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Astrologia de La Personalidad - Dane Rudhyar
Astrologia de La Personalidad - Dane Rudhyar
DE LA
PERSONALIDAD
ASTRO LOGIA
REFORMULACION DE CONCEPTOS
E IDEALES ASTROLOGICOS
EN FUNCION DE LA PSICOLOGIA
Y LA FILOSOFIA
CONTEMPORANEAS
DE LA
PERSONALIDAD
Traducción castellana de
HECTOR V. MOREL
12 DIBUJOS
10 CUADROS
PRIMERA EDICION
EDITORIAL
KIER. S.A.
Av. Santa Fe 1260 (1059) Buenos Aires
Título original inglés
The Astrology of Personality
Primera edición Lucis Publishing Company, 1936
Reimpreso por Service/Wassemar, Netherland, 1963
Doubleday Paperback, 1970
Copyright 1970, Dane Rudhyar
Printed in the United States of América
Library of Congess Catalog Card Number 70-117387
Ediciones en español
Edltorlal Kler, S.A
Buenos Aires, 1989
Dibujo de tapa:
Jorge Servlcl
Composición tipográfica:
Gráfica Belem
Corrector de pruebas:
Carlos Soler
Libro de edición argentina
ISBN - 950-17-0524-2
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
© 1989 by Editorial Kier, S.A.
Buenos Aires
Libro impreso en la Argentina
Printed in Argentina.
A
ALICE A. BAILEY
CON C AUDO APRECIO
DE NUESTRA CONSTANTE AMISTAD
DEDICO ESTE LIBRO
QUE SU INTER ES POR MI OBRA
PROVOCO
D.R.
PREFACIO A LA TERCERA EDICION (1970)
11
La forma diferencia; la sustancia unifica.
15
PROLOGO
PRELUDIO A UNA HISTORIA DE LA ASTROLOGIA
La etapa animista
1 Les fonctions mentales dans les Sociétés inferieures, Levy Bruhl, París, 1912.
21
En la etapa evolutiva animista, el hombre lo refiere todo a sí mismo
y a sus temores o sus deseos. Proyecta sus reacciones a cosas den
tro de las cosas mismas, que se convierten en imágenes personifica
das de sus impresiones. Si se mueve, deberá haber quien cause el mo
vimiento, y cuya naturaleza misma sea la de moverlo de este modo. Lo
que causa temor deberá ser necesariamente un ser temible; lo que da
alegría deberá ser una entidad generosa. En este sentido, la vida ínte
gra del hombre es psicológica, pues vive en un mundo poblado por las
proyecciones mismas de sus propias reacciones; pero estas reaccio
nes son casi solamente fisiológicas y biológicas. De manera que, aquí,
psicología significa una extensión de las reacciones fisiológicas; y la
psiquis es sólo un aura difusa en torno de la entidad humana biológica,
una emanación de ésta.
Al Sol y a la Luna se los conoce como los dadores de luz. Luz y vi
da se tornan inseparables, pues, demasiado a menudo, oscuridad y no
che significan muerte. La luz solar disipa el temor, aporta a los sentidos
una más clara percepción de los objetos. Así, el Sol es el gran dador de
vida. En cuanto a la Luna, ella oculta un misterio. Tiene crecientes y
menguantes. Su luz rodea a la selva con un resplandor extraño. Es mu
dable y misteriosa, como una mujer. Empero, sus fases son pronto re
gistradas. El sentido de periodicidad y tiempo es suscitado por sus ci
clos. Bajo su luz, que excita la imaginación del hombre, a los "espíritus"
se los evoca mejor. La Luna se convierte en el poder de la magia, en el
poder de todas las operaciones misteriosas.
Con el Sol y la Luna, y después, probablemente, con las estrellas
brillantes, el hombre también siente una vaga identidad. Las siente, tra
ta de unificarse más con ellas, trata de imbuirse de su esencia. El Sol,
la Luna y las estrellas son "grandes espíritus". Algunas estrellas brillan
con un extraño fulgor. Parecen ominosas, malignas, cuando salen, co
mo los ojos de tigres y panteras vistos a través del bosque. Las estre
llas son como ojos de animales fantásticos en la oscura selva del cie
lo. Hay hombres que se sienten extrañamente atraídos hacia algunas
estrellas en particular. Tal vez nacieron cuando aquéllas salieron o es
tuvieron en lo alto sobre sus cabezas. Y llegamos a la antigua Caldea,
o quizá incluso antes, a la Atlántida, en la que los hombres yacen en el
suelo, enfrentando a las estrellas, absorbiendo en sus almas los rayos
de una estrella particular, identificándose con ella, para conocer su
esencia y sentir la elevada vida de aquélla. Este culto de las estrellas(o
más bien, esta identificación con las estrellas) tiene un paralelismo con
el culto de los totems. Los totems son principalmente animales, como
el oso, el águila y el ciervo, pero también pueden ser estrellas, y has
ta nubes y montañas. El totemismo está todavía vivo entre muchas ra-
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zas denominadas primitivas, incluso entre los indios norteamericanos,
y debería ayudarnos el comprender algunos significados de la astrolo
gía arcaica en la etapa animista de su evolución.
A la sazón no se trata, como luego ocurrió, de que los movimientos
de los cuerpos celestes fueran los más importantes, sino de la calidad
de la vida con que cada uno de ellos, individualmente, está dotado. Es
ta calidad de la vida, la característica particular de la deidad-estrella de
riva esencialmente de la calidad de la luz de la estrella. Lo que es bas
tante curioso, no estamos tan lejos de una clasificación de las estrellas
¡sobre la base del análisis del espectro! Sólo que en vez de usar un
prisma para determinar la calidad de la luz, objetiva y analíticamente,
el hombre primitivo experimentaba subjetivamente esta luz, y volvía
a proyectar en la estrella el resultado de esta identificación psíquica.
En cuanto al Sol, la determinación de las características y potencia
de este dador de vida se facilita contemplando los cambios que tienen
lugar en la vegetación. Pero, con esta idea de correspondencia entre
los fenómenos biológicos terrestres y el movimiento del Sol -y también
de la Luna-llegamos a una nueva fase de la astrología que, siguiendo
el ejemplo de Berthelot, podemos caracterizar con el término vitalis
mo.
La etapa vitalista
Según el concepto vitalista, la Vida está en todo, interpenetra a to
das las entidades, a todas las sustancias. Es un océano vasto y univer
sal de energía en el que todo lo que existe "se mueve y tiene su ser".
Este punto de vista mundial origínase en la humanidad cuando de al
gún modo es vencido el temor a la naturaleza, cuando lo que podemos
llamar simbólicamente la "selva" es dejado atrás, y los hombres se con
vierten en ganaderos o en agricultores. En otras palabras, la naturale
za está en la primera etapa de domesticación. Se convierte en un "ho
gar" y, dentro de este hogar, a la Vida se la ve fluir con el majestuoso
giro de su estación, en crecientes y menguantes como la Luna, en flu
jos y reflujos como el Nilo y otros grandes ríos cuyas aguas significan
fertilidad.
El animismo revela al hombre como meramente uno entre los millo
nes de entes que pugnan por subsistir; que tratan desesperadamente
de vencer al temor identificándose con el objeto temido, o con el fuego
y la luz que salvan su vida, aplacando al mal con sacrificios; una cria
tura caótica, con opacas percepciones, anhelosa de captar alguna es
pecie de conocimiento que le permita enfrentarse con los millones de
entes hostiles con fuerza equiparada. El hombre debe entender a es
tos entes uno por uno, debe conocer la naturaleza de ellos y darles
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un nombre. La consciencia da fuerza. Dar un nombre al enemigo sig
nifica ya vencerlo... lo cual, de hecho, es, en otro nivel, el principio que
respalda al psicoanálisis freudiano. Por otro lado, el vitalismo presupo
ne que, por lo menos, una parte de la naturaleza -tanto dentro como
fuera del hombre- sea conquistada y utilizada. Se alcanzó algún gé
nero de seguridad.
Sin embargo, esta parte domesticada de la naturaleza debe ser ob
servada cuidadosamente, protegida del mal, convertida en fructífera.
Debe labrarse la tierra y debe cuidarse el ganado. La nota clave no es
ya exclusivamente la defensa sino la producción. Todavía hay enemi
gos; pero éstos no atacan tanto al hombre mismo como a su propiedad.
Entonces, cobra supremacía el problema de la propiedad. La produc
ción depende de la propiedad. La vida humana depende del resguar
do y la fructificación de la propiedad; y pronto, también, de la expansión
continua de la propiedad. Esto se aplica, asimismo, a la naturaleza in
terior del hombre. Una porción del ser del hombre, y de la "psiquis", ha
sido "domesticada", o sea, se la hizo consciente, prolífica de ideas y co
nocimiento. A la consciencia se la debe preservar y salvaguardar con
tra la posible irrupción de las fuerzas malignas provenientes del "in
consciente" (la selva interior). Se la debe cultivar, tal como se debe cul
tivar al suelo y atender al ganado.
Cultivo, ganadería, cultura: todas estas cosas significan lo mismo:
trabajar en armonía y, al menos en alguna medida, con el control de los
procesos de vida. La vida en el estado selvático era principalmente una
colección de entes malignos. La vida en la etapa vitalista es una fuer
za que puede ser buena o mala; una fuerza que impregna todas las
cosas, que está en funcionamiento en todas las cosas. No hay modo de
oponérsele, pues es todopoderosa. Pero, conociendo la ley de sus cre
cientes y menguantes cíclicos, trabajando en armonía con sus mareas,
el hombre puede utilizar a la Vida. Puede producir medios y disposicio
nes mágicas que atraigan esta fuerza vital, y a través de los cuales pue
da hacerse que la naturaleza sea fructífera. Tales disposiciones mági
cas son "sagradas". Concentran la energía vital difusa para reforzar o
destruir al individuo o a cualquier producto de la naturaleza.
En esta etapa de la evolución humana, la astrología es suprema
mente importante. Ya no se ocupa exclusivamente de entes celestia
les como seres separados a los que hay que adorar y aplacar: aunque
esta actitud animista sigue siendo todavía el rasgo principal de la astro
logía exotérica y popular. La nueva astrología del período vitalista se
ocupa especialmente de comprender la periodicidad de los procesos vi
tales. Se cree que éstos, experimentados en el crecimiento y en la men
gua de la vegetación y de los entes naturales en general, son contro-
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lados por fuerzas divinas que se identifican con el Sol, con la Luna y con
los planetas, y, en alguna medida, con las estrellas.
La astrología se convierte en un estudio del misterio universal de
las transformaciones dinámicas periódicas, que constituyen la esencia
de la Vida misma. Los chinos de la antigüedad simbolizaban a esta ley
de la transformación natural en su serie de hexagramas que constitu
yen el VI King, el Libro de los Cambios. Sin embargo, esta es, eviden
temente, una transmutación posterior y más abstracta de la astrología
primitiva. La astrología vitalista puede haber nacido en la antigua Cal
dea, en la que, primordialmente, estudió todos los fenónemos celestes
asociados con los cambios de las estaciones. Los movimientos del Sol
y de la Luna fueron la base del sistema astrológico. Pero a estos mo
vimientos no se los considera principalmente como fenómenos celes
tes en sí mismos, sino como índice de los cambios dinámicos de la fuer
za vital solar y lunar, como se expresa en la Tierra. Parece que las ra
zas nómades, que dependían de su ganado, hicieron hincapié en los
períodos lunares, porque éstos corresponden más a los períodos de la
vida animal, y al sexo y la procreación a través del apareamiento. Por
otra parte, las razas agrícolas hacían hincapié en los ciclos solares que
corresponden a los ciclos de la vegetación. De estas correspondencias
solí-lunares básicas derivó, por generalización, la gran "ley de Analo
gía", que es el cimiento mismo de toda la ciencia oculta.
La Ley de Analogía presupone un agente universal que impregna
al universo entero: una sustancia vital o una fuerza vital que llena todo
el espacio; que colma la cúpula de los cielos, al igual que el domus (el
domicilio, el hogar) en el que el grupo tribal vive, procrea y muere, pe
ro para renovarse y continuarse mediante la propagación sanguínea. El
hogar tribal es una réplica en pequeño del hogar universal ligado por las
esferas de los astros. La Tierra es el microcosmos; el universo es el ma
crocosmos. Es sólo más tarde, en Alejandría y en la Edad Media, que
el hombre, el ser individual, es considerado el microcosmos. Entonces,
la astrología se individualiza. En Caldea y China de la antigüedad,
aquélla sólo se refiere a la Tierra y al Estado o a la comunidad. El Es
tado es el microcosmos, y el Emperador, o el Rey, es su Sol o su cen
tro de vida.
En tales estados agrícolas, establecidos en vastas planicies, toda
la vida está estructurada sobre el producto de los cuatro grandes mo
mentos del ciclo de los cambios solares: los equinoccios y los solsticios.
Estos están indisolublemente asociados con los cuatro puntos cardina
les del espacio. Consideremos a la antigua China, unos 2000 años an
tes de Cristo. La capital y el palacio del Emperador, dentro de aquélla,
están orientados hacia estos cuatro puntos. El palacio tiene cuatro sec-
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ciones, correspondiendo cada una a una estación. El Emperador vive
en la sección Este durante la primavera, en la sección Sur durante el ve
rano, en la sección Oeste durante el otoño, y en la sección Norte duran
te el invierno. 2
Esta división cuádruple está evidentemente asociada con la idea de
la dualidad y del sexo. Los chinos construyen su ciclo del cambio sobre
el creciente y el menguante alternados de los dos principios Yang y
Yin, el masculino y el femenino. Este dualismo se transfiere, por corres
pondencia, al dualismo del día y de la noche: al Sol, que ilumina al día,
y a la Luna que ilumina a la noche. El animal hembra tiene períodos de
celo y de indiferencia, tal como la Luna está brillante u oscura. De ma
nera que la astrología se basa en conceptos puramente blológlcos.
Es dinámica y vital. Explica las causas de todos los fenómenos bioló
gicos ocurridos en la Tierra: luego, de todos los fenómenos sociales, co
mo en la civilización china, en la que la organización social, la política,
la música y toda la cultura son regidas por la pauta armónica revelada
por los movimientos de los cuerpos celestes, a los que se considera ve
hículos de símbolos de las Fuerzas Divinas que, colectivamente, repre
sentan a la vida universal.
Sin embargo, sobre este cimiento vitalista, a medida que transcu
rren los siglos, crece progresivamente una superestructura más men
tal. A los del Sol y la Luna, se suman los ciclos planetarios. Cada vez
más, los sacerdotes que registran, grafican, comparan y estudian los
movimientos de los cuerpos celestes comprenden los valores abstrac
tos implícitos en sus revoluciones cíclicas. La idea de "relaciones nu
méricas precisas e inmutables" se apodera de la mente de los hombres
cuya profesión es la de ser símbolos del orden y de la ley para una hu
manidad aún en las garras del temor hacia las fuerzas de los elemen
tos. La noción del Orden Celeste pasa a ser un gran resguardo contra
el caos de la naturaleza elemental, todavía tan patente en tormentas,
inundaciones, sequías y cataclismos de toda índole. En los cielos se re
vela un mundo arquetípico y divino del Orden, en el que cada objeto se
mueve según leyes inmutables. Entonces, la tarea del hombre es, evi
dentemente, operar de tal modo sobre la "tierra" (el suelo y el ganado,
pero también sobre su propia naturaleza instintiva terrena) que se con
vierte en una réplica perfecta del Orden Celeste.
De semejantes premisas pueden deducirse dos necesidades bási
cas: la necesidad de un calendario que determine al principio, única-
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mente, la época en la que deben realizarse todas las actividades agrí
colas (siembra, cosecha, etc.) y los días que son favorables y desfavo
rables para cualquiera de aquellas actividades; luego, la necesidad de
una Ley Etlca que determine cómo el hombre ha de tratar y cultivar a
su propia naturaleza, a su propio ser terreno; cómo el hombre se ha de
comportar en relación con el hombre dentro de la organización del Es
tado: si este Estado se ha de adecuar a la Ley Celeste. Así, en la an
tigua China, vemos al Emperador como sumo sacerdote de esta reli
gión celeste, mediador entre el Orden Celeste centrado en torno de la
Estrella Polar (en la que reside el gran Dios del Orden) y el género hu
mano. El es secundado por cuatro astrónomos que, junto con él, deter
minan el Calendario agrícola, además de establecer una ley moral-so
cial y escalas musicales, porque la música es el medio con que el Es
tado terreno puede armonizarse con la "Armonía de las Esferas" (que
también es una idea pitagórica). La música incluye tonos y bailes ritua
les también, pues allí debe reinar nuevamente el principio de la duali
dad. Movimientos corporales armonizados con tonos y ritmos musica
les: tal armonía simboliza y requiere mágicamente una armonía co
rrespondiente entre emociones humanas y emociones celestes.
El Emperador es el punto fijo de referencia para todas las medicio
nes ético-sociales, como el Polo Norte lo es astronómicamente. Su voz
es un dechado de todos los tonos; su cuerpo, lo es de todas las medi
das. Todos los caminos se miden desde el centro de su palacio, en el
que él vive; o más bien, porque cíclicamente cambia de residencia, en
la que está la tumba del Gran Antepasado, el origen del Estado. El Em
perador es el Hombre Unico, el Individuo Unico, el Mediador Unico a tra
vés del cual el Orden de los Cielos queda imbuido en el Estado. Así, él
es el Astrólogo Supremo. O más bien, él es la Condensación misma de
todas las Virtudes Celestes, y sus cuatro astrólogos, a través de él, pue
den participar del misterio de los Cielos.
Esto representa una etapa perfeccionada de la civilización astroló
gica; pero... ¿no se parece asombrosamente a la religión cristiana, en
un plano diferente? ¿No es acaso Jesús el Cristo el Unico Mediador en
tre el género humano y Dios, el Individuo Espiritual Unico (al ser el Uni
génito), el dechado de todas las virtudes celestiales, la fuente única de
salvación? ¿ Y Sus Apóstoles, y los Papas de la sucesión apostólica, no
son los dispensadores de la sabiduría de Jesús, los fundadores de una
Iglesia militante, que ha de convertirse en una réplica sobre la Tierra de
la Iglesia triunfante en el Cielo?
El cristianismo llegó en una época de gran caos psicológico, cuan
do de las ruinas del pasado de Oriente-Mediterráneo nacía un nuevo
mundo, cuando el intelectualismo y el individualismo griegos habían lle-
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vado a una confusión psicológica cabal. Eñtonces, la Iglesia cristiana
fue el símbolo de un Orden Celestial, el único resguardo en un perío
do de caos, la única fuerza integradora en un cenagal de pasiones y per
versiones decadentes. Pero el Estado astrológico de Caldea y de Chi
na también era el único resguardo contra el caos de los elementos. Los
cursos cíclicos de los cuerpos celestes eran las únicas prendas de un
Orden universal. Sólo el conocimiento de los movimientos del Sol y de
la Luna podía salvar al hombre de que se arruinasen sus cosechas: lo
cual significaba hambre y caos. Lo que este conocimiento astrológico
representaba lo muestra el hecho de que, en la China, se dice que la ca
ída de la primera Dinastía Hia fue causada porque los astrólogos impe
riales no lograron anunciar un eclipse. Siempre que, por conocimiento
incompleto de los movimientos celestes, un planeta no aparecía exac
tamente donde se lo esperaba, esto se consideraba una predicción de
caos y ruina para la casa imperial. Si los gobernantes no llegaban a co
nocer con exactitud los acontecimientos celestes, se destruía el único
baluarte contra el caos, y los gobernantes tenían que irse. Ellos tenían
que ser los Integradores, los Organizadores, los Custodios del Orden
Universal. Si no loqraban conocer ese Orden, demostraban que eran in
dignos. Tenían que ser derrocados para salvar al país. 3
En el plano biológico de las actividades agrícolas, y en el plano de
las organizaciones éticas y sociales, la astrología era, a la sazón, el úni
co Gran Conocimiento que aseguraba un resguardo y la confianza espi
ritual en una Ley Cósmica sin la cual ninguna civilización es posi
ble. i Era un conocimiento vital y vivo, pues se filtraba a cada paso en
el accionar de todos los procesos biológicos! Era la Ciencia de la•vl
da, o, como dice Berthelot, la Astroblología: la ciencia de una vida
concebida como arquetípicamente ordenada y cósmica, funcionando
idénticamente en el microcosmos, la Tierra, como en el macrocosmos,
el universo.
3 El gran historiador Megástenes (302 a.C.), al describir los deberes del astrólogo brah
@\�
�,t� mín, añade: "El filósofo que en sus predicciones se equivoca observa silencio durante el res
Wl to de su vida". Es espantosa una lista de las cualidades que han de esperarse de un astró
füfü logo, y que se hallan en viejos textos sánscritos.
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mienzo de un nuevo ciclo de desarrollo humano, que requería una As
trología Nueva, una nueva comprensión del Orden, del Cosmos, de
Dios.
Este cambio importante ocurrió, por así decirlo, arquetípicamente,
durante el siglo VI a. C.; en la época de Gautama el Buddha, seguido
por Lao-Tse y Confucio, el último Zoroastro y Gushapt, Pitágoras y, des
pués, Platón: para mencionar solamente a las más destacadas figuras
espirituales de esta época crítica que señaló una inversión potencial de
todos los valores humanos. Dos mil quinientos años después, la huma
nidad trata de poner en manifestación real y orgánica lo que entonces
era una mera posibilidad.
La principal importancia del cambio, en lo que concierne a este es
tudio nuestro, es que el hincapié que hasta ahora se había hecho ex
clusivamente sobre asuntos fisiológicos empezó a ser transferido a
los valores psicológicos. Antes del 600 a. C., todo se basaba en el
"cuerpo" humano. Desde entonces, cada vez más, se alzó un nuevo ci
miento, y, tarde o temprano, todo se concentraría sobre la "psiquis" hu
mana, usando este término para representar la naturaleza interior del
hombre: la mente, el alma, y sus diversas actividades y funciones, el
consciente y el inconsciente.
Desde la antigüedad, todo se basaba en el cuerpo: incluida toda la
espiritualidad. Pues entonces el cuerpo no era lo que es para nosotros
los cristianos. Era el vehículo puro de los instintos y del espíritu, pero
sólo potencialmente era el vehículo del espíritu. El espíritu estaba dor
mido en el cuerpo y tenía que ser despertado, activado, pues esta es
la base de la forma arcaica pura del Hatha Yoga antes del siglo VI a.
C. Este despertar podía ser inducido mediante el control de la fuerza vi
tal, mediante la respiración, mediante sonidos y posturas o movimien
tos rituales, pero también en relación con los procesos cósmicos que
abarcan al Sol, a la Luna, a los planetas y a las estrellas. En el Kunda
lini Yoga, al hombre se lo entiende como un sistema de centros vita
les o torbellinos de energía que corresponden a estas dínamos celes
tes, a los planetas, y al Sol y a la Luna. Finalmente, la fuerza vital se
transfiguraba completamente por su unión con el Espíritu y se abre el
loto de los mil pétalos, el Sahasrara chakra; o sea, se trasciende al sis
tema solar y brillan los millones de estrellas, el crisantemo de los Cie
los, la Rosa Cósmica, mientras se oye el sonido misterioso, Nada en el
Sahasrara, la Voz del Dios que mora dentro de la Estrella Polar.
En otras palabras, lo que tenía que ser el Estado chino, el Yogi bus
có realizarlo en sí mismo, como un Individuo. Al Emperador Chino le co
rrespondía el "lshvara-en-el-cuerpo", la "Gema en el Loto" del saber ti
betano. Aquí, la astrología significaba desarrollo espiritual práctico, pe-
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ro desarrollo espiritual a través del cuerpo, a través de la tierra huma
na que se convertía en perfecta y cósmica a semejanza de la armonía
celeste.
Nos parece un error creer que el antiguo Kundalini Yoga y pareci
dos métodos de desarrollo se refieran a hechos psicológicos, como C.
G. Jung aparentemente lo cree. Si eso fuera así, lo fue sólo después de
las reformas del Buddha. Pues entonces estaba demostrado que el ca
os del mundo no podría ser vencido a través de medios que fueran ca
si enteramente psicológicos y racionales, o suprarracionales. Y pronto
empezó a desarrollarse un nuevo tipo de astrología: la astrología al
química.
La alquimia, cuando no se la pervierte o materializa, es un intento
de hacer con la psiquis humana lo que se suponía que el Emperador
chino haría como Gobernante Supremo de la Agricultura y Fundador
del Calendario. La finalidad de la alquimia es aumentar las cosechas
psicológicas y domesticar al ganado salvaje de los deseos humanos. El
Yoga de Patanjali y la disciplina mental del Buddha se ocupaban más
específicamente de los procesos mentales. "El Yoga consiste en impe
dir las modificaciones de la mente", escribía Patanjali. Pero la alquimia
china, según el rumbo seguido por los taoístas, y la alquimia europea,
desde Geber hasta Boehme a través de Paracelso, se ocupan más par
ticularmente del aspecto energético de la psiquis, o podríamos decir, se
ocupan de la naturaleza del alma del hombre: de su purificación, su re
dención y su fructificación por la "virtud" de Cristo, o, en otro sentido, del
Tao.
En la alquimia, la "tierra" humana que ha de labrarse y transmutar
se hasta que dé el "Hijo de Dios" inmaculadamente nacido, el cuerpo
de Cristo, es simbolizada por metales y por planetas. Los procesos de
transmutación son simbolizados por "códigos" que son una serie de
símbolos extraídos de los procesos agrícolas naturales, en la China; o
una interpretación de incidentes de la vida de Jesús, como los registran
los Evangelios, en la alquimia europea (especialmente con Boehme).
El Libro de la Flor Dorada, traducido del chino por Richard Wilhelm,
lo mismo que el arcaico Vi King, mostrarán que son lo primero. Lo úl
timo puede estudiarse en los escritos de Boehme y en los de alquimis
tas más antiguos.
El uso que se hace de la astrología en la alquimia es, en gran me
dida, simbólico. Pero, en un sentido astrológico, es siempre simbólico
cuando se la entiende apropiadamente. Todo depende de lo que se sig
nifica con "símbolo". El álgebra es también puramente simbólica, pero
el álgebra y la matemática superior hicieron posible la ciencia moder
na y la era de las máquinas. La astrología es fundamentalmente el
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álgebra de la vida. Pero sus aplicaciones son tan numerosas como los
· tipos de vida que ella coordina e integra, y a los que les da el significa
do de Orden.
La antigua astrología caldea se basaba en los principios de las co
rrespondencias: en principios puramente simbólicos. En verdad, los
caldeos creían que los planetas eran los cuerpos de los dioses, según
cuyos dictados era regido el universo. Pero ésta era meramente una In
terpretación del simbolismo astrolóQico. A los símbolos se los inter
pretaba como dioses porque la consciencia del hombre era esencial
mente fisiológica y biológica, porque sus mundos objetivo y subjetivo
eran todavía muy confusos, y no existía una clara división entre lo que
era fisiológico y lo que era psico-mental; porque el animismo tenía to
davía raíces muy fuertes en la consciencia del hombre
Cuando la níente se desarrolló independientemente, en especial
después del siglo VI a. C., cuando el pensamiento abstracto empezó a
separar al pensamiento de su base vital concreta, la evaluación bioló
gica de la "utilidad práctica" pasó a segundo plano, y a la astrología se
le dio la interpretación de "conocimiento puro", de "ciencia pura". Lue
go llegó la astronomía. Como lo señala Berthelot, esto ocurrió destaca
damente en Caldea; mientras en Egipto la transformación era más ca
racterísticamente de la magia ceremonial a la ética espiritual. En la Chi
na, la vieja interpretación agraria dio lugar a la interpretación ético-so
cial. En la India, lo que solía referirse al cuerpo y a la fuerza vital den
tro del cuerpo (evasión del mundo selvático de los sentidos de los hom
bres mediante un proceso de separación y unificación de energías) lle
gó a aplicarse a la mente. En Grecia, la antigua religión órfica también
se transmutó en pitagorismo.
En todos los casos, lo que ocurrió fue un cambio de nivel, un cam
bio de interpretación. El Dios personal pasó a ser (¡sólo teórica y poten
cialmente!) una Ley impersonal o un impersonal Principio de Orden; tal
como en la original democracia norteamericana vemos que la Idea de
una Monarquía personal da lugar a la de una Constitución inviolable.
"En América, el Rey es la Ley", dijo Thomas Paine. Al mismo tiempo y
por las mismas razones, el principio de consanguineidad, que repre
sentaba el único vínculo válido con una humanidad concentrada en el
nivel fisiológico, empezó a ser desafiado por un nuevo tipo de relación
humana, la hermandad espiritual que incluía a hombres (y, a veces, a
mujeres) de diferentes sangres y razas. Obsérvese al Sangha budis
ta, a las cofradías pitagóricas, a las hermandades gnósticas (de donde
derivaron las órdenes monásticas católicas) y, finalmente, a hermanda
des como las de los drusos, en el Monte Líbano (originariamente com
puestas por místicos de todas las razas).
31
Lamentablemente, pero de modo muy natural, semejante cambio
tremendo de nivel es posible que no pudiera funcionar entre las masas.
Lo trágico fue que ni siquiera la élite de la humanidad logró vivir según
el ideal potencial abierto para ella por los Grandes Maestros del siglo
VI a. C.; y los cinco o seis siglos siguientes son la historia del relativo
fracaso de la humanidad en ajustarse a un nuevo nivel del ser. Ya se
tratase de la China, de la India, de Grecia o de Persia, el resultado fue
el mismo, y, desde luego, la profundidad alcanzada varió con cada ci
vilización.
En Grecia, la mente se convirtió en mero intelecto analítico, y la sa
biduría se convirtió en sofistería. El individualismo se desarrolló de ma
nera desequilibrada, y la humanidad entró en una fase de caos psico
lógico en gran escala, con el resultado habitual de desequilibrio fisioló
gico, sensualidad, perversión, etc. Por reacción, esto condujo al cristia
nismo popular, y, en la India, al movimiento Bhakti y al budismo Maha
yana. Sobrevino una reacción psicológica en grande contra la mente,
y las religiones de sentimientos y amor, devotas y compasivas, abarca
ron el mundo.
Entretanto, la astrología había experimentado una profunda trans
formación. había cesado de ser vital y necesaria para las colectividades
como un principio de orden, porque el creciente predominio del princi
pio racional intelectual le permitía al hombre proyectar especulativa
mente su propio orden en el mundo. Pero (y este es el punto importan
te) el orden racional del intelecto es de una calidad diferente a la del or
den biológico. El intelecto es sólo un medio que ayuda al hombre a ele
var su consciencia desde el nivel fisiológico hacia el nivel psico-mental.
No puede llenar a la vida humana con un significado vital. Crea un in
dividualismo de índole separativa, basado en el análisis pero no en la
síntesis: y toda la vida es síntesis. A medida que los individuos pasa
ron a ser, cada vez más, lo importante, la astrología empezó a prove
erlos y a surtirles sus temores. Entonces, comenzó el largo ciclo de de
generación externa de la astrología. En la superficie, llegó cada vez
más a ser una mera adivinación, mientras las fases más profundas de
la astrología renacieron, como ya dijimos, al convertirse en el cimien
to de la alquimia.
El punto decisivo sobrevino probablemente cuando las ideas astro
lógicas pasaron rápidamente de Caldea hacia el Oeste; primero, "a tra
vés de Seroso, el sabio babilónico que fundó una escuela hacia el 640
a C. en la Isla de Cos y que tal vez contó a Tales de Mileto (639-548)
entre sus discípulos" (ver "Historia de la Astronomía", en la Enciclo
pedia Británica); y, más claramente aún, durante la mitad del siglo IV
a. C. (según Bouché-Leclercq y otros). Mientras en Caldea como en la
32
China, la astrología era principalmente un asunto concerniente a la co
munidad o al Estado, con el rey corno centro y principio guía del Estado,
en Grecia, y tiempo después, en Roma, evolucionó la práctica de efec
tuar horóscopos Individuales. La astrología cayó pronto en manos
de mercantilistas que rápidamente llegaron a conocerse como charla
tanes. En Roma, a éstos se los llamó primero "matemáticos", y luego,
"caldeos", y, lo mismo que en tiempos modernos, fueron tantas las
trampas o necedades conectadas con las prácticas de aquéllos que, en
ocasiones, por edictos imperiales, se los obligó a cesar en su comercio.
En la antigua India, a cada comunidad-aldea se le asignaba un as
trólogo oficial y, aparentemente, una de sus funciones era efectuar el
horóscopo de los recién nacidos de las castas elevadas. Pero, en es
te caso, la práctica tenía una significación muy ritual, y fisiológica o
biológica; pues a menudo los matrimonios se realizaban mediante la
comparación de mapas natales, y hasta la vida matrimonial era regu
lada por los astros. En otras palabras, aquí encontramos otra vez un ti
po biológico de individualismo en actividad. Los cuerpos de los indivi
duos (de las castas elevadas) tenían que ser "cultivados", o, de hecho,
criados, para que pudieran llegar a ser instrumentos perfectos para la
liberación del espíritu. La pureza racial era otra expresión del mismo
ideal; y era forzada por las circunstancias, pues la sangre aria tenía que
ser preservada cuidadosamente, o la abrumadora masa de gente no
aria de la India habría corrompido al tipo racial. Esto habría significado
caos fisiológico. De manera que aquí, nuevamente, la astrología ser
vía corno un medio para aportar-o conservar- el orden biológico; con
una defensa contra la naturaleza elemental y corno una técnica de de
sarrollo de la naturaleza "domesticada", o sea, la naturaleza verdade
ra del modelo celestial representado por el Man u, el gran Antepasado
divino. Tal problema biológico surge siempre cuando una raza más o
menos nómade, que vive en las montañas, invade las llanuras llenas de
una humanidad decadente.
Sin embargo, no hay evidencias de que la individualización de la as
trología y su uso con fines personales en Grecia y Roma tuviera una ba
se fisiológica similar. Puede haber habido un tipo arcaico de astrología
griega conectada con los misterios órficos, corno hubo una astrología
egipcia arcaica conectada con la magia ceremonial; pero, por lo que sa
bernos, no hay huellas de que haya sido preservada. Sin embargo, es
evidente que Pitágoras usaba a la astrología en relación con la músi
ca: y tal vez deberíamos buscar el origen de la astrología ético-fisioló
gico-alquímica de tiempos posteriores.
Tal tipo de astrología -que debió diferenciarse vivamente del tipo
al que Tolomeo se refiere- es un intento de poner alguna clase de or-
33
den psicológico en las naturalezas interiores de los hombres, que se ha
bían desequilibrado por el nuevo énfasis que la civilización griega (y pa
recidas manifestaciones en Oriente) habían puesto sobre el intelecto.
Es cierto que la Grecia clásica también había recalcado los elementos
de la belleza física y la forma corporal. Pero el culto griego del cuerpo
era estético, no biológico, u "oculto" en el sentido del primitivo yoga hin
dú. Los griegos rendían culto a la forma y a la proporción, no a la vida
orgánica que creó (y que canta dentro de) la tierra-cuerpo. Eran ideó
logos, y, finalmente, esteticistas.
Fue el impacto de este ideologismo anteriormente desconocido,
que se ocupa del orden, de la forma y de la medida como abstraccio
nes válidas en su propio plano mental sin la necesidad de una base fi
siológica o siquiera un contexto, el que sacudió al mundo humano, y
destruyó el significado vital de la astrología. La astrología había descu
bierto el orden que está dentro de la esfera de los fenómenos biológi
cos. Fue la promesa inherente a la naturaleza -externa o interna- de
que el caos aparente de las energías naturales puede resolverse en un
cosmos; de que, en consecuencia, es posible la previsión basada en la
ley; y de que el futuro vivo puede deducirse del pasado vivo. Ahora los
hombres empezaban a ocuparse de un orden abstracto; no más del
cosmos dentro de la naturaleza -el cosmos vivo- sino de pautas ide
ológicas, de lógica.
La lógica griega mataba al significado de la astrología fisiológica. Si
el hombre pudiera crear su propio orden abstractamente, y satisfacer
de ese modo su innato anhelo de seguridad, dejaría de existir un valor
vital en el intento de buscar dolorosamente el orden dentro de la natu
raleza exterior El hombre podría gobernar el orden. Podría proyectar
lo externamente -lo cual significa esteticismo- fuera de su propio yo,
de su propio yo mental. Podría fabricar al mundo a partir nuevamente
de ideas. ¡Qué revolución increíble! Antes de esa época, las ideas eran
vínculos meramente conectores entre los fenómenos naturales que se
percibían concretamente. Ahora se decía que vivían en su propio mun
do, en un mundo en el que el hombre también podía morar muy lejos
del dominio del caos natural y del temor biológico. Tal concepto trans
formaba toda la perspectiva humana de un modo que es dificilísimo que
los modernos lo apreciemos, especialmente porque la mayor parte de
lo que conocimos de las eras arcaicas fue más o menos reescrito, o do
cumentado por primera vez, después del siglo VI a. C.
Si el orden existía como un mundo arquetípico fuera del mundo de
la naturaleza biológica, entonces lo que había que hacer era, desde lue
go, dejar a esta última y sus miedos, y entrar en el reino bendito. Los bu
distas intentaron hacer eso con la meditación, apartándose de la vida
34
fisiológica y mentalizando al cuerpo. Esto era muy diferente del yoga
"arcaico" que era un intento por despertar al espíritu vital en el cuerpo,
por liberarlo de la esclavitud de los sentidos y de la fiebre de la "selva",
y por integrarlo en un punto de unidad perfecta con el "Dios que mora
en la Estrella Polar", como lo sostenían los chinos. Los griegos busca
ban evadirse del mundo trágico de la naturaleza y de su destino pasio
nal mediante el pensamiento puro, mediante la contemplación estética
pura y mediante el amor "platónico".
Finalmente, cuando estos tipos de evasiones terminaban en el ra
ciocinio y la sofistería, o en el egoísmo absoluto de un nirvana falaz, en
tonces apareció una fuerte reacción psicológica, y surgieron las religio
nes de los sentimientos: el Bodhlsattva ideal de compasión, o en la In
dia y Persia la bhakti ideal de un amor, tan personal en su éxtasis co
mo para expresarse en símbolos tomados de la pasión muy sensual; o
el ideal cristiano de la caridad, del sacrificio y del martirio. Estas religio
nes también habían liberado a un mundo de los sufrimientos y temores
(que ahora son "pecados") de naturaleza terrena; pero este mundo só
lo podía alcanzarse después de la muerte. Era el "otro mundo"; y su en
trada era custodiada por la Iglesia, sin cuyo recurso el hombre se en
frentaba con un reino aún más horrible de temor y caos: el infierno. Es
cierto que las religiones arcaicas a menudo imaginaron un mundo de
dioses en el que los mortales podrían ser admitidos después de la muer
te, pero la significación de este mundo era enteramente diferente, en lo
psicológico, de la del "otro mundo" cristiano. Pues este último daba un
significado peyorativo y pecaminoso a todo lo conectado con la natura
leza fisio-biológica, el cual es el punto importante. Entonces fueron
exaltados la fe, la obediencia ciega y el amor; y se los exaltó contra la
vida biológica natural. Así surgió la larga historia de las represiones, y
empezó el divorcio entre el espíritu y la carne. Los hombres perdieron
el sólido orden de los instintos naturales y fueron entonces incapaces
de alcanzar otra solidez, la de un orden superior de vida en el nivel
psico-mental. En consecuencia, se encontraron habitando en un reino
intermedio, un reino poblado por los resultados de represiones, nega
ciones, sentimientos frustrados y sofistería intelectual: realmente, en
una selva psicológica.
