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REFLEXIONES
REFLEXIONES
SUPERACION Y MOTIVACION
¡Llegó El Momento De Automotivarnos! .................................................................................................. 130
Motivación En El Trabajo .......................................................................................................................... 131
La Ley De Atracción ................................................................................................................................... 132
Disfrutemos De Nuestro Trabajo .............................................................................................................. 133
Visualiza Lo Que Deseas ............................................................................................................................ 134
Cómo Enfrentar Problemas....................................................................................................................... 135
Atrévete A Cambiar................................................................................................................................... 136
NO Sienta Culpa Al Decir NO ..................................................................................................................... 138
¿Atormentado Por Tu Timidez? ................................................................................................................ 139
Entre Todos Podemos... ............................................................................................................................ 141
Secretos De La Gente Eficaz Y Exitosa....................................................................................................... 142
¿De Qué Madera Estánhechos Los Triunfadores? .................................................................................... 143
Tormenta En Medio De La Tormenta... .................................................................................................... 144
Confianza: No Salgas Sin Ella..................................................................................................................... 146
LO QUE MI GATO ME ENSEÑO
A veces, la vida de los animales parece mediocre, sin sentido. Pero, si observamos con detalle su
comportamiento y forma de vivir, tal vez nos percatemos que en realidad es interesante y que
podemos aprender mucho de ellos.
Eso es precisamente lo que me pasó con Bill, un lindo gato gris con porte de tigresito y de ojos
color avellana que adopté hace unas cuantas semanas. Vivir con él ha sido para mí como tomar
un curso de actualización sobre la vida.
Pero, lo más importante de Bill es que no conoce el miedo. “Ser todo agallas, no pensar nada”,
dice mi amiga Christine. No hay hazaña que no intente. ¿Saltar un
a distancia tres veces su altura para subirse al sofá? Bill lo intenta alegremente, y cuando rebota y
cae boca arriba, se lanza sobre el sofá una y otra vez.
Cuando observo a Bill balancearse sobre el estrechísimo respaldar de una silla, me pongo a
pensar sobre mi vida: hace tiempo yo era tan audaz como Bill.
Cuando tenía veintitantos años, y cinco meses de embarazo, viajé a Finlandia y tuve la
oportunidad de aprender a conducir sobre el hielo, un popular deporte finlandés. Aceleré
demasiado rápido e inmediatamente choqué contra un banco de nieve. Di marcha atrás, aceleré
más, y acto seguido, el carro patinó y dio vueltas antes de tropezar con otro banco de nieve. Mi
esposo, quien iba sentado a mi lado, se quedó estupefacto. “¿Qué demonios haces?”, dijo. Yo era
toda agallas, no pensaba nada; y, para mí, no había problema con eso. El auto no se dañó y, al
pasar los límites, aprendí mucho. Había actuado como Bill.
Ahora miro hacia atrás a través de los ojos de Bill, y veo que me equivoqué. No tomé una
decisión con toda madurez; levanté la bandera blanca antes de tiempo. Pude haber conquistado
esas últimas dos pendientes, pero no lo hice. El guía lo sabía, mi hija lo sabía y en mi corazón yo
también lo sabía. No estaba siendo sensata; estaba utilizando mi edad como excusa.
La otra noche, disfrutaba un reality show de baile que siempre veo. Vi a uno de los bailarines
deslizándose sobre la pista, un hombre que había volado a la luna, que merecía descansar sobre
sus laureles; en cambio, a los 80 años, ahí estaba, arriesgándose. Bailaba algo tieso, pero al
público le encantó.
Acerque a Bill a la pantalla. “¿Ves?”, le dije, “no todos los seres humanos somos cobardes”.
Le prometí que la próxima vez, no me daría por vencida sin intentarlo antes. Y le agradecí por
todo lo que me había enseñado: Gracias Bill... Mi querido gato!
Susan Crandell // Fuente AARP
1. Recibirás un cuerpo: Te puede gustar o no. Puedes amarlo u odiarlo, pero será tuyo
durante todo este tiempo.
2. Aprenderás lecciones: Estás matriculado de tiempo completo en una informal escuela
llamada vida.
3. Cada día tendrás la oportunidad de aprender lecciones en esta escuela. Te pueden gustar o
puedes pensar que son intrascendentes y estúpidas, pero lo quieras o no, día a día la
escuela de la vida te enseñará cosas.
4. No hay errores, sólo lecciones: El crecimiento es un proceso de dificultades y errores: eso
se llama experimentación. Los experimentos que «Fracasaron» son sólo parte del proceso
para llegar al experimento del que finalmente «resulta algo bueno y positivo».
5. Una lección se repite hasta que se aprende: Se te presentará una lección de varias
maneras, hasta que la hayas aprendido. Hasta cuando lo hayas hecho, podrás seguir con la
siguiente.
6. Las lecciones de aprendizaje no terminan: No hay parte alguna de la vida que no
contenga estas lecciones. Mientras estés vivo, a querer o no, pero tendrás lecciones que
aprender.
7. «Allí» no es mejor que «aquí»: Cuando tu «allí» llega a ser un «aquí», sencillamente
obtendrás otro «allí», que nuevamente parecerá mejor que «aquí».
8. Los demás son simplemente espejos de ti: No puedes amar u odiar algo de otra persona, a
menos que refleje algo que tú amas u odias de ti mismo.
9. Lo que haces de tu vida, es asunto tuyo: Tienes todas las herramientas y recursos que
necesitas. Lo que haces con ellos es asunto tuyo. La decisión es tuya.
10. Las respuestas están en tu interior: Las respuestas a los interrogantes de la vida están en
tu interior. Todo lo que necesitas hacer es mirarlas, escucharlas y confiar.
11. Olvidarás todo esto
¿QUÉ SIGNIFICA SER POBRE?
Se cuenta que un padre económicamente acomodado,
queriendo que su hijo supiera lo que es ser
pobre, lo llevó para que pasara unos cuantos días en
el monte con una familia campesina.
LA REGLA DE ORO
Si somos tan egoístas al grado de ser incapaces de
irradiar algo de felicidad y rendir un elogio honrado,
sin tratar de obtener algo a cambio, si somos así
de despreciables, iremos sin duda, a un fracaso bien
merecido....
LA OTRA MUJER
Después de 21 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del
amor. Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi
esposa.-Tú sabes que la amas- me dijo un día, tomándome por sorpresa-. La vida es demasiado
corta debes dedicarle tiempo. Pero yo te amo a ti- protesté.
Lo sé. Pero también la amas a ella. La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era
mi madre, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos
hacían que sólo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.
¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó, Mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde
en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias. Creí que sería agradable
pasar algún tiempo contigo -le respondí- Los dos solos. Reflexionó sobre ello un momento. -Me
agradaría muchísimo.-dijo. Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me
encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y ¡por Dios cuando llegué
a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la
puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su
último aniversario de boda Su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel.
Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas -me
comentó mientras subía a mi auto-. No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra
velada. Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi
brazo, tan orgullosa como si fuera “La primer dama”. Cuando nos sentamos, tuve que leerle el
menú. Sus ojos sólo veían grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las comidas sugeridas,
levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa
nostálgica se le delineaban en los labios. “Te acuerdas que era yo, quien leía el menú cuando eras
pequeño” - me dijo.
Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor -respondí. Durante la cena
tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, sólo ponernos al día con la vida, uno
del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine. Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas
invitar - dijo mi madre cuando la llevé a casa. Asentí. ¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi
esposa cuando llegué aquella noche. Muy agradable... mucho más de lo que imaginé -contesté-.
... Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada.
Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado
mi madre y yo, y una nota que decía: “Si recibes este sobre, es porque no pude asistir a la cena
que te invité. Por eso la pagué por anticipado por 2 platillos, uno para ti y el otro para tu esposa.
Hijo, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. ¡Muchas Gracias!
Te amo”.
En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: “TE AMO” y de darles a nuestros
seres queridos el espacio que se merecen y necesitan; nada en la vida será más importante que tu
familia, tus amigos, pero sobre todo Dios y tu Madre, dales tiempo, porque ellos no pueden
esperar. ¿Y tú, ya le dedicaste el tiempo y el espacio a tu mamá?... O estas esperando el Dia de la
Madre para enviarle un ramo de flores y con eso sentir que con eso ya cumpliste?
AMOR VERDADERO
El día que mi Hija nació, en verdad no sentí gran alegría. Por que la decepción que sentía
parecía, ser más grande que el gran acontecimiento que representa tener una hija... ¡¡Yo quería
un varón!! A los dos días de haber nacido, fui a buscar a mis dos mujeres, una lucía pálida y
agotada y la otra radiante y dormilona. En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisita de mi
Laurita y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante, fue entonces cuando empecé a
amarla con locura... Su carita, su sonrisa y su mirada no se apartaban ni un instante de mis
pensamientos, en cada niño o niña la veía, hacía planes sobre planes, todo sería para ella”
Este relato era contado a menudo por Rodolfo, el padre de Laurita. Una tarde estaban varias
familias, entre ellas la de Rodolfo, haciendo un picnic, cuando la niña entabló una conversación
con su papá, todos escuchábamos: Papi,... cuando cumpla quince años ¿Cuál Será mi regalo?
- Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que falta mucho para esa fecha?
Bueno, pero tú dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.... La
conversación se generalizó y todos participaron de ella. Para ese entonces, Laurita ocupaba toda
la alegría de la casa, en la mente y en el corazón de la familia, especialmente en el de su papá.
Cuando entre familiares y amigos se hablaba de estudios de los hijos, Rodolfo con gran orgullo
mostraba las calificaciones de su hija, eran notas impresionantes, ninguna bajaba de diez puntos
y los estímulos que le habían escrito sus profesores eran realmente conmovedores. Fue un
Domingo muy temprano cuando al entrar a la iglesia, Laurita tropezó con algo, eso creíamos
todos y dio un traspié, su papá la agarró de inmediato para que no cayera... Ya instalados, vimos
como la chica fue cayendo lentamente sobre el banco y casi perdió el conocimiento.
La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi hacia el hospital. Allí permaneció por
diez días y fue entonces cuando le informaron que su hija padecía una grave enfermedad que
afectaba seriamente su corazón, pero no era algo definitivo, qué debían practicarle otras pruebas.
Los días iban pasando, Rodolfo renunció al trabajo para dedicarse al cuidado de Laurita, su
madre quería hacerlo pero decidieron que
ella trabajaría, pues sus ingresos eran superiores a los de él. Una mañana Rodolfo se encontraba
al lado de su hija, cuando ella le preguntó: ¿Voy a morir, no es cierto? ¿Te lo dijeron los
doctores?
No mi amor... no vas a morir, Dios que es tan grande, no permitiría que pierda lo que más he
amado sobre este mundo -respondió. - Papá, ¿los muertos van a algún lugar? ¿Pueden ver desde
lo alto a su familia? ¿Sabes si pueden volver? preguntaba su Hija. Bueno hija..., en verdad nadie
ha regresado de allá a contar algo sobre eso, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el
más allá buscaría la manera de comunicarme contigo, en última instancia utilizaría el viento para
venir a verte.
No tengo la menor idea hijita, sólo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando
un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas. Ese mismo día por la tarde,
llamaron a Rodolfo, el asunto era grave, su hija estaba muriendo. Necesitaban urgentemente un
corazón, pues el de ella no resistiría sino unos quince o veinte días más. ¡UN CORAZÓN!
¿Dónde hallar un corazón? ¡Un corazón! -¿Dónde Dios mío?... ¿Dónde? Ese mismo mes, Laurita
cumpliría sus quince años. Y fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una
esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar.
El Domingo por la tarde, la joven estaba operada, todo salió como los médicos lo habían
planeado. ¡Éxito total! Sin embargo, Rodolfo todavía no había vuelto por el hospital y la chica lo
extrañaba; su mamá le decía que ya todo estaba muy bien y que su papito sería el que trabajaría
para sostener la familia. Laurita permaneció en el hospital, quince días más, los médicos no
habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte.
Al llegar a casa todos se sentaron en un enorme sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas
le entregó una carta de su padre. “Hija de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes
tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa que me hicieron
los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu
lado en este instante.
Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuando tenías
diez añitos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría
por mi hija... Te regalo mi vida entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que
quieras. ¡¡Vive hija!! ¡¡Te amo con todo mi corazón!!”
Laurita lloró todo el día y toda la noche; Al día siguiente fue al cementerio y se sentó sobre la
tumba de su papá; lloró como nadie lo ha hecho y susurró: “Papi,... ahora puedo comprender
cuanto me amabas yo también te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la
importancia de decir “Te Amo” y te pediría perdón por haber guardado silencio tantas veces”. En
ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y florecillas,
y una suave brisa rozó las mejillas de Laurita, alzó la mirada al cielo, intentó secar las lágrimas
de su rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar...
CIRCULO DE AMOR
Renato casi no vio a la señora, en el auto parado al costado de la carretera. Llovía muy fuerte y
era de noche, pero aún así se dio cuenta que ella necesitaba de ayuda. Así que detuvo su viejo
auto y se acercó. El auto de la señora olía a pintura, de tan nuevo. La señora pensó que pudiera
ser un asaltante! El no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento.
Renato percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Señora, estoy aquí para ayudarla, no se
preocupe. ¿Por qué no espera dentro del auto que está más calientito? A propósito, me llamo
Renato”. Bueno, lo que pasaba es que tenía una llanta ponchada y para colmo era una señora de
edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó, colocó el gato mecánico y levantó el
auto. Luego se puso a cambiar el neumático. Cuando apretaba las tuercas de la rueda ella abrió la
ventana y comenzó a conversar con él. Le contó que no era del lugar, que estaba de paso por allí
y que no sabía como agradecer por la preciosa ayuda. Renato, apenas sonrió mientras se
levantaba... Ella preguntó cuanto le debía. Ya había imaginado todas las cosas terribles que
podrían haber pasado si Renato no hubiese parado para socorrerla. Pero aquel hombre no
pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas. Esta era su filosofía de la vida, así que
respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que vea a alguien que necesite de su
ayuda, dele a esa persona la ayuda que ella precise y acuérdese de mi”.
La señora se marchó, pero no dejó de pensar en aquel buen hombre. Algunos kilómetros después
la dama se detuvo en un pequeño restaurant, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla
limpia para que secase su mojado cabello y le dirigió una dulce sonrisa. La señora notó que la
camarera aparte de verse muy humilde, tenía un embarazo muy avanzado, pero la misma no dejó
que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud.
La señora quedó curiosa en saber como alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un
extraño. Entonces se acordó de Renato. Ya que terminó su comida, pagó. Pero mientras la
camarera le traía el cambio, la señora se retiró. Cuando la camarera volvió quiso saber donde la
señora pudo haber ido, cuando vio algo escrito en la servilleta, sobre la cual tenía 4 billetes de
100 dólares. Le cayeron las lágrimas de sus ojos cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
--Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien me ayudó hoy y de la misma forma te estoy
ayudando. Si tú realmente quisieras reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor
termine contigo, ayuda a alguien cuando lo necesite. Aquella noche, cuando cansada se acostó en
la cama, su marido ya estaba durmiendo y ella se quedó pensando en el dinero y en lo que la
señora dejó escrito.
Emocionada, la camarera lloró en su cama... Aquella dama no tenía idea cuanto ella y su marido
precisaban de aquel dinero. Con el bebé que estaba por nacer el próximo mes, todo estaba difícil.
Quedó pensando en la bendición que había recibido, y luego una gran sonrisa iluminó su cara.
Agradeció a Dios y se volvió hacia su preocupado marido que dormía a su lado, le dio un beso
suave y susurró..:
– La dama está demasiado enferma como para caminar -dijo el conductor-. ¿Le importaría
acompañarnos hasta la tumba de su hijo?, ella quiere pedirle un favor. -- ¿Se trata de la señora
Wilson? -preguntó el encargado. El hombre afirmó con la cabeza.
-- Sí, sé de quién se trata. Desde hace años me ha estado enviando un cheque mensual para
colocar flores en la tumba de su hijo. El encargado siguió al hombre hasta el auto y se metió en
la parte trasera. Ella se veía frágil y obviamente cerca de la muerte. Pero había algo más en su
rostro, observó el cuidador: sus ojos, ocultaban un dolor profundo y prolongado. – Yo soy la
señora Wilson -susurró-. Todos los meses durante...
-- Sabe, señora, siempre me dio tristeza que usted siguiera enviando dinero para las flores. Al
principio la mujer pareció no haber oído. Pero luego, giró lentamente hacia él.
– ¿Perdón? -murmuró-. ¿Se da cuenta de lo que está diciendo? Se trata de mi hijo...
-- Sí, lo sé -respondió cortésmente-. Pero ¿sabe?, yo pertenezco a una iglesia que semanalmente
visita hospitales, asilos o prisiones. En esos lugares hay gente viva que necesita estímulo, y a la
mayoría de ellos les gustan las flores. Ellos las pueden ver y oler y tienen una esperanza, una
ilusión. Pero esa tumba -continuó-, no vive nadie que vea o huela la belleza de las flores... – miró
a la distancia conforme su voz se desvanecía.
La mujer no respondió, sólo siguió mirando la tumba de su hijo. Después de lo que parecieron
horas, levantó la mano y el hombre los condujo de regreso al edificio administrativo. El
encargado descendió del auto y, sin decir una palabra los visitantes se retiraron. “¿La habré
ofendido? -pensó-. No debí haber dicho eso”. Meses más tarde, se asombró al recibir otra visita
de la mujer. Pero en esta ocasión ¡ella misma conducía el auto! El encargado apenas si podía
creer lo que veían sus ojos.
– Usted tenía razón respecto a las flores! -manifestó ella-. Es por eso que ya no le he enviado
más cheques. Cuando regresé al hospital, no podía quitarme sus palabras de la cabeza. Así que
empecé a comprarle flores a los pacientes de ahí. Me dio tanta alegría ver lo mucho que las
disfrutaban, aunque fueran de alguien desconocido. Las flores los hacía felices a ellos, pero sobre
todo, me hacía feliz a mí. Los médicos no saben -continúo-, lo que comenzó a mejorar mi salud,
“¡pero yo sí se perfectamente que fue!” “El dolor y el sufrimiento son inevitables... Sentirse
desdichado es opcional” decía el escritor inglés, Art Clanin.
¡PRESENTE!
Imagínate que tu banco te abre una línea de crédito
y cada mañana deposita a tu cuenta 86,000 dólares
para que los gastes en lo que quieras; con la
única condición que debes usarlo todo ese mismo
día pues lo que reste no te será reembolsable ni al
día siguiente ni nunca. ¿Qué harías?, ¿Retirar cada
centavo? ¡Por supuesto!!
Pero no se movió.
Rocky volvió a entrar la camioneta y se las arregló para sacar a Kelly de la chatarra en que se
encontraba aplastada. Le dijo entonces que subiría a la carretera para buscar ayuda. Temiendo
que nadie pudiera ver a su hijito en la oscuridad, rehusó dejarlo ir solo. En vez de eso los dos
treparon lentamente el terraplén, Rocky con sus escasos veinte kilos empujaba los casi cincuenta
de su madre. Se movían sólo unos centímetros cada vez. El dolor era tan grande, que Kelly
quería darse por vencida, pero Rocky no lo permitía.
Para motivar a su madre, Rocky le dijo que pensara en el trenecito del cuento para niños The
Little Engine That Could (El pequeño trenecito que pudo), que logró trepar una gran montaña
inclinada. Rocky repetía la frase inspiracional de la historia. «Sé que puedes, sé que puedes».
Cuando finalmente llegaron a la carretera Rocky pudo ver claramente la cara destrozada de su
madre por primera vez. Fue tal su impresión que rompió en un llanto desesperado.
– ¡Deténgase! ¡Por favor, deténgase! -suplicaba mientras agitaba sus bracitos para que un camión
que se aproximaba se detuviera.
– Lleve a mi mamí al hospital -imploró al conductor.
“Yo tenía la nariz larga y recta, los labios delgados y pómulos salientes; ahora tengo la nariz
chata, pómulos planos y labios mucho más grandes, pero, -dice Kelly- Si no hubiera sido por
Rocky, seguramente hubiera muerto”.
Aunque la heroica hazaña de Rocky fue la gran noticia, hoy él insiste en que no hizo nada
extraordinario.
– No es nada que yo quise que sucediera -explica- hice sencillamente lo que cualquiera hubiera
hecho. Henry Ford decía: “Si piensas que puedes, tienes razón; si piensas que no puedes tienes
razón”.
TU PARACAIDAS
Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam. Después de muchas
misiones de combate, su avión fue derribado por un misil.
Ese día Plumb se lanzó en paracaídas, pero fue capturado y paso seis años en una prisión
norvietnamita. A su regreso a Estado Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que
aprendió en la prisión... Esta es su historia:
Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludo. Le dijo: “Hola usted es Charles Plumb,
era piloto en Vietnam y lo derribaron ¿verdad?”
-- Y usted, ¿cómo sabe eso?, le preguntó Plumb. “Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que
le funcionó bien, ¿verdad?” Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondió:
-- Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy no estaría aquí. Estando solo Plumb no
pudo dormir esa noche, meditando y se preguntaba:
¿Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días?... yo era un
arrogante piloto y él era un humilde marinero.
Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del barco enrollando los hilos
de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que conocía.
Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante.
Uno necesita muchos paracaídas durante el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta
uno espiritual.
A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es
verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los
pidamos.
Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien, o aunque sea, decir algo amable
sólo porque sí.
Hoy, esta semana, este año, cada día, trata de darte cuenta quién empaca tu paracaídas y
agradécelo.
Aunque no tengas nada importante que decir, agradéceles a quien o a quienes alguna vez lo
hicieron. Y también agradece anticipadamente a quienes todavía no lo han hecho.
Las personas a tu alrededor notarán ese gesto y te lo devolverán empacando tu paracaídas con
ese mismo afecto.
A veces las cosas más importantes de la vida sólo requieren de acciones sencillas.
COMO EL LÁPIZ
Cuentan que un pequeño miraba ensimismado a
su abuelo escribir una carta. En un momento Determinado
le preguntó:
PRIMERA CUALIDAD:
SEGUNDA CUALIDAD:
TERCERA CUALIDAD:
CUARTA CUALIDAD:
QUINTA CUALIDAD:
LA VERDADERA HERMOSURA
Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que
él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se
congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era
perfecto, pues no se observaban en ÉL ni máculas ni rasguños. Sí, coincidieron
todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto.
Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor
aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.
De pronto un anciano se acercó y dijo: ¿Por qué dices eso, si tu corazón no es
ni tan, aproximadamente, tan hermoso como el mío?
Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor.
Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos.
Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el
lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes
por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos
compartido”.
Dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen
al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la
esperanza, que algún día, quizás, regresen y llenen el vacío que han dejado en
mi corazón.
... ¡Sí!, cierto es que esta es una narración ficticia, sin embargo nos enseña
que la verdadera hermosura no está en lo exterior, sino el lo interior de cada
uno de nosotros... Y ahora pregúntate: ¿Qué tan bello es mi corazón!?!
...DATE UN RESPIRO
¿Quién No quisiera regresar a aquellos tiempos en los que: Las decisiones importantes se
tomaban mediante un simple y práctico... “de-tin-ma-rin... de do pin güe?...” Los errores de
gramática se arreglaban diciendo simplemente “arranca la hoja y hazlo de nuevo!” El peor
castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces “No debo.....” “Tener mucho dinero”,
sólo significaba poder comprar más golosinas jugando a “la tiendita” o un helado en el recreo.
Llenar una bolsa con bolitas (canicas) podía mantenernos felizmente ocupados todo un atardecer.
No era raro que tuvieras dos o tres “mejores” amigos/as. “Es muy viejo(a)”: se refería a
cualquiera que tuviera más de 18 años. No había nada que fuera más lindo y “prohibido” que
jugar a “la enfermera y el doctor o a las cebollitas.....” “Venenosa” se refería sólo a un tipo de
“insecto o líquido prohibido” y no a ciertas personas... Para viajar desde la tierra al cielo, sólo
tenías que jugar a que eras “astronauta o súper héroe”. Era ideal jugar un partido de voleibol sin
red o de futbolito sin arco y las reglas no importaban demasiado. Lo peor que te podía ocurrir
con el sexo opuesto era que te rechazaran jugando con “carritos” o a la “comidita”.
“Haber llevado un arma a la escuela” significaba que te habían atrapado con una honda o
resortera. “El último que llega es burro!” era el grito que te hacía correr como un desaforado
hasta que sentías que se te reventaba el corazón... Nadie en el mundo era más linda que mamá.
Ella sólo besaba tus moretones, chichones y raspones y te hacía sentir mejor al instante... Nunca
faltaba la moneda debajo de la almohada que te dejaba El “Ratoncito” a cambio de tus “dientes
de leche”, ¡eras de otro mundo si te dejaba un billete!.
La “desilusión” era haber sido elegido “último” para el equipo de tu escuela. “Guerra”, sólo
significaba arrojarse trozos de tiza y pelotitas de papel durante las “horas libres”. Los “globos de
agua” eran la más moderna, eficiente y poderosa “arma” que se había inventado. “La guerra”, era
algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder... Los helados y
frutas constituían el grupo de los alimentos básicos esenciales.
Para transformar tu “bici” en una poderosa “moto” sólo había que colocarle un envase aplastado
entre los rayos de la rueda. No había nada mejor que las tardes del Verano para salir a jugar con
los amigos de la cuadra o esperar para ver pasar a la vecinita (o vecinito, según sea el caso) que
tanto te agradaba... Los “hermanos mayores” eran el peor de los tormentos, pero también eran los
más celosos, fieles y feroces protectores. Si puedes recordar la mayoría de estas cosas, o tal vez
otras, pero algo similares de tu niñez, entonces significa que realmente haz estado ¡VIVO!
Dicen que recordar es vivir, pero yo ahora siento que es como revivir. Por eso, te recomiendo
que de vez en cuando, des un descanso, un respiro en esa agitada y feliz “Vida de adulto” que
llevas para recordar aquellos lejanos, pero felices tiempos, tus tiempos! ¡Ahhh!,,,, y ten presente
que: “El día que no rías... es un día perdido”.
Además mamá no pone cara de Blanca Nieves cuando papá llega del trabajo,
ni él sonríe como príncipe azul cuando la mira. Mamá no corre a arreglarse el
peinado, ni a pintarse los labios cuando suena el timbre de la puerta y apenas
voltea a verlo para decir “Hola” porque está revisando las tareas de nosotros.
El saludo de mi Papá, en vez de “Hola mi vida” es “Hola... ¡que día!” y de inmediato
se pone en la peores fachas para estar cómodo. En lugar de “¿Qué se te
antoja de cenar?”; Mi mamá le pregunta temerosa: “Qué... ¿quieres cenar?” y
cuando creo que papá le va a decir “¡Qué bonita te ves hoy!”, le pregunta “¿No
viste dónde quedó el control de la televisión?”.
Reflexión
El papá, a gritos le dijo: Ya sabes que los marcadores son únicamente para dibujar en papeles
que nosotros te demos. ¡A ver si aprendes la lección...!!! Pegándole otra vez y sacando su furia,
lo golpeaba con el llavero y las llaves del carro.
Al llegar a su casa vieron que el niño estaba en mal estado y decidieron llevarlo al hospital.
Después de varias horas, sale el médico y con rostro adusto les dice: Las cosas se complicaron y
tenemos que amputarle las manitas... Si no lo hacemos ahorita corremos el riesgo de una
gangrena en los brazos. ¡No podían creer lo que estaban oyendo!.... Les era imposible creer lo
que el médico les había anunciado. Cuando el niño salió de cuidados intensivos los médicos
dijeron a sus papás que ya podían entrar a verlo. Entrando el padre a la habitación envuelto en
lágrimas... el niño, todavía medio dormido por la anestesia le dice:
¡Hola papi... ya aprendí la lección... no lo voy a hacer más papi... ¡Pero por favor devuélveme
mis manitas! El padre no pudo más... salió llorando de aquella habitación, se fue a un lugar
alejado y se suicidó! REFLEXION: Esta historia nos muestra como muchos de nosotros le
damos mas importancia a las cosas materiales que a los seres que decimos amar tanto y en
ocasiones, por ese tonto amor a lo material, hacemos cosas que dañan o lastiman a nuestros seres
queridos.... Piense en ello y no permita que por el amor a cosas materiales, vaya a lastimar a sus
seres que ama!
