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Tarot

Por Mercedes Engel

El tarot es una senda o camino hacia el crecimiento interior, hacia la sabiduría e


iluminación. Podemos utilizar el tarot como herramienta o medio de
conocimiento, como llave espiritual, como una vía de crecimiento interior. Los
mensajes y consejos que nos transmiten las cartas nos sirven para mejorar nuestra
vida, para crecer y evolucionar. Los Arcanos Mayores del tarot simbolizan un
camino, una peregrinación, un viaje iniciático, un proceso de transformación. Los
Arcanos Mayores nos muestran a nosotros mismos en diferentes momentos de
nuestra vida, en diferentes etapas de nuestra existencia. Los veintidós triunfos o
Arcanos Mayores representan nuestro proceso de crecimiento hasta alcanzar un
estado de evolución plena. Estos veintidós arcanos son veintidós etapas que
tenemos que recorrer paso a paso para encontrar nuestro ser verdadero, para
alcanzar la sabiduría interior. Vamos a emprender un arduo viaje, vamos a
recorrer un difícil camino a lo largo de los Arcanos Mayores; ese viaje empieza
con el Loco y terminará con el Mundo. Respecto a los Arcanos Mayores, no
hemos de considerar las cartas como entidades independientes, pues forman una
secuencia. Los veintidós triunfos son una progresión, con un punto de partida (el
Loco) y una llegada (el Mundo); cada triunfo se fundamenta en el anterior y abre
el camino al que le sigue.

ARCANOS MAYORES DEL TAROT

Antes de empezar con la explicación de los Arcanos Mayores del tarot, quiero
hacer una breve pero necesaria referencia a las cartas que en una tirada salen
invertidas. Las inversiones profundizan el significado de la carta. En general, una
carta invertida nos indica que la energía que tiene esa carta (las cualidades que
esa carta simboliza) se encuentra bloqueada, deformada o encauzada en otra
dirección, en una dirección errónea, equivocada. Quiere decir que la energía no
está fluyendo, la persona está bloqueada y la energía no circula.

Debemos tener en cuenta que a veces las cartas salen de pie y el consultante las
siente y las está viviendo invertidas, por más positivas que sean las cartas.
Cuando las cartas salen invertidas debemos encontrar la manera de volver a
ponerlas en su posición correcta, no hay que negarlas, hay que trabajar sobre ellas
y ponerlas de pie.

EL LOCO

EL CAMINO (palabra clave)

El Loco es el alegre viajero del tarot, inocente y puro en el comienzo de su viaje,


no juzga ni condena, es libre, no tiene miedo, es el soñador, el hombre-niño. Su
poder mágico es la inocencia. El Loco está a punto de dar el salto que le llevará a
las profundidades del mundo interior, tiene júbilo y coraje para dar el salto, para
iniciar el viaje que él vive como una aventura. Y ese viaje tal vez le lleve al
conocimiento, la paz y la liberación.

El Loco es el camino, es el ser humano en camino, iniciando un camino. Es el


inicio del camino, el inicio del viaje. Es un principio. Un inicio.

El Loco no está loco, significa la no conciencia del inicio del camino, la no


conciencia de un bebé que lo mira todo asombrado, todo es nuevo para él. La
corriente intuitiva es su guía al inicio del camino, pues en este momento aún hay
una débil presencia del aspecto mental. En la imagen de la carta vemos a un
hombre caminando, lleva un bastón o vara en su mano derecha y un hatillo al
hombro que sujeta con la izquierda. Ese hato que el Loco carga a la espalda son
sus experiencias, no las olvida, pero no deja que le controlen, no deja que los
recuerdos y traumas del pasado controlen su vida. El Loco nos enseña que la vida
es simplemente una continua danza de experiencias.

Como un vagabundo, el Loco anda con un palo, pero este palo es en realidad una
vara, símbolo de poder. El Loco lleva su vara de manera casi descuidada, y la
utiliza como bastón, para ayudarse a caminar; también el mago y el auriga del
carro llevarán varas, pero sosteniéndolas conscientemente y con deliberada
firmeza. La vara del Loco es la potencialidad de todas las cosas, es la energía
infinita antes de que la mente haya erigido límite alguno, es la fuerza espiritual es
estado potencial, y el Loco no la dirige conscientemente, el loco usa
instintivamente su vara.

El Loco significa la potencialidad infinita, todas las cosas siguen siendo posibles:
por eso el loco es una carta sin número, y por consiguiente contiene dentro de sí
todos los números. Para el Loco no hay diferencia entre posibilidad y realidad,
todo es posible. El futuro es infinito en cuanto a posibilidades. Esta carta nos
recuerda que todas las cosas existen en estado potencial y todas las
potencialidades pueden realizarse. La energía está constantemente fluyendo,
transformándose y renovándose.

Parece que el hombre ha llegado al borde de un precipicio, pero ni siquiera lo ha


visto porque no está mirando al frente, sino que va mirándolo todo a su alrededor.
El Loco camina con un compañero que le ayuda, un perro, que salta tras él y le
agarra por la ropa, le sujeta para que no caiga por el precipicio. El animal
simboliza las fuerzas de la naturaleza, el lado animal del hombre, los instintos,
aquí en armonía con el espíritu. El instinto de supervivencia te advierte del
abismo.

Cuando iniciamos un camino, un viaje, no conocemos los posibles peligros que


nos vamos a encontrar (el precipicio) y es muy probable que caigamos en ellos;
luego gracias a nuestras experiencias tomamos conciencia y ya no volvemos a
caer en ese mismo precipicio.

