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BARCAROLA DE ESPUMA
Parte 1
Miércoles, 21 de diciembre de 2022, 1:32 pm.
Luego de unos minutos perdidos por una discusión antes de atravesar la puerta,
yo –Kirito, el espadachín de nivel 16–, y mi compañera temporal, Asuna, la
esgrimista de nivel 15, fuimos los primeros en todo el juego en poner un pie en el
cuarto piso del castillo flotante Aincrad.
Si el cuarto piso del juego en este punto de la prueba beta tuviese un tema, seria
«cañones desiertos». Como se lo expliqué a Asuna, todo el mapa del piso era una
telaraña de cañones estrechos y estrechos que eran imposibles de escalar,
significando que todo el viaje tenía que realizarse a través de esos cañones, los
cuales eran muy lentos y tediosos de cruzar, sin mencionar lo fácil que era perderse
dentro.
Pero lo que vi no podía ser más diferente de lo que recordaba.
El pabellón en el cual terminaba la escalera, estaba en la cima de una colina
empinada. El terreno en sí parecía el mismo que había estado antes, pero la tierra
marrón-rojiza, llena de grava ahora estaba cubierta por una vegetación exuberante.
Miré en todas direcciones alrededor del pabellón sin muros y noté un único árbol
creciendo detrás de nosotros sin monstruos o NPCs en mi campo visual.
La colina, de aproximadamente 90 pies de alto, estaba rodeada de acantilados
que se mostraban sobre el área cercana, y dos caminos delgados señalando hacia
el sureste y suroeste separaban los cañones. El agua corría vigorosamente desde
el cañón suroeste y circulaba alrededor de la colina hasta que eventualmente se iba
por el cañón sureste. En otras palabras, lo que una vez había sido una colina sencilla,
ahora efectivamente era una isla.
Ya estábamos dolorosamente conscientes que la versión comercial de SWORD
ART ONLINE, cuyo creador, Akihiko Kayaba había convertido en una trampa sin
escape, mortal, era diferente de la prueba veta en muchas maneras. Pero la
apariencia del terreno no cambió de forma tan dramática a la de antes, para nada.
Ya no era el piso del cañón desierto.
De hecho, los cañones solo eran los medios de salir de esa área durante la
prueba beta. Si ellos estaban llenos de aguas blancas, de avance rápido, eso
significaba…
— ¿Entonces cuánto tiempo piensas seguir de pie allí? –Asuna preguntó,
golpeándome con el codo. Me recuperé del efecto de shock mental y me disculpé
con mi compañera.
— Eh… es mi error. Estaba soñando despierto.
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— No estaba pidiendo una disculpa, sino que hay mucha gente que espera que
nosotros lleguemos a la ciudad principal y activemos el tele-transportador.
— Oh, cierto. Bueno… primero, debemos informarle a Argo que derrotamos al
jefe.
«Nerius the Evil Treant», el jefe con forma de árbol del tercer piso, había sido
acabado sin ninguna baja hacia solo veinte minutos, pero no existía forma de enviar
un mensaje instantáneo desde el interior de la mazmorra, por lo que nadie además
de los miembros de la raid sabía que el jefe estaba muerto. Como nosotros fuimos
los primeros en llegar al siguiente piso y salir de la mazmorra, necesitábamos
informarle a Argo la Rata, la agente proveedora de información del juego, que el jefe
estaba muerto, y así el resto de la población podría ser informada.
Levanté mi mano para abrir mi ventana de juego, pero Asuna lo captó:
— Ya le comuniqué mientras estabas en la-la landia.
— Ah, g-gracias. Muy considerado de tu parte…
— Ahora vayamos a la ciudad principal. Ya sea que haya agua en los cañones o
no, la ruta sigue siendo la misma de antes, ¿no?
— Um, bueno… eso creo…
— ¡Entonces dirige el camino!
Ella me palmeó la espalda, y no tuve más opción que proceder.
Dejamos el pabellón de piedra y nos dirigimos hacia la húmeda, mohosa cara sur
de la colina. Me detuve a la orilla del agua y observé como corría.
La corriente en sí era muy clara, lo que significaba que podía ver todo el camino
hacia la arena blanca en el fondo del canal, pero era bastante profunda. A cálculo
de ojo, juzgué que sería al menos de seis pies, si no más. No había forma de que
nosotros cruzásemos.
Asuna se detuvo junto a mí y también miró al rio, luego pareció comprender mi
consternación, al menos.
— Espera… ¿por qué es tan profundo? Así no podremos cruzar al otro lado.
— Es cierto… de hecho, no creo que exista un otro lado.
— ¿…que quieres decir?
— Lo que acabo de decir. En la prueba beta, esos cañones eran el único medio
para llegar a los pueblos y mazmorras del piso. Apuesto que todos los ríos en este
punto son profundos –todo el piso–.
La esgrimista frunció el ceño profundamente.
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Incluso después de eso, Asuna no hizo más que morderse el labio. Ella miró el
agua azul nuevamente, y reunió su coraje.
— ¿De cuanta practica estamos hablando?
— Bueno… depende de la persona, pero eso a mí me tomó aproximadamente
una hora. Y eso fue superficial, solo tres pies de profundidad. Es demasiado
peligroso practicarlo en un rio corriendo y profundo como este.
— Ya veo… en ese caso, debemos regresar al piso anterior y encontrar un lugar
seguro para practicar, supongo –murmuró, bajando la mirada. Yo aún estaba
buscando la respuesta correcta cuando ella asintió y continuó:
— Hagamos esto, bien. Tú nadas desde aquí hasta el pueblo principal. Yo tomaré
las escaleras de vuelta al tercer piso. Recuerdo el lago perfecto en el lado norte del
piso que puedo usar para practicar. Una vez esté lista, usaré el portal de
teletransporte hacia el cuarto piso. Eso significa que el grupo se romperá por un rato
–ella parloteó, más rápido de la velocidad de siempre, y elevó su mano hacia la
pantalla de menú.
Esta vez fue mi turno de agarrarle el brazo.
Sus ojos color avellana me miraron fijamente. La reflexión de la luz sobre la
superficie del rio danzó contra sus pupilas, ocultando la emoción dentro de ellas.
Incluso un completo idiota como yo, cuando llegaba a la comunicación personal,
podía ver que Asuna se negaría a ofrecerse volver juntos y ayudarle con su práctica.
La esgrimista orgullosa se negaría a aceptar la idea de tener el retraso de la apertura
del portal de teletransporte por su culpa. Probablemente sería inútil apuntar que si
no lo hacíamos, Lind o Kibaou lo activarían, o que él automáticamente se
encendería luego que pasaran dos horas de haber derrotado al jefe del tercer piso.
En lugar de eso, finalmente convertí en palabras los sentimientos de
equivocación que estaba enfrentado desde que vi el cambio dramático del cuarto
piso
— Ummm… no creo que me guste eso.
— ¿…que cosa? –ella preguntó tranquilamente. Yo desvié la mirada hacia el rio
que fluía.
— Como lo dije antes, nadar en SAO es bastante peligroso. Y ahora que morir
es permanente, es insano imaginar que ellos simplemente nos lanzan a un mapa
que requiere nadar para avanzar. Debimos haber olvidado algo. Quizá exista otro
camino, sino algún tipo de protección, un método de respaldo en algún lugar de esta
isla….
Para el final yo estaba hablándome a mí mismo que a alguien. Levanté la vista
hacia la isla detrás de nosotros. La colina circular, de unos noventa pies de ancho,
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no tenía monstruos o NPCs en ella. Los únicos objetos de interés alguno eran el
pabellón que albergaba las escaleras y el árbol de hoja muerta al norte y más allá
de él…
— ¿…hmm?
Mis ojos se dispararon unos seis pies hacia la dirección anterior. Entrecerré los
ojos y miré al lugar que me llamó la atención.
— ¿Qué pasa? –Asuna preguntó, parecía curiosa. Di un paso en la colina, luego
otro, aun sujetando su mano. Tan pronto como estuve seguro de lo que vi, comencé
a correr a toda velocidad.
— ¡Who-dado…!
La arrastré directamente hacia el lado de la colina, mientras ella exclamaba lo
que se suponía que sería «¡WHOA, CUIDADO!». Rodeé el pabellón y me detuve en
la raíz de un enorme árbol, levantando la vista hacia las ramas más altas.
— ¿Ves eso?
Removí mi agarré de su mano para apuntar hacia arriba. Ella deliberadamente
se tomó su tiempo para enderezar su falda antes de cumplir mi solicitud, y su
expresión de cascarrabias aumentó en un 20 por ciento.
— Oh, son frutas. ¡Y se ven hermosas!
Como ella lo notó, cerca de la cima del árbol de hoja ancha colgaba un número
de pequeñas frutas de diversos colores. Lo más llamativo de todo era su forma, la
cual era circular con un agujero en el medio – esencialmente, roquillas. Incluso en
la prueba beta, nunca había visto una fruta con una forma como esa.
Pero la sonrisa pálida en los labios de Asuna desapareció tan rápido como se
formó.
— Parecen deliciosas… pero no es el momento de disfrutar un bocadillo. El grupo
de Lind terminará pronto de dividirse los objetos. Si necesitamos practicar nuestra
natación para llegar a la ciudad principal, debemos ir y hacérselos saber antes de
que vengan hasta aquí…
— Tratemos de bajar algunas frutas primero –dije, extendiendo ambas manos
para agarrar una rama que estaba a un pie y medio aproximadamente. Bajé mi
cintura y tensé mis piernas, usando toda mi fuerza en un intento para sacudir la
rama. El árbol no se movió ni una pulgada, y no es necesario decir que, ninguna
fruta cayó.
La corteza del árbol era suave y lisa, y sin la habilidad Acrobacias, no había forma
que yo pudiese escalarla. Pensé en lanzar una piedrecilla, pero sin la habilidad
Lanzar Cuchillos, no sería capaz de golpear.
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Golpe de Destello
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— ¿…quieres decir que incluso un principiante puede nadar con uno de esos?
— Lo intentaré primero, claro, pero estoy completamente seguro que estaremos
bien. Mientras tu cabeza no se sumerja, no perderás tu HP mientras nadas. Iremos
hasta la ciudad principal yendo a través del cañón solo hasta el sur y luego al este.
Lo único es…
— ¿…es qué?
— Que probablemente debamos remover nuestro equipamiento pesado, solo por
si acaso.
— ¿De cuánto peso estamos hablando?
La miré de la cabeza hasta los pies varias veces, haciendo cálculos rápidos sobre
peso antes de responder.
— Veamos… probablemente debas quitarte la capa encapuchada. El estoque y
la coraza también, obviamente, incluyen las botas y guantes. Probablemente el
chaleco, también… y la falda de cuero es más pesada de lo que piensas. En cuanto
a la túnica, bueno…
— ¡…si me quito todo, no llevaré puesto ningún equipamiento!
Asuna lanzó el aro flotador contra mi rostro. Rebotó hacia arriba con un poing
inestable y aterrizó justo en mi cuello.
— ¡Asumo que vas a seguir tu propio consejo y quitarte tu cosa negra, la otra
cosa negra, y la otra cosa negra a un lado de esa!
— Um… solo estaba pensando en lo que haría más seguro y te permitiese
nadar…
De hecho, la ropa de tela y cuero eran tan malas como metal – ellas entraban al
agua y añadían la penalidad de peso. Incluso con nuestros aros flotadores como
armas secretas, era demasiado arriesgado no ser capaz de movernos
adecuadamente en el sitio. Una piscina o lago era una cosa, pero la corriente de un
rio, podríamos perder nuestro punto de desembarco y se arrastrados río abajo.
Ya fuese que mi preocupación honesta haya sido recibida por ella o no, Asuna
se enfrió de la ira, y estiró su mano derecha. Le lancé nuevamente el aro amarillo
por lo que el agujero entró en su mano estirada, haciendo que el aro girara y girara
en su brazo.
— Bien… necesitamos ir ligeros. Lo tengo. Entonces… ¿al menos estoy bien con
la túnica?
— ¿Huh? Eh, sí, creo que debería funcionar –asentí.
Ella me lanzó una última mirada: — Bueno, hagámoslo.
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Suspiré para aclarar mi cabeza de ese sin sentido, y me arrodillé para colocar mi
mano en el río. El agua estaba extremadamente fría, pero solo tenía que aguantar
y encargarme de ello.
Asuna probó el agua por su cuenta y murmuró: — ¿No dijiste que los pisos de
Aincrad estaban sincronizados a la temporada exterior actual?
— Eso es lo que se dijo en una revista. Pero ese artículo fue obviamente antes
de que nos tomara a todos como prisioneros, por lo que no tengo ni idea de la
temporada que hay en estos momentos en el exterior.
— Bueno, al menos este piso no parece estar atrapado a mitad del invierno.
Estaba pensando que era aburrido que no hubiese más sensaciones de temporadas
aquí, pero ahora me alegro de ello. Entonces, ¿lo intentamos?
Asuna se colocó el flotador amarillo limón, y yo ajusté el azul cobalto en mi propia
cabeza. Fijándolo firmemente en su lugar con ambas manos, le dije a ella: — Espera
un momento mientras lo pruebo –metí mi pierna derecha en el agua. Una vez que
estaba seguro que la corriente en la isla no era tan fuerte, introduje mi cuerpo.
Como sospechaba, la fruta-rosquilla inflada era flotaba bastante, y fácilmente
mantenía mi cuerpo en la superficie del agua. Tampoco tomaba mucha presión de
mis piernas para ajustar mi posición a la corriente.
— Creo que estará bien –dije, levantando la mirada y llamándola con gestos para
que entrara. Asuna asintió nerviosamente y con mucho cuidado entró al agua. En lo
que lo hizo, la túnica de tela se volvió un poco transparente y rápidamente desvié la
mirada, pero Asuna no pareció notarlo. Cuando su peso fue soportado por el flotador,
ella también sonrió.
— Wow, ¡me sostiene!
— H-habría sido mucho mejor nadar en la playa.
— Quien sabe, quizá exista un océano aquí. Si lo hay, me haré un traje de baño.
— Cierto, aun trabajas en tu habilidad de Costura. ¿Me harías uno sin el diseño
del toro? Eh… ¿tan pronto como lleguemos al pueblo? –añadí, comprendiendo que
podríamos ser forzados a usar este flotador para viajar un buen rato.
Ella sonrió maliciosamente: — Seguro. Incluso te daré la oportunidad de escoger
entre los diseños de oso, gato y rana.
—…lo… pensaré. ¿Lista para irnos?
— Sip.
Ambos giramos para unirnos al flujo.
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El área circular que rodeaba los acantilados tenía dos salida. Una de ellas era la
fuente del poderoso flujo del agua, por lo que nuestro inevitable destino era el otro
extremo. Comencé a patalear, manteniendo un agarre firme en el flotador – arma
secreta.
Luego de diez pies, Asuna me llamó desde atrás.
— Um… algo se siente extraño.
— La presión del agua y su textura se sienten distintas, ¿no es así? Eso es por
qué tienes que practicar antes de nadar sin un dispositivo de flotación. Aun así, se
sientes como si hubiesen hecho un montón de mejoras desde la prueba beta.
— Ya veo… hacerlo requiere práctica, puedo decir…
— Una hora de natación, y te acostumbraras. Aquí está la salida – la corriente se
tornará muy fuerte aquí, así ten cuidado de no ser arrastrada muy lejos.
Tan pronto salieron las palabras de mi boca sentí que Asuna pasó su mano por
mi torso y el flotador.
— Eso debería mantenerme segura.
Me volví y le pregunté: — ¿Debería hacer lo mismo? –la esgrimista lo pensó por
dos segundos y luego hizo una expresión que decía que era una ocasión especial.
— Bueno, aquí vamos…
Coloqué mi mano izquierda en el flotador de Asuna y tiré de él para acercarlo.
A menos que algo realmente drástico sucediera, no había forma de que nos
separáramos.
Entramos al cañón de diez pies de ancho, anclado firmemente. Las curvas hacían
imposible ver lo que había adelante, pero por mi experiencia beta supe que pronto
nos dirigiríamos a un enorme cañón, uno de los caminos principales del piso.
A medida que avanzamos con fuerza, la suficiente, una superficie mucho más
amplia apareció delante. Era un gran rio que fluía de oeste a este. Los acantilados
a los lados eran los mismos, pero había una sensación de liberación mientras la
cantidad de agua aumentaba por encima de treinta pies. La velocidad del flujo
tampoco era tan rápida como temía.
Una vez que salimos al centro del rio, dejamos de patear y dejamos que el agua
no empujara.
—…el paisaje es realmente idéntico al de la prueba beta. Incluso recuerdo esa
roca de allí –murmuré para mí mismo. Asuna miró alrededor. Con cada movimiento,
sentí una sensación placentera en mi mano izquierda, pro el muro de hierro que era
mi auto-control calló mis pensamientos.
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— Hmmm… me pregunto por qué los viejos cañones polvorientos están llenos
de agua ahora.
— Bueno, si tuviese que imaginar las cosas de las que no tengo forma de saber,
quizá su proceso de simulación de agua no era lo suficientemente bueno durante la
prueba beta. Si ellos fueron capaces de obtenerlo a un nivel satisfactorio luego de
tres meses, podrían haber decidido cambiarlo a ríos, supongo…
— Eso tiene sentido, pero es una respuesta aburrida.
— L-lo siento.
Asuna se encogió de hombros, cubiertos por la tela blanca de su túnica. La forma
para que su piel fuese visible a través del material húmedo tampoco estaba en la
prueba beta. Esperaba que yo no estuviese viendo el toque personal de Akihiko
Kayaba, el director loco de SAO que atrapó a diez mil de nosotros en su juego mortal.
Ella echó otro vistazo alrededor del área y supuso: — Si todos los cañones ahora
están llenos de ríos, ¿no debería haber otras cosas que hayan cambiado aparte del
escenario?
— ¿A qué te refieres?
— Cosas como que los NPCs de misiones digan o los materiales que puedas
reunir… oh, y los tipos de monstruos que enfrentes.
Ella se detuvo repentinamente, en silencio. Entendí el por qué. Si justo ahora
tuviésemos un encuentro con un monstruo, nos encontraríamos sin ningún
equipamiento de batalla puesto. Rápidamente sacudí mi cabeza para calmarla.
— No, estamos bien. En la prueba beta, apenas había alguno que otro monstruo
a lo largo de la ruta desde las escaleras hasta la ciudad del siguiente piso…
— ¿En serio?
— A-además, la tasa de aparición de monstruos en los treinta minutos luego de
la derrota del jefe se reduce drásticamente…
— ¿Drásticamente? –repitió, parecía escéptica–. Bueno, ciertamente ha sido
como mínimo treinta minutos.
— Oh, b-buen punto. Pero si ni siquiera hemos visto un mísero pez, mucho
menos algún monstruo. Supongo que podría significar que uno realmente grande
pudo habérselos engullido todos –añadí, tratando de bromear. De repente, escuché
un kerplunk irregular. Asuna lo escuchó, también, luego nos volvimos
simultáneamente.
Cerca de unas diez yardas detrás de nosotros, algo habia emergido del agua.
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Era una aleta plana, triangular y brillante. Al menos un pie de esa cosa estaba
fuera de la superficie del agua. El color del cursor que apareció era rojo brillante,
indicando que era un enemigo, como si ya no fuese lo bastante obvio. Escuché un
sonido de fondo de una antigua película familiar que retumbaba ominosamente
dentro de mi cabeza.
— Eh, ¿soy solo yo, o eso es…? –Asuna gimió. No esperé la respuesta – giré mi
cuerpo hacia un lado y tensé mis piernas para una patada a toda potencia.
— Apresurémonos –sugerí. Por primera vez, ella no lo discutió.
— De acuerdo.
— A la cuenta de tres…
Miré hacia atrás brevemente para verificar que la aleta amenazadora no estaba
acercándose todavía, luego respiré profundamente.
— ¡…dos, tres!
Con un rugido silencioso haciendo eco en mi cabeza, pateé tan duro como pude.
Un salpicado enorme surgió detrás de nosotros, y comenzamos a correr rio abajo,
lo suficientemente duro que el flotador estaba a punto de quedar inclinado en vertical.
Si mi memoria no fallaba, la senda –eh, afluente– que llevaba hacia la ciudad
principal estaba a unas cien yardas, más o menos. El cañón giró a la derecha, luego
de vuelta a la izquierda, y vi una abertura en el acantilado vertical frente a la derecha,
tal como lo esperaba.
— ¡Asuna, allí!
— ¡Lo tengo!
Doblé mi velocidad de pateo para el golpe final y volví a mirar atrás.
Afortunadamente la terrorífica aleta ya no estaba en…
— ¡Eeeep! –aullé. La aleta gris que dividía la superficie del agua estaba a
escasos doce pies de distancia. Si el cuerpo de nuestro perseguidor subacuático
encajaba al tamaño de la aleta, sus hileras de dientes podrían encontrarse ahora
justo bajo mis pies.
Si agarraba los dedos de mis pies, tendría que usar mi mod Cambio Rápido para
equipar mi espada y luchar en el agua. Mientras tanto, haría que mis pies trabajaran
al 120 por ciento de su capacidad.
— ¡O-oye, ¿qué está pasando detrás de nosotros?! –graznó Asuna, demasiado
exhausta como para volverse y mirar.
— ¡N-no pienses en eso! ¡Solo nada tan rápido como puedas!
— ¡Bien!
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Parte 2
— ¿Entonces qué tipo de lugar es el pueblo principal de este piso?
Asuna se dirigió al sur de la colina blanca, las suelas de sus botas de cuero
rechinaban contra la arena. Ella tenía de nuevo su atuendo usual de la capa con
capucha y su falda de cuero.
— Ummm….
Intenté recordar la imagen del pueblo. Yo tenía nuevamente mi abrigo negro de
siempre.
— ¿Sabes qué? Olvídalo. En unos minutos estaremos allí, y lo podré ver por mi
cuenta.
— Es una buena idea. Es una de las cosas divertidas de los MMORPG –añadí,
pero la visión del pueblo hecho de piedra ya flotaba nuevamente de mi memoria a
mi mente.
En todo caso, no era un pueblo particularmente memorable. Comparado a la
ciudad tallada en montaña del segundo piso o los monstruosos baobabs en el
tercero, esta era estructuralmente plana. Si hubiese alguna característica extraña
que mencionar, era que, por alguna razón, la entrada de cada casa se encontraba
en el segundo piso. Con el fin de entrar, tenías que usar un set de escaleras de
piedra.
— ¡Oh, allí está la entrada! –gritó Asuna, su voz con un 20 por ciento más de la
emoción de siempre. Un arco de piedra musgoso aparecía a la vista de la cima de
la colina. Bajé la vista a mi ventana, la cual estaba abierta desde que me coloqué
mi equipo. Eran casi las 2 de la tarde.
Unos minutos después de llegar al cuarto piso, un par de minutos en la orilla del
agua, un par de minutos con las rosquillas de árbol – todo eso sumaba unos
cincuenta minutos desde que conquistamos al jefe del tercer piso. Debía haber
muchos jugadores debajo en este mismo momento, esperando que el portal de
teletransporte se abra en el nuevo pueblo. Me sentí mal por haberme tomado tanto
activar el portal, pero ellos lo entenderían cuando viesen la ausencia de un sendero.
Seguí de cerca a la esgrimista que trotaba en ascenso la colina. Cuando ella llegó
al arco a un paso antes de yo hacerlo, Asuna murmuró con emoción.
— Wow…. ¡esto si es hermoso!
¿Hermoso?
Todo lo que yo recordaba era un pueblo grisáceo. Ascendí los últimos pasos,
curioso. El instante en el que pasé a través del arco de adoquín, incontables luces
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— ¿Será esta? –pregunté, apuntando a una blanca marfil para dos pasajeros que
estaba cerca. Asuna la examinó seriamente y asintió. Dimos unos cuantos pasos
hacia el muelle y saltamos en la góndola, Asuna primero. El gondolero fornido, con
su tradicional sombrero de paja y camiseta rayada, nos saludó amigablemente.
— ¡Bienvenidos a Rovia, viajeros! ¡Cincuenta col, adonde quieran ir!
— Entonces, llévenos a la plaza de teletransporte –respondí, luego me pregunté
si un NPC entendería esa terminología. Afortunadamente, él tocó el borde de su
sombrero al entenderlo.
— ¡Vámonos! –gritó. Una ventana de pago de color purpura apareció brevemente,
luego se desvaneció. El gondolero dio un empujón a su gran remo. El barco de color
blanco se deslizó, y en la proa, Asuna empujó su capucha hacia atrás y sonrió de
nuevo.
La góndola dejó el muelle en el extremo norte de la ciudad detrás y se dirigió
hacia la calle principal en forma de cruz que dividía el pueblo en cuatro cuartos. Eh,
no, no una calle principal, una…
— Oye, Asuna, ¿cómo se dice en español waterway2?
— ¡Canal!
El canal principal del pueblo.
Botes de todos los colores llenaban el espacioso canal, el cual tenía unos
buenos sesenta pies de ancho, con enormes y pequeñas tiendas que cubrían los
lados. Las muestras de armas, armaduras y objetos me tentaban demasiado, pero
no sería fácil tomar desvíos en esta situación. Sin duda cambiaríamos destinos en
la costa, pero tuvo una sensación de que cada vez que bajáramos del bote, nos
costaría otros cincuenta col montarnos de nuevo. Encima de eso, ni siquiera sabía
si la góndola nos esperaría allí.
Me dije a mi mismo que teníamos que priorizar la activación del
teletransportador del pueblo y hacerle diferentes preguntas al gondolero.
— ¿Este bote también nos llevará fuera del pueblo?
Afortunadamente, esta pregunta era parte de su lista de reconocimiento, y dio
una respuesta apropiada mientras remaba con fuerza:
— Me temo que no puedo hacerlo. Solo trabajo aquí, en el pueblo de Rovia.
— ¿Algún otro barco nos llevaría fuera del pueblo?
2
N.T: En el idioma original, Kirito le pregunta a Asuna por una pronunciación inglesa de la palabra Canal de
Agua. En la versión oficial ingles igual. Pero en español, no podría colocarlo en ingles pues no mostraría sentido
alguno.
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3
Es en esos momentos en los que uno dice: «SHUT UP, AND TAKE MY MONEY!». Ok no.
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— Ohhh –asentí, aun sin superar el shock. Ahora que lo mencionaba, Kales’Oh
era el nombre de la nación de los Elfos de Bosque que una vez existió en la
superficie, eso de acuerdo a la historia de Kizmel.
De hecho, ese guerrero élfico abrumadoramente poderoso – lo suficientemente
fuerte como para que los jugadores fuesen incapaces de ganar, como se trataba de
un evento de batalla histórico – dropeó un numero de objetos fantásticamente raros
para mi también. Pero como estuve tan desconcertado por el dialogo de Kizmel que
parecía de todo menos de NPC, que no me tomé la molestia de verificar el botín.
Asuna no pudo haber imaginado las propiedades del cristal hasta tarde en la
noche. No describimos o preguntamos las habilidades hechas o el contenido del
inventario de cada uno a menos que fuese absolutamente necesario, por lo que una
semana pasó sin que yo supiese que Asuna tenía un objeto tan extremadamente
valioso.
— ¿Vas a quedarte sentado allí y permanecer en shock todo el rato? Si ya
terminamos de hablar, ¿puedo irme a mi habitación a hacer los trajes de baño
ahora? –preguntó. Eso rompió mi efecto de parálisis.
— Oh, uh, ummm –murmuré, tratando de organizar mis pensamientos. Levanté
mis manos–. E-espera… espera un momento. Hay unas cuantas cosas de las que
quiero asegurarme.
—…muy bien, pero ¿por qué no te relajas primero?
— E-está bien.
Me tomé mi té frio y dejé escapar un aliento extenso. La Botella de Cristal de
Kales’Oh aún estaba justo allí en la mesa. Miré el líquido amarillo brillante hecho de
pura experiencia de habilidad.
El líquido llenó un veinte por ciento de la capacidad del frasco. Asumiendo que la
habilidad Sprint de Asuna estaba por el nivel 50 más o menos, y la cantidad de
líquido correlacionaba directamente a la experiencia, entonces la botella podía
guardar una habilidad completa al nivel de experiencia máximo de 1.000.
Tomé otro aliento profundo y la miré.
— ¿Le has dicho a otro jugador sobre esta botella, además de mí? –la esgrimista
se encogió de hombros y sacudió su cabeza:
— ¿Estás segura? ¿Ni siquiera a Argo?
— Escucha, has estado viajando conmigo durante una semana entera desde que
obtuve este objeto. ¿En qué momento podría tener la oportunidad de verme con
Argo a tus espaldas?
— Oh… buen punto…
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Sentí un alivio fluir en mí, pero Asuna aún me lanzaba una mirada escéptica.
— ¿Qué pasa con esa reacción exagerada? Esta botella es para colocar tu nivel
de habilidad dentro y sacarla – aun así tienes que hacer el trabajo de aumentarla.
Estas actuando como un bebedor que automáticamente entregaría cien puntos de
habilidades o algo así. ¿Es que acaso es la gran cosa?
Estaba completamente aturdido por lo que mi compañera temporal estaba
diciendo y resignado – aparentemente así era como pensaban los no jugadores de
RPG. Intenté lo posible para hacerle comprender mi sorpresa y ansiedad.
— La cosa es… como dije, pierdes tu progreso de habilidad aquí en SAO cuando
remueves tu habilidad de la ranura. En el nivel 16, que es en el que me encuentro
ahora, solo puedo utilizar cuatro habilidades a la vez.
— Eso lo sé. Tienes Espadas a Una Mano, Artes Marciales, Búsqueda, y…
Ocultamiento, ¿no?
¡Ella sabe!
Pero era demasiado tarde para estar alarmado por eso a estas alturas. Aclaré mi
garganta y continué:
— S-si, en fin, seriamente me pregunto si podría remover Ocultamiento para
poder equipar Natación a cambio.
— ¿Hay una habilidad de Natación? ¿Qué pasa si la usas?
— Puedes nadar rápido, no hay mucha resistencia al agua, y puedes moverte
mucho más bajo el agua. En este piso, eso sería una gran ayuda, pero
probablemente no termine usándola. Lo más seguro es que el terreno cambie en el
próximo piso, por lo que estaría desistiendo de todo el esfuerzo que he puesto en
Ocultamiento, solo por el bien de este único piso.
— Ahhh… entonces con esa botella de allí, tú podrías guardar una de tus
habilidades adicionales que están en uso, y temporalmente establecer la habilidad
de Natación en una ranura solo por este piso.
— Exacto. Cada jugador que viene a este piso va a tener que enfrentarse a esa
dura elección. Si se corre la voz de que hay un jugador con una botella mágica que
puede guardar tu progreso de habilidad, vas a ser acosada por la gente que busque
comprarla, husmeando por todos lados, y recabando información y así.
