeas es aleccionadora la década del ’50. Estas últimas, al menos, tenían bien
al respecto. presente el tema de la dependencia, aunque una re-
flexión sobre la distribución mundial del poder debió

14
esperar a los marxistas de la Teoría de la Dependencia. en procesos de ampliación de la democracia social.
Esos cuestionamientos, Bresser-Pereyra los deja del
lado de “los populismos”. El nuevo desarrollismo tiene el mérito de haber vuelto
a poner en escena el tema del desarrollo, introducien-
No queda claro, entonces, en quién se sostendría este do sofisticación argumentativa en relación a la teoría
Estado fortalecido. O, lo que es lo mismo, para qué económica pero, en última instancia, comparte todas
se fortalecería, cuáles serían las dimensiones recupe- las debilidades teóricas de su antecesor.
radas, hasta qué punto delegaría a las “empresas na-
cionales” la responsabilidad de la competencia entre Un camino diferente se impone para comprender los
naciones. cambios que vive América Latina en la actualidad y,
de esa manera, construir un discurso que permita a
Podemos coincidir con Evans y Bresser-Pereyra en la los gobiernos progresistas de la región trazar su pro-
necesidad de que el Estado reconstruya una burocra- pia hoja de ruta –incluyendo en un lugar destacado
cia altamente eficiente con cierto matiz weberiano, el análisis de sus debilidades–. Éste debe pasar por el
pues sin ella las instituciones se tornan impotentes. estudio empírico de las transformaciones que se están
Aunque tampoco hay que hipostasiar sus alcances. gestando de los países mencionados al inicio de este
Recordemos que el mismo Max Weber destacó que, en trabajo para, por efecto de la comparación, aprehen-
tiempos de cambio, sólo el carisma podría romper con der similitudes y diferencias, mutaciones reales y su-
la tendencia a la autopreservación de las estructuras puestas. En la medida en que el Estado ocupa un lugar
burocráticas. central en estos gobiernos, el estudio comparado de
sus instituciones sería un buen punto de inicio para
Es más complicada la apelación a un abstracto acuer- este programa. Sólo entonces se podría intentar una
do nacional desarrollista. No es que las elites hayan caracterización rigurosa de los procesos de cambio en
“dejado de pensar con cabeza propia”, como sostiene la región.
Bresser-Pereyra; si no que las alianzas políticas esta-
blecidas desde el fin del desarrollismo, priorizaron in-
tereses convergentes con el debilitamiento del Estado.
....................................................
Ante la inexistencia de una “coalición nacional desa-
rrollista”, el nuevo desarrollismo comparte con su an- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
tecesor la debilidad estructural que lo condenó a ser
un proyecto frágil ante las coyunturas internacionales, ALTAMIRANO, Carlos (1998): “Desarrollo y desarrollis-
además de políticamente inestable. La carencia de le- tas”. Anuario de Historia Intelectual, No. 2. Universidad
Nacional de Quilmes: Primas.
gitimación que tuvo el desarrollismo de mitad del si-
glo XX, mermó sensiblemente su capacidad de regula- BRESSER-PEREYRA, Luis Carlos (2007): “Estado y mer-
cado en el Nuevo Desarrollismo”. Nueva Sociedad, 210.
ción. Nada indica que, en la actualidad, esa situación
haya variado. Igual que entonces, de los invitados al EVANS, Peter (2007): Instituciones y desarrollo en la era de
la globalización neoliberal. Bogotá: Ilsa.
acuerdo desarrollista, sólo quedarían los técnicos del
Estado. FIORI, José Luis (2012): “La miseria del ‘nuevo desarro-
llismo’ ”. La Onda Digital, 588. Recuperado de: http://www.
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. POLÍTICAS DE DESARROLLO

laondadigital.com/LaOnda/LaOnda/556/B2.htm
Se trata de retomar la propuesta de Evans –en el sen-
tido de que el Estado debe combinar racionalidad GERMANI, Gino (1962): Política y sociedad en una época de
transición: de la sociedad tradicional a la sociedad de masas.
formal con inserción en la sociedad, sin resignar ca-
Buenos Aires: Paidós.
pacidad de dirección–, pero radicalizándola. Es de-
cir, introduciendo explícitamente la variable política HIRSCHMAN, Albert O (1958): The strategy of Economic
Development. New Haven: Yale University Press.
como condición de legitimación del Estado.
KALMANOVITZ, Salomón (1993): “Notas para una histo-
Si los neodesarrollistas abandonaran el miedo al po- ria de las teorías económicas en Colombia”. Historia social de
la ciencia en Colombia, tomo IX. Bogotá: Colciencias.
pulismo –que no es sino otra manera de temor al pue-
blo– podrían, quizás, estructurar una propuesta eco- LAGUADO DUCA, Arturo Claudio (2011): La construc-
ción de la cuestión social: el desarrollismo postperonista. Bue-
nómica políticamente viable. Esto implica reconocer
nos Aires: Espacio Editorial.
que todo pacto con los empresarios nacionales pasa
por un disciplinamiento previo del capital y que éste ____(2013). “Desarrollismo y neodesarrollismo”. Revista
Aportes, 30.
sólo es posible, con un Estado fuertemente legitimado

15
OSZLAK, Oscar (1978): Formación histórica del Estado en
América Latina: Elementos teórico-metodológicos para su es-
tudio. Vol. 1, 3, 2ª ed. Buenos Aires: Estudios Cedes
PREBISCH, Raúl (1962): “Aspectos económicos de la
Alianza”, en VV.AA.: La Alianza para el Progreso. México:
Novaro.
POLLOCK, David, KERNER, Daniel, y LOVE, Joseph
(2001): “Entrevista inédita a Prebisch: logros y deficien-
cias de la CEPAL”. Revista de la CEPAL, 75, 9-23.
RIST, Gilbert (2002): El desarrollo: historia de una creencia
occidental. Madrid: Los libros de la catarata.
ROSTOW, Walt Whitman (1963 [1960]): Las etapas del cre-
cimiento económico. México: FCE.
TORRADO, Susana (1992): Estructura social de la Argenti-
na: 1945-1983. Buenos Aires: Ediciones de la Flor.
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA

16

También podría gustarte