Esta carta significa el inicio de algo, te dice que te muevas, que emprendas cosas
(estudios, trabajos, viajes, etcétera), tienes la energía o impulso para hacer cosas,
no debes desaprovecharla. Inicia caminos. El Loco es un principio de movilidad
(movimiento) y cambio en todas las cosas. El Loco es algo vivo, nuevo, rompe
rutinas y trae cambios, situaciones nuevas. Es una carta que rompe inercias, te
dice que rompas tus hábitos: si no te gusta lo que haces toma conciencia y haz
algo diferente, haz cosas nuevas.
El Loco entra en escena en los momentos decisivos, en momentos difíciles, de
cambio, y nos impulsa hacia delante. En caso de que haya una transición difícil,
el Loco nos ayuda a saltar la brecha. Nos insta a seguir avanzando a pesar de
nuestros temores. Nos ayuda a dar el paso hacia delante en esos momentos
difíciles (nos ayuda a seguir adelante) y nos recuerda que en esos momentos
quien mejor puede decirnos qué hacer es nuestro propio ser interior.

El Loco habla de coraje y optimismo, nos insta a tener fe en nosotros mismos y


en la vida; hace que no nos detengamos en lo que ya hemos logrado, nos da
coraje para adentrarnos en territorios nuevos. Hace que no seamos conformistas.

La carta asimismo dice que estés despierto, estate al tanto, fija la atención cada
vez que hagas algo y hazlo sin prisas, no lo hagas pensando en lo siguiente que
debes hacer, no lo hagas pensando en otras cosas, céntrate en cada momento en
lo que estás haciendo.

I. EL MAGO

EL ARTISTA, LA CREATIVIDAD (EL CREAR), INICIATIVA, ACTIVIDAD.

Es una carta de poder: todo lo que queremos hacer lo podremos llevar a cabo,
vamos a conseguir todo lo que deseamos. Y es una carta de acción: el mago es
acción, es energía que debes aprovechar para realizar cosas (abre un negocio,
crea una empresa, estudia una carrera, etcétera), la energía que no haces circular
se para y se pudre, volviéndose en tu contra.

El Mago lleva en su sombrero el símbolo del infinito y eso significa que nos han
sido dadas una serie de cualidades para que hagamos algo determinado. Cada uno
de nosotros ha venido a este mundo con unas potencialidades (aptitudes,
habilidades, talento, vocación) determinadas, cada uno de nosotros ha venido a
esta vida para hacer una cosa determinada, para realizar algo en concreto.

Todos estamos en esta vida para algo, para aprender y aportar, todos tenemos una
misión especial: la misión de vida es lo que hemos venido a hacer, el objetivo por
el cual nacemos. Sabremos que estamos cumpliendo con nuestra misión de vida
porque nos lo dirá el corazón; a la pregunta de qué hemos venido a hacer sólo nos
puede responder el corazón. Sentirás gozo y felicidad si estás cumpliendo tu
misión de vida, si no la cumples te bloqueas y nada te llena, no te sientes vivo.

Debes encontrar tu lugar, pues cada uno de nosotros tiene un cometido, un papel
que cumplir, una misión que desempeñar, y además, como el mago, tienes los
instrumentos necesarios para desempeñarla: pero debes confiar en ti mismo, en
tus posibilidades, en tus facultades, en tu potencial, eso es lo que significa el
símbolo del infinito sobre la cabeza del mago.

En cuanto descubras esa misión y dirijas todas tus energía para desarrollarla,
verás que todo surge sin tanto esfuerzo y que las oportunidades te llegan de
manera inesperada. Nunca olvides que el secreto está en seguir tus sueños y
escuchar los deseos de tu corazón, es ahí donde reside la verdad, tu verdad.

La imagen de este naipe nos muestra al Mago de pie, con una mano elevada hacia
el cielo mientras que con la otra señala la verde tierra. Con la mano izquierda el
mago alza su vara hacia el cielo para atraer hacia sí el poder espiritual (poder
creativo), levanta hacia el cielo una vara mágica para recibir la fuerza espiritual,
la energía de la vida en su forma más creativa. El Mago sostiene la vara con
plena conciencia de ese poder psíquico. Que la mano derecha del mago señale la
tierra, el verde campo lleno de flores, nos recuerda la necesidad de que el poder
creativo se manifieste en la realidad física para que podamos sacar algo valioso
de él: a menos que hagamos algo con nuestras habilidades, éstas no existen
realmente. El poder creativo debe concretarse en una realidad física, en algo real.
La energía creativa debe descender a la realidad física.

Por lo tanto, el Mago atrae la energía creativa hacia sí con la mano que levanta
hacia el cielo (mano izquierda) y hace que esa energía descienda a la tierra, a la
realidad, con la mano que apunta hacia abajo (mano derecha). Pero la verdadera
magia del Mago no reside en la vara que se eleva hacia el cielo, reside en la
mano, en el dedo que apunta hacia la tierra: esa capacidad de crear, de
transformar las posibilidades o potencialidades en algo real, es lo que le confiere
su título. El mago hace que algo real emerja de las posibilidades a la vida.

El Mago representa pues la conciencia, la acción, la creación. Representa el


concepto de “manifestación”, es decir, de hacer que algo real emerja de las
posibilidades a la vida: por eso tiene frente a él una mesa con diferentes
instrumentos. Los instrumentos que el mago tiene encima de la mesa representan
los cuatro elementos (fuego, agua, aire, tierra) y por lo tanto se relacionan con los
cuatro emblemas de los arcanos menores (varas, copas, espadas, pentáculos).

Con la carta del Mago sentimos la presencia de un poder que nos llena, sentimos
una gran energía que nos invade. La persona consultante debe tomar conciencia
de ese poder en su propia vida, darse cuenta de ese poder que tiene, pues el poder
del Mago es un poder accesible a todos.

