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Autor
Rosario Isabel Reyna Huancas
JUNIO 2021
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APORTES DE JAIME GUASP DELGADO
1Maurus, Terentianus (mitad siglo II), en 1.286 “De litteris, syllabis et metris” (Sobre pronunciación, sílabas y métrica). Se
utiliza para señalar que incluso los libros están bajo el sometimiento de las vicisitudes de la historia, o que un libro con
apariencia insignificante puede tener un gran valor. Ver en http://latin.dechile.net/?Busca=PRO+CAPTA
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APORTES DE JAIME GUASP DELGADO
INTRODUCCIÓN
La próspera teoría abordada por el jurista español Jaime Guasp Delgado (1913-
1986) destaca en su elaboración científica sobre la pretensión procesal como
consecuencia y reflejo de las teorías que previamente aborda sobre su
conceptualización del Derecho cuyo eje central se sitúa en la relación jurídica y del
proceso como institución jurídica, adoptando un pensamiento científico en torno al
concepto de proceso con una característica predominantemente de la sociología lo
cual implica partir desde el ámbito extrajurídico para arribar a dichas
conceptualizaciones que posteriormente por su carácter concreto y específico
permite desarrollar la triología acción-pretensión procesal-demanda.
Su obra surgió como crítica al observar que las teorías subjetiva y objetiva se
complacían con una explicación esencialmente jurídica de los resultados que se
obtienen del proceso, pero que no explican la necesidad social a que
específicamente respondería la actuación procesal dejándose en un segundo plano
con relación a las necesidades subjetivas que se pretenden satisfacer por el
Derecho.
Tal es así que, Guasp afirma que “la finalidad social perseguida por el proceso
se halla, sin duda, en un aquietamiento justo de la vida de la comunidad, y no
puede decirse que esta finalidad se conseguiría con la simple declaración
judicial recaída en torno a la tutela instrumental que se configura como objeto
del proceso. Lo que actor y demandado quieren fundamentalmente fijar no es
si su derecho a obtener la tutela jurídica existe o no, sino, efectivamente, la
obtención pura y simple de la misma”2, y, en este sentido, considera que la
comunidad humana se propone resolver el problema del individuo para logar la paz
social, esa paz en sociedad que se observa desde la seguridad (aspecto subjetivo)
y certeza (aspecto objetivo), en la medida que la paz constituye el fundamento del
derecho. Siendo sus criterios adoptados posteriormente, dejándose de lado las
teorías precedentes sobre la pretensión procesal y constituyéndose su postura
como una suma de ambas teorías lo que le permitió analizar el valor sistemático de
la pretensión procesal.
2 Guasp Delgado, Jaime (1952), en La pretensión procesal, ed. Civitas S.A., Madrid, España, pág. 21
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Índice
Introducción………………………………………………………………………………..3
Acción………………………………………………………………………………8
Pretensión procesal………………………………………………………………9
Valor sistemático…………………………………………………………11
Demanda…………………………………………………………………………12
Bibliografía……………………………………………………………………………….14
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3 Norberto Bobbio sostiene que son complementarios entre sí los tres aspectos del Derecho que han dado lugar a tres
teorías jurídicas: normativa, institucionalista y relacionista, cada cual expone un aspecto de la multiforme experiencia
jurídica.
