Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Anónimo escribió "Introducción: ¿ Quién soy yo?, ¿Quiero ser mejor?, ¿Como empiezo? DE ADENTRO
HACIA AFUERA
“Lo que está delante de nosotros y lo que está detrás es poco importante comparado con lo que reside en
nuestro interior.” Oliver Holmes.
Mt 12 :35. “El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal
tesoro saca malas cosas.”
De adentro hacia afuera significa empezar por nosotros mismos, por la parte más interior de la persona.
Nuestra manera de pensar y de ver las cosas, nuestro carácter, nuestros motivos y deseos.
Significa que si queremos que las cosas cambien y mejoren, debemos cambiar y mejorar nosotros primero. Si
queremos tener éxito en la vida, debemos tener éxito con nosotros primero, corrigiendo nuestros errores y
defectos y formando un carácter de integridad, rectitud, justicia, bondad, servicio y todo lo que la Biblia nos
enseña.
Muchas personas piensan que el cambio es de afuera hacia adentro. Creemos que el problema está fuera de
nosotros, y que si los demás cambiaran o desaparecieran el problema quedaría resuelto. Nos concentramos
en los errores y defectos de los demás, y les echamos la culpa de todo lo que nos pasa. Pensamos que
nuestro estancamiento es por las circunstancias, pero debemos aprender que no es así. Nosotros tenemos el
poder de cambiar nuestras vidas y pensar diferente. Comencemos por la raíz de nosotros mismos, de nuestros
problemas, nuestros defectos, nuestro carácter y mejoremos; y así podemos influir en los demás.
Jesucristo no cambió el mundo cuando estuvo aquí en la tierra. El cambió hombres para que estos cambiaran
a otros hombres y estos a otros, y así al mundo. Lo primero que Jesús hace en nuestras vidas es cambiar
nuestros corazones y llenarnos del Espíritu Santo para así poder moldearnos desde adentro hacia afuera.
El éxito y el poder están dentro de nosotros mismos. Debemos empezar por examinarnos e identificar que está
mal en nosotros, para poder mejorar con la ayuda y la dirección de Dios, en oración, y leyendo la Biblia.
Prov. 16: 9. “El corazón del hombre piensa su camino más Jehová endereza sus pasos.”
Gen. 1:26-27 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y
señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que
se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó.
¿QUÉ ES LA AUTOESTIMA?
Lamentablemente las personas en el mundo tienen el siguiente concepto:
¡Dime cuanto tienes y te diré quien eres!
¡De acuerdo a tu apariencia personal tendrás o no éxito en la vida!
¡Solamente los más hermosos, inteligentes, hábiles, y con muchas posesiones son los que valen!.
Pero ese concepto está equivocado, todos somos valiosos porque somos hijos de Dios, el nos creo a su
imagen y semejanza y no nosotros a nosotros mismos.
La autoestima es la imagen que tenemos de nosotros mismos, el concepto que tenemos de nuestras
capacidades y nuestro potencial. Es el valor que me doy a mí mismo, la autovalía que tengo de mi persona en
su totalidad. Esta puede ser baja, intermedia o alta.
El concepto de uno mismo es semejante a un par de lentes a través de los cuales se contempla la realidad.
Basándonos en lo que vemos por dichos lentes, escogemos el comportamiento que consideramos apropiado
para cada situación. Esta afecta diferentes áreas en nuestras vidas incluyendo como vemos a los demás,
como nos relacionamos con ellos, y como nos ven ellos a nosotros.
Si se ve a sí mismo como un fracasado, encontrará algún modo de fracasar, sin importar cuanto desee el
triunfo. Por otro lado, si se considera apto y capaz, hará frente a la vida con más optimismo y rendirá casi al
máximo.
La autoestima nos dice que es importante que nos consideremos valiosos, más allá de las cosas que nos
faltan aprender. Más allá de nuestras incapacidades e independientemente de lo que los demás quieran de
nosotros. En fin, que cada uno sepa que es una persona valiosa, sea como sea, le falte lo que le falte, sepa lo
que sepa o tenga la incapacidad que tenga.
Es quererse a sí mismo aceptando lo propios logros y limitaciones. Sentirse esencialmente cómodo dentro de
sí. Valorarse positivamente y quererse sin condiciones.
Sin embargo, hay que aclarar lo siguiente: No es tener la autoestima alta pensar que yo soy lo que no soy; por
ejemplo rico, lindo, perfecto. La autoestima consiste en saber que soy lo que verdaderamente soy.
Rom. 12:3 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más
alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que
Dios repartió a cada uno.”
“Sólo podemos respetar a los demás cuando uno se respeta a sí mismo. Sólo podemos dar, cuando nos
damos a nosotros mismos. Sólo podemos amar, cuando nos amamos a nosotros mismos”; Abraham Maslow.