Pero ese poder o energía que recibimos es necesario descargarla, si esa energía
no se libera se hace insoportable para el cuerpo. La fuerza vital que te llega del
universo no es suave ni apacible, es menester descargarla, afirmarla en algo real,
porque ni nuestro cuerpo ni nuestro ser psíquico están hechos para almacenarla,
sino sólo para transmitirla. Hay que descargar el poder recibido. Nosotros somos
como canales de energía y la energía que recibimos nos ha de llevar a la creación
y a la actividad. Debemos crear, producir algo real y valioso fuera de nosotros
mismos, canalizar la energía hacia una realidad exterior; de ese modo, al liberar
la energía creativa recibida nos abrimos para recibir un caudal nuevo. El Mago
crea el mundo. El Mago tiene una firme voluntad, controla en todo momento el
dibujo de su vida y escoge lo que le va a suceder. El Mago da a su vida, a la vida,
un significado y un propósito, le da una dirección.

El Mago nos enseña a actuar, es decir, a canalizar (orientar) nuestra fuerza o


energía para lograr así nuestros objetivos, para obtener aquello que deseamos.
Normalmente no actuamos, nos limitamos a reaccionar, a ser llevados de una
experiencia a otra. Con la carta del Mago podemos (mediante el poder de la
voluntad, la fuerza de voluntad) canalizar toda nuestra energía en una dirección
específica. La persona sabe lo que quiere, tiene unas metas y objetivos muy
claros, y es capaz de dirigir toda su energía hacia esos objetivos, consiguiendo así
lo que quiere.
II. LA SUMA SACERDOTISA O PAPISA

SABIDURÍA, INTROSPECCIÓN, INTUICIÓN, REVELACIÓN, EL


INCONSCIENTE.

La Suma Sacerdotisa es emblema del conocimiento secreto, es una carta de


profunda sabiduría.

Esta carta nos indica que estamos en un período de no acción, en un período de


receptividad y pasividad, en el sentido de no actuar porque toca reflexionar antes
de actuar; ahora debemos concentrarnos en nuestro interior. Este período de
retraimiento puede enriquecernos, pues permite que en nuestro interior se
despierten cosas. Es un momento de calma, de tranquilidad, de reflexión y
meditación; todo eso nos va a dar sabiduría y claridad de visión, entonces ya
podremos actuar.

La Suma Sacerdotisa indica un estado muy profundo de captación intuitiva,


representa el conocimiento interior, la sabiduría interior, la verdad interior. La
Suma Sacerdotisa está sentada y tiene un libro abierto entre las manos, pero no lo
está leyendo, está meditando, receptiva, atenta a su interior, concentrándose en el
interior, atenta a los mundos más sutiles. Su quietud exterior le lleva a estar
atenta a su interior. La Suma Sacerdotisa conecta con la fuente intuitiva de toda
verdad. Y es que la verdad está dentro de nosotros.
La Suma Sacerdotisa nos enseña a conectar con la parte que no conocemos, nos
enseña a conectar con nuestro interior. La carta dice que debes concentrarte en tu
interior, mira tu interior y descubre tu potencial oculto.

Esta carta nos lleva a preguntarnos: ¿sabemos quiénes somos? ¿conocemos


nuestro ser interior auténtico? Con frecuencia la vida en el mundo exterior se
convierte en una batalla diaria, hombres y mujeres nos lanzamos a la lucha por la
vida, asumimos muchas responsabilidades, pero olvidamos conocernos más a
nosotros mismos, nos olvidamos por completo de nuestro interior; llegado cierto
punto descubrimos que hemos olvidado quiénes somos y qué era lo que una vez
quisimos en la vida, cuáles eran nuestros sueños.

La Suma Sacerdotisa ha seguido la senda de retirarse del mundo, de retirarse del


compromiso externo, así deja que hable la voz interior. Precisamente para no
escuchar esa voz interior muchas personas se lanzan a una actividad y un
movimiento frenéticos, no descansan jamás de la acción y del movimiento.
Nuestra sociedad se basa por completo en los logros externos y descuida el llegar
al conocimiento pleno de nosotros mismos. La pasividad lleva en sí su propio
poder: da ocasión de trabajar el interior, de reflexionar sobre lo que la acción te
ha enseñado.

En algunos mazos de tarot, la Suma Sacerdotisa está sentada ante dos pilares.
Entre los dos pilares (detrás de ella) pende un velo, que nos indica que nos está
vedado penetrar en el Lugar de la Sabiduría. Pero no es que nos esté prohibido ir
más allá de los pilares de la Suma Sacerdotisa, simplemente es que no sabemos
cómo hacerlo. Entrar detrás del velo sería acceder de un modo consciente a la
sabiduría (del) inconsciente y aún no sabemos hacerlo (ése es el objetivo de los
arcanos mayores en su totalidad). No podemos entrar en el templo porque no
sabemos entrar en nuestro interior, por eso debemos hacer el viaje a través del
resto de triunfos.

Si miramos con cuidado por la pequeña abertura que queda entre el velo y los
pilares, podemos llegar a entrever qué hay detrás del velo: un lago, una línea de
montañas en el horizonte y el cielo. El lago simboliza el inconsciente y la verdad
que en éste se oculta. El conocimiento superior de la Suma Sacerdotisa
permanece cerrado para nuestro entendimiento inferior, aún no estamos
preparados para penetrar en los secretos, aún no podemos atravesar el velo, y
como no podemos atravesar el velo, el templo para nosotros se convierte en un
lugar vacío y falto de significado. Hemos de seguir el viaje, pues aunque el
retraimiento y la pasividad de esta carta, aunque la senda de retirarse del mundo
nos resulte sumamente atractiva, no podemos abandonar el mundo. Somos parte
de este mundo, vivimos en el mundo, necesitamos conectarnos con el mundo.
Los dos pilares entre los que está sentada la Suma Sacerdotisa son símbolo de la
dualidad. Los dos pilares introducen pues el tema de la dualidad y de los
opuestos. La dualidad vuelve a aparecer representada en los dos pilares de la
iglesia del Sumo Sacerdote, las dos torres de la Luna, los dos caballos del Carro,
el hombre y la mujer de los Enamorados, pero finalmente la carta del Mundo
resolverá esta dualidad.