Había otra posibilidad mucho más oscura que podía ver nacer, pero elegí no
mencionarla. Asuna estiró la mano y tomó la botella de cristal para mirarle,
apreciando su verdadero valor por primera vez.
— Ya veo… ahora que lo pienso, Nezha de los Legend Braves pudo haberla
usado para aprender Artes Marciales sin tener que dejar Espadas a Una Mano. Ya
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que efectivamente te da una ranura extra de habilidad, supongo que puedo ver por
qué la gente podría provocar un gran problema por ello…
Como siempre, ella se adaptó a los conceptos rápidamente para ser una novata.
Asuna levantó la mirada y continuó, hablando más rápido de lo usual.
— ¿Qué si solo seguimos adelante y liberamos toda la información que tenemos
sobre esta cosa? Si le decimos a Argo, ella lo colocará en sus guías estratégicas,
¿no? Así nadie necesitaría acercarse a preguntarnos.
— Si… no estoy diciendo que deberíamos ocultar su existencia… pero…
Me incliné y descansé mi mentón en mis manos cruzadas, pensando fuertemente.
— El problema es, que el Sagrado Caballero Élfico de Bosque de quien obtuviste
la botella, solo está disponible para luchar durante el evento de batalla en el Bosque
de Nieblas Ondulantes allá en el tercer piso, por ese lado. Básicamente solo tu
obtuviste la oportunidad. Supongo que la mayoría de los jugadores en la línea
delantera como el Aincrad Liberation Squad de Kibaou o los Dragon Knights Brigade
de Lind ya han acabado ese evento de la forma normal por ahora…
— Ya veo… entonces ya es demasiado tarde publicar esa información.
— Si. Además, no es tan fácil derrotarlo, incluso si tienes la oportunidad…
— Logramos hacerlo, ¿no? –ella dijo con simpleza.
Tuve que admitir que ella tenía razón, pero yo poseía mis dudas. Me acaricié los
flequillos y admití algo que había estado en mi mente todo el tiempo: — ¿…cómo
se supone que fuimos capaces de derrotar al Elfo de Bosque, dime…?
En el pequeño silencio que siguió, recordé una conversación que tuve con Kizmel
en la tienda de baño del campamento Élfico Oscuro.
Ella clamó que últimamente había tenido un sueño extraño.
En el sueño, Kizmel estaba luchando con un poderoso caballero Élfico de Bosque.
A mitad del duelo, yo me presenté con un número de compañeros, ninguno de los
cuales era Asuna. La ayudamos a luchar, pero nadie fue capaz de encargarse del
Elfo de Bosque, y el grupo cayó uno tras otro – hasta que Kizmel se vio forzada a
liberar la protección del Árbol Sagrado para salvar nuestras vidas, luego pereció.
Además de las preguntas del por qué un NPC soñaría o si un NPC realmente
«duerme» en el verdadero sentido de la palabra, una cosa surgió – el contenido de
ese sueño era disonantemente similar a mi experiencia con la misión «Llave Jade»
durante la prueba beta de SAO.
Kizmel era un NPC extremadamente especial con una IA altamente avanzada.
Eso estaba bastante claro.
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¿Acaso esa era la razón por la que ella mantuvo recuerdos de los tiempos de la
prueba beta? O ¿era que la presencia de ese recuerdo se había vuelto especial?
¿Era por Kizmel que Asuna y yo fuimos capaces de derrotar al mortífero caballero
Élfico de Bosque en la versión comercial del juego...?
—…creo que es porque intentamos lo mejor –murmuró Asuna. Levanté la mirada
con una alteración–. Kizmel, tú y yo peleamos tan duro como pudimos, creyendo
que podíamos ganar. Eso fue lo más fuerte que me he concentrado en una batalla
desde que llegué a Aincrad – incluso más que en los jefes de piso.
Como un gamer, estaba acostumbrado a la idea de que un «evento de auto-
perdida» nunca podría revertirse, sin importar cuanto lo intentara uno, pero no pude
acercarme y convertirlo en palabras.
—…si… exacto. Realmente lo estuviste durante esa batalla. Y luego de
esforzarte mucho en ello, realmente esperaste obtener una gran parte de la
recompensa o dos fuera del trato.
— ¡Tal como sabes, no estaba haciéndolo con la esperanza de ser
recompensado con objetos! –ella reclamó, levantando un puño. Me reí y me
disculpé.
Sword Art Online no era como los demás RPGs que solía jugar. Este era un juego
de la muerte sin botón de desconexión, y el primer VRMMORPG del mundo. Si me
estancaba en mis nociones preconcebidas de cómo deberían ser las cosas, estaría
perdiendo lo que estaba frente a mis propios ojos.
Le di a Asuna una mirada seria y pregunté: — ¿Al menos podemos tomarnos
algo de tiempo para pensar en lo que haremos con la información de esa botella de
cristal? Tal como lo dije, no quiero mantenerlo por siempre como un secreto. Pero
mientras yo sepa que eso puede ser la fuente de un problema, primero y principal
quiero mantenerte a salvo.
Esperé que ella se defendiera con una expresión sarcástica de que ella ya no era
una novata y podía cuidarse por sí sola, e incluso fui más allá como para preparar
una declaración más amplia para defender mi caso. Pero Asuna solo me devolvió
la mirada en silencio, luego se volvió, murmurando. Apenas pude ver su boca
moverse detrás de esos extensos flequillos que colgaban.
—…bueno, si eso es lo que quieres hacer, está bien.
— Oh… ¿e-estás bien con eso?
Me sorprendió bastante su respuesta, tanto, que me pregunté que estaba
pensando y me incliné hacia mi lado derecho para ver el perfil de su rostro. A cambio,
Asuna se volvió con más fuerza hacia su izquierda, evitando mi mirada hasta que
quedó sentada completamente hacia atrás, de frente al sofá.
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— Buen punto. Tendré que mantener la esperanza para el décimo piso… creo
que pediré el panini. ¿Y tú?
— Eso también suena bien para mí.
— ¿Quieres esperar en la banca mientras los compro?
Asuna me lanzó otra de esas miradas ascendentes debajo de su capa, luego se
volvió.
¿Qué está pasando aquí? Se siente como la vez cuando ella comió pan de crema
en Tolbana allá en el primer piso.
Los panini costaban doce col cada uno en el carrito. Compré dos y regresé a la
banca. Le entregué una a Asuna, luego la detuve cuando noté que ella estaba a
punto de abrir la ventana de intercambio para pagarme por el emparedado.
— No, corre en mi cuenta.
— ¿…por qué?
— Porque, eh… oh, porque te deberé por hacerme el traje de baño.
Afortunadamente, ella asintió y aceptó mi oferta. Ella estaba actuando extraño,
pero al menos ella no estaba enojada conmigo.
Estuve a punto de sentarme junto a ella, sacudiendo mi cabeza, confundido,
cuando la mano de alguien surgió desde la oscuridad detrás de nosotros y una voz
burlona resonó en mi oído.
— Muchisimas gracias, Kii-boy. Estaba hambrienta.
No estaba seguro si seguirle la corriente («Tu Ocultamiento es tan bueno como
siempre») o ser honesto y rechazarla («¡No! ¡Esa es mi cena!), pero el resultado
tuvo un poco de ambas partes.
— ¡Tu Ocultamiento es tan bueno como siempre, pero esa es mi cena y no
puedes quedártela!
— Hmph. Así que le compraras uno a ella, y a mí no. Ya veo como es todo.
— ¿Qu…? Yo… ¡escuchaste lo que dije, eso era un agradecimiento por hacerme
un objeto! ¡No tiene nada que ver con hacerle un favor a alguien!
Una pequeña jugadora se materializó desde la oscuridad usando una capa con
capucha de color beige que era parecida a la de Asuna. Sus ojos estaban ocultos
detrás de sus mechones curvos, pero los tres bigotes dibujados con pintura facial
en cada una de sus mejillas no dejaban que uno se preguntara quien era.
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Las vistas nocturnas de Rovia ahora eran realmente encantadoras, pues las
lámparas coloridas y luces de ventana del pueblo brillaban en la superficie del agua
oscura. Incluso las góndolas llenas de jugadores tenían linternas incluidas, situadas
en la proa y popa de las pequeñas y las colgadas en los techos de las grandes. La
vista de las góndolas cruzando los canales era tan hermosa que…
— ¡Ah…!
Chasqueé mis dedos, pues una idea repentina se encendió en mi cerebro.
— ¿Qu-qué?
— ¡Por aquí! Lo explicaré luego.
Toqué la espalda de Asuna y troté hacia el embarcadero en el extremo norte, la
dirección opuesta al muelle. No había botes varados allí, por lo que la valla de piedra
apilada en el agua estaba bastante tranquila. Pero eso también significaba que las
góndolas flotaban bastante calmadas.
— Tengo un mal presentimiento de esto –murmuró Asuna, intentando retroceder.
Agarré el borde de su capa con fuerza.
— No te preocupes, está bien.
— ¡No está bien! ¡Esto no me gusta!
— ¡Estarás perfectamente bien!
— ¡Hazlo por tu cuenta si estás tan entusiasmado! –gritó.
Miré a los lados. Dentro de unos segundos, una de las góndolas de doce asientos
venia acercándose progresivamente a la derecha. De forma bastante afortunada,
otra góndola del mismo tamaño se acercaba desde la izquierda. Calculé adonde
pasarían ambas, teniendo en cuenta que el trafico parecía moverse hacia el lado
derecho en este lugar, luego nos movimos tres yardas a la izquierda y cinco hacia
atrás.
— Te daré cinco segundos y contando.
— ¡T-te lo dije, no quiero hacerlo!
— Es divertido, Asuna, podría jurar que tenía una agilidad más alta que la mía.
— Rgh… s-sabes que no es justo hablarlo…
— Esto debería ser fácil para ti, Asuna. Quiero decir, ya que tienes la habilidad
de Sprint y todo eso.
— Pero la acabo de cambiar… ¡Arrgh, oh, está bien!
— Y cinco, cuatro, tres, dos, uno…
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— Buen punto. Me preguntó que hacen las personas aquí para sus compras
diarias y cosas así.
— Quizá solo nadan por allí cuando nadie los observa.
— Oh vamos, no arruines la ilusión. Pero… si decido comprar una casa, ahorraré
para comprar una con vista a un lago –anunció, luego miró otra vez hacia adelante.
Yo mantenía más la opinión de que el dinero que se podía usar para comprar una
casa para jugadores era mejor gastarlo en hospedaje en posadas baratas y un mejor
equipo, pero dada la naturaleza proactiva de Asuna, ciertamente algún día podría
verla poseer una residencia junto a un lago. Quizá ella incluso me dejaría lanzarme
en su sofá… No, definitivamente no.
Mientras tanto, la góndola hizo su camino a través de los canales cerrados de
derecha a izquierda y nos dejó en nuestro destino en menos de diez minutos.
Más allá del pequeño muelle estaba un enorme pero antiguo edificio. Además de
las grandes puertas dobles que estaban frente al agua, parecía ser solo una casa
antigua sin ninguna característica notable.
Me acerqué al edificio con cautela y espié por las ventanas sucias. Dentro estaba
una habitación igual de desordenada, y al fondo esta lo que parecía un anciano
sentado en el piso, mirando a otra dirección. Pensé que podía ver una tenue marca
«!» dorada sobre su cabeza. Esta era nuestra misión NPC.
—…me sorprende que Argo fuese capaz de notarlo –comentó Asuna. Yo estuve
de acuerdo.
— Esto es más que solo buenos instintos… en fin, entremos.
Fui hacia la puerta principal y toqué dos veces. Luego de unos buenos segundos,
una voz ruda respondió: — No está cerrada. Entren si quieren algo.
Esto se siente como un verdadero dolor en el culo –pensé para mí mismo
mientras abría la puerta ancestral.
Dentro, fuimos saludados por un anciano en una mecedora que parecía a punto
de desbaratarse en cualquier momento, con una botella de licor en una mano y una
pipa en la otra. Técnicamente todo lo que hizo fue mirarnos con un ojo, por lo que
ni siquiera era un saludo.
Su frágil y medio calva cabellera y su desaseada barba eran de color blanco
hueso, pero su piel estaba bastante quemada por el sol, y los músculos de sus
brazos y pecho eran firmes. Parecía como un viejo marinero que una vez se jactó
de su fuerza y ahora estaba retirado y ahogado en el licor.
Asuna y yo compartimos una mirada, en la cual vi el mensaje es todo tuyo en sus
ojos. Dubitativamente traté de decir las palabras mágicas de la misión.
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Parte 3
Había pensado que esta misión sería un dolor en el culo, pero me equivoqué.
Era más que un simple dolor en el culo. Era un monumental, indescriptible dolor
en el culo, sin precedentes. Esa era la única forma de clasificar nuestra primera
misión en el cuarto piso: El «Carpintero Naval de Antaño».
— Escucha… no podemos llevar esto con nosotros hacia otro piso, así que, ¿Qué
tanto puede afectar un poco de compromiso? –rogué, pero Asuna no quería nada
de eso.
— No. Si él va a crearnos un barco, tiene que ser el mejor que pueda existir.
— Bien, bien. Por cierto, la palabra barco es un poco ostentosa para lo que
estaríamos recibiendo. Una góndola realmente es más como un bote.
— ¡Bien, será el mejor bote que pueda existir!
Estábamos abriéndonos paso por el bosque, en la noche.
A diferencia de las ramas secas, desoladas de la prueba beta, el enorme bosque
al sureste de Rovia ahora estaba lleno de vida. Prácticamente, la forma de las hojas
y ramas estropeando el cielo era muy similar a los bosques del tercer piso, pero el
suelo bajo los pies era muy distinto. El musgo húmedo y denso se tragaba la suela
de nuestras botas con cada paso, haciendo que la travesía fuese algo difícil. Encima
de eso, pequeños manantiales estaban por todos lados, y ya era la cuarta vez, en
tres horas de búsqueda, que metía mis pies en aguas profundas.
La razón por la que no estaba prestándole atención a mis pasos era porque
estábamos mirando hacia arriba mientras viajábamos. Asuna hacia lo mismo, pero
nunca la vi pisar el agua o tropezar con alguna raíz de los árboles. Tenía que ser un
valor de alta resistencia a los tropezones, o un stat de Suerte en la vida real
excelente.
Si fuese la última opción, deberíamos encontrar nuestro objetivo ya, pensé con
resentimiento. No estábamos cazando frutas y nueces detectables o panales de
abejas llenos de dulce miel.
Estábamos en la búsqueda de marcas de garras con cuatro puntas en los troncos
que marcaban el territorio del gran oso que gobernaba este bosque.
Ya habíamos derrotado a diez osos negros de tamaño normal desde que
entramos en los bosques. Se trataba de «grasa de oso» que el anciano carpintero
naval demandó, por lo que era obvio que la misión procedería perfectamente bien
con la grasa que esos osos negros ordinarios dropearon. En ese sentido, la cantidad
de problemas que esta misión representaba se determinaba por el jugador o la
jugadora en sí.
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Y Asuna estaba empeñada en la grasa del rey de los bosques, cuya existencia
había sido brevemente hablada por el anciano. Era bastante probable que la calidad
del objeto que lleváramos tuviese un efecto en la calidad del bote.
— Aun así, estoy un poco sorprendido. No pensé que te importaría demasiado
este tipo de cosas, Asuna –dije, escaneando las marcas de garras con la luz de la
luna. Su respuesta vino desde la derecha.
— ¿Qué tipo de cosa?
— Oh… este tipo de escenario sucede mucho en los RPGs. No tienes que
obtener el mejor resultado posible con el fin de cumplir el reto, pero si el jugador lo
quiere, este lo puede intentar. Supongo que es algo perfeccionista, ¿no?
— Bueno, no me gusta la forma en que suena, es como si estuviese tomando
ventaja… pero no estaba pensando ni en mecanismos ni diseños del juego. Solo
pensé, que el anciano podría ser busco y de pocos amigos, y que realmente quiere
hacernos un bote perfecto.
— Ya veo…
En ese punto, no había utilidad en demandarle compromiso.
Hace poco más de tres horas, en lo que exitosamente cambiamos la marca «!»
sobre la cabeza del viejo NPC a un «?», él exhaló una extensa cantidad de humo
de su pipa.
— Ya no sigo siendo un carpintero naval. El Gremio de Aguadores controla todos
los materiales que un carpintero naval necesita para construir botes. Pero si aún
quieren uno… primero, vayan al bosque al sureste de aquí y obtengan algo de grasa
de oso, para sellar la madera contra el agua. Pero si se encuentran al rey oso, es
mejor que corran y busquen un escondite. Estoy completamente seguro que su
grasa sería la mejor de todas, pero…
Hubo abundancia en ese dialogo de apertura como para sentir curiosidad, pero
el anciano cerró sus ojos y no mostró interés en la elaboración, por lo que salimos
de la casa, alquilamos otra góndola para movernos, luego dejamos el pueblo por el
portal sureste y seguir hacia nuestra ubicación actual.
El rey de los osos existió en la prueba beta, y perseguí las huellas de sus garras,
pero nunca me crucé con él. Pero por lo que había escuchado, hubo un número de
grupos de seis miembros que fueros dispersados por la ira del oso.
Era exasperante ir tras un enemigo tan mortal con solo dos personas, pero
estábamos a un nivel mucho mayor de lo que yo estuve en la prueba beta, y un oso
era un oso. No iba a atacarnos con fuego o veneno y no tenía habilidades de espada.
Los patrones de ataque no sería muy diferentes de los de un oso normal…
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afortunadamente… pero sería mejor si Asuna desistiera de esta idea tan loca… y
ya me estaba dando hambre de nuevo.
Y tras mirar hacia los arboles cientos de veces, mi mente vacilaba entre
optimismo y pesimismo, hasta que finalmente vi…
Un claro patrón de cuatro ranuras horizontales y profundas. Miré la espalda de
Asuna, y luego de un breve momento de duda, organicé mis ideas y la llamé.
— Oye, lo encontré.
— ¡¿Qué, en serio?!
Ella retrocedió inmediatamente y miró el lugar al que yo estaba apuntando, su
rostro brilló con expectación.
— ¡Tienes razón! Entonces, ¿si solo esperamos junto a este árbol, el oso
eventualmente saldrá por aquí cerca?
— Es de suponerse.
— Tomemos un descanso entonces. Necesitamos verificar… nuestras…
pociones…
Su charla a toda velocidad se detuvo en seco, por lo que levanté la vista para ver
qué pasaba. Sus cejas delgadas estaban contraídas por la preocupación mientras
miraba las marcas frescas. Cuando habló de nuevo, su voz era un 30 por ciento
más suave.
—…eh, ¿Kirito? Esas marcas que están en el árbol son más grandes de lo que
esperaba…
— ¿Eh?
Me volvió para ver las marcas de garras y calculé su tamaño desde el suelo.
Siete… quince… veinte… veinticinco pies de alto.
— ¿…que tipo de oso rasga un árbol a esa altura?
— Bueno, tendría que ser un oso de ese tamaño… veinticinco pies… de alto…
—…eso ya deja de sonar como oso…
A medida que nuestra conversación se silenciaba más y más, un pesado thud
detrás de nosotros sacudió el bosque.
Me volví lentamente, con miedo de lo que pudiese encontrar, vi la sombra de una
pequeña montaña de unas pulgadas de distancia.
Cada cabello gris era tan grueso como una aguja. Dos ojos rojos brillaron en la
oscuridad. Fauces feroces se dejaron ver de su boca. Garras como dagas surgían
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— ¡Por aquí!
Con un repentino estallido de inspiración, sujeté el delgado cuerpo de Asuna con
mi brazo izquierdo y salté directamente hacia atrás. Uno, dos, tres pasos, y ya me
encontraba en el lado derecho. Era uno de los pequeños manantiales naturales,
pequeño pero profundo, eso me había molestado durante nuestra búsqueda.
Al mismo tiempo que salté en el agua sin dudarlo, llamas naranja explotaron de
las fauces de Magnatherium.
Justo después de que todo mi cuerpo fuese empapado por agua helada, la
superficie del agua se tornó roja. Empujé a Asuna hasta el fondo del manantial e
intenté sumergirme tanto como pude.
Las llamas rozaron y aullaron por aproximadamente cinco segundos, llevando el
agua casi congelante del manantial a un nivel templado. Por un momento, temí que
esta pudiese alcanzar la temperatura hirviente, pero el aliento finalmente se esfumó
justo en lo que llegó a ser un baño caliente. En lo que la superficie sobre nosotros
se oscureció, salimos.
Tan pronto ella pisó suelo sólido, su largo cabello y el borde de su capa
completamente empapados, Asuna murmuró: — Eso definitivamente no es un oso.
— Obviamente, no –asentí, escaneando los alrededores.
El Magnatherium no había movido nada, pero el terreno frente a él estaba
ennegrecido y humeante. El árbol que creí que nos sería útil para cubrirnos aún
estaba de pie, pero estaba quemado y ceniciento. Como temí, las llamas cubrieron
la parte posterior.
— ¿Qué piensas? ¿Deberíamos correr? –pregunté, reconociendo que eran muy
peligroso retar tal enemigo mortal sin preparación alguna o conocimiento de
antemano. Pero Asuna no habló de inmediato.
—…no tenemos que forzarnos a luchar contra él, pero al menos quiero reunir un
poco más de Intel. Debemos aprender más sobre los ataques del oso para así
derrotarlo la próxima vez.
Pensé rápido, observando al Magnatherium muy de cerca como si lentamente se
alejara sesenta pies.
Mientras hubiese un manantial cercano en el que saltar, podíamos evadir
fácilmente esos ataques ardientes sin daño alguno, y probablemente este no tendría
ninguna habilidad especial extra de la que preocuparnos. Sus ataques físicos sin
duda no eran peligrosos, basado en esas garras con apariencia de cuchillos, para
protegernos de ellas podíamos usar los arboles como escudo.
—…bien. Comencemos a retroceder al puedo y recolectemos algo de
información.
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— Trato hecho.
Mientras tanto, el Magnatherium comenzó a avanzar. Empezó con avance de
cuatro patas muy calmado, pero luego, como si hubiesen levantado un interruptor,
comenzó a cargar. La vista de esa figura imponente, sobrepasando los doce pies
de altos en los hombros – sobre la altura de los Bullbous Bow del segundo piso –
corriendo y pisoteando la tierra, no era más que puro terror.
— ¡No solo tiene su propio nombre, estoy comenzando a creer que realmente es
el jefe de campo!
— ¡Al menos, definitivamente no se trata de un oso! –susurró Asuna mientras
corríamos. Giramos a la derecha del Magnatherium, esperando evadir el curso de
su carga, pero simplemente se volvió y nos siguió.
No solo estábamos corriendo a ciegas, sin embargo. Una vez que maniobramos
hasta un enorme y antiguo roble parado entre nosotros, mantuvimos esa posición.
— ¡Vamos… haz lo peor!
Si se lanzaba primero de cabeza hacia el árbol de seis pies de ancho, eso al
menos lo detendría por varios segundos. Pero dos segundos después, mi poderoso
reto se convirtió en sorpresa: — ¡De ninguna manera!
Como esperé, el Magnatherium cargó directamente hacia nosotros y chocó con
el árbol a toda velocidad, pero al igual que el horrendo martillo de un gigante, los
cuerdos gruesos y cortos en su frente convirtieron el amplio tronco del árbol en
astillas.
Afortunadamente, eso detuvo un poco el ataque, pero el oso demoniaco no quedó
aturdido. Rugió poderosamente al otro lado del árbol inclinado.
— ¡¡Gyazgrowwwahhh!!
Mis oídos resonaron con el estruendoso volumen de su aullido, le susurré a
Asuna: — Oye, ¿Cuáles son los enemigos naturales de un oso? — Primero que
todo, esto no es un oso… pero en la vida real, los enormes osos no tienen enemigos.
Ellos podrían ser derribados por un tigre o una ballena asesina una vez cada cierto
tiempo, creo.
— B-bueno, eso es grandioso. ¿Alguna debilidad?
— ¿Por qué me lo preguntas? Um… creo que leí en un libro hace tiempo que sus
hocicos son muy sensibles…
— El hocico –repetí, mirando fuertemente al Magnatherium mientras comenzaba
a moverse.
La frente de la bestia estaba protegida por esos cuernos duros, pero su hocico
negro estaba indefenso. Por otro lado, incluso en cuatro patas, estaba al menos a
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diez pies del suelo, por lo que no podía siquiera golpearlo con mi espada. Podría
ser capaz de golpearlo con una habilidad de espada tipo salto, pero si reaccionaba
a mi ataque y se incorporaba, seriamos acabados.
— ¡Que no daría por un buen encantamiento, algo de magia hielo con efectos
físicos, hacer caer carámbanos de hielo o algo así. Al menos así sería capaz de
realizar ataques críticos en él un par de veces…
— ¡¿Qué hay de, en lugar imaginarte cosas que no sucederán, decides lo que
debemos hacer?! –demandó Asuna, destrozando mis frágiles sueños y esperanzas.
De alguna forma ella había abierto su ventana en la sección del mapa. Fue
preparado para ser visible entre los miembros del grupo, por lo que me incliné para
echarle un vistazo.
En realidad fuimos lanzados hacia el centro del bosque en la región sureste de
Rovia. Había acantilados completos al norte y al este, más allá de los cuales estaba
el rio de siempre. El mapa era grisáceo, pero si mi memoria de la prueba beta no
fallaba, había acantilados en el sur también. Se trataba de unas buenas cincuenta
yardas de distancia desde el bosque hasta la superficie del agua, por lo que incluso
si el rio estaba debajo, no sabía si podríamos sobrevivir a la caída.
En otras palabras, saltar hacia el rio para escapar no era una opción. Teníamos
que dejar el bosque por el oeste y escapar hacia la zona segura de Rovia…
— Oye –Asuna tiró de mi manga, arrastrando mi mirada desde el mapa hacia su
rostro–. Parece que el oso va a quedar inmóvil por un rato tras lanzar su aliento de
fuego y derribar los árboles.
Tras su sugerencia, miré al Magnatherium. El oso gigante, que acababa de
derribar un árbol inmenso solo con sus cuernos, no estaba exactamente aturdido,
sino inmóvil, resoplando y aullando. De seguro atacaría si nos acercáramos, pero
como Asuna se percató, tras el ataque de su aliento y el cargar contra los árboles,
dejó de moverse por un tiempo. En otras palabras, si pudiésemos convertir eso en
un hábito, escapar podría no ser tan difícil.
— Esa es la debilidad número uno… si puedes al menos llamarla una debilidad
–murmuré.
Era un hábito útil el tomar ventada de ello cuando se escapaba, pero no lo era
cuando se trataba de derrotar a la bestia, porque aun necesitábamos acercarnos
para atacar. Además, había demasiados arboles mayores con el grosor suficiente
para detener al oso. Si nos quedábamos en el área, eventualmente él los derribaría
todos…
En ese punto, noté algo extraño.
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Sesgo.
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— ¡Auuuch! –rugí, pero hizo un buen uso de impulso extra para acortar las ultimas
yardas y atacar directamente las piernas del Magnatherium cuyo tamaño eran como
el tronco de un árbol. Una vez estuve detrás del oso, frené y giré.
Como esperada, el oso no se volvió, sino que quedó viendo al frente, disparando
su aliento de fuego.
¡Esta es mi oportunidad!
Eché hacia atrás mi fiel espada y establecí mi objetivo. Apuntando directamente
a su cola de oso del tamaño de un barril pero aun corta, preparé la habilidad de
espada de empuje, Sonic Leap.
Brillando de amarillo verdoso en la oscuridad, dejé que la auto-ayuda del sistema
de juego me llevara hacia adelante hasta que mi espada se encontró con la cola del
oso a unos diez pies del suelo.
Hubo una resistencia satisfactoria en el ataque. La enorme masa del oso se
arqueó y el ataque de fuego se detuvo abruptamente, dejando pequeños rastros de
llamas que cayeron desde el aire hacia el suelo.
Mientras saltaba hacia atrás y aterrizaba, la bestia dejó escapar un chillido agudo:
— ¡¡Zigyawrl!!
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Este bajó sus patas al suelo y comenzó a correr hacia adelante. Una vez hubo
tomado una distancia considerable, finalmente se volvió hacia atrás.
Ahora había una ira rojo ardiente en sus ojos – mientras no fuese el hocico, la
cola parecía ser un punto crítico para él. Verifiqué el cursor del Magnatherium
mientras retrocedía y noté que la barra HP había bajado – no mucho, pero si
suficiente.
— ¡…bien!
Levanté mi puño ante la primera porción apropiada de daño que le había
infringido hasta el momento.
— No, no está bien –vino una voz familiar desde la retaguardia. Me volví hacia
mi izquierda y vi a mi compañera temporal con una mirada fría en su rostro.
— Dijiste que escaparíamos, y ¿ahora te veo luchando con esa cosa?
— Eh… no, solo reúno información –comencé a explicar, luego recordé que le
había pedido hacer momentos antes–. Oh, cierto. ¿Qué hay del tronco?
— Lo recogí y lo coloqué en mi inventario. Probablemente puedo colocar otros
cinco allí. Se llama «Núcleo de Madera Noble».
Procesé la información dentro de un segundo: — Te apuesto que es otro material
de la góndola, tal como la grasa del oso.
— ¿Huh…?
— Escucha, podrás estar cansada de verme tratando de predecir esas cosas,
pero puedo decirte que esta es una de esas misiones que te obliga a visitar el mismo
lugar muchas veces. Le llevaremos la grasa de oso al anciano, él nos dirá que ahora
necesitamos madera. Probablemente haya uno o dos ingredientes más que
necesitemos en estos bosques además de eso.
— Significa… que al igual que con la grasa, ¿podría haber versiones normales y
ficticias de madera? –preguntó. Como siempre, ella era una aprendiz rápida.
— Apuesto que puedes obtener el tipo de madera normal talando con un hacha
algún árbol antiguo. Pero también apuesto que el material ficticio solo puede ser
segados de árboles que son lo suficientemente grandes que necesitas la habilidad
de Talado para derribarlos.
—…entonces no tenemos más opción que obtener esa habilidad.
Asuna realmente estaba empeñada en tomar cada último paso para asegurarse
que obtendremos el mejor bote posible: — Oh, pero el tronco que tomé dice que era
«Madera Noble». ¿Eso significa que realmente es ficticio?
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— Si. Mira, ellos estableces una forma para que tu obtengas materiales lujosos
sin necesidad de la habilidad de Talado. Solo tienes que usar al osito crecidito…
Justo cuando dije eso, el osito crecidito se estaba recuperando del daño de su
cola herida. Comenzó a saltar hacia adelante en sus cuatro patas, luego bajó sus
cuernos para otro ataque cargado.
