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Laguado Duca
Laguado Duca
DESARROLLISMO
Una mirada crítica en perspectiva histórica.
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Resumen Abstract
Las crisis económicas y políticas que sacudieron a Amé- The economic and political crises that hit Latin Ameri-
rica Latina a comienzos del siglo XXI, pusieron nueva- ca in the early twenty-first Century bring back on the
mente en el centro del debate el retorno del Estado. Un academic mainstream the discussion about the return of
grupo de intelectuales acuño el término neodesarrollismo the State. Some scholars have coined the term new de-
para explicar y fundamentar este retorno, retomando ele- velopmentism to explain and justify this return using
mentos conceptuales propuestos por el desarrollismo que ideas proposed by developmentism that prevailed in the
imperó en la región entre 1950 y 1970. Aquí argumenta- region between 1950 and 1970. This paper argues that
remos que esa propuesta se basa en una lectura errónea this approach is based on a misreading of the past, run-
del pasado, corriéndose el riesgo de repetir los mismos ning the risk of makes the same old mistakes today.
errores de entonces en la actualidad.
Palabras claves: Desarrollo, desarrollismo, neodesarro- Keywords: Development, developmentism, new develop-
llismo, América Latina. mentism, Latin America.
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La disertación de Truman se preocupaba por las nacio- la carrera industrializadora. Sólo él era capaz de ga-
nes “insuficientemente desarrolladas” cuya “pobreza rantizar la correcta asignación de recursos en la cons-
es un lastre y una amenaza tanto para ellos como para trucción de una economía integrada que permitiera la
las regiones más prósperas”. El presidente de los Es- industrialización plena, i.e. pasar de la industria livia-
tados Unidos proponía también intervenir de la mano na a la pesada. Para ello se confiaba en atraer inver-
de la ciencia en esta realidad que sumía en la pobreza siones productivas y en el papel del mercado interno
y desnutrición a más de la mitad de la población mun- como soporte a la acumulación.
dial2.
Según afirma Prebisch (2001), sus ideas fueron total-
Las ciencias encargadas de tan importante misión de mente independientes de Keynes, a quien a la sazón
redención eran la economía y la sociología del desa- no había leído. Pero en la práctica, igual que Currie,
rrollo. El mismo año que Truman hiciera su alocución, el economista argentino otorga un importante papel
el Banco Mundial envió a Colombia una misión de al Estado en la regulación de la economía y en la ra-
expertos, dirigida por el economista Lauchlin Currie. cionalización de la sociedad toda3, aunque se aleja del
Era la primera vez que se mandaba una misión de esta bigpush en una línea de pensamiento similar a la que,
naturaleza a un Estado del Tercer Mundo (Laguado unos años después, propondría Albert Hirschman.
Duca, 2011).
Walt Whitman Rostow publicaba a finales de los años
Currie, había sido asesor de Franklin Delano Roosse- ’50 un sonado artículo sobre el crecimiento económi-
velt e introductor de las teorías de Keynes en Esta- co. Poco después daría a conocer Las etapas del creci-
dos Unidos. En tanto economista keynesiano era un miento económico, un texto que no casualmente, en su
ardiente defensor del incremento del gasto público en edición en inglés llevaba el subtítulo de Un manifiesto
sectores claves de la economía, como mecanismo para no comunista, y que rápidamente se convirtió en una
impulsar la demanda interna. Fue la época del bigpush referencia obligatoria para la economía del desarrollo.
que, para el caso colombiano, según el diagnóstico de En su pensamiento, el desarrollo se concebía como un
la llamada Misión Currie, debía pasar por la industria proceso que pasaba por cinco etapas que iban desde
de la construcción (Kalmanovitz, 1993). la sociedad tradicional hasta el consumo a gran esca-
la (Rostow, 1963). En esta ordenada teleología, para
El otro gran hito fue la creación, en 1948, de la Co- la región tenían crucial importancia dos de ellas: la de
misión Económica para América Latina –CEPAL–. transición, que fijaba las condiciones previas para “el
Aunque su objetivo era proporcionar asesoría técnica despegue económico”, y el despegue propiamente di-
a los países de la región, pronto se convertiría en una cho que, a grandes rasgos, consistía en un crecimiento
usina del pensamiento económico latinoamericano y industrial localizado y restringido a actividades ma-
una decidida impulsadora de la planificación de las nufactureras, acompañado de un desplazamiento de
economías regionales fundando la escuela que, años la población campesina hacia actividades fabriles.
