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Isabel I de Castilla

Isabel I de Castilla (Madrigal de las Altas Torres, 22 de abril de 1451-Medina del Campo, (Real Palacio
Testamentario), 26 de noviembre de 1504) fue reina de Castillaa desde 1474 hasta 1504, reina consorte de Isabel I de Castilla
Sicilia desde 1469 y de Aragón desde 1479,2 por su matrimonio con Fernando de Aragón. También ejerció
como señora de Vizcaya. Se la conoce también como Isabel la Católica, título que le fue otorgado a ella y a Reina de Castillaa
su marido por el papa Alejandro VI mediante la bula Si convenit, el 19 de diciembre de 1496.3 Es por lo Reina consorte de Aragón, Valencia, Mallorca,
que se conoce a la pareja real con el nombre de Reyes Católicos, título que usarían en adelante Nápoles, Sicilia, Cerdeña y condesa consorte de
prácticamente todos los reyes de España. Barcelona

Se casó el 19 de octubre de 1469 con el príncipe Fernando de Aragón. Por el hecho de ser primos segundos
necesitaban una bula papal de dispensa que solo consiguieron de Sixto IV a través de su enviado el cardenal
Rodrigo Borgia en 1472. Ella y su esposo Fernando conquistaron el Reino nazarí de Granada y participaron
en una red de alianzas matrimoniales que hicieron que su nieto, Carlos, heredase las coronas de Castilla y de
Aragón, así como otros territorios europeos, y se convirtiese en emperador del Sacro Imperio Romano.4

Isabel y Fernando se hicieron con el trono tras una larga lucha, primero contra el rey Enrique IV (véase
Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla) y de 1475 a 1479 en la guerra de Sucesión castellana
contra los partidarios de la otra pretendiente al trono, Juana.5 Isabel reorganizó el sistema de gobierno y la
administración, centralizando competencias que antes ostentaban los nobles; reformó el sistema de seguridad
ciudadana y llevó a cabo una reforma económica para reducir la deuda que el reino había heredado de su
hermanastro y predecesor en el trono, Enrique IV. Tras ganar la guerra de Granada los Reyes Católicos
expulsaron a los judíos de sus reinos.6

Concedió apoyo a Cristóbal Colón en la búsqueda de las Indias Occidentales, lo que llevó al descubrimiento
de América.7 8 Dicho acontecimiento tendría como consecuencia la conquista de las tierras descubiertas y
la creación del Imperio español. Isabel la Católica, por Juan de Flandes (c. 1500). Óleo,
63 × 55 cm, Palacio Real de Madrid.1
Vivió cincuenta y tres años, de los cuales gobernó treinta como reina de Castilla y veintiséis como reina Reina de Castilla
consorte de Aragón al lado de Fernando II. Desde 1974 es considerada sierva de Dios por la Iglesia junto a Fernando V desde 1475
católica, y su causa de beatificación está abierta.
13 de diciembre de 1474-26 de noviembre de
1504
Predecesor Enrique IV
Índice Sucesor Juana I
Biografía Reina consorte de Aragón, Valencia,
Infanta de Castilla Mallorca, Cerdeña y condesa consorte de
Nacimiento Barcelona
Primeros años 20 de enero de 1479-26 de noviembre de 1504
Traslado a la corte Predecesor Juana Enríquez
Revuelta de los nobles
Sucesor Germana de Foix
Acuerdos matrimoniales
Otros títulos
Reinado
Muerte
Reina consorte de Sicilia
Testamento y sucesión 19 de octubre de 1469-26 de noviembre de
Posteridad 1504
Descendencia Predecesor Juana Enríquez

Ancestros Sucesor Germana de Foix

Títulos
Reina consorte de Nápoles
Semblanza de la reina 31 de marzo de 1504-26 de noviembre de 1504
Véase también Predecesor Ana de Bretaña
Notas y referencias Sucesor Germana de Foix
Referencias
Información personal
Bibliografía
Coronación 13 de diciembre de 1474
Bibliografía especializada
en la iglesia de San Miguel de
Enlaces externos Segovia

Nacimiento 22 de abril de 1451


Madrigal de las Altas Torres,
Biografía Corona de Castilla
Fallecimiento 26 de noviembre de 1504 (53
años)
Infanta de Castilla
Medina del Campo, Corona de
Castilla
Nacimiento Entierro Capilla Real de Granada
Religión Católica
Isabel de Castilla nació á las 4.30 después del mediodía,9 del 22 de abril de 1451, día de Jueves Santo. Era
Familia
hija del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa, Isabel de Portugal. Sus abuelos paternos eran los
reyes de Castilla, Enrique III y Catalina de Lancaster, y los maternos, el infante Juan de Portugal, hijo a su Casa real Trastámara
vez de Juan I de Portugal, y de Isabel de Barcelos (de la casa de Padre Juan II de Castilla
Braganza). Madre Isabel de Portugal

La fuente más importante que se conserva sobre el nacimiento es la Consorte Fernando II de Aragón
carta que Juan II envió a la ciudad de Segovia anunciando el Descendencia Véase descendencia
nacimiento:
Firma
"Os hago saber que por la gracia de Nuestro Señor este jueves
próximo pasado la reina doña Isabel, mi muy querida y muy
amada mujer, escaeció de una infanta, lo cual os hago saber para
Actual monasterio de Nuestra
que deis muchas gracias a Dios".10
Señora de Gracia, lugar de
nacimiento de Isabel la Católica, en
La infanta nació en Madrigal de las Altas Torresb , donde la reina
la localidad de Madrigal de las Altas
Isabel de Portugal residía circunstancialmente, en el palacio que
Torres.
hoy ocupa el monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Se trataba
por entonces de una pequeña villa amurallada de realengo, dote de
la reina, perteneciente a la jurisdicción de la tierra de la villa de
Arévalo. Fue bautizada en la iglesia de San Nicolás de la misma Madrigal de las Altas Torres, recibiendo el
nombre de su madre, que por entonces no era frecuente en Castilla. El lugar y la fecha de nacimiento han
sido históricamente discutidos, teniendo en cuenta que cuando nació, nadie era consciente de la importancia Escudo de Isabel I de Castilla
que esa niña iba a tener en el futuro.

