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Especialización Docente de Nivel Superior en la

Enseñanza de la construcción histórica, social y


cultural de las identidades bonaerenses
Módulo 1
Historia de la provincia de Buenos Aires

Clase 2: La provincia de Buenos Aires en el siglo XX1

INTRODUCCIÓN

Bienvenidas y bienvenidos. En la clase anterior trabajamos cuestiones


vinculadas a procesos sociohistóricos bonaerenses producidos a lo
largo del siglo XIX. En esta oportunidad, presentaremos algunos
acontecimientos propios del siglo xx, destacando a ciertos movimientos
políticos que a través de sus gestiones le imprimieron un sello distintivo a
la historia provincial, y ensayaremos algunas formas de periodización
que le den inteligibilidad al siglo XX bonaerense.

OBJETIVOS

▪ Abordar la historicidad del espacio bonaerense en el siglo XX, definiendo


una posible periodización del pasado provincial.

1
La presente clase es una adaptación para el postítulo del módulo 3 del curso “El
Bicentenario de la provincia de Buenos Aires. Identidades, pasados, territorios, sociedades y
cultura”, dictado por la Dirección de Formación Docente Permanente dependiente de la
Dirección Provincial de Educación Superior. La clase fue escrita por las y los formadores
Marcela Gelves, Silvana Gómez, Santiago Colombo y Cristian Meza, bajo la coordinación
de Pablo Bana.

1
▪ Analizar los rasgos más característicos de los Gobiernos conservadores,
radicales y peronistas.

▪ Explicar algunos episodios de los Gobiernos de facto en la provincia de


Buenos Aires.

CONTENIDOS DE LA CLASE

El módulo que presentamos a continuación aborda cuatro momentos


significativos del siglo XX en la provincia, estructurados en torno a las
fuerzas gobernantes democráticas y de facto. En primer lugar, la
experiencia de los Gobiernos conservadores desde principios de
siglo hasta fines de la década de 1930. La impronta de estos Gobiernos
se testimonia en las formas que adquieren los liderazgos políticos locales
y el modo en que se relacionan con los Gobiernos provinciales. En
segundo lugar, la llegada a la gobernación de políticos radicales en
dos momentos bien diferenciados de la vida institucional argentina. El
primero, con el advenimiento de la ley Sáenz Peña bajo la primera
experiencia electoral democrática de la historia argentina, y el
segundo momento, luego del derrocamiento de Juan Domingo Perón,
cuando la UCR dividida en “Intransigente” y “del Pueblo” gobierna el
país y la provincia en tiempos de la proscripción del peronismo. En
tercer lugar, abordamos la gobernación de Domingo Mercante y las
obras y acciones que desde el Estado provincial se impulsan en línea
con las políticas nacionales durante el primer peronismo. Para finalizar,
analizamos la huella de las dictaduras militares a través de interventores
y gobernadores de facto en la provincia.

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1. La provincia conservadora

La política y lo político en el espacio bonaerense entre finales del siglo XIX y


las primeras décadas del XX

“Al hablar sustantivamente de lo político, califico también de esta


manera a una modalidad de existencia de la vida comunitaria y a
una forma de la acción colectiva que se diferencia implícitamente
del ejercicio de la política. Referirse a lo político y no a la política es
hablar del poder y de la ley, del estado y de la nación, de la
igualdad y de la justicia, de la identidad y de la diferencia, de la
ciudadanía y de la civilidad, en suma, de todo aquello que
constituye a la polis más allá del campo inmediato de la
competencia partidaria por el ejercicio del poder, de la acción
gubernamental del día a día y de la vida ordinaria de las
instituciones” (Rosenvallon, 2003, p. 19).

El pensador francés sitúa la historia conceptual de la política en dos


dimensiones que se intersectan y construyen el mundo real de los
liderazgos y las representaciones. Si los estudios sobre “la política”
enfatizan la comprensión separada de los grandes componentes
estructurantes de la vida política (las elecciones, los partidos, los
medios, los intelectuales, el lenguaje), el estudio de “lo político” implica
analizar a las racionalidades y las prácticas concretas asociadas con el
poder, a decir del autor francés, tratando de pensar en bloque lo
político y de comprenderlo como el lugar de acción de la sociedad
sobre sí misma.

