Está en la página 1de 8

Mª DOLORES LÓPEZ GUZMÁN

MUCHO MÁS QUE ENTREGARSE

Acercarse a la realidad del matrimonio para descubrir qué llamada


de Dios hay detrás, hacia dónde lo conduce y cómo se articula desde
la fe, es el objetivo de este artículo. Para ello es importante conocer
nuestra tradición, a fin de mostrar cómo algunas de las notas que lo
definen y que más “chirrían” -como la indisolubilidad y el “para toda
la vida”- tienen un carácter liberador cuando proceden de Dios. La bi-
blia así lo atestigua. Y aunque ninguna espiritualidad se puede definir
plenamente en su centro (pues sería lo mismo que pretender delimi-
tar el Espíritu de Dios), es ineludible “estirar” la fe y la razón para,
al menos, intentar comprender lo más posible su sentido.

Sal Terrae 99 (2011) 565-578

El matrimonio es mucho más tos antes de tener hijos y, una vez


que entregarse. Porque no se trata concluido este tiempo de prueba,
solo de encontrar a alguien a quien dar entonces el paso del compro-
dárselo todo, sino de dos personas miso matrimonial); muchos creen
que se unen para amar “ofrecién- que basta con sentir atracción y re-
dose” y vivir un amor creativo, conocerse enamorado; y algunos
multiplicador por naturaleza, ge- lo viven como una vocación, es de-
nerador de una realidad nueva. cir, como una llamada con el fin
de amarse y respetarse hasta que
Que el matrimonio es un asun- la muerte los separe.
to de amor es de sobra reconocido
en la modernidad occidental. Pero Es importante tomar concien-
explicar de qué amor se trata es ya cia de estas distintas visiones que
terreno más difícil. Las opiniones conviven acerca del amor para si-
al respecto son tan variadas que tuar el complejo escenario del ma-
probablemente muchas de ellas trimonio en la actualidad. La cos-
apunten a realidades bien diferen- movisión cristiana no coincide del
tes. Hay quienes piensan que lo ca- todo con otras perspectivas y por
racterístico es la relación de pare- ello es necesario pararse a pensar
ja, donde la autorrealización y el qué supone “casarse por la iglesia”.
sexo ocupan un lugar central; otros Antes de señalar los rasgos de
defienden que lo que da sentido a esta manifestación del amor, es
“pasar por el altar” es el deseo de muy importante subrayar que, por
formar una familia (por eso no im- encima de cualquier explicación,
porta vivir primero unos años jun- está el hecho de que la realidad
295
matrimonial es un misterio que en- propia es mostrar la absoluta proxi-
tronca con Dios: 1) Por tratarse de midad de su amor a la humanidad,
una llamada que procede directa- y ninguna relación personal la ex-
mente de Él. 2) Y porque su misión presa mejor que el matrimonio.

