Está en la página 1de 70

El significado de los Rollos del

Mar Muerto
SU IMPORTANCIA PARA ENTENDER LA BIBLIA.
EL JUDAISMO. JESUS Y EL CRISTIANISMO

1
INDICE

4.- El significado de los Rollos del Mar Muerto 167-01

7.- Descubrimientos, datación, arqueología y nuevos métodos de investigación. El


significado de los Rollos del Mar Muerto (II) (167-02)

10.- Los Rollos del Mar Muerto y la Biblia. El significado de los Rollos del Mar
Muerto (III) (167-03)

12.- Los Rollos no bíblicos de Qumrán. El significado de los Rollos del Mar Muerto
(IV) (167-04)

15.- Reescritura y reinterpretación de la Biblia en Qumrán. Aplicación al entendimiento


del Cuarto Evangelio. El significado de los Rollos del Mar Muerto (V) (167-05)

19.- Jesús y los Rollos del Mar Muerto. Los Evangelios y Qumrán (167-06)

22.- Crítica básica a las ideas de Allegro, Dupont- Sommer, Bárbara Thiering y otros
como Baigent-Leigh o Székely (167-07)

25.- Juan Bautista y los Rollos del Mar Muerto (I) 167-08

28.- Juan Bautista y los Rollos del Mar Muerto (y II) (167-09)

31- Jesús de Nazaret y los Rollos del Mar Muerto (I) (167-10)

34.- Jesús de Nazaret y los Rollos del Mar Muerto (II) (167-11)

37.- El mesías celeste y el Jesús histórico, más Qumrán (167-12)

39.- El mesías celeste y el Jesús histórico (II). Ulteriores precisiones (167-13)

41.- El salto teológico del paso de un “como hijo de hombre” a “El Hijo de Dios” real
(167-14)

43.- La radical divinización de Jesús ( síntesis = y II). Otro tema qumránico: la


"corrección fraterna" (167-15)

46.- El Jesús histórico y otros textos de los Manuscritos del Mar Muerto (167-16)

48.- El mesías “cristiano” antes de Jesús (167-17)

52.- El mesías “cristiano” antes de Jesús (y II) (167-18)

2
54.- Los Rollos del Mar Muerto y otros libros del Nuevo Testamento: Hechos de los
Apóstoles (167-19)

56.- ¿Nueva Alianza o Alianza renovada? Interpretación de la Escritura: qumranitas y


cristianos (167-20)

58- Pablo de Tarso y los Rollos del Mar Muerto (167-21)

61.- Fe y justicia. Romanos 1,17 –Gálatas 3,11 y los Rollos del Mar Muerto (167-22)

64.- Creyentes y no creyentes en Pablo y en los Rollos del Mar Muerto (167-23)

66.- Epístola a los Hebreos y los Rollos del Mar Muerto (167-24)

68.- El Apocalipsis y los Rollos del Mar Muerto (167-25)

3
167-01 El significado de los Rollos del Mar Muerto

Hoy escribe Antonio Piñero

El título de esta postal es el de un libro que acabo de leer y que deseo comentar para los
lectores. Hago una pausa en el tema que nos ha ocupado en los días pasados –sobre la
línea básica de pensamiento de 1 Corintios, que continuaremos más tarde-, para ofrecer
la reseña que comienza hoy. He aquí la fica completa del libro:

James VanderKam y Peter Flint, El significado de los rollos del Mar Muerto. Su
importancia para entender la Biblia, el judaísmo, Jesús y el cristianismo, Editorial
Trotta, 2010, 477 de formato amplio, con cuadros y figuras. Traducción de Andrés
Piquer y Pablo Torijano. ISBN: 978-84-9879-091-7.

Este libro es en líneas generales una puesta al día de lo que se sabe científicamente
sobre los manuscritos del Muerto hasta 2002, fecha de publicación de la edición inglesa.
Una ojeada a su contenido es, como casi siempre, de lo más instructivo.

El libro comienza con un capítulo sobre la historia de los descubrimientos, cómo se


datan los manuscritos y que resultados ofrece la arqueología realizada por varios
equipos de expertos desde 1947. Luego se abre una sección sobre los Rollos y la Biblia:

• Cuántos manuscritos se han encontrado: unas 225 de los más o menos 900 en los que
cifra hoy el número de códice del Mar Muerto, son copias de libros bíblicos;

• Qué texto del Antiguo Testamento poseían los “habitantes” de Qumrán: uno que es
presumiblemente muy anterior al que nosotros tenemos hoy;

• En qué afecta el conocimiento de estos textos qumránicos bíblicos a nuestro


conocimiento del Antiguo Testamento hoy día y,

• Cómo podemos comprender el canon, o lista de libros sagrados del Antiguo


Testamento a la luz de cómo utilizaban la Biblia los qumranitas.

Hay en este apartado un interesante apéndice sobre apócrifos y pseudoepígrafos (libros


que aparecen con autor evidentemente falso, como Henoc, Adán, Abrahán, etc.).

La atención se centra posteriormente sobre los manuscritos que no son bíblicos: unos
675, muchos de los cuales se hallan en un estado terriblemente fragmentario. Los
autores, VanderKam y Flint, ofrecen un inventario relativamente detenido de los textos
más importantes, de modo que el lector se hace una perfecta idea de qué códices pueden
interesarle.

Interesante aquí es la breve historia de las teorías de los investigadores acerca del grupo
que está detrás de los manuscritos: ¿eran esenios, saduceos, fariseos, otros…? ¿Cuál era
4
la teología del grupo en sus líneas distintivas?

También se intenta responder a la pregunta de cómo situar a ese conjunto de personas,


sociológica y teológicamente, dentro del mosaico de grupos del judaísmo del momento.
Fue éste el tiempo en el que las tropas romanas, mandadas por Vespasiano destruyeron
el asentamiento en su avance contra Jerusalén en la Gran Guerra Judía del 66 al 73.

Hay también otro apartado que describe el modo cómo interpretaban su Biblia los
sectarios de Qumrán.

La sección IV puede ser una de los más interesantes para los lectores del blog, porque
trata en general de los “Rollos y el Nuevo Testamento”. Hay las secciones usuales, que
no dejan de cautivar la atención: Juan Bautista, Jesús, los Evangelios y Qumrán; Los
Hechos de los apóstoles y Pablo y el resto de autores de las Epístolas neotestamentarias
a la luz de la teología de los Manuscritos. Un apartado menos corriente, pro en extremo
interesante, es el del Apocalipsis y los textos qumránicos.

Por último, el libro presenta un apartado de historia social sobre los grupos de
investigadores que han contribuido a lo largo de los decenios pasados, desde 1947 a
2002, a la publicación:

• Las vicisitudes de la publicación con sus enormes retrasos;

• Las publicaciones sensacionalistas de algunos con la idea central de que o bien los
Rollos deben entenderse como la historia cifrada del cristianismo, o bien

• Cómo –en este transfondo- el Vaticano pudo estar interesado en acallar su contenido,

• Algunos procesos judiciales curiosos que demuestran cómo lo investigadores no son a


veces tan limpios, etc.

Los dos autores tienen especial cuidado en dejar en claro cómo la inmensa mayoría de
los textos sensacionalistas, por no decir todos, son en verdad un fraude para forrarse los
bolsillos…, etc.

Dentro de las apéndices hay que destacar listados utilísimos, como el índice de pasajes
bíblicos presentes en los Rollos; otro índice de textos apócrifos y pseudoepígrafos
usados pos los autores de esos manuscritos y que traducciones y ediciones hay de los
textos del Mar Muerto, aunque aquí los autores se centran ante todo en la bibliografía en
lengua inglesa.

Hay que decir que aunque hayan pasado 8 años desde la edición norteamericana del
libro que comentamos hasta hoy, la información básica ha cambiado poco. Sólo añadir
que los volúmenes aún no aparecidos de la publicación oficial de los Manuscritos,
<em>“Discoveries of the Judaean Desert</em>”, citados en la p. 406, han visto la luz
todos, incluido un volumen último de Eugene Ulrich, el nº 40, que republica el texto de
Isaías, que había aparecido en 1950. En verdad no se trata de una mera reedición, sino
de un texto nuevo con más de 2000 variantes.

He consultado a mi colega Julio Trebolle, que ha sido uno de los miembros del Comité

5
último para la publicación de los textos de Qumrán, y me dice que ya está todo,
absolutamente todo, publicado. Quedan fragmentos minúsculos, menores que un sello
de correo, ilegibles e inútiles hoy por hoy. Se acabó, por tanto, cualquier sospecha de
secretismo. Además, como diremos, hay fotografías electrónicas de todos los textos.

Como se ve el volumen parece muy interesante. Quizás, para el gusto europeo, está
confeccionado un tanto “desde el punto de vista del interés de” o “a lo norteamericano”.
Pero no importa, puesto que el material ofrecido es de primera mano. Los autores han
pertenecido desde hace muchos años a la Comisión de publicaciones.

Por último, la traducción encomendada a dos colegas de la Complutense es buena, en el


sentido de que los dos son expertos en la materia y saben muy bien qué se llevan entre
manos; por tanto no hay errores de comprensión. Veo, sin embargo, que desde el punto
de vista del tenor, lisura y belleza del castellano, hubiera sido necesario un pequeño
repasito, para corregir ciertas deficiencias de expresión propias de quienes se han
formado en el extranjero.

Seguiremos comentando algunos aspectos del contenido de este interesante volumen –


¡enhorabuena a Trotta!- en los días siguientes. Hacen falta muchas publicaciones de este
estilo, porque el sensacionalismo se dispara por sí mismo en todos los ambientes y se
extiende como fuego por cañaveral, pero los resultados científicos tardan mucho en
propagarse, y a veces no consiguen contrarrestar el veneno vertido.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Martes, 4 de Enero 2011

6
Descubrimientos, datación, arqueología y nuevos
métodos de investigación. El significado de los
Rollos del Mar Muerto (II) (167-02)

Hoy escribe Antonio Piñero

Sobre el descubrimiento de los Manuscritos se ha escrito mucho y los detalles están en


casi todas las publicaciones generalistas al respecto. La ventaja de este capítulo en el
libro de VanderKam-Flint es que va siguiendo el capítulo 12, completado con otras
partes del libro, del volumen de uno de los descubridores científicos de los textos y uno
de sus primeros fotógrafos, John Trever (The Untold Story of Qumran, Revell,
Westwood, 1965). Las conclusiones de este autor se basan en informes de los beduinos
y sirios que fueron los autores materiales y en el testimonio de otras personas,
completado con pasajes de libros que transmiten datos muy cercanos a los hechos.

El descubrimiento de los manuscritos se produjo en 1946 o 1947; imposible saberlo con


exactitud; en 1948, el profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén Eleazar L.
Sukenik, ya había caído en la cuenta de la importancia de los textos; en 1949 William
Allbright ya alertó de que se “trataba del mayor descubrimiento de manuscritos” de los
tiempos moderno, pero hasta 1952 no se descubrió una cueva ulterior (la cueva 1 fue
excavada en 1948), y en ese mismo año apareció también la famosa Cueva IV que ha
proporcionado restos de unos 600 manuscritos. Desde el 1952 hasta 1956 se descubrió
el resto, hasta la Cueva 11. Además se descubrieron otros yacimientos de manuscritos
como Khirbet Mir, Nahal Hever y Murabba‘at.

Respecto a la datación de los manuscritos, el lector encontrará en el libro de


VanderKam y Flint cumplida información de los métodos usuales de la paleografía, del
carbono 14 y de la espectrometría del acelerador de masas. Personalmente, me parece
que lo que más puede llamar la atención es la coincidencia de fechas aproximadas
alcanzada para los diversos manuscritos entre la datación por el tipo de letra empleados
(paleografía) y los métodos radiológicos.

Los textos más antiguos proceden de más menos 250 a.C. y los más recientes hasta el
135 d.C. (los de Nahal Hever). Teóricamente podrían encontrarse textos de procedencia
cristiana en ellos, dadas las fechas, con la salvedad de que algunos o la inmensa mayoría
manuscritos –en los que se ha dicho que hay testimonios cristianos- proceda
indudablemente de fecha anterior al siglo I. Naturalmente esto hace imposible la
hipótesis de un origen cristiano para la inmensa mayor´`ia de los textos. Aquí la
arqueología y la paleografía más el carbono 14 tienen la última palabra y no las
especulaciones de ciertos eruditos que sostienen -descabelldamente- que los
manuscritos son cristianos, pero que están escritos en lenguaje cifrado.

Respecto a los estudios arqueológicos sobre la zona donde se asienta Qumrán, me ha


producido alegría saber que las investigaciones modernas han confirmado grosso modo

7
lo que habíamos estudiado hace muchos años en el libro sobre la arqueología de
Qumrán de Roger de Vaux, el famoso dominico arqueólogo:

• El asentamiento fue construido en tiempos de Juan Hircano hacia más menos el 100
a.C., o un poco antes.

• Hubo un terremoto hacia el 31 a.C. que hizo que el asentamiento fuera parcialmente
abandonado (no del todo como había supuesto de Vaux).

• Durante el reinado de Arquelao (entre el 4 a.C. y el 6 d.C.) se habitó de nuevo con


todo su esplendor, rehabilitándose todo.

• En el año 68 d.C. fue semidestruido por los soldados de la Legión Décima, al mando
de Vespasiano (y Tito), y hubo una ocupación romana hasta finales del siglo I.

• Tras un período de abandono, los edificios fuero reocupados durante la Segunda


Guerra contra los romanos (132-135 d.C.) y finalmente abandonado hasta hoy día.

Personalmente me ha llamado la atención el tema de las tumbas (unas 1.200) en el


cementerio principal en torno al asentamiento, donde se han encontrado huesos de
mujeres y niños. Estudié hace tiempo que era posible que algunos de los sectarios
habitantes de Qumrán fueran casados (Plinio el Viejo afirma, sin embargo (Historia
Natural V 17,4), que los allí residentes eran célibes), y que realmente moraban no en los
edificios principales sino en tiendas de alrededor, y que luego fueron enterrados en la
zona. El libro de VanderKam y Flint, por el contrario, confirma lo que ya había oído de
labios de Julio Trebolle: esas tumbas no son de sectarios… ¡sino de beduinos
trashumantes del entorno del siglo XVIII! Por tanto, es más que posible que Plinio el
Viejo tuviera razón.

En cuanto a la estimación del número de las gentes que llegaron a habitar el


asentamiento y sus alrededores sigue la de hace años: en torno a 150-200 personas
simultáneamente.

El capítulo 4 –“La tecnología y los manuscritos del Mar Muerto”- aporta datos
interesantísimos, de los que yo no tenía sino ideas vagas y muy generales, y que –
supongo- interesarán mucho a un cierto espectro de lectores: el uso moderno de los
análisis de ADN y de la “reacción de la cadena de polimerasa” para evaluar cuándo
fueron muertos los animales que suministraron las pieles para los pergaminos donde
están copiados los textos. Los datos obtenidos sirven para datar la copia de esos textos,
y lo que es también importante: ayuda para la reunión de fragmentos dispersos cuando
se descubre que los diversos textos proceden de un mismo pergamino. En cuanto a los
papiros, ha avanzado mucho la detección de los fragmentos al comparar la "huella
digital" de cada hoja de papiro, a saber: cada hoja es como la yema de los dedos
humanos: tiene un disposición de sus fibras única. Los fragmentos que la tengan igual
pertenecen sin duda al mismo manuscrito.

Otras curiosidades interesantes para un profano son las descripciones de los métodos
de restauración de los manuscritos, que van desde los cuidados de los expertos hasta
conseguir eliminar los resto de “Cello” (cinta adhesiva de acetato de celulosa que se
acababa de comercializar hacia mediados de la década de los 50) con los que habían

8
pegado los fragmentos, y que al oxidarse los habían dañado, hasta modernas técnicas de
eliminación de manchas, de cristales de sal y de hongos, junto con los "trucos"
profesionales para lograr excelentes fotografías de los textos (infrarrojos, etc.).

VanderKam y Flint describen con exactitud las últimas recopilaciones en tres CD-Rom
de fotografías digitales de todos los manuscritos: unas 2.700 placas con buena
resolución. Cualquiera puede ahora adquirirlos y leer los textos si domina el hebreo, el
arameo, el griego y la paleografía correspondiente, sin ningún tipo de secretismo.

También se describen las características del programa "Accordance" que combina una
cierta facilidad de uso con potentes opciones de búsqueda, y que ofrece la información
gramatical precisa de cada palabra como género, número, aspecto, conjugación y forma
léxica concreta.

Termina este intenso capítulo con los “links” a los sitios más recomendables de Internet
para estudiar los Manuscritos. Total: un mundo impresionante de medios al alcance de
todo el mundo.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

Miércoles, 5 de Enero 2011

9
Los Rollos del Mar Muerto y la Biblia. El
significado de los Rollos del Mar Muerto (III)
(167-03)

Hoy escribe Antonio Piñero

El capítulo 5 del libro de VanderKam y Flint que comentamos es interesante para


quienes no tienen ideas claras sobre qué es el texto masorético de la Biblia hebrea,
cuáles son los manuscritos antiguos que han servido para edición de la moderna --y
prácticamente única-- edición científica existente, la de Kittel-Kahle, qué es el
Pentateuco samaritano y sus características, cómo es la Biblia griega de los Setenta
(LXX) y qué libros trae que no fueron aceptados luego como canónicos por los rabinos
de finales del siglo I de nuestra era y sí, en general, por los católicos.

Son muy interesantes los resultados del capítulo 6 (Los Rollos bíblicos y el texto de la
Biblia del Antiguo Testamento) para las cuestiones en torno a la revelación e
inspiración de la Biblia. Creo q son un revulsivo contra los que creen en una inspiración
al dictado y al pie de la letra por parte de Dios o un ángel del texto sagrado. La Biblia
que leían los qumranitas tiene muchísimas variantes --adiciones, substracciones y
variaciones sobre los mismos textos, que pueden dejar asombrados a cualquiera—-
respecto al texto considerado hoy canónico (¡por cierto copiado del ms. B19 de
Leningrado del siglo XI -no es un error: décimo primero- d.C.!).
Hasta hace relativamente poco se creía –siguiendo los estudios de Frank M. Cross- que
el texto de la Biblia se había transmitido en tres grandes vertientes:

1 El texto palestino, generado y transmitido durante siglos en el Israel antiguo.

2. El texto babilónico, el transportado a Babilonia por los exiliados desde el 587 a.C.
(caída de Jerusalén ante las tropas de Nabucodonosor)

3. El texto egipcio, traducido al griego en Alejandría

Otro investigador señero Emmanuel Tov, ha corregido este panorama y ha propuesto


que los textos de Qumrán muestran aún más diversidad, más tipos textuales:

• Textos presamaritanos o palestinenses

• Textos protomasoréticos o protorrabínicos

• Textos de la supuesta Biblia hebrea que fue la base de los LXX.

• Textos no alineados o libres

• Textos también libres pero compuestos “según la práctica de Qumrán”.

Por último Eugene Ulrich, el último editor de la serie oficial de volúmenes de edición

10
de los textos qumranita, ya mencionada, Discoveries in the Judaean Desert, ha
propuesto que un análisis detenido de los textos de Qumrán, aparte del texto Samaritano
y del de los LXX, muestran restos de ¡nada menos! doce ediciones literarias (cada una
con sus variantes) y ¡quizás de diecisiete!