4 Nota al pie 42 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), en La Pretensión Procesal y la Tutela Judicial Efectiva – Hacia
una teoría del Derecho, ed. J.M. Bosch Editor, Barcelona, España, pág. 31
5 Guasp Delgado citado por José Iturmendi Morales (2000) en La relación jurídica en el pensamiento Guasp, Jaime Guasp
Delgado Pensamiento y Figura – Colección Maestros Complutenses de Derecho Nro. 5, Servicio de Publicaciones
Facultad de Derecho, España, pág. 313
6 Por lo que bien se sostiene que se le puede atribuir la frase atribuida a Pashukanis “la relación jurídica es la célula
germinal del tejido del Derecho, sólo en ella ejercita el Derecho su movimiento real. Comparada con esta concepción,
aquella otra que, por el contrario, concibe al derecho como suma y esencia de normas, resulta ser una inerte abstracción”,
citado por José Iturmendi Morales (2000), ob. Id. pág. 335
7 Carretero Sánchez, Santiago (2017), en Sobre la filosofía del Derecho moderna – Vuelta a los clásicos y el desconcierto
actual – Unidades didácticas adaptadas al Plan de Bolonia, ed. Tirant To Blanch Manuales, Valencia, España, pág. 37
8 Citado como sumilla por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), en La Pretensión Procesal y la Tutela Judicial Efectiva – Hacia
una teoría del Derecho, ed. J.M. Bosch Editor, Barcelona, España, pág. 21
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Es así como surgen los cuestionamientos sobre si ¿la norma jurídica crea la
relación jurídica entendida como la relación social preexistente en la vida práctica?,
o si ¿se puede entender que las relaciones jurídicas son el resultado de un
reconocimiento posterior por parte de las normas o reglas de Derecho Positivo
sobre situaciones o relaciones sociales preexistentes a las que aquel Derecho
positivo vincula, imputa o atribuye determinada consecuencia jurídica? Al respecto,
José Eugenio Soriano García precisa que “No hay ninguna novedad que
esperar. Desde Savigny en adelante, y recientemente en la magnífica obra de
Guasp puede afirmarse que no existe mayor pretensión que construir la
relación jurídica; esa relación de hombre a hombre realizada según Derecho;
esa conexión humana socialmente necesaria. Responde al esquema sujeto-
objeto-contenido-actividad, y permite incidir sobre cualquier ámbito de lo
jurídico… En este poliedro jurídico se destaca la realidad proteica en que vive
lo que merece la consideración en Derecho”9.
9Soriano García, José Eugenio (1979), en Evolución del concepto “Relación Jurídica” en su aplicación al Derecho Público,
Revista de Administración Pública Nro. 90, ed. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, España, pág. 39
(https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1058979)
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Con esta posición, Guasp rehúsa adoptar la teoría del proceso como relación
jurídica mediante la cual se considera que es un nexo independiente de la relación
jurídica material que se esclarecerá en su interior, conformada por derechos,
deberes y obligaciones recíprocos entre el juez y las partes; e, igualmente, rechaza
la teoría del proceso como situación jurídica, a través de la cual se considera que
constituye un fenómeno jurídicamente reglamentado que se desarrolla de manera
dinámica y progresiva, existiendo para las partes sólo expectativas de derechos, ya
sea de una sentencia favorable o de una desfavorable, y no derechos propiamente
dicho.
Bajo el esquema de la teoría del proceso como institución jurídica se concluye que
el proceso tiene la condición de “instrumento de satisfacción de
pretensiones”11, cuyo funcionamiento se establece como una construcción jurídica
que tiene como fin resolver en Derecho los conflictos surgidos durante el desarrollo
de las relaciones entre las personas; y, si bien es cierto Guasp no abordar el
desarrollo de la relación procesal, sí lo hizo en cuanto a la pretensión procesal sobre
la orientación del proceso hacia fines sociales. En tal sentido, GUASP se sustenta
sobre una base sociológica (correspondiente a la concepción subjetiva del proceso)
y de una base jurídica (concepción objetiva del proceso, como la forma
jurídicamente regulada de la protección y conservación del ordenamiento jurídico
10 Nota al pie 142 citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. , pág. 347
11 Jaime Guasp Delgado (1956) Derecho Procesal Civil, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, España, pág. 36
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ACCIÓN
12Sobre el primero destaca que las teorías sociológicas son materialmente excesivas y formalmente insuficientes412, y
que las teorías jurídicas son materialmente insuficientes y formalmente excesivas413.