VIVIR EN EL AMOR

“Este es el mandamiento, co- Por eso puede resultar extraño que


mo lo habéis oído desde el comien- el matrimonio alcance “categoría”
zo: que viváis en el amor” (2 Jn 6). sacramental cuando son otros los
Todos, por tanto, hemos recibido que “siguen más de cerca el anona-
el precepto de vivir en el amor. La damiento del Salvador y dan un
cuestión no es, por tanto, estar en testimonio más evidente de él” (LG
el amor, sino ser en el amor, per- 42, referido a los religiosos). ¿Qué
manecer en él. “Vivir sintiéndose amor revela entonces el matrimo-
vivido”, como decía con finura Pe- nio? ¿Cuál es su naturaleza?
dro Salinas. San Pablo, con respec-
to a su relación con Jesucristo dice Existen cuatro palabras clave,
con tremenda osadía: y no vivo yo, un símbolo y tres notas que pue-
es Cristo quien vive en mí (Ga den ayudar a comprender las en-
2,20). trañas de este sacramento.
Todo tipo de amor contiene, en
alguna medida, esta dimensión de Cuatro palabras
desvivirse por el otro y en el otro.
Pero pocos como el matrimonio
alcanzan a expresar hasta dónde Los términos que habitualmen-
ha llegado Dios en su relación con te se utilizan para designar a las
el hombre, cómo concibe la com- personas que conforman un matri-
plementariedad en el ser humano monio son en sí mismas significa-
y cuál es el grado de su cercanía. tivas de la realidad que nombran.
Por eso es un sacramento, es decir, “Cónyuge” proviene del verbo
un signo que visibiliza algo sustan- coniungo y significa “unido, liga-
cial de su amor y que, por ello, lo do”. Porque, efectivamente, lo
hace posible en nosotros. “prodigioso” es que dos personas
Sin embargo, a primera vista, de procedencia distinta coincidan
casi nadie diría que el amor conyu- en abandonar el hogar familiar pa-
gal expresa la entrega de Jesús. ra crear uno nuevo en común.
Amor, sí. Pero esta dedicación del Cuando hay hijos de por medio,
Señor al servicio de los desfavore- esta unión es tan fuerte que uno
cidos -lo más reconocido universal- queda ligado al otro para siempre
mente de su figura- quizá no tanto. por ellos.
296 Mª Dolores López Guzmán
“Consorte”, o sea, persona que za” –distintivo de la relación de
participa de la misma suerte que Dios con el pueblo de Israel en el
otra, compañera de camino, copro- AT y con la Iglesia en el NT– sea
pietaria. Aplicado al matrimonio, el símbolo por excelencia para ex-
aporta una imagen preciosa de lo presar el misterio del matrimonio.
que significa apoyarse en las difi- Tanto es así que ha quedado como
cultades de la vida (que no son po- nombre para designar a los anillos
cas). que los recién casados se ponen en
el momento de las promesas: las
“Esposo/a”. Tiene su origen en
alianzas.
el verbo spondeo (que indica pro-
meter solemnemente en nombre de Una alianza es, en primer lu-
alguien, responder por otro) y en gar, un pacto, una asociación o un
sponsio (compromiso recíproco). enlace. Implica, por tanto, la unión
En la antigüedad eran los padres de dos partes que concurren a un
quienes “prometían” a sus hijos en mismo fin. Ciertamente, el matri-
alianzas económicas o política- monio lo forman dos personas di-
mente beneficiosas; pero este sen- ferentes –varón y mujer que deci-
tido, con el tiempo, se fue despla- den “aliarse” para sacar adelante
zando por el valor que tenía la un proyecto en común propicio pa-
palabra dada por las personas com- ra los dos. Por ello, lo que está en
prometidas. el origen no es la unión sexual, si-
no el con-sentimiento de los espo-
“Casado/a” resalta la cualidad
sos. Deseo, decisión y voluntad
de cuadrar una cosa con otra, de
(que no voluntarismo). Así lo en-
encajar. Hace referencia a la capa-
tendieron “pesos pesados” de la
cidad de ajustarse. Es una buena
iglesia como Ambrosio y Juan Cri-
imagen del proceso de comunión
sóstomo.
en la vida cotidiana, que exige un
esfuerzo por ambas partes de Pero la alianza de Dios con la
adaptación y “encajamiento” para humanidad tiene unas caracterís-
que la comunión sea cada vez ma- ticas particulares y los futuros cón-
yor. yuges cristianos están destinados
a reproducir esa forma de actuar
Unión, compromiso, acopla-
de Dios, y no otra. La clave de una
miento… El amor entre un hombre
buena alianza descansa en el he-
y una mujer tiene que ver con al-
cho de unirse para caminar juntos,
go más que la pasión, que la inclu-
apoyarse y defenderse de enemi-
ye en todos los sentidos, pero la
gos comunes. Y, en nuestro caso,
supera.
es interesante ver que no se trata
de un compromiso sino de dos
(uno para cada una de las partes),
Un símbolo
por lo que resulta fundamental co-
nocer bien lo acordado y saber qué
Resulta llamativo que la “alian- le corresponde a cada uno.
Mucho más que entregarse 297