EL CARPINTERO Y LA CASA
Un carpintero ya entrado en años estaba listo para
retirarse. Le comentó a su jefe (con el que había
trabajado por 35 años), acerca de sus planes de
dejar el negocio de la construcción para llevar una
vida más placentera con su esposa y disfrutar de
su familia. El iba a extrañar su cheque quincenal,
pero necesitaba retirarse.
LA FIESTA
Jenny pensó que sus padres no le darían permiso para irse de fiesta con unos
amigos, de manera que les mintió y les dijo que iba al cine con una compañera.
Aunque se sintió un poco mal porque no les dijo la verdad, tampoco le dio
muchas vueltas al asunto y se dispuso a divertirse.
La pizza estuvo bien y la fiesta genial: al final su amigo Pedro que ya estaba
medio borracho, la invitó a dar un paseo, pero primero quiso dar una fumadita...
Jenny no podía creer que él estuviera fumando eso, pero aún así subió al
carro con él.
De repente Pedro comenzó a propasarse. Eso no era lo que Jenny quería del
todo. “Tal vez mis padres tienen razón -pensó-; quizás soy muy joven para salir
así”. “¿Cómo pude ser tan tonta?”.
•- No sentía dolor físico, pero sí una gran tristeza en su corazón. ¿Y la gente del
otro carro?, preguntó Jenny llorando.
“También murieron” le contestaron.
Jenny rezó: “¡Oh, Dios mío!, perdóname por lo que he hecho, tú sabes que yo
sólo quería divertirme un poco, por eso fui a esa fiesta... perdóname!
Y dirigiéndose a una de las enfermeras pidió: “Por favor, dígale a la familia
de los que iban en el otro carro que me perdonen que yo quisiera regresarles a
sus seres queridos. Dígale a mi mamá y a mi papá que lo siento mucho, porque
les mentí, y que me siento culpable porque varios hayan muerto. Por favor enfermera,
¿Les podrá decir esto de mi parte?.... La enfermera se quedó callada,
como una estatua. Instantes después, Jenny murió.
Reflexión:
No hay mentiras grandes o pequeñas, todas son iguales y a veces, aunque
parezcan inofensivas nos traen grandes problemas o dificultades.
EL HOSPITAL
Unos obreros estaban trabajando y picando piedra
frente a un enorme edificio en construcción.
Se acercó un visitante a uno de los obreros y le
preguntó:
EL PRÍNCIPE CHINO
Se cuenta que allá para el año 250 A.C., en la China antigua, un príncipe de la
región norte del país estaba por ser coronado emperador, pero de acuerdo con
la ley, él debía casarse. Sabiendo esto, decidió hacer una competencia entre las
muchachas de la corte para ver quién sería digna de la corona.
El príncipe anunció que recibiría en una celebración especial a todas las pretendientes
y lanzaría un desafío. Una anciana que servía en el palacio hacía
muchos años, escuchó los comentarios sobre los preparativos. Sintió una leve
tristeza porque sabía que su joven hija tenía un sentimiento profundo de amor
por el príncipe. Al llegar a la casa y contar los hechos a la joven, se asombró al
saber que ella quería ir a la celebración. Sin poder creerlo le preguntó:
– “¿Hija mía, que vas a hacer allá? Todas las muchachas más bellas y ricas de
la corte estarán allí. Sácate esa idea insensata de la cabeza. Sé que debes estar
sufriendo, pero no hagas que el sufrimiento se vuelva locura”-
-- “No, madre, no estoy sufriendo y tampoco estoy loca. Sé que jamás seré
escogida, pero es mi única oportunidad de estar por lo menos por algunos momentos
cerca del príncipe. Esto me hará feliz”
Esa noche, la joven llegó al palacio. Allí estaban todas las mujeres más bellas,
con sus costosos ropajes y llenas de joyas... Finalmente, el príncipe anunció
el desafío: “Daré a cada una de ustedes una semilla. Aquella que me traiga la
flor más bella dentro de seis meses será escogida por mí, para esposa y futura
emperatriz de China”.
A los tres meses nada había brotado. La joven intentó todos los métodos que
conocía pero nada.... Por fin, pasaron los seis meses y nada había brotado.
Consciente de su esfuerzo y dedicación la muchacha le comunicó a su madre
que sin importar las circunstancias ella regresaría al palacio en la fecha y hora
acordadas sólo para volver estar cerca del príncipe por unos momentos.
En la hora señalada estaba allí, con su vaso vacío y las otras pretendientes tenían
una flor, cada una más bella que la otra, de las más variadas formas y colores.
Ella estaba admirada. Nunca había visto una escena tan bella. Finalmente,
llegó el momento esperado y el príncipe observó una a una de las pretendientes
con mucho cuidado y atención.
Después anunció su resultado. Aquella no muy bella joven, con su vaso vacío
sería su futura esposa. Todos los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones.
Nadie entendía por qué él había escogido justamente a aquella que no
había cultivado nada. Entonces, con calma el príncipe explicó:
– “En realidad ella fue la única que cultivó la flor que la hizo digna de convertirse
en emperatriz: la flor de la honestidad.... Todas las semillas que entregué
eran estériles”.
EL PERFUME
Su nombre era Mrs. Thompson. Mientras estuvo al frente de su clase de 5º
grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira.
Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía
que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la
primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Teddy
Stoddard.
Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había notado
que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada
y constantemente necesitaba darse un buen baño. Comenzaba a ser un
tanto desagradable. Llegó el momento en que ella disfrutaba al marcar los
trabajos de Teddy con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un
cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.
En aquella escuela era requerido revisar el historial de cada niño, pero Mrs.
Thompson dejó el expediente de Teddy para el final. Cuando ella por fin
revisó su expediente, se llevó una sorpresa...:
La Profesora de primer grado escribió: “Teddy es un niño muy brillante con
una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy
buenos modales… es un placer tenerlo cerca”.
Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del verdadero problema y estaba
apenada con ella misma. Comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos
les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel
brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento
que él había tomado de una bolsa de papel.
Aunque sentía ‘pánico’ abrir ese regalo en medio de los otros presentes.
Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete
y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido. Ella detuvo las
burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo
probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Teddy Stoddard se
quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
“Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá”. Después
de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora....
Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer o escribir
y en lugar de eso, comenzó a educarlos verdaderamente... y a conocerlos!
LA MARIPOSA
Mi hija de cuatro años, Adina, se levantó temprano un domingo
por la mañana. Nos sentamos en el piso de la cocina
para hacer figuras de plastilina: un hombre, un caballo, un perro
y un pollo.
Wayne Catton
LAS CUATRO ESPOSAS
Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Y aunque a todas las quería, su amor no era
parejo. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás; la adornaba con ricas vestiduras y la
complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor. Pero también amaba mucho a su
tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella
se fuera con otro. También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se
mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema,
confiaba en ella para que le ayudara a salir de los tiempos difíciles.
La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes cosas para
mantener tanto la riqueza como el reino del monarca; sin embargo, él casi no la amaba y aunque
ella le amaba profundamente, él apenas se fijaba en ella. Mas un día, el rey enfermó y se dio
cuenta de que le quedaba poco tiempo. Pensó acerca de su vida de lujo y en lo que ésta habia
sido: “Ahora tengo cuatro esposas conmigo pero, cuando muera, estaré solo”. Así que le dijo a su
cuarta esposa:
– “Te he amado más que a las demás, te he dotado con las mejores vestimentas y te he cuidado
con esmero.... hora que estoy muriendo, ¿estarías dispuesta a seguirme y ser mi compañía?”. •–
“¡Ni en sueños!”. Contestó la cuarta esposa y se alejó sin decir más palabras. Aquella respuesta
le penetró en su corazón como un cuchillo afilado. El entristecido monarca preguntó a su tercera
esposa: – “Te he amado toda mi vida”.... Ahora que estoy muriendo, “¿estarías dispuesta a
seguirme y ser mi compañía?”.
•–“¡Ni pensarlo!”, -contestó su tercera esposa-; “¡La vida es demasiado buena! ¡Cuando mueras,
pienso volverme a casar!”. Su corazón experimento una fuerte sacudida y se puso frío. Entonces
preguntó a su segunda esposa:
– “Siempre he venido a ti por ayuda y siempre has estado allí para mí. Cuando muera, ¿estarías
dispuesta a seguirme y ser mi compañía?”.
•– “¡Lo siento, no puedo ayudarte esta vez!”, contestó la segunda esposa... “Lo que puedo hacer
por ti es enterrarte dignamente”.
La respuesta fue como un rayo que devastó al rey.
El rey dirigió la mirada en dirección de la voz y allí estaba su primera esposa. Se veía tan
delgaducha, sufría de desnutrición. Profundamente afectado, el monarca dijo:
– “¡Debí haberte atendido mejor cuando tuve la oportunidad de hacerlo!”
ENSEÑANZA!....
Nuestra segunda esposa es nuestra familia y amigos. No importa cuanto nos hayan servido de
apoyo, lo más que podrán hacer es acompañarnos hasta el sepulcro.
Y nuestra primera esposa es nuestra alma, frecuentemente ignorada en la búsqueda de la fortuna,
el poder y los placeres del ego. Sin embargo, nuestra alma es la única que nunca nos abandona y
nos acompañará adonde quiera que vayamos.
¡Así que, cultívala, fortalécela y cuídala ahora! es el más grande regalo que puedes ofrecerle al
mundo y a tí mismo.... ¡Déjala brillar!
LA ZORRA Y EL TIGRE
Caminando por el bosque, un sacerdote budista vio asombrado a una pobre
zorra a la que le faltaban las patas traseras.
Conmovido, pensó que este pobre animal estaba condenado a morir de hambre,
ya que estaba privado de buscar sustento.
Atónito, decidió observar lo que ocurría en los días siguientes. Para su asombro,
el tigre siguió llegando puntualmente, y la zorra sobrevivió.
El hombre interpretó lo que había presenciado como una señal de Dios, y decidió
sentarse en lo más profundo del bosque, en actitud contemplativa, absorto
en los pensamientos de la bondad del Todopoderoso que proveería también
su sustento.
Fue entonces cuando escuchó una voz suave pero firme: “¡Ah hijo mío! Interpretaste
mal mi mensaje. ¡Es el papel del tigre el que debiste asumir, no el
de la zorra!”
... Por desgracia, mucha gente se hace la misma pregunta del monje y esperamos
que algo o alguien nos ayude, nos auxilie, nos de la mano.
La respuesta llegará si escuchamos atentamente, sólo así comprenderemos
que Dios trabajará a través de nosotros, de lo que podemos hacer. Sentiremos
en toda su intensidad la responsabilidad que nos confiere.
Procuremos que no nos pase lo que al pequeño pez que preguntaba al pez
grande, dónde podía encontrar el océano, mientras nadaba en él.... Nos hará
bien la recomendación que Anthony de Mello le dijo: “Deja de buscar lo grande,
pequeño pez. Sólo tienes que abrir tus ojos y sentimientos. Tal vez no
puedas verlo, pero no puedes dejar de sentirlo”.
LO NEGATIVO es sentir tanta compasión por nosotros mismos, que nos volvamos
dependientes, esperando siempre por la ayuda de los demás....
LO POSITIVO es entender el mensaje. Comprender el rol que nos toca desempeñar
en este mundo. Debemos ayudar a quien lo necesite y mirar que las
oportunidades de ayuda nos rodean, están en todas partes.
... Dios nos pide jugar el papel del tigre, no el de la zorra.
¿PODRÍA AYUDARME?
Un hombre atractivo, de mediana edad, entró en un café y se sentó. Antes de
ordenar, no pudo evitar darse cuenta de que un grupo de hombres mas jóvenes,
que bebían en una mesa cercana a la suya se mofaban de él.
No fue hasta recordar que llevaba una pequeña cinta rosada en la solapa de su
chaqueta, que se percató de qué se trataba la broma. El hombre no le dio mayor
importancia, pero la insistencia de las risas vecinas comenzaron a molestarle.
Miró a uno de los hombres directamente a los ojos, se llevó el dedo a la solapa
y apuntó a la cinta:
¿Es por esto?.... Con ese gesto todos los hombres en esa mesa se rieron abiertamente.
El hombre al cual dirigió la mirada le dijo: “Disculpa amigo, pero estábamos
comentando lo lindo que te ves con esa coqueta cintita rosa en tu chaqueta
azul”.
Con toda calma, el hombre hizo un gesto de invitación al bromista para que
se acercara y se sentara en su mesa. Aunque se sentía bastante incómodo, el
hombre más joven sin saber por qué y ante el asombro de sus compañeros, se
acercó y se sentó. El hombre mayor, con voz muy calmada le dijo: “Llevo esta
cinta para llamar la atención sobre el Cáncer Mamario. La llevo en honor a mi
madre”.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, le llamó aparte y le
preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos que la
grande y éste le respondió: -- Lo sé, no soy tan tonto, vale cinco veces menos, pero el día que
escoja la otra, el jueguito acaba y no voy a ganar más mi moneda.... Esta historia podría acabar
aquí, como un simple chiste o anécdota, pero de ellas podemos sacar varias enseñanzas:
UN ERROR ‘PERFECTO’
Mi abuelo amaba la vida y aunque había en su familia quien lo menospreciaba por ser un simple
carpintero, él era feliz, -especialmente cuando podía hacerle una broma a alguien-. Hasta que un
frío domingo del mes de diciembre, mi abuelo pensó que Dios le había jugado una pesada broma.
Entonces ya no le causó mucha gracia.... Ese día particularmente él había estado en la Iglesia
haciendo unos baúles de madera para la ropa y otros artículos que se enviarían a un orfelinato de
China.
Cuando regresaba a su casa, metió la mano al bolsillo de su camisa para sacar sus lentes, pero no
estaban ahí. Él estaba seguro de haberlos puesto ahí esa mañana, así que se regresó a la Iglesia.
Los buscó por todos lados, pero no los encontró. Entonces se dio cuenta de que los lentes se
habían caído del bolsillo de su camisa, sin él darse cuenta, mientras trabajaba en los baúles que
ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes iban camino a China!...
La Gran Depresión en este país estaba en su apogeo y mi abuelo tenía 6 hijos, así que no se podía
dar el lujo de comprar otros. Él había gastado 20 dólares en esos lentes. “No es justo” le dijo a
Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. “Yo he hecho una obra buena donando
mi tiempo y dinero y ahora esto” Varios meses después, el Director del orfelinato chino estaba
de visita en Estados Unidos. Quería visitar todas las Iglesias que lo habían ayudado cuando
estaba en China, así que llegó un domingo en la noche a la pequeña Iglesia a donde asistía mi
abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia estaban sentados entre los fieles, como de costumbre.
El misionero empezó por agradecer a la gente por su bondad al apoyar al orfelinato con sus
donaciones. “Pero más que nada”, dijo “Debo agradecerles muchísimo por los lentes que nos
mandaron. Verán, los comunistas habían entrado al orfelinato, destruyendo todo lo que teníamos,
incluyendo mis lentes. ¡Estaba desesperado! Aún y cuando tuviera el dinero para comprar otros,
no había donde. Además de no poder ver bien, todos los días tenía fuertes dolores de cabeza, así
que mis compañeros y yo estuvimos pidiendo mucho a Dios por esto...
Entonces llegaron sus donaciones. Cuando mis compañeros sacaron todo, encontraron unos
lentes encima de una de las cajas”. El misionero hizo una larga pausa, como permitiendo que
todos digirieran sus palabras. Luego, aún maravillado, continuó: “Amigos, cuando me puse los
lentes, eran como si los hubieran mandado hacer justo para mí!.... ¡Oh, Dios!, cuánta bendición!
Toda las personas escucharon, y estaban contentos por los lentes milagrosos. Pero el misionero
debió haberse confundido de Iglesia, pensaron. No había ningunos lentes en la lista de productos
que habían enviado a China. Pero sentado atrás en silencio, con lágrimas en sus ojos, un
carpintero ordinario se daba cuenta de que el Carpintero Maestro lo había utilizado de una
manera extraordinaria.... Le había hecho cometer “un error perfecto” Cheryl Walterman Stewart
VALOREMOS A UN AMIGO
Dice un antiguo proverbio sueco: “Una alegría compartida se transforma en doble alegría; una
pena compartida, en media pena”. En tal pensamiento se trata de destacar la importancia de tener
a alguien con quién compartir los problemas y los momentos felices de la vida. Un amigo es
ideal para hacer esto.
Pero resulta que hoy en día, tenemos muchos “amigos” para compartir nuestras penas pero muy
pocos que se alegren cuando algo nos sale bien. Aún entre los mejores “amigos” existen hoy la
envidia y el egoísmo. Quizá por eso alguien afirmó en una ocasión: “Ama a tus amigos y a tus
enemigos, por lo general son los mismos”.
Una fecha como esta no debería ser sólo el intercambio de regalos, comidas y baile, debería ser
un tiempo de valoración de nuestros amigos; deberíamos redescubrir el verdadero significado de
una amistad, y el incalculable valor la fraternidad, mínimo requerimiento para una auténtica vida
en comunidad. Una sociedad no se supera por acuerdos firmados en el papel solamente, su
verdadero desarrollo nace de la responsabilidad compartida por el bien nacional, la conciencia de
saber que el bien de nuestro prójimo es el nuestro y el de todos.
Deberíamos recordar que la amistad no está cimentada en el interés personal, sino en el interés
en el amigo. Probablemente esta sea la causa de por qué, si nos examinamos con cuidado,
descubriremos que tenemos muy pocos amigos. Desde una perspectiva muy realista si alguien
dice que tiene muchos amigos no es de este planeta; si dice que tiene varios es un soñador; si
afirma tener dos es el ser más afortunado sobre la tierra.
¿Por qué la amistad ha decaído tanto? Porque los intereses han subido demasiado. Hoy en día
toda persona quiere sacar algún provecho del prójimo, quiere encontrar alguna utilidad inmediata
en la amistad cerrando así las puertas de su corazón a la amistad sincera. Una verdadera amistad
no puede nacer sino de un sentimiento compartido, de un interés recíproco en el bienestar del
otro que al final significará el bienestar de ambos.
Cuando nos negamos a cultivar verdaderas amistades por causa del interés, creyendo
enriquecernos nos empobrecemos cada día más. Celebramos nuestras alegrías con conocidos, no
con amigos, lloramos nuestras penas solos o pagando los favores de quienes nos acompañan.
La Biblia, el libro sagrado, dice: “Hay amigos que llevan a la ruina, y hay amigos más fieles que
un hermano”. Nadie puede negar esta realidad que nos llama a todos a cultivar la amistad
sincera, a apreciar la mano amiga y ofrecer la nuestra para que juntos hagamos de la alegría una
dicha doble y de las penas un dolor a la mitad.
LA PRIMERA VEZ
No sé bien por qué, pero casi todos le damos importancia a “la primera vez” de algo. Y queremos
compartirla con alguien: una persona que entienda nuestro gesto indicativo, esa clara intención
de la mirada, el mensaje de nuestra mano apretando la suya.
Tal vez por eso me sentí tan triste al caminar la cuadra y media hasta la playa de esa pequeña
ciudad que visitaba. Iba a ver su mar por primera vez. Sola, triste y asustada, porque la soledad
me asusta, me vuelve chiquita y desamparada. Fue como si todos hubieran sido invitados a una
fiesta y yo apareciera por primera vez frente a ellos y sin conocer a los dueños de casa.
Cada cual estaba en lo suyo: los chicos entrando y saliendo del agua, las madres llamándolos, los
jóvenes alabando y a la vez criticando su belleza o jugando a la pelota, el oleaje bordando la
blanquísima filigrana de la espuma. Apreté el bolso contra mi pecho y busqué un lugar frente al
agua infinita. Me senté con las piernas encogidas, los anteojos negros, las manos sosteniendo las
rodillas, y fue como si me hubiera vuelto invisible. Por primera vez en mi vida sentí que nadie
me veía. Pasaban frente a mí, detrás de mí, pero yo no existía.
Era también la primera vez que yo necesitaba a todo el mundo, pero que nadie necesitaba de mí...
Una niñita se acercó con su balde rojo y su mamá la llamó: -“No molestes a la señora que está
pensando”- Y me sonrió con una sonrisa de despedida. Quizá de haber sido yo otra... hubiera
llenado el baldecito con agua y la mamá de Sol -así se llamaba la niñita redonda y bronceada-
hubiese charlado conmigo de lo que se habla en la playa.
Era la primera vez que deseaba poder regresar a la infancia, que quería hacer un pozo en la arena
para juntar almejas, pero no me atrevía, que quería zambullirme en las rápidas olas, pero me
daba vergüenza, que me molestaba el sol en la nuca, pero me daba pánico cambiar de posición y
volverme visible. Así, sentada, hecha un ovillo, quieta, muda, sola en el estreno de una obra que
hubiese podido ser hermosa y divertida, pensé en otros días, en seres que me acompañaron: armé
rostros queridos y lejanos, resucité palabras dichas tiempo atrás... Era la primera vez que hacia
aquello.
Cuando la playa quedó casi desierta me levanté para marcharme. En la arena estaba la forma de
mi cuerpo: allí permanecería hasta que la enorme mano del mar la emparejara, borrándola,
borrándome. Me quité los anteojos para limpiar los vidrios empañados, que casi no me dejaban
ver. Pero mientras regresaba al hotel me di cuenta por primera vez aquella tarde, de que no, no
eran los vidrios... Era yo, llorando!
Desde entonces, día con día analizo lo que hago y me doy cuenta de que a diario y frente a cada
persona, a cada situación, hay “una primera vez” y mi espíritu se regocija de esa primera vez que
hoy me toca vivir!
Poldy Bird
ABRE TU PAQUETE
Un chico que nació con una enfermedad mortal y que además no tenía cura. Con 17 años y
podría morir en cualquier momento! Siempre vivió en su casa, bajo el cuidado de su madre. Ya
estaba cansado y decidió salir solo por una vez... Le pidió permiso a su madre y ella aceptó.
Caminando por su cuadra vio muchas tiendas. Al pasar por una tienda de música y al ver el
aparador, notó la presencia de una chica muy guapa de su edad, fue amor a primera vista, abrió la
puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella.
Acercándose poco a poco llegó al mostrador donde se encontraba ella. Que lo miró y le dijo
sonriente “¿Te puedo ayudar en algo?”. Mientras él pensaba que era la sonrisa más hermosa que
había visto en su vida, sintió el deseo de abrasarla en ese instante. Tartamudeando le dijo: -“Si,
eeehhh, uuhhh, me gustaría comprar un C.D.”, sin pensar tomó el primero que vio y se le dio.
-- ¿Quieres que te lo envuelva?- Pregunto; la chica sonriendo de nuevo. El respondió que sí,
moviendo la cabeza, y ella fue al almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo. El
lo tomó y salió de la tienda. Se fue a su casa y llegando, tiró el disco a su closet.
Pero desde ese día en adelante, el muchacho visitó la tienda todos los días para comprar algún
CD, que por cierto,
ni se daba cuenta de quien era. Siempre se los envolvía la chica para luego llevárselos a su casa y
siempre meterlos a su closet. El era muy tímido para decirle algo más y menos aún invitarla a
salir y, aunque
trataba no podía. Su mamá se enteró de esto e intentó animarlo a que ‘se aventara’, así que el
siguiente día se armó de coraje y se dirigió a la tienda. Como todos los días compró otra vez un
CD y como siempre ella se fue atrás para envolverlo.
- ¡Ring!, ¡ring!... Su mamá contestó: “Bueno”. ¡Era ella!, preguntó por su hijo y la madre
desconsolada comenzó a llorar, mientras decía: ¿Qué, no sabes?, murió ayer”. Hubo un silencio
prolongado, y un llanto mal contenido, luego los lamentos de su madre.
Aquella tarde la mamá entró en el cuarto de su hijo para recordarlo. Ella decidió
empezar por ver su ropa, así que abrió su closet. Para su sorpresa se topó con un montón de CDs
envueltos... ¡Pero ni uno estaba abierto!!!
Le causó curiosidad ver tantos y no se resistió, tomó uno y se sentó sobre la cama para verlo, al
hacer esto un pequeño pedazo de papel salió de la cajita plástica, la mamá lo recogió para leerlo
y decía: “¡¡hola!!, estás súper guapo, ¿Quieres salir conmigo?”. TQM Sofía...
De tanta emoción la madre abrió otro y otro pedazo de papel y otro y otro... y todos decían lo
mismo!....
Dios nos tiene tantos regalos listos y envueltos para ser disfrutados, pero muchas veces no
somos lo suficientemente decididos a dar el paso de abrirlos y disfrutar de las maravillosas
sorpresas que tiene para nosotros. No dejes hoy esos regalos envueltos y guardados en el closet
de tu alma... ¡Abre tu paquete... seguramente hay algo hermoso para ti!
UN PERRO FIEL
Aunque tenían ya varios años de casados, aquella pareja era relativamente joven, y aunque
anhelaban tener hijos, para su desgracia no habían podido. Para no sentirse tan solos compraron
un cachorro pastor alemán, el cual criaron y educaron con tanto amor y dedicación, como si fuera
su propio hijo.
El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso perro pastor alemán. El perro salvó
en más de una ocasión a la pareja de ser atacada por rateros y ladrones. Siempre era un perro fiel
a sus dueños. Estaban seguros de su cariño y no dudaban que ante cualquier peligro, su perro
daria la vida por ellos, si fuera necesario.
Cuando el perro tenía siete años, la pareja por fin logró tener al hijo tan ansiado. Ambos estaba
tan contentos con su nuevo hijo que disminuyeron las atenciones que tenían para con el perro.
Éste se sintió relegado y comenzó a tener celos del bebé. Gruñía cuando sus dueños paseaban al
bebé y ya no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.
Un día la pareja dejó al bebé plácidamente durmiendo en la cuna, mientras preparaban una carne
en la terraza, cual no sería su sorpresa, cuando al dirigirse al cuarto del bebé, ven al perro con la
boca ensangrentada moviendo la cola. El dueño del perro pensó lo peor!... Cegado por la furia
sacó un arma y en el acto mató al perro. La pareja corrió desesperadamente al cuarto del bebé.
Con gran asombro lo encontraron tranquilamente durmiendo.... En la parte debajo de la cuna del
bebé encontraron una serpiente degollada. El dueño lloró amargamente lamentándose: “¡He
matado a mi perro fiel!”
Esta historia debe hacernos reflexionar en cuántas veces no hemos juzgado injustamente a las
personas que ‘imaginamos’ hicieron algo malo en nuestra contra o hablaron mal de nosotros. Y
lo peor es que, las juzgamos y las condenamos sin investigar a qué se debe su comportamiento,
cuáles son sus pensamientos o sentimientos y si es vedad que nos dañaron.
Y aunque sin querer, pero a muchos amigos fieles hemos “matado” por no aclarar una situación,
muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario.... Así que, la
próxima vez que te sientas tentado a juzgar y condenar a alguien sin antes haberte enterado de
los pormenores de las cosas recuerda: “La Historia del Perro Fiel”.
LA DECISIÓN ES TUYA
Un profesor universitario, comprometido con su trabajo que era tachado por sus alumnos como
muy estricto, pero también tenía fama de ser justo y comprensivo, vivió la siguiente situación:
Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima
de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:
“-Profesor, lo que me alegra de haber terminado el curso, es que a partir de ahora ya no tendré
que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburridora.
El alumno estaba erguido, desafiante y en su semblante se notaba una gran arrogancia, esperaba
que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno por un instante
y en forma muy tranquila le preguntó:
-¿Cuando alguien te ofrece algo que no quieres, tú lo recibes? El alumno quedó desconcertado
por la calidez de la sorpresiva pregunta.
-- Bueno -prosiguió el profesor-, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable,
me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir si la
acepto o simplemente la ignoro.
....La enseñanza de esta historia es que, al igual que este profesor, cada uno de nosotros, en todo
momento podemos escoger qué emociones o sentimientos deseamos poner en nuestro corazón y
lo que elijamos, es lo que tendremos hasta que individualmente uno decida cambiarlo.
Es tan grande la libertad que te da la vida, que hasta tienes la opción de amargarte o ser feliz...
¡La decisión es tuya!!!
LA BAILARINA
Una joven había tomado clases de ballet durante toda su infancia, y había llegado el momento en
que se sentía lista para entregarse a la disciplina que la ayudaría a convertir su afición en una
profesión. Deseaba llegar a ser la primera bailarina y quería comprobar si poseía las cualidades
necesarias, de manera que cuando llegó a su ciudad una gran compañía de ballet, fue a los
camerinos luego de una función y habló con la directora.
