Acercarse a la realidad del matrimonio para descubrir qué llamada
de Dios hay detrás, hacia dónde lo conduce y cómo se articula desde la fe, es el objetivo de este artículo. Para ello es importante conocer nuestra tradición, a fin de mostrar cómo algunas de las notas que lo definen y que más “chirrían” -como la indisolubilidad y el “para toda la vida”- tienen un carácter liberador cuando proceden de Dios. La bi- blia así lo atestigua. Y aunque ninguna espiritualidad se puede definir plenamente en su centro (pues sería lo mismo que pretender delimi- tar el Espíritu de Dios), es ineludible “estirar” la fe y la razón para, al menos, intentar comprender lo más posible su sentido.
Sal Terrae 99 (2011) 565-578
El matrimonio es mucho más tos antes de tener hijos y, una vez
que entregarse. Porque no se trata concluido este tiempo de prueba, solo de encontrar a alguien a quien dar entonces el paso del compro- dárselo todo, sino de dos personas miso matrimonial); muchos creen que se unen para amar “ofrecién- que basta con sentir atracción y re- dose” y vivir un amor creativo, conocerse enamorado; y algunos multiplicador por naturaleza, ge- lo viven como una vocación, es de- nerador de una realidad nueva. cir, como una llamada con el fin de amarse y respetarse hasta que Que el matrimonio es un asun- la muerte los separe. to de amor es de sobra reconocido en la modernidad occidental. Pero Es importante tomar concien- explicar de qué amor se trata es ya cia de estas distintas visiones que terreno más difícil. Las opiniones conviven acerca del amor para si- al respecto son tan variadas que tuar el complejo escenario del ma- probablemente muchas de ellas trimonio en la actualidad. La cos- apunten a realidades bien diferen- movisión cristiana no coincide del tes. Hay quienes piensan que lo ca- todo con otras perspectivas y por racterístico es la relación de pare- ello es necesario pararse a pensar ja, donde la autorrealización y el qué supone “casarse por la iglesia”. sexo ocupan un lugar central; otros Antes de señalar los rasgos de defienden que lo que da sentido a esta manifestación del amor, es “pasar por el altar” es el deseo de muy importante subrayar que, por formar una familia (por eso no im- encima de cualquier explicación, porta vivir primero unos años jun- está el hecho de que la realidad 295 matrimonial es un misterio que en- propia es mostrar la absoluta proxi- tronca con Dios: 1) Por tratarse de midad de su amor a la humanidad, una llamada que procede directa- y ninguna relación personal la ex- mente de Él. 2) Y porque su misión presa mejor que el matrimonio.
VIVIR EN EL AMOR
“Este es el mandamiento, co- Por eso puede resultar extraño que
mo lo habéis oído desde el comien- el matrimonio alcance “categoría” zo: que viváis en el amor” (2 Jn 6). sacramental cuando son otros los Todos, por tanto, hemos recibido que “siguen más de cerca el anona- el precepto de vivir en el amor. La damiento del Salvador y dan un cuestión no es, por tanto, estar en testimonio más evidente de él” (LG el amor, sino ser en el amor, per- 42, referido a los religiosos). ¿Qué manecer en él. “Vivir sintiéndose amor revela entonces el matrimo- vivido”, como decía con finura Pe- nio? ¿Cuál es su naturaleza? dro Salinas. San Pablo, con respec- to a su relación con Jesucristo dice Existen cuatro palabras clave, con tremenda osadía: y no vivo yo, un símbolo y tres notas que pue- es Cristo quien vive en mí (Ga den ayudar a comprender las en- 2,20). trañas de este sacramento. Todo tipo de amor contiene, en alguna medida, esta dimensión de Cuatro palabras desvivirse por el otro y en el otro. Pero pocos como el matrimonio alcanzan a expresar hasta dónde Los términos que habitualmen- ha llegado Dios en su relación con te se utilizan para designar a las el hombre, cómo concibe la com- personas que conforman un matri- plementariedad en el ser humano monio son en sí mismas significa- y cuál es el grado de su cercanía. tivas de la realidad que nombran. Por eso es un sacramento, es