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NOCIONES INTRODUCTORIAS
A. ORÍGENES
Puede ser considerado el impuesto más importante de la primera mitad del siglo XX.
Domina con su presencia toda la elaboración científica y legislativa del período indicado. Sus
orígenes históricos datan de mucho tiempo atrás, puesto que los primeros esbozos se
refieren a figuras tributarias que captaban aspectos especiales de ciertas rentas de algunos
capitales.
Como impuesto general puede decirse que en el siglo XIX se introduce en Gran Bretaña,
cuyo sistema fiscal dominará a partir de entonces. En el resto de países aparecerá en el siglo
XX. En Norteamérica, bajo la forma de impuesto a la renta en 1864, reaparece en una ley en
1894. Luego de un largo trámite de enmienda constitucional, en 1913 se sanciona la ley que
continúa hasta hoy con bastantes alteraciones.
En América Latina, este movimiento se produce con algún retraso. Entre los años 1920 y
1935 se asiste a la difusión del impuesto, quedando incorporado a los sistemas tributarios.
B. CARACTERES GENERALES
Este debe gravar la totalidad de las rentas obtenidas por las personas, sin distinción,
atendiendo a su situación personas con tasas progresivas que hagan más fuerte la carga a
medida que mayor sea la renta. Se trata de un impuesto ideal difícil de encontrar en
legislaciones positivas.
El apartamiento de estos lineamiento en mayor o menor grado puede afectar los caracteres
generales atribuidos al impuesto.
B.1. NO TRASLADABLE
Se entiende a través del principio de capacidad contributiva, cuyos índices son: i) la renta
que se obtiene, ii) el capital que se posee, y iii) el gasto o consumo que se realiza. El
principal es el primero, por lo que el impuesto a la renta contempla la equidad.
Este carácter puede ser entendido como: i) equidad horizontal, o ii) equidad vertical. De
acuerdo al primer concepto, se indica que aquellos que estén en igual situación deben
abonar igual gravamen. De acuerdo al segundo concepto, se indica que aquellos que se
encuentren en diferente nivel, deben sufrir imposiciones diferente. Implica la propuesta de
tasas progresivas, teniendo el impuesto una tendencia de redistribución del ingreso. En su
concepción clásica, el impuesto a la renta incluye ambos conceptos.
La búsqueda de equidad horizontal impone otro carácter: debe ser personal, tomando en
consideración la concreta situación personal del sujeto. Solo así se podrá estar seguro de
estar frente a iguales situaciones para aplicar igual gravamen. La búsqueda de equidad
vertical da por resultado que el impuesto deba ser progresivo por medio de mínimos no
imponibles y la propia estructura de la escala de tasas.
Las principales críticas son: a) se cuestiona su carácter directo, b) se dice que tendría efecto
desalentado del ahorro e inversión, etc., c) se le atribuye un efecto contrario al deseo de
trabajar o a aceptar riesgos, d) se dice que termina gravando fundamentalmente al sector
de trabajadores asalariados, etc. Sin embargo, no han impedido la difusión del impuesto en
Latinoamérica, estando vigente y brindado un por ciento importante de la recaudación
tributaria.
La obtención del objetivo de equidad no parece ser la única finalidad propuesta por el
legislador. En las legislaciones latinoamericanas aparecen elementos que se prestan para
pensar que se utiliza como una forma de inducir un determinado comportamiento
económico en los contribuyentes: que las empresas retengan utilidades (o las distribuyan),
que reinvierta en bienes de activo fijo, etc.
Se reconoce este objetivo como conflicto con el de equidad, pues deteriora la globalidad
del gravamen. El postulado de equidad quiere que todas las rentas de una persona sean
gravadas sin discriminación entre ellas, mientras que el efecto de inducción económica se
busca dando tratamientos distintos a ciertas rentas caracterizadas. Este efecto se explica
por finalidades extrafiscales, conectándose con la política de incentivos tributarios.
Existen diversos tipos de impuestos a la renta que responden a diversas del sistema fiscal.
Considerado el impuesto ideal pues cumple con los atributos del impuesto a la renta.
Supone una síntesis de la totalidad de rentas a nivel del sujeto pasivo. No interesa el origen
de la renta, que puede facilitar la síntesis final, pero sin discriminar entre las diferentes
rentas.
Sin embargo, tropieza con algunas dificultades (sociedades de capital). En la medida que la
totalidad de las utilidades no es atribuida a personas naturales, el postulado de absoluta
globalidad se cumple parcialmente. Por otra parte, la fisura de la globalidad se produce
normalmente por rentas derivadas de trabajo personal.
