Agustín, de Musica VI (Selec.) 5

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SAN AGUSTÍN

BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 359

SOBRE LA MUSICA
SEIS LIBROS

INTRODUCCIÓN, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE

JESÚS LUQUE MORENO


Y

ANTONIO LÓPEZ EISMAN

£
EDITORIAL GREDOS
Asesores para la sección latina: J o s é J a v ie r Is o y Jo s é L u i s M o r a l e j o .

Según las normas de la B. C. G., la traducción de este volumen ha sido


revisada por A n t o n i o M o r e n o H e r n á n d e z .

© E D IT O R IA L G RED O S, S. A., 2007

López de Hoyos, 141. Madrid


www.editoiialgredos.com

Depósito legal: M. 11430-2007

ISBN 978-84-249-2864-3

Impreso en España. Printed in Spain.

Impreso en Top Printer Plus, S.L.


358 SOBRE LA MÚSICA LIBRO VI 359

po es m ejor que lo falso en el alm a. Pero al igual que esto es con los «números» divinos de la sabiduría. A sí, por cierto, se dice
m ejor en cuanto que verdadero, no en cuanto que se hace en el en las Sagradas Escrituras: Vueltas di yo para saber y considerar
cuerpo, del m ism o m odo aquello probablem ente es peor en y buscar la sabiduría y el número30. C osa que de ningún m odo
cuanto que falso, no en cuanto que se h ace en el alma. S alvo si hay que ju zgar dicha de estos «números» con los que incluso los
tienes algo a este respecto. ignom iniosos teatros suenan de parte a parte, sino de aquéllos,
D. — N ada ciertamente. creo, que el alm a no recibe del cuerpo, sino que, recibidos del
M. — E scucha otra co sa que puede, según pienso, ser más D ios supremo, ella más bien por sí m ism a se los imprime al cuer-
cercana. N o negarás, en efecto, que lo que es apropiado es m e- po31. C óm o es esto no es de considerar en este lugar.
jo r que aquello que no es apropiado.
D. — A l contrario, lo confieso. 8 Sin em bargo, para que no nos salga al
M. — Por contra, que con un vestid o con el que una m ujer paso aquello de que la vid a de un árbol es
está apropiada, con ese m ism o un varón puede estar no apro- O bjeción y m ei01- que j a nuestra, porque no recibe los
solucion general .
piado, ¿quién puede ponerlo en duda? «números» sintiéndolos desde el cuerpo (no
D. — Tam bién eso es m anifiesto. tiene, en efecto, ningún sentido), hay que
M. — ¿Q ué, entonces, si esa form a de los «números» es considerar diligentem ente si en realidad verdadera aquello a lo
apropiada en los sonidos que se d eslizan hasta los oídos, y es in- que tomarlo en el sentido de que no vaya a haber «números» corporales en los
apropiada en el alm a cuando los tiene a base de sentirlos y «pa- cuerpos, una vez incorruptibles y espirituales, y de que el alma, ya en su estado de
decerlos»? ¿A caso es algo de admirar sobrem anera? perfección, no vaya a percibirlos. El alma, en efecto, durante esta vida, dado su
D. — N o lo creo. estado de inseguridad (infirma), debe apartarse de los sentidos carnales, liberarse
de los lazos que le tienden (illici) y buscar lo espiritual; en la otra vida, en cam-
M. — ¿Por qué, entonces, dudam os en anteponer los «núme-
bio, estará tan segura y en tal grado de perfección (tcimfirma atque perfecta) que
ros» sonantes 28 y corpóreos a éstos que son hechos por ellos m is- estos «números» corporales no pueden apartarla de la contemplación de la sabi-
m os, aunque se hagan en el alma, que es m ejor que el cuerpo? duría; los sentirá sin caer en sus lazos y no tendrá que liberarse de ellos para ser
Porque anteponemos «números» a «números»; los que hacen a mejor; en su estado de bondad y perfección estos «números» no podrán ni per-
los que son hechos; no el cuerpo al alma. L os cuerpos, en efecto, manecerle ocultos ni adueñarse de ella (nec latere possunt eam nec occupare).

