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PROGRESO HUMANO (/TEMA-PRINCIPAL/PROGRESO-HUMANO) 4 DE AGOSTO DE 2020

El retorno de los muertos:


contrarrestando la extinción
Joakim Book indica que lentamente, los seres humanos están logrando que aumente
la población de especies anteriormente en riesgo crítico de extinción y descubriendo
especies nuevas.

Por Joakim Book (/autor/joakim-book)

Los animales se mueren todo el tiempo. Algunas veces tanto que especies enteras se
extinguen —una pérdida terrible para la biodiversidad y para el sistema ecológico de
nuestro mundo. Un artículo (https://www.nationalgeographic.com/science/prehistoric-
world/mass-extinction/) de National Geographic el año pasado prologó una discusión
acerca de las especies que se están extinguiendo señalando que “más de 99 por ciento de los
organismos que han vivido alguna vez en la tierra se han extinguido”.
A lo largo de milenios los humanos han circulado (https://www.wsj.com/articles/book-
review-the-big-ratchet-by-ruth-defries-1412203241) la tierra e impactado nuestro planeta
(https://www.penguinrandomhouse.com/books/107178/1491-second-edition-by-charles-c-
mann/), nuestra especie ha contribuido de manera importante al proceso de extinción. En
años recientes, han surgido miedos de que la industrialización está relegando formas de
vida únicas a los basureros de la historia evolutiva más rápido que cualquier momento en el
pasado —algo como 100 a 1.000 veces (https://www.newscientist.com/article/dn25645-we-
are-killing-species-at-1000-times-the-natural-rate/) las llamadas “tasas de fondo
(https://science.sciencemag.org/content/269/5222/347)” de extinción natural.

Uno puede discutir acerca de la velocidad precisa con la que las actividades humanas están
causando la extinción de otras especies. La International Union for Conservation of
Nature (IUCN) mantiene una lista, la Lista Roja de Especies Amenazadas
(https://www.iucnredlist.org/species/21866/21949291), que evalúa y monitorea el
desarrollo de las especies, y clasi ca la amenaza para cada animal según una escala de seis
categorías. De las 120.000 especies evaluadas, algunas 30.000 son consideradas “bajo
amenaza”.

Para tener algo de perspectiva, los cálculos (https://journals.plos.org/plosbiology/article?


id=10.1371/journal.pbio.1001127) sugieren que hay alrededor de 9 millones de especies en
el planeta. Muchas de estas especies ni siquiera tienen un nombre, ni están amenazadas de
extinción. La IUCN (https://www.iucnredlist.org/resources/summary-statistics) admite de
manera explícita la di cultad de tratar de determinar cuántas especies de hecho se están
extinguiendo:

“Dado que el riesgo de extinción ha sido evaluado para menos del 5% de las especies
descritas del mundo (ver Cuadro 1 (http://www.iucnredlist.org/about/summary-
statistics#Tables_1_2)), la IUCN no puede proveer un cálculo preciso de cuántas de las
especies del planeta están siendo amenazadas”.

Muchas especies que erróneamente se creyó que estaban rápidamente deslizándose hacia la
extinción han visto importantes avances en sus números. Por ejemplo, el tigre bengalí
(https://www.iucnredlist.org/species/15955/50659951) era considerado una especie en
peligro, habiendo supuestamente 2.000 a 3.000 en la selva
(https://projecttiger.nic.in/WriteReadData/PublicationFile/Tiger%20Status%20Report_XPS22071
Sin embargo, el gobierno de la India, el país con la mayoría de los tigres del mundo, reportó
en 2018 que habían 2.967 tigres salvajes en la India solamente. Eso era un incremento de 33
por ciento en relación a los números de 2014.
A nes de 2018, la IUCN reportó
(https://nc.iucnredlist.org/redlist/content/attachment_ les/Nov_2018_IUCN_Press_release_Fin_W
que la amenaza para las ballenas de aleta, el segundo mamífero más grande del planeta, y
para el gorila de montaña, ese símbolo icónico de la depredación humana
(https://www.aier.org/article/of-course-capitalism-can-save-nature/), había disminuido en
algo, y que ambas especies habían sido ubicadas en categoría de menor riesgo. Lo mismo es
cierto para el leopardo de las nieves (https://news.mongabay.com/2018/03/range-
countries-to-lead-new-estimate-of-global-snow-leopard-population-as-
downgraded-threat-status-remains-controversial/) de Asia Central, cuya amenaza
recientemente se vio disminuida a la categoría “Vulnerable”, y para el elefante africano
(https://www.iucnredlist.org/species/12392/3339343). 