En esta selva, como en cualquier selva, había temor. En ella se api
ñaban criaturas monstruosas, íncubos, súcubos, fuerzas malignas; las
criaturas fisiológicas ya no se conectaron con los elementos terrenos,
salvo con los productos de pecados, de autoengaños y de hambre bio
lógica. De esto surgió un tipo psicológico de animismo. Es verdad que
la Iglesia ofrecía orden y seguridad a quienes entraban en su reino.
¿Pero cuántos monasterios mantenían realmente alejada a la selva?
35
Empero, la Iglesia era un refugio, una muestra de la posibilidad de
un mundo celestial al que ella sola conducía. Y, por tanto, la Iglesia ocu
pó el lugar de la astrología. Lo hizo con muchas festividades y ceremo
nias dispuestas con gran orden a lo largo de todo el año: en realidad,
reproduciendo las viejas festividades biológicas basadas en la astrolo
gía de la era arcaica. Lo hizo para sus hijos consagrados con una se
rie diaria de misas, plegarias y servicios, que se extendían a través de
la noche y del día. Todas estas ceremonias eclesiásticas representa
ban al año cristiano, al zodíaco cristiano (ahora habitado por santos y
arcángeles), al orden cósmico cristiano. La observancia de esas cere
monias mantenía a la selva lejos del alma.
¡Pero la astrología existía todavía bajo diferente vestidura! Era la
astrología sin el nombre. A la rueda del zodíaco se la reemplazó con un
sistema de trueques de los cuatro elementos: caliente, frío, seco, húme
do, que no difería del Vi Klng chino. A esos trueques correspondían las
muchas festividades del año, alguna liturgia apropiada para aquéllas,
y a ellas se les asignaban, como ilustraciones simbólicas, episodios de
los Evangelios. 4 Boehme iba a extender el mismo sistema, usando la
alquimia como base, que no difería del de los taoístas chinos.
La astrología cabalística
4 Esto puede verse especialmente en libros escritos por autores sirios: pues las iglesias
fM
fül sirias habían permanecido más cerca de la base biológica del antiguo Oriente; mientras la
ifl Iglesia Romana se había intelectualizado más bajo la influencia de los neopitagóricos y los
ioú® neoplatónicos. Ver el libro de Bar-Hebraeus, llamado Ethlcon, y muchos otros (siglo XIII).
36
Misterios, babilónicos y griegos. En todo caso, allí encontramos una
mezcla más bien curiosa de elementos, muchos de los cuales no son
completamente afortunados. Lo que otrora fuera una función vital en
la sociedad arcaica aparecía, tras la gran transformación psicológica de
la humanidad, como una función inferior (para usar la terminología de
la psicología de Jung). Era la vieja idea mágica del animismo, traduci
da al caótico reino "astral" en el que estaba tan claramente centrada la
psiquis colectiva de la Edad Media. De manera que el elemento del te
mor estaba fuertemente presente. El mago usa una espada para com
batir a los espíritus malignos, y se protege mediante círculos mágicos.
Pero el temor está a menudo en su corazón, y así se abre la puerta pa
ra la desintegración psicológica. Obsérvense los horrores de la magia
ceremonial en Europa, incluso hasta hoy.
Tales tipos de magia, pura o impura como podría ser el caso, usa
ban consiguientemente a la astrología. Según las ideas cabalistas, el
universo consistía en diez esferas concéntricas, y cada esfera estaba
bajo la influencia de uno de los diez Sephlroth, o Emanaciones del Ab
soluto. Estas esferas eran, en orden:
El prlmum mobile
La esfera del zodíaco
La esfera de Saturno
La esfera de Júptter
La esfera de Marte
La esfera del Sol
La esfera de Venus
La esfera de Mercurio
La esfera de la Luna
La esfera mundana
Cada una de las esferas planetarias presidía cierta sección de los
asuntos humanos, y el hombre que deseaba triunfar en estos asuntos
tenía que conocer los símbolos místicos del planeta que gobernaba y
los nombres y atributos de los genios en actividad (ver Two Kabbalis
tic Planetary Charms, de E. Y. Pilcher, Sociedad de Arqueología Bí
blica, 1906). También se usaban cuadrados mágicos, y se fabricaban
talismanes para asegurar los oficios de los espíritus o la influencia de
las esferas planetarias.
Del siguiente extracto podrá verse qué se suponía que eran estos
genios:
"La Creación de la Vida por el Sol es tan continua como la luz de éste; na
da lo detiene o limtta. En torno de él, como un ejército de Satélites, hay in-
37
numerables coros de genios. Estos habitan en la vecindad de los Inmorta
les, y desde allí vigilan las cosas humanas. Cumplen la voluntad de los dio
ses por medio de tormentas, tempestades, transiciones de incendio y te
rremotos, del mismo modo que mediante el hambre y las guerras para el
castigo de la impiedad... Bajo las órdenes del Sol está el coro de los Ge
nios, o más bien los coros, pues hay muchos y diversos, y su número co
rresponde al de las estrellas. Cada estrella tiene sus genios, buenos o ma
los por naturaleza, o más bien por la acción de aquéllos, pues la acción
es la esencia de los genios... Todos estos genios presiden los asuntos
mundanos, sacuden y abaten la constitución de los Estados y de los indi
viduos; imprimen su semejanza en nuestras Almas, están presentes en
nuestros nervios, en nuestra médula, en nuestras venas, en nuestras ar
terias, y en nuestra misma sustancia cerebral. .. Cambian perpetuamente,
no siempre de modo idéntico, sino girando en círculos. Con el cuerpo pe
netran dos partes del Alma, para que pueda recibir de cada una la impre
sión de su propia energía. Pero la parte rezonable del Alma no está suje
ta a los genios. Tiene por designio recibir a Dios, que la ilumina con un ra
yo resplandeciente. Son escasos en números los ?Sí iluminados, y los ge
nios se abstienen de ellos; pues ni los genios ni los dioses tiene poder al
guno en presencia de un solo rayo de Dios. Pero todos los otros hombres,
en alma y cuerpo, son dirigidos por los genios, a los cuales éstos se ape
gan y cuyo accionar éstos afectan."
(De Hermes Trismegisto, citado en
La Doctrina Secreta, 1, pág. 294, vers. ingl.)
La astrología alquímica
Si el cabalismo y el tipo de astrología usado en sus prácticas má
gicas representan una especie de animismo psicológico, la verdadera
clase de alquimia representa lo que podríamos llamar al "vitalismo psi
cológico". La alquimia no trata de renunciar a la naturaleza y centrar a
la consciencia, por decirlo así, fuera de aquélla, en las altas cimas del
alma; ni trata de controlarla por compulsión y por el ejercicio de una obs
tinación intelectual. Supone una sustancia vital universal que llena al
universo entero, físico y espiritual. Ve al hombre y al universo como dos
ejemplos de la misma armonía básica de los principios que actúan en
y a través de esta sustancia vital, y apunta a establecer al hombre en
el propio nivel de manifestación de éste como un cosmos perfecto, tal
como el universo, en su nivel, es un cosmos perfecto. El mal se debe
al hecho de que las respectivas esferas del hombre y del universo se
mezclan, cuando el hombre cesa de ser una mera parte de la natura
leza universal y se convierte, por derecho propio, en una totalidad cós
mica.
Esto explica por qué, en tiempos arcaicos, la filosofía vitalista consi
deraba a la Tierra como el microcosmos y, en tiempos modernos, la al
quimia, su contraparte, considera al hombre como el microcosmos.
39
Antes del siglo VI a. C., el hombre no era realmente un microcosmos
sino, solamente, en un sentido, el goce de la Tierra. Aun así, ¡pocos
hombres son realmente microcosmos! Pero desde que el hombre en
contró en sí mismo, independientemente de la naturaleza, su propio
principio del Orden, su propia Medida y su propia Proporción, la Idea,
el Dios en lo interior, entonces puede decirse, al menos en sentido ge
nérico, que el hombre es el microcosmos.
LA ASTROLOGIA FRENTE AL
PENSAMIENTO MODERNO
Es fácil ver cómo las tres etapas del conocimiento que Jeans men
ciona (la animista, la mecánica y la matemática) corresponden a las tres
etapas del pensamiento astrológico, consideradas en el capítulo ante
rior. El "mecanismo" de la ciencia no es básicamente diferente del "vi
talismo" de la astrología; la "impulsión y la tracción" del primero corres
ponde, en términos de actividad material, a los principios del yang y del
yin de las operaciones vitales. En ambos casos, se considera que un
tangible dualismo de fuerzas es el substratum de la realidad; y si el
mecanismo originóse en una generalización de la acción muscular, en
tonces el vitalismo puede ciertamente rastrearse en una generalización
similar del acto reproductivo: en la unión de los órganos masculino y fe
menino. En el nuevo tipo de vitalismo astrológico, a las estrellas y a los
planetas se los considera como imanes o aparatos de radio, y la acción
eléctrica, que siempre es de naturaleza constituida por polos, es el nue
vo nombre que se dio a la "fuerza vital" del pensamiento más antiguo.
Jeans llama "matemática" a la tercera etapa del pensamiento. Su
rasgo principal es que se advierte que la pura especulación matemáti
ca encaja perfectamente en los resultados de experimentos más com
plejos y depurados; en realidad, a menudo precede a los experimentos.
Se construyen las teorías matemáticas, y cuando el físico busca un ti
po de fenómenos
. .
a los que pudiera aplicarse la teoría, encuentra con
45
frecuencia uno, hasta entonces sin explicar, que encaja perfectamen
te con las fórmulas puramente abstractas. Además, lo notable es que
se advierte que unos pocos símbolos -como lo son todas las letras o
cifras algebraicas o matemáticas- pueden dar orden y sucesión lógi
ca a la vasta complejidad de los fenómenos naturales. En otras pala
bras, se advierte que unas pocas relaciones simbólicas (o sea, fórmu
las) bastan para ordenar los múltiples acontecimientos del mundo en
una pauta, conociendo la cual el hombre ganará un dominio relativo so
bre los elementos naturales a través de la presciencia.
Citando nuevamente del libro de Jeans:
"Al ser esto así, no hay razón asignable de por qué el aparente determinis
mo de la ecuación de las ondas no deba ocultar un completo indeterminis
mo objetivo. En el problema matemático conocido como la "marcha al
azar", imaginamos que un viajero camina 20 millas por día, pero sin rela-
50
ción causal entre las direcciones de sus marchas en los días sucesivos; po
demos, por ejemplo, imaginar que lanza su bastón por el aire al azar cada
mañana, y deja que la dirección en que aquél caiga determine la dirección
de su marcha de ese día. Desde luego, puede obtenerse una fórmula ma
temática que demuestre las posibilidades de que él esté en diversos pun
tos en los anocheceres sucesivos. Si ahora reducimos la unidad de tiem
po de un día a un segundo, de modo que cada paso suyo sea indetermi
nado, descrubrimos que las probabilidades se esparcen en ondas, tal co
mo la ecuación de SchrOdinger; la dispersión de las ondas corresponden
a un determinismo estricto, aunque la causa física subyacente es un com
pleto indeterminismo." (Op.clt. pág. 255)
"El único determinismo del que la física moderna está segura es de índo
le meramente estadística. Aún vemos las acciones de vastas muchedum
bres de moléculas o partículas que se adecuan a un determinismo; desde
luego, este es el determinismo que observamos en nuestra vida cotidiana,
la base de la denominada ley de la uniformidad de la naturaleza. Pero has
ta ahora no se ha descubierto determinismo en los movimientos de los in
dividuos separados; por el contrario, los fenómenos de la radiactividad y la
radiación sugieren más bien que aquellos individuos no se mueven sino
que son impulsados y fraccionados por fuerzas inexorables ... no son con
trolados por fuerzas predeterminadas, si no sólo por las leyes estadísticas
de la probabilidad." (págs. 275-276)
Sin embargo, la cuestión fundamental que hay que captar (¡que pa
ra tantas personas parece difícil!) es que los libros corrientes sobre as
trología hoy dan meramente la aplicación del simbolismo astrológico a
unos pocos temas tradicionales: carácter, salud, felicidad y asuntos
que afectan al Estado, etc. Estas aplicaciones se basan en una visión
tradicional, de sentido común, de los temas involucrados, y se sostie
nen o caen en este criterio tradicional. Si caen, eso no implica, en lo más
mínimo, que los principios sobre los que la astrología se basa, como
una ciencia del simbolismo, estén equivocados. No más que la mate
mática resultó un fracaso cuando el descubrimiento del quantum tras
tornó todo el edificio de la física moderna. De modo parecido, los des
cubrimientos del psicoanálisis, lo mismo que las nuevas condiciones
sociales hoy en día prevalecientes, han invalidado muchas afirmacio
nes tradicionales reproducidas en libros de texto modernos sobre as
trología, en relación con la psicología y la conducta social y las aptitu
des profesionales. Pero la astrología propiamente dicha sigue estando
intacta ante tales cambios; pues, como dice Bertrand Russell de la ló
gica: "Podemos conocer su verdad o su falsedad sin estudiar al mun
do externo, porque (ella) sólo se interesa por manipulaciones simbóli
cas". Parafraseándolo más adelante, añadiríamos: Nuestra certidum
bre concerniente a simples proposiciones astrológicas no parece aná
loga a nuestra certidumbre concerniente a simples hechos psicológi
cos, como el hecho de que una muchacha se enamore en alguna épo
ca de su vida, o cuando sea cuarentona experimente una crisis emocio
nal. Nuestra seguridad deriva de una fuente diferente.
58
Nuestra próxima tarea es la de tratar de definir o, por lo menos, su
gerir cuál es esta fuente; tarea esta que es difícil porque involucra un ti
po de actitud hacia la vida y hacia la consciencia que está muy aparta
da de la oficial y normal que prevalece en nuestra civilización académi
ca e intelectual. En primer lugar, enfocaremos el tema estudiando bre
vemente un tipo de desarrollo del pensamiento moderno que, al mismo
tiempo, es nuevo en su formulación, pero muy antiguo en su estirpe: nos
referimos a la filosofía llamada "Hollsmo".
La filosofía del Holismo
Esta filosofía está expuesta por completo en un libro notable, Ho
lism and Evolution, escrito en 1926 por un hombre aún más notable,
el general Jan C. Smuts, estadista, filósofo y científico. Un artículo de
la última edición de la Enciclopedia Británica, bajo la denominación
de "Holismo", escrito también por el general Smuts, da un resumen ge
neral de las ideas desarrolladas en el libro. Citaremos con alguna ex
tensión este artículo:
"El holismo es la teoría que convierte a la existencia de los "todos" en un
rasgo fundamental del mundo. A los objetos naturales, animados e inani
mados, los considera como "todos" no meramente como conjuntos de ele
mentos o partes. A la naturaleza la contempla como consistente en cuer
pos y cosas separados y concretos, no como un contlnuum difuso y ho
mogéneo. Y estos cuerpos o cosas no son enteramente reducibles a par
tes; en un grado u otro, ellos son "todos" que son más que la suma de sus
partes, y el ensamble mecánico de sus partes no lo producirá ni explicará
su carácter y su conducta. Las denominadas partes no son, de hecho, re
ales, sino, en gran medida, distinciones analíticas abstractas, y no expre
san apropiada o adecuadamente lo ocurrido con la composición de la co
sa en conjunto.
"Por tanto, el holismo es un punto de vista adicional y complementario del
de la ciencia, cuyas palabras claves son continuidad y mecanismo... El es
quema mecanicista (de la ciencia) se aplica hasta a los cuerpos vivos, pues
las estructuras materiales de éstos determinan las funciones que constitu
yen los caracteres de la vida... A la vida y a la mente se las considera co
mo derivadas y epifenoménicas respecto de la materia ... El esquema cien
tífico fue muy gravemente socavado por los muy recientes descubrimien
tos de la ciencia física y matemática ... 1 El valor del concepto mecanicis-
1 Esto es especialmente cierto respecto de la teoría quántica que es tal vez la base más
W=m
·._i,_. ·, ,�'.·:_
� ::::2
❖
profunda del holismo científico, en la medida en que representa al universo como funcionan-
l do por medio de totalidades de acción: quanta. La teoría se contrapone al criterio del mo
f=.·:·.; vimiento continuo, dando así, al universo. una apariencia separada. Todavía ha de formu-
larse la filosofía de la teoría quántica. (D.R.)
59
ta para la investigación no es cuestionado, pero ya no puede considerár
selo un verdadero índice del carácter completo del universo y su conteni
do. El holismo es un intento de explorar un esquema alternativo que, sin
embargo, evite las trampas del vitalismo.
"¿ Qué está implícito en el concepto de un "todo"? En primer lugar,en la me
dida en que un ''todo" consiste en partes o elementos, no pueden ser fijos,
constantes o inalterables ... El ''todo" y las partes se influyen mutua y recí
procamente y se modifican entre sí... Las partes son moldeadas y ajusta
das por el ''todo" tal como el "todo", a su vez, depende de la cooperación
de sus partes ... El concepto del "todo", como se aplica a los objetos natu
rales implica, pues, dos grandes desviaciones respecto del esquema cien
tífico ortodoxo. En primer lugar, la materia, la vida y la mente no consisten
en elementos fijos,constantes e inalterables. Y,en segundo lugar,además
de las partes o de los elementos de las cosas, hay otro factor activo (el "to
do") que la ciencia no reconoce.
"La evolución es la complejización progresiva de las partes o de los ele
mentos cooperantes, con un simultáneo aumento de la unidad de la pau
ta con la que se combinan. Es, pues, una creciente serie de "todos", des
de los modelos materiales más simples hasta los más avanzados ... El to
talismo, o el holismo, caracteriza a todo el proceso de la evolución en me
dida cada vez más creciente. Y el proceso es continuo en el sentido de que
los tipos más viejos de "todos" o pautas no se descartan, sino que se con
vierten en el punto de partida y en los elementos de las pautas más nue
vas y•más avanzadas. Así, las pautas químicas materiales se incorporan
en las pautas biológicas, y ambas en las pautas o "todos" psíquicos sub
siguientes ... Electrones y protones, átomos y moléculas, compuestos inor
gánicos y orgánicos, coloides, protoplasma, plantas y animales, mentes y
personalidades son sólo algunos pasos en este movimiento del holismo...
"El "todo" es creativo: siempre que las partes conspiran para formar un ''to
do" surge algo que es más que las partes... El origen de un "todo" a par
tir de sus partes es un ejemplo de lo más que surge de lo menos, de lo su
perior que surge de lo inferior,de un modo que no violenta a la razón... por
que el concepto de un "todo" en relación con sus partes es un producto de
la razón ...
(Enciclopedia Británica: "Holismo")
2 Bergson define a la intuición como instinto que es consciente de sí, liberado de la es-
, pática entre nosotros y otros seres vivos. La intuición transciende al intelecto, pero es por
medio del intelecto que creció más allá de las limitaciones del mero instinto. Sin la coope-
fü;:;:t ración del intelecto debió -oomo instinto- haber permanecido vinculada con algún obje-
i I i práctica, y haberse gastado en un acto externo (Ver La Creación
�v:��� :, �=p� � ���-
l!i!:;¡¡ t l
72
"La intuición es una especie de captación instintiva, independiente de la na
turaleza de su contenido ... A través de la intuición, cualquier contenido se
presenta como un "todo" completo ... La cognición intuitiva posee una na
turaleza intrínseca de certidumbre y convicción que le permitió a Spinoza
apoyar a la "scientia intuitiva" como la forma suprema de cognición."
Jli 3 Ver los dos capítulos siguientes en cuanto a un ulterior estudio de estas "cualidades"
fü@ e "imágenes primordiales" del inconsciente.
73
el caos aparente de la existencia cotidiana. Además, el hombre obser
vó que existía una notable regularidad en los movimientos del Sol, la Lu
na y las estrellas. Luego, el factor psicológico interno y la percepción ex
terna aparecieron de algún modo como idénticos. Uno se convirtió en
el símbolo de la otra. Todas las intuiciones se basan en símbolos.
¿Qué son los símbolos? Son representaciones de cualidades
que pertenecen a los "todos". Para distinguirlas de los símbolos, las
enumeraciones y categorías pertenecen a las partes. Las partes exis
ten en un estado de simultaneidad coextensiva, o sea, en el espacio. Se
los ve en yuxtaposición y, básicamente, nos impresionan por sus dife
rencias: ocupan lugares diferentes, se orientan de modo diferente, se
comportan de distinto modo. Tienen características distintivas, merced
gundo plano de un espacio homogéneo, o en mutua contraposición, por
contraste. Por ello, a las partes se las puede enumerar: pueden recibir
valores cuantitativos y conexiones causales; se las puede clasificar en
categorías, compartimientos, etc. Pero cuando llegamos a los "todos"
(ya sea como entes totales, o como situaciones totales) nos enfrenta
mos con individualidades verdaderamente indivisibles que deben ser
entendidas y vividas como "todos". A fin de hacerlo, tenemos que es
tablecer una corriente de "simpatía" entre nosotros mismos (como un
"todo") y ellos. Nuestra totalidad se encuentra y unifica con la totalidad
de ellos. En nosotros, el resultado es un estado psíquico. Este estado
es puramente cualitativo; pues como lo muestra Bergson en su libro
Les Données lnmédlates de la Consclence, 4 los estados psico
lógicos son, en sí mismos, puramente cualitativos, y la duración pura es
una "sucesión de cambios cualitativos".
De manera que, hablando brevemente y evitando prolongados ar
gumentos metafísicos, podemos decir que cada "todo" como lo expe
rimentamos en cualquier momento particular, está imbuido de una cua
lidad que representa al "genio" de este "todo", el genio de la situación
como un "todo": su significación, su "alma". ¿Cómo puede transmitirse
esta alma o esta significación? No sólo mediante una enumeración de
las partes que constituyen el "todo", sino mediante un "símbolo" que,
como un "signo", revela la significación del "todo".
Los valores del tiempo, los valores del alma, los valores de los "to
dos" -todos términos similares- no pueden comunicarse directamen
te. El análisis intelectual y sus operaciones mentales conexas no son
de utilidad alguna para transmitir la totalidad del "todo", el genio de una
situación total, de un momento total. Sólo la intuición, basada en la iden-
!] 4 En traducción al inglés, apareció como Time and Free WIII. Ver capítulos I y 11.
74
tificación y la simpatía perfecta (o la armonía perfecta) puede llevarnos
a la captación de esa totalidad o ese genio.
Pero, ¿cómo podremos despertar este estado de identificación?
Sólo mediante la formulación de una situación o una imagen que, de
una manera dramática activa, exteriorice la cualidad del "todo", y que,
además, tienda a despertar la experiencia de esa cualidad en otros. Su
pongamos que un hombre vive en una espesa selva, tan tupida que
nunca vio un cielo nocturno lleno de estrellas. En la selva, él experimen
ta constantemente temor y ataques de cosas vivas hostiles. La vida de
la selva le parece un pavoroso caos de instintos brutales. Después lle
ga hasta él un ser superior que lo lleva a la cima de una montaña des
de la que puede observar el ordenado desfile de las estrellas. Le ense
ña los rudimentos de la astronomía y las ordenadas leyes de los movi
mientos celestes. Por primera vez, la totalidad de ese hombre se en
frenta con la totalidad del universo, y experimenta la realidad del orden
y de la armonía. Ahora se da cuenta de que hasta la vida de la selva es
gobernada por alguna armonía vasta y misteriosa.
Luego regresa a su selva, y todo su ser está colmado con esa ex
periencia. Trata de comunicar el significado del orden a sus compañe
ros de la selva, pero, por supuesto, no lo consigue porque aquéllos ca
recen de una experiencia sensoria que pueda darles el "símbolo" del or
den. Finalmente, el hombre los conduce hasta la copa de altos árboles
y ellos contemplan el despejado cielo nocturno. Una noche tras otra,
ven el desfile de las estrellas. Pueden percibir la realidad del orden uni
versal, pues a la sazón vieron su "signo". Y después, si no pueden tre
par a los altos árboles y están oprimidos por el oscuro caos de la sel
va, siempre que se sienten perdidos en este caos, otro hombre podrá
decirles: "Recordad las estrellas. En el mundo hay orden". Y los hom
bres desesperados pueden experimentar nuevamente la realidad del
orden mediante la fuerza del simbolismo de las estrellas.
De modo parecido, un tigre se convierte en un símbolo de temor; y
una casa sólidamente construida en un símbolo de protección. En otras
palabras, una situación de vida que, en la experiencia más o menos uni
versal de la humanidad, es identificable espontáneamente con la cua
lidad de un estado psicológico particular, se convierte en el símbolo de
ese estado. Ese estado es el que se exterioriza como una imagen sim
bólica, la cual, más adelante, en una etapa posterior de la evolución, se
abstrae en una palabra, una frase o una obra de arte.
Lo que hace que la imagen o la acción dramática sea un símbolo ap
to es, en primer lugar, el hecho de que constituye una situación total.
Debe experimentarse como un " 'todo' activo"; de otro modo, no reve
laría, en otra persona, un estado psicológico totalmente determinado.
75
Entonces, deberá relacionarse con la experiencia pasada de esa per
sona, directa o al menos indirectamente. Ningún símbolo es realmen
te significativo para quien no haya experimentado el " 'todo' activo" que
representa. Un tigre no es símbolo de temor para nadie que jamás ha
ya tenido la experiencia de un tigre, en forma directa, o vicaria, partici
pando de la experiencia de otras personas. Cuanto más vicaria y remo
ta es la experiencia, menos significativo es el símbolo, porque tiene me
nos fuerza para suscitar el estado psicológico que tiene por objeto ser
idéntico.
Dijimos que todas las intuiciones se basan en símbolos. Y también,
de modo diferente, los instintos. Un animal se enfrenta con una situa
ción y reacciona ante ella instintivamente. Si en el pasado su especie
en conjunto no experimentó situaciones idénticas, tal reacción no exis
tiría, ciertamente no como para perfeccionar una conducta. El hecho de
que la situación haya sido experimentada antes, muchas veces, convir
tió en un símbolo a la configuración de los elementos que la constitu
yen. Se convirtió en un signo de un estado psicológico-biológico que
compelió a una adaptación inmediata. La reacción instintiva es no só
lo inmediata sino también una adaptación perfecta a la situación por
parte de quien tiene la experiencia. Esto es así porque el símbolo tie
ne significación absoluta, y por tanto, compele absolutamente, sin re
servas ni perversiones, a la adecuada conducta vital o biológica.
Por el contrario, en un ser humano moderno, difícilmente situación
alguna de la vida esté dotada de significación absoluta como símbolo,
porque el hombre moderno usa su mente analítica en tal medida que ya
no puede captar una situación (ni puede captarse) como un "todo". No
es total en sus reacciones, a menos que esté bajo la presión de urios
pocos sentimientos biológicos omnicompulsivos. No ve a las personas
o a las situaciones como "todos". Por tanto, no las identifica inmediata
mente con "cualidades", de las que ellas son símbolos. A causa de que
no se las capta como símbolos de cualidades, plena y totalmente expe
rimentadas en el pasado, deben ser analizadas, un trozo tras otro. El re
sultado, en el mejor de los casos, es una reacción demorada; o una re
acción errónea. Ni el instinto ni la intuición analizan a un hombre o a una
situación trozo tras trozo; sino que los captan en su totalidad y de inme
diato. Los ven en su totalidad y como identificados con una o varias cua
lidades, lo cual determina una reacción correcta.
Incluso en la actualidad, el indio norteamericano reacciona habi
tualmente de inmediato ante una persona con la que nunca se encon
tró. La voz de esta persona, o la calidad de su silencio, o algo indescrip
tible llega a ser para el indio un símbolo claro de la personalidad real de
aquélla (o sea, de su totalidad). Y, consiguientemente, actúa con ver-
76
dadero juicio, sobre la base de su intuición. Por el contrario, el hombre
blanco habitualmente no se encuentra con un extraño como un "todo"
que se encuentra con un "todo", intuitivamente, sino que empieza a
analizar éste o aquel rasgo o característica. Y al ver partes más o me
nos inconexas, en vez de un símbolo total significativo de las cualida
des, reacciona frecuentemente ante el extraño de un modo que resul
ta equivocado.
La intuición es, pues, la facultad que permite leer a cada "todo" co
mo un símbolo de una cualidad básica de la vida. Esto significa real
mente ver al alma en cada cosa, a la totalidad (a la cualidad) en cada
"todo". A través de sus instintos, el animal vive en un mundo de símbo
los captados inconscientemente, que obliga a sus funciones biológicas
a reaccionar en perfectos patrones de conducta. El hombre totalmen
te intuitivo vive en un mundo de símbolos percibidos conscientemente,
en un mundo de almas, lleno de significado. La combinación de todos
estos símbolos a cada momento constituye otro símbolo, el símbolo-se
milla del momento. Este símbolo-semilla revela la cualidad significati
va del alma de ese hombre como se ve revelada en la realización del
momento.
Hablando cósmicamente, cada momento del universo puede cap
tarse, pues, como un símbolo cósmico que revela la cualidad del mo
mento, y el alma del Cosmos, -Uámeselo Dios, si se lo desea-. Ca
da momento así captado, sin embargo, es ese momento en relación con
el perceptor en la Tierra, y el límite, para el "todo" de la humanidad.
Como vimos que cada momento es un nacimiento de innumerables
"todos", se desprende que, por ley de herencia cósmica, la cualidad de
ese momento determina la cualidad básica de los "todos" de ella sali
dos. Y como la revolución ordenada de los cuerpos celestes es el gran
símbolo del orden natural y cósmico, se desprende que el patrón cre
ado por estos cuerpos celestes en cualquier momento puede tomarse
como el símbolo radical de la totalidad (existencia independiente y des
tino) de cada "todo" nacido en ese momento. La cualidad revelada por
ese símbolo radical es la cualidad de estos "todos". Pero el símbolo ra
dical (el mapa natal astrológico) debe considerarse como un "todo" y
a través de la facultad de la intuición. Para el intelecto analítico es en
vano captar símbolos holísticos, y si el mapa natal significa algo vltal
y real, sólo podrá serlo como un símbolo; por tanto, como una con
figuración total, como un "todo". La totalidad del patrón celeste al na
cer y la totalidad de la existencia independiente y del destino del nati
vo son idénticas; y ambas son expresiones de la totalidad del momen
to. En la lógica intelectual tenemos la fórmula: Si A= B, y B = C, enton
ces A= C. Sin embargo, la lógica holística da al símbolo = un significa-
77
do diferente al de la lógica intelectual; por así decirlo, le da un
significado genético.
Debemos añadir ahora que las revoluciones del Sol, los planetas y
las estrellas no sólo son material que pueda usarse como símbolos pa
ra una revelación intuitiva del alma del momento. Teóricamente, todo
puede servir como base del simbolismo, con tal que: 1) el intérprete sea
capaz de encontrarse con cada situación simbólica como un "todo" con
la totalidad de su propia personalidad independiente, de este modo, con
la intuición plenamente desarrollada; 2) esta intuición, si se la ha de co
municar, opere según los principios de la "lógica holística"; principios
que pueden describirse brevemente como de coherencia funcional.
Es aquí donde el intelecto encuentra su sitio adecuado. En la con
ducta instintiva, la "coherencia funcional" es inconsciente y biológica.
Por ejemplo, ciertos movimientos y actitudes en el cortejo propio de los
animales son símbolos del impulso biológico que conduce al aparea
miento. Pero el animal no puede dejar de interpretar correctamente, o
sea, con lógica holística, el significado de estos movimientos y actitu
des. Su instinto sabe con certeza qué significan la danza del macho o
el vuelo de la hembra en términos de la función biológica de propaga
ción. Su interpretación inconsciente e inequívoca es "funcionalmente
coherente" porque la "mente" que efectúa la interpretación es absolu
tamente una sola con el principio vital, con la totalidad del momento. La
primavera, como momento del apareamiento, obliga absolutamente a
la interpretación, por parte del animal, de los símbolos de la danza del
apareamiento. El animal realiza perfectamente el momento. El alma del
momento y el yo del animal son idénticos en su significado. Por lo tan
to, la interpretación, inconsciente e instintiva, no puede ser falsa.
Pero el problema es más complejo con los intentos del hombre por
obtener una captación intuitiva de su personalidad y destino individua
les a cada momento; porque tal captación tiene que hallar su base en
la mente consciente. Y la mente consciente (o la función pensante) al
principio no funciona sobre los "todos" sino sobre las partes. El acto de
pensar se desarrolla a partir de sensaciones, que son aisladas y sepa
rativas. Racionaliza sensaciones o asociaciones de sensaciones; y a
menos que una facultad nueva redinamice a la mente; se ocupa prime
ro de valores espaciales y valores formales, más que de valores tem
porales y principios holísticos. Ocuparse de lo primero requiere la co
laboración de los sentimientos que, como veremos en un capítulo pos
terior, reaccionan naturalmente ante las situaciones totales.
La unión de las reacciones de los "todos" ante los sentimientos, y
de la lógica de los pensamientos, conduce a la mente hacia una nue
va actitud o polarización. Entonces, empieza a funcionar en términos
78
más bien de "todos" que de partes; en términos de evaluaciones psico
lógicas más que en términos de conceptos intelectuales físicos. Se tor
na más bien holística que mecanicista. Cesa de estar atada a los obje
tos materiales y a la tarea de enumerarlos y clasificarlos mediante sus
características espaciales. Se vuelve hacia adentro, luego de haber al
canzado esta liberación, y empieza a "sentir" la fuerza viva del momen
to. Entonces, la totalidad del momento empieza a hablar; y tales expre
siones son símbolos.
No importa si tales símbolos son sueños, visiones místicas, agüe
ros o "rúbricas" ocultas, o cualquiera de las formas de interpretación de
la vida e incluso adivinación que se usaron durante miles de años. La
cuestión es que todos los encuentros con la vida están dotados de sig
nificado. El hombre pasa a ser, pues, Intérprete y Vidente. Vive en un
mundo de almas, en un mundo de "todos" significativos, porque la to
talidad, o el holismo, opera a través de su consciencia. En el animal, la
totalidad opera a través del organismo fisiológico. En el hombre de
mente repolarizada, la totalidad opera en el nivel psico-mental; por lo
tanto, conscientemente. Cuando la operación se perfecciona, hay en
las interpretaciones intuitivas de los símbolos del momento la misma
certidumbre que existe en los instintos biológicos; una certidumbre que
el intelecto sólo puede conocer en la lógica y en la matemática pura: la
certidumbre de una tautología; una certidumbre que proviene de una
Identidad evidente. El animal interpreta con certidumbre la danza
del apareamiento porque se identificó con el impulso de apareamien
to dentro del momento. Sólo que no lo sabe. La intuición perfecta es
también el resultado de una identificación (de "simpatía" absoluta, co
mo escribió Bergson) entre el "todo" individual perceptor y la situación
total percibida. Esta identificación ocurre dentro del momento, a cuya
energía creadora de "todos" el individuo está ahora plenamente abierto.
A semejante hombre intuitivo perfeccionado no le es necesario sis
tema particular alguno; y la astrología no es de valor especial. Pero no
puede comunicar sus intuiciones a los demás. La comunicación nece
sita un sistema de interpretación; un conjunto de símbolos que puedan
servir como "puentes" espaciales-mentales entre la totalidad del mo
mento y todos los perceptores. Por tanto, necesita un lenguaje. La as
trología es tal lenguaje, así como la serie de hexagramas del VI Klng
chino es tal lenguaje. Y es en la formación y uso de tal lenguaje que en
tra en actividad lo que llamamos lógica holística y principio fundamen
tal de coherencia funcional.
La verdadera base de la astrología es semejante lógica holística; y
como ya se dijo, no es una recopilación de datos o estadísticas, aunque
estas últimas puedan tener gran valor al ayudar a hacer que las inter-
79
pretaciones abstractas sean más concretas y precisas. Esta lógica ho
lística, basada en la percepción de la totalidad del material usado co
mo elementos simbólicos, y en la de su coherencia funcional, es, para
el hombre verdaderamente intuitivo, tan lógica como la lógica intelec
tual. Pero no es tan rígida y fija, al menos en apariencia, porque es cre
ativa. Es una función de la vida evolutiva cotidiana. Como la lógica de
los instintos, se adapta a nuevas situaciones y a nuevos niveles del ser.
Es proteica, pero de un modo misterioso es inherente, sin cambiar en
su esencia, a todas las variedades de formulaciones.
84
laxias, estando esta cuestión todavía más o menos en duda, sobre ba
ses estrictamente científicas (hasta donde sabemos). Sea esto como
fuere tenemos un conocimiento algo preciso del sistema solar como
una unidad física (con la posibilidad de planetas todavía desconocidos,
probablemente muy remotos); y ese conocimiento debe ser la base de
nuestro simbolismo. No deben conservarse elementos extraños, como
se colegiría de un punto de vista puramente geocéntrico.
El Sol, como el centro del sistema y la fuente de todos los planetas,
ha de considerarse evidentemente como el origen de la vida, la fuen
te principal de la fuerza vital. "Sabemos" científicamente que nosotros,
la Tierra y sus habitantes, giramos alrededor de él. Estamos subordina
dos a él, y su fuerza (gravitacional u otra) es la causa de nuestro mo
vimiento cíclico, como consecuencia del cual estamos obligados a ver
al universo desde una serie de puntos de vista sucesivos. Esta serie de
puntos de vista constituye la realidad (o la consciencia) psicológica de
lo que la ciencia física llama la órbita de la Tierra. Esta órbita, como
una serie constante de puntos de vista, es lo que nosotros, en el
simbolismo heliocéntrico, llamamos el zodíaco. En tal simbolismo, las
constelaciones carecen enteramente de sentido en sí mismas. "Sabe
mos" científicamente que no corresponden a nada real. La distancia de
las estrellas es tal que difícilmente pueden tener significado alguno pa
ra nosotros, salvo en lo que concierne a la galaxia a la cual nuestro sis
tema solar pertenece. Pero las antiguas constelaciones nada tienen
que ver con nuestra galaxia. En el mejor de los casos, pueden simbo
lizar los diversos puntos de vista que obtenemos de nuestras sucesivas
estaciones orbitales en nuestra revolución anual alrededor del Sol. Pa
ra ser más exactos, simbolizan vistas del espacio universal que la Tie
rra y el hombre experimentan como resultado de su relación siempre
cambiante con el Sol. Son símbolos del espacio creados por la revolu
ción de la Tierra alrededor del Sol.