son tanto mejores cuanto más «numerosos» a base de tales «nú-


30 Eccl. VII, 26. San Agustín da aquí un texto más próximo al de la «Itala»
que al de la Vulgata, casi idéntico al que presenta en De libero arbitrio II 8 y al
meros». E l alma, en cam bio, a base de carecer de éstos que reci-
de Ͳ Ξ Γ Σ Π Τ Κ Π ͑͝ De bono mortis V I I 8; lo cual hace pensar que se trata de la ver-
be a través del cueipo, se hace mejor, cuando se aparta de los sen- sión que se usaba por entonces en Milán.
tidos carnales y se vu elve a configurai ·29 [reformatur ] de acuerdo 31 Con la referencia a la música escénica de la época se hace patente de for-
ma expresa que San Agustín no habla aquí de la música práctica sino de la es-
peculativa, dentro del sistema de los mathëmata platónicos, de las disciplinas
28 Los que suenan, los «números del sonido», como terminaremos tradu- liberales: cf. Ͷ Ε Ζ Ν Τ Υ Ζ Κ Ο ͑͝Die Musikanschauung..., ; Β Σ Σ Π Φ ͑͝ Saint Augustin...,
ciendo, que son, por naturaleza, algo físico. ͼ Ζ Ν Ν Ζ Σ ͑͝ Aurelius Augustinus und die Musik... Insiste asimismo el santo en su
29 Lat. reformatur: «se reforma», es decir, adquiere una nueva configuración. idea de la actividad del alma al margen de condicionantes externos: cf. · Π Ο ͑
San Agustín precisará luego (Retract. I 11, 2) el pasaje advirtiendo que no hay Ͳ Ν Γ Σ Ζ Δ Ι Υ ͑͝ op.cit., pág. 104.
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que se le dice oír no es otra cosa sino que algo se h ace en el oculto; no por ello debem os, sin em bargo, dejar caer de nues-
alm a por parte del cuerpo32. tras m anos esas cosas especialm ente ciertas.
M as es com pletam ente absurdo som eter de cualquier modo D. — M antendré esto inconcuso, si puedo; y, sin em bargo,
a la actividad fabril del cuerpo el alm a com o m ateria; nunca, ese escondrijo no quisiera que nos fuera impenetrable.
en efecto, el alm a es in ferior al cuerpo y toda m ateria es in fe -
rior al que fabrica. D e ningún m odo, por tanto, el alm a es m a- 9 M. — Rápidam ente v o y a d ecir lo que siento. T ú, por tu par-
teria sujeta a la activid ad fabril d el cuerpo; lo sería, en cam - te, o síguem e o, incluso, v e por delante, si es que tienes fuerzas,
b io, si en ella el cuerpo obrara algunos «núm eros». E ntonces, cuando adviertas que dudo o que vacilo.
cuando oím os, no se hacen en el alm a los «números» a partir Y o , en efecto, pienso que este cuerpo no es animado por el
de estos que con ocem os en los sonidos. ¿O desapruebas algo? alm a más que por intención del hacedor33. Y ju z g o que por p a i-
D. — ¿Q ué es, entonces, lo que acontece en el que o ye? te de éste (cuerpo) ella no padece nada, sino que h ace de él y en
M. — Sea ello lo que sea, aquello que q u izá no podem os en- él, en tanto que sujeto por el plan divino a su dom inación34; que,
contrar o explicar, ¿tendrá acaso fu erza para que pongam os en sin em bargo, opera alguna v e z con facilidad, alguna ve z con di-
duda que el alm a es m ejor que el cuerpo? O al confesar esto,
¿podrem os som eterla al cuerpo que opera e im pone unos «nú-
m eros», de m odo que él sea el que fab rica y ella la m ateria de la “ Nisi intentione facientis son las palabras del texto latino, que ͷ Κ Ο Β Ζ Σ Υ ͑͞
que o en la que algo «numeroso» se fabrica? S i esto creem os, es ΅Ι Π Ο ΟΒ Σ Ε ͑͝ op.cit., págs. 380 y 517) interpretaron como «según la intención

