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ÍNDICE
La poesía de los goliardos ... . . . . . . . . . . .. . . . . . .
Nota sobre la presente traducción . . . . . . . . . . . . . .
l. Poemas líricos
Confesión goliarda……………
La orden de los errantes. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
En la taberna ........
El reyes el dinero………………………….
El clérigo errante. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La juventud……………………
El juego de Dios ...............
La suerte. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Oh suerte……………………
Rueda de la fortuna……………………….
El cisne asado…………….
Abad Cucaniense... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Corte de amor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Blanca flor y Elena. . . . . . . . . . . . . . .
IV. Poemas morales y de crítica eclesiástica
Introibo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Exorcismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La nobleza es virtud... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Caridad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Polvo eres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Elogio de los tiempos idos. . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por la cruzada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Tristeza de los tiempos………………
La ley caída. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Fin del mundo...................................
Contra los vicios... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Por amor de Sión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
"Homero era un gran clérigo", escribió Benito de San Mauro en su viejo poema sobre Troya.
Esta insólita afirmación nos ilustra sobre la imagen que el clérigo tenía de sí mismo en la
Baja Edad Media. Estudioso y poseedor único de la cultura latina y de las letras sagradas,
veía al más grande poeta de la antigüedad como alguien semejante a él. (No podía pensar de
otra manera.) A ello persuadían varios elementos históricos, fundamentalmente literarios,
pues la permanencia del latín, que se llamaba lengua de los clérigos, el nuevo esplendor de
esa lengua en la poesía y en la ciencia, su expansión a otros países -especialmente eslavos y
escandinavos-, y su importancia en Europa como elemento primordial de internacionalidad,
era una obra de clérigos. La poesía de los goliardos fue parte de la vida literaria de la Baja
Edad Media: fue parte de la poesía que se escribió en latín, en esa lengua de "nuevos
homeros".
Surgió al lado de cierta poesía latina que, más para ser leída que cantada, tendía hacia las
formas y las metáforas grecolatinas, en la línea divisoria de la versificación cuantitativa y la
versificación silábica. La poesía de los goliardos fue una expresión más libre, que suponía la
misma preparación que la otra, que utilizaba la misma lengua de letrados, pero que se
apartaba de las metáforas clásicas y que entonaba con rima exorcismos, peticiones de
limosna, reflexiones sobre el destino endeble de los hombres, o también la alegría, la gran
euforia por la embriaguez y el vino, escarneciendo lo bello y lo bueno, lo sagrado y lo
profano.
Probablemente los goliardos presentaron dos rasgos comunes: la pobreza, no como un voto
religioso, sino como una molesta y terca realidad, y la marginación: no fueron clérigos cultos,
aposentados en conventos o abadías, provistos de bibliotecas y costumbres confortables:
tampoco vivieron entre los trovadores, que cantaban las hazañas de héroes y ejércitos en los
salones aristocráticos y reales: al parecer, tampoco participaron del mundo del bajo pueblo ni
de los juglares, pues muchas poblaciones los atacaron con legislaciones aberrantes. Acaso
tendremos que ver en ellos un grupo maldito, una "actitud" maldita, una casta de intelectuales
nefastos o terribles, que escarnecieron todo, que cuestionaron todo, y que gustaban de
entregarse, en su miseria errabunda, a la sensualidad y a la embriaguez, al canto de taberna.
Se llamaron a sí mismos clérigos errabundos o vagantes, y desde fecha muy temprana fueron
impugnados: en el siglo X los mandaron rapar por redadas para borrarles la tonsura clerical:
en 1223 se les prohibió cantar en las misas versos religiosos: diversos decretos, leyes,
ordenanzas y concilios les prohibieron cantar y comportarse conforme al espíritu de sus
poemas: muchos fueron excomulgados y a otros se les privó de sus privilegios eclesiásticos y
quedaron sujetos a la jurisdicción secular.
Tras el espíritu goliardo se escondía el fermento no sólo de la alegría mundana del siglo XII,
sino el del pensamiento averroísta de la Universidad de París y el de algunos movimientos
heréticos. Esta carga intelectual: su alegría por el doble sentido del lenguaje; su devoción por
la rima; la pobreza; la libertad y la alegría, fueron también, a su vez, el fermento de los
elementos memorables que el ingenio popular mantendría vivo hasta el Renacimiento, en
cierta zona del humanismo que continuara el espíritu goliardo. Se trataba de escarnecer todo
lo establecido, cuestionar, mediante la sorna y la risa, todo lo sagrado, puro o decoroso de la
sociedad y de las letras.