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Las últimas dos décadas del siglo XIX y las primeras del siguiente abarcan
un período donde se originaron distintas fuerzas políticas como el
Partido Autonomista Nacional, la Unión Cívica Radical y el Partido
Socialista, entre otros. Sin embargo, y más allá del protagonismo que
asumieron en aquel contexto o la trascendencia que alcanzan algunas
incluso en nuestros días, lo cierto es que las agrupaciones nacidas en
aquel marco contaban con algunas características propias de ese
momento. Así, y aun cuando muchas llevan la palabra “partido” en sus
nombres, los estudios realizados desde la disciplina histórica parecen
mostrar que se trata de agrupaciones de notables poco orgánicas. En
general, el personalismo fue la nota característica de este período,
como también distintas formas de coacción electoral que incluían la
violencia, el voto venal y el fraude.

Podemos, entonces, plantear que la provincia de Buenos Aires no se


alejó de este esquema general y mencionar que el espacio
bonaerense permite dimensionar la complejidad de la vida política en
sus aspectos formales (las elecciones, por ejemplo) y con aquellos
modos de hacer en lo cotidiano lo político entre finales del siglo XIX y
comienzos del XX. Mientras un personaje como el dos veces gobernador
Marcelino Ugarte, arquetipo del caudillo conservador, pareció montar
una maquinaria electoral que prescindía de rasgos eminentemente
telúricos, en el interior provincial los hombres fuertes de cada municipio,
merced a relaciones clientelares, presiones y compra de votos,
controlaron el padrón electoral local. Así, formaron parte de una
intrincada red que incluía secciones electorales y alianzas regionales,
gracias a la cual muchos de ellos pudieron alcanzar cargos en las
cámaras provinciales o nacionales. Es el caso de Pedro Díaz Pumará en
Benito Juárez, quien inició una dilatada trayectoria política en 1902 (en
el contexto de una denuncia por acefalía municipal propiciada a poco

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de haber iniciado la primera gobernación de Ugarte), que le permitió a
Don Pedro transformarse en el líder indiscutido de su comunidad por
más de tres décadas y desempeñarse como diputado provincial entre
1909 y 1912. En Zárate puede observarse un derrotero similar, el de Luis
Guerci, aunque allí también fue importante la politización que
alcanzaron las relaciones primarias, así como los vínculos de esa familia
con un conocido mediador de la época: Alberto Barceló de
Avellaneda.

En el cotidiano de la vida política epocal, estos distintos


comportamientos y accionares estaban naturalizados. Desde la Revista
Argentina de Ciencias Políticas (una publicación que circuló entre 1910
y 1928) en variadas oportunidades y en particular hasta 1912 se hizo
referencia a la política bonaerense como un ejemplo de lo que sucedía
en la Argentina en general. Según los distintos colaboradores que
participaban de esa revista, los municipios de la provincia eran
identificados como células políticas, en las que era posible encontrar
comportamientos fraudulentos que luego se expandían y multiplicaban
a lo largo y ancho del país. Sin embargo, quizás las escenas más vívidas
de aquellos años han quedado impresas en las páginas de las distintas
publicaciones periódicas ilustradas que circulaban en ese período. La
revista Caras y Caretas, que apareció entre 1898 y 1939 en su primera
época, presentó en sus portadas caricaturas políticas que nos permiten
reflexionar acerca de la llamada “política criolla” y cómo se
naturalizaba en la época.

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Un recurso didáctico interesante es trabajar con imágenes en las
aulas, aún más cuando esas imágenes son caricaturas. Observen las
portadas de Caras y Caretas. ¿Qué características tenían las
elecciones en la provincia de Buenos Aires según la revista? ¿Por qué
creen que en tapa se publicaban estas imágenes?

