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Armónicos radicales

El viejo principio de Anaxágoras "en cada parte está el todo" es la idea básica que
sustenta la construcción de una carta astral armónica. El círculo zodiacal, concebido
como un todo, es dividido en un número cualquiera de partes iguales y,
posteriormente, se incluye un zodiaco completo en cada una de las partes. Esto se
ilustra en la figura mostrada más arriba que representa en cuatro círculos
concéntricos la forma en que queda dividido el círculo zodiacal en los armónicos 1,
2, 3 y 4 respectivamente (de dentro a afuera).

Con ayuda de esta figura podemos comprender fácilmente que un planeta situado,
por ejemplo, en el primer grado de Géminis en el armónico 1 quedará en Leo en el
armónico 2, en Libra en el 3 y en Sagitario en el 4, mientras que otro planeta situado
en el primer grado de Cáncer en el armónico 1 quedará en Libra en el armónico 2,
en Capricornio en el 3 y en Aries en el 4. Pero a medida que ascendemos hacia
armónicos más altos los signos llegan a ser tan pequeños que es imposible dibujarlos.
Por esta razón y porque incluso en los armónicos bajos las configuraciones de
aspectos resultan muy confusas si se mantiene este formato Addey ideó una manera
de plegar las cartas armónicas que facilita la visión de su contenido.

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Construcción de una carta armónica.
Explicación visual

Tomemos como ejemplo la siguiente carta natal:

Para calcular el armónico 2 de esta carta debemos dividir el círculo en dos partes
iguales, desde cero de Aries, y después incluir un zodiaco completo en cada parte. El
procedimiento matemático para saber cuál será exactamente la nueva posición de
los planetas en el armónico 2 consiste en traducir primero las posiciones originales
de los planetas a grados absolutos (es decir, a la distancia en grados desde cero de
Aries hasta su posición), después multiplicarlas por 2 (si el resultado excede de 360
se resta 360) y finalmente volver a traducirlas a posiciones relativas a signos. Pero
ahora vamos a visualizar gráficamente el proceso de construcción de la
correspondiente carta armónica para que se comprenda perfectamente de una forma
más intuitiva.

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A) ARMÓNICO 1. El zodíaco etiquetado con la letra A, junto con los planetas y
cúspides de casas inscritos en él, es una representación lineal de la carta astral
mostrada más arriba: el armónico 1 ó carta natal en formato extendido.

B) CLONACIÓN ZODIACAL. El zodiaco se duplica y aloja las dos copias de sí mismo


proporcionalmente dentro del espacio disponible. En este caso se duplica porque
estamos trabajando con el armónico 2. La norma general es que se multiplica por el
número del armónico. Los planetas y cúspides de casas mantienen sus posiciones
relativas entre sí, pero cambian su ubicación zodiacal.

C) FRAGMENTACIÓN. La carta queda seccionada en tantos fragmentos como


subzodiacos contenga. Cada fragmento retiene una parte de los planetas y cúspides
de casas y pierde contacto con los demás.

D) ACOPLAMIENTO. Los distintos fragmentos se desplazan (giran) unos sobre otros


hasta coincidir en su origen zodiacal, emparejando todos y cada uno de sus
microgrados equivalentes.

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E) FUSIÓN. Todos los subzodíacos se funden en uno solo. Los planetas y cúspides de
casas mantienen las posiciones zodiacales que tenían en sus respectivos fragmentos.
Se recupera el contacto entre todos los elementos. La carta resultante es el
armónico 2.

Se observará que en este armónico 2 el Ascendente y el Descendente ocupan el


mismo lugar, así como también el Medio Cielo y el Fondo Cielo y todos los demás
pares de cúspides opuestas. Este detalle rompe la estructura de las casas e impide
que una carta armónica tenga la misma apariencia que una carta astral normal.
Addey propuso salvar esta dificultad imponiendo a las cartas armónicas un sistema
de casas iguales partiendo de la nueva posición del Ascendente o de la del Medio
Cielo. Otros astrólogos, conscientes de que esa "solución" es demasiado arbitraria y
difícil de justificar, prefieren ignorar la estructura de casas o bien incorporar las
nuevas cúspides donde caigan y tratarlas como puntos aislados y no como comienzo
de sectores. Otros, finalmente, prefieren mantener a través de todas las cartas
armónicas la misma estructura de casas de la carta natal original.

