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APORTES DE JAIME GUASP DELGADO

Aportes de Jaime Guasp Delgado


INFLUENCIA DE SUS CONCEPCIONES DEL DERECHO Y DE PROCESO
SOBRE LA TRIOLOGÍA: ACCIÓN-PRETENSIÓN-DEMANDA

Autor
Rosario Isabel Reyna Huancas

UNIVERSIDAD DE SAN MARTÍN DE PORRES

Notas del autor


Seminario de Proceso Contencioso Administrativo. Tutor Carlos Giovani Arias Lazarte
MAESTRÍA DE DERECHO PROCESAL
Escuela de Postgrado – Facultad de Derecho – Universidad de San Martín de Porres
rosario_reyna@usmp.pe

JUNIO 2021

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APORTES DE JAIME GUASP DELGADO

“Pro captu lectoris, habent sua fata libelli1… según la


capacidad del lector, los libros tienen su destino”

1Maurus, Terentianus (mitad siglo II), en 1.286 “De litteris, syllabis et metris” (Sobre pronunciación, sílabas y métrica). Se
utiliza para señalar que incluso los libros están bajo el sometimiento de las vicisitudes de la historia, o que un libro con
apariencia insignificante puede tener un gran valor. Ver en http://latin.dechile.net/?Busca=PRO+CAPTA

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INTRODUCCIÓN

La próspera teoría abordada por el jurista español Jaime Guasp Delgado (1913-
1986) destaca en su elaboración científica sobre la pretensión procesal como
consecuencia y reflejo de las teorías que previamente aborda sobre su
conceptualización del Derecho cuyo eje central se sitúa en la relación jurídica y del
proceso como institución jurídica, adoptando un pensamiento científico en torno al
concepto de proceso con una característica predominantemente de la sociología lo
cual implica partir desde el ámbito extrajurídico para arribar a dichas
conceptualizaciones que posteriormente por su carácter concreto y específico
permite desarrollar la triología acción-pretensión procesal-demanda.

Su obra surgió como crítica al observar que las teorías subjetiva y objetiva se
complacían con una explicación esencialmente jurídica de los resultados que se
obtienen del proceso, pero que no explican la necesidad social a que
específicamente respondería la actuación procesal dejándose en un segundo plano
con relación a las necesidades subjetivas que se pretenden satisfacer por el
Derecho.

Tal es así que, Guasp afirma que “la finalidad social perseguida por el proceso
se halla, sin duda, en un aquietamiento justo de la vida de la comunidad, y no
puede decirse que esta finalidad se conseguiría con la simple declaración
judicial recaída en torno a la tutela instrumental que se configura como objeto
del proceso. Lo que actor y demandado quieren fundamentalmente fijar no es
si su derecho a obtener la tutela jurídica existe o no, sino, efectivamente, la
obtención pura y simple de la misma”2, y, en este sentido, considera que la
comunidad humana se propone resolver el problema del individuo para logar la paz
social, esa paz en sociedad que se observa desde la seguridad (aspecto subjetivo)
y certeza (aspecto objetivo), en la medida que la paz constituye el fundamento del
derecho. Siendo sus criterios adoptados posteriormente, dejándose de lado las
teorías precedentes sobre la pretensión procesal y constituyéndose su postura
como una suma de ambas teorías lo que le permitió analizar el valor sistemático de
la pretensión procesal.

2 Guasp Delgado, Jaime (1952), en La pretensión procesal, ed. Civitas S.A., Madrid, España, pág. 21

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Índice

Introducción………………………………………………………………………………..3

La relación jurídica como eje central del Derecho....................................................5