Rivas: Que digan ahora los republicanos El muñidor (persona que gestiona
que no tenemos votantes de carne y activamente para concertar tratos, fraguar
hueso intrigas, etc.): ¿Votaste por el candidato
que te dije?
Ugarte: ¡Ya lo creo, sobre todo, los de
hueso! El votante: Sí señor, veintitrés veces.

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Los años 30: la experiencia de Fresco

El período abierto con la ley electoral de 1912 implicó una primera


democratización que, aunque incluyó a muchos votantes, excluyó a las
mujeres. En esta primera democratización es posible percibir novedosas
prácticas reinterpretadas en un contexto donde aún había claras
permanencias. Este período, al mismo tiempo, se cierra de manera
abrupta con el primer golpe de Estado en nuestro país, en 1930, y la
consiguiente instalación de una serie de gobiernos que recurrieron
nueva y sistemáticamente al fraude. La denominada “década infame”
implicó entonces una vuelta al conservadurismo.

En nuestra provincia, los conservadores bonaerenses acallaron la


voluntad popular por medio de elecciones orquestadas, impidiendo el
retorno radical. Sin embargo, no debemos considerarlos como un grupo
homogéneo. Los distintos estudios históricos sobre sus comportamientos
muestran las tensiones desatadas entre caudillos, mediadores,
profesionales políticos y quienes aspiraban
a formar parte de la clase dirigente aún
dentro de la expresión conservadora
provincial.

En este marco puede dimensionarse la


trayectoria de Manuel Fresco, quien había
iniciado su recorrido político con el
caudillo Barceló. Las elecciones que lo
llevaron a la gobernación no estuvieron
ajenas al fraude y la violencia.
Rápidamente, Fresco demostró su
filofacismo autoritario conjugado con un proyecto de renovación
provincial que incluyó un extraordinario programa de obra pública, el

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combate del analfabetismo y la deserción escolar en el campo
educativo, así como un acercamiento a los sectores trabajadores. Este
mosaico abigarrado de intereses, preocupaciones y modos de
entender la política no fue del todo comprendido por buena parte del
conservadurismo.

Uno de los aspectos más interesantes de la gobernación de Manuel


Fresco es el plan de obras que llevó a cabo en el interior provincial bajo
la dirección de Francisco Salamone. Su examen permite adentrarse en
el impacto simbólico de estas construcciones de extraordinario porte y
tamaño que parecen mostrarnos una provincia que, para refundarse
según buscaba Fresco, debía comenzar por sus municipios.

Arquitectos. Maestros del espacio: Francisco Salamone

Las y los invitamos a observar el documental producido por el canal


Encuentro. “Voy detrás del arquitecto que quebró la línea horizontal
de la llanura y en lugar de trigo plantó monumentos…”, dice el

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narrador en la presentación. Disponible acá.

2. La provincia radical

2. A. La ley Sáenz Peña y los gobernadores radicales

El sociólogo Waldo Ansaldi señala que 1912, año de la sanción de la ley


Sáenz Peña, marca el inicio de la transición de un régimen oligárquico a
uno democrático. Esa transición no resultó del todo satisfactoria. Dicha
ley tenía dos grandes objetivos. El primero era habilitar un sistema
electoral que garantice la “limpieza” del sufragio. El segundo era crear
un sistema de partidos modernos, representativos de clases e intereses
sociales concretos, que amplíen un sistema de representación
restringido como el del régimen conservador que se proponía superar.
Si el primer objetivo fue logrado hasta el golpe de Estado de 1930, el
segundo nunca se pudo concretar por múltiples razones: la
intransigencia radical a establecer alianzas con otros grupos políticos
afines, la desconfianza que los sectores conservadores mostraban
hacia un régimen de competencia electoral libre y la oposición a
conformar un partido político que represente los intereses de la
derecha vernácula.

