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Instituto Superior de Estudios Humanísticos y Filosóficos

Seminario de Filosofía Moderna

Nombre: Denis Roa

Curso: Tercero

Reporte Semanal. Exposiciones: Introducción a la Metafísica de las costumbres. Puntos


7 y 8.

“La dignidad de la persona”; “La libertad como persona”

Kant considera que la persona posee una dignidad que radica en su propia humanidad,
que si bien esta no es exenta de imperfecciones, y aunque esas imperfecciones formen
parte de su naturaleza, la racionalidad también es parte de esa naturaleza, y esta
contrasta perfectamente con las necesidades e inclinaciones que atañen a la humanidad,
puesto que la racionalidad es el elemento que ayuda a superarlas y trascender de ellas.
El hombre es un ser con inclinaciones, pero también es un ser con razón, es un ser capaz
dirigir su acción a aquello que lo construya, lo humanice y equilibre su convivencia con
los demás. A esta humanidad que se sobrepone a sus apetencias, Kant la mira con una
sacralidad, puesto que la razón, que le da al hombre la capacidad de mejorarse a si
mismo es una cualidad propia de su especie, y lo que lo hace ser un ser revestido de
dignidad. En este sentido, no existe persona más digna que otra, el hecho de ser persona,
cualifica de dignidad a la persona.

El valor del hombre son sus inclinaciones y su posibilidad. Virtud y vicio chocan
constantemente en el hombre, el querer y el deber, ejercen fuerte presión en la
conciencia y es fácil dejarse arrastrar por el placer, pero la fuerza de la voluntad siempre
tendrá un valor preponderante, pues esta está ligada a la razón en cuanto a cualidad
humana y humanizante, y siempre apuntará a lo debido, a lo correcto, a lo perfecto. Pero
siempre será una fuerza constrictora, mientras el hombre no asiente en sí, que esa
tendencia a lo correcto, a lo constructivo, es una cualidad fundante en él. Esto es la
manifestación de la libertad como se ha ido estudiando en los puntos anteriores. El
hombre es libre porque puede sobreponerse a sus inclinaciones, necesidades y vicios, es
una facultad primordialmente humana.

Cabe mencionar que el método científico basado en la observación y medición, no


puede usarse para definir o conceptualizar la libertad, ni para darle un cuerpo dotado de
cualidades sensibles. La libertad no es una realidad concreta, de hecho es más bien
abstracta, idea, cargada de razonamiento, pero carente forma en sí misma. Kant la ubica
justamente en el hiperuranio de Platón, justamente por no formar parte del mundo
sensible como objeto, sino por ser más como un hecho de la razón.

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