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BOGOTA
2010
INTRODUCCION
La gran mayoría de actividades productivas relacionadas con los sectores agrícola y forestal
contemplan dentro de la primera de sus fases, la planificación, establecimiento y manejo de un
vivero para la propagación de material vegetal. Pero no se trata, de ninguna manera, simplemente
de una más de las etapas de producción, es quizás, una de las más importantes, de la que
depende en gran medida el éxito o el fracaso de las actividades posteriores. No en vano se ha
comparado la etapa de vivero para las plantas con la frágil etapa de la infancia para el ser
humano.
Así como un bebé requiere de los más especiales cuidados y de los elementos indispensables
para garantizar en él una adultez con plenitud de desarrollo, una planta necesita que en su etapa
inicial se le proporcione el medio más adecuado para estimular en ella el auge de todo su
potencial genético. Dicho medio involucra varios elementos que tienen que ver con los
componentes infraestructural, material y procedimental.
El contar con un vivero dotado de una infraestructura adecuada para adelantar en él los diferentes
procesos productivos con la mayor eficiencia, es prenda de garantía para la obtención de un nivel
de producción de plántulas con la calidad y en la cantidad suficiente, de tal forma que se puedan
continuar las fases de trasplante y manejo de plantaciones trabajando sobre una base firme y
segura.
Pero quizá el factor de mayor peso, sobre el cual recae en mayor medida la responsabilidad de
lograr elevados índices de calidad, es el contar con personal capacitado y con alto nivel de
experiencia en todas las fases del proceso productivo. No basta con tener acceso a un buen
apoyo literario o con contar con la mejor infraestructura en el vivero para acertar en cada una de
las decisiones que a diario hay que tomar, cuando de dirigir el desarrollo de seres vivos se trata.
Juega aquí un papel muy importante el conocimiento que se adquiere con el día a día y con cada
una de las valiosas observaciones que solo el viverista, inmerso en su mundo teórico y de sentido
común, ha adquirido para especializarse cada vez más.
La tercera parte reviste gran importancia por cuanto tiene que ver con los aspectos metodológicos
de la propagación en vivero. Allí encontrará los parámetros para la obtención o elaboración de los
diferentes materiales de producción, las pautas para dar un adecuado manejo a estos materiales,
los lineamientos para adelantar de manera ordenada y efectiva el proceso productivo y algunos
aspectos que tienen que ver con el manejo administrativo. Es de resaltar este último punto, ya que
lo que se está manejando no es una pequeña tienda, sino por el contrario, una empresa o parte
de ella.
Queda pues abierta la invitación, amigo estudiante, a que se sumerja en este curso con la mayor
inquietud posible y con el ánimo de llevar a la práctica la mayor parte posible de su contenido. No
olvide que la mejor forma de aprender a hacer algo es precisamente haciéndolo.
JUSTIFICACION
OBJETIVOS
Recordar algnos elementos teóricos importantes relacionados con la relación planta -
suelo, planta - agua, planta - sustrato.
Repasar los conceptos básicos sobre nutrición vegetal.
Repasar algunos conceptos importantes sobre el proceso de germinación de semillas.
Resaltar la importacia de las micorrizas en el desarrollo vegetal.
Definición
Se puede definir de manera sencilla el vivero como el lugar donde se lleva a cabo el proceso
de producción de plántulas de muchas especies forestales, ornamentales o agrícolas, las
cuales son llevadas hasta un estado de desarrollo que les permita sobrevivir en el lugar
definitivo de plantación. Por supuesto, es un lugar que está dotado de algunos elementos
que le proporcionan a la semilla, el ambiente más propicio para superar la frágil etapa inicial
de desarrollo.
El empleo de viveros ha sido desde hace muchos años una herramienta utilizada para
disminuir las pérdidas generadas por la fragilidad que presentan las plantas en sus primeros
estadios de desarrollo. Anteriormente, cuando se hablaba de viveros, se relacionaba
directamente este concepto con la producción de plántulas de árboles, pero en la actualidad,
con la aparición y el manejo de variedades y especies agrícolas de alta productividad pero
elevado costo, se ha popularizado el empleo de esta herramienta incluso en muchas de las
explotaciones de tipo agrícola.
En general son muchas las razones por las cuales se debe contar con una fase de vivero en
los proyectos agroforestales, sin embargo se presentan a continuación algunas ideas que
pueden dejar claros los argumentos para su establecimiento:
La etapa inicial de desarrollo es la más delicada para todos los organismos vivos, los cuales
requieren de cuidados especiales que solo se pueden asegurar en un lugar dotado con
algunos elementos básicos.