— ¡Aquí viene! ¡Busca un árbol…!
— Por allí –dijo Asuna, apuntando al suroeste mientras yo estaba distraído
observando al oso. Ella de hecho había encontrado un árbol que era igual de grande
que el que el oso terminó pulverizando minutos atrás, revelando su oscuridad contra
el cielo nocturno.
— Bien, ahora necesitamos llevarlo…
— Para que cargue contra el árbol, lo sé. Luego recogeré el tronco, y tu iras y lo
guiarás hacia el próximo árbol. Lo tengo.
***
Conducido por un camino que nunca antes había visto, Asuna dio la mayor de
las órdenes mientras nos coordinábamos para, eventualmente, provocar las doce
colisiones del oso contra el árbol.
El número de Núcleos de Madera Noble que cayeron de cada árbol fue
determinado aleatoriamente entre cero y tres, lo que nos produjo frustración y
euforia, y una vez que estuvimos cómodos con el llevar al oso por todos lados,
ambos, esencialmente llegamos al máximo de la capacidad de almacenamiento. No
pude evitar caer en esa antigua maldición, si solo hubiese elegido la Expansión de
Espacio de Inventario…
— No sé si esto será suficiente para el carpintero naval, pero de todas formas no
podemos llevar más de esto. Una vez que nos reunamos con él otra vez,
escapémonos y volvamos al pueblo –le susurré a mi compañera.
— Pero, aun no tenemos la grasa –apuntó.
Repliqué hacia el cielo: — C-cierto… mierda. Y la misión no avanzará a menos
que le entreguemos eso. Y supongo que negociarlo con grasa de oso normal es…
— Ni lo sueñes.
— Claro –acepté, abatido. Utilicé el actual estado sentado/post-carga para
chequear el estatus de su HP.
Había aprovechado el tiempo para atacar su cola y sus patas un par de veces
durante nuestra cuidadosa manipulación, y mientras estaba tratando de pensar que
ya había bajado a solo 90 por ciento, la verdad era que aún le quedaba 90 por ciento.
Si yo fuese en serio con respecto a derrotar a la criatura, tendría que abandonar el
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BARCAROLA DE ESPUMA
Parte 4
Había sido ingenuo.
Nunca comprendí que era bastante fuerte.
Una precisión y un poder realmente sorprendentes. Para la combinación de las
habilidades de espada y el Chivalric Rapier +5 de Asuna, esa era la única
descripción posible.
— ¿Lo ves? Te dije que podíamos ganar –comentó sonriente al final de nuestra
batalla de cincuenta minutos contra la mitad bestia que simplemente estuvo dando
vueltas a diestra y siniestra para derribar árboles. Lo único que pude hacer fue
mirarla.
Si bien ella parecía algo cansada, eso no era nada comparado a mi agotamiento.
Ella verificó enérgicamente los objetos dropeados. Cuando golpeó la pestaña de
objetos recientemente adquiridos, dejó escapar un breve aullido de emoción.
— ¡Ooh, wow! Obtuve cuatro «Grasas de Oso Legendarias». También algunas
pieles, garras y… ¿Qué es esto? ¿«Palma del Oso de Fuego»?
— Si fuera tú, no lo materializaría. De seguro es bastante desagradable –advertí,
elevándome a una postura de pie para abrir mi propia ventana.
Poseía tres depósitos más de grasa de oso. Eso tenía que ser suficiente para la
misión. También piel y garras, aunque, para bien o para mal, no tenía patas. En
cambio, había un «Cuerno del Oso de Fuego». A lo mejor era uno de los cuernos
de la frente del Magnatherium.
Dándole una última mirada al momento, cerré mi menú y suspiré.
Eran más de las once de la noche, y aunque pude dormir algo en la tarde, ahora
me encontraba completamente fatigado.
— ¿Ehh… Asuna?
— ¿Qué?
— Cuando regresemos al pueblo, ¿reportarás la misión de inmediato?
— Pues, es obvio.
— Si, es obvio.
Si solamente el carpintero naval estuviese realmente despierto –pensé.
De regreso al pueblo, solo tuvimos un encuentro enemigo contra el monstruo tipo
planta «Gaudy Nepenthes», por lo que el viaje de regreso al portal sureste de Rovia
fue bastante doloroso. Alquilamos dos góndolas, las cuales parecían estar
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BARCAROLA DE ESPUMA
disponibles para negocios las 24 horas del día, y nos dirigimos al sector noroeste
del pueblo.
Cuando llegamos a la casa del anciano, ya eran las 11:50 pm, pero las ventanas
aun estaban iluminadas, por lo que tocamos sin dudarlo. El antiguo carpintero naval
estaba clavado en su mecedora, como de costumbre, alternándose de forma
interminable la botella y la pipa.
— Trajimos algo de grasa de oso –dijo Asuna, produciendo la grasa de oso, que
afortunadamente se materializó en una jarrita, en lugar de abrirse en el aire. El
anciano enarcó una ceja.
— Ese hedor… obtuvieron la grasa del rey, ¿no?
La botella de whisky cayó al piso. Su potente mano arrebató la jarra de grasa, y
con un pequeño tintineo, nuestro registro de misión se actualizó.
— Hmph. Pero esto no es suficiente.
Colocó la jarra en la mesa cercana con un thunk. Intercambié miradas con Asuna
y esta vez saqué la jarra que yo tenía. El anciano siguió sacudiendo su cabeza, y
por un momento sentí miedo de tener que luchar otra vez con el oso monstruoso,
pero al menos, ante la cuarta jarra, el tintineo se repitió.
— Hmph. Muy bien. Realmente quieren que este viejo saco de huesos les
construya un barco, ¿eh?
— Por supuesto. ¡Necesitamos su ayuda, señor! –rogó Asuna, realmente no
podría conmoverlo con eso. El anciano colocó su pipa en la mesa y levantó sus
manos. Sus dedos, cicatrizados y rasgados, giraron en el aire por un momento,
luego cayeron y sonaron de nuevo.
—…como se los dije, el Gremio de Aguadores controla todos los suministros.
Para hacerles un bote, necesitaré un montón de madera. Y eso quiere decir abedul
macizo o roble del bosque sureño.
Pausó para un efecto dramático, y luego continuó:
— Pero la madera de construcción de barcos más grande es la teca. Puedo
hacerles un trabajo realmente resistente si pueden traerme el núcleo macizo de una
teca antigua y enorme. Por otro lado, eso podría estar más allá de la habilidad de
taladores novatos…
El registro de la misión se actualizó, lo que indicó el inicio de la segunda parte del
«Carpintero Naval de Antaño». Asuna y yo nos propusimos ir a nuestros menús,
creando los Núcleos de Madera Noble.
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En el momento en el que los troncos enrojecidos cayeron formando una pila, creí
notar que los ojos del anciano se habían abierto brevemente de par en par. Nah,
tuvo que ser mi imaginación.
En el momento en el que el carpintero naval se levantó de su silla para comenzar
a construir la góndola de dos puestos que le solicitamos, Asuna y yo habíamos
descargado cuatro Grasas de Oso Legendarias, ocho Núcleos de Madera Noble,
seis Garras de Oso de Fuego –para ser tratadas y convertidas en clavos– y dos
Pieles de Oso de Fuego para revestir los asientos.
Vi con sumo cuidado al anciano, relajado de que teníamos más de lo que
necesitábamos. Cruzó su desordenada habitación y se detuvo frente a una puerta
que había en la pared sur, luego sacó una llave de su bolsillo para remover el
enorme candado.
La pesada puerta sonó al abrirse y revelar un estudio de carpintería. Vislumbré
enormes sierras, martillos, cinceles, y planos embutidos en el espacio, todos ellos
pulidos hasta brillar.
— Y pensar que algún día tendría que usar esto de nuevo –murmuró el anciano
con remordimiento.
A partir de mañana probablemente tengas un torrente de órdenes –pensé para
mí mismo. Asuna y yo parecíamos ser los únicos que actualmente trabajan en «El
Carpintero Naval de Antaño», pero no íbamos a mantenerlo en secreto. Los
miembros de los Dragon Knights y Liberation Squad estarían por allí nadando en
los ríos y canales para completar las diversas misiones encargadas fuera del pueblo.
No pude evitar desear poder decirle a esos orgullosos de la línea delantera,
cantando en línea con sus boxers-bañadores y flotadores, pero debíamos reportar
nuestro hallazgo a Argo lo más pronto posible, para que ella pudiese diseminar la
información. Como un beater, no tenía miedo de una mala reputación, pero no
quería que Asuna sufriera por mí.
Después de todo, ya ella había generado mucha atención por el poder de su
Chivalric Rapier en la batalla del tercer piso. Si se descubría que ella de hecho tenía
una ranura de habilidad extra gracias a la Botella de Cristal de Kales’Oh, los dos
poderes principales de la línea delantera realmente se enseriarían en reclutarla.
Incluso podrían…
Los pasos del anciano regresando me sacaron de mis pensamientos. Levanté la
mirada para verlo tendiendo un enorme pergamino encima de la mesa. Con una
mano dio un golpecito al pergamino blanco puro y dijo: — Ahora díganme como
quieren construido su bote.
El registro de misión se actualizó y mostró una ventana purpura ante nuestros
ojos. Parecía ser un dialogo de diseño de góndolas, lleno de campos para introducir
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— Oh, bien… los elegiré todo, entonces –dijo Asuna con aparente frustración, a
pesar de la continua presencia de las estrellas en sus ojos. Retrocedí, alejándome
de ella y me senté en una silla redonda junto a la mesa.
El anciano, quien pacientemente estaba sosteniendo los planos del barco
abiertos en la mesa, murmuró: — Siempre se ha dicho que una jovencita toma tarda
tres veces más tiempo en diseñar su barco.
— Uh… ya veo. Eso… es bueno saberlo –remarqué.
Finalmente, no fue sino hasta la una en punto de la mañana que el coloreo
detallado, diseño del barco con diversas características de decoración, forma y
ubicación de los asientos y otras cosas terminaron. Pero cuando Asuna se volvió
hacia mí, no parecía cansada en lo más mínimo.
— Por último, démosle un nombre a nuestro bote.
— Uh… un n-nombre, ¿eh?
Para ser honestos, no tenía fe alguna en mi habilidad de dar nombres. Incluso el
nombre de mi personaje, Kirito, fue solo un arreglo de mi nombre real.
— Ummm… yo también dejaré esto a tu elección –ofrecí esperanzadamente,
pero para mi sorpresa, Asuna miró profundamente en mis pensamientos.
— Como un asunto de hechos, hubo un nombre grandioso que me vino a la
mente antes.
— ¿Oh… cómo cuál?
— Bueno, leí que en muchos países foráneos, se les da nombres femeninos a
los botes… y se me ocurrió que deberíamos nombrarlo como la hermana de Kizmel.
Mis ojos se abrieron de par en par, sorprendido.
La Caballero Élfica Oscura Kizmel, a quien conocimos en el tercer piso, me había
contado la historia de su pasado frente a un cementerio en la parte posterior de su
campamento. Ella tuvo una hermana menor, una herborista, que murió en una
batalla contra los Elfos de Bosque.
Y su nombre era…
— Tilnel, ¿cierto? Entonces sería la Tilnel… ¿por qué no? –dije, asintiendo,
Asuna sonrió ampliamente a mi espalda.
Ella escribió las letras en el campo en la parte superior de la ventana en el acto,
luego me llamó:
— ¿Se deletrea así?
Me levanté de la silla y miré lo que ella había escrito: Tilnel. Asentí.
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Tras pensarlo, imaginé que era lo mejor ir a preguntar, por lo que miré al anciano
a un lado de la mesa.
— Eh… –comencé, luego comprendí que no sabía cómo llamarlo. Verifiqué el
color del cursor de NPC y vi que su nombre era Romolo.
— Eh, Romolo-san. ¿Necesitaremos este cuerno opcional?
Intenté hacer mi pregunta lo más simple posible por si acaso, pero el viejo Romolo
no respondió en el acto. Temí haberle preguntado algo que sus parámetros eran
incapaces de responder, pero resopló antes de poder rehacer la pregunta.
— No lo necesitaran si solo piensan viajar por Rovia. Pero si conducen fuera de
allí, eventualmente lo necesitaran.
— Quiere decir… ¿que podríamos necesitarlo para luchar contra monstros en el
bote?
— Quizá sí… o quizá no –dijo sin mucha ayuda. Sacudió su pergamino de nuevo–.
De cualquier forma, este es su barco. Si quieren colocarle el cuerno o no, es decisión
suya.
Mi compañera y yo compartimos otra mirada. La primera en hablar fue Asuna: —
Eres el único que tienes los materiales, Kirito-kun, por eso dejaré que lo decidas.
— ¿Uh, e-en serio?
— Bueno, tú me dejaste elegir muchas cosas más sobre el bote, así que al final
te dejaré esto.
Sonó sarcástico al venir de sus labios, pero existía preocupación real en algún
lado de su corazón. O al menos imaginé que lo había.
— Hmmm… no estoy seguro si la idea de colocarle un arma grande y fea a
nuestra góndola me agrade. Pero sería peor si el barco se hunde porque no se la
colocamos. Quizá fue el destino lo que permitió que obtuviésemos el dropeo de un
cuerno de oso exclusivo. Hagámoslo.
— Bien –asintió Asuna. Añadí–. Además, ya que estoy seguro que el cuerno será
colocado por debajo de la línea de flotación, no tendremos que mirarlo todo el
tiempo. Así que activemos la opción del cuerno, y…
Coloqué mi mano sobre el botón finalizar, otra vez. Dimos cuenta regresiva y lo
presionamos al mismo tiempo.
La ventana se cerró con un ruido imponente y magnifico, y el anciano comenzó
a dibujar un objeto tridimensional del barco en el pergamino. Dentro de unos
segundos, ya lo había terminado, y la palabra Tilnel estaba escrita con tinta negra
encima.
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—…significa que, ¿si descubrimos que ya está lista y echado a andar, y otro
grupo ya está en medio de su propia misión, tendremos que esperar fuera de la
casa hasta que terminen?
— Creo que es bastante posible. Quiero decir, si la puerta permanece cerrada
hasta que la persona vuelva para obtener el barco completado, y nadie regresa,
significaría que nadie puede siquiera empezar la misión después de ti.
—…ya veo –asintió Asuna lentamente. Ella miró alrededor de la habitación
desordenada–. Lo que significa… que no tenemos más opción que esperar aquí
hasta que esté listo.
— Sip…
También miré alrededor y me pregunté dónde dormía Romolo-san. No había
cama, sofá, o edredón a la vista. Las puertas iban de la entrada al puesto de trabajo,
y no daban la sensación de haber puertas secretas.
Después de estudiar la habitación, ambos establecimos nuestros ojos en la gran
mecedora en la que Romolo había estado sentado hace poco. Era el único sitio en
la habitación que parecía soportar cualquier tipo de sueño.
Rocé un breve momento de tentación e hice una oferta caballerosa.
— Yo puedo dormir en el piso si quieres la mecedora.
—…pero…
En su perfil, vi más duda que la que había cuando decidió si colocar o no el
cuerno en la góndola. Ella probablemente estaba tratando de considerarme, pero ni
siquiera tenía el coraje de dormir en el piso polvoriento. Era una preocupación que
encajaba a la perfección con la fastidiosa Asuna.
— Está bien, en serio. Comparado a acampar fuera de las habitaciones seguras
de los laberintos, me agrada que este lugar tenga techo. Además, tengo una
habilidad personal de dormir en donde me apetezca. Solo relájate y toma la
mecedo…
— Podemos apretujarnos en ella –dijo, cortando la segunda parte de mi oferta
generosa.
— ¿Eh?
— Es una mecedora grande. Si nos ponemos de lado, ambos cabríamos.
¡¿De lado?!
Espera, esa parte no.
¡¿Ambos?!
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Pero la esgrimista ignoró mi replica y corrió hacia la puerta frontal, luego frenó al
tercer paso.
— Espera, el registro dice que vayamos al taller, pero esto ni siquiera es una
tienda.
— Buen punto. Y no parece que el abuelo venga para acá… lo que significa…
Caminé hacia la puerta de almacén de herramientas en la pared contraria a la
entrada y apreté el pomo que brillaba tenuemente. Giró con lentitud y pesadez
abriendo solo una grieta.
— Creo que es este, Asu…
Antes de poder terminar, algo empujó mi espalda y me inclinó hacia el almacén.
Asuna había liberado esencialmente un golpe con el cuerpo durante el proceso de
corrida hacia la habitación. Apenas había cerrado la puerta cuando se volvió hacia
mí y demandó:
— ¡¿Bueno?!
Nerviosamente miré alrededor y descubrí una palanca llamativa en la pared.
Sería una cosa si esto fuese una mazmorra, pero decidí que no era posible que
hubiese trampas en medio del pueblo. Era seguro tirar de ella.
Toda la habitación volvió a la vida y comenzó a descender. El almacén era
realmente un enorme elevador que llevaba al cuarto de trabajo subterráneo.
Luego de unos veinte segundos, el retumbe se detuvo y Asuna abrió la puertas
con impaciencia.
— ¡Ohhhh! –se asombró. Yo silbé.
Era enorme. La habitación superior era legítimamente espaciosa, pero esta
estaba bastante cercana a ser una industria completa. El piso, paredes, y techo
estaban hechos de piedra sólida, y había enormes plataformas de trabajo,
montacargas de madera, y varias toneladas de materiales de barcos a gran escala
con suficiente espacio de sobra.
Con la característica que más fue atraída por mi ojo fue una piscina –no, un
muelle– instalado en el centro de la habitación. Era un canal de unas cinco yardas
de ancho llena con agua clara que pasaba por la habitación y hacia una gran puerta
a un lado. Esa puerta debía estar conectada a los canales de pueblo.
Romolo estaba de pie al lado del muelle, con las manos en sus caderas. Miró la
superficie del agua hacia la forma agraciada de una góndola de dos puestos que
brillaba notablemente bajo las incontables lámparas del taller.
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Seguí a Asuna hacia el bote recién hecho. Había un signo «?» sobre la cabeza
del anciano, lo que significaba que necesitábamos hablar con él para avanzar en la
misión, pero no podía evitar mirar la góndola fresca.
Era de unos veintitrés pies de largo y solo cuatro de ancho. El cuerpo estaba
pintado de un brillante blanco marfil, mientras que los lados y la proa eran de un
profundo verde boscoso. Los dos asientos de cuero y el resto de la parte interna
eran de unas calmadas sombras de color marrón. Como esperaba, el cuerno
probablemente fue colocado debajo de la proa y apenas era visible en el agua.
Al final, no pude evitar mirar la hermosa y fluida caligrafía del nombre Tilnel a un
lado. Finalmente me volví hacia el anciano carpintero naval.
—…muchísimas gracias por este magnífico bote, Romolo-san.
— Hmph. Ha pasado bastante tiempo desde que quedé bastante satisfecho con
un buque –murmuró alegremente el anciano, rascándose sus patillas, antes de
añadir de repente–. ¡Sin embargo! ¡Tras arrastrar a este pobre ciudadano a su taller,
es mejor que no dejen que la góndola se hunda!
— ¡No lo haremos! –bramó Asuna. Parecía que la sangre le corría a la cabeza, y
esas estrellas estuvieron de vuelta en sus ojos–. Atravesamos el mismísimo infierno
para reunir los implementos para crear esta barca. ¡Será tratada muy bien, abuelito!
¡Gracias!
Temía que el viejo carpintero cascarrabias objetara al ser llamado «abuelito»,
pero Romolo resopló con aparente satisfacción, luego dio un paso hacia atrás.
— En ese caso, la barca es toda suya. Les abriré la puerta, luego podrán navegar
hacia donde deseen.
— ¡Si, señor! –balbuceó Asuna y saltó hacia la góndola. Levanté mi pierna para
entrar en la barca después de ella, pero me detuve en medio del aire–. E-espera un
segundo… Romolo-san, ¿dónde está el barquero?
La Tilnel fue construida con dos asientos, tal como lo ordenamos, pero el espacio
en la proa para el que llevase el remo estaba vacío. No había señal de ningún otro
NPC en el taller espacioso.
— Kirito-kun, la persona que dirige una góndola es llamada gondolero –dijo
Asuna remilgadamente desde el asiento frontal, pero eso no me importó.
El anciano enarcó una ceja ante mi pregunta, luego extendió sus tensas manos.
— ¿Barquero? No hay ningún barquero.
— ¡¿Ah, no?! ¡Entonces… ¿cómo moveremos la barca?!
— Es obvio. Tienes que ponerte allí y remar.
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Incliné el remo en dirección opuesta, pero su reacción fue lenta. Por un momento
hubo un sentimiento de resistencia pesada, pero una vez que el bote comenzó a
girar, sentí un rechinado desagradable desde el suelo. Aparentemente el cuerno
pegado en la proa en la parte submarina del bote había chocado contra el muro del
muelle.
— ¡¿Um, está todo bien?!
— Eh… creo que sí –murmuré en un tuno que sugería que no estaba para nada
bien. Claramente necesitaba mirar mucho más delante de donde la proa y mis
manos apuntaban.
Por el momento en el que apropiadamente ajusté la dirección, el bote estaba
pasando el portal de agua.
— ¡Volveremos luego, abuelito! –gritó Asuna, saludando a Romolo. Incliné el
remo para dar un giro a la derecha.
Al menos fuera en los canales de Rovia, giré la Tilnel al este y remé tan fuerte
como pude. La góndola se levantó a través de la niebla matutina e hizo una
maniobra. Asuna estiró sus brazos y sonrió:
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— ¡Ahhh, esto se siente tan grandioso! ¡Vayamos directamente a las afueras del
pueblo!
— No estoy muy seguro de que salir sea una buena idea… me consideraba del
tipo que esperaba tener algo de practica de navegación en la seguridad del pueblo.
Recuerda, le prometimos a Romolo-san que no la destrozaríamos –sugerí. La
esgrimista se volvió, insatisfecha, pero aceptó cuando vio mi control inseguro del
remo.
— Oh, bien. Bueno llevamos a un pequeño tour por los canales.
— Aye, aye, sir –respondí, mirando con un suspiro de alivio.
La sombra de otra embarcación llegó de forma inminente en nuestra dirección a
través de la densa niebla. Traté de recordar que lado del tráfico se usaba aquí y
comencé a virar a la izquierda antes de recordar que era la derecha – ¡derecha!
No íbamos muy rápido, pero la embarcación iba más lenta que un carro
automático. Mi única experiencia de conducción era en otros juegos de RV, pero
esta góndola era tan falsa como ellos, por lo que la comparación funcionaba. Una
vez que mi giro desesperado fue completado, la enorme góndola pilotada por un
NPC cruzó por la izquierda con solo unas pulgadas de sobra.
— ¡Ten cuidado, payaso!
Bajé mi cabeza, avergonzado, y enderecé la barca. En ese momento, estaba
claro que debía girar al extremo derecho de los canales.
— Él no tenía que haber gritado solo porque su bote es más grande –resopló
Asuna.
Traté de calmarla: — ¡Calma, calma! Probablemente solo está programado para
reaccionar de esa forma si las góndolas se acercan demasiado por comodidad.
— Entonces él habría dicho cosas peores si realmente hubiésemos chocado.
— Jaja, estoy seguro que sí…
Apenas esas palabras habían salido de mi boca cuando otra góndola, esta vez
del mismo tamaño que la Tilnel, se apresuró para pasarnos por la izquierda.
— ¡Quítense del camino! ¡No obstruyan los canales! –el barquero rugió antes de
desaparecer en la niebla.
— ¿P-por qué fue eso? ¡Persíguelo, Kirito-kun – he de darle un trozo de mi mente!
— N-no puedo. No sería capaz de hacer un giro si fuese a tan rápido –me quejé
ante el dueño agresivo de la barca, luego dejé de imaginar.
Cuando un jugador obtiene su propio bote, ¿significa que los gondoleros NPC
con los que comparte los canales se vuelven sus enemigos? Técnicamente, uno
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podría estar despertando la ira de los pasajeros NPCs, por lo que eso no era nada,
pero esto parecía estar desarrollándose más problemático de lo que buscaba en un
videojuego.
—…no, espera –murmuré, empujando cuidadosamente el remo.
Romolo había dicho que él abandonó el negocio de fabricar barcos debido al
Gremio de Aguadores que monopolizó los materiales de negocio. ¿Por qué el
gremio estaba tan desesperado como para excluir a Romolo, quien claramente no
era un miembro? ¿Existía alguna razón que necesitaran para controlar las industrias
de construcción naviera y de transporte de agua aquí Rovia?
De hecho, eso me recordaba que el primer gondolero que conocimos en el pueblo
había dicho algo curioso. Cuando le pregunté si otros botes podrían llevarnos fuera
de la ciudad, él clamó que no podía responder a esa pregunta.
¿Qué si esa respuesta no era una reacción corta y pega a una pregunta que no
comprendía, sino algo relacionado con el Gremio de Aguadores?
Quizá hubiesen barcos que pudiesen salir del pueblo, pero ¿las circunstancias le
prohibían hablar de ello…?
Atacado por un pensamiento repentino, abrí nuevamente la ventana de registro
de la misión «Carpintero Naval del Antaño», la cual asumí que ya estaba terminada.
Como lo sospechaba, había una nueva línea de texto en la parte inferior derecha.
LOS BOTES DEL GREMIO DE AGUADORES ESTÁN ACTUANDO EXTRAÑO.
HABLA NUEVAMENTE OCN EL VIEJO ARTESANO.
— Lo siento, Asuna, tenemos que ver al abuelito de nuevo –grité, y lentamente
detuve el barco. Ella casi de su asiento hacia adelante y se volvió con ojos
abrazadores. Sin embargo, su boca se cerró cuando vio mi rostro.
Una vez la góndola estacionaria terminó de dar su giro de 180 grados, utilicé toda
mi fuerza para comenzar a remar y llevarnos hacia adelante.
Treinta minutos después, la Tilnel estaba de vuelta en los canales de Rovia.
Asuna y yo nos miramos el uno al otro, nuestras cabezas se giraron en el mismo
ángulo, que curioso.
—…su historia realmente no tiene sentido…
— Estoy de acuerdo… pero esta misión aun avanza…
Asuna enderezó su cuello y bostezó adorablemente. Ya eran la 5:40 de la
mañana, casi la hora en la que los jugadores nocturnos regresan al pueblo y las
primeras aves se levantan. En cualquier caso, yo era un búho nocturno, pero dormir
en el Campamento Élfico Oscuro fijó mi horario al de una persona matutina. Estaba
completamente exhausto.
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— Clamas haberla encontrado primero, pero como el hombre a cargo allí, llegaste
dos minutos después de que lo hice yo. Ya hemos comenzado nuestra investigación
- ¿por qué no te ahorras tus quejas sin base para otro momento?
— ¡¿Quejas sin base?! ¡No, metete esa lógica sin sentido por el culo! ¡No tienes
derecho de actuá todo grande y poderoso, cuando fuiste tú quien quitó mi guardia
fuera del camino!
— Estamos dentro del pueblo. Sabes muy bien que no hay forma alguna de que
podamos mover forzadamente a tus hombres. ¡Esas excusas me dan risa!
Ninguno de los dos líderes de gremio mostraba el más mínimo intento de
retroceder. Una voz con la mezcla perfecta de aprehensión y cansancio sonó en mi
oído derecho.
—…ni siquiera sé que decir…
Lo medité y ofrecí mi mejor consejo: — En este caso, creo que un simple ugh
será suficiente.
—……ugh.
Miré a Asuna y decidí ser un poco más constructivo esta vez.
— Mientras no haya mucho que puedas decir sobre esto además de «ugh», quizá
deberíamos llegar con un plan… Aquí está el Plan A: regresamos a la plaza,
almorzamos, y nos escabullimos en el bote una vez que se hayan calmado. Plan B:
Embestir su argumento, revelar todo lo que sabemos acerca de la misión de
construcción de botes, y les hacemos ver la luz.
— ¿…realmente crees que se calmaran? –respondió al instante. Luego consideré
eso.
La Tilnel estaba bloqueada en el muelle por el mismísimo sistema de juego.
Ningún otro jugador además de Asuna o yo debería ser capaz de moverlo. Con eso
en mente, supuse que ambos gremios tendrían que desistir eventualmente, pero no
daba eso por hecho. Si estuviese en su posición, podría imaginar una vista de ese
bote nuevo rogando un paseo volviéndome loco hasta que lograba la forma de
tenerlo.
Encima de eso, el líder del gremio rival estaba justo allí. Ellos no se rendirían
fácilmente y se irían, sabiendo que el otro lado podría encontrar una forma de mover
la barca.
— Hmmm. Quizá ellos no se calmaran…
— Eso es lo que estaba pensado.
— Lo que significa que no tenemos más opción que explicarles toda la misión a
ellos –dije, resignado, pero Asuna no estuvo de acuerdo.
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Ciertamente existía una posibilidad superior a cero que ellos pudiesen, no solo
golpear la barca, sino destruirla si no llegaban a hacerse con ella.
— ¿Entonces ese sería el… Plan C: Atacar con fuerza bruta?
— No me gusta irme por las malas razones, pero esto les ahorrará perder su
tiempo. Vamos con ese.
— Muy bien. Saltaré primero en el bote para preparar el remo mientras remueves
las sogas.
Ella asintió en silencio, y compartimos una mirada de hacer lo nuestro antes de
saltar del embarcadero al muelle que estaba a cinco pies hacia abajo.
Delicadamente grité: «Disculpe, vamos pasando» mientras corríamos cuesta
abajo hacia el muelle. Los equipos verde y azul se desconcertaron lo suficiente
como para permitirnos deslizarnos a través de ellos y saltar hacia la Tilnel. Asuna
tiró de la soga de amarre mientras yo giraba el remo en su encaje U para
prepararnos para navegar.
Al ver que la soga anteriormente inmóvil era removida del poste sin problemas,
Kibaou, el líder de los verdes, Aincrad Liberation Squad, gritó con ira. Pero Asuna
lo único que hizo fue saltar en la góndola sin mirar atrás. La soga en su mano
automáticamente se enrolló frente al bote, mientras yo me propuse comenzar a
remar tan fuerte como pude.
El instante en el que la Tilnel dejó el muelle, fue el líder de los azules, Dragon
Knights, Lind, quien habló:
— ¡O-oigan, ustedes! ¡¿C-cómo hicieron eso…?!
Finalmente me volví y grité: — ¡Los detalles de la misión de construcción de botes
saldrá en la próxima guía de estrategia! ¡Espérenla!
— ¡No, idiotas vuelvan aquí! Y… ¡no ustedes dos otra vez! –Kibaou rugió,
levantando sus puños.
Corté un saludo con mi mano derecha, luego aumenté la velocidad.