Esta poesía muestra un aparente desaliño y frivolidad. Su métrica es simple, isosilábica las
más de las veces, y en varios casos forman sus hemistiquios y estrofas con metros clásicos,
trocaicos y yámbicos, sin faltar incluso algunos ejemplos de dísticos elegíacos. La rima fue
quizás su mayor descubrimiento formal, aunque la utilizaron sin el artificio que alanzaría con
los poetas provenzales e italianos posteriores. El lector que paso a paso penetra, por otro lado,
en el concepto de los poemas, descubre gradualmente en su imagen de superficialidad un
hondo conocimiento del hombre, una fuerte actitud crítica y una sabia depuración de
lenguaje. En este aspecto, la Confessio Goliae o Confesión de la Golia es un poema de
importancia capital para comprender a estos poetas medievales. Afirman, primero, lo efímero
de la naturaleza humana:
factus de materia
similis sum folio
levis elementi
de quo ludunt venti
de voluble elemento.
con que el viento juega
No remite quizás a la vieja imagen homérica de que los hombres somos como las hojas, sino
a la materia inconstante de la Fortuna, a la que en tantos sitios le llaman Fortuna levis, es
decir, Fortuna voluble. En estos elementos inconstantes ve el autor sobre todo un carácter de
libertad y de plenitud, como aquí:
. . .yo me comparo
al río que se desliza
y que jamás bajo un mismo
cielo permanece
O también aquí:
Feror ego veluti
sine nauta navis
no me retienen cadenas,
no me retienen llaves
Para estos monjes errantes, pues, su vagabundeo era sin límites. Celebran una materia de
elementos inconstantes porque ven a la Fortuna como lo más cercano a su propia inconstante
vida. Pero, además, nos advierten que el mundo sólo se rinde a los pies de esa leve materia
universal que es la Fortuna. Es interesante que afirmen, al expresar su libertad:
Es decir, la libertad es de aquellos que han abatido toda regla, todo límite, toda buena manera
o candado intelectual, moral o social. Y éstos son de la misma naturaleza que la Fortuna, que
rige el mundo humano. Pero al reconocerse compuestos de la misma materia inconstante que
la Fortuna, se convierten en los hijos o en el pueblo escogido de esa verdad universal. Aquí es
sorprendente uno de los dísticos más bellos del Carmina Burana, pues acerca peligrosamente
el Poder Divino a la Fortuna:
No menos notable, puesto que puede sustituir la conocida frase de que todos los caminos
conducen a Roma, es el verso:
Veneris in thalamum
docunt omnes vie
implico me vitiis
immemor virtutis
Si en Lucas 2:7-14 leemos que al nacer Jesucristo los ángeles se acercaron a cantar "Paz en la
tierra y en el cielo Buena Voluntad para los hombres", en la Confessio Goliae leemos que al
morir el poeta embriagándose en la taberna también coros angélicos estarían cantando:
Es mi voluntad
en una taberna morir,
y que el vino esté cercano
a los labios del moribundo
cuando alegres canten
los coros angélicos:
”Sé benigno, oh Dios,
con este bebedor."
Al final del poema, cuando el goliardo dice arrepentirse y reconocer las divinas reglas de la
Iglesia, leemos:
¡Esto es, no es Dios quien conoce el corazón, sino el mismo Dios Olímpico! Aquí, y en el
final del poema, hay una indudable coherencia con el principio que siempre amaron:
Pero este poema no trata solamente de una diferencia expresa del clérigo sobre su propia
profesión de fe. Contiene también sus diferencias explícitas respecto a otros poetas, quizás
con aquellos clérigos aposentados en abadías y bibliotecas confortables y lujosas:
et ut opus faciant,
quod non possit mori,
morientur studio,
subditi labore
En cambio, nuestro poeta declara que es incapaz de escribir un solo verso sin beber, con una
célebre imagen que nos recuerda a Gonzalo de Berceo:
haciendo un verso,
beba yo un buen vino...
. . .de tal vino nacen
abundantes discursos.