Los planetas del sistema solar tienen significado, en la simbología
heliocéntrica, en términos de su relación de posición, distancia, masa,
velocidad, densidad, etc., con la Tierra y el Sol. En primer lugar, se los
ha de dividir en planetas interiores y planetas exteriores de la órbita te
rrestre. Como esta órbita introduce, desde luego en lo que concierne a
nosotros, una línea divisoria entre lo interno y lo externo, podemos es
perar una especie de equilibrio o simetría entre los planetas internos y
externos. Por tanto, asociamos a Venus y Marte, Mercurio y Júpiter, y,
en un sentido algo diferente, al Sol y Saturno. Puede ser que haya re
almente un planeta Vulcano intramercurial, que debería asociarse con
Saturno; en cuyo caso, tendría necesariamente una parte de la signi
ficación que ahora se da al Sol. A Vulcano también se lo puede enten-
85
der corno la fotósfera del Sol, pues la fotósfera, en lógica simbólica,
equilibraría muy exactamente a Saturno. El interior del Sol equilibraría
simbólicamente a todos los planetas que pudieran hallarse fuera de la
órbita de Saturno.
A la Luna, corno el único satélite de la Tierra, se la pondría en una
interesante posición. ¡Tal vez el simbolismo bíblico de la creación de
Eva a partir de la costilla de Adán pueda ayudarnos a comprender su
significado! Además de los planetas, todos los otros símbolos usados
en astrología, desde este verdadero punto de vista heliocéntrico, han
de interpretarse también de acuerdo con los hechos de la teoría helio
céntrica. La revolución de la Tierra sobre su eje crea el horizonte siem
pre cambiante; este eje crea un Polo Norte, una Estrella Polar, y otros
puntos de interés. Los símbolos se combinan con símbolos, para dar
símbolos de "segundo grado", por decirlo así, y así sucesivamente, ad
lnflnltum teóricamente. Pero cualquier símbolo cuyo significado no es
té justificado, sobre la base de la lógica holística, mediante los datos
concretos que ella sintetiza, deberá desecharse corno impropio.
Esta impropiedad nada tiene que ver con las estadísticas y las ta
blas de casos que "prueban o refutan" el significado del símbolo. Se
apoya en una base lógica, aunque no sea la lógica del análisis intelec
tual y matemático. La persona verdaderamente intuitiva reconocerá lo
absoluto de esta lógica por la evidencia Interna. Pero son pocos los
hombres que, en la actualidad, poseen semejante facultad perfecta
mente desarrollada: la facultad de la percepción holística, la fuerza pa
ra identificarse con la totalidad de los "todos", y revelar el significado de
estos "todos" en términos de símbolos verdaderos y precisos. Por su
puesto, los grandes artistas creadores tienen semejante facultad, pe
ro sólo desarrollada en cierta dirección. Cuando el artista creativo em
pieza a crear con la vida, entonces empieza a vivir en un mundo de sig
nificado incesante y ubicuo, pues, por decirlo así, "está conectado con
el momento". Entonces, sus experiencias se arraigan en el significado
universal, en las imágenes mismas del momento. Pletóricos con la fuer
za de la vida misma, tales Artistas Creativos fueron Buddha, Lao-Tse
y Jesús.
86
11
LA ASTROLOGIA Y LA PSICOLOGIA ANALITICA
El principio slncronístlco
C. G. Jung formuló estas significativas declaraciones en un discur
so que pronunció en Munich, el 1 O de mayo de 1930, en memoria de Ri
chard Wilhelm, gran representante de la sabiduría china e iniciado en
la psicología del Yoga chino: 1
"Para mí, el logro máximo de Wilhelm es la traducción del VI Klng y su co
mentario .... Esta obra encarna, tal vez como ninguna otra, el espíritu de la
cultura china. Las mejores mentes de la China colaboraron en ella y con
tribuyeron a ella durante miles de af'los. A pesar de su antigüedad fabulo
sa, jamás envejeció y vive y todavía está en actividad, al menos para quie
nes entienden su significado.... Alguien como yo, que ha tenido la extraor
dinaria buena suerte de experimentar en un intercambio espiritual con Wil
helm el poder adivinatorio del VI King, no puede permanecer por largo
tiempo ignorante del hecho de que aquí hemos tocado un punto de Arquí
medes a partir del cual nuestra actitud mental occidental puede ser sacu
dida hasta sus cimientos.
"... La función sobre la cual se basa el uso del Vi Klng, si puedo expresar
me así, está aparentemente en aguda contradicción con nuestro modo oc
cidental, científicamente causal, Weltanschauung (de considerar al mun
1
do). En otras palabras, es extremadamente incientífico, de hecho tabú, y,
1 Reproducido en el libro El Secreto de la Flor de Oro, traducción del chino por Richard
Wilhelm, con comentario de C. G. Jung. En esta cita hemos usado la ortografía •y¡ Klng·
en vez de "I Ching" para que concuerde con el uso anterior del término por parte nuestra.
87
por lo tanto, fuera del alcance de nuestro juicio científico, e incomprensible
para éste.
"Hace algunos años, el entonces presidente de la Sociedad Antropológi
ca Británica me preguntó cómo podría yo explicar el hecho de que gente
tan elevadamente intelectual corno la china no hubiera producido ciencia.
Le repliqué que esta debía ser realmente una "ilusión óptica", porque los
chinos tenían ciertamente una ciencia cuya "obra estándar" era el Vi King,
pero que el principio de esta ciencia, como tantas otras cosas de la China,
era completamente diferente de nuestro principio científico.
"La ciencia del VI Klng no se basa en el principio de la causalidad, sino en
un principio (hasta ahora innominado porque entre nosotros no se lo en
cuentra) al que llamé tentativamente el principio slncronfstico. Mi ocupa
ción con la psicología del inconsciente me exigió hace mucho tiempo que
yo buscara otro principio explicativo, porque el principio de la causalidad
me parecía inadecuado para explicar ciertos fenómenos notables de la psi
cología del inconsciente. Así, descubrí que hay paralelismos psíquicos que
no pueden relacionarse causalmente entre sí, sino que deben conectarse
a través de otra secuencia de hechos. Esta conexión me parecía esencial
mente provista en el hecho de la simultaneidad relativa, de allí la expresión
"sincronística". Realmente parece corno si el tiempo, lejos de ser una abs
tracción, es un contlnuum concreto que contiene cualidades o condi
ciones básicas que se manifiestan simultáneamente en varios lugares de
un modo que los paralelismos causales no explicarán, como por ejemplo,
en casos de aparición coincidente de pensamientos, símbolos o condicio
nes psíquicas idénticos. Otro ejemplo sería la simultaneidad de los perío
dos chino y europeo de estilo, un hecho seflalado por Wilhelm."
89
liberación de energía salvo mediante quanta totales, de igual modo no
hay progreso en la personalidad independiente o en la totalidad, salvo
a través de ciclos totales. La existencia independiente progresa de un
ciclo a otro, y sólo a través del cumplimiento perfecto de estos ciclos (ya
sea que duren un minuto o un eón). Quien no cumple el más pequeño
momento, nunca podrá cumplir el ciclo mayor: doctrina esta que está
implícita en la última parte de los aforismos de Patanjali sobre Yoga.
Esta es filosofía holística y astrológica; pues la astrología no tiene
valor real a menos que nos permita más plena y significativamente vi
vir el momento, o cualquier ciclo durante el cual progresamos. Vivir ple
namente cada momento es encontrar en cada momento Luz, y ser ilu
minado por esta Luz. La oscuridad es siempre el resultado del incum
plimiento. Los momentos o ciclos incumplidos proyectan su sombra so
bre los momentos futuros: esto es karma, o lo que antes llamamos
"tiempo negativo", tiempo no iluminado.
La existencia independiente progresa mediante el cumplimiento de
los momentos; y cada momento o cada ciclo nos presenta una nueva
cualidad que ha de cumplirse. Cada nacimiento es, por lo tanto, para el
"todo" universal, un problema de cumplimiento. El "todo" encuentra en
cada nacimiento una cualidad, un nuevo dharma (en terminología hin
dú) que ha de cumplirse. Es no sólo que "cuanto nazca o se haga en
este momento del tiempo, tiene las cualidades de este momento
del tiempo" (Jung, op. cit., pág. 143) sino que cada momento crea pa
ra cada "todo" el deber de cumplir la cualidad del momento. Este prin
cipio tiene un significado tanto explicativo como dirigido a un fin. Y es
to le aporta un valor psicológico cada vez mayor. Como después vere
mos, la función de la astrología no es decirnos qué ocurrirá, o más bien
qué puede ocurrir en el futuro, sino qué significado hay en cada mo
mento o ciclo vivido o a punto de ser vivido. Revela la cualidad de mo
mentos particulares y de los ciclos mayores arraigados en esos mo
mentos.
Aparentemente, esto se entiende bien con lo que dijo C. G. Jung en
el mismo discurso recordatorio:
"La astrología sería un ejemplo, en gran escala de sincronismo, si tuviera
a su disposición descubrimientos completamente comprobados.... En
cuanto a que hay algunas deducciones astrológicas realmente correctas,
ellas no se deben a los efectos de las constelaciones, sino a nuestros ca
racteres temporales hipotéticos. En otras palabras, cuanto nazca o se ha
ga en este momento, tiene las cualidades de este momento del tiempo.
"Esta es también la fórmula fundamental para usar el Vi King. Como es sa
bido, uno obtiene conocimiento del hexagrama que caracteriza el momen-
90
to mediante un método en el que se manejan varitas de milenrama, o mo
nedas, método éste que depende del más puro azar. Tal como es el mo
mento, así caen las varitas rúnicas...
"El tipo de pensamiento construido sobre el principio sincronístico, que al
canza su punto elevado en el Vi King, es la expresión más pura del pen
samiento chino en general. Entre nosotros, este pensamiento ha estado
ausente de la filosofía desde la época de Heráclito, y sólo reaparece como
un débil eco en Leibnitz. Sin embargo, interín, no se extinguió sino que con
tinuó viviendo en el crepúsculo de la especulación astrológica, y hoy en día
sigue estando en el mismo nivel." 3
1
3 En este y en otros párrafos no citados, Jung no da un cuadro completamente correcto
de la base del simbolismo del VI Klng. Los hexagramas chinos se basan en una fórmula
cósmica de cambio. Del Principio Desconocido surgen dos principios, el Yang y el Yin, lo
¡¡ positivo y lo negativo, lo expansivo y lo contractivo; y a todos los ciclos se los considera como
M los símbolos temporales de la interacción de estos dos principios. Se relacionan particu
(;::--i larmente con los ciclos del año: Yang domina al solsticio del verano, y Yin, al solsticio de
invierno. A Yang se lo representa con una línea recta, y a Yin con una línea partida en dos.
Los hexagramas constituyen las 64 combinaciones posibles, efectuadas mediante la séxtupla
superposición de estas líneas. Por tanto, cada una se refiere a una sección del ciclo anual,
y tiene un símbolo con un significado según los términos de esa sección. Por ello, cada
hexagrama es una especie de signo zodiacal, o punto de vista cósmico, medido sobre la
circunferencia de la órbita de la T10rra. Los símbolos mismos fueron apuntados, aparente
mente por King Wen entre el año 1100 ó el 1200 a.c., pero indudablemente podría demos-
:::•
trarse que su simbolismo se base en la "lógica holística", igual que el simbolismo astrológico.
-?:
Parece que Jung es demasiado experimentalista como para darse cuenta de este hecho.
91
en el cuadro psicológico, pues representa una evaluación del tiempo.
Se basa en la potencia formativa del momento. Por ello, la astrología
y la psicología están íntimamente vinculadas. De hecho, el doctor Jung
dice:
4 El t rmino
é "Psicología Analítica" fue usado como el título de un libro de G. F. Stout
(1896). A su tipo de psicología, C. G. Jung lo llama "Psicología Analítica".
[En inglés, en el primer caso, Analytlc; y en el segundo, Analytlcal.)
Aquí usamos el término en su sentido más amplio, pero específicamente en la dirección
de la interpretación de Jung, aunque el doctor Jung presumiblemente discreparía en mucho
de lo que decimos en este capítulo.
96
no considerado como un reino más o menos autosuficiente y autóno
mo.
Sin embargo, esto no debe interpretarse como si significara que el
psicólogo analista considera a la psiquis como esencialmente diferen
te del cuerpo. Por el contrario, Freud y Jung iniciaron su trabajo psico
lógico como médicos; y hasta en las últimas formulaciones ofrecidas
por Jung, es muy fuerte el elemento terapéutico. Pero se recalca la sa
lud psíquica. El punto de enfoque de la psicología analítica es realmen
te desde el cuerpo a lo que ella llama la psiqué. Pero si bien el conduc
tista y el psicólogo estrictamente "científico" han de compararse con in
vestigadores de laboratorio en su estudio de la química y la física de los
elementos psíquicos separados, el "analista" -Bspecialmente Jung
es esencialmente el médico o el que cura, que se ocupa del equilibrio
funcional del organismo psíquico en su totalidad.
En otras palabras, el analista estudia los hechos del funcionamien
to psíquico, el patrón estructural creado por la interrelación de todos es
tos hechos, la conducta de la psiquis total. Lo que también diferencia a
la psicología analítica del tipo "fisiológico" antes mencionado es el he
cho de que tiene un propósito. No analiza por el mero hecho de inves
tigar, sino con el objeto definido de sanar, de curar. Lo que en primer lu
gar intenta sanar es la psiquis. Pero no sólo reconoce la interdependen
cia de cuerpo y psiquis. También postula la identidad de éstos. Jung es
cribe en El Hombre Moderno en Busca de un Alma (pág.85,
vers.ingl.):
"La distinción entre mente y cuerpo es una dicotomía artificial, una discri
minación que se basa incuestionablemente mucho más en la peculiaridad
de la comprensión intelectual que en la naturaleza de las cosas. De hecho,
es tan íntima la combinación de los rasgos corporales y psíquicos que no
sólo podemos sacar inferencias de largo alcance en cuanto a la constitu
ción de la psiquis a partir de la constitución del cuerpo, sino que también
. podemos inferir de peculiaridades psíquicas las correspondientes caracte
rísticas corporales."
El mismo pensamiento está formulado con más vigor aún en su Co
mentario de El Secreto de la Flor de Oro (pág. 131, vers. ingl.):
"Es característico del occidental que, a los fines del conocimiento dividió los
lados físico y espiritual de la vida; pero estos opuestos están juntos en la
psiquis, y la psicología deberá reconocer el hecho. Lo 'psíquico' es físico
y mental."
97
En otro lugar, escribe:
El consciente y el Inconsciente
Según Freud, todos los procesos mentales (independientemente
de la recepción de estímulos externos) derivan de la combinación de
tuerzas que originalmente son de la naturaleza de los instintos; lo cual
equivale a decir que tienen un origen orgánico. Sin embargo, en la men
te hay una tuerza que puede excluir de la consciencia y de cualquier in
fluencia sobre la acción todas las tendencias que, por alguna razón, no
son aceptables para ella. Tales tendencias están "reprimidas". Caen
debajo del umbral de la consciencia y son contenidos inconscientes.
Sin embargo, a estos impulsos instintivos reprimidos no se los hace im
potentes; actúan indirectamente, causando trastornos psicológicos y fi
siológicos.
Jung admite la existencia de estos contenidos reprimidos que, en
su suma total, constituyen lo que él llama lo "consciente personal"; pe
ro también habla de un "inconsciente colectivo" que tiene un origen y un
significado enteramente diferentes:
"Tal como el cuerpo humano muestra una anatomía común por encima de
todas las diferencias raciales, de igual modo también la psiquis posee un
substratum común. A lo último lo llamé el inconsciente colectivo. Como
herencia humana común, trasciende todas las diferencias de la cultura y la
consciencia y no consiste meramente en contenidos capaces de ser cons
cientes sino también en disposiciones latentes hacia reacciones idénticas.
98
Por lo tanto, el hecho del inconsciente colectivo es simplemente la expre
sión psíquica de la identidad de la estructura cerebral independientemen
te de todas las diferencias rac iales. Por medio de él puede explicarse la
analogía, llegándose hasta a la identidad entre varios temas míticos y sím
bolos, y la posibilidad del conocimiento humano en general. Las diversas
líneas del desarrollo psíquico comienzan desde un tronco común, cuyas
raíces se alargan hacia atrás en el pasado.
"Considerado de modo puramente psicológico esto significa que tenemos
comunes instintos de ideación (imaginación), y de acción. Toda la imagi
nación y toda la acción consciente emergieron de estos prototipos incons
cientes y permanecen ligados a ellos."
(Comentario sobre El Secreto de la Flor de Oro, pág. 83)
"Sin duda, la consciencia deriva del inconsciente. Esto es algo que recor
damos demasiado poco y, por tanto, siempre intentamos identificar a la psi
quis como la consciencia; o, por lo menos, intentamos representar al in
consciente como un derivado, o un efecto del consciente (como, por ejem
plo, en la teoría freudiana de la represión)."
(Comentario sobre El Secreto de la Flor de Oro, pág. 119)
"El inconsciente tiene contenidos peculiares para sí, los cuales, creciendo
lentamente hacia arriba desde las profundidades, finalmente penetran en
la consciencia.
(El Hambre Moderno en Busca de un Alma, pág. 37)
La individuación
Sin entrar más allá en el asunto, estará claro que todas las valora
ciones puramente morales o éticas, se relacionan con los sentimientos,
lo que equivale a decir que son juicios inmediatos pronunciados sobre
el valor de un contenido de la psiquis o de una situación integral. La ima
gen que entró en la consciencia o la situación en la que uno se encuen-
103
tra en relación con otros objetos o personas es "buena" o "mala". El ego
la acepta o la rechaza de manera directa e inmediata y sobre la base
de un instinto profundamente arraigado o de una actitud colectiva tra
dicional, también profundamente arraigada. La moral está constituida
por un conjunto de juicios tradicionales concernientes a situaciones o
relaciones más o menos claramente definidas, algunas de las cuales se
basan en lo que aparece como instinto biológico, mientras otras son los
resultados de una actitud hacia la vida, recalcados consciente y delibe
radamente por un código religioso, social o filosófico de valores.
Los juicios que tienen por base al sentimiento, y más específica
mente los juicios éticos sobre lo que es "bueno" o "malo", son valiosos
porque consideran la totalidad de la situación y su conexión con el or
ganismo total de quien tiene la experiencia. No se pierde tiempo en aná
lisis intelectual probabilístico. Por otra parte, salvo los juicios que tie
nen como base el sentimiento, que son reacciones realmente instinti
vas y atinentes a necesidades biológicas, las valoraciones éticas son
determinadas por un "juicio previo", y, a menudo por un prejuicio, y por
la cualidad y las limitaciones del ego consciente o de alguna poderosa
imagen racial del inconsciente. En otras palabras, dan las cosas por su
puestas.
Mientras la intuición real surge de una adaptación inmediata de la
totalidad del experimentador a una situación total -incluyendo todas
sus implicancias nuevas y nunca comprendidas antes- un juicio basa
do en el sentimiento valora cada nueva situación en términos de esti
maciones tradicionales fijas. Por lo tanto, la moral cambia periódica
mente sus dictados, y si bien puede ser la expresión de reales intuicio
nes colectivas cuando es "nueva", pronto pierde su real significación,
tan pronto y en la medida en que en la naturaleza humana se manifies
ta un nuevo esquema de factores básicos.
Sin embargo, la cuestión principal que tenemos que entender es
que todos los juicios éticos dividen a la suma total de experiencias en
dos categorías: una que es aceptable, y la otra, que debe ser rechaza
da. Si bien esta puede ser una necesidad de vivir en un mundo en el que
la ley de los opuestos es la que rige y desde fuera e incluso desde den
tro, cada "todo vivo" afronta la destrucción, subsiste el hecho de que vi
viendo casi exclusivamente de acuerdo con normas éticas o juicios ba
sados en el sentimiento, el hombre evita experimentar la mitad de sus
contenidos de vida:
Un vivir ético es un vivir en el que "la seguridad es lo primero". Es
un vivir basado en el temor. En la selva, el temor es una cosa real, y es
realmente el resultado del instinto de preservación. En la mayoría de los
casos, la ley básica es correr o morir. La otra solución es encerrarse
104
dentro de muros que definan una zona de seguridad (el hogar) y una zo
na de peligro (el exterior).
Ahora bien, si recordamos lo que se dijo en un capítulo anterior, la
humanidad está actualmente, y estuvo durante muchos siglos, en una
especie de selva psico-mental, que la seguridad relativa de nuestro ci
vilizado mundo físico no hace que sea más segura; precisamente, lo
contrario. Hablando mentalmente, podemos decir que el énfasis euro
peo sobre la lógica intelectual y el escolasticismo tenía como objeto la
construcción de una zona de seguridad mental en la selva del reino de
la ideación en el que se acababa de ingresar. La lógica y la disciplina
matemática nos enseñan a construir un hogar intelectual dentro de cu
yos confines pueda funcionar con seguridad la fuerza de la ideación.
Las fórmulas matemáticas constituyen un sistema de seguridad opera
tiva. Mientras nos mantengamos dentro de ella podremos confiar en los
resultados de nuestras ideas; pero si salimos, entonces nuestra imagi
nación caótica puede conducirnos al descarrío.
Psicológicamente hablando, lo mismo ha sido cierto. La ética y la fi
losofía europeas nos enseñaron a construir un hogar fuerte y bien guar
dado (o más bien, un castillo fortificado): el consciente, sobre el cual go
bernaba omnipotentemente el señor feudal: el ego. La mujer era escla
vizada por el señor, y a los niños se los acobardaba hasta someterlos.
A los campesinos que trabajaban la tierra alrededor del castillo (los con
tenidos instintivos de la psiquis) se los admitía en el castillo bajo la es
tricta supervisión de un guardia armado, cuando el enemigo amenaza
ba los portones, seguramente cerrados con cerrojos. Desde luego,
dentro de la fortaleza se construía una hermosa capilla en 1� que era
adorado un Dios autocrático, camuflado como Salvador compasivo.
Todo el cuadro de la civilización feudal es un símbolo exacto ( como ocu
rre siempre) de lo que ocurría entonces dentro de la psiquis del hom
bre.
También la música, expresión directa de la psiquis, dio, como siem
pre ocurre, un cuadro simbólico de este mundo feudal; y el formalismo
y la tonalidad son espléndidas ilustraciones de este predominio del
principio ético de exclusión. Toda la civilización europea cristiana se
basa en ese principio. Se basa en el temor psíquico y mental; y en el
a veces necesario, pero siempre frustrante- ideal de "primero está la
seguridad". Alcanzó grandeza dentro de las estrictas fronteras de lo
que había encerrado dentro de su fortaleza; y en ese sentido, la civili
zación europea significa un superenfoque que lanzó una luz grande y
penetrante sobre lo que ella había admitido como valioso y seguro. Por
lo tanto, sus frutos constituyen un tesoro de gran precio.
105
Pero... ¡qué terrible revoltijo se hizo con lo que quedó fuera de los
muros! ¡Qué caro está pagando la humanidad por un Descartes y un
Bach! ¡Qué enconados y destructivos son los contenidos del subcons
ciente, la suma total de las represiones, condenas morales y temores
que heredamos! Cada enfoque significa limitación, y, por lo tanto, ex
clusión de experiencias y contenidos psiquicos. Y eso debe pagarse.
Cuanto más excluimos, cuanto más juicios éticos controlan la conduc
ta externa e interna, las generaciones futuras (o en una vida individual,
después de los 40 años) más tendrán que sufrir las consecuencias. Por
el otro lado, no enfocar, no construir una casa fortificada (o conscien
te) puede significar una vida de dispersión y de esquives constantes de
los enemigos (de adentro y de afuera); una vida en la que no se cum
ple ningún logro sólido y duradero, salvo tal vez el de nuestra propia
existencia independiente y libre ... ¡el cual puede ser, después de todo,
el más grande de todos los logros!
¡ Pero no deseamos juzgar en base a sentimientos a los juicios de
igual índole o a las valoraciones éticas. Por el contrario, nos propone
mos mostrar que hay otra actitud que, si bien no niega la validez de los
juicios basados en sentimientos, orgánicamente arraigados e instinti
vos-intuitivos, recalca un principio de conducta diferente: el principio de
la estética.
La estética (en el sentido filosófico estricto del término) se opone
muchísimo a la ética (también en el sentido estricto de esta palabra) co
mo pensar se opone a sentir. Jung define al pensar como:
"la función psicológica que, de acuerdo con sus propias leyes, pone a pre
sentaciones dadas en una conexión conceptual...
El término 'pensar' debería limitarse a la vinculación de representaciones
por medio de un concepto, en el que, en otras palabras, prevalece un ac
to de juicio, ya sea tal acto el producto de nuestra intención o no.·
"Los suef'los dan información sobre los secretos de la vida interior, y a quien
suef'la le revelan los factores ocultos de su personalidad. Mientras éstos no
sean descubiertos, perturban su vida vigil y sólo se delatan en forma de
síntomas. Esto significa que no podemos tratar efectivamente al paciente
sólo desde el lado de la consciencia, sólo que debemos producir un cambio
en y a través del subconsciente. En cuanto al conocimiento actual, sólo hay
un modo de hacer esto: debe haber una asimilación consciente y completa
de los contenidos inconscientes. Con 'asimilación' significo una inter
penetración mutua de los contenidos conscientes e inconscientes, y no -
como se piensa demasiado corrientemente- una valoración, una inter
pretación y una deformación unilaterales de los contenidos inconscientes
por parte de la mente consciente ...
La relación entre el consciente y el inconsciente es compensatoria. Este
hecho, que es fácilmente verificable, suministra una regla para la
interpretación de los sueños. Siempres es útil, cuando nos ponemos a
interpretar un sueño, preguntar: ¿Qué actitud consciente compensa? .. .
Cada sueño es una fuente de información y un medio de autorregulación.. .
109
(Los sueños) son nuestros más eficaces auxiliares en la tarea de construir
la personalidad."
(El Hombre Moderno en Bu.ca de un Alma, págs. 18-20)
113
111
LOS PROCESOS INDIVIDUA L, COLECTIVO,
CREATIVO V CICLICO
La fórmula indo-arla
La India representa típicamente (pero, desde luego, no exclusiva
mente) la actitud de la devoción; o sea, la dependencia del Uno-que-es
tá-en-el-comienzo. Recalca -de muchos modos- el Primer Principio,
el alfa de la evolución y el anhelo de Unidad absoluta. No siempre se
reconoce el hecho de que en la India existió una síntesis general del co
nocimiento; pero, se lo puede descubrir en los grandes días de la an
tigua Aryavarta, la civilización aria, bajo los muchos agregados y per
versiones que estropearon la belleza y la sencillez puras del antiguo sis
tema, mucho antes del budismo, tal como el VI Klng es muy anterior al
confucianismo. Este sistema parece haber sido redescubierto, al me
nos en parte, de modo algo misterioso, por Bhagavan Das, y remitimos
al estudioso a su gran obra, el Pranava Veda.
La integración de la India, que se basa en el Uno original, es esen
cialmente jerárquica, mucho más que la de la China, que es equlllbra
dora. A todas las actividades y a todos los conocimientos se los ve en
su relación radical con el Uno triuno, que es el AUM, el proceso dél mun
do derivado de la Unidad incognoscible e incomprensible. En AUM, A
significa la mónada universal, U, el mundo de la ilusión, y M la relación
entre las dos. Esta relación es una relación de negación, pues la vieja
sabiduría hindú, basada en el Uno, niega a los Muchos, excepto como
una oscura objetivización de este Uno.
Por lo tanto, la fórmula del proceso del mundo se da como: "El Yo
-no es- el No-Yo". La fórmula del conocimiento es que el objeto (No
Yo) debe conocerse para que el sujeto (Yo) comprenda, viendo el ca
rácter ilusorio de aquél, que no hay nada salvo el sujeto. La integración
se alcanza mediante negación y renunciamiento. Al proceso del mun
do se lo ve como una ilusión (maya). La personalidad y el cambio son
ilusiones; y, al final del ciclo, el Uno original se encuentra nuevamente
en lo que él era originalmente: incorrupto por el cambio. ¿ Qué ganó me
diante el proceso del cambio? Esto: que ahora sabe conscientemente
que "Yo soy que yo soy". Por lo tanto, la consciencia es el final del pro
ceso, pero una consciencia que se identifica completamente con el su
jeto y retira del objeto toda realidad. Sin embargo, tras el fuego siem
pre quedan cenizas, y por eso es necesario un nuevo ciclo para reincor-
119
porar estas cenizas en un árbol nuevo, vivo y en crecimiento. Por eso,
el proceso del mundo sigue incesantemente a través de una encarna
ción tras otra del mismo Yo. Así, el tiempo se convierte en la fatalidad
de ser: en la trama y la urdimbre del karma y la aflicción.
Esta actitud básica hacia la vida sigue a un fuerte énfasis sobre el
Uno-que-está-en-el-comienzo. Para este Uno, el "proceso" del ciclo
medio significa desmembramiento, tragedia o sacrificio. El final signifi
ca retorno a la integridad del comienzo. De allí el AUM; que ha de re
petirse en sucesión; pues la Mes cese, liberación. Pero aporta nueva
mente el renacimiento. Y el verdadero AUM es el inaudible; y la verdad
reside en el retiro y la abstracción. A y U también se hacen sonar co
mo O para mostrar que la distinción entre yo y no-yo es un mero con
cepto, una mera ilusión. Por lo tanto, OM es el tono integrado: el soni
do vocal más simple, exhalando el aire y cerrando los labios. Un verda
dero símbolo del Uno sin segundo.
A tales conceptos los siguió la síntesis del conocimiento y la activi
dad universal. Del OM emanó el Gayatrl, la invocación sagrada al Sol
y a la unidad de toda la vida. Del Gayatrl, y de 3lqunos otros mantrams
básicos, salieron los cuatro Vedas; de los Vedas pre>vinieron los Vedan
tas; de ellos, que representan a la ciencias básicas del yo, se origina
ron las seis escuelas de la filosofía sintetizadas finalmente en la sépti
ma secreta -�tma-Vldya- la consciencia del "final" que conducen a
la re-pronunciación del AUM de un modo universal. Esto es sólo un muy
leve esbozo de uno de los sistemas básicos de la consciencia de la hu
manidad, un sistema que aún es la base de la mayoría de las religiones
y de la mayoría de los tipos de filosofías ocultas.
La fórmula china
Lo Individual y lo colectivo
Todas las manifestaciones de la vida pueden observarse abarcan
do un dualismo de elementos o tendencias. Donde los chinos hablaban
de Yang y Yin, usaremos los términos: "individual" o "colectivo"; y aho
ra veremos que este dualismo se resuelve a través del accionar de un
tercer principio: el "creativo". Por supuesto, las palabras mismas no son
nuevas. Se usaron especialmente en psicología y en relación con la or
ganización social y política, e incluso, últimamente, estuvieron implíci
tas en las recientes teorías de la física moderna (especialmente, en el
dualismo de "partícula" y "onda"). Sin embargo, lo que todavía no se hi
zo, por lo que sabemos, es usar estos conceptos básicos en un inten
to por integrar el conocimiento humano total y ofrecer una interpretación
coherente del ser y del devenir. Nuevamente, debemos repetir que aquí
estamos sugiriendo meramente cómo podría efectuarse tal intento, y
esto a fin de establecer nuestra reinterpretación de símbolos astrológi
cos sobre una base verdaderamente omniinclusiva en sus alcances.
La filosofía del Holismo, a la que el general Smuts le diera una for
mulación muy interesante, aunque de ningún modo completa, nos ayu
dará grandemente a mostrar cómo el proceso evolutivo de la vida y sus
factores contributivos pueden reinterpretarse de un modo que sea ver
dadero para el espíritu de la civilización futura. Al "todo" y a las partes
se los presenta como los dos términos del proceso de vida. Y la intro
ducción de estos dos términos como realidades cósmicas últimas es un
paso tremendo, aunque el general Smuts aparezca algo recatado en
cuanto a generalizaciones verdaderamente metafísicas y cósmicas.
Sin embargo, caracteriza así a la naturaleza del proceso del Mundo:
"Este es un universo de totalización ... La realidad última del universo no es
materia ni espíritu sino 'todos· ... El holismo como un proceso creador ac
tivo significa el movimiento del universo hacia una totalidad cada vez más
124
profunda. Este es el proceso esencial, y todas las actividades y relaciones
orgánicas y psíquicas han de entenderse como elementos y formas de es
te proceso ... EI surgimiento y la autoprotección de los 'todos' en el Todo es
el proceso y la meta lentos pero infalibles de este universo holístico."
(Hollsm and Evolutlon, 1926)
127
Comenzamos el ciclo con el individuo, o sea, con un ente único en
el que se integra una cantidad de elementos colectivos. De este indivi
duo emanan, a través de una actividad que ahora estudiaremos, nue
vos elementos que son la exteriorización de su personalidad individual.
Estos elementos, una vez puestos en libertad por el individuo, se
convierten en elementos colectivos. Se registran sobre las mentes de
otros individuos que pueden asimilarlos o no; se convierten en propie
dad común de todos los hombres. Tales elementos colectivos, que los
individuos emanan, se suman todos al depósito de experiencia colec
tiva y conocimiento colectivo. Acumulan y constituyen la memoria ra
cial, de la que emerge una cultura, o en general, una civilización.
La civilización, en su sentido supremo (no como la representa
Spengler, que sólo ve su sombra) es realmente un proceso. Es el pro
ceso de integración de elementos colectivos. Cada generación de hom
bres empuja ese proceso un paso más adelante, en cuanto los indivi
duos dentro de esta generación emanan, de su propia personalidad in
dividual, nuevos elementos. La civilización, como proceso, culmina en
la formación de lo que los místicos llamaron la "Ciudad Santa", la "Nue
va Jerusalén", y en un sentido, al menos, la "Logia Blanca". Es decir, ter
mina en la construcción de una forma o ente individual -en el nlvel
pslco-mental-que, con H. P. Blavatsky, podemos llamar el "Manu
Semilla". Es la semilla de la planta psicológica de la civilización.
Esta semilla, como un Individuo psico-mental y, en un sentido, cós
mico, emana, al comienzo de un nuevo ciclo, elementos colectivos. Es
tos elementos colectivos constituyen las "imágenes primordiales del in
consciente" de las que habla Jung. Asimismo, son la "prístina revela
ción" de la teosofía, la "suma total de las ideas innatas" de otros siste
mas filosóficos. Estas, combinándose con una tierra nueva, o hablan
do en general, nuevos materiales sustanciales, constituyen a su vez las
estructuras arquetípicas ("los yoes astrales") de un nuevo tipo racial.
De la matriz, que este nuevo tipo racial constituye, emergerán, por el
proceso de evolución o individuación, los individuos. Y el ciclo empie
za nuevamente.
La fase de colectivización es la fase del proceso cíclico durante la
cual el individuo emana elementos que se convierten en la "sustancia"
colectiva psico-mental de la civilización. La fase de la individuación es
la fase durante la cual esta "sustancia" se integra en el "Manu-Semilla"
o en la "Ciudad Santa". Reproduce en mayor escala el proceso a con
tinuación del cual un hombre particular integra todas las energías psi
co-mentales de su ser y se "individua", en el sentido del término de
Jung. Un proceso parecido es el que la ciencia moderna llama "evolu-
128
ción", desde la ameba hasta el hombre; pero este proceso, en vez de
ser una línea progresiva recta, es cíclico.
@i 1 Par eso, la concentración sobre el plexo solar se practica donde el hombre quiere ser
!H
� un agente más o menos pasivo de una "imagen primordial" o un "dios·. El plexo solar es go
bernado astrológicamente por Júpiter, el cual simboliza el culto religioso, el contacto con los
ti¡ "dioses· y, en general, es el reflejo de lo universalmente colectivo: Parabrahman o el esta
'-it
-- do Para de la consciencia en la filosofía hindú. 137
centro de mi campo de la consciencia y parece poseer un altísimo gra
do de continuidad e identidad. De allí que yo hable de un complejo del
ego (Tipos Psicológicos). S. Radhakrishnan (citado por Alice Bailey
en El Alma y Su Mecanismo) lo define como "la unidad psicológica de
la corriente de la experiencia consciente que constituye lo que conoce
mos como la vida interior del yo empírico".
El ego es el "principio de la separación", simbolizado en la astrolo
gía por Saturno. Es lo que dice: "Yo soy esta entidad particularmente
única, y no otra". Es el órgano de variabilidad respecto del tipo genéri
co. Gobierna la primera fase del proceso de individuación. Hablando en
general, podemos dividir al proceso de individuación en dos fases: La
fase de la diferenciación durante la cual el individuo potencial hace
hincapié sobre sus propias diferencias respecto de la norma genérica,
y la fase de la asimilación durante la cual el individuo diferenciado a
simila los contenidos del inconsciente colectivo, en muy gran medida
como el cuerpo crece asimilando la sustancia alimenticia suministrada
por la tierra "colectiva". Estos dos procesos operan en alguna medida
sincronizadamente, pero el énfasis sobre uno u otro caracteriza la "e
dad" de la personalidad individual. La etapa de asimilación presupone
un desarrollo avanzado de la naturaleza psico-mental del hombre, o
sea, de hecho, una vasta memoria colectiva en la raza humana, la
memoria heredada, correspondiente a todos los logros de muchas y
variadas civilizaciones.
Aquí encontramos nuevamente una razón para diferenciar entre los
factores colectivos genéricos y los atributos psico-mentales que son los
productos acumulados de una civilización tras otra, y constituyen la he
rencia colectiva de la humanidad posterior. De paso, puede decirse,
que los plexos nerviosos del sistema del Gran Simpático (y del cerebe
lo) son las puertas o los medios para el influjo de las energías genéri
cas (los instintos y lo más primordial de las "imágenes primordiales");
m_ientras los lóbulos del cerebro (que son los cotiledones de esa semi
lla humana: la cabeza) son depósitos potenciales de los frutos colecti
vos de civilizaciones pasadas. En otras palabras, lo que en su totalidad
se llama el cerebro tiene que subdividirse en dos conjuntos básicos de
partes: los que (figuradamente hablando) son depósitos del pasado, y
los que de estos depósitos retiran los elementos colectivos, y los recom
binan en formaciones individuales. Puede incluso mencionarse un ter
cer conjunto (según las tradiciones orientales), que se refiere a la eta
pa posterior de individuación y a la integración final de todos los facto
res de vida. En la China, a esto se lo llamó "La Casa de la Creación",
y parece referirse a partes tales como las glándulas pituitarias y pine
al y el Cuarto Ventrículo, y otras "cavidades". El libro titulado El Secre-
138
to de la Flor de Oro se ocupa de algunos procesos "ocultos" que se di
ce que ocurren en el centro mismo de la cabeza y detrás de la base de
la nariz. De modo parecido lo hacen libros que tratan sobre el Kunda
lini Yoga indio.