Primeros años

Isabel nació como infanta, pues el título de heredero y príncipe de Asturias


correspondía a su hermano de padre, don Enrique, nacido veintiséis años antes,
en 1425, del primer matrimonio del rey con su prima María de Aragón y que
sucedería a Juan II como monarca. Dos años después del nacimiento de Isabel, el
15 o 1712 de noviembre de 1453, la reina volvió a dar a luz en Tordesillas un
varón, el infante Alfonso, con lo que Isabel quedó relegada a un tercer lugar en la
línea de sucesión. Sepulcro de Juan II e Isabel de
Portugal en la cartuja de Miraflores
El nacimiento de ambos infantes fue muy celebrada, especialmente la del infante,
pues aseguraba la sucesión en el trono. El príncipe de Asturias estaba por
entonces casado con Blanca de Navarra, pero carecían de hijos, y según los rumores, la princesa seguía "tan doncella
Juan II de Castilla como el día en que nació".13

En sus primeros años de vida, Isabel acompañó a sus padres en sus continuos
desplazamientos con la corte. Eran tiempos problemáticos donde la nobleza
acaparaba una buena parte de la autoridad, apareciendo claramente separada en
dos bandos: el del valido del rey, Álvaro de Luna, condestable de Castilla y
maestre de la Orden de Santiago y el del príncipe Enrique, alrededor del cual se
aunaban un conjunto de aristócratas recelosos de la posición de don Álvaro. La
reina Isabel, consciente de la posición secundaria en la que había quedado su
esposo y sabedora de los abusos cometidos, usó su influencia y consejo sobre el
rey, logrando finalmente minar la confianza que este tenía sobre don Álvaro, que
fue arrestado, juzgado y degollado en la Plaza Mayor de Valladolid en 1453.
Maqueta del palacio de Juan II,
Quedó victoriosa la otra facción, la que secundaba al príncipe de Asturias.
residencia de Isabel en sus primeros
años, junto a su madre y hermano
El rey Juan II murió el 22 de julio de 1454, cuando Isabel tenía solo tres años. En
su testamento, redactado poco antes de su fallecimientoc , el monarca regulaba su
propia sucesión, pues en el siglo XV, los testamentos reales eran ley fundamental
en estos asuntos14 . La corona recaía en su primogénito, don Enrique, que en
caso de no dejar descendencia legítima, pasaría al infante Alfonso. En caso de La demencia de Isabel de Portugal.
fallecimiento de ambos sin descendencia legítima, 15 Cuadro atribuido al pintor barcelonés
Pelegrín Clavé, en el que se muestra
"(...) en tal caso aya e herede los dichos mis regnos la dicha infanta doña Isabel e a la reina viuda de Castilla, Isabel de
sus descendientes legitimos." Portugal, siendo víctima de uno de
sus ataques de demencia. A su lado
También se preocupó Juan II de dejar bien situados a sus dos hijos menores en su se encuentran su hijo menor, Alfonso
testamento. Se asignaba a Isabel la villa de Cuéllar y, muerta su madre, recibiría la de Castilla (izquierda) y su hija
villa de Madrigal, que volverían a la Corona una vez la infanta estuviera dotada y mayor, la futura reina Isabel la
casada; y a partir de los diez años, una renta supletoria hasta que sus ingresos Católica (derecha) junto con otros
alcanzasen el millón de maravedíes.16 Sin embargo, por su condición de mujer, personajes de la pequeña corte que
la herencia de Isabel quedó muy desigual con respecto a la de su hermano acompañaba a la familia.
Alfonso, que recibía el maestrazgo de Santiago, con sus suculentas rentas, además
Gonzalo Chacón en un retrato de las localidades de Huete, Escalona, Maqueda, Portillo y Sepúlveda, a las que
imaginativo de 1556. se añadirían Soria y Arévalo a la muerte de su madre. Este rico legado para su hijo menor podría dejar entrever las dudas
del monarca difunto por la falta de descendencia del mayor tras muchos años de matrimonio. Pensando que así estaba
colocando en una muy buena posición al futuro heredero del trono.

Otra de las disposiciones del rey fue establecer que la educación de ambos infantes recayera en dos notables religiosos, Lope de Barrientos, Canciller mayor de
Castilla y obispo de Cuenca, y Gonzalo de Illescas, prior de Guadalupe. La reina Isabel seguía siendo su tutora y la administradora de sus bienes, pero con el
acuerdo de estas personalidades. Es posible que esta limitación de los derechos de la madre sobre los hijos se debiera a que la reina ya venía presentando síntomas
de desequilibrio, y las crónicas de la época relatan que la muerte del rey la afectó tanto que su pérdida derivó en una enajenación mental.

Con el ascenso al trono de su hijastro, Enrique IV, la reina Isabel se instaló de forma definitiva en Arévalo, cuyo señorío le pertenecía como parte de sus arras
matrimoniales. Allí, en el modesto palacio de Juan II, quedaron recluidos los infantes junto a su madre, como testigos de sus problemas mentales. Esta es una
época de dificultades, incluso económicas, pues son muchos los cronistas que hablan de las carestías que tuvo que sufrir la futura reina en Arévalo, pues nunca se
hicieron efectivas las disposiciones testamentarias del rey Juan. Sin embargo, a pesar de toda esta situación, parece que la reina se preocupó de dotar a sus hijos de
una formación cultural y religiosa apropiadas. Se creó en torno a las tres figuras reales una pequeña corte en la que entraron personalidades que después tendrían
mucho peso en la vida de la joven Isabel. Especialmente destacable fue la figura de Gonzalo Chacón, que perteneció al círculo de Álvaro de Luna, y que se
convirtió en preceptor de los infantes y una figura paterna. Estaba casado con Clara Álvarez de Alvarnáez, dama de origen portugués y camarera de la reina Isabel.
Posiblemente en aquella época conoció a Beatriz de Bobadilla, hija del guardián del castillo de Arévalo, y que se convertiría en lo más parecido que Isabel la
Católica tuvo a una amiga. Otros importantes personajes fueron Gutierre de Cárdenas, su esposa Teresa Enríquez y el agustino fray Martín Alonso de Córdoba,
que le dedicó su obra El Jardín de nobles doncellas para que le sirviera de orientación en su vida futura. También estaba allí Beatriz de Silva, dama portuguesa que
llegó con el cortejo matrimonial de la reina Isabel, y a la que luego ayudaría en la fundación de la Orden de la Inmaculada Concepción y a la que donó el palacio
de Galiana en Toledo.

Traslado a la corte

Entre 1461 y 1462, Isabel y su hermano Alfonso fueron trasladados a la Corte, que por aquel entonces se emplazaba entre
Segovia y Madrid, debido, parece ser, a la inminente paternidad del rey Enrique. Allí la joven Isabel conocería desde un
primer momento las intrigas palaciegas de una nobleza levantisca ansiosa de poder y retribuciones, dispuesta a retar la
autoridad real. Por esa circunstancia, era primordial para el rey Enrique tener cerca a sus hermanos y herederos ahora que
la sucesión del trono iba a cambiar, para controlarlos ante el temor de que fueran utilizados en su contra por sus enemigos.