El proceso como institución jurídica……………………………………………………..7

Triología procesal: acción – pretensión procesal – demanda………………………..8

Acción………………………………………………………………………………8

Pretensión procesal………………………………………………………………9

Valor sistemático…………………………………………………………11

Demanda…………………………………………………………………………12

Bibliografía……………………………………………………………………………….14

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I. LA RELACIÓN JURÍDICA COMO EJE CENTRAL DEL DERECHO

Contemplando desde una perspectiva estructuralista, a partir de la teoría jurídica


institucionalista -a diferencia de la teoría normativa y la teoría relacionista3- que
desarrolló Guasp para quien el “Derecho es el conjunto de relaciones entre
hombres que una cierta sociedad establece como necesarias”4, lo cual le
permitió determinar que la identidad del Derecho estaba compuesto naturalmente
por relaciones “… y por relaciones entre hombres, una clase especial de las
cuales, es, en efecto, la que debe recibir el nombre de relaciones jurídicas”5,
queda claro que califica a la relación jurídica como una categoría técnico jurídico
cuya esencia constituye el eje central del Derecho, y no la examina como un fin que
haya sido establecido por la norma o derivado por el orden social del Estado o de
la vida social, y por tanto descarta la teoría de la relación intersubjetiva y la teoría
normativa6.

De este modo se destaca la preeminencia de la relación sobre la norma, en la


medida que una misma relación puede ser contemplada por diferentes normas
comprendiendo al Derecho como una “sistematización de las formas de lo
jurídicamente posible”7, por lo que, inclusive, se debe renunciar a toda pretensión
valorativa afirmando que “más allá del derecho procesal no hay derecho civil o
derecho penal, sino pura y simple sociología”8.

3 Norberto Bobbio sostiene que son complementarios entre sí los tres aspectos del Derecho que han dado lugar a tres
teorías jurídicas: normativa, institucionalista y relacionista, cada cual expone un aspecto de la multiforme experiencia
jurídica.
4 Nota al pie 42 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), en La Pretensión Procesal y la Tutela Judicial Efectiva – Hacia

una teoría del Derecho, ed. J.M. Bosch Editor, Barcelona, España, pág. 31
5 Guasp Delgado citado por José Iturmendi Morales (2000) en La relación jurídica en el pensamiento Guasp, Jaime Guasp

Delgado Pensamiento y Figura – Colección Maestros Complutenses de Derecho Nro. 5, Servicio de Publicaciones
Facultad de Derecho, España, pág. 313
6 Por lo que bien se sostiene que se le puede atribuir la frase atribuida a Pashukanis “la relación jurídica es la célula

germinal del tejido del Derecho, sólo en ella ejercita el Derecho su movimiento real. Comparada con esta concepción,
aquella otra que, por el contrario, concibe al derecho como suma y esencia de normas, resulta ser una inerte abstracción”,
citado por José Iturmendi Morales (2000), ob. Id. pág. 335
7 Carretero Sánchez, Santiago (2017), en Sobre la filosofía del Derecho moderna – Vuelta a los clásicos y el desconcierto

actual – Unidades didácticas adaptadas al Plan de Bolonia, ed. Tirant To Blanch Manuales, Valencia, España, pág. 37
8 Citado como sumilla por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), en La Pretensión Procesal y la Tutela Judicial Efectiva – Hacia

una teoría del Derecho, ed. J.M. Bosch Editor, Barcelona, España, pág. 21

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Bajo estos preceptos, determina el carácter eminentemente científico del Derecho


rechazando la filosofía para su análisis, lo cual le conlleva a renunciar al criterio de
justicia y a los criterios de ponderación en conflicto o a la justa proporción de las
relaciones, como también los asuntos que tienen una naturaleza metafísica (moral,
religión) y su proyección práctica a través de las cuales se reconoce de que el ser
del Derecho no pertenece al mundo de la realidad sino al del valor, y, tal es así que,
tampoco aborda a cuestionarse si la relación jurídica es una modalidad de las
relaciones reales entendidas como aquello que se puede contar porque es con lo
que uno se encuentre en la vida y en la forma como los encuentra (delitos,
fenómenos naturales), o si más bien se trata de un relación de razón, esto es, una
relación lógica como entes de razón con fundamento en la realidad (siendo el
sustento de los tratadistas de la lógica).