Una vez que dimos una media vuelta cerca del extremo sur del canal principal y
nos dirigimos a uno de los canales más pequeños en el cuadrante sureste, detuve
el bote y verifiqué el manual de operaciones que era accesible desde la ventana de
propiedades de la góndola. Al hacerlo, aprendí dos cosas.
La Tilnel no era, de hecho, un Objeto Inmortal –tenia valores de durabilidad
establecidos. Como temía, ese valor disminuiría por ataques de enormes monstruos,
colisiones con obstáculos y batallas con otros botes. Si estos llegaban a cero, el
barco se hundiría, pero podía ser restaurado al visitar al carpintero naval o usar la
habilidad de Carpintería.
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Asuna fue arrastrada mayormente por las tiendas que vendían accesorios y
mercancías menores, las cuales comencé a cuestionar.
— ¿Oye, qué dirías sobre mejorar tu armadura? Has estado usando esa coraza
desde el segundo piso, ¿no?
Asuna se alejó de los mostradores de la tienda, su expresión estaba sumida en
pensamientos.
— Es cierto, pero… realmente no quiero aumentar el peso de mi equipo. Los que
tienen la defensa completamente alto son muy pesados, todos.
— Bueno, no hay nada que puedas hacer con eso –admití, luego analicé su
atuendo desde la cabeza hasta los pies.
El único objeto metílico que usaba era su delgada coraza; sus guanteletes, botas
y falda estaban hechos de cuero. No tenía queja con su filosofía de mantener su
peso bajo para poder centrarse en evitar en lugar de defender, pero daba miedo
considerar lo que podría suceder si llegaba a ser paralizada, aturdida, o caía.
Además, endebles monstruos cuyos patrones podían reconocerse eran una cosa,
pero el tercer piso me enseñó que no solo tienes que tratar con los jefes de piso y
sus patrones de rotación, sino que también de aquella horripilante posibilidad de
enemigos cuyas acciones no se pueden predecir.
Rocé mi pecho ligeramente, recordando la sensación de ese combo de golpe
crítico de hacha, Double Cleave.
— Toma esto por lo que vale, viniendo de un chico que no usa nada más que
cuero y tela. Si tienes la habilidad Armadura de Metal Ligera, ¿Por qué no usar más
la parte de «metal»? Descubrirás que con solo cambiar tus guanteletes o botas
armadura tachonada o chapada hará una gran diferencia.
— ¿Tachonada? Quiere decir… ¿Qué tiene tachuelas de metal adheridas? –
preguntó.
Ahora fue mi turno de sentirme confundido.
— ¿Tachuelas? ¿Quieres decir, como… esas cosas puntiagudas de moda punk?
Ninguno parecía estar siguiendo el punto del otro. Ella torció sus labios.
— Realmente no lo entiendo. ¿Puedo ver la cosa real en la tienda antes de
decidirlo?
— Claro. Ahora, creo que la tienda recomendada para el cuarto piso era…
Incluso sumergido en el agua como estaba ahora, el diseño del pueblo era el
mismo que había tenido antes, por lo que consulté en mis bancos de memoria de la
prueba beta, y apunté al este-sureste.
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—…por ahí, creo. Hay un pequeño restaurante, bonito por cierto, escondido allá,
podremos comer después de comprar.
Aunque nunca le presté mucha atención al término español antes de esto,
descubrí que el nombre «armadura tachonada» de hecho provenía de tachuelas de
metal martilladas en la armadura, y no necesariamente tenían que ser puntiagudas.
— Ya veo, por eso que lo llaman cuero tachonado… hombre, es duro decirlo –
murmuré. Mientras tanto, la voz de Asuna llegó viajando un veinte por ciento más
rápido de su ritmo de habla normal.
— Kirito-kun, ¿ya has decidido que comerás? Estaba pensando en cangrejo
gratinado, pero es duro omitir las almejas al vapor. ¿Quieres ordenar ambos y
compartirlo?
La razón de su emoción se debía probablemente al nuevo set de armadura. Su
coraza había sido mejorada de broce a un acero resistente, mientras aún mantenía
el peso bajo. Su falda de cuero ahora era cuero plateado, lo que significaba que
había sido cosida a los lados. Sus guanteletes y botas ahora eran tachonados, pero
eran suaves y redondeadas, no puntiagudas, por lo que no la hacía verse imponente.
La túnica blanca que usaba debajo de su armadura y la capa con capucha roja
aun eran las mismas de antes, pero claramente se trataba de la mejora de equipo
todo en uno más grande que ella haya tenido jamás, y era bastante adorable cómo
ella se miraba ocasionalmente y reía, satisfecha…
— Escucha, si no quieres almejas al vapor, entonces ordena algo. Estoy bastante
hambrienta.
— L-lo siento. Eso estará bien.
— Entonces ordénalo. Yo solo pediré algo para beber.
Una vez Asuna había terminado de darle la orden de su comida y bebida al
mesero NPC, ella volvió a mirarse la coraza y ubicó el diseño de fábrica sutil. Su
voz finalmente volvió a la normalidad:
— Como un simple asunto, siempre he tenido aversión de la armadura realmente
arsenal.
— ¿Oh…? ¿Por qué?
— Es pesada y abultada… y yo siempre he sentido que usar armadura seria
significa entregarse y finalmente ser una verdadera residente de este mundo en
cuerpo y alma…
— ¿Qué? Pero por esa lógica, tu arma podría… –hice una breve pausa–. Oh,
¿eso significa que elegiste el estoque porque habías experimentado la esgrima en
la vida real?
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Asuna frunció el ceño y sacudió su cabeza: — No, para nada. Pero había una
espada similarmente delgada sobre la repisa de la chimenea en la casa donde crecí.
Cuando era una niña, la bajé y la oscilé. Cielos, tuve problemas por eso.
El primer pensamiento que saltó en mi mente fue: ¿Qué es una repisa de
chimenea?, pero solo le hice un gesto con mis ojos para que continuara.
— Entonces… por eso, quizá creí que el estoque tenía algún tipo de conexión
con mi yo real. Algo que apenas estaba dentro del ámbito de lo aceptable… lo que
el hilarante considerar a este punto –confiando en lo que decía, sonrió.
Pregunté: — Entonces ¿por qué la coraza? ¿Tuviste alguna de esas también en
tu casa?
— No. Este era mi compromiso entre mi terquedad y debilidad. Nunca quise usar
un traje de armadura excesivamente grande, pero estaba demasiado asustada por
salir de pueblo solo con tela. Antes de conocerte, perdí mucho HP por los ataques
de los kobolds en la primera torre laberinto, por lo que probablemente era algo
bueno que después de todo usara la armadura.
—…no jodas –murmuré, dejando escapar un aliento lento y largo–. En este
mundo, la debilidad y cobardía prácticamente son virtudes. Nunca puedes tener un
margen de seguridad lo suficientemente grande.
— No quiero escuchar eso de alguien que usa armadura más ligera que la mía –
dijo, enojada. Yo no poseía defensa: mi única armadura de metal era un protector
ultraliviano que no podía siquiera llamarse armadura de plata y las hombreras de mi
abrigo. Tenía que admitir que no estaría aquí si no fuese por la protección de esa
pequeña pieza de metal cuando Morte me golpeó con su hacha en el tercer piso.
— E-en fin, voy a asegurarme de mantener esto en todo momento –aseguré,
apuntando a mi propio pecho brevemente antes de levantar mi muñeca para apuntar
a su nueva coraza–. No seas quisquillosa con la armadura, Asuna. Quieres cubrir
ese sitio al menos… oh, y por «ese sitio», quiero decir tu corazón.
Devolví mi mano nuevamente a mis rodillas. Asuna miró su pecho, luego mostró
una sonrisa unos cincuenta grados más fría que la que puso después del asunto de
los espárragos: — Es obvio. Tú la elegiste por mí, por eso le daré un buen uso –
agradecidamente, las almejas al vapor, el gratinado, el vino y el pan llegaron a
derretir su aura helada. Ella tomó su cuchara tan rápido como su estoque y aclaró–.
¡Cambiaremos después de comer la mitad del plato de cada uno!
Y con un gran bocado del cangrejo gratinado llenando sus mejillas, sus ojos se
entrecerraron de placer.
Mientras hubiese ocasiones en la que mis observaciones descuidadas
propusieran una respuesta terrorífica de Asuna, parecía como si yo hubiese visto
su sonrisa con más frecuencia desde que llegamos al cuarto piso. Algo de eso tenía
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Parte 5
Era un nuevo día: Viernes, 23 de diciembre, 12:15 am.
Una vez más, pasábamos a un nuevo día por las afueras del pueblo –y no era
seguro que estuviésemos de vuelta en la posada al amanecer.
La mazmorra inundada en las montañas orientales del cuarto piso era más
grandes de lo esperado.
— ¡Asuna, el ataque de tenaza viene por la derecha!
Mi compañera adoptó ligeramente su posición en la proa. La tenaza del cangrejo
gigante solo rozó su larga cabellera mientras se ondeaba en el aire.
Con brillantez, su pasajera evadió el ataque, pero el bote en sí no era tan ágil, y
la tenaza se aferró al lado derecho de la embarcación. ¡Gachunk! Un golpeteo
aturdidor atravesó la madera y sacudió el bote.
— ¡Hrrg!
Apreté mis dientes, sintiendo la pérdida de la durabilidad del bote como si fuese
mi propia vida. Quise rotar puestos con Asuna una vez y embestir mi Anneal Blade
+8 en una suave grieta en el caparazón del cangrejo gigante, pero no podía soltar
el remo que controlaba el curso de la Tilnel.
Asuna, debiendo haber sentido mi pánico, se volvió hacia mí por un momento:
— ¡No te preocupes, romperé su próximo ataque y eso nos dará una abertura!
¡Así que aguanta!
— ¡C-comprendido!
Su voz calmada, intocable por la fatiga, aun después de nuestras diversas
batallas, me azotó nuevamente. Deposité en ella mi confianza y esperé el momento
justo.
The Scuttle Crab, uno de los monstruos más resistentes de esta mazmorra
acuática, media unas buenas cuatro yardas de ancho si se incluía las dos tenazas.
Echó hacia atrás ese objeto gigante y abrió completamente sus fauces,
completándolo con unas pequeñas patas escurridizas muy asquerosas. Esa era la
señal para su Aliento de Burbujas. Si eso nos golpeara, seriamos incapaces de ver
el espacio ante nosotros, y no se iría hasta que hubiésemos saltado en el agua para
deshacer el efecto.
Justo antes de que el cangrejo pudiese disparar ese ataque de finas espumas,
Asuna saltó de su posición agachada, ajustada con la mecida del barco, para liberar
una Secuencia de Corte Diagonal.
Ese era un ataque básico de estoque, tal como el empuje horizontal Lineal y el
empuje bajo Oblicuo, pero aún seguía siendo mortal con el poder del mejorado
Chivalric Rapier. Como el poderoso movimiento lo golpeó directo en la boca, el
punto débil del Scuttle Crab, la criatura perdió más del 40 por ciento de su HP en el
acto.
— ¡Kirito-kun, ahora! –gritó desde su congelada posición de post-ataque.
Pero ya me encontraba empujado el remo hacia adelante con todas mis fuerzas.
La Tilnel se impulsó a toda potencia, llevando el Cuerno de Oso de Fuego fijado
debajo de la superficie del agua hacia la barriga carnosa del cangrejo. El material
del cuerno del Magnatherium emitió un calor terrible cuando atacó, produciendo una
enorme cortina de vapor desde el agua y haciendo girar momentáneamente el
desagradable caparazón verde oscuro del cangrejo.
Al mismo tiempo, su barra HP medio drenada se disparó a cero. El caparazón
rojo explotó en trozos poligonales de color azul y Asuna se levantó de su retraso
para destellarme otra señal de victoria en V.
El Scuttle Crab dropeó un material llamado Gran Caparazón de Cangrejo, unas
cuantas gemas por alguna razón, y dos ingredientes de comida: Carne de Pata del
Gran Cangrejo y Carne de Pinza del Gran Cangrejo.
Asuna se sentó en la baranda del bote para descansar y verificar su lista de
objetos con aparente insatisfacción.
—…por favor, dime que el cangrejo gratinado que comimos en el restaurante del
pueblo no estaba usando esta carne de cangrejo…
El chico inmaduro dentro de mi quería decir si, pero decidí ser amable y usar mis
preocupaciones de compañero.
— Los restaurantes NPC no necesitan importar ingredientes, por lo que dudo
grandemente que el chef salga a reunir carne de Scuttle Crab. Sin embargo, he de
ser cuidadoso con respecto a cualquier bollo de cangrejo al vapor que encuentres
en una tienda manejada por un jugador.
— Nunca los compraría. Tampoco vendería esta carne de cangrejo a ningún
jugador comerciante.
— S-suerte con eso. Pero es un ingrediente de clase D, por lo que siento que es
probablemente bueno… el cangrejo gratinado tenía un sabor lamentable,
¿recuerdas? –noté. Ella desvió su rostro. Probablemente sintiéndose aun extraña
por compartir nuestros almuerzos.
Aproximadamente unas horas antes, ordenamos el cangrejo gratinado y almejas
al vapor en ese pequeño restaurante en Rovia, dividiendo a la mitad nuestros
platillos. Una vez la ansiosa Asuna había acabado con la mitad exacta del gratinado
jefe en cada oportunidad, solo para encontrar más caminos confusos desligados de
nuestra misión.
— B-bueno, al menos usualmente hay un cofre del tesoro en la mayoría de los
puntos muertos –ofrecí, el tipo de jugador que no puede evitar no explorar cada
rama de una mazmorra para completar el mapa. Asuna no estaba alegre con ese
consejo.
— Probablemente más armas y armaduras oxidadas…
— Nunca descuentes el equipo oxidado. ¡De vez en cuando, puedes llevarlo a
un herrero para repararlo, y este termina siendo un descubrimiento legendario!
¡Como, uno en cada cien años…!
— Si, si, lo capto… ¡No, espera, detente!
Ella levantó su mano izquierda con urgencia, y me propuse levantar el remo hacia
adelante. La góndola se estancó en el acto.
— ¡¿Q-qué pasa?! –murmuré. Asuna se inclinó hacia el frente del barco, luego
se volvió hacia atrás con una mirada mortalmente seria en su rostro.
— Creo que hay un enorme espacio allá adelante. Y… escucho un montón de
voces provenir de allí.
— Uh… ¿de gente o cangrejos? –pregunté. Los ojos de Asuna brevemente
mostraron un rastro asesino, por lo que rápidamente sacudí mi cabeza–. Gente, por
supuesto. Que tonto soy. Acerquémonos lentamente, entonces.
Ella asintió sin decir nada, y una vez que se agachó en la proa, cuidadosamente
empujé el remo hacia adelante.
Cruzamos por la puerta y por el canal oscuro, rogando que ningún monstruo nos
interrumpiera. Ciertamente había una gran superficie abierta visible al frente.
Parecía muchísimo un enorme vestíbulo en el cual se conectaban muchos caminos.
Detuve la Tilnel justo antes de que el camino nos lanzara en el espacio abierto y
me colé en la eslora del bote para espiar sobre el hombro de Asuna.
Era incluso más grande de lo que esperé. El salón semicircular tenía que tener
unas buenas cien yardas de distancia. El muro curvo en este lado del espacio
contenía al menos unas cinco o seis bocas de túneles, incluyendo esa en la que nos
posamos actualmente. Los muros opuestos a nosotros eran planos, sin embargo,
con una amplia escalera en el centro que se elevaba desde los escalones. Debajo
estaba un muelle con…
— ¡….!
Asuna contuvo un agudo aliento debajo de mí.
Atada al muelle estaba la misma góndola que habíamos estado siguiendo desde
Rovia, cubierta con sogas densas. Estas estaban exactamente en el medio de la
descarga de esas cajas de madera.
Los mismos cuatro marineros estaba descargando las cajas por su cuenta,
mientras guerreros imponentes con cimitarras delgadas en sus cinturas tomaban
las cajas y las cargaban escaleras arriba. Eran delgados pero altos, cubiertos por
una armadura de cuero gris verdoso, y usaban mascaras escalofriantes que cubrían
sus rostros.
No pude evitar sentir que los había visto antes en algún lugar… y cuando noté
las orejas largas, estuve seguro de ello.
— ¡¡….!!
Esta vez fue mi turno de contener la respiración. Bajé mi cabeza hacia el oído de
Asuna y susurré tan rápido como pude:
— Ellos son Elfos Caídos –había tensión en su perfil mientras asentía.
Elfos Caídos –una raza que sirvió como los enemigos del clímax de la campaña
«Guerra Élfica» en el tercer piso. Asuna y yo junto a la caballero Kizmel nos vimos
envueltos en un número de feroces batallas contra las criaturas élficas.
De acuerdo al comandante Élfico Oscuro, los Caídos eran descendientes de los
elfos que conspiraron para ganar la inmortalidad mediante la espada con la magia
del Árbol Sagrado, mucho antes de la Gran Separación, y habían sido expulsados
acordemente. Ellos eran expertos en medios poco honrados tales como veneno,
trampas, y ceguera, e incluso con la formidable presencia de Kizmel, no fue fácil
derrotar al Comandante Élfico Caído.
Se suponía que ellos estarían tras la Llave Jade de la misión de campaña, así
que ¿por qué tenían un escondite secreto establecido aquí y por qué estaban los
hombres de Rovia transportando suministros a este lugar? Asuna claramente se
hacia la misma pregunta que yo.
— ¿Qué sucedió aquí en la prueba beta? –susurró. Yo me esperaba esa
respuesta.
— No recuerdo siquiera perseguir a los Caídos aquí. De hecho, esta mazmorra
ni existía en la prueba beta.
— Significa… ¿Qué todo esto es parte de una misión independiente? ¿O recae
bajo la sombrilla de la campaña?
—…no lo sé. Pero puedo decir que luché con los Elfos Caídos en varias
ocasiones en la prueba beta, y nunca los vi cooperando con los humanos NPC de
esta forma.
chocaron con ella. Solo siguieron pasando, mucho más rápido ahora que su carga
había sido removida.
Solo una vez que el barco había viajado la distancia apropiada, ambos exhalamos
de forma extensa.
— Ahh… no me gustan esas… ¿cómo las llamas? ¿Misiones de Sigilo?
No tenía diferencias con ella con respecto a eso: — La tensión es mucho mayor
en un VRMMO… si no hubieses notado las propiedades especiales de ese material,
ellos nos habrían descubierto.
Eso estaba destinado a ser una observación vaga, pero la esgrimista parpadeó
varias veces, sorprendida y con aparente conflictividad.
— ¿A q-quien le importa eso? ¿Cuál es nuestro plan ahora? ¿Seguiremos de
nuevo el barco?
— No… supongo que solo regresará a Rovia –noté, activando mi ventana para
verificar el registro de misión. La última línea aún era la vaga orden de «Encuentra
el secreto del barco de transporte»–. Parece que aun necesitamos descubrir lo que
hay en esas cajas de madera.
—…lo supuse. Y eso significa infiltrarse en esas escaleras llenas con Elfos
Caídos.
— La misión de sigilo continúa. Si estás cansada, probablemente podamos volver
al pueblo y retomarla mañana. ¿Qué piensas? –pregunté, por si acaso, pero Asuna
refutó una vez más.
— Gracias, pero estoy bien. Prefiero no tener que luchar contra esas tortugas y
cangrejos y crustáceos de nuevo.
— Buen punto… pongamos un poco más de esfuerzo entonces.
Cuando regresé al muelle, tuve que acércame y sentir la Sábana de Argyro con
el fin de quitarla del bote. Incluso limitada a una orilla, su habilidad de ocultación a
gran escala parecía demasiado conveniente para existir en un piso tan bajo en todo
el juego. Cuando nuevamente verifiqué la pestaña de propiedades, asegurándome
lo suficiente, ya había perdido diez por ciento de su durabilidad, solo por esos cinco
minutos de uso.
— Debí imaginarlo… si te dejas llevar por esta cosa, se romperá en poco tiempo.
La sábana se enrolló automáticamente, luego la coloqué en el espacio de
equipaje en la parte posterior del bote. Asuna removió la soga de amarre y miró con
depresión.
— ¿Entonces, qué hará la gente que realice esta misión después de nosotros?
No hay más de esas sábanas de nosequé en el taller, ¿o sí?
Giramos a esa esquina ciega en el mismo momento que los pasos de guardia
que retrocedía pausaron. En unos segundos, los pasos retomaron su curso, esta
vez acercándose, pero al mismo ritmo. Habíamos logrado pasar el primer
checkpoint.
No había guardias en el pasillo que acabábamos de entrar, al menos por ahora.
Dirigía hacia adelante tan lejos como el ojo pudiese ver, con un número de puertas
de madera de derecha a izquierda durante su extensión. Teníamos que probar todas
y cada una de las puertas, ya que no había forma de saber dónde estaban siendo
resguardadas las cajas de madera.
— Este será un largo trabajo, pero tenemos que avanzar lenta y cuidadosamente
–susurré.
Mi compañera asintió en respuesta.
Al final, todas las puertas estaban estropeadas.
Había un número de cofres, y tuvimos un pequeño descanso en una habitación
destrozada, pero eso facilitó un poco mi fuerte fatiga. Yo era alguien perfeccionista
cuando se trata de mapear, pero aun así yo tenía mis límites.
En el tiempo que terminamos de buscar en el pasillo de más de trescientos pies
de largo, eran casi las dos de la mañana. A estas alturas, ya no podríamos regresar
al pueblo hasta el amanecer, tal como la mañana anterior.
— Hmm… aún queda un largo camino que avanzar, creo –murmuré, espiando
las escaleras que encontramos al final del pasillo. Asuna me plantó una mirada.
— ¿Estás cansado?
— N-no… estoy bien. ¿Qué hay de ti?
— Estoy perfectamente bien. Tuve un mejor sueño que el de ayer.
Me preguntaba sobre eso. Ella estuvo dos o tres horas en la mecedora del viejo
Romolo, pero era difícil recuperarse de la fatiga solo por pequeños sueños como
ese. Si eso fuera mejor de lo usual, ¿Cómo dormía usualmente?
Ella pareció sentir lo que yo pensaba: — Al fin y al cabo no suelo dormir mucho.
— Ya veo…
No estaba seguro si ella se estaba refiriendo a sus hábitos de sueño en la vida
real o solo esos desde que había quedado atrapada en este juego mortal, pero
Asuna no lo elaboró.
— Vamos, sigamos. Mi instinto me dice que esas cajas de madera están allí abajo
–dijo, dándome una palmada en el hombro. Me apresuré en seguirla.
Al final de las extensas escaleras estaba un almacén abierto de par en par, algo
diferente a los densos corredores de arriba. El muro posterior incluía una puerta de
doble hoja resguardada a cada lado por guardias Élficos Caídos, por cómo se veían,
estaban vestidos con armaduras pesadas. En los muros laterales estaban apiladas
descuidadamente las cajas de madera.
— Ohh, allí están –susurré desde el muro de la escalera. Asuna se mostró
arrogante por un momento, pero rápidamente se removió la sonrisa.
— Probablemente captemos la atención de los guardias si solo avanzamos hacia
allí… si de alguna forma solo pudiésemos colarnos detrás de las cajas de izquierda
a derecha.
— Siento como si pudiésemos derrotarlos en una batalla, pero sea lo que sea
que esté detrás de esas enormes puertas me preocupa… creo escuchar algo
extraño provenir detrás de ellas.
Ambos nos detuvimos para concentrarnos. Ocasionalmente había sonidos de
arañazos o portazos débiles pero claramente audibles.
— Me pregunto si de alguna manera podemos distraer a esos guardias.
—…podríamos también darles un impacto –murmuré, y tomé una piedra del
suelo. Si tuviese el mod de Distracción para la habilidad de Lanzar Cuchillos, eso
podría elevar mis posibilidades, pero no era útil quejarse de algo que no poseía.
Apunté a una de las cajas de madera que estaban en la derecha y lancé la roca.
Apenas sonó contra la esquina de la caja, pero fue suficiente para atraer la
atención de las máscaras imponentes de los guardias. En ese preciso instante,
empujé a Asuna hacia el almacén y corrí detrás de ella. Saltamos y nos abrimos
paso hacia las sombras detrás de las cajas de la izquierda a la máxima velocidad
posible.
Afortunadamente, ambos teníamos armaduras de cuero y tela, por lo que nuestro
pequeño truco funcionó. Dejé escapar un pequeño suspiro de alivio una vez que mi
espalda quedó presionada contra la caja.
— Whew... ahora veamos que hay en estas cosas –murmuré, volviéndome
alrededor para verificar todo. De lo que pude decir, ninguna de las cajas estaba
claveteadas. Fijé mi vista en una caja sin nada atravesado encima y muy, pero que
muy cuidadosamente levanté la pesada tapa para prevenir cualquier ruido.
El instante el que vi lo que había dentro, Asuna y yo compartimos una mirada
antes de volver a mirar atrás nuevamente, seguida por otra mirada compartida.
— ¿…que significa esto?
—…ni idea…
Estando a la cabeza había un hombre grande que era más robusto para ser un
Elfo Caído –parecía más un artesano que un soldado, si tuviese que suponerlo. Su
máscara plana solo cubría la mitad inferior de su rostro, y sus enormes brazos
estaban cubiertos con largos guanteletes de cuero. Cargaba un martillo enorme.
Al principio, no podía decir si eso significaba un arma o una herramienta. El color
de su cursor lo identificaba como Eddhu: Capataz Élfico Caído, y no había aprendido
el significado del término español capataz en la escuela.
El hombre llamado Eddhu se detuvo solo a cinco yardas de nuestra caja antes
de volverse hacia su grupo de unos diez seguidores.
— Gracias al cargamento de hoy, ahora tenemos todo lo necesario.
¿Todo de qué? ¡Si están vacías! Quise quejarme. Pero Asuna, quien estaba
presionada contra mí en una posición incomoda, solo sacudió su cabeza como si
dijese: «Aguanta».
Asentí y me concentré en escuchar.
— Bien. Buen trabajo –de un hombre alto y delgado, que encajaba en las
expectativas de elfo, llegó una voz tan hermosa y fría como el hielo. Su armadura
era una mezcla de cuero y metal, una rareza para un Caído, y una capa carmesí
fluía desde sus hombros. Su máscara negra tenía dos cuernos crecidos desde la
frente, pero sus ojos detrás de ellos parecían brillar y destellar con una luz roja.
— Pero la asamblea está tomando más de lo previsto –el hombre con capa siguió.
Eddhu hizo una reverencia profunda: — Lo lamento muchísimo, Su Excelencia.
Deberíamos tenerla lista dentro de tres días.
— Bien. Entonces puedo asumir que todo estará completamente terminado en
cinco días, ¿tal como el plan fue dictado?
¡¿No puedes decir lo que estará terminado?! –grité silenciosamente, otra vez,
centrando mi mirada en el hombre con capa para verificar su cursor. Tan pronto
como lo hice me encogí, sacudiendo mi propio cuerpo y el de Asuna.
El color era tan oscuro, era casi negro. Los cursores de los monstruos cambiaban
en tonalidad desde el claro al oscuro para distinguir la diferencia en niveles desde
el que lo observase, pero nunca había visto un color de cursor tan oscuro como el
que pertenecía a «Su Excelencia». El Comandante Élfico Caído del tercer piso no
era nada comparado con él.
El problema era que mi nivel actual era 16, completamente superior a la dificultad
esperada para el cuarto piso. ¿Cuán alto podría estar el hombre con capa si este
fuese negro?
Miré el nombre al final del cursor, apenas pendiente de que Asuna estaba
apretando mi hombro derecho.
N’LTZAHH: GENERAL ÉLFICO CAÍDO.
¡General!
¡Espera, ¿cómo demonios se pronuncia ese nombre?!
Afortunadamente, Eddhu estaba allí para resolver al menos la mitad de mi mezcla
de miedo y confusión.
— Comprometeré mi vida para hacer que eso suceda, General N’ltzahh.
— Muy bien. Haz tu trabajo, Eddhu.
El general –cuyo nombre el capataz había pronunciado como «Noltza»– le dio
una palmada a Eddhu en uno de sus fornidos brazos y comenzó a caminar, su capa
fluía detrás de él. Directo hacia la caja en la que estábamos escondidos.
Un escalofrió recorrió mi espina dorsal, y solté la tapa para cerrar apropiadamente.
N’ltzahh solo sería más que una minoría, pero si tuviésemos que tratar con
los otros ocho guerreros y el indudablemente fuerte Eddhu, nuestras oportunidades
de ganar se reducirían a nada. Si ellos nos descubrieran dentro de la caja, nuestro
único chance de sobrevivir seria saltar fuera dela caja y correr hacia las escaleras
de la derecha, todo el camino hasta salir de su escondite.
El ritmo lento y burlón de sus botas se detuvo aproximadamente a diez pies de
distancia. La voz chillona de N’ltzahh cortó a través de la densa tapa de madera de
la caja.
—…realmente es una farsa, ¿no? Millones de años desde que fuimos removidos
de la bendición del Árbol Sagrado, aun somos limitados por los tabúes de la raza
élfica –se burló. La primera respuesta vino no de la voz enojada de Eddhu, sino de
una fémina mezcla de dulzura y agudeza.
— Si… si fuese por ese tabú sin sentido, no necesitaríamos tener este trato con
los asquerosos humanos con el fin de obtener esos materiales.
— No vale la pena quejarse por eso, Kysala. Págales todo el oro que quieran.
Una vez que tengamos todas las llaves y abramos la puerta del Santuario, incluso
la magia más grande dejada a la humanidad se desvanecerá sin dejar rastro…
— Claro, Excelencia. El momento de nuestro triunfo se acerca más.
— Exactamente. Pero nuestra misión inicial es recuperar la primera llave que el
comandante de las fuerzas especiales dejó escapar de nuestras manos. El plan
comienza en cinco días, una vez que todos nuestros preparativos estén completos.
Tengo grandes expectativas para todos ustedes.
Los soldados gritaron un saludo al unísono, el cual se filtró por la tapa de la caja.
Incluso después que los innumerables pasos se perdieran en la distancia, y la
enorme puerta de metal se cerrara con un portazo, no pude moverme.
Traté de guardar el mayor detalle de esa conversación en la memoria como me
fuese permitido –tenía que ser escrita tan pronto escapara de esta atadura. Esa era
la información más crucial que los Elfos Caídos hayan revelado. Las llaves secretas
del Santuario– ambas palabras claves de la misión de campaña durante la prueba
beta, pero nunca reveladas en términos tan concretos. Y nunca me había
encontrado con el hombre llamado General N’ltzahh en ese tiempo. ¿Quién era…?
—…oye.
— ¿Ese es el verdadero líder de los Elfos…?
—…oye, Kirito-kun.
Ella empujó mi hombro, sacándome de mis pensamientos.
— ¿Huh? ¿Q-qué?