Quizás el sentido de una nueva y vieja vida sea el de San Pablo; quizás el goliardo, al
celebrar el libertinaje, haya vislumbrado desde las profundidades de la sensualidad y la
embriaguez cierta pureza, cierta comprensión de la vida humana. Pues es notable que grandes
bebedores capaces de escuchar agonizantes los coros de los ángeles, puedan decir también:
renovatus animo
spiritu renascor,
quasi modo genitus
novo lacte pascor,
ne sit neum amplius
vanitatis vas cor.
En efecto, estas imágenes hacen compleja la Confessio Goliae. No son una celebración
superficial, externa, del vicio; tampoco, un arrepentimiento formal, como lo sugiere el título
mismo: una confesión de pecados. Se trata de una visión más a fondo de la naturaleza
humana, o mejor aún, de los valores en que la inconstante naturaleza humana cree sustentar
sus propias debilidades y sus propias carencias. Al parecer, en la más pasajera sustancia de
los cuerpos y en la más disipada y miserable vida, los goliardos trataron de proponer cierta
constante: la conciencia de la propia inconstancia humana. El Poder Divino, la Fortuna y la
Naturaleza Humana no son un mero juego de palabras. Sobre todo, porque además de valores
morales, zahieren órdenes sociales y políticos como el de los reyes, la riqueza y la
organización eclesiástica misma. Dice la Fortuna Imperatrix Mundi:
in Fortune solio
sederam elatus…
nunc a summo corvi
gloria privatus
en el trono de la Fortuna
me senté enaltecido...
ahora he caído hasta el fondo,
de mi gloria privado
Este poema no sólo expresa la exaltación o caída individual, incluye también los elementos
gloriosos de la realeza:
En la última estrofa queda una última sonrisa para el afán de elevación, quizás también de
libertad:
Todo este derrumbe de lo bello, lo blanco, lo libre, lo elevado, se ve paso a paso subrayado
por el estribillo:
Miser! Miser!
modo niger
et ustus fortiter
Esto es, para recordar a nuestro Enrique González Martínez, los goliardos no sólo le torcían
el cuello al cisne, sino que se lo comían. Pero, habíamos dicho, no sólo contra valores y
contra reyes habían enderezado sus ataques los monjes goliardos. Lo hicieron también
sorprendente y certeramente contra la organización eclesiástica misma. No son los únicos, en
la obra de estos poetas, los versos iniciales de la Curia Romana, que bien pueden anticipar los
desencantos de Lutero:
Bulla fulminante
sub iudice tonante,
reo appellante,
sententia gravante,
Veritas oprimitur,
distrahitur
et venditur
Iustitia prostante;
itur et recurritur
ad Curiam, nec ante
quid consequitur,
quam exuitur quadrante
Bula fulminante
de juez tonante,
reo apelante.
sentencia agravante,
la verdad oprimida,
destruida.,
y vendida
prostituida la justicia:
ir y venir
a la Curia., pero nada
poder conseguir
hasta no soltar una gananciosa carnada
Pero éste no era sólo un afán destructor. Es seguro que desde el fondo de estas ruinas
morales, eclesiásticas, palaciegas, que serían la contrapartida de su vida sensual y disipada de
taberna el goliardo avistara una idea de virtudes, de dignidad humana. Esta dignidad, no
equiparable a la materia levis, a la materia inconstante de que está hecho todo lo que de la
Fortuna depende (sea esto, repetimos, realeza, dinero, amor, juventud), es un elemento
permanente de que dan cuenta muchos poemas goliardos que critican la organización
eclesiástica y las falsas virtudes, y que se concentran en el bello poema Virtu est Nobilitas, en
el cual hay impecables versos como éste:
Nobilitas hominis
mens est, deitatis imago.
O éste:
Nobilitas hominis
nisi turpia nulla timere.
La nobleza
sólo deshonrarse teme.
