Está en la página 1de 3

Reseña histórica de la moneda de

Guatemala
 
La moneda es un bien o producto que permite y facilita el intercambio de otros bienes o
servicios. Anteriormente se utilizaron distintas mercaderías siempre que fueran
aceptadas como medio de cambio en la transferencia de bienes. Entre los artículos
utilizados se encontraban las pieles, carne, animales, trigo, cebada y herramientas.
En Babilonia se introdujo el uso de metales en forma de barras y lingotes para fines
monetarios. Posteriormente fueron empleadas piezas de distintas formas con aleación
de oro y plata hasta la acuñación de “dracmas” en Grecia, monedas que incluían
figuras en sus caras pero tenían el inconveniente de ser muy pesadas. En Roma se
recurrió a la plata como componente básico o central de la pieza, en los denominados
“denarios”. Con estas monedas se desarrolló el concepto de “curso legal”, es decir,
monedas a las cuales las autoridades habían conferido la característica y facultad de
poder ser aceptadas en cualquier lugar de su jurisdicción. De allí se expandió la
economía monetaria a otros países.
El uso continuado de monedas favoreció la aparición de entidades especializadas
equivalentes a las actuales casas de cambio y bancos. A medida que la determinación
del valor del dinero aumentó, se transfirió a papeles representativos o fiduciarios, los
que se consideraban “convertibles” o reembolsables por metales.
En Guatemala, los mayas utilizaron como moneda, plumas de Quetzal, sal, obsidiana,
piedras preciosas, jade y en especial, el cacao. La Conquista y su consolidación
exigieron un sistema monetario para no retornar al trueque, para lo cual se adoptó una
estructura tomando como base la moneda española.
La insuficiencia en la disponibilidad de esas monedas exigió que se fabricaran piezas
en distintos países de América. En el nuestro, las monedas españolas —tanto
importadas como acuñadas en las casas de moneda de nuestro continente
(principalmente México, Bolivia y Perú)— siguieron circulando hasta las primeras tres
décadas del siglo XIX.
Posteriormente se acuñaron monedas de la República del Centro de América o
Federación de Estados Centroamericanos. Al surgir el Estado Nacional y haber
fundado la República de Guatemala, en el Gobierno de Rafael Carrera, se creó el
“peso” como moneda. Este sistema incluyó piezas de oro y plata.
En los últimos 30 años del siglo XIX, la introducción del sistema decimal fue compartida
con el empleo de la otra estructura monetaria basada en el sistema binario. En ese
lapso se emitió el “papel moneda” por parte de los antiguos bancos del sistema, y hacia
el final del siglo se dejó de acuñar la moneda de un peso, manteniéndose las de menor
denominación.
A finales de ese mismo siglo apareció un curioso tipo de moneda, conocido como
“cédulas”, que eran diminutos billetes emitidos por las municipalidades y
establecimientos comerciales para el pago de sus obligaciones. También se
reglamentó la emisión de monedas privadas, a las que se llamó “fichas”, acuñadas
anteriormente para usarse en fincas, hoteles y empresas comerciales, etcétera.
Durante el Gobierno de Manuel Estrada Cabrera se creó el Comité Bancario, facultado
para emitir papel moneda con garantía de los valores de los bancos, y los de las rentas
del tabaco, la chicha y el aguardiente, así como los bienes raíces del Estado. Además,
en junio de 1900 se autorizó la emisión de moneda fraccionaria en níquel (de uno, un
medio y cuarto de real).
En noviembre de 1924 y febrero de 1925 se emitieron la “Ley Monetaria y de
Conversión” y la “Ley de Instituciones de Crédito”. Se consideraron dos alternativas
para lograr que la moneda fuera de oro o pudiera cambiarse por oro (convertible): una,
la contratación de un préstamo externo; y la otra, acumular recursos nacionales. Se
decidió hacerlo con recursos nacionales. La Ley Monetaria adoptó el patrón oro y creó
una nueva unidad monetaria, el Quetzal, igual a un dólar de los Estados Unidos. La
creación del nuevo signo monetario nacional dio paso a la fundación del Banco Central
de Guatemala, el cual contó con la potestad de ser el único emisor de moneda, luego
de que esta importante función había estado confiada en varios bancos privados. La
importancia de esta reforma radicó en haber transformado un sistema de papel moneda
inconvertible en uno de gran estabilidad cambiaria.
Con base en el tipo de cambio del dólar en los años previos, se determinó que un
Quetzal equivaldría a 60 pesos. La emisión de moneda se reservó con exclusividad al
Estado. Bajo ese nuevo régimen, las monedas de plata y de cobre tuvieron la función
de moneda fraccionaria (al papel moneda se reservaron las denominaciones mayores).
En 1925 se acuñaron monedas de 1 Quetzal, ½ Quetzal, ¼ de Quetzal, diez centavos,
y cinco centavos en plata, así como monedas de un centavo en aleación de cobre. En
1926 también se emitieron monedas de 20, 10 y 5 Quetzales acuñadas a base de oro.
En 1932 se introdujo en el numerario dos nuevas denominaciones, de ½ centavo y 2
centavos cuya aleación fue de cobre y cinc.
La Segunda Reforma del sistema monetario y bancario de la República fue resultado
de la Revolución de Octubre de 1944, de la etapa democratizadora que le siguió y del
pensamiento económico prevaleciente en esa época. Partió del concepto de que la
teoría del patrón oro clásico o sus nuevas presentaciones, con la subordinación de la
estabilidad interna de la economía a la paridad externa de la moneda, no podrían tener
correcta aplicabilidad en Guatemala. Su propósito consistió entonces en dotar al país
de los órganos que procuraran el mantenimiento de la estabilidad económica interna y
facilitaran el desarrollo progresivo y ordenado de la producción. A este efecto, el
Congreso de la República emitió en los meses finales de 1945 el Decreto 203, Ley
Monetaria; y el Decreto 215, Ley Orgánica del Banco de Guatemala, las cuales
sirvieron de sustento legal para el surgimiento de un sistema moderno de Banca
Central.
Previamente al establecimiento e inicio de actividades del nuevo banco, el Gobierno de
la República y el Banco Central de Guatemala suscribieron, el 15 de junio de 1946, un
convenio ad referéndum por el cual este último cesaría en sus derechos relacionados
con la emisión de billetes y acuñación de moneda. A partir de ahí, el derecho de
emisión sería ejercido por el Estado por intermedio del Banco de Guatemala, el cual
debió asimismo asumir el pasivo correspondiente a los billetes en circulación y a los
depósitos constituidos en el Banco Central de Guatemala.
Con fecha 15 de septiembre de 1948, el Banco de Guatemala emite sus primeros
billetes propios con nuevas características y diseños en denominaciones de 50
centavos de Quetzal, 1, 5, 10, 20, y por primera vez 100 Quetzales. También continúa
con la acuñación de monedas en valores de 25, 10, 5 y 1 centavo de Quetzal.
El 20 de agosto de 1964, bajo el mandato del coronel Enrique Peralta Azurdia se emitió
el Decreto Ley número 265, Ley de Especies Monetarias, el cual determinó que las
monedas que podrían emitirse a partir de esa fecha serían las de 50, 25, 10, 5 y 1
centavos de Quetzal, fijándole a cada una sus diferentes aleaciones, así como sus
cantidades de metales, pesos, diseños, diámetros y gruesos. Por otra parte, se fijó
denominaciones en billetes de 50 centavos de Quetzal, 1, 5, 10, 20, 50, 100, 500 y
1000 Quetzales, fijándole la atribución de determinar las dimensiones, dibujos y
leyendas a la Junta Monetaria, de conformidad con el artículo 6º. de la Ley Monetaria.