El compromiso que ha adqui- vino a través de un amor “conden-
rido Dios para con el hombre es sado”.
descaradamente beneficioso para
éste, ya que Él ha decidido cum-
plir su parte aun cuando el ser hu- Tres notas
mano no haga lo mismo con la su-
ya. Y no solo lo ha mantenido Cuando se piensa en el matri-
desde los orígenes hasta hoy, sino monio cristiano, suelen venir a la
que lo ha mejorado cambiando los cabeza tres rasgos (fidelidad-indi-
términos de la alianza, en plan res- solubilidad-procreación) que, a
cate, dada la mala gestión que el priori, resultan poco atractivos y
ser humano había hecho de los re- que son vistos la mayoría de las ve-
cursos que le había dado, pactan- ces como una losa que responde a
do “en persona” (sin intermedia- un espíritu conservador con halo
rios), aumentando la garantía represor. Sin embargo, responden
(convirtiéndola en eterna), a inte- a esa alianza en la que el Señor ha
rés cero (absolutamente gratuita) y puesto lo mejor de sí. Desde esta
mejorando los beneficios (resu- perspectiva, esas primeras impre-
rrección ante la muerte, gracia an- siones pueden cambiar. Señalemos
te la ley y perdón de los pecados). algunas claves.
El amor es así. En la nueva alian-
za de Dios, el salto de calidad lo Siempre. Si hay un rasgo del
ha dado Jesucristo al sellarla, no Señor que se repite machacona-
ya con su palabra o con sus accio- mente en la escritura, es su fideli-
nes, sino con su sangre. No le que- dad. Él es “El Dios fiel que guarda
da más por dar ni por decir. la alianza y el amor” (Dt 7,9). La
fidelidad es profundamente libera-
Así, pues, la llamada al matri- dora y debería ser una aspiración
monio, a compartir la vida con otro de todos por dos razones funda-
es de un calado enorme. Porque no mentales: la primera, porque es
consiste en convivir sin más, en to- maravilloso el ser querido en toda
lerarse hasta un límite, en querer- circunstancia (sano o enfermo,
se mientras sea gratificante, en ser siendo joven o con las arrugas de
buena gente. El cogollo de la vo- la vejez, en el éxito o en el fraca-
cación está en encarnar y “dar so…) y no vivir con la angustia de
cuerpo” a ese “pacto de sangre” de lo que el otro decida según el mo-
Dios-con-nosotros que le ha cos- mento; la segunda, porque implica
tado la vida, pero por el que no de- defender a muerte aquello en lo
jó nunca de apostar. Los casados que uno se ha comprometido.
deben preguntarse si están dis- “¡Llegue hasta mí tu amor, Yahveh,
puestos a rubricar esta alianza con tu salvación, conforme a tu prome-
su vida entera. Es un lujo el poder sa!” (Sl 119,41). Su Palabra tiene
ser el medio humano elegido para valor infinito. La nuestra, finito,
mostrar las dimensiones de lo di- pero ¿fiable?
298 Mª Dolores López Guzmán
Abrazo. Produce vértigo saber recrea. Cuando no sucede así, se
que una persona puede vincularse está traicionando el sentido de la
a otra de tal modo que se consti- unión.
tuyan mutuamente. Yo soy con el
otro y en el otro. La encarnación Multiplicándose. El movi-
supuso el paso por el que el Señor miento del amor es curioso: une lo
se adhirió definitivamente a la hu- que estaba separado (dos personas
manidad. Fue una acción irrever- distintas y autónomas), para ex-
sible. Y esta unión es la que en- pandirlas de nuevo en la diferen-
carna a su vez el matrimonio. cia (potenciándolas al máximo y
Jesús nos dirá, tomando como re- dando a luz otras). El amor da vi-
ferencia el Génesis: “Dejará el da sobrepasando con creces la de
hombre a su padre y a su madre y los que se unen. Va más allá de
se unirá a su mujer, y los dos se ellos. Y genera una nueva realidad
harán una sola carne. De manera que desborda la suma y la unión
que ya no son dos, sino una sola de los dos para llegar a la unidad.
carne” (Mt 19,6). Así lo hizo el Hi- Juan Crisóstomo dice: “El padre,
jo, quien abandonó la casa del Pa- la madre y el hijo son una carne”.
dre para hacerse uno con la huma- En la Trinidad hubo dos iniciati-
nidad, y eso es lo que reproducen vas amorosas en esta línea: en pri-
el varón y la mujer que deciden mer lugar, la creación del mundo
casarse. Vivido en negativo puede y la del ser humano (Dios lleva su
resultar agobiante, una auténtica amor “fuera de sí”, en un ejercicio
atadura. Pero el amor no admite de locura amorosa, compartiéndo-
el aprisionamiento. Si fuera así, no lo con nosotros); en segundo lugar,
sería verdadero amor. La unión la salida del Hijo hacia el mundo
por amor sólo puede producir vi- para hacernos partícipes de su Vi-
da, y vida en abundancia. Yo soy da. El amor es vida y más vida. La
“más”, y lo soy gracias a la vida fecundidad va más allá de la pa-
del otro en mí que me potencia y ternidad-maternidad biológica.