decir, “Cónyuge” proviene del verbo un signo que visibiliza algo sustan- coniungo y significa “unido, liga- cial de su amor y que, por ello, lo do”. Porque, efectivamente, lo hace posible en nosotros. “prodigioso” es que dos personas Sin embargo, a primera vista, de procedencia distinta coincidan casi nadie diría que el amor conyu- en abandonar el hogar familiar pa- gal expresa la entrega de Jesús. ra crear uno nuevo en común. Amor, sí. Pero esta dedicación del Cuando hay hijos de por medio, Señor al servicio de los desfavore- esta unión es tan fuerte que uno cidos -lo más reconocido universal- queda ligado al otro para siempre mente de su figura- quizá no tanto. por ellos. 296 Mª Dolores López Guzmán “Consorte”, o sea, persona que za” –distintivo de la relación de participa de la misma suerte que Dios con el pueblo de Israel en el otra, compañera de camino, copro- AT y con la Iglesia en el NT– sea pietaria. Aplicado al matrimonio, el símbolo por excelencia para ex- aporta una imagen preciosa de lo presar el misterio del matrimonio. que significa apoyarse en las difi- Tanto es así que ha quedado como cultades de la vida (que no son po- nombre para designar a los anillos cas). que los recién casados se ponen en el momento de las promesas: las “Esposo/a”. Tiene su origen en alianzas. el verbo spondeo (que indica pro- meter solemnemente en nombre de Una alianza es, en primer lu- alguien, responder por otro) y en gar, un pacto, una asociación o un sponsio (compromiso recíproco). enlace. Implica, por tanto, la unión En la antigüedad eran los padres de dos partes que concurren a un quienes “prometían” a sus hijos en mismo fin. Ciertamente, el matri- alianzas económicas o política- monio lo forman dos personas di- mente beneficiosas; pero este sen- ferentes –varón y mujer que deci- tido, con el tiempo, se fue despla- den “aliarse” para sacar adelante zando por el valor que tenía la un proyecto en común propicio pa- palabra dada por las personas com- ra los dos. Por ello, lo que está en prometidas. el origen no es la unión sexual, si- no el con-sentimiento de los espo- “Casado/a” resalta la cualidad sos. Deseo, decisión y voluntad de cuadrar una cosa con otra, de (que no voluntarismo). Así lo en- encajar. Hace referencia a la capa- tendieron “pesos pesados” de la cidad de ajustarse. Es una buena iglesia como Ambrosio y Juan Cri- imagen del proceso de comunión sóstomo. en la vida cotidiana, que exige un esfuerzo por ambas partes de Pero la alianza de Dios con la adaptación y “encajamiento” para humanidad tiene unas caracterís- que la comunión sea cada vez ma- ticas particulares y los futuros cón- yor. yuges cristianos están destinados a reproducir esa forma de actuar Unión, compromiso, acopla- de Dios, y no otra. La clave de una miento… El amor entre un hombre buena alianza descansa en el he- y una mujer tiene que ver con al- cho de unirse para caminar juntos, go más que la pasión, que la inclu- apoyarse y defenderse de enemi- ye en todos los sentidos, pero la gos comunes. Y, en nuestro caso, supera. es interesante ver que no se trata de un compromiso sino de dos (uno para cada una de las partes), Un símbolo por lo que resulta fundamental co- nocer bien lo acordado y saber qué Resulta llamativo que la “alian- le corresponde a cada uno. Mucho más que entregarse 297 El compromiso que ha adqui- vino a través de un amor “conden- rido Dios para con el hombre es sado”. descaradamente beneficioso para éste, ya que Él ha decidido cum- plir su parte aun cuando el ser hu- Tres notas mano no haga lo mismo con la su- ya. Y no solo lo ha mantenido Cuando se piensa en el matri- desde los orígenes hasta hoy, sino monio cristiano, suelen venir a la que lo ha mejorado cambiando los cabeza tres rasgos (fidelidad-indi- términos de la alianza, en plan res- solubilidad-procreación) que, a cate, dada la mala gestión que el priori, resultan poco atractivos y ser humano había hecho de los re- que son vistos la mayoría de las ve- cursos que le había dado, pactan- ces como