Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Copleston Vs Russell
Copleston Vs Russell
26, 1980
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Dios. Copleston tiene el cuidado de dis- dadera acerca de Dios, la cual establece
tinguir (A2) del argumento ontológico: que es un ser necesario) .
Si Dios es un ser necesario, su esencia Supongo que Copleston se vio forzado
implica su existencia; no obstante, dice, a hablar de explicaciones adecuadas o
nadie conoce bien la esencia de Dios y, totales para evitar la regresión al infi-
así, nadie puede probar su existencia a nito que surge cuando se busca la expli-
priori, a partir de solamente la idea de cación del mundo. Aquí hay algo. Las
su esencia. (A2 ), dice, es a posteriori, explicaciones van por etapas. Los even-
pues presupone nuestro conocimiento del tos del mundo se explican por teorías,
mundo. En suma, Copleston sostiene que éstas por otras, y así sucesivamente.No
(P) 'Si hay un ser contingente, hay un obstante,si una explicación es tal, ha de
ser necesario' es una proposición nece- parar en algún punto y allí se han de
saria, si bien tiene una expresión hipo- aceptar sin más algunas cosas. Ahora
tética; o sea, conocemos la esencia de bien, Copleston sugiere que ninguna teo-
Dios, a saber, que tiene que existir, úni- ría empírica (esto es, ninguna teoría que
camente después de conocer por expe- conecte algunos miembros de la serie
riencia que hay de hecho seres contin- causal del mundo) podría ofrecer una
gentes. explicación adecuada de un ser o evento
Con esto Copleston ha distinguido Ii- particulares; según dice, una explicación
geramente las nociones de causa y ra- podría parar por razones prácticas en
zón suficiente. Dios causa al mundo pero una teoría empírica, pero no sería aún
también lo explica; y, más aún, 10 expli- una explicación adecuada. Es preciso,
ca adecuadamente. Copleston define: x según parece, llegar hasta (la teoría
es razón suficiente de y sólo si (por al- verdadera sobre) Dios. Y como Dios se
guna teoría, supongo) x explica adecua- explica a sí mismo, Dios se explica ade-
damentela existencia de y; una explica- cuadamente a sí mismo. (La teoría ver-
ción adecuada es, no una explicación dadera sobre) Dios es el auténtico paso
parcial (como las que da la ciencia o final en la explicación: es lógicamente
las que se aceptan por razonesprácticas) , imposible ir más allá. Como ha dicho
sino -textualmente- "una explicación A. Flew en Dios y la füosofía (El Ate-
total, a la que no pueda añadirse nada neo, Buenos Aires, 1976, pp. 89-90), el
más" ,(p. 20). Copleston parece querer problema está en que parece ser un he-
decir que si, dentro de la serie causal cho esencial de las explicaciones el que
de los seres contingentes, a causa b, en- éstas carezcan de un paso absolutamente
tances, por alguna teoría, a explica b final. No hay razón para pensar que los
sólo parcialmente, dado que la teoría actos y deseosde Dios no debieran ser
presupuestadeberá ser explicada por otra ellos mismos susceptibles de una expli-
más general, etcétera. Por otra parte, cación ulterior (una vez que se amplíe
Dios es su propia razón suficiente, es nuestra teoría sobre Dios). Problemas
decir, Dios se explica adecuadamentea como "¿ por qué Dios causó esto y no
sí mismo, pero no se causa a sí mismo aquello?" o "¿ por qué Dios querría cau-
(el ser necesario no pudo tener un co- sar esto y no aquello?" parecen ser -co-
mienzo y es, así, incausado}. Dios es, mo ha dicho Russell en otra parte-
pues, tanto una entidad causalmenteefi- problemas auténticos.Y si, por una par-
ciente como una entidad explicativa (me- te, Dios es lógicamente el paso final (es
jor dicho, la explicativa es la teoría ver- decir, si no es posible postular, por ra-
RESE1il'AS BIBLIOGRÁFICAS 299
gación morales, y que nuevamentela me- dispuesta a considerar bueno o malo. Sin
jor explicación de esos hechos es la hi- embargo, a Copleston le sigue parecien-
pótesis de Dios como autor de esa ley y do que apelar a los sentimientos y esta-
de esos valores. Su argumento es: El que blecer el acuerdo intersubjetivo como cri-
los hombres puedan criticar los códigos terio de objetividad conduce al subjeti-
morales impuestos por su educación, y vismo y al relativismo morales -cosas
el que consideren ciertos actos como bue- inaceptables para él. Nadie profundiza
nos o malos en sí mismos, independiente- más y el debate termina aquí.