En este contexto, la provincia de Buenos Aires, bastión histórico de los


conservadores, asistió a una conflictiva transición del control del
ejecutivo provincial a manos de los radicales. Como en otras provincias,
la estrategia del gobierno de Yrigoyen a partir de 1916 fue deponer a
las autoridades conservadoras a través de intervenciones federales. El
24 de abril de 1917, por decreto del Poder Ejecutivo, se interviene la
provincia argumentando serias violaciones a las leyes electorales y se
nombra a José Luis Cantilo, político cercano al presidente electo. Luego

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de un paso por la intendencia de la ciudad de Buenos Aires, Cantilo
retorna a la gobernación en 1922, aunque en ese momento legitimado
por las urnas. Terminado su mandato, lo sucede Valentín Vergara,
abogado entrerriano asentado en Bahía Blanca, revolucionario de
1905, una figura con el suficiente consenso y respetado tanto por
yrigoyenistas como por alvearistas, las dos facciones en las que se
había dividido el radicalismo en la década de 1920. Todas estas figuras
se apoyan en la extraordinaria popularidad de Hipólito Yrigoyen en la
provincia, lo que explica el predominio electoral del radicalismo.

A nivel de gestión de gobierno, el período radical, que se inicia con la


crisis económica provocada por la Primera Guerra Mundial, muestra
una acelerada recuperación y prosperidad. Esto se manifiesta en la
expansión del gasto estatal como parte de un lento proceso de
administración pública más eficiente, calificada y que va ocupando
ámbitos de injerencia cada vez más amplios en sus programas de obras
públicas, que incluyen las preocupaciones más perentorias de los
votantes: tareas de pavimentación, mejoras edilicias de pueblos y
ciudades, redes de agua corriente, hospitales y escuelas.

Pero quizás el cambio más significativo que trae la llegada de los


radicales al poder se exprese en el acceso a las altas magistraturas por
parte de algunos dirigentes que provienen de los sectores populares.

El historiador Gabriel del Mazo (1955) cuenta una anécdota que


ejemplifica el carácter popular de un grupo importante de dirigentes
radicales. Corría el año 1927 y en una reunión con su ministro de
hacienda Francisco Ratto, el gobernador Vergara expresa su
malestar por los rumores que hablan de la posibilidad de que el

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Gobierno nacional intervenga la provincia.

—¡Este viejo terco de Yrigoyen!, ¡él pudo haber buscado una


atenuación del problema!
—Vea Vergara —le dijo el ministro Ratto—, no dudo que el viejo
Yrigoyen sea un poco terco, pero recordemos que, gracias a su
terquedad, usted, hijo de un canchero, y yo, hijo de un panadero,
somos gobernador y ministro de la gran provincia de Buenos Aires; y
con la frente alta y sin arrastrarnos. El honor de ser gobernador de
Buenos Aires es muy grande, pero el que un entrerriano lo sea, lo
obliga infinitamente más.

2. B. Los gobernadores “radicales” en tiempos de proscripción del peronismo

El golpe de Estado de 1955 inicia el largo período en que con el


peronismo proscripto la Unión Cívica Radical pasaría a ser el principal
partido político que puede actuar en la legalidad, en una relación de
convivencia y, en muchos casos, complicidad con las autoridades
militares. Cualquier salida institucional a la situación de facto
provocada por el golpe pondría al radicalismo al alcance de la
presidencia. Esto provoca serias tensiones en un partido que atraviesa
desde la década de 1940 un sostenido proceso de renovación luego
de la fallida experiencia de la participación en la Unión Democrática
en las elecciones de 1946. Dicha renovación se manifiesta en la
emergencia de dos liderazgos jóvenes que se disputan la dirección del
partido: el dirigente capitalino Arturo Frondizi y el platense Ricardo
Balbín. Ambos tenían posturas distintas ante la dictadura, más distante
el primero, más colaborador el segundo. Entre fines de 1956 y principios
de 1957 el radicalismo se divide en la Unión Cívica Radical Intransigente

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(Frondizi) y la Unión Cívica Radical del Pueblo (Balbín). Esa división
atraviesa también al partido en la provincia de Buenos Aires. Cuando
Frondizi llega a la presidencia en 1958, es elegido gobernador el
dirigente de la UCRI Oscar Alende (1958-1962). En 1963, al llegar a la
presidencia Arturo Illía (UCRP), va a ser Anselmo Marini (1963-1966) el
gobernador electo por ese sector del partido.