Los resultados de cada cédula son independientes entre sí, en ningún momento se produce
la compensación entre resultados positivos de una y los negativos de otra. Pone su acento
sobre el fenómeno de producción de renta por cada fuente, opacando la personalización
del impuesto.
Las ventajas se intuyen con sus características: son más sencillo pues están libres de la
implementación técnica de la tasa progresiva, permiten discriminar el peso fiscal sobre cada
fuente, y se adaptan muy fácilmente a un régimen de retención en la fuente.
Es posible que un sistema global obligue a agrupar las distintas rentas en categorías para
simplificar el cálculo. Sin embargo, en la medida en que se discrimine entre las categorías,
puede entender que el sistema se tiñe de elementos cedulares.
CONCEPTO DE RENTA
La vida económica puede determinar que a la esfera patrimonial de una persona entren
enriquecimientos de distinta índole, siendo que las distintas doctrinas sobre el concepto
tienen como efecto que algunos resultan gravados y otros no.
Cada una tiene una cobertura progresivamente mayor, la cual determina que cada una sea
vista como sucesivamente más justa pues ensancha la base de imposición; pero se van
introduciendo dificultades para la determinación de la renta y su administración.
A. EL CRITERIO DE LA RENTA-PRODUCTO
Concepción de la renta de tipo económico y objetivo: “el producto periódico que proviene
de una fuente durable en estado de explotación”. Los enriquecimientos deben seguir estos
requisitos: a) sean un producto, b) de fuente durable, c) periódicos, d) la fuente esté en
explotación (habilitación).
Una riqueza nueva, distinta y separable de la fuente. No es renta entonces el mayor valor
que experimente un bien, etc. Debe ser una riqueza nueva “material”. Desde el punto de
vista tributario, la renta es un concepto contable (pueden contarse y medirse y ser
expresadas en dinero). La renta es el medio material para obtener satisfacciones pero no la
satisfacción en sí.
Es necesario que la fuente haya sido habilitada racionalmente o sea afectada para producir
renta. Si un predio es objeto de labore, los productos son rentas; no lo será el
enriquecimiento por un aluvión. La misma exigencia coloca bajo examen especial una serie
de explotaciones de las que no pueden esperarse beneficios.
Solo constituye renta aquella riqueza que excede los costos y gastos incurridos para
producirla así como para mantener la fuente en condiciones productivas.
Las originadas en la realización de bienes patrimoniales que no sea objeto de una actividad
lucrativa habitual. Su fuente se agota al producirlos, por lo que no puede ser renta
producto. Configuran rentas puras y simples.
Originados por una habilitación transitoria y eventual de una fuente que no implican una
organización de actividades con ese fin.
3. LOS INGRESOS EVENTUALES
Supone la consideración como renta de los cambios de valor del conjunto de derecho de
propiedad del individuo, operados ente el comienzo y el fin del período. Las causas son
indiferentes; pueden ser físicas o de tipo económico. Todas están comprendidas en la renta.
2. LOS CONSUMOS
Si a lo largo del período una persona se abstuviera totalmente de consumir, se reflejaría una
acumulación patrimonial al final de período. Al consumir se destruye los bienes, por lo que
el valor de esos consumos debe sumarse a las acumulaciones patrimoniales. Este criterio
tiene algún punto en que coincide con el flujo de riqueza pero lo excede en varios aspectos.
No habría porque descartar que las satisfacciones en las que consiste la renta provengan
del uso de los bienes propios, especialmente de los de consumo durable. No es una renta
ganada sino simplemente imputada por el hecho de haber disfrutado del bien. Se les
denomina renta de goce o disfrute, o rentas psíquicas. Al disfrutar del bien como propio se
experimenta un ahorro, que si se arrendara se obtendría un ingreso categorizable como
renta.
En algunos países han incluido el objetivo social de fomentar la vivienda propia, por lo que
se grava no todas las viviendas propias sino solo se imputa la renta a aquellas que no se
utilizan para vivienda permanente.
Tiene una razonamiento teórico similar al anterior. Entraría en esta hipótesis los consumos
de alimentos que hacen los agricultores, los retiros de mercadería por parte de los dueños o
socios, el aprovechamiento de huertas familiares, etc. Usualmente la consideración positiva
de estos casos se limita a los dos primeros supuestos. Los demás estiman mayores
inconvenientes.
Ante dificultades para traducir los conceptos antes indicados al campo de la ley positiva, el
legislador ha debido tomar consideraciones pragmáticas y funcionales, por lo que las
definiciones legales no reflejan de forma pura ninguna doctrina en especial, conteniendo
elementos de más de una. Otra característica es el tratamiento que se da dependiendo de
personas físicas o empresas.