Esta dualidad la vemos en los opuestos macho y hembra, luz y oscuridad, activo
y pasivo, blanco y negro, potencialidad y realidad, etcétera. Y así, mientras el
Mago representa la acción, la condición masculina, la conciencia, la Suma
Sacerdotisa representa la pasividad, la condición femenina, el inconsciente. La
Suma Sacerdotisa está sentada entre los Pilares de la Luz y la Oscuridad, y
aunque ella simboliza el lado oscuro y pasivo, la senda de la separación del
mundo y del tiempo, su intuición puede alcanzar un equilibrio entre los dos
pilares.

De hecho, los dos pilares del templo de la Suma Sacerdotisa (como los puntos en
el símbolo del Tao) ya nos indican que la dualidad es ilusoria y que cada uno de
los opuestos contiene en sí mismo al otro: Uno de los pilares es negro, el otro
blanco. El pilar negro tiene la letra B en blanco, el pilar blanco tiene la letra J en
negro. El pilar negro simboliza la pasividad y el misterio, el pilar blanco
simboliza la acción y la conciencia, pero sus letras responden a la indicación
inversa (las letras B y J hacen referencia a Boaz y Jakin, los nombres que
recibían los dos pilares principales del templo de Jerusalén).
III. LA EMPERATRIZ

LA NATURALEZA, LA FUERZA DE LA VIDA, PASIÓN.

La Emperatriz significa Fertilidad, Fecundidad, Maternidad, Nacimiento, la


Fuerza de la Vida, la Vida Renovándose. Es Vida y Alegría.

La Emperatriz es la madre, la maternidad, el amor materno; es el corazón, la


dulzura, generosidad y entrega; es dar por amor, entregar por amor. Su poder
mágico es el amor. Por otra parte, la Emperatriz representa la sexualidad, el amor
sexual, la pasión, la sensualidad, la voluptuosidad y la mujer en cuanto amante.

La Emperatriz es pura emoción, sentimiento y pasión. Esta carta significa la


aproximación apasionada a la vida, vivir apasionadamente la vida, sin imponer
control al sentimiento; vivenciar y experimentar completamente el mundo que
nos rodea, percibir a través de la pasión. La Emperatriz experimenta directamente
el mundo exterior, es la capacidad de experimentar el mundo que nos rodea. Por
eso la Emperatriz nos insta a no rechazar nuestras emociones y sentimientos, a no
reprimir nuestros deseos, especialmente los sexuales; no debemos tener miedo de
sentir, de dejarnos llevar por lo que sentimos, porque entonces tenemos miedo de
vivir la vida.

Esta carta significa un período en el que nos acercamos a la vida por la vía de los
sentimientos, emociones y pasiones, no por la vía de la razón. Indica un momento
de pasión y también la satisfacción que obtenemos mediante nuestras emociones
y sentimientos.

La energía de esta carta nos hace atractivos, seductores e interesantes para los
demás, contamos con una gran capacidad de seducción. Debemos tener en cuenta
que este arcano nos habla tanto de amor y sentimientos como de sexualidad, de
pasión sexual, por lo que, en cuestiones amorosas, está en nuestras manos tener
una relación sexualmente ardiente y fogosa, pero puramente física, o vivir una
relación amorosa apasionada e intensa, en el terreno de lo sexual y también en el
terreno de lo afectivo.

Con frecuencia la Emperatriz se representa como una doncella joven y bella,


vestida con hermosos ropajes, muy femenina, sentada en medio de un prado. Esta
imagen de la Emperatriz, voluptuosa y sensual, ya de por sí sugiere pasión. A sus
pies crece un campo de cereal, aludiendo a Deméter, la diosa maternal de la
tierra, la divinidad griega de la tierra cultivada. Su escudo es un corazón con el
signo de Venus (versión romana de la diosa griega Afrodita, la diosa del amor).
Su corona tiene doce estrellas, por los signos del zodíaco, en el cuello lleva un
collar de nueve perlas, por los nueve planetas: la Emperatriz se enjoya con el
universo. Ella es la Gran Madre, la Naturaleza, el Principio de Vida, la Fuerza de
la Vida; la Emperatriz representa a la naturaleza con toda su fuerza y poder.

Esta carta también nos señala lo que hemos recibido en esta vida, lo que se nos
ha dado (en principio se nos da lo que necesitamos, la vida nos da lo que
necesitamos), y lo que nosotros estamos dispuestos a dar, lo que nosotros damos
a los demás. La carta nos habla de la Ley del Dar y Recibir, y al respecto nos
hace una observación: si queremos recibir primero hemos de dar, y además
vamos a recibir lo mismo que damos; si das amor recibirás amor, pero si das
desamor eso es lo que recibirás.

En ese sentido, la energía de esta carta estimula la generosidad, pues hemos de


ser generosos, hemos de dar. La Emperatriz también te aconseja que la entrega, si
la haces, debe ser por amor, porque quieres hacerla, nunca ha de ser un sacrificio
u obligación: si quieres dar, hazlo, si no te sale dar en ese momento, no lo hagas.

IV. EL EMPERADOR

VOLUNTAD, DETERMINACIÓN, FUERZA EJECUTIVA.

Al igual que el Mago, el Emperador es una carta de poder y acción. El Mago nos
decía que todo lo que quisiéramos hacer lo podríamos llevar a cabo, que íbamos a
conseguir todo lo que deseábamos (en un momento futuro). El Emperador es la
realización en el momento presente de los proyectos que tienes en mente, lo que
has estado pensando, proyectando, es el momento de hacerlo, de llevarlo a la
práctica, ¡ya!, en este mismo momento.

Esta carta te proporciona confianza, voluntad, decisión, coraje, valor, osadía,


fuerza, energía y determinación para hacer lo que desees. El Emperador es la
energía que se plasma a nivel práctico y hace las cosas. Y como el Mago, el
Emperador es acción, es energía que debes aprovechar para realizar cosas, pues
la energía que no haces circular se para y se pudre.