después, se conocería como el estructuralismo latino-
americano. Para la misma época, Albert Hirschman (1958) publi-
caba su Estrategia del desarrollo económico. Hirsch-
MÁS PDDER LOCAL. ESPECIAL. ARTURO CLAUDIO LAGUADO DUCA
En la década de los ‘50, la CEPAL mantuvo una activa man también otorgó al Estado un papel central en el
producción teórica, dando a conocer varios estudios proceso de desarrollo. En su visión, éste debía impul-
sobre la situación económica del continente desde una sar inversiones en sectores claves de la economía para
perspectiva no ortodoxa. Sus informes tuvieron am- atraer hacia ellos el ahorro y la inversión nacionales.
plia repercusión, no sólo en el mundo académico, sino A diferencia de Currie o la CEPAL, su preocupación
también en la prensa latinoamericana. no pasaba por la planificación, sino por la creación de
enlaces productivos hacia adelante y hacia atrás que
El discurso cepalino –y en general la mayoría del
generaran desequilibrios creativos que dinamizaran y
pensamiento que después fue llamado desarrollista–
consideraba que el único camino para salir del subde-
sarrollo era una rápida industrialización. Ante la ca-
rencia de capital y de clases empresariales, el Estado
3 La importancia de la Misión Currie para Colombia, no residió tanto
tendría el deber de constituirse en el actor principal de en sus propuestas de desarrollo sino en aquellas otras que eran consi-
deradas condiciones necesarias: la creación del Departamento Nacio-
nal de Planeación –organizado en 1959- y el impulso a estudios sobre la
2 Rist (2002), de donde se toma la cita, hace una interesante reflexión agricultura, el transporte ferroviario, el empleo, entre otras iniciativas
sobre el papel del punto 4 en el inicio de la era del desarrollo. racionalizadoras de la administración pública (Kalmanovitz, 1993)
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atrajeran los recursos realmente existentes4. Pero el de- quisitos para el desarrollo en distintos sentidos: para
sarrollo, según el pensamiento de sus primeros teóri- promover la integración nacional, legitimar el sistema
cos, no era sólo un problema de economía: su objetivo de dominación, incorporar consumidores al mercado
era la trasformación de toda la sociedad. Esta amplia interno, o modificar los patrones culturales de la po-
preocupación se reflejó en la Declaración Económica blación.
de Buenos Aires, emanada de la Conferencia Econó-
mica de la Organización de Estados Americanos – Las sociedades latinoamericanas construyeron así un
OEA– de 1957 y, más claramente, en el Acta de Bogotá modo de regulación híbrido. Se retomaban, de ma-
de septiembre de 1960. En ella la OEA establecía un nera limitada, mecanismos ensayados en los países
Fondo para el Progreso Social con el objetivo de im- centrales durante las postguerra: la ampliación de la
pulsar medidas que mejorasen las condiciones de vida provisión de algunos servicios sociales, la restricción
de la población y el desarrollo económico. Aunque los de la autonomía patronal sobre el contrato de traba-
experimentos industrializadores habían comenzado jo, la defensa de la relación laboral a largo plazo, la
en los años ’30, teniendo un segundo aire en los ’50, intervención en la determinación del salario mínimo
el Acta significó la entrada oficial de toda la América y algunas medidas redistributivas como la obligación
Latina en la era del desarrollismo. La Alianza para el de empleadores de aportar para las cargas prestacio-
Progreso, sancionada en agosto de 1961 en Punta del nales, el cobro de derechos de exportación, etc. Pero
Este, retomaría los puntos centrales del Acta en su de- al mismo tiempo, se mantenían las relaciones tradi-
claración de principios, en el intento más sistemático cionales de dominación en amplios sectores de la eco-
de articular desarrollo económico, democracia y refor- nomía –principalmente, pero no únicamente, en los
mas sociales, producido en el continente. dedicados a la exportación–, mientras que los grupos
de poder se resistían a la autonomía que reclamaba el
Como Rostow, Hirschman o Prebisch, había una am- discurso estatal.