El Kundalini Yoga es un sistema de integración de lo colectivo y lo
individual en el nivel fisiológico. Al menos, así lo era indudablemente en
tiempos arcaicos, como parte del sistema tántrico, en la época en la
que la humanidad apenas funcionaba en el nivel psico-mental. Por lo
tanto, la integración no podía ser un proceso realmente psicológico, y
menos aún, un proceso mental. Pero era, igualmente, una realidad. Las
energías de lo colectivo (encerradas en los chakras o centros del sis
tema del Gran Simpático) fueron asimiladas progresivamente, median
te especiales ejercicios respiratorios y posturas, por el centro de la vo
luntad individual en el hombre (presumiblemente, en el centro de la ca
beza, o "entre las cejas"). Todas las energías y todos los instintos ge
néricos de los cuerpos eran traídos a la cabeza y sometidos a la volun
tad individual del ego (o tal vez aún más, de la mónada). A esto se lo lla
mó el "proceso de retroceso"; las energías monádicas diferenciadas se
reunificaban, por así decirlo, mediante un acto de la voluntad.
El tipo más reciente de Kundalini Yoga, desde el 600 a.c. o más
tarde, hace hincapié sobre la integración psicológica de los elementos
colectivos por parte del ego individual. Pero mucho depende aún de los
factores fisiológicos. Sin embargo, en la India, esto está todavía impreg
nado por la actitud devocional que, mediante voluntad espiritual y con
centración sobre la unidad absoluta, preserva la viva imagen de la me
moria del Dios-del-comienzo. Pero parece que se está desarrollando (o
está a punto de desarrollarse en Occidente, en preparación para la
"nueva era") una nueva técnica de integración que al proceso lo recal
cará casi por completo en el nivel psico-mental. En una serie de confe
rencias pronunciadas por Jung en clases dirigidas a estudiosos sobre
Kundalini Yoga, se efectúo evidentemente un intento para interpretar
estrictamente al sistema como una técnica de individuación psicológi
ca, o como un sistema de simbolismo. En La Doctrina Secreta, de Bla
vatsky, y aún más en los libros de Alice Bailey sobre meditación y en los
tratados sobre El Fuego Cósmico y Magia Blanca, se da mucha infor
mación valiosísima sobre la nueva ubicación de los chakras (ahora co
nectados con la columna vertebral, debido al nuevo individuo y al én
fasis psico-mental); y también sobre nuevos métodos de desarrollo de
lo que podría llamarse la psicología "oculta".
Ya sea que hablemos de la viejísima forma de la Tantrika fisiológi
ca, del tipo más psicológico de Kundalini Yoga, del proceso de indivi
duación de la psicología de Jung, o de nuevas formas de meditación u-
139
sadas en varias "escuelas esotéricas", en todos los casos nos ocupa
mos de interpretaciones y técnicas de integración, que habitualmente
significan la misma cosa en diferentes niveles: la asimilación de los e
lementos colectivos por el individuo, hacia la construcción del Yo per
fecto, o del cuerpo del Alma, el "Templo de Salomón", o el "Cuerpo de
Cristo", o el "Cuerpo de Diamante". Por lo tanto, siempre el proceso de
individuación, la elaboración de la relación esencial entre lo individual
y lo colectivo.
Este proceso consiste en un cambio gradual del centro de gravedad
de la "personalidad" humana. Kundalini se eleva desde el plexo sacro
más bajo (Muladhara chakra) hasta el centro entre las cejas (Í\jna
chakra): la sede del ego consciente. Cada chakra representa una eta
pa del proceso. Por intermedio del corazón, se integran el plexo solar
(y los plexos inferiores que éste sintetiza) y el centro consciente propio
de la cabeza. Este es el "matrimonio místico"; no tanto del "hombre" y
de la "mujer" dentro de cada persona, sino más bien de lo "individual"
(el ego) y lo "colectivo" (el yo genérico en el plexo solar).
En El Secreto de la Flor de Oro chino, la unión es entre la "esen
cia" (lo individual) y la "vida" (lo colectivo). La esencia sin la vida es abs
tracción pura: el "yo" vacío de cualidades. La vida sin la esencia es me
ro instinto, o conducta genérica perfectamente adecuada. Por lo tanto,
la esencia debe asimilar a la vida. El Vacío debe ser llenado por las A
guas de la Vida. Esta es la síntesis. El verdadero individuo no está con
tra lo colectivo, como un ego consciente que, con su voluntad, se opo
ne a las energías genéricas. El individuo verdadero es la floración y el
goce de lo colectivo, que se encuentra cumplido en y a trav$s de él. Él
es la colectividad que se vuelve consciente y significativa. El es la go
ta que asimiló la totalidad del ser característico del océano, y, por lo tan
to, es un perfecto dechado de "agua-marinidad".
Esta es la "totalidad operativa", la totalidad que está en actividad co
mo y a través de un todo particular. Un hombre individual que actúa co
mo el agente del Hombre-el-todo; que, sin embargo, actúa según su
propio destino particular como individuo. La senda de la totalidad ope
rativa es Tao. Es la senda de la relación; el "sendero medio" que inte
gra lo individual y lo colectivo, el pensar y el sentir, la estética y la éti
ca. Es el sendero de Kundalinl, que es "serpentino", porque es cícli
co. Es la Vla dolorosa de la mística cristiana, de la que cada estación
es uno de los chakras de la columna vertebral, hasta el "Monte de la
Calavera", el Gólgota. En los chakras inferiores, domina lo colectivo
(como en el sexo); en los superiores, lo individual, hasta que se llega a
la Cruz, en la base del cráneo (donde los nervios se cruzan realmente).
Entonces, Jesús es crucificado entre los dos ladrones, en el centro de
140
la cabeza. Pero tras el Tercer Día (o ventrículo), El resucita y se lo ve
en su "Cuerpo Resucitado", en la gloria que es el Loto de los Mil Péta
los, sobre la coronilla, el Sahasrilra chakra, el "halo" de los santos
occidentales y también de los Buddhas orientales; el resplandor de la
Totalidad operativa.
La naturaleza de la personalidad
Resumen
152
IV
CLAVE DEL SIMBOLISMO ASTROLOGICO
1iti
2 La órbita de la Tierra es ellptica. Por tanto. el Sol es sólo uno de los dos focos de la
elipse. Podrlamos atribuir un significado simbólioo al otro foco, aunque allí no se encuentre
ente flsico alguno. Pero esto sería demasiado abstracto para nuestra actual oonsideración.
162
to giratorio del eje de la Tierra, realmente se centra en torno del polo de
la eclíptica;lo cual equivale a decir que es el exactamente perpendicu
lar al plano de la órbita terrestre: una abstracción, pero significativa.
La línea abstracta que conecta a los dos polos de la Tierra es el eje
de rotación de nuestro planeta. Por ello, a este eje se lo ha de conside
rar como el "centro" del ciclo de rotación diaria. Como ya lo menciona
mos, este eje polar simboliza la línea de energía del planeta, tal como
la columna vertebral humana representa la línea de energía del ser hu
mano. Esta "energía" es la energía para ser un yo individual, un "yo".
El eje polar es la línea de manifestación del YO SOY del planeta, con
siderado como un ser cósmico. A través de esta línea fluye la energía
para ser un yo individual. En un sentido general, se refiere al sistema
nervioso cerebro-espinal. Por tanto, el movimiento cíclico del globo te
rráqueo en torno de este eje debe referirse al desarrollo cíclico de la
personalidad individual de todos los seres que viven en la superficie te
rrestre, o dentro del globo terrestre, y susceptibles de ser "individuos".
Esto es necesario que sea así debido al principio mismo de la "lógica
holística" -la lógica del simbolismo- que consideramos en nuestro
capítulo sobre "La astrología frente al pensamiento moderno".
En el simbolismo astrológico, esta rotación axil de la Tierra se gra
fica por medio del círculo o la rueda de las casas. Las doce casas son
doce fases de este movimiento diario de la Tierra. Como dijimos que tal
movimiento debe considerarse como "movimiento subjetivo" o "movi
miento en el tiempo", se desprende que el círculo de las casas deben
entenderse más específicamente como el cuadrante de un reloj. Este
"cuadrante de las casas" refiérese, por tanto, más particularmente, a un
desarrollo secuencial: al desarrollo de la personalidad individual del
hombre a lo largo de su vida.
Debemos tener presente que, hablando filosóficamente, lo que ha
ce que esta rotación diaria sea necesaria es el hecho de que la Tierra
es un vasto globo de sustancia sólida y opaca. Como los hombres vi
ven en la superficie de este globo, encuentran su percepción conscien
te del universo (y de la vida general) restringida a una mitad de su to
talidad. La Tierra sólida cierra a sus ojos la mitad del mundo del ser. Es
te hecho se intepreta de inmediato, simbólicamente, como la necesi
dad, para el hombre físico normal, de experimentar alternadamente un
período de manifestación y un período de no-manifestación. En térmi
nos de vida diaria, esto significa consciencia vigil y sueño.
Debido a que la Tierra tapa al yo del hombre la mitad del universo,
la Tierra tiene que rotar a fin de aportar a cada criatura que viva en su
superficie, cada día, una visión total del mundo. Por ello, en el momen
to del nacimiento, la rueda del horóscopo representará una proyección
163
de este hecho básico de la consciencia. La mitad inferior de la rueda se
referirá a lo que está debajo de la superficie de la Tierra, y la parte su
perior a lo que está arriba. El eje horizontal del mapa es entonces, re
almente, el horizonte, que divide al mundo de lo viviente en dos reinos:
el visible y el invisible; y, por extensión, el objetivo y el subjetivo, el ex
terior y el interior.
Esta línea horizontal del mapa natal representa, pues, el hecho de
una división necesaria de la consciencia en dos reinos, para cualquier
individuo que viva en la superficie de la Tierra. Pero también hay algo
que hay que tomar en consideración. La personalidad y la consciencia
individuales dependen, para su existencia misma, de la vida y de la luz.
Es cierto que el universo está lleno de estrellas cuyos rayos penetran
en la Tierra. Pero, a menos que una de estas estrellas sea un centro
concentrado de vida y luz para la Tierra -a menos que sea un Sol-,
no podría haber sobre la Tierra una personalidad o una consciencia in
dividuales.
Por ello, debe estar en claro que, si bien el horizonte y la línea ho
rizontal en el mapa son expresiones del dualismo de la consciencia, de
be haber un punto que se referirá al hecho de la concentración de la vi
da y la luz a través del Sol; pues la vida y la luz son el sustento nece
sario de la consciencia. Este punto es, evidentemente, el punto cenital.
Si la Tierra rota alrededor de su eje, esto (desde el punto de vista an
tropocéntrico) es no sólo así para que cada día el hombre pueda ser
consciente del "todo" del universo sino también para que, cada medio
día, pueda energetizarse mediante la afluencia directa de la vida y la luz
solares. Como la Tierra rota, el mediodía llega a cada punto del globo,
que de esta manera se vitaliza e ilumina.
Desde este punto de vista, uno podría decir que lo que está implí
cito en el hecho de la rotación axil es la imposibilidad, para cualquier to
do, de tener todas sus partes energetizadas a un mismo tiempo por la
fuerza de vida. Por tanto, hay necesidad de sucesión o de tiempo. Una
ilustración podría concretar más esto. A la sangre le lleva tiempo circu
lar a lo largo del cuerpo, vitalizando todas las funciones fisiológicas y
sus órganos. Tal analogía entre el ciclo de la circulación sanguínea y la
rotación axil de la Tierra no ha de tomarse demasiado literalmente, pe
ro tiene gran significación, pues así como por medio de la circulación
sanguínea la fuerza de la vida se distribuye a todas las partes del or
ganismo total, de igual modo por medio de la rotación axil la fuerza de
vida que emana del Sol (símbolo del "corazón") se distribuye cada día
sobre toda la Tierra.
Luego captaremos la plena significación de esta expresión "se dis
tribuye", pero por ahora sólo deseamos establecer el significado bási-
164
co de los dos ejes del círculo de las casas: el horizontal, que represen
ta al dualismo de la consciencia (lo subjetivo y lo objetivo, el yo y los
otros), y el vertical, cuyo ápice significa el punto cenital, el punto del sus
tento solar; asimismo, el punto en el que el individuo particular se en
cuentra en la más plena conexión posible con las vitalizadoras fuerzas
del ser universal simbolizado por el Sol.
En el horizonte, el hombre se ve como un ser puramente particu
lar; pero cuando se relaciona con el Sol, absorbe vida y se convierte en
un partícipe del ser universal. El horizonte {y especialmente el horizon
te oriental: el Ascendente del mapa natal) define, limita y particulariza.
El meridiano o cenit {el Medio Cielo del mapa natal) vitaliza, colectivi
za y universaliza.
Esto nos lleva al estudio del segundo movimiento de la Tierra, a su
revolución anual alrededor del Sol. Este movimiento es el que da naci
miento a lo que se llama el zodíaco. Como cada movimiento cíclico asu
me la significación del centro alrededor del cual ocurre, se verá que el
zodíaco tiene el mismo significado fundamental que el Sol, tal como el
círculo de las casas tiene el mismo significado fundamental que el eje
polar de la Tierra. La significación del Sol puede formularse de diferen
tes modos, según el nivel de interpretación. Sin embargo, ha de basar
se en estos hechos esenciales: es la fuente de vida y luz para el hom
bre; es el padre-madre del sistema solar en su conjunto, cuyo centro él
ocupa.
En el primer caso, el Sol representa a la fuerza de la vida. Es la ener
gía vitalizadora e integradora que totaliza al hombre, en cada plano del
ser; que hace que todo fructifique y lleva a todo organismo vivo a un pun
to de realización creadora. En el segundo caso, el Sol representa la
fuerza que mantiene junto al sistema solar íntegro. Todas las relaciones
interplanetarias se tornan, pues, orgánicas y significativas en función
del Sol; tal como, de otro modo, las relaciones mutuas entre hermanos
y hermanas son esencialmente significativas en función de su origen
común: la madre y el padre. También podríamos decir que, así como el
complejo patrón de interrelación que vincula a todas las glándulas y to
dos los órganos del cuerpo se torna significativo en función de la co
rriente sanguínea, de igual modo el complejo patrón de relaciones pla
netarias se vuelve significativo en función de la circulación de la fuer
za solar, y por referencia al Sol, centro del sistema y señor de la fuer
za de gravedad.
Por tanto, el zodíaco nos da, en primer lugar, un cuadro del desen
volvimiento cíclico de la fuerza de la vida, en la naturaleza y en el hom
bre; luego, también nos suministra un antecedente para el desarrollo
165
del complejo patrón de relaciones interplanetarias o intrasistémicas. En
el primer caso, representa el flujo y el reflujo de la fuerza vital universal
a lo largo del ciclo anual. En el segundo caso, constituye un sistema de
coordinadas que nos permite formular, a cada momento, la configura
ción de todos los elementos del sistema solar... pero siempre, por su
puesto, desde el punto de vista del Intérprete, del hombre que está
en esta nerra: cuestión ésta cuya importancia capital se revelará en el
próximo capítulo.
En tiempos primitivos, como ya lo vimos en nuestro capítulo prime
ro, el zodíaco era simplemente una especie de calendario agrícola tra
zado solemnemente por Sacerdotes-Iniciados por orden del rey o del
emperador, graficando los cambios de estación. El movimiento aparen
te del Sol se graficaba cotejándolo con el patrón permanente de refe
rencia provisto por las constelaciones. Como la calidad y la intensidad
de los rayos solares cambiaban a lo largo del año, y parecía que estos
cambios correspondían a las sucesivas conjunciones del Sol con las
estrellas o los grupos de estrellas, los astrólogos probablemente llega
ron a creer que las estrellas le hacían algo al Sol que lo hacía alterar
la calidad y la intensidad de sus rayos. Por eso, cuando el sol "entraba"
en una constelación del zodíaco, sus energías asumían algo de la na
turaleza de la constelación. Al Sol se lo llegó a ver como una lente a tra
vés de la cual se concentraba la energía misteriosa de las constelacio
nes. Describíanse, pues, doce grandes tipos de energías cósmicas, y
la fuerza vital solar participaba de las características de cada una de és
tas sucesivamente, un mes tras otro.
Sin embargo, para la mentalidad moderna está claro que la fuerza
solar misma no cambia debido a la "influencia" de las constelaciones
que, en sí mismas, son meras configuraciones visuales que vinculan a
estrellas cuyas distancias y características son a menudo tan variadas
como para excluir cualquier posibilidad de que exista una significación
grupal de la constelación como tal. El zodíaco es sólo un dibujo sim
bólico para definir y medir el desarrollo cíclico de la fuerza de la vida
cuando ésta fluye desde el Sol hacia la nerra a lo largo del ciclo de la
revolución orbital. Lo que ayuda a graficarlo son las modificaciones cí
clicas de la relación del Sol con la nerra (o sea, de lo particular con lo
universal, de lo individual con lo colectivo). La si gnificación del zodía
co es la significación del movimiento orbital. Como ya dijimos, el movi
miento orbital, en el sistema solar, representa el tipo de movimiento que
exige desplazamiento dei centro; el movimiento objetivo, el movimien
to que implica cambio de relación en el espacio. Es el movimiento de las
partes dentro de un "todo" orgánico. Cada "todo" está compuesto por
partes que se mueven en relación recíproca y, en los sistemas muy per-
166
fectos (como los sistemas solares y los átomos), en órbitas alrededor
de un centro común.
El movimiento orbital es, pues, el movimiento rítmico de relación,
mientras la rotación axil representa el ciclo de autodesarrollo. El desa
rrollo de la relación exige desplazamiento del centro. Pero el desarro
llo de la personalidad individual exige per se un proceso, digamos, de
meditación o introspección. Hace un rato, comparamos la rotación axil
de laTierra con el ciclo de la circulación sanguínea. La circulación de la
sangre no implica desplazamiento en el espacio del organismo huma
no en su conjunto. Pero todas las actividades de un hombre cuando pa
sa su vida en su pueblo natal implican desplazamiento en el espacio,
porque se refieren a la ejecución de sus relaciones con sus semejan
tes. Estas relaciones hacen que se desplace, acuda a su oficina, a su
club, a casa de sus padres, etc.; y todos estos desplazamientos podrí
an graficarse en el trasfondo más o menos permanente de las calles y
los edificios de la ciudad.
De modo parecido, la revolución de la Tierra alrededor del Sol pue
de decirse que es motivada por la necesidad de llevar a cabo variadas
relaciones entre la Tierra y el Sol, y la Tierra y otros planetas. Tal revo
lución puede graficarse en el trasfondo más o menos permanente de las
estrellas fijas, representadas como constelaciones (¡los bloques de ciu
dades y calles del universo!). Cuando un astrólogo dice que el Sol es
tá en Aries, quiere decir que la relación del Sol con la Tierra puede ubi
carse en referencia a ciertos puntos de los cielos. Esta ubicación da a
la relación características conocidas con más o menos exactitud; como,
por ejemplo, el hecho de que dos comerciantes se encuentren en su ofi
cina define su contacto en función de transacciones comerciales, mien
tras que si ese contacto ocurriera en un salón de baile, tendría otro sig
nificado.
Por tanto, las estrellas son puntos de referencia que al astrólogo le
permiten graficar la curva de la cambiante relación del Sol con la Tie
rra, y de todas las relaciones planetarias. En el caso de la relación del
Sol con la Tierra, las estaciones podrían servir para definir las fases de
la relación; pero la posición del Sol en relación con las estrellas es un
modo mucho más preciso de determinación, siempre que se tenga en
cuenta el fenómeno de la precesión de los equinoccios. Este fenóme
no muestra que no sólo los hombres se desplazan dentro de la ciudad,
sino que la ciudad misma altera su topografía: por ejemplo, un distrito
residencial se convierte en centro comercial, los barrios bajos dan pa
so a los barrios residenciales, o viceversa.
167
Evidentemente, esta ilustración dista de ser perfecta; pero si no se
la toma demasiado literalmente, pone de manifiesto algo de los valores
relativos de los tres tipos de movimiento terrestre que hemos estudia
do. Sin embargo, para completar esta parte de nuestra obra, nos que
da por indicar la naturaleza y el significado del "centro" del movimien
to giratorio del eje terrestre: la causa del "Gran Ciclo Polar", o ciclo de
la precesión de los equinoccios.
Todo lo que será necesario decir es que el eje de la Tierra gira al
rededor del eje Ideal de la Tierra: la línea de los polos de la eclíptica,
o sea, una perpendicular al plano de la órbita terrestre. Los ejes de los
planetas se inclinan en el plano de su órbita, y todos deben girar más
o menos como lo hacen los ejes de la Tierra. Cuando nos ocupamos de
los ejes de los planetas, tratamos sobre algo que es de polaridad opues
ta al Sol. El Sol es el centro colectivo del sistema. Hace que todos los
planetas se relacionen juntos. Y la energía del Sol se siente especial
mente en el Ecuador. El plano del Ecuador es el plano de la acción má
xima del Sol; por tanto, el plano a lo largo del cual las integradoras fuer
zas del Sol penetran en la Tierra. Representa la intensidad máxima de
las energías colectivas de la vida. En el hombre, se refiere al sistema
del Gran Simpático dominado por el plexo solar, el centro de los instin
tos raciales, y, en gran medida, de las emociones.
Por otra parte, el eje polar representa las energías muy individua
les de la vida planetaria. El plano ecuatorial y el eje polar simbolizan,
pues, opuestos. Tal vez la razón significativa de porqué el plano ecua
torial de la narra no coincide con el plano de la órbita {eclíptica) de la
Tierra sea a fin de que la energía colectiva del Sol no sea excesivamen
te concentrada y excesivamente fuerte. Pero como resultado de esto,
el eje polar deja de ser perpendicular al plano de la órbita, y, por tanto,
{en un sentido filosófico) debe girar. Debe dirigirse sucesivamente ha
cia varias estrellas; y puede ser que, al hacerlo, las individualizadoras
fuerzas cósmicas conectadas con el eje polar se fortalezcan y sean más
capaces de equilibrar la tracción colectiva del Sol. 3
·
I
4 En un libro curioso y célebre, Un Habitante de dos Planetas, supuestamente es
crito bajo el dictado de un ente invisible llamado Phylos el Tibetano (alrededor de 1886), se
-�;.
-::.- reproduce un diagrama (pág. 382 de esa obra en su versión en inglés, A Dweller on Two
•¡� • Planets) que pretende ser una imagen simbólica del "Santo Lugar" en el que uno llega a es-
tar frente a frente con el Cristo vivo (el YO SOY perfeccionado). Esto sería simbólicamente
el "Polo Norte", la "Tierra Imperecedera" de cada ser humano. La figura representa un am
plio circulo en el que aparecen 7 estrellas de siete puntas, mientras a cada lado de este círcu
lo se ve una hilera de estrellas más pequeñas que describen un curso el cual representa o
al menos sugiere el curso de nutación del Polo Norte. Cortando el circulo diametralmente
hay una vara de poder cuya inclinación es casi exactamente la inclinación del polo de la
eclíptica. Dentro del circulo hay cuatro grandes símbolos (un Ojo, una Estrella, una Hoja y
{ un Libro). En las dos páginas del libro abierto se dan 10 palabras claves (Orden, Justicia,
Verdad, Misericordia, Sabiduría; Belleza, Amor, Fraternidad, Poder, Uso). La imagen toda
es típicamente cabalística y muy sugestiva.
171
La primera solución se recomienda por dos motivos: 1) la Estrella
Polar es probablemente la estrella más brillante exactamente en el
círculo descrito por la prolongación del eje de la Tierra; y 2) creemos que
siempre llegan a aceptarse ideas hacia la época en la que está ocu
rriendo un punto crucial en la ejecución de aquello a lo que la idea se
refiere. En otras palabras, la inminencia de un suceso concita su ade
cuada interpretación.
La segunda solución es atractiva por cuanto Vega siempre fue con
siderada una estrella de especial signficado, y posiblemente esté cer
ca del punto hacia el cual el sistema solar en su conjunto se está mo
viendo.
Sin embargo, el hecho significativo es que el arco cubierto por el mo
vimiento del Polo Norte entre Vega y la Estrella Polar es alrededor de
cuatro veces 51º 43', es decir, el espacio entre 4 puntos de una estre
lla de siete puntas, que representa un intervalo de unos 14.800 años (4
x 3.700). Podríamos anotar las siguientes fechas y correspondencias,
no como un cómputo definitivo sino como una sugerencia para un es
tudio ulterior:
1. Polaris -Estrella Polar- 23.800 a. C.
2. Cefeo -constelación polar- 20.100 a. C.
3. Atta del Cisne -Estrella Polar- 16.400 a. C.
4. Vega -Estrella Polar- 12.700 a. C.
5. Hércules ---<;onstelación polar- 9.000 a. C.
6. Dragón ---<;onstelación polar- 5.300 a. C.
7. Dragón ---<;onstelación polar- 1.600 a. C.
luego, nuevamente Polaris -Estrella Polar- 2.100 d. C.
173
V
CLASIFICACION DE LOS PUNTOS DE VISTA ASTROLOGICOS
1. La astrología de lo Individual
2. La astrología de lo colectivo
3. La astrología oculta
A la astrología oculta no se la debe considerar enteramente inde
pendiente de los dos tipos anteriores, tal como nunca podremos con
siderar a lo creativo independientemente de lo individual y lo colectivo.
Hemos visto que el giro de los Polos es determinado por una combina
ción de factores: principalmente, por la rotación del planeta alrededor
de su eje y la atracción gravitacional del Sol (y la Luna) sobre el protu
berante cinturón ecuatorial (cuya protuberancia es nuevamente el re
sultado de la rotación axil y de las fuerzas centrífugas que genera). De
modo parecido, el enfoque oculto de la astrología -iO a este respec
to, el enfoque oculto de cualquier cosa!-es determinado por la calidad
del enfoque de lo individual, y por el nivel de los instintos colectivos (vi
talidad heredada) que el invididuo concentra.
En la antigüedad, la consciencia de los hombres se centraba esen
cialmente en el nivel fisiológico. Entonces, la inteligencia era instinto or
gánico que se volvía consciente, y que luego se abstraía progresiva
mente de condiciones particulares y se dotaba de significado universal.
Este proceso era lo que realmente se significaba con la Iniciación. Co
mo resultado de la Iniciación, el hombre podía proyectar su conscien
cia y sus instintos universalizados sobre la esfera celestial: el Cuerpo
de Dios (el Macrocosmos y el Macroprosopus de la Cábala). Pero tam
bién podía recibir al Cuerpo de Dios dentro de su propio organismo te
rreno. En otras palabras, lo universal se volvía particular, tal como lo
particular se había convertido en universal. Y también se creía cierto lo
contrario: porque lo universal (Dios y las Jerarquías Celestiales de los
Constructores) se había proyectado sobre la Tierra, y de esta Tierra ha
bía evolucionado una criatura hecha a semejanza del mundo arquetí
pico celestial y de sus Jerarquías, a semejanza del mismo Dios; un mi
crocosmos, sin embargo en potencialidad, no en concretez, hasta que
181
siguiendo el primer proceso mencionado de iniciación, la potencial "se
majanza de Dios" fue energetizada por la voluntad creativa del "Yo soy";
latente en cada hombre, y apareció como un hecho espiritual real: el de
nominado cuerpo de Cristo.
Explicar plenamente este doble proceso exigiría todo un tomo, lo
cual de hecho significaría muy poco hasta que el proceso mismo hubie
ra sido experimentado; pero lo principal que hay que captar abarca: 1)
una concentración estructural de lo universal como un prototipo la
tente dentro del cuerpo terrestre del hombre; y 2) una expansión de la
consciencia desde la particular consciencia del ego, dentro de una
consciencia universal orgánica. Estos dos procesos pueden llamarse
Involución y Evolución. Involución significa aquí la construcción, por
parte de las Jerarquías Celestiales, de un prototipo "astral" dentro del
hombre terreno, como forma potencial de la divinidad del hombre. Por
el otro lado, la evolución se refiere a la expansión y a la universalización
de la consciencia del hombre, a través de los esfuerzos de su propio "Yo
soy" individual, hasta que este "Yo soy", habiendo asimilado la energía
de todas las "virtudes" o Rayos divinos, se autoidentifica con un ava
tar de Dios y es un avatar de Dios.
La astrología oculta (¡cuando se la entiende apropiadamente!) es
clarece mucho lo que, en estos dos procesos, es confuso e intrincado.
El proceso lnvolutlvo se refiere al reino ecuatorial y al zodíaco; el
proceso evolutivo, al eje polar y sus movimientos. Hasta aquí, prác
ticamente no se mencionó en ninguna parte a los factores astrológicos
implícitos en este proceso evolutivo oculto. Todo lo que se mencionó fue
el cambio de nivel Instintivo de la humanidad, que coincide con la en
trada del Sol, por la precesión de los equinoccios, en las constelacio
nes zodiacales. Sin embargo, esta es sólo una mitad de la historia, más
bien una consecuencia que una causa. Repitamos otra vez que la cau
sa de la precesión de los equinoccios es el giro del eje polar.
En el sistema tolemaico, el zodíaco es un cinturón de fuego crea
tivo que rodea a la Tierra, el disco solar concentra este fuego sobre
nuestro planeta: el Sol es una mera lente a través de la cual el "Todo"
zodiacal concentra su energía dodécupla sobre la Tierra. Las Jerarquí
as zodiacales son jerarquías de los Constructores: de los Cosmocre
atores, como se los llama. Juntas constituyen la Energía Formativa
Cósmica (Mahat, en sánscrito). En música, son simbolizadas por el Ci
clo de los 12 Quintos, que rige sobre la secuencia de las "tonalidades",
el ciclo de los 12 "lyus" que constituyen la base de la música china. Son
la serie de los Grandes Antepasados, de los Patriarcas de la Biblia y de
la cosmogonía hindú, las Doce Puertas de la "Ciudad Santa" dentro del
"cuerpo de Cristo" del hombre, etc. Se refieren al sistema del Gran Sim-
182
pático y sus "lotos" (dos Jerarquías para cada "loto", lo mismo que dos
signos zodiacales regidos por cada planeta, siendo Sol-Luna, simbóli
camente, un solo planeta). Muy particularmente se refieren al plexo so
lar y al diafragma: al cinturón ecuatorial que las pasiones "tropicales",
arriba (el corazón) y abajo (el sexo), centralizan. En y a través del zo
díaco, la sustancia terrestre se convierte en Hombre. Pero a lo largo del
curso del eje polar, el "árbol" del "Yo soy", el Hombre, se polariza a su
vez en los siete grandes Rayos del Lagos o Dios. Se identifica con los
siete Rayos y los siete Avatares del Cristo Cósmico (o Vishnú), y se
convierte en el octavo, Krishna, el Cristo humano, el Dios Vivo, lsh
vara-en-el-cuerpo.
Por tanto, mientras las Jerarquías zodiacales son, en simbología
cósmica, los Constructores de los cuerpos o vehículos humanos (repre
sentados alegóricamente en la Biblia por el "Tabernáculo en el Desier
to" y por el "Templo de Salomón") 1, las Estrellas de la Morada Eterna
(Polo Norte) simbolizan a los Maestros Espirituales y Avatares quienes,
uno por uno, según el principio del Trueque de los Rayos, despier
tan y energetizan al "Yo soy" del Hombre. Son ellos quienes personifi
can a las grandes energías ocultas del Dragón de la Sabiduría (la cons
telación Dragón) cuya cabeza apunta hacia Vega, cuya cola separa la
Osa Mayor de la Osa Menor, y cuya parte delantera del cuerpo se cur
va en torno del polo de la eclíptica: el Gran Vacío. Este es el "Palacio
Central" de la cosmogonía china, Tlen-kl, cuyo color es el púrpura.
En este tema de los Rayos, que los esoteristas han maltratado tan
to, permítasenos hacer una cita de La Doctrina Secreta, en la que,
evidentemente, esa enseñanza apareció por primera vez en su moder
na forma teosófica:
"Dice la ensel'lanza oculta que la estrella bajo la cual un Ente humano na
ce seguirá siendo eternamente su estrella, a lo largo de todo el ciclo de sus
encamaciones en un Manvantara. Pero esta no es su estrella as
trológica. Esta última concierne y está conectada con la personalidad;
la primera, con la INDIVIDUALIDAD. El 'Angel' de esa Estrella, o el Dhya
nl-Buddha, será el 'Angel' que guía, o simplemente el 'Angel' que preside,
por así decirlo, todo nuevo renacimiento de la mónada, que es pane de
su propia esencia, aunque su vehículo, el hombre, siga ignorando eter
namente este hecho. Cada uno de los adeptos tiene su Dhyanl-Buddha,
su 'alma gemela' mayor, y la conoce, llamándola 'Padre-Alma' y 'Padre-
1 1 Ver Tratado sobre el Fuego Cósmico, de Alice A. Bailey, págs. 934 y en otras par
tes (versión en inglés).
183
Fuego'. Sin embargo, es sólo en la iniciación última y suprema que los
adeptos la aprenden cuando se ubican cara a cara con la 'Imagen' brillan
te... Hay siete grandes grupos principales de tales Dhayan Chohans, los
cuales grupos se hallarán y reconocerán en cada religión, pues son los SIE
TE Rayos prístinos ... De allí los siete planetas principales, las esferas de
los siete espíritus residentes, bajo cada uno de los cuales nace uno de los
(siete) grupos humanos que es guiado e influido por ellos."
La Doctrina Secreta, Tomo 1, pág. 572, Primera Edición, versión ingl.
2 Ya no mencionamos el giro de los polos y los factores asociados con aquello, pues
füW
f{·!.Ifi se refieren a lo Creativo planetario y a los cambios genéricos que afectan al Hombre-en-
_ ,
.,.. el-"todo", no a una personalidad particular.
188
SEGUNDA PARTE
VI
EL CUADRANTE DE LAS CASAS
1
Se ha discutido muchísimo la atribución del padre a la cuarta casa, y de la madre
a la décima. En la Edad Media, el hijo seguía casi siempre la profesión de su padre; por
ello, como la profesión se relacionaba siempre con la décima casa, la idea del padre pa
recla conectarse también con la décima casa, que concierne especialmente a los hijos.
Asimismo muchos astrólogos relacionan así los signos del zodiaco con las casas: Aries,
corresponde a la primera casa; Cáncer, a la cuarta; Capricornio, a la décima. Como Cán
cer es "regido" por la Luna (que simboliza a la madre) y Capricornio es "regido" por Sa
turno (que simboliza al padre), pareció lógico relacionar a la madre con la cuarta casa y
al padre con la décima casa. Nosotros nos inclinaríamos a creer que estas correlaciones
son intercambiables, según el nivel del ser en el que uno se establece. Una correlación
que es verdadera fisiológicamente, tal vez haya que invertirla en el nivel psicológico. La
madre puede dominar el hogar físico (cuarta casa); pero el padre puede formar el hogar
., psicológico: el alma.
196
CASA INTERPRETACION INTERPRETACION FILOSOFICA
TRADICIONAL
1 que cabalísticamente da 1
2 que cabalísticamente da 1+2= 3
3 que cabalísticamente da 1+2+3= 6
4 que cabalísticamente da 1+2+3+4=10
5 que cabalísticamente da 1+2+3+4+5=15
6 que cabalísticamente da 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6=21
7 que cabalísticamente da 1 + 2 + 3 + 4 + 5 + 6 + 7=28
28 84
1
2
3
4
5
6
7
28
201
El reino externo está marcado por los 18 círculos externos; el medio,
por los 9 círculos medios; y el interno, por el círculo central 1.
El único número precedente para dar una figura simétrica centra
da en torno de un círculo es el número 4: cabalísticamente igual a 1O.
El número 1O se refiere a lo cósmico; pero el número 28 es el núme
ro del Hombre triuno; el Hombre como espíritu, alma y cuerpo.El Es
píritu es 1; el Alma es 4; el Cuerpo es 7. El número del individuo per
feccionado es, por tanto, el 28. Pero el proceso de individuación ple
namente ejecutado exige que cada factor (o número} componente es
té también plenamente desarrollado; y, por tanto, su duración es de 84
anos. Mediante el desarrollo solamente de los número básicos (1, 4
y 7) tenemos un total de 29; o sea, 1+ 1O+ 28. A la edad de 39 anos,
el hombre alcanza un estado particularmente significativo en su desa
rrollo espiritual: y el ano 40º es también el año-semilla de la década 40
a 50, que es la quinta década. EL HOMBRE es también simboliza
do como una estrella de cinco puntas. La quinta sección de la estre
lla es la cabeza; el órgano de lo creativo. Durante esta quinta década,
un hombre halla su trabajo del destino. En realidad, en este sentido,
¡"la vida empieza a los cuarenta"! 2
Luego de esta breve excursión en el reino del simbolismo numé
rico o cabalístico, volvemos ahora al análisis astrológico del ciclo de
28 años. Tal ciclo, entonces, es uno de los "días" de los que hablara
Jesús cuando dijo: "Destruid este templo y yo lo alzaré de nuevo en
tres días". Cada día representa, no un ciclo literal de rotación de la Tie
rra alrededor de su eje, sino un ciclo de rotación del yo individual del
hombre en torno de su eje espiritual, su "Yo soy" real eclipsado por la
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209
VI 1
LOS SIGNOS DEL ZODIACO
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CREATIVO
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INDIVIDUAL
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Fuego Aire
.
/:R:ATIVO
Esto podría parecer que está en conflicto con lo que dijimos del zo
díaco refiriéndolo como un "todo" en relación con lo colectivo. Pero de-
222
bemos comprender que individual y colectivo son términos puramente
relativos. El cuerpo es "colectivo" respecto del yo individual; pero es un
"todo", y, por tanto, es un organismo individual. Cuando hablamos así
de "individual" con referencia al zodíaco, hablamos de estas energías
cósmicas que están construyendo la totalidad de cualquier "todo". To
talidad y personalidad individual son casi sinónimos, el mismo hecho
observado desde dos puntos de vista diferentes.
El Fuego es individual, porque es el principio animador de toda per
sonalidad individual. Es lo que surge de la nerra hacia el Sol. Es el fue
go de la germinación que impulsa al núcleo de la semilla hacia el Sol,
hacia el Dios-que-está-en-todas-partes.
El Aire es "colectivo", porque es lo que pone, a cada individuo y cuer
po separados, en la sutil comunión del aliento. El aire vincula a los pul
mones y a la sangre de cada ente que respira. Es lo que se eleva del
Agua hacia el Espacio omniabarcante. Es la emanación de todos los
cuerpos, el perfume de todas las vidas. En, y a través de él, todas las
vidas alcanzan la unidad en la semilla omniabarcante que es el Dios
del-Misterio: el ESPACIO.
El Agua es la manifestación "creativa" del deseo de ser un individuo
separado. La Tierra es la manifestación "creativa" del deseo de alcan
zar una etapa de absoluta solldarldad esplrltual. La solidaridad es al
espíritu lo que la solidez es a la materia. En ambos casos, eso signifi
ca Tierra. Dentro del alcance de la vida de un hombre particular, la so
lidaridad tiene que establecerse entre todos los centros de vida, orgá
nicos y magnéticos, antes de que el cuerpo Crístico tome forma: sím
bolo o signo de esta solidaridad perfecta.
