Está en la página 1de 110

LOUIS LEMKOW

SOCIOLOGÍA
AMBIENTAL
PENSAMIENTO SOCIOAMBIENTAL
Y ECOLOGíA SOCIAL DEL RIESGO

.);$lFI~)UidO por:
Editorial Juventud, S.A. de c.v.
Tel. (55) 5203-9749 México, D.F.
www.editorialjuventud.com.mx

Icaria~ Antrazyt
EcoLOGíA
,.1~/l!J?t;' '7
HM861
¿f6

ACarme

Diseño de la colección: Josep Baga


Ilustración de la cubierta: Laia Olivares

© Louis Lemkow
© de esta edición:
Icaria editorial, s. a.
Ausias Marc, 16, 3r. 2a. 1 08010 Barcelona

ISBN 84-7426-569-X
Depósito legal B-8.644-2002

Composición Grafolet, s. l.
Aragón, 127, 4° 1"- 08015 Barcelona

Impreso por Romanya/Valls, s. a.


Verdaguer, 1 - Capellades (Barcelona)

Todos los libros de esta colección están impresos en papel ecológico

Impreso en España. Prohibida la reproducción total oparcial.


ÍNDICE

Introducción: La sociología ambiental 9

EL PENSAMIENTO SOCIOAMBIENTAL:
PERSPECTIVAS HISTÓRICAS

l. El determinismo ambiental 17
11. El pensamiento socioambiental ante la
institucionalización de las ciencias sociales 31
111. La crítica y superación del determinismo
ambiental 53
IV. La biologización de la teoría social 67
V Modelización ecológico-funcional en las
ciencias sociales: ecología humana y ecología
cultural 81
VI. Del reduccionismo biológico a la
sociobiología 95
PROBLEMAS ACTUALES DE LA INTRODUCCIÓN:
SOCIOLOGíA AMBIENTAL: LA SOCIOLOGÍA AMBIENTAL
ECOLOGÍA SOCIAL DEL RIESGO

VII. Ecología sistémica en las ciencias sociales y


humanas 105
VIII. La globalización y la sociedad del riesgo 131
IX. La sociedad ante los riesgos ambientales 147
X. La sociedad ante los riesgos nucleares 161
XI La sociedad ante los riesgos
biotecnológicos 177
XII. Riesgo y salud; la epidemiología de las El análisis o estudio de la interacción entre sociedad y medio am-
desigualdades 19 3 biente ha representado, hasta hace poco, una asignatura pendiente
para la sociología. N o ocurre igual en los casos de la geografía
XIII. La representación de la ciencia y el riesgo a
humana o de la antropología social, aunque el resultado final de
través de la ciencia-ficción 209 los esfuerzos realizados por dichas disciplinas con vistas a pro-
porcionar un marco teórico para el estudio de la dialéctica entre
Bibliografía 225 medio ambiente y sociedad sea, en el fondo, algo decepcionante.
A pesar de sus ambiciones, y en contraste con los notables avan-
ces que realizaron en el terreno empírico, los sociólogos de la
«Chicago School» del período de entre guerras, inventores de
la nueva «disciplina>> integral de la ecología humana (M. Castells,
1977), cayeron a menudo en elaboraciones teóricas propias de un
determinismo ambiental simplista o de un sorprendente reduc-
cionismo biológico. Sin embargo, hay que señalar que existe una
importante tradición de pensamiento «socioambiental», que se
debe rastrear dispersa entre numerosas disciplinas, y que arranca
de los tratados médicos de Hipócrates de Cos.
El despegue o la vuelta a unas ciencias sociales preocupadas
por la incorporación de la variable ambiental se sitúa en la déca-
da de 1960. Su aparición puede explicarse por razones diversas,
y no es la menos importante la que relaciona dicha aparición con
una nueva construcción social de la ciencia, de la tecnología y de
los riesgos ambientales en .un mundo dominado por la inseguridad
generada por la Guerra Fría y el peligro de una conflagración

9
nuclear. La inseguridad estaría también relacionada con cambios y del mantenimiento del statu quo y del orden imperante. Di-
objetivos en el alcance y naturaleza de la degradación ambiental cho sector radical argumentó también que, con demasiada
que, como han desvelado algunos estamentos científico-técnicos, frecuencia, las ciencias sociales eran usadas abiertamente por el
serían susceptibles de provocar notables impactos sobre la salud sector militar de la sociedad (por ejemplo en el Proyecto
humana y sobre el equilibrio de los ecosistemas. En este contex- Camelot).
to, tuvo también gran importancia el papel que jugaron los mo- . Otra perspectiva, defendida por algunos científicos del «esta-
vimientos emergentes que denunciaban los peligros .de las agre- blishment» y por algunos radicales, destacaba que los nuevos mo-
siones ambientales perpetradas por economías productivistas vimientos sociales de los años sesenta, como el movimiento por
(tanto capitalistas como socialistas). Por otra parte, la crisis de la los derechos civiles, los movimientos por la paz (contra la guerra
propia sociología, durante la década de los sesenta, constituye otro de Vietnam), los movimientos estudiantiles y los grupos ecolo-
factor de tipo contextua! que contribuyó a la proliferación de gistas y ambientalistas representaban, para las ciencias sociales, una
nuevos enfoques y paradigmas. consciencia necesaria e inevitable durante un período de cambio.
La década de 1960 ha sido descrita, a menudo, como un Se puede, pues, hablar de una crisis, en los años sesenta, en la
período de crisis para la mayoría de las ciencias sociales y huma- sociología, la antropología y la geografía, que se extendió a la psi-
nas. La sociología, en particular, sufrió un cuestionamiento duro, cología y a la economía, por mencionar sólo dos ciencias socia-
tanto desde el interior como desde fuera de su órbita. Los críticos, les/humanas afectadas por este período de desazón. La agitación
e incluso el sector de la sociología «mainstream», reclamaban el en la ciencia social académica, junto con los conflictos polí-
abandono de premisas viejas y caducadas, la formulación de nue- ticos en los campus universitarios y el cuestionamiento del pa-
vas aproximaciones, la reconsideración de posiciones teóricas pel de la academia en la sociedad fueron, entre otros factores, los
desechadas y una nueva evaluación del papel político y social de que llevaron a la aparición de nuevos paradigmas, orientaciones
las ciencias sociales en general. Se reclamaba la incorporación e inquietudes en las ciencias sociales y humanas.
de nuevas problemáticas o de problemáticas marginadas u olvi- Quizás una de las innovaciones más importantes fue la intro-
dadas por la sociología, tales como la del medio ambiente, que ducción del entorno físico y biótico, y su relación con la socie-
se estimaba que tenía un alcance planetario y abarcaba esferas muy dad humana, como variable digna de estudio por parte de los
diversas de la sociedad. científicos sociales. Sería, de hecho, más correcto hablar de la
Los orígenes de tal crisis, se atribuyen a diversos factores. Los reintroducción o redescubrimiento del entorno puesto que, como
sociólogos e investigadores «mainstream», que admitieron la exis- veremos en el estudió de la relación entre la sociedad y su entor-
tencia de esta situación de crisis y de crispación, apuntaron que no tiene tras de sí una larga historia. Durante nuestro siglo, con
ésta se debía al fracaso explicativo de las grandes opciones teóri- la articulación de posiciones fuertemente antiambientales (no se
cas, a problemas metodológicos y/o a las contradicciones inhe- usa aquí este término en sentido político) en el ámbito de las
rentes a la evolución de cualquier ciencia (era notable en este ciencias sociales y humanas, el medio ambiente fue dejado de lado
debate la influencia de la obra The Structure of Scientific Revo- como variable considerada como relevante en el análisis de la
lutions de Thomas Kuhn). Otros investigadores, procedentes es- conducta y organización económica, social y política, hasta el
pecialmente del sector crítico (a veces autodenominados «ra- punto de que un rápido examen de prácticamente cualquiera de
dicales»), realizaron evaluaciones negativas de su propia disciplina los más importantes textos sociológicos de los años cincuen-
formulando la acusación de que el objetivo aparente de la socio- ta, daría la sensación de que algo como el entorno físico ni tan
logía académica era la conservación y salvaguarda del capitalis- sólo existía, parecía como si la vida social se desarrollara en el
mo, por medio del control de los conflictos políticos y sociales, vacío sin referente espacial o ambiental alguno. En el caso de

10 11
la antropología, el medio quedaba como variable o inquietud socioambiental de la antropología y la geografía, comentar las
residual, y en la geografía, evidentemente, el entorno, si no ocu- aportaciones de algunos filósofos, historiadores y politólogos re-
paba un lugar central, seguía teniendo un papel en el análisis geo- presenta una obligación en la medida en que, especialmente con
gráfico. anterioridad al siglo XIX, fueron quienes realizaron las más im-
El renovado interés, a partir de mediados de los sesenta, por portantes contribuciones al pensamiento socioambiental.
los sistemas ecológicos y el medio ambiente quedó patente en el En el siglo pasado, con la institucionalización y consolidación
gran crecimiento de los cursos con contenidos medioambienta- de las ciencias sociales en el marco universitario, y con la apari-
les en todos los niveles de la ensefianza, especialmente en los ción de fronteras cada vez más delimitadas entre disciplinas, fue
Estados Unidos, Gran Bretafia y los países nórdicos. No sólo se sobre todo la geografía la que se ocupó del problema de la rela-
dispensaban asignaturas de ciencias ambientales en las escuelas, ción entre sociedad, grupos humanos y su entorno físico. La
en institutos técnicos y en las universidades sino que dos nuevas antropología y la sociología también abordaron esta temática, pero
subdisciplinas, la antropología ecológica y la sociología ambien- con tendencia a ocupar un lugar menos central en el desarrollo
tal, también se fueron erigiendo gradualmente en respetables áreas de estas disciplinas, especialment,e en el caso de la sociología. Los
de estudio académicas. Paralelamente, una nueva geografía que debates y polémicas, a veces muy vivos sobre el tema de la in-
definía el medio ambiente como eje central de análisis se conso- fluencia del medio ambiente sobre la evolución de las sociedades
lidaba cada vez más en el mundo universitario. La «ecologización» en las tres disciplinas eran frecuentes, y no sería, por consiguien-
o «greening» de las ciencias sociales es uno de los hechos más so- te, ni posible ni correcto permanecer dentro de los límites estric-
bresalientes de esta área de conocimiento científico. Coincide con tos de una sola disciplina académica a la hora de hacer un repaso
la ecologización del dis~urso político y también con un proceso del desarrollo histórico de los conceptos medioambientales y eco-
de construcción social nueva del medio ambiente y de los riesgos lógicos en la teoría social.
ambientales y que a su vez estaba, por lo menos parcialmente, No sólo deberemos considerar la problemática metodológica
relacionado con cambios cualitativos en las condiciones ambien- que implica el estudio de la interacción entre sociedad y medio
tales a nivel planetario. ambiente, que abordaban los investigadores en las tres discipli-
En este libro, que se centra en la sociología ambiental, es nas centrales para este libro, sino que también se intentará dar
necesario salir del entorno exclusivamente sociológico con la in- una interpretación más sociológica de los cambios en la forma
corporación de la geografía y antropología. ¿Por qué se tratan sólo de enfocar el medio ambiente en la teoría social. El cambio so-
tres ciencias sociales/humanas y no las demás, ya que también cioeconómico (por ejemplo la terciarización de la economía) y
aportan análisis que son sin duda relevantes para el estudio de la los acontecimientos en «mundo real» estarán relacionados con las
relación entre sociedad y medio ambiente? ¿Por qué razón no se percepciones cambiantes de la relación entre la humanidad y el
concentra únicamente en una sola disciplina, la sociología? La medio ambiente y la construcción social de los «riesgos ambien-
teoría social, evidentemente, no ha sido prerrogativa de la socio- tales» Q. Adams, 1995, U. Beck, 1998, D. Goldblatt, 1996,
logía. Además de la contribución a la teoría social aportada por J. A. Hannigan, 1995, Lash, Szerszynski & Wynne, 1996,
la sociología en cuanto al pensamiento socioambiental, cabría citar Macnaghten & Urry, 1998, Redclift & Benton, 1994).
y analizar en este campo a la antropología, la economía, la geo- La «Sociedad del riesgo» y la percepción social del medio am-
grafía, la filosofía, la historia, las ciencias políticas, la psicología, biente y de las nuevas tecnologías (especialmente de la vida) es
etc. Todas estas ciencias sociales y áreas afines han tenido algo uno de los ejes centrales de la sociología ambiental contemporá-
que decir sobre la interacción entre medio ambiente y sociedad. nea y, por lo tanto, también tendrá un lugar muy destacado.
Aparte de las citadas e importantes contribuciones al análisis También subrayaremos la importancia, en este contexto, de la

12 13
l. EL DETERMINISMO AMBIENTAL

La- relación entre las características de una sociedad -organiza-


ción social, cultural, económica- y el entorno físico en que se
inserta ha sido una de las preocupaciones analíticas más impor-
tantes del pensamiento social en el pasado, y que hoy vuelve a
centrar la atención 'sobre todo de tres de las ciencias sociales: la
sociología, la antropología y la geografía. El olvido, sobre todo
por parte de la sociología, de la variable ambiental se asentó en
un período crucial para el desarrollo de las ciencias sociales y en
muchos textos sobre la historia del pensamiento social (escritos
por sociólogos), la orientación socioambiental queda marginada
dando la impresión, en todo caso, de que el estudio de la rela-
ción entre sociedad y medio ambiente es un acontecimiento muy
reciente y ligado a la llamada «crisis ecológica planetaria».
Afortunadamente, esta visión distorsionada ha tenido recien-
temente una contestación rigurosa. En esta corriente, donde se
reivindica la larga e importante trayectoria del pensamiento so-
cioambiental, ha tenido un papel muy destacado Clarence
Glacken, quien en su recopilación exhaustiva de la relación «hom-
bre-naturaleza» tal como la vieron los filósofos, historiadores,
teólogos y otros pensadores, desde la epoca clásica hasta el final
del siglo XVIII, nos dice que esta relación solía tener tres dimen-
siones:

17
En la historia del pensamiento occidental, el hombre se ha es- adaptación de unas consignas de Hipócrates), podemos encon-
tando preguntando en relación con la tierra habitable. ¿Es la trar en él importantes aportaciones en su De los aires, las aguas y
tierra una creación hecha a propósito? ¿Tienen sus climas, sus los lugares. El interés de su obra radica en su intento de explicar
relieves y la configuración de sus continentes alguna influen- la diversidad cultural y de comportamiento y las causas de las
cia sobre las características morales y sociales de sus habitan- enfermedades. El medio, y especialmente el clima, eran para
tes, y también sobre el carácter y naturaleza de la cultura hu- Hipócrates las variables que podían proporcionar un marco
mana: en su larga posesión de la tierra, en que manera la ha para explicar la gran variedad de conductas y pautas culturales
cambiado el hombre? (C. J. Glacken, 1967, p. 14) que el autor observaba durante sus extensas peregrinaciones en el
Mediterráneo oriental.
Son tres cuestiones las que se plantean: 1) Creación y concep- A veces, Hipócrates adoptaba un determinismo vulgar y fácil
ción del mundo, 2) influencia del entorno físico, 3) los seres hu- de ridiculizar (reflejado en la cita que sigue), y que no hace jus-
manos como factor de cambio del medio ambiente. La segunda ticia a las observaciones ordenadas y sistemáticas de las culturas
cuestión, es decir, la influencia o impacto del medio ambiente que proliferaban en el mundo helénico.
sobre la actividad humana, es el gran tema que preocupa al pri-
mer pensamiento socioambiental en su versión determinista. Cuando una raza habita en un áspero país montafioso, a una
Los representantes del determinismo geográfico (o determinis- altitud considerable, con unas lluvias cuantiosas y con marca-
mo ambiental, «environmentalism» en inglés) mantenían que las das diferencias entre estaciones, entonces sus gentes serán de
actividades de los seres humanos, su organización social, econó- gran talla, bien acostumbrados a la audacia y la valentía y con
mica y política, e incluso la personalidad y características cultu- no poca ferocidad y brutalidad en su carácter. Por otra parte,
rales de los distintos «pueblos» parecían determinados por el en- en tierras bajas, sofocantes, con prados ... son más flemáticos
torno físico (geográfico y climático) y biológico. Es un modelo que coléricos. La valentía y la audacia no son parte de su ca-
simple de causalidad unidireccional: la humanidad es moldeada rácter, aunque se pueden adquirir con la adecuada formación.
por su contexto ambiental. Dicho de otra manera, la sociedad o (Hipócrates, 1984, p. 67)
cultura es tratada como variable dependiente y el medio ambien-
te como variable independiente o determinante .. El paradigma La cita precedente es una expresión temprana y nada ambi-
(somos conscientes de que se ha abusado a menudo de este con- gua del enfoque del determinismo ambiental (con la matización
cepto para explicar la historia de la ciencia) ambientalista fue ex- pertinente de que también inciden en el comportamiento facto-
traordinariamente persistente y no fue claramente superado y con- res de socialización y formación), subrayando la importancia del
testado hasta finales del siglo XIX. clima en la configuración de los rasgos culturales de las comuni-
El entorno como determinante de la naturaleza humana, su dades humanas. Quizás lo más significativo, desde una perspec-
actividad y organización social, no es sólo el primer paradigma tiva sociológica o antropológica, de los escritos de Hipócrates es
socioambiental sino también uno de los primeros paradigmas o que desarrolla una teoría que intenta explicar el origen de la di-
marcos teóricos del pensamiento social occidental. El determinis- versidad de culturas y la pluralidad y variabilidad de la conducta
mo ambiental estaba muy extendido ya en la época clásica y, se- y organización sociales. En este sentido, aunque sea una teoría
guramente, su más notable e influyente exponente fue Hipócra- muy sencilla (a veces francamente banal), por lo menos se plan-
tes de Cos (siglo V a.d.C). Aunque sea más conocido por sus tea cuestiones, con las consiguientes respuestas, que son clara-
escritos de medicina, y en concreto por su «juramento» (en rea- mente de tipo sociológico/antropológico y que están avaladas por
lidad un juramento que no es estrictamente obra suya sino una una tarea sistemática de observación de las culturas. En realidad,

18 19
podría tenerse la tentación de sugerir que el determinismo am- La consolidación del paradigma Hipocrático en el mundo
biental de Hipócrates fue el primer paradigma sociológico que grecorromano fue notable, y sería casi imposible detallar todas
apareció en el pensamiento social; en todo caso fue el más aquellas grandes figuras que asimilaron sus premisas básicas. De
persistente. manera más general, podemos decir que con mucha frecuencia,
La salud pública como disciplina médica y práctica de políti- cuando se trataba de descripciones de diversas culturas en que se
ca sociosanitaria, incluso hoy en día, es heredera del ambienta- intentaba dar alguna explicación de tal diversidad, los auto-
lismo Hipocrático. El higienismo, y movimientos salubristas res se referían indefectiblemente a algún tipo de factor medio-
posteriores, fuertemente influidos por la obra de Hipócrates y sus ambiental, siendo el climático el más aludido. La mayoría de estos
seguidores, tienen su base en identificar el origen y las solucio- escritos no eran más que repeticiones (aunque a veces en forma
nes de los problemas sanitarios en el medio ambiente. La calidad poética) de las ideas más simplistas y menos elaboradas de Hi-
del agua, las condiciones atmosféricas, la alimentación, etc. son pócrates. En algunos casos (muy contados) se podían encon-
para Hipócrates las causas del malestar o bienestar de las personas. trar críticas y matizaciones de lo que se puede denominar «de-
Si el agua fuese identificada como causa de una enfermedad, el terminismo vulgar», como en la cita de la Geografía de Strabo
remedio sería cambiar el agua o acudir al lugar donde se puede (c. 64 a.d.C - 20 d.d.C). Un punto digno de mención que seña-
encontrar el agua de la calidad deseada. En el caso del aire, cosa la Strabo es que, si bien el entorno puede tener su papel en la
que no se puede cambiar inmediatamente, el paciente tendría que formación del carácter de un «pueblo», otros factores, factores so-
trasladarse a un lugar (la alta montaña por ejemplo) donde po-- ciales como la educación y las organizaciones sociales, entran en
der respirar aire limpio para solucionar su problema respiratorio JUego:
(los balnearios y sanatorios, tan de moda entre las clases acomo-
dadas del siglo XIX y que hoy se recuperan, son testimonio de la Las artes, formas de gobierno y modos de vida de ciertas fuen-
influencia del pensamiento de Hipócrates). tes florecen bajo cualquier clima en que se hallan; sin embar-
La importancia de la contribución de Hipócrates queda, a me- go, el clima tiene su influencia, y por consiguiente, si algunas
nudo, descuidada puesto que se relaciona con su teoría médica peculiaridades se deben a la naturaleza del país, otras son el
de los «humores» que fue descartada y ridiculizada con los des- resultado de las instituciones y la educación. No es tanto por
cubrimientos microbiológicos del siglo XIX que instauraron nue- la naturaleza de su país como por su educación que los ate-
vas prácticas y paradigmas en la medicina occidental. Sin embar- nienses cultivan la elocuencia, mientras los macedonios no lo
go, resulta bastante extraordinario cómo la teoría que relacionaba hacen, ni tampoco los tebanos, que están mucho más cerca
los cuatro «humores» (las dos bilis, la flema y la sangre) con el (Strabo, en Glacken 1967, p. 198).
carácter o temperamento humano, se mantuvo durante tan largo
tiempo; la noción de los «cuatro temperamentos» (colérico, fle- Estos comentarios son ciertamente un precursor remoto de la
mático, melancólico y sanguíneo) es parte destacada de la heren- noción durkheimiana de que «sólo lo social puede explicar lo
cia cultural y artística occidental, reflejándose ello en la literatu- social». La postura de Strabo era, sin embargo, francamente mi-
ra, la pintura, la escultura, la música y en el vocabulario y cultura noritaria, y la tradición hipocrática reinó durante muchos siglos
populares. Por no citar más de un campo de actividad artística antes de verse desafiada por una alternativa articulada y seria.
-la música de tradición clásica- diremos que dos obras intere- La religión monoteísta organizada llegó a dominar el desarro-
santes del siglo XX, La Segunda Sinfonía de Carl Nielsen (1902) llo del pensamiento occidental mucho antes de la caída de Roma.
y el Primer Cuarteto de Cuerda de Paul Hindemith (1944) lle- Si bien la visión del mundo tal como está concebido, es decir «la
vaban por subtítulo «Los cuatro temperamentos». tierra como una lugar habitable que sirvió a los hombres» era

20 21
central en el pensamiento judeocristiano (y posteriormente en el l. El estudio de la distribución de las culturas en el munpo
islámico), la idea de la influencia ambiental sobre el comporta- entonces conocido.
miento humano permaneció intacta en buena medida. Lo que 2. Estudiar la base geográfica de la cultura, incluyendo entre
quizás sea sorprendente de la contribución de los pensadores otros factores el clima como variable para explicar el carácter
occidentales al pensamiento ambiental es que era notablemente moral de los seres humanos.
carente de originalidad, repetitiva y vulgar. 3. Analizar las repercusiones de los recursos ambientales (espe-
Santo Tomás de Aquino (1224-1274), que escribió más de mil cialmente los alimentos) sobre los hábitos sociales y las condicio-
años después de Hipócrates, apenas altera o matiza el determi- nes médicas.
nismo vulgar que queda patente en la cita siguiente:
A pesar del avance que representa su obra sobre otros inten-
Un clima templado es más propicio a la fuerza necesaria para tos de sistematizar los conocimientos sobre la diversidad cultural
la guerra con la que la sociedad humana vela por su seguri- y proporcionar un marco explicativo de este hecho, se puede
dad. Como nos dice Begetius, las gentes que viven cerca del detectar en ella la notable influencia de la obra de Hipócrates y
sol y están resecados por el calor excesivo tiene un intelecto de la cultura griega clásica en general:
más agudo, y es cierto, pero tienen menos sangre y por con-
siguiente no tienen constancia en cuanto a la confianza en ellos Las zonas quinta, cuarta y tercera ocupan una posición in-
mismos ... Por otro lado, las tribus nórdicas, lejos de los abrasa- termedia. Tienen ~ucha templanza, que es el justo medio. La
dores rayos del sol, son ciertamente más estúpidas pero cuarta zona, la más cercana al centro, es todo lo templada
siempre están a punto para la guerra. (Tomás Aquino, en que puede ser ... El físico y el carácter de sus habitantes son
Glacken, 1967, p. 28) temperados en relación con el alto nivel requerido por la
composición del aire en que viven. (lbn Khaldoun, 1967,
La única nueva aportación digna de mención del determinismo p. 311)
posterior y hasta principios del siglo XVII, en la Europa cristia-
na, fue el hecho de que se le relacionara con la floreciente"pseu- Ya se ha comentado la asombrosa carencia de originalidad del
dociencia de la astrología (las influencias de los astros sobre los discurso ambiental durante la Edad Media cristiana, y ello sigue
destinos de los seres humanos). siendo válido una vez superado este período, de hecho hasta el
En agudo contraste con los pensadores que acabamos de Renacimiento. Incluso el tan original politólogo Machiavelo
mencionar, encontramos la contribución de algunos filósofos e (1469-1527), en sus comentarios sobre el carácter de los «pue-
historiadores islámicos y en particular de Ibn Khaldoun. Aunque blos», no hacía más que repetir el viejo mensaje que ya resulta
nacido en Túnez, Ibn Khaldoun pertenecía tanto a Al-andalus familiar:
como al Maghreb. Si bien recibió una clara influencia del corpus
hipocrático y de la cultura clásica en general, fue capaz de reali- y por lo que concierne a la lasitud que la situación podría en-
zar un análisis más sistemático y elaborado de la relación entre gendrar, debe velarse para que las arduas tareas que el lugar
sociedad, cultura y medio ambiente. Probablemente su obra más no hace cumplir se aplican por ley; así como imitar el ejem-
importante fue referida a su nueva ciencia de la cultura. plo de aquellas naciones juiciosas que, viviendo en los países
Se pueden resumir los objetivos de su gran estudio Muqadimah más fértiles y agradables que como tales deberían probable-
de la forma siguiente: mente dar lugar a razas apáticas y afeminadas, ineptas para
todas las actividades humanas, para contrarrestar el agravio

22 23
aportado por la amenidad y a la influencia relajante del llntbiente (un tema que posteriormente retomaría Montesquieu,
y el clima. (Maquiavelo, 1988, p. 11) IIUnque sin el componente astrológico). Es interesante observar
'JIIC', en la cita siguiente, Bodino baraja todavía los conceptos de
Las importantísimas transformaciones económicas, sociale1 lm1 c:uatro humores de Hipócrates.
políticas que ocurrieron en Europa a partir de mediados del
glo XV se asociaron a un período de actividad comercial en Este salvajismo (de las gentes del sur) deriva en parte de ese
tramar. La «Era de los descubrimientos» significó un aumento despotismo que es un sistema vicioso de formación que los
table de contacto con toda una serie de culturas nuevas. ilpetitos indisciplinados han creado en el hombre, pero se debe
enorme diversidad que se abría ante la sociedad europea fue mucho más a una falta de proporción en la mezcla de los
crita y debatida por numerosos viajeros, y estimuló a mu"'n"' humores. Y ello a su vez procede de los elementos afectados
historiadores, filósofos, comentaristas y ensayistas en general por las fuerZé\S externas. Los elementos están perturbados por
explicar tanta variedad de culturas. Estos viajeros también la energía de los cuerpos celestiales, y el cuerpo humano está
gresaron con narraciones de entornos físicos aparentemente envuelto en los elementos. 0. Bodino J. en G lacken 1967,
traños y exóticos, animales raros y condiciones climáticas p. 389)
mas. Todo ello no parecía más que reforzar las nociones
determinismo ambiental, aunque debe decirse que el estudio Según Bodino, en estas zonas (el sur) influenciadas por Sa-
los diferentes entornos en que se hallaban estas sociedades se iba turno, la gente es más religiosa. Por otra parte, Júpiter parece que
a sistematizar poco a poco. lfll el planeta que rige la correcta elaboración de las leyes en las
Aunque los estudiosos estuvieron mejor informados de estol aunas templadas (y, por supuesto, civilizadas). Nathaniel
entornos recién descubiertos, en los que estaban ubicadas socie• Carpenter retomó en su obra los temas de Bodin y se convirtió
dades exóticas, parecieron incapaces o carentes de voluntad In el primer inglés destacado como divulgador del paradigma
avanzar significativamente en la explicación de la diversidad determinista.
tural. Y si bien se apreció, a partir de finales del siglo XVI, una A medida que avanzamos a través de los siglos XVII y XVIII,
cierta independencia respecto del poder sofocante de la teoloe:ía crece el interés por explicar fenómenos sociales y psicológicos muy
oficial, resulta curioso que en ciertos aspectos (no tolerados 11pedficos. Abbé Du Bos se preocupó por explicar las variacio-
cialmente por la Iglesia católica) de la Edad Media cristiana fttl de los índices de delincuencia y suicidios (citado y duramen-
tinuasen en vigor: la astrología y la alquimia. Varios conocidoa le criticado por Durkheim), pero no pudo, de ningún modo,
ensayistas, de entre quienes los más destacados fueron, q tlc:apar del paradigma determinista ambiental, que parecía por
Nathaniel Carpenter (1589-1628) y Jean Bodin (1529-1596), in· entonces obligatorio y dominante. De esta manera, los suicidios
tentaron combinar el determinismo ambiental con la astrología, 11 producían cuando soplaba viento del noreste. Y, por otra par-
que en sí misma no es más que otro tipo de determinismo mál 11, el calor de Roma era el factor que explicaba por qué la mayo-
ampuloso. rla de delitos ocurrían en verano.
Jean Bodin es, probablemente, el pensador más importante del Si Hipócrates es el punto de partida del determinismo
Renacimiento, en lo concerniente al tema general de la relación ambiental, entonces debe considerarse la obra de Montesquieu
entre historia y entorno. La obra de Bodino significó un peque• (1689-1755) como uno de los mayores hitos en el desarrollo del
ño cambio de interés, en comparación con otros autores, en la determinismo. Montesquieu es, con toda certeza, el exponente
medida en que aquel intentó tratar los diferentes sistemas legales mejor conocido del determinismo ambiental en la época moderna,
y los procesos históricos en términos de astrología y medio )' especialmente por su explicación del desarrollo de los sistemas

25
jurídicos. (En las facultades de derecho se le otorga un espacio prolongados y tristes; o que los británicos serían flemáticos a causa
muy destacado en la asignatura de Historia del Derecho). de toda esa lluvia y por el hecho de que viven en una isla, y que
Éstos son los rasgos esenciales de su argumentación: el clima, los mediterráneos son, como todo el mundo sabe, apasionados y
y en menor medida, el tipo de suelo, configuran el carácter o per- con mucho carácter, en razón del calor excesivo del verano, etc.
sonalidad de un «pueblo» o nación dados. Las características de Montesquieu intenta cegar el lector con el cientifismo de su época,
esa personalidad determinan, a su vez, la estructura social y, fi- mostrando que el calor y el frío tenían un efecto sobre los órga-
nalmente, es la estructura social la que determina el tipo de leyes nos más importantes del cuerpo, aquellos que determinan la con-
y la legislación del país. Algunos autores han intentado hacer ver ducta individual. De la supuesta psicología de un individuo,
que Montesquieu fue mal entendido y que no ·era determinista habitante de un clima en concreto, extrapola el carácter de toda
porque reconoció otros determinantes de la diversidad cultural, una nación.
como la educación y la religión. Sin embargo, casi todos los Un ejemplo típico del razonamiento de Montesquieu aparece
deterministas, han acordado cierta importancia a factores socia- cuando habla de un experimento que realizó con una lengua de
les y culturales (especialmente después del Renacimiento) en la oveja congelada y una que no lo estaba:
determinación de las características de una sociedad y de su cul-
tura, aunque el núcleo central de su argumento estaría centrado Esta observación confirma lo que he estado diciendo, es de-
en las variables ambientales. El hecho de que se introduzcan cir, que en los países fríos las glándulas nerviosas están, me-
matizaciones no implica. el rechazo de las consignas básicas. Así, nos expandidas: calan profundamente en sus vainas y están
si se examinan (tan siquiera por encima) los escritos de Montes- protegidas de la acción de los objetos externos; en consecuen-
quieu, veremos que se traza, en ellos, el paradigma hipocrático cia, no tienen sensaciones tan vivas.
(excluyendo los cuatro humores). En su De !'esprit des lois dice En los países fríos hay muy poca sensibilidad por el placer;
que las leyes: en los países templados hay más; en los países cálidos, la
sensibilidad es exquisita. Si los climas se distinguen por los
deben estar relacionadas con el entorno físico del país; con el grados de latitud, también podríamos diferenciarlos en cierta
clima helado, abrasador o templado; con la calidad del terre- medida por grados de sensibilidad. He estado en la ópera en
no, su situación y su extensión. Inglaterra y en Italia, con las mismas piezas y el mismo repar-
to, y la misma música produce efectos bien diferentes en ambas
pero por encima de todo: naciones; una es tan fría y flemática y la otra tan vivaracha y
embelesada, que parece casi inconcebible (Montesquieu en P.
los climas distintos que han dado lugar a los distintos modos James, 1971, p. 561).
de vida han formado los diversos tipos de leyes. (Montesquieu,
p. 248) ¿No es maravillosa la ciencia de Montesquieu? ¡A partir de una
lengua congelada de oveja se pueden explicar las diferentes reac-
Montesquieu gustaba, como muchos de sus contemporáneos, ciones de audiencias de ópera de dos países distintos!
de hablar del «carácter» de los «pueblos» y de su relación con el Aunque no fuese hasta el final del siglo XIX cuando el deter-
clima. Son comentarios banales («tertulias de café») del tipo de minismo ambiental resultó seriamente desafiado y se destacaron
los que se puede escuchar, todavía hoy, en la boca de turistas que las anomalías que lo ponían en apuros, ya se detectaron algunas
acaban de regresar a su país de origen y que dirían que los suecos debilidades en la posición medioambientalista a mediados del siglo
son fríos y distantes a causa del ambiente gélido y los inviernos XVIII. Jean-Jaques Rousseau (1712-1778), con su Emile de 1762,

26 27
presenta un ensayo especialmente dedicado a la educación en el conocimientos y metodologías científicas. La concienciación cre-
cual sugiere que el cambio social y el entorno, hecho por los se- ciente de los cambios ambientales, inducidos por las diversas ac-
res humanos o modificado por ellos, estaban difuminando las has- tividades agrícolas y económicas fue, quizás, la contribución más
ta entonces grandes diferencias entre naciones: importante al proceso de reorientación del discurso ambiental. En
este contexto, la humanidad es menos pasiva y no exclusivamen-
Es por ello que las antiguas distinciones de raza, el efecto del te moldeada por un medio que le domina, sino que las activida-
suelo y, el clima marcaban mayores diferencias entre naciones, des de los seres humanos configuran cada vez más al entorno, un
en el sentido de temperamento, aspecto, costumbres y carác- entorno «artificial» que, a su vez, aparentemente sigue ejerciendo
ter, que en nuestro tiempo, en que la inconstancia de Europa una fuerte influencia sobre la conformación del «carácter nacio-
no deja tiempo para que actúen los factores naturales, y en nal».
que se talan bosques y se desecan las marismas, en que la tie- Probablemente sea conveniente que el último pensador que
rra es más generalmente cultivada aunque menos cabalmente; mencionemos en esta sección dedicada al pensamiento ambien-
de manera que las mismas diferencias entre naciones ya no tal determinista, sea lmmanual Kant (1724-1804), muy impor-
pueden detectarse sólo en las características físicas. Q. J. Rous- tante en el proceso de institucionalización de la geografía en Ale-
seau, p. 451) mania, por no citar otros campos. Kant es, pues, una figura ceiural
en el avance de la geografía, aunque es evidentemente más cono-
A pesar del predominio del determinismo montesquiano, está cido por su contribución a la filosofía con su Crítica de la razón
claro que había una percepción creciente por parte de numero- pura.
sos pensadores del siglo XVIII de que la relación entre humani- En términos de pensamiento geográfico, se interesó especial-
dad y medio ambiente era compleja, y que si resultaba que el en- mente por la geografía física y por la interacción entre sociedad
torno ejercía influencia sobre la conducta de hombres y mujeres, y medio ambiente. Kant también reflejaba un interés creciente,
también resultaba que los humanos eran un factor de cambio am- evidente a medida que transcurre el siglo XVIII, por las activi-
biental. Acabamos de señalar que había un interés creciente en dades humanas y por cómo afectan al medio ambiente. Sin
ese siglo por el impacto del hombre sobre la naturaleza. Conde embargo, a veces encontramos sorprendentemente a Kant com-
Buffon es uno de los estudiosos más representativos de entre los placiéndose en ese hobby tan grato a los filósofos e historiadores
que se ocuparon del tema: europeos de su época, consistente en debatir acerca del «Carácter
nacional». De nuevo recurre al clima para dar cuenta de las idio-
Finalmente, toda la faz de la tierra lleva hoy día el sello del sincrasias de las diferentes culturas. Los argumentos deberían ser
poder del hombre, quien, aunque subordinado al de la natu- ya tan familiares que resultaría harto aburrido volverlos a citar.
raleza, a menudo hace más que ella, o por lo menos la ha Lo que sí debe señalarse aquí es que, incluso para una figura de
ayudado maravillosamente, y es con la ayuda de nuestras la talla intelectual de Kant, el determinismo seguía teniendo un
manos que se desarrolla en su plenitud y ha ido alcanzando el peso importante e, incluso, irresistible a la hora de analizar la di-
punto de perfección y esplendor en que la vemos hoy. (Buffon, versidad cultural. Era todavía un paradigma por desafiar, aunque
en C. J. Glacken, p. 668) estaba ya claro que no aportaba ninguna perspectiva original al
estudio de la diversidad soc1at y de las culturas. ·
Se puede identificar un proceso de construcción social de Esta introducción ofrece un rápido repaso del pensamiento
un nuevo discurso ambiental que tiene que ver con la adqui- ambiental primerizo. El modelo unilineal del determinismo am-
sición de nu,evos conocimientos del mundo extraeuropeo y de biental, encontrado en los escritos médicos de Hipócrates, fue la

28 29
visión prácticamente inalterada y dominante sobre la relación 11. EL PENSAMIENTO SOCIOAMBIENTAL
entre medio ambiente y sociedad, que estuvo vigente durante casi ANTE LA INSTITUCIONALIZACIÓN DE
dos milenios. A pesar de la llegada de las religiones monoteístas
al Mediterráneo y a Europa, la posición determinista continuó LAS CIENCIAS SOCIALES
prevaleciendo sin prácticamente desafío alguno. La «Era de los
descubrimientos» aportó nuevas informaciones sobre culturas
exóticas y sobre medios físicos aún más extrafios. Ello simplemen-
te contribuyó (con algunas excepciones) a reforzar el determinis-
mo vulgar.
N o fue hasta el siglo XVIII en que estas nociones empezaron a
ser puestas en tela de jui~io de manera significativa. Se detecta,
durante dicho siglo, una consciencia creciente en relación con el
impaCto de las actividades humanas sobre el medio natural. A
pesar de ello, incluso los pensadores más innovadores parecieron
incapaces de superar la posición determinista. Pero se sentaron
las bases para una reformulación radical de la relación entre so- Durante el siglo XIX se fueron institucionalizando las ciencias hu-
ciedad y medio ambiente, una visión alternativa que otorgaba manas y sociales en las universidades europeas, con la creación
protagonismo a lo social y lo cultural. de nuevas cátedras y departamentos. La geografía, una de las pri-
meras disciplinas que se ocupó del estudio sistemático de las re-
laciones entre sociedad y medio ambiente, fue la primera que
recibió la aprobación de las autoridades universitarias en los pri-
meros afios del siglo. A pesar de los trabajos de Comte, Saint-
Simon, Spencer, L. H. Morgan, etc., no fue hasta bastante más
tarde cuando la antropología y la sociología se consolidaron como
disciplinas universitarias sólidamente establecidas. Con la ins-
titucionalización de los estudios geográficos, la investigación de
las relaciones medio ambiente/sociedad se centró en esta disci-
plina a principios de la segunda mitad del siglo, aunque los his-
toriadores (por ejemplo Buckle) y los etnógrafos (por ejemplo
Bastian y Klem) también contribuyeron a ello. A nivel menos
académico, el interés por los nuevos entornos y la diversidad cul-
tural (especialmente por aquellas comunidades situadas lejos de
Europa) quedó patente en la creación, en Gran Bretafia, en Ale-
mania y en Francia, de las asociaciones para la divulgación de la
geografía, la etnología y la antropología. Tales sociedades apor-
taron, en ocasiones, las bases para expediciones ultramarinas,
colaborando así a engrosar el cuerpo creciente de información so-
bre los entornos físicos y las culturas.

30 31
Es la razón por la cual las tribus de pescadores de Australia Ritter era, al mismo tiempo, muy dependiente de las analo-
superan a los indios de la selva sudamericana en viveza de ~(as biológicas, tan frecuentes en su tiempo, y veía así la Tierra
espíritu, reflexión e independencia intelectual. (R. Lowie, como organismo («organische einheit»). Este cuerpo (la Tierra),
1937, p. 15) Nc:gl'm Ritter, fue creado para cumplir los designios divinos del
Se flor:
Existen innumerables ejemplos de determinismo geográfi-
co relacionado con el debate ideológico sobre la llamada, por Así como el cuerpo está hecho .para el alma, así es el globo
aquel entonces, cuestión de «raza». De hecho, la geografía y físico para la humanidad. (Ibíd., p. 37)
la antropología del siglo XIX están repletas de tales descrip-
ciones .(véase Marvin Harris, 1968) que se encuentran tam- Aunque Ritter se dedicase al desarrollo de conceptos relacio-
bién, aunque en forma algo más sofisticada, en los escritos de nados con los estudios regionales, buena parte de su obra estaba
prestigiosos geógrafos del siglo XX como Huntington y Griffith imbuida de presupuestos medioambientales. Por ejemplo, afirma-
Taylor. ba que el objetivo de su Erdkunde era:
Lo que también queda claro, en cuanto a buena parte de la
geografía académica y en menor medida de la antropología del presentar las condiciones físicas -geográficas-, generalmente
siglo XIX, es que las explicaciones medioambientales eran cada vez más importante, de la faz de la tierra en su interrelación co-
más un fenómeno del mundo anglosajón. Fue la escuela posibi- herente natural, y ello (la faz de la tierra) en cuanto a sus ca-
lista francesa de geografía humana (ayudada y encubierta por la racterísticas más esenciales y rasgos principales, especialmen-
escuela sociológica durkheimiana) la que formuló los ataques más te como la tierra natal de los pueblos en su más variopinta
duros y coherentes contra el ambientalismo. Al mismo tiempo, influencia sobre el desarrollo del cuerpo y mente de los hom-
el organicismo (es decir, el organismo biológico usado como bres. (lbíd., p. 43)
metáfora para explicar o describir tanto fenómenos naturales como
sociales) se fue propagando incluso antes de la llegada de su más Lo que podría ser una afirmación todavía más clara del
famoso representante, Herbert Spencer. compromiso con la aproximación excepcionalista. Podríamos
La geografía fue la primera de las ciencias humanas y sociales decir que el enfoque de Ritter tuvo su continuación en mu-
que recibió aprobación académica oficial en Alemania, y fue el chos otros geógrafos, cuyo objetivo principal era el retrato de
muy influyente Karl Ritter (1779-1859) quien ocupó la primera la tierra y su relación con el hombre y, especialmente, la influen-
cátedra (1820). Su Erdkunde (o Ciencia de la Tierra) es, junto cia ejercida por la tierra como determinante de la actividad cul-
con el Kosmos de Humboldt, una de las grandes obras de la geo- tural humana.
grafía primeriza. Los conceptos teológicos tienen robustas y profundas raíces
Hay que decir de entrada que la geografía de Ritter estaba fuer- en el pensamiento geográfico del siglo XIX, aunque se debilita-
temente influida por sus fervientes creencias religiosas: rían con la llegada del evolucionismo darwinista y de la geología
de Lyell. Sin embargo, la noción de lo que Glacken llama «el mun-
La geografía es la sección de la ciencia que se ocupa del globo do tal como ha sido concebido» se mostró especialmente tenaz,
en todas sus características, fenómenos y relaciones, como uni- incluso ante el nuevo evolucionismo. Uno de los representantes
dad independiente, y muestra la conexión de este conjunto de la geografía teleológica es uno de los protegidos de Ritter, el
unificado con el Creador de la humanidad. (K. Ritter en P. suizo Guyot (1807-1'884), quien fue profesor en los EE UU
Dickinson, 1978, p. 36) (Princeton) y donde adquirió gran influencia, especialmente en

34
35
relación con la enseñanza de la geografía en las .escuelas. Decía lil relación entre la sociedad y el medio ambiente. Este análisis se
todavía en 1873 que: t·ralizó casi siempre en el marco del determinismo ambiental (sal-
vando a Réclus y sus seguidores), aunque también es cierto que
Un estudio detallado de la geografía física tiende a llevar a la los trabajos geográficos eran cada vez más sistemáticamente empí-
conclusión que los grandes constituyentes de nuestro planeta ricos, pero interesados sin embargo en la elaboración de «grandes
-la tierra sólida, los océanos y la atmósfera- son mutuamen- teorías». La geografía se convirtió en una disciplina académica con-
te dependientes y están conectados por acción y reacción in- solidada a mediados del siglo XIX en Alemania, seguida de cerca
cesante de unos sobre otros. Así pues, la tierra es un mecanis- por Francia, Gran Bretaña y, posteriormente, Estados Unidos.
mo realmente maravilloso, cuyas partes trabajan todas en También se produjo en estos países una consolidación crecien-
armonía para cumplir el propósito que el asignó el Creador te de los estudios etnológicos. Y si éstos se establecieron en la uni-
todopoderoso. (A. Guyot, en James, p. 192) versidad después de la geografía (primero bajo el·nombre de et-
nología, más tarde con el de antropología), fueron precisamente
Uno de los «propósitos asignados», por no decir el principal, los geógrafos quienes emprendieron la mayor parte de estudios
era obviamente el de dar sostén a la vida pero, sobre todo, a la etnológicos y quienes contribuyeron a esta disciplina con sus tra-
vida humana, la sociedad y la cultura. bajos empíricos y teóricos (por ejemplo, Frederick Ratzel, como
Un estudiante tardío de Ritter, el francés Elisé Reclus (1830- se verá más adelante). Muchos antropólogos de principios de
1905) se convirtió en una figura muy significativa para el pensa- nuestro siglo se formaron en el dominio de la geografía, siendo
miento geográfico. No era propenso, sin embargo, a las premisas el caso más conocido el de Franz Boas.
teológicas y deterministas que llenaban buena parte de la obra de Es cierto que buena parte de la etnología primeriza tendía a
su maestro, sino todo lo contrario. Reclus fue muy activo en el aceptar el enfoque determinista, pero sin embargo ya había quie-
movimiento anarquista europeo (se exilió de Francia), y mani- nes empezaban a desafiado, sin más motivo que el de distinguir
festó con contundencia su preocupación radical por el impacto su área de estudio de la de los geógrafos inclinados a la etnolo-
negativo que los seres humanos pueden tener sobre el entorno: gía. Así, un precursor de la antropología moderna fue Adolphe
Bastian (1826-1905), que significativamente iba a ser el primero
La acción del hombre es capaz de desecar marismas y lagu- en ocupar la cátedra de etnología en la universidad de Berlín. Si
nas, de reducir los obstáculos entre países distintos y de mo- bien reconocía aún la importancia de. la geografía, Bastian veía
dificar la distribución original de especies de animales y plan- que también había que buscar las características de las diferentes
tas, hasta el punto que estos hechos son de importancia culturas en la historia y las tradiciones respectivas. Fue este tipo
decisiva en los cambios que está atravesando la superficie del de aproximación, combinada con la tesis del posibilismo ambien-
globo. La acción del hombre puede embellecer la tierra, pero tal o geográfico, lo que llevó finalmente, en los últimos años del
también puede desfigurarla; según las costumbres y condición siglo, a desafiar seriamente el paradigma determinista ambiental
social de cada país, se contribuye a la degradación o la glori- hasta entonces dominante.
ficación de la naturaleza. El hombre amolda a su imagen el El geógrafo alemán Frederic Ratzel, en su Antrogeographie, se-
país en que vive. (E. Réclus, en R. Peet, 1977, p. 59) ñala la postura del ambientalismo moderno. Este texto fue tomado
como guía, y ha sido frecuentemente citado, tanto por parte de
Durante el siglo XIX asistimos, pues, al establecimiento e ins- los defensores como por los detractores del ambientalismo. Se hará
titucionalización de la geografía en las universidades de Europa también un breve repaso de la producción de la brillante promo-
occidental. Un tema central para los geógrafos fue el estudio de tora americana de Ratzel, Ellen Semple y otros ambientalistas

36
37
americanos como William Holmes, Ellsworth Huntington, 1, Hl ltndlisis de la distribución de los grupos étnicos sobre la
Franklin Thomas, etc. y de los estudios más recientes de Griffith At1 dt lit TiC'rra y también de la distribución de religiones y len-
Taylor (angloaustraliano) y Karl Witfogel (germanoamericano). IUI11 '1"(' están relacionadas con las etnias.
A medida que avanzamos en el siglo XX, una característica que a. El ~tnálisis de la relación entre migración humana y entor-
destaca en las contribuciones de muchos de los científicos socia- na f'fakn.
les arriba mencionados es la defensa, radical y explícita, de las pre- S, Hl entorno físico como determinante de la conducta hu-
misas teóricas del ambientalismo, especialmente ante la creciente Mina, tanto colectiva como individual. En concreto, el clima
crítica posibilista. Se pueden hallar síntomas de ira en sus escri- Mmo moldeador del carácter nacional.
tos pues la defensa del ambientalismo, en el siglo XX, es .comba-
tiva. Una de las conclusiones más conocidas de su obra se refiere a
Es significativo que, si bien Ratzel fue profesor universitario 11 dlmibución de las civilizaciones. Sobre esta cuestión, Ratzel
de geografía, se formó en las disciplinas de zoología y geología y, pretende que el clima es el factor principal de la localización de
por ello, no debe sorprender que recibiera fuertes influencias de ~e~uellas, queriendo demostrar que la mayor parte de las civiliza-
Darwin y Haeckel. En realidad, en sus primeros tiempos, Ratzel tlonea están en las latitudes templadas (esta será, como se verá
(1844-1904) fue discípulo de Haeckel y quedó particularmente "''' tarde, la perspectiva que adoptaron muchos geógrafos y ar-
impresionado por su concepto de ecología. Pero, a medida que ~ueólogos, como por ejemplo Huntington, en EE UU).
Haeckel se fue identificando con la política conservadora-na- Quizás el concepto más conocido de los desarrollados por
cionalista, racista y radical, Ratzel se fue distanciando de quien ltatzel, sea el de «lebensraum» (espacio vital). Elaboró esta teoría
había sido su profesor. tn dos de sus obras Der lebensraum, eine Biogeographische Studies)
Se ha dicho que buena parte de la obra de Ratzel ha sido dis- (190 1) y Politische Geographie (1897). Para comprender este con-
torsionada a causa de la aparente divulgación equivocada que etpto es necesario señalar que surge de las influencias de la teo-
,¡¡
Semple hizo de su producción, y ello ha llevado a la noción de rla darwiniana y del reduccionismo biológico que recibió Ratzel;
11~
i[i
que la obra era de naturaleza plenamente determinista (una in- 11 decir, que tendió (con salvedades) a considerar el desarrollo
,¡: terpretación injusta del rol de Semple, que tenía un papel mu-
!·,,
aocial humano en términos evolutivos y, más concretamente, en
1
t cho más importante qué el de simple transmisora de las ideas relación con lo que Herbert Spencer llamó la «supervivencia del
t:l
[¡; Ratzel puesto que posee una notable producción propia y origi- m's fuerte» (frase incorrectamente atribuida a Darwin). Ratzel ex-
¡,,
!' nal. ¿No sería un ejemplo de una cierta misoginia de la acade- hortó sin embargo a sus estudiantes a guardarse del reduccionis-
mia?). Está claro sin embargo, que los primeros estudios de Ratzel mo extremado y del racismo del ídolo de su juventud, Ernst
1 muestran una tendencia evidente a dar la primacía a los factores Haeckel. Además, Ratzel quedó cautivada por la analogía
1.! geográficos en la explicación de la conducta cultural y de la es- apeceriana de la sociedad como organismo (este concepto no era
tructuración social. A pesar de todo, ciertos antropólogos del si- nuevo en si, lo que era nuevo era su conexión con la teoría evo-
glo XIX valoran su obra como la superación del determinismo vul- lucionista de Darwin). Vemos, así, que Ratzel se refiere al Esta-
gar, e insisten en que sólo cae en posiciones deterministas en do como un organismo: «Der Staat als Bodenstanger Organismus»
algunas ocasiones. (el Estado como organismo vinculado al país).
En su Antropogeographie (1891), subtitulada «Una introduc-
ción a la aplicación de la geografía a la historia», Ratzel se ocupa La tierra es para nosotros un organismo, no sólo es una unión
fundamentalmente de tres problemas: del mundo viviente con el suelo rígido, sino también porque
tal unión queda reforzada por el efecto recíproco del primero

