Está en la página 1de 152

··," t; ~ · · · l:I'~":I~~~~

. ......".. • .. . f,V
I\\.r

1[lrilíilrll~[llilil
UIA0181188

Yo'"VI.ed-bc:llatm'3.CO m
MARCELLA ALTHAUS-REID

LA TEOLOGÍA INDECENTE
Perve rsiones teológicas en sexo, género y política

"

Serie General Universitaria - 43 edicions bellat erra

¡
f?L
GS
e-t
AS1¡8
lOO'>

Este libro dedicado a los camellos jóvenes


que aman lo diferente .

... came lla joven, desviada de su cam ino ; una burra salvaje ecos -
tu mbrada al desier to, o lfa tea ndo al vient o en su luj uria. ¿ Qu ié n
pod rá detener su deseo?... Y tu d ij is te. «¡No! amo a los ext ranje-
ros, los diferentes, lo desconocido, el Otro y he de segu irlos...

(Jerem ías 2,23 -25)


Diseño de la cubierta: Joaquín Mcn clú s

Título original: lndeceni Theolog y


... las voces ;"n I (ee xtraño ..) y ;" 'OJ (edesconocido», «ajeno» ... )
(') Marcen a Althau s-Reid, 2000 han de expli carse seg ún el con te xto; puede n sig nificar «extraño »
Publicado por acuerdo con Routledge, Taylor & Francis Group
pe ro tambié n «difere nte.., «d esconoci do.., "aje no», «O tro.., y
e
Ed icions Bellaterr a, S.L., 2005 ha sta una co mbinaci ón de éstos.
Navas de Tolosa, 289 bis. 08026 Barcelona
www.e d-bellaterra.c om (He ijerrnan, 1994, p. 26)
Quedan riguro.. meme prohibidas. sin la autorización esc rita de los titulare, de l co pyright.
bajo las sanciones establecidas en las leyes. la rep rodocció n total O parcial de esta obra por
cualquier medio o procedimiento. comprendidos la ,eprograffa y c1tratamiento infonní tico•
• y la distribución de ej emplares de ella mediant e alquiler Oprf,tamo p6blicos.

Impreso en España
Printed in Spain

ISBN: 84-?29G-275-1

• Depósito Le gal: B. 3.195-2005

Impreso por Hurope, S L, Lima . 3 bis. 080 30 Barcelona


índice

Introducción.
La fragancia de la teo logía de la liberació n de las mujeres:
aroma de sexo y limones en las calles de Buenos Aires, 11
En Buenos Aire s, 13 • Co nlinuaci6 n de la teología de la liberación, 15
• Teología de la liberación femi nista: la caminata continúa, 18

1. Proposi ciones indecentes para mujeres que desearían hacer teolo-


gía sin ropa interi or. 23
La cafda de las grandes narra tivas de Latin oamérica: teología y mutila-
ciones sexuales, 23 • Sobre la teología de la liberación: una historia de
usura, 35 • Como les es enaje nado el trabaj o teológico a los trabajado -
res, 37 • El mercado de la teología sistemática: limones, señora, y al-
gunas figuras hermenéuticas, me co mpra pué...• 39 • Indecencia y libe-
ración, 45 · Sob re la teolog ía feminista latina: la pobreza de la
sex ualidad, 54 • Teol ogía «con ojos de mujer», 59 • En cama con la
Mado nna, 6 1 • María Madre de Dios, ¡,momia de los pob res?, 63 •
¿Neces ita la teo logí a una antropologfa o «mujeriologfa» 1, 69

2, La Virgen indecente, 73
Posiciones sexuales : localizar el punto G de las reflexiones sobre vírge-
nes, 73 • Especulaciones rentab les: inve rtir en la Virgen , 78 • Mario-
log ía de vainilla, 80 • Hacer sexy la violenci a teológica, 87 • ¿Qué
guarda la Guada lupana de bajo de la falda?, 9 1 • María, reinone del cie-
lo y madre de mar icas..., 95 • ¿María, figura histórica? Eso sí es queer,
106 • ¿Hay esqueletos oc ultos en el arm ario de la Virgen", 110 • Ma-
ría la reinona (¿o es Jesús travestido"), 117 • Teología popu lar del tra-
•. .
10 La teología indece nte

vestismo, 118 • «La difunta Correa» y otros vagos cánones de la teolo- Introdu cci ón.
gfa sexual popular, 123 La fragancia de la teología de la liberación de las mujeres:
aroma de sexo y limones en las calles de Buenos Aires
3. Cantar obscenidades a la teología. La teología como acto sexual,
127
Per-vertir la teología sistemática y el caso del cristianismo de vaini lla,
127 • Modelo s indecentes de Dios : per-ve rtir interpretacion es. 130 •
Puras simulaciones: terror y obscenidad en la familia evangélica, 140 •
Variaciones per-versas: «Un amor de chicas muertas », 143 • Por pure -
za y por viscosidad: pensa mientos obscenos del Dios único , 148 • La
obscenidad como modo de evi tar una trascendencia innecesaria, 159 •
Algunas per-versiones teológicas, 161
Llegaron estos oficiales y empezaron a critica r mi derecho a ves-
4. La teología de los relatos sexuales, 179 tinne sin ropa interior, Soy sexy, ¿Qué quieren que haga?
Besar a Dios a la francesa : el círculo hermenéutico sexual de la interp re- -Son faltas a la moral -alegó un patrullero.
- Si Ud. 10 dice... Bien, prometo no volver a salir de casa sin cal-
tación, ' 179 • Sexo(s) X nacionalista(s), 189 • Sexo oral: historias se-
zones.
xuales en la teología oral, 192 • Teología sistemática desde los márge-
nes de la sexualidad, 205 • Cuero negro: hacer teología con botas altas (1. Estrada, Virgen de Medianoche, p. 19)

de cordones. 2 10 • Una historia de fetichismo y salvación, 2 15 • In-


[Con ironfa] ¡Predicad los Evangelios!... ¿Cómo lo han hecho
fortunios teológicos: tops y bouo ms, 2 19 • Construir el Mesías in-j us-
hasta ahora?, me pregun to. [Con seriedad] Como misionero en
to, 220 • Sobre la mediación : ¿mesianismo sometido a deseos sexua- Pero os digo que a esas mujeres (coya) les ense ñaron a rezar a los
les ?, 226 santos, pero no a vestirse o comportarse siquiera co n moralidad
en las calles. Se sientan un segundo y... ¿Os 10 imagináis? Sin
5. Gr and es medi das eco nóm icas : concep tu alizar lo s proce sos de ropa interior. haciendo de la calle su letrina... [risas ].
e rección glob al, 233
(De un se rm ón orco en un progra ma de Radio Colo nia.
Almas coloniales y los deseos eróticos de la economía, 233 • Indecen- Uruguay, en los años 1980, que had a referencia al
cia. teología y desarrollo, 249 • La teología sigue al pensamiento polí- hecho de que las mujeres coya no usan ropa interior y
tico y éste a los principios heterosexuales, 25 1 • Un estudio de caso so- hacen sus neces idades en la calle sin levantar siquiera
bre la sexualidad de la eco nomía: el caso del pene menguante, 25 6 • sus largas faldas.)
Reflexiones sobre la deuda externa y el fenó meno del pene menguante en
Argentina, 260 • Sobre tortura y deudas , 262 • Erecciones econó mi- ¿De be la muje r ll ev ar b rag as e n la calle o no ? ¿Deb e qu itársel a s, di-
cas, ereccio nes globales, 26 6 • Sexualmente dudoso, económicamente ga mos, c uando de cide ac u d ir a la ig lesia, c omo record ato rio m á s ín-
desviado : teología «contra natura», 273 • Sobre queers, revolucionarios ti mo d e su sex uali d ad en re lación co n Dios ? ¿Cuál es la d iferen c ia
y teólogos. 275 si la mujer ve n de limon e s y, as í, se los vende a usted e n la calle ,
de spro vi sta de ro p a interio r ? M a s ¿cuá l es la d ifere ncia si as í se
Bibliografía, 2 83 sie nta a escribir teología ? L a te ó lo g a arge n tina y la s ve nded o ras de
li mone s pu eden te n er al g un as cosas e n co mú n y otra s no. E n co-
índi ce alfabét ico , 295 m ún , siglos d e o p resió n pa tri a rcal e n esa mixtura latinoameric an a
12 - -- - - La teologra indecent e Introd ucció n 13

de clericalismo, militaris mo y auto ritarismo de la decen cia, es decir, tenidamente en aspectos de la géne sis de la teología latin oamericana.
la orga nización de los es pac ios públicos y priv ados de la soc iedad Hem os de co ns ide rar el fin de las grandes narrativas en Latinoaméri -
en lo tocante al sexo . Sin embargo. también puede haber diferen- ca, o al men os el de la prim era . Permítas eme arra ncar desde mi co n-
cias. la ve ndedora de limones de la calle puede ser capaz de sen tir sideraci6n del lector co mo prospectí vo turista en Buenos Aires . Y sé-
su sexo , cuyo almizcleño aro ma acaso co nfunda con el de su ce sta ame permitido aconsejar le al respecto como porteña que soy (muj er
de limo nes . en una me táfora que aúna sexualidad y economía . Pero de l puerto de Buenos Aires).
la teóloga argentina puede ser diferente. Cabe que lleve puesta su
rop a interior en el mo mento de la oración o cuando co nside re la sal-
vación; y pued e que el olor de su sexo no se mezcle co n cues tiones
de teología y eco no mía . Escri bir sobre teología en cueros igual es En Bueno s A ires
pun ible por ley, qui én sabe. Un acto de crasa indecen cia, co mo el de
la pro sti tuta descrita por la novelista meji cana Josefina Estrada pa- Si visita usted mi ciudad. Bueno s Aires, trate de conoce r, por favor, a
rece ser, en palabras del policía, un acto con tra e l orden mor al de l las mujeres vendedoras de limones que verá sen tad as en las calles de
país. Sin embargo, una te6 loga feminis ta argentin a pued e desear, determinados barrios. Vaya, por ejemplo, al viejo mercado de Consti-
precisamente, hacer tal cual. Su tar ea puede re sid ir en de smantelar tuclon, do nde mi madre solfa comprar un poll o todav ía caliente, co n
un ord en moral basado en una construcc i ón hetero sexual de la rea- sus plu mas. y manzanas que aún conservaban el polvo de los árboles
lidad que orga niza no s610 categorías de interacciones soci ales y di - patag óni cos . Sírvase pasear por las soleadas calles de mi barrio , San
vinas aprobadas sino tam bién las eco n6mica s. La teóloga argentina Telmo, donde los perros vagab undo s duermen a las puert as de edifi-
desearla entonces des prenderse de su ropa interi or para escri bir teo- cios abandonados y las prostitutas compran s us peri ódi cos a la hora
log ía con hones tidad femin ist a, sin olvidar qué significa se r muj er de la siesta bajo el intenso calor del verano . Suele percibirse un olor
al abordar categorías teol6gicas y políticas. Yo debiera til da r de in- dulzón, esa acumulación de basura calleje ra en las esquinas de la ave-
decent e a semej ante teól oga y de teol ogí a indece nte s u refl exión . nida Nueve de Juli o que se mezcla con el aro ma de las flores y ces tas
Teo logía indecente no es sino la que cuestiona y desnud a las mít icas de limones, cebollas y hierbas fresc as vendidas por las mujeres sen-
ca pas de opresi6n múltiple en Latinoa mé rica . una teología que to- tadas en plen a ca lle. En verano end ulzan el aire co n perejil y limones,
mando el punto de partida en la encrucijada de la teología de la li- pero ¿a lcanza a perc ibir el olor de su sexo? Qu izá no lleven ropa in-
beraci6n y el pe nsamie nto queer se reflejará en opresi ón económica terior, allá sentada s entre niños y limones. cuando le dev uelven el
y teológica con pasi ón e imprudencia. Una teología indecen te cues- ca mbio al tie mpo que siguen envolviendo pereji l. Mi re su larga y lus-
tionad el campo latin oamericano trad icional de la decen cia y el or- trosa tren za negra y su deli cado rostro indígen a. Oiga el ca nto de sus
den que impregna y sos tiene las múlt iple s e structuras (eclesioI6gi- voces llamando a pote nciales clientes: «Ay, señora, me co mpra unos
cas, teol ógicas, política s y amatorias) de la vida en mi país, limoncitos, que están bien lindos pué ... », Mire si llevan a sus pequ e-
Argentina, yen mi co ntine nte . ños env ueltos en paño que cuelga de la espal da , como es tradi cional,
El asunto de las vende doras de limones desbra gad as no ha sido o si los niños duerm en en una caj a de fruta , protegid os con mantas
jam ás tema teol6gico en Latinoamérica , aunq ue pueda revelarnos la y cha les tejidos. Diríj ase luego a uno de los mucho s cafés de la ciu-
totalidad de las cuestion es teol6gicas y su historia, por eje mplo: una dad, donde las gentes de mi país tradicionalmente discu ten sobre po-
crítica que abarca desde la conquista de Latinoaméri ca hast a el mili- lítica, fi lo sofía y religión. Eso s lugares donde se sienten libres para
tarismo y la teología. Pero primero, ant es de abordar la discu si ón so- decir «cu ras de mierda» y «este es un gob ierno de ladrones» . Do s
bre la teología (que ha de ser sobre la teología de la liberaci ón y que de las expresiones más popu lares entre los míos. cas i pro verbiales.
constituirá la base de nuest ra teología indecente) debemos reparar de- Vaya a esos lugare s donde los arge ntinos ejercen p úbl ica catars is y
14 La teología indecente IntrodllC("ión 15

prodigan confesiones en vern ácul o entre amigos y ex traños. Esos ca- la invasión del co ntine nte que hoy llamamos Amé rica (has ta su nom -
fés de Buenos Aires, donde se han tramado revol ucio nes, los teó logos bre pereci ó en la de strucció n) y significó la ruina co ncreta y material
de la liberación discu tían sobre cristología y Borges escribió sus poe- de todo lo que su mundo conocía en aquel mom ento. El resultado de
mas. Vaya y siéntese junto a una de esas mesas de már mol , pida un la destrucción por las grandes metanarr ativas de las grandes ci viliz a-
cortado, el café negro tra dicio nal con una pizca de lech e servido en cion es latinoam ericanas puede verse en el hacer d iario de muj eres
pequeñas lazas blanca s. y pien se. Pien se sobre lo que ha pasado por como las vendedoras de limones y las teó logas de las ca lles de Bue-
su mente. ¡Son tan engañosas las impresiones en tierra extraña! Esas nos Aires. La vida cotidiana de la gente nos aporta siempre un punto
vendedo ras de limones pueden decirle un par de cos as sobre el pos- de partida para el proc eso de co nfigurar una teologí a contextual sin
modernis mo. por ejemp lo . Pued e que no hayan oído nad a siquiera de ex cl usiones, en est e caso. sin excluir la sexualidad que se debate en
la teología de la liberación . pero co noce n el final de la gran merana- mitad de la miseria.
n ativa, y no por haber leído a Lyotard. Acaba de ver a las ve ndedoras
de limones en las ca lles de Constitución o San Telmo. Ha vis to a los
testigos, más aún. a los sujetos de uno de los má s importantes fen ó-
menos posmode rnos de fragmentación y disolució n ocurridos hace La continuación de la teo logía de la liberación
quinie ntos años en Latinoamérica. Es tas muje res pue de n habl ar aún
su lengua indígena. aparte del castella no. y puede que todavta.respe- Una metáfora viviente de Dios. de la sexualidad y de la lucha en las
ten los rostros de La Pach am ama (la diosa TIerra de los incas) en sus calles de Bue nos Ai res surge al punto de la image n de las vendedoras
vidas, pe ro su universo epis temo lóg ico y teol ógico feneci ó hace si- de limone s. Una teología de base materialista en cuentra en ellas un
glos. Perdió su cred ibilidad pública con la conquista de Lati noam éri- punto de partida para ree scribir la ideo logía, la teología y la se xuali-
ca, co n el cristianismo y el dom inio europeo. Llegaron otros discu r- dad de sde los márgen es de la sociedad, de la iglesia y de las teologías
sos de lo sac ro para sos tener otras leyes y otra justicia, y otras formas sistemáticas. Arra nca mos de l co noci miento de que toda teo logía im-
de amor en el país. En los tarje tones que guardan en sus bolsill os o al plica una pra xis sex ual y política conscie nte o inco nsciente basada en
lado de las ce stas de fruta s y verduras no hay lugar para la Mad re del reflex iones y accio nes de sarro llada s a partir de determinadas codlfl-
Tiempo Cós mico de los Incas (aunqu e La Pach am ama no fue nunc a caciones ace ptadas. De carác ter, éstas, teológico-social, co nfiguran
físicament e representada: es la TIerra ). Las hijas del impe rio inca per- epistemologías, visiones de la vida y proy ecciones místicas que rela -
dieron sus narrativ as. Ahora adoran a la figurilla co n atuendo medie- cionan la expe rienc ia humana co n lo sac ro. Yo misma . co mo teóloga
val de la Virgen María co n su descomunal corona y el Dios prínci pe argentina de la liberación que recibió su educación teol ógic a en los
en los brazos. Pocas serán capaces de descifrar el intríngulis del vie- difíciles mom ent os de luch a de la Iglesia contra las dict adura s de la
jo vestido y manto europeos de la Virgen María. Ad emás. la Virgen década de 1970. soy consciente de que no es la es tabilidad, sino un
María es un figurín de moda, un vestido y un ma nto, decorado con un sentido de di scontinuid ad. lo más valioso de la teo logía . La continui-
rostro y dos mano s (és tas son útiles para sos tener una rosa, una s dad del círculo hermen éutico de la duda y el cuestionamiento perma-
cuentas o un niño). La Virgen María aparece así de sobreatav iada y, nente de las na rra tivas explicativas de la reali dad im plica, precisa-
contrariamente a las vendedoras de limones. con o lor sexual (aun ment e, un proceso de discontinuid ad teológica. Co mo parte de este
cuando si las estatuas estuviera n vivas) difíc il de perc ibir. Es proba- proce so, la loc ali zación de áreas de exclusión en la teología es de cru-
ble que estas mujeres y niño s con su mercancía en la ca lle no recuer- cial importancia; por ejemplo, la pobreza y la sensualida d co mo un
den que son milagrosos supervivientes de una de las más grandes des- todo (no co mo unid ades separadas ) han sido excl uidas de nues tra ma-
trucciones de las grandes narrativas de que ha sido testigo el mundo. nera de «hace r teología» como seg undo acto. Me refi ero al proceso
Puede da tarse. ubicarse en la historia. Ocurrió hacia el ano 1492 co n excl uye nte de la teol ogía que se daba en llamar «la ca minata» o pro-
16 La ltolog(a indec ente: Introdu cción 17

ceso de «andadura» que reflejaba y actuaba-reflejaba-actuaba desde míseras tant o bonaerenses co mo británicas. Afirmo todav ía enfática-
las experiencias his tóricas del pueblo de Dios marginado (Althau s- mente la validez de las teologías de la liberación como crucia les en el
Reid 1993, pp. 31-4 1). Lo que se ha exc luido de la teología de la li - proceso de la trans formación social y superiores a las teologías nor-
beración ha sido el resu ltado de un proceso selectivo de los entornos atlánticas. Sin em bargo . la teología de la liberación ha de entenderse
de la pobreza y de experie ncias de marg inalizació n en el co ntinente. como proceso co ntinuo de recont extualizacíén. ejerc icio permanente ~
Por ejemplo, la teología de la liberación es una teología rural. y el de honda dubitació n en teología. Por «honda dubitación» no entiendo
marco aportado por las comunidades campesinas ha sido privilegiado la adición de nuevas perspect ivas co ntextuales a un discurso teológi-
a veces a expensas de la vida de los pobres ur banos . Las pobres de co establecido. como las aportadas por las metáforas vivientes de
cualquier urbe importante de Latinoamérica. como Buenos Aires. Dios y sexualidad en las imá gene s de las vendedoras de limones. Se-
Santiago o Sao PauIo, viven en condiciones muy diferentes de las de ría bueno pero insuficiente y permitiría a la teología colonial persi s-
sus hermanas del norte argentino o de las montañas de Perú . De en- tir en la metodología androcéntrica tradicional que tiende a absorber
trada. las pobres urbanas carecen de un sus trato cultural o reli gioso y adaptar los elementos más radicales potencialmente surgentes de la
homogé neo, y aun del ent orno basado en la familia ex tensa que ca - marginalidad. La dud a co mo método teológico recontextualíza la teo-
racteriza a las campesinas pobres y confie re rasgos co munes a su logía de la liberación al cues tionar los principi os hermenéuti cos que
pugna vital. Las vendedoras de limones de Bueno s Aires pueden ha- , llevaron a los Iiberacionistas a la indiferenci a frent e a la realidad de
ber sido campesin as an tes de emigrar a la gran ciudad en busca de su- las vendedoras de limon es en primer lugar. Entre los Iibera cionistas
pervivencia económica para sí y los suyos , pero luego han sido mol- es asumido el hecho de que no hay teología neutra; tampoco cabe ju s-
deada s para una vida más parecida a la de las guerrilleras que a la de tificar co mo meras distracciones las omisiones involuntarias de algu-
las mujeres del campo. Las experienc ias vitales de las muje res pobres nas tem áticas en los círculos hermenéuticos. Hace ya más de diez
de ciudad reflejan la dur eza de la batall a por sobrevivir en las co ndi- años me vi impl icada en un proyec to de iglesia centrado en ide ntifi-
cio nes caóticas y peligrosas de la gran urbe . Esta pugna económica no car una ortopraxis relevante para una parroqui a pertenecient e a una
sólo las pone a prueba a diario sino que una mezc la de pobreza y se- comunidad protestante militante de Buenos Aire s. Después de dos
xualidad las torna a veces raras, e insólitas son tambi én co mo cre - años de lecturas populares de la Biblia y mucha discusión. y antes de
yen tes cristianas. Esta singularidad es la condición de su indece ncia , llegar a una decisión conclusiva acerc a de nuestra prax is, de pronto
o sea, de la subversión de los códigos sexuales y de gé nero en sus vi- obse rvamos que nuestra iglesia es taba llena de pedigüeños. Los suje-
das, de resultas de su batalla por vivir dignamente. Lo sé porque fui tos de nuestra praxis ya estaban allí. ignorand o nuestras reuniones y
una de ellas, una pobre mujer de las ca lles de Buenos Aires. y soy su- discusiones ; s610 se requería de nosotros la facultad de mirar en de-
ficien temente indecente para poder reflexi onar co n honradez teológi- rredo r. Esta parroquia se encontraba en medio de la ciudad. y la zona
ca sobre cuestio nes que afecta n a la mujer. sobre la pugna económica, era frecuentada por pordioseros en busca de comida y abrigo ocasio-
las imágenes de Dios y el fluir de los deseos sexuales. nal durante el día . Cuando pregunté por qué nos había llevado tan to
Mi propósito en es te libro no es dem oler la teología de la libera- I el descubrir que nuestra praxis debía co ncede r prioridad a los pordio-
ció n a la europea sino explorar a fond o este círculo co nte xtual y her- sero s como compañeros teológicos para la ortopraxis en curso en
menéutico de sospecha cues tionando la form a de hacer teología en el nuestra igle sia, recibí una respue sta tan si mple como verdadera. La
co ntexto liberacionista tradici onal. Así. el proyecto de teología inde- ciudad está llena de indi gentes, pero noso tros no los habíamos visto
cente represent a tanto una co ntinuació n de la teología de la liberación porque uno no ve lo que no qui ere ver. Las mujeres indige ntes. en
co mo una disrupción de la misma. Y he hecho de és ta mi refere ncia particular. son en extremo miserables y se ocultan en grandes ciuda-
teológica básica porque en ella he sido profesionalmen te educada. en des como Buenos Aire s porque tienen pánico de la polic ía. de los
ella estoy. y ha sido la base desde la que he trabajado en comunidades hombres en general o. simplemente. porque se avergüenzan de su po-
18 La teología indecente Introducción 19

breza y abando no. Sin embargo, nosotros nos hab íamos acostumbra- ta y una teología indecente es de honestid ad sex ual. Las co nsecuen-
do a deambul ar por la ciudad sin ganas de verlas. pues no es tábamos cias de un análisis de los co nstruc tos sex uales conlleva importantes
preparados para los retos que nos present aban. De modo similar, una imp licaciones en cualquier teolog ía co ntextual. Básicamente desesta-
teología mate rialista co mo la de la libe ración ha recorrido una calle bili zan los fundamen tos sexuales de las teorías económicas y polñi -
tras otra sin reparar en la vida de las pobres y rebeldes indi gentes ur- cas, y desvelan la ideo logía sex ual de la teología sistemática (incluso
banas que no usan ropa interior; ni en la riqueza de las metáforas di- libe racionista). La teol ogía se ve en tonces en su ve rdadera naturaleza
vinas basadas en la interfaz de su sex ualidad y pobreza. Ello nos reta co mo proyecto sexual desde su fundament o epistemo lóg ico, basado
no s610 a plantearnos pregunt as di fere ntes sino tamb ién a emprender en un co nce pto sex ual de las relaciones dualistas y su pape l legitima-
un modo distinto de hacer teología conrexrual. Es una teología mate- dar. ¿Puede n la teología de la liberación y la de liberación feminista
rialista concreta que co mprende que la dislocación de los co nstructos libe rar si ellas siguen aferradas a estas epistemo logías sexualmeme
sexua les \ ' 3 codo con codo co n es trateg ias para la disloc ación de hegemónicas?
agendas políticas y eco nómicas hege mónicas. La teología indecente es un libro sobre teo log ía política sexual
co ncebido como continuación crítica de la teoría de liberación femi-
nista mediante un enfoqu e mul tidisci plinaric y que se surte de la teo-
ría sexual (Butler, Sedgwíck, Garber), de la crí tica poscolonial (Fa-
Teología de la li beraci ón feminista : la caminata continúa non, Cab ral, Said ), de estudios y teologías de la hom osexualidad
(Stuart. Go ss, Weeks, Daly}, de estudios mar xistas (Laclau y Mouffe,
La teo logía de la liberación femin ista, surgida de un intenso com- Dussel) , de la filosofía co ntinental (Derrida, Deleu ze y Guattari. Bau-
prom iso con la vida de las mujere s pobres, ha contrib uido de mane- dri lla rd) y de la teología sistemática. El texto se div ide en cinco capí-
ra muy impon ante a las disloc aciones androcéntricas de la teología tulo s, en los que el proceso de deshegem oni zación de la teología
en todo el mundo. Sin embargo, co mo teólogos de la liberación no como ideología norm ativa sex ual es imp ugnado como metodología al
somos inmunes al idea lismo y a las visiones ro má nticas de la fem i- tiempo que se ampHa el ámbito de las reflex iones sobre la mujer y la
nid ad de acu erdo con las conside raciones mu y discu tid as pero aún pobreza.
teológi cam ente normativas sobre el géne ro y la sexualidad. En Lati - El capítulo 1, ..Proposiciones indecentes para mujeres que de-
noamérica, el machismo crea una só lida base de supues tos y asun- searían hacer teología sin ropa interior», tien e carác ter introductorio .
ciones en dife rent es aspe ctos de la rea lidad por la pe netració n de sus Revela el fundame nto metodológico del resto del libro desde la pre-
creencias sexuales reforzadas por el uni verso lin güístico del español gunta que nos plantean las vendedoras de limones de Buen os Aires.
y el portugués sex ualment e medi atizado s. En muchas oc asiones, las Conside rándolas sujetos reales y metáforas vivientes de la teo logía, el
teo logí as de liberación feminis ta han da do por cierta la identi dad se- capítulo expone los mecanismos económicos de producci ón en la teo-
xual macho/h embra y las construcc iones genérica s en la teo logía, logía de la liberación y muestra có mo las mujeres po bres y las disi-
que no pugna n por la disrupción y la diferencia sexual a fin de pro- dentes sexuales se sitúan en el proceso de organización de las teolo-
du ci r un cambio en el paradigma epistemológico , sino por la com- gías sistemáticas. Este capítulo se sirve de la crítica poscolonial en
plementariedad. Las ident idades de género no han sido vistas como relaci ón co n la teología de la liberación y teo logía sexual, incluso de
lo que son, actos de realización de la represe ntac ión de la sexualidad la ant ropolo gía feminista en relación con la ma riologí a. Aborda la
(Buüe r, 1990, p. 5). La sexualidad es una conce ptua lización no na- mode rnidad y la posmodernidad desde una perspectiv a latinoameri -
tural de identidades en pugna. La dist ancia entre la teología de la li- cana en cuanto proc ede para con siderar los ciclos de con strucci ón y
beración y la teo log ía poscolonial es de identidad y de conscie ncia. deconstru cción de las grandes narrati vas re ligios as en el co ntinente
La sepa ració n que ex iste entre una teo logía de la libe ración fem inis- desde la co nquista. En co nj unto, el ca pítulo cons tituye una introd uc-
20 - - -- - - La teolog ía indecente Introd ueci6n 21

ción a un revisión critica de la libe ración y de la teología de la libe- pedal de pobre s. Este capítulo aborda teológicamente lo que Rubin
ración femini sta. y a una propue sta (indecente) metodológica. llama narraciones desde el fondo de la pirámide sexual (fetichismo.
El capítulo 2, «La Virgen indecente» presenta el método de in- «azotes s édíco s») además de las tomadas de la cima de la pirámid e
decentam iento como alternativa para refl exionar sobre la Virgen Ma- (historias de heterosexuales salidos del armario)' (Rubín. 1984. p. 279).
ría, dado que la mariología constituye un elemento clave en tom o al Son relatos sexuales tomados de revistas y periódicos en diálogo con
cual el cristianismo y las hegemonías políticas han cerrado filas en la teología y con el simbolismo de las imágenes y anuncio s en publi-
Lat inoamérica . Presenta cues tiones relativas a la figura de la escrito - caciones «de cuero» , según el análisis de Bart hes del punctum , La s
ra teológica. ¿Q ué es écriture teológ ica feminista? ¿Q ué clase de in- historias sexua les latinoamericanas nos ayudan a discernir la rebeldía
versión ontológica y eco nómica aportan los teólogos cuando crea n manifes tada por los pobres en sus carnavales popula res en la di scu-
Mariologías? Este ca pítu lo lleva las metáfor as sexuales del cristia- sión sobre los excesos sexuales y los afa nes naciona listas en la lucha
nismo a los límites de la relación entre metáfora e historia en el con- por la libe ració n de la opresión polític a. sexual y cristiana.
texto latinoamericano . Si es verdad que la teo logía ha mantenid o El capítulo 5. «Grandes medidas económicas», co nsidera la
siempre una pos ició n ambi gua entre las verdades metafóri cas e histó- globalización de sde una perspectiva sex ual teológica indec ente.
ricas. el cristia nismo en Latinoa mérica ha di fuminado sus fronteras a ¿Qué relaciones hay entre una teología de los relatos sexuales usan-
conveniencia. En la vida de los pobres. en partic ular de las mujeres. do una metodología de per-versión y los supuestos económicos y he-
no hay tal clara distinción entre las metáforas de la reencarnación y su chos de la vida de los pobres ? ¿Cómo se relacio na la de uda externa
veracidad factual. Por consig uiente. sería inapropiado de una teología contra ída por Argent ina en la década de 1970 y el es tudio casuístico
basada en el materialismo el discutir la mariología o crist olog ía sin del «pene menguante» de Ghana en 19971 La sexualidad hegemóni-
aceptar este punto de part ida de las verdades metafóricas difusas. Par- ca y la mentalidad bruj esca ya no pueden considerarse irrelevantes,
tiend o de ahí el capítulo aborda las formas indecentes de la manolo- sino, por el contrario. constitutivas del pensamiento econ6mico ac-
gfa popular desde los funda mentos culturales de los pobres habitantes tual y de las relaciones eco nómicas ent re las gentes de los países po-
urbano s de Buenos Aires. Se trata de ejemplos de las deconstruccio- bres. ¿Qué análisis polít ico poscoloniali sta puede empre nderse de
nes sexuales prod ucidas por el pobre urbano rebelde. ahí y qué relaci ón guarda con una teología surgida de la marginali-
El capítulo 3, «Co ntar obscenidades a la teolog ía», continúa de- dad? ¿Qué ha de decir sobre paradigmas de desarrollo la maruj ona
sarrollando la metodología presentada en el indrceruamiento de la Vir- dra g queen vestida de Virge n María en su procesión carnavalesca?
gen María a una per-versión que deliberad amente toma el que se con- En nuestras reflexi one s sobre semeja ntes cues tione s exploramos ele-
sidera mal camino en el M~ta·ddos o vía metodológica. La per-versión mentos de las teorías sexual y posmarxista relacionados con la iden -
deconsuuye los elementos tradicionales de la teología de la liberación. tidad y la representación que se aplican a una nueva lectura de la teo-
como la solidari dad, y desc ubre en ella el rastro de la homosolidaridad ría marxi sta en Latinoamérica (Dussel). La teología inde cent e es lo
(Sedgwíck, 1990) al tiempo que se sirve de los conceptos sartrianos de opuesto a una teología ca nónica sexual centrada en la regulación de
viscosidad y obscenidad para discernir qué hay detrás de los concep- las prácticas amato rias j ustificadas como norma les por modelos de
tos teológicos de pureza y trascen dencia (Sartre , 1956, p. 604). Co nsi- infrastructura económica donde todo lo que que da fuera de la hete-
guientemente. se aplica al conocimiento cristol6gico derivado de epís -
temologías sexuales marginales como el modelo bi-Cristo (Cristo
l . Por «heterose xualidad fuera del armario» queremos decir qu e, co mo opción se-
bisexual) y se refleja en la rela ción entre sensualidad y resurrecci6n. xual. no cabe dar a la heterosexualidad defi niciones obligatoriamente heterosexuales.
El capítu lo 4. «La teo logía de relatos sex uales », completa el De igual modo que las identidades gayolesbiana y bisexua l han de ser libe radas de los
mode los hetero sexuales de co noci miento, igualmente la realidad de la experiencia he-
círculo de una teología indecente. basada en la sociología de los rela- te rosexua l también se oculta en el ann ario. v éense más detalle'! al respecto en el ea-
tos sexuales. y el papel que desem peñan en las comunidades. en es- pftul04.
22 La teología indecente

rosexualidad patri arcal hegemónica es devaluad o y espiritualme nte 1.


alienad o. Proposi ciones indecentes para mujeres que desearían
La sexualidad es un tema complejo; la teología también. El con- hacer teología sin ropa interior
tinuo interc ambio y diálo go que las teoría s sexuales, la sociología de
los relatos sexuales. el nuevo pensamiento políti co y el posmodemis-
mo nos ofrecen, j unto con el círculo hermenéutico de la sospecha. son
elementos cruciales necesarios en toda reflexión teológica que busca .
separar liberación de colonialismo, y teorías de calidad de género de
otras metas (o la búsqueda del Otro) relacionadas con la pluralidad y
la diferencia en las identidad es sexuales. Está claro que, finalmente,
es nuestra experie ncia históri ca como teólogos, forjada en la lucha
con las hegemonías política s, sexuales y teológicas, la que determina
los términos de este diálogo en curso. En este caso, el diálogo multi- La caída de las gra ndes n arr ati va s de Latinoamérica: teología
disciplinario de este libro se enga rza profundamente con mi propia y mu til aciones sexua les
vida, nutrida en la pugna contra los regí menes dictatoriales de mi país
y con los retos intelect uales y cristianos que me aportó como muje r Las grandes narrativas, o discurso autoritat ivo sostén de la vida dia-
latinoamericana crecida en la pobreza de Buenos Aires . ria, del que habló Gramsci al tratar del sentido u orde n común de las
cosas ideológicamente construid as pero que han alc anzado una pre-
sencia natural y casi biológica en nuestra vida (Gramsci, 1971, p. 33),
se derru mbaro n en Latinoaméric a en el curso de pocos años. Los dis-
cursos cultu rales, religiosos, sociopolíticos, la economía y la ciencia,
las cosmovisiones filosó ficas que definían la identidad, el significado
y las pau tas de organiz ación social y las construccio nes sexua les fue-
ron borrados de la faz de la Tie rra. Hasta la lengua feneció. Se per-
dieron «las lenguas» : se ente rraron la lenguas maternas y se segaron
no pocas huma nas. Se silenció dura nte sig los la lengua de las muje-
res. Lo que sobrevivió quedó preso en un pacto de silencio y desd e
entonces apenas ha vuelto a oír se. Con Jacques Laca n podemos decir
que fue un silencio de la mag nitud de los planetas, como acallados de
golpe por un conjunto de leyes newtonianas reemp laza das por una
teoría de unifi cación de campo que dejó tras de sí cuanto fuera ajeno
a la nueva cos movisión. «Nunca sabremos que puede sobrevenirle a
una realidad hasta que haya sido definitivamente reduci da inscribi én-
dola en una lengua» (Lacan, en MilIer, 1990, pp. 357-360). Las teo -
rías de campo unificado resu elven la perplejidad, evitan el racionalis-
mo e instal an leyes asignadas particula rmente a puntos del espacio o
del espacio-tiempo. Precisame nte, la resolución de la perplejidad (plu-
ralidad) en Latinoamérica procedió de un modo material. «Hubo abla-
24 lI teolo gfa indecente Proposiciones indece ntes para mujeres que desearCan hacer Icologla ... 25

ción de nalgas en unos, como de muslos o brazos en otros... y de ma- rica no cambiaron; no, al menos. de modo sustancial. Sólo los maes-
nos.Jenguas y otras partes del cuerpo. devoradas en vivo por anima- tros que dieron nombre a los planetas. siguiendo aún a Lacan. y de-
les. y se sajaro n mamas» (Todorov, 1987. p. 151). Estos rituales de terminaron su reducido vocabulario. cambiaron. Un régimen más
mutilación. parafraseando a Lacen , podrían compararse con la esci- brutal y un genocidio inconmensurable invadieron el continente. pero
sión de las tetas de la verdad. con un reduccionismc a un nuevo orden como mujer no puedo decir que nuestra situació n después de la con-
corpora l. es decir. la humanidad reducida a una fórmula, una ley de qui sta fuera sustancialmente diferente de la anterior. Sin embargo.
unión y compulsión . Ello requería una mutil ación masiva. La necesi- como argumentaré más adelante. la decon strucci ón es inevitabl e in-
dad de grandes narrativas siempre impli ca recortes y mutilacione s. clu so sí es obstaculi zada por la fuerza . Las decon strucciones pueden
De ahí proviene la teología latinoamericana: una mutilación del co- detectarse en Latinoamérica en múltiples form as de desconfianza po-
nocim iento simbólico en forma de teología , política, eco nomía . cien- lítica. cultural y reli giosa. a lo largo de lo s siglos . La mutilación se-
cia y sexualidad. Fue el tiempo de la ley marcial impues ta a la per- xual aún debe ser teológicame nte abordada.
plejidad. pero no el fi nal de l discurso autori tatar io seguido de Las vendedoras de limones que no usan ropa interior son inde-
deconstrucción. Una vía en este sentido habría sometido las respues- centes. La teóloga argentin a sin ropa interior escribe teología indecen-
tas a «interrogaciones sin fin ... desbancando al pode r, para preservar te. Aquéllas y ésta se enfrentan. cada una a su manera. a.la creació n
la apertura». como dice Jebes (Harvey, 1986. p. 94) . No hemos de te- de un orden sexual fáctico de las cosas que quedó preso en una alian-
mer nada de la deconstrucci ón si este proceso lleva consigo una pro- za patriarcal entre europeos y nativos. La imaginería cristiana hetero-
blematizaci ón de la realidad que se abre a nuevas pregun tas y visio- sexual llegó a Latinoamérica para repro ducir expresivos model os de
nes. En camb io. lo que ocurrió después de la conquista fue un proceso sexo-género vía normalización y control (Butler, 1990. p. 24). Ahí re-
autoritario y la imposición de las grandes metanarrativas europeas en side la base de la organización estructu ral en mi país. las formas pri-
la vida de las gentes. Fue un proceso de asset-stripping , de destruc- meras de norm alización y los sistemas de vigilancia de fronteras
ció n de activo más que deconstrucción . Las gra ndes narra tivas lati- como los hemos conocido históricament e. Cierta mente. el hecho de
noamericanas se hicieron redundantes. vacuas (e n español. el nombre que hayamos sido capaces de datar y seguir los diferen tes sistemas
dado a asset-str ípptng es «vaciamiento») , debido quizás al hecho de políticos y culturales a través de la historia humana. pero jamás una
que en toda gran narrativa hay inherente una obje tivación de un Le- experiencia histórica de normalización no heterosexual. es importan-
benswelt o «mundo de vida ». Co nsideremos es te punto en detalle. La te. incl uso si tenemos en cuenta culturas en las que la heterosexuali-
prod ucción de grandes narrativas es pe r se un modo de cosificar la dad se construyó de manera diferente a la forma contemporánea que
vida. Nada de inocente luna de papel. sino disc ursos concretos y de- hoy conoce mos. El régimen patriarcal tiene en su orige n cierta com-
liberados. fruto de las relaciones entre producción y ca pital. El final prensión de la heterosexualidad. un conocimiento basado en lajera r-
de las grandes narra tivas de las naciones originales fue un proce so de quía y la su misió n por proce sos de afi rmación mediante sustra cción :
desnudamiento, y la consiguiente desnudez del nati vo quedó ento nces soy lo que no soy (una mujer. y no un hombre ; un bisexua l. y no una
dispo nible para revestimiento con una gran narr ati va diferente «mujer»); y lo que es sustraído es también anulado: soy lo que no soy.
(europea) que, no obs tante. satisfacía igual obje tivo que la pri mera. una «muje r»; por tanto, no soy. La heterosexualidad no es una ciencia
Por tanto, no sostengo que las grandes narrat ivas de las naciones ori- neutra, y la lógica interna del sistema opera con sus conceptos dis-
ginales fueran mej ores o peores que la europea. No. Sólo digo que los yuntivos «y/o» artificia lmente creados. Unifica la ambivalencia de la
procesos naturales de deconstrucción nunca se die ro n y las gentes vida en una versión oficial. Las per-versi ones (versiones diferentes
fuero n bru talme nte integradas por fuer zas crim inale s en las grandes del cam ino) son silenciadas.
narra tivas cristianas y en los discursos eco nómicos. Las narrativas de Cuando Corté s conoció a Moctezuma. en 1519. las grandes na-
explotación del pueblo y sometimiento de las muj eres en Latinoamé - rrativas respec tivas se basaban en dos cosmovis iones que los separa-
26 La tcologla indecente: Proposic iones Indecen tes para muje res que desearían hacer teolog fa... 27

ban, salvo en un aspecto co mpartido : el exceso patriarcal de sus na- Piao, 1967, p. 206 ), podemos añadir que tampoc o lo hacen las gran-
rrati vas de autoridad. Desde un aná lisis materialista podem os cons i- des narrati vas. sino que obedece n a necesidades corporales de lo q ue
decae las grandes narrativas como excedente del eje rcici o de poder Fouca ult llamó el aleccionam iento di scip linario y ordena mie nto de
patriarcal. la matriz de lo co nstituido por pen samiento hetero sexual. la raci onalidad, las instit uciones y la sexualidad (Foucault, 1980 .
Persiste. pues, el poder heterosexual ; y es el hilo conductor de las pp. 196-197). y. digamos, co mo colofón. de capital. Creemos en ello
grande s narrativas unidas por ocasionales procesos de vaciami ent o. porque nos co nfiguran; también con ello perecemos . Sin embargo. las
como los ya considerados. Por ejempl o. los colonizado res vaciaron reg resiones de autoridad no necesitan seg uir movimient os lineales
África de su cultura, reli gión y sistemas económicos , pero mantuvie- sino que pueden cons tituir digre siones: por ejemplo. la digre sión se-
ron intacto el poder patriarca l. si no reforzado, vía el cristianismo. En xual. En ause ncia de asidero en nuestra historia latinoamericana para
su análi sis de las me táfo ras vivientes. Ricoeur ha conside rado cómo decir que la organización sexual del continente no fue heterosexual.
las co nstrucciones simbólicas desarrolla n una vida quasi biológica. damos con dig resiones. disco rdancia s e incong ruencias en cualquier
Nacen. se de sarrollan y florecen. forman alianzas co n otros sistemas moment o. Si las visiones noratlánt icas de la pobre Latin oaméri ca han
de símbolos. y fina lment e mueren y/o se transmutan (Ricoe ur, 1967, sido cap tad as a través de ojo s he terosexuales es porque los social-
pp. 17 Yss.). También las grandes narrativas parecen seg uir procesos mente desaventajados de l co ntinente prese ntan parám etro s diferentes
similares, salvo porque la con strucción binaria primera de los siste- de transgresión sexual que en Europa o en Estados Unidos (Faster.
mas sexuales sigue viva (aunque no sin opos ición) y se reprodu ce en 1997. p. 7). La homosexualidad entre los cari beños y la libertad se-
epistemologías y estruc turas de organización políti ca y soc ial. Se re- xual de las mujeres en algunas comunidades indígenas pueden ser bo-
produce especialme nte en el modo en que entendemos la autoridad. rrad as de la hist oria teológica de nuestros antepasados, pero se en-
La autoridad de fine autoridad. enge ndra autoridad y la resucita. cuentran chocantemente presen tes en la protesta sexual de los años
y est á siempre posicionada. es darwiniana (sobrevive gracias a la 1990 en Latinoamérica. cuando las gentes hartas de militari smo y re-
fuerza y la confrontac ión) y se aut operpet üa. Pod ríamos referimos presión decidieron mostrarse como pueblo libre (P óster, 1997, p. 13).
aquí a la autoridad teol ógica occide ntal o al capitalismo estadouni- Reflexionemos un tanto. por eje mplo, sobre el co ncepto maya del
dense. La autoridad de las grandes narrativas del cristianis mo en la- tiempo, consideran do planteamiento maya como el que nos pro por-
tinoam érica. por ejemplo. cons ta de estos componentes. ade má s de cio na este sentido de conservación de la ape rtura en los proc eso s del
los elementos siguientes: co nocimiento, tan necesario si uno qui ere evitar el some timiento a los
discurso s filosófico s progresivos (lineales) (Derrida. 1972, p. 2 11).
l . Una co ncepción moderna del tiempo linea l (occidental ). La teología maya nace de números y repeticiones. La gran na-
2. Una base nucl ear de conoc imientos aportada por la construcción rrativa político- religiosa de los mayas se cre é a partir del co mporta-
del sujeto occidental como co nstitutivo de la rea lidad . Co ntra esta miento obsesivo en pos del control de núm ero s. fech as, cá lculo astro-
realidad posicionam os nuestras vidas inve ntadas . nóm ico y construcción. Cada piedra de un monu mento es parte de
una me moria litúrgica de núm ero s, que no son en sI mismos sino re-
La trayec toria de las grandes na rrativas parece seguir una lineali dad gistro de ac tos humanos imp ortantes. Su dios no era el nomb re de in-
occidental y un concepto modern o del prog reso, porque el progresar diferencia. sino la diferencia numérica que les aprox imaba a Dio s.
también implica la noción de un punto de arr anque, un mom ent o Leó n-Portilla nos explica el concepto cíclico. pero no repetitivo, del
constituyente y, por tanto. una regresión, incluso si ésta es a lo des- tiempo . «El sol nunca descansa. Obje tivamen te vemos que el sol es
conocido o no reconocido. ya presen tes aunque ocultos. Esta evoca- devorado a la llegad a de chi-kin (la noc he; literalmente. el so l en la
ción oc ultista es sin duda signific ativa. Parafraseando al pre sidente boca) pero penetra el mundo interio r. prosigue su camino y, triu nfal -
Muo en cuanto a que «las buen as ideas no llueven de l cielo» (Lin ment e. ren ace » (León-Portilla. 1986. p. 34) . Tod o sol viene con su
28 La teologra indecente Propos iciones indece ntes para mujeres que desearían hacer teologfa... 29

gra n narrativa de origen y orde n. pero se espe ra su muerte por pe- sidecar. y proviene de l hech o de qu e los azteca s poseían una narrativa
netración (momento prefijado. vaticinado en los textos sagrados) militar, igual que los españoles. Las ge ntes eran adoctri nad as para
como por ésta ha de res ucitar tambi én . Como en las genealogías b í- obedecer y ace pta r su soj uzgante sometimiento. Era part e del orden
blic as de descendientes masculinos. una pe netració n ge nera un nuevo jerárquico. De ah í que la caída de l Imperi o Aztec a fuera de carácter
ser hasta que Dios se incorpora a la genealogía penetrando en un gravitatorio : las estruct uras militares ve rticales. estrec ham ente vin-
vientre de mujer. He ah í a Jesús, part e de un co ncepto lineal y pro- cu lad as entre sf, se hu ndieron sin saber có mo enco ntrar espacio para
gresivo; pero la resurrección suma circularidad a la penetración. La las deci sione s y los desafíos horizo ntales . La cultura mil itar, patriar-
mu ert e de Jesús es un ejemplo de to lerancia. de la resistencia de la cal en su cúspide, borró los conceptos y los sabe res cícl ico s en tomo
vida hu mana. Sin embargo. la muerte del sol también lleva consigo la a Dios. ba sados también en compulsiones diferentes, respectivamen -
idea de cierta form a de toleranci a. En otras palabr as. en el nuevo so l te, para los cristianos y los aztecas: un grupo obsesionado por los nú-
se permitía la pervi vencia de identidades anteriores, co mo prenda de mero s y las metáforas de pen etración cfc lica; el otro por un mod elo
cooperación de l nuev o discur so en el poder. Los aztecas dan ejemplo de pe netración lineal interrum pido po r la resurrección de Cri sto. Fi -
de ello. Poseían narrat ivas confede radas, al menos du rante el siglo xv nalmente cayó la gran na rrativa de la co nfederación azte ca, quizá
y el tie mpo de la co nquista. Reflej aban su siste ma tributario organi- porque las gra nde s nar rativ as tienen el tie mpo fija do para su auto-
zado en tomo a treinta y oc ho provincias co ntribuye ntes co n Méx ico- des trucción. Esta «erosión progresiva» qu e Derrida identificó en me-
Tenochtit lan co mo centro (Pérez Herrero , 199 2, p. 43) . La Tri ple táforas co mo la del valor de la us ura y usos (Derrida, 1989. p. 39)
Alianza de los azteca s no des truyó sino qu e int egró las ide ntidades re- aparece tambi én en las metanarrati vas. Por usura se entiende este ex-
gionales y sus respectivos discurso s de identidad . No les trata s in cui- cedente de valor qu e se transmi te en las confederaciones discur sivas
dado a las narrati vas de los españoles en su co nstrucción de la autori - aztecas. que surge de la corporalidad (Leiblichkeil) de los oprimido s.
dad : se trajeron el cristianismo sin res urrección, sin la tolera ncia por que a través de su op resión ha n dado valor a las Metanarrativas que
la vida, y fij aro n las s uyas co nforme a un concepto lineal. tenninal, los objetivaron po r vez primera (Du ssel, 1988. p. 63). La usura . el in-
de las cristianas. Mientras que la confederación azte ca esperaba que terés, continúa y cierra ali an zas y apaños con nue vos ordenamientos
al menos algunos de sus paradigmas filo sófico s y científicos pudi eran autoritarios. La hi stori a de los asentamientos co loniales y el co ntrol
girar como lunas periféricas del cri stiani smo de los españoles , éstos imperial pone de manifiesto una alianza básica: la patriarcal. Formas
sólo querían destruirlos. dispares de culturas patriarcales encuentran suficie ntes elementos en
¿Cómo afectó al di scurso sexual esta filosofía reli gio sa de la común para alcanzar mutuo acuerdo. Las lenguas y los sistemas reli -
identidad'! Sabemos que en el Imperi o Azteca a las mujeres se les co n- gio sos son pro scritos. y el orden social y las co nfiguraciones políti-
ced ía poco valor y eran maltratadas. ¿Q uedaron en suspenso las amal- cas. demonizado s por los nuevos poderes centrales. pero la opresión
gama s de identidad míti cas en lo toc an te a las mujeres? ¿Poseyeron de las mujeres sigue siendo el foco de un sentido de solidaridad y re-
éstas una iden tidad nacional y religiosa o era és ta reflexiva , es decir, ciproc idad entre conqui stadores y conquistados. Per siste el sentido de
refl ejo de las ocupaciones y posiciones pro pias de su género ? Jamás la tradición y la continuidad ontológica. Sin ello, y tema incuestiona-
lo sabremos por completo ; fue mucho lo dest ruido y poco lo co nser- blemente occi dental, las gra ndes narrativas habrían sido efectiva-.
vado, por lo que hace a libro s o relatos de los tiempos anteriores a la mente decon struidas, llamad as a capítulo. Es tos dos elementos son
co nquista. Con todo, dado que sabemos qu e uno de los facto res de la los ex cedentes principales de la preservación del orden de vida como
calda de las grandes narrativas de las nacion es originales fue una co n- lo conocemos.
cepc ión diferente del tie mpo y del entendimiento de los cicl os de los No obsta nte, el fin de las grandes narrati vas de las nacione s ori-
discursos de poder. una se pregunta cómo operaba n sex ualmente. En ginales imp licó, asimi smo. una cris is patriarcal de proporcion es gi-
breve, ¿dónde resid ía la diferencia? Hay un seg undo factor que con- gantescas : los maridos fuero n ob ligados a ceder sus mujere s a cua l-
30 La teología indecente Propos iciones indece ntes para mujeres que desea rían hacer teolog fa... 31

quier españ ol en busca de sexo; los padre s, a ser testi gos de la toma trecientos hombre s y algunos caballos cansados podría representar
de sus hijas como concubinas o esclavas sin su consentimiento. Las una metáfora de la experiencia de sobrepasar los límites de lo tan írr e-
abuela s se vieron llevadas al concubinato. y los niños, a la esclavitud present able como impresentable (Caputo, 19973, p. 33). O sea. que
sexual fuera del co ntrol de los ancianos de la sociedad . Al leer estos las civ ilizaciones de las naciones originales se revelaron más allá de
relat os y las voces de protesta de escritores co mo Todo ro v o Dussel la comprensi6n de las simbólicas de los europeos coloniales.
sobre la co nquista se tiene la impresión de que lo cuestionado es la La lectura de la deconstrucci6n desde el fin de las grades narra-
autoridad más que la violación. Cuando lo s maridos regresaban del , tivas en Latinoamérica es un interesante ejerci cio acerca de nuestro
trabajo en las minas habían de presenciar cómo eran forzadas sus mu- posicionamiento marginal como teólogo s inde centes en el contexto
jefes a tener relaciones sexuales con sus amos (Todorov, 1987. de la teología cristiana. Por ejemplo. la toma de Tenochti tlan por unos
p. 150). Guaman Poma de Ayal a presenta. en sus descripciones gréñ- pocos soldados y caballos es reveladora de semej ante desproporci ón.
eas de es pañoles abusando sexualme me de las mujeres indí genas dor - Igual oc urre con la impo sición del cristianismo a las gente s bien edu-
midas ( Pease. 1980 ) los alegato s que quedan básicamente en denun- cadas en lo religioso de los vastos imperios latinoamericanos. Una
cia de la viola ción de las propi edades de otros hombres. La cuestión desproporción en términos de falta de relaci6n, de inco herencia entre
gira aquí en tomo a la posesión , a hombres q ue se hacen con lo que visiones del mundo y socied ades asimétricas. Pero ¿cómo lo inter-
pertenece a otros; no es un discurso relativo a los abuso s sufridos por pretaron las guerrillas de los rebeldes latinoamericanos en la vorági -
la mujer. El hecho es que las grandes narrativas sexuales de Centroa- ne de dislocación y reubicaci6n del orden de las cosas? ¿C6mo vieron
mérica y del Imperio Inca se insc riben en un marco de haber o pro - las antepas adas de las vendedoras de limones el fin de sus aceptadas
piedad. similar al mand amie nto de las Escrituras sobre los dere chos grandes narrativas ? Puede que, a través de modelos pat riarcales. lo
sexuales de los hombres sobre las mujeres. En la co nquis ta. el sufri- único que tenían en común con los europeos y que les aportaba el úni-
miento de la mujer no pasa de asunto eco nómico . co sentido de continuación. Si no se co mprende la sumisión, ésta no
La destrucción de las grande s narrativas de las Américas no fue existe; sin co nsuucros sex uales no hay Otros. El hech o de que, bist é-
resultado de una hermen éutica de sospec ha ni de la percepción de su ricament e. las muj eres indígenas sobrevivieran a través de sus rela-
huella en el texto, ese elemento que constituye el movimiento que nos ciones co n los homb res (forz ada s o volu ntarias) y los hombres gra-
lleva hacia lo que el aquél trata de disimular. oc ultar o negar. No. la cias a sus ofertas de mujer es a los europeos (forzados o voluntarios)
explotación económica fue la cláusula decon structivista, el cues tio- representa un ritual co mún en sus esfuerzos de reconciliaci ón yapa-
namie nto vacilante de las narrativas autoritativas nat uralizadas y asu- ciguamiento. El intercambio de mujeres y de oro para ser «devora-
midas. Con ello, la opresión de las mujeres iba a proseguir como par- dos», absorbidos, corporalmente integrados, es el primer síntoma que
te del intercambio eco nóm ico . La búsqueda del oro destruyóla idea tenemos de la conquista. No hay sen tido de desprop orción en ello,
de unidad, el pensamiento sistemático de civ ilizaciones co mo la azte- aunque quizá, en sentido general, lo haya de asimilación.
ca o del Imperio maya, e introduj o, en cambio, la pluralidad de la ex- Una simple asimilac i ón retiene por definici6 n parte de la sus.
plotación europea. Como en un buen proceso decon structívl sta, de- tancia de lo inco rporado. Si la mue rte de las gra ndes narrativas Lati-
rroc6 e l poder de un discurso monolítico ant iguo (basa do en la noamericanas hubiera seg uido una epistemología de estructura mili-
supresió n de otro s discursos, los de los proc esos internos de coloni- tar como, entre otros, sost ienen Todoro v y Dussel . nada podría haber
zación como culturas anexas bajo el Imperio Az teca) y afirm6 1a «ve- sido asimilado y co nservado. La pol ítica de «tierra arrasada» la eje m-
nida del Otro» (Caputo, 1997a, p. 53). Sin embargo, el Otro vino con plifica el territorio de las bombas napalm: no sobreviven ni gentes , ni
su prop ia ley, sus propias respuestas a los interr ogantes, a la vez que animales, ni plantas ; nada fructi ficar á en esos desolados campos. La
prosegu ía esa pasi6n por lo imposible que yace en la base del proyec- incorporaci6n de laforma mentís latinoa mericana en la espa ñola im-
to de suplantar una civ iliza ci ón con otra. Tomar Tenochtitlan con cua- plic6 un mínimo proceso de dialógico en un momen to dado, una coo-
32 - -- - - - -- - - - La teologfa indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearfan hacer teología... 33

peraci 6n simbólica. La incorporación transforma lo ingerido, pero lo tíanismo , basado biológicamente y sin ambigüedad algun a en un dios
conserva. Eso de lo que hab lamos se refiere a un proceso de nutrí- masculino, exi ste tambi én la comunidad dios-hombre s. Dios Padre y
ci én. Lo que obtuvo el Otro europeo no provino solamente por ex- Dios Hijo (por no entrar en las difere ncia s patentes en la concepción
plotación del ca pital, sino por acuerdos sexuales . Como veremos más de las Escrituras hebreas del dios-macho ) puede n revelar co herencia,
adela nte. Ja veneración de la Virgen de Guadalupe es un convenio re- pero tambi én la capacidad inclusiva de las diferentes maneras de ser
ligioso sexual qu e simboliza de nuevo la perdurabilidad del sistema «hombres», y diferentes «hombres.. son difíciles de ca tegoriza r se-
patriarcal de una gran narrativa a la otra. De hecho,las mujeres apor- xualmente. La sociedad, no obstante, tiende a propu gnar sólo un tipo
tan continuidad, el elemento de veracidad y una memoria cierta, la de ideal de hombre heterosexual. La teología es suge stiva; la cristiana y
su subyugación. Así, la opresi6n de las mujere s confirió sentido de la azteca son sistemas teol ógicos sugestivos, pero semej ante capaci -
normalidad a los tiempos cambiantes, pulidos y mirificados, como en dad de persua sión de la imaginación religi osa es una ame naza para la
el caso de la Virgen de Guadalupe. organización de la soci edad. Por consiguiente, los eleme ntos tran s-
En análisis superfi cial una podría pensar que el discu rso de lo sa- gresivos, como el tran sexuali smc azteca o cualquie r riqu eza posible
ero puede haber sido secundario. El principal fue económico . Puede en la pluralidad de lo divino en el cristiani smo permanecen opacos e
no haberse dado el ca so de que un dios desplazara a otros, sino que un inconexos. El problema lo plantea el hecho de que es más fácil vivir
sistema económico desplazara a un dios . Sin embargo , los sistemas sin Dios que sin el concepto heterosexual de hombre. Han de ser des-
económicos son sistemas religiosos que desplazan y representan con- nudados simultáneamente. Lo subversivo de un sistema religioso re-
juntos de rela ciones soc iales. El cristianismo , aliado con un sistema side en sus subversiones sexuales, en ese núcleo desordenado de na-
econó mico basado en la explotación, generó la ilusión de identidades rrativas sex uales anormales donde las vírgene s paren y las tri nidades
nuevas surgidas de nuevas relaciones. Pero no eran sustancialmente masculinas pueden significar la incoherencia de una sola defi nición
diferen tes. pues aunque las creencias de los aztecas hubieran podido masculina, en la tensión entre iden tidad 'patriarcal y diferencia. Este
ser religiosamente más desafiant es de las pautas sexuales de opres ión desnud amiento es el pun to de partida de la indecencia en la teología.
(que se encuentran en la raíz de toda estructura económica). la socie- Las vende doras de limones a que he hecho refe rencia con tinúan una
dad es taba organiza da en los márgenes del simbo lismo religioso.. En tradición indígen a de prescindi r de la ropa interior, con lo que desa-
México, los sacerdo tes de la diosa Cíhuacoatl (e le de la falda hec ha fían la mirada machista y la co ntrola n, al igual que la decencia de esas
de serpie ntes»¡ era n travestts religiosos que vestían co mo la d iosa. miradas. Lo cual co nsti tuye por sí mismo la base para un paradigma
Tan to los hom bres co mo las mujeres del oficio eran llam ados cih ua- en nuestra presente discusión. Desaffan la sexualidad sistemá tica . La
coatls. Su credo man ifes taba una ex pres ión transexual de lo sacro en teología sistemá tica pertenece a este orde n de grandes narra tivas oc-
co nsonancia co n la ambiva lencia sex ual de su dios. Quizá ello desta- cidentales. y au nque está co nstruida desde una oposición dualista fic-
car a la carac terísti ca azteca de tiempo e identi dad cíclicos por anexión ticia entre cuerpo y me nte, lo curi oso es que la dogmática cristiana se
o procesos suplementarios. Sin embargo , las mujeres contaban poco basa en tensiones co rporales. En ella. los cuerpos entran en co ntacto
en su sociedad y q uedaban sometidas a funciones y expectativas de con otros, son huidizos o amantes o agre sivo s. El cristianismo, por
obediencia. Este transexualísrn o no constituyó, al parecer, una fuerza ejemplo, se relaciona con funcio nes corporales (inseminación artifi-
transgresiva en las relaciones socia les económicas. ¿Des plaza n las cial y el nacimiento de Jes ús-Dios. aspectos del co ntrol de la sex uali-
grandes narrativas religiosas los discursos sexuales de acuerdo co n los dad, tortura, hambre, muerte, y el retorno del cuerpo fenecido en la re-
criterios de capi tal y producción? ¿Es este proceso el que co nfie re surrección). Compre nde igualmente relaciones corpora les co mo el
propiedad, decoro, decencia, a nuestros discursos teológicos o, al me- dogma de la Trinidad, reflej o de la noción social de lo que pode mos
nos, los informa, por eje mplo, eliminado el transexualismo teológico llamar modelo de «fam ilia medieval.. en lo toca nte a obsesiones je-
del ámbito de la producción y de las relaciones? En el caso del cris- rárquicas y tensiones darwinianas, intrínsecamente masculina s. Otro s
34 u teolog ía indecente
Proposicionu indecentes para mujeres que desearían hacer teología... 35

dogmas elaborados. com o la vida del cuerpo después de la muerte, Sobre la teología de la liberación: una historia de usura
tanto si se queda en la cola del Purgatorio como si es quemado en el
Infierno. funcio nan con la misma precisión de regulación de los cuer- Tan pronto como las nue vas grandes narrativas iniciaron su andadu-
pos por unos conceptos de pecado que jamás traspasan las fronte ras ra, y aun considerando su alianza patriarcal, se establecieron sin re-
de las nece sidade s corporales percibidas. Así. un para digma corpóreo sistencia. Y aunque la nutri cia narrat iva de las naciones orig inales fue
es pertinente en lodo aná lisis teológico. y no es necesario que proven - militarmente oprimida y políticamente rechazada, la crisis de slgnlfl-
ga del Otro europeo sino de las vendedoras de limones. que reún,en en cado prod ucida por la conq uista fue suficie ntemente intensa para
sus vidas las connotacio nes económicas y sexuales de los supervi- crear una distancia, un margen crítico frente al nuevo orden. Sin em-
vientes de la destrucción de las grandes narrati vas de Latinoamérica. bargo, el elemento de resistencia es también parte de la construcción
El paradigma es indecente porque desnuda y revela sexualidad y eco - del d iscurso de autoridad . Todo discurso de autoridad religiosa y po-
nomía al mismo tiempo. Para conocer nuestra sexualidad no sólo ne- lítica oculta conocimiento suprimido y exiliado, que queda en alusión
cesitamos una teología indecente que pueda llegar al núcleo de las marginal e indirecta . Se trata de un saber que las gentes d ictan a tra-
construcciones teológicas, en la medida en que éstas hunden sus raf- vés de contrasfmbolos religios os y políticos, y de contradicciones mi-
ees en las sexuales ; también la necesitamos porque las verda des teo- tológicas de las versiones o ficiales.' De ahí que la teología indecente
lógicas son moneda di spensada y adquirida en mercados económicos se componga de estas contradicciones y contradictado s, y de trans-
teológicos. En Latinoamérica, el intercambio de trabajo por la recom- gresión que es regre sión, un retom o a cierta oposición O resistencia
pensa de la ultravida, salvación por pan y obediente subordinación primaria a los discursos del poder religioso; no a un comienzo de re-
por gracia divina se instauró con la desintegración de las grandes na- sistencia sexual fijado en el tiempo , sino a las diversas aperturas que
rrativas de las nac iones originales. Y es una inte rcambio sexual : no fueron opri midas o aplacadas en el proceso de hege monización del
sólo salvación como simbó lico bien de intercambio por pan, sino por significado. Estas aperturas son cosa del pasado, pero también del pre-
un tipo de modo heterosex ual de vida y de producción tambi én espe- . sente y del futuro; ope ran como resistencias diseminadas que no pue-
rado. David Harvey ha hab lado de lo que ve como re-emerge ncia de den ubicarse en ninguna utop ía de l futuro (teleología) ni en ideolo-
inquietudes éticas y políticas , un «profundo cambio en la estructura gía del pasado . Esto nos lleva a nuestro lugar actual en la teología de
del sentir.. (Harvey, 1989, p. 9). Con la teología indecen te podemos la liberación como teología dec ente centrada en la autoría y en la
) añadir que se produce un cambio erna esr~ntir sexual que autorización/desautorización de los grandi(osos) discur sos religioso-
'\ le quita la ropa interior a la teología heterosexual. Una especie de pro- político s de autoridad en Latinoamérica. Estos discursos han sido re-
ceso de exposición, de «salida », en el que ya no somos teólogos (he- cogidos en las est ructuras legales, diseminadas en prove rbio s y en el
tero jsexualmente neutro s. En los últimos treinta años, un movimiento arte popular. incorporados a diseños arquitectónicos y funciones pe-
teológico en Latinoamérica ha cue stionado la neutralidad ideológica líticas, y han diseñado la espiritua lidad también en las accio nes litúr-
de la teología y ha establecido un frente de libera ción integ ral de lati - gicas de simbolismo pol ítico.' Básicam ente aparecen refl ejados en
noamericanos y para latinoamericanos. Muchas formas de teología in- eventos políticos como el desmantelamiento de las cree ncias trad i-
decente en Europa y en Estados Unidos (teologías homosexuales) los
han usado como punto de partida para la reflexión (Go ss, 1993;
Stuart, 1997). Aunque hay muchos elementos significativos en la teo- 1. Ejemplo de ello es el culto a los . Sanlos Bandidos» en Argentina. Los bandidos
que se suponfa buenos para sus comunidades han adquirido estarus de santidad y su
logía de la liberación, en la segunda parte de este capítulo desvelare- persecución policial se ha hecho mitcl égica como lucha contra los males y las leyes
mos aspectos de la indiferen cia teológica, es decir, los elementos teo- injustas de la sociedad. Considérese tambifn a Sanla Librada. mujer Críuc crucifica-
lógicos del pensamiento liberacionista que jamás se desnudan ni da en Argentina y protectora también de los granujas de poco fuste.
2. En cuanto a rituales de legiti mación polúica simbólica del orden, su justificación
desafían los órdenes de la decencia en Latinoamérica. y motivos de subordinación, v éase Fedel, 1991, p. 70.
36, La teol ogfa indecente Propo $iCio nes indece ntes para mujeres que desearía n hacer leologl•. .. 37

cio nales despué s de la conquista, los sistemas impo sitivos. el control (Las Casas, 1953. p. 69) . Por tanto , en la co nqui sta de Latinoamérica
de la tierra y la propiedad. la legitim ación de la esclavitud y de la usu- hubo teo logía sex ual, que se atuvo a pautas de acue rdos legales se-
ra. Es tos discursos no so n sólo políticos sino también teológicos se- xuales, como el matrimonio. caracterizadas por los puntos siguientes:
xuales. El cristianismo impuso en Latinoamérica un orde n eco nómico
sexual de usura, de uso de las ge ntes en colectivos . En el ma trimonio 1. Privación de apoyo económico e infraestructur a básica del hogar
co lonial, las mujeres eran co ncedidas de acuerdo co n los tipos de in- (lugar de la mujer); política internacional de exportac ión de pro-
terés del trabaj o. básicamente reproductivo, pero también conforme a ductos primarios, despreciando así las infraestructu ras nacionales.
las necesidades de las poblaciones ca mpes inas o urbanas. Los matri- 2. Cast igo físico legal co mo deber del homb re para enseñ~r a la mu-
monios no heterosexuales eran desaprobados porque no habla en je r. El nativo es menor.
ellos utilidad ni interés ga nancial ev ide ntes ; por eje mplo, no genera- 3. Regulación de las prácticas sexuales dentro y fue ra del matrimo-
ban descendencia. La sexualidad se definía en t érmino s de usura, de nio. Regulación de la sexualidad en Lat inoamérica bajo el cristia-
interés generalme nte alto y sin lím ite; los divorcios no estaban per- nismo, incluso para no cristianos.
mitidos. Los tipos de interés vinculados al matrim onio er an prefij a-
dos, invariabl es, monótonos. ¿Qué diferencia podemos establecer entre
es te uso abusivo del amor y la se xualidad, de cuerpos institucionali-
zados y de los mé todo s de usura de lo s jesuitas? E ntre el siglo XVII Có mo le s es e najenado e l trabajo teol ó gi co a lo s trabaj adore s
y la seg unda parte del XVIII,por ejemplo, los jesuitas de Latinoaméri-
ca poseían más de cuatrocientas valio sas haci end as en Méx ico , Pe- Detrás de tod o di scu rso de liberación en Latino américa , que rompe
rú , Ecuador, Bolivia. Colomb ia y Chile (López-Cano , 1995). Sólo en con los mod elos de autoridad a nivel social religioso y político. hay
Ecuador, el lO por ciento de las mejores tierras agrícolas perte necían un auto r oc ulto. un trabaj ador que lo produjo en el anonimato. Los
a esta orden religiosa. Al margen de eso, ejercían el control de una discursos de liberación poseen un valor que no proviene de su fuerz a
vasta fuerza laboral de esclavos en Brasil y Perú . Cuando los pueblo s textual sino del ámbito de la actividad humana, es decir, del puebl o
indígenas de los tiempo s coloniales protestaban frente a los abusos de rebelde . Esta rebeldía es la que interpela al lector en su lucha contra
los jesuitas. el fracaso era incuestionable. Los jesuitas era n muy in- la opre sión y que se obje tiva en el texto del discurso de liberación. Lo
fluyent es en el Consejo de Indias. Practi caban la usura ; prestaban di- que identificamo s aqu í es el papel desempeñado por el Lebendige A r-
nero a sus aliados en el poder y a gran interés: el aplicado al trabajo beu (trabajo vivo) como desar rollara co nceptualmente Marx en su
les era pagado por sus trabaj adores. Al mismo tiempo, la sexualidad Grund risse (McLellan, 1979, p. 109). Antes de que un discurso de li-
y el matrim onio en Latinoamérica eje mplifi caban el concepto de beraci ón como la teología de la liberación. por ejemplo, deviniere va-
«mala vida», que no significaba sino el abuso de las muj eres por lioso en un mercado teológico, hubo una primer a relación dinámica
obra de sus maridos, pad res y herm anos en el hogar doméstico. Sig- cara a cara, la producción de un grito pro liberación o de denuncia de
nificaba también abuso sexual y económico (Lavrin , 1992 , p. 21). La las metenarrativas del cristianismo en Latinoa mé rica, surgida de los
«mala vida » era más que una metáfora sexual de la explotació n de las «pobres cuerpo s de snudos» de los oprimidos (Dussel, 1988, p. 64).
mujeres en el matrimonio y en la vida de famili a: era una metáfora de De igual modo. una teol ogía indecente habrí a de surgir asimismo de
la explotación de los obreros en el trabaj o escl avo, abuso eco nómico, relatos de tra nsgresión sex ual o de «expos ición..: la experiencia de
pero también usura en la teología cris tiana, que exp lotaba a las gen- hallar la identidad sexual prop ia en la comunidad, el recha zo de acep-
tes co n amenazas de condena religiosa. En su defensa de las naciones tar la «mala vida », por ejemplo. A la teología de la liberación le gusta
originales, JJart olomé de las Casas menciona la analogía de Latin o- ubicarse en el momento de la caída de las grandes narrativas de Lati-
américa como muje r cuyo marido en vez de bueno le da «mala vida» noamérica . en el sentido de que quiere ubicar su suje to teológico en
f
38 La teolog ía indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teología... 39

el trabajo concre to de esas ge ntes que en Latinoamérica crearon du- nes de la Sagrada Fami lia son, al respecto, cruciales. Si n embargo,
rante siglos contradíscursos a partir de sus cue rpos dolien tes. La cla- estamos establec iendo un discurso y una historia sexuales como base
ve reside en que la teología de la liberación no es una entidad esta nca de la cristiandad y la teología, y una sexualida d Informada por lo que
o una categoría peculiar de análi sis relacionada con Dios y un suje to Daphne Hamp son llamó conocimien to biológico defectuoso (Hamp-
teológico particul ar, como el pobre . indepen diente de las estructuras son, 1990, p. 17) Ysacralizaciones del orden sexual de los superiores
de una teología que es siempre y sobre todo teología sex ual. Aten- y los subordinados. Aunque nuestro saber biológico ha evo lucionado
diendo a las categorías sex uales y a los sistemas binarios heterose- y, además, nuestro co nocimiento de la sex ualidad se ha hecho inde-
xuales, obses ionados con el compo rtamiento y el orden sex ual, todo pendiente de las esfe ras o las definicio nes médicas, la teología sigue
discurso teológico es implícitamente sexual, decen te, ace ptado. Sería aferrándose desesperadamente a 10 que le da un último sentido de co-
ingenuo considerar que la teología de la liberación ha sido indecen te, herencia y tradición ; no Dio s, sino una teoría de la sexualidad . Desa-
es decir, que romp ió co n la imaginería sexual de la teología occiden- fiar a Dios no es tan indecent e como hacerlo con la sex ualidad de la
tal por medi o del análisis de clase . Los liberacionistas eran a su modo teología. El idea lismo sexual es parte integrante de la teol ogía, inclu-
hegeli anos, de derechas, dicho sea de paso, que veían en la institución sive la teología de la liberación.
y las estructura s de la sociedad heterosexual «machista) latinoameri- El círculo hemenéuti co liberacionista se ha revelado política-
cana el movimiento de un Dios machi sta, de los pobres sí, pero ma- mente materia lista y sex ualmentc idealista, y constituye, por tanto, un
chista. La teología de la liberaci ón adolece de lo que en Argentina lla- discurso decen te básico (contenido, limitado). Es en la inserci ón de la
ma la gente síndrome crónico de «hoj uela» . Eso significa que, al teo logía de la libe ración en el mercado teológico occident al donde
igual que una hojuela en medio del aire, cambia su posición ori ginal suele iniciarse el encopetamiento de los motivos y los métodos teoló-
según el contexto de sus intereses. La teología de la liberación ha ido gicos. Los supuestos (hetero)sexuales latinoa merica nos quedan afir-
variando de enfoques mat erialistas a ideali smo en mitad del aire, mados y el reto pote ncial para el sistem a que represen ta la teología de
co mo una hoj uela, antes de caer nuevamen te en la sartén. En cie rto la liberación pierde eficacia. ¿Por qué? Porque la puesta en cuestión'
sentido sería correcto deci r que la teología de la liberación pertenece de lo sex ual no ha sido introducido en las vertientes económica y po-
a un mercado teológico idealista porque las leyes, la oferta y la de- lítica de la vida en Latin oamérica. La Teo logía de la Libera ción es
manda en su seno, han sido diseñadas alrededor de determinados pre- también (hetero) sex ual e idealist a, basada en las tradiciones sistema-
supuestos de fe (in altera bles por ser dado s). He lla mado excéntrica ticas de Occidente.
esta propi edad de la teología idealis ta, eso es, con un núcl eo cent ral
de asertos teo lógicos nutridos por la perspecti va históri ca de la hu-
manidad pero a la vez considerados verdades teológicas fija s y her-
méticas que actúan como credo . Ello significa que la teología idealis- El mercado d e la teo lo gía sis temátic a : li m ones, se ñora,
ta no es dialógic a ni democrática. Asume un conjunto de verdades y alg unas fi guras herm en éuticas, m e co mp ra pué ...
teológicas inalterables que son los referentes de cualquier teología, I
,t ! ~ ,
inclusive las de libera ción: así el concepto vir ginal de M aría o la fi- 'lLa teología es básicamen te un arte incoheren te. Si fuéramos a usar una
liación teocrática de Jesús. Esto s referentes se encuentran en el fondo .[ metáfora inspirada en el Nuevo Testamen to diríamos que la teología es
de toda praxis teológica, y a la teología popular le ha sido siempre di- "t el arte de meterse en ca ma con Dios aunque evitando el sexo pleno.
fícil establece r un diálogo con una co munidad de fe sin pertu rbar es- Después de todo, es lo primero que la fe cristiana nos enseña: que el
tos referentes teológicos excé ntricos. Queremos decir con ello que lo comienzo de la relación histórica entre Dios encarnado y la humanidad
común de toda exce ntricidad en teología es la sex ualidad. La relación se encuentra en la metáfora de encarnarse con Dios por primera (y úni-
sexual virginal, la filiación de Jesús y el modelo sexual de relac io- ca) vez y sin condón. Así fue la experiencia de María. Si la primera Eva
40 _
La (eolog{a indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teología... 41

tuvo incli nación fetich ista po r una serpiente, la segunda optó por el Las teo logías dece nte s pugna n por la co herencia, la misma en la
sexo. desprol~g.i~o con un Dios -nube. Las metáforas sex uales que de- que arduamente se afa nan los sistemas sexuales. Sin embargo. pode-
tenn,maR los inICIOS de las construcciones simbólicas religiosas son así mos preguntam os. ¿qué hay de malo en ser teológicamente incohe-
caó ticas, imprevisibles e inmo rales. Por eso nos gustan: algo en ella; rentes? La teología de la liberaci ón, como discur so de la década de
nos recuerda las pautas de la vida real y el caótico orden de la sexuali- 1970 en Latinoamérica. entendió (bien que sólo parc ialmente) el eso-
dad".Sin embargo, si vamos a suponer que Dios es procreado por la hu- terismo eco nómico de las tradiciones dog máticas e impe riales cri stia-
manidad encarnándose co n Él (como en las narrativas de Maria en el nas de los teólogos siste máticos. Los imperialismo s so n. por defini-
Nuevo Testame nto). la metáfora puede revelarse suficientemente amo ción. actividades criminales de expansión. posesión y contro l; la
p.li~ para aco~odar también otras formas de actividad sexual. Que po- permanente búsqueda de la teología en pos de la cohere ncia es sólo
~ I cl on es y sujetos sexuales diferentes bien puede ocu ltar el rela to. Al una expresión de sus objetivos hegemonicistas. una taxonomía. Dado
Igua~ que las Escrituras hebraicas arrancan con un mito de Dios y la hu- que las narrativas de l poder político en Latinoam érica son imperiales
mamdad basado en la legitimida d sexual de orde n social. en la narra- y cristianas (no aztecas. mayas ni incas ). los discursos líberacíoni sta s
ción de Adán y Eva., el Nuevo Testame nto lo hace con una casi mujer partie ron de una crítica de las gra ndes narrativa s cris tianas (occiden-
(María, un ser desprovisto de biología) y su relación sex ual co n un dios tales) económicas. En las tradici ones ora les de los primeros año s de
o. para ser más precisos. co n una idealis ta metanarraríva sac ra. Jesu- la teología de la liberación (que reci bió otros nombres. como «teolo-
cristo es co ncebido ento nces co mo prod ucción única de una metana- gía pertinente.... por ejemplo. que acuñó inicialmente una teóloga. Bea-
~tiva y un cas i ser. que por fantásti co que parezca. es el orige n de lo triz Melano Couch. basándose en un marco referencial ricoeuriano).
in-creíble en el Cri stianismo. Por lo demás , la totalidad del tex to sa- la gente habló de la posibili dad de una disem inación teológica. En ese
grado trata del co ntrol sex ual y del esfuerzo por hacer de lo in-creíble tiempo. en Argentina. teó logos de la liberación co mo el Reveren do
una sustancia mate rial real. Se ha conseguido. a un cos te trem endo Alberto Blatesky, José M iguez Bon ina . Beatriz Melano Couch. Ma-
pero dejemos por el moment o este punto. Hay un hilo de obses ión se- rio Yutzi s y J. Se verino Croatto disin tieron de la idea de las co muni-
xual j unto a los discursos sacralizados sobre el poder. los mand amien, dades ecles iásticas de base co mo retomo a la Iglesia prim itiva (apos-
tos y las definiciones éticas que han im pregnado nuestras soc iedades tólica ). El mante ner es ta idea podría haber deri vado en una polisemia
latin~ame~canas .llamadas cristianas. Estos discursos so bre el poder regulada o vuelta al di scu rso ec les iástico en busca de algún sentido
han .sldo sistematizados , clasificado s y organizados en teología siste- original que promulgar de nuevo. Por el co ntrario. la teo logía de la li-
mática. Son de base occidental en el sentido de que el suje to descrito. beración era promisoria y hab laba en términos de diseminación y de
el homb re blanco. selecto, occi de ntal, la fuente de todas las reflexiones la posibilid ad de que lo desconocid o irrumpiera en la vieja narrati va
filosófico-teo lógicas. puede encontrarse en los principales representan- de ser la iglesia en la Latinoamérica cristiana. Esta diseminación es
tes de la.s construcciones del discurso hegemó nico del pode r político y crucial para los procesos de liberación. A nivel pastora l, es fácil ver
econó mico en nuestro mund o. El meollo está en que las construccio nes cómo el discurso subordinado de los latinoamericanos necesitaba en-
políticas y eco nómicas de este mundo se basan en la experiencia sex ual contrar ca minos de supervivencia invocando una autoridad más anti-
o en la interpretació n que se le da. Desde esta perspectiva, la teología gua. como la Iglesia apostólica, una autor idad algo exc éntrica: no era
es un acto sexual que interviene en la co nstrucción ideológica de Dios este el caso a nivel del discurso teológico. menos constre ñido que la
a partir del discurso idealista de lo que se supone que debe ser el irse a práctica del cristianis mo. Fueron eliminadas más congregaciones que
la cama con Él. y de las regulacio nes y discursos de control basados en acervo teológico . Los libro s sobrev ivieron mejo r. Por consiguiente,
algunas falsificacio nes o alineaciones heterosexuales de lo que se deb hubo trazas de indece ncia en la gé nesis de la teología de la libe ración.
a la realidad y a las gentes que viven bajo la amenaza de la naturaliza - a la que las mujeres y los tran sgresores (en el armario) sexuales die-
ción de los códigos de sexualidad o de decencia en teología. ron caluros a bienvenida.
42 L.a teología indecente Proposiciones indecente s para mujere s que desearían hacer teologfa... 43