La Corte de Enrique IV había estado dominada en un principio por sus principales consejeros y hombres de confianza,
Juan Pacheco, marqués de Villena; Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo; y Pedro Girón, maestre de la Orden de
Calatrava y hermano de Villena. Ellos habían estado a su lado desde que era príncipe de Asturias y estaba enfrentado a su
padre, liderando un partido que pretendía mantener el poder de la nobleza. Obtuvieron beneficios económicos de su apoyo
y dirigieron la política real. Sin embargo, posteriormente Enrique siguió una política de promoción de "hombres nuevos",
como Miguel Lucas de Iranzo y Beltrán de la Cueva, a los que ascenderá bruscamente, otorgándoles importantes cargos
honoríficos. Hombres como Pacheco y Carrillo opinaban que esta política les arrebataba algo que era suyo y lo calificaron
como "mal gobierno".17
Enrique IV de Castilla
La cuestión de la incapacidad del rey para engendrar un heredero había sido un problema acuciante desde antes de
comenzar su reinado, motivo por el que la historia lo ha llamado el impotented . Después de 13 años de matrimonio, el rey
decidió anular su enlace con Blanca de Navarra, a causa de la falta de descendientes. La situación era controvertidae ,
pues el monarca aceptaba su impotencia, pero solo con su esposa, pues se incluyó en la sentencia la declaración de unas
prostitutas que afirmaban haber mantenido relaciones con el rey. La conclusión fue entonces, que la impotencia del rey en
ese matrimonio se debía a la reina, ya que a ella estaba "ligado" y no a otras18 . En Córdoba en 1455, en aras de una
alianza con Portugal, Enrique volvió a contraer matrimonio con la hermana de Alfonso V, Juana de Portugal.

Desde su matrimonio con Enrique IV, la reina Juana de Portugal fue consciente de la inestabilidad y las pretensiones de
algunos nobles, así como de la debilidad de su esposo. Temiendo la influencia que esos aristócratas pudieran tener sobre
Alcázar de Segovia, principal los infantes y recelando de ellos por lo que consideraba el bien de su propia hija, mantuvo control sobre Isabel y Alfonso,
residencia de la corte de Enrique IV.
haciendo que la acompañaran en todos sus desplazamientos. Mientras, el rey incumplía el testamento de Juan II y
concedió Cuéllar, que debía haber sido de la infanta Isabel, a don Beltrán de la Cueva, a quien también otorgó el
maestrazgo de Santiago, concedido al infante Alfonso. A la misma reina Isabel se le arrebató el señorío de Arévalo, para
convertirlo en un ducado para Álvaro de Stúñiga.

A principios de 1462, la reina dio a luz una hija en Madrid, llamada como su madre, pero que ha pasado a la historia como Juana la Beltraneja. Fueron muchos los
que dudaron de la paternidad del rey después de sumados los veinte años de sus dos matrimonios sin ninguna descendenciaf . La rumorología la convirtió en hija
del valido del rey, Beltrán de la Cueva, quien contaba con gran confianza del rey y que fue promovido al poco del nacimiento como conde de Ledesma,
suponiéndose que se trataba del pago a un "favor".

Isabel ejerció como madrina de bautismo de la niña, que al poco fue jurada heredera por las Cortes, pasando la infanta a ser tercera en el orden sucesorio. Sin
embargo, el marqués de Villena firmó un acta ante notario en la que declaraba que mediante engaños y amenazas había reconocido como heredera a quien "de
derecho no le pertenecía". Al marqués se sumaron otros aristócratas que vieron la jura de la nueva heredera como algo ilícito. Este documento sería una arma que
permaneció en secreto durante unos años, hasta que al marqués le interesó hacerlo público.

Revuelta de los nobles

En noviembre de 1464 se reunieron en Burgos un conjunto de nobles, entre los que están Pacheco, Carrillo y Alonso de
Fonseca, arzobispo de Sevilla, y firmaron el Manifiesto de Quejas y Agravios. En ella acusaban al rey de menospreciar al
clero católico, proteger a los infieles y alterar la moneda. Además decían defender los derechos del hermanastro del rey, el
príncipe Alfonso, frente a las pretensiones de Enrique IV de hacer heredera a Juana, a la que, por vez primera, tachaban
públicamente como ilegítima. Los consejeros del rey le recomendaron recurrir a las armas, pero él se avino a negociar y
consiguió llegar a un acuerdo intermedio con los sublevados en el Pacto de Cigales o de Cabezón: se reconocería a
Alfonso como heredero al trono y se le comprometía con su sobrina Juana, que era postergada como legítima reina sin que
se precisase los motivos de su ilegitimidad. El que no se mencionase podría dar por hecho la preferencia del varón sobre la
mujer. Además entregó la custodia de Alfonso a Pacheco, que de esta manera se hizo con un importante rehén. También
se expulsaba a Beltrán de la Cueva de la Corte y se le hacía entregar el maestrazgo de Santiago, que sería devuelto a
Alfonso.

Una vez solucionada la cuestión hereditaria, los nobles dictaron la Sentencia de


Medina del Campo, para atender a sus reivindicaciones políticas. Entre ellas, se
permitió a la infanta Isabel salir de la Corte y formar casa propia, mejorando su
situación económica al entregársele las rentas de la villa de Casarrubios del
Monte. Pero además incluían cláusulas que afectaban directamente al poder de la Tumba de Alfonso de Castilla,
hermano de Isabel la Católica, en la
Corona, como la creación de un Consejo Real sin cuya aprobación no podría
Cartuja de Miraflores, realizadas por
tomar ninguna decisión. Se trataba de un auténtico programa político que situaba
Moneda acuñada en nombre de 19 Gil de Siloé, s. XV
Alfonso XII
a los grandes magnates del reino al mismo nivel que el rey . Enrique IV se
mantuvo dispuesto a encontrar una solución negociada a la sucesión al trono,
aunque personalmente se trataba de una humillación para él20 . Sin embargo se vio obligado a rechazar lo referente a las
concesiones políticas, pues aquello dañaba claramente las prerrogativas de la Corona. El rey declaró nulo el Pacto de Cabezón y se mostró dispuesto a ir a las
armas. Buscó entonces una alianza con Portugal, tramitando el matrimonio de la infanta Isabel con el rey Alfonso V, esperando conseguir apoyo militar del
monarca luso21 . El rey portugués era primo en segundo grado de Isabel y casi veinte años mayor que ella. Enrique logró reunirlos en el monasterio de Guadalupe,
pero ella le rechazó, alegando la diferencia de edad entre ambos.