38 39
-~T

sobre el segundo, hasta el punto que ya no se pueden visuali- &JIIt, tn ocasiones, los historiadores de la geografía y de la antro-
zar separadamente. (F. Ratzel, 1972, p. 51) polo~( a hayan sugerido que, en el fondo, no era realmente
lllllhicntalista sino que, a causa de la acaparadora influencia del
El «lebensraum» combina, pues, la teoría de la evolución de jlllnuligma determinista en el siglo XIX, cayó en algunas ocasio-
Darwin y la analogía organicista de Spencer para llegar a las si- IU'N en explicaciones ambientalistas. Parece, sin embargo, que el
guientes conclusiones: UC'Itrminismo ambiental está presente en la obra de Ratzel, si bien
tn una forma más sofisticada que la de sus contemporáneos. Ha
Así como la lucha por la existencia en el mundo animal y ve- ttnido un peso importante en el debate acerca de los orígenes de
getal siempre es una cuestión de espacio, el conflicto entre na- lll dvilización, su postura «materialista» tiene gran fuerza, y pa-
ciones es en buena parte sólo luchas por el territorio. (lbíd., rco~:e postular un tipo de «infraestructura medioambiental» sobre
p. 517) l11 ~o:ual se erigen las civilizaciones:

De ello se desprende que los estados fuertes se expandirán y La suma de los logros de la civilización en cada estadio y en
sobrevivirán a expensas de los débiles; esto podría justificar en cada raza se compone de posesiones materiales ... lo material
cierto modo el derecho de los «pueblos superiores» (un conc~pto está en la base de lo intelectual. Las creaciones intelectuales
que Ratzel no adoptó) a extender su espacio vital. Desgraciada- vienen como un lujo, una vez satisfechas las exigencias del
mente para la imagen de Ratzel, algunos geógrafos de la década cuerpo. Toda cuestión, pues, sobre los orígenes de la civiliza-
de 1930 (el más destacado de los cuales fue Karl Haushofer, ción se resuelve con la pregunta: ¿qué es lo que favorece el
1869-1946), se apropiaron su concepto de «lebensraum» y lo { desarrollo de las bases materiales de las civilizaciones? ... Las
utilizaron como vehículo de la pseudociencia nazi (Zeitschrift condiciones naturales, que permiten la acumulación de riqueza
i fur Geopolitik), para justificar las políticas expansionistas y ra- a partir de la fertilidad de los suelos y el trabajo que a éstos se
.1 cistas . dedica, son pues sin lugar a dudas de extrema importancia para
:l¡ El argumento o la interpretación de las luchas entre naciones el desarrollo de la civilización... En los primeros tiempos de
![:
i¡~
1',,, (lo que Pitrim Sorokin llamó «la interpretación sociológica de la la humanidad, las regiones cálidas, húmedas y bendecidas
¡,
1¡;
«lucha por la existencia» y la «sociología de la guerra») ha sido con la abundancia de frutos, eran claramente las más desea-
i;J
recuperado una vez más en años recientes, en términos de teorías das, y resulta fácil imaginar al primer hombre como habitan-
líi
¡,,
¡· biológicas. El ejemplo más conocido es el Imperativo territorial te de los trópicos ... Y si debemos hablar de la civilización ...
de Ardrey. También hay que citar los trabajos de Konnrd Lorenz esto apunta hacia las zonas templadas, en que no con menos
ii"
t:¡ y otros reduccionistas biológicos especialistas en el estudio del seguridad veremos la cuna de la civilización, como en los tró-
L comportamiento animal, denominado etología. picos la de la raza. (F. Ratzel, ibíd, p. 267)
Aunque el propio Ratzel viera que, a veces, iba demasiado lejos
con sus explicaciones deterministas de la diversidad cultural, y Como ya se ha señalado, el determinismo ambiental o geográfi-
advirtiera contra el hecho de tomar al pie de la letra la analogía co se convirtió, a partir del siglo XIX, en un fenómeno del mun-
orgánica, aceptó las premisas básicas del ambientalismo y se do «anglosajón»: Alemania, Gran Bretaña y los Estados Unidos.
mostró muy vehemente ~n su defensa del mismo, ante las críti- Quizás el último representante significativo del determinismo geo-
cas crecientes procedentes de la escuela posibilista, tanto en gráfico en los países francófonos sea Edmon Demoulins, quien
el terreno de la geografía como en el de la antropología. Ratzel en su Essai de géographie socia/e. Comment la route crée le type
fue un estudioso brillante y erudito, y ésta ha sido la razón de socia/e fue más explícito en cuanto al papel del entorno físico en

40 41
r
1

la formación de la diversidad cultural. Demoulins fue ciertamente


radical en sus afirmaciones y fue tan lejos como para decir:
,¡, 1H90. Volvió a los Estados Unidos muy marcada por el enfo-
lJIIt' de Ratzel manifestado por su Antropogeographie, pero recha-
,,~ NIIS teorías organicistas spencerianas. Fue una brillante escri-
Si la historia de la humanidad volviera a empezar y la capa lllrll, investigadora y «propagandista» y, debido a su elocuencia y
actual de la tierra fuese la misma, la historia se repetiría en upacidad analítica y de persuasión, influyó en varias generacio-
todas sus principales características. (Demoulins in Griffith
Taylor, p. 140) nr~ de geógrafos americanos y británicos. (Sus clases en las uni-
Yrrsidades de Chicago y Clark atrajeron a geógrafos y antropólo-
llllH de todos los Estados Unidos y del extranjero). No fue
Demoulins recibió una fuerte influencia del «sociólogo» fran- obviamente ·ella quien «creara» el ambientalismo americano -ya
cés Frédéric Lepl¡¡y (1806-1882) cuya fórmula sobre la diversi-
dad de la organización social era: trnla éste profundas raíces en la geografía académica americana-,
l'rro fue una portavoz especialmente dotada (probablemente la
representación más lúcida de esta corriente a nivel internacional).
El entorno (lugar) condiciona el tipo de trabajo, y el trabajo '1\unbién aportó investigaciones importantes y originales sobre la
configura, por lo menos en parte, la organización social. Influencia del medio ambiente sobre el desarrollo de las socieda-
(Laplay, ibíd., p. 138)
des humanas.
No hay más clara expresión de su adhesión al determinismo
Algunos trabajos de Demoulins han encontrado eco en las úl-
ambiental que su genial libro The Injluence of the Geographic
timas obras de lo que Marvin Harris ha denominado «materia-
lismo cultural»: Hnvironment (1911). También manik:stó en sus obras su rechazo
contundente a la raza como determinante de la diversidad cultu-
ral. El entorno era la influencia decisiva:
Los matriarcados se dan en los pueblos que por las circuns-
tancias han tenido que confiar a las mujeres el control exclu-
El propio método de investigación de la escritora consis-
sivo de alguna rama de producción. Esta explicación equivale
tió en comparar pueblos de todas las razas y estadios de
a una ley. Entre los !roques la caza dio resultados aún más
desarrollo cultural, que viven bajo condiciones geográficas si-
parcos. Pero el maíz cultivado por las mujeres, por el contra- milares. Si estas gentes de diferente raíz étnica pero de entor-
rio, dio producciones abundantes y constituyó la base de la
no similar mostraban un desarrollo social, económico o his-
alimentación. Una mujer podía entonces alimentar a varios tórico similar o relacionado, sería razonable inferir que dichas
hombres, y lo que es más, necesitaba a unos cuantos para su
semejanzas eran debidas al entorno y no a la raza. Así, por
suministro de piezas de caza. Es por ello que algunas !roques comparación extensiva, el factor raza en estos prolrtemas de
practicaron la poliandra. Es así que la relación entre maíz y
dos cantidades desconocidas quedaba eliminado para ciertas
las piezas de caza controlaba los acuerdos matrimoniales.
(Demolins, p. 141) clases amplias de fenómenos sociales e históricas. (E. C.
Semple, 1911, p. vii)
En vísperas de la Primera Guerra Mundial, vemos que el am-
La siguiente y extensa cita es, con toda seguridad, una de las
bientalismo es apenas perceptible fuera de Alemania, Estados
mejores y más sorprendentes introducciones para cualquier libro
Unidos y Gran Bretafia. Ellen Semple (1863-1932), a pesar de
que aborde temas geográficos y, probablemente, la explicación más
los prejuicios contra el hecho de que las mujeres tomaran parte
elocuente y clara del determinismo ambiental:
en cursos de posgrado, pudo ser alumna de Ratzel en la década

42
43
El hombre es un producto de la faz de la tierra. Ello no quie- idt'ntificar el ambientalismo con la capacidad del «diletante>> para
re simplemente decir que sea un hijo de la tierra, polvo de su n11nbinar el estilo y la retórica con un sentido común básicamente
polvo; sino que la tierra lo ha arropado, alimentado, le ha im- vulgar. Semple no fue una «diletante», ni tampoco sus textos eran
puesto tareas, dirigido sus pensamientos, enfrentado a dificul- NÍt'tnpre retóricos ni su ciencia vulgar, y sin embargo, esas gene-
tades que han fortalecido su cuerpo y agudizado su astucia, él mlizaciones a veces exageradas e imprudentes facilitaban la tarea
ha planteado problemas de navegación o de irrigación, al tiem- u los críticos antiambientalistas.
po que él susurraba pistas de solución. Ha penetrado en sus A pesar del hecho de que el determinismo geográfico ha sido,
huesos y sus tejidos, en su mente y en su alma. En las monta- por lo general, olvidado e incluso algo desacreditado, los textos de
ñas, él ha dado piernas de hierro para alcanzar cumbres; en .St'mple tienen un sorprendente aspecto moderno en este sentido:
las playas, se las ha dejado flácidas, pero a cambio él ha dado
vigoroso desarrollo del pecho y de los brazos con que mani- El hombre ha «conquistado» con tanto fragor a la naturale-
pular. el remo y el timón. En los valles de los ríos, lo ata al za... Este medio natural, esta base física de la historia, es a
suelo fértil, circunscribe sus ideas y ambiciones con un opaco todos los fines y propósitos inmutable en comparación con el
nimbo de calma, imponiéndole tareas, estrecha su mirada hacia otro factor del problema: el hombre cambiante, maleable,
el angosto horizonte de su granja. En los altiplanos barridos progresivo, regresivo. (Ibíd., p. 2)
por el viento, en las extensas e infinitas praderas y en los se-
cos espacios del desierto, por donde conduce sus rebaños de Semple también dijo en pocas palabras lo que Ratzel (a quien
pastizal en pastizal o de.oasis en oasis, donde la vida conoce dedicó su libro) expresó en muchos párrafos tortuosos:
tanta dureza pero escapa al tedio de la rutina, donde la visión
,l de un rebaño que pace le da el placer de la contemplación, y Así como los trópicos han sido la cuna de la humanidad, las
li la diversidad de la vida amplitud de horizontes, allí sus ideas zonas templadas han sido cuna y escuela de la civilización.
i!: adquieren cierta simplicidad gigantesca; la religión monoteís- Aquí la naturaleza ha dado mucho al retener mucho. Aquí el
:li' tica, Dios se hace uno, sin rival, como la arena del desierto y hombre ha encontrado su carta de ciudadanía, el privilegio de
¡1,
,¡, la hierba de la estepa, prolongándose sin pausa ni cambio.
li! la lucha. (lbíd., p. 635)
Rumiando su sencilla creencia, alimento de su mente ham-
¡"¡:·;. brienta, su fe muda en fanatismo; sus grandes ideas espacia- Desgraciadamente, como muchos deterministas geográficos,
¡, les, nacidas de ese incesante vagabundeo superan a la tierra que
1' Semple estaba obsesionada con los factores climáticos, y les dio
1
las alimentó y dan su fruto legítimo con las conquistas impe- prioridad para explicar el «temperamento racial» (este último
¡r: riales.- (Ibíd., p. 2)
¡ri concepto choca con su discurso que criticaba el uso de la «raza»
¡,. como variable independiente para explicar hechos culturales). Sus
Este texto representa una generalización geográfica y antro- textos manifiestan, a veces, el determinismo simplista de Mon-
pológica en el más ampuloso estilo. En ocasiones, tales dotes tesquieu, y algunos contienen las más dudosas nociones raciales
de expresión son un obstáculo y permiten la aceptación acrítica de su tiempo (a pesar de que ella se opuso con vehemencia al
del lector debido a la fuerza de su prosa. En el caso de pasaje an- cientificismo biologísta y racista). Sin embargo, sus obras eran
terior, se encuentran realmente demasiadas excepciones a la regla leídas con avidez, y obtuvieron una inmensa popularidad tanto
de Semple que relaciona el monoteísmo con el nomadismo entre el público «ilustrado» como entre los geógrafos académi-
pastoril como para permitir generalizaciones tan extravagantes. cos. La siguiente cita muestra cuán vulnerable a la critica puede
El resultado de este enfoque ha llevado a muchos estudiosos a ser el determinismo de Semple.

44 45
La influencia del clima sobre el temperamento racial 11 11te aserto parece un poco exagerado, Huntington va aún
en sus efectos directos como indirectos_no puede ser puesta M41 I•Jnll cuando comenta la causa de la revueltas indias y el pre-
juicio, pese a una excepción ocasional de los alegres y ~llttlnio de la violencia y del cambio revolucionario en latitudes
ticos esquimales, que por su naturaleza parecen un vivo meridionales:
doto contra el frfo y la pobreza de su medio ambiente. Por
general se da una estrecha correspondencia entre clima y In el mundo en su conjunto, la tendencia a una falta de auto-
peramento. Los pueblos del norte de Europa son enérmrni control en materia de política, de relaciones sexuales y en mu-
previsores, serios, más reflexivos que emotivos, antes chos otros aspectos se obserVa marcadamente en países de cli-
que impulsivos. Los sureños de la cuenca mediterránea ma cálido. Ésta no es la única razón de la frecuencia de las
tropical son gente relajada, poco previsores salvo si la revoluciones políticas en dichas latitudes, pero debe desem-
dad les urge, alegres, emotivos, imaginativos, todas ellas peftar su papel. (Ibíd., p. 121)
lidades que entre los negros de la franja ecuatorial deger."'
en serios defectos raciales. (Ibfd., p. 623)
Con este tipo de afirmaciones groseras, obtusas y exageradas
4tl punto de vista ambientalista, no debe sorprender que
Ellsworth Huntington (1876-1947) fue, sin lugar a dudas, Huntington haya encontrado resistencias en el mundo académi-
de los exponentes más importantes del ambientalismo durante co, especialmente en los campos de la sociología y de la antropo-
primera mitad de nuestro siglo. The Pulse ofAsia (1907) estua,¡a lo¡la. Quizás lo más sorprendente es que su obra más adamada
la relación entre nomadismo, clima y conquista. Al igual ~ leída fuera la última, escrita en fecha tan tardía como 1945.
Ratzel y Semple, Huntington centra su análisis de los determi- In The Mainsprings of Civilization (1945), Huntington estudia
,/ nantes de la ubicación, éxito y continuidad de la civilización en
¡¡ ti clima como factor de causación y como factor de influencia
la variable climatológica (ver Civilization and Climate, 1915). A 11encial en el comportamiento humano. Es una obra llamati-
;¡:
[1: continuación, recogemos una cita tfpica que ilustra el muy ex- vamente poco original, que tiene mucho de Ratzel, Spencer y
ill plicito ambientalismo de Huntington:
¡f¡ Reclus, y que repite la hipótesis según la cual las civilizacio-
ilí
'¡: nes se desplazan de sus cálidas regiones de origen hacia zonas más
i:
/1 Sólo en regiones donde el estímulo climático es importante frlas, más apropiadas para el desarrollo de las civilizaciones avan-
/"
,¡;, han alcanzado las naciones el más alto nivel de civilización. zadas.
' ,'i (E. Huntington, 1971, p. 239)
El británico Griffith Taylor (1880-1963) pasó la mayor parte
l¡ii
,,
1
El peso de la teorfa darwiniana y de la genética se notó clara-
de su vida académica en Australia y en Canadá. Estuvo en la
expedición antártica de Scott (1910-1913) como geólogo prin-
¡,
mente en sus reflexiones sobre las civilizaciones «exitosas»: cipal, y se convirtió posteriormente en el primer catedrático de
geología en la Universidad de Sidney. Fue desde el principio un
Mil años de vida bajo las duras condiciones del altiplano de ambientalista impenitente y se ocupó pronto de las pautas de asen-
Judea, como fue los tiempos antiguos, Pueden haber elimina- tamiento en Australia. Fue una figura polémica y se implicó pú-
do numerosas elementos de debilidad de la raza hebrea para blicamente en el debate sobre el potencial futuro de asentamien-
darle una fuerza en consonancia con la grandeza de su contri- to de su país de adopción, insistiendo en que sólo iba a poder
bución a la historia. (E. Huntington, 1911, en Freeman, p. soportar a treinta millones de habitantes (en lugar cien millones,
111)
que era la cifra defendida por la postura oficial del gobierno). A
causa de su actitud sobre la población, la vida se le hizo difícil y

46
47
aceptó enseguida una cátedra en la universidad de Chicago; pos- Posteriormente, en la introducción que aporta «referencias aso-
teriormente, también fue profesor en la Universidad de Toronto, dttdas al capítulo introductorio» y con respecto a Luden Febvre,
en Canadá, donde criticó de nuevo la política gubernamental de tll"stacado crítico del ambientalismo y portavoz del posibilismo
asentamientos e inmigración. En el año de su regreso casi triun- ttl"ográfico, Griffith Taylor afirma:
fal a Australia (1951) afirmó que:
4. Luden Febvre, Geographícal lntroductíon to Hístory, Nue-
El determinismo científico moderno tiene una técnica total- va York, 1925. Desprovisto de mapas y no muy objetivo (ibíd.,
mente diferente (de la de los deterministas del siglo XVIII) y p. 19)
conoce el medio ambiente. Treinta años atrás predije las pau-
tas futuras de asentamiento en Australia. En Canberra (en Si bien el ambientalismo quedaba particularmente evidencia-
1948) quedé muy gratamente recompensado en cuanto que do en la geografía, también encontró seguidores en el ámbito de
varios miembros del grupo de investigación de esas ciudad me lu antropología. Ratzel, aunque formalmente fuera geógrafo, ejer-
aseguraron que mis deducciones (basadas puramente en el ció una considerable influencia sobre la antropología de finales
entorno) estaban del todo justificadas. Este aspecto de la geo- de siglo, sobre todo con su Antropogeographie y su History of
grafía es determinismo científico. (G. Taylor, p. ii) Mankind. Fue precisamente en los años de formación de la an-
tropología cuando el determinismo geográfico se dejó sentir más
Una obra interesante, Geography in the XX Century, que bien en el estudio de la cultura. Este fenómeno, y tal vez esto no de-
podría subtitularse «Manifiesto ambientalista», fue publicada en biera sorprender, era nuevamente de procedencia anglosajona, con
fecha tan tardía como 1952 (reimpresa en 1957) y editada por especial vigor en los Estados Unidos hasta que las obras de Boas
1
Griffith Taylor. Se trata de una compilación de artículos escritos y Kroeber marcaron una ruptura con un ambientalismo muy
't principalmente por geógrafos angloamericanos y, aparte de algu- vulnerable a la crítica. Lewis Margan, cuyas investigaciones go-
.¡,
i!: na excepción, todos ellos se ideQtifican profundamente con la zaron de gran audiencia, no sólo en los EE UU. sino también en
,¡¡:
escuela determinista. Contiene, por ejemplo, una reimpresión del Europa (Engels basó su importante estudio sobre la familia y la
¡¡;
último artículo publicado en vida por Ellsworth Huntington propiedad privada en los trabajos etnológicos de Margan), se
'i (titulado Geography and Av_iation) en el que, por enésima vez, re- refería a menudo a los factores físicos a la hora de explicar la
¡i
¡:; afirma machaconamente su radical posición ambientalista. diversidad cultural. En el terreno de la antropología, la más clara
¡''· El compromiso total y sin concesiones de Griffith Taylor con representación de la aproximación ambiental se encuentra en las
:, lo que él llama «determinismo científico» se percibe a lo largo de obras de Hodge y Holmes. F. W. Hodge escribía, en 1907, so-
,:,
todo el libro, si bien el prefacio y la introducción demuestran aún bre el suroeste americano que:
(
1
más resolución. Las posturas de Taylor revelan un compromiso
inquebrantable e incluso una «fe» en relación con la adhesión a El efecto de este medio ambiente, en que encontrar fuentes
un paradigma actualmente en decadencia: de agua era la principal preocupación y deseo en el contexto
de la lucha por la existencia, iba a influir en la estructura so-
En una larga carrera de 50 años de investigación geográfica, cial y las funciones, en los usos y costumbres, en la estética y
he abogado por varios conceptos nuevos y mal aceptados. Por los motivos, en las tradiciones y los simbolismos, y, por enci-
ejemplo mis herejías relativas a los desiertos de Australia. (lbíd. ma de todo, los credos y los cultos, condicionados éstos por
p. vi.) la interminable ansia de agua. (F. W. Hodge, en Hardesty,
p. 3)

48 49

\~
Doce afios más tarde, William Holmes insiste en que la cul-
Quizás el mejor ejemplo reciente del ambientalismo (fuera de
tura material viene ampliamente determinada por el entorno:
la órbita de la ecología humana o de la ecología cultural) en la
sociología/antropología se halle en la muy meritoria y monumen-
Queda aquí manifiesto que no son tanto las capacidades o el tal obra de Karl A. Witfogel Oriental Despotism (publicado en
legado cultural de un colectivo de gentes en particular lo que
1963, pero iniciado en 1920). El libro empieza con un debate
determina la forma de cultura material como su entorno lo- sobre la relevancia del ambientalismo:
cal. (W, Holmes, ibíd., p. 4)
Contrariamente a la creencia popular de que la naturaleza
En general, en la sociología, había pocos simpatizantes de la
siempre es la misma -una creencia que ha llevado a teorías
escuela ambientalista, y la cuestión de la influencia medioambien-
estáticas de ambientalismo y a su rechazo igualmente estáti-
tal fue escasamente atendida por dicha disciplina, en la cual fue
co- la naturaleza cambia profundamente siempre que el hom-
considerada como una variable irrelevante para el estudio de la
bre, por razones históricas simples o complejas, modifica sus
sociedad. Hubo, naturalmente, algunas excepciones, de las cua-
equipamientos técnicos, su organización social y su visión del
les la más notable fue la de Pitrim Sorokin, quien en su obra ya
mundo. El hombre nunca deja de afectar a su entorno natu-
citada Teorías sociológicos contempordneas, consagra un capítulo a
ral; lo transforma constantemente, y toma nuevas fuerzas cada
Laplay y a otros representantes de la «escuela geográfica». Sorokin
vez que sus esfuerzos le lleva a un nivel de operaciones. Cada
resume los postulados principales del ambientalismo y presenta
vez que se puede alcanzar o se ha alcanzado efectivamente otro
una lista de las críticas más importantes. Su valoración global no
nivel, el punto donde se llegue dependerá en primer lugar del
es del todo negativa:
orden institucional, y en segundo lugar, del objetivo último
J de la actividad del hombre; el mundo físico, químico y bioló-
Debemos dar crédito a la escuela (geográfica) en muchas teo- gico accesible. A iguales condiciones institucionales, es la di-
;li rías, sugerentes e interesantes, y con correlaciones que son, al
ferencia de los entornos naturales lo que sugiere, permite y
menos en parte, ciertas. Cualquier análisis de los fenómenos hace inevitable el desarrollo de nuevas formas de tecnología,
ili' sociales que no tome en cuenta factores geográficos es incom- subsistencia y control social. (K. A. Witfogel, 1963, p. 11)
1¡! pleto. Estamos agradecidos a la escuela por estas valiosas con-
tribuciones. (P. Sorokin, p. 291)
j;, Un resumen de las conclusiones de Oriental Despotism no es
1:: relevante aquí. Bastará con decir que, siendo al principio mar-
Franklin Thomas, influyente figura en la sociología america-
¡;• xista (después fue rabiosamente antimarxista), Witfogel desarro-
li na de los afi.os veinte y treinta, dedicó un libro entero ( The
¡[ lla el concepto de Marx del «modo de producción asiático» e
Environmental Basis ofSociety, 1920) a la «escuela geográfica» pero, intenta mostrar cómo las «sociedades hidráulicas», en áreas ári-
en él, sefi.ala la importancia de la cultura en la explicación de los
das y semiáridas con sistemas de riego extensivo, se vuelven
procesos históricos:
«agrodespóticas», con un Estado centralista y totalitario. Esta
conjunción de premisas marxistas con variables medioambienta-
Cada situación histórica debe ser examinada a la luz de su
les o ecológicas se ha establecido recientemente en los Estados
contexto geográfico, mientras que todas las influencias geo-
Unidos, particularmente en el campo de la antropología (véase
gráficas deben ser estudiadas a la luz de su incidencia e im-
el materialismo cultural de Marvin Harris o la obra de Richard
portancia cambiantes respecto del desarrollo y vicisitudes de
Lee sobre los cazadores-recolectores -veremos estas aportacio-
la cultura. (F. Thomas, 1920, p. 17)
nes posteriormente-).

50
51
Hasta aquí hemos intentado subrayar que el determinismo III. LA CRíTICA Y SUPERACIÓN
ambiental tiene tras de sí una larga historia y que consiguió man- DEL DETERMINISMO AMBIENTAL
tenerse en medio de importantes cambios económicos y sociales.
Hemos señalado que se integró en la ciencia social académica en
el siglo XIX (especialmente en la geografía). La tesis del determi-
nismo permaneció prácticamente inalterada: todavía se daba pri-
macía al medio ambiente como principal determinante de la es-
tructuración y organización que las sociedades habían adoptado
y adoptarían en el futuro. Había pocas diferencias, en el fondo,
entre lo que decían Hipócrates, Montesquieu y Huntington.
También es cierto que el estudio de los diferentes entornos y
culturas se fue haciendo más sistemático a medida que se acerca-
ba el siglo XX, en el que los ambientalistas iban a hablar de «co-
rrelaciones» entre ciertos tipos de entornos y ciertos modos de
organización social, si bien muchas de estas «correlaciones» re- El creciente número de anomalías que iban surgiendo, además
sultaron ser falsas. del hecho de que el ambientalismo era metodologicamente
Este modelo simple tenía defectos que fueron cada vez más vulnerable, lo convirtieron en blanco de las críticas de los cien-
fáciles de señalar. Iba quedando claro, por ejemplo, que entor- tíficos sociales que postulaban estrategias alternativas de investi-
nos idénticos o similares no producían necesariamente tipos pa- gación. Los ataques al determinismo, tanto por parte de geógra-
J recidos o iguales de sociedades. Al mismo tiempo, se podían iden- fos como por parte de quienes no lo eran, resultaban fáciles en
,¡¡ tificar culturas con organizaciones similares situadas en entornos este contexto (especialmente ayudado por algunos excesos de celo
muy distintos. Empezaron a aparecer anomalías en la posición de Griffith Taylor y de Huntington), y era inevitable que se die-
,¡¡: determinista, hasta el punto de que condujeron, en el cambio de ran nuevas respuestas al debate sobre la relación entre la huma-
siglo, a una reconsideración y reevaluación profundas del papel nidad y el medio ambiente. Hacia los años treinta, el ambienta-
,,li de los factores geográficos en las sociedades humanas.
,,. lismo estaba en claro declive, a pesar de que Huntington y otros
¡¡, seguían produciendo una gran cantidad de trabajos. El posibilis-
¡':: mo apareció a comienzos del siglo XX, así como diversas formas
~''
¡r:'
de enfoque ecológico (ecología cultural en la antropología, eco-
l'r logía humana o social en la sociología y geografía) aparecieron
en los años veinte. Uno de los ataques más estructurado y repre-
sentativo contra el determinismo geográfic·o estaba contenido en
el clásico de la antropología Habitat, Economy and Society (1934)
de Daryll Forde:

Las condiciones físicas están presentes en todo desarrollo y


toda pauta cultural, sin excluir lo más abstracto y lo inmate-
rial; sin embargo, están presentes no como determinantes sino

52 53
como una categoría de materia prima para la elaboración cul- htthl11n domesticado y controlado la naturaleza, dando así al medio
tural. El estudio de las relaciones entre las pautas culturales y lltllllntl un papel secundario en la sociedad. En este sentido, el
las condiciones físicas es de la mayor importancia para com- mrdio ambiente y los recursos naturales no eran vistos como
prender la sociedad humana, pero no se puede emprender en V1trl11hles que se inmiscuyeran en la actividad de las sociedades
términos de simples controles geográficos supuestamente iden- ••v11nzadas>>. Poco a poco se impuso el punto de vista de que el
tificables a la vista ... Se debe estudiar en primer lugar la cul- crtcimiento económico había de ser permanente en un mundo
tura como entidad de desarrollo histórico. El conocimiento 111 que se pensaba, en cierto modo, que los recursos naturales eran
más meticuloso de la geografía física no nos será útil si no se virtualmente ilimitados de cara a la explotación futura. El medio
capta el tipo de desarrollo cultural. El geógrafo que está (así) ambiente no debía ya determinar el modo de vida de los seres
desinstruido, en cuanto quiera examinar la fuente principal de humanos, y serían únicamente los problemas relacionados con el
la actividad humana, se verá buscando a tientas entre los fac- origen social o cultural los que impondrían límites al progreso
tores geográficos, cuyo significado no alcanzará realmente a humano. Ante ello, la tarea de los científicos sociales debía con-
comprender. (D. Forde, 1934, p. 464) llatir en analizar estos problemas inducidos económica o social-
mente. La aceptación de estas premisas llevó a hacer la vista gor-
Se ha apuntado que el éxito, la fuerza y el atractivo del deter- da en cuanto al reconocimiento de los factores ambientales en la
minismo ambiental a finales del siglo XIX se debió, por lo menos vld11 social. Esa ideología de progreso ilimitado (asociado con el
en parte, a que presentaba una alternativa materialista al mate- •American dream»), sin los obstáculos impuestos por los impe-
rialismo histórico marxista. En este caso, la alternativa no con- wivos ambientales (básicamente recursos naturales), fue especial-
sistía en optar por una posición «idealista», sino en proponer un mente defendida por sectores conservadores/liberales.
tipo diferente de materialismo, en que el entorno físico fuese una En los últimos años del siglo XIX, la geografía francesa en
infraestructura (o base) para la cultura, en lugar de una infraes- concreto empezó a alejarse de las entonces predominantes tesis
1 tructura o base económica sobre la que se levanta la superestruc- deterministas. En su discurso inaugural en la Sorbona en 1898,
¡¡ii tura ideológica, política y legal. Se comentará; más adelante, que como catedrático de geografía recién nombrado, Vidal de la
d el «materialismo cultural» de Marvin Harris y una parte impor- Blache (1845-1918) formuló una crítica de lo que consideraba
'1! tante de la antropología ecológica contemporánea (variedad no que era el determinismo ambiental estricto de la Antropogeogra-
,. funcionalista) representa un intento de integrar el materialismo phi~ de Ratzel. En lugar de examinar simplemente los determi-
¡;,
i!j histórico marxista y un determinismo geográfico relativamente nantes geográficos de la actividad humana, estudió a la humani-
~ :·¡
sofisticado. El propio Harris expone que su enfoque es una sín- dad como un agente activo de cambio y que vive en un contexto
"'¡¡1 tesis entre el evolucionismo darwiniano y el marxismo. Otro en que:
materialismo identificable (y que se presentará más adelante) como
1

interpretación conservadora de los procesos sociales sería el La naturaleza da al hombre materiales que tienen sus propios
reduccionismo biológico, donde los imperativos biológicos/gené- requisitos internos, sus propiedades especiales -así como sus
ticos constituyen la base para el desarrollo cultural. limitaciones- y que prestan a ciertos usos antes que a otros.
En todo caso, lo que queda muy claro es que el determinismo Hasta este punto, la naturaleza presenta propuestas, y a veces
geográfico, en sus versiones menos matizadas, entra en pro- restricciones. Pero la natura,leza no es nunca más que un con-
funda crisis. Aparecieron demasiados defectos y a ello se añadía sejero. (P. Vidal de la Blache, 1926, p. 321)
que un número creciente de científicos sociales argumentaba que
las comunidade~ humanas, por medio del desarrollo tecnológico,

54 55
tan lejos como para negar la validez de los estudios clasificato- Esto es, evidentemente, muy próximo al conjunto de reglas
rios de las sociedades: mrtodológicas durkheimianas:

Los fenómenos culturales son de tal complejidad que me 1,a causa determinante de un hecho social debería buscarse
parece dudoso que puedan hallar leyes culturales válidas. Las entre los hechos sociales que le precedieron.
condiciones causales de los acontecimientos culturales se en-
cuentran siempre en la interacción entre individuos y la so- Si Boas y Kroeber fueron los portavoces americanos del posi-
ciedad, y ningún estudio clasificatorio de las sociedades resol- bilismo en la antropología. Carl O. Sauer lo fue en la geografía
verá el problema ... El material de la antropología es tal que ttmericana. Obviamente, es tan relevante como significativo que
tiene que ser una ciencia histórica, una de las ciencias cuyo Kroeber y Sauer trabajaran juntos en lo que ellos llamaban «pai-
interés se centra en entender fenómenos individualizados más •lljes naturales y culturales» o «áreas», en el caso de Kroeber. Sauer
que en establecer leyes generales que, vista la complejidad del IN conocido especialmente por el concepto de paisaje, pero ya
material, serán necesariamente vagas y casi podríamos decir tan desde el principio de su carrera estaba claro que trabajaba dentro
evidentes que son de poca ayuda para una verdadera compren- dd paradigma posibilista. Según Sauer, la humanidad usa, desa-
sión. (F. Boas, 1982, pp. 257-258). rrolla y, por supuesto, modifica el medio ambiente, sujeto a im-
prrativos culturales y sociales y creando, así, el paisaje cultural.
La obra de Franz Boas, tan influyente no sólo en la antropo- Para el enfoque posibilista, según Sauer, el propósito de la
logía americana sino también en la antropología Europea, es cla- ~eografía no es la búsqueda de las influencias ambientales, sino
ramente posibilista, y algumos historiadores de la antropología ht investigación de la manera en que las diferentes sociedades, por
han sefi.alado que desarrolló una escuela denominada «particula- medio de tradiciones culturales e históricas, se sirven diferente-
. rista histórica» (véase nuevamente a Marvin Harris). Esta escuela mente del medio ambiente -siempre hay un amplio abanico de
i¡ se llama así porque insiste en la necesidad de estudiar a cada so- posibilidades u opciones de uso de la tierra, abiertas a cualquier
¡: ciedad individualmente, obteniendo resultados no extrapolables Nociedad dada-. El medio ambiente sólo pone límites a la
1 a otras sociedades. 11ctividad humana. Por ejemplo, las bajas temperaturas no permi-
'li1' El declive del determinismo ambiental y el avance hacia el po- tirían el crecimiento de ciertos cultivos. Al mismo tiempo, se estu-
1~

sibilismo queda posteriormente reflejado en las investigaciones y dia a la humanidad como agente de cambio ambiental:
r.¡ textos de otro influyente antropólogo americano, Alfred Kroeber
ir' (el primer alumno de doctorado de Boas). El paisaje incluye: 1) las características de la zona natural y 2)
¡1
¡[1 las formas impuestas al paisaje físico por las actividades hu-
1
Si bien es cierto que la culturas están arraigadas en la natura- manas, el paisaje cultural. El hombre es el agente último de
leza, y que por consiguiente no se pueden comprender total- configuración del paisaje. (C. Sauer, 1927, p. 186)
mente sin referencia a este pedazo de naturaleza en que se
hallan, no son más producto de esta naturaleza que lo sería En fecha mucho más tardía, Sauer afirma que:
una planta producida o causada por el suelo en que echa raí-
ces. Las causas inmediatas de los fenómenos culturales son Medio ambiente y recursos son términos culturales que expre-
otros fenómenos culturales. (A. L. Kroeber, 1939, p. 1) san tanto capacidades técnicas como valores sociales. (C. Sauer,
1971, p. 509)

58 59
El posibilismo, asociado como está con las obras de Boas y Como se ha constatado antes, los científicos so~iales france-
Kroeber, ha mantenido un lugar visible en la antropología, aun- Nrs hicieron campaña activa contra el determinismo geográfico
que probablemente dejó atrás sus mejores tiempos. Uno de los tbde finales del siglo XIX. Los geógrafos no estaban solos, en
ejemplos más citados del posibilismo en la antropología moder- hancia, en su intento de rebatir y criticar el ambientalismo radi-
na es Limitaciones medioambientales al desarrollo de la cultura l al. La nueva escuela de sociología también realizó, en ese país,
(1954), de Betty Meggers, quien mantiene que la agricultura una importante contribución al debate y la discusión. A partir
es necesaria para el desarrollo de las culturas avanzadas. Se des- de 1898, se publicaron artículos, con frecuencia, en L 'année
criben cuatro tipos de entornos naturales, de muy hostil a muy .mciologique, que analizaban las aportaciones que hizo Ratzel en
favorable para el desarrollo de la agricultura. Pero, incluso el Hll Antropogeographie, con textos de figuras tan distinguidas como
entorno más propicio a las actividades agrícolas no implica- Durkheim, Hawlbachs y Mauss.
rá, necesariamente, que éstas se desarrollen sino que serán los El propio Durkheim puso manos a la obra dos veces en los
factores culturales los que lo determinen. Una cultura avan- primeros tiempos deL 'année sociologique. En 1898 presentó una
zada no será, sin embargo, posible en los entornos más hosti- crítica de Politische Geographie, y otra en el año siguiente, esta
les. Meggers, en la cita siguiente, describe los cuatro tipos bá- vez referida a Antropogeographie.
sicos de agricultura y su efecto potencial sobre la actividad El primer ángulo de ataque durkheimiano apunta hacia
agrícola: cuestiones metodológicas. Critica a Ratzel, en particular, y a los
~tmbientalistas en general porque no tenían una metodología sis-
Donde la agricultura resulta imposible a causa de la tempera- temática para el estudio de la diversidad cultural. Se establecen
tura, la aridez, la composición del suelo, la altitud, la topo- "correlaciones» entre el entorno y la conducta humana, y se apor-
grafía, la latitud o cualquier otro factor natural que inhiba el ran ilustraciones, en cantidades abundantes, para «probar» .el gran
crecimiento o la maduración de las plantas domesticadas. peso de los factores geográficos sobre la vida social humana, pero
Donde la productividad agrícola está limitada a un nivel rela- raramente se mencionan excepciones y aún menos se analizan en
tivamente bajo por factores climáticos que causan un rápido detalle. A fin de cuentas, el ambientalismo de Ratzel no era· cien-
agotamiento de la fertilidad. Donde se pueden obtener inde- tífico, y carecía de una metodología sistemática adecuada:
finidamente cosechas relativamente importantes sobre la mis-
ma parcela de tierra, con fertilización, barbecho, rotación de Podríamos también reprochar al método la insuficiencia de su
cultivos y otros tipos de medidas de restauración de los sue- rigor. Las correlaciones son más ilustraciones que no compa-
los, o con regadío en las zonas más áridas. Donde prácti- raciones metódicas; los hechos contrarios son rara vez exami-
camente no se requieren conocimientos especializados para nados, y, por más erudito que sea el autor, no podemos dejar
alcanzar y mantener un nivel estable de productividad agrí- de sorprendernos de la distancia existente entre buen número
cola. (B. Meggers, en D. Hardesty, p. 119) de los asertos, y las pruebas sobre las que éstos reposan. (E.
Durkheim, 1898, p. 192)
Inicialmente, los posibilistas abordaron el problema de la re-
lación entre medio ambiente y sociedad, rebatiendo la posición La segunda línea de ataque se refiere al papel del medio am-
determinista sin rechazar el medio ambiente como factor relevan- biente en sí. Según Durkheim, en el pasado la humanidad estaba
te. Posteriormente, la posición de los que se identificaban con el claramente «vinculada al suelo» y muy influida por el entorno en
posibilismo pareció endurecerse, llegando prácticamente a la ne- que se insertan las sociedades. Con el paso del tiempo, pero es-
gación de la influencia ambiental. pecialmente con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la

60 61
influencia de los factores geográficos iba a declinar. Hoy día que otros no lo han conseguido, y se han quedado con la for-
decir, en la época de Durkhheim) el medio ambiente ya no es ma simple de cultura. En segundo lugar, algunos grupos ra-
protagonista en los asuntos de los humanos, antes bien la ciales han sido capaces de crear formas complejas de civiliza-
nidad determina las características del entorno y el uso que ción en los entornos geográficos más diversos, mientras que
éste se hace: otros han quedado estacionarios en distintas condiciones geo-
gráficas. (P. Sorokin, p. 303)
Queda aún por probar que esta influencia estrecha
la misma intensidad en los diferentes momentos de la Estos comentarios son tan claros que uno casi se ve obligado
ria. Parece que tenga tendencia a debilitarse cada vez llpreguntarse por qué no los hicieron antes otros científicos so-
Así pues, la tierra ya no explica al hombre, sino que es ciales. El antropólogo R. H. Lowie se hace eco de estas críticas
quien explica la tierra, y si sigue siendo importante para de manera aún más sucinta:
sociología conocer el factor geográfico, no es que esto
a echar nuevas luces sobre la sociología sino que sólo ella El entorno no puede explicar la cultura porque en el mismo
puede entender. (lbíd., p. 192) entorno se hallan distintas culturas. (H. Lowie, 1937, p. 17)
"'
Debería recordarse que, en su primer libro, La división En líneas generales, el marxismo de finales de siglo, si bien
del trabajo, Durkheim aborda con cierta extensión la cuestión crítico con respecto al ambientalismo, no se contaba entre la
medio ambiente. Se interesa por cómo las sociedades se adaDI:an corriente más radicalmente opuesta a la consideración de los fac-
a los problemas del crecimiento demográfico («densidad tores geográficos como relevantes para contextualizar los proce-
y de la escasez de recursos, lo que lleva a la diferenciación •os sociales y económicos. Rechazaba, sin embargo, las opciones
tural y a la división del trabajo. El argumento del libro tiene más extremas del determinismo geográfico. Si el determinismo
orientación afín o matizada frente al ambientalismo, ya que ambiental representa un enfoque materialista del estudio de la
liza l:r-variable «densidad material» como variable sociedad y la cultura, el materialismo histórico pinta un cuadro
frente a la diferenciación social (variable dependiente). En la muy diferente, subrayando la importancia de la infraestructura
posterior de Durkheim hay una explícita y contundente económica como fuerza directora en la configuración de la es-
del determinismo ambiental (especialmente en El suicidio). tructura social, la cultura y la ideología. Engels resume claramente
Las debilidades metodológicas del determinismo geográtl la posición marxista en un pasaje de Socialism Utopian and
también fueron $acadas a colación por otros sociólogos y antro- Scientific.
pólogos. Las primeras grietas del argumento ambientalista se ~~~ .
mejaron rápidamente a agujeros abismales. Se podían La concepción materialista de la historia parte de la proposi-
demasiados aspectos inconsistentes y anómalos con la mayor ción que la producción de los medios para dar apoyo a la vida
cilidad y simplicidad. Pitrim Sorokin, si bien admitía que humana y luego a la producción y el intercambio de bienes
la geografía tuviera algo que ver con la manera en que las producidos, es la base de toda estructura social; que en cada so-
dades se organizaban, dio la siguiente reprimenda a la e.:>'-uc1~ ciedad que ha aparecido en la historia, la ·manera en que se dis-
geográfica, y en términos muy claros: tribuye la riqueza y divide la sociedad en clases, depende de qué
se produce, cómo se produce y cómo se intercambian los bie-
En primer lugar, en el mismo entorno natural algunos nes. Desde este punto de vista, las causas finales de todos
pos raciales han creado fotmas complejas de cultura, los cambios sociales y revoluciones políticas deben ser buscadas

62 63
no en los cerebros de los hombres... sino en los cambios ambientalismo postulado sobre todo por la geografía, entraba en
los modos de producción e intercambio. (F. Engels, p. d ocaso. Fue incapaz de plantar cara a las críticas ·metodológicas
y a las anomalías y contradicciones de muchas premisas básicas
La geografía puede ejercer una fuerte influencia sobre las del determinismo geográfico. La escuela continuó con dos repre-
racterísticas del modo de producción (el caso del «modo de sentantes solitarios (Huntington y Griffith Taylor) en los afios
ducción asiático»), pero no se puede pretender que determine cincuenta. Sin embargo, algunos científicos sociales continuaron
propiedad de los medios de producción, cosa que, en sí, es argumentando que el medio ambiente tenía una incidencia sobre
cial en la formación de la cultura y de la ideología según el la actividad económica y social y sobre el comportamiento hu-
lisis marxista. mano, y buscaron, en consecuencia, una metodología apropiada
Engels mucho más que Marx introduce la variable para analizar la relación entre la sociedad y su entorno natural.
ambiente para analizar determinados hechos históricos Ello llevó a unos cuantos antropólogos, geógrafos y sociólogos
económicos. Su denuncia de la primera industrialización se hacia la ciencia naciente de la ecología, que a su vez tenía como
tra en el deterioro de las condiciones ambientales de las ciu< propósito el estudio de la relación entre los organismos y sus
industriales y su incidencia negativa sobre la salud de la entornos naturales.
'" obrera. En su The Condition of the English Working Class, 1 La ciencia de la ecología había hecho avances importantes des-
habla explicitamente de la distribución de riesgos ambientales de los tiempos de Haeckel (conocido divulgador del darwinismo
de su vinculación con variables socieconómicas. La nueva social más radical e inventor del término ecología) y, a princi-
fología urbana de ciudades como Manchester, que descri pios del siglo XX, ya había escapado a la influencia de aquél y
Engels, sitúa y ubica la degradación ambiental en los desarrollado importantes conceptos y estudios empíricos que per-
obreros que contrastan con las condiciones de vida más auc~ua• mitían comprender mejor la evolución y dinámicas de los
das de que disfrutan las clases acomodadas. Su aproximación «habitats». En los afios veinte y treinta, se había establecido una
origen de la propiedad privada y la familia también se fundamen~ escuela de «ecología humana» tanto en la sociología como en la
ta, en parte, en variables ambientales (apropiación y control geografía, mientras que, en la antropología, Julian Steward inten-
recursos ambientales). taba asentar la «ecología cultural». Ambos enfoques llegaron a
A pesar de otras aproximaciones marxistas hacia la «ut<uc~u....., tener una notable influencia (especialmente en el desarrollo de la
medio ambiente-sociedad» sefialadas por Martínez Alier en sociología y geografía urbanas) hasta mediados de siglo, pero
libro Economía ecológica, el tema quedó marginado en los tuvieron una vida más bien corta ya que dieron paso a los nue-
des debates marxistas del siglo XX. vos enfoques ecológicos sistémicos posteriores.
En cuanto al posibilismo, continuó manteniendo una presen-
Al marxismo le faltó sensibilidad ecológica·Q. Martínez cia activa, tanto en la geografía como en la antropología, hasta
1990, p. 7) fecha relativamente reciente, pero se dejaba sentir una creciente
insatisfacción en cuanto a su contribución, que para muchos
Sin embargo, un sector autodenominado «ecosocialista», equivalía a decir que el medio ambiente simplemente ponía res-
inspiración marxista, ·está haciendo un esfuerzo notable para tricciones o límites a la actividad humana -lo que no es decir
tificar el déficit ecológico del marxismo (véase las revis gran cosa-. El antropólogo Clifford Geertz dijo (1963), en una
Capitalism, Nature and Socialism y Ecología política). critica del posibilismo, afirma:
Volviendo al tema que nos concierne directamente, el
terminismo ambiental, hacia los afios treinta (si no antes)

64 65
con esta formulación, uno se puede plantear la pregunta am- IV. LA BIOLOGIZACIÓN
plia «¿hasta qué punto está la cultura influida por el medio DE LA TEORÍA SOCIAL
ambiente?» «hasta qué punto modifica el hombre con sus ac-
tividades el medio natural?» Y sólo se le puede dar la más
amplia de las respuestas: «en cierta medida, pero no totalmen-
te». (C. Geertz, 1963, p. 3)

Aunque el posibilismo tuviese una vida corta, fue el primero


de los grandes enfoques de las ciencias sociales que, al abordar el
problema de la relación entre sociedad y medio ambiente, recha-
zó el paradigma ambientalista.
A continuación, en el próximo capítulo analizaremos la im-
portante incidencia de la obra de Darwin en el desarrollo de la
1
1
ecología y las ciencias afines, que dio lugar al nuevo materialis-
,,¡ mo conservador del reduccionismo biológico. Resulta bastante apropiado hablar de revolución en la biología a
!' mediados del siglo XIX, a partir de la elaboración de una teoría
·1\ viable de la evolución. La teoría darwiniana no sólo tuvo un pro-
l fundo impacto sobre la biología, sino también sobre la teoría po-
lítica y social. El determinismo biológico o genético (llamado tam-
'1·, 1
bién, a menudo, reduccionismo biológico) se convirtió en un
discurso potente a la hora de teorizar sobre lo social y de justifi-
car los sistemas políticos y económicos (por ejemplo, el capita-
¡~1 1 lismo) así como la opresión racial y la discriminación. Al mismo
tiempo, se suele olvidar que Charles Darwin (1809-1882) fue un
~maturalista», que en la terminología de principios de siglo signi-
ficaba ecólogo, y que la ciencia de la ecología avanzó a grandes
pasos en el siglo XIX gracias, en buena medida, a la obra de
\11 Darwin.
~1
ti'1 Tanto la teoría de la evolución como la ecología, para las que
Darwin fue tan importante, iban a tener un efecto considerable
sobre la manera de estudiar la relación entre la humanidad y su
medio físico, y por esta razón se consideran con cierto deteni-
miento, en esta sección, los orígenes de dichas teorías.
Si es innegable que Darwin fue el primero en elaborar una teo-
ría coherente de la evolución biológica, algunos historiadores de
la ciencia y de las ideas han sefialado que se puede rastrear la
huella del concepto de evolución hasta la Grecia clásica. Incluso