En ocasiones, esta carta nos advierte que no estamos eligiendo libremente lo que
queremos hacer, de algún modo nos están imponiendo lo que debemos hacer, y
eso no hemos de permitirlo; no podemos dejar, por baja autoestima y falta de
confianza en uno mismo, que otra persona ejerza poder, dominio y autoridad
sobre nosotros.

El Emperador es también el raciocinio, la razón que se impone sobre el


sentimiento y frena la espontaneidad de la Emperatriz. Y si la Emperatriz es la
maternidad, la madre, el Emperador es la paternidad, el padre.

Esta carta representa la autoridad, las reglas de la sociedad, las normas y leyes de
la sociedad, la estructura social necesaria para la supervivencia. En nuestro
proceso de maduración hemos de saber incorporar las reglas y normas de la
sociedad para después poder trascenderlas: esto no significa nunca una actitud de
romper todas las reglas, de infringir todas las normas, de ir contra todo lo
establecido, pues la persona que tiene esa obsesión en realidad está tan atada a
esas leyes y normas como la persona que las obedece ciegamente.

El Emperador significa un periodo de estabilidad en la vida de una persona. La


carta alude a una persona madura (independientemente de su edad), responsable,
sensata, disciplinada, realista, justa. Es una persona con dotes de organización y
liderazgo, capaz de llevar mucha responsabilidad, una persona que se sabe
manejar en diferentes situaciones, que sabe adaptarse a situaciones nuevas; una
persona capaz de solucionar problemas, con mucha capacidad para afrontar
situaciones complejas.
V. EL SUMO SACERDOTE, PAPA O HIEROFANTE

COMUNICACIÓN, APERTURA

En la imagen de la carta vemos al Sumo Sacerdote (hombre anciano, de aspecto


bondadoso y sabio) sentado, lleva la tiara o mitra en la cabeza y sostiene una vara
o báculo con la mano izquierda, detrás suyo hay dos pilares, símbolo de la
dualidad. Esta carta se relaciona por el nombre y la imagen con la Suma
Sacerdotisa, pues tanto ella como el Hierofante están sentados entre los dos
pilares del templo. Aunque en la carta del Sumo Sacerdote no hay ningún velo
bloqueando la entrada a la iglesia o templo, aún no podemos penetrar en los
secretos de la dualidad, el inconsciente permanece cerrado, sin embargo, el Sumo
Sacerdote, en cuanto vía externa, nos proporciona un modo de empezar.

El Sumo Sacerdote está enseñando a dos discípulos, que le escuchan


atentamente; les está transmitiendo aquello que deben aprender, les está dando
acceso al saber y el conocimiento, les está orientando para iniciar el trabajo sobre
sí mismos, les está enseñando a entrar en su interior, les está iniciando. Este
arcano significa la iniciación del individuo a la espiritualidad. La energía de esta
carta nos ayuda a despertar a la espiritualidad, nos ayuda a comenzar la búsqueda
interior.

El Sumo Sacerdote es una carta de comunicación (comunicación también


entendida verticalmente, con los planos superiores, con los maestros de arriba,
pues el Hierofante es un maestro, de la tierra o de planos superiores), y como
carta de comunicación nos previene contra la falta de comunicación tan habitual
en nuestro tiempo.

El Sumo Sacerdote nos dice que hagamos el esfuerzo de comunicarnos y


expresarnos, debemos expresar nuestros sentimientos, no debemos quedarnos
callados. Es necesario que expresemos nuestros pensamientos, nuestros
sentimientos; debemos transmitir si estamos tristes o contentos. Y hablar siempre
de nosotros, no de los demás, hablar de nuestras emociones y sentimientos, pues
al comunicar lo que sentimos a los demás nos purificamos. El Sumo Sacerdote
nos anima a mostrarnos a los demás tal como somos, nos anima a romper la
armadura que tantas veces construimos para no mostrar nuestras emociones y
sentimientos, pensando que así nos protegemos; pero esta armadura en realidad
no nos protege, es una prisión: nadie puede entrar, ni nosotros podemos salir. Y
al intentar protegernos lo único que conseguimos es hacernos daño a nosotros
mismos.

Tenemos que mostrarnos tal y como somos, sin representar un papel para los
demás, no vayamos en contra de lo que somos. El Sumo Sacerdote te dice:
Muéstrate como eres. Si te muestras como eres todo se pondrá en su sitio y
encontrarás lo que estás buscando. Sé tú mismo.

VI. LOS ENAMORADOS O LOS AMANTES


EL AMOR, LA ELECCIÓN

Esta es la carta de la dualidad y te presenta una elección (de hecho, en algunos


mazos esta carta se llama “la elección” en vez de “los enamorados”). Ha llegado
el momento en que tienes que hacer una elección. Esta carta te dice que debes
tomar una decisión, has de escoger entre dos caminos diferentes, es el momento
de elegir, has de hacer tu elección. Tienes ante ti dos caminos y has de elegir uno.

Esta carta te aconseja que elijas lo que te dice el corazón, en el momento de


tomar una decisión escucha a tu corazón. Siente dentro de ti lo que has de hacer y
lo que no, siente en tu interior el camino que has de seguir. Recuerda que muchas
veces la solución a los problemas te viene de arriba, si estás tranquilo, sereno,
atento a los planos más sutiles, la solución puede venir desde ese otro nivel.

A menudo, cuando hemos de hacer una elección importante, vivimos una crisis
hasta que finalmente hacemos nuestra elección, pero la crisis es crecimiento, pues
si somos capaces de superarla maduramos; de hecho la palabra crisis viene del
griego krino, que significa crecimiento. No hay que ver la elección como algo
negativo, no hay que tener miedo a elegir. Elige un camino, no puedes elegir los
dos caminos, toma tu decisión.

La carta puede referirse tanto a una elección importante en la vida de una persona
como a una elección de poca importancia, de poca consideración. Pero muchas
personas se angustian ante cualquier elección, grande o pequeña, porque no son
capaces de aceptar que una vez que se toma un camino en tal o cual dirección se
pierde la posibilidad de optar por los otros caminos que hasta ese momento se
habían abierto ante nosotros.