— ¿Qué quieres decir con qué? ¿Cuánto tiempo vas a hacer esto?
— Oh, mierda, l-lo siento –comencé, luego bajé la mirada a mi lado derecho.
Tardíamente comprendí que mi brazo estaba pegado en una situación complicada.
— ¡Shry…!
Casi grité «lo siento», pero cerré mi boca. Mi brazo derecho estaba atascado
exactamente entre la nueva coraza de Asuna y su túnica. Traté de dar un tirón para
zafarlo, pero no había lugar detrás de mí para liberar el brazo. El único resultado
era una continua presión blanda y suave contra mi brazo.
— Oye, no solo me estés empujando.
— P-pero estoy tratando –pero es extraño.
— ¡Ah…! Escucha, si lo estás haciendo a propósito, voy a lanzarte a la otra
habitación.
— ¡En lo absoluto, Su Excelencia! –quise gruñir. Mientras tanto, enrollé mi brazo
de una forma acrobática y me las apañé para tirar de él y sacarlo de la armadura.
Naturalmente eso no fue el fin de mi amenaza; levanté la tapa de la caja lo suficiente
para escapar de la fuerza de la mirada de rayo láser fijada en mi mejilla como
cualquier otra cosa.
No podía ver a ninguno de los Elfos Caídos. Pero esos guardias tenían que estar
a los lados de las masivas puertas al otro lado de la pila de cajas. Me levanté, la
tapa aun sujetada en mi mano, y ayudé a Asuna a salir. Una vez que me agaché a
un lado de la salida de la prisión de madera, cuidadosamente coloqué la tapa.
Antes de poder disfrutar de un breve momento de paz, Asuna se posó frente a
mi cara. Yo esperaba que ella me insultara por mi trasgresión, pero su susurro en
realidad era de un asunto serio.
— Necesitamos descubrir cuáles son los «materiales» que mencionaron antes
de dejar este lugar. Debe haber una pista en una de estas cajas de madera que aún
no hemos revisado.
— Sí, estoy de acuerdo… pero… es posible que… –murmuré, mi cerebro
trabajaba ansiosamente sobre las frases que habíamos escuchado.
El total necesario. Completado como lo planeamos. Tabú élfico. Tratos con los
humanos. Recuperar las llaves. El plan comienza en cinco días…
Mi mente estaba atrapada en ese espacio donde la inspiración estaba
sugerentemente a la palma de la mano. Convertí una pregunta en las palabras que
me habían estado preocupando.
— Oye, Asuna. La clase de ese tipo, Eddhu, fue marcada como «capataz».
¿Sabes qué es eso?
Ella asintió al instante –probablemente aprendió en el colegio el término español.
— Si. Es el líder de un grupo de trabajo para una compañía, por ejemplo. O el
líder artesano.
— ¿…líder artesano…?
Eso significaría que el martillo que cargaba era una herramienta, no un arma. Sea
lo que fuere en lo que trabajara, debía ser enorme…
De repente, todas las piezas encajaron en su lugar en mi cabeza con un ¡ka-
ching! Audible.
— ¡……!
Casi grito por la sorpresa, pero me contuve y miré la pila de cajas.
Es cierto –estuve a punto de decirle a Asuna cuando estuvimos escondido dentro.
Esas enormes cajas de madera no estaban destinadas a transportar algo. Eran algo
más disfrazado de cajas para ocultar el secreto del trato sucio de los Elfos Caídos.
Todo lo que estábamos buscando eran materiales de barcos.
Lo que había al otro lado de la puerta tenía que ser un enorme taller, donde ellos
desmantelaban las cajas para formar trozos de madera. Los débiles sonidos del
martilleo eran la evidencia.
Entonces ¿por qué necesitaban establecer un trato con el Gremio de Aguadores
de Rovia para construir un barco? Probablemente algo que tenía que ver con el tabú
élfico que el General N’ltzahh habia mencionado. Los elfos en este mundo tenían
prohibido cortar los arboles vivos para tener madera. Ellos solo podían tomar los
árboles que hubiesen caído de forma natural. Por lo que establecían tratos con los
humanos para tener materiales extras y agilizar el proceso.
— ¿…descubriste algo? –preguntó Asuna, apuñalando mi brazo. Mi mente se
detuvo.
— Eh, s-sí. Pero será una larga explicación, por lo que dejemos este lugar
primero. Nunca se sabe si ellos pueden regresar.
— Si eso sucede, nos ocultaremos en una caja de madera –anunció. No tuve
más elección que aceptarlo de todo corazón.
Usé el truco de la distracción con la piedra para comprarnos un espacio del
almacén y así retroceder a las escaleras en el primer nivel. Ya fuese falta de cuidado
o fatiga mental, fuimos descubiertos por el guardia que patrullaba cerca de la
entrada del escondite pero fuimos capaces de derrotarlo antes de que este pudiese
llamar a sus compañeros. Al final, estuvimos de vuelta en el muelle de la mazmorra
acuática.
Debido a que la infiltración tomó más tiempo de lo esperado, la Sábana de Argyro
estaba a menos del 10 por ciento de su durabilidad cuando la removimos. La enrollé
cuidadosamente en agradecimiento de su valioso servicio, luego la coloqué en el
inventario e hice que el barco se moviera.
Parte 6
Al día siguiente. Sábado 24 de diciembre, 3:00 pm.
Ya estaba logrando acostumbrarme a controlar la Tilnel y mover el remo en todas
direcciones de forma adepta, exclamando con asombro.
— Sabes… es realmente notable, cuánto construiste…
Una voz grave y profunda llegó desde el bote de tamaño medio atado a la
derecha.
— ¡Jaja! Deberías haber visto el Bosque del Oso ayer. Tuvimos dos hombres con
hacha, por lo que el material reunido no tomó mucho tiempo. Por otro lado, nos
centramos en madera normal, por lo que no es nada de lo que presumir.
La voz pertenecía al enorme hombre con una cabeza rapada y una pequeña
barba incipiente. Él había estado practicando la navegación de su bote hasta
adentrada la noche, por lo que su manejo del remo era realmente impresionante.
— Entonces ¿no tuviste que hacer cola en la casa del anciano?
— Nope. Fuimos los primeros luego que el gremio saliera. Chico, a los DKB no
les gustó cuando se presentaron en segundo lugar, cinco minutos después. Ustedes
fueron los que reunieron esa información, ¿no? Debo agradecerte por eso.
— N-nah, no es gran cosa –murmuré, sintiéndome culpable por el hecho de que
estuviésemos ocultando la mitad de la información relacionada a la misión. Él me
sonrió con complicidad.
El nombre de este hombre era Agil, y él era el líder de un grupo de cuatro
miembros que mantenía una posición neutral dentro los jugadores de la línea
delantera entre los poderes gemelos de los gremios Dragon Knights Brigade y
Aincrad Liberation Squad.
Él y sus tres compañeros con armas pesadas a dos manos, estaban sentados en
una góndola de tamaño medio, pintada de un apacible tono marrón. Debido a la
velocidad de su construcción, el bote no tuvo opción alguna de un cuerno de batalla,
pero las arma imponentes de los pasajeros parecían ser capaces de complementar
eso. El nombre Pequod estaba escrito con tinta negra en un lateral.
No reconocí la fuente de ese nombre, pero Asuna con su capa roja lo notó al
instante.
— La Pequod no es un nombre muy optimista para un bote como ese.
Agil rugió con una risa, y uno de sus compañeros sujetando un martillo a dos
manos murmuró: — Eso fue lo que le dije.
Asuna notó la enorme marca de interrogación colgando en mi cabeza y se volvió
para explicar.
— La Pequod fue el nombre del barco del Capitán Ahab. Al final fue hundido por
Moby Dick.
— Y-ya veo… y ¿por qué elegiste ese nombre? –le pregunté al hombre calvo,
quien sonrió otra vez.
— Piénsalo de esta forma: no se puede hundir hasta que luchemos con esa
enorme ballena blanca, ¿no? Y de lo que he oído, aquí no lucharas con una ballena,
sino con una tortuga –señaló hacia adelante con un enorme dedo.
La Tilnel y Pequod estaban atadas en la entrada del Lago Caldera justo al norte
del centro del cuarto piso. El lago azul puro, de unas trescientas yardas de ancho y
rodeado por acantilados completos, tenía que ser atravesado para llegar a la mitad
sur del piso. En otras palabras, estábamos esperando aquí para formar parte de
una batalla contra el jefe de campo que vigilaba el camino adelante.
En la prueba beta, esta era la boca de un volcán con magma rojo brillante
burbujeando de las grietas en la tierra. Era muchas veces más hermoso ahora que
estaba lleno de agua, pero era incomodo luchar con un jefe montado en un bote.
Después de todo, si el jugador que conducía el bote caía al agua, este no podría
seguirse maniobrando.
El sonido de un gong interrumpió mis pensamientos. El sonido provenía de uno
de los muchos botes que había elogiado momentos antes.
Adelante y a la derecha de la Tilnel estaban tres góndolas apuntadas lejos de
nosotros, sus cuerpos pintados de azul con bordes blancos. El que estaba en el
centro era una de diez asientos, la más grande que el viejo Romolo podía hacer.
Las otras dos eran de cuatro asientos parecidas a la de Agil. Cada una tenia un
espacio extra para un gondolero, por lo que en total, estas podían cargar veintiún
personas. Como el color lo sugería, pertenecían a los Dragon Knights Brigade.
A la izquierda había tres góndolas más, los cuerpos de color verde mohoso, con
bordes laterales gris oscuro. Cada una era del tamaño de seis personas, una vez
más, el total sumaba veintiuno cuando los remeros eran añadidos. Esos eran los
barcos del verdoso Aincrad Liberation Squad.
En el tercer piso, cada gremio tenía dieciocho miembros, por lo que ellos debieron
haber reclutado tres más durante su curso por este piso. Si no le solicitara pronto
un registro a Argo, no sería capaz de conocer sus rostros y nombres. Busqué de
cerca a Morte, el espadachín/hachador misterioso con quien tuve un duelo en horas
de la madrugada, pero su cofia emblemática no estuvo a la vista.
Incluso con la mano de obra disponible que tenían, era increíble que ambos
gremios se hubiesen preparado tres góndolas cada uno en el intervalo de un día.
Tomaba tres horas construir un bote, por lo que al final una debió haber sido
finalizada justo antes de nuestra hora de reunión. NPC o no, el viejo Romolo debió
quedar exhausto por trabajar sobre la hora.
El tintineo del gong provenía de la nave madre de los DKB, la más grande entre
los presentes. El gong justo en la proa debió haber sido una opción por el enorme
tamaño. Los ALS miraron con disgusto ante lo que ellos no pudieron ser capaces
de procurar, mientras Lind sostenía una mano en alto para detener el gong y
dirigirse a la multitud.
— ¡Es la hora! ¡Estamos a punto de comenzar nuestra batalla contra The Biceps
Archelon, jefe de campo del cuarto piso! ¡Ninguno de nosotros tiene experiencia con
una gran batalla naval sobre barcos, pero no hay nada que temer! ¡Cómo han visto
en las batallas con monstruos ordinarios, sus ataques serán absorbidos casi en su
totalidad por nuestros botes!
Es fácil para ti decirlo, en ese enorme crucero –murmuré mentalmente. Él levantó
su mano derecha en el aire y apretó su puño.
— ¡Como lo expliqué en nuestro encuentro pre-batalla, los ataques del Archelon
son bastante simples! ¡Mientras estemos pendiente de la dirección en las que sus
dos cabezas estén observando, podremos evitar la toma de cualquier carga!
¡Usaremos este gong para señalar el tiempo de evasión, por lo que les pido que
estén atentos!
Y nosotros somos los que descubrimos esa información por ti –murmuré de
nuevo. Naturalmente, ese era un precio por escabullirme delante de todos para
tener primeros nuestro barco, por lo que como miembro de esta comunidad, supuse
que era mi trabajo ir al frente y aprender lo que pudiese.
Imaginé que ellos también podrían montarnos el trabajo de cargar al frente y al
centro de la batalla, pero ese rol iba para los DKB y ALS. En esta batalla, los grupos
menores –Asuna y yo, y el grupo de Agil– tenían que atacar los lados del jefe, los
cuales eran virtualmente resistentes gracias al espeso caparazón de la criatura.
del juego, Asuna fácilmente podría liderar un gremio por si sola. Ese gremio podría
servir admirablemente como un tercer poder para equilibrar a los ALS y DKB.
Pero mientras ella estuviese conmigo, el beater, podría ser rechazada dentro del
grupo. Ella nunca sería vista como algo más que una extraña deliberada,
mostrándose donde le plazca y acaparando objetos e información difíciles de
obtener de las personas más dignas.
Si el bien de la línea delantera como un todo, y Asuna como una individua, tenían
que ser tomados en cuenta… entonces quizá no deberíamos formar un dúo para
siempre. Pero la existencia del Chivalric Rapier de Asuna, con sus estadísticas
absurdamente buenas, y la Botella de Kales’Oh que le otorgaba una ranura de
habilidad extra me llenaban de un miedo inexplicable. Quería priorizar su seguridad
por sobre todas las cosas.
Si, estaba preocupado por su bien, pero la verdad era, que había otra razón
mucho más grande que dirigía mis elecciones… una egoísta.
En algún lugar en mi corazón, tenía miedo de que ella reuniera más atención y
eventualmente la llamasen a tomar el papel de líder…
— ¡Kirito-kun! ¡El medidor está a punto de caer en rojo!
Fui arrastrado de nuevo al presente. En la parte superior del elevado y montañoso
caparazón del Biceps Archelon, el medido HP de doble barra estaba en sus últimos
niveles. Más de un par de jefes cambiaban sus patrones de ataques al momento
que llegaban a la zona roja, por lo que empujé el bote hacia atrás, por si acaso.
Pero los cuatro barcos puestos en las cabezas de la tortuga provocando el daño
aún estaban allí, martilleando cada vez más fuerte que antes. Los jugadores
alineados a los lados de las góndolas que enfrentaban a la tortuga liberaron
habilidades de espada a la derecha y a la izquierda, envolviendo las dos cabezas
del Archelon con luces de colores. La barra HP descendió aún más, por debajo del
marcador del 10 por ciento.
— ¡Oigan! ¡Todos aléjense! –escuché a Agil gritar desde el otro lado del
caparazón de la tortuga.
Ya yo me encontraba a una distancia segura, lo suficientemente lejos para
contemplar a la bestia en su totalidad. Sus dos cabezas, aletas frontales y laterales,
y su cola estaban torciéndose contra los lados del caparazón. Nunca había visto
este tipo de animación antes, pero sentí que así era.
— ¡Cuidado, va a girar!
Dudé mucho de que girara lo suficiente como para volar como el monstruo de
cierta película, pero incluso la góndola más grande de seguro seria volcada si era
succionada por ese remolino gigante –si no chocaba primero contra otros barcos.
Miré el listado de col, botín normal, y el bono de Last Attack y pensé: Que pena,
lo hice de nuevo.
Asuna se levantó en la proa del bote y deslizó su estoque en su funda, luego me
miró escépticamente.
— L-lo siento por cargar de esa forma, pero parecía que la tortuga estuviese a
punto de hacer algo malo…
— Si, está bien. Pero ¿a qué te referías con «mi posición»?
No sabía si decirle que me estaba refiriendo a «mi posición como gondolero»
funcionaria como excusa, pero para mi suerte, ella no siguió presionando, por lo que
rápidamente guié el bote hacia la salida de la caldera.
Pasamos zumbando a los Dragon Knights y Liberation Squad, quienes parecían
completamente abatidos, enojados y petulantes por el solo hecho de haber
derrotado al jefe, y saludé al grupo de Agil mientras ellos levantaban sus pulgares
en la salida del lago. Luego de un pequeño viaje rio abajo, llegaríamos a una
pequeña aldea llama Usco.
— ¿Sabes?, lo he estado notando –comencé a decirle a Asuna, ella estaba
claramente inmersa en sus pensamientos, ya que le tomó unos cuantos segundos
volverse y responder.
— ¿Huh…? ¿Q-qué?
— Oh, no es nada serio… pero estaba notando que viajar de pueblo en pueblo
en este piso no ha sido fácil. En los anteriores, solo podíamos esprintar cuesta abajo
por el camino, pero aquí tienes que, o nadar o remar.
— Mmm, si, tienes razón. Además, en el rio hay monstruos ocasionales. Gente
que viene por turismo sería la única satisfecha por Rovia, estoy segura, pero me
pregunto cómo le estará yendo a Argo aquí.
— Hablando de eso, me pregunto si ella se quedará estancada en el pueblo
principal esta vez…
— No me menosprecies, Kii-boy.
— No te estoy menospreciando, pero… ¡¿whaaaahh?!
Una voz familiar resonó en mi oído, una que no debería haber estado presente,
y que casi me hace caer del bote. Perdí el equilibrio e hice que el remo se deslizara,
meciendo la góndola. Asuna abruptamente comenzó a recuperar el balance al frente
y se volvió, sorprendida.
Viajando justo a la izquierda de la Tilnel a la misma velocidad estaba el rostro
inigualable de Argo la Rata.
Si el pueblo principal de Rovia era una «ciudad de agua», entonces Usco era una
«aldea flotante».
Estaba hecha de una docena de cabañas, pasarelas y espacios abiertos
sujetados por troncos con forma de balsas, flotando y crujiendo en medio del lago
con forma de media luna creciente. Ciertamente era más pintoresco que la pequeña
aldea plana y toda destartalada de la prueba beta, pero sentí como si terminaría
teniendo un mareo de bajo grado si pasaba más de un corto tiempo allí.
Por otro lado, la enfermedad de movimiento provenía del oído interno, por lo que
el hecho de que las señales de movimiento eran pasadas por alto directamente al
cerebro podía significar que no había mareos. De hecho, no recordé a nadie de la
línea delantera sentirse enfermo mientras navegaba en las góndolas.
Detuvimos la Tilnel en el muelle al borde del pueblo y la atamos allí, luego nos
dirigimos al centro del asentamiento, hacia el único restaurante allí. Aun era
temprano, pero de seguro podíamos permitirnos pan tostado por nuestro triunfo
sobre el jefe de campo.
Hice lo mejor para evitar mirar las piernas desnudas que llevaban puestas
sandalias flotadoras y se estaban asomando desde la capa de Argo mientras
avanzaba por la pasarela flotante y bordeada. Eventualmente llegamos a un
restaurante de tema tropical. No había otros jugadores sentados en la terraza
abierta con vista al lago, claro está.
Me senté en el asiento especial al centro y ordené bebidas y aperitivos al mesero
NPC de ropas ligeras, luego me incliné hacia atrás en la silla de mimbre y me estiré.
— Ahhh… finalmente hemos completado la mitad del cuarto piso…
— Dices «finalmente» como si no hubiesen pasado tres días desde que llegamos
aquí. Fuimos mucho más rápidos que en los pisos dos y tres –apuntó Asuna.
— ¿Qué, en serio…? Llegamos a este piso el 21 de diciembre, eso significa que
22, 23, 24… oh, tienes razón.
— Aun no eres lo suficientemente viejo para ser senil, Kii-boy –replicó Argo.
Sonreí y a miré: — Nunca se sabe. En la vida real, podría ser un viejo caballero
pasando su jubilación disfrutando un buen MMORPG.
— Entonces tendré que comenzar a llamarte Abuelito-Kii.
—…ni se te ocurra. Por favor…
Mientras discutíamos y bromeábamos, una bandeja de cocteles brillantemente
coloridos llegó. Chocamos nuestros vasos, y tras derramar más de la mitad de jugo
de lichi aromático, dejé escapar un largo suspiro.
Una vez que comimos algo, estuve completamente preparado para caminar hacia
la próxima puerta y caer rendido, pero había negocios que tratar. Sacudí mi cabeza
y ajusté mi estado de ánimo.
— Los DKB y ALS pronto estarán aquí, por lo que deberíamos tomar todas las
misiones en la aldea y comenzar algunas de las más fáciles…
El día de ayer habíamos terminado todas las misiones cortas-individuales en
Rovia además de la del «Carpintero Naval de Antaño», mientras los gremios
estaban ocupados construyendo sus góndolas. Eso nos había generado un poco
más de experiencia, pero también estábamos por encima del nivel apropiado para
esta área, por lo que no fue suficiente para aumentar de nivel. Probablemente, de
esta aldea solo nos haríamos con dos o tres misiones, por lo que mi instinto me
decía que debíamos golpear ese punto antes de dormir
Asuna y Argo se miraron entre sí, luego cada una habló:
— No sé nada sobre el grupo de Agil, pero los grandes gremios van a volver a la
ciudad por el día de hoy.
— Por ese motivo no hay necesidad de apresurarse en tomar todas las misiones
de esta aldea, Kii-boy.
— ¿Huh…? ¿Volverán a Rovia? ¿Acaso dejaron misiones atrás? –dije,
confundido. Las dos chicas de lanzaron miradas cuestionables.
— Entonces… ¿no te invitaron, Kirito-kun?
— ¿…invitarme a qué?
— Nada de que decepcionarte, Kii-boy. Bueno, estaremos aquí contigo.
— ¿…decepcionarme de qué?
— ¿No acabas de decir que día era hoy?
— ¿Qué… te refieres al 24 de diciembre? –dije, luego fruncí el ceño. Hace unos
días, se me ocurrió que algún día especial estaba por llegar. 24 de diciembre… es
decir, el día antes del 25 de diciembre, se haría… alguna visp…
— Y-ya va, ¿te refieres a Navidad lo que sea? Y ¿esa es la razón por la que los
DKB y ALS van a volver? ¿Es por eso que estaban tan apurados por derrotar al jefe
de campo? –dije, estupefacto. Las chicas asintieron juntas, con rostros compasivos.
Pero nada pudo haberme preparado para lo que Asuna dijo a continuación:
— Si. Ya ves, esta noche los dos gremios van a celebrar juntos la fiesta de
despedida de la Navidad.
— ¿…q-qué… f-fiesta… juntos…? ¿Quieres decir… ellos… pero… qué…?
5
N.T: No encontraba la forma de llevar al español esa frase: en japonés dice «MERI KUMA» en inglés «MANY
CRIMMAS». Por lo que yo me tomé la libertad de tratar de expresarlo como si Kirito lo estuviese diciendo a
regañadientes y que solo se entendiera eso.
Se unió a la briza y fluyó por la terraza abierta del restaurante para aterrizar sobre
mi mano enguantada. El punto blanco se derritió en el instante, dejando un pequeño
frio en la palma de mi mano.
Luego llegó otro y otro. Se vieron incontables puntos blancos danzando en el aire.
—…es nieve… –murmuré. Cierto, era diciembre, pero nunca antes había visto
nieve en Aincrad. De hecho, duramente había sentido lo que podría llamar una brisa
helada.
De acuerdo a lo que leí en un artículo antes que el juego me atrapara, se suponía
que SAO recrearía la temporada que hubiese actualmente en el exterior,
dependiendo del piso en el que uno se encontrara. Pero el cuarto piso no podía ser
uno de esos especialmente alineados. Esta nieve debía venir de un evento festivo
especial, solo por Navidad.
Pronto las cabañas de hierba tropical seca se hicieron blancas con la nieve.
Algunos niños NPC corrían cerca de la pasarela, sonriendo y gritando.
Como tomé una vista surreal de la isla tropical convirtiéndose en un país de las
maravillas de invierno, escuché un suspiro reluctante a mi lado.
— ¿Por qué tuvo que hacer esto…?
Me volví para ver a Asuna observando la nieve con sus ojos abiertos como platos.
Posiblemente no podría leer la expresión en su rostro.
Al final, supe que el pequeño torbellino blanco que danzando más allá de sus
ojos marrón claro era hermoso.
—…justo cuando escapamos de la ciudad principal y venimos aquí, solo pude
evitar pensar en la Navidad –murmuró–. Esto no es justo.
— ¿Huh…? ¿Estabas tratando de no pensar en ello? ¿Por qué…no lo dijiste…?
Presioné mis dedos en mis sienes y rebusqué mi recuerdo de una conversación
de hace casi dos semanas.
— ¿No dijiste que podría nevar en Navidad, cuando estuvimos asaltando el
laberinto del segundo piso?
Ella torció sus labios, levemente avergonzada: — Me sorprende que lo recuerdes.
Quizá lo dije, pero dada las circunstancias, no estoy de humor para disfrutar de una
festividad. Deberíamos seguir avanzando en lugar de llevar a cabo fiestas. Además,
ni siquiera tocaste el tema hasta hace unos minutos.
— ¿Huh? ¿Tocar… qué pasa…?
Tan pronto como pregunté, ella me dio una mirada sucia: — Si quieres tener una
fiesta de Navidad debiste habérmelo dicho con días de anticipación, para así haber
logrado preparar algo. Y si no vas a decirlo sino hasta el día que toca, es natural
asumir que no te interesaba.
— ¿Huh? ¿Preparar…?
— ¿Preparar qué? –quise preguntar, pero ya sabía la respuesta. Los tres
elementos esenciales para cualquier celebración navideña japonesa eran, pollo frito,
pastel, y regalos. Las dos primeras podían ser conseguidas en cualquier tienda NPC,
pero los regalos no.
En mi inventario no tenia ningún objeto considerado que a Asuna le alegrara
recibir, claro está, por lo que sugerir una fiesta de navidad no debía ser tomado tan
a la ligera.
Por otro lado, si yo realmente inspeccionara toda mi lista de objetos, podría haber
sorpresas aquí y allá –pensé obstinadamente, pero era una idea sin sentido.
Cuando Asuna dijo que no tenía nada preparado, ella debió haber estado hablando
del regalo de Navidad, y conociendo su naturaleza perfeccionista, ella no quería
conformarse con tomar un presente de sus cosas no deseadas, sino era más como
algo que desde un principio se considerara como regalo.
Además, por la explicación de Asuna, estaba claro que ella pretendía evitar la
gran fiesta de Navidad del pueblo y centrarse en el juego como alguien racional por
lo que antes de ahora no había dicho más nada acerca de los días festivos.
—…es mi culpa. Lo siento –dije automáticamente.
— ¿Huh…? N-no, no necesitas disculparte –dijo, sorprendida. Pero me mantuve
cabizbajo.
— No. Hablar de la Navidad en el segundo piso y luego olvidarlo todo por el
tiempo que llevamos aquí –es desastroso. Si no podemos dejar a un lado el juego
por este día, al menos…
— Es este… tipo de cosas las que me molestan –dijo, incomoda. Levanté la vista,
algo asustado de lo que pudiese ver. Ella estaba encogida de hombros y no parecía
para nada enojada–. Escucha, si realmente hubiese querido tener algo de navidad,
debí haberlo dicho. Pero no lo hice, por lo que no necesitas disculparte conmigo.
Estoy feliz solo con ver todo esto.
Miré otra vez la aldea. La continua nevada ya estaba elevándose sobre las dos
pulgadas, lo que hacía que la aldea de Usco realmente estuviese brillando
débilmente.
Eso me colocó en una mente viajera, pero supe que si la nieve estaba cayendo
sobre Aincrad, debía de haber mejores vistas. La configuración espectacular de
Rovia, sin duda alguna, era más impresionante con una capa de nieve, y habría
— ¡¿Esa no es… la bandera de los Elfos Oscuros?! –gritó Asuna, su voz estaba
entrecortada por la sorpresa y la esperanza.
Ya yo sabía que la fortaleza Élfica Oscura estaba aquí. En la prueba beta, la
misión de campaña la «Guerra Élfica» se restauraba aquí con otra serie de trabajos
cortos antes de finalizar la gran mazmorra que llevaba la historia al próximo piso.
Pero aquí en la versión comercial del juego, había diferencias notables de lo que
yo recordaba. Los Elfos Caídos estaban haciendo tratos con el Gremio de
Aguadores en el pueblo para comprar una inmensa cantidad de madera, y una figura
espectral llamada General N’ltzahh estaba supervisando la operación. Esas cosas
no estuvieron presente en la prueba beta.
Debido a eso, estuve planeando solo visitar esta fortaleza una vez que hubiese
reunido tanta información relacionada como pudiese. Pero dado que ya habíamos
pasado el hogar del jefe de campo en el cuarto día aquí en este piso, nos
dirigiríamos a la torre laberinto más rápido que en el segundo y tercer piso. Asuna
y yo probablemente éramos las únicas personas, entre el grupo de la delantera,
siguiendo activamente la línea de misiones de la Guerra Élfica, por lo que si no
actuábamos con rapidez, ambos gremios nos pasarían y nos dejarían atrás.
Pero esta razón podría no ser más que una excusa. Solo quera mostrarle a mi
compañera esta vista.
—…es hermoso –murmuró Asuna, mirando el castillo lleno de nieve al que nos
acercábamos–. Más hermoso que cualquier castillo que haya visto en la vida real.
— Estas hablando de… ¿castillos así en parques temáticos? O ¿de los reales en
Europa…? –pregunté cuidadosamente. Ella sonrió y no especificó.
Los castillos eran la fantasía principal de un RPG, pero este podría ser el primer
castillo apropiado en Aincrad, hasta ahora. El diseño del edificio era bastante
parecido al de la prueba beta, pero la impresión que dejaba ahora en el centro de
un lago pintoresco era completamente distinta, en lugar de una cuenca seca y plana.
Especialmente en la Víspera de Navidad cubierta con una capa de nieve.
La fortaleza armada Élfica Oscura estaba cercada con piedra blanca, su tejado
pronunciadamente angular de baldosas de color gris pizarra. Una luz naranja surgía
de sus incontables ventanas arqueadas; una contrabalanza perfecta para la
melancolía añil del atardecer. El edificio en sí estaba completamente aislado de la
tierra que la rodeaba, e inmensas góndolas negras estaban atadas en el extenso
muelle en el exterior de la entrada.
Guiado por una linterna que emitía una luz azulada en la punta del muelle, deslicé
la Tilnel en un espacio vacío a lo largo del muelle. Ninguna alarma sonó o guardas
llegaron corriendo.
Escondí el remo y salté en el muelle de piedra, luego me volví para tomar la soga
expertamente enrollada y colocarla en un poste de bronce. Asuna me pidió una
mano de ayuda para salir, y caminamos hacia el centro del muelle para obtener una
mejor vista.
La entrada aún estaba a una distancia considerable, pero la enorme apariencia
del castillo era clara de contemplar. La altura de las torres tenía que ser de más de
ciento cincuenta pies desde el suelo. La escala de la estructura rivalizaba con los
grandes baobabs que se volvieron ciudad en el tercer piso.
La luz naranja de las ventanas se derramaba en incontables tejados, cimas y
aleros. Miré la fantástica imagen hasta que una pequeña voz llegó a mis oídos.
—…gracias. Es un hermoso regalo.
— Bueno… mientras lo creas de esa forma, fue valioso cruzar todo el piso para
ver… –la miré y sonreí.