Algunos materiales empleados para reproducción como semillas, esquejes estacas o
propágulos obtenidos mediante cultivo de tejidos, presentan elevados costos por cuanto se
trata de materiales mejorados genéticamente o de los que no se cuenta con suficiente
material parental.
Resulta mucho más económico brindarle la atención necesaria a las plántulas en estado de
confinamiento, que cuando estas se encuentran muy dispersas en el lugar definitivo de
desarrollo. Esta situación era muy común en los cultivos tradicionales de hortalizas donde
se practicaba mucho la siembra directa en campo y posterior entresaca de material
sobrante, generándose grandes pérdidas por desperdicio de semilla y empleo exagerado de
agroquímicos.
En un vivero se pueden obtener plántulas mucho más homogéneas, pues los contenedores
empleados actualmente dan la facilidad de seleccionar el material vegetal y realizar prontas
reposiciones de elementos que no presentan las características deseadas. De la misma
manera, al llevar a campo plántulas de características similares, se garantizará en gran
medida una plantación también homogénea.
Finalmente se podría decir que gracias al adecuado manejo de la fase de vivero, se puede
obtener plántulas con la calidad y en la cantidad necesaria que aseguren, en gran medida,
bases sólidas para una posterior etapa de plantación y crecimiento en el sitio definitivo.
CLASES DE VIVEROS
Viveros transitorios. Son aquellos viveros que se establecen con el fin de desarrollar solo uno
o dos ciclos de producción y por tanto, la infraestructura con que cuentan es muy limitada.
Viveros permanentes. Los viveros permanentes son aquellos que se establecen con el fin de
desarrollar muchos ciclos productivos, que están planificados para producción a gran escala y
que por tal motivo son dotados de todas las condiciones necesarias para garantizar eficiencia,
calidad y comodidad en los procesos que en él se llevan a cabo.
FUENTE: www.blogsdiariovasco.com
La semilla es una parte del fruto de las plantas fanerógamas, la cual contiene un embrión que
está en la capacidad de dar origen a una nueva planta. Se encuentra protegida por una capa
dura denominada testa y además contiene un tejido nutritivo denominado endospermo.
IMAGEN 4. SEMILLA DE ESPECIE FORESTAL (Tibouchina grossa)
En la mayoría de las especies, la semilla es el elemento fundamental que permite dar origen a
un nuevo individuo, además que permite transmitir las características de una planta a una nueva
generación. El conocimiento del proceso de desarrollo de la semilla, desde su iniciación en la
flor, hasta su germinación en un almácigo, es fundamental cuando se pretende adelantar
cualquier programa de propagación vegetal. A partir de este conocimiento se puede planificar
actividades importantes como selección de árboles padres para colección de semilla, época de
colección, tratamientos pregerminativos a emplear, características de los sustratos de
germinación o necesidad de malla sombra en los almácigos.
Una vez que se han llevado a cabo los fenómenos de floración y polinización en la planta, se da
inicio al proceso de transformación del ovario el cual puede cambiar de tamaño, consistencia,
colorido, e incluso de forma. En algunos casos las células se rodean de paredes duras o
lignificadas que dan origen a frutos secos, mientras que en otros casos, las células adquieren
una consistencia gelatinosa o blanda que forman tejidos acuosos, en este caso se da origen a
los llamados frutos carnosos.
En la parte más interna del fruto, el embrión toma la forma de una pequeña planta que se va
rodeando de una capa de células rígidas denominada testa. Es esta la verdadera semilla que, al
llegar a la madurez, estará en capacidad de dar origen a una nueva planta. De la semilla hacia
fuera, todas las capas del fruto reciben el nombre de pericarpo, el cual a su vez se subdivide en
epicarpo, capa más externa del fruto y constituido generalmente por una sola capa de células, el
endocarpo, la capa interna que también puede estar formado por una sola capa de células y, en
medio de estas dos, se encuentra el mesocarpo, que puede tener muchas capas.
Al desproveer a un fruto de todas sus envolturas carnosas, dado el caso que las posea, o al
abrir las vainas que lo protege, se puede apreciar en su verdadera dimensión al verdadero
protagonista del proceso reproductivo, el resultado de la unión de las células reproductivas
masculina y femenina. La semilla propiamente dicha está constituida por una testa, que es la
parte exterior y más rígida, la cual está provista de un pequeño poro denominado micrópilo a
través del cual se produce la absorción de humedad. En su interior se encuentra el embrión
rodeado de unos tejidos alimenticios llamados cotiledones (uno en monocotiledóneas y dos en
dicotiledóneas), los cuales tienen la función de proveer a la nueva planta de alimento en el
momento de la germinación y hasta cuando esta esté en capacidad de fabricar su propio
alimento mediante la aparición de las hojas verdaderas. El embrión presenta la forma de una
plantita rudimentaria y está compuesto por la radícula, que crece hacia abajo y da origen a la
raíz y la plúmula, que crece hacia arriba dando origen al tallo y a las hojas.