Es así como surgen los cuestionamientos sobre si ¿la norma jurídica crea la
relación jurídica entendida como la relación social preexistente en la vida práctica?,
o si ¿se puede entender que las relaciones jurídicas son el resultado de un
reconocimiento posterior por parte de las normas o reglas de Derecho Positivo
sobre situaciones o relaciones sociales preexistentes a las que aquel Derecho
positivo vincula, imputa o atribuye determinada consecuencia jurídica? Al respecto,
José Eugenio Soriano García precisa que “No hay ninguna novedad que
esperar. Desde Savigny en adelante, y recientemente en la magnífica obra de
Guasp puede afirmarse que no existe mayor pretensión que construir la
relación jurídica; esa relación de hombre a hombre realizada según Derecho;
esa conexión humana socialmente necesaria. Responde al esquema sujeto-
objeto-contenido-actividad, y permite incidir sobre cualquier ámbito de lo
jurídico… En este poliedro jurídico se destaca la realidad proteica en que vive
lo que merece la consideración en Derecho”9.

9Soriano García, José Eugenio (1979), en Evolución del concepto “Relación Jurídica” en su aplicación al Derecho Público,
Revista de Administración Pública Nro. 90, ed. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, España, pág. 39
(https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1058979)

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II. EL PROCESO COMO INSTITUCIÓN JURÍDICA

En congruencia con su teoría institucionalista, Guasp califica al proceso como una


institución jurídica, es decir, un complejo de actividades relacionadas entre sí por el
vínculo de una idea objetiva la satisfacción de la pretensión, al cual se consolida o
no las diversas voluntades específicas de los sujetos, cuya composición se
conforma evidentemente con la suma de dos elementos fundamentales: (i) idea
común y objetiva, que está situada fuera y por encima de la voluntad de los sujetos,
es decir, la satisfacción de la pretensión, y (ii) el conjunto de voluntades que se
adhieren a dicha idea para lograr su realización10.

Con esta posición, Guasp rehúsa adoptar la teoría del proceso como relación
jurídica mediante la cual se considera que es un nexo independiente de la relación
jurídica material que se esclarecerá en su interior, conformada por derechos,
deberes y obligaciones recíprocos entre el juez y las partes; e, igualmente, rechaza
la teoría del proceso como situación jurídica, a través de la cual se considera que
constituye un fenómeno jurídicamente reglamentado que se desarrolla de manera
dinámica y progresiva, existiendo para las partes sólo expectativas de derechos, ya
sea de una sentencia favorable o de una desfavorable, y no derechos propiamente
dicho.

Bajo el esquema de la teoría del proceso como institución jurídica se concluye que
el proceso tiene la condición de “instrumento de satisfacción de
pretensiones”11, cuyo funcionamiento se establece como una construcción jurídica
que tiene como fin resolver en Derecho los conflictos surgidos durante el desarrollo
de las relaciones entre las personas; y, si bien es cierto Guasp no abordar el
desarrollo de la relación procesal, sí lo hizo en cuanto a la pretensión procesal sobre
la orientación del proceso hacia fines sociales. En tal sentido, GUASP se sustenta
sobre una base sociológica (correspondiente a la concepción subjetiva del proceso)
y de una base jurídica (concepción objetiva del proceso, como la forma
jurídicamente regulada de la protección y conservación del ordenamiento jurídico

10 Nota al pie 142 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. , pág. 347
11 Jaime Guasp Delgado (1956) Derecho Procesal Civil, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, España, pág. 36

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por el Estado) para su conceptualización sobre el proceso12, y, a su vez, determinar


que su existencia no se condiciona al conflicto entre las partes sino que existe con
motivo de la reclamación efectuada por una de las partes ante el juez la cual debe
ser satisfecha.

Al respecto, sobre la causa y efecto del proceso entendiéndose como tales a la


pretensión y satisfacción, respectivamente, corresponde precisar que la pretensión
constituye una reclamación circunscrita y determinada que es formulada por una
persona frente al órgano instituido para satisfacerla en su caso, y, en consecuencia,
la satisfacción no implica que se otorgue la razón necesariamente al reclamante,
sino admitir, analizar y decidir sobre su pretensión, ya sea declarándola fundada o
no.

TRILOGÍA PROCESAL: ACCIÓN - PRETENSIÓN PROCESAL- DEMANDA

El mayor aporte de Guasp en el campo del Derecho Procesal reside en su análisis


sobre lo que él denominó la pretensión procesal. Sobre el particular le otorga un
valor sistemático con relación al ejercicio del poder de acción y la demanda,
ubicando a la pretensión procesal en medio de la acción y la demanda.