El lector tal vez se confunda por la manera con que hacemos que
la oposición de lo individual y lo colectivo coincida con los equinoccios,
mientras encontramos que la oposición de Yang y Yin coincide con los
solsticios. La contradicción es más aparente que real. La cualidad chi
na de los principios o las polaridades se refería a hechos concretos,
mientras nosotros, cuando hablamos de lo individual y lo colectivo, nos
ocupamos de principios de movimiento, o, digamos, de tendencias
de la consciencia. En otras palabras, nos ubicamos en un nivel abstrac
to que, evidentemente, cambia nuestro enfoque. Hablando práctica
mente, hay muy poca diferencia. Tradicionalmente, Cáncer gobierna el
"hogar", y Capricornio, la "vida pública" o la "profesión": verdaderamen
te, la esfera de la creatividad individual y de la creatividad colectiva.
Hay mucha confusión en la aplicación del simbolismo astrológico
porque los diversos puntos de vista de la interpretación no se diferen
cian demasiado claramente. Cuando el libro de texto corriente enuncia
todas las cosas que se supone que Cáncer representa, de hecho está
223
amontonando un conjunto de "significados" que son los resultados de
diversos tipos de interpretación. Cáncer significa una cosa desde un
punto de vista, y otra cosa desde otro punto de vista. Este hecho jus
tifica nuestra actual actitud que apunta a una aclaración y una clasifica
ción de los significados. Uno puede tratar de interpretar los signos del
zodíaco desde diversos puntos de vista, dando cada uno un conjunto
particular de significados; pero, a menos que uno comprenda el modo
en que cada conjunto se produce y la lógica de su producción, nece
sariamente sobrevendrá mucha confusión.
Hasta ahora, nos hemos ocupado de la base muy general y arque
típica de la interpretación zodiacal, considerando los cuatro momentos
básicos del ciclo del año. Evidentemente, es aconsejable una ulterior di
ferenciación, y de hecho es necesaria, y hay dos modos esenciales con
los que esto puede hacerse. La estructura cuádruple de los signos "car
dinales" (Aries-Libra; Cáncer-Capricornio) nos da cuatro secciones de
90 grados cada una. Cada sección puede dividirse en dos subseccio
nes de 45 grados cada una; o en tres subsecciones de 30 grados ca
da una. El último procedimiento es el habitual; pero pierde gran parte
de su significado cuando no se correlaciona con el primero, al que, des
dichadamente, se entiende muy poco.
"Es sabido que todos los cuerpos, como el Sol y sus satélites, son cuerpos
cargados y están rodeados por un campo magnético; que en cualquier
cuerpo magnético que tiene dos polos ( el Sol y sus satélites son tales cuer-
224
pos), las corrientes magnéticas circulan desde el polo Norte hasta el polo
Sur, se neutralizan cada 90 grados, y alcanzan una intensidad máxima ca
da 45 grados."
Acuario 15 Escorpio 15
270 225 /,.
/
/
/
'x/
'' rno
Aries O Libra O
/
'
/
45 / ,135
/
Tauro 15 Leo 15
Cáncer O
mfj 1 Este punto lo consideramos en nuestro libro Art as Release of Power ( 1929)
226
Podríamos seguir casi indefinidamente enumerando trinidades de
principios en los dominios del ser y del devenir. Pero aquí, con el zodí
aco y con todos los elementos "ecuatoriales", principalmente nos ocu
pamos de la energía, de la energía que construye y regenera organis
mos y cuerpos. Y la formulación más satisfactoria de la trinidad de los
elementos que entra en esta actividad constructora es la ya menciona
da: generación, concentración y distribución.
Vimos (;!.:e, en los cuatro puntos cruciales del ciclo del año, había
una generación de energía. Los resultados de esta generación son cua
tro tipos básicos de "sustancias": Fuego-Aire, Agua-Tierra. A través de
estas cuatro "sustancias", o elementos químicos, la energía operará se
gún el ritmo triple antes mencionado. Esto nos dará el siguiente esque
ma operativo:
Esto tal vez parezca más bien enredado y desconcertante; y por eso
quizá ensayemos otro modo de expresar la "fórmula" zodiacal:
En otras palabras:
Fuego generador es el punto de partida de la personalidad indivi
dual (Aries).
228
Fuego concentrador se refiere a la creativa liberación del yo, por
medio de la cual el alma se conoce total y de apariencia divina (Leo).
Fuego distributivo es el fuego que combina, sintetiza y universaliza
todos los elementos y energías antes del nacimiento Crístico: el naci
miento del ser universal (Sagitario). 2
El mismo procedimiento pondrá de manifiesto más claramente el
significado de los otros elementos:
Agua generadora (Cáncer) opera en función del espíritu. Es la ener
gía que da nacimiento a la personalidad concreta, que crea una base
operativa concreta -un hogar- para el yo individual.
Agua concentradora (Escorpio) opera en función del alma. Concen
tra y sostiene el deseo colectivizador del espíritu-Aire (Libra), el impul
so hacia el "re-nacimiento en Cristo".
Agua distribuidora (Piscis) opera en función de la mente. Efectúa la
síntesis de las energías que fueron llevadas a una concentración cre
ativa en Capricornio, y se vitalizaron en Acuario.
l
cia y profundidad a los impulsos de Aries.
% mico, de Alice Bailey, mucho es lo que se dice sobre estos tres Fuegos que operan en y a
,fl través de todos los organismos vivos. Será relativamente fácil elaborar las correspondencias
g¡ si une;> está dotado con el tipo de mentalidad necesaria para comprender eso. Si no, podrá
@@ usarse la formulación astrológica aceptada o la formulación que ahora presentaremos y en
f:j�j��l la que l�s signos del zodíaco se interpretan en términos del patrón de casas anteriormen
·=·=·=·:-:❖ te estudiado.
229
Tierra distribuidora (Virgo) opera en función de la mente. Esparce
la creativa liberación del yo de Leo a través del espacio, en el que se la
ve como un conjunto de energías polares (La Virgen de la Luz). En la
mente se despierta la discriminación cuando se suscita el problema de
tratar las polaridades, la luz y la sombra.
"La tarea de interpretar el argumento zodiacal fue intentada por muchos es
critores, enfocando cada uno la labor desde su propio punto de vista. Le
jos está mi deseo de diferir siquiera tácitamente de sus conclusiones o de
buscar reemplazar algo anteriomente escrito. El contenido del Círculo de
la Sabiduría Zodiacal es inagotable, y presenta aspectos totalmente varia
dos de la integridad de la Verdad."
The Zodlac and the Soul, pág. 14
r,:t
....-,
3 Especialmente, léase en The Zodiac and the Soul, el capítulo titulado "Los
y los planetas como ideales cósmicos".
signos
231
y símbolos de éstas. Los Grados nos dan una clave del significado cre
ativo inherente de todas las actividades y todas las concentraciones.
LA FORMULA ZODIACAL
Signos Significado Significado Partes del
del zodiaco Abstracto Concreto y Cuerpo que
Tradicional Gobiernan
ARIES La idea del yo. La estruc Deseo, actitud precurso La cabeza: El siste
tura arquetípica primor ra, iniciativa, valentía. ma cerebro-espinal.
1 dial del individuo. La Vo Entrada enérgica en las
lun !ad-de-ser-manifies cosas. Temeridad e im
to. pulsividad. Energía mas
culina.
J
del zodíaco Abstracto Concreto y Cuerpo que
Tradicional Gobiernan_ _
LIBRA La captación del No-Yo. Consciencia social. Afa Los riñones y tal vez
El encuentro con "los bilidad. Amor por la be el hígado.
7
otros". La objetivación lleza. Anhelo de camara
de la consciencia a tra dería. Simpatía. Equili
vés de la asociación y el brio. Justicia. Devoción
compañerismo. espiritual. Totalidad ope
rativa.
ACUARIO La fuerza para expresar Idealismo. Humanitaris- Las piernas y los to
ideales y crear en térmi mo. Autoexpresión a tra- billos. El sistema
11
nos de conducta social. vés de movimientos co- sanguíneo.
La creatividad de la rela lectivos, fraternidades.
ción y del matrimonio. Sentimientos grupales.
Sensacionalismo. Senti-
do dramático. Genio cre-
ador, como un vocero de
la raza.
Albert Einstein
14 de marzo de 1879
(hora local: 11,26 a.m.)
Los planetas en círculo exterior son progresados para principios
de abril de 1935.
238
padas por el Sol y los cuatro ángulos; significado en función de signos
zodiacales (o subdivisiones de los signos), del grado, y de la relación
angular entre estas posiciones. Lo último se refiere a los aspectos en
tre el Sol, el Ascendente, y el Medio Cielo; pero más aún a la posición
de casas del Sol.
Reina Victoria
nacida el 24 de mayo de 1819
4,15 a.m.
B. EL INCONSCIENTE COLECTIVO
CORAZON
DEL
SOL
266
IX
LOS ENTRELAZAMIENTOS PLANETARIOS
269
no es: "Dos personas, muy separadas, se comunican telepáticamen
te"1.
Esto es muy significativo, si hemos de dar crédito a la afirmación re
petida a menudo en los libros de Alice Bailey en el sentido de que el de
sarrollo de la facultad telepática es la muy importante tarea con la que
ahora se enfrentan los precursores espirituales de la raza. Por el otro
lado, el Nodo Sur de Urano está en un grado simbolizado por: "La Es
finge y las Pirámides son vestigios gloriosos del pasado", lo cual hace
hincapié sobre el-hecho de que ahora todo el pasado glorioso de la hu
manidad está siendo sintetizado, registrado y llevado a una culmina
ción a través de muchos tipos de actividades humanas, desde la arque
ología hasta la metafísica oculta. Empero, esto también sugiere que el
hecho de depender de estas glorias pasadas, nacionales o religiosas,
es muy a menudo el resultado de rehuir la tarea del futuro, y es una for
ma de evasión basada en el temor.
La tabla siguiente da las posiciones zodiacales de los nodos de los
planetas para 1935. La variación anual es, en todos los casos, menos
de un minuto:
Nodos Norte Nodos Sur
Mercurio Tauro 17º 33' Escorpio 17º 33'
Marte Tauro 19 º 3' Escorpio 19 º 3'
Urano Géminis 13º 40' Sagitario 13º 40'
Venus Géminis 16 º 5' Sagitario 16 º 5'
Júpiter Cáncer 9 º 47' Capricornio 9 º 47'
Plutón Cáncer 19 º 25' Capricornio 19 º 25'
Saturno Cáncer 23 º 5' Capricornio 23º 5'
Neptuno Leo 11º 3' Acuario 11º 3'
Es muy interesante el modo en que los nodos se distribuyen aho
ra en el zodíaco, pues abarcan un área de menos de 90 grados Norte
o Sur; de hecho, 84 grados, lo cual recuerda al ciclo de Urano y al de
la "construcción del Templo". Es especialmente interesante ver que el
solsticio de verano es actualmente casi exacto en el centro de la con
figuración. Este solsticio es el tiempo de manifestación solar muy inten
sa (en la filosofía china, predominio del principio activo de Yang); mien
tras el solsticio de invierno es el punto de más baja vitalidad solar (pre
dominio del principio pasivo Yin). Las posiciones de los nodos plane
tarios combinados concuerdan, pues, con puntos del dinamismo solar
f.@ 1 En cuanto a un estudio del significado de los símbolos de los Grados, ver el capítu-
füi lo siguiente.
270
exactamente análogos. Esto tendería a mostrar que la integrativa fuer
za del sistema solar en conjunto, sobre la Tierra, está ahora en su ápi
ce (o cerca de éste); pues la actividad integrativa máxima de los plane
tas es, por decirlo así, sincrónica con la actividad máxima del Sol, el in
tegrador. Un estudio de los símbolos de los grados en los que se hallan
los nodos planetarios, como lo esbozamos en nuestro ejemplo anterior
(Urano}, será de profundo interés para el estudioso de las tendencias
planetarias contemporáneas.
A lo precedente debemos añadir que cuando los planetas, en su
curso mensual o diario, alcanzan los grados del zodíaco en los que sus
nodos están ubicados, se patentiza un claro énfasis de sus caracterís
ticas positivas. Cuando los planetas pasan su Nodo Norte, operan po
sitivamente, activamente; mientras que, en su Nodo Sur, son recepti
vos y pasivos, o sea, la cualidad o la función, que ellos significan, ope
ra de manera pasiva (pero fuerte). En un mapa individual, un planeta si
tuado sobre su Nodo Norte es psicológicamente muy dominante; su
efecto agita la consciencia, en el sentido de que toda la integradora ten
dencia vital recibida por el nativo tiene una tendencia a relacionarse con
la particular cualidad expresada por el planeta. Por otro lado, un plane
ta situado sobre su Nodo Sur puede referirse a un tipo definido de eva
sión psicológica. El nativo puede tender a evadirse del problema repre
sentado por el planeta, o ser pasivo y "dejar que las cosas ocurran" en
la esfera de actividad que el planeta denota.
También ha de advertirse habitualmente un resultado muy claro
(probablemente más claro en el tipo más desarrollado de personalidad)
cuando importantes planetas de un mapa están ubicados en grados
que son los puntos nodales de otros planetas. Las características de es
tos últimos connotan latentemente, por decirlo así, las actividades de
los primeros. El extinto rey Jorge V de Inglaterra, por ejemplo, tenía su
Sol sobre el Nodo Norte de Urano. Sin duda, su reinado estuvo lleno de
acontecimientos uranianos. El mapa de Franklin D. Rooseveit es tam
bién característico a este respecto. Su Júpiter en el Nodo Norte de Mer
curio y el Nodo Norte de Urano corresponde a su Medio Cielo. Además,
su Sol está en el Nodo Sur de Neptuno. Si Neptuno representa la fuer
za de las colectividades, el Nodo Sur de Neptuno simbolizaría la fuer
za desintegrada y a la que se dejó seguir la línea de mínima resisten
cia. El Sol de Roosevelt brillaría entonces en medio de tal condición, y
añadiría fuerza solar al elemento neptuniano. Su propio Neptuno ubi
cado entre Saturno y Júpiter (más cerca de este último) está simbólica
mente , por un lado, entre la oscuridad y el "rudo individualismo" satur
nino (que ha de regenerarse, cuando está en la octava casa), y, por el
otro, Júpiter y la fuerza de la expansión y la circulación de la energía.
271
Puede esperarse un efecto aún más fuerte donde la línea de los no
dos de un planeta coincide con el horizonte o el meridiano en un mapa
natal; o incluso con la línea de las cúspides de dos casas opuestas. En
estos casos, la cualidad del planeta está influyendo, fuerte pero sutil
mente, sobre todos los asuntos relacionados con las dos casas opues
tas (y complementarias).
t,=1= ':l 2 El Nodo Sur puede refe rirs e también a lo que Jung llama la "persona•, que e s el re -
�!:!:;} sultado de los esfuerzos efectuados por el individuo para integrar su conducta en términos
tanto, asume un papel, que él mantiene por fuerza egocéntrica de la voluntad o bajo la com-
pulsión de tradiciones sociale s o ne cesidad social. Esta "persona· es una personalidad tal-
f_,'/_ :, :, .:= \=:_ , [i sa, porqu e e l De stino total del individuo no puede operar en y a través de ella.
276
haga rehuir la vida pública. Si rehúye demasiado, su vida hogareña se
volverá destructiva. Se desintegrará en sus manos aunque vuelva a ella
corriendo anhelosa y desesperadamente. Por el contrario, si trabaja
asiduamente en su ideal profesional, tal vez pueda hacer de su hogar
(en el sentido más amplio del término), y de su propia base concreta de
la personalidad, el cimiento verdadero de su vida pública.
Sin embargo, hay otra interpretación posible, según la cual la acti
vidad pública y los esfuerzos profesionales se ven como generadores
de la energía que luego se pone en clrculaclón en la esfera del hogar
o del alma (cuarta casa) del Nodo Sur. Esta segunda interpretación es
la más positiva y espiritual. Explica, por ejemplo, por qué un gran genio
como Wagner tenía al Nodo Sur en su décima casa. Mediante su cre
ación, él ponía en circulación la energía generada a través de sus sen
timientos y de su vida hogareña o interior (cuarta casa).
La operación de los nodos no siempre es fácil de descubrir por el
mero hecho de familiarizarse con el nativo. La mayoría de nosotros
oculta cuidadosamente el hecho de que seguimos la línea de mínina re
sistencia. Eso principalmente nos lo ocultamos. Y la facilidad aparen
te con que tal vez realicemos ciertos tipos de acciones puede inducir
nos a creer que deberíamos seguir realizándolas. En algunos casos,
deberíamos; pero entonces el significado que les atribuimos tendría
que ser diferente. Aquí, como en cada caso que se ocupe de la apre
ciación espiritual de la conducta, lo que cuenta no es el acto mismo, si
no el motivo o la voluntad que está detrás o dentro del acto.
Un estudio de los nodos de la Luna nos ayuda muchísimo a explo
rar tanto nuestros motivos como los de los demás, pues, confrontados
con muchas situaciones, podemos someter nuestras acciones y reac
ciones a la prueba rigurosa y decisiva de las polaridades nodales. ¿En
esta situación seguimos la línea de mínima resistencia o la línea de má
xima integración? Los nodos nos dirán cuándo tenemos el mayor nú
mero de posibilidades de "chasqueamos". Y hasta es posible que, en
los mapas horarios, seamos capaces de encontrar muy adecuadamen
te la que es nuestra verdadera motivación en un caso particular. Pero
la lectura de los mapas horarios, de modo tan psicológico, es realmen
te un arte fuera de lo común, que sólo poquísimos podrán dominar al
guna vez.
280
por un lado, una tendencia a obtener crédito y cooperación social pa
ra cualquier riesgo personal; por el otro, una tendencia a que el nativo
sienta sobre sí un rechazo constante, como si estuviera en un país ex
tranjero, cuyas reacciones naturales conscientes hacia la vida tal vez
sean poco familiares y pasmosas para la colectividad en la que él vive.
El mismo procedimiento descrito en relación con la vida, puede se
guirse en relación con todos los planetas. Los "Ascendentes" de todos
los planetas son significativos y dignos de estudiar en un tipo depura
do de análisis astrológico. Uno de los más valiosos, prácticamente ha
blando, es el "Ascendente" de Urano, al que dimos el nombre de "Par
te de la Proyección de Imágenes". Indica cómo la fuerza proyectara de
imágenes del inconsciente opera dentro del ser y del Destino del indi
viduo. Simboliza al genio creador propio del individuo, su modalidad de
contacto con las fuentes profundísimas de su ser, y sus reacciones an
te tal contacto. El "Ascendente" de la Luna revela reacciones conscien
tes ante situaciones externas condicionadas por la herencia y el am
biente. El "Ascendente" de Urano caracteriza las reacciones inscons
cientes y creativas ante situaciones que afectan todo el campo de la
consciencia.
4 Marc Jones usó este factor de la distancia de manera muy original en un sistema de
�j'i);]li
interpretación estudiado bajo el nombre de "Astrología Pitagórica" que se ocupa, en parte,
il del grado de plenitud o aproximación de los ·aspectos•. Ver el capítulo sobre "La forma y el
..�,:$ patrón de los aspectos planetarios•. (pág. 335)
282
medición. Suponiendo que midamos la distancia en la dirección en la
que los signos del zodíaco aumentan (en sentido contrario al del reloj),
entonces podremos medir la distancia desde el Sol hasta la Luna; pe
ro también la distancia desde la Luna hasta el Sol. En la siguiente ilus
tración contamos 25 grados desde el Sol a la Luna, y por tanto 335 gra
dos desde la Luna hasta el Sol. Si sumamos estos 335 grados a la lon
gitud del Ascendente (o, lo que es lo mismo, si restamos 25 grados de
su longitud), obtenemos una nueva Parte de la Fortuna, tan arriba del
horizonte como la Parte original estaba debajo del horizonte. Y si ope
ramos de modo parecido respecto de los cuatro ángulos, ¡encontramos
ocho puntos simbólicos creados por la relación del Sol con la Luna!
Los ocho puntos posibles que interpretan como "Partes" la relaci .:m
del Sol con la Luna: en dos direcciones y aplicados a cada
uno de los cuatro ángulos.
284
X
LOS GRADOS DEL ZODIACO
Y LOS SIMBOLOS "SABIANOS"
� · 1 Estas ideas fueron desarrolladas en la primera parte de este libro: ver págs. 112 y 121.
287
simbolizados da dos conjuntos de interpretaciones simbólicas de los
Grados.
El primero, de Charubel, es valiosísimo; el segundo, de una fuen
te medieval, parece completamente inútil. Marc Edmund Janes dio otro
que es muchísmo mejor, cuya práctica concreta demostró que, de he
cho, es absolutamente inestimable para quienes saben usar los símbo
los. Los símbolos se presentan como imágenes modernísimas, y por
tanto, con una apariencia más significativa para el estudioso promedio
de hoy en día; pero se dice que derivan de antiquísimas fuentes egip
cias. Con la autorización especial de quien lo documentó, añadimos a
este capítulo nuestra propia formulación condensada de estos símbo
los. Creemos que constituyen una importante revelación astrológica,
cuyo significado y valor se destacarán cada vez más a medida que pa
sen los años.
En este ciclo "sabiano" de los símbolos tenemos algo parecido al ci
clo del VI Klng como lo interpretara el rey Wen hace unos 3000 años.
El vidente chino usó imágenes y escenas tomadas de la naturaleza y
de la sencilla vida agrícola de su época, a fin de transmitir, por medio
de imágenes, significados de otro modo inexpresables. Tuvo que usar
tales imágenes y escenas porque, a menos que fueran familiares y fácil
mente experimentadas por los hombres de su tiempo, estos hombres
no habrían podido extraer el significado vital en aquéllas encerrado. Lo
mismo es verdad hoy. Por tanto, los símbolos "sabianos", documenta
dos por Marc Janes, nos ofrecen imágenes y escenas modernas que
son relativamente familiares o que, al menos, están al alcance de nues
tras experiencias vicarias. Es posible que la formulación de estos 360
símbolos no sea perfecta todavía; que en algunos casos las escenas re
presentadas como símbolos no estén arraigadas con suficiente profun
didad en la experiencia común de la humanidad, y que no sean univer
sal o vitalmente precisas. Pero, en lo principal, creemos que tal serie de
símbolos se dirige a la raíz misma del significado planetario para nues
tra era actual, y que, luego de ser depurada aquí y allá, y luego de acla
rarse su ritmo estructural mediante estudios interpretativos en varios
niveles, perdurará con un significado comparable al de los 64 símbolos
de la serie del VI Klng. En todo caso, su valor práctico en la práctica
astrológica está, para nosotros, absolutamente más allá de toda duda.
Fue demostrado en centenares de casos; de hecho, prácticamente
siempre que se lo puso a prueba, tanto en mapas natales como en im
portantes mapas horarios.
Podríamos añadir, para que se comprenda de modo más completo
el asunto, que existen razones muy plausibles como para que diversos
símbolos válidos, registrados más o menos del mismo modo por per-
288
sonas de diferentes "cualidades" espirituales, pudieran atribuirse a ca
da Grado. Debemos comprender que en el reino del significado puro los
valores son muy diferentes de los que se encuentran en el reino del aná
lisis intelectual o científico. Primero, el elemento individual es principa
lísimo; segundo, está conectado con el factor tiempo. Un símbolo pue
de ser válido ahora, y pocos siglos después puede carecer de valor. Es
ta no es una cuestión de lo que es verdadero o lo que es correcto, si
no una cuestión de valor. Y los valores cambian cíclicamente. Un con
junto de valores puede ser "verdadero" o más bien vitalmente significa
tivo ahora; también puede haber sido tan significativo hace 5.000 años.
Empero, tal vez haya tenido poquísima validez, o ninguna, hace 1.000
años. Por las mismas razones, las culturas y las expresiones artísticas
cambian periódicamente. Dentro de los ciclos, hay ciclos significativos.
Cada raza, cada ciclo, es la imagen simbólica de algún vasto significa
do planetario o cósmico. Algunos hombres que se esfuerzan en pos de
valores espirituales reales depuran su percepción consciente interior
hasta que pueden convertirse en los recipientes, en los "griales", den
tro de los cuales fluye, y dentro de los cuales sólo puede fluir, el "vino
del significado". Son los "videntes", los genios creativos de la raza, los
avatares del Tiempo, y ellos mismos son las semillas del significado pa
ra el grupo monádico al que pertenecen por derecho espiritual.
Estos grupos monádicos pueden descubrirse por medio del análi
sis astrológico. En un sentido, están ocultos detrás del zodíaco. Pero no
el zodíaco de los signos que se entiende corrientemente; más bien,
el más misterioso clclo de 360 Grados. El número clave de tal ciclo no
es el 12 sino el 6. El ciclo es el de la percepción consciente, y la percep
ción consciente es el ciclo del significado. Como tal, su primera división
es la que corresponde al concepto del horizonte; y también a la división
teórica entre el día y la noche; la cual se refiere a la división entre el
consciente y el inconsciente, lo externo y lo interno, el hombre y la mu
jer, el pensamiento basado en la sensación y el sentimiento basado en
la intuición. Por el otro lado, el concepto de meridiano se refiere al ele
mento de "fuerza". El mapa natal del individuo usa ambos ejes, porque
nacimiento significa crucifixión en el espacio, y el número 4 es el núme
ro de la formación. El zodíaco corriente, que también simboliza en con
junto a la universal "fuerza de formación", tuvo que dividirse, por tanto,
en 4 secciones, que por trisección, dieron la división dodécupla, o por
bisección, la división óctuple.
El significado se basa en el tipo de actividad espiritual que constan
temente "reconcilia los opuestos". En un sentido absoluto, es la fuen
te de esta actividad; en un sentido relativo y concreto, es su resultado.
Su nota clave es, pues, 2 multiplicado por 3; refiriéndose el número 3
289
al principio de la manifestación esencial, o de la "individuación". En
otras palabras, en términos de significado, hallamos al ciclo dividido en
6 fases. Cada fase es la realidad espiritual de lo que el ocultista-teóso
fo llama un "Rayo". Cada Rayo, cuando se manifiesta concretamen
te, tiene que subdividirse en 4 partes: la crucifixión del Rayo. Por tan
to, tenemos a los 24 Ancianos de la Biblia, de pie en torno del trono de
Dios. En la antigüedad, como la manifestación era más potencial y
enérgica que concreta y realmente encarnada, cada Rayo estaba más
bien triseccionado, dando el número 18: los 18 capítulos del Bhagavad
Glta. Krishna era el décimo noveno, tal como, en la primera fase del mo
vimiento Bahai, el Bab (el Heraldo del Avatar futuro) y sus compal'íeros
más cercanos formaban las 19 "Letras de lo Viviente", porque consti
tuían el grupo ante la manifestación concreta de la "Gloria de Dios", Ba
h a 'u'llah.
Los 24 Ancianos representan las 24 horas del día, pues el día es la
unidad del Tiempo y la realidad del Grado que, a su vez, es la unidad
del significado. Cada "hora", por tanto, representa, en el completo zo
díaco del significado, a los 15 grados; tal como cada Rayo represen
ta un período de dos meses, o dos signos sucesivos del zodíaco (a los
que tradicionalmente se hace referencia como una pareja masculina
femenina; por ejemplo, la pareja Aries-Tauro).
En su interpretación del ciclo "Sabiano" de los símbolos, Marc Jo
nes se refiere a estas "horas" como "lapsos", y a cada una de ellas las
divide en tres secciones de cinco grados: "En cada hora, los primeros
cinco grados expresan el factor concerniente al hábito del hombre; los
segundos cinco grados, a lo emocional; los terceros cinco, a lo mental:
el orden de toda trisección... la evolución desde la materia hacia arriba,
rumbo al espíritu." (Astrología Slmbóllca: Lección 11.)
Sin embargo, a esta altura parece necesario responder a dos pre
guntas que probablemente se hayan presentado muchas veces a la
mente del lector al leer los últimos párrafos. La primera es ésta: Si hay
más de 365 días en el año, ¿por qué sólo 360 grados? La segunda: ¿No
hay siete Rayos, en vez de seis?
Estas dos preguntas pueden responderse simultáneamente, pues
ambas contestaciones derivan del mismo principio. Este principio lo po
demos expresar brevemente diciendo que siempre hay en la Naturale
za un valor de indeterminancia en el que dos polaridades fundamenta
les han de interpretarse en función de una con la otra. La rotación axil
de la Tierra es un factor temporal cósmicamente subjetivo e individua
lista. La revolución orbital es un factor espacial objetivo y universalista.
Y lo primero no puede servir como unidad exacta de medición para de
terminar lo segundo. No podemos medir un conjunto de valores por una
290
unidad perteneciente a otro reino del valor. La colectividad no es una su
ma total exacta de individuos. En un grupo puede haber 360 individuos;
pero el valor del grupo no es la suma exacta de los valores de cada in
dividuo. En cualquier colectividad hay un incremento de crecimiento, un
plus; una cantidad misteriosa que, en un sentido, no es una cantidad:
o en todo caso nunca es un número racional.
El proceso puede invertirse, y uno puede decir que el individuo no
es una fracción exacta del valor del grupo. La vida no es tan matemá
tica como podríamos pensarlo; y la física moderna descubrió esto al in
vestigar la conducta de los electrones. El resultado fue el principio de
la indeterminancia, de Heisenberg: usted no puede conocer exacta
mente y al mismo tiempo la posición y la velocidad de un electrón. De
modo parecido, dos movimientos planetarios de órdenes diferentes no
pueden relacionarse cuantitativamente mediante números racionales.
Tal vez el símbolo más universal de esta ley de la relación cósmica se
hallen en el valor de Pi que mide la relación de la circunferencia con el
diámetro: 3,14159. Parecería lógico que la circunferencia contuviera 3
diámetros o 6 radios. Pero contiene más que 6 radios, tal como el ano
contiene más de 6 x 60 días.
El "más" representa el coeficiente de indeterminancia en todos los
procesos integrativos. Representa la libertad del Alma, el Séptimo Día
de la Creación, el Atman de la filosofía hindú: Lo Imprevisible. Los ocul
tistas hablan de los Siete Rayos. Pero el séptimo no es realmente un
Rayo; es un puente entre dos escalas séxtuplas del ser. Es el valor irra
cional por el cual la longitud de la circunferencia es más que la suma de
las longitudes de los seis radios; o sea, .14159... Representa la libertad
de todos los Rayos; aquello por lo cual pueden ser más de los que son.
De modo parecido, si uno divide 365 1/4 por 360, se obtiene un valor de
cimal que representa simbólicamente aquello por lo cual, cada año, el
individuo puede crecer hacia un estado superior de la personalidad. Lo
bastante curioso es que este valor da nuevamente el número 14: que
es .014 + . 2
·.
En otro sentido, los días extra significan también que la órbita de la
Tierra no es perfecta ni es firme la marcha de la Tierra. Esto podría re
ferirse a la inclinación del eje polar sobre el plano de la eclíptica. De
I
2 El número 365 1/4 se refiere al dla solar, pero en un año solar hay 366 1/4 días si-
• derales. Se puede tomar uno u otro de estos dos valores según se considere (1) el movi-
• miento de la Tierra a lo largo de su órbita, o sea, en relación con el Sol; o 2 ( ) el ciclo de ro-
•
tación axil de la Tierra en relación con las estrellas fijas ( dla sideral). La diferencia es sutil,
ti·1osófi?ª '!l� nte habland� · El dla side ral se refi��e al in�ivi 'du� como un individuo; el dla so-
:,.· 1 ar, a 1 1n d,vi duo en re 1act ón con su f uente espmtua 1 ( s1mb ól1camente, e 1 5 o 1 ).
291
cualquier modo que observemos el tema, 360 debe tomarse como el
número arquetípico que mide la relación del individuo con lo colectivo
en la Tierra: el número creativo, propio de la Tierra, como un arquetipo
de significado. El reino del significado es el reino arquetípico; y ningu
na manifestación concreta es jamás una réplica perfecta de su arque
tipo. De modo parecido, ningún ciclo astronómico puede calcularse en
números enteros; y, podríamos atíadir, ninguna vida real es jamás ab
soluta y rigurosamente cierta respecto del patrón ofrecido por el mapa
natal; ningún grupo de pronosticadores podrá jamás ser absolutamen
te exacto. En algún lugar, en algún tiempo, ocurrirá siempre alguna
discrepancia. De lo contrario, el universo ya habría alcanzado un pun
to de perfección estática. El hecho de que la vida existe es la indicación
más segura de que el espíritu y la materia, el significado y la forma, nun
ca podrán ajustarse perfectamente, y que sus énfasis opuestos nunca
se reconciliarán perfectamente. Por lo tanto, deberá haber siempre
destrucción y regeneración. De lo "indeterminado", surge la creadora li
bertad de Shiva: el símbolo de todas las transiciones, el dios del "Pri
mer Rayo". Toda creación que sea absolutamente significativa es im
previsible, porque surge de una imperfección relativa, de la necesidad
perpetua de hallar una nueva forma de integrar lo inintegrable.
Hay una gran verdad simbólica en la tradición de que en los atíos
bisiestos las mujeres pueden declararse a los hombres, pues ese día
extra simboliza la parte incumplida de cualquier ciclo; y en esa parte el
llamado de la sustancia que no se unió al espíritu se eleva hacia el es
píritu. Y se la debe oír. Y la respuesta es el Avatar, el ser erístico, el Sép
timo que es el Primero.
1 •
•
N. del T.: La versión aquí presentada no corresponde al texto inglés original. El mis-
mo Dane Rudhyar ajustó, directamente en francés, su propia versión para esta edición. A
ella, pues, nos atenemos en su traducción castellana.
293
5 2 : Un Triángulo en el que están fijas alas.
Posibilidad evidente, pero no necesariamente explotada, de supe
rarse en las espiritualidad. Aspiración a las cimas de la consciencia.
62 : Un cuadrado: uno de sus lados está brillantemente
Iluminado.
Esfuerzo primordial hacia la diferenciación individual, pero sobre to
do en el plano de las emociones y de los potentes deseos personales.
Estabilización del carácter.
72 : Un hombre se expresa simultáneamente en
dos caminos diferentes con gran acierto.
Tendencia a manifestar energías creadoras de su ser en dos planos
de actividad. Una vida doble que da independencia a las fuerzas del es
píritu, pero se limita a ser práctica.
82 : Un gran sombrero de mujer, de largas cintas
agitadas por el viento del Este.
Presencia de fuerzas superiores que protegen y dirigen la evolución
de todo ser consciente de sí mismo.
92 : Un vidente concentra su mirada sobre una bola
de cristal.
Adquisición de una visión de conjunto sobre todos los aconteci
mientos, inscribiéndolos en un todo orgánico y significativo.
102 : Un educador presenta Imágenes tradicionales
bajo una nueva forma simbólica.
Capacidad de dar una forma nueva a tradiciones antiguas de su en
torno. Enseñanza creativa.
11 2 : El soberano de una nación.
Potencia centralizadora de los grandes símbolos que rigen la vida
de las colectividades. Poder ejecutivo.
12 2 : Una bandada de pájaros salvajes dibuja un trlángulo.
Espíritu visionario tal vez demasiado idealista sobre el orden univer
sal. Necesidad de ser práctico y preciso.
132 : Una bomba descebada Indica la desgracia de
un movimiento revolucionarlo.
Un deseo prematuro de efectuar un cambio radical que las circuns
tancias todavía no justifican.
294
14 º : Una serpiente se enrosca alrededor de
una pareja abrazada.
La profunda importancia de dar un sentido ritual y "más que perso
nal" a las relaciones íntimas. Evocación de un amor trascendente.
15 2: Un Plel Roja teje una vestidura de ceremonia.
Ampliación de la consciencia personal mediante una acción pro
ductiva fundada en una cultura tradicional.
16 º : Los espíritus de la naturaleza, Jugando bajo la
luz de un bello ocaso.
Posibilidad de cultivar poderes trascendentes que polaricen la ate
nuación de las fuerzas vitales. Apertura hacia las fuerzas espirituales.
17 P. : Dos doncellas entradas en anos se enfrentan
en sllenclo.
Retorno de las fuerzas vitales sobre sí mismas. Resignarse calma
y dignamente a su destino.
1 S P. : Una hamaca vacía entre dos árboles.
Necesidad de hacer alternar períodos de actividad y de descanso,
y de una existencia rítmica.
301
1811 : Dos chinos, recientemente emigrados a América,
conversan en su lengua natal.
La gran fuerza de las raíces psicológicas afirmándose en circuns
tancias que parecen negarlas. La posibilidad de permanecer indepen
diente del medio social.
1911 : Un manuscrito muy antiguo, rico en sabiduría antigua.
La importancia de las ideas-semillas que crean las bases de toda
cultura, y la necesidad de correlacionarlas sin cesar.
2011 : Un restaurante que ofrece numerosos platos
regionales.
La síntesis admisible de los productos del espíritu nacidos de diver
sas culturas, que exigen una facultad de asimilación demasiado fuera
de lo común.
21 11 : Una multltud de trabajadores reivindica
tumultuosamente lo que les parece debido.
El peligro de habituarse a la abundancia y a las ideas igualitarias
susceptibles de contrariar el equilibrio funcional de la existencia no só
lo social sino también biológica.
2211 : La fiesta de la vendimia. Dos parejas se unen bailando.
En contraste con la revuelta social, es decir ideológica, he aquí aho
ra un símbolo de alegría espontánea, debida al cumplimiento de un tra
bajo natural. El campo por oposición a la ciudad.
2311 : Tres pajaritos en su nido.
La posibilidad de un arranque gradual de las facultades mentales
superiores. Las que exigen aún una protección constante.
2411 : Nlfios que patinan sobre un estanque.
Cada estación (o condición de vida) ofrece sus posibilidades pro
pias de actividad; es importante reconocerlas y aprovecharlas inteli
gentemente.
25 11 : Un Jardinero está podando una gran palmera.
No permitir a lo mental y a sus actividades centrífugas que se dis
persen. Necesidad de disciplina intelectual.
26 11 : Las ramas de los árboles cubiertas de escarcha se des
tacan sobre un clelo despejado.
El descubrimiento de la belleza y de la pureza de los arquetipos des
pués que las pasiones vitales y los deseos personales se disiparon.
302
27 2 : Una gitana abandona el bosque en el que su
tribu levantó el campamento.
El esfuerzo consciente necesario para superar la inercia de una tra
dición social y aventurarse a un estado espiritual que la traspase.
28 º : La bancarrota ofrece a una persona abrumada por
los acontecimientos sociales una nueva
posibilidad de rehacer su vida.
Los negocios modernos son tan complejos y aleatorios que la so
ciedad no puede autorizar ninguna quiebra definitiva. Todo ser hones
to debe tener la posibilidad de renovar enteramente su campo de ac
ción. La compasión debe equilibrar al Karma.
29 º : Posado en una rama, un mirlo burlón anuncia
la primavera.