necesario que la cream os inferior. Y , ¿qué m ás lam entable, qué del Creador» («selon l ’intention du Créateur») y ΀ Σ Υ Ζ Θ Β ͑͝ op.cit., pág. 299)
como «sino bajo la finalidad del que lo creó». ͻΒ Δ Π Γ Τ Τ Π Ο ͑͝ op.cit., págs.
m ás detestable puede creerse?
XCVII y 27), entendiendo que dicha referencia a Dios queda fuera de lugar en
Siendo esto así, m e esforzaré ciertam ente, cuanto D ios se este particular contexto, en la línea de ΀ ‫ ͵׏‬Β Ν Ϊ ͑͝ Augustine's Philosophy of
digne ayudarm e, en conjeturar y desarrollar qué se esconde ahí. Mind, Londres, 1987, pág. 44) y ͳ Ζ Υ Υ Ζ Υ Κ Ο Κ ͑͝ «Stato della questione...», pág.
Pero si esto, por falta de seguridad de am bos o de uno de noso- 297), las interpreta como «a través de la voluntad de un agente» («through the
tros, no resultara conform e a nuestra voluntad, o bien lo in ves- will of an agent»). No parece asimismo del todo descartable la posibilidad de
entender las palabras en cuestión como «más que por la tensión propia del que
tigarem os nosotros m ism os en otra ocasión más serenos o bien
hace», es decir, por «una tensión de actividad», o sea, por la entidad esencial-
lo rem itirem os a otros m ás inteligentes para que lo investiguen
mente activa del alma. En cualquier caso, se podrían entrever aquí las ideas de
o bien con el ánim o en calm a sufrirem os el que perm anezca Plotino, más expresamente cristianizadas si se hace intervenir la voluntad del
Dios creador.
Sobre el sentido de intentio (es ésta su primera aparición en este libro sex-
32 En conexión con la relación jerárquica entre los tipos de «número» que to) en San Agustín, cf. ΀ ‫ ͵׏‬Β Ν Ϊ ͑͝op.cit., págs. 84 ss. y ΁ Κ Ϋ Ϋ Β Ο Κ ͑͝ Intériorité e in-
acaba de establecer, expone ahora (V I5, 8-15) San Agustín su visión de las re- tenzionditá in S. Agostino, Roma, 1990.
laciones entre la percepción sensible del cuerpo (la auditiva, ante todo; lógica- 34 También aquí, a excepción de lo del «plan divino» (divinitus), se puede
mente) y la actividad del alma: no se puede aceptar que el alma esté sometida reconocer un paralelo con Plotino (En. ͺ · ͑ 6 (41) 2): cf. · Β Ο Ο Κ ͑ ΃ Π Χ Κ Θ Ι Κ ͑͝ «La
al influjo del cuerpo, que es inferior a ella; más bien al revés, es el alma la que fenomenología della sensazione in Sant’ Agostino», Roma, 1962, pág. 10, o,
actúa sobre el cuerpo, que se halla así sometido a ella. en otro sentido, ΁ Κ Ϋ Ϋ Β Ο Κ ͞;Κ Ν Β Ο Ζ Τ Ζ ͑͝ op.cit., pág. 76.
362 SOBRE LA MÚSICA LIBRO VI 363

ficultad, en cuanto, según sus m éritos, le cede más o m enos la hace sin tensión, y com o tal acción no queda oculta, se siente la

naturaleza corpórea35. indigestión; en tensión opera también cuando echa fuera lo su-

L as cosas corporales, entonces, cualesquiera que son intro- perfluo, si suavem ente, con placer; si ásperam ente, con dolor.
ducidas en este cuerpo o echadas ante él desde fuera, hacen, no T am bién v iv e en tensión la perturbación del cuerpo por una en-

en el alm a sino en el propio cuerpo, algo que o se enfrenta a la ferm edad, ansiosa por correr en su ayuda cuando se derrumba y

obra de dicha alm a o con verge con ella. Y por eso, cuando (el desm aya; y com o esta acción no queda oculta, se dice que sien-
alma) se resiste a lo que le hace frente y la materia a ella sujeta te las enferm edades y las dolencias.