Familias de armónicos

Una vez establecida una carta armónica cualquiera puede ser utilizada, a su vez,
como punto de partida para calcular otro armónico. Si calculamos, por ejemplo, el
armónico 3 del armónico 2 obtendremos el armónico 6. Como estrategia de cálculo

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no resulta muy interesante y puede dar lugar a confusiones, pero pensar en esta
posibilidad nos permite darnos cuenta de que ciertos armónicos están relacionados
entre sí y pueden formar "familias". En particular, todas las cadenas de múltiplos
participan de la naturaleza del primer número de la serie y de manera aún más
aguda se supone que debe suceder esto con las cadenas de potencias.

A este respecto, David Hamblin escribió lo siguiente:


La carta del tercer armónico (A3) está relacionada con el principio de la Trinidad en
un nivel simple y básico. (...) Esencialmente es una carta de placer, puesto que el
principio de Trinidad está relacionado con placer y alegría en la toma de conciencia
de que uno encaja en el propio entorno o armoniza con él. Aunque yo no uso la carta
A3, creo que puede ser valiosa para la interpretación, y puede tener ventajas sobre
la carta A9, la cual muestra placer a un nivel más refinado y más difícil de alcanzar.
Sin embargo, la carta A3 no contiene aspectos que no se reflejen en la carta radical
o en la carta A9: así, las conjunciones en la carta A3 son visibles como trígonos en la
carta radical, y los trígonos en la carta A3 son visibles como conjunciones en la carta
A9. Si seguimos la secuencia 3, 32, 33..., avanzamos primero hasta la carta A9 y
después hasta la carta A27, que representa un tipo de placer muy puro (felicidad o
éxtasis). Sobre la base de mi experiencia con la carta A9 (en la que las conjunciones
de la carta A27 aparecen como trígonos) no creo que la carta A27 sea de gran valor
para la interpretación, salvo quizás para aquellas personas excepcionales que han
alcanzado un alto nivel de iluminación.
El armónico 9 es el armónico 3 del armónico 3 (32) y el armónico 27 es el armónico 3
del armónico 9 (33), de modo que si existe alguna cualidad vinculada al número tres
como principio pitagórico, tal como defiende Hamblin siguiendo a Addey, entonces
esa cualidad se irá refinando al multiplicarse por sí misma. Podemos representar
esta situación en forma de árbol genealógico de la siguiente manera:

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Aunque el 1 no es raíz de 3 ni el 9 es raíz de 27, en este esquema el 1 es al 3 lo que
el 3 al 9 y lo que el 9 al 27. En ese sentido forman una familia de cuatro
generaciones. Enfocado de este modo, el 1 es el Gran Patriarca, el padre de todas
las familias de cadenas de potencias, aunque no sea raíz de ningún número, salvo de
sí mismo.

Así como elevando un número entero cualquiera a sus sucesivas potencias podemos
encontrar todos los miembros de su familia, también podemos, a la inversa, explorar
todas las familias de las cuales es miembro un número calculando la serie de sus
raíces: cuadrada, cúbica, cuarta, quinta, etcétera. Sin embargo, en la mayoría de
los casos esto nos conducirá a números fraccionarios. La eficacia de las
transformaciones de arcos de Williamsen, los armónicos planetarios de Greig y los
armónicos dinámicos continuos prueban que el uso de números fraccionarios para el
cálculo de cartas armónicas es viable y útil, aunque pueda parecer poco elegante
desde un punto de vista formal. Podemos, entonces, experimentar con las raíces de
diferentes números enteros, especialmente las de aquellos que, por alguna razón,
ostentan una relevancia especial. Uno de estos números privilegiados es el 360, que
es el número de grados que contiene el círculo. Este número permite dividir el

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círculo en partes iguales de un número entero de grados de 23 maneras diferentes,
lo que implica un alto poder de resonancia con un gran número de ciclos armónicos.

