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Sinfonías Marinas

César Palominos
Sinfonías Marinas
Rumor De Ballenas
Esnorqueleando bajo mares prístinos Todo ha cambiado,
de bivalvos y gastropodos, un susurro de muerte azota como un vendaval,
sumerjo mi alma en arcoíris de peces, inanición,
rondas de cardúmenes, ahogo,
fulgor de un sol marino. caza,
calentamiento global.
Soy un pez doncel de las aguas,
niño de branquias,
ágil sireno,
he viajado en manadas de ballenas
amigas de los cantos y las sinfonías.
Viajé eternidades de kilómetros buscando comida,
advertí aguas polares y antárticas,
costas atlánticas,
golfos,
estrechos,
penínsulas
y observé tierras de fuego.
Fogatas de espíritus de hombres olvidados,
amigos de mis ancestros.

El concierto de cetáceos en la vastedad de océanos


repite tristemente un hondo pesar,
reminiscencias de tiempos de oro
donde Poseidón imperaba en los sietes mares cartográficos,
en las cuatro direcciones de los vientos náuticos.
Curanto
Las entrañas de la tierra se abren para recibir al hombre, Toda la mesa quiere estar ahí,
el hombre que fue parido por la tierra llegan corriendo habas y las arvejas
se reencuentran las manos de barro y maíz, carnes, chapaleles y milcaos.
los sordos vientos del sur, Todos listos
las extensas estepas patagónicas. cuando llegan las hojas de pangue a coronan la
Todos reunidos en las piedras de fuego y cáliz, festividad que es sepultada.
ardiente aroma del río Baker y de los fiordos perdidos.

Las lengas, Es momento de los cantos y el vino,


árboles inmaculados de musgos, líquenes y helechos se lucen los acordeones
alimentan una a una las sigilosas piedras australes. y se levantan las boinas al viento.
La tierra envuelve los pasos gigantes de kawéskar y Selk-man Pronto llegará a las bocas de hombres hambrientos
dueños de incendiarias manos, la trinidad de piedras, tierra y mar.
dueños de la lunas magallánicas,
dueños de canoas taciturnas,
coigües que flotaban a la deriva.
Aún se oyen sus ecos inertes,
sus voces enmudecidas de archipiélagos e istmos.

Los mariscos septentrionales son traídos a la olla de tierra,


a la comunión de los hombres y la pachamama,
canto del fin del mundo.
Bailan frenéticos los choros,
cholgas, almejas y gambas;
se suman las jaibas, las papas y longanizas.
Islas de Misterio
En ciertas islas de misterios y tesoros
he dejado enterrado baúles de caoba y marfil.
Mil llaves y cerrojos,
tres metros bajo tierra y un sol abrazador.

He puesto treinta poesías prohibidas,


palabras pestilentes e infecciosas.
lunas de noches promiscuas y obscenas.
He dejado sueños incumplidos,
ya sin ánimos de empezar.
Piel seca,
escamas de un corazón rastrero que decidió ser serpiente.
Sutiles notas de amor bajo sinfonías marinas,
arena,
besos
y estrellas nostálgicas.

Las voces distantes de mi temerosa niñez,


horas calaveras tras computadoras y binomios
eran un rumor de astigmatismo,
somnolencia y pereza,
ensimismamiento y depresión.
Vocabulario de Litoral
Llevo horas queriendo un verso
palabras que rocen tu alma de madrugada.
un vocabulario de litoral
o un rumor de brisa costera

Y a mi lado te encuentras tú,


tranquila sombra de mis pasos errantes,
inocuo pájaro de alas oceánicas.

Me reflejo en tus ojos cipreses que tanto amo,


en tu boca de fragarias crepitantes,
en tu piel de rosa pastel,
de porcelana artesanal,
alfarero de caricias nocturnas.

Algarrobos y cormoranes
coronaron nuestro amor,
aceptaron nuestras diferencias
para darle los sonidos a las sinfonías del mar.
Surfistas
Los surfistas se van a la mar
porque han decidido ser anfibios
y como tortugas humanas
nadan en sus abdómenes
como escudos a las olas,
y se posan al cielo
para coronarse de espuma;
cuan cardumen de bronquios.

En las aguas,
peces voladores
se clavan al aire
como espinas marinas
y regresan al agua
abrazando el sol que se duerme.

Mientras tanto…
-el arrebol-
que es la agricultura del cielo
sembradas por nubes de hortalizas,
donde cosecharán de ellas,
un rabo de nubes rojas.
El Mar Está Lejos…
El mar está lejos,
pero engañaré a los sentidos frente a
esta pileta.
Cerraré los ojos
y escucharé las olas con estas
caracolas.
Tocaré la bruma de tus cabellos
y recorreré tu cuerpo de sirena.

Navegaré en la tempestad de tus


pensamientos,
avalancha de dudas.
Caballito de mar
eres inmóvil y frágil,
húmedo como las algas
y eres terco como el salmón.

Remolino de belleza,
son tus miradas
tritones de seducción.
Me sumerges en hechizos y cantos
ribereños,
en mantos de estrellas que cobijan
nuestro atardecer.
Corrosiva perfección,
posees lunas plateadas en tus pupilas.
El Mar
Barcos mercantes y volantines de oro, Y yo sólo quiero verme en los demás,
casas cayendo de cerros en vida; copiar pasos,
como lágrimas de un sollozo feroz. imitar ademanes,
vacilar en el viento de la espera de trenes.
El mar, el mar y sus gaviotas planeadoras,
volantines que no se cansan de volar. Alguna vez vi mi alma en los ojos pardos de un vagabundo.
Adiviné rasgos de poeta furtivo,
El mar, el mar y su salinidad perenne, de educador de sueños y una semilla de paz.
su receta cobija peces grises uniformados. Antes de llegar a ti,
simularé aquella belleza anacoreta.
El mar, el mar y sus mariscos,
eternas rocas del fondo del mar.

Y aquí estoy yo…


como faro marino,
como guía nocturno de amores errantes,
un cigarro de menta en la espera porteña,
dando saltos y lanzando sonrisas fáciles.

En las tardes doradas:


niños, triciclos y parejas de ancianos,
errantes seres amarrados de amor.

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