Ello supone que el texto sagrado no era fijo, sino fluido, que no se considerada como
revelado al pie de la letra, sino según el sentido, y que los escribas, o quienes les
dictaban, se creían capacitados para recomponerlos y cambiarlos a su manera,
probablemente porque también se creían inspirados por el Espíritu para hacerlo.

Creo que queda claro el porqué de un hecho capital: hoy día los descubrimientos de
Qumrán más otras constataciones no permiten sostener de ningún modo un texto fijo de
la Biblia, con vocales y consonantes, hasta quizás el siglo VII d.C. y cómo la teoría de
la inspiración literal es insostenible: ¿cuál de esos múltiples textos, siempre
considerados sagrados, es el inspirado en realidad por el Espíritu Santo?

Respecto al canon de las Escrituras entre los habitantes de Qumrán: ¿cómo se logra
saber qué libros eran para ellos ya sagrados y cómo se iba preparando para que en siglos
posteriores se declararan canónicos? La respuesta es compleja y VanderKam y Flint
enumeran diversas razones que resumo. Eran sagrados si se indicaba:

• Que tenían estatus de “escrito”, atestiguado por la fórmula “según está escrito en el
libro…”

• Si un libro se adscribía a un profeta reconocido, por ejemplo, David, Salomón, Isaías,


que se sabía inspirado

• Si se sostenía repetidas veces que su mensaje provenía de Dios o de un ángel.

• Si un libro es copiado muchas veces, es decir, si se conservan de él muchos


manuscritos, lo que indica su importancia y respeto hacia él.

• Si un libro es considerado digno de ser traducido al griego o al arameo.

• Si se hacen comentarios (pesharim) acerca de su texto o se construyen profecías a base


de él.

• Si libros de Qumrán se muestran como dependientes de un texto anterior, que se


supone ya autoritativo; por ejemplo, textos como el Génesis apócrifo, Jubileos o 1
Henoc (a propósito: la tradición española procede del latín, y "Henoc" se escribe con
/h/; escribirlo sin ella es acomodarse a la tradición inglesa y no tener en cuenta (como
hacen desgraciadamente los traductores del libro que comentamos, quizá por ignorancia
de una tradición venerable) los siglos de la tradición española.

Seguiremos con nuestro repaso del interesante libro de VanderKam y Flint.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

11
Los Rollos no bíblicos de Qumrán. El significado de
los Rollos del Mar Muerto (IV) (167-04)

Hoy escribe Antonio Piñero

Lo más interesante quizás del inventario de manuscritos con el que empieza esta sección
del libro de Vanderkam y Flint, que comentamos, es la confirmación de anteriores
opiniones acerca del carácter sectario de la Biblioteca, es decir pertenece a un grupo
muy específico y no al judaísmo general, muy mezclado de ideas teológicas:

• Hay rollos con textos bíblicos; o una colección de

• Apócrifos/pseudoepígrafos que están de acuerdo con el ideario del grupo; o

• Sus propios escritos (legales, reglas, de su historia propia, himnos y obras sapienciales,
proféticos, litúrgicos, etc.

Y los demás quedan excluidos. Vanderkam y Flint citan a Devora Dimant, estudiosa
judía de los Manuscritos:

“La colección de Qumrán no resulta sólo singular en el uso hecho de un abanico


definido de géneros y estilos, sino que es también llamativa por sus exclusiones: no se
encuentran en ella las obras griegas –como la Sabiduría de Salomón- ni tampoco textos
como los Salmos de Salomón. Tampoco queda resto alguno de 1 Macabeos, una historia
promacabea, o del libro de Judit. No ha aparecido en Qumrán ningún precursor de la
literatura tanaítica posterior (los tanaítas o “repetidores” de tradiciones son los sabios de
judíos que comentan la Ley y que van desde Hillel y Shammai, un poco anteriores a
Jesús, hasta R. Judá el Príncipe a quien se atribuye la recopilación de La Misná en el
200-220), ni del Nuevo Testamento. No se puede, por tanto, obviar la conclusión de que
el grupo tenía una intención concreta y de que no se trata de un compendio aleatorio de
obras dispares”.
]b

Aquí haría una petición respetuosa a la Editorial Trotta: tengo su segunda edición de los
“Textos de Qumrán”, y no sé si lo que voy a pedir se habrá ya cumplido –van por la
quinta edición-, a saber un desideratum que albergo hace mucho tiempo: es necesario un
índice alfabético-numérico de todos los textos de Qumrán para encontrarlos fácilmente.
El índice que en mi edición tengo, por secciones temáticas, vuelve loco al lector. He
intentado comprobar muchos de los textos del libro de Vanderkam y Flint, y finalmente
los he encontrado…¡naturalmente!, pero perdiendo tiempo y nervios... ¡leyéndome una
y otra vez el índice por temas donde los manuscritos están naturalmente revueltos!

El siguiente capítulo “Identificación del grupo relacionado con Qumrán” es muy


interesante por la síntesis breve y clara de las posturas de los investigadores, que se
siguen manteniendo hasta hoy, sobre quiénes eran en verdad los hombres que estaban
detrás de los Manuscritos. Son las siguientes:

12
• Los rollos proceden de un grupo que nos es conocido por las fuentes antiguas, a saber
saduceos, fariseos o esenios

• Los rollos proceden de un grupo que no nos es conocido por las fuentes antiguas.

• Los rollos están relacionados no con un grupo, sino con la religiosidad de la nación
judía entera.

• Los rollos son por lo general una reunión de textos de un grupo judeocristiano.

De todas estas posibilidades, Vanderkam y Flint se decantan con toda claridad por la
primera, y dentro de ella, con la inmensa mayoría de los eruditos por un origen esenio
por una razón contundente: los Manuscritos muestran una misma teología, unas mismas
prácticas y presentan a un grupo muy parecido al descrito por las fuentes clásicas:
Josefo, Filón y Plinio el Viejo, como esenios. A este respecto, recomiendo, por su
mayor claridad y precisiones el ya añejo artículo, pero aún precioso, de Florentino
García Martínez en el libro editado por él mismo y Julio Trebolle, al alimón, Los
hombres de Qumrán, Literatura, estructura social y concepciones religiosas, Trotta.
Madrid, 1993, en su capitulo “Orígenes del movimiento esenio y de la secta
qumránica”, pp. 91-120.

Aunque Vanderkam y Flint citan –p. 208- a Gabriele Bocaccini (Beyond the Essene
hypothesis. The Parting of the Ways Between Qumran and Enochic Judaism,
Eerdmanns, Gran Rapids, 1998), no le prestan ninguna atención. Bocaccini defiende
que los esenios fueron una rama del judaísmo henóquico (espiritualidad, religiosidad y
teología formada alrededor de la figura “profética” y mesiánica de Henoc),y que los
esenios eran en concreto un grupo radical y minoritario que se dividió de la herencia
henóquica principal justo antes de la composición de los textos sectarios de Qumrán.
Vanderkam y Flint opinan que ciertamente la literatura henóquica tuvo importancia en
los inicios del grupo, pero sostienen que se ve que escribas y lectores de Qumrán
perdieron gran parte de su interés por este tipo de literatura según pasaba el tiempo. No
parece muy posible que hubieran "olvidado" así su herencia principal.

También en el capítulo 12 “El grupo de Qumrán en el judaísmo antiguo”, se precisa el


esenismo de Qumrán contrastándolo con otros grupos de la época, en especial con los
fariseos, denigrados como “los que buscan cosas fáciles”, y se intenta precisar quiénes
eran en los manuscritos el Maestro de Justicia, el Sacerdote Impío y El Mentiroso,
personajes clave para la formación de la secta, pero jamás designados por sus nombres.

El capítulo 11 completa la descripción de la teología y práctica esenias del grupo


qumranita en los siguientes apartados: ideas sobre Dios, sobre la Ley, sobre la salvación
predeterminada por Dios; sobre el futuro y el final de los día, sobre el mesías (que es
doble: el mesías sacerdotal, que enseñará la Ley perfectamente, cuando se establezca el
Reino por medio del mesías guerrero político), sobre el rechazo al modo cómo se
gestionaba el Templo, etc.

Respecto a la Ley hay que señalar: para los esenios la Ley era una norma válida tanto
para la naturaleza como para los seres humanos.

Para la naturaleza: significa que los astros están sometidos a la Ley, de modo que deben

13
señalar puntualmente las fechas de las festividades importantes; por ello es norma
divina que no se use un calendario lunar de 354 días, sino uno solar de 364 días
complementándolo con los días intercalares cuando sea preciso, como nosotros los años
bisiestos, de modo que tales festividades coincidan siempre en los mismos días del año.

Para los humanos: la Ley es válida para los miembros de la Alianza, ciertamente, pero
coincide con la ley natural en lo esencial… (= el Decálogo), luego es válida y normativa
para todos los humanos.

En este apartado de la teología de Qumrán debo decir que el libro de Vanderkam y Flint
trae lo esencial, pero de modo muy escueto y un tanto pobre. Debemos añadir
que tenemos en castellano material muy accesible y rico. En primer lugar el resumen de
la teología qumránica y de la estructura de la comunidad de Antonio González
Lamadrid (BAC, Madrid, 1973), que fue un balance a los 25 años del descubrimiento
(ya se han hecho balances de los 50 años…). Pero, el resumen teológico sigue siendo
válido.

Igualmente válido es el presentado –para algunos aspectos concretos como mesianismo,


ley, pureza, interpretación de la Biblia, etc.,- en el libro arriba mencionado sobre “Los
hombres de Qumrán”. Hay que añadir el capítulo sobre “mesianismo, escatología y
resurrección en los manuscritos del Mar Muerto de Émile Puech, en el libro siguiente,
¡también de Trotta!, sobre aspectos generales de Qumrán, “Paganos, judíos y cristianos
en los textos de Qumrán", de varios autores, que tiene a Julio Trebolle como
coordinador (Madrid 1999). Añadiré que me parece también muy interesante, en este
mismo libro, el capítulo de Adolfo Roitman (que tiene todo un libro sobre el tema): “De
la mañana a la noche: la vida cotidiana de los hombres de Qumrán”, pp. 109-132.

Terminaremos pronto.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

Sábado, 8 de Enero 2011

14
Reescritura y reinterpretación de la Biblia en
Qumrán. Aplicación al entendimiento del Cuarto
Evangelio. El significado de los Rollos del Mar
Muerto (V) (167-05)
Hoy escribe Antonio Piñero

Creo que es conocida mi tesis –ya antigua y expresada en múltiples tribunas, orales o
escritas- de que el Evangelio de Juan no es otra cosa que una fina labor “exegética”, una
reescritura, una reelaboración del material sinóptico sobre Jesús –perfectamente
conocido por el Cuarto Evangelista, a veces simbólica, a veces alegórica, a veces a otro
nivel teológico, con añadidura de discursos ficticios de Jesús y escenas ideales de gran
significado teológico... todo con el fin de presentar narrativamente cómo era en verdad,
en profundidad, el auténtico Jesús, que no se percibe en la superficie de los hechos.

También he argumentado que tal modo y sistema de corregir y reinterpretar a los


antecesores, sin nombrarlos, que habían
escrito sobre el teme (en este caso los evangelios sinópticos, o el "material sinóptico" en
general) era ya típico en ciertos ambientes judíos. El libro de VanderKam y Flint lo
pone de relieve en su capítulo 13, aunque a veces indirectamente.

Para los de Qumrán, naturalmente, la Ley había sido entregada por Dios a Moisés, pero
las normas transmitidas por tradición tenían que ser entendidas de manera adecuada. No
bastaba lo recogido por escrito por el Legislador, sino que la interpretación correcta era
también divina, pero entregada por Dios sólo al intérprete inspirado, que la comunicaba
al grupo. Frente a la interpretación de los fariseos, que “buscan cosas fáciles” y
“construyen un muro (incorrecto; con su interpretación errónea)” en torno a la Ley, se
alza el verdadero entendimiento, la verdadera y profunda verdad proclamada por el
Maestro de Justicia. No necesita el Maestro criticar directamente a sus adversarios, sino
proclamar lo que él entiende –gracias a la especial dotación del Espíritu- por la verdad.

Tanto la Regla de la Comunidad (5,10-12), como el Documento de Damasco (3,12-17)


hacen referencia a leyes divinas ocultas para los israelitas normales, pero que -al
ignorarlas- no pueden ni deben ser contados como miembros auténticos de la Alianza
con Dios..., porque han errado voluntariamente “ya que no han buscado ni investigado
sus preceptos para conocer las cosas ocultas en las que se equivocaron por su culpa…”
(Regla 5,10-12).

Estas frases quieren decir que en momentos oportunos Dios ha revelado más elementos
de su Voluntad no precisa y necesariamente por éxtasis propios de la revelación directa,
sino por medio del estudio inspirado de la Ley por parte de individuos especialmente
dotados. Con otras palabras: el estudio continuado de la Ley, divinamente ayudado por
el Espíritu, producía un conocimiento más profundo y verdadero de la voluntad divina
del que carecía el resto de Israel, por no haber indagado en profundidad, o por no hacer
el debido caso a quien Dios había inspirado para exponer esos sentidos ocultos.

Esta concepción es clarísima en los Manuscritos, por lo que tenemos en Qumrán –según
15
VanderKam y Flint- muchos ejemplos de ella en los que se ve cómo los autores
interpretan y reescriben pasajes narrativos de la Escritura… normalmente por medio de
paráfrasis (que aumentan el texto allí donde se cree interesante o necesitado de
explicación) para conseguir que se entiendan de una manera y no de otra.

“En esas obras el autor pude seguir más o menos estrictamente el texto de lo que
considera Escritura, pero lo suplementará o modificará de otros modos,
presumiblemente para lograr un objetivo preciso” (p. 308).

Así ocurre, por ejemplo con 1 Henoc, el libro de los Jubileos y el Génesis apócrifo. Y es
muy posible, que estos textos que modifican profundamente las Escrituras, fuesen a su
vez considerados en Qumrán como Escrituras sagradas (p. 308, igualmente). Esta idea
es importante, pues lo mismo ocurre con el Evangelio de Juan en el cristianismo.

El libro de los Jubileos (probablemente del siglo II a.C. = texto en Apócrifos del
Antiguo Testamento, Cristiandad, Madrid, vol. II, 1983) es muy importante como
precedente de lo que hace el evangelista “Juan” con la figura de Jesús de los Sinópticos
Mc/Mt/Lc, o del material sinóptico), pues Jubileos tiene capítulos donde hay un cambio
profundo de la imagen del personaje que está presentando guiado por el deseo de retocar
o mudar la reputación de ese personaje bíblico.

Pongamos algunos ejemplos:

“El autor omite enunciados incómodos, como la afirmación de Abrán de Gn 12,13.19 de


que Saray era su hermana y no su mujer (de modo que el faraón pudiera pasarla a a su
harén, sin matarlo a él, su marido... ¡no su hermano!); o reformula la mentira descarada
de Jacob en Gn 27,19 (“Soy tu primogéntio Esaú”) de modo que –en su texto- el
antepasado de Israel se limita a decir “Soy tu hijo” (Jub 26,13).

En otras ocasiones le preocupaba al autor que el mismo Dios pudiera aparecer en


términos poco positivos (por tanto, había que cambiarlo). En Gn 22,2 Dios había pedido
a Abrahán que le ofreciera su hijo Isaac como holocausto. ¿Aprobaba Dios el sacrificio
de niños?”.

Por ello el relato del Génesis se presenta de manera diferente, de un modo


absolutamente voluntario, en Jubileos, “donde la sugerencia de sacrificar a Isaac viene
de Mastema (una denominación alternativa del jefe de los diablos, y no de la divinidad).
Dios acepta esta prueba de la fe de Abrahán, presto incluso a sacrificar a su hijo, tan
sólo para demostrar que Mastema está equivocado (Jub 17,15-18.19).

El último ejemplo es el de Leví, tercer hijo de Jacob y el antepasado por excelencia de


los sacerdotes de Israel. En Génesis 34 Jacob maldice a su hijo Leví por haber tomado
cruel venganza por la violación de su hermana Dina por parte de Siquén, venganza que
consistió en asesinar friamente a todos los hombres de Siquén después de obligarlos a
circuncidarse. Mientras estaban en los dolores “postoperatorios” cayeron a filo d
espada.

El libro de los Jubileos cambia totalmente la versión: no sólo no recibe Leví crítica
alguna, sino que es presentado como un personaje totalmente positivo, que merece
alabanza, pues había eliminado del pueblo la posibilidad de pecar ante Yahvé

16
contrayendo matrimonios mixtos. No era posible, pues que un personaje maldito por su
padre llegara a ser el antepasado del sacerdocio de Israel… Y no se duda en corregir las
Escrituras bajo el influjo del Espíritu que para los tiempos del autor qumranita dicta una
versión muy diferente del personaje.

El procedimiento de reescritura y reeinterpretación estaba ya iniciado en la Biblia


misma. En efecto, Malaquías 2,4-7 presenta a Dios que habla de Leví con palabras muy
positivas: “Mi alianza con Leví suponía la vida y la paz…”, etc. Un cambio mayor de la
personalidad no parece posible, pues se trata de una inversión.

Y lo mismo hacen los autores del Testamento arameo de Leví y el autor posterior que lo
pasa al griego y lo vuelve a reescribir de nuevo: “El Testamento de Leví”, que se halla
dentro de la obra “Testamentos de los XII Patriarcas (Apócrifos del Antiguo
Testamento, vol. V).

VanderKam y Flint concluyen el apartado sobre reescritura de la tradición con estas


palabras:

“Podrían multiplicarse los ejemplos exegéticos de Jubileos. El libro deja al lector con la
notable sensación de que el autor era un estudiante sagaz del texto de la Escritura que
estaba reescribiendo, un experto totalmente familiarizado con todas las Escrituras de
Israel” (p. 312)”.

Y ahora apliquemos esta concepción al Nuevo Testamento:

Se trata exactamente de la misma intención y del mismo proceso que lleva al


evangelista “Juan” a ofrecer a sus lectores, bajo el impulso del Espíritu –como afirma
Clemente de Alejandría-, a reescribir y reinterpretar totalmente la figura de Jesús
presentada por los Sinópticos (o del Material sinóptico), sin mencionarlo expresamente.
Pretende con ello dibujar la “verdadera imagen”, la profunda, la espiritual, de Jesús, la
que está por debajo de la “superficial y carnal” (la de los Sinópticos) por medio de
nuevas escenas del Maestro (que los Sinópticos naturalmente no conocen, porque
muchas de ellas son escenas ideales), y construyendo –como hacía Tucídides, por
ejemplo,- nuevos discursos del personaje que habla tal como el autor cree que debió de
hablar según las circunstancias de su vida a la luz de su propia interpretación del
personaje.

Naturalmente estas nuevas escenas y estos nuevos discursos ofrecen al lector del Cuarto
Evangelio un Jesús muy diferente, muy teológico (el del autor de la reescritura, el
Cuarto Evangleista) que poco, o a veces nada, tiene que ver con el Jesús del Material
Sinóptico.