Es difícil ubicar en un mapa a todas las especies del mundo —o incluso a la mayoría de ellas.
Por ejemplo, el Censo de Vida Marina (https://oceanservice.noaa.gov/facts/marine-
census.html), un esfuerzo de 10 años para ubicar en un mapa y registrar las muchas formas
de vida del mar, encontró miles y miles de especies marinas nuevas que o pensábamos
que estaban extinguidas o no sabíamos que existían en primer lugar.

Debido a su tamaño y capacidad de ser observados, los mamíferos y las aves son más fáciles
de contar que los crustáceos en lo profundo del océano o los escarabajos en la Amazonía.
Juzgando por la tasa de extinción de los mamíferos, para la alertada avalancha de
extinciones todavía faltan algunos siglos (https://aeon.co/essays/we-are-not-edging-up-to-
a-mass-extinction), incluso si los cálculos más extremos de la velocidad actual de extinción
son precisos. 

Además, durante los últimos 500 años solo unos 80 mamíferos


(https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_recently_extinct_mammals) están registrados como
especies que se extinguieron. En su libro, More From Less
(https://andrewmcafee.org/more-from-less/overivew), Andrew McAfee, un miembro de la
junta (https://humanprogress.org/about#secteam) de HumanProgress.org
(http://HumanProgress.org), discute cómo las extinciones relativamente raras registradas
son alrededor de 530 a través de todas las especies durante los últimos cinco siglos. Más
importante todavía, señala él, la tasa de extinción “parece haberse desacelerado en
décadas recientes; por ejemplo, ninguna criatura marina se ha registrado como extinta
durante los últimos cincuenta años”.

Matt Ridley, otro miembro de la junta y contribuyente frecuente del sitio, argumenta
(https://www.thetimes.co.uk/article/reports-of-these-extinctions-are-exaggerated-
63t6c3hclsh) que a pesar de la duplicación de la población humana durante la última
mitad de siglo, “la tasa de extinción de las especies salvajes, especialmente en los países
más industrializados”, parece haber caído en lugar de haber aumentado. Mientras que la
ausencia de evidencia no es lo mismo que evidencia de ausencia, y aunque puede que haya
millones de especies no registradas en los océanos y bosques tropicales del mundo, las
a rmaciones (https://www.forbes.com/sites/michaelshellenberger/2019/11/25/why-
everything-they-say-about-climate-change-is-wrong/#31a53b5c12d6) más agresivas se
basan en fundamentos dudosos.

McAfee reporta que la humanidad ahora está activamente ayudando la biodiversidad en al


menos tres maneras importantes. Primero, con el poder de la genética y la clonación,
pronto podremos hacer que vuelvan a la vida
(https://www.wsj.com/articles/SB10001424127887324338604578326554277689768) animales
que desafortunadamente se han extinguido. Segundo, mediante el uso de la tecnología y el
esfuerzo humano coordinado, podríamos erradicar a los depredadores invasores de las islas
(https://www.wired.com/story/the-quest-to-purge-new-zealand-of-invasive-predators/),
donde están amenazando a la vida salvaje local. El proyecto “Libre de depredadores 2050”
de Nueva Zelanda y la exterminación
(https://www.theguardian.com/environment/2018/may/09/south-georgia-declared-rat-
free-centuries-rodent-devastation) de ratas y ratones invasores en las islas del Sur de
Georgia en el sur del Atlántico son buenos ejemplos de estos esfuerzos. Tercero, al cruzar
entre distintas especies y seleccionar plantes y especies según sus características deseables,
los humanos han creado de manera efectiva nuevas especies. El escritor de naturaleza
Steward Brand concluye (https://aeon.co/essays/we-are-not-edging-up-to-a-mass-
extinction) que, contrario a la opinión popular, “estamos enriqueciendo algunos
ecosistemas que alguna vez agotamos y desacelerando la merma de otros”.