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Para los fines del proceso, importa señalar que la acción procesal tiene un
contenido estrictamente procesal y como fin formular un reclamo frente al órgano
jurisdiccional, siempre que para GUASP no tiene carácter como derecho, sino de
“mera posibilidad jurídica que no alcanza la categoría de un auténtico
derecho subjetivo”14. Es así como, Guasp atribuye a la acción procesal el carácter
de un “… poder de provocar la actividad de los Tribunales sin más, sea un
auténtico derecho, sea una ‘res merae facultatis’, constituye un puro poder
político o administrativo supuesto de la actividad procesal, pero previo a la
misma y fuera por ello del mundo procesal”15. En consecuencia, cumplirá su
finalidad independientemente de estar o no fundamentada, por lo cual, el juez
puede o no tutelar su pretensión para satisfacerla, siendo manifiesto concluir que
sólo el Estado puede satisfacer esta acción a través de la sentencia emitida por el
juez, encontrándose para Guasp la causa de la acción procesal en la pretensión
procesal a la tutela jurídica, en la medida que para ejercitar la acción frente al
órgano jurisdiccional previamente debe existir el poder de exigir del Estado, a través
de la jurisdicción, para legitimar la actuación de las personas ante el órgano
jurisdiccional.
PRETENSIÓN PROCESAL
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Siguiendo lo expuesto por Guasp, resulta válido afirmar que la pretensión dota de
contenido a la acción procesal como declaración para exigir tutela jurisdiccional (por
lo cual, no puede ser considerado acto por su concepto abstracto), siendo un acto
“algo que se hace pero no se tiene”17. Al respecto, le otorga categoría dogmática a
la pretensión como objeto del proceso, a través de la cual un sujeto de derecho
quien será el demandante atribuyéndose un derecho procura que el juez imponga
al demandado el cumplimiento de una obligación o el reconocimiento de ese
derecho, o a la sociedad en general, para que se respeto a ese derecho siempre
que sea confirmado por el órgano jurisdiccional. Por consiguiente, la pretensión
procesal es, conforme palabras de GUASP “una elaboración artificial del legislador,
creada, como las restantes construcciones jurídicas, para sustituir, reflejándola, una
cierta materia social”18.
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Como punto final cabe señalar que la eficacia de la pretensión procesal no se agota
con su sóla aparición, sino que se produce continuamente en una sucesión de
actividades dentro del proceso, por lo que, al igual que la acción procesal es
entendida como el momento dinámico del acceso a los órganos jurisdiccionales,
por su parte, la pretensión procesal debe ser comprendida como el momento
dinámico del proceso, entonces, es la pretensión procesal la que «mantiene
funcionalmente en vida al proceso», en palabras de GUASP21.
DEMANDA
21 Citado por Guimaraes Ribeiro, Darci (2004), ob. Id. pág. 126
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procesal que inicia el proceso. En este sentido, toda acción procesal se ejercita por
medio de la demanda como primer acto de parte del proceso, es decir, la demanda
es el medio utilizado por la acción procesal para exponer su contenido que
constituye la pretensión procesal a fin de lograr su propósito, esto es, obtener la
sentencia.
Sin mayor complejidad, queda claro que la demanda es el acto realizado por el
demandante o sujeto activo con la intención de iniciar un proceso, y exponer su
pretensión procesal. No son actos sinónimos demanda y pretensión procesal, sino
que generalmente la primera contiene en su procedimiento a la segunda, pero de
acuerdo con lo afirmado por GUASP que “… por excepción en el proceso civil,
la demanda no contenga la pretensión procesal no se sabría cómo resolver el
problema de la fijación del objeto del proceso, pues entonces habría de
atribuir este objeto a lo que es meramente iniciación del proceso o habría que
llamar demanda a la pretensión dejando sin ningún nombre ni explicación
adecuada aquella actividad iniciadora”22, ocurre que excepcionalmente, por una
cuestión de técnica procesal la pretensión procesal sea expuesta de forma mediata,
es decir, después de la interposición de la demanda.
22 Guasp Delgado, Jaime (1956), en Derecho procesal civil, ob. cit., pág. 232
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BIBLIOGRAFÍA
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