66 67
poco antes de que Darwin escribiera su Origin of Species, queda incluidas las Islas Galápagos, donde reunió la mayor parte del
claro que biólogos como su abuelo Erasmus Darwin (1731-1802) material con el que iba a proporcionar pruebas definitivas de sus
o como Lamarck (1744-1829) y muchos otros, balbuceaban con ideas.
la noción de evolución biológica. Las ideas acerca de la evolu- Es pertinente plantearse algunas cuestiones sobre el con-
ción estaban particularmente presentes en la teoría política, so- texto sociocultural en el que Darwin iba a presentar su teoría.
cial y económica mucho antes de que se formulara la teoría de la No es arriesgado decir que Darwin trasladó, a la esfera de lo
evolución biológica darwiniana. El estudio, por parte de los filó- natural, algunas ideas o perspectivas ideológicas sobre la realidad
sofos de la ilustración, de un proceso de desarrollo o evolución social vigentes en ..su tiempo. Y se ha dicho, por parte de varios
de las leyes y las instituciones es un caso típico de ello. En la teoría investigadores, que el darwinismo era una proyección de la filo-
lingüística de las primeras décadas del siglo XIX las lenguas mo- sofía política/económica del «laissez-faire».
dernas eran analizadas como resultado de la evolución de una
lengua común o primitiva hacia una multiplicidad de otras len- Era la ideología («laissez-faire») de un sistema económico en
guas, las contemporáneas. auge, cuyas prodigiosas energías venían de maximizar las com-
Charles Lyell (1797 -1875), con sus Principies of Geolog;y, pa- pensaciones y las penalizaciones como resultado de encontro-
,,¡¡ recía apuntar que los restos fósiles eran mucho más antiguos de nazos inacabables de competencia. Según Adam Smith, el bien-
lo que hasta entonces se había creído, y que las teorías catastro- estar de cada uno de los individuos así como el de la sociedad
H fistas, aceptables teológicamente, tenían poca credibilidad cien- en su conjunto se presenta como dependiente de la compe-
11:
tífica. La noción de «adaptación», tan importante para la teoría tencia en el mercado. El progreso del bienestar material nació
~ de la evolución y para la ecología, aparece en la obra de Lyell. con la inacabable competencia económica. Cualquier suavi-
, r
,e zación de ésta, en nombre de la caridad cristiana o de la sobe-
A éstas siempre cambiantes condiciones geológicas y climáti- ranía política, llevaría inevitablemente a un deterioro del bien-
cas se ha estado adaptando continuamente el estado del mun- estar de los ciudadanos. Y puesto que el orden económico
do animado. (C. Lyell, 1979, p. 15) estaba regido por leyes inmutables, el capitalismo era una
maquinaria que se auto regulaba y cuya fuente principal .era la
El problema con el que se enfrentaban los biólogos era el de competencia. (M. Harris, 1990, p. 166)
proporcionar algún mecanismo que explicara el cambio bioló-
gico, y fue precisamente Darwin quien «delivered the goods» El hecho de que tanto Wallace como Darwin, trabajando
(«hizo entrega de la mercancía»). Wallace (1823-1913), traba- independientemente el uno del otro llegaran, en cuanto a la evo-
jando independientemente, iba a llegar a conclusiones muy si- lución por medio de la selección natural, a prácticamente las mis-
milares, y fue la sensación que tenía Darwin de que su colega mas conclusiones y casi al mismo tiempo, no parece más que con-
biólogo podía «ganarle la partida» lo que le llevó a publicar firmar la hipótesis de que el contexto sociocultural e ideológico
antes de lo que en principio había previsto. Darwin buscaba, que impregnaba la sociedad en que vivían hubiera llevado, de
ardientemente, poder dar pruebas contundentes de su propia todas maneras, a una teoría de la evolución ..-una teoría marca-
«teoría de la evolución por selección natural», que fue publi- da por los imperativos de la competencia-. Resulta interesante
cada en 1859. Había formúlado su teoría 20 años antes de la señalar que ambos biólogos habían leído -y habían quedado im-
publicación de su obra revolucionaria: se sabe que la primera for- presionados por-· el tratamiento que daba Malthus al crecimiento
mulación de la idea de la selección natural tuvo lugar hacia 1838, demográfico y especialmente por su idea de la «lucha por la su-
dos años después de regresar de un viaje a América del Sur, pervivencia». Darwin reparó especialmente en la noción de

68 69
Malthus (1760-1834) de la «lucha por la existencia» entre huma- Así como nazcan más individuos de los que tendrían proba-
nos, y refleja, de este modo, el impacto que le causó: bilidades de sobrevivir, habrá en cada caso una lucha por la
t'Xistencia, ya sea un individuo contra los demás de su espe-
Me puse a leer, para distraerme, a Malthus en su Población y, cie, ya sea entre individuos de especies distintas, o contra las
estando preparado ya para apreciar la lucha por la existencia condiciones físicas de la vida. (C. Darwin, 1984, p. 64)
que se da por todas partes, si observamos los hábitos de ani-
males y plantas, entonces me di cuenta de que bajo tales cir- Esta lucha por la existencia significa que aquellos rasgos que per-
cunstancias las variaciones favorables tenderían a quedar pre- miten las mejores posibilidades de sobrevivir son seleccionados,
servadas y las variaciones desfavorables destruidas. El resultado 111 detrimento de los rasgos menos útiles, que acaban desapare-
sería la formación de nuevas especies. (C. Darwin, en D. ciendo junto con quien los posee.
Worster, 1977, p. 149) Herbert Spencer (1820-1903) puede recibir el calificativo de
Mldeólogo de la evolución», aunque no debe olvidarse que tam-
Wallace también comentó cómo el ensayo de Malthus le pro- bl~n fue un importante e influyente promotor del organicismo.
porcionó la clave para el mecanismo de la evolución: Su versión de la evolución, que ha sido aplicada tanto a la socie-
"'
'"ti dad como a la metáfora organicista, fue ampliamente utilizada
Entonces lo vi claro ... en cada generación, el inferior moriría nu sólo en las ciencias sociales académicas, sino también en el
,,¡¡
y el superior se mantendría, es decir, que sobreviviría el mds C:llmpo de la política práctica, en el que cada vez más se recurría
j fuerte ... Cuanto más lo pensaba más me convencía de que al
fin encontré la tan buscada ley de la naturaleza que resolvía el
lll ~<reduccionismo biológico» o «darwinismo social» para justifi-
Cilr las desigualdades e injusticias del sistema de clases sociales de
.t
•·1 problema del orígen de las especies. (A. R. Wallace, en M. lll sociedad industrial moderna.
Harris, 1990, p. 123) Cuando Spencer integró la teoría de la evolución en su «so-
ciología» tenía también el objetivo de defender sus posiciones
Tanto Darwin como Wallace recibieron la influencia de la teo- políticas de liberalismo económico. En su aplicación de la teoría
ría del cambio evolutivo de Lamarck, aunque rechazaron la pre- de la evolución al mundo social, argumentó muy meticulosamente
misa lamarckiana de que el cambio inducido por la adaptación que toda política que contuviera planificación estatal conllevaba
de los organismos a las condiciones del entorno pudiese ser trans- un peligro inherente, porque iba contra la naturaleza y podía lle-
mitido a los retoños. Otro texto clave (ya mencionado), los var al debilitamiento de las naciones y, en particular, podía
Principies de Lyell, es citado por ambos autores en razón de su implicar el debilitamiento de la humanidad en su conjunto.
rechazo convencido, y argumentado a base de la evidencia geoló- Todos aquellos actos de gobierno que fomentaran los servicios y
gica, de una teoría «big bang» de la creación de toda la vida en el la asistencia sociales daban efectivamente apoyo al débil, cuyas
planeta. Lyell señala, al contrario, que las diferentes capas de la ••indeseables» características hubiera sido normalmente seleccio-
tierra tienen edades diferentes (con restos de vida diferente), y que nadas y eliminadas de la existencia.
se han ido configurando gradualmente con el tiempo, ininterrum- Para Spencer, la supervivencia del más fuerte era una vía ha-
pidamente por alguna catástrofe cataclísmica (como en él argu- cia el progreso, que en última instancia llevaría a la humanidad a
mentaban en parte los partidarios del «catastrofismo»). un futuro glorioso. Es lo que iba a decir Spencer, incluso seis años
La «evolución por selección natural» de Darwin se basa en una antes de la publicación del Origin of Species:
premisa notablemente simple:

70 71
Puesto que aquellos que son prematuramente eliminados, ti reduccionismo biológico y la teoría de la evolución noi llevan
por lo general, quienes tienen el poder de autoconservación 11 la obra del biólogo alemán Ernst Haeckel (1834-1919), quien
más pequeño, se desprende así inevitablemente que siguen Inventó el término «ecología».
esta carrera aquellos en que está el poder de la autoconser Haeckel fue el divulgador en Alemania de la teoría darwinia-
ción ... son la selección de su generación ... que por la 1111 de la evolución, así como el ideólogo de la politizada «Liga
incesante de las facultades de competir con ellos (peligros Monista» alemana. Ejerció influencia no sólo en círculos aca-
la existencia), y por la muerte de todos los hombres que dtmicos, sino también en el mundo de la ciencia popular y
pueden rivalizar con ellos exitosamente, garantiza un oroQ:cc:... .tmateur y en el campo de la política. Sus libros Riddle of the
so constante. (H. Spencer en M. Harris, p. 127). llniverse y History ofCreation (extensamente divulgados en inglés
11111to en Gran Bretaña como en los Estados Unidos) eran
¡,¡ Como Humboldt, y por entonces también un gran cunocidos, y constituían recopilaciones legibles de las teorías de
de geógrafos, antropólogos y sociólogos; Spencer vio la uumam... : l>arwin y de la «nueva» visión del mundo materialista según
':!·:;
dad como parte de un sistema natural, integrada en la Hacckel. Éste, a diferencia de Darwin, aventuró explicaciones de
:·~
¡,a y a la merced de los imperativos del mundo natural/biológico. l11 conducta social humana sobre la base de la teoría de la evolu-
El énfasis d~ Spencer en esta idea estaba particularmente
11•·
,.,¡¡:: ción biológica. También propuso soluciones radicales a los pro-
dido en círculos científicos alemanes y contribuyó a la cristaliza- blemas de «desviación social».
rr!: ción de la «Liga Monista». Otra característica de la obra Haeckel quedó profundamente impresionado por la obra dar-
111!
Spencer, que se aceptó ampliamente, era que el progreso :;e winiana, por la analogía organicista de Spencer y por el re-

canzaba a través de la lucha por la existencia. La evolución, y la duccionismo biológico. Haeckel, especialmente en sus obras más
• t: lucha que traía consigo, se equiparaban al avance social: difundidas, se metió en Io que algunos han llamado la «biologi-
1 r,l

t:!·
ZIIción del pensamiento» y es, probablemente, el mejor ejemplo
1
¡,
Así pues, el progreso no es un accidente sino una necesidad. de los muchos defensores de la «Sociobiología» de su época (aun-
¡•. " Y la civilización no es un producto del hombre, sino que es lJUe el término no apareció hasta un siglo después). He aquí las
parte de la naturaleza, como el desarrollo de un embrión o premisas básicas subyacentes en c,ste pensamiento (y en el de los
eclosión de una flor. Las modificaciones que ha atravesado el mciobiólogos contemporáneos como E. O. Wilson, etc.).
1>
hombre, y que prosiguen, derivan de una ley subyacente _al
1:,
conjunto de la creación orgánica, y si continua la especie Si, tal como pretendemos, la selección natural es la gran cau-
humana y la constitución de las cosas sigue siendo la misma, sa activa que ha dado lugar al conjunto de la maravillosa va-
:,, entonces estas modificaciones deben desembocar en la pleni- riedad de vida orgánica sobre la tierra, todo fenómeno intere-
tud ... Seguramente pues, lo que llamamos mal e inmoralidad sante de la vida humana debe ser también explicable a partir
desaparecerá; el hombre será seguramente perfecto. (lbíd., de la misma causa. Puesto que el hombre es en definitiva el
p. 125) animal vertebrado más desarrollado, y todos los aspectos de
la vida humana tienen su paralelismo ... en el reino animal...
El organicismo, que podemos discernir en esta cita prece- Toda la historia de las naciones, o lo que se ha dado a llamar
dente y que estuvo tan extendido a finales del siglo XIX y princi- «historia universal», debe poder explicarse por medio de la
pios del XX, encontró un divulgador elocuente en la figura de selección natural -debe ser un proceso físico-químico, de-
Spencer, pero fue especialmente en la ciencia alemana donde la pendiente de la interacción entre adaptación y la herencia
analogía orgánjca se afirmó más. El «monismo», el organicismo, en la lucha por la vida. (E. Haeckel, 1900, p. 170)

72 73

-..l
Para Haeckel, pues, los imperativos biológicos llevaban
riendas del mundo, y ello incluiría muy probablemente a la lllllural. No resulta difícil entender por qué algunos investigado-
manidad. No hay manera, para los hombres y las mujeres, r•• han considerado a Haeckel como «protonazi», porque fue uno
poder escapar de su carácter biológico y se considera altamente ·,tr los primeros en esbozar los principios racistas y las justifica-
peligroso proceder así, puesto que alterar la selección natural dones «biológicas» para la pseudociencia y la política del partido
tegiendo a los débiles llevará inevitablemente a la decadencia llll't,i. El título del libro de Daniel Gasman resume esa posición:
(ecos de Spencer). Haeckel, como su homólogo británic
Francis Galton (1822-1911), defendía el establecimiento de '!'l1e Scientific Origins ofNational Socialism: Social Darwinism
programas eugénicos. Su razonamiento sobre la cuestión de in Ernst Haeckel and the German Monist League. (D. Gasman,
la desviación sigue una lógica siniestra y macabra, en que la po- 1971)
lítica se basa en la biología. La «selección artificial» (el término
de algunos reduccionistas biológicos para designar la política) debe El reduccionismo biológico de Kropotkin (1824-1921) con-
¡,,¡ ser puesta en marcha para barrer la sociedad de elementos insanos: trilsta radicalmente con la opción de Haeckel. Se expresa de
1~ 1 1 m11nera elocuente en su libro Mutual Aid, donde intenta demos-
u,:
·11WI y la pena capital para los criminales degenerados e incorregi- lrllr que la cooperación, así como su contrario, la competencia,
1t encuentran en la naturaleza (en especies animales sociales) y
rrr: bles no sólo es justa, sino que es buena para la mejor parte de
111: la humanidad; se hace el mismo bien, para un jardín bien cul- t¡ue, en las sociedades humanas, se dan afnbas facetas fundamen-
¡' ¡,
tivado, destruyendo las malas hierbas que tanto crecen. Por
un cuidadoso proceso de erradicación de las malas hierbas, la
lillrs de la conducta. Con numerosos ejemplos tomados del rei-
IW animal, Kropotkin argumenta que son especialmente las es-
.1:. pecies de animales sociales que tienen marcadas tendencias a la
' ~ luz, el aire y el terreno quedan libres para las plantas buenas y
1: 1
1
útiles, de manera que ... la destrucción de los criminales inco- 'ooperación las que progresan y sobreviven. Criticó, además, a
rregibles no sólo facilitaría a la mejor parte de la humanidad l11s muchas interpretaciones de la teoría de Darwin que enfatiza-
su lucha por la vida, sino que también se pondría en práctica han la noción de competencia y se refiere a Darwin manifestan-
un ventajoso proceso de selección artificial, puesto que no do que el propio maestro había reconocido la importancia de la
cabría la posibilidad de transmitir sus malas calidades por 'ooperación como factor de supervivencia:
lf'

1,1
¡1' herencia de esos elementos degenerados. (Ibíd., p. 174)
¡¡1• En el Descent ofMan (Darwin) dedicó muchas e importantes
Estamos, de este modo, a un paso de la posición racista pura, páginas a ilustrar su amplio sentido exacto. Señaló cómo
1
i>l
pues sabemos que, en realidad, se preocupó de que la «pureza de en tantas sociedades animales desaparece la lucha entre los
1 1:
la raza germánica» fuese vigilada y se emprendieran acciones para individuos por los medios de subsistencia, cómo es reem-
prevenir su «contaminación» y «degeneración» originadas por la plazada la lucha por la cooperación, y cómo esta sustitu-
procreación con pueblos «inferiores» o «extraños» (supuesta alu- ción lleva a un desarrollo de las facultades intelectuales y
sión a los judíos). Esta opinión estaba extendida y era bien co- morales que garantizan las mejores condiciones para la
nocida e, incluso, dominante en muchos círculos (no solamente supervivencia.
académicos o intelectuales) del recién creado Estado alemán, a
finales del siglo XIX, y se basaba en la pretendida existencia de De todo ello podemos extraer una lección para la humanidad:
una jerarquía de las razas humanas (con los blancos de la Europa
noroccidental en la cima) que procedía del proceso biológico ¡Ayudaos mutuamente! Es la mejor manera de dar a todos y
cada uno la mayor seguridad, la mejor garantía de existencia

74
75
y progreso corporales, intelectuales y morales. Esto es lo c:ntre todos los organismos que viven juntos en un mismo em-
nos ensefia la naturaleza, y esto es lo que han hecho plazamiento, su adaptación a sus entornos, su modificación
aquellos animales que han alcanzado la más alta posición en la lucha por la existencia. (E. Haeckel, 1898, p. 354)
sus respectivas clases. (P. Kropotkin en Peet, p. 59)
La «economía de la naturaleza», a que alude Haeckel, era la
Cuán asombrosamente diferentes son las conclusiones manera en que los estudiosos de la historia natural, de fecha tan
Kropotkin de las de los reduccionistas conservadores, como temprana como el siglo XVIII, se referían al complejo de relacio-
Spencer y Haeckel. La competencia, aunque a veces sea per-. nes entre diferentes formas de vida y los marcos en que se inser-
versa, nefasta y cruel, es la fuente principal de progreso y es- tan. Está claro que la descripción y explicación de los procesos
1
peranza para la humanidad, según algunos conservadores-li- biológicos-medioambientales fueron cada vez más sistemáticas y
1'' berales. Sobre la base de las mismas teorías darwinianas, la analíticas a medida que avanzaban los siglos XVIII y XIX, espe-
f:¡ cooperación es el único avance posible, según la perspectiva cialmente a partir de la introducción del marco formal de la eco-
111¡
anarquista de Kropotkin. Curiosamente, Spencer y Kropotkin logía evolutiva.
111 coincidían, no sólo en el valor de la teoría darwiniana para dar A principios del siglo XIX, los geógrafos y los biólogos ya no
"li( apoyo a sus respectivas filosofías políticas divergentes, sino en el se contentaban con meras descripciones de la distribución de las
\ir: papel negativo de esa «abominación» construida por el hombre plantas y 'animales sobre la faz de la tierra sino que se empezaron
111:

¡.·· '
que es el Estado. Spencer fue, a fin de cuentas, un libertario li-
beral-conservador, mientras que Kropotkin fue portavoz del co-
munismo libertario.
a interesar por los procesos subyacentes a estas distribuciones. En-
contramos, por ejemplo, en los escritos geográficos de Humboldt,
1"·.·•· una consciencia creciente de las influencias recíprocas que los
'. ~.
Los conceptos evolucionistas representaban la teoría central de diversos organismos ejercen entre ellos y de las relaciones parale-
1;',
la revolución en la biología del siglo XIX y fue también muy no- las entre las formas de vida y sus entornos respectivos. Las con-
,1 table el desarrollo de la ecología a raíz de la implantación de una diciones físicas pueden determinar la distribución de una especie
" teoría marco de la evolución. Existe un cierto debate sobre quién dada pero, al mismo tiempo, una especie puede alterar su entor-
'" acufió definitivamente el término «ecología», pero se suele consi- no, y así ocurre en efecto. Como ya se ha mencionado, Humbodlt
~;
,,. derar a Ernsí: Haeckel como autor de esta aportación al vocabu- incluyó en este cuadro a la humanidad no sólo influenciada o mol-
1!'11": lario científico. En realidad, Haeckel se destaca como prolífico deada por su entorno, sino también como agente de cambio del
inventor de terminología y, de los muchos términos que intro- medio ambiente.
11.. : dujo, el de ecología es el único que ha permanecido en nuestro Este concepto de reciprocidad fue fácilmente trasladado y
'
" 1·
,,
siglo. Si bien puede existir alguna duda sobre la primera apari- transformado por Darwin en su «trama de la vida», en la que se
ción de ecología en la literatura científica, lo que sí es cierto es supone que la vida está regida por la lucha por la existencia pro-
que Haeckel fue el primero en presionar para su establecimiento duciéndose así la selección natural que lleva a la evolución bioló-
como área formal de estudio en las universidades. He aquí cómo gica. En esencia, los conceptos de «economía de la naturaleza» y
definía esta «nueva ciencia»: «trama de la vida» traban de «interrelaciones», «globalidad» y
«unidad» de la naturaleza, en que la humanidad era vista por
La ecología de los organismos, el conocimiento del conjunto muchos biólogos como parte integrante. La «ecología» de Haeckel
de relaciones de los organismos con el mundo exterior que les encajó estas ideas en un término científico, basado, como era
rodea, con las condiciones orgánicas e inorgánicas de la existen- habitual en el siglo XIX, en la etimología/raíces del griego clá-
cia; la así llamada «economía de la naturaleza», las correlaciones sico. En este caso oikos significa «lugar para vivir» o «casa» y

76
77
logos, ciencia. También dio una definición de la ecología y Los papúes y los hottentotes ... los cafres y los negros ... , está
proyectó como una nueva e importante área de investí en su conjunto en un estadio muy inferior de desarrollo, y lo
científica, firmemente basada en las premisas de la teoría más parecidos a los simios que muchos de los «Lissotrichi» o
mana. hombres de pelo liso. Los «Ulotrichi» (negros) son incapaces
Los avances de la biología, en su conjunto, iban a tener de una verdadera cultura propia y de un mayor desarrollo
profundo efecto sobre la teoría política y social del siglo pasado mental... Ningún pueblo de pelo rizo ha tenido nunca una
y del actual. Podemos hablar de tres grandes conceptos de la bio- «historia» importante. (Ibíd., p. 307)
¡j'1i'
'1:
logía que incidieron en el desarrollo de las ciencias sociales: la
,li¡
1: ~
teoría de la evolución, la ecología y el organicismo. Muchos de Los reduccionistas se adentraron en la antropometría y, par-
11 los conceptos de estas tres contribuciones fueron incorporados, ticularmente, en la medición de las dimensiones cerebrales de di-
!
en un momento u otro, a la teoría social. El evolucionismo en- ferentes grupos «raciales». Ello, combinado con tests de coeficien-
1':
,af" contró fuerte apoyo entre los primeros antropólogos modernos, tes de inteligencia «científicos» y «objetivos», conformaba (para
¡,~ que buscaban pautas de «evolución sociocultural». Los puntos de esta escuela) la premisa de que los blancos eran innata y biológi-
""
11:
vista ecológicos, con sus conceptos de «reciprocidad», «feedback» camente superiores a los negros. Esta pseudociencia, muy influ-
,,~¡ y «autorregulación» iban a tener una importante influencia en la yente y presente en el mundo académico hasta la caída del régi-
11: teoría social a partir de los años veinte del siglo pasado. La me- men de Hitler en 1945, encontró apoyo entre algunos teóricos
111! táfora organicista era un concepto ubicuo, que se aplicó a casi sociales, y hasta un sociólogo tan erudito como Pitrim Sorokin,
r todas las ciencias humanas y sociales. en su Teorías sociológicas contempordneas (1928), aceptaba muchas
1 ~1 A partir de la formulación de estos conceptos a mediados del
. ,,:
~'
tesis procedentes de lo que él llamaba la escuela «antroporacial,
'•ti siglo XIX, podemos hablar de un período de «biologización» de seleccionista y hereditarista»:
11 las ciencias sociales y de una tendencia a atacar las alternativas,
1'
,j¡,: tachándolas de «no científicas». Entre las alternativas más dura- La escuela parece tener razón también en su pretensión de que
il

'"
mente criticadas por los teóricos biosociales estuvo el determi- los grupos raciales son distintos en cuanto físico y mente ...
nismo geográfico, y aunque formularon algunas críticas válidas Aunque la mayoría de estos tipos (raza) ha tenido la oportuni-
contra el ambientalismo, el principal motivo de los ataques era a dad de crear formas complejas de civilización y por períodos
menudo ideológico, en el sentido de que la biología «demostra- de tiempo muy dilatados, cabe decir sin embargo que el papel
ba~> la «inferioridad» innata de ciertos «pueblos» mientras que la de las razas protoaustraloides y protonegroides ha sido modesto
postura ambientalista resaltaba la plasticidad de los seres huma- en este contexto, mientras que el papel de los Caspios, los Alpi-
nos y su capacidad de adaptación, una noción que atacaba fron- nos y los Mediterráneos ha sido extraordinariamente importan-
talmente el racismo biológico. te. Han estado a la cabeza de la creación de formas complejas de
Según la perspectiva reduccionista, existía una jerarquía de cultura. La diferencia en las contribuciones culturales y en el
razas (de superior a inferior), con los blancos en la cima y los papel histórico desempeñado por las diversas razas queda ex-
negros en la base. Al parecer, los pueblos negros no habían pro- celentemente corroborada por -y en perfecto acuerdo con-
gresado y habían quedado estancados en un estado de «anarquía los estudios experimentales de mentalidad de raza ... La escue-
primitiva», sin estado, ni estructura política o económica. Esta la tiene también razón cuando concede gran importancia a la
situación se debía a la inferioridad biológica de estos pueblos, selección y cuando de relevancia a los cambios raciales de una
producto de la selección natural. Ernst Haeckel exponía sin re- población para explicar fenómenos sociales y destinos históri-
servas este racismo «científico»: cos de un pueblo culturizado. (P. Sorokin, 1928, p. 281)

78 79
El reduccionismo biológico fue superado inmediatamente des- V. MODELIZACIÓN
pués de la Segunda Guerra Mundial debido, entre otras cosas, al
uso que se hizo de estas ideas para justificar el genocidio perpe-
ECOLÓGICO-FUNCIONAL EN
trado por el régimen nazi de Alemania. Sin embargo, a partir de LAS CIENCIAS SOCIALES:
los años sesenta y a través de la sociobiología y la etología social, ECOLOGÍA HUMANA
se ha recuperado parte del discurso reduccionista c;lando otra vez Y ECOLOGíA CULTURAL
protagonismo a los imperativos biológico/genético para explicar
fenómenos sociales y culturales. Se hará una presentación más
1
e 1 ••
adelante de la nueva biologización de la teoría social representa-
'l da sobre todo por la obra del etólogo y ecólogo de poblaciones
l,, E. O. Wilson.
l.:
1"

1111

¡ ~~WI Los primeros estudios" posdarwinianos sobre la distribución de po-


'
111!: blaciones de plantas y animales fueron realizados principalmente
rlli por investigadores formados en geografía más que en biología. El
~. ~rueso de sus trabajos se centraba en la clasificación y distribu-
,fr,
•Ir
~:· ción espacial de animales y plantas, si bien había un número en
•rj
crecimiento constante de «biogeógrafos», influenciados por el
mr
marco darwiniano, que se interesaban por la dinámica y los de-
terminantes de la distribución de poblaciones. El estudio de los
procesos ecológicos se convirtió, más que la descripción y clasifi-
cación, en el objetivo de la nueva biogeografía.
¡,,, Hacia finales de siglo, la ecología y las disciplinas afines (so-
1: bre todo la biogeografía) se habían afirmado ya como áreas de
'::'
1!• estudio académico respetable. Existía ya, por entonces, un volu-
men sustancial de conceptos ecológicos así como una gran canti-'
dad de trabajos descriptivos sobre «pautas de relaciones entre los
organismos y sus entornos». Por definición, la ecología estudia-
ba los colectivos de plantas y animales que incluían poblaciones o
grupos de individuos de una especie y comunidades o grupos de
poblaciones que vivían en un hábitat dado. Para muchos ecólo-
gos, la comunidad representaba un superorganismo en que los
individuos de las especies tenían funciones similares a las de una
célula de un organismo, una población funcionaría como un ór-
gano de un cuerpo, siendo la comunidad el propio organismo.
Esta metáfora orgánica era una de las premisas dominantes sobre

80 81
,......-

la que se levantaban muchos estudios de colectivos, ya fueran 1uhre las instituciones sociales, las organizaciones, las comu-
de plantas, animales o humanos. hhlitdes y la conducta en las ciudades. Se pensaba que los cam-
Con gran apego a esta analogía, los ecólogos concebían la ltiUN en las relaciones de espacio eran el origen de buena parte de
munidad biótica, en términos de desarrollo, como un proceso lo• problemas sociales y era así necesario obtener información
crecimiento, desde la infancia y la juventud a la madurez y la 1ubre estas relaciones para evitar conflictos.
Esto quedaba expresado en el lenguaje de sucesión, en que Por otra parte, la ecología cultural, que apareció también en
1'
comunidad clímax o la formación clímax representaba la lo• afios veinte y treinta, emanaba de la antropología, y en con-
1 rez. Se consideraba la sucesión como un proceso complejo que ltcuencia se inclinó por el estudio de las sociedades preindustria-
: 11
il:' comunidad atraviesa por medio de dinámicas sucesivas de ltl. Su principal representante, Julian Steward, definió la ecolo-
1 sión y colonización, por medio de diversas etapas temporales 111 como «adaptación al entorno)), y se usó esta noción para
1
¡,¡ que relativamente estables, hasta alcanzar la formación clímax, explicar fenómenos y cambios culturales. Se consideraba que al-
cuyo punto se establece un equilibrio más permanente. La . 1unos aspectos de la cultura, en especial la «tecnología de explo-
1 f<:

! ' ~1! bilidad de la comunidad clímax se suele romper por cambios . tación y productiva)), tenían una relación especialmente sig-
1111
el entorno, a veces causados por los procesos vitales internos ftlficativa y próxima con el medio ambiente. La flora, la fauna y
"11 la propia comunidad, o bien por factores externos como lo• recursos de una zona pueden determinar en gran medida el
11: climáticos, actividad volcánica o contaminación, por no elpo de base de subsistencia de una sociedad -ya sea la recogida
de la explotación por parte de los seres humanos de la COmUill de bayas y raíces, la caza de piezas menores o la caza mayor-, lo
dad clímax. .. que lleva al desarrollo de ciertos tipos de tecnología de explota-
ción y organización social. La conducta social y cultural crece en
La ecología y la biogeografía investigaban también las
nes imbricadas entre especies. Identificaron y dedicaron torno a la tecnología, pero no viene determinada por ésta. La
atención a la simbiosis, el mutualismo, el comensalismo y el 1onducta se verá afectada por la interacción con entornos socia-
tismq, etc. También se investigaba los ciclos biogeoquímicos, le• y culturales internos y externos.
necesarios para la vida. En esta sección se presentarán las importantes contribuciones
Los nuevos conceptos ecológicos y los avances en la rntYlnr.. n:l de estas dos escuelas, sin dejar de examinar algunas de las mu-
,,, sión de la relación entre los organismos y su entorno chas críticas que suscitaron.
1: ron la base sobre la cual se crearon dos escuelas, ecolugiCamen Las primeras formulaciones de un enfoque ecológico por par-
orientadas, de ciencias sociales en los veinte y los treinta, que te de la sociología de la así llamada «Escuela de Chicago)) surgie-
it
la Ecología Humana (Escuela de Chicago) y la Ecología ron a principios de los afios veinte. Ezra Park y Roderick
tural. McKenzie, como principales representantes del nuevo campo de
La ecología humana de la «Escuela de Chicago)) ( escuela la ecología humana, subrayaron la importancia y el papel central
ciológica que también agrupaba a algunos geógrafos) del concepto darwiniano de «trama de la vida» en relación con
las ciudades, y más concretamente las relaciones espaciales IUS teorías, puesto que trataba de la dependencia e interrelación
los grupos sociales y los vecindarios en las comunidades orgánico/ambientales. Ambos autores pusieron de manifiesto su
Buena parte de la terminología de la ecología (incluyendo agradecimiento a la ecología animal y vegetal que se desarrolló
vasión, simbiosis, comensalismo, sucesión, etc.) quedó · durante y después de la vida de Darwin.
porada a esta corriente sociológica. La ecología humana
interesaba, fundamentalmente, por las posiciones relativas La ecología humana se interesa fundamentalmente por el efecto
los grupos sociales, y por los efectos de estos emplazamien de la posición, tanto en tiempo como en espacio, sobre la

82 83
conducta y las instituciónes de la humanidad ... Estas Otra clara influencia que recibió la ecología humana fue la de
nes espaciales de los seres humanos son producto de la 111 primera obra de Durkheim, La división del trabajo en la socie-
petencia y la selección, y están en cambio continuo en tltld (1893). En este libro el autor aborda, entre otros, el tema
medida en que aparecen nuevos factores que perturban dd crecimiento de: la población humana y su densidad en rela-
relaciones competitivas o que facilitan la movilidad. Las ción con la escasez de recursos y su efecto sobre la sociedad. Esta
tituciones y la propia naturaleza de los hombres se acomoui:ll rrlación se analiza en cierto modo en términos darwinianos
a ciertas relaciones espaciales de los seres humanos. Cuandé (Durkheim no era reduccionista) y spencerianos, en el sentido de
¡ljl
l!i
estas relaciones espaciales cambian, queda alterada la base que la diferenciación funcional/estructural qu~ se produce (pro-
' •1
,1,1
sica de las relaciones sociales, con la aparición de oroblema crso evolutivo) es considerada como un mecanismo de adapta-
1 f sociales y políticos. (R. D. McKenzie, 1968, p. 4) ción (del organismo social) para evitar el acoso de los conflictos
1.1 y relaciones sociales destructivas. Este proceso de adaptación es
,,l Como ya se ha visto, la biología/ecología darwiniana que
f·11 rl mecanismo que permite a la sociedad sobrevivir.
1

~1 desarrolló a partir de mediados del siglo XIX, constituyó la Resumiendo, fueron cuatro las aportaciones teóricas que in-
de una parte notable de la teoría social y también de alguna nuyeron en el desarrollo de la ecología humana:
potente) ideología política. Muchos se sirvieron de ella como
táfora o analogía para los acontecimientos del mundo social. 1) La ecología y biogeografía.
analogía, adoptada por Amos Hawley, fue la clave para la 2) La teoría de la evolución darwiniana.
gía humana primeriza. 3) La «división del trabajo social» de Durkheim.
4) El organicismo spenceriano.
En verdad la ecología humana tuvo su inicio en la socwwg1~
como conjunto de analogías, establecidas a partir de estudio~ La Escuela de Chicago consideraba que los conceptos ecoló-
de organización entre formas inferiores de vida, realizados ~icos centrales de sucesión e invasión afectaban a la distribución
ecólogos de animales y plantas. Encontró (McKenzie) rn el espacio de las poblaciones humanas. La ciudad de Chicago
gías biológicas a veces útiles para el propósito de formular era usada como laboratorio para sus investigaciones ecológicas
problema y en ocasiones para resaltar su presentación de Nobre todo porque reflejaba el proceso de rápida urbanización del
hallazgos. (A. Hawley, 1968, p. xii) medio oeste americano en los afios veinte. La ecología humana
tuvo, desde sus primeros días, una clara predilección por el aná-
Igualmente importante en la producción de la Escuela de lisis del movimiento y la dinámica de la población humana y la
cago fue el uso del organicismo ubicuo, desarrollado especialmc:n• ubicación espacial de las actividades socioeconómicas dentro de
te en los textos sociológicos de Spencer y retomado por la las ciudades.
la durkheimiana de sociología (otra importantísima ;,.,fl.,.,,.,,.,.., En concreto, Park subrayó la importancia del concepto dar-
sobre la ecología humana de la Escuela de Chicago). winiano de «trama de la vida» y la aplicó a la ciudad como si fuese
(la comunidad de Chicago) un sistema ecológico territorial. La
Toda comunidad tiene: algo de las características de una inmigración procedente de otras zonas, además del propio creci-
dad orgánica ... Si es un organismo, es uno de los órganos miento natural de la ciudad, tendía a provocar un movimiento
son de otros organismos. Es, para mencionar la frase hacia fuera desde los barrios centrales (sin incluir el ((central
Spencer, un superorganismo. (R. E. Park en business district» o ((centro direccional» en castellano), sobre-
1961, p. 23) cargados y ambientalmente degradados. Los miembros más

84 85
«fuertes» y más «dotados» de la sociedad se irían a las zonas mciales. Se consideraba que los procesos ecológicos eran instru-
codiciadas y exclusivas, mientras que los grupos con menos lllt'ntos reguladores cuya función era alcanzar el equilibrio den-
pacidad competitiva (es decir «menos dotados») se estancarían tro del sistema (a pesar de la competencia despiadada y de la lucha
wr la existencia). Es interesante observar que la cuestión del equi-
las zonas degradadas de la ciudad. Todo ello tratado con el
guaje de la sucesión, la invasión y la dominación: llbrio y la estabilidad de los sistemas sociales era una preocupa-
tión central del fucionalismo parsoniano y de la sociología (es-
En toda comunidad vital hay siempre una especie rrcialmente norteamericana) de los años cuarenta a sesenta. Se
'11
te ... Pero el principio de dominio opera tanto entre los drsarrolló una síntesis de dos analogías (orgánica y ecológica) para
!1 manos como en las comunidades animales y vegetales. Las elaborar este modelo de equilibrio y autorregulación.
1··'

llamadas áreas naturales o funcionales de una comuniacu.¡


Los individuos se ajustan los unos a los otros en maneras que
r metropolitana -por ejemplo, los barrios pobres y
llevan a una utilización más eficaz del hábitat. En consecuen-
1
:

.~
f poblados, las zonas de hostales, las calles comerciales y el
tro bancario- deben todas directamente su existencia al cia se establece, entre los organismos que ocupan un hábitat
·., tor de dominio ... el principio de dominio, que opera dado, un equilibrio de relaciones que se aproxima a un círcu-
11

de los límites impuestos por el terreno y otras característi lo cerrado; es decir, el agregado asume las características de
"m
~·~ naturales de emplazamiento, tiene tendencia a determinar una unidad orgánica por cuanto cada tipo de vida acomoda
oill\ pauta ecológica general de la ciudad y la relación su conducta a las de todas las demás. La comunidad, como
:r de cada una de sus distintas áreas con las demás. Además, suele llamar el ecólogo a la pauta de relaciones simbióticas y
.r: de comensalismo que se producen en una población, tiene las
,'fl1
dominio, en la medida en que tiende a estabilizar a la
r,,~l
nidad biótica o cultural, es indirectamente responsable del características de una respuesta colectiva al hábitat. (A. Hawley,
11 nómeno de la sucesión. (Ibíd., p. 25) 1950, p. 67)

Es la obra de Burgess El crecimiento de la Ciudad (1925) la El representante más conocido de la ecología cultural en an-
,,,
marcó realmente la dirección del estudio ecológico de las · tropología fue Julian Steward. En esta sección resumiremos lapo-
des, y este ensayo representa uno de los textos más influyente alción de Steward sobre la relación entre cultura y medio ambiente
la sociología y la geografía urbanas del siglo XX (con el porque, aunque no constituía la principal tendencia de la antro-
de Louis Wirth «U rbanism as a Way of Life»). Elaboró un pología americana a partir de ·los treinta, actuó en cierto modo
delo de zonas concéntricas (residenciales y de actividades como puente entre el determinismo vulgar de la antropogeografía
micas) producto de la evolución natural de la expansión y la antropología ecológica contemporánea más sofisticada.
regida por los imperativos de la invasión y la sucesión. En Las afirmaciones más claras de Steward sobre ecología cultu-
modelo se ubican una serie de círculos concéntricos en torno ral se encuentran en el capítulo titulado «El concepto y el méto-
centro direccional (central business district o CDB). El autor, do de la ecología cultural» perteneciente a su libro The Theory of
la requerida prudencia, señala que este modelo se trata sólo Culture Change Q. H. Steward, 1955) y en su contribución que
un esquema ideal que ni Chicago ni cualquier ciudad cumplen lleva por encabezamiento <<Ecología cultural» en la Enciclopedia
la perfección. ¿t las ciencias sociales.
Otro tema central para la ecología humana de la Escuela En ambas obras insiste en diferenciar la ecología cultural de
Chicago era la identificación y definición de los mecanisn1v11 laecología humana (refiriéndose probablemente a la escuela
de equilibrio o de autorregulación funcional de las relacio de Chicago) y también de la ecología social, afirmando que estas

86 87
últimas formas eran en gran medida descripciones espa~l<u~;~t.., una parte del sistema interactivo. El tipo de cultura, especial-
fenómenos sociales interactivos y complejos en un área mente su tecnología de explotación y adaptativa, así como tam-
ca dada. Para Steward, ecología significaba «adaptación al hién las características del entorno social interno y externo,
ambiente», y en consonancia con los ecólogos humanos l'Oilstituyen la otra parte. O. H. Steward en The Encyclopedia
escuela de Chicago, concedió un puesto central a la noción r{ the Social Sciences, p. 338)
winiana de «trama de la vida», en que todas las especies de
males y plantas están involucradas en un sistema complejo El concepto de «núcleo (core) de la cultura», que fue intro-
interacción tanto mútua como con el entorno físico en q ~uddo por Steward, sugería que había algunos aspectos de la cul-
:!!1

,1¡
hallan. Puesto que la humanidad era considerada parte de la tUrll que mantenían una relación más estrecha con el medio am-
ma de la vida» y por ende tenía interacción con ésta, no hlrnte, principalmente las actividades de subsistencia, tanto
f más que esperar que tarde o temprano los científicos sociales· económicas como especialmente tecnológicas. El objetivo de la
¡·;
~ ecología examinasen esta relación específica (cultura y teología cultural era en este contexto examinar:
1

j¡ ambiente). Sin embargo:


~11
'
11
En primer lugar, debe analizarse la interrelación de la tecno-
,,1 El hombre entra en la escena ecológica... no sólo como logía de explotación o productiva con el medio ambiente ... en
¡,¡ mero organismo más, relacionado con los otros en segundo lugar, deben analizarse las pautas de conducta impli-
·<111 de características físicas. Introduce el factor superorgánico cadas en la explotación de un área concreta por medio de una
la cultura, que también afecta a y se ve afectado por el tecnología en particular ...
'l.f: junto de la telaraña <le la vida. O. H. Steward, 1955, p. El tercer paso es averiguar el punto hasta el cual las pautas de
ql ~
conducta en la explotación del entorno afectan a otros aspec-
Gracias a este factor cultural, los seres humanos son uuuuua.q tos de la cultura. O. H. Steward, 1978, p. 34)
.,,• ,,
tes desde un punto de vista ecológico. En este esquema de

' relaciones también existe una interacción importante entre


cultura y el contexto social. Para expresarlo en términos más
cretos, una tribu dada no sería estudiada sólo en .relación con
Steward se desvía un poco para diferenciar su enfoque de la
Investigación antropológica del de los particularistas históricos y
los posibilistas (no menciona explícitamente a los últimos). Ve-
i! adaptación al medio ambiente (tanto físico como biológicY! mos un rechazo contundente de la noción de que el medio
1'
1~1·
-una adaptación que depende en buena medida de la tecnolo &unbiente sólo tiene un papel pasivo en la configuración de las
'
gía, las necesidades y la estructura de una sociedad- sino Nociedades:
bién en cuanto a las relaciones que mantiene con sus vecinas,
que puede incluir comercio, bodas mixtas, guerra, etc. Todas Los antropólogos han estado tan preocupados por la cultura
relaciones (medioambientales, sociales y culturales)·son y su historia que sólo han concedido al medio ambiente un
de inducir el cambio en la sociedad objeto de análisis. papel mediocre. Debido en parte a la reacción contra los de-
terministas medioambientales, como Huntington y Semple ...
El concepto ecológico de fenómenos interactivos presta el punto de vista ortodoxo mantiene hoy que la historia, más
ción a ciertas categorías generales de datos relevantes. que los procesos adaptatorios, explica la cultura ... Puesto que
recursos, la flora, la fauna, el clima, las enfermédades las diferencias culturales no son directamente achacables a las
y sus vectores de acontecimiento, así como muchas otras diferencias medioambientales, se considera que representan di-
racterísticas del entorno, constituyen factores potenciales vergencias en la historia cultural y que reflejan las tendencias

88 89
de las sociedades a desarrollarse en maneras distintas. l~l'lninos de explotación de recursos: organización familiar,
tendencias no son explicadas ... El entorno queda relegado h.tndas («bands», término que utiliza el autor) patrilineales, ban-
un papel meramente secundario y pasivo. Se considera q ll.tN matrilineales y bandas mixtas. El primer tipo de organi-
prohíbe o que permite, pero no que sea creativo. Deja que ul'itSn predomina, según Steward, ahí donde existe dificultad de
hombre realice ciertos tipos de actividades y le impide que tt~t.:t'SO y de disponibilidad de los recursos biológicos, en que se
otras. (Ibíd., p. 124) pudría decir del ecosistema que produce poco. Las bandas patri-
llnrales se fundamentan en la caza colectiva de animales pe-
Vemos al mismo tiempo que Steward es consciente de ~Ut'fios y no migratorios. El tercer tipo, siempre según el funda-
,,',¡''

11
puede considerarse la ecología cultural como un ejemplo de dor de la ecología cultural, se presenta donde hay una recolección
f terminismo tanto ambiental como económico -y rechaza muiva de plantas (raíces, semillas, tubérculos, frutas, bayas, etc.),

~
posible acusación señalando que la ecología cultural presenta actividad que desarrollan principalmente las mujeres. Las
1

un problema como un método-. El problema está en ndas mixtas se asemejan a las patrilineales en cuanto que se
' si los ajustes de las sociedades humanas a su entorno en la caza colectiva, pero en este caso las presas son ma-
ciertos modos particulares de conducta o bien si dan margen
un cierto abanico de posibles pautas de conductas. Debe destacarse de la ecología cultural de Steward que fue un
en estos términos, el problema también distingue cww~~;¡ lntrnto concienzudo de proporcionar un marco materialista de
'h\ cultural de «determinismo medioambiental», del que se s l1 Nociedad, en que el medio ambiente y la tecnología funciona-
j entender que contiene las conclusiones dentro del
Para Steward, insistir en la reciprocidad de la relación
rllln como un tipo de infraestructura de base. Es nuestra opinión
la ecología cultural representaba y sigue representando un
.li ra-medio ambiente implicaba una orientación ecológica. El
,,~,
paso adelante para los investigadores que querían hacer ver
cho de conceder un lugar central y un papel activo no sólo existe una relación entre cultura y medio ambiente y que éste
• entorno físico, sino al social, a la tecnología, a la cultura y a e no sólo un papel pasivo, limitando su rol en relación con
historia parecía, según el autor, justificar el uso de «ecología manera en que las sociedades se organizan y las gentes viven
tural» para describir su enfoque. existencia. La ecología cultural se propone explicar la evolu- .
La práctica del enfoque de ecología cultural queda el n social y el cambio social en términos del mecanismo de adap-
mente manifiesta en el Basin Plateau Aboriginal Sociopolittc~ ión al entorno. Ello no significa que la historia y la cultura no
,,,i!
Groups. Es pertinente mencionar en este punto, en el contextl su parte en el cambio -al contrario-, Steward fue has-
1 de numerosos sistemas contemporáneos y de la ecología claro en el sentido que la adaptación al medio ambiente no
1: que se basa fuertemente en modelos energéticos, que Steward la explicar un gran número de fenómenos culturales, y reco-
el primer estudioso de sociedades no urbanas que in ió al mismo tiempo la necesidad de estudiar en detalle la bis-
seriamente la manera en que las sociedades explotan su ento de cada cultura en particular.
en cuanto a los recursos energéticos y la repercusión de esta También es nuestro parecer que, si bien la ecología cultural
plotación sobre la organización social y la conducta cayó en los errores clásicos del determinismo geográfico, que
En la obra que acabamos de mencionar, Steward tal como muchos reconocieron, los de la causalidad uni-
distinguir cuatro tipos de organización social (entre los reccional, sí que es cierto que la ecología cultural se basaba
aborígenes recolectores-cazadores) en relación con la emente en la tradición medioambientalista, fuertemente
del proceso de adaptación al entorno y la disponibilidad de gada en la geografía anglosajona: se concedía al entorno fí-
cursos biológicos. Se definen cuatro tipos de organizaciones un lugar central en el análisis de la sociedad y la cultura.