plia gama de teóricos comprometidos con las teorías
de la modernización o abocados al análisis de la tran- De esta forma, la estrategia desarrollista atendía a dos
sición… hacia la sociedad moderna, la participación objetivos simultáneos: la modernización económica y
total o la industrialización, conformando un podero- social, y la legitimación del sistema de dominación en
so pensamiento de época. Desarrollo, modernización un contexto que algunos sociólogos denominaron de
y democracia fueron usados como sinónimos. Este cambio social y otros, de irrupción de las masas en la
pensamiento implicaba un diagnóstico: subdesarrollo política.
implicaba déficit de modernización. También una me-
Finalizado el ciclo desarrollista en los años ’70 se po-
todología: intervención planificada sobre la sociedad
día constatar una efectiva ruptura de las relaciones
por medio de la transferencia de tecnología y capita-
tradicionales –que no siempre significó la incorpora-
les, la racionalización de la administración, la inter-
ción de las pautas modernizantes que anhelaban los
vención estatal y el cambio social dirigido.
técnicos del desarrollo- y un dispar éxito en el proce-
En esta perspectiva, el desarrollismo incluía también so de industrialización que, de todas maneras dejaba
un compromiso explícito de impulsar la moderniza- constancia del incremento de la brecha entre los paí-
ción de la sociedad desde el Estado. Las construccio- ses de América Latina y el mundo desarrollado o las
naciones recientemente industrializadas del sudeste
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lorizó las tradiciones políticas y culturales de los sec- las interpelaciones al pueblo de los regímenes nacio-
tores populares. Hipostasiando la racionalidad buro- nal-populares. Esta retórica recurrió al lenguaje técni-
crática, trató de subsumir las organizaciones sociales co en reemplazo del más blando que habían usado los
a los “más altos fines del desarrollo”, suponiendo que políticos tradicionalmente y el desarrollo, dirigido por
el éxito macroeconómico se constituiría en garantía de el Estado, se tornó en una urgencia inaplazable. Como
legitimidad. Atrapado en una mirada funcionalista de destaca Altamirano (1998), se difundiría una nueva
la sociedad, suponía que la intervención en los sub- tipificación de la sociedad basada en índices, en medi-
sistemas sociales –en este caso el económico y el cul- ciones del PBI, en caracterizaciones socioeconómicas
tural- tendería a producir un natural equilibrio que que agrupaban al país del lado de los subdesarrolla-
neutralizara las conflictivas disrupciones que plan- dos en el eje desarrollo-subdesarrollo.
teaba el subsistema político. Pero, contrariamente a
lo que predecía la teoría, con contadas excepciones, el En todo caso fue Arturo Frondizi quien asumió el de-
ciclo desarrollista estuvo marcado por una profunda safío de traducir este discurso en un programa políti-
inestabilidad política que, a la postre, socavó sus posi- co con base en dos ejes: desarrollo e integración.
bilidades de mantenerse en el tiempo.
Si el primero era una idea de raigambre económica, la
de integración tenía connotaciones políticas y, en oca-
siones, sociales. El desarrollo implicaba inversión en in-
II
fraestructura, industria pesada, recursos energéticos
Aunque el pensamiento del desarrollo tendría entre (en la época, prioritariamente, petróleo). Para ello se
sus principales exponente al argentino Raúl Prebisch, debía recurrir tanto al capital nacional como al extran-
será el gobierno de Arturo Frondizi quien lo traduzca jero, pues según la hábil expresión que había acuñado
explícitamente a un programa político hasta el pun- Frigerio, lo que importaba era el nacionalismo de fines6.