— Pero solo es la mitad del regalo.
— ¿Oh…?
Coloqué una mano en su espalda y empujé suavemente, urgiéndole que
avanzara. Ella lo descubriría todo antes, por lo que tuve que apresurar a mi
perceptiva compañera para que avanzara y así conservar la sorpresa.
Adelante en el muelle estaba un enorme portal hecho de placas de metal denso
oscuro y brillante, con unos guardias enormes y pesadamente armados (por los
estándares élficos) puestos en cada lado. Eché un vistazo a sus alabardas
sorprendentemente enormes y tuve que llenarme de coraje que seguir empujando.
El momento en el que llegué a unos veinte pies del portal, el guardia de la derecha
gritó: — ¡Alto!
Mientras tanto, el de la izquierda dijo: — ¡Este lugar no es para la humanidad!
Ellos cruzaron sus alabardas en medio del aire. Me aliviaba reconocer las mismas
líneas de dialogo de la prueba beta y saqué lo que tenía preparado del bolso de mi
cinturón y lo sostuve en el aire.
— ¡Me llamo Kirito! ¡Solicito una audiencia con el maestro de este castillo!
Probablemente el dialogo no era necesario, pero quería seguir el juego, por lo
que dejé a un lado mi vergüenza y seguí con ello.
Los dos guardias miraron el pergamino sellado sostenido en el aire,
contemplando el mismo sello que el de las banderas del castillo –la invitación que
nos dio el comandante de las fuerzas Élficas Oscuras en el tercer piso. Sus
alabardas sonaron al retroceder a una posición firme.
Parte 7
Incluso después que fui liberado, Asuna continuó abrazando a la caballero Élfica
Oscura durante otros cinco segundos. Cuando al fin se soltaron, ella tocó el lateral
de su ojo con un dedo y sonrió enormemente.
—…siempre creí que dentro de poco te veríamos… pero aun así, sigo estando
alegre de verte.
Kizmel sonrió: — Yo también. Incluso después de venir aquí a través del Árbol
Espíritu, descubrí que siempre estaba pensando en ustedes dos.
La Elfa Oscura pareció estar saboreando esas palabras mientras las decía.
Comprendí muy bien que era lo que la hacía diferente de antes. Ella solo estaba
usando un extenso vestido de un profundo color purpura para cubrir su forma
delgada, y su armadura, sable, y capa usuales se habían ido.
Ella nunca removió su equipamiento en el campamento del tercer piso excepto
cuando se encontraba en su propia tienda, recordé. La mirada de Kizmel se movió
de Asuna hacia mí, la sonrisa aún estaba adherida en su rostro.
— Me encuentro muy sorprendida de que supiesen encontrarme aquí. ¿Esta es
la primera vez que visitan este castillo?
— S-si. Solo fue… un golpe de suerte, supongo –tartamudeé. Claro, ya conocía
este lugar porque me golpeó profundamente en la prueba beta. En ese tiempo no
había laberintos de setos espinosos, solo un camino de piedra polvoriento con un
único, seco y marchito árbol en el centro. Pero obviamente había algo más en el
lugar, y eso se pegó en mi memoria.
Su sonrisa se profundizó ante mi respuesta, levantó la mirada hacia el enorme
árbol extendiéndose sobre nuestras cabezas.
— Mi hermana amaba el aceite refinado de este enebro. Quizá es la razón por la
que me encuentro aquí…
— Ahh…
Miré el árbol y respiré profundamente por mi nariz. Mis pulmones se llenaron con
una esencia de madera pura y refrescante.
— Aquí que es un enebro –notó Asuna, olfateando el mismo olor–. En el mundo
del que venimos, también es usado como saborizante para alcohol.
— ¿Ah, sí? Debería intentarlo algún día… en fin, gracias por venir. Supongo que
han derrotado a la bestia guardián en el Pilar de los Cielos sin problema alguno.
— Si. Fue de ayuda que el comandante del campamento nos advirtiera sobre los
ataques venenosos.
No creía que los elfos tenían razones para celebrar la Navidad, pero el platillo
estaba bastante cerca a los de la tradición; quizá era parte de los eventos festivos
del juego.
Como no siguieron con un pastel, tuvimos una vista excelente del enebro cubierto
de nieve en el patio a través de la enorme ventana del salón, la cual hacia la cena
completamente festiva.
Durante la comida, nuestro tema principal de conversación fueron los canales de
agua que eran la experiencia central del cuarto piso. Kizmel era la más interesada
en nuestras historias sobre la natación con flotadores desde las escaleras hasta el
pueblo principal y la batalla contra el Oso de Fuego para los materiales de
construcción naval.
Durante esa discusión, le pregunté y descubrí que los Elfos Oscuros no cortaban
arboles vivientes, no, pero que eso no era ninguna ley restrictiva, sino más bien
como un respeto para las plantas adultas. Eso los hacia diferentes de los apenas
obedientes Elfos Caídos.
Afortunadamente, ella dijo que la recolección de madera de los arboles
destruidos por monstruos sí estaba permitido. Me agradaba habernos tomado la
molestia de obtener materiales de alta calidad.
Una vez que terminamos el postre frutal, Kizmel nos llevó a la habitación de los
oficiales en el cuarto piso del ala este. Era un grado mayor que los cuarteles de diez
hombres del segundo piso en la prueba beta. Pero esta era una suite, con dos
habitaciones y una sala de estar compartida, lo que significaba…
— Usen esta habitación mientras se queden en el castillo –ofreció Kizmel.
— ¡Ohh, que hermoso lugar! –clamó Asuna, corriendo hacia la enorme ventana
al fondo y tardíamente comprendió la presencia de las puertas en cada muro. Ella
miró de izquierda a derecha, luego se volvió, confundida, pero estuvo dudando en
reclamar inmediatamente una habitación distinta.
Tuve la opción de solicitarla también, pero tenía miedo de esos cuarteles de un
grado significativamente menor, y Kizmel habló antes de yo poder decir nada.
— En ese caso, estaré en la habitación adjunta a la izquierda. Toquen la puerta
si necesitan algo. Disfruten su descanso esta noche; deben estar cansados.
Ella cerró la puerta, y los suaves pasos desaparecieron.
Solos en preciosa suite, solo pudimos mirarnos el uno a otro en silencio.
—…bueno, oye, al menos no es la primera vez que pasa –comenzó Asuna. Yo
asentí nerviosamente.
— Es bastante inevitable si queremos priorizar el acabar el juego –asentí, asentí.
No parecía como si alguien más estuviese en el baño a esta hora, pero no haba
forma de decir cuánto tiempo estaría así. En esta instancia, Asuna la entusiasta de
baño solo tendría que desistir, eso me parecía claro.
— Rrrh… oh, ¡ya se! –elevó la voz de repente, saltando en el vestuario y
sentándose en una de las varias sillas de mimbre. Ella abrió su ventana y comenzó
a sacar objetos de aquí y allí.
Un montón de tela de colores y pequeñas cajas de herramientas de costura
terminaron resonando en la enorme mesa de mármol. Quedé perplejo de lo que ella
estaba a punto de hacer y pasé a través del arco para ver mejor.
Solo el salón de vestuario era enorme. El piso y las paredes estaban cubiertas
por baldosas de blanco puro, un candelabro brillante colgaba del techo, y grandes
macetas estaban puestas en las esquinas. No había secadoras automáticas o sillas
masajeadoras, pero había una jarra de agua helada y varios tipos de frutas en la
mesa central.
Mordisqueé lo que parecía como una uva enorme, luego alejé el resto de mi boca
para observar el trabajo de Asuna. Ella usó la Botella de Cristal de Kales’Oh para
reequipar su habilidad de Costura y estuvo a punto de hacer algo con los objetos
que acababa de producir.
Como un hecho, esta podría haber sido la primera vez desde que vi la habilidad
de Costura en acción. Asuna seleccionó un ligero trozo de tela color blanco de su
montaña de textiles, luego sacó un par de tijeras de la caja.
Ella tocó las tijeras para mostrar la lista de elementos que pudiese crear. Hizo su
elección, colocó las tijeras en la tela, luego la cortó con un sonido metálico brillante:
¡shwing! De repente, de la misma forma que los lingotes golpeados por el martillo
de un herrero, la tela comenzó a brillar y cambiar de forma. Lo que emergió fueron
dos trozos de tela exactamente de la misma forma.
Asuna devolvió las tijeras a la caja y juntó las dos piezas, luego comenzó a
perforar el borde de la tela con una aguja plateada. Esa acción tenía que ser análoga
al golpeteo de los lingotes con el martillo de herrero. Su manualidad era rápida y
segura, y la costura estuvo hecha en momentos.
La tela volvió a emitir un brillo, luego se incrementó desde su estado plano hasta
algo con forma de atuendo propiamente dicha, con volumen. Era un traje de baño
de una pieza, ordinario.
— ¡Listo! –exclamó orgullosamente, sujetando el traje de baño en alto.
— Um… ¿vas a usar eso… en el baño?
— Eso no está contra las reglas, ¿o, sí? ¿O es que acaso el que yo use este traje
de baño aquí va a incomodarte de alguna forma?
— ¿Sabes cómo llaman ellos a esas piscina que parece que conectaran con el
océano o algún lago? Piscina de borde infinito. Las encontraras en lugares turísticos
y lugares parecidos en el extranjero.
— Ooh… borde infinito suena asi como una habilidad de espada –dije
indiscretamente.
Ella sonrió: — Tienes razón. Probablemente una habilidad de daga.
— No, me refería a estoque.
La conversación parecía ligera e indefensa, pero en realidad estaba usando toda
mi concentración y esfuerzo para mantener mi mirada fija en el lago exterior.
¿Cómo podía ser culpado? A solo unos cuantos pies a la izquierda, una chica
preciosa con un traje de baño blanco estaba tendida boca abajo y estirando sus
extensas piernas para flotar en el agua. Sin importar cuán lejos me retirase a mis
recuerdos de la vida real, no había nada que me tuviese a mí junto a una chica en
una piscina cálida como esta, completamente solos.
La escalofriante sensación de flote ayudaba a la escena a darle un poderoso
toque de irrealidad. Me senté allí, contando inútilmente los copos de nieve cayendo
en el exterior, cuando escuché el sonido de una puerta abriéndose detrás de
nosotros. Asuna se sumergió apropiadamente en el agua hasta la altura de su boca.
Me volví y vi la entrada de la recámara de baño.
Había una silueta delgada acercándose más allá del vapor flotante, pero no podía
decir si era masculina o femenina. Me mantuve viendo hasta que un cursor amarillo
apareció finalmente, y escuché una voz femenina muy familiar.
— Así que aquí están.
Oh, solo es Kizmel –pensé con alivio.
Seguidamente, la mano de Asuna se disparó como un rayo en la punta de mi
cabeza, apretando mi cabello y forzándome a hundirme bajo el agua. Ella usó ese
impulso para saltar de la bañera y correr hacia Kizmel.
Saqué la mitad de mi cabeza del agua, sintiéndome herido, solo para ver a Asuna
tratar de empujar a Kizmel hacia atrás a través del vapor. No pude decir lo que
estaban murmurando desde aquí, pero por alguna razón, en ese momento ambas
retrocedieron hacia el cuarto de vestuario.
Antes de poder idear si unírmeles o esperar aquí, la puerta se volvió a abrir, y
ellas volvieron al salón de baños. Asuna miró engreída, otra vez, con su traje de
baño de una pieza, mientras que Kizmel usaba un bikini purpura sobre su piel
oscurecida.
Fue ahí cuando finalmente comprendí la razón por la que Asuna saltó del baño.
Ella interceptó a Kizmel en un estado complemente indefenso y la convenció de
volver para así poder usar uno de los traje de baños caseros de ella.
La Elfa Oscura siguió a Asuna hacia la tina y se abrió paso sobre mí, sentándose
en la orilla de la misma.
— Asi que también estás usando tu ropa interior… quiero decir, «trajebaño»,
Kirito. Ciertamente la humanidad tiene algunas costumbres extrañas.
— Eh, supongo –gruñí.
Una tenue sonrisa se marcó en sus labios: — Pero me parece recordar que en la
tienda de baño del campamento, estabas…
— ¡S-santo Cielo, que baño tan grande es este! –grité, cortándole de inmediato.
Continué, ignorando la mirada sospechosa de Asuna–. ¡Si es así de grande este
que está en el castillo del cuarto piso, no quiero imaginar cuán grande será la
recámara de baño que tiene el castillo de la reina que está en el noveno piso!
— Pero claro. Está ubicado en un lugar más alto que este, con una vista de todo
el noveno piso –explicó Kizmel. La mirada apuntada de Asuna se fundió en lo que
sería el sueño de una joven. Kizmel se volvió hacia ella y miró con lamento.
— Pero me temo que solamente los oficiales nobles y los fieles caballeros de la
reina pueden usarlo. Lamentablemente, no es posible que la humanidad pueda
entrar…
— Oh, ya veo… pero este baño también es bastante hermoso. Casi deseo vivir
para siempre en este castillo –respondió Asuna.
La caballero Élfico Oscuro sonrió nuevamente, luego miró hacia abajo, sus largas
pestañas descansaban sobre sus mejillas. Tomó algo de agua en su mano y sacudió
su cabeza: — Me alegra que les guste este castillo… pero lo mejor es no quedarse
mucho tiempo.
— ¿Huh…? ¿Por qué?
— Como ven, el Castillo Yofel es una fortaleza impenetrable, rodeada por agua
de lago y acantilados a los lados. Desde tiempos memorables, nunca ha cedido ante
un ataque de Goblins, orcos, ni siquiera de los Elfos Caídos.
Ella pausó por un momento. Levanté mi rostro completamente fuera del agua
para preguntar: — ¿Eso no es algo bueno? Pasamos por muchos problemas para
recuperar la Llave Jade en el tercer piso, y ahora está sana y salva aquí, ¿no?
— Si… pero por su seguridad, las tropas establecidas aquí son demasiado
descuidadas. Ellos condujeron de vuelta todos los ataques de los Elfos de Bosque,
pero estos tienen sus fortalezas en la tierra y apenas tienen barcos. Ganar cada vez
a través de ventajas sencillas hace que las habilidades y el corazón de uno se
suavicen.
La ligera irritación que escuché en su voz hizo flotar algo al fondo de mi mente,
pero no pude recordar que era.
Kizmel pateó la superficie del agua con su delgada y larga pierna, luego murmuró,
descontenta: — Encima de eso, los sacerdotes exigen que no se use ninguna
armadura de metal dentro del terreno del castillo, pues ellos encuentran el ruido algo
incómodo. Con gente así cerca, no es de sorprenderse que las cosas por aquí sean
tan suaves…
— Y esa es la razón por la que has estado usando vestido todo este tiempo –
notó Asuna.
Como Kirito, el jugador de VRMMO que vivía en la vida real, asumí que eso era
completamente imposible. Los cien pisos de Aincrad, los cuales eran de seis millas
de ancho cada uno, representaban una cantidad impresionante de datos. La idea
de que esos cien pisos pudiesen ser colocados uno al lado del otro en un mapa
incluso mayor al que los mantenía era completamente absurdo. Ahora que
estábamos atrapados dentro del juego de la muerte, los productores del juego, Argo,
sin duda alguna había salido del negocio, los servidores estaban bajo la supervisión
de la policía.
Pero ¿eso significaba que la leyenda de los Elfos de Bosque era falsa y que la
de los Elfos Oscuros era cierta?
No, eso era duro de imaginar, mucho. No sabía que significaba, en términos
concretos, esa «ruina terrible», pero si en realidad significaba la destrucción de
Aincrad y de todos los NPCs y jugadores dentro de ello, quería decir que cada
jugador trabajando en la facción de los Elfos de Bosque en la campaña estaba en
peligro de asesinar a todos aquí, incluyéndose. Era imposible imaginar que nuestro
GM, Akihiko Kayaba, quisiera terminar con este pequeño juego antes de que incluso
pudiésemos alcanzar el décimo piso –y basado en un malentendido, no menos.
Además, la misión «La Guerra Élfica» tenía una conclusión separada para cada
jugador o grupo que la iniciara. No podía ver a un único jugador que finalizara la
campaña antes de que alguien más tuviese el permiso de dictar el destino de todo
Aincrad, y si las partes Élfica de Bosque y Oscura terminaban al mismo tiempo, los
resultados podrían ser contradictorios.
Términos como ruina y regreso tenían que ser no más que simples palabras
claves que significaban darle más sabor al escenario y hacerlo más emocionante.
Sin importar lo que sucediera en la misión, Aincrad realmente no se vería afectado.
Tras un breve momento para llegar a esa conclusión, estuve a punto de respirar
y calmarme, cuando Asuna tiró de mi manga.
— Oye, Kirito-kun, ¿el general Élfico Caído no dijo algo sobre… abrir el Santuario
o algo así?
— ¿Eh? En realidad… ahora que lo mencionas…
Busqué frenéticamente en mis recuerdos y exitosamente reproduje el dialogo del
General N’ltzahh. Pensé que podría ser importante contárselo a Kizmel y Yofilis, por
lo que me volví hacia la oscuridad a través del escritorio y ajusté mi tono de voz de
forma firme y apropiada.
— Ehh… Milord. El General N’ltzahh dijo esto: Cuando los Elfos Caídos
recuperen todas las llaves y abran el Santuario, la magia más grande de la
humanidad desaparecerá…
— Lo prometemos.
— Buenas noches, Kizmel.
La Elfa Oscura sonrió y asintió, luego retrocedió a su habitación privada. La barra
HP recién aparecida tintineó de la nada con un pequeño ruido triste, pero ella se
reuniría al grupo cuando nos viésemos en la mañana.
Asuna y yo caminamos diez yardas por el pasillo y entramos en la suite en la
habitación contigua.
Abrí mi ventana y verifiqué la hora para darme cuenta de que, de alguna forma,
ya eran más de las diez de la noche. La nieve caía silenciosamente al otro lado de
la ventana, y los arboles frente al jardín ya estaban cubiertos de color blanco.
Nos detuvimos en el centro de la sala de estar, contemplando la vista nocturna,
cuando recordé algo y levanté mi mano izquierda. Toqué el anillo plateado con mi
otra mano. La ventana de propiedades me dijo que se llama Sello de Lyusula.
— Efectos mágicos… ohh, agilidad +1… y un pequeño bono de ganancia de
efecto de habilidad. Eso es bastante bueno.
— Mmm –murmuró Asuna, mirando mi mano. Por alguna razón, ella frunció el
ceño, luego bajó la vista hacia su propia mano, se ruborizó, y rápidamente tocó su
mano derecha con su izquierda. Aparentemente ella solo había cambiado el dedo
donde estaba el anillo, pero no sabía por qué necesitaba hacer eso con tanta prisa.
— ¿…s-sucede algo?
— ¡Nada! –aclaró con resolución absoluta, por lo que fue el fin de eso.
— Umm, bueno, creo que iré a la cama… oh, pero antes de eso, iba a preguntarte
algo.
— ¿…qu-qué?
— Es sobre el nombre del maestre del castillo. ¿Qué es un v…vizz-conde? –
pregunté, curioso. Ella me dio una mirada extraña, luego suspiró ampliamente.
—…se pronuncia viz-conde.
— ¿Eh?
— No pronuncies la s. Es un rango noble. Escuchaste a Kizmel llamarlo «Milord»,
¿no?
— Ohhh, e-entonces eso es lo que significaba. Um, entonces… ¿cuán alto está
un vizconde…?
— Normalmente, va desde Duque, Marqués, Conde, Vizconde, Barón, desde lo
más alto a lo más bajo. Sin embargo, no sé cómo va el orden en los Elfos Oscuros.
— Buenas noches.
La miré pasar a través de la puerta al otro lado de la habitación, luego entré en
la mía y cerré la puerta. Era bastante espaciosa, aunque no tanto como el cuarto
compartido. Había una cama doble en el centro, un gran cofre que servía como un
almacenador de objetos adicional debajo de la ventana, y un vestidor con un espejo
de tres lados, el cual no me era de utilidad.
Me quité el abrigo, las botas, y el protector antes de saltar hacia la cama.
— ¿…la próxima Navidad, eh?
Asuna probablemente quiso decirlo de la forma más inocua posible, pero la frase
arrastraba un significado muy pesado. Hoy era el cuadragésimo octavo día del juego
de la muerte. Duramos veintiocho días para completar el primer piso, diez para el
segundo, y siete para el tercero. Nos tomó tres días para llegar a la mitad del camino
en este piso.
Era confortable ver que nuestro ritmo aumentaba, pero no quería creer que
fuésemos más rápido. Si asumíamos que cada piso duraría una semana
aproximadamente, eso nos podría a un ritmo de finalizar los últimos noventa y seis
pisos en 672 días –más o menos un año y diez meses.
Eso básicamente garantizaba que estaríamos atrapados en Aincrad para la
próxima navidad. Quizá Asuna no había pensado en eso cuando habló, pero
mirando el tejado e imaginando todos esos pisos que habían encima me hacía sentir
como si estuviese siendo aplastado con todo el peso que tenían.
Teníamos un amplio margen de seguridad en términos de nivel, peor no había
zona segura garantizada en los MMORPGs. No si de repente encontrabas un
montón de monstruos poderosos formados en un grupo. No si no podías recuperarte
de los estados de efectos negativos lo más rápido posible. No si tropezabas y caías
de una altura de unas cuantas docenas de pies. Todo eso sería suficiente para llevar
mi HP a cero, haciendo que NerveGear friera mi cerebro real, en donde sea que me
encontrase ahora. Así, Kirito y Kirigaya Kazuto dejarían de existir, desapareciendo
de dos mundos al mismo tiempo, como la espuma en un lecho de rio.
Claro, tuve la opción de establecerme en el Pueblo de los Inicios en el primer
piso. Pero en lugar de eso, saló de la ciudad cuarenta y ocho días atrás en busca
del siguiente pueblo, conducido por algo. Y antes de separarme de ni primer y nuevo
compañero –no, antes de abandonar a un pobre novato de SAO– le dejé un
pequeño consejo.
Tenemos que hacernos más y más fuertes con el fin de sobrevivir. Los
MMORPGs son una batalla por los recursos del sistema. Hay bastante oro,
recompensas, y experiencia a repartir, por lo que mientras más obtengas, más
fuerte te harás.
Sabía que tenía la razón. El motivo por el que sobreviví hasta este día fue porque
usé mi conocimiento de beater y la experiencia para hábil y eficientemente generar
oro, niveles y botines raros. Hubo varias ocasiones donde pude haber muerto si mi
nivel fuese menor o mi equipo fuese un punto más débil.
Pero eso fue porque elegí dejar la seguridad y conquistar el juego de la muerte
por mi cuenta.
¿Por qué hice eso?
Reproduje lo que Asuna había dicho poco después de conocerla en el pueblo de
Tolbana en el primer piso.
Si solo fuese a ocultarme en la primera ciudad y perder el tiempo, preferiría ser
yo misma hasta el último momento. Incluso si eso signifique morir en manos de un
monstruo… no quiero dejar que este juego me derrote. No dejaré que pase.
Se trataba de una motivación muy propia de Asuna –peligrosa, valiente y
admirable. Pero no dentro de mí no tenía el mismo pensamiento.
¿Qué pasaba con Lind de los Dragon Knights Brigade? ¿Kibaou de los Aincrad
Liberation Squad? ¿Diavel, el antiguo beta tester que pereció en la batalla contra el
jefe del primer piso? ¿Qué razones habían inclinado la balanza hacia la muerte,
llevándolos a dejar la seguridad del pueblo para ir hacia el peligro de la selva…?
Seguía contemplando el techo oscuro, pensamientos libres daban vueltas y
vueltas en mi cabeza, cuando apenas escuché el sonido de la otra habitación
abriéndose hacia la sala de estar.
Probablemente era solo Asuna preparándose para otro baño, asumí. Pero varios
minutos después, no escuché el sonido de otra puerta abriéndose o cerrándose.
Asuna no fue de la sala de estar hacia el baño o hacia el pasillo o siquiera a su
propia habitación.
—……
Tras otros diez segundos de escucha, salté de la cama, caminé sobre la alfombra,
descalzo, hacia la puerta, y cuidadosamente giré el pomo.
Las luces de la sala de estar estaban apagadas. Pero la iluminación nevada de
la ventana llenaba la habitación con un tono monótono de luz y sombra.
Lentamente estudié toda la habitación hasta que encontré una silueta
redondeada y solitaria en el gran sofá junto a mi pared, ambas piernas enrolladas
en una bola.
Tras un momento de vacilación, abrí ampliamente la puerta y pasé al cuarto
común. Ella ahora debió haberse percatado de mí, pero ni siquiera se movió de
donde estaba.
Me acerqué al sofá tan silenciosamente como podía, aunque no supe por qué.
— ¿…no puedes dormir?
Luego de unos momentos, la pequeña cabeza asintió. Unos segundos más tarde,
murmuró:
— La cama y la habitación son demasiado grandes…
—…se a lo que te refieres. Cuando usé los grandes cuarteles en el segundo piso
para desconectarme estando en la prueba beta, nos colocaron en pequeñas literas
–respondí, sentándome en el otro extremo del sofá.
Si solo tuviese la habilidad de preparar una buena taza de leche caliente.
Lamentablemente, no tenía leche en mi inventario, y la habitación no tenía una
estufa. A cambio de ello, hice algo que normalmente nunca haría: dije en voz alta
mi propia conjetura sin basamentos.
— ¿Comenzaste a pensar sobre el próximo año?
Ella se quedó absolutamente inmóvil en el sitio donde estaba, a unos cinco pies
de distancia, luego asintió nuevamente, su frente se presionó contra sus rodillas.
Luego de un momento, su susurró calmado se escurrió en la habitación.
— Hasta ahora, he estado tratando de no pensar en el futuro distante. Me dije a
mi misma que solo me centraría en lo que necesitase hacerse cada día. Pero eso
era lo mismo que tratar de escapar del futuro. Sin siquiera pensar en el número de
pisos restantes o cuánto tiempo tomaría… solo estaba tratando de evitar enfrentar
la pregunta de cuánto tiempo podría sobrevivir en este lugar. Pero luego me
encontré sentada en mi habitación, mirando la ventana… y eso simplemente… salió
de dentro de mí –los brazos que sujetaban sus rodillas se tensaron y se
pronunciaron.
—…quiero sobrevivir hasta la próxima Navidad y ver la nieve caer en Aincrad
nuevamente –confesó, terriblemente doloroso, pero casi en silencio.
Sabía que necesitaba decir algo, pero mis labios se sentían como si estuviesen
sellados. No podía hablar.
Quería decir: «No morirás antes de la próxima Navidad… o antes del día que
acabemos este juego. Sobrevivirás». Pero ¿qué prueba tenia de eso?
Obviamente, la habilidad de batalla de Asuna era insuperable en el grupo de la
línea delantera, y la calidad de su equipo estaba garantizada. Pero tal como me lo
había dicho minutos antes, un sencillo error aquí o un salto desafortunado
fácilmente podría matar a un jugador. Si no podía asegurarme de que no moriría,
ciertamente no podía ofrecer una garantía vacía a alguien más.
Luego de un momento de silencio, tan largo que ni siquiera sabía cuánto tiempo
había transcurrido, me las arreglé para clamar algo desde la garganta de mi avatar.
—…lo siento. No puedo decir nada. No tengo la fuerza para darte un consejo en
este momento…
Por primera vez, Asuna había revelado su miedo acerca del juego y la esperanza
del futuro, y yo fui tan patético que no podía conseguir algo mejor que alegar. Me
levanté, listo para volver a mi habitación.
Pero justo cuando pasé frente a Asuna en el extremo derecho del sofá, ella
extendió una mano y sujetó el borde de mi camiseta. Ella tiró de mí con una fuerza
sorprendente hasta que me sentó junto a ella.
— Entonces hazte más fuerte –contuve la respiración.
— ¿Huh…?
— Hazte más fuerte. Hasta que un día… puedas decirme, decirle a la gente
asustada como yo, que todo estará bien.
Una vez más quedé sin habla. Bajé la vista hacia mis manos.
¿Cuántos niveles necesitaba ganar para ser capaz de decirle eso a alguien?
Otros veinte o treinta no serían suficientes.
Me sentí atacado por una sensación de que la fuerza de la que Asuna hablaba
era de un tipo distinto –algo en lo que generalmente yo no me encontraba pensando.
Ella se inclinó hacia la izquierda y posó su pequeña cabeza sobre mi hombro
derecho.
— No tienes que decir nada en este momento, mientras te quedes sentado allí
hasta yo quedarme dormida.
— Um… eh, de acuerdo –declaré. Asuna sonrió y cerró sus ojos.
En menos de un minuto, escuché el verdadero sueño en su respiración. Ella dijo
que hasta que se quedase dormida, por lo que si yo la enrollara en el sofá y regresar
a mi recámara, ella no se quejaría, pero dada la dificultad de permanecer dormida,
eso parecía casi imposible.
Estuve pegado allí hasta que ella eventualmente despertó. Traté de relajar mis
hombros y me incliné contra el respaldar del sofá.
Ser más fuerte.
Esa era una orden que yo mismo me había dado cuando me alejaba corriendo
del Pueblo de los Inicios –o escapando, dependiendo de cómo lo vieses. Me
apresuré para ganar niveles, obtener nuevo equipo, y hacerme poderoso más rápido
que alguien más, por alguna razón no podía realmente explicarlo. Fui conducido por
algo que no podía nombrar.
¿Fue Asuna quien me dio una razón? Tenía que ser más fuerte para así la
próxima vez que ella o alguien más revelara sus debilidades ante mí, yo pudiese
ser esa presencia confortable que dijese: «No, no morirás, todo estará bien».
¿Estaba bien para mí pensar de esa forma…?
De repente, Asuna tembló mientras se apoyaba en mí. No se había despertado
–debió haber sentido un escalofrió en su sueño. La noche de invierno parecía
bastante helada solo para una sola túnica.
Si solo tuviese algún tipo de habilidad de jugador para preparar una manta
bastante cálida para ella. Lamentablemente no había nada parecido en mi
inventario…
—…oh –murmuré y abrí mi ventana. Encima de la pestaña de inventario,
seleccioné un objeto en particular y lo materialicé.
Un delgado y plateado elemento cayó ligeramente en mis manos –la Sábana de
Argyro que llegó a ser práctica en el escondite acuático de los Elfos Caídos. Solo
quedaba un poco de durabilidad, pero como no estábamos en el agua en este
momento, no se drenaría.
Coloqué la sábana alrededor de nosotros, y el frio que llenaba la habitación
parecía desvanecerse en el acto, trayendo una somnolencia placentera a mi mente.
Antes de cerrar mi ventana, coloqué mi alarma para que se activara a las cinco y
media de la mañana, y cerré mis ojos.