La carta muchas veces hace referencia a la primera elección real que hace un
hombre o una mujer cuando decide empezar a andar solo/a por la vida, sin la
protección de sus padres. La vida bajo la protección de los padres es cómoda y
segura, pero hombre y mujer, con el despertar a la sexualidad, hacen esta ruptura
tan necesaria para crecer como individuos independientes, responsables,
maduros, capaces de tomar decisiones importantes.

Por otro lado, los Enamorados habla de la importancia del sexo y el amor en la
vida de una persona, es la carta del amor humano, dos personas que se unen en
cuerpo y alma. La experiencia del amor, la unión con otra persona en cuerpo y
alma, nos lleva a abandonar en parte nuestro ego. El amor humano es también
reflejo del amor universal, del amor incondicional, el que no espera nada a
cambio; por eso el camino del amor nos debe llevar a la superación del egoismo.
El hombre y la mujer representan la dualidad, que aquí se une por el amor (por el
amor físico, el amor sexual); los principios masculino y femenino se unen. Según
los cabalistas y los filósofos herméticos, la humanidad era originariamente
hermafrodita, varón y hembra se separaron sólo como consecuencia de la caída, y
sólo por el amor podemos alcanzar un sentimiento de unidad; la misma idea, con
alguna variante, se encuentra en Platón. Cuando nos entregamos al amor (al amor
sexual, a la pasión) vislumbramos algo superior a nosotros, sólo es un atisbo y
por unos instantes, pero el amor puede ayudarnos a ver el camino, y nos anticipa
un poco del júbilo que nos espera cuando hayamos recorrido ese camino.

VII. EL CARRO

CORAJE, SUPERACIÓN, VICTORIA, TRIUNFO

En la carta vemos un carro tirado por dos caballos (la imagen del carro tirado por
dos caballos se deriva de fuentes históricas y mitológicas, por ejemplo, en el
Fedro, Platón se refiere a la mente como un carro tirado por un caballo blanco y
otro negro). El carro es conducido por un auriga.

Como el mago, el auriga del carro lleva una vara (una vara mágica), en este caso
en la mano derecha, pero a diferencia del mago, el auriga no levanta su vara hacia
el cielo, porque su poder proviene de su voluntad. Conducir un carro tirado por
caballos exige un control total de los animales, pero el auriga no sujeta las
riendas del carro, pues su poder es el de la voluntad. Esta carta significa que la
persona puede concentrar toda la energía inconsciente a través de la voluntad
consciente, la persona es capaz de dirigir su voluntad. Los dos caballos
simbolizan las fuerzas de la naturaleza, los instintos, el lado animal del hombre.
Que el auriga controle los caballos significa que domina sus deseos instintivos,
sus sentimientos, sus pasiones; su energía mental (la razón) rige a las pasiones, el
auriga no es víctima de sus sentimientos o pasiones, la voluntad del auriga es
muy poderosa.

Por otro lado, los dos caballos son símbolo de la dualidad (como los pilares del
templo de la Suma Sacerdotisa), representan las dualidades y contradicciones de
la vida; en el Carro la fuerza mediadora es la voluntad. Aún así los caballos
intentan ir en direcciones opuestas y es la voluntad del auriga la que los mantiene
unidos en un equilibrio tenso, un fallo de esa voluntad y cada caballo iría por su
lado. El auriga, aunque sea capaz de dominar las dualidades, jamás las logra
reconciliar.

La carta del Carro es una carta de fluir: en las cartas anteriores hemos construído
este carro y hemos elegido adónde queremos ir, ahora acabamos de subirnos al
carro y vemos que este carro va solo, fluye solo, pues ya sabe adónde tiene que
ir.

El Carro es Vitalidad, Coraje, Superación, Victoria, Éxito, Triunfo. La energía de


esta carta te proporciona coraje en el arte de vivir y una dirección clara en tu
vida. Eres el conductor del Carro, el conductor de tu vida, y lo conduces con
energía y firmeza hacia donde tú quieres ir, llevas las riendas de tu vida y tomas
tus propias decisiones.

La carta te proporciona la fuerza o energía necesaria para avanzar, la fuerza para


superar las dificultades y problemas de la vida, inspirándote deseos e impulsos de
superación y una decidida marcha hacia el futuro. Y eso te lleva al éxito.

Básicamente, el Carro significa éxito y victoria. Si la persona consultante


pregunta por algún problema esta carta indica victoria, éxito, superación del
problema. Asimismo indica que la persona (gracias a su personalidad) va a
conseguir controlar con éxito alguna situación difícil o compleja.

La carta del Carro es también un emblema de madurez de la persona: te conoces


bien, conoces tus puntos fuertes y tus debilidades.

Cuando la energía de esta carta se encuentra bloqueada, te dejas influir mucho


por los demás, te dejas controlar y dominar por otras personas, sólo haces lo que
te dicen los demás (amigos, padres o pareja), y por lo tanto no fluyes. La carta te
advierte entonces que el carro no lo conduces tú, no llevas las riendas de tu vida,
son los demás los que te dicen qué debes hacer, tu carro no lo diriges tú. La carta
te recuerda: es tu carro, es tu vida, dirígelo tú, ve a donde quieras ir, haz lo que
desees hacer, que los demás no te digan lo que tienes que hacer, eres libre de
tomar los caminos que desees. Haz lo que te diga el corazón. Déjate fluir. Toma
tus propias decisiones, lleva las riendas de tu vida, que los demás no elijan por ti.
Elige el elegir (si no los demás elegirán por ti).

VIII. LA JUSTICIA

LIBRE ALBEDRÍO, RESPONSABILIDAD, ARMONÍA, EQUILIBRIO,


ESTABILIDAD.