mente de sus consecuencias, presupone Al comienzo Copleston es el que ata-
que existen valores morales objetivos o ca, y lo hace con sus piezas importantes,
absolutosque se imponen irresistiblemen- pero al hacerlo las expone. Ello da lugar
te en las conciencias, de modo tal que la al contraataque de Russell; Copleston se
gente llega a reconocerlos como obliga- repliega }" se defiende hábilmente, Rus-
torios; hay valores objetivos o absolutos sell vuelve atrás muy pronto y en adelan-
si, y sólo si, hay Dios; luego, Dios existe. te ambos prefieren sostener su posición
Russell critica la presuposición de la antes que desbaratar la del adversario.
primera premisa enfatizando el cambio La partida termina así, muy pronto, en
de las creencias morales y la importan- tablas de compadres: nadie esperabamás
cia del condicionamiento social. Coples- de un debate radiado. Russell y Coples-
ton arguye entonces que el 'debe' moral ton han jugado al ajedrez como se juega
no puede inculcarse en la gente de ese a la filosofía, pero no como se juega al
modo: tal noción "no puede ser definida ajedrez. En el ajedrez se gana porque
en otros términos que en sí misma, por- el adversario se rinde o porque se le da
que si tal sucediera quedaría sencilla- jaque mate. En filosofía nadie se rinde
mente eliminada. No sería }"a un 'dehe' y es muy dudoso que existan jaques ma-
moral, sino algo distinto" (p. 44). Rus- tes filosóficos: parece que siempre hay
sell insiste en lo suyo y Copleston no ofre- por dónde escaparse.En el ajedrez, como
ce teoría alguna para justificar su afir- en la guerra, hay que atacar primero las
mación; se limita a señalar de nuevo el partes débiles, no las fuertes. En filoso-
hecho de la percepción de los valores. fía las cosas son al revés: si uno ataca
Contra la segunda premisa, Russel1afir- las partes débiles, contribuye a que '!I
ma que la ausencia de Dios no implica adversario refuerce sus posiciones; peril
la relatividad ni la subjetividad de los si ataca las partes fuertes, ataca lo me-
valores. Lo bueno y lo malo pueden dis- jor del enemigo y éste tiene pocas posi-
tinguirse, dice, de un modo parecido al bilidades de salvarse. Pero para atacar
modo como se distinguen 10 azul y 10 10 mejor del enemigo hay que llevar Jo
amarillo; de hecho, lo bueno y lo malo mejor de uno mismo, }" en esto está el
se distinguen por los sentimientos de riesgo. Así Copleston y Russell: cada uno
agrado y desagrado que provocan en la se las vio con 10 mejor del otro. Lo malo
persona los efectos probables de sus ac- fue que, a la hora de la verdad, ambos
tos; pero los juicios morales de la per- prefirieron la seguridad y en plena dis-
sona serán verdaderos o falsos sólo si se cusión firmaron, silenciosamente,un pac-
tienen en cuenta dos cosas: por una par- to de no agresión. Éste no fue, pues, un
te, los efectos reales de los actos (no los alegato de sordos. Es cierto que faltó ir
efectos en los que la persona cree) ; por hasta el fondo en los momentos crucia-
otra, lo que la mayoría de la gente está les, pero no por eso el debate dejó de
RESEf'lAS BIBLIOGRAFICAS 301