AMORES ÚNICOS

La idealización es una de las diversidad de situaciones que pue-


grandes tentaciones del amor, y es den darse dentro de la esponsali-
necesario luchar contra ella, pues dad. Algunos de estos ejemplos
resulta perjudicial para la salud del ayudan a descubrir por qué deci-
alma. Nos impide vivir en la ver- mos que el matrimonio “habla” de
dad. La biblia es un auténtico tra- un amor exclusivo (nunca exclu-
tado de humanidad. Presenta la yente), procreador (a favor de la
realidad en toda su crudeza. Una creación y de la vida), y fiel (trans-
auténtica escuela que muestra la parente y comprometido), y ense-

Mucho más que entregarse 299


ñan cómo vivir esa difícil tensión Generosidad ilimitada
entre la llamada a revelar ese amor
de Dios, “aliado nuestro”, y la rea-
Pocos amores veterotestamen-
lidad concreta de los fracasos, rup-
tarios despiertan tanta simpatía co-
turas y desolaciones hacen a veces
mo el de Jacob por Raquel. Una
que la “media naranja” se quede
relación que descansa, fundamen-
en “agridulce limón”. Nos cuesta
talmente, en el enamoramiento del
comprender que el sentido de
patriarca hacia la que fue su segun-
nuestra vida no está en aquel de
da mujer. Catorce años de servicio
quien nos enamoramos. Pero ni si-
a su futuro suegro, Labán, y algún
quiera somos la razón de existir
que otro engaño le costó desposar-
de Dios, ni su necesidad… Somos
se con ella. Ninguna de las dificul-
“propiamente” alguien a quien
tades con las que topó Jacob con-
amar.
siguió rebajar su pasión por Raquel,
a quien amó más que a Lía y que
a ninguna otra mujer. Una relación
Reciprocidad bien avenida
en cierto modo “descompensada”,
pues el verdadero interés de ella
Uno de los sueños más comu- estaba en los hijos que deseaba te-
nes es el de ser correspondido en ner. Por eso la experiencia de la es-
el amor en la misma medida en que terilidad supuso una auténtica
uno ama. El final feliz por el que prueba de fe.
todos hemos suspirado alguna vez.
Así, pues, en esa unión cada
En algunos casos, esta compene-
una de las partes puso algo distin-
tración es la nota “dominante” de
to, pero ello no fue impedimento
la relación, donde prevalece la
para amarse y apoyarse hasta la
identificación y se muestra la pri-
muerte. Raquel murió al dar a luz
macía del “tú” y el “nosotros”; co-
a su segundo hijo, Benjamín, el pe-
mo sucede en el amor de Dios pa-
queño de los doce hijos de Jacob.
ra con el hombre. Pero no todos
Quizás por ello José y Benjamín
los casos de amor son así, lo cual
fueron los predilectos de su padre.
no significa que no exista profun-
Es difícil resistirse a seguir aman-
didad y amor puro. Puede suceder
do en otros a quien uno ha querido
que la correspondencia no sea la
tanto. Los hijos facilitan poder
característica prevalente, o bien
cumplir ese deseo.
que la relación se encuentre en un
momento en el que priman otros
rasgos. La clave de la autenticidad
Compromiso en la infidelidad
no hay que buscarla en la corres-
pondencia, sino en el hecho de
amar o en la calidad del amor con Causa asombro que Yahveh le
el que amo. pidiera al bueno de Oseas que to-
mara por mujer a una prostituta.