El marxismo descubrió e hizo público el hec ho de que la políti- Cuando releemos hoy un texto como Una teolog ía de la libera-
ca no es sólo lo que hacen los parlamen tarios y los partidos políticos, ci án. de Guti érrez, choca cuán trad icional y convenciona l nos parece.
sino la expresión superficial de profundas realidades socioeconémí- Excep tuando el intente de desplazar al sujeto teo lógico co n el «co rte
cas oLos liberacionistas decla raron que la teología no era lo que ha- de clase» (para parafrasear a Althusser ),' el crist ianismo en su co n-
cían los teólogos. sino el ámbito de expresión de hondas realidades j unto se quedó corto . Mucho más trastorno teológico ca usó el ele-
ideológicas que reflejan el sentido popular de la opresión sacraliza- mento que al correr de los años produ ciría la crisis de la teoría de la
da. Pero era oscura. Carecía de representació n porque no era trans- liberación: una reub icació n. es decir. una incorpo ración del cris tiano
parente en cuanto al posicionam iento de su sujeto latinoamericano. pobre . Es un movimien to del margen hac ia el núcleo del discu rso
¿Eran los pobres el sujeto colo nizado? Más. ¿eran los pobres el suje- teológico. Sorprende que ocasionara tal descalabro en los círc ulos leo-
to co lonizado cristiane al que el cristianis mo consideraba posible lógicos de la época. pero hemos de entender que la teología sistemá-
ayudar? Esto no tenía en cuenta el hecho de que las metanarrati vas tica. a la sazó n prevaleciente. era en extremo indiferenci ada y mono-
cristianas en Latinoamérica tienen la re sponsabilidad histórica de la lítica. una especie de es pej ismo cultural que conside raba barbárico
construcción del suje to que los liber acíonistas llam an ((el pobre». todo discurso proveniente del Sur. Pero quinie ntos años de cons truc-
¿Có mo así, entonces, que el sujeto latinoamericano como defi niera ción de Otro cristiano y la guerra permanente en torno al suje to lati-
inicialmente Gustavo Outi érrez. entre otros, es visto co mo cristiano noamericano por cuenta de definiciones coloniales de la realidad y del
y pobre. co mo categoría hom o logada? El di scu rso cristiano latino- significado teol ógico no podían desaparecer así como así. Con todo.
am ericano de liberación seg uía pasos pre vios de una ruta criolla ha- la Teología de la Liberación iba a co nverti rse en una teología recono-
cia la natívizac i ón. Ten ía que da r por sentado que no habí a nada fue- cida que cla ramente denunciaba las ataduras ideológicas y teol ógicas
ra del cristianismo. ni mayas en Guatem ala ni adoradores candomblé históricas que perpetuaban la miseria en Latinoaméri ca. además de
en Brasil . por ejemplo . Y así. arranca r desde la totalidad. incluso representar una empresa co mercial. Puede que ahí. preci sament e. re-
contra ella. Tenía que declarar asex uales a los pob res y no opo nerse sida el factor más decisivo en la historia de la dialécti ca entre Occi-
a la subordinación de las mujeres, co mo tam poc o a la insubordin a- dente y la teología de la liberación del mome nto . En unos pocos años,
ción sexual de lasfabelas o los barrio s de indigentes . Quien haya es- europeos que jamás en la vida habían leído a Barth o Sc hleiermacher
tado en Latinoamérica durante las celebraciones carnavalescas anuales leían a Gut iérre z, Bonina y Segundo. La incorporación de los márge-
sabe que no son sino una festivid ad de los pobres y una ce lebración nes al discu rso centra l no era aún tema de discusión. como ha oc urri-
de indecencia sex ual: ..la revuelta de los homosex uale s» (Lancaste r, do hoy con la lleg ada de las teol og ías poscoloniales. Quienes apoya -
1997. pp. 19-20). Las transgresiones política s y sexuales forman par- ron la libe ración de Mandela en la Repúbl ica Sudafrica na o el fina l
le de la agenda carnavalera. pero el sujeto de la fies ta, los pobres, del boicot cubano eran gentes que solían contribuir co n dinero a enti-
han sido borrados en la teología de la liberación . Ocurre que si los dades y organismos relacionados con el Tercer Mundo. y que de pron-
barriob ajeros march an en procesión llevand o en andas una estatua de to tenían acceso a textos y subtex ros de la teología de la libera ción .
la Virge n María y pidiendo traba jo. parecen represen tar la opci ón di- Folletos. periód icos co n artículos específicos y capítulos de libros po-
vina para los pobre s. Sin embargo, cuando esos mismos des hereda- pularizaron osc uros término s teológic os. como el círcul o herm enéu-
dos se montan un carnava l centr ado en un Cristo travestí acompaña- tico. los proceso s de concie nciación frelreanos, y la lectura de los
do por una ..reíno na» en guisa de María M agdalena. que le besa las profe tas en las Escrituras he breas. La reologta se había puesto súbita-
heridas mie ntras se ca ntan cop las de cr ítica política. al punt o dejan
de ser la opción divina dicha. Los carnavales latinoamericanos son la
3. Altb usser dijo que durante 105 anos 1960 fue una especie de guerrero de la filo-
Navidad de los pobres y. no obstante. siguen invisibles en el discur- sofía que _cortaba_ la realidad 5610 co n el (cuchillo) de clase . Mis adelant e se dio
so teo lógico . cuenla de la necesidad de otros medios de corte (Savarro, 1988).
44 - -- - - La teologfa indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teclcgfa... 45

mente de moda. Y lo que es tá de moda vend e. El mercado se inundó Indecencia y liberación


de libros teológicos, cruces latinoamerica nas, art ículos de prensa y
música indígena: la clientela era muy receptiva. Entretanto. los teólo- Está en la lógica del centro que un discurso acerca de los pobres pue-
gos europeos, profesionales y aficionados, contrataban viaj es a Bra- de resultar una empresa rentabl e. Cuando veo en TV not icias sobre
sil. Argentina. Chil e y América Central. Llegados, nos preguntaban desastres en el Tercer Mundo, a veces se me hace evid ente que hasta
dónde se encontraban las comunidades de los pobres. La demanda era nuestros muertos contribuyen al sostenimiento de los mer cados eco-
tal que a veces nos vimos forzados a pergeñarles comunidades cri s- n6micos de Occidente . Desastre s y masacres como los de Ruanda
tian as. Yo me vi inclu so en la situación de ser llamada para formar producen libro s que se vend en como pipas. incluso teol ógicos . Los
parte de un grupo popular de estudios bíblicos en beneficio de un temas de indecencia sexual han dado lugar hist6ricamente a tonel adas
obispo extranjero de visita en Buenos Aires. Aquello parecía una de de libros sobre homosexualidad y cristianismo. Se ha escrito teología
esas j ocosas viñetas de Gary Larsso n, en concreto la de las ard illas sobre lo s cadáveres de gentes que sufrieron y juzg aron a veces del
que se preparan para so licitar comida de un ho mbre en el parqu e: todo intolerable su vida . El mercado fija el precio y el valo r de la
«Sed amables, y tú, Carl, ¡apaga el cigarrillo!». Recuerdo lo absurdo mercancía, pero también determina qué cumple como tal. Un artíc u-
de aquel obispo diri giénd ose a mí con la evidente satisfacc ión de lo mercantil es «trabajo cosi ficado»; «Lebendige Arbeit (trabajo viva)
quien habla con una mujer nativa qu e, dab a por sentado, era analfa- usado» (Dussel , 1988, p. 30). La decencia del sistema reside en una
beta, simpl e y pobre, pero de fe profunda. El hecho es que yo era una trama de autorizaciones y censuras; denominar una mercancía como
estudiante universitaria y que si era muy pobre no se debía a falta de tal fij a la decenci a de una socie dad; por ejemplo. el valor de una per-
trabajo (tenía dos por entonces) sino a la hiperinflaci6n . Adem ás, era sona como merca ncía, como el valor de las mujeres en los mercados
una mujer indecente. De aquellas que cuando el régimen militar en- econ6micos del matrimonio. El sistema latino american o de la decen-
salzaba los valores famili ares habían decidido no casarse , vivir a su cia que gobierna y regula c6mo deben vestir las mujeres. cómo hablar
aire y amar a un gayoNo obstante, inclu so los anal fabetos y los pobres y qué ac tividades sexuales practicar se basa en eso. La producción
auténticos del grupo respon día n cuidadosamente y cub rían los erro res teol6gica sistemática ha hecho tradicio nalmente de sus reflexio nes
de otros para dar bue na impresión , es decir, la imagen colo nial de la sobre el sufrimiento humano un obj eto de intercambio. En la teología
teología de la liberación. Eran los inicios de l turismo de iglesia y del euroc éntrica. el sufrimiento material de las gentes fue expropiado a
voyeurismo teológico previos al desarrollo de sai nete ras interpreta- las clases oprimidas y pasó a ser propiedad del poseed or del sistema
cio nes teológicas que peligrosamente mimetizaban las ideas colonia- intelectual de prod ucción, el teólogo. El sufrimiento real de los opri -
les sobre el cri stianismo y los pobres. No cabe duda de que les apro- midos, como se presenta en el Lebendige Arbeit de los explotados, se
vechó más que a alg unos de nosotros. Venían cargados de cuadernos convierte en una mercancía que, a tenor del análisis de Marx. devie-
de notas y cámaras para tomar fotos y regresaban a sus países de ori- ne abstracción separada del sistema que le nutre y acoge . Además, el
gen moreno s por el so l y con alguna cam isa tradicional de Latin o- discurso teológico vino a ser uno de los aspec tos presentables de lo
américa, además de un sinfí n de notas para su futuro libro sobre la que ahora es tá oculto y olvidado: el complejo modelo de la praxis hu-
teología de la liberación , Entretanto, los liberacionistas iban perdien- mana del sufrimiento. Sigu iendo a Marx. podemos locali zar la teolo-
do la indecencia inici al de su proyecto de disem inación teol ógica. gía precisamen te en este momento, como ca tegoría bajo la cua l es re-
Aplausos exces ivos y admiración eran tan malos como las críticas. presentada la opulenci a de la burguesía (Dusse l, 1988, p. 26). La
riqueza de la burguesía occidental teológica es representada entonces
en la teología sistemá tica que en su abstracc i6n ha olvidado el sufri-
miento vivo y praxis de los oprimidos que la precede. o sea, los ver-
daderos «teólogos», que son las gentes que reflexionan y ac túan des-
46 La teología indecente
Proposiciones indecentes para mujeres que ueseerreo hacer teología ... 47

de su sufrimiento bajo estruct uras de opresión teo -ideológicas. De ahí logías fue, según las modas en discursos autoritativos, asunto de teó-
que la prod ucción teológica venga regida por las leyes del mercado . logos alem anes, es tadouni denses o britán icos. Cuando empecé a es-
Por eje mplo: . tudiar teolog ía en la década de los setenta en Buenos Aires, aún se me
dijo que necesitaba aprender alemán e ing lés para poder leer las obras
1. La ley inversa. Cuanto más produce el obrero , menos co nsume; en clásicas de los teólogos sis temáticos en su lengua original. L atino-
este contexto significa que la teología es un excedente del sufri- américa impo rtó entonces la mercadería teológica en los dos sentidos
miento humano. Enajena por poseer, arrebatando lo que e~ de de la palabra: como productos teo lógi cos y como mercancía de igual
otros , desmantelando cualquier relación que los trabajadores pue - especie a cambio del Ot ro. Nuestra pobreza y hambre física fuero n in-
dan tener con lo sacro. El proceso confiere valor al sufrimiento tercambiada s por co nceptos teológicos como «el pan de la vida», que
humano como mercancía, cos ificada como bien abstra cto y vendi da obje tivamente no era de mucho uso, y era el equi valente de regalar a
. a un precio : el de la co ntinuación de los sis temas político s opresi- unos famélicos un libro de cocina lleno de ilustraciones. Un sufri mien-
vos aliados con los eclesiás ticos. Mient ras, el sufrimiento es onto- to concreto era la moneda de cambio que usábamos ante las pro mesa s
lógica y teológicamente devaluado. Cuant o más rica se hace la o descripciones sis temática s del pan que satisface más que el verda-
teó loga como persona por el reconocimiento de otros de su capa- dero, pero ¡ay!, qué rid ículo resultaba tod o eso cua ndo los apretones
cidad, más pobre s re sul tan aque llos cuya experiencia del sufrí - del hambre nos inv adían el cuerpo. Eso es 10 que decía Ju an Luis Se-
miento es tem a de re flex ión. Reflexión teo lógica que no se ha li- gundo cuando, en los años 1940 trató de dar con una reflex ión teoló -
berado de l cristianismo hege món ico ni de la co nstrucción de l gica «que no nos dej e so los a la ho ra de comen >(Segundo, 1948, p.
orde n y ley (dece nci a) sexuales que coloca a la gen te en pos icio- 8). Y esto ahora lo podríamos ampliar: una reflex ión teológ ica que no '
nes políticas subalternas, empobrece el sufrimiento de las perso- ' separa las horas de oración de las de comer tampoc o puede separar
nas que no pueden ha llar expresión auténtica en las categorías se- - las primeras de las de intimidad: de las de irse a la cama co n alguien.
xuales teo lóg ica s. Este es el objeto de una teología sin ropa interior, hecha por gente cu-
2. La ley de propiedad. En este proceso que descri bimos, los su- ) yos infortunios sexuales, personales o políticos requi eren consldera-
fr iente s aportan una cre atividad y un cuestíonamie nto de relevan- ci6n com o parte de nuestra praxi s teológica.
cia teol ógica. pero no poseen los medios para realizar su discurso, Todos los mercado s teológicos fluctúan, y el dec live suele per-
como tampoco el producto final, fetiche (en termínologfa ma rxia- cibirse en dos sen tidos. En primer lugar, el discurs o teológic o emp ie-
na) de su poten cia laboral. La reflex ión teológica, incluso en la za a perder valo r, incl usi ve la autoridad inve stida que cubre co n ex-
teología de la li beraci ón , pasa a ser merca dería. La doctrina de ceso los discursos trad icionalment e ideológicos de las inve nciones
la salvación, cual si fuera una libra de azúcar, reproduce sin parar la políticas y morales en la socie dad, como la j ustificac ión de las mo-
miseria de los pobres en discur sos abst ract os basados en el sufri- narquías y los aparatos jerárqui cos del vasto ámbito de las construc-
miento material real. Como auto r teológico por propio dere cho (el ciones de sentido común de Gramsci. En una Europa secular, la teolo -
que le da su experienc ia con formas sac ralizadas de op resión , gía de la liberación ha perdi do noved ad frente a atractivas posi ciones
como el sex ismo, el racismo y el c1asismo) , el pobr e dev iene cosa, teológicas varia s, como las funda das en Evang elio y Cultura, o Eco-
es reificado en el proc eso por los produ ctore s intelectuales que ob- teología. En segundo lugar, los discursos esc olásticos y acad ém ico s
tienen su beneficio en términos de poder. han dej ado de colaborar y de reforzarse mutuamente com o ha sido lo
tradiciona l. Antes, los estudiantes de determ inada s esc ue las de Bi-
Este sistem a de producción teológica ha sido, como otro s mercados, blia, seminarios o facultade s eran vinculados a la producc ión de tra-
controlado por la línea de producción de teología del Atlá ntico Nor- bajadores especializ ados tales como los ministros de la reli gión, que
te. La elaboración y selección de los temas teológico s y las me todo- así eran nombrados no sólo por atender al desarrollo espirit ual de sus
48 - La teologfa indecente Propo siciones indece ntes para mujeres que desearían hacer teologfa... 49

parroquias sino tambi én a los aspectos finan ciero s de la instituci ón. trabaj ar sobre la cuesti6n del sujeto teol 6gico de la teología de la li-
El trabajo del mini stro en cuestión ha ido siempre estrec hamente uni- beración y a definir la catego ría de «los po bres», distinta de su ho-
do al de mantener las propiedades de su iglesia. a su reparación y con- móloga noratlánti ca. Hizo que el discurso teológic o noratlántico sa-
servación, a las co ntribucio nes económicas es peradas de los miem- liera bien librado por lo que respecta a lo que había det rás de sus
bros de la congreg ació n a lo largo de toda su vida y a las donaciones elusivos sujetos «hombres. y a los supuestos cultura les, raciales y eco-
de ca pital y bienes de sus legados de mu erte. Much as historia s de mi- nómicos (por no deci r sexuales) detrás de «especie humana... Aunque
nistros exitosos van curiosamente codo co n codo con la edificació n una categoría pued e verse co mo co mponente y momento conceptual
de una nueva iglesia. la reconstrucción de una añosa, o con algún tan sólo en la ten sión din ámica de la construcción de una teología,
evento económico de la índole que sea. La teol og ía es una ciencia ac- «los pobres» era un concepto apresurado que hacía referencia sobre
tuarial. Puede que la teología de la liberación no venda tanto hoy todo al mu ndo campesino indi gent e visto con mirada masculina, no a
co mo ayer y que, adem ás, haya de scentrado un tanto el discurso ecle- los pobres urbanos y st a los pobres católico s romanos . Reflejaba las
siástico-académico en el sentido de que se esperaba que fuera crí tico, tendenc ias hom ogéneas heredadas del ma rco occiden tal de reflexio-
no de apoyo de la Iglesi a. La teolo gía ha adquiri do valor y significa. nes sob re la teolog ía. Poca era la disc riminación entre las masas em-
do en térm ino s de cuántas personas y cua ntos dólares ha atraído a la pobrecidas y poco el co nocim iento de los mecanismos de opresión en
iglesia. Pero la teología de la liberación en Latinoamérica fue mala sus pro pias comunidades . Las co munidades eelesiales de base sufrie-
para los negocios, porq ue la clase media ab andonó sus congregacio- ron también esta violen cia domésti ca que env ía a tanta s muje res y
nes mientras que el increment o en áreas co mo el mov imiento de las niños latinoamericano s a la prematura tumba, Ecciesíogenesís, de Leo-
comunidad es eclesiales a base se dio en tre los pob res, que apenas nardo Boff, fue un libro bien reci bido, pero perci bido ya co mo idea-
co ntrib uyeron a la iglesia en términos económicos . Las CE B carecían lista por muchos activ istas latinoamericanos en el moment o de su pu-
de peso en este sentido. La cuestión es qu e aunque inicialmente el blicación en los años setenta. Traducido , fue seguramente una deli cia
di scurso noratl éntico se op uso a la teología latinoamericana y la re- para los europeos, pe ro muchos en Latinoamérica eran co nscientes
chaz6 tildándola de marxista, atea o simpleme nte ilógica e incompe- del romanticis mo que imp reg naba nue stras reflexiones teológicas su-
tente, muy pron to fue absorbido por su mercado. Comenzaba su pros. puestamente materialistas. No se hablaba de sexo, pero una sombra
peridad y nue stra ruina. No habíamos comprendido todavía las leyes sexual cubre de dudas y ambivalencia much os escrit os triunfantes.
de los mercados teológi cos . Sabíamos suficiente de Marx , pero no No sólo incluían «los pobres» a las muj eres, también a lesbi anas.
aplicamos su pensamiento a nuestro propio sistema de producción gays, transex uales y bisexuales. La realidad de las viejas tradiciones
teológica, tod avía dictado por Occidente . La clave está en que los li- de la pobreza de Latinoam érica, co mo el incesto y el abuso de las mu-
be racionistas olvidaron que para Marx la ideología era más un esti lo chachas en sus comunidades, eran ignoradas. Los abortos en el calle-
de vida y pe nsamiento que un prod ucto : un marx is mo sin teleología. jón (en casa co n una aguja de tejer), causa común de muerte entre
Parafraseando a Althusser en su presentación de l marxi smo aleatorio, much as mujeres pob res, no aparecían en la age nda de los teó logo s
pod ríamos hablar de una teo logía aleatoria, que opera desde la con- aunque formaba parte de la cotidianidad comunal. Los pobr es, como
tingencia y los encue ntros, en vez de una teo log ía teleológica que im- en cua lquier narraci6n moralizante victoriana, era n retratados co-
plica idealismo (Navarro , 1988, p. 33). mo tales. asexuados y merecida mente pobres. Fueron muy pocos los
Dos son los elementos que hay que co nsiderar aquí: Uno, la pro- estudios hech os ento nce s sobre la vida de los ma rgina dos, pese al
ducción apologética; el seg undo, el proceso de asimilaci ón de la teo- bien co nocido discurso que empezaba proclamando que la teología de
logía de la liberación. La producción apol ogética (latinoa mericana) la libe ración hacía uso de ciencias como la socio log ía, la antro polo-
era un co ntradiscurso que se enfren taba a las criticas surgidas del nor- gía. la psicolog ía y la economía co n miras a conocer la realidad . Au n
atlán tico académico de aquel tiempo. Oblig6 a los lati noamericanos a concediendo que efectivame nte prod ujo algú n análi sis econ6mico,
-
50 La teolog ía indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teología... 51

ninguna obra teológica refleja estudio s psicoanalñicos co mo los rea- trata de temas clásicos, co mo «La Trinidad» , «Dios Padre», «La Vir·

r
lizados por Lacan , Pichón Riviere y Alfredo Moffat en la Escuela Ar- gen María... La teología de la liberación, lejos de liberar se de los mo-
gentina de Psicoterapia de los Oprimidos. No hemos visto metodolo- delos occidentales sistemáticos, ha sido domesticada; ahora es una
gía etnográfi ca alguna que haya sido hec ha con rigor. y los análisis construcción básica decente sin los eleme ntos transgresivos que se
sociológicos abordaban sólo fragmentos de la población . Del lado podían habe r esperado.
econó mico, el análisis marxi sta carecía de matices y efec to. Aque l El mercado teológico occidental acogió esta pri mera y muy im-
tiempo co noció la pobreza y brutales regímenes dictatoriales y lo¡ (j - "portante tenta tiva de una teoría de la libera ción en búsqueda de suje-
beracio nistas se hallaban en la vanguardia de la resistencia. De ello
no hay ninguna duda. Paulo Freir é, aunque no era teólogo sino filó-
sofo de la educación. fue deten ido, torturado y ex pulsado del país en
f to y me todología y la forzó a que fuera co merciallza ble y decente.
Esa era la teología de la liberación de la que mis profesores en ISE-
DET solfan dec ir a los est udiantes: «Reco rdad que hay más valor en
un prolongad o ex ilio. Los curas del Movimient o Pastoral del Tercer una pieza de papel o carta esc ritos por un cura en nombre de una ca.
Mundo fueron perseguidos y asesinados, y hoy no pode mos sino re- munidad pob re que pide agua limpia al Gobierno que en los volúme-
cordar un par de nombres de lo que en aquel entonces constituyó un nes que puedan ser escritos so bre teología de la liber ación, ¡No va-
considerable movimiento. Esa era la realid ad de nuestro tiempo, pero mos a escribir una nueva versión del Dogmatics, de Barth !». Para ser
el prob lema resid ía en adec uar nuestro discurso teológico a una es- come rciable en Europa, la teología de la liberación había de resultar
tructura teológica dada, heredada de Europa, co n siglos de lógica se· nativa, Ya he dado el ejem plo del obispo europeo que visitó Buenos
xual. Los años apo logéticos del afán de presentar la teología de la li- Aires, cuando yo, co mo es tudiante universitaria, había de interpretar
beraci ón como «apropiada» da ñaron el movimiento cre ativo de lo el papel de pertenecer a la comunidad pobre junto a un pequeño gru-
que empezó como una ruptura co n la gran narrativa. Esta apologética es po heterogéneo de fiele s de la iglesia. No mentimos al obi spo : le de.
respon sable del sistema de categorías paralelas que usa viejo s con- jamas creer nuestra representación. Fue una pieza de ciencia ficción
ce ptos en marcos nuevos, reduciendo así los desa fíos a un mínimo. teológica. La comunidad de pob res que él deseaba visitar sólo existía
Teníamos, pues, al Cristo de los pobres, a la Virge n María de los po- en su imaginac ión, co mpues ta en su memori a co lonialista ances tral
bres y a la Iglesia de los pob res, como si la adición de semejante fór- de estereotipos, en tal medida que jamás ha bría reco noci do una co-
mula o co letilla fuera suficiente para produ cir un reto es tructural o munidad de pob res ni aun al cabo de un mes en tre ellos. Reciente-
epistemológico sustancial. Lejo s de ello , reforzó los rasgos teol ógi- mente, en una en trevista, Gustavo Guti érrez recon oci ó las formas mí-
cos occide ntales que deb ían haber sido desterrados, y el resto fue evi - ticas en que era presentada la teología de la liberación por los au tores
tado por este síndrome de adaptación de la teología de la liberación . de lo que bie n podríamos llamar Holl ywood Teológico o Iglesias Dis-
La apologétic a sigue viva en la teolog ía de la liberación, y en anos re- ney (Glbbs, 1996, p. 369). El efecto de esta mitifi cación teológica fue
cie ntes ha co nocido una sorprendente reanimación en los escritos de muy interesante : prod ujo casi un efec to cruza do co mpuesto en el
influyentes teólogos católico s romano s de la UCA (Universidad Ca- mercado y generó diferent es reacciones en la producci ón teológica
tólica de América Central) de El Salvador. Su objetivo principal du- tanto de Latinoaméri ca co mo de Europ a. En Europa fue el retorno a
rante años ha sido demostrar de modo quasi cien tífi co (stalinista) la ecles iologfa de la Iglesia cristiana primitiva, como si fuera redes.
cuán «apropiada» (dogmática) es realmen te la teo logía de la libera- cubierto un significado oculto, validando así qué significa ser teólo-
ción, Sus últimos trabajos publi cado s han sid o reunidos en un vol u- go y cristiano en la era sec ular, Fue también el refuer zo de viejos y
men tit ulado My.Hu ium Liberationi s (So brino y Ellac uría, 1993), queridos estereo tipos sex uales sobre los valores de la familia cristia-
Dado que el latín no es habl ado en Latinoaméri ca, sa lva entre algu- na y papel de la mujer fuera de los discursos feministas europeos , La
nos cura s católicos romanos, nos pregunta mos qué lectores habían conciencia feminista de Europa y Estados Unidos era a veces co n.
previsto para esta publicación . El libro se organiza tem áticament e y trastada con la de la mujer latin oamericana pobre y cristiana que te.
52 u leo logfl indecent e Proposiciones Indecentes pa rl mujeres qu e desearlan hacer tec logfa... 53

nía los pies e n el suelo. La primera se caracte riza ba por divagaciones de Londres a princip ios de siglo. Era una construcción del pobre co mo
vacías sobre derech os hum a no s nacidas.de posicion es indi viduali sta s nativo . Jamás pensaron en él. por ejem plo, co mo amable travestí que
pri vilegiad as; la segunda se basab a e n la realidad. Sin embargo. el es- necesita pros tituirse en un cl ub de noche para sob reviv ir en un a vida
tamento masculino de la teo logía de la liberación se suponía asenta- de marginación y opresión extremas. El cri stiano nativo. pobre, se
do e n la rea lida d y al propio tiem po e n busca de una concie ncia supe- concebía confo rme a un modelo he tero sexua l rest ric tivo. Ya hemos
rior. Pero, la madre pobre con los pies en el suelo seguía las ideas señalado qu e la heterose xualidad encierra más qu e la car ica tura per -
románticas de los e uropeos en pos de un utóp ico Shangri-La teológi - sistentemente vendida como tal. Las pe rsonas heterose xu ales e n La-
co. Estos académicos europeos se apresuraron a escribir ora contra tinoamérica también viven en asfix ia ntes armarios.
ora a favor de la teología de la liberaci ón . Es interesante re parar hoy ¿Es la teología de liberaci ón una teol ogía de diálogo (actitudes
en que pocos, de haberlos. han proseguido en esa línea de reflexión conciliatorias) o de cambios revolucionarios? La res puesta es hi stóri -
teol ógica. Sus libros so bre la teo log ía de la liberaci ón eran product o ca. En Latinoaméri ca. la preocupaci6n prin cip al sigue sie ndo mos trar
de la ley del mercado teológico de aquel tiem po ; er an rese ñado s y como ha madu rado la teología de la liberaci ón y cómo pu ede se r con-
vend idos, después de lo cual asumían las nuev as modas en alza : eco- siderada igual que la oc cide nta l. Ahí da fin el Myslerium Liberatio-
teol ogía. pentecostalismo o movimientos Nuev a Era. eso si no regre- nis, de un modo nada miste rioso sino pre visible. abso rbido por el
saban a un Dogmatics no re visado, de Barth, escrito a ntes de que sur- ethos teol ógico occ ide ntal. En los últimos a ños, la teo logía de la libe-
giera la conciencia fe minista y poscolo nial. Se co mprende por qué la ración ha perd ido me rcado en Europa. Queda una minor ía que insiste
teología de la Iiberaci6n ha dej ado de vender lib ros e n el merca do en la teo logía de la libe raci ón hist6rica (disc ursos y anécdotas de fi -
europeo. Rigen criterios mer cantiles. Ah ora bie n. durante las décadas nales de los sesenta y principios de los sete nta) y no produce nad a
de 1970 y 1980 los te ólogos occidentales dieron con un guió n origi - sustancial mente nuevo en lo que era un movi~iento tan p~o~etedor.
nal en el di scurso latinoamericano. tanto en ténninos de llevar la di s- ) ¿Qué pa s ó. pues, co n la te ol ogía de la liberaci ón y su posici ón en el
cu sión a ámbitos populares como fue ra del espectro del feminis mo, mercado teol6gico capitali sta? Sobrevi no un cambio c ultural. En
por eje mplo. Cuando alg uno s de ellos trataro n de usar la metodología \ años recientes. con miras a pro ducir algu na diferencia en su análisis,
de la Iiberaci 6n en Europa. les resultó difícil. Su co nclusión fue que en especial dado que e n las contradicci ones lib eraci onistas so bre
los lati noame rican os eran difere ntes. lo que no es en modo alg uno cues tiones de ide ntidad y acci ón suby acía el poscoloníalismo, los Ii -
una concl usió n orig ina l. El Papa había llegado a igual concl us i6n en berac io nis tes de scubrieron a los pueblos nati vos de las nac iones ori-
1492. cuando decidi6 que los latinoameri canos no e ra n se res huma - ginales. a veces no cris tianos. De nuevo se usó el método de adapta-
no s. Esta vez. la concl usión acad ém ica era que los cri stianos de La ti- cié n. En vez de Cristo y los pobres, el nue vo di scurso vers é so bre
noaméri ca eran m ucho más c ristia no s, mucho más po bre s. mu ch os Cristo y los mayas. La cris tiandad devino súbitamente más plura l. Era
más humil des y mucho más agradecidos para co n los enviados de la cristianismo y mestizaje. cris tianismo y santería o umb and a, c ristia-
Igle sia qu e los pu ebl os de Europa. La de scripción de unos nati vos nis mo y teol ogía de los Andes. El me rcado era recepti vo a c ris tianis-
asidos a un a fe inoc ent e y casi infantil en medio de su sufrim ien to ge- mo y cultura. mucho más ace ptables qu e el análisis de clases. e n espe-
neró tie rnas so nris as e n los románticos cristianos europeos. La s m u- cial de sde que el capitalis mo salvaje había descartado las alt ern ati vas
jeres conocí a n su pape l en la soc iedad; la sexualidad no existía fue ra políticas dejando s610 a Cu ba como es tado soci alista . La teología
de los siste mas heter ose xuales e n las comunidades cris tianas po bre s, europea tomó el te ma de l «futuro de la teología de la Iiberaci6n des-
y los hombres eran caballero s de verdad y solícitos. Si apalea ban a pués del sociali smo» sin par ar mi entes e n que Latinoaméri ca tod a vía
sus mujere s era porque las es tructuras del pecado les habían quitado cuenta. y co n orgullo . co n Cuba. Fue relanzada la teología de la li-
el empleo. La s descripciones de los pobres latinoameri canos ofreci- beración cultural dej and o apart e el análi sis polít ico y económico. Era
das por entonces eran un eco de las publicadas por el Sunday Strand un ret orno al idealis mo e n guisa del nuevo produ cto comerciable de
¡

54 La teologfa indecente Proposicio nes indece ntes para mujeres que desearían hacer teologfa... 55

moda : Evangelio y cultura, que tiende a ignorar el hec ho de que la romántica, de la feminidad en Latinoamérica . No fue nunca la pobre
cultura es también una variable económica y sexual. mujer la que luchaba para ser orde nada co mo ministro de su iglesia,
ni la que se esforzaba por co nseguir el aborto o pugnaba no contra el
capitalismo sino co ntra hom bres cri stianos abusivos en su propia fa-
milia. Si los pob res eran un constructo asexuado en la teología. y en
Sobre la teología feminista latina: la pobreza de la sexualidad la teología de la liberación las mujeres co lmaban el requi sito del mo-
delo María-máquina. De resultas de este proceso, los liberacionistas
Es importante observar que en esas complejas relaci ones en tre la teo - escribieron y reflexionaron sobre esta mujer ideal, el único mode lo
logía de la liberación y sus mae stros occidentales es el trabajo hecho que respetaban. No era sólo la llamada mujer blanca de cl ase media
por las mujere s el que ha producido la diáspora de la ortodoxia, es de- (aunque clase media y blanca tienen valor relati va en Latinoaméri ca.,
cir, el movimiento y migración constantes de los supuestos pa triarca- donde clase y raza no siempre son conceptos precisos) el modelo dig-
les occidentales. por ejemplo. por el mero hecho de impugnar el suje- no de su respeto, sino la madre cri stiana pob re e ignorante, pero fiel.
to sexuado de la teología de la liberación. Marx distinguió dos tipos Sin embargo, las mujeres pobres e igno rantes (como yo misma he
de trabajo: uno, el social; otro, el de la comunidad (Dussel, 1988. sido) también abrigan deseos. Yo quería ir a la universidad y prepa-
p . 30 ). La teología de la liberación los confundió. Lo que los Ii~ra­ ranne para ser teóloga, como 10 eran mis líderes. Lamentab lemente
cíonis ras vieron como obvio trabajo comunitar io era labor soc ial, o ello con stituía una transgresión de mis límites y no logré simpatía ni
sea. el resultado de la producción (religiosa., teológica y eclesiástica , apoyo en mi empeño. Su modelo de muje res pobres excl uía nuestras
como en el caso de las comunida des ecl esi ales de base) hecha por in- rebeliones, nuestras vocaciones y nuestra lucha por llegar a ser lo que
dividuos de ntro de un sistema de producción teo lógico, pero no de deseábamos: mujeres pob res. pero inte lectua les, activas en la praxis
comunidad. Fueron las mujeres quienes descubrieron el segundo , por teológica, informadas por estudios y reflexi ón serios. El modelo de
el hecho de que eran excluidas de los ce ntros de estudio (inclusive los feminidad co nstrui do por los Iiberacioni stas era tan engañoso en su
de la teología de la libe rac ió n) y de puestos de responsabilidad y benignidad co mo los modelos redu ccion ista s je suíticos de Paraguay
toma de decisiones en la iglesia (con excepción de los papel es tradi- y Norte de Argentina, que no era n malos en tanto los nati vos experi-
cio nales de mujeres o amantes de hombres im portantes) y, así, co n- mentaran una redu cción psicológica en su madu rez co mo personas
cen traron su esfue rzo en el trabajo comunitario . Abunda la bibliog ra- hacia alguna form a de infancia (europea, pa ra ser más preci sa), co n
fía sobre el trabajo reali zado por las muje res en comedores popula res modelos de obedie ncia, comportamiento y recompensa. Sin embargo.
y de carácter soci al en el sector de l volunta riado. En cierta for~a, la sabemos que muchos cha mames (líde res es piri tuales y pol íticos gua-
teolo gía de la liberación explotó su trabaj o. Estas pob res mUJ e r~ s ranfes) convoc aban a los suyos para quema r las misiones y reclamar
anónimas organiza ron comunidades eclesiásticas de base cuyo anéli- su derecho a constituirse como nación gua raní con sus propias creen -
sis las pasó por alto; su tra bajo en la teolo gía era invisible, au nq ue cias y sistemas. «Alzaos co mo gen te adulta y madu ra por vuestra na-
muy producti vo. Lo era porque la «muje r pobre» entró a formar par- ción y vuestras cree ncias» era el grito de guerra de los chama mes (Li -
te del espectro en alza de la teol ogía de liberación de moda. «_Lo~ pos boreiro, 1992, p. 49) . Esa era en cierto modo la arenga enviada a las
bres» y «la mujer pobre» era n de hech o tetichizacío nes, fen ómenos mujeres pobres, co mo yo misma, que rehusábamos desempeñ ar el pa-
rei ñ cados. ex trapolados de la realidad de la vida de las ge nte s, con- pel de pobres, aunque feli ces como tales, muj eres cristianas de la
ceptos que habían perdido toda relación co n el co ntexto que los había iglesia milit ante. En realidad, nosotras, las mujeres cristianas pobres,
produ cido. Por tant o, los liberacion ist as produjeron un discur so de soportábamos esa empresa teológica que era la teología de la libera-
la mujer nativa, que ve ndiero n co n éx ito co mo «la pobre madre», «la ción, pero no éramos correspondidas en igual media. Cua ndo algui en
pobre pero fuerte mujer cristiana», co nso nante co n la idea patriarcal, recientem en te llamó mi atención sobre el hecho de que las cornuni-
56 La teolo gfa indecen te Proposiciones indecent es para mujeres que desea rían hacer teolo gía... 57

dades eclesiales de base están desapareciendo de Latinoamérica. dije riencia concreta de las mujeres. pero ja más alcan zó las ci mas del aná-
que me aleg raba. Aunque muy valiosas en su momento, no pasan de lisis ge néric o soc ial y político que en su tiempo tuvieron los libera-
ser estructuras artificiales. Y no es posible mantener a la gente en cionistas mascu linos. Dussel estudió a Marx y teología ; las feminis-
ellas para siempre. No se puede esperar que la gente viva constreñida tas de Latin oamérica no. Comblin produj o un detallado aná lisis de la
el resto de su vida. Además, con ello se abortarla el propósito de esa Iglesia y de la doctrina de la seguridad soc ial. pero las teólogas femi-
estructura misma qu e se supone un dispositivo creador que aporte nistas no lo hicieron nun ca . El aná lisis de la ..experie ncia de las mu-
algo más de Jo que simplemente recl ama la soc iedad. Lo que vemos, jeres. quedó a un nivel indiferen ciado. que es 10 que ocu rre cua ndo la
en ca mbio. es el fracaso de unos planes ec onómico s ca usantes cada experienci a no considera la diferencia ex istente entre el significado
vez de más ha mbre y dependencia. La continuación de las co munida - reli gioso y político y su trascendencia real. So n co sas diferentes. La
des ec les lales de base podría med irse de igual mod o. El hecho de que reificac ión se da en parte donde tal distinción no se hace . Así. las mu-
sus gentes se organicen en movimientos populares (intercredos, secu- jeres latinoameri canas batallan entre lo que cabe co nside rar rea lida -
lares) revel a la madurez que han alcanzado al descartar proy ectos re- des fácticas de explotación y discriminación en el discurso religioso
du ccionistas que, de perpetuarse, beneficiarían a algún mercado teo- y polít ico del continente y la experiencia reli giosa subje tiva o discu r-
lógico pero no a la vida del pueblo auténtico . so sig nificativo de la liberación . El problem a est á en que en el dis-
La construcción de l conocimiento. y del conoc imiento teológi- curso de la liberación. las mujeres ya han sido de svirtuadas en la ca-
co en nuestro mundo actual, está tecnológicamente mediatizada. Un tegoría de las pobres, que es una co nceptualizac ión ro mánt ica. un
mov imiento verdaderamente liberador de base ma teriali sta debiera universal que emparej a la invención de las mujeres y la invención de
sabe rlo. ¿Dónde se encuentran las ed itoriales capaces de hacer llegar los pobres al mismo tiempo. En un análisis materialista y feminista
al público la voz de los que no la tien en ? ¿Por qué tuvi ero n que im- teológ ico. las mujeres ha n de ser estudiadas en ciertos co ntextos y no
pri mir los liberacionistas su libro en Estado s Unidos? ¿Por qué no desde una mera co ntra staci én de ideas acer ca de la feminidad creada
cambiaron la producc ión de teo logía a fin de generar un estudio esti- en oposición a definiciones hegemónicas. digamos. leye ndo la vida en
lo Chia pas de Flores inte rgal ácsicas, es decir. un trabajo realmente oposición a la Bibli a. sino mediante un proceso de inversión desabs-
co mu nitario de expresión y reflex ión? ¿Dónde estaban las nuevas ins- traccionista o materialist a. ¿C uál es la base material del constructo
tituciones que educaran a las mujeres pobres para acceder a una gra- mujeres en Latinoa mérica? Es j udicial. sacraliza el comportamie nto
duación teo lógi ca? Evide ntemente, la postura organizat iva del capi- de la mujer en la ley. en las co stumbres y en las trad icio nes; compor-
talismo no ha sido desafiada. Las mujere s empe zaron a articu lar estas tamient o que puede ser clas ificado en un índice y percibido histórica-
preoc upaci one s. a darles voz en los ám bito s domésticos de la teo logía mente. Las muj eres necesitan un análisis materialista histórico. pero
de Latin oam érica. en sus comunidades ecleslales de base y en sus la teología feminista latinoamericana no inte rvino en lo s estudio s so-
iglesias . o. en mi caso. en med io de mi pugna por es tudiar a la divini- ciológi cos y culturales realizad os por las mujeres latin oamericanas en
dad fren te a una igle sia que amenazaba con ex puls arme del seminario • nuestro siglo. sino que empez ó por las ideas y las superestructuras no
a menos que co nvi niera en estudiar sólo algu nos tem as. no una licen- para desautorizarl os sino para invertir su pode r. en este cas o. en favor
ciatura, que me ay udaran a ser una mejor ma estra de esc uela domlní- de las mujeres. Véase. por ejemplo . esa pieza de materiali smo cultu-
ca l. Sin embargo, las difi cultades que la teología fem inista en Latino- ral que pretende ser el discu rso sobre mariología en Latino américa.
amé rica iba a enco ntra r no eran sólo la co nstrucción patriarcal de la En este caso, el discurso sobre la Virgen María construyó la realidad
teología de la liberación y del propio cris tian is mo, sino una trampa latinoamericana. El resu ltado fue que la mariología de las mujeres la-
me todo lógi camente heredad a. Ésta provien e del subdesarrollo del tinoamerica nas responde a la moda teológica de Evangelio y cultura
anális is materi alista de l género durante los últimos veinte ai'ios en el que parece conside rar que los ámb itos culturales quedan fuera de los
continente. La teología fem inista en Latinoa mérica partió de la expe- económicos sex uales. No se exp lica la prax is dialéctica entre econo-
58 La teologf. indecente Proposiciones indece ntes pat'II mujeres que desearían hacer leo logfa... 59

mía y cultura de gé nero. en Latinoamérica. ni se elabo ran las es trate- Teo log ía «con ojos de muj er»
gias de cambio pertinentes. El único acto de transgresión en estos
anos de teología femini sta en el continente ha sido la exégesis femi - Tus ojos para mí son el reflejo fiel de un mundo de ilusión ...
nista de la Biblia , que en su may or part e no pasa de ejercicios limita - ("Yo no sé qué me han hech o tus ojos», tango)
dos de valor simbó lico y de la mariología, con resultados dudosos. La
mariología de la liberación , por cierto, no es sólo el cam po laborad o Ojos negros, traicioneros ...
po r las teólogas, de las que fueron pre cursores los teólogos qu e lo ini- (" Yo ve ndo unos ojos negros», t uec a)
ciaron y legitim aron para qu e aquéllas prosiguieran. Los hombres han
escri to. y lo han exagerado. durante años sob re la prem isa de qu e el ¿Por qué elige la teología fem inista de la liberación la mirada feme -
culto a María es feminista. La mariología co nstituye un ca mpo de tra- nina co mo punto privilegiado del discu rso ? ¿Po r qu é no una teología
bajo dece nte para las mujeres. aprobado por los teólogos. Ahí está el con manos. piernas. pechos o cabeza de mujer? ¿Po r qu é no una teo-
meoll o. La teología fem inista asume la decencia libe racioni sta bas a- logía «con sexo de mujer»? Más aún. ¿po r qué no una teo log ía desde
da en estric tas construcciones sexua les. Y es poca la diferen cia si és- un cuerpo feme nino fragmentado, en este caso una córnea, una reti-
tas son occi den tales o nativas, porque ambas son patriarca les. Puede na? La «teo logía con ojos de muj er » no es sólo un a ma rca lati noam e-
de cirse qu e a veces gozan las mujeres de más libertad en el marco de ricana de la hermen éutica fe mi ni sta . En el movimi ento de teología
la co nstrucción occidental actual, que. basada en sis tema s liberales. feminis ta de l Tercer M undo. la im agen de los ojos ha sido exten si va-
les permite estudiar. lo cual vetan algunos grupos indígenas. En otros mente usada en títu los de libros. publi caciones y artfculos de toda cla-
casos cabe que las mujeres goc en de más libertad sexual en grupos se. Es una metáfora popular en Lat inoamérica. bien que declinante.
indígenas que en el mundo occidental, pero estamos hablando de sis- que no ha sido renovada ni reco mpuesta de spués de los primeros año s
temas de conce sió n que siempre airean un a imagen decen te de la fe- de teología co mo mirada amab le y canés con ojo s de muj er al mas -
mi nidad. Nos enco ntramo s en el ámbito de la excentricidad de la de- culino país de mar avillas filosófico de la teología de la lib eración . La
cencia de las muj eres co mo presupuesto del cí rculo hermenéu tico . La teología feminista nació de la co ncienciación de las des igua les en la
teología es un acto sexual, una actividad basada en la asunción de relació n de pod er en las frate rn idades teológicas de los años 1970 y
Dios y de los sistemas divino s masculi nos que operaban en oposición primeros 1980 libe racionis tas. Inicialmente, al menos. no era un sim-
(ta mbié n sexua l) a las muje res. Fuero n mujeres las que históricamen - ple grito de protesta po r la exclusión de las muj eres de la educació~
te estabilizaron el di scu rso de la teología di sol viendo las tens iones de teológica ni por las lim itaciones de acce so al ministerio pastoral u or-
gé nero en sistemas igua lita rios en la vida futura. Específicamente. la denac ión clerical. Era la co nstatación de que las pocas mujeres co n
regul ación se xua l de la vida de las mujeres ha sido e l e leme nto qu e educación teológica su perio r en la décad a de 1970. qu e se podían
co nfirió coherenc ia a la teolo gía, si consideramos cuán penetrante y contar co n los dedos de una mano. gozaban del pri vilegio de ser pre-
"persistente ha sido est a reflexión a lo largo de los siglos. Así. las mu- sencia lestimonial entre los de legad os (hombres) en conferencias in-
je res lat inoamericanas se han acostado con Dio s Padre y Dios Hijo o ternacion ales, sin que en modo alguno ayudaran a las resta ntes a lo-
con María al mismo tiem po, sin cuestionarse este ac to sexual de teo- grar lo mismo. La tem pra na descripción de l nacim iento de la teo logía
logía al propi o tiem po económico. Regula números, fij a posiciones y feminista por Virginia Fabe lla (Fabella, 1992) es interesan te en el
excl uye intimidad y significado . Deshacer eso requerirá algo más que sentido de que pre senta los motivos pri ncipales de malestar. rela cio-
materi ali smo cultural; algo que nos hará pre scindir de la ropa interior nados co n la lucha por el poder y el derecho de presencia. a 10 qu e
a la hora de hacer teo log ía. sólo más tard e pareció seg uir la co nc iencia femini sta. No sorprende ~
que la teolo gía de las mujeres fuera una mirada, una penetración del que
podríamos llamar el falo femenin o en la sexualización de la empresa
60 - - - - - - - ---- La teología indecente Proposicione s indecentes para mujeres que desearían hacer teolog ía... 61

teo lógi ca a la que se enfrentaba. En esta teología fem inista. los ojos y de una historia de la memoria de las naciones orig inales o de la libe-
los de seos eróticos se proyectab an en una metodología co ntemplativa ración en Latinoam érica. El teólogo suele present ar se co mo relator
de voyeur. cual fuera la impregnación divina de la Virge n María re- cultural que abunda en una narración bíblica del tem a obje to del rela-
pre sent ad a en la antigua icon ografía, una mirada (luz) que atraviesa to. Así, si éste trata del significado de la pobreza. el teólogo procede-
una ventana y se dirige a su vie ntre (Grazlano. 1997. p. 159 ). De todos rá por lo co mún con su definición en las Escrituras hebraicas y Nuevo
los sentidos e imagin ería de un cuerpo fragm entado de mujer. los ojos Testamento. Finalment e, el estudio tiende a co ncl uir co n un párrafo
han sido perci bidos como lo más inocuo. pues son las partes de la mu- en el que el nombre de Jesús. las voces reino de Dios y/o ju sticia o es-
jer religiosam ent e autorizadas en la soc iedad pat riarcal. Los ojo s de peranza serán me ncionad as co mo en estado de trance. Una declara-
las mujeres representan la le vedad de lo que se supone el conoci- ción de espe ranza , pero milagrosa y excé ntrica. y no como desafío
miento femen ino. circunscrito en tomo a temas de seducción y suje- concreto. tiende a ser el resultad o de las reflexiones feministas. a me-
ció n. Los ojos de las muj ere s latinoamerican as aparecen siempre su- nos que seamos capaces de de nunciar el reali smo de la teología y
misos fren te al hombre. cu ya mirada nunca sostienen a menos que la aceptar el desolador vado de respuestas.
mujer en cuestión sea fácil e indecente (sexua lmente desviada). Ahí Lo que es evide nte en es te modelo usual es que el método con-
reside preci sam ente el meollo de la metáfora con ojos de mujer en templativo es un yo-yo que pasa de promesas ma terialistas a crítica
Latinoamérica: marca los Ifmites y regul a las transgres iones sexuales hist6rica y vuelve al idealismo . La mirada de las muj ere s en la teolo -
femen inas. La teología co n ojos de mujer es otra de las artimañas de , fa masculina acaba en idealismo porq ue no ha habido un es.fu~ rzo
tocad or femeninas, teo logía de tocador. No es más que un punto de vis- sostenido por desarrollar un enfoque verdaderament e materi ali sta.
ta autoriz ado, una percepción de sde un áng ulo diferente o bajo distin- que red efin iría la temáti ca femenin a rea l en Latinoa mérica. empez an-
ta luz, pero del mismo objeto . Los temas teológicos. aun siendo de inte- do por un examen sexual de los modos de hacer teolo gía s sexuadas y
rés para las mujeres. perte nece n a una realidad soc ial patriarcalmenre coteja ndo pugnazmente los procesos de abstracc i ón de la vida de las
estructurada. inclu siv e la lectura de las Escrituras y de los textos le- muje res en las categorías patri arcal es. Las mujeres ha n deven ido co -
gislativos de la práctic a ec lesi ástica. En definitiva. son posturas org a- sas tanto en la vida como en el panteón div ino. y las ideas masculinas
nizativas j amás desafiadas en la teología co n ojos de mujer : la definí - (incl usive los dioses cristia nos) se han pe rso nificado. Así ocurre en
ci6 n de femini dad es una co ncesi6n co nce ptual heterosexual, al igual particular en la mariolog ía latinoameri cana.
que la noc ión de familia y la base material que la masculinidad con.
flere a lo sacro. Parece que el tema se reduce a la co nsideración de los
co nflic tos de un modo difere nte. pe ro sin cuestionar qui én de cide
cuáles son o no son en la vida de las mujeres. y de qué mod o, det er- En cama con la Madon na
minantes. Por últ imo, entraña la i1usi6n idealista de que las cosas ,
pueden cambiar con s610 mirarlas. La elecc ión de María como crí tica fem inista teológica inicial es otro
La teología con ojos de mujer contenía exéges is. nuevas lectu- ejemplo del método idealista en una teol ogía que se supone co n in-
ras de la Biblia. pero jamás desarrolló un análisis teol6gico materia .

l
fluencia marx ista. Si es verd ad que las pri meras inscripciones (de
li sta y feminista serio, salvo por el oca siona l fli rteo co n una des- hambre, dolor y deseo sexual) se ha llan siempre reescritas en el cuer-
cripci6n general de las condiciones de las mujeres bajo diferentes po, ca be preguntarse por qué puede empezar una teologfa de las mu-
op resio nes (detalladas mejor y más efectivamente por las soc iólogas je;:e; con María, ico no incorpóreo. Comenzar con María equivale
latinoam ericanas que por los teólogos). El modelo exegé tico ha sido hacerlo co n una idea. una s.ustancia gaseosa, un mito de .m uje r sin va
en general curioso. La exégesis tiende a iniciarse co n alguna descrip - gina que revela de modo hilarante el hecho de que la mitad de la hu-
ción de las co ndic iones de trabajo de las mujeres o con la transcripc ión manidad ha sido constru ida sobre ideas de fantas males simulac ros.
62 La teología indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teolo gía... 63

Como teóloga, me veo en la nece sidad de batallar contra la idea de lismo ontológico y de la dialéctic a ma teria lis ta. Hem os de discerni r
usar el ..ella.. par a la Virgen Maria. La Virgen Maria no es una mujer la construcci6n de la sex ualidad y los roles genéricos en Latinoamé_
sino un simulacro en el que el proceso de form ular ideo logías. que rica como su~rdi~ados políticos que han sido naturalizados por pro.
Marx llama «co nexiones místicas.., queda patente (Marx, 1976. p. 43). ceso~ de colo nizaci ón usando el orde n sex ual de Dios la Virgen en el
No se trata tan sólo de que nuestra idea de m uj er qu e no refl eja la ex- conu nente. N? es lo que dice el dogma 10 que afecta a la ge nte. sino
periencia humana de fem inidad en lo más mínim o haya sido conve r- la cruda rel ació n con la leo-ideología de la Virgen María, que ha con .
tida en narrati va de autoridad. sino que esa ..cos a.. llam ada la Virgen formado nuestro sentido co mún y limitado nuestros círculos herme-
María ha interferido co n otras conceptualizac iones políti cas y socia- néuticos. Sin embargo, los libera cionístas más osados han proclama-
les . Ha deveni do natural en las mujeres cris tia nas de Latinoamérica el do valerosamente que María era pobre, como si bastara añadir una
ide nti ficar a Maria co mo una diosa porque no se es pera que éstas, perspec tiva ~ocioecon6mica a la muj er que no es tal. Está claro que
co mo tampoco los dio ses, sean hu mano s o po sean caracterís ticas hu- ha~ ~ue matizar más en es te análisis. Es interesan te que . en todas las
manas. Por lo que a mí respecta, si la Virgen María tuviera zarpa s en edl~lOnes d~ ensayo s de reciente aparición sobre la teología de libe-
vez de manos y su vag ina se enco ntrara en la orej a, haciend o así más rac16~ publi cados por alguno de los Iiberacionistas de la prim era ge-
fácil la palabra de Dios, el logos, «decir su Palabra» y penetrar la, no neraci ón o por sus aUlodenominados her ederos masculi nos (los lla-
constituiría ninguna dife rencia teológica. María pertenece al reino de mados «liberacíonis tas de segunda gene rac i én»), la mayoría de los
lo fant ástico y fant asmagór ico. Acostumbradas al incesto y a la vio- • artículos esc ritos por mujeres tratan de mariologfa.' Aud re Larde ha
lació n en sus míseras condiciones de superpo blac i ón. las mujeres la- dicho que «las herramientas maestras jamás desmontarían la casa del
tinoamericanas no son nece sariamente las que preguntan por qué una maestro » (Lord.e. 1994, p. 54), a lo que podemos aña dir que hay que
j oven necesita satisfacer una vocación de cumplir el deseo de Dios andarse con CUidado cuando los maestros se sienten tan encantados
cuando a éste guste. Muchas mujere s de mi co ntirifnte son forzadas a con los estudios mari ol6gicos.
casarse muy jóve nes y qued an preñadas de su primer hijo cuando ape-
nas han abandonado la infancia. La Virgen María es un caso de la teo-
logía cas uística fem inicida. Una vida en la que no cabe ninguna op-
ción porq ue es vida de mujer, y' no por ot ra razón. es una vida que Maria Madre de Dios, ¿momia de los pobres?
sufre muchas formas de asesinato s. Ved aqu í que después de la sacra -
lización de la leyenda de la Virgen María y su incorporación a un dis- La pasión por el idealismo y el uso co nstante de ideología como mé-
curso uníve rsalista damos co n el primer «cuerpo del delito » , es decir. lodo j amás han sido tan apara tosame nte notorios co mo en el caso de
el cuerpo de un crimen al que pueden adscribi rse comportamiento y la teolo? ía mariol églca latinoamericana. Ya en artículos ya en capítu-
cas tigos sexuales . ¿Por qué necesitó Dio s una mujer para procrear? Y los de libr os se repn e pr ácticamen te lo mismo. el tema de «María y
para los defensores de las conceptuaJizaciones deísticas no antropo-
lógicas de un Dios que no se supone ni hombre ni mujer ¿qué, si 4. v éase. por ejemplo, Sobrino y Ellacurfa, I99J b. De dieciséis capítulos el único
Dio s se hubi era di rigido a José para colaborar en la cópula divina? escrito por teólogas latinoamericanas es el de Ivonne Gebara y Maria C. Bingemer ti-
La leyenda de María no se sostiene frent e a una disquisici ón seria, tul~do «Mary,.. En Vida. clamor y esperanza. Aportes dtrdt Ul tifloornl rl'ca (autores
van~s, 1992), de ~areDta y ~s ~fcul os sólo tres están escritos por teólogas. María
pero podría convenir para algun os ej ercic ios de audaz denuncia, C. Bmgemer escribe ~re la IgleSia de los pobres. y curiosamenle, no considera a las
co mo los propuestos por los teólogos de la liberación cuando cum- mujeres en s.usreflexiones; lvonne Gebara lo hace sobre Marra, y Ana María Tepedi-
no y Maragnd a Brandao presentan un artrculo sobre las mujeres como María Magda-
plen la tarea de desenm ascarar es truc turas de opres ión. Pero las teó-
lenas modernas o teología ron «corazón,. de mujer. En P""St fltt y fu/uro dt ID teoto-
logas latinoameri canas no lo han hecho . Par a ser específica. el tema gra dt la Jjb~r~i6f1 de J. J. Tamayo (1994) , de 21J páginas sólo 8 se dedican a la
teología feminista.
podría beneficiarse de un hondo análisis materialista, de un mat eria -
64 La teologfa indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearían hacer teología... 65

los pobres», sin intento materialista serio alguno de anal izar la falsa de finale s del siglo XIX, cuando los teóricos britán icos se esforza ban
conciencia mariana en Latinoamérica. El ejemplo más consistente se por diferenciar lo bárba ro de lo civilizado y explicaban de paso las di-
da en el texto que aparece en la obra de Ivonne Gebara y Maria Clara ferentes características raciales y las cualidades morale s. Pero. igual-
Bingemer Mary, MOI}¡,f¡ of God, Motner of tne Poor (Gebara y Bin- mente, se podría pensar que los liberacicni stas dudarían tanto com o
gemer, 1989). El lector puede ser fácilmente llevado a creer que Jos Ahhu sser de usar una antropología filo sófica que puede trabajar so-
teólogos (y las teólogas) de Latinoamérica escriben al alimón, en una bre la naturaleza de la humanidad basándose en algún mode lo gene-
especie de «estilo de comunidad• . Jamás ha sido así. Más aún. en mu- ralizador de rasgos o cara cterísticas humanas. Sin embargo, las auto-
chos países del con tinente, los liberacioni stas no han tenido di scípu- ras no citan un solo antropólogo o filósofo en toda la obra. No hay ni
los ni han anima rlo siquiera a los jóvenes a seg uir sus pasos. De he- una sola apostilla que nos diga qué emp resa antropológica es es a que
cho. Mar}', Motñer of God. Mother 01rhe Poor es pro bablemente la analizan. En la bibliograffa final, sólo la mención de Ideas. de Hus-
única obra así escrita, y las autoras no han vuelto a colaborar en nin- serl, podría darnos una pista rel ativa a la intención de integ rar la fe-
guna otr a. Es verd ad que algunos autores, como Pablo Richard y el nomenología con los métodos de la biología com parada y los es tudios
difunto Guillermo Coc k, tienden a firmar sus capítulos y artículos sociales iniciados en 1920 , luego superados por nocion es biológico-
añadie ndo al final de sus nomb res «y amigos ». Los nombres son a ve- culturales como se ve, por eje mplo, en Man s Place in Natu re, de Sche-
ces revelados, otras no . Pero la tarea del teólogo de la liberación , ler (Audi, 1995, pp. 580-581). Gebara y Bingem er no hacen referen-
hombre o muj er, no sigue directrices muy difere ntes de las pautas im- cia a nada específicamen te reco nocible como proveniente del campo
puesta s en la teol ogía noratl ántica. Los modos de pro duci r teolog ía de los estudios antropológicos, culturales o filosóficos. Sin embargo,
no han sido con testados en sus mecanismos gener adores: las comuni- se embarcan en un leve di scurso contra el idealismo, las visiones
dades de los pobre s son a veces el recurso (labor oculta), pero no lo s mundiales duali stas y los conceptos apolíticos de la humanidad, en el
autores visible s de los textos. Lo triste es que los límites de los m éto- marco de una ligera crítica feminista . Básicamente, lo que sigue re-
dos materiali stas en Latinoamérica no son impuestos por la falta de sume sus asert os principales (Gebara y Bingemer, 1989, p. XI).
crea tividad sino de coherencia. Tendemos a se ntimos más felices
creando leyend as como «los teólogos trabajan en co munidad» en be- 1. Las mujere s latinoamericanas man tienen una importante alianza
nefi cio del c1 ientelis mo occ idental que en aras de hacer las cosas de con María en es te momento, porque están «sublevándose para ga-
modo diferente . Co nservamos la perspectiva de hacer teología en co- nar sus derechos- o
munid ad, de esc ribir co mo «nosotros», y no como «yo» . Lo anuncia- 2. Propon en un nuevo fundamento antropológico en la mariología.
mos, pero rara vez cumplimos. que debe ser «unificador, realista y pluridimensional».
• La tesis prin cipal de Gebara y Bingeme r, dos profesoras ca tóli- 3. Para ello quieren empez.ar con una reflexión sobre la idea del rei-
cas de Brasil, se ha cen trado en desvelar las concepciones antropoló- no de Dios en cuanto afecta a las mujeres latinoamericanas y a la
gicas de la mariología tradicio nal y, así, redescubrir a una María que mariología.
cesaría de ser el opio de las muje res (en el sentido narcótico de abu -
rrimiento, así como de opresión). Para ello quieren producir una an- La alianza que las mujeres de Latinoamérica tienen o puedan tener
tropolog ía realista, opuesta a la idea lista que las autor as creen que ha con un símbolo religioso muy complej o, desarrollado duran te siglos
penetrado en los estudios de la Virgen hasta el momento (Gebara y a través de la opres ión (particularmente las mujeres colonizadas), no
Blngemer, 1989, p. 7). La antropología, esta ciencia que tuvo su ori- parece un punto de partid a prometedor para el realismo . Los derechos
gen en la colonizac ión de África y en el ordenamiento cie ntífico he- de las mujeres no son necesari amente homologables con el di scurso
cho bajo la mirada colonial, pasa a ser su tema de es tudio y análisis. ideal del estado patriarca l de derechos, porque la construcción de ro-
Es obvio que las autoras no se refieren a los ca tálogos taxonómicos les sexuales y de géne ro limita los llamados derecho s y configura ne-
66 La teología indecente Proposiciones indecentes para mujeres que desearfan hacer teología... 67

ces ldade s y deberes. Las discusiones más duras sobre el derecho de realista hablar de reinos como en la España medi eval? ¿No eran so-
voto de las mujeres fueron libradas en Argentina bajo estandartes de cialistas los Iiberaci oni stas? ¿Y por qué unifi cadora ? La metáfora del
la Virgen María. ¿Seguirlan siendo feme ninas las mujeres si votara n?' reino es útil para de nunciar qué necesidades merece n nueva co nslde-
Inclu so Evita Perón dijo de las muj eres que, después de todo ..no es- raci6n en el mensaje del Evangeli o, pero la pluridimen sion alid ad en
lamas en el Vaticano ni en el Krerrüin» (Per ón. 195 1, p. 284) , cuando teolog ía no es tá ex en ta de rie sgos. Es algo así como sí los te ólogos
fue confrontada co n el hec ho de que las muj eres pobres parecían co n- hablaran co n comunidades pobres y descu brieran que están releyen -
siderarse aptas só lo para sac rificars e por los dem ás. Es te es precisa- do la Bibli a contrariame nte a las tradi ciones de la Iglesia (C. Boff,
ment e el tem a de María en Latinoamérica , el lema de los sacrificios 1987, p. 136 ). ¿Q ué puede hacer el teólo go? S i se compro mete a ha-
humanos feme ninos. porque incide en el núcleo de la co nstrucció n o cer teología co n las gentes, entonce s debe reconocer que la ge nte hace
colonial de la sexualidad. Mujere s que mu eren por la violencia públi - a veces teología sin llevar pue sta la ropa interior. •
ca y domé stica; las que mueren al abortar en callej as; las que son víc- Es una pen a _q ue Gebara y Bin gemer hayan ignorad o las ricas
timas del hambre por di scriminación en la edu cación y el trabaj o . fuentes surgidas a partir de los años 1960 en la antropolog ía marxista
Además de las que se sacrifican en el altar de un falso sentido del cul- y materialista feminista , que podían habe r co ntribuido a clarificar su
ta a una madre virginal. Esta cons trucció n empez é .con/e l término llamada antropología real ista, empezando por las vida s e historias
«lndíos ... El co ncepto de ..indi o» co mo noci ón enmascarada que reales (historias-crónicas) de las mujeres latinoamericanas. La obra
oc ulta el hecho de que no hay tal cosa como co ntinuidad entre los ha- clás ica de antropóloga s co mo M ichelle Zimbali st Rosald o y Karen
bitantes de nue stro continente, específicamente las mujeres, y la si- Sacks es particularmente relevante para una teología femini sta y ma-
tuación presente tras el genocidio de Amé rica (Dupeyron, 1992). Ma- terialista (o real ista) del Tercer Mundo . Ro saldo y Sacks están entre
ría es un co ncepto que lle ga al continente al mismo tiempo que el las precursoras que desafiaron los supuestos ma sculinistas acerca de
co ncepto de «Indios... La pre sencia del icono y su nativización pro- las estructuras de género en la soc iedad y vincularo n a ellos elemen-
duc e una sensación de co ntinuidad que es falsa, enmascara el rol tos como lajerarquizac i6n pa tri arcal y la div isi6n entre espacios pú-
op re sivo de la religión extraña del cristianismo en el continente y blicos y pri vados, tan cruciales en la vida de las mujeres lat inoameri-
continúa atribuyendo a las mujeres límites , aspiraciones e ideales que canas pob res. Otros antropólogos op taro n por recurrir a Ma rx y
son imperialistas por su naturaleza e ideológico s por mé todo . Según Engels para analizar las es tructu ras fam iliares desde la duda herme-
Dupeyr on, el co ncepto de mujeres en Latinoamérica es similar al de néutica, ausente de un campo de dom inio mascu lino como la teolo-
«Indios». Son ilusiones equivalentes bajo el oneroso peso de una co n- gía, inclusive la Iibe racion ista. En es te caso, el trabajo de Kate Young
quista metafísica y 16gica. Es una victoria éti ca para los co lonizado- en 01 Marriage and the Ma rket habría apo rtad o mate rial para una an-
res, bajo el pend ón de María, el icono que muestra a las mujeres el tropología realista de las mujeres latinoamericanas pobres y un texto
porqué de su irre ali dad. Desde es te punto de vista, ¿c uál podría ser sagrado que empieza con el matrimonio concertado entre una pubes -
una perspectiva realis ta y unifi cadora con la que entende r a María ? cente como la María del Nuevo Testamento . De haber sido así, el cla-
Ciertamente, j no una que arra nca con «la idea de reino»! ¿Ha vivido mor de tantas muje res Iati noameríca res forz adas a un matr imo nio
jamás algún latinoamerican o, pobre o rico, bajo una mo narq uía? ¿Es precoz por una mezcl a de nece sida de s económicas, destino pa triarcal
y'sancién reli giosa del de stino de la muj er en la vida habría tenido
voz, Pero no, Gebara y Binge mer critica n a un antrop ólogo o fil6sofo
5. En 1948. durante el debate sobre la modificación de la ley 13.010 que concedía el
voto a las mujeres, el entonces diputado Eduardo Colon habló en el Parlamento de imaginario y repiten los postulados clave de la teol ogía de la libera-
Buenos Aires a favor de él. lleno de confianza en la exquisita sensibilidad de la mujer ci, ón siguientes:
argentina que no osarfa -c-como dijo que hablan hecho las mujeres anglosajonas-
exigir iguales derechos que los hombres aun disponiendo del voto (Navarro. 1981.
p. 222). 1. Esta historia es s6 10 una . Posición muy discutida en la teo logía fe-
68 La leologfa indecente Proposicione s indecentes para mujeres que desearlan hacer teolog{a... 69

minista. Por ejemplo. podemos argumentar que María no forma blemente, el debate antropológico con Mary, Mother ofGod, Mother
parte de la historia darlo que ha roto el nexo histórico de las muje- ofthe Poor no puede ser extensivo. La ave ntura antropo lógic a mari a-
res co mo ame norreica que co nc ibe fue ra de l ámb ito de la sexualí- na en ese libro dura menos de veinte pág inas de una obra que alcanza
dad y procrea por med ios no natu rales,' casi doscientas. Empezando por una declaración de compromiso ma-
2. Hay una unidad de alma-cuerpo en la humanidad. Aqu í Ge bara y terialista. Jas autoras nos llevan al plato nismo, al mu ndo de los textos
Bingem er pasan por alto que Ma'itt, como símbo lo reli gioso, se bíblicos, do gmas, tradiciones selectas sob re ap ariciones de la Virgen
co mpo rta de un modo extra ño qu e desmonta la teol ogía por negar en el conti nente (la s tradiciones que co nvie nen a la tesis, no las
la sexualidad y desprovee de alma a las mujeres que sólo medi an- opues tas) y ci nco pág inas fina les sob re comunida des eclesiásticas de
te una función corporal como la reproducción devienen seres es- base pa ra fundamentar el disc urso. El realismo en el que quería ba-
pirituales. Contradicc ión total qu e acaba neg ando cuerpo y alma sarse la mari ología de la liber ación se pie rde .
en ig ual medida a las mujeres. Las cues tiones que Geba ra y Bingemer se plant ean sobre antro-
3. La teolog ía es contextual. Sin embargo, la mariología no es fácil- pología y hen nenéutica son ciertamente perti nentes, pues la mariología
mente contextua liz able. Más aún, en la mario logía es nece sari o es poderosa en Lat inoam érica. Además. en ella reside la posibilid ad de
reconocer la complej idad de nu estros contextos y evitar caer en deco nstru ir los fundamentos sex uales y políticos del continen te. Ma-
co ntextos idealistas en deuda con una teología crist iana con com- ría es una máquina que proce sa múltiples alteridades o es pec ies del
prensión erró nea de lo sexual en primer lugar. Otro, y opre siones, y las devuelve a imagen y semej anza del especta-
dor; ahí reside la peli gro sa trampa de l cuita ma riano. María interpela
Estos tres interesa?tes ~s t~ l ados. si se toman. s~riame n te. ~i gn i fican a los hom bres y a las mujeres, especialmente entre los pob res. y pro -

1
que Maña no es hist órica srno un símbo lo religioso en la historia de duce el fal so co nvenci miento de que es la fe mariana referida a la per-
la opresión de que han sido obj eto las muj eres. La s nuevas lecturas petuación de los modelos capitalistas de matrimon io, las definici?n es
de la Biblia, por importantes qu e sean, no pueden de senm ascarar el biológ icas sexua les y los co nstructos universales de fe de las mujeres
hecho de que a las mujeres sólo les caben vidas concretas regidas por creyentes, sum isa s o valie ntes, pero siempre determinadas por su re-
criterios mari an os. Si Marí a es un sí mbolo para el movim iento de li- lación con la simbó lica mariana.
beración de las mujeres latinoamerican as, ¿cómo as í que en quinien-
tos años hay amos visto exactamente lo co ntrario? ¿De dónde sale,
pues, el mari anismo, s i no de la mariología y de l a mariología popu -
lar? Se desea que en el terreno simbó lico tod o pueda reduci rse a un ¿Necesita la teología una antropología o «mujeriologfa»?
• caso de crít ica literaria, pero la dinámic a de los símbolos no puede ser
ignorada . como tampo co su viva realidad más allá del ámbito de 1as Consideremos el pa so de la antropologí a a la «mujeriol ogt a» en aras
buen as intenciones exegéti cas. La relect ura de los Evangelios no pue- de un a prefere ncia por las diferencias. no las igualdades. Después de
de oc ultar el hech o de que María refleja la desuni ón de alma-cuerpo todo. los disc ursos iguales nos en frentan co n el hecho de que el cen-
en la anomalía de su representación . Sólo usan do un a teología con- tro fij a la ecuación en los márgenes. La pregunta tli,igua l a quién ?.. no
text ual es posible qu ebrar el procedimiento de citación o repe tición , se resuelve nu nca favorablemente a menos que se acepten estructuras
que es la única clave de la cred ibilidad reli giosa de María. Lamenta- previas de poder y definiciones de relación . Una perspectiva «moje-
ríol ógica.. es la qu e empieza preguntando: ¿quién es ella? , ¿quié n es
esa mujer latinoam ericana tema del discurso mariano que los liber a-
6. Esle argumento abunda en el pumo seminal de Daphne Hampson sobre la resu-
rrección de Jesucri sto, que rompió el nexo causal histórico con la naturaleza : la re-
cionistas nos presentan ", para responder que el tema de la teol ogía de
surrección no puede darse en la historia humana (Hampson. 1990, p. 10). las muj eres es «los pobres» (identificad os como mujeres en este cas o)
70 La leolog fa indec ente Proposiciones indece ntes para mujeres que desearían hacer teología ... 71

constituiría una esencialización no sólo de las mujeres latinoameri ca- crüica de Marx sobre la religión . Las Escrituras hebraicas y el Nuevo
nas sino. específi camente. de las mujeres latinoamericana s pobres. Testamento encierran críticas, aunque sólo parci ales, de las estruc tu-
Hay mujeres pobre s en f abelas y villa s miseria . y las hay en los tur- ras económicas de opresión. Los llamados Padre s de la Igle sia crít í-
nos de noche de las fábri cas. y viviendo como emple adas domésticas earon la usura y la propiedad privada. Igual hicieron los Reformi stas.
en las más exclu siva s mansione s residenciales de las grande s ciuda- La teología de la liberación sólo produjo una crítica económica y po-
des. Hay mujeres pobr es rural es; también urbanas. Hay mujere s po- lítica más organizada que las de sus predece sores, pero la naturaleza
bres que definen su sexualidad en relación con otras, al igual que h~ sexual de la teología, estrech amente unida a la teología asumida y el •
hombres pobre s que aman a otros hombres. Las muj eres pobres no sancionamiento de los mecani smos de poder y co ntrol en la patr iar-
aparecen con la sexualid ad de los dogmas; esa es la razón de la exis- . quía, ha sido pasada por alto. No hemos tenido un análisis sexual de la
tencia de éstos en primer lugar. para reordenar la realidad. Un enfo- teología sistemática, o dogmática. La razón reside en que los sistemas
que orto práctico (la teo ría liberacionista esencia l. en su desarrollo económicos p uede n cambiar, pero la naturaleza sexual de la teología
clásico) puede también incurrir en el error de pensar que la mujer po- queda demasiado próxim a al producto final. Debido a la naturaleza
bre real es equivalente al presupuesto teológico de lo que las mujere s sexual de los sistemas teológicos, que siempre, indefectib lement e,
pobres reales creen por su propio bien. Compor tánd ose como los et- empiezan por una declaración sobre la heterosexualidad obligatori a y
nólogos que se esfuerzan por respetar la cultura que les acoge al tiem- los roles de género como parte de su sistema distributi vo, se ha desa-
po que la contemplan con los ojos del otro. los teólogos siempre man- rrollado y asumido como algo natural una heterosexualidad de arma-
tienen a la mujer latin oamericana dentro de los límites del discur so rio. Decencia es el nombre de la heterosexualidad latinoamericana de
decente de la soc iedad. Decencia es la teoría apropiada en Latino- armario, es dec ir, del supues to de que inclu so la heterosexualidad
américa, concepto teológico heredado de la disrupción de la conquis- puede ser moldead a seg ún receta, lo cual no es verdad. Las muj eres
ta. En primer lugar. la conquista es una disrupción teológica y una de- heterosexuales deben sa lir de su armario como cualquier otra perso-
claración teológica hegemónica. «Mujer latinoamericana» es también na, diciendo la verdad sobre su vida, férreamente domesticada por de-
un concepto teológico. creado. para ajustarse a este discurs o de lo que finiciones patriarcales de qué significa ser una mujer fiel, monógama.
es adecuado. específicamente en el orden sexual impuesto por el ca- heterosexua l con vocación materna. Puede que toda la fuerza de la
tolicismo romano. Ello no quiere decir. románticamente. que las civi- teología de la liberación de las mujeres resida precisamente ahí, por-
Iizaciones anteriores al fin de las grandes narrativas no fueran pa- que cabe la posibilidad de liberar y animar a las mujeres para que sal-
triarcales: eran di feren tes. es verdad . pero los aztecas, por ejemp lo. gan de su armario tamb ién como heterosexuales. Ello no puede con-
eran conocidos por su od io a las mujeres, mientras que los incas les seguirse haciendo de la Virgen María una mujer desemp leada. El
permitían cierto grado de libertad sexual tristemente negado cuando efecto simbólico de la Virgen María a lo largo de la historia de Lati -
las mujeres cayeron bajo la influencia de la Virgen y la co nstrucción noamérica es parte del problema, no la solución. Obviamente, reque -
de la decencia teológica. rirá de las mujeres latino americanas un amor más apas ionado y lleno
Las contradiccio nes son muchas. Lamentablemente, la teología de deseos haci a las muj eres que un compromiso con una rep resen -
se ha convertido en un arte de borrarlas. La homogeneización de la tación teológica humanoide híbrida como María el aband on ar el aro
sexualidad y, específica mente, de la sexualidad de los pobres, sirve mario de la decencia y la hipocresía en Latinoam éric a. No es una
como modelo básico desde el que se elaboran el comportamiento, las antropología sino una «mario logía » lCW(ue necesitamos para detener
aspiracio nes y la relació n con Dios y con los sistemas económicos, la subordinación de las experiencias polí ticas de las mujeres a fan-
para sacralizarlos con una aura de inmutabilidad y eternidad. Es inte- tasmagóricos relatos de apa ricio nes de Vírgenes de los Cerros. ¡Q ué
resante observar que la naturaleza econó mica de la teología ha sido lejos queda de l enfoq ue ortop ráctico esta teologí a de aparicione s!
desvelada en muchas ocasiones a lo largo de la historia, ya antes de la Sin embargo. art ículos y libro s de llberacionistas latinoamericanos
72 La teolog fa indec ente


siguen siendo dedicados al momen to inicial de una aparición. como 2.
la de la Virgen de Guada lupe, por ejemplo, que relaciona el plantea- La Virgen indecente
miento de nuestra vida como mujeres (y hombres) en Latinoamérica
a imagen y semej anza del proyecto teológico de la conquista. El peli-
gro reside en el hecho de que añadiendo los temas del nacionalismo y
lucha contra el imperia lismo es nuestro continente a nuestro culto a la
humanoide Virgen. las lea ltades femeninas permanece n divididas.
Consta ntemente se nos recuerda que las mujere s pobres son devotas
de la Virgen. pero también es verdad que no lo son menos de los ma-
rido s que abusan de ellas. Un simple caso de falsa concie ncia, como
la devoción marian a en Latinoamérica no puede ser fáci lmente criti-
cado con acusaciones de falta de comprom iso con los pobre s o con la
causa de la liberación latinoamerica na. La verda d es que la hete rose-
xualidad encerrada en el armario, tal cua l es personificada en la íma- Posiciones sexuales: localizar el punto G de las reflexiones
ginerfa quasi humana de la Virgen María es lo que no puede contes- sobre vírgenes
tarse . Esta es la razón de por qué el indecentamiento de la Virgen
Fue una inspiración. De golpe se me ocurrió que en el próximo ca r-
María o la homoerotización de Jesús sean más una amenaza econó-
naval de Buenos Aires iría vestida de perso nificación femenina de la
mica a las estructuras de opresión política y económica que a las es-
Virgen de Guada lupe. Empecé a examinar cuidados amente todas las
tru cturas políticas y mentales que surgieron en Latinoaméri ca como
imágenes disponib les con miras a hallar pistas que me orientaran a la
parte de un ca tolicis mo romano teol ógico medieval. Ha llegado la
hora de teñir sábanas y apr estar otro s medio s domésticos para ser
hora de que las teólogas latinoamerican as se quiten la ropa inte rior al
la Guadalupana por una noche . ¿Pegar med ias lunas de papel de pla-
reflexionar teológicamente y, como en la imagen de las vendedoras
ta a la falda? ¿Hacer que mis cabellos parecieran más oscuros de lo
de limones en las calles de Buenos Aires, deje n que el olor de su se-
que ya son? El pequeño número camavalero podría componerse de
xualidad se mezcle co n sus refl exiones sobre el feminismo, la teolo- . . mí misma con otros dos amigos (Ma ría Magdalena y el otro María),
{ gía y la economía. yo la principal de la trin idad de Marias, diri giéndome a las multi tudes '
con una imitaci ón de los di scursos de la Virgen que emp iezan con pa-
labras como «¡Hijos míos!• . La inspi ración original me vino de una
pintura titulada Retrato de la artista como Virgen de Guada íupe, de
una importante pintora chica na, Yolanda L6pez. Ésta ha pintado su
autorretrato como surgida del manto abierto de la Virgen de Guada-
lupe, que, examinado con detenimiento, tiene la apariencia de una gi-
gantesca vulva abierta. La imagen de la Virgen de Guadalupe ha sido
descrita en términos alusivos al color oscuro de la piel de la imagen y
al estilo de su vestimenta, aunqu e, curiosamente, no se ha dicho nada
de esa tierna. turgente y roj iza vulva de la que emerge. Lépez. como
Virgen de Guadalupe, surge de esa di vina vulva con aspecto de jo ven
latina, con falda moderna y za patillas deporti vas. y en actitud de co-
74 La teología indecente La Virgen indecente - -- - -- - - -- -- - 75

rrer. ' Al contemplar el retrato , una de las metáforas implícitas en la suplemento; el punto G pertenece a la vulva y a su placer, al abrazo
imagen de Yolanda López co mo Virgen de Guadalupe podría ser la de de sus labios y a la dureza del clü oris . A parti r de esta indi ferenciada
una autoide ntificación. Qu iere ello dec ir que cual quier mujer (no sólo posición sex ual podemos pensar acerca de nosotras mismas, como re-
una latina) podría teóricament e ide ntific arse en esa pintura. evocan- trato de la teóloga en guisa de Virgen de Guadalupe y su reto a recon-
dose as í la fa lo de feria que crea la ilu sión de que se es qui enquiera .siderar la posición sex ual de Dios en él.
apa rezca en la image n pintada en un tablero: basta co n introducir la En ciert a manera, escribi r teología es similar al acto de poner
cabeza en el agujero que oc upa el Jugar de la cabeza de la persona o nuestra cabeza en el agujero de la foto de la case ta de feria . Es un acto
animal representados. En nuestro ejemplo se trata de un ca so de posi- de identificación co n simbolis mo religioso. Cuando la fa lo de feria es
ciones sexuales. Aplicar la cabe za al agujero , verse como la Virgen revelada podemos vemos co mo mono s o co mo pirata s. Los hombr es
que emerge de una vulva divina. requiere una opción sexual. Por ejem- aparecen como mujere s jóvenes y las mujeres co mo hombres viej os.
plo. es necesario saber dónd e se encuentra Dios en esta representa- Las fotos de feria son actos de, dimensiones tra scendentales; nos
ció n, porque la posici ón de Dios es una opc ión se xual en sí misma. transform an el género. y ello tiene lugar donde se entrecruzan las de-
Las identidades sexuales suelen encontra rse en los lugares en que finiciones sexuales complicadas por edad, cultura. género. raza y cla-
acostu mbramos a vivir y en la for ma en que nos posiciona mos y so- ses sociales. El obje to de la foto de feria es precisam ente contradecir
mos posicionados en las narrat ivas del pasado (Stuan Hall, citado en en lo posib le la identidad de la per sona retratada. Los humildes quie-
Weeks, 1995, p. 97) . Podemos con side rar, por ejemplo, si Dios es una ren ser representados en trajes caros, y los hom bres desean apa recer
divinidad feme nina represen tada por una vulva, pero yendo aún más como mujeres desnudas. Los teólogos que. co mo «Iiberaclonistas vir-
allá. si Dios guarda relaci ón con una sexualidad aut óno ma o refleja- ginales » escriben sobre la Virgen María, parece n perseguir también
da (co mo en el caso de la sexualidad de las muje res en la heterose- este acto trasce ndental de poner sus cabezas en la fotografía de la Vir-
xualidad tradi cional). O ¿es Dios un lugar placen tero. un punto O do- gen. No pare cen reparar en la vulva de la Guada lupana pero desearían
quiera oculto, pero establ ecido alrededor de proporciones míticas (a pensar que toda mujer latinoamericana (¿y hombre?) puede verse en
vec es exageradas)'? En este caso habremos de con siderar las propo r- la Virgen de Guadalupe. Es obvio que muchas de estas muje res dirán:
cio nes mítica s de la penetración en la teología tradicional. Ésta siem- «No, gracias» : en mi caso, soy una mujer que prefiere elegir sus com-
pre ha visto el mund o co mo pro veniente de la diseminación de Dios, pañeros sexuales y. por consiguie nte. no puedo identificarme con su-
que ha sido representad o por el altísimo falo jamás concebible por los misiones virgina les a demanda. Adem ás. no me gustan las figur as di-
hombres: la palabra de Dios. El pensam iento teológico sistemático ha vinas añosas en busca de sexo (co mo Dios Padre ) dadas algunas malas
sido creado por estas diseminaciones seminales forzosas y sus repro- experiencias habidas con los homb res, co mo obi spos. a lo largo de mi
ductivos poderes discursivos. Los princip ios cristianos de humildad y vida. Sin embargo. puedo ver por qué la idea de la teóloga co mo Vir-
sumisión a Dios proced en de esta pre misa; el movimient o eyaculato- gen de Guadalupe puede, para algunas muj ere s. resultar atractiva en
rio de la palabra de Dios requiere un rece ptáculo inmóvil, como la vez d~ repulsiva. Poner la cabeza en la vulva de la Virgen para la foto, \
Virgen María . por eje mplo. Sin embargo. hay muchas variedad es de por ejemplo, puede ser parte de una cla se de ritual cortocircuitado
posiciones sex uales que la teología sistemática todavía no ha consi- otorgador de poderes de diosa. Si la Virgen de Guada lupe es podero-
derado. Por ejemplo, que el sexo no impli ca necesariamente disemi- sa pero también pobre, yo, como mujer sin poderes pero pobre. algo
naciones penetrantes, como el ret rato de la artista co mo Virgen de en común tengo con ella (estatus de clase"social). Dada mi actitud
Guad alupe parece indicar. El punt o G no nece sita ser ubicado como adorante hacia ella (o a lo que representa, dado que la Virgen carece
de vida fuera de nuestra imagin ación teológica ) puede que comparta
l . La pintura Pon raít ofth~ Anisr as Ih~ Virgin of GuadJllu~. de Yolanda Lopee, ha su poder co nmigo. Sin embargo . ~te círculo de potenciación es un
sido reproducida para el ..Calendario de la Raza 1999,. (USA: Pomegranate, 1998). cortocircuito porqu e al adorar a María, las muj eres necesit an pasar

,
76 La teol ogí a indecente La Virgen indecente 77

:ri
por una cl itoridecromía es piritual. el sentido de mutilar su sensua- aparición de María en los cerros latinoamericanos y tan hipóc rita
lidad par a identifi carse con la Virgen, obtener la apro bación de ésta como Karl Barth esc ribie ndo sobre los valores de la famili a tradi -
para sus comportamie ntos y jamás cues tionar el orde n político y so- cional cuando él. obviamente , no podía sufrir la naturaleza oca sio-
cial creado alrededor de semejante ideología religiosa . Ocurre así nalme nte idiota de la vida de casado. Con todo, los liberacioni sta s
porque la Virgen y la vulva se han desencaj ado y separado, lo cua l re- pueden argüir en cont ra, diciendo que ya que las mujeres pobres lati-
presenta una tre menda contradicción dado que el t érmino «virgen/vir- noamericanas son devotas de la Virgen, nosot ros a fuer de teólogos
ginidad» suele apo rtamos la imagen mental de una vulva, como loca- debemos hacer honor a ello al tiempo que damos con eleme ntos libe-
lización es pecí fica sexual para fines de iden tidad . radores en el culto mari ano. ¿Recuerda el lector la vieja premisa de la
La cuestión es que el liberacionista virginal hace teología sin teología de la liberación ? Primero, la realidad; la teolog ía es sólo el

-----
sensualidad. Ésta sufre una clitorídec tomfa teol ógica. de donde que
no pueda derivars e poder alguno real del culto a la Virgen . Está claro
que tambi én podemos considerar que el poder divino que las mujeres
han recibido del culto a la Virgen ha sido el que las faculta para sufrir
segundo acto. Sin embargo, lo que no ha sido definido del todo es
cómo se config ura la realid ad ; qué es excluido y qué incluido en esta
definición de la realidad req uiere una reflex ión más profunda . Por
ejemplo, los di scursos sobre las muj eres y la pobreza no dicen nada
esta clitoridecto mla practicada por la Iglesia a lo largo de los siglos. relativo a la vulva y al punto G en la vida de las mujere s pobres lati-
Por ejemplo, el poder de soportar la heterosexualidad de armari o de noamericanas. No todas son heterosexuales. ni las que sí lo son pre-
una socieda d que es particularmente crue l con las mujere s pobres; la 'sentan un comportam iento homogéneo. Sexualidad y pobreza se
capacitació n para imaginar que nuestra s espaldas son suficientemen- combinan de diferentes maneras y la realidad se constituye con va-
te anchas para cargar con el inveterado peso de la opresión. Además, riaciones. La opresión se ramifica y no es tan concreta como los'libe-
cualquier forma de meditación trascendent al hecha a través de la Vir- racionistas solían pensar.
gen es suicida. ya que lo primero que ha de ser negado es el cuerpo ñ - Abundemos en este argumento. que es dual porque comprende
síco.' La mayor paradoj a de es ta cuestión trascendental pro viene asi- dos elementos clav e en la postura ética de los liberacio nistas. En pri-
mismo de l hecho de que pobreza y virginidad no concuerdan en la mer lugar, el hech o de hacer teología desde el propio mundo es piri-
vida de las mujeres. Las pobres son raramente vírgenes. porque po-- tual de la gente; en segundo, el involucrarse en un proyecto de con-
breza en Latinoa méri ca significa condiciones atiborradas de violen - cienciación teológ ica para distinguir de los elementos culturales
cia y prom iscuidad en las que las muchachas son violadas antes de la opresivo s los liberadores. En estos dos planteamientos da mos con el
pubertad o casadas en la adolescencia como parte de las pocas tran- núcleo de los valores éticos de los libe racioni stas latinoameri cano s:
sacciones económicas en oferta disponibles. exceptuando algu nas solidaridad y un voto de no traicionar jamás la causa de la liberaci ón.'
formas de prostitución y esclavitud sexual. Así, las mujeres quedan Pero, en el caso de la Virgen , son claramente incompatibles. Con si-
pre ñadas antes de saber qué sexualidad es la suya, ante s de que pue- deremo s estos elementos y si es posible llegar a ser la Virgen de Gua-
dan descubrir la divinidad del deseo en sus vidas. La idea de la vida dalupe j usto porque las mujeres pobres han hecho en ella una inver-
de las mujeres pobre s con el adjetivo decente es tan ilu soria como la sión espiritual tan grande ,

2. Los vis ionarios de tes aparici ones de la Virgen Marfa pasan a menudo por proc e-
sos de ay uno y sile ncio. Véase, por ejemplo. el caso moderno de la mujer que decla ra
haber visto a la Virgen de San Nicolás, en Argentin a. El informe de su párroco, el pa-
dre Pérez , al obispo dice; «... es tá aprendiendo a guard ar sile ncio en su cas a y co n la
gente con la que suele conversar ... [su diálogo co n] el Señor la hace más qui eta , pe se 3. La fideli dad a la causa de la liberaci ón en Argent ina represente un compro miso
a cualquie r deseo de comun icació n qu e pueda se ntir. (Laure ntin , 199 5, p. 37). Ade- teológico tan fuerte que es corriente que los teólogos ñ rmen cartas pe rso nale s co n pa-
más, dice qu e la Virsen le pidió que ayunara: «Des pués de ayunar ... como poco. Cada labras co mo «Po r el proyect o de l Dios de la j usticia y liberación de La tinoamérica ..,
vez nece sito me nos (com idaJ. (La urentin, 1995. p. 42). o _Mantengamos nuestra fe en el Dios de liberación...•.
78 La leologla indecente La Virgen indece nte '--- 79

Especulaciones rentables: invertir en la Virgen des ec1esiales de base , Lo que ocu rre es que el rédito de la inversión
hecha por la muj er en decencia es tan pobre que . en última instancia.
Es útil co nsiderar aqu í la noc ión de «inversión» según la antropóloga le permite ma ntener un espíritu rebelde. Por eje mplo, en la teoría ma-
Wendy Holloway, quien dice que en cualquier sociedad (como la la- chista. la maternidad rep resent a una notabl e inversió n en la sociedad
tinoamericana) donde conviven varios discursos simultáneos sobre latinoamericana por un proceso de catnexis marian a. La matern idad.
feminidad y masculi nidad en co mpetencia por la hegemonía. una mu- así se supone. goza de l ti po máxi mo de interés en Latinoamérica en
je r puede obtener buenos di videndos de su apo yo a uno en particul ar términos de estetus en la iglesia y la sociedad. Sin embargo. el banco
que prom eta serie beneficioso (Hol loway, 1984, p. 238). Por ejemplo. de la realidad histórica jam ás ha pag ado interés alg uno por estas pro-
el ser marianista puede reportar beneficios a las mujeres pobres lati- mesas de respeto y estatus recogidas en la litera tura cristiana rom án-
noa mericanas que invi erten en el culto a María para obt ener alguna tica. Por el contrario. la ma terni dad repre senta la posici ón más deva-
satisfacción emocional. amé n de algunas recompensas mat eriales. Es- luada de las muje re s en Latinoamérica en térm inos de valor real.
las provienen por lo com ún de la apli cación de recu rsos teológicos al salvo en el caso de las mujeres aristocrática s que gustan de presumir
sistema de dece ncia latinoamericano: las nociones de buena hij a. bue- de sus grande s fam ilias. soporta das por opule ntos marid os (o por la
na madre y buena esposa han sido co nstruidas alrededor de dicotomías considerable fortuna de la familia propia) y que gozan del cuidado
tipo virgen/puta co nforme a la producción hegemónica del sistema doméstico proporcio nado por mujeres pobres mal pagadas que han de
moral del país. Este sistema de decencia se basa en la regula ción y el descuidar a sus propios hijos para atender a los de los ricos . En este
orden que facilit an el discurso penetrati vo que rige la inserción de las caso es la riqu,e za material, no la maternidad. la que co nfiere a las
mujere s en la soc iedad. fuera de éstas no queda sino pro stitución. es mujeres una posición de res peto basada en la sociedad y en la iglesia.
decir. una presencia púb lica de las mujeres fuera del ámbi to de la vida La ausencia de percepción crítica de la devaluada posició n de la ma-
doméstica. ternidad en Latinoamérica ha generado vario s errores analfticos y j ui-
Invirtiendo en la Virgen. la mujer pobre evita ser cla sifi cada cios equivocados. entre ellos el de que las Madres de la Plaz a de
co mo puta. significando co n ello la que consta públ icamente co mo Mayo fueron capaces de produ cir un movimiento singular en defensa
aliada co n un poder desviacionista o subversivo. Y esto oc urre en un de los derechos humanos durante el régimen dictatorial de la década
continente donde la subversión sexual suele ir asociada con terroris- de 1970 en Argentina por el respeto que una sociedad mariana otorga
mo políti co. El precio es alto . Incluso en las comunidades ecle siales a las madres, Nada más alejado de la verdad. Las Madres de la Plaza
de base necesitan las mujeres evitar el ostraci smo y la reprobación so- de Mayo han sido torturadas y asesi nada s. Es gracias a su valor e in-
cia l que no benefician al art e de sobrevivir a la pobreza. Corren el teligencia co mo mujeres. no como madre s. que han sabido organizar-
riesgo de perder su punto de co ntacto en la homo- solid arid ad del sis- se y desafiar al Gobierno en cues tiones de terrorismo de estado. Se al-
tema. Volviendo so bre el concep to de cathexis, de Holloway. co mo zaron públicamente. Se las llamó /ocas (pros titutas). Algunas de esas
invers ión en un posicionamiento particu larmente definido del sujeto madres recuerdan e ón ironía que curas. obispos y poderosos sol ían
mujer en la sociedad. podemos co mprender el de las mujeres pobres despacharlas «a visitar y reza r a la Virgen María». quizá co n la es pe-
latinoamericanas en las estructuras tea-sociales machistas. pero tam- ranza de que el culto mariano las domestica ra, hiciera de ellas madres
bién sus rebeld ías. Lo que oc urre es que las promesas que las mujeres decentes que educaran a sus hijas en la decencia, no en la subversión
obtienen del culto a la Virgen y de su inserción en la iglesia machista política. Testimonios de torturadas víctimas de la Junta describen
rara vez se cumplen. En cualquier caso. es mucha la insatisfacci ón se- cómo. en los ca mpos de co nce ntración. era n obligadas a dec ir «Ave
xual dimanante de la adhesión a sistemas idealis tas apo yados por el Marías» antes de aco starse (CONA DEP, 1994, p. 348). El culto a la
culto mariano. como el matrimonio, el veto del sexo sin un fin repro- Virgen presenta aquí otro 'rtstro. el de inversión afectiva reo-pol ítica.
ductivo y la vida en una comunidad sacrame ntal co mo las comunida- Pero no es una novedad. Esta clase de inversión religiosa en la Virgen
80 - - - - - -- - - La teolo gía indecente La Virgen indecente 81