-- Quisiera llegar a ser una gran bailarina, le dijo, pero no sé si tengo el talento o dotes necesarios
o que me hace falta.
•- Deme una demostración, le dijo la experimentada maestra. Apenas habrían transcurrido unos 3
minutos, cuando la interrumpió moviendo la cabeza en señal de desaprobación.
•- No, no tiene usted condiciones. La joven se alejó llorando de tristeza. Llegó a su casa con el
corazón desgarrado, arrojó las zapatillas de baile en un rincón del armario y no volvió a calzarlas
nunca más. Se casó, tuvo hijos y cuando se hicieron un poco mayores, tomó un empleo de cajera
en un supermercado.
Años después asistió a una función de ballet, y a la salida se topó con la anciana directora que ya
era octogenaria, ella le recordó la charla que habían tenido años antes, le mostró fotografías de
sus hijos y le comentó de su trabajo en el supermercado, luego
agregó: “Hay algo que nunca he terminado de entender... Cómo pudo usted saber tan rápido que
yo no tenía condiciones de bailarina?”
•- ¡Ahhh!, la verdad es que apenas la miré cuando usted bailó delante de mi, le dije lo que
siempre le digo a todas, le contestó.
-- Pero eso es imperdonable! -exclamó ella muy molesta-, arruinó mi vida, pude haber llegado a
ser primera bailarina!
•- ¡No!, no lo creo, repuso la anciana. Si hubieras tenido las dotes necesarias y una verdadera
vocación para bailar, jamás habrías prestado atención a lo primero que te dijeran. Hubieses
protestado, buscado otras opiniones, tal vez la mía misma, por segunda vez. No te hubieses
paralizado!... Si quieres hacer algo pero lo crees imposible, no creo que triunfes jamás”.
Enseñanza: En la vida no sólo triunfa el más valiente, el más veloz o el más inteligente, sino el
que persevera, el que es constante, el que cree y está convencido que es posible, tarde o temprano
vence y logra su sueño....
CANTANDO Y CONSTRUYENDO!
Existe un bonito e inspirador pensamiento titulado “Lección de Perseverancia” y cuya autoría es
acreditada a Morpheus y que ha sido musicalizada con la canción Songbird, de Bárbara
Streisand; este es un recordatorio que nos invita y alienta a seguir adelante, contra todas las
adversidades y aunque duela empezar desde cero, volver a intentarlo las veces que sea necesario.
Aquí lo tienen:...
¿Te has puesto a observar la actitud de los pájaros ante las adversidades? Estan días y días
haciendo su nido, recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias... Y cuando ya
está terminado y están prontos para poner los huevos, las inclemencias del tiempo o la obra del
ser humano o de algún animal lo destruye y tira por suelo lo que con tanto esfuerzo se logró...
¿Qué hace el pájaro? ¿Se amedrenta, se paraliza, abandona la tarea?
De ninguna manera. Vuelve a recomenzar, una y otra vez, hasta que en el nido aparecen los
primeros huevos.
A veces -muchas veces- antes de que nazcan los pichones algún animal, un niño, una tormenta,
vuelve a destruir el nido, pero esta vez con su precioso contenido...
Duele recomenzar desde cero... Pero aún así el pájaro jamás enmudece ni retrocede, sigue
cantando y construyendo, construyendo y cantando...
¿Has sentido que tu vida, tu trabajo, tu familia, tus amigos no son los que soñaste? ¿Has querido
decir basta, no vale la pena el esfuerzo, esto es demasiado para mí?
¿Te siente ya cansado de recomenzar, del desgaste de la lucha diaria, de la confianza traicionada,
de las metas no alcanzadas cuando estabas a punto de lograrlo? Por más que te golpee la vida no
te entregues nunca, di una oración, pon tu esperanza al frente y arremete. No te preocupes si en
la batalla sufres alguna herida, es de esperar que algo así suceda. Junta los pedazos de tu
esperanza, ármala de nuevo y vuelve a arremeter.
No importa lo que pase... no desmayes, sigue adelante. La vida es un desafío constante pero vale
la pena aceptarlo. Y sobre todo... canta, canta, nunca dejes de cantar, ni de construir!
LA VENTANA
En una de las tantas ciudades de nuestra América latina, una pareja de recién casados, se mudó a
un pequeño departamento de un barrio muy tranquilo. Y fue la primera mañana en que al estar en
su nueva
casa, mientras tomaba café, la mujer vio a través de la ventana, como una vecina colgaba sábanas
en el tendedero.
Pero también reparó en algo que comentó al esposo: ¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en
el tendedero…!- dijo- Quizás necesita más jabón ó uno nuevo… ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar
las sábanas!
El marido atisbó por la ventana, sonrió a su esposa pero se quedó callado... Y así, cada dos o tres
días, la joven mujer insistía y repetía su discurso, mientras la vecina tendía sus ropas al sol y el
viento. Y el esposo, siempre comprensivo, sonreía, daba una palmadita a su cónyuge, pero no
decía nada. Pasaron tres, o tal vez cuatro semanas, cuando una mañana, la mujer se sorprendió al
ver a la vecina tendiendo las sábanas limpiecitas y muy blancas, por lo que comentó al marido:
¡Vaya, Al fin, ella aprendió a lavar bien la ropa!... ¿Le enseñaría otra vecina?
El marido, en esta ocasión muy serio, le respondió: ¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los
vidrios de nuestra ventana!...
¡Sí!, así es la vida misma, que siempre la veremos dependiendo de la limpieza de la ventana, a
través de la cual observamos los hechos. Y es que es muy fácil juzgar a los demás, sin darnos
cuenta que muchas veces la situación errada no es la de los otros, sino que está es en nosotros
mismos.
Son varios los pasajes bíblicos que nos hacen recomendaciones en ese sentido: “No juzguéis para
que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida
con que midáis, se os medirá”
Otro pasaje dice: “¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta
de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: “Déjame sacarte la
mota del ojo”, cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y
entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano”.
Por eso, antes de mirar y criticar lo sucio de “la sábana” de nuestro vecino, amigo o hermano,
limpiemos las ventanas de nuestra vida!
Bernie tomaba su machete, partía nuestra primera sandía, nos pasaba a ambos un buen trozo y se
sentaba a nuestro lado. Entonces papá y yo enterrábamos la cara en la sandía. Sólo nos comíamos
el corazón, la parte más perfecta, la más roja, la más jugosa, la que está firme y sin semillas, y
desechábamos el resto... Aquello era una verdadera fiesta para los tres, nos sentíamos dichosos y
felices por realizar aquel insignificante hecho, que casi, casi parecía un ritual.
Bernie era el modelo de lo que mi padre consideraba un hombre rico. Yo siempre pensé que era
porque Bernie había logrado éxito como hombre de negocios. Pero años más tarde comprendí
que lo que mi padre admiraba de la riqueza de Bernie no era su cuantiosidad de dinero y bienes,
sino la manera de utilizarla. Bernie sabía cómo y cuando dejar de trabajar, reunirse con los
amigos y comer sólo el corazón de la primer sandía.
Lo que yo aprendí de Bernie es que la riqueza es un estado mental. Algunos, sin importar cuánto
dinero tienen, nunca serán tan libres como para comer sólo el corazón de la sandía. Otros son
ricos sin haber tenido nunca más que un cheque de nómina. Si uno tiene tiempo para colgar los
pies desde un embarcadero y disfrutar los pequeños placeres de la vida, tal v z el trabajo esté
venciendo a su vida.
Durante muchos años olvidé esa lección aprendida de niño en el embarcadero. Estaba demasiado
ocupado haciendo todo el dinero que podía. Pero la he vuelto a aprender. Espero que me quede
tiempo para disfrutar los logros de otros y de complacerme con mi día. Ese es el corazón de la
sandía. De nuevo he aprendido a desechar el resto... Por fin soy rico!
CREACIÓN PERFECTA
..... El Señor, estaba en su sexto día de la creación cuando un ángel se apareció y le dijo:
- ¿Qué estás haciendo que tanto entusiasmo le pones? El Señor le contestó: “¿Leíste las
especificaciones de esta orden?... ¡Es una mamá!”
-- ¡Bueno sí!, un poco, responde el Creador, debe ser completamente lavable y no de plástico.
Tener 180 partes movibles y reemplazables, además debe poder trabajar con sólo beber agua y a
veces poder vivir de sobras, tener un asiento en las piernas que al pararse desaparece. Debe ser
un ser que al dar besos, curan desde una pierna rota hasta un corazón desilusionado y tener seis
pares de manos.
El ángel tocándole la manga a su Señor le dijo: – Señor, vamos a dormir, ya seguirás mañana.--
No, no puedo, -dijo el Señor-, estoy a punto de crear a alguien tan cerca de mí, que debo terminar
hoy mismo. Debe ser alguien que se cure solo, alguien que resuelve todo, que pueda alimentar a
una familia de seis con unos cuantos billetes, que logre meter a un niño de nueve años bajo la
regadera y contarle un cuento capaz de tranquilizarlo.El ángel rodeó aquel modelo de mamá y
dijo:
- Es muy suave, pero se ve fuerte.-- ¡Sí!, contestó el Señor, y no te puedes imaginar lo que esta
madre puede hacer y tolerar.
– ¡Ah!, dijo el Señor: es de gozo, tristeza, decepción, dolor, soledad, orgullo, alegría.Señor, dijo
el ángel, ¡eres un genio! Y el Señor, mirando tristemente su modelo, dijo:
-- Lo malo es que nunca tendrá descanso y jamás obtendrá ni la mitad de amor que ha
derrochado por eso: Le doy mi bendición muy especial...¡Esta es mi creación perfecta!!!
No obstante hay algunas cosas que son básicas para ayudarnos a tener buenas relaciones
personales con los demás. Estos son los diez puntos que hay que tomar en cuenta:
1.- Poner freno a la lengua, decir menos de lo que se piensa. Cuidar el tono de voz; la impresión
de lo que se dice depende del tono y forma como se diga.
2.- Hacer pocas promesas, pero cumplirlas fielmente a cualquier precio. El principio de hablar
siempre con la verdad es fundamental.
3.- No dejar pasar ninguna oportunidad para decir una palabra amable y alentadora a alguien o de
algo. Elogiar el trabajo bien hecho, sin importar quien lo hizo.
4.- Poner interés en los anhelos, el bienestar y las familias de los demás; alegrarse con los que
están contentos y acompañar a los que lloran; hacer sentir a aquellos con quienes se trate, que se
les considera importantes, al margen de que tan humildes sean.
5.- Tener siempre la sonrisa en los labios y cuando se tengan penas o tristezas, no andarlo
contando a todo mundo ni lloriquear por ello.
6.- Mantener el criterio abierto en todos los problemas; discutir pero sin acalorarse; ser formal en
cualquier acuerdo o trato que haga.
7.- No vanagloriarse de las cualidades que se tengan, dejar que ellas hablen por sí mismas, y
rehusar hablar de los defectos o vicios de los demás.
8.- No jugar con los sentimientos de los demás. La broma y el buen humor a costa de otros, rara
vez valen la pena y puede herirse donde menos se espera.
9.- Ser responsable de lo que diga o haga; tener un alto sentido de la responsabilidad en el trabajo
con la familia y en los demás sitios donde conviva.
10.- Desalentar el chisme, las críticas y los comentarios negativos y despectivos de conocidos y
compañeros. Llevando a la práctica estos puntos, podrás vencer cualquier sentimiento de
animadversión.
1).- Aplicación de los pensamientos en forma absoluta. Por ejemplo, si un día usted falla en su
dieta y por tal motivo decide que ya es inútil tratar de seguirla, ¡y que hasta su vida es un
fracaso!
2).- Generalizaciónde los pensamientos. Es cuando usted convierte cada suceso negativo en un
ejemplo de negatividad general; es frecuente que use en estos casos palabras como “siempre” y
“nunca”.
3).- Uso de la selectividad negativa. Es cuando recuerda sólo lo malo y olvida lo bueno; si toma
esta actitud es inevitable que considere su vida un perfecto desastre.
4).- Olvido sistemático de los propios méritos. Es cuando a pesar de que usted habla tres
idiomas, logra sacar a su familia adelante, les da una formación universitaria a sus hijos, y aún
así piensa que ha desperdiciado su vida.
5).- Precipitación en las conclusiones. Es cuando usted supone que algo es de algún modo u otro
sin tener base alguna, lo cual es fatal; por ejemplo que usted no le hable a alguien porque está
“seguro” de que no le simpatiza.
6).- Exageración de lo malo. Es cuando usted exagera cualquier cosa negativa hasta volverla una
catástrofe; éste es un modo seguro de volverse infeliz.
8).- Permanencia eterna de arrepentimiento. Evite esto no hablando más de lo que debería haber
hecho.
9).- Tendencia hacia los autoinsultos. Si usted mismo se dice cosas denigrantes, los demás no
tardarán en imitarlo.
Y precisamente pensando en lo difícil que es ser buen padre y en la ayuda que a veces se necesita
para poder serlo, a continuación les transcribimos este inspirado pensamiento de autor anónimo
titulado:
“Oración de un Padre”
Ayúdame, Señor, a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que quieren decirme y a
responderles todas sus preguntas con amabilidad. Evítame que los interrumpa, que les dispute o
contradiga.
Hazme cortés
Con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera. Dame el valor de confesar mis errores y de
pedirles perdón cuando comprenda que he cometido una falta.
Impídeme que lastime los sentimientos de mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus errores o que
recurra a la afrenta y a la mofa como castigo. No me permitas que induzca a mis hijos a mentir y
a robar. Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la honestidad es
fuente de felicidad.
Modera, te ruego, la maldad en mí. Evítame que los incomode y cuando esté malhumorado,
ayúdame Dios mío, a callarme ante insignificantes cosas y que sin razón me llenan de ira. Hazme
ciego ante los pequeños errores de mis hijos y auxíliame a ver y alabar las cosas buenas que ellos
hacen.
Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad y no me permitas exigirles el juicio y
convicciones de los adultos, facúltame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos,
pensar, escoger o tomar decisiones. Opónte a que los castigue para satisfacer mi egoísmo.
Socórreme para concederles todos los deseos que sean razonables y apóyame para tener el valor
de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño.
Hazme justo y ecuánime, considerado y sociable para con mis hijos, de tal manera que ellos
sientan hacia mí, no sólo condescendencia, sino verdadera estimación. Hazme digno, Señor, de
que sea amado e invitado con mis hijos. El padre no es solamente el que hace un hijo, es aquel
que se preocupa por lo que su hijo siente y hace. Cuando el hijo ya crece, la responsabilidad ahí
no termina, el padre sigue con sus sabios consejos, haciéndole sentir el gran amor que le tiene y
apoyándolo para que pueda salir adelante.¡¡Eso es ser padre!!...
–•– Y a todos nuestros lectores que tengan la fortuna de ser papás, les deseamos
que tengan un.... ¡Feliz Día del Padre!
EL ARTE DE NO ENFERMARSE
Cada vez que reprimimos nuestros sentimientos y
emociones, permitimos la entrada a nuestro cuerpo
a muchas enfermedades, como: gastritis, úlcera,
dolores lumbres, dolores en la columna etc. Gozar
de una buena salud es posible, la clave está, en ser
feliz
SI NO TE QUIERES ENFERMAR...
Andrew Mathews
La siguiente historia narra la relación entre un viejo sabio y su nieto, y una posible respuesta a
nuestra pregunta.... Muchos años atrás, un joven indio y su abuelo pasaban sus días juntos, tal
como era la costumbre. El anciano empleaba la mayoría del tiempo enseñando al niño a cazar,
pescar y hacer distintas cosas para sobrevivir. Todo esto de una manera “ritual”. Habiendo vivido
muchos años, el abuelo poseía distintos poderes para sanar y educar. Grande era pues, su
conocimiento en diversas cuestiones.
Una mañana el abuelo le dijo al su nieto: “Hoy, nosotros cambiaremos el curso de un poderoso
río”. El niño estaba completamente lleno de asombro, ya que sabía que su abuelo era un gran
hombre capaz de realizar grandes cosas, pero cambiar el curso de un poderoso río... ¿Qué mortal
podría realizar tal cosa? A medida que se aproximaban al río, el corazón del niño palpitaba al
imaginar el curso del río siendo modificado. Cuando llegaron al borde del río, el anciano se
sumergió en las aguas y tomó una piedra del fondo del tamaño de un melón, caminó con ella
hasta la orilla y la colocó ahí. Luego fue por otra e hizo la misma operación.
El niño vio, a través de las cristalinas aguas, como el agujero dejado por cada piedra era llenado
ahora con arena y agua, en tanto que en la orilla el agua golpeaba las dos piedras. En ese
momento comprendió que en cierto modo, aunque de pequeña manera, pero su abuelo había
cambiado el curso de un poderoso río.
El anciano guiñó el ojo a su nieto y le dijo: “Este es el modo en que un gran río es cambiado.
Una piedra a la vez. Es la forma que cada hombre puede cambiar el curso de los ríos de la vida.
Cada acción que realizas, cada palabra que dices, afectará o cambiará el curso de vida de una
persona. No dejes de cambiar el curso de los ríos, mi pequeño”. El abuelo era un hombre muy
sabio...
¿De qué manera podría utilizar usted esta historia para comenzar a cambiar, en su vida, en su
trabajo, en su economía? ¿Cuál es esa primer roca que debería remover? Si cada acción que toma
y cada palabra que dice, cambia el curso de las personas o el de una organización, ¿qué podría
usted hacer o decir, que comenzara a mover hacia un sendero de mayor y mejor calidad de
vida?... Piénselo y Actúe en Consecuencia!
ARREGLANDO EL MUNDO
Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los
medios para aminorarlos. Así que pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus
dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su laboratorio decidido a ayudarlo a trabajar.
EL OLVIDO DE MAMÁ
Esa tarde, mientras estaba sentado junto a la ventana del segundo piso de mi escuela, mi corazón
comenzó a hundirse cada vez más con cada auto que pasaba. Aquel era un día que había
esperado durante muchas semanas: la fiesta de fin de año del cuarto grado de la señorita Pace.
Nuestra maestra había llevado la cuenta regresiva en el pizarrón durante toda la semana, y
cuando llegó el tan esperado “viernes de fiesta”, todos mis compañeros y yo, brincamos y
gritamos de alegría.
La señorita Pace pidió voluntarios para llevar galletas al convivió, y yo con gusto ofrecí a mi
mamá. Las chispas de chocolate que ella hacía eran consideradas una delicia entre nuestros
vecinos; yo sabía que serían un éxito entre mis compañeros de clase. Pero ese día, ya pasaban las
dos de la tarde, y no había aún señales de ella. La mayoría de las mamás ya habían llegado, e
incluso muchas ya se habían retirado a sus casas, dejando ponche y galletas, panqués, pastelillos
y bizcochos de chocolate. Pero de mamá ni sus luces.
– No te preocupes, Robbie, pronto estará aquí -me animaba la señorita Pace mientras yo miraba
desesperado hacia la calle. Vi el reloj justo en el momento en el que el minutero negro marcó la
media.
A mi alrededor, la ruidosa fiesta rugía, pero yo seguía haciendo guardia en la ventana. Mi
maestra hizo de todo para convencerme, pero yo no me moví de allí; no perdía la esperanza de
que el conocido auto de la familia diera la vuelta en la esquina, y mi madre, legítimamente
avergonzada, llegara con su charola de sabrosas galletas.
La campanada de las tres de la tarde me sacó de mis pensamientos y, abatido, agarré mi mochila
de mi escritorio y salí con desgano rumbo a casa. Durante el trayecto de cuatro manzanas hasta la
casa, ideé mi venganza. Al entrar cerraría de un golpe la puerta frontal, me negaría a devolverle
su abrazo cuando ella corriera hacia mí. El mentón me tembló con una mezcla de angustia e ira.
Por primera vez en mi vida, mi madre me había fallado. Estaba acostado sobre mi cama, boca
abajo, cuando la escuché entrar por la puerta principal.
– Robbie -gritó con cierta urgencia-. ¿Dónde estás?. Yo permanecí en silencio. De pronto subió
por las escaleras y entró a mi habitación. Se sentó junto a mí en la cama, no me moví, sino que
me quedé mirando mi almohada, rehusándome a reconocer su presencia.
– Lo siento mucho, hijito -exclamó-. Sencillamente se me olvidó. Estuve muy ocupada todo el
día y se me olvidó, simple y sencillamente. Yo seguía sin moverme. “No la perdones”, me dije a
mí mismo. “Te humilló. Te olvidó. Hazla que pague”. Entonces mamá hizo algo completamente
inesperado. Comenzó a reír. Sentí cómo la risa sacudía su cuerpo. Al principio suavemente y
después más rápido y con más volumen.
Yo no lo podía creer. ¿Cómo podía reírse en un momento así? Me giré y la vi a la cara, listo para
hacerle ver la ira y la desilusión en mis ojos.
Mis palabras, por inadecuadas que me sonaran, animaron a mamá a sentarse. Se limpió los ojos y
una suave sonrisa empezó a plegar sus mejillas sucias de lágrimas. No dijimos ni una palabra
más. Sólo nos entregamos el uno al otro en un abrazo largo y silencioso.
Siempre exigimos mucho de las personas que nos aman, y las tildamos de malas cuando no
cumplen con nuestras peticiones. Sin embargo, es necesario aprender a ser pacientes y no
juzgar antes de tiempo... Al final, será la mejor opción!
LA TRISTEZA Y LA FURIA
Cuenta una vieja leyenda que existe un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar,
o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta… Es un reino místico, donde
las cosas no tangibles, inverosímiles e incluso las increíbles se vuelven concretas…
LA PAREJA ORGULLOSA
Erase una vez un joven que tenía fama de ser el individuo más terco de la ciudad, y una mujer
que tenía fama de ser la doncella más tozuda, y como en esos casos suele suceder,
inevitablemente terminaron por
enamorarse y casarse.
Después de la boda, celebraron en su nuevo hogar un gran festín que duró todo el día. Al fin,
cuando los amigos y parientes uno por uno se marcharon, los novios cayeron agotados. Estaban
preparándose para quitarse los zapatos y descansar cuando el marido notó que el último invitado
se había olvidado de cerrar la puerta al marcharse.
– Querida -dijo-, ¿te molestaría levantarte para cerrar la puerta? Entra una corriente de aire.
– ¿Por qué debo cerrarla yo? -bostezó la esposa. Estoy cansadísima y acabo de sentarme.
Ciérrala tú.
– ¡Conque sí! -regonzó el esposo-. En cuanto tienes la sortija en el dedo, te vuelves una
holgazana.
-Cómo te atreves? -gritó la novia-. No hace un día que estamos casados y ya me insultas y me
tratas con prepotencia. ¡Debí saber que serías uno de esos estúpidos maridos machistas!
– Vaya -gruñó el esposo-. ¿Debo escuchar tus quejas eternamente?
– ¿Y yo debo escuchar eternamente tus protestas y reproches? Se miraron con mal ceño durante
unos minutos. Luego la novia tuvo una idea.
– Querido -dijo-, ninguno quiere cerrar la puerta, y ambos estamos cansados de oír la voz del
otro. Así que propongo una competencia. El que hable primero debe levantarse y va a cerrar la
puerta.
– Es la mejor idea que he oído en todo el día -respondió el esposo-. Comencemos ahora.
Se pusieron cómodos, cada cual en una silla, y se sentaron frente a frente sin decir una palabra.
Así habían pasado dos horas cuando un par de ladrones pasó por la calle con un carro. Vieron la
puerta abierta y entraron en la casa, donde no parecía haber nadie, y empezaron a cargar todo
aquello de lo que podían echar mano.
Tomaron plateria, mesas y sillas, descolgaron cuadros de las paredes, incluso enrollaron
alfombras. Pero los recién casados no hablaban ni se movían. No puedo creerlo -pensó el esposo-
. Se llevarán todo lo que poseemos, y ella no dice una palabra.
¿Por qué no pide ayuda? -se preguntó la esposa-. ¿Piensa quedarse sentado mientras nos roban a
su antojo? Cuando al fin terminaron, los ladrones se fueron con el botín. Pero ninguno de los
recién casados dijo una palabra.... permaneciendo sentados y mudos toda la noche. Al amanecer
un policía pasó por la calle y, viendo la puerta abierta, se asomó para ver si todo estaba bien.
Pero no pudo obtener una respuesta de la pareja silenciosa.
– ¡A ver! -rugió-. ¡Soy el agente de la ley! ¿Quiénes son ustedes? ¿Esta casa les pertenece? ¿Qué
sucedió con todos los muebles? Y al no obtener respuesta, se dispuso a arrestar al hombre en la
oreja.
– ¡No se atreva! -gritó la esposa, poniéndose en pie. Es mi marido, y si usted le pone un dedo
encima, tendrá que responder ante mí.
– ¡Ganeeé! -gritó el esposo, batiendo las palmas-. ¡Ahora ve a cerrar la puerta!!! -•- Esta
anécdota puede parecer tonta, sin embargo nos enseña como a veces por un tonto orgullo
podemos cometer grandes errores y perder lo que poseemos, sean familiares, amistades, cariño,
cosas materiales, etc... ¡Cuidado!
EL VELORIO
Un día, cuando los empleados llegaron a trabajar, encontraron en la recepción un enorme letrero
en el que estaba escrito: “Ayer falleció la persona que impedía el crecimiento de Usted en esta
empresa.
Está invitado al velorio, en el área de deportes”.
Al comienzo, todos se entristecieron por la muerte de uno de sus compañeros, pero después
comenzaron a sentir curiosidad por saber quién era el que estaba impidiendo el crecimiento de
sus compañeros
en la empresa.
¡La expectación en el área deportiva era tan grande que fue necesario llamar a los de seguridad
para organizar la fila en el velorio, porque todos querían llegar hasta el féretro para verle la cara
a aquel cretino que había impedido el crecimiento profesional de muchos.
¿Quién será que estaba impidiendo mi progreso? se preguntan y no pocos, in mente se decían:
¡Qué bueno que el infeliz murió!! Uno a uno, los expectantes empleados se aproximaban al
ataúd, miraban hacia adentro, tragaban saliva y tras unos cuantos segundos, sin llegar siquiera al
minuto, con gesto adusto y silencio, como si les hubieran tocado lo más profundo del alma, se
alejaban.
Pues bien, en el fondo del ataúd había un espejo, ...cada uno se veía a sí mismo.... pero además el
espejo tenía muy claro grabado el siguiente letrero:
¡TU MISMO!”
-•- Si amigo lector, tú eres la única persona que puede hacer una revolución en tu vida.
-•- Tú eres la única persona que puede perjudicar tu vida, pero también eres la única persona que
se puede ayudar a sí mismo.
-•- Tu vida no cambia cuando cambia tu jefe, cuando tus amigos cambian, cuando tus padres
cambian, cuando tu pareja cambia... La única verdad es que tu vida cambia, cuando tú cambias,
-•- Porque lo sepas o no, te guste o no, tú eres el único responsable por ella...
-•- ¡Sí!, la vida misma es como un espejo, que devuelve a cada persona, el reflejo de sus propios
pensamientos, de sus acciones, de su esfuerzo y trabajo y la manera como encaras la vida es lo
que hace la diferencia.... Para superarse o para estar en la mediocridad, para bien o para mal, para
ser una persona exitosa o una más del montón... ¡Tu decides qué hacer con tu espejo!!!
LA VERDADERA RIQUEZA
El otro día me encontré con un individuo de esos que si bien, en los últimos tiempos no abundan,
pero de todos modos se pueden encontrar casi por cualquier lado: era un Pobre Hombre Rico.
Cierto es que el señor es dueño de varias propiedades, posee bonos y acciones de compañías,
algunas de ellas devaluadas, pero aún así tiene una jugosa cuenta corriente en el banco... Sin
embargo, es pobre!
Pero no es porque le falte dinero, no, sino porque lleva en su mente la esencia de la pobreza,
porque siempre teme gastar unos centavos, porque sospecha de todo el mundo y piensa que lo
van a robar, porque se preocupa demasiado de lo que tiene y le parece poco y, lo más importante,
porque no disfruta la vida ni es feliz pensando en lo que poseen los otros que tienen más que él.
La pobreza no es carencia de cosas; es un estado de ánimo. No son ricos los que tienen todo en
abundancia. Sólo se es rico cuando el dinero no le preocupa a uno. Si usted tiene dos dólares y
no se lamenta de
tener más, es más rico que el que tiene dos millones y no puede dormir porque no tiene cuatro.
Pobreza no es carencia; es la presión de la carencia.