El 6 de enero de 1997 se emitió el Decreto No. 139-96 del Congreso de la República,


que contiene la nueva Ley de Especies Monetarias. Este decreto vino a llenar una
necesidad que desde hacía años se había observado en cuanto a regular nuevas
características de las especies monetarias, facilitar las operaciones comerciales en las
que interviene el dinero en efectivo y, al mismo tiempo, adecuarse a la tecnología
desarrollada por las casas fabricantes de moneda. En este decreto se incluyó la
posibilidad de emitir billete de 200 Quetzales.
La última modificación, en las características de las especies monetarias, correspondió
a la establecida mediante el Decreto Número 92-98 del Congreso de la República de
Guatemala, el 26 de noviembre de 1998, el cual reformó el diseño del reverso de la
moneda de un Quetzal. En ese sentido, el Acuerdo de una Paz Firme y Duradera,
suscrito el 29 de diciembre de 1996 entre el Gobierno de la República y la Unidad
Revolucionaria Nacional Guatemalteca, hecho histórico que— por su trascendencia
debe permanecer dentro del contexto de la vida cotidiana del guatemalteco— quedó
plasmado como motivo principal de una moneda de curso legal.
La moneda de un Quetzal, en consecuencia, ostentará la inscripción “Paz” como parte
de una paloma estilizada, con las leyendas “PAZ FIRME Y DURADERA” y “29 DE
DICIEMBRE DE 1996”, así como la denominación y el nombre de nuestra moneda.

También podría gustarte