..
de la Decencia puede datar de la co nquista y no pasa de simple caso de mado estudio antropo l6gico de la Virgen María ? De haberlo hecho. el
reprod ucción de una falsa co nciencia . tema de la concienciación podría haber sido abo rdado con más serie-
dad en su trabajo . La concienciac ión depende del cuestionamiento 'i
planteamiento problemático de realidades «dadas • . El problema resi-
de en que la teóloga como Virgen de Guadalupe es siempre un pro-
MariologCa de vainilla ducto híbrido. una especi e de emigrante de tierras de patriarcado que
todavía con serva plenamente los valore s de la opresi6n se xual. Es un
Si es verdad que desde la con quista . en el sig lo XV, las mujeres lati- caso de la «teología de vainilla» que no pued e cue stionar sino el
noamerica nas han sido arrastradas al culto de la Virgen de los Con. guión aprobado en el continente acerca de las mujere s y el cristianis-
qulstadore s como parte de un falso proceso de concienciación cuyo mo y que no arrie sga nada porqu e no proviene de mujeres que aman
objeto es la opresión eco nómica, y que esto no puede refutarse debi- a otras en med ida suficiente. En las vertientes sadi stas (cuero). S/M
do a la inversión espiritual de afecto por parte de las mujeres actúa- (sadomasoquistas) y de estilo erótico fetichista. el «sexo de vainilla »
les. entonces ya no pode mos hablar de violencia doméstica. Si la ha sido definido como área de amantes que no se aventuran . sin ini-
teología co ndona la violencia sexual basánd ose en lo ace ptado y que- ciativas cl aras en las dife rentes maneras de expresarse sexual mente
rido, ¿qué pode rnos decir de las mujere s que se niegan a abandonar al (Baldwin, 1993. p. 59). Las teólogas femi nistas de Latinoamérica son
co mpañero que las apalea porque es el suyo, el padre de sus hijos. 'i en su may oría de esa clase amedre ntada de vainilla; no quie ren ser
le aman? El probl ema se agudiza cuando las teólogas latinoa merica- censuradas por sus iglesias o instituciones; son (o pretende n ser) mu-
nas no se dan cuenta de que sus teologías mari anas son parte también je res hetero sexuales ortod oxas con una visión minimalista en la dife-
del proce so de inversión en la Virgen . Esta clase de teología de las rencia se xual y pocas ganas de opc iones teol ógicas más placent eras.
muj ere s requi ere un ac to de identifica ci6n con las Vírgenes (en plu- Por ejemplo. el placer de liberarnos de las trabas decentes de la vida
ra l porque las im ágenes se cuentan por millares. co n diferen tes ca. política res tringida. Curi osament e. algunos hom bres latinoamerica-
racterfsti cas y personalidades) en Latinoaméri ca ; y ahí es tá la cru z nos han sido mucho más ave ntureramente ava nzados y críticos de te-
del probl ema. porque las pro mesas de semejante inversión no se cum- mas se xuales en el cristianismo que las mujeres,' pero. cla ro está. los
plen. exceptuando su apo rtació n de resignaci6n 'i de falsa co ncie ncia hombres pueden permitirse ser indecentes . Su teología «feminista »
en nuestra vida bajo disfraz de libera ci6n. La cues tión es que esc ribir también ha sido tomada más seriamente que la de las mujeres.
sobre la Virgen será siempre «el retra to de la teóloga co mo Virgen de El proble ma co n que se enfren tan los proce sos de co nciencia-
Guadalupe» porque no puede evitar el mostrar en grado co nside rable ci6n en relaci6 n co n el culto de la Virgcn es obvio . La teóloga co mo
la (des)i nve rsi6n en esa vulva gigantesc a, es a orig inaria historia en Virgen de Guada lupe necesita ide ntifica rse antes o después con una
tom o a la ima gen de la Virgen de Guadalupe. El poner nuestras cabe- virginidad fabulosa y una inscri pción de sexo/género biogréficamen-
zas , co mo muj eres teólogas, en esa vulva es en sí mismo una decla ra- te localizada en el de Dios en la historia . El género suele cons ide rar-
ci6 n de ide ntificaciones sexuales es trechame nte vincul adas a la pro. se en linealidad y puntualidad . Jamás se les ha oc urrido a los te61ogos
ducci 6n de di scu rsos ideo l6gi cos en el continente y a los retos
presen tados en ellos por procesos de concienciac ión. Semej antes' de-
safíos se basan en el hecho de que los discurso s de gé nero y sexuales 4. Aunque obsoleto y texto que no hay que recomendar a los lectores de la teolog ía
feminista. vale la pena observar que Leonardo Boff publicó El ros/ro maternal di'
son, desde el punto de vista del cruce de culturas. variables e inesta- Dios en 1985. El libro es otra reflexión mariológica que carga el acento en una com-
bles (Moo re, 1994. p. 58), Yla teología tiende a estabilizar los, aliada plementariedad e igualdad liberal entre «los dos sexos". altie mpo que introduce el
análisis marxista y manifiestamente inconsciente de sus propias contradicciones. Cu-
co n las posturas ideológicas. ¿No lo han visto así Gebara y Bingemer riosamente. el libro no menciona ningún trabajo de teólogas latinoamericanas. por en-
(punto que se desprende de la antrop ol ogía feminista) en su procl a- tonces ya bien conocidas.
82 La leologla indecente La V"lfJcn indece nte - - -- -- - 83

que género , por eje mplo. puede con siderarse procesualmente en vez hecho de que teólogos materialistas puedan ser tan ingenuos al refle-
de pun tualmente. pero lo proce sual es la localización de la concien- xionar sobre la inva sión de América para rescatar a los dioses de los
ciación con la que los liberacionistas virginales parecen sentirse in- invasores como verdaderos es otro caso de triste ex-centricid ad en
cómodos . La virginidad fabu losa provie ne de la misma narrativa cris- teología. Un in tento de concie nciació n nece sita consid erar con más
tiana. Según los forma listas rusos, ese grupo que quería disociar «arte .seriedad la construcció n teológica de la biografía de la Virgen. Por
de misterio» (Eagle ton, 1992. p. 3), lo fabuloso puede definirse como . ejemplo, como la Virgen en Latinoamérica no es un caso de actos de
ese material histórico básico que en algún mome nto ha sido recom- discurso sino de visio nes. La Virgen nos presenta el caso de una bio-
puesto en mítica estructura biográfica. Es importante recordar. no grafía visual.
obsta nte. que las fábulas son biográficas en el sentido de que siguen He dic ho en otro lugar que la Virgen Maria de Latin oamérica es
pautas de cronolo gfa en senti do biológico: prin cip ios y finales de una mujer blanca, rica, que no camina (Althaus- Reid, 1994, pp. 55 ~
comportamiento recomendado o las aventuras vitales de modelos mo- 72) Ycuyos di scursos autori tativos son visuales más que Escriturales.
rales y los peli gros que les acechan en vida . La difi cultad con el La vulva de la Virgen de Guadalupe es para ostentar, no para re ñe-
sexo/género en esta construcción biográfica es su dependencia casi xionar por escrito. La escritura sagrada cris tiana ha constituido un
. exclusiva de técni cas de citación, que ac túan a mod o de réplicas de área de produ cción pri vatizad a por los hombres, de la que han sido
modelos de constructos sexuales (Butler, 1990, p. 3 1). Por eje mplo, excluidas las mujeres, inclusive la Virgen. La teologfa mascu lina es
la feminidad de la Virgen María es consolidada a diario por un proce- el área de la P/pa labra de Dios o «Palabra espermática» (Logos Sper-
so de citación teológico que confiere coherencia humana a María, un matikos). Ch ristlne Batters by ha produci do un interesante trabajo so-
símbolo humanoide. De hecho. la mario logía crea una historia de g é- bre este punto en su libro Genaer and Oeniu s: Towards a Feminist
nero a partir de un artefac to: una supuesta mujer que no tiene una ac- Aesthetics (Batrersby, 1989) donde apunta que el Lagos del Nuevo
tividad sexual reconocible es convertida en código sexual. Este es el Testamento o Palabra de Dios (Juan LI, «al princip io fue la Palabra»)
caso de género sin sexualidad, y el núcleo del repetitivo sermón sobre ha sido asociado con la capacidad de producir discursos racionales
la virginidad, porque no hay otra presunta biografía, como en el caso (masculinos). Log os es entonces un conce pto que adqui rió un signifi-
de Jesús, en apoyo del mito cristiano . Los líberaci oni stas apoyan de cado sustancial desde el pensamiento griego antiguo y, estoicismo ro-
hecho la uniformidad de esta práctica hegemónica de ..citar» a la Yir- mano en el concepto de Palabra espermática (Battersby, 1989, pp. 8,
gen María y la aume ntan tratan do de a ñadirle nuevos elementos de -19). Esta Palabra espermática es la originaria , voz y personificación
coherencia construida para que las muje res sigan identificándose con del Dios Padre generador de praxis (acciones y pensamientos) por un
.-., es~telequia de la Virgen. Tómen se, por ejem plo. los escritos teol é- proceso que podemos llamar «espermatogé nes ls». Y esta es la crea-
gicos producidos en torno a la Virgen de Gua dalu pe, desde Dussel ción de di scursos de racion alidad en los tes tes (testíc ulos, lugar de
(teólogo marxista) hasta Leonardo Boff y GebaralBingemer.' Lo que testimonio divino) de Dios. A parti r de los testículos de és te, como
tienden a mostrar en común es la repetición de los logros de la Virgen sus testigos divinos, hallarnos un proce so de autod isemi nación de la
según aparecen com pilados en su fabulosa biografía, además de pun- Palabra del que las mujeres cristianas han sido excl uidas. Por consi-
tos de identifi cación nacionalista que pueden ser muy discutidos des- guiente, Dios Padre es el escriba de sus solitarios placeres creacio-
de un análisis poscolonial. Por otra parte. ninguno de ellos ha consi- Distas pues suya es la pluma/pene que crea la obra (pen/is, Bauersby,
derado jamás una decodificación de la Virge n en Lati noamérica. El 1989, p. 50), el pode r y la gloria. Sin embargo, la Virgen María no
paJft'cipa en la co nstrucción simbólica de los actos discursivos de
~. veese. \\01 t)t mV\O....Gooó. N.t~ !> te t\\t \>00['10 . de u onatOO ~ott ~\... ~oft: \991) Dios. Ella no es palabra; sólo aparició n. Su biogr afía no es un esc rito
d\)t\d<.:o \lau. d<.:o <.:o\aWl\\lIl.U ..dtl:.ll.\o ntlffi<.:ouélJ.t\.oo tou.\>. a 'Qañ\.t de h. ti\\\l:lna dt \~ uloso.como las Escrituras hebraicas y el Nuevo Testamento . La
'1\.lt,t\\ d.t G'Il.ll.da\'Il.'Qt.t\\t\l:\'Il.e \)'Il.!>'>l:.\ mt\\c\o\\ll. <1. \<1. Y Ui,<.:ou d.1:. GIJ.<l.d.<I.\Il.'Qt 1:.\\ 'lal\ (I\
"ól.n\<:.'Il.\()!> ó.t \Il. \\'{)t:o Le in. t flCión de tes A.mhi co.s \,J>Il.!>\e.\. \qq ~) . . grafía de la Virgen María se basa sobre todo en una histori a sexual
84 La teología indecente La Virgen indecente 85

escrita por espermatog énesis autom ética, una fábula en la que perso- tido. Además, si Dios pudiera ser conceptualizado, más allá del an-
najes no humanos (el ánge l. Dios, una mujer que no es tal) se lnterre- tropomorfismo. como ni hombre ni mujer, podríamos preguntamos,
lacionan y copu lan. Puede se r una copulación breve y especta-.,ular, ¿quién es quién en esta historia de encuentro sexual con Maria? Tam-
pero no se trata de algo que pueda ser escrito. sino más bien de un poco es necesario que qued e tan claro. Por el contrario, una lectura
ejemp lo visua l de la preñez. Existe una fenome nología del mirar, y es telstica no antropomórfica no debiera presentar ninguna objeción al
la mirada en la biografía de María la que ha influido en la credibili- desarrollo ulterior de la narrativa del nacimiento como constructo no-
dad de sus apariciones. no la palabra de Maria a 10 largo de la histo- heterosexual. Por ejemplo, puede leerse como encuentro de dos mu-
ria de la mariología, antes, duran te y despué s de la teología de la li - jeres. Hemos dicho que la mariología es visual, hecha de pinturas,
beración. En este sentido podemos decir que la vida de María es un iconos y medallas que se difunden mejor que los escritos. El acto se-
símbolo cristiano que implica un acto intencional de mirar las imáge- xual de Dios con María encierra en sí mismo un acto de mirar delibe-
nes y las apariciones de la Virgen, el niño concebido y anunci aciones rado: una mirada a su vientre se dirige al exterior y es un acto que, a
sobrenaturales, aunque, curios amente, no de expec tativas de mante- través de la histori a de la mariología, se ha abierto a la percepción o
ner relaciones sexuales con Dios. Punto interesante éste, dado que to- absorci6n consciente de lo que hemos estado contemplando (Spiegel-
dos sabemos cómo son citadós los personajes bíblicos a lo largo de la berg. 1989, p. 109). Ese mirar a la Virgen no es un acto neutro sino ya
vida de los cristianos. Por eje mplo, se espera que los chicos j óvenes comprometido, y requiere cierta intertextualidad en las interpretacio-
en la iglesia crezcan fieles como Abraham o arrepentidos como el rey nes procedentes de otros discursos visuales teológicamente transmi-
David. Pueden ser personajes ferozmen te obstinados como Pedro, tidos. Sin embargo. el hecho de que los discursos sobre la Virgen se
pero cuales «Pedro» serán tomados y corregidos en sus congregacio- refieran a menudo a la mirada al vientre, y no a la vulva, ya es sig-
nes. Sin embargo, ninguna mujer joven se supone fecundable por nificativo por sí mismo. La imagen de la Guada lupana no surge de un

i
Dios o, al menos, con esta posibilidad histórica como segunda venida vientre simbólico. sino de una vulva. Las Escritu ras se refieren a ve-
de Dios en la historia. Ninguna muchacha piensa «qulzé si soy sufi- ces a un Dios compadeci do al usar una voz hebrea que significa
cientemente humild e Dio s tendrá relaciones sexuales conmigo». La «compasi ón del útero» (Tribble, 1978, p. 45). El útero (rahamin) como
segunda venid a ha sido es piritualizada y desmaterial ízada, pero no lugar de reproducción puede ser fácilmente apropiado por el macho.
hay razón para ello ya que hemos crecí do en este conocimiento de De hecho, en el tiempo de las Escrituras hebraicas la concepció n se
Dios en la historia. Puede parecer ridfculo especu lar en estos ténni- entendía básicamente desde una perspectiva masculina. Se daba por
nos, pero es legítimo extender las investigaciones teológicas al área sentado que sólo el hombre poseía las fuerzas vitales necesarias para
encarnativa de la reflexi ón, pues así somos capaces de perc ibir como reproducir la hum ani dad; las muj eres no eran sino receptáculos o
la mariología no sopo rta la prueba del tiempo. Ya no creemos en en- laboratorios para acoger el desarrollo de esta vida . La noción de
camaciones virginales, y aunque podamos conserva r algunas vagas hombre estéril carecía de sentido. Si los hombres era n portadores de
expectativas de resurrección corporal, las concepciones virginales es- la posibilidad de dar vida, nadie habría pensado que, por eje mplo, de-
tán ausentes de nuestros horizontes. bido al pecado un patriarca fuera incapaz de concebir. Si n embargo,
Es interesante que un Dios eterno s6lo nos ofrezca un caso re. las mujeres son representadas en las Escrituras como las que por al-
gistrado de sexo procreado r en la historia . Podemos suponer que el guna razón religiosa (Dios sordo a sus deseos, por ejemplo) no po-
resto de sus placenteras actividades solitarias no eran de este carácter. dían tener hijos. Los hombres tenían derecho entonces a divorciarse.
¿De d ónde se saca n las iglesias, pues, la idea de que el sexo sólo es Sin embargo. la vulva no puede ser tan fácilmente integrada en el dis-
divinamente aprobado si tiene lugar con fines de procreación? No es curso religioso masculino, aun que alguien pueda argume ntar que
así en el relato bíblico de las actividades sex uales de Dios en los que la clitoridecrom ía es preci samente esto, la apropiación última de la
la masturbación parece ser de orden más divino que el sexo compar- sexualidad irreproductora de la mujer por razones religiosas. La cues-
86 La teología indece nte La Virgen indecente 87

tión es que una mariología que puede concentrar su atenció n en la mi- mún en el español de España. El resulta do merece una reflexión pos-
rad a divina a la vulva goza rá de muc has más posibilidades que el dis- colonial en cuanto a por qué las palabras de autoridad de la Virgen
curso del vientre por el que se cooptó hace siglos . María necesitan referirse aún a la coro na española en vez de a las cul-
Lamentablemente, rara vez muestr a la Virgen su vulva en sus turas latinoamericanas. Así, algunos de los textos de la Virgen dicen:
nume rosas apariciones, aunque sí, a veces, su vientre (represe ntado «Os doy las lecturas bíblicas con mis mensajes para que el mundo
por un niño Jesús), pero el vientre es el área de las palab ras, de dis- yea», o «Id y eva ngelizad, no os fij éis dónde. En el lugar donde es-
cursos seminales, mientras que la vulva es esa chocante turgencia ro- , téis, evangelizad» (Bajo García, 199 1. pp. 180-1 8 1).
sada que habla por mera presencia. Puede que haya llegado el mo- En cambio, una Virgen argentina (o, al menos, en la Argentina
mento de hacer a la Virgen indecente a este respecto. Un eje mplo de mi barrio) se expresaría pro bableme nte como sigue: «Che queri-
moderno de este punto se enc ue ntra en las recientes apa riciones de la dos, les doy las lecturas bíblicas con mis mensajes para que el mundo
Virgen de San Nicolás, en Argentina , que se dice ocurridas entre los vea», y «Vayan y evangelicen, che . No se anden fijando por donde
años 1983 y 1990 . La Señora Quiroga de Malt a (la visionaria, la Ila- vayan. Uds. en el lugar donde estén, evangelice n».
ma la Iglesia catól ica romana ) afirma que muchas de las preguntas a Estas palabras haría n arge ntina la aparició n, [vamos! Pero la
la Virgen que se le apareci ó le era n visualmente respondidas, en el Virgen habla siempre como una señora española que se dirige a la co-
sentido de visiones internas, Sin embargo, las palabras de la aparición lonia y, más aún, usa lenguaje sexista refiriéndose a hermanos, hom-
fuero n insólitamente abundantes y registradas en dos colecciones no bres y humanos, en vez de usar palabras como hermanas o humanidad.
pub licadas; suman 1,884 mensajes (Lauren tin, 1995, p. VII). Pero es- Una se pregunta, ¿qué clase de educación reciben hoy las vírgenes en
tos discursos tienen carácter de citaciones. Consisten en la mención el cielo? El hecho es que la cita de la Virgen en este mome nto y fecha
de capítulos y versos de la Biblia, expresados sin elegancia, por ejem- es 'básicamente efectiva sólo como ejercicio visual, abundante en La-
plo: «Mi hij a,.. véase 2 Corintios 6, 13» (Laurentin, 1995, p. 101), (No tinoamérica. En Argentina enco ntramos estatuas de la Virgen hasta en
se especifica qué versión de la Biblia prefie re la Virgen.) Se trata de estaciones del metro . Pero la «voz» traiciona a la Virgen, que apare-
un desu sado esfuerzo por hacer creíble a la Virgen, invocando ese La- ce entonces como juguete en el regazo del gran ventrílocuo Dios PaR
gos Spermatikos bíblico en un momento en que los latinoamericanos, dre, y se pone fin a cualquier identificación femenina con la imagen
y los argentinos entre ellos, han empezado a leer la Bibli a y a apar- virgínea. Además. la voz adquiere a veces un tono siniestro, pues es
tarse de la autoridad como inver sión divina visual. Sin embargo, no difícil conservar las sutiles formas de la teología cuando se trata de un
es sólo el aspecto de autorid ad sino el de sexualidad, el que se desta- caso de mariología. Así puede aprecia rse, por ejemplo, cuando la Vir-
ca aquí,' Las citas escritura les representan perspectivas patriarcales gen de San Nicolás le dice a la visionaria durante una misa: «Hoy,
so bre intereses comportame ntales conflic tivos: por ejemplo, vientre con la bendición del Padre, serás alimentada con mi hijo» (Laurentin,
frente a vulva en un momento en que Argentina debate la legalización 1995, p. 91). La voz virgina l confiere realidad a los elementos cani-
del aborto, Pero, dar voz a la imagen de la Virgen requiere otros pro- balísticos de la eucaristía, elegantemente suprimidos y representados
cesos de autorización. No es sólo que haga falta aquí la autorización en la teología .
masculina sino, además, de carác ter colonial. Las aparicion es argen-
,,1 "
tinas, todas, inclusive la recién mencionada, no hablan el español pro-
pio del país sino que usan pron ombres y formas verbales de uso co-
~acer sexy la vio le nc ia teológica
6. Uno de los mensajes de la Virgen de San Nico lás Jo expresa claramente "T~ doy
citas bíblicas con mis mensajes para qu e el mun do pueda ver que son auténticas»
Parafraseando a Marx, podemos decir que la Virgen María llegó a La-
(Laurentin. 1995, p. 9 1). tinoamérica por vez primera como trage dia y, por segunda, durante el
88 La leologr. indecente La Virgen indecente 89

disc urso act ual de la teología de la liberación, co mo farsa. Uno de los El tex to de Guaman Poma de Aya la e n su Nueva crónica y buen go-
principales elementos de ésta es hacer sexy la violencia. Como trage- bierno (Pease, 1980) e n e l que narra la co nquista d el Perú presenta
dia. las historias de las apariciones de la Virgen y de apósloles.omo ilustraci o nes que m ue stran a Santiago montado frente a u n nativo
Santiago. cen suradas por la teología liberacionista. hablan por SI mis- muerto. Hay muchos más textos, el sigu ie nte. por ejemplo :
mos en t érminos de dar muerte a la Madona. Esta ,violenci a. co mo se
eje rce en las leyendas de la Virgen. fue un elemento vital para la como Santa Marr a de la Peña de Francia es una hermosa dama. toda ella de
prensi ón de las relaciones jerárquicas. como las de hombres y muje- blanco más que la nieve y con un rostro que resplandece más que el
Sol. los indígenas quedaron aterrorizados al verla, y se dice que [la
res en los sistemas mach istas latinoam ericanos. Vaya co mo ejemplo
Virgen] echó tierra a los ojos de aquellos infieles (para cegarlos] <Pea-
de temprana violencia virginal el texto siguiente del inca Garcilaso de
se. 1980. p. 299).
la Vega en su historia de la conquista del Perú.
Otro s textos son a ún m ás explícitos so b re el papel e xter minado r de la
Habfa mil ind ios [sic ] por cada es paño l, y firmemente det ermi nados a
no cejar en la lucha hasta acabar con el enemigo. Pero los españoles Virgen María. ha sta qu e se lleg a al punto de hacer de la violen cia un
atacaron a los indios con el mismo coraje y ferocidad. invocando a voz tema d e sexo. María era la hermo sa mujer asesina de las América s.
en grit o el nombre de la Virgen y de su aliado. el apóstol Santiago ... El Lo qu e sig ue es un ejemp lo d e los much o s texto s exi st ente s d onde la
príncipe manco inca contemplaba la batalla desde un cerro y arengaba dominadora belleza vi rginal se asoc ia con la criminalidad.
a sus indios proc lamando los nombres de las diferentes tribu s y pro -
vincias ... En esa hora de necesidad extrema plugo a nues tro Señor fa- Enciso se extiende sobre la devoción que sentían los indios por la Vir-
vorecer a sus fieles con la presencia del bendito apóstol Sant iago, pa· gen Marí a, a la que venera n especialmente en su advocación como
trono de Espa ña, que se apareció a sus huestes ... en un esplé ndido ..Auxiliadora del Cacique Cristia no», o sea ..como mujer muy hermo-
caballo blanco, con un esc udo con las arma s de su orde n militar y en la sa que acudió en ayuda (de los españoles] con un garrot e. es dec ir, que
diestra una espada ... Cada carga del santo ponfa a los indios en fuga ... se sirvió de él para dar muerte a [los indios ] (Qut' los mataba a todos a
Así. los españoles se envalentonaron y prosigu ieron la lucha. dando pa losí», pero a la que éstos finalmente reconocieron como Vaa D eo
muerte a innumerable s indios incapaces de defenderse (Garc ilaso de la (Diosa verdadera). Y desde que fueron testigos de es te hecho empeza-
Vega. 1996. pp. 80 1-802; la cursiva es mía). ron a procl amar que Santa María era buena señora ... (e como vieron
aquello dijeron que Sancta Maria era un buin Cacique ...) ( Pease.
C o mo explicación del mito lógico origen de l nombre d ado a un cerro, 1980. pp. LVI-LV1I).
Santo Cerro, d amos con lo si guiente :
Esto s text o s no so n sino ejemplos d e lo s muchos e sc ritos dura nte y
Despu és de la batalla. los es pañoles arras aron la vega y arra mblaron poco d espué s d e la conq uista sobre las apariciones de la Virge n y su
con los bienes de los indios. para llegar al poco a la coli na conocida colaboración e n e l ge noc idio de A mé rica. A hí está la tragedia : q ue la
como Santo Cerro ... [ahí) Coló n erigió una cruz ... Parece que una yez prese ncia de la Virgen causó la muerte a p al o s d e ni ño s. mujere s y
partidos los espa ñoles. los indios la descubri eron e hicieron al punto hombres, que por la pre senci a si mbó lica d e aq ué ll a e n e l co nt ine nte
por ella para vejarla y envilecerla. Y ved por dond e. ya puestos a ello
pa saron a ser niñ o s, muje re s y hombr es pobres. Da da la ab undancia
vieron como una mujer descendía de las nubes y se posaba en la cruz.
de te stimonio s así. nos preguntamo s c uá les so n lo s c rite ri os se lecti-
Era la Virgen Mari a. pero los salvaje s no la conocfan ... [Nada que pu-
vos pa ra q ue la s a paric io nes de la Vi rge n en la teología mariana d e
dieren hacer] parecía afecta r la determin ación de la mujer de permane-
cer allá y proteger la cruz . Visto es to. lo indios reconocieron su santi- Lat inoamérica se pre senten como libe radoras. E n nu estr a historia la-
dad y se postraro n ... El cerro ha sido un lugar san to desde entonces tin oamericana má s reciente . la as ociació n de las ap ari ci one s d e la
(Ober, 1883, pp. 3 14-315). Virge n María c o n el apo yo de las d ictadura s m ili tare s no ha cesado.
.1
La Virgen indecente 91

I 90 La teología indecente

Augusto Pinocbet. el dictador chileno . después de habe r sUfrid~ un en Latinoamérica ha sido llevada a límites absurdos, hasta el extremo de
ataque armado cuando iba al volante de su coc he. expresó como sigue haber sido llamada «la campeona feminista» del continente."

otra aparici6n de María:

Después del atent ado, la gente empezó a hablar sobre el~i1agro ocu-
rrido ... Tenninados los di sparos y cuando llegué al fin 8 ffil lugar d~ re- ¿Qué guarda la Guadalupa na debajo de la falda?
fugio. examiné el coc he y vi que en la ventana se vislumbraba una 11¡l3.-
gen de la VIrgen Más tarde. airas pers~ nas me, comentaron que
o ••
He de -edmitir que las vírgenes argentinas. en común con algunas de
habían experimentado lo mismo (la pre sencia de la Image n de la Vir- sus pares holográficas del re sto del continente, parec en tener una for-
gen en el coc he). As! que. la imagen de la Virge n que vi es la misma midable vocac ión arqu itect ónica. Suelen descender descalzas del cie-
que llevo desde entonce s pendiendo del cuello (Co rrea y Subercase- lo, pero siempre demandan la construcción de tem plos. Una se pre-
aux.1 996). gunta cómo así la Virgen Marí a no ha devenido la patro na de los
arquitec tos, inge niero s y albañile s del continente, habida cuenta de
Otra: «Soy creyente. y si Dios me permitió seguir vivo [después del que tanto les ha ayudado en su industria. Sin embargo, jamás pide ca-
ataque} y me mostró el rostro de la Virgen, esto significa ~nucho para sas para los pobres y nunca ha dicho «Hijos míos, quiero que se con s-
mí ... » (Correa y g ubercaseaux . 1996, p. 215). truya una escuela gra tuita (o un hospital) en este lugar»; pero temp los
Pinochet, en sus propias palabra s, ha sido siempre ~evot~ de la para sus estatuas y acuñ ación de medallas en su honor son obj eto de
Virgen Marí a. y atribuye una milagrosa curación en su infancia a la demanda obses iva a los pobre s, que hacen colec tas y donan lo que.
Virgen del Perpetuo Socorro (Co rrea y Subercaseaux. 36 , p. 20 1). En pueden con tal fin. Todas las biografías virgina les gir an en tomo a .'
Argentin a, durante la década de 1970 , el régimen dictat ori al er~ ma- [tes aspectos, presente s más o menos en forma similar:
riano. Emilio Mignone sintetizó la absurdidad del papel de la virgen
María en la construcc ión de regímenes fascistas en la siguiente an éc- l. Hay una estatua y/o una apari ción que aparece o se mueve miste-
dota sobre una procesión religiosa en Luján (la Virgen de Luj án goz.a riosamente .
en Argenti na de igual estatu s que la Virgen de Gu~da.lupe en Mé~l­ 2. La imagen expresa con palabras u otros medios que desea que se
ca) : ..Un cura ext ra njero pronunció las palabra s siguientes a ~a\és construya una capilla o un santuario en un lugar concreto, y a ve-
del megáfono: "El arge ntino que no venera a la Virgen es un traidor a ces que se ac uñe y se vend a una medall a con su imagen.
la Patria y merece un ti ro en la espalda"» (Mignone, 1986, p", n O). 3. Una vez construi da la capill a, la biografía original es adornada
Personalmente, yo misma oí a un cura durante otra procesión, más con relatos de milagros, frecuentemente relacion ados co n peti -
gráfica aún que la precedente. Gritaba a los viandantes como yo, q~e no ciones de los po bres ya de curación de enfermedades y dolor de
la seguíamos, «Los argentinos que no demuestran respeto a la Virgen muelas, emp leos y aum ento de salario, ya de ayuda frente a pro-
cesas legales. Así, algunas vírgenes reciben vestidos nupci ales
son comunistas hijos de pura». Comoquiera que por entonces estábamos
como regalo, pues parece n se r efectivos en ayudar a las mujeres
sufriendo un alto grado de terrorismo de Estado, asociado a una caza de
que quieren casarse; otr as recib en pequeñas piernas metá licas dado
brujas comunistas, todos estábamos dispuestos a agachar la cabeza al
que su especialidad es la mitigación de los dolores en esas extre-
tiempo que implorábamos mejores tiempos futuros. Llegados ahí, .he.
midades. Los discursos (o «mensajes», como suele decir se) pare-
mas de considerar si la Virgen María puede ser salvada, no po.r la h~.
ración de las mujeres sino de las naciones, como afirman los Hberacío-
nistas. Consideremos por tanto la biografía de la Virgen de G~adalu~. 7. V6ln se. por ejemplo. los comeererios de Luis Rivera Pagan sobre e l celo femi-
nista de la Guadalupana en Rivera Pagán. 1995.
la Guadalupana, cuya preeminencia como fuente máxima de liberación
92 - - - - - - - - - - - La teología indecente LA Virgen indecente 93

ceo est recham ent e vinculados a lo s di scursos morales de los li- cómo se impli can o se han impl icado sexualmente nuestros dioses en
bros para ni ños del siglo pasado, y la may oría de las vece s se re. la historia.
fieren a j óvenes dado s a las palabrotas o a la bebida (La, rentin. La narración Guad alupana es más que co nocida para repetirla
1995. p. 93). Al margen de esto, el fin de la guerra fria ha hecho aquí, y no es ésta la clase de biografía a la que queremos referimos.
obsoletas las referencias al demoníaco sistema co munista como Los Iiberacionistas la presentan co n virginal cand or, reiterando una
enemigo de Dios. No ha habido una so la aparici ón de la Virgen en leyenda escrita en un libro del siglo XVI titulado Nican Mopohua. Tra-
Latinoamérica co ndenando abu sos relativos al incumplimiento de la de un indígena que fue testi go de la aparición de la Virgen de Gu a-
los de rec hos humanos o a la explotación. La palabra virginal es dalupe. Ésta le dijo que le pidiera al obi spo que erigieran un templo
sie mpre una palabreja devaluada . Habla de bue nos modales y de en aquel lugar. Pero dado que nadie dio crédito al ind ígena, la Virgen
obe diencia a las je rarquías eclesiá stica s y gestos de cortés sumi- le envió una milagrosa imagen de sí misma en una pintura. El obispo
sión, porque la mariología pertenece al di scu rso de la materni dad creyó en la aparic ión y el templo fue erigido . Esa es toda la biograña.
en el que las mad res «no escriben, son escritas» (Su leiman, 1985, Guadalupe es el nombre de un lugar y una Virgen venerada en Espa-
p. 356). ña. La image n de esta Virgen de Guadalupe de Méxi co es más autóc-
tona que otras: es una pintu ra de la Virgen en guisa de mujer maya jo-
La Virgen de Guadalupe posee una biografía más refinada que la de ven (aunque puede que eso sea exageración), vestida, en efecto, con
otras vírge nes. La suya guarda relaci6n con las guerras de indepen- ropas mayas trad icionales. Es obvio que la histori a de los mitos es
dencia (aunqu e no la independencia de las nacione s originales) entre más co mpleja y tiene acentos políticos ---que el análi sis marxista de
las élites crio lla y españo la.se, también tiene vocaci ón arquitectóni- los liberacionistas han pasado por alto--- rela tivos a algunas disputas
ca que requi ere un templo; y dado que las vírgen es s610 son presen- de autoridad entre frailes y curas, y quiénes de ambos deb ían asumir
cias y no palabras autoritativas, las cues tiones de adquisici ón de so- un papel más relevant e entre los creyentes . Al parecer, la leyen da de
lare s para erig ir edi ficios y de especulaci6n fina ncie ra. al igual que el Guadalupe ayudó a uno de estos grupos a establece rse. Sin embargo,
co lori do y tam año de las estatuas, son sumamente important es. Una los Iiberacionistas suelen co ncentrar su mariología en los tres aspec -
vez colocada la estatua de la Virgen, nadie puede ver qué se oculta tos siguie ntes:
debajo de su falda . Ay, la Virgen no es si no faldas, y estas se compo-
nen de una mezcla -como en el caso de la Guadalupana- de patrio- l . La supuesta identificación de la Virgen con la opresión de los na-
tismo, lazos culturales y la devoci ón de los pob res. Las teólogas han tivos .
ido dem asiado deprisa viendo en ella lo que toda mujer ambiciona en 2. La relación entre dos sfmbolos relig iosos femeninos : la Virge n y
su vida como individuo y co mo parte de la comunidad . Sin embargo, la diosa Tonatzin .
nadie se ha tomado la molestia de levantar le las faldas para descu brir 3. El pape l del culto a la Virgen de Guadalupe durante las guerra s de
qué oc ultan. No es una cuestión biológica. En discusiones co n cole- independe ncia en términos de apoyo religioso y anímico.
gas se me ha apunt ado que sería dem asiado reduccio nista seg uir dis-
cutie ndo sobre Jesús o sobre María desde el punt o de vista biológico. Este asunto de la Virgen y la identifi cación de los pueblos nativos es,
Aunque, por lo que hace a nuestro s intereses feminista s, una pueda aparte' de un caso de falsa co ncie ncia, una cuestión de moda y de
ver la pertinenci a de proponer un argumento en cont ra aduciendo en- «pinta bilidad». El pigmen to usado para colorear la piel en una ima-
fática me nte que Jesús poseía (así dicen ) pene, hem os de reco noce r gen pictórica y el diseño de la vesti me nta, junto co n las palabras atri-
que nos hallamos en prese ncia de una imaginería religiosa sex ual. Así buidas a esa imagen fantasmagórica. que, vaya como recordatorio, no
nos lo han transmi tido las narrativas de co pulació n divina y los mo- eran en el español oficial de España sino en el de los indígenas, han
delos de sex ualidad en el cris tianis mo, profundament e deu dores de constituido la base de la identi ficación teológica en tre Eva ngelio s y
Ii
94 La leología indecc:nlc: La Virgen indecent e - - - - - - -- - -- - 95

cultura. Ojalá fuera así. En realidad. es te argumento es parte de una mienta s, co mo las prácticas materia les, constituye n el áre a principal
vieja idea de que. metafórica mente hab lando. I?ios podía deambular de la manipulación patriarcal en relaci ón co n las biografías divin as.
entre los aymara del Pero con aspecto total mente ay mara , hablando De donde pro viene el hecho de que desvelar el falo de María. aparte
aymara, pero citando doctrinas vatica nas y textos de las Esc rituras en de crítica patriarcal, pueda contribuir también a descubrir la novedad
hebreo. Yo a eso lo llamaría un ca so de «pintabilidad» o de facultades sexual en un símbolo cerrado que se ha ago tado. La clave hermen éu-
decorativas, tan abundantes en la teología cristiana. en especia l ~n tica guarda relación con esa doble dia lécti ca de la vulv a y el vientre.
tomo a cuestiones de género. Lo que la Virgen parece ocultar debajo Éste ha sido tomado por la teología masculina , pero no la vulva. Por
de la falda. al margen de lo decorativo del diseño de su vestido y tanto, siguiendo la imaginería visual de la Guadalupana podemos de-
manto (la vulva turgente ). parece ser un f e croó 'co que en este cir que no hay d iscurso profundo alguno en la mari ología que pueda

f caso en particular puede co n er conceptúa mente a un pene.


Sin em bargo. no es el falo bajo falda lo que nos preocu pa: sino, co mo
motivo de reflexión, lo que hace con él. Su falo hegem ónico es teol ó-
interesarnos. Los discursos bajo falda no son auténticos. Sin embar-
go, es en la superficie o del nivel más próximo dond e la teología tiene
más posibil idades de análisis creativo. La vulva de la Guadal upana ni
gicamente relevante con miras a la salida del armari.o de la sexual.idad se esconde ni dice nada. Está simpleme nte ahí, generando co nexiones
humana femenina. Si existe un circulo hermen éutico en la man olo- para cada muj er que co noce su cuerpo y puede reco nocer un dibujo
gfa. se espe ra que sea la hermenéutica del revelarse, pues. ha s~a ahora de su sexualidad más allá de la intención orig inal del autor. La rela-
la teolog ía se las ha arreglado co n el asesinato por natural ización. Na- ción entre Tonatzin y María es del todo artifici al. Una es una d iosa del
turalizando una heterosexualid ad de ntro del arm ario y vetando la campo de los aztecas y la otra es la madre virginal de un Señor y Sal-
imaginación sexual de que los símbolos religiosos se identifiquen con vador, ambos representativos de símbolos de sistemas d ifere ntes, si
la realida d sexual, la teología ha errado el tiro a la ima ginación reli - no opuestos. La leyend a especula con una especie de simbiosis reli-
giosa. Dios, Jesús. los profetas. María y los apóstole s vive n ~n nues- giosa o ambiva lencia. Gu adalupe aparece sobre las ruin as de templo
tra imag inación religiosa y sus bio grafía s pueden ser modificadas, de 'Ionatzin . Desde una perspectiva de libe ració n, es to tie ne valor ne-
abiertas o cerradas para siempre a tenor de un criterio material u or- gativo. De igual modo, aducir que el pendón de la Guadalupana fue
topraxis. co n origen, primero, en la realid ad y co n la teología sólo usado durante la guerra de la independencia s610 cabe si tenemos pre-
como segundo acto . Sin embargo , la teología negra, la teología de la sente que esa independencia no era de carácter nativo. Además, los
liberación y gran parte del movim ien to escrit ural y cultural parte~ del indígenas que lucharon en esta guerra lo hici eron creyendo que vol-
criterio de ortodoxia sexual, es decir. de dogmas sexuales-políticos verían a ser una nación. Nada más alejado de la verdad y de la inten-
prim ero, y la realidad sólo apare ce pergueñada para acomodarse a ción de esa guerr a, que fue librada entre élites : criollos contra espa-
este modelo. La realid ad es aquí el segundo acto; por tanto, con fines ñoles. Es difícil saber có mo pued en los líberacionístas hacer de estos
me todológicos. es importante abrir las biografías divinas y desvel~ elementos un distintivo de liberación y mariología. No hay nada autén-
las ac tuaciones de acuerdo con nuestro con sumo. Los teólogos Iemi- ticamente indígena en este discurso de la Virgen de Gu ada lupe y los
nistas que no rom pen con lo dicho contribuyen a regularizar la refe- pueblos de Latinoamérica.
rencia perman ente al pasado como nive l experimental consci~n le, por
ejemplo, o como mitologí a local semihistórica y harto repetid a. Este
procedimiento ma rgina al reino de lo curioso aq uello. q~e qu~a fue-
lo
ra de las áreas regulares de los construc tos de l conoc muento intelec- María, relnona del cielo y madre de maricas...
tual o de los límites de la experienci a descritos y aprobados, y hasta
los sentimientos son estructurados co nforme a grados de afinidad con [Nosotros] creemos cie rtamente que vuestro Dios y esta Gran Se.
sistemas hegemónicos o rebeldía (w illiams, 1977 , p. 35). Los senti- llora [Ia Virgen Ma.ríal so n muy buenos . Pero. reco rdad que aca-
96 La teologfa indece nte La Virgen indecente 97

bloi5 de llegar a DtJesllB tierra. Con el tiempo haremos lo que es métodos ce ntrales . entonces pasamo s a la indecencia porqu e introdu-
propi o. cimas el riesgo en formas teo lógicas superiores de estabi lidad y se-
( 8 em al Dtaz, Th~ COIUluut o/ Nrooo Spaill. p. 176) guridad, co mo las mariologías. Usamos aquí ..reino na» co mo catego-
~ ría de la indecencia: «una zona de posibilidades siempre co njugadas
El C ristianis mo es una forma a ntigua de ed ucac ió n sexua l. porun sentido de potencialidad que, no obstante , no puede toda ..f a ar-
(S. Bright, 1'"M S~XllaJ Sral~ o/ Ih~ Unioll. p. 29) ticularse » (Jagose. 1996, p. 3). Una teología indecente surgirá siem-
pre en los márgenes de la imp recisión y las incompatibilidades. Eso
Históricamente, la Virgen hace sexy la violencia, pero no placentera. es lo flag rante en las teologías Iiberacioni stas cum femi nistas: las de-
La mariol ogía carece de la refinada etiqueta de sado masoquismo y no finiciones teológicas de base ce ntral que ya hemos esta blec ido y que
reconoce siquie ra los actos teol ógicos consensuados . La violencia es fijan la llamada marginalid ad de los márgenes. Sin embargo . la teolo-
la senda del co lonizador religioso y en general actúa co n imposicio- gía indece nte es un proceso fundado en asunciones opuestas; la idea
nes sexuales en la identidad de las gentes. Sin embargo, como decían es la de la concurrencia o «co alición» de autoid entifi caci ones cultu-
los antepasados latinoamericanos «con el tiempo, haremos lo que es ralmente marginales (Jagose , 1996, p. 1) y no las ident ificaciones só-
propio» . y en este caso, lo que es indece nteme nte co rrecto : Al hilo de lidas y establecidas que prolfficamente fueron surgiendo durante los
uno de los famosos argumentos de Adrien ne Rich, me gustaría pro- siglos en nuestr a religión imaginaire, como la de la Virgen. Importa
cla mar que la heterosexualidad de arma rio compulsiva (Ríc h, 1980. recordar aquí que la teol ogía indecent e es tambi én un arte co ntextual.
pp. 631·660), que hace «s istemas» de la reflexión teológica. opera En la reali dad latinoamericana. el «índ ecent amient o» de la Virgen
medi ant e dispositivos patológicos que imponen (med iante la fuerza y puede ser más importante que en otros continent es, dada la fuerte in-
amenazas, incl uso mediante una imaginería de violencia y falsa con- versión machi sta en su culto y la exten sión de su influenci a en la po-
ciencia) el priv ilegio del ámbito legislativo de ese m énage-a -trots de lítica, desde Cort és hasta Pinochet. De ahí que la «rel niflcació n.. de
ideología, teología y sex ualidad. Poco podemo s ga nar volviendo a las María en Latino américa sea una indecencia (ac to indecen te). Y es
defini ciones primer as de ..mujeres», por eje mplo, co mo pretende ha- esta indecencia como catego ría teol ógica la que nos perm ite poner en
cer Gebara en el libro Mary. Mother of God, Mather of the Poor, del marcha la teoría y el análisis de esta estrambótica teoría queer. Una
que es coautora . Ell o significa que María er a (¿es?) una pobre cam- teología indecente no es necesariamente la que está obsesionada por
pesina con valor e inspiración y toda una ristra de virtudes re levantes definicio nes y lugares para reordenar realidades. sino la que reco no-
para la ca mpesina moderna y no menos co rajuda. ¿De ver dad? Su- ce la divers idad de comporta mientos sexuales y teológicos exi stentes
pon gamos que yo no soy una mujer del ca mpo , que no soy campesi- en Latinoamérica, que no puede n ser com parado s ni articulados «d ia-
na. Pero iY si soy la que era en mi infan cia , adolescencia y temprana crónica mente ni si ncró nica mente» (Halperin el al., 1990, p. 46). Lo
juventud, una pobre latinoamericana urbana, crecida en las ca lles de cual significa que al mismo tiempo. a final es de la década de 1990 en
un barri o degradado de una gran ciudad, y una muje r con prob lemas Latinoamérica, los pob res, por ejemplo. no presen ta un co mporta-
de gé nero y repre sentaciones contradictorias? ¿No debiera usar, pues, miento sexual uniforme, y éste no puede ser co mpara do histórica -
un estilo de análisis de mi propia área de posibilidades, que no están mente con las cos movisiones sexuales de referencia de antes o des-
incluidas en el repertorio central hegemónico de sentimientos, expe- pués de la conquista. o de antes o después de la nativi zac ión de la
riencias y validaciones epistemológicas sobre la verdad y los métodos Virgen María. como tampoco de antes o después de la teología de la
usados hasta ahora en a la Teología de la Liberación, prop ios de los liberación. Tampoco puede compararse su compor tamiento sexual
campesinos? Si nos apartamos de las defin iciones centralistas (ese n- con el de los noratlant icos. Por eje mplo. segú n las cronologías de
cialistas) de ide ntidad y fem inidad en Latinoamérica, no sólo teméri- Foucauld , la «homosexualid ad» fue clasificada como categoría en el
ca mente sino metodológicamente, medi ante deslegitimación de esos articulo de Kar l Westphal sobre «sensaciones sexuales co ntraria s.. en

i-
,
"

98 La teología indecente la Virgen indece nte 99

1870 (Van der Mee r, 1996. p. 138). En el Caribe , por el co ntrario. la dera que éste y el amo r se ven forzad os a no integrarse jamás en nues-
homosexualidad se constituy ó durante los «aperramientos» del si- tras soc ieda des (Brig ht. 1997, p . 74). La imaginería de la Virgen en
glo xv (el ajusticiamiento ril ual de lo que los esp año les identificaban Latinoamérica co nstituye la perma nen te dicotomía entre deseo y
como prác ticas de sensación sexual con tra rias entre la población na- amor: de ahí que las pobres sean prese ntadas como decen tes en la teo-
tiva . y que co nsistía en azuzar a perros para que devoraran a hombres logía de la liberación , es deci r, asexua les o es posas heterose xuales
vivos).' En el mismo sentido, el co ncepto de mujer puede dat arse en monógamas unid as en el sacramento del matrimonio, ge nte de fe y
la Virgen Marí a. Co nsidérese. por ejemplo. el sig uiente tex to de Ber-, esforzada qu e no se mastu rba, qu e no acoge pensamientos luj uriosos
nal Ofaz, un testigo de la conquista de América. En él se describe en el momento de la oración, no gusta de travest irse ni de prácticas
có mo le fueron ofreci das a Cortés algunas muj eres (hijas de jefes in- duras. Pero, si seg uimos falsificando las re lacione s humanas en nom -
dios) para sí y para placer de sus soldados. Cortés aceptó. pero sólo bre no sólo de Dios (co stumbre que ya se nos ha hecho hábito), he-
des pués de un discur so teológico registrado co mo sigue: mos de recordar que igu al hacemos co n nuestro amor a la justicia. Gi-
!lian Rose ente ndió qu e las pasiones eró tica y de fe son gemelas
Ca n és les mostr ó una imagen de Nuestra Seño ra con su precioso hijo (Rose, 1997, p. 64) Y qu e si una de saparece , igual hace la otra. Sobre
en sus brazos y les explicó que esta imagen represent aba a María Ben-
este punto pued e que a algui en se le oc urra pregu ntar si es relevante
dita que vive en los cielos y es la madre de Nuestro Señor ... al que sos-
para el Evangelio de los justos o brete de los pobres. Está claro qu e se
tiene en sus brazos y a quien concibió por gracia del Espírit u Santo,
siendo virgen antes. durante y después de Su Nacimiento (Bernal Diaz, trata de qui én es cree mos qu e son los po bre s. ¿Ví rge nes María des-
1963, p. 177: cursivas mías) . cendiendo de los cielos co n un rosari o en la mano ? Recu erdo cuando ,
en mi primera juventud, vivía en un barrio muy pobre de Buenos
La identificación de las «mujeres» y la sempiterna virginidad es el Aires, tan mísero que incluso carecía de tr ansport e público. Yo solfa
fundamento de las empresas teológi cas y po líticas de Eu ropa en las dejar mi trabajo diario al anochecer, me apeaba del autobús muy lejo s
Améri cas. Aunqu e la defini ción de virginidad usada por Cortés en su de casa, y salvaba el largo trec ho rest an te por call es emb arradas en
dise rtaci6n teológica inau gural en tre los nati vos parece relacion arse invierno y sofoc antemente pol vorientas en verano. Dej ado el auto bús
princ ipalmente con ese mit o patriarcal del himen (que no tod a mujer tenía que cruzar una vía principal (La Panam eri can a) y aú n guardo en
tiene y qu e no es la puert a físic a cerra da de la vagi na co mo co nsta en mi memoria la imagen de prost itutas, muj eres y travestí s apos tados
la imagina ción popu lar), esta teol ogfa membranosa encierra más de lo aquí y allá par a parar coc hes y ob tener clientes. Més cerca de casa me
q ue se supone. Por ejemplo. Susie «Sexpert» Brigh t, en su libro The ensordecía el ruido de una fáb rica acti va s in parar día y noch e. Gru -
Sexual State of the Un ion, se pregunta si «perde r el amor y la compa- pos de mujere s se co ngregaban a sus puertas du rante la noch e a la es-
sión es de hech o el preci o de suprimir la sensación origi nal, natural, pera de hacerse co n un trabajo, por mínimo y efímero que fuere, qui -
del deseo cam al» (Bright, 1997, p. 76). Los textos de la co nquista, in- zá en sustitución de alguie n repentin amen te enfenno y que acaso les
cl uso el de Bernal Dtaz, parec en confirmar sus pala bras. Br ight, que reportara aunque sólo fuera una hora pagada . All í estaba n, a dlsposl-
destaca el hecho de lo quc ella lla ma «supresores del deseo», consi- ci6n del supervisor qu e quis ie ra eleg ir a cualquiera de ellas al az ar
mientras qu e las demás se anunci aban a gritos (wYo, por favor, que
tellJ:o un hijo enfermo», solía ser la pet ición ). Yo no hacía distingos
8. Durante la repre sión e n Argent ina en la déc ada de 1970 se azuzaba a los perros en'li mente entre los travestí s y esas mujeres. Conocía a los do s gru-
pa ra q ue mordieran y mutila ran los genitales de los presos políticos. Esto adquiere sig- pos de mi barr io. Algunas de las muj eres a la espe ra j unto a la fábri ca
nifica do e n conte xto con los di scurso s e n los que los «comunistas subvers ivos» eran intercambiaban a veces sexo por dinero. Eran duros tie mpos de pobre-
tra tado s como personas no viriles, afe mi nadas. Por co nsiguiente. parece que el mode-
lo del eaperra rmento» ide ntificaba al homosexual y determ inaba también su muerte ri- za y dictadura política. El cambio de d inero por sexo no era tan raro;
tual en Latinoam érica. La casueci óe era précaica extendida (Graziano. 199 2. p. 155). muchas mujeres se casaban sólo para aseg urarse una co mida regul ar.

, ,
lOO u leologfa indecente LaVirgen indecente 101

En mi experiencia. pocos eran los juicios morales que se ofan sobre se- nitivo de Dios Padre, o. en otras palab ras, que no loca liza el punto G
xuali dad y muchas las virulentas crfticas al Go bierno y a los políticos, tan fácilm ente. El problema reside en que las identidades y las prefe-
inclu so a los clérigos. Puede que se deb iera a que teníamos I,fortuna rencias sexuales no van codo co n codo. Tener relaci ones sex uales con
de no con tar co n una iglesia vecina y. así. las gentes no habían sufrido una mujer no puede interpretarse co mo prue ba de la heterosexualidad
el lavado de cerebro consiguiente a los discursos sobre la Virgen y las de Dios Padre, ni la preñez de María debe relacionarse con una con -
categorías sexuales. Para nosotros, los di scursos de liberación eran los cepción heterosexual de la feminidad. Dado que las identidades se-
de los activistas de la fábrica enro lados en el Partido Socialis ta. no xuales emergen entre relaciones de subordinación y dominación polí-
los de los curas. En Argentina, uno de los dichos más comunes ha sido tica (w eeks, 1995, p. 96). este punto represe nta una prueba crucia l
siempre «curas de mierda ». Los pobres tienen una considerable capa- para nuestra imaginación religiosa. Supongamos. por eje mplo. que
cidad para aceptar la realidad en toda su complejidad .' Dios fuera marica . ¿Por qué no? Su deseo fálico bien pud iera haberse
¿F raca sa este rec uerdo personal de la vida en un mísero barrio orientado de ma nera diferente. As' se desprende. al menos, de Dios
de los suburb ios de Buenos Aire s en su intento de alcan zar la cima de Padre de Jesús pue s son muchas y diferent es las co nce pciones de
las narraciones relativas a la vida de los pobres present es en las de- Dios en las Escrituras que requieren de nosot ros que tomemos opcio-
claraciones de las comunidades eclesiales de ba se? Si es as í es sólo nes teológicas. con características diferentes. co mo con razón señala-
porque las comunidades ecles iales de base no son sino figurillas de la ron los Iiberacionistas hace año s (Croatto. 1983). La ide ntidad de
imaginaci ón teo lógica románti ca de muc hos eu ropeos y algunos lati- Dios Pad re se subordina a las genealogías (el Dios de Abraham. o
noamerica nos. Se nsualidad y amor. y sensualidad y j usticia caminan el Dios de nuestro s padres. por ejemplo), para clasificar las pugnas y
juntos. No hay himen que les separe. Am or por la ju sti cia y cristia- las tensiones raciales y sexuales en las Escrituras. El hecho de que co-
nismo, por el contrario. no se conj untan histórica ment e. Ello se debe nocem os los roles de género de Dios (el Dios agresivo de Israel. o el
a que la teología cris tiana se basa en configuraciones sexuales esta- . Dios tierno del Nuevo Testam ent o) no nos da derecho a homologar
bies e inj ustas y a que una de las premisa s de las teol ogías de la libe- esta actuación de género con su sexualidad. En el cristianismo eso se
ración es la que considera que la j usticia requiere que todo el mundo ha hech o siguiendo el modelo asumido de que la verdad es igual a
se comporte de igual mane ra. Co ntrariamen te. la ju sticia puede aco- la verdad social. a la vida. y la sexualidad se asoc ia co n el pecado y la
ger pluralid ad y co ntinge ncia vital. q ue, en la ju sticia real, han de muerte (w ee ks, 1995. pp . 47. 168). O sea. la verd ad se iguala a una
ocu par el primer pla no (weeks, 1995. p. 64). La s injusticias políticas forma particul ar de acción sexual. Por co nsiguiente . co mo divin idad
(alianzas ideológicas) son simple consecuencia de estas visiones de sexual, Dios debe tener sexo sin sexo y fijar un modelo de vida y de
jerarquías dicot ómicas del pat riarcado heterosexu al. verdad para las ge ntes; una pauta estética de sexo como el camisón de
Estas categorías adjudican sexualidad a nuestros dioses y no vi- la abuela que le cu bría el cuerpo entero con la excepció n de un orifi-
ce versa. Nuestro s dioses son queer porque son lo que queremos que cio en la zona co rres pondiente a sus genitales. (Recuerdo a una abue-
sean. No hay definiciones ni modelos fina les sino sólo ide ntidades la que me dijo que su marido jamás le había visto el cuerpo y. no obs-
flex ibles y maleable s prestas a realizar el acto div ino de acuerdo con tante. le había dado varios hijos.) Su pon gamos. para seg uir co n
las pau tas del poder. Incluso la violación de la Virgen, esa ilum inado- nuestro argumento. que Dios queda fuera de las tradiciones: que Dios
ra refl exión teológica de Mary Daly (Daly, 1987, p. 85) . puede versé transgrede las de carácter sexual y que . por el contrario. imagina nue-
desde una per specti va queer co mo un revelador acto sex ual no defi- vas tradiciones a cada instante. ¿Por qué no Dios el marica? ¿Por qué
no María la «reíno na» del cie lo? El hecho de que no sepamos nada de
la identidad sex ual de María o de Dios los libera; no hay nada esta-
9. En este pun to sobre las defin iciones hegemónicas de los pobre s. conlra..\tad as con
la diversidad de comu nidades como las comunidade s ecteste les de base. véase Vil-
blecid o. excepto los roles de género. y éstos ya han ,sido co ntestados
quez, 1998. en especi all a parte IV. dentro y fuera del cristianismo.

346 593
Ir
I02~ La teología indecente La Virgen indece nte 103

De seguir el dictamen de la Reforma de que no sabe mos nada de tencia normal. El caos sexual y el caos de la muerte son las do s fuer-
Dios. salvo por lo que se nos alcanzade Jesús, entonces hemos de zas suprimidas del cri stianismo. aunque paradóji camente constituyen
conf rontar un JesúsIDios cuy a identidad teológi ca se ha con vertido en el paradigma cristiano. Las histori as sexuales de Dios en rela ción con
un singular e~m brollo de ser Quien copuló con María y. aun así, al la humanidad so n básicas en las Escrituras hebraicas y en el Nu evo
mismo tiempo su hijo (materia int eresante bien qu e no edificante). Testamento; fonnan parte de nuestro credo: «Creo en Dios Padre to-
Este Jesús que pre fería discípulos. amados di scípulos. y un Lázaro dopoderoso , Creador ... concebido por el Espíritu Santo; nacido ... !t .
tan próximo a él que las Escrituras presentan a Je sús con la negación En segundo lugar. la elaboración teológica de un Dios nacido para
infantil de su muerte. Jesús puede ser, pues , un marica. o un travestí. morir crucific ado no sólo ha llevado la sexualidad al ámbi to de lo pú-
poco co mo sabe mos de él salvo lo qu e en él viero n ot ros; las aparien- blico, sino también la mu erte. ¿Por qué ha de horrorizar a la ge nte ha-
cias sexuales son mu y engañosas. O Jesús como ho mbre qu e tanto de- blar de Dios el Ma rica cuan do (a) la sex ualidad pertenece al ámbi to
seaba a los hombres como a las muje res y satis facía los deseos de és- público en la teo logía cristiana y (b ) Dios es una catego ría tan inesta-
tos , quienes qui era n que fueran. La teología sistemá tica está llen a de ble como el propio sexo (y no puede fij arse con certeza pa ra siem-
supues tos. ¿Por qué cree mos lo que supo nemos ? La mariolo gía asu- pre)? Si Dio s o Je sucri sto no pueden ser llamados maricas es simple-
me cierta relación entre Jesús y un grupo famili ar int egr ado en torno mente po rque no podemos ver lo divi no fuera de las estructuras
a ciertas ide ntida des sexuales , pero no es necesario qu e sea así. espe- reduccionistas de una teolo gía sex ua l sis temática qu e poco sa be de
cia lmente si hablamo s de un grupo de personas (Je sús. Ma ría, la pre - amor fuera de los sistemas reguladores decentes de las categorías se-
sencia de Dios) que muestran la ubic ación de interrelaciones di vinas xuales co ntrola bles. La cues tión es que lo qu e no puede hacerse lnde-
y humanas. Esta locali zación no puede ex plic arse , desde luego, de cer ne en teo logía no merece llamarse teológico porqu e entonces sig-
mod o ta n co nvencional y prov incia no. En la teo logía sistemática, la nifica que «Dios» . «Jesús» y «María» sólo pueden tener sig nifica do
divi nida d de Jesús se encon traba en sus genes. pero en la teología in- en un sistema económico sexual deter min ado. La narración de la Vir-
de cente con sideram os que se form ó en tom o a las re laciones co n la
gente y pertenencias culturales, religiosos y sexuales. Abundaremos
gen María y las his torias de mujeres de mi país comprando vari llas de
alúmina para crearse el mí tico himen antes de la boda operan en el
.
detalladamente en la cri sis de iden tidad de Jesús en el capítulo si- mismo circuito ce rrado. fijo , ob sesivo de categorías de gentes-pro-
G
guiente. pero no hay razón para supo ner que la Virge n Marta y Jesús piedades. Dio s marica desafía. por eje mplo , lo continge nte del amor; r

no pudieran ser también como mi vecino. el travestí que veneraba a su naturaleza tran sitoria y las diferentes leyes de fidelidad prese ntes .-.
,••
Umbanda y acostumbraba a cubrirse con el manto de su estatua de en las relaciones de l amor ho mosexual. Las relaciones gays y l ésbicas •••
María. Las lecturas indecentes pued e topar co n la necesidad de aban- se caracterizan por ser fugaces y pasaj eras (Wee ks, 1995 , p. 68 ); la ,.
'"
do nar el estilo bio gráfico de la lect ura y co nstruir. po r ejemplo . una heterosexualidad fuera del armario (no co mo ideolo gía) no tiene ex-
periencia histó rica de fidelid ad sino de adulterio. weeks sostiene que
"
mari olog ía en un es tilo que des taque la imprecisión de los límites
cuando es iluminada por la imagin ación teológica. Esta es una creati- hay valor en las relaciones tra nsitorias y en el amor que puede hallar-
vidad que permite a la realidad expresarse, mien tras qu e la pretensión se en el encue ntro cont ingente y casual, ya que como seres humanos,
de fact uali dad de la teología siste mática (los partos de vírge nes no contingencia y fugacidad forman par te de nues tra naturaleza (Week s,
son hechos) niega la experie ncia histórica. Ma ría no existe más allá 1995...p. 48 ). También. dad~ q ~e la se x u a~ i d ad es siempre locali zada
de nuestra imagin ación reli giosa. pero esta existencia es sign ificat iva. (Weel's , 199. p. 86 ), cabe asmu smo reflexionar sobre cuál es la trans-
especialmente en Latinoamérica. y ade más, tal cua l ex is te. Una posi- gresión hetero sex ual de Di os. Por ejemplo, como la ho mosexua lida d
ción más honrada en nu estr a adj udic ac ión de roles de género y defi- o la bisexualidad o el lesbianismo no puede n identi ficarse con uni-
niciones sexuales a María y Dios no sólo es nece saria sino ilustrativa versales sino sólo con especificidades de una situación contex tua l. la
para los supuestos teo lógico s qu e han eli minado el cao s de la exis- identidad sexual de Dios como. digamos, marica. también ha de loca-
104 _ Ll Virgen indecente 105
La leologr. indecenle

lizarse. Con ello no buscamos a un Dios que de sciende a la Tierra en 1. La historicidad de los símbo los reli gioso s ha de ser con siderad a.
busc~ de su chico o su chica, sino que nos orientamos hacia estilos de En este caso. el hecho de que Jes ús sea un personaje histórico es
relaciones y ente~dimientos. Pod emos considerar cómo nue ,a bus- relevante.
queda de la eternidad en el cristia nismo ha hecho que nos desv iemos 2. Cuenta el aspecto andrógino de la co nstrucc ión simbó lica. Jesús lo
de I,a categoría del momento presen te, más relacion ado co n la impli- tie ne.
cac ión de la historia del sexo y de la mue rte de Jesús/Di os qu e lo que 3. ¿Hay relaciones sospec hosas o esqueletos ocu ltos en el armario de
la teo logía está presta a acep tar. De las expe rie ncias sex uales de los Jesús? He ahí las viejas especulaciones y rumores herm en éuticos,
homosexu ales qu e viven el amor y la intim idad en las relaciones ca. difíciles de eliminar y muy creíbles. acerca de la verdadera natu-
suales y de ami st ad pode mos aprender qu e Dios es un Dios de mo- raleza de la relación entre Jesús y Lázaro. Rob ert WilIiams (ci tado
mentos y qu e és tos pued en ser dife ren tes, pero lo momentá neo es por Goss, 199 3, p. 8 1) ha hecho una clara decl arac i6n acerca de la
tamb ién divino. relación amorosa entre Jesús y Lázaro co mo ev ide ncia de la ho-
Es e~idente que el «Indecentam lemo» de la Virgen puede ser la mosex ualidad de Jesús.
co nrraparrída de la teología membran osa a la qu e es tamos aco sturn- 4. ¿Más allá de l deseo incontrolable? A bundando en la opinión de
brad~s y que co nsis te en co nst ruir a las mujeres y a otros seres menos Rosem ary Radford Ruelher sobre un Jesús no controlado por la se-
co nsidera dos heterosexualmente y con los lab ios cerrados (no só lo la xuali dad sino por la amistad . Gos s con sidera que Jesús nos ofrece
boca) y .sexualidades velada s: al menos en el sentido de prohibir el atisbos de maneras sex ua les sociales no hetero sexistas y no ho-
~so e~tlco del cuerpo no reproductivo. Esto tien e implicaciones tefs- mofóbi cas.
ncas dire ctas. «Indecemar» a la Virge n significa «indecentar» a Dios 5. Je sús murió a causa de su alto grado de solidaridad con los margi-
y a Jesús, dado que su identi da d es relaci on al, La teología inde cente nadas, y la cruz «simbo liza el terror de la homofob ia interiorizada
opera aq uí como un proceso de libe ración que consiste simplemente que ha llevado a la invisibilida d de armario de los gays y lesbia-
en poner en du?a ~as tradicione s de los pres upuestos sexuales, proce- nas» (005S, 1993, pp. 8 1·85) .
so q~e al ser publico puede tener implicaciones políticas de tran sfor-
maci én. Goss es un teólogo que trabaj a sobre la teolo gía homo sexu al co n in-
Hermenéuticamente hablando , un a per-versi ón de algo es un tensa pasión , frut o de su comp romiso co n la j ustic ia y la co mpasión
~odo. un camino elegi do o una vuelt a dada en el dietari o vital. El en nuestr a soc iedad. Co mo ha dicho Susie Bri ght. amo r y de seo . dos
«indecemamienro» de María es por tan to el acto de per-vertir un sí m- t érmi nos di námicos cuya relación es esencial en los estudios de la
bo lo religioso eJi.giendo otro modo que perm ita a las ide ntidade s fijas homos exualidad . van j untos (Bright. 1997, p. 76 ). Aunque básica-
ser. co mo es la Vida. más impreci sas y mutab les. Roben Goss lo hace mente de acuerdo con lo qu e Goss nos pre sen ta como elementos fun-
en su estudio sobre la cristología ho mosexua l co nsiderando "cuán na. dame ntales de la hom osexu ali zación de un símbolo religioso como
tural es que los cris tia nos hom ose xua les reclamen a Jes ús sensible a Jesús, me gu staría ex te nde r sus asertos llevánd olos ahora a la Virge n
lo gay/lés bico y co nstruy an un Cri sto homosexual» (Goss, 1993 Marí a, para cons tituir la base del ca pít ulo siguiente y hallar rastros de
p. 82). EII.o significa qu e Jesús pued e ser una figura co n la qu e Ios obsce nidad en Jesús, Los pu ntos de Gos s son importantes po rque aun
gay s, lesbianas, travestís. bisexuales, heterosexuales y tra nsexuales ' presentando una opció n muy radical, nos deja n con ese espacio que es
puede~ i~entificarse, s in hacer a Jesús tra vest í o lesbian a cada vez. un deseo, un a sens ació n de inco mpleto . qu e es la Teología Indecen te:
Los principales puntos teológicos quee r de Goss en cua nto a la cris- un proc eso que nunca acaba. La última palabra teológica no puede
tolog ía. que podemos co ns ide rar relacionados para el proceso de «in. emitirse salvo a riesgo de seguir fabr icand o esa teología mem breno-
decentamienro» de la Virgen . son los siguientes: saoese himen dogmático y sistemático hec ho de pie dra. que ha co n-
tribuido a la formaci ón de sólid as doctrinas en el pasado. Contraría-

", .
~ '"I
10 6 ~ La teolcgfa indecente La Virgen indecente - - - 107

mente a lo que la teol ogía cristiana nos ha e nseñado , no ha sido lo pe- mer lugar. qu e ha de considerar a Jesús un per sonaje históri co. Ahí es
renne lo que ha dado c uerpo a la sa lvación, sino la transitoria y con- dond e tropiezan la s mariologías de la liberaci ón. en especial las que
tingente relación de Dios con la humanidad a través de procesos de pretenden llevar a cabo algun os estudios an tro pol ógicos en sus refl e-
mo vili dad y cambio. Las fuerzas sa lvado ras de la human idad andan xione s teol ógicas. Es curi oso qu e siem pre empiecen reclamando o re-
por ahí quebrando esas co nce pcio nes himenifonnes que constituye n construy endo a María como se r humano. la María campe sina de las
la base real del pecado. Pecado es la ausenci a de error en la vida, esa Américas. por eje mplo, Mientras que en el caso de Jesús se dan ele -
obstinación en las tradici ones y esa pasi ón por las ideologías acepta- , mento s de solidaridad en su biografía. no damos con ell os e n el de
bies, inmóvile s. solidificadas y las teo logías esta ncadas. María, Antes de nada habríamos de definir qué era la solidaridad fe-
La construcción de una mario logía homosex ua l presenta varias menina e ntre las mujer es en tiempos del Nuevo Testamen to. o la po-
dificultades conceptuales que hacen la empresa mucho más compleja lítica act ua l de ginecoafecto, esa «pas ión que una m ujer s iente por
que e n el ca so de la cris toI?gfa. Aunque las biograffas de Mar ía y Je- otra» (Raymond, 199 1, p. 7) . Además. es te gínecoafecto tendría que
sús resu ltan m uy ex trañas des de el pu nto de vis ta histórico, María tener en cue nta también co mo era la solidaridad feme nina e n un país
ofrece más caracte rístic as no humanas que Jesú s. El Vatica no ha ve- bajo la oc up ació n col onia l rom ana y qu é cl ase de nue vos conflic tos y
nido construyendo durante siglos, capa a capa, lo que pod ríamos lla- desafec to entre muj eres gene ró esta situación geopolítica. Sabe mos
mar carac terísticas maria nas protoalienígenas: primero, la Virgen con que con los mode los colo nia les de dominaci ón las cues tio nes de na-
him en poco menos que e mpared ado que concibe copula ndo co n una cionalismo escinde n la pu gna de las mujer es forzándolas a elegir en-
es pecie de nube di vina y pare de al gún modo inimagin able. Lueg o se tre «tradic ió n» (incl uso con sus ele mentos de opres ió n) e indepen-
a ñad ió a la biografía qu e también su madre era rar a e n igual sentido, dencia política, de un a parte. e «in novaciones c ulturales .. (posició n
y Ma ría fue concebida igualm en te de una nu be . No puede sorpre nder social diferente. quizá mejor) y depen denci a po lític a. Este fal so bina-
qu e los Evangelios pre se nten a Jesús jsexualmente ap áticol, a veces. rismo suele impo nerse como parte del mism o co mpro miso: tu país y
Fácilmente se puede argüir que la Virgen María es la cosa más extra- sus tradiciones opresivas (que suelen reci bir un linte romántico du o
ña de la cri sti andad, y poca falta hace que al gu ien la hag a «sexual- rente los conflic tos) o el país enemigo y las suyas. ¿Cuál era, pue s. la
ment e queer»: pero queer no implica ra reza. Es precisamente lo con- acción corre c ta y la adhesión que había que mo strar como mujer j u-
trari o: es la mi sma esencia dc una realidad negada a la que nos día en un país con ocupaci ón ex tranjera? María no era Judith. la libe -
radora de su naci ón . La J udi th bíbli ca era una muje r madura. experi-
•'.
es ta mos refiriendo aquí c uando hablamos de «ho mosex ualizar» o
«indece nta r.. como proce so de re tomo a las experiencias cotidianas
au ténticas descritas como ra ras por los urdidores ya de ideolo gía ya
mentada. bien educada y con con ciencia polft ica. Fue casi una figur a
protomesiá nica femeni na. que lamentabl emente sólo fue desarrollada
-
••
J
de mitología. El «indece ntamie nto» rec upe ra el se ntido de realidad, y en el conte xto de su luch a por la ind ependencia, pero no como sím-
no la política realista del sentido común den unciada po r Gramsci , que bolo religioso', María es lo opue sto a Judíth . M arí a es el espíritu colo-
construye no sólo objetivi dad sino también subje tividad (G ramsci, nial de se rvili smo al patriarcado e ncarnado, hasta el extremo dc que
J no podía ser representada como mujer común. Es una interpretación
197 1. p. 333).
solista del género pa triarcal. Sin embargo, la narr ati va dice que co no-
ela un poe ma. ¿ Hace liberadora a un a muj er un viej o poem a de libe-
rae"n su puesta mente recordado por ella ? Este es el argu mento de la
¿María, figura histórica? Eso sí e s queer historia de Ma ría y del Ma gnificat. Confo rme a los cri terios líb er a-
" cionistas. no ob sta nte. es sólo la acción pro libe ració n. no los poe mas.
La homo sexualización gossia na de Cristo es un proy ecto interesante lo que cue nta , Hasta Pin och et declaró s u amor a Dios (Corr ea y Su-
porque se basa en la teol ogía de la liberaci ón. lo c ual s ignific a. en pri- bercaseaux , 1996. p. 2(0) en medio de uno de los golpes de es tado
108 teolo gta indecente _ __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 109
La La Virgen indecente

más sangrientos de la historia latinoamericana. El «lndecentamiento» jer a hombre , de la sex ualidad de Dios.. co mo se desprend e del G éne-
de la Virgen María ha de aceptar el hecho de que M aría no es una fí- sis y la creación de los huma nos a imagen y semeja nza de Dios. En
gura histórica, lo cual no significa que no haya existido h~ 6ri ca. cierto modo, todos somos portadores de falos y cl ítoris al mismo
me nte una María madre de Jesú s. Pudo haberla. pero es ta persona no tiempo, y los usamos en diferentes co mbinacio nes y proporciones con
es teológicamente relevante para nosotros. La Marí a del cristianismo mucha creatividad y original idad o conforme a un guión establ ecido
es otra cosa; su existencia real es el símbo lo virgíneo religioso. alie- en el tiempo . Lo que puede preocuparnos desde el punto de vista teo-
nígena. Esto es lo que requ iere indecen tamien to. no la virgen ilusoria lógico no es nec esariamen te qué pueden hacer los falos re ales, sino
que si existió, en efecto, como madre de Jesús no tuvo que ver, desde los simbólicos. Lo que nos alarma no es qué papel desempe ñan los
luego. co n la simbólica de la Virgen María. El caso es que la Virgen clüoris rea les, sino la función del clítoris imaginario en la dialéctica
religiosa alieníge na existe co mo poderoso discu rso de una humanidad de las teologías membranosas (híme nes) y en la vida . Decir que Dio s
distors ionada, y. desde es ta perspecti va. no negamos la ex istencia de posee un margen de sex ualidad no nos d ice nada sobre es as sex uali-
María sino que. al contrario. establecemos su realidad en nuestra ima- dades localizadas . Puede que Dios tenga una sexualidad fem enina sin
ginería política y religiosa. Pero hemos de llegar a lo que Ricoe ur lla- clñoris. pero con un hime n y una vagina co n fines de penetración re-
mó imaginai re de ruptura. no de continuació n. /maginains de ruptu- productivos , yeso puede hacer la feminidad de Dios irrelevante para
ra son los disruptivos discursos de utopía que persisten en su critica las mujeres. El indecentamien to de la Virgen puede co nferir impor -
de los símbolos qu e han sido fijados y fetichiza dos en la comunidad tancia a la feminidad. pero hará nece sario que reparemos en el clíto-
( Keam ey, 1984. p. 29). La formaci óncultural de una nación o un gru- ris: es deci r. reintrodu cir el principio del place r en la di scusión. aun-
po de pende de la renarraci ón de los eventos que, por su propio poder que no nece sariam ent e co nforme a las normas de la heterosexualid ad
de añ rmac ié n. pueden quedar es tanc ados . Un mito relig ioso puede encerrada (de hecho , los heterosexuales no debieran obtener place r
resultar una mistificación en apoyo de una élite en el poder y del con. según los estric tos mod os prescritos en los doc umentos del Vaticano .
tro l hegemón ico. en vez de aportar element os simbólicos de libera. La homo sexualidad ideal descarta el placer incluso entre homosexua-
ción a la co munidad. La mariología es sexualmente estanca. Sólo una les). Por consiguiente, conside remos que María no es la mujer que
ruptura en la imaginación teológica puede liberarl a. al igual que a las concibió al inhalar el arom a del semen del Padr e. Pensemos que se
comunidades que le rinden culto. trata de la mujer que ha obtenido «siete veces siete.. placeres sexua-
¿Es María una persona andrógina? La androginia o hermafrodi- les cllt óricos. Digamos que puede haber concebido por el placer de su
tismo son términos con origen en el dimorfismo sexual. Es así porque clítoris; quizá autoad ministrado . De este modo, deleite carnal y amor
la heterosexualidad tiene dificultad en co mprende r la sexual idad fue. pueden reun irse, al igual que amor y solida ridad por la j usticia han
ra del discurso bio lógico. es decir, fue ra de los límites epistemológ i- sido efec tivamente recone cta dos en la teología patriarcal de la libera-
cos de los órganos de la reproducción. De ahí que sea fácil co mpren. ción. Sin embargo , l a solida ridad por la justicia j amás ha sido desa-
der por qué el hermafrodit ismo como co ncepto rep resentara una rrollada en relación con el amor deleite. Cuando, hace algunos año s,
suerte de liberaci ón en el campo de la producció n simbólica asociada la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Arge ntina re mitió a un
con las nociones de «tercer sexo» validado por la naturaleza (Herdt, grupo selec to entre los princi pales teólogos de la liberaci ón de Ar-
1997, p. 19). Por ejemplo, la señorita Poppy Dixon , en su portal ci- gentina, Perú y otro s países del Cono Sur una ca rta abierta repudian-
bernáutico «Female Characteristics in Ch rist and Christianity» desa- do los asesinatos de homosexuales por obra de un grupo de derechas,
rrolla una sola línea argumental sobre esta materia. Si, según Pablo, ninguno de sus componentes co nvino en firm arla. No se les pedía la
masculinidad y femi nidad son ajenas a Cristo, dice Mi ss Dixon en- firma para que decla rar an su apoyo en temas lesbigays sino su ratifl-
tonce s el género de Cristo debe entenderse como du al o «intersexual» caci ón de que la Biblia no aprobaba semejantes acto s. Pero los te ólo-
(Dixon, 1998). En sus palabras, Je sús «representa el margen, de mu- gas de la solidaridad no qu isieron ponerla de ma nifie sto para con las

,.
"
,'r
11O La teolog ía indecente
La Virgen indecente - -- - - -- 111

víctimas de la persecución sex ua l; algunos llegaron a decir que la ho- nerar os tracis mo soc ial en Bretaña, o viceversa. Sin embargo , lo va -
mosexualidad no era materia de su interés. La comunidad cristiana lioso es recon ocer su importancia formativa en nuestra vida porque
lesbigay, que hacia este tiempo trabajaba en la línea de la teología de nos funda mentan teológicamente en el di álogo con nosotras mismas
la liber ación. manifestó textualmente que eso s famosos teó logos de la y con Dios, y co n las ideología s actuales qu e de modo persistente tra-
liberación habían dejado de seguir la senda (de la liberación) desde tan de suprimir y dis torsionar nu estra identidad co n una política de
hacía años. Me impresionó el joven que me dijo que los Iiberacioni s- negación. Los pec adill os co nstituyen un a pane importan te en un a
ras ya se habían apartado del camino del pueblo. Y, ¿por qué? Sim- teología narrativa o de referencias sex ua les don de las experie ncias
plemente porqu e eje rcían la solidaridad sólo en sus propi os terren os reales y las fa ntasías se entre mez clan. La heterosexuali dad se basa
de deseo. como su afán heterosexual de poder les indicaba. La soli- fundamental mente en un a negación de la rea lida d y ope ra creando
daridad co mo ex pre sión de una relación con alguie n ta mbién refleja una cultura cristiana de secreto. Un signific ado de la virginidad en .1.
un a form a de relacionarse sexualmen te, en dominios hegemónicos, o María es la negación de un pa sado de ex periencias sexuales . El inde-
en un a acogedora comunidad de gentes libres y más allá de los actos centamiento de María necesita recuperar, por tanto , los pecad illo s di - ·,.'.,

sexuales. También se refi ere al entend imie nto de las jerarquías y el vinos de la Virgen; acció n qu e la repetit iva nar rativa de virgin idad ha
1
11.
binari smo en economía y teo logía. Una hermenéutic a dubitativa in-
dece nte, bien aplic ada, hornosexualizara a la Virge n en lo que con-
borrado en favor de las nocion es patriarcales de la maternidad ex alta-
das hasta el punto de hacer de los patri arcas los sos tenedo res de las
,,•
cie rne al sexo más allá de los modelos herma froditas de los órganos mujeres co mo propiedad privada inta cta, ubicada en unidades eco nó- ,
••
sexuales, sexua lida d rep roductiva y expectativas biológicas, pero
tambié n en lo tocante a las pautas de pensami ento y relaciones con las
micas co mo la fam ilia. Las apariciones de Marí a la citan ind efecti-
blemente diciendo «Hijos m íos». Algui en ha decidido que ella es
h
.,•
ge ntes y las institu ciones. nuestra mad re (y partícipe casua l de un lan ce de una noch e) tant o ~ I'
como de las divinidad es. Sin embargo, las madres reales también co- •
metenpecadillos y tienen esqueletos en el armario. Sospecho que una de
las razo nes de que la Virgen Maria no pueda ser vestida como una
¿Hay esqueletos ocultos en el armari o de la Virgen? mujer común en el es tilo de contextual lzar los iconos en la teología
de la liberación guarda relaci 6n con el hech o de que semejante repre-
El proce so de humani zación se relaciona co n esa permanente necesi- sentación nos confrontaría con la histori a sexua l de la Virgen y de sus •', .
••
dad de procl amar nuestra ide ntidad en la comunidad. Concre tamente compañeros. En la teol og ía de la liberación , la imagen de un a María
significa tamb ién la necesidad de dec ir, parafraseando la frase de Or- campesina es tod avía la de un a madre niñ a de rostro limpio y risueño,
tega y Gasset. «Yo soy yo y mis circunstancias»: «Yo soy yo y los es- vestida de manera sencilla, y puede que hasta toc ada co n un pañuelo.
qu eletos oc ultos en mi armario» . Est a ontolog ía esencial de los cada- Las mujeres pob res jóvenes de las villas miseri a deambulan con ros-
••
veres del pasado configura nuestra ident idad, tant o co mo nuestras tro sucio, ropas cortas y desajustadas y pequ eñas y frágile s sandalias
complejas relacione s en la co munidad, en una combina ció n de raz a, de plástico, mientras sus pletóricos cue rpos pubescen tes empiezan a
clase, género y culturas sex ua les . Como teóloga latinoa mericana en la contar histori as de abuso sexual y aco so . Sus cuerpos pued en co ntar-
d iás pora he aprendi do que esos pecadillos ocultos también forman nos qué les oc urri6 de niñ as en chabolas co n tej ado de lata o bajo los
par te de los universos cultur ales. Las diferencias e n t~e algunas ~a. puen'is de la ci udad , historias de haber sido sexualmente mo lestad as
tria rqufas eu ropeas , como el Reino Unido , y la machista Arge ntina por padres y her manos o vis itante s oca sionales, episod ios que tu vie-
deter min an cambios sustanciales en la per cep ción de dichos pecadi- ron lugar en la misma estanci a presidida po r una estatua de la Virgen
lIos y la part ici pación . Historias sexuales qu e sería n celebradas y María ju nto a la tele y algunas flores de plástico . En Argentina , mi
adornadas significativame nte entre mujeres de mi cultura podrían ge- generaci ón alcanzó la pubertad tras hacerse experta en evitar a los
1l 2 La ¡cologra indeceme __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 113
La Virgen indecente

hombres que se mas turbaban y eyaculaban encima de ellas en los la Goss, no hay nada que podamos decir sobre las prácticas sexuales
tran sportes públicos o que las tocaban en la calle al tiempo que pro- en la historia de Jesús, porque no han sido registradas. No obs ta nte,
digaban comentarios acerca de sus telas o piernas. l ndecenrsmiento todo ese concepto de div ini dades más allá de los deseos es problemá-
de ~arfa: su virginidad es lo primero qu e debe descartarse, porque las tico de sde una perspectiva indecen te. La sex ualidad de María puede
muj eres pobres rara vez son vírgenes. La virginidad teológica debe ser co nsiderada co n el mismo paradigm a. En primer lugar, la amistad
desaparecer porque fom enta recuerdos hegemón icos, falsos recuerdos nace siempre de un encuentro sex uado/sexual entre personas sexua-
qu e compart ir en el no men os falso ámbito de la hetero sexualidad das. El prob lema res ide en cómo distinguim os entre lo que es sexo y
mie ntras que los esqueletos real es del armario son excl uidos de nues- lo qu e no lo es. En el momen to de escri bir. el caso que los medios de
tra part icipación y aprendizaje co mo personas maduras en la comunl- comunicación sacaron a la luz en relación co n el preside nte Clinto n
dad. La teo logía req uiere el pla cer que dim ana del lado provocativo fue un ejemplo de mani pul ación hip6crita he tero sexual en tom o al
del compartir ideas . del reconoc imiento del otro y. no menos, de los tema de las relaciones sexuales. La definición patriarcal se vincu laba
puntos de iden tificación hallados en nuestr a narrativa sex ual. Y esto con el sexo pe netr ativo, pero éste no va necesari amente uni do con
es import ante para que salgamos al fin como seres humanos de los ar- d elación». Sus combinaci one s son múltiples y a veces alca nza pro -
mario s de la falsa co ncien cia, y sólo si M aría pued e presentársenos porciones fantástica s. ¿Cuándo es lujurioso deseo y cuándo relación ?
con sus fant as ías seguirá ex cluye ndo la historicidad de nuestra se. , . Fue amo r devoto el encuentro sexual de María con Dios o lance. de
una noc he con un descon ocido? ¿Había algo más en sus respectivas
xuali dad. Como dice Su sie Bright , «si n fan tasía, tu pene o tu cl ítoris
pueden res ultar tan eróticos co mo tu cod o. (Bri ght, 1998, p. 139). vidas en ese momento? ¿Le hizo ella a Dios una felaci ón? ¿Es és ta
Con ello se refiere aliado formativo de las fanta sías sexuales en nues- una rela ción sex ua l o n01 ¿Cuenta como amor una dedicada mastur-
tras ide nt idades eróticas. Este compart ir fa nta sí as eróti cas ubica baci6n rec íproca? El pensam iento heterosexual divide y subd ivide lo
nuestros pecadillos de sensualidad en la historia y a trav és de las in. que es sexo y sensualidad, y lo que es amor y dedi caci ón. cuando en la
terre.lacio~es con las de otros nos da un sentido de humanidad y de realida d las cos as no cuadran fácilmen te en estas categorías . En su
contínuací ón, y no de sexualidad disru ptiva de la historia como el ensayo «Are we havin g sex now or no t?» (Sable, 1997. p. 3) , Greta
,I cris tianismo tiende a presen tam os. Christina nos enfrenta con el probl ema de ten er que de termin ar qu é
I Teoló gicamente habland o, ¿hemo s dejado atrás el des eo ? En el cue nta como sexo y qué no. En su artíc ulo descri be cuán fasci nada se
¡ artíc ulo de Rosemary Rad ford Ruether «La sexualida d de Jesús: lo ha sentido de sde su j uventud al co nta r el nú mero de per sonas con las
qu e dicen los sin ópticos», la au tora co ns ide ra cómo la noción de Je- que ha compartido sexo. Al principio encontró divert ida la experiencia;
sús sobre la amis tad surg ió co n hombres y mujeres po r igual. De ahí del uno al siete. ningún probl em a. Llegar al nú mero d iecisiete tam -
que es té po r la noción de un Jesús «controlado , no por la sexualidad poco ofrecía dificult ad de recuento. Luego, confiesa, se hizo cada vez
sino po r la ami sta d» (Rue ther, citada en Goss, 199 3, p. 82). La difi- más difícil. Ya no era capaz de discernir co n tanr... claridad si el sexo
cultad ~ue este argumento nos puede presen tar radica en que parece debía constar co mo tal cuando, por ejemplo. no hab ía pe netración, o
tan obv iame nte conec tado con el mod elo he terosexua l de la ami stad • elta y su am ante conserva ban la rop a, o en juegos de prend as con res-
como relación desexuali zada, y también co n la expresión «co ntrol a- tricción sexual (sin implicar a los genitales) y, natu ralme nte, según
d~, no p~r la sexualidad» que, siguiendo la mi sma línea de pen sa- fuer a la persona con la que pract icaba. ¿Una abuela heterosexual y un
miento, sitúa las relacion es sexuales en la esfe ra de lo «inco ntrola- gay1 ¿Una lesbiana y un travestí? Las co mbinaciones son múltiples y
ble» de nu estr a vida, o vertiente anim al que de be ser disciplinada complejas . Por co nsiguiente , pod emos preguntarnos cómo co ntamo s
para lograr el favor de Dios. El argumento no encie rra ningun a no ve- quién compart e sexo con qu ién en el Nuevo Testamen to, a u nq u~ pro-
dad sex ual. Es el mism-o que ha venido usando la teo log ía sistemática bab le mente lleguemos a la co ncl usión de qu e el rec uento es Justa-
durante siglos en guisa de modelo de am istad si n sexo. Como comen- men te pa rte de otra estrategia heterosexual. La am istad en términos
11 4 La teología indecente La Virgen indecente - - - - - - - 11 5

heterosex uales ha sido je rárquica, desigual y construida en los limites Basileia, interesante voz ésta, de origen griego, con impli cacion es fe-
de definiciones culturales y racialmente aceptables. pero básicamente menina s a las que aún no he hecho referencia. Dado que mi país es
asex uales. Adem ás, las persona s heterosexuales sufren considerable- una repúb lica, ya es difícil explicar el significado de «reino» sin in-
mente de la nsexualidad de las construcciones de amistad. Los matri- troducir primero una lección de griego. 10 Además, el térmi no Bastleia
mon ios monógamos ponen fin a la amistad y la crianza en comunidad tiende a osc urecer precisamente lo que no nos gusta del concepto: no-
porqu e el temor sexual que acec ha entre todo hombre y muje r casa- ciones teocráticas, ame nazas hegemónicas y valores que, si bien ini-
dos va más allá de las amistades asexuales. Es paradójico. pues las cialmente buenos, provienen de la misma matri z religiosa colonial-
amistades heterosexuales se construyen asexuales, y. con todo. se heterosexual que tratamos de indecentar y desestabilizar. Decir de
desconfía de ellas en razón de la experiencia de su atractivo sexual. reino «reino .. sirve como denuncia del proyecto teocrático del Nuevo
La heterosexualidad hace so litarias las vidas de las gentes y produce Testamento al tiempo que destaca sus puntos recomendables; además,
un sufrimiento innece sari o porque, en la realidad, las relaciones son ..reino de Dios» es un concepto en confli cto con sigo mismo. lne sta-
más fluida s que fijas y nos vemos confrontados con esa elasticidad y, ble y ambivalente, y acaso no con viniere estabilizarlo. El re ino es un
a veces, esa falta incontrolable de las fronteras existente s entre cuerpos proyecto divino para una sociedad donde la provisión de reciprocidad
y comunidades (Epstein y Straub. citados en Weeks, 1995, p. 89). Si la de servicios e igualdad es muy digna de aprecio, pero el problema re-
sexualidad de María queda dentro de los límites de la amistad asexua l side en el hecho de que no lo son los principios teológicos que sostie-
y deseo «controla ble.., poco valor liberador tendrá. No obstan te, a te- nenel orden invocado porque son de carác ter sexual, naturalizados y
nor de los argumentos de Ruethe r )' Gos s, ca be decir qu e una mujer consolidados en un pen samiento divino . Una cuestión principal que
bisexual o les biana puede identifi carse con una María heterosexual al los Iiberacio nistas sí aceptan. por ejemplo, es que Jesús murió a con-
_amparo.. de esta amistad separada de lo sexual, pero sólo hasta cier- secuencia de su solidaridad con las gentes. Por tanto, el Cristo resu-
to punto. No se puede espe rar que nuestros amigos ten gan la misma
sexualidad que nosotros, que nos identi fiquemos con ellos, pero uno
debe relacionarse sexual mente con seres o divinidades sexuales so
citado puede ser inde cente, un Cristo raro q ue se alza del lado de la
gente que está en las fronteras de nuestras descripciones de la reali-
dad. No discutamos aquí si se habría podido demostrar más solidaridad
.'
pena de correr el rie sgo de crear una teología andro ide (Dios maqui- con un Cris to viviendo entre leprosos y muriendo de lepra en vez de
na y la humanidad: todo sexo queda prác tica mente fuera) . No necesi- torturado hasta la muerte por un imperio al que poco se op uso. El
tamos especu lar bíblicamente sobre la sexualidad de María, pero he- caso es que si Jesús murió joven y bello en sus treinta, lo cual confie-
mos de es tar presto s a revelamo s como ese lecto r capaz de interpretar re sentido a la historia de la vida eterna y la resu rrecció n, la vida de la
textos se xualmente a través de nuestras expe riencias: de nombrar lo Virgen María no tiene el mismo significado. Ninguna vida se entrega
innombrable: es decir, que María puede haber dormido con mujere s, en solidaridad, excepto con esa «pequeña muerte» o súbita ansia se-
con hombres, y más aún, que sexo es una definición muy es tricta en xual de Dios. ¿Qué solidaridad con los pobres (y mujere s pobre s) nos
la heterosexualidad y que también requiere revisió n teológica. ofrece María ? ¿Q ué desafía los contratos sexuales de matrimonio de
Lo q ue hemos de discutir ahora es una de las más importantes muchachas pubescente s y leyes de propiedad relacionadas con la re-
proposiciones liberacionistas: la so lidarid ad con los pobres. Ya he-
mos visto que la teología de la liberación se qued a corta en su inten-
to liberacío nlsta, básica mente en razón de su actitud colonialista y sus re. So?r~ cl uso del té~mino 8 asileia véase Schusster Píorenze, 1993, p. 10. La reo-
loga ~14J "fsta ,Ada Is.asl Dfaz ha usado el térmi no .Kindom.. que, lamentablemente,
estereotipados princip ios heterosex uales. Sin embargo, las decl ara- s610 nene sentido en Inglés. El hecho es quc dccir Kingdom, Retno o Kindom (rela-
ciones de principios liberacionistas han atraído a conocidos teólogos cienes de ~amilia) ll,cva consigo la contextualizació n dcl concepto según experiencias
y expecu nvas polític as fundadas o conccptualizacioncs teológicas idealistas. Sin cm-
de la homosexualidad como Goss y Elizabeth Stua rt (S tuar t, 1997, bargo. Kingdom implica un contexto tanto en las tcologlas contextuales como en las
pp. 81 ss). Ambo s hablan del proyecto de Jesús del reino de Dios o fem inistas (no siempre contextualiza daa).
11 6 La leologfa indeccntr: La Yrrgen indecente ;- 11 7

produ cción? ¿Qué enfrenta los tabúes de la mens truación y los estríe- vidas de los pueblos de Latinoamér ica . Sin embargo, como en el caso
tos códi gos religio sos? En teologí a. los actos indecen tes nos exigen de Jesús, cabría pensar en la María limita da cuya falta de co ncie ncia
creatividad para ver lo no visto. pero tambi én valor para denu'fiar lo es suplida por la nuestra. aunque desde una perspectiva dia lógi ca si-
que no funciona. En este caso, el indecentemíento de la Virgen re- guen surgiendo cuestiones más profundas que en la cristología. Por
quiere de nosotros la integridad de detener el proceso de enumeración ejemplo, si pen samos que Jesús de biera habe r nacido o no, al menos
de las acciones rede ntoras de la Virgen María y su alineación con los fuera de una relación amoro sa entre iguales.
oprimidos.
He dicho en otro lugar que Cristo es «Cristo en comunidad.
(Althaus-Reid, 1995. p. 150). Cristo creció en una co munidad. no en
solitario. De esta co munidad adquiri6 1as expectativas sociales y reli- María la reino na (¿o es Je sú s travestido ?)
giosas. Esta comunidad le enseñó a ser un mesías en el diálogo, con
las limitaciones de la concien cia históric a del momento. Puede que ¿Por qu é es Perer Pan interp retado por una mujer? Porque una
muje r ja más madurar' para ser un hombre.
Cristo sea aún incompleto y crezca con nosotros en un proceso de re-
finamie nto de la lim itada co nciencia histó rica de Jesús y de form a- (M. Gerber, V~slrd tme resn, p. 168)
ción de sus percepcione s mientr as seg uimos apre ndie ndo en comu-
nidad y rele yendo nue stra fe desde una perspectiva de liberación. ¿Os habéis preguntado alguna vez por qué aparece siempre joven la
También he dicho que las mujere s hiciero n a Jesús a partir de sus pro- Virgen María en los iconos? Porque como Jesús, que murió joven,
pias y asumida s co nstricciones heterosexuales: las proyectaron en Je- ella ja más maduró. Por otra part e, en la religiosidad popular de los la-
sús y le enseñaron en qué consistían. Lo mismo ocu rre co n la Virgen tinoamerica nos cristianos pobres. una imaginación indecente sobre
María: hemos hecho de ella el icono de himen pétreo contra el que María. que convierte Jesús en una María joven. ha circulado durante
generaciones de mujere s jóvenes se han dado co n la cabeza y el co ra- muchos años. Co mo motivo de la fundació n de nuestra teología inde-
zón en medi o de una desolación infin ita y una tristeza terminal. La cente podemos conside rar el culto de ambiguos Cristo/María y Cris-
I
c.
hemo s co nve rtido en aniquil adora de los deseos, destructora de los to travestí en el cristianismo popular de Argentina. Por eje mplo. san-
placeres superfl uos y cláusula legal para que las mujeres se co nvier- la Lib rada es venerada co mo el Cristo hembra crucifi cado de los
1 tan en obje tos de propied ad en el seno de las estructuras fami liares. pobres urbanos. La difunt a Correa es un complejo ejemplo de Jesús y
:
Ningún discurso de liberación va a cambiarlo, especialmente si persis- María en la misma persona. con acentos muy sexuales . Ambos casos
•• te en repetir y, pues, en fij ar nociones nacid as de una falsa conciencia representan el traspaso de las fronteras sexuales. de cla se y pol üic as.
sexual. En cuanto a los llberacionistas, en la teología latinoamericana En otros países, como Brasil, hay una comunidad cristiana de traves-
y noratlántica, adm iro su ca ndor y romanticismo. Veinti cinco año s de tís que ha adoptado a la Virge n María como divina reinona. Esta co-
teología de la liberación en Latinoamérica no han cambiado una iota munidad se enfrenta a la biografía de la Virgen. que ahora habla se-
de las construcci ones sexuales de nue stra sociedad machista. Y ello xualmente a través de su aparie ncia de reínon a. patron a ya de dic hos
encie rra su prop io significado. El indecent ami ent o de la Virgen de- travestís como su Virgen Mar ía. En Argenti na. este papel entre los
biera ser, por tanto, un pro ce so colec tivo de su desn udamien to y de travestís seculares fue tomado por la image n de Evita, y son muchos
superposición en ella de las vidas de las mujere s para demostrar la los travestís que declaran que fue ella quie n les inspiró o que sie nten
irrelevancia que tiene como libe radora, a meno s que sobre el antiguo una es pecie de «ree ncarnació n.. en su afinidad con ella . En cuanto a
imaginaire religioso de la Virgen pueda constru irse uno nue vo. Esto los liberacio níst as que procl am an desarrollar una teología desde las
puede tener su importancia porqu e la Virgen María es una poderosa rafees. nos preg unta mos cuán selectivos han sido los procedi mien tos
identi dad reli giosa sexual y de gé nero, con gran influencia aún en las para hall ar los punt os de vista teológicos ori ginales de las ge ntes.