En suma, Juan hace una labor exegética muy fina de la tradición sinóptica sobre Jesús y
le da la vuelta en muchos casos, o la interpreta alegóricamente, pero con más
inteligencia, finura y elaboración que el autor, esenio, de Jubileos. Y tiene además un
plus añadido de “bondad histórica”, que da un marachamo aparente de historicidad a su
reescritura: el Cuarto Evangelisa conoce tradiciones antiguas sobre Jesús, reales, que
desconocen los Sinópticos, que le vienen bien para su propia imagen de Jesús y que
mezcla e incorpora a su texto “evangélico”, que adquiere así mayor verosimilitud de
verdad histórica. ¡Y todo bajo el impulso del Espíritu! Que nadie piense en términos

17
modernos: el autor no tiene conciencia alguna de estar cometiendo una falsía.

Por tanto, me parece que lo ocurrido en Qumrán y q ha sido destacado por los expertos
como VanderKam y Flint, puede transportarse al Nuevo Testamento, una obra
eminentemente judía, y en concreto al Evangelio de Juan..., lo que resulta sumamente
iluminador.

Seguiremos en los dos o tres días siguientes con los últimos comentarios sobre "Qumrán
y el Nuevo Testamento" que ocupan los capítulos postreros del libro de VanderKam y
Flint que estamos comentando.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Domingo, 9 de Enero 2011

18
Jesús y los Rollos del Mar Muerto. Los Evangelios y
Qumrán (167-06)
Hoy escribe Antonio Piñero

Continuamos con nuestra exposición y comentario del libro de VanderKam y Flint.


Afirman los autores que un examen del conjunto de los Manuscritos pone de relieve que
en ningún momento mencionan personajes cristianos por su nombre (tampoco judíos,
salvo en rarísimas ocasiones), y que sus doctrinas –esto es lo importante-, examinadas a
fondo, indican que sus autores no fueron cristianos.

A este respecto escribía yo en 1997 (publicado en 1999):

“Parece hoy ya definitivamente probado que los textos de Qumrán no contienen ni


pueden contener ningún dato concreto sobre Jesús, Juan Bautista o los cristianos, ni
siquie¬ra mención o alusión ninguna a ellos, por la sencilla razón que son anteriores en
el tiempo a estos personajes y al movimiento provocado por la predicación del
Nazareno. Por tanto, si tuviéra¬mos que reescribir la historia del cristianismo a partir de
los textos de Qumrán sería tan sólo una obligación indirecta” (“Los Manuscritos del
Mar Muerto y el Nuevo Testamento”, en Julio en Trebolle [coordinador], Paganos,
judíos y cristianos en los textos de Qumrán, Madrid (Trotta), 1999, 287-318; aquí p.
287).

VanderKam y Flint afirman con razón que, a pesar de ello, los Mnuscritos iluminan
para nuestra satisfacción aspectos de los Evangelios al suministrar:

1. Información útil sobre la sociedad judía, sus grupos, prácticas y creencias de la


época;

2. Un aumento de nuestro conocimiento de las creencias del judaísmo de aquellos


momentos, lo que demuestra indirectamente que diversos aspectos del mensaje
evangélico está en deuda con la religión madre, el judaísmo.

3. Una percepción más claras de algunas de las diferencias básicas entre el mensaje de
Jesús y el de los otros grupos judíos.

4. El descubrimiento de nuevos textos judíos con un lenguaje muy similar al de las


palabras de Jesús en los Evangelios, lo que indica que esa parte de la doctrina de Jesús
había sido anticipada en textos judíos anteriores, por lo que no puede atribuirse a
invención de la Iglesia primitiva (añadiría: salvo, a veces, un cierto cambio de matices,
contexto vital, añadidos importantes, variaciones de perspectiva..., que aparecen en los
Evangelios como elementos redaccionales).

Desgraciadamente, y muy pronto, empezaron las especulaciones fantasiosas a propósito


de las relaciones entre Jesús y los esenios particulares del "subgrupo de Qumrán" (o
quiera que deba definirse con mayor exactitud esa rama de los esenios). Citamos
algunas muy llamativas recogidas por VanderKam y Flint:

19
• André Dupont-Sommer, sostuvo apresuradamente, ya en 1950 (¡!), cuando se
conocían sólo pocos Rollos, y únicamente de la Cueva 1, que Jesús parecía ser una
copia, “una sorprendente reencarnación” del "Maestro Justo" (literlamente “Maestro de
justicia”, ya que el hebreo tiene pocos adjetivos; utiliza en sustitución un sustantivo en
genitivo). Pero como –pensaba Dupont Sommer- que el Maestro Justo había muerto en
torno al 63 a.C., tales semejanzas sólo podían deberse a una copia deliberada por parte
de Jesús de las características espirituale y teológicas de tal Maestro.

• Edmund Wilson, periodista del New Yorker, afirmaba en 1955 que de los Rollos podía
deducirse que Jesús había pasado los años ocultos de su infancia con los esenios.

• John Allegro -uno de los primeros investigadores encargados de la publicación de los


Manuscritos-, hizo afirmaciones aún más sorprendentes..., lo que fue en verdad un
escándalo para muchos creyentes. Afirmó ya en 1956 que el "Maestro Justo" había
muerto crucificado; que la figura de Jesús encajaba en patrones mentales esenios, que su
teología estaba prefigurada totalmente en los Manuscritos. Y sobre todo –en su obra El
hongo sagrado y la cruz. Un estudio de la naturaleza y orígenes del cristianismo
primitivo dentro de los cultos de la fertilidad del Próximo Oriente Antiguo, Londres,
Hodden and Stoughton/Doubleday, Garden City, 1970- propuso que “el cristianismo
primitivo era un culto orgiástico de la fertilidad, que empleaba un hongo alucinógeno”
para sus experiencias religiosas.

Según Allegro, Jesús nunca existió, sino que fue inventado por sus "discípulos", que
fingieron un esenismo nuevo copiándolo del Maestro Justo; los "disdcípulos" actuaban
bajo la influencia de esa droga extraída de un hongo.

Afirmaba también Allegtro que estas ideas nuevas se propagaron incluso entre la
posterior rama gnóstica cristiana influyendo profundamente en su teología, en el fondo
también esenia. Con otras palabras: el gnositicismo cristiano no era más que casi una
pura invención derivada del esenismo.

Naturalmente, el Vaticano –según Allegro- montó un complot de modo que estas


verdades jamás alcanzaran la luz pública.

Creo que, como hacen también VanderKam y Flint (pp. 334-335), hoy día, cuando se
conocen todos los textos de Qumrán y alrededores, lo estrambótico de estas
afiramciones salta a la vista, con lo que parece innecesario detenerse en refutar estas
ideas porque son verdaderamente “alucinantes” (aún sin hongos) e insólitas. Atacar así
el cristianismo es desprestigiarse uno mismo.

• El caso de Bárbara Thiering (Jesus and the riddle of the Dead Sea Scrolls. Unlocking
the secrets of his life story) (Jesús y el enigma de los rollos del Mar Muerto.
Descubrimiento de los secretos de su vida), San Francisco 1992) es también asombroso.
Conocía bien Thiering los textos qumranitas, pero creo que adoptó un punto de vista
totalmente inadecuado y “forzado”, con lo que que violentaba asombrosamente los
textos: entendió el contenido de todos los manuscritos como si fueran “pesharim”, es
decir comentarios divinamente inspirados y crípticos de sus autores, quienes escribían
sólo para iniciados. Estos autores eran cristianos y no hacían otra cosa que contar la
historia de su secta cristiana por medio de un código críptico.

20
Según thiering, Juan Bautista era en realidad el Maestro Justo; Jesús de Nazaret, su
oponente, era el “Sacerdote Impío”, nombrado así en la secta, y también “El Hombre de
la mentira” = “El Mentiroso”. Otros nombres están también cifrados en los manuscritos:
Abrahán era el rebino Hillel, Ananías era la cifra de Simón Mago; Juan Marcos (¿dónde
sale en los Manuscritos?) representaba a todos los apóstoles; Jerusalén es una cifra por
Qumrán; Mar de Galilea = Mar Muerto. Jesús fue el fundador de una de las dos
“subsectas” que nacen del M. Justo; la otra fue dirigida por Juan Bautista y no murió en
la cruz; su cuerpo inconsciente fue colocado en la Cueva 8; luego se desperto =
“resucitó”, se caso con María Magdalena y vivió hasta la ancianidad oculto en Roma,
donde dirigía a sus seguidores.

La secuela de estas ideas y ciertas aplicaciones de ellas por Robert Eisenmmann y M.


Wise, (Jesús y los cristianos primitivos. Los rollos del Mar Muerto descifra¬dos) (edic.
alemana, Munich, Bertelsmann, 1993) publicitados por los periodistas Baigent –
Leigh, El engaño de los Manuscritos del Mar Muerto, la Editorial Martínez Roca,
Barcelona, también de 1992) fueron ya criticadas por mí en el artículo citado y en otros
lugares, como revistas de Divulgación (un artículo publicado hace tiempo en National
Geographic Historia, de gran difusión). Me preguntaba: ¿fue realmente Jesús un burdo
remedo del fundador de esa secta, el Maestro justo? ¿Tenemos que modificar toda
nuestra concepción de la historia del cristianismo primitivo después de la publicación de
los manuscritos del Mar Muerto?

Y respondía, creo, claramente. Como esta postal está resultando larga, seguiré el
próximo día con mi respuesta, comenzando por Juan Bautista.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

---------------

Nuestro amigo, del que hemnos hablado varias veces en el blog, Adolfo Roitman, que
es el "curator" del Santuario del Libro (donde se guardan casi todos los manuscritos de
Qumrán y alrededores), me envía la siguiente nota:

Para vuestro conocimiento, les envío el link del video que acaba de ser lanzado por la
Universidad Hebrea (http://www.youtube.com/watch?v=eogY4v67Lxk), en el cual
promocionamos el curso a distancia que habré de enseñar a partir del próximo mes de
marzo sobre le tema: "El judaísmo del Segundo Templo: una clave para la comprensión
del judaísmo histórico."

Martes, 11 de Enero 2011

21
Crítica básica a las ideas de Allegro, Dupont-
Sommer, Bárbara Thiering y otros como Baigent-
Leigh o Székely (167-07)
Hoy escribe Antonio Piñero

Aunque dijimos que hoy día ya no es necesario perder tiempo en refutar afirmaciones
estrambóticas, si –me parece- hay algo importante: estos personajes mencionados en la
nota anterior y alguno que ootro más plantean la cuestión básica siguiente que ya
habíamos transcrito: ¿Tenemos que modificar toda nuestra concepción de la historia del
cristianismo primitivo después de la publicación de los manuscritos del Mar Muerto?
Como prometí en la nota del día anterior, he aquí mi crítica añeja, acomodada un tanto
al día de hoy:

“Parece hoy ya definitivamente probado que los textos de Qumrán no contienen ni


pueden contener ningún dato concreto sobre Jesús, Juan Bautista o los cristianos, ni
siquiera mención o alusión ninguna a ellos, por la sencilla razón de que son -en su
inmensa mayoría- anteriores en el tiempo a estos personajes y al movimiento provocado
por la predicación del Nazareno”.

Por tanto, si tuviéramos que reescribir la historia del cristianismo a partir de los textos
de Qumrán sería tan sólo una obligación indirecta. Los concienzudos estudios
paleográficos y los análisis espectométricos a base del Carbono 14 –que hemos
expuesto en postales anteriores en sus líneas básicas- muestran que ninguno de los
textos de Qumrán es coetáneo con el nacimiento del cristianismo como fenómeno de
divergencia ideológica dentro del seno del judaísmo de la época. Lo notable de la
teología cristiana primitiva, que se desarrolla entre el 30-60 d.C., sobre todo por los
grupos de Pablo y de inspiración paulina, ni se roza en Qumrán, como planteamientos
teológicos estrictos

Una segunda anotación es imprescindible porque afecta también al tema de los capítulos
finales del libro de VanderKam y Flint, que tratat de las "relaciones entre Qumrán y el
Nuevo Testamento": desde un punto de vista científico, o simplemente serio, no puede
prestarse la menor atención a la obras modernas mencionadas en la postal anterior en la
idea de que fuera necesario estudiar un complejo código secreto de interpretación que
habría sido descubiertos por esos “especialista” nombrados— para interpretar los
Manuscritos. Estos se entienden muy bien en sí mismos por aquel que conozca el
judaísmo de los siglos inmediatamente anteriores a nuestra era y al siglo I de ésta

La obra de Baigent -Leigh ha sido la de más impacto de las tres mencionadas. Respecto
a ella hay que decir simplemente, con Harmut Stegemann ( Los esenios, Qumrán, Juan
Bautista y Jesús, Trotta, Madrid, 1996) que todo su montaje ideológico de descrédito se
basa sobre tres afirmaciones rotundamente falsas:

La primera: que hasta 1991 sólo se había presentado al público el 25% del material de
Qumrán. La verdad es que hasta ese momento se había publicado el 80% de los textos,
pero en ediciones que esos periodistas parecen no haber conocido. Es más: de los textos

22
más amplios e importantes que afectan directamente a la comprensión del NT y del
primitivo cristianismo se había publicado ya en 1970 más del 90%.

La segunda: que todo este retraso en la publicación de los manuscritos (del que se ha
hecho eco la prensa con tanto escándalo) se debió a maquinaciones del Vaticano, el cual
-- según estos periodistas- no tenía el más mínimo interés en que aparecieran los textos
para que no se acabara “el negocio eclesiástico”. La verdad, por el contrario, es la
siguiente: la edición de los textos se encargó tanto a investigadores católicos como a
protestantes o agnósticos (de los siete miembros del equipo original de edición sólo tres
eran católicos).

El Vaticano jamás tuvo el control físico de los manuscritos, de modo que bien poco
podía hacer para impedir su publicación. El retraso en la edición (por cierto, de textos
en general menos importantes para la interpretación de la historia del cristianismo
primitivo que los publicados casi de inmediato) se ha debido exclusivamente a
circunstancias personales de los investigadores encargados de ella (muerte, desgracias o
crisis personales, exceso de trabajo en otros ámbitos universitarios, etc.) o a problemas
técnicos (lo que queda por editar son fragmentos minúsculos, difíciles de descifrar o de
encajar en lo que conocemos). Esto en la época de Baigent-Leigh. Para hoy día dijimos
ya que todo, absolutamente todo está publicado… y que las fotos de los textos son
accesibles a cualquiera

La tercera: que la cronología de los textos dada por los expertos (menos ellos)es
errónea, ya que en verdad muchos de ellos pertenecen a la época cristiana y que, por
tanto, han de interpretarse bajo esta luz. En concreto: esos textos desvelan la historia
secreta y verdadera del cristianismo primitivo, si se saben leer sin prejuicios

A este supuesto ya hemos respondido hace un momento: es hoy irrefutable que el


grueso de los manuscritos de Qumrán es anterior al cambio de era y todos anteriores al
año 50/60 d. C. ¿Cómo van a desvelar la historia secreta del cristianismo primitivo, que
--como construcción ideológica-- se forma por esos años?” (pp. 287-288, de la
obra Paganos, judíos y cristianos..., capítulo: “Los Manuscritos del Mar Muerto y el
Nuevo Testamento” (citada en la postal anterior)

VanderKam y Flint añaden –a la de los autores mencionados- una interesante


descripción y crítica de la relación establecida entre los “Rollos del Mar Muerto y el
‘Jesús de la Nueva Era’” (pp. 339ss.). En este apartado tratan nuestros autores de la obra
de Edmond Bordeaux SZÉKELY, de 1928, titulada el “Evangelio esenio de la paz”, y
otros volúmens similares: “El libro desconocido de los esenios”… “Cosmoterapia de los
esenios” “Viaje al océano cósmico”…

En realidad estas obras -como se intuye por los títulos mismos- no tratan de los
Manuscritos en sí, ni podíann tratar porque son anteriores a su descubrimiento, pero
tampoco de los esenbios según las fuentes clásicas (Josefo; Filón Y Plinio
fundamentalmente) y carecen de un análisis riguroso de las ideas esenias ni de nada
parecido; se trata de reflexiones personales a partir de un conocimiento vulgar,
generalizado y distorsionado de lo que fue la compleja doctrina esenia (hoy hemos
afinado bastante y sabemos distinguir bien que no es la misma exactamente en el
“Manual De Disciplina”, o “Regla” o en “El Documento de Damasco”, por nombrar
sólo textos que “suenan mucho”).

23
En el caso de Székely se trata de una exposición de sus propias ideas aprovechando la
palabra “esenio” para darles lustro esotérico.

VanderKam y Flint critican tambiçen la obra de otros autores más de segunda fila como
Edgar Cayce, Dores Cannon, Daniel Maziarz, cuyo solo título (“Manual de angelología
esenia y crecimiento personal”) a mí me suena como algo imposible: una empresa
quimérica, para uien sabe algo de judaísmo del siglo I de nuestra era

Lo curioso y triste del caso es que los ejemplares vendidos por semejantes
“investigaciones” se cuentan por decenas de miles, mientras que obras verdaderamente
estupendas , como la mencionada de H. Stegemann, o la de Otto Betz- R.
Riesner, Jesús, Qumrán y el Vaticano, Herder, Barcelona, 1997, son prácticamente
desconocidas por el gran público. Y sin embargo ¡son sensacionales, bien argumentadas
y basadas en conocimientos profundos y serios!

Había decidido abreviar, pero veo que el contador electrónico indica que continúa el
interés por estos temas. Seguiremos, pues.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Miércoles, 12 de Enero 2011

24
Juan Bautista y los Rollos del Mar Muerto
(I) 167-08

Hoy escribe Antonio Piñero

Continualos comentando el libro "El significado de los rollos del Mar Muerto".

VanderKam y Flint dan por casi zanjada la discusión académica sobre Juan Bautista y
los textos qumranitas, ya que sólo dedican un par de páginas (340-341) al tema. Pero la
gente sigue aún preguntando sobre la cuestión con cierta insistencia.

Nuestros autores sostienen, en síntesis, que no hay pruebas definitivas para relacionar a
Juan Bautista con la comunidad de Qumrán. Pero asumen positivamente que hay
“muchos expertos” que sostienen que el Bautista tuvo contactos o incluso relaciones
reales con el asentamiento de Qumrán durante su ministerio.

A este respecto escribía yo en 1997:

Nadie puede poner en duda que Juan el Bautista, como maestro que fue de Jesús, es una
de las figuras señeras del cristianismo primitivo, aunque él, naturalmente, jamás fuera
cristiano. Desde las primeras publicaciones de manuscritos qumranitas los
investigadores señalaron ciertas concomitancias entre la predicación del Bautista y el
pensamiento teológico de los esenios de Qumrán: se vieron similitudes, o a veces
igualdades, entre el bautismo de Juan, su predicación escatológica, su crianza en el
desierto y su alimento singular con fenómenos análogos de los esenios. Sobre todo al
principio de los descubrimientos se llegó a pensar que Juan Bautista estuvo de algún
modo conectado con Qumrán o, al menos, con los esenios en general. ¿Qué podemos
opinar sobre tales concomitancias? ¿Podemos afirmar que Juan Bautista fue un
miembro de la comunidad de Qumrán, o al menos un esenio? (artículo citado en notas
anteriores)

Cuatro son los argumentos que –según VanderKam y Flint- sustentan una propuesta
afirmativa al respecto:

1. El contexto familiar y el linaje de Juan encajan con las creencias de los miembros de
la Alianza, de Qumrán. Y cita Lc 1.7.18 y Flavio Josefo Guerra 2, 120, sobre la
adopción de niños por parte de los esenios célibes para educarlos en un judaísmo
estricto. Propone que Juan pudo ser uno de ellos.