la em puja con dificultad a los cam inos de su propia obra, por la


dificultad se pone más tensa hacia la acción; dificultad que, 10 Y , para no hacerm e largo, m i parecer es que el alma, cuan-

com o debido a la tensión 36 [attentio ] no se le oculta, se dice que do siente en el cuerpo, no padece algo de parte de él sino que en

siente y esto se llam a dolor o fatiga. las «pasiones» de él actúa con esp ecial tensión, y que estas ac-

Cuando, en cam bio, es convergente lo que se le introduce o ciones, sean fáciles por la con ven ien cia37, sean difíciles por la

yace a su lado, fácilm ente todo ello o bien cuanto de ello es m e- inconveniencia, no le quedan ocultas; y a todo esto es a lo que

nester lo traslada a las rutas de su obra. Y esa acción suya por la . se le dice «sentir».

que su propio cuerpo lo adjunta a un cuerpo que desde fuera M as ese sentido, que incluso m ientras no sentimos nada,

conviene con él, puesto que por tratarse de algo advenedizo se está, sin em bargo, dentro, es un instrum ento 38 del cuerpo que
llev a a cabo con m ayor tensión, no queda oculta, mas por la con tal tem ple es m anejado por el alm a, que gracias a él está

conven ien cia se siente con placer. más preparada para poner en acto con tensión las «pasiones»

Por contra, cuando le faltan cosas con las que poder reparar del cuerpo, de m odo que junte lo sem ejante a lo sem ejante y re-

los detrimentos del cuerpo, viene enseguida una carencia; y con pela lo que es dañino. Pone en acto, en consecuencia, alg o lu -

esta dificultad de acción, com o se pone más tensa y com o tal m inoso en los ojos; aéreo serenísim o y com pletam ente m óvil,

operación suya no le es oculta, se habla de ham bre o sed o algo en los oídos; nebuloso39, en la nariz; en la boca, húmedo; en el

así. Cuando, en cam bio, sobreabundan las cosas introducidas y tacto, térreo y com o de lodo. Pero conjetúrense estas cosas sea

del peso de ellas nace una dificultad de operar, tam poco esto se
37 « C o r r e la c ió n y c o n f o r m id a d ... a ju s te , c o n c ie r to » : D R A E , s.v.
35 San Agustín insiste una y otra vez en su idea de la sensación como una 38 Instrumentum puede tener ya en San Agustín este sentido, puesto que en él
actuación del alma sobre el cuerpo (no como una «pasión» por efecto del cuer- (In psalm. 1 5 0 ,7 ,7ss.; como en ΄ Β Ο ͑ͻΖ Σ Ѓ Ο Κ Ξ Π ͑Tract, in psalm. I, pág. 263, 21 o
po, que es inferior a ella), idea de base platónica, plotiniana, que no coincide en ΅ Ζ Σ Υ Φ Ν Κ Β Ο Π ͑͝ Anim. 14, 4) se documenta organum («instrumento») con su
con la aristotélica (la sensación, fruto del complejo alma-cuerpo) que desarro- nuevo significado de «órgano». Cf. ͽ І Τ Δ Ι Ι Π Σ Ο ͑͝ «Die Bedeutungsentwicklung
llará luego Santo Tomás: cf. ͷ Κ Ο Β Ζ Σ Υ ͞΅Ι Π Ο Ο Β Σ Ε ͑͝ op.cit., págs. 518 ss. von lat organum bis Isidor von Sevilla», Museum Helveticum 28 (1971) 193-226.
Para una comparación entre la doctrina agustiniana acerca de la percepción Cabe, sin embargo, entenderlo también con su sentido tradicional de «don»,
sensible en este tratado y en el De quantitate animae, cf. · Β Ο Ο Κ ͑΃ Π Χ Κ Θ Ι Κ ͑͝op.cit. «propiedad», es decir, equipamiento: instrumentum es aquello que equipa (ins-
36 Attentio, es decir, «tensión hacia»: es, de suyo, lo que significa el latín truit) a alguien o algo.
attentio, perpetuado luego en el español «atención». 39 Vaporoso.
364 SOBRE LA MÚSICA
LIBRO VI 365
con esta, sea con otra distribución, las pone en acto el alm a con
quietud, si las que son inherentes a la unidad de la salud se ha-
D. — L o concedo.
cen sitio a base de una esp ecie de consenso cuasi fam iliar.
M. — Cuando, entonces, lo que en dicho (miembro) hay se-
m ejante al aire se m ueve por la percusión del aire43, el alm a
Cuando, en cam bio, se aplican las que afectan al cuerpo no sin
aquella, que antes de ese sonido con su m ovim iento vital v iv ifi-
alguna, por así decirlo, alteridad 40 y d esp liega acciones de m a-
caba en silencio el cuerpo de los oídos, ¿acaso pensamos o bien
yor tensión, acom odadas cada una a sus lugares e instrumentos,
entonces se dice que ve, o bien que o y e, o bien que huele, o bien que puede cesar de su obra de m over lo que anim a, o bien que
puede m over el aire, sacudido desde fuera, de su propio oído
que gusta, o bien que siente tocando; acciones por las que gu s-
del m ism o m odo que lo m ovía antes de que aquel sonido se d es-
tosam ente asocia lo que con verge (con ella) y se resiste con pe-
sar a lo que no converge. Estas operaciones frente a las «pasio- lizara dentro?