I•
.\,,
. I

11 8 La teolcgfa indecente La Virgen indecente 11 9

¿Podría ello significar que cuanto más próximos al mode lo teológico de Nueva York. Christa es la ima ge n ic énica de un Cristo femenino
co lonial normalmen te acep tado tant o mejor aceptada s son (as expe- sin ambigüedad; Librada es el ambiguo trave stí divino de los pobres,
riencias personales en las reflexiones teológicas? La cuestión es no la inestable imagen de un Cri sto vestido de María. Como cruce de
s610 que el pueblo realmente marginado no ha sido aceptado como Cristo y la Virgen María. Librada es un icono muy buscado. La de-
«pueblo» ni como «pobre» en la teolog ía de la liberación; va más allá. manda de sus estatuillas y estampas es enorme en las San tería s. las
El problema es que en la teología de la liberación hemos venido tiendas de hie rbas, poci one s y remedios milagrosos en Argen tina.
echando indefectiblemente en falta diferentes categorías de análisis . además de obje tos de culto en rel igiones popu lare s co mo la Umban -
ya patentes. por eje mplo en el culto a santa Librada , el Cristo mujer. da. Librada se presenta extremadamente j oven . de piel blanca y me-
Sin embargo. estas categorías de travestismo en la teología existen y lena rubia cual solían ser los Cristo anti guo s (y aún hoy) co n largos
también llevan consigo su propia ortopraxis teológica. dado que la cabellos rubios y oj os azules . Se ría difícil dar co n una repre sentaci ón ;¡
teología popular es pragmática y materialista. y cierra tratos co n Dios de María rubia. pero no de Cristo. Estas representaciones parecen res-
sobre asuntos de supervivencia en la vida diaria. Curi osamente, co mo ponder a tradicione s diferentes; la Virgen María viene de Españ a. y .,..'•
no parece que hayamos presentado peligrosos recuerdos de liberación
en la Virgen María. la gente pobre inde cente se los inventa.
sus representacione s la muestran blanca. pero morenita de pelo ." Las
imágenes de Je sús rubio surgen principalmente de las tradiciones pro-
.'..•
:

testantes, con diferentes matices raciales. De donde que el rostro de


,•
,...
Librada pudiera ser el de un Cristo fem inizado. Por lo que hace a su
cuerpo. la cos a es ya más ambigua : a veces lo presenta claramente fe- 1,
Teología popular del travestismo menino, co n protuberantes senos y redondeadas caderas (espec ial-
mente en las esta mpas de rezos). pero en las estatuas se diría más bien
Santa Librada un duende. una especie de Peter Pan que j am ás crecerá, co mo joven
será siempre Jesús. La vestimenta es parecid a a la de la Virgen María
Las santerías de Buenos Aires mue stran es tatuas y estam pas de una tradicional. e incl uye ocasionalmente un tocado. En otras representa-
mujer jove n de aspecto parecid o a la Virgen María. pero crucificada ciones, la única di ferencia en el ves tido se da en la elección de colo-
y pendiendo de la cruz, que nos rec uerda a Cristo . La llaman santa Li- res; por ejemplo. Librada puede aparecer con un chal y collar rojos.
brada y su culto está muy ex tendido entre las ge ntes pobres de Bue- color que ja más se ve en las estatuas o estampas de la Virgen María.
nos Aires. Como oc urre con la Virgen María o co n Jesús. a la venera- y Librada pende de la cruz. pero risueña cua l Virgen María cuya pre-
ción (cristiana) de esa santa se asocia el rezo de oraciones y la sencia transgrediera el lugar tradicional de Jesús, la cruz. Librada no
producción de rituales vario s, con sus velas encendidas y novenas es ni uno ni otra , sino un ropaje . una cruz y reto s superficia les de gé-
que acaban co n los «padrenuestros» , «sanramarfas. y «glorias» para nero que nos ofrecen una mues tra de trave stismo divino .
concluir los actos . El culto a santa Librada/Liberada tiene su origen En la parti cular situación religiosa de un país latinoamericano
en la santa ca tólica roman a (santa Liberata), virgen y márt ir, que católico romano como Arge ntina, Cri sto ha desempeñado tradicio-
como tal nunca ha sido muy popu lar. Sin em bargo, es muy importan- nalmente un pobre papel en la vida de las gentes, cuya colonización
te para sus fieles. Desde una perspectiva fenomenológica. el reparar religiosa se efectuó a través del culto a la Virgen María , no a Cristo ,
en có mo la perciben sus seguidores es mucho más ilustrativo que las «¡ A Cristo por Marta !», ha dej ado al primero como deidad ambigua.
~
explicaciones históricas que la mayoría simplemente desconoce. Al-
guno s dirían que Librada es el Cristo mujer de los pobres; otros tien-
11. Las llamadas vírgenes indias de Latinoamérica, de madera oscura, tienen, pues,
den a ver en ella una Virgen María cruci ficada. ¿Quién es Librada? rostros oscuros. La Iglesia católica romana las ha cubierto a veces de plata u oro para
No es Christa. el icono de mujer crucifi cada de la catedral anglicana crear la ilusión de blancura (Puchuri de Martini, 1984, pp- 14,22).
120 u te<llogfaindecefllt __ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 121
LaVirgen indecente

difícil de aproximar en su identificación con Dios; y Dios es decidi- requiere tambi én el de otras fronteras divinas y nuevas formas de Ie-
da me nte inaccesible para la imaginación relig iosa de las ge ntes. El gitimación. Si el travestismo es una crisis de categ? ría (Garbe~, 1992,
culto a Librada llena este vacío porque se encuentra en la inte~cci ón p.1 6) ope ra hacie ndo obvio (superficia lmente. a ~I~el de vestimen ta)
de Cri sto y María. y con suficiente ambigüedad para que cualquiera que «hay un punto conflictivo. en el terreno. ~hglOso y c~ltural. y
pueda decidir su identidad. En la práctica, con Librada no sabemos que desestabil iza el sistema. En este caso. la crisis de .categona se pre-
quién es quién ; y esta inestabilidad es parte de una epi ste mología tra- senta co n la fig ura Cristo/María. y el eventual conflicto se da en una
vesnsm ica que, dud ando de la oposición religiosa del par binario fe que no responde efec tivamente a las injusticias eco nómi cas d~ la
(María/muje r y Jesús/hombre), logra pone r en duda la estabilidad de sociedad. Las fronteras divinas son, pues, recompuestas, pero al nive l
todo el sistema teológico de géneros. En las palabras de Marjorié superficia l de las claves de vestuario de Librada en cuadro s pop.ulares
Garbe r, el rravestismo es una crítica del binarismo (Garbe r, 1992. p. 10) )'estampas , al igual que en es tatuas coloreadas. baratas y asequibles a
porque nos presenta una tercera alternativa. algo único que transgre- lodo el mundo. Esta es la teol ogía travestísmíca de los pobres. La
de y em igra de las ubicaciones macho/hembra . Un travestí tiene una práctica transgresiva acumula las propo siciones : una cosa es bendecir
claro localización de género. pero no sexual. Los travestís pueden ser a los pobres, otra ser una María que ocupa el lugar de Dios (1 a cruz).
hombres heterosexuale s casados. «lesbianas atrapadas en cuerpos un Cristo en su sitio, vestido como una mujer duende.
masculinos» o cualquier intersecció n en tre dos cos as diferentes, La desestabilización causada por Librada se da en el gé nero. que
atracción sexual y co nstrucció n de gé nero (Garber, 1992. p. 132). La es el nivel superficial de nombres y vestimentas (H irsbfie ld . citado en
sexualidad de Librada no impo rta ; su gé nero , sí. Garber, 1992. p. 132). «Jesucristo Liberador" se convie rte en ..libra-
El culto a Libr ada tiene su origen en una transgresión legal y so- da" (Val pasiva; acto de liberación no anunciado. pero ~a conclu~o).
cia!. Una viej a plegaria tradicional le pide que libre al ora nte de la po- Atendiendo a la clave del vestuario, Cristo es una mujer pa lestina.
lícfa porque es protectora de pequeños cacos y bandidos, esos que la «Librada» no hace de Cristo una mujer, ni de María un homb re . Hace
sociedad argentina entiende como ladrones por necesidad, no por gus- del prim ero un Cristo vestid o co mo María. y de ésta una mujer que
to oLos pequeño s hurtos realizados por los pobres no sólo han sido ocupa el lugar divino del homb re en la cruz . El meollo d~ es ta teolo-
,¡ ace ptados por ellos co mo simple hecho de vida sino hasta ensalzados
como acto de valor de una persona que se arriesga para alimentar a su
gía popular de travesu smo se encuentra en que no es estática. ~e mue-
ve, y con prisa (como la que parecen llevar las ge ntes prot egidas p?r
,( familia. El culto tradicional arge ntino a los santos bandido s es un Librada huyendo de la pobreza o de la policía) de un lugar a 0 [:0 Sin

• buen ejemplo . Había «bandidos buenos» que robaban a la gente que llegar a asentar en ninguno. Puede que sea una respuesta teológica de
,• les negaba el trabajo y les había dej ado sin tierras y sin derechos. Lue- gentes a lo que no cuadra en sus vidas. simbo lizada por 10 que se con-
• go red istribuían el botín en sus co munidades. La oración a santa Li- sidera indecent e en círculos cristia nos: ves tir co mo ~ I sexo opues to
brada a la que me refiero dice simplemente : «Santa Librada Ilb rame (según co ndena Deut eronomio 22.5). transgred ir los límites sexuales.
de esta disparada». La plegaria es corta y rima bien en español; es una • y tambié n otros. como las barre ras de clase y la ubicación fija de po-
fórmu la protec tora. La vida de los pobres está llena de enemigos. La bres y ricos en un país lati noamericano (Garbe r, 1992. p. 32~ . La pa-
so ledad signifi ca no sólo falta de amor sino de apo yo en la comuni- radoja resi de en que los procesos de simbo lización teológ~ca de la
dad, de ay uda y, por tanto, es una «enemiga». El desempl eo y los pro- gente se dan en las personi ficaciones. El género, como ha dicho Bu-
blemas de salud son vistos como enemigos fren te a los cuales se ne- tler sos tiene y nutre la gran narrativa de la heterosexu alidad (Butler,
ces ita protección ; y Librada protege a qu ienes traspasan las fronteras 1m , p. IX). La matri z heterosexual de la teología sistemá tica es ~r­
legales para sati sfacer esta s necesidades. Este es el punt o de partida manente mente ame nazada de dislocaciones de iden tidades gen éricas
de su culto; actos de transgresión de la ley en los que no puede invo- divinas porque los dioses cristianos son también prod ucto d~ t ~mores
ca rse a Cris to o María en demanda de pro tección. Pero este traspaso sexuales y falsas co nstrucc iones organizadas seg ún ca rac tensn cas de

...,
. •
122 La teología indecente La Vlfie n indecen te 12 3

género. Así. el YHWH de las Escrituras Hebrai cas es tratado como otras incomodidad es y áreas de tensión, como las estructuras econ6-
un fetic he penil u órga no innombrabl e (su nombr e no puede deci rse; micas y raciales de supresión de la subjetividad, porque las matrices
véase Butler, 1990 . p. 48) cuya única visibilidad se da en los acto s de heterosexuales no sólo nos aportan las narra tivas maestras para irse a
la cultura masculina de las narrativas hebraicas. Por ejemplo. en Ho- la cama sino epistem ologías económicas y pautas sociales de organi-
sen, el Dios-género (cuya presencia se obje tiva sancio nado o desau- zación. Esto desprovee de ese ncia a la sex ualidad y exige una teolo-
torizando narrativas) «habla sucio». Es decir. el material pornográ- gía localizada. Santa Librada es venerada por los pobr es y la cl ase
fico de mujeres sex ualmente abusables se presenta como matriz media baja de Argentina. y ahí concurren parámetros econ6micos y
heterosexual de la relación con Dios (Se rel. 1985. p. 87). Si n embar- sociales. dado que e l culto a Librada fue introdu cido en Buenos Aires
,. ~

go, ello no nos dice mucho acerca de la construcció n sex ual de Dios. por trabajadores inmigra ntes del norte del país. lo cual ha de ser com -
,
,.
Lesbianas. bisex uale s y gays también pueden ser abusivos con su prendido en el contexto de un país muy dañado que pasó por la or da- ..:
pareja: el com porta miento de género y los deseos sexuales se entre-
cruzan y encuentr an en diferen tes punto s. Igual puede decirse en re-
lía de la represión política de la década de 1970. Durante el régimen
dictatorial. la políti ca del vestir era severamente controlada. En Ar·
," o
, o
"
lación con Dios y la Virge n María. Partiendo de especulaciones teo- gentina, la decenci a es íntimamente asoci ada a códigos de vest uario :1:
lógicas s610 hemo s recibido construcciones genér icas de deidadesvy
algunas. como en el caso de la Virgen totalmente absurda s y dispara-
controlados por los medios de comunicaci6n y también polüicamen-
le a nivel de calle (una muj er con vestid o ...impropio» puede ser so-
'. o
j
0--
,o
tadas. Sin embargo. sus sexualidades siguen siendo un mi sterio . De metida a abuso por los hombres en plen a calle. por ejempl o). Duran- .,,,
ahí que cuando la teología se eje rce con honradez e inde cencia trans- te la dictadura se distribuyeron en las escuel as públicas foll etos que I o,
greslva, todos. sin excepción, personifi camos dio ses. La Virgen Ma- enseñaban a los adolescentes c6mo vestir de form a apropiada. Libra- 13.
rfa es un tipo genérico. un c6digo del vestir, y la mariología es el acto da es la travestí divi na que abre las com puertas del confinamiento po-
::1:
,'"
de representar a María como ella/heteros exual o ella/l esbiana , o la lúíco. S6lo quiene s hemos vivido en tiempos tan terribles de control 1"
' ''~
travestí sexualmente ambigua santa Librada. Lo que en este caso nos I ~~
enseña la teología popular es que María y Jesús son sometidos al mis-
del pensamiento. del habla. de la ves timenta. formas elab oradas de
regulación del comportamiento y la repre sión política. conocemos la .".
,.,
'OO
mo assuieuisement o proceso de subjetiv ismo que nos afec ta a todos verdad de la resurrección. Librada es testimonio de la deconstrucción ;,f~'

(Braidoni . 1994. p. 61). Rosi Braidotti ha considerado cómo se deñ- ::¡:'


inteligente de las gentes pobres de mi país y de su pasión por la liber-
ne el suje to en la intersecci ón de múltip les variables (se xo. género.
raza, clase, etc.) y en la interacci ón de prácti cas tanto materiales
como discursivas. En la teología. esta ínteraccié n es intertextu alísmo
tad y ambigüedad a despecho de tales con troles.
ij¡~

,
,-,
ji""
..
;)
e Intersex ualidad . Las prácticas materiales de la teología son las ins-
titucio nes y toda la simbólica de género disc ursivo/sex ual que regula ..La difunta Correa » y otros vagos cánones de la teología
las identidades religiosas. Al di slocar la identidad de género de las dí- sexual popular
vinidades cristianas en la mariología o cristología esta mos dislocan-
do y llevando al caos las dos áreas: organizaci6n ecl esial y sis tem~s ¡O h, Dios Tod opod eroso ! Que en tu amoro sa merced elegiste la
teol6gicos. Por tant o, no s610 en la elecci6n de motivo s podemo s en- gloria del al ma de la Difunta Correa como Restaurado ra del me n-
ticar un est ilo de teol ogía a lo macho occi dental. co mo surgido siem- do y oonfon de 101afl igidos que invocaran su nombre.
A TI. mi Dios, y a la Oifunta Correa os cumple 11 tarea de
pre de la misma matri z heterosexual. sino tambié n en la lógica ~ol~
decidir el destino de todas las criaturas y sus acc iones. y a rnf el
gica que considera que la teología debe ser presentada Sistemática y buscar y seguir (Tu Voluntad) oon absoluta obse rva ncia.
progresivamente. por ejempl o, en vez de disrupti vamente y b~s~da en
(S . Chertud¡ y S. J. Newbery, La Difu nta Correa, p. 161)
el momento. Esta cuesti6n de los géneros provoca la aparición de
124 La teologfa indecenté _ __ _ _ _ __ _ _ _ _ 125
La Virgen indece nte

Si Li brada nos dej a con el reg usto de una personalidad Cris tolMa ría, pular de las gentes las desechan y modifican según el mo mento y la
un Jesús fuera de l armario con colla ri nes roj os y cintura prieta, la di- problemática soc ial. ¿Es la difunta Correa otra Virgen María o no? En
funta Correa nos presenta otro reto, interesante pero distinto. L'\ difun- un país dominado por vírgenes ambig uas como Librada, Correa es la
ta Co rrea tiene biogra fías rel igiosas varias. La ofic ial puede hallarse virgen indecente represen tada como una mujer yace nte con grand es y
en los folletos de inform ación pa ra el turista en Sa n Juan, el estado ar- bien formadas tetas y un niño que mama de ellas. Su blusa bla nca está
gentino donde se orig inó la leyenda . Dice que era una guerr illera lla- abierta para exponer el pecho, que es la característica más importan-
mada Deoli nda Corre a, ama nte y co mpañera de un hombre que luchó te del cu ita a Correa. Este des nud amiento es una crasa tra nsgre sión
por la indepen dencia de Argentina a medi ados del siglo XIX. El hom- no sólo de los códigos de decencia argentinos sino también de la ima-
bre fue muerto y ella huyó con un niño a la zona desértica del norte de ginería religiosa. Correa es la patrona de los viajeros y los ca mione-
mi país. pero murió de sed. Mil agro samen te siguió amamantando al ros, y la Virge n María de los flu ido s corpo rales. Fluye leche de su pe-
niño después de muerta. El niño sobrevivió . Se hizo una Virgen/san- cho. Murió de sed, y. así, sus dev otos llevan botellas de ag ua a su
ta ex tremadamente popular, hasta el punto de que la Iglesia católica capilla. Los camioneros que cruzan la s áreas desérticas en busca de
rom ana, har ta de luch as contra su culto, decidió construir una peque- ful er as (prostitutas de la carre tera) llevan co nsigo la ima gen de Co-
ña capilla con imá genes de la Virgen María y Jes ús al lado de la de- rrea con la de la Virgen Ma ría y las de otra s muje res desnuda s con las
dicada a la difu nta Correa. En algunas versiones de su biografía se la tetas al aire, que han arrancado de los calendarios.
conoce como Deolinda o Dalinda , Antonia, Beli nda y hasta Isabel. En Argen tina . las vírge nes María s610 pueden disti nguirse por
Algunos dicen que estuvo casada y tuvo tres niños; pa ra otros no era sus nomb res y su vestimenta. Hay más de cien: la Dolorosa, la Desa-

,• sino una conc ubina o soltera co n un niñ o o una niña. En algu nas ver- tenudos, la de Lujá n (un pueblo), la de los Ángeles. Sus nombres,
.' siones, el niño también muere. Una vieja historia narrada en la lengua como Librada y la difun ta Correa , s610 tienen significado en relaci6n
" de lo s ga uchos nos presenta este diálogo entre los dos arriero s que se con sus vestiment a. La Desatanudo s lleva un mazo de cintas roj as en
1: supone que hallaron su cuerpo : lamano. La Doloro sa, un sable que le atraviesa el corazón, y viste de
" terciopelo oscuro. La Luja nera es pequeña, rechon cha y sin ni ño. La
1•• - ¡Santíguate ! He ahí una persona muerta y un niño. Cautiva de Río Seco lleva un mu ñeco a guisa de Jesús, que parece
c:
r: - Probablemente se extravió en su intento de seguir a su amado. una beb é. Un simple cambio, como dotar de cintas a Librada o poner
e-,
..". -La sed y el calor la ha n mat ado , pero Dios hizo el milagro de
salvar a su hijo (Chertud¡ y Ne wbury, 1978, p. 98 ).
a la Desatanudos en una cruz, cambiaría su género y sex ualidad cons-
truida (la difu nta Correa tiene una personalidad manifies tamen te se-
xual, tot almente opue sta a la de la Do loro sa) y las co nstrucciones
Sin embargo, la mayoría de la gente desconoce o ignora una leyenda sexuales masculinas a femeninas (el significado de la cruz es mascu-
particular; sus diferent es biografías va n en aumento y hast a se con- lino en relación con Jesús, pero femenino en relac ión con Librada) .
tradi cen, lo cual parece carecer de relevancia por 10que hace al culto •La difunta Correa es una Virgen transgresora en la que elementos de
que se le da. Como con la biografía de la Virgen María. ella es lo que sufrimien to asociados no sólo a la pobreza sino al pasado sexual de una
cada uno quiere que sea. Esto ilustra tanto más el punto de cuán poco mujer so n aflorados significativa me nte a la supe rficie de la teo logía
importan a las gent es las biografías divina s ofi ciales y su capacidad popular de las ge ntes . De igual modo que nosotro s ten emos el cuita
de integrar contradicciones y diferen tes versiones cuando reflexionan de los santos ba ndidos, también el de la virge n prostituta que reflej a
teo lógi cament e al respecto . La teol og ía sistemática nos lleva a pen- la conflue ncia de clase socia l, sexualidad y raza (Correa es más pré-
sar, por ejemplo, que el do gma cristiano de la inm acu lada concepción xtma a la mujer argentina «auténticamente» nativa. si tal cosa exis te
debe ser preservado y hegem ónicamente citado y repetido. Pero no es en un país hecho por inm igrant es europeos y por el exterminio siste-
verdad. Los dogmas so n narrativas maestras muertas y la teol ogía po- mático de la pob lación indígen a). No sorpren de que los ca mioneros,


'" ¡;
",
126 u teología indece nte

que pueden tene r amigas prostitutas en la carretera, la veneren. Ade- 3.


más. en la difunta Correa. el niño Jesús ha sido difuminado. absorbí- Cantar obsce nidades a la teología.
do en sus pechos por un a C(Q de permanente succión eróti ca de sus es- La teología como acto sexual
pléndidos pezo nes. Las plegaria s popu lares más elaboradas present an
a Je sús como intercesor ante Correa. que es la hija de la Virgen María
(Chertudi y Newbury, 1978, p. 162), como queda patent e en el ejem-
plo siguiente . «[Oh, adorable Jesús de ropaj e angélico ! Yo. miserable-
pecador. te imploro que me recomiendes an te la difunta Co rrea y a su
pura madre la Virgen María». En este caso, Correa es la hija de Ma-
ría. sentada a la vera de Dios en el cie lo. y Jesús ha sido convertido en ,",,
"

un espíritu auxiliar. Correa es la única hija de María; es Jesús. o al


menos otro Je sús. o el Jesús de los otros. En otre oración. es la como ••
Perv ersi ón significa caos de g énero .
,
pañera de Jesús, creada con él para la eterni dad. «Amable Je sús. ceno •
tro de todas las perfecciones y fuente de grac ia e infinita merced. has
tomado , ¡oh Se ñor ]. a esta criatura [Correal , que fue creada a tu ima-
(S. Bright, Tht St~wal Sta/t oitht VIIi/m)
I
i
gen desde antes de la eternidad ... (Chertudi y Bewbe ry, 1978. p. 162). Perverso: ... dellatfn pervertere, gi rar erró neamente. de per- (in- •.,f
dicalivo de desv iación) + VU/ t' rt girar.
Los travestismos teol ógicos siguen inte rcam biando a Jesús,
Dios y María en grado infin ito. La difunta Corre a es una virgen ines-
Pervertid o: ... incorrec tamente imerpretado.
,:1'
table y generosa que redistribuye la riq uez a y la salud ent re los po- (CQ/Ij,1S EllgIi$h D ícüo nary, 1979 ) ;r
11' ,
bres, pero también la graci a de las pobres muje res. las prostitutas, las
mujeres con pasado, y ve lo divino en los actos indecent es de la lucha
La obscenidad es otro mundo.
,"",
.!(
co tidiana por el pan y el amor. Hay mucho más en la mariología de [Baud rillard, en M. Gane, 8 audri/larti Livt , p. 62)
.,'",
Latin oamér ica que la Virgen de Guadalupe, si hace mos teología con
intenciones inde centes.
.,
'

Per-vertir la teología sistemática y el caso del cristianismo


de vainill a .'.,
Ya ~e dicho que la teología es un acto sexual. una ideología se xual
realizada en paut a sacralizada: es una ortodoxia sexual divinizada
(dogma sexual correcto) y ortopraxis (comportamiento sexual corree-
l~ ); la teología es una acción sexual. De ahí que los teólogos no sean
SIOO actores sexuales que necesitan tomar muchas deci siones sexua-
les éticas y a veces partidistas al reflexionar sobre Dios y la humani-
dad, porque la teol ogía no es nunca inoc ua ni inocent e ni neutra desde
el punto de vista sexual. La teología sistemática puede co nsiderarse
com~ una teoría sexual ,.bitr aria co n implicacio nes divi nas . Gayle
Rubín ya ha puesto en claro la ambigüedad del término «sexo» , por el
128 La reclogta indecente Cantar obsce nidades a la teolog ía 129

que en general entendemos identidad de género, com~ por ejemplo. lacaótica naturaleza de la sexualidad no pertenece a la esfera de inte-
en la referencia «sexo femenino»; pero sexo indica tambi én eactivi> rés de la teología. salvo para condenarla.
dad sexual. deseo. relación y excitaci ón», como cuando hab lamos de Escribiendo sobre teolog ía homosexual . Maleolm Edward s es
«hacer sexo » (Rubín. en Abe love el al.• 1993. p. 32) . La teoría femi- uno de los pocos teólogos que se han preguntado por qué se ha hecho
nista de la liberación se ha centrado principalmente en sexo como tan poco en el plano de la homo sexualización de Dios (Stuart. 1997,
género, y muy rarame nte como «hacer sexo» . La cuestió n es que p. 75). Mi respuesta sería que Dios no puede ser homosexualizado a
co mo dese o, el sexo es una importante ca tegoría co ncep tual que no es menos que los teólogos tengan el valor de abandonar sus armarios ho-
nueva sino dom inante en la teología durante siglos . La negación del mosexuales, l ésbicos, bisexuales, transex uales, travestistas o (ideal-
deseo o de «los deseos de la carne» determina cuándo, cómo y con mcnte) heterosexuales. Los teó logos que han salido del armario no
quién nos acostamos, y con esta acepción ha sido tema de interés en dejan de lado a la gente, y ello siempre implica un riesgo. pero tam-
toda la teología de base heterosexual. Todas las nociones de pecado y poco se desentienden de ella los que siguen en el interior de aquél.
gracia diríanse embrolladas sin fin en la mirada que dirige el teólogo Seria engañoso pensar que los teólogos «encerrados» pueden com-
al lecho. baño o sofá de otros. La teología heterosexual ha encontra- partimentar sus vidas tan fácilmente . La diferencia reside en que los
do en su desarrollo los mismos problemas y dificultades con que to- teólogos de armario se satisfacen permanen temente en la duplicidad
pan las gentes en su vida sexual. por eje mplo. relaciones je rárquicas. entre los ámbitos de una teología ya publica ya privada. Crean espiri-
posicionamiento de los cuerpos y mode los monógamos de pensa- tualidades esquizofrénicas que han de ser apartadas a la hora de las
miento que tienden a restringir y desnutrir la vida de la gente. Mien- comidas. como dijo el ya ausente Juan Luis Segundo. ¿Pode mos se-
tras la persona se esfuerza por hallar vida y sentido en las relaciones guir soportando la carga de una teología que nos deja solos cuando
en el sofá de amigos y amanres. Ja teología sistemática pugna por do- practicamos sexo? Ello no es tema sólo del sermón dominical sino
minar y destruir estos significados. Mary Daly nos recuerda las me- que, más importante, rige nuestra elección de motivos y lema s teoló-
o'
morias de Hannah TiIlich sobre su marido fallecido, el teólogo Paul gicos. En el caso de TiIlich cabe reparar en el hecho de que su con-
""
TiIlich, y como éste era incapaz de enfrentarse a la realidad inmedia- cepto de amor se basaba en Eros más que en Ágape [Tha tcher, 1978,
ta de su vida. metid o co mo estaba en prácticas sadomasoquistas y de p. 47). Por tanto, podemos terminar aduciendo que Tillich reflexiona-
esc lavitud que reemplazaba con abstracc iones teoideológicas (Daly, ba sobre su vida privada en la forma elfptica, oscura e hipócrita de la
1978. p. 95). Lo que debe condenarse y rechazarse no es que Tillich teología heterosexual en torno a temas de su interés. que , decidida-
fuera un sadomasoq uista sino el hecho de que «no encontrara el val mente. no eran de la espe cie vainilla. Como hemos observado antes ,
la r. para salir del armario de su sexualidad; un teólogo sadomaso- en el mundo de las práctica s sadistas del «cuero» se llama popular-
quiste, por ejemplo, que reflexiona sobre un tema de importancia en mente «vainilla. a la falta de opcione s sexuales. a los recatados y li-
su vida. tanto como en la de otros. Nuestra dificultad con Tillic h resi- mitados. Como la teología de Tillich , la sexualidad vainilla hace re-
de ~n su falta de integrid ad y no necesariamente en el gusto que se ferencia a la escena de la vertiente nada radical ni experimentalista
forjÓ por las prácticas de escl avitud, que probablemente eran com- del placer (Baldwín. 1993. p. 28). La teología de vainilla es el émbí-
partidas por muchos otros colegas académicos, pastores co mpa ñeros to de las decisiones que toman otros por nosotros, como en la teolo-
y cristianos comunes. Los teólogos sistemáticos como Tillich son re- gía sistemática sexual.
presentativos de los millo nes de cristianos que pugnan por permanee Un Tillich salido del armario podrfa haber considerado «la sal-
cer en sus propios armarios sexuales y lechos preferenciales al tiempo vación del cuero» o. al menos, sona do en las placenteras opcione s
que construyen sus identidades sin compartir sus historias sexuales y para el cristianismo de vainilla. Su afició n a las fotos de j óvenes des-
hasta condenándolas en sus escritos. No cesan en su pretensión de nudas cruci ficadas nos lo dej a claro . Sin embargo, nuestros grandes
que la amistad no es ni puede ser jamás una cuestión de deseo y que héroes teológicos jamás abandonaron el armario sin probar previa -
'. :r•
13 0 La teolc gfa indecente Cantar obscenidades a la teolog ía 131

me nte la compatibilidad o incompatibilidad de sus paut as de vida con que result a particularmen te evidente en la teología de la liberación la-
la teología decente común. Un teólogo como Tillich es un eje mplo de tinoameri can a. La solidari dad se presen ta aqu í como valor encarnado
lo que Gramsci llama la persona intelectual de la sociedad civil en esa un idad de int ereses y sim pa tía resultant es de una ética de per-
(Gramsci, 1971, p. 68) . Las soc ieda des civiles son espacios de lucha tenencia a un tod o. Por ejemplo, en la teología de la libe ració n la so-
hege mónica entre diferentes intereses. cap italis mo. inju sticias soc ia- lidaridad es un a forma de co nducta ho rnosoc ial. El hech o de que a mí
les y raciales. en pug na por de termi nar s u poder. Esto puede descri bir me llevara tres años el ser ad mitida co mo estudia nte en el prin cipal
la situación del teó logo cuya labor sostie ne la hegemonía sex ual y po- • seminario teo lógi co lib eracionista de Buen os Aires demu estr a que ,
lítica de l imperio crea ndo una teología que se debate entre fuerzas de incluso en la preparación de los futuros teólogos de la solida ridad, a
coerción y tolerancia en la are na de las soc iedades civ iles en las que las mujeres de finales de los años setenta no se les pe rmitía aprender ,.
la teología se alía con las fuerzas capita lis tas de co ntrol, j unto con la al lado de los hombres. La luch a de loslesbi gays po r estudia r en el i"'
cultura. medios de comunicación e inst ituciones afines. Podemos pre- mismo lugar, bajo amenaza de expulsión y co n difi cultades de factu-
,.
gun tarnos. en las pal abras de Borg de Star Trek, si ..la resistencia es
fútil... Los sistemas ideológicos en pugna se combinan e interpelan a
ra adminis trativa. ilustra este punto. Dada la natural eza de la situa -
ción política y económica en mi continente es fácil qu e las teólog as
,,•

las gentes crea ndo vínculos subco nsc ie ntes entre su ser en el mundo
y su ser en el mundo representad o de la teoideologfa ilusoria. Es una
latinoamericanas acep ten los límites de estas co nstrucciones de soli-
daridad o traten de hacerse a ellos. M ás fácil es aún que las teó logas
r
lucha por la repre sentatividad, por qu e la persona inmersa en la teo- DO latinoamerican as, inclu sive las feministas, sean presa de esa tram-
I
logía sea capaz de sentirse inte rpe lada por el texto, o sea, diciendo: pa concep tual de «solidari dad», que en su sentido más positivo de so-
«Soy yo; me reconozco en esta situación». La teología ha producido lidaridad política no es más subversiva fren te al patriarcado que el de-
un gran poder de int erpe lación en el ámbito de la culpa, pero no en el recho femenino de voto . E l orden soc ial sigue fund amentalmente
de l recon ocim iento de nuestra vida sexual. intacto, como claramente atestiguan las luc has de las mujeres en mu-
chos países latinoameri canos.
Homosociabilidad, «solidari dad co n los pobres.. o «hec ho a
imagen y semejanza del Se ñor» son co nceptos en torn o a la co nstruc-
Modelos indecentes de Dios : per-vertir las interpretaciones ción de Dios co mo parte del mismo deseo sexual; también hay real-
polirik en la teología sistemática de la libe ración . La teología clásica,
El Dios de la solidaridad constructora de la soc iedad civi l, pu gn a contra los mismo s deseos se-
xuales que la crearon, los masculinos. Los textos teológ icos a la anti-
Un teólogo salido del arma rio (indec ente) puede que ten ga más pre- gua, tradicionales, y los comentario s sobre la Bibli a eran notoria- ;¡
sente lo que Eve Kosofsky Sedg wick estableció como modelo trian- mente manifiesto s en cuanto a los sentimientos sexuales masculinos
guIar del deseo mascu lino y su utilidad como punto de du da herme-
néutica primaria para el an álisis (Sedgwick , 1985, pp . 1· 27). Según
Sed gwick , el deseo masculin o se perpet úa por interrelación de tres
y a las metáforas en torno a la subyugación de las muje res y la supe-
rioridad de los hombres co mo parte de l orden de Dios para la socie-
dad. El hech o de que tengamos a Ruth y Boaz, por ejemplo , y el Can-
I
elementos, principalmente co nsen tim iento homosocial, es deci r, por tar de ca ntare s co mo textos no normativos refuerza nue stro punto.
la alianza de los hom bres con miras a perpet uar el patriarcado, así Aunque estos textos son muy en salzado s y han co nfigurado las rela-
como med iante regulación de la hom ofobi a y la misogini a. El deseo ciones hombre-mujer. ape na s ente ndemos, con Ruth y Boaz, que la
masculino ci rcula en esta santa trinidad reflej ando siemp re do s es- norma cristiana sea que la mujer joven se acue ste con el amo . Es ob-
tructura sexuales de opres ión: matrimon io y heterosexualidad. El con- vio que ni el Pap~i los teólogos sistemáticos les dicen a las muje res
sentimiento hom osoci al es ese nc ial en valores como «solidaridad.., que acudan a su amo (si es rico y solte ro) al anochecer. se acuesten
13 2 La teologfa indecente Cantar ob scenidades a la teolog ía 133

con él Y traten de arran car le un contrato legal, co mo hi~ Ruth con ElDios de los actos sexuales imperiales
Boa z. De igual modo. el pasarse una semana de sexo y explicar la ex-
periencia. como en el Cantar de los can tares no se ha inte grad o en la El fl irteo de la teol ogía sistemática co n la teolo gía dela Iiberaci6n
doxolo gfa cristia na. Sin embargo. las voces que suenan en estos tex- puede estar dando fin . Aca so pase del paradigma liberacioni sta a una
to s hablan de relaciones entre hombres. claramente mencionadas, perspectiv a poscolonial o posmoderna, pero la cuesti ón es que la per-
persistentes y que reorganizan la sexualidad de la gente en relación petuaci6n del deseo masculino por uni6n teológica masculina y la
con los hombres. En su comentario al Libro de Ruth ya seña ló Carlos creación perpetua de fronteras sexuales entre modelos centrales y rea-
Mesters, por ejemplo. que la historia de Ruth debe entenderse en tér- lidades periféricas le co nfieren una ca racterística imperial vinculada
minos de servicio. El que ella rindió en particular a un hombre más al deseo masculino. Podemos describ ir un imperi o co mo empresa sin-
viejo. Boa z, se ju zga de gran valor y recomendable (Mes ters, 1960. gular político-econ6mi ca de carac terísticas monocromas que gravitan ,•
p. 66 ). Para resolver esta situación nece sitamos. co mo dice Sedgwíck. alrededor de un puñado de ideas centrales . Sabido es que el núcleo de •
liberar estas relaci one s de la maraña de homofobia y misoginia. para las ideas dominantes es perpetuado incluso si las colonias ca mbian
lo cual es clave el modelo de Dio s como construcción de una familia. sus circunstancias políticas , por ejemplo, se hacen independiente s
co mo veremos más adelante en es te mismo capítulo. La solidaridad (Loomba, 1998. p. 19). Ocurre a travé s de la internacionalizaci6n de
es el valor más importante de las soc iedades lati noamericanas. y el procesos de opresión descrita por Paulo Freiré en su Pedagogía del
redescubrimiento de Dios en solidari dad con la gente no agu anta la oprimido (Freir é, 1970) y elaborada de Frantz Fanon en Los conde-
prueba rea l de la teología de la indecencia. prueba que debe aplicarse nados de la tierra (Fa non . 1961) y por meca nismos de interpelaci ón
co mo desnudam iento y desenmascaramiento de la solidaridad bomo' como los ana lizados por Althu sser al con siderar temas de incon scien-
.. soc ialmente constru ida. El mode lo de Trinidad de Leonardo Boff así
como la declaraci6 n de Segundo de que la Trinidad de muest ra que
cia colectiva y mecanismos Ideológicos . Althusser sos tiene que las
ideologías so n co nstru cc iones imaginarias que confieren identidad a
" Dios es soc iedad en relaciones de solidaridad. se basan principal- un individ uo al tiem po que produce n un mecanismo de falso recono -
ment e en la percepci ón mascu lina de las organizaciones sociale s. cimiento del mismo en su posici6n social (Althusser, 1971. p. 163). Los
Co nside remos. por ejemplo. la noci ón de Trin idad de Boff co mo «co- acuerdo s internac ionales de co mercio y las políticas monetarias, las
munidad óptima» (So brino y Bllacurfa, 1996. p. 85) . Esta co munidad corporac iones tran snacionales y los med ios de comunicaci6n asegu-
está formada por Dios Padre, Dios Hijo y un Espíritu Santo que es «el ran que la independencia política no afecte en modo algun o al impe-
poder de la uni ón» de la comunidad divina masculina que fecunda a rio. Ahí reside la difere ncia tradicional ent re la políti ca de desarrollo
la Virgen María (So brino y Ellacur fa. 1996. pp . 87-88). Habl ar del y la política de liberación. He ahí la alta teología: una em presa impe-
• Dios de la so lidaridad en estos términos de homosoli daridad no es rial, el arte de las epistemologías androides, no de los humanos; y este
nuevo; el Dios heterosexualmente con str uido es obviamente un Dios es uno de los factores que hacen posible que la teología se autope rpe-
en solidaridad con un sistema del que forma parte. La solidaridad con ,t úe (resuci te) a través de lo que hemos dado en llam ar los mecanis-
los pobres no puede cons truirse alrededor de los mismos parámetros: mos de decencia de las teologías negra. de liberació n. aborigen o
La so lida ridad requiere cier ta unidad de intereses , por ejemplo, los li- feminista por igual. Como el parásito de la película Alie n, los meca-
beracionis tas. Si ello viene obstac ulizado por la intolera ncia sexual nismos de interpelació n provocan identifi caci ones y adhesio nes que
hacia las mujeres y las personas no hete ro sexu ales en general. esa so- nutren al alienígena que portam os, inclu so si a la postre logra darnos
lida ridad es tá condenada a ser ineficaz y más un mecanismo de re- muerte. Pocos son los cambios y modificaciones permitidos para po-
fuerzo ideo lógico que una comunidad de intereses en la lucha por la sibilitar la co ntinua ci ón his t6rica de las institu cio nes ideo lógicas de
liberación. conoci miento que, desde luego . no puede n sobrevivir históricam ente
sin un mínimo grado de ada ptabilidad o ..progreso».

,.
".
134 La teo logía indece nte Cantar obsce nidade s a la leolo gfa - - 135

Si queremos seg uir una teología indecente y buscar un Dios in- Desde esta per spectiva podemos argumenta r que la fetichiza-
dece nte hemo s de empezar analizand o primero cómo puede la teología cien no es mala en sí mism a. aunqu e confieso que fetich e por fetiche
ejercer co mo acto sex ual imperial. El proceso presenta dos aspec tos. yo todavía prefiero las botas de ir en moto ocultas en mi armario a un
En primer lugar. la teo logía es un arte per se, o sea una representación juego de copas de comunión en la mesita de noche. Es cie rtamente
estética y no un modo natural, sino naturalizado. de reflexi onar/actuar una cuest ión de tradición en el fetichi smo lo que necesita ser explo-
sobre Dios y la gente. En segundo lugar, la teología opera de modo se- rado de modo teol ógico indecent e. como haremos más adelante.
xual que pod ría introducir algo de per-versi ón (variaciones, más ver- ,
siones y posicionamiento de los actos teológicos) en su metodología.
Por eje mplo. co nsidere mos la doble faz de la manifestac ión pública y El Dios blando o pornogróficamente no lan explicito
sagrada de la excitación sexual y del deseo de obje tos no human os que
presenta la teología sistemática . Es un proceso de fetichi zación en sf Podría resultar simplis ta. obviamente. el supo ner que obras de arte
mismo; la reifica ció n o «cosificación» de los discurso s de atra cción como los sacramentos pue da n ser la única área de fetichizaci6 n en el
hacia, digamos, la simbólica de l comer en comunidad. De acuerdo con cristianismo. La teología ha desarroll ado asimismo una eco nomía de
el dogma de la transubstanciación, en la Eucaristía, Dios es lo que co- relaciones (inte rnas y ex ternas) en las que pueden identificarse pau-
mes. ese fetiche de pan y vino. Dios es lo que digiere s, transpiras y ex- tas de comercio. hasta históricame nte. Muj eres. hombres. eunucos y
cretas del cuerpo. Dios es el paso de pan y vino por tu estómago e in- sodomitas han desempeñado hist6ri camente funci ones diferentes ,
testinos. Dios es el peculiar olor que adquiere la sudoración después de pero mutuamente dependient es en el ámbito de las vidas pública y ••
beber el vino de la Misa y el pesado aliento dulzón que genera el pan doméstica de las re flexiones teológicas. Podemos decir que se trata
en un estómag o vacío. La supuesta naturaleza de copart icipación de departe de una teología blanda o amable construcc ión teológica en la
los sacramentos (so lidaridadJhomosociabilidad) es sólo la ca pacidad que la opresi6n sexu al está presente pero se ma ntiene de ntro de los
de tomar en nues tro interior e incorporar ese pensar fetichista . No hay que se co nsideran límite s naturales tolerables. Como en la pornogra-
solidaridad en la santa comunión porque la solidaridad homosocial es fía blanda, hay front era s que observar. En la teología blanda. Dios ha
notoriamente inexi stente en la historia. por ejemplo. cuando se trata de de ser delimitado por. digam os, sodo mitas . para ex pres ar el valor que
formas de producción real de pan y vino. Excl uyen y exp lotan a otros. la reproducci ón co nfiere a las relaciones humanas y para definir al
Es j erárquica y rentable. No co mparten sino que toman. En el mej or de propio tiempo los valores divinos. Sin esta construcción de los sodo-
los casos , las ceremonias sacramentales en las iglesias operan como mitas, los valores heteros exuales di vinos no serían suficie nteme nte
actos de orde namiento colonial ejemplar. pero no de solidaridad. Los exaltados en la teología. El gran mensaje seminal de Dios no serfa j a-
gestos corporales de silencio , de tomar el pan con las manos extendi- más mostrado al mundo co n tal potencia eyaculato ria si tuviera como
das y de pasa rlo a quien esté a tu derecha o a tu izqu ierda pueden ha- petidores. Los sodo mitas son los no competidores que exaltan el meno
cerse operaciones militares de precisión y disciplina no demasiado dis- saje reproductor divino al mund o . Estas pautas teológicas co nstituyen
tantes de los de los trabajadores de casa pob re a principi os de siglo lo que podemos llamar teología pornográfic a blanda. Las mujeres y
pasándo se cazos de caldo bajo la vigilante mirada de sus amos . Sin disidentes sexuales en ge nera l son meramente rep resentados para
embargo. todos los textos presentan una versión subversiva. y en la co- consumo del construido lector heterosexual masculi no. Sus imáge nes
munión aparece un eje mplo de intenextualidad o intenextualidad con pueden fij arse en situaciones de dolor y tortura sexual, ace ptables en
Dios que (transubstanciación o no) se hace nuestro cuerpo y co mparte la historia del cristia nismo. Por ejemplo . podemos verlo como una
nuestra co mpleja sex ualidad. Y Dios se hace caos: el olor de nuestros película pom og¡ffica de segunda clase, donde Eva pare siempre co n
cuerpos al hacer'el amor. nuestros líqu idos y excreciones, el endurecí- dolor, Tamar es int erminab lement e violada por su hermano, Jesús
miento de músculos y la erección de pezones. (! pende desnudo en la cruz. ma nos clavadas y sangre manando de la
13 6 la leo logla indecente Cantar obsce nidades a la teolo gfa 13 7

corona de espinas que ciñe sus sienes, María dice que sí ~ primer án- nombre de Dios j ustifican y legiliman una política de expansioni smo
gel de su vida presente de pronto en su habitaci én. ¡Qué teología más \' de actos no consensuados de violació n y pillaje de tierras ajenas y
queer ésta. en el antic uado sentido de faro! La teo logía indecente culturas, reli giones y estructuras soci ales de los pueblos. Desde la
fuerza a la teología pom o blanda (a saber, la teología sistemática) a perspectiva de las econom ías polí ticas externas se ha dado un flore-
asumir su verdadera naturaleza dura y mostrarse con la crudeza de d ente come rcio entre imperios y colonias, y en la aplicación de tex-
sus construcciones sexuales . Lamenta blemente. estamos ya tan he- tos bíblicos. según los diferentes esta dios del proceso político. Se
chos a la teología blanda que hasta deseamos proyectar estas pelícu- hace referencia y se hace uso de textos favorables a una conciencia de
las de Eva y Tamar y la Virgen María a los niños que acuden a la es- sumisión de la colonia. por ejemplo, para implantar el conve ncimien-
cuela dominical. Sin embargo, en los extraños modos de este mundo te de la superioridad políti ca, religiosa y moral del poder colonizador.
"• y estado de la teología hoy, se considera escandaloso e inmoral el in- Sin embargo. en todo este traficar teológico siempre volve mos a
decentamienro, es decir. la denun cia de la verdadera naturaleza se. nuestra conceptualización de Dios como obra de arte. obra de imagi-
r
xual dura de la teo logía sistemática. al tiem po que anunciamos de- nación estética y religiosa aplicada . Los dioses imperiales se hicieron
construccio nes de género y sexuales que podrían dar un precioso los perso najes principales de las novelas sacras coloniales. que pue-
significado a nuestra vida en relación con lo sagrado. y damos noticia den ser ligeramente modifi cadas mediante negoci ación histórica de
de las implicaciones políticas de la teología como ideología . procedimientos de interpretación en situaciones poscoloniales, pero
nunca desechadas del todo. Este «Dios objeto» del arte colonial se ha
,.
hecho bien único y objeto exclusivo del deseo que de algún modo se-
,
¡
El Dios de la colonia xual, dado que toda su eco nom ía interna o externa se basa en una es-
""" tructura hetero sexual de lo deseable y lo rechazable, participa en una
." Fue Juli a Kristeva quien dij o qu e «varte" revela una p ráctica especí- compleja interrelación eco nómica y reli giosa. Eso nos lleva al punto
"". fica. cristalizada en un modo de producción con múltip les y muy di. real de una fetichización negati va en la teología cristiana. que es el
versas manifestaciones» (Kristeva, 1984. p. 97). Ahí se encuentran. proceso de fetichización reali zado a través de un Dios-ser huma no
según Kristeva.Ias complej as relaciones entre ideología y tradicióno histórico. Jesús, personifi cando como ser «todo lo humano.. y «todo
entre deseo y ley. Los Evangelios, las Escrit uras hebraicas y la lgle- lo divino» de modo cultural. simultáneo y definiti vo. Ya no se trata de
sia, incluso actos rituales como los sacramentos, co mo hemos visto, teología blanda sino pomo-dura. Esta clase de pornoteología será

,• funcionan como piezas de narrativas basadas en un supuesto cristia-


no simbólico en el que las tensiones que rigen su producción (como
siempre un grandioso gesto imperial construido de universales, esen-
cialismo y supuestos religiosos y políti cos no impugnados. Esta teo-
• deseo y ley, en mención de Kristeva) se hallan presentes. El desentra- logía fue el crisol de sexismo, homofobia, racismo, supuestos clasis-
ñar este arte, que llamaríamos actos coloniales. significa desentrañar tas y sueños coloniales. Desearfamos pensar que este Dios de la
un cristianismo de núcleo duro basado en la limitación del deseo y en • colonia fue un amo colonial cuyo punto de crisis no se produjo de re-
relaciones no consensuadas, como las de las pautas impuestas que sultas de la secularización sino del cuestionamlento de las eplstemo-
Butler llama «la matriz heterosexual» (ButIer, 1990 , p. 151).1 Por logías imperiales y luchas sociales y teológicas por la liberación.
ejemplo. en la economía interna de la Biblia se han prodigado relatos
históricos en obediencia a la matriz de los deseos coloniales que en el
El Dios/Jesu cristo
1. Butler defi ne la matri z heter osexual co mo «(la) trama de inteligib ilidad cultural
a trev és de la cual se hacen natural es los cuerpos. géneros y deseos» [Hutle r, 1990. Consideremos. por eje mplo, el proyecto cristológicc que logró la co-
p.15 1). lonización de las almas, proyecto desarro llado por el bloque occiden-
1

.¡".
¡

138 La teología indecente Cantar ob sce nidade s a la teolog fa - - - - - - 139

tal de teól ogos que solían dirigir la esfera de producción espiritual al rostro de l terro rismo de esta do y a la política de intervención ex-
con Jesú s como representante homogéneo de «todo lo humano» y de tranjera y de regímenes dictatoriales. Estas bibli as latinoamericanas
«todo lo divino». Gramsci lo llama fenómeno del bloque hegemónico fueron quemadas en Argentina j unto co n los libro s de Fouca ult y
histórico (Slmon. 1982. p. 27) . Y dice Gra msci que la hegemonía es Freire. El ser sorprendido co n una bib lia latinoamericana o con una
cos a de un grupo de individuos o cla se que ejercen el control de las copia de Pedagog fa del op rimido de Freíre podía significar confina-
esferas de producción. Así ha ocurrido en la teología occidental/pe- miento inmediato en un campo de co nce ntración y pena de muerte.
triareal; Jesús se ha convenido en un monopolio con estricto control . Xo obstante. seguía produciéndose el Cristo Che desde el mode lo de
sobre la produc ción espiritual de signifi cados e intercam bios. Sin em- la solidaridad homosoc ial de los pobres (aunq ue en tiempos críticos
bargo. en su raíz hay siempre descontento con la irrea lidad y los po- cambian las producciones de gé nero y sexualidad).... Dio s mari ca»
o'
deres opresivos de estas metaproducciones teológicas de Dios y de puede ser aún un Dios de liberación. pero es te Dios puede enfren tar-
i'
Jesú s. Las religiones son teorías de conflicto que logran el máximo en
la lucha por la concienciación y la liberación. aspecto crucial éste de la
teología de la liberación, por ejemplo. pero la produ cción monopolfs-
se plename nte a la resistencia machista porque los retos entonce s pre-
sentados son más profundos.
El problema que abordamos aq uí es que. después de todo, to-
...."
o '

tica de Dios y de Jesús se ha hecho co n tal autoridad y durante tanto davía no podemos influir en las teol ogías imperiales basadas en una I•
tiempo que su fuerza interpelariva es difícil de co ntrarrestar. Esa es la
pri ncipal diferencia entre un enfoque liberacioni sta de Dios y otro in-
especie de naturaleza interpe lativa intertemporal a menos que nos
aprestemos a hablar clara e indecenteme nte . ...raram en te » pues. De ,.¡.;,.
dece nte . Como hemos dich o. algunos liberacionistas queer pueden ahí que la cris tología sea tan importante. y no s610 par a debatir la
razonablemente ver en Jesús a alguien con el que las lesbianas salidas masculinidad de Jesús per se. co mo en el estilo ya pasado de mod a
del arma rio y gays, bisexuales y heterosexuales manifie stos pueden de la teolog ía feminista. Ha de susci tar dudas y dem ostrar en es te
identificarse. Un paso muy positivo. pero una teología indecente debe proceso teol ógico la constru cción falaz de esta cris tología se xual
avanzar en su desconside ració n por las fuerzas interpelativas y nor- que no ed ifica nece sariamente las pautas heterosexu ales. aunque las
mati vas de la teología patriarcal. Debe ir más allá de la identificación refuerza ad infin ítum con la in stitucionali zación de relaciones en
positiva con un Cristo más gra nde. Ha de tener el derecho de decir no una soc iedad basada en el cu rso se xual de lo deseado. permitido. re-
sólo que una lesbiana puede identificarse con un Cristo liberador sino primido, tomado. abandonado y así suces iva me nte. Un acto teológi-
que tamb ién debe deconstruir sexualmenre a Cri sto . Lo s teólogos in- co sexual co mpleto de atavío y desn udamiento. de recomposi ción ;~
dece ntes pueden entonces decir: «Dios ma rica ; Dio s reinona; Dios de los cuerpos y su re novada presen tación seg ún paut as de relacio -
lesb ian a; Dios mujer hetero sexu al que no acepta las co nstruccio nes nes naturales. se ha material izado históricamente en ins tituciones
o,
l'
~

de heterosexualidad ideal; Dios ambivalente de difícil clasificación "


como la familia. Dios ha perso nific ado a la famili a medi eval o ca- ~
sexual». Los teólogos indecent es debieran hablar cla ramente a quie- pitalista, segú n los air es político s. Sin embargo, no es s610 a través
nes gustan de las cosas claras. Deci r «Dios mari ca» es proclam ar no de la histo ria de la teología y de la ideología que pode mos percibir-
sólo una sex ualidad que ha sido margina da y ridi culizada sino una lo. Los Eva ngelios nos presentan una es truc tura intern a organizada
epistemología di ferente y tambi én el desafío de aprop iarse positiva- como eco nomía familiar, que ha contrib uido más que nada a la idea
mente de una Val que ha sido usada para desp reciar y humillar a de famili a en Latinoamérica desp ués de la conqui sta. Pero esta
otros. Los liberacionístas lo hicieron en cierto modo cuando. con las cuestión no es trascendental. [Prot éj anos Dios del trascendentalis-
dictaduras de los anos 1970 , las biblias latinoamericanas llevaban mo! Es más bien el recono cimi ento de la si mbólica de lo sag rado
imágenes de un Cristo Che Guevara, un Cristo co n boina de campaña operando co mo deseos en busca de satisfacción, co mo en pro ceso
y cigarro cuba no en los lab ios. Cristo el subversivo. el terro rista, fue de hacerse U'!tos; co mo tales, en alia nza con los deseos lícitos de
)
en aquel tiempo una imagen provocadora que propin aba un guantazo los imperi os y de las ideo logías, no experime ntan más lucha que la
14 0 teología indecente Cantar obscenidades a la teología 141
La

de subyugar. desplazando y co ndensando la que se p erc~e caótica volver aquí sobre el concepto de Paul Ricceur de el ímog ínaí re de
vida sex ual de la gente y sus experiencias ilegales. El prime r paso ruptura. que opone esa mix tura de sistemas simbólicos colectivos
ha de ser, por tanto, el Indecentamiento de la producción de Dios )' formados tras siglos de control de la élite con las propias interioriza-
Jesús para confrontar la simulación teo lógi ca de lo que podemos cienes de la gen te sobre la opresi6n y el comportami ento espe rado.
llamar la familia evangélica. Sin embargo. el discurso de Baudrillard ha de se r suficientemente
amplio para acoger las tecnologías de subversi ón de los po bres, su
arte de resiste ncia a las seducc iones dictatoriales. como los grafitos
murales. Como te óloga del Tercer Mund o no estoy necesaria mente
Puras simulaciones: terror y obscenidad en la familia obligada a extenderme sobre el posmodemismo como cuna de toda
evangélica simulaci6n . Los imperios bord an el arte de difuminar los límites de
..'.,
lo real e hiperreal en las sociedades coloniales. Los actos de los re-

.
•,' :
Fundamental mente, la escena es arbi trari a, lo cual carece de sen.
tid o desde el punto de vista del es pac io co nvencio nal.

(Baudrillard, en M. Ga ne, Baudrillard U~'e , p. 61)


gfmenes dictatoriales en Suraméri ca durante los años 19 70 en su
cruzada co ntra las sobrevaloradas invasiones marx istas puede que
basten para ilustrar este punto. El d ía del golpe de estado de Pinochct
en Chile él estaba absolutam ente con vencido de la inminencia de
p
, una invasi ón rusa del país . Dij o que esperaba la llegada de aviones
1, , V
j,: de Aerotlot con miles de soldados rusos comu nistas (Co rrea y Su-
f;,; (Gra ñt o, Arge ntina. siglo xx] bercaseaux. 1996 . p. 15). En Argentina. por ser conside rado s comu-
... nistas volca dos en crear el caos econ6mico desapa recieron niños de
'"
11' ,
Marl a l OSl! R. de Mangone, desaparecida Juli o 19n
apenas catorce años que hací an campaña para reducir el precio de los
1"."
.. (G rafito, Argen tina, siglo xx) billetes de auto bús para los estudiantes. Esta operación militar fue
apodada por los paramilitares «la noche de los lápices». Los regfme-
Reflexionemos ahora sobre Dios como famili a. La familia evangéli- nesdictatoriales llevan a extremos inconcebibles sus países de fan-
ca puede con siderarse como escena de una simulación terrible (te. tasía. Diferente s conceptos de cultura mediáti ca que no dependen de
rror). Fue Baudrillard qui en reflex ionó sobre la idea de una culture la tecnolo gía. como grafitos, cancione s populares improvisadas en
posmodern a en la que las fronteras entre realidad y apariencia son demostraciones o ciert os gestos (por ej emplo. llevar un libro a la vis-

., sistemáticamente difuminadas con la aplicació n de la tecno logía a


los medios de comunicación (Gane, 1993, pp. 3-5). Las simulaciones
de hiperrealidades, como Baudrillard tambi én dice. son casos de ci-
ta en plena calle como signo de desaffo a la Junt a Militar ) han resis-
tido efectivamente la seducción de las simulacio nes en Argentina•
donde, por ejemplo. los grafitos polfticos han di fuminado las frente-
rugía cosmética qu e pasan por real es. Pero ¿cómo distin guimos en. ras de lo real y lo imaginario durante decenios. inclu so los lím ites
to nces entre lo real y el artificio? Estamos bajo el influjo de la se. •entre las llamadas esferas secular y teol6gica. Para mf, creci da entre
ducció n, un es tilo erótico de control dominante en los oprimidos, paredes con las en tonces familiares «vw con «P» enci ma (<<Pecón
Algunas formas de opresión son interiorizadas hasta el punto de ha. vive» o «Peré n vol ver é», según interpretación), esa narrativa mural
cerse deseables (Baudrillard, 1990. p. 174). Este es precis amente el del regreso inmediato de Perón no era disc utida . Pero el nombre de
propósito de la simulación y el movimiento de posibilidades dobles Pcr én fue públicamente prohib ido . No podía ser siquiera pronuncia-
de opresió n y liber aci ón, pues mientras que la simulaci6n es consti- do; el go bierno había decidido que Per6n no existfa. Sin embargo.
tutiva de los regímenes simb61icos de nuestra condición posmoder- pared tras pared siguieron proclamando dur ante años. y con sólo dos
na, éstos también lim itan y abren camino a a lternativas. Podemos signos: «Pilo «VIO. que estaba vivo y volvería. Grafitos y siluetas (como

·· .
14 2 La teología indecente Cantar obscenidad es a la teologfa 14 3

las pintadas en recuerdo de los desaparecidos) tienden a poner de dispuestos al lado de la Virgen María . a la que se dio el nombre de
manifiesto que los muertos hall vuelto y se encuentran entre noso- «Generala del Ej ército». el fem en ino de «general» que, sintáctica-
tras. No se trata de una proc lama sobre un tema pop ular de resurrec- mente correc to, es título inexi stent e. No hay generalas en el ejé rcito;
ción rec urrente, sino más bien una afirmación de vida a trav és de la así, la cade na de pretextos para sim ular no tiene fi n. Este simulacro
muerte . Así que dó cla ro hace ano s en la ca nció n «Quien qu iera oír divino fue el impu gnado por los grafitos pop ulare s. De igual modo,
que oiga», de Lin o Nebbia, donde dice que «matar es un acto inú til; los Evangelios. como arte. han presentado duran te siglos un simula-
la muerte s610 prueba que la vida exi ste». Las siluetas de los desapa- • cro de famili a mediante trucos de narrativa escrita, imágenes y repre-
recidos en esos últi mos decenios lo demuestran. Una silueta de mu- sentaciones.
je r preñada. con larga cabe llera y. al pie: «Maria José R de Mango ne. La fam ilia evangé lica es una simulación en dos actos, o un art i-
Desaparecid a Junio 1997.... es presentada junto a la que corresponde ficio que participa de dos órde nes estrec hamen te vinculados: sexual y
a su marido. ..José Hector Manga ne (Pepe) Desaparecido Junio económico. No es un producto estable, y no ha generado un modelo
1977», y ambas aliado del nicho de la Virgen María en la entrada de de simulación definitivo para la fam ilia en la histori a, aunque el si-
la catedral ca tólica ro mana de Bueno s Aire s. La Virgen María, con mulacro de familia primordi al posee eso que Baudr ill ard dio en lla-
un niño Jesús en sus brazos y la ca tedral por marido, contras taba con mar «la ca lidad del ensueño» (Gane, 1993, p. 67), que ha venido diri-
las dos siluetas de la famil ia Mangone. la muje r amparando co n los giéndose y haciendo impacto en la vida diaria a través de la influencia
braz os su preñado regazo. Las fig uras j untas, pero expresiones dis- ejercida por el cristianismo . No habl aremos aq uí y ahora de la rep re-
tint as, en contacto una co n otra . ¿C uál es la Sag rada f amili a? ¿La sentaci ón de la Sag rada Familia en las felicit aciones navideñas. con
Virgen María y el niño o la familia desaparecida de marido y mujer padre, madre, pastores y el omnipres ente asno, ni, aú n peo r, ir a la
encinta? Funda ment alm ente, co mo ha dic ho Baudrillard, «es un esencia del José histórico, de Marí a y los niños, para espec ular con
efe cto de perspec tiva» (Baudrillard. en Gan e 1993, p. 5). cuentos de castidad y preñez divinamente j ustificada. El objeto de
Si en la ca lle puede que las gentes no crean en la muerte y sigan traer a escena la obra de las simulac iones tiene un propósito indecen-
grita ndo «Con vida los llevaron, con vida los quere mos», la icono- te distinto. Que remo s prov ocar una ruptura en las iden tific aciones
grafía de la Virgen María en la catedral ca tólica romana es ~na simu- imaginativas . Si Jesús puede convertirse en un Jesús gay (y bien que
lación; practi ca cirugía cosmética en la relación hombre-muj er de una sea así) para ide ntificarse con los gays, también puede ser visto me-
jo ven familia. alejándo la de nue stra soc iedad. negándol a al tiempo diante supresión que per-vierte o halla una vía diferente hacia la con-
que trat a de seducir al via ndante de la catedral para crearle una rela- ceptualización de la familia evangé lica .
ció n de simulacros. La familia desapare cid a es ofendida entonces por
el simulacro de la fam ilia eva ngélica . Los supuestos teológicos heteo
rosexuale s a vece s pueden considerarse extraños; tamb ién su matriz.
como la Virgen de la catedral. Pero todo se hace mucho más epirreal Variaciones per-versas: « Un amor de chicas muertas»
aún (pegado sobre la realidad ) cuando se aplica al concepto de fami-
lia. La fam ilia evangé lica es una presentación cuya fu nción se pone Nunca podrás amarme
en escena sólo como mostrador del cuerpo masculino del niño Jesús. vivo sol o en la televisión
nunca podré decirte có mo eres
los códigos genéricos del vestir y las posturas corporales de la Vir-
nunca podrú tocarme
gen, así como la conceptualización de un Dios/Cristo que ~rsonifica sólo verme en un pape l.
el comportamiento de una divinidad masculina. En Argentina, las sao No deje s de mirar me en la pared
las de exposición eran usadas para presentar co n pleno efecto simbo- ...
( )
los militares y co ro nas imperiales. Sables y medallas militares eran Froliindote las piernas
144 - - - La teología indecente Cantar obscenidades a la leologla 145

llorando en la ca pilla: jer-rnadre y niño. y la Sag rada Fam ilia en general. son co nceptos uni-
Un amo r de ch icas muenas
dos a una teología sacrificia l. No es una mujer la que queda encinta y
(Charl y Garcra...ChicA! muertas», canción) pare, sino que en la simulación ha oc upado su sitio una virgen iluso-
ria. Nace un niño Jesús, no una niña. En ambos casos , las mujere s han
¿Cuál es la explicació n de la fam ilia evangélica? Desd e una tenden- desapareci do del relato de familia y han sido sustituidas. en el ca so de
cia Iiberaclonlsra o feminista. esta pregunta tiene respuestas desde la Virgen, por una simulación , una imitació n de mujer que desde en-
una perspectiva de relacio nes de cla se y sexuales . Sin embargo, ha)' tonces ha hecho difícil la existencia de mujeres reales en el cristia-
en la teología de la liberación y en la teolo g ía feminista entornos que nismo. Mujeres reales, co nsci entes. present es en el cristia nismo. si-
operan como el marco de una pintura que oscurece o permite su \'j _ lenciadas y negadas duran te siglos , han sido grafitos vivientes: su
sien, Aca so sea interesante observar aquí que no todo puede o debe. presencia en iglesias y fáb rica s. con o sin hij os, ha venido d iciendo
ría ser traducido . Todavía co n Baudrillard, podemos co nsiderar que «existimos». «somos rea les».
no podemos evi tar los errores al reconocer o representar la realidad La «trama» de la familia evangé lica se encuentrae n el origen de
como era presentada en la familia evangélica. a través de nuestras esta desaparición de los cuerpos de las mujeres en la génesi s de la
percepciones de esa saga de infidelidad, culpa e ilegitimacíon (de irrupció n del Mesías en la historia. bien porque aquellas jamás nacie-
dioses , gentes, ángele s) . La teología tiene un problema co n eso de ha- ron o simplemente, como en el caso de Marta. porque no eran, La fa-
cer traducciones ob ligatorias de la simbólica religiosa en la vida or- milia evangélica nos choca con esta difere ncia que sólo puede halla r-
dinaria. y no reco noce las simulaciones. Sea mos indecentes ahora y se en lo que no es obv io , en el lugar don de no ha tenido lugar una
digamos que la familia evangé lica es una simulación en el sentido de búsqueda anterior: eso es, el luga r de la desaparición de las muje re s.
verse «des gajada» (Baudrillard, 1990. p. 75), donde los aledaños han La teoría gay ha prod ucido un cambio significativo en nuestro para-
acabado siendo efectos de la teología patriarcal occidental. Volvien- digma de exp licación y co mprensión de 10 que ha exi stido desde la
do sobre el tema de las traducciones, puedo iniciar una lectura latino- Ilustración. por el hecho de poner en cues tión lo que Donald Morton
americana sobre la madre de la famili a. María, como chica muert a. )' llama «el papel de lo conce ptual, racional, sistemático. estructura l,
Jesús como hijo de una chica muerta. El asunto de la familia evan gé- normativo. progresivo. liberador, revolucionario. etc. en los ca mbios
lica es de naturaleza más sombría que los relat os Iiberaclonistas o los sociales» (Jagose. 1996 . p. 77). En palabra s de Jagose. surge un mo-
modelo s bíblicos de igualdad . Lo que procede es un nue vo reparto delo intel ectu al del privilegiar la epistemología de lo dife rente y cu-
con los cuerpos fragmentados de esa familia. Como en una narra ción yos resultad os pueden verse en una nueva desnatu ralización de las es-
de horror, la Sagrada Famili a consta de criaturas desmem brad as y de tructu ras de, por eje mplo. raza y sex ualidad. Por consiguiente, una
Fran kenstein . ¿Có mo hacemos ese nuevo reparto ? De dos ma neras. teología indecente nece sita desnaturaliz ar un «cristianis mo de ca m-
Primero. determ inando los fragmen tos, fisuras y eleme ntos frágiles. po» (artificial, amanerado y ostentoso en su rectitud ) que se desarro-
que son tan obvios en el pro ceso de su pulverizaci ón y descoyunta- 116 autoparodiando su propia ideología sexual hasta el lím ite.
miento que es difícil pen sar en ellos en término s de hermenéuti ca du- La cuestión es que a raíz de este modelo de famili a evangélica,
bitativa. Segundo. escog iendo diferentes actores para esta producción las mujeres han desaparecido de la historia con tremenda naturalid ad,
evangélica . ¿Qué son los elementos que ya no nos son obvios en esta como si la humanidad asumiera que el destino de las mujeres es tá de
producción? El hecho de que la familia evangélica ubica el lugar pri- algún modo relacionado con algo teológico. Indecentemente, pode-
mario de desapa rición y aborto de las mujeres en el cristianismo. Si el mos enmarca r una teol ogía de la fam ilia evangélica con chicas muer-
nacido es un hombre/mesías. en la economía divin a significa que no tas a la espera de reaparecer. Si María ex istió histórica ment e. pode-
ha nacido una muje r/mesías; ha sido excluida de nacer. Es la Virgen mos decir con las Madres de la Plaza de Mayo que «fue incorporada
María (constructo teológico). no una mujer. la que dev iene madre. Mu- viva a esta histori a y queremos que regrese en igual co nd ició n». No


,.
146 La teología indecente Cantar obscenidades a la teología 14 7

se trata de una simple resurr ección de las muje res sino de su reag ru- cipio hermen éutico de infalibilidad se da no solamente por el estatis-
pación y loc ali zación en esa historia. a pesar del esc anda loso aborto mo co nfe rido al texto bíblico como autor implícito de l cristia nismo,
de su presencia en esa trad ición de Sagrada Familia-comunid ad . Este sino excluyendo la ind ecencia. Por eje mp lo , el reconocer el aborto
aborto es un pron unciamiento que mimet iza el ideal cristiano de la como prerrequisito teológico de la Sagrada Familia (m ujeres excl ui-
muje r imp osi ble: la madre-virgen de los cantos di vinos, prota goni sta das de la vida; no nacidas en esa familia) significa que es tamos reco-
de la historia y creadora de eco nomía y teología. naciendo la utilidad de diferentes ca tegorías queer para hacer cristo-
Llevar este prej uicio a (as chicas muertas de es te rela to y hacer logía.
de ellas fuente s autoritativas de narrativas indece ntes del nacimiento Es triste decir que la teo logía, co mo tex to, es un lecho de muer.
parece demasiado, excesivo en extremo. En camb io. es tamos acos- te en el que jamás ha existido la mujer autora. Los teólogos indecen-
,.,
tumbrados a ser traductore s radicales de la teo logía permanente mente tes suelen verse atónitos frente a esos lech os de muerte, ponderando
seducidos por sus simulacros . Se trata sim plemente de deci r .. Mary», qué hacer co n los restos. ¿Se entierra n los cadáveres o se conservan
..Miriam.. y ..María», o el más popular ..la M aría .. y ves tirla como en alco hol? De ahí pro vien en prob lemas metod ológicos co mo la
una campesina latinoamericana con ropas tradicionale s (co n ropa in- cuestión del sile ncio de las mujeres co mo desafío herm en éutico. Sin
terior ). Los ejercicios libe racionistas y teológicos feministas de tra- embargo, la metodología femini sta tiende a osc urece r el hecho de que
ducción son famosos por su intento de traducir la familia ev angélica en la teología cristiana las mujeres son «chicas muertas ... Las muje res
para nuestro tiempo. Es fútil. No son más que ejercicios de traducción están muertas porque el texto teol óg ico simbó lico patriarcal siempre
y simulaciones ad hoc. Lo que algunos Iiberacionista s femini stas no las relega y co nstruye su significado com o interacci ón de manifesta-
alcanzan a ver en ello es que no hay un «original.. que sólo nece sita ciones dentro de los lími tes del text o. La muerte es tema co nsiderado
ser traducido a nues tros tiempos y cultura o mom ento presente de en la teología fem inista y, se comprende, también su obsesión, que se
co ncienci a. Esta noción de original excl uye las condiciones de pro- manifies ta, por ejemplo, en los es tudios sobre mujeres en la iglesia
ducción de do nde surgen los textos y las co ns truc ciones religiosas, primitiva que evalúan su supuesta igualdad con los hombres. Esta po-
inclusive los pre-textos de las co ndiciones sexuales de la co nstruc- sición es la fem inista liberal, y la de l prime r feminismo radical, sobre
ción del cristianis mo (Humm, 1991 ). Es una caracteriza ció n genérica la «igualdad.. que niega la diferencia y. por tan to, apoya por defecto
de las reglas de traducción en virt ud de la fide lidad, mimesis y obe- al sistema patriarcal (Evens. 1996, p. 14). Así, un tema importante del
dienci a al discurs o normativo masculino. Cabe añad ir que reg idas por debate sobre la orde nació n de mujeres en la Iglesia anglicana (en In-
no rmas de es ta categoría teológica, q ue analizaremo s más adelante, glaterra) fue si el Febo de Roman os 16 de bía «ser co nsiderado "di á-
llamada «pureza... La oc ultació n de las desapariciones femenina s en cono" y no simplemente ..diaconesa "» (Hampson, 1990, p. 31). Sin
la teología se ha hech o en parte resucitándolas en las Escrituras, en embargo, aq uí hablamos de la muerte de las probabilidades, de donde
busca, a veces , de su nombre. Sus historias y su relación co n Dios son se deduce que una teología de la resurrecci ón de las muj ere s en las
recval uadas entonces en términos del provecho de sus vidas, es decir, Escritura s no pueda ser satisfactoria desde nuestra perspecti va inde-
de la reprodu cción del cristianismo entre ellas o del grado de produc- cente. ¿Cómo resucitamos a las mujeres en la familia ev angélica ? La
tividad teológ ica. Las deficiencias de esta estrateg ia teo lógica de tra- cristología ha de cons iderar que Jesucristo surgió de una matriz hete-
ducción son obvias. La fidelidad se demuestra por infalibilidad y li- rosexual, probablemente diferent e de la nuestra pero según el modelo
teralidad. Las mujere s son los personaje s vacíos de la teología que se intelect ual dominante ma sculino sexual de relacionar, am ar y cono-
aca mp anan de mov imientos pred ecib les. So n cadáveres flotantes en cer. Es la co herencia de la vida mostrada en la cris tolog ía heterose-
los textos de la Biblia y teol ogía sistemática. No es que los persona- xualla que asume el rol de legislar la simetría de la teo log ía; simetría
jes femeninos de la hermenéutica bíblica feminista no sean leídos sin que rec_za los rincones indecentes. Las resurr ecciones reacom odan
co ntestació n y desobediencia; al co ntrario. La cuest ión es que el prin- el orden de simetrías cuando se pierden en crisis teo lógicas sob re te-
14 8
La teolo gfa indecente Cantar obscenidades a la teolo gía 14 9

mas de raza, sexualidad, cultura o políti ca. En ca mbio, la"' isensión y padero era el nombre dado a los camp os de con cen traci ón argenti nos
la desconfianza en la teología destruyen la coherencia establecida y los entre 1975 y 198 1. Eran lugares de abducción, donde la persona era
modelos de pensamiento simétricos (dualis tas). Así reza para la teo- llevada a la tortura, el olv ido y la muer te. Sólo los «redimidos » por
logía y también para la política. arrepenti rse de su actitud políti ca contra el régimen militar. ~odían
abandonarlo s. Es interesant e reco rdar aq uí que la Ju nta Mili tar se
describió en térmi nos propi os de la Sacra Trin idad: «T res responsabi-
lidades difere ntes y un solo objetivo . Tres pode res militares y un po-
Por pureza y por viscosidad: pensamientos obscenos der nacio nal político indiv isible. unificado en la Junta Mil itar» (Ver-
del Dios único bitsky, 1987, p. 95) .
,. "

. Ha dej ado de co mer falos divinos la teología fem inista de la Ii -


'6

....,..
¿
" ¿Es la resurrección una monografía so bre la reprod ucción en tomo a beración'? ¿Cómo nos posic ionamos en Suramérica en relaci n con
~

la envidia masculina? ¿Radica la re surrección en la pureza , dado que los chupaderos teológicos'? ¿Sig ue la teología feminista en su bús-
, la reproducci ón proviene de la sangre? La pure za de las vestiduras queda de la pureza, de deseo único y de resurrecciones hegemónicas?
bla ncas y el «no me toques» de Jesú s a una muj er pued en formar par- Este empeño por la trascend encia en la teología feminista. incl uso en
•• te de este ac to de procreación virginal, de parto limpio sin alaridos. el marco de las teologías políticas , sigue siendo un objetivo de la ex-
,• olores. sangre. sud or y orina. ¿Quién era el suje to parturiente aquí? perienci a extraco rporal de la pure za. La pureza co ntradic e lo mate-
"
, ¿Dios'? ¿Jest1s'? La pureza. como la blan cura occidental que la repre- rial. de donde se deduce que el falo trascendent al de ba ser co ncebido
','
.;1
senta. es un pen sam iento de frecuencia única. El mito de la concep- fuera de la sensualidad . Aunqu e la resurrección de Jesús es un retor-
¡:r
"
",••
. ció n virginal de Maria es el mito de la compenetración con el falo di.
vino caracterizada por la unicidad de mente y la obsesión. El texto de
Lucas no pone siquiera en claro a quién perte necía el inevi tab le falo
no desde la tortura y. pue s. no pued e ser co ncebido fuera de ámbitos
sensuales. el retomo de Jesús pertenece al ca mpo de la ciencia foren-

.••
"!

,,'
' que aparece inicialmente en las narrativas evangélicas reproducién.
dose a si mismo y que termina resucit éndose. Hay intermediaci én. En
se porque cumple el propó sito de reificar un orde n de cosa s que. por
el hecho de ser «elevadas•• se vuelven eje mplares. La pureza del sig-
nificado de la resurr ección se manifiesta en su singu laridad: es una
',' la narrativa evangélica. alguien (un hombre de Dios o «ángel..) habla experiencia dimórfi ca e idealista. no histórica. Es una experie ncia que
.,
,1
a Maria en nombre de Dios. No es un diálogo dire cto con el falo divi. sólo enc uentra parangón fuera del cuerpo. Una experiencia sexual di-
no. De ma nera similar a la co nsigna de la vieja Bri gada de Jóvenes: mórfica de la resurreción ha contribuido a fijar espacios geog ráficos
«siempre vestido» de noch e, para obstacul izar al menos las mastur- y biológico s del destino. Ha operado co mo utopía de la función tras-
., baciones de madrugada. el falo de Dio s aparece envuelto e invisible cendental del sexo que se tradu ce literal mente en funcional ismo teo-
en el cristianismo como interm ediario pero con fuerza suficie nte para lógico. donde la gente responde a la llamada de la pureza re suci t a~d o
ser ingerido por la Maria primo rdial. La resurrecc ión de Jesús ha sido anormalmente la parodi a del heterosexuali smo (pues la resurrección
descri ta como evento singular. preci samente porque se trata de una • no es una expe riencia sensual histórica). El concepto butleriano de ci-
duplicación sin disensión; el falo tomado por Maria vuelve a serlo por tación o repetición (Butler. 1990, p. 3 1) se encuentra en el núcleo del
toda s las mujeres cristiana s. Todas somos Marias con gigantescos fa- concepto cristiano de resurrecci ón, do nde ésta se materializa en las
los d ivinos en la boca , y no necesariamente por nuestra propi a volun- esfera s púb licas y privadas de la vida y cuyos múltiples enlaces pue-
tad . Eso es pureza en el cristianismo: hegemonía, unicid ad y deseos den descubrirse entre la singular noción de reprod ucció n y las teorí as
obsesivos de clonació n. La teología se ha convertido en un descomu- políticas y sociales. al igual que como teología. La gente pued e e n ~a.
nal chupadero en el que o bien cometes suicidio ontológico, como ñarse igualando resurrección co n es pera nzas de una forma de Vida
muj er. por ejemplo, o bien eres objeto de absorció n, de succió n. Chu. eterna (en la real no resucita nadie). pero la resurrección es esa repe -

"
, 'o

150 u leolog fa indecente Cl nlar obsce nidades I la teoiogfa 151

tición o círculo vici oso de ideo logías sexuales. ¿Es así porque no se muerte; por lo que se nos alcanza, ni siquiera podem os dar por cierto
basa en una experiencia his tórica de que las experiencias sexuales que lo tuviera, pues la narr ativa testimonial de su supuesta ex istencia
reales de la gente más allá de lo dimorfo j amás han sido ten idas en sólo nos dice que al nacer fue co nsiderado biológicamente varón. El
cuenta por la teología de la resur recció n? Siempre nos movemos en resto es cuestión de estatus de gé nero: el niño prometedor nacido para
ámbitos idealistas, ignorando los nexos entre hacer el amor en el sofá ser Dios-hombre. Lee mos que sí tenía pene cua ndo fue llevado a cir-
del vecino y obtener j usticia en el orden legal de la pureza. Ahí se en- cuncidar (Luce s. 2, p. 2 1), pero no sabemos si se desarrolló , si sufrió
cue ntra la disrupci6n de la resurrección. de las experiencias históricas, un acci den te. pre sen taba tres testícul os o se desarrolló como lo que
del amor y de las relaciones. socialmente podría ser con siderado un pene subdesarrollado, y asesu-
Si la pureza es la base común de las teologías femini stas de li-
beraci ón. o, para decirlo de otra manera, si es a éstas como el pen sa-
cesivamente. En otras palab ras, sabemos más acerca del proceso de
construcc ión de género del hombre Jesús que de su estarus biológico
.,,'•
..,..,
miento colonial al cristianismo. el marco dond e nos movemos es cier- o, más important e, de su sexualidad.
tamen te muy lim itado . Antes o después. co mo fiel traductora de un Si la teología hubi ese sido esc rita por mujeres al mod o patriar-
tex to singular en pugna por que se la deje de lado y, al prop io tiempo. cal. pero objetivando los cuerpos masculi nos co mo hemos sido obje-
se la adopte, el relato teológico acabará traicionando a quiene s están tivadas nosotras las mujeres, podría haberse desarrollado toda una
fuera de la matriz heterosexual. Esto guarda relación con lo que De- teología a partir de una única cuestión relativa al elusivo pene de Je-
rrida llam a doble víncu lo de la tradu cción. La tra ició n reside en que sús. esa pro mesa se xual jamás satisfecha (narrativa mente) . Los auto-
si un relato teológico no puede trad ucirse en realidad, tampoco pue- res de los Evangelios esc ribi ero n desde la perspectiva de la pureza y
de n hacerlo las chicas muenas de la teología. Pero no son sólo chicas la resurrección : de este modo, la construcc ión sexual y de género. po- ¡
las muen as o jamás nacid as en la teología. Hay en nosotros homose- see más realid ad que la verdadera sexualidad de Jesús, es deci r. la ,,
xuales «enterrados » (Shelley, en Jagose, 1996, p. 42) Y abonadas única certidumbre que tenemos en relación co n su apar en te masculi- "
identidades de deseos no recon ocidos que no pueden enco ntrar su nidad es una giga ntesc a qua simemoria co munal de su viri lidad. Lo de
nomb re al reflexionar sobre Jesús, porque no hay en ello nad a tradu- quasimemoria se refiere al hecho de que tenemos imágenes de Jesús,
cible. j I pero no memoria. porque no tenemos nada que recordar salvo los
El problema con la traducción empieza cuando la convertimos Evangelios cons tituidos confor me a imaginaciones en torno a Dio s.
en arte mecá nico. En teología. la pureza es tambi én un arte mecánico. Esta quasímem ona. que puede ser real en sentido histórico, se funda
y pretende llevar una traducción directa de ciertas relac iones entre los en una huella. una traza o perfil con la carac terística de es tar presen-
hombre s. Dios y las mujeres del Nuevo Testamento a nuestras vidas. te en el texto sólo para denotar una ausencia o alteridad. Cuando De-
Todo desafío es indecente ya que compli ca y enrarece el sistema co- rrida usa la voz francesa trace imp lica asimismo otras acepci one s.
herente pre sentado . El desafío lleva a lo obsceno, catego ría de lo in- como senda. paso, marca e impresi ón. En español «traza.. incl uye po-
dece nte y subversión de la teoría forense y del orden co mún. La obs- derosas connotacio nes de aspec to, de códigos de vestir decen te o in-
ce nidad es signo de presencia s por llega r que son desfavor ables, decentemente , «Ma l entrezado» es aquel mal vestido en el sentido de
marco, pues , de am enazas y desestabili zación de la revelación temi- descuido o desprecio de esos cód igos, lo cual nos lleva a percibir a la
da. En sus discusiones sobre el sadismo, Sartre ha visto la obscen idad persona en cue stión co mo una amenaza: una muje r con pantaloncillo s
como categoría de visibi lidad corporal, exposición de la carne sin cortos en Misa. o un j uez co n ca lcetines y sandalias. Durante el régi-
med ios de con tro l, como vaivenes o postu ras corpo rales fuera de la men dictatoria l milit ar de Argentina era ilegal que los hombres lleva-
ley (Danta , 1975, p. 123). Por ejemplo, puede ser aceptable mirar a ran el cabello más largo que el del hombre alis tado en el ejé rci to, y
un Jesús desnudo y tort urado en la cruz, siempre que no presente un eran arrestadassas mujeres que llevaran falda que no cubriera sus ro-
pene erecto . Está claro que no sabemos si era así en el momento de su dillas. Y no sólo esto, pues los hombres con cabellos largos era n lIe-
152 La leologfl indecentt cantar obscen idades a la teolo gfa 153

vados a la cárcel, donde se les afeitaba la cabeza. y a laS\lUjeres falo normativa, con la óptic a del relat o de la famili a evangélica como ya
dicortas se les rebozaba las piernas con fango. El ser mal entrezado la hemos analizado. En lodo s los discursos relati vamente reci entes de
constitufa un acto de subversión política (Caraballo el al.. 1998. «Jesús poseía pene ». que se hicieron populares es pecia lme nte en la
p. to5). Hay un nexo entre la traza de una persona y su potencial cri- teología negra (Bec kfor d, 1998) y en algunas formas de la liturgia
minal. y la incertidumbre de ser respe tado o no . Este es el aspecto europea dirigida a los jóvenes, se destaca la heteronorma, a~nque este
ominoso de una qua si memoria religiosa co mo la cristiana. que opera discurso raya en lo ridí culo . Es un discurso absolutamente Irrelevan-
como texto de una fe logocéntrica. ¿Cuál es la traza obscena que po- te porque tener un pene, una vagina o tetas no dice nada ace rca de la
demos hallar en la qua si memoria de Jesús'! ¿Qué nos desconcierta si identidad sexual de la person a. El discurso «Jesús- pene» es parte de

'.
o-
"-e
no la desaparici ón del hombre heterosexual y el valor excede ntario de
la parte nogén esis. hasta el punto de que ésta comprende varios dis-
una diserta ción homofób ica que homologa hete rosexu alidad Y nor-
mativizacién a través de asertos biológicos y penetraciones (se lec ti-
vas) pen iles. Au n así, si Jesús tuvo pene , no se nos dice qué c1~se de
,-
,.•
cursos religioso s del Evangelio? La dificu ltad de las narrativas evan-
gélicas es que han sido creadas para produ cir un efecto lacerante en acción penetrativa cupo a este falo. El discurso heteronorma uvo de
·.
••
·-
los lectores. Esta adversidad es de natural eza sex ual. Lo que hallamos
en los Evangelios son diferentes estratos de leyes sexuales forenses
Jesús no se dirige contra actos particulares que defi nen el ser de la h~~
terosexualidad. Por ejemplo. en los Evangelios no hay casos explfci-
•t
t en permanente deterioro. superpuestas por una técnica retroactiva. Si- tos de sodomía contra los que cierta hetero nor mativa se xual pod ría
•• glos proyectando hacia atrás ideologías patriarcales modernas y tra- haber sido inscrita en Jesús. Por otra parte, hallamos pocos persona-
".
1. )
dic ionales, y co nstruye ndo una historia basada en la cro nología de las
urgencia s de poder masculi nas han produci do capa sobre capa de con-
jes sexualmente desviad os y aventurados para defin ir la heterosexua-
Iidad por defecto y al límite. No hay gays, lesbi anas ni bisexuales.

