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EL KREMLIN

En los siglos XI y XII, cuando Kiev, la “madre de las ciudades rusas”, era el centro
del gran principado vikingo-eslavo, que hacía temblar a Constantinopla, había unas
cuantas cabañas en el cruce del Neglinnaia con el Moscova, entonces conocido
como el “Río de Kuzka”, nombre de una familia de nobles del país que, según una
antigua y atroz leyenda moscovita, fue la base de la historia de la ciudad.

El esplendor y la suciedad contrastaban de lado a lado de la ciudad, en la cual


originalmente sólo destacaba una fábrica de madera; sin embargo, Moscú creció
con rapidez, hasta convertirse en una singular y vigorosa capital de casi 200 mil
habitantes.

En 1147 se tienen las primeras noticias de Moscú con la “magnífica cena” ofrecida
por el duque de Suzdal, Jurij Dolgorukij, a su aliado Svjatoslav de Cernigov-
Seversk. A partir de este hecho se cree que en ese entonces ya existía un castillo.
Fue hasta 1156 cuando Dolgorukji fortificó la modesta elevación sobre el Moscota,
como una empalizada. De hecho en ese entonces en Rusia había muchas
empalizadas o kreml que protegían el palacete del señor, una iglesia, las
habitaciones de los señores feudales menores, el mercado y en caso de peligro a
los habitantes de los alrededores.

El Kremlin fue reconstruido después de la gran devastación de 1238 y la de 1298 y


no era más que la sede de los tributarios rusos del Gran Khan, hasta que Iván I,
decidió trasladar su sede de Vladimir a la más tranquila Moscú, convirtiéndola así
en el centro religioso de Rusia. Para la ocasión hizo construir en el interior de las
murallas, la majestuosa catedral de la Asunción, donde desde entonces serían
enterrados los metropolitanos. Siguieron después, la iglesia del Arcángel Miguel,
dónde dormirían su último sueño los señores moscovitas, más adelante la de Ioann
Lestvicnik y finalmente la iglesia de San Salvador, en el Bosque, cuya espléndida
estructura de madera es el elemento arquitectónico más antiguo que se puede
admirar actualmente en el Kremlin, ya que se volvió a montar en el patio del Gran
Palacio.

Posteriormente, se construyeron las murallas de piedra calcárea de Miackov,


durante quince años de arduo trabajo de 1359 a 1374 y sustituyó al Kremlin de
madera.

Después de varias luchas que causaron graves estragos en la mayoría de las


construcciones, en el Renacimiento, Tolbuzin un hombre adinerado, convenció al
arquitecto e ingeniero italiano Aristotele Fioravanti de ir a Moscú a realizar la
restauración de la catedral de la Asunción. Por lo que en1475, con un sueldo de
diez rublos al mes comenzó con su trabajo que duró cuatro años.

El modelo era más ruso que renacentista y bizantino con una planta rectangular
cubierta con falsas cúpulas. Pero el tratamiento que unía los motivos renacentistas
con los típicos del arte ruso, la perfección de la técnica de la ejecución y las
distintas relaciones espaciales respecto a la norma, hicieron de esta nueva iglesia
la joya del Kremlin, por lo que se convirtió en inspiración de la catedral de la
Anunciación.

A partir del trabajo de este arquitecto se abrieron las puertas para Marco Rufo y
Pietro Solari, quienes construyeron para el zar el Palacio de Granovitaja, cuya
característica fachada almohadillada en ángulos vivos, es como el traspaso a tierra
rusa de las experiencias del Palacio de los Diamantes de Ferrara, joya del
renacimiento italiano.
En 1505 Alvise Nuovo recibió el encargo de construir la catedral del Arcángel
Miguel, según esquemas rusos ejecutados en clave renacentista, y en los primeros
años del siglo XVI Marco Bono construyó la increíble iglesia-campanario.

Todas estas magníficas edificaciones fueron complementadas con el gran círculo


de rojas murallas, con dos decenas de torres que rodearon al conjunto con un
perímetro de 2.235 metros. La torre más conocida es la de El Salvador, llamada así
por la imagen del Redentor que decora la puerta.

El nombre de Plaza Roja surge porque para los rusos rojo y bello son la misma
cosa, por lo cual no se debe al régimen socialista instaurado posteriormente.

A este conjunto del Kremlin, se integró en su etapa final, un grupo de iglesias


caracterizada por un tipo de cúpula fantásticamente decorada, del cual cada una
de ellas estaba dedicada a una victoria moscovita lograda sobre los invasores
asiáticos. En el centro destaca la famosa iglesia dedicada a San Basilio, que en el
siglo XVII alcanzó su esplendor, al ser remodelada con variadas pinturas y
decoraciones policromadas, que hoy en día han adquirido el reconocimiento
mundial.

Actualmente en el Kremlin ya no hay figuras reales, ni ministerios, pues éstos


fueron suprimidos durante los años que siguieron a la Revolución. Asimismo, a
pesar de todos los incendios, la guerra y el orgullo de los sucesivos soberanos que
alteraron una y otra vez la faz de la ciudad, miles de turistas tienen la oportunidad
de visitar estas majestuosas edificaciones inigualables, como surgidas de un
cuento de hadas, que semejan cajas de bombones con torres de galleta y sus
características cúpulas en forma de bulbo que parecen ser de caramelo, así como
los inmensos tesoros que los antiguos soberanos de Rusia fueron acumulando, por
lo que su participación en el concurso de las nuevas siete maravillas se justifica.

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