Mientras tanto, la liga de nobles declaró "tirano" al rey y decidieron sustituirlo por el que consideraban su heredero: el
infante Alfonso.22 Así, el 5 de junio de 1465, tuvo lugar la llamada «farsa de Ávila». Se construyó una plataforma de
madera en el exterior de las murallas de Ávila, donde sentaron a un muñeco que representaba al rey. Allí estaban el
arzobispo Carrillo, el marqués de Villena, el maestre de la orden de Calatrava, el conde de Paredes, el conde de Plasencia,
el conde de Miranda del Castañar, el conde de Benavente y otros nobles menores, rodeados de numeroso público. Tras
celebrarse una misa, se leyó una lista de acusaciones que a su juicio lo hacían indigno del trono. Entre otras cosas, se lo
acusaba de mostrar simpatía hacia los musulmanes, de ser homosexual, cobarde, pacífico y de no ser el verdadero padre
de la infanta Juana, afirmando así que no tenía derecho a sucederlo como reina de Castilla. Se procedió entonces a
despojar al muñeco de los atributos de la realeza y comenzaron a lincharlo mientras lo insultaban, hasta que lo tiraron al Muralla de Ávila, junto a la que tuvo
suelo. A continuación subieron al tablado al infante Alfonso, un niño de doce años, y lo proclamaron rey como Alfonso lugar la farsa de Ávila
XII, al grito de "¡Castilla por el rey don Alfonso!".

Tratando el tema de la sucesión, la postura del Papa podría ser vital, de manera que ambos bandos enviaron emisarios a
Paulo II, quien se inclinó por Enrique IV y mandó como nuncio a Antonio de Véneris. Además la mayoría de las ciudades y de la nobleza se colocan del lado del
rey Enrique. Dándose cuenta de su inferioridad, una parte de los conjurados, encabezados por Fonseca y Pacheco, acuerdan un acercamiento con el rey, sumando
sus fuerzas para acabar con cualquier conato de resistencia. Pero a cambio se exige el matrimonio de la infanta Isabel con el hermano de Pacheco, Pedro Girón,
que abandona el maestrazgo de Calatrava, al que había sustraído importantes feudos en favor de sus hijos ilegítimos. De esta manera, Girón se colocaba en la línea
de sucesión al trono. Se trataba de un caballero bastante mayor que ella y con fama de ambicioso y violento, tanto que según algunos rumores fue acusado de
"profanar el retiro de la reina viuda, doña Isabel, con proposiciones de la más degradante naturaleza".23 El Papa permite a Girón abandonar los votos y concede la
bula de matrimonio, renunciando al maestrazgo en favor de otro de sus hijos, de ocho años. Siendo el enlace inminente, marchó desde Almagro hasta Madrid,
donde se encontraba la infanta, con un ejército de 3000 hombres. Sin embargo, don Pedro enfermó de forma súbita y tuvieron que parar en Villarrubia de los Ojos,
donde murió, al parecer de un repentino ataque de apendicitis. En 1468, Alfonso murió en Cardeñosa, quizás envenenado.

A pesar de las presiones de los nobles, Isabel rechazó proclamarse reina mientras Enrique IV estuviera vivo. Por el contrario, consiguió que su hermanastro le
otorgase el título de princesa de Asturias en una discutida ceremonia que tuvo lugar en los Toros de Guisando, el 19 de septiembre de 1468, conocida como la
Concordia de Guisando. Isabel se constituyó así como heredera a la corona, por delante de Juana, su sobrina y ahijada de bautismo, a quien parte de la nobleza no
consideraba legitimada para ocupar el trono por las dudas que había sobre su paternidad. A partir de este momento, Isabel pasa a residir en Ocaña, villa
perteneciente a don Juan Pacheco, marqués de Villena. El rey inicia contactos diplomáticos con otras casas reales para lograr un acuerdo matrimonial que le reporte
beneficios.

Acuerdos matrimoniales

El soporte del águila de San Juan con nimbo fue usado ya en 1473 en el escudo de armas de Isabel siendo aún princesa.
El lema o mote «Tanto monta...» explicaba la divisa personal de Fernando II de Aragón, que adoptó un yugo con un nudo
cortado en alusión al nudo gordiano, que tanto daba (tanto montaba) desatarlo como tajarlo. La divisa propia de la reina
era el haz de flechas. Tras la unión de coronas, estos dos elementos pasaron al blasón común, que tomó elementos
heráldicos de los dos consortes.24 25 Ya desde los tres años, Isabel había estado comprometida con Fernando, hijo de
Juan II de Aragón.

Sin embargo, Enrique IV rompió este acuerdo, seis años más tarde, para comprometerla con Carlos, príncipe de Viana. El
matrimonio no llegó a consolidarse, por la férrea oposición de Juan II de Aragón. También fueron infructuosos los intentos
de Enrique IV por desposarla con el rey Alfonso V de Portugal, primo en segundo grado de Isabel y casi veinte años
mayor que ella. En 1464, logró reunirlos en el monasterio de Guadalupe, pero ella le rechazó, alegando la diferencia de
edad entre ambos.

Más tarde, cuando contaba dieciséis años, Isabel fue comprometida con Pedro
Girón, de cuarenta y tres años, maestre de Calatrava y hermano de Juan Pacheco;
pero Girón murió por causas desconocidas mientras realizaba el trayecto para Armas combinadas de los Reyes
encontrarse con su prometida. Católicos

El 18 de septiembre de 1468, Isabel fue proclamada princesa de Asturias por


medio de la Concordia de los Toros de Guisando, revocando Enrique IV de este modo el anterior nombramiento de su hija
Juana. Tras la ceremonia, Isabel pasó a vivir en Ocaña, en contacto estrecho con la Corte. Enrique IV convino de nuevo el
enlace entre Isabel y el duque de Braganza y rey de Portugal, Alfonso V, ya que en el Tratado de los Toros de Guisando
se había acordado que el matrimonio de Isabel debía celebrarse con la aprobación del monarca castellano. La propuesta
entrañaba también el proyecto de casar a su hija Juana con el príncipe heredero Juan, hijo de Alfonso V de Portugal. De
esta manera, Isabel sería trasladada al reino vecino y, a la muerte de su esposo, los tronos de Portugal y de Castilla
pasarían a Juan II de Portugal y su esposa, Juana. Isabel se negó.