La pobreza está en la mente, no en el bolsillo. El Pobre Hombre Rico del que hablo se angustia
porque la cuenta del almacén de combustibles es muy alta, porque el hilo cuesta mucho, porque
consume electricidad y gas. Siempre está buscando el modo de disminuir el salario de sus
sirvientes. Se angustia por el gasto de sus hijos. Las peticiones de aumento de sueldo de sus
empleados le arden más que un líquido cáustico. En fin, tiene los síntomas e inconvenientes de la
pobreza que sufre su lavandera y más....
La única finalidad del dinero es proporcionar comodidad, alejar temores, permitir una vida de
libertad espiritual. Si usted no disfruta de esas ventajas, tenga cuanto tenga, es usted pobre. Pero
si usted puede experimentar esa sensación de liberta, esa confianza en el mañana, esa idea de
abundancia que se dice proporciona el dinero, será rico aunque sea pobre. Piense en esto: “Si
usted quiere ser rico, séalo: es más fácil que hacerse rico.... Ensaye”.
El dinero en sí no significa nada. Su verdadero valor reside en lo que con él podamos realizar a
favor de los demás, además de nosotros mismos. Esta es, a nuestro juicio, la doble y auténtica
finalidad del dinero.
LA PUERTA
Se cuenta que en una región que estaba en guerra, había un rey al que sus súbditos amaban,
porque lo consideraban justo y buen hombre, sin embargo los enemigos no pensaban así y lo
odiaban porque les causaba gran temor. Se sabía que aquel rey a sus prisioneros, no los mataba,
sino que los hacia sufrir en gran manera... Los llevaba a una sala donde había un grupo de
arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro, sobre la cual se veían grabadas
figuras de calaveras cubiertas de sangre.
En esta sala, les hacía formar un círculo y con una sonrisa les decía: Ustedes pueden elegir entre
morir a flechazos por mis arqueros o pasar por aquella puerta... Detrás de esa puerta yo “con
gusto” los estaré esperando,
... Todos prefería ser muertos por los arqueros, que de alguna manera sería una muerte más
rápida y segura que las posibles torturas que se le ocurrieran a aquel rey, a quien sus enemigos lo
consideraban como un loco, desquiciado y sádico.
Al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido al rey, con cierto temor
pero se dirigió al soberano diciéndole:
El soldado, poco a poco y muy temerosamente fue abriendo la puerta y, a medida que lo hacía,
rayos de sol entraron y la luz invadió el ambiente... Y, finalmente, sorprendido, descubrió que la
puerta se abría sobre un camino que conducía a los campos del soberano, es decir... ¡A la
Libertad!!!
- Yo les daba la oportunidad de hacer una elección pero por temor preferían morir a arriesgarse a
abrir esta puerta.
--- Y usted, apreciable lector, se ha preguntado o se ha dado cuenta de ¿cuántas puertas dejamos
de abrir por el miedo de arriesgar? ¿Cuántas veces perdemos la libertad y morimos por dentro,
solamente por sentir miedo y hasta pánico de abrir la puerta de nuestros sueños?...
No permita que el miedo lo paralice. No preste oídos a lo que dice la gente, pero sobretodo no
tenga miedo a arriesgarse a abrir puertas, porque tras alguna de ellas, encontrará el éxito y la
felicidad!!
INMERECIDO AMOR
Cuentan que una bella princesa había decidido que ya era tiempo de casarse, así que envió
heraldos a todo su reino y a los reinos cercanos con la proclama de que estaba buscando
consorte. Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus
maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar
a tan especial criatura.
Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que su amor y
perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo: Princesa, te he amado toda mi vida.
Como hombre pobre que soy, no tengo tesoros para darte, pero te ofrezco mi sacrificio como
prueba de mi amor.
Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las
que llevo puestas... Ésa es mi dote.
La princesa, conmovida por tan inusual gesto de amor, decidió aceptar. “Tendrás tu oportunidad:
Si pasas la prueba, me desposarás”. Así pasaron las horas, los días... las semanas. El pretendiente
estuvo sentado,
soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin pestañear, con la vista fija en el balcón
de su amada, el valiente vasallo siguió firme en s u empeño, sin desfallecer un momento. De vez
en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual,
con un noble gesto y una sonrisa, aprobaba la faena.
Todo iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los
festejos. Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona habían salido a animar al
próximo monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba apenas una
hora para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la
infanta, el joven se levantó lentamente, volteó al solitario balcón y sin dar explicación alguna, se
alejó del lugar.
¿Qué fue lo que te ocurrió?... Estabas a un paso de lograr la meta. ¿Por qué perdiste esa
oportunidad?. ¿Por qué te retiraste?....
Con profunda consternación y lágrimas mal disimuladas en sus ojos, en voz baja contestó: No
me ahorró ni un día de sufrimiento... Ni siquiera una hora...
NO MERECIA MI AMOR!
... Tal vez usted, amiga, amigo lector, es de las personas que piensa que es la otra persona quien
le debe demostrar su amor, pero aquí la pregunta sería: ¿qué tanto esta usted dispuesta/o a dar a
cambio?.... Piénselo, porque aún quien ama mucho, se cansa de sólo dar y nunca recibir!
EL ÁRBOL Y EL NIÑO
Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño todos los días
jugaba alrededor de él. Trepaba hasta el tope y él le daba sombra y sus frutos. El niño amaba al
árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo, el pequeño creció y nunca más volvió a jugar
alrededor del enorme árbol.
Pero el muchacho nunca volvio; después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar triste.
Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol feliz le preguntó: “¿Vienes a jugar conmigo?”.
-- “No tengo tiempo para jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para
compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?”... “Lo siento, pero no tengo una casa,
pero... tú puedes cortar mis ramas y cons- truir tu casa”.
El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz nuevamente al árbol, pero el joven
nunca más volvió desde esa vez y el árbol volvió a estar triste y solitario.
Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y el árbol estaba encantado. “Vienes a jugar
conmigo? le preguntó el árbol. El hombre contestó “Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un
bote para navegar y descansar. ¿Puedes darme uno?”. El árbol contestó: “Usa mi tronco para que
puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz”. El hombre cortó el tronco y construyó su
bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo.
Muchos años después, el hombre regresó y el pedazo de tronco que quedó de aquel árbol le dijo:
“Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte ni siquiera manzanas”. El hombre replicó
“No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Por ahora ya estoy viejo”.
Entonces con lágrimas en los ojos el árbol le dijo: “Realmente ya no puedo darte nada... la única
cosa que me queda son mis raíces muertas”. Y el hombre contestó: “Yo no necesito mucho
ahora, estoy viejo y sólo quisiera un lugar para descansar”.
“Bueno, las viejas raíces de un árbol, son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven siéntate
conmigo y descansa”... El hombre se sentó junto al árbol y éste sonrió feliz... al fin tenía en su
regazo a aquel ser que tanto había querido!
Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros.... El árbol son nuestros padres. Cuando somos
niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... Luego crecemos y los dejamos... sólo
regresamos cuando los necesitamos o estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos
siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Tú puedes pensar que el
muchacho es cruel contra el árbol, pero es así como nosotros tratamos a nuestros padres...
INGREDIENTES:
MODO DE PREPARAR:
Reúna a su familia y sus amigos.
Olvídese de los momentos de rabia y desesperación pasados... Si la necesita, use toda su
paciencia.
Seque las lágrimas y sustitúyalas por sonrisas.
Agregar a la mezcla anterior, todo el amor y el agradecimiento que tenga y muchísimas ganas y
cariño.
Poco a poco vaya incorporándole a la receta, sus sueños y sus ilusiones.
RECORDAR:
No siempre los ingredientes de la vida son gustosos, por lo tanto hay que saber mezclarlos como
se van ofreciendo y presentando, y hacer con todo un plato de buen sabor... Y no se olviden de
tener cerca todos los días esta receta. Aunque algunos ingredientes en estos tiempos parecen
difíciles de conseguir podemos obtenerlos con un poco de esfuerzo.
Puede empezar hoy y recordar siempre este día ya que es posible renacer y hacer de nuestra vida
una vida diferente…
No depende de otros… No depende de lo que tenga o de lo que le falte…
De repente me fijé en un niño pequeño, delicado de cuerpo y aspecto, con ropa raída pero limpia
que miraba atentamente un cajón de peras frescas y maravillosas.
Pagué mis papas pero también me sentí atraído por el aspecto de las peras. Y admirando las
peras, no pude evitar escuchar la conversación entre el Sr. Muro y el niño.
• «Hola Don Chava. Estoy bien, gracias..... sólo admiraba las peras... se ven muy bien»
-- «Sí, son muy buenas. ¿Cómo está tu mamá?»
• «Lo único que tengo es esto, mi canica de la buena suerte... con ella gano siempre que juego!»
-- ¿De veras? ¿Me la dejas ver?»
La esposa del Sr. Muro se me acercó a atenderme y con una sonrisa me dijo:
“Hay dos niños más como él en nuestro barrio, todos en situación muy pobre... A Salvador le
encanta hacer trueque con ellos por peras, manzanas, tomates, o lo que sea. Cuando vuelven con
las canicas rojas, y siempre lo hacen, él decide que en realidad no le gusta tanto el rojo, y los
manda a casa con otra bolsa de mercadería y la promesa de traer una canica color naranja o verde
tal vez”.
Me fui del negocio sonriendo e impresionado con este hombre.
Un tiempo después me mudé a Guadalajara pero nunca me olvidé de este hombre, de los niños y
de los trueques entre ellos.
Varios años pasaron, cada uno más rápidamente que el anterior. Recientemente tuve la
oportunidad de visitar unos amigos en esa ciudad de Aguascalientes. Mientras estuve allí, me
enteré que el Sr. Muro acababa de morir.
Esa noche sería su velorio y sabiendo que mis amigos querían ir, decidí acompañarlos.
Al llegar a la funeraria, nos pusimos en fila para conocer a los parientes del difunto y para
ofrecer nuestro pésame.... Delante nuestro, en la fila, había tres hombres jóvenes.
Uno tenía puesto un uniforme militar y los otros dos parecían profesionales, vestidos con
costosos trajes oscuros con camisas blancas.
Se acercaron a la Sra. Carmelita, quien aunque muy anciana, se encontraba al lado de su difunto
esposo, tranquila y sonriendo.
Cada uno de los hombres la abrazó con mucho cariño, la besó, conversó brevemente con ella y
luego se acercaron al ataúd.
Los marchitos ojos, llenos de lágrimas de Carmelita los siguió, mientras cada uno tocaba con su
mano cálida, la mano fría dentro del ataúd... Cada uno se retiró de la funeraria limpiándose los
ojos.
Llegó nuestro turno y al acercarme a la viuda le dije quién era y le recordé lo que me había
contado años atrás sobre las canicas.
«Esos tres jóvenes que se acaban de ir son los tres chicos de las canicas rojas. Me acaban de
decir cuanto agradecían los «trueques» de Salvador.
Ahora que Chava no podía cambiar de parecer sobre el tamaño o color de las canicas, vinieron a
pagar su deuda.
“«Nunca hemos tenido riqueza» -me confió- «pero ahora estoy segura que Salvador se
consideraría el hombre más rico del mundo”.
Con una ternura amorosa levantó los dedos sin vida de su esposo y pude ver que debajo de ellos
había tres canicas rojas exquisitamente brillantes....
Moraleja:
No seremos recordados por nuestras palabras, sino por nuestras acciones....
... ¿Y tú, estás haciendo algo para que cuando partas, se te recuerde por lo que hiciste?
EL PORTERO
No había peor oficio en aquel alejado pueblo que ser “el portero del prostíbulo”.
Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a
escribir, no tenía ninguna otra habilidad ni conocía otro oficio.
Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven muy creativo y emprendedor y decidió modernizar
el negocio. Hizo cambios y citó a todo el personal para dar las nuevas instrucciones de su
reglamento.
Al portero, le dijo: A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, va a llevar un registro
semanal de la cantidad de personas que entran y además anotará sus comentarios.
-- ¿Cómo?... pues lo siento pero tendré que prescindir de sus servicios. Así no me es de utilidad.
“Pero señor, usted no me puede despedir, ¡yo he trabajado en esto toda mi vida!...”
-- Mire, yo comprendo y lo siento mucho, pero no puedo hacer nada por usted, le vamos a dar
una indemnización y espero que le baste hasta que encuentre otro trabajo. De veras que lo
lamento y que tenga buena suerte. Sin más, se dio vuelta y se fue.
El portero sintió que el mundo se le venía encima. ¿Qué voy hacer, Dios mío?... Recordó que en
el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, el lograba hacer un arreglo
sencillo y provisional.
Pensó que esta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo, pero sólo contaba
con unos clavos oxidados y una tenaza arruinada.
Entonces pensó que usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de
herramientas completa... Pero como en el pueblo no había ninguna ferretería, tenía que viajar dos
días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. Ensilló el animal y emprendió el
viaje.
Habiendo regresado ya a casa, cierto día un vecino llamó a su puerta: “-¡Hola vecino!, vengo a
ver si tiene un martillo que me pueda prestar-”.
- Si, tengo uno, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar.
“-Hagamos un trato -dijo el vecino- Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del
martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece-?”
Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días y aceptó. Volvió a montar su mula y a su regreso,
otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.
“-¡Hola, vecino! Usted le vendió un martillo a mi amigo, vengo a decirle que yo necesito unas
herramientas y estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia...
mire, no dispongo de tiempo para el viaje”.
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un
martillo y un cincel... Le pagó y se fue.
Mientras iba por el camino recordaba las palabras de su vecino: “-No dispongo de cuatro días
para ir a comprar las herramientas-”.
Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas... así que
no lo pensó más y emprendió el viaje llevando en mente arriesgar un poco más de dinero
trayendo más herramientas de las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en
viajes. La voz empezó a divulgarse por el pueblo y muchos quisieron evitarse el viaje.
Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban
sus vecinos y clientes.
Con el tiempo alquiló un galpón para almacenar las herramientas y más tarde adaptó una vidriera
y el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Con el tiempo, las comunidades
cercanas preferían comprar en su ferretería y ganarse los días de camino. Todos estaban
contentos y compraban en su negocio.
Al año él ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos, él era un buen cliente. En diez
años, se transformó en un hombre rico, pero también en alguien agradecido, por eso un día
decidió donar una escuela a su pueblo. En ella, además de leer y escribir, se enseñarían las artes
y oficios mas prácticos del momento.
En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, hizo que
cortara la cinta, lo abrazó y le dijo:
“Es un gran orgullo para nosotros agradecerle por este gesto para nuestra comunidad el que usted
nos haya donado esta escuela; le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera
hoja del libro de actas”.
“-El honor sería para mí-”, dijo el hombre.
“-¿Usted ha hecho tanto dinero sin saber leer ni escribir? ¡Estoy realmente asombrado!” “Me
pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?-”.
“-Yo se lo puedo contestar-” respondió el hombre con calma. “-Si yo hubiera sabido leer y
escribir... ¡sería el portero del prostíbulo!-”.
Esta sencilla historia nos invita a reflexionar en como generalmente los cambios los vemos como
adversidades, y no percibimos que las adversidades siempre encierran bendiciones... Pensemos
que las crisis están llenas de oportunidades!!!
UN REGALO DE DIOS
El otro día, una persona muy joven me preguntó: ¿Qué se sentía ser viejo?
Me sorprendió mucho, ya que no me consideraba vieja. Por eso, en cuanto vio mi reacción se
apenó; la tranquilicé diciéndole que no era una pregunta interesante.
Y tras mucho reflexionar, concluí que hacerse viejo es como un regalo de Dios, de la vida
misma... “Porque soy la persona que quiero ser”
Algunas veces me desespero al ver mi cuerpo, las arrugas, los ojos con ojeras, la celulitis, mi
falta de fuerza. También a menudo me sorprendo de la persona que vive en mi espejo. Pero no
me preocupo de esas cosas por mucho tiempo.
No cambiaría mi amada familia, ni a mis sorprendentes amigos, ni mi maravillosa vida, por
menos cabellos canosos y un estómago plano.
Me he convertido en mi amiga... No me regaño por no hacer mi cama, o por comer esa galleta
extra.
Estoy en mi derecho de ser un poco desordenada, ser extravagante, de cantar, aunque mi voz esté
desafinada y quebradiza, de disfrutar el aroma de las flores, de todo lo que yo quiera y pueda
hacer, porque es el regalo que Dios y la vida me han dado.
He visto algunos queridos amigos irse de este mundo, antes de haber disfrutado la libertad que
viene con hacerse viejo.
¿A quién le interesa si escojo leer o jugar en la computadora hasta las 4 de la mañana y después
dormir hasta quién sabe qué hora?
Si se me antoja bailaré sola al ritmo de esos maravillosos acordes de los 50´s y 60´s. Y si después
deseo llorar por algún amor perdido... ¡Lo haré!
Caminaré por la playa con un traje de baño que se estira sobre un cuerpo regordete y haré un
clavado en las olas dejándome ir, a pesar de las miradas de compasión de las que usan bikini...
Ellas también se harán viejas, si tienen suerte.
Sé que algunas veces soy olvidadiza, pero me acuerdo de las cosas importantes.
A través de los años mi corazón ha sufrido, por la pérdida de alguien querido, por el dolor de un
niño, o por ver morir a mi mascota... Un corazón que no se ha roto, nunca sabrá de la felicidad de
ser imperfecto ni tendrá la fuerza que da el sufrimiento.
Me siento orgullosa por haber vivido lo suficiente para que mis cabellos se vuelvan grises y por
conservar la sonrisa de mi juventud, a pesar de los surcos profundos de mi cara.
Cuando se envejece, es más fácil ser positivo... Entre otras muchas cosas, porque te preocupas
menos de lo que los demás puedan pensar de ti, de los seres que amas.
Ahora bien, para responder a la pregunta, con sinceridad puedo decir: “¡Me gusta ser vieja,
porque me ha dado mi libertad!”
Me gusta ser la persona en la que me he convertido... No voy a vivir para siempre, pero mientras
esté aquí, no perderé tiempo en lamentarme por lo que pudo ser, o preocuparme de lo que será.
Por eso, simplemente trataré de…
Amar sencillamente.
Amar generosamente.
Hablar amablemente.
1.- HAGA una pausa mínima de 5 a 10 minutos por cada 2 horas de trabajo a lo máximo. Repita
estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.
2.- APRENDA a Decir NO, sin sentirse culpable o creer que lastima a alguien. Querer agradar a
todos es imposible y además le ocasiona un desgaste enorme.
3.- PLANEE su día, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, esté
consciente de que no todo depende de usted.
4.- CONCENTRESE, en apenas una tarea a la vez. Por más ágiles que sean sus aptitudes
mentales, usted se cansa.
5.- OLVIDESE, de que usted es indispensable en su trabajo, su casa o su grupo habitual. Por
más que le desagrade, todo puede caminar sin su actuación, salvo usted mismo.
6.- DEJE de sentirse responsable por el placer de los otros. Usted no es fuente de los deseos, ni
el eterno maestro de ceremonias.
7.- PIDA AYUDA siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las
personas correctas.
8.- SEPARE los problemas reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo
y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.
9.- INTENTE descubrir el placer de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que
es lo máximo que puede conseguir en la vida.
10.- EVITE envolverse en problemas y discusiones ajenas, eso le provocará ansiedad y tensión.
11.- SU FAMILIA NO es usted, sino que está junto a usted, y aunque compone su mundo, pero
no es su propia identidad.
12.- COMPRENDA qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que evite
el movimiento y la búsqueda.
13.- ES NECESARIO tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente.
Pero no sirve de nada si está lejos.
14.- CONOZCA el momento oportuno de salir de una cena, levantarse del palco o dejar una
reunión. Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.
15.- NO QUIERA saber si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental.
Escuche lo que hablaron bien de usted, pero con reserva analítica y por supuesto, sin creérselo
todo.
16.- COMPETIR en momentos de diversión, trabajo y vida entre pareja, es ideal para quien
quiere quedar cansado o perder la mejor parte.
19.- NO ABANDONE sus tres grandes e invaluables amigas: Intuición, Inocencia y Fe.
20.- ENTIENDA de una vez por todas, definitivamente y en conclusión, que.... Usted es lo que
USTED HAGA de USTED MISMO!
LA EDAD CORRECTA
¿Qué cuántos años tengo?... ¡Qué importa eso! ¡Tengo la edad que quiero y siento!
De hecho mi edad de hoy es la correcta, ni más ni menos, porque gracias a los años que sobre
han pasado, ahora es que puedo...: Gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo
al fracaso, o lo desconocido.
Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué
importa cuantos años tengo! ¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo, y otros que estoy en mi plenitud.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro
dicte.
Sí!, ya tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para
reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir:
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones, se
convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego
de una pasión deseada; sin embargo gracias a mi edad, puedo entender que el amor también es un
remanso de paz, como el atardecer en la playa. ¿Qué cuántos años tengo?... Bah!, que más da!.
Porque la cronología no dice nada respecto al ser y sentir de un ser viviente.
Yo no necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las
lágrimas y penas, que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas… ¡Valen mucho más
que eso! ¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más décadas, pues lo que realmente
importa: ¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero,
pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos. ¿Qué cuantos años
tengo?... ¿Eso a quien le importa?, si la humanidad tiene alrededor de 50 mil años, ¿qué puede
significar un siglo?...
Esto me lleva a reafirmar que realmente tengo la edad correcta, ni más, ni menos... Porque tengo
los años suficientes no sólo para perder el miedo, sino para decir lo que pienso y hacer lo quiero
y siento!
Dame un hijo cuyos deseos no ocupen el lugar de sus obras; un hijo que te conozca a ti y que
sepa conocerse a sí mismo: esto es la piedra angular del conocimiento.
Condúcelo te lo ruego, no por el camino del ocio y la comodidad, sino bajo el acicate y el peso
de las dificultades y la oposición.
Enséñalo a mantenerse firme en la tempestad y a tener compasión por los que fracasan.
Dame Señor un hijo cuyo corazón sea diáfano y cuya mira sea alta; un hijo que sepa gobernarse a
sí mismo antes de pretender gobernar a otros; que sepa avanzar hacia el futuro sin olvidar nunca
el pasado.
Y cuando le hallas dado todo eso, añade, te lo ruego, bastante sentido del humor para que pueda
ser siempre serio, sin tomarse nunca demasiado seriamente; dale humildad, para que recuerde
siempre la sencillez de la verdadera sabiduría y la mansedumbre de la verdadera fuerza.
Entonces yo, su padre, me atreveré a murmurar: “¡NO HE VIVIDO EN VANO!”
Nota: Douglas MacArthur, militar norteamericano nacido en 1880, Little Rock, Arkansas y
fallecido en Washington en 1964. Controvertido y brillante asumió el mando de las fuerzas
aliadas en 1942 desempeñando un papel fundamental en la victoria sobre el ejército japonés en
1945. Gobernó autocráticamente el país durante cinco años.
EL JUEGO DE TÉ
Marianita se puso muy feliz por haber ganado de regalo un precioso juego de té de color azul.
Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar, pero Mariana no podía
pues saldría con su madre aquella mañana.
Julia entonces pidió a Marianita que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en
el jardín del edificio en que vivían.
Ella no quería prestar su flamante regalo pero ante la insistencia de la amiguita decidió, hacer
hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial.
Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban
algunas tazas y la bandeja estaba rota. Llorando y muy molesta Mariana se quejó con su mamá
¿ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó
tirado en el suelo.
Totalmente descontrolada Mariana quería ir a la casa de Julia a reclamarle, pero su madre
cariñosamente le dijo: Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo
blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar
inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó... ¿Recuerdas lo que dijo tu abuela?
- Sí!, ella me dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil de
quitar.
Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil
resolver todo.
Mariana no entendía muy bien aquello, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el
televisor. Un rato después sonó el timbre de la puerta.
Era Julia, con una caja en las manos y sin más preámbulo le dijo: Mariana, ¿recuerdas al niño
malcriado de la otra calle, el que seguido nos molesta?. Él vino para jugar conmigo y no lo dejé
porque creí que no cuidaría tu juego de té pero el se enojó y destruyó el regalo que me habías
prestado. Cuando le conté a mamá, me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés
enojada conmigo!
¡No hay problema!, dijo Mariana, ¡mi ira ya secó!. Y dando un fuerte abrazo en su amiga, la
tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo que se había
ensuciado de lodo.
Esta historia nos enseña que no es bueno reaccionar de inmediato ante cualquier problema o
adversidad que se nos presente, porque por lo general o tenemos ira o estamos tristes y ofendidos
y al tener esos sentimientos en nuestro corazón, lo que hagamos o digamos seguramente será
ofensivo hacia la otra persona, y muchas veces sin razón.
Es un hecho de que la ira, nos ciega y eso impide que veamos las cosas como ellas realmente
son, por eso, mientras estés airado mantente callado, así evitarás cometer injusticias y ganarás el
respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil....
Y recuerda siempre: Deja secar la ira!!!
LA TACITA
Se cuenta que en Inglaterra había una pareja a la que le gustaba visitar las pequeñas tiendas del
centro de Londres. Al entrar en una de ellas se quedaron prendados de una hermosa tacita.
– ¿Me permite ver esa taza?, preguntó la señora. ¡Nunca he visto nada tan fino!
Estando en las manos de la señora, la taza comenzó a contar su historia:
– Usted debe saber que yo no siempre he sido la taza que está sosteniendo.
Hace mucho tiempo yo era sólo un poco de barro. Pero un artesano me tomó entre sus manos y
me fue dando forma. Llegó el momento en que me desesperé y le grité:
“¡Por favor… ya déjeme en paz…!” Pero mi amo sólo me sonrió y me dijo: …“Aguanta un poco
más, todavía no es tiempo”.
Después me puso en un horno. ¡Nunca había sentido tanto calor!… toqué a la puerta del horno y
a través de la ventanilla pude leer los labios de mi amo que me decían:
…“Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.
Cuando al fin abrió la puerta, mi artesano me puso en un estante. Pero, apenas me había
refrescado, me comenzó a raspar, a lijar. No sé como no acabó conmigo. Me daba vueltas, me
miraba de arriba a abajo. Por último me aplicó meticulosamente varias pinturas, sentía que me
ahogaba. “Por favor, déjame en paz”, le gritaba a mi artesano; pero él sólo me decía: …“Aguanta
un poco más, todavía no es tiempo”.
Al fin, cuando pensé que había terminado aquello, me metió en otro horno, mucho más caliente
que el primero. Ahora sí pensé que terminaba con mi vida.
Le rogué y le imploré a mi artesano que me respetara, que me sacara. Grité, lloré; pero mi
artesano sólo me decía: “Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”.
Mi artesano entonces me dijo: “Yo sé que sufriste al ser moldeada por mis manos, mira tu
hermosa figura. Sé que pasaste terribles calores, pero ahora observa tu sólida consistencia, sé que
sufriste con las raspadas y pulidas, pero mira ahora la finura de tu presencia… y la pintura te
provocaba náusea, pero contempla ahora tu hermosura… y, ¿si te hubiera dejado como estabas?
“¡Ahora eres una obra terminada, lo que imaginé cuando te comencé a formar!”
... Enseñanza: Todos somos una tacita en las manos del mejor alfarero: Dios. Confiemos en sus
amorosas manos aunque muchas veces no comprendamos por qué permite nuestro sufrimiento.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar y hay otras que apenas
vemos entre un paso y otro. A todas ellas las llamamos amigos, pero como los árboles, también
hay muchas clases de amigos.
Y tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del
brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida.
Despues vienen los amigos hermanos, que son como árboles con quienes dividimos nuestro
espacio para que puedan florecer como nosotros y luego pasamos a conocer a toda la familia de
hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
Mas el destino nos presenta a otros árboles, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en
nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y del corazón. Son
sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz y lo que
necesitamos sin que se lo pidamos. A veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro
corazón y entonces nos hemos enamorado y tenemos un amigo enamorado. Ese amigo da brillo a
nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.
Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas
horas. Ellos acostumbran a colocar sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos
cerca.
También hay amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el
viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra y aunque no los vemos seguido están
siempre cerca en nuestro corazón.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas,
algunas nacen en otro verano y otras permanecen por mas estaciones. Pero lo gratificante es que
las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de
momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras vidas.
Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, cuando de una u otra forma se aleja,
deja un poco de sí, pero también se lleva un poco de nosotros.