una losa que responde a do “en persona” (sin intermedia- un espíritu conservador con halo rios), aumentando la garantía represor. Sin embargo, responden (convirtiéndola en eterna), a inte- a esa alianza en la que el Señor ha rés cero (absolutamente gratuita) y puesto lo mejor de sí. Desde esta mejorando los beneficios (resu- perspectiva, esas primeras impre- rrección ante la muerte, gracia an- siones pueden cambiar. Señalemos te la ley y perdón de los pecados). algunas claves. El amor es así. En la nueva alian- za de Dios, el salto de calidad lo Siempre. Si hay un rasgo del ha dado Jesucristo al sellarla, no Señor que se repite machacona- ya con su palabra o con sus accio- mente en la escritura, es su fideli- nes, sino con su sangre. No le que- dad. Él es “El Dios fiel que guarda da más por dar ni por decir. la alianza y el amor” (Dt 7,9). La fidelidad es profundamente libera- Así, pues, la llamada al matri- dora y debería ser una aspiración monio, a compartir la vida con otro de todos por dos razones funda- es de un calado enorme. Porque no mentales: la primera, porque es consiste en convivir sin más, en to- maravilloso el ser querido en toda lerarse hasta un límite, en querer- circunstancia (sano o enfermo, se mientras sea gratificante, en ser siendo joven o con las arrugas de buena gente. El cogollo de la vo- la vejez, en el éxito o en el fraca- cación está en encarnar y “dar so…) y no vivir con la angustia de cuerpo” a ese “pacto de sangre” de lo que el otro decida según el mo- Dios-con-nosotros que le ha cos- mento; la segunda, porque implica tado la vida, pero por el que no de- defender a muerte aquello en lo jó nunca de apostar. Los casados que uno se ha comprometido. deben preguntarse si están dis- “¡Llegue hasta mí tu amor, Yahveh, puestos a rubricar esta alianza con tu salvación, conforme a tu prome- su vida entera. Es un lujo el poder sa!” (Sl 119,41). Su Palabra tiene ser el medio humano elegido para valor infinito. La nuestra, finito, mostrar las dimensiones de lo di- pero ¿fiable? 298 Mª Dolores López Guzmán Abrazo. Produce vértigo saber recrea. Cuando no sucede así, se que una persona puede vincularse está traicionando el sentido de la a otra de tal modo que se consti- unión. tuyan mutuamente. Yo soy con el otro y en el otro. La encarnación Multiplicándose. El movi- supuso el paso por el que el Señor miento del amor es curioso: une lo se adhirió definitivamente a la hu- que estaba separado (dos personas manidad. Fue una acción irrever- distintas y autónomas), para ex- sible. Y esta unión es la que en- pandirlas de nuevo en la diferen- carna a su vez el matrimonio. cia (potenciándolas al máximo y Jesús nos dirá, tomando como re- dando a luz otras). El amor da vi- ferencia el Génesis: “Dejará el da sobrepasando con creces la de hombre a su padre y a su madre y los que se unen. Va más allá de se unirá a su mujer, y los dos se ellos. Y genera una nueva realidad harán una sola carne. De manera que desborda la suma y la unión que ya no son dos, sino una sola de los dos para llegar a la unidad. carne” (Mt 19,6). Así lo hizo el Hi- Juan Crisóstomo dice: “El padre, jo, quien abandonó la casa del Pa- la madre y el hijo son una carne”. dre para hacerse uno con la huma- En la Trinidad hubo dos iniciati- nidad, y eso es lo que reproducen vas amorosas en esta línea: en pri- el varón y la mujer que deciden mer lugar, la creación del mundo casarse. Vivido en negativo puede y la del ser humano (Dios lleva su resultar agobiante, una auténtica amor “fuera de sí”, en un ejercicio atadura. Pero el amor no admite de locura amorosa, compartiéndo- el aprisionamiento. Si fuera así, no lo con nosotros); en segundo lugar, sería verdadero amor. La unión la salida del Hijo hacia el mundo por amor sólo puede producir vi- para hacernos partícipes de su Vi- da, y vida en abundancia. Yo soy da. El amor es vida y más vida. La “más”, y lo soy gracias a la vida fecundidad va más allá de la pa- del otro en mí que me potencia y ternidad-maternidad biológica.