El siguiente pasaje sin duda contiene uno de los pensamientos más firmes de esta poesía,
coherente con toda la burla, con todo el escepticismo de los valores que rechaza:
Noble es aquel
que lo ennobleció la virtud;
Vil el que
la nobleza en nada logró hacer dichoso
versos que recuerdan la misma nitidez que tiene, en su paralelo, la hermosa carta que envió
Gargantúa a su hijo Pantagruel, cuando este último estaba en París, para orientarlo en los
claros estudios del humanismo. Estas contradicciones, o mejor, estas paradojas, no se
resuelven como meras concesiones. Forman parte quizás de una esencia, de un
descubrimiento profundo, de un intento por unir una comprensión más veraz de la vida
humana. Podríamos contemplar la poesía goliarda no sólo como el vicio ostentoso, sino como
la sistemática entrega a la vida, comprendiendo a profundidad el destino humano inconstante,
la naturaleza humana inconstante, en que forman parte de la Fortuna tanto las virtudes
socialmente aceptadas, como los vicios también socialmente rechazados. En el fondo, la
virtud y la fortuna se unen en la conciencia del ser humano. Esto ya no es eclesiástico ni
vicioso; tampoco, un canto a la virtud; es una comprensión, detrás de su complejidad, de la
naturaleza humana. Y esta comprensión es júbilo, un grito ensordecedor de vitalidad
sorprendente, una confesión de sagacidad y aparente frivolidad.
El gigante Golias, manifestaba, como el pueblo, en efecto, todos los valores de la risa, la
incredulidad, el hambre y la sed; vivía en tabernas, en riñas; era bebedor y tramposo, y
devoraba mesas enteras cuando se le presentaba la oportunidad. Tal fue, también, el aura que
rodeó a los gigantes rabelesianos, a Pantagruel y Gargantúa: el mismo y alegre recobramiento
del cuerpo, de lo sensual, de la embriaguez. Entre las estrofas del In taberna quando sumus
goliardo y el capítulo quinto de la Vida del gran Gargantúa, hay la misma alegría de la vida,
el mismo gozo: el goliardo puede entonar sus alegres estrofas de bebedores con el aire de los
Dies Irae; los borrachos de Gargantúa, bajo la misma alegría, mezclan los ritos sagrados y
litúrgicos con los juegos verbales de la embriaguez. Se trató de una eclosión en el sobrio
paisaje de la intelectualidad clerical europea: la eclosión de lo sensual, del pueblo diabólico e
incrédulo y escarnecedor; de una corriente cuestionadora que ascendía por el árbol latino,
religioso, literario. El clérigo está en su campo: suyo es el mundo latino, el religioso, el
profano. Canta, como dueño de la cultura, el gozo ahora de adueñarse de la vida.
El espíritu goliardo, aunque fue de ruptura en su inicio, se convertiría en una tradición,
avanzaría indeteniblemente hacia el Arcipreste de Hita y después, fusionada con la nueva
elegancia renacentista, se llamaría Bocaccio, se llamaría Chaucer, se llamaría Rabelais.
Incluso, como esta incontenible fuerza se expresaba entre cofrades, en la lengua de los
clérigos mismos, una crítica clerical así lo haría más adelante el cáustico Erasmo en su Elogio
de la locura: dicho en latín, todo era posible, porque lo sagrado y lo profano eran propiedad
de un mismo grupo, de los clérigos, de los verdaderos letrados.
Sordos a la poesía heroica; a las gestas de reyes y de caudillos; apartados de las salas
señoriales y principescas; fuera de las bibliotecas y reposadas cámaras de los clérigos que se
empeñaban en recuperar las métricas horacianas y el arte de las breves y largas; al margen de
la nutrida proliferación de poemas en lenguas vulgares, de reinterpretaciones en lengua
vulgar de poemas clásicos y de cantares de gesta; al margen de todo, estos monjes errantes,
vestidos con raídos sayales se volcaron antes que los trovadores de amor, antes de los
Minnesinger, hacia la rima, hacia el amor puro y sensual, hacia la libertad jocunda y sensual
de cantar. Maestros vivaces y decididos a conquistar la vida, los goliardos fueron, acaso,
nuestros primeros contemporáneos, los primeros poetas que desde la Baja Edad Media
tendieron sus manos hacia nosotros, hacia el Renacimiento, hacia la irrefrenable vida real
desde donde aún los escuchamos.
Carlos Montemayor
México, 1985
He tratado de reunir en esta selección los más representativos poemas de Codex Buranus, o
poemas del códice de Beuern, que en latín se conocen como Carmina Burana. Fueron
compuestos a finales del siglo XII y a principios del siglo XIII por poetas de procedencia
especialmente francesa y alemana. Los nombres de muchos de ellos se han perdido, pues el
códice del Monasterio Benedictino de Beuern, en Bavaria, fue escrito en el siglo XIII.