ACCIÓN

Respecto a su análisis crítico en torno al concepto de acción, Guasp resalta su


carácter extraprocesal precisando que su concepto como acción jurídica es relativo
para el proceso porque no se condiciona a estructuras procesales al desarrollarse
dentro del ámbito de la relación material dirigiéndose directamente contra el
obligado, por consiguiente, obedece a estructuras políticas o administrativas
preexistentes, es decir, fuera del proceso. En consecuencia, “afirma
acertadamente SERRA DOMÍNGUEZ, que Guasp proporcionó a la doctrina

12Sobre el primero destaca que las teorías sociológicas son materialmente excesivas y formalmente insuficientes412, y
que las teorías jurídicas son materialmente insuficientes y formalmente excesivas413.

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procesal, “la distinción entre derecho de acción y acción propiamente


dicha”13 , identificando a la segunda como acción procesal.

Para los fines del proceso, importa señalar que la acción procesal tiene un
contenido estrictamente procesal y como fin formular un reclamo frente al órgano
jurisdiccional, siempre que para GUASP no tiene carácter como derecho, sino de
“mera posibilidad jurídica que no alcanza la categoría de un auténtico
derecho subjetivo”14. Es así como, Guasp atribuye a la acción procesal el carácter
de un “… poder de provocar la actividad de los Tribunales sin más, sea un
auténtico derecho, sea una ‘res merae facultatis’, constituye un puro poder
político o administrativo supuesto de la actividad procesal, pero previo a la
misma y fuera por ello del mundo procesal”15. En consecuencia, cumplirá su
finalidad independientemente de estar o no fundamentada, por lo cual, el juez
puede o no tutelar su pretensión para satisfacerla, siendo manifiesto concluir que
sólo el Estado puede satisfacer esta acción a través de la sentencia emitida por el
juez, encontrándose para Guasp la causa de la acción procesal en la pretensión
procesal a la tutela jurídica, en la medida que para ejercitar la acción frente al
órgano jurisdiccional previamente debe existir el poder de exigir del Estado, a través
de la jurisdicción, para legitimar la actuación de las personas ante el órgano
jurisdiccional.

En este sentido, la acción es conceptualizada como una estructura instrumental


fundamental para el ejercicio de los derechos, comprendiéndola mejor cuando se
le incorpora un contenido y, precisamente, es ese contenido relacionado con el
derecho de fondo invocado lo que da razón de ser a la acción procesal, pues resulta
en vida jurídica real y empírica a la acción: la pretensión procesal.

PRETENSIÓN PROCESAL

El significado etimológico de la palabra pretensión proviene del término pretender,


esto es, querer o desear. La importancia de su estudio para el derecho procesal se
evidencia al permitir diferenciarse claramente de la acción procesal, lo que ocurre
cuando Guasp desde una perspectiva sociológica define a “la pretensión
13 Nota al pie 274 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 83
14 Nota al pie 345 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 98
15 Nota al pie 347 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 99

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procesal, por su estructura, [como] una declaración de voluntad por la cual


una persona reclama a otra, ante un tercero supra ordinado a ambas, un ‘bien
de la vida’, formulando en torno al mismo una petición fundada, es decir,
acotada, delimitada, según los acaecimientos de hecho que expresamente se
señalen”16.

Siguiendo lo expuesto por Guasp, resulta válido afirmar que la pretensión dota de
contenido a la acción procesal como declaración para exigir tutela jurisdiccional (por
lo cual, no puede ser considerado acto por su concepto abstracto), siendo un acto
“algo que se hace pero no se tiene”17. Al respecto, le otorga categoría dogmática a
la pretensión como objeto del proceso, a través de la cual un sujeto de derecho
quien será el demandante atribuyéndose un derecho procura que el juez imponga
al demandado el cumplimiento de una obligación o el reconocimiento de ese
derecho, o a la sociedad en general, para que se respeto a ese derecho siempre
que sea confirmado por el órgano jurisdiccional. Por consiguiente, la pretensión
procesal es, conforme palabras de GUASP “una elaboración artificial del legislador,
creada, como las restantes construcciones jurídicas, para sustituir, reflejándola, una
cierta materia social”18.