90 91
Algunos historiadores de la antropología, especialm ciencias sociales y las disciplinas «más duras)) ... y fomenta así
Marvin Harris (1968), así como algunos representantes comcm• investigaciones que implican cooperación con las ciencias
poráneos de la disciplina en este campo (por ejemplo Richard médicas generales, la biología, la nutrición, la demografía y la
1978) han caracterizado como materialista a la ecología cultu.riUl agronomía ... la geología y la paleontología ... La mayor im-
en este mismo sentido conviene distinguir el enfoque portancia que se concede hoy al cientifismo hace pues que
ta de Marx del determinismo económico vulgar, y cabe decir la expansión de la investigación ecológica cultural sea casi in-
mismo para diferenciar la ecología cultural del evitable. (M. Harris, 1968, p. 655)
geográfico vulgar. Tal como afirma Lee:
La ecología cultural de Steward era realmente ecológica en el
La ecología cultural de Steward proporciona un marco de Ncntido en que no lo era la ecología humana de la escuela de Chi-
lisis que tiene una cierta intención de ser a la vez · cago, en cuanto que abordaba la relación entre los seres huma-
histórico y evolucionado ... la ecología cultural no es una nos y el entorno físico en que se insertaban sus sociedades -en
se de determinismo medioambiental... tampoco es una este caso, el entorno no era un concepto limitado relacionado con
de determinismo económico ... En consecuencia, cuando 11spectos puramente espaciales, sino que incluía de hecho el cli-
blamos de ecología en el sentido de Steward, es un térnuu'-' ma, los tipos de suelo, la comunidad biótica, etc.-. Se exami-
abreviado para un enfoque que tiene un sentido mucho naban al mismo tiempo las relaciones del entorno social y espa-
amplio. La ecología cultural centra el estudio de la socieoaw ciales. Además, Steward parecía ser consciente de la naturaleza
humana en el mundo natural como punto de partida, recíproca de la relación entre cultura y medio ambiente, y de que
incluye, además de la subsistencia, la nutrición y la clitu;uu- esta reciprocidad era dinámica antes que estática.
logía, el estudio de la demografía, la tecnología, la energética, La ecología humana y cultural puede ser contemplada como
la economía y una amplia gama de conductas culturales. (R. un fenómeno más bien transitorio y localizado, restringido en bue-
D. Lee, 1978, pp. 2-3) na medida a los EE UU. Y si bien.la ecología humana de la es-
cuela de Chicago puede haberse mostrado muy productiva, es la
Tanto Harris como Lee presentan a sus lectores una larga lis- más modesta ecología cultural de Steward lo que nosotros
ta de antropólogos que hoy día están en clara deuda con la eco- consideramos que es el verdadero precursor de la teoría social
logía cultural de Steward. ¿Por qué optaron estos antropólogos orientada ecológicamente que apareció a finales de los sesenta.
por este enfoque antes que por el particularismo histórico de Boas Las décadas de los cuarenta y los cincuenta fueron años difí-
o el estructuralismo de Levi-Strauss? Estamos de acuerdo con ciles para todas aquellas teorías que pretendían conceder al me-
Harris en que ciertamente no era una cuestión de influencia per- dio ambiente un lugar central en el análisis de la sociedad. La an-
sonal del propio Steward, sino que más bien se trataba de un tropología estuvo dominada por el «particularismo)) de Franz Boas
movimiento más amplio hacia los estudios ecológicos en general y el posibilismo de Kroeber, mientras que en Francia el estruc-
y también: ruralismo de Claude Lévi-Strauss se convertía en la fuerza do-
minante. En Gran Bretaña, la antropologí~ funcionalista so-
El creciente interés en las relaciones tecnomedioambientales cial (bajo la influencia de sus fundadores Malinowski y Radcliffe
y tecnoeconómiCas es el reflejo de un amplio movimiento di- Brown) seguía manteniendo una fuerte presencia. Todos estos
rigido a reforzar las credenciales de la antropología cultural enfoques tenían tendencia a ser más o menos radicalmente
dentro de las prestigiosas y bien fundamentadas ciencias na- antiambientalistas, y la obra de Steward fue la destacada excep-
turales. La ecología cultural... refuerza la asociación entre las ción a esta regla. Por hablar de la sociología, si prescindimos de

92 93
~ ..

la escuela de Chicago (de la que, de todos modos, no pc.:mau, VI. DEL REDUCCIONISMO BIOLÓGICO
que fuera realmente ecológica o ambientalista), no existió A LA SOCIOBIOLOGfA
1928 y 1970 ningún texto sociológico importante que
seriamente el tema de la relación entre el medio ambiente y
sociedad en su sentido amplio. (La Teorías sociológicas conumfJ
rdneas de Sorokin, publicadas en 1928 fue el texto más
tante hasta los setenta sobre este tema: el autor dedica más de
páginas a la obra de los deterministas medioambientales,
do con fuerza los postulados de Huntington y otros). La
logia de mitad de siglo dedicó sólo una atención superftcial
medio ambiente, reconociéndole como relevante para el
de la sociedad, pero ignorándolo en sus obras.

11 reduccionismo biológico como paradigma de análisis social y


como ideología conservadora tuvo una fuerte presencia en el pen-
lllllliento socioambiental hasta finales de la Se~nda Guerra Mun-
dllll. Su consolidación, a partir de entonces, sufrió un importan-
le frenazo debido en gran parte a los excesos y al genocidio
rpetrados por los nazis, quienes tomaron prestado el darwinis-
tno social vulgar para justificar sus políticas de exterminio y de
experimentación «genética» humana. Incluir variables genético-
biológicas para explicar el comportamiento humano, tanto a ni-
Yel individual como colectivo, topaba con muchos recelos hasta
la introducción de modelos más sofisticados y no vinculados a
Ideologías o prácticas políticas radicales de la ultraderecha. La «So-
clobiología», expuesta sobre todo por E. O. Wilson, es la más clara
expresión de un nuevo reduccionismo biológico (que podría-
calificar de «científico») y de una vuelta a la biologización
la teoría social.
El trabajo de Wilson tiene una estrecha vinculación con la
logia y en particular se enmarca dentro de la tradición dar-
niana de la «ecología de poblaciones». Su primera incursión
alusión explícita a la «sociobiología» se encuentra en un clási-
Co de la.entomología ecológica (Wilson es considerado como un
tlpecialista de prestigio mundial en el estudio de la organización
10cial de las hormigas) titulado The lnsect Societies (Wilson 1971).

95
94
~

1
Wilson, en su obra maestra Sociobiology -A New Synthesis (1 llr Desmond Morris y The Territorial Imperative de Tiger and
de carácter netamente científico, hace numerosas declaraciom::i' Jlox). Pero On Human Nature no sólo ha sido escrito como un
exposiciones de los méritos del reduccionismo (sin utilizar wmentario de los principales temas sociobiológicos sino también
palabra): para responder a las fuertes críticas que su «nueva síntesis» pro-
vocó por parte de los científicos sociales e incluso de no pocos
La sociobiología se define como el estudio sistemático de hiólogos.
bases biológicas de toda conducta social. En el presente se Su autor se centra en la religiosidad, en la agresión, en el sacrifi-
centra en -las sociedades animales, la estructura de su do generoso (altruismo) y en la sexualidad como características
ción, sus castas y su modo de comunicación, junto con la fundamentales del comportamiento social, dignas de análisis en
siología que subyace a todas las adaptaciones sociales. el marco darwiniano, que es donde se asienta la sociobiología y
nuestra disciplina también se ocupa del comportamiento es el único que les puede dar su pleno sentido. Más concretamen-
cial del hombre primitivo y las características de la te, lo que Wilson pretende es mostrar que existe toda una gama
ción de las más primitivas sociedades humanas existentes de actividades sociales y humanas cuyas raíces evolutivas (bioló-
la actualidad. (Wilson, 1975, p. 4) gicas) no son rastros semiperdidos en el fondo de los milenios,
Nino que podemos recuperar sus orígenes cercanos en nuestro paso
Más adelante afirma: reciente del género primate a la especie Homo.
La idea no es nueva, y, leyendo el libro, se perciben los ecos
Permitirá la predicción cuantitativa de la cualidades de la familiares de muchos de sus conceptos ya formulados en esa
ganización social (dimensión del grupo, composición de larga tradición del reduccionismo biológico (Haeckel, Spencer... ).
des y modos de organización que incluye: comun La sociobiología se basa, fundamentalmente, en la actual eco-
división del trabajo y distribución del tiempo). Todo ello logía de poblaciones y en la genética cuyos avances en las tres
partir de los determinantes primordiales de la evolución últimas décadas han sido espectaculares. Wilson dice:
cial (que son, como se dijo en el capítulo 3, la inercia
ca y las presiones ecológicas). (Wilson, 1975, p. 63) Lo auténtico de la nueva sociobiología es la manera cómo en-
.~ tresaca de la matriz tradicional de la etología y de la psicolo-
On Human Nature (el libro más vendido de Wilson) es, gía los fenómenos más importantes de la organización social
cialmente, una divulgación «popular» del último capítulo de para resituarlos en el panorama de la ecología de la genética
f que los contemplan ahora a nivel de población con el objeto
obra anteriormente citada, Sociobiología, donde el autor
dejado sentado que los principios biológicos a que se recurre de demostrar cómo los grupos sociales se adaptan al medio
.. explicar el comportamiento de los animales (especies soci
pueden aplicarse al estudio de la sociabilidad humana. Por
gracias a la evolución. Sólo desde hace escasos años la genéti-
ca y la ecología han avanzado lo suficiente como para que
camino -concluía- la «nueva» ciencia de la sociobiología podamos servirnos de estos fundamentos. (E. O. Wilson,
convertirá en el enfoque primordial de las ciencias sociales 1978, pp. 16-17)
tituyéndolas completamente o, al menos, relegándolas a
situación secundaria. Este libro es solamente uno de una serie Los capítulos que abren On Human Nature sirven de presen-
textos de divulgación, de gran éxito editorial durante los tación a las proposiciones básicas de la sociobiología que se
setenta, que intentaban proyectar el paradigma refieren al conocimiento del ser humano. Wilson prosigue
como la nueva ciencia del comportamiento (véase The luego interpretando, desde su ángulo reduccionista, cuatro

96 97
,.--
expresiones típicas del comportamiento animal que son, La reputación, indiscutible, del ecólogo-entomólogo Wilson
ya hemos dicho, la agresión, el sexo, el altruismo y la no se debe en absoluto a sus elucubraciones metafísicas sobre la
Con respecto a la primera, el discurso wilsoniano no aporta naturaleza del Homo Sapiens, que constituyen el cuerpo de su
vedad esencial: l'apítulo 27 de Sociobiología y el de On Human Nature. En este
libro que acabamos de comentar, Wilson sufre un extravío y toda
Los seres humanos tienen una fuerte predisposición, previa l11 ciencia de que se hace gala no pasa de ser un espectacular «dis-
todo razonamiento, a responder con violencia a todas las play» pero mal emplazado. En el fondo ha tropezado con el pro-
nazas externas y a entrar en una puja de hostilidades con blema epistemológico de la relación y el trasvase conceptual en-
fin de obtener un margen de seguridad cómoda ante la tre unas ciencias y otras. Es cierto que suscita hipótesis, pero no
de amenazas. Este tipo de reacción es algo que se ha lo es menos que el razonamiento y las pruebas que aduce son sor-
a lo largo de cientos y miles de años de evolución humana prendentemente tendenciosas. Wilson no parece ser consciente de
ha conferido ventajas biológicas a los que se han las ingenuidades que comete extrapolando alegremente en domi-
a ella con mayor fidelidad. (Ibíd., p. 119) nios tan complejos como la agresión, el altruismo o la religión.
Además, decir que su sociobiología representa una «nueva sínte-
Wilson trabaja una serie de temas de interés social o IJs,,, cuando es evidente que tan sólo es un episodio más (de acuer-
que incluyen por ejemplo el «suicidio altruista», para el cual do con el estado actual de la biología) de una larga historia, es
pone una interpretación plenamente biológica: Utilizar la palabra «nueva» en un sentido engañoso: es nueva por-
que es la última hasta el momento, pero no es sino una versión
La selección natural puede generalizarse si se incluye la más moderna de un vetusto discurso con un largo rodaje que,
~ ción parental (kin selection) ... La hormiga soldado que con
• 1
por supuesto, seguirá teniendo gancho y clones en el futuro.
sacrificio (esterilidad) protege al resto de la colonia y La obra de tan distinguido científico, que avalaba premisas
al rey y la reina, sus padres, se ve luego rodeada de rrduccionistas, tuvo una respuesta inmediata. Las críticas de la
y hermanas fértiles y, gracias a ello, los genes altruistas tocio biología de Stephen J. Gould han tenido una amplia difu-
multiplican y se expanden en los sobrinos y sobrinas. llón a través de sus libros de ensayos y trabajos científicos sobre
t p. 153) la historia del darwinismo. Sin embargo, el libro del antropólo-
10 Marshall Sahlins, The Use andAbuse ofBiology (Sahlins, 1976),
Seguramente, una elegante interpretación del ~.-umpv• areció muy poco tiempo después de la publicación de

to altruista de los insectos sociales que tranquiliza a los , constituye la primera crítica extensa (en forma
cos sociales, les hace la concesión de que el altruismo llUm<Lu libro) de los problemas metodológicos y conceptuales que
en sus formas y en su intensidad, está básicamente influencia~
'. por determinaciones culturales. No obstante:
ta la sociobiología, así como de sus implicaciones ideo-
cas.
Criticar a la sociobiología y a la etología no implica negar la
Hay que insistir que el sentimiento emotivo que tan · que tienen las ciencias de la vida para las ciencias
samente se manifiesta en los hombres de todas las soCieaa(l y humanas. Al comenzar el librp, Sahlins afirma:
es lo que realmente ha evolucionado genéticamente. (1
p. 153) Aunque lo biológico es una condición absolutamente necesa-
ria de lo cultural es también insuficiente. La biología es inca-
paz de especificar qué propiedades culturales caracterizan la

98
99
conducta humana o cómo varían de un grupo a otro. riiNa revista a la visión que Hobbes da del hombre y demuestra
p. XI) lJIIe los pensadores occidentales han proyectado la imagen del
' hombre en el reino animal, como si la actividad económica en
En la primera parte, Sahlins fustiga las pretensiones que nnrido amplio echase sus raíces en el dominio de los genes; lue-
menta la sociobiología de sentar las bases de una teoría au, en una curiosa inversión dialéctica, han recurrido al con-
cultura. El autor, en el capítulo titulado «Crítica de la cepto de la naturaleza animal del hombre para justificar la
logía vulgar», analiza y ataca los trabajos de los predecesores 1 condición social humana. Sahlins insiste en que la sociobiología
Wilson (Ardrey, Lorenz y Morris) todos los cuales. son dr Wilson es la última formulación de esta postura ya tradi-
tes, según él, de «un determinismo biológico de lo más cional:
Según afirma Sahlins, el postulado fundamental que les sirv~
punto de partida es que: Por lo menos desde Hobbes, las características adquisitivas y
competitivas de la actividad humana se han confundido con
Los fenómenos de sociabilidad humana son una c:Aprc::oruu , la naturaleza y ésta, moldeada a la imagen del hombre, ha
recta de las disposiciones conductuales o emotivas de servido para interpretar al hombre occidental. (lbíd., p. 93)
especie, tales como la agresividad, la sexualidad o el
mo. Estas predisposiciones han sido establecidas en el El paleontólogo Stephen J. Gould, actualmente el más cono-
de la filogenia de los mamíferos, de los primates o de los cido crítico del reduccionismo biológico, con su gran multiplici-
mínidos. (Ibíd., p. XIV) dlld de «bestsellers» sobre la historia de la biología, ha manteni-
do vivo el debate sobre la epistemología de la sociobiología. Por
Luego, Sahlins analiza el problema de la selección Otra parte, otros biólogos como el genetista Richard Dawkins
(«kin selection»). La premisa de la sociobiología «científica» (autor de El gen egoísta 1979 -otro «bestseller», por cierto-)
oposición a la «vulgar») es que la conducta social humana proyectan una sociobiología revisionista que contempla inte-
determinada por el «cálculo» que realiza de su éxito arar el papel de la transmisión social o cultural (el concepto
de «meme») para explicar hechos sociales como el altruismo,
Wilson, Trivers, Alexander y demás pretenden que la IUperando así parcialmente el problema del determinismo
ción parental (que en esencia consiste en un análisis de 1rnético:
beneficio de la manera de conducirse los parientes, basado
un programa de optimización que el ADN construye para Podemos discurrir medios para cultivar y fomentar delibera-
constituye la estructura profunda de la acción social .damente un altruismo puro y desinteresado: algo que no tie-
(Ibíd., p. 17)

En la segunda parte, Sahlins analiza las transformaciones


ne lugar en la naturaleza, algo que nunca ha existido en toda
la historia del mundo. Somos construidos como máquinas de
genes y educados como máquinas de memes, pero tenemos el
..
ha sufrido la teoría evolucionista en sus transacciones con la poder de rebelarnos contra nuestros creadores. Nosotros, sólo
ganización social humana. El concepto de «selección natural» nosotros en la Tierra, podemos rebelarnos contra la tiranía de
ido alterándose a medida que era asimilado por las teorías de los reproductores egoístas. (Dawkins, 1979, p. 293)
acción social nacidas en una economía de mercado
La interpretación que finalmente recibe es un reflejo del La sociobiología sigue teniendo sus investigadores y divul-
llo histórico y económico de la cultura occidental. Luego, aadores y también sus críticos y detractores. Sin embargo, no

100 101
ocupa el espacio mediático o, incluso, científico tan PROBLEMAS ACTUALES DE LA
que poseía durante los años setenta y ochenta. Nuevas
o permutaciones han emergido y se han consolidado,
SOCIOLOGÍA AMBIENTAL:
mente durante la década de los noventa. Son represema1.wu~ ECOLOGÍA SOCIAL DEL RIESGO
acordes con una creciente ecologización del pensamiento
lítico-social que a la vez integran algunos elementos reduccioms;
tas; el concepto de «gaia» de Lovelock y la «deep ecology»
especialmente relevantes en este sentido y, curiosamente, ·
aspectos de estas revisiones nos pueden recordar la ciencia
ideología proyectadas por la «Liga Monista» alemana de
Haeckel y sus seguidores (sin su dimensión racista) a finales
siglo XIX .

102.
VII. ECOLOGÍA SISTÉMICA EN
LAS CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS

En esta sección vamos a examinar brevemente algunos de los prin-


cipales avances en lo que se ha venido conociendo con el nom-
bre de «nueva ecología» o ecología sistémica. El aumento general
de los estudios ecológicos en los años treinta y cuarenta se con-
virtió en una explosión a finales de los sesenta. Durante este
período de crecimiento se realizaron grandes avances teóricos y
metodológicos, en la ecología y en las ciencias con ella relaciona-
das, que tuvieron un profundo efecto sobre la dirección hacia la
que iban la investigación y la teorización socioambiental. Nues-
tro propósito aquí no es describir en detalle tales avances, sino
hacer una presentación de algunos conceptos de la ecología sisté-
mica que son claves para el desarrollo de la sociología ambiental
y de la antropología ecológica.
En los años treinta y en el campo de la ecología, existía una
preocupación creciente por el hecho de que algunos investigado-
res, y especialmente los divulgadores de la disciplina, se estaban
entusiasmando con el uso de la ubicua metáfora orgánica. A fin
de cuentas, el organicismo constituía tan sólo una analogía que
no había que seguir literalmente. Muchos ecólogos eran conscien-
tes de la necesidad de encontrar un marco organizador y menos
metafórico para ubicar y explicar adecuadamente los procesos eco-
lógicos.
El concepto de «ecosistema», introducido por vez primera por
Arthur Tansley en 1935, parecía evitar los escollos ocultos de la

105
analogía elegante pero fallida. Se inspiraba en buena medida los mecanismos que regulan el nivel de azúcar en la san-
los modelos termodinJmicos de la física y fue formulado en gre. O bien el bucle puede ser positivo o desbaratador, como
minos de sistemas y de energía: la propagación de una epidemia aniquiladora. (R. Margalef,
1968, p. 3)
El concepto más importante es ... el sistema global (en el sen· '
tido de la física), incluyendo no sólo el complejo del organis· El ecosistema se ha convertido, pues, en el principio organi-
mo sino también todo el conjunto de factores físicos que zador de la ecología moderna, en que el flujo unidireccional de
man lo que llamamos el medio ambiente ... No podemos energía y su transformación por parte de los organismos así como
separar (los organismos) de su entorno especial con el cual la circulación de material, son el eje central. El ecosistema está
forman un sistema físico ... Son los sistemas así formados los integrado por organismos, materia inorgánica y hábitats, agrupa-
que ... (son) las unidades básicas de la naturaleza sobre la faz dos en un conjunto funcional. El sistema es conducido o empu-
de la tierra ... Estos ecosistemas, tal como podemos llamarlos, jado por un aporte de energía en forma de luz solar. Esta ener-
son de tipos y tamaños muy variados. (A. Tansley, 1935, gía, combinada con sustancias inorgánicas, es transformada en
p. 284) materia viva por los organismos llamados productores. Les conoce-
mos como plantas terrestres y fitoplancton acuático, que convierten
Eugene Odum y otros han señalado que, si bien Tansley in- la luz solar en partes adicionales de su peso corporal por el me-
trodujo por primera vez el término, la noción llevaba ya algún canismo de la fotosíntesis. Estos productores son la base alimen-
tiempo existiendo (en las obras de Mobius, S. A. Forbes, ticia para otros organismos conocidos como consumidores. Estos
Mozorov, etc.) aunque era explicada, en otro vocabulario, como se pueden dividir en tres grandes categorías: herbívoros, carnívo-
«bioénosis». ros y descomponedores. La transformación de la energía en el
A finales de los años cicuenta y en los sesenta se debatió la ecosistema obedece a las dos leyes de la termodindmica que dicen
relevancia de los sistemas de información y de la cibernética en que no puede haber creación o destrucción de energía, sino sólo
relación con la ecología. Ramón Margalef (1968) fue uno de los transformación, y cuando se produce esta conversión, siempre es
exponentes más cono.cidos y citados del ecosistema como un sis- hacia una forma menos organizada y más dispersa (entropía).
tema cibernético, y esta síntesis se ha conocido como ecología de En la ecología contemporánea, se estudia el flujo de energía a
«sistemas» o «sistémica» -funcionalista, por cierto, y constitu- través del ecosistema en términos de «inputs» y «Outputs» en un
yendo un enfoque que se presta perfectamente a la formalización sistema de producción. Para Eugene Odum (1963) uno de los
matemática y, por ende, muy atractivo en el contexto de la así objetivos de la ecología es precisamente el interés por «la manera
llamada <<revolución cuantitativa»-. en que la energía se transforma dentro del sistema».
Los paralelismos entre el flujo de energía en un ecosistema y
La cibernética se refiere a los sistemas. Cada sistema es un con- el flujo de dinero en una economía no se han perdido entre los
junto de elementos o unidades o compartimentos diferentes, investigadores de la relación entre sociedad y medio ambiente.
cada uno de los cuales puede existir en estados muy diferen- Si nos remontamos al siglo XVIII, diremos que los que se dedica-
tes, tales que la selección de un estado se ve influenciada por ban a la «historia natural/ de la naturaleza» hablaban a menudo
los estados de los otros componentes del sistema. Los elemen- en términos de «economía de la naturaleza».
tos relacionados por influencias recíprocas son un bucle de En la ecología moderna, los organismos se agrupan según la
retroalimentación. El bucle puede ser negativo o estabilizador, manera en que procesan o consumen energía, es decir, que se clasi-
como el que forman un aparato de calor y su termostato, o fican según sus hábitos de alimentación. Esta clasificación divide

106 107
a los organismos en «niveles tróficos», con los «productores» La antropología ecológica actual está claramente en deuda con
«autotrofos» en la base del sistema: plantas verdes (tanto las obras pioneras de Julian Steward. Richard B. Lee, en su obra
tres como acuáticas) de las cuales deriva, en última instancia, toda sobre los Kung San, nos dice que la ecología cultural de Steward
energía para todos los demás tipos de organismos. En este esque- es una de las tradiciones antropológicas que más influyeron en
ma encontramos herbívoros que consumen a los productores, de- su obra.
predadores que se alimentan de los herbívoros, y depredado-
res que devoran a otros depredadores. Esta línea o serie de El estudio recurre en gran medida a ... la escuela antropológi-
consumo de un grupo de organismo a otro recibe el nombre de ca de ecología cultural fundada por Julian Steward... La eco-
«cadena de alimentación».
logía cultural sujeta el estudio de la sociedad humana al mundo
El concepto de productividad (de nuevo una idea que proce- natural como punto de partida, pero incluye, como añadidu-
de de la economía) es también de gran importancia en la ecolo- ra a la subsistencia, a la nutrición y a la climatología, el estu-
gía contemporánea. Los productores o autotrofos son el único dio de la demografía, la tecnología, la energética, la economía
grupo de organismos que puede convertir la luz solar en peso y una amplia gama de conductas culturales. (R. B. Lee, p. 3)
corporal (biomasa) y, tal como ya se ha dicho, son la fuente de
nutrientes (energía) para todos los demás organismos de los res- La antropología ecológica surgió antes que la sociología am-
tantes niveles tróficos. La producción al primer nivel trófico re- biental, alcanzando una posición sólida a mediados de los se-
cibe el nombre de «producción primaria» y representa la energía senta, época en la cual un cierto número de antropólogos había
de base de un ecosistema.
adoptado el enfoque ecológico. Las figuras más importantes de
El lenguaje de la sucesión (desarrollado, como ya vimos, por los sesenta fueron, entre otros, Clifford Geertz, Roy Rappaport,
ecólogos precedentes), con su estudio de las poblaciones y lasco- Andrew Vayda, etc. seguidos por otro grupo que constituido por
munidades, no ha sido dejado de lado por la ecología moderna algunos antropólogos que intentaron incorporar elementos de la
sino que ha sido colocado en el marco del ecosistema y del flujo teoría marxista a la orientación ecológica. En este grupo se en-
energético
contraban Marvin Harris y Richard B. Lee. Hacia los años se-
La ecología posee, pues, hoy sus conceptos organizadores cen- tenta, proliferaban los estudios ecológicos en antropología.
trales que son los de ecosistema, energética y productividad. Son Andrew Vayda (1969) nos dice que en la antropología cul-
precisamente estos conceptos los qúe han sido retomados por la tural:
nueva ciencia social ambiental.
A pesar del predominio de una pluralidad de opciones teóri- Se puede distinguir adecuadamente dos maneras de relacio-
cas más o menos antiambientales en la antropología, el posibilis- nar la conducta cultural con los fenómenos medioambienta-
mo geográfico, el estructuralismo, el funcionalismo y el particu- les: ya sea mostrando que los aspectos de la conducta cultural
larismo histórico, dicha disciplina ha mantenido interés por el funcionan como parte de un sistema que también incluye fe-
papel del medio ambiente a la hora de analizar procesos cultura- nómenos medioambientales, ya sea mostrando que los fenó-
les y sociales. Ya hemos dicho que la ecología cultural de Julian menos medioambientales son en cierto modo responsables del
Steward fue un precursor de la antropología ecológica contem- origen o del desarrollo de la conducta cultural que se está in-
poránea. Tanto Steward como sus colaboradores tenían como vestigando. Con el primer enfoque, podemos contribuir a
objetivo el estudio de la relación entre medio ambiente y cultu- hacer más comprensibles las prácticas culturales señalando de
ra, con la finalidad de clasificar y ampliar nuestra comprensión alguna manera cómo funcionan, pero no estaremos necesa-
de ciertos fenómenos culturales.
riamente intentando explicar las cuestiones referidas a su

108
109
evolución, que son las que tiene por objeto el segundo en- La adivinación se suele considerar como un tipo de ritual má-
foque. (A. Vayda, 1969, p. XI-XII) gico y

La mayor parte de los primeros estudios se interesaban por La magia es, por definición y por reputación, un método no-
«hacer inteligible la conducta cultural» relacionándola con los tablemente ineficaz para alcanzar los fines específicos que se
fenómenos del entorno y con el sistema ecológico en el que proponen obtener quienes la practican. Por lo menos superfi-
se daba la conducta en cuestión. Para ello, la nueva generación cialmente, parecería pues que los rituales mágicos son casos
.~
de antropólogos usaba a menudo los métodos, técnicas y con- clásicos de parcas soluciones a los problemas. (0. M; Moore
,, ceptos de la ecología moderna. Los seres humanos y su cultura en A. Vayda, 1969, p. 121)
serían considerados como parte de un ecosistema. Con fre-
cuencia, ello significaba determinar el papel de los humanos Ornar Khayyam Moore (de hecho sociólogo de formación) su-
dentro del ecosistema en términos de energética y de niveles tró- giere que algunas prácticas, como la adivinación y el pensamien-
ficos. El interés por los aspectos de la energética se volvió espe- to mágico, pueden ser maneras eficaces de alcanzar un objetivo
cialmente importante en los estudios más recientes, y a menudo dado.
incluyen el tratamiento matemático de los flujos de energía en Moore (1965) ilustra este punto con la conducta de los
las sociedades humanas en relación con sus ecosistemas locales. Montagnais-Naskapis del Labrador. Esta tribu recurre a la adivi-
Empezaremos nuestra presentación de la ecología antropoló- nación cuando no sabe con certeza dónde van a encontrar caza y
gica con un repaso de su análisis de tres formas, en aparencia más cuando la provisión de alimentos es peligrosamente baja. La adi-
bien raras, de conducta cultural: la adivinación, las fiestas con so- vinación consiste en sostener un omóplato de caribú o de castor
breabundancia de regalos y la matanza ritual del cerdo. Éstos y encima de unas brasas vivas. Entonces aparecen manchas y grie-
otros tipos de conducta cultural han sido considerados a menu- tas en el hueso, y esto determina la dirección en que deben par-
do irracionales y desconcertantes, sin posibilidad de desvelar su tir los cazadores para empezar a buscar la caza. Moore lo consi-
origen desde la ciencia. dera un mecanismo que, de hecho, ayuda a cazar en la medida
en que «deja al azar» la elección de nuevos terrenos para la caza e
Para explicar los diferentes modelos de cultura, debemos impide así que los Naskapis acudan repetidamente a zonas en que
empezar por asumir que la vida humana no es sólo azar o ca- la caza había sido abundante en tiempos de escasez de comida.
pricho. Si no se asume esto, la tentación de abandonar, en Si hubiera repetición, muy probablemente los animales se «Sen-
cuanto se aborda una costumbre o una institución obstinada- sibilizarían» respecto de las pautas de caza de los Naskapis y ello
mente inescrutables, se vuelve a menudo irresistible. En el les llevaría a desplazarse a otros lugares.
transcurso de los años he descubierto que estilos de vida de
que muchos decían que eran totalmente insondables, tienen Podemos observar que la adivinación basada en la lectura de
en realidad causas definidas y bien inteligibles ... Incluso las manchas y grietas sirve para romper (o debilitar) los nexos cau-
creencias y prácticas que parecían más asombrosas resultaron, sales entre las decisiones finales sobre dónde ir a cazar y las
después de un examen más detenido, estar basadas en preferencias individuales y de grupo en esta cuestión ... Parece
condiciones, necesidades y actividades ordinarias, banales e seguro asumir que los seres humanos necesitan algo funcio-
incluso diríase «vulgares». (M. Harris, 1974, p. 3) nal, equivalente a una tabla de números randomizados, si
quieren evitar regularidades inconscientes en su conducta que
puedan ser usadas por su adversarios. (Ibíd., p. 124)

110 111
Uno de los fenómenos culturales que más quebraderos de ca-
Piddock sostiene que:
beza dio a la antropología de los años veinte a los cuarenta fue el ·
sistema de «fiestas con regalos» de los Kwakiud de la Columbia .·
Británica y la Isla de Vancouver. Parecía, al menos superficial- En épocas primitivas, el banquete tenía una verdadera función
mente, que dicho sistema implica un consumo notable o exage- pro supervivencia o de subsistencia, para contrarrestar los efec-
rado por parte de los «jefes» para alcanzar el más alto estatus tos de la variación de la productividad de los recursos por me-
dentro de las comunidades Kwakiud. Se establecía, al parecer, un dio del intercambio de alimentos, desde aquellos grupos que
elaborado sistema de competencia entre los jefes, en que el que en ese momento tenían un excedente temporal hacía aquellos
.m
,,, otros que tenían un déficit temporal. (S. Piddocke en A.
al que daba las fiestas más espléndidas y los regalos más genero-
'" Vayda, 1969, p. 130)
sos le iba a ser adjudicado el estatus más alto entre sus pares. La
rivalidad en la organización de estas fiest~s, el regalo de comida .
y objetos y el gran consumo implicaba dar lo que el jefe (con el Piddocke y Harris corrigen las suposiciones aparentemente fal-
trabajo de los miembros de la tribu) había acumulado, en pesca- sas, particularmente las de Codere y Benedict, de que el sistema
do fresco o seco (salmón), aceite, bayas y frutos, mantas y pieles de banquetes con regalos se desarrollaba en un «contexto de eco-
de animales. nomía de grandes excedentes». Mostraron cómo en el pasado,
antes del contacto con los colonizadores europeos y antes de que
En un texto de Stuart Piddock (1965) titulado The Potlach
' System of the Southern Kwakiutl: A New Perspective y en el libro la población local quedara diezmada por la viruela importada y
•'/1 otras enfermedades (la población local bajó de 23.000 en 1836 a
de Marvin Harris (1989) Cows, Pigs, Wars and Witches, ambos
autores describen estos rituales de regalo exagerado y aparente- 2.000 individuos en 1886), había una notable variabilidad en
1

mente descontrolado de obsequios, pero desafían al mismo tiempo cuanto a la provisión y las fuentes de alimentos. Las principales
,''
actividades de subsistencia eran «la pesca marina y fluvial, la re-
1
¡,
1'
las posiciones tradicionales en la materia, expresadas por antro-
pólogos/as como Ruth Benedict, Franz Boas y Helen Codere. cogida de bayas y la caza de animales terrestres y marinos».
'·1
Piddocke analiza la gran variación en la disponibilidad de estas
Ruth Benedict (1934) en su Pattern ofCultures (un «clásico» de
fuentes de alimentos. Dicha variación era, a menudo, un factor
la antropología) pinta un cuadro de megalomanía desbocada que
1
deriva en unos jefes jactanciosos que compiten por el estatus a de localización: un año se podía hallar una gran cantidad de una
especie marina en un lugar en el que no se encontraba ni un es-
través de extravagantes ofrecimientos de regalos y un sobrecon-
1 pécimen el año anterior. Así pues, habría accesos diferenciales a
! sumo grotesco, que puede llegar a implicar el incendio de la casa
los recursos de alimentos, que variarían según la estación y la
¡ del jefe por su propia mano. De la jactancia, Benedict dice que:
localización. Para Piddocke y Harris, el sistema de banquetes
constituía un mecanismo para redistribuir los excedentes de una
A juzgar por los estándares de otras culturas, los discursos de
1 zona hacia otras zonas deficitarias:
los jefes son de una megalomanía descarada. (R. R. Benedict,
en Harris, p. 99)
A pesar del empuje competitivo de los banquetes, funciona-
Por su parte, Harris sugiere que: ron primitivamente como transferencia de alimentos y otros
bienes, desde centros de alta producción hacia poblados me-
nos afortunados. Y lo diré de manera más contundente: a causa
los banquetes de los Kwakiud eran el resultado no de capri-
de la fuerza competitiva, estas transferencias quedaban asegu-
chos maniáticos, sino de· condiciones económicas y ecológi-
cas definidas. (M. Harris, 1989, p. 96) radas. Puesto que había fluctuaciones imprevisibles en las cap-
turas de pesca, la recogida de frutos silvestres y las cosechas

112
113
~

de vegetales, los banquetes entre pueblos eran provechosos Se considera también una forma de redistribución de las proteí-
desde el punto de vista del conjunto de las poblaciones de una nas y de la tierra.
región. Cuando los peces ponían los huevos en los cursos
de agua cercanos y las bayas maduraban cerca del alcance de El ritual de los Tsembaga y otros Maring contribuye amante-
la mano, entonces los huéspedes del año anterior se con-
ner el entorno no degradado. Limita las luchas a unas frecuen-
vertían en los anfitriones. En tiempos primitivos, el ban-
cias que no pongan en peligro la existencia de la población
quete significaba que quienes tenían daban y quienes reci-
regional, ajusta las ratios entre el hombre y la tierra, facilita el
·1,,, bían ... Para comer, quien no podía hacerlo, no tenía más que
comercio, distribuye los excedentes locales de cerdo entre la
admitir que el jefe rival era un gran hombre. (M. Harris, 1974,
p. 102) población en forma de alimentos porcinos, y garantiza pro-
teínas de gran calidad cuando más se necesitan. (R. A.
Rappaport, 1967, p. 199)
Harris sitúa otros casos de conducta similar en otras partes del
planeta, y siempre las coloca bajo una conjunción de factores eco-
lógicos y económicos. Para probar estos puntos, Rappaport no sólo usa la metodo-
logía de campo de la antropología, sino también las técnicas de
El tercer ejemplo que se ha escogido es, quizás, la forma más
llh los ecólogos de medición de flujos de energía y entradas y salidas
estudiada de conducta cultural que haya tratado la antropología:
a través del ecosistema local. Son fundamentales en este análisis
:.1:1 la matanza ritual del cerdo. Las investigaciones más conocidas
los conceptos de ecosistema y de «intercambio trófico interespe-
1•
1' sobre esta cuestión son de Roy Rappaport (1963) y Andrew Vayda cífico».
,1•
(1968).
Como dijimos anteriormente, el estudio de la energética de
La matanza ritual de cerdos es especialmente importante para
las sociedades humanas fue adquiriendo mayor importancia en
algunas comunidades aisladas de las tierras altas de Nueva Gui-
la ecología antropológica. Ejemplo de ello es la obra de Richard
nea. Parece ser que una vez por generación (cada 12 o 14 años
B. Lee sobre los Kung San del Kalahari (especialmente impor-
aproximadamente), las tribus Tsembaga que Rappaport estudió
tante es su texto titulado The Kung San. Men, Women and Work
celebraban una «comilona»/fiesta comiendo cerdo, reducien- in a Foraging Society).
do así la que fuera una abundante población de cerdos hasta dejar
La antropología ecológica, en términos generales, ha ido ra-
sólo un rebaño de talla mínima compuesto sólo por los cochini-
dicalizando su aseveración de que la orientación de la ecología
llos. Este festín a base de cerdo sería un sacrificio para los ante-
cultural primeriza y otros trabajos socioambientales o ecológicos
pasados: «cerdos para los antepasados». La fiesta de matanza ri-
en las ciencias humanas no estaban suficientemente sujetos a la
tual, conocida como «kaiko», dura casi un año y significa un
disciplina, las técnicas y la metodología de la propia ecología.
sacrificio masivo de cerdos. Durante las fiestas, se distribuye y
regala cerdo a los aliados. Estas fiestas se asocian con las luchas
Los trabajos ecológicos en la antropología se han visto afectados
por la tierra contra los clanes opositores, que empiezan al final
por su orientación cultural restringida y por su aislamiento de
del kaiko. Los combates terminarán repentinamente, seguidos por
la ecología general... Ya es hora de explicitar ... el deseo de al-
una larga tregua ligada a la fuerza del rebaño de cerdos.
canzar una única ciencia de la ecología con leyes y principios
que se aplique al hombre como se aplican a otras especies ...
El ciclo de la matanza del cerdo, el combate y la larga tregua
una ciencia unificada de la ecología ... puede posibilitar
es, según Rappaport, un mecanismo ecológico para mantener el
generalizaciones de alcance mucho más amplio y de mayor
equilibrio entre la población humana, la del cerdo y los cultivos.
aplicabilidad que las que hasta ahora han formulado los

114
115

.........-

antropólogos. (A. Vayda & R. A. Rappaport en J. A. Clifton, En el caso de Lee, el concepto de «transformación» es la clave
1968, p. 492) para la ampliación de nuestra comprensión de las sociedades y
del comportamiento cultural. El «feedback» cibernético es sinó-
La afirmación precedente no obtendría la aprobación de toda la nimo de proceso «dialéctico» pues, en esta perspectiva, el cam-
antropología ecológica, aunque otra declaración de Andrew Vayda, bio es básico:
citada a continuación, posea posiblemente mayor consenso:
.
Nuestra comprensión ... queda reforzada cuando somos capa-
Una de las mejores maneras de entender cómo funciona un
sistema es verle transformarse en otro.
1:

'" ces de contemplar las prácticas culturales ... no como expre-
siones exóticas de valores culturales o intereses fundamental- ¿Qué objetivos perseguía Lee al estudiar los Kung San? El
mente inexplicables, sino como componentes sistémicos en las autor dice que la opinión más extendida en los campos de la an-
relaciones de los portadores de esa cultura con el medio ambiente tropología, la sociología y la economía (tanto la marxista como
del cual sacan la energía y los materiales de que dependen sus la no marxista) era la de que la vida que llevaban los grupos hu-
!'
vidas y su cultura. (A. Vayda & W. R. Birch, 1977, p. 8) manos que subsisten merced a la caza y recogida de productos
silvestres era, por lo general, muy dura y que, su existencia supo-
Si bien está claro que muchos antropólogos han adoptado las nía una lucha constante. Lee no oculta su escepticismo ante esta
técnicas, métodos y conceptos de la ecología para el análisis de la visión. Si este tipo de organización social y de «economía» es el
·,.1,, conducta cultural, algunas de las premisas teóricas y orientacio- que ha prevalecido durante milenios en el seno de la especie
nes fundamentales sobre las que basan sus trabajos difieren radi- Horno Sapiens hay que reconocer su indudable dimensión adap-
) calmente. tativa.
1: Como en el caso de la sociología ambiental, también se pue-
'1 den identificar asombrosas oposiciones teóricas en la antropolo- El hombre cultural ha vivido sobre la tierra desde hace aproxi-
'¡ gía ecológica. Por ejemplo, por un lado se ha consolidado un madamente 2 millones de afios; durante el 99% de este pe-
espacio claro, el materialismo algo ecléctico de Lee y Harris (en ríodo vivió en tanto que cazador y recolector. Es tan sólo a
11.¡¡
que se combinan la ecología cultural, el marxismo y la teoría de partir de los últimos diez mil afios que el hombre ha empeza-
sistemas para conseguir lo que el propio Harris denomina «ma- do a domesticar las plantas y los animales, y utilizar metales y
1
terialismo cultural»), en que el concepto de adaptación se amol- a explotar otras fuentes de energía que el cuerpo humano. (Lee
:! da a la explicación (entre otras cosas) del cambio o transforma- & deVore 1968, p. 3)
ción cultural y social. El materialismo cultural contrasta
fuertemente con la antropología ecológica funcional de Roy Lee también sefiala que gran parte de los primeros estudios
Rappaport (que combina la teoría funcionalista con la de los sis- daban una imagen falsa de los pueblos cazadores-recolectores. Lo
temas), que pone el énfasis en el estudio de cómo se mantiene el que él se propone es emplear nuevos instrumentos de análisis para
equilibrio -en este caso se considera la adaptación como parte comprobar si sus intuiciones acerca de cómo las investigaciones
del sistema de autoregulación funcional, esencial para cualquier antropológicas habían interpretado la existencia de estos pueblos
modelo cibernético de equilibrio-. eran o no «correctas». Ese nuevo instrumento lo deparó la ecolo-
Las obras de Lee y Rappaport, que se presentan en este capí- gía y, más concretamente, el análisis «input-output» energético
tulo, representan ejemplos daros de la polarización teórica a pe- del trabajo y del consumo. Su objetivo principal es la descrip-
sar de que comparten los mismos conceptos ecológicos. ción del modo como los bosquimanos Kung San consiguen (con

116 117
~

una tecnología sumamente rudimentaria) vivir relativamente bien poblaciones de organismos, tanto humanos como animales, exis-
en un medio ambiente tan severo, incluso hostil, como el desier- te un ciclo de consumo/dispendio energético y que este princi-
to Kalahari. pio general se puede emplear con éxito, en primer lugar, para
¿Por qué escoger a los bosquimanos? El austero marco en el analizar la energía que gastan los individuos de un pueblo primi-
" que viven les ha llevado al aislamiento no tan sólo en lo concer- tivo en buscar el modo de obtener sus alimentos y, en segundo
niente a la cultura colonial (principalmente la británica), sino lugar, para luego relacionarla con la que obtienen de la ingestión
también con respecto a los poblados indígenas vecinos. Podemos de los mismos.
tener así una idea de cómo nuestros antepasados. cazadores y re- Con respecto a la energía, existen características fundamenta-
colectores vivieron durante la era geológica del Pleistoceno. Lee les que diferencian a los humanos de otras especies de mamíferos
señala que muchos antropólogos se muestran escépticos a la hora (primates por ejemplo). Por lo general, estos últimos son «uni-
de extrapolar o de interpretar las condiciones sociales y cultura- dades autosuficientes en cuanto a la subsistencia», mientras que,
les de la sociedad humana hacia el pasado. No obstante, está en el caso de los primeros, muchos individuos dedican tiempo y
convencido de que los principios ecológicos que sirven de base energía a conseguir comida destinada al consumo ajeno. La
al comportamiento de los pueblos recolectores, cualesquiera que autosuficiencia humana se delimita normalmente al grupo social.
sean sus manifestaciones, deben poder decirnos algo (en térmi- Éste puede variar desde la «familia», en el extremo inferior de la
nos generales) con respecto a las comunidades de cazadores y escala, hasta las vastas economías de EE UU o de la UE en el ex-
recolectores, tanto pretéritos como actuales. Dos son los enfoques, tremo superior. Lo que Lee buscó fue una sociedad en la que el
que según Lee, tratan de abordar esta cuestión en sus términos complejo sistema de la división del trabajo y de las relaciones de
más generales: intercambio de energía fuesen inexistentes, una sociedad con un
tipo de economía que se pareciese lo más posible a la que puede
El primero, llamado enfoque <<uniformitario», es un método haber existido durante el Pleistoceno:
destinado a tratar datos ecológicos cuantitativos de un modo
más riguroso en vista de determinar qué aspectos del compor- En términos de «input-output», una economía presenta una
tamiento de los recolectores son centrales y están estrechamente forma elemental cuando la relación entre la producción y el
relacionados con la estructura y qué aspectos de su compor- consumo de alimentos es inmediata en el espacio y en el tiem-
tamiento son eventuales, variables e independientes de la es- po. Tal economía poseería las siguientes características: mí-
tructura. La segunda línea de investigación ... en enfoque «mar- nim.a acumulación de excedentes: producción mínima de
xista» reconoce ante todo que todas !as poblaciones de las que bienes de equipo; una ausencia de animales tanto domés-
nos ocupamos son humanas y están compuestas por actores ticos como los empleados en la actividad agrícola; una activi-
que hacen elecciones, conscientes e inconscientes, basadas en dad permanente durante todo el año en vista de conseguir co-
su percepción de la realidad externa y en el conjunto de mida, por parte de toda persona físicamente capacitada; la
reglas o ideologías que les ofrece la cultura. (R. B. Lee, 1979, autosuficiencia en productos alimenticios y la reciprocidad
p. 3) generalizada con los grupos de vecinos. Si bien ninguna so-
ciedad contemporánea presenta todas estas características, los
La metodología que emplea Lee se inspira básicamente en los bosquimanos Kung San de la región de Dobe en Botswana
modelos de transacción «input-output» y en la energética ecoló- constituyen una buena aproximación al modelo. (A. Vayda,
gica. ¿Cómo justifica este modo de enfocar la cuestión? Lee, a 1967, p. 23)
pesar de su antirreduccionismo (biológico), parte de que, en las

118
119
,....