300 Mª Dolores López Guzmán


Una auténtica tortura experimen- nismo, la viudedad fue tenida en
tar una y otra vez la amargura de cuenta. Se trata de personas que,
la infidelidad. ¿Por qué nos “engan- por circunstancias de la vida, han
chamos” a quien más nos hace su- visto “mutilado” el amor central,
frir? el núcleo de su vocación. Por eso
la iglesia siempre consideró que su
El primer paso para que el pro- presencia aportaba algo especial a
feta comprendiera algo de lo que la comunidad. La viudedad revela
estaba sucediendo fue caer en la varios datos esenciales: primero,
cuenta de que Dios le requería pa- que el amor no se posee (está he-
ra cumplir una misión. Y parte de cho para vivir y agradecer); segun-
esa misión consistía en hacer de su do, que uno queda “tocado” por el
vida un reflejo de la historia de dolor de la muerte, aunque no ne-
Yahveh con su pueblo. La elección cesariamente “hundido”, y mucho
de la prostituta Gómer y el que la menos “impedido”. Ezequiel se
quisiera tanto a pesar de sus con- quedó viudo, pero fue uno de los
tinuos adulterios, le iba a ayudar a grandes profetas de Israel; Judit,
intuir y experimentar la calidad del viuda de Manasés, salvó a los ju-
amor del Señor, siempre fiel a pe- díos de la opresión de los babilo-
sar de las infidelidades de Israel. nios. Las vocaciones concretas (es-
De este modo, Oseas se dio cuen- tado de vida, ámbito profesional,
ta de que estaba siendo llamado a estudios…) deben estar “subordi-
amar con gratuidad absoluta, sin nadas” a la vocación principal:
compensación. Al más puro estilo amar a Dios sobre todas las cosas,
divino. y buscarlo y hallarlo en todo.
Situaciones de falta de recipro-
cidad desvelan que el amor se mue-
ve, por ambas partes, en la gratui- El Centro del centro
dad. No hay garantías de que el
otro responda igual. Por eso se Y ¿cómo poner a Dios en el
puede mantener el vínculo a pesar centro cuando tenemos nuestro co-
de la ausencia de reciprocidad, y razón “entretenido” amando a
en ocasiones elegir la separación y otro? La respuesta a esta pregunta
la distancia para amar mejor. En nos conducirá al corazón de la vo-
estos casos la pregunta sería: ¿a cación matrimonial. Aun cuando
qué forma de amar al marido o a el riesgo de estar dividido por den-
la mujer me está llamando el Se- tro es mayor en un casado, en el
ñor en estas circunstancias? fondo de la llamada está siempre
el primer mandamiento. Ahora
bien, ¿cómo se compaginan los dos
Amor “mutilado” amores?
Poniendo a Dios como “Centro
Desde los orígenes del cristia- del centro”, o sea, haciendo que Él
Mucho más que entregarse 301
sea quien “centralice” ese amor de producir la imagen del Dios fiel
dos. Él será quien ordene el amor, que se une totalmente a la huma-
quien lo alimente, quien propor- nidad no equivale a sustituirle. So-
cione las pistas evangélicas que lo Dios es Dios. Por eso hay que
ayudan a querer bien, y quien mue- contar con la cruz, que normal-
va al sujeto a encontrarse con Él mente aparece en lo nuclear de la
en el cónyuge. llamada; como le sucedió a Jesús
-vino a los suyos y no le recibieron
Asintiendo a la vocación reci-
(Jn 1,11)-; y como ocurre en el ma-
bida, de tal manera que el modo
trimonio. Pero un amor crucifica-
particular de la persona casada de
do no es menor; al contrario: con-
amar a Dios está en querer al cón-
tiene en sí la llamada a un amor
yuge y en cuidar esa relación que,
mayor, más desprendido, más gra-
en su caso, es nuclear, por lo que
tuito. Así, pues, ante el Crucifica-
el resto de las elecciones tendrán
do, el casado promete amar a su
que valorarse en función de lo que
consorte a imagen y semejanza del
contribuyan o no al crecimiento de
Hijo y entregarse y serle fiel en la
ese amor (que tiene su origen en
riqueza y en la pobreza, en la sa-
Dios)
lud y en la enfermedad, todos los
Tomando conciencia de que re- días de su vida.

Condensó: JOAQUIM PONS ZANOTTI

302 Mª Dolores López Guzmán

También podría gustarte