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Mapa Mental y Ensayo
Mapa Mental y Ensayo
FICHA: 2279970
BOGOTÁ D.C.
2021
Tabla de contenido
1. Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………………………..
2. Introducción………………………………………………………………………………………………………………………..
3. Mapa mental……………………………………………………………………………………………………………………….
5. Conclusión……………………………………………………………………………………………………..
6. Webgrafía………………………………………………………………………………………………………
“ACOSO LABORAL EN COLOMBIA”
Ley 1010 de 2006
INTRODUCCIÓN
Se propone abordar el fenómeno del acoso laboral causado a las víctimas y la manera
para hacer efectiva su reparación tomando como referencia, además del
ordenamiento jurídico colombiano, las importantes decisiones jurisprudenciales de
las Altas Cortes después de la promulgación de la Ley 1010 de 2006 mediante la cual
se adoptó el régimen de protección para las víctimas de acoso laboral. En este breve
ensayo primero que todo vamos a definir literalmente ¿Qué es el Acoso Laboral?,
después nos adentraremos a saber ¿Por qué surge el fenómeno del acoso laboral en
Colombia?, y daremos una breve explicación de los efectos y características.
También explicaremos las protecciones jurídicas que surgen frente al acoso laboral
dictadas por la Ley 1010 de 2006 como son: las acciones preventivas; las correctivas;
las sancionatorias; las indemnizatorias y la acción de tutela, y también de los
presupuestos fácticos del acoso laboral, las conductas que se consideran como
acoso laboral y las que no, la importancia del método de la prueba. Y por último
haremos una síntesis de la jurisprudencia más relevante sobre acoso laboral después
de la promulgación de la Ley 1010 de 2006 para así concluir.
¿Qué es el Acoso Labora?
La acción de tutela.
De acuerdo con la Ley 1010 de 2006, los bienes jurídicos afectados en situaciones de
acoso laboral son el trabajo en condiciones dignas y justas, la dignidad, la integridad
física y moral, la intimidad, el buen nombre y la honra (art.1º.).
En este sentido, el derecho a trabajar en condiciones dignas y justas encuentra
relación con los principios establecidos en la Constitución Política, tales como la
igualdad de oportunidades para los trabajadores, la estabilidad laboral, la garantía a
la seguridad social, la irrenunciabilidad de las garantías laborales y la remuneración
mínima vital y móvil.
Para la materialización de estos derechos, se ha desarrollado la acción pública de
tutela contemplada en la Constitución Política como un mecanismo sumario y
preferente mediante el cual toda persona tiene la posibilidad de reclamar ante los
jueces la protección inmediata de los derechos fundamentales que le han sido
vulnerados o amenazados por la acción u omisión de cualquier autoridad pública o
de particulares en los casos contemplados por la ley. Adicionalmente, también existe
la posibilidad de que el juez ordene en abstracto la indemnización del daño
emergente causado si ello fuere necesario para asegurar el goce efectivo de los
derechos conculcados. Es rescatar que bajo estas condiciones, la acción de tutela
puede ser utilizada para evitar, cesar o incluso hasta exigir la reparación para
garantizar el goce efectivo de los derechos fundamentales vulnerados con conductas
constitutivas de acoso laboral.
La jurisprudencia de la Corte Constitucional, Sentencia T- 882 de 2006 estableció que
frente al caso de las víctimas de acoso laboral que tienen los funcionarios públicos
por vía disciplinaria no es suficiente para la protección de sus derechos, ya que a
través de ella no es posible, entre otras cosas, lograr el traslado del trabajador,
impartir una orden al superior tendiente a la cesación de la conducta o exigir a las
aseguradoras de riesgos laborales la práctica de exámenes médicos cuando estas se
nieguen a calificar el origen de una enfermedad profesional. Por consiguiente,
debido a que la vía disciplinaria no resulta un mecanismo efectivo para la protección
de los derechos de los trabajadores, la acción pública de tutela es concebida como
una medida de protección indónea considerando la ausencia de mecanismos
judiciales a los cuales acudir en presencia del acoso laboral.
En el caso de los trabajadores particulares, la acción de tutela resulta en principio
improcedente, ya que estos pueden acudir a la vía judicial para lograr el amparo de
sus derechos y cuentan con garantías contra actitudes retaliatorias, pues, de acuerdo
con el art. 11 de la Ley 1010 de 2006 cuentan con un fuero “la destitución del cargo
o la terminación unilateral del contrato de trabajo dentro de los seis meses
siguientes a la presentación de la queja carecerá de efecto siempre que esta
situación sea corroborada ante las autoridades administrativas o judiciales
competentes. Sin embargo, la Corte permitió la interposición de la tutela por parte
de trabajadores particulares en los casos de conductas de acoso laboral, en la
Sentencia T-238 de 2008 argumento que “los actos de violencia física o psicológica
que se desarrollan en el ámbito laboral tendientes a ultrajar la dignidad de las
personas constituyen una violación al derecho al trabajo en condiciones dignas y
justas y comprometen la realización efectiva del art. 25 de la CPC.”.