to que el término desarrollismo hizo referencia tanto
a un programa económico, como a un movimiento La participación del capital extranjero, en esta pers-
partidario. Su objetivo fue tanto cambiar la estructura pectiva, era sólo un medio para industrializar al país
agro-exportadora del país como las relaciones sociales ante la crónica escasez de capital y capacidades em-
que la condicionaban. En ese sentido, el gobierno de presariales. El Estado sería el encargado de planificar
Frondizi se diferenció del de su contemporáneo brasi- esa inversión en aras de maximizar recursos, desarro-
leño, Juscelino Kubitschek, cuyas metas sólo tocaban llar el mercado nacional y reducir –lo más rápidamen-
el aspecto social en el componente alimentario y edu- te posible- la diferencia con los países centrales.
cacional.
El desarrollo, según planteara Frondizi, terminaría
Una cantidad de publicaciones de distinto signo ideo- por abolir la conflictividad social que hacía ingober-
lógico, comenzaron a abordar el tema del desarrollo5. nable a la Argentina. Para que eso fuera posible, éste
A partir de entonces, el significante desarrollo se ins- debía ser complementado con la integración. La no-
taló con fuerza permeando a las elites políticas y, so- ción de integración consumaba, en clave política, la
bre todo, intelectuales. Mucho más reticentes fueron idea de desarrollo.
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5 La más destacada fue la Revista ¿Qué?, dirigida por Rogelio 6 El nacionalismo de fines implicaba una actitud pragmática respecto
Frigerio, futuro asesor del presidente Frondizi. La revista Desarrollo al capital extranjero, donde lo que importaba era su aporte al desarro-
Económico, fundada en 1958, se convertiría en un centro de difusión llo del país. Frigerio lo contraponía al nacionalismo de medios que, por
académica de este pensamiento. En 1961, la Revista de la Universidad principista, tendía a obstaculizarlo. De más está decir, que esta idea
de Buenos Aires, dirigida por José Luis Romero, le consagrará su pri- de nacionalismo de fines está en un registro discursivo bastante alejado
mer número al desarrollo. Criterio, bastión del pensamiento católico, de aquel que impusiera Frondizi en su libro de 1954, Petróleo y Política,
dedicará varias ediciones al pensamiento cepalino. donde criticara acerbamente las concesiones de Perón a la Standard Oil.
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su lugar los votantes del peronismo proscripto, garan- ral implícitos en la política democrática, reemplazán-
tizando la paz social en aras del armónico desarrollo dolos por modelos complejos y delirantes.
del país.
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bienes y servicios sociales que éste se había compro- los países de “desarrollo tardío”. No fue difícil encon-
metido a satisfacer, visibilizando el componente polí- trar evidencias históricas y estudios comparativos que
tico de estos reclamos y orientando hacia el Estado la destacaran el papel estratégico que el control estatal
responsabilidad de su resolución. de las fuerzas del mercado cumplió para el desarrollo.
Este Estado modernizador ganó en centralidad, pero Dos autores clásicos fueron revisitados con gran inte-
no necesariamente en autonomía. La alianza con las rés: Polanyi y Weber. Si el primero demostró que des-
clases dirigentes –cuando logró cuajar- no se dio en el de sus inicios el mercado subsistió apoyado en una
ámbito del debate político, sino a través de la captu- maraña de vínculos con las políticas estatales, Weber
ra del Estado por aquellos empresarios que se benefi- argumentó que toda gran empresa capitalista necesi-
ciaron de las políticas industrializadoras, sin romper taba de un orden racional que sólo podía garantizar
las relaciones con los poderes fácticos tradicionales. un moderno Estado burocrático (Evans, 2003).