Es así como, GUASP también demuestra la función de la pretensión procesal al


identificarla con el objeto del proceso constituyéndose como aquella actividad que
origina, mantiene y concluye un proceso con su propio nacimiento, mantenimiento
y conclusión, motivo por el cual el jurista Darci Guimaraes Ribeiro deduce que “a)
la pretensión engendra el proceso, pero esto no quiere decir que ella haya de
constituir forzosamente su acto primero inicial, pues, nada se opone a que un
proceso empiece sin pretensión procesal, esto es, con vista a una pretensión
futura; b) la pretensión procesal determina el mantenimiento del proceso, eso
es, mantiene funcionalmente en vida el proceso; y c) la pretensión determina
la conclusión de un proceso, pues, cuando la pretensión desaparece, el
proceso se elimina asimismo. Y concluye diciendo que «desde el punto de
vista funcional, la pretensión puede ser”19.

16 Guasp Delgado, Jaime (1952), en La Pretensión procesal, pág. 34


17 Derecho Procesal Civil, ob. cit., pág. 234.
18 Guasp Delgado, Jaime (1952) en «La Pretensión procesal», Edit. Cívitas, ob. cit., pág. 67
19 Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 116

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Ahora, la pretensión procesal por su estructura o requisitos se conforma con tres


elementos propios de una realidad jurídica: (a) elemento subjetivo compuesto por
los sujetos, activo (quien formula la pretensión); pasivo, contra quien se formula la
pretensión; y el juez como destinatario encargado de satisfacerla; (b) elemento
objetivo, esto es, el bien de la vida o bien litigioso como objeto de la pretensión
procesal que por su naturaleza sea apta para satisfacer el derecho material
invocado; y (c) elemento de la actividad, la pretensión procesal como declaración
petitoria formulada por el sujeto activo sobre un bien de la vida, frente al juez y
contra el sujeto pasivo quien se resiste a reconocer el derecho invocado por el
sujeto activo.

Por su parte, Darci Guimaraes Ribeiro concluye en virtud de los postulados de


Guasp en cuanto al valor sistemático de la pretensión procesal, que20:
1. La función jurisdiccional no puede ser más ni menos que una función de
satisfacción de pretensiones.
2. Las partes procesales serán aquella que formula y aquella frente a quien se
formula la pretensión objeto del proceso.
3. La oposición a la pretensión no integrará el objeto del proceso, sino que
contribuirá simplemente a acotar o delimitar el medio lógico en que dicho
proceso se mueve.
4. Un acto procesal será aquel y sólo aquel que refiera su sentido a la idea
objetiva común a todo proceso de la satisfacción de la pretensión.
5. En el nacimiento del proceso la pretensión procesal generalmente está en la
demanda, en el desarrollo del mismo se ordena bajo esta constante del
devenir procesal que constituye la pretensión, y la sentencia cierra el ciclo
del proceso resolviendo el objeto que a éste se ha proporcionado.
6. Una pretensión que se ha discutido ya en un proceso es una pretensión
jurídicamente satisfecha y, por consiguiente, no existe la base esencial que
permitiría originar un litigio nuevo.
7. La diferencia entre proceso ordinario y proceso especial se apoya en la idea
de pretensión procesal y no sobre la idea de jurisdicción o del procedimiento.
8. La diferencia entre jurisdicción contenciosa y jurisdicción voluntaria sólo
puede obtenerse eficazmente cuando se reconoce en la primera y se niega
en la segunda la existencia de una pretensión procesal auténtica.

20 Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 117

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Como punto final cabe señalar que la eficacia de la pretensión procesal no se agota
con su sóla aparición, sino que se produce continuamente en una sucesión de
actividades dentro del proceso, por lo que, al igual que la acción procesal es
entendida como el momento dinámico del acceso a los órganos jurisdiccionales,
por su parte, la pretensión procesal debe ser comprendida como el momento
dinámico del proceso, entonces, es la pretensión procesal la que «mantiene
funcionalmente en vida al proceso», en palabras de GUASP21.