PRESUPUESTOS FÁCTICOS DEL ACOSO LABORAL
Conductas que no constituyen acoso laboral.
No se pueden considerar acoso laboral aquellas conductas que impliquen un
conflicto, acaecido en el marco de las relaciones humanas, y que evidentemente
afecten el ámbito laboral e influyen en la organización y en las relaciones laborales.
Tampoco tendrá consideración de acoso aquellas situaciones donde no existan
acciones de violencia en el trabajo realizadas de forma reiterada o prolongada en el
tiempo (por ejemplo, un hecho de violencia psicológica aislado y de carácter
puntual). (Sentencia T-461 de 1998).
Asimismo, no constituirá acoso laboral el estilo de mando autoritario por parte de
los superiores, la incorrecta organización del trabajo, la falta de comunicación, etc.,
tratándose, no obstante, de situaciones que deberían tratarse en el marco de la
prevención de riesgos psicosociales. Aquí podemos indicar algunas conductas que
no son constitutivas de acoso laboral aunque generen malestar en el trabajo y son:
• Un hecho violento singular y puntual (sin prolongación en el tiempo).
• Acciones irregulares organizativas que afectan al colectivo.
• La presión legítima de exigir lo que se pacta o las normas que existan.
• Un conflicto.
• Crítica constructiva, explícita, justificada.
• La supervisión-control, así como el ejercicio de la autoridad, siempre con el
debido respeto interpersonal.
• Los comportamientos arbitrarios o excesivamente autoritarios realizados a la
colectividad, en general.
Algunas sentencias de la corte nos permiten analizar los conceptos jurisprudenciales
acerca de estas. Ejemplo de la Sentencia C-960 la Corte Constitucional estimó que
las personas con contrato de prestación de servicios no están protegidos por las
normas de acoso laboral salvo que se demuestre la relación de subordinación. Para
la corte las personas con un contrato laboral y aquellas que tengan una relación civil
o constitucional no son comparables, y por tanto no exige la obligación
constitucional de tratarlos de la misma forma ya que el elemento diferenciador de
estos dos grupos es la subordinación y es entendido que, del segundo grupo, no
existe dicha característica.
Características de la prueba.
De las anteriores definiciones se pone de presente que la noción de prueba judicial
debe abarcar tres características, a saber: su contenido formal, su manifestación
sustancial y su resultado subjetivo. La primera se refiere a “los medios utilizados para
llevarle al juez el conocimiento de los hechos, como testimonios, documentos,
indicios, etc.”. La Segunda hace alusión a las razones que se derivan de esos medios
para aseverar la existencia o inexistencia de los hechos. Finalmente, el tercer aspecto
consiste en el convencimiento que se pretende lograr en la mente del juez, para que
sea él quien determine si versan o no pruebas para demostrar un hecho específico.
Asimismo las pruebas deben cumplir con tres características indispensables para su
admisión, a saber: pertinencia, conducencia y utilidad de la prueba. La primera busca
que exista una relación jurídica entre el hecho que se alega y el medio probatorio, lo
cual implica que si la evidencia ofrecida por una parte no es pertinente, se excluye
sin ulterior consideración.
La segunda requiere que la prueba sea de recibo legal, es decir, que la ley permita o
no prohíba demostrar con ese medio el hecho que se invoca; por ejemplo, se se
pretende demostrar la existencia y celebración de una convención colectiva
mediante testimonios, se contará con una prueba no idónea, dado que la ley exige
que esta se acredite allegando al proceso el texto auténtico del acto, con la
respectiva constancia de depósito ante el Ministerio del Trabajo.
Finalmente, la utilidad implica que la prueba tenga la finalidad de llevarle
convencimiento al juez sobre la existencia o inexistencia de los hechos y resulte
necesaria para el pronunciamiento del fallo. Se está en presencia de una prueba
superflua o inútil cuando esta pretende demostrar una presunción, cuando el hecho
se encuentra plenamente demostrado en el proceso o cuando se pretende
desvirtuar lo que ya ha sido objeto de pronunciamiento y ha hecho tránsito a cosa
juzgada.
La carga de la prueba.
La carga de la prueba es una noción procesal que les indica a las partes el deber que
tienen de demostrar los hechos que sirven de sustento a las normas jurídicas cuya
aplicación reclaman y, a su vez, orienta al juez al momento de proferir el fallo en el
evento en que dichos hechos no se hayan probado.