Tras esto, el rey trató de que se desposara con el duque de Guyena, hermano de Luis XI de Francia; de nuevo Isabel se
Isabel I de Castilla representada en negó. El monarca francés pidió entonces la mano de Juana para su hermano, el duque de Guyena; Luis XI quería alejar al
el cuadro llamado la Virgen de la duque de su entorno por suponer una amenaza para él. Los esponsales se realizaron en 1470 en Medina del Campo, pero
mosca, que se encuentra en la el duque murió en 1472 de tuberculosis,26 antes de conocer a la novia.
sacristía de la colegiata de Toro, en
la provincia de Zamora. Mientras tanto, Juan II de Aragón trató de negociar en secreto con Isabel la boda con su hijo Fernando. Isabel y sus
consejeros consideraron que era el mejor candidato para esposo, pero había un impedimento legal, ya que eran primos
segundos (sus abuelos, Fernando de Antequera y Enrique III, eran hermanos). Necesitaban, por tanto, una bula papal que
les exonerara de la consanguinidad. El papa, sin embargo, no llegó a firmar este documento, temeroso de las posibles consecuencias negativas que ese acto podría
traerle al atraerse la enemistad de los reinos de Castilla, Portugal y Francia, todos ellos involucrados en negociaciones para desposar a la princesa Isabel con otro
pretendiente.

Personas del entorno de Isabel falsificaron una supuesta bula emitida en junio de 1464 por el anterior papa , Pío II, a favor de Fernando, en la que se le permitía
contraer matrimonio con cualquier princesa con la que le uniera un lazo de consanguinidad de hasta tercer grado. Isabel aceptó y se firmaron las capitulaciones
matrimoniales de Cervera, el 5 de marzo de 1469. Para los esponsales y ante el temor de que Enrique IV abortara sus planes, en mayo de 1469 y con la excusa de
visitar la tumba de su hermano Alfonso, que reposaba en Ávila, Isabel escapó de Ocaña, donde era custodiada
estrechamente por don Juan Pacheco. Por su parte, Fernando atravesó Castilla en secreto, disfrazado de mozo de mula de
unos comerciantes.27 Finalmente, el 19 de octubre de 1469 contrajeron matrimonio en el Palacio de los Vivero de
Valladolid.

El matrimonio costó a Isabel el enfrentamiento con su hermanastro el rey. En 1471 el papa Sixto IV envió al cardenal
Rodrigo de Borja a España como legado papal para arreglar diversos asuntos políticos en la península, entre ellos este
enlace. Con él trajo la Bula de Simancas, que dispensaba de consanguinidad a los príncipes Isabel y Fernando.g Borja
negoció con ellos: les daría la bula a cambio de que ellos le concedieran la ciudad de Gandía a su hijo Pedro Luis. Isabel y
Fernando cumplirían su parte del trato en 1485.28

Reinado Documento firmado por los Reyes


Católicos.
Véase también: Conflicto por la sucesión de Enrique IV de Castilla

Al morir Enrique IV, Isabel se proclamó reina de Castilla el 13 de diciembre de


1474 en Segovia, basando su legitimidad en el Tratado de los Toros de Guisando. Estalló entonces la guerra de Sucesión
castellana (1475-1479) entre los partidarios de Isabel y los de su sobrina Juana. El Tratado de Alcaçovas puso fin a la
contienda, reconociendo a Isabel y Fernando como reyes de Castilla a cambio de ciertas concesiones a Portugal. Tras la
guerra Isabel mandó construir el monasterio de San Juan de los Reyes.29

Instruyó a sus hijos en que tenían unas obligaciones por su rango de hijos de reyes, y que debían sacrificarse mucho por
ese motivo. Los llevó consigo durante las campañas militares, pero también veló siempre por su bienestar, como lo prueba
su valor ante el motín que tuvo lugar en el alcázar de Segovia en 1476.30 Allí tenían instalada los reyes la Corte y allí
Proclamación de Isabel la Católica vivía, en el alcázar, su primogénita Isabel bajo la protección y cuidado de su amiga Beatriz de Bobadilla y de su esposo, el
en Segovia. F. de P. Van Halen, dibº, alcaide Andrés Cabrera. Este era de origen judío, lo que en aquella época era fuente de tensiones raciales, y se le acusaba
litº y pintó. de querer aprovecharse de la confianza que los reyes le tenían, además de acusarle de malversación de fondos y de tiranía.
El tumulto se convirtió en motín cuando unos provocadores, disfrazados de campesinos y con armas ocultas, arengaron a
la población para destituir al alcaide. Hacia el alcázar se dirigió una masa de gente furiosa, armada con herramientas de
campesinos, palos y piedras. La reina se encontraba con el cardenal Mendoza cuando se enteró de lo ocurrido, pero ni uno ni otro tenían tropas suficientes para
defender la plaza. Temerosa del riesgo que podía correr su hija, la reina subió a su caballo y, acompañada por tres guardias, cabalgó 60 kilómetros hasta Segovia.
A la entrada, el obispo intentó detenerla por el gran peligro que corría, pero Isabel desoyó el consejo y avanzó hasta el alcázar. Entró y dejó las puertas abiertas
para que entraran todos los amotinados para exponerle sus quejas. Tras estudiar las quejas, mantiene en el puesto a Andrés Cabrera. El pueblo de Segovia le
guardó fidelidad a partir de ese momento.31

Durante las campañas militares de Fernando, la reina estuvo siempre en la retaguardia, acompañada de sus hijos y pendiente de proveer lo necesario. Su ayuda fue
decisiva para la victoria castellano-aragonesa en la guerra de Granada,32 como lo demuestran los hechos de la rendición de Baza. Sucedió que la ciudad llevaba
cercada bastante tiempo, pero la población no quería rendirse y los soldados cristianos comenzaban a desmoralizarse por el largo asedio. El rey Fernando pide a su
mujer que se presente en el campo de batalla para levantar la moral de las tropas. Así lo hace Isabel, haciéndose acompañar de varias damas y de su primogénita
Isabel. El impacto de su presencia fue inmediato, no solo para las tropas cristianas, sino para la población asediada que inició su rendición, pero no ante el rey
guerrero, sino ante la valerosa reina.33 Además, Isabel fue la precursora del hospital de campaña, al hacerse acompañar de personal médico y ayudantes para
atender a los heridos en el campo de batalla.34

Creyó en los proyectos de Cristóbal Colón, a pesar de las muchas críticas y reacciones políticas adversas de la Corte y los
científicos. Durante el reinado común con Fernando se produjeron hechos de gran trascendencia para el futuro del reino,
como el establecimiento de la Santa Inquisición (1480), la creación de la Santa Hermandad, la incorporación del Reino
nazarí de Granada, así como la unificación religiosa de la Corona hispánica, basada en la conversión obligada de los
judíos, so pena de muerte o expulsión (Edicto de Granada, 1492) y más tarde de los musulmanes.