Alianzas que se volcaron contra los derechos sociales
de los ciudadanos, cuando éstos fueron demandados. Pero los teóricos del desarrollo de mitad del siglo XX
La legitimación por la interpelación popular fue re- –notablemente Gerschenkron y Hirschman– fueron
emplazada por acuerdos de gobernabilidad elitistas, más enfáticos. Como ya se mencionó, en su defensa de
construyéndose Estados modernizadores que se resis- los encadenamientos productivos, Hirschman (1958)
tían a la modernidad política. destacará la necesidad de que el Estado asuma para
sí el papel de dinamizador de la economía, supliendo
Atrapados en democracias temerosas del pueblo, las la carencia de espíritu empresarial moderno en la so-
elites estatales modernizadoras estuvieron indefensas ciedad, al tiempo que garantizaba inversiones atrac-
antes las presiones de los distintos factores de poder tivas al capital privado. A diferencia de Weber, para
interesados en maximizar la ganancia. Si bien el de- Hirschman no se trata únicamente de crear un am-
sarrollismo construyó las primeras burocracias mo- biente burocrático propicio, sino de liderar el proceso
dernas en el continente, en última instancia, careció de desarrollo.
de dos elementos fundamentales de la “estatalidad”
(Oszlak, 1978): la competencia material para controlar Como bien señala Evans (2007), si Hirschman está en
los recursos sociales –i.e. universalizar su imperio en lo correcto, es muy difícil garantizar la autonomía del
toda la población y el territorio nacional– , y la capa- Estado – que en la práctica requiere independencia
cidad de imponerse como espacio simbólico de repre- de la sociedad– en un contexto que implica estable-
sentación de la Nación. cer vínculos estrechos con los empresarios para iden-
tificar posibilidades de acumulación, sin renunciar
Acosado por un déficit crónico de legitimidad, el Es- capacidad de intervención. El continuum entre inde-
tado desarrollista estuvo indefenso ante las presiones pendencia estatal –teóricamente indispensable para
de los países centrales, usualmente en alianza con sec- garantizar su eficiencia- y su inserción en los intereses
tores del “capital nacional” que buscaron maximizar sociales –State in society-, aclara Evans, depende de las
sus ganancias acorde a las coyunturas que marcaran particularidades socio-históricas en cada caso.
los centros del poder económico mundial.
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reintrodujo la discusión del desarrollismo en América Con relación al desarrollismo “clásico” las críticas se
Latina. Con su propuesta del “nuevo desarrollismo”, fundamentan en razones históricas y de oportunidad.
este autor trata de instalar un tercer camino que se di- Partiendo de que el modelo sustitutivo de importan-
ferencie tanto de las recetas neoliberales como del po- cias era funcional en un momento de inmadurez de la
pulismo. Su objetivo es proporcionar un modelo para industria latinoamericana, su error fue no haber aban-
que los “países de desarrollo medio, como Brasil y Ar- donado en los años ’60 un exceso de protección que,
gentina, recuperen el tiempo perdido y logren poner- en última instancia, habría impedido el salto hacia las
se a la par de las naciones más prósperas9” (Bresser- exportaciones industriales.
Pereyra, 2007). Su formulación comienza advirtiendo
que el nuevo desarrollismo, más que una teoría eco- Acuerda, sin embargo, con los desarrollistas ‘clásicos’
nómica, es una estrategia nacional de desarrollo que, en la centralidad otorgada al Estado como garante de
tal lo plantearan los teóricos de los’50, descansaría en la acumulación de capital y de la regulación social en
una alianza policlasista para transformar la Nación. áreas como la infraestructura, energía y comunica-
ciones. Los bienes sociales –educación, salud– harían
El discurso neodesarrollista parte del diagnóstico de parte de este proceso de acumulación primitiva, coin-
la crisis del desarrollo nacional desde distintos ángu- cidiendo en su importancia para generar las precondi-
los. En lo político/ideológico, considera que la impo- ciones del desarrollo. La diferencia –ya se mencionó–
sición del pensamiento ortodoxo se debería a que los es de momento histórico. Si entonces el ahorro forzoso
países de la región “interrumpieron sus revoluciones impuesto por el Estado era necesario, ahora el sector
nacionales”. Para agregar más adelante “que desde privado nacional tendría los recursos y la capacidad
los 80, las elites locales dejaron de pensar con la pro- para emprender estos desafíos.
pia cabeza”.