Cuando las conductas del acoso tienen ocurrencia en privado, de acuerdo con el
artículo 7º de la Ley 1010 de 2006, la víctima de este hostigamiento deberá
demostrarlas acudiendo a los medios de prueba reconocidos legalmente. La Corte
Constitucional ha indicado que esta carga probatoria debe ser asumida por el
trabajado que padece este hostigamiento, ya que las conductas desplegadas no son
manifiestas ni evidentes, razón por la cual la actividad encaminada a llevarle
convicción al juez se hace más exigente.
Presunción de la prueba.
La presunción es “un juicio lógico del legislador o del juez, que consiste en tener
como cierto o probable un hecho, partiendo de hechos debidamente probados”.
Existen dos clases de presunciones a saber: presunciones jurídicas y presunciones
legales.
Las primeras tienen como función procesal guiar al juez en la valoración de las
pruebas y, por su parte, las segundas tienen una función sustancial y extraprocesal,
consistente en darles seguridad a ciertas situaciones de orden familiar, patrimonial,
político o social. De esta manera cuando un hecho goza de presunción legal, sea que
admita o no prueba en contrario, está exento de prueba, lo cual implica que si bien
el hecho presumido es objeto de prueba, no requiere actividad probatoria a cargo
de la parte interesada.
La Ley 1010 de 2006 art. 7, consagra una presunción legal al establecer que se
presume el acoso si se logra acreditar la ocurrencia repetida y pública de una serie
de conductas que se encuentran señaladas en la ley.
La Corte Constitucional en la Sentencia C-780 de 2007 declaro exequible el
mencionado artículo expresando que dicha presunción no constituye una violación
del derecho al debido proceso del acusado, pues este cuenta con la posibilidad de
controvertir las pruebas que se han aportado en su contra, para demostrar que los
hechos que dieron lugar al proceso no ocurrieron o que no se configura una conducta
constitutiva de acoso laboral.
Tratándose de actos que tienen acaecimiento en privado, es preciso reiterar que la
Corte Constitucional ha precisado que la presunción de acoso laboral no opera, dado
que si bien en estos actos “son igualmente lesivos de garantías fundamentales, no
son igualmente evidentes ni manifiestos, por lo cual la actividad a desplegar ante el
juzgador para que éste alcance la convicción de que se trata de conductas
constitutivas de acoso laboral se hace más exigente, sin resultar por ello
desproporcionada”.
SÍNTESIS DE LA JURISPRUDENCIA MÁS RELEVANTE SOBRE ACOSO LABORAL
DESPUÉS DE LA PROMULGACIÓN DE LA LEY 1010 DE 2006
Sentencia T-882 de 2006.
Los problemas jurídicos que se presentan en esta sentencia son determinar si es de
conocimiento de la Corte las tutelas que se presentan por razón de acoso laboral por
parte de sus superiores jerárquicos y si, en respuesta de dichas tutelas, se pueden
ordenar traslados y realización de exámenes médicos.
La Corte en sus consideraciones señala que, en los casos de acoso laboral en el sector
público, efectivamente procede la tutela como el mecanismo jurídico más idóneo
para proteger dichos derechos constitucionalmente tutelados y que por dicha vía se
podrá solicitar a las aseguradoras de riesgos laborales la realización de exámenes
pertinentes para determinar las razones reales de las perturbaciones a la salud que
presenten los trabajadores y que en la medida que se esté en dicho trámite de
expedir el resultado se pueda trasladar a las personas hasta que se tenga certeza del
origen del problema y se procesa a tomar las medidas pertinentes. Entiende la corte
que la institución médica que le correspondía realizar el examen, lo hizo de manera
satisfactoria y que por esto se procedió a realizar el traslado a otra ciudad a la
peticionaria, por lo que encuentra la Corte carencia del objeto decidiendo revocar la
sentencia de segunda instancia que reconoció el derecho tutelado.
La Corte revocó la sentencia debido a que se encuentra que fueron realizados los
exámenes pertinentes para encontrar las razones de la enfermedad generada por el
acoso; y además tendrá que declarar la carencia del objeto toda vez que entienda
que las circunstancias que generaron la tutela fueron superadas.
Sentencia C-078 de 2007.
El problema jurídico que trata esta sentencia es la demanda del literal e) la Ley 1010
de 2006, que contiene en su texto las labores en “condiciones de inferioridad”, lo
que encuentra el demandante como claramente inconstitucional ya que considera
que en un Estado social de derecho no se puede considerar a una persona inferior a
otro en ningún sentido. La pregunta que se plantea la Corte si la palabra
“inferioridad” señalada en la norma es violatoria del principio de igualdad real y
efectiva.