Personalmente me siento escéptico ante el argumento porque los textos de Lucas 1-2 no

25
son fiables desde el punto de vista histórico.

2. La localización geográfica del ministerio de Juan pudo haber incluído en algunos


momentos la zona vecina de Qumrán.

Tampoco me parece evidente el argumento. El Evangelio de Juan dice que el Bautista


bautizaba “al otro lado del Jordán” (1,28) y en Enón (3,23) donde había mucho agua.
Por tanto más al norte. Y la proximidad geográfica… ¡no es argumento!

3. El ministerio de Juan comparte rasgos con la comunidad de Qumrán:

a) el mensaje de la urgencia del fin;

b) la posición destacada de las abluciones entre los ritos de ambos grupos: esenios y
baptistas.

Pero, veremos a continuación que las diferencias son más grandes que las similitudes

4. La interpretación de la Escritura era similar a la de la comunidad de Qumrán. Por


ejemplo el uso de Isaías 40,3 por Juan Bautista (Voz que clama en el desierto…) y la
comparación de su exégesis con la de la Regla 8, 12-16 (“ Se separarán [los de la
comunidad] de los hombres para ir al desierto, como está escrito: ‘En el desierto
preparad el camino del Señor’…”

Pero la utilización de este pasaje es común con otros grupos de judíos y por Jesús
mismo…, bien alejado del espíritu claustral y exclusivista de Qumrán

Escribí:

“Sólo una comparación del mensaje e historia del Bautista con el ideario de los esenios,
en especial el subgrupo de Qumrán, puede ayudarnos a responder estas cuestiones. No
existe otro método científico que el comparativo.

Ciertamente existen las concomitancias entre Juan Bautista y Qumrán que han dado pie
a una respuesta afirmativa a esta cuestión, y el contraste de la figura y mensaje del
Bautista con los nuevos textos de Qumrán que se han ido publicando ha puesto de
relieve ulteriores zonas de contactos. Los más conspicuos son las siguientes:

a) la razón ya mencionada de una utilización utilización de Isaías 40,3: para justificar la


misión y predicación preparatoria a la venida inmediata del juicio divino:

“Mira: envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz que
clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, rectificad sus sendas” : Mc 1,2 3

26
b) la notable tensión escatológica, es decir la tensa espera de un fin inminente del
mundo tal como era entonces y la implantación de la soberanía divina en una tierra
renovada;

c) la exigencia de la conversión sincera y la entrega escrupulosa al cumplimiento de la


Ley como camino hacia esa soberanía divina;

d) un cierto distanciamiento de la piedad en torno al Templo de Jerusalén, al menos en


la no mención especial de los sacrificios y la piedad cultual. Este último rasgo destaca
llamativamente porque Juan era sacerdote por nacimiento (si es que son dignas de
crédito las noticias de Lc 1 sobre la familia sacerdotal de Juan Bautista)”.

Ahora bien, frente a estas concomitancias, hay notables diferencias. Y son precisamente
éstas las que más luz pueden aportar para la respuesta a la cuestión planteada, a saber,
las relaciones entre el Bautista y la comunidad de Qumrán.

Veremos estas diferencias en la nota siguiente

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Sábado, 15 de Enero 2011

27
Juan Bautista y los Rollos del Mar Muerto
(y II) (167-09)
Hoy escribe Antonio Piñero

“Decíamos ayer” que las diferencias entre Juan Bautista y los qumranitas pesan más que
las similitudes:

Las divergencias afectan sobre todo al rasgo más importante que caracteriza la misión
de Juan, su bautismo. Si contrastamos esta práctica con las inmersiones diarias de
Qumrán, en realidad apenas encontramos más que diferencias:

• El bautismo de Juan era un acto único, no una continua serie de abluciones;

• El bautismo de Juan no era realizado por un individuo sobre sí mismo, como en


Qumrán, sino que era otra persona quien bautizaba a un postulante.

• En Juan el bautismo tenía un carácter casi sacramental: era como un signo de que Dios
había perdonado las transgresiones del pecador una vez que éste había abierto el camino
al perdón con el arrepentimiento interior y el propósito de la enmienda; en Qumrán, por
el contrario, nada sabemos de una relación directa de las abluciones cultuales con el
perdón de los pecados, ni con la conversión, pues tales ritos los practicaban los
miembros de la comunidad ya convertidos.

• El bautismo de Juan pudo tener también un significado simbólico ausente de las


abluciones diarias qumranitas: representar, como en el pasado del Éxodo, el paso desde
Transjordania, donde él bautizaba, hasta la tierra prometida de Israel. Nada de esto
parece haber existido entre los esenios de Qumrán.

Por consiguiente: en muy poco, o en casi nada, se parecen las características propias del
bautismo de Juan a las inmersiones cultuales de los esenios. Por tanto, no parece que la
práctica bautismal de Juan proceda de Qumrán. En realidad tampoco sabemos de dónde
viene este bautismo, pues hasta que se manifestó Juan en Israel parece que nadie antes
en el judaísmo se había dedicado a bautizar masivamente a otros hombres, y menos para
significar el perdón de los pecados. Por otro lado, si el bautismo de Juan hubiera
procedido de los esenios y el Bautista hubiera sido un miembro de la comunidad de
Qumrán, su rito bau¬tismal debería haber sido un acto de iniciación en la comunidad
esenia, lo cual es evidentemente absurdo..., por no hablar de la admisión a ese bautismo
de toda clase de pecadores y gente del pueblo llano, incluso hasta soldados (cf. Mt 3,5),
admisión que hubiera puesto los pelos de punta a cualquier qumranita cumplido.

La alimentación y el vestido de Juan Bautista tampoco se parecen a lo que sabemos de

28
los qumranitas por los manuscritos del Mar Muerto. Más bien tenemos la impresión de
que la llamativa vestimenta que portaba Juan y su alimento singular iban destinados a
impresionar al público, a demostrar con signos externos que él era un profeta venido del
“desierto”, el último mensajero divino, al estilo de Elías, antes del fin del mundo:

Mal 3, 1 5: "He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar mi camino delante de mí..."

parece ser un texto profético que guió la actuación de Juan Bautista.

El texto de Lc 1,80:

El niño [Juan Bautista] crecía y su espíritu se fortalecía, vivió en los desiertos hasta el
día de su manifestación a Israel”

aducido por muchos investigadores como indicio de que Juan Bautista fue uno de esos
jovencitos acogidos por los esenios para instruirlos en la Ley (al estilo de Flavio Josefo
como cuenta en su Vida 10 12), no me parece –como dije el día anterior-
necesariamente probativo de una relación precisamente con los esenios.

Hay otras posibilidades de interpretación, aparte de que no sabemos si ese dato del
evangelio es histórico o meramente un detalle redaccional de Lucas para colmar la
laguna entre el nacimiento de Juan Bautista y su aparición en público.

En conclusión: no parece en absoluto probable que Juan Bautista fuera un qumranita, ni


tampoco un esenio del tipo general. No basta la cercanía geográfica del lugar de su
predicación y sus prácticas bautismales para postular una dependencia o concomitancia
estrecha del pensamiento de Juan con el de los subesenios de Qumrán.

Los rasgos más destacados del mensaje de Juan:

· el arrepentimiento, el perdón de los pecados,

· la cercanía inmediata del terrible juicio divino,

· el camino hacia Dios a través de la conversión (y del bautismo),

· el juicio por el fuego,

· la obediencia a la Ley, o

· un distanciamiento del culto en el Templo (sin llegar a polemizar contra él, como los
qumranitas), y otros rasgos más (recordemos el artículo de Fernando Bermejo que he
comentado en estas páginas)
pueden explicarse perfectamente por la religiosidad judía corriente en la época, por la

29
atmósfera religiosa apocalíptica y profética común a grupos de piadosos del momento,
sin tener que recurrir necesariamente a una dependencia o contacto estricto de Juan
Bautista con Qumrán.

Es más, el interés por todos los pecadores que mostraba el Bautista, la falta de atención
a la pureza ritual y la práctica concreta de su bautismo parecen excluir positivamente a
Juan de la comunidad que estaba detrás de los manuscritos del Mar Muerto. Si alguna
vez llamó a la puerta de ese “monasterio”, probablemente ni le abrieron. Hacer de Juan
Bautista el Maestro de Justicia, como en la obra de Barbar Thiering es buscar
conscientemente el sensacionalismo para, si fuera posible, forrar cumplidamente la
bolsa en el mercado de los best sellers religiosos, o bien es una muestra de un
pseudocientificismo esquizoide.

Sin embargo, es cierto, el estudio de los textos de Qumrán nos ayuda a enmarcar y
comprender mejor el ambiente de exaltación apocalíptica en el que vivían variados
grupos de piadosos judíos del momento y la incandescente atmósfera mesiánica en la
que se desarrolló la figura de ese Bautista que tanto debió influir en Jesús.

Seguiremos con el tema "Jesús y los Rollos del Mar Muerto"

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Domingo, 16 de Enero 2011

30
Jesús de Nazaret y los Rollos del Mar Muerto
(I) (167-10)
Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos comentando el libro “El significado de los Rollos del Mar Muerto”

VanderKam y Flint dedica bastantes más páginas, naturalmente, al tema que encabeza
nuestra nota de hoy ( pp. 342-354) que al de Juan Bautista, pero intenta ofrecer no un
desarrollo sistemático de parecidos y contrastes, sino ante todo poner de relieve aquellos
textos qumranitas que sirven para iluminar el pensamiento de Jesús en textos clave de
los Evangelio, ya en la doctrina o el ámbito de los títulos cristológicos aplicados a Jesús
por los escritores cristianos primitivos.

El primer texto coemntado es 4Q521 “La venida del mesías y la resurrección de los
muertos” (copiado en Qumrán a mediados del siglo I a.C.). El texto, que tomo de
Florentino García Martínez, Textos de Qumrán, Trotta, 2ªedic., 1993, 409-410, reza así
(columna 2,1-14)

Pues los cielos y la tierra escucharán a su mesías y todo lo que hay en ellos no se
apartará de los precepto santos. ¡Reforzaos los que buscáis al Señor en su servicio!
¿Acaso no encontrareis en ello al Señor todos los que esperan (sic) en su corazón?
Porque el Señor observará a os piadosos, y llamará por el nombre a los justos, y sobre
los pobres posará su espíritu , y a los fieles renovará con su fuerza. Pues honrará a los
piadosos sobre el trono de la realeza eterna, librando a los prisioneros, dando vista a los
ciegos, enderezando a los torcidos. Por siempre me uniré a los que esperan. En su
misericordia Él (él ¿? = Dios o el mesías) juzgará y a nadie la será retrasado el fruto de
la obra buena, y el Señor obrará acciones gloriosas como no han existido antes, pues
curará a los malheridos, y a los muertos hará vivir, anunciará buenas noticias a los
humildes, colmará a los indigentes, conducirá a los expulsados, a los hambrientos
enriquecerá y todos… […]

Realmente este pasaje qumránico (que se inspira en Isaías 58, 6 y 61,1-2) ilumina
notablemente el trasfondo de Lc 4,16- 21:

16Llegó a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, según su


costumbre, y se levantó para tener la lectura. 17Le entregaron el volumen del pro¬feta
Isaías y, desenrollando el volumen, dio con el pasaje donde estaba escrito:

18El Espíritu del Señor descansa sobre mí,


porque él me ha ungido.
Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres,
a proclamar la libertad a los cautivos
y la vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos
19 a proclamar el año favorable del Señor (Is 61,1-2).

31
20Enrolló el volumen, lo devolvió al sacristán y se sentó. Toda la sinagoga tenía los
ojos clavados en el 21y empezó a hablarles:
-Hoy ha quedado cumplido este pasaje ante vosotros que lo habéis escuchado
(Tr. de Juan Mateos, Nueva Biblia Española).

Lo que presenta el texto de Qumrán sobrepasa algo al texto evangélico transcrito, pero
lo ilumina, así como también a Lc 7,20-22:

20Aquellos hombres se presentaron a Jesús y le dijeron:


-Juan Bautista nos envía a preguntarte: "¿Eres tú el que tenía que llegar o esperamos a
otro?"
21Entonces mismo curó Jesús a muchos de enfermedades, tormentos y malos espíritus,
y dio la vista a muchos ciegos.
22Después contestó a los enviados:
-Id a informar a Juan de lo que habéis visto y oído:
Ciegos ven, cojos andan,
leprosos quedan limpios y sordos oyen,
muertos resucitan,
a pobres se les anuncia la buena noticia (Is 35,5-6; 61,1).
23Y ¡dichoso el que no se escandalice de mí! (tr. de Juan Mateos).

Lo notable del texto qumránico es que atribuye expresamente toda la actividad


“especial”, o de carácter “sobrenatural” del mesías a la acción divina, con lo que recalca
que el mesías es un mero ser humano. El mesías es sólo un medio por el que se
manifiesta la misericordia divina para con los justos. En el caso de Jesús, lo que
transmite Lucas (y también Mt 11,2-5 en el primer pasaje) es una autoconsciencia
superior de Jesús que -en la óptica cristiana- hace que éste tenga un sentido mesiánico
superior al manifestado en el texto de Qumrán.

Ahora bien, como estos pasajes lucanos tienen signos evidentes de ser redaccionales, es
decir, son el producto de la actividad literaria del escritor evangélico, y por tanto
reflejan su teología perticular. por ello no podemos estar totalmente seguros de que las
palabras de Jesús que transmiten fueran ciertamente más allá, es decir en el ámbito de
esa autoconsciencia elevada, que lo manifestado por la autoconsciencia mesiánica
vehiculada por el pasaje de Qumrán. Con otras palabras: el poder de la resurrección de
los muertos es sólo atribuible a Dios; no significa, o no es prueba fidedigna de que
Jesús, como mesías, se considerara a sí mismo divino.

El que 4Q521 presente la resurrección de los muertos (sea cual fuere el modo como se
realizara, cosa que desde el punto de vista histórico es algo que no se puede probar) es
ciertamente una coincidencia importante con Lc 7,21-22.

VanderKam y Flint se apoyan en J. J. Collins [The Scepter and the Star. The Messiahs
of the Dead Sea Scroll and Other Ancient Literature]u (Anchor Reference Library 10)
Doubleday, New York, 1995, pp. 117-122; 205-206, para afirmar que 4Q521

a) describe la actividad de un mesías profético y que

b) apoya de manera significativa la idea tradicional de que Jesús se veía realmente como
el mesías de Israel.

32
Esto es posible, sin más, porque el concepto del mesianismo que Jesús tenía (aunque yo
defienda sin duda que al menos al final de su vida el Nazareno se creyó el mesías), es
muy obscuro. desde el punto de vista histórico. Y me parece que no defendible que los
autores que estamos comentando obtengan de la comparación de 4Q521 y Lc 7,21-22 la
siguiente conclusión:

“En el pasaje neotestamentario Jesús proclama el reino de Dios, y mediante su


ministerio de curación y exorcismo prueba que este Reino está presente” (p. 344).

He manifestado varias veces que no me parece posible que el Jesús histórico defendiera
la idea de la presencia y, a la vez, la futuridad del reino de Dios. El reino de dios está o
no está, como puso de relieve clarísimamente Johannes Weiss.

Algún día tendremos que discutir muy a fondo esa noción de la “presencia” del reino de
Dios, que me parece muy improbable en el Jesús histórico. Esta es la idea de Lucas, sin
duda, pero -pienso- que no la del Jesús de la historia. Además, entenderlo así es obtener
demasiado del texto de Qumrán.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

Lunes, 17 de Enero 2011

33
Jesús de Nazaret y los Rollos del Mar Muerto
(II) (167-11)

Hoy escribe Antonio Piñero

Seguimos con el comentario al libro “El significado de los Rollos del Mar Muerto”.

VanderKam y Flint cierran su breve capítulo sobre “Jesús y los Rollos” con una
comparación de textos evangélicos con los siguientes pasajes qumránicos:

• 4Q246 (“Hijo de Dios”) con Lc 1,30-35

• 4Q525 (“Bienaventuranzas de David”) con las “Bienaventuranzas” en Mateo y Lucas

• 1QS 5,24-6,1 (“Regla de la comunidad y amonestación fraterna) más Documento de


Damasco 9,2-8 (igualmente amonestación fraterna dentro del grupo), más 4Q477 (el
mismo tema) comparado con Mt 18,15-17.

• 4Q285 (¿”mesías que muere? ¿mesías conquistador”) con la concepción del siervo
sufriente de Isaías 42-53 aplicada a Jesús en el Nuevo Testamento.

Comentamos estos paralelismos uno a uno, cada uno según su importancia.

I Jesús como mesías “Hijo de Dios”. El pasaje de Qumrán es el siguiente:

Col. I, “[…] se instaló sobre él y cayó ante el trono […] rey eterno. Tú estás airado y tus
años […] te verán, y todo venga por siempre […] grandes, la opresión vendrá sobre la
tierra […] y grandes matanzas en la ciudad […] rey de Asiria y de Egipto […] y será
grande sobre la tierra […] harán y todos le servirán […] grande será llamado y será
designado con su nombre.

Col. II, Será denominado hijo de Dios, y lo llamarán hijo del Altísimo. Como las
centellas de una visión, así será el reino de ellos; reinarán algunos años sobre la tierra, y
aplastarán todo; un pueblo aplastará a otro pueblo y una ciudad a otra ciudad Vacat.
Hasta que se alce el pueblo de Dios y todo descanse de la espada. Su reino será un reino
eterno y todos sus caminos en verdad y en derecho. La tierra (estará) en la verdad y
todos harán la paz. Cesará la espada en la tierra, y todas las naciones le rendirán
homenaje, Él es un Dios grande entre los dioses (?).

Hará la guerra con él; pondrá los pueblos en su mano y arrojará a todos ante él. Su
dominio será un dominio eterno y todos los abismos…” (Versión de F. García Martínez,
Textos de Qumrán (Madrid 2ª edic. 1993 185-186).

La importancia que tiene éste y otros textos mesiánicos de Qumrán es clave: podrían
“explicar” --sin salirse del ámbito del judaísmo y sin recurrir a ningún tipo de influencia
externa (por ejemplo griega)--, el uso dentro de la comunidad primitiva cristiana de

34
títulos cristológicos y de nuevas concepciones mesiánicas que incluyen la divinidad de
Jesús.

Pero, en concreto, este fragmento 4Q246 (como casi todos los textos de Qumrán) es
oscuro y su interpretación, equívoca. No sería improbable que los apelativos “hijo de
Dios” e “hijo del Altísimo” se refirieran no a un individuo, sino al conjunto del “pueblo
de Dios que se alza”, precisamente porque el pasaje continúa la teología del Libro de
Daniel, donde la figura mesiánica es ciertamente corporativa, el pueblo fiel, Israel.