En muchas ocasiones los programas de propagación vegetal en vivero deben iniciar con una
etapa de identificación de fuentes semilleras y recolección de semilla; de esta manera, el
viverista tiene la necesidad de conocer los principales tipos de fruto que puede encontrar, y así,
se puede formar una idea sobre las técnicas a emplear para la obtención de la semilla.
Dependiendo de si el fruto se originó a partir de una inflorescencia, si la flor tenía uno o más
pistilos, o si el ovario forma estructuras duras o carnosas, se origina una gran gama de formas y
tamaños de frutos.
CLASES DE FRUTOS
Frutos secos indehiscentes. Son aquellos frutos que no se abren espontáneamente cuando
alcanzan la madurez y que por lo general contienen una sola semilla. Son ejemplos de este tipo
de frutos los del urapán (Fraxinus chinensis), el roble (Quercus humboldtii), y la teca (Tectona
grandis) . En muchos casos al intentar separar el pericarpo de la semilla, esta puede sufrir algún
daño y por tal motivo en el vivero se prefiere sembrar el fruto con la semilla dentro; en otros
casos, el proceso de separación de semilla y pericarpio no es tan complicado y se puede
realizar empleando simplemente métodos manuales.
Frutos secos dehiscentes. Este tipo de fruto se caracteriza porque al llegar a la madurez se
abren espontáneamente para dejar salir la semilla, que por lo general es más de una. A este
grupo pertenecen las legumbres de la acacia (Acacia sp.), la silicua del flormorado (Tabebuia
rosea) y la cápsula del abarco (Cariniana pyriformis).
Frutos carnosos. Los frutos carnosos son los que poseen un mesocarpo blando y carnoso y
pueden estar provistos de una o varias semillas. Cuando poseen una sola semilla reciben el
nombre de drupa, como es el caso del cerezo (Prunus serótina), el nogal (Juglans neotropica) o
el aguacate (Persea americana); cuando poseen varias semillas y tanto el mesocarpo como el
endocarpo son carnosos recibe el nombre de baya; tal es el caso del mano de oso (Oreopanax
Floribundum), papayuela (Carica pubescens) y el lulo (Solanum quitoense).
PP = Porcentaje de pureza
Peso. Este análisis se emplea para determinar el peso real de la semilla. Su cálculo se realiza
organizando 8 muestras de 100 semillas cada una, las cuales se pesan por separado. Los
valores obtenidos son sumados y el resultado dividido por el número total de muestras (8) para
obtener de esta forma el peso promedio de 100 unidades. Posteriormente se calcula el peso
para mil unidades multiplicando por 10.
El promedio se obtiene sumando los resultados obtenidos en las cuatro muestras y luego
dividiendo este resultado por cuatro.
Germinación por peso. Cuando se trata de semillas sumamente pequeñas como las de aliso o
encenillo, resulta muy complicado separar las semillas de las impurezas y por tal motivo la
evaluación se realiza relacionando el número de semillas germinadas por cada gramo
sembrado. Para este fin se toman como mínimo 4 muestras de semilla con impurezas de 1
gramo cada una y se siembran en un medio adecuado proporcionando las condiciones
necesarias para una óptima germinación. Al terminar la germinación se realiza el conteo de
semillas germinadas por cada muestra de un gramo y se saca el promedio, obteniendo así la
germinación por peso. También se puede obtener el número de semillas germinadas por
kilogramo multiplicando el valor obtenido en el ejercicio anterior por 1000.
El contenido de humedad se calcula tomando dos muestras de semilla de 5 gramos cada una,
las cuales son sometidas a un proceso de secado gradual en horno cuya temperatura debe
estar en 103o C, durante 16 a 17 horas. Pasado dicho tiempo de secado, las muestras son
sacadas del horno e inmediatamente pesadas en la balanza para registrar su nuevo peso.
Obtenidos estos datos se procede a calcular el contenido de humedad para cada muestra de la
siguiente manera:
Valor real. Es una expresión aproximada en porcentaje del número de semillas vivas de un lote.
Se calcula multiplicando el porcentaje de pureza con el porcentaje de germinación y dividiendo
el resultado en 100.