Todo ser humano alguna vez se ha planteado las siguientes preguntas ¿Quién soy? y ¿Para qué soy? Al tratar
de responder a estas preguntas tan sencillas y profundas, se confronta con la imagen que tiene de sí mismo.
¿Quién soy? Nos lleva a las señales o elementos que nos identifican y nos diferencian de otros, tales como:
nombre, características, habilidades, logros. También identifica el rol que tenemos en la sociedad: soltero, hijo,
estudiante, profesional. Así como también los valores como personas: bueno, malo, imperfecto, ordenado,
desorganizado.
¿Para qué soy? Es la pregunta que nos lleva a reflexionar la razón de nuestra existencia: razón de estar aquí,
y de hacer lo que estamos haciendo y no otra cosa, de vivir la vida que estamos viviendo, de descubrir cuál es
el plan de Dios para nuestras vidas.
Sal. 139:13-17 “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. No fue encubierto de
ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus
ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas.”
Dios, nuestro Creador, está presente en todo desde el instante que se forma un nuevo ser humano. Debemos
reconocer que nuestra persona es una creación especial y única de Dios, quien nos da a cada uno de
nosotros, el privilegio de tener una vida, tener nuestra propia personalidad y ser responsables de nuestro
crecimiento y desarrollo. Desde el momento de nuestra concepción, se inicia nuestro potencial como personas.
LIBERTAD DE ELEGIR
Haciendo muchos estudios se ha llegado a la conclusión de que existen 3 teorías sociales, comúnmente
aceptadas, que tratan de explicar el comportamiento humano.
Determinismo genético: herencia y el ADN. Determinismo psíquico: experiencias de la infancia, el trato de los
padres. Determinismo ambiental: algo o alguien de afuera nos afecta.
Todas estas teorías se basan en que el hombre está determinado a responder o reaccionar de cierto modo,
dependiendo el estimulo que tengamos o lo que nos suceda. El modelo es:
ESTIMULO = RESPUESTA
Nosotros como cristianos debemos comprender que Dios nos hizo seres especiales para su gloria, con
inteligencia y sabiduría. Dios nos dio un libre albedrio, o la libertad de elegir.
Podemos pensar y razonar lo que hacemos; podemos imaginar lo que queremos hacer, sabemos lo que está
bien y está mal, y tenemos la libertad de actuar según nuestra conciencia.
Entre el estimulo, o lo que nos sucede y la respuesta que demos, tenemos el poder de elegir.
El no quiere que nosotros estemos determinados a ser y a actuar según nuestra herencia, ni por los traumas
de la infancia. Es probable que algunos de nosotros no hayamos recibido de nuestros padres suficiente
valoración, aceptación, respeto, o reconocimiento. Si, la autoestima depende en principio, del cuidado y de la
valoración de nuestros padres. Pero si uno no ha recibido ese mensaje de su familia, uno puede aprenderlo de
Dios.
Sal. 27:10
1 Juan 4:9-10
Rom. 8:38
Muchas personas tienen la sensación de que su vida viene marcada exclusivamente por las circunstancias o
por el medio ambiente que los rodea. Las cosas de afuera determinan su felicidad o infelicidad.
Pero Dios nos hizo y quiere que seamos responsables de nosotros mismos, de nuestras acciones, y no
permitamos que lo que nos suceda, o lo que hagan los demás nos afecten. Yo tengo el poder de elegir.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Si usted toda su vida ha pensado que es así por causa de alguien o algo que está a su alrededor, ponga en
práctica su libertad de decidir. Decida ser feliz, a pesar de las circunstancias. Dios nos ha dado esa felicidad,
que no es una condición, sino una decisión. Yo decido ser feliz. Yo decido amarme y valorarme tal como soy.
La otra parte de nosotros alberga los límites. Sí, a veces somos groseros, nos enfadamos, perezosos,
desordenados, débiles, miedosos, no sabemos hacer todo e incluso nos equivocamos... La parte de los límites
es la que intentamos esconder. La que nos avergüenza de nosotros mismos.
Ponemos tanta atención en nuestros defectos que no hacemos sino hacerlos más presentes y ponernos peor,
pero no cambiamos, ni salimos de ellos. Toda esta energía puesta en los límites nos impide mejorar,
desarrollar las capacidades y superarnos.
Necesitamos aceptarnos como un todo con límites y capacidades. Querernos sin condiciones. Necesitamos
valorar lo mejor de nosotros y lo menos bueno.