Lee expone el marco etnográfico, la dinámica de población y


el contexto ecológico en que viven los Kung. Antes de empren- los miembros de la comunidad se dedican a esta actividad. En el
der un análisis del trabajo y del consumo de dicho pueblo, en caso de los Kung San, el índice de «S» oscila entre O, 11 y 0,31, y
términos de energía, Lee analiza la estrategia de recogida de ali- traducido a otros términos, esto significa que la semana laboral
mentos que utilizan e indica que puede ser resumida en una sim- varía de 1,2 días de trabajo a 3,2 días de trabajo por adulto, lo
ple constatación: cual no está nada mal teniendo en cuenta que la norma para una
semana laboral en el mundo industrializado es de 5 a 5,5 días.
11 Los miembros de un campamento prefieren recoger y comer (Sin embargo, en países con una población vieja o con un alto
'"
los alimentos apetecibles que se encuentran a menor distancia porcentaje de paro, la mitad de la población no tiene trabajo
de un charco de agua (R. B. Lee, 1978, pp. 59-60) remunerado, reduciendo así la media de días trabajados). En todo
caso, se puede decir que los bosquimanos tienen mucho tiempo
La minimización de la distancia viene relacionada con dos fac- para dedicarse a otras actividades, tales como descansar o despla-
tores: la variación estacional de la distribución del aprovisiona- zarse hasta campamentos vecinos.
i'~ '
11
miento de agua y la abundancia/escasez de su fuente principal de Lee también examina el «input-output» en términos de nive-
alimentación en torno al campamento. Obviamente, cuanto más les caloríficos. No vale la pena detallar aquí el sistema que sigue
esparcido se halla éste, mayores serán los desplazamientos nece- para efectuar sus cálculos, pero las conclusiones resultan bastan-
1' sarios para conseguir el alimento. Una vez hechas estas observa- te claras: la cantidad per cápita se estimó en 2.140 calorías con
··~·
,1·
ciones sobre estrategia de búsqueda y recogida de alimento se entra una necesidad diaria de 2.000 (las necesidades de los bosquima-

1'
en el análisis del «input-output». En primer lugar, Lee considera nos, comparadas con las de otras comunidades humanas, son
el esfuerzo realizado para subsistir: inferiores debido a la fisiología de éstos). Según parece habría un
exceso de energía. Lee concluye que:
1:
'i' El trabajo «input», o esfuerzo de subsistencia, es la suma del
11
trabajo diario realizado por miembros de un grupo, a lo largo El enfoque «input-output» de la subsistencia ha demostrado
de un período de tiempo especificado ... La unidad de consu- que los bosquimanos Kung de la región Dobe pueden obte-
)1
mo se obtiene al sumar el número total de individuos depen- ner lo necesario a partir solamente de un gasto modesto de su
dientes que residen en un campamento durante un período tiempo y esfuerzo. Debemos dejar de lado la falsa creencia de
determinado. Es útil la siguiente fórmula para medir «S», que su vida constituye una lucha constante, lucha que deben
1
el índice del esfuerzo de subsistencia: S= T /C en la que T =el librar ante la adversidad y que finaliza con la muerte tempra-
'" na. Tal y como Sahlins ha señalado en un reciente análisis,
número de días trabajo/persona y en la que C=el número de
días de consumo/persona. (lbíd., p. 2) nuestras ideas estaban condicionadas por la experiencia tradi-
cional de la economía de escasez. Hemos tenido tendencia a
La situación típica de, por ejemplo, un grupo de mandriles, equiparar la pobreza con la ausencia de riqueza material.
en el que cada miembro de la tribu consigue y consume su pro- Sahlins sugiere la interpretación alternativa según la cual la
pia comida arroja como resultado S= l. La condición humana, a actividad cazadora-recolectora revierte directamente en la sa-
este respecto, es radicalmente diferente, ya que, al haber días de lud corporal y la supervivencia, y que se puede lograr este fin
ocio y días de trabajo, el esfuerzo de subsistencia nunca equivale modesto incluso disponiendb de medios técnicos rudimenta-
a la unidad. Compartir alimentos es una pauta básica en todas rios. El resultado es que los cazadores disfrutarían en realidad
las sociedades humanas y, en cualquier momento dado, no todos de más tiempo de ocio que los individuos dedicados a otras
actividades de subsistencia. En el caso de los bosquimanos, la

120
121
..........-

obtención de comida es la principal actividad productiva, En el estudio de Rappaport se afirma, en repetidas ocasiones,
la mayor parte de su tiempo ( de cuatro a cinco días senr<ma•l lJIIe los ciclos rituales regulan las relaciones ecológicas de los
les) la dedican a otras actividades. (Ibíd., p. 74) 'l'sembaga. Para poder demostrarlo tiene que explicar, ante todo,
~:t\mo se sitúan los Tsembaga dentro del sistema biótico al que
Roy Rappaport, que emprendió sus trabajos de investigación pertenecen. Describe entonces, muy detalladamente el sistema
en el campo de la antropología ecológica empírica pocos años an· 11grícola de la comunidad cuyos alimentos básicos incluyen dis-
tes que Richard Lee, utili,za, a diferencia de este último, el análi- tintos tipos de raíces: tari, boniatos, ñames, mandioca, etc. Rap-
,.m sis funcional en lugar de la teoría marxista, en combinación con
,,, Jlaport realiza un meticuloso análisis de los jardines Tsembaga en
,,
los métodos ecológicos ya descritos. El objetivo de Rappaport, términos de calorías. Las relaciones energéticas parecen buenas,
en este estudio, era demostrar cómo el ritual regula las relaciones especialmente comparándolas con otras agriculturas. También
de los Tsembaga Maring en Nueva Guinea con un entorno bió- estudió el consumo y encontró que el contenido calórico de
tico y físico muy especial y, también, con su «entorno humano» los alimentos ingeridos era de alrededor de 2.600 calorías para los
.¡•: que se compone de otras tribus. El ritual, en tanto regulación, varones y de 2.200 calorías para las hembras. El 99% de los ali-
,,
tiene como resultado (ecológica y culturalmente hablando) un mentos (en peso) era vegetal suponiendo una estructura estable
,,., equilibrio que evita la sobreexplotación de los recursos bioló-
,,, de la población. Rappaport pudo así calcular que la tierra podía
1
gicos cruciales y los períodos prolongados de conflicto entre mantener a 400 individuos, siempre que se controlara la pobla-
las tribus: ción de cerdos -y esto es precisamente lo que ocurre durante la
matanza ritual del cerdo.
,, Esta regulación contribuye a que perduren las comunidades ¿Cuál es, entonces, el papel de los cerdos y de la carne de cerdo
,1'
bióticas en sus territorios, redistribuye la tierra entre la gente en la vida de los Tsembaga? Un número reducido de estos ani-
¡: y a la gente por las tierras, y limita la frecuencia de las luchas ... males es útil para mantener limpias las zonas residenciales y
'·1'
'¡ También proporciona un mecanismo para la redistribución de también controlan el crecimiento de los huertos y los jardines
,, cerdos, en forma de carne de cerdo, a través de una amplia abandonados. Se castra a los machos a los tres meses, aproxima-
población regional, a la vez que asegura una provisión de car- damente, y la reproducción tiene lugar tras el acoplamiento
ne de cerdo dentro de la población local cuando sus miem- (coupling) de cerdas domésticas con cerdos salvajes, por consi-
bros están más necesitados de proteínas de alta calidad. (R. guiente manteniendo un crecimiento bajo de la población por-
A. Rappaport, p. 181) cina doméstica. A medida que va creciendo la población de
cerdos, estos requieren más y más trabajo para asegurarse que no
El autor estudia los Tsembaga dentro de su ecosistema, como dañen o invadan los huertos y parcelas cultivados. Y la tensión
formando parte de él. Las ventajas de hacer esto son claras: se- empieza a crecer dentro de la comunidad cuando el número de
gún Rappaport es posible aislar y cuantificar las distintas cerdos crece en exceso (después de 10 a 14 años). Entonces
transacciones ecológicas y, sobre todo, estudiar el flujo energéti- sobreviene la matanza ritual. Ésta se relaciona, pues, con el au-
co (utilizando el análisis «input-output») entre los distintos ni- mento de la presión ambiental sobre la tierra.
veles tróficos. No obstante, los Tsembaga no están totalmente ais- El ritual conocido por el nombre de «Kaiko» dura casi un año,
lados, por consiguiente, Rappaport introduce otro nivel de y se corona al final con una matanza masiva de cerdos. Durante
análisis: el sistema regional (la interacción de la población local los días festivos, se distribuye la carne entre los aliados. Todo esto
con un entorno más amplio, incluyendo aquí el intercambio de está asociado a la lucha por la tierra entre clanes contrarios que
mercaderías). empieza al final del «kaiko». El combate finalizará bruscamente,

122 123
seguido de una larga tregua asociada al contingente de militancia ecologista y los motivos subyacentes a su actividad po-
sacrificados. lltica. Otros estudios se centraban en el análisis de las actitudes.
El rito es sumamente complicado y Rappaport lo describe medioambientales. Este período formativo de la sociología am-
muy detalladamente, pero sus conclusiones son en realidad, muy biental, que analiza la evolución de las políticas ambientales,
simples y claras: aunque el ciclo ritual parezca ser, a primera vis- . puede ser caracterizado como muy descriptivo y ateórico en su
ta, una relación con los «espíritus» de los antepasados (de ahí el orientación. Pero tal como afirman dos de los actores más im-
título del libro), de hecho es un mecanismo para controlar el cre- portantes en la primera sociología ambiental, Riley Dunlap and
cimiento de la población de cerdos y la ingestión de proteínas. William Catton:
También implica, en parte, un proceso de gestión de la tierra
cultivable, la redistribución de excedentes y la limitación de la Hacia mediados de los setenta, el estudio de los problemas
frecuencia de la agresión armada. En definitiva, representa un medioambientales había empezado a sensibilizar a algunos so-
mecanismo de control y equilibrio medioambiental. ciólogos sobre la realidad de los problemas ambientales y eco-
Ya se ha señalado cómo la sociología ambiental se desarrolló lógicos. Ello parecía exigir una nueva valoración de las pre-
como nueva área de especialización en torno a 1970 y, desde en- misas sociológicas dominantes, que partían de la supuesta
tonces, se ha convertido en una parte reconocida de la sociolo- irrelevancia del entorno a la hora de entender el comporta-
gía. También se ha apuntado, al principio de esta sección,. cómo miento social. (R. Dunlap & W. Catton, 1985, p. 250)
la sociología, desde los años treinta hasta finales de los sesenta,
evitó sistemáticamente toda discusión seria sobre la interacción La nueva subdisciplina de la sociología, que surgió posterior-
entre medio ambiente y sociedad quedando así libre del «pecado mente como resultado de este proceso, ha sido definida por los
materialista» en su expresión ambientalista. Incluso la sociología mismo autores de la forma siguiente:
de la Escuela de Chicago, con su pretendido interés por la rela-
ción entre medio ambiente y comunidades humanas redujo, de El estudio de las interacciones entre el medio ambiente y la
hecho, el. concepto de medio ambiente al aspecto meramente es- sociedad constituye el núcleo central de la sociología ambien-
pacial (solamente una de las variables de los muchos componen- tal. Estas interacciones son complejas y variadas, y en conse-
tes que integran el entorno físico). cuencia los sociólogos ambientales investigan una gama de
El movimiento ecologista, que apareció a finales de los sesen- fenómenos muy diversos ... Se basa en el concepto de «Com-
ta, fue analizado por aquella sociología que más tarde se iba a plejo ecológico». (lbíd., p. 252)
denominar a sí misma sociología ambiental. Hubo intentos (que
repasaremos en mayor profundidad más adelante) de analizar los Se pueden definir diversas áreas de investigación en sociolo-
orígenes de los movimientos ecologistas o ambientalistas: algu- gía ambiental no ligadas al estudio de los movimientos ecologis-
nos argumentaron que había lazos con los movimientos «conser- tas. Una de estas áreas ha reclamado la colaboración de arquitec-
vacionistas» anteriores, mientras que otros, especialmente Schnai- tos, urbanistas, geógrafos y psicólogos, y se ha centrado en el
berg (1980), se apresuraban a mostrar los vínculos entre el nuevo estudio del entorno «construido» por los seres humanos. En
movimiento ecologista/ambientalista y el radicalismo político muchos de estos estudios se dedicaba gran atención al examen del
(movimientos a favor de los derechos civiles y movimientos por impacto psicológico y social del entorno edificado y cómo se
la paz y antiguerra) de los Estados Unidos. construyen mapas «mentales» de la ciudad. Una orientación más
Buena parte de los estudios socioambi'entales se interesaban, sociológica (por oposición a una más psicológica) está ejemplifi-
especialmente, por establecer el estatus socioeconómico de la cada por aquellos científicos sociales que querrían estudiar las

124 125
,..
respuestas de la industria, las administraciones ~uucruamen
producción ambiental y la producción económico-social y se des-
y las burocracias ante la crisis ecológica y en el contexto de una
~·ubren los vínculos entre ambas. En este contexto, Schnaiberg des-
creciente sensibilización ciudadana en relación con la prolifera·
cióri de riesgos ambientales. lTihe los problemas medioambientales de la producción econó-
mica. Éste es, de hecho, el verdadero punto de partida de su
Otra importante área de investigación de la sociología acadé-
trabajo. El segundo tema es el análisis de los orígenes de la «des-
mica de mediados de los setenta se convirtió en lo que se conoce
organización de los ecosistemas». El tercer y último problema que
como «estudios de impacto», es decir, el análisis de los probables
,.m
se plantea es la respuesta social ante el.cambio ambiental.
,., efectos socioeconómicos y medioambientales de los programas in- .
Según Schnaiberg, lo que la sociedad produce en bienes se
" dustriales, infraestructurales y gubernamentales, tales como la
orienta hoy en día hacia el uso de producción de excedente para
construcción de autopistas, la minería a cielo abierto, los verte-
crear un «capital de energía intensiva» que permitirá un mayor
deros de residuos domésticos y de residuos industriales.
aumento de la producción. El modelo de crecimiento que se pone
La energía y la escasez de recursos, en el contexto de la así
en marcha crea presiones y exigencias en el entorno biológico y
Ilamada «crisis energética», dieron pie a un buen número de es-
físico (que es la fuente de la base material de la producción de la
tudios sobre la energía y su eficacia, así como sobre sus ramifi-
sociedad) y conduce a lo que el autor denomina «desorganización
caciones sociales, politicas y económicas. La dimensión interna-
de ·los ecosistemas». De aquí los «riesgos sociales» implicados en
cional y la globalización de la problemática energética, que emerge
la desorganización del ecosistema y que se clasifican en dos cate-
sobre todo a partir de la «crisis del petróleo» de 1973, incide
gorías principales: amenazas biológicas directas (carcinógenos y
notablemente sobre el desarroilo de la sociología ambiental. La
toxinas ambientales, ruptura de los eslabones alimentarios y cam-
crítica de los modelos e ideologías desarroilistas es una de las
bio climático) y «amenazas de la producción sociocultural» (que
aportaciones más importantes que también sitúa y refuerza el con-
podría consistir en el desempleo, reducción de ingresos, rentabi-
cepto de «incertidumbre» como variable sociológica en el marco
lidad disminuida y disponibilidad disminuida de los servicios
de las relaciones internacionales. La sociología ambiental comienza
públicos). Estas amenazas, según el autor, probablemente erosio-
a plantear las implicaciones de las desigualdades Norte-Sur en el
narían la base material sobre la cual se mantienen las sociedades,
orden o desorden internacional. Surge de estas reflexiones, con-
con el consiguiente resultado de, tal vez, desastrosos tipos de cam-
juntamente con la disciplina de Relaciones Internacionales, el
bios sociopolíticos. Schnaiberg se pregunta por qué el proceso
concepto de «seguridad ecológica» que se ha consolidado como
productivo ha seguido este curso y responde:
importante área de investigación durante los veinte últimos años.
El libro de Schnaiberg Environment from Surplus to Scarcity
La producción industrial ha cambiado debido A) al crecimiento
(A. Schnaiberg, 1980) representa un esfuerzo importante de teo-
de la población, B) a los imperativos tecnológicos, C) a los de-
rización sociológica (de las pocas existentes) sobre la problemáti-
seos de consumidores cada vez más desproporcionados y D) a
ca energética y de escasez. U na exposición madura del análisis
los rasgos inherentes a la organización de los productores, espe-
marxista (o neomarxista) de la «dialéctica sociedad-medio ambien-
cialmente de los productores capitalistas. (Schnaiberg, p. 43)
te» es una de las aportaciones más originales de la sociol.,gía
ambiental antes de la irrupción de las obras de Beck y Giddens
que marcan la sociología ambiental teórica actual. Aunque considere que el crecimiento demográfico es un ele-
mento importante que contribuye a la desorganización de los eco-
Esencialmente, el libro citado tiene tres partes. En primer
lugar, se plantea la cuestión de la relación recip.roca entre la so- sistemas, el autor no adopta una postura maltusiana radical. Su
posición, según él mismo dice, es la de un «moderado poblacio-
ciedad y el medio ambiente. Se comparan y se contrastan la
nismo».

126
127
~

El control de la población no es sino un elemento más que ecologistas y los movimientos por la igualdad social pueden
debe tenerse en cuenta para evitar la desorganización de los servir para reducirlo a pedazos. (lbíd., p. 440)
ecosistemas. (lbíd., p. 61)
En consonancia con el análisis de Schnaiberg, donde se in-
Si Schnaiberg se muestra cauteloso sobre el papel que juega la troducen variables ambientales para elaborar una renovada
población en el incremento de los problemas ambientales, no de- economía política marxista, podemos situar a André G~rz
muestra tener las mismas reservas con respecto al papel que jue- (1975, 1980, 1990). Su planteamiento inicial (1975) giraba
,.lf,,
,, ga la tecnología moderna. Intenta demostrar que la «tecnología alrededor de la posible capacidad del sistema capitalista de
industrial de punta» acarrea un alto riesgo ambiental a causa de superar los problemas ambientales creados por el propio sis-
su carácter intensivo y esto es lo que parece yacer en el fondo tema. La crisis de acumulación capitalista, según Gorz está
,,li de la cuestión de la desorganización de los ecosistemas. reforzada por la «crisis ecológica». La gran contradicción del
·" La última sección del libro examina la reacción social ante el capitalismo es que los costes ambientales crecen más rápida-
:11,
,,, cambio ambiental. Una de las contribuciones más significativas mente que los recursos económicos disponibles para paliar los
de este libro es el modo en que analiza las presiones políticas que problemas ecológicos creados por la actividad económica y por
,,,·" determinan la naturaleza de la investigación del impacto de hi pro- demandas de consumo aceleradas. Argumenta este autor que
ducción sobre el medio ambiente. En los EE UU, la investigación para la superación de la crisis ecológica no es suficiente la
o evaluación del impacto está inevitablemente orientada hacia la transformación de la organización económica sino que es im-
producción y no hacia el impacto. No obstante, Schnaiberg ob- prescindible resituar y redefinir los conceptos culturales do-
serva que el movimiento ecologista creció a partir de la concien- minantes de riqueza, crecimiento económico, consumo y tra-
cia de las secuelas ambientales, a pesar de los esfuerzos lleva- bajo.
do a cabo para ocultar información (casos como «Love Canal») La originalidad de la aportación de Gorz reside en su insis-
y para contener la investigación sobre el deterioro. El autor tencia en la necesidad de redefinir la relación entre ingresos, tra-
deja bien claro que el único camino a seguir es el de formar bajo y consumo. Propone como instrumento político la reduc-
una coalición entre sindicatos y ecologistas, que logre una ción del tiempo individual de trabajo de los «sobreempleados»
redistribución equitativa del excedente, mientras que la pro- para redistribuir el trabajo a favor de los subempleados o parados y,
ducción en sí se adapta más a los condicionamientos ecológi- todo ello, en el contexto de nuevas pautas de consumo. Una ver-
cos. En relación con los sistemas de producción ambiental- sión diluida de esta propuesta forma parte de las políticas de
mente aceptables, la «tecnología alternativa» jugaría un papel empleo del gobierno de izquierdas de Jospin en Francia.
central.
James O'Connor (conocido sobre todo por su obra The Fiscal
Schnaiberg aboga por el cambio, quedando patente su com- Crisis of the State, 1973) en los Estados Unidos, y especialmente
promiso en este sentido pero, a pesar de una aparente prudencia a través de la revista californiana Capitalism, Nature Socialism: a
su optimismo utópico frente a la «ruptura del sistema», se ha visto journal of Socialist Ecology (la revista homóloga en España, diri-
claramente frustrado:
gida por Joan Martínez Alier es Ecología Política), es otro expo-
nente de esta nueva economía política neomarxista con tintes
La rutina del capitalismo político no se construyó en una sola ecológicos -no trataremos aquí esta área de análisis en alza por-
noche, como tampoco desaparecerá a corto plazo. Los esfuer- que su enfoque es básicamente economicista sin «imaginación
zos mantenidos para despertar las conciencias, el afrontar el sociológica» (utilizando las palabras de otro marxista norteame-
conflicto político y el desarrollo de una coordinación entre ricano, C. Wright Milis)-.

128
129
........--

A pesar de la incidencia de las obras citadas arriba, son los con- VIII. LA GLOBALIZACIÓN
ceptos de riesgo e incertidumbre y la construcción social del Y LA SOCIEDAD DEL RIESGO
medio ambiente los que han centrado la atención de la sociolo-
gía ambiental durante las décadas de los ochenta y los noven-
ta y, de hecho, los esfuerzos de teorización sociológica (especial-
mente de Ulrich Beck y Anthony Giddens) sobre estas cuestiones
han dado un nuevo impulso y mayor credibilidad académica a la
,IJ,, sociología ambiental.
,,

·11.
'"
,,
11'

,,,·''
,,
El libro de Ulrich Beck, Risikogesellschaft: Auf dem Weg in eine
~~
li'·
andere Moderne, publicado en Alemania en 1986 y traducido al
,,,,, inglés en 1991 (al español en 1998), representó una inflexión para
,.,
'11 la sociología ambiental y propició una serie de réplicas y elabo-
1' raciones teóricas sobre el riesgo, el medio ambiente y la moder-
"¡, nidad. Las respuestas más notables y de mayor interés fueron una
serie de libros y artículos del director de la London School of
Economics, Anthony Giddens (1990, 1991, 1993), dando lugar
a un libro en coautoría titulado Rejlexive Modernization: Politics,
Tradition and Aesthetics in the Modern Social Order (U. Beck, A.
Giddens & S. Lash, 1994). A partir de la publicación de La so-
ciedad del riesgo nos encontramos con una auténtica avalancha de
escritos, congresos y simposios sobre el riesgo, la incertidumbre
y la condición humana en la nueva modernidad -con esto no
queremos atribuir toda la culpa a Beck (solamente un pequeño
fragmento)- cambios cuantificables en el deterioro del medio
ambiente que, sumados a la globalización de la crisis ecológica,
impactaron sobre la percepción pública de los riesgos ambienta-
les y tecnológicos y también sobre los discursos y debates socio-
lógicos.
En La sociedad del riesgo, Beck desarrolla básicamente tres gran-
des temas:

130 131
• En primer lugar, describe las características e implicacio- La contaminación del aire en particular era un fenómeno lo-
nes que tienen los nuevos riesgos y peligros generados por calizado que afectaba, bajo su forma más aguda, casi exclusi-
los procesos de modernización e industrialización, proce- vamente las zonas industriales de clase obrera, debido a la
sos que nos llevan a superar la sociedad industrial clásica y proximidad de las fábricas a estos barrios. Resumiendo, dada
que nos conducen hacia la «sociedad del riesgo». la distribución geográfica de la contaminación, ésta afectaba
• Analiza después los efectos de una sociedad repleta de una sobretodo a la base de la jerarquía social, y se convertía así en
nueva gama de riesgos que provocan una extendida sensa- una manifestación más de la desigualdad social de la indus-
ción de inseguridad e incertidumbre que se manifiesta en trialización. (L. Lemkow, 1983, p. 112)
la «modernización reflexiva». Este proceso implica, entre
otras cosas, la individualización en muchas esferas de la vida Haciendo alusión a que «la miseria es jerárquica» Beck afirma
cotidiana incluyendo la vida familiar y el trabajo que a su que:
vez originan crisis de identidad personal. ·
• Finalmente, estudia el rol ambiguo de la ciencia y su inci- La agudización de los contrastes de cl,Se mediante la concen-
dencia en la conformación de nuevos espacios y estrategias tración de riesgos en los pobres y débiles estuvo en vigor du-
políticos. rante mucho tiempo ... Son en especial las zonas residenciales
baratas para grupos de población con ingresos bajos que se
Beck contrasta la naturaleza de los riesgos ambientales produ- encuentran cerca de los centros de producción industrial las
cidos en la sociedad industrial y en la sociedad del riesgo. Las que están dañadas permanentemente por las diversas sustan-
diferencias en la forma y contenido de los riesgos tendrán im- cias nocivas que hay en el aire, el agua y el suelo. (U. Beck,
portantes implicaciones sociológicas y, sobre todo, en el área de 1998, p. 41)
la percepción ambiental y respuestas sociales ante la proliferación
de estos nuevos riesgos ambientales. La degradación ambiental de la primera industrialización no
Según Beck los riesgos de la sociedad industrial tenían un al- era nada democrática, quedando algunas clases sociales (la bur-
cance local y un impacto muy directo sobre determinados secto- guesía, por ejemplo) prácticamente indemnes de sus consecuen-
res de la población -una población ubicada cerca de las fuentes cias. Efectivamente, la contaminación no implicaba o abarcaba
de contaminación industrial. El «smog» o niebla industrial po- toda la sociedad -una sociedad que Beck define como «socie-
día tener una incidencia brutal pero, en todo caso, normalmente dad industrial clásica» y que contrasta radicalmente con la «so-
limitado a la población obrera de las nuevas ciudades industria- ciedad del riesgo». Nuevos contaminantes, como los pesticidas sin-
les. La distribución espacial de los contaminantes estaba estre- téticos (DDT), compuestos orgánicos de los metales pesados
chamente relacionada con la morfología geográfica/social de las (mercurio, plomo, cadmio, etc.), y radiaciones ionizantes se dis-
ciudades y, en consecuencia, con la distribución de las desigual- tribuyen y se acumulan de forma más global, afectando a la
dades. Parece que había una relación directa entre circunstan- inmensa mayoría de clases y estamentos sociales (esto no quiere
cias socioeconómicas y condiciones ambientales de la sociedad decir que afecta a todos por igual.) En la sociedad de riesgo, se
industrial. La epidemiología del riesgo en la sociedad indus- democratiza la distribución de riesgo (al menos en los países más
trial tenía como variable central la clase social debido a la clara desarrollados). Los riesgos poseen nuevos patrones de distribu-
as?ciación entre distribución de riesgos y posición socioeconó- ción y, además, los nuevos contaminantes no son observables a
mrca. simple vista y necesitan la intervención de técnicas analíticas muy
avanzadas para su detección y medición.

132 133
Llama la atención que en aquel tiempo, a diferencia de hoy, los riesgos», Beck argumenta que, en la sociedad industrial clási-
los peligros atacaban a la nariz o a los ojos, es decir, eran per- ca, la producción de problemas ambientales fue ampliamente
ceptibles mediante los sentidos ... los riesgos (de hoy) causan compensada por las expectativas y, en algunos casos la realidad,
daños sistemáticos y a menudo irreversibles, suelen permane- de poder consumir más bienes.
cer invisibles, se basan en interpretaciones causales, por lo que Uno de los elementos definitorios de la sociedad de riesgo es
sólo se establecen en el saber .... Y en el saber pueden ser trans- la atribución de riesgos que se definen a través de conocimientos
formados, ampliados o reducidos, dramatizados o minimiza- científicos. Al mismo tiempo hay que señalar que, si bien los ries-
dos, por lo que están abiertos en una medida especial a los gos se definen a base de conocimientos científicos y no a través
procesos sociales de definición. (U. Beck, ibíd., p. 28) de la simple observación del ciudadano, es muy difícil calcular la
incidencia de los nuevos riesgos que, además, son imprevisibles.
Estos cambios cualitativos en la degradación ambiental tenían A pesar de la sofisticación de la ciencia moderna, existe, en la
interpretaciones y consecuencias sociales:
sociedad de riesgo, una gran incertidumbre. En este mundo
inseguro, la proliferación de riesgos ambientales repartidos am-
Los nuevos contaminantes -eran invisibles e inodoros- que- pliamente no está compensada por la capacidad adquisitiva del
daban lejos de los densos malolientes y amarillos «smogs» que ciudadano de la nueva modernidad.
producían tos, de las ciudades industriales que quemaban car- De manera dispersa, pero también constante, en el libro La
bón ... Eran más insidiosos que sus predecesores y tal vez más sociedad del riesgo se encuentran referencias al papel de la ciencia
destructivos y peligrosos. Aún más, debido a su tendencia a y la tecnología en la modernidad. La ciencia no solamente marca
acumularse y a esparcirse por un ecosistema y a ascender por nuestras percepciones del medio ambiente sino que, de forma no
la cadena alimentaria, podían afectar grupos que antes habían intencionada, moviliza sectores de la sociedad contra los nuevos
resultado relativamente indemnes de los peores efectos medio- riesgos. La ciencia tiene un protagonismo lleno de contradiccio-
ambientales de la industrialización. Estos nuevos grupos, es- nes y de ambivalencias en la sociedad industrial pero, de forma
pecialmente la clase media, empezaron a sentirse vulnerables mucho más evidente, en la sociedad del riesgo.
frente a los cambios cualitativos que se estaban produciendo La obra trata primero, a las ciencias y tecnologías aplicadas,
en el medio ambiente. (L. Lemkow, 1984, p. 56) como a una de las causas principales de los nuevos riesgos. La situa-
ción paradójica de la ciencia como instrumento para desvelar la
Los nuevos riesgos tienen entonces implicaciones sociales. naturaleza y el akance de los nuevos riesgos de la modernidad es
También los riesgos están sujetos a una definición social matiza- el segundo gran tema que expone. No menos sorprendente (y éste
da por los conocimientos científicos. Estamos ante uno de los es el tercer punto de su reflexión sobre la ciencia) es el hecho de
casos más claros de construcción social de procesos de cambio que la ciencia y, especialmente la tecnología aplicada, pueden pro-
social: la construcción social del riesgo y del medio ambiente porcionar soluciones para superar problemas puntuales de la
-una faceta clave para definir la sociedad del riesgo. crisis ecológica, una actividad que puede, además, generar benefi-
Sin embargo, la característica básica de la sociedad del riesgo, cios para el capitalista moderno. Finalmente, analiza la percepción
para Beck, es la producción de riesgos ambientales a través de la ambigua que tienen los ciudadanos ante el papel contradictorio
lógica de la sobreproducción del capitalismo avanzado -existe de la ~iencia. En este marco, la ciencia y la tecnología constitu-
una fuerte tensión entre la producción de «bienes» de consumo y yen una manifestación de la modernización reflexiva -una cien-
la proliferación de «males» ambientales-. En el primer capítu- cia cuya práctica es cada vez más autocrítica, multiparadigmática
lo, titulado «La lógica del reparto de la riqueza y .del reparto de y menos segura de la validez de sus predicciones-.

134
135
,............-

Beck advierte sobre el poder de la opinión experta y la difi- transformaciones del «welfare state» y otras áreas afines. No son
cultad de definir la naturaleza exacta de los peligros y cuáles son exclusivamente los grupos tradicionalmente clasificados como
concretamente los límites o fronteras de los sistemas de riesgo: .. vulnerables» (los pobres, determinadas minorías étnicas, etc.) los
que están sometidos a la intranquilidad que supone nuevas y
Se trata en todo caso de peligros que precisan de los «Órganos cambiantes políticas sociales, económicas y laborales. Estos
perceptivos» de la ciencia (teorías, experimentos, instrumen- cambios tienen una incidencia, sobre las condiciones y cali-
•" tos de medición) para hacerse «visibles», interpretables, como dad de vida, en muchos casos cuantificable, pero también crea,
peligros. El paradigma de estos peligros son mutaciones g~né­
,,,~ ~ ticas causadas por la radioactividad, que imperceptibles para
un entorno que estimula una percepción de vulnerabilidad, in-
1~
seguridad y riesgo.
11 los afectados, dejan a éstos por completo (tal como muestra el Las transformaciones más conocidas y más estudiadas son los
~
11
accidente en el reactor de Harrisburg) a la merced del juicio,
de los errores, de las controversias de los expertos. . . Las afir-
cambios en el mundo del trabajo. Beck analiza los ejes principa-
les de los cambios en el mercado laboral en Europa occidental
li. maciones sobre los peligros nunca son reducibles a meras desde los años sesenta (resumiéndolos en siete «tesis»): la apari-
f"' afirmaciones sobre hechos. Contienen constitutivamente tan-
!ll ción y consolidación del paro masivo (especialmente en la juven-
11
to un componente teórico como un componente normativo. (U. tud) y estructural de larga duración, la perdida de trabajo a tiempo
Beck, 1998, p. 33) completo (y, en consecuencia, el auge de trabajo a tiempo par-
cial), el aumento del trabajo precario y temporal, la exigencia de
A la hora de hablar de riesgos, Beck no solamente alude a los mayor flexibilidad laboral, el declive del trabajo permanente con
riesgos medioambientales producto de la interacción entre el mo- trayectoria para toda la biografía Jaboral y la transformación de
delo económico capitalista y la ciencia/tecnología aplicada (con- las estructuras y relaciones de género en el trabajo han generado
taminación, capa de ozono, calentamiento atmosférico), sino a nuevas percepciones de pertenencia y de identidad individual.
nuevos riesgos «biográficos» o personales que también constitu- Uno de los resultados es el proceso de «individualización>> y la
yen una nueva dimensión de incertidumbre. Los imperativos eco- perdida de consciencia e identidad de clase. Estos hechos, de na-
nómicos dan lugar a efectos no deseados sobre el medio ambien- turaleza y origen sociopolítico, conducen a «victim blaming»
te, en forma de degradación ambiental que, además, representan donde se hace una lectura del parado, enfermo y marginado como
una amenaza para la supervivencia del sistema. Al mismo tiem- responsable de su situación personal.
po, el crecimiento económico acelerado y los cambios estructu-
rales en el mercado laboral amenazan el bienestar en las esferas La agudización y la individualización de las desigualdades
sociales e individuales. sociales se entrelazan. Como consecuencia, los problemas
En la sociedad de riesgo los marcos culturales y estructu- del sistema son transformados y desmontados políticamente
ras tales como clases sociales y conciencia de clase, estructuras como fracaso personal. En las formas destradicionalizadas de
· familiares, roles de género, etc., se deshacen ante cambios en el vida surge una nueva inmediatez de individuo y sociedad, la
Estado de Bienestar, sobre todo en la esfera económico-laboral. inmediatez de la crisis y de la enfermedad, en el sentido de
Estructuras tradicionales asimiladas colectivamente y psicológi- que las crisis sociales aparecen como crisis individuales. (lbíd.,
camente como inmutables y «normales» dejan de poseer seguri- p. 97)
dad y permanencia. Podemos· entender la sociedad del riesgo en
Europa (incluyendo España) en términos de las nuevas dimen- Los cambios en el mercado laboral ponen en entredicho el
siones de precariedad e incertidumbre introducidos por las valor del trabajo que, a su vez, ha alterado la estructura de clases

136 137
donde el trabajo ha dejado de tener una función central a la Los profundos cambios señalados por Beck, que conducen a
de definir la identidad individual y colectiva, desembocando 111 individualización, transtornan los patrones biográficos tradi~
el debilitamiento de las interconexiones sociales y económic. ~lonales sobre los que estaba basada la definición, aceptación y
IMtabilidad de la sociedad industrial. Este hecho es especialmente
Se ha consumado en la modernización del Estado de viNible en la conformación de nuevos roles y relaciones de géne-
tar tras la Segunda Guerra Mundial un impulso social de ru. Los cambios formales de género, en el marco educativo y
dividualización de un alcance y una dinámica desconocí lurldico, contrastan con las prácticas concretas en el mundo la-
con anterioridad ... los seres humanos fueron desprendidos hora!. Las expectativas de las mujeres, que ya logran unos ren-
una quiebra de la continuidad histórica) de las condic1Ul dirnientos en el sistema educativo que superan a los de los hom-
nes tradicionales y de las referencias de aprovisionamiento hrcs, no tienen una correspondencia a la hora de situarse las
la familia y remitidos a sí mismos y a su destino laboral · mujeres en el mercado laboral y en la jerarquía de toma de deci-
vidual con todos sus riesgos, oportunidades y contradu;\,;lU• li6n. La resistencia estructural de los hombres y de las organi-
nes ... conduce a la puesta en libertad del individuo 7.nciones regidas por ellos frente a esta nueva realidad se hace
de los lazos sociales de clase y de las situaciones sexuales patente y provoca tensiones nuevas en el seno del trabajo.
ho~bres y mujeres. (lbíd., p. 96) Si dichos cambios en los roles y expectativas de las mujeres
rn el lugar del trabajo son muy notables, las tensiones que supo-
Merece la pena aquí recuperar la figura de Georg Simmel, nen para las interacciones entre mujeres y hombres en el entorno
rico de la modernidad de finales del siglo XIX. Señala este fiuniliar pueden llegar a ser dramáticas, incluso explosivas. En la
la importancia de los procesos de individualización y fragmenta"( sociedad industrial clásica, la organización familiar-reproductiva
ción social que provoca la vida urbana moderna. En sus estaba basada en una marcadísima diferenciación y asignación de
originales escritos (G. Simmel, 1986) sobre las implicaciones roles de género que se plasmaba en una rígida división sexual del
la urbanización de la sociedad, por un lado, y sobre el trabajo y una separación de las esferas domésticas y del trabajo
del dinero y la expansión y globalización de las economías remunerado. La mujer, encargada de la esfera (privada) de la re-
otro, intenta explicar los procesos de individualización, fragmen· producción (en el hogar) y el hombre del mundo (público) de la
tación de la vida social y alienación, en función del aumento de producción (la fábrica, empresa, administración) era el modelo
tamaño, densidad y heterogeneidad (división social del trabajo) inmutable y con una representación ideológica no contestada. La
que se dan en la ciudad moderna. familia nuclear es la representación más clara de las «exigencias»
de la sociedad industrial.
Ofrece la ciudad cada vez más las condiciones decisivas de la La tensión que provoca un creciente «igualitarismo» (rendi-
división del trabajo: un círculo que en virtud de su tamaño es miento educativo, homologación formal jurídica) entre mujeres
capaz de absorber una pluralidad altamente variada de presta- y hombres, y el creciente ingreso de la mujer en el mundo pro-
ciones... obliga al individuo particular a una especialización ductivo, hace poco sostenible la familia nuclear con su poder
de la prestación ... Y esto conduce a la individualización. (G. patriarcal. El título del libro de Lluís Flaquer, La estrella men-
Simmel, 1986, p. 258) guante del padre (L. Flaquer, 1999) refleja una parte de los pro-
cesos de la evolución de la familia y, en especial, del patriarcado.
Según Simmel, frente a la pluralidad de prestaciones y a la di-
versidad de contactos impersonales mediatizados por el dinero, La posición de la mujer sale reforzada, su participación en la
la individualización produce urbanitas cada vez más alienados. toma de decisiones se incrementa y su poder de negociación

138 139
se acrecienta. Se abre la posibilidad de la divergencia de i información, salud y política se refiere. (U. Beck, 1998, p.
reses entre los cónyuges, quienes al plantear sus reivindicacio- 200)
nes tienen la vista puesta en su propia autorrealización. Como
contrapartida, es posible que el nivel de conflicto manifiesto Encontraremos, según Beck, una sociedad repleta de actores
y las tensiones en el interior de la familia se intensifiquen, ya que se contradicen unos a otros en el mismo escenario. Dicho
que las posiciones conyugales dejan de ser adscritas y por tanto escenario puede ser las instituciones de representación corporati-
están sujetas a un proceso de construcción y ajuste constan- va de las ciencias -los actores, científicos/ expertos: unos, alegan-
tes. (Ibíd., p. 31) · do el riesgo cero y, otros, insistiendo en riesgos no predecibles
de, por ejemplo, una nueva especie de microorganismo genética-
La erosión, incluso disolución, de los roles tradicionalmente mente modificado: el escenario familiar, con los actores madre-
adscritos a las mujeres y a los hombres y la profundización de la padre-hijo/a disputando y negociando la distribución del tra-
individualización provoca cada vez más reivindicaciones a favor bajo doméstico frente a las múltiples obligaciones fuera del
de relaciones abiertas (negociables constantemente) y sostenibles. <<hogar». La proliferación de tensiones y contradicciones en un
Superadas las adjudicaciones tradicionales de papel/rol de géne- amplio espectro de escenarios generando así un ambiente de in-
ro y el corsé ideológico que sostenía la familia nuclear, la incer- seguridad e incertidumbre fuerza la articulación de nuevas direc-
tidumbre de la vida familiar parece aumentar (reflejada en el ciones para la acción política.
aumento del divorcio, en el establecimiento y consolidación de Frente a los cambios dibujados arriba, Beck argumenta que
las «familias» monoparentales, etc.) en el contexto de un debili- se presentan tres opciones o respuestas políticas para confrontar
tamiento de la capacidad y voluntad ideológica de las adminis- la generación de riesgos, la destradicionalización de la socie-
traciones públicas de proporcionar prestaciones sociales y econó- dad y la individualización. Las tres grandes opciones son:
micas a estas nuevas formas de organización. La falta de soluciones
institucionales para estas situaciones, cada vez más frecuentes, • Retorno a la sociedad industrial
pueden potenciar los conflictos privados de relaciones entre • Democratización del desarrollo técnico y económico
mujeres y hombres. • Política diferencial
La importancia y relevancia de La sociedad del riesgo radica en
que sefiala que la nueva modernización está repleta, no solamen- De alguna forma, las tres orientaciones reflejan los tres gran-
te de riesgos ambientales, sino también de riesgos sociales que des ejes de la política en Alemania. El primero, el retorno a la
fomentan individuos e instituciones más autocríticas. La acumu- sociedad industrial, corresponde a la política del Partido Demo-
lación en sociedad de ambos tipos de riesgo genera la «moderni- cristiano. Las respuestas socialdemócratas quedan reflejadas en
zación reflexiva». Las nuevas percepciones del entorno y de los cómo confrontar los nuevos riegos desde una perspectiva institu-
riesgos sociales que estimulan la autocrítica y la reflexividad, poco cional-política. Finalmente, desde las corrientes ecologistas (mo-
a poco impulsarán nuevas exigencias y nuevas formas de acción vimientos) y del Partido Verde, la política diferencial implica la
política: articulación de instituciones políticas nuevas y nuevos mecanis-
mos de participación en la gestión de los riesgos.
Ahora se le exige al individuo que sea él quien domine la in- Las simpatías políticas de Beck son claras y apuesta por la re-
seguridad. Pero, a partir de los trastornos e inseguridades so- novación y la implantación de las alternativas participativas. El
ciales y culturales, más pronto o tarde, se originarán nuevas autor pregunta en la última frase de su libro:
exigencias a las instituciones sociales por lo que a formación,

140 141
#
¿Es posible que hoy ya se comiencen a aplicar y perfilar, rxplicar los procesos sociales. Si es cierto que la ciudad represen-
algunos campos, formas de esa nueva distribución del '" d espacio más alterado y cambiado por la humanidad, tam-
y del trabajo entre política y subpolítica, tras la alta hién tiene su importancia otro elemento de la modernidad (es-
de la vieja sociedad industrial, y paralelamente a los pecialmente en occidente): el hecho de que la inmensa mayoría
riesgos y peligros existentes? (U. Beck, 1998, p. 289) de espacios no urbanos son entornos «creados» y moldeados por
lots actividades económicas:
Anthony Giddens destaca como sociólogo teórico desde
publicación, en 1971, de su primer libro Capitalism and En las zonas industrializadas del mundo ... Los seres huma-
Social Theory (A. Giddens, 1971). Sus primeras obras están nos viven en un entorno creado ... no solamente el entorno
camente dedicadas a evaluar, interpretar y reflexionar sobre construido de las áreas urbanas sino la mayoría de otros pai-
contenidos metodológicos y teóricos de las obras de los tres sajes también han vuelto a ser coordinados y controlados por
des clásicos de la sociología: Marx, Durkheim y Weber. Giaaeill los humanos. (Giddens, 1982, p. 60)
ha dedicado varias obras a la problemática de la modernidad,
destradicionalización de la sociedad, la individualización y la Como muchos otros científicos sociales, Giddens insiste en
liferación de riesgos ambientales y sociales -todo lo ameno~ que la urbanización y los nuevos espacios (cada vez de mayor
vinculado a la cuestión de la acción-. Efectivamente, Giddens,': extensiÓn) ocupados por las ciudades, tienen mucho que ver con
en el marco de la teoría sociológica (pero no de la política) la naturaleza de la degradación ambiental. De igual relevancia es
una agenda parecida (pero más amplia) que Beck y, ambos d hecho de que la ciudad también incide sobre la disolución de
res, han participado conjuntamente en debates sobre la la tradición. Para poder sostener estas tesis, Giddens hace un
nización reflexiva y sus implicaciones. La ubicación política repaso de la evolución de las ciudades inglesas antes, durante
Giddens es muy conocida y se le considera el teórico del «New y después de la revolución industrial iniciada durante la se-
Labour» de Tony Blair. gunda mitad del siglo XVIII. Comparte el autor las premisas ex-
Los libros más relevantes de Giddens sobre la temática de la puestas por Beck en términos de la distribución de riesgos am-
modernidad y los riesgos ambientales y sociales son: The Cons- bientales y su incidencia discriminatoria en la salud pública,
titution ofSociety: Outline ofa Theory ofStructuration (1984), The afectando sobre todo a la nueva y muy vulnerable cla~e obrera
Consequences ofModernity (1990), Modernity and Selfldentity:, especialmente durante las fases iniciales de la industrialización.
and Society in the Late Modern Age (1991), The Transformation Giddens analiza, en profundidad, el impacto de la producción
of Intimacy (1993). urbana, que crea nuevas externalidades que incluyen la degrada-
ción ambiental. Su análisis aquí concuerda con los trabajos des-
Para Giddens, la ciudad-metrópolis es el elemento definito- criptivos y empíricos de muchos historiadores de la industriali-
rio de la modernidad pues marca las características estructurales zación, con su presentación detallada de los problemas de
y psicosociales de la sociedad contemporánea y determina nue- hacinamiento, sanitarios y de higiene -problemas que focalizan
vas líneas de acción social y política (tanto a nivel colectivo como la denuncia del capitalismo industrial y la consiguiente deshuma-
individual). Es interesante señalar que Giddens reclama, desde nización de la vida cotidiana y del trabajo. La ciudad industrial
hace tiempo, la necesidad de incorporar a la teoría sociológica se densifica a través de un crecimiento demográfico explosivo,
algunos conceptos elaborados desde la sociología y la geografía donde todos los espacios se ocupan por fábricas, viviendas, ca-
urbanas. Dichas subdisciplinas otorgan un peso importante a la rreteras, etc. Las familias obreras viven en la sombra metafórica
variable espacial y de «entorno construido» para describir y de la fábrica, donde no existen sombras reales ya que el sol está

142 143
~

tapado por la contaminación atmosférica del «smog». La riesgo que engloba riesgos sociales y ambientales -la ubicuidad
obrera, viviendo en una ciudad radicalmente desplazada de del riesgo/inseguridad en la modernidad se manifiesta como una
ecosistemas naturales, pierde contacto y conocimiento de la de las características fundamentales de las sociedades «postradi-
turaleza. La acumulación, en la clase obrera, de nuevas ae:re.-.1~ l'ionales»-. El riesgo se asimila como una realidad de la vida
nes ambientales y la desconexión con el mundo natural l'otidiana y se percibe por sectores cada vez más amplios de la
ye un nuevo hecho social, implicará una nueva dimensión Nociedad (resultado, entre otras cosas, de la proliferación de in-
alienación de la población obrera y contrasta con la situacwn:. formación sobre las problemáticas ambientales y sociales). La per-
de las clases bajas premodernas: cepción del riesgo se transforma y las personas llegan a desafiar
el papel de los expertos e, incluso, el conocimiento científi-
El industrialismo vuelve a ser el eje principal de inu:rau;wn-' co. Se desarrolla un reconocimiento social de las limitaciones de
de los seres humanos en las condiciones de modernidad. sistemas de «expertise», donde se integra la noción de falibili-
la mayoría de culturas premodernas, incluso en las grandes ci- dad de los pronósticos científico-técnicos en materia de ries-
vilizaciones, los humanos en general se identificaban a ellos gos. La desconfianza de amplios sectores de la población en
mismos como una continuación de la naturaleza. (Giddens, relación a la capacidad de las administraciones de controlar,
1990, p. 60) regular y gestionar los riesgos es otro atributo de la nueva mo-
dernidad.
Giddens sugiere que los cambios ambientales impuestos por Al igual que Beck, Giddens identifica como variable de ries-
el «entorno creado» de la urbanización moderna dan lugar a una go-inseguridad cambios sociales en las esferas relacional y de la
crisis de anomia (en el sentido Durkheimiano). Las consecuen- vida privada -variables que llegan a formar parte de las agendas
cias culturales y psicológicas de la disolución de la tradición que de nuevos movimientos sociales que reclaman acción e interven-
surge de la supresión de un contacto cotidiano con la naturaleza ción en lo que el autor denomina «life politics»-. En el mundo
provocan un vacío y una desorientación psicosocial que podría- postradicional, debido en gran parte al dominio de la inseguri-
mos homologar con la anomía. Es precisamente ante la ausencia dad en la vida cotidiana, se cuestiona constantemente cómo se
de una relación satisfactoria con el medio natural, que los nue- tiene que vivir -vivir en un sentido tanto ecológico como so-
vos movimientos ecologistas/ambientalistas plantean la restitución cial, colectivo o individual. Este cuestionamiento permanente ad-
de este espacio perdido -así se recuperan y se articulan nuevos quiere un aire crítico y autocrítico («modernización reflexiva»).
valores e interpretaciones del medio ambiente. El problema y la Los movimientos aparecen en función de cambios objetivos pero
contradicción que Giddens enfrenta aquí es que son justamente también por la elaboración de nuevos marcos interpretativos de
los grupos sociales (clase media, profesionales liberales) los me- la realidad socioambiental que son construidos socialmente. Los
nos afectados por las peores agresiones ambientales de la ciudad nuevos movimientos son instrumentos potenciales de transforma-
moderna que articulan y dominan los nuevos movimientos que ción de la sociedad:
reivindican contundentes políticas de mejoría ambiental para sal-
var el planeta Tierra ante la denominada «crisis ecológica» (esta Como modos d_e compromiso-acción que tienen una pre-
contradicción aparente tiene una explicación que desarrollaremos sencia muy importante en la vida social moderna, en los
en el próximo capítulo). movimientos sociales se encuentran orientaciones que son
Otra dimensión que incide sobre la percepción del medio am- significativas cara a posibles transformaciones futuras. (A.
biente es la inseguridad, en su sentido más amplio, de la vida en Giddens, 1990, p. 158)
la modernidad tardía. La inseguridad es producto del perfil de

144 145
La globalización de los riesgos y su impacto sobre la IX. LA SOCIEDAD ANTE LOS RIESGOS
ción ambiental es otro de los grandes temas que Giddens AMBIENTALES
de analizar en sus libros sobre las consecuencias de la moac:cn
dad. Simplificando mucho el análisis, Giddens afirma que la
balización acentúa la sensación de inseguridad y ello tiene
formas e implicaciones siguientes:

l. Globalización de riesgo en el sentido de intensidad: por ej


plo, la guerra nuclear puede amenazar la supervivencia
la humanidad.
2. Globalización de riesgo en el sentido de la expansión de
tos contingentes que afectan a todos o por lo menos un
número de personas que viven en el planeta: por ej
cambios en la división global del trabajo.
3. Riesgo que surge del entorno creado, o naturaleza ~v'-l«HL<tua.: En el capítulo anterior se expone, de forma general, el marco que
4. El desarrollo de entornos de riesgo institucionalizados proponen Beck y Giddens para explicar la tan extendida inquie-
afectan las «life chances» de millones de personas. tud, y la actitud crítica («modernización reflexiva»), presente
Giddens, 1990, p. 124).
en la sociedad moderna, ante la llamada «crisis ecológica». Una
de las consecuencias de la modernidad es la articulación de nue-
Las dos primeras categorías se refieren al alcance de los ries- vos movimientos sociales que tienen como eje central de sus rei-
gos y, las dos últimas, a los cambios en los tipos de sistema de vindicaciones el medio ambiente. En los dos capítulos siguien-
riesgo. Con esta aparente insistencia en la importancia de las tes, se presentará con más detalle la evolución de la acción social
variables ambientales (incluyendo las implicadas en la globaliza- y política en torno a los nuevos riesgos ambientales y geoestraté-
ción de los riesgos), tiene que quedar claro que ni Beck ni
giCos.
Giddens dan protagonismo exclusivo a los cambios medioambien- Ecología, ecosistemas, flujos energéticos y biosfera son,
tales para explicar el auge del activismo ecologista. Se pueden solamente, algunos de los términos que utilizan los ecologistas
encontrar numerosos precedentes de sociedades modernas con cuando hablan de la explotación y de los daños perpetrados al
niveles altos de degradación ambiental, sin la esperada respuesta medio ambiente por los seres humanos. Los profesores e investi-
o movilización sociales y políticas (y viceversa). Pueden interve- gadores universitarios de ciencias sociales también utilizan una
nir otros factores, de índole más sociopolítica, cultural o jurídi- terminología similar en relación con las disciplinas y subdis-
ca. Un ejemplo señalado por Wynne (B. Wynne, 1995) es el grado ciplinas académicas tales como la ecología humana, social y cul-
de confianza de la población en su sistema de regulación y con- tural, la antropología ecológica, la etnoecología, la psicología
trol de los problemas ambientales, de la salud pública y del pa- ecológica, la sociología medioambiental, etc. Los políticos de la
pel de los expertos en evaluación de riesgos.
izquierda, derecha y centro, que pertenecen a partidos políticos
firmemente establecidos con representación en las asambleas
nacionales, regionales y locales, también toman prestado el
lenguaje de la ecología para demostrar su aparente preocupación

146 147
11111!"'""'

y compromiso por mejorar el medio ambiente e incluso ni durante la décadas inmediatamente anteriores. La contami-
o confirman la existencia de una «crisis ecológica» a escala nación, que representa tal vez la forma más dramática de de-
taria. ~radación medioambiental, ha existido desde que los seres hu-
Hace cuarenta años la ecología y otras disciplinas afi manos han vivido en concentraciones urbanas. El río Tiberio
representaban áreas de conocimiento casi «exóticas» muy poco de Roma era un pozo negro maloliente hace más de 2.000 años
vulgadas entre el «gran público». Hoy en día, el lenguaje de (y no ha experimentado ningún cambio apreciable desde en-
ecología no lo utilizan solamente quienes trabajan en esa cienc••~ tonces). La contaminación aguda, especialmente la del aire, existe
La ecología no creó el movimiento ecologista, pero el hecho por lo menos desde la revolución industrial británica, a media-
que dicha ciencia fuera capaz de analizar con precisión las dos del siglo XVIII. Hay descripciones de los «smogs» londinen-
cusiones que las actividades humanas provocan en el medio ses, fenómeno debido en gran parte a la combustión doméstica
biente acarreó, a la larga, que parte del vocabulario ecológico del carbón, que se remontan incluso a antes de la revolución in-
netrara en el lenguaje de los movimientos ecologis dustrial.
«Ecosistemas», «flujos energéticos» y «biosfera» son algunos de Existen muchos relatos vivos y bien documentados sobre los
términos que adoptan los ecologistas cuando hablan de su prin- problemas del medio ambiente en las grandes ciudades industria-
cipal preocupación, a saber: los perjuicios que los seres humanos les, británicas y europeas, del siglo XIX. Un ejemplo conocido es
causan al medio ambiente. Si bien el movimiento ecologista el texto de Engels The Condition ofthe Working Class in England.
emplea la terminología de una ciencia concreta, ello no quiere En el fragmento citado a continuación, el autor describe un de-
decir que esta ciencia haya determinado el contenido político del terminado barrio obrero de Manchester:
movimiento puesto que existen ecologistas conservadores, libe-
rales y radicales de izquierda. Abajo fluye o, mejor dicho, se estanca el riachuelo estrecho,
El crecimiento de los movimientos ecologistas en Norteamé- negro como el carbón maloliente, lleno de escombros y de ba-
rica y Europa occidental a finales de la década de los sesenta fue sura ... cuando el tiempo es seco, deja atrás una cadena de los
muy espectacular y ello provocó, tanto en Giddens como en Beck, más repulsivos charcos de fango, de un color verde negruz-
el intento de elaborar un marco teórico para explicar este impor- co ... de cuyos fondos ascienden constantemente burbujas de
tante fenómeno social nuevo. Sin embargo, esto ha ocultado el gas miasmático, produciendo un hedor insostenible ... el pro-
hecho de que ya existían, a finales del siglo XIX, antecedentes de pio riachuelo se ve interrumpido a cada pocos pasos por ele-
los movimientos contemporáneos que se remontan a finales com- vadas presas tras las cuales se acumulan, pudriéndose en espe-
prometidos en la lucha por la reforma y mejora de las condicio- sos montones, el fango y la basura. Más arriba del puente, se
nes sanitarias, higiénicas y medioambientales. Si bien es cierto que encuentran las curtiderías y la fábrica de gas cuyas cloacas y
el vocabulario utilizado por estos grupos no coincidía con el len- basuras se abren camino hasta el Irk. (Engels, p. 83)
guaje actual de los movimientos ecologistas, sus preocupaciones
se centraban en temas ambientales tales como la limitación de Del mismo modo, Chadwick, en su famoso Report on the
la explotación forestal masiva, el control de los contaminan- Sanitary Conditions of the Labouring Populations of Great Britain .
tes y la mejora de las condiciones ambientales en núcleos in- (1842), daba innumerables ejemplos de contaminación medioam-
dustriales. biental, a la vez que citaba los peligros que ésta suponía para la
N o se puede explicar el nacimiento del movimiento eco-: salud y la higiene. Descripciones de la contaminación industrial
logista durante los últimos años de la década de los sesenta y de las condiciones físicas dentro de las grandes, nuevas y sucias
por una aparición súbita de la contaminación en aquel período . ciudades consiguieron introducirse en varias obras de ficción, la

148 149
En el período en el que los EE UU vivieron un rápido d control de una explotación descontrolada de los recursos,
de desarrollo industrial, entre la guerra civil y la Primera había moralistas de la clase media, especialmente del clero, que
Mundial, las preocupaciones por el medio ambiente se deseaban que el gobierno tomara medidas a distintos niveles
en aspectos como la falta de recursos y la explotación de n:cursQI para eliminar la desastrosa situación en que se encontraban las
biológicos y naturales. A diferencia de sus colegas británicos, ciudades.
precursores del movimiento ecologista moderno en los Una fuerza importante que estaba detrás del Movimiento Pro-
Unidos sentían más preocupaciones por el exceso catastrófico gresista de Conservación la constituían los grupos «preservatio-
explotación de bosques y áreas naturales que por los aspectos nists», como el Sierra Club y la Audubon Society. La mayoría
nitarios e higiénicos de las nuevas, y altamente contaminadas, de conservacionistas, principalmente de clase media y alta, eran
dades industriales. miembros de algún pequeño grupo excursionista, y estaban pre-
Al mismo tiempo (cuando los sin<!icatos británicos ya ocupados por el hecho de que la rápida pérdida de terrenos pú-
entidades legalmente reconocidas, formando parte del proceso blicos, junto con la destrucción progresiva de los bosques y otras
gociador), los sindicatos americanos estaban enzarzados en zonas de excursionismo, amenazaban con destruir los pocos há-
durísima lucha por el derecho a existir, a organizarse y a bitats naturales que quedaban.
ciar y, por ello, no pudieron desempeñar un papel significativo Los conservacionistas, cuyo símbolo era John Muir, el funda-
la hora de luchar por mejores condiciones ambientales en el dor del Sierra Club, pretendían azuzar al gobierno para que pro-
de trabajo y en los barrios obreros. tegiera de la explotación los terrenos forestales, particularmente
Las raíces del movimiento progresista de conservación del, por medio de la retención de aquellos terrenos que estuvieran ya
medio ambiente, que apareció en .la última década del pasado bajo el control del gobierno e impidiendo su explotación por
siglo, eran diversas, pero el factor crucial fue la destrucción caó- motivos económicos.
tica llevada a cabo por los grandes capitostes de la industria, cuan- Durante el siglo XIX y la primera parte del XX, los precurso-
do empezaron a explotar de una manera agresiva los recursos na- res del movimiento ecologista contemporáneo en Europa y en el
turales por razones económicas. Al final del siglo XIX, la mayor nordeste de los EE UU se ocuparon principalmente de formas de
parte del territorio norteamericano había sido cedido o vendido polución que tenían efectos muy visibles en la salud humana. Por
a propietarios particulares, de manera que la mayoría de las deci- otro lado, la explotación desenfrenada de los recursos en los EE
siones que atañían a la disposición de los recursos quedaba en UU y la limitación de las posibilidades de ocio al aire libre para
manos del sector privado. La especulación del terreno y la des- ciertos sectores de las clases media y alta estimularon la creación
trucción del medio ambiente, especialmente en los estados del oes- de grupos de presión conservacionistas. Ambas formas de medio-
te, hicieron que buena parte de la opinión pública apoyara los ambientalismo primitivo tuvieron éxito, en parte, al obtener
esfuerzos para poner freno a los abusos de los recursos existentes medidas legislativas para mejorar las condiciones de las ciudades
por parte de particulares, y para establecer unos criterios cientí- y para proteger el entorno natural. Si bien fueron claros precur-
ficos de gestión de los recursos naturales. sores de los grupos ecologistas actuales, su estilo y sus formas de
Estos «progresistas», cuyo portavoz más conocido y elocuente organización política diferían notablemente.
fue Theodore Roosevelt, compartían la idea general de que una Una ~rie de cambios importantes en el medio ambiente (en
intervención gubernamental activa en la economía podría tanto un nivel cualitativo más que cuantitativo) llegarían a partir de me-
incrementar la eficacia de la utilización privada y pública de re- diados del presente siglo: en gran parte fueron responsables del
cursos como hacer que la empresa privada actuara en favor. de toda renacimiento del interés por el entorno durante los años sesenta
la comunidad. A pesar del acento que ponía, a nivel general, en y setenta.