Schmeller los publicó por vez primera en 1847 y las ediciones críticas preparadas por Hilka y
Schumann aparecieron en 1930 y en 1941. He utilizado para esta traducción la edición latina
de los Carmina Burana selecta, Canti goliardici medievali, tomos I y II, a cura de Luisa
Vertova, Edicioni Fussi, Casa Editrici Sansoni, Firenze, 1952; Carmina Burana,
Benediktbeurer Lieder, ausgeäwhlt und übertragen von Ernst Buschor, Insel Verlag,
Francfort, (s/f); Cantos de goliardo (Carmina Burana), prólogo de Carlos Yarza, traducción
de Lluis Moles, Seix Barral, Barcelona, 1978. Aunque los poemas latinos no siempre siguen
una sola forma métrica, predomina en ellos un verso de dos hemistiquios, con una cadencia
que llega a ser monótona y un apoyo fundamental en la rima y en la asonancia interna. Me
propuse, en orden de importancia, ser fiel en la traducción literal del concepto del poema;
después, intentar en español versos con asonancias internas que pudieran ofrecer, en su eco,
la música de los poemas latinos; por último, evitar, en lo posible, la rima y los versos
medidos, cuando esto significara, a mi gusto, una pérdida del valor poético que fuera posible
obtener en español por el concepto, por la secuencia acentual de la cadencia de una estrofa, o
por la asonancia interna que se produjera de una estrofa a otra. En cuanto a las notas, las
reduzco a los mínimos datos de atribuciones de autor y de referencias bíblicas o históricas.
Las cuatro secciones de la antología, por último, las he establecido con el único fin de
agrupar los poemas según el tema que en ellos resalta.
1 POEMAS LÍRICOS
es frío y cálido
y tibio.
es audaz y ruidoso,
fiel y pérfido.
Hermoso es tu rostro,
tus penetrantes ojos,
las trenzas de tus cabellos.
¡Ah, toda tú, bella!
EL BOSQUE FLORIDO
FLORET SILVA NOBILIS
En tu rostro se muestra
cuánta es la nobleza
que en tu seno
mezcla la sangre y la crianza.
¡Canten! ¡Canten!
¡Mi compañero no me reprocha!
Alrededor de mi pecho
se agitan por tu belleza
innumerables suspiros.
¡Ah!, desdichadamente me hieren.
¡Canten! ¡Canten!
¡Mi compañero no me reprocha!
Me iluminan tus ojos
como los rayos de sol.
como el esplendor del relámpago
que llena de luz las tinieblas.
¡Canten! ¡Canten!
¡Mi compañero no me reprocha!
AMOR SECRETO
IGNEM CECUM SUB PECTORE
La muchacha se detiene,
de roja túnica;
cuando alguno la toca,
se estremece la túnica,
¡ea!
La muchacha se detiene,
cual una pequeña rosa:
su rostro es esplendoroso
y sus labios florecen,
¡ea!
EL DON DE VENUS
GRATES AGO VENERI
Y de no trasponerlo,
todas las otras cosas,
las que antes me diera,
origen de mi sufrimiento fueran.
A la meta me acerqué,
pero con tierno llanto,
oh mía, me turbaba;
dudaba aún
en desatar los virginales
cerrojos
de su pudor.
Llora y bebo sus lágrimas
dulcísimas,
y cuanto más así me embriago,
más la pasión
me consume.
(1) Dione es una divinidad griega relacionada con la encina y diversos cultos. Aquí se le
menciona por su relación con Afrodita, a quien se le llamó ‘hija de Dione’.
EL JOVEN Y LA MUCHACHA
SI PUER CUM PUELLULA
EL TIEMPO ES ALEGRE
TEMPUS EST JOCUNDUM
El tiempo es alegre,
¡oh muchachas!
Alégrense ahora,
¡oh jóvenes!
¡Ah!
¡Todo en mí florece!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero,
¡Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
La estación de la bruma
nos aquieta a los hombres,
y en la primavera a las almas
les brotan las ansias.
¡Ah!
¡Todo en mí .florece!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero.
¡ Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
Calla, ruiseñor,
un momento;
brota, cancioncilla,
de su pecho.