En la imagen de la Justicia vemos a una mujer sentada ante dos pilares, entre los
dos pilares pende un velo de color púrpura, emblema de la sabiduría interior,
pues estamos en el camino hacia el entendimiento. En su mano derecha la mujer
sujeta una espada apuntando hacia arriba; esa espada significa elección, nos dice
que tomemos decisiones, pues la vida exige que reaccionemos ante cada
acontecimiento.

El ser humano tiene libre albedrío, podemos elegir, escoger, no sólo entre la
dualidad (A o B) sino entre muchas más cosas. La espada nos indica que cada
decisión, cada acción, tiene su consecuencia. Toda acción tiene una reacción,
cada causa tiene su efecto, cada semilla tiene su fruto. Y además, para cada
decisión que el ser humano tome habrá una consecuencia de la misma
envergadura.

Por lo tanto, todos nuestros actos tienen una respuesta, todo lo que nosotros
hacemos tiene una consecuencia, es decir, se recibe lo que se ha propiciado;
como me suele decir el creador de esta página web: “si plantas patatas recoges
patatas y si plantas cebollas recoges cebollas, pero si plantas patatas no recoges
cebollas”. Cada uno recibe en la misma proporción y calidad en que ha dado, se
cosecha lo que se siembra.

El ser humano tiene libre albedrío, pero éste no sólo implica nuestra libertad y
autonomía, el recorrer el camino que queramos, el poder de elegir, de tomar
decisiones, sino que también conlleva el hecho de que somos responsables de
todos nuestros actos, somos responsables de nosotros mismos, somos
responsables de nuestra propia vida (y todo cuanto pasa en nuestra vida es
consecuencia de nuestras acciones y decisiones anteriores). Esta carta nos indica
que los acontecimientos han funcionado de la manera que “tenían” que funcionar,
es decir, que lo que nos sucede en el momento presente proviene de situaciones y
decisiones pasadas.

La carta nos recuerda que todo sucede por una razón, todo lo que nos sucede
tiene un porqué (aunque nosotros no lo entendamos), y ese porqué, esa razón, es
que las cosas nos suceden para que nosotros crezcamos a nivel de alma, para que
evolucionemos. Las casualidades no existen. Nada es casualidad, todo tiene un
porqué. Todo sucede para aportarnos una enseñanza (que debemos aprender), lo
bueno y lo malo, por eso debemos agradecer siempre todas y cada una de las
cosas que nos suceden, las que nos parecen “buenas” y las que nos parecen
“malas”.

La mujer lleva en su mano izquierda una balanza cuyos platos se hallan


perfectamente nivelados, la balanza es símbolo de equilibrio. El péndulo de la
vida nos balancea constantemente y es tarea nuestra lograr el equilibrio. La carta
de la Justicia nos recuerda que el equilibrio se debe lograr a partir de criterios
internos más que de externos. La vida, con sus cambiantes circunstancias, nos
balancea constantemente y por eso para lograr el equilibrio nos hemos de situar
en el centro, en ese punto de observación en el que la dualidad es simultánea más
que alternativa, entonces el éxito y el fracaso, lo positivo y lo negativo no nos
afecta y logramos la estabilidad y la armonía personal.

A través de la meditación debemos ser capaces de situarnos en el centro y


afrontar los sucesos, situaciones y acontecimientos de nuestra vida desde ese
centro. Al situarnos en el centro logramos equilibrio, armonía y estabilidad (la
balanza equilibrada que sostiene la Justicia nos sugiere el centro, ese punto
inmóvil en torno del cual giran interminablemente los opuestos).

La persona que está en el centro (es decir, que está en armonía, en equilibrio) no
se deja influir por las cambiantes circunstancias de la vida, no se deja influir por
los cambiantes acontecimientos externos. La persona está centrada y no le
afectan las circunstancias, acontecimientos y sucesos externos, siempre
cambiantes e inciertos; por lo tanto, al situarse en el centro la persona es libre.

Esta carta sugiere la idea de poner la propia vida en la balanza para pesarla, es
una evaluación de lo que ha significado para uno su vida, y suele ir seguida de la
decisión de iniciar una búsqueda interior que nos lleve a un entendimiento más
amplio. De hecho, la Justicia está seguida por el Ermitaño, que es el buscador de
sabiduría.

La carta significa sinceridad absoluta, con nosotros mismos y con los demás. En
este sentido la carta es portadora de los significados obvios de la justicia:
sinceridad, acciones correctas, juego limpio, decisiones justas. Por lo tanto, si
tienes entre manos un asunto de tipo jurídico, significa una decisión justa (que
puede no ser necesariamente la que uno prefiere).

En cuestiones amorosas indica una relación estable, una pareja estable. Vas a
tener una relación importante, duradera, madura, sólida; con frecuencia esta carta
se refiere al matrimonio. No es una carta que hable de pasión, pero sí indica que
viviremos momentos de gran complicidad afectiva.
IX. EL ERMITAÑO O BUSCADOR DE SABIDURÍA

LA BÚSQUEDA INTERIOR, SABIDURÍA, CONOCIMIENTO.

El Ermitaño es el Peregrino del tarot, el Sabio Consejero, el Mago de la Luz, y


aparece para iluminarte el camino; ésa es la energía de esta carta.

Desde tiempos antiguos el ermitaño (tanto hombres como mujeres) vive en los
bosques, montañas, en el desierto, apartado de la sociedad pero no apartado de la
humanidad. En la Edad Media se les atribuyó poderes mágicos y con frecuencia
dieron refugio a los viajeros. En muchos relatos y leyendas, el ermitaño aporta al
caballero prudencia y sabiduría en la búsqueda espiritual. Jung habla de ancianos
sabios que te guían en los misteriosos viajes al interior de la psique. En el tarot
este Guía aparece justo después de que hayas hecho el balance de tu vida y te da
la fuerza necesaria para continuar el viaje, te va a guiar en la búsqueda espiritual.