Tras el descubrimiento de América en 1492 comenzó el proceso de evangelización de los indígenas nativos, confiándole
esta tarea a los monjes paulinos húngaros, que se marcharon a las nuevas tierras en los próximos viajes de Colón.35 Los
reyes se preocuparon por la conversión y el trato justo de los amerindios. Limitaron la esclavización de los indígenas,
iniciada por Colón a los casos previstos en las leyes castellanas de la época, y prohibieron, con poco éxito, el repartimiento
de indios entre los españoles asentados en el Caribe. Tras el fallecimiento el gobernador Ovando aprovechó el vacío de
poder para instaurar la institución de la encomienda en la isla Española.36 Isabel y Fernando firmaron con Portugal el
Tratado de Tordesillas (1494) que delimitó sus esferas de influencia en el océano Atlántico. Por deseo de los comerciantes
urbanos creó la Santa Hermandad, cuerpo de policía para la represión del bandidaje, creando unas condiciones mucho
más seguras para el comercio y la economía.
Retrato anónimo de Isabel la
Para sus campañas militares contó con el servicio de Gonzalo Fernández de Católica hacia 1490. Museo del
Córdoba (el Gran Capitán), que intervino en la conquista de Granada (1492), en Prado.
las dos primeras guerras de Italia y en la toma de Cefalonia (1500).

Dada la histórica implicación de la Corona de Aragón en Italia y por otra serie de razones37 (sus virtudes cristianas, la
conquista de Granada, la expulsión de los judíos y la cruzada contra los musulmanes), Fernando e Isabel recibieron el
título de Reyes Católicos, otorgado por el papa Alejandro VI, mediante la bula Si convenit, de 19 de diciembre de 1496.
Dicho título fue heredado por los descendientes en el trono (tanto austrias como borbones), poseyéndolo actualmente el
La rendición de Granada, por rey Felipe VI de España.h El papa Alejandro VI le concedió la distinción honorífica de Rosa de Oro de la Cristiandad en
Francisco Pradilla (1882). Palacio del 1500.
Senado, Madrid.
Al final de sus días, las desgracias familiares se cebaron con ella. La muerte de su madre Isabel, su único hijo varón y el
aborto de la esposa de este, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel (que iba a unificar los reinos de los Reyes
Católicos con el de Portugal); la presunta «locura» de su hija Juana (que desafió abiertamente a su madre en Medina del Campo) y los desaires de Felipe el
Hermoso; la marcha de su hija María a Portugal tras casarse con Manuel I de Portugal y la incertidumbre de su hija Catalina tras la muerte de su esposo inglés, la
sumieron en una profunda depresión que hizo que vistiera de riguroso luto el resto de su vida.

Muerte
Estaba la corte en Medina del Campo, cuando se declaró la grave enfermedad, una hidropesía, dijo como testigo Pedro
Mártir. Consciente del desenlace, mandó que las misas por su salud se tornaran por su alma, pidió la extremaunción y el
Santísimo Sacramento. Habiendo otorgado testamento a 12 de octubre, falleció poco antes del mediodía del 26 de
noviembre de 1504, en el Palacio Real:

Mi cuerpo sea sepultado en el monasterio de S. Francisco que es en el Alhambra de la ciudad de Granada (...) en una
sepultura baja que no tenga bulto alguno, salvo una losa baja en el suelo, llana, con sus letras en ella. Pero quiero e
mando, que si el Rei eligiere sepultura en otra cualquier iglesia o monasterio de cualquier otra parte o lugar destos mis
reinos, que mi cuerpo sea allí trasladado e sepultado junto (...). Diego Clemencín, 1821.
Doña Isabel la Católica dictando su
Primeramente fue inhumada en el monasterio de San Francisco de la Alhambra, el 18 de diciembre de 1504, en una testamento, por Eduardo Rosales,
sencilla sepultura, según su deseo. Poco después, sus restos mortales, junto con los de su esposo Fernando el Católico, 1864, Museo del Prado.
fueron trasladados a la Capilla Real de Granada. Su hija Juana I y el marido de esta, Felipe el Hermoso, también reposan
allí. Asimismo se enterró en este lugar a su nieto Miguel de la Paz, hijo del rey Manuel I de Portugal y a la infanta Isabel
de Aragón, quien falleció poco antes de cumplir los dos años de edad. En el museo de la Capilla Real se encuentran la corona y el cetro de la reina, quien además
dotó a la Capilla de un importante grupo de cuadros (aún in situ), de Sandro Botticelli, Dirk Bouts, Rogier van der Weyden y Hans Memling, entre otros, y
muchas de sus pertenencias personales.

Testamento y sucesión
En su testamento la reina estipuló que, si bien la heredera del trono era su hija Juana, el rey Fernando administraría y
gobernaría Castilla en su nombre al menos hasta que el infante Carlos, primer hijo varón de Juana, cumpliera veinte
años.38 Después de los hijos de Juana, la línea sucesoria pasaría a María, la hija menor de Isabel, y solo después a
Catalina.39

Sin embargo, la nobleza castellana no apoyó a Fernando y este optó por retirarse a Aragón. El gobierno de Castilla
quedó entonces para el rey Felipe I, esposo de Juana, pero a los pocos meses murió repentinamente, y ello llevó a que
Fernando fuese nombrado de nuevo regente.40 Juana fue encerrada en Tordesillas por su padre, que gobernó Castilla
hasta su muerte en 1516. Le sucedió Carlos, hijo de Juana y nieto de Isabel y Fernando.
Testamento de Isabel I. Por otra parte en su testamento Isabel les pidió a sus sucesores que se esforzasen en conquistar para el cristianismo el
Norte de África continuando la reconquista peninsular 41 y que se convirtiese al cristianismo a los habitantes de
América («las yslas y Tierra Firme del Mar Oçéano») y se les tratase justamente.38

El testamento original de la reina se conserva en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe. Una copia se envió al monasterio de Santa Isabel de la
Alhambra de Granada. Y otra, a la catedral de Toledo, aunque desde 1575 pasó al Archivo General de Simancas.39

En 1864 Eduardo Rosales representó el momento en el que la reina dicta su testamento en el cuadro Doña Isabel la Católica dictando su testamento.42

Posteridad
Durante los siglos XVI y XVII la figura de Isabel fue relativamente eclipsada en la memoria histórica por la de su marido, el
rey Fernando,43 al que los cronistas de aquellos tiempos pintaban de magnánimo, afable, templado y dispuesto a
negociar, en contraste con el rigor e inflexibilidad que se proyectaba en los retratos de Isabel.44 A principios del siglo XIX
Diego Clemencín escribió un Elogio de la Reina Católica, que por primera vez se centró en la figura de la reina, a la que
colmó de virtudes, relegando a su marido a un segundo plano. Esta obra influyó en todos los historiadores siguientes hasta
al menos mediados del siglo XX.43 45 En 1815 el rey Fernando VII, tras regresar a España y restaurar el absolutismo, creó
la Orden de Isabel la Católica, alta condecoración que sigue otorgando en la actualidad el Gobierno español. Más tarde,
los liberales y románticos españoles del siglo XIX tendieron a tener una imagen positiva de los Reyes Católicos, a los que
consideraban los últimos monarcas nacionales.43 A partir de 1938, la dictadura de Francisco Franco utilizó profusamente
en su propaganda la figura y los símbolos de Isabel la Católica (véase Simbología del franquismo).