El 25 y 26 de diciembre pasaron en un abrir y cerrar de ojos mientras los pasamos
completando las tareas de las misiones la «Llave Lapislázuli» para el Vizconde
Yofilis.
Esas, por ningún sentido, fueron misiones fáciles, pero con el último aumento de
nivel para ambos, además de la abrumadora presencia de Kizmel, la caballero de
élite, nunca forcejeamos en ningún punto.
Las misiones de preludio en el primer día nos hicieron correr de aquí para allá,
pero por la tarde del segundo día, encontramos la mazmorra subterránea que
albergaba la llave. Derrotamos un monstruo jefe tipo dullahan, su cuerpo cubierto
de verdín, para ganar la segunda de las llaves secretas, esta era de un brillante azul
marino. No hubo ataques sigilosos pos los Caídos enmascarados, no esta vez, y
estuvimos de vuelta en el Castillo Yofel antes de la cena.
Tras reportar las misiones al vizconde y recibir nuestras recompensas
considerables, la gran ventana en el extremo oeste del salón mostró un atardecer
brillante. Me estiré lo más que pude en la luz rojiza.
— Mmm… bueno, nos las arreglamos para obtener la segunda llave tal como lo
planeamos. El vizconde la colocó en esa pequeña recámara detrás de su escritorio.
Me pregunto si la primera también estará allí –murmuré para mí mismo.
Kizmel respondió a esa pregunta, feliz de estar de vuelta en su armadura
cotidiana: — Es cierto. Eso significa que si los Elfos de Bosque se las arreglas para
llegar al quinto piso del castillo, es bastante probable que se hagan con las llaves.
El Vizconde Yofilis podría ser excelente con su estoque, pero no puede ser forzado
a luchar en su estado enfermizo.
— No te preocupes, Kizmel. Ellos ni siquiera pondrán un pie en el muelle, mucho
menos llegar al quinto piso –proclamó Asuna con confianza. Ella había estado
bastante enérgica y llena de determinación durante los últimos dos días. Ella debió
haber disfrutado bastante la oportunidad de luchar nuevamente junto a Kizmel–. ¡Ya
sea que vengan con diez o veinte barcos, los hundiremos todos!
— Ja, ja, ja, me alegra oírlo –dijo Kizmel, dándole una palmada a Asuna en la
espalda antes de volverse hacia mí–. Kirito, Asuna, el hecho de que hayamos
recuperado la Llave Lapislázuli en solo dos días es señal de que no se trata de su
propia fuerza, sino de su barca. Y lo que me alegra más es que eligieron el nombre
de mi hermana para tan hermosa embarcación…
Ella caminó y se dirigió hacia la ventana más cercana. La ventana que daba hacia
el norte dejaba ver el jardín frontal y la entrada, así como también el extenso muelle
que estaba más allá de este. A los lados del muelle habían ocho góndolas grandes
pintadas de negro, y una pequeña –nuestra Tilnel– meciéndose en las olas.
— Mi hermana, desde que era muy joven, amaba nadar. Ella y yo, con frecuencia,
navegábamos en un pequeño bote en una ciudad del noveno piso. Mirar a la Tilnel
me trae viejos recuerdos…
Asuna silenciosamente se acercó a la evocada Kizmel desde la derecha.
Observé la puesta del sol brillar en sus cabellos y pensé profundamente.
La posibilidad de que la herborista Élfica Oscura llamada Tilnel, quien era la
hermana gemela de Kizmel, en realidad existiese como una NPC en Aincrad era
muy baja. El periodo operativo de SAO comenzó hacia escasos cincuenta días. En
un sentido, los Elfos Oscuros de Kizmel, y sus enemigos Elfos de Bosque había
nacido en ese instante. Tilnel no era más que información creada para servir como
trasfondo para Kizmel.
Pero cada vez que Kizmel hablaba de sus recuerdos sobre Tilnel, esos datos en
el servidor se sobrescribían de una forma más detallada. Incluso una mujer que
existiese solo como una información de trasfondo se volvía verdad mediante esos
recuerdos… era lo que a mí me parecía.
Aclaré mi garganta estando al lado izquierdo de Kizmel, y le dije algo que Asuna
y yo estuvimos discutiendo durante las misiones de la llave.
— Eh, Kizmel. Tenemos una petición.
— Siempre y cuando pueda ser de ayuda.
— Si, bueno… nuestros libros de Trazado Místico no pueden albergar grandes
objetos como barcas, pero tampoco podemos subir por nuestra cuenta el Pilar de
los Cielos con ellos. Cuando nos movamos al quinto piso, necesitaremos que
mantengas a la Tilnel en algún lugar de este piso –mientras la Elfa Oscura
escuchaba pacientemente, Asuna dijo a continuación.
— Veras, Kizmel, antes de que nos vayamos al quinto piso, Kirito y yo queremos
dejar a la Tilnel contigo. Incluso si solo la dejas aquí en el muelle del Castillo Yofel…
La noche anterior, ambos discutimos de que si eso sería al menos posible. Si el
sistema del juego lo prohibía, temíamos que esto pudiese crear estrés excesivo en
la IA de Kizmel.
Normalmente, no era posible traspasar objetos a los NPCs. Cuando encontramos
el sello del caballero Élfico Oscuro en la cueva del tercer piso para dárselo a Kizmel,
ella clamó que debíamos entregárselo al comandante, nosotros mismos. Y cuando
Asuna le dio a Kizmel su bikini purpura en el baño, Kizmel lo devolvió antes de que
pudiésemos dejar el cuarto de vestuarios.
Pero no habia necesidad de cambiar la titularidad del objeto si solo lo dejábamos
atado en el muelle. Si Kizmel simplemente aceptó a la Tilnel en espíritu, y pensaba
en su hermana cada vez que la miraba, eso era todo lo que podíamos pedirle. La
forma de llegar desde este castillo hasta la torre laberinto era un problema, pero
teníamos los flotadores si eso venia al caso.
Mientras esperábamos su respuesta con la respiración contenida, la caballero se
volvió hacia la ventana, su armadura tintineaba.
Luego de unos momentos, su voz emergió –suavemente, pero con una emoción
que nunca se escucharía de un NPC.
—…claro. Por supuesto que pueden. Tomaré toda la responsabilidad de su
precioso bote. Pero prométanme una cosa.
— ¿Dinos, Kizmel?
— Vuelva a este castillo alguna vez, y denme un paseo en ella.
Entonces fue nuestro turno de gritar: ¡Por supuesto!
Parte 8
— ¡Desde la izquierda, Kirito-kun! –gritó Asuna.
Apreté mis dientes y presioné el remo hacia la izquierda. La Tilnel estuvo
maniobrando gracias a sus pequeñas dimensiones, pero esta tenía su límite. La
radio de giro de la góndola a toda velocidad era aproximadamente dos veces la
longitud del bote, unos cincuenta pies exactos, y requería anticipación en todas las
oportunidades.
— ¡Nuaaaaah!
Remé con todas mis fuerzas. Un enorme bote marrón saltó a la esquina de mi
visión. Aunque estaba oculto detrás del roció del bote, la proa estaba equipada con
un enorme ariete, e incluso con su excelente habilidad defensiva gracias a nuestra
elección de materiales finos, la Tilnel probablemente no saldría ilesa.
Un soldado Élfico de Bosque de pie en la proa blandió una lanza de diez pies.
— ¡Lo tengo! –gritó Kizmel desde el centro del bote, levantando su sable. Con
una brillante y veloz oscilación, ella cortó la punta de la lanza mientras esa se dirigía
hacia mí.
Valía la pena confiar en la asistencia de Kizmel y mantener el curso, ya que
aseguró que la Tilnel solo perdiera el ariete y pasara a babor del enorme bote.
El barco enemigo comenzó a virar, pero una vez que estuvimos en su parte
posterior, no había nada que ellos pudiesen hacer. La popa indefensa de nuestros
enemigos llegó a la vista mientras dos barcos circulaban uno cerca del otro.
— ¡Asuna, Kizmel, aquí vamos!
— ¡Bien!
— ¡Lista!
Ellas se acuclillaron y se aferraron a los lados del barco mientras cargábamos a
toda velocidad. El Cuerno del Oso de Fuego fijado en la proa de la Tilnel colisionó
directamente con el único punto débil del poderoso barco Élfico de Bosque, su
extremo posterior. El ariete rojo ardiente dividió la delgada madera y evaporó el
agua a su alrededor, produciendo una explosión que hizo volar la mitad posterior
del barco.
Incluso mientras usábamos la presión de retroceso para dar reversa a la Tilnel,
el barco enemigo comenzó a llenarse de agua y sumergirse desde la proa. Los once
Elfos de Bosque a bordo del barco fueron lanzados al lago, gritando, e
inmediatamente comenzaron a hundirse.
— Si, ¡van dos! –vociferé.
El número de botes enemigo era tal como esperaba que fuese, pero habíamos
perdido otro aliado.
Como un podria esperar de los barcos preparados improvisada y
apresuradamente de la madera adquirida de las cajas desmanteladas, los barcos
de los Elfos de Bosque tenían popas y proas cuadradas y feas. Eran más lentas y
menos maniobrables que las elegantes góndolas de los Elfos Oscuros, pero más
fuertes.
Encima de eso, como Kizmel temía, la disciplina y la moral de los Elfos Oscuros
era inferior a la del enemigo. Un par de barcos estaban alineados y bloqueados en
un feroz combate a bordo, pero más Elfos Oscuros cedían ante las espadas del
enemigo y caían al agua en lugar de ser al contrario.
— ¡Valientes guerreros de Kales’Oh! –gritó un enorme caballero que había
adoptado la apariencia de un comandante enemigo, en el centro de un barco que
ondeaba una bandera verde con un escudo y una espada dorados–. ¡Envíen a esos
cobardes Elfos Oscuros a dormir en el fondo de este lago! ¡Ellos se han aliado con
la humanidad y construido barcos con el propósito de derribar nuestro castillo!
¡Afortunadamente, su plan falló, y reclamamos sus barcos para nosotros! ¡No
debemos desaprovechar esta oportunidad!
¿…qué?
Quedé sorprendido de eso mientras remaba con todas mis fuerzas. ¿Acaso el
comandante enemigo había dicho que los Elfos Oscuros se habían aliado con los
humanos? ¿Eso significaba que los Elfos Oscuros les pidieron a los humanos
construir los barcos y que los Elfos de Bosque los robaron? Hasta donde sabia, eso
no era cierto. Al final, sabía que los Elfos Caídos habían construido esos barcos que
los Elfos de Bosque estaban usando ahora, era su petición… o eso pensé.
— ¡Nos han descubierto, Kirito-kun!
El grito de Asuna me trajo de vuelta a la escena que se desarrollaba ante mis
ojos.
El remero del barco de los Elfos de Bosque al que apuntábamos estaba tratando
de virar a la derecha mientras nos miraba fijamente. Empujé nuestro bote a la
izquierda y luego esperé el momento exacto para hacer un giro repentino.
Prediciendo la ubicación por donde del barco enemigo pasaría dentro de diez
segundos, comencé a remar alocadamente.
Con dos golpes instantáneos más rápidos de lo que el ojo pudiese seguir, Asuna
desarmó a los dos enemigos de lanza, a continuación, el ariete de la Tilnel ardió a
través del casco de estribor de la retaguardia enemiga. Kizmel se había apoyado y
tiró de Asuna hacia atrás antes de que esta pudiese caer con el impacto.
Ese fue otra explosión de vapor, y el barco enemigo fue destruido. Eso hacia…
— ¡Tres!
Ignoré a los soldados enemigos que caían en el agua y busqué nuestro próximo
objetivo. En el lado norte del lago donde la lucha principal tomaba lugar, los Elfos
Oscuros seguían cayendo. Los seis barcos restantes estaban alineados para
prevenir la entrada al castillo y envolvían al enemigo en un combate mano a mano,
pero más Elfos Oscuros que Elfos de Bosque caían en el agua.
Mientras tanto, el enemigo aún tenía once barcos activos, y tres de ellos estaban
girando cerca de la batalla principal para acercarse al muelle del castillo por el lado
oeste.
— Eso no es bueno –murmuró Kizmel, justo como el comandante Élfico Oscuro
en el medio de su flota levantaba una cimitarra y nos gritaba.
— ¡Ustedes, el pequeño bote! ¡Dejen de perder el tiempo y detenga la fuerza
naval enemiga!
— ¡¿C-como puede hablarnos de esa forma?! –demandó Asuna, irritada. Esto
provino del mismo comandante que arrogantemente nos informó que él no sería un
factor en la batalla y que se quedaría fuera del camino del navío oficial.
Pero en este caso, no teníamos más opción que obedecer. Solo habían seis
guardias restantes en la entrada al castillo, y su los treinta Elfos de Bosque en esos
tres barcos desembarcaban, seria acabados fácilmente mediante esas defensas.
— ¡Maldición! ¡Simplemente tenemos que hacerlo! –gruñí, avanzando
furiosamente. Inútilmente deseé que hubiese elevado mi fuerza un poco más, pero
incluso si así fuera, tenía que ser agradecido de que no fuese la vida real, donde
mis brazos serian inútiles para todo lo acumulado del ácido láctico de ahora.
Los tres barcos de fuerzas oscilantes en una formación lado a lado estaban
apuntándonos. Podríamos hundir uno de ellos con una carga trasera, pero el
problema era lo que vendría después de eso. Para que el ariete atacante funcionara
apropiadamente, teníamos que ir a toda velocidad, y el enemigo simplemente no
iba a sentarse y esperar que nosotros retrocediéramos y cargáramos de nuevo.
Kizmel pudo decir lo que me preocupaba, por lo que se volvió y gritó: — ¡No te
preocupes, Kirito, simplemente carga hacia el barco central!
— ¡E-entendido! –tuve que responder. Fijé la vista en el barco de en medio y
ajusté nuestro curso. El lancero en la parte posterior de ese barco ya nos había
notado, pero ellos ni siquiera parecieron intentar detener su progreso hacia el
castillo.
— ¡Gooooo!
Movilicé el remo una última vez, rugiendo como el héroe de cada anime o película
cuando hace su última carga suicida. Una vez más, Asuna nos defendió contra las
lanzas enemigas, y nuestro ariete ardiente atravesó la popa plana del barco.
Nuestro cuarto objetivo se hundió en instantes, y los soldados Élficos de Bosque
a bordo nadaron por seguridad. Los observé irse y comencé a retroceder a la Tilnel,
pero luego los dos barcos restantes nos cortaron por ambos lados. La barra de
aguante de la Tilnel justo debajo de la barra HP de Kizmel cayó un cinco por ciento.
Pero el daño no se detuvo allí; este continuó cayendo poco a poco. Los dos remeros
estaban remando alocadamente de forma perpendicular hacia nuestros lados
enfrentados, tratando de aplastar el bote entre ellos.
Encima de eso, los lanceros a cada lado estaban apuntando sus armas afiladas
en mí. Rápidamente desenfundé mi espada y derribé las puntas, pero eso solo fue
para prolongar nuestra declinación.
Kizmel sugirió calmadamente: — ¡Kirito, Asuna, salten hacia el barco de la
derecha y golpeen al remero! ¡Me encargaré del de la izquierda!
— ¡¿Whuh?!
No esperaba esa orden, pero claramente era la una forma de salir de nuestro
apretón. Asuna y yo hicimos contacto visual, luego saltamos descuidadamente
sobre el otro barco.
— ¡Aqueresas ratas humanas! –un lancero élfico escupió, pero esas lanzas de
diez pies de largo estaban hechas para batallas navales, no combates cerrados. Lo
golpeé directamente con una habilidad de espada Slant, sin siquiera molestarme en
una finta. El elfo voló por la borda. A la izquierda, Asuna abrumó a otro lancero con
un Parallel Sting de dos partes, su capa de seda especial se sacudió.
El temible Caballero Élfico Oscuro Santificado con el que luchamos al comienzo
del tercer piso era bastante memorable, pero él era un mob de élite de alto nivel
como Kizmel. Pero los lanceros y espadachines Élficos de Bosque a bordo de esos
barcos no eran diferentes de los monstruos intermedios del cuarto piso, hablando
en términos de poder, claro está. Esta breve lucha me recordó que en una batalla
de uno a uno, ellos no poseían nada de qué preocuparse.
Aun así, no había punto en ser descuidado. En una batalla naval, el casco del
barco absorbía el daño, pero cuando luchaban los marineros a bordo, nuestros HP
estaban otra vez en riesgo. Incluso en medio de este evento-historia dramático y
climático, era imperativo que recordáramos que nuestras vidas estaban en peligro
dentro de este juego mortal.
Asuna empujó a lancero por la borda con un combo de ataques de puñetazos
pesados, y el espadachín detrás de él se acercó.
— ¡No hay necesidad de derrotarlo! ¡Solo úsalo como un muro para así evitar
que esos tipos se acerquen! –le ordené a mi compañera, dejando de golpear al
espadachín que atacaba de mi lado. El remero –llamado oficialmente remero Élfico
de Bosque– estaba al otro lado de este luchador.
Aunque las embarcaciones de madera construidas por los Elfos Caídos podían
contener a diez, la cubierta solo tenía espacio para que dos se mantuviesen de pie.
Si Asuna y yo luchábamos hombro a hombro, los enemigos en la retaguardia no
serían capaces de alcanzarnos. Este tipo de ubicación establecida era gran parte
de jugar un juego de RV, y podíamos usar los cuerpos de los enemigos como
bloqueos en un espacio tan cerrado como este.
Asuna cambió a una estrategia defensiva, pero con el fin de llegar al remero, yo
necesitaba eliminar al espadachín en mi camino. Había un gran trecho en nuestros
niveles de poder, por lo que fácilmente podía acabar con su HP mediante pura
fuerza. Pero repentinamente comprendí que tenía un deseo interno de evitar
asesinar a los soldados Élficos de Bosque. Pensando nuevamente en ello, había
golpeado a todos los enemigos que hasta ahora derrotado en el agua en lugar de
desaparecerlos.
Pero esta vacilación no era producto de solo uno o dos días. Cuando tuve la tarea
de robar las ordenes ultra-secretas del campamento Élfico de Bosque en el tercer
piso, traté de colarme y removerlas mediante sigilo, evitando el combate en general.
Esa sensación debió haber estado en mi mente también. No quería invadir su
campamento en la noche y asesinarlos a todos, y tampoco quería que Kizmel o
Asuna lo hicieran.
La emoción en sí probablemente era sin sentido. Asuna y yo comenzamos la
misión la «Llave Jade» que iniciaba toda la línea histórica al asesinar al caballero
Élfico de Bosque. La adorada hermana de Kizmel fue asesinada por un halconero
Élfico de Bosque. Ya fuese que asesináramos a los soldados o no, eso no tendría
efecto en el progreso de nuestra misión. Pero…
— ¡Humanos cobardes!
El guerrero élfico me atacó, su cabello y piel eran pálidos y su voz joven –aunque
probablemente era mucho, mucho más viejo que yo. Detuve su ataque con mi
Anneal Blade +8. Mi espada familiar, cerca del fin de su tiempo de utilidad ahora
que estaba completamente mejorada, desvió su ataque con un peso y dureza
placenteros. Aturdido por mi desvió, el elfo se tambaleó hacia atrás, y lo pateé por
un costado con un balanceo izquierdo. La habilidad de Artes Marciales, Water Moon,
dejó un rastro de luz pálida fluyendo desde mi pie.
— ¡Ahhh!
Desde la esquina derecha de mi visión, observé al elfo caer al lago mientras
gritaba, pero ya estaba moviéndome hacia adelante. Habia otro enemigo justo a la
Oscuros claramente estaban en su punto final, pero ellos al menos podrían aguantar
un poco más.
Los dos barcos Élficos de Bosque restantes estaban situados en la retaguardia.
A la cabeza de la nave capitana estaba de pie el comandante con una gloriosa
armadura plateada y una ondeante capa blanca, de brazos cruzados. No parecía
preocupado por nosotros, a pesar del hecho de que habíamos neutralizado la fuerza
de movimiento de sus tres naves.
Si asumía que sus fuerzas iban a emerger de forma triunfante, podíamos usar
ese descuido para embestir el barco exitosamente.
— ¡Asuna, Kizmel, hagamos lo de siempre! –sugerí, y tiré de la Sábana de Argyro
desde la retaguardia del barco. No sabía si el mismo truco volvería a funcionar, pero
no haría daño estar preparados. Cuando los tres esparcimos la sábana sobre la
Tilnel, todo el interior se sumió en oscuridad, pero a través del delgado material
pasaba la luz necesaria para poder ver el exterior.
—…voy a acercarme con calma y lentamente –susurré, moviendo con cuidado
el remo. Temía que la sábana se rasgara si íbamos demasiado rápido, por lo que
nos envié hacia la nave capitana lo más rápido pero calmadamente que podía hacer.
Unas veinte yardas más, y quitaríamos la sábana y cargaríamos. Pulgada a
pulgada nos acercamos…
Pero cuando estuvimos dentro de las cinco yardas del punto de emboscada, el
comandante Élfico de Bosque desenfundó su espada de la cintura.
— ¡Mierda!
— ¡¿Nos descubrió?!
Asuna y yo nos tensamos, y Kizmel cuidadosamente colocó su mano en la funda
de su sable. Pero la espada larga del comandante no estaba apuntando a la oculta
Tilnel.
— ¡Ahora! ¡Barcos uno y do, comiencen a cargar! ¡Barcos cinco y seis, limpien el
camino!
Su voz resonó en el lago como un trueno. De repente, fuera de los seis barcos
Élficos de Bosque enredados en combate, los dos centrales se separaron a los
lados.
Eso dejaba dos barcos Élficos Oscuros con sus lados completamente expuestos,
incluyendo la nave capitana.
— ¡Oh, no! –exclamé, rápidamente quitando la Sábana de Argyro y la lancé en
el espacio que había en la popa. Incluso mientras hacía eso, los dos barcos Élficos
de Bosque estaban abalanzándose hacia los indefensos botes Élficos Oscuros.
— ¡Estamos pasando!
— ¡Puedes hacerlo, Kirito!
El apoyo de Asuna y Kizmel me dieron un segundo aire de energía que me puso
de vuelta en mi remada. Ahora que estábamos moviéndonos otra vez con velocidad,
los dos barcos delante de nosotros estaban a una buenas cincuenta yardas. No
estaba claro de que pudiésemos ser capaces de alcanzarlos a tiempo.
Bajo el intervalo de un minuto, mis miedos fueron confirmados. Los dos barcos
entraron en contacto con el muelle mientras aun estábamos a vente yardas detrás.
Veinte soldados, incluyendo al comandante, saltaron en el muelle con un rugido.
Delante de la masa de Elfos de Bosque estaba –un grupo de solo seis guardas
Élficos Oscuros en la entrada del castillo. Parecía que ellos debiesen ser capaces
solo de bloquear las entradas y quedarse dentro, pero incluso esas puertas de
apariencia resistente no durarían tanto en estas circunstancias.
— ¡¿Kizmel, los sacerdotes no pueden ayudar?! ¡¿No tienen magia… eh,
encantamientos que puedan invocar?! –preguntó Asuna, en pánico, pero la Elfa
Oscura solo sacudió su cabeza.
— Me temo que los sacerdotes alojados en el castillo son simples oficiales sin
experiencia en combates. En estos momentos deben estar encerrados en una
habitación subterránea secreta, temblando de miedo.
— No…
Asuna se mordió el labio. Yo seguí remando a máxima potencia e hice una
pregunta distinta.
— ¡¿Qué hay del vizconde y los niños?! ¡¿No están escondidos junto con los
sacerdotes?!
—…no lo sé… después de todo, el Castillo Yofel nunca ha cedido desde los
tiempos antiguos. No puedo suponer que decisiones tomará el vizconde.
Aunque era fácil de olvidar, si Asuna y yo estuviésemos progresando
adecuadamente por la línea de misiones la «Guerra Élfica», Kizmel no debería estar
presente. Por lo que a diferencia de los demás soldados aquí, a ella no se le había
otorgado un rol específico en la batalla, y podía actuar libremente con nosotros.
Pero ¿qué pasaba con el Vizconde Yofilis?
Él era un maestro con el estoque, pero no podía exponerse a fuerte luz del sol
debido a su enfermedad, por lo que estaba encerrado en su oficina completamente
negra durante las horas diurnas. Había imaginado que pieza de trasfondo estaba
fuera de lugar en este evento, porque parecía que el momento en el que los Elfos
de Bosque tocaron el muelle del castillo, habíamos fallado el evento de batalla.
Pero como un asunto dado, la batalla no había acabado cuando los veinte elfos
llegaron al puerto. Los cuatro barcos Élficos Oscuros restantes estaban luchando
fuertemente para prevenir que cualquier unidad adicional los atravesara, y los seis
guardias en la entrada adelante blandían valientemente sus lanzas.
Tendría que haber una forma de ganar dentro de esas terribles circunstancias.
Aunque no tenía prueba de ello, no pude evitar sentir que Yofilis era la pieza clave
de la victoria. Había demasiados misterios que lo rodeaban. Lo suficientes como
para que ellos pudiesen fácilmente apoyar más la línea de misiones…
— ¡Asuna, Kizmel! –llamé a mis compañeras–. ¡Vamos a atravesar a los Elfos de
Bosque!
— ¡Bien!
— ¡Está en tus manos!
Llevé a toda velocidad el barco hacia el muelle. Pasamos las líneas de los
soldados élficos aventajados y frenamos una vez que la Tilnel estaba cerca de la
entrada del castillo. Salté en el muelle –sin tiempo de soltar el ancla.
Los seis lanceros aliados estaban de pie, firmes, ante la entrada, en una línea
recta que era tan ancha como el muelle. El enemigo había formado tres líneas de
seis, similares, con el comandante en la retaguardia y los espadachines con capa
que aparecieron ser sus asistentes. Miré los rangos de los soldados marchantes
con sus espadas largas y escudos, y un curso de color sobre ellos.
El cursor que flotaba era más rojo que esos pertenecientes a los espadachines y
lanceros con los que habíamos luchado hasta ahora. Sus títulos eran «GUERRERO
LIGERO ÉLFICO DE BOSQUE», un poco más imponente. Parecía que los soldados
a bordo de la nave capitana y sus buques compañeros eran un rango mayor que los
normales.
Por otro lado, nuestros guardias del castillo eran porteros Élficos Oscuros. No
sabía si eran mayor o menor que un guerrero ligero, pero nuestra inferioridad en
números era aparente. Nosotros tres, alineados, ciertamente no podríamos
bloquear todo el muelle, y no podíamos evitar que los guardias fuesen abrumados
por los Elfos Oscuros que les triplicaban su número. Encima de eso, la batalla naval
no duraría mucho más. Si los cuatro barcos Élficos Oscuros sucumbían, el enemigo
se reforzaría pronto.
¿Confiábamos que podíamos perseverar y luchar aquí?
¿O sigo mi instinto si base?
Luego de un instante de decisiones, me hice la idea.
— ¡Ustedes dos, aguanten aquí solo por cinco minutos!
Una antigua cicatriz vertical recorría sus rasgos hermosos, los cuales parecían
muchos más antiguos que los de Kizmel. La cicatriz pasaba desde su línea de
cabello hasta su mentón, claramente el resultado de un corte de espada.
Yofilis me fijó una mirada con el ojo verde-grisáceo restante, un giro sardónico
en su mejilla, la cual era bastante clara para un Elfo «Oscuro».
— Esta cicatriz es la vergüenza más grande en una larga vida de lamentos. Me
había ocultado en la oscuridad por muchos años, esperando liberar a mis hijos de
la herencia de su desgracia… per parece que el tiempo de exponérsela a la
humanidad ha llegado.
— Eh… l-lo siento –tartamudeé, desviando la mirada. El vizconde sonrió.
— No hay necesidad de disculparse. Quizá me volví un idiota al intentar
fuertemente esconder mi pena. Vayamos hacia donde mis soldados y tus amigas
están luchando.
Sus botas comenzaron a resonar, y el vizconde comenzó a avanzar rápidamente
hacia la puerta cerrada. A medida que caminaba, él levantó su mano y gritó: ¡Abran!
Las enormes puertas comenzaron a rugir para abrirse, justo cuando la sub-
ventana que dejé abierta en la esquina inferior derecha de mi visión marcaba los
cinco minutos.
De los dieciocho guerreros Élficos de Bosque en el muelle (excluyendo al
comandante y su asistente), solo quedaban diez, pero los lanceros Élficos Oscuros
que defendían habían sido dividido de seis a tres. Asuna y Kizmel estaban luchando
fuertemente para compensar la diferencia, pero ese estoque, un arma de solo
empuje, tenía habilidad limitada para golpear múltiples objetivos.
Apenas ese pensamiento había pasado por mi mente cuando uno de los Elfos de
Bosque pasó a través del bloqueo horizontal. Desenfundé mi espada y lo intercepté,
abrumando al elfo con el choque de nuestras empuñaduras. Una vez que me
empujé junto a Asuna, grité una disculpa.
— ¡Lo siento, me tomó un poco más!
— ¡Nosotras estamos bien aquí! Pero los barcos…
Miré a lo lejos –hacia la batalla naval– y noté que los cuatros barcos Élficos
Oscuros aún estaban flotando, pero la tripulación de cada uno era menor de tres o
cuatro. Una vez que la línea de defensa fuese rota, tendríamos al menos cincuenta
enemigos frescos descendiendo hacia el muelle.
— ¡¿Cómo te ha ido a ti, Kirito-kun?! –preguntó. Por un instante no estaba seguro
de que decir. Al final, no necesité decir nada.
Una voz como un viento refrescante fluyó a través del lago resonando detrás de
nosotros.
— ¡¡Soy un caballero de Lyusula y maestro del Castillo Yofel, Leyshren Zed
Yofilis!!
Kizmel jadeó desde el otro lado de Asuna, pero seguía luchando sin volverse. El
suave tintineo de una espada era indudablemente el sonido de Yofilis
desenfundando su arma. Nuevamente gritó:
— ¡Guerreros de Lyusula! ¡Me disculpo por mi extensa ausencia y pido su fuerza!
¡El futuro de nuestro reino descansa en esta batalla! ¡Por el bien de la reina,
familiares y amigos, manténganse fuertes y luchen conmigo!
Por solo un instante, el choque y rugido de la batalla cesó, y el silenció cayó sobre
el lago. Este fue roto por el rugido de un volumen tan increíble que parecía estar
levantándose desde las profundidades del cuarto piso.
Los soldados en el muelle, en los barcos, e incluso flotando en el agua levantaron
sus puños y espadas mientras rugían. En el plácido lago se formaron ondulaciones,
mezclándose junto a las grandes olas que se esparcían hacia afuera.
Un efecto de sonido refrescante golpeó mis oídos, e instintivamente levanté mi
vista hacia la izquierda, a un nuevo número de iconos sobre la información de
nuestras barras HP.