¡Ah!
i Todo en mí florece!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero.
¡Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
Me fortalece
que me prometa;
me desfallece
que no me lo conceda.
¡Ah!
¡Todo en mí florece!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero.
¡Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
Conmigo se solazó
mi muchacha
y me quitó
la inocencia.
¡Ah!
¡Todo en mí florece!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero.
¡Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
¡Ven, muchachita,
con gozo!
¡Ven, ven, hermosa!
¡ay, que muero!
¡Ah!
¡Todo florezco!
Por el amor de las muchachas
me enciendo entero.
¡Por un nuevo, un nuevo
amor yo muero!
EL SOL
OMNIA SOL TEMPERAT
LA GRATA PRIMAVERA
ECCE GRATUM ET OPTATUM
Se glorían
y se alegran
en esta dulzura de miel
quienes se empeñen
en obtener
el premio del amor.
Bajo la voluntad de Cipris
gloriémonos
y alegrémonos
de ser también comparables a Paris:
EL ROSTRO DE LA PRIMAVERA
VERIS LETA FACIES
El alegre rostro de la primavera
en el mundo asoma;
la crudeza del invierno
vencida se aleja.
Con colorido ropaje
Flora toma el reinado
y con dulcísimos cantos
la celebran los bosques.
Se retiran a debatir
con vigor qué es lo justo,
y una vez debatido traen
su sentencia a exhibir;
conforme al conocimiento
y conforme a la costumbre,
los clérigos son para los amores
los más grandes señores.
(2) En este fragmento he recogido las últimas estrofas de un largo poema de 320 versos,
llamado Altercatio Phyllidis et Florae, en que dos muchachas discuten sobre los amores de
los caballeros y de los clérigos. El poema completo se relaciona con otros poemas medievales
que tratan el mismo asunto: uno de ellos es el "Concilio de Remiremont" y otro el "Debate de
Elena y María", este último escrito en español por un poeta leonés y editado por Ramón
Menéndez Pidal en 1948.
(3) El autor de este poema es conocido como el Archipoeta, o vates vatum. Sabemos que
vivió bajo la protección de Reginaldo de Dassel, quien fue archicanciller del Emperador
Barbarroja y arzobispo de Colonia. El Archipoeta perteneció a una familia de caballeros y
vivió durante la segunda mitad del siglo XI.
(4) Véase el libro de Job, capítulo 10, versículo l (en adelante haremos las citas así:
Job 10:1).
(5) Véase Evangelio según San Mateo 7:24.
(6) Véase Evangelio según San Mateo 7:13.
(7) Se refiere, con seguridad, al obispo electo de Colonia, Reginaldo de Dassel.
Véase nota (3).
(8) Hipólito se mantuvo casto ante los intentos de seducción de Fedra.
(9) Véase nota 7
Garantizamos ahora
la misericordia,
porque nosotros acogemos
a los grandes y a los pequeños,
a los ricos
y también a los más pobres,
que los devotos frailes
arrojan fuera de las puertas.
Bohemios, Bávaros,
Sajones, Austriacos,
y todos ustedes, nobles hombres,
les ruego, compañeros,
escuchen atentos
los nuevos decretos:
¡que los avaros mueran
y los generosos se salven!
De la Orden de Errantes
os digo las leyes:
es noble la vida de ellos,
dulce su carácter;
mucho más los deleita
un abundante asado, de veras,
que el pan que se haga
con un puñado de cebada.
EN LA TABERNA(13)
IN TABERNA CUANDO SUMUS
(13) Carlos Yarza señala el parentesco con "Lauda, Sion, Salvatorem", atribuido a Santo
Tomás de Aquino: Sumit unus, sumunt mille,/ quantum iste, tantum ille…/ sumunt boni,
sumunt mali...
EL REY ES EL DINERO
IN TERRA SUMUS
Ahora y en la tierra
donde vivamos reina el Dinero.
Al Dinero admiran
reyes y vasallos.
Al Dinero venal
hace favores el orden pontifical.
Mantiene al Abad
el Dinero en su celda prisionero.
Al Dinero funesto
venera una muchedumbre de priores.
el Dinero de los poderosos
se yergue como juez en los concilios.
Del Dinero nace la guerra.
y si él quisiera. la paz vendría.
El Dinero va al litigio
por someter a otros ricos.