Si aceptáramos, sin embargo, que se trata de una referencia a un agente individual de


salvación escatológico, personal y con funciones mesiánicas, el texto sería ciertamente
un buen ejemplo, aunque único (y una cierta ayuda, aunque escasa) para justificar que
en el mundo de Qumrán había algún antecedente a la expansión del uso del concepto
“mesías”, desde lo humano hacia lo divino, expansión que se dio ciertamente en la
primera comunidad cristiana (Véase Biblia y Helenismo. El pensamiento griego y la
formación del cristianismo, Edic, El Almendro, Córdoba, 2006, p. 509).
Aprovecharemos material de esta obra para el comentario.

Aparte de esta observación de tipo general, podemos añadir, con VanderKam y Flint,
que hay una enorme discusión entre los expertos acerca de si ese “hijo de Dios” (como
hemos dicho: sea un pueblo o individuo; mejor esto último) se refiere en este texto a

A) “Un dirigente extranjero, opresor, durante una época de sufrimiento y de guerra, un


período seguido de la victoria para el pueblo de Dios, o bien

B) Se trata de una figura mesiánica del final de los tiempos = “un libertador
escatológico de naturaleza celeste semejante al hijo del Hombre de Dn 7, al que designa
como hijo de Dios e hijo del Altísimo”: F. García Martínez en Communio 26 [1993], p.
29)

Hay a este respecto otro texto qumránico importante, que ya he mencionado alguna vez
más: 11QMelquisedec, que es muy interesante para este tema de un mesías
sobrehumano, casi divino. He aquí el texto:

“Su interpretación para los últimos días se refiere a los cautivos, de los que dice: ‘Para
proclamar a los cautivos la liberación… de la heredad de Melquisedec, pues […] y ellos
son la heredad de Melquisedec, que los hará retornar a ellos. Él proclamará para ellos la
liberación para librarlos [de la deuda] de todas sus iniquidades.

"Y esto suce[derá] en la primera semana del jubileo que sigue a los nue[ve] jubileos. Y
el día [de las expiacio]nes es el final del jubileo décimo en el que se expiará por todos
los hijos de [Dios] y por los hijos de [Dios] y por los hombres del lote de
Melquisedec… pues es el tiempo del ‘año de gracia’ para Melquisedec, para exal[tar en
el pro]ceso a los santos de Dios por el dominio del juicio como está escrito sobre él en
los cánticos de David que dice: ‘Elohim se yergue en la asam[blea de Dios], en medio
de los dioses juzga… Melquisedec ejecutará la venganza de los juicios de Dios [en ese
día, y ellos serán liberados de las manos] de Belial y de las manos de todos los espíritus
de su lote].

35
"En su ayuda (vendrán) todos los ‘dioses de la [justicia’; él] es qu[ien prevalecerá ese
día sobre] todos los hijos de Dios, y pre[sidirá la asamblea] ésta. Éste es el día de [la paz
del que] habló [Dios de antiguo por las palabras de Is]aías profeta, que dijo: ‘Qué bellos
son sobre los montes los pies del pregonero que anuncia la paz… diciendo a Sión ‘tu
Dios [reina’]. Su interpretación: Los montes son los profe[tas...]. Y el pregonero es [el
un]gido del Espíritu del que habló Daniel… y el pregonero del] bien que anuncia la
salva[ción es aquél del que está escrito que él se lo enviará… ‘para conso[lar a los
afligidos’…

"Su interpretación]: para instruirlos en todos los tiempos del mundo […] ella (la
comunidad) ha sido apartada de Belial… en los juicios de Dios como está escrito sobre
él: ‘Diciendo a Sión: tu Dios reina’. [Si]ón es [la congregación de todos los hijos de
justicia, los] que establecen la alianza, los que evitan marchar [por el ca]mino del
pueblo… Melquisedec, que los librará de la mano de Belial” (col. II, 1-25; versión de
García Martínez, Textos de Qumrán, 2ª edic. 186-187)

Lea el lector atentamente este texto, que es difícil pero muy interesante. Y el próximo
día intentaré sacar algunas consecuencias para la comprensión del transfondo de la
teología del “mesías celeste” en el judaísmo, que luego –opino- aplican
retroactivamente los Evangelistas, apoyados en la teología de Pablo, al Jesús de la
historia, como si este Jesús histórico hubiese sido ya en su vida, en su vida mortal
(aunque obscuramente y no visible del todo para los demás mortales), todo aquello que
luego la teología cristiana posterior afirma de él.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Martes, 18 de Enero 2011

36
El mesías celeste y el Jesús histórico, más Qumrán
(167-12)
Hoy escribe Antonio Piñero

Comentamos los textos qumránicos trascritos el día anterior. Como dije, pienso que

• Los textos de Qumrán arriba mencionados (4Q246 y 11QMelq), más

• Los que hablan de Henoc trasladado al cielo como profeta (1 Henoc), o de

• Henoc también como humano pero transformado en una entidad humana/angélica que
se denomina “Metatrón” (3 Henoc), situado junto a Dios, así como de

• La enigmática figura angélica de la ora judía tardía denominada Plegaria de José que
se encarna en Jacob,

pueden suponer un paso adelante en nuestra comprensión de las creencias religiosas


mesiánicas o semimesiánicas de ciertos círculos piadosos judíos del siglo I de nuestra
era, y la mentalidad de los judeocristianos respecto a Jesús que está emparentada con
tales creencias, o que derivan de ellas.

Tales pasajes, aunque escasos y aislados en Qumrán y en el resto de la literatura anterior


o simultánea al nacimiento del cristianismo, nos indican ya cómo la concepción de un
libertador escatológico, una suerte de supermesías (o coadyuvante de él) celestial podría
no ser totalmente ajena y extraña al judaísmo de la época cristiana.

En los dos textos mencionados (4Q246 y 11QMelq) hemos afirmado ya que se trata
quizá de la figura de un libertador escatológico, de naturaleza celeste, semejante al
como un “hijo de hombre” de Daniel 7.

En otro fragmento importante de Qumrán se nos habla de un mesías sacerdotal, aunque


no se lo designe expresamente como tal (4Q540), muy relacionado con lo celestial. Las
palabras clave de este fragmento son:

“Y expiará por todos los hijos de su generación, y será enviado a todos los hijos de su
pueblo. Su palabra es como la palabra de los cielos, y su enseñanza según la voluntad de
Dios” (Véase A. Piñero, “Los manuscritos del mar Muerto y el Nuevo Testamento”, en
J. Trebolle (ed.), Paganos, judíos y cristianos, Trotta, 166s.)

Hay que insistir machaconamente en que estos tres pasajes pueden suponer en el
judaísmo piadoso, apocalíptico y sectario del entorno cronológico del nacimiento del
cristianismo un cierto ambiente favorable a la ampliación del concepto “mesías” desde
lo terreno hacia lo divino, como dijimos.

Con otras palabras: también para ciertos círculos judíos el mesías deja de ser meramente
humano; está de algún modo relacionado con lo divino. Hay un cierto proceso,

37
analógico a lo que se dará después en el cristianismo, de divinización de un ser
humano. Se establece la idea de que en cielo puede haber no un sólo Poder, sino de
algún modo "Dos Poderes". Esto ayuda a que se pueda dar en el cristianismo, sin trauma
psicológico notable, el salto teológico de repensar a Jesús como mesías “sobrehumano”,
una vez que quedó establecido que -al menos al final de su vida- se declaró mesías de
Israel (implicado en la “entrada triunfal” y “purificación del Templo” = Mc 11).

El cristianismo, emparentado con estos círculos, seguirá esta vía incipiente de los judíos
piadosos, que piensan que la divinidad se expande hacia afuera, hacia la humanidad,
adoptando como "ayudante" a un ser humano elegido, el cual resulta de algún modo
divinizado (el cómo no se suele explicar, porque se supone, o no se sabe bien como
explicarlo)..

Deseo insistir expresamente en la idea siguiente: la cristología del Nuevo Testamento


no se inventa a partir de la nada, sino siempre con una base, a saber: apoyándose en
dichos o hechos del Jesús histórico que se reinterpretan, tras su muere, con otra luz, a
partir de la firme creencia en la resurrección y en que con ese evento Dios ha
constituido a Jesús “Señor” y “Mesías”.

A partir de ahí, es sencillo imaginar que a títulos como “Hijo de Dios” se le otorgue
dentro del cristianimsmo un sentido más profundo, distinto en suma al que tenía en el
Antiguo Testamento.

“Señor”, por ejemplo, entendido primero como una manera de dirigirse respetuosamente
a un hombre situado en una categoría superior, pasa luego, utilizándolo en sentido
absoluto = "Señor" a secas,, a tener connotaciones divinas: se equipara a Jesús con la
divinidad gracias a la creación simultánea de la teología de la preexistencia. Pero
siempre debe quedar claro que estos títulos reinterpretados así por los
cristianos suponen un salto teológico, es decir el paso de la figura de un Jesús mero ser
humano, un “hijo de hombre” a un personaje divino, “El Hijo del Hombre” (cuando se
emplea como título cristológico). Hay, pues, un proceso de divinización dentro ya del
cristianismo, pero que tiene ciertos antecedentes en el mundo judío.

En este mundo la divinización del er, o de los seres humanos, escogidos por la divinidad
para proyectarse hacia fuera se cosifican = los números o sefirot de la Cábala. La
personificación se detiene para defender el monoteísmo.

El el mundo cristiano, la personificación no se detiene: Jesús será considerado


plenamente divino en un corto espacio de tiempo, aunque se tardenn siglos en precisar
exactamente cuál es su naturaleza.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

Miércoles, 19 de Enero 2011

38
El mesías celeste y el Jesús histórico (II). Ulteriores
precisiones (167-13)
Hoy escribe Antonio Piñero

Es preciso, sin embargo, formular una reserva a lo que dijimos en la postal anterior: los
precedentes judíos de las concepciones cristianas no son tan absolutamente válidos
como se ha pretendido. Me refiero a que nos estamos moviendo en un ámbito de
igualdad casi tan absoluta que no hace falta moverse del mundo judío.

Si se analizan con cuidado estos pasajes judíos transcritos en las postales anteriores, se
llega a la conclusión de que esas figuras (“hijo de Dios”; el Melquisedec como agente
mesiánico; y el “mesías sacerdotal”) se quedan simplemente en el rango de
"suprahumanas" (4Q246; 11QMelquisedec), quizás angélicas como la del “ángel Jacob”
de la Plegaria de José, pero seres humanos al fin y al cabo, con una divinización menor.
Por tanto, no valen como término de comparación absoluta con el Jesús histórico, que
creemos que fue meramente un ser humano que resulta a la postre divinizado
absolutamente, aunque se declare que es Dios y hombre a la vez

Además: en el doble caso del “profeta” Henoc, debe admitirse que éste tiene
relativamente poco que ver con la misión de Jesús. Henoc (1 Henoc 71-73),
transportado a los cielos y convertido en “hijo del Hombre” junto a Dios, no baja luego
a la tierra como un mesías, ni tampoco traspasa estrictamente el ámbito de lo humano
como -por el contrario- la figura de Jesús cuando se la piensa después de que se cree
firmemente en su resurrección.

La figura de Metatrón (Henoc, igualmente, pero considerado de otra manera) no es un


caso especial, a pesar del interés que algunos investigadores como Martin Hengel han
mostrado por este personaje (en su obra Der Sohn Gottes. Die Entstehung der
Christologie und die jüdisch-hellenistische Religionsgeschichte (“El Hijo de Dios. El
nacimiento de la cristología y la historia religiosa del judeohelenismo”. Tubinga 2ª edic.
de 1997), pp. 73-75).

En primer lugar, el texto del libro 3º de Henoc es muy tardío. Las dataciones varían
desde el s. III y IV hasta el IX de nuestra era (Véase M. Ángeles Navarro, “Libro
Hebreo de Henoc (Séfer Hekhalot)”, Introd., 206-7, en A. Díez Macho (ed.), Apócrifos
del Antiguo Testamento. Vol. IV (Madrid 1984): Odeberg, siglos III - IV; Scholem,
siglos V - VI; Grüenwald, s. VI; P.S. Alexander, entre 450 - 850; J. T. Milik, siglos XII
o XIII. Los comienzos de la especulación sobre Metatrón pueden rastrearse, sin
embargo, hasta el s. II de nuestra era, puesto que aparece en los libros gnósticos Pistis
Sophia y Libro de Jeú).

Resulta incoherente que después de que muchos investigadores han criticado


muchísimo (como el mencionado Martin Hengel) la utilización por Rudolf Bultmann y
sucesores de material gnóstico de los siglos II al IV/V d.C. para reconstruir el
gnosticismo del s. I e interpretar así la atmósfera y la gestación del Cuarto Evangelio, se
explica bastante mal la utilización por estos estudiosos de este texto henóquico tan
tardío para reconstruir una teología judía del siglo I de nuestra era sobre el paso del
estatus humano al divino en el caso de Henoc.

39
Además, la figura de Henoc-Metatrón no casa bien con la de Jesús. Henoc-Metatrón fue
trasladado al cielo y convertido en un ángel. Allí queda instalado con la función de
lugarteniente o visir de Dios, de modo que puede denominársele “Príncipe del Mundo”,
o “Segundo Yahvé”. Aunque los paralelos con concepciones neotestamentarias de la
entronización de Cristo en el cielo, y la heroización de un ser humano hasta rango casi
divino son claras, no existen, sin embargo, en el caso de Metatrón concomitancias
algunas con la teología de la preexistencia, envío al mundo como salvador y
encarnación, típicas de la cristología cristiana = con otras palabras: que se aplican a
Jesús ya desde Pablo de Tarso. El mismo Hengel debe reconocerlo (obra citada: Der
Sohn Gottes, p. 76).

A partir de estas perspectivas, y por conceder a los textos de Qumrán la estima que
merecen como fuente de luz para la comprensión del nacimiento del cristianismo,
estamos de acuerdo, con el juicio conclusivo de Florentino García Martínez, expresado
hace ya tiempo:

"El Cristo (del Nuevo Testamento) aglutina en una sola imagen las diversas facetas de
las figuras mesiánicas a las que se ha llegado en Qumrán mediante el desarrollo de las
ideas seminales del Antiguo Testamento. El Cristo del Nuevo Testamento es a la vez un
mesías - sacerdote, un mesías - rey, un profeta -como Moisés, un siervo - sufriente y un
mesías - celeste. La comunidad cristiana ha atribuido claramente a una persona histórica
del pasado, cuyo retorno se espera en el futuro escatológico, todos los rasgos de las
figuras mesiánicas que el judaísmo precristiano había desarrollado a partir del Antiguo
Testamento y que ahora podemos conocer gracias al descubrimiento de los manuscritos
de Qumrán (“Qumrán y el mesías del Nuevo Testamento”, Communio 26, [1993], p.
31).

A esta precisa síntesis añadiríamos: el mesías cristiano es todo esto, sí, pero además no
sólo “celeste”, sino hijo "físico", óntico, de Dios. Aquí radica la diferencia esencial e
insalvable con el judaísmo.

Julio Trebolle, por su parte, opina que hay otra diferencia: la idea de un mesías sufriente
no aparece en Qumrán:

“Los textos de Qumrán aplican con frecuencia el título de ‘siervo’ a Moisés, a David y a
los profetas. En los textos oracionales la expresión ‘tu siervo’ equivale a la simple
referencia pronominal ‘yo’. Ningún texto de Qumrán ofrece, sin embargo, la expresión
‘siervo de Yahvé’ típica de las profecías bíblicas sobre el Siervo sufriente (Is 40-53). No
puede decirse que el motivo de un mesías sufriente sea en modo alguno característico
del Antiguo Testamento, ni es probable tampoco que aparezca en texto alguno de
Qumrán. Este motivo se encuentra por el contrario en el Nuevo Testamento y sólo en
pasajes de la obra lucana, sea en el evangelio o en los Hechos de los Apóstoles (Lc
24,26; Hch 3,18; 26,23)” (J. Trebolle, “Los Textos de Qumrán y el Nuevo Testamento”,
en Los hombres de Qumrán,, Trotta, p. 246.

Seguiremos.
Saludos cordiales de Antonio Piñero.
www.antoniopinero.com

40
El salto teológico del paso de un “como hijo de
hombre” a “El Hijo de Dios” real (167-14)

Hoy escribe Antonio Piñero

Una conclusión quizás razonable de lo dicho en las postales anteriores sería aceptar que
el judaísmo helenístico, a pesar de la riqueza comparativa contenida en los llamados
apócrifos del Antiguo Testamento (en donde se halla por ejemplo la literatura acerca de
Henoc) o en los Manuscritos del Mar Muerto (textos comentados: 4Q246;
11QMelquisedec),

“No nos aclaran directamente el 'misterio' cristiano”,

en palabras del citado Florentino García Martínez, autoridad mundial en los “Rollos”
qumranitas (“Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, en Piñero-
Galiano [eds.], Los manuscritos del Mar Muerto. Balance de cuarenta años de estudio,
El Almendro, Córdoba, 1994, p. 206).

Los escasos “precedentes” judíos se quedan en el ámbito de la analogía y no valen para


aclarar el salto teológico que supone el paso

· De un “como hijo de hombre” (Libro de Daniel 7) puramente humano, a un mesías


absolutamente divino; o bien el paso de

· De un “mesías” terrenal como creemos que debió de ser el Jesús de la historia (no
niego que no hubiera diferencias con otros pretendientes mesiánicos mucho más
“políticos y guerreros” que él), a un “hijo de Dios” óntivo y real, e igualmene el paso a
un mesías humano y totalmente celeste a la vez.

Por ello, para la historia de las ideas cristianas, la cuestión del origen y nuevo
significado de los títulos cristológicos (es decir, el se llame a Jesús “Hijo de Dios” o “El
Hijo del Hombre”, o “mesías sufriente con un marcado sentido celestial") no se resuelve
satisfactoriamente señalando tan sólo ciertos paralelos seminales o verbales en el
Antiguo Testamento o en Qumrán (por otra parte bien escasos, como ya hemos
insistido, dentro de la pléyade de textos mesiánicos o semimesiánicos judíos).

El profundo cambio de contenido teológico de los títulos cristológicos cristianos pudo


verse ayudado por el ensanchamiento en contenido teológico de ciertos conceptos
judíos, pero exige otra explicación en cuanto al origen de tal cambio. Los paralelos con
Qumrán no bastan, porque se quedan cortos. A saber, porque la idea de la filiación
“física”/óntica divina de Jesús impregna todos los títulos cristológicos y les otorga un
contenido radical, distinto y profundo.

Y puesto que lo que se discute la mayoría de las veces al hablar de esta problemática
cristológica es la constatación de una diferencia específica entre el judaísmo y el
cristianismo, y del lugar de procedencia de esa diferencia, debe afirmarse también, en

41
general, que no parece muy sano metodológicamente buscar esa diferencia específica en
el seno del judaísmo mismo.

Escribía hacer ya mucho tiempo (¡en 1994!)

" Si bajo el lema “para qué buscar fuera de casa lo que podemos encontrar dentro” (es
decir, para qué buscar en ámbito griego lo que se puede hallar en el judaísmo, el
vehículo de la revelación divina), llegamos a afirmar que:

• El Antiguo Testamento, en los textos de Qumrán (o en otros del judaísmo helenístico)


hallamos todas las claves para el desarrollo teológico del cristianismo, que no hay en
absoluto nada en el Nuevo Testamento para lo que no pueda hallarse un parangón en el
judaísmo helenístico y en especial en los textos de Qumrán;

• Si sostenemos que son explicables todas las diferencias específicas del cristianismo
respecto al judaísmo apelando a textos y concepciones judías,

tenemos que llegar necesariamente a una afirmación que no es nada lógica, a saber, que
el cristianismo se constituye como una verdadera religión, como algo nuevo, diferente
específicamente del judaísmo, utilizando elementos teológicos –algunos conocidos
últimamente gracias a los textos qumranitas– que son todos absoluta y netamente judíos
(tal como implícitamente postulan muchos investigadores, por ejemplo el muy citado
Martin Hengel, ya difunto, pero de gran influencia por sus escritos).