Ambos fueron yrigoyenistas, militantes del reformismo universitario y


afiliados desde muy jóvenes a la UCR. La división del radicalismo los
encontró enfrentados, pero estamos hablando de dirigentes con
similares orígenes y visiones de la provincia, uno afincado en Banfield
(sur del conurbano bonaerense) y el otro en La Plata.

El gobierno de del “bisonte” Alende se caracterizó por su impronta


desarrollista, enfatizando la necesidad de modernizar la provincia a
través de un ambicioso programa de obras públicas. Las prioridades
fueron los caminos, las escuelas y los hospitales, aunque este programa
tensionó las relaciones con el Gobierno nacional por disputas alrededor
de los fondos que la provincia entendía que merecía. También se le dio
un fuerte impulso al cooperativismo agrario como clave del desarrollo
económico. La mirada nacionalista y antiimperialista de Alende
provoca el alejamiento del gobierno de Frondizi, primero ante el plan
CONINTES2 y luego ante la designación como ministro de economía del
liberal Álvaro Alsogaray.

En el año 1963, nuevamente obras públicas, salud, educación y asuntos


agrarios forman parte de la agenda del Gobierno provincial de
Anselmo Marini. Acorde con los lineamientos nacionales, se sancionaron

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El Plan de Conmoción Interna del Estado (CONINTES) es un dispositivo represivo
implementado de manera secreta por el gobierno de Frondizi en 1958 y reafirmado
públicamente en 1960, en donde se otorgan amplias atribuciones a las fuerzas armadas
para intervenir en conflictos internos (Cavarozzi, 2002).

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políticas de salarios mínimos, leyes de protección de la niñez,
campañas contra el analfabetismo, inauguración de escuelas y
modernización agraria.

Ambas gobernaciones terminan con golpes de Estado que derrocan a


los presidentes en esta experiencia que el politólogo Marcelo Cavarozzi
(2002) denominó “semidemocracia”. Agotado este modelo, será la
dictadura de Onganía y su gobernador Francisco Imaz los que
profundizarán el autoritarismo en la provincia a partir de 1966.

3. La provincia peronista

3. A. La Plata y su 17 de octubre

El historiador Mariano Ben Plotkin (2012) afirma que el 17 de octubre


para muchos fue “el día que se inventó el peronismo”. Trabajadores y
trabajadoras poblaron la plaza de Mayo y sus alrededores luego de
haber recorrido durante varias horas los kilómetros que separan la
ciudad del Gran Buenos Aires. Pero ya en los días previos el clima
estaba muy agitado en zonas cercanas a La Plata. Berisso se
estructuraba en torno a los dos grandes frigoríficos que allí se habían
establecido, Swift y Armour. En sus años como secretario de Trabajo y
Previsión, Juan Domingo Perón fue reforzando lazos con los trabajadores
de la carne que lograron conformar su propio sindicato. El
encarcelamiento de Perón a comienzos de octubre de 1945 llevó a los
trabajadores de Berisso al máximo pico de tensión. Así, el día 17 desde
muy temprano se formaron piquetes frente a los dos frigoríficos y una
pequeña fábrica textil. Para el mediodía, numerosos manifestantes se
habían reunido en el Paseo del Bosque en La Plata, y aguardaban allí a

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que siguieran llegando más trabajadores de Berisso, que iban a pie, a
caballo y algunos pocos en automóviles y camiones.

A lo largo del día 17 en La Plata se llevaron adelante manifestaciones


de trabajadores que exigían la libertad de Perón. Caminaron por las
calles céntricas y algunos atentaron contra edificios identificados con
la élite platense, como el Jockey Club, algunas confiterías del centro, la
casa del rector de la universidad y también apedrearon la fachada del
diario El Día y las oficinas de La Prensa y La Nación. Al mismo tiempo,
frente a la Casa de Gobierno algunos líderes sindicales dieron discursos
ante numerosos manifestantes que se habían agrupado allí.