nes» del cuerpo pienso que exhibe e l alm a cuando siente; no


D. — N o parece sino que de otra form a.
que recibe esas m ism as «pasiones»41.
M. — Este m over, por tanto, de otra form a, ¿verdad que hay
que confesar que es hacer, no padecer?

π Por ello, puesto que por el m om ento la


D. — A s í es.
investigación es sobre los «números» de los
M. — N o sin razón, por tanto, creem os
Conclusión sonidos y se está poniendo en cuestión el
que al alma, cuando siente, no se le ocultan
sentido de los oídos, no procede divagar
Excurso sus propios m ovim ientos, bien acciones, bien
más tiem po por los dem ás asuntos. V o lv á -
operaciones, bien si con algún otro nombre
m onos, así, a aquello de lo que se trata y veam os si el sonido
pueden más apropiadamente ser designados.
hace algo en los oídos42. ¿O tú lo vas a negar?
D. — N i m ucho m enos.
12 Estas operaciones, a su ve z, se aplican o bien a unas «pasio-
M. — ¿ Y qué? Q ue esos m ism os oídos son un m iem bro ani-
nes » 44 previas de los cuerpos — com o son aquéllas cuando unas
m ado, ¿verdad que lo concedes?
form as interceptan la luz de nuestros ojos o cuando fluye hasta
40 Es decir, como algo ajeno, no familiar. A lientas es un término poco fre- dentro de los oídos el sonido o cuando desde fuera son llevadas
cuente («diversidad», «diferencia»: cf., por ejemplo, ͳ Π Ζ Δ Κ Π ͑͝ Aritmética Π a la nariz las exhalaciones, al paladar los sabores y al resto del
27), que San Agustín sólo usa aquí, probablemente en correspondencia o con- cu eip o cualquier cosa sólida y corpórea— , o bien (si) en el pro-
traposición con «la unidad de la salud» (unitas valetudinis) de la frase anterior:
pio cuerpo algo em igra o transita de un lu gar a otro lugar, o bien
cf. ͻΒ Δ Π Γ Τ Τ Π Ο ͑͝ op. cit., pág. XCVII.
(si) en su totalidad el propio cuerpo por el peso suyo o por el
41 Esta intervención activa del alma en la percepción corporal se corres-
ponde con su entidad de señora del cuerpo, una imagen a la que expresamente ajeno se m ueve; éstas son las operaciones que aplica el alm a a
acudirá el autor enseguida (VI 5, 13), y con la idea del alma libre y liberadora, unas «pasiones» previas del cuerpo, operaciones que la deleitan
recurrente en toda la obra.
42 La anterior afirmación general se concreta ahora en la percepción auditi-
va, que es la que más interesa, hablándose como se habla de música. 43 Nuevo eco de la habitual definición del sonido en el mundo antiguo.
44 A unas afecciones, recuérdese, a las que se añaden superponiéndose.
366 SOBRE LA MÚSICA LIBRO VI 367