Otro descubrimiento impresionante son las llamadas especies Lázaro o animales que
fueron considerados extintos, pero que han vuelto a aparecer. En 2010, los cientí cos
australianos Diana Fisher y Simon Bloomberg reportaron
(https://royalsocietypublishing.org/doi/full/10.1098/rspb.2010.1579) que más de un tercio
de “las especies mamíferas que han sido clasi cadas como extintas o posiblemente extintas,
o marcadas como perdidas, han sido re-descubiertas”. Entre 1981 y 2001, los cientí cos re-
descubrieron 89 especies distintas de plantas que una vez se creyó que estaban extintas
solamente en Australia.

El Tamarraw, por ejemplo, un animal similar al búfalo y nativo de las Filipinas, también se
creía que había estado extinto desde 1992 —hasta que los biólogos encontraron
(https://www.natureworldnews.com/articles/43104/20200104/back-wild-5-extinct-animals-
rediscovered-2019.htm) un grupo de ellos en un santuario de vida silvestre en el Occidente
de Mindoro el año pasado. Las tortugas, famosas por sus largas vidas, también han tenido
una especie retorno a la vida. La tortuga gigante Fernandina
(https://www.nationalgeographic.com/animals/2019/02/extinct-fernandina-giant-
tortoise-found/), desde hace mucho creída en extinción, hizo una re-aparición el año
pasado en las Islas Galápagos. La IUCN re-clasi có la tortuga de extinta a “peligro crítico”,
y la tortuga femenina fue llevada al centro de crianza, mientras que la búsqueda de más
individuos de su especie continúa. 

En muchos otros países, las especies en extinción siguen apareciendo: desde las aves de
mar hasta las aves sin capacidad de volar (https://www.pbs.org/wgbh/nova/article/eight-
extinct-species-rediscovered/) en Nueva Zelanda que no han sido vistas desde hace siglos,
hasta las abejas más grandes del mundo
(https://www.nationalgeographic.com/animals/2019/02/worlds-largest-bee-rediscovered-
not-extinct/) en Indonesia, hasta los sapos y caimanes (https://abcnews.go.com/US/back-
abyss-animal-species-resurfaced-2019-feared-lost/story?id=67886215) colombianos que no
se habían visto en décadas. Las especies en extinción, parece, aportan grandes re-
descubrimientos. 

Lentamente, los humanos estamos enmendando nuestros excesos del pasado. Lo que queda
claro es que la resiliencia de la naturaleza es más fuerte de lo que pensábamos. Muchas
especies pueden adaptarse a las circunstancias cambiadas, migrar a distintos hábitats, y
más importante todavía, vivir y operar donde no están siendo directamente observados por
cientí cos y biólogos de vida silvestre.

Los esfuerzos de conservación que crían especies en extinción en cautiverio antes de re-
introducirlos en la selva son claras señales de la capacidad y el deseo de los humanos de re-
poblar la tierra con las especies amenazadas de extinción. Con los avances tecnológicos, los
re-descubrimientos de especies, y el crecimiento económico continuo que devuelve más
tierra a la naturaleza (https://humanprogress.org/article.php?p=2322), el inicio de todavía
más extinciones de vida silvestre luce improbable.

Este artículo fue publicado originalmente en HumanProgress.org


(https://humanprogress.org/article.php?p=2827) (EE.UU.) el 22 de julio de 2020.

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