152
153
Fue la bióloga Rachel Carson quien, en su libro Silent Spring inquietantes y seguramente más destructivos y peligrosos. Aún
(Primavera silenciosa, Carson, 1962), señalaba por primera vez la más, debido a su tendencia a acumularse y a esparcirse por un
forma en que los nuevos productos químicos sintéticos podrían ecosistema, y a ascender por la cadena alimentaria, podían afec-
contaminar los ecosistemas y, de hecho, toda la biosfera, de modo tar a grupos sociales que habían salido prácticamente indem-
radicalmente distinto a la contaminación de la primera industria- nes de los impactos medioambientales de la primera etapa in-
lización. En el capítulo titulado «Elixirs of Death» Carson nos dustrial. Estos grupos sociales, y muy significativamente la clase
dice: media, empezaron a sentirse vulnerables frente a dichos cambios
cualitativos en el medio ambiente. Se considera que este cambio
Por primera vez en la historia del mundo, todos los seres hu- cualitativo de la contaminación (y la proliferación de problemas
manos, desde el momento de su concepción hasta la muerte, ambientales en general) fue, en gran parte, el factor responsable
se ven sometidos ahora al contacto con productos químicos del auge de los movimientos ambientalistas o ecologistas con
peligrosos. En menos de dos décadas desde que empezaron a composición social de clase media y alta.
utilizarse, los pesticidas sintéticos han sido aplicados tan a La construcción social del riesgo ambiental está relacionada
fondo en el mundo animado e inanimado, que se encuentran con cambios concretos y puntuales que sufre el medio ambiente
prácticamente por todas partes ... Se han detectado en peces (pero, como se ha señalado en el capítulo anterior, intervienen
de remotos lagos de montaña, en gusanos que habitan bajo también otros factores de índole más cultural y social). La globa-
tierra, en huevos de ave ... y en el hombre mismo. Pues estos lización de la problemática y su naturaleza transfronteriza refuerza
productos químicos ahora están almacenados en los cuerpos un sentimiento de indefensión e inseguridad. Más aún, los nue-
de la gran mayoría de los seres humanos, cualquiera que sea vos contaminantes eran de difícil identificación, no existían in-
su edad. Se encuentran en la leche materna y probablemente dicadores visibles para localizarlos por parte del ciudadano/a. Se
en los tejidos del niño no nato. (Carson, 1962, pp. 15, 16) requería la utilización de técnicas analíticas muy sofisticadas, y
caras para poder identificar y cuantificar la presencia de los nue-
Carson presentaba una imagen poco acogedora de nuestro vos contaminantes. El sentirse vulnerables frente a nuevos pero
futuro medio ambiente -el medio ambiente de todo hombre, invisibles riesgos ambientales, por parte de colectivos socioeco-
mujer y niño/a-, en el cual nadie puede escapar de las conse- nómicamente poderosos, tuvo mucho que ver con la extensión y
cuencias del «desastre» o «crisis ecológica» que se perpetra por el construcción de una permeabilidad social generalizada frente a
mal uso de los productos químicos sintéticos y, en especial, de cuestiones medioambientales.
los pesticidas (DDT, PCB, etc.) y metales pesados (mercurio, plo- Para ilustrar la relación existente entre la aparición de nuevas
mo, cadmio). Primavera silenciosa apareció en un principio en formas de contaminación y la movilización de la clase media por
forma de una serie de artículos en el «New Yorker». Más tarde se cuestiones ambientales, se presenta a continuación el caso de la
publicó COlJlO libro de bolsillo, manteniéndose en las listas de contaminación por mercurio acontecida en Suecia.
éxito («bestseller list») durante varias semanas: se había introdu- La época en que más se utilizaron mercúricos orgánicos --como
cido en los salones y tertulias de las clases sociales acomodadas el acetato de mercurio fenílico, el mercurio alquílico y, sobre
americanas, y pronto ocurrió lo mismo en Europa occidental. todo, el mercurio metílico- en Suecia, fue de 1940 a 1965,
Los nuevos contaminantes que describía Rachel Carson eran siendo estos mercúricos utilizados como pesticidas para la pro-
invisibles e inodoros: quedaban lejos los densos, malolientes y tección de semillas en agricultura, y como defensa contra la
amarillos «smogs» de las ciudades de la primera industrialización. formación de hongos en la industria del papel y de la pasta de
Todo indicaba que ahora teníam<;>s unos contaminantes más papel. La industria del cloro también fue responsable del vertido

154 155
de importantes cantidades de mercurio al medio ambiente. Fi- grandes cantidades de mercurio en sus cuerpos, y éste era trans-
nalmente habría que mencionar la importante industria de fabri- mitido a la población de Minimata y Niigata al consumir el pes-
cación de pilas y baterías donde el mercurio se utiliza en canti- cado contaminado. Entre 1953 y 1960, más de 400 personas mu-
dades importantes. rieron o sufrieron graves (e irreversibles) daños neurológicos
Los compuestos orgánicos del mercurio (y de otros metales pe- debido a los altos índices de mercurio metílico existentes en sus
sados, como el cadmio y el plomo) son ingeridos y generalmente cuerpos.
no excretados por la mayoría de organismos y, por consiguiente, A causa del desastre de Minimata, y a medida que se daban a
a pesar de un consumo extremadamente bajo, tras un largo conocer los riesgos que comportaban para la salud humana los
período de tiempo comienza una acum.ulación lenta, pero cons- compuestos de mercurio, se tomaron medidas para reducir las po-
tante de ellos. Esto es especialmente cierto en los organismos si- sibilidades de que ocurriera lo mismo en Suecia. Ello ocurrió
tuados en lo más alto de la cadena alimentaria (en el 4° y 5° ni- cuando, durante los años sesenta, se descubrieron importantes
vel trófico) y que también tienen una larga esperanza de vida. Los acumulaciones de mercurio en peces de agua dulce y al observar
organismos (a menudo organismos llamados «indicadores») situa- que un cierto número de especies de aves (especialmente el fai-
dos en el 5° nivel trófico, en virtud de la posición que ocupan sán) se veían afectadas por la ingestión de semillas cubiertas con
en la cadena, reflejan, y tal vez incluso exageran, los cambios mercurio. Estos pesticidas a base de mercurio eran utilizados como
químicos que tienen lugar en el ecosistema local. En el caso del protección contra unas enfermedades de hongos que se produ-
ecosistema lacustre, el lucio del norte E. lucius sirve de indi- cían en el centeno, el trigo y la cebada.
cador. El aspecto más destacable del problema del mercurio en Sue-
Algunos organismos indicadores, como el lucio del norte y cia es que, aparte de las comunidades rurales que dependían del
otras especies piscícolas que se encuentran en el 4° nivel trófico, pescado de agua dulce (lacustre) para parte de su régimen alimen-
como la perca (perca fluviatilis) y la luciperca (luciperca sangra), ticio, eran los sectores más acaudalados de la sociedad quienes
son consumidos por los seres humanos. Las últimas dos especies tenían más posibilidades de correr un riesgo, al ser quienes más
también acumulan mercurio a un nivel relativamente alto. El E. consumían productos considerados de lujo contaminados como
lucius y la L. sangra estaban limitados al mercado de lujo, debido el lucio, la lucioperca y el faisán. Las experiencias que había te-
a su escasez y, en consecuencia, al elevado precio al que se coti- nido Suecia previamente con la contaminación habían sido pa-
zaban. recidas a las de otras naciones industrializadas, es decir, con con-
Los síntomas de envenenamiento por mercurio metílico (co- taminación localizada del aire en·las grandes y pequeñas ciudades
nocido vulgarmente por «enfermedad de Minimata») son, en su industriales y que afectaban principalmente a las comunidades
mayor parte, de tipo neurológico: este envenenamiento produce obreras. También debería mencionarse que el sindicato sueco L.
daños específicos en el sistema nervioso, tras un período latente. O. se había organizado con cierto éxito (en las décadas anterio-
No fue hasta después de que se llevara a cabo un estudio cuida- res) con respecto a la cuestión de la calidad medioambiental de
doso sobre las tragedias de Minimata y de Niigata (en Japón), las ciudades.
cuando se dieron a conocer los verdaderos riesgos que corre la sa- La reacción frente al descubrimiento de índices de mercurio
lud humana a causa de las altas concentraciones de mercurio me- en determinadas especies de peces y aves fue rápida. El gobie¡no
tílico. En ·este caso, el mercurio había provenido, en grandes can- socialdemócrata estableció los niveles máximos de consumo de
tidades, de una fábrica de productos químicos situada en la región pescado lacustre y prohibió la venta de pescado que provenía
costera, donde la población local depende en gran parte del pesca- de los lagos más contaminados. Se exhortó a una revisión del uso
do como principal fuente alimenticia. Los peces absorbían del mercurio en la agricultura y la industria, lo cual dio como

156 157
................

resultado la prohibición de muchos de los compuestos de mer- universitaria, tuvo un papel fundamental en la configuración
curio (aunque no de todos). La movilización de la sociedad civil del movimiento ecologista contemporáneo. Muchos «Campus»
fue impresionante, sin embargo tuvieron un protagonismo espe- universitarios fueron testigos del nacimiento de uno o más
cial colectivos de alto estatus social tenían acceso a recursos tales grupos ecologistas de estudiantes a finales de los sesenta y
como la formación universitaria y acceso a los medios de comu- principios de los setenta, y estas organizaciones ecologistas
nicación y a los parlamentarios. El «lobbying» parlamentario por universitarias contribuyeron en gran medida al relieve que el
parte de dichos colectivos fue particularmente eficaz abarcando movimiento general tuvo en la prensa y en la población. (C.
todo el arco político. El consenso alcanzado no tenía preceden- Humphrey y F. Buttel, 1982, pp. 121-122)
tes en la vida política del país.
No solamente el movimiento a favor del control del mer- Sin embargo, es también importante indicar que la nueva per-
curio en Suecia provino de forma abrumadora de los estamentos meabilidad social frente ·al hecho medioambiental no es ideoló-
medios y altos de la sociedad sueca, sino que los académicos des- gicamente compacta. De hecho, entre los múltiples movimien-
empeñaron un papel primordial en este movimiento, la lista de tos ecologistas y ambientalistas que han surgido durante los
investigadores científicos eminentes que participaron en el llama- últimos años, se pueden identificar grandes y significativas dife-
miento para una nueva legislación medioambiental es, en efecto, rencias ideológicas que se pueden resumir de la forma siguiente:
sorprendente. Este hecho puntual sirvió, sin duda, como catali-
zador de una nueva percepción de los riesgos ambientales y sus l. Ecologismo de tendencia autoritaria-tecnocrática que man-
consecuencias e implicaciones globalizantes. Fue el punto de par- tiene que el Estado debe asumir un control centralizado y
tida del ecologismo en Suecia, una experiencia que se repitió (con relativamente autoritario, y que las decisiones referentes a
otras problemáticas ambientales) en otros países Europeos y en los recursos deben ser adoptadas por una elite que compren-
los EE UU. Hechos puntuales pero con efectos globales dieron da la tecnología y la complejidad de los procesos ecológi-
pronto lugar a la famosa consigna ecologista de «Act locally, think cos. Los recursos ambientales (incluyendo los espacios na-
globally». turales) deben tener un acceso limitado y controlado para
Un caso como el accidente nuclear de Chernobyl, en la ex evitar su degradación. No se contempla equidad ambiental
Unión Soviética, proporcionó un ejemplo claro, tangible y cuan- entre las distintas clases o estamentos sociales.
tificable de cómo pueden extenderse globalmente lós problemas 2. Ecologismo de tendencia liberal-reformista, que mantiene
ambientales provocados por un hecho muy localizado geográfi- que la conservación y el control se pueden lograr a través
camente. También es importante señalar la relación entre los de una reducción del derroche energético mediante una
nuevos movimientos ecologistas y la construcción de nuevas iden- gestión lúcida y racional, sin tener que recurrir a una re-
tidades políticas en torno al año 1968 (no simplemente el Mayo ducción drástica en el nivel de vida. El ecologismo refor-
Francés, sino de Berkeley, Berlín, Praga etc.): mista afirma igualmente que el Estado es el primer respon-
sable del control del entorno y que debe equilibrar las
El movimiento ecologista de los años sesenta y setenta fue reivindicaciones opuestas de los ecologistas, del capital y del
. claramente un producto de su tiempo, en particular por lo trabajo.
que se refiere a su vínculo con los derechos civiles y los 3. Ecologismo de tendencia alternativa que recalca la necesidad
movimientos antibelicistas. El movimiento ecologista surgió de una sociedad descentralizada e igualitaria como respuesta
a raíz de la violencia y la polarización que trajeron consigo más idónea a la esc~ez de recursos y a los problemas am-
estos dos movimientos radicales ... La juventud, sobre todo la bientales. El estado no sólo debe regular la explotación de

158 159
último capítulo). Las respuestas sociales, políticas y culturales a de las armas nucleares (que incluía la {{disuasión» -concepto clave
esta amenaza se manifestaron de muchas maneras, pero particu· de la política nuclear posterior)-. El primer ministro británico
larmente significativos en el marco de la «sociedad del riesgo» Winston Churchillllegó a sugerir que las armas nucleares ({{me-
fueron los nuevos movimientos antibelicistas y antinucleares que dios terribles») podrían considerarse agentes de {{bien»:
se articularon a partir de finales de los cincuenta.
En las páginas que siguen, se analizará la evolución de estos Gracias a Dios, los científicos británicos y americanos supe-
movimientos, que optaron inicialmente por la vía reivindicativa raron todos los esfuerzos alemanes ... esta revelación de los
monotemática (el caso de la Campaign for Nuclear Disarmament secretos de la naturaleza, durante mucho tiempo negados
británica) pasando posteriormente a planteamientos más globa- misericordiosamente al hombre, debería suscitar las más pro-
les con la incorporación de discursos altamente «politizados» y fundas reflexiones en la mente y en la consciencia de todo ser
«alternativos». La relación entre un creciente sentimiento de in- humano capaz de comprensión. Verdaderamente hemos de
seguridad y de incertidumbre y la exploración de nuevos concep- rezar para que estos medios terribles se hagan para llevar la
tos y estrategias políticas por parte de los nuevos movimientos paz entre naciones y, en vez de descargar la destrucción ilimi-
sociales, que se expone a continuación, cuadra (sino a la perfec- tada sobre el globo entero, se conviertan en fuente permanente
ción) con la tesis de Beck en su Sociedad del Riesgo. de prosperidad mundial. (Aubrey, 1983, p. lOO)
Un gran número de comentaristas del período inmediatamente
posterior a la Segunda Guerra Mundial no dudaron en llamarlo Había quienes hablaban con entusiasmo de {{átomos para la
{{Era Atómica». Las armas atómicas o nucleares fueron utilizadas paz» y de los extraordinarios beneficios que la energía y las cien-
por primera vez, como es bien sabido, por los EE UU en los días cias nucleares otorgarían a la humanidad. Un reflejo de esta vi-
finales de la Segunda Guerra Mundial contra las ciudades japo- sión idílica y optimista del futuro próximo, en el que la ciencia
nesas de Hiroshima y Nagasaki. La bomba atómica con combus- dirigía la sociedad hacia el progreso ilimitado ({{The American
tible de uranio que estalló sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 Dream»), se cuajaba en la campaña escolar {{Nuestro amigo el
mató a unas 75.000 personas en el acto (a la bomba, por un ex- átomo». Se proclamó que la energía nuclear nos llevaría por
trañq_ sentido del humor de la imaginación militar se le dio un el camino del desarrollo, la prosperidad y la paz.
nombre: Little Boy -nombre ciertamente engañoso)-. El ejér- La {{Era Nuclear» no fue recibida con entusiasmo por todo el
cito y la administración Truman no parecieron darse por satisfe- estamento científico y pronto aparecieron evidencias de una cre-
chos con esta demostración de fuerza y además había fuertes pre- ciente fractura del consenso y de la cohesión inicial del mundo
siones del estamento militar para probar otra versión de la bomba científico en torno a las aplicaciones, tanto bélicas como pacifi-
atómica basada en el plutonio. El resultado fue el lanzamiento cas, de la nueva ciencia y tecnología nucleares aplicadas. Ante la
de Fat Man sobre Nagasaki tres días más tarde, causando la opción del gobierno de los EE UU de seguir la fabricación de ar-
muerte inmediata de unos 50.000 ciudadanos japoneses. mas nucleares, algunos científicos comenzaron a denunciar la po-
Pocos años después La Unión Soviética, Gran Bretaña, Fran- · lítica de nuclearización militar. En 1945 Albert Einstein, en una
cia y China adquirieron estas armas de destrucción masiva (hoy celebración del aniversario de Nobel, dijo:
el {{club» de países con armas nucleares se ha ampliado nota-
blemente). La ciencia y la tecnología, en este contexto, llegan Alfred Nobel inventó un explosivo más potente que todos los
a estar identificadas con la producción de un nuevo riesgo (un conocidos hasta entonces, un medio de destrucción extraor-
nuevo {{mal» en la terminología de Beck) de un alcance casi ini- dinariamente eficaz. Para reparar su {{logro» y exonorar su
maginable. Sin embargo, los gobiernos aludían a los beneficios consciencia, instituyó sus premios para la promoción de la paz.

162 163
,.....-"

Hoy, los físicos que participaron en la fabricación del inseguro y desconfiado del proyecto futuro de la ciencia y la tec-
más aterradora de todos los tiempos se ven atormentados nología y sobre todo de sus aplicaciones. Utilizaba términos como
el mismo sentimiento de responsabilidad, por no decir «angustia» o «desconfianza» a la hora de hablar de los desarrollos.
bilidad. Como científicos, no podemos dejar de advertir de la ciencia nuclear -denunciaba su manipulación política y los
los peligros creados por estas armas; no debemos cejar abusos a que estaba sometida-. Einstein continuó luchando
nuestros esfuerzos para convencer a los pueblos del mundo contra las aplicaciones militares de la ciencia atómica hasta final
en especial, a sus gobiernos del atroz desastre que sin de su vida. Tan sólo dos días antes de su muerte (1955), el fa-
alguna provocarán, a menos que cambien su actitud los moso «Manifiesto por la Paz» Einstein-Russell fue firmado y pu-
respecto de los otros y reconozcan su responsabilidad en blicado por estos dos científicos junto con otros nueve Premios
edificación de un futuro sin peligro ... Se ha ganado la Nobel.
pero no la paz. (A. Einstein, citado en Nathan &
1968, p. 355) En esta ocasión no hablamos como miembros de tal o cual
nación, de tal o cual continente o credo, sino como seres hu-
De hecho, en los años inmediatamente de posguerra, hubo una manos, miembros de la especie Hombre, cuya existencia fu-
oposición más organizada al desarrollo de las armas nucleares por tura es dudosa ...
parte de figuras de gran prestigio científico, tales como Einstein,
Russell, Szilard, etc. Algunos de ellos incluso expresaron sus du- Hemos de aprender a pensar de una manera nueva. Hemos
das acerca del valor y utilidad de la producción eléctrica por de aprender a preguntarnos no qué pasos se pueden dar para
energía nuclear. Si es cierto que la «Teoría de la Relatividad» de · dar la victoria militar a cualquiera que sea el grupo que pre-
Einstein sirvió como marco teórico conceptual para el desarrollo ferimos, pues ya no existen tales pasos; la pregunta que he-
de las armas nucleares, el Premio Nobel fue cada vez más duro mos de hacernos es: ¿qué pasos se pueden dar para evitar una
en sus críticas de la nuclearización militar y la militarización de contienda militar cuyo resultado forzosamente ha de ser de-
la ciencia. En 1947, Einstein, el científico más conocido del sastroso para todas las partes? ... ¿Pondremos fin a la raza hu-
mundo en aquel momento dijo: mana?

Todos ustedes saben que la política de los EUA desde el tér- Bertand Russell, Albert Einstein y 9 firmantes Nobel más.
mino de la guerra ha engendrado angustia y desconfianza en
todo el mundo. La destrucción de grandes ciudades japonesas La Guerra Fría entre los EE UU y la URSS se hizo cada vez
sin aviso previo, la fabricación incesante de bombas atómicas, más tensa durante los años cincuenta y el ritmo de desarrollo de
las pruebas de Bikini, el gasto de muchos millones de dólares las armas nucleares se incrementó notablemente durante este pe-
para fines militares, a pesar de la ausencia de cualquier ame- ríodo, como también lo hizo su capacidad de destrucción, que
naza exterior, el intento de militarizar la ciencia, todo esto ha por aquel entonces llegó a ser literalmente miles de veces mayor
impedido que se desarrollara la confianza mutua entre las que las bombas de «bajo rendimiento» de Hiroshima y Nagasaki.
naciones, indispensables para el establecimiento de una paz se- Las pruebas nucleares en la atmósfera, llevadas a cabo por la mayor
gura. (lbíd., p. 403) parte de potencias nucleares hasta el año 1963, se convirtieron
en cotidianas y pronto se elevaron voces de protesta de la socie-
Einstein era el paradigma del científico «reflexivo», y por lo dad civil contra los peligros de la acumulación de precipitación
tanto autocrítico, de la ciencia que su estamento practicaba: radioactiva en la atmósfera («fallout») -una precipitación que

164 165
. ~- --~ -- -~~'- -

era completamente transfronteriza y global incidiendo lejos de los apoyo popular durante la primera década del período de posgue-
campos de pruebas en Nova Zemlya (el ártico soviético), rra. Sin embargo, a finales de los afios cincuenta, surgió en Gran
Kazakhistán, el Desierto del Gobi (China) o de los atolones del Bretafia un vigoroso movimiento por la paz contra las armas nu-
Océano Pacífico (EUA, Reino Unido, Francia). cleares. La Campaign for Nuclear Disarmament (CND), funda-
La precipitación radioactiva y las radiaciones ionizantes repre- da en 1958, tuvo una intensa actividad y una presencia pública
sentaban un peligro indiscriminado para la salud y bienestar de inusual en el Reino Unido para un movimiento no vinculado al
todos, sin restricciones de género, clase social, etnia o edad. La mundo sindical o a los partidos políticos.
amenaza de un nuevo contaminante invisible, de difícil detección Antes de analizar la evolución de la CND sería útil hacer al-
(solamente a través de técnicas caras y sofisticadas) representaba gunas observaciones para clarificar el término «pacifismo» en par-
una forma de inseguridad hasta entonces desconocida. El quími- ticular y movimientos por la paz en general. Para empezar, hay
co e historiador de la ciencia británico J. D. Bernal, en 1954, ha- que subrayar la existencia de una gama importante de movimien-
blaba así de los riegos para la salud humana de las pruebas nu- tos opuestos a las guerras y empefiados en conseguir la paz. En
cleares atmosféricas: algunos casos tienen unos objetivos amplios y «alternativos»: la
abolición de todas las confrontaciones bélicas y el establecimien-
Llega a las capas altas de la atmósfera, se distribuye por todo to de un nuevo orden social. Otras organizaciones tienen objeti-
el mundo y tarda afios en desprenderse. Ningún ser vivviente vos más puntuales y limitados, como por ejemplo la eliminación
puede escapar. Algunas ovejas de Gales muestran ya estroncio de un tipo determinado de armas, para disminuir el alcance o
90 en sus huesos, derivado de las explosiones en el Pacífico. escala de las guerras y reducir su capacidad de destrucción. De
Estas radiaciones débiles tienen también efectos genéticos y hecho, se pueden dividir estos movimientos en tres categorías
pueden engendrar monstruos durante generaciones. (Bernal, claramente definidas:
1954, p. 840)
• Movimientos para eliminar todas las guerras.
Los comentarios y criticas antinucleares de los afios cincuen- • Movimientos para detener unas guerras en particular.
ta estaban llenos de referencias a su naturaleza «insidiosa» e invi- • Movimientos para detener aspectos particulares de las gue-
sible con efectos y distribuciones poco predecibles. El lenguaje y rras.
análisis se desarrollan casi en los mismos términos que los utili-
zados por Rachel Carson (véase el capítulo anterior) una década En el caso de la primera categoría, se puede describir estos mo-
más tarde cuando hablaba de los productos químicos sintéticos. vimientos como organizaciones «pacifistas» en el sentido de que
La semejanza de las expresiones no es fortuita, porque efecti- su oposición a las guerras es total, intransigente y permanente:
vamente la radioactividad resultante de las pruebas nucleares y las guerras y la participación en ellas en el plano individual, fue-
los nuevos contaminantes químicos (compuestos orgánicos de los re cual fuere la razón, no se pueden justificar bajo ninguna cir-
metales pesados, por ejemplo) se comportan, muchas veces, de cunstancia. Éste era el punto de vista expresado en los escritos
forma parecida, especialmente los mecanismos a través de los cua- anarquistas de Tolstoi en el siglo XIX, mientras que la idea de
les pueden ser distribuidos globalmente por toda la biosfera. Gandhi de la protesta no violenta como la forma más adecuada
A pesar de lo dicho, en particular en relación con el papel de de conseguir cambios revolucionarios es, probablemente, la op-
un sector influyente de la comunidad científica internacional, los ción más conocida y más influyente del pacifismo radical del si-
esfuerzos para organizar una oposición a las aplicaciones milita- glo XX. No han sido éstas en absoluto las únicas iniciativas paci-
res de la ciencia nuclear fracasaron en el intento de conseguir un fistas del pasado reciente. En Europa, inmediatamente antes de

166 167
las dos guerras mundiales, hubo conatos apasionados de crear un en la ciencia y la tecnología donde no se cuestiona la <;opinión
clima de opinión pacifista. Durante el período de entre guerras, experta» y la elite científica vinculada al «establishment».
la organización más conocida fue la «Peace Pledge Union» (PPU), La composición social de la CND, como tantos otros movi-
de Gran Bretaña, que contó con notables figuras públicas, entre mientos sociales monotemáticos del período de posguerra, tenía
ellas escritores como George Bernard Shaw, H. G. Wells y Aldous una fuerte presencia de profesionales liberales y de personas de
Huxley. clase media, e incluso alta, con formación universitaria. Ideoló-
"• El uso del término «pacifista» p.ara los movimientos que se gicamente heterogénea, agrupaba «progresistas» no afiliados a

oponen a unas guerras en particular no es apropiado, porque los ningún partido, personas con afinidades declaradas a los Parti-
puntos de vista expresados respecto a las guerras son ambiguos. dos Laborista y Comunista (siendo este último partido muy mi-
Por ejemplo, muchos de quienes en los años sesenta participaron noritario en el Reino Unido) y también, en menor medida, del
en el movimiento en contra de la guerra de Vietnam eran, a la Partido Liberal.
vez, personas que apoyaban «guerras de liberación nacional» La CND, como movimiento antinuclear de proyección políti-
en el Tercer Mundo y, en consecuencia, no se oponían a to- ca realmente importante, y claro precursor de los movimientos
das las guerras por cuestiones de principio (para este colectivo de los setenta y ochenta, creció espectacularmente hasta lle-
era posible contemplar y aceptar el concepto de «guerra justa», gar a su apogeo entre los años 1961-1963. Organizó marchas
cosa completamente inaceptable para los pacifistas). y manifestaciones gigantescas para la época, que atrajeron una
En el tercer caso, que incluiría, por ejemplo, a grupos opues- importante cobertura de los medios de comunicación (aun-
tos a las armas nucleares, el término «pacifista» tampoco es apli- que, con frecuencia, no le fueron favorables en la forma de
cable, porque estas protestas no implican necesariamente una presentación).
oposición total a las guerras, a pesar de que haya muchos pacifis- El declive de la CND tiene diversas explicaciones, pero proba-
tas en las filas de estos movimientos. Por todo ello, en este libro blemente la más importante fue la firma, en agosto de 1963, del
no se usa el término pacifista para describir movimientos opues- Tratado de prohibición parcial de pruebas nucleares que obligó a
tos a las armas nucleares, sino que se usará en su lugar el térmi- las potencias nucleares a detener las pruebas nucleares atmosféri-
no «movimientos por la paz» («peace movements»), porque este cas. Este hecho representó, para muchos partidarios de la CND,
término puede usarse para designar tanto a quienes intentan fo- una victoria y el fin de la lucha, puesto que a partir de entonces
mentar aspectos parciales del proceso como a los pacifistas que ' desaparecerían los riesgos de la proliferación de radiaciones peli-
se consagran al problema en su totalidad. grosas -uno de los elementos que creaba más sensación de inse-
La Campaign for Nuclear Disarmament fue un clásico movi- guridad e incertidumbre-. Sin embargo, un sector minoritario
miento de 'base monotemática. Pedía el desarme nuclear «unila- se sintió insatisfecho con el Tratado, señalando que no disminuía
teral» de Gran Bretaña, independientemente de lo que hicieran en absoluto los riesgos de confrontación nuclear o de la crecien-
otras potencias nucleares. Propugnaba también, con insistencia, te carrera armamentista nuclear sobre todo entre las llamadas
la terminación de las pruebas nucleares atmosféricas por parte de «superpotencias». En este último apartado, el sector más crítico
todas las potencias nucleares. La CND es un precursor de los de la CND tenía razón: entre el año 1963 y 1969 se dobló el
nuevos movimientos sociales que surgen a finales de los años número de cabezas nucleares almacenadas por las potencias nu-
sesenta, manifestando muchos elementos discursivos (riesgo, in- cleares, pasando de unas 20.000 a más de 40.000.
seguridad, incertidumbre) de la «modernización reflexiva». Sin Durante todo este primer estadio de la lucha antinuclear, sus
embargo, se pueden detectar elementos más característicos de los militantes aplaudieron el uso pacífico del átomo, sobre todo para
movimientos tradicionales basados en una notable fe y confianza la producción de energía eléctrica. En efecto «átomos para la paz»

168 169

~.~, ---
¡
fue una de las consignas centrales de la CND y de otros más tradicionales de los principales partidos de la izquierda. Por
miemos similares en toda Europa occidental y Norteamérica. rjcmplo, criticaban no sólo la clásica división del trabajo en la
consigna (que tal vez sorprende por ingenua) fue duramente Nociedad capitalista (reclamando cambios que poco tenían que ver
tigada en el momento que quedaron establecidos con fuerza wn los análisis marxistas), sino también la división sexual del
nuevos movimientos ecologistas, menos monotemáticos y trabajo y las enormes desigualdades sociales y económicas que esto
alternativos. creaba entre hombres y mujeres. En efecto, el feminismo jugó un
Los movimientos ecologistas aparecieron en Norteamérica papel cada vez más importante en los movimientos ecologistas y
en la mayor parte de Europa occidental a mediados de los . llllrinuclear, formando una corriente activa denominada «eco-fe-
ta en el marco (como se ha señalado en el capítulo anterior) minismo». Las demandas por la liberación y superación de roles
cambios cualitativos que se estaban efectuando en el medio de género tradicionales se integra en la crítica de la sociedad.
biente. Los nuevos agentes contaminantes, tan elocuentemcu, En Alemania, donde la posición política de los «Verdes» había
descritos y denunciados por Rache! Carson (comentado en sido desarrollada y discutida con más profundidad, se elabora-
capítulo anterior), se esparcían por todo el medio ambiente ron los principios y consignas más importantes del nuevo movi-
forma global sin respetar fronteras. Estos contaminantes miento antinuclear emergente. El argumento inicial contra el uso
sos, invisibles al ojo humano, se acumularían en la cadena de la energía nuclear se centraba en la crítica del concepto «áto-
mentida y, finalmente, alcanzarían y afectarían a la salud de mos por la paz» y en el peligro que podría representar para la
seres humanos, sin consideración aparente de sexo, clase, etnia estabilidad del medio ambiente y también en los riesgos que sig-
edad. nificaba para la salud humana. Señalaban que los accidentes nu-
Los nuevos movimientos ecologistas, que en un prin cleares eran inevitables a pesar de las estrictas precauciones de
pedían el control de estos nuevos riesgGS y la mejora de las seguridad. Algunos de los accidentes eran catastróficos en poten-
diciones ambientales en general, empezaron pronto a desafiar cia (la catástrofe de Chernobyl en 1986, confirmó los temores
ideas políticas y económicas aceptadas en lo referente al crecimien• expresados por los ecologistas, con un retraso de más de una
to económico. Los ecologistas atacaron el desarrollo económico década). Estos accidentes, junto con la eliminación de los resi-
acelerado y creciente como la causa de la mayoría de duos nucleares, podían tener como consecuencia el escape de la
que aquejaban a la sociedad moderna. Se detectan los inicios temible e invisible radiación y su introducción y distribución en
una crítica de la nueva modernidad, una modernidad el medio ambiente de todo. el planeta.
de nuevos riesgos ambientales y sociales. Beck abre su libro La soCiedad del Riesgo con los siguientes co-
La guerra de Vietnam, con las protestas estudiantiles a ella mentarios alusivos a las catástrofes del siglo XX en general y a
ciadas, tanto en los EE UU como en Europa, y los «sucesos de Chernobyl en particular:
mayo» de 1968 en la Europa continental, habrían de tener un
efecto muy notable en la dirección que los movimientos ecolo- En verdad, el siglo XX no ha sido pobre en catástrofes histó-
gistas iban a tomar. Particularmente en Alemania y Francia, los ricas: dos guerras mundiales, Auschwitz, Nagasaki, luego
movimientos radicales estudiantiles y los movimientos contra la Harrisburg y Bhopal, ahora Chernobil ... Hasta ahora todo el
guerra se habían desilusionado enormemente con los partidos sufrimiento, toda la miseria, la violencia que unos seres hu-
tradicionales de la izquierda establecida. Desarrollaron una críti- manos causaban a otros se resumía bajo la categoría de los
ca, no sólo del «produccionismo» capitalista y socialista y de «otros»: los judíos, los negros, las mujeres ... Había, por una
la degradación del medio ambiente que éste provocaba, sino que parte, vallas, campamentos, barrios, bloques militares, y, por
se alejaba también de algunas de las ideas económicas y sociales otra parte, las cuatro paredes propias; fronteras reales y
;

~
170 171
~
simbólicas tras las cuales podían retirarse quienes en En resumen, la protesta antinuclear durante los setenta y
cia no estaban afectados. Todo esto ya no existe ochenta es menos monotemática que la de épocas anteriores,
Chernobil. Ha llegado el final de los otros, el final de introduciendo muchas de las problemáticas de los nuevos ries-
nuestras posibilidades de distanciamiento, tan sofisticada; ~o~os sociales. Los temas que abarcaban estos movimientos, que
final que se ha vuelto palpable con la contaminación parecían reivindicar exclusivamente la eliminación de las cen-
ca. Se puede dejar fuera la miseria, pero no los peligros trales nucleares, de hecho incorporaban una amplia crítica de
era atómica. Ahí reside la novedosa fuerza cultural y rsta tecnología como la manifestación más contundente de la
de esta era. Su poder del peligro que suprime todas las transformación socioeconóniica que estaba sufriendo la so-
protegidas y todas las diferenciaciones de la mode ciedad moderna a escala planetaria. Incluía los puntos si-
(Beck, 1998, p. 11) guientes:

El enfoque de la cuestión de la energía nuclear, limitado a • Inseguridad y riesgos ambientales


peligros y riesgos estrictamente ambientales, fue • Inseguridad y riesgos para la salud pública
una característica de los movimientos americanos y británicos; • Proliferación de armas nucleares
cambio, en Alemania, España (a partir de la instauración de • Produccionismo y desequilibrios económicos
democracia), Francia e Italia la crítica a la energía nuclear fue • Centralización administrativa
amplia, incluyendo en ella la problemática de la proliferación • Desequilibrios territoriales
armas nucleares y de la producción de energía nuclear como • Desequilibrios sociales
manifestación del «produccionismo» más flagrante (la consíe;di • Imperialismo tecnológico
«small is beautiful» forma parte de la crítica del crecimiento
lerado y del produccionismo). Característica de esta línea La agudización de las tensiones Este-Oeste con el aumento del
ideológica y alternativa fue la siguiente nota emitida por el riesgo de una catastrófica confrontación nuclear volvió a Europa
mité Antinuclear de Catalunya pocos días después del accidc:u~ a finales de 1979, cuando los EE UU y sus aliados de la OTAN
en la central nuclear de Vandellós 1 en 1989: tomaron la decisión de desplegar una nueva serie de misiles de
alcance corto e intermedio, con cabezas nucleares, en cierto nú-
En definitiva se está convirtiendo a Catalunya en un mero de países europeos. Eran los «Pershing II» y los ya muy co-
nuclear mediante un modelo energético basado más en el nocidos misiles «crucero» utilizados (sin cabezas nucleares) en la
neficio económico que no en una planificación racional y guerra del Golfo, en los Balcanes y en Afganistán. Su uso fue
cuada de los recursos energéticos. Este modelo supone justificado como una respuesta al despliegue previo, por parte de
agresión muy elevada para el medio ambiente, la salud y la Unión Soviética, de sus nuevos misiles SS-20 en la URSS euro-
seguridad de las personas, no habiendo tenido en cuenta pea.
ricamente el recurso a vías alternativas basadas en · El despliegue de una nueva generación de misiles con cabezas
energéticos renovables, limpios y más económicos ... nucleares, tanto por parte de la URSS como de los EE UU, tuvo
la reproducción de un modelo económico-social caldi...Lc:uLél- importantes implicaciones políticas, que reflejaban una desviación
da por los desequilibrios territoriales y sociales; y por de las ideas de «disuasión» pura y de «destrucción mutua asegu-
tendencia a la centralización del poder, el secretismo y a rada» (mutually assured destruction» con el amable acrónimo de
la expansión de mecanismos de control ideológico y social. MAD). La gran preocupación del estamento militar durante los
(CANC, 1989) cincuenta a setenta era que MAD inducía a la «autodisuasiÓn» y

172 173
a la «imposibilidad» de utilizar los arsenales nucleares. Eso de los encuestados respondieron afirmativamente a «guerra segu-
nificaba un estancamiento o parálisis. Superar esta ra» o «con probabilidad 50-50». Tres años más tarde, y en el
era una obsesión que incluso aparecía públicamente en las contexto del despliegue de los «Euromisiles» las respuestas fue-
tas más prestigiosas sobre cuestiones estratégicas. En un ron del 42% y del 39% (fuente: Comisión de las Comunidades
con el sugerente titulo «La victoria es posible», dos analistas Europeas, 1980).
fluyentes escribieron en la publicación FOREIGN AFFAIRS Las respuestas sociales no se hicieron esperar, y en pocos meses
1980: después del anuncio de la OTAN de la instalación de los misiles
en diversos países europeos, se había articulado una campaña
Occidente ha de buscar la manera de poder utilizar armas repleta de manifestaciones y «campamentos por la paz» coordi-
cleares estratégicas de forma coercitivas minimizando a la nado por primera vez a escala europea a través del movimiento
el impacto paralizador en potencia de la autodisuasión. ( European Nuclear Disarmament (END). Uno de los manifiestos
y Pain, 1980) antinucleares más conocidos y, probablemente, el más elocuente
fue «Protest and Survive» escrito por el historiador E. P.
N o tiene sentido explicar los detalles de esta estrategia Thompson (autor del clásico: The Making of the English Working
sino solamente los elementos imprescindibles para entender Class, 1963). Decía:
hacía posible pensar lo imposible, es decir, la utilización de
armas nucleares. El «teatro» de guerra en este sentido sería Las armas son más terribles, los medios de lanzamiento más
pa. De acuerdo con esta estrategia nuclear, las armas nuca:are~ inteligentes. La idea de que se puede hacer una guerra «con
son móviles, de alta precisión y «bajo rendimiento» (pero provecho», de que puede «ganarse», va ga~ado terreno ... Te-
embargo, altamente destructoras). Permiten llevar a cabo nemos que cerrar el camino a esta lógica degenerada con cua-
nucleares a lo que se ha llamado «escala limitada», tanto en lesquiera recursos que existen todavía en la cultura humana.
tido geográfico como de tipos de objetivos atacados. En este Hay que protestar, si queremos sobrevivir. La protesta es la
texto, las armas nucleares ya no son necesariamente meras única forma realista de defensa civil. (E. P. Thompson, p. 57)
«defensivas» y se puede pensar en la opción «primer golpe».
más, se puede utilizar coercitivamente la amenaza de « Las mujeres tuvieron un protagonismo especialmente impor-
golpe» para obtener ventajas estratégicas o políticas. tante en las campañas contra los «Euromisiles». A pesar de la base
maniobrabilidad y flexibilidad, tanto militar como política, monotemática de las movilizaciones, los contenidos y los discur-
otorga a las armas nucleares un mayor valor de uso político. sos eran cada vez más globales y alternativos con una insistencia
guerras emprendidas en estas condiciones aparecen como en relacionar la nuclearización con procesos sociales. Algunos
bies, como que «pueden ganarse» y mantenerse a nivel grupos feministas elaboraron una crítica global de la guerra, la
causto». violencia, el patriarcado y el Estado -el patriarcado creador de
El riesgo de guerra nuclear parecía más posible y plaust violencia de diversos tipos, entre ellos el sexismo, el racismo y el
y el mundo más inseguro que nunca. El aumento de temores sobre militarismo-. Los objetivos iban más allá de la protesta contra
el peligro de guerra nuclear se puso de manifiesto a 'través de un el despliegue de los misiles:
encuesta realizada por la Comisión Europea en dos fechas: 1977
y 1980. Ante la pregunta «¿Cuáles son, en su opinión, las proba- Paz significa mucho más: significa erradicar las causas de la
bilidades de una guerra nuclear en los próximos diez años?» en guerra y de la violencia de nuestra sociedad ... la violencia or-
Francia y Gran Bretaña en 1977, el 14% y 13% respectivamente ganizada de los militares gracias a la cual el Estado patriarcal

174 175
mántiene su poder. (Documento: Piecing it Together: FPminiril XI. LA SOCIEDAD ANTE LOS RIESGOS
and Nonviolence, p. 21). BIOTECNOLÓGICOS
Como ya se señala en el capítulo sobre la sociedad de
los movimientos sociales, incluyendo el feminismo, repres~u•cu"
entre otras cosas, una respuesta a las duras tensiones, en el
co laboral y de la familia, creadas por los nuevos riesgos soc1dl~•·
Las movilizaciones de las mujeres contra los misiles conducían
intentos de integrar las diversas agendas políticas de los
tos presentes en la protesta -movimientos que denunciaban
gos ambientales, riesgos globales y riesgos sociales-.

Los avances espectaculares que han experimentado durante las dos


últimas décadas la biotecnología en general y la ingeniería gené-
tica en particular son responsables, en parte, del intenso debate
público sobre las implicaciones éticas, ambientales, sanitarias, so-
ciales y económicas de las modificaciones realizadas por los cien-
tíficos en el material genético de microorganismos, plantas y
animales. Si añadimos a esto los últimos resultados de la «clona-
ción» de animales y la ya famosa oveja «Dolly» y las propuestas
de clonación humana hechas por el Dr. Severino Antinori la so-
ciedad tiene todos los ingredientes para polemizar sobre el ries-
go, la inseguridad y los límites de la ciencia. Las respuestas so-
ciales, e incluso el rechazo de algunas aplicaciones de la ingeniería
genética, han tomado una forma diferente a los casos de los ries-
gos ambientales y nucleares descritos en los capítulos anteriores.
No se trata de movilizaciones masivas, ni de la creación de nue-
vos movimientos sociales, sino de la articulación de campañas de
sensibilización y denuncia públicas por parte de ONG monote-
máticas o de grupos ecologistas que prefieren acciones especta-
culares ante los medios de comunicación en vez de la «manÍ» tra-
dicional. La eficacia de dichas campañas ha sido enorme y, para
la industria biotecnológica, un inesperado y duro golpe ante la
comercialización de sus nuevos productos. La década de los no-
venta ha sido la década de las ONG.