El pájaro capaz de imitar lo que oye simboliza aquí al músico de ta
lento que transfigura el repertorio popular. Virtuosismo.
302 : Un concurso de belleza hace desfllar a muchachas
bellas ante la multitud.
La belleza física y la inteligencia en su sentido corriente como sím
bolos de superioridad biológica y social. La ambición de representar un
papel especial en su medio.
CANCER 1 2 : En pleno mar, los marineros de un navío
modifican el pabellón y cambian la bandera.
Una crisis de autoridad que tiende a someter al yo personal y hacer
lo centrar de nuevo en su campo de experiencia en función de una fi
nalidad propia.
22 : Un hombre sentado en una alfombra voladora
contempla las vastas extensiones que desfilan ante él.
Por contraste con el símbolo anterior, éste sugiere las vastas pers
pectivas abiertas a lo mental superior, capaz de traspasar los límites de
una existencia rutinaria.
3 2 : Un explorador cubierto de espesas pleles conduce un
ciervo enjaezado a través del hlelo.
Necesidad de estar preparado para soportar un aislamiento total en
un medio hostil. Una prueba de resistencia y determinación.
4 º : Un gato rlne con un ratón.
La facultad de racionalizar un comportamiento instintivo o estricta
mente personal para darle una apariencia mejor.
303
5 íl : Un automóvil aplastado por un tren yace cerca
de un paso a nivel.
La probabilidad de desastre cuando un deseo irracional viene a con
trariar el curso impersonal y casi ineluctable de los usos colectivos.
6 2 : Los pájaros, presas futuras de los cazadores,
preparan sus nidos.
La relación misteriosa entre la naturaleza eternamente fecunda y la
especie humana siempre dispuesta a aprovechar esta fecundidad, in
cluso para su propio placer.
7 2 : Dos espíritus de la naturaleza bailan bajo el claro
de luna.
Las fuerzas naturales interpretadas en el plano psíquico por la ima
ginación creadora. La trama invisible, fundamento de toda existencia.
8 º : Dos conejos disfrazados se adelantan como para
un desfile oflclal.
La necesidad de toda conciencia de imitar las formas de vida más
evolucionadas. El poder de un ejemplo que nos sirve de modelo y de es
tímulo.
310
2 º : Una gran cruz blanca se alza sobre una collna.
Una lección de desapego y renunciamiento se impone. Una prue
ba iniciática que nos deberá librar de un pasado demasiado limitado.
5 º : Un vidente se revela.
El desarrollo de facultades que permiten la percepción de entes su
prafísicos en acción. Una imaginación cuyas representaciones son va
lorizadas por la experiencia ulterior.
311
1 O º : Dos rostros que buscan Intensamente descubrir et
más allá de tas sombras proyectadas por tos cuerpos.
La actividad trascendente de una mentalidad humana convencida
de la existencia de una realidad más allá de las tinieblas de la conscien
cia egótica raciocinante.
9 2: Un dentista trabajando.
Aptitud para corregir los daf"ios debidos a la artificialidad de la vida
social, y los malos hábitos personales.
318
1 Q!I: Una comida reúne a antiguos camaradas de guerra.
La unificación psíquica surgida de una experiencia común. La co
operación, base del sentido social.
3 2 :. Un Juego de ajedrez.
Ritualización de los conflictos fundamentales de la existencia. Una
transmutación simbólica de los instintos de combate en el nivel del pen
samiento abstracto.
321
6 2 : Un Juego de cricket.
Desarrollo de un sentimiento colectivo de solidaridad, que sin em
bargo se apoya en la existencia de un adversario.
7 2 : Cupido golpea en la puerta de un corazón.
Transformación de la consciencia individual y del ego por un amor
romántico que supera toda norma social.
8 11 : Los metales formándose en el Interior de la
tierra bajo la acción de un calor Intenso.
La alquimia y la transformación de los elementos psíquicos del ser
interior. El poder de una gran pasión.
9 11 : Una madre ayuda a su hijo a subir paso a paso
una escalera.
Necesidad de una educación progresiva y de la asistencia de per
sonas más evolucionadas; pero también una dependencia demasiado
grande de la ayuda social.
1011 : Una actriz de cabellos dorados encarna en una
pieza teatral a la "diosa de la oportunidad".
Valor de la ambición en la vida social, y de los riesgos financieros.
Fe ingenua en el azar.
11 11 : Sobre un altar, a la Izquierda de un templo antiguo,
una llama se escapa de una lámpara con
forma humana.
Retorno a los instintos primordiales del organismo y a lo que ellos
nos ensenan.
12 11 : Una bandera se transforma en águila, y después
en gallo que, con su canto, saluda la sallda del Sol.
Necesidad para la consciencia humana de pasar del ideal abstrac
to a la realidad concreta de las experiencias cotidianas.
13 11: Se revela la vida pasada de una viuda.
La persistencia de los fantasmas psicológicos. La evocación de un
pasado decepcionante al final de un ciclo. La acción del Karma.
142 : La esfinge y la gran Pirámide.
La presencia constante de una tradición secreta y de seres más que
humanos que la revelaron y perpetúan su acción evolutiva. La mente
superior y sus arquetipos.
322
15 11: El día de la Candelaria en América y su
comportamiento profético el 2 de febrero.
Las reacciones instintivas ante los cambios estacionales y la impor
tancia de vivir al unísono con los ritmos universales.
1611: Gaviotas que vuelan alrededor de un paquebote
que se acerca a un puerto.
Peligro de una subordinación total de la acción individual a las con
diciones sociales. Valor de depender sólo de sí.
325
13 º : Fieles prosternados ante un fuego sagrado.
Una aptitud para penetrar los secretos más profundos de la mate
ria. Acción mágica. Voluntad de transformación.
327
2 º : Una tempestad Inesperada. Los relámpagos surcan
las nubes.
Confrontación súbita con fuerzas superiores. La necesidad de pro
tegerse físicamente y de prepararse para hacer frente al Karma.
13 º : Un barómetro.
Aptitud para predecir el futuro fundándose en las leyes naturales.
Una visión objetiva de la realidad.
334
XI
LA FORMA Y EL PATRON
DE LOS ASPECTOS PLANETARIOS
La forma subjetiva
La forma objetiva
A. LOS ASPECTOS PLANETARIOS.
345
grados del zodíaco son intentos para unir el abismo existente entre el
lado pequeñísimo de un polígono regular de 360 lados y el arco (seg
mento de la circunferencia), que esta línea subtiende. Si consideramos
tal relación entre la línea y la curva en el horizonte, tenemos un símbo
lo interesante. Pues obtenemos la figura de un arco, siendo la línea del
horizonte el arco disparado por un arquero invisible. Como la línea del
horizonte es una línea de autopercepción cons
ciente e intuición, tenemos una ilustración gráfi
ca del esfuerzo eterno del hombre, el arquero,
que dispara al Espacio: a lo Universal. Su arco es
el símbolo mismo, cuya tensa cuerda es la ima
gen concreta presentada en el símbolo, y la ma
dera curvada es el significado interior y universal
del símbolo. El acto de disparar es el de perforar las apariencias y lle
gar al Yo Universal, que aquí es el espacio, el círculo cuyo centro es
tá en todas partes y cuya circunferencia está en ninguna parte. Este es
un símbolo antiguo, se lo halla a menudo en la filosofía hindú, y está
también encarnado en el simbolismo del signo zodiacal Sagitario.
En un mapa natal corriente, si se une con líneas los puntos deter
minados en la eclíptica por la posición de los planetas, se obtiene un po
lígono irregular de 1 O lados. Este polígono es la "forma objetiva" que ca
racteriza simbólicamente a la personalidad del nativo, como nosotros
usamos este término "personalidad". Trazando los radios que unen a
los puntos del zodíaco con el centro, los ángulos así representados se
paran cada planeta de los demás. 1 Tal polígono es lo que ya hemos lla
mado el "patrón planetario". La tarea del astrólogo es la de analizarlo
y extraer su significado de vida.
Teóricamente hablando, desde luego, cada valor angular tiene su
particular significado, tal como cada grado del zodíaco tiene su signifi
cado particular. Como la naturaleza de la relación entre dos planetas,
en esta fase del análisis astrológico, se caracteriza por el ángulo que se
para a las posiciones (longitudes) zodiacales de los dos planetas, es
1 Podrla preguntarse qué significarla como forma particular un pollgono que no pudie-
,, ::::
ra inscribirse en un círculo. Serla una forma que no es "orgánica", o sea, en la que el prin
•=t�: ·,:_ ·_.:', =:=:_,!_,. �_ ;_ _
�.-.,·:
cipio de la totalidad (circularidad) no podrla operar e integrar a las partes separadas. Esto
Wt
i /: ·❖i- ?.,.
ocurre simbólicamente en casos de esquizofrenia, de personalidades múltiples, de insania,
Y de suicidio. La mano del hombre que se dispara a si mismo es guiada por una de las ener-
glas del alma que, debido a una desarmonla interna o a una compulsión externa, se com-
x· -�:�·
bó, por decirlo asl, fuera del circulo de la totalidad de la psiquis. En este sentido, cada suicida
�.,,.,��- 1.
l
es parcialmente demente. "El" no se mata; sino que la cola del disparador la presiona una
de sus "fuerzas del alma·, que se soltó del circulo sagrado. Otra palabra que describe el
proceso es, por supuesto, "obsesión".
346
evidente que una distancia angular de 92 grados es tan significativa en
sí misma como una de 90 grados.
Sin embargo, así como dividimos a la órbita de la Tierra (o campo
magnético) en sólo doce regiones que llamamos "signos zodiacales",
de modo parecido, y por razones filosóficas igualmente válidas, usa
mos solamente, o principalmente, a los fines del análisis de las formas,
los primeros doce polígonos regulares, y los ángulos que ellos generan.
Es decir, suponemos que hay doce (o incluso seis) tipos básicos de re
lación de las formas entre las actividades vitales simbolizadas por los
planetas;_ y simbolizamos estos tipos con los ángulos producidos divi
diendo los 360 grados de la circunferencia total en tres, cuatro, cinco,
seis... hasta doce partes. Dos planetas "están en mutuo aspecto" cuan
do se hallan separados por un ángulo que mide tal valor: por ejemplo,
120 º, 90 º, 60 º, etc. Luego daremos la lista, los nombres y las caracte
rísticas de estos aspectos.
Sin embargo, es necesario añadir en seguida que, con respecto a
los "aspectos", nos enfrentamos con una situación que no difiere de la
que encontramos cuando consideramos a las "cúspides". En otras pa
labras, deberemos extender el concepto de "aspecto" como para que
signifique no sólo un valor angular exacto (90 º) sino también una "zo
na angular" (como la de 85 º a 95 º). El aspecto exacto cuadrado mide
una distancia angular de 90 º . Pero también se dice que dos planetas
forman un cuadrado cuando su distancia angular mide cualquier valor
entre, digamos, 85 º y 95 º . Esto es verdad respecto de cualquier aspec
to, especialmente de los más significativos.
Empero, a los fines de un conocimiento más profundo del factor de
la relación planetaria o de la "forma de la personalidad", es evidente
mente necesario considerar no sólo las "zonas angulares" sino también
cada valor angular. Esto, en muy gran medida por la misma razón por
la que la sustancia del ser no es suficientemente analizada por la do
décupla diferenciación del zodíaco en signos, pero a menudo exige una
ulterior diferenciación.
En su curso titulado Astrología Pitagórica, Marc Edmund Jones
enfocó este problema de cómo analizar todos los valores posibles de
la relación angular entre planetas de una manera notablemente origi
nal y convincente. Luego de estudiar los aspectos astrológicos básicos,
siguió analizando el significado del grado de exactitud (o grado de se
paración) de los aspectos. Si la distancia angular entre dos planetas es
85 º y 95 º, estos dos planetas forman un "cuadrado"; pero el cuadrado
no es exacto, es un cuadrado menos o más cinco grados. Si la distan
cia entre los planetas fue 88 º o 93 º, el aspecto sería un cuadrado me
nos dos o más tres grados.
347
Por tanto, si uno se permitiera considerar una "zona angular" de, di
gamos, siete grados en ambos lados del aspecto exacto, obtendría as
pectos con un coeficiente de exactitud que variaría de o a 7. El valor
de este coeficiente es, según Marc Jones, muy significativo, y caracte
riza la manera en la que el aspecto mismo opera. El tema es demasia
do complejo como para considerarlo aquí; pero lo mencionamos para
mostrar cómo todo valor angular puede hacerse significativo.
La tabla de aspectos siguiente aclarará el tema, pues veremos, por
ejemplo, que un "sextil" representa un valor angular de 60 º , el semi
cuartil, de 45º . Si admitimos una zona de 7 grados a cada lado de los
valores exactos, tendremos, de hecho, cubierto cada valor angular.
Pues 53º es un sextil "coeficiente 7"; y 52º es un semi-cuartil también
"coeficiente 7". Con este método, cada valor angular, en grados totales,
recibe un significado individual. 2
Nombres de Valores Significado
los Aspectos Angulares característico
Conjunción Oº Actividad
Oposición 180 º Percepción consciente
Trígono 120 º Creación
Cuadrado 90 ° Construcción
Quintil 72º Habilidad artística
Sextil 60 º Producción
Septil 51 º 26' Fatalidad
Semi-cuadrado 45° Percepción consciente
(y Sesquicuadrado) (y 135º )
Eneágono 40 º Creación
Semi-quintil 36º Unión
(y Bi-quintil) (y 144° )
Uno-undécimo 32º 43' Percepción consciente
Semi-sextil 30 º Creación
(y Quincuncio) (y 150 º )
1
(Adaptado de Astrologfa Pitagórica, de Marc Jones)
�l�ii
grados para una conjunción, hay aún varios valores angulares no explicados. En sutil aná
lisis, la mitad del semi-quintil (18º) y hasta del semi-sextil (15º) puede tomarse en conside
� ración. Pero la idea principal es que ningún aspecto de significación práctica ocurre has-
., ta que dos planetas están separados por un signo zodiacal total (30º). En realidad, si los pla-
§:� netas están ubicados en dos signos diferentes puede haber "aspectos· de menos de 30 gra
�::;¡ dos. Pero corrientemente pasan inadvertidos.
348
De estos aspectos, los que se usan más comúnmente son: conjun
ción, oposición, trígono, cuadrado y sextil. El semi-sextil se considera
habitualmente una subdivisión del sextil; el semi-cuadrado, una subdi
visión del cuadrado. Desgraciadamente, el quintil se usa poco, y sep
til, eneágono y uno-décimo prácticamente no se encuentran nunca en
textos astrológicos modernos.
Todos estos aspectos son generados por la inscripción dentro de un
círculo de polígonos regulares, salvo la conjunción y la oposición, que
exigen alguna atención especial. La conjunción es, esencialmente, el
prototipo de toda manifestación particular, porque recalca el elemento
de la actividad de un modo particular o personal. Podríamos decir que
el hecho mismo de que un planeta esté ubicado en un grado significa
que una conjunción está establecida entre el planeta y ese grado. El
grado, por sí sólo, es uno entre 360 fases armonizadas e integradas del
ser universal. Pero cuando un planeta llega a ese grado en el mapa de
un hombre particular, la cualidad del grado repentinamente se vivifica,
energetiza y enfatiza. La secuencia armoniosa de los 360 grados, por
tanto, se altera. Uno de los grados adquiere un acento. La particulari
dad del ser es el resultado de un patrón de acentos; mientras en el ser
universal no hay acentos permanentes, no hay puntos de énfasis que
creen estructuras. A este hecho se lo interpretó erróneamente como
significando "lo carente de forma".
En cualquier mapa, los planetas son puntos de énfasis, acentos, li
beración de energía, fuentes de actividad. La significativa cualidad de
la energía liberada es determinada por el símbolo del grado; el tipo de
actividad, por el planeta. Este elemento de la actividad es el que se con
vierte en la materia prima de la personalidad. Actividad significa fuerza,
tensión, desequilibrio. Por tanto, cada planeta representa un estado de
desequilibrio de la totalidad zodiacal; tal como, para usar una frase de
Goethe, "los colores son los sufrimientos y las alegrías de la luz". El zo
díaco es el ciclo equilibrado de la totalidad. Los planetas introducen de
sequilibrio, diferenciación, sufrimientos y alegrías, los cuales significan
acentos hacia arriba o hacia abajo.
Un planeta ubicado dentro del espacio de un grado crea un acen
to. Dos planetas en esta misma ubicación pueden recalcar más el acen
to u oscurecer la dirección de la liberación de energía implícita en la
acentuación. Todo depende: 1) de la naturaleza de los planetas en con
junción; y 2) del "coeficiente de inexactitud" de la conjunción. Por ejem
plo, si dos planetas de polaridades opuestas, como Marte y Venus, es
tán conjuntos en exactamente el mismo grado, se indica una especie
de cortocircuito psicológico. Se muestra un género curioso de autocen
trismo e inercia emocional, lo cual puede producir un tipo acentuado de
349
narcicismo. Pero si estos dos planetas están separados varios grados,
entonces, si bien hay un peculiar sentido de confianza en uno mismo y
a menudo una especie de "hermafroditismo" psicológico, esto contribu
ye a un autocontrol emocional del tipo que se halla, por ejemplo, en los
ocultistas. Sin embargo, siempre existe la sospecha de un "complejo"
que acecha detrás de cada conjunción semejante de planetas mascu
linos-femeninos; de hecho, está detrás de cada conjunción, especial
mente la conjunción múltiple, o "stellium". Pero, a menudo es a través
de "complejos" de alguna clase que se inducen grandes liberaciones de
energía psíquica; tal vez siempre sea así.
Una conjunción es un símbolo de particular fuerza que libera acti
vidad, en ocasiones explosivamente, como en el caso de conjunciones
de Marte y Saturno, Urano y Saturno, etc. Recalca la unidad del ser par
ticular, o de la actividad particular implícita. No representa equilibrio es
piritual sino que genera un impulso de una clase u otra. Es una reunión
concentrada de energía. El hecho de que esa energía se libere cons
tructiva o destructivamente, y de que hasta se libere, depende de la na
turaleza de los planetas, o de la distancia real entre los planetas que se
dice que están "en conjunción".
El aspecto de la oposición es lo opuesto y el antídoto de la conjun
ción. Dos planetas en oposición están ubicados, en términos de longi
tud zodiacal, exactamente en direcciones opuestas desde el punto de
vista del observador desde la Tierra. Por lo tanto, este último está, por
decirlo así, sujeto a dos tracciones contrarias. Puede realmente "ser se
parado con violencia" por la oposición. Pero también, si los dos plane
tas opuestos se consideran como polos opuestos de una batería, pue
de ser Iluminado por la chispa que fluye de polo a polo. Esto es espe
cialmente así donde los dos planetas son, básicamente, de polaridades
opuestas.
A fin de entender las oposiciones, uno tiene que captar plenamen
te el significado de la polaridad. El Ascendente y el Descendente, el Ce
nit y el Nadir, en cada mapa, son puntos en oposición zodiacal. La cons
ciencia, que es percepción consciente integrada, es el resultado de se
mejante oposición básica. Asimismo, todo depende de si el individuo
tiene o no la fuerza como para "reconciliar los opuestos", ya sea que él
los una con violencia o los separe con violencia. Si se trata de lo prime
ro, entonces su consciencia se expandirá y objetivará; si se trata de lo
último, experimentará confusión psicológica y no podrá saber qué ca
mino seguir. Por tanto, se quedará sentado y sufriendo, desgarrado por
la duda.
En la oposición, presenciamos la actividad más o menos simultá
nea del acento y del acento contrario. Si el aspecto no es exacto, se es-
350
tablece un rápido ritmo que puede conducir a una objetividad intensa de
la consciencia, a una percepción consciente casi absoluta. Pero si el as
pecto es exacto, o si el nativo tiene una "velocidad de reacción" muy len
ta, et acento contrario neutraliza al acento. Puede significar nirvana -
ta absorción de to particular en to universal- y se dice que el Buddha
alcanzó et nirvana en ta Luna llena de mayo (oposición Sol-Luna). Pe
ro también puede significar desintegración, esquizofrenia y cosas pa
recidas, y, por tanto, et significado a menudo atroz de un eclipse tunar.
Difícilmente puede decirse que ta conjunción y la oposición crean
forma; como vimos, más bien producen acentuación y acentuación
contraria, que son tos fenómenos básicos de la vida de ta personalidad.
Los otros aspectos, por decirlo así, distribuirán ta idea de acento o én
fasis; y, por tanto, transmitirán la idea de propósito. Habrá acentuación
o acentuación contraria, tendiente a este o a aquel propósito. Et pro
pósito mismo se cumplirá si tos aspectos implican ta plenitud de ta for
ma poligonal, ta cual es ta base del aspecto; es decir, si, como luego ve
remos, se forman configuraciones denominadas "Gran trígono" y "Gran
Cruz", o las muy raras "Gran quintil" y "Gran sextil".
Lo que significamos se captará fácilmente si advertimos que tas for
mas poligonales, de tas que corrientemente nos ocupamos en astroto
gía, se basan en el triángulo o en el cuadrado. Et trígono, et sextil, el se
mi-sextil (y et quincuncio) son esencialmente triangulares; el cuadrado
y et semi-cuadrado (y el sesqui-cuadrado) son cuadrangulares. A la pri
mera serie se ta considera habitualmente "afortunada"; a la segunda
"infortunada". Pero tal valuación ética, que encuentra su pleno signifi
cado en la "astrología horaria", está casi fuera de lugar en el tipo de as
trología que estamos estudiando más particularmente. En su lugar usa
remos otra clasificación de significados, y diremos que la serie triangu
lar se ocupa de las diversas estapas de ta Ideación creadora (in-"for
mación"), mientras la serie cuadrangular se ocupa de la lnsustancla
clón de las formas.
Estos términos pueden sonar formidables, pero son bastante sim
ples. El trígono es un aspecto de "visión" y "perspectiva". Se refiere al
nacimiento de ideas o puntos de vista, a la fase inicial de un nuevo plan
y un nuevo propósito. La conjunción es énfasis. Cuando este énfasis
empieza a operar, toma forma como una idea, un proyecto, un nuevo
interés para que la personalidad afluya creadoramente. En una etapa
ulterior, el sextil pone de manifiesto el proyecto o la idea en un punto en
el que se lo ve trabajando realmente dentro de la trama y la urdimbre
de ta personalidad. Y más allá aún, et semi-sextil muestra la idea des
compuesta en sus elementos polares y correlacionada con la rutina de
ta actividad cotidiana.
351
Si ahora consideramos la serie cuadrangular, vemos en el cuadra
do la energía que obliga a la idea abstracta a ser un cuerpo concreto.
Es la fuerza de la encarnación, del nacimiento. En realidad, es la cru
cifixión, desde el punto de vista del espíritu. Desde el punto de vista de
la sustancia, significa sacar de la cantera las piedras, y construir con
ellas los muros perpendiculares del edificio futuro. La nota clave gene
ral es la movilización. El semi-cuadrado simboliza la primera realización
del yo después que se encasilló en la sustancia. Puede ser una reali
zación muy deprimente; pero también puede ser la primera realización
de la fuerza, pues la fuerza necesita algún género de insustanciación.
El semi-cuadrado es, pues, un aspecto de la fuerza para el alma que en
tiende las leyes de la vida y de la energía. Pero es un aspecto de de
sesperación y gran soledad para el alma que lamenta su "libertad" es
piritual. Si el cuadrado significa "movilización", el semi-cuadrado tiene
el significado de "acción" en el sentido militar de este término. El indi
viduo está al servicio de propósitos colectivos.
Sin embargo, hay otra serie que también es importante: la serie de
quintil, semi-quintil y semi-semi-quintil (18 grados). Esta serie se ocu
pa de la operación del factor individual per se; y como tal se la compren
de muy poco. Se basa en una diferenciación quíntupla, e integra, por
decirlo así, a las dos series precedentes. Cuando dos planetas están en
aspecto quintil, la relación entre estos dos planetas se ve que revela un
valor particular de significado individual. El genio de un individuo pue
de determinarse, en alauna medida. oor los auintiles. Entre el cuadra
do (90º ) y el sextil (60º ), el quintil (72 º ) muestra la libertad creadora del
individuo al moldear el material en formas que son fieles a la idea que
se proponen expresar. Allí se encuentra el "toque individual" del genio
que transforma una acción rutinaria en un desempeño inspirador y re
velador de significado. El semi-quintil se refiere más particularmente a
la técnica del desempeño. Su mitad (18 º) sugiere el punto en el que la
mera acentuación (conjunción) se orienta hacia un desempeño signifi
cativo: los factores imponderables del talento.
El septil es significativo solamente en un sentido planetario. Pode
mos recordar que es la división del "Gran Ciclo Polar". A través del sep
til podemos ver, en casos poco comunes, un eclipse del propósito pla
netario: verdaderamente, como dice Marc Jones, la fatalidad en activi
dad. En cuanto al eneágono, su importancia puede revelarse en una
edad en la que el número 9 llega a un significado acrecentado: como lo
evidencia el hecho de que es el número sagrado del bahaísmo, y el nú
mero en el que han de fundarse los templos Bahai. Ya hablamos del sig
nificado del número 40. La relación entre dos planetas con 40 grados
352
de separación puede indicar nacimiento espiritual o iniciación en el rei
no al que los planetas se refieren. Significa "nacido del cautiverio".
Todos estos aspectos fueron tomados, por decirlo así, del punto de
la conjunción. Pero algunos de ellos pueden también tomarse de la opo
sición. Es decir, un aspecto sesqui-cuadrado (135 º ) es una oposición
(180 º ) menos un semi-cuadrado (45 º ). Un quincuncio (150 º ) es una
oposición menos un semi-sextil (30 º ), etc. En esos aspectos secunda
rios vemos la operación del "acento contrario". Indican, en sutil análisis,
la reacción ante la actividad personal: los residuos de la actividad. Tam
bién pueden referirse al "retorno" de la actividad a su fuente: sublima
ción interior, transmutación espiritual. El denominado bi-quintil (144 º )
puede también considerarse como una oposición menos un semi-quin
til (36 ° ). Aquí puede verse en actividad la técnica de la introversión cre
adora. Pero, negativamente hablando, esto puede sugerir también cier
tos tipos de obsesiones, un "complejo" que crea sus alucinaciones.
R epitamos nuevamente que ningún aspecto es afortunado o infor
tunado. C ada uno puede verse como una fase positiva o negativa de la
personalidad. 3 Lo que es aún más importante, ningún aspecto aislado
es de real significado, a menos que se lo vea como una parte integral
de patrón total planetario. Tenemos que analizar, en primer lugar, cada
aspecto por separado, a fin de obtener nuestros elementos básicos pa
ra una realización sintética. Pero esta es meramente la fase preliminar
de la adquisición de una técnica de interpretación. El verdadero intér
prete lee el patrón planetario como un lector lee una palabra o una fra
se. Sólo el principiante sigue en su deletreo de una letra tras otra.
B. EL PATRON PLANETARIO EN CONJUNTO
353
te la totalidad de la otra persona. Esto es lo que antes llamamos "per
cepción holística". Si tal percepción es muy aguda, singularizará una o
dos características básicas que, por decirlo así, enfocan el "sentimien
to" suscitado por la persona. Algunos de los rasgos de la personalidad
total de esta persona resaltarán como centros de significado. El sig
nificado se organizará alrededor de estos centros. A través de estos úl
timos, la persona será clasificada en uno de unos pocos tipos genera
les, y tal clasificación centrará y aclarará el "sentimiento" general.
La determinación de los centros de significado, de los que Marc Jo
nes llama "determinadores focales", es el factor primero y más impor
tante en la interpretación de un mapa natal, si tal interpretación ha de
revelar verdaderamente la totalidad, la vlvldez, de la personalidad, y no
ser meramente información fragmentaria ensamblada, acerca de la
conducta de la persona. No es sólo el factor más importante sino el más
difícil. Cada intérprete individual deberá desarrollar más o menos su
propia técnica de la "determinación focal", según el genio que su pro
pio mapa revele. Además, sólo quien es (relativamente) total puede te
ner percepciones holísticas correctas; y a fin de determinar centros de
significado, uno debe, necesariamente, ser también un centro de sig
nificado.
Sin embargo, hay unos pocos principios generales de "determina
ción focal" que pueden expresarse, pues, después de todo, sólo son ex
tensiones de bien conocidos factores astrológicos sobre los que se fun
da el simbolismo mismo del zodíaco, de las casas y de los aspectos. En
tender éstos es entender la "forma", o "Gestalt", en términos de psico
logía moderna; es captar el genio de los "agrupamientos" y de las "pau
tas de conducta". Tal como, según métodos para aprender a leer, al ni
ño ya no se le enseña a deletrear sino, en lugar de ello, a reconocer de
inmediato grupos de letras y formaciones de palabras, de igual modo
el astrólogo que procura aprender a sondear lo vívido de la personali
dad que el mapa simboliza debe disciplinarse en el reconocimiento ins
tantáneo de las formaciones planetarias y zodiacales básicas. La tabu
lación de los factores es útil en el control de los resultados y en la ob
tención de un grado más depurado de análisis. Pero la percepción ho
lística lleva al "todo" y a sus partes hasta un centro de significado y vi
videz. Revela el "alma" de la situación, la fuerza que anima al "todo", la
totalidad del "todo", la energía espiritual dentro de la forma.
Benito Mussolini
Nacido en Doria, Provincia de Forli, Italia, el 29 de julio de 1883,
a la 1,19 p.m.
363
XII
EL MAPA NATAL Y LAS PROGRESIONES
Personalidad y Destino
Se dice que en el portal del templo de Delfos, en la antigua Grecia,
uno podía ver inscritas estas palabras: CONOCETE A TI MISMO. Es
tas palabras fueron verdaderamente la nota clave de una era y una ci
vilización que, por primera vez en la historia humana, procuró elevar el
enfoque de la consciencia del hombre hacia el nivel intelectual. El gran
problema vital de la civilización griega -y para la mayor parte de la cul
tura europea que se desarrolló a partir de la semilla sembrada por los
griegos- fue el problema del conocimiento: la naturaleza, las limi
taciones y la extensión del conocimiento. Esto condujo a un estudio del
proceso de desarrollo de la esfera consciente y racional del ego; luego,
por reacción complementaria, con el cristianismo, al desarrollo de un
sistema de ética devocional que, a su vez, se transformó en un siste
ma de ética racional.
Afirmamos que el ".Mundo Nuevo" de Occidente se enfrenta con un
nuevo problema vital básico: con lo cual no sólo nos referimos a las ra
zas que viven en el continente americano, sino a todos los hombres que
quieren emerger de los patrones típicos del europeísmo clásico e ingre
sar en un nuevo reino del ser. Creemos que el continente americano es
el símbolo de este nuevo reino del ser, pero no el habltat exclusivo de
los hombres que allí nacieron. El nuevo problema vital de tales hombres
-y del continente americano- en un sentido planetario, es el proble
ma de la realización. Y por ello presentamos a los futuros construc
tores del templo de los "misterios" americanos con una expresión cla
ve, no nueva en sí misma, por supuesto, sino nueva como punto focal
de la consciencia colectiva: REALIZATE A TI MISMO.
Conocimiento y Realización: ¡dos palabras de importancia tre
menda cuando se las usa como términos focales de civilizaciones en
teras! En un sentido, al menos, puede verse que corresponden, respec-
365
tivamente, a otras dos palabras poderosas: Espacio y Tiempo. El cono
cimiento es espacial en su esencia porque deriva del establecimiento
de relaciones de extensión y contraste. El conocimiento intelectual se
basa en el análisis y la objetividad, en el aislamiento de factores y ele
mentos estudiados independientemente del "todo" al que pertenecen,
y del que fueron sacados con fines analíticos, experimentales o inclu
so estéticos.
Por otra parte, la realización es duracional y cíclica-holística- en
su esencia. Es un proceso que se desarrolla en el centro mismo de la
duración, y es condicionado por las leyes del devenir cíclico. No es ana
lítico o ético; ni siquiera racional o predominantemente consciente. No
puede graficarse mediante una fórmula exacta. No puede definirse
exactamente como para que encaje en todos los casos particulares o
individuales, aunque siga un ritmo bien definible con climaxes compu
tables y fases críticas. Además, este proceso de realización no se ocu
pa de las partes de un organismo o de los elementos de una situación,
como factores separables. Siempre debe referirse a todos. La realiza
ción de las partes está ligada a la realización del "todo" del que son par
tes. No puede haber una aislada realización de una parte. Sólo puede
ser una consumación relativa o ilusoria.
Empero, como cada parte es un "todo", tal como cada "todo" pue
de considerarse una parte de algún "todo" más vasto, hay momentos
relativos de realización: "transiciones de vida" durante los cuales la to
talidad opera dentro de cualquier "todo" realizado. Después que ocurre
esto, este "todo" se realiza como parte de un "todo" mayor, y la duración
y sus ciclos de realización siguen por siempre jamás. Pero cada reali
zación, aunque la analicemos espacial e intelectualmente como pura
mente relativa -en términos de algún "todo" mayor- es, después de
todo, un absoluto. Es absoluta en cuanto la totalidad está operando ab
solutamente a través de cada "todo" realizado, pequeño o grande. De
hecho, la pequeñez o la grandeza son espaciales, son evaluaciones del
"conocimiento". En función de realización, cada "todo" realizado es re
al y absolutamente Dios. Esta es la realización simbolizada a menudo
por el término "ahora eterno". Podemos llamarla una realización "mís
tica". Poco importa cómo se llame. La realización experimentada no ne
cesita definición intelectual. Es una experiencia subjetiva totalista; y es
ta experiencia es "una con" el momento dentro del cual ocurre. Tal mo
mento es lo que hemos llamado un "momento-semilla", lo que el teóso
fo moderno expresa (y materializa) en un sentido planetario como un
"Manu-Semilla".
Ya hemos expresado tales ideas en los capítulos titulados "La as
trología frente al pensamiento moderno" y "Los procesos individual, co-
366
lectivo, creativo y cíclico". Pero fue necesario reformularlos de modo al
go alterado, pues este dualismo fundamental del conocimiento y de la
realización, del espacio y del tiempo, es la clave de la importantísima
distinción con la que nos encontramos cuando llegamos a considerar
la aplicabilidad y la utilidad prácticas de la astrología. Por un lado, te
nemos lo que se llama el mapa natal radlcal que nos da el patrón sim
bólico, o el jeroglífico, del ser individual: una figura espacial. Por el otro,
tenemos las que se llaman progresiones o direcciones que apuntan
a determinar el desarrollo del ser individual a través del lapso de su vi
da terrena: un elemento temporal.
El estado confuso en el que hoy en día se halla tanto la teoría co
mo la práctica astrológicas se debe, en gran medida, a la falta común
de comprensión de la relación existente entre estos dos reinos de la de
terminación astrológica: espacial y duracional. Además, se propone un
sistema tras otro de progresiones o direcciones, cada cual aparente
mente muy satisfactorio en muchos casos, muy insatisfactorio en otros
tantos. Difícilmente se efectúa jamás un intento de dar una interpreta
ción filosófica coherente de lo que las "progresiones" significan real
mente y por qué operan, cuando lo hacen. Este y el próximo capítulo lo
consagraremos a sugerir tal interpretación, con la esperanza, al menos,
de aclarar varios puntos básicos y de ofrecer soluciones de problemas
confusos.
El mapa natal de un individuo, que indica el patrón creado por cuer
pos celestes que rodean a la Tierra, en relación con el horizonte y el me
ridiano y en función de longitudes zodiacales, se llama también el ma
pa radica!, considerándoselo como el factor raíz en toda interpretación
astrológica. El término "raíz" es algo inexacto, y "semilla" sería una pa
labra mucho mejor; pues es en la semilla y no en la raíz que la "forma
arquetípica" de la planta futura se concentra. Pero la distinción es pu
ramente filosófica, sin aplicación práctica en los asuntos que ahora con
sideramos.
Un mapa natal es la representación macrocósmica simbólica de la
plenitud potencial del microcosmos perfeccionado. Es el "plano" del
hombre completo. Por tanto, es nada más que un conjunto de poten
cialidades; y, por implicancia, define todo lo que poslblemente podría
hallarse en el hombre perfeccionado. Porque se refiere solamente a
potencialidades, es enteramente abstracto. Porque es una representa
ción formada por factores macrocósmicos (planetas, horizonte, etc.),
es puramente simbólico. No indica nada basado en hechos; nada con
creto; nada precisamente "predestinado". Perfila lo que sería si la per
sonalidad madurara en la plena semejanza del arquetipo, si la realidad
se equiparara exactamente con la potencialidad. No hay un hecho ais-
367
lado y preciso de la vida de un hombre que se halle como tal en su ma
pa natal. Los que pueden rastrearse son tipos más o menos definidos
de eventualidades potenciales, con grados variables de "concretabili
dad" en ciertos tiempos de su vida, determinables más o menos exac
tamente.
En otras palabras, el mapa natal es un conjunto de factores espe
ciales que determinan la estructura arquetípica, o la forma arquetípica,
del hombre total, si alguna vez llega a ser total. Nada puede indicar ab
solutamente si el hombre llegará a ser total, o seguirá siendo, como la
mayoría de la gente, un vago esbozo, con perfiles más definidos, absor
bidos en gran medida por los antecedentes raciales colectivos. Sin em
bargo, del mapa total surge a menudo un significado imponderable que
al astrólogo de desarrollada percepción holística (o de dotes "psíqui
cas" heredadas) le da una clave en cuanto al status último del nativo
al final de su vida; en otras palabras, cuánto de su vida será un triunfo,
y cuánto un fracaso. Pero fracaso y triunfo significan sólo esto: si la re
alización real de la vida fue o no fiel al "resultado final" de la persona
lidad y del destino individuales; hablando en términos de filosofía hin
dú, si el hombre realizó o no su dharma.
Personalidad y Destino. Estos dos términos pueden referirse
respectivamente al mapa radical, y a las progresiones derivadas de és
te: también al espacio y al tiempo, al conocimiento y a la realización.
Ha de conocerse al yo: ha de cumplirse el Destino. Ambos son de for
ma absolutamente idéntica. Empero, la vida de un hombre puede ser
una mera caricatura de su Destino, o un mero esbozo que oscureció los
perfiles. El Destino, como entendemos el término, no tiene significado
de determinismo absoluto y concreto. Es un programa de desarrollo del
propósito de manifestar concretamente el plano que la personalidad re
presenta. Ya recalcamos este punto, pero necesita un reiterado én
fasis. La personalidad es un conjunto de posibilidades; a lo sumo, es el
pequeño modelo del arquitecto del edificio terminado. Pero mientras el
arquitecto dibuja el plano y fija el programa de actividad y de entrega del
material de construcción, él no puede decir si a ese pograma lo pertur
bará un terremoto, una huelga, una guerra, o cualquier factor colec
tivo de esa índole, que trascienda al arquitecto y a los planos. Empe
ro, si el edificio se completa, tendrá que ser una encarnación real de los
planos, a menos que ocurra una tragedia espiritual, como la muerte del
arquitecto.