Fil. 3:12-14 “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir
aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está
delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”
LAS BASES DE LA AUTOESTIMA
Hay tres necesidades emocionales básicas que son comunes a todo el mundo:
El sentirse amado: La base fundamental de una buena autoestima es sentirse aceptado o amado. Esa
sensación de seguridad que uno experimenta cuando alguien nos ama, nos aprecia. Rom. 5:7-8
El sentimiento de valor personal: El valor personal se refiere a sentirse completo, sentirse importante,
especial, y pensar: "me agrada mi persona; me respeto; no me avergüenzo de cómo soy". Es sentir que uno
vale la pena, que es digno de la aceptación de otras personas. 1 Cor. 15:10
El sentido de competencia: La actitud confiada de los individuos que tienen una opinión saludable de su
propia persona, cuando se enfrentan a una nueva tarea, es "¡Puedo hacerlo!", “ ¡Soy capaz!”,
UNA PERSONA CON UNA AUTOESTIMA ÓPTIMA TIENE LAS SIGUIENTES CUALIDADES:
Las personas que tienen una sana autoestima ven al mundo como un desafío al que hay que enfrentarse, una
oportunidad para ejercitar la fortaleza personal y la confianza en Jesucristo.
- El hecho de querernos más y mejor está en nuestras manos, no en las de los demás. Todo reside en la
cabeza y nosotros somos quienes debemos intentar cambiar nuestro autoconcepto.
- Acéptate tal y como eres, en tus cualidades y defectos. Todos tenemos defectos, nadie es perfecto ni
pretende serlo.
- Concéntrese en la gracia, el amor y la aceptación de Dios, y no en las críticas de otras personas.
- Cuando otros lo critiquen, escuche atentamente. Examine si le están proporcionando una información útil o si
hablan movidos por sus propios temores y necesidades. Actúe en consecuencia.
- Asóciese con amigos que sean positivos, y que disfruten la vida.
- Aprenda a reír; busque el lado humorístico de la vida y experiméntelo.
- Préstate más atención, dedícate tiempo a hacer aquello que te haga feliz y te satisfaga. Prémiate por tus
logros, aunque estos sean pequeños o poco importantes, así te sentirás mejor.
- No temas a las responsabilidades o a tomar decisiones, si algo sale mal aprende de tus errores y ten coraje
para volver a intentarlo
- Cuando se sienta deprimido, tenga en cuenta que la depresión suele estar cargada de sentimientos de
tristeza y enfado. Averigüe por qué está triste o enfadado para poder remediarlo.
- Si ha cometido un error, admítalo y confiéselo a Dios, su Padre Celestial, y trate de enmendarlo. Si otra
persona ha resultado perjudicada, pídale perdón. Reflexione sobre lo que ha aprendido y olvide el incidente.
- Cuando se dé cuenta de que su comportamiento no es razonable. Haga un paseo, cambie de ambiente.
Intente solucionar lo que le pasa y trate luego de empezar de nuevo.
- Cuando crea que está siendo demasiado exigente consigo mismo, procure descubrir los motivos que le
inducen a ello. ¿Intenta satisfacer sus propias necesidades o simplemente adecuarse a las expectativas de los
demás?
- Cuando tenga miedo y no dependa de usted cambiar la situación, Cuéntele a Dios lo que le está sucediendo,
lo que está sintiendo, a través de la oración
- Si se siente vacío y experimenta tristeza, añoranza o soledad, procure llenar ese vacío con buenos
sentimientos: recuerde todo lo positivo que ha hecho, el amor que de tantas formas le han demostrado otras
personas. Lea la Biblia, allí descubrirá las innumerables promesas de Dios que muestran su amor.
- Cuando tenga que hacer algo que le cueste, sea amable y comprensivo consigo mismo. Si realmente debe
hacerlo, hágalo; luego recompense su esfuerzo de una forma especial y sencilla.
Se autoestima el que se comunica, expresando lo que quiere, sin dejarse manipular por la posibilidad del
rechazo ajeno. El que escucha al otro, maneja diferencias, las propias y las que ve afuera, en un mundo
complejo y aprende a relacionarse con los demás sin eliminar al otro, sin descalificarlo.
Hay personas que creen firmemente en su capacidad para ser felices en la vida; y también existen, por
desgracia, las que se han formado un auto concepto negativo, de manera que están convencidas de su
incapacidad para triunfar, para aprender o progresar.
Es necesario revisar el concepto que cada uno tiene de sí mismo. A veces pensamos que "así somos" y que
ello es invariable. Lo dramático de esta situación es que la percepción del auto concepto fija la conducta
acorde con las características de éste; y a su vez estas conductas lo reafirman. Si el concepto que uno tiene
de sí mismo es negativo, las conductas también lo serán, y esto creará un círculo vicioso de destrucción
personal. Gracias a Dios, cada uno de nosotros puede cambiar, puede reconstruir su imagen, y así emprender
el camino del desarrollo personal.