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Ser un verdadero ser humano antes de querer ser músico.

El hombre crea y el hombre destruye. En su capacidad “racional” para realizar acciones,


deja de lado el hecho de que necesita de otros y otros necesitan de él. Porque la humanidad
se ha transformado a través del tiempo el ser dominante de la naturaleza, y ha caído en el
error de sentirse supremo, porque puede moldear ante sus necesidades su entorno y hacerse
creer que no tiene límites ni fronteras. Sin embargo, una de sus mejores creaciones y a mi
parecer la más importante del mundo es el arte, ya que una obra por muy pequeña o grande
que sea, le recuerda al ser humano que no todo gira a su alrededor y que somos seres llenos
de sentimientos, con situaciones que nos llevan a explotar sensaciones y emociones que en
el hecho de saber que podemos modificar la naturaleza a nuestro antojo olvidamos y
dejamos de lado todo aquello que nos diferencia del reino animal.
Si bien, es cierto que sin el hombre no existiría el arte, el hombre no tendría el medio para
alcanzar la plenitud sin el arte, pues es un lenguaje universal que permite comunicar los
aspectos más grandes de la humanidad.
Por eso cada artista tiene la obligación de aportar algo a este medio, en gran o menor
medida, ya que una de sus funciones es el crear, y reproducir lo que otros artistas han
logrado hacer. Pero sobre todo, el artista debe dejar plasmado quien es como ser humano.
Porque no todo puede ser aportación si no tiene un fin, si no puede ayudar o contribuir a la
mejora de un entorno, por el hecho de carecer de sentido y por ende de creatividad, no es
realmente una creación artística y por ello no funciona para la humanidad.
Una de las bellas artes sin duda que más aportación ha tenido a la humanidad es la música,
como medio de expresión instrumental y con la palabra. Llegan a mover y provocar
distintas sensaciones que generan una explosión de emociones que cada persona percibe de
manera distinta y esa es una de las características que debe tener el artista al momento de
realizar una ejecución, el poder transmitir un mensaje, un pensamiento o una idea propia
sobre la interpretación de una obra y que el escucha lo interprete de la manera más fiel
posible al escuchar la ejecución.
Una misma obra ejecutada por distintos interpretes siempre sonará de una manera distinta,
puesto que cada idea será diferente, cada pensamiento, y cada sentimiento generado en el
ejecutante será único y propio, y eso hace característico a cada individuo, simplemente por
que las sensaciones nunca serán las mismas, y eso es también parte de ser humanos,
nuestros sentimientos harán que tengamos siempre una mejor codificación de lo que el
artista quiere hacer llegar y el receptor lo pueda decodificar de la manera que mejor lo
comprenda.
Claro está que entre mejor piense el intérprete su idea, ésta será mejor recibida, no
podríamos entender un mensaje escrito en un idioma universal si lo entendemos como uno
recién inventado, por eso es muy importante la formación en todos los sentidos, tanto
técnicos como interpretativos, ya que aunque cada interpretación es diferente sobre una
misma obra, mantiene siempre la misma idea del compositor y por lo tanto el mensaje debe
ser muy bien estructurado, sin embargo las sutilezas que cada interprete realiza, serán
únicas casi siendo como el postre exquisito después de una gran cena.
No está de más hacer la observación de que también muchas de las cuestiones humanas
radican en los valores, pues estos nos hacen personas integras, serviciales y productivas y
que por obvias razones, serán de gran utilidad al momento de realizar una mejor
interpretación.
Recuerdo que al inicio de mi formación musical me fue difícil comprender porque si una
pieza era la misma con cada persona sonaba diferente, no comprendía el hecho de que toda
experiencia forma de manera distinta a cada persona, y no por tener el mismo maestro iba a
cantar igual que mis compañeros o igual que el maestro, era consciente de que cada timbre
era diferente, pero había algo más allá de lo obvio, era el pensamiento que cada uno hacía
al momento de interpretar algo, mezclado con la expresión de sus sentimientos, sus
movimientos corporales y como lograban meter en contexto a toda persona que los
escuchaba. Ahora bien si he avanzado en mi carrera, aún hay misterios que me llegan a
mover la curiosidad de sobre cómo hacer propia una obra y hacer la mejor ejecución que se
pueda. Si bien he comenzado diciendo que el hombre necesita de otros y otros necesitan de
él, es porque el alumno necesita de su maestro para su formación y el público necesita a
esos artistas que si bien aún están en formación, serán interpretes profesionales que puedan
ofrecer un mensaje, y por ende una aportación a la humanidad.
Es esencial, saber quiénes somos, qué queremos y cómo lo podremos lograr. Y que no
importa cuánto tiempo nos tome alcanzar la meta que queremos realizar, mientras tengamos
los pies en la tierra y no sobrepasemos nuestras capacidades, pensando siempre en el
aportar algo a la humanidad, creando y tratando de dar en cada ejecución lo mejor de cada
uno. Tener un logro personal es una victoria, que bien puede ser compartida, sin la
necesidad de competir, o pisotear, sin llegar al insulto ni al egoísmo. Porque el éxito no
solo depende de uno, si no de todas las personas que han ayudado a lograrlo, somos medios
para dar a comunicar un mensaje, algunos mediante un instrumento, otros mediante la voz,
hay que cumplir con nuestra misión de traerle al mundo aquello que es alimento para alma.
No podemos dar lo que no tenemos, por eso es importante obtener una correcta formación,
fundamentada en los valores y virtudes humanas, y así poder dar y aportar algo tanto al
arte, como a la humanidad. Porque todos necesitamos un cambio, y solo el arte podrá hacer
ese cambio, porque a mi parecer el arte le recuerda al humano quien es en esencia, de
dónde viene y quien puede llegar a ser. Para dar algo hay que ser humanos primero.

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