Por tanto, llegaríamos lógicamente a firmar un sinsentido: el cristianismo es una


religión diferente del judaísmo y a la vez todo aquello que la hace diferente es
puramente judío.

Desde el punto de vista de la historia de las religiones, lo que hace a una religión, en
concreto la cristiana, específicamente diferente de la religión madre, en este caso la
judía, no puede proceder del mismo seno materno, y ni siquiera de una derivación
sectaria de este seno. Hay que buscar en otro lado.

Y en la historia de las ideas religiosas para un proceso de divinización como el que


ocurre con Jesús tenemos múltiples ejemplos y analogías en el mundo grecorromano
anterior y contemporáneo al cristianismo, no en el mundo judío.

Por tanto, Qumrán, o el judaísmo helenístico no son un precedente absoluto para estas
ideas propiamente cristianas. Sí es interesante percibir, sin embargo, que el terreno
teológico podía irse preparando y que las nuevas ideas cristianas al respecto podían no
caer en un ámbito que las considerara una locura totalmente rechazable.

(Tomado de la obra de 1994, Los manuscritos del Mar Muerto. Balance de cuarenta
años de estudios, 113).

En la próxima postal, daré alguna idea más sobre el tema y continuaremos con otras
cuestiones: la amonestación fraterna y el tema del mesías sufriente… en Qumrán.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


www.antoniopinero.com

42
La radical divinización de Jesús ( síntesis = y II).
Otro tema qumránico: la "corrección fraterna"
(167-15)
Hoy escribe Antonio Piñero

Quiero sintetizar mis ideas sobre el tema de la radical divinización de Jesús (expuestas
con suficiente claridad en el libro “Biblia y helenismo”, capítulo 14, de donde tomo
material) por si mi pensamiento quedara aún obscuro:

- Por mucho que el concepto “hijo de Dios” se considere enriquecido, ampliado y


ensanchado en el judaísmo helenístico respecto a concepciones más angostas de la
misma expresión en el Antiguo Testamento, y

- Por mucho que se admita que los sintagmas, o títulos, un como hijo de hombre", y en
especial “Hijo de Dios” se aplique en época helenística a sabios, carismáticos, místicos,
incluso a una figura obscuramente mesiánica como la que aparece en 4Q246, se debe
concluir que, en esos contextos judíos

A) se trataba siempre de designaciones esencialmente metafóricas que competían a


hombres de unas cualidades excepcionales, llevados por dios al cielo para que le
sirvieran de ayudantes desde allí.

B) o bien a seres semi celestiales que no participan de lo humano, como sería una
posible figura angélica (por ejemplo "El ángel Jacob" de la Plegaria de José);

C) que tal denominación, y otras análogas, nunca hacen alusión, como en el caso de
Jesús en la teología del Nuevo Testamento, a una filiación óntica, real y " física" divina,
que conlleva la preexistencia, la mediación en la obra creativa de Dios y la
encarnación.

Por el contrario, se debe tener en cuenta que en la religiosidad helenística


grecorromana el puente entre la divinidad y los mortales es mucho más patente, y que se
admite sin rubor la existencia de seres humanos generados directa y físicamente por los
dioses, o se concibe con absoluta facilidad el paso de humanos, tras la muerte, al ámbito
absoluto de lo divino

(No entro aquí y ahora en la interesante problemática del concepto de una divinidad que
muere y resucita, la cual -a pesar de todas las '`pegas' existía desde hacía siglos en los
"cultos de misterio")

Es cierto que de la figura de un “Zeus padre de los dioses y de los hombres”


(Homero, Ilíada I 544; Odisea I 28, etc.) no hay un paso directo a la concepción de un
"Hijo real de un único Dios". Pero, también es igualmente cierto que la distancia es
relativamente pequeña, mientras que el abismo entre las concepciones de “hijo de Dios”
del judaísmo helenístico y las del cristianismo, “El Hijo de Dios”, cuando afirma que
Jesús es hijo real de Dios, es inmenso y casi imposible de franquear. Se trata de una

43
"creación" cristiana, que -por otro lado- puede explicarse bastante bien como he
intentado hacer incoativamente en la b[Guía para entender el Nuevo Testamento,
capítulo "Las primeras reinterpretaciones de Jesús").]b

Por cierto una breve nota:

Acaba de aparecer la cuarta edición de la "Guía". Desde que se publicó -creo que en
abril o septiembre, no recuerdo bien, de 2006- hasta ahora han pasado unos cuatro años
y medio. Además de esas ediciones en papel, tiene también otra digital. Agradezco
infinito y muy cordialmente la acogida a los lectores.
…………

Otro tema que VanderKam-Flint presentan en su libro “El significado de los Rollos del
Mar Muerto”, que estamos comentando, es la “corrección fraterna (los traductores al
español vierten "Amonestaciones a los compañeros" ¡!)”, que hasta que aparecieron los
Manuscritos se pensaba que era más bien un “invento” del grupo cristiano.

Pero gracias a textos como 1QS 5,24-6,1 + CD 9,2-8 y 4Q477 , descubiertos en


Qumrán, se ve bien claro que el uso al que se alude en Mt 18, 15-17 era algo que
practicaban ya los qumranitas. He aquí el pasaje de Mateo:
15 Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas en¬tre los dos. Si te hace caso, has
ganado a tu hermano. 16 Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que toda la
cuestión quede zanjada apoyándose en dos o tres testigos (Dt 19,15).
17 Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la
comunidad, considéralo como un pagano o un recaudador (Tr. J. Mateos, Nueva Biblia
Española).

Compárese con el de la "Regla de la Comunidad" (1QS):

“Que uno reprenda a su prójimo en la verdad, en la humildad y en el amor


misericordioso para con el hombre. Que nadie hable a su hermano con ira o
murmurando, o con dura [cerviz o con celoso] espíritu maligno, y que no lo odie [en la
obstinación] de su corazón, sino que lo reprenda en el día para que no incurra en pecado
por su culpa. Y además que nadie lleve un asunto contra su prójimo ante los Numerosos
(= la asamblea) si no es (antes) con reprensión ante testigos…” (5,25-6,1).

Los esenios en general habían derivado esta costumbre de una lectura de la Biblia, sobre
todo del Levítico:

“Y lo que dice (La escritura), “No te vengues ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo”
(Lv 19,18); todo aquel de los que entraron en la alianza que introduzca contra su
prójimo una acusación, que no sea con reprensión (previa) ante testigos, o que la
introduzca cuando está airado, o la cuente a los ancianos para que los desprecien ese tal
es un vengativo y que guarda rencor. Acaso no está escrito que sólo Él (Dios) se venga
de sus adversarios y guarda rencor a sus enemigos?” (Nah 1,2). Si guardó silencio para
él de un día para otro, o le acusó de un crimen capital, ha testimoniado contra sí mismo,
pues no cumplió el mandamiento de Dios que dice: “Deberás reprender a tu prójimo
para no incurrir en pecado por su causa” (Lv 19,17) = b[Documento de Damasco [CD]
9,2-8]b.

44
Parece claro que el proceso, y los pasos, que se describen en el Evangelio de Mateo son
los mismos que los practicados pot los esenios:

1. Reprender primero en soledad

2. En todo momento ha de usarse de dulzura y magnanimidad

3. Han de utilizarse testigos para no caer en juicios subjetivos

4. Sólo en caso de fallo en todos estos casos debe llevarse el asunto ante la asamblea.

La analogía es evidente. Por tanto, se puede concluir que la "corrección fraterna" en el


grupo de Mateo sigue claramente pautas esenias, cronológicamente muy anteriores.
……

Otro tema es la interpretación de la Ley por parte de Jesús y de los qumranitas. Vemos
en casi todos los casos (ojo: en la cuestión del divorcio Jesús se inclina claramente del
lado de la severa teología esenia) que Jesús adopta –no para el espíritu de la Ley, sino
para los temas concreto- en su interpretación de la Ley una postura más humana, más
condescendiente, más propia de los fariseos que de los esenios. Jesús habría sido
calificado por los qumranitas como uno de los “que buscan explicaciones fáciels,
blandas, o suaves”.

Así, por ejemplo, contrástese Mt 11,11-12:

“11 El les respondió:


- Supongamos que uno de vosotros tiene una oveja, y que un sábado se le cae en una
zanja, ¿la agarra y la saca o no? 12 Pues ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por
tanto, está permitido hacer bien en sábado” (Tr. J. Mateos)

(aunque la discusión se presente contra los fariseos… = ¿tendencia de Mateo en perfilar


más duramente el contraste de Jesús con el fariseísmo jerusalemita?) junto con Lc 14,5:

“-Si a uno de vosotros se le cae al pozo el burro o el buey, ¿no lo saca en seguida
aunque sea día de precepto?”

con el Documento de Damasco (=CD) 11, 12-14) donde se prohíbe sacar a un bestia
caída en un pozo en día de sábado, y donde e sostiene que si se trata de un ser humano
que ha caído en pozo o fosa profuna tampoco se sacará de allí si supone mayor trabajo
que el utilizar como cabo o cuerda la propia ropa (para desnudarse no hace falta
moverse de sitio y por tanto no sería un "trabajo prohibido en sábado). Jesús jamás llega
a ese extremo.

45
El Jesús histórico y otros textos de los Manuscritos
del Mar Muerto (167-16)

Hoy escribe Antonio Piñero

En el libro de VanderKam y Flint que comentamos, El significado de los Rollos del Mar
Muerto (Trotta), hay más temas interesantes de comparación Jesús – Manuscritos del
mar Muerto:

1. 4Q285 ¿mesías que muere o mesías que conquista?

El texto es el siguiente, en

A: Reconstrucción de Eisenmann:

"Isaías el profeta… el bastión saldrá de la raíz de Jesé… rama de David y serán


juzgados y harán matar al dirigente de la comunidad, la rama de David con heridas y el
(sumo) sacerdote ordenará..."

B. Reconstrucción de Vermes:

"Isaías el profeta… y serán cortados… caerán y un vástago saldrá de la raíz de Jesé…


rama de David y serán juzgados y el Príncipe de la comunidad lo hará matar, la rama de
David… panderos y danzantes y el (sumo) sacerdote ordenará… los cadáveres de los
kitios (= kittim = romanos)…"

En los años noventa del siglo pasado hubo una gran discusión a propósito de este
pasaje. Según VanderKam y Flint, el consenso actual es el siguiente:

1) El texto se refiere a Isaías 10,34—11,1, que afirma que las fuerzas del mal serán
eliminadas por el beriote del tronco de Jesé, que es el mesías.

2) La rama que crecerá de ese brote es la “rama de David” = el mesías futuro.

3) Alguien es conducido ante el dirigente de la Comunidad, el caudillo de la nación (los


dos títulos se entienden como mesiánicos) y es ejecutado ante él.

4) Todo Israel se regocijará con pandares y con danzas

5) Los cadáveres de los kitios son los de los enemigos del mesías.

Conclusión importante:

46
Éste (y otros textos de los Manuscritos del mar Muerto no valen para probar que en
ellos se pinta la figura de un caudillo mesiánico que muere…

Esto quiere decir implícitamente (contra las tesis de Eisenmann y Allegro): no se ve


posible, o probado, que existiera tal idea y que la muerte en cruz de Jesús sea una mera
copia, voluntaria, de lo que ocurrió con el caudillo mesiánico en Qumrán.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.

47
El mesías “cristiano” antes de Jesús (167-17)

Hoy escribe Antonio Piñero

El tema del título se inserta en el ámbito más general: “Otros textos de los Manuscritos
del Mar Muerto y Jesús de Nazaret (II)”

A este propósito he comentado ya hace tiempo unos pasajes relacionados con esta
cuestión. Se trató del “mesías antes de Jesús” en las postales dedicadas al libro de Israel
Knohl, El mesías antes de Jesús, de Edit. Trotta (The Messiah before Jesus. The
Suffering Servant of the Dead Sea Scrolls) de 2004.

Los textos básicos que aporta y traduce I. Knohl son los siguientes (tomados del libro
mencionado, Apéndices):

Los himnos mesiánicos se han conservado en dos versiones paralelas. Las dos versiones
son semejantes en carácter, pero al mismo tiempo cada una tiene sus rasgos peculiares.
La versión 1 de los himnos se ha transmitido en tres manuscritos diferentes: 4QHe,
4QHa fr. 7, y 1QHa col. 26. Por el contrario, la versión 2 se conserva sólo en un
manuscrito, 4Q491 fr. 11, col. 1. En ambas versiones hay un himno escrito en primera
persona, en el cual el autor se alaba a sí mismo. El primer himno, al que los
investigadores denominan “Himno de autoglorificación”, va seguido en ambas
versiones por una segunda composición que invita a los miembros de la comunidad a
alabar a Dios.

HIMNO 1, VERSIÓN 1

La base documental de la versión 1 del primer himno se halla en dos fragmentos de


4QHe. En el primer fragmento leemos:

1 el santo [consejo]. ¿Qui[én]


2 de [entre los hombres] ha sido rechazado como yo?
3 se compara a mi doctrina.
4 ¿Quién hay como yo entre los ángeles?
5 que pueda medir el [flujo] de mis labios? ¿Quién
6 soy el amado del rey, compañero del [
7 nadie puede compararse, pues yo [
8 con oro <me> coro[naré

En el segundo fragmento leemos:

1 ¿Quién ha sido [como yo] despreciado?


2 [Y ¿quién] puede comparárseme [en mi paciencia] ante las adversidades?
3 ]Me siento [

Un tercer fragmento sólo contiene partes de una única palabra.

48
Aunque estos textos son muy fragmentarios, podemos encontrar ayuda en otros
manuscritos de la versión 1, en los que a veces se conservan expresiones paralelas en
forma más completa. Las expresiones paralelas en la versión 2 sirven también para
nuestro propósito.

Sobre la base de estos testimonios directos e indirectos podemos -dice Knohl-


reconstruir como sigue la versión 1 del himno primero:

1 [… Seré c]onta[do entre los ángeles, mi morada se halla en el] santo


2 [consejo] ¿Quié[n… y quién] ha sido [como yo] despreciado?
Y ¿quién
3 de [entre los hombres] ha sido rechazado como yo? ¿Quién ha soportado tantas
aflicciones como yo? [No hay doctrina]
4 que se compare a la mía. [Pues] tengo mi asiento [en los cielos]
5 ¿Quién hay como yo entre los ángeles? [¿Quién podría cortar mis palabras? Y
¿quién]
6 puede medir el [flujo] de mis labios? ¿Quién [puede equiparárseme y comparárseme
así en el juicio? Yo]
7 soy el amado del rey, compañero de los san[tos
y nadie puede acompañarme. Y en mi gloria]
nadie puede comparárseme, pues yo [… ni]
con oro <me> coro[naré, ni con oro refinado].

HIMNO 1, VERSIÓN 2

La segunda versión de este himno se conserva en las líneas 5-11 de 4Q491 fr. 11, col.
1:

5 [… para] siempre un trono poderoso en el consejo angélico. Ningún rey del pasado se
sentó en él, ni tampoco los nobles.
[…¿Quién puede compararse]
6 [conmigo?] Nadie puede compararse con mi gloria, y nadie
ha sido exaltado como yo, y nadie puede acompañarme. Tengo mi asiento […] en los
cielos, y nadie
7 […] Seré contado entre los ángeles, y mi morada está en el consejo santo. [Mi]
des[eo] no es el de la carne, [pues] todo lo que me es precioso está en la gloria de
8 la santa [mo]rada. ¿Quién ha sido estimado más despreciable que yo? Sin embargo,
¿quién se asemeja a mí en gloria? ¿Quién es […]
9 ¿Quién como yo ha soportado [todas] las aflicciones? ¿Quién puede comparárseme en
resistir las adversidades? Nadie es como yo, y no hay doctrina comparable
10 [a la] mía. ¿Quién podría cortar mi[s palabras]? Y ¿quién podría medir el flujo de mi
discurso? ¿Quién puede equipararse conmigo y comparar así (sus juicios) con los míos?
11 […pu]es soy contado entre los ángeles y mi gloria
con los hijos del rey. Ni el oro, ni el [o]ro refinado

HIMNO 2, VERSIÓN 1

Hay también dos versiones de este segundo himno. Veamos en primer lugar la versión

49
primera, conservada en 4QHa fr. 7, col. 1, ls. 13-23; col. 2, ls. 1-14.

Columna 1, líneas 13-23

13 “Entonad un cántico de alabanza, oh amados, cantad al rey de la


14 [gloria, alegraos en la asam]blea de Dios; resuene el gozo en las tiendas de la
salvación, alabad en la santa morada.
15 Ensalzadle junto con las huestes eternas, atribuid a Dios la grandeza y la gloria a
nuestro rey.
16 [San]tificad su nombre con fuertes labios y lengua poderosa,
levantad juntos vuestra voz
17 [en t]odo momento, tocad sonora y alegre música; regocijaos con gozo sempiterno
18 sin cesar, rendid culto en la asamblea común. Bendecid al que realiza hechos
maravillosos y hace conocer su poderosa mano,
19 [se]llando los misterios y revelando cosas ocultas, levantando a los que tropiezan y a
los que caen;
20 [res]taurando los pasos de quienes aguardan el conocimiento, pero humilla las
orgullosas asambleas de los siempre soberbios,
21 [y confir]ma los misterios esplen[dorosos] y esta[blece] gloriosas [mara]villas;
[ben]decid al que juzga con ira destructiva
22 […] en amorosa bondad, justicia, abundantes mercedes, favores,
23 […] piedad para los que han frustrado su gran bondad,
y fuente de

Columna 2, líneas 1-14

1 […]
2 [… perece la maldad…]
3 [y cesa] la [op]resión; [el opresor cesa con indignación].
4 Se [acab]a el engaño, no hay ya estúpidas perversidades;
aparece la luz, y [se desparrama el go]zo;
5 [desaparecen] la aflicción y los quejumbrosos lamentos, aparece la paz, cesa el terror;
brota una fuente de [eterna] bendi[ción],
6 y por la salvación eterna… acaba la iniquidad, cesa la aflicción, y no hay ya más
enfer[medad; queda eliminada la injusticia],
7 [y no existe ya la culpa. Pro]clamad y decid: Grande es Dios que obra maravillas,
8 pues humilla el espíritu altivo de modo que nada queda, y eleva al pobre del polvo
hasta [las alturas eternas],
9 hasta la nubes engrandece su estatura, y [está] con los seres celestiales en la asamblea
de la comunidad y […]
10 ira para destrucción eterna. Y a los que tropiezan en la tierra los levanta sin cargos, y
un po[der eterno sigue]
11 sus pasos, y gozo eterno en sus moradas, gloria sempiterna que nunca cesa [por
siempre jamás].
12 Decid: Bendecid a Dios que [ob]ra [ma]ravillas, que actúa poderosamente para que
se manifieste su poder, [y que obra con justicia],
13 para que todas sus criaturas lo [co]nozcan, y para que con alegría en sus rostros
conozcan la abundancia de su tierna [bondad y la grandeza de]
14 sus misericordias para todos los hijos de su verdad.

