Está en la página 1de 2

Tema: Resumen del Capítulo VIII

Capítulo VIII de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, del papa Francisco

Acompañar, discernir e integrar la fragilidad

El capítulo octavo clarifica cuál debe ser la postura pastoral de la Iglesia, ante las situaciones
llamadas irregulares surgidas de diversas problemáticas de la vida familiar, principalmente
cuando éstas llevan a una ruptura del vínculo matrimonial con todas sus consecuencias.

En primer lugar, el capítulo aclara que ninguna ruptura del vínculo matrimonial es querida por
Dios, sin embargo, reconoce que debido a la fragilidad humana es una realidad que se vive y,
que muchas familias lo experimentan, quedando así cada miembro de una situación de
fragilidad, de vulnerabilidad por todas las condiciones a las que quedan expuestas.

Desde los primeros numerales de este capítulo, se recuerda las características principales del
matrimonio, unión por un sacramento, por amor exclusivo entre un hombre y una mujer,
donde habrá fidelidad, pertenencia mutua hasta la muerte, donde están abiertos a la
procreación. El matrimonio así, es un reflejo de la unión de Cristo con la Iglesia. El capítulo
reconoce que existen uniones que se asemejan a lo que es un matrimonio y otras incluso lo
contradicen.

Dentro de lo que este capítulo profundiza es importante destacar cómo se enumeran las
diversas situaciones en que actualmente se realizan los compromisos que llevan a formar una
familia, y que es necesario que la Iglesia no deje de insistir y proponer la celebración del
sacramento del matrimonio como un ideal. En el capítulo se hace un análisis de la realidad que
se vive en los jóvenes ante el matrimonio, a veces visto con desconfianza, como algo utópico y
que no entra dentro de los planes, aunque hayan formado una familia, lo cual a veces los hace
no tener una estabilidad y fácilmente cambian de pareja o prefieren continuar juntos sin llegar
al compromiso formal del sacramento. El papa invita en estos casos a llevar una pastoral
misericordiosa, profunda, clara, que no deje de proponer con la evangelización, el crecimiento
humano y espiritual de las personas y las familias.

Las propuestas de la Iglesia ante estas situaciones de fragilidad, propone el papa, sean basadas
en la vivencia de Jesús, en su actitud hacia el pecador, esa actitud de misericordia, paciencia,
siempre fundamentada en la verdad, recordándoles que existe un plan divino de salvación al
que se puede aspirar con la ayuda del Espíritu Santo.

En este capítulo encontramos ejemplos claros de situaciones que se pueden vivir, como las
personas que fueron casadas y que ahora están viviendo en una nueva unión, menciona que es
necesario ver cada circunstancia, pues incluso a veces, lo que se creyó fue un primer
matrimonio ni siquiera existió, así esas parejas, podrían aspirar al sacramento del matrimonio.

Por lo tanto, es necesario que en la pastoral se tomen en cuenta esas realidades para saber
acompañarlas, para integrarlos a la vida eclesial y no llegar a señalarlos o relegarlos, e invitarlos
a permanecer unidos íntimamente a la vida de la Iglesia que acoge a sus hijos como madre.
El papa en este capítulo también hace un llamado a los pastores a mirar y discernir de acuerdo
a cada caso para que efectivamente puedan acompañar a las personas, basados objetivamente
en las enseñanzas de la Iglesia, siempre recalcando la misericordia, centrada en el Evangelio, de
tal manera que se haga el bien, en la comprensión y planteando claramente las enseñanzas de
la Iglesia.

La invitación a los pastores e incluso con laicos comprometidos, para saber escuchar y guiar
con comprensión para poder ayudar a ser Iglesia.

Conclusión

El capítulo VIII de la Exhortación me parece muy importante ya que, si no se tocaran estas


realidades de la Iglesia, sería una mirada fuera de la realidad, pues aunque se habla de las
circunstancias ideales del matrimonio basado en el amor, no se pueden negar las realidades
que implica la debilidad humana como lo dice la exhortación.

Veo muy iluminadoras para mi quehacer pastoral los lineamientos que la exhortación propone
y me gusta el énfasis que pone en la misericordia, a la vez que no pone las cosas a la ligera,
como se le ha acusado en ocasiones. Como si la Iglesia “abaratara” el valor del Sacramento del
matrimonio.

Es muy objetivo, a mi manera de ver, el enfatizar que, por ejemplo, cuando existe una
separación y luego una nueva unión, muchas veces se viven circunstancias que llevan al
extremo de no saber qué hacer, pues lo que podría ser un remedio, si no se discierne a la luz de
la Palabra de Dios podría generar problemas mayores y personas más lastimadas. ¡Qué
importante es no solo usar juicios personales! Sino efectivamente, el discernimiento que en
varios momentos se recalca en el capítulo, es sumamente indispensable para no actuar a la
ligera, sino que efectivamente actuar desde la búsqueda de la voluntad de Dios, en la
complejidad de las circunstancias personales y de los miembros de una familia, empezando por
los esposos, pero seguido por hijos, padres y demás personas.

En varios momentos me ha tocado escuchar, incluso de personas de grupos de la Iglesia, juicios


basados en una moralidad cerrada, que se centra solo en lo pecaminoso de una circunstancia,
en cambio, este capítulo, sin desconocer ni pasar por alto la moralidad, nos invita a ver más
allá, y ver que la Iglesia como madre quiere comprender a cada uno de sus hijos acogiéndolos
hasta donde más se pueda, y presentándoles el ideal del Evangelio para una conversión
continua.

También podría gustarte