CORAZÓN DE MONTAÑA
Había una vez un niño muy chiquito que era la burla de todos sus compañeritos de escuela a
causa de su pequeña estatura. Su nombre era Manuel. Cuando todos salían al recreo a jugar con
la pelota, nadie quería jugar con él; cuando jugaban a las escondidillas, nadie lo quería buscar;
cuando alguien cumplía años, nunca lo invitaban: y cuando él cumplía años, nadie iba a su fiesta.
La vida de Manuel era muy solitaria y triste. Por eso, todas las noches antes de acostarse, hacía
oración y decía a Dios:
Papito Dios, yo sé que Tú eres muy bueno porque me lo ha dicho mi mami, pero no entiendo por
qué si tanto me quieres, me hiciste tan chiquito de modo que mis amigos se burlan de mí. ¡Cómo
quisiera ser tan alto como una montaña para que todos me respeten y me quieran. ¿Algún día me
vas a hacer crecer tan alto como una montaña?
Y esperaba por unos minutos, arrodillado al lado de su cama, para ver si Dios le contestaba.
Nunca había escuchado la respuesta de Dios pero, aún así, volvía a preguntarle cada noche lo
mismo.
.... Un día, mientras los niños jugaban a la pelota en el jardín de la escuela, se escuchó el grito de
uno de ellos. Todos se paralizaron y buscaron el origen de aquél grito. Nadie sabía quién había
gritado y no se veía a ningún niño asustado o llorando. De pronto, se escuchó nuevamente el
grito desesperado de un niño, sólo que ahora sí sabían de dónde provenía el lamento. A unos
metros de ahí había unas pequeñas zanjas que fueron abiertas para instalar unas tuberías y
alguien había caído en una de ellas.
Todas se agolparon a la orilla de la zanjas pero no podían ver al interior, sólo podían escuchar el
llanto del niño que había caído en el pozo. Era un chiquillo que acababa de entrar al kinder y
tendría unos cuatro años de edad. Inútilmente, profesores y jóvencitos intentaron sacar al niño.
Eran muy grandes y no cabían en el orificio de la zanja.
Entre los niños que se habían juntado para presenciar el accidente se encontraba nuestro amigo
de baja estatura. En medio de aquella conmoción pero, él sólo escuchaba el llanto del chiquito
que atrapado en el fondo de la zanja suplicaba ayuda.
A empujones Manuel se abrió paso y llegó hasta el frente. Luego, con voz temblorosa, dijo: Yo
puedo entrar, Nadie lo escuchó, todos gritaban llenos de impaciencia y nerviosismo. ¡Yo puedo
entrar!, gritó Manuel, y el silencio invadió el ambiente. Todos voltearon a verlo y reconocieron
que él era la única solución.
Manuel se metió a la zanja y consoló al pequeño, después lo tomó por la cintura y como pudo lo
elevó hasta sus hombros. El niño logró salir con unos cuatro rasguños y moretones.
Cuando Manuel salió, una muchedumbre lo vitoreaba y coreaba su nombre. Uno de sus
compañeros de clase se acercó a él y le dijo, mientras le daba unas palmaditas en la espalda...:
“Manuel, eres pequeño de estatura pero lo que hiciste hoy nos demuestra que tienes el corazón
del tamaño de una montaña”.
El niño elevó sus ojos al cielo y sonrió agradeciendo. Sabía que tarde o temprano me ibas a
contestar, dijo con alegría y entró al salón de clases con sus nuevos amigos.
SERÁS UN TRIUNFADOR
Cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar; cuando confíes en ti mismo aunque todos
duden de ti, y dejes de preocuparte por el que dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como lo son largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina sin que ello altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir la sonrisa honesta de una salamera e hipócrita y prefieras esta última
porque halaga tu ego.
Cuando el ser espontáneo te libere del método y cuando actúes por convicción y no por
adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza y rico sin perder tu humildad. Cuando sepas
perdonar, tan fácilmente como ahora te disculpas.
Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que es un hombre y junto al rico sin pensar
que es un Dios.
Cuando sepas enfrentarte a tus errores tan fácil y positivamente como a tus aciertos.
Cuando sepas manejar tu libertad para pensar, hablar, leer, escribir y hasta escuchar sin caer en
los excesos.
Cuando ya no debas sufrir para conocer la felicidad y no seas ya capaz de cambiar tus
sentimientos o tus metas por el placer.
Cuando no trates de hallar respuesta en las cosas que te rodean, SINO EN TU PROPIA
PERSONA.
HISTORIA DE PERSEVERANCIA
Hiram creció en un hogar sin amor. Nunca vio a su madre derramar una lágrima. Su padre fue
siempre frío y áspero.
El más grande temor de Hiram en esa etapa de su vida era llegar a ser lo que su padre ya lo
consideraba: un fracaso.
A la edad de 17 años, y pesando apenas unas 115 libras, Hiram se enroló en la Academia Militar
de los Estados Unidos. Él no quería asistir a la Academia Militar. De hecho, menospreciaba la
Academia Militar, pero no se atrevió a desafiar el deseo de su autoritario padre.
Al comienzo se desempeñó pobremente en sus estudios, pero conforme se fue adaptando, sus
calificaciones mejoraron gradualmente y para cuando se graduó, su promedio figuraba apenas
debajo de la mediana de su clase.
Poco después de la graduación, regresó a su pueblo natal vistiendo su uniforme militar. Para su
vergüenza, cuando llegó, ¡la gente de su comunidad se rió de él! Simplemente no podían aceptar
a un “fracasado” como Hiram como soldado.
Esta humillante recepción dejó una profunda impresión en aquel muchacho para el resto de su
vida. Fue por eso que años después, tras llegar a convertirse en un general de tres estrellas,
Hiram se sentía incómodo luciendo el uniforme. En consecuencia, cada vez que podía, vestía una
camiseta con tres estrellas cosidas en cada hombro en vez de su uniforme regular.
¡Y qué líder llegó a ser! Y es que, verán, Hiram es conocido por nosotros hoy como Ulisses S.
Grant, ¡el gran general del Ejército de la Unión que más tarde llegaría a ser presidente de los
Estados Unidos!
El gerente muy atento, con una sonrisa les dijo: “Hay tres convenciones simultáneas en
Filadelfia... Todas las habitaciones de nuestro hotel y de los otros están ocupadas”.
El matrimonio se angustió pues era difícil que a esa hora y con ese tiempo horroroso fuesen a
conseguir dónde pasar la noche. Pero el gerente les sugirió: “Miren... no puedo enviarlos afuera
con esta lluvia. Si ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación. Yo me
quedaré terminando trabajo de oficina”.
A la mañana siguiente, al pagar el visitante le dijo: “Usted es el tipo de gerente que yo tendría en
mi propio hotel. Quizás algún día construya un hotel para usted”. El gerente tomó la frase como
un cumplido y se despidieron amistosamente.
Pasaron dos años y el gerente recibe una carta de aquel hombre, donde le recordaba la anécdota y
le enviaba un pasaje de ida y vuelta a New York con la petición de que los visitase. Con cierta
curiosidad el gerente no desaprovechó esta oportunidad de visitar gratis New York y ocurrió a la
cita.
En esta ocasión el hombre le llevó a la esquina de la Quinta Avenida y la Calle 34 y señaló con
el dedo un imponente edificio de piedra rojiza y le dijo: “Mi Nombre es William Waldorf Astor,
he construido este hotel y quiero que usted sea el Gerente General, este es el hotel que he
construido para usted”.
Y así fue como William Waldorf Astor, propietario del Waldorf Astoria original, el hotel más
lujoso de New York, contrató a su primer gerente de nombre George C. Boldt (el hombre en la
noche lluviosa)...
Enseñanza: “Tu vida de hoy, es el resultado de tus actitudes y elecciones del pasado”.
“¡Tu vida mañana será el resultado de tus actitudes y elecciones hechas HOY..!”
EL RÍO CONGELADO
Se cuenta que una tarde -casi noche-, un viajero muy cansado llegó a la orilla de un río y se
percató que no había un puente por el cual se pudiera cruzar. Era invierno y la superficie del río
se hallaba congelada. Pronto oscurecería y él deseaba llegar cuanto antes al pueblo que se
encontraba a poca distancia del río, mientras hubiera suficiente luz para distinguir el camino.
Dudoso el hombre, se preguntaba si el hielo sería lo suficientemente fuerte para soportar su peso
y como viajaba solo y no había nadie más en los alrededores, temía llegar a tener una caída en
el río congelado y pensaba que una fractura en esas circunstancias, significaría la muerte; pero
pasar la noche en ese hostil paraje representaba también el peligro de morir por hipotermia.
Por fin, después de muchos titubeos y miedos, se arrodilló y comenzó, muy cauteloso, a
arrastrase lentamente por encima del hielo. Pensaba que, al distribuir el peso de su cuerpo sobre
una mayor superficie, sería menos probable que el hielo se quebrara bajo su peso. Después de
haber recorrido la mitad del trayecto en esta forma lenta y dolorosa, de pronto escuchó el sonido
de una canción detrás de sí.
Aunque ya era casi noche, alcanzó a distinguir un carruaje tirado por dos caballos, lleno de
carbón y conducido por un hombre que cantaba con alegría mientras iba en su despreocupado
camino.
Y allí se encontraba el temeroso viajero, arrastrándose con manos y pies, mientras, un poco mas
allá, como un viento invernal, pasaba el alegre y confiado conductor con su carruaje, caballos y
pesada carga por el mismo río...•
Esta historia, aunque ficticia, nos ilustra cómo en diferente forma las personas afrontan las
dificultades que les presenta la vida:
Algunos se quedan en la orilla de la indecisión, incapaces de decidir qué camino tomar. Otros
prefieren permanecer allí, tratando de reunir suficiente valor para llegar al otro lado del problema
en que se encuentran. También hay quienes se arrastran en la vida por temor a que las
dificultades se les vuelvan adversas (se les rompa el hielo). Su fe no es lo bastante fuerte para
sostenerlos de pie en medio de la adversidad.
Sin embargo hay quienes van silbando por el camino. Saben en quién tienen puesta su confianza
y su fe de que todo saldrá bien es inquebrantable... ¿Tú, a cual de estas clases de personas
perteneces?
Me había olvidado cuando fugazmente despertaba hace unos pocos años sonriente y me animaba
que ese día fuera mejor que el anterior.
Precisamente no recuerdo cuando cambió eso. Por despertar atrasada, desesperada por el tiempo,
por los pendientes, empecé a no ir a los salones de belleza con la misma frecuencia; y el dinero
lo ocupaba para otra “buena actividad familiar”.
No tengo más de 35 años y me siento como de 90, desesperada porque no he realizado muchas
cosas, pero esas cosas ya no son los SUEÑOS de antes.
Hoy que desperté 15 minutos antes y recordé que mi esposo tuvo una reunión de compañeros, se
fue y ni me avisó. Hoy recordé que mi hijo de 5 años no me obedece, que el de 10 dice que soy
ridícula porque no soy HOMBRE como él y que la niña de 12 años sólo me llama cuando
necesita algo. Estoy segura que todos saben que los amo perooo...
Ese hoy, con el que empecé esta historia, fue hace 2 años y las cosas han cambiado mucho, pero
no fue fácil, por supuesto que no. Me costó levantarme temprano para cepillarme el cabello bien
y arreglarme para trabajar; renuncié a mi trabajo de 15 años (aún lo extraño) y empecé a ir al
gimnasio.
Los primeros meses fue un fracaso, pero luego bajé de peso, cambié mi forma de vestir y hasta
mi esposo asombrado me invitó un día a cenar. Me preguntó si nuestro matrimonio continuaba o
tenía yo otro amor. Le dije sin pensar: sí tengo otro amor que me llena completamente y ese
amor SOY YO.
Nos pasa que de pronto un día miramos de reojo en un aparador y vemos una imagen reflejada
que no es la nuestra... Sucede que por estar tan apuradas todas las mañanas, ya no somos las
mismas y añoramos a esa mujer que perdía horas preciosas inventando un nuevo peinado o que
se untaba un tratamiento en el cabello y lo envolvía en una toalla para que luego tuviera un brillo
destacable...
Rímel en las pestañas que nos hacían lucir espléndidas, maquillaje intenso que nos mostraba a
una mujer sensual y atractiva; escotes, pantalones ceñidos, tacones que endurecían las piernas al
andar.
Un día nos encontramos recordando a aquella mujer y sentimos que la fuimos sepultando
lentamente. Presenciamos su lenta agonía y no hicimos nada para revivirla. La pareja, la familia,
los niños... El gato, el perro, el canario... La casa, las compras, el trabajo... El auto, la limpieza,
las camas bien tendidas, el orden... Y allí debajo una mujer que grita: ¡Socorro!...
Por eso les recomiendo que se levanten 15 minutos antes, mírense en el espejo y díganse a sí
mismas, a quién ven en ese reflejo, “¿me gusta esa mujer o desean ser otra?”. Nunca es tarde,
tarde sería si muriesen.
Piensa que tu vida es una piedra preciosa, y tú eres la única que puede hacer que se destaque su
brillo (aunque tengas que levantarte 15 minutos antes) o dejar que se apague para siempre...
DOS LECCIONES
Se cuenta que en un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, estaba el viejo
ELIAHU de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino HAKIM, un acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a
ELIAHU transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
-- ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
-- ¡Dátiles!!!- repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez.
= El calor te ha dañado el cerebro, amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber algo.
= No sé… sesenta, setenta, ochenta, no sé… lo he olvidado… pero ¿eso qué importa?
-- Mira amigo, los datileros tardan 50 años en crecer y recién después de ser palmeras adultas
están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los
101 años, pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras.
Deja eso y ven conmigo.
= Mira Hakim, hoy yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probar esos
dátiles. Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto… y
aunque sólo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
-- Me has dado una gran lección, ELIAHU, déjame que te pague con una bolsa de monedas esta
enseñanza que hoy me diste - y diciendo esto, HAKIM le puso en la mano al viejo una bolsa de
cuero.
= Te agradezco tus monedas, amigo. Pero ya ves; tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar
lo que sembrara. Parecía cierto y sin embargo, mira, todavía no termino de sembrar y ya coseche
una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.
-- Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy y es quizás
más importante que la primera. Déjame pues que pague esta lección con otra bolsa de monedas.
= Y a veces pasa esto -siguió el anciano y extendió la mano mirando las dos bolsas de monedas-:
sembré para no cosechar y antes de terminar de sembrar ya coseche no sólo una, sino dos veces.
--Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas tengo miedo de que no me
alcance toda mi fortuna para pagarte…
Jorge Bucay
En cuanto los vio, la secretaria adivinó que eran gente venida del campo, no tenían nada que
hacer en Harvard.
-Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán, -le dijo-. El hizo una mueca de
desagrado y asintió. Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de
ellos, y el detestaba los vestidos de algodón barato y los raídos trajes en la oficina de su
secretaria. El presidente, con el ceño adusto y con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia
la pareja.
Antes de que el Presidente hablara, la mujer le dijo: -- “Tuvimos un hijo que asistió a Harvard
por sólo un año. El amaba a Harvard. Era feliz aquí. Pero hará un año, murió en un accidente. Mi
esposo y yo deseamos levantar un memorial para él, en alguna parte del campus”.
El presidente no sólo no se interesó, sino que estaba en shock... “Señora, -dijo ásperamente-, no
podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca. Si lo hiciéramos,
este lugar parecería un cementerio”.
-- ¡Oh no!, señor -explicó la mujer rápidamente-. ‘No deseamos erigir una estatua. Pensamos que
nos gustaría donar un edificio a Harvard’.
El presidente entornó sus ojos. Echó una mirada al vestido de algodón barato y al traje raído, y
entonces exclamó: ‘¡Un edificio!... ¿Tienen alguna remota idea de cuanto cuesta un edificio?
¡Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!’
Por un momento la mujer quedó en silencio. El presidente estaba satisfecho. Tal vez se podría
deshacer de ellos ahora.
La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente --¿Eso es todo lo que cuesta iniciar una
universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?...
El Sr. Leland Stanford y su esposa Jane se levantaron y se fueron a Palo Alto, California, donde
establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un
hijo fallecido (Junior) del que Harvard no se interesó.
La universidad ‘Leland Stanford Junior’ (Stanford) fue inaugurada en 1891, en Palo Alto, CA .,
y hoy en día, la universidad de Stanford es la número uno del mundo, por arriba incluso de
Harvard.
Usted fácilmente puede sacar su propia la moraleja de esta historia verídica, y que además,
finalmente ese fue ‘su memorial’ al amado hijo...
PADRES HUÉRFANOS
Hay un periodo en la vida, en el que los padres van quedando huérfanos de sus propios hijos.
Es que los niños crecen independientes de nosotros. Crecen sin pedir permiso a la vida.
Un día se sientan cerca tuyo en la terraza y dicen alguna frase con tal madurez que te sientes que
ya no puedes cambiar más los pañales de ese niño.
¿Dónde estuvo creciendo este pequeñito que yo no me di cuenta?... El niño está creciendo en un
ritual de obediencia orgánica y desobediencia civil.
Allí están muchos padres al volante, esperando que ellos salgan entusiastas sobre patines y
cabellos largos y sueltos, entre hamburguesas y bebidas en las esquinas, allá están nuestros hijos
con su uniforme de su generación: incómodas mochilas de moda en los hombros. Allí están, con
el pelo desordenado, esos son los hijos que conseguimos engendrar y amar. Y ellos crecen medio
amaestrados, observando y aprendiendo con nuestros aciertos y errores. Principalmente con los
errores que esperamos ellos no repitan.
Hay un periodo en que los padres van quedando huérfanos de sus propios hijos... No los
esperaremos más en las puertas de la disco o en las fiestas. Pasó el tiempo del Ballet, de la
natación y del judo. Saltarán del asiento de atrás y pasarán al volante de sus propias vidas.
Y al ver aquel dormitorio lleno de adhesivos, posters, agendas coloridas y discos ensordecedores,
nos damos cuenta que no los llevamos lo suficiente al parque, no les dimos suficientes
sandwiches, no les compramos todos los helados y ropas que hubiéramos gustado de comprarles.
Al principio iban con nosotros donde fuera para la Navidad, vacaciones, a la piscina y con
amigos.
Sí, había grandes peleas dentro del auto por quien va en la ventana, los pedidos de chicles y las
canciones sin fin.... Después llegó el tiempo en que viajar con los padres comenzó a ser un
esfuerzo, un sufrimiento, pues era muy difícil separarse de los amigos y los primeros novios.
Tienen la soledad y tranquilidad que siempre soñaron, pero, de repente morían de tristeza por
extrañar a esas “pestes”.
Llega el momento en que sólo nos queda quedarnos lejos de ellos rezando mucho (en este
momento, se re-aprende a rezar u orar), para que ellos acierten en su búsqueda de felicidad. Y
que la conquisten del modo más completo posible.... Queda esperar: En cualquier momento nos
dan nietos.
El nieto es ahora de cariño ocioso y estancado, por eso los abuelos son tan desmesurados y se
descontrolan tanto con la expresión de cariño.
“Aprendemos a ser hijos después que somos padres... Y sólo aprendemos a ser padres, después
que somos abuelos...”
Autor: Un padre que ha quedado huérfano de sus hijos, pero que se ha convertido en un
consentidor, en un alcahuete de sus nietos!
Es pequeña cuando sólo piensa en sí misma, y le hace creer a los otros que piensa en ellos,
cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando no apoya, cuando abandona a alguien
justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que es más importante entre dos
personas: la Amistad, el compañerismo, el cariño, el respeto, El celo y asimismo el amor.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu
crecimiento, cuando sueña junto contigo… cuando trata de entenderte aunque no piensen igual.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del
otro, cuando obra no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero si de acuerdo con lo que esa
persona espera de sí misma.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Cuando quiere
quedar bien con todos, cuando maneja a la gente como un titiritero y lamentablemente siempre
hay gente que no tiene convicciones y se deja manejar….
En cuestiones de amores y de parejas, una misma persona puede aparentar tanto grandeza como
una pequeñez indefinible dentro de la relación, puede crecer o disminuir, en un corto espacio de
tiempo.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande.
Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Una decepción puede terminar con el respeto por alguien… de muchos… Una acción correcta
puede enaltecer a otros.
Muchas veces es difícil entender y convivir con esta elasticidad y es que, por desgracia o por
fortuna, las personas se agigantan y se encogen de acuerdo a nuestros ojos, a nuestra forma de
ver la vida y a veces hasta nuestro estado de animo determina el tamaño de las personas. Ya que
nosotros no juzgamos a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de
verdades o falsedades, de expectativas y frustraciones... De lo que creemos justo o injusto,
correcto e incorrecto.
1.- Cuidarás tu presentación día con día. Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta
que la vida! El baño diario, el peinado, la ropa, todo atractivo, oliendo a limpio, a buen gusto. El
buen gusto es gratuito, no cuesta nada. Que al verte se alegren tu espejo y los ojos de los demás.
3.- Amarás el ejercicio físico como a tí mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable
dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono, baila
aunque estés solo(a), haz cualquier movimiento que te despegue de la cama y del sillón. Contra
inercia, diligencia’.
4.- Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado, la cabeza gacha, la espalda encorvada, los
pies arrastrándose. ¡No! Que la gente diga un piropo cuando pasas: “¡Qué rectecito el señor!,
¡qué guapa la señora!”. Recuerda: las canas... ¡se tiñen! y las arrugas ¡se disimulan con una
amplia sonrisa!, pero el arrastrar de pies.... eso sí es signo de vejez!
5.- No hablarás de tu edad ni te quejarás de tus achaques, reales o imaginarios... Acabarás por
creerte más viejo y más enfermo de lo que en realidad estás y te harán el vacío. A la gente no le
gusta oír historias de hospital. Cuándo te pregunten ¿Cómo estás?, contestarás que: ¡Muy bien!
¡divinamente!
7.- Tratarás de ser útil a tí mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada del
árbol de la vida. Bástate a tí mismo hasta donde sea posible. Y ayuda, ayuda con una sonrisa, un
consejo, un servicio. Al abrirte a los demás, dejarás de estar pensando en un “yo” angustiado y
solitario. “Sólo cuando se abre la nuez, aparece la almendra”.
8.- Trabajarás con tus manos y con tu mente. El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actitud
laboral, intelectual, artística. Haz algo, lo que sea y lo que puedas. Una ocupación artesanal, un
rato de lectura, un trozo amable de TV, la música. La bendición del trabajo es medicina para
todos los males y si ya estás jubilado, ocúpate en actividades de servicio, los hospitales, asilos,
iglesias, etc., siempre necesitan manos que ayuden.
9.- Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego, las que se anudan en el
hogar, integrándote a todos los miembros de tu familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con
niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Convive, pero sin inmiscuirte en los
problemas de los demás, a menos que expresamente te pidan un consejo, recuerda: “Ver, oír y
callar” (lo que estas en rojo es muy importante tomarlo en cuenta) .
10.- No pensarás que “todo el tiempo pasado fue mejor”. Deja de estar condenando tu mundo y
maldiciendo tu momento. No digas a cada palabra: “las cosas andan mal, allá en mi tiempo...”,
“recuerdo que antes...” No vivas de recuerdos, mira hacia el futuro con alegría. Ponte nuevas
metas, haz planes, sueña...! Positivo/a siempre... negativo/a jamás. Toda persona debiera ser
como la Luna: destinada a dar luz... y como el Sol siempre dando calor...
Aunque estés físicamente acompañada de muchas personas, uno se siente sola, abandonada, y en
ocasiones muy decepcionada. El ver que alguien se ha ido sin razón ni causa, aunque haya sido
su culpa, sólo pidiendo tiempo, tiempo que no creo, tiempo que puede ser peligroso y tiempo que
para mi no pasa…
Cuando pasan los días en ese tiempo que se pide muchas veces podemos sentir que ya todo se
acabó y que lo mejor no es crear más esperanzas a este sentimiento que poco a poco el mismo
tiempo está matando... Cuando piden tiempo ya uno mismo no puedo hacer más que esperar,
pero al esperar nos damos cuenta que esto no es lo que queremos, no podemos vivir en una
incertidumbre de no saber qué va a pasar, cuándo volverá o si ya esto no funcionará.
Quisiera poder decir cuan equivocada está la persona que ha pedido tiempo, pero tampoco puedo
ser egoísta con las dudas que siente, porque esa persona puede merecer el tiempo, pero quizás
uno mismo no lo quiere.
El tiempo no sólo es aclarar como muchos dicen, el tiempo es para cobardes que no asumen un
reto y una obligación, es alejarse del problema y meditar a distancia y dejar que una
circunstancia ajena a la relación trate de sanar todo o de calmar, eso es miedo de asumir un reto,
es miedo de enfrentar un problema.
En la ausencia física de nuestra pareja donde suponemos que meditamos, nos vienen muchos
pensamientos de dudas y cuando no tenemos a la persona para que pueda acláranosla, tendemos
a convertir esas dudas en pensamientos definidos y el problema está cuando esos pensamientos
son negativos o erróneos.
Es así que muchas veces terminamos sufriendo un tiempo porque pensamos mal… también
puede suceder que en ese tiempo nos cansamos de esperar y nos damos cuenta que el control de
nuestra vida no la puede tener el tiempo ni nadie, y que debemos tomar decisiones para poder
avanzar, porque en ese instante la vida se nos hace corta y podemos perder oportunidades por
esperar algo que no sabemos si volverá, pero que lamentablemente por amor arriesgamos…
El tiempo no es malo si sabemos hacia donde va, pero puede ser peligroso cuando tenemos
vacíos en nuestras vidas, ya que esos vacíos los puede llenar ‘cualquier persona’, que no siempre
es la mejor para nosotros, pero queda en cada uno el permitir su entrada o no a nuestras vidas.
Por eso, cuando tengamos dudas es mejor enfrentarlas con la persona que tenemos a nuestro
lado, aclararlas juntos, luchar juntos y si no es posible subsanar los problemas entonces partir en
rumbos separados pero no dando esperanzas que no sabremos si llegarán porque seríamos
egoístas al no permitir que la otra persona siga su vida en plena libertad…
Tania Walker
EL SACO DE PLUMAS
La humanidad cada vez se encuentra más deteriorada, tanto social como moralmente, esto debido
entre otras cosas, a nuestras acciones, comportamientos y hasta sentimientos. En efecto, los
sentimientos también influyen mucho y un buen ejemplo de ello se llama:
Este es tal vez el sentimiento más ruin que persona alguna puede sentir.
Lo que a continuación leerá nos habla de la envidia que llegó a sentir un hombre hacia quien
decía que era su mejor amigo y de la cual lo llevó a la desgracia.... Esta es su historia.
Jorge era un hombre económicamente estable, buen mozo y tenía un buen trabajo, parecía tenerlo
todo sin embargo para él todo aquello no era suficiente. Este deseaba a toda costa tener más pero
no sabía como. Por otro lado a su amigo Gerardo le iba de lo mejor y cuando Jorge se percató de
esto sintió una fuerte envidia hacia él y pensó en vengarse. Empezó por calumniarlo
injustamente, todo por la envidia que le tuvo al ver el éxito que éste había alcanzado.
Esto hizo que Gerardo perdiera injustamente todo lo que con esfuerzo había ganado, lo perdió
todo... Pero ni así Jorge fue feliz, así que un buen día, arrepentido por la ruina que trajo con sus
calumnias a su amigo, y pretendiendo solucionar su grave error fue a visitar a un hombre muy
sabio para que lo ayudara, por lo que le contó lo que había hecho.
“He ocasionado la desgracia a quien era mi amigo y quiero arreglar todo el mal que le hice.
¿Cómo puedo hacerlo?”. A lo que el sabio le respondió: “Toma un saco lleno de plumas ligeras y
suelta un puño de ellas a donde vayas”.
El hombre, contento por aquello que le pareció tan fácil hizo lo que le ordenó el sabio y al cabo
de un día las había soltado todas.
Hecho lo encomendado volvió donde el sabio y le dijo: “Ya he terminado”, a lo que el sabio
contestó: “Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas
que soltaste. Sal a la calle y búscalas”.
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y aunque puso su mejor
empeño, no pudo juntar casi ninguna.
Al volver, el hombre sabio le dijo: “Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron
con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo
único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que
hiciste...”
Así que amigo lector, ahora que se acercan días propicios para la reflexión, piense en esta
historia y tenga presente que el daño que hacemos, aún sin querer, es irreversible y que...: “La
vida tarde o temprano se encargará de cobrarnos todas y cada una de nuestras malas acciones”.
Se dice que en la antigüedad un Rey soñó que había perdido todos los dientes. Por eso en cuanto
despertó, mandó llamar a un sabio para que interpretase aquel sueño.