La raíz cuadrada de 360 es 18,97367 y ya he dedicado un par de artículos al


armónico del mismo número. En el primero de ellos me referí a él como el armónico
de la mayoría de edad, debido a que por la técnica de armónicos de la edad y más
aún por su alternativa (armónicos de la edad + 1) se activa especialmente muy cerca
del momento en que la ley establece la entrada en la mayoría de edad en casi todos
los países. Pero habiendo constatado que este armónico parece ser importante desde
mucho tiempo antes, preferí llamarlo el ARC360 (abreviatura de Armónico Raíz
Cuadrada de 360) en un artículo posterior. Más adelante estuve experimentando con
otras raíces y encontré también muy útil el Armónico Raíz Cúbica de 360. Por
desgracia, este nombre de armónico tiene las mismas iniciales que el anterior, por lo
que no puede ser abreviado también a ARC360 sin causar confusión. Una solución
puede ser sustituir la inicial de "Cuadrada" o "Cúbica" por el número del índice
correspondiente y separarlo del radicando con un guión. Así, AR2-360 significará
"armónico raíz cuadrada de 360", AR3-360 será el "armónico raíz cúbica de 360",
AR2-12 será el "armónico raíz cuadrada de 12", y así sucesivamente.

Ante la perspectiva de continuar incrementando el número de cartas armónicas a


explorar, es natural exclamar algo del tipo de: "¡como si no tuviéramos bastante con
los armónicos enteros, que son infinitos..! ¿ahora también sus raíces?". A esto se
añade el problema de que no sabemos si cada uno de estos armónicos
radicales debe ser interpretado de un modo diferente en función de su índice y/o de
su radicando.

Puede que sea muy prematuro dar publicidad a este concepto, teniendo en cuenta el
poco tiempo que he tenido para experimentar con él y lo superficial que es todavía
mi comprensión de su posible significado y alcance, pero voy a aducir al menos las
dos razones principales que he tenido para prestarles atención. La primera es de tipo
especulativo. El juego de raíces, potencias y árboles genealógicos del tipo que he
mostrado más arriba realiza de la manera más perfecta el principio de Anaxágoras
de que cada parte contiene al todo, incluso ratificado a través de varias
"generaciones". Esto le da, por ejemplo, a una raíz cúbica un relieve del que carece
un armónico común. La segunda es de tipo empírico. He observado contactos muy

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llamativos al comparar estos armónicos de personas conectadas por vínculos de
amistad o de pareja.

Un pequeño experimento

Para cuantificar de algún modo esta impresión subjetiva reuní medio centenar de
cartas natales correspondientes a las personas que han tenido más relevancia en mi
vida de relación, mis mejores amigos y parejas más duraderas, siempre personas
cuya relación conmigo fue producto de la libre elección y no vino impuesta por
vínculos familiares o laborales. Hice con ellas un experimento sencillo y rápido.
Tomé como primera referencia la posición del Sol en todas estas cartas en el AR2-
360. Las clasifiqué en función del signo del zodiaco que ocupaba el Sol en este
armónico, observando también el grado. La mayor acumulación de soles se produjo
en el signo de Cáncer, signo en el cual no se encuentra ninguno de los planetas de mi
carta natal, ni tampoco ninguno de los ángulos ni la cúspide de ninguna de las casas
de relación. Sin embargo, en mi propio AR2-360 el Sol se encuentra también en el
signo de Cáncer. La probabilidad de que mi propio Sol estuviera en el mismo signo
con mayor acumulación de soles de mis amigos es, aproximadamente, 1 entre 12.
Digo "aproximadamente" porque en el armónico 18,97367 uno de los zodiacos está
ligeramente truncado, lo que hace que la probabilidad de acumulaciones en el signo
de piscis sea muy ligeramente inferior a la de otros signos. Después repetí el
experimento con el AR3-360. En esta ocasión, la mayor acumulación de soles se
produjo en el signo de Acuario y también en este caso mi propio Sol queda en
Acuario en el AR3-360. La probabilidad de que se den ambas coincidencias al mismo
tiempo se acerca a 1 entre 144. En tercer lugar, probé con el armónico raíz cuadrada
de 12, que es el número de los signos y el que se usa para definir los principales
aspectos. En el AR2-12 la mayor acumulación de soles se produjo en el signo de Leo,
y también aquí mi propio Sol queda en el signo de Leo. La probabilidad de que se
den estas tres coincidencias al mismo tiempo se acerca ya a 1 entre 1728. La cuarta
prueba la hice con un armónico más rebuscado: el cuadrado de la raíz cúbica de 360
(el armónico 50,60596), que pertenece al mismo árbol genealógico que 360 y su raíz
cúbica (7,11379), pero en esta ocasión no funcionó. Se produjo, no obstante, una
curiosa acumulación de soles en torno al grado de mi ascendente natal.