cuando se asocia a ellas [sociantem ] y la dañan cuando se resis- en todas nuestras obras con tanta m ayor tensión obram os cada
te [resistentem]*5. cosa, cuanto más difícilm ente.
Cuando, en cam bio, a partir de esas m ismas operaciones su- E sta salud, a su ve z, será la m ás firm e y segura cuando este
yas padece algo, lo padece por obra de ella m ism a, no del cueipo; cuerpo, en su tiem po y orden 49 establecidos, h aya sido restitui-
pero abiertamente, cuando se acom oda al cueipo; y por esto es do a su prístina estabilidad50; resurrección de dicho cuerpo en la
menos en sí misma, porque el cuerpo siempre es m enos que ella. que, antes de que pueda ser entendida en toda su plenitud, salu-
dablem ente se cree51. L o suyo, en efecto, es que el alma sea re-
13 V u elta 46 [conversa], entonces, de su Señor hacia su escla- gida por un superior y que rija a un inferior. Superior a ella solo
vo 47, necesariam ente d esfallece; vuelta, asim ism o, de su escla- D ios es; inferior a ella, solo el cuerpo, si te refieres a toda alma
vo hacia su Señor necesariam ente aprovecha, y ofrece a ese y al alm a toda entera52. Tal, en efecto, com o no puede estai' se-
m ism o esclavo una vid a m u y fá cil y , por ello, lo m enos traba- gura sin un señor, así no puede sobresalir sin un esclavo; tal, en
jo s a y afanada posible, hacia la que por su sum a quietud no se cam bio, com o el señor es más que ella mism a, así el esclavo,
tuerce tensión ninguna48; tal com o es la afección del cuerpo a la m enos. Por lo cual, en tensión hacia su señor entiende lo eterno
que se le dice salud: en efecto, de ninguna tensión por nuestra de él, y es más, y m ás es tam bién, en su género, el propio escla -
parte tiene necesidad, no porque no haga nada entonces el alm a v o por m edio de ella. D esdeñado, en cam bio, el señor, en ten-
en el cuerpo, sino porque nada h ace con m ayor facilidad; pues
49 Sobre la idea de orden (ordo) en los escritos tempranos de S. Agustín, cf.
΃ Κ Ζ Η ͑͝ Der
Ordobegriff des jungen Augustinus, Paderborn, 1962.
45 Eco de lo dicho al final del párrafo décimo: «acciones por las que gusto- 50 Cf. Vera reí. X II25. EnRetract. I 11, 3 puntualizará San Agustín que los
samente asocia [adsociat] lo que converge y se resiste [obsistit] con pesar a lo cuerpos resucitados gozarán de un estado aun m ejor que el que tuvieron en el
que no converge». paraíso (corpora meliora quam primorum hominum in paradiso fuerunt), pues-
46 Conversa, de convertere, de donde «convertir(se)», es dar(se) la vuelta, to que ni siquiera necesitarán nutrirse. De modo que la restitución a su pristina
volver(se), orientar(se) hacia alguien o algo. Converto, conversio, palabras que estabilidad de que aquí se habla hay que entenderla como eliminación de todas
hemos visto frecuentemente empleadas en el libro quinto a propósito de la irre- las enfermedades a que se han visto sometidos en esta vida.
versibilidad de los dos miembros en que se articula el verso, son términos de 51 Es decir, es saludable creer; se trata de la fe salvadora: salubriter, salus,
especial relevancia en la lengua de los cristianos. Con el sentido moral con que etc. son de la misma familia que salvo.
se usan aquí y, según iremos viendo, en otros pasajes de este libro sexto, tienen 52 Traducimos así la expresión ad omnem et totam animam, en la m isma lí-
un particular significado en la propia biografía de San Agustín: cf., por ejem- nea que, en sus respectivas traducciones (cf. ͳ Κ Γ Ν Κ Π Θ Σ Β Η Ͻ Β ͚͑͝΅ Ι Π Ο Ο Β Σ Ε ͑ («en
plo, ; Β Τ Β Κ ͑͝ «Les conversions de s. Augustin et les débuts de spiritualisme de considérant toute âme et l ’âme tout entière»), ΀ Σ Υ Ζ Θ Β ͑ («si consideras cada
l ’Occident», Le Moyen Âge 67 (1961) 1-40; ͳ Σ Π Ψ Ο ͑͝ Agustín de Hipona..., alma y el alma en su totalidad») o ͻΒ Δ Π Γ Τ Τ Π Ο ͑ («if one considers every soul in
págs. 88, 105 s., etc. its entirety»); aun así, de acuerdo con el sentido propio de omnis y de totus, ca-
41 Sobre el modo en que San Agustín, en comparación con Aristóteles, tra- bría también traducir «al alma toda y entera», reconociendo una expresión re-
ta el cuerpo y el alma como, respectivamente, esclavo y señora, cf. ΄ Δ Ι Ο Ζ Κ Ε Ζ Σ ͑͝ dundante en la que omnis fuera referido a todas las diversas partes o aspectos
Seele und Sein. Ontologie bei Augustin und Aristoteles, Stuttgart, 1957, págs. del alma; con un sentido similar al de la conocida afirmación horaciana non
115 ss. omnis moriar multaque pars mei... («no moriré yo todo y mucha parte de
48 Es decir, no se le presta atención. mí...»: ͹ Π Σ ͑͟͝ Odas III 30, 6).
368 SOBRE LA MÚSICA