AMORES ÚNICOS
La idealización es una de las diversidad de situaciones que pue-
grandes tentaciones del amor, y es den darse dentro de la esponsali- necesario luchar contra ella, pues dad. Algunos de estos ejemplos resulta perjudicial para la salud del ayudan a descubrir por qué deci- alma. Nos impide vivir en la ver- mos que el matrimonio “habla” de dad. La biblia es un auténtico tra- un amor exclusivo (nunca exclu- tado de humanidad. Presenta la yente), procreador (a favor de la realidad en toda su crudeza. Una creación y de la vida), y fiel (trans- auténtica escuela que muestra la parente y comprometido), y ense-
Mucho más que entregarse 299
ñan cómo vivir esa difícil tensión Generosidad ilimitada entre la llamada a revelar ese amor de Dios, “aliado nuestro”, y la rea- Pocos amores veterotestamen- lidad concreta de los fracasos, rup- tarios despiertan tanta simpatía co- turas y desolaciones hacen a veces mo el de Jacob por Raquel. Una que la “media naranja” se quede relación que descansa, fundamen- en “agridulce limón”. Nos cuesta talmente, en el enamoramiento del comprender que el sentido de patriarca hacia la que fue su segun- nuestra vida no está en aquel de da mujer. Catorce años de servicio quien nos enamoramos. Pero ni si- a su futuro suegro, Labán, y algún quiera somos la razón de existir que otro engaño le costó desposar- de Dios, ni su necesidad… Somos se con ella. Ninguna de las dificul- “propiamente” alguien a quien tades con las que topó Jacob con- amar. siguió rebajar su pasión por Raquel, a quien amó más que a Lía y que a ninguna otra mujer. Una relación Reciprocidad bien avenida en cierto modo “descompensada”, pues el verdadero interés de ella Uno de los sueños más comu- estaba en los hijos que deseaba te- nes es el de ser correspondido en ner. Por eso la experiencia de la es- el amor en la misma medida en que terilidad supuso una auténtica uno ama. El final feliz por el que prueba de fe. todos hemos suspirado alguna vez. Así, pues, en esa unión cada En algunos casos, esta compene- una de las partes puso algo distin- tración es la nota “dominante” de to, pero ello no fue impedimento la relación, donde prevalece la para amarse y apoyarse hasta la identificación y se muestra la pri- muerte. Raquel murió al dar a luz macía del “tú” y el “nosotros”; co- a su segundo hijo, Benjamín, el pe- mo sucede en el amor de Dios pa- queño de los doce hijos de Jacob. ra con el hombre. Pero no todos Quizás por ello José y Benjamín los casos de amor son así, lo cual fueron los predilectos de su padre. no significa que no exista profun- Es difícil resistirse a seguir aman- didad y amor puro. Puede suceder do en otros a quien uno ha querido que la correspondencia no sea la tanto. Los hijos facilitan poder característica prevalente, o bien cumplir ese deseo. que la relación se encuentre en un momento en el que priman otros rasgos. La clave de la autenticidad Compromiso en la infidelidad no hay que buscarla en la corres- pondencia, sino en el hecho de amar o en la calidad del amor con Causa asombro que Yahveh le el que amo. pidiera al bueno de Oseas que to- mara por mujer a una prostituta.