...
,
1..
foZ
,. ,
fusión. Esa es la razón de que otro reparto de papele s más que la re-
surrección podría ser la clave herm enéutica crucial para co mprender
aunque se describen mujeres pro miscuas y hombres orgullosos. Estas
mujeres son las únicas que sugieren una contradefinició n de lo que no
es sexualmente ace ptado desde el punto de vista reli gioso , pero ell.o
los Evangelios. El papel interp retado por Jesús en la quasimemoria de
.~ ,
los pueb los cristianos consiste en mat eria l superpues to so bre la su- tiene lugar dentr o de los límites legales de la heterosexualidad. Estas
'".
,,· mujeres son parte de una defin ición heterosexual en el sistema de pu-
1o". perficie de aspectos de género y (heterojsexualidad, internos y exter-
c.' nos. de co ntrol sex ual (ley forense), co ntrol de la salud (sexo seguro reza/impureza.
e inseguro, por ejemplo. con fines de vida eterna) . aborto (las muje- ¿Y qué hay del sida en los tiempos del Nuevo Testamento? La
res no son nacid as . y de serlo. nunca se desarrollan plenamente como asociación de los temas de salud co n la obediencia religio sa ab re a
personaj es de narrat iva; sólo cie rto tipo de mujere s nacen, por ejem- nuestra co nsiderac ión otra fronter a. La manifiesta buena salud de Je-
,. plo. Ias no mesiánicas) y el acos o como método para instituci onalizar sús se co nstruye en torno al ideal de su limp io estilo de vida. No ne-
la bereronor ma. La aflicción infli gida, el tormen to, es un mod o de cesitamos proyectar retrospectivamente la tragedia del sida en ~os
mantener a la gente en su sitio, en un determinado estilo sexual y en Evangelio s. pero hay cierta relación. La salud de Jesús es un paredig -
una dinámica de heterosexualidad obliga toria regulada por normas de ma de lo inoce nte creado alrededor de la conducta sexual. Es un co m-
actividad y pasividad y de regulaci ón de los deseos. Esto último es en portamiento heterosexual men re constru ido. a saber, penetra ción va-
los Evan gelios dolor efectivo. Sin em bargo, los efectos atorme ntado- ginal o, al menos , pre sumible dese o y capacidad de llevarla a C8?0.
res de los Evangelios no so n negat ivos en sí mismos. y nos permiten Sin embargo. la desaparici ón del homb re heterosexual es tam ? lén
encontrar colores limpios y fra ncos en rincones olvidados y lugares evidente. Como ya hemos dicho , no hay límites de contrasexual idad
extrañ os. Por ej emplo, los Evangelios no nos dicen nunca nad a acer- que pudi eran haber definido la normatividad (hetero)sex ual en Je~ú~.
ca de la identi dad y ac tividad sex uales de Jesús. Esta sexualidad se Tampoco hay elementos de parodi a que definan la neteronormauvi-
supone porq ue leemos a través de las lentes de la co nducta sexual zación construida por exageración (Butler. 1990, p. S1). Lo obsce no
"

154 La teologfa indece nte Cantar obscenidades a la teo logía 155

se encuentra en esta característica de des-o rden de los procesos de na- unificado a la que somete la realid ad a una orq uestada dialéctica de
turalización teológica sexual. No siendo ubicada entre límites. en el armonía entre lo real y lo simbó lico . Esa teoría de «campo unificado ..
sentido de prohibiciones por contrastes o por exageraciones, la se- es el sueño de expres ar en un solo co njunto de ec uacio nes la verdad
xualidad de Jesús pertenece a algo intuitivamente reconocido en él de los movimientos de los plan eta s y partículas subatómicas (Sau val.
por los queer. por los homosexuales: un des-orden , un Cristo pintado 1998). El hecho es que las verdades inmo vilizan, ya 10 han dicho
en la expo sición perma nente fue ra de los límites norm ativos, y un Je- «todo» y no hay nada que añadir. Parafraseando a Lacan pode mos de-
sús de naturaleza corrompible. La cues tión es que en la autopreserva- cir que el ecúmeno de la ce rtid umbre lo silencia todo y que s6 lo
cié n de un confinamiento sistemático de la heterosexualidad. la co- abriendo la relación entre lo real y lo simbólico es co mo ca be con-
.,
rrupción es la única espera nza de libe rarse al perm itir que se disuelva
la integridad de la hereronormati vización . La corrupción, co mo la al-
templar el retorno de lo excluido. Los planetas volverán a hablar
cuando descubramos que la verd ad adv iene con la presencia discor- .-.
teridad, descompo ne la heterosexualidad y la despedaza. El discurso dante de determinado saber, que no coincide, por ejemplo, con la sim-
..Jesús tenía pene ... trata de corregir el efecto perturbador de los Evan- bólica del cristianismo .
gelios al establ ecer que. potencialmente. Jesús estaba presto a copu- ¿Podemos hablar de Jesús-la Lun a? Pro siguiendo en lo ya dicho
lar sólo con las mujeres de su vida . co nforme a un interiori zado com- podemos preguntar si Jesús es como un planeta silen te o una luna . Si
portamiento sexual impue sto por la heterosexualidad. Sin embargo, Jesús fuera la luna de Júpiter. resu ltaría obsce no en el sentido de omí-
este modo de pen sar fracasa porque el discurso del pene sólo sería vá- naso. de ame nazar co n llevar la adve rsidad a las co nstrucc iones se-
lido si estuviera inmerso en un co ntradi scu rso de hombres castrados, xuales básicas de la fe cristiana. Jesús la Lun a actúa como espejo de
pues las únicas refe rencias de la virilidad de Jesús nos llegan de breo luz imperial y es el reflejo de conceptos humanos transitoriament e
ves descripciones biológicas, como la circuncisión. Dado que pode- naturalizados . ¿Explicaría ello el silencio casi rit ual de la sexualidad
mos suponer que todos los hombres de las narraciones evangélicas de Jesús? Jesús fue construido de modo tal que naciera para hablar y
orinaban sosteniéndose el pene co n una de las manos. la afir mación guardar silencio al mismo tiempo . Podemos citar nuevamen te a La-
de que «Jesús tenía pene » no resulta más intrigant e que afirma r la can: «¿Es éste nuestro obje tivo? ¿Alcanzar el campo unificado y co n-
presencia de vello púbico en las mujeres de los Evangelios. para cuyo venir a los hombres en lunas? ¿No les hace mos hablar mucho para,
examen crítico no aporta nada. así. silenciarlos mejor ?.. (Sauval, 1998). Aparecen disjuntos en el uso
La pregunt a es : .¿Por qué no hab la Jes üs?». Hemos dad o con de las técni ca s de acoso porqu e nuestro conocimiento simbólico y
nuestra realidad no coinciden. Tampoco deb ieren . Jesús es una luna
una [raza obsce na. una marca mal entrazada en la desordenada se-
xualidad de Jesús, que es corro mpida. ¿Por qué'! Porque en ella reside porque ha sido inscrito en un siste ma teológico simbólico cerrado,

la facultad de ser potencialment e capaz de alterar la heterosexualidad. predeterminado y obstinado. ¿Có mo podríamo s tener tan tas pinturas
Sin embargo. la traza es de presencia fugaz . una oscura impl ica ción e iconos a lo largo de los siglos mostrando a Jesús niño con un pene
pero no una voz. ¿Por qué no hab la Jesús? En el capítulo I hemos in- sustancialmente desarrollado si no fuera el ca so de que. como hemos
sinua do que el silenciamiento de Latinoamérica durante la conquista dicho. no había parámetro s de construcción sexual en los Evangelios.
fue similar al an álisis de Lacan con referencia al silencio y al conoci- aparte de unas pocas (reiteradas) referencia s biológica s (co ncreta-
miento simbó lico. El argumento lacaniano es que el lenguaje (Sa uval, mente ser llamado «hijo» , «hombre.., «hijo del hombre») y un episo-
1998) no es un elemento para procesos de comunicación sino, más dio (masculino) de circunci sión ? Dos cos as que recordar hay aq uí.
bien. un h ábitat de termi nante , un ecúmena natural o casa co mún de Primero, que la teología trata de traducir sistemas simbólicos. pero no
reali dad es geog ráfica mente redu cidas y naturalizadas. A menos que i:
puede traducir realidad . Ello significa que Jesús no trata de Jesú s,
las realidades logren escapar de un ca mpo unificado de co nocimien- sino de un sistema religioso organizado co mo pro yectada utopía se-
to simbólico. no pueden habl ar. Lacan ha llam ado teoría de campo xual de los oríge nes de la hetero sexualidad. Segundo. que no refle-
15 6 La teolo gta indecente Cantar obsce nidades a la teolog ía 15 7

xionamos a menudo sobre las fases de Júpiter. La vida es menos está. una relación ambigua con la norrnativizaci ón del pasado en la cons-
rica que los sistemas teol ógicos. Antes de morir se le dijo a Copémi- trucción de su identidad cristiana, es importante reconocer que la ma-
ca que si sus doctrin as fueran verdaderas Venus mostraría fases como teria del cristianismo surge mediante fijación sexual. No se trata de
la Luna. Copémico respondió: «Tie nes razó n; no sé qué decir, pero pretérito, sino de presente permane nte; la sexualidad es diacró nica,
Dios es bueno y con el tiempo dará con una respuesta a esta objeción» no puntual en la historia cris tiana. Lo que dice la Biblia. o el modo
{White, 1960, p. D O). Ésta Ileeé años más tarde con la invención del como la teología y la ideología política se intersecan con la teología
telescopio. Jesús [10 habla, al parecer, porque la cristología suele ba- sistemática. enmascara toda traza de lo diferente en Jesús. Jesús es un
sarse en nociones inmóviles y la teología no alcanza a ver más lejos signo sous rature,1 incompleto, suspenso y portador de la traza de se-
sino q ue sólo cuenta con un sentido de la inmediatez de preserva r el xualidad sin límites. Es interesante reparar en la conexió n entre esos
;¡; dogma. Los hombres podía n haber sido lunas, y Jesús, como planeta dos dioses, esa metafísica de presencia YHWH y su «hij o». Las Es-
•~
sin fases construido en unidad , irrumpe con trazas de lo obsce no, el crituras hebraicas construye n a YHWH no tanto en oposició n a la he-
• corruptor del sistema que se olvidó de establecer sus límites alrede- terosexualidad patriarcal sino en exceso de ésta. ¿Quién subyuga a las
•••
'.,1 dor de él. De hecho, las únicas fronteras física s construidas alrededor
de su identidad son las de dolor: dolor físico a su muerte y vago dolor
mujeres como hace Él? ¿Quién emprende sexo y guerra en nombre
del destino como hace el Dios de Israel ? Son declaraciones recurren-
emocional durante su vida. Es el hombre del dolor. El dolor lo distin- tes en todas las Escrituras. En el Nuevo Testamento, el acoso sexual
• gue, lo enmarca. Es un dolor reminiscente de la trama presente en de una niña. María, y la tortura de Jesús son las princip ales acciones
números pasado s de la revista Good Housekeep íng cuando trata de a Él atribuibl es. Ciertas son inclu so las preferencias de YHWH. Se
vender confort a gente indece nte que batall a con su vida de confina. inclina por las muchacha s jóvenes. No eli gió a José o a un profeta.
miento, a mujeres pobres enfrentando sus vidas domésticas a la vida por ejemp lo. y le hizo reprodu cirse en ese universo del «todo es posi-
mundana (pública) pero indeseabl e. El poder es entonces concedido ble» de la Biblia: sólo a la joven María. Se admite que Dios pudo ha-
..
••
simbólicamente a la mujer de casa; el Cristo, de los marginados, de ber resuelto reproducirse a través de un hombre en vez de una mujer.
Es verdad que de acuerdo con la noción hebraica de reproducción
.'.r:
"o '
los homo sexuales. de los indece ntes. ¿Quién desearí a el poder del
mundo de los hombres? No es suficientemente bueno. La historia de sólo los hombres eran portadore s de la fuerza reprodu ctiv a en tanto
que las mujeres eran sólo el «espacio» que acogía la vida hasta el na-
Jesús transcu rre en este romántico marco de un hombre cuyo acceso
al poder público no tiene éxito. Jesús presenta un caso de dolor eró. cimiento de la persona; pero la narración pudo haber privilegiado al
nico, terminal, objetivado como modo de producir una ilusión de un hombre como espacio para el Hijo de Dios. Si Jesús es construido
Jesús poseedor de cieno control sobre los ámbitos del do lor emocio- como personaje en oposición a YHWH (en el sentido de definir su
'. '" nal/corpo ral (pecado, demonios, enemigos en este mundo y en el
«otro», éstas son algunas de las posibles objetivaciones del dolor de
identidad por un proceso de contrastes, por déficit o por exceso) cabe
hallar entonces una construcción diferente de género y de sexo, aso-
Jesús). Y este dolor ha informado socialmente a la cristiandad, pero ciada acaso al dolor. ¿O pode mos disociar cartesianamente la ex pe-
subsiste la cuestión de cómo se produjo. En lo tocante a su vida se. riencia física de l dolor emocional en el Evangelio ? El dolor es una
xual.Io único que sabemos es que. como ocurre con la mayoría de no. experiencia de límites y moviliz a la dependencia o independencia de
sotros. él no es lo que cree mos que debiera ser. El dolor como expe- los hábitos penosos. Las narraciones de la «lucha del alma» de Jesús,
riencia fundamental en la vida de Jesús puede haber sido también una
experiencia sexual. Esta es la razón principal de que la teología sea
tan locuaz, y Jesús una luna silente. Esta es la raz ón de que la teolo- 2. SOU! raturr es el términ o de De rrida pa ra su concepto de . en la borra dura». Sigo
nifica que una palabr a puede ser inadecuada o inexact a pa ra expresar un conce pto.
gía haya venido silencian do sistemáticamente a la Luna. pero debe seguir siendo legible. Derr ida suele chocar con palabras «sous ratur e... Véa-
¿Es Jesús un símbolo sexual? Mientra s qu e las muj eres tienen se Sarup, 1988, p. 35.
158 La teología indecente Cantar obscenidades a la teoiogfa - - - - - - - - - - 15 9

con emoc iones co nflictivas como en la escena de la muert e de Láza- Viscosidad es aquí una caracterís tica afectiva del ser, un mant o o em-
ro, sus piros. lágrimas. desánimo y tentaciones de negar la muerte, bozo que le cubre y que Sartre presenta bás ica men te en forma duali s-
ade más de sensaciones agónicas y alusiones frecuent es a la ansiedad, ta del .ser en st y para st mismo. Viscos idad es esa ca lidad gelatinosa
componen una narrativa de sex ualidad. entendiendo ésta como centro del para sí mismo (pour so ñ. Todo sentido de trascendencia es mar-
de preferencias corporales y emoc ionales que defin e una identidad cado por esta co ndic ión gelatinosa, viscosa , por es ta fluidez que pa-
sexual y/o de género. Aunque desarrollaremos este pun to en extenso rece embad urnar y mojar las co ncepc iones trasce ndentales diri gidas a
en el pr óximo capítulo. las asociaciones actuales relativas a la raíz negar el cuerpo. La teología no puede limpiarse suficiente mente del
co mún de Jesús y las práct icas sado masoq uistas pueden ser más hon- vísqueux. de do nde se deri va que no comprenda lo necesario de la
das de lo creído hasta aho ra. Jesús es ce ntro de dolor y placer. en la
ambigüedad de lo que es co nsensuado y no . Se debe a que la rela ción
obscenidad en su análi sis.
....
en tre Jesús y Dios es la ex istente entre persona y potencia. Dios es
siempre pote ncia. ¿Có mo opera la gente co n potencial es autoritati-
vos? Seg ún los teólogos de vainilla, co mportándose como un fondo La obsce nidad como modo d e evit ar un a trascendenci a '..'.,'
"

(escl avos, serviles) dominado que obtiene de ello su place r. Sin em-
bargo, queda descartado aquí el consentimiento, y se supone que Je-
innece saria
,

"
...
sús obtu vo su placer de su Dios potencia dom inante. Nos serviremos del concepto sartriano de obscenidad, pero a la inve r-
En todas estas discusion es es interesante observar que la teolo- sa. Sartre ha elaborado al modo teológico dos propo siciones opues-
gía sistemática sigue siendo el pri ncipal es torbo co n que tropieza la tas: ..obscenidad» y «gracia» (Sartre, 1956, p. 401 ), Ynosotros las in-
teología femini sta de liberación y foco y fuente de oscuridad en la sertaremos en el marco de sus co mentarios sobre sadismo. El ejemplo
praxis de la teología femenina. Aunque la teología sistemática ha sido que Sartre nos presenta es el de una bailarina que eje rce sin ropa s.
temáticamente contestada, persi sten parci almente sus supuestos como pero co n tal «gracia» que, en cieno modo, cubre su cuerpo y destierra
parte del saber metodológico . La hermenéuti ca indece nte no preten- lasensualidad de los espectadores. «Gracia» es descrita aquí a guisa de
de dar con la vía del progreso metodológi co en nuestras con struccio- cobertura. maq uillaj e emoci onal y forma de ropa interior metafí sica o
nes teol ógicas. Al contrario, es el arte de señalar oscuridades. catego- ducha fría espiritual que controla el deseo y el cuerpo. Volviendo so-
rías retorcidas y detalles conflictivos que aparecen en desorden y con bre la narrativa de la familia evangélic a, resulta tentador identificar a
o sin persistenci a. Las trazas de lo obsceno en Jesús actúan co mo me- Dios con la gracia sartriana, pues Dio s controla el cuerpo y los deseos
didas eje mplares que nos impiden caer en lo que But ler llama «la ilu- de María al mismo tiempo. De sde una perspecti va indece nte, por tan.
sión del cuerpo verdade ro más allá de la ley» (Butler, 1990 , p. 93).
No hay Jesú s puro, incorrup tible y único, coherente más allá de la ley
to, Maria se convierte en el símbolo de la gracia para las muje res. Ha-
medas ontológica y material mente a cubrirse y, en términos meta físi-

de regulación sexual de la teología sistemática heterosexual. La ex- cos, a darse una ducha fría para inhibir sus deseos. En cambio, la
traordin aria consec uencia implícita es que Dios no puede ser consi- obscenidad es el concepto opu esto. Lo obsceno es, en las propi as pa-
derado un cuerpo sólo más allá de la ley. Dios aparece indecente. Si, labras de Sartre, lo que hace 'l'fsible la ca rne como tal, o en el caso de
como ya hemos apuntado, la obsceni dad es el trasfondo de la teología la bailarina desnuda, los movimientos que no ' cubren su desn udez
indecen te, és ta participa del sentido de viscosidad trascend ent al de- sino que la exponen añadi endo a la escena el eleme nto de cuerpo in.
terminado a persistir en toda referencia a la revelación trascendental controla?le (Sartre, 1957, p. 14 1). Sig uiendo co n el argumen to pode-
definida fuera del cuerpo , y es asimismo participada por él. Nos refe- mos decir que la gracia es destruida por la obscenidad, que aparece
rimos al element o que Sa rtre llama «viscos idad» y que defin e la ce- ahora como des-cubrimiento de aq uélla y paso a la trascend encia. La
nagosa ca lidad , o le visqueux, ese ncial del ser (Sartre, 1956, p. 604). obscenidad no renuncia a la viscosidad de lo ma~eri a l sino que la Ji-
160 leolog(a indecenle Can tal" obsce nidades. l. teologfa 161
La

bera exponié ndola. La obscenidad nos lleva a una teología de exhibí- existencia de algú n Cristo histórico ha sido suplantad a por la cons-
cio nismo, signo muy alent ador en la tarea de afirm ar la realidad y las trucción simbólica de la realidad basada en funda mentos sexuales y
estéticas suprimidas del cristianismo. La teologfa es ullP.lcto sexual raciales. Por co nsigu iente, todo descubrimient o de Cristo ha de seguir
clásico y sistemático que necesita exposición y obsce nidad des-cu- la pauta de la obsce nidad en su sentido disrup tivo e ilustrativo a la
bridora de graci a. vez, porq ue Cristo 'i su co nstrucción simbólica siguen en nuestra his-
La búsqueda del Jesús obsceno no es nueva ni se limita a una toria conforme al momento de nuestra conciencia presen te. De algún
empresa feminis ta libe racio nista. Históricamente han aparecido Cris- modo, todas las cristologías se ven limitadas por las fronteras creadas
los obscenos cada vez que la gente que ría desc ubrir las pre tensiones por nuestra ausencia de cue stionamiento y de duda. Sólo reciente-
de graci a de las cristologías actuales. El Cristo negro de la teología mente han salido a la luz nuestras dudas sex uales para cuestionar la
negra era obsceno porque descub ría racismo baj o la guisa de un Cris- construcción de los seres hum anos en sus relaciones. Las consecuen-
to blanco. Me dijo un estudiante que cuando en Jam aica, hace algu- cias han sido numerosas, inclu so en la teor fu económica que. como la
"' o,
nos años, los había que echa ban pintu ra negra sobre las blancas esta- teologfa, es la antigua ciencia de las relacio nes humanas.
,•• tuas de Cristo en ges to de desafío y para mostrar que un Cristo
¡
jamai cano tambi én pod ía represe ntarse como negro, hasta los negros

f se mostraban horr orizad os y lo co nside raban blasfem o y obsceno.
• Pero lo obsce no era esa clase raci al de des nude z prod ucida. ese des- Algu nas per-versiones teoló gicas
pojo reali zado ante la realidad de un Cristo que inclu so entre los neo
gro s hab ía de ser represe ntado blanco y ca ucásico. La Cristo es otro Obscenidad n. 01: bi-Cristo

..••
,
ejemplo de obsce nidad. Desnud a la mascu linidad de Dios y produce
sensaciones y cuestio namien tos qu e habían sido suprimidos por si.
glos de proces os de identificació n masculinos co n Dios. ¿Por qué. por
La teoría homosexual reiv indi ca el uso de lo que, desde Henry Jen-
kins, se ha llam ado «furtivismo textual » (Je nkins. 1992). La teoría
ejemplo, es el cuerpo masculino torturado de Dios menos ofensivo e subyace nte indic a que los lectores «cazan furtivamente», se apropian
infinitamente más divin o que el cuerpo torturado de una mujer? 0 , de aquellos elementos de lectura relacionados con ellos 'i que les ay u-
¿por qué adquiere connotaciones sex uales el cuerpo tort urado de una dan a co mprende r su prop ia ex istencia. El «furtivo» no es un experto
mujer, como oc urre con los cuerpos feme ninos desmembrados que sino un individ uo o una comunidad en contacto co n eleme ntos que
presentan algunas revistas pornográficas? MacKi nnon muestra las han sido empañados o menospreciados por otro s por tener una im-
imágenes de mujeres co lgando de árboles o co n las ex tremidades portancia menor. aunque hay quienes los reconocen co mo significati-
desgajadas qu e son co nsideradas sexy incluso si no se ex po nen sus vos y se apropian de ellos . Uno de los eleme ntos que los marginados
genitales (Mack fnnon, citado en Baste n. 1964, p. XII). ¿Por qué fren- suelen obtener «furtivamente» de la cris tología es esa el usiva fluidez
te al cuerpo desnudo de un Cristo mujer sigue fija la mirada heterose- de Jesús. co n Ifmites redondeados y ambigua. que con tras ta con el
xual en la form a de sus senos. la ju ventud del cuerpo y lo que tiene de • Cristo legalista que tiene respuestas defin itivas a cua nto pro venga del
apetitoso sexual? La Crtsta es significa tiva, pues, no como versi6n libro de la ley y de las reg las de Dios. Para Roben Goss equivale a
fem enina paralela a Cri sto, sino sólo porq ue revela las co ntrudlccio-
nes y dific ultades de un Cris to mujer cuando es ofrecid o co mo «el que sea fácil presentar un Cristo negro. el hacerlo corno mujer es mucho más compli-
otro lado de la moneda» de Cristo.' El hecho irrefutable es que la cado porque ta masculinidad (en el sentido de las construcciones heterosexu ales) pa-
rece que tiene quintaesencia de la conceptualización de Cristo. Aunque Hampson no
ofrece ninguna teorta sexual y se permite amilisis dualistas como ..cristologfas bajas_
3. vt!ase , por ejempl o. el argument o de Daphnc Hampson sobre las dificullades de y ..cristologías altas», la equiparacién que presenta entre Cristo y hombre beterose-
exponer un Cri sto mujer (Hampscn, 1990). Su razón principal es que aunque puede xual en la teolog ía sistemát ica es correc ta.
162 La [COlog!. indece nte
Cantar obscenidades ala teología 16 3

una exposició n divina de Dios en Jesús manifiesta por el desafío de Jesús fue a esos círculos de vicio de su soc iedad para sermonear y ha-
éste a las leyes y (as estructuras opresivas de su tiempo (GOS5. 1993, cer manifies ta su co mpasión al modo imparcial y despegado de los
p. 76) . La declaración es algo exagerada (Jesús no se levantó contra tiempos antiguos no puede ser toda la verdad. Los «pecadores» y
las fuerzas que ocupaban su país. como hacen hoy los palestinos) y es prostitutas son seres humanos como los demás. Y como éstos pueden
un hecho que , de sde nuestra perspectiva. su concie ncia histórica es tener necesidad de ocasionales muestras de com pasión en caso de di-
inexistente. Sin embargo. parece haber un elemento desestabilizador ficultad y, en otros momentos, de amigos con quienes conversar, reír
en Cristo. aunque no vaya mucho más allá de las contradictorias imá- y compartir intimidad. Jesús los visitaba con la obstinació n de los
genes que prese ntan de él los Evangelios: el Cristo de la paz, y el gays argentinos que seguían acudiendo a los escasos clu bes nocturnos
Cristo del látigo con los pobres que comerciaban con modestas mero de su clase en el Buenos Aires de los años de la dictadura. La llama-
caderías en un lugar autorizado del templo; el Cris to que desafió las
convenciones sociales encontrándose con una mujer solitaria junto a
da del amo r y la intimidad es siempre más intensa que cualquier otra. ·••
un pozo. y el Cristo que no osó contradec ir las leyes de pureza contra
Los amigos de Jesú s no eran la labula rasa de Dios (ese concepto co- t;)
lonial usado en la cristologfa con referencia a la conversión). Deben
las mujeres relac ionadas con In menstruación (Althaus-Re id, 1995,
p. 149). Esta indece ncia homosexual nos lleva a la senda de la obsce-
de haber sustentado opi nione s también sobre la religió n, la política y
la vida. y puede que hasta le hayan ense ñado a Jesús unas cuanta s
.'"
'1
"
nidad como metod o logía para descubri r per-versiones de Cristo más verdades. Todos aprendemos en comunidad. incluso el Dioslhombre.
""
radicales. Al hilo de la metáfora sartrian a de la obscenidad, el revue- ,
Es ley histórica. Sin embargo, la gran afición de Jesús a los desviados
lo de las ropa s que cubren a la bailari na revelan su des nudez. pero Jo es patente en narraciones con más de una lectura acerca de su sexua- ,j
hacen tra s una serie de movimientos, lances y despliegues imprevisi-
bles. Para afrontar la cartografía de la heterosexualidad hemos de se-
lidad. Lecturas per-vertidas, opciones susceptibles de interpretación.
1

La clave hermenéuti ca que nos pasa por alto queda oculta bajo «tapa-
guir esos fluido s movimientos en la cristología.
Hablamos aqu í de un Jesús sistemáticamente desviado. Sirvá-
dos» cristológicos que produce n ese efecto abstracto en torno a la se- 1
xualidad de Jesús en la teología. Para abundar en ello, con sideremos
monos de la última metáfora de las ropas y la desnudez para pregun- el siguiente comentario de Judith Halberstam como espectadora de la
tamos cómo es actualmente vestido por la cristología y si reparamos
en ello. Esa presentación de Cristo puede ser crucia l porque, en reali-
pel ícula Batman vuelve : 1
dad, lo único que sabemos de él es que la teología heterosexual siem- Cuando Batman y Cetwoman tratan de consumarlo sexualmenle, s610
pre nos lo ha presentado como hombre hetero sexual. Incuso si acep- lo logran si ambos visten sus respectivos atuendos de cruzado emboza-
do ... Su flirteo, con la capa puesta, resulta raroprecisamente porque no
tamos que fue biológicamente un hombre. su sex ualidad ha sido
conformada por recursos de argumentación y elusivas historias de vi- era heterosexual, porqueno eran hombre y mujer sino bar [murciélago] "
rilidad real, pero nada parece ser tan cla ro como los teólogos patriar- y cal [gata], o látex y caucho. o feminista y vigilante; el género perdió
cales heterosexual es quisieran que creyé ramos. Tomemos, por ejem- importancia y la sexualidad dependía de muchos otros factores ... En
otras palabras, el encuentro sexual es raro porqueel género de los par-
plo, el aserto de que Jesús era «am igo de pecadores y prostitutas».
ticipantes es menos relevante. Que Barman sea masculino y Catwoman
¿acaso no implica que comp artía su vida, pues, con ellos? ¿Qué clase
femenina no hace que sus relaciones sean heterosexuales. Pensad, no
de pecadores: hombres que ment ían a sus vecinos, dorm ían en la si- resulta nada claro que dos se lo monten vestidos de caucho y látex
nagoga, compartían tentempi és con rom anos o desviados sexuales? (Halbersta'it citada en Hay y Pramaggiore, 1996, p. 57).
Uno tiene sie mpre algo en común con sus amigos, más allá de la com-
pasión. Jesús tam bién debe de haber tenid o algo de pecador y prosti- Esta declaración, como parte de una interesante crítica de cine, se
tUIO, si gozaba de su compa ñía. O pensaría al menos que co mpartían centra en la sexualidad y redu ce el género a pretexto , a di sfraz que
modos de pensar. de re ír o de trenzar amistades. El supuesto de que muestra algo y trat a de determin ar qué es, pero capaz de conseguirlo
164 - - La teología indecente Cantar obscen idades a la teologfa 16 5

s610 a nivel superficial. Esto nos lleva a preg untarnos hasta qué pun- La cuestión de un bl-Cristo no tien e que ver con las actividade s
to el adorno de Jesús puede determi nar su sexualidad. puesto que se sexuale s de Jesús. que desconocemos. Por lo que a nosotros respecta.
ha llegado al ex tremo de q ue ni las teologCas de la liberación radica. Jesús puede haber sido un trave stí, una lesbiana ofen sivamente viril,
les han sido capaces de abordarlo . Es obvio que Jesús no vetía como un gay o una person a heterosexual. Pred ominan las figuras heterose-
Barman, ni la cristología lo ha representado con cuero y látigo. a pe. xuales en las narrativas, y son fácilm ente identificables no por el mo-
sar de que los sadistas pueden recrearse a veces con fan tasías teoló- delo «chica conoce a chico» (o chica conoce a Dios ). sino por pautas
gicas al respecto (Baldwin, 1993. p. 35). El arte ha representado a de pensamiento jerárqu ico. co nstructi vo y binariamente organizado.
Jesús desnudo. semidesnudo o vestido a la moda de la Palestina de
.•
.; ~~
~
su tiempo. pero esa no es tod a la indume ntaria a la que hacemos re-
ferencia aquí. Teológicam en te ha sido presentado co mo hombre Icé-
El Mesías sistemático es un Cristo con límites y frontera s claros. un
compromiso entre las ambigüedades de su carácter y la precisión casi
militar y la clara planificación de vida que requiere el pensamient o
~, libe) de orie ntación heterose xual. Jesú s co n ge nitales borrados; Je- heterosex ual. Este es un Mes ías cuyo pro yecto mesiánico parece ser
,r:..
. .. sús menos cuerpo erótico. Cuando pensa mos en Cristo. no reparamos
en el hombre. sino en un Dioslhombre, un barman cé libe, incluso con
«sobre la heterosexualidad- en un sentido profundo. pues aborda te-
,¡"
'." pilas para dar a su cabeza ese halo de luz que a menudo vemo s en las
mas relac ionados con el poder y modos de pensar teológicam ente. a
lo que nos gustaría añadir: y modos de organizar la iglesia (Stuart,
",
"
eJ: pinturas. La teología ha hecho de Jesús el «Mesías sistemático», y 1997, p. 7). Heterosexualidad es economía. paut a administrativa sao
:1 esto significa que se nos aparece env uelto en masculinidad heterose- cralizada en nuestras iglesias hasta en el modo cómo és tas se orga-
'

l~ t:
. "" xual y de for ma tan obse siva que se llega al punto de que ya no nos nizan. Sin embargo. los teólogos queer. como Goss y Stuart. entre
!;,:ci permite ver su relaci ón co n su co mun idad o con noso tros co mo ejem- otros. se han centrado en un Cristo que no es una cosa ni otra, un
~t : plo de có mo se relacionan hoy los seres humanos entre sí, y de cómo Cristo que abraza y muestra la vida co n ca rác ter fluido . ca mbiante.
•••• lo han hecho durante siglos. Jesús tiene en tonces algo de Barman, y la fuera de los modelos redu ccioni stas que enfre ntan a la ge nte co n op-
forma en que se insta a las ge ntes a vestir (cubrir) su identidad sexual ciones irrelevant es. Por ejemplo. una incurs ión mía en un portal de
al re lacionars e co n él es lo que podem os ca lificar de raro (extraño). intemet me puso en contacto con un grupo de debate sobre las mujeres
En nota pos itiva. nuestro s trato s teol ógicos co n Jesús son queer, de cristianas . Intercambiaban opiniones sobre los límites de la muje r en
naturaleza indecent e. precisa me nte porque el comportamiento de gé- la sociedad. Preguntaron si una muje r podía se r cris tiana y trabajar o
nero de Jesús es di fumi nad o con una sex ualidad que depe nde de una no fuera de casa. El asunto no merece demasiada atenc ión, la verdad
sutil concie ncia divina (la suya y la que proyectan en él amigos. fa. sea dicha. salvo por el hecho de que es un eje mplo ex tremo de cómo
milia , enemi gos y admiradores) y del lugar dond e vivió. Pero estos operan los sistemas patriarc ales heterosexuales es tableciendo carego-
lugare s no son los históricos sino los que reflejan las narraciones. Por rías disyuntivas % . O cristiana en casa o no cristiana empleada en
ejemplo. el relato de la muerte de Lázaro y su regreso a la llamad a de una oficina públi ca. Las nuevas oportunidades del mercado para las
Jesús. que no podía sopo rtar la vida en ausencia de aquél, rec uerda muje res no son analizadas en términos de las co ndicione s laborales
esos tempestuosos lances de am or entre dos homb res en los que uno sino desde supuestos cristianos patriarcales de leg itimación de la muo
abandona al otro. aún enamorado. pero que regresa a la vista del de. jer en función de su actividad en la esfera lab oral privada. Esta vía de
sesperado amante. que «sale» al fin para proclamar sin tapujos su pensami ento encierra indica ciones esp aciales (hogar o trabajo) y re-
amor ante la comunidad en ese momento.'
nencia y centrarse luego en eltexto en busca de más luz sobre el tema. De resu l ~a~ de
compartir alguna s historias sexuales, alguien comentó que acaso Uzaro no quts tera
4. Se trata de .una exegesís ~pular qu.e ~e fue sugerida en el curso de un diálog~ comprometer a Jesús en público, lo que éste no podía consentir. Rica en deseos y apa-
con algunos ~mtgos de la IgleSia Comumtan a Metropolitana en Argenl ina y que debe sionada. trata del buen amor entre dos hombres y las dificultades que acarrea el dai\ar
mucho al estilo de la tcología de la liberac ión consistente en arran car desde la expe- la imagen pública de uno de ellos.
166 La leo logía indcce nlC Cantar obscenidades . Ia teologla 167

glas temporales (codificación de las mujeres por eda d), basada s en casosexistas y racistas. Liberar a los opri midos significa hacerlo tam-
prácticas heterosexuales. El término heterose xual se usa aqu í aten- bién con los op resore s. en este caso del pecado de opresión que rodea
diendo a que det erminadas construcciones de la he tero sex ualidad po- su vida. De donde deri va que no rija aquí esa alternativa 0 10. Esta in-
sicionan a ésta (la supuesta preferencia sexual de la mujer por el hom- terpretac ión de opci ón para los pobres entraña un modelo de pensa-
bre y vice versa) en términos de relación reprod ucti va y mon ógama. miento bisexual latente porque se aleja de las dico tomías presen tes en
Pero la heterosexualidad no puede restringirse a es tos límites. En la las epistemologías al uso surgidas de la mu y básica estruc tura de opo-
experiencia históri ca de los seres humanos. las relaciones son rara sición de sexos. No se trata de «pobres frent e a ricos» sino de pobres
vez monógamas y no sólo simplemente rep roductivas . Las gente s han ). ricos inmerso s en la misma estruc tura de opresión. aunque con re-
pagado muy cara, a lo largo de la historia . la co ntravención de la le- sultados diferentes. De ahí que podamos decir que en el movimien to
gislació n qu e lasa el sexo en nuestras soc ied ades. Iiberacionis ta es taba la semilla de un Cris to más grande . un Cri sto
El bi-Cri sto ha venido mostrándose desde hace mucho tiempo. que saldría del armario y no se quedaría pudorosam ente en la valla de
en especial en las teologías feminista y de la liberación porque de foro lo indefi nible. en un diálogo entre espacios sexuales sola pado s (Hall
rna implícita se han negado tenazmente a considerar a Cristo limitado y Pramaggiore. 1996, p. 4). Esta image n de la valla, que Pramaggiore ·..'
a las fro ntera s de las dicotom ías ideo lógicas. Por ejemplo, el debate
teo lógico en algunos cí rculos (rico s) acerca de la opc ión para los po-
usa en su análisis de las «episte mologí as indefi nidas» es la que apro-
piadamente podemos usar para construir un bi-Cri sto . El Cristo hete- ·;¡•.
bre s de la teología de la liberació n y en los proc eso s de conciencia-
ción freireana ha av anzado en paralelo a corrientes de pe nsamiento
rosexual. el gayoel del lesbianismo, el tran sexual y otros no necesitan
ser exclusiv os sin o ubicados en el espac io-tiempo de la experiencia
·,>•
que sostienen que Cri sto que sólo puede ser el Cri sto de los pobres.
Con frecuen cia me han preguntad o los teólogos europeos: «¿Y qué
de una comunidad. Si cabe cierta razón a la teoría queer al rechazar
los análisis teóricos determinantes de un golpe de estado en las iden-
1
hay de los rico s en la teología de la liberaci ón?», y «¿Q ué. de la gen- tidades sexuales diluyé ndolas en un disc urso ab stracto de lo queer en
te de clase media?». Los cristianos que no pre sen tan un punto claro una perspecti va universalizan te. lo que está en j uego aqu í es la epis-
de solidaridad con el prójimo que vive en condiciones de pobreza y temología dual básica que organ iza el pensamiento teo lógi co y de la
de privación ex tremas se sienten amenazad os y excluidos por las op- cristología. Cr isto puede ser representado con gran efecto como joven 1
ciones de los po bres. En mis curs os sobre Ética de la Teología de la mujer que abraza amorosamente a otra a las pue rtas de la iglesia en
Liberaci ón en la Universidad de Edi mbu rgo ha sido un tema recu- cuyo interior suenen entretanto 6rdenes como «Q u édate fuera » diri-
rrente. A los estudiantes les sobresalta el pensamient o de que una per- gidas a lajoven lesbiana (Sruart, 1997. p. 23). Para much os. entre los
sona de clase media sea automát icamente excluida de participar en que me incluyo. que han sufrido la experie ncia de que les fuera veta-
las comunidades cristianas de base o en los estudios blbli cos pop ula- da la entr ada en una igle sia. por la razón que fue ra. esta ima gen de
res de sus parroquias. El razonamien to subyacente es sencillo: se su- Cristo mujer llorando con la mujer excl uida a las puertas del templo
pone que una vez que los pobres hayan obtenido voz y voto en la res- representa exactam ente lo que también ellos con dolor vivieron . Pero.
ponsab ilidad de tomar decisiones en la iglesia y en la teología, al punto más importan te aún. mu estra al Cristo que les hacía falta en aq uel
oprimirán al resto. Pasaremos ento nces a la «dictadura de las masas» momento: un Cristo puer tas afu era. Curiosam ente, alg uno s me han
en cues tiones teo lógica s. Llegados a este punto proced e explicarles dicho qw aun cuando la iglesia cambiara de ac tit ud y les recibiera.
que la opción de los pobres ja más ha ex istido entre los liberacionistas seguirían necesitando al Cristo excl uido de la iglesi a. Es algo así
como nueva categoría de exclusión. Por el co ntrario. un punt o básico como si es te Cristo rech azara rein corporarse al culto a ca usa de las
de la teología de la libe ración (y teo logía fem inista de la liberación} trágicas experienci as de excl usió n sufridas por mu chos cristianos . De
ha sido la afirmaci ón de que tambi én quienes no son pob res son opri- manera parec ida. un viejo am igo mío gay de Argentina solfa decir
midos por categorías es truc tura les peca minosas como las econ émi- que Cristo era como el compañero gay de un viejo co mo él. sufridor
168 La
teología indecente Cantar obscenidades a la leolo gfa 169

de las forma s de exclusión soci al y eco nómica y del grado de soledad bién el Cristo que elabo ra la cri stología lesbiana de C árter Heyward,
de Jos viejos gays pobres que muy pocos llegan a conoce r en su vida. esa Ella que se encue ntra entre nosotros. El modo en que Carter Hey-
También podemos considerar un Cri sto tran sexual que integra en su ward trata de esquivar la tram pa teol ógica del Cristo ya divino ya
propio ser la opresión e injusticia que sufre una persona cuando 1Jl!. humano va más allá de las lecturas heterosex uales de la teol ogía
nero y sex ualidad se dislocan en su cuerpo. El bi-Cristo lo asume todo (Heyward , 1989). En C risto se da una conjunción de div inidad y hu-
en su vida: privación económica y ma rginación soc ial, exacerbadas' manidad, y no hay sólo el Cristo sino un ultra-Cristo diverso encar-
por una especie de exco munión heterosexual de Dios como la que en- nado (localizado) en nuestro tiempo y en nue stra s comunidades. Y
frentan los que disienten en política sexual. Enajenado del amor, no son muchos los gay s viejo s y tra nsexuales jóvenes. y no menos los
s610 de l divino sino el que cre ce con la so lidaridad de las co munida- heterosexuales. que di sienten en nuestras comunidade s. y también. en
des y el prójimo. este Cristo más grande supera el «esto o aquello. efecto. en las co munidades de los pobres. Eso es lo que podríam os
porque son much as las identidades sexuales para las que no tenemo s llamar una teología indecente en la Que un bí-Cri sto es importante si
nombre. A ello se refiere Bidd y Martin cuando habla de la obsesión es la bisex ualidad el pe nsam iento sexual Que opera rehusando tomar
de la hetero sexualidad por fij ar l ímites y controles de la clase «quién en cue nta la per pet uación de las categorías sex uales en teología. La
es qué» en su es tilo argume ntal (Barre r y Phlllíps. 1992, pp. 97. 98). teologfa de la liberación no usó pr incipi os ge nerales ni tipos unive r-
Martí n seña la aqu í la amen aza que entraña el exponerse púb licame n- sales de discurso moral sino Que fue en busca de ~<10 que habfa allá»,
te por el efecto de si ntegrador de la cultura heterosexual que en traña. en las co munidades resistentes. También Richard Rorty afirma la re-
, y subraya lo Que Sedgw ick llam a las contradicciones «conce ptual-
mente intratabl es» de un sistema sexual servil co n respecto al poder y
levancia de este aspecto en su desarr ollo de la noción de solida ridad,
no co mo parte de un programa metafísico sino co mo simpatía que re-
el co nocimie nto es tablecidos (Barrer y Phi llips. 199 2. p. 100 ). La he- húsa margi nar a los diferentes (Barrer y Phillips, 1992. p. 14). ¿,Cómo
terosexualida d preserv a su es pacio coloni al definidor de la realidad damos con «el Cristo » que ha y ahí y reñexíonamo s sobre él de forma
ap licando sus propi as ca teg oría s hetero sexuales al dirigirse a los Que teológica estructural? La bisexuali dad ha sido clasifi cada co mo co n-
no están en e llas. El estereo tipo de hombre homosexual femenino y fusió n y falla de co mpromiso, ésta típica obsesión hetero sexual (teó-
de lesbiana masculina, y la tipología de hombr e y muj er de aspecto rica) por delim itar claros (un iversales) espacios sexuales, Como cate -
respectivo exage rada mente contrario dan ejemplo de ello. Lo mismo goría teológica, la bísexualídad bo rra lo que Brian Loft us llama «la
pued e dec irse del bise xual co mo mujer Que gusta de muje res y hom- marca sexual en el establecimiento de la jerarquía y la distr ibución de
bres. Lo cual nos lleva a preguntarnos: ¿,de Qué clase de mujeres y poder » (Ha ll y Pram aggiore. 1992. p. 2 17). Lo inter,e sant e es que/,en
hom bres ha blamos? ¿De hom bres cabales, en su mayoría ca sados, su artícu lo Loftu s rehú sa co nsiderar la bisexualidad incluso como m-
Que gustan de lo Que se ha dado en llamar «intercambios rápidos» serta en otra categoría sexual, con el riesgo de repetir los mecani smos
(encuentros sexuales esporádicos con hombres)? ¿De lesbianas atra- ideol ógicos heterosexuales de ord en ar y delimitar las sexualidade s.
pada s en cuerpos masculinos travestíes? La cuestión es. al parecer, el En cambio, habla de bisex ualidades co mo de seos invisibles que con-
crear un sujeto heterosexual esta ble. incl uso entre las personas no he- travienen la «visión normativa.. de la diferenci a heterosexual (Hall y
terosexuales. Pramagglore, 1992, p. 210). Es te punto ha sido muy bien desarroll a-
En la cristologí a de un bi-Cris to conside ramos dos cosas. En do en el artícu lo «Q ueer Bthics», de Elizabeth Daumer, en cuya opi-
primer lugar. la realidad de la identidad de las personas fuera del he. nión. la heterosexualidad saca a la superficie las dificultades de orga-
terosexualismo y, en seg undo, un mode lo de pensamiento pa ra un nizar las identid ades sexuales y que es la discontinuida d más que la
Cri sto más amp lio, fuera de Ifmites binarios. Mi amigo gay viejo era coherencia lo básico en todo acto sexual individual. del afec to de l in-
suficientemente sabio para pen sar Que Cristo es un compañero gay dividuo y de su (de él/ella) propio compromiso político y. añadamos.
que conoce sus sufri mientos y es solidario con él. Pero és te es tamo opcion es teológicas (Daumer. 1992, p. 98).
170, La teología indecente Cantar obscenidades a la teología 171

La realidad es que el bi-Cristo es el Cristo que «nos da en que nas de base han sido construidas alrededor de los mejores principios
pen sar» . Paul Ricoeu r defi nió el símbolo como la est ructura signifí- formales de las formas de (homo)-solidaridad que cabe hallar en la
cante que nos hace pensar. Dij o: «Le symbole don ne ~ penser». El heterosexualidad: protección de las muje res y de los niño s. y lideraz-
pensamiento humano posee modos de decodificación. 'locaciones go femenino sólo cuando no se dispon ga de hombres. y con recono-
he rmené uticas que tratan de locali zar los diferent es significados ocul- cimiento limitado. Hay incl uso pautas duales de recon ocimi ento pú-
tos de esas estruc turas sem ánticas que Ricoeur llama símbo los (Ri- blico (de base comunitaria) de ese lider azgo q ue simultanean co n el
coe ur, 1974 , p. 13). Es una tarea hermen éutica y de interpretación la abuso dom éstico de las mujeres en las comunidades ec1esiale s de
que nos piden los símbolos mediante el despliegue de niveles varios base. Y no son di scutidas porque la teología cristiana refue rza los es-
de significado superpuestos. que, al igual que ocurre al pelar una ce- tereotipos de control y sumisión sexuales .
bolla, siempre nos dirigen a otra noción oc ulta jamás vista antes . La De ahí que el proyecto de Goss incida hondament e en las raíces
del problema. Los cambios profundos en la comunidad y en las na- [
verdade ra vida de Jesucristo se oculta en las narrativas de interpreta- ;)
ció n teológica histórica s. Su sig nifica do sólo puede ser revelado con ciones han de representar desafíos en la conciencia de la ge nte para •
nuestra crea tiva imaginación religio sa. Ahí es donde damos con un que sean efectivos. Así, un bi-Cristo nutre nue stros pensamient os en .';l"
Cristo ..que nos da en que pensar ». Los hecho s históricos de Cristo términos de organización de la iglesia y estra tegias de transform ación
son dem asiado breves. distantes y hart o medi ati zados hasta llegar a comunitaria romp iendo las relacione s afe ctiv as y económicas de mo- :'"

nosotros. Su resurrección es totalment e elusiva fuera de los límites de nopolio. De viene problem ática la disyuntiva «o esto o aq uello» . La •
1
nuestra imaginación religiosa. au nque no por esta razón menos efec- imprecisión de un bí-Cristo pued e abrir nuevas percepciones de co- •• "

ti va. Por el co ntrario. hay más posibilidad de producir una cristología herencia. fuera de la que en traña el binarismo; las buenas mujeres fie- l
eficaz co n nuestra imaginación creativa nutrida de nuestras experien- les de Latin oam érica son básicam ente madres; los hombres son ma -
cias hi stóri cas que simplemente siguiendo treint a y tantos años de su
vida que se han reducid o a menos de trei nta y tamos minuto s de lec-
tura en los E'..ange lios. La construcción simbó lica de Cristo. como el
símbolo de Ricoe ur, puede carac terizarse tamb ién por su co ndición
de nutrien te en el proce so del pensar. Un Cristo que nos da en que
pensar, que no es un discurso ce rrado ni una muerte prematura sin re-
chas pero buenos, y el rest o son pervertidos. Pero per-ve rsión no es
otra cosa que un nombre para una interpretación distinta. más enrai-
zada en la realidad que esas rep resent aciones y parodias de la vida de
las gentes que parecen extraídas de viñetas de textos coloniales. Con-
sidérese, por ejemplo, este extracto de Aunt Africa libro de principios
del siglo xx dirigido a los niños británi cos:
I
surrección, porque ésta se ha convertido en mera reprodu cción de una
videoci nta co ntinua de defi niciones y reglas. Esta muerte por borrad~ Algunos serian fieros e ignora ntes salvaje s que no llevarían siquiera
de la dime nsión si mbólica de Cristo es a la postre un proyecto mono- una camisa a rayas azules ... Pero, lo que llamaste negro manso puede
sexual nacido del imperio affn de las teologías actuales. Este es el Cris- tener aún su diamante en bruto oculto.
to de la monorrelaclón, el mono-Cristo monótono. Pensar en bi-Cristo ¿Quieres decir que un negro ci vilizado y educado puede poseer
significa desmantelar los funda me ntos de estas procla mas sex uales todavfa un alma que no conocemos? dijo Miss Brown.
monopolística s no só lo de dar nombre a la reali dad, sino también Como un inglés educado, dijo Au nt Africa ... Es duro pensar que
(I!» negros) pertenecen realme nte a (1a familia de la humanidad ). Sin
de organiza rla. Go ss reflexiona ace rca de cómo esas co munidades
embargo el gran Padre es uno (Gollod:.• 1909, p. 206).
cristianas de base pod rían organizarse sobre princip ios queer (Goss,
1993, p. 140). Su posición, que es una relectur a queer de la teología
de la liber ación es que tales co munidades han de ser co nstruidas al Esta descripción de los africanos pertenece al reino de la teología co-
margen de los princip ios teológicos homofóbicos y de las pautas obli- lonial. pero lo que me gustarla destacar de ella es el mode lo mono -
gatorias del relacionarse. Tradicionalment e. las co munidades crísría- rrelacional de heterosexualidad presente en esas palabras...El negro»
172 _
La leologfa indecemé Cantar obscenidades a la teología 17 3

es ~u~.ano si se somete a «Dios Padre»: una relación unipersonal sin Nacido de una relació n dividida entre eros y amor afec tivo, Cristo se
~slbl hdades de constituir africanos tan diversos como Dios. el Dios ha convertido en el Mesías casto de los teólogos sistemá ticos. ¿Por
~l1smo. La construccío n poscolonial de la narrati va de «pobres cris- qué ...010»,"'0 una cosa o la otra»? ¿Por qué elegir entre amor afecti-
uanos» cursa de alg.ún mod o al alimón con la cristología de A/4If Afri- vo y amor erótico? ¿Por qué estos dos conceptos di vididos y con una
~a y .sus ca racterísticas pautas monorrelacionales en la sociedad y la valla en medi o. ord enándolos por categorías alfabéti cas? ¿Qué histo-
Iglesia. En esta eco nomía sexual, las almas african as son di amantes. rias sórdidas o brilla ntemente apasionadas se ocultan detrás del amor
c.omo los qu e para su provech o se llevaba del suelo afri ca no el Impe- que ha sido construido como des-erotizado? Seg ún Mary Dal y, el de-
n o. Este es el mode lo reproductivo de la relación individual; casi un seo camal ha sido siempre una obsesión de la teología paf!iarcal
contrato de matrim onio. «Un Padre» implica una humanidad no por (Daly, 1984. p. 2). Asimilad o a malevolencia. las fuerzas destructivas
idea~es de solidaridad sino para simplificar la fórmul a de la s~misión del deseo fálico han sido formalmente rechazadas de los subproduc-
dualista. ¿Qué otra categoría. aparte de la bisexual. puede contradecir tos de la teo logía co mo los tratados y sermo nes cristianos. Sin em-
eSI.a monotonía económica. sexual y teológica ? Sólo una ca tegoría bi- bargo. el deseo ha estado siempre vivo y activo. aun rechazado. y está
Costo que resulta tan inestable que no podría haberse construi do una claro que sólo pued e matarse lo que está vivo. En los diferentes volú-
monorrelació n tan fácilmente con ella. La bi-Cristología ambula como menes de la teología de Barth, por ejempl o, que Daly ve de structivos
un nómad~ en tierras de oposición e identidade s exclu sivas y ja más del ser femenino. hay un deseo que requ iere control fren ético por la
pl a~t a su tiend a en el mismo siti o. Si consideramos que en el Evan- vía de la distinción de género. de las estruc turas famili ares. etc. En-
gelio de Juan ( 1. 14) se dice que el Verbo «habim entre nosotro s» como tretanto. la lujuriosa pasión de Barth por su amante domina la redac-
en un t~bemáculo (una tienda) o «se asentó con nosotros». la imagen ción. Y el teólogo. hombre Omujer. nunca está tan distante de sus ex-
tran smite la gr.a ~ movilid~d de Cristo y la falta de espacios fijos o periencias vitales com o desearía. A lo que d ice Daly sobre el deseo
fronte ras definitivas. Las tienda s son fácilmente desmontadas en una podemos añadir que esa desmembración del ser en la versión patriar -
noc he y jamás se convierten en ruinas o monumentos; se pliegan }' cal del deseo puede haber consumido también la propia vida de Barth.
guard.an o se destinan a otros usos cuando están vieja s. Las tiendas Esta es la postura bi-liberacioni sta: también los opresores son engu-
cambla.n de f?nna con los vientos fuertes y su adaptabilidad. más que llidos por su propia opresión. Por tanto, no es e l deseo fálico el que
su persrsrencra. cuenta entre sus máximos haberes. La belleza de este destruye a un grupo de personas indecentes o queer. pues debe mos
símbolo Dios/tienda es que puede ayudamos a descubrir a Cristo en recordar que. en la realidad . de todo ser humano valeroso hace la he-
nuestros procesos de creci miento , las eventuales transfonnaciones a terosexualidad un raro . un queer, un indecente. Sólo los muy hipócri-
través de categorías ines tables para ser. más que cualquier otra cosa tas pued en dárselas de vivir confo rme a las reglas, cont ra natura . de
un Cristo de sorpresas. . , la política y la teología heterose xuales. En el fondo. todos somos
«Nación queer» que necesita salir del armario y denunciar que los se-
res humanos viven y aman conforme a la realidad . no a los índices
Obscenidad 11." 2: la resurre cción del deseo cristianos de lo moral. La importante contribución de Daly es que no
sólo denuncia el deseo patriarcal sino que recupera el concepto de de-
Sólo las mujeres saben, como organizadoras de la s cos/umbr?J seo como fuer za viva y espiritualidad mate rial.
(sociales, hábitos de familia), qué clase de abismo. qul! terrores, Puede que ello nos motive a formular más preguntas. Por ejem-
qué obsesiones. qué locos placeres oculta este sosegado término plo: ¿qué Cris to res ucitó? ¿E l Cristo heterosexual falocéntrico de los
[ las CQs/umb ~sJ .
I comentarios ed uardianos bíblicos del tiempo en que se escribió Aunt
(A. Bochetti, ..La Indeceme diferencia», p. 230) Africa? Además. podemos pregun tarno s: ¿dónde está el amor en la
resurrección de Cri sto. si no hay deseo?

,
"
17 4 La teol ogía indecent e Canta! obscenidades a la teologla 17 5

Obscenidad n." 3: la resurrecci ón de sde abajo deseo. Mient ras escribo estas palabras en Améri ca, en el verano de
1998, Ilegu la noticia de un joven universitario estadoun idense que ha
Negro. animal de trabajo, sido torturado y muerto porque no era heterosexual. Era gayo Al ver su
cla mo la luna por vos. foto en el pc:riódico, el rostro de un hermoso joven inteligente y risue-
Fito P'ez. _Apocal ipsis de abaje», cancióll ño, me pregunto si va a resuci tar, cuándo y cómo. Qu izá sólo cuando
reconozcamos que la resurrección de Cristo forma parte de nuestra la-
Educada como mujer argentina en la teología de la liberación. he de rea común de lograr la res urrec ción de ese estudiante embarcándo nos
confesar que la resu rrecc ión no fue tem a de mi generac ión. Rara vez en la denuncia de las raíces de la homo fobia. No se trata, está claro, de
lo tratamos en mis años de estudios teológicos, al menos en su forma la resurrección de los muertos de sus tumbas y cenizas, sino de ab ajo ,
clásica superespiritualizada. Nuestro tem a eran los desaparecido s, no la de la gente opri mida que conoce diferente muertes a diario: la muer-
cuentos ilusorios de salidas de las rumbas. jNi siquiera sabíamos don- te de la espera nza y los sueños. de los derechos, del amor y del deseo .
de esta ban las de los desaparecidos! Por entonces desaparecía ge nte a
diario sin dejar rastro alg uno. como si se evaporara el cuerpo dejando
He dicho en otra ocas ión que las ge ntes vive n y muere n en comunidad
(Althaus-Reid. 1996, pp. 194-206). En cierto sentido, con la muerte de
.. '
"
"
s610vacío tras de sí. Las Madres de la Plaza de Mayo reco man la pla- Jesús murió con él toda una co munidad ; con la desaparición de aq uel "
•"
za cada jueves form ando un círculo y clamando JX>f el retomo de s~s amigo, de las relaciones íntimas con Jesús ahora idas, la muerte se He- ,
hijos en un modo que, de alguna forma , entendíamos como ple gar ía \'6 a alguien que era testigo de sus respec tivas vidas. O, siguiendo ese ,
para una clase diferente de resurrección (Althaus-Reid, 1998, pp. 397·
399). Era una resurre cción de la justicia, de aquellos dec larados como
estudio bfblico gay de Buenos Aire s, pode mos decir que Jesú s resuci-
t6 a Lázaro porque la muerte de éste acarreaba la propia por aband ono
,, ,
~

I
«desvanecidos» para indicar que tení an cuerpos , cadá veres que había del amor y angu sti a term inal. Y un hombre que lIoTÓ, como dice el
que enco ntra r. Era una resurrecci ón co n una estrategia y límites de texto que hizo Jesús, y que gritaba a su amado que retomara de la
tiempo. Era una teol ogía de la resurrecc ión que preguntaba cómo. muerte, debió de darle tan tos besos y abrazos cumplida la vuelta que
cuándo y por qué. Ese era el tem a de nuestra vida enron ces en los s610 de pensar en ello me acometen sus piro s de envidia. Este episod io
círculos de la teología de la libe ración en Argentina. Era la resurrec- de Lázaro no es sino una escena de resurrecció n física en el deseo.
ción del pueblo o como decía una popular canció n de Pito Páez «resu- ¿Dónde estaba Lázaro cuando murió Jesús? Puede que sea un factor
rrección desde abajo» (<<Apocalipsis de abajo». en el sentido de levan- crucial. No lo sabemos. ¿Había terminad o su amor? No obstante, con
tamie nto físico de los humild es, los pobres, los oprimidos, y desde Lázaro o co n cualquier otro escandaloso amado a la vera, la resurrec-
abajo en opos ición al cie lo) . En Nicarag ua. pinturas campesinas re- ciónde Jesús pudo habe r tenido la posibilidad de resucitar el deseo o,
presentaban tumbas abiertas y las resurrec ciones de Che Guevara y de al menos, el indeterminismo del entrecruzamiento amor/ágape y eros
los sandinistas muertos durante la revolución, que volvían de nuevo a en vez del «no me toques» dirigido a María Magdalena. Fue Gillian
la vida en compañía de Jesús. Los liberacionistas des tacaron siempre Rose quien escrib ió que
lo material de los actos de resurr ección, pero también sus consecuen-
" ,
cias, porque en la teología material uno siempre supone que, además Pasar la noche con alguien es ágape. Es ético. Porque has de moverle
de pensamientos, oc urren cosas. En su libro A Pl~ce ro Start : Towards con él [sic) y contigo mismo desde los brazos del que se hermana con
an Unapolog etic Gay Ilberasion Tbeotogy, J. Michael Cla~k ha adop- el abismodel otro ... puede que no sea un matrimonio, pero será sacra-
tado el estilo liberacio nista de quitar énfasis a la resurrección porque mental (Rose, 1997, p. 65).
entraña el riesgo de portar con ella la dicotomía de vida espiritual ~n­
te a vida material. Co n todo, la vía es ancha y necesita ser per.ve ruda ¿D6nde inlercepf:.la resurrección una relaci ón íntima? La sobreespi -
(interpretada de otra manera) , vuelta en una direcció n prohibida, la de! rirualizacion de la resurrección que Clark ha criticado ha teni do es te
176 la
teología indecente CaRIarobscenidades a la teclo gfa 177


resultado. que las resurrecc iones parecen no tener nada que ver con
las relaciones. pues el Cristo resucitado aparece s610 a modo de par-
propia salida hacia el Cristo obsceno en una cristología per-vertida
que nos rec uerda la necesidad ética de la resurrección. Las gente s no
tida. el final de un cuerpo deseoso y el co mienzo de un «cuerpo ano desaparecen: los desa parec idos fue ro n muertos , pero todos nos
gelical ». El sacrame nto del deseo y la intimidad es tá ausente, se han aprendimos sus nombres y vimos sus siluetas pegadas en las puert as
perd ido. Al final. la teo logía de la resurrección termi na logrando lo de las cated rales y ju nto a los supe rme rcados . En África del Sur. los
co ntrario de la vida: acab a negándo la. negros ven a sus desaparecidos regresar de noche en sus sueños en
He dicho en otro lugar que puedo ver a Cristo como pobre pros. demanda de ser enterrado s en su tierra para descanso de sus espíritus
titula (Althaus-Reíd , 1999, pp. 39-5 1). Quienes no puedan verlo así (Vika, 1998, pp. 16· 30). En el norte de Argentina , algunos pueblos
rehúsan cons iderar ser iamente la maraña de sexo y opresión presen- indfgenas pergeñaron formas de ritos funerales sin los cuerpos de sus
te en nuestras sociedades. Técn icam en te no hay ninguna diferencia difuntos reuniendo lo que hab ía perte necido al desaparecido: un pon-
entre ver a Cristo como, digamos. pobre minero empap ado de sudor cho, un sombrero. un par de sandalias. una lata abi erta de leche en
y deshecho por la fatiga (como he visto en algunas representaciones polvo si eran niños (Ahhaus- Reid, 1998, p. 397) . Todos vuelven por-
de Cristo en Latin oam érica) y una muj er joven ma nten ida co ntra su que vuelve su recuerdo a las ge ntes que guarda n memoria de su lu-
voluntad en una sauna. O. como me dijo Mary, una joven prostituta chaoy hasta los cuerpos vuelv en alguna vez : el cuerpo de Che Gu e-
de Ed imburgo: «Salgo a la calle para ma nte ner a los ni ños hasta que vara y sus co mpañeros, el de Evita . Las res urrecciones. ya lo hemos
term inen la escuela», aun sie ndo una muj er cristiana, a su modo. La dicho antes. tienen co nsecuencias , por eje mplo. la lucha continua
pobreza no siempre permit e a la gent e elegir. Si n embargo , Cristo por la j usticia y la verdad .
ab raza la opresi ón sexual, pero también la intimidad y el buen amor. Los raro s, los homo sexuales. no son desaparecidos. Los cristia-
Este Cristo nos da en que pen sar si consideramos la resurrección nos indecentes tampoco . Vivieron y siguen por ahí, deja ndo su hue-
como experiencia de expos ición. Cristo volvió a la vida porque la lla en la histor ia. Son una multitud . Las gentes dej an rastro de su
amaba. Una persona se expone com o ser humano porq ue ama la vida vida y cada día peq ueñas muer tes, las frustraciones y los dolores del
en tal medida que ha decidido salirse de las estructuras de la muerte hacer diario en sus comunidades , en su barrio. en sus lugares de tra-
y la opresi ón. T., un gay de mi co ngreg ación, se mostró al fin en La. bajo . Viven y resucitan en deseo cada día : la incombu stib le y mara-
tinoamérica cuando , rodeado por una afectuosa comunidad, decidió villosa pasión del Che por la vida y la dignida d humana; Tenia, su
que había estado muerto dem asiado tiempo . Sign ifi cati vament e cam- compañera de guerrilla que murió co n é l; la pasió n de monse ñor Ro-
bió su nombre por Renaro. «renacido», y sintió que era el momento mero por la vida de su pafs. Y así también el resuelto amor de aq ue-
de su resurrecc i6n a lo que Mary Daly ha llamado el deseo co mo «an- nas ge ntes que durante los años 1980 distri buían fotocopias caseras
sia y añoranza inte nsa ... impaciencia y entrus lasmo» de vida (Daly. por los bares gay de Buenos Aires y se pusieron a trabaj ar po r la
1984, pp. 2-3). Co n Dal y, la resurrecc ión de Cristo s610 puede en. Iglesia Metropolit ana en Argentina. El religioso gay que tomó un
tend erse como parte de su inestabl e fijación, de es te Wunder/ust o tren y atrave só mi vasto país para visitar a la fam ilia de un gay mue r-
milagroso deseo que no puede recl uirse en una tumb a, ni siquiera en to durante una masacre de gay s y transexuales en Argentina co ntri-
las tumbas/tomos de la teología sistemá tica hetero sexual. La presen- buyó asimismo a la resurrección. Iba solo o, si queréis, acompañ ado
cia res urrecta de Cristo s610 puede verse entonce s como ansia, como de mucho temor, como me dijo ; pero no vaci ló en ofrece r a la fami -
pasión entusiasta por la vida y la j usticia, en la diversid ad y Iib érrí- lia do liente ay uda legal y apo yo cris tiano. Me contó que simple men-
ma ide ntidad nacid as de la búsqueda de esa tie rra llamada Basile ía te había visitado a la famili a tem erosa de presentar una denuncia a la
por los teólogos europeos y «proyecto de liberación del re ino. por policía. «Estamos aquf, con vosotros; su hijo ha sido muerto , pero no
los latinoamericano s, en el que todos somos llamados a co laborar. lo ace ptamos . No más hijos será n muertos. El vuestro regresará en
Nos uni mos enton ces a la resurrecci6n de Cris to med iante nuestra sus vidas .»
178 La (eologfa indecente

La co nde na y el veto de las per-versiones teológicas en el cris- 4.


tianismo es tarea vana. Lo obsceno (re-descubrimiento) de Dios en la La teología de los relato s sexuales
teología indecen te acaso demuestre que sigue vivo. pero para ello ha-
bremos de adoptar un estilo al modo de la casuística legal para hacer
teología desde las expe rie ncias sexuales de las gen tes.

,
<
")
¿Cómo supones que 5Cliael besar a Dios '! !
¿un arrebato. como el meter tu lengua en el orificio de una pared?
¿Sobrevivirías ala experie ncia?
y si no,
,
¿va ldria la pe na? ,
(E. A. Pce, ..Kissing God,. )
, .~

Besar a Dios a la francesa: el círculo hermen éutico sexual


de la interpretac ión

¿Es la idea de besar a Dios a la france sa una novedad teológica '? Ya


he dicho en ot ro lugar que la teología es apasionada y peligrosa. un
laberinto de pasiones, de pugna s históri cas entre ciegos deseos que
consumen.' Sería difícil ignorar el hecho de que la metodología de la
teología de la liberación ha sido produ cto de un apas ionado y arries-
gado trato con Dios. Si no fuera és te el caso, los cristianos latin o-
americanos no tendr ían tanto s nombres en las listas de mue rtos y de-
saparecidos. Su pasió n por una teología ortopráctica les ll evó a la ,.
cárcel y a las cámaras de tortura. Esta teología co mprometida tuvo
más consecu encia s, como la pérdida de empleo o el trabajo por una

l .: .." Laberi nrc de Pasiones" : sobre la locha y esperanza de las m uje res olslianas por
alcanzar algu na T,,""a Promenda», conferencia prese ntada en el Fóru m de Mujeres
Europeas Ecuménicas, El Escori al, 199 8. Impreso para distribució n intern a.
18 0 lateologla indccente La !COlogla de los relatos scl'Ouales 18 1

ti
miseria en quehaceres sin relaci ón alguna con la iglesia o la teología. de aprender a mirar, o sea. a dar nombre a nuestras experiencias . Este
y todo ello en el anonimato, sin el confort de un reco nocimiento por momento co rrespo nde a lo que ha sido llamado proceso de co ncie n-
esa acció n ni de apoyo general fuera de sus co munidad es inmed iatas. ciación popu lar. vagamente basado en la obra seminal [Pedagog ía de
Podríamos usar una metáfora sex ual para describir este apasionado los oprimidos ] de Paulo Preire. El hecho es que todos necesitam os co-
compromiso que arrie sgaba tanto por un Dios de amor y j usticia: los nocer y distin gui r nuestras vidas y circun stancias. tarea que la mayo-
amantes ilícit os que se lo juegan todo por un abrazo furt ivo. no por- ría de las veces se logra mediante una labor gradual de desenm asca-
que no valoren las opiniones de sus co mpañeros de trabajo o de su fa- ramiento de las restricci ones ideol ógica s y de cree ncias hondament e
milia y amigos. sino porque su deseo es intenso y co nlleva el deseo de radicadas. Por ejemplo. los cris tianos pobres de Latinoamérica han
vida en se mismo. Además, dado que su pasión por una teo logía com- «visto» tradicionalmen te la pob reza como voluntad de Dio s. especie
prome tida era mo vida por la natu raleza misma de l deseo, lleva consi- de sino divino en el que algunos nacen pobres y otros ricos. Las a ve-
go la duplicidad de cre ación y caos. Por ejemplo. el afá n de intimar ces catastróficas hambrunas en ciudades y regione s ent eras han sido
con los sufrimientos de los pobres significaba que muchas veces que- teológicamente percibidas por la gente como un castigo de Dios. Du-
daban d ifusas las fronteras tradicionales ent re las acciones violentas rante siglos se han implicado en la organización de procesione s reli-
y las pacfficas. Diga mos, pues, que los libera cioni stas tenían algo de giosas y han pagado mis as y promesas a Dios y a la Virgen María. Y
ese intenso amor por Dios manifestado en su opción por los pobres, lo han hecho para alcanza r el perdón de los dioses, no para ca mbiar
Muchos de ellos habrían puesto probablement e su lengua en el oriñ- las condiciones del co me rcio intern acional. Se pedía a los dioses que
cio de la pared para besar a Dios, y con casi absol uta probabilidad ha- pusieran fin a las crisis eco nómicas que destruían la vida de comuni-
bría valido la pena . dades enteras, pero a nadie se le oc urrió organizar una campaña de
La metodo logía de la teología de la liberación debe entenderse igual índole para pedir a los dioses menores del Fondo Monetario In-
siempre j untamente co n eleme ntos de pasión arrebatadora. Se desa- ternacional que cancelaran la deud a externa de los países latínoa me-
rrolló originalmente co mo un trabajo al estilo «ver, juzgar, actuar» o ricanos. Lo mismo cabe decir de las estructuras de gé nero domin an-
«ver. d iscernir y ac tuar». El «mome nto de ver» era siempre muy im- tes en nuestra machi sta sociedad latin oamericana. Es difí cil que la
portan te. y muy sensual, e informado por lo co ncreto de las condicio- gente vea en su s vidas lo sagrado al marge n de las parod ias heterose-
nes de vida de los pobres. A nivel de la com unidad. ello significa que xuales, constantemente repetidas en las estructuras autoritarias de los
el punto de partida de la gente ha sido siempre su propi a experiencia. gobiernos y los modelos de soc iedad de Latinoaméri ca. La Virgen
¿Cabe que ese momento de ver sea también el de besar? Esta fronte- María era una muchacha, el ánge l un chico y Dios Padre un padre. El
ra entre amor y algo co mo la cólera apenas contenida que co nstituye papel de las narracio nes sexuales en teologfa ha sido el de repetir y
la pasión y retu erce los labios del ama nte an tes de que bese es lo que reforzar las imágenes (he tero)sexu ales más allá de los procesos de na-
permite a la gente dar nombre a su real idad . Esto es lo que les mueve turalización medi ante su d ivin ización. pero también ocultando el
a sentir un compromiso amoroso co n sus vidas y una vehem ente pa- cuestionamiento de la realidad y obstruyendo la imaginación crea tiva
sión por destruir las estructuras de opres ión. pue s el cam bio no siem- capaz de hallar forrnas de vida alternativas.
pre implica reco ncili ación o, digamo s. procesos de reconciliación sin
un senti do de ju sticia en la vida. Si n embargo, el pri mer momen to de
ver o ad mirar (mirar a)! la realidad no siempre es fácil. Todos hemos , Ve r» como desafio sexual

El aprender a ver. como paso metodológico. es en sí mismo un desa-


2. Ad",iffl f OO, en portugués . Este es el término usado po r Paulo Preíre par a descri-
bir el concepto de distanciamiento hermen éutico de Paul Rjcoeur, orig inalme nte de
fío sexual al cri stiani smo. A trav és de sistemas de influencia co mo la
Husserl (Ricoe ur, 199 1, p. 75) (Frei ré, 1970. p. 90 ). liturgia, los himnos y las plegarias, la teolo gía mant iene podero sa-
182 La tcologla indecente Laleología de los relatos sexuales 18 3

mente las metáforas se xuales de la hete rose xual idad e n sus co ndic io- garlas a la Virgen María. Con admi rable ca ndor. una de las llamadas
nes de invisibilidad y dominación . Esta invisibilidad nos vela el cues- plegarias escritas de la co mu nidad shuar se refiere a la s muje res en
tionamiento . Opera de ma nera similar a reci entes trabajos de ci entffl- tercera persona: «Las espo sas representan a la Virge n María en el ho-
cos de Estados Unidos e n bu sca de la po sibilid ad de otras formas de gar, que deben organizar con alegría pese a la frec uen ci a de sus sufri-
vida no basadas en el carbo no sino e n el silicio. As í, se ha declarado mientas» (Carras co. 1995. p. 88). Las plegarias femen inas insisten en
qu e algunas formas de vida diferentes pueden no haber sido recono- los términos siguientes: mujeres como madres, cuidadoras de la co-
cidas simplemente porque los científicos sólo las buscaban atendiendo • munidad (atienden a los enfermos) y educadoras de los ni ños. Como
al carbono . Poco es 10que se ha hecho en la teo log ía latinoamericana. colofón apar ece una reflexión com unitaria sobre las estruc turas peca-
por eje m plo, por co nside rar el papel que dese mpeñan las plegarias se- minosas basada en có mo e ntienden la teo logía de la liberación :
xua le s e ntre y desde los po bres. Por plegarias se xuales ente nde mos
las que cumplen con la reproducción del rol de género y que ligan los Hay pecado en toda cultura y en cualqu ier pueblo. Las fallas se en-
estereo tipos sexuales con categorías divin as. ¿Cómo se han practica- cuentran en los pensamientos, palabras y acciones con manife stación
do estas plegaria s en las vidas de las comunidades pob res? ¿Qué con- poluíca. religiosa y en los sistemas económicos ... Estos pecados son la
sec ue ncias cab e extraer de ella s e n c uanto a opres ión y liberación? En idolatría del poder; adulterio ... falsos dioses (Carrasco. 1995. p. 229).
un libro reci entemente publicado por el Instituto de Es tudios Pastora-
les e n los Pueblos Indígenas (l NPPI) (Carrasco. 1995) sobre la obra Podemos preg untamos por qué es mencionado aquí el adulterio junto
de un a comunidad ecles ial de ba se e n una población a ndina qu echua con conce ptos de pod er-id ol a tría. y CÓmo es lue go relaci onado co n
y en la tribu shuar damos con un choc a nte contras te entre plegari as las plegarias se xualmen te estabilizadoras de Dios como j efe , y de la
sexuales y política s. La apl icaci ón de un géne ro a Dios e n la teología mujer como madre/seductora. Tradici on al me nte. en las culturas lati-
popular a tr avés de plegari as sexistas parece desproporcionada en re- noamericanas so n la s mujeres las castigadas por adulte rio, no los
laci ón co n la conc iencia po lítica. Es tas ge ntes so n capaces de c riticar hombres. El adulteri o masculino es una institución en La tin oaméri ca
los proc eso s de mode rnizac ión y señalan com plej as relaci one s entre yse supone a las mujeres las respon sabl es del mismo e n difere ntes ni-
la idolatría y la teol ogía de mercado tot al y. au n así. Dios sig ue sien- veles: por tentar a los hombres o por no atender como es debido a sus
do masculino. y el jefe. Si tom amos algunos eje mplos de las pleg arias maridos . La plegaria suma un nexo sexual con las acci one s pecami-
escritas de esta co mun idad en particular hall amos num e rosas metáfo- nosas de l siste ma económico. m ujeres incapaces de satisfacer algunas
ras ma sculinas con caracte rísticas jerárquicas de género. Por eje mplo. expectati vas trad icionales o vagos supues tos ace rca de su comporta-
e n un a plegaria llamada «Querido Taitien? prot égenos» los adjetivos miento. En últ ima instancia. esa plegaria se xual organiza el reto de
usados pa ra descri bir a Dio s so n: protect or. pod eroso. dador de fuer- los hombres en su luc ha por la lib er aci ón y el inamovibl e rol de las
za. bueno. conocedor y dueñ o . En «Dios Pachacamac, el Iiberador». mujeres sin desafiar las estructura s sexuales en Latinoamérica.
los adjetivo s son: dueño. poderoso. pre sen te e n la lucha. fuerza/po - Surge una disparidad de mome ntos de concie ncia crítica c uando
der. jefe, co nquis tado r del siste ma capitalista. la econom ía de merca- las plegarias políticas trop iezan con su contrapart ida, las plegarias se-
do, modernización y militarizaci ón . En «Dios -Co mu nidad». Dios es xuales de inmovilismo y, además, de opos ición a los cambios en las
descrito co mo «el que co ncede su espíritu a un homb re [sic], creador. percepciones se xuales que pueda haber en la comunida d. Entre tan to.
fuerza, presencia (en las comunidades ecl esiales de base , fami lias, or- .otros grupos indígenas en pugna. como la s mujeres de Chiapas. nos
ganizaciones populares).. (Ca rrasco. 1995. pp. 17-20). presentan una co ntra visión de estas plegari as. Sostienen qu e en la co-
El papel de la mujer ca mpes ina só lo des taca obv ia mente en ple- munidad indígena se dan algunas form as de sa bo taje al sexo mani- ¡
fiestas en discu.os y percepciones indíge nas, aunq ue no han sido sis-
3. Tajti~,. significa ..papá. en quech ua. temática adm itidas (Pérez y Cas tellanos. 1994). En las pa lab ras de la
184 La teologfa indecente Lateología de los rela tos sexuales 185

~
coman dan te Ana María, a cargo de la ocupación del pue blo de San blemas que afligen a la comunidad. Este es el momento en que supo-
Cristóbal de Las Casas, la implicación de las mujeres en los procesos neque tiene entrada el est udio popular de la Biblia, La metodología
de concienciació n crítica fue crucial para la insurgencia chiape ña. enconjunto o estilo de trabajo no es ciertamen te progre sivo , sino flui-
AsC, dice: «las mujeres de los pueblos instruían a sus hijas, hermanas do y circular. Como comentó Gustavo Gutiérrez en una conversación
y so bri nas diciéndoles: "¡mejor hacerse con una pistola y lucharl'S. acerca de la labor de las comunidades eclesiales de base, la gente
La de mocra tización de la vida de las com unidades indígenas se pro- puede empezar inclu so leyendo la Biblia (y viendo su situación por
dujo junto con la bata lla política pero progresó hasta el punto de de. analogía) o dejándola absolutamente de lado (Gibbs. 1996, pp . 365-
safiar las tradiciones culturales de opresión de las mujeres que había 370). Es un proceso fluido, dinámico y real, no algo que se toma de
. ~ formado parte de aquella comunidad incl uso antes de la conquista de las páginas de un manual académico de «teología hec ha po r uno mís-
,; ~~ Améri ca. Marcela Lagarde, en su comentario sobre el trabajo que ha mo» o de una reunión form al de un comité ecles iástico. Co mo eje m-
-.......
. :1 venido reduciend o o borrando las estructuras de subordinación de gé- plode lo dicho podemo s tomar nuestro esbozo de exégesis de un Lá-

1
.
~.'
1:
"
nero en Chiapas, dice : zaro gay del último capítulo. Sólo un hombre cuya experiencia vital
se compone de ruptu ras con amantes o aba ndono s por parte de éstos,
Toda convocatoria (política) ... debe reclamar un cambio político de las y con la tensión de mantener en j uego el baile de másca ras heterose-
"
1: estructuras de género. De no ser así, no pasa de lo que ya conocemos: xual en su trabajo y en la familia , puede ver una dramática historia de
t 'l ~ ,
otras voces y otros rostros, pero la misma vieja mentalidad. Si no de. amor entre Jesús y su íntimo amigo . El momento de juzg ar viene al
"~~
' ~ JI
construimos la patriarquía,la creamos de nuevo (Lagarde, 1994). analizar esta situación y no al demostrar por mediación de comenta-
• :1 rios bíblicos qué es históricamente correc to o falso (como si alguien
,r~l Los Iiberacioni stas no podrían haberlo ex presado mejor: no hay neu- pudiera llegar a saberlo. al cabo de veinte siglos y con una magra na-
", tralidad en la lucha por la justicia social; tam poco en la teología. Las rrativa evangélica que se queda corta como biografía de Jesús). Des-
muj ere s ind ígenas latinoamericanas puede n esta r librando las mis. pués del comentario hecho por alguien podemo s compartir las expe-
mas batallas políticas que los hombres pero, al mismo tiempo, tienen riencias de ot ras perso nas y alguna forma de afirmació n del amor
otras adicionales: de género y sexualidad. No es verdad que las muo mostrado por Jesús desafiando lo convencional. Por eje mplo. crear un
jer es pobres. bien conciencia das, sólo atiendan a la lucha por su li- escándalo público en un funeral y resucita r a un amigo no es en modo
beraci ón eco nómica y política. Algunas han ido más lejos y han de- alguno decente ni convencio nal. El tercer momento consiste, pues, en
clarado que ambas pugnas debe n avanzar simultá nea mente. Por actuar, pero la acc ión procede una vez se ha diseñado alguna estrate-
desgracia, las muj eres de las CEB parecen ir perd iendo es ta visión, gia en relació n con lo que la comunidad puede sentirse capaz en el
dad o qu e la teología cristiana tiend e a desorgani zarl as sex ualmeme marco de las habituales limitaciones de la gente, en una soc iedad que
en sus bata llas políticas. les niega el acceso a la respon sabilidad y a la toma de deci siones.
•Todo un deba te sobre «la revelación» de una perspectiva política. le-
gal y afectiva puede ocupar aquí un lugar privilegiado. Quizá pueda
Lectura sexual de la Biblia tener lugar una simple manifestación pública por algo sig nifica tivo,
aunque es importante recono cer que las manifestaciones no son pan
El momento de «ver » siempre requiere de ciertas herr amientas criti- comido . En Latinoamérica se complican por los innumerab les peli -
cas de análisis y reflexión, y este fue el obje tivo de la labor de con. gros que entrañan de persecución polftica, pérdida de empleo y aun
cienciación popular. El segundo momento (juzgar) requiere capacidad de muerte. Puede que a la comunidad se le ocurra otra cosa que hacer.
de discerni miento. Co nsiste en la evaluació n crítica de la situación )' La gente es muy creativa. De hecho, una segunda lectura de la histo-
la planificación estratégica de toda acción ulterior en torno a los pro. ria de Lázaro, qui zá por parte de un travestí de la comunidad, pueda
18 6 La teología indecente Lateología de los relatos sexuales - - - - - 18 7

crear diferentes modelos de relación en la lectura y la acció n. Ahí está la homosolidaridad, por ejemplo. La reflexión comunitaria tiende a
el quid de contar histori as sexuales: son siempre tentativas. inacaba- flotar así libremente, descubriendo nuevos elementos, impu gnando
das . como lo es un Jesús sexual. Abren nuestros ojos a diferentes es- otros y enriqu eciéndose fuera de los estrictos confin es de textos que
trategias de trama y también a fuente s para el forta lec imie nto. fueron escritos hace dos milenios, en circunstancias y momentos di.
En otras ocasiones, los líberacíonistas pueden pensar que tamo feren tes de la conciencia histórica de la humanidad. Es obvio que la
bién la Biblia necesita redefi nici6n. Entre la gente marginada. por clave del éxito en un trabaj o de es te estilo es el apoyo de la comuni-
ejemplo los mendigos urbanos de nuestras grandes ciudade s. la Biblia . dad unida. Los individuos son fáci lmente aplastados. El hecho es que
no es un libro sino una cole cci ón de dichos y vagas prescripciones las lecturas sexuales de la Bibli a no se han hecho seriamente fuera de
morales que la gen te recuerda a través de los medio s o de los d iscur- las fronter as de las tradi cio nes sexuales de la iglesia, aceptan que
sos políticos, pero no por cono ci miento directo del texto. En la déca- pueden otorga r más impor tancia al igualítarismo heterosexual pero
;
,
,
da de 1980 yo trabaj a en un proyecto popular de iglesia en Buenos los principios radicales permanecen diluidos en el patriarcado hetero-
)
Aires que daba de co mer a qu inientos mendi gos cada dí a. Por un sexual que resid e en la Bibli a. Si esto forma parte de lo que ha sido
tiempo tuve a mi cargo el estud io conjunto de la Biblia los viernes. llamado «la teología de nue stra s propias hi storias», esta parte ha
pero j amás he visto a pordioseros con biblias en sus saco s o bolsillos.. sido abordada sobre todo en el trabaj o de las mujeres latinoamerica-
En su mayoría, además. ni siquiera sabían leer. Sin embargo , hay otra nas feministas. Tamb ién en el de los liberacionistas, que han delimi-
Biblia, la que ha sido creada durante quin ientos años de cristianismo lado parriarcalmente nuestras historias y no han permit ido que se oye. \
en el conti nente: la de los pro verbios del pueblo y la selección de rala voz queer que no se aju staba al ideal de la comunidad cristiana .
imágenes. Muchos ind igentes de los barr ios bajos de Buenos Aires Hubo muchas tensio nes en es te proceso, pero la heterosexual idad es
conocen la historia de San són . La han recreado en sus vidas. la hao inflexible. Al parecer, un cristiano devoto, pobre y honrado no puede
releído y funciona como paradigma bíblico. más efectivo que el Éxo- ser un travestí, y las mujeres lesbianas no concuerdan con el modelo
do. Rezan a San Son porqu e fue un hombre de gran fortaleza física, y de madre de famili a de la teología de la liberación. En el mej or de los
e50 es algo que la gente necesita en su vida. La Biblia también puede casos anima rán a la gen te a abstenerse de em itir juicios temerari os,
ser leída en las trad icione s legales y políticas del país. así como en la pero la situación seguirá siendo anorm al. Así se acepta (tolera) en la
génesis de los debates políticos. Despué s de todo. en los debate s so- e ologta de la liberación, con un espíritu de amor. Lo malo es que la
bre el voto feme nino en Argentina. el Congreso adujo argumentos del tolerancia es una ca tego ría basada en determinado s pri ncipios nor-
Génesis sobre la subord inación de la mujer al hombre. Las mujeres mativos (Laclau, 1996, p. 50). Y es ta normatividad es lo que decide
que enfrentan crisis en hogares patriarcales o los hombres con el co- qué debe toler arse y qué no. Segú n Laclau. pues, la tolerancia «falla
razón partido que pierden su trabajo porque son gays necesitan en- aldespachar lo anunciado» porqu e a la postre consolida el límite en.
contrar un diálogo diferente con la Biblia. fuera de los ámbitos fami- tre lo tolerable y lo que no lo es. S610 di solviendo estas fronteras (y,
liares de los métodos que confirman la Escritura. La Biblia no hace pues, el propio concepto de tolerancia) pode mos vernos en situación
referencia al sida, pero menciona la j usticia. y ésta, como parte inte- de dar COIl una sociedad en la que la diferenciación interna, y no la to-
grante de nuestra concepción de Dios, configura un diálogo comuni- lerancíu. pueda ser valo r ético (Lacl au, 1966, p. 5 1). El fundamento
tario con la Biblia. al margen de la palabra impresa. heterosexual de la teologfa de la liberación pued e recla mar tolerancia
He descubierto que la clave de trabajar en este estil o popular es para lo que resulta anormal en sus comunidades, pero es la beterose-
dejar que la vida haga un curso y atender sólo a los principios radie_. xualidad como sistema obligatorio en sí misma lo anormal, no el ha .
les de la Biblia q ue engloban a los demás: ju sticia, paz y amor/soli- mosexual, no la gente indecente que desafía precisamente lo no natu-
daridad. que, desde luego , han de ser iluminados y redefinidos por la ral y anormal dlla actual ideología sexual, con todas las consecuencias
comunidad, como en el caso de la solidaridad, para vaya n más allá de de esta teología sexual y pol ítica. El hec ho es que nuestras vidas
188 la teología indecente lA teología de los relatos sexuales 18 9


como het erosexuales. gays o lesbianas son siempre anormales. es de- uveen la puerta. Y cua ndo la teol ogía descubre que en la realidad hay
cir, regidas por control remoto de sde el ideali smo . Por co nsiguiente. más compo rta mientos sex uales que co mpartimentos. las identidades
Iiberacionistas o no, somos indefectiblemente co nvocados a la confe- se esencializan. La gente es té supues tamente de stinada a caber en ca-
sión y al arre pentimi ento desde la normalidad y su política de toleran- jaso aunqu e sea ju sto debaj o de la tapa (¿o tien en balcones los co m-
cia. y hemos de detener el círcul o del proceso derrochador de vida- partimentos sexuales. de modo que uno pueda estar dentro y fuera a
energía al intentar colmar esa noci ón de ser ideal heterosexual. Y esto la vez?). El rol de las historias sex uales ha sido tradi cionalmente el de
reza para los roles de género en la soc iedad, la organización sexual de conferir cien o sentido de coherencia histórica a las vidas sex uales o
las relaciones y. también. para nuestra forma de ser sociedad. la reivindicación de una genealogía del comportamiento «natural ».
¿Por qué hacer una teología de historias sexuales? ¿No es de- Lo mis mo cabe decir de la iglesia y su lucha secular para meter la ho-
masiado particular o en exceso ce ntrada en el «á mbito privado» de la mosexual idad en un a caj a teológica. Es ta luch a no terminará jamás
persona? La respuesta es no, porqu e la sex ua lidad no se queda en casa
... ni en el dormitorio de un amigo. sino que pe netra nuestra vida econó-
porque la hete rosexualidad. como el sexo mismo. es una categoría
muy inest abl e (weeks, 1995, p. 95) . Como he mos visto. así se hace
..,.'
t ,"
o o
~,
mica. política y socia!. La teología ha s ido siempre un gran discurso particularmente ev ide nte en el papel qu e desempeñ an las pleg arias
' ,"
": teórico sobre heteronormatívídad, qu e rige las rela cion es sexuales en sexuales. Las historias sex ua les. esos relatos. apu ntan siempre a cier-
::.
casa y en las esferas públic as de la vid a. Sin una teolog ía de historias to orden social, registran cambios. tensiones , y han de satisface r un
sexua les. el últ imo momento del círculo hermenéutico. o sea el de fin po líti co, al margen de su estruc tura narrat iva (Plummer, 1995,
apropiación y acci ón. adolecerá siempre de parcialidad y de tener un pp. 16. 22). La no rmalización de las historias sex uales a tra vés de los
en foq ue superficial qu e chocarán abie rtamente con la resolución. Por rezos es una estratagema estratégica para colocar vallas sexuales y fi-
ejemplo . en el ültimc decenio muc ha s CEB han sido disuelt as en La- jar el comportamiento político. Estas plegarias son po rtade ras de re-
tino améri ca por deci sión de las dióc esi s de la iglesia católica romana. cordatorios soc iales de historias sex uales rec icladas y repetid as en la
y ha sido así porque las CEB no se han inscrito nunca en la ley cané- comunidad. algo así co mo una labor de aguja o de bo lillo s en la que
nica: eran mo vimientos espontá neos de la igles ia. sin jerarcas. al mar- las his torias de la gen te se entrelazan tentat ivamen te en un movi-
gen de las reg ulaciones legales de las instituciones eclesiásticas. cu- miento de búsqueda continua de lo desconocido. porque no todas
yas es tructuras jerárquicas, sin embargo. finalmente decisivas en la nuestras historias han encontrado voz en la teología en el pasado.
desaparición de muchas CE B reconocidas. sólo fueron refu tada s en
• part e. Los temas de género y sex ua les sig uen siendo conflictivos )',
·•o
l
así. difumin ados en las CE B, en la teología de la liberación y doquie-
ra pudieren haber sido estímulo para im pu gn ar las raíces de los mo- Sexo(s) X nacionalista(s)
delos jerárquicos. Los te mas de gé nero y sex ua les no son una simple
ade nda al orden de l día de una reuni ón . sino significativos elementos E"," una picha y la cabanla. la cuban ía.
epistemo lóg icos y de organización que. de ser ignorad os. no nos pero (Diego, gay cu bano citado en Quiroga, 1997, p. 141
miten pensar de un modo diferente y más hondo .
Ha llegado el momento de un an áli sis de l tipo «ver, juzgar. ac-' Hemos de proseguir nuestra exploración del círculo hermenéutico de
tuar» en teología co mo act o materi al de fund ament ar el cristianismo, la teología de la libera ción deteni éndonos a reflexio nar sobre la cues-
en la realidad . El sex o puede verse co mo potencialmen te caó tico. tión de la naciona lidad . qu e durante muchos años ha sido el discurso
como marco de ambigüedades y vida desord enada. y la teología ha de opues to a la sexuali dad y que afecta al momen to de la prax is o de ac-
luchar po r reinstalar el sexo en compart imentos limpios. cada uno ción/reflejo . Esta falsa dicotomía entre lo polüico y lo sexual en la-
co n su nom bre. co lor y función. adem ás de un signo positivo o nega- tinoam érica es parte de una larga historia de la vida y procesos soc ia-
190 La teología indecente
La teología de Jos relatos sex uales - - -- - - - - 191

les en el continente bajo las férreas reglas del machismo . No sorpren- para el lector inexperto; requieren cierta exégesis de la liberación. Por
de que las combativas mujeres de Chiapas rara vez expongan sus el contrario. las historias sex uales de la Biblia se comprenden perfec-
creencias cristianas. fuera de las de carácter general sobre el amor y la tamente sin exégesis. Cuando el debate sobre la ordenación de las
j usticia. Además. la obra de la co munidad shuar, co n siglos de opre- mujeres en la Iglesia de Inglaterra alca nzó su punto álgido co n el voto
sión de gé nero. para establece r nuevas categorías de teología indíge- aprobatorio, Gustavo Guti érrez fue entrevis tado por la televisión es-
na pop ular puede resu ltarles inclu so ofensiva. «Lo político» significa pañola con miras a recabar su opinión como liberacioni sta . Como era
aquí ese sentido de compromiso dia rio que muchos latinoamericanos , de esperar, dijo que dich a ordenación importaba un bledo a las muje-
han asumido en la lucha por liberar a sus países y al continente de la res latinoamericanas, más bien fervien temen te ocup adas en procurar
opres ión política y económica. «Lo sex ual» se refiere a la capacidad alimento a sus hijos. Es decir. que entre la liberación políti ca y la de
de hallar la ide ntidad propia y cuestionar la pol íticam ente adj udicada género. ellas deben elegir la primera. «Entre una picha y la cubanía,
por el dúo dialéctico eo presi én/liberaci ón» con resonancias de ideo- la cubanfa». La grosería del co mentario de Guti érrez resid e en su
logía machi sta. El problema reside en que acaso no sea tan fác il elegir fuerza a favor de la co ntinuación de la falsa dicotomía que conside ra.
en tre picha y Cuba. que en algún punto del di scurso acaso signifiquen mos. En prime r lugar. las mujeres son madres de ac uerdo co n la hete-
lo mismo. El falo cubano. que más allá de pen e cubano rep resenta rosexualidad idealista; lo cual significa materni dad excl usiva. fuera
también el ausente obj eto de deseo. puede verse co mo suspiro, caren- de otros pertin ent es intere ses en la vida. En seg undo . su identidad se
cia. nostalgia del deseo perdido o deseo que no concuerda con la reduce a hijos y co mida, sin considerar qué relación guardan sus pre-
ideología machista. Sé que co n el mod o actual de hacer teo logía de suposiciones y el orden polftico ge nerador de la situación de pob reza.
la liberación no puedo considerarme del todo patriota (amante de mi Yo he sido mujer pob re que soñaba co n ropa caliente para mi madre
nació n argentina) si no participo plenamente en la es tructura machis- en invierno y platos nutrit ivos para mí y mi fam ilia. Pero también so-
ta de los mitos nacionales de independencia e imaginaire teológica de ñaba co n una buena educación, mi vocación de sacerdocio en la vida "

mi gente. En una visión habida por don Manue l Belgrano (uno de los rica ésta también en justicia . amor y deseo. De l arg ume nto de Guti é-
héroes nacion ales de Argentina), la Virgen Maria le d ijo que co nfec- rrez se infi ere que deb ía haberse pasado la vida cocinando comida
cionara una band era co n los colores de su mant o az ul y blanco. Las para los pobres que la necesitan, no estudiando teología. asumiendo
ca nciones que co mparan nuestra bande ra con un águila en sereno su vocación sacerdotal y teológica y publi cand o libros. ¿Por qué ha-
vuelo. nacid a del Sol y regalo de Dios. eran cantadas por los niños de bíade tener él, un hombre peruano, otros intere ses en la vida fuera de
la escuela primaria de mi generaci ón . Estas canciones aprendidas en cocinar para los pobres? Muchas mujeres latinoamericanas quieren
la infancia aú n puede n despertar en mí sen timientos de devoción y fi- serpatrio tas (dedicadas a los intereses de su nación) y tambi én perso-
delidad a mi país, pero tamb ién me rec uerdan a la persona sexual vino nas sexuales. Todos. hasta Diego, en C uba. lo desean. Pero. incluso
culada a esta noción de ciudadanía . Asimismo, agudiza n mi concien- para Gutí érrez, lo pri mero es la exégesis sexual de la Bibli a; lo se .
cia de la disloc ación de mis deseos en soc iedad. La configuración del gundo y su bordinado . la políti ca.
comportamiento sex ual fundamenta el políti co. En Argentina supone También abrigan los líberacíonistas sueños coloniales de natu -
casa rse, seg uir un modo de vestir en la calle. definir el amor y la se- raleza imperial: de carácter hege mónico. Natura lmente. no hemos de ."
guridad, es la forma de ser decent e. En últ ima instancia, el amor a dejar de lado el análisis de clase. La utopía del proyecto de liberación
nuestro país no es sino una hist oria sexual. La Biblia es una colección del reino atiend e a ello. Cabe al Dios de los pobres una opción ahí,
de histori as sexuales. hasta el punto de que podemos preguntamos si perolas fronteras de gé nero/sex uales son. al parecer. más pró ximas al
fue esto lo que verdaderamente motivó su exclusión de Latinoaméri- corazón de es te Dios. Este Dios heterosexual, así se sugiere. no gusta
ca dura nte los últimos quinientos año s. Las histori as de liberación. o deser besado a la francesa por las mujeres. Históricam en te. la rela-
la ética de la liberación políti ca no son nece sariamente tan evidentes

ción más Intima de Dio s se da con curas (masculinos). ¿Pueden be-
192 La , ologfa indecente La teología de los relatos sexuales 19 3

sacie a la fran ce sa? ¿Pueden hacerl o dos pobres»? (¿Un Dio s meri. uña persona cuenta una historia que parece ins6lit a (po rque no ha
ca?). ¿No. es eso indecente? [Qu é parodia y qué comedia sexual de sido oída ante s) puede que trate de dar co n un lenguaje o una metáfo-
contradicciones! No sorprende qu e el sacerdoc io ma sculi no esté clé- ra apropiados pa ra expres arl a. El oyente qu e se identifique co n ell a
sicamente confundido con su propia sex ualidad ni que los hombres sumará otra metáfora. otra forma ex posítiv a, Así. la histori a en cues-
pobres s ientan amenazada por el cri stia nismo su sexualidad de me- tién no para de ser redefinida. refinada. porqu e prosigue s u autobú s-
cho. Entre pic ha y cubanía ¿qué eligirfais vosotros? ¿Y entre picha)' queda de expresión . Esta experie ncia es en sí misma lo qu e hace del
Dios? ¿A santo de qué esa falsa dicotomía colándos e sigilosa mente a desgranar historias sexuales un perpetuo emerger. co mo el símbolo
modo de pureza teo lóg ica? Nue stra vía. como ya hemos dicho. es la del bacalao chino citado por Plummer. que se yergue en busca de aire
de la obscenidad. Debiéramos desvelar, no cubrir. nuestra búsqueda fresco. en pos de vida (Plummer, 1995. p. 22 ). Según el modelo de pi-
de la verdad divina, y para ello necesitamos hacer uso de recurs os po- rámide soci al sexual de Gayle Rubin.J as histori as sexuales má s oídas

.,' pulares como las historias sex uales de lo más hondo. Y todo para be-
sar a Dios a la france sa.
son las que provienen de la ci ma. en su mayoría heterose xuales . ma -
ritales y de reproducción (Plummer, 1995. p. 30) . Son también las de
·....,"
'O .

los hombres y mujeres de la éli re. En Argentina. por ejemplo. abu n-


;;
. dan las historias de las grandes familias tradi cionales de la oligarquía•
" las que se originan y desarrollan en ricas haciendas. no las de las fa-
Sexo o ra l: h ist o ri as sexuales e n la teología o ra l milias nume rosas de los suburbios . Son heterosexuales con vistas a la
reprod ucción. pero no necesari amente en otros aspectos. Ci rculan
Es interesante observar que en español. «historial> significa a un tiem- también las histori as de ho mo sex uales ricos. casados y co n muchos
po relación de una ave ntura o suceso y disciplina qu e los estudia y na- hijos . Bien conocidos so n en Argentina los nombres de opulentos
rra . Ello significa qu e para DÚ. hispan ohab lante. la noc ión de la fron- aristócratas gays con una sola mujer y fam ilia numerosa. 1'\'0 lo son
tera entre la interp retaci ón de un a cró nica y el significado histórico menos las anécdotas de sus oca siona les viajes a Egipto e n co mpañía
me resulte a veces algo difusa . Las cró nicas exponen eve ntos históri- de un amigo, como sabido es qui én es eran los eufe místicamente lla-
cos. La historia se compo ne de crónicas. Un relato sex ual es siempre mados «sobrinos» de ricos . Curiosa mente. no hay indecencia en esa s
hist óricamente sex ual porque las descri pc iones sex uale s no son com- historias. Su homosexualidad es de algún modo espirit ualizada. Es la
po nentes de mund os abstractos sino enraizadas en comunidades polí- mariconería del hom bre casado pob re, no la del rico . la qu e está po r

,.. ticas y so metidas a condic iones co ncretas de prod ucción. lim itadas oír. Los gays pobres so n sie mpre indecentes. Lo mismo reza para con

., por la raza. la clase , la ed ad, los grados de d iscu rso no rmativo sexual las mujeres. Las relaciones sexuales de las mujeres ricas con otros
;l ace ptados o a los que se opone resistencia. Ken Plummer observa que hombres o muje res, inclusive los pa rtos ilegítimos. devienen parte de
las vidas y sucesos de la ge nte sólo pueden co nve rt irse en historias un discurso onto lógico donde las protagonistas son mujeres inteli -
sexuales si és ta posee voz y pued e ser oída {Plummer, 1995. p. 22). gentes en bu sca de iden tidad. Hasta la ambigüedad sexual se torna
Estas histori as guardan relaci6n con sus autores y co n las condiciones progresista. Las mujeres pobres que se acuestan con muchas mujeres
de vida de las perso nas, su clase. sexua lidad. raza o la combinación o muchos ho mbres forman pa rte del discurso sobre la promisc uidad
de estos factores. La historia de una muj er hetero sexu al pobr e tiene sexual y el mora lismo ec lesiás tico. La iglesia puede deci r «Necesita-
más pro babilid ades de ser oída que la del trave stí pobre. Sin embar- mos remed iar esas relaciones». pe ro «remediar» significa literal men-
go , una vez co no cida, esa historia deviene parte de una palabra con te poner remedio. administrarlo. como en el caso de la medicina que
repercu si6n social. que negocia su ubicaci ón semántica e importancia corrige o enm ienda algo que no está bien. Entonces. la iglesia recurre
en una urdi mb re de historias por oír, desde la que pued en surgir ac- al discurso médico sobre ano rmalidad, sobre el aumen to de la desor-
cio nes de transformación y desafío al statu quo. Por ejemplo, cuando denada vida sexual de la gente.

