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Olores en la casa. Antes de intentar eliminarlos, deberíamos evitarlos.

Seguramente han visto


alguna publicidad de algún
“desodorante” de ambiente
donde una señora pulsa un
spray del que salen
mariposas mientras respira
hondo como si un aroma
híper refrescante invadiera
la habitación. Pero en la
realidad nos topamos con estos aparatitos equipados de un reloj programador pasando
desapercibidos y cuando pasamos distraídos ¡¡Paff!! nos escupe sus químicos imponentes que
nos ahogan con su “maravilloso olor”. O bien, tratamos de hacer igual que la señora de la
publicidad (porque nunca aparece un señor) y el olor fuerte del desodorante industrial no solo
no desodoriza el ambiente (desodorizar quiere decir eliminar olores), sino que se mezcla en el
aire con el olor que queríamos eliminar y forma un combo de lo más desagradable. También
puede pasar que no haya olor previo y solo queremos tirar para que “huela bien”, pues esto es
una de las imposiciones de las que las empresas de productos de limpiezas nos han hecho
aceptar en los últimos años, llenando nuestras alacenas de productos altamente nocivos, que,
si los miramos con medio ojo crítico, nos daremos cuenta que son fácilmente reemplazables e
incluso innecesarios.

Bien, sabemos que combatir los olores con más olor no es lo mejor y menos si conlleva
exponerse a sustancias químicas contaminantes y potencialmente peligrosos que pueden
producir alergias, irritaciones, asma, dolores de cabeza, trastornos en la visión, etc. Así que
proponemos partir del siguiente lema: “no es más limpio quién más limpia sino quién menos
ensucia”, comenzar por evitar generar olores desagradables y así perturbar lo menos posible
nuestros sentidos al entrar dentro de una
habitación o de la casa. Aquí también te
propondremos alternativas saludables y
ecológicas para aromatizar en caso de no
poder eliminar determinados olores.

La primera y más básica alternativa es


ventilar la casa continuamente. Inclusive en invierno.
Empezaremos por enunciar uno de los olores
más caros de eliminar. El olor a humedad o a
casa antigua. Digo más caro porque una
opción válida es comprar un deshumificador -
que tiene un costo muy elevado- y muchas
veces no es suficiente para eliminar toda la
humedad. Otra cuestión sería arreglar
filtraciones -que a veces tampoco son
suficientes-, pues en zonas húmedas la arquitectura convencional estandarizada (es decir que
no contempla las particularidades climáticas de cada región) no funciona muy bien. Alternativas,
hay muchas, como las diferentes formas de bioarquitectura que hacen énfasis en construir con
materiales de la región ante las adversidades climáticas particulares, o la arquitectura a partir
de materiales reciclados. Bueno, sabemos que estas opciones no son viables económicamente
para la mayoría de la gente; pero siempre es bueno presentarlas y tenerlas en cuenta.

Ahora hablaremos de los olores con soluciones un poco más prácticas y cotidianas para
eliminarlos.

Los ácidos orgánicos son los que generalmente le dan más olor desagradable a nuestra cocina.
Una muy buena acción es poner en marcha una compostera doméstica (ver documento “Cómo
hacer composta doméstica” adjuntado en esta misma lección). El olor de los residuos quedara
neutralizado por el equilibrio que
garantizan los organismos que trabajan en
la descomposición de estos (que no son
los mismos organismos que descomponen
los residuos al aire libre que sí generan
olor feo). Además, contamos con la
ventaja de no generar basura al ambiente,
a la vez engordamos y enriquecemos
nuestra tierra.

Otro generador de olor en la cocina es el detergente para lavar platos industrial, pues al no ser
biodegradable queda impregnado las tuberías atrapando restos de comida que luego entran en
descomposición. Una solución de emergencia es la fórmula de bicarbonato y vinagre de la que
hablamos en el texto “Vinagre y Bicarbonato” pero para que esto no pase deberíamos cambiar
nuestro detergente Industrial por jabón blanco o algún detergente que sea biodegradable. Vale
aclarar también que el detergente Industrial además de generar olor, contamina las napas de
agua.

Los residuos fisiológicos, es decir los que tienen que ver con los procesos corporales humanos,
son otro factor de potencial olor en nuestros hogares.

Los tampones y toallitas femeninas descartables y los


pañales descartables son un ejemplo de estos, pues
potencian y modifican el olor natural debido a sus
químicos absorbentes. El olor feo, hay que decirlo, es
lo menos grave que nos pueden generar estos geles
nocivos. Una alternativa económica, ecológica, cómoda, sana y limpia a los productos
descartables son los pañales de tela para nuestros bebés y ancianos, y para las mujeres toallitas
de tela y la copita menstrual. Productos que son perfectamente lavables y reutilizables. Sólo con
destinar un recipiente con tapa para acumularlos antes de lavarlos, evitamos su vaho.

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