50
HIMNO 2, VERSIÓN 2

La versión 2 del segundo himno ha sobrevivido de forma fragmentaria en las ls. 13-16
de 4Q491 fr. 11, col. 1:

13 [… Regocijaos], justos, entre los ángeles […] en la


santa morada, entonad un himno
14 [… pro]clamad con sonoro grito […] en eterna
alegría, sin […]
15 […] para establecer el cuerno de [su] mesías
16 […] para dar a conocer su poder con fuerza […]

Comentaremos brevemente el texto el próximo día. La pregunta básica será: ¿es la


autoconsciencia de Jesús una copia de la de este personaje mesiánico que tan buena
opinión tiene de sí mismo? ¿Qué opinan los expertos?

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 26 de Enero 2011

51
El mesías “cristiano” antes de Jesús (y II) (167-18)
Hoy escribe Antonio Piñero

Como escribimos ya, Knohl sostiene que ese personaje de los textos transcritos, que
tiene de sí mismo tan elevada estimación, fue Menahén, esenio, consejero del rey
Herodes el Grande, y que se declaró mesías y fue muerto…, naturalmente. Este
Menahén fue el modelo expreso de Jesús de Nazaret, que lo conoció e imitó
expresamente.

Los dos testigos del Apocalipsis de Juan, cap. 11, son en opinión de Knohl, los mesías
real y sacerdotal que el autor de esa revelación cristiana toma de Qumrán. En efecto,
dice, los dos testigos mueren, son expuestos durante tres días y luego resucitan

La opinión de tres personas más calificadas que yo son las siguientes.

Julio Trebolle (qumránologo entre otras cosas de la Universidad Complutense de


Madrid) sostiene que la reconstrucción de Knohl es aventurada. Al ser los textos objeto
de interpretaciones diversas, no se pueden obtener más que hipótesis. Trebolle opina
que las reconstrucciones de Knohl de las lagunas (destrozos del manuscrito) de estos
textos son totalmente aventuradas.

VanderKam y Flint (pp. 282ss y 353, autores del libro objeto del comentario de esta
serie) sostienen que es posible que hubiera un Menahén tal como describe Knohl, e
incluso que fuera un pretendiente mesiánico. Pero, el conjunto de la hipótesis de Knohl
son tan arriesgadas, que no puede prestárseles asentimiento.

Y segundo: para reconstruir la figura del mesías en Qumrán ( y luego afirmar que el
cristianismo es mera copia) se fija Knohl en textos oscuros, que no nombran al mesías
directamente, mientras que no trata de otros pasajes (como la Regla de la Comunidad)
en los que el mesías, o dos mesías, sí aparece de modo expreso.

La crítica parece razonable.

En conclusión: VanderKam y Flint –y yo estoy de acuerdo- opinan que la relevancia de


los Manuscritos del mar Muerto para entender a Jesús y al cristianismo primitivo sigue
siendo objeto de controversia. Pero que hay algo muy claro: comprendemos mucho
mejor a Jesús y a sus seguidores judeocristianos si leemos esos Manuscritos.

Pero esos Manuscritos del mar Muerto nos revelan una comunidad judía, no cristiana en
absoluto. Nada hay de encriptamiento de noticias cristianas y de Jesús en ellos. El efecto
de los textos aludidos en estas postales y otros sirve para autentificar la atmósfera
teológica en la que vivió Jesús y para dar un aire de verosimilitud histórica, pues
pertenece al ambiente judío del siglo I de nuestra era y a sus antecedentes, a lo que
cuenta el Nuevo Testamento acerca de Jesús.

Y añado: todo esto es verdad, pero no va en absoluto en contra de la tesis general


interpretativa de los Evangelios de que transmiten muchos dichos y hechos auténticos
de Jesús, pero vistos y reinterpretados a la luz de la teología cristiana que se forma
52
después de la Pascua en la que muere Jesús (y sus seguidores creen que ha resucitado),
teología que debe muchas ideas reinterpretativas a la mente de Pablo de Tarso.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Viernes, 28 de Enero 2011

53
Los Rollos del Mar Muerto y otros libros del Nuevo
Testamento: Hechos de los Apóstoles (167-19)
Hoy escribe Antonio Piñero

VanderKam y Flint opinan, con razón, que los Manuscritos del mar Muerto nos
permiten aumentar la perspectiva de la interpretación correcta (acomodada a la
mentalidad del siglo I d.C.) de los Hechos de los Apóstoles, de Pablo y de los autores de
otras epístolas del Nuevo Testamento

1. Hechos de los apóstoles

Confirmamos que los Manuscritos del mar Muerto ayudan a comprender el esquema
mental que llevó a los primeros cristianos de Jerusalén a adoptar el sistema de la
“propiedad comunitaria”: Hch 2, 44-46:

"Todos los que iban creyendo abrigaban el mismo propósito y lo tenían todo en común;
45 vendían sus posesiones y sus bienes y lo repartían entre todos según la necesidad de
cada uno. 46 Asimismo, mientras a diario perseveraban unánimes en el templo, también
partían el pan en las casas y comían con alegría y de todo corazón, 47 alabando a Dios y
siendo bien vistos de todo el pueblo. El Señor les iba agregando a los que día tras día se
iban poniendo a salvo con el mismo propósito" (Tr. J. Mateos).

Igualmente en Hch 4, 32-35:

"32 En la multitud de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: nadie


consideraba suyo nada de lo que tenía, sino que lo poseían todo en común. 33 Los
apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho vigor; todos
ellos eran muy bien vistos, 34 porque entre ellos no había ningún indigente, ya que los
que po¬seían campos o casas los vendían, llevaban el producto de la venta 35 y lo
ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada
uno".

Se trata –la comunidad de bienes- de una práctica compartida con la comunidad de


Qumrán y que comparten hasta cierto punto un mismo “guión” teológico:

1) Ambos grupos estaban convencidos del final inminente de este (tipo de) mundo y el
amanecer de otro mundo o nueva edad.

2) Ambas veían en la comunidad de bienes la puesta en práctica del precepto del amor
al prójimo = a amar a Dios (dt 6,5 y Lev 19,18b).

Los textos de Qumrán pertinentes son CD (Doc. de Damasco) 6,20 y “Regla de la


comunidad) = 1QS 6,24 y 7,6.

1QS 6,24:

“Si se encuentra entre ellos alguien que ha mentido acerca de los bienes (compartidos) a

54
sabiendas, lo separarán de la comida pura de los Numerosos (de la comunidad) durante
un año, y será castigado a un cuarto de su pan (= comida)

Es éste un castigo menor que el de Ananías y Safira en Hch 5.

1QS 7, 6:

“Si alguno se comporta negligentemente con los bienes de la comunidad, causando su


pérdida, habrá de completarlos”

CD 6,20 = unión del disfrute de los bienes (comunes) cvon el amor del prójimo:

“…para apartar las porciones santas según su exacta interpretación; para amar cada uno
a su hermano como a sí mismo, para reforzar la mano del pobre, del indigente y del
extranjero

He aquí textos, entre otros (véase el libro de González Lamadrid; Los descubrimientos
del Mar Muerto, que citamos en postales anteriores) que indican que la primera
comunidad judeocristiana tenía una teología en muy diversos puntos similar a la esenia
¿influjo de que bastantes esenios de Jerusalén –no de Qumrán- engrosaron las filas de
los seguidores más primitivos de Jesús que eran totalmente judíos (con poca o ninguna
influencia del pensamiento posterior de Pablo).

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Sábado, 29 de Enero 2011

55
¿Nueva Alianza o Alianza renovada? Interpretación
de la Escritura: qumranitas y cristianos (167-20)
Hoy escribe Antonio Piñero

Comentamos las similitudes entre ciertos aspectos de la teología y práctica de la


comunidad judeocristiana primitiva y los esenios, tal como se reflejan en los
Manuscritos del mar Muerto.

Hoy citamos más extensamente a VanderKam y Flint que comentan los temas reflejados
en el título de esta nota. Sobre la Nueva alianza escriben (a veces la traducción que
presento es un poco libre y parafrástica para que se entienda mejor):

“La comunidad de Qumrán renovaba la Alianza anualmente en la Fiesta de las


Semanas” (Pentecostés). En la misma ocasión el libro de los Hch nos dicen que el
Espíritu fue concedido a los apóstoles y a los cristianos de Jerusalén, y se estableció una
sociedad ideal en la que las posesiones eran comunes. Las dos comunidades están
ligadas por un mismo recuerdo de las tradiciones bíblicas acerca de la escena de la
Alianza en el Sinaí.

Probablemente no es casualidad el que Hch 1 presente a Jesús como a Moisés, subiendo


a una montaña antes de su ascenso al cielo, y que el Espíritu se presente como un don
que Jesús ha enviado –tras ascender al cielo- a su pueblo que continúa aún en la tierra,
allá abajo para Moisés que contemplaba al pueblo en la falda de la montaña (compárese
con Hch 2,33). Moisés fue el medio para proporcionar la Alianza a los israelitas y el don
del Espíritu en Pentecostés es, según Lucas, donde se establece una (¿nueva?) alianza
(p. 357)

La interpretación de la Escritura

La exégesis de la Escritura de Pedro, según Hch 2, es muy similar a al practicada en


Qumrán. E apóstol “cita pasajes de los profetas y de los salmos” –los textos principales
sobre los qumranitas compusieron sus pesharim o comentarios que actualizaban la
profecía al momento presente- y “parece como un esenio de Qumrán cuando defiende a
sus compañeros en la fe en Jesús de estar borrachos” a tempranas horas de la mañana.

Pedro cita Joel 2,28-32, que comienza: “En los últimos días sucederá, dice Dios, que
derramará mi Espíritu sobre toda carne (Hch 2,17). En otras palabras, la predicción
acerca del don del Espíritu divino a todas las gentes se cumplirá en los últimos días. “En
realidad los textos hebreo y griego de Joel no dicen ‘en los últimos días’, sino ‘después
de esto’, es decir,, cuando haya tenido lugar la vuelta del favor divino detallada en la
sección precedente del oráculo profético (Joel 2,18-27).

“En Hechos las palabras ‘después de esto’ se hacen más concretas a la luz del contexto
de Joel. Este tipo de lectura de la Biblia continúa en Hch 2, donde varios salmos” (cuya
situación originaria y su significado primigenio e histórico eran muy distintos) “se
entienden como referidos a Jesús, del mismo modo que en los comentarios e
interpretaciones bíblicos de Qumrán, los pesharim, donde por medio de esta exégesis se

56
descubre el sentido de los eventos contemporáneos”.

“Lao que está implicado en este asunto es evidente: tanto las gentes de Qumrán como
los seguidores de Jesús en Jerusalén se consideraban comunidades escatológicas y se
constituían como fraternidades ideales en Israel (las dos, cada una por su cuenta, se
consideraban, en verdad el verdadero Israel y tenían como modelo la comunidad
israelita en torno al Sinaí” (cf. p. 358 de VanderKam y Flint.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Domingo, 30 de Enero 2011

57
Pablo de Tarso y los Rollos del Mar Muerto
(167-21)
Hoy escribe Antonio Piñero

La tesis central de VanderKam y Flint –en este apartado de su obra- es obvia, y todo el
mundo está de acuerdo con ella: A pesar de desencuentros profundos entre la teología
paulina y la teología esenia (en concreto la del subgrupo esenio de Qumrán) es:

“Hay mucho en las epístolas paulinas, dirigidas todas a grupos de individuos de fuera de
Judea, que resulta más claro después de leer los Rollos” (p. 359).

1. La manera que Pablo interpreta la Escritura es parecida a la de los qumranitas. Es


cosa sabida, y lo confirman nuestros autores, que la frase paulina “hacer las obras de la
Ley” no se encuentra más que en Pablo (8 veces, por ejemplo, Rom 3, 20-28; Gál 2,26,
etc.) y en Qumrán, en concreto en 4QMMT (MMM= miqsat ma‘ase ha-torah =
“Algunas obras de la Ley”.

2. Otro punto de contacto adicional es el esquema bendición/maldición por parte divina,


según sea el comportamiento del ser humano. En Pablo ese comportamiento se refiere a
la fe “Los que creen son benditos con Abrahán, que creyó” y “todos los que dependen
de las obras de la Ley están bajo la maldición”: Gál 3,9.

4QMMT cita a Dt 30,1-2

“Y sucederá que cuando te sobrevinieren todas estas cosas, la bendición y la maldición


que he puesto delante de ti, y volvieres en sí en medio de todas las naciones a las cuales
Jehová tu Dios te hubiere arrojado, y te convirtieres a Yahvé tu Dios, y obedecieres a su
voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo tu corazón y con
toda tu alma”
(Trad. Reina-Valero-Gómez: hay mejores traducciones -como, sin duda, la de Cantera-
Iglesias en la B.A.C.-, pero ésta de R-V-G es copia electrónica y no tengo que teclear)

y presenta a David –no a Abrahán- y a los sectarios mismos como gente que tiene
siempre en mente la posibilidad de caer en la maldición divina o, por le contrario, de
recibir las bendiciones…, aunque siempre dependiendo del cumplimiento de la Ley.

3. Los Rollos indican en varios pasajes que, aunque la obediencia a la Ley era crucial, la
comunidad qumranita sentía intensamente –al igual que Pablo- que su elección y
salvación venían por la gracia de Dios.

Explicitemos este punto:

58
¿Cuál era el propósito de la Ley para los de Qumrán? VanderKam y Flint suscriben la
posición de Ed. P. Sanders de que –a propósito de la lectura atenta de los Rollos- se
debe corregir el punto de vista usual que tenemos del judaísmo de tiempos de Jesús: el
cumplimiento de la Ley no era un requisito para entrar en una relación de amistad con
Dios, sino la consecuencia de pertenecer a la Alianza y el requisito para seguir
permaneciendo en ella. Por tanto, cumplirla voluntariosamente no era un medio para
salvarse, sino una consecuencia de la elección divina previa

Si fuera así, a saber q los judíos no creían que ellos se salvaban sólo por cumplían la
Ley, cuando Pablo critica a los que creen que “obrando las obras de la Ley” logran
salvarse, es decir, entrar en el Alianza, está interpretando mal al judaísmo de su
época. Pablo creía que sus correligionarios defendían la idea que la entrada en el cielo
“puede ganarse trabajando”. Pero en verdad no era así, según E. P. Sanders: los judíos
de su época sabía que ya habían ganado el cielo en principio, potencialmente; pero que
no lo conseguirían de facto si no cumplían las obras de la Ley.

Por tanto hay que entender Gál 2,16

“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe
de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley ninguna carne (=
ningún ser humano) será justificada”.

como una interpretación “equivocada” de Pablo. Y detrás de Psblo han ido la inmensa
mayoría de los exegetas cristianos de todos los tiempos que han visto en el judaísmo
una religión puramente legalista ("obra la Ley por tus propias fuerzas y te salvarás"),
cuando en realidad no era sí. Todos se ha equivocado, incluidos Agustín de Hipona y
Martín Lutero.

VanderKam y Flint suscriben unas palabras de James D. G. Dunn en su Comentario a


Gálatas de 1993:

“Es evidente que Pablo estaba formulando objeciones a una convicción judía de su
tiempo (según él creía). Pero, hasta donde podemos estar seguros, la visión judía típica
y tradicional de la época no era que cualquiera pudiera ganarse por sí mismo el favor de
Dios”.

Así resulta… que, si se entiende bien el espíritu de los autores de Qumrán, y -por
supuesto- del judaísmo general de la época, Pablo (y luego todos los exegetas cristianos
con él) se había fabricado un adversario judío respecto a la idea de las salvación que en
realidad no existía!!

59
Mi opinión al respecto es: es muy posible que así sea…,; y es muy posible que Sanders
y Dunn tengan razón. Pero los judíos del siglo I daban una impresión equivocada a todo
el mundo. Sabían poco de cómo expresar claramente sus ideas…., de modo que
cualquiera, Pablo incluido, podía equivocarse fácilmente.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

60
Fe y justicia. Romanos 1,17 –Gálatas 3,11 y los
Rollos del Mar Muerto (167-22)
Hoy escribe Antonio Piñero

Los textos cuyo sentido se discute - a propósito de lo que enunciamos en esta nota = "fe
y justicia en Pablo y en Qumrán- pertenecen al Comentario, pesher, a Habacuc de
Qumrán (1QpHab) , por una parte, y a Gálatas y Romanos, por otra, los siguientes:

Porque en él la justicia de Dios es revelada de fe en fe, como está escrito: Mas el justo
por la fe vivirá (Romanos 1,17, que cita a Hab 2,4b)

Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente; porque: El justo por la
fe vivirá: Gálatas 3,11, que cita igualmente a Hab 2,4b)

El texto pertinente de Qumrán es:

Esto se refiere a aquellos que hacen (= obedecen) la Ley en la casa de Judá, a quienes
Dios rescatará de entre los condenados al juicio por causa de su sufrimiento y de su
lealtad () hebreo ‘emmunatam, se ‘emmunah, “justicia”, “lealtad”, “fidelidad”)al
Maestro de justicia” (1QpHab 8, 1-3)

Y el texto de Habacuc mismo (hebreo) en 2,4b es:

“He aquí que sucumbe aquel que no tiene el alma recta, mas el justo por su fidelidad
vivirá”

Lo que se discute es: ¿Entendió bien Pablo el texto de Habacuc? ¿Lo interpretó cómo le
convenía? ¿Qué puede decirse de cómo entendía el Apóstol el término clave ‘emmunah
en el pasaje de Habacuc?

En primer lugar, los esenios interpretan el “justo” de Habacuc como “los que hacen (=
obedecen) la Ley en la casa de Judá”, es decir los esenios, o su subgrupo solo (¡no todos
los judíos!) , mientras que Pablo habla de todos los hombres potencialmene.

En segundo: parece que los qumranitas entienden “por su justicia” o “por su fidelidad”,
la lealtad al Maestro de justicia en el sentido de ser fieles a él en su interpretación de las
Escrituras. Pablo, por el contrario, entiende ‘emmunah como “pura fe en Dios”, gracias
a la cual el creyente en Jesús se apropia de los beneficios del sacrificio vicario de Jesús
en su muerte en cruz.

Como se ve, hay un mundo de diferencias.. Y ninguno de los comentaristas -Pablo y


qumranitas- entiende el texto en un sentido histórico, como haríamos hoy: el profeta
hace un llamamiento a la fidelidad/lealtad a Dios (no concretamente a la fe en ningún
credo) durante un tiempo de crisis ocasionada por la invasión de Israel por los caldeos.

61
Pero respecto a lo que ahora nos interesa, me parece conveniente aquí pensar en la
profunda diferencia de la que parten Pablo y los qumranitas respecto a la fe, cuya
consecución está condiciona da al estado del ser humano antes de creer.