La personalidad es un factor espacial. Abstractamente, esto se
refiere al espacio interior del ser puro, un factor de relación pura que
contiene tantas "dimensiones del espacio" como hay elementos rela
cionados. Concretamente, esto se refiere a la estructura externa del
368
cuerpo, es decir esencialmente, al esqueleto (el factor de Saturno) y a
la apariencia individual. el Ascendente. Al ser un factor espacial, la per
sonalidad es susceptible de ser conocida, mediante análisis de la for
ma y síntesis reveladora del significado. Es el factor-semilla del ser ma
nifiesto. La mónada -la unidad de energía, o vida- es la fuerza-raíz.
El Destino es el programa de crecimiento de la planta. Es el proceso por
el que la personalidad se manifiesta. Por tanto, es condicionado, pri
meramente, por la forma del yo (la forma-semilla, o sea, el mapa de
nacimiento), pero también, secundariamente, por la naturaleza del
ambiente social y cósmico en medio del cual tiene lugar el crecimiento.
En otras palabras, mientras el Destino es esencialmente el progra
ma individual de crecimiento, también está sujeto a modificaciones que
no son determinadas por el individuo (su forma o su pasado), sino que
son los resultados del Destino del "todo" mayor (raza, planeta, cosmos)
del que el individuo es una parte. La relación interna básica de este "to
do" mayor con el individuo es indicada por varios factores del mapa na
tal del individuo; pero, la presión externa transitoria de la colectividad
sobre el individuo es otro factor que petenece al devenir (no al ser) del
"todo" mayor. Esto se ve en lo que la astrología llama "tránsitos".
El Destino es la personalidad en el devenir. La realización es el co
nocimiento demostrado y operativizado a través del "todo" del organis
mo fisiológico y psicológico del conocedor. Por tanto, la realización de
pende del conocimiento. La plenitud de la realización es una función de
la profundidad y la extensión del conocimiento. Por ello, el conocimien
to representa simbólicamente a Oriente, y la realización a Occidente.
Todo conocimiento proviene de Oriente, pero la realización ocurre en
Occidente. Esto es así, no sólo simbólica y astrológicamente hablando,
sino también concretamente. En cada unidad de civilización surge co
nocimiento en Oriente, y se alcanza la realización en Occidente. La in
dia fue la fuente del conocimiento concretado en el mundo al Este del
Mediterráneo. A su vez, el conocimiento griego se realizó en la integra
ción francesa. El conocimiento europeo se está realizando en América
del Norte. El conocimiento del Atlántico alcanza la realización del Pa
cífico. Todo lo que se necesita para completar el cuadro es añadir que
la energía espiritual y regeneradora proviene del Norte y toma forma co
mo religión en el Sur, como lo muestra el hecho de que todas las civi
lizaciones desaparecidas fueron hasta ahora vencidas y regeneradas
por las invasiones de los "bárbaros" (hombres regenerativos que son
energía pura sin consciencia formada) del Norte -en la India, en Euro
pa, en México. Además, las religiones muy establecidas encuentran su
centro permanente en el Sur y se propagan hacia el Norte: obsérvese
el budismo que se esparció de la India a la China y al Japón; el catoli-
369
cismo que se estableció en Roma; el islamismo que pasó de Arabia a
Persia, al Norte de la India y a España, etc.
Lo anterior puede explicar, pues, la razón de por qué consideramos
al mapa natal como el símbolo del conocimiento y la energía (la perso
nalidad) del individuo, mientras las progresiones se refieren a la reali
zación, la re-ligión (etimológicamente, lo que "se vuelve a atar") de su
vida. Interpretar el mapa natal es relativamente (¡muy relativamente!)
simple, porque nos ocupamos de una estructura autónoma. Ciertos
factores del mapa se refieren verdaderamente al mundo exterior y a la
herencia y el ambiente colectivos; pero, la referencia ha de considerar
se siempre en función de la persona individual. Lo que se muestra no
es el estado del ambiente colectivo (como en los tránsitos y mapas na
tales) que presiona sobre la persona individual, sino el conocimiento y
la fuerza de adaptación de este individuo a lo colectivo dentro de su ser
total.
En otras palabras, todo lo que se halla en el mapa natal o radical se
refiere al ser total del nativo; es decir, a la suma total de posibilidades
que este ser contiene. Y aquí podemos agregar que estas posibilidades,
si bien son definidas en cuanto a su estructura, son prácticamente In
finitas en cuanto a la profundidad de sus conexiones. Es decir, la
forma de mi ser -mi personalidad individual- es básica; y cambio o
desarrollo significa aquí sólo una aproximación cada vez más cercana
del "cuerpo" externo (o de los cuerpos externos) a la forma-semilla ar
quetípica, que es inmutable a lo largo de un ciclo planetario entero. Pe
ro el contenido de mi ser -la suma de las conexiones que yo estable
cí con el universo, el total de mis asimilaciones- es relativamente ili
mitado. Los límites sólo son trazados por el hecho de que la persona hu
mana, al ser una parte del "todo" mayor que llamamos el "Individuo pla
netario", es condicionado por el desarrollo armónico de este "Individuo
planetario". Esto se refiere a lo que el ocultista llama el "Círculo lntras
pasable".
Científicamente hablando, diríamos que, como el número de las cé
lulas cerebrales y nerviosas no es infinito, la suma total de sus posibles
conexiones y correlaciones no es, por tanto, infinito. Pero el hombre co
rriente de hoy activa relativamente tan pocas de estas conexiones po
sibles que las posibilidades de expansión del contenido de su ser son
prácticamente ilimitadas, aunque la forma de su personalidad individual
siga siendo un factor constante. De modo parecido, el esqueleto es un
factor casi constante de la raza humana, aproximándose cada vez más,
mediante un avance muy lento y cíclico (que incluye períodos regresi
vos) a lo que llamaríamos la Forma Arquetípica del Hombre. Empero,
el hombre puede cambiar el contenido de su cuerpo comiendo una cla-
370
se u otra de alimento (dentro de los límites de lo que la tierra produce),
comiendo en exceso o pasando hambre, etc.
Por el otro lado, en las "progresiones" nos ocupamos de una propo
sición muy compleja, porque nos ocupamos del proceso de la vida mis
ma. Y esto significa un cambio perpetuo y, por tanto, al menos teórica
mente, lmprevlsibllidad. El proceso de la vida es el fluir constante del
nacimiento, la realización y la desaparición de la relación. Y nunca se
lo puede graficar absoluta y exactamente. Contiene, de modo necesa
rio e inevitable, un coeficiente de lndetermlnancla que, en simbolis
mo numérico, es el valor fracciona! por el cual 1t (3, 14159....) es mayor
que 3, y, en el simbolismo terrestre astrológico, el valor de la fracción
365 (o 366 1/4) dividida por 360.
Personalidad y Relaciones son las dos polaridades del ser, corres
pondiendo, en simbolismo astrológico, a los horizontes oriental y occi
dental. La primera constituye la forma del ser; la segunda se refiere al
contenido del "cuerpo" manifiesto -en todos los niveles- del ser. La
personalidad per se es inmutable (a lo largo de un ciclo del "Todo" ma
yor en el cual ocurre). La relación está en un estado de fluir constante;
y es fundamentalmente imprevisible desde el punto de vista del yo que
es uno de los múltiples factores que constituyen esta multitudinaria co
rriente de relaciones. El mundo oriental recalcó el elemento de la per
sonalidad individual: el mundo occidental recalcó el elemento de la re
lación; dos puntos de vista opuestos que nunca pueden reconciliarse
racionalmente, aunque pueden integrarse en la creativa conducta de
la personalidad.
Este hecho constituye el principio general de la indeterminancia
que extiende el principio especial de la indeterminancia, de Heisen
berg, expresando que uno jamás puede determinar exactamente. al
mismo tiempo, la ubicación y la velocidad de una partícula subatómica.
Aquí, la ubicación simboliza a la personalidad independiente, y la velo
cidad simboliza al proceso: una vez más, espacio y tiempo. En astro
logía, de modo parecido, tenemos que concentrarnos en la determina
ción de la personalidad independiente o en los pronósticos. Cada fac
tor exige un tipo especial de énfasis, y un tipo especial de astrólogo.
El mapa natal y las progresiones relativamente lngraflcables.
Al menos en alguna medida, debemos optar sobre cómo polarizarnos
y a qué ser leales. La persona muy individualizada estará habitualmen
te más cómoda con la determinación de la personalidad a través del
simbolismo natal; mientras la persona muy influida por factores colec
tivos y raciales, y que es una expresión de éstos, será más naturalmen
te atraída hacia el pronóstico, la "astrología horaria" y la adivinación, y
será más afortunada en todo esto. Desde luego, los dos puntos de vis-
371
ta pueden integrarse en una personalidad muy dotada, pero siempre
podrá advertirse que se recalca uno u otro. A este respecto, la situación
es parecida a lo que se refiere a la introversión y la extraversión psico
lógicas. Siempre hay una acentuación en un sentido u otro; pero la de
terminación de la naturaleza de la acentuación se torna a veces muy di
fícil porque "en cada tipo pronunciado existe una especial tendencia
a la compensación de la unllateralldad de su tipo, tendencia
que es biológicamente conveniente puesto que es un esfuerzo cons
tante por mantener el equilibrio psíquico". 1
Lo mismo es cierto en relación con la exactitud de la respuesta re
al de una persona a las indicaciones contenidas en el mapa natal o en
el cálculo de progresiones y tránsitos. Algunas vidas serán graficadas
muy exactamente por implicancias que se hallan en el mapa natal y en
aquellas "direcciones" que meramente extienden en el tiempo la estruc
tura del mapa natal. Otras parecerán exactamente gobernadas por
tránsitos, "progresiones secundarias" y mapas natales, y no parecerán
"encajar'' muy sólidamente en una interpretación de mapa natal.
La conclusión natural sería que los introvertidos y las personas muy
individualizadas viven fieles a su mapa natal y no tan exactamente a sus
progresiones; mientras lo contrario se aplica a los extravertidos y a las
personas sobre las que se influye colectivamente. Más no siempre es
así, pues una persona muy introvertida, en razón de que no le es fácil
moverse en sociedad, puede estar a merced de ésta --condicionada
sin remedio, en lo exterior, por las exigencias que los demás le formu
len, cuando más se retire hacia su interior y procure ser estrictamente
un "individuo". Por otra parte, un extravertido típico puede sentirse
conscientemente atraído hacia temas "espirituales" para compensar su
extraversión, o puede estar totalmente desvalido y sentirse compelido
por cuanto ocurra en su yo interior, y en sus intentos por ser "individual"
y "diferente". Por eso, los tránsitos son crueles, a menudo, con los in
trovertidos, y las "direcciones primarias o radicales" destruyen a los ex
travertidos. El problema es tan complejo como la vida misma. No adver
tir por qué esto debe ser así, y desdeñar a la astrología porque es así,
son síntomas de un juicio pobre y de una falta total de conocimiento so
bre la naturaleza y la función de la astrología.
A fin de comprender por completo cómo puede elaborarse la inter
pretación astrológica partiendo del distinto material de que se dispon
ga y valiéndose del simbolismo astrológico, hemos de encauzarnos de
i::,..,:�
l@ 1 Tipos Pslcológlcos, pág. 10, de C. G. Jung, versión en inglés.
372
una manera que no es fácil de seguir al comienzo, pero que parece ser
el único modo de efectuar cierto encuadramiento integrado, relativo a
los factores conflictivos de las posiciones radicales, de las progresio
nes, de las direcciones y de los tránsitos. Por ello, si el lector nos acom
pafia y sigue dentro del laberinto conceptual, habitualmente inconexo,
podremos suscitar en su mente una visión sobre el funcionamiento to
tal de un mapa natal y de sus consecuencias, en el espacio y el tiem
po: una visión que, indudablemente, no se tiene con facilidad en la men
te, pero que, si se hace referencia a ella de modo coherente y constan
te, aportará orden y significado donde, como es de presumir, antes hu
bo solamente caos y vaguedad.
Luego viene otro tipo de análisis, que puede utilizarse o no. Dos fac
tores se relacionan con un tercer factor que ordinariamente (pero no ne
cesariamente) es la línea del horizonte o del meridiano. Este es un gra
do superior de análisis de la relación, y revela una clase compleja de sig
nificado, como el que se relaciona con la naturaleza social del hombre
y los procesos en los que su propia sociedad de células y nervios se in
tegra cada vez más estrechamente en procura de la formación de un
"cuerpo espiritual". Esto se refiere a las Partes.
En este último tipo de análisis ya no nos ocupamos solamente de
la personalidad humana como es arquetípicamente o en un "plano".
Nos ocupamos del uso que puede darse a esta personalidad o a cual
quier grupo de factores dentro de la personalidad total. Ahora estamos
considerando no sólo al "ser" y a su estructura, sino también al "propó
sito" y sus ejes de cristalización.
Un paso más, y estaremos estudiando no sólo los ejes de la crista
lización (o los nexos sensibles de la relación) sino que captaremos ví
vidamente la cristalización misma de la relación potencial dentro de su
cesos concretos de la personalidad. ¿Cómo lo haremos? Consideran
do estas mismas relaciones angulares entre los veinticuatro factores, y
más simplemente los arcos (las distancias) que los separan, pero con
siderándolos en términos de fases potenciales de maduración. En
otras palabras, simplemente convertiremos valores espaciales en va
lores temporales. Pero lo haremos sin tener que recurrir a nada fue
ra de nuestros veinticuatro factores; simplemente mediante un aná-
374
lisis depurado que introduzca un valor cuatridimensional del tiempo ma
temático, en el que antes sólo teníamos la relación espacial tridimen
sional.
Para expresar esto con sencillez:interpretaremosde tal modo nues
tro mapa natal que, trasladando nuestro punto de vista analítico, obten
dremos valores temporales (fases del proceso de vida) en los que an
tes consideráramos valores espaciales.
A fin de lograr este resultado, tenemos que dejar de considerar los
360 grados del zodíaco como índices de la relación estructural del ser
y empezar a considerarlos como símbolos de las fases del desarro
llo de la vida. Tenemos que trasladar nuestro análisis del plano de las
mediciones basadas en la geometría al de las basadas en el reloj. Al ha
cer esto, entramos evidentemente en el reino de las progresiones y,
más en particular, de las "direcciones". Pero hay una gran diferencia en
tre las progresiones o las direcciones corrientes y el procedimiento que
acabamos de expresar, aunque en la superficie la diferencia parezca
más teórica que práctica.
Esta diferencia la podremos evaluar con más exactitud cuando es
tudiemos la base sobre la que se elabora la compleja urdimbre de las
progresiones, las direcciones y los tránsitos. Pero, debemos dar un pa
so por vez, no sea que nos enredemos sin remedio en conceptos que
crecieron en el campo del pensamiento astrológico moderno más co
mo flores silvestres que como productos cultivados. Nuestro próximo
paso consistirá en estudiar brevemente lo que podría llamarse "el aná
lisis temporal del mapa natal".
376
Destino, no en términos de algo por hacer sino del significado de algo
que se hizo.
También puede intentarse vincular cuadrados, trígonos, sextiles.
Por ejemplo, el Sol y Mercurio de Mussolini estarán separados de un
cuadrado respecto de la Luna (en Virgo 8 11 50' por3211 51' y 33 1120'). Es
to pone de manifiesto valores temporales de alrededor de 33 años y33
años y medio. Él fue gravemente herido en la guerra, a la edad de 33
años y 6 meses.
Estos ejemplos habrán bastado para dar una idea del procedimien
to seguido. Sin embargo, nos resta explicar por qué la operación de tra
ducir valores espaciales en valores temporales se basaba en la equi
valencia de grados de los arcos zodiacales con años de la vida. Esta
muy discutida cuestión la trataremos desde otro ángulo cuando estu
diemos la teoría de las progresiones y las direcciones; pero ahora po
demos decir que el grado es el punto de partida más conveniente pa
ra semejante traducción de valores espaciales en valores temporales,
pues, después de todo, es la unidad de la medición zodiacal, y toda la
trama del simbolismo astrológico se apoya más o menos en el grado.
Como ya dijimos, el grado es, por decirlo así, una traducción del va
lor temporal en valor espacial, pues teóricamente es el espacio orbital
que la Tierra cubre durante el lapso en que realiza una rotación total al
rededor de su eje, o sea, un día (sideral). Por tanto, el grado es un día,
en términos de la medición espacial a lo largo de la órbita de la Tierra.
Del día pasamos ahora a un año, diciendo: un día es igual a un año, y
por tanto, un grado es igual a un año. Marc Jones expresa el asunto in
teligentemente en su curso sobre Astrología Direccional:
"La teoría ... es que el movimiento sobre cualquier círculo del mecanismo
celeste tiene una afinidad con el movimiento en cualquier otro círculo co
nexo del mismo esquema, y que la expresión de esta relación en cualquie
ra de los círculos crea en ese círculo una entidad que tiene corresponden
cia con todo el círculo en función de unidades. Por tanto, puesto que hay
dos círculos de los cielos usados para la medición del movimiento de los
planetas...los círculos en los que se miden los movimientos diurnos y anua
les de la Tierra, se dice al comienzo que un día corresponde a un ano; y es
ta es una correspondencia familiar a toda clase de sirmolismo (como un
ano es un día en los ojos de Dios). Esto significa que un grado en el círcu
lo, en un caso, es igual a la totalidad del otro círculo... y, a partir de este he
cho, por extensión, los grados sobre uno u otro círculo corresponden a un
ano de la vida."
Lo que complica las cuestiones, en lo atinente a progresiones y di
recciones, es et hecho de que hay "más días que grados" y que, en rea-
377
lidad, el día no corresponde a un grado íntegro sino en un promedio de
59' 8". Hemos considerado esta cuestión en nuestro capítulo sobre los
grados del zodíaco, y expresamos que, en cuanto al grado, considera
do como el símbolo de una revelación fundamental de significado cre
ativo, nos ocupamos de un valor arquetípico; y que la discrepancia en
tre los 365 ó 366 días y los 360 grados es una expresión del fundamen
tal "coeficiente de indeterminancia" que predomina, en un sentido u
otro, sobre cualquier intento de traducir factores pertenecientes a un ni
vel o a una esfera del ser a factores pertenecientes a otro nivel u otra
esfera.
Cuando se tratan hechos fenoménicos y acontecimientos concre
tos -como lo hace el astrólogo corriente, que usa direcciones o progre
siones- hay una real justificación al usar el siempre mutable valor del
O
espacio cubierto por el Sol en un día (varía de º 57' a 1 º 1 '), porque, co
mo veremos, la idea que está detrás de estos métodos es que el naci
miento es un acontecimiento progresivo. Pero en el caso del "aná
lisis temporal de un mapa natal", el hecho del nacimiento (o más bien,
del comienzo de la existencia independiente con el primer aliento) se
considera completamente suficiente y definido. El mapa natal es la "for
ma-semilla" de la personalidad individual. Por tanto, se lo considera es
trictamente como un patrón arquetípico inmutable y enteramente au
tónomo. Por tanto, todos sus valores y todas las operaciones analíticas
relacionadas con él deben considerarse desde el nivel arquetípico. El
grado ha de usarse, pues, para el análisis temporal, porque es un va
lor arquetípico permanente; y no el siempre cambiante factor de la ro
tación diaria del Sol -o cualquier factor semejante- que pertenece al
mundo fenoménico.
El lector puede añadir ahora: si el mapa natal no se refiere al "de
venir", ¿cuál es, entonces, el significado de este "análisis temporal"?
Nos enfrentamos aquí, nuevamente, con un problema algo metafísico.
Sin embargo, se lo puede clarificar relacionándolo una vez más con el
ejemplo de la construcción de un templo. El mapa natal es el "plano" que
da la forma-semilla del templo. Cualquier arquitecto que mire este pla
no sabrá sin duda que, si se construye realmente el templo, primero ha
brá que cavar los cimientos; habrá que contratar cierta clase de obre
ros; habrá que descargar en el terreno determinada clase de materia
les antes de empezar a trabajar, y después otra clase. Si conoce el es
tado exacto del mundo del comercio, hasta podrá dar una fecha apro
ximada en la que el edificio estará terminado.
Todo esto lo sabrá con el mero análisis de los planos y un estudio
de lo necesario para concretar la estructura, que él contempla poten
cialmente. Tal vez no conozca todo eso con suma exactitud, por su-
378
puesto, pues mucho dependerá de cuán aptos sean los materiales hu
manos utilizados (ingenieros, capataces, obreros, etc.) y las condicio
nes sociales generales que pueden afectar gravemente los trabajos de
construcción. Pero sabrá bastante como para tener un cuadro más bien
exacto de las diversas etapas de los trabajos y del tiempo que cada eta
pa durará.
Esto es exactamente lo que significamos con un "análisis temporal"
del mapa natal. No se ocupa del "devenir real" (ni de lo que Bergson lla
ma "duración") porque meramente se extiende en un programa de po
tencialidades-semilla de trabajo, que hace que el proceso se relacione
con el "tiempo matemático", y no con la "duración creadora". Concre
tamente, tal "duración creadora" es, por esencia, Imprevisible. Cada
momento es nuevo y mana de un oceáno de potencialidades infinitas
como una realidad impredecible.
¿Qué ha de hacer entonces el astrólogo? Todo lo que puede hacer
es ocuparse de las probabilidades y de los promedios estadísticos, en
lo atinente a la predicción. Considera tantos puntos de vista probables
del proceso futuro desconocido, desde tantos ángulos, que habrá po
ca cabida para lo creativo incognoscible. Pero resumir todos estos cri
terios probables será una tarea prodigiosa; y aunque los acontecimien
tos reales se provean correctamente, siempre habrá un valor misterio
so imprevisible: el valor del significado. Si se concede que uno conoce
cada paso del destino futuro de un individuo, ¿qué significado habrá ex
traído ese individuo de su vida íntegra cuando esté cerca de su muer
te? Nada puede decirlo. Ni siquiera Dios puede saberlo. Pues Dios es
tá constituido por tales "resúmenes de significado". Este es el devenir
de Dios: una duración pura y creadora, el Misterio insondable que es la
Vida misma.
Todo lo que nuestro "análisis temporal" puede hacer es ver los mo
jones en el camino que conduce hacia la realización de la personalidad.
En algunos casos de suprema importancia en el destino del individuo
-como en el caso de la marcha sobre Roma, en la vida de Mussolini-
los mojones marcan un hecho definido que, por sí solo, objetivamen
te, es un punto crucial. Pero tales casos no son muchos; ¿y por qué
deberían serlo? En otros casos, otros tipos de factores que sirven para
determinar el "proceso de la vida" total pueden ser más potentes en la
precipitación de acontecimientos reales. Los factores producidos por el
análisis temporal del mapa natal (y este análisis temporal es suscep
tible de desarrollos mucho más complejos que los indicados en este
breve esbozo) se refieren al Destino arquetípico, a lo que es personali
dad individual en actividad: una totalidad operativa. Se ocupan de la
autónoma manifestación del ser potencial. Son lo más abstracto, pero
379
poderosísimo, en una vida dominada por la forma-semilla de la perso
nalidad individual.
Antes de que lleguemos a investigar progresiones y direcciones
propiamente dichas, queda una cuestión más por recalcar. Llama nues
tra atención el hecho de que algunos astrólogos ingleses usen este mé
todo del análisis temporal, de varios modos, bajo el nombre de "direc
ciones simbólicas". Esta calificación de "simbólicas" es muy equívoca,
pues tiende a hacernos creeer que las progresiones y direcciones ha
bituales no son simbólicas. Este es un grave error. Todas las progre
siones y direcciones son puramente slmbóllcas; y este hecho de
be entenderse bien, pues es en este hecho que la teoría de las influen
cias planetarias se quiebra completamente, cuando el término "influen
cia" se considera significando la emanación de rayos u ondas que ac
túan física o psicológicamente sobre un Individuo particular.
Cada palabra de esta última frase debe ser considerada prolijamen
te, y no debe llegarse a conclusiones equivocadas o prematuras. Todas
las progresiones y direcciones son simbólicas, porque la equivalencia
de un año con un día o con un período de cuatro minutos (en las direc
ciones primarias) es puramente simbólica. Es difícil entender cómo po
dríamos dejar de reconocer la.verdad de esta afirmación. Es verdad que
podemos decir que el hombre individual (microcosmos) es una ima
gen o una correspondencia del sistema solar (macrocosmos), y que
los ciclos de movimiento en uno causa respuesta análogas en el otro.
Pero si tal afirmación significa algo, es que se supone que el sistema so
lar es el símbolo del hombre individual; y que los movimientos cíclicos
de los cuerpos celestes alrededor de la Tierra corresponden a los pro
cesos cíclicos de la fuerza vital en cualquier organismo vivo de la Tie
rra. Evidentemente, no hay diferencia entre decir "corresponden a" o
"son símbolos de". Si cualquiera ve una diferencia entre estas dos fra
ses, es prueba de que no comprendió la realidad vital de los símbolos
--especialmente de símbolos colectivamente válidos como las "imáge
nes primordiales" o los "arquetipos" de los que habla Jung- o de que
usa el término "correspondencia" sin interiorizarse del significado real
de tal término, que quienes estudian filosofía oculta usan a menudo tan
vagamente.
Todas las progresiones y direcciones son slmbóllcas; y es por
eso que cualquier sistema "funciona" tan bien para el astrólogo que se
identificó con él (que cree por completo en él), y no tan bien para quien
no está acostumbrado a "sentirlo". En la práctica médica, de modo pa
recido, un específico cura mucho más fácilmente a un paciente que tie
ne "fe" en él que quien lo toma sin ánimo; y con "fe" no significo mera
mente una creencia consciente de que la medicina curará, sino más
380
bien un anhelo Inconsciente de ser curado, que se apega a la medi
cina como a un sfmbolo de salvación. Lo mismo es cierto también res
pecto de la cura espiritual, la conversión religiosa y todos los ejemplos
de profunda "metamorfosis vital". Ocurren porque profundas fuerzas de
la vida interior (¡llámeselas "inconsciente" o como se quiera!) se con
centraron en torno de un "símbolo", una imagen de salvación o de au
torrenovación. No es una idea abstracta, entendámoslo bien, sino una
Imagen concreta, visualizable, sensoriamente evidente. Por tanto, la
validez de la idea del "Dios personal", o del gurú, o de los "maestros es
pirituales", son imágenes y símbolos de una totalidad operativa, o sea,
de curación y salvación.
El problema empieza cuando al símbolo se lo considera una reali
dad material, porque entonces la persona empieza a creer que un en
te externo Influye sobre él desde alguna base exterior de lo tangible.
"¡Saturno me está crucificando!", clama el devoto de la astrología. "¡Un
mago negro me persigue!", solloza el asustado aprendiz de ocultista. Y
el miedo se desliza y desintegra a la personalidad. Ni Saturno ni el
mago negro significan nada para persona alguna, salvo como un sím
bolo de una fase del proceso vital que todo ser humano debe atravesar,
en este o en aquel nivel del ser.
En otras palabras, la horrible "cuadratura de Saturno con el Sol" o
el "mago negro" son hechos que tienen realidad dentro de la esfera de
la personalidad. Por eso los libros sobre ocultismo dicen que el "ma
estro negro" no encarnó sino que funciona en el plano mental. Este es
un modo de decir -según la peculiar terminología de la filosofía ocul
tista- que semejante Poder atroz es un símbolo (o un arquetipo) que,
en ciertos períodos del proceso de individuación, se activa dentro de la
psiquis. De modo parecido, en cierto período de la vida de un gusano,
su piel externa se endurece, y, dentro de lo que a la sazón se convirtió
en crisálida, ocurre un proceso de total desintegración orgánica, has
ta que la crisálida es sólo una piel dura llena de una sustancia gelatino
sa. Pero, con esta gelatina aparentemente embrional, la mariposa for
mará pronto sus alas esplendorosas.
Tal es la historia simbólica del alma, como se la conoce en los mi
les de atios de esfuerzos humanos en procura del estado espiritual. El
gusano podría decir: "¡Qué destino horrible! Saturno está en conjunción
con mi Sol, y ¡vean cómo mi blanda piel se endurece!" V poco después,
podría gritar, totalmente angustiado: "¡Ayúdenme! Mi Sol progresado
llega a Neptuno, y ¡vean cómo me estoy disolviendo totalmente en una
gelatina!" En realidad, Saturno y Neptuno serían adecuadas "figuras del
lenguaje", símbolos válidos de lo que está ocurriendo. También podrí
an utilizarse eficazmente símbolos químicos para describir lo ocurrido;
381
o una secuencia sinfónica en la que la estructura tonal normal diera ca
bida a un desarrollo atonal y disonante. Todos son símbolos -símbo
los del ritmo del proceso vital que aportan por igual, a las galaxias, a los
gusanos o a las psiquis humanas, períodos calculables de transforma
ción. Las progresiones o direcciones astrológicas son medios simbóli
cos de calcular el tiempo de ocurrencia, y la duración, de tales períodos;
y, como tales, son extremadamente valiosos para el hombre que desea
vivir en función de significado consciente. Carecen absoluta o espi
ritualmente de valor para cualquier otra finalidad. Acerca de ellas o con
ellas nada ha de hacerse, salvo comprender y ser más consciente. To
do lo demás es ilusión.
te el o
��:; �����:� ���:�::d!
so de�;70�años se �::
: �: ve, pu es, como una "unidad de acción" en función de l Ser Planetario: ¡un
:·· •: bre ve gesto ce lular!.
385
to, cuatro minutos corresponden también a un año, como se entiende
en "direcciones primarias".
Las cuestiones principales que hay que comprender en un proble
ma tan complejo son: 1) que las "direcciones primarias" se refieren al
ciclo de rotación axil de la Tierra y al factor individual en el hombre; 2)
que las "rotaciones secundarias" se refieren al ciclo de revolución orbi
tal y al factor colectivo en el hombre; 3) que ambas son expresiones co
nexas del hecho de que el nacimiento no significa la realización de la
personalidad y, por tanto, que el nacimiento es un proceso continuo
que prosigue en tres niveles: individual, colectivo y orgánico (persona
lidad); y 4) que cada uno de estos tres niveles, o factores del ser, tiene
su propio ritmo de desarrollo, que lo relaciona respectivamente con un
ciclo de realización. Por tanto, las fases de desarrollo del factor indivi
dual pueden determinarse desde posiciones planetarias, después del
nacimiento, a lo largo del ciclo de rotación axil. Las fases de desarrollo
del factor colectivo pueden determinarse desde posiciones planetarias
después del nacimiento, a lo largo del ciclo de revolución orbital. Y las
fases de desarrollo de la personalidad, en cuanto esto es determinable
por ambiente social y planetario, pueden computarse desde las posicio
nes de los cuerpos celestes año tras año, o sea, a lo largo de su ciclo
de realización de 370 años. Tales posiciones son los llamados "tránsi
tos".
Esto nos da entonces los tres métodos básicos para determinar las
fases del proceso vital que continúa, se prolonga y conduce a la reali
zación relativa del ser humano, cuyo patrón estructural se muestra en
el mapa nata1: direcciones primarias, progresiones secundarias y trán
sitos.
En estos tres casos se usa el mismo procedimiento, hablando en
general; las posiciones planetarias se calculan para cualquier período
deseado, y las nuevas posiciones así obtenidas (progresadas, directas
y en tránsito) se comparan con las posiciones radicales o de nacimien
to; o, en algunos casos, se consideran en sus nuevas relaciones mu
tuas. Se determinan, pues, "aspectos" que definen o caracterizan el
proceso de vida y el condicionamiento general de la vida en un año da
do, en un mes dado, o en un día dado de la vida. En todos los casos se
generan nuevos factores planetarios mediante el uso de estos méto
dos, que reemplazan, o más corrientemente modifican, el significado de
los veinticuatro factores originales que constituyen el mapa natal; mien
tras en el método antes estudiado del "análisis temporal del mapa na
tal", los únicos factores usados son estos veinticuatro factores prima
rios, o los factores secundarios producidos por la combinación de los
factores primarios.
386
De lo dicho en este capítulo presumiblemente se adquirió una com
prensión más o menos clara del valor y del significado correspondien
te de los métodos básicos usados en astrología para expresar el factor
del tiempo y del devenir. Sin embargo, volveremos sobre esta comple
ja cuestión cuando resumamos nuestras consideraciones sobre el uso
y la interpretación del mapa natal y de las progresiones (hablando en
general) en relación con la gran meta y de la integración y la realización
de la personalidad. Pero antes de que lleguemos a este punto, parece
necesario prestar más atención a la técnica de las progresiones, direc
ciones y tránsitos, para que el lector pueda familiarizarse más con ellos
y con su importancia y su significado correspondientes.
387
XIII
LA TECNICA DE LAS PROGRESIONES, LAS DIRECCIONES
Y LOS TRANSITO$
394
Las direcciones radicales
Los tránsitos
tfil
t� 1E scnto en 1934
399
da cumpleaños y muestra de modo habitualmente muy exacto el tipo de
sucesos de la personalidad que son de esperar durante ese año parti
cular de la vida del nativo (o sea, de un cumpleaños a otro). Pero aquí
nuevamente, hay por lo menos dos métodos básicos de preparar ese
mapa:
1) el mapa del cumpleaños se calcula para el tiempo original de nacimien
to en el lugar de residencia (no el lugar de nacimiento);
2) el mapa del cumpleanos se calcula para el momento en el que el "Sol en
tránsito" regresa a la posición zodiacal exacta que ocupaba en el naci
miento. Este momento tal vez no caiga en el mismo día que el día del na
cimiento. Por lo tanto, a ese mapa se lo llama, en vez de "mapa del cum
pleanos", "mapa de la revolución solar". Se lo puede preparar para la la
titud del lugar de nacimiento o para la del lugar de residencia. Es prefe
rible lo primero; pues este tipo de mapa se correlaciona definidamente
con el mapa natal a través de la identidad de factores solares, y, por tan
to, también con la latitud del nacimiento.
410
XIV
PRINCIPIOS DE INTERPRETACION
ASTROLOGICA
l.• 1
Esto fue escrito en 1936. La Segunda Guerra Mundial empezó en el verano de 1939.
El Editor.
421
sino que, debido a su número más pequeño, son mucho más valiosas
para una captación estructural del destino como un "todo" del devenir,
individualmente determinado y significativo. Los otros tipos de direccio
nes pueden ser muy significativos en un análisis minucioso, o siempre
que se necesite un estudio atento de las correlaciones totales de los fac
tores astrológicos relacionados con un acontecimiento o período cono
cido de la vida; y, en tales casos, todos los tránsitos han de considerar
se también. Pero, a los fines psicológicos de la integración de la perso
nalidad y la interpretación de la vida, que son las principales motivacio
nes de nuestro enfoque de la astrología, las direcciones primarias del
tipo complejo no sólo exigen demasiado tiempo y demasiados cálculos
sino que su misma multiplicidad casi anula su propósito; pues donde se
tiene que elegir tanto y se tiene que organizar tanto para determinar
acontecimientos o significados, la atención se dispersa fácilmente y lo
esencial desaparece, obnubilado por el desfile de lo que no es esencial.
MAPA A
Signos positivos Signos negativos
(Casas del Día) Planeta Regente (Casas de la Noche)
2 Nos parece valioso citar la explicación de la regencia planetaria que Marc Jones da
?l:
JL]
if alguna expansión de Júpiter, no por necesidad alguna de la astrología o del esquema ce
't:,f« ;_ rl: '.-� i. leste, sino porque la raza se estableció de este modo. Las dignidades de los planetas que
involucran una relación permanente con los signos (al menos, para un ciclo de 25.000 años)
se conocen como dignidades esenciales, y cuando los planetas están ubicados en posicio
ij
t.t
W}
nes de fuerza o debilidad en función de dignidad, al nativo se lo muestra como tendiendo
hacia (o alejándose de) la norma racial de la que en gran medida dependen su bienestar y
11 su adecuado crecimiento. Esto modifica la interpretación de los hechos conocidos de su vi-
111
"...,
da, pues éstos se inclinan sobre el problema de su horóscopo, pero, desde luego, las sig
nificaciones planetarias reales siguen siendo absolutas, con o sin dignidad.·
426
ta domina por completo la rama adivinatoria de la astrología llamada
"astrología horaria" -y tal vez sea de la astrología horaria que haya
provenido la "astrología natal", la única clase de astrología que hemos
estudiado en esta obra. En la astrología natal, la teoría de la relación
planetaria no sólo crea una suerte de eslabonamiento entre planetas y
signos -lo cual es valiosísimo, teórica y lógicamente- sino que, co
mo vimos, sirve como medio para investir a algunos planetas con las ca
racterísticas de "determinador focal". Como tal se lo usó coherente
mente de dos maneras: la primera, muy usada en la actualidad; la se
gunda, raras veces tomada en consideración.
El primer modo de singularizar a un planeta y hacer que sirva como
un centro de significado, es encontrar lo que se llama el "planeta regen
te" o el "regente del mapa". Esto es habitualmente determinado por el
signo del Ascendente. El planeta que rige este signo se convierte en el
regente de todo el mapa. La razón de ser de este método es clara. El
Ascendente representa al factor de la personalidad individual, a la mó
nada, a la fuente de la vida y del destino que el mapa en conjunto sim
boliza. Por tanto, el planeta que domina funcionalmente a este Ascen
dente se convierte naturalmente en la dominante función de vida de la
personalidad. Sin embargo, en el caso de planetas que se elevan cer
ca del Ascendente, o cuando un planeta, dondequiera que esté situa
do en el mapa, "dispone" de todos los planetas o de la mayoría de és
tos,3 entonces dos o más planetas pueden dividirse los honores de la
regencia del mapa.
El segundo modo de singularizar a un planeta como punto focal de
la interpretación es la determinación del Almuten. El Almuten se en
cuentra registrando las dignidades y debilidades esenciales y acciden
tales de cada planeta según un conjunto de valoraciones cuantitativas
(5 puntos para esta dignidad, 3 puntos para aquélla), restando la suma
total de debilidades de la de dignidades (o viceversa), y descubriendo
de esa manera qué planeta recibió el número más alto. Ese planeta es
el más fuerte del mapa. Se dice que determina el "temperamento" del
nativo. El método es muy parecido al correspondiente a la determina-
�----.'.-l
1 3 Un planeta "dispone" de cualquier otro que puede hallarse en el signo que él rige o
l
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no en Tauro. Por ello, directa o indirectamente se ve que el Sol dispone de todos los pla
netas en el mapa. Es ca-regente con Marte, regente del Ascendente.
427
ción del cociente intelectual -y tal vez funcione tan bien- ¡sea lo que
fuere lo que signifique en la estimación del lector! Parece que el Al mu
ten de Mussolini es Saturno, con Júpiter que lo sigue de cerca, en se
gundo término. Esto arroja una luz interesante sobre el carácter perso
nal de aquél; en contradicción del carácter que él mismo se creó como
el vehículo de una Idea superpersonal racial.