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No se trata sólo de que hubiera coincidencias de signos, sino también de que entre
las personas con las que se daban estas coincidencias estaban las que habían tenido
un peso específico mayor en mi mundo de relación dentro del grupo investigado.
Además, en dos de los tres armónicos con coincidencias de soles el Sol de mis amigos
más íntimos se encuentra a una distancia inferior a dos grados en relación al mío.
Uno de ellos coincide en dos armónicos a la vez. Nada parecido sucede si tomo los
soles natales (es decir, los del armónico 1) como referencia.

Un poco más de heterodoxia

La Teoría Armónica aplicada a la astrología prohibía, en sus comienzos, el uso de


armónicos fraccionarios, pero esta limitación fue pronto cuestionada, como he
indicado más arriba. Sin embargo, todavía quedan "puristas" que sólo admiten los
armónicos enteros. Otra norma de la Teoría Armónica "ortodoxa" es que no se deben
mezclar ni comparar cartas de armónicos diferentes. Pocos se han dado cuenta, sin
embargo, de que los atacires, profecciones y direcciones simbólicas usan armónicos
fraccionarios y comparan armónicos diferentes al mismo tiempo. Si muevo, por
ejemplo, el Sol de una carta natal a razón de un signo por año estoy utilizando la
ecuación "un ciclo armónico del Sol = 12 años". Para un Sol, digamos, a 24 de Leo, su
ciclo armónico es 2,5, así que sustituyendo nos queda "2,5 armónicos = 12 años". Esos
dos armónicos y medio los recorre el Sol progresivamente a lo largo de 12 años,
pasando por toda la gama de armónicos fraccionarios que separa cada par de
armónicos enteros consecutivos. Al tener en cuenta los aspectos que este
desplazamiento del Sol va generando con los puntos sensibles de la carta natal
estamos comparando dos armónicos distintos: el armónico progresado (que casi
siempre será un armónico fraccionario) y el armónico 1 (que es la carta natal).

No hay razón para proscribir lo que lleva tanto tiempo dando buenos resultados, ni
tampoco para no trasladar al terreno de la sinastría lo que funciona bien en el
campo de la prognosis. A fin de cuentas, todo método de prognosis que conserve una
referencia a la carta natal está practicando una suerte de sinastría con otra carta
progresada, dirigida, revolucionaria, de tránsitos, etcétera. Podemos, por tanto,
comparar sin miedo cartas de diferentes armónicos, tal como ya hemos hecho, por

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ejemplo, en el caso de los Príncipes de Asturias, al mostrar las similitudes entre el
AR2-360 de Leticia y el A1 de Felipe:

Una de las semejanzas constatadas es que el Sol y el Ascendente de Leticia en el


AR2-360 quedan en el mismo signo que el Ascendente de Felipe en el A1, a unos
cinco o seis grados de distancia. Pues bien, al calcular el armónico raíz cúbica de
360 (AR3-360) de Felipe nos encontramos con que su Sol queda a 12º 47' de Tauro,
mucho más cerca todavía del Sol y del Ascendente de Leticia en el AR2-360. Y al
calcular el armónico raíz cuadrada de 12 (AR2-12), el Ascendente de Leticia que a
15º 03' de Tauro, reincidiendo una vez más sobre la misma zona. En este mismo
armónico, el Sol de Felipe queda a 22º de Piscis, en exacta oposición al Sol natal de
Leticia (22º de Virgo) y su Ascendente en Virgo, signo solar de Leticia.

Muy probablemente las coincidencias de posiciones entre dos cartas de armónicos


diferentes no signifiquen lo mismo que las coincidencias de posiciones entre dos

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cartas del mismo armónico, pero parece evidente que facilitan la formación de un
vínculo.

© 2012, Julián García Vara

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