En 1952 fue publicado por vez primera el texto de la bula Si convenit, que
otorgaba a Isabel y Fernando el título de «católicos».46

En 1958 José García y Goldaraz, arzobispo de Valladolid, inició el proceso para


la beatificación de Isabel. Creó un equipo de historiadores españoles a los que Billete español de 1957 con los
encargó escribir sobre los puntos más conflictivos de la biografía de la reina. Luis retratos y el escudo de los reyes
Suárez Fernández se encargó de la expulsión de los judíos y como resultado de su Isabel y Fernando.
trabajo publicó varios libros. Otros miembros del equipo fueron Antonio Rumeu
de Armas y Miguel Ángel Ladero Quesada.47 El historiador István Szászdi ha
Estatua ecuestre en el paseo de la
denunciado que los partidarios de la beatificación o algunos nacionalistas españoles han hecho desaparecer documentos
Castellana de Madrid históricos de los archivos que podían comprometer la legitimidad de Isabel como reina.38

El proceso de beatificación sigue su curso en la actualidad, sostenido por el apoyo económico de los herederos del
empresario mexicano Pablo Díaz.48 Los partidarios de Isabel achacan que la Santa Sede no la haya beatificado a la oposición de un «grupo de presión judío».48

Descendencia
Isabel tuvo al menos siete hijos con Fernando (el cual había tenido otros hijos antes de su matrimonio):

Isabel (1 o 2 de octubre de 1470-1498), princesa de Asturias (1476-1480; 1498), contrajo matrimonio con el infante Alfonso en 1490, pero a
su muerte se casó en 1495 con el tíoi del fallecido, Manuel, que fue rey de Portugal con el nombre de Manuel I, el Afortunado. Fue reina de
Portugal entre 1495 y 1498, y murió en el parto de su primer hijo Miguel de Paz.
Aborto de un niño (31 de mayo de 1475), acaecido en la localidad de Cebreros.
Juan (30 de junio de 1478-1497), príncipe de Asturias (1480-1497). En 1497, contrajo matrimonio con Margarita de Austria (hija del
emperador germánico Maximiliano I de Habsburgo); murió de tuberculosis poco después. Tuvo una hija póstuma que nació muerta. Margarita
se fue de España y se encargó por un tiempo de su sobrino Carlos, futuro emperador Carlos V.
Juana I de Castilla (6 de noviembre de 1479-1555), princesa de Asturias (1502-1504), reina de Castilla (1504-1555) con el nombre de Juana
I, y popularmente conocida como Juana la Loca. En 1496, contrajo matrimonio con Felipe el Hermoso de Habsburgo (también hijo del
emperador Maximiliano I). Con él entró una nueva dinastía en España, la de los Habsburgo, que formaban la Casa de Austria. Su
primogénita fue Leonor de Austria (1498-1558). En 1500 Juana fue por segunda vez madre, esta vez de su primer hijo varón, el futuro Carlos
I, quien la sucedería y sería también emperador del Sacro Imperio Romano Germánico como Carlos V. En 1503, dio a luz a Fernando,
sucesor de Carlos en el Sacro Imperio como Fernando I, y restauró la rama austríaca imperial de la Casa de los Austrias. Mentalmente
afectada por la muerte de su marido, fue recluida por su padre Fernando en Tordesillas, donde murió.
María (29 de junio de 1482-1517), contrajo matrimonio en 1500 con el viudo de su hermana Isabel, Manuel I de Portugal, el Afortunado. Fue
madre de diez hijos, entre ellos: Juan III, Enrique I de Portugal y la emperatriz Isabel, esposa de Carlos V.
Bebé mortinato (29 de junio de 1482), gemelo o mellizo de María; las fuentes no son unánimes con respecto a su sexo.49 50 51 52
Catalina (16 de diciembre de 1485-1536), contrajo matrimonio con el príncipe Arturo de Gales en 1502, que murió pocos meses después de
la boda. En 1509 se desposó con el hermano de su difunto marido, que sería Enrique VIII. Por lo tanto se convirtió en reina de Inglaterra; fue
madre de la reina María I de Inglaterra, María Tudor.

Ancestros
Ancestros de Isabel I de Castilla
16. Enrique II de Castilla
8. Juan I de Castilla
17. Juana Manuel de Villena
4. Enrique III de Castilla
18. Pedro IV de Aragón
9. Leonor de Aragón
19. Leonor de Sicilia
2. Juan II de Castilla
20. Eduardo III de Inglaterra
10. Juan de Gante
21. Felipa de Henao
5. Catalina de Lancáster
22. Pedro I de Castilla
11. Constanza de Castilla
23. María de Padilla
1. Isabel I de Castilla
24. Pedro I de Portugal
12. Juan I de Portugal
25. Teresa Gille Lourenço
6. Juan de Portugal
26. Juan de Gante
13. Felipa de Lancaster
27. Blanca de Lancaster
3. Isabel de Portugal
28. Juan I de Portugal
14. Alfonso I de Braganza
29. Inés Pires
7. Isabel de Barcelos
30. Nuño Álvares Pereira
15. Beatriz Pereira de Alvim
31. Leonor de Alvim

Títulos

Princesa de Asturias
Predecesor: Sucesora:
1468-1470/1474
Alfonso de Castilla Isabel de Aragón
(en paralelo con Juana de Castilla entre 1470 y 1474)

Reina de Castilla
Predecesor: Sucesora:
1474-1504
Enrique IV Juana I
(junto a Fernando V desde 1475)

Predecesor: Reina de Granada Sucesora:


Boabdil 1492-1504 Juana I
Predecesora: Reina consorte de Aragón Sucesora:
Juana Enríquez 1479-1504 Germana de Foix
Predecesora: Reina consorte de Nápoles Sucesora:
Ana de Bretaña 1504 Germana de Foix