.'.,
,
"

19 4 La teología indecente La teologfa de los relatos sexuales 19 5

Rubio ve la importancia de las hi storias sexuales en la cúspide baño de señoras. Y si se resistían las golpeaban. Mi hennana me dijo
de la pirámide no sólo por correspo nder a parejas heterosexuales. entonces que no de bíamos dormir más aquí. (Montes de Oca. 1995,
sino a parejas estab les. aun cuando no sean heterosexuales. Así. las p. 77).
parejas gays y lesbianas con relaci ones de larga duración se encuen-
tra n en su pirámide dir ectamente des pués de las jerarquías heterose- El escenario social del lance describe como son tomados los niños a
xuales de la gente casada y no casada, pero por encima del maremág- la fuerza a plena luz del día para realizar actos sexua les con hom bres,
num de los que podemos llamar despreciados : tcrtillera s de bar, en medio de una multitud de viandantes que fingen no ver nada de lo
amantes del cuero, sadornasoquistas, rransex uales. fetichistas y jo ~ que está pasando ni oyen los gritos en demanda de auxilio . Una chica
venzuelos del «comercio rápido ». La marginació n parece ser factor contó que había sido forzada a acompañar a un hombre a un retrete
clave de que las historias sexuales sean o ídas o no. En la cumbre de la público a la hora del almuerzo y que ni siq uiera la policía atendió a
pirá mide de Rubin podemos o ír historias sexuales descritas en voz sus gritos de soco rro. Esta no es la clase de historias sexuales de abu-
alta y con toda clarid ad. pero en su fondo so n gritadas. La diferencia so infantil que requieren secreto, porque se trata de niños marginad os
es que se las ignora. aunque tambi én se dan aqu í algunas contradic- y devaluados en la sociedad . ¿Damos aquí con una contradicc ión?
cion es. La capacidad de una histori a de ser oída o no parece depender ¿Son oídas o no las historias de los marginados? Pues sí. se conocen,
no sólo de su posición en la pirámide sino tambi én de tipo de historia ~ro carecen de valo r. El ince sto y abuso infantil (e historias de vio-
de que se trate . Por ejemplo. es prob able que se oigan más las de in- lencia doméstica) han sido obje to de silencio entre las clase s opulen-
cesto y abuso infan til procedentes de abajo , no de arriba . tas. pero este silencio es distinto cua ndo se trata de pobres: el secre to
hadej ado su lugar a la impotencia. Como niña pobre supe de todo eso
por mis amigos. Los niños de los pobres se mueven en circ ulas de
El sexo)' los chicos de la calle promiscuidad y soledad, y oyen y ven mucha s cosas: saben los nom-
,
En las clases alta y media, sobre histori as de abuso de niños no se
bres de los hombres a cuyas habitaciones jamás debi eran acudir por-
que chicos y chicas de más edad les han dicho que no lo hicieran. o el
,
oye muc ho, son silenciadas. No son para compartir con otros. En Ar- precio que algunos pueden reclamar a cambio del regalo de unos dul-
gentina no son las de es ta clase las q ue nutr en el día a día de la gen- ces. y el caso es que los niños pobres parecen cuidar de su reputa ción
le. Si se conocen, sólo unos cuantos las oyen . En cambio. las histo- desde edad temprana, pues si trasci end e a la comunidad un lance se-
rias de los niños de la calle que vive n con abuso sexua l y explotación mejante. la vícti ma, él o ella. puede ser tildada al punto de marica o
circ ulan ampliamente y hasta son com partidas. La gente suele decir prostituta (hecho frecuente entre los pobres), lo cual, en la práctica,
que los n i ños de la calle son «n iñ os de niños». Bien sabido es que al- puede propici ar más abuso. Los niño s de los pobre s son raramente
gunas instituciones cristianas prefi eren ayudar a los chicos de la ca- tratados con el mismo patrón que otros. Sus historias sexuales no son
lle que a las chicas, pues ésta s son más complicadas. Quedan emba- objeto de atención teológ ica, por más que ésta refuerce, por ejemplo,
razadas, tienen hijos y requieren mucha más ate nción que los chicos la virginidad como ideal instituciona liza do de cuya preservación es
en lo que se refiere al abuso sex ual. Reparad, por ejemplo, en la si- responsable la muj er. La jovencita que ha sufrido abuso ya no puede
guiente historia, según la cuenta una chica de doce año s de la calle ser físicamente redimida de ello. La virginidad es en teología una ca-
bonaerense: tegorfa más estrechamente conectada con el control de la sexualidad
que con el respeto.
[Esta gente) viene cuando dormimos. y es por esa que he dejado de ve- El problema reside por lo general en la combinac ión de deseo y
nir por aquí. Un día se llevaron a mi her mana y a una amiga. les dieron pobreza. Las histori as de abu so se xual no se consideran con suficien-
dinero (aunque muy poco) y las forzaro n a permanecer co n ellos en el le seriedad. ~ro el tabú sexual se extiende tambi én al sexo bueno.
196, La ""logra indecente La. teología de los relatos sexuales 197

Las histori as de deseo sex ua l entre los pobres son cap ítulo vetado. tenderse sobre el caso insinu aba un trasfondo de carác ter sexual. La
Gutiérrez ha dicho qu e a las muje res latinoameri canas pobres sólo les gente empezó a hac er se pregunt as. En Arg enti na. cua ndo se impo ne
importa la comida de sus hijo s, pero yo le digo qu e ta mbién hemos de silencio a los med ios co n palabras como di screción y similares. al
cuidar, y no poco. de nuestr os orgasmos. Si no. ¿cómo las mujeres punto se sabe qu e lo qu e se oculta ha de tener po r fuerza ri betes se-
pobres acaban ten iendo tantas relacion es promiscuas ? ¿E s la promis- xuales. Al pa dre Mario lo había matado en su coche un chico de al-
cuidad una im posición o, a veces. el curso del deseo. la búsq ueda de quiler a raíz de un a disput a. La po licía descubrió qu e en el fondo de
intimidad co múnmente insatisfecha en las actuales co ndici ones de in- un arma rio lle no de biblias, el padre Ma rio guardaba lo que los me-
justicia sexual? El tabú impuesto a los des eo s sexuales de las mujeres dios describieron como «materiales , libros y vídeos pornográficos».
o,
~ pobres concuerda con el qu e pesa sobre las historias que cuentan o. como entendió la gente. una profusión de imágen es sexualmen te
'; 1
otras sex ualidades. inclu si ve el celibato (in)vo lunta rio en pu gna por excita ntes de jov enzuelos. La Iglesi a gua rdó silencio. Un mo nseño r
,:t liberarse en la iglesia. Co nsidérense las histori as sexuales sigu ientes declaré brevemente en la telev isi6n loca l cuá n triste se había sentido
.P
-" sobre un cura gay y adúltero, do s de las obsesiones más señaladas de al co nocer aque lla histori a (<< ¡Me siento co mo si hubiera pe rdido un
"
h la iglesia, que las trata sin oír sus voce s. La primera se refiere a po- hijo !») y nada más. A la gente le quedó el sobado recurso al dicho «to-
.""" ~
bres que repet idamente cuentan un a historia sexual de su párroco que dos los curas son maricon es» (ya casi proverbio popula r en Argenti-
o", contradice los supuestos comunes sobre cu ltura, po breza, teol ogía y na) y la coletilla mental «Marica igual malo». El problema está en que
" sexualidad. La segunda abu nda en algu nos signific ados teológicos el padre Mario no era malo. solo un cu ra pe r-ve rtido : un cura con un a
:> transgresivos del adu lterio. interpretación diferente de la sexu alidad . Sin embargo. la comunidad
:¡•
"
se llenó la boca con que el padre Mario era bueno y no paró de expre-
sar su amo r por el cura y su deseo de que se erig iera una capilla con su
:1 Versión de la historia del padre Ma rio ' nombre durante los días que las cámaras de televisión recorrieron la
vecindad para recoger impresiones . Los testimonios de su amabilidad
En septiembre de 1996 los medios de comunicación bonaerenses die- y generosidad, del espíritu que vo lcab a en su luch a po r todos. se su-
ron la noticia de la muerte del cura católi co llamado padre Mario. Se cedían sin parar. Pero ¿sabían o cre ían qu e lo había matado un chico
trataba de un hombre joven que trabajaba en una parroquia pobre con de alquiler? Sí. y les entri stecía el hecho; pero algunos sa bían también

•• una florecie nte comunidad cristiana. La primera reacción a la crisis
fue relacion arla co n las actividade s de las mafias de la droga en los
que el padre Mario era gay y no habían parado muchas mientes en
ello. No era importante. Alguien añadió, no ob stante, que era una
, barri os pobres. El padre Mario era bien conocido po r ale ntar a su co-, pena que el padre Ma rio nunca hablara de su soledad, pue s de haber-
¡ munidad a presentar resistencia al comercio de drogas. Su funera l fue lo hecho le habrían puesto remedio. Lamentaban no habe r soco rrido a
impresionante, aunque antes de su muerte s6 10 era co noc ido por la ese hombre joven. llev ado por la desesperación y el rech azo de su se-
gente de su con gregación . Acudi eron los pobres de otras co munidades xualid ad a lugares peli grosos. co n ge nte de malvi vir. donde no podía
y representantes de todos los medios, así co mo un distin guido cura encontrar el amor que merec ía. He aquí. pues. la versión de una co-
extranjero que viajó aposta a Argentina para ren dir homenaje a la munidad pobre de la historia sexua l del padre Mari o. qu e para ellos no
ejemplarida d de la vida de l padre Ma rio. Éste no era sólo un cura; pero era gay, si ello significa que su vida era definida sólo por el hecho de
tenecía a un señalado grupo de curas católic os que creen en la justicia que oc asionalmente se acostaba co n hombres. Lo era, en ca mbio, si
soc ial y en los carismático don es del Es píritu sanado r, y qu e ejercen por ello se entiende que era una cura que luchaba po r la paz y la j usti-
un complejo ministerio de j usticia soc ial y atención pastoral. A las po- cia soc ial en su co munidad cristiana de base y que estaba tan lleno de
cas semanas, la historia de la muert e del padre Mario se complicó . La amor por los suyos que también lo ansiaba para sí mismo, y así lo bus-
declaraci6n pública de la po licía en el sen tido de que no podían ex-! caba en compa ñía de otro. Eso es pen samiento teológico indecente.

,
J
f

198 La teología indecente La teologfa de los relatos sexuales 199

Esta histori a sexual nos muestra cómo ha cambiado la noción de Sobre el adu lterio por orden divin a
comunidad incluso entre las comunidades cristianas pobre s. Ilustra la
corriente prin cipa l por la que aboga la teolog ía de la liberació n que Es timado seño r,
Anne PhilJips defin ió en su art ículo ..Universal Pretensions in Políti- En vida del rey Carlos I. la compañía de papeleros en cuyas ma-
cal Thou ght.. como ..énfasis en la ju sticia y racionalidad que puede nos ~slá la impresión de la Biblia en virtud de la patente que les
ha sido concedida come lió un creso error en una de las ediciones
darnos toda adquisición crítica sobre las comunidades en que vivi- pues en vez de «No cometerás adulterio. impri mieron millares de
mes» (Barre r y Phillips. 1992. p. 14). La comunidad no usa necesa- c~pias con ..Cometerás adult eri o• . En casl igo de esla negli gen-
ria ni fácilmente principios universalizadores, ni siquiera sexuales. cia. el arropispo Laud les impuso una considerab le multa ... [Sin
Como Phillips seña la. los patrones en uso no son los universales mo- e~bargoJ por las prácticas observedas en es te mundo y pre vale-
ralizadores. como los argumentos teológicos a que estamos acostum- cremes en es tos tiempos degene rados infiero con temor que mu-
chos jóvenes disol utos de uno y ouc ~J;O es l" pose fdos por esta
brados. Por el contrario. las co munidades decodifican los valores
edición es puria de la Biblia y observan el mandam iento co nforme
ocultos y distinguen la justici a en las relaciones establecidas. Lo que a esa equi vocada lect ura.
acaso ocurra es que los Iiberacionistas redirigen los procesos de elu-
cidación propios de la gen te e imponen los suyos. Por ejemplo. una (De una cana a fu Spectator, miércoles, IJ de agos to de 1714 ).

declaración liberacionista típica sobre la historia del padre Mario se-


ría la que niega los deseos homosexuales del joven cura . Los libera- ¿Xo abriga mos ya suficientes duda s sobre el matrimonio para pre -
cionistas le acusarían de ser tan individualista como para verse moví- guntarnos por qué tantos cris tianos son adúlteros? El adu lterio no es
do por ellos. En este caso tendría que ser la causa de los pobres la característico sólo de los cri stianos . sino un aspecto todavía común de
única fuerza motora que con sidera r en la vida de alguien. «Mira a los la vida cristiana, y dado q ue és ta abunda en reflexiones sobre Dios
pobre s. considera su sufrimiento. no tienen tiem po para llorar por sus tambi én es tema cara cterístico de la teología. ¿Es un mandamiento dí-
cuitas de amor como haces tú, porque sus problemas son reales ». Así vinoque los teólogos y la gente leen en una versión errónea de sus bi-
me lo expresó hace unos anos un ministro de una iglesia militante, y blias? Un teólogo no puede estar muy seguro acerca de la respuesta. '.
lo he oído repetidas veces en boca de teólogos y afi nes justo cuando ~ hecho, el adulterio o alguno de sus aspec tos puede ser bíblico y di-
yo tenía numerosos problemas de amor que resolver en mi propia vino, aunque no inscri to en un mandamiento. Hay en la Biblia una
vida. Siempre logr aron hacerme sentir culpable de mi sufrimiento cláusula legal relativa a la propiedad que incluye una referencia a la
mientras pudiera sufraga rme una comida diaria. Mi vida como mujer mujer del prój imo (Bxodo 20, 17). Se trata de la mujer del veci no, no
cristiana pobre era radicalmente reducida a mis comidas; todo extra, de su esposa. dado que el concepto de marido y esposa como hoy lo
como el amor. era superfluo. Por consiguiente. para quien como-el conocemos es un anacronismo cuando leemos la Biblia. Por consi-
padre Mario tenía suficiente para comer y trabajaba para los pobres, guie~te, si el su~uesto implícit o en la decla ración -que la gente es
es la negaci ón de la sexualidad la que cae sobre él, esta vez del Dios un bien de propiedad-e- es obj eto de duda, el propio mandamiento
de los pobres. La decla ración es diferenteme nte aplicada a éstos: son pierde capacidad funcional. Si alguie n me ins ta a prometer en nombre I
" 1,
parte esencia l del disc urso: «Solo les importa la com ida» . El deseo de Dios que nunca robaré los camellos de mi vecino, cabe que acep-
sexual movi liza el concepto de ciudada nía y de j ustic ia de la gente. le, pero el mandamiento carece de sen tido práctico en mi contex to
En el discurso político , el sexo cue nta (Barret y Philli ps, 1992. p. 12). porque no tengo vec inos que pose an camellos y j amás he est ado en
yen la teologfa polít ica. es fuente esenc ial. semejante compañia en mi vida. La orden es irreal; el contexto es aj e-
no ~ la prescripci ón . Del mi smo modo. si alguien me pide que me re.
lacione con otros, como si éstos fueran mercadería o propiedad pri-
vada, aun cuando ," la petición se matice «con respeto», sé que me
200 La tl:0Jgfll indecente La teolog ía de los relatos sexuales 20 1

negaré a ello en lodo momento y que tod o mandato en este sentido ca- thony Gidden s, qu e ha de ser negociada, debatida co n otros (Weeks,
recerá de validez en mi vida. No hay dud a de que todo s hemos repa- 1995. P. 42). Las historias de adulterio tradicional es cuentan siempre
rada en que el mandamiento habla sólo de «mujeres» y no de hom- con cierto sosté n teológico y una trama que acaba en desgracia. So n
bres. En tiempos bíblicos . la fuente principa l de ingreso s era la enredos a lo Anna Karenína, con struidos alrededor de un intenso cli-
propiedad de la tierra. y la familia no era sino una unid ad eco nómica ma de eutanas ia. o sea de mue rte (s imbólica. soc ial o física) de l adúl-
sometida a la autori dad de un jefe (West broo k, 199 1, p. 11). Só lo el tero. en especial si se trata de una muje r. Es el cast igo de Dios. En el
patriarca podía posee r tiendas. mujere s. esclavos. niños y camellos. caso del hombre. la historia s uele ce ntrarse en tomo a su infelicidad
orde nados seg ún su voluntad . Las mujeres puede n haber conservado por no ser perdonado por su mujer, a la pérdi da de la paz do méstica y.
algunos artículos una vez fija dos según convenio. pero los derechos en algunos casos extre mos. al escán da lo público que pudiere redimir-
• de prop iedad sobre la dote pasaban a ser del cabeza de famili a (West- se con el arrepentimiento y el retomo a la mujer abandonada . Así. X
:t brook , 1991 , pp. 152- 153). Las decisiones relativas al d ivorc io. a un me con tó la historia siguiente :
;l,' nuevo mat rimonio. las co mplic aciones y castigos derivados de l adul-
""
..."
terio eran temas legales complejos en tom o a derechos. tierras y propie- Cuando mis hijos eran pequeños conocf a esta mujer. también casada.
" dad de la do te. Las mujeres sólo eran receptoras. aunque culposas. en y compartimos nuestro amor. Cuando mi esposa lo supo. fue devasta-
las relaciones de adulterio según las leyes de propiedad de Isr ael. doroMe separé de mi amiga y me quedé con mi mujer. pero las conse-
cuencias de ese amor me hicieron polvo durante años,
Estaba en la reunión cuando el obispo rompió a hablar con lágrimasen
los ojos y dijo: «Hoy no queda ya ningún ministro en esta iglesia que X es un hombre qu e ha tenido innumerables líos durante su vid a de
siga casado, y si aún así, del que no se conozca alguna relación con al. 'casado. muchos de ellos co mp licados y simultáneos, Se sentía culpa -
guíen... La gota que colmó el vaso fue el caso de B. Pero ella no se aver- ble; cambió sus formas, pero aun así, como hom bre cris tia no jamás
gonzaba. Era feliz. había encontrado un amigo. y especial. aunque esto ha reflexionado teo lógicamente sobre ello. Aprendió a dejar con más
no significaba que hubiera dejado de amar a su marido. pero añadió que
traza a sus amantes y a mant ener su ima gen públi ca co mo hombre re-
la vida es más que hallar la plenitud en una sola persona. Asf que, nada
de divorcio, sólo la inusual alegria de crecer a través de la intimidadcon ligioso serio. pero esa nostal gia de las relaciones co n diferentes mu -
aira persona. Los restantes oyentes no dijeron nada, estaban atemoriza- jeres ha quedado fija en su mente . No ha sido nunca tema de esa re-
dos. [Qué pena! Perdimos la oportunidad de salir limpios del embrollo. flexión teológica qu e todos te nemos alguna vez al co nside rar nuestr a
porque son gente excelente y les conozco bien, Buenos cristianos, como .vida, el sufrimien to y el criterio de Dios. pero sigue sie ndo uno de los
prometidos en la lucha y llenos de compasión por los pobres, Sus vidas elementos de más peso en su vida. Puede qu e sea lamentab le porque
son transparentes. pero eso del adulterio viene porque el matrimonio es su vid a ha sido nutrida de culpa en vez de razonamiento since ro. que
una caja pequeña, que tanto limita a las mujeres (Un cura argentino), podría haber ev itado sufrimie nto a su famili a y a otras mujeres. Lo
que dijo mi amigo argentino so bre B. también puede aplic érsele a él:
Me creo polígama, C. es mi compañero de siempre, pero este otro hom-
qué pena quenunca hubiera busca do una teología de la salida del ar-
bre se me ha hecho de pronto importante. Pens é que necesitaba sep~ ­
rarme de C. e iniciar una relación con F. , pero ¿por qué preocuparme? mario de la decencia pa ra así poder reflex ionar sobre esto en diálogo
Ambos son diferentes pero importantes en mi vida, así que hablé con con sus deseos, La historia de la muj er argentina y la de esta persona
ellos y cerramos un trato (Una académica británica), (ambos cristianos) desafían al sistema monoteísta heterosexual desde
las mismas raíces de las relaciones humanas, el de un Dios, un mari-
La primera histori a me la contó un cura ami go en Argent ina . La se. do y un falo. No se trata de gente con defec tos, sino de la que entie n-
gunda, una aca dé mica británica, No son historias tradi ciona les que 'de que el espectro de las relaciones humanas co mo se presenta hoy no
retratan la intimidad co mo categorfa «flota nte». en palabras de An- es satisfactorio. Dado qu e la teologfa esquiva la co nfrontació n con la

i
202 La teologfa indecente La leología de los relatos sexuales - - -- - - - - 203

rea lidad. salvo para condenarla. no hay lugar para la refl ex ión y el ra- categoría teológica de impureza y pertenenc ia que es el adu lteri o.
cioc inio. Todas esas historias de rev elarse co mo mujeres hete rose- «Adú ltero/ a» es una voz latina. adulterare. probablemente derivada
xuales en relación co n el adulterio están plagadas de difi cultades. Los de alter, o sea• • de abordar a otro para cometer adulterio» (ColJins
heterosexuales pueden encontrar difícil el revelar su verdad en lo to- Eng/is~ Diclionary ). He ahí una defi nci6n sexual de la forma que po-
cante a sus historias. porq ue la heterosexualidad supone un estado he- drfamos usar para indi car si la jarra de café lleva achicoria además de
gemónico que niega que la heterosexualidad pueda ser otra cosa que grano de Colombia. Las mezclas so n necesarias y bien venidas en la
lo convencional mente descrito en los libro s de tex to. Las descrípcic- vida. y las personas no son acusadas de poseer una na turaleza adúlte-
Res se ofrece n como microcosmos de interrelacion es. como los mitos ra por el hecho de que nacen co n una propo rci6n de ho rmonas mas-
acerca de la familia reproducti va mo nógama . Jeffrey Week s señala culinas y de hormonas femeninas en s u cuerpo. Sin emba rgo, adulte-
que la intim idad es un acto sex ual ahora co mpren dido. co mo el amor, rar entra ña la connotación negati va del secreto. Inclu so si uno prefi ere
de modo más fluido (Weeks, 1995, p. 39). café co n achicoria, debe declararlo públicamente. Estas son las reglas
«Adulterio» es de hecho un tér mino legal y eclesiástico especí- de la ética de la publicidad . El mat rimonio he terosexual ha sido anun-
fico que la gente no suele usar cuando describe 10 que para ella son ciado como relaci6n de por vida entre una mujer y un hom bre. Es el
«relaciones o ex tramaritales» o «esc apadas» (Lawson, 1989, p. 7). En único caso de co ntra to leg al que desalie nta las amistades ínt imas de
té rminos teol ógicos. abarca un campo más extenso que el co nsidera- i~ual carácter, o sea de por vida . mient ras trata de ver en la composi-
do legalmente, dad o que la arraigad a cree ncia de que las muje res son cl ón co ntrolada del matri moni o un fundame nto del bien en la socie-
una propi edad con fines de rep roducci6n ha persi stido en el c ri sti~. dad. Sin emba rgo, el ad ulteri o parece tradu cir a veces un deseo de
nismo pe se a qu e en la sociedad seg lar semejantes nociones hayan huir del control y la previ sibi lid ad de la vida desde los confines no
sido de largo refutadas. En cierto sentido. las defi niciones de la lgle- creativos de ideo logías do mésticas y públicas part iculares (La wso n,
sia del adulterio tienen qu e ve r co n la "propiedad», está n ..establecí- 1989. p . 5). El adu lteri o es enton ces un a den uncia. Revela la arbitra.
das y registradas» en el acervo co mo la marca de las posesiones lega- rieda d de la co mposici ón de las relacion es humanas qu e comprende
les más que vinculadas a las relacion es entre la gen te.•Prop iedad» es n~ s610 las relaciones interpersonales sino el modo de pen sar de la so-
un ténnino relacionado co n «ap ropiado.., con la ev al uaci ón decente ciedad tod a. El adulterio es. por tan to, ca ótico, no porque necesaria.
de una situación. Parece que el adu lterio. co mo la decencia en teolo- ~ente produzca caos, sino porque lo re vela en la supuesta preví sibi-
gía. vie ne determinado po r el orden en las propi ed ades (mujeres , es- hdad de l modelo ideal de matrimon io hetero sexual.
clavos). Pued e que un poe ma de la te6loga de la Iglesia Metodista . Puede que el adulteri o no sea un mandamien to divin o, pero en
brasile ña Nancy Cardoso Pereira sobre el abo rto exprese el deseo de sentido rea l, la int imidad co n otros es de naturaleza divina y. co n mu-
las mujeres de transgredir en lo político y lo sexual. cho, el más divino de los mandamien tos. Esa ansia de pro xim idad con
otros no tiene por qué ser sex ual. pe ro está muy vinc ulada a la sexua-
Ketros. abro mis piernas, lidad. El ad ulte rio ya nos dice algo sobre nuestr as erró neas construc-
una gran boca de pequeños labios ciones de las relaciones hum anas más allá de matrimonio lnstituc¡o-
y abono por decisión propia. nat Por ejemplo, esta blece el poder y las formas de control e
Sigo y piernas adentro busco identidad en la socie dad. Los estudi os socio lógicos sobre este pu nto
la reforma agraria de mi propio hogar. suelen revelarnos que las muj eres tienen mu cho más co ntrol en sus
Cardoso Pereira, 1994 ~e~a~iones d~ apa ño qu e en el matrimon io real. Su yo es el pod er de
imcrar relaciones, de terminarlas, de e leg ir el número de líos y de
En teología, la reforrna agrar ia para cam biar la posición de propiedad
de las mujeres (y decente/pu ra) en la soc iedad guarda relación con la ,
mantenerse de alg ún modo se parada s de un o en particular (Lawson.
1989, p. 31). La com unidad shuar antes citada señ alaba el ad ulterio al
204 • La teología illde«~le La teología de los rel atos se xuales 205

alimón con estructuras pecaminosas de poder pclúico. pero esto ram- ceplo de amigo vio, voz compuesta de amigo/a y novio/a. El amigo-
bi én puede interpretarse como sínto ma de trastornos de género/sexual vísmo representa una ca tegoría de transició n, por lo común con sexo
en la comunidad; el adulterio funciona a veces como disciplina o puro ímplfcito. pero también en el sentido de amistad que va más allá de
ga de las transgresiones de género/sexuales en la sociedad. La teolo- I ~ pautas de amistad heterosexuales en Argenti na. Se le ha definido
gía popular no ha sido ca paz de ir más allá del acostumbrado género como relación genuina y sincera, o, como alguien me ind icó un día.
teológico de adulterio del tipo «crimen y castigo ", Estas historias «un espacio para lo humano .., más allá de mucha s de las prácticas se-
existen y circu lan como eje mplo de mal final fuera del orden de pro- xuales tácitamente adm itidas en la amistad . Las mujeres con una re-
piedad vigente y como piezas educativas para el rescate de la esuad- lación así se implican co n hombres más allá del estereotipo condena-
ficación de la sociedad y defensa contra una, de largo postergada, do de las que practican sexo fuera de las relaciones es tablecidas,
«re forma agrari a" , En cierto modo, la teclogta ha logrado crear un como el matrimonio y el co mpromiso formal. Los amigovios no se
proceso de desaprendi zaje del amar y la deshumanización de las rela- casan necesari amente, pero mantienen una estrecha amistad íntima de
ciones. En el cristianismo, es probablemente el mito del Génesis el modelo diferente al de los amantes o ex amantes. No se fuerza el se-
que ha sido fundam enta l para una narrativa del castigo de las transo creto de estas relaciones que, por otra parte, no sufren el es tigma so-
gresiones , donde ca be incluir lo simbólico de la sexualidad. Sin em- cial, Quizá amigovio nos muestre un nuevo modelo de amis tade s y re-
bargo, las historias de adulterios entraña n a veces un poder subversl- laciones sexuale s vividas al momento. conforme al movim iento de la
va. Actúan como narrativas de denuncia de las estructuras del pecado vida y no a la rigidez de los sistemas. O, según el eje mplo aducido,
sexual y la pol ítica de amistad en los sistemas heterosexuales, que tan puede que la Trinidad basada en amigoviazgo más que en co ncepcio-
influyentes han sido en el dogma cristiano. Tomemos, por ejemplo, la nes medievales de la familia sea más rica y más creíble q ue las leyes
Trinidad como estructura divi na del matrimon io: se supone que Pa- de propiedad actuale s, con fijación en los límites, basadas en la cosi-
dre , Hijo y Espíritu Santo mantienen una relaci ón exclusiva, fiel. ficación de la gente y en su consiguiente control.
etern a y pura (sin mezc la con otros dioses, digamos). El esencia lismo
que percibimos en los modelos trinitari os surge de esos supuestos que
en el matrimonio exclu yen di sensión, pluralidad y deseos de intimi-
dad fuera de este círculo. El escritor peruan o Mari o Vargas Llosa me Teología sis te mática de sde lo s m árgenes d e la se xualid ad
dijo en una ocasión que las ficciones no son retrato de la realidad sino
de lo que la gente sueña como realidad ideal. La gente necesita meno En los últimos años nos hemos acostumbrado a un modelo muy im-
tiras; no impuesta s, sino mentiras co lectivas que pueden ser utopías portante de historias sex uales: el de «salir y revel ar». Plu mmer des-
del futuro. El modelo de relaciones que el adulterio quiebra es una cribe las narraciones de dicha revelación como organizadas alrededor
mentira impu esta, y el que asociamos con a la Trin idad no refleja la de una trama vagamente construida como sigue. Una persona percibe
realidad sino sueños de ideologías hegem ón icas. Hay sufrimientoj una diferencia en sí mi smo. quizá en su infancia. Vida ade lante so-
I
I
dolor en las relacion es adúlteras, como los hay tamb ién en el matri-
monio. Es el sec reto del adulterio lo que desestabiliza al poder y pone
breviene la crisis, descrita en términ os generales como «desajuste con
la sociedad», o en el lugar de los estudio s o en la vida familiar. Esta
a la gente en situaciones de vulnerabilidad. De hecho, el secreto es el crisis se ex plica a veces como deseos de suicidio, por ejemplo. Des-
elemento principa l de todo adulterio; sin secreto, el adulterio no es tal pués, algo sucede: un amigo, un libro, un súbito razonamiento, y la
\ (Lawson , 1989, p. 30).
Recientemente han empezado a circu lar diferentes mode los de
1 persona «sale de su armario». Son historias didá ctic as compartidas en
c omunidad y enriquecidas con mensajes de triunfo sobre la discrimi-
rela ción aje nos al que encierra un sentido de prop iedad. En Argenti- nación y la soledad. es como una experiencia del rena cer. Un amigo
na, en el último decenio, se ha hecho soc ialmente acept able el con: me contó la historia siguiente :
206 La tcologla indecente La lcologiade I~ relate s sexuales 207

Trabaj aba en la recepc ión del Se minar io Teo lógico cu ando l1e~ó R. Me historias sexuales de «salida del armario». por el co ntrario, aportan
dijo: ",¡Buenos días! ¿Q ué tal? Y, dicho sea de paso , ¿t,e he dich o que un testimonio qu e ent rañ a la afi rmación de lo que la normatividad ha
soy gay?... Aunque yo ya lo sabía, casi me caí de la Silla en ese mo- rechaza do. Los primeros crean un ord en de co nformidad; los segun-
mento, pero ento nces apareció en rece pción el obispo F.. que al ve r a R. dos, una red de rebeld es. de esa clase de re belión que aporta a la teo-
acudió al punto a saludarle. y dijo: «Hola R. ¿Estás ya preparado p~ logía un planteamient o más hondo de la vida.
tu ceremonia de ordenac ión?» y R. respon dió: «¡Buenos días, senor Las historias de esas «revelaciones» describen actos valerosos;
obispo. Estoy bien, gracias. Por cierto, señor obispo, ¿le he dicho ya abren puertas a los que demandan la vida. En mi propia tradición cu é-
que soy gay? » Y el obispo estuvo en un tris de cae r de espa ldas.
quera es lo que se llama «soltar la verdad al poder» . Las co munidades
cristianas que propagan historias co mo ésta pueden halla r nuevo s mo-
R. era un buen amigo mío. Recordaba esa mañana en Buen~s Aires tivos y más fuerza para su lucha de liberación que en muchas litur-
como de ver dadero triunfo en su vida. la mañana en que salió de su
gias. De hecho. la ext ensión de estas historias es un acto litúrgico en
encierro. sí mismo; de recopilación, sile ncio, diálogo e interc amb ios de la paz
de Dios entre uno s y otros. De algún modo son más auténticas que las
s r todavía lo recuerdo. Estaba simplemente hartti ya del psicólogo de
liturgias de la iglesia, y tam bié n más efectivas. Sin embargo, sigue
la'iglesia y exhausto por tanta miseria en mi vida. Y me dije: s610 ten-
habiendo muchas his torias que, como dice Rubín, perm anecen silen-
go un problema. soy gay, pero creo que ha dejad? de ser u.n pro~lema.
El de verdad es que no me siento amado por nadie. Necesito armgos y tes en el fondo de la pirámide sexual. Pero sin ellas no podemos tener
amantes y una familia que dé la bienvenida a mi yo real. no al que e.l!os . teología.
quieren que sea. el falso R. Fue glorioso, aun cuando una voz en mi in- • En su obra seminal The lnt ímate Connecsion. Nelso n ha distin-
terior no paraba de decirme: espera un minuto. no sea que lo lamentes. guido entre teología s de la sexualidad y teologías sexuales (Nelson,
Pero yo me dije que si me sumaba a las manifestaciones en demanda.de 1992, p. 128). Las primeras abordan tem as de sexo y puede n reflejar
derechos durante la dictadura porque los demás me importaban. bien historias sexuales siguiendo un proceso metod ológico desde una con-
podía enfrentarme a mi salida del armario porque también yo era im- cepción idea lista. Por consiguiente. establ ecen primero un conoci-
portante para mí. Y lo hice en nombre de Dios. miento de Dio s y de la Bi bli a. que proviene de sus opcio nes herero-
sexuales políticas . A continuación. la sexualidad debe aju starse a este
Esta salida le salió cara a R.• y pagó con su empleo, la pérd ida de par- modelo . co mo en el enfoque ético cristiano del adulterio. Es un enfo-
te de su famili a y el rec hazo de la iglesia a ordenar le. pero la sensa- que prece ptivo que halla culpa en un aspecto bien conoci do del com-
ción de liberarse fue para él más importante que el sufrim iento que portamiento humano y supura remordimiento en vez de atende r a las
tuvo que arrostrar. El fina l feliz llegó co n su trabajo.pionero en la fu~­ nostalgias present es en las relacion es humanas y enfrentar su com -
dacíón de la Iglesia de las Co munidade s Metropolitan as de Argenti- plejidad. El resultado es que Dio s y la sexualidad son minimizados en
na. Su valerosa historia. contada y recontada por otro s. fue parte de el proceso mient ras que aumenta el vocabulario teológ ico con voces
esa red de herramienta s útiles para el autoconocimiento que son las como «control», «repri me nda» , «represió n». La refere ncia no es un
ex perie ncias en com unidad. En Latinoamé rica. el rol t: ad icional de Dios de ju sticia sino de orden social, que, por lo de más. j amás exis-
los testim onios en el culto es que co nstituyen una especie de «revela- tió. La fidelidad al con trato ma trimonial ha sido interpretad a como fi-
cl ón», pero desde la experiencia de la negaci ón'.Las ge ntes «~e reve- delidad a Dios, pero hem os apr endido que en el ca so de la posición
lan » en testimon ios de sti nado s a negarse a sí mismas. es decir, en ~I sexual de las muj eres en las Escrituras, por ejemplo, el ser infiel a un I
sentido de poner en claro que ya han dejado de ser lo que se supcma Dios misógino es un deber que entraña el riesgo de que las muj eres
que eran. Los testimoni os son en genera l la prueba última d~ la acep-
taci ón de las norma s estab lecida s y las reg las de la sexualidad. Las
cometan suicidio onto lóg ico. Las tran sgre sio nes siempre nos han
acompañado. Las teolo gí as sex uales so n lo opu esto a los proce so s
I
,
209
20S r La teologfa indecente La teolog la de los rel alos sexua Ies

"
idealistas. So n teo logías materi alistas con PUnlOde parti da en las ac- proyecto de liberación de l reino mejor que las historias de reproduc-
cio nes humanas o en los actos sex ua les, sin dedu cir lo social de 10 ción heterosexua les a las qu e estamos aco stumbrados. Al efec to son
simbólico. Es desde la sex ualidad hu mana qu e la teología empieza a crucia les las historias sexuales surgidas de la ba se de la pirámide, y
buscar y comprender lo sagrado. no al revés. Las teologías indecentes por do s razones. En primer lugar porque en su complej.idad y dlversi -
son sexuales. sin páginas cortadas de los libros de nuestras experien- dad desafían el supuesto monolítico de l proyecto de remo como hete-
cia s reales. ropfa en vez de utopía. Defi nimos las hetero pías como ubi cación de
La pomograffa y el sadoma soquismo ha n sido objeto de refle- «diferentes órdenes espaciales coex istentes, la materialidad de las di-
xió n teo lóg ica básicament e a través de las obras pioneras de Mary ferentes formas de relación social y modos de perten encia» (Probyn,
Daly Gyn/Ecology y Pure Lust. En la pri mera Dal y co nside ra las ex- 1996, p . lO). Co mo sociólogo, Probyn ha desarrollado la noción de
cis iones e infi bul acion es de las muj ere s desde la perspectiva de ésras herero pta de Foucault como lugar de «trasto rno. agitación de nom bn:s
como obje to a disposición de l patriarcad o. También hace referencia al comunes embrollados ... y sintaxis que hace que palabras y cosas Sl-
impu lso pornog ráfico de Paul Tillich . según refi ere su mujer Hannah gan juntas» (Poucault. citado en Probyn. 1996, p. 8). Co n Poucault,
respecto a la fijaci ón de su marido en imá gen es de sometimiento y ella también ve las he teropías como relaciones de proximi dad en lo
cruces cristianas (Dal y, 1978, p. 94), Y señala que en el cristianismo diver so y co mo proceso de afloramiento donde inter accionan lín eas
«el sufrimiento de la mujer es gozo». Sin embargo , en Pure Lust esta- de fuerza políticas, socia les e históricas. Un pro yecto de reino co ns-
blece una diferencia en la definición de sensualidad, según la consi- truido sobre un modelo heter ópico es múltiple y ca mbiante . Puede
deremos desde el punto de vista patriarcal o desde el feminista. Así, el presentar un a superficie trai cionera, cua l arena movediza. sobre la
primero es «deseo fálico. violento y autocomplaciente. que arrasa la que la teología se mue ve co n difi cultad. pero este es el elemento cru-
vida y desen caja espíritu de materia ... Su s refinados prod ucto s cultu- cial del proy ecto de lib eración del reino : c ierta difi cultad y una co -
rale s, desde la porn ografía sádica de la cla se caracterizada por el mar- -munidad he cha de la yuxtaposición de ele mentos ajeno s, extra ños a
qués de Sade hasta la teología sado masoquista de Kar l Bart h ... (re- toda definición hegemón ica .
pre sent an) pura malevolencia» (Daly, 1984 , p. 2). Daly ha construido La seg unda razón de qu e debamo s divulga r esas histori as de
una teo log ía de denuncia de las historias sex ua les patriarcales en la sexo oral es que Dios es de seo . Fue el difunto teólogo uruguayo Juan
base de la pirámide sex ual. Si n embargo, si bien puede reco mponer el Luis Segundo qu ien dijo «Dios es sociedad .. (Segundo, 1973. p. 39).
significado de la sensualidad para las mujeres y rede finirIa como «pura Este punto fue ulteri ormente elaborado en relación co n los modelos
pa sión, sin adu lterar, absoluta. sim ple sesgo en busca de la plenitud trinitarios de Dios que prese ntan la ese nc ia de Ést e a la hu manidad no
del ser» (Daly, 1984, p . 3) , tendríamo s qu e recomponer tambi én las como Dio s-lndivíduo sino co mo co mu nidad o sociedad . Cons idere-
histori as de mujeres con pasión feti chi st a por las bota s de tacón alto y mos como han definido deseo Deleu ze y Guattari. como proceso de
los juegos de sumisión. La teología de la liberación no ha abo rdado de...enir que no establece dicotomías en tre lo simbó lico )' el orden so-
estos temas po rque el temo r a la homosexuali dad en Latinoamérica cial o el alma y lo material. Deseo es un proceso soc ial.
supera a cualquier otro y su carácter activo silencia y suprime la se-
xualid ad. La teología feminista de la lib eración sigue ope rando con Saber cómo amar no significa persis tir como hombre o mujer; signifi-
historias de la cima de la pirá mide (aunque sea entre pobres) preocu- ca extraer de un sexo el caudal. los n sexos ... que constituyen la chi-
pada por las de índ ole reproductivo del sexo hetero sexual y con roles ca de esa sexualidad Cuando el guerre ro se disfraza de mujer y huye.
de género, pero no por los roles sex uales ni co n la reflexión pert inente. en guisa de muchacha, y se oculta como tal, no hay nada vergonzoso en
Con todo, hemos de considerar seriamente el hecho de que el ello ... Escondene, camuflarse es una función de guerrero (Deleuze y
sexo del qu e tratamos aquí es el oral (l a di vul gación de his torias se- Guattari. 1988. p. 277) .
xua les en las congreg aciones comunitarias), qu e pued e construir el
210' La teo log ía ind ecente La teolog ía de [os rel atos sexuales 2 11

La sociedad se compo ne del fluir del deseo que provoca mil salidas en sagrada autoridad . La revelaci ón es tamb ién un conce pto refutado en-
la vida de cada indi viduo como parte de una estra tegia guerrera de su- tre los liberaci onistas porque ha dejado de conside rarse co mo arte
perv ivencia. La heterosexualid ad es un sistema en permanente en- casi medl atiforme de arrasar con la idea platóni ca de una noción abs-
mienda co n la ayuda de contratos legales y soc iales qu e le co nfieren tracta, absoluta, de Dios. E n cualquier caso,la revelación revela (des-
pode res hegemónicos; las fisuras. no obstante, son inevitabl es. Se pro- vela, de snuda) a Dios en nuestras circunstancias históri cas y supone
duce n co nstantemente porqu e la vida de los humanos es mo vida por un giro materialista en nuestro saber. He ahíla razón de qu e se haga
de seos soc iales. Y ello requi ere trans versalí smos manifiestos en desa- teología a partir de las experiencias de la gente y de sus historias se-
fíos e imp ugnac iones de género como categoría hermenéuti ca de dubi- xuales, pues éstas revelan la falsedad de las fronteras entre la dimen-
tación. Dios es deseo en la historia y en los eventos diarios de la socie- sión materi al y la divina de nuestr as vidas. Si n embargo, la cree ncia
dad . Las historias sexuales desvelan y facilitan la revelación de Dios y en esenci as absolutas y revelaciones platóni cas ideal istas s igue infor-
el heterópico (en vez de utópico) proyecto de liberación del reino. mando las teologías más radicales, y su representaci ón persiste en el
movimiento de liberación . En s u discur so ideol ógico y teológico, la
teología de la liberación siguió el mismo proceso de tentación idea-
lista qu e de safía a las teo logías nor atl ánticas tradicionales. Es paten-
Cuero negro: hacer teología con botas altas de cordones te en la de sgana con que los Iiberacionistas abordan un modo de ha.
cer teo logía que pudiere desafi ar los puntos de vista doctrinales y
La religión podría ... concebirse co mo revelación de la estiló' tradicionales de la Iglesi a cris tiana.
, bso/u/a en forma de rt prtstnfación o figura. a medio ca mino Si n embargo, la teología tiene sus propias fuerzas dec on structo-
entre el arte y la filosofía; una revetecíon que . DO ebstame, aón ras, sus propias inestabilidades e impres ione s que generan siempre ten-
tiene que alcanzar la forma más adecuada a la Verdad, su forma siones y abren nuevas vías al co nocimiento. Esto ha hec ho de ella algo
co nceptual.
que merece un esfuerzo, una vía de revelación permane nte y de redes -
(Trías, 1998, p. 97) cubrimiento del compromiso entre lo sensual y lo divino en nuestras vi-
das. La represe ntación teológica de los absol utos ha sido parte de la
Fetiche con es tile : Marquis. revista de fantasfas fetichistas famo-
teología de la liberación porque han surgido problemas en la aceptaci ón
sa por sus anfe ulos informa tivos y de entretenimiento en lomo al
excenmcc mundo del fetichismo . Cad a copia. a lodo color, pone de la farsa de una co nfrontación simplista entre los aspectos opresivos
al lector al día de las última s notici as sobre acont ec imientos de la y liberadores de nuestras vidas . A la postre, la teología de la libe ración
vida real en la escen a, en todo el mundo, y co ntiene un ca udal de y las estructuras opre sivas comparten un campo epistemol ógico co-
ofenas de art istas y fotógrafo s de gran talento. mún. Achilles Mbembe , en un art ículo relati vo a lo que con frecu encia
(Anuncio, Skin Two, oto ño de 1998, p. 27) no es sino la futilidad de muc has estrateg ias co loniales de resistencia,
señalé el pu ma siguiente: sólo en la «convivencia» y la «familiaridad»
Una vez católico, siempre perv, dicen algun os ... Nada hay más del campo epistemológ ico común de los colonizadores y el sujeto co-
parecid o al hábito de una monja que un atuendo felino de goma. lonial puede darse la posibilidad de su desmantelamiento (Mbe mbe, ci-
(Collings, 1998b) tado en Pro byn, 1996, p. 29). Los modo s del pensar colonial y de orga -
nización de la socie dad, y las consideracio nes teológicas consiguientes
Como representación de una esencia absol uta, la reli gión es una idea tienen ramificacion es que crece n dentro de nuestras almas colon iales
hegeliana que ha sido imp ugnada por el enfoque liberacio nista mar- en un ju ego de oposición y cam uflaje entre tensión y aceptació n. Ca-
xista que entiende qu e la esencia absolu ta no es más que una ideolo- muflaje ha sido el nombre de esta teología que ha ven ido adaptando y
gía política que se homologa a sí misma con un discurso deiforme de siguiendo modo s de ~fl e x i onar y actuar con cambios mínimos.
212 La teología i nde~ente' La teología de los relatos sexuales 2 13

11
Las histori as sex ua les de fetic hismo son próx imas a la teología ches poseen otra dimensión . Etimológicamente es una vo z qu e pro-
cris tiana; media entre ellas fami liaridad y convivencia, aunque tam- viene del latínfacticius que sig nifica art ific ial. algo hecho como obra
bién un entrecruzamie nto y una disen sión que desvelan y producen de arte. no un producto natural. El fetic hismo es, pues. el reino mito-
una revelación de este camuflaje teológico. Las vallas que delimitanel lógico de los caracteres fictici os o índemostrados. lo inanimado ani-
fetichis mo y la cristiandad no los separan, sino que ind ican un curso mado. los mue rtos vivi entes. El cri stianismo. como metodología. es
común. La fronte ra es arbitraria y produ cto de Jos procedimientos ro- también el ámbito de historias y de sistemas religiosos elaborados en
loníales en la metodología teológica, es decir. de este juego entre iden- tomo a los mue rtos viv ientes y seres inanimados qu e habl an . La resu-
tidad y la alteridad que debe ser creada para establecer los límites de rrecci én, po r ejemplo. representa el caso del muerto. pero vivo; no el
esta identidad teológic a. ¿Qué es fetichismo? El Col/ins English Dic. mismo que el de los zornbles . porque en la narrativa cristiana Jesús no
tionary lo descri be co mo «condici ón en la que la manipulac ión de un permanece fís ica mente en su pueb lo. sino que aba ndo na el mund o ñ -
objeto inani mad o o de una part e específi ca de l cuerpo. fuera de los ér- sico en un momento determinado. La presencia del Espírit u Santo sal-
ganas sexuales, se co nv ierte en fue nte de satis facción sexual». El as. vó a Jesús de convert irse en zo mbi. Tampoco el cris tianismo es un
pecto carac terís tico de esta definición reside precisamente en este ele! producto natural, sino ar tifici al, en el sentido de qu e se trata de una
mento deliml tan te. El fetichismo se des cribe llen o de fro nteras, y asl 'construcción reli giosa co lec tiva; y pod emos deci r que. en cierto
lo explicita la voz «condici ón» (térm ino méd ico) y una defin ici6n par- modo , es un artificio qu e pa rticipa de lo artificio so de todo proceso
ticular de lo que co nstituye los 6rga nos sexuales: una especie de epis- creador. La creativi da d demuestra con su mera existe ncia que la bu-
temología rob6tica relativa a las diferenci as entre objetos animados é manidad no es natural y estática. sino un proceso conti nuo de pro-
inan imado s o entre los órganos sexuales anima dos y los que no lo son. ducción de ámbitos mate riales y simbólicos. Pero el fet ichi smo es
Esto es lo que traza la línea de oposici6n du alista que obviamente algo más. pues hace explíci ta la se xualidad en este proce so . También
queda man ifie sta aquí. la relación entre animado/inanimado . Sin em- puede ser de scri to como parte de l movimiento de los deseos en busca
bargo. el feti chi smo es difícil de definir y fijar porque pare ce llevar de su propia obj etiva ción o ubi cación (Deleuze y Gu auari . 1988.
co nsigo cie rta ind ecidibilidad o inde cisi ón, po r ejemplo. en lo que p. 10). Esto forma parte de un proce so que podemos llamar de apro-
constituye «los órganos de placer» . Un fet iche se define co mo objeto ximaci6n a la loca lización de la identidad o de descubrimiento de ésta
inanimado que se cree vivo. como un ído lo de culto mágico. Con síde- media nte asociaciones no tr ad icionales co n veci nos improbable s, a
remos. po r ejemplo . el párrafo siguiente. tom ado de un manu al um- través de fisuras y creaciones sexuales ficticias. Si asociamos el cuer-
banda de Brasil dedicado al culto de la diosa Pomba Gira . po de un niño llamado Jesús con el del Dios de Israel. co mo en la doc-
trina de la Trinidad, por ejemplo. lo qu e hacemos es ubicar a Dios. fi-
Fetiches son elementos que implican una vibración relacionada con jarlo y. si qu eréis. feti chizarlo. Tomad la historia de la co nce pción
cierta entidad (espiritual). En ellos se ubica temporalmente la energfa virgina l. No aparecen órganos sexuales en esta narración de la rep ro-
de la entidad. En el caso de la Pomba Gi ra . estos elementos son ... sie- ducci6n sexual de un ser humano. sino más bien una cos ificación de
te monedas. un tambor, un anillo dorado (Arcadio. 1996, p. 9), ob órganos sexuales en el Espíritu que descendi ó sobre Marí a. Y aun así.
I no sabemos sobre qué se produjo el descenso (¿su vag ina?, ¿su vien-
Esta defi nición, extraída de culto umbanda co mo se practica hoy en tre?, ¿su «corezona"). Entre esto y que alguien se haga con un traje de
Brasil y Arge ntina, muestra que el fetich e se entie nde como algo ina- cuero o botas de tacón alto y cordones par a hacer de ellas los guar-
nimado y animado al mismo tiempo. Esto es muy raro porq ue no ofre- dianes de los deseo s no hay conce ptualmente much a diferenci a. La
ce la disyuntiva es o/l o otro. sino qu e. por el contrario , es todo y nada epistemolo gía fetichista es la misma .
a la vez. Animado y muerto. y muert o y vivo tempora lmente son las El fet ichi smo es también una opci ón políti ca. Marx vio proce sos
caracte rís ticas de la vida en nuestro universo . Sin embargo , los feti- de feti chizaci6n en el ca pitalismo . en un marco similar al que hem os
2 14 La teolc gfa indecente La teologfa de los relatos sexuales 2 15

debatido. Es la cos ificació n de l deseo soc ial a trav és de la enaje nada der de hacerlo, Es te ha sido el camino de la teología de la liberación.
prod ucc ión de los trab aj adore s. La transgresión de fronteras en el fe- El tercer modo es el ind ecent e. El que ac túa refleja ndo lo teol ógica-
tic his mo tien e lugar d ifum ina ndo la mat erialidad y elim inado así la mente diferen te, La l ínea reflej a paralela as ume que las interp retacio-
distinción percibida entre sensualidad y espiritualidad, lo cual en las nes erró neas sex uales y de per-versiones son malas y que el ide alis mo
teo logías de la liberación de inspiración marxista nos lleva a la con-- heterosex ual en teo logía es bueno. Eso es pe nsamiento paralelo : todo
de na de los procesos idóla tras de sustitución de lo animad o por lo ina- y lodos necesit an alinearse co n la teología heterosexual: los gays han
nimado. o de Dios por una ideología. Sin embargo. ello supone una de arrepentirse o pe rmanecer célibes, y las mujeres debe n ser tratadas
de finició n hegemónica original de qué debiera considerarse animado. igualmente en la igles ia en tant o se co nsideren sus «virtudes» parti -
Dios se supo ne la parte animada ame nazada, pero no preguntamos culares como madres y cuidado ras solícitas en fu co munidad . Suele
qué ha desplazado Dios en la luch a por es tab lecer qui én está vivo y terminar en farsa , co n cierta ten dencia a lo inge nuo. Ignora los lazos
qui én muerto o dó nde se encuen tran los órganos sex uales. En última históri cos ent re esp irit ualidad y opciones sex uales o entre sumisión y
instan cia. es una pugna de auto ridad. Marx vio el feti chi smo como cristianismo o entre el fetichi smo y la doc tri na de la salvación.
ele men to básico de l cris tian ismo como ideología o como lugar del
mal en él. Derrid a llama nuestra atención sob re cómo las figuras del
mal en Marx «des acreditan y acreditan", la credibilidad de la fe cris-
tian a (De rrida. 1998. p. 14). El fetichi smo desvela las ambicio nes po- Una historia de fetichism o y salvació n
líticas hegemón icas del cristianismo, pero al hacerlo proyecta de nue-
vo el ideal de la fe cristiana. Los procedimientos de acreditación y la hennana de mi abue la. una creyente ordinaria, tenía en la pa-
de scrédito son procesos de autoridad legal. de valid ación e invalida- red del comedor un cuadro de l Sagrado Corazón, de Cri sto
abriendo su cuerpo pa ra revelar un órgano de compas ión berme-
ción de dioses y feti ches. Lo que ho y es dios es fetiche mañana. Pa-
lIón y sangrante. En el mamel de la sa la de estar, la Virgen Maria
rece que el feti chi smo puede en señarnos algunas cosas acerca de la aparecía siempre llorosa . En la igle suela rural a la que acudfa mi
validación e invalidación de los proc esos teo l ógicos. familia. las estaciones del vía crucis jalonaba n cada paso de la
Las historias de feti chi s mo sexual son portadoras de muchos crue l pasión de Cristo ...
elementos teológi cos sobre los que reflexionar. Y ello puede hacerse Co mo lodos los católi cos. yo cree! ettlre imágenes de vio-
lento sufrimiento ... Más larde me puse a su allura. As! es la vida
de tres modos diferent es. Primero. procede en paralelo con el cristia-
del adulto: co mo la de Crlsro, pa ra ser traicionado. sometido a
nismo sin desafiar la lógica binaria de la teología. Este ha sido el pro- hum illacio nes de loda forma. pa ra ser torturado por el amor no
cedi miento usual para justifi car las cosas con la Bib lia en la mano, co rrespondido o por las am bicio nes frustradas. y lo peor de todo.
hallando valerosament e nuevas for ma s de ju sticia y solidari dad con mortal.
las en señanzas bíbli cas pero dentro de los límites. digamos. de los Quizá sea por eso que la gente dice: ..Una vez católico
conceptos heterosexuales de justicia. El segundo modo puede ser in- ,. siemp re cat ólico». Habiendo sido expuestos una vez a esta ima-
ginerfa, s610 los más insensibles de nosotr os puede n olv idarla.
virti endo esta lógica pri vilegiando el sub alte rno concepto de oposi- n ... Pero los cetélicos descreídos que se vuel ven ma soq uis-
ción. Por ejemplo. ya no es posible j us tificar por vía de exégesis la tas - y sé de fuente fiable que son [egi6n- hacer trampas en su
reivindicac ión de que Israel fue guiado por Dios en el saqueo de Ca- ca mino haci a el cie lo. Somos demasi ado modern os. dem asiado
na én . Los teólogos como yo. proc edentes de continentes que han su- escé pticos para asistir a misas. Pero no hemos perdido el gus to
por la co mbinac ién de exceso sensual y sublimación es tét ica de
frido invasiones coloniales y ge noci dio. han primado. durante el ülti-
que go zan los católicos.
mo deceni o. una lectura de la hi ~toria de sde la experiencia cananita.
es deci r. con el rec uerdo de las naci ones y culturas masacrada s por
otras naciones que reivindi caban que Dios les había otorgado el po-
, (Phtllips, 199 8. p. 65)
216 La te olo g fa indecente La teología de los relatos sexuales 217

¿Qué significa salvación cristiana? Salvación. liberació~ y preserva- terrorismo de Estado. aliado con la Iglesia, se me antojaban torturas y
ción son tres conceptos similares. Implican escapar del «daño» (peca. formas infinitas del do lor infl igido al pueblo . Yo misma, aún muy jo-
do sexual. en el crist ianismo) y mantenemos «naturales», conservamos ven, acabé en el hospital por la desnutrición provocada por las co~di­
sin cambios (artificiales). En la teología sistemática heterosexual se ciones de pobreza en que vivía. Lo acepté resignándome a la sadista
ha hecho siempre especial énfasis en salvarse de las tran sgresiones política económica de mi país, que contaba con la bendic~ó.n es~iri.
sexuales. inclu so del robo de hacerse con la mujer que pertenece a tual y el apoyo de la institución eclesiástica . He ahí la espmtuahdad
otro. La salvación comparte con el fetichi smo el ser una ca tegoría de del sadismo político. .
lo natural al mismo tiem po que de 10 art ificial. La salvación es una En el cristianismo tradicional de los años 1970 en Argentina, la
teología de creación/nalural para guardamos del estado natural/a n ifi- idea de salvación entraba en una categoría difícil de comprender fue-
cial del pecado . La histori a de Phillips comparte de alguna manera ra de la escena S/M . Historias de tortu ras y del placer sexual que re-
esta indecisión teológica : la reli gión es sufrimiento , la vida es sufri- portaban a los torturadores han sido a menudo conocidas en 10,s últi-
miento , y el salvarse de és te só lo ocurre con sufrimiento. Cristo es el mos años.' Fue por ese tiempo cuando los liberacionistas reorganizaron
suplemento human o de Dios Padre: como suplemento, Jesús añade el el discurso de salvació n como liber ación, en términos políticos con-
dolo r como categoría teológica y deber espiritual. Dios Padre no fue' creto s, pero para hacerlo tenían que des acreditar a la primer a como
completo hasta que se inició el proyec to Jesús, de modo que el suple- lugar seguro. En un movimiento teológico inverso, la salvaci ó,n mos-
mento no es un añadido . es una parte de la teo logía de Dios Padre. L traba traza s de inseguridad , de riesgo materializado en la opción por
La salvació n pasa a ser entonces el lugar teológico de lo que De- la lucha líbe racion ista . Implicaba una transgresió n del orden político
rrida ha llamado «seguro y sólido, intacto " indemne" , inmune (sacer, religioso de una magnitud que la teología noratlántica y las nueva s
sanctus, sagrado ... »)10 (Derri da, 1998, p. 2) pero simultáneamente, generaciones, incl uso en mi país, encontraban difícil de en t:nder. Y
como dice Phillips, es el lugar del exce so sensual port ador de los pla- eso bastó para dar la vuelt a al discur so cristia no en Argentma y e.n
ce res de la inseguridad o de lo excitante de la vulnerabilidad ante lo otros países latinoamericanos. No sorprende que la teología de la li-
descon ocido (Phillips, 199 8). He ahí la huell a del fet ichismo en la beració n fuera tildada de fuente de desestabili zación social. Restaba
salvación, otra obscena traza de some ti miento ensayada como sumi- credibilidad a la realid ad, al dolor probado pero oculto, y al dolor vo-
sión y contro l, pero, lamentablemente, no siempre opcional, como en luntario , como en el caso de la gente que se unió en la lucha por la li-
las prácticas fetichistas. Por la experiencia de mi vida en Argentina. beración . Las mujeres y quie nquiera persona con opciones no hetero-
estoy en cierta medida famili ari zada con lo que Phill ips describe en sexuales habían de rendir sus identidades y luchas en aras de la pugna
su re lato. El dormit orio de mi abuela era una estancia osc ura ilumi- por la libe ración política , batalla ésta que no les tenía en su agenda.
nada co n velas a la Virgen María. cuyo corazó n se mostraba atrave- Esto dol ió, y mucho. El fetichismo , en toda su complejidad. entró en
sado por siete espadas , y a la imagen cruc ificada de un Cristo que se juego con catego rías de sufrimiento y sumisión, de marginados y de
desangraba en medio de un gran dolor. Leyend o histori as de vidas de • deva luados, de lo inanimado y lo animado en relacion es simultáneas
santos ensayab a de pequ eña algun as formas de castigo corporal. En de transgresión.
secreto evitaba ponerme azúcar en el té, me privab a de mis ju guetes Sin embargo, las historias de feti chismo sexual nos presentan
y rechazaba ponerme un suéter por más frfo que hiciera en la calle. una mímica de salvaci ón en su repre sentación de la segu ra inseguri-
Con el tiempo fui descubriendo la unión del sufrimiento y la espiri- dad de las j erarquías heterosexu ales. Dios el amo y el cristiano como
tualidad a otros niveles. La narra tiva del castigo corpora l de los san-
tos era una pedagogía divina para comprender la realidad . Vi el cora-
4. Vl!ase. por ejemp lo, el informe Nunca Más (CONADEP. 1994) , Para ~ n estudio
zón de la gente atravesado por la espadas del hamb re, la represión detallado del nex o entre tortu ra. sexualid ad y repres ión militar en Argentina . véase
política y la inju sticia eco nómica. Las prácticas sado masoquistas del Graziano . I992.
218 La teologta indecente La teologfa de los relatos sexuales 2 19

esclavo. la relación arriba/debajo de la gente SIM, boceto maestro del siempre arr iesgada. insegura. inestable. pero significativa porque re-
Cristianismo del momento. Pero. la salvación no puede representarse conoce el cuerpo como espacio de salvaci6 n. El erotismo y el hambre
con tanta facilidad porque posee en sí misma una di mensió n que pue- son lugares de do lor y de liberación.
de subvertir el fatalismo de la sum isión heterosexual a cie rtos órde-
nes de los ámbitos sexual y político tan est rec hame nte relacion ados
entre sí. El deseo de azotes en un escenario fetichista no es lo mismo
que experimentar el látigo de Dios Padre que, todo un capítulo de Infortunios teológicos: tops y bo ttoms
sexo y cas tigo de la teología sex ual siste mática . opera es trec hamente
vinculado a ideologías políticas de sumisión econó mica . En este co n- Las dos histori as sexuales prece de ntes nos prese ntan una metodolo-
texto . la salvación, como llamada. puede move r a la ge nte a aba ndo- gía binaria que establece paralelos y opo sicio nes entre el cristianismo
nar la seguridad del orden es tablecido y a desestabilizar las concep- y el fetic hismo y las prác ticas S/M . Las metodologías binarias ope ran
ciones tea/sociales. primando al opuesto que se co nsidera verdadero. Por ejem plo. entre
Dios Padre y la Pomba Gira María Mulamb o (una diosa del culto um-
No sorpre nde qu e much a gente con una ferviente base cristiana acaben banda), el primero es Dio s y la segu nda un fetiche. una pequeña esta-
tent ando al menos en la esce na de l cuero y S/M. Despu és de todo. mu- tua brasile ña de una mujer desnuda de color rojo y largos cabellos
chas secta s cristia nas urge n a sus seguidores a ser como Cristo , y todos
negros. La raz6n es que la teología cris tiana reconoce la razón (1ogos)
co noce n su pasión y sufrimiento. ¿Se han pre guntad o algu na vez qué
y la autoridad hegem 6nica que proced e la con strucci ón del Dios Pa-
sensaciones produce una coro na de espinas o ha abrigado fanta sías en
torno a la crucifix ión? ... Conozco a cinco miembros de la clerecía cris- dre. y cualquie r figura binaria que se le oponga resulta perdedora al
tiana - tres de ello s curas cató licos- muy puestos en el escenario del someterse a él y es devaluada. Sin embargo, podem os invertir el or-
cuero y Sn-.1. Por lo que he podido observar. ning uno de ellos parece den lógico. el del lagos y ellogos spermatikos de la teología (Bat-
sufrir de conflicto espiritu al. y en co njunto son unos ti pos bri lla ntes. tersby, 1989. p. 8). La 16gica de la teología sigue modelos de flujo es-
interesantes (y) con un gra n sentido del humor (Ba ldw in, 1993, P. 35). permático. ideas de reprod ucción masculi na que desafían a la ciencia
• moderna pero es tán firm emente establec idas en la simbólica sex ual
Lo expuesto parece encontrar cie rto eco en las palabras de Co llings. de la teología. El espe rma es el vehículo metaforice de la razón y la
lógica. Véase co mo ilustración de este punto este párrafo de The Out-
El ofrecerse a una verdad superior es lo más puro que cabe hacer. Cada sider, de Cof¡n Wilson :
vez que entro en una rel aci ón de sub-dominio trato de emular el ofrC:-j
cimie nto de mi yo a Di os. Como escolar cató lica oigo un a y ot ra vez En la excitaci ón sexual es co mo si el propio espíritu experimentara una
las palabras de María: ..Soy la esclava del Señor... Nos han inculcado
erección y se hiciera capaz de penetrar en el sentido de la vida. La co n-
el mandato de presentamos y so meternos ... cienci a normal es débi l y flácida ; su actitud fre nte a la realidad es de -
... El acto de sumisión masoquista es simbó lico de la mayor su-
fensiva (Wilson, citado en Batte rsby, 1989, p. 140),
misión religiosa '.. Se nos insta a pone r totalmente nuestra fe en la fuer-
za superior ... Como en el ca to licismo, as¡ en el SfM, dond e sin con-
sentimiento carece de sentido el acto de sumisión. La experiencia del La cuestión es. ¿có mo podem os reducir esta erecci6n dellogos sper-
dolor emoci onaVffsico no es nada salvo si se vive con dignidad (Co- matikas en la teología'! Una forma es primando la parte subordinada
llin gs, 1998b. p. 64). de las co mposicio nes binarias. lo que la ge nte «del cuero» llamarla la
prevalencia <.lf «la base» (acompañante sumiso) sobre «la cima»
Sin consentimiento, el acto de la sumisión ca rece ciertamente de sen- (acompaña ntl' dominan te). La otra es tratando de hall ar 10 difer ente
tido , e igual oc urre co n la salvación. Una salvación consensuada es (ajeno al par binario en oposición conceptual). Veamos en primer lu-
,
220 teologfa indecente La teologfa de los relatos sexuales 22 1
la

gar como la subversión del orden lógico. su desplaz&iento o infor- El Mesías como hombre ju sto es el correcto (el que guarda la ley o la
tunio en una teología del fetichi smo puede permitir que las huellas de tiene de su lado). el equitati vo (sin sesgos). el apropiado. pero es tam-
lo obsceno se hagan más obvias. bién aquel a quien en español llamaríamos El Justo. que significa
«correcto» , «preciso» y «medida exacta», co mo si pesáramos mer-
cancía. o que describe algo que es muy prie to (como la ropa mal ajus-
tada). restrictivo y aun escaso. «Tengo lo j usto para vivir» (di nero
Construir al Mesías in-justo para comida y otros gastos). no más. no menos. Estajusteza constitu-
ye el rasgo del Mesías Justo: una limitación, un espacio prieto en el
El cristiani smo es la religión del Mes ías. Ya he dicho en otra ocasión que no es posible excederse. el área de las predefiniciones de mesia-
que el conocimiento de la generación conceptual del mesian ismo es nidad que no pueden ser discutidas. Sin embargo. Jesús no lo tuvo fá-
crucia l para cualquier reflex ión teológica releva nte en nuestro tiempo cil como Mesías. No ocupó el espacio justo (espacio de j usticia, pero
(Althaus-Reid, 1995). Esta producción de mesianismo presenta do; también limitado, escaso) todo el tiempo. Se pasó y resultó ser un
característica principales. Primero. es un proceso colectivo que pro. Mesías Injusto. más grande que la vida, a veces fuera de las fronteras
viene de una comunidad que desarroll ó la es peranza de un proyecto definidas de la j usticia. y decid idame nte en discordancia con los pa-
de mesianidad, y seg undo. la construcción teológica de esta comunl- trones aceptados de lo que es humano y de 10 que es divino. En oca-
dad produce al propio Mesías. En el caso de Jesús, y a pesa r de que siones, Jesús se salió del cajó n de las expectativas . de la idea de j us-
históricamente hubo no pocos ho mbres que se reclamaron el Mesías ticia. aunque hemos de ace ntuar en ocasione s porque Jesús no
de Israel, sólo Jesús fue ace ptado. Ello significa que esa comunidad y presenta un registro coherente de j usticia , especialmente en lo tocan-
Jesús com part ían algo en común resultado de la mutua comprensión te a las mujeres. Sin embargo. hay bas tantes ejemplos del rechazo de
de los códigos y las expectativas mesiánicos, aunque necesariamente Jesús a los espacios teológicos y sociales prietos, suficientes para ha-
hubo que proceder a correcciones dur ante el proceso. Jesús conoció cer de él un Mesías in-ju sto, ocup ado en las relaciones in-justas, es
las expectativas suscitadas en su comunidad. y. consiguientemente. decir. sin limitaciones. abiertas. más grandes que las establecidas en
apre ndió a ser el Mesías. He ahf un modelo dialógico de ente nder a sus tiempos históricos. Ahí radica el permanent e conflicto entre la in-
Jesús como Mesías. en diálogo con la comunidad y ajeno al modelo tuici ón de un Jesús y una j usticia más grandes, y el estricto Jesucris-
jerárquico o al enfoque de arriba abajo del autoritarismo. Este mesia- to de las restri cciones sociales y sexuales de siglos de ideología hete-
nismo dialógico se ha cons truido alrededor de dos temas principales. rosexual en el cristianismo. Hay una curiosa historia de Alexander
Uno es justicia como «deseo» (de justicia social, sexual). que Derri- Cruden , quien en el siglo XVIII escrib ió Cruden 's Concordance 10 the
da ve como mesiá nicamente independiente del cris tianis mo, de Jesús Holy Scriptures. Estaba tan convencido de que la gente de Gran Bre-
ode la Biblia (Derrida, 1998, p. 18), Yel otro es el pape l mediador del taña se excedía en la idea que el tenía del modo de vivir j usto (por
mesianismo. Esta mediación se basa en una asimetría, una falta de , ejemplo. ingleses que no respetaban el Sabbam o día santo del Sába-
coincidencia entre los sere s divino y humanos; por tanto , la media- do) que solicitó al rey George y a su Consejo que le confirieran el tí-
ción de Cristo es de naturaleza conciliadora. Los dos pares de opues- tulo oficial de «Alexander, el Corrector» . Puede sonaros como toma-
tos en que se encuentra Jesús como Mesías son. pues: I do de Rocky Horror Sho w pero no, ocurre que Cruden pensaba que la
gente necesitaba una tabla de la ley viviente , un corrector civil en sus
Mestos ~ Justicia/i njusticia; equidad/inequidad, lo Inj usto (fuera del
'" vidas, que les indicara el cam ino Justo (Cruden, 1909. pp. 11-111).
patrón norm al) 1 Como categoría teológi ca «El Justo» fue tomado. al parecer. por Cru-
Mesías --io Mediador con humanidad/persona div ina él mismo 1 den en su dimensión total. lo cual constituye un so bresaliente con-
) traste con lo que hemos llamado la senda del Mesías «In-Justo». Ex-
22 2 La teologta indecente: La teologlade los relatos sexuales - -- -- - - - 223

ceso e In-justici a. Justicia y Restricción son también part es impor- alguna manera fam iliar en la teología, con los discurso s cris tianos so-
tantes de los opuestos en el sistema binari o fetichi sta. El fetichismo, bre se,x~a1idad y madres vírgenes. salvo po r el hec ho de qu e la teolo-
como lo percibe el cometido ideal de Alexander el Corrector, limita ~fa ~nstJana deserotiza hasta los órganos se xuales. mie ntras que el fe-
los mo vimientos. incluso la posibilidad de una relación sexual en sí ricbismo co nfiere carga erótica a todo el cuerpo. incl uso al cabello,
misma al tiempo que excede el ámbito de la sexualidad. El fetichismo que resulta podero same nte eró tico con una peluca de cuero. Las foto-
articula las restricci ones y el exceso mediante la vestimenta y los ob-r grafías que acompañan a estos anuncios no tran smit en rest ricción
je tos. Los anuncios fetichistas, como las historias sexuales, han reci-, ~ino ex ce so. el ex ceso de la restricción. el ex ce so de la j usticia (lo
birlo poca atenció n de las teologías sexuales. pero presentan esta aní- Justo) y la in -justicia del exc eso . Tod a esa in-j usti cia es de splegada
culación co n meridiana y expresiva claridad. La restricción, por alrededor de los sistemas teológicos j erárqui cos: monj as co n látigos
eje mplo. es el reino de los ci nturones de castidad, como claramente y seño ras con cru ces en el corsé, diseñado éste para entrar la ci ntura
pone de manifiesto el anuncio siguiente: h~ta diez ce ntímetros , parodias de autoridad teológica, de dom inan -
cia y s ubyugación. en un sis tema inestable en el qu e estos órdenes
El cinturón de castidad es una clásica fantasía S"'"t Significa ccmple- son temporal mente establecidos e invertido s por placer. El feti chi smo
lO control sexual. poder absoluto. propiedad total. de un modo al que )' el S/M son vistos por algunos co mo prácticas que cumplen el rol de
no llega ningún airo anilug io de sometimiento erótico. Son muchos los grupos reli giosos. Sin embargo. bien presente s tenemos algu nas for-
diferentes ctnrurones de castidad disponibles para atender a esta fanta· mas de inversión religiosa de la clase que encontramos en el fetichis-
sta. desde los puramente decorativos hasta los plenamente funcionales,
mo. Julia Collings lo expresa así:
Por lo que hace a los decorativos. el cinturón Rude Metals [metales
bastos) de cuero con púas. Es fácil de llevar y por un dispendio de unas
(80-90 proporcionará un aspecto francamente fiero en combinación A menudo se considera la religión archienemiga del sadomasoquismo.
con otras prendas fetiche. Es una guerra librada con igual veneno por ambas partes. Los píos nos
creen depravados e inmorales: nosotros los vemos como hipócritas ne-
Ropas hechas a medida, Atavíos Reinona ",XXX. gadores de la libertad personal. Pero es una batalla en la que ambos
Trajes de época. uniformes de doncella. uniformes de niñas escolares, campos tienen en común más de lo que están dispuestos a reconocer ...
corsés. bodies, enaguas con encajes. almohadillas de cadera. maquilla- Es más fácil para mí practicante S/M contemplar el extraño mundo de
jes. ropa interior, medias. botas. pelucas. postizos para las tetas, vesti- los religiosos fanáticos y pensar: ..¡l a! Son tan pervertidos como yo!...
dos de fantasfa de cuero y PVc. ,. Algo más difícil es darse cuenta de que tú puedas ser acaso como ellos
Aplicación: para la aventura y el escepísmo probad esta nueva q.ue el atrevido mundo de perversión oculto en tu armario podría no se;
SIOO una variación del secular ciclo de dolor y adoración (Collings,
colección de cuero prietamente ajustada para mujer. que combina el
1998a, p. 50).
cuero más blando y sexy con un osado diseño ... También. para los más
lanzados: equipos de sometimiento para sentirse realmente sujeto (Skin ,
1Wo, 1998). ¿Es el fetic hismo, pues, un rasgo ob sceno del cristianismo? En el fe-
tichismo , do lor y adoración pare cen produci r una subversión del cris-
¿Encierra esto s anunci os historias de j us ticia co mo rest ricción? El U~nismo, en relación co n las Escrituras, y de ahf al mesianismo que
magro espa cio de j usticia se presenta en la re str icción se xual de los es rcprescma do mediante los elementos visuales y táctiles del feti-
ci nturon es de castidad y formas de castigo (po r ejemplo . las zurras). chismo: ropas y fotografías co nstituyen el tex to del fet ichismo y de su
Hay un exceso de j ust/ice en el feti chi smo. Los órga nos sexuales pe- Palabra, qu e en Latinoaméri ca apare cen más asociado s a la aut oridad
can por exceso y. por tanto. no necesitan ser/estar biológicam ente 10-' intrín ~eca d,la Virgen María. No es por su Palabra que creemos en
calizados. La cuestión no es necesari amente el contacto sexual; pue- e,lla, SIllO por sus ropas e im ágenes. Sin emba rgo , en la teología cris -
de que la restricción sea condición par a el exceso. Es una escena de tiana, la pa labra escrita de Dios no ha sido nu nca la única fuente auto-
224 La teolog ía indecente La teología de los relatos sexua les 225

ridad última, Lo esc rito se ha subordinado a lo oral. E.el proceso de Son muchas las páginas ded icadas a ilustradores y artistas gráficos
co nfeccio nar las Escrituras, la experiencia de la gen te manifestada en profesionales con comentarios sob re la características artís ticas de su
los relatos orales ha sido una cla ve hermen éutica en la búsqueda de trabajo. Fotogra fías, catálogos e ilustraciones son el /ocus de un or-
un texto fina l que, en últi ma instancia, es difícil de produ cir (Croano, den teo lógico diferente. En lugar del cristiano de Palabra-Palabra
1973, pp. 29-3 1). A niveles institucionales , por ejemplo, este proceso (discurso de Dios-el texto escrito de la Biblia) y Discurso-Palabra (la
tiende a desaparecer, pues los sermones y los docume ntos eclesiales versión oral de docu mentos ec lesiales presentados como ca rtas y ser-
son presen tados como epístolas (cartas) que leer (oír), co n exclusión mones), el fetichismo nos ofr ece Fotografías-Fotografías, o 10que va
de todo diálogo. Las encíclicas vatica nas son un eje mplo de ello. Son de lo visu al a lo visual. Sin embargo, ahí radica el origen del desor-
cartas enviadas por el Papa al «círculo de obispos» de todo el mun- den. Como dijo Barthes, la fotografía es siempre desorden porq ue es
do para ser leídas a la ge nte. que debe oír lo que dicen. De ahí que, si. «inclasificable» (Barthes, 1993, p. 4). Barthes atrib uye en parte este
Dios es la Palabra (o Verbo), la autoridad fin al en di scernimiento et desorden de las fotografías al hecho de que entrañan en sí mismas su
también discurso, no écriture. En el fetichi smo, las histori as sexua- propio refere nte (a diferencia del referente de la palabra escrita , que
les co ntadas en las revistas, por eje mplo, sólo son parci almente efec- puede perma necer ignoto) , y en parte a lo que él descri be con meré-
tivas en la transmisión de las experiencias reales de la ge nte. El ele _ foras sexuales con trasfondos fetichistas: según Barthes, las fotogra -
mento pictórico proporcionado por fotografías y dibujos es la arena fías «adolecen de inm ovilidad amo rosa o f únebre ... pegadas codo
de diálogo y de experiencias de vinculació n y, por tanto, fotografías y con codo como el hombre conde nado y el cadáver en cie rtas torturas
dib ujos devienen los text os realmente significativos. De las páginas o aun co mo esas pareja s de peces ... que nadan en convoy como si es-
de anun cios cla sificados de Skin Two, número 27 , hem os tomado al tuviera n unidos en una relación sexual eterna (Barthes, 1993, p. 6; la
azar los siguientes textos: cursiva es mía). Lo que nos perturba en las fotografías es la presencia
de «pinchos, heridas o marcas» en las imágene s que Barthes lla ma
Diseñadores de fetiches punctum. Y punc tum es «pinchazo, mota, corte, orificio ... ese acciden -
Desearíamos ponernos en contacto con diseñadores libres, con expe- te que me pincha, pero también magulla ... es conmovedor (pa ra uno
riencia en vestimenta fetichista de goma, cuero y PVC, capaces de rnísmo)» (Barthes, 1993, p. 27). Así se describe lo que son los textos
crear líneas y modelos de calidad profesional... fetichistas: foto grafías par exce ílence, con lo amoro so de las inmo-
vilidades fúnebres, esce nas de azotes y la rela ci ón sexual eterna de
Habitaciones para revelado fotográfico de uso privado.. los órganos no sex uales. También son pu ncti en sí mism os: todo en
ellos desajus ta y elimina la coherencia de las representaci ones hete-
wolfgang Eichler - Fotografías eróticas. Edición Marquis de lujo con
rosex uales , como las fotografías de las revistas pornogr áficas donde
128 fotos de uno de los más prominentes fotógrafos de erótica. Las
mujeres (en su mayoría) y hombres satisfacen y repiten la lógica hete-
mujeres Eichler son sexy, hermosas y siempre «mantienen el control».
•, I rosexual de los órdenes de género. El fetichismo dificult a el discerni-

' f ene
BTUJa ichiista. Retrato de una de las más excitantes dominatrices dei! miento entre gé nero y sex ualidad, y sólo el momento temporal de la
Alemania, 128 páginas de fotos de esta tlgresa de piernas largas. NoJ relación arri ba/abajo le da cie rto sentido de estabilidad. Puede que ahí
sorprende que los hombres adoren sus pies... '.l resida la raz ón de que, contrariame nte al material fetichista, las re-
, vistas porn ográficas confían en las palabras tanto co mo en las fotos.
Imágenes fetichistas. Cada a ño, Marquis promueve una competición' El elemento transgresi vo de las fotografías fetichistas radica en el he-
entre sus lectores para descubrir nuevos y excitantes fotógrafos, ilus;! cho de que no son textos, y de alguna manera eluden o confunde n la
tradores y autores... (Skin 1wo, 1998). ') lógica del binarismo. Lo s elementos religiosos del fetichismo, cual
tomados de las historias sexuales , confunden el orden escrit ura-dis-
226 La le<:Ilogia tndecenre La teología de los relates sexuales 227

curso teológico porque co nfie ren autoridad a desórdene s pun ctum: quieren decir «deseos sexuales». Los deseos sociales son sub-versi-
una mujer vestida (probablemente) de monja con los aditamentos y vos (nacen de abajo, o de las raíces) y confían en las interpretaciones
símbolos religiosos pertinentes. pero con las pesta ñas de color p úrpu- per-vertida s (opciones exegéticas, cambios en la vía hermenéutica
fa y un látigo. botones de cuero y toca. El fetichismo religioso repre - originalmente tomada). Por ejemp lo , Jesús fue presentado como su-
senta un cristianismo desor dena do; no menos hace Jesús. ¿Cuál es el ~i so en relación con cuestio nes de colon ización roma na y como in-
punelu," en la «forograñ a» de Jesús? ¿La discorda ncia que, como en diferente por lo que hace a la independencia política de los judíos. De
la publicidad fetichista. hace que la gente se relacione maravillada modo que la lucha por presentar a un Jesús resistente a los deseos so-
con lo que no está claro, trastorna y transgrede? Jesús es un Mesías ciales es cierta, pero sólo en relación co n la sex ualidad, y con un sen-
insatisfecho, un Mesías doliente. Es un hombre, a veces hambriento y tido biológico restrictivo muy es tricto (jus to) de la sexua lidad. Pero
sediento. que acaso pregunte: to;¿Quién crees que soy?». como bus- si Jesús vivió en medio de los conflic tos reales de su tiem po, es evi-
cando su propia identidad . un Dios rodeado de ángeles y voces del dente que se encontró en medio de las fuerzas de los deseos políticos
Dios del universo, un Cris to con los ojos enrojecidos y un cuerpo tor- y sociales, y de los sexuales, que co nforman la realidad humana. El
turado. La Virgen María en llanto permanente junto al tocador del sexo no tiene ningún capítulo en el idealismo, salvo en la literatura
dorm itorio. Cristo resucitado: un muerto viviente, pero no zombi aún. (de ficción) heterosexual. Puede que se so metiera a deseos se xuales
Un transgresor, un receptor pasivo de la ley y el orden colonial roma- en el sentido de que pasivamente aceptó las construccio nes tempera-
no. Un desorden, su propio texto. les del sexo en su época sin entrar en valoraciones históri cas diferen-
tes de las de sus contemporáneos. Cabe , por ejemplo, que en cues tio-
nes de sexualidad no hubiera mucha difere ncia entre Nerón y Jesús, y
que ambos consideraran que el patriarcado gozaba del apoyo divino
Sobre la mediación: ¿mesianismo sometido a los deseos que las mujeres habían nacido para ser su byugadas y todo lo demás:
sexua les? O podría decir se que la sex ualidad de Jesús traspasaba las locali za.
cioncs biológicas (aunque sin excluirlas necesariamente) y que la me.
Partiendo de este desorden en el texto escri to cristiano de fetichismo, sianidad es un proyecto se xual, y que una teología indecente puede
el mesianismo se vuelve también incomparable con la teología de desvelar la bondad de la erótica de liberación en el proyecto de libe-
Dios Padre. Es así porque Jesús Mesías opera en relación inve rsa con ración del reino . Ahí podría residir el meo llo de la teología homose-
Dios. A teno r del sistema fetichista binario de cima y fondo, Dios es xual de Goss. que pugna contra la cos ificación de las prácticas socia-
ci ma (amo, seño r) en tanto que Jesús es base (esclav o, siervo sufri- I~s opresoras en el cris tianismo y ve la lib eraci ón como tentati va y
dor). En la relación de Jesús con el mundo sigue siendo aquél de al- siempre en curso 0, como ya hemos dicho, «siemp re excediéndose»
guna manera el fondo y éste (griego sarx, la carne) la cumbre. Jesús (o<>ss. 1993. p. 141).
sufrió en su subordinació n al mundo, y como dice el credo de los Sin embargo, las órdenes de sumisió n en Jesús han sido reubi-
após toles «sufrió bajo [el régime n polü ico de] Poncio Pilato ». No cadas en el cristianismo para restaur ar un orden teológico, de ot ro
dice «se rebe ló cont ra el régimen político de Poncio Pilato» sino «su- modo amenazado. De ahí que el sumiso cordero de Dios devenga a
frió... Si. con Deleuze y Guanan , el deseo sexual es también deseo veces Dios y viceversa, en una inversión total que ha generado no po-
social, podemos decir que Jesús Mesías vivió y sufrió bajo ese caud~ cas con ~ad i cci ones teológicas en el cristianismo, no sólo en relación
de deseo social y sexual. Se sometió al curso del deseo sexual, no qut- con aspec tos doc trinale s sino en cuanto a la orga nizació n estructural
so dominarlo. «Mi reino no es de es te mundo» (Juan 18,36). Punto in- de las igleslls. A los grupos sociales considerados débile s y vulnera-
teresante éste porque en la teología heterosexual tradi ciona l no cabe bles al castigo, incluso a las sanciones eco nómicas deri vadas de las
pensar en un Jesús sumiso a los deseos sociales, cua ndo en realidad escasas posib ilidades de encontrar tra bajo, se les pedía humildad y
228 La teología indecente LA teología de losrelatos sexuales 229

sumisión. Así se ha hecho y se hace todavía con la represent'fión teo- De lo más chocante, la imagen que apoya a la última formulación del
lógica de Jesús Mesías. «Jesús-base». Al mismo tie mpo. la Tglesia se artículo es la de un jovenzuelo de unos seis o siete años, sentado con
org an iza en co mpart imen tos estrictamente clasistas, sexistas y racia- un lib ro abie rto en su regazo, en cuya port ada se lee «Bendiciones•.
les de cimas domi nante s que rige n y castigan. Nos encontramos en el y sentada junto a él, en la misma silla. que es lo suficientemente
punto de considerar que estas estructuras eclesiásticas obtienen de grande, [aparece una muñeca de tamaño na tural, una imitación de
ello un placer sád ico; de no ser así no se mantendrí a co n tal perdura- niña hec ha en plástico. con go rri lla y ves tidillo muy femeni no! Está
ble fiereza este sistema de castigo divino imp uesto que administra la claro que se trata de una image n fetichis ta de un chico vinculado a la
Iglesia. La carne gobierna la iglesia, no «Dios», en forma tal que Biblia y a una chica de plástico (¿hi nc hable1), lo que compone ,una
Cristo Mesías no s610 es representado por mujeres dolientes. por escena de sumisión sexual de la mujer al hombre . El artíc ulo contra el
ejemplo, sino que la propia Iglesia extrae pla cer de so meterse a los desorden sex ual en las tradu cciones inclusivas de la Bibli a ha sido
deseo s heterosexuales de ley y orden. Bullen aqu í complejidades sao ilustrado con una chica de plástico que actúa como pun ctum o punto
domasoquistas. El trasfondo de histori a se xual de la Iglesia adoctri- de desestabi lización interior en la fotografía. La muñeca opera como
na ndo en el sexismo y el ev ide nte placer que report a queda manifies- soporte de una lógica y una discip lina que parece pertenecer a la ca-
to, por ejemplo, en la pieza siguiente titulada «At Last the Truth Hits dena de lugares S/M ob ligator ios en la iglesia. Deseos fetic histas: las
Home» esc rita sobre el tema del culto inclusivo en la Iglesia Católica mujeres ha n de ser excl uidas. eliminadas, inclu so de la sencilla adi-
Rom ana, seg ún ap areció en el núm ero de noviembre 1997 de The c'ión de la voz «herma nas» en una lectura, y reconstruidas en plástico .
Catholic Wor/d Report: La Esc ritu ra y el cristianismo desex ual izados. Las mu ñecas de pl éstí-
'éo sexualizadas.
En la reunión de ju nio de los obispos de EE.UU.. Donald Trauman, de La teología fetichista es una teología de fotografías, pero el cris-
Erie, Pennsyíven¡e. disertó sobre Mateo 5,23·24 como ejemplo en el tianismo, en cambio, fija sus imágenes de sumi sión y co ntrol sin el
que el rechazo vaticanista del lenguaje inclusivo ten ía un impacto ne- consenso inherente al SfM, cuyos practicantes, seg ún algun as histo-
gativo en la traducción. Esta fue la versión originalmente presentada a rias sexuales, obtienen placer de la inversi ón y reorgani zación de las
Roma por los obispos americanos: Por consiguiente, si llevas tu pre- líneas de rela ción arri ba/abajo o amo/escl avo. Algun os son «con mu-
sente al altar y una vez ahí recuerdas que IU hennano o hermana tiene
tantes» y gustan de alternar los papel es de do minanc ia y sumisión en
algo contra ti, deja tu presente en el altar. acude a tu hennano o herma -
sus rela ciones . Otro aspecto en Je sús Mesfas co mo medi ador es su su-
na y, primero de todo. reconcíliate con ellos (cursivas mías].
misión a Dio s, a la carne. La carne (mundo y deseo) es la que decidi ó
su sino y su sufrimiento, su persecu ción y su j uicio, a la postre fatal.
El artíc ulo es un viru lento ataque contra cualqui er fonna de lenguaje
Así se de stacó en la teolo gía de la liberación : Jesú s murió en aras de
inclusivo co mo puerta abierta a la inmoralidad, aun en el terreno de la
la co he renci a. Au nque los liberacion istas ven esta cohere ncia en el
traducción, que minusvalora a la gente en desventaja . Las palabras
,rechazo de Je sú s a las man eras del mundo. hay de hecho más co he-
usadas para oponerse a la sencill a inclusi ón del término «o herm ana»
renci a en su sometimiento que en cualquier rechazo activo a obedece r
en el texto hablan por sí misma s:
las mane ras de este mu ndo. No se unió a ningun a Iiberacio nista pos-
¿Es eso inglés natural? ... La coherencia lógica y la adhesión discipli~ colonial de su tiempo, por eje mp lo. Se sometió al fluir del des eo que
nada al principio (de las traducciones griegas) nunca ha sido tema de hemo s llamado sex ual , o sea socia!. Por tanto, poco en concreto ex-
mayor interés de los grupos feministas u otros que usan el arma de ló traemo s de los Eva ngelios ace rca del proy ecto de liberación del rei-
políticamente correcto para alcanzar sus fines. ¿Sonarán naturales al no. só lo va lores gene rales e intencionab ilidad. El difunto Juan Luis
joven lector las traducciones con ..lenguaje inclusivo»? (Th e Carholic Segundo escribió. en la décad a de t 970 . que Jesús co metió erro res
lVorld Repon, noviembre de 1997, pp. 46-41). ideológ icos ; sabía adónde ir. pe ro no org anizó es trategias claras al
.