176 177
..,...........-

Antes de exponer las respuestas sociales ante la ototecno1011 productos tradicionales: pan, cerveza, queso, etc. Con los avan-
se hará una presentación de algunos aspectos del desarrollo de ces en la biología molecular y el descubrimiento del ADN (Crick
tecnología, en particular lo que suele denominarse «n y Watson), el ritmo de la innovación y producción biotecnológi-
biotecnología. El objetivo de este apartado es determinar cas aumentó rápidamente a partir de los años sesenta de nuestro
de preocupación potencial y real de la población en este siglo, sobre todo en el campo de la ingeniería genética, lo que
técnicamente complejo y en rápida expansión. llamaremos las «nuevas biotecnologías».
En general, se asocia la biotecnología con la noción de U no de los ejemplos más claros del posible impacto de la
vas tecnologías: se considera que pertenece al campo de los biotecnología se da en las horm~as obtenidas por ingeniería ge-
lantos científicos y tecnológicos que han tenido lugar desde nética, especialmente la insulina para el tratamiento de la diabe-
segunda Guerra Mundial y que está estrechamente relaciona~ tes. Hasta que se comercializó por primera vez la insulina huma-
con la ingeniería genética y con las tecnologías reproductivas. na en 1982, este hormona vital se obtenía del páncreas de cerdos
embargo, las biotecnologías datan de antiguo y se remontan y vacas. Al no ser idéntica a la insulina humana, en ocasiones pro-
atrás en la historia (e incluso a la prehistoria). La elaboración ducía efectos secundarios (la insulina sintética no se ha liberado
la cerveza, la fermentación del yogur y la elaboración de de todos los efectos secundario~). Un campo cada vez más im-
representan formas de biotecnología si definimos estas portante de la investigación biotecnológica es el relativo a la de-
des como: tección precoz de enfermedades genéticas y también la «terapéu-
tica genética» que implica la reprogramación de células humanas
La aplicación de principios científicos y de ingeniería a a través de la manipulación del ADN. La clonación de animales
transformación de materias por medio de agentes biológicv11 ha suscitado un debate importante, ya que parece que la misma
para producir bienes y servicios. (Roberts, 1990, p. 7) técnica podría aplicarse dentro de unos pocos años en seres
humanos. La manipulación genética más la clonación, según
Las primeras biotecnologías, básicamente la transformación algunos críticos, se encuentra a un paso de la ingeniería so-
alimentos, como en los ejemplos señalados arriba, son conside, cial/ genética imaginada por' Aldous Huxley (1932) en su
das, por parte de la mayoría de personas, como productos «natu- Mundo Feliz.
rales». Sin embargo, tales procesos implican la manipulación Los alimentos genéticamente modificados y los organismos
humana de una materia mediante el uso controlado de agentes transgénicos son aplicaciones que han provocado una gran polé-
biológicos para crear algo diferente. Esta intervención puede con- mica ya que se trata de técnicas que han gozado de una gran
siderarse como una forma de tecnología o ingeniería, y puede ser cobertura mediática. En la actualidad se puede transformar todo
etiquetada como biotecnología porque el motor de esa transfor- tipo de organismos, desde las bacterias hasta los animales. Hay
mación es biológico. Lo interesante y relevante aquí es que son una amplia gama de plantas de cultivo genéticamente modifica-
sola,mente los expertos quienes colocan estas actividades de trans- das con rasgos diseñados por genetistas, entre ellas trigo, arroz,
forrrtación de alimentos en la categoría de «biotecnología». La maíz, soja, patatas, tomates, uvas y naranjas. Los ejemplos de
mayoría de la población utiliza categorías bien diferentes («natu- modificación .(organismos modificados genéticamente o OMG)
ral», «tradicional», «biológico»), y sobre todo no ven ninguna que se señalan a continuación se han escogido porque han
amenaza en estos productos. suscitado un agrio debate en torno a los posibles riesgos que con-
En el siglo XIX, se produjeron espectaculares adelantos en la llevan. Las disputas incluyen enfrentamientos entre distintos
biotecnología a través de la industrialización de .los procesos de sectores de la comunidad científica, hecho que ha aumentado
fermentación que permitieron la producción masiva de los las sensaciones de inseguridad e incertidumbre públicas ante la

178
179
introducción de las últimas aplicaciones biotecnológicas en la Es el caso del eucalipto en Europa y del conejo en Australia que,
cultura y en la alimentación. al ocupar y dominar el nuevo nicho natural, causaron daños y
Las plantas resistentes a herbicidas han sido desequilibrios ecológicos considerables.
genéticamente para resistir o tolerar herbicidas químicos que Los bioplaguicidas BT constituyen otro producto de la inge-
malmente les atacarían. De esta forma, la planta sobrevive niería genética que ha suscitado inquietudes y críticas. Algunos
tras otras semillas y plantas a su alrededor (competidores) científicos han pedido cautela ante el desconocimiento de las diná-
• ben a la acción de los herbicidas. Actualmente se micas e interacciones de los bioplaguicidas con el mundo natu-
investigaciones en unas 30 especies de plantas de cultivo, ral. Además, tampoco se han eliminado todos los interrogantes acerca
dificadas para soportar dosis de herbicidas que de otro de la incidencia de estos productos sobre la salud humana. Uno de
!'1 1
serían letales o nocivas. Las semillas de plantas resistentes a los hechos más criticados es que empresas transnacionales como
bicidas figuran entre los primeros productos de la nueva Monsanto ofrecen un «paquete» consistente en el bioplaguicida BT
nología que se utiliza en la agricultura. Se han planteado una y semillas (maíz, soja ... ) resistentes al mismo plaguicida.
de dudas y posibles riesgos que producen estas plantas modm(;a" El último producto de la nueva biotecnología que se presenta
das que incluyen los siguientes puntos: aquí es la hormona sintética, somatotropina bovina o BST, que
se obtiene a partir de bacterias genéticamente modificadas. La
1 • Los genes que proporcionan resistencia contra los BST, inyectada en vacas, aumenta la producción de leche sin in-
das pueden transferirse, a través de la polinización, a otras crementar la alimentación consumida por los animales tratados ·
J
plantas, con la consiguiente dificultad para controlar la p con la hormona. Este caso ha generado un duro debate entre la
pagación de plantas alteradas accidentalmente. principal empresa productora (otra vez Monsanto) y sus críticos
• La introducción de las nuevas plantas resistentes a herbici- que han centrado sus argumentos sobre la salud animal (posible
das puede dar lugar a un mayor uso de herbicidas perjudicia- malestar como resultado de mayor producción), la posible inci-
les para el medio ambiente. dencia sobre la salud pública y la incoherencia económica del uso
• Existe incertidumbre acerca· de los riesgos para la salud hu- de la BST en países que cuentan con un notable excedente de
mana pues no se han despejado todas las dudas. leche. Uno de los elementos contextuales de los productos bio-
tecnológicos mencionados arriba es que no aporta un beneficio
Se han modificado genéticamente peces (salmón por ejemplo) claro para el consumidor. Los beneficiados, en este caso, son para
con el objetivo de que estas especies transgénicas de piscifacto- los productores de estas aplicaciones y los agricultores o piscicul-
rías se desarrollen más rápidamente mediante la introducción de tores.
un gen productor de la hormona de crecimiento. También Precisamente en el marco de las inquietudes expresadas por dis-
pueden realizarse alteraciones que afecten a la tolerancia al tintos sectores de la sociedad ante el desarrollo de la ingeniería
estrés y al hacinamiento. Otra línea de investigación se refiere ?1 genética se han realizado, en los últimos años y en diversos
retraso de la maduración sexual, con el consiguiente aumento de países (incluyendo España), investigaciones sobre las actitu-
tamaño. Los problemas principales en este caso son ambientales:· des públicas hacia la biotecnología. La mayor parte de los estu-
el riesgo de pérdida de diversidad genética y desequilibrios dios realizados hasta la fecha han consistido en encuestas de opi-
ecológicos en el caso de la liberación accidental de los peces trans- nión pública que revelan un conjunto más bien complejo y
génicos (en el caso del salmón de difícil contención). Cabría re- ambiguo de actitudes hacia la biotecnología. En parte, ello es
cordar los desequilibrios causados por la liberación de especies consecuencia de que el término «biotecnología» es problemático
«exóticas» no modificadas genéticamente en ecosistemas foráneos. en sí mismo.

180 181
Biotecnología se usa como un concepto paraguas bajo d cual con el modo de pensar de la gente ante algunas aplicaciones muy
se agrupan técnicas y aplicaciones que cubren diversos campos específicas. Si a ello añadimos que el término «biotecnología»
(tal como se señaló ya en la sección precedente). Incluso hoy día, engloba una amplia variedad de aplicaciones y productos, y que
muchas reuniones científicas sobre biotecnología empiezan con al mismo tiempo las definiciones dadas por los científicos son di-
largos debates a propósito de la definición más adecuada de bio~ ferentes, resulta problemático abordar el tema del estado de la
tecnología. Esta situación viene ejemplificada por la coexistencia opinión pública sobre las biotecnologías en conjunto, y ello lleva
de 41 definiciones diferentes de la biotecnología, en los documen- también a cuestionar si tienen sentido las actitudes generales ha-
tos de la Comisión Europea. Y es que, tal como ha señalado un cia la biotecnología.
historiador de la biotecnología: Hemos visto cómo las actitudes públicas hacia la ingeniería
genética son complejas y ambivalentes. El potencial económico
El número de definiciones de la palabra biotecnología se ha de la biotecnología es muy grande, y se sostiene también que po-
convertido en una situación embarazosa. (Budd, 1989) dría contribuir, de manera significativa, a la resolución de pro-
blemas de diagnóstico, terapéuticos, de aprovisionamiento de ali-
El término biotecnología fue usado por vez primera en 1919, mentos y de degradación del medio ambiente. A pesar del apoyo
cuando el ingeniero agrónomo húngaro Karl Ereki lo definió público a la ciencia en general, y a las aplicaciones científicas que
como: impliquen grandes ventajas para la sociedad, han surgido muchas
preocupaciones medio ambientales, socioeconómicas y éticas acer-
Todas las lineas de trabajo con las cuales los productos son ca de algunas de las nuevas tecnologías y, especialmente, de la
elaborados a partir de la materia prima con utilización de or- ingeniería genética.
ganismos vivos. (lbíd.) Algunos sectores del público han expresado su recelo sobre las
consecuencias de las aplicaciones de la biotecnología, por un lado,
Desde entonces, se ha desarrollado, debatido, revisado y ar- y 'Sobre el control y la regulación administrativos de la ingeniería
gumentado toda una gama de definiciones. No debe ser, pues, genética, por otro. Impacto (socioeconómico y medio ambien-
ninguna sorpresa descubrir que el público está confuso y que no tal), regulación e información parecen ser tres palabras clave, todas
tiene una idea clara de lo que es en realidad la biotecnología. ellas relacionadas con una percepción creciente de la vulnerabili-
Otro problema aparece cuando intentamos evaluar los resul- dad ante el cambio tecnológico y la inseguridad del medio am-
tados de las investigaciones sobre las actitudes públicas hacia la biente.
biotecnología, por el hecho de que, en la mayoría de estudios, se La cambiante percepción de inseguridad, especialmente entre
plantean cuestiones bastante amplias sobre biotecnología, y no el público «informado», está en relación con la extensión del dis-
alcanzan a referirse a las diversas aplicaciones específicas en cam- curso medio ambiental, que en sus formas más radicales:
pos tales como la agricultura, el tratamiento de alimentos y la
acuicultura. Si ha habido un centro de atención específico, éste presenta a la naturaleza como un sistema frágil, vulnerable,
ha sido el campo de la ingeniería genética humana. Los estudios constantemente amenazado por agentes químicos fuera de
sobre la aceptación pública de la ciencia muestran que aunque la control. (Levidow y Tait, 1990, p. 15)
población es netamente favorable a la ciencia «pueden darse dis-
crepancias específicas en cuestiones concretas» (Yoxen y Green, Los cambios en la percepción pública del medio ambiente y
1989). Las preguntas generales sobre la aceptación de la biotec- la creciente sensación de vulnerabilidad no son sólo una moda: a
nología pueden no aportar demasiadas indicaciones en relación principios de los sesenta, algunos comentaristas presentaban un

182 183
~!~~""""""

sombrío cuadro del futuro del medio ambiente del planeta. ambivalentes, de mundos futuros dominados por la ingeniería ge-
Carson, en su obra (descrita en el capítulo de este libro sobre nética han sido abordadas por una nueva generación de escrito-
sociedad ante los riesgos ambientales»), líder de ventas, res de ciencia ficción, que tratan de las implicaciones sociales de
Spring, decía a sus lectores, mayormente de estatus socioeco~ la tecnología (Bujold, 1988; Butler, 1987; Cherryh, 1988;
mico alto o medio, que los nuevos contaminantes (insecticidl Herbert, 1987; etc.). La representación social de la ingeniería ge-
sintéticos, mercuriales orgánicos y otros compuestos de nética a través de la ciencia ficción (incluyendo el cine) hoy en
pesados), producto de las nuevas técnicas, no eran visibles día es plurál, reflejando la gran amplitud de opciones e inquie-
la espectacular forma de neblinas industriales, pero tudes que existen en la sociedad ante las nuevas tecnologías (tema
ser más dañinos y representar grandes riesgos para el que sé desarrolla en el último capítulo de este libro).
ambiente y la salud humana. A causa de su movilidad, los Si volvemos ahora la atención hacia una de las variables cla-
vos productos podían afectar a todas las clases sociales, incl ves: la regulación, está claro que el clima de regulación de las
yendo a aquellas que habían escapado a los peores efectos décadas de los ochenta y de los noventa en muchos países con-
la industrialización. Una parte creciente de estos nuevos trasta con el de las primeras décadas de la posguerra. Las admi-
pos, fundamentalmente de alto estatus socioeconómico y nistraciones republicana y conservadora en los EE UU y en Gran
cativo, empezó a ver estos cambios como una amenaza Bretaña introdujeron una vuelta a las filosofías del liberalis-
· sentirse tales grupos vulnerables e inseguros ante los cam mo económico, en que la desregulación y la flexibilización son
cualitativos que se estaban dando en el medio ambiente, consideradas la clave del crecimiento económico y del «progre-
chos de ellos inducidos por el uso de los nuevos productos. so social»: más mercado libre y menos regulación burocrática
·En este contexto, amplios sectores del público colocan a la darán más opciones para el consumidor. Hoy día, tales enfoques
geniería genética como un posible agente de inseguridad ambietuii.l., de la regulación parecen ser más y más aceptables, incluso en
y con posibles implicaciones negativas para la salud pública. países donde ha existido una fuerte tradición de medidas y
es pues sorprendente descubrir que la angustia provocada por la control. En el contexto del ambiente actual de desregulación, hay
ingeniería genética haya fomentado nuevas estrategias por cuen- ·. cada vez más síntomas de creciente preocupación pública acer-
ta de las compañías involucradas en la biotecnología. Ello inclu- ca de la falta de regulación y control de aquellas actividades eco-
ye la venta de sus productos como «respetuosos con el medio nómicas que tienen implicaciones en relación con el manteni-
ambiente» y la proyección de nuevas biotecnologías como avan- miento del equilibrio ecológico y con la salud pública. Diversos
ces «evolucionados» antes que como «revolucionarios», como estudios han mostrado que esta preocupación es bastante inde-
parte de lo que la humanidad lleva haciendo desde hace miles de pendiente de la posición ideológica, de manera que conserva-
años: programas selectivos de cría de plantas y animales, y ela- dores, liberales y progresistas, aunque mantienen actitudes di-
boración de cerveza, de queso y de yoghourt (Levidow yTait vergentes hacia la regulación en general, parecen estar a favor
1990). de mayores controles en lo que consideran dos campos vitales: la
Mientras que la «experimentación peligrosa con la naturale- salud pública y el medio ambiente. Asimismo, existen indicios de
za» es una preocupación medioambiental, también contiene un que, en estos campos, el público pone en tela de juicio la capaci-
fuerte componente ético cuando se trata de ingeniería genética dad e incluso la voluntad de las administraciones para controlar
en seres humanos. El control social y las visiones antiurópicas las actividades que impliquen riesgos medioambientales y de
(«distópicas») se encuentran donde el universo huxliano del Brave salud.
New World (A. Huxley, 1932) parece quedar al alcance de la La experiencia d'e la «enfermedad de las vacas locas» (Gran Bre-
tecnología de los genes. Visiones menos pesimistas, aunque taña) y el uso de hormonas ilegales para el ganado (España),

184 185
aunque no estén formalmente relacionados con la ingeniería proceso ha sido la articulación de nuevas redes sociales, movimien-
nética, han minado la confianza pública en los sistemas de los y organizaciones más informales y más fluidas con pautas y
lación. Habría que añadir que las raíces de esta contenidos organizativos rediseñados. La «modernización reflexi-
falta de confianza no están exclusivamente relacionadas va», que se manifiesta en el desarrollo de nuevos tipos de redes
la eficiencia reguladora objetiva de las administraciones sociales, concuerda también con algunas conclusiones de las in-
blicas. Dicha falta de confianza no sólo parece estar en vestigaciones en ciencias políticas que señalan que las nuevas or-
nexión con las percepciones cambiantes del impacto del ganizaciones ecologistas, de consumidores y de otro tipo, (Offe,
bio tecnológico, sino que además, como ya hemos insi 1985) representan un crecimiento general de la acción colectiva
· lo está con la «ecologización» de los discursos políticos en fuera del marco de las estructuras institucionales existentes.
contexto de los nuevos riesgos para el medio ambiente, algunull! Las ONG, que han proliferado tan espectacularmente durante
de los cuales son causados por la innovación tecnológica .. los ochenta y noventa, forman parte de este proceso de reor-
En estrecha relación con la regulación y el control está el denación de la acción colectiva. Son precisamente las ONG las
de la información. La liberación deliberada de organismos responsables de la oposición organizada a las nuevas biotec-
dificados genéticamente, o la introducción de nuevos productos·~ nologías.
de la ingeniería genética, vuelve a plantear el problema de la con· La campaña de sensibilización y presión contra el uso de de-
fianza pública y la exigencia de acceso a la información adecua~ terminadas aplicaciones biotecnológicas por parte de las ONG
da. Un grupo de científicos se ha referido al problema como monotemáti¡::as y los grupos ecologistas, ha representado un gran
«abordándose con la escasez de información». Y añaden: éxito por parte de sus partidarios, teniendo en cuenta el gran
poder e influencia mediática de la industria responsable de los
Habrá muchas decisiones en que el componente científico es- desarrollos y comercialización de la aplicaciones de la nueva bio-
tará lejos de ser concluyente, y por ello la capacidad y la inte- tecnología. El resumen de las actitudes y actividades de las ONG
gridad de quienes tomen las decisiones, tal y como lo percibe organizadas, críticas con la ingeniería genética, que se presenta a
el público, serán de importancia crucial. Es por ello que esta- continuación, es fruto de unas entrevistas realizadas a activistas,
mos a favor de cuanta claridad y publicidad sea posible, en la en los años 1991 y 1997.
gestión de la incertidumbre del control de los efectos nocivos Las organizaciones y movimientos sociales que se han mo-
de los microorganismos de ingeniería genética. (Finchmann y vilizado para frenar las actividades de las empresas biotecno-
Ravetz, 1991) lógicas y sobre todo contra la comercialización de determinadas
aplicaciones de la ingeniería genética en la agricultura y la ali-
Como ya hemos señalado a lo largo de este libro, algunos mentación pueden clasificarse, a grandes rasgos, en las siguientes
sociólogos han apuntado que las sociedades modernas tardías categorías:
se caracterizan por el riesgo globalizante que puede generar
ansiedades y que, incluso, pone en entredicho las identidades • ONG monotemáticas, con la ingeniería genética como nú-
personales y colectivas. La confianza «trust» pública en las cleo central de sus actividades.
instituciones responsables de regular e informar sobre los riesgos • Grupos ecologistas en los cuales la biotecnología forma una
se debilita. parte importante de sus actividades organizativas.
A medida que la gente abandona paulatinamente su identi- • Organizaciones de consumidores y usuarios. Incluyen la in-
ficación con las instituciones públicas se vén obligados a re- formación y el control de las aplicaciones biotecnológicas
negociar sus identidades sociales y morales. El resultado de este como un tema más.

186 187
• Asociaciones/ONG en defensa de los derechos de los Uno de los temas genéricos reclamados por muchas de las
males, preocupadas por la experimentación animal y la ONG y grupos afines es la falta de un control público o social
cidencia de la ingeniería sobre la salud y bienestar de adecuado de las actividades de I + D de la ciencia y tecnología en
seres vivos. general, y de la ingeniería genética, en particular. La confiden-
• ONG implicadas en la proyección de la agricultura y cialidad es un recurso muy esgrimido para no divulgar los deta-
mentación alternativas. lles de las investigaciones en curso, a causa de las denominadas
«razones comerciales». El imperativo de la rentabilidad provoca
Existen otros grupos que han incorporado las prouic:mau~il5 que la industria no esté interesada en sujetarse a una regulación
en torno del desarrollo de la ingeniería genética en su agenda de normativa estricta. El resultante secretismo y falta de transparen-
actividad: cia, según las ONG, no hace más que reforzar la desconfianza
pública y crear un ambiente de inseguridad ante el desarrollo de
• Organizaciones feministas. actividades científicas y tecnológicas ocultas y fuera del control
• Asociaciones de científicos críticos. de la sociedad.
• Movimientos de solidaridad con el Tercer Mundo. Tema sin duda central para la mayoría de ONG implicadas
• Algunas organizaciones religiosas. en la sensibilización pública a la biotecnología, es la considera- ~
ble incertidumbre que rodea, sobre todo, las implicaciones de la
En la movilización, sensibilización y crítica de a!gunas de las liberación (controlada o accidental) al medio ambiente de
aplicaciones de la ingeniería genética, las estrategias varían en organismos modificados genéticamente. Insisten en que en la va-
función de las tradiciones políticas de cada país, sin embargo se loración de riesgos no se incorporan siempre los análisis ecológi-
ha creado una cultura transnacional de «lobbying» que supera la cos. Se desafía y se relativiza el valor de la «opinión experta»:
barreras de las culturas políticas de cada realidad política «nacio-
nal» y que cuenta con el apoyo de «networking» que ofrece En la investigación científica, no conocemos plenamente las
internet (M. Castells, 1997). Las ONG contrarias a las nuevas características de muchos de los microorganismos con que se
técnicas genéticas han sufrido muchas descalificaciones por parte experimenta.
de los portavoces de la industria que alegan «histerismo», «subje- En las evaluaciones, hay importantes discrepancias entre los
tivismo», «agendas políticas ocultas» y falta de formación y co- análisis microbiológicos y los ecológicos, o entre la biología
nocimiento científicos de los activistas. De hecho, un análisis de molecular y la ciencfa del medio ambiente
la composición social y formación de los socios de dichos gru-
pos indica que la inmensa mayoría tiene formación universita- No existe nada parecido a una institución única que pudiera
ria, muchos de ellos a nivel posgraduado -mucho de los líderes impartir un juicio experto y plenamente objetivo.
destacados tienen formación en ciencias de la vida-. Muchos de Se cuestionan los imperativos e intereses comerciales y de la
los activistas se han profesionalizado no solamente en la esfera industria ante las dudas acerca de posibles riesgos aludidos por
de formación científica sino en aspectos de gestión. Si es cierto algunos científicos. Se tiende a hablar de las ventajas de la bio-
que en general opera el pragmatismo monotemático, es decir tecnología, sin abordar seriamente riesgos e incertidumbres; ade-
conseguir objetivos muy puntuales y concretos, algunas ONG y más, según las ONG, las administraciones públicas están dema-
oponentes de la nueva biotecnología son más ideológicos y radica- siado expuestas a las presiones de la industria, y así la legislación
les. Es evidente que describir y analizar la gran pluralidad de organi- tiende a favorecer a aquélla y no tanto a la sociedad y al medio
zaciones y actividades resulta complicado y sin duda incompleto. ambiente en su conjunto.

188 189
pr·
~

Son lo bioexpertos, con demasiada frecuencia, quienes deci· el trabajo de las asociaciones de interés social que ya tie-
den sobre los intereses económicos y de la sociedad. nen bastantes dificultades a causa de sus escasos recursos
operativos.
Hay demasiada comercialización de la biotecnología, dema· · Es prácticamente imposible regular la incertidumbre. En todo
siada arrogancia y muy poca preocupación acerca de lo que el caso, hay que tener como mínimo, un marco muy restrictivo
público quiere realmente saber sobre la investigación y el de· en relación a las cuestiones de mayor inseguridad; la libera-
sarrollo científicos. Todo se hace en un estilo muy desarro· ción de organismos modificados genéticamente. Algunos, pro-
llista. bablemente con razón, abogan por una moratoria como úni-
No estamos en pie de igualdad. Los intereses de la industria ca vía para garantizar la seguridad ambiental ante riesgos
siempre parecen gozar de prioridad respecto a los del medio potencialmente catastróficos.
ambiente.
Los intereses comerciales siempre quedan premiados. Muchos La globalización se percibe como una amenaza, especialmen-
desarrollos son frívolos y de nulo beneficio para el consumi- te en relación con las diversas negociaciones sobre el libre comer-
dor. La biotecnología no está orientada hacia los intereses públi- cio (incluyendo el GATT «General Agreement for Trade and
cos sino hacia los intereses privados, es decir de la industria. Tariffs»). Las ONG creen que bajo los principios de libre comer-
cio se tiende a adoptar acuerdos de «convergencia hacia ab~jo» y
La falta de una información fiable, honesta y transparente ante del mínimo denominador común. El patentar la vida, se toma
las dudas e incertidumbres presentes en muchas áreas del desa- como el más claro indicador de la falta de ética de las empresas
rrollo de las nuevas biotecnologías representa una crítica perma- biotecnológicas. ...
nente de las ONG opuestas a esta tecnología. También se recla- El debate sobre los riesgos de la alimentación modificada ge-
man nuevas formas de acceso público a la información sobre I+D néticamente ha asumido un protagonismo inesperado en la vida
en biotecnología y una renovación de las formas de participación política de algunos países europeos (siendo Gran Bretafia la es-
pública y control social de las políticas científicas. Se exigen nue- trella) e, incluso en Espafia, donde la ingeniería genética ha man-
vas estructuras e instituciones (con opciones a una amplia parti- tenido hasta hace poco un perfil bajo. Prueba de ello es la publi-
cipación pública) para evaluar el impacto de las nuevas tecnolo- cación, en diciembre de 1998, en espafiol del número de «The
gías sobre el medio ambiente y la sociedad. Por supuesto, la Ecologist>> dedicado a la empresa Monsanto. La revista no se pudo
denuncia de los marcos jurídicos y de regulación son en general publicar en el Reino U nido ante las amenazas de medidas legales
contundentes: por parte de la empresa. La respuesta fue, en primer lugar, un
«networking» a través de «internet» donde se publicaron íntegra-
N os gustaría confiar en los sistemas de regulación y control. mente, en más de diez lenguas, los llamados The MonXanto Files.
Puede ser que los responsables actúen con interés y responsa- En Espafia, una amplia coalición de ONG, grupos ecologistas,
bilidad, pero el proceso está viciado desde un principio. El editoriales y otras entidades sacaron a la venta dicho número de
principal problema es que muchos de ellos (los responsables la revista.
de la administración pública) no están comprometidos con Nos parece que lo más significativo de este hecho son las
favorecer la comprensión pública de la ciencia y con la infor- opciones organizativas que se han adoptado en muchos países
mación sin restricciones. para divulgar los contenidos de la revista. La amplitud de la coa-
Vemos que hay una ausencia de transparencia, en lugar de un lición, basada sobre todo en las ONG y editoriales afines, es un
sistema de regulación abierto e integrador, dificultándose elemento muy destacable y refleja esa reordenación y búsqueda

190 191
!"""'""

de nuevas identidades colectivas ante la proliferación de los ries- XII. RIESGO Y SALUD:
gos ambientales y sociales. El lenguaje está repleto de metáforas, LA EPIDEMIOLOGÍA DE LAS
algunas de ellas ya consagradas, alusivas al descontrol de la cien-
cia y los riesgos de la experimentación sin marco ético: titulares DESIGUALDADES
como «El Mundo Feliz de la biotecnología», «La empresa Fran-
kenstein», «Tecnología terminator». El debate surgido en torno
a la ingeniería genética refleja y forma parte de un nuevo y diná-
mico proceso de construcción social de la ciencia, de la tecnolo- .
gía y del riesgo, que algunos sociólogos (notablemente, Beck y
Giddens) caracterizan como «modernización reflexiva».

Hasta hace poco existía la extendida percepción de que se había


«democratizado» la mortalidad y morbilidad humanas en las so-
ciedades más desarrolladas económicamente. La <<jerarquización
de los riesgos», siguiendo el argumento de Beck, era problema de
la sociedad industrial e incluso una característica de las socieda-
des premodernas. El problema sobre todo de las desigualdades en
salud, aparentemente se había superado. Parece que en la socie-
dad del riesgo (la nueva modernidad) el reparto de riesgos era
diferente, con nuevos riesgos capaces de afectar a todos los gru-
pos sociales. Sin negar la validez de esta afirmación, que hemos
defendido en capítulos anterior~s, es importante reconocer que
todavía se acumulan muchos riesgos (especialmente de tipo so-
cial) en los grupos tradicionalmente más vulnerables.
En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud,
uno de los problemas más inquietantes, para las administracio-
nes sanitarias y de prestaciones sociales, es la persistencia e in-
cluso el aumento de las desigualdades en la salud a pesar de la
consolidación del <<estado de bienestar social» en muchos países
occidentales. Durante los últimos años se han documentado las
enormes diferencias (inequidades) que existen en el nivel de sa-
lud adquirida por distintos colectivos sociales. De hecho la equi-
dad (con su implicación de justicia social) representa para la OMS,
desde hace casi veinte años, el eje central de su programa <<Salud

192 193
...............

para Todos» («Health for All») reflejado en el objetivo cuantita· informes, libros, artículos y crónicas sobre este tema es realmen-
tivo de reducir las desigualdades en la salud en un 25% en cada te amplia y abarca casi dos siglos-. Tanto la epidemiología como
país del continente europeo en un período de veinte años. Se ha el análisis y crítica social y la geografía méd'ica del siglo XIX su-
fracasado en el alcance de éste r.ello ha obligado a una reflexión brayaron la relación entre pobreza, degradación ambiental y sa-
acerca de las causas de las desigualdades en la salud y acerca de lud. Estos estudios de la realidad social abarcaron cuestiones
cómo atajar el creciente «gap» en los niveles de salud entre los como:
grupos más vulnerables socialmente (de alto riesgo) y los grupos
privilegiados en nuestra sociedad. • El análisis de los determinantes ambientales y socioeconó-
La inequidad en la salud representa diferencias inaceptables micos de la salud en las nuevas ciudades industriales.
en los niveles de salud causados por condiciones sociales y eco- • El estudio de variables para examinar el bajo nivel de sa·
nómicas. Se parte de la premisa de que las desigualdades socio- lud de los pobres, que incluían: condiciones de la vivien·
económicas producen desigualdades en la salud. Dicho de otra da, densidad de la población, ingresos económicos, alimen-
forma, la ubicación económica y las circunstancias sociales de un tación, procesos migratorios, contaminación del aire, agua
colectivo determinan, en gran medida, sus condiciones de vida y y suelo, etc.
trabajo, la calidad de su vivienda y medio ambiente, el grado de
escolarización, el acceso y uso de servicios y recursos sanitarios, La industrialización y urbanización, con su innovadora forma de
sus estilos de vida, etc., todos ellos son factores que inciden no· producción, la contaminación ambiental y los nuevos sistemas
tablemente en la salud. Algunos de los cambios en el mercado de trabajo alteraron y cambiaron de forma radical las condicio-
laboral (precarización laboral, paro de larga duración) no han nes de vida y trabajo. Las nuevas morfologías urbanas conduje·
hecho más que agudizar la desigualdades en salud y la sensa- r9n a nuevos modelos de segregación social y residencial, así como
ción de inseguridad y exposición a nuevos riesgos sociales a a nuevas y profundas desigualdades sociales. Los barrios obreros,
que aluden Beck , Giddens y otros defensores del concepto de las áreas residenciales de clase media y las mansiones de los ricos
sociedad del riesgo. ocupaban zonas específicas y fácilmente identificables de la
Las importantes investigaciones llevadas a cabo recientemen- ciudad. La descripción de las condiciones físicas, de los estilos
te sobre equidad y salud no deja lugar a dudas sobre el hecho de de vida y de las condiciones de trabajo de las nuevas, enormes,
que las desigualdades sociales y ·económicas originan desigualda- sucias, densas, contaminadas, superpobladas y nada saludables ciu-
des en el campo de la salud humana. Se supone que esa conclu- dades encontraron expresión en una gran variedad de obras tan-
sión implicaría necesariamente el replanteamiento de las políti- to de análisis de la realidad socioeconómica como en obras de
cas sociales y de salud para poder invertir el preocupante ficción. Ya hemos citado los ejemplos de Dickens, Chadwick,
crecimiento de las desigualdades en la salud. Si es cierto que la Engels y otros acerca de las condiciones en el primer país, Gran
polémica sobre equidad y salud ha vuelto a tener cierta visibili- Bretaña, al pasar por la industrialización acelerada. Todos, inde-
dad política en algunos países europeos durante los últimos años, pendientemente de sus opciones ideológicas, coincidían en que
el debate sobre las dt:sigualdades en la salud ha sido recurrente se habían agudizado las desigualdades y que este proceso había
en la sociedad moderna, aunque se ha asociado especialmente al impactado especialmente en la salud, dando como resultado un
análisis de los efectos de la industrialización, la urbanización y la claro empeoramiento de la salud de los más pobres. Todo eso
degradación ambiental. tenía su expresión en la proliferación de enfermedades infeccio-
La investigación actual sobre las iniquidades en la salud tiene sas y respiratorias. El indicador más fiel del nivel de salud, la
precursores importantes -la relación de publicaciones, estudios, esperanza de vida, indicaba la clara relación entre circunstancias

194 195
sociales y mortalidad y también indica importantes diferencias y medio ambiente. El estilo, contenido, composición social y
entre campo y ciudad. Los datos que se presentan a continuación estrategias de estos movimientos era muy diverso, al igual que sus
necesitan pocos comentarios. críticas de las desigualdades en la salud y las soluciones que pro-
Evidentemente, el peso de la mortalidad infantil explica unas ponían para enmendarlas. Para ser breve, podemos decir que al
cifras de esperanza de vida muy bajas que, en su conjunto, arro- final del siglo XIX (en Europa occidental), las desigualdades en
jan unos resultados realmente escalofriantes (por ejemplo, el caso la salud representaban una importante controversia -en efecto,
de Liverpool, donde la esperanza de vida de familias obreras la relación entre clase social y nivel de salud había sido amplia-
quedaba en quince afios). Los factores de riesgo principales eran mente demostrado (clase social como variable independiente de
sociales entendidos como el conjunto de condiciones (vivienda, riesgo determinante del estatus sanitario)-. Especialmente po-
medio ambiente, alimentación, educación .... ) relacionadas con la lémica fue la cuestión de cómo incidir o intervenir para invertir
ubicación socioeconómica. esta situación.
Algunos movimientos populares y sociales e incluso profesio- El debate sobre la política social p.olarizaba a muchos sec-
nales (mencionados en capítulos anteriores) denunciaron las bru- tores de la sociedad: algunos pidieron al Estado que intervi-
tales desigualdades en la salud e iniciaron campafias a favor de niera para paliar las manifiestas desigualdades, mientras otros
introducir medidas y políticas sociales y ambientales para paliar adoptaban una postura de laíssez-faire y de un darwinismo
esta situación. Entre los movimientos había: social pseudocientífico, argumentando contra el intervencio-
nismo del Estado. Otros optaban por la vía rupturista con el
• El movimiento por la salud pública. sistema, apostando por la revolución social para crear un
• Grupos filantrópicos y reformistas. nuevo orden social.
• Organizaciones obreras, sobre todo los sindicatos en prlll- Para los defensores de la política de laissez-faire, basada en los
ceso de gestación. argumentos del reduccionismo biológico representados especial-
• Asociaciones o grupos vecinales. mente por el sociólogo británico Spencer y el biólogo alemán
Haeckel (a quienes hemos hecho referencia en anteriores capítu-
La reivindicación de mejora de las condiciones de la clase obre- los), eran los imperativos biológicos los que regían las sociedades
ra insistió especialmente en las condiciones sanitarias, de trabajo humanas. Para estos ideólogos, no había medio alguno mediante
el cual las personas pudieran escapar de su «destino» biológico
fijo, inalterable e inevitable -considerándose decididamente
Edad media de personas (y sus familias) fallecidas, por perverso e incorrecto hacerlo, porque eliminar la «selección
«clase social» en Gran Bretaña 1841 (M. G. Howe, 1972) natural» (ley que gobernaba todo ser vivo) protegiendo a los in-
dividuos, grupos, clases e instituciones llamadas «débiles», con-
Localidad Profesionales «Tradesmen» Obreros duciría inexorablemente al declive de la sociedad-. Las desigual-
dades sociales formaban parte de un orden impuesto por la
Wiltshire (rural) 50 48 33 naturaleza y, en consecuencia, objetivos como alcanzar mayor
Kendal (rural) 45 39 34 equidad social no se encontraban en los proyectos de la escuela
Whitechapel (Londres) 45 27 22 de laissez-faire. Spencer argumentaba así:
Leeds 44 27 19
Bol ton 34 23 18 Todos los adultos obtienen los beneficios y las gratificaciones
Liverpool 35 22 15 que se merecen. Entendiendo siempre por merecimiento la
-

196 197
---
capacidad de satisfacer todas las exigencias de la vida -con~ larga y fuerte tradición intervencionista y de gobiernos reformis-
seguir comida, encontrar cobijo, escapar de los enemigos que tas.
compiten con miembros de otras especies-. Uno se aniquila Si es cierto que ha perdurado el debate en torno al grado y la
y resulta eliminado, o se prospera y se desarrolla según se est~ orientación del intervencionismo del Estado en relación con las
deficientemente o bien equipado. Evidentemente, un sistema políticas sociales desde el siglo XIX, uno de los grandes temas de
opuesto a estas premisas, en caso de poderse sostener, sería, a debate durante las crisis y recesiones económicas del siglo XX se
la larga fatal. Si cada individuo recibiese beneficios en fun- ha centrado en la incidencia en la salud del paro, el trabajo pre-
ción de su inferioridad, se llegaría a la degradación progresi- cario y la economía sumergida. Los cambios en el mercado labo-
va ... ¿Hay alguien que crea que lo mismo no sea válido para ral citados por Beck y Giddens forman parte de los riesgos socia-
la especie humana. (H. Spencer, p. 89) les. Desde hace más de un siglo se reconoce que el trabajo y las
condiciones de trabajo son variables epidemiológicas muy rele-
El reduccionismo biológico spenceriano y el darwinismo vantes para explicar el nivel de salud de la población. Los estu-
social fueron los argumentos (legitimados por su aparente ri- dios de Marienthal, Austria, llevados a cabo a principios de la
gor «científico») que justificaban las desigualdades sociales. década de 1930, indicaban que el desempleo tenía evidentes con-
Spencer, al integrar su versión muy particular de la teoría secuencias negativas sobre la salud en grupos sociales ya castiga-
evolucionista en su análisis social, tenía como propósito hacer dos por sus circunstancias socioeconómicas y ambientales. La ca-
una apología del liberalismo económico con el que comulgaba rencia de nutrición y la falta de recursos económicos, impactos
plenamente. En una de sus argumentaciones mejor elaboradas se bien conocidos del paro, representaban solamente una dimensión
lanzó a demostrar que la intervención estatal era intrínsecamente material del desempleo. Los investigadores descubrieron la im-
peligrosa porque iba en contra de la naturaleza y podía debilit~r portancia que tenían las dimensiones existenciales o psicológicas
los fundamentos de la sociedad. Todas aquellas formas de inter- del paro sobre la salud. La angustia producida por la carencia de
vención gubernamentales tendentes a fomentar la prestación de trabajo tenía manifestaciones negativas medibles cuantitativamente
servicios sociales y la asistencia social sólo servirían para prolon- sobre la salud.
gar la existencia de individuos que por sus características «ina- Hemos señalado algunos de los precedentes de los estudios
decuadas» o no «adaptadas» serían normalmente eliminados de que iban a desarrollarse posteriormente en el contexto de la
la existencia a través de las leyes impuestas por la «selección na- recesión de los años setenta, ochenta y noventa que tuvo como
tural». consecuencia el aumento del desempleo y la precarización del
Reducir los riesgos socioambientales a que estaban sometidos trabajo. También la ciudad ha pasado a ser objeto de un pro-
los colectivos más vulnerables, que en el fondo era la base de mu- fundo análisis social, con especial atención a la «división espacial
chas propuestas reformistas, chocaba frontalmente con las opcio- del trabajo» y la distribución de riesgos. A continuación, se ana-
nes del liberalismo económico a ultranza. El debate entre ellaissez- liza en particular la dimensión y distribución espacial de las
foire y el intervencionismo estatal ha continuado, con algunos desigualdades y riesgos sociales y ambientales en el marco urba-
retoques, hasta nuestros días. Los postulados del «Thatcherismo» no, un tema frecuentemente olvidado al tratar la relación en-
o del «Reaganismo» neoliberal (discursos con un toque sorpren- tre las desigualdades sociales y la producción de iniquidades en
dentemente similar a las elaboraciones spencerianas) tuvieron una la salud.
incidencia especialmente significativa en las políticas de salud La ciudad refleja, e incluso exagera, las características funda-
durante las décadas de los ochenta y noventa, no solamente en el mentales de la sociedad en que está ubicada. Se puede identificar
Reino U nido y los Estados U nidos, sino en otros países con una la estructura social jerarquizada y la distribución de riesgos con

198 199
.,..,

su consecuente incidencia en la salud de manera más clara y con- o de segregación residencial (efectivamente son las mismas pistas
tundente en la ciudad moderna: que utiliza el ciudadano de a pie a la hora describir la diversidad
social de su ciudad). Esas claves visuales o indicadores, simplifi-
Las ciudades son lugares en los que es más fácil observar la cando mucho, pueden incluir:
diferente asignación de los recursos económicos y sociales. Hay
quien consideraría la diferenciación como sistemática. En • Densidad y calidad de la vivienda.
nuestra opinión, la investigación de la diferenciación revela in- • Condiciones ambientales.
equidad. (P. Troy, 1981, p. 9) • Servicios (tipo y calidad). Consumo colectivo (M. Castells,
1971).
La expresión más visible de la estructura social, de las dife- • Actividad cultural, de ocio o deportiva (individual o co-
rencias y desigualdades de la ciudad, es la segregación social lectiva).
y residencial. El término segregación se asocia generalmente
a intentos formales y premeditados de separar poblaciones espe- La información de los patrones municipales, conjuntamente
cíficas entre sí (utilizando, por ejemplo, el criterio étnico o ra- con una diversidad de indicadores socioeconómicos y las claves
cial), como fue el sistema de apartheid de la Sudáfrica predemo- visuales, hace posible trazar mapas de la diferenciación y desigual-
crática. Sin embargo, la segregación impuesta (en el sentido de dades sociales de la ciudad con su amplia serie de barrios favore-
la ecología humana de la &cuela de Chicago) por factores estruc- cidos o deprimidos con sus respectivas implicaciones para la sa-
turales o ecológicos es una realidad en todas las grandes ciuda- lud y el bienestar. Algunos barrios acumularán más riesgos (tanto
des. De hecho, esa segregación social es, para los ciudadanos, una sociales como ambientales) y a partir de esta realidad diferencia-
experiencia de sentido común, vivida de forma cotidiana: todos da de la ciudad podremos comenzar a analizar en más detalle la
ellos (los/las ciudadanos/as) tienen asimilado algún tipo de mapa epidemiología de las desigualdades que tienen una expresión en
mental y social de sus ciudades -de sus diferentes vecinda- el espacio urbano.
rios y áreas residenciales con sus muy diferentes funciones, El conocimiento de la localización y de la distribución es-
condiciones ambientales, recursos y servicios urbanos y vida pacial de clases sociales y de los grupos expuestos a más riesgos
cultural-. Las personas saben, en general, identificar con gran (grupos vulnerables) es esencial para una comprensión de la in-
facilidad los barrios obreros, las zonas de marginación, así equidad en la ciudad. La geografía y sociología urbanas (tan re-
como las áreas residenciales de la clase alta. En efecto, esos ma- clamadas por Giddens) han podido mostrar no sólo la ubicación
pas coinciden normalmente, con destacable precisión, con los de los grupos desfavorecidos sino también el acceso y el uso de
mapas de segregación social trazados por geógrafos o sociólogos recursos y servicios urbanos por los diferentes grupos socia-
urbanos. les. La calidad de dichos bienes y servicios (entre. ellos la sani-
Uno de los más conocidos elementos analíticos utilizado en dad, la educación, el transporte colectivo, la oferta cultural, los
la sociología y la geografía urbanas para detectar y mapear la se- espacios verdes, etc.) debe tenerse en cuenta a la hora de analizar
gregación urbana, el análisis factorial empleado por Timms (D. y cuantificar el acceso a ellos (C. Miralles, 1997). La exposición
Timms, 1976) y otros, revela una multiplicidad de patrones de de los distintos grupos a las agresiones ambientales, ocupaciona-
distribución residencial. Sin recurrir a técnicas tan sofisticadas, les y sociales a lo largo de su vidas también es de imprescindible
el sociólogo o geógrafo puede guiarse por una serie de claves o consideración.
«pistas» visuales, que se pueden homologar a «indicadores», para Se han utilizado muchos indicadores para formular una
poder elaborar un mapa fiable de distribución de desigualdades comprensión adecuada de las dimensiones espaciales de las

200 201
11111"'"'""

desigualdades sociales y de la distribución de riesgos en la sociológica que continúa siendo considerado relevante y amplia-
dad. Sin embargo, se presentan varios problemas metodológicos mente utilizado en estudios tanto empíricos como teóricos. Sin
con respeto a esos indicadores (incluso en el caso de los indica· negar la clase social como concepto genérico también podemos
dores compuestos). Una cuestión especialmente preocupante para optar por utilizar otras categorías tales como grupos sociales «vul-
investigadores que quieren hacer trabajos sociológicos compara· nerables». Dicho grupos, especialmente susceptibles de acumular
dos es que la comparación entre países es particularmente difícil riesgos, incluyen entre otros:
(hay una creciente demanda de este tipo de estudios en el marco
de la Unión Europea). La comparación se hace complicada debi· • Minorías étnicas.
do a las considerables variaciones en la cantidad, calidad y fiabi· • Parados.
lidad de los sistemas de clasificación usados para presentar las es- • Familias monoparentales.
tadísticas sobre estatus socioeconómico. En algunos casos, las • Personas coh minusvalías físicas.
autoridades censales proporcionan simples categorías de estrati- • Portadores del SIDA.
ficación tales como clases 1 a V (1 = clase alta), mientras que en • Personas sin empleo fijo.
otros se ofrece una clasificación ocupacional larga, compleja (muy • Personas con ocupaciones peligrosas.
matizada) pero también, a veces, un tanto arbitraria. Los indica-
dores que se han utilizado para .medir la equidad social son bien De esta manera, se han podido localizar conjuntos de grupos
conocidos e incluyen: vulnerables (de alto riesgo en el sentido epidemiológico) que ade-
más ocupan, muchos de ellos, zonas específicas de la ciudad. En
• Ocupación y trabajo. este contexto es bastante apropiado hablar de la división espacial
• Ingresos personales. del trabajo y de condiciones de vida en el marco urbano. La
• Educación -nivel adquirido y/o años de escolarización-. existencia de áreas socialmente vulnerables (muchas veces de fá-
• Vivienda -metros cuadrados ocupados- nivel de sanea- cil identificación y muy visibles) en la ciudad, con problemas de
miento. acumulación de desigualdades y riesgos (y que interactúan) tiene
implicaciones considerables para las políticas sociales y de la sa-
Por supuesto, los indicadores expuestos arriba están relacio- lud y especialmente para lo que llamamos la epidemiología de las
nados con nociones de clase social, concepto que algunos analis- desigualdades.
tas han calificado de ambiguo u oscuro y que no permite una re- Al finalizar ese breve apartado sobre las desigualdades en la
presentación sofisticada y diferenciada de la equidad social. No ciudad, debería afirmarse que actualmente tenemos, en Europa,
tiene sentido, en este libro, entrar en el debate tan polémico en unas ciudades muy diferenciadas y segregadas internamente, con
la sociología sobre clases sociales versus estamentos sociales (que un amplio espectro de ihequidades. La ciudad está compuesta por
requeriría una exposición muy extensa). Sin embargo, vale la pena grupos o clases sociales con una gran diversidad de intereses y
apuntar que Beck y Giddens, que han mostrado simpatía por el necesidades. Se trata de algo muy alejado de la ingenua e ideali-
análisis marxista, durante los últimos años han insistido sobre zada (y ideologizada) visión de la ciudad «orgánica» funcional y
todo en el hecho de que la identidad de clase es cada vez más más o menos ordenada presentada por algunos teóricos sociales
frágil ante los cambios en el mercado laboral y otras esferas pro- y urbanistas de mediados de nuestro siglo.
ductivas. Si bien se ha mencionado que, en el contexto de la salud, el
A pesar de la proliferación de críticas, el de clase social es un debate sobre las desigualdades ha persistido durante mucho más

. concepto todavía vigente para amplios sectores de la comunidad de un siglo, la llegada de la recesión económica mundial de los

l .
'+)
t:
~~
202 203
---
años setenta, con su secuela de paro, trabajo precario y otros y optaban por ir más allá de la simple documentación de la rela-
bios en el mercado laboral,~ignificó una nueva e intensa polé· ción entre paro y salud:
mica sobre la equidad, los riesgos, las desigualdades y sus conse•
cuencias para la salud y el bienestar social. Un número importante El desempleo se halla profundamente relacionado con niveles
de investigaciones, que además son controvertidas, fueron publi· bajos de salud y con una reducción de los niveles de bienes-
cadas a lo largo de los ochenta. U na de las más conocidas fue el tar. .. La investigación ha pasado de la mera documentación
«Black Report» Británico. El «Working Group on Inequities and de la influencia del desempleo en la salud a la identificación
Health» elaboró sus trabajos entre 1977 y 1980. La investigación específica de las circunstancias económicas, sociales y psico-
destruyó el mito de que durante los años de posguerra se había lógicas de la sociedad contemporánea, de perniciosas conse-
llegado a una situación más igualitaria en relación a los niveles cuencias.
de salud de los distintos grupos/clases sociales. El resumen del
redactor principal del informe, Peter Townsend, de los hallazgos Se ha reconocido que, a la vez que el desempleo tenía efectos
del grupo de trabajo (encargado oficialmente por el gobierno) fue negativos en la salud, era evidente que otros colectivos vulnera-
contundente: bles sufrían una suerte similar debido a la diversidad de injusti-
cias sociales y riesgos a que están sometidos. Esta constatación se
A pesar de treinta años de un Servicio Nacional de Salud ex- basaba en el peso de la evidencia que se basa, a su vez, en algu-
presamente dedicado a facilitar una atención igual para todos, · nos principios o premisas ya establecidas:
continúa habiendo un notable clasismo en los estándares de
salud. En efecto, ese nivel de clasismo parece ser más eviden- • La salud no se halla igualmente distribuida entre la pobla-
te en Gran Bretaña comparado con otros países comparables ción (ciudad, región, nación ... )
e incluso parece ser que las desigualdades van en aumento. • Determinados colectivos (sobre todo los grupos socialmente
Durante los veinte años, hasta comienzos de los setenta, que excluidos o vulnerables) sufren mala salud más a menudo
abarca el informe, las tasas de mortalidad tanto en hombres y tienen una esperanza de vida menor que otros sectores de
como en mujeres de 35 o más años de edad y pertenecientes la salud.
a los grupos I y II han ido disminuyendo regularmente mien- • Durante muchas décadas se ha observado que la clase traba- •
tras que las de los grupos IV y V incluso se ha deteriorado. jadora, en comparación con otras clases sociales, tiene
(Townsend & Davidson, p. 122) mayores tasas de mortalidad, morbilidad e invalidez.
• En algunas sociedades de bienestar social, se han incremen-
Fue durante y tras la recesión de los setenta que la documen- tado las desigualdades en la salud entre los grupos de alto
tación y el análisis de las desigualdades adquirieron gran ímpetu. nivel socioeconómico comparados con otros grupos menos
Dado el fuerte incremento del desempleo y otros cambios en el privilegiados.
mercado de trabajo, era de esperar que fuera ésta la cuestión pre- • Este empeoramiento tiene que ver con las circunstan-
dominante en la investigación y el debate sobre salud, riesgo y cias socioeconómicas y culturales y las condiciones de vida
desigualdades. En este contexto, la Oficina Regional de la Orga- y trabajo y todo ello está relacionado con la distribución y
nización de la Salud incluyó los temas del paro y la salud en sus acumulación de riesgos (para los grupos excluidos).
programas de investigación y divulgación sobre las problemáti-
cas más importante de la salud pública. Los resultados de los tra- La implicaciones de estas conclusiones representan un gran de-
bajos encargados por la OMS llegaban a conclusiones muy claras safío para los defensores del estado del bienestar social y está