Semblanza de la reina
De ella, los cronistas contemporáneos dijeron:
Pedro Mártir de Anglería: «Su modestia personal y mansedumbre admirables»; «del rey no sorprende que sea
admirable... pues leemos en las historias incontables ejemplos de hombres justos, fuertes, dotados de virtud,
incluso sabios. Pero ella... ¿quién me encontrarías tú entre las antiguas, de las que empuñaron el cetro, que haya
reunido juntas en las empresas de altura estas tres cosas: un grande ánimo para emprenderlas, constancia para
terminarlas y juntamente el decoro de la pureza? Esta mujer es fuerte, más que el hombre más fuerte, constante
como ninguna otra alma humana, maravilloso ejemplar de pureza y honestidad. Nunca produjo la naturaleza una
mujer semejante a esta. ¿No es digno de admiración que lo que siempre fue extraño y ajeno a la mujer, más que lo
contrario a su contrario, eso mismo se encuentre en esta ampliamente y como si fuera connatural a ella?».
Hernando del Pulgar: «Muy buena mujer; ejemplar, de buenas y loables costumbres... Nunca se vio en su persona
cosa incompuesta... en sus obras cosa mal hecha, ni en sus palabras palabra mal dicha»; «dueña de gran
continencia en sus movimientos y en la expresión de emociones... su autodominio se extendía a disimular el dolor
en los partos, a no decir ni mostrar la pena que en aquella hora sienten y muestran las mujeres»; «castísima, llena
de toda honestidad, enemicísima de palabras, ni muestras deshonestas»; «muger muy cerimoniosa en los vestidos
e arreos, e en sus estrados e asientos, e en el servicio de su persona ; e quería ser servida de omes grandes e
nobles, e con grande acatamiento e humiliaçión. (...) por esta condiçión le era inputado algúnd viçio, diziendo ser
pompa demasiada».53
Lucio Marineo Sículo: «Y no fue la reina de ánimo menos fuerte para sufrir los dolores corporales... Ni en los Imagen de Isabel de
dolores que padecía de sus enfermedades, ni en los del parto, que es cosa de grande admiración, nunca la vieron Castilla en el
quejarse, antes con increíble y maravillosa fortaleza los sufría y disimulaba»; «aguda, discreta, de excelente Conquistato de Granada,
ingenio»; «habla bien y cortésmente». de 1482, por Pedro
Marcuello.
Andrés Bernáldez: «Fue mujer muy esforzada, muy poderosa, prudentísima, sabia, honestísima, casta, devota,
discreta, verdadera, clara, sin engaño. ¿Quién podría contar las excelencias de esta cristianísima y bienaventurada
reina, muy digna de loa por siempre? Allende de ella ser castiza y de tan nobilísima y excelentísima progenie de
mujeres reinas de España, como por las crónicas se manifiesta tuvo ella otras muchas excelencias de que Nuestro Señor la adornó, en que
excedió y traspasó a todas las reinas así cristianas que antes de ella fueron, no digo tan solamente en España mas en todo el mundo, de
aquellas por quien (por sus virtudes o por sus gracias o por su saber o poder) su memoria y fama vive... de aquellas por sola una cosa que
tuvieron o hicieron vive y vivirá su memoria; pues cuanto más ha de vivir la memoria y fama de reina tan cristianísima, que tantas excelencias
tuvo y tantas maravillas Nuestro Señor, reinando ella en sus reinos, por ella hizo y obró».
Gonzalo Fernández de Oviedo: «Verla hablar era cosa divina; el valor de sus palabras era con tanto y tan alto peso y medida, que ni decía
menos, ni más, de lo que hacía al caso de los negocios y a la calidad de la materia de que trataba».
Diego Enríquez del Castillo: «Prudente y de mucho seso».
Diego de Valera: «Llena de humanidad».
Alfonso de Palencia: «Bondadosa»; «Mujer de pudor y pureza en sus costumbres»; «inteligente».
Alonso Flores (Flórez): «De mirar gracioso y honesto».
Fernando el Católico, en su testamento, declaró que «era ejemplar en todos los autos de virtud y del temor de Dios».
Fray Francisco Jiménez de Cisneros, su confesor, alababa «su pureza de corazón»; «su gran corazón y grandeza de alma».
La relazione de un embajador veneciano que estuvo en la corte de Fernando e Isabel, afirma que la soberana tenía una stridula vox. Es
decir, que esta poseía un tono chillón, estridente.54

En cuanto a su apariencia física, Isabel tenía la piel tan clara que parecía blanca, los ojos de color azul verdoso,55 y el pelo entre rojizo-dorado y cobrizo, rasgos
que compartían algunas de sus hijas, en especial Catalina.

Véase también
Tabla cronológica de Reinos Hispánicos
Orden de Isabel la Católica
Escudo de los Reyes Católicos
Anexo:Isabel I de Castilla en el cine y la televisión

Notas y referencias
a. La titulación completa era: reina de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarve, de
Algeciras, de Gibraltar y señora de Vizcaya y de Molina.
b. Algunos autores sitúan su nacimiento en Ávila o Madrid.11
c. Fechado el 8 de julio de 1454.
d. El Dr. Marañón realizó un estudio sobre la situación clínica de Enrique IV, definiéndolo como "displásico eunocoide".
e. Testimonio de la sentencia de divorcio entre el príncipe D. Enrique y la infanta doña Blanca, incluido en la Colección de documentos inéditos
para la historia de España, vol. XL (http://www.archive.org/details/coleccindedocu40madruoft), pags. 444-450.
f. Sin embargo, el cronista Diego Enríquez del Castillo escribe sobre un anterior aborto de la reina Juana de Portugal de un varón de seis
meses.
g. Así lo afirma el cronista Zurita pero no hay sin embargo constancia documental de ello, según Fernández de Córdova Miralles (2005, p. 231)
h. Artículo 56-2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.

Artículo 57-1. La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía
histórica. (...)

i. La madre del infante Alfonso, Leonor de Viseu, y Manuel I de Portugal eran hermanos, ambos hijos de Fernando de Portugal, duque de
Viseu, y de su esposa Beatriz de Portugal.

Referencias
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Enlaces externos
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Wikisource contiene obras originales de o sobre Isabel I de Castilla.
Diccionario Biográfico. Real Academia de la Historia. (http://dbe.rah.es/biografias/13005/isabel-i) Isabel I de Castilla
Comisión para la Canonización de Isabel la Católica, Arzobispado de Valladolid (http://www.reinacatolica.org)
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