300 Mª Dolores López Guzmán
Una auténtica tortura experimen- nismo, la viudedad fue tenida en tar una y otra vez la amargura de cuenta. Se trata de personas que, la infidelidad. ¿Por qué nos “engan- por circunstancias de la vida, han chamos” a quien más nos hace su- visto “mutilado” el amor central, frir? el núcleo de su vocación. Por eso la iglesia siempre consideró que su El primer paso para que el pro- presencia aportaba algo especial a feta comprendiera algo de lo que la comunidad. La viudedad revela estaba sucediendo fue caer en la varios datos esenciales: primero, cuenta de que Dios le requería pa- que el amor no se posee (está he- ra cumplir una misión. Y parte de cho para vivir y agradecer); segun- esa misión consistía en hacer de su do, que uno queda “tocado” por el vida un reflejo de la historia de dolor de la muerte, aunque no ne- Yahveh con su pueblo. La elección cesariamente “hundido”, y mucho de la prostituta Gómer y el que la menos “impedido”. Ezequiel se quisiera tanto a pesar de sus con- quedó viudo, pero fue uno de los tinuos adulterios, le iba a ayudar a grandes profetas de Israel; Judit, intuir y experimentar la calidad del viuda de Manasés, salvó a los ju- amor del Señor, siempre fiel a pe- díos de la opresión de los babilo- sar de las infidelidades de Israel. nios. Las vocaciones concretas (es- De este modo, Oseas se dio cuen- tado de vida, ámbito profesional, ta de que estaba siendo llamado a estudios…) deben estar “subordi- amar con gratuidad absoluta, sin nadas” a la vocación principal: compensación. Al más puro estilo amar a Dios sobre todas las cosas, divino. y buscarlo y hallarlo en todo. Situaciones de falta de recipro- cidad desvelan que el amor se mue- ve, por ambas partes, en la gratui- El Centro del centro dad. No hay garantías de que el otro responda igual. Por eso se Y ¿cómo poner a Dios en el puede mantener el vínculo a pesar centro cuando tenemos nuestro co- de la ausencia de reciprocidad, y razón “entretenido” amando a en ocasiones elegir la separación y otro? La respuesta a esta pregunta la distancia para amar mejor. En nos conducirá al corazón de la vo- estos casos la pregunta sería: ¿a cación matrimonial. Aun cuando qué forma de amar al marido o a el riesgo de estar dividido por den- la mujer me está llamando el Se- tro es mayor en un casado, en el ñor en estas circunstancias? fondo de la llamada está siempre el primer mandamiento. Ahora bien, ¿cómo se compaginan los dos Amor “mutilado” amores? Poniendo a Dios como “Centro Desde los orígenes del cristia- del centro”, o sea, haciendo que Él Mucho más que entregarse 301 sea quien “centralice” ese amor de producir la imagen del Dios fiel dos. Él será quien ordene el amor, que se une totalmente a la huma- quien lo alimente, quien propor- nidad no equivale a sustituirle. So- cione las pistas evangélicas que lo Dios es Dios. Por eso hay que ayudan a querer bien, y quien mue- contar con la cruz, que normal- va al sujeto a encontrarse con Él mente aparece en lo nuclear de la en el cónyuge. llamada; como le sucedió a Jesús -vino a los suyos y no le recibieron Asintiendo a la vocación reci- (Jn 1,11)-; y como ocurre en el ma- bida, de tal manera que el modo trimonio. Pero un amor crucifica- particular de la persona casada de do no es menor; al contrario: con- amar a Dios está en querer al cón- tiene en sí la llamada a un amor yuge y en cuidar esa relación que, mayor, más desprendido, más gra- en su caso, es nuclear, por lo que tuito. Así, pues, ante el Crucifica- el resto de las elecciones tendrán do, el casado promete amar a su que valorarse en función de lo que consorte a imagen y semejanza del contribuyan o no al crecimiento de Hijo y entregarse y serle fiel en la ese amor (que tiene su origen en riqueza y en la pobreza, en la sa- Dios) lud y en la enfermedad, todos los Tomando conciencia de que re- días de su vida.