-¡Oh!, ¡Mi señor! ¡qué desgracia! – exclamo el Sabio- Cada diente caído representa la pérdida de
un pariente de vuestra majestad.
- ¡Qué insolencia! –gritó el Rey enfurecido– ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera
de aquí!... Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más tarde pidió que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de
escuchar al Rey con atención, pero recordando lo que había sucedido a su antecesor, tras
meditarlo un poco, le dijo:
- ¡Oh! ¡Excelso señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a
todos vuestros parientes.
Se iluminó el semblante del Rey con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de
oro.
Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:
- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer
Sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro.
- Recuerda bien amigo mío –respondió el segundo Sabio– que todo depende de la forma en el
decir… uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse correcta y
positivamente.
Esta vieja historia nos muestra cómo la forma de comunicarnos, depende muchas veces, la
felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad debe decirse siempre, pero hay que saber
decirla.
La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien,
aunque sea muy valiosa, puede herir; pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la
ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.
Había una vez, hace muchos años, un matrimonio que tenía un hijo de doce años y un burro. Un
buen día, decidieron viajar, trabajar y conocer mundo. Así, se fueron los tres con su burro.
Al pasar por el primer pueblo, la gente comentaba: “Mira ese chico tan mal educado y
comodino! El arriba del burro y sus pobres padres, ya grandes, llevándolo de las riendas!”.
Entonces, la mujer le dijo a su esposo: “No permitamos que la gente hable mal del niño”.
Entonces, tomaron la decisión de que fuera ella quien se subiera al burro mientras padre e hijo
tiraban de las riendas.
“¡Pobre hombre!... Después de trabajar todo el día, debe llevar a la mujer sobre el burro! ¿Y al
pobre hijo? ¡qué le espera con esa madre!
Nuevamente se pusieron de acuerdo y decidieron subirse al burro los tres para reiniciar su
peregrinaje.
“¡Son unas bestias, más bestias que el burro que los lleva, van a partirle la columna!”.
Por último, decidieron bajarse los tres y caminar junto al burro... Pero al pasar por el pueblo
siguiente no podían creer lo que las voces, entre sonrientes y burlonas decían de ellos:
“¡Mira a esos tres idiotas: caminan, cuando tienen un burro que podría llevarlos!”
Esta historia, concluía Chaplin, que se acerca mucho a la realidad de nuestras vidas y nos enseña
que hagas lo que hagas, siempre te criticarán, hablarán mal de tí y será muy difícil que
encuentres alguien que esté conforme con tus acciones y actitudes.
Entonces: ¡vive como te parezca!, haz lo que te dicte el corazón y no prestes demasiada atención
a los comentarios de la gente, que invariablemente van a hablar de ti... y por lo general será mal.
Piensa que la vida, es como una obra de teatro que no permite ensayos, por eso: canta, ríe, baila,
ama y vive intensamente cada momento de tu vida. Hazlo antes de que el telón baje y la obra de
tu vida termine sin aplausos!.
- Dime Jenny.
- Me siento muy triste, porque cuando creo que encuentro el amor, éste se va. Y mi corazón
queda dolido. Cuando se cierran mis heridas, al tiempo las vuelven a abrir ¿Se puede ser feliz sin
pareja? A veces creo que el amor no existe.
- Te voy a hacer una pregunta hija: ¿Conoces a alguien que no tenga pareja y sea feliz?
- Si, mi tía Chole nunca se casó, pero es muy feliz, ayudando a otras personas en obras de
caridad. Tiene mucha energía y entusiasmo por la vida.
- Ahora ya no entendí –respondió su padre pícaramente- ¿Cómo es que personas sin pareja son
felices y personas que dijeron haber encontrado el amor son infelices?
- Interesante observación hija. Cuando conocí a tu madre, ella ya era feliz. De hecho, me atrajo
mucho el brillo de su mirada y su sonrisa tan encantadora. Su felicidad fue la que me atrapó.
Aparte de su belleza –sonrió Alberto.
Quiero que esto te quede claro hija mía: cuando enfocas tu felicidad con tanta desesperación en
algo, en este caso encontrar a una pareja, es la forma más segura de no tenerla y ser infeliz, ¿por
qué? Porque tu mente siempre está en el futuro y no en el presente.
Postergarás tu felicidad hasta que encuentres el amor; vas a tener una mirada triste y no vas a
sonreír. Por ejemplo ¿Cómo te gustaría un hombre?
- Bueno, seguro de sí mismo, con un brillo en su mirada, amoroso, amable, sincero, con sentido
del humor -respondió Jenny-.
- Exacto. Y un hombre que está desesperado porque no tiene pareja será inseguro, no tendrá
brillo en su mirada y no va a tener sentido del humor ¿Cómo habría de tenerlo si no es feliz hasta
que encuentre pareja?
Sólo hasta que él se llene a sí mismo y sea feliz, entonces te resultará atractivo.
- Tu pareja debe ser un complemento de tu vida activa -continuó Alberto. Sólo se apoyarán e
impulsarán el uno al otro. Nunca debes depender de él para ser feliz. Debes tomar la decisión que
serás feliz, con amor de pareja... o sin él.
Y al tomar esa decisión, te dedicarás a ser feliz HOY. Y al hacerlo, sin querer, aumentarás las
posibilidades de que enamores a alguien. Porque serás feliz. -¡Gracias papá!... Y Jenny abrazó a
su padre.
Si tu felicidad depende de tener pareja, nunca serás feliz. Sólo hasta que decidas a ser feliz día
con día, como por ARTE de MAGIA, ésta aparecerá.
EL PRIMER PASO
Para muchos la palabra compromiso la asocian a algo ideal pero irreal, otros les causa escozor,
otros la evitan.
Muchas veces, estas actitudes tienen que ver con la forma en que nuestros padres se han
comprometido en relación a nosotros cuando éramos niños. Puede ser que no lo hicieran
seriamente o, por el contrario, que lo tomaran como una obligación neurótica o que lo asumieran
al comienzo y luego se desinteresaran o se marcharan o se murieran y eso constituyera un dolor
insoportable.
La sociedad misma tiene mensajes contradictorios. Los idealiza o los fusiona con sacrificios y
agobios o los niega infantilmente.
Entonces, ¿por qué tantos problemas con los compromisos? Porque nos causan cambio, riesgo,
crecimiento, dedicación y también, dolor.
Veamos: cuando nos damos cuenta de que estamos estancados, sabemos que debemos
evolucionar. Nuestra parte más sabia y conectada nos invita a movernos con la Vida, porque Ella
es cambio constante, es mutación: algo debe morir para que nazca algo nuevo. Nos da miedo este
proceso, ya que no estamos educados para pensar así. Nos aferramos a lo que somos y a lo que
hay, por más que ya no funcione o suframos.
Finalmente, se trata de crecer, de asumir nuevos roles, de dejar atrás las limitaciones que nos
hemos impuesto, de liberar lo que ya no sirve o constituye una carga sin sentido, de
desarrollarnos, de hacer uso de nuestra creatividad.
Esto requiere dedicación, constancia, paciencia, confianza, fe, valor. ¡Uff! Mejor me quedo como
estoy. ¿No es lo que pensaste? Y sí, parece demasiado. La clave aquí es no asustarse ante el gran
panorama sino ir haciendo pequeños avances cada día. Como dice un proverbio chino: “un
camino de mil kilómetros comienza con el primer paso”.
Por supuesto que no será todo sobre un lecho de rosas; habrá momentos de dolor, de indecisión,
de frustración, de ira, de tristeza. Pero, piensa un momento: ¿no los tienes ya? ¿Y qué estás
consiguiendo? ¿Hacia donde estás yendo? ¿Están mezclados con otros de entusiasmo, alegría,
autoestima, respeto, fuerza, logro, creatividad, plenitud, amor?... Si!, es muy probable, pero date
cuenta que no aceptar los cambios que necesita tu vida, te mantiene prisionero de lo que temes,
te hace débil, te victimiza, te mantiene en una mediocridad gris y enfermiza.
Por eso, asume el mejor compromiso que puedes hacer: contigo mismo!... Y luego da el primer
paso hacia lo que quieres!
LA LAGUNA CONGELADA
La increíble historia de un niño que con sus dos manitas, una piedra y su enorme
fe, hizo un milagroso rescate!
Se cuenta que en un frío lugar del norte del país, había dos pequeños que eran muy amigos, más
que eso, realmente eran un par de seres tan entrañables que compartían casi todos los instantes de
distracción, a donde iba uno, invariablemente el otro lo acompañaba, eran lo que se dice:
compinches inseparables.
Si alguien los reconocía en la calle, en sus jugueteos interminables no sabría distinguir si eran
amigos o hermanos, y es que e l hecho de estar siempre juntos los había comenzado a mimetizar*
el uno con el otro. En la escuela también siempre andaban juntos para todo en ocasiones hasta su
maestra tendía a equivocarse de quién era quién.
Un día de invierno, estos dos niños decidieron pasar un momento divertido y fueron a patinar
sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin
preocupación y sin importarles peligro alguno.
A los dos les encantaba patinar, qué divertido decían los dos pero de pronto, el hielo se reventó y
uno de ellos cayó al helada agua sin poder evitarlo.
El otro niño viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, reaccionó casi al instante,
busco algo y tomó una piedra que milagrosamente estaba por allí cerca, y empezó a golpear con
todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su salvar a su querido y entrañable
amigo.
Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, con los dos niños no podían
entender lo que veían sus ojos todos se quedaron muy sorprendidos a tan semejante hazaña del
niño.
Se preguntaron: “¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso. Es casi imposible que lo haya podido
quebrar con esa piedra y sus manos tan pequeñas”.
Esta historia puede no parecer muy cierta, sin embargo de lo que no hay duda, es de que en la
vida, a pesar de lo imposible que parezca el poder hacer tal o cual cosa o proyecto, si lo
intentamos, con decisión, perseverancia y fe, lo lograremos!
Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue a saludarla. El pequeño cansado
de esperar se levantó y comenzó a recorrer el lugar hasta que llegó a una puerta donde estaba
escrito “PROHIBIDA LA ENTRADA”.
Horrorizada, la madre vio a su hijo sentado al teclado inocentemente, tocando las notas de...
“Mambrú se fue a la guerra”.
De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano Steinway
en el centro del escenario.
Cuando las luces se apagaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresó a su
lugar y descubrió que su hijo no estaba allí.
En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró
al oído del niño, “No pares, continúa tocando”.
Entonces apoyado, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo.
Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de melodía. Juntos, el
viejo maestro y el joven aprendiz transformaron una situación que aparentaba ser molesta o
embarazosa en una situación maravillosamente creativa.
Lo que podemos conseguir por cuenta propia hacemos lo mejor posible y los resultados no son
exactamente como una música graciosamente fluida. Pero, con las manos del Maestro, las obras
de nuestras vidas pueden ser verdaderamente lindas.
La próxima vez que te decidas a realizar grandes hechos, escucha atentamente. Seguramente
podrás oír la voz del Maestro, que susurra en tu oído y te dice: “No pares, continúa tocando”.
No entendí aquello y quise preguntarle a que se refería, pero en eso llegó un médico, me informó
de mi hijo, me distraje y me olvide del detalle.
Cuando contaba con 30 años, me senté en una pe- queña silla en la clase y escuchaba como mi
hija pequeña hablaba incesantemente interrumpiendo la clase y moviéndose continuamente... que
los autos llegaran a casa... que la puerta de la casa se abrie- ra. Una amiga me dijo: ¡No te
preocupes, en unos años vas a poder dejar de preocuparte. Ellos ya serán adultos”.
Pocos años después, estaba en el pasillo, creo que del mismo hospital esperando a que los
doctores pusieran unos puntos en la cabeza de mi hijo prea- dolescente que se había caído de una
patineta... y como si me hubiera leído la mente, la enfermera, me dijo: ¡”No se preocupe, todos
los hijos pasan por esta etapa, pero luego usted, usted podrá sentarse tranquila... relajarse y
disfrutarlos”!
Mi mamá apenas sonrió y no dijo nada. Cuando contaba con 45 años, me pasaba la vida
esperando que el teléfono sonara... Todavía me es- taba preocupando por mis hijos, pero también
ya se notaba una arruga nueva en mi frente, aunque no
podía hacer nada acerca de ello. Mi mamá apenas sonrió y no dijo nada. Ya en mis 50 años,
estaba cansada y harta de ser vulnerable... Mis amigos me decían que cuando mis hijos se
casaran yo iba a poder dejar de preocu- parme y llevar mi propia vida. Yo quería creerles, pero
me asaltaba el recuerdo de la cálida sonrisa de mi mamá y su ocasional: “Luces pálida hija,
¿estás bien? ¿Estás deprimida por algo?... Pero yo continué angustiándome con sus fracasos,
apenándome por sus tristezas y absorbida en sus decepciones.
trega como una antorcha de unos a otros, para que arda en el camino de las fragilidades humanas
y el miedo a lo desconocido? ¿Es la preocupación una maldición, o es una virtud que nos eleva a
lo más alto de la vida humana? ¿Puede ser que los padres estemos sentenciados a una vida de
preocupaciones?
Han pasado los años y un día uno de mis hijos, se irritó conmigo. Me dijo: ¿Dónde estabas?
¡Desde ayer que te estoy llamando y nadie me respondía.! ¡Estaba muy preocupado!
Desilusionada de la vida, con buena razón para demostrarle mi desilusión, ¿Por qué el mundo se
había empeñado en hacerme caer?
Y si eso no fuera suficiente para arruinar mi día, un niño pequeño sin aliento, agotado de jugar,
se acercó. Se paró enfrente de mi, y con gran entusiasmo exclamó: “¡Mira, sabía que la
encontraría!”.
En su mano había una flor, pero qué horror! Con los pétalos marchitos por falta de lluvia o sol.
Buscando que regresara a jugar y se llevara su decrepita flor, fingí una ligera sonrisa y me
cambié de lugar.
Pero no se alejó, se sentó junto a mí se acercó la flor, la olió y con exageración declaró; “Qué
bonito huele y qué hermosa es”.
La planta que se me ofrecía moría o estaba muerta. No había color que vibrara, naranja, amarillo
o rojo. Pero sabía que si no la tomaba él jamás se alejaría. Así que tomé la flor y respondí: “Esto
es justo lo que yo quería”.
Pero en lugar de colocar la flor en mi mano, la sostuvo al aire sin razón de ser. Fue entonces
cuando noté por primera vez que el niño de la planta era ciego, no podía ver.
Escuché mi voz temblar y vi mis lágrimas brillar al agradecerle haber cortado la mejor. “No es
nada”, sonrió y corrió a jugar, inconsciente del impacto que mi día logró dar.
Me quedé ahí sentada preguntándome cómo habría logrado ver. A una mujer que abajo de un
viejo sauce a sí misma se compadecía.
A través de los ojos de un niño ciego pude ver por fin que el problema no estaba en el mundo;
que el problema estaba en mí... Y por todas esas ocasiones que yo misma me cegué, juré ver lo
bello de la vida y apreciar cada segundo que me dé.
Y entonces me acerqué a esa flor marchita, pero que era la más hermosa que me habían regalado
en mi vida y aspiré de una bella rosa su esencia. Y sonreí al ver a ese pequeño con otra planta en
la mano. Dispuesto a cambiar la vida de otro ingenuo anciano.
Cheryl L. Costello-Forshey
Un día caminaba por una calle de la ciudad de Coro y vi a un perro tirado en plena vía sin poder
moverse. Estaba herido, un carro lo había atropellado y tenía rotas las dos patas traseras, los
vehículos le pasaban muy de cerca y mi temor era que lo mataran porque era imposible que él
solo pudiera levantarse.
Vi allí una gran oportunidad para hacer la “Buena Acción” y como buen Scout detuve el tráfico,
me dispuse a rescatar al perro herido y ponerlo a salvo para entablillarle las patas. Yo nunca
había entablillado a nadie pero el “Manual Scout” decía cómo hacerlo. Con mucho amor y
entrega me acerqué, lo agarré pero me clavó los dientes en las manos... Inmediatamente me
llevaron a la Sanidad y me inyectaron contra la rabia, aunque la rabia por la mordida no se me
quitó con la vacuna.
Durante mucho tiempo no entendí por qué el perro me había mordido si yo sólo quería salvarlo y
no hacerle daño, no sé que pasó y no me lo pude explicar. Yo quería ser su amigo, es más,
pensaba curarlo, bañarlo, dejarlo para mí y cuidarlo mucho. Esta fue la primera decepción que
sufrí por intentar hacer el bien, no lo comprendí. Que alguien haga daño al que lo maltrata es
tolerable, pero que trate mal a quien lo quiera ayudar no es aceptable.
Pasaron muchos años hasta que vi claro que el perro no me mordió, quien me mordió fue su
herida; ahora si lo entiendo perfectamente.
Cuando alguien está mal, no tiene paz, está herido del alma y si recibe amor o buen trato:
¡Muerde! Pero él no hunde sus dientes, es su herida la que los clava.
Comprende el malestar de las personas que te rodean. Cuando alguien te grita, te ofende, te
critica o te hace daño no lo hace porque te quiere mal sino porque está herido, está herido del
alma, se siente mal o algo malo está pasando por su vida. No te defiendas, ni contraataques o lo
critiques, más bien compréndelo, acéptalo y ayúdalo.
Ahora lo entiendo...
HAY QUE BUSCARSE ‘UN AMANTE’
Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo
tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a
mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio,
falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.
Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada
más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, están
verdaderamente desesperanzadas.
Antes de contarme esto, ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la
condolencia de un diagnóstico seguro: “Depresión” y la infaltable receta del antidepresivo de
turno.
Después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que
realmente necesitan, ¡ES UN AMANTE!... Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando
reciben mi veredicto.
Están las que piensan: ¿Cómo es posible que un profesional me dé una sugerencia tan poco
científica?... Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más.
A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les digo que no estoy hablando
de infidelidad, sino otra cosa y les doy esta definición:
Amante es: “Lo que nos apasiona”. Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos
dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve
distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.
A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es
nuestra pareja, también solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la
música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de
trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer
de un hobby...
En fin, es “alguien” o “algo” que nos pone de “novio con la vida” y nos aparta del triste destino
de durar.
¿Y que es durar? - Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es
tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse
de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo,
cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia. Durar, es postergar la
posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás
podamos hacerlo mañana.
Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, sé tú también un amante y un
protagonista... de la vida.
Piensa que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se
olvidó de nadie. Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un
amante...
“Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida”.
LA CUARTA VELA
Se cuenta que en la antigüedad, un viejo y sabio maestro ante el desasosiego y la
frustración que mostraban algunos de sus alumnos, les narró la siguiente
historia...:
El ambiente estaba tan silencioso que se podía oír el diálogo entre ellas.
La primera dice:
La segunda dice: - Yo me llamo Fé! Infelizmente soy supérflua para las personas. Ellas no
quieren saber de Dios, por eso no hay sentido continuar ardiendo. Al terminar su charla, un
viento sopló levemente sobre ella, y la llama se apagó.
- Yo soy el Amor!. Y la verdad cada vez tengo menos fuerza para seguir ardiendo.
Las personas me dejan de lado, porque sólo consiguen mirarse ellas mismas, se olvidan hasta de
aquellos que están a su alrededor. Y también se apagó.
De repente, llegó un niño y vio las tres velas apagadas... - ¿Qué es esto? Ustedes deben quedar
encendidas y arder hasta el fin.
- No tengas miedo, hijo. Mientras yo esté encendida... podremos encender las otras velas!
Entonces el niño tomo la vela de la Esperanza y encendió nuevamente las que estaban apagadas.
... Esta historia -dijo el sabio maestro a sus alumnos-, nos invita a reflexionar en que cuando
apagamos las llamas de la Paz, Fé y Amor, aún así, no todo está perdido... Alguna cosa ha de
quedar dentro de la gente. Y esto tiene que ser preservado, por encima de todo.
Que la vela de la Esperanza nunca se apague dentro de ustedes. Ella es nuestra luz al final del
túnel.
La felicidad no siempre golpea nuestra puerta. Para tenerla es preciso una búsqueda incesante, y
al encontrarla necesitamos tener el valor y la habilidad de conservarla dentro de nosotros!
Y a usted, amigo lector, le recordamos que ‘una vela no pierde su llama encendiendo a otra’, por
eso, cuando su vela del amor, de la fé, o de la paz se le apague, de inmediato enciéndala con la
llama de la Esperanza, y nunca permita que esta vela, deje de alumbrar su vida!
Los graves problemas ecológicos de este tiempo, exigen un cambio de mentalidad que nos lleve
a nuevos estilos de vida de seguir así el planeta está gravemente amenazado, porque nuestro
actual sistema es un depredador con el medio ambiente.
Por eso debemos tomar conciencia del daño que estamos haciendo al planeta, que es nuestra
casa, a la vez le invitamos a que “Cuidemos el Medio Ambiente”... teniendo en cuenta estas
sugerencias:
-- Acostumbre a sus hijos a que aprecien la vida al aire libre y todo lo que la naturaleza les
ofrece.
-- Enséñeles que a las plantas y a los animales hay que respetarlos y promover su desarrollo, pues
son seres que representan la vida.
-- Evite la defecación al aire libre; una vez seca, se convierte en el aire que todos respiramos.
-- No tire desperdicios al agua de los ríos o lagos, porque iniciarán una contaminación en cadena,
que luego se nos revertirá.
-- Si piensa ‘cambiar de aires’ considere la posibilidad de una ciudad mediana que le brinde los
elementos para un desarrollo profesional y familiar, pero también una mejor calidad de vida.
-- No compre animales en peligro de extinción. En las tiendas de animales hay que asegurarse de
que estos provienen de criaderos en cautiverios. Los reptiles y las aves corren especial peligro en
manos de comerciantes que no cumplen con las normas de importación y ventas de animales
salvajes.
-- Evite abandonar o tirar basura de cualquier tipo... Lleve siempre en su vehículo una bolsita de
plástico para evitar la tentación de tirar la basura en la calle.
-- Jamás les permita a sus hijos arrojar objetos o basura a la calle. Obviamente, usted nunca debe
hacer lo contrario de lo que predica!
-- Enséñeles que su higiene personal debe reflejarse también en los objetos que los rodean, y la
ciudad es el más importante de todos ellos.
-- ¡Cuide el agua!... Es muchísimo más valiosa de lo que usted paga por ella.
Aunque no lo crea, poniendo cada uno de nosotros un granito de arena, en mucho podemos
ayudar a nuestro planeta!
Cuando nos tocamos y nos abrazamos, llevamos vida a nuestros sentidos y reafirmamos la
confianza en nuestros propios sentimientos. Algunas veces NO encontramos las palabras
adecuadas para expresar lo que sentimos, el abrazo es la mejor manera, hay veces que no nos
atrevemos a decir lo que sentimos, ya sea por timidez o porque los sentimientos nos abruman, en
esos casos se puede contar con el idioma de los abrazos.
Y aunque hay diferentes ‘tipos’ de abrazos (llamémosles asi), ahora nos estamos refiriendo a
aquellos que son sinceros, honestos, sin morbo ni malicia y que tienen la virtud de hacernos
sentir bien. Aquellos que se emplean para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad y que, en
consecuencia provocan alteraciones fisiológicas positivas en quien toca y en quien es tocado.
Si bien sabemos que un abrazo es importante en la vida y salud emocional de toda persona, hay
una teoría, medio en broma medio en serio, que indica que CUATRO abrazos al día son
necesarios para sobrevivir, OCHO para mantenerse feliz y contento y DOCE para crecer como
personas.
Resumiendo lo anterior, podemos decir que un abrazo nos brinda básicamente las siguientes
cosas:
- Protección: El sentirnos protegidos es importante para todos, pero es más para los niños y los
ancianos quienes dependen del amor de quienes los rodean.
- Confianza: La confianza nos puede hacer avanzar cuando el miedo se impone a nuestro deseo
de participar con entusiasmo en algún desafío de la vida.
- Fortaleza: Cuando pasamos nuestra energía con un abrazo, aumentan nuestras propias fuerzas.
- Salud: El contacto físico y el abrazo imparten una energía vital capaz de sanar o aliviar
dolencias menores.
... Y ahora abrázate a ti mismo, y que éste sea un ‘AbrazoToToTe’, todo para ti de parte de todos
los que hacemos El Aviso Magazine ¡DISFRUTALO!
EL TREN DE LA VIDA
Salida: Cada Segundo... Llegada: Nunca lo sabrás... Destino: La Vida!
Un día leí un libro que comparaba la vida con un viaje en tren. Una comparación
extremadamente interesante cuando es bien interpretada.
Interesante, porque nuestra vida es como un viaje en tren, llena de embarques y desembarques,
de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables y a veces no tanto, con algunas
subidas y bajadas tristes.
Cuando nacemos y subimos al tren, encontramos dos personas queridas, que nos harán conocer
el viaje hasta el fin: “nuestros padres.”
Pero inevitablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más.
Quedaremos huérfanos de su cariño, protección y afecto.
A pesar de esto, nuestro viaje deberá continuar… conoceremos otras personas durante la larga
travesía, entre ellos hermanos, hijos, amigos y amores.
Muchos de ellos sólo realizarán un corto paseo, otros estarán siempre a nuestro lado,
compartiendo alegrías y tristezas.
Es curioso ver cómo algunos pasajeros a los que queremos no se sientan junto a nosotros, sino
que se alejan, ¡se sientan en otros vagones del tren!
Lo difícil es aceptar que, no podremos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las
personas que los acompañan; pero eso no impedirá, aunque tal vez con alguna dificultad,
acercarnos a ellos.
Este viaje es así, lleno de atropellos, sueños, fantasías, esperas, llegadas y partidas. Sabemos que
este tren sólo realiza un viaje, el de ida.
Muchos se bajarán y dejarán recuerdos imborrables, para ellos el viaje “TERMINÓ”... Otros, en
cambio, viajarán ocupando asientos, sin que nadie perciba que están allí sentados.
Tratemos, entonces, de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los
pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que, en algún momento
del viaje, alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entender eso. A nosotros también nos
ocurrirá lo mismo y seguramente alguien nos entenderá y ayudará… El gran misterio de este
viaje es que no sabemos en cual estación nos tocará descender.
Pienso: cuando tenga que bajarme del tren ¿sentiré añoranzas? Mi respuesta es SÍ;
---dejar a mis hijos viajando solos será triste y doloroso el separarme de los amores de mi vida.
Pero tengo la esperanza de que en algún momento nos volveremos a encontrar en la estación
principal y tendré la emoción de verlos llegar con mucha más experiencia de la que tenían al
iniciar el viaje.
Seré feliz al pensar que en algo pude colaborar para que ellos hayan crecido como buenas
personas. Ahora, en este momento, el tren disminuye la velocidad para que suban y bajen
personas.
Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando… ¿Quién subirá?. ¿Quién será?
Estoy feliz de ver cómo ciertas personas, como nosotros, tienen la capacidad de reconstruir para
volver a empezar. ¡Eso es señal de lucha y garra!…
Agradezco a DIOS, porque estoy compartiendo contigo este viaje y, a pesar de que a veces
nuestros asientos no estén juntos, con seguridad el vagón en el que vamos y el maquinista son los
mismos.
A ti, que compartes estos minutos GRACIAS y que tengas un “BUEN VIAJE” en el Tren de la
Vida!
Yo estaré a tu lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos: en nuestros hijos, por
supuesto, pero también en el sudor compartido tanto en el trabajo como en el placer, y en las
lágrimas que intercambiamos.
Y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado y que, irremediablemente, recibieron algo de
nosotros y llevan incorporado -sin ellos ni nosotros notarlo- algo de ti y algo de mí.
También nuestros fracasos, nuestra indolencia y nuestros pecados serán testigos permanentes de
que estuvimos vivos y no fuimos ángeles, sino humanos.
No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que mires que hayamos estado,
con quienquiera que hables que nos conociese, allá habrá algo mío. Aquello sería distinto, pero
indudablemente distinto, si no hubiésemos aceptado vivir juntos nuestro amor durante tantos
años; el mundo estará ya siempre salpicado de nosotros.
No llores mi ausencia, porque sólo te faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento. Llora,
si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, que
no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la lengua no
es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.
Y vive. Vive creando cada día, y más que antes. Porque yo no sé cómo, pero estoy seguro de
que, desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a ti, y será precisamente en ese
acto de traer algo que no estaba, donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy bien, pero
así, como los granos de trigo que no entienden que su compañero muerto en el campo ha dado
vida a muchos nuevos compañeros.