La flecha superior sobre la marca de la espada significaba un aumento de ataque.
La flecha sobre un escudo significaba incremento de defensa. La marca de
explosión amarilla era un incremento de rechazo. El trébol de cuatro hojas
significaba un aumento de suerte.
Si esos bonos habían sido otorgados a cada Elfo Oscuro en la batalla, entonces
la presencia del Vizconde Yofilis era de valiosa adoración, pero no podíamos darnos
el lujo de desperdiciar un segundo de esos preciosos aumentos.
— ¡Si!
Aclamé y me deshice de la plana habilidad Horizontal delante de mí. El Elfo de
Bosque enemigo fue claramente empujado al lago por el incremento del efecto de
rechazo. Asuna y Kizmel abrumaron a sus enemigos de la misma forma, y nos
abalanzamos hacia adelante.
— ¡No teman! ¡La inclusión de un miserable señor real no afecta nuestra ventaja!
–bramó el comandante Élfico de Bosque desde la retaguardia de su tropas formadas.
Desenfundó su espada larga y apuntó hacia adelante.
Los seis enemigos restantes se alinearon ante nosotros y levantaron sus espadas
en alto con un mismo movimiento. Las espadas de acero tomaron un débil brillo azul.
Estas iban a liberar la misma habilidad de espada, todas al mismo tiempo –
probablemente la habilidad de corte Vertical. Incluso una habilidad básica podía ser
mortal si estas eran preparadas al mismo tiempo.
Nuestra única defensa era contratacar con el mismo ataque, pero de nosotros
seis, yo tenía una espada larga, Asuna un estoque, Kizmel un sable, y luego tres
espadas por parte de los guardias. Sería casi imposible programar diferentes
habilidades de espada.
Repentinamente, una orden llegó desde la retaguardia.
— ¡Evadan a los lados!
Mi cuerpo se movió sin pensarlo. Asuna, un guardia y yo fuimos a la derecha,
mientras que Kizmel y los otros dos guardias fueron a la izquierda, todos de pie a la
orilla del muelle.
Los guerreros enemigos adelante pisotearon el muelle de piedra. Sus seis
espadas cargaron hacia abajo con líneas azules. Levanté mi espada valientemente
para defender, pero incluso si lo bloqueaba, la fuerza me lanzaría al agua.
Pero mi miedo no llegó.
Una lanza gigante de una cegadora luz blanca nos pasó disparada a una
velocidad fenomenal. Esta dividió nuestros rangos como un comenta y se lanzó
hacia los seis espadachines a medio oscilar.
Los seis fueron lanzados al aire con un poderoso destello de luz y una onda de
choque. Ellos giraron y volaron, cayendo en el agua, tres a cada lado del muelle.
Cuando la luz se esfumó, dejó atrás la figura del Vizconde Yofilis, su cuerpo
inclinado muy adelante con su estoque extendido de forma original, casi a cuarenta
pies de donde había estado parado.
— ¡¿Qué era… esa habilidad de espada?! –exhaló Asuna. Todo lo que pude
hacer fue asentir rápidamente.
Nunca antes había visto ese movimiento en Aincrad, ni siquiera en la prueba beta.
Pero había visto un video del efecto y nombre en un sitio oficial antes de que el
juego fuese liberado. Era el ataque de empuje más grande en la categoría de
estoque: Flashing Penetrator.
Apenas tuvimos tiempo de registrar la sorpresa, sin embargo. El ataque de nivel
ultra-elevado tenía un efecto de retraso considerable, dejando al vizconde inmóvil
mientras el comandante enemigo miraba con rabia.
— ¡Vamos, Asuna! –grité, saltando hacia adelante. Pasé corriendo por un lado
del arrodillado vizconde para interceptar al caballero blanco. Mientras tanto, Asuna
se mantuvo a su lado.
Esta, tendría que ser la batalla final del evento.
— Chico… ¿Por qué un humano lucha por el bien de los Elfos Oscuros? –llegó
la pregunta del yelmo apropiadamente decorado del caballero.
Hacia solo unos minutos, Yofilis me había hecho exactamente la misma pregunta.
Pero mi respuesta sobre el afecto hacia Kizmel no significaba nada aquí.
Tuve la sensación de que me estaban interrogando, no personalmente, sino que
me cuestionaban como un representante de cualquiera de los jugadores que
eligiese esta facción en particular de la misión de campaña.
Completar esta campaña no era un requerimiento para completar y escapar del
mundo de SAO. Claro, experiencia considerable, col, y objetos estaban disponibles
por hacerla, pero esas cosas también eran dadas por hacer misiones individuales,
y hablando estrictamente en términos de eficiencia, sería mucho más lucrativo cazar
en sitios con monstruos particularmente activos que quedar atrapado en misiones
que consumen tiempo y cuyas historias son pesadas. Probablemente, esa era la
razón principal por la que los DKB y los ALS habían decidido poner un alto temporal
en la campaña.
Pero ni yo ni Asuna teníamos pensado en dejar la línea de misiones de lado.
Teníamos nuestra razón personal –nuestra promesa a Kizmel– pero había otro
motivo, uno más brumoso.
Un pequeño sonido de agrietamiento pasó a través de la intersección chispeante
de nuestras espadas. Como si ese sonido me incitara, grité: — ¡Porque… creo que
la guerra entre los elfos está errada!
Ni siquiera sabía por qué dije eso. Si realmente lo sintiese de esa forma, sería
una contradicción tomar un lado y batallar con el otro. Pero por otro lado, sabía que
era cierto lo que creía.
— ¡Tonterías! –bramó el caballero con una voz de acero.
Quizá estaba programado para reaccionar de esa forma sin importar la respuesta
que yo diese. Pero sentía que había una ira real y consciente en su rostro.
— ¡Desde tiempo ancestrales, la gente de Kales’Oh ha derramado, sin fin, sangre
en nuestra batalla contra los Elfos Oscuros! ¡Todo por el bien de liberar las almas
atrapadas en esta prisión vacía y sin sentido! ¡Y nuestra tarea sagrada no será
detenida por los gustos de un niño tan estúpido como tú!
Una onda de choque pareció viajar a través del cuerpo del alto caballero, y mi
Anneal Blade de repente fue echada hacia atrás por la espada enemiga.
— ¡Nwuaaah! –aulló el caballero blanco. En mi oído derecho, escuché a Asuna
gritar mi nombre. Los cuatro iconos de aumentos que el vizconde nos había dado
ahora parpadeaban.
— Gah…
Apreté mis dientes y traté de aguatar mi apretón. La espada larga del enemigo
adoptó un claro brillo plateado en lo alto del aire. Se trataba de una habilidad de
espada: el combo de tres partes Sharp Nail.
Ya era muy tarde para cancelar el ataque con una habilidad, y tampoco me
encontraba en posición para evadirlo con un paso lateral. Todo lo que podía hacer
era defenderme con mi espada. Pero un bloqueo normal haría que mi espada fuese
echada a un lado en el primer golpe, dejándome abierto para un segundo y un
tercero.
Solo me quedaba una única opción.
Con mi pie plantado firmemente, sujeté la Anneal Blade sobre mi cabeza. Con mi
mano izquierda, apoyé la punta de la espada mientras estaba horizontal. Esta era
una técnica de defensa de armas llamada «bloqueo a dos manos», pero su máximo
valor defensivo traía consigo su propio riesgo.
El primer golpe de Sharp Nail llegó justo al extremo de la Anneal Blade, enviando
una lluvia de chispas. El choque perforó mis oídos, pero la vibración en mis manos
me dio la misma sensación terrible que sentí mucho antes.
Un bloqueo de dos manos usaba la mano libre para apoyar la espada, lo que
significaba que cualquier ataque siendo defendido llegaría justo en la parte plana de
la espada en lugar del borde de la hoja. Eso causaría doble cantidad de daño a la
durabilidad del arma, mucho más de la forma normal. Encima de eso, había una
pequeña oportunidad de que el arma se rompiera, independientemente del número
de su durabilidad.
¡Aguanta! –le rogué a mi amada espada mientras captaba la segunda oscilación
del caballero. Una vez más, tuve esa horrible sensación en mi palma.
Los +8 puntos en mi Anneal Blade estaban divididos; cuatro para Filo y cuatro
para Durabilidad. Eso significaba que su dureza contra el estrés era mucho mayor
que su valor inicial. Yo le había mantenido un mantenimiento rutinario, claro está, y
recientemente había visitado los herreros NPC para revisarla tanto en Rovia como
en el Castillo Yofel.
Pero era cierto que había llevado esta espada hasta el infierno desde que la gané
en mi primera misión en el primer piso. No había información que sugiriera que el
tiempo de uso afectaba de alguna forma las estadísticas de durabilidad, pero
ciertamente se sentía como si las habilidades de espada del caballero blanco
estuviesen dañando terriblemente mi arma.
La idea saltó en mi cabeza para captar el tercer golpe con mi arma, tirar hacia
tras, y dejarle el resto a Kizmel, como una forma de salvar mi arma. Pero en lugar
de eso, convoqué toda mi fuerza de voluntad y continué peleando.
Justo antes de que la batalla naval comenzara, este comandante élfico había
anunciado que los Elfos Oscuros estaban trabajando con los humanos para
construir barcos y derribar el castillo de los Elfos de Bosque, pero el plan falló y los
barcos cayeron en manos de los Elfos de Bosque.
Eso tenía que ser un error. Si el comandante no solo estuviese mintiéndole a sus
subordinados, eso significaría que él estaba trabajando con la inteligencia errada.
Pero ¿Quién lo alimentó con eso? Los de rango más alto entre los elfos o los Caídos.
En caso de tratarse de la primera, los Elfos de Bosque y los Caídos no trabajaban
juntos, eso lo habíamos estado pensado desde antes. Pero en caso de ser lo último,
significaba que tanto los Elfos Oscuros y los de Bosque estaban siendo engañados
por los Caídos.
Tenía que ver a través de esto con el fin de descubrir la verdad.
— ¡Haaah!
El tercer y último golpe del ataque Sharp Nail descendió. Por tercera vez, recibí
el ataque en la parte baja de la Anneal Blade.
¡Kchiiing! –un pequeño trozo de la hoja crujió, pero la espada se mantenía. El
registro de mensaje al fondo izquierdo de mi vista anunció que el nivel de la
Habilidad de Espada a Una Mano había llegado a 150.
Una imagen de la lista detallada de la habilidad de espada destelló en mi mente,
tan familiar desde el inicio hasta su fin interminable desde el inicio de la prueba beta.
Sabía que había dos movimientos que permitieron que el nivel 150 de la habilidad
estuviese disponible.
— ¡Ahhh!
El caballero blanco cayó en su retraso post-ataque, y yo di un paso pesado hacia
adelante.
Mi brazo derecho se movió por su motu proprio, sujetando mi espada a un nivel
perfecto. La habilidad de espada de cuatro partes Horizontal Square.
La hoja adoptó un profundo y netamente puro, brillo azul cielo. La espada, se
movió hacia atrás y a la derecha, volviéndose un rayo de luz que perforó
profundamente la coraza del enemigo. El caballero se tambaleó hacia atrás,
abrumado por el destello brillante y el choque del impacto.
Mi espada rebotó hacia atrás y se mantuvo a mi lado izquierdo por un instante.
Hubo otro destello, y la combinación de la ayuda del sistema y el salto hacia
adelante movió la espada de izquierda a derecha. Era otro golpe de nivel, mucho
más profundo que el anterior, cortando la garganta y el hombro izquierdo del objetivo.
Gracias a la ayuda de mi aumento aun activo, empujé al caballero hacia atrás,
bastante.
La fuerza del segundo golpe hizo que mi cuerpo girara en sentido de las agujas
del reloj, la espada terminó en mi flanco izquierdo.
— ¡¡Ahhh!!
Salté fuerte con mi pie derecho. La punta de la Anneal Blade cortó otra vez el
pecho del enemigo, despedazando la densa coraza metálica. Esta tocó la carne
detrás de él, dispersando una pequeña cantidad de partículas rojas que estaban
destinadas a parecer sangre.
— ¡Hrrg! –el caballero blanco gruño. Intentó sujetar su espada para otro ataque.
Pero mi habilidad aun no terminaba. El último ataque del Horizontal Square fue
un golpe directo desde la derecha que completó un cuadrado de luz brillante que se
expandió hacia afuera.
— ¡Raaaaah!
Mi espada y yo danzamos, cortando el aire que parecía más espeso de lo usual
con la aceleración de mis sentidos. Si este último disparo golpeaba su corazón
indefenso con un golpe crítico, eso eliminaría su HP. Pero incluso mientras yo rugía,
alteré ligeramente mi curso hacia el escudo cometa en su mano izquierda en lugar
de su corazón.
El destello de la colisión entre la espada y el escudo cubrió mi visión con un color
blanco. En el medio de ese halo… la silueta del caballero se hizo rápidamente más
pequeña a medida que su cuerpo salía expelido con la fuerza del impacto.
En un mundo de silencio, escuché nuevamente el sonido.
Un ligero agrietamiento sonó. Una voz de despedida.
Cerca de ocho pulgadas de la punta de la Anneal Blade +8, el metal se fracturó,
disparando frágiles fragmentos que se fundían en el aire como si fuese hielo.
Cuando el color y el sonido volvieron, las primeras cosas que oí fueron el
estridente tintineo del metal y un chapoteo inmenso. El caballero menor Élfico de
Bosque había caído en el agua a unos treinta pies de distancia, su espada larga, la
única parte de él, quedó en el muelle.
No sabía si él sería removido de la batalla una vez que cayese al agua, de la
forma que los otros elfos lo hicieron. Pero no me preocupé por seguir el estatus del
comandante. En lugar de eso, me volví a mi lado.
En la retaguardia, Asuna aún estaba dentro de un combate con el asistente
pesadamente armado. Ninguna de sus barras HP había tocado siquiera la línea
amarilla.
Coloqué la Anneal Blade partida a la mitad de vuelta en mi funda y grité: ¡¡Asuna,
Rotación!!
Yo estaba allí para romper su defensa lateral con Crescent Moon, un ataque de
patada con voltereta. Elevado en el aire por la habilidad, el guerrero pesado aulló
con ira y consternación, cayendo en el agua al lado derecho del muelle.
Salpicó en el agua con un chorro de agua esplendido. Bloqueé el rocío con mi
brazo y examiné la superficie del lago.
El asistente del comandante se hundió de cara uno o dos pies, luego liberó su
espada ancha y escudo redondo para comenzar a nadar hacia la superficie. Nos
miró con lamento, luego se volvió para alejarse nadando. Estuve sorprendido de
que siquiera pudiese nada con tal armadura de plata puesta, pero probablemente
se trataba de otro encantamiento élfico funcionando.
Nuestros aumentos finalmente se desvanecieron, y volví mi vista de emoción
vacía hacia el muelle. Mi compañera se recuperó del retraso y caminó para un
primer choque de celebración.
Aunque finamente habíamos ganado la exhaustiva batalla, Asuna no parecía muy
feliz. Yo sabía la razón, y acaricié la empuñadura de mi espada para explicar.
— Ya era tiempo de dejarla ir… aun así, me alegra haberla tenido tanto tiempo.
Bajé mi cabeza y le di una palmada al brazo de mi compañera. Nos volvimos para
mirar más allá del extremo del muelle. Los soldados restantes de los barcos Élficos
de Bosque estaban abandonando sus puestos y saltando al lago. Ellos nadaron
para unirse al comandante y su asistente y formaron una extensa línea para nadar
hacia el cañón-salida del lago.
Mientras tanto, los Elfos Oscuros andando en el agua escalaron el muelle y
asumieron una formación, mientras los soldados en las cuatro góndolas regresaban
a sus posiciones. Mientras no hubiese forma de saber cuántos soldados de ambos
lados murieron en el conflicto, era obvio que muchos de ellos ya habían sido
sacados de la batalla al caer al agua.
¿Esta era la mejor forma de terminar? Dándole a los Elfos de Bosque la
posibilidad de poder atacar de nuevo, quizá deberíamos haber sido más rudos en
la búsqueda de asesinatos.
Cuando la última línea de Elfos de Bosque desapareció en la niebla distante, una
voz familiar pronunció mi nombre:
— Esa fue una lucha brillante, Kirito.
Me volví lentamente y me fijé en la sonriente caballero Kizmel con una mirada
firme.
— ¿Crees que… esta era la elección correcta? –murmuré, cabizbajo. Kizmel se
colocó delante de mí y sujetó cariñosamente mi hombro.
— ¿Qué es esto? –pregunté, curioso. Yofilis sacó una llave dorada de su bolsillo
–no una de las seis llaves secretas, claro está– y desbloqueó el cofre, lo abrió. Un
brillo varias veces mayor al del sol vespertino llenó mis ojos.
El enorme cofre estaba completamente lleno con armas, armaduras, y accesorios
que habían sido pulidos a brillo de espejo. Mientras miraba con asombro, una
ventana de dialogo apareció ofreciendo una opción de recompensas.
Yofilis se levantó y sonrió: — Estos son los tesoros heredados de la familia Yofilis.
Guerrero humano, por favor acepten uno de ellos como un regalo personal de mi
parte y otro como una recompensa por su valor en combate.
— ¿Huh? Eh, pero…
La asombrosa generosidad del vizconde destruyó completamente la penumbra
que cubría mi mente luego de no haber sido capaz de acabar con el caballero Élfico
de Bosque.
— ¿D-dos? ¿Está seguro?
— Por supuesto.
— ¿Para mí y para mi compañera? ¿Dos cada uno?
— Naturalmente.
— ¡G-gracias, Milord!
Emocionadamente di un saludo Élfico Oscuro, con el cual Kizmel sonrió y movió
sus ojos. Pero no pude ser culpado por mi reacción. Incontables veces había sido
agradecido con las opciones de recompensa de misión y pesaba: ¡si solo pudiese
tomar dos! Era un crédito a mi auto-control fenomenal que no levantara mis puños
al aire y gritara de forma triunfante.
— B-bueno, si usted lo dice –terminé, tocando cada uno de los objetos en la
extensa lista de recompensas para chequear cada una de sus propiedades –el
placer más grande encontrado en Aincrad.
Cinco minutos después: ¡Si solo pudiese tomar tres!
Aún estaba agonizando sobre cual tomar cuando escuché un enorme chapoteo
junto a mí. Era Asuna soltando el ancla de la Tilnel mientras volvía. Levanté la vista
de la lista y señalé a mi compañera.
— ¡Oye, Asuna, ven a ver esto! ¡Tenemos dos esta vez –dos!
Su rostro fue tan grave mientras saltaba al muelle y corría. No pude culparla, dos
objetos eran noticias serias.
— ¡Y no dos entre nosotros, no, me refiero a dos cada uno!
— ¡Ya basta de tutús, Kirito-kun! –clamó, chispas volaban de sus botas con el
impacto de un desliz de frenada. Ella sujetó mi hombro y contuvo la respiración–.
¡Esto es importante! ¡Ellos se acaban de ir!
— ¿Quiénes?
— ¡¿Tu qué crees?! ¡¡La raid del jefe de piso!!
— ¿…qu…?
¡¿Queeeeeé?! –Kizmel y Yofilis parpadearon con sorpresa ante mi grito.
— P-pero… la información de esta mañana decía que la batalla del jefe seria
mañana a primera hora de la tarde…
— Es cierto, pero ellos descubrieron la recámara del jefe antes de lo esperado,
esta mañana, y la exploraron. ¡Por lo que tomaron un descanso en la aldea cercana
para reabastecerse y decidir que ellos «deberían continuar con la batalla», esta
misma tarde!
—…no tienes que detallarme sobre quien dijo eso –grazné, invocando una
imagen mental del mapa del cuarto piso. El Castillo Yofel estaba en la parte inferior
derecha del mapa circular –al sureste. El castillo de los Elfos de Bosque estaba en
la meseta al suroeste. Y la torre laberinto entre ambos, más al extremo sur de este
piso.
La aldea más cercana a la torre estaba apenas a unos cuantos cientos de yardas
de distancia, de acuerdo a lo que recordaba. Y el diseño de la torre laberinto era
bastante simple en este piso. Si ellos ya habían trazado la ruta a la recámara del
piso, desde el pueblo, eso solo les tomaría dos… no, una hora y media para llegar.
— ¡¿Sabes el tiempo exacto que queda para la raid?! –demandé.
Asuna volvió a ver su mensaje: — ¡Hace cincuenta y cinco minutos!
— ¡Ellos ya están en la torre… Hmm, supongo que no tenemos más opción que
dejárselos a ellos esta vez…
— Si… quizá tienes razón…
Con el ritmo apresurado que los DKB y ALS estaban llevando, estaba seguro de
que ellos podían derrotar al jefe de piso en el primer encuentro sin sufrir bajar. Solo
tuve que tragarme mis preocupaciones por si acaso. Mientras tanto, Kizmel se nos
acercó.
— Kirito, Asuna, ¿retaran al guardián del Pilar de los Cielos?
— Uh… si, pero parece que nuestros compañeros ya han comenzado a subir la
torre…
Una sombra tenue cayó sobre su rostro.
— S-sí, ya veo…
Mientras tanto, toda el agua que había llenado la recámara del jefe se había
drenado. Cerca de cuarenta jugadores usando flotadores estaban apilados en el
pasillo frontal, graznado y quejándose.
Espié por la puerta hacia la recámara, aun sujetando el mango de la misma.
Era muy amplia. La habitación rectangular tenia al menos unas cincuenta yardas
de profundidad. No había ventanas y el piso y las paredes eran de granito gris. La
única luz eran las lámparas azules en una misteriosa serie de pilares.
En el centro del piso mojado había una enorme silueta.
Tal como Yofilis nos había dicho, su mitad frontal era de caballo, y su mitad
posterior era de pez. Pero en lugar de cascos en sus patas delanteras, la bestia
tenía aletas con garras, y su melena era una masa de tentáculos retorciéndose. El
cursor de color me decía que el nombre era «WYTHEGE THE HIPPOCAMPUS».
La barra HP de seis partes mojado jefe que resoplaba estaba casi al final de su
primera barra. Por lo incluso mientras trataban con esa inundación inesperada, el
grupo de raid había logrado mantener alguna ofensa en la bestia.
Justo cuando pensaba a preguntarme como comenzar a abordar al jefe, una voz
cruda y fuerte brotó de la masa de jugadores detrás de mí.
— ¡Bueno, si ibas a mostrarte, podrías haberlo hecho a tiempo!
Luego llegó una voz adolorida desde el fondo de la pila: — ¡Aleja a esas personas
de mí, Kibaou! ¡Todos fuera de la pila, comiencen a tomar pociones!
— ¡N-no te atrevas a seguir, Lind!
— ¡Claro que lo hago! ¡Conocemos los patrones de ataque, y ya hemos vaciado
una barra; no hay que desperdiciar ese trabajo duro!
— ¡No actúes como si estas a cargo! ¡Si no fuesen por mis frutas-flotadores,
todos ustedes se habrían ahogado!
— ¡Solo estuviste monopolizando los recursos de la humanidad por tu cuenta!
¡No actúes como si estuvieses siendo generoso!
Como sea, si no se ponen de acuerdo, perderemos el daño hecho al jefe y su
barra HP se regenerará –pensé.
Estuve a punto de hablar y tratar de poner a los líderes de gremio en la misma
página, pero –quizá desafortunadamente– no necesité hacerlo. El momento en que
ellos vieron a Kizmel y a Yofilis acercarse, todo el grupo de la raid quedó en silencio,
no solo Kibaou y Lind.
Para ellos, el cursor del Vizconde Élfico Oscuro debió haber ido más allá del color
negro, es decir una oscuridad profunda. El noble se volvió para ver a todo el grupo.
— Guerreros de la humanidad, si intentan luchar, entonces pónganse de pie de
una vez. Si no, quédense quietos. En cualquier caso, a través de mi pacto con Kirito
y Asuna, me desharé de la bestia invocada.
Y Yofilis desenfundó su estoque y lo sujetó en alto, el metal resonó.
— ¡En mi nombre, Yofilis, caballero de Lyusula, ordeno a todos los que puedan
mantenerse en pie que sigan mi liderazgo!
Un aura cónica emergió de la punta de su arma, y al tocarla, los cuatro iconos de
aumento parpadearon nuevamente en existencia sobre mi barra HP.
No pasó mucho hasta que todos los miembros estuvieron sobre sus pies,
levantando sus armas y rugiendo con todas sus fuerzas.
El día jueves, 27 de diciembre de 2022, a las 2:32 pm, Wythege the Hippocampus
fue derrotado por una raid de cuarenta hombres – siete grupos, más un grupo
adicional.
La habilidad especial del jefe, Water Inflow, sobrecargó toda la recámara con
agua, pero el intento de contrataque fue bastante simple. El poder del jefe hizo que
la puerta de la recámara se cerrara, imposibilitando la apertura desde el interior,
pero si fuese tirada desde fuera cuando cierto nivel de la presión de agua estuviese
empujando, la puerta se abriría como un hechizo. Teníamos a Argo esperando
afuera, con la única instrucción de abrir la puerta si el agua comenzaba a escaparse
por la grieta. Eso nulificó esencialmente la habilidad especial.
Por otro lado, el Vizconde Yofilis pudo no haber necesitado tal estrategia
especializada. A través de su encantamiento mágico, él fue capaz de correr por la
superficie del agua y seguir atacando al jefe, incluso cuando la habitación estaba
inundada.
Parte 9
— Por eso, estaba pensando –Asuna comenzó a murmurar mientras subíamos
las escaleras en espiral hacia el quinto piso–. Kizmel y el Vizconde llevaron esa
góndola negra hacia el castillo, ¿no? Y nosotros dejamos la Tilnel atada en el muelle
del castillo. ¿Entonces cómo volveremos al castillo?
— Hmmm… –consideré varias opciones–. Una vez que activemos el portal de
teletransporte del quinto piso, podemos usarlo para volver a Rovia y luego
viajaremos nuevamente al Castillo Yofel… supongo.
— Pero no tenemos un bote en el pueblo. ¿Sugieres que nademos con los
flotadores todo el camino hasta allí?
— No, podemos hacernos otra. Será sencilla, mientras no nos centremos esta
vez en los materiales de mejor calidad.
— Bueno, seguro… pero ¿le pondrás nombre a la otra?
Cualquier cosa que fuese a decir se quedó atrapada en mi garganta. Yo estaba
muy consciente de mi propia incapacidad de aportar un buen nombre.
Mientras trotaba al subir los escalones, murmuré y vacile, crucé mis brazos.
Mientras tanto, Asuna volvió a hablar.
— ¿…entonces, seguras usando esa espada?
— ¿Eh? Ah, no…
Deshice el cruce de mis brazos y toqué la empuñadura que se extendía sobre mi
hombro derecho. Su agarre de cuero estaba bien usado, fue fiel durante la batalla
con el jefe de piso, y sus estadísticas no eran muy distintas a mi Anneal Blade +8,
pero era la espada de alguien más. La espada de un NPC.
Quizá algún día podría luchar otra vez con ese caballero menor Élfico de Bosque.
No era imposible, pero no podía escapar de esa idea.
— Cuando volvamos al Castillo Yofel, me haré con una espada de una mano con
mi recompensa de misión y usaré esta para mi próxima arma principal. Debería
pensar muy bien qué tomar, Asuna. Tenemos dos, recuérdalo.
— ¿Estaban tan emocionado por tener dos objetos? –preguntó, graznando–. Ese
Lord era una persona muy extraña, ¿cierto? Pasar años de su vida encerrado en
una habitación totalmente oscura, incluso fingiendo estar enfermo…
— Si, es extraño. Me pregunto si Kizmel nos dirá cómo se hizo esa cicatriz, si es
que le preguntamos…
— No, no interfieras en eso.
— O-oye, tú fuiste quien comenzó a preguntarse sobre él.
Palabras de Autor
¡Ha pasado todo un año, pero gracias por leer el tercer volumen del Sword Art
Online Progressive! Bueno, estoy aliviado de que, al final, hayamos subido un piso
este año. Si puedo mantener este ritmo el próximo año… de acuerdo, he de admitirlo,
espero aumentar el ritmo del juego…
Ahora bien. El subtítulo de este libro es «Barcarola de Espuma», el cual debo
explicar, ya que se incluyó en el texto. Una barcarola es un tipo de pieza clásica que
se traduce a «canción de bote». La razón por la que lo puse en el título es porque
Kirito y Asuna navegan en botes en el cuarto piso… ¡tan simple como eso!
Siempre había querido escribir una historia que hablase sobre viajar a través del
mapa en un bote. Es un vehículo clásico en los RPGs (aunque hay muy pocos
MMORPGs en los que los jugadores pueden tener botes propios), y en la vida real
me gustan los botes. Pero el único tipo en los que he navegado recientemente son
los trasbordadores. Un par de años atrás hubo un gran auge en el interés pesquero,
y compré un bote inflable, el cual fue divertido navegar rio abajo por el Rio Arakawa.
Pero era bastante doloroso armarlo y guardarlo, por lo que me cansé rápidamente
de él… y por otro lado, un bote de paseo apropiado es peligrosamente caro, sin
mencionar las cuotas del puerto de atraque y costos de combustibles. Sin embargo,
si alguna vez tengo la oportunidad, me gustaría obtener una licencia de navegación.
Discúlpenme, me salí del tema. En fin, el tema del tercer volumen son los botes…
o debería decir, el escenario de Aincrad. Hasta este punto, he pasado muy poco
tiempo describiendo el escenario, pero traté de poner más esfuerzo en ello esta vez.
Espero que hayan sido capaces de imaginar las vistas de Rovia, la ciudad de agua,
y del inminente Castillo Yofel en el lago. Claro, por eso, tuve que proveer
nuevamente una versión extremadamente breve y editada de la batalla con el jefe…
Pero si no va a haber un gran peligro en la lucha contra el jefe, no hay mucho
que escribir, y no estoy seguro de querer realmente que cada piso sea como el
segundo, donde todos casi fueron acabados. ¡A continuación está el quinto piso, un
hito muy agradable, por lo que siento que un jefe más poderoso viene en camino!
En cuanto a mis agradecimientos usuales, siento que esta vez es menos de un
agradecimiento que una disculpa personal… ¡a abec por sus ilustraciones cada vez
más maravillosas, a pensar de su agenda al límite, y a mí editor siempre cortes y
colaborador, Miki-san, gracias, y lo siento! ¡Y a todos mis lectores, espero verlos el
próximo año!
Reki Kawahara – Noviembre de 2014.
Yen press
JOSÉ D. LÓPEZ
JOSÉ D. LÓPEZ
JOSÉ D. LÓPEZ
Felipe acuña
SAO ALICIZATION
https://traducciontsa.wordpress.com
TSA
Reki Kawahara 218