204 205
dando lugar a nuevos enfoques y líneas de investigación socioló- pesar de la existencia de las enfermedades de la «riqueza» o de la
gica y en la salud pública (especialmente concerniente a los pro- modernidad. Los mayores problemas de destrucción y degrada-
cesos e implicaciones de la exclusión social). Es interesante seña- ción ambientales se concentran, hoy en día, en el Tercer Mun-
lar que se está optando, en el área de promoción de la salud y do, donde la esperanza de vida queda considerablemente por de-
salud pública, por el enfoque «Socioecológico» para integrar tan- bajo del mundo más desarrollado económicamente (con unas
to los elementos sociales como los ambientales y de riesgo. Esta notables excepciones). El medio ambiente y los riesgos asociados
nueva opción no es casual, y está relacionada con los cambios con su inestabilización siguen representando las variables claves
ambientales objetivos y cuantificables que ha centrado una gran para explicar las desigualdades en la salud y en el bienestar, a pesar
parte de este libro. de la globalización, y la extensión de dichos riesgos. En este con-
En este capítulo sobre riesgo y salud, en el contexto de las texto se reclaman, cada vez con más insistencia, unas políticas ba-
desigualdades sociales, tenemos la obligación de presentar algu- sadas en el reconocimiento de la interacción entre equidad, me-
nas críticas a las tesis de Beck y Giddens. Si bien, tiene una base dio ambiente y salud, sobre todo si se quiere cumplir con el
clara, la noción de «la democratización de los riesgos» en la so- objetivo de la OMS (descrito al principio de este capítulo) de re-
ciedad del riesgo es un tanto exagerada y no presta atención a una ducir las desigualdades en la salud.
amplia literatura sobre desigualdades en la salud en relación a la
distribución de problemas ambientales. También Beck, en parti-
cular, ignora la existencia de movilizaciones populares contra la
degradación ambiental de la primera industrialización. Reclamar
mejoras ambientales no ha sido exclusivamente prerrogativa de
las clases acomodadas viviendo en la sociedad del riesgo. Como
ya se comenta en el capítulo sobre «La sociedad ante los riesgos
ambientales» hay importantes precedentes de protesta contra las
problemáticas ambientales desde hace más de un siglo.
Es innegable que la nueva modernidad se enfrenta a nuevos
riesgos globales que afectan a grupos sociales que no han tenido
una experiencia significativa o muy directa de las agresiones am-
bientales (estamos hablando de los sectores más bien privilegia-
dos de la sociedad occidental.) Tampoco se puede negar, incluso
ante una crisis ecológica a escala planetaria, el hecho de que
todavía las agresiones ambientales y otras similares siguen acu-
mulándose o concentrándose en las poblaciones socialmente
y económicamente excluidas.
A pesar de una cierta redistribución de los riesgos (especial-
mente los ambientales) que puede alcanzar a toda la sociedad, en
la inmensa mayoría de las grandes ciudades,de occidente sigue
habiendo una estrecha correlación (en un sentido estadístico y epi- lt

demiológico) entre degradación ambiental, exclusión social, po-


(..,
breza y salud. Los datos cantan y son de difícil refutación, a

206 (-~
XIII. LA REPRESENTACIÓN DE LA
CIENCIA Y EL RIESGO A TRAVÉS
DE LA CIENCIA-FICCIÓN

La ciencia ficción ha tenido, y tiene hoy más que nunca, un


interesantísimo papel en la representación no solamente de la
ciencia sino de toda una .gama de inquietudes presentes en la
sociedad moderna. Debido a la forma y contenido ecléctico y
variado de la ciencia-ficción se puede alegar que es el género
literario y filmístico posmoderno <<par-excellence». Particular-
mente relevante en el contexto de es.te capítulo es el hecho de
que uno de los contenidos tradicionales de ciencia ficción es
la representación o novelización del porvenir de la ciencia. En
el marco de las reflexiones sobre la ciencia, se encuentran
muchísimas obras dedicadas a las implicaciones socioeconó-
micas, culturales, éticas y políticas de las tecnologías nuevas
o emergentes.
Durante la última década, el tema de moda de la ciencia
ficción ha sido el de las ramificaciones de la ingeniería genética.
Todo tipo de universos están presentes en estas visiones de futu-
ros inciertos: desde mundos utópicos a mundos sumamente in-
felices. Por supuesto, Aldous Huxley con su Brave New World fue
pionero en este tema con la denuncia de la ingeniería social que
rige su «mundo feliz». Una representación mucho más reciente
es la novela Jurassic Park de Michael Crichton (Crichton, 1991)
y la pobre, pero muy exitosa, versión para la gran pantalla de
Steven Spielberg. Las inquietudes del autor se manifiestan en la

209
primera página de la «introducción» de su libro, en la que se de- George Lucas sobre las aventuras interestelares del joven Luke
dica a exponer los riesgos de una tecnología que no está someti- Skywalker en su lucha contra las «fuerzas oscuras del mal». Mu-
da a un control o reglamentación adecuados: chas otras películas y, aun más, tebeos y revistas pulp (de papel
de mala calidad), que cuentan con un público muy amplio, dan
El final del siglo XX ha sido testigo de un «gold rush» cientí- una imagen del cine y la literatura de ciencia ficción como una
fico de proporciones increíbles: las prisas incontenidas y fu- especie de moradora del espacio, propia del arte pop, obsesiona-
riosas para comercializar la ingeniería genética. Esta empresa da por la ciencia y la tecnología futuras, y todo ello repleto de
ha avanzado tan rápidamente -con tan poco comentario imperios galácticos y héroes masculinos unidimensionales.
externo- que sus dimensiones e implicaciones están apenas Esta imagen distorsionada y parcial del género resulta preocu-
comprendidas. pante ya que la ciencia-ficción tiene grandes obras que demues-
La biotecnología promete la revolución más importante de la tran que es una esfera artística rica, variada y original. No cabe
historia humana ... sin embargo la revolución biotecnológica duda de que es un campo multifacético, que va desde la crítica
difiere en tres aspectos en relación con otras transformacio- social, la sátira política y la utopía hasta la aventura épica, pa-
nes científicas. sando por la fábula y la aventura. La ciencia-ficción no es mono-
Primera, tiene una amplia base ... lítica, antes bien plural y a menudo ecléctica. Cierto que tiene
Segundo, una buena parte de la investigación es frívola ... escritores y cineastas entusiasmados por el hardware futurístico
Tercero, la investigación está fuera de control. (Crichton, de los viajes interplanetarios y las supercomputadoras geniales,
1991, p. ix) pero también hay otros que representan la perspectiva soft, más
preocupada por la experiencia social y humana, tanto presente
La novela de Crichton, que se narra en forma de aventura, es como futura. Con frecuencia, uno y otro punto de vista, el blan-
una dura crítica a la falta de control social y político de las nue- do y el duro, se combinan para hablar de la relación entre cien-
vas tecnologías y una denuncia de la pobreza ética de sectores del cia, tecnología y sociedad. De vez en cuando aparecen «aliens»
mundo empresarial. Los protagonistas de la novela, científicos y (sí, es cierto que todavía hallamos muchos monstruos siniestros
empresarios sin escrúpulos, no hacen caso de los posibles riesgos y xenófobos ... , y humanos monstruosos y xenófobos), pero tam-
de una situación llena de incertidumbre. El impacto de la pelí- bién Etés angelicales. Sin embargo, la ciencia ficción de hoy es,
cula (más que el de la novela) ha sido muy notable, y, como en gran medida, experimental, de vanguardia en muchos aspec-
observación anecdótica, muchas de la personas entrevistadas por tos y, desde el punto de vista estilístico, más sofisticada que en el ·
un equipo de investigación sobre la percepción pública de la bio- pasado y consciente de su papel como género literario respecto a
tecnología dirigida por el autor, de este libro, hicieron referencia la literatura en general.
explícita a la película a la hora de hablar de sus inquietudes en En este capítulo, se hará un repaso histórico de la ciencia-
relación al desarrollo y futuro de la ingeniería genética. ficción, haciendo hincapié en su tratamiento de la ciencia y
La ciencia ficción ha penetrado en más de una ocasión en la de los nuevos riesgos. Existén muchos candidatos al título de
vida política y en las relaciones internacionales. «Guerra de las fundador de la ciencia ficción. Hay quienes defienden que la
galaxias» e «imperio del mal» son expresiones que fueron utiliza- obra maestra gótica de Mary Shelley, Frankenstein (1818) (que
das para divulgar el programa del presidente Ronald Reagan, la reflexiona sobre un tema de gran actualidad -los riesgos de
llamada iniciativa de defensa estratégica y su anticomunismo crear vida artificial-) señala el verdadero comienzo del gé-
militante, expresiones basadas todas ellas en unas imágenes, un nero, en tanto que otros han reclamado este honor para el
lenguaje o una terminología tomados directamente del film de editor y propagandista de las revistas pulp, Hugo Gernsback,

210 211
por la sencilla razón de haber sido el primero en utilizar el competentes, pero crueles y simples por naturaleza. Por lo visto,
término «ciencia ficción» ampliamente para calificar las his· estas dos comunidades (si es que se las puede llamar así) con el
torias que aparecieron en su revista Amazing stories durante tiempo se habían separado y convertido en «animales segregados»
el período de entre guerras. Muchos son los que tienen sóli· como resultado directo de un orden social rígido y polarizado de
das justificaciones para ocupar el trono de fundadores o, por épocas anteriores: la época del viajero del tiempo. Los habitantes
lo menos, de precursores de la ciencia ficción moderna. En· subterráneos son descendientes de la clase obrera, mientras que
tre ellos, Edgar Allan Poe, Edward Bellamy e incluso William los que viven en la superficie son los herederos de la clase diri-
Morris. La obra de Jules Verne (uno de los pretendientes más gente, ahora castigada, decadente.
legítimos al título de inventor del género) gozó de una enor- Es, pues, la degeneración y no el progreso la consecuencia in-
me popularidad en las últimas décadas del sigo XIX, propor- evitable del sistema de clases y de la acumulación de riquezas de
cionando con ello al público lector entretenidas aventuras tiempos primitivos. Las ventajas de la innovación tecnológica en
científicas, basadas en extrapolaciones de las premisas cientí- este mundo trágicamente dividido no se ven por ninguna parte:
ficas contemporáneas, ampliamente aceptadas. Sea o no el fun- la única evidencia existente es la insensatez y el espíritu destruc-
dador de la ciencia ficción moderna, los brillantes «romances cien- tivo de los humanos que les precedieron. Todo esto ocurre unos
tíficos» de H. G. Wells, escritor inglés de finales de siglo, 800.000 años en el futuro. La certeza de hallarse ante una
representan un hito importante para el género y ejercieron una «antiutopía» asoma en el viajero del tiempo, ahora desesperado,
poderosa influencia. y le empuja a dar un salto más adelante hacia el futuro. A millo-
Una lectura simplista de Wells podría hacer creer que se re- nes de años de distancia de este momento, se encuentra con un
crea en poco más que «anticipaciones» o predicciones sobre la paisaje desolado, una playa desierta, sin gente. Ha llegado a una
ciencia y la sociedad del futuro, bien escritas, pero caprichosas. época en que la Tierra, y la vida sobre la Tierra se acercan al fin,
De hecho, como socialista y como científico a marchamartillo que porque el Sol, siguiendo las leyes estrictamente científicas de la
defendía el modelo darwiniano como la contribución científica evolución de las estrellas, se ha convertido en una «gigantesca
central de su época, nos encontramos con que gran número de e estrella roja» fría, que hace imposible la continuidad de la vida
sus «romances científicos» (como él decidió llamarlos) son obras en el planeta antes verde. ¿Cómo puede darse ese contraste entre
que especulan sobre la evolución social, los cambios sociales, la la actividad humana de la época del viajero del tiempo y este
experiencia humana y su relación· con los procesos y las innova- destino evolutivo sombrío pero inevitable?
ciones tecnológico-científicas. Sus primeras obras tienen mucho La mdquina del tiempo nos da una idea de la naturaleza del
que decir sobre la militarización de la ciencia y el mal uso de las tiempo, utilizado por Wells como vehículo para explorar e in-
nuevas tecnologías y los riesgos que ello comporta para la socie- vestigar el futuro y para examinar y analizar la situación social
dad. La alienación y los conflictos entre las clases sociales son contemporánea. El futuro se resquebraja a causa del sistema de
también temas claramente visibles en el panorama wellsiano. clases, ya fosilizado, del presente. Pero, ¿cómo consigue el autor
La mdquina del tiempo de Wells (1895) se basa en una premi- que su libro acapare la atención del lector hasta el final? El na-
sa muy simple: el tiempo, la cuarta dimensión, es como cualquier rrador de Wells nos descubre el secreto cuando habla del relato
otra, se puede viajar a lo largo (¿o a través?) de ella, y viajando que el viajero del tiempo hace de sus aventuras:
hasta el futuro lejano el héroe del tiempo de Wells descubre los
descendientes de la humanidad. Allí habitan dos clases de seres: La historia era tan fantástica e increíble, la narración tan creí-
en los bosques de apariencia idílica, los apagados y débiles Eloi, ble y sobria. (Wells, 1985)
y bajo tierra, los Morlocks, ingeniosos, técnicamente más

212 213
Wells escribió otras muchas historias fantásticas, pero sobria- increíblemente villanos, héroes militares llenos de brío, galantes
mente contadas. Entre ellas, Los primeros hombres en la luna y elegantes, naves espaciales gigantescas transportando tropas y
(1901), La isla del doctor Moreau (1896), La guerra de los mundos un sentimiento de admiración por la inmensidad de la galaxia
(1898), The War in the Air (1908), The Shape ofThings to Come y las maravillosas oportunidades de colonizada. La caracteri-
(1933, versión cinematográfica: Things to Come, 1936), etc. Al- zación en estas obras era muy pobre. Los mundos de Smith
gunas de estas fábulas resultaron ser anticipaciones inquietante- . estaban habitados por hombres (desde luego gobernados por
mente exactas del futuro no demasiado lejano de Wells, el futu- ellos). Cuando se trataba del futuro lejano, de imperios galácticos
ro que hoy vivimos, completado con las armas (nucleares) de y de poder, la división sexual del trabajo parecía prácticamente
destrucción masiva que él había predicho en más de una ocasión. idéntica a la época del autor: un personaje masculino dominaba
La Isla de Dr. Moreau, de Wells, es una reflexión novelada so- el universo, con muy pocas excepciones femeninas, selectas y tes-
bre los riesgos de crear nuevas especies de animales -animales timoniales.
que podríamos homologar a las especies transgénicas que se pue- En Europa, por otro lado, la ciencia ficción tomó una direc-
den crear a través de la ingeniería genética (la «ciencia» que uti- ción muy distinta. Los procesos políticos, el control social y el
liza W ells para estas transformaciones/ creaciones es la «vivisec- papel de la ciencia y de la tecnología respecto a la sociedad fue-
ción). El Dr. Moreau es el científico arrogante y cruel, trabajando ron sometidos a un escrutinio crítico por escritores como Karel
fuera del control de la sociedad y con ambiciones oscuras y per- Capek, Aldous Huxley, Olaf Stapledon e Yvegeny Zamyatin.
versas. El Dr. Moreau, ante sus «criaturas» semi inteligentes, se Algunos de estos escritores eran, en realidad, mainstream que
convierte en Dios -un dios sin piedad o compasión por el su- ocasionalmente pasaban a la ciencia ficción por la mayor liber-
frimiento de los animales de su creación-. tad que ésta les ofrecía de reflexionar sobre procesos sociales,
La ciencia ficción ha experimentado grandes cambios desde políticos y científicos. Éste fue el caso de Un mundo feliz (1932)
las novelas de Wells de finales de siglo. No pocos de estos cam- de Huxley. La cuestión planteada en este «clásico» es la del
bios guardan relación con el público, los lectores, los autores y el control social mediante la manipulación genética y la bioquími-
número y la calidad de las publicaciones de ciencia ficción. Los ca. Quienes desarrollan y manipulan esta tecnología pueden pa-
años de entre guerras fueron una época de gran expansión, en la recer, vistos superficialmente, bastante benévolos, pero, una vez
que las narrativas cortas de ciencia ficción de las revistas pulp, abandonada a sus propios recursos, esta elite tecnócrata dirigen-
dirigidas principalmente a un público masculino adolescente y no te esclavizará a la humanidad (en la novela de Huxley, en el año
demasiado culto, dominaron el mercado. Entre ellas, cabe desta- 632 d.F., después de Ford). Nosotros (1922) de Yvegeny Zamyatin
car Astounding Science Fiction, Amazing Stories, Air Wonder Stories, denuncia el totalitarismo y la complicidad de la tecnología que
Science Wonder Stories, Astounding Sto ríes ofSuperscience, Thrilling apoya la opresión política. Al igual que La mdquina del tiempo y
Wonder Stories, Science and lnvention, etc., títulos bastante reve- Un mundo feliz, pertenece a una larga serie de novelas antiutópicas
ladores ya de por sí. Fue la gran era de las «Óperas del espacio», (1984 de Orwell entra plenamente en esta categoría). War with
de los imperios y las epopeyas galácticas. El optimismo respecto the Newts (1936) de Karel Capel juzga el ingenio bélico y la
al papel de la ciencia y de la tecnología para el progreso era abru- capacidad de destrucción del género humano. La subida y la
mador e ingenuo. Era un material bastante tosco, pero tuvo mu- caída de la civilización humana (presente y futura) es la base
chos seguidores, sobre todo en los EUA. de las reflexiones filosóficas de Stapleton en First and Last Man
Un ejemplo característico del período pulp fueron las series (1930).
basadas en las novelas de E. E. «Doc» Smith, óperas del espacio El contexto social, político y económico en el que aparecie-
con guerras galácticas, monstruos de ojos saltones, los villanos más ron estas obras es bien conocido: una Europa en confusión

214 215
política, la gran depresión, pobreza, desempleo, la aparición del al progreso por una ciencia soft, aunque positivista y cuantifi-
nazismo, el racismo y la eugenesia. Si bien es cierto que los EE UU cable.
sufrieron los efectos del «crao> de 1929 y la depresión, también Durante la llamada «edad de oro» de los EE UU, según la cual
lo es que el conflicto ideológico parecía ajeno a ellos y estaban siguen juzgando por desgracia la ciencia ficción aquellos que no
muy lejos de pensar en la guerra. En muchos aspectos aún per- están familiarizados con ella, dominan la escena la alta tecnolo-
vivía el «espíritu de la frontera», el cual encontró su expre· gía, los imperios interestelares, los aliens siniestros y los héroes
sión más clara en las aventuras espaciales, con su optimismo masculinos (que de vez en cuando salvan a princesas en peligro).
impertérrito y falta de sentido crítico, y con su frontera infi- Si bien es cierto que parte de esta ciencia ficción representó una
nita del espacio. mejora respecto de la mayoría de historias publicadas en las re-
Sin embargo, fueron escritores de los EE UU quienes, en los vistas pulp, y en parte abandonaba la prosa torpe y afectada, en
años cuarenta y cincuenta, dominaron el campo de la ciencia fic- general continuó falta de sentido crítico, autocomplaciente e
ción, un período llamado, con cierto sabor nostálgico, la «edad ideológicamente conservadora. Y todavía más preocupante es
de oro». Esta generación de escritores incluye a Isaac Asimov, el hecho de que, siendo un género «fantástico», quedara encalla-
Robert Heinlein y A. E. Van Vogt (y muchos otros que se po- da en un sendero trillado falto de imaginación. No obstante, en
drían mencionar). La trilogía Fundación (1951-1953), de los años cincuenta empezaron a surgir voces nuevas y originales
Asimov, tiene motivos justificados para ser considerada la obra en ambos lados del Atlántico: John Wyndham (en Gran Breta-
de ciencia ficción más famosa y más leída y hoy día ha pasado a ña) y Ray Bradbury (en los EE UU) escribían una ficción muy
ser un clásic.o de la «edad de oro». Asimov combina el tema del distinta de la del tipo bravucón del que son ejemplo E. E. Smith
imperio galáctico, que hoy nos es tan familiar, con el de la histo- y tantos otros de la edad de oro.
ria cíclica (un eco de Decline and Fall of the Roman Empire de Wyndham pasaba la fiebre del catastrofismo (cfr. en especial
Gibbon). Asimov inventa la ciencia macrosocial de la «psicohis- El día de los trífidos [1951] y Kraken Acecha [1953]). No sorprende
toria» que, como todas las buenas ciencias positistas, es predicti- demasiado que este tema fuese tocado por autores de ciencia fic-
va y desempeña un papel esencial en los acontecimientos. ción, si tenemos en cuenta que estaban en los comienzos de una
guerra fría que amenazaba con el riesgo muy tangible de un ho-
La psicohistoria era la quintaesencia de la sociología: era la locausto nuclear. En efecto, durante los años cincuenta (la era de
ciencia del comportamiento humano reducido a ecuaciones las pruebas nucleares atmosféricas y de la disuasión nuclear por
matemáticas. El ser humano individual es imposible de pre- la tesis de destrucción mutuamente asegurada, MAD), apareció un
decir, pero las reacciones de las multitudes, según descubrió número ingente de obras preocupadas por la fragilidad, la vul-
Seldon, podían ser tratadas estadísticamente ... Previó (o resol- nerabilidad e inseguridad de la sociedad humana ante las ame-
vió) sus ecuaciones e interpretó los símbolos, lo cual viene a nazas económicas, ecológicas y militares. Las catástrofes de esca-
ser lo mismo) que la galaxia, dejada a sí misma, pasaría por la planetaria descritas por Wyndham en sus novelas, a veces
un período de treinta mil años de miseria antes de que sur- agobiantes, tenían causas ajenas a la guerra nuclear, sin embargo
giera un nuevo gobierno unificado. Emprendió la tarea de los paralelismos (las metáforas) quedaban patentes. En El día de
remediar la situación ... a fin de restaurar la paz y la civiliza- los trifidos (1956), el desastre se desataba por unas plantas semi-
ción en sólo mil años. (Asimov, 1965, p. 9) inteligentes e imparables que acabarían con la civilización, obli-
gando a los supervivientes humanos a retornar a una vida pre-
Esta vez, cosa muy poco frecuente en el género, es la ciencia moderna:
social la que salva y rescata a la humanidad del desorden: se llega

216
217
Una de las creencias más persistentes y tranquilizadoras de la medio ambiente desierto, hostil a la vida (no hay canales), en el
raza humana debe de ser la que dice «eso no puede ocurrir que un grupo de científicos sacrificados lucha por sobrevivir y
aquí», como si nuestra propia época estuviese libre de cata- cambiar la faz del planeta. El fin de la infancia (1954) se incluye
clismos. Y ahora estaba ocurriendo. A no ser que sobreviniese dentro de la tradición utópica, pero la utopía final es mística y
algún milagro yo estaba mirando el principio del fin de Lon- apocalíptica: fuerzas extrañas e invisibles gu!an el destino de la
dres. Y era muy probable, parecía, que hubiese otros como yo humanidad. El alíen paternalista de Clarke nos habla de la cien-
que estaban mirando el principio de fin de Nueva York, Pa- cia y de sus limitaciones:
rís, San Francisco, Buenos Aires, Bombay, y todas las otras
ciudades destinadas a seguir hundidas en las selvas. (Wynd- Se creía que la ciencia podía explicarlo todo: no había fuerzas
ham, 1977, p. 84) que cayeran fuera de su alcance, ni hechos que no pudiera ex-
plicar hasta sus últimas consecuencias ... Hay poderes de la
La ciencia ficción de algunos de los autores de más éxito (por mente y poderes más allá de la mente que vuestra ciencia nunca
ejemplo Bradbury), de cariz poético, no se interesaba en absolu- podrá abarcar dentro de su sistema sin destruirlo por entero ...
to por el hardware científico y ni siquiera por dar la apariencia Pero (estos poderes) existen y, si es posible llegar a formular
de plausibilidad científica. Sus fantasías científicas, más bien sen- una teoría del universo, habrá que tenerlos en cuenta. (Clarke,
timentales, y sus narraciones cortas aludían a lo misterioso e 1956, p. 158)
incluso lo oculto, pero también reflejó un mundo antiutópico de
«bomberos», quemalibros oficiales, en Fahrenheit 451 (1953). La ciencia ficción abrió nuevos horizontes en los años sesen-
Arthur C. Clarke puede ser considerado en muchos aspectos ta, como demuestran las narrativas cortas publicadas en New
como un puente entre el tratamiento dado por la ficción espacial Worlds (Gran Bretaña) de Michael Moorcock, y las de las colec-
y el hardware científico, por un lado, y el de la variedad más es- ciones Visiones peligrosas de Harlan Ellison (EE UU). Este movi-
peculativa, por otro, que con tanta fuerza surgiría en los años miento fue bautizado con el nombre de «nueva ola» a causa de
sesenta. Clarke, físico experto, publicó su primer trabajo técnico su preocupación por encontrar nuevas formas de expresión y ex-
en 1945 en el que asentó los principios de los satélites de co- perimentación. A diferencia de tantos escritores de ciencia ficción
municación geosincrónicos, tan importantes hoy día para nues- anteriores, formados en las ciencias «duras», esta nueva genera-
tra red global de comunicaciones casi instantáneas (es decir, a la ción procedía en gran parte de las humanidades y de los estudios
velocidad de la luz). Como Asimov (profesor universitario de literarios. Esto confirió al movimiento un aire de mayor sofisti-
bioquímica), tuvo un éxito enorme como divulgador de temas cación y, desde luego, una mayor consciencia de la forma y el
científicos y tecnológicos. Es una figura de peso en la industria estilo literarios. La «nueva ola» trajo respetabilidad e incluso aplau-
aeroespacial, pero a la vez ha asumido una actitud crítica frente sos a algunas de sus mejores obras por parte de círculos literarios
a los despliegues militares (con gran consternación por parte de normalmente hostiles.
los militares criticó duramente el programa llamado «guerra La nueva ola fue tan sólo uno de los movimientos y tenden-
de las galaxias» del presidente Reagan, calificándolo de «tecno- cias culturales y sociales que surgieron durante los años sesenta:
porno»). hubo esfuerzos por crear nuevos estilos de vida (comunas, entre
Sus primeras novelas son siempre didácticas: en ellas divulga otros), hubo elflower power y el black power, movimientos estu-
muchos de los «secretos» de la ciencia moderna. De aquí que sus diantiles (París, 1968), los Beatles y los Rolling Stones, movimien-
obras, altamente plausibles, como Las arenas de Marte (1951), no tos por la paz (Vietnam), ecologismo y activismo antinuclear. Es-
estén pobladas por aliens exóticos: Marte es presentado como un tas actividades hicieron impacto en la ciencia ficción y dejaron

218 219
una huella profunda. La ciencia ficción empezó a alejarse de las fácilmente salida entre los escritores de la «nueva ola», muchos
posiciones predominantemente conservadoras y poco o· nada crí~ de los cuales llevaban claramente la huella del ecologismo cd~
ticas de la «edad de oro» y adoptó actitudes más radicales e inquisi~ tico de Rachel Carson, Paul Ehrlich y Barry Commoner o se
tivas: empezaba a convertirse en un género verdaderamente plural. inspiraron en ellos. Hagan sitio! Hagan sitio! De Harry Harri-
J. G. Ballard, uno de los más lúcidos escritores de «la nueva son (1966, llevada a la pantalla con el nombre de Soylent Green)
ola» de los sesenta presentaba, con un lenguaje renovado y origi~ y la premiada Todos sobre Zanzíbar (1968) de John Brunner, desa-
nal, las inquietudes ante los cambios trepidantes de la moderni~ rrollan este tema. Un libro que creó escuela a finales de la
dad y, en algunas novelas, machacaba los horrores del holocaus~ década de los sesenta fue Dune (1965, con muchas continuacio-
to nuclear y la imposibilidad de reconstruir la sociedad. Los títulos nes) de Frank Herbert, que combinaba los temas de interés eco-
de algunos de los capítulos de La exhibición de atrocidades (1969) lógico con la creación de mitos y la fantasía («poderes extraordi-
dan muchas pistas acerca de la intencionalidad del autor: «La narios»).
Universidad de la Muerte», «El arma del Asesinato», <<Los Caní~ Hacia finales de los años sesenta la ciencia ficción no estuvo
bales del Verano», «Amor y Napalm: Export USA». ya tan dominada por autores masculinos escribiendo predominan-
Los años sesenta fueron también la década en que parte de la temente para un público masculino. Las inquietudes de los mo-
ciencia ficción de anticipación se convirtió en hecho científico: vimientos de liberación de la mujer y del feminismo empezaron
Gagarin fue el primer hombre del espacio en el año 1961; los a ser expuestas por escritoras del género. El universo de la cien-
satélites de comunicación de Clarke estaban en órbita y el presi~ cia ficción de repente estaba poblado por escritoras que
dente Kennedy hablaba de la nueva frontera del espacio, instan~ novelizaban nuevas identidades y nuevas estructuras relacionales
do y comprometiendo a su nación a colocar hombres en la luna entre los géneros. Úrsula Le Guin, Anne Mcffery, Joanna Russ,
para finales de la década, objetivo que se alcanzó en 1969 (con Jame Tiptree jr. (seudónimo de Anne Sheldon), Joan Vinge y mu~
Arthur C. Clarke haciendo de comentarista principal para la ca~ chas otras adaptaron a la novela los interrogantes sociales sobre
dena de televisión americana CBS). Mientras Armstrong y Aldrin los roles sexuales y llenaron sus universos con personajes más
paseaban por la luna, los Estados Unidos de América se hallaban complejos y multidimensionales.
fuertemente divididos a causa de la guerra del Vietnam, una gue~ Otro hecho importante fue la mayor interacción entre el
rra librada con nuevas armas (napalm y defoliantes) y con nue~ mainstream literario y la ciencia ficción. Kurt Vonnegut jr. ha ob-
vas estrategias, que fracasaron. tenido un éxito clamoroso como escritor posmodernista que oca-
La ciencia ficción siguió siendo angloamericana en su mayor sionalmente vuelve de nuevo a sus raíces como autor de ciencia
parte, a pesar de las importantes incursiones de Stanislaw Lem y ficción. Doris Lessing, por otro lado, que ha conocido el éxito
los hermanos Strugatsky (Polonia y Rusia respectivamente). Brian como novelista, escogió la ciencia ficción como válvula de esca-
Aldiss, ]. G. Ballard, John Brunner y Michael Moorcock en Gran pe. En definitiva, las fronteras entre ciencia ficción, fantasía y
Bretaña y Samuel Delaney, Thomas Disch, Philip K. Dick, Harry mainstream se han ido haciendo cada vez más borrosas y no es
Harrison y Úrsula Le Guin en los EE UU eran, cada cual a su raro encontrar escritores que trabajen en los tres campos, como
modo, representantes del nuevo estilo, mucho más preocupado es el caso de Ú rsula Le Guin.
por el «espacio interior», porque quizás el espacio exterior ya es~ Ú rsula Le Guin alcanzó la fama con su Mano izquierda de la
taba siendo realmente explorado por las naves espaciales Apolo, oscuridad (1969). El contacto y la interacción entre el protago-
Soyuz, Pioneer y Venera, lanzadas desde la madre Tierra. nista, Genly Ai, y extraños andrógenos humanoides, son el esce-
Las profecías maltusianas de guerras, hambres y pestes fren~ nario para la exploración del papel del género, del poder y de la
te al crecimiento incontrolado de la población, encontraron rivalidad políticos, de la autoridad y el patriotismo. Ai se ve

220 221
constantemente desorientado en su intento de imponer una iden- traman la revolución y el cambio. Las identidades personales ante
tidad sexual a los gethenianos (nativos) que conoce. los cambios sociales, políticos y culturales son las cuestiones fun-
damentales que se tratan en este libro, un libro que entra casi en
Aunque ya hacía casi dos años que estaba en Invierno el reino de la novela histórica.
(Gethen), todavía me hallaba muy lejos de ver la gente del pla- La ingeniería genética ha vuelto a ser uno de los temas más
neta con sus propios ojos. Lo intenté, pero mis esfuerzos no tratados y analizados por la eiencia ficción y especialmente por
pasaban de una forma tímida de ver a un getheniano primero las escritoras de este género. Cyteen (1988), de la novelista C.].
como hombre, después como mujer, metiéndolo a la fuerza Cherryh retoma, a lo largo de sus más de 900 páginas, los argu-
en estas categorías tan irrelevantes para su naturaleza y tan mentos (éticos) sobre la relación entre ingeniería genética e inge-
esenciales para la mía. (Le Guin, U.) niería social desarrollados en Un Mundo feliz por Aldous Huxley.
Un instituto de investigación, con el visto bueno de las autori-
En este ambiente enteramente extraño es imposible para el in- dades políticas, produce seres humanos con características espe-
dividuo con una clara identidad sexual hacer frente a situaciones cíficas a través de la manipulación genética. Los Azi criados arti-
en las que: ficialmente se socializan utilizando «cintas» o programas. Los
riesgos sociales y éticos son múltiples y variados. Es un retorno a
uno es respetado y juzgado sólo como ser humano. Es una ex- la vieja problemática de «fines y medios». Paralelamente Cherryh
periencia pasmosa. desarrolla una reflexión muy elaborada sobre la clonación y so-
bre si los clones son realmente seres idénticos, incluso si tienen
El nombre del mundo es bosque (1972) es una crítica enérgica exactamente la misma socialización y estímulos psicológicos. Más
y mordaz de actitudes imperialistas y de la consecuente opresión genéricamente trata la cuestión de la interacción entre caracterís-
de pueblos indígenas. Es un reflejo clarísimo y una sátira de lo ticas genéticas y socialización/aprendizaje. En este caso vuelve al
más abrumador de la presencia americana en Vietnam. Los des- debate <mature versus nurture». Otras utopías ambiguas regidas por
poseídos; una utopía ambigua (1974), una obra que descansa fir- la ingeniería genética se encuentran en las brillantes y satíricas
memente en una tentativa realista de narrativa (sin dejar, sin «operas espaciales» de sofisticada redacción y elocuente brutali-
embargo, de ser ciencia ficción), analiza los problemas derivados dad de lain M. Banks (1992).
de la voluntad de mantener una utopía libertaria en tiempos du- Un subgénero de la ciencia-ficción basado en mundo de la in-
ros, cuando los recursos escasean y hay que refrenar las aspira- formática y de las sociedades urbanas desestructuradas, denomina-
ciones individuales en interés del «bienestar» de una sociedad co- do «cyberpunk» fue inaugurado por la novela de William Gibson
lectivizada. Si la estructura presenta algunas grietas, la actitud de (el inventor de la palabra/término «cyberspace») Neuromancer,
Le Guin respecto de este tipo de experiencia revolucionaria es de 1984. Su lenguaje se inspira en los lenguajes informáticos «soft»,
simpatía. en el «hardware» de los ordenadores y en las nuevas tecnologías
La extraordinaria trilogía Terramar (1968-1972) es fantasía electrónicas. Sus ambientes y entornos son a menudo sórdidos,
aparentemente para un público juvenil, pero de hecho ha llega- marginales, decadentes y violentos, llenos de los artefactos de una
do a hacerse igualmente popular en círculos adultos. Es un cuento sociedad altamente tecnificada pero, a la vez, extraordinaria-
de magia, de equilibrio ecológico y de aventuras de un aprendiz mente desestructurada en el sentido social y relacional. Las pelí-
de brujo. Malafrena (1979) se desarrolla en el país centroeuro- culas «Bladerunner» y «]ohnny Mnemonic» (guión de William
peo oriental de Orsinia (cfr. También Países imaginarios, 1976), Gibson) son las representaciones fílmicas más conocidas del
a principios del siglo XIX, cuando nacionalismo y romanticismo cyberpunk.

222 223
Si el «cyberpunk» representa una nueva tendencia en la BIBLIOGRAFÍA
ciencia ficción, también tiene vínculos con tradiciones y movi-
mientos consolidados en este género literario. En muchos aspec-
tos, Neuromancer y otras novelas y películas afines pertenecen a
una larga lista de obras antiutópicas como La mdquina del tiem-
po de Wells, El Mundo feliz de Huxley o Farenheit 451 de
Bardbury.
En esta presentación panorámica de la ciencia ficción hemos
hecho ya una larga lista de autores y títulos de la que han queda-
do excluidas muchas figuras clave por razones completamente ar-
bitrarias. La ciencia ficción actual es un campo floreciente en el
que cada año se publica un número ingente de novelas y narra-
ciones cortas. Se ha convertido en una materia respetable para los
críticos literarios y se imparten cursos académicos sobre algunos
aspectos de su crítica, su historia y su sociología. Sería inútil e ADAMS, J. (1995), Risk, UCL Press, London.
imposible hacer aquí un nuevo (y aún más largo) catálogo de AGUILAR, A., R. REVILLA & A. ALBERT (1990), <<España y la Comu-
autores contemporáneos. El género (por borrosas que sean sus nidad Europea: un camino común en biotecnología» en Mundo Cien-
tífico, n° 1OO.
fronteras) es a veces muy exótico, invadiendo el territorio que se
AGUILAR, S. (1997), El reto del medio ambiente. Conflictos e intereses en
ha dado en llamar fantasía (poderes paranormales, etc.). La espe-
la política medioambiental europea. Madrid, Alianza Editorial.
culación utópica y antiutópica perviven, al igual que la crítica y BALLARD, J. G .. (1981), La exhibición de atrocidades, Barcelona,
la sátira sociales. Realismo y fábula, posmodernismo y fantasía, Minora uro.
todo ello existe en este universo plural de la ciencia ficción. a. BANKS, I. M. (1992), Use of weapons, Bantom Books, New York.
Ibáñez, 1994) BARCELÓ, M. (1990), Cienciaficción, Barcelona, Nova.
La ciencia y la tecnología tienen todavía un papel por desem- BECK, U. (1992), The Risk Society, London, Sage.
peñar, alejándose del hardware interestelar y entrando en el mun- - (1998), La sociedad del riesgo, Barcelona, Paídos.
do de la microelectrónica y el software de las computadoras o en BENEDICT, R. (1973), Patterns of Culture, Boston, Houghton and
la problemática de la ingeniería genética. Dentro de esta plurali- Mifflin.
dad, la ciencia ficción continuará sin duda, entre otras muchas BERNAL, J. D. (1969), Science in History, vol 3, Harmondsworth,
cosas, con una de sus funciones más notables: la de «novelar el Penguin Books.
BIRNBAUM, M. (1968); The Crisis in Marxist Sociology, in Colfax and
análisis social». Roach (eds.), Radical Sociology.
BOAS, F. (1982), Race, Language and Culture, Chicago, Free Press.
BUD, R. (1989), <<Janus-faced Biotechnology: an Historical Perspective>>
en Tibtech, vol. 7.
BUJOLD, L. (1988), Falling Free, New Ymk, Baen Books.
BUTLER, O. (1987), Xenogenisis, New York, Warner.
BUTTEL, F. H. & H. NEWBY (1980), The Rural Sociology ofAdvanced
Societies: Critica/ Perspectives, Rowman and Littlefield, Publishers.
CARSON, R. (1962), Silent Spring, Boston, Houghton Miflin.

224 225
CASTELLS, M. (1977), Problemas de investigación en sociologia urbana, GEERTZ, C. (1963), Agricultura! Involution: The Process of Ecological
Madrid, Siglo XXI. Change in Indonesia, University of California Press.
- (1997), La era de la información: Economia, sociedad y cultura, Ma- GIDDENS, A. (1984), The Constitution of Society, Cambridge, Polity
drid, Alianza Editorial. Press.
CASTELLS, M., et al. (1986), El desafio tecnológico: España y las nuevas - (1992), The Transformation of lntimacy, Cambrid'ge, Polity Press.
tecnologías, Madrid, Alianza. - (1993), Consequencias de la modernidad, Madrid, Alianza Editorial.
C.E.O.T.M.A (1982), Sociología y medio ambiente, Madrid, MOPU. GINER, S. y L. MORENO (1990), Sociología en España, Madrid, CSIC.
CHERRYH, C. (1988), Cyteen, New York, Warner. GLACKEN, C. J. (1967), Traces on the Rhodian Shore, Berkeley,
CLIMENT, V. (1999), Producción y crisis ecológica: los actores sociales ante University of California Press.
la problemdtica medioambiental, Barcelona, Edicions Universitat de GOLDBLATT, D. (1996), Social Theory and the Environment, Cambrid-
Barcelona. ge, Polity Press.
COX, J. (1977), Overkill, Penguin Books, Harmondsworth. GORZ, A. (1994), Capitalism, Socialism, Ecology, London, Verso.
DARWIN, C. (1990), The Origin of Species, New York, Outlet. GOULDNER, A. (1968), The Coming Crisis in Western Sociology, New
DIVERSAS (1983), Piecing it Together: Feminism and Nonviolence, Lon- York, Avon Books.
don, FNSC. HAECKEL, E. (1900), The Riddle ofthe Universe at the Close ofthe 19th
DORADO, R., J. M. ROJO, E. TRIANA y F. MARTÍNEZ (eds.) (1991), Century, Scholarly Press Inc.
Ciencia, tecnología e industria en España. Situación y perspectivas, HAMSTRA, A. (1991), Impact of the Developments of the New
Madrid, Fundesco. Biotechnology on Consumers in the Field of Food Products, SWOKA,
DURKHEIM, E. (1898), <<Année Sociologique», 1898. Den Hague.
- (1966), Suicide, Free Press. HANNIGAN, J. A. (1995), Environmental Sociology, London, Rout-
- (1984), The Division of Labor in Society, Free Press. ledge.
ELKINGTON, J. (1991), The Impact ofGreen Consumerism on Business, HARDESTY, D. L. (1977), Ecological Anthropology, New York, Wiley.
London, Consumer Policy Review. HARRIS, M. (1980), Cultural Materialism, New York, Random House.
ENGELS, F. (1984), Socialism, Utopia ans Sientific, The Condition of - (1989), Cows, Pigs, Wars and Witches: The Riddles ofCulture, New
the Working Class in England, Chicago, Academy Chicago Publishers. York, Random House.
ENGLISH, P. W., & R. C. MAYFIELD (1972), Man, Space and - (1990), The Rise ofAnthropological Theory, New York, Harper Collins
Environment: Concepts in Contemporary Human Geography, Oxford, College.
OUP. HARVEY, D. (1969), Explanation in Geography, New York, Saint
FEBVRE, L. (1975), Geographical Introduction to History, Knopf, Martin's Press.
Westport, CT. - (1973), Social justice and the City, Baltimore, Johns Hopkins
FINCHMANN, J. & J. RAVETZ (1991), Genetically Engineered Organisms. University Press.
Benefits and Risks, Open University Press, Milton Keynes. HAWLEY, A. (1972), Ecología humana, Madrid, Tecnos.
FLAQUER, L. ( 1999), La estrella menguante del padre, Barcelona, - (1986), Human Ecology: A Theoretical Essay, University of Chicago
Ariel. Press.
FREEMAN, T. W. (1967), The Geographer's Craft, New York, Saint HERBERT, F. (1976), The Eyes of Heisenberg, New York, Berkeley.
Martin's Press. HIPOCRATES «Ün Airs, Waters and Places>> in Lloyd (1984), Hippocratic
FUNDACIÓN BBV (1991), Proyecto Genoma Humano: Etica, Madrid, Writings, Harmondsworth, Penguin.
Fundación BBV-Documenta. HOWE, G. M. (1976), Man, Environment and Disease in Britain,
GASMAN, D. (1971), The Scientific Origins of National Socialism: So- Harmondsworth, Penguin Books.
cial darwinism in Ernst Haeckel and the German Monist League, HUMBOLDT, A. VON, en P. James (1972), All Possible Worlds, Illinois,
Watson, canton, MA. Odyssey Press.

226 227
HUMPHREY, C. and F. BUTTEL (1981), Environment, Energy and LEMKOW, L. y F. BUTTEL (1983), Los movimientos ecologistas, Madrid,
Society, Belmont, CA, Wadsworth Publishing. Mezquita.
HUNTINGTON, E. (1972), Mainsprings ofCivilization, Ayer Company LEVIDOW, L. & J. TAIT (1991), «The greening of Biotechnology»,
Publishers. Science and Public Policy n° 15.
- (1971), Civilization and Climate, Hamden, Yale University Press. LOWIE, R. (1966), Culture and Ethnology, New York, Basic Books.
HUXLEY, A. (1932), Brave New World, Chatto and Windus London. LYELL, C., (1979), 'Principies of Geology: Being an Attempt to Explain
IBAÑEZ, J. (1979), Mas alld de la sociología. El grupo de discusión técni- s
the Former Changes of the Earth Surface by Reference to Causes Now
ca y crítica, Madrid, Siglo XXI. in Operation, New York, Johnson Reprint Corp.
- (1985), Del algoritmo al sujeto. Perspectivas de la investigación social, MACNAGHTEN, P & J. URRY (1998), Contested Natures, London,
Madrid, Siglo XXI. Sage.
- (1994), Por una sociología de la vida cotidiana, Madrid, Siglo XXI. MARGALEF, R. (1968), Perspectives in Ecological Theory, U of Chicago
INGLEHART, R. (1981), «Post-Materialism in an Environment of Press.
Insecurity>>, American Political Science Review, vol. 75, n° 4. MARTfNEZ ALIER, J. (1990), Ecología Política, n° 1, Barcelona, Icaria.
]AMES, P. (1981), All Possible Worlds, New York, James Wiley. MCKENZIE, R. O. (1968), On Human Ecology, Chicago, Chicago
KHALDOUN, IBN (1967), The Muqaddimah, Princeton University University Press.
Press. MIRALLES, C. (1997), Transport i ciutat: Una rejlexió sobre la Barcelo-
KRIMSKY, S. & D. GOLDING (eds.) (1992), Social Theories of Risk, na contemporlmea, Barcelona, UAB Servei de Publicacions.
Wesport, Praeger. MORENO, L., L. LEMKOW & M. A. LIZÓN (1992), Biotecnologia
KROEBER, A. L. (1939- re. 1972), Cultural and NaturalAreas ofNative y sociedad: Percepción y actitudes públicas, Madrid, MOPT.
North America, California University/Kraus reprints. MUÑOZ, E. (1991), Genes para cenar. La biotecnologia y las Nuevas
KUHN, T. (1964), La estructura de las revoluciones científicas, México, Especies, Madrid, Temas de Hoy.
FCE. NATHAN, 0. & H. NORDEN (1968), Einstein on Peace, New York,
LACOSTE, Y. (1976) «The Geography ofWarfare» in R. Peet (1977), Schocken Books.
Radical Geography, New York, Routledge. OFFE, C. (1985), <<New Social Movements: Challenging the Boundaries
LASH, S., B. SZERSZYNSKI & B. WYNNE (eds.) (1996), Risk, Envi- of Institutional Politics», Social Research, n° 52 (4).
ronment and Modernity; Towards a New Ecology, London, Sage. OTA (1987), New Developments in Biotechnology; Public Perceptions of
LEAF, M. (1979), Man, Mind and Science; A History of Anthropology, Biotechnofogy, Washington, US Government Printing Office.
New York, Columbia University Press. PEET, R. (1979), Radical Geography: Alternative Viewpoints on Contem-
LEE, R. (1979), The Kung San. Men, Women and Work in a Foraging porary Sociallssues, London, Methuen.
Society, Cambridge, Cambridge University Press. - (1998), Modern Geographical Thought, Oxford, Blackwell.
LEE, R. B, & I. DEVORE (1968), Man the Hunter, Aldine. RAPPAPORT, R. A. (1968), Pigs for the Ancestors: Ritual in the Ecology
LEMKOW, L. (1984), La protesta antinuclear, Madrid, Mezquita. ofa New Guinea People, New Haven. Conn., Yale University Press.
- (1987), <<Ciencia ficción- una aproximación personal» en La Revista REDCLIFT, M. & T. BENTON (1994), Social Theory and the Global
de Occidente, Madrid, Fundación Ortega y Gasset. Envirnment, London, Routledge.
- (1989), <<Medio ambiente y sociedad», en Política Científica n° 18, RATZEL, F. (1972), The History ofMankind, Gordon Press Publishers.
Madrid, Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología. REVILLA, R. & l. PINEDO (1989), «Financiación de la I & O indistrial
- (1990), <<La sociología medioambiental y de la ecología» en Giner y en biotecnología» en Politica Científica, n° 1O.
Moreno (eds.), Sociología en España, Madrid, CSIC. ROBERTS, E. (1989), The Public and Biotechnology, Dublín, European
- (1993), Public Attitudes to Genetic Engineering; Some European Foundation.
Experiences, Dublin, European Foundation for the Improvement of ROUSSEAU, J. J. (1991), Emile: or on Education, Harmondsworth,
Living and Working Conditions. Penguin.

228 229
SAUER, C. O. (1963), Land and Lije, Berkeley, California University
Press.
SCHAEFER, F. K. (1953), <<Exceptionalism in Geography, A
l - (1978), On Human Nature, Cambridge Mass, Harvard Univcrsity
Press.
WITTFOGEL, K. A. (1981), Oriental Despotism: A Comparative Stuáy
Methodological Examination>> in P. Ambrose (1969), Analytical ofTotal Power, New York, Random Housc.
Human Geography. WORSTER, D. (1977), Nature's Economy: The Roots of Ecology, San
SEMPLE, E. (1911), !nfluence ofthe Geographic Environment, New York, Francisco, Sierra Club Books.
Russell and Russell, . WYNDHAM, J. (1977), El día de los trifidos, Barcelona, Minotauro-
SIMMEL, G. (1986), <<Las grandes urbes y la vida del espiritw>) en El Edhasa.
individuo y la libertad: ensayos de crítica de la cultura, Barcelona, WYNNE, B. (1987), Risk Mánagement and Hazardous Wastes:
Península. implementation and credibility, Springer, 1987.
SMITH, R. L. (1990),Elements of Ecology, Harper Collins. YOXEN, E. (1983), The Gene Business: Who should Control Biotechnology,
SOROKIN, P. (1966), Contemporary Sociological Theory, New York, Amo New York, Harper Row.
Press. YOXEN, E. & K. GREEN (1989), The Social Impact of Biotechnology,
SPENCER, H. (1961), Principies ofSociology, London, MacMillaris. Dublín, European Foundation.
- (1969), Man Versus the State, Harmondsworth, Penguin Books.
STEWARD, J. (1972), The Theory ofCulture Change: The Methodology
of Multilinea_r Evolution, University of Illinois Press.
SZYMANSKI, A. (1968), Towards a Radical Sociology, in J. Colfax and
J. Roach (eds.), Radical Sociology, New York, Basic Books, 1971.
TABARA, J. D. (1996), La percepció deis problemes de medí ambient,
Barcelona, Beta.
TAYLOR, G. (1967), Geography in the Twentieth Century, New York,
New York Philosophical Libraty.
THOMAS, F. (1925), The Environmental Basis of Society, Johnson
Reprint.
TIMMS, D. (1976), El mosaico urbano: Hacia una teoría de la diferen-
ciación residencial, Madrid, IEDL.
THOMPSON, E. P. & D. SMITH (1982), Protest and Survive, Har-
mondsworth, Penguin Books.
TROY, P. (1981), Equity in the City, Sydney, George Allen & Unwin.
TOURAINE, A. (1982), The Return to Cosmology: Postmodern Science and
the Theology of Nature, Berkeley, Univetsity of California Press.
- (1993), La crítica de la modernidad, Madrid, Ediciones Temas de
Hoy.
TOWNSEND, P. & N. DAVIDSON (1982), /nequalities in Health: The
Black Report, Harmondsworth, Penguin Books.
VAYDA, A. (197 6), Environmental and Cultural Behaviour: Ecological
Studies in Cultural Anthropology, Austin, U niversity of Texas Press.
VICENTE, M. (comp.) (1991), Biotecnología: Genética y microbiología
para un nuevo siglo, Informe de Propsectiva para el CSIC, Madrid, CSIC.
WILSON, E. (1980), Sociobiologia: la nueva síntesis, Barcelona, Omega.

230 231

También podría gustarte