De lo anterior se deduce que los excesos proteccio-
La argumentación económica es más refinada. No te- nistas del Estado para salvaguardar las industrias
nemos espacio para extendernos en ella acá. Pero gros- nacientes, son innecesarios. En cambio, la centralidad
so modo, el centro de su discusión con los economistas de la intervención estatal debería estar fundamenta-
ortodoxos reside en el siempre conflictivo papel regu- da en su solidez financiera y administrativa. Como
lador del Estado. suele suceder con ‘las terceras vías’, el nuevo desa-
rrollismo combina elementos de uno y otro modelo.
No es necesario reproducir las críticas al modelo neo- En este caso, keynesianos con liberales: propicia una
liberal ni los desastres que éste ocasionó en términos economía abierta –como los ortodoxos-, pero sólo par-
de crisis de balanza de pagos, crecimiento y pobreza. cialmente; la intervención del Estado en la regulación
Como bien lo destaca Bresser-Pereyra, es suficiente social, pero con un mercado de trabajo flexible… que
recordar cómo el énfasis casi obsesivo en el control “no debe confundirse con falta de protección”. Inclu-
de la inflación, en la competencia por atraer capitales ye, además, reformas institucionales que protejan al
derivados del ahorro externo y la protección religiosa mercado, pero que también construyan un Estado efi-
a la autonomía del mercado, desembocó en inmensas ciente y, por tanto, relegitimado; defiende el equilibrio
crisis económicas y políticas a finales del siglo pasado. fiscal, para garantizar un Estado fuerte pero austero.
El neodesarrollismo se diferencia también de lo que La Nación -“la sociedad nacional solidaria”-, repre-
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denomina el “populismo económico”. Sus rasgos típi- sentada en este Estado fortalecido, sería el agente fun-
cos serían la desconfianza con la globalización, la ten- damental del desarrollo, construyendo una estrategia
dencia a renegociar las deudas externas imponiendo que estimule a los empresarios a invertir en los secto-
importantes descuentos, recuperación de la demanda res de mayor valor agregado que generen bienes in-
agregada por el incremento del gasto público y el com- tensivos en tecnología y conocimiento para crecer con
pensar la distribución del ingreso por “la ampliación base en el ahorro nacional. Brevemente, se trataría de
del sistema asistencialista”. Concluye que el populis- un desarrollismo de economía abierta, más orientado
mo se caracterizaría por su irresponsable tendencia al a la exportación que a la sustitución de importaciones.
déficit crónico.
¿Cómo lograrlo? A través de un amplio consenso in-
terno “entre los empresarios productivos, los traba-
jadores, los técnicos del gobierno y las clases medias
9 Las referencias al nuevo desarrollismo, a menos que se explicite profesionales; es decir, un acuerdo nacional”. También
lo contrario, están basadas en Bresser-Pereyra (2007).
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acá, el nuevo desarrollismo recupera ideas que recuer- El acuerdo nacional que pretende el desarrollismo –el
dan al frustrado Frente Nacional de Arturo Frondizi. de antes y el de ahora- no cuenta con ninguna de las
Para Bresser-Pereyra este consenso permitiría una condiciones históricas mencionadas. La alianza de cla-
mejor inserción en la competencia entre Estado nacio- ses propuesta se basa en la existencia de una supuesta
nales que implica la globalización. Competencia que burguesía nacional, dispuesta a ceder en sus intere-
se daría a través de empresas nacionales. El Estado, ses inmediatos en aras de una racionalidad nacional
acrecido en su capacidad institucional, crearía las con- de largo plazo. Para el caso argentino –y no sólo para
diciones que hicieran posible esta concurrencia en los él-, no hay evidencia histórica ni teórica que avale esa
mercados internacionales. afirmación.