Las concepciones desarrolladas sirven como sustento para determinar a la


pretensión procesal administrativa dentro de un proceso judicial especial que
emana de proceso administrativo, en la medida que la pretensión procesal
administrativa constituye la declaración de voluntad por la que un sujeto de derecho
solicita una actuación al órgano jurisdiccional para que la Administración pública u
otro sujeto de Derecho público o privado ejerza la actividad administrativa
reclamada.

En este sentido, el acto administrativo, la actuación material o la inactividad que dio


origen a la lesión, sirve como eje para centrar el concepto de pretensión procesal
administrativa a partir del Derecho administrativo. Por su parte, la causa petendi o
causa de pedir de la pretensión procesal administrativa estará determinada por los
acontecimientos de hecho que la individualizan y delimitan en la realidad, es decir,
se circunscribe a los presupuestos o razones de hecho y de derecho que motivaron
al reclamante para acudir ante el juez y formular esa pretensión contra la
Administración Pública. La petición o "petitum" de la pretensión procesal
administrativa será la imposición a la Administración de una declaración judicial, de
una situación o de una conducta determinada, debida y fundada en Derecho
administrativo, según se trate de una pretensión declarativa, constitutiva o de
condena, respectivamente.

DEMANDA

Como consecuencia de los aportes efectuados por Guasp es posible distinguir


inequívocamente los conceptos de acción, de pretensión procesal y de la demanda.
Al respecto, sobre este último, cabe precisar que la demanda es el acto jurídico

21 Citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 126

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procesal que inicia el proceso. En este sentido, toda acción procesal se ejercita por
medio de la demanda como primer acto de parte del proceso, es decir, la demanda
es el medio utilizado por la acción procesal para exponer su contenido que
constituye la pretensión procesal a fin de lograr su propósito, esto es, obtener la
sentencia.

Sin mayor complejidad, queda claro que la demanda es el acto realizado por el
demandante o sujeto activo con la intención de iniciar un proceso, y exponer su
pretensión procesal. No son actos sinónimos demanda y pretensión procesal, sino
que generalmente la primera contiene en su procedimiento a la segunda, pero de
acuerdo con lo afirmado por GUASP que “… por excepción en el proceso civil,
la demanda no contenga la pretensión procesal no se sabría cómo resolver el
problema de la fijación del objeto del proceso, pues entonces habría de
atribuir este objeto a lo que es meramente iniciación del proceso o habría que
llamar demanda a la pretensión dejando sin ningún nombre ni explicación
adecuada aquella actividad iniciadora”22, ocurre que excepcionalmente, por una
cuestión de técnica procesal la pretensión procesal sea expuesta de forma mediata,
es decir, después de la interposición de la demanda.

22 Guasp Delgado, Jaime (1956), en Derecho procesal civil, ob. cit., pág. 232

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BIBLIOGRAFÍA

✓ Carretero Sánchez, Santiago (2017), en Sobre la filosofía del Derecho


moderna – Vuelta a los clásicos y el desconcierto actual – Unidades
didácticas adaptadas al Plan de Bolonia, ed. Tirant To Blanch Manuales,
Valencia, España
✓ Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), en La Pretensión Procesal y la Tutela
Judicial Efectiva – Hacia una teoría del Derecho, ed. J.M. Bosch Editor,
Barcelona, España
✓ Guasp Delgado, Jaime (1952), en La Pretensión Procesal, ed. Civitas S.A.,
Madrid, España
✓ Guasp Delgado, Jaime (1956), en Derecho Procesal Civil, Instituto de
Estudios Políticos ed., Madrid
✓ Iturmendi Morales, José (2000) en La relación jurídica en el pensamiento
Guasp, Jaime Guasp Delgado Pensamiento y Figura – Colección Maestros
Complutenses de Derecho Nro. 5, Laxes S.L. Ediciones, Madrid España
✓ Maurus, Terentianus (mitad siglo II), en 1.286 “De litteris, syllabis et metris”
(Sobre pronunciación, sílabas y métrica) en
http://latin.dechile.net/?Busca=PRO+CAPTA

✓ Soriano García, José Eugenio (1979), en Evolución del concepto “Relación


Jurídica” en su aplicación al Derecho Público, Revista de Administración
Pública Nro. 90, ed. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, España,
pág. 39 https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1058979

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