Diario El Día de la Plata, 20 de octubre de 1945

Luego de la liberación de Perón y de su discurso desde el balcón de la


Casa Rosada en la noche del 17, la CGT declaró una huelga nacional
para el día siguiente, por lo que muchos trabajadores decidieron
quedarse a dormir en La Plata, mientras otros volvieron a Berisso y
Ensenada para después retornar a la ciudad de las diagonales. Durante
el día 18 volvieron a aglutinarse numerosos trabajadores que marcharon

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una vez más por las calles céntricas de La Plata. Durante esos días de
octubre las manifestaciones obreras se darían en distintos puntos del
país, sobre todo en las zonas industriales. Diversas ciudades de la
provincia ocuparían un rol clave en los sucesos del 17 y 18. La Plata y sus
alrededores fueron centro, también, de movilizaciones que marcarían
un punto de inflexión en la historia de la provincia y del país.

3. B. “El corazón de Perón”. La gobernación de Domingo Mercante

Luego de los sucesos de octubre, el Gobierno militar convocó a


elecciones nacionales para comienzos del año siguiente. El 24 de
febrero la fórmula del Partido Laborista Perón-Quijano se impuso por
sobre la de Tamborini-Mosca de la Unión Democrática.

En la provincia de Buenos Aires fue elegido Domingo Mercante como


gobernador, militar de carrera y compañero de Perón. La gobernación
de Mercante coincidió con la primera presidencia de Perón. Formaba
parte del círculo más íntimo del presidente, a tal punto que el
presidente lo calificaba como “ejemplar gobernante peronista” y Eva
Perón lo llamaba “el corazón de Perón”.

La transformación que comenzaba a nivel nacional tendría su correlato


en el ámbito bonaerense. Los años del primer peronismo se
caracterizaron por amplios niveles de integración y democratización
social. El Estado fue teniendo, cada vez más, un rol central orientando
sus decisiones en favor del desarrollo: proteccionismo de la industria
nacional a partir de incentivos y facilidades de acceso a los préstamos
bancarios, pero también altos aranceles para los productos de
importación. En la provincia, Arturo Jauretche estuvo al frente del
Banco Provincia entre 1946 y 1950 como parte del equipo del
gobernador Mercante, acompañando las medidas impulsadas a nivel
nacional. El Gran Buenos Aires fue beneficiario de esas decisiones y las

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industrias crecieron. En el interior de la provincia también fueron
desarrollándose industrias muy pujantes, en ciudades como Bahía
Blanca, Tandil, Azul, Tres Arroyos, Junín, San Nicolás y Mar del Plata.

El turismo social fue uno de los pilares del gobierno de Mercante, en


sintonía con el Gobierno nacional. “Usted se paga el viaje, la provincia
el hospedaje” era el lema de la Dirección de Turismo y Parques. Las
vacaciones pagas para los trabajadores y trabajadoras en
consonancia con las propuestas hoteleras de los sindicatos confluyeron
para habilitar la posibilidad de acceso a lugares que antes eran
privativos de una élite, como el caso de Mar del Plata, por ejemplo. El
peronismo promovía el acceso a estos lugares por parte de los
asalariados, asalariadas y sus familias, así surgió el turismo obrero o
turismo social. El acceso a los automóviles y la política de obras públicas
para mejorar los caminos incidieron en la expansión del turismo
bonaerense.

La República de los Niños. Un emblema de la política social del


gobierno de Mercante

En 1949 por decisión del


gobernador Mercante se inició la
construcción de un parque
temático, el primero de América.
En 1951 fue inaugurado, con la
presencia del presidente Juan
Domingo Perón, el parque La
República de los Niños, que
buscaba fortalecer la construcción
de la ciudadanía en niños y niñas.
El parque reproducía a escala las

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instituciones del sistema democrático, con la idea de que, además
del esparcimiento recreativo en un mundo creado para la infancia,
los niños y las niñas aprendieran a ejercer derechos y obligaciones.