Del estiércol levanta
a quien no sea noble.
El Dinero todo compra y vende.
y lo que ha dado. recobra.
El Dinero es adulador.
y después, suavemente, amenazador.
El Dinero es mentiroso.
rara vez es verdadero.
El Dinero hace desleales
a pobres y a moribundos.
Para los avaros el Dinero
es la esperanza y el Dios del goce.
El Dinero mal usado
da el amor de las mujeres.
El Dinero a prostitutas
puede hacer emperatrices.
De los propios bandidos
el Dinero hace Señores.
Más ladrones el Dinero tiene
que estrellas el firmamento.
Cuando el Dinero lo quiere,
todo peligro al instante desaparece.
Si el Dinero es fuerte.
cuando un dueño al juez le dice:
-El Dinero trataba
de robar mi más blanco carnero-,
el Dinero, rey magno,
dice: -Es negro el que yo traigo-
Y al Dinero apoyan
las dignidades presentes.
Si el Dinero habla.
el pobre calla, esto es bien sabido.
El Dinero evita la tristeza
y alivia sufrimientos.
El Dinero mata el corazón
y ciega la luz del sabio.
El Dinero, y esto es cierto,
hace que el tonto se vea elocuente.
El Dinero tiene médicos
y compra falsos amigos.
En la mesa del Dinero
manjares hay abundantes y finos.
Devora el Dinero
peces de exquisito condimento.
Vino de los franceses
bebe y de otros mares.
El Dinero vistosas
y caras ropas viste.
Dan esas ropas al Dinero
su esplendor externo.
El Dinero lleva mejores
gemas que las de la India.
El Dinero dulce se piensa
porque toda gente lo saluda.
El Dinero todo invade
con los soldados que quiere.
El Dinero es adorado
porque hace milagros:
los males sana. corta. quema
y las arrugas alisa.
Al vil torna querido
y deja amargo lo dulce.
Hace oír al sordo
y saltar al cojo.
Pero la mayor excelencia
del Dinero se las declaro ahora:
vi al Dinero predicar
y a la misa oficiar:
el Dinero cantaba.
y el Dinero se respondía:
vi cómo lloraba
mientras el sermón decía:
pero lo vi sonreír
¡porque del pueblo se burlaba!
El Dinero honra recibe.
y sin él nadie es amado.
Del que no tenga honor.
el Dinero clama: "Es hombre probo."
Todo esto le muestra a quien sea
que el Dinero reina dondequiera.
y puesto que se acaba todo
cuanto la gloria del Dinero desea.
de su camino apartarse quiere
la sabiduría. tan sólo.
EL CLÉRIGO ERRANTE
EXUL CLERICUS
Ligero e insignificante
es mi vestido:
siempre padezco frío
y el calor me rehúye.
Gran Señor...
que gozás de posición tan insigne,
acudo a un auxilio
que de ti sea digno.
LA JUVENTUD (4)
DUM IUVENTUS FLORUIT
(14) El autor es posiblemente Pierre de Blois, que fue archidecano de Bath y de Londres y
secretario de Enrique II de Inglaterra: vivió durante la segunda mitad del siglo XII.
EL JUEGO DE DIOS
LUDIT IN HUMANIS
LA SUERTE
O FORTUNA LEVIS!
OH SUERTE
O FORTUNA VELUT LUNA...
Oh Suerte,
cual la luna
con su ser variable,
siempre creces
o decreces;
haces que la vida detestable
endurezca ahora,
y después cuide,
jugando, la viveza de la mente,
y a la pobreza
y al poder
como al hielo disuelves.
Suerte cruel
y vacía,
rueda inconstante,
perversa condición,
falsa salvación
siempre disoluble,
ensombrecida
y velada,
también para mí te muestras
ahora que por tu juego cruel
mi torso desnudo
llevo.
La Suerte de la salvación
y la virtud
me es ahora contraria:
siempre por la esclavitud misma
viene la posesión
y la conciencia:
en esta hora,
sin tardanza,
tañan las vibrantes cuerdas:
ya que por la Suerte
un fuerte ha caído.
¡todos conmigo lloren!
RUEDA DE LA FORTUNA
FORTUNE PLANGO VULNERA
EL CISNE ASADO
OLIM LACUS COLUERAM
ABAD CUCANIENSE
EGO SUM ABBAS CUCANIENSIS
¡Ay! ¡Ay!
