La palabra abanico procede (probablemente) del latín Flabellum y éste de
Flabrum (soplo de viento). En otros países es conocido como: abano
(portugués), eventail (francés), ventaglio (italiano), fan (inglés), y fächer (alemán). Este capítulo se podría extender, pero nos parece innecesario, además sabiendo que, las cuestiones etimológicas algunas veces se prestan a interpretaciones diferentes.
Partes del abanico
Probablemente nuestra más remota antepasada, la señora Eva, en momentos de calor o sofoco recurriría a hojas de árboles del paraíso y con ellas abanicaría su acalorado rostro, o alguna otra parte de su cuerpo, sin miedo alguno a que le viese el vecino critión o la vecina criticona, yq que ambos aún no existían.
Hoy por hoy las cosas han cambiado y a las partes del abanico se les ha puesto nombre y apellido:
“Tal y como se le conoce, consta de tres partes esenciales: las varillas, el clavillo y el país. Las dos primeras, constituyen lo que se llama esqueleto o armazón. Las varillas con pequeñas tiras de caña o de bambú cortadas en forma rectangular y de iguales dimensiones; todas ellas están perforadas en uno de sus extremos. El clavillo es un alambre que se pasa por el agujero que hay en el extremo de las varillas, a fin de ensartarlas; el clavillo va remacho por ambos extremos, para que las varillas no puedan salirse. El paisaje o país es un sector anular