Para los esenios, y el subgrupo de Qumrán, capitaneados por le Maestro de justicia, tal
como aparece su pensamiento al respecto en los himnos o Hodayot (= 1QH), la
situación del ser humano, sumido en el pecado y antes de decidirse a “obrar las obras de
la Ley” es semidesesperada solamente. Se podría semejar al que cae, en la selva, en una
trampa para fieras que está aún a medio construir: sólo tiene más o menos un metro de
profundidad, o poco más. Una vez caído en la trampa (= la situación de pecado), con sus
solas fuerzas (= siempre que desee sinceramente), y dando un saltito (= se pone a obrar
la obras de la Ley) , sale de la trampa (= se halla en situación de fidelidad para con Dios
y se salva.

Para Pablo, por el contrario, antes de que llegara la plenitud de los tiempos, la venida de
Jesús, el ser humano estaba caído en una trampa totalmente completa en la selva (= la
situación de pecado generada por el pecado de Adán), de más de cinco metros de
profundidad y bien alisada, de modo que por sí solo no puede salir (= por mucho que se
esfuerce no logrará salir, ni saltando, ni con nada, porque las paredes son lisas = no
logrará salir de la situación de pecado). PERO, llegada la plenitud de los tiempos, viene
Jesús, y completa su sacrificio en la cruz). Esta acción es como la fabricación del
instrumento, de la escalera, por el cual se podrá salir de la trampa del pecado.

Entonces, el ser humano cae en la cuenta y con la ayuda de la gracia divina utiliza esa
escalera, es decir, hace un acto de fe en la potencia salvadora de la muerte en cruz de
Jesús y se apropia para sí mismo esa potencia. Ese acto de fe -inisisto- es como la
“escalera” potente que le permite salir de la trampa y volver a la superficie.

Con otras palabras: según Pablo, el ser humano “se hace justo” (el justo de Habacuc,
según él) “por un acto de fe o fidelidad” (el justo vivirá o se salvará por la fe) hacia
Dios al reconocer que por designio eterno se ha cumplido el acto de salvación de todos
con el sacrificio de Jesús. Y apropiarse de los beneficios de ese acto de salvación está al
alcance del que -insisto también, por la gracia divina- esté dispuesto a hacer un acto de
fe en Jesús y su sacrifico. La escalera para salir de la trampa está a su disposición.

Como puede observarse, la comparación entre la exégesis qumranita de Habacuc y la de


Pablo ayuda para destacar la enorme diferencia entre ambas.

Siempre he afirmado que esta ”escalera para salir de la trampa” = el acto de fe ayudado
por la gracia, es un concepto intelectual, un acto intelectual, y no supone en principio
más que “creer”; no es una acción que tenga que “obrar” norma alguna de la Ley. Es
ésta una concepción de la salvación muy distinta a la del judaísmo. Es más griega y, en
principio, menos judía. Me parece imposible negarlo, porque, para el judaísmo de la
época de Pablo, y en principio una vez concedida también la gracia divina, la salvación
no consiste en creer, sino en obrar, y en concreto "las obras de la Ley"

Estemos o no de acuerdo con lo que dije en la nota anterior sobre si Pablo había
entendido bien o mal la mentalidad de sus coetáneos judíos sobre la situación de pecado
del hombre y su posibilidad de salvación, creo que respecto al concepto de la salvación

62
del ser humano, entre el judaísmo del momento y el del Apóstol hay una notabilísima
diferencia.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Miércoles, 2 de Febrero 2011

63
Creyentes y no creyentes en Pablo y en los Rollos
del Mar Muerto (167-23)
Hoy escribe Antonio Piñero

Vanderkam y Flint, cuya obra estamos comentando largamente, traen a colación el


famoso pasaje de 2 Corintios 6,14-7,1 para tratar de la relación entre creyentes y no
creyentes en Jesús en las cartas de Pablo. El pasaje reza así:

14 “No os juntéis en yugo con los incrédulos; porque ¿qué compañía tiene la justicia
con la injusticia? ¿Y qué comunicación la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia
tiene Cristo con Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel? 16 ¿Y qué consentimiento el
templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente, como
Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos; y seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo. 17
Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis cosa
inmunda; y yo os recibiré, 18 y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis a mí hijos e
hijas, dice el Señor Todopoderoso. 7:1 Así que, amados, pues teniendo tales promesas,
limpiémonos de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santificación
en temor de Dios”.

De acuerdo con el comentario de Joseph Fitzmyer (en el capítulo “Paul and the Dead
Sea Scrolls”, en la obra colectiva editada por los mismo Vanderkam y Flint, The Dead
Sea Scrolls Afer Fifty Years , Brill, Leiden 1999, II pp. 599-621), nuestros autores
resumen en cinco puntos las afinidades de este pasaje “paulino” (probabilísamente
espurio, una glosa añadida) con el pensamiento teológico de los qumranitas:

1. El triple dualismo de justicia/iniquidad; luz / obscuridad; Cristo / Belial = Satanás +


la noción subyacente de “porción” / parte / lote = v. 15. En Qumrán se halla este
dualismo por todas partes en la Regla de la Comunidad y el Rollo de la Guerra.

2. Oposición radical al culto idolátrico

3. El Templo de Dios = imagen del creyente; éste alberga a Dios como el Templo = En
Qumrán, en la Regla de la Comunidad, por ejemplo, 8,4-10

4. Separación y apartamiento radical de la impureza que supone el mundo pagano

5. Sistema de prueba teológica de lo que se dice por medio de una unión de textos o
alusiones a las Escrituras = Antiguo Testamento hoy.

Parece evidente que este texto no puede ser de Pablo. Su teología es muy distinta.
Simplemente bastaría considerar el punto 4, que daría al traste con toda la misión
paulina. Es claro que algún escriba insertó este texto en 2 Cor. Y no podemos saber por
qué.

64
En consecuencia (y a la luz de la comparación con la doctrina esenia general, y de sus
grupos en particular, ahora más visible gracias a los Rollos), podemos pensar que las
causas que provocaron que entrara este fragmento de teología esenia en el corpus
paulinum sería:

• Es probable que hubiera esenios en general que se pasaron al bando de los


judeocristianos desde muy pronto

• Es seguro que hubo una edición general de las cartas de Pablo

• Es casi seguro que tal edición se produjo a finales del siglo I o principios del II, ya que
todos los manuscritos conservados traen esta glosa.

• Es claro que de ningún modo podemos acercarnos exactamente a lo que salió


originalmente de la pluma o del dictado de Pablo. Tenemos que contentarnos con lo
transmitido. Probablemente el texto que leemos de Pablo es del año 200.

· Es claro que el editor, o un escriba, muy al principio de la historia del texto, insertó en
2 Corintios este pasaje que más bien parece sacado de Qumrán.

Pero esto no quiere decir que en conjunto no estemos seguro de que el texto primitivo se
ha conservado con bastante fidelidad. Se conservó porque se consideraba “sagrado”, y
lo sagrado sólo podía “remanejarse” hasta cierto punto.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Viernes, 4 de Febrero 2011

65
Epístola a los Hebreos y los Rollos del Mar Muerto
(167-24)

Hoy escribe Antonio Piñero

Vanderkam y Flint recogen algunas concomitancias entre la teología del grupo


subesenio de Qumrán y la del desconocido autor de la Epístola a los Hebreos que, por
cierto, recuerden los lectores, se agregó durante la posible negociación entre iglesias
paulinas que dio origen al canon del Nuevo Testamento. Opino que al número 13, que
formaban el corpus de cartas paulinas (para nosotros hoy 7 genuinas + 6 de discípulos;
para ellos, todas genuinas) se añadió Hebreos de modo que se alcanzara un número
perfecto = 7 + 7: 14.

Lo que destacan ante todo Vanderkam y Flint es que el autor de Hebreos –en contra de
toda perspectiva historicista, y haciendo uso de la alegoría o de la imaginación- hace de
Jesús un “sacerdote”, celestial…, ¡y un sacerdote que no era ni siquiera de la tribu de
Leví (condición indispensable para ejercer como sacerdote en el judaísmo), sino la de la
tribu de Judá!

Para resolver este problema teológico -creado por la teología en contra de la historia
vital de Jesús, un personaje totalmente laico- el autor de Hebreo hace retrotraer el
“sacerdocio” de Jesús a un personaje más antiguo que Leví, Melquisedec, “que no tenía
padre ni madre” y que era sacerdote de un orden sacerdotal totalmente antiguo y
designado por Dios.

Y a la vez, Vanderkam y Flint ponen de relieve que esta invención teológica del autor
de Hebreos no estaba exenta de antecedentes. Estos se hallan en las ideas de los esenios
qumranitas expresadas sobre todo en el texto sobre Melquiedec en la Cueva 11 =
11QMelk.

Aunque el interés qumranita en el personaje produce ideas diferentes a las luego


cristianas, hay concomitancias interesantes, que nosotros hemos señalado ya más de una
vez en otras notas del Blog, o en escritos diversos. Son las siguientes:

Este personaje dibujado en Qumrán tiene rasgos “mesiánicos”:

• En los últimos días y bajo la égida de Melquisedec Dios hará que los pobres y cautivos
encuentren su liberación: habrá remisión de deudas y sobre todo liberación de los
prisioneros. El texto de Qumrán presenta a estos cautivos como gente que ha caído en
esa situación por ser rehenes de Belial, es decir por haber pecado y haberse pasado al
bando de Satanás.

• Melquisedec tiene funciones como juez escatológico.

• La actuación de Melquisedec es de algún modo expiatoria. Para Hebreos, Jesús


traspasa el velo del Santuario –como el Sumo Sacerdote el día de la Expiación (Yom

66
Kippur), mediante su propio sacrificio, y logra la expiación una vez por todas: ya no son
necesarios nunca más ulteriores sacrificios.

El Melquisedec de Qumrán está vinculado de algún modo con el Yom Kippur y la idea
de expiación:

“Entonces el Día de la Expiación, tras el décimo período jubilar (= cerca del final de los
días), cuando (Melquisedec) expíe por todos los (hijos de la) Luz y por el pueblo
predestinado para Melquisedec (es decir, para ser juzgado, positivamente, por él,
después de la expiación).

En síntesis: en Qumrán –como hemos visto ya- se anticipan rasgos mesiánicos que los
cristianos atribuirán a Jesús. Esos rasgos incluyen funciones “sacerdotales” (aunque el
Jesús histórico jamás lo fuera; pero se trata del Jesús pensado después de su
resurrección). Ahora bien, en Qumrán se pensó en un doble mesías (Regla de la
Comunidad): junto con el mesías guerrero vendría un mesías sacerdotal, que enseñaría
al pueblo la Ley y que espiaría con ellos, al final de los días. Quedaría así inaugurada la
era mesiánica.

La teología cristiana es tan semejante a la qumranita en estos aspectos mesiánicos de


una figura humana pero de algún modo "divnizada" (no se explica el cómo; sólo se
saabe -y eso es lo que importa- que está junto a Dios y que participa de sus poderes)
que hay que pensar en una “atmósfera teológica común”. Nada se inventa de la nada en
el judeocristianismo naciente-

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Sábado, 5 de Febrero 2011

67
El Apocalipsis y los Rollos del Mar Muerto (167-25)

Hoy escribe Antonio Piñero

El último apartado de la comparación cristianismo/Rollos en el libro de Vanderkam y


Flint está dedicado al Apocalipsis. Se quejan nuestros autores (p. 372), y con razón, de
que la mayoría de los estudios sobre la relación entre los Rollos y el Nuevo Testamento
se centra en motivos particulares –como mesianismo, escatología e interpretación de las
Escrituras, o bien en Juan Bautista, Jesús de Nazareno, o en todo caso en Pablo…- y se
olvidan de que El “Rollo de la Guerra” y la amalgama de textos fragmentarios que
formaban parte de un texto más amplio sobre la “Nueva Jerusalén” sirven muy bien para
aclarar aspectos del Apocalipsis del Nuevo Testamento

1. El “Rollo de la Guerra” no está aislado dentro de la apocalíptica judía (= 1 Henoc 56;


1 Hen 90; 99,4; Jub 23; 4 Esd 13; Oráculos Sibilinos 3, 663-668; para los textos, estos y
otros, puede consultarse mi Antología de Apócrifos del Antiguo y Nuevo
Testamento, de Alianza Editorial, Madrid, 2010), pero es el escrito que con más detalles
describe la guerra santa –con sus batallas- contra Satanás y sus huestes, al final de los
días.

La comparación con el libro del Apocalipsis -que como es conocido describe también el
conflicto final entre los que siguen al Cordero y la Bestia y el falso profeta + Satanás (=
el Imperio Romano con sus ayudas)- con el Rollo de la Guerra es muy interesante e
iluminadora. La atmósfera es la misma y lo que ocurre es similar. El concepto de
"batalla" escatológica contra los malvados al final, etc., son prácticamente idénticos.

Hay también algunas diferencias: al contrario que en el Apocalipsis cristiano, en el


Rollo de la Guerrano se reúnen todos los enemigos de Israel y de Dios en un solo
ejército, sino en varios, y hay múltiples batallas. También es distinto que en el
Apocalipsis cristiano quien luche sea el Cordero = Jesús resucitado junto con sus
ángeles, mientras que en el Rollo de la Guerra son los israelitas, unidos a los ángeles
que pelean en la tierra (más parecido, relativamente, a la pelea de hombres ayudados por
dioses de la Ilíada). En el Apocalipsis cristiano no hay mezcla de seres humanos y
ángeles en la pelea final contra los malvados.

Tanta es la similitud de concepciones que algunos expertos han definido al Apocalipsis


como un “Rollo de la Guerra cristiano”. El autor del Apocalipsis es deudor de una
tradición común visionaria y apocalíptica, tradición que reelabora profundamente en
ocasiones, sobre todo porque cuando se produce la batalla final (la segunda muerte y
definitiva) Satanás había sido de hecho ya derrotado previamente por el testimonio y la
muerte salvífica del mesías, cordero, Jesús.

2. El texto de la “Nueva Jerusalén” o “Visión de la Nueva Jerusalén” es una obra


reconstruida a partir de fragmentos diversos: 1Q32, 2Q24, 4Q554, 4Q554a-555, 5Q15,
11Q18. Fue compuesto en arameo y tiene la forma de una ‘visita guiada’ al futuro
68
templo jerusalemita de la era mesiánica, similar a lo que ocurre en Ezequiel 40-48. Un
guía anónimo va indicando al “turista” escatológico rasgos diversos de la futura
Jerusalén celestial y de su templo. Ofrece abundantes detalles y especifica algunas
medidas (como el pasaje de Ezequiel)

En el Apocalipsis cristiano la nueva Jerusalén no tiene Templo, porque Dios y el


Cordero son su templo, pero sí se describe esa Nueva Jerusalén. Tal descripción tiene
igualmente muchos rasgos parecidos a la del libro fragmentario de Qumrán

En un trabajo de haceya mucho tiempo = "José y Asenet y el Nuevo Testamento",


en Actas del I Simposio Bíblico Nacional 1982, Madrid (Univ. Complutense) 1984, pp.
623-636, ponía yo de relieve cómo –entre otras concomitancias de las que hemos
hablado hace tiempo aquí- la descripción de la “torre” o palacio fortificado en el que
vivía, -según el autor de la novelita- la heroína Asenet antes de convertirse al judaísmo
y casarse con el patriarca José, es increíblemente parecida al dibujo de la “nueva
Jerusalén” del Apocalipsis.

Por tanto, el texto de la “Nueva Jerusalén” o “Visión de la Nueva Jerusalén” de


Qumrán, más la novelita “José y Asenet”, me confirman en una idea que he expuesto
también con un poco más de detalle en la Guía para entender el Nuevo Testamento” p.
512, y que me atrevo a citar:

"El autor del Ap afirma expresamente al inicio de su libro que éste es la plasmación por
escrito de una revelación personal (1,1). A lo largo de la obra repite: “Caí en éxtasis”
(1,10), “Vi” (5,1; 8,2; 10,1; 14,1, etc.). Todo el libro parece respirar una atmósfera de
autenticidad y de participación personal en lo que se describe. Sin embargo, esta
impresión se tambalea cuando se piensa que gran parte del libro está compuesto a base
de textos escritos anteriores. El lenguaje, las alusiones, las palabras sueltas y
expresiones (aunque nunca una cita explícita) del Antiguo Testamento aparecen por
todas partes en la obra. Es claro que el autor se inspira en la Escritura sagrada, sobre
todo en los libros del Éxodo, Daniel, Ezequiel, Isaías y Zacarías, no sólo para la
expresión literaria, sino para el contenido mismo de sus visiones, que repiten casi al pie
de la letra algunas de las que tuvieron esos profetas anteriores. Los análisis literarios
revelan también sin duda alguna que el autor del Ap utiliza otros textos apocalípticos
previos que no pertenecen a la Escritura y los incorpora a su libro. Así se han señalado
que los pasaje siguientes tienen como base escritos apocalípticos anteriores al autor:
7,1-12; 11,1-14; 12,1-18 + 13,1-18; 17,1-17; 20,1-22,5. El número de páginas que
ocupan estos pasajes en el Ap es notable. Además el Ap se nos muestra como una obra
de estructura bastante bien planeada y cuidadosa.

"Uniendo estos hechos se impone una conclusión: es posible que el autor tuviera
auténticas visiones como base o impulso de lo que escribe, pero no cabe duda de que el
resultado final, el escrito presentado para su lectura litúrgica, es un producto netamente
literario y artificial, compuesto en la soledad de un escritorio de autor. Éste intentó
hacer una obra con una estructura basada fundamentalmente en los números siete,
cuatro y tres. Pero el uso de materiales previos no le permitió un ajuste perfecto. A pesar
de este defecto, el Apocalipsis está muy logrado literariamente, y recoge, asimila y
presenta renovadamente a sus lectores una tradición literaria de revelaciones ya antigua
en el judaísmo".

69
Y con esta nota de hoy concluimos nuestra serie de comentarios al libro de VanderKam
y Flint, El significado de los Rollos del Mar Muerto, editado por Trotta, Madrid, en
2010.

Creo que Trotta ha prestado con este libro un buen servicio. Y como soy autor de esta
editorial puede parecer que esto que digo es un mero halago. No es así, por lo quiero
hacer un complemento. Me escribe Carlos mi buen amigo Carlos A. Segovia que

“Hay recientes trabajos de J. J. Collins, T. Elgvin, E. Regev y A. Schofield, publicados


en los últimos cinco años o así y que, como sabes, cuestionan desde diferentes ángulos
la identidad de la comunidad de Qumrán en su conjunto con la comunidad (¿formada
asimismo por otras varias comunidades y por tanto más amplia?) referida en 1QS y
afines. Se trata, en rigor, de la interpretación más reciente e innovadora de todas y que
poco a poco va ganando adeptos (Se refiere C. A. Segovia a la tesis de G. Boccaccini
que precisa la identidad de estos esenios, defendiendo que formaban un grupo más
amplio que el que dibuja la Regla de la Comunidad = 1QS). Y por cierto también está
fenomenal que Trotta haya decidido publicar el libro de VanderKam/Flint, ¡pero éste es
de 2005, luego anterior a los de Collins, Regev y Schofield! Si Trotta quiere estar al día
respecto del estudio de los mss. de Qumrán (como lo estuvo en los '90) ¿no convendría
tal vez que contemplara la posibilidad de publicar asimismo alguno de tales libros?"

Lo que transcribo para suplicar que surta efecto.

Saludos cordiales de Antonio Piñero.


Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com

Domingo, 6 de Febrero 2011

70

También podría gustarte