¿Qué hiciste, Suerte maldita?
¡Toda la alegría de mi vida
has destruido!
Nota (11) p. 59 Decio proviene del francés antiguo dez, 'juego de dados'.
CORTE DE AMOR
AMOR VOLAT UNDIQUE
Tu hermoso rostro
me cautiva innumerables veces,
pero tu corazón es frío.
Sólo el besarte
me permitirá
seguir vivo.
Tú, la hermosísima,
gema preciosa;
tú, la maravilla de las muchachas,
doncella gloriosa;
tú, luz del mundo,
tú, rosa del mundo.
Blanca flor y Helena.
Venus generosa.
INTROIBO
CUM VADIS AD ALTARE
EXORCISMO
OMNE GENUS DEMONIORUM
Os doy testimonio
y os confronto
por orden del Señor,
no os ocultaréis
otra vez
para atormentar nuestro ser,
comparezcan hoy
para ser desterrados
y que con la desesperanza que dan
vuelvan a habitar el caos.
Testifico
y confronto
por el temible,
por el terrible
día del juicio,
de eterno suplicio,
día de lamento
y de eterno sufrimiento,
en que seréis arrastrados
al infierno
y nosotros salvados
por el Eterno
LA NOBLEZA ES VIRTUD
NOBILITAS EST VIRTUS
CARIDAD (17)
DIC, CHRISTI VERITAS
POLVO ERES
ISTE MUNDUS FURIBUNDUS
Amén.
(24) El poema se refiere a la toma de Jerusalén por Saladino, que ocurrió en el año de 1187.
(25) Alude a aquel Ananías que recibió a San Pablo después de la visión de Damasco, según
refiere Hechos de los Apóstoles 9:10-18. La tradición de la iglesia oriental lo considera
obispo de Damasco y mártir
Si un fraile cualquiera,
sacerdote o levita,
quiere hacer su petición,
toma esta concurrida vía:
Porque es la otra,
la hija de la sanguijuela, (29)
a quien la curia venal
quiere desposar.
(26) Poema de Gautier de Chatillon. Nació en Lille, hacia 1135. Estudió en París y en Reims
y estuvo al servicio de Enrique II de Inglaterra. Quizás murió en Reims, leproso, después de
estar en Bolonia y en Roma. Es autor del poema Alejandreida, de donde proviene el poema
español del Libro de Alexandre.
(27) Véase 2 Reyes 5:9-27.
(28) Véase nota 27.
(29) Véase Proverbios 30: 15.
LA LEY CAÍDA
ECCE TORPET PROBITAS
Reina la avaricia,
reinan los avaros;
con el alma ansiosa
a la riqueza todos aspiran,
como si el sumo bien
gloriarse fuera de una fortuna.
Si discernir rectamente
Quieres, no es vida
lo que así ciegamente vive
la gente necia;
no está viviendo, no,
quien así viva.
Un artículo tienen
en su ley los romanos,
para sólo escuchar a quien solicita
con manos llenas.
Dar deberás, o no te dan;
te demandarán, si demandas,
y en la medida que siembres
cosechar podrás.
El cohecho y la demanda
corren al mismo paso;
trabaja en repartir dinero,
si quieres que trabajen;
no temas a Cicerón
aunque él mismo intervenga,
pues se jacta el Señor dinero
de una elocuencia sin igual.
No hay quien ante el dinero
en esta curia no responda;
gusta la cruz porque gusta su redonda
y blanca moneda;
y como todo les gusta
y a los Romanos agrada,
donde el dinero habla
toda ley calla.
Sólo la avaricia
en Roma tejió la Parca,
parcial con quien da dinero
pero nunca con el parco;
el dinero vale por Dios
y los marcos por San Marcos,
pues menos famoso
es el altar que el arca.
Regresan a la Curia
mostrando en la cabeza episcopales cuernos,
pero las profundidades tiene Júpiter
y ahora el ciclo Plutón;
la dignidad alcanza
al animal más bruto,
como joya en el estiércol
o una pintura en el cieno.
Pedro de Pavía,
electo de Meaux, (40)
justamente puede llamarse puerto;
cuando el mar alza sus olas,
sólo él calma las aguas
y en sí mismo refugia.