El Gobierno de Domingo Mercante llegó a su fin en 1952. La


gobernación concluía, pero dejaba una marca debido a las obras
públicas que se realizaron durante sus años de gobierno, como el
crecimiento de las escuelas en términos edilicios y de matrícula escolar,
la creación de los Jardines de Infantes, el incremento de centros de
salud, la construcción de cientos de barrios obreros y la promoción de
la justicia social, en sintonía con lo que se postulaba desde el Gobierno
nacional.

4. La provincia y las dictaduras

Señores: Dejadme procurar que esta hora de emoción no sea inútil.


Yo quiero arriesgar también algo que cuesta mucho decir en estos
tiempos de paradoja libertaria y de fracasada, bien que audaz
ideología. Ha sonado otra vez, para bien del mundo, la hora de la
espada. Así como esta hizo lo único enteramente logrado que
tenemos hasta ahora, y es la independencia, hará el orden necesario,
implantará la jerarquía indispensable que la democracia ha
malogrado hasta hoy, fatalmente derivada, porque esa es su
consecuencia natural, hacia la demagogia o el socialismo. (…) El
sistema constitucional del siglo XIX está caduco. El ejército es la última
aristocracia, vale decir la última posibilidad de organización
jerárquica que nos resta entre la disolución demagógica.

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Ayacucho, Perú, 9 de diciembre de 1924

El encendido discurso del poeta e ideólogo nacionalista Leopoldo


Lugones preanuncia la era de los golpes de Estado en Argentina y
América Latina. La ciudad de Ayacucho es el lugar donde se libra la
última batalla por la independencia americana justo un siglo antes, el 9
de diciembre de 1824. En la prosa de Lugones, llena de modismos de su
tiempo y palabras hoy en desuso, se filtran afirmaciones preocupantes,
como que lo único bueno que tiene Latinoamérica se lo debe a los
militares, que el sistema constitucional está caduco, planteando así la
opción entre la organización jerárquica o la demagogia.

Entre los años 1930 y 1983 la provincia de Buenos Aires fue gobernada
por militares golpistas durante más de veinte años. Varios gobernadores
elegidos por el pueblo fueron obligados a renunciar luego de golpes de
Estado. Pero, además, bajo gobiernos dictatoriales se perpetraron
constantes violaciones a los derechos humanos en nuestra provincia.
Fueron militares (junto a sus cómplices civiles) los que torturaron a los
trabajadores en 1930, los que fusilaron en José León Suárez en 1956, los
que reprimieron a los y las estudiantes universitarios de La Plata en 1966,
los que detuvieron, torturaron y desaparecieron a estudiantes,
trabajadores y trabajadoras en 1976. Todos lo hicieron en un contexto
de privación de libertades y derechos que nos llevaron a sostener, a
partir de 1983, Nunca más3.

La interrupción sistemática de la institucionalidad trajo gravísimas


consecuencias para el país y particularmente para la provincia de
Buenos Aires. A la difícil convivencia con el Estado nacional, que se

3
Título del Informe Final de la Comisión Nacional de la Desaparición de Personas
(CONADEP) presentado ante el presidente Alfonsín en el año 1985.

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manifiesta en las diez intervenciones federales que debió atravesar la
provincia desde 1880, se suma el desorden institucional que traen
aparejadas las dictaduras sucesivas que desde 1930 asaltan al poder e
imponen autoridades de facto. Improvisación, corrupción, despilfarro
de las finanzas públicas y retroceso de las políticas educativas y
sanitarias son, entre otras, consecuencias que provocan el desempeño
de autoridades ilegítimas, escasamente preparadas para los cargos y
las responsabilidades que deben asumir. El desorden institucional
referido se manifiesta en el enorme número de gobernantes de facto
que tuvo la provincia en los casi treinta años en que estuvo gobernada
por miembros de las fuerzas armadas, una cantidad que impresiona y
nos debe llamar a la reflexión: entre 1930 y 1983 hubo veintiocho
gobernadores o interventores de facto, a razón de casi uno por año
durante los gobiernos militares. ¿La provincia pudo haber sido un botín
de guerra de las disputas entre las fuerzas armadas? En cualquier caso,
los números testimonian las huellas que deja el autoritarismo estatal en
nuestra provincia.