Si bien tales tipos de "regencia de mapa" son realmente suscepti
bles de revelar muchísimo significado, más bien haríamos hincapié so
bre el tipo de "determinación focal" considerada en el capítulo titulado
"La forma y el patrón de los aspectos planetarios", o sea, un tipo que sin
gulariza algunos rasgos grupales del mapa en conjunto, y considera a
ese rasgo como el punto focal de la intepretación. Por ejemplo, diríamos
que, en el mapa de Mussolini, los hechos de que todos los planetas es
tén contenidos dentro de un trígono de Urano con Neptuno, y de que to
dos ellos, salvo Urano, estén ubicados en el cuarto Sur-Oeste, consti
tuyen la muy significativa "determinación focal". Estos hechos centran
a los variados significados de los muchos elementos astrológicos alre
dedor de un significado primordial; y de eso, surge un género de pers
pectiva interpretativa que nos parece más válida o más reveladora, al
menos en vista de nuestro enfoque de la astrología, que la que podría
resultar de dar valoraciones cuantitativas de fuerza o debilidad a cada
planeta separado.
Conclusión
Con este breve estudio de algunos de los principales principios so
bre los que puede construirse una técnica de la interpretación astroló
gica, que sería coherente con nuestro enfoque de la astrología, debe
mos poner término a esta parte consagrada a una reformulación y una
reinterpretación de los elementos fundamentales del simbolismo astro
lógico. La astrología, definida como un álgebra de la vida, es absoluta
mente proteica en su manifestación, y múltiple en la amplia diversidad
de sus enfoques de fases particulares de interpretación. De allí que per
cibimos muy agudamente cuán incompleta fue la reformulación presen
tada en los capítulos de esta segunda parte. No obstante, confiamos en
que lo fundamental se haya asentado sobre una base coherente de
comprensión simbólico-lógica y psicológica; y que en un futuro no de
masiado lejano podamos estudiar con mucha mayor extensión, y en re
lación con ejemplos mucho más prácticos, algunos de los factores as
trológicos cuyo significado hemos esbozado aquí. Sin embargo, aquí
podemos añadir otra vez-como reafirmación final- que la astrología
428
en su esencia no está atada a aplicación particular alguna ni a campo
de aplicación alguno; que sus verdades no son de carácter empírico ni
dependen, para ser acertadas, de un reino de la vida u otro. Esconce
bible que los físicos descubran que su enfoque del problema de deter
minar la naturaleza del átomo o de galaxias lejanas esté totalmente
equivocado; y que sus experimentos fueron proyectados de tal modo
que excluyeron el factor principal de la conducta intracósmica o cósmi
ca. Empero, tal descubrimiento de ningún modo invalidaría a los grupos
algebraicos ni a ninguno de los símbolos matemáticos que se usaron
para establecer las interpretaciones de la actualidad, y que podrían
usarse para construir nuevas teorías. El número 1 O sigue siendo un
símbolo válido aunque las diez manzanas agrupadas por él en relación
numérica resulten ser duraznos. De modo parecido, consideramos una
cuadratura de Júpiter con Saturno; ahora podemos decir que se refie
re a "prueba espiritual y tribulaciones", pero tal expresión sólo tiene va
lidez en función de lo que llamemos "pruebas y tribulaciones" en nues
tra comprensión de la psicología humana. Modifiquemos esta psicolo
gía, y el significado de la cuadratura cambiará.
Y por último, la astrología no ofrece interpretaciones tan claras y ob
jetivas como la física moderna. El ideal de la ciencia moderna es el ano
nimato y la objetividad, o sea, la supresión total del elemento individual.
Sin embargo, esto no significa que la ciencia moderna no nos dé "inter
pretación"; pues las denominadas "leyes científicas" son, después de
todo, interpretaciones generalizadas de proceso y cúmulos de hechos.
Pero tales interpretaciones generalizadas -a las que se llega median
te la simbolización matemática- no se consideran válidas hasta que no
queden excepciones individuales conocidas, y hasta que, en todo lo
que corresponda, se posibilite una seguridad relativamente absoluta
de que los procesos futuros funcionarán según las leyes.
Como resultado, la ciencia moderna está obligada a ignorar la indi
vidualidad de todo ente vivo. A cada ente de esa índole lo reduce a su
tipo genérico, e ignora o niega el factor individual y su unicidad. ¿ Y qué
es único en cualquier "todo" vivo? Al principio, en el proceso evolutivo
que conduce desde la ameba hasta el hombre, existe sólo el detalle
muy infinitesimal de la disposición orgánica. Luego, cuando la evolu
ción sigue su curso hacia una diferenciación mayor, el pequeño deta
lle individual de la superestructura se magnifica hasta que un sistema
orgánico se desarrolla adecuadamente para la diferenciación indivi
dual. La superestructura individualista no sólo se une con la estructu
ra genérica sino que influye cada vez más sobre ella.
Entonces en el hombre encontramos, dentro de su esctructura or
gánica total, una subestructura genérica (el sistema del Gran Simpá-
429
tico) y una superestructura individual (el sistema cerebro-espinal); y se
observa que esta última domina cada vez más a la primera. Entonces
decimos que la "mente gobierna a la materia"; lo cual significa, princi
palmente, que el individuo gobierna a lo genérico o colectivo, especial
mente cuando nos referimos a la "mente" como "Mente Universal", que
es meramente la totalidad operativa del "Individuo Mayor" que emer
ge lentamente del proceso evolutivo planetario como una "Persona Ma
yor": el Dios del final, del ciclo planetario.
La astrología, como la entendemos, complementa a la ciencia mo
derna, en cuanto se ocupa esencialmente de la superestructura indivi
dual más que de la subestructura genérico-colectiva. Mediante el estu
dio del "primer mormmto" del ciclo de vida alcanza ser individual y for
ma individual; y porque lo hace, puede también descubrir el misterio del
significado, que es un factor puramente individual. Lo que puede cap
tar del proceso de vida del devenir mismo, es principalmente en función
de períodos estructurales del destino más que en función de
acontecimientos fijos y concretos. Más aún, la astrología es la única que
realmente puede conocer el modo en que este proceso del devenir se
le presenta al ser individual. No conoce tanto los acontecimientos en sí
mismos como las crisis en la curva de un destino individual. En otras pa
labras, mediante este conocimiento de la forma revela lo individual a
la "individuación"; y conduce la "individuación" hacia una percepción
del significado individual de la "individuación" como proceso.
Esto es lo que la "interpretación de la vida" significa. Es la percep
ción de la forma individual y del significado individual mediante una per
sonalidad en evolución o en "individuación". Esta personalidad es un
compuesto, un agregado de factores y elementos. Cuando éstos se ar
monizan mediante tal "interpretación de la vida", revelando su forma y
su significado individuales potenciales, surge la Persona Viva, realiza
da e integrada. Repitamos otra vez que es el surgimiento de esta Per
sona Viva lo que constituye la meta de la astrología, o, al menos, de
aquella astrología que llamamos "Astrología Armónica". Algunos otros
hechos relacionados con tal surgimiento los consideraremos en el si
guiente "Epílogo".
430
EPILOGO
EL USO DE LA ASTROLOGIA EN EL PROCESO
DE INDIVIDUACION Y CIVILIZACION
1
1
En cuanto a una distinción entre "individualización" e "individuación", léase IT\¡leva-
1 mente la página 102 en el capítulo titulado: "La astrología y la psicología analítica".
435
Estas consideraciones determinan el alcance de la astrología. El
mapa natal revela la estructura potencial de la mónada; o sea, el ele
mento puramente individual del nativo: de allí, el elemento de libertad
y significado, que es dote espiritual de todo ser humano. Pero el ma
pa natal no dirá si esta potencialidad se convertirá alguna vez en una
realidad, si el proceso de individuación tendrá buen éxito o no. No obs
tante, como ya lo escribimos en los capítulos sobre "Progresiones", el
mapa natal dirá cuál será la forma y la cualidad del Alma, si llega a ser;
también, cuáles serán los ciclos generales de desarrollo de la persona
lidad y sus crisis de crecimiento. Pero nunca podrá decir, a partir de fac
tores puramente astrológicos, y saldo mediante el uso de facultades
proféticas, si las crisis se afrontarán con buen éxito, y si se las afronta,
cuáles serán los residuos que se acumularán en el inconsciente perso
nal como resultado del esfuerzo y la tensión.
Lo que la astrología no puede decir sobre una base puramente as
trológica, la psicología analítica podrá a menudo inferirlo de los datos
que ella investiga. El analista se ocupa directamente de la personali
dad, como ésta deviene y devino. Y si la personalidad alcanzó cierta
edad, y si su personalidad estuvo poco activa, el analista podrá dedu
cir muy exactamente qué será el resto de la vida. El astrólogo podría de
cirle al analista cuándo sobrevendrán las próximas crisis; pero no po
drá decirle, a partir únicamente del mapa natal y de las progresiones,
cómo la personalidad afrontará estas crisis. El analista no puede decir
cuándo sobrevendrán las crisis, pero podrá conjeturar cómo la perso
nalidad afrontará ciertas crisis inevitables. En otras palabras, el astró
logo y el analista observarán dos aspectos diferentes del ser humano
total. Sus puntos de vista se completan entre sí. Y se completan en
tre sí del mismo modo en que la ciencia empírica y la religión (o el ocul
tismo) se completan entre sí.
Tal afirmación no invalida las conclusiones de capítulos anteriores
en cuanto a la analogía existente entre la relación de la matemática con
la física, o la relación de la astrología con la psicología analítica. La ma
temática (o la lógica) y la astrología se ocupan de la "forma pura", que
sólo existe "en el comienzo" como la estructura abstracta que exterio
riza la cualidad-mónada que es el núcleo del futuro proceso de vida. Por
el otro lado, la física y la psicología analítica se ocupan del reino de los
fenómenos y del devenir, de las formaciones, constantemente cam
biantes, del proceso de vida. La "forma" abstracta no deviene; pero las
"formaciones" evolutivas y los cuerpos cambian constantemente, y, por
tanto, desde el punto de vista del espíritu (filosofía hindú), son el resul
tado del deterioro del ser y de la verdad primordiales: por ello, falsos e
ilusorios. Pero desde el punto de vista de la sustancia, la "forma abs-
436
tracta" es meramente una idea intelectual, un producto de la voluntad
de estabilidad y preservación que es inherente al hombre y que, tan a
menudo, induce a apartarse de la realidad. La realidad, para la sustan
cia, es el proceso mundial cambiante. Pero la realidad, para el espíri
tu, es la estructura monádica inmutable (inmutable en cuanto al ciclo to
tal).
Esta dualidad de punto de vista es una expresión del inerradicable
dualismo eterno de todo vivir. En Tipos Psicológicos, C. G. Jung es
tudia críticamente muchos aspectos de este dualismo básico, como,
por ejemplo, el realismo y el nominalismo en la filosofía medieval. Se
nala Que son dos actitudes básicamente irreconciliables, que son el re
sultado de dos tipos psicológicos fundamentales: el introvertido y el ex
travertido.
En otras palabras, intenta efectuar una suerte de reconcicialición
entre opuestos del pensamiento, refiriéndolos a diferencias de los tipos
pscicológicos. Luego, trata de mostrar cómo los impulsos básicos que
motivan a cada tipo pueden integrarse dentro de la personalidad me
diante la actividad de una "función trascendente", a través de la "fanta
sía creadora". Esto encaja bien en nuestra trinidad de lo Individua!, lo
colectivo y lo creativo. La introvertida es una personalidad en la que
el equilibrio de las fuerzas muestra un énfasis sobre el proceso de "in
dividuación". La extravertida es una personalidad en la que la colecti
vización es el proceso dominante. Pero en el verdadero "acto creativo",
lo individual y lo colectivo juntan sus manos. Las ideas colectivas del pa
sado se concentran y tornan "individuadas" dentro del vientre psico
mental del creador, y al mismo tiempo se liberan creativamente como
nuevos elementos colectivos, como la "sustancia de la civilización",
convirtiéndose así, a su tiempo, en la sustancia misma de la síntesis úl
tima del Hombre-el-todo. En el introvertido, la vida opera hacia adentro;
en el extravertido, opera hacia afuera. Pero en el creador, opera "en y
a través de". El creador, en su más alta expresión, es lo que la sabidu
ría hindú llama un "avatar". El avatar es no sólo la "hipóstasis" de un "In
dividuo mayor". Es la respuesta a una necesidad colectiva; es la res
puesta, a través de un individuo, a una necesidad colectiva que el indi
viduo concentró dentro de sí mismo: una necesidad, mediante cuya re
alización, él triunfó.
Ahora, hablando estrictamente en términos de método práctico,
afirmamos que la astrología podría ser muy útil al psicoanalista, al psi
quiatra y también, por supuesto, al educador quien, si es satisfactorio,
deberá ser en primer lugar -intuitiva, si no intelectualmente- un psi
cólogo. La astrología les daría algo objetivo de lo cual dependieran, y
con lo que comprobaran datos subjetivos, como los suenos y pormeno-
437
res de la historia de una persona. Coordinaría todos estos datos sub
jetivos en función de tendencias estructurales de la psiquis; tendencias
cuyo ciclo de manifestación sería objetivamente aparente, con sus mo
vimientos crecientes y menguantes y sus momentos críticos. Es cierto
que la precognición de crisis psicológicas o fisiológicas puede ser muy
peligrosa y desintegradora para la persona en la que ocurran aquéllas:
peligrosa en proporción a que la persona no sea un individuo y, por tan
to, no esté libre ni sea creadora de significados; pero sería de vasta im
portancia para el analista o para el "consejero de la vida" quien, en es
te siglo, está ocupando el lugar de un sacerdote-confesor o de un gu
rú. Aunque tales "guías" han de estar dotados a priori de una aguda in
tuición -¡si son verdaderos guías!- empero, el mapa natal y las pro
gresiones de los que intentan conducir hacia la realización serían, en
la mayoría de los casos, valiosísimos aditamentos y comprobaciones
de sus percepciones intuitivas.
Esto puede ser más evidente todavía en el caso del "psicólogo de
ninos" pues aquí no hay prácticamente datos subjetivos a seguir, sal
vo los que den los padres. Los mapas de los padres, cuando se corre
lacionan con el del nifío, revelarían asuntos que sólo un "análisis" com
pleto de los padres descubriría. Trataremos otra vez este asunto de las
correlaciones entre dos o más mapas individuales pero, de inmediato
podemos ver cómo los problemas conyugales podrían resolverse mu
cho más fácilmente si el psicólogo pudiera comparar los mapas de ma
rido y mujer. En muchos casos, el conocimiento obtenido por el psicó
logo por medios astrológicos -y, hablando en general, por cualquier ti
po de "sanador"- no se discutiría como tal con el paciente, sino que
afíadiría una nueva dimensión, por decirlo así, a la comprensión que
el analista gana de su paciente. En otros casos, con pacientes conven
cidos de la validez de la astrología, la referencia a definidos factores as
trológicos probablemente "pondría una cosa en claro" de modo más im
presionante que las sugerencias habituales.
Sin embargo, en tales casos debería quedar en claro que siempre
que una persona cree que los planetas son entidades que Influyen
sobre ella y hacen que las cosas sucedan, buenas o malas, tal per
sona es pslcológlcamente herida por tal creencia. Psicológicamen
te hablando, se causaría la misma herida si la persona creyera que un
"mago negro" la persigue, o que un "hermano blanco" procura la salva
ción de su alma u otras mercedes de un tipo u otro. Todas esas creen
cias en poderes externos, que influyen o (como ocurre habitualmen
te) obligan a la personalidad de ésta o de aquella manera, constituyen
deterioros de la personalidad individual; conducen a una esclavitud psi
cológica mediante temor o transferencia de la fuerza de iniciativa, o, co-
438
loquialmente hablando, "pasándole la pelota" a alguna entidad que es
tá fuera de ese yo.
Si Marte como planeta tangible está influyendo u obligando a que
haya enojo, ¿qué podremos hacer al respecto? ¿Pelearemos con un
planeta? ¿Podremos escondernos de él? Tal vez obráramos como un
brahmín que pensó en escapar de un aspecto planetario letal perma
neciendo sumergido en el agua durante el momento exacto de la ma
duración del aspecto, porque se supone que el agua aísla de ciertas in
fluencias planetarias maléficas... y mientras hacía eso, se ahogó. Tal
vez tratáramos de "comprar" protección de algún medio espiritual, de
alguna iglesia o lo que fuera. Y durante todo ese tiempo, el temor es
tará allí, trabajándonos subconscientemente, si no conscientemente,
causando las cosas mismas que se temen. Cuando más se convierte
a un factor astrológico pernicioso en una entidad definida, mayor será
el temor que de ésta se tendrá. Pues tal vez parezca que no hay recur
so contra semejante entidad, aunque uno pudiera repetir cien veces:
"¡El sabio gobierna a los astros!" ¿Podríamos "gobernar" a un tornado
o a un terremoto?¿ Podremos impedir que en nuestro cumpleatios ocu
rra un eclipse? ¿Podremos "gobernar" las enamaciones y ondas cós
micas, y demás, que se deslizan rápidamente desde el Sol y "hacen im
pacto" eri este o en aquel centro sensible de nuestros mapas, si aqué
llas son fuerzas reales, concretas y medibles?
Realmente, no hay lógica en el concepto, a menos que se lo haga
significar lo que Paracelso expresó que quería decir en un extracto ci
tado en nuestro Prólogo (página 40): "Los astros no nos obli
gan a nada que no queramos aceptar ... Ellos son libres por sí solos, y
nosotros somos libres por nosotros solos..." En ese sentido, lo que la
astrología establece es meramente una correspondencia "holística" y
una relación "sincronística" del proceso entre el macrocosmos y el mi
crocosmos, entre la Persona universal que algunos llaman "Dios" y la
personalidad particular que es el hombre. En otras palabras, el proce
so de vida recorre lo universal, al mismo tiempo que recorre los millo
nes de particularidades. Por decirlo así ambos encajan en el momen
to creador, del que el espíritu existente en el hombre es la expresión
misma. El momento opera a través de la mónada del hombre y a través
de la estructura arquetípica esencial del hombre (que es su karma).
Ese momento contiene en potencia todo el patrón celeste de las rela
ciones planetarias y espaciales. Cuando leemos "el mapa de los cie
los", leemos meramente la estructura simbólica del momento y, por tan
to, de nuestro propio espíritu, si el momento considerado resulta ser
nuestro primer momento de existencia independiente, o sea, el comien-
439
zo del ciclo de nuestra personalidad individual como un organismo que
integra materiales terrestres.
En otras palabras, lo que sobre nosotros "influye" es sólo el mo
mento y, sobre todo, nuestro primer momento de personalidad indivi
dual. Podemos leer las características de este momento mediante la in
terpretación del patrón constituido por los cuerpos celestes que circun
dan el lugar de nuestro nacimiento; este patrón representa la proyec
ción estructural visible del "Todo" universal, en cuanto este "Todo" -del
que somos una parte- nos concierne. Pero ningún cuerpo material ce
leste nos afecta como un Individuo. Lo que actúa sobre nuestra per
sonalidad -cuerpo y psiquis- es la creadora fuerza del momento. Y
esta creadora fuerza del momento de nac_imiento es nuestra misma mó
nada.
Por supuesto, hay millones de momentos que siguen por nosotros
a este primer momento de personalidad individual. Tales momentos son
partes de nuestro "proceso de vida" evolutivo, y deberán diferenciarse
del momento del nacimiento que es nuestra mónada individual; y tam
bién del momento de la muerte que es una recapitulación y una sínte
sis. Ellos añaden contenido a nuestra personalidad; pero básicamen
te no alteran la estructura arquetípica de nuestra personalidad indivi
dual.
Estos momentos del proceso de vida son simbolizados, en la astro
logía, por los tránsitos. Y los tránsitos no afectan a la estructura de nues
tra personalidad individual; simbolizan la fuerza que todo momento su
cesivo del proceso de vida, después de nuestro nacimiento, tiene pa
ra modificar el contenido de nuestra personalidad. ¡Tal "fuerza de mo
dificación" no es destino! Como no lo es el hecho de que cada estación
y cada sitio geográfico nos ofrezca sus propias sustancias alimenticias
para que las comamos y asimilemos. De una variedad de sustancias ali
menticias podemos extraer, mediante la digestión, los mismos elemen
tos químicos básicos que nuestro cuerpo necesita a fin de preservar in
tacta su estructura orgánica. Es verdad que algunos alimentos pueden
hacernos engordar, y otros causarnos dolencias fisiológicas -y en ese
sentido, como organismo psico-fisiológico, somos afectados por las
sustancias alimenticias que la estación y el sitio geográfico nos prove
en. Pero si nuestro organismo es originalmente sano, téndrá la fuerza
de mantenerse y funcionar creadoramente con casi cualquier clase de
comida y con casi cualquier clase de clima; pues el organismo sano
puede extraer lo que necesite de la comida provista, y, si es necesario,
puede transformar lo que obtiene para que se adecue a su propósito or
gánico. Por ejemplo, los exploradores del Artico vivieron exclusivamen
te con comida animal durante más de un año, y sus organismos trans-
440
formaron químicamente la proteína animal en elementos químicos que
normalmente derivan de alimentos que poseen almidones.
Lo mismo se aplica a cualquier tránsito astrológico, porque se apli
ca a lo que cualquier momento de nuestra vida, por decirlo así, proyec
ta en nuestra personalidad psico-fisiológica. Cada momento nos pro
porciona "sustancias alimenticias psíquicas" (o, más generalmente, ex
periencias), cuya naturaleza podemos verificar con un estudio del pa
trón de cuerpos celestes en ese momento. Algunas de ellas pueden
"concordar" con nosotros mejor que otras. Algunas tienden habitual
mente a causar indigestión; otras, parecen incapaces de ser asimilidas,
o, tal vez, hasta de ser ingeridas. Y es así como la vida se torna más o
menos satisfactoria para nuestros gustos personales.
Empero, esto no quiere decir "destino"; pues en proporción a que
originalmente somos totales (sanos), podremos extraer del alimento de
cada experiencia los elementos psicológicos que necesitemos para
completar el proceso de realización de vida e "individuación". Y por tan
to, en esa medida, la fuerza de los momentos no nos afecta y estamos
libres de ella, y de sus símbolos, los astros. En la medida en que somos
totales como "individuos menores" en esa medida no nos afectará y es
taremos libres del condicionamiento que nos impone nuestra posición
en el organismo del "Individuo Mayor" del que somos una parte.
Pero, ¿qué ocurre si no somos totales y originalmente sanos? Es
to se refiere entonces a nuestra mónada v a nuestro karma, y el kar
ma no es más misterioso que la estructura arquetípica que exterioriza
la cualidad particular de esta mónada, cualidad ésta que, a su vez, es
una expresión del primer momento de la personalidad individual: el
Uno-que-está-en-el-comienzo. Esta es entonces, nuestra "fatalidad":
que somos lo que somos. Evidentemente, el término "fatalidad" es, así
considerado, carente de sentido. Espiritualmente hablando, yo no pue
do conocerme como lo que no soy. Por supuesto, puedo crear cua
dros Intelectuales de mi personalidad, que sean diferentes de lo
que esta personalidad es realmente. Pero soy yo quien crea estos cua
dros; y, creándolos, no voy a salir de mí mismo. Meramente, estoy ju
gando con fantasmas de colores, estoy construyendo castillos en el ai
re; estoy "compensando" ciertas condiciones psicológicas que son par
tes integrales de lo que soy yo. Por lo mismo, tanto la "compensación"
como todos mis sueños son partes integrales de lo que soy yo. La sen
sación que tengo de que el destino me oprime es parte de lo que soy
yo. Es meramente la reacción de algunas partes de mi ser total hacia
otras partes con las que están en una relación discordante o disonante.
En otro sentido, esta es la misma situación que Bergson trata al fi
nal de su obra Evolución Creadora, cuando demuestra que no pode-
441
mos realmente concebir al "caos". Para nosotros, el caos es siempre la
ausencia de un orden particular, y un tipo de orden que compensa to
dos los tipos de orden que esperamos normalmente. De modo pareci
do, todas las cosas "a las que deberíamos parecernos" son meramen
te reacciones de ciertas partes de nuestro ser total hacia otras partes
de esto; y estas mismas reacciones son, pues, partes de nuestro ser to
tal.
En otras palabras, la personalidad individual y el destino son dos as
pectos del mismo "todo", lo cual, para usar términos modernos, es un
contlnuum temporal-espacial que es el universo. Estos dos continua
interactúan en cada punto; tal como el "todo" y las partes interactúan
siempre en todo punto del organismo. Si una parte es originalmente dé
bil, tenderá a desmembrarse fácilmente bajo la presión de las exigen
cias que el "todo" le formule. Por otro lado, debido a eso, el "todo" ten
derá a proteger más esmeradamente la parte que es el eslabón débil
en la cadena de sus relaciones orgánicas, y que es, pues, un punto pe
ligroso, un "talón de Aquiles". Por tanto, como ya dijimos, un mapa natal
"fácil" significa poca liberación de fuerza por parte del "Todo" mayor en
el que somos partes; un mapa natal "difícil", significa una gran libera
ción de tal fuerza espiritual. Este es un ejemplo del principio de la ac
ción compensatoria, que es básico al considerarse cualquier "todo"'or
gánico.
El sentido del destino es, pues, meramente, la reacción de una par
te del ser total ante una situación que implica a priori este sentido mis
mo del destino. Es meramente un sentido de presión interna; tal como
el sentido de libertad es un sentido de liberación externa. Es un senti
do orgánico, habitualmente en el nivel psicológico y en el nivel fisioló
gico, pero, a veces, recalcando a uno u otro de ellos. Subsisten el he
cho de que "yo soy lo que soy". Pero, no olvidemos que esta "yoidad"
se refiere a la forma del yo, no al contenido de la personalidad. Esta
forma puede ser tan universal y adaptable que dé cabida a una vasta
multiplicidad de contenidos, de modo que la personalidad puede pare
cer que, en su universalidad, lo abarca y lo comprende todo. Pero de
be ser una forma; y esa forma es el condicionamiento estructural de
la totalidad que es la "yoidad" plenamente desarrollada. Esa forma es
la exteriorización de la cualidad que emanó del momento que fue el pun
to inicial del ciclo de ese "Yo soy".
¿Por qué, entonces, una persona parecida a Cristo y un ser huma
no poco atractivo puede nacer en el mismo momento, o hacia el mismo
momento? Porque en el primer caso, la estructura de la personalidad
individual concentra y libera energías universales del "individuo Ma
yor"; mientras en el segundo caso, tal estructura es una armadura pe-
442
sada, que no permite adaptación alguna al condicionamiento universal,
y prácticamente sin asimilación del contenido de vida. Puede haber una
relativa identidad estructural (muchos pillos parecen Cristos, en lo que
concierne a la estructura de la cabeza); pero, en el primer caso, esa es
tructura está llena de luz gloriosa; en el segundo caso, está vacía y ago
biada por su propio peso. ¿Podrá la astrología determinar por un ma
pa natal si la personalidad que éste simboliza fulgura con contenido uni
versal, o está vacía y oscura? La astrología no puede. Así como la as
trología sola y sin ayuda no puede decir si un mapa dado se refiere al
nacimiento de una vaca o al de un ser humano.
La astrología no se ocupa primordialmente de contenidos de vida,
sino sólo de la estructura de la personalidad individual. Hablando estric
tamente, es un sistema tan formal de conocimiento como el álgebra.
Sus fórmulas se aplican a cualquier contenido: por tanto, no encarnan
el destino. Por esta razón, la astrología necesita el análisis psicólogi
co, que se ocupa empíricamente de determinados contenidos persona
les. La astrología es el elemento masculino: el que da la fórmula. La psi
cología es el elemento femenino: el que da los contenidos sustanciales.
Por tanto, ellas se complementan recíprocamente en la determinación
(y con el propósito) de servir a la integración del hombre total: la Per
sona Viva.
"Vivimos en un mundo de símbolos. Cada objeto que nos rodea, cada for
ma de Inteligencia, cada alma, es un símbolo. El Principio Creador produ
ce perpetuamente formas vivas, formas que son verdaderamente obras de
arte, que son representaciones simbólicas de uno u otro de los infinitamen
te variados aspectos del Ser universal que lo abarca todo.
"La psicología contemporánea se ocupa esencialmente de la interpreta
ción de los símbolos. Intenta librar a la psiquis humana de las imágenes de
presivas y perversas del subconsciente de la raza, o sea de interpreta
ciones erróneas de los símbolos esenciales de la vida humana -ora indi
viduales, ora colectivos- creados por el pasado.
"A fin de liberar en cada individuo la capacidad de interpretar libremente los
símbolos de su propia vida; por tanto, a fin de retrotraer al hombre a la li
bertad para que interprete a la vida espontáneamente en función de su pro
pio centro creativo de la vida, la nueva psicología alcanza a los suenos y
a otras representaciones simbólicas del inconsciente; pues en ellos pue
den encontrarse las imágenes notables, los cuadros autorreveladores que
444
establecerán un contacto entre la personalidad confusa e inhibida y su
fuente creadora. Cuando ocurre este contacto, cuando esta revelación de
las actividades creativas sumergidas del centro interior de la vida agita al
alma para que comprenda su propia identidad de apariencia divina, se ini
cia un proceso que consume el rechazo y las cristalizaciones del pasado
y que libera las energías creativas de la personalidad individual, libre. Es
to es la liberación.
"La consciencia del hombre, esclavizada por fetiches de toda clase, pue
de liberarse solamente mediante la facultad de crear perpetua y espontá
neamente símbolos, y de esta manera dar significado y nobleza a la vida.
Este es el secreto del Arte de Vivir. Es la base de la verdadera psicología.
Sólo el creador es libre; porque él sólo no necesita depender del simbolis
mo del pasado, sino que es capaz de vivir en el acto de crear siempre sím
bolos nuevos.
"Este proceso de liberación puede iniciarse destruyendo la hipnosis del pa
sado y liberando al individuo de su hipnotizador, el subconsciente de la ra
za; o revelándole la imagen omnicompulsiva de su propia personalidad in
dividual: la Imagen-semilla de su destino. El primer método puede prose
guirse mediante el uso de música y vibraciones de cierto carácter, que res
tablecen la circulación de la fuerza espiritual de la vida consumiendo obs
trucciones, y, de ese modo, volviendo el tono de la psiquis a su armonía o
diapasón fundamental. El segundo método fue usado en el pasado en los
Misterios, en los que la Imagen simbólica del Alma del candidato adquiría
consciencia externa por el poder mágico del Hierofante. Pero tal procedi
miento no pertenece al campo de la aplicación pública generalizada.
"Sin embargo, lo que puede realizarse en este sentido es interpretar al in
dividuo en las palabras de este Símbolo Vivo de su propio ser del Alma. Es
te símbolo ocupa, en relación con la secuencia de variados acontecimien
tos que constituyen el destino de una persona, el lugar que la tonalidad de
una obra musical ocupa respecto de las muchas notas de la composición,
o el lugar que la semilla tiene en relación con la planta y la multiplicidad de
sus órganos. De allí, el término "Psicología Armónica", o como también po
dríamos decir: "Psicología-Semilla.
"Mientras el psicoanálisis se ocupa analítica y empíricamente de los mu
chos elementos que, juntos, constituyen la psiquis humana, la psicología
armónica opera mediante percepción sintética, estableciéndose en un
punto desde el cual el alma y el destino del hombre se ven integrados en
una Cuerda fundamental de fuerza de vida, en una forma-semilla, en un
símbolo orgánico de la personalidad individual. Por ello, sustituimos a la vi
sión de la unidad de un proceso de vida con la vivisección psicológica del
hombre en fragmentos simbólicos.
445
"Tal percepción sintetizadora puede alcanzarse usando datos astrológicos
como materiales simbólicos. El mapa natal astrológico puede considerar
se como determinando la morfología del alma. Es la rúbrica del momento
del nacimiento, la forma asumida por la Vida universal según un conjunto
particular de valores temporales-espaciales. Representa la semilla y el pla
no estructural general de crecimiento del ser humano: su destino. Define
las relaciones básicas que determinan la identidad y el carácter del hom
bre, la armonía (consonante o disonante) que en su totalidad se oye como
el tono del alma.
"La diferencia entre tal uso de referencia astrológica y la variedad adivina
toria corrientes de la astrología es tan grande como la existente entre las
interpretaciones de los suenos por parte del adivino y el uso del simbolis
mo onírico en la mayor parte del psicoanálisis científico. El uso simbólico
de la astrología es tan legítimo como el uso simbólico de los suenos. La pri
mera es una herramienta mucho más científica e impersonal para la apre
ciación sintética de la naturaleza esencial del hombre que la última, mati
zados como están los suenos por las reacciones superficiales del pacien
te, y también necesariamente fragmentarios.
"La astrología fue degradada como adivinación y, habitualmente, se ocu
pa solamente de hechos concretos. Pero los hechos en sí mismos no son
importantes. Lo que importa es el significado que les atribuimos. Lo que ha
ce reales a los hechos es sólo el darles el significado centrado en nuestra
propia Alma. No hay realidad, excepto la que creamos mediante la activi
dad misma del continuo vivir. De manera que no son los acontecimientos
los que ocurren, sino que somos nosotros los que les ocurrimos a ellos; no
sotros los hacemos constructivos o destructivos. Por tanto, debemos sa
ber qué somos, más bien qué podrían ser los acontecimientos. La astrolo
gía Armónica se ocupa de la Forma integral del Hombre, con los símbolos
de su totalidad del ser, con el arquetipo de su destino en la Tierra. Es el me
dio por el que puede interpretarse la Imagen del alma, por el que puede es
bozarse y manifestarse a la consciencia personal externa. Por ello, es ca
paz de iniciar el proceso creativo de la combustión interna y la repolariza
ción que -si el individuo atiende realmente a la tarea de la regeneración
conduce a la liberación. No conducirá a la liberación en virtud de algo ex
terno que entra en el individuo, sino por medio de la fuerza que la forma ver
dadera del alma posee para obligar a la oscurecida imagen de la persona
lidad a que se modele a semejanza de su arquetipo, una vez que este úl
timo se manifieste del Inconsciente en el Consciente en el que empieza a
operar como una realidad creativa."
El enfoque precedente del tema se completa con el punto de vista
descrito en los párrafos siguientes, que expresa, de manera concisa,
ideas que pueden encontrarse dispersas en este libro:
446
"La Astrología Armónica trata enteramente sobre el problema de la forma.
Por ello, es base segura del "arte de vivir''. Se ocupa de la forma no corno
un elemento meramente estético sino como un vaso de integración para las
fuerzas en evolución. La filosofía de la astrología es, pues, la filosofía de
la forma. Nadie puede enfocar los hallazgos de la astrología de un modo
completamente integrador si no entiende el propósito de la forma en la vi
da, y los resultados realizados por la vida en la construcción, el manteni
miento y la desintegración de las formas. En la astrología puede decirse
que todo gira en tomo de esta triple operación.
"¿Qué es un cuerpo humano? Es una forma relativamente permanente en
la que a las fuerzas biológicas se las pone en foco y se las hace servir a un
solo propósito. La circulación, la digestión, la respiración y la reproducción
son procesos funcionales que resultan de la armonización y la integración
de muchas fuerzas vitales. Cuando se inicia la desintegración y se altera
la armonía de las fuerzas que actúan en el cuerpo, se produce la enferme
dad y, en último término, la muerte.
"Siglos de evolución terrestre y colectiva llevaron al cuerpo humano a un
punto de perfección relativa corno un "todo" orgánico. Pero, la evolución del
organismo psico-mental (o del Alma) del hombre está m.1y lejos de haber
alcanzado tal punto, genéricamente hablando. El hombre debe ser el cons
tructor de este organismo psico-mental. A éste se lo construye armonizan
do e integrando elementos colectivos, iuerzas del alma", todo lo que he
redarnos al nacer o asimilamos a lo largo de la vida, de modo que estos ele
mentos llegan a ser una orgánica "red de energías" propiamente diferen
ciadas e interrelacionadas: un todo vivo, cuya totalidad es el Yo (en el sen
tido que Jung da al término).
"El hombre debe ser el armonizador de las fuerzas de su Destino, el cons
tructor de su propio "Templo de Salomón". Pero ¿cómo podrá hacer esto
permanentemente, a menos que conozca: 1) la naturaleza de las energí
as que él tiene que tratar, y las leyes de sus actividades cíclicas; y 2) el pla
no del edificio? Si no conoce lo primero, es probable que naufrague por el
inesperado torrente de energías; si no vio el plano del edificio, ¿cómo po
drá saber dónde encajan los materiales que él asimiló? Es probable que
construya una pared donde debería estar una columna; y que cave cuevas
bajo de las columnas destinadas a soportar el peso de cúpulas.
"La astrología nos ayuda a ver -al menos intelectualmente- la visión de
nuestra Forma arquetípica. Nos dice qué hacer con las energías que tra
bajan en nosotros a través de nuestros días; no cómo destruirlas o inclu
so "gobernarlas" con mano de hierro, sino cómo equilibrar una contra otra;
especialmente, nos ensena que estas energías no tienen derecho a usur
par las prerrogativas de nuestra personalidad individual y a proclamarse
como "yo", pues son partes y no el "todo", y el "yo" -cuando se lo entien-
447
de de verdad y está en actividad- es la totalidad del "todo". Sin embargo,
el "yo" real es la totalidad no tanto del contenido de nuestro ser total, co
mo de la fonna arquetípica de este ser total. En ese sentido, es un "yo" re
lativamente inmutable. De hecho, es la mónada, la cualidad abstracta que
nosotros somos, corno manifestaciones particulares de la vida universal.
Este "yo" -la esencia de nuestra forma Arquetípica- no es, sin embargo,
real hasta que esta forma Arquetípica se convierte en un organismo sus
tancial, tanto en el nivel físico como en el psico-mental."
5602 a.c.
453
La Integración de la personalidad grupal
461
INDICE
PRIMERA PARTE
1 La Astrologla Frente al Pensamiento Moderno 4 3
¿Podrá la astrologla convertirse en una ciencia emplrica?La astrologla comparada con
la lógica y la matemática. La filosofla del holismo. La astrologla y la lógica hollstica. El tiem
po y los ciclos. El tiempo positivo y negativo. Las intuiciones y los slmbolos. La base del sim
bolismo astrológico.
SEGUNDA PARTE
VI El Cuadrante de las Casas 189
El significado de las doce casas. El desarrollo del Yo intelectual.
vII Los Signos del Zodíaco 21O
¿Qué es realmente el zodíaco? El significado y la clasificación de los signos
del zodíaco. El zodiaco como el ciclo del individuo planetario.
EPILOGO
El Uso de la Astrologfa en el Proceso de Individuación y Clvlllzaclón 411
Puntos de vista astrológicos y psicológicos correlacionados. La astrología y
el proceso de "individuación". La astrología y el proceso de civilización. La in-
tegración de la personalidad grupal.
Impreso en Gráfica Yanina
R Argentina 2686 • V Als1na • Bs. As
el 27 de junio de 1989.
Tirada: 3.000 ejemplares