Entre esos componentes, la cuestión del Estado ocupa Tampoco hay argumentos para que los trabajadores se
un lugar destacado. Igual que los desarrollistas de an- sumen al “acuerdo nacional”, cediendo sus demandas
taño, el Estado es concebido como un ente superior e en la puja redistributiva, si el Estado no les garanti-
independiente de las clases. El conocimiento técnico, za la recuperación de sus derechos sociales que, en el
concentrado en el saber del Estado, tendría la capa- caso Argentino, han sido conculcados desde el primer
cidad de garantizar la buena marcha de la economía desarrollismo.
(Fiori, 2012). Su sola racionalidad sería suficiente para
que aglutinara a la Nación, suspendiendo los intereses Al igual que el anterior, el nuevo desarrollismo reduce
fácticos de la sociedad civil. Es decir, un Estado níti- los derechos sociales a precondiciones del desarrollo
damente diferenciado de la sociedad civil o, si se pre- donde, sin duda, la prioridad la tiene este último. Más
fiere, de los intereses de los distintos actores sociales. aún, cuando las empresas nacionales se transforman
en agentes privilegiados del desarrollo en la compe-
Bresser-Pereyra reifica el Estado al reproducir acríti- tencia internacional. De plantearse contradicción en-
camente el tipo ideal construido por la Ciencia Polí- tre empresarios nacionales y trabajadores, el Estado
tica europea de post-guerra. Olvida que ese Estado no debería dudar en apoyar a los primeros. Bresser-
que condujo “los treinta gloriosos” (1945-1975) en Pereyra es coherente con esta idea cuando defiende la
Europa, fue un complejo acuerdo interclasista resul-
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esperar a los marxistas de la Teoría de la Dependencia. en procesos de ampliación de la democracia social.
Esos cuestionamientos, Bresser-Pereyra los deja del
lado de “los populismos”. El nuevo desarrollismo tiene el mérito de haber vuelto
a poner en escena el tema del desarrollo, introducien-
No queda claro, entonces, en quién se sostendría este do sofisticación argumentativa en relación a la teoría
Estado fortalecido. O, lo que es lo mismo, para qué económica pero, en última instancia, comparte todas
se fortalecería, cuáles serían las dimensiones recupe- las debilidades teóricas de su antecesor.
radas, hasta qué punto delegaría a las “empresas na-
cionales” la responsabilidad de la competencia entre Un camino diferente se impone para comprender los
naciones. cambios que vive América Latina en la actualidad y,
de esa manera, construir un discurso que permita a
Podemos coincidir con Evans y Bresser-Pereyra en la los gobiernos progresistas de la región trazar su pro-
necesidad de que el Estado reconstruya una burocra- pia hoja de ruta –incluyendo en un lugar destacado
cia altamente eficiente con cierto matiz weberiano, el análisis de sus debilidades–. Éste debe pasar por el
pues sin ella las instituciones se tornan impotentes. estudio empírico de las transformaciones que se están
Aunque tampoco hay que hipostasiar sus alcances. gestando de los países mencionados al inicio de este
Recordemos que el mismo Max Weber destacó que, en trabajo para, por efecto de la comparación, aprehen-
tiempos de cambio, sólo el carisma podría romper con der similitudes y diferencias, mutaciones reales y su-
la tendencia a la autopreservación de las estructuras puestas. En la medida en que el Estado ocupa un lugar
burocráticas. central en estos gobiernos, el estudio comparado de
sus instituciones sería un buen punto de inicio para
Es más complicada la apelación a un abstracto acuer- este programa. Sólo entonces se podría intentar una
do nacional desarrollista. No es que las elites hayan caracterización rigurosa de los procesos de cambio en
“dejado de pensar con cabeza propia”, como sostiene la región.
Bresser-Pereyra; si no que las alianzas políticas esta-
blecidas desde el fin del desarrollismo, priorizaron in-
tereses convergentes con el debilitamiento del Estado.
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Ante la inexistencia de una “coalición nacional desa-
rrollista”, el nuevo desarrollismo comparte con su an- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Se trata de retomar la propuesta de Evans –en el sen-
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blo– podrían, quizás, estructurar una propuesta eco- LAGUADO DUCA, Arturo Claudio (2011): La construc-
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nómica políticamente viable. Esto implica reconocer
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