Las dictaduras militares y sus efectos, sus crímenes, los pedidos de


justicia, los testimonios que aún hoy nos estremecen forman parte de un
campo de disputas que siguen luchando por definir los sentidos de los
sucesos trágicos del pasado reciente. La provincia de Buenos Aires no
fue ajena a ese pasado.

A modo de conclusión

Conservadores, radicales, peronistas y militares gobernaron de manera


alternada la provincia en distintos momentos del siglo XX. Dejaremos
para nuestra próxima clase el análisis de la historia reciente de la
provincia. Hemos tratado de caracterizar la impronta dejada por esas

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fuerzas políticas y también algunas consecuencias de los gobiernos de
facto. Si bien intentamos trazar un panorama general del siglo XX,
sabemos que quedan temas y actores políticos en el tintero. Creemos
que toda pretensión de historia total colisiona con la multiplicidad de
posibles modos de preguntarle al pasado inquietudes que se definen
desde el presente.

Hasta la próxima clase.

Foro de la clase 2 (obligatorio)

Las y los invitamos a realizar un balance del recorrido que realizamos


por la historia de la provincia hasta el momento.

El curso propone una reflexión sobre lo local intentando establecer


conexiones con la historia provincial. ¿Qué elementos de los
trabajados en la clase están presentes en sus pueblos y ciudades? ¿A
través de qué instituciones y actores políticos y sociales se manifiesta el
orden provincial?

Nos leemos en el foro.

Lectura obligatoria

Hora, R. (2013). La política bonaerense: del orden oligárquico al


imperio del fraude. En J. Palacio. (Dir.), Historia de la provincia
de Buenos Aires 4. De la federalización de Buenos Aires al

20
advenimiento del peronismo (1880-1943). Buenos Aires:
UNIPE-EDHASA.

Panella, C. (2014). Política bonaerense y gestiones gubernativas,


1943-2001. En O. Barreneche. (Dir.), Historia de la provincia de
Buenos Aires 5. Del primer peronismo a la crisis de 2001. Buenos
Aires. UNIPE-EDHASA.

Bibliografía disponible en:


https://unipe.edu.ar/component/phocadownload/category/4
6-historia-de-la-provincia-de-buenos-aires

Lecturas ampliatorias

Béjar, M. (2005). El régimen fraudulento. La política en la provincia de


Buenos Aires, 1930-1943. Buenos Aires: Siglo XXI.

Bouretz, P., Mongin, O. y Roman, J. (2006). Hacer la historia de lo


político. Entrevista con Pierre Rosanvallon. Revista Memoria &
Sociedad, 10(20), 77-86. Disponible en:
https://cursounneherasfadycc.files.wordpress.com/2011/11/20
06-bouretz-et-al-entr-c-rosanvallon.pdf

Clarke, G. (Comp.). (2015). Gobernadores Bonaerenses. La Plata:


Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires.

Halperín Dongui, T. (2005). Vida y muerte de la república verdadera


(1910-1930). Buenos Aires: Ariel.

James, D. (1987). 17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la


protesta de masas y la clase obrera argentina. Desarrollo
Económico, 27(107), 445-461.

Míguez, E. y Spinelli, M. (2014). La sociedad bonaerense, 1943-2001.


En O. Barreneche. (Dir.), Historia de la provincia de Buenos

21
Aires 5. Del primer peronismo a la crisis de 2001. Buenos Aires:
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Provincial de Educación Superior, DGCyE. Provincia de Buenos Aires (2021)

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