Así, con esa esperanza, deberás continuar dejando tu huella, para que, cuando tu muerte nos
vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la
Única Creación, muchos puedan decir de nosotros: si no nos hubiesen amado, el mundo estaría
más triste.
LA PARADOJA DE LA VIDA
La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más
reducidos; carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero tenemos
menos; compramos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más
chicas; mayores comodidades y menos tiempo. Tenemos más grados académicos, pero menos
sentido común; mayor conocimiento, pero menor capacidad de juicio; más expertos, pero más
problemas; mejor medicina pero menor bienestar.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado,
amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.
Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivirla. Añadimos años a nuestras vidas, no vida
a nuestros años. Hemos logrado ir y volver de la luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para
conocer a un nuevo vecino. Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior. Hemos hecho
grandes cosas, pero no por ser grandes son mejores.
Escribimos más, pero aprendemos menos. Planeamos más, pero logramos menos. Hemos
aprendido a apresurarnos, pero no a esperar. Producimos computadoras que pueden procesar
mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.
Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta; de hombres de gran talla y cortedad de
carácter; de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales. Hoy en día hay
dos ingresos, pero más divorcios; casas más lujosas, pero más hogares rotos. Son tiempos de
viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, acostones de una noche, cuerpos obesos,
y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar. Son tiempos en que hay
mucho en el escaparate y muy poco en la bodega.
Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no estarán aquí siempre.
Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y
se alejará de ti.
Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca, porque ese es el único tesoro que puedes dar con el
corazón, sin que te cueste ni un centavo.
Acuérdate de decir te amo a tu pareja y a tus seres queridos, pero sobre todo dilo sinceramente.
Un beso y un abrazo, cuando se dan con toda el alma, pueden reparar una herida.
Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa
persona ya no estará contigo.
Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.
Y recuerda siempre: La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento, sino por
los extraordinarios momentos que nos lo quitan.
La señora quedó entusiasmada. Nunca había creído posible que en su casa sucediese ese milagro.
Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús.
De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado
por un embarazo muy adelantado.
- Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme?... Estoy embarazada y tengo mucha necesidad
del trabajo.
- ¿Pero cómo se le ocurre molestar a esta hora? Vuelva otro día, y ya veremos -respondió la
dueña de la casa-; ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita.
La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó
mucho:
-- ¿Piensa usted que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?
Por favor, no ensucie mi entrada con esos sucios pies.
La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador,
escogió de la bodega los mejores vinos, preparó unos coctelitos.
Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la
puerta.
Cansados de esperar empezaron a tomarse los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer
efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar la cena preparada.
A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró en vivo y con gran espanto, frente al
ángel del sueño, el mismo que le avisó de la visita de Jesús.
- ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús
no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?
- No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel.
Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero
y en el niño hambriento y, en los tres casos, ¡usted lo rechazó!
LA MEDIA COBIJA
Don Roque era un anciano que desde que murió su esposa dedicó su vida durante largos años a
trabajar muy duro para sacar adelante a su familia.
Su mayor deseo era ver a su hijo convertido en un hombre de bien, respetado por los demás, ya
que para lograrlo dedicó su vida y su escasa fortuna.
A los setenta años, Don Roque se encontraba sin fuerzas, sin esperanzas, solo y lleno de
recuerdos.Esperaba que su hijo, ahora brillante profesional, le ofreciera su apoyo y comprensión,
pero veía pasar los días sin q ue éste apareciera y decidió, por primera vez en su vida, pedirle un
favor.
Don Roque tocó la puerta de la casa donde vivía el hijo con su familia.
-¡Hola papá! ¡Qué milagro que vienes por aquí!
-Ya sabes que no me gusta molestarte, pero me siento muy solo; además estoy cansado y viejo.
-Pues a nosotros nos da mucho gusto que vengas a visitarnos, ya sabes que esta es tu casa.
-Gracias hijo, sabía que podía contar contigo, pero temía ser un estorbo.
-Eso nunca, papá.
-Entonces, ¿no te molestaría que me quedara a vivir con ustedes?. ¡Me siento tan solo!.
-¿Quedarte a vivir aquí? Sí... claro...pero no sé si estarías a gusto. Tú sabes, la casa es chica... mi
esposa es muy especial... y luego los niños...
-Mira, hijo, si te causo muchas molestias olvídalo.
No te preocupes por mí, alguien me tenderá la mano.
-No padre, no es eso. Sólo que... no se me ocurre dónde podrías dormir. No puedo sacar a nadie
de su cuarto, mis hijos no me lo perdonarían... o sólo que no te moleste....
-¿Qué hijo?
-Dormir en el patio...
-Dormir en el patio, está bien.
El hijo de Don Roque llamó a su hijo de doce años.
-Dime papá.
-Mira, hijo, tu abuelo se quedará a vivir con nosotros. Tráele una cobija para que se tape en la
noche.
-Sí, con gusto... y ¿dónde va a dormir?
-En el patio, no quiere que nos incomodemos por su culpa.
Luis subió por la cobija, tomó unas tijeras y la cortó en dos. En ese momento llegó su padre.
-¿Qué haces Luis? ¿Por qué cortas la cobija de tu abuelo?
-Sabes papá, estaba pensando...
-¿Pensando en qué?
-En guardar la mitad de la cobija, la podemos utilizar cuando tú seas ya viejo y vayas a vivir a mi
casa, ¿no crees?....
LA CICATRIZ
Se cuenta la historia de un niño que invitó a su madre a asistir a la primera conferencia para
maestros y padres de su escuela primaria.
En su fuero interno aquel chiquillo esperaba que ella se negara ir, argumentando cualquier
pretexto, pero para su desconsuelo, su madre, encantada aceptó ir.
Aquella sería la primera vez que sus compañeritos de clase, sus papás y su maestra verían a su
madre y eso le preocupaba, porque la verdad era que él se avergonzaba de la apariencia de ella.
Aunque era una mujer hermosa, tenía una severa cicatriz que le cubría casi por completo el lado
derecho de la cara. El niño siempre había evitado preguntar por qué o cómo, ella se había hecho
aquella cicatriz.
En este momento, el pequeño salió de su escondite y fue corriendo hacia su madre y con
lágrimas de emoción en los ojos, ¡la abrazó... y beso muchas veces aquella cara con cicatriz!
El niño se sentía agradecido, pero también sobrecogido por el sacrificio que su madre había
hecho por él...
¡Durante el resto del día no le soltó la mano!!
¡Y esto! - dijo - no es un simple paquete, “es lencería". Tiro el papel que lo envolvía y observó la
exquisita seda y el encaje... Ella compró esto la primera vez que fuimos a New York, hace 8 o 9
años. Nunca lo usó. Lo estaba guardando para una "ocasión especial".
Bueno... creo que esta es la ocasión. Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con las demás
ropas que iba a llevar a la funeraria. Su esposa acababa de morir.
Volviéndose hacia mí, dijo: "No guardes nada para una ocasión especial; cada día que vives es
una ocasión especial". Todavía estoy pensando en esas palabras... ya han cambiado mi vida.
Ahora estoy leyendo más y limpiando menos. Me siento en la terraza y admiro la vista sin
fijarme en las malas hierbas del jardín. Paso más tiempo con mi familia y amigos y menos
tiempo en el trabajo. He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para
disfrutar, no para sobrevivir. Ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días. Me
pongo mi saco nuevo para ir al supermercado, si así lo decido y me da la gana. Ya no guardo mi
mejor perfume para fiestas especiales, lo uso cada vez que se me antoja hacerlo.
Las frases "algún día..." y "uno de estos días" están desapareciendo de mi vocabulario. Si vale la
pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora. No estoy seguro de lo
que habría hecho la esposa de mi amigo si hubiera sabido que no estaría aquí para el mañana que
todos tomamos tan a la ligera. Creo que hubiera llamado a sus familiares y amigos cercanos. A lo
mejor, hubiera llamado a algunos antiguos amigos para disculparse y hacer las paces por posibles
enojos del pasado. Me gusta pensar que hubiera ido a comer comida china, su favorita. Son esas
pequeñas cosas dejadas sin hacer las que me harían enojar si supiera que mis horas están
limitadas.
Me enojaría, y mucho, porque dejé de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en
contacto "algún día"... estaría enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir "uno
de estos días"; enojado y triste porque no le dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente
frecuencia, cuánto los amo.
Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a nuestras vidas.
Y cada mañana me digo a mí mismo que este día es especial... cada día, cada hora, cada minuto...
es especial.
Vive y disfruta cada momento de tu vida como algo especial, como si fuera el último de tu
existencia, no dejes pasar esos ratos de felicidad porque al final, ¿de qué sirve la vida si no la
disfrutas como debe de ser?... Vive y se feliz!!!
LOS CLAVELES
Estábamos listos para el viaje que haríamos el fin de semana, ya preparados con neveras
portátiles bermudas y camisetas, por supuesto con los permisos y con los bolsillos llenos de
billetes nuevos que habíamos recibido por la primera semana de pago en el campamento de
verano del Ejército de Reserva. Mi amigo del ejército Dan y yo, teníamos el Corvette 427 azul
metálico, en el que iniciaríamos la aventura.
Desde que el día anterior no encontramos nuestros nombres en la tabla de asignación de deberes
del fin de semana, nos sentíamos felices, por eso decidimos que la playa era lo que
necesitábamos para recuperarnos de cuatro días de raciones reducidas y de mosquitos en las
colinas orientales de Alabama.
Nuestro campo de verano había comenzado muy pronto aquel año. El clima de mayo había sido
delicioso, y con la capota abajo y el equipo de sonido en lo alto llegamos a Birmingham y
decidimos detenernos allí para llamar a nuestras madres y desearles un feliz día antes de
continuar nuestro viaje hacia el sur por la autopista.
Encontré a mamá en casa y me dijo que acababa de regresar de la tienda. Por el tono de su voz,
supe que estaba decepcionada de que yo no pasara aquel día especial en familia. “Que tengas un
buen viaje y ten cuidado, Te echaremos de menos”, dijo.
Cuando regrese al auto, por el rostro de Dan supe que el también estaba padeciendo del mismo
sentimiento de culpa que me obsesionaba. Entonces tuvimos una brillante idea. Enviar flores.
Estacionamos al lado de una florería del sur de Birmingham. Cada uno garabateó una nota para
enviarla con las flores que nos absolverían de la culpabilidad de pasar nuestro único fin de
semana libre en la playa y no con nuestra querida madre.
“Supongo que sí”, respondió Dan. En ese momento sin planearlo tiramos las tarjetas a la basura y
nos dirigimos en silencio hacia el auto.
Estando en el auto los dos en silencio, nos miramos, y sin palabras decidimos regresar. En todo
el camino de regreso no podíamos dejar de pensar en ese niño que nos había dado una gran
lección.
Dan me dejo frente a la casa de mis padres y prometió pasar por mí el domingo pro la tarde para
regresar al cuartel.
Florida definitivamente podía esperar para otra ocasión, pero mi madre no, ella merecía que yo
estuviera este día tan especial junto a ella.
¡Feliz día de las madres!
LA REALIDAD:
Tenemos más; Disfrutamos menos...
Tomamos mucho, fumamos mucho, gastamos sin medida, reímos muy poco.
Manejamos muy rápido y nos enfurecemos demasiado rápido.
Hemos aprendido a hacer las cosas más rápido, pero no a tener más paciencia.
Tenemos ganancias más altas, pero moral más baja.
Tenemos más alimento, pero menos paz.
Construimos más computadoras para guardar más información, para producir más copias que
nunca, pero nos comunicamos menos.
Cada vez tenemos más cantidad y menos calidad.
Esta es la época de la comida rápida y de la digestión lenta.
Hombres altos, pero de carácter bajo.
~ La realidad es que nunca estamos conformes con lo que tenemos, y poco o nada disfrutamos de
eso mismo; por eso es importante vivir a plenitud y aprender a disfrutar lo que tengamos, sin
importar que sea poco o mucho...!
“La acción parece seguir al sentimiento, pero en realidad la acción y el sentimiento van juntos; y
si se regula la acción, que está bajo el control más directo de la voluntad, podemos regular el
sentimiento, que no lo está”.
“De tal manera, el camino voluntario y soberano hacia la alegría si perdemos dicha alegría,
consiste en proceder con alegría, actuar y hablar con alegría, como si esa alegría estuviera ya con
nosotros...”.
Todo el mundo busca la felicidad y hay un medio seguro para encontrarla. Consiste en controlar
nuestros pensamientos. La felicidad no depende de condiciones externas, depende de
condiciones internas.
No es lo que tenemos o lo que somos o donde estamos o lo que realizaremos, nada de eso, lo que
nos hace felices o desgraciados. Es lo que pensamos acerca de todo ello. Por ejemplo, dos
personas pueden estar en el mismo sitio, haciendo lo mismo; ambas pueden tener sumas iguales
en dinero y en prestigio, sin embargo una es feliz y la otra no.
¿Por qué? Por una diferente actitud mental. He visto tantos semblantes felices entre los peones
chinos que trabajan y sudan en el agobiante calor de China por siete centavos al día, como los he
visto entre los paseantes de Park Avenue.
Nada es bueno o malo -dijo Shakespeare-, sino que el pensamiento es lo que hace que las cosas
sean buenas o malas.
Abraham Lincoln señaló una vez que “casi todas las personas son tan felices como se deciden a
serlo”. Tenía razón. Hace poco conocí un notable ejemplo de esa verdad. Subía las escaleras de
la estación de Long Island, en Nueva York. Frente a mí, treinta o cuarenta niños inválidos, con
bastones y muletas, salvaban trabajosamente los escalones. Uno de ellos tenía que ser llevado en
brazos. Me asombró la alegría y las risas de todos ellos, y hable al respecto con uno de los
hombres a cargo de los niños. “Ah, sí -me dijo-, cuando un niño comprende que va a ser inválido
queda asombrado al principio pero, después de transcurrido ese asombro, se resigna
generalmente a su destino y llega a ser entrañablemente feliz... y muchas veces, más feliz que la
mayoría de la gente”.
Siempre celebrábamos el cumpleaños de papá, que era en noviembre, el día de acción de gracias;
incluso cuando se fue a vivir a un hogar para ancianos. Con el paso de los años, aquel suceso
adquirió doble significado para mí; es decir, una fiesta de cumpleaños tradicional para papá y un
agradecimiento personal por todo lo que él había sido para mí en la vida.
Cuando supimos que podría ser su último cumpleaños, todos los miembros de la familia
decidimos reajustar nuestros planes para el día de acción de gracias y reunirnos para llevar a
cabo una enorme celebración de cumpleaños del abuelo Simón (mi padre) en el hogar para
ancianos. Fue una fiesta muy concurrida, con mucho alboroto y comida en abundancia. Papá se
divirtió como nunca. Era un excelente narrador de historias y aquí tenia la audiencia cautiva más
numerosa de toda su vida. La fiesta revoloteaba a su alrededor.
En un momento de calma anuncie que, para variar, ahora le tocaba a papá escuchar algunos
relatos. Yo quería que todos dijéramos al abuelo Simón lo que nos gustaba de él. El salón se
quedó en silencio e incluso papá se calló mientras su familia se reunía a su alrededor, como
súbditos alrededor del trono.
Uno tras otro todos narraron anécdotas que salieron del fondo de su corazón, mientras papá
escuchaba, con los ojos azules húmedos y relampagueando. La gente recordó todo tipo de
vivencias olvidadas, historias de cuando papá era joven, historias que son un tesoro compartido
de familia. Entonces alguien narró la historia de mamá y el florero...
Mamá era una mujer robusta y de baja estatura que siempre se inclinaba sobre la mesa para leer
el periódico. Con los codos sobre la mesa para apoyar la barbilla, su cuerpo hacia un ángulo
recto perfecto. Un día, papá le colocó el florero chapeado en oro que ella apreciaba tanto, una
reliquia familiar, justo en el trasero, en el ángulo que se formaba en su cintura. Ella no se podía
mover, no podía dejar de reírse, y gritaba pidiendo ayuda a través de las lágrimas, mientras el
florero se tambaleaba. Todos los demás nos tirábamos al suelo de risa, hasta que papá finalmente
rescato el florero.
Los relatos fluyeron. Cada uno parecía desencadenar el recuerdo de dos más. Ni siquiera los
nietos más pequeños podían esperar para decirle a papá por qué lo amaban. Papá era un hombre
que había sido bondadoso con muchas personas en su vida, y aquí teníamos la oportunidad de
festejarlo.
Meses más tarde, en el funeral de papá, comprendimos mejor lo que le habíamos dado aquel día.
Las historias que contamos son las que la gente normalmente platica en un funeral, cuando el ser
amado ya no está ahí para escucharlas. Entonces se platican, entre lágrimas, con la esperanza de
que el que se fue de algún modo escuche las palabras efusivas de amor. Pero nosotros dimos a mi
padre esos recuerdos de amor todavía en vida, narrados entre risas, acompañados de abrazos y de
alegría. Los tuvo para retenerlos y repetirlos en su memoria durante sus últimos meses y días.
Las palabras son importantes, y son suficientes. Sólo necesitamos decirlas, manifestárselas en
público a quienes amamos para que todos los demás las escuchen. Esa es la manera de
corresponder al amor y la oportunidad de exaltar a una persona en vida.
Yo nunca antes había tenido entre mis brazos a un niño deforme, es más, ni siquiera había visto
uno. De pronto me encontré transportando a tres pequeños huérfanos a la casa de sus padres
adoptivos en la víspera de la Navidad.
Yo enseñaba inglés en Corea. Los estudiantes se habían amotinado y habían logrado cerrar la
universidad en la que yo daba clases. Disgustado, preferí regresar a casa. Un amigo me informó
del “vuelo con bebés”, un programa en el que uno podía viajar de Corea a Estados Unidos a un
precio muy bajo. Pero con una condición. El viajante tenía que transportar a tres huérfanos. La
alternativa era pagar el pasaje completo.
Entonces me encontré abordando un avión con tres infantes, de tres, siete y dieciocho meses de
edad. Llegaron agripados, con las narices moquientas y los pañales mojados. Cuando despegó el
avión, los pequeños lloraron. El avión vibró con violencia y los bebés se tranquilizaron.
Segundos después, el avión dejó de vibrar, y al unísono, los bebés lloraron. Los pasajeros
estallaron en carcajadas.
Sólo una cosa me perturbó. La más pequeña de los bebés era una enana deforme. Me impactó la
desproporción entre su cabeza y sus brazos y dedos diminutos. Me pregunté si sus nuevos padres
sabrían lo que iba en camino. Pero el que tenía en mi regazo estaba húmedo y la fórmula de la
leche había disminuido. Con rapidez aprendí a limpiar un trasero húmedo, poner pañales limpios
e introducir un chupón en una boca abierta.
Dos soldados estadounidenses me preguntaron si cada uno de ellos podía cargar a un bebé.
– No hay problema -respondí, y ambos se retiraron con sus bebés.
Yo me quedé ahí sentado con la bebé de la enorme cabeza. Ella parpadeó con sus largas y
hermosas pestañas y sonrió. Es curiosos cómo algo así puede hacer que uno cambie. Desde ese
momento ella irradió belleza y no volvió a dejar mis brazos.
Antes de aterrizar en Tokio los soldados me regresaron a los bebés. Sin desatender a mi bebé,
cambié, uno por uno, los pañales de los dos bebés que los soldados me acababan de entregar. Al
quitarles la ropa, cayeron al suelo unos billetes de un dólar. Miré a los soldados que salían. Uno
de ellos declaró:
– Esos pequeños pillos van a necesitar todo el efectivo que les llegue: ¡Feliz Navidad!
Para entonces ya se había generado un fuerte lazo entre mi bebé y yo. Incluso la llamé Tina.
Cuanto más pensaba en entregarla a alguien, más me preocupaban sus futuros padres.
Mientras aguardaba en la sala de espera observé a una mujer asiática y atractiva que iba y venía
cerca de mí. Nos miró a los bebés y a mí y se fue. De pronto se dio la media vuelta y me encaró.
– ¿Son huérfanos?
– Sí, respondí.
– Hace veinticuatro años yo fui uno de ellos. ¿Puedo llevar uno?
La hermosa mujer tomó al más ruidoso del grupo, lo llevó al avión para el siguiente tramo de
nuestro trayecto y se ocupó de él durante el resto del vuelo. De cuando en cuando, cada vez que
podía, se aparecía y me daba una mano alimentando o cambiando a los otros. Después de dos
escalas más y un total de veintisiete horas, el avión aterrizó. Los nuevos padres de dos de los
bebés entraron corriendo y salieron volando con ellos. Yo seguía con Tina, a la que parecía que
nadie vendría a buscar a bordo. Preocupado de que nadie la quisiera, salí del avión con paso
cansado. Fue entonces cuando los vi y me detuve, incapaz de moverme. Las pequeñas manos de
una pareja de enanos se elevaron hacia mí.
Al entregarles a Tina, ella me dijo “oma”, que significa mamá en coreano. En ese momento, me
senté y lloré... y lloré!
Miré a la pequeña familia embelesada salir a una nueva vida y pensé: “¡Qué perfecto!”
Pero al año siguiente pagaré el pasaje completo... El vuelo con bebés era demasiado costoso.
Y aunque pudiera haber muchas teorías de por qué sucede esto, la respuesta más sencilla, pero
real es que algunas personas triunfan porque gustosamente pagan el precio del éxito, mientras
otras, aunque aparentemente son dinámicas y tienen ambiciones, pero en realidad no están
dispuestas a hacer el mismo esfuerzo.
¿Cuál es el precio?
Concentrar todos los esfuerzos en la resolución del problema que se pretende resolver, analizar el
problema desde todos los ángulos y desarrollar planes eficaces. Eso por supuesto requiere de
sacrificios.
También el precio del éxito es tener gran determinación para conquistar lo que se pretende
lograr, no sólo en situaciones favorables, sino también bajo condiciones adversas. Piense que
para lograr algo valioso primeramente debe vencer todos los obstáculos que se presenten.
Rehusar creer que existen circunstancias lo suficientemente adversas para hacerle desistir de sus
propósitos o para creer que le harán fracasar en sus esfuerzos para lograr el éxito.
¿Difícil? ¡Por supuesto que sí! Tal es el porqué tantas personas ni siquiera intentan lograr el
éxito. En su lugar se conforman con la mediocridad y continúan su rumbo por senderos que no
les conducen a ninguna parte. Nunca se ha conseguido nada valioso sin esfuerzos constantes, sin
vencer contratiempos y sin arduo trabajo.
Ese es el precio que debe usted pagar para lograr el éxito. Por consiguiente, todos debemos
preguntarnos: ¿Estoy dispuesto a soportar la carga de este esfuerzo a cambio de las comodidades,
y de las recompensas, y de la gloria que acompaña al éxito? ¿O debo optar por llevar una vida
mediocre?
¿Estoy dispuesto a pagar el precio del éxito?.
Un último consejo, No lo deje para mañana: comience hoy mismo a pagar el precio de su éxito.
Cuenta una antigua narración, que una pequeña oruga emprendió la marcha en dirección al sol.
Al lado del camino se encontraba un saltamontes.
—¿A dónde vas? —le preguntó.
Sin dejar de arrastrarse, la oruga contestó:
—Tuve un sueño anoche: soñé que contemplaba todo el valle desde la cumbre de la gran
montaña. Tanto me gustó lo que vi en el sueño que he decidido hacerlo realidad.
Mientras la oruga se alejaba, el saltamontes, sorprendido, se burló de ella:
—¡Estás loca! ¿Cómo vas tú a llegar hasta allá? Para ti, que eres un simple gusano, una piedra es
como una montaña, un pequeño charco, como un mar, y un tronco, como una gigantesca muralla.
La oruga oyó impertérrita sus reproches, sin dejar un solo momento de seguir arrastrando su
diminuto cuerpo. De pronto oyó la voz de un escarabajo:
—¿A dónde vas con tanto empeño?
Bañada en sudor y jadeando, la oruga le explicó que había tenido un sueño en el que
contemplaba todo el mundo desde la cumbre de la gran montaña, y que iba a escalarla para que
ese sueño se hiciera realidad.
Pero en lo más recóndito de su ser había un impulso que la obligaba a seguir adelante. Ya
agotada y exánime, decidió detenerse a descansar. Con las pocas fuerzas que le quedaban,
construyó un lugar donde pasar la noche. «Aquí estaré mejor», dijo. Pero durante la noche,
murió.
Todos los animales del valle fueron a ver sus restos. ¡Ahí yacía, impasible en el refugio que era
su concha, la criatura más loca de la creación! Había construido como su tumba un monumento a
la insensatez, digno de quien muere por una ilusión.
Una mañana de sol resplandeciente los animales volvieron a congregarse en torno a aquello que
se había convertido en una advertencia para los ilusos y atrevidos.
De pronto quedaron atónitos. La concha dura comenzó a quebrarse, y vieron unos ojos y unas
antenas que no podían ser las de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles
tiempo de salir de su asombro, fueron saliendo las hermosas alas de mariposa de aquella
impresionante criatura que tenían enfrente, la que realizaría su sueño, el sueño por el que había
vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.
Nunca te des por vencido en tus sueños, metas y anhelos. Todo lo que hagas, hazlo con amor y
pasión y siempre podrás alcanzar los resultados esperados.
¡Inténtalo!
persona está deprimida, automáticamente tendrá reacciones negativas, a diferencia que si está
feliz.
Para desarrollar la habilidad de tener siempre una actitud positiva, existen tres factores capaces
de modificar nuestro estado emocional. Y son: la fisiología, el lenguaje corporal y el enfoque.
Es muy difícil mantener un nivel elevado de motivación cuando no se tiene diseñado un futuro
inspirador por el cual luchar cada día. Los verdaderos triunfadores se preocupan de crear, como
primer elemento de su éxito, una imagen tan inspiradora, desafiante y apasionada de su futuro,
que literalmente esta imagen jala de ellos como si se tratara de un gigantesco imán.
Si todavía no lo ha hecho, tome ahora mismo el tiempo necesario para establecer por escrito
cuáles son sus mayores objetivos en la vida. Y una vez los haya definido, cree una película
mental en la que usted sea el protagonista y esté viviendo ya como reales esos resultados.
Intensifique los detalles de esa visualización: haga que tenga colores más vivos, más brillo, un
mayor tamaño, añádale su melodía favorita como música de fondo… En definitiva, transforme
su visualización en algo tan intenso emocionalmente para usted, que literalmente le haga llorar
de emoción al verse viviendo sus sueños como reales.
La Motivación NO es permanente. Muchas personas pretenden que la motivación les “dure” para
siempre. Lo que hay que hacer es programarse diariamente para que siempre tenga pensamientos
positivos. Hay que crear el hábito de encender su motivación a diario. Tiene que aprender a
condicionarse.
MOTIVACIÓN EN EL TRABAJO
Si estás a la búsqueda de trabajo o si ya tienes uno, pero no te sientes motivado
para hacerlo bien, este artículo te ayudará
Estudios realizados, aclaran que todo depende de la actitud que le pones día a día a lo que haces.
Si estás buscando trabajo, seguramente irás a las compañías donde te comentaron hay buen
ambiente de trabajo, eres reconocido y valoran el buen trabajo que haces.
Y si ya estás trabajando en una compañía donde nadie te motiva, sino al contrario, entonces,
aunque puede ser complicado, no será imposible que tú puedas hacer de tu ambiente de trabajo
un lugar lleno de energía positiva.
Te voy a decir que en todos los trabajos hay gente que no terminas de entender por qué están ahí,
pero bueno, ahí están cumpliendo un trabajo; es como en todas las familias, siempre hay una
oveja negra. Tú tienes la oportunidad de mostrar quien realmente eres, con un buen desempeño
en lo que haces. ¡Házlo!
La motivación requiere un trabajo contigo mismo, esa será la satisfacción de saber que estás
logrando lo que tanto deseabas; siempre debes tener un plan marcado para no dejarte arrastrar a
la negatividad que te puede rodear.
Aquí te mostraremos unos tips que te ayudarán a crear un buen y motivado ambiente de trabajo:
►Selecciona al personal indicado
►Aléjate de los chismes de pasillo
►Enfócate en la filosofía de la empresa
►No pongas las manos en el fuego por alguien que tarde o temprano puede afectar tu trabajo o
relación con otros compañeros
►Establece un sistema de motivación e incentivos que cubran las expectativas reales
► Haz de tu lugar de trabajo un lugar agradable donde te sientas como en casa
►Negocia con tus jefes incentivos que para sentirte reconocido por lo que haces
►Aprende y enseña a trabajar en equipo
Pon en práctica estos tips, y verás que poco a poco podrás ir logrando un buen ambiente de
trabajo, siempre teniendo en cuenta en alejarte de lo negativo, y de lo que te puede traer
problemas. Enfócate en realizar un buen trabajo por ti mismo y por la empresa que te dio la
oportunidad.