230 La teología indecente La tcologfa de los relatos sexuales 23 1

efec to (Seg undo. 1982, p. 158). En op inión de Segundo, el fr~caso de chis ma sexual alimen tan nuestros pen sami entos en un Jesús Me sías
Jesús co nsist ió en la dificultad qu e tuvo para combinar efectlva~en. en qui en pod emos ve r co nc retados los detalles de nuestro vivir. no
te su fe. en términos de obje tivos y valores , y su ideología. c~n~lde' trascend ental izad os. divi namente sensuali zados. soc ialmente sexua-
rad a como metod ología o estrateg ia para alca nzar dichos obJell\': o~, !izado s, y siempre en nuestro tiempo y preciso presente. Sin embargo ,
como el proyecto del reino. La política de Je sús .se ba só ~n la pasrvr- Jesús representa un cristianismo desordenado porque no coincide
da d y la sumisión frente al orde n polí tico de su tiempo. S.lO emb argo. consigo mismo en su per son alidad divina y. al igu al que en las foto-
co mo mediado r entre la humanidad y Dios. Jesús no deviene una pa· , grafías fet ich istas, un o le mira para ..hacer un nuevo cuerpo [di vino ,
r ábola viviente de sumis ión, al menos no en todo momento . En oca- en este caso ]» para nosotros (Barthes, 1993, p. 10). A medida qu e
siones parece haberse conducido co mo foto grafía fet ich ista más ~ue aprende mos a ind ecentar est e proceso aparecen múltiples cuerpo s de
como texto, y así es punctum. trastorn o, escánda lo. a~nque no acción Jesús Mesías, y la riqu eza de sus cont rad icciones nos ayudan a prose-
plan ificad a. La lectura de la vida de Jesús es voyeun smo , un a exp e- guir el viaj e fuera de l ámbito de la teología he tero sex ual. La media-
rie ncia similar a la Haudelaire fisgando a travé s de una ventana: ción es una forma de expresar teológicamente que la relación entre
Dios Padr e e Hij o significa hall arse en mitad de un camino con dos
Más allá de las sucesivas olas de los tejados puedo ver a una mujer de extremos. una de partida y otro de llegada: el hu mano y el divino. Es
media edad: su rostro ya presenta arrugas y surcos; es pobre ". ~on. Sil también la tra nsfe re ncia de un modo de en tende r la soc iedad y la se-
rostro, vestido y mO~'imienlos, sin más rasgos apenas, he reconslltUldQ xualidad . En últi ma instancia, no parece ser un buen modelo. La me-
su historia. o más bien su leyenda ... f diación presupone conflicto y un pri vilegio de poder. Las historias
Luego me acuesto, orgulloso de haber vivido y sufrido en otro~,
desde la base de la pirámide sexual de Rubin abren camino a nuev as
no en mí. formas de modelo. no mediador sino múltiple, mult ivoc al, incl uidas
Puede que me preguntéis: «¿Estás seguro de qu.e esta leyenda e~
la verdadera?... Pero ¿acaso importa cuál es la realidad fuera de nu las lecturas econ ómicas de la teol ogí a que vam os a cons iderar en el
mientras pueda ayudarme a vivir, a sentir que soy y qué soy? (Baude- próximo capítulo. La economía, como el feti ch ismo, tra ta de restric-
laire, 1989. p. 155). ciones y excesos . y de una conce pció n hete rosexual de las relaciones
humanas. Tra ta de pu gnas teológicas entre flexibilidad e inflex ibili-
Esto nos confronta con que Jesús no puede ser fácilmente organizado dad. y de la necesidad hum ana de adulterio. es decir, de creatividad,
en ninguna lóg ica teológi ca. Hay mediación y forma s de ~esianismo de ansias íntimas de recon ocim iento y de cuestio namiento de lo qu e
en las fotografías feti chi stas. un a media ción de voyeunsmo en su se da por sentado. Sobre tod o. los sistemas económicos giran en tor-
vida de sde el mom ento de la co ncepción y en cu ále s pued.an ha~r no a paradi gm as de ex pos ición últi ma de este entrec ruz amie nto de
sido las fantasías me siá nicas de placer ocultas (¿ una teocracia"), qUI- teolog ía. hegemonías sexuales y reparto de recursos, y busca una sa-
zá de ma nera similar a las foto grafías de mucha chas crucific adas que lida a la justicia política , econó mica y sexual en nue stras soc iedades.
cayero n de los libros de Tillich cuando su mujer los abrió. C?ffiO fo- Tomar seriamente la historia como espacio de fe es. en las palabras de
tografía feti chista , Jesús opera como la ventana d.e l voyeu~. fija acon- 1. Severino Croa no , una luc ha de la gente por «expres arse» (Croatto,
tecimien tos particulares de sufrimiento y dolor SIO el sentido de tras- 1973, p. 14), y, podemos añadir, por recon ocer la libertad necesaria
cendencia y propiedad elabo rado por la teología. Lo s suces~s' de para hacer una teo logía ind ecente de sus desord enad as e indecentes
Je sús ocurrieron una sola vez en la historia. Su vida es una sene de vidas de sufri, iento.
fotografías qu e no pert enecen a nadie y, sin embargo, pert enecen a to-
dos. Jesús Mesías es una ventana en la qu e nuestr as vidas proyectan
su dolor sexual/soc ial y sus esperanzas. Las histori as de Jesús son I~
de nuestras propias experie ncias. son nuestras histo rias. Las de feti-
5.
Grandes medidas eco nómicas: co nceptualizar
los procesos de erección global
.'

¿Qu~ pasó . dó nde se fue mi pa labra que dejé?


Juana, un a muj er de Chia pas, en M. P érez,
..SituaciÓn. derec hos y cultura de la mujer indíge na_

Chiapas nos recuerda de manen. brutal que un pensamiento o


proyecto polft ico carece: de va lor si no está relacionado co n la co-
tidianidad Iy ca lida d diar ia de nuestra histor ia] y con el su fri-
mient o de la gente. La desigualdad sufrida por las mujeres, si,
pero tambi én por los indígenas, los campes inos. los marginados,
las prostitutas. [os homosexuale s. [os jóven es, la qu e pe rsiste en
nuestro país sin co ngruen cia aparente con el desarro llo alca nzado
en muc has áreas ...
Ma rta Lama s, feminista mexicana y directora
del periód ico Debate Femin ista• ..Democracia e
iguald adfpo lílic;ay difere nci a scJ;ua l,.

La primera vez que pen samos en crear un sindica to de J!fOS tilu¡u


fue hace doce años, es tábamos en la cárcel, no hab la de moc racia
e n el paú y iramos locas (muj ere s indecentes] . y, no obs tan te,
aqu ( estamos.

Sus a na Rivero, co fundadora de A MEPU,


la A soci ación de Me retri ces Públicas de Uruguay

Almas coloniales y los deseos erótico s de la economía

¿Qué ha sido de nuestras palabra s de pasión y j usticia, las «recié n de-


jadas.. en nuestros discur sos socioteol égicos de mujeres? A mi espal-
,,

234 La teología indecente Grandes medidas económ icas 2 35

da hay estantes llenos de libros e investigación reali zada por mujeres cas cursan codo co n codo co n los eró ticos y con las necesidades teo-
sobre lem as de géne ro y op resión sexual. po lítica y religión . ¿Q ué ha lógicas. Un modelo económico es un modelo de relaci ón basado en
sido de estos mundos? ¿Cómo es que de vez en cuando sentimos la ne- considerac iones eróticas relativas a la economía de los cuerpos en la
cesida d de volver a viejo s argumento s. repetirlos e incluirlos en otro sociedad, a su intimidad y distancia, y a un catá logo de necesid ade s
marco porque «han dejado de formar parte de l debate", cual si hubie - acep tadas y rechazadas, así como a la const rucción de pol íticas de
ran desaparecido? Las palabras de Juan a, llenas de indignación porque satisfacción de esas necesidades. La economía de los c uerpos co nsl-
las de mandas de las mujeres de que se modifique la ley de parteras en dera nue stras necesidades básicas, mien tras qu e la inti midad y la dis-
México no han sido ate ndi das. Nos rec uerdan ot ras voces, las de las tancia han de ver se según el mod o có mo se organiza la sociedad y se
mujeres de Ch iapas, por ejemplo, de spués de ver que su testimonio regulan los mecanismos de producc ió n para s atisfacer es tas necesl-
co ntra los soldados qu e las violaron. escritas en algún documento a dade s. Naturalmente, ello implica identificar al sujeto de l proceso
mod o de simple protesta de las m ujeres indígenas c uyos ríos se veían econó mico y qui én dete rmi na, por consig uie nte, la di stribució n de
co ntam inados con los condones de aquéllos. Somos testigos de la dia- bienes a los suje tos identificad os. La s c ues tio ne s económ icas tienen
léctic a de silencio y representación en nuestras sociedades. No es que carácte r eró tico , y las teorías en juego tra tan de identidade s únicas,
las palabras de las mujeres pob res no sea n oídas, sino-que, como en el donde los componentes se xua les y raciales se in terrelaci onan con
caso de Juana. son reubicadas. forzadas a entrar e n una nue va gramá- construcciones de cl ase y de gé nero prod uciendo complejos resu lta-
tica (y de ahí que ya no las reconozcamos), o simplemente se han ido. dos en términos de opresión. Es así porqu e los deseos económicos
Sin emba rgo , esas palabras au n mal interpretad as y desvirt uadas pue- compo ne n un terreno contencioso de difícil de finición, ya que las
de n reaparece r co n fuerza e int actas desde su reti ro, como en Uruguay, necesidades y los deseos son nego ci ados e ntre gentes y c ulturas di -
entre las pocas m ujeres suficie nteme nte indecen tes y valerosas que ferentes, y de modo diver so, y el mode lo e rótico/econó mico último
funda ron A MEPU co mo represe ntaci ón legal de las pro stitutas. Fue se basa e n de finiciones y e xcl us iones. En este se ntido, los mod elos
un sueño de ju stici a que dos mujeres compartieron una noche en su teológ icos no se alejan de mas iado de los econó micos. Tradi cion al-
cel da de la cárcel y en un país con un rég imen dictatorial. Los sueños mente podemos considerar q ue la teo logía opera en un mercado de
de mujeres indecentes, de desviacionistas, pueden hace r que las pala- almas en lo toc ante a la defin ición de sus necesidades: sac ramentos,
bras de pro testa y los gritos de inj ust icia reaparezcan en la sociedad plegarias, orde nanzas rit uales y adhes ión a cree ncias que regulan la
por medio de accio nes de transform ación. Son como una resurrección vida de la ge nte con mira s a distrib uir efec ti vamente los biene s es pi-
o encarnac ión de las voces feme ninas e n la j ust icia. rituales de redenci ón y pe rdón , o incluso de vida e terna ent re ellas ,
Este capítulo pretende reflexio nar so bre la interrelaci ón de los la cliente la es piritua l. Los mecani smos de distribución se organizan
discurso s teo lógicos y pol üicos dominantes desde la perspectiva de estru cturalmente e n complejos ri tuales eclesiá sticos muy eróticos,
un a teología sexual centrada en la s íntimas conexiones entre las con su fra seología y conceprualizaciones de exclusión e inclusión,
construc ci ones se xuales y soc iopo lüicas hege mónicas, fundamento en tan to las ecleslologfas sexuales det er minan la eficacia de la fe se-
del capitalis mo , la economía de mercad o y el movimien to actual de gún las ide ntidades idea le s de funcionarios creadas, tales co mo las
globa lizaci6n aliado con una ideolog ía neoli bera\. Es la pe rspectiva de los clérigos y los teólogos. Por ejem plo, cuando algun as iglesias
de un a co mun idad de coloc ació n,' de diál ogo . Los deseos econ ómi- discute n la ordenación de las mujeres o los gays. lo q ue de hech o de -
baten, e n última insta ncia , es si unas u otros pue de n ser efectivos o
I Comunidad de colocación es un coocepto que proviene del pensamiento femiuis- no en lallfti spensa de bienes espi rituales en la organización socioju-
ta italian o (Collocazionu Simbólica). Se refiere a la comunidad de mujeres que di.- dicia l de la sociedad ac tua l. Es tá claro q ue ello imp lica un a defini-
logan fuera de las frontera s del tiempo y el espado. y nos permiten vinculamos con,la
experiencia y la lucha de mujeres de otros tiempo s, pasado. presente y aun futuro-en ción previa de las identidades, o de quién es qui é n en el mercado de
el futuro de una utopía soñada-e-, y desde difer entes contextos geográficos. ¡ las almas ; po r eje mplo, qu ién se supone calific ado para gozar de eso s
236 La teología indecente Grandes medidas económicas 2 37

bie nes y cómo; se trata de relaci one s de dependencia y de element os mayorí a de edad ni reflexion ar sobre sus prejuicios y errores. Topa
que han hecho de la función «pastoral» de la iglesia un prob lema co- siempre con un techo epi stemológico. llamado fe o credo patriarcal .
mún de cli ent elismo . _. que no es eliminado . A eso yo lo llamo tec ho de la decencia. Las ne-
El pensamiento desarrollista como parte de una reflexión teolé- cesidades del mercado de almas y cuerpos tanto en el Tercer Mundo
gica ap licada a cues tiones de distrib ució n de la pobreza y la opulen- como en el Primero siguen siendo fij adas por la decencia. Algunos
cia ha ignorado a veces los es trec hos vínculos entre ambos merca. eleme ntos positivos, co mo la descentralización y los derechos de los
dos , el teológico y el soc ial. Puede que en ocasiones se haya debido individ uos, son demonizados en nombre de una teología cristiana que
merame nte al peso autori tativo de las metanarratlvas teológicas que gusta de ma ntener controles ce ntrales , homogeneizar y obliterar los
tienden a osc urece r todo proceso de autocuestionamiento; en otras. a derechos de las pers ona s en nombre de las construcciones generales
instinto teol ógico de autoconservaci6n . No se trata sólo de que el cris- impu estas a la vida. Laclau y Mouffe han señalado que los mov í-
tianismo pueda desafiar el orden económico (tanto como apoyarlo), mientas popu lare s y muc has organizaciones po líticas que interrum-
pero bueno es decir que todo reto para el orden econ6mico lo entra- pen nuestras construcci ones sociales. como los zapa tistas . son valor
ña también para los co nstructos divinos del cristia nismo. Lam enta- ...excedenraric» del orden social (Smith, 199 8. p. 2). La impo rtancia
bleme nte, gran parte del campo actual de desarro llo y de la teología en términos de resistencia y desarro llo cre ativo de es te excede nte
ha pasado a ser una especie de mod elo «de aplicación». Ha sido fé- ame naza la construcció n de la identidad del sujeto er6t ico de la teo-
cil, en círculos eclesiásticos, decir que la libertad de mercado con. logfa. Por eje mplo. los supuestos románticos del pensam iento teol6-
traviene la idea de libertad en los Evan gelios, o que la igualdad de gico desarrolli sta se basan en co nstrucciones de la identidad popular
los mod elos neoliberale s no es la del proyect o del reino . Sin embar- que so n produ cto de di scursos teológicos y en co ntradicci6n co n las
go , los co nce ptos de libertad y equidad en el cristianis mo han sido identidades creadas preci samente por el exce den te de resi stencia po-
pos itiva mente con tes tados a lo largo de la historia en raz6n del pro- pular a esas co nstrucciones , Sin embargo. las teologías de la libera-
gre so logrado en la soc iedad secular por lo que hace a la conciencia, ci6 n se revelan más prestas a apo yar ese exceden te y a desmarcarse
Las muj eres han votado a pre siden tes de naciones y aun accedido a de las construcc iones coloniales de identidad de los países en desa-
es te cargo antes que al de obispo, En algun os países latinoamerica- rrollo. El hecho de que siga mos distinguiend o entre discurso Iibera-
nos, las muj eres pueden devenir presidentes, pero no acudir a la iglc- cionista y desarrollista dem uestra la laguna conceptual todavía exis-
sia en do mingo y leer las esc rituras si e l día las halla en es tado mens- tente entre uno y otro. básicamente en la idea de descentralización en
trual. , política y en teologta .
Lo s pensa mientos desarr olli stasl teol6gicos pueden obtener un La descentralización es parte de un catálogo de ges tos sociales
beneficio de desafiar sus nociones tradicionales de, por ejemplo, ...li- indecentes. Como tal. le damos la bienvenida. En este libro he venido
benad». que no s610 pueden ser más opre sivas que las que alberga el usando el término ....indecente» en sentido positivo, subversivo. en re-
mercado, sino es tar también en la raíz de los co nceptos opresivos de ferencia clara a un conrradi scurso para desen mascarar y desnudar los
un modelo econ6mico de carácter sex ista que des taque la co ndición supuestos sexuales integrados en la teología de la liberación durante
de género. El prob lema radi ca en que en cues tiones de desarrollo y los últim os decen ios , y también hoy, al enfrentarse a temas de globa-
teología es fácil seguir órdenes teol 6gico s hegem ónicos implícitos, Jización y al nuevo orden mun dial neoliberal. Como ges to socia l, la
por mucho que se disfracen co n térmi nos de participación y «apode- indecencia es pol ítica y er6 tica en ext remo, y se relaciona con la
ramiento» , El discurso de iguald ad basado (se supone) en los Evan- construcc i ón de la ide ntidad del sujeto medi ant e la subversión de las
gelios da ejemplo de ello, En últim a instancia, el cristia nismo parece identidades econ6micas, religiosas y sex uales . El pensami ento desa-
volcado en la igualdad de hombres y mujere s. pero ha sido tristemen- rrol lista, como la teolog ía sexual tradicional. co nstruye iden tidades a
te mal interpretado durante veinte siglos. No se le permite alcanzar la travé s de la coherencia, es decir , co n mentalidad de ....10 que tenemos
238 La teología indecente Grandes med idas eco nómicas 239

en co mún ». Tiene que asumi r y destacar lo más ex tend ido en la co- siempre es feli z. Se cambia pan por amarga intimidad. Este exceso de
munidad y en relación con la generalidad prevalecien te, según se en- feminidad depende también de un exceso de heteromascu linidad ; en
tiende en el mundo oc cide ntal. por 10 que hace a los paí ses en desa- este contexto, el exceso erótico es decente. De otro modo (co mo en
rrollo. Entretanto. el pensamiento poscolonial nos ha introd ucido en caso de excedenci a), pued e ser indecen te.
las complejidades de las identidades nacio nales y en la fuerza que en- Cabe. claro está, qu e indecen cia y decen cia fueran histórica-
trañ a la pugna diferencial. no del común colectivo, de las gentes. La mente creadas en el mundo colon ial para aseg urar la regulación del
constante y equivocad a reubicación de «fragilidad» y «fortaleza» en excede nte de orden soc ial. Así, sería igualmen te para coo rdinar la
las comunidades pobres por parte de las bieni ntencionadas agencias coherenc ia y el funcionamiento global del mercado religioso-políti -
de desarrollo es un eje mplo del pe nsar erró neo. resultado de interpre- co, principalmente sos tenido por mujere s indoc tri nadas en este com-
tar mallas estruc turas local es del saber supervivencia! de los diversos plejo es tado llamado «decencia» . Lo que los am os co loniales hici e-
pueb los . La fortaleza de las mujeres pobres puede ha llarse en el en- ron ilega l para los hombres nativos y su soc iedad en t érminos de
mascaramiento de su iden tidad femenina con el exceso que cara cteri- orga nizaciones ec onómicas, jurisp rude ncia. estructuras re ligiosas y
za la histo ria de Ruth y Naomi : dos amiga s que tratan de sobrev ivir educativas. al igual que para las mujeres y para quienes tenía n otras
juntas usando una estrategi a marcadamente femeni na para hacerse orientaciones sexuales. fue califi cado de indecente. La indecenc ia
con un hombre/ proveedor (\ Vilson, 1995. p. 159). al igual que la mu- tiene tamb ién obvias implicaciones socíoecon émicas, po lít icas, le-
jer moderna de clase media que puede recurrir a la cirug ía co smética gales y religiosas. pero de natu raleza manifiestam ent e erótica , que
antes de solicitar empleo. Sin embargo. opresión es qu izá 10 que no organiza y co ntrola las esferas pública y pri vada del vivir de las mu -
podemos tener en co mú n porque se ge nera superponiendo ca pas de jeres y rravesues, es de cir. de q uienquiera se encue ntre fuera de las
múltiples elementos co ntradictorios que, según el co ntexto, producen regulac iones sexuales impues tas. Es interesante reparar en que, en
efectos densos y saturados . En Ruth, la mujer moabita, ap arece una Latinoa mérica . el adjetivo «decente» aplicado al hom bre hace re fe-
opresió n difere nte de la de Naomi en 10 toca nte a los es tratos super- rencia a honradez económic a y ap ropiada co nducta soc ial, como en
puestos, pero en un momen to determ inado consigue n alla nar las dife- la expresi ón «¡Q ué hombre decenre !». Pero carece de uso en el área
rencia s (al me nos co mo elemento narrativo, no histórico ). Si la ide n- del hacer sexual masculino, en la que rigen c6digos sexuales dife-
tidad, como recopilac ión de rasgos comunes, no es efectiva por rentes para hom bres y muj eres, en part icular fuera de las fron teras de
realismo insuficie nte , sólo nos queda la co nstrucción de la iden tidad la heterosexualidad . « [Q u é mujer decente! » tien e aplicaci ón sólo en
mediante la subversión, dado que es la mult ipli cidad, no la singulari- lo que se refiere a su inexperi en cia sexual o fide lidad marit al seg ún
dad de la opresión, la que de bemos desafi ar. Nos referi mos específi- contrato sexual leg al. En término s eco nómico s. las mujeres necesi -
ca mente a lo que aborda Chanta l Mouffe cuando habla de «identidad tan subve rtir los sistemas políti cos cuya de finición de decencia co n-
contingente y precaria» del suj eto sometido a opresiones múltip les y traviene su placer. pues el de las muj eres no se vincula co n centrali-
contradictorias (Mouffe, 1992, p. 372 ). Por consiguiente, toda teolo- zación alguna , prop ied ad o atribuciones basadas en la plani ficación
gía en torn o a tema s de riqueza y pobreza ha de co nsiderar más bien de la natali dad. Obviamente. aquí hemos descri to impl ícitamen te
la incoherenci a de la opre sión y sus múlti ples dimensiones que sus como on tologicame nte negativos los elemen tos de un modelo ec o-
aspecto s ge nerale s. Llegados aquí hemo s de parar mientes en el com- nómico centralista. Nadie puede someterse a los cód igos maestros de
ponente erótico de nuestra identidad en la política de superv ivencia y decencia sexual sin hacerlo tam bién tácit amente a los de carácter po-
placer. El problem a con la his tori a de Ruth y Naom i radica en el su- lítico. La s muje res cris tianas de centes 10 son también. lamentable-
puesto de que la única estrategia eró tica es un exceso de feminidad. mente. en s u calidad de ciudadanas. Sin embargo, es de los cristianos
Así. Ruth no es un juez moabita que impugna el sistema judicial en indecentes y de los ci udada nos s ubversivos de do nde s urgen las ac-
ventaj a propia; el resultado del tri unfo por ex ceso de feminida d no ciones que tran sforman la hist or ia. Q uizá resida en la indecencia la
240
La teología indecente Grandes medid as eco nóm icas 24 1

última oportunidad para que un exceso de cri sti ani smo transforme Co nsideremos el hecho. por ejemplo. de que últimamente se ha
las estructuras políticas, I escrito mu cho sobre la cri sis de la teo logía de la liberación y sobre el
La teología considera un sentido de beteronormatividad en el punto muerto en que se encu entra la sociología del desarrollo. Bási-
que las autonomías políticas y religiosas y la autonomía sexual son camente se declara que las ideas y las reflexiones han dejad o de pro-
conceptos vinc ulados en mutua contradicción. Las teorías económi- ducir visiones inn ovadoras y estrategias de acción. ¿Dónde se en-
cas en las que las mujeres son reduc idas a unidades de consumo a cuentra esta crisis ? ¿En el fraca so de la venta de libros en el mercado
causa de la invi sib ilidad de su trab ajo do méstico (inclu so el afectivo, teológi co. en la cri sis del planteamiento cri stia no de l desarrollo o en
eró tico que nutre la fuerza laboral ) son teorfes no de autonomía sino los ca mbios habidos en el campo político internacional? Es probable
de dependencia. En esta d ivisión entre lo privado y lo público tam- que esta crisis se dé en todas las áreas mencionadas. pero entre las
bién enco ntramos el núcleo de la teo logía sexual trad icional. Las mu- muchas razones aduc ida s para ex plicarla destaca la que hace referen-
j eres son las co nsumidoras tradicionales. no las produ ctoras, de leo. cia a la caída expe rimentada por paradigmas de co nfia nza como el de-
logra. La misma relació n eco nómi ca de depe ndencia rige para otras sarrollis mo y el marxismo. y a las dificultad es para entender las im-
ident idades sexuales, co mo la bisexualidad o el lesbi ani smo. en el plicaciones últimas del nuevo proceso de glob alizacíón . Sin embargo.
sentido de que la vida de la gente es reg ulad a en el mercado o en la la crisi s del planteamiento teoló gico del desarrollo no reci be la aten-
teología en depend encia de definiciones he gemón icas de qué bienes ci6n necesaria. Las ONG que tanto contribuyeron a reforzar la lucha
necesita. cómo se distribu yen y para quién es efectivo este modelo en de los pueblos co ntra las violaci ones de los derechos humanos. y el
términos de satisfacción y feli cidad. Los travest fes que se prostituyen movimie nto de las comunidades eclestales de base. por ejemplo, de-
en la Pa namericana de Buenos Aires no son deli mitados por las mis- ja n ahora su lugar a movimien tos populares que van much o más allá
mas definiciones que las mujeres pro stitutas. si bien tien en sus pro- de las expectativas eclesiásticas y que no s610 son respuesta a la ba-
pias lim itaciones de gé nero/sexuales. Por ejemplo , sus identi dades se talla presentada por los latin oameri canos a la crisis actu al sino tam-
entie nde n en el ámbito de la vida pri vad a de los ciudadanos, no la pú- bién una consecue ncia muy positi va de la descentralización soc ioteo-
blica , y también es otro su mercado laboral por ello . Esta d istinci ón lógica de la praxi s. y así. co nsecue ncia positiva del pos mode mi smo y
entre lo público y lo priv ado es de exclusión y esa dislocación genera la globalización. La descentrali zación es característica de la eco no-
un sentido de co he rencia societaria. E l pe nsamiento binario ha in- mía de mercado y, entre los cristia nos latinoamerican os. su espíritu ha
terpretado la rela ción privado/público como de dependencia/indepen- desafiado al espíritu proteccionista de la eclesiología oficial y la de-
den cia y los rravesnes han tenido que alinearse en catego rías femeni- pendencia teológica co nsig uie nte. Soc ioteol 6gicam ente hablando.
nas o masculinas como part e de sus identidades de supervivencia en la nos move mos aquí en circulas co mplejos. Nuestras reflexiones. atra-
pobreza y en economías de mercado restri ngidas. Los esp acios de gé- padas entre una fe que en la iglesia parece seg uir pugnando co n el
nero y las múltiples ubicaciones en la socieda d so n sexuados y de mod ern ismo y co n la difi cultad de co ntro lar el posrnodemis mo. no
gé nero; hay que alistarse co n los hombres o co n las mujere s. Entien- son tan eficaces como deb ieran pa ra transform ar nuestra soc iedad.
do que una crítica sexual del pe nsamiento polñico y de la estructura Básicamen te. ha sido tanto el tiempo dedica do a la denu ncia de lo que
teológic a que sos tiene la hetero sexualidad como sistema ideo lógico se percib e como ominoso para el cristianis mo. a saber. su pluralidad
pri ncipal nos ay udará a arrojar cierta luz en la present e crisis del pro- y diferenci a. que prima la tendencia a ol vid ar las dificultades creadas
ceso neoliberal global y, al mismo tiempo, en la teologia cristiana, por el cristianismo totalitario en la vida de los puebl os latinoamerica-
aunque no sea la única crítica nece saria. Como ya hemos dicho. la nos. Las diferenci as y la presencia de los otros entre nosotro s no
opresión es múltiple, y aunque tien e s u funda mento en el pensamien- siempre han de significar exc lusión. como tampoco ha n de homclo-
to patriarcal, es sólo en la intersección de las múltiples ca pas ocultas garse co n incoherencia. De la teología del desarrollo a la de la libera-
del sufri miento don de descu bri mos su núcl eo . ció n va un cúmulo de supuestos que nunca han sido obje to de du da
242 La teología indecente Grandes med idas económicas 243

ontol ógica . una es pecie de concepto maestro que confiere un falso cuencia parcial en el análi sis del modelo eco nómico . Con ello quere-
sentido de coh erencia a cualquier praxis. Esto s son los conceptos re- mos deci r que, en vez de comprenderlo en su tot alidad, los teólogos
laci onados con la universalización de las necesidad es de un mercado se limitan a veces a reparar en un aspecto, atendiendo por eje mplo al
de alma s regul ado mediante la codificación de la sexualidad. pero «espíritu.. del modelo en sí. Quizá sea esta una de las razones de que
también de la raza y de la cultura (y podemos incluir tambi én la eco- el patriarcado y el ca pitalismo jamás hayan sido tomados en serio por
nomía entre los modelos culturales). Sin embargo. tendríamos que re- los liberacioni stas, quienes se han concentrado más bien en el espíri-
feri m os aquí a lo que Maria Mies llama el conce pto capitalista-pa- tu del capita lismo, siguiendo construcc iones homosociales, aunque
triarcal (Mies. 1986). Mies disiente de Marx en el sentido de que no contemplando luego cuán negativa es la implementación de este «es-
es el capitalismo el que aliena la relación homb re-muj er en la socie- píritu» en lo tocante a las mujeres. Aún con Mies, con sidero que esa
dad sino que , por el contrario , la alienació n nace del patriarca do y de- crítica al pat riarca es pertinente en relació n con d ichos eleme ntos
pende de él. En opinión de Mies, el capital es un des arro llo del pa- constitutivos que, a menos que sean plename nte co nsiderados en su
tríarcado. aunque no se trata de un modo lineal, único y uniforme de múltiple interacció n (ju nto con otras coordenada s, como la raza y la
produ cción sino. a la inversa. de una articulaci ón más compleja de religión, por ejemplo), nos hacen perder de vista la realidad. en parti -
patriarcado y raza. cultura, identidades sexuales y religión. Todas las cular en lo que se refi ere a una importante cadena de lo que Mouffe y
for mas de capitalismo deri van del patriarcado, desde las basadas en Lac1au llama n equivalencia s de lucha (Mouffe, 1992, p. 372) . Hom-
una democracia com o sistema de apoyo has ta el funcionamiento del bres y mujeres son sexualmente posicionados, en diferentes momen-
mercado y de una plataform a política cultural basada en la teología de tos y espacios de opresión, en los tres elementos co nstitu tivos de un
la creació n (Mífsud , 1997. p. 24). o hasta el capitalismo sa lvaje , que modelo econó mico, y sus luchas deben ser conj untadas al tiem po que
consti tuye a la eco nomía como fin en sí misma . En este contexto, se respetan sus diferencias .
co mo forma ext rema de neolíberal ismo . la globalización puede que En lo s proce sos coloniales. el patriarcalismo ha reforzado las
no sea sino el último desarrollo de esta articulación, espec ialmente en cadenas de opresión cuando los súbditos coloniales masculin os sin-
relación con la imposición totalitaria de políticas econ ómi cas neoli- tieron que esta masculin idad era desvalorizada por sus amo s colonia-
berales. Siguiendo a Mies, las principales características de l capita- les. El cristianismo ha estado presente en las diferentes etapas de ins-
lismo podrían considerarse como epistemo logía económica binaria o titucio nalización y organización de procedimien tos de distribució n
proceso de ac umulació n de capital basado en la explotació n jerérqui- econó mica por medio de la propagación de mitos varios. como los de
ca (fundada en la relación heterosexual hombre-mujer ) y en el domi- la superi oridad racial por orden divina, los de la superioridad de los
nio generado por la guerra y la fuerLa. Como ocurre en todo modelo hombres sobre las mujere s y la naturaleza. y los de superioridad eco-
económico, rara vez conocemos o necesitamos conocer el marco teó- nómica . Com o parte de la mitopoyesis cristia na. los coloniza dores
rico del ca pitalismo (o su moti vación) pues por sus fru tos ya lo com- confirieron género femenino a sus súbditos priv ánd oles del estatus
prend emos, y de manera obvia. La gente no necesita saber como de- masculino de que goza ban en sus propi as sociedades patriarcales y,
finir el capitalismo ni el patria rcado, ni estar versada en teología, pero por consiguiente, produjeron en ellos un refuerzo de los estereo tipos
sí sabe por ex perie ncia qué causan en sus vidas es tos marcos concep- heterosexuales en relación con las mujeres de su sociedad en form as
tuales. El modelo econ ómico conceptual viene impuesto en nuestra que eran a veces desconocidas antes de los proce sos de colonización.
vida cotidiana por la realidad de su puesta en práctica. es decir, por Las mujeres se han visto forzadas a reaccionar con dife rentes estrate-
las moti vaciones o ..espíritu .. del model o (proces os de legitimación), gias de rebeldía. incluido el «enmascaramiento» de sí mismas en es-
por las instituciones judiciales y por los mecani smo s técnicos que tereotipos femeni nos exc esivos socialmente organizados para sobre-
garantizan la realización del modelo económico (Mifsud, 1997, pp. 11; vivir. Lo que yo a veces recon ozco como síndro me de per sonalidad
12). Nos damos cuenta, por tanto. de que la teología ha sido con Ire, dividida entre las mujeres de mi país puede que guarde relació n con
2441 La teología indecente Grandes medidas económicas 245

ello. Las mujeres dominan el arte de hacer suyas las diferentes ex-o sóficos y económ icos. La teolog ía cristiana operó aquí cual pene so-
pectativas de género entre los diversos grupos de la sociedad: cepita- brevalorado en un marco de globalizació n de la intervención interna-
listas. orie ntadas al trabajo, de las iglesias. y culturales, relacionadas cional y destrucción de la situación local. pero sin ninguno de los be-
con el matrimonio o con el mercado del amor. Sin embargo, los amos neficios del pensamiento descentralizado. Ahí reside nuestra máxima
coloniales también produj eron un artefacto teológico. como el con; contradicción : reconocer que tenemos una fe nacida de una maraña
ce pto de nativo o. en Latinoam érica, «el indio », no desarrollado cien- de culturas patriarcales en alianza con opresivas ideologías cristianas
tfficamente sino teológicament e. Es un marco de referenci a falso que y políticas de género. Y estos elementos siguen presentes.
transmite un significado histórico que no es menos falso y que gene- Sin embargo. en el nuevo mercado de almas que fueron las co-
ra la ilusió n verba l de una ex plicación naci da de una con quis ta meta- lonias no sólo se dispen saron los bienes de la salvación sino que tam-
física. étic a y lógica (Mendicla, 1994, p. 459 ). El concepto de «indio... bién se creó su neces idad . Los pueblos de las nacione s originales no
tambi én implica una continuidad que según Dupeyron (Dupeyron, necesitaban ..redención» ni «salvación eterna». Contaban con su pro-
1992), ignora la ruptura producida por la conquista. Los desarrollís- pia provisión y distribución de bienes para el alma de acuerdo con sus
tas que abo rdan el paradigma cultural sin reconocerlo así tienden a creencias, pero las creencias cristianas superfluas crearon también
hacer uso de esa continuidad de conceptuali zación de los nativos y de necesidades superfluas. Éstas y el marco político en que estaban in-
sus fonnas de organizació n, lo cual, según Mendiola, puede constituir sertas fueron y siguen siendo una forma de discurso sexual que cum-
simplemente un desorden, si no un «truco bélico» que enmascara una pie funciones de «diferenciación en la igualdad» (Evans, 1996. pp. 3-
racionalización imperialista de la vida de otras gentes (Mendiola, 1994,- 4). Ahora bien, se supone que todos los latinoamericanos comparten
p . 458) . una commonwealth. un caudal común de necesidades y deseos que
La heterosexualidad es la ideología del patriarcalismo y también satisfacer, aparte de la lucha políti ca. Las identidades nacionales se
su verdadero dio s, y el cris tianismo reforzó esta alianza de dioses entremezclaro n con una mezcolanza de patriarcalismo cristiano y sus
heterosexualmente construidos en continentes como Latinoamérica. propias ideologías culturales heterosexuales, y aun después de un pe-
Como dice Mendiola, el concepto de «mujer» es como el de «indio»: ríodo de reflexión crítica poscolonial sobre teoría s de de sarrollo. la
ilusiones equivale ntes (Mendiola, 1994, p. 460). La heterosexualidad integración de injusticias sexuales a guisa de tradiciones sigue deno -
fue di vinizada y, así, no cabe discu tirla ni teorizar sobre ella. porque tanda la realidad de este desarrollo (Kiely, 1995. p. 156). cuya crisis
posee cualidades di vinas: co mo el capital en la crítica marxiana, ha no puede precisarse si persistimos en ese terreno de ideología hetero-
pasado a ser un concepto abstracto, algo determinado, una metana- sexual que da soporte al capitalismo y al cristianismo. aunque tam-
rrativa que se reclama natural y no creada. En el Tercer Mundo. una bién hemos de reconocer que hay un sustrato patriarcal en el sistema
reasignacíon de diferentes metanarrativas ha construido nuestras al- de «economía prebendada», como la usada en Paraguay. por eje mplo,
mas. El nacimiento del modernismo (aunque ciertamente ha emergi- o en cualqu ier otra forma de economía o intercambio religioso. En
do más de una vez en la historia) implicó para los latinoamericanos la este sentido , la deconstrucción es también un proyecto cultural muy
práctica de la violencia de la conquista de América, fue cuando se bienvenido. Deconstrucció n no es des trucción, tampoco indecencia o
constituyó la metanarrat iva del centro y la periferia (Dusse l, 19951 comportamiento destructivo impropio. Por el contrario, para lograr el
p. 11 ). Nuestras almas son en realidad almas coloniales, nacidas de cambio soc ial hemos de dejar la decencia y abogar por una teología
esa violencia religiosa basada en la exclusión, el origen de la cual pa- sexual desviacionista y per-vertida. La desviaci ón o abandono de la
rece encontrarse en la violencia sexual o conceptualización primaria norma estab lecida es una categoría que puede servimos de recordato-
del mundo de acuerdo con las diferencias sexuales. En Latin oam éri- rio de que un modelo económico, como la teología. es básicamente
ca, los cristianos son descendientes de madres violadas por cristianos un modelo de rela ción social conceptualmente vinculado con la teo-
en sus cuerpos y en sus cree ncias religiosas. cult uras y sistemas filo- ría de las ciencias sociales y con clasificaciones de anatomía y de

I
,
2 46 La teología indecente Grandes medidas econ ómicas - - 247

conducta eró tica, con las definiciones de lo natural y co n las necesi- conce pto de las «estructuras de sacrificas hum anos» (Hlnkelammert.
dades y los deseos. al tiem po que pone en práctica leyes y regulacio- 1991,p. 20) es efec tivo en relación con la deuda ex terna. pero debe
nes que garantiza n su eficacia en la sociedad . Por consiguiente, la crt- aplicarse primero en relaci6n con los sacrificios sexuales. Hinkelam-
tiea es ex tensiva . Conside remos. por eje mplo. el argumento princip al mert ha dich o que la mod ernizaci6n avanz ó junto co n una estruc tura
de rechazo del capitalismo sa lvaj e según los llbera clonl stas y desa- de sacrificios hum anos. literalment e, la muerte de Jos pobres que pa-
rrollístas por igual. Básicament e se resume en una frase: el capitalismo garon con su vida la adquisici6n de nuevas co ndiciones eco nóm icas y
salvaje ha hecho una gran na rra tiva de la econ om ía. o una narr ati va políticas (Hínkelammert, 1991. p. 43). pun to éste que ya había ex pre-
deifo rme de la vida . ¿Por qué una gran narrativa? Porque present a las sado Mary Daly en su vehe mente denuncia del asesinato de mujeres
características siguientes: a lo largo de la historia. sacrificadas para morir las numerosas mue r.
tes de la sociedad patriarcal (Daly, 1978). El cristianismo ha sido un
1. Implica un orden natural. un predisc urso o metafísica de presen- inmen so altar sacrificial de mujeres y. más aún. su vida parece haber-
cia. en palabras de Derrida. se nutrido históricamente de esta muerte sacrificial del otro.
2. En este sentido. el capitalismo es cas i una ontolog ía cultural. con El problema radi ca en que la heterosexualidad estratifica y
una teoría del ser y una metafísica de l mundo de constitución única. compartimenta nuestra visión del pre sente. co nstruye nuestro pasa-
do de ac uerdo con sus propias categor ías de im portantes eventos his-
Sin embargo. la crítica de los Iiberacionistas es inadecuada si se que - tóricos seleccio nados y. por co nsiguiente. co ntrola las proyecc ion es
da sólo en la esfera de las acu saciones al capitalis mo salvaje de haber futuras de nuestra comunidad . Al leer y oír historias sobre iniciativas
tom ado el lugar de Dios (como en el argume nto idolátrico tradicional desarrolli stas sole mos observar en ell as la ten sión no s610entre hom-
de Hinkelammert o Dussel). si con ell o simp leme nte sustituimos una bres y mujeres en sus roles de género y sexuales en un momento de-
autor idad teosocial omni sciente por otra . Una metanarrativa ocup a el terminado de la soc ied ad. sino algo más importante que lo que reve-
lugar de otra y el debat e se reduce a sus pugnas hege mónicas particu- la la lucha de las mujeres por superar Jos lí mites geográficos de
lares. Entretanto dejamos de reflexionar en el hec ho de que el cepita- nuestro marco de pen samiento hetero sexual. Las historias de las i ni-
lismo es una teoría es tablecida que crea una realidad cu hural basada ciat ivas de de sarrollo son tambi én de algun a ma nera historias sexua-
en poseer un cuerpo y un ser de terminados. Así, el capitalismo da res- les o dil em as eróticos donde la adhesión ha de darse ya al patriarca -
pue sta a deseos e impu lsos que ca racterizan la naturaleza de la perso - lismo ya a la Iiberaci6n eco nó mica ; o fe o conciencia social. No nos
na y que se basan en oposiciones binar ias, pe nsamie nto dualista y dis- quedan lejo s las palabras de Diego, el ga y cuba no forzado a decir:
cursos de subordinació n. Es interesante observ ar que no se trata tan «Entre una picha y la cubanfa, la cuban ía». Y es así porque la políti-
sólo de que el capitalismo se base en de sigualdades en la fuerza labo- ca de tradicionalis mo refuerza el idealismo hetero sexual co mo ver-
ral, especial mente por lo que hace al género. Es más que esto porque sión propia del libro del Génesis. Tod a imp ugnación seria de la hi s-
se asemej a al supuesto het ero sexu al de la naturalidad de un modelo toria de los oríge nes míticos de la armon ía societaria se ve como
de pe nsam iento basado en do s sexos en relación específicam ente par te de l pro blema, no de la soluci ón . De ahí que el Chile de Pino -
co nstruida sobre una base de mod elo erótico conferido. che t reforzara el pa pel dom éstico de las mujeres con sus Centros de
El reemplazar los co ncep tos div inos hegemónicos por estilos Madre s y que Nigeria, en 198 1. prohibiera a las muj eres el uso de
desviacionistas (innaturales) de pen samiento, el ayudar a la gente a pantalo nes y pretendiera disciplina r el país con discursos heterose-
desarrollar su propia identidad fuera del encierro y fronteras de los sis- xuales tradicionales (waylen, 1996, p. 99 ). El término «di sciplina »
temas reosociales. pod ría am pliar los horizon tes para alcanzar pauta s es crucial aquí, porque la he tero sexualid ad es una discip lina de cuer-
alte rna tivas de pen sam iento y acción. más que el aportar sírnplemen- pos, incluso los políticos, au nque no por conse nso, como en las prác-
te el íocus para una mera lucha entre metan arrati vas patri arca les. El ticas SIM. Sin embargo, los pro yectos de desarrollo, como veremos
248' La Iw logrl indecenle Grandes medidas económicas 249

más adel ante, no di fieren radicalmente de es ta iniciati va disc iplina- Indecencia , teología y desarrollo
ria forz ada porque tambi én se basan en visiones y supues tos de gé-
nero acerca de la eco nomía y la política. Las teologías de desarrollo Part imo s del supuesto básico de que tod as las teorías políticas son
pueden corre r asimi smo el riesgo de heredar el título de «Alexander teorías sexuales soste nidas por marcos teo lógicos. Más aún, todo el
el Co rrector». corpus de la teología sistemática. inclu ido el de las teologías de la li-
En aras de una mayor eficacia co nceptual. en vez de patriarca- beración. es sexual. porque se basa en un simple conjunto de su-
lismo (término histórico) me referiré aquí al conce pto de «heterose- puestos ontológ icos y materiales acerca de la sexualidad y la huma-
xualísmo», menos contestado y más extendido, al tiem po que más di- nidad de las mujeres. El constructo sexual se encuentra en la base de
recto para abordar el meollo de los metadiscursos. Uso el término la teo logía y la economía en lo tocante a qué es deseabl e, y a las es-
según la defi nición clásica de Adrienn e Rich en el se ntido de que la trateg ias para conseg uirlo. incluido el recue nto de costes . La rela-
hetero sexualidad es una institu ción po lítica obliga toria. con manifes- ción con Dios ha sido construida como sexualmente desigual. como
raciones difer ente s pero intercone xas (Rich , 1980). El uso de este relaci ón ce ntro-periferia. divi dida en una multiplicidad de subperi-
concepto presenta la ventaja de motivamos a co nsiderar la praxis teo- ferias. Históricamente no ha habido una teología de relación equita-
lógica actual en cuanto a acció n y reflexi ón sobre j ustic ia y desarro- tiv a entre Dio s y la huma nidad, y los modelos centro-periferia dis-
llo . Las metáforas capitalistas empíri camente basadas en el cuerpo frazan los pl urales campos de o pres ión en un mismo país o región.
masculi no y manifiestas en conce ptos sobre crecimiento. penetración. Pese al manifie sto mensaje de igualdad en el discurso teológico se
dete rminismo. etc.• son fru to de la heterosexualidad. Pero las metáfo- han di señado conjuntos diferentes de necesidades. debe res y espiri-
ras son textos en miniatura en los que el nuevo significado producido tualidad para personas diferentes. La teologí a qu e las mujeres y los
por el quiebro metafórico se nutre del lugar común implícito en la no heterosexuales han venido recib iendo típ icamente durante siglos
propia metáfora (Ricoeur, 1978). No es coi ncide ncia que el paradig- es diferente de la de los hombres heterosexuales. Las divisiones de
ma de la existencia de dos géneros basados en dos sexos biológicos clase y raza. por no entrar en sexualidade s, complica n esta fragmen-
empe zara a predo minar en Europa en el siglo XVIII. cuando la tenden- tada enseñanza esp iritual hasta el lím ite. Esas teo logías han venido
cia económica se decantó por enmarcar la riq ueza en lo doméstico y usando un modelo de sex ualidad y un rígido código de género aun
la cosific ó. Ama de casa y mujer decente fue un concepto nacido en dirigiéndose a gente cuya e:-.: periencia vital pres enta sustanciales di-
ese momento. cuand o familia entrañaba con notacio nes de clase. Es ferencias. Sin embargo. pretend emos que hay un di scurso teológico
útil record ar aqu í que el capitalismo nació en el seno de la instit ución básico. norm ativo y unitario. que pode mos seguir con algunas dife-
familiar. Con todo, esos discursos sob re familia, dece ncia y capitalis- re ncias menores «en su interp retaciófi)). y ést a, la interpretación,
mo se refuerzan mutuamente. Por ejemplo. las Madres de la Plaza de pasa a ser un simple mecanismo para unificar, hegemonizar discur-
Mayo en Argentin a pasaron a ser llam adas «las locas de la Plaza sos que necesitan subversión y per-versió n. así co mo div ersificación
de Mayo... Pero locas, además de implica r pérdida de razón, tiene temática y metod ológica. Pero. la teo logía choca con pro blemas de
otras connotaci ones en el discurso de género argentino. ya que tem- pluralidad. al igual que el capitalismo. En realidad no vivimos en un
blén significa «prostituta». El desafío político de las Mad res fue des- mu ndo ca pitalista, no al menos en el mundo cap italista . En nuestr o
legitimado por razones sexuales. eso es, por las reglas de la decen cia, mundo coexisten varia s teorías económi cas . Partes del norte de Ar-
al margen del disc urso racional. Para retar al régimen mi litar que usa- gen tina muestran una estructura casi feud al. í.oefuzendados de Bra-
ba las reglas eco nómicas de los Chicago boys, en mi país hacía falla sil pueden di sponer todavía de esclavos. Pero tenemos también una
cierta contestación indecent e procedente de mujere s locas y. en otras eco nomía feud al del amor. por eje mplo . que hace decentes a las mu-
oca siones , de las comunidades lésbi cas y gays. jere s. es decir. estructuras del matrimonio y de la familia basadas en
la propiedad y el inmovili smo . Las econ omías locales de los países
250 La teologfa indece nte Grandes medidas económicas 25 1

del Tercer M undo son raramente estudiadas seriamente o tenid as si- progreso , unidad, acu mula ción y reproducció n, o sea, con una dife-
quiera en cuenta salvo para su integraci ón en el capitalismo . No es renci a que excluye ca tego ría s ginoc éntricas contradictorias, como,
nuevo el decir que la es truc tura del capitalismo en térmi nos de pen- por eje mplo, menstruación , parto, aborto y menopausia, en las que el
samiento hegemónico nos recuerda la teología noratiántica pero cuerpo c ambi a, fl uctúa y continúa o cesa, para iniciar la vida sin re-
¿dónde reside la base de este pensam iento común? Afirmo que en el prod ucci ón. Otros cuerpos (o los cuerpos de los otros) son irregula-
heterosexualismo, no a modo de funda mento transparente sino como res, cíclicos y hasta múltiples, incl uidos los de los transexuales. Nos
podero sa fue rza de desarrollo de identidades esencializadas en nues- preguntamos, ¿cuán indec ente sería para noso tros escuchar histori as
tra sociedad política, al tiempo que mezcladas con proyectos ideo ló- sexuales para refl exi onar teológicam en te sobre ellas en la confl uen-
gicos diferentes y en conflicto. cia de teología, sexo y economía ? Pero el seguir una teología inde-
cente de denu ncia de la igualdad monótona reconoci endo al propio
tiempo la neces idad de la formación de identidad es un proceso de sa-
lir del armario como seres humanos que cuestionan los supuestos se-
La teología sigue al pensamiento político. y éste a los xuales. Esto podría ayud arnos a hallar un espacio para la alte rnativa
principio s heterosexuales econó mica que surge de abrazar la diversidad en la identidad más allá
del dualismo.
Bien sabido es que el discurso de desarrollo co mo tema y categoría de La teología de la libe ración, nacida de las con trad icc iones y di-
interpretación teológica ha sido suplantado por la teología de la libe- visiones de la praxis marxi sta ortodox a en Latin oamérica y de la du-
ración latino americana a principio s de la década de 1960. B ásica- reza de las dictaduras de los años 1970, subrayaba las noci one s de so-
mente, la teología del desarro llo, como se dio en llamar, co mpartió cialismo y revolución. Tema del análisis teológico liberacionista era
sus intereses originales con los de los Iiberaci onistas, centrad os en la producción, y no la circulac ión de bienes y servicios como en el de-
teorías sobre la relación ce ntro-perifer ia del poder. Las teol ogías de- sarrolis mo. Hoy los analistas latinoamericanos han ido pasando a un
sarro llistas vie ron el cen tro como mode lo y pro moto r de modelos enfoque posmarxista que de valú a el papel de las clases tra baja doras
para el desa rro llo, en tanto que la teología de la liberación lo consi- en la lucha y centra su disc urso en el pluralismo. Entre otras cosas, en
deró un problema. El primero entraña ba un proyecto mode rnista; el : la práctica significa que el socialis mo podrí a ser efectivame nte co n-
segundo cuestionaba el mito de la modernid ad productora y distribui- seguido estimulando las alia nzas seculares y aun religiosas entre los
dora de bie nes. En el aserto último, de la distrib ució n, nos enfrenta. movimien tos populares de resistencia a la opresión y la desig ualdad.
mas con el pro blema de la construcción de la identidad del suje to, Esta imagen a vista de pájaro de los cambios en el análisis marxista
especialme nte del suj eto co lonial, porque es el/la que produ ce y neo en Latinoamérica podría aplicarse asimismo a la evolución del dis-
cesita bienes. En la teología de la liberación, la identidad provenien- curso de la teología,de la liberación/d esarroll o en el continente. De
te del centro, con sus implicaciones culturales y aun religios as, era a hecho, tanto en el marxism o or todoxo como en el posmarxismo en-
la v~z fin y es trateg ia del desarrollo , porque el pos icionam iento del contramos una reflexió n que presenta imagen teológica especular en
suje to latinoamerica no cambió. El fondo de la teología del desarrollo el movi miento libe raci onista. Con la excepc ión del te61ogo argentino
lo constituía la creencia en el discurso de la modern ización y en las Enrique Dussel, que sos tiene que hemos de revisar el pensami en to
teorías evoluc ionarias de progreso. Es importante reparar en que los marxista original más allá de los comentarios de los años 1930 sobre
desarro llist as hicieron uso del ma rxismo en su forma ortodoxa, dado Marx, los teólogos de la liberación se hallan implicados hoy en un de-
que el imperialismo era percibi do como proceso en las varias etapas bate sobre desarr ollo a partir de un discurso cultural y evangélico o
de división de la fuerza laboral que contribuiría a una nuev a fase del enfrentados con el mal de la globa lizaci6 n basándose, por eje mplo, en
capitalis mo . Nos enfrentamos de nuevo con teorías androcéntrica s de categorías tradicio nale s como la idolatría (Hinkelammert). una filo -
252 teología indecente Grandes medidas económicas 253
la

se ña. casi una ontología, de los pob res (Scannone) o la eeoteologfa mujeres a niveles micro o macrce con émico-teol óglcos. Y ocurre así
de Leonardo Boff. Ya no es el análisis de clase en s( mismo el que porq ue. his tóricame nte. las mujeres no cie rran pactos sociales sino
destaca en la teología política latin oamericana sino. y especialmente que son objeto de los de carácter socioeconé mico. de modo que sus
po r parte de las mujeres. una deshegemonizaci6n y la necesidad de posibilidades de lucha política dependen de las conce sione s que recio
alianzas interculturales y secu lares o inte rreliglosas para co nstruir ben. La igualdad es parte del discurso de decen cia esencial (Archen-
una oposición democrática y populista a los actuales sistemas de ti, 1994. p. 26) . Fija límites y fronteras. y también define estrategias
opresión. Cabe preg untarse por qué las teólogas latinoamericanas no de acció n. Las mujeres que desean irrumpir en el pensamiento políti-
han desarrollado préct icame me nada en la línea de las reflexio nes po- co y teológico actual necesitan cuestionar la dece ncia , es deci r. las
líticas sistemá ticas . Co mo hemos visto en capítulos preceden tes, la construcciones sexuales subyacentes a la legitimi zaci6n sacra de co n-
teología de las mujeres latinoamericanas. la que es «vista co n ojos de diciones de producci6n y reproducció n en sus sociedades. La teología
mujer», ha atendido a la vertiente do méstica, más que a la públi ca, indecent e es una llamada en pro de una teología sex ual desviada que
del análisis eco nómico. En general. desde la teología negativa mar. desafiaría 10 norm al de la opresi6n de las mujeres en sus últimas con-
xlsta de Dussel de desen mascaramien to de los ídolos del capitalismo secuencias. Con eso quere mos decir que desde esa dialéctica decen-
hasta los primeros trabaj os de la teología de Porfi rio Miranda que ven cia/indecencia en nue stras vidas hemos de reflexionar al propio tiem -
a Marx co mo ejemplo de teología crítica cristiana. pasand o por la crí- po sobre la política y la teología. Los planteamientos iniciales pueden
tica de Hin kelammert del pro ce so de globalización (desde la idola- ser: ¿qué nos dicen sobre Dios, los derechos humanos y el desarroll o
tría) y de los discursos plurali sras posmarxistas de las teólogas femi- las co nstruccio nes de sexualidad y gé nero ? ¿Qué nos dicen las histo-
nistas latinoa mericanas. podemos pensar que algo subsiste de este rias sexuales acerca del pensami en to hegemónico y la subversión. el
debate. y lo que persiste es la decencia esencial de nuestros disc ursos co nfina miento de la imaginación y los mode los alternativos de pen -
político s y teológicos. Hay su pues tos sexuales esenclalista s sobre fe- samiento? El pen samie nto binario sólo puede ser imp ugnado en la
minidad y masculinidad que so n rara vez abordados y que provienen teología y el capitalis mo por un igual por gentes cuyos cuerpos viven
de la ideo logía machi sta. Cabe discutir los roles; la sexualidad. nun- parábolas de transgre sión . De mod elo s de amor y amistad entre les-
ca. Las excepci one s pueden verse al conside rar el debate sobre la bianas. gays, bisexu ales y tran sexuales, de historias de adu lterio y fe-
igualdad en algunas formas de la teolo gía de la liberación y en el pen- tich ismo puede que podamos aprende r algo sobre la diferencia. Re-
samiento más evo lucionado de «igualdad en la diferencia» de los en. cienteme nte, en algunos ensayos sob re teología y desarroll o se ha
foques poscoloni ales. Sin embargo. la igualdad presupon e un modelo empezado a abordar el ... re-despert ar.. de los países del Tercer Mun-
heterosexual que hasta osa proc lamar que la heterosexualidad es una do, en especial en cuanto se refi ere a la globali zación. Por ejemplo.
ca tegoría homogénea con un sujeto co nstru ido con el que las muje res los ensayos sobre el ...re-despertar» de Áfri ca o ... la vueha a la vida »
deben igualarse. lo cual no dista mucho de las vieja s teorías desarro- de Latinoamérica. Esta digresión a 10 «bella durm iente.. parece supo-
llíst as que an imaron a los países de la periferia a buscar el progreso , ner que en nuestras culturas tradicion ales (o lo que ha quedado de
en el centro. En otras palabras, éste es un modelo de biene star como ellas) hubo una mayor co ncie ncia y saber tristemente do rmidos que
iguald ad co n los poderes hegem ónicos que se han construido a sí mis- ahora despiertan de nuevo . En un artícu lo titulado precis ament e
mos precisamente conforme a una l ógica de jerarquías e ínequidad. «África despierta de nuevo» Sam Kobi a, de la Unidad de Justicia, Paz
Es un sofisma. Como obser vó de Bea uvoir, «no se nace muje r». y y Creación del Consejo Mundi al de las Iglesias, escrib e al respecto lo
a ñado que una muj er s610 es legitimada com o tal por la cultura. la siguiente:
ideología y el pensam iento político . Cuando el discurso sobre género
y desarrollo se incorpora a los que versan so bre ese ncialis mo e igual. Si bien la Iglesia debiera ocuparse de crear sistemas democráticos. y de
dad. sólo se refuerza la falta de opciones y decisiones que caben a las darles apoyo. cierta mente, más fundamenta l es aún en su vocación so-
254 La teología indecente Grandes medidas económicas 2 55

d al la artic ulac ión y promoci ón de la dem ocracia co mo visión. Ello se- La s m uj eres suelen levantar se entre las dos y tres de la madru gada para
ría conson ante co n los men sajes de los profetas del Viejo Tes tamento y pre parar algo de comida , y tan pront o co mo lle ga la alborada dejan la
con el Eva ngelio de Cristo. Oc upan el centro de esta visión tres ele- cas a co n sus hombre s (pa ra ir a trabajar en el ca mpo). El ho mbre a lo-
men tos básicos: igualdad. libertad y j ustici a, qu e son parte del motivo mos de su caballo y la mujer corriendo a la zaga con el niño a la espalo
del j ubileo anun cia do por Jesús al inicio de su mi nister io (Kobia, 1998, da. Llegados a destino, su trabaj o es igual: cos ec han o recog en café,
p. 7). pe ro al volve r a ca sa, la mujer cumple otra tare a po rque ha de coc inar.
Much os de nosotros no somos conscientes de esto }' nos lim itam os a
impart ir órdene s. pero la muj er... [de vera s ! Lo s niño s lloran y ha de
Sin discrepar en princip io de esa retórica de profetismo y justicia. uno'
, cuidar de ellos , }' moler el mafz pa ra hacer tort illas y mantener la casa
puede pregunt arse qué j usticia, qué igualdad y qué liber tad se encueo;
limpi a, y ya muy entrada la noche, sale a lavar la rop a porque no pudo
tran en el núcleo de la refl exión teol ógica sobre los procesos de glo; hacerlo durante el día (Pérez y Ca stellanos, 1994 ).
bali zación . ¿Son los ideales de la Ilustración? ¿Conceptos culturales
africanos? ¿O algu nas univer salizaciones generales que nos instan a Los zapatistas comprendiero n que los cambios polít icos yeco nómi -
no ser ja más explícitos sobre sus postulados? ¿Cuál es nuestra noción cos que propugnaban implicarían una revisión radical de los roles de
de igualdad? ¿Incluye diversidad y aun opos ición? En la misma línea, género y supuestos sex uale s en sus culturas. Algunas guerrilleras za-
uno puede preguntarse si Jesús, que vivió hace dos mil años en Pales- peristas conocidas como «las insurgentes» rechazan el matrimonio
tina bajo la oc upación de los romanos y el judaísmo patriarcal, habría en una sociedad donde la función reproductora de la mujer es su mi-
ten ido un concepto de, diga mos, «igualdad» co mo el que tenemos sión tradicion al en la vida , y aunque no se pri van de las relaciones
ahor a a principios del siglo XXI. ¿So n los «reinos » proyectos igualita- sexuales, usa n sistemas anticonceptiv os que les permiten intervenir
rios? Esta ligereza de nuestras reflexiones teológicas delata nuestra in- sin menoscabo en la lucha por la liber ación. Las insur gen tes repre-
ca pacidad de pensar conceptos originales cuyas raíces pueda n hallar- sentan el 30 por ciento de la población femenina zapa tista. El haber
se en experiencias humanas reales más allá de los texto s aprobados elegido este estilo de vida con stituye una acción muy arriesgada que
por la Iglesia y con valores estratégicos para el cambio. La realidad ,e~ desafía los roles de género atri buidos por su soci edad y tran sgrede
que nues tras culturas (incl uido nuestro legado cris tiano colonial) no las ide ntidades estab lecidas por su cultura sin recu rrir al pensumíe n-
pueden negar que las construcciones heterosexuales de orden divino y ro de Jesús de hace vein te siglos ni , al meno s, a la fácil co nstrucción
político ya exi stían antes de los procesos de colonizaci ón, y que en de Jesús de la teol ogía decente irreflexiva. Por lo que se me alcanza.
ellas radic an muchos de los proble mas de nuestra crisis actual. Leyen- el ot ro ca so de mujeres latin oamericanas que raramen te se ca san es
do textos de algu nas de las mujeres indígenas en Chiapas , puede que el de las Mai do Santos O sacerdoti sas de la reli gión umbanda brasi-
cristianas, descub rimos muchas tradiciones religios as indígenas y culo leña que desean mantenerse legalment e libres (aunque no célibes ni
turales de deshumanización que parece n pertenecer a la misma matriz sin niño s), a fin de preservar incólu me su rel ación con Dios, es decir,
heterosexual de la que nacen los acuerdos de comercio internacionales sin mediación u osc ureci mie nto por sujec ión legal a un hombre,
y las declaraciones de la Iglesia. Por eje mplo, en un diálogo entre la como es lo co mún en los contratos maritales, en part icul ar entre las
comandante Ramona y el comanda nte Javier del Ejérci to Zapausta de mujere s pobres. La teología cristiana no puede equipa rarse a estos
Liberación Nacional. los temas de los contrato s sexuales tradicio nales nuevos desarrollos en su comprensión de 10 sociopolüi co y sexual a
en las co munidades indígenas se hacen más explícitos. Es interesante menos que se enfrent e a las limitaciones de la heteronimia como sis-
observar que en la entrevista se nos dice que el comandante Javier se lema hegemónico de organización y de pensamiento. Por eje mplo,
emocionaba al hablar de las viejas tradiciones heredad as de sus abue- como ya hem os observado, en el Nuevo Testamento Jesús detiene la
los que, dice él, «son muy tristes porq ue, en las comunidade s índfge- bemorragia de la muje r que le toca pero no impu gna los tabúes de su
nas, la vida de las mujeres es miserable». tiempo en torno a la menstruación . El repetir la praxi s de Jesú s sin
256 La teologla indecente Grandes medidas económicas 257

desa fiar la a veces triste decencia de sus propi os actos opera como el mento. que el pene de la víctima era en su opinión de tamaño normal.
sueño de la razón que genera monstruos, los mismos que a la postre Sin embargo, en vez de considera r este alegato como prueba de la
refuerzan la opresión. El indece ntamien to de Jesús y la tradición de falsedad de las acusaciones. el resultado fue a veces el contrario, in-
su tiempo no siempre es posible. pero la emp resa podría aportar en terpretado por la gente en el sentido de que si apresaban y apa leaban
mucho s casos una razón más positiva para hallar visiones heterotó- al acusado, el hechizo podía ser invertido. Por consiguiente, si la po-
picas en comunidad . licfa hubiera llegado una vez la gente hubiera castigado al perpetra-
dar de l empequeñecimiento. tal acció n habría sido cons iderada res-
tauradora del orden peniano. El impacto de la mentalidad de brujería
en la comunidad era muy perjudicial, especialmente en el sentido de
Un estudio de caso sobre la sexualidad de la economía: el caso crear una cultura de sospecha y desco nfianza. También causó proble-
del pene menguante mas religiosos relacionados con las tradicionales salutaciones mu-
sulmanas entre los hom bres dagom ba en la calle, los cuales empeza-
Continuando con una teología sexual de historias referi ré ahora un ron a resistirse preventivamente a tocarse en la calle, no fuera que
caso ocurrido en Ohana en 1997. Una historia de la vida di aria. Cu- perdieran sus órga nos viriles. Además. no fue poco el efecto disrup-
riosamente llegó a mi conocimiento no en el Tamale Culture and De- tor de estas creencias en los proyectos de desarrollo com unitario em-
velop ment Se minar de mayo de 1997 (Tamale, 1997) sino por un aro prendidos por ONG y otra s instit uciones afines. Se perd ió la ho mo-
tfculo aparecido en una revi sta argentina. Tanto éste co mo el del solidari dad. Un caso, pues, de deso rden peniano co n im plicaciones
Instituto Tamale de Ghana presentan análisis parecido s. salv o por el físicas, eco nómicas y teológicas. Correlacio nados con es te caso que
hecho de qu e el trabajo africano ofre ce un diálogo desde la mentali- aportaba una co rroboración empírica de la creencia en la brujería
dad de brujería descrit a, no así el argenti no. Se trata de una historia maja fueron los de ios ghaneses que se resistieron a la campaña de in-
sexual en que podemo s implicarnos e iniciar un diálogo teológico y munización contra la polio por temor a que las vacunas porta ran el
eco nómico sexual. virus del sida. o el brote de meningitis en Ghana del norte y que tuvo
En breve . el meo llo de esta historia parece haber se originado en por resultado la muerte de muchas ancianas acusadas de brujerí a. Por
el sur de Ghana, y se extendió luego entre los tamales. en febrero de tanto, se creía que habí a hombres que reducían el tamaño del pene de
1997. El artículo argentino al que me refiero describe el caso breve- otros y que las vacunas extranje ras reducían el tam año de la pobla-
mente y termina con la pregunta de si tales casos podrían em pezar a ción sana de homb res y mujeres. y que habían anciana s capaces de
darse en Argentina. y hasta menciona algunos reflej ados en la prensa disminuir el número de ni ños y hombres y mujeres jóvenes poblados
y que podría n ser de natur aleza similar. El fenómeno del pene men- porque les contagiaban la meningiti s. Y ello ocurría entre gente em-
guante describe la experie ncia de un hombre que. salu dado por otro peñada en la lucha contra los efectos negativos de la pobreza reinan-
en la calle med iante un apretón de manos . descubrió más tarde que te; en un marco de disminuc ión de salarios y eco nomía en aprietos:
sus genitales habían mengu ado de tamaño. Desde la perspectiva de la gente que necesitaba «apretarse el cinturón» y que ve ía que su vida
víctima. la solució n del caso consisua en ofre cer di nero a un tercer se reducía a ojos vista cada vez más limitada en sus esperanzas y po-
hombre que entraría en escena para que pusiera remedio a la situa- sibilidades . Si tal mengua provien e de la brujería. las teor ías econó-
ción o en dar muerte (o apalizar) al q ue se sospe chaba perp etrador micas pueden ser otra forma del «Libro de las sombras». Verdad es
del desagui sado . Muchas habían sido las llamadas a la policía por que muchos ven esa mentalidad que cree en la brujería como un obs-
quejas semeja ntes. que. por lo comú n. se revelaron falsas . Por ejem- táculo para las labores de desarrollo en muchos países. y de ahí que
plo, cuando la supuesta víctima se dirigía al retrete públi co acompa- sean muchas y muy diver sas las acciones paliativas tomadas por los
ñada del poli c ía, éste verificab a, y así lo declaraba llegado el mo- coo perantes, como ir a vivir en los llamados «pueblos de brujas»
258: La teolcgfa indecente Grandes medidas económicas 259

(asentamientos en los que se conde na a vivir solas a las muje res acu- de sarrollo intentan abordar e impu gnar la reducci6 n de los cuerpo s de
sadas de brujería) o dialogar con los sacerdotes de las reli giones tra- las mujeres en los países pobres, por ejemplo, por hambre, violencia
dicion ales. pero el proyecto sexua l y econó mico de las per secuciones y mu til aci6n ge nital. Adem ás, si las mujeres no pueden ser tr abaja-
de brujas no siempre se aborda. doras, salvo en el área no remunerada de la maternidad (com o pro -
El anális is de este caso por el Instituto Tamale de Est udios 10- creadoras sexuales y cuidadoras de hij os), hay un cuerpo reducido de
terculturales gua rda re lación con el est ilo de reflexión evangélico y mujeres que pueden hacer lo qu e qu ieran. En las áreas de la economía
cult ural. Es ambi guo en la co ndena de la mentalidad que cree en la y la teo logía, el falo de las jerarquía s y los supuestos heterosexuales
bruje ría como falsa concie ncia en ta nto que la acepta como part e de es validado por subyugación y discriminac i ón en el colecü va labora l
la visión de l mundo en la comunidad. Destaca los puntos déb iles de la y po r discursos autoritativos masculinos de lo sacro (la con strucci6n
ment alidad mágica. co mo la incapacidad de la gente de asumir cual- divina del falo de Dios). Desarrollo, no obstante, significa al go más
quier respon sabilidad por sus propias acciones, pues culpa a las bru- que programas de comu nida de s autosu flcie nres para aliv io inmediato
jas y siembra la de sconfia nza en la co munidad y el fat ali smo en vez y progreso futuro. Desarrollo tien e que ve r co n incremento de la con-
de la so lidaridad. Sub raya que los programas de de sarrollo basados ciencia y de l conocimiento crítico comunitario de las trad iciones y
en la confianza en uno mismo necesitan superar esta educación me- mental idades.
dia nte ca mbios graduale s que requieren paciencia y reiterada s nego- En el caso de la comuni dad tamale, los cues tionarios y el di élo-
ciaciones, que im pliquen a los modelos tradicion ales en la resol ución go co n la poblaci ón local rev elaron un apasion ado apoyo a la cree n-
de conflictos. Por ejemplo, pued e implicar un diálogo con los adivi- cia en la brujería, aunque parci al. Es deci r, q ue si mu chos casos ,
nos y cus tod ios de lugares santos e intervenc ione s de las ONG . Este co mo el del fen óme no de pene meng uan te, podían creerse fruto de la
es el ideal de diálogo de Evangeli o, cultura y desarrollo basado en el imag inaci6n colec tiva , los participantes en esas refl ex ion es se cui-
respe to de las tradiciones y en la mediación sólo en tiempos de crisis , daban bien de decir que algo de verdad habría en el suceso relatado.
por ejemplo, en casos en qu e los proy ectos de desarrollo co rren ries- Hemo s de enfrenta r la verdad del proverbi o dagomba: «No hay
go. De ahí qu e el fenómeno de pene men guante se obse rva al nivel de hu mo s in fuego», o, qui zá nos quepa crear un lluevo prover bio a par-
la solidaridad co munitaria y actua como hom osolidari dad, co mo si la tir de esta expe riencia y, así , decir: «No hay pen e qu e parezca pe-
vida de la co munidad se basara en la hom osolidaridad. Es interesante queño que no lo sea». Si n embarg o, la me ntal idad mágica y el temor
reparar aquí en que el caso de l pene men guante po ne a prueb a las a perde r un pe ne no es s610 un fe n6meno gha nés . Tamb ién se en-
reacciones frente a las alteraciones simbó licas qu e un pene disminu i- cuentra en el núcleo de la de uda externa de Argentina. El problema
do puede aca rrear en la vida de la co mu nidad. mientras que, en Gha- es qu e refl exionamos sobre la mentalidad de brujería co n la ingenui-
na, la clitoridectomía (reducción de l tamaño del órga no sexual y el dad co lonial qu e construye al otro co n un carácter pag ano y primi ti-
pla cer de la mujer ) no pre senta nin gún efecto negati vo en la vida de vo, y qu e refuerza nuestra creencia en el pensamiento capita lista he-
la comunidad, no es considerado un acto de brujería, tampoco es un gemó nico co mo no primitivo y civilizado, aunque en realidad este
acto punible. Eso es cultura, teo logía y trad ición . La menta lidad má- sistema dua l de oposiciones no ex is te. El pe nsamie nto económico
gica incrustada en nuestras refl exiones teo lóg icas actuales se refl eja hetero sexu al, y no el pensamiento popular, es el primiti vismo que
en el temor de los hombres de verse co n un pene disminuido o en el hemo s de denunciar.
discur so falocráti co en las áreas de control co rpo ral y económico . En
lo que se refiere a control corpo ral, si un ho mbre reduce el pene de
otro, ello puede suge rir que es un hom bre, no un a mujer, qui en ame-
naza la virilidad y la noción reproductora de la sexualidad, reforzan-
do así los tabúes de la homosex uali dad. Entreta nto , los proyectos de
260 La teolog ra indecenl Grandes medidas económicas 261