sión hacia el esclavo, en virtud de la concup iscencia que se dice


carnal, siente sus propios m ovim ientos que ella le muestra (al
cuerpo), y es m enos; y aun así, no tanto m enos cuanto el propio
esclavo, incluso cuando m ás está (el esclavo) en su propia na-
turaleza. M as por este delito de la dueña es m ucho m enos de lo
que era, cuando ella antes del delito era m ás33.

14 Por todo esto, sobre el (cuerpo) m ortal ahora y frágil, con


gran dificultad y tensión 54 ejerce su dom inio (el alma). D e ahí le
sobreviene a ella la aberración de estim ar el p lacer del cuerpo,
y a que ante la tensión de ella ced e la m ateria en más que la sa-
lud propiam ente dicha, que no tiene n ecesidad de tensión nin-
guna. Y no es de admirar si se v e enredada en tribulaciones, al
anteponer el cuidado al descuido.
A l vo lverse [convertenti ] hacia el señor, se origina en ella
un m ayor cuidado de no apartarse, hasta que descanse el ím pe-
tu de los afanes carnales, desenfrenado por una costum bre con-
tinuada e interponiéndose en esa vuelta [conversioni] de ella
con tum ultuosos recuerdos55. D e este m odo, sosegados los m o-
vim ientos suyos propios por los que es transportada hacia las
cosas exteriores, practica hacia dentro un ocio en libertad, que
es el que se sim boliza con el sábado. A s í con oce que sólo D ios
es su señor, el ún ico de quien se es escla vo con suma libertad.
A h o ra bien, aquellos m ovim ientos carnales, tal com o cuan-
do le place los despliega, no los extingue así también cuando le
place; en efecto, así com o el pecado está bajo su potestad, no así
también la pena del pecado. Gran cosa, ciertamente, es de por sí
el alma, y no m antiene la capacidad de reprimir sus propios m o-

53 Es decir, el cuerpo sufre las consecuencias del pecado del alma.


54 Atención (attentio), recuérdese.
55 Puede aquí latir en el fondo la propia experiencia vital del autor.

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