En primer término la Corte señalada que la estructura ambigua de la norma u otros
problemas técnicos-legislativos pueden llegar a comprometer derechos que están
constitucionalmente protegidos por lo que afectaría la constitucionalidad de la
disposición. En este mismo sentido la Corte precisa que un uso del lenguaje
denigrante tal cual demanda el accionante puede llegar a legitimar prácticas sociales
inconstitucionales, como es el caso concreto del acoso laboral. Encuentra finalmente
la Corte que la expresión “inferioridad” no conduce ineludiblemente a la
interpretación realizada por el demandante, toda vez que existen interpretaciones
que se acogen a la constitución, como es el caso de la Procuraduría que, respecto a
la palabra inferioridad, no le encuentra como lenguaje peyorativo, ya que su
interpretación es claramente contraria y de ella considera que dicha expresión sirve
para calificar ciertas condiciones en las cuales un sujeto puede encontrarse en
situación de indefensión o circunstancias similares hasta el punto que no puede
evitar cometer la falta.
En ese sentido la Corte declara exequible la expresión “inferior” porque existen
interpretaciones que se acogen a los principios constitucionales y en todo caso es
herramienta legal para la protección del derecho al trabajo.
Consejo de Estado, Sentencia 0469-11 de 2012.
Los problemas jurídicos que se presentan en esta sentencia son determinar si la
renuncia que se presentó obedeció o no a la consecuencia de un acoso laboral y, si
esto es así, la manera de restablecer el derecho de la víctima.
El Consejo de Estado en su análisis del caso encuentra probadas las medidas de
represión exageradas y la mala actitud tomada por el jefe del demandante y se
consideran ciertas las manifestaciones de acoso laboral en contra de la honra, buen
nombre, derecho de defensa y presunción de inocencia del actor. Y analiza que una
persona puede renuncia ante la imposibilidad de seguir soportando tratos
discriminatorios y denigrantes en el ambiente de trabajo.
Se expone en la demanda que con la expedición de la resolución acusada (aceptación
de la renuncia) se vulneró el derecho al trabajo y se quebrantó el principio del
mejoramiento del buen servicio público en el que se debe fundar toda decisión
administrativa que se tome en el ejercicio de un cargo público.
Como consecuencia de lo anterior, por las actitudes constitutivas de acoso laboral
que dieron origen a la presentación de la renuncia motivada, se declara la nulidad
de la resolución mediante la cual se aceptó la mencionada renuncia del demandante.
A título de restablecimiento del derecho, se ordena el reintegro del demandante al
cargo que venía desempeñando al momento de la aceptación de la renuncia con
todas sus consecuencias económicas.
Conclusión
Considerando que el lugar de trabajo es uno de los ámbitos más importantes para el
desarrollo productivo y social del ser humano, pues en ese espacio se invierte gran
cantidad de tiempo, se estrechan relaciones que trascienden la esfera laboral y se
vierten expectativas, intereses y frustraciones, es claro que dicho ambiente puede
propiciar la aparición de conductas hostigadoras encaminadas a afectar la condición
física y psicológica de las víctimas y, en consecuencia, sus relaciones familiares o
sociales. Dichas conductas pueden desencadenar en un daño psicológico que puede
manifestarse en patologías corporales. Este daño ha sido considerado por nuestro
ordenamiento jurídico colombiano como una enfermedad laboral, que en principio
deberán ser atendidos por el Sistema de Riesgos Laborales, salvo que exista culpa
comprobada del empleador.
El acoso laboral puede desencadenar una serie de perjuicios patrimoniales y
extramatrimoniales que deberán ser indemnizados. Los primeros, atendiendo al
valor de la pérdida sufrida y de las ganancias no percibidas, es decir, con fundamento
en el daño emergente y en el lucro cesante. Los segundos, dependerán del criterio
del juez, debido a su imposibilidad de tasación en razón a su carácter subjetivo, pero
atendiendo a límites como el sentido común, la sensatez y la obligación de garantizar
que el resarcimiento no sea fuente de enriquecimiento sin justa causa.
Los Estados, las empresas, los empleadores y los trabajadores deben contribuir a
crear mecanismos que permitan contrarrestar conductas de acoso laboral y que
garanticen, en caso de que se presenten, la efectiva protección de las víctimas, de la
concurrencia de estos actos atentatorios contra la dignidad humana del trabajador.
Webgrafía:
<http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo_sustantivo_trabajo
.html>.
Jurisprudencia
- Sentencia T-882 de 2006.
- Sentencia C-738 de 2006.
- Sentencia C-078 de 2007.
- Sentencia C-282 de 2007.
- Sentencia 0469-11 de 2012.
Normatividad
-Código Procesal del Trabajo y de la Seguridad Social.
-Ley 446 del 7 de Julio de 1998.
-Ley Estatutaria 1622 del 29 de abril de 2013.
-Decreto 2566 del 7 de julio de 2009.
-Resolución 2646 del 17 de julio de 2008.
-Decreto 1295 del 22 de junio de 1994.
-Resolución 1356 de 2012.