Reflexiones sobre la deuda externa y el fenómeno del pene xual par excellence . La deuda externa fue contraída por una dictadu -
menguante en Argentina ra qu e operaba con el supuesto de una alianza masculina entre el Es-
tado y la simbó lica divina. «Primero el Papa, segundo la nación, y en
Los es tud ios de la his toria de la de uda externa en Arge nti na revelan te rcer lugar la familia- era el dictamen jerárquico impuesto por el
el nexo exi stente entre la creencia en la bruj ería y el proceso actual de ejérci to, pendiente siempre de las tradiciones machistas. Las faculta-
empobreci miento y empequeñecimie nto de los po bres (Vitale, t 986. des que co ntaban entre sus alumnos con un gran nú mero de mujeres,
pp. 18 1-2(0). Según las estadís tic as de 1997. cada argentino. inchri- como las de Psicología, Sociología y Filosofía, fueron cerradas. En
dos los neonatos, arrastra una deud a de 2.600 dó lares. No podemos los campos de con centración , las pre sas oían frases co mo «Si es psi-
decir a cuán to ascenderá dentro de cinco años la de uda de los que vi- cóloga, es puta». La decencia requ ería orden pol ítico y religioso en el
van . Vivi mos co n la legit imación de la esclavitud. La deuda cambi a país, pues la crisis económica era un fenómeno de pene menguante.
los cuerpos humanos y la fonna de co munidades enteras, y causa dis- Los psi cólogos o filó sofos eran tachados de locos en los medios de
minuc ione s también . Los niños ac uden a la escue la con alopecia; el comunicación, y los soc iólogos y abogados, de comunistas (locos y
cólera y enfermedades co mo la tubercul osi s se regi stran incluso en el ma los), pero si se tra taba de mujeres, y en particular de ps icólogas,
cen tro de la op ulenta capital Buen os Aires. El hambre ca mbia tamo los calificativos eran «putas» e «indecentes» ; eran las más cruelmen-
bién los cuerpos, con vie ntres turgentes, bocas desdentadas y desnu- te perseguidas y más comúnmente secuestradas por el terrori smo de
trici ón qu e afec ta a la funci ón cerebral. Tambi én alt era el lenguaje Estado . Es tas mujeres eran objeto de temor porque cues tionaban las
co rporal de la ge nte impregnada de incertidumbre y te mor. ¿Por qué est ruc turas cristianas/patri arcales de pe nsamiento como norma en la
suele n los pobres parecer más pequeños? ¿Es por el modo en que se soc iedad arge ntina. Las Madres de la Plaza de Mayo eran otro ejem-
les ve nce la espald a cansada? ¿Po r qu é di rigen la vista al sue lo las plo de desafío a los valores po lítico s y reli giosos de la soc iedad. El
mujeres po bres? El capitalismo po ne en riesgo las front eras sexuales ejército hubo de imponer duras medid as de co ntrol en todas las esfe-
en el sentido de que el mercado no respet a las posici ones de género ras de la vida, incl uso en la eco nóm ica, al tie mpo que guar daba la de-
en determinados niveles, au nqu e no ca be decir que al efecto sea cie- cencia y la moralid ad de estas rebeldes e indecen tes activistas. Hasta
go. Si n embargo, en Latinoamérica sig uen dánd ose co lis iones entre hu bo planes, apo yados po r la Iglesia, pa ra crear un gueto en la Pata-
las expec ta tivas patriarcales y las de gé ne ro, éstas co ns tru idas al pa- genia donde las lesbiana s y gay s pud ieran vivi r margin ados de la sa-
rece r sobre supues tos teóricos: «N ues tras abu elas se qued aba n en cieda d. Estos pla nes fueron expuestos y detallados po r un obispo ca-
casa, limpiab an, coc ina ban y cuida ba n de los pequeños». Algunas, tóli co romano en la televis ión de Buen os Aires.
quizá , pero otras trabajaban duro, carecían de ma rido, od iaban a los James Nelson, en su obra clásica sobre teología sexual, ha cues-
niño s o no eran siquie ra mujeres heterosexuales. Mi Ha ab uela era tionado la práctica teológ ica de sob revalorac ión del falo. Dice: «En el
lesbiana y pasaba de la coc ina, le disgu staba estar en cas a, y hasta con mun do de l hombre, lo pequeño, blando y caído pali dece fren te a lo
sete nta y ci nco años sal ía siemp re a co mer fuera con su compañera. grande , duro y erecto» (Nel son, 1992, p . 95) . Desde una metodología
El capitalismo mengu a los cuerpos y los recue rdos de mil maneras di- tem ática pod emo s ver qu e Dios, como divinidad rnasculi namente
ferentes, e igual hace el hetero sexualismo. Si la noche no ve a muje- construida , sostiene el mismo disc urso ; y aunque Jesús ha sido consi-
res paseando, por miedo a ser vio lada s, la noche produ ce una reduc- derado diferente, por lo que hace a la retórica de Padre-Di os. en al-
ció n de humanidad . Si las gentes no obti enen trabaj o o lo pierden por guna mod alidad de la teología femini sta y de liberación, por el hecho
causa de orientació n sexua l diferente, la fuer za laboral disminuye. de que es teológicame nte descrito co mo sexualmente neutro, esta
En Argentin a, la política de deud a ex terna nació de pautas de re. neutralidad le hace impo tente para co ntrarre star este discurso sexual.
du cción por miedo a la magnitud del poder masculin o y del pensa- La brujería es un a activ idad social y religiosa de género y femenina.
mient o hegemón ico de l ejército, esa instit ución patriarcal heterose- Si en la dic tadura mili tar arge ntina el discurso sob re orde n y decencia
262 La teologfa indecente Grandes medidas económicas 263

de la sociedad se apoyaba en el de orden y decencia en la iglesia. tegoría, la de «brujas», otro nomb re popular para las mujeres sexual-
desde una dis torsionada concepción es piritual masculi na, los di scon- mente desviadas en mi sociedad. Las soluciones percibidas eran si-
formes políticos eran vistos como desviados sexuales, o sea, como milares a las del caso afri cano, es decir. muerte al incu lpad o porqu e
hom osexuales. lesbianas o putas, que co n sus acciones pol üicas re- representa tambi én una amenaza para la virilidad. Hasta los intere ses
pre sen taban una amenaza para el aparato y el poder de la ideo logía ecológicos fuero n retratados como propios de hombres fem inizados y
militar. En cierto modo , cualqui er categorización heterosexual de no mujere s desviacionistas, en contraste con los de los machotes reales y
heterosexual se halla bajo la doble tensión entre ex istencia y necesi- , las muj ere s y madre s de verdad. El pene mengu ante de un homb re
dad al mismo tiempo. El no heterosexual reafirma el ideal heterose - africano no es en cierto modo diferente de la am ena za de merma je -
xual y, a la vez, lo margi na. Igual ocurre con el co ncepto de virilidad rárquica. La ideología machista que nece sita permanecer intacta, o
de los regímenes militares. siempre impugnado en las sociedades sea dura y erec ta, contra la malevolencia de aquell os que son meno s
muy patriarcales co mo la latinoameri cana porque los lími tes de ho- que rebe ldes humanos . Ahí reside la cuesti ón: los enemigos eran des-
mosociabilidad quedan difusos, y de ah í que entrañen una amenaza human izados en un proceso que les hacía tan impotentes como las
para la heterosexualidad ideal. mujere s en una sociedad tradi cional como la latinoamericana. La deu-
da externa fue ent once s contraída por un ejército aliado co n alg unos
hombres y usando esta ideología, en guerra co n lo que podemos lla-
mar el síndro me de trastorno peni ano. La deuda ex terna fue co ntraída
Sobre to rt ura y deudas bajo la doctrin a de la seg uridad nacional, que creó un conflicto ínter-
no parabé lico al es tablecer la teorí a del «enemigo interio r». Eso es
La Junt a militar tenía un proyecto sexual, que afectaba a la llamada ideología bruj eril ; el ene migo podía ser cualquier hombre que me es-
amenaza co munista en el que recurría a las categorías del machi smo. trechara la man o, aunque fuera mi hermano. El enemigo int erior ha
Grazi ano analiza este punto desde la pers pectiva del proceso de cosi- sido descrito por la Junta militar co mo una co ndició n o enfermedad
ficació n de l enemigo desarroll ado por los poderes militares. Así, el sobreve nida a la ge nte que creó una ame naza sin nombre en una on-
enemigo era feminizado o colocado fuera de la definición existen te tología mucho más honda que la que dividía a la humanidad en co-
de virilidad. Cu ando los mil itantes de las campañas de derechos hu- munista s y cabales. Por eje mplo, en un curioso discurso durante el ce-
mano s fuera del país cuestionaron a nivel internacional el secuestro y nit del régime n dictat orial, un gener al de la Junta se refi rió a la
muerte sistemática de ciudadanos, la Junta milit ar imprimió pegatinas desaparición de personas en los términos siguientes:
co n la leyend a: «Los argentinos somos derec hos y humanos». Dere-
cho, en español, significa tanto recto co mo erecto. También un horn- El enemigo no tiene bandera ni uniforme; más, ni siquiera rostro. [Por
bre heterosexual. La Ju nta militar fetichizó el falo patri arc al y lo vin- consiguiente] los conciudadanos y amigos del enemigo son confundi-
cu ló si mbólicamente con obje tos como la picana eléctrica, ese dos [y piensan que el enemigo] es una persona como ellos [lo confun-
artilugio eléc trico de tortura que gozaba de posición privilegiada en- den con lo propio] y,entonces, lo que ocurre es que no comprenden su
tre otros adminículos de su es pecie . La picana, un bate o un garrote, ausencia [por rapto}. Y sólo el enemigo, y así lo veríais si pudiereis
fueron herramientas al punto investidas de poder machi sta y usadas abrir su cabeza. sólo él sabe en el fondo que es un enemigo (discurso
para la violació n sexual (Graziano, 1992, p. 158). Simbólicame nte re- del general Viola, 29 de mayo de 1979, citado en Abós, 198.5, pp. 31-
presentaron una forma alternativa de los órganos sex uales masculí- 32).
nos. un fetiche.
Los hombres a los que se consideraba enemigos no era n reales; Esta enemistad no era simplemente la de un partid o co munista . Era
se les tení a por feminizados o gays. Pero las mujeres caían en otra ca- una vaga y osc ura subve rsión inter ior del pensam iento que adquiere
264 La teol ogía indecente Grandes medidas económ icas 265

características demoniacas. De ahí que la política impuesta por la dic- que las cara cterísticas de ine stabilidad y contingencia en el discurso
tadura se construyera a partir de valores de subordinación y trabajo político son tomadas en serio (Laclau, 1996, p. 59) no podría haber un
forzado realizado bajo los auspicios de un pensamiento teológico y proyecto más de mocrático que la deconstrucción de la sexualidad en
hondament e incru st ado en una imagen sex ual de la vida y de la so- la formac ión de la soc iedad. Tome mos, por eje mplo, el d iscurso de la
ciedad. «Subordinaci ón y valor », era la divisa. Nunca tuvimos seme- Junta mili tar, firmement e basado en una decisión sobre costumb res
jante discu rso moral heterosexual sino cuando desaparecía la gente a sex uales. Se dist ribu yeron panfletos en las esc uelas enseñ ando a chi-
miles du rante las persecuci ones políticas en mi país. cos y chic as có mo vestir con propi edad, co n imágenes de las chicas
En una discusión sobre deconstrucción. pragmatismo y hege- con faldas y de los chicos con el pelo corto . Se instru ía incluso sobre
mon ía. Ernes to Lac lau co ns ide ra que. en general. el objetivo de toda cómo estar de pie apropiadamente: los chicos con la mirada recta ade-
reflexión política en la hi storia ha sido la «eliminación de la política» lante y las chicas con la vista algo caída. Por el contrario, los enemi-
(Laclau, 1996. p. 65). Con ello alude al proceso casi sistemático de ga s eran retratados co mo jovenzuelas en pantalones que miraba de s-
eliminació n o de regulación de cualquiera de los element os de inde- ca rada mente a los ojos de los hombres (es tereotipo masculino para
tenninación o ambigü edad que se encuentran en cua lqu ier estru ctura las chicas meno s feme ninas y decentes) , en tanto que los chicos apa-
social. Y ello en aras de la coherencia. También la teología ha pasado recían feminizad os , con el ca bello largo y ropas informales y de sali-
por pr ocesos similares . Co mo pa rte de toda estrateg ia política rele- ñada s. Sería ingenu o cre er irr elevantes. estas estrategi as de gé nero
vante , la institució n de lo soc ial sólo puede fruc tificar mediante lo (sexo) en relaci ón co n la táctica económica y política desplegada. No
que Laclau llama «victoria hegem ón ica sobre voluntad es en conflic- vivimos en reali dades segme ntadas, sino que, por el co ntrario, las
to» (Laclau, 1966, p. 66). Pero lo que él reclama es el reconocimien- identidades personales se fonnan y refuerza n o se qui ebran y despe-
to de un elemento de «indecisión estru cturada» o de dislocaci ón pre- dazan por la co ncurrenci a de un caudal de manifestaciones simbéli-
sentes en tod as las instituciones soc iales , y una reconsid eración del cas que a la postre encierran y estabilizan los otros discursos. Aunque
cerco produ cido por las reg ulaciones hege mónicas en la soc ied ad. Al hubo resistencia a las Ju ntas jamás fue suficie nte, quizá por el hecho
mismo tiem po, estas consideraciones nos abre n la puerta a otras acer- de que esta simbólica heterosexual fue aprobada y bien recibida por
ca de có mo se toma n las deci siones hegem óni cas y hasta qué punto muchos que habían crec ido en una profunda cultura machista y en-
son limitadas por una ind eci sión/decisión dialéctica . Bull e en el meo- co ntraban difícil separar un di scu rso pol ítico sobre la nación, y reli-
llo de este proceso el hecho de que los proce sos políticos son transí- gio so sobre cristianismo, de los roles de gé nero y sexua les en la so-
torio s, aunque hegemónicos, y que los pacto s soc iales rad ican tamo cie dad. Toda contravenci ón a estos roles por una teología o sis tema
bié n en co ntradic ciones y desacu erd os. De ah f pued en arrancar los político ca lifica a éstos de indecentes.
procesos de liberación; por ejemplo, reconociendo a transitoriedad de
la sexualidad y su ines tabilidad. No hay «hombres y. mujeres reales»
como gustaba pe nsar la Jun ta militar, ni la tran sgre sión política pue-
de organizarse salvo fuera del cerco de la teología sex ual cristia na Ereccio nes eco nóm ic as, erecciones g lobales
tradici onal. El cristianis mo ha reducido «la posi bilidad de profana-
ción» (Batail le, 1994, p. 127), Yes to represent a también una posibili- ¿Es la globalización una gra n cosa de machos? ¿Sería eso una decla-
dad política. Hasta en nuestro fragme ntado orden mu ndial posmoder- ración negativa? La respuesta puede muy bien de pender de la posi-
no hay un núcle o de coherencia qu e no puede profanarse, deb ido ció n sexual del preguntado y de su sumisión a lo que se tiene por in-
qui zá al hecho de que la co herencia tiene sus raíces en una decisión defectiblemente atinado de las declaraciones sobre sexualidad. Las
hegemón ica en favo r de una visión mundi al hete rosexual y ex cl usiva. erecciones puede n doler o disem inar place r y co nocimien to entre
No cabe retar a una sin hace rlo a la otra. Sin embargo, si supone mos gente de sexualidad di stin ta. La clitoridecromfa es una medida qui-
2 66 La teología indecente Grandes medidas eco n ómicas 267

rürglca contra las erecc iones femenin as. El neoliberalismo glo bal. ha ci ndibles fuera de los mecani smos de productividad. La eco nomía de
producido una descentralización del pa~1 del Estado cuya fu.oclón casino no tien e nin gún tipo de co ntrol local, dado que los paí ses ne-
consiste en ser receptivo a las estrate gia s desarrolladas en mvel~s gocian sus intereses ante los gobern antes he gem ónicos. Las eco no-
económicos internacionales. Una batalla de ereccione s. Al propio mías sexuales tambi én son de cas ino y, no obstante, pocos han levan -
tiempo, un mercado abierto y co mpetitivo act úa como coordinador de tado ceja ante sus efectos de exclusión soci al. Por eje mplo, cua ndo
las acciones económicas de la socie dad. Pero, aún más. de sus ,rela- las tradiciones culturales se enfrentan co n el crist ianismo hacen dobl e
ciones y praxis. Por último, la competencia,en el merca~o p.arece j ueg o con las vidas de las muj eres en lo que se supo ne que son sus
guardar rel ación co n la j usticia en la regul ación de la efic ienc ia del «padre-fe.. y su «padre-cultura». En una historia contada por la te ó-
loga ke niana Grace Wamue sobre el sufrimien to de una mujer de su
proceso. . , .
El mercado adqu iere una presencia que se considera um ca y do- mismo país también hallamos metáforas de la glo balización nec lib e-
minante. y que los liberacionistas describen como de «idolatría» ral y proced im ien tos de casino. Br uj ería. abuso doméstico y una for-
(Hl nkelammen . 1991. p. 24) . Si n emba rgo , entra ña un gran pa~o ade - ma de ment alidad a lo eco nomía de cas ino, soste nidas por la división
lante de las tran sgre siones sociales y políticas pro iransformación que entre los ámbitos público y doméstico de la ley y la espiri tualidad, pa-
pudiera no haberse dado bajo el Es tado patemali sta tradicion al, el recen en trelazarse co mo ocu rre en los proc esos de globalización. La
«Mov imiento de los Sin Tierra», por ejemplo, o los centenares de mOA histori a narrada por Wamue es como sigue :
vimie ntos populares en torn o a cuestiones relativas a los j óven es y a
los niños o de los derec hos humanos. Los estados pueden ser padres, ~i madre se casó por la iglesia en 1950; lamentablemente su deseen-
pero no necesariamente buenos; la metáfora sexual de Es~ado.padre suelo comenzó a principios de 1954 ... enviudó ... con dos niños y a
es. co mo en el caso de Dios-Padre , opresiva y pequ eña; tiende a. re- la espera de un tercero. La vida de mi madre pasó a ser una larga y ne-
duci r a la gente en vez de dejarla crecer. ~s proc esos ~e gl.obaliza. gra lucha contra los infortunios. Era también el tiempo de la lucha por
ci ón han sido com parados también co n cas inos. Gl ob alización ha ce la independencia de Kenia. Quedó bajo el dominio de su suegro. que
la convirtió en esclava. La forzó a Irabajar para él, también a sus hijos,
refe rencia a un aume nto tremendo de la circulación de capital inter-
a quienes privó de apoyo material. Se conv írtio en una bestia de carga
nacion al co n rendimientos de hasta 1.500 .000 millo nes en los rnerca-
al servicio de la extensa familia del que había sido su marido.
do s de cambio extranjeros acti vos cada día en todo el mundo. Para-
No paraba de recibir palizas del suegro, tantas como abusos de
dój icame nte. s610 un pequ eño porcentaj~ ~e este. dinero (Z-? por los hijos de éste y de sus mujeres ... Iodos sus parientes políticos unl-
cie nto) se des tina a produ cción en los serVICIOS naCionales.o a mver- dos contra ella; la acusaba de lada suene de males. en especial de bru-
si6n extranje ra directa. Los mercado.s glob ales se c~rac:e~lzan por el jería y prostitución. Después de un matrimonio cristiano como había
di nero de la es peculación o de las fi nanzas de casmo. sls t.ema que sido el suyo, mi madre no podía unirse leviráticamente con ningún cu-
crea sus propi as leyes de superv ivenc ia y crec imie nto med iante po- ñado. La Iglesia lo condenaba irremisiblemente. Por desgracia, la Igle-
líti cas de de sre gula ción Y allanamiento de las ley es y los acu erdos sia la contemplaba y juzgaba como un fracaso social y una pecadora ...
naciona les. La élite finan c'iera la componen bá sicamente hombres se le negaron los sacramentos. como el de la comunión, y a los niños
adiestrados en instituciones de l At lántico Nor te. De resultas de estas nacidos después de la muerte de su marido se les dejó sin bautismo
pol nicas. la inestabilidad económ ica de los paí ses y gen~es más vul- (w emue y Getui, 1996, pp. 43-44).
nerable s ha aumentado espectacularmente. La pobreza dIO paso a un
nueva fonna y más temida de ex clu sión soc ial. Las gentes eran preso Este caso de viudedad presentado por Wamue debe leerse en la inter-
secci ón de varios sistemas he terosexua les/económicos. El más im-
por tante es el que trata de inve rsión. La sociedad invierte en una mu o
2. Estadísticas de ."A Letter of Concern and Hope». firmada en Europaporveintio'
je r, pero el Estado no puede protegerla con efi cacia, como tampoco la
cho teólogos. 30junio de 1998.
268 La teología indecente Grandes medida s económicas 269

intervención (extraña) cris tiana. Es explotada en el mercado econó- los procesos de globalizació n. desordena y so mete las vidas de las
mico ; también en el de almas, porque aunque la iglesia parece recha- mujeres dejando un espacio escaso o nulo a su autonomía vital. Sin
zarla. sigue siendo una persona cristiana que, de algún modo. figura embargo. sería ingenuo acusar a los procesos de modern ización y al
en su activo. Los elementos básicos de la histori a pueden considerar- apogeo del indi vidu alismo (o secularismo, que no es nece sariamente
se como sigue : el caso de los países del Tercer Mundo) de culpabl es de estos proble-
mas de la comunidad. Cabe preg untarle a w amu e, por ejemplo. có mo
1. Laboralmente. la viuda es superfl ua. No dará más progeni e al ma- es que en gente cuya organización social tiene una orientación comu-
rido y deja de poseer una vida úti l. nitari a, co mo describió a los suyos, pueden verse a'veces eso s grados
2. Las reg las patriarcales que rigieron su vida siguen vige ntes aun de indi ferencia y falta de solidaridad con los miembros de la socie-
después de dicha inutilidad procreadora. Ahora ha de trabajar duro. dad . Puede que la respuesta está en el hec ho de que se trata de comu-
Tiene una de uda vitalicia (esclava) al igual que su hij os. Su deuda nidades basadas en valores de homo solidaridad en pugna por la pri-
es cas i ontológica. Es deudora y enemigo. La esfera de sus dere- macía de l pode r. Tomemos, por eje mplo. nuestra descripción de los
chos se reduce al ámbito doméstico, donde los de las mujeres son procesos de globalizació n: con fian en una gra n med ida de solidari-
I ten ues y de term inado s a la fuerza por la ley y cos tumbres . dad. Ningún grupo de élite podría imponerlos con tal fuerza en otros
3. Presa entre tradici ones de levirato (matrimonio co n uno de los her- países si no fuera n muchos los que les dan apoyo. Una viuda no sería
manos del marido) y la anulac ión cri sti ana de esta tradi ció n. ella escla vizada si otra s muje res se apiñaran con ella. Si la qu iebra de la
se inclin a por el cristianismo. aunque, co n familia co mo esa, ¿quién desce ntralización pudi era deve nir práctica común en la vida diaria de
podría culparla? Sin embargo. el cris tianismo no se lo agrad ece. la gente. sería revolucionaria. La cuestió n reside aquí , en la hetero-
Hab iend o perdido su estatus dom ésti co, lo pierd e tambi én en la se(x)olidaridad. Esta forma de homosolidarid ad se benefic ia de una
iglesia. Deviene indecente y tiene más hij os tras la mue rte del ma- mult itud de alianzas entre milos sociales y religiosos, aunq ue la glo-
rido. baliza ció n tamb ién co nfía en la alia nza de mitos como la libre com-
petencia y la igualdad .
Como dice w amue, las tradicio nes comunitarias exi stentes para pro- La teología indecente impugna los supuestos orgánico s en nue s-
teger a las viudas. como la del levirato. aunque opresivas. den otaban tras estructuras teol ógicas y eco nómicas construidas alrededor de la
cierta flexibilidad en el pen sami ento patriarc al que el cristianismo creencia en estos mitos y en sus funci one s de obediencia. Algunas de
destruyó. Ahora la viuda es tambié n una cristiana superflua. Su tra- estas funciones pueden ser visibles y repr esentables, en tanto que
bajo de esclava y la con trib ución de su hij os deben de haber produ ci- otras son domésticas e invisibles pero dan sentido a nue stras vida s.
do un superávit en el haber famili ar. incluso ahorros. pues éstos no En el análisis macroeconómico «eficiencia» puede defi nirse como un
iban a ser usados en beneficio de la muje r. Además. ha sido exclu ida desplazamiento de costes de la esfera pública a la dom éstica. Un
de la sociedad, marginada. reducida a la invisibilidad y sometida a la eje mplo de ello lo encontramo s en la política de «cuidados en la co-
dureza en medio de la opulencia que está creando. Su d ifere ncia se- munidad » en Inglaterra. que hace a los hospita les más eficientes en
xual y probab lem ente su necesidad de placer la han llevado a la ex- costes mediant e la remisión de pacientes al cuidado de parientes y
clus ión. Porque esta for ma de violencia era sancionada por la socie- amigos. Entretanto au menta el trabajo doméstico de las mujeres.
dad y aun por la Iglesia (aunque solo fuera por la indi ferencia que le «Ajuste con rostro humano». es el nombre dad o a semej antes inicia-
mostró), la violencia económica y la opresión sufridas por esta mujer tivas que. entre otras cosas. dan por sentado que el trabajo doméstico
constituyen un caso de violencia global. La mujer es violada por una de las mujeres form a parte de su tiem po de ocio y que los hogares son
hegemonía religiosa que invade la legislación de la comunidad sobre unidades de interés y de deberes comunes. El discu rso binario de opo-
la viudedad. y más aú n. porque la categorización por sexo. como en sición impregna la teoría económica. que incl uye categorías de domi-
270 LA teologfa indecent e Grandes medidas económicas 27 1

nio, sometimiento de diferencias. proposiciones de desarrollo orgáni- cambio en la epistemología actual? Las víctimas de la violación sa-
co y co nceptos de crecimie nto . El futuro pasa a ser una versión mejor ben que el ajustarse o adaptarse a las expectativas de género-rol sexual
y revisada del presente. Los discursos sobre la igualdad se dan la mano puede no bastar para sobre vivir al intente criminal y que el salirse de
co n el di scurso, «Dios Padre y Madre», aunque algunos pued an pre- los lím ites de lo qu e se espera de su género tien e más posibilidades
gunta rse a santo de qué necesitamos un Di os-Padre o un Dios-Madre. de éx ito. Por las publ icacion es de grupos de mujeres sabemos qu e no
Ade más , si nos preoc upan los roles sexuales y su prod ucción teológi- ser cortés con un extraño por la noche puede salvar la vida. Tambi én
ca debi éramos ev ita r las metáfo ras de los discursos de reprod ucción se hace me nció n de las dificultades que experime ntan las mujeres por
bio lógic a. El probl em a surg e cuando la metáfo ra parental entramada no ser co rteses , por gritar y pro ferir insultos en voz grave y poc o fe-
co n la imaginería de una estructura famili ar feud al deviene supuesta men ina o si cruzan la ca lle varias veces si son perseguidas. He oíd o a
metáfora para impug nar el capitalismo, lo cual es absurdo. El Dios- mujeres preguntar: t<:¿Cuántas vec es hay que cruzar la calle cua ndo
Padre y la soc ieda d masculina de la Trin idad también necesitan redu- un a se s iente persegu ida?». Muj eres qu e han sido atacadas han dicho
cir la (des) proporció n de sus penes. No sorprende qu e muchos hablen en alguna ocasión qu e pe nsaba n qu e sería impropio (Indecente) u
hoy del callejón en qu e se han metido el pen sam iento de sarrollísta y ofe nsi vo para la persona qu e las per seguía (a un sin sabe r del tod o si
la teolo gía cri sti ana por un igual. La gfobalizac ié n, que ha sido criti- en efec to era n perseguidas o se trataba de mera coincidenc ia) cru zar
cada po r hac er uso de groseras met áforas sexuales como «ideología la calle más de una vez. Sin embargo. si la lógica Interna de la hete-
de penetración.. o «nueva forma de violación co lonial.. no ha sido de- rosexualidad patriarcal resulta co nfu sa cuando un a mujer no de -
safiada en su meoll o. que es la demanda unive rsa l de un modelo de muestra el esperado miedo y la sumisión qu e fo rman part e de la re-
erección y do min io. Cierta men te, co mo han dicho algunas economis- co mpensa de la vio lación , o la cortesía y la ética de una educación
las fe ministas, la globalizaci ón puede ser un proceso de vio lación de feme nina de subordinación. puede que esto podamos aplic arlo a otros
los derechos de las gentes; pero la cue stió n es que no debiéramos su- planos de la sociedad civil. La con tradicc ión y pres entac ión de nue-
poner que la violación forma pa rte de la experiencia humana normal, vos mod elos sex uales es entonces una labor profética : las Madres dc
como ta mpoco su ine vitabilidad . Si la glo balización es sólo un cas o la Plaza de Ma yo o la viuda s de Guatema la la han realizado en una
de erección so brev alorada y de domin io ej ercido por la fuerza, un medida de cierta importancia. Me han dicho que un importante miem-
acto crimi na l de poder. será difícil adoptar una postura ética qu e no bro de la Iglesi a Comunitaria Mctropolitana se sintió sorprendido
sea de conde na. Si n embargo. la globa lizac ión tiene también algunos cua ndo . al visitar Bu enos Aires hace algunos años, fue recibido co n
elementos que la vinc ulan con el pos mode rnismo y que también han agrado y hasta agasajado, co n una recepción en su honor. por un a co-
de ser co nsiderados. co mo la descentra liza ción y el cambio en la pra- munida d de travestís pobres. Se tratab a de congregantes de un a
xis de las gentes . co munidad cristi ana de un barrio bajo que se reunían para leer la Bi-
¿Cómo nos enfrentamos a la globa lización? Si ésta es, en la foro blia y di scutir de política cada semana como miembros de la ICM .
ma neoliberal, violación, ¿debiéramos deb atir sobre la ideología de Usaban tacones aItos y ropas de muj er. y su identidad sexual les con -
los violadore s par a ver si puede ser ca mbiada? Est e es el discur so de fe ría diferentes percepcion es y experiencia s de la vid a. qu e, a su vez.
«Res peta a la autoridad y negocia tan diplomát icamente como pue- generaban retos distintos a nivel po lítico y religio so. La sorpresa ini-
das» pro clamado demasiada s veces a tantos niv eles, desde el de las cial de aqu el líder se transformó en admi ración po r el trabajo de aque-
mujeres instad as a dia logar con mar idos que las maltratan hasta el de lla igles ia, pero la contradic ció n de modelos sex uales , políticos y re.
los obreros de las fábricas vetados de acudir a sus sindicatos y forz a- ligiosos era tan gran de como hermosamente subversiva. No hay en la
dos a negoc iar con sus superio res . ¿Por qué no hacer uso de la expe- teología tran sgresión tan podero sa co mo las qu e de verda d se produ-
rie ncia históri ca de las mujeres po r lo que hace a la violación y al cen respecto de las pautas de los creye ntes este reotipados. y tambi én
miedo como modclo empírico del que cabría extraer estrategias de de las creencias.
272 _
La leologfa indeceme G randes medidas eco nomíces 273

En igua l sentido hemos de reflexionar sobre las lecciones de las Sexualmente dudoso, económicamente desviado: teología
campa ñas «Recla ma la noch e» para reconsiderar estrategias que opo- «contr a natura»
ner a I~s política~ de ajuste es truc tural. Pues, ¿acaso no es cierto que
las mujeres han Sido es truc turalmente ajustadas durante siglos? Abun- La sexualidad es una de las fonnas concretas de la relaci6n ca ra a
dan las lecciones sobre cómo la gente deja de cuestionarse las cosa s y ca ra que es part e del j uego ese xo humano- sexo humano.. (rel a-
ci6n sexual) dond e la sexualizaci6n'de l otro no depende setenen-
de a~t~ar solidariamente en favo r de sus derech os. que provienen del
le del hacer en el pla no biol6g ico genital ... sino del encuentro de
u:a~I~lOnal co nflicto de las lealtades experimentado por las mujeres. dos exteri oridades, dos personas que no pueden dejar de lado el
divid idas entre el amor a los hombres o el amo r a s( mismas. Además, misterio y lalibenad de l otro. Si el otro es constitu ido co mo mero
la labor desarrollada por las mujeres en proyectos relacionados con la objeto sexualtzado por una intenci6n erótica del suje to. el acto
violencia doméstica puede facu ltamos para identificar los mecanismos deviene homosexual y como tal una enaje nación de l otro, qu e
ahora es (consti tuido en) una mera mediación de autoe rotismo .
claves en el área de la viole ncia do mésti ca y las estra tegias para po-
nerle fi~, .que podrían ser aplicadas al pe nsamiento estratégico actual (Dussel, 1977. p. 72; cursiva mía )
e? opos!clón a las po líticas de capitalismo salvaje. Después de todo. la
v~olencla doméstica es violencia pública. y compre nde ideas y estra te- Sabemos lo qu e dij o Hegel : la coascíen cia personal tiene un lado
malo . pero no lo sabe . A lo cual Franccis Mauriac respendié que
gl~ de las experiencias hist óricas de las mujeres, que son part e de la reco rda ba que de niño crera que las personas importantes no te-
episte mo logía del otro. Las pol íticas de ajuste estructural son un caso nran trasero. la inupciÓfl de la praxis loma a la liIasona por la re-
de violencia dom éstica instituc ionalizado por la eco nomía. La hetero- taguard ia ... Tener un es pacio exterior y tene r una retaguardia es
sexualidad. co mo marco princi pal de las ideas eco n ómicas. ha de ser lo mismo. Pero tener ..trasero» es tener un exter ior inespe rado. Y
,:pensada desde perspec tivas lesbigays y aun transexual es, ba sadas en as! le oc urre a la filo soffa.
diferentes experiencias soc iales en relaci ón co n las hegemon ías. Se (A lthusser, en Navarro . 1988. pp. 56-57 )
trata de un~ teología basada en las historias sexuales de gentes margi-
nadas del Siste ma heterosexual que gen era el pe nsamien to económico . El trasero de la filosofía al que aquí hace referencia Althusser es la
Es hora de ~onsiderar si hemos estado du rmiendo co n el enemigo du- empresa ideali sta de dominar el mundo sometie ndo toda la práct ica
rante tanto .tle mpo que somos ciegos a su presencia. El discurso plural social a una «ley de la verdad» propia (Navarro . 1988. p. 58). Ese
de subversió n del pen samiento hegemón ico en la eco nomía necesita pro yecto. que Althusse r llama violento porque entraña un a ap ropia -
convertirse en tra nsgre sión sexual organizada para ser capaz de arran- ción qu e lleva a un a hegemon ía de poder/conocimient o en la socie-
car c?n el punto de partida de la teología de la liberación que dice que dad. se enfrenta a una irru pción cua ndo es abordad a desde un punto
más Import ante qu e poseer las respues tas correctas es la capaci dad de de vista materi alista. Es ta irru pc ión, o reconoc imiento de los intere-
formular I~s pregu ntas adec uadas. «Decencia » es lo que se adapta. en ses de una filosofía pretendidamente un iversal y neutra l en j uego. nos
el pensarruento binario simé trico. Es hora de rom per la sime tría capi- recu erda que inclu so los sistemas filo sóficos tie nen una parte trasera.
talista-heterosexu~1 creado ra de clones. Éstos no fonnularán las pre- Co mo también la teo logía. y la amenaza que implica el cuestiona-
guntas correctas DI desafiarán la monotonra construida por los discur- miento de sus co nsrructos sexuales ha sido co nsiderada sodomía; un
sos de la teolo gía. la cult ura y el desarrollo. Una teo logía indecente aberrante acto/r eflex ión de pra xis contra natura que se opon e a la
que hace uso del desviacion ismo como fuente metodológica tendría utopía del pro yecto de j usticia social y libe ración política como hete-
más prob abilidades de refutar lo aceptado que se enc uentra en la raíz rosexualizados . Enrique Dussel. por ejemplo. consideró que la horno-
de los pode:es que co ntrolan y deshuman izan la vida de la gente. Las sexualidad y el lesbia nismo eran ene migos del proyecto de libe ración
propu estas indece ntes en cues tiones económicas podrían descolonizar y. así. parte de lo que dice ser el proyecto individualista eu roerétíco
nuestras almas espirituales. q ue tambi én son eco nómicas. de una Totalidad hegemónica (D usse l. 1977. p. 11 7). Y puede qu e,
2 74 La lCOlogfa indecente Grandes med idas económicas 275 ~

después de tod o, tenga razón, y es un comentario que procede si co n- como en el caso de Dussel. son representados como liberadore s y
sideramos que s610 irru mpiendo en los sistemas hegemónicos auto- auténticos. en opo sición a las prácti cas torticeras y opresivas del pe n-
j usti ficados y enfrentando nuestra enemistad con las construc ciones samiento europeo . La am enaz a de lo autoe rótico se vincula a la ame- I
sexuales opresivas podremos avanzar. El concepto de Totalidad de naza capitalista. Para comprender la teoría de Dussel sobre la guerra 1
Dussel, como tantas veces en la teología de la liberación, es unívoco: de los sodo mitas co ntra Latinoa mérica proponemos una lectura pa ra- ¡
las ca tegorías oprimido-op res or son inhe rentes al heterosexualismo; lela de la filosofía de la liberación de Dussel y de una historia sexual
el bue no (reproductivo) y los malos (sodomía. por ejemp lo) . La so- procedente de Nicaragua.
domía es un concepto interesante deri vado de Jos postulados deci-
monónicos de ciencia y la na turaleza influidos por el evolucionismo
(Van der Mece, 1993, p. 187). Se originó j unto con el concepto de
que la evolución de la naturaleza requería un orde n, so pena de de- Sobre queers, revolucionarios y teólogos
ge nerar y perecer. Por eje mp lo. los co nceptos relativo s a la s upuesta
heterosexua lidad de los animales (que hoy se ha de mostrado falsa) En un artículo escri to durante la revolución sandinista, Roger Len- :
fuero n usados para naturali zar la sexualidad. Natural y procreador caster analizó el curso de la vida diaria en Nicaragua y la rel ación
era n términos intercambia bles en relación co n el acto sex ual, y la so- entre una blusa y un much ach o llamado G uto (La ncas ter, 1997). La
do mía, la mastu rbación mutua u otros placeres fuera de los límites de historia de Guto describ e la salida del armario de un trav estí en Nica - l
la penetración vaginal. const ituían el fundamento de los casuístas teo- ragua durante la revolución . He aqu í la histori a de «La blusa».
lóg icos . las instancias j udiciales de l crist ianis mo. Pero lo con side ra-
do peca min oso de la sodomía no era el acto sex ual de pe netraci ón de Comenzaba a atardecer. Era el final de un típico dfa sofocante en ~a- I
un hom bre por otro, era mucho más que eso: una amenaza al orde n nagua. Aida, mi comadre. regresó a casa del trabajo tray~ndo consigo I
soci al. La sod omía, por su simple estruc tura de relación hombrelhom- una curiosidad exquisita para la devastada economía de NIcaragua: una I
bre presentaba a la socieda d una fractura en la jera rqu ía hombres/mu- blusa nueva. indiscutiblemente femenina, suave s i lacto, de buena tela (
je res; es to se co nsideraba perj udicial para la vida de la soc iedad, la y detalles finos ... Al llegar a casa. Aida invitó a la familia a ver su nue- l
consti tución de los estados y la relación de la humanidad con Dio s. va adquisición. Su hermane adolescente. Guto, se puso de pie en la sala I
Segú n Theo van der Meer, los discursos políticos del siglo XVIII en los donde había estado holgazaneando con el torso desnudo... con ademán
amplio y preciso, Gula se envolvió en la blanca blusa escarolada, e ini- I[
Países Baj os mencionan explíc ita mente la sodomía co mo una insu-
ciaron una rutina de coqueteo que habrfa de durar unos quince o vein-
bordinac ión de clase por ame nazar y debilitar las fronteras entre go- te minutos... el joven de diecisiete años añadió un bolso y un collar a su
berna nte s y gobe rnados. amos y depend ientes, hombre activo en el atuendo. Los hermanos, las hermanas y hasta la madre de Guto comen- I
sexo y mujer co mo receptora pasiva del mismo (Van der Meer, 1993. zaron a incitarlo lanzándole alusiones festivas «¡Qué fina, bonita mu- !
p. 186). Se co nside raba que los sodomitas feminizaban a su pareja. ñeq uüa !», acent uada con silbidos y besos al aire. 1
sometiendo hombre a hombre en vez de mant ener el orden que some- Guto redondeó su actuación con maquillaje y una falda que hi- ]
te las muj eres a los hombres. Eran traidores a las jerarquías sex uales cieron que Aida dijera a Lan ca ster: «¡Mira, Roger! ... ¡Mira, Guto es
y. dicho sea de paso. en los Países Bajos del siglo XVIII eran castiga- un cochón [man ca)! » (La ncas ter, 1997, pp. 9-10). I
dos co n una pena de muerte reservada a los co bardes y a las mujeres. I
la ejecuc ión por garrote (Van der Meer, 1993. p. 197). La amenaza de La histori a. cuya simplicidad es en gañosa. es en sí misma un cap ítu - ¡
la homosex ualidad y el lesbianis mo a la teología de la liberación es lo de la economía erótica latinoamericana. Un cochán (marica. voz I
de igual naturaleza que la sodom ía. porque confunde je rarquías y des- deri vada de «Marfa») es el apelativo que surge espontánea y jocosa- ]
provee a la lucha por la liberación de intereses y virtudes viriles. que. mente en presencia de esa famil ia que comparte co n él el j uego de
276 La teolog ía indecen te Grandes medidas económicas 277

imitar a una reinona. GUla representa una reinona porq ue forma e in- suponía antes inexistentes en el continente (Dussel. 1985. p. 10 1). Es-
form a de su propia identidad. La cuestión aqu í es que en esta historia tos falsos supuestos, refutados por la historia y por los modos pani-
~esaparece el espacio de Jo público/privado. La devastadora situación culares de opresi6n sexual de los indígenas todavía prese ntes en La-
Fon6 mica de Nicaragua se halla prese nte en esta blusa, fru to de un tinoamérica, le permiten deci r que los hombres necesitan recupe rar
arduo chalaneo con su dueño, de quien al final logra conseguirla «su sens ibilidad perdida» (sic) en una nueva forma de relacionarse
Aida. La blusa. hec ha en Esta dos Unidos y símbolo de opu lencia en con las mujeres que conserva principio s heterosexuales pero que está
medio de pobreza, y abundanc ia eco nómica imperialista en co ntras te libre de domin ación erótica. Enco ntramos aquí una nueva forma de
con la limitada economía de la guerra de la Co ntra. se entre mezcla teología de «La bella durm iente,".o el despertar de un entendimiento
con un símbolo de feminidad. El fluido movimiento entre las es feras se xual latinoamericano no opresivo y una di stribu ci6n de roles por
privada y pública de la vida. que no están separadas entre sí de modo género que jamás existieron históricamente, en primer lugar, pero que
sustancial. se rel acion a co n un proceso de formación simultánea de construyen la perso na latinoamericana que se quiere representar.
representación política e identidad sexual. La representación es cues tión de transparenci a. Según Laclau,
I ¿Quién es el sujeto de nuestra teología política ? ¿Qué condición requiere esta condici6n. Lo que se repr esenta es alguna forma de
entraña la repre sen tació n en una teología polít ica como la de la filo- transmisión clara y diáfana de un origi nal existente (Lacluu, 1996,
,~offa de la lib eración de Dussel? En la perspectiva de éste, la repre- pp. 48-49). En términos políticos, sigue a esta esperanza la pugna por
sentacién erótica del sujeto) latinoamericano depende del pode roso la representatividad. La teología de la liberación re-presenta la voz de
par binario de oposicione s y opresión de género. El conquistador, el ( los sin voz, de los excl uidos de la parti cipación pol ítica porque clase.
colonizador de los sistemas imperi ales, subyugó y ejerció su poder en sexualidad y tema s racial es. los que sean. siguen siendo cuchillos que
61continente lati noamericano en una metáfora llena de matices de saj an en las defin iciones de ciudadanía en Latinoamérica. Pero como
~iolación heterosexual y abuso sexual. sugiere Laclau. el acto de repre sentar suma o complementa algo a lo
I represe ntado . Constituye su identidad. Los temas de re presentación
En el proceso de la conquista de América. el europeo no sólo dominó democrática en Latinoam érica toda vía son debatidos hoy con la vista
al hombre indígena sino que violó a la mujer. Cortés tuvo una relación
puesta en una pretendida indiferencia sexual. pero la dialéctica Iibera-
sexual con Malinche. una mujer indígena y la madre d~1 mesüzo. El
ego cog íto ha sido el fundamento ontológico del «yo conquisto. y del
cionista opre sor/oprimido se basa en la divisi ón sexual bomb reszmu-
ego fálico. dos dimensiones del la dominación de hombres sobre bom- [eres del trabaj o y la humanidad. El temor de Dussel frente al de-
brea [!ic]. pero ahora (vista en] una naci6n sobre otra, una clase social construcc ionismo heterosexual pone de manifiesto en qué callejón sin
sobre otra. La sexualidad es algo semejante a la repnxlucci6n de la do- salida se encuentra la teología de la liberaci ón. aunque al propio tiem-
minación política. económica y cultural (Dussel, 1985. p. 1(0). po logra que este modelo de exclusión actue como paradi gma que nos
muestra con cla ridad qué es lo que se excluye, Las exc lusiones son
El europeo (el conquistador español, por eje mplo) es entonces el por. pruebas vivientes de una realidad que no puede ser homologada ni
,lador de un pro ceso er ótico de dependencia económica en Latino- compartimentada por aducidas razones de seguridad en las fronteras
Imérica basado en violenci a heterosexual. que arr astró a las mujeres regionales y los guetos de vida y de pensamiento.
~ empujó a los hombres a formas económicas, fálicas, de domini o, que La historia de Guto, analizada por Lancaster, tienta este terreno
I
porque opera como una prueba para la persona que es testigo del
I
evento (Lancas ter, 1997, p. 14). «Un test para el testigo»; estas dos
J. En español ..sujeto.., nombre masculino. se usa en expresiones lales como ..suje- palabras, de ori gen epistemológico distinto, suenan parecidas en es-
:o histórico... El femenino ..sujeth tiene otras connotaciones, estrechamente vincula.
las a conceptos de subordinación y sujec ión física o moral, ausentes de la versión pafiol: test y test igo. Un test es una prueba y un método de di scemi-
nasc ulina.
miento. una es pecie de práctica de laboratorio, y un testigo es la per-
278 La teologfa indecent e Grandes medida s eco n ómicas ~

sona O evide ncia presentadas acerca de un hecho. Éste, en el cas o de lista, arrogante. que excluye al otro o la alteridad de.nuestra
Guto, es ambiv alencia sexua l y desorde n político en el ensayo de la- nes» (Dussel, 1977, nota 374). 'Of1 '!ni
boratorio del acto jocundo de travestismo de Guto. ¿Hemos pe nsado Sin embargo, la hi storia de Guto des afía a la-teología
alguna vez que los sandin ist as eran cochones (maricas)'? Lo chocan- idealista de Dussel. El travestis mo es una práctica' carnal de
te, 10 raro, de desafiar la dictadura estab lecida de Somoza y a sus par- Lancasrer llama «el espacio intermedio» (Lancaster;.1997, p.
tidarios políticos extranjeros. que en número y poder superaban co n aquí ni allá, travesti smo es un caso de desplazamiento cruzad
creces al puñado inicial de mal equipados rebeldes. es difícil de igno- raza, clase y sex ualidad . Es te carácter intermedio nos.recue
rar. La revolución sandinist a fue un acto marica porq ue des afia ba el perspectiva de Alt husser respecto al marxismo: no es-un.sistema
statu qua , la norma lida d de la opresión , y por procedimientos extra- sino aleatorio, opuesto lo que él llam a «marxismo registrado [de
ños: una mezcla de Marx, soci alismo latinoamericano y cristianismo . ca]» (Na varro, 1988 , p. 33). Este marxismo aleatorlc propuest
¿Por qué da mos por sentado, pues, que semejante movimiento anor- Althus ser es un ma teriali smo de enc uentros, de cosas:sumada
mal iba a ser pro ducido por gente «normal» (dece nte) ? Si hemos de pued en cambiar las exi stentes o aportarles algo, pero siempre e
hablar aquí de rebel ión popular, hemos de entenderla como rebelión espacio de continge ncia, de provisionalidad. No solo textos'sin
integral. Cuando la gente se ma nifiesta como tal y asalta la calle, al- simple ges to» es, dice Althusser, una contribución a'este marxi
gunos , como Guto, pueden hacerlo co n sus pantys de malla también. no teleológico: lo s gestos como revelación o exposición al ñ

Dussel no ha visto esa rebeli ón integrad ora . En su ontolog ía política, Guto, por ejemplo, que añaden sign ificado al concepto' de M '
que tanto ha influido en la teología de la liberación, el pec ado de la «práctica sensorial» (L ancaster, 1997, p. 25). La práctica sensor'
homosexualida d y el lesbi anismo (que él co nsidera peor aun que la para Marx la co ndició n de la vida huma na que requiere de rela
homosexualidad) es, al igual que en los Países Bajos de l siglo XV III , con el mundo material sensitiva, cuya cosificación criticó; PQr e'
el pecado de tra nsgresión jerárquica. Martha Zapata, una feminista plo, en la enajenación del trabajador en las relaciones de.produc
mejicana, ha señ alado en su propia crítica como la..sexualidad fuera (Easton y Gud dat, 196 7, p. 290). El trav estismo es una 'práctic '
de los límite s reproduc tores , de la relación hetero sexual (idea l) y de sual grat uita , arriesg ada, ambivalent e, impracticable 'como-j
los roles de género representa para Du ssel una amenaza de caos (Za- Esta impracticabilidad hace de ella una historia sexual popular.q'
pata, 1997. pp . 69-97). Para Dussel, la sexualidad es un servicio (Dus- de ser rechazada por los líberacionistas como Dusscl, que -han
sel, 1977, p. 73) realizado den tro de un esquema de determinantes zado la invi abilidad de la sexualidad de los pobres por-pecami
biológ icos: los hom bres y las muj eres heterosexuales latinoamerica - resto de práctica s co loniales, pero que j amás han aprendido na
nos políticamente liberados no se op rimen mutuamente sino que se ella. Lancaster co mpara el travesti s mo con los carnavales pop
comp lementan en la fáb rica y en el hog ar, marco éste de l creci miento de Latinoamérica , como parte del festival de la «revuelta de l
de sus hijos. El amor por la j usticia soc ial se basa en es ta relación que mosex uales» (Lancaster, 1997, p. 21). Yo he sido testigo de'
desprende un espíritu individualis ta y ca pitalis ta llen o de egoísmo. carnavales en m i propio país, Argentina, que es también el de
Según Dussel. la homosexualidad es la categoría de «mismidad »; jun- He vist o a los Jesu ses tra vestís rodeados por sus versiones,
to con la masturba ción, muestra, opina él, que el otro es destruido y nona, de Verónica y de Magdalena (ésta obj eto de veneración
que una persona sólo puede amar a su igual biológico. El lesbianismo chas comunida des transex ual es de lo s pobres). Jesusesicon p
es un caso ex tremo; las muj eres pecan por rechazar la maternidad y postizas enma rcando gra ndes y tristes ojos grises. y Magdale
su apertura ontológica. que él vincula con el relato del Gé nesis sobre pelucas, penes y tetas, march ando de noche por la ciudad ilumi
la creación (apertura en sentido vaginal corno metáfora de ape rtura al provocando la admiració n del públi co por la exq uisitez.de su
mundo). De igual modo, la sodo mía es anticristi ana porque simboli- y su presentación. ¿Por qué los pobres , o sólo la ocasión anual
za el deseo de Adán de ser «totalidad en sí mismo, deseo individua- cualquiera puede rep resentarse a sí mismo co mo gustecp
280' La teologfa mdeceme Grandes medidas económicas 28 1

cuadro" con Jesúses traves tís? ¿Por qué esta confusión sexual de gé- riesgo y desafiant es, como un carnaval de los pobres, los libros de
nero en un festival popular donde las canciones as umen tonos políti- texto de los normalizadores de vida. Los adúlteros hipócrit as que
came nte críticos y comunidades míseras enteras trabaj an y viven en predican morales de matri monio en domingo mientr as conoce n por
aras de esta celebración anual? Porque las identidades poUticas son su propi a vida que las relaciones mon6gamas pueden no ser del todo
sexuales. La confusión de género y de sexo es caótica y deliberada : satisfactorias. Los teólogos de la heterosexualidad que gozan en se-
pero no es el caos de la carne sino el de las premisas sexuales de creto silencio de la visi ón de algu ien de su prop io sexo biol6gico. La
nuestras celebrarlas ideologías lo que debiéramos temer. infelicid ad de los ju stos que no han visto que es sólo en el suspirar
A medida que en Latinoaméri ca la situación se deteriora econ ó- por un mundo de justicia económica y sexual juntas, y no subordina-
micamente bajo el capitalismo salvaje, que no conoce límites en sus das una a otra, donde puede producirse el encuentro con lo divino,
supues tos sexuales de virilidad y ansias j erárquicas . y con procesos Pero éste es un encuentro que se da en el cruce del deseo, cuando uno
de globalización que gobierna n el mundo como si fuera la escena do- osa abandonar el orden ideol6gico de la omnipresente normativa he-
méstica donde el débil (como en la simb61ica de las mujeres) ha de tero sexual. Es un encuentro con la indecencia, y con la indecencia de
ser dirigido y obediente, la sexua lidad sigue siendo considerada tema Dios y del cristianis mo. El camino de las per-versiones y la senda ha-
periférico en el Terce r Mun do. Para los de sarrollístas, es cuestión de cia Mesías in-justos. de opciones hermenéuti cas re-torcidas en el ca-
equilib rio e igualdad de géneros de acuerdo con lo que en general se mino de pensar la teología. la política y el género desde nuestras ex-
percibe, al fin y al cabo, como rol de las mujeres en la sociedad; para periencias sexuales y de nuestras identidade s. De pensar la teología
los neoliberales, un d iscurso que glosa la contradicci ón de patriarca- sin ropa interior.
llsmo y capitalismo, así como el reali smo sexo/clase/raza que oblíte-
t ra las oportunidades del mercado . Para los te6logos noratl énticos. too
davía marginados de las reflex iones teol6gicas del Terce r Mundo, no
es siq uiera objeto de consideraci6n. Para los Iiberaci onistas, el pano-
rama es igual que para los desarroli stas, un equilibrio sexual de una
mística ying-yang. En las teo logías feministas, y en especial en la
teología homo sexual. la mística ying-ya ng ha sido suplantada por el
pensamiento indecente que constituye a los te ólogos integrales que
1 queremos ser. Estos te61ogos integrales que se exponen en su bús-
j queda de honestidad y compromi so con lo real, y que, como Guro. se
hacen con una blusa y una barra de labios y per-vierten la escritura
socio-,teol6gica ,no"?ativa, desvelan la o bsce n id a~ y al.canzan a ver,
I a partir de las historias sexuales de la base de la pirámide de Rubin,
relato s de Dios y crítica de los sistemas políti cos . Las teologías se- I
xuales indecentes no necesitan de teleología ni de sistema, pero pue-
den ser efectivas en tanto representen la resurrecci6n de lo excesivo
en nuestros contextos y una pasi ón por organizar las transgresion es
lujuriosa s del pensamiento teol6gico y políti co. Lo exces ivo de nues-
tras famélicas vidas: nuestra hambre de co mida , de conta cto con
otros cuerpo s. de amor y de Dios; una multitu d de hamhres jamás sa-
tisfecha s que crece n y se extiende n, y nos ponen en situaciones de
,
.'

Bibliografía

Abelove; H .• ~1. A. Barale , y D. M . Hel perin (1993). The usbÚln and Gay
Stuaies Reader, Routled ge, Nueva York.
Abós , A . ( 1985), El poder carn ívoro. Lega se, Buenos Aires.
Ah haus- Reid , M. M. (1993), ..Walkin g with women serpenu», Min isterial
Formanon , 62, pp. 3 1-4 1.
( 1994), «when God is a rich white woma n who doe s nor walk. Th e Her-
meneu tic al Cicle of Mariology in Latin Ameri ce.., Theo íogy and Sexua-
lit)'. I (septiembre) , pp. 55 ·72.
(1 995), ..Do nor stop the flood of roy blood. A critical Chris tology of
hope amonngst Latín American wo men.., Studies in 1\orld Christianity ,
1 (2) , pp. 14 3-59.
(1996) , ..Doing the Theclogy of the Mem ory», en J"J. Best y P. Hussey
(eds.), Lije Out 01 Death. The Femini ne Spi rit in El Salvador, CIIR.
Lo ndre s.
( 1997), ..Sexual strategies in Practica! Th eology : Indecent Th eology and
the plotting of desire with sorne degree of s uccess». Theo fogy and Se-
xuafity, 7 (septiembre), pp. 45·52.
( 1998), eReco ncil iation in the strugg le. Theological refiecti on s from Ihe
rebelliou s women from Latin Ameri ca.., en B. Butler (ed.), Open Hands.
Reconciliatian, Justice & Peace around tñe IVó rld, Suffo lk, Kevin Ma-
thew.
( 1999), «On using ski rts witho ut using underwear. Indecent Theology
contes ting the Liberation Theology of the Pueblo . Poo r women comes-
tin g Christ», Femíníst Theology, 20 (ene ro), pp. 39·5 1.
Althusse r, L. (197 0 , «Ide olog y and ideological state apparatuses», en B.
Brew ster {trad. ). Lenin and Phifosophy and otñer Essays, Ne w Left
Bocks, Londres.
( 1984), Essays on ldeology, Verso, Lo ndres.
284 La teologfa indecente Bibliografía 285

Altizer, T. J. J., Y M. Myers (1982) (eds.), De-Construct íon and Theology , Boff, C. ( 1987 ), Theology and Prax is. Epistemologieal Foundations , Orbis.
Crossroad. Nue va York . Nuev a York.
Arcadio (1996), Trabajos de Medianoche con Ú Ú y Pamba Gira. Bermejo, BofT, L . (19 86), Y la iglesia se hizo pueblo. Ecclesiogl nesis: l.LJ igles ia que
Haedo . nace de la fe del puebío, Sal Terrae, Santan der.
Archenti, N. (1994), ..Las mujer es, la política y el poder. De la lógica del ( 1985), El rostro mat erno de Dios . Ensayo interriisciplinnr sobre lo fe-
príncipe a la lógica de la acción colecti va», e n D. H. Maffi a y C. Kusch- menino )' sus fo rmas religiosas, Pa ulinas, Bue nos Aires.
nir (eds .), Capacitación política pa ra muj eres. Género y cambio social (1992 ), Good Ne ws to the Poor. A Ne ..... Evangeíisation , Orbis. Nueva
t'n la Arg entina actu al . Femimaria . Buenos Aire s. York .
Audi. R. ( 1995) {ed.), The Cambridg e Dictiona ry ofPhi íosophy , Cambridge Braidorti, R. (1994), «whar's Wron g with Ge nde r?», e n F. van Dijk- Hemmes
University Pre ss, Ca mbridge. y A. Brenner (eds.), Refí ecuon on Theology &: Gender, Kok Pharos,
Auto res Varios ( 1992), \tida. clamor y esperanza. Aportes desde Latinoamé- Kampen.
rica, Paulin as, Buenos Aires . Bright. S. (19 97), The Sexual State ofthe Union, To uch slone, Simon and
Bahbha. H. K. ( 1994) , The Loca tion of Culture, Routledge, Londres. Schus ter, Nueva York .
Baj o. García P. ( 1980), Marfa reina y madre de los arge ntinos. Breve rese ño _ (19 98) , «Susic Bright Se xpes t», Channel 4 Doc ume ntary (5/ 10/98).
de historia mariana A rgent ina, Gram, Buenos Aire s. Butler , J. ( 1990), Gender Trouble. Feminism and the Subversión of Identity,
I Baldwin, G. (199 3), Hes that Bind. The 5/M/Lea ther/Ft't/sh Erot íc Sty íe. Roul1ed ge, Londres.
Daealu s, San Fran cisco. _ ( 199 3), Bodies that Mane r: On the Díscurstve U mits of ...Sex», Routled-
Barr en , M., y A. Phillips ( 1992), Destab ilising Theory. Contemporary Fe- ge, Londres.
minist Debat es, Sra ndford Universiry Presa, Slandford , Ca liforn ia. Cabral, A. (197 3), Return to the Source s: Seleeted Spe eches , Monthly Re-
Banhes, R. (19 93), Cam era Lucida. Reflections 0 '1 Photography ,lrad . de R. vie w Pre ss, Nueva York y Lon dre s.
Howard , vtnrege. Lo ndres (trad. cast.: La cáma ra lúcida. Nota sob re la Caliti a, P. (1998), S/M. Smsuous Magic. A Guide j or Advensurous Couples,
jotografía, Paidós, Ba rcelona, 1994 , 3.- ed.). () Masqu erade Boo ks, Nueva Yor k.
Ba raille, G. (1994), Srot ícism, trad. de M . Dalwood, ~ ari on Boyar a, Lo n- Ca puto , J. D. (199711.), Deconslruction in a Nutshe ll. A Con\·,.,sarion with
dre s (trad. cest.: El erotismo, 'Iusquers, Barc elona, 2002, 3.- ed.). 1aeques Derrida. Fordham Univ ersi ty Pre ss. Nu eva York .
Baltersb y, C. (1989), Gender and Gen/ us. Towards a Fem ín íst A estñ eücs , _ ( 199 7b), The Praye rs ond Tears of1a eques Derrida. Relig ion Without
The Women 's Press. Lon dres. Re/i gion , Indiana University Pre ss, Bloomington.
Baude1arie (1989), en F. Sc arfe (ed ., introd. y trad.), Baude íaire, vol. 11: The Caraballc, L, N . Cha rlier, y l . Garulli (1998), La Dictadura (19 76- 1983 ).
Poems ín Prose and La Fanjarlo, Anvil Pre ss Poetry , Londres. Testimon ios )' Docum entos, EUDEBA, Buenos Aires.
Baudrillard , J. ( 990), Seduction , S I. Manin's Pre ss. Nueva York (trad. cast.: Cardoso Pere ira, N. ( 1994) , «Tempos de Remís sao», Mandrcfgora, 1, p. 83.
De la seducci6n , Cétedra, Madri d, 2000, 8.- ed.}, Carrnic hael, C. ( 1979), Women, Law and the Genes ís Tradit íons, Ed inburgh
Beckford, R. (l99 8),lesu s ts Drecd, Block Theology and Block Cu lture in Universiry Pre sa, Ed imburg o.
Britain, Darton , Lon gman and Todd , Lond res. Ca rrasco A. V. H. ( 1995). Espi ritualida d y fe de los pueblos ind ígenas. En-
Benhabib. S. , J. Butler, D . Co rne ll, y N. Fraser ( 1990), Fem ínist Content ions . sayos, INPPI, Ec uador.
I A Philosoph ical Exeh ange, Rou tledge, Lond re s. Carter, Heyw ard I. (1989). Speaking of Cñrist: A Lesb ían Femi nist Vok e,
B ernal Dial ( 1963), The Conqlle.u oj New Spa in, intr. y trad. de J . M. Co he n, Th e Pilgri m Press, Nu eva York .
I Harm ond sworth, Pe nguin Book s. Harmond sworth , Mi ddlesex. Ca sas, B. de las (195 3), Brev isima re!aci6n de la des trucci6n de las Indias ,
;Blaustein, E., y M. Zu bieta ( 199 9) (eds.), Declamos ayer. La prensa argenti. Mar Océa no , Buen os Aires.
na bajo td p roceso, Ed icione s Co lihue , Buenos Aires. Cas lillo, D. A . (1998 ), Eas)' Women. Sex and Gender in Modern Mexican
occ hetti, A . ( 199 3), «La indecent e diferen cia.. . Debate Feminista, 3, 16. Fietion , Univers ity of Minnesota Press, Minnea polis.
pp. 219 -234. The Carholic World Repo rt, San Fra ncisco , No v. 1997.
286 u teología indecente Bibliografia 28

Chertudi, S., Y S. J. Ne wbery (1978), La difunta correa, Huem ul. Buenos Dixon, P. ( 1998 ), «Fe ma le sexual c haracteris tics in Chris t and Christianity ..
Aires. Online. Disponible HITP: htt p:// www.postfun .comlpfpl features/98/j u
Chris una. G. ( 1997), " Are we ha ving se x now or what?», en A. Sable (ed .), wo und.html (junio de 1998).
The Philosophy of Sexo Contempo rary Readings, Rowman & Littlcficld Doble Jornada ( 1991), marzo, 7.
Publishers, Odord. Dupeyron. G. R. ( 199 2), De indios imaginarios t' indios reales en los relatos
Clark, J. ~1 . ( 1989) ,A Place to Stan. TOM,'Qrds un Unapolagetic Gay Libera- de la conq uista de Mbico . Tava, Méx ico.
tíon Tbeolog y, Monument Press, Dalia s. Dussel, E. ( 1977), Filosofla ética latinoamericana, vol. 3, Edi col , Méxi co.
Collings, J. (1998a), ..Closer to GOO,.. Skin Two, 27 (oloño) , pp . 49-52. ( 198 1), LA producción teórica de Marx . Un comenzario a los Grundrís-
- (l 998b), - One a Catholic », Skin Two, 27 (otoño), pp . 63 -65 . se, Siglo XX I. Méx ico .
CONAD EP (1994), Nunca Más. Inf orme de la Comisión Nac ional Sobre la (1985 ), Filosofía de la liberación, La Aurora, Bue nos Aire s.
Desapa rición de Personas, EU DEBA, Bue nos Aires. ( 1988), Hacia un Marx desconocido. Un comentario de los manu scritos
Co rinne, T. ( 1987), Dreams of 'he Woman who toved SexoA Couecuon. Ban- del 61 -63 . lztapalapa. Méx ico .
ned Book s, Au snn. Tex as. (1993 ), LAs met áforas teol ógicas de Marx, Verbo Divino , Este lla, Na -
Co rrea , R.• y E. S ubercasea ux ( 1996). Ego Sum oPlane ta, Santiago . "arra .
Cr oeuo. J. 5. (197 3), Llberaci án y libertad. Pautas nermeneü ucas , Mundo (1995). The Invention of the Amt'ricas. Eclipse oi tht' Omer and the i
t'ue\·o. Buenos Aires. Myth of Modernit)', Continu um , Nueva York.
- (1983), «Thc Gods er Op presston ». en P. Richards (ed.), The Idols of Eag le ton . T. ( 1992), Literary Theory. An Introduction, Basil Black well, Lcn- .
Death and the God of Life, A Theology , Orb¡s. Nueva York . dre s.
Cruden, A. (1909), A Complete Concordance 10 the Holy Scrip tures of tñe Eas ton, L. D., Y K. H. Gu ddat ( 1967) , Writings ufthe Youllg Marx on Philo-
OId and New Testaments, Ward. Lock a nd Co. , Ltd., Londres. sophy and Society, Anchor Bccks, US A.
Daly. ~t. (1978). GynlEcolog)'. The Metaetn ícs of Radical Feminism, Th e Easton, S. ( 1994), The Problem of Pom ograpñ y. Regulaliun and the Right to
wc men's Pre ss. Londres. Free Spe ec ñ, Routledge, Londres.
- (1984), Pure Lust, Elemental Feminist Theo íogv, The Women 's Press, Estrada. J. ( 1996), \!irsen de Medianoche, Patria, México .
Lo ndres. Evans , J. ( 1996), Femin íst Theory Today. An lntroduction to Second Wavt'
Dante. A. C. ( 1975), Sartre, Fontana/Collins. Glasgow. Feminism, Sage, Lo ndre s.
Daumc r, E. (1992), «Queer Ethics», Hypathia. 7 (invierno), p. 98. Fabe lla, V, (1992), «T he De velopme nt of Women 's Theological Co nsc íous-
Davis. J.• y G. Lo ughlin (1997) (eds.), Sex these Days. Essays on Theo íogy , nes s witbln the Ec ume nical Asscc iatíon of Th ird Wor ld Theologians»,
Ses uaííty and Socie ty, Sheffield Acade mic Pre ss. Sheffield . co nfe re ncia. Sa n Fra ncisco Th eological Seminary.
Deleuze. G., y F. Guauari (1988). A Thousand Ptau aus . Capitalism ond Panon. F. (1959), Studies in lJ)'ing Colonialismo trad. de H. Chevalier, Gro--
Schil.ofrt'nia . The Athl one Pre ss. Londres {tra d. cast.: Mil mesetas. Ca - ve ( 1965, reimpresión 1970 ), Nue va York.
pitalismo)' ~squil.Ofrenia. Pre -Textos, Valencia, 1997). - (1961), Tñe W,-rtched of the Eanh, trad . de C. Farrington, Grov e, Nueva
Derrida. J. (1972 ). Marges de Philosophie. Minuit., París (trad . cast.: Mdrgt'- York (trad. ca st.: Los condenados de la tierra, Txalapana, Tafalla , 1999).
nes de la fi losofla , Cátedra, Madrid, 1989). Fedel, G. (199 1), Simboll t' Poíi t íca, Moreno. Nápoles .
( 1989), La dec on strucción en las fronteras de la fi1osorfa . La reti rada de Finkel, S. , y V. Gorbato (1995), AnlOr y sexo en la Argenzina. La vida erót i·
la metáfora, trad. de P. Pe ñalver, Paid6s, Barcelona. ca en los 90 , Plane ta, Bue nos Aires.
( 1998). «Fai lh a nd k-nowledge: the twO sources of religion al the limits Fos ler, D. W. ( 199 7), St'xual Textualities. Essays on Queering LAtin'Amerj-
of reaso n alone,.. e n J . De rrida y G. Vattimo (eds. ). Rel igion , Po lity can Writing , Universily oCTexas Pre ss, Ausli n.
Pren , Cam bridge. Foucault. M. ( 1980), PownIKnoK'l~dg e: Selec ted ln urviews and Othn Wri·
Di Leo nardo, M. ( 199 1) (ed.). Gt'ndu ut tht' Cross.....ords of Knowledge: Fe- tings, 1972 -1977, trad. de C. Gordon, Pan!heon, Nueva York .
minist Anth ropology in the Post Modern Era , Universily of California Freire. P. (19 70) , Pedagog(a del oprimido. Siglo XX I, Montevi deo.
Press, Berkeley. Gane, M . ( 1993) , Baudriflard Liv e. Selected Intervie.....s, Routledge, Londres.
It88 La teología indecente Bibliograña 289
,

~
arber, M. (1992), Vesud lnterests. Cross- Dressíng and Cul tura l AllXit'ty. Hinkelammen, F. ( 199 1), Sacrificios humanos y sociedad occidental: Luci-
Routled ge. Lo ndres . fer y la best ia, DE I, Cos ta Rica .
arcílasc de la Vega. 1. ( 1996), Commemaries al/he Incas and General Hís- Hollcway, W. (1984), «Gender, Diffe renee and the Production of Subjecti-
tory 01 Perú. traducido y editado por H. V. Livermore. University of Te- VilY., e n W. Holloway y J. He nriques (eds.), Changing the Subj ecr. Psy -
xas Press, Auslin y Londres (trad. cast.: Comentarios nales de los incas, cholog)'. Social Regulation and Subjectivity, Methuen, Londres.
Fondo de Cu ltura Econ ómica. Lima . 1991). Humm, M . (1991 ) (ed.), Border Traffic: Strategies ofContemparary \Vomen
ü e bara. L, y M. C. Bingeme r ( 1989 >, Mary. Mother of God, Motñer ofthe Writers. Manchester Un iversity Pre ss. Manchester.
¡ Poor, Orbi s. M aryknoll . Jagose, A. (1996). Quet!r Theory. An Introduction, Nuev a York Umversiry
Ihbbs, P. ( 1996), Tñe Word in the Third World. Divíne Revelatian in 'he Tñe- Press, Nueva York.
0108Y01Jean-Ma rc Ela, Aloys íus Pieris and Gustavo Gurilrnz. Ponti fi- Jenki ns, H. (1992), Textual Poa cners, Televisi ón Fans and Parti cípatary
I cia Universita Gregoria na, Roma. Cultu re, Routledge, Lo ndres.
Goücck. G . (1909 ), Aunt Af rica . A Family Aftai r. CM5, Lo ndres. Keamey, R. ( 1984), Dialogues with Contemporary Philosophical Thinkers .
Doss, R. ( 1993 ), l esus Acted Up. A Gay and Lesbian Man if t'sto. Harpe r and The Phenomeno fogical Herítage, Manche ster University Press, Man-
Colli ns, Nueva York. c hester.
Gramsci , A. (197 1), Selections fro m the Prtson No tebooks , editado y trad u- Kee, A. (1990), Marx ond the Fatlure of L ibemtíon Theo íogy, SC M, Lon -
I cido por Q. Ho are y G . Nowell Smith , Lawren ce and Wishart, Lo ndres. dres .
Graziano, F. ( 1992 ), Div íne Violence. Spectacle, Psy chosexua ííty, &. Radical Kie1y, R. ( 1995), Sociolog y of Development: The Impasse and Beyond , UeL
Christianity in the Argentine «Dirty War..., w estview Press. Boulder. Press. Londres.
- ( 1997), The Lust ofSeeing. Tñemes of the Gaz e an d Sexual Rit uals in the Kin g, U. (1994) (ed.), Fem ín íst Theology f rom the Third Wor/d. A Reader,
Fíction of Feíisberto Hem andee, Bucknell Unive rsity Pre sa, Lewi sburg. SPC K, Londres.
Guy, D. J. (199 1). Sex and Danger in Buenos A ires: Prostitut íon , Famíly and Kob ia, S. (1998), «Afrie a is Re-Awakening», Echoes. 14, p. 7.
Nation in A rgentina, Un iversity of Ne brasca Press, Lineoln. Kri ste va, J. ( 1984), Destre in Lan guage. A Semiot íc Approach so U terature
. Hall. D. E., Y M . Pram aggiore (1996), ReP resenting Bisexualities. Subjects and A rt, Basil Blackwell. Oxford .
and Cultures ofFluid Destres, Nuev a York Universiry Press, Nueva York . Lac1au, E., y C. Mouffe ( 198 5), Hegemony and Soc ialist Strategy . To......aras
Halpe rin, D., J. Wi nkler, y F. Ze itlin (1990 ) (e ds .), Bef ore Sexualiry. The a Radical Democ ratic Potirics, Verso. Lo ndres.
Cons truct íon ofthe Erotic Expe rience in the An cient Greek World, Prin- _ ( 1996) , «Deconstruction , Pragma tism, Hegemony» , e n C. Mouffe (ed.).
ceton Univers ity Pre sa, Pri nceton. Deconstructíon and Pragmat ísm , Rou rledge, Londres.
Hempscn , D. ( 990), Theology and Fem ínísm , Basil Blackwell , Londres. Lagarde, M. ( 1994), «Hacia una nue va cons tituyente desde las Mujere s», La
Harv e y, D. (1989), The Condition ofPostmodernÚY. A n Inqui ry int o rhe Ori · Jornada, agosto , 8.
gins of Cultural Exchan ge, Basil Blackwell, Lon dres. La ma s, M . ( 1994) , «De moc raci a e igualdad palrtica y difer encia sexual..,
Harvey, I ( 1986), Derrida and the Econ omy of Diffl rence, India na Unive r· Top od rilo 35. Online. Di spo nible en http://w ww.iztapalapa .uam .mx/
I sil)' Press, Indiana. iZlapalapa.www/topodrilloJ35/td3 5_04.html.
Hed ges, W. (1998), ..Tex lual Poachin g.., Tem u . On line. Dispo nibl e HTIP: La nea ste r, R. (1997), ..Gulo 's Performan ce.., en D. Balde rston y D. 1. Guy
http ://w ww.sou.edulEnglishfl DTCffennslte nns.hlm (29 de abril de (eds.), Sex and Sex uality in Latln Am alca , Ne w York UniversilYPress,
I 1998).
Heijerman , M . (1994), «Who would bla me he r? The "S tllmg e" Woma n of
Nue va York.
Laur e nten. R. ( 1995), An Appea/lmm Mary in A rgentina. r he Apparitions of
Prove rbs 7», en F. van Dij k. Hemmes )' A. Brenn er (eds.), Refl ection on San Nicolás, McCr imm ons, Wakering Essex .
Theology & Gender , Kok Phara s, Kampen. Lavrin, A. (1992), Sexuality and Marriage in Colonial Latin America , Uni-
e rnming, 1. (19 93), The Conquest ofth e Incas, Macm illa n, Londres. versity of Nebras k.a Press, Linco ln y Lo ndres.
lerdt, G. (1 196) (ed .), Third Su, Thi rd Gende r. Beyond Sexual Dimorp hism Lawson , A. ( 1989), Adultery. An Ana lysis of Love and Betrayal, Basil Blaek -
in Culture and History, Zo ne Book.s, Nueva Yor k. we ll,Oxford .
290 La teologfa indecente Bibliograffa - -- - - - - - - - - - 29 1

León-Portilla. :-'1. (1986), Tiempo y realidad en el pensamiento maya , Moffan , A. (19 88). Psicoterap ia del oprimido. tdeo íogta y técnica de la psi-
UNAM , M éxico. quia trla popular. Humanitas, Bueno s Ai res.
Liboreiro, M. C. (1992). ..La Evangelización en la Co lon ia.., en CE HILA Mo ntes de Oca , E. (1995), Guía negra de Buenos Aire s. Margi nalisación en
(eds. ), 500 años de cris tianis mo en la Argentina , Ce ntro Nueva Tierra, la gran ci uda d. Plan eta, Buenos Aires.
Buenos Aires. Moore, H . L. ( 1994), A Pass íon for Difference, Essays in An th ropolog)' and
Lin Piao (1967), Quototions f rom Chairman Maa Tse-Tung, Foreign Lan - Gender, India na Universi ty Press. Bloo mington e Indin napcl is.
guages Press, Pekín . Morales, J. A.. Y G. McMahon ( 1996) (eds.), Sconom ic Policy and the Transi-
Loomba, A. ( 1998). Colonialüml Postcolonia/ism, Rou tle dge, Lo ndres. tton to Democracy, The Latin American Experienee, Macmillan. Londres.
Lopez-Ceno, M. de l P. Mart íncz (1995) (ed. ), Iglesia. Estado y econom ía. Si- Mo rton. D. (1996) (ed. ), The Material Queer. A Lesbigay Cultural Studies
glos xV( al XIX, UNAM, México. Reader, Westview Press, Colorado.
Lorde, A. (1 99·n. «Age , race . c1ass and sex: women redefi ning differe nce », Mo uffe, C. (l992f? ..Ferninism, Cuízenship and Rad ical Dem oc ratic Poli .
en H. Crowley y S. Hi rnmelweit (eds .), Know ing ",amen . Fem inísm and tics», en J. Butle r y J. W Sco tr (eds .), Peminists Theorize the Political,
Knowtedge, Polity Press, Cambridge . Routledge, Londres.
McLellan, D. ( 1979) (ed.), Marx 's Grundrísse, Paladin, Londre s. Nagel, S. S. (1994) (ed.), Lat ín American Developm en t and Public Pol ícy,
Ma rias; J . (1967), Histo ry of Phílosophy, trad. de S. Ap pelb aum y C. C. Sto Martin 's Press, Londres.
Strow bridg e, Dovcr. Nue va York (trad . cast.: Historia de la filosofía,
Ca stilla, M adrid . 1970 ).
I Nash, J.• y H. Safa (1976). Sex and Ctas s in Lat ín America , Praeger, Nue va
York .
Marini , M. (1 992). l acques Lacan. The French Context, Rutgers Uníversny Navarro. F. ( 1988). Filosofía y marximo . Entrevista con Louis A íthusser, Si-
Press. Nueva Jersey.
Martini, M. Puc hu rri de (I984) , lmág~nes de la "rgen en nu ~stro paú, L
I glo XXI . Méxi co.
Na varro, M . (1981), Evita , Corregidor, Madrid.
Buschi , Buen os Aire s. Nel son , J. (1992), The Intimate Connection , Mate Sex uali ry. Masculine Sp í-
Ma rx. K. (1639.1641 ), Grundrisse der Kritik de Potníscnen Oek onomte ritualiry, SPC K. Lon dres.
(RohrnlWurj) , vo l. 1-2. Institute for Marx ism-Leninism , Mo scú (trad . Ober, F. ( 1883) In the Wake of Coí umb us. Adventu res of the Spec íol Como
ca st. : Ele mentos fundamentale s de la crítivc a de la economía po ítt íca, missioner Sent by the World 's Columbian Expo sition to the West lndies,
Sig lo XX I, Madrid, 1988, 8." ed. ). Lot wrop, Boston.
(1976), The German ldeology. Progress Publi shers, Mosc ú. Ortega y Ga sse t, J. (1969· 167 1), Obras completas. Revis ta de Occidente,
Melhuus, M.. y K. A . Stelen (1996), Machos, Mistresses, Madonn as . Verso. Madrid .
Nueva York (trad. cast.: La ideología alemana. Univers idad de Valencia, Oyarz ün, M . E. ( 1992), ..Entrevista con el Gral. Pinoc het •• Diario La Terce-
Valencia. 1991). ra de Chile (septiembre ). p. 2.
Mendiola. S. ( 1994) . ..los indios como dispos itivo teol6gico y fetiche », De- Per ker, R. G . (1991). Bod íes, Pteoswes and Passtons . Sexual Culture in
bate Feminista , 5 (9), pp. 457-460. Contemporary Braiil, Beacon Press, Bosron.
Mesters. C. ( 1960). Rut. Comen tario B íblico Ecumén ico , La Au rora. Buenos Pease. F. ( 1980) (transcri pció n, prólogo. notas y cronología), Felipe Guamán
Aires. Poma de Ayala. Nue va Coronica y Buen Gobierno, Bibli oteca Ayacu-
Mies, M . ( 986). Potría rchy and Acc umu íatio n on a WorId Seale: Women in che, Ca rac as.
Ihe lnlem a/ionol Division of Labour , Ze d Pr ess. Lo ndres. Pérez, L., y U. Castella nos (19 94), «No no s dej en so las. Ent rev ista con la
Mignone . E . F. O'l%6) . lgluio y dictadura . El papel de la Iglesia a la luz de Comandan te Ramo na», Doble Jornada, marzo, 7.
sus relaciones co n el rl gimen milila r, EPN, Buenos I\ires . Pérez, ~1. ( 1995) , «Situac í én, derechos y cultura de la mujer indígena ». On -
MiI\er. J. A. (\(}9()) (ed.j. El yo en la teoria de fre ud y en la tü nica psicoana.. lioe. Disponible en hu p:llcreati vidadfemi nista.org/ 3-bibliol Chiapas
Iitica: 1954-1955. Co lecci6n el Seminario. vol. 2, Paid6s. Buenos Aires. fl20%2OTomo%202lmatilde2 .h!ml
Misfud, T. ( J 997). Economfa d~ murado. Interroganu s iticos pa ra una ac- Pérez Herrero. P. (1992), América Latina }' el colonialismo europ~o (siglos
ción solidaria. Sa n Pablo. Santiago de Chile . XVI-XVItl). Síntes is. Madrid.
f92-------------------
,
La teolcg ja indecente
Bibliografía 293

Perén. E. ( 195 1), Lo. rozón de mi vida. P éuser. Bue nos Aires. ( 1982), El hombre de hoy ante Jerús de Nazareth. Fe e ideología, Cri s-
Phillips, A. (I998) «w e' re cheating OUT w ay lo Heavene Skin Two. 27 (oto- tiandad, Madrid.
I ñe), p. 65. (1973 ), Our Idea ofGod, trad. de J. Drury, Orbi s, Nue va York.
Plumrner, K. (I99S), Telling Sexual Storíes : Puwu, Charlge ami Social (1988), El dogma que libera , Sal Teme, Santand er.
Worlds, Rcutle dge, Lo ndre s. Sete1, D. T. (1985), .. Pro phet s a nd pomography: female sexual imagery in
Poe . E. A. (alribuido a) (1998), «Kissing God .., Diva (nov iembre), p. 35 . Hosea», e n lo Rus sell (ed .), Feminist Interpretation ofth ~ Bíble, wesr-
Probyn, E. (1996), Outs idc Beíongings, Routledge, Lo ndres. mi nster Presa. Fila delfia.
Quiroga, J. (1997), ... Homosex ual ities in a Trop ic of Revolu tion .., e n D. 8 a1- Simon, R. (1982), Gramsci's Pol ítical Thoug ht. An Introductíon, Law rence
I derston y D . J. Guy (eds.), Sex and Sexuality in Latin America, Ne w and Wishart, Londres.
York Unive rsity Pre ss, Nueva York. Smith, A . M. (19 98) , íaclau and Mouff~, Rout ledge, Londres.
Raymond , J. ( 199 1), A Passion f or Friends. Towards a Philosophy ofFema - Soble, A. (19 97), Tñe Philosophy of Sex. Conumporary Readings, Row man
le Affu rion, The Women 's Press. Londres. & Littlefield, Gxford .
Rich, A. ( 1980) , «Compulsory hetero sexuality and lesbian existence.., Signs, Sobrino, J. , e I. Ellac urfa (1993a) (eds. ), M)'st~rium Llberationis: Funda-
5 (4), pp. 3 1·60. mental Concepts of Liberation Theology, Orbis, Nueva York.
(1974) , Tñe Confííct of ít uerpretations , No rth wes tem University, Eva ns- _ (1993b), Systema tíc Theoíogy. Perspect íves ;11 Liberation Tñeoíog y,
Ion. SCM. Lo ndres.
( 1978) , Th ~ Ru l~ of M~taphor. Muíti-Discip íinary Stud íes of the Crea- Spiege lbc:rg, H. ( 1989), ..Th e phenom en ology of the Iook», Jo urna l of the
tion of M~aning in Lan gua ge, Routledge & Kegan Paul, Lo ndres . British Soc íety fo r Phenomenoíogv, 20 (2) , pp . 107-1 23.
( 199 1), From Ta t to A ction. Essays in Hermm eutics, 11, trad . de K. 8 1a- Stuart, E. ( 199 5) , Just Good Friends. Towards a Lesbian and Ga)' Theology
mey y J. B. Th om pson, Th e Athlone Pre ss, Lon dres . ofRelationsh ips , Mowbr ay. Londres.
Rivers Pagán, L. (1995), Entre el oro y lafe. El dilema de Am érica, Un iver- _ ( 1997), Relig íon ís a Quen Thíng, She ffield Unive rsity Press, Shef-
sidad de Puerto Rico, Puerto Rico . fiel d .
Rivero , G. (1997), La ves Work, Vintage, Lo ndres. Sulei man , S. R. (1985), «Wrítin g and rnot herhood », en S. N. Garne r, C. Ka-
Rubin, G. (1984), ..Think.ing sex: notes for a rad ica l theory of the polines of harre y M. Sprengnether (eds.), The (M)o/her Tongu e, Ithaca, Corne ll
sexuali ty», e n C . Vande (ed.), Plea sure and Dan ger: Expl oring Female Uníve rsity Pre ss. Nu eva York.
Sexua íiry, Routledge & Kegan Pa ul, Bo ston. Tam ale l nstitute of Cross-Cultura l Srudies ( 1997) , ..Cultu re a nd Dev elo p-
Said, E. ( 1993), Culture and lmperia íism, Charro a nd Windus, Londres. me nt Semi nal», New letter, 20 (mayo ).
Sartre, J.-P. ( 1956), Being and Nothin gness, trad. de H. Bames, Phil osophical Ta mayo, J. J. ( 1994) , Preseme )'futuro de la teolog ía de la liberaci án, San
. Library, Nu eva York (trad. cast.: El ser y la nada , ROA, Barcelona, Pablo, Madrid.
20(4). v Taylor, M . ( 1987), Erring : A Posusíoaem Altheolog)" University of Chica-
Sarup, M. (1988), A n Introductory Ou íde to Post -Stru cturalism ami Post - go . Chicago.
Modemism . Harvester Wh eat sheaf, Worce ster. Thatcher, A. ( 1978) , The Ontholog)' ofPaul Tiflich, Oxford University Pres s.
Sauval, M. ( 1998), ..Ciencia , psicoanáli sis y po smoderni smo. Acerca delli- Nueva York.
'1 bro "Im po sture s Intell ectuell es" de Sokal y Bncmcnt», Acheroma. On - Theu nissen , M . (19 84 ), The Other: Studies in Social Anmropo íogy 0'1 Hus-
line . Dispo nible en http://www.achero nta.org /ache ronta6/cie ncia.html. serl, Heidegg er; Sartre and Buber , MIT Press, Cambridge.
¡Schüssler, Fiorenza E. (1993), Dücipleship of Equals , SCM , Lo ndres. Tisdale, S. (1994), Talk Dirry lo Me. An Intimare Philosophy of Sex, Anchor
¡Skin 7Wo (1998), núm. 27, Ti m Woodward Pub lishing Ltd., Londres. Press, Nueva York .
'Sedgwic k, E. Kosov sky (1990), Epistemology of the Closet, Uni versity of Todorov, T. (19 87), La eon quüta de Am ér ica: El problema del otro, Si-
California Pre ss, Be rkel ey. glo XXI, M~ xico.
Segundo, J. lo ( 1948), Existen cialismo, fi losofla)' pMs{a. Ensayo de s{nte· Tri as, E. (1998), ..Th inkin g religion: the symbo l and Ihe sacred.., en J. De-
sis , Espasa-Calpe, Bu enos Aires. rrida y G. Vattimo (eds. ). Religiol1 , Polit y Pre ss, Cambridge .
2 94 La teología indecente

Tri bble, P. (19 78 ), God an d the Rheroric 01 Sexuality, Fort ress Pre ss, Pila- Índice alfabético
delfia.
Va n der Meer. T. ( 1996), «Sodomy and the pursuit of a third sex in the early
m ódem period», en G. Herdt (ed.), Third Sex. Tñird Gender, Beyon d Se-
xua l Dimorphism in Cult ure and History, Zo ne Books. Nue va York.
Yézquez, ,.,1. A. ( 1998). The Bratilían Popu lar Church and lhe Crisis 01Mo -
demíty, Ca mbri dge Uníversny Pre ss, Ca mb ridge.
Yerbits ky, H. ( 1987). La po sguerra sucia. Un análisis de la transici ón, Le -
gasa, Bue nos Aires.
Vika . G . (199 8). «Dcn't s tand 011 my story. Acrílica! reflect íon 011 la nd and o
reconciliation in Sout h Afri ca: its impli cation COl rhe future of de velop -
me nt .., co nferencia MTH inédita . New College, The Universlty of Edin-
burgh.
Vitale, L. ( 1986). Historia de la de uda extertla latinoa merican a y ent retelo - adulterio, 199-205 Eccles iogenesís. A'I
nes del endeudam iento argentino . Planeta. Buenos Aires. Alth usser, L.. 43. 48 . 65 , 133, 273 , Bonina . José Miguel , 4 1. 43
Wamue , G. (1996)...Ge nder . violence and explcita tic n: the wid ow's dilem- 279 Borges. Jorge Luis. 14
ma... en G. Wamue y M. Oe tu¡ (eds.). Víolella Against Women. Refl ec- A~fEPU, 233-234 Braid ctti, Rosi, 122
tions by Kenyan n omen Theolog íans , Actcm, Nairobi. Amígovísma, 205 Brigbt , S usie ..Sexpert... 98-99 . 105,
Wayle n, G. (1996). Gender in Third Wor ld Polines , Open Un iversity Press. Ana María, co mandante. 184 112
Buckingham. ant ropo logía. 19. 49 . 64- 65 . 67. 69- Sex ual State 01 t ñe Union, The,
weeks, J . (199.5), tnvented Mora íities. Sexual Values in an Age o/ Uncer- 72.80 96 . 121
rainl)" Columbia Universíty Pre ss. Nueva York. aperramlemos. 98 Butle r, J•• 18-19. 2.5. 82. 121- 122.
Weinberg. T. S. (1995 ) (ed.), S &: M. Studies in Dom ínance &: Submíssíon , Ayala , Gu am an Pom a de . 30 136,1 49, 158
Prometheus, Nue va York. Nueva Crónica y Buen Gobi erno,
w esrbrook, R. (19 9 1). Property and the Famíty in Biblical Law, Sheffield 89 Cabral , A. , 19
Unive rsity Press, Sheffield . azt eca s. 28-29 , 32. 4 1. 70. 95 «caminata, la » , 15. 18
we ston. K. ( 199 6). Render me, Gender me. Lesbians Tafle Sexo Ctass. Colo r. capitalismo salv aje, 53 . 242 . 246.
Nano n; Srudmuffin s .. .• Co lumb ia Unive rshy Pre ss. Nuev a York. Barth, Karl. 43 . 5 1-52 . 77 . 173. 208 272 , 280
Whlte, A. ( 1960). A Htstory o[ War[are o[ Sctence \Virh Th eology in Chr ís- Barth es. Rol aud. 2 1. 225 . 23 1 Ca sas. Bartolomé de las. 36·37
tendom. vol. 2, Do ver, Nueva Yor k. Basileia. 115. 176 Ca utiva de Río Seco. La. 125
Williams, R. (1997). Marx ísm and Luerat we. Oxford Uni versity Press. Ox- Battersby, Christine, 2 19 chamames• .5.5
ford . Gmder and Gen íus: Towards a Chris tina, Greta, 113
Wilson, N. (1995), Our Tríbe: Queer Fol ks , God. I esu s ond the Bible, Har- Femint st Aesthetics, 83 chupadero. 148-149
per, San Francisco. Buudrillard, l . 19, 127. 140- 144 Cih uacoatl (diosa). 32
Young, K.• C. w olkowitz y R. McCu llagh ( 198 1) (eds.), Di Marriage and the Belgr uno. Manu el. 190 Clark, J. Mich ael, 174·1 75
Marlce r: Uomen s Subo rdínation in lnternat íona í Perspective, CSE bi-Cri stol ogía, 112 PÚJcero Slan.A. 174
Book s, Londre s. Bingeme r, Maria Clara. 63n. 64 -6.5. Clinton, pre sidente BiII. 113
Zapata, ~t. ( 1997) ... Filosofía de la libe ración y liberac ión de la mujer. La re- 67-69.80.82 Co lhngs, Julia. 210. 2 18. 22 3
lación de varo nes y muj eres e n la filosoffa é tica dc Enrique Dussel ... De- Blatesky, reverendo Albe rto. 41 Comblin. J.• .57
bale Feminista. 16, pp. 69 -67. bloqu e hegemó nico histór ico. 138 comunidad de coloca ción. 234
Roff. Leonard o, 67 . 8 1n. 82 , 132. 252 comunidades ec les jales de base. 48-
296 La teo logfa indecente ' ndice alfa bético 297

49,54,56,78,100,17 1, 182, Ed wards, M alcolm, 129 Halbe rstam, Judith, 163 Llos a, Mario Vargas, 204
185, 24 1 Enge ls, F., 67 Hampson, Dap hne, 39, 68n , 147 , Loftus, Bria n, 169
Concienciación. 4 3, 59. 77, 80- 83 , es perma togénesis, 83·84 16On, 161n l.ogos Spermatikos, 83, 86, 2 19
138, 166,1 81, 184 Es trada, Jo sefin a, 11·1 2 Harvey, David , 24, 34 Logos, 62, 83, 2 19
Conquista de Latinoamér ica, 12, 14 , estructu ra de sac rificios hu manos, hegemonía, 20, 22, 78, 130, 138, López, Yolanda, 74
37 247 148,231,264,268,272-273 Re/ra to de la artista como Virgen
Consej o de Indias, 36 Eva nge lio y Cultura, 47, 54, 57 Heyward , C árter, 169 de Guada lupe , 73
t oo k, Guillermo, 64 Hinkelamme rt, F., 246-247, 251- Lorde, Audre, 63
Copémic o, 156 Fabella , Virgin ia, 59 252, 266 Lyotard, J.-F., 14
Cortés, Hernán, 25, 97-98 , 276 familia evangé lica, la, 140, 142-147, Hiperrealidades. 140-141
Couch, Beatriz Meleno, 41 153, 159 Holloway, Wendy, 78 machismo, 18, 190, 262
cristianismo de núcleo dur o, 136 Fanon, Franz, 19 Hosen, 122 machistas, sistemas, 88
cristología homosexual, 104 Condenados de la tierra, Los , 133 Husserl, E.O.A.: Ideas, 6S Madre del Tiempo Cós mico de los
cristología lesbiana. 169 fetich ismo, 2 1, 135, 2 10, 2 12-2 14, incas, 14
cristolog ía, 14, 20, 104, 106, 117, 2 19-220, 222-226, 231, 253 Iglesia Comunitaria Metropolitana Madres de la Plaza de May o, 79,
122, 139, 147, 156, 160- 164, salvación y, 215- 218 en Argentina, l 64 n 145, 174, 248, 26 1, 27 1
167-170,172, 177 filoso fía cont inental, 19 ímagína íre de ruptura, 108, 14 1 Mad res de la Plaza de Mayo, 79,
crítica posco lonial, 19, 245 filosofía de la liberación, 275-276 incas, 14,4 1,70 145, 174, 248,261, 271
Croatto, J. Severino, 4 1, 101, 224, formalistas rusos , 82 «indio, el», 244 «Mal entrazado», 151· 152
231 Foucault, M., 27, 139,209 indios, 66, 88-89, 98 «mala vida», la, 36· 37
Cruden, Alexander, 221 Freire, Paulo, 50, 180n, 181 inve rsión en la Virgen, 80 Mal inche, 276
Pedagog fa del oprimido, 133, 139 Mandela, Nelson, 43
. Daly, Mary, 19, 100 , 128, 173, 176, Jebes, E., 24 Mao, presidente, 26
247 Oarber, Marjorie, 19, 117, 120- 121 Jagose, A., 97, 145, 150 marianismo, 68
Gyn/Ecology, 208 Gebara, Ivonne. 63n, 64-6 5, 67-69 , Javie r, comandante, 254 Mario , padre , 196· }98
Pure Lust, 208 80,82,96 Jenk ins, Henry, 161 mariología, 19-20, 57-58 , 61, 63-65,
Daumer, Elizabeth, 169 Giddens, Antho ny, 20 1 jesuitas en Latinoa mérica , 36 68-69 , 71,80, 82, 84-87, 92-
Deleuze, G., 19,209,213,226 Golloc k, G .: Aun! Afríca, 171 Jesú s-la LUna, 155 96,102,106,108,1 22. 126
Derrida, 1., 19, 27, 29, 150-15 1. Oos s. Robert , 19, 34, 104· 105, 112- mariología homosexual, 106
1570, 214, 216,220 , 246 114, 16 1- 162, 165C I70 -17 1, Kobia , Sam, 253 ·25 4 mariología de vainilla, 80-87
desaparecidos, los, 142. 174, 177. 227 Krisreva, Ju lia, 136 Martin , Bidd y, 168
179 Gre ciano. F., 60, 98n , 2 17n, 262 Marx, Kar l, 45, 48, 54, 57, 62, 67,
Díaz, Berna l, 96, 98 Gr amsci, A., 23, 47, 106, 130,1 38 Laca n, Jacques, 23-25, 50, 154.155 7 1, 87, 2 13-2 14, 242, 251 -
difunta Correa, la, 117, 123-126 grandes metanarrarivas, 15, 24 Lac1au, Ernesto , 19, 187, 237, 243, 252,278-279
Dixon , Poppy, 108 grandes narra tivas, 14 , 19, 35, 41 264· 265, 277 Grundrisse.Yl
Dupeyron, O.R., 66 , 244 caída de las, 13, 23-34, 37,70 Lagarde, Marcela , 184 marxi smo aleatorio, 48, 279
Dussel, Enrique, 19, 2 1, 29-31, 37, guaraní, nación, 55 Laud, arzobispo, 199 marxismo, 42, 48, 24 1, 250-25 1,
I 45,54, 57,82,244,246,251 - Guattari, F., 19, 209 ,21 3,226 Lebendige Arbeit, 37, 45 279

l
252, 273-279 Guevara, Che, 138, 174, 177 León -Port illa, M., 27 Mendiola, S., 244
Guti érrez, Gustavo, 42-43 , 5 1, 185, ley de propied ad, 46 mesianismo
coteología, 47,52, 25 2 19 1,196 ley inversa, 46 inj usto,220-226
298 La teología indecente {odie!: al fabélico 299

sumisión a los deseos sex uales. pene me nguante. fenó meno de, 21, Ruerher, Rosemary Radford. 105, teología de Iiberaci6n feminista, 18.
226-231 256,258·26 1,263 112,1 14 22,68, 71, 90
Mesrers. Carlo s, 132 pensamiento homosexual . 12 teología de vainilla. 8 1, 129
mestizaj e. 53 pe ntecostali srno, 52 Sac ks, Karen, 67 teología del desarro llo. 241. 250
met anarrarivas, 15.24, 29, 37. 42, Pereira, Nancy Cerdoso. 202 Sade, marqués de. 208 teología feminista, 54. 60. 67. Bln,
236 , 244 , 246 Peróa. Evita, 66. 117, 177 Sadomasoq uismo, 96, 208, 223 139, 144. 147. 149, 158, 166 ,
Mie s. María, 242-24 3 Perón, Juan, 141 Said, E., 19 208,261
Mig none. Emilio, 90 Phillips. Anne, 168· 169, 198, 215-216 • salvació n y fetichismo, 2 15-217 tcología feminista de la liberaci ón,
M iranda, Porfiri o, 252 Pinoc het , Augusto, 90. 97, 107, 141, sandi~lista. revolución , 275, 278 59, 149, 166, 208
Moctezuma , 25 24 7 Santa Librada, 35. 117- 123 teo logía femini sta latina. 54-58
Moffal, Alfred o, 50 Plaza de Mayo, 79, 145, 174, 248. santos bandidos. 35n. 120, 125 teolog ía fetichi sta, 229
Mo rto n, Donald, 145 26 1.271 Sartre , Jean Paul, 20.150. 158- 159 teolcgfa homose xual, 105. 129. 227,
Molla, señora Quiroga de, 86 Plummer, Ken, 193, 205 Sca nnone, i.c, 252 280
Mouffe, Chantal, 19. 237. 238, 243 poHtica de deuda, 260 Sc hel e, M.: Man 's Place in Natu re, teo logía material, 174
«Movimiento de los Sin Tierra», Poma Gi ra Maria Mulambo (d iosa 65 teo logía maya, 27
266 del culto umbanda), 2 19 Schleiermacher. EE.D., 43 teolog ía negra , 94, 153. 160
Movimiento Pastoral del Tercer Mun- Pomba Gira (diosa del Brasil). 212 Sedgwick, Eve Kosofsky, 19-20, teología patriarcal de la libe rac ión. "
do,5O Probyn. E., 209. 21 1 130. 132,1 68 109. 138, 144. 173
mo vimientos Nueva Era, 52 prod ucción apologé tica de la Teolo- Segundo. Juan Luis, 43 , 47 . 129, teología pert inente. 4 1
mujer latinoamer icana, 22, 5 1, 69- gía de la Liberación, 48-50 132, 144, 155, 209, 229-230 teo logía posco lonial, 18
70, 75 proyecto de liberación del reino, simulaciones, 140- 141, 143-144, 146 teo logía sexual, 19, 37-38,103, 123,
«muje riolo gfa», 69-72 176, 19 1. 209·2 10, 227. 229 sodomía, 153, 273-274, 278 187, 21B, 234, 237, 240, 245,
lHJsterium lsberationis, 50. 53 Psicoter apia de los Oprimidos. 50 Stuan, Elizaberh, 19, 34. 74, 114 , 253 ,256. 26 1,264.279
Pum:tum. 21. 225·226. 229·230 129,165,167 teo logía sisteméríca, 19,33.39-40,
Nacionalidad. 189 43.45. 71,74, 102, 112, 121 ,
Ne bbia, Lino, 142 Ramona, comandante, 254 Tenoc htitlan, toma de, 30-31 127· 12B, 133· 134. 136, 146,
Nelson, James, 26 1 " Recla ma la Noche». campañas, 272 teología androi de, 114 157-158, 16111, 176,205,216,
lntímate Connecuon, The, 207 res urrecc ión del deseo. 172 teología colonial, 17. 171 249
Nican Mopohua, 93 resurrecc ión desde abaj o, 174 teología de la creación, 242 teo logfa sistemática de la liberaci ón,
niño s de la calle, 194 Rich, Adrienne, 248 teología de la liberación cultural, 53 131
«noche de los lápi ces. la... 141 Richard, Pablo. 64, 169 teología de la liberaci ón, 12. 14-20, teología sistemática sexual, 129
Ricoeu r, Paul. 26, 108. 141. 170. 34-39, 43-44 . 46- 56, 59. 67. leona sexual, 19, 127. 16 1n
obscenidad, 150, 158·162. 172, 114, IBOn, 24B 7 1,77 , 84, 88, 94, 96-97. 99 , testimon íos. 79, B9. 197, 206
192,280 rituales de mutilación, 24 106, 110- 111, 114, 116, lI B, tiempo, concepci ón maya del, 27
orde nación de mujeres, 147 Rivi ~re , Pichon, 50 13 1, 133, 138, 144 , l64 n, 166, «tierra arrasada». 3 1
Orteg a y Gasset. J., 110 Romero , monseñor. 177 169· 170, 174. 179- 180, IB3. Tillich, Hannah, 13
ortodoxia sexual, 94, 127 Rcrt y, Richard, 169 IB7·19O, 198. 20B. 211 , 215, TIllich. Paul, 128- 130, 20B, 230
Rosald o, Michelle Zimba list, 67 217.229.237,241,250-252, Tonarzm (diosa), 93, 95
Pacha mama (diosa Tierra de los in- Rose, Gillian, 99, 175 272.274,277·278 tortura, 135, 149. 179. 2 17, 2 " .
cas) , 14 Rubin, Gayle, 193·1 94. 207, 23 1, teología de la resurrecci ón, 147, 265
" Palabra espe rmática », 83 280 150,174,176 Trauman, Donald, 229 11

1.1.
300 La teol ogí a indecente

travestismo. 11 8 Virgen la Lujanera, 125


teología del, 118· 126, 27 8~279 viscosi dad, 148, 158 -159
viud as de Guatema la , 271
umbanda, 53, 102, 119, 212, 219, 255
Wamue, Grace, 267~269
Van der Meer, Th eo. 98 , 274 Weeks, Jeffrey, 19, 74, 100-10 1,
Vega, inca Garcilaso de la, 88 103, 114,189 ,20 1-202
Virgen de Guada lupe (la Gu adalupa - Westpha l, Karl , 97
na), 73, 75, 85, 90 -93, 95 wílson, Co lín, 238
Virgen de los Ángeles, de los, 125 Outsider, The, 2 19
Virgen de los Co nquistado res, 80 Young , Kate : O/ Marriage and the
virgen de Luj én. 90, 125 Market, 67
Virge n de San Nicolás, 76, 86-87 Yutzis, Mario, 41
Virgen del Perpe tuo Socorro, 90
Virgen la Desatanudos, 125 Zapata, Martha, 278
Virgen la Doloro sa , 125 zupatistas, 237, 255

,'

También podría gustarte