1. PERSONAS FÍSICAS
Tal norma obedece a exigencias de tipo técnico, que tienen relación con la carga de la
prueba. Se trata de una presunción establecida en favor de la administración. Cuando se
considera que media la injustificación del ingreso, y siendo este de los no alcanzaos por la
ley, la presunción queda sin efecto.
2. EMPRESAS
En este caso, la aplicación del concepto de renta tiene varias alteraciones. Esto dado que la
empresa es esencialmente comercial y lucrativa. Por consiguiente, en principio todas las
utilidades que obtienen tienen carácter de renta comercial y especulativa.
Tal carácter supone reducir o eliminar las diferencias teóricas entre los primeros dos
criterios. El último criterio es el de más difícil concreción puesto que el consumo es de casi
imposible traslación a la empresa.
La legislación puede mantener el criterio de renta producto pero incluir dentro de este los
beneficios que provienen de la enajenación de bienes que no son objeto habitual de
comercio de la empresa. Es frecuente que en caso de entidades bancarias se otorgue igual
carácter a los beneficios resultantes de ventas de valores, y en caso de entidades
aseguradoras, a la enajenación tanto de valores como de inmuebles, entendiéndolas como
consecuencia de la actividad de la empresa.
d. CRITERIO DE BALANCE
Se consideran beneficios empresariales todos los aumentos del patrimonio. Tal criterio
puede traducir iguales resultados que el de empres fuente o puede implicar una aplicación
de la teoría del consumo más incremento patrimonial. Si no se incluyen las valorizaciones
entre principio y fin del ejercicio, el criterio equivale al de empresa fuente. Si el balance
refleja las diferencias, entonces el criterio significaría la aplicación de la fórmula.
e. CONCLUSIONES
Los hechos generadores de obligación tributaria presentan dos aspectos: uno subjetivo y
otro objetivo. Bajo el primero, la atención se centra sobre las personas que realizan el
hecho gravado; bajo el segundo, sobre la ubicación espacial del hecho.
NACIONALIDAD,
CIUDADANÍA
PERSONAS FÍSICAS
RESIDENCIA, DOMICILIO
SUBJETIVOS
1. PERSONAS FÍSICAS
2. SOCIEDADES
Los criterios señalados son los más importantes tratándose de efectos fiscales
fundamentales. Ello no quita que las legislaciones puedan asignar carácter nacional o
extranjero a las empresas atendiendo otras pautas.
Dos criterios deben destacarse respecto de los criterios subjetivos, tanto para personas
físicas como jurídicas: primero, que ningún país los aplica en forma exclusiva. Todos los
Estados utilizan el criterio objetivo de la fuente. Segundo, relación con la consecuencia que
involucra ya que las rentas de sus nacionales o residentes pasan a estar gravadas
dondequiera que hayan sido obtenidas, conocidos como criterios de renta mundial.
Las responsabilidades de los sujetos pasivos pueden ser diferentes ante el fisco. Ello da
origen a que en tales países se manejen los conceptos de sujeción limitada o real, sujeción
ilimitada o personas; en la primera se encuentran quienes no siendo residentes o nacionales
obtienen rentas en el país y responden limitadamente; en la segunda, quienes deben
impuesto por la totalidad de rentas a lo largo del mundo.
Circunscribe la potestad tributaria del país a las rentas que tengan su fuente en él, las
demás serán de fuente extranjera, no causando gravamen en él. Esto lleva a una
delimitación del concepto de fuente. El principio de fuente lleva a considerar que deben
gravarse las rentas de capitales, donde este estuviere situado o utilizado económicamente,
las rentas de trabajo y las rentas empresarias, donde se realicen, ya que la afectación de
capital a ella es consustancial en el fenómeno empresa.
Ninguno de los fundamentos esta totalmente privado de razón pues en ellos pesa el interés
de cada país. Los criterios subjetivos tienen un sustento político y social. Se lo ha defendido
también en base a consideraciones de neutralidad impositiva (neutralidad de exportación
de capitales). También se presenta argumentos en base al principio de capacidad
contributiva: el poder económico de una persona está dado por el total de las rentas
recibidas independientemente del lugar donde las obtenga. Por último, los criterios
subjetivos favorecen a los países desarrollados en sus relaciones con países en vías de
desarrollo ya que el flujo de capitales y servicios entre ellos es unidireccional.
En cuanto al criterio de fuente, la riqueza que produce una economía debe ser gravada por
el poder políticos de la economía que la genera. Los países en vías de desarrollo son
receptores netos de inversiones que realizan residentes en otras áreas. Los más altos foros
técnicos de América Latina han propugnado el principio de fuente como el más adecuado y
conveniente. No obstante, algunos países latinoamericanos han introducido de forma
parcial principios de tipo subjetivo. Lo determinante ha sido la constatación de que esos
países se han vuelto exportadores capitales.