... Reflexiona... ¿Y tú, por qué trabajas?... Algunos lo hacen sólo por dinero. Otros, encontramos
en nuestro trabajo una satisfacción en nosotros mismos. Lo cierto es que para maximizar la
productividad, es necesario sólo enfocarte en ti mismo y olvidarte de las personas negativas y
poco productivas...
LA LEY DE ATRACCIÓN
¿Carencias o disfrutes, en qué enfocas tu atención y tus emociones?
Nuestras emociones, son nuestros mejores indicadores. Ellas nunca mienten, su única y
verdadera función es, indicarnos si lo que estamos experimentando y atrayendo a nuestra vida, es
lo que en realidad queremos o es lo contrario.
¿Qué es lo que hace que atraigamos situaciones que NO nos gustan? ¿Qué podemos hacer para
evitarlo? Esta simple pregunta requiere un poquito de reflexión e implica un cambio. No es una
pregunta fácil de responder, pero tampoco es imposible, tenemos que ser objetivos con nosotros
mismos. Ese pensamiento es el detonante a un cambio total de vida. Siempre y cuando seamos
honestos con nosotros mismos y queramos hacerlo.
Para que quede más claro, te daré un ejemplo: Una persona quiere comprarse una casa. Pero
cuando ve alguna que se parece a lo que quiere, siente tristeza, ansiedad, miedo, envidia… y toda
una serie de emociones negativas, por no poder tenerla todavía. En lugar de empezar a tener
pensamientos positivos y emprender nuevas acciones para atraer esa casa a su vida, esta persona
simplemente se está creando un sufrimiento mental increíble.
Muchos de nosotros primero tenemos el pensamiento negativo antes de tener uno positivo,
nosotros mismos nos llevamos al fracaso. Es muy simple ver que si tuviéramos un pensamiento
positivo frente a todo, seguramente el resultado sería automáticamente positivo.
La buena noticia es que, este tipo de comportamiento, no es una obligación para nadie. Esto
significa que si deseas realmente tener un buen resultado de algo que deseas mucho, tienes que
pensar y atraer a tu mente de una manera positiva, “que eso lo tendrás”, “que eso lo lograrás”.
Seguramente estarás pensando que eso es más fácil decirlo que hacerlo, pero en realidad no es
tan difícil. Sólo ponlo en práctica y verás que poco a poco irás cambiando tu manera de ver las
cosas.
Tú eres la única persona que atraerás a tu vida tanto las cosas buenas como las malas, esa es la
ley de la atracción, y como sólo tú tienes ese poder, debes empezar por cambiar la manera de ver
las cosas que te suceden diariamente... porque a tu vida llegará lo que deseas con todo tu
corazón, lo que piensas, lo que sientes... ¡Sí puedes cambiar, Adelante!
¿Recuerda cuando era niño?, que soñábamos con diferentes profesiones, las cuales nos llenaban
de expectativas y alegría. Nos imaginábamos con llegar a ser grandes para ser Enfermera,
Doctor, Policía, Bombero, Maquinista de un laaargo tren, Profesor, Cantante, Modelo… ¡Qué
tiempos aquellos! ¿Logró concretar su sueño? ¿Qué hace usted para ganarse el sustento? ¿Se
siente frustrado tal vez porque el trabajo que logró encontrar no es lo que usted soñaba?
Ahora como adultos tenemos que esforzarnos por hacer un trabajo de buena calidad. Los buenos
hábitos de trabajo incluyen el tener metas en cuanto al desempeño y entonces esforzarse por
lograrlas.
A continuación le proporcionamos algunas ideas para que, sea cual sea su labor, aprenda a
disfrutar del trabajo que tiene...
• Sea concienzudo. El trabajo bien hecho y completado a tiempo promueve el sentimiento
satisfacción de logro y es motivo para sentir orgullo sin pretensiones.
• Evite hacerse esclavo de la rutina: Con el tiempo, cada cual desarrolla cierta manera de hacer
las cosas. Para evitar que dicho patrón se convierta en una rutina aburrida, usted puede cambiar
su patrón de trabajo de vez en cuando. Quizás se pueda cambiar el orden en el que desempeñan
ciertas tareas.
Seguramente, no todos pueden alterar su manera de trabajar; pero muchos oficinistas han hallado
que el simple hecho de cambiar la posición del escritorio les ha dado la sensación de estar
iniciando su labor.
• Manténgase en buena condición física. Esto es imprescindible para disfrutar del trabajo.
Duerma lo suficiente de noche. Dedique los fines de semana a actividades que lo distraigan, pero
que no le quiten las ganas de ir a trabajar el lunes.
• Contribuya a que haya un ambiente alegre. Mantenga siempre una buena actitud, una sonrisa y
sea cordial con sus compañeros de trabajo. Quizás se le permita colocar una planta en algún
lugar o un cuadro de buen gusto en la pared para alegrar un poco el ambiente. Tal vez su
esfuerzo por tratar de mejorar el ambiente influya en otros y dé a la gerencia el incentivo para
hacer otros cambios.
• Sea agradable y amistoso. No permita que las diferencias de opinión o los choques de
personalidad interrumpan el progreso del trabajo. Evite las confrontaciones. Sobre todo, no se
deje contagiar del descontento de otros.
•¡Persevere! No permita que los problemas que surjan en el trabajo le roben su contentamiento.
Resuélvalos, o aprenda a vivir con ellos. “No te dejes vencer por el mal, sino sigue venciendo el
mal con el bien”.
•Sea equilibrado. El trabajo duro es bueno; pero el tener demasiado de algo bueno no hace que
esto automáticamente sea mejor. A las personas que consideran el trabajo como lo más
importante (aún más importante que los amigos y la familia) se les llama en países de habla
inglesa workaholics —combinación de los términos en inglés work (trabajo) y alcoholics
(alcohólicos)—; en español pudiéramos llamarlos adictos al trabajo. A dichas personas les falta
el equilibrio.
Aunque el apegarse a un horario extremadamente cargado tal vez las haga felices a ellas, rara vez
hace felices a los que tienen que vivir y trabajar con ellas.
Nunca permitas que los ladrones de energía de su empresa se acerquen a usted, únase a la gente
positiva, juntos lograrán hacer un buen ambiente de trabajo y sobretodo productivo.
Si tomamos como base que “Todo es Mente”, es decir, que todo es mental, tanto lo bueno como
lo malo, todo es, porque en algún momento existió en la mente de alguien.
Para empezar, habría que definir lo que es la visualización, puesto que existe un tanto de
confusión al respecto. Mucha gente piensa que se trata simplemente de soñar despierto, dejar
volar libremente la imaginación sin ningún método ni propósito concreto.
La visualización requiere un esfuerzo, un propósito, una meta y una dirección; hay una serie de
pasos muy sencillos, pero importantes para llevar a cabo en una visualización.
El primer paso para visualizar es ‘SABER’ qué queremos con exactitud, con datos, pelos y
señales. Y, por supuesto, una vez que nos hayamos decidido, atenernos a ese deseo concreto y no
cambiarlo por nada.
El segundo paso es la visualización en sí; vamos a llenar de vida ese deseo. Esto es, esa imagen
que tú has planificado clara y nítida, perfectamente detallada, la vamos a llevar a la mente. Los
ojos cerrados y un estado de relajación mental y física son imprescindibles. Una vez relajados
cuerpo y mente, vamos a reproducir esa imagen mentalmente de forma real.
¿Qué hacer para conseguir que sea más real?: Es muy simple, se trata de que no te limites sólo a
ver en tu mente, sino que lo sientas real. En la visualización tienes que sentir, la emoción
impulsada por el resultado. No hay un tiempo concreto para trabajar con la visualización, pero es
importante tener en cuenta una cosa: valen más cinco minutos de una visualización bien hecha,
que una hora de pensamientos que divagan sin sentido.
Después llega lo que para muchos resulta un poco difícil: DESCONECTAR. Sí, parece fácil,
pero no lo es, cortar con la visualización y volver a la actividad cotidiana sin que tu mente vuelva
al objeto de la visualización con frecuencia. Tú ya has hecho tu parte, deja que el Universo se
encargue del resto, a ti sólo corresponde propiciar que se cree el escenario adecuado para que eso
se produzca. Esto nos lleva a uno de los puntos claves para que haya resultados: ¡FE!. Si no
creemos a cada segundo en lo que estamos haciendo, si dudamos del éxito de lo que hemos
solicitado, si en el fondo no estamos convencidos de que lo merecemos, entonces la visualización
se transforma en una absurda pérdida de tiempo.
Por supuesto que hay que afirmar que todo será de forma positiva, para conseguir cosas buenas
en nuestras vidas no tenemos que perjudicar a otra persona.
El Universo está lleno de abundancia, hay de todo para todos. No te empeñes en que quieres el
coche que tiene tu vecino, si tanto te gusta, pide uno igual, pero no el de tu vecino. Del mismo
modo que si te parece maravilloso el marido de tu amiga, pide que entre alguien en tu vida que
tenga una personalidad similar, pero no pidas concretamente al marido de tu amiga.
No olvidemos que la Ley de Causa y Efecto opera en todo momento. ¡Tus pensamientos siempre
tienen que ser positivos para lograr tus metas!
Lamentablemente, desde esta actitud de no hacer nada, no ganamos nada, sino seguir en la
misma situación o empeorar la misma.
La clave para posicionarte frente a un problema es no verlo como un problema, sino como un
quiebre. Te voy a explicar por qué.
Cuando nos referimos a un problema, sentimos en esta palabra una connotación negativa y que
genera en nuestro ser un estado de ánimo alicaído que nonos predispone de una buena manera a
enfrentarlo. Es como si ya de entrada nos predisponemos a que no solucionaremos el problema o
que simplemente, hagamos lo que hagamos, nos saldrá mal.
En cambio, si interpretamos la situación que estamos viviendo como un quiebre, como una rotura
total, podemos tener “la sartén por el mango”. La situación no deseada que estamos viviendo,
puede convertirse en negativo o positivo según la interpretación que le demos a lo que ocurrió.
Los problemas existen por sí mismos, mientras que viven en nuestra mente como
interpretaciones de lo sucedido y esto es lo que nos otorga poder para decidir cómo enfrentarnos,
desde una posición protagonista, proactiva, que busca soluciones, más que quedarse en las quejas
que no nos llevan a ningún lado.
Si nos referimos a la situación no deseada como “problema”, pareciera ser que existe sólo un
camino de acción para resolverlo.
Esta nueva interpretación nos permite actuar adelantándonos a los posibles problemas que
pudieran aparecer. Si nos posicionamos como protagonistas, podremos “adelantarnos” a los
problemas para solucionarlos, tomando acción inmediata. ¿Por qué esperar que a "explote" todo,
si podemos hacer algo positivo?
A continuación te propongo algunas preguntas para que trabajes contigo mismo en un problema
que estés atravesando, y seas protagonista del mismo, buscando soluciones al menos las que
estén a tu alcance. Puedes utilizar estas preguntas para cualquier problema que estés atravesando:
Todo depende de ti, enfrenta las situaciones de la vida tal cual vienen, no te pongas en el papel
de víctima, así no llegarás a nada. ¡Sí puedes salir de todos los problemas, siempre y cuando...
Quieras!
Extractado: “La clave para posicionarte frente a los problemas
ATRÉVETE A CAMBIAR
Deja ir lo Viejo para recibir lo Nuevo
La Vida es una continua corriente de situaciones, relaciones… todo va y viene, como una
constante oportunidad de cambios o de mejorar las situaciones. Si pretendemos llegar a tener una
vida más próspera, en todos los sentidos que cada uno le quiera dar a esta palabra, una vida más
llena y más rica, entonces es necesario crear un nuevo espacio en nuestro corazón y en nuestra
mente (limpiando y sanando) para que sucedan los cambios deseados.
Para que ocurra la felicidad y todo lo nuevo, es necesario sanar patrones antiguos y pensamientos
negativos. Hemos de dejar primero que salga lo viejo para dar lugar a algo nuevo, lo fantástico
para nosotros.
¿Por qué deben ser reemplazadas nuestras falsas creencias del pasado, para permitirnos una
nueva evolución? Sólo una nueva actitud, más amorosa y más lúcida hacia nosotros mismos,
puede ayudarnos a identificar lo que ya no nos conviene.
Aferrarse al pasado, por temor a no saber ya quienes somos sin la mirada o la aprobación del otro
y por temor a tener que re-construirse sin otro modelo que el de nuestro propio corazón.
Estancados en este tipo de comportamiento, bloqueamos y así impedimos que lo que más nos
llena y hace felices se pueda producir, culpando siempre a la vida y a los demás. Nos
convertimos en víctimas.
El amor no se entrega a los juegos de la mente humana, no cambia para complacer a la mentira,
sólo sabe Ser lo que Es: alegría pura. Negarse la posibilidad de amarse y amar, no sólo es
negarse a sí mismo, sino también negarse al otro y a los demás. Al aferrarse a una relación de
pareja ya obsoleta, al no soltarla, estamos impidiendo que la persona adecuada llegue a nuestro
lado o dirigirnos al suyo. Sí, nos convertimos en el obstáculo principal a nuestra propia felicidad.
No nos estamos autorizando lo más natural del mundo, nos negamos a involucrarnos de corazón,
nos prohibimos sentirnos plenamente enamorados, nos excluimos de la lista de los amados.
¿Cuántas veces habremos oído: más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer? Esta es la
creencia y el dicho de una persona que no confía en la Vida, que se da la espalda y se la da
también a todo lo que es el amor. Por miedo, no se atreve a ser feliz ni deja que los demás lo
sean.
Una persona que ignora y que no lucha por la prosperidad en su existencia, es una persona que
cree no merecer lo bueno, ni poco ni mucho, pero que sí le otorga toda su fuerza de voluntad y
sus creencias a lo que otros, que han sido sus modelos de educación en el pasado, le enseñaron
desde sus propios miedos y su falta de autoestima.
Los cambios importantes surgen de la nueva disposición a actuar desde nuestro corazón. La Vida
es una fuente inagotable de bienes a nuestra disposición, y para disfrutar de ello sólo necesitamos
aceptarnos como seres humanos y aprender de nuestra esencia amorosa.
En la próxima edición estaremos viendo cómo puedes hacer el cambio y cómo atreverse a
hacerlo. Todos podemos hacerlo si realmente lo queremos .•.
En nuestra cultura, por lo general, se supone que desarrollamos poco o nada nuestra autoestima.
Si tenemos una autoestima buena o saludable, entonces a eso muchos lo llaman “egoismo”...
Pero esto nos lleva a un problema grave: Baja autoestima.
Para poder mejorar la autoestima debemos comprender que somos importantes y aprender a
darnos prioridad sin cargar con culpa.
¿Por qué usted debe darse prioridad?:
--Negar sus necesida des y deseos pareciera ser algo “admirable”, pero esto es superficial. Con
este comportamiento usted lo único que logra es desconectarse consigo mismo. Muchos piensan
que si se dan prioridad son egoistas y no se preocupan de los demás. ¡Pero esto no es verdad!.
Para poder dar lo mejor a los demás usted debe primero dárselo a usted mismo. Reflexione un
poco acerca de esto. ¿Quién da (por ejemplo) más donaciones, los pobres? No lo creo... Usted no
puede dar lo que no tiene. Si más tiene, más puede dar.
Cuando usted comienza a poner sus necesidades y deseos primero, usted puede crecer y
desarrollarse como un ser humano saludable y feliz. Esta es la manera en que usted podrá ayudar
a los demás. Por otro lado sufrirá menos estrés y su autoestima y seguridad en sí mismo mejorará
naturalmente.
Siga estos consejitos que le ayudarán a saber cómo actuar frente a ciertas situaciones:
1.- Aprenda a decir que “no” cuando deba decirlo. ¡No tenga miedo!. Eso le dará seguridad en
usted mismo.
2.- Encuentre un balance entre el trabajo y la familia. Respete sus propias necesidades.
3.- Evite solicitudes, pedidos o favores de personas que sienta que abusan de usted.
4.- Escuche a su cuerpo, no permita que los demás lo presionen sobre lo que tiene que comer y
de qué manera debe hacer gimnasia (por ejemplo). Digamos que usted sale a comer afuera con
amigos y no quiere comer pollo; sólo porque los demás insisten en que lo coma porque es la
especialidad de esa noche, no significa que debe hacerlo.
** Aprenda a darse prioridad a usted mismo con respecto a sus necesidades: descansar, relajarse,
divertirse, etc. Usted se volverá una mejor persona, se sentirá más saludable y con más energía.
La timidez está relacionada con el trato social, por eso, hay muchas situaciones en las que el
tímido puede sufrir con el contacto humano, por ejemplo: al encontrarse a solas con alguien en el
elevador, al hacer una pregunta en público, al efectuar un reclamo en un restaurante, al devolver
una prenda en la tienda o al iniciar una relación de pareja.
Pero ciertos niveles de timidez pueden incluso resultar atractivos, porque despiertan sentimientos
de ternura a causa de esa supuesta debilidad y aparente necesidad de protección que se desprende
del tímido. Por eso algunos tímidos resultan interesantes para algunas mujeres, que ven en ellos
personas a quienes mimar o proteger, como una forma de manifestar su instinto maternal.
¿Pero cuándo se puede considerar la timidez algo anormal y que requiere remedio?
La señal de alarma es el sufrimiento; cuando ese temor al contacto con los demás produce
angustia, desestabiliza y perjudica a la persona en sus relaciones de trabajo y de amistad hay que
intervenir, y mientras más pronto, mejor.
Ser tímido no es lo mismo que ser retraído. Hay personas que son reservadas y viven hacia
dentro de sí mismas y prefieren expresarse con sobriedad, pero pueden, perfectamente, no ser
tímidas. Algunos eligen disfrutar de su mundo interno y no salir mucho de sí mismos e incluso
pueden ser excelentes comunicadores.
El tímido es, usualmente, una persona muy emotiva que tiene miedo de actuar mal y por eso
evita el contacto con los demás. No confía en sí mismo ni en los demás.
Y hay ¿tímidos con éxito? Cuando la timidez no es grave puede convertirse incluso en un
elemento al que le sacan ventaja; la prudencia, característica de los tímidos, les ayuda a controlar
mejor los impulsos no deseados y les facilita una mejor aceptación social que las personas que no
actúan con tanto cálculo.
Con frecuencia son retraídos y aprovechan esa facilidad para profundizar en la creatividad
interior, lo que estimula la imaginación y la fantasía. Por ello, entre los tímidos se encuentran
artistas, pensadores y escritores. Aunque en el ámbito laboral se valora la capacidad de
comunicación, algunos tímidos han encontrado en el trabajo su refugio con tendencia a ser
perfeccionistas y eficaces.
Los trastornos por este tipo de ansiedad social interfieren en la calidad de vida de la persona y
afectan su normal desarrollo. Por eso es importante consultar a un profesional, ya que cuanto
más rápido se haga un tratamiento, más rápida será la cura.
Las personas con problemas de timidez:
-• Se protegen a sí mismos de la realidad y adoptan actitudes escapistas.
-• Satisfacen los deseos frustrados mediante realizaciones imaginarias.
-• Culpan de sus dificultades a otras personas.
-• Evitan los pensamientos peligrosos o dolorosos.
-• Descargan los sentimientos acumulados sobre personas que perciben como más débiles que
ellos.
-Intentan retirarse despacio, para protegerse del daño.
-• Tratan de ganarse el afecto de los demás para alimentar los propios, a pesar de los fracasos.
Lánzate a perder la timidez para ser feliz!!!
ENTRE TODOS PODEMOS...
Trabajar en equipo es lo que necesitamos. Da tu mano para, juntos, vencer los
retos de la vida
Hace algunos años, en las Olimpiadas de Seattle, Washington para personas con discapacidad,
también llamadas “Olimpiadas especiales”, nueve participantes, todos ellos con algún grado de
deficiencia mental, se alinearon para la salida de la carrera de los cien metros planos.
A la señal, todos partieron, no exactamente disparados, pero con deseos de dar lo mejor de sí,
terminar la carrera y ganar alguna de las medallas.
Todos, excepto un muchacho que tropezó en el piso, cayó y rodó. Y mientras se sentaba en el
piso, comenzó a llorar...
Los otros ocho escucharon el llanto, disminuyeron el paso y miraron hacia atrás.
Una de las muchachas, con síndrome de Down, se arrodilló, le dio un beso y le dijo: “Listo,
ahora vas a ganar”....
Y todos, los nueve competidores, entrelazaron los brazos y caminaron juntos hasta la línea de
llegada.
El estadio entero se puso de pie, y estamos seguros que en ese momento no había un solo par de
ojos secos.
Los aplausos duraron largos minutos, las personas que estaban allí aquél día, repiten y repiten
esa historia hasta hoy.
Porque en el fondo, lo que todos deberíamos saber es que, lo que importa en esta vida, más que
ganar, es ayudar a los demás para vencer obstáculos, fracasos y desilusiones, aunque ello
signifique disminuir el paso y cambiar el rumbo.
Porque el verdadero sentido de esta vida es que …TODOS JUNTOS GANEMOS, no cada uno
de nosotros en forma individual.
Ojalá que tú, amigo lector, también seas capaz de disminuir el paso o cambiar el rumbo, para
ayudar a alguien que en cierto momento de su vida tropezó y que necesita de ayuda o estímulo
para continuar.
Nos hace falta disminuir el paso y cambiar de rumbo y, sobre todo, que esto no sea un proyecto
individual, sino colectivo; entre todos y dándonos la mano, podemos vencer los retos de la vida!
SECRETOS DE LA GENTE EFICAZ Y EXITOSA
¿Existe algún método eficaz que garantice obtener el éxito personal
o profesional deseado? Realmente no!! Sin embargo, esto no
quiere decir que estas dos cosas sean imposibles de lograr.
•-- Haz que la gente con la que vives sepa el valor que tienen para
ti.
>•-- Promete poco y haz mucho. Esto es básico para que obtengas o
mantengas la credibilidad de otras personas en ti.
•-- Sé insistente, pero nunca seas pesado.
•-- Aprende de todos. Si eres novato, pregunta a los veteranos.
Y si eres veterano, pregunta a los novatos.
•-- No confíes en la memoria. Por muy buena que sea, siempre será
mejor un pedazo de papel y un lápiz. Anota todo lo que quieras
recordar.
OCHO CONSEJOS...
UNO: Acción. Hacer algo -lo que sea- en vez de perder el tiempo
en busca de opiniones diversas.
DOS: Mantenerse cerca del ‘cliente’... enterándose de cuales son
sus preferencias y atendiéndolas.
TRES: Autonomía y espíritu emprendedor. Desmenuzar la corporación
en compañías pequeñas e incitarlas a pensar de manera
independiente y competitiva.
CUATRO: Lograr la productividad a través de todo el personal.
Creando la conciencia, en todos los empleados, de que sus esfuerzos
son esenciales para el buen éxito del negocio y que ellos habrán
de compartir los beneficios que se logren.
CINCO: Firmes, con miras al valor. Insistiendo en que los directores
permanezcan en contacto con el negocio esencial de la compañía.
SEIS: Mantenerse en el negocio que la compañía domina mejor.
SIETE: Personal reducido a lo esencial. Pocos niveles administrativos
y poca gente en los niveles superiores.
OCHO: Actitud simultáneamente laxa y tensa. Patrocinar un clima
en el que haya dedicación a los valores principales de la compañía,
combinada con cierta tolerancia para todos los empleados
que acaten esos valores.
La inteligencia se define como la capacidad del individuo en mostrar una conducta inteligente,
entendiéndose como tal, aquella que le permite encontrar la mejor solución cuando se enfrenta a
un problema cuyas características son nuevas para él”. Esa mejor solución en muchas
oportunidades debe hallarse en fracciones de segundo, sobre todo cuando se trata de cuestiones
vitales..., ¡errar en esas circunstancias se paga con la vida! El hombre inteligente tiene ante sí tres
posibilidades de reaccionar ante el medio:
• O bien se adapta.
• O lo transforma.
• O se retira a otro medio.
Teniendo esto como base, los especialistas tienden a establecer tres categorías de individuos: los
pasivos, los realizadores, y los triunfadores.
Los Pasivos son aquellos individuos que “se conforman con esperar que algo suceda”. Los
hallaremos en posiciones subordinadas en las que permanecerán unos 10, 20 ó 30 años. La gente
pasiva o no-competitiva, se contenta con permitir que otras personas señalen las metas que ellos
han de alcanzar. Aparentemente encuentran cierto placer en recibir órdenes frecuentemente y
disfrutan la seguridad que emana de condiciones estables y sin cambios bruscos.
Los Realizadores son aquellos que desean que “las cosas se realicen”. Los vemos, aventurándose
en territorios desconocidos y actuando siempre con más dinamismo del que se necesita para
cumplir con el deber. Muchos de los realizadores, incluso, se imponen metas que para ser
alcanzadas requieren gran esfuerzo y persistencia. Estas personas, básicamente, se motivan,
determinan y dirigen ellas mismas sin auxilio de nadie. Nunca los hallaremos buscando el apoyo
de la sociedad porque encuentran placer en su propia independencia. Entre los realizadores hay
vendedores exitosos, abogados, empresarios y líderes comunitarios.
Por último tenemos el grupo de los Triunfadores. Estos están a considerable altura de los otros
grupos simplemente porque no se conforman por menos de lo que pueden extraer de su absoluto
potencial como seres humanos. Muchos de ellos tal vez tengan las mismas profesiones que los
realizadores, pero los triunfadores se obligan a duplicar su esfuerzo más allá del límite de la
resistencia humana, imponiéndose metas que son consideradas inalcanzables por la mayoría de
las personas. Los -triunfadores expanden con frecuencia, mente, voluntad y cuerpo para superar
sus limitaciones. Por supuesto, no siempre logran el propósito que persiguen, y hasta les veremos
fracasar una y otra vez porque tratan de abarcar más de lo que pueden agarrar con la mano. No
obstante, también con mucha frecuencia le vemos ejecutar proezas increíbles.
En general, el gran triunfo está determinado siempre por la clase del objetivo establecido y el
sistema empleado para lograrlo. No se puede hablar del triunfo basado en un índice económico
cuando la fortuna ha sido conseguida por medios ilegales y de una manera reprobable,
inaceptable socialmente. En ese caso se dice que “la persona tiene mucho dinero, pero no ha
triunfado en la vida”. Precisamente, ese es el problema principal de los “nuevos ricos”; que han
conseguido dinero, propiedades, automóviles y un elevadísimo nivel económico de vida, pero su
educación, su desconocimiento de formas elementales de convivencia social, su falta de cultura y
sensibilidad les sitúan en un plano de inferioridad, de pobreza y aún con dinero, es pobre, De ahí
que los verdaderamente “inteligentes”, los que tienen madera de triunfadores, comprenden
inmediatamente que la fortuna obtenida les debe servir únicamente como un vehículo para lograr
su verdadero triunfo, en este caso: la aceptación social basada en factores de orden personal y no
en una cuenta bancaria jugosa.•.
Gracias. Frank
INTERPRETACION
Tal vez no tengas todas las habilidades para llevar a cabo tareas específicas en estos momentos.
Sin embargo la confianza te da la seguridad que tendrás éxito en el futuro. Ted Williams, un
jugador de baseball de las grandes ligas que ya está en el Corredor de la fama quería ser
conocido como el mejor bateador de su tiempo.
Su récord de bate fue de .344 y sus 521 homeruns ciertamente lo calificaron para esa distinción.
Ted tiene una tremenda confianza en si mismo. Hace unos años en el día de su cumpleaños un
reportero le preguntó “Ted, si todavía estuvieras jugando, cual sería tu récord de bateo? Sin
dudar un momento Ted respondó: “Como .320”, el reportero sorprendido le preguntó “Pero Ted,
tu fuiste el último jugador en batear .400 y eras un bateador que sólo bateaba .344, crees que sólo
podrías batear .320?. Ted respondió “Claro, pero ahora tengo 70 años” ESO ES CONFIANZA
EN SI MISMO!!!
El mensaje es claro: Confianza, nunca salgas de casa sin ella, si te hace falta entonces ya sabes lo
que tienes que hacer.