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Para Crecer en El Inisterio de Comentaristas
Para Crecer en El Inisterio de Comentaristas
¡Gracias, Señor, por este importante ministerio que nos llamas a ejercer, en las oraciones
grupales!
Concédenos seguir creciendo en él para que nuestras oraciones sean siempre edificantes y hagan
bien a quienes las escuchan (cf. Ef 4,29)
1. FUNCIÓN:
- Aclarar una idea del texto bíblico leído, incitar a profundizarla o saborearla en silencio, sugerir
aplicaciones a nuestra situación.
2. IMPORTANCIA:
“Las inspiraciones que reciben los comentaristas y las que suscitan a los demás constituyen los
elementos de la acción del Espíritu. Son lo más importante de una contemplación actuada y lo que
la distingue de una ceremonia paralitúrgica o representación teatral”. Por ello, agrega: “deben ser
expresados con unción y espontaneidad, nunca leídos … Sólo cuando un servidor los ha
comprendido a fondo podrá decirlos con unción, para hacer vivir el misterio …”.
- En la preparación inmediata, leo el texto bíblico, lo medito y saboreo un momento. Luego leo el
comentario para captar la idea y a cuál frase se refiere. Veo si hay alguna otra referencia que
ayude a ubicarme, por ejemplo: al principio, al medio o al final de la contemplación, después de tal
intervención del guía, de tal gesto, etc. También procuro descubrir qué más me dices Tú, Señor, y
no está en la carpeta.
- También es necesario dejar una pausa breve luego de cada oración, para dar tiempo a asimilar su
contenido, a menos que quiera remarcar algo que dijo el anterior, o enriquecerlo con algún nuevo
matiz.
- Uno de los objetivos de los comentarios es captar qué nos dices, Señor, en ese pasaje. Por eso,
cuando no se percibe fácilmente a cuál frase bíblica se refiere mi comentario, la menciono
explícitamente.
- Hablo con voz alta y cuidando de vocalizar bien, para que se escuche claramente.
- Procuro decir el comentario con mis propias palabras, sin leer. Esto ayuda a que los orantes se
animen a rezar espontáneamente, y en mí desarrolla la capacidad de oración carismática (Pablo VI
la definió como “una oración a menudo comunitaria, donde cada uno –expresándose libremente-
ayuda fomenta y sostiene la oración de los demás”).
- En la evangelización, tanto por la Sagrada Escritura como por el Magisterio nos recomiendas
“inculturar” el mensaje: En mis comentarios, estoy atento a cambiar las palabras que no se usan
en el lugar y adoptar sus expresiones típicas.
- Dado que otro de los objetivos es estimular a que todos oren, procuro –en general- que mis
comentarios sean breves y sencillos. Si no, los tímidos y los menos experimentados suelen
cohibirse.
- “No haga el formador lo que pueden hacer los formandos”: si los demás se “lanzan” a orar sobre
el texto bíblico, guardo silencio o apoyo lo que dicen, a no ser que tenga algo valioso para agregar.
- “Todos somos comentaristas”: Desde el comienzo alentamos a intervenir con sus oraciones .
- “El que canta, ora dos veces”: estoy abierto a que tú, Rúaj Santa, me inspires alguna canción que
ayude a profundizar lo tratado. Si no me animo a entonarla, se la sugiero al ministro de música
haciendo una oración con las palabras del canto. Si no lo sabe o no le parece oportuno, quedará
como una plegaria “hablada”.
- En general, conviene cantar luego de los comentarios pues va llevando a una actitud más
contemplativa, o “redondea” lo orado para pasar al siguiente párrafo bíblico. Cabe hacer una
excepción cuando el canto expresa muy bien lo que diría en forma hablada.
- Además de los comentarios, fomento los silencios, por dos motivos principales:
∼ algunos suelen ser más lentos que los servidores para encontrar qué decir y animarse a
expresarlo.
∼ para gustar, saborear, interiorizar lo tratado. En cada contemplación suele haber una o más
ideas “jugosas” a través de las cuales llegamos a una quietud contemplativa.
- Para ayudarnos en todo esto, a veces el Guía no reparte los comentarios e invita a que los diga
quien sienta la moción.