El Ermitaño se relaciona con la Suma Sacerdotisa. Al igual que ella, el Ermitaño


es una carta lenta, de no acción. Ambos naipes indican un período de
receptividad, tranquilidad, meditación y reflexión; es el momento de buscar en
nuestro interior, de concentrarnos en nuestro interior, de mirar nuestro interior, de
trabajar sobre nosotros mismos. Por lo tanto, este período de contemplación no
quiere decir que estemos sin hacer nada, sino que va a significar un gran paso
hacia delante.
Pero si en la Suma Sacerdotisa ese momento de calma, receptividad y meditación
no implicaba seguir la senda de retirarse del mundo (pues aunque nos resultaba
sumamente atractiva aún no estábamos preparados para desvincularnos del
mundo), ahora el Ermitaño nos dice que si queremos conectar con nuestro
interior, si queremos entrar en nuestro interior, debemos abandonar de alguna
manera el mundo exterior, debemos alejarnos de la tumultuosa vida exterior,
retirarnos del mundo, estar en silencio.

El Ermitaño te llama a la meditación, aislamiento y retirada interior para poder


ver y comprender, para tener claridad de visión, para alcanzar la sabiduría, y te
recuerda que es necesario apartarse del mundo exterior para encontrar el ser
interior, el ser verdadero.

El Ermitaño, que aparece bajo el aspecto de un anciano sabio y solitario, camina


cubierto con el manto gris (en el Tarot Rider) de la discreción. En la mano
izquierda lleva una vara, símbolo de poder, no es un bastón para apoyarse o
ayudarse a caminar, sino una vara mágica que se relaciona con la vara del Mago,
y representa la enseñanza que ayuda a la apertura de la conciencia interior. En su
mano derecha lleva una luz, un farolillo, medio oculto bajo su manto, y la luz que
desprende ese farolillo sólo le ilumina a él. La luz del Ermitaño es sólo para uno
mismo, es tu luz, es para ti, síguela, los demás no ven esa luz, no pueden verla,
verán otra luz, la que ellos tengan que ver, no la tuya. Síguela y estarás en
camino, en tu camino, haciendo tu camino, haciendo lo que tienes que hacer,
aunque los demás piensen que te equivocas.

Por lo tanto, la luz del Ermitaño es una luz interior, tu luz interior. Es una luz
poderosa que proviene de nuestro interior y aparece para ayudarnos a reconocer
el camino que debemos seguir en nuestra andadura por estas tierras mortales, en
nuestra andadura por esta vida. El Ermitaño está en nuestro interior, está en el
interior de cada uno de nosotros: nuestro ser verdadero o ser interior sabe cuál es
el camino a seguir y debemos hacerle caso. Confía en tu Guía interior, en tu Luz
interior.

El Ermitaño permanece escondido en lo más profundo de nosotros para alumbrar


nuestro camino, cuando lo necesites sólo debes acceder a él, acceder a tu ser
interior. Cada vez que te sientas perdido llámale y te mostrará el camino, el
camino de luz a seguir. Y piensa que cada vez que esa luz interior (tu luz interior)
te guíe, te conducirá a un nuevo ciclo de vida. Esta carta significa madurez y
puede representar a una persona sabia, madura de criterio, tanto joven como vieja
de edad. Asimismo, el Ermitaño significa una transición: ha llegado el momento
de apartarse de las preocupaciones mundanas y empezar a atender tus
necesidades interiores, has de dejar de prestar tanta atención a tus actividades y
ocupaciones mundanas y preocuparte más por tu interior, aunque a veces eso te
exija la separación emocional de algunas personas o dejar actividades que
considerabas de enorme importancia. Ahora te toca trabajar sobre tu propia
evolución, sobre tu evolución a nivel espiritual, sobre la evolución de tu alma.
Este arcano te puede llevar al conocimiento de lo que realmente es importante en
tu vida.

X. LA RUEDA DE LA FORTUNA, RUEDA DE LA VIDA O RUEDA DEL


TIEMPO

ROTACIÓN, CICLICIDAD, PERIODICIDAD, LO QUE ES CAMBIANTE.

En el centro de la imagen vemos una rueda, rodeando la rueda (en el Tarot


Rider), en los cuatro ángulos de la carta encontramos unas figuras. Desde el
ángulo inferior derecho y en el sentido contrario al de las agujas de un reloj, estas
cuatro criaturas son: un León alado, un Águila, un Ángel y un Buey alado; todas
ellas sostienen un libro abierto, el ángel entre sus manos, el águila y el león entre
las garras y el buey entre sus pezuñas (sobre estas criaturas véase la Visión de
Ezequiel 1:10 y el Apocalipsis de San Juan 4:7). Estas criaturas, a las que en
ocasiones se les ha llamado “Los Guardianes del Cielo”, son los tetramorfos o
símbolos de los cuatro evangelistas: Marcos, Juan, Mateo, Lucas. Asimismo las
cuatro criaturas simbolizan los cuatro elementos Fuego, Agua, Aire, Tierra. Los
cuatro elementos corresponden respectivamente a los cuatro palos de los arcanos
menores del tarot: Varas, Copas, Espadas, Pentáculos. Y además de representar
los elementos y los palos del tarot, estas cuatro criaturas representan también los
cuatro signos fijos del zodíaco (la gran rueda del universo): Leo, Escorpio,
Acuario y Tauro.

La Rueda de la Fortuna tiene tres animales encaramados, en realidad es el mismo


animal (parece un mono) repetido tres veces, pero en distintos momentos: el de
arriba lleva corona y una espada, está reinando (es el presente), el de la izquierda
ha reinado (pasado) y el de la derecha reinará (futuro). La Rueda de la Fortuna es
la Rueda del Tiempo, el molino del tiempo, el movimiento perpetuo de un
universo fluyente. El tiempo que destruye y regenera.

La Rueda de la Fortuna simboliza el misterio de la vida, los giros de la vida, los


giros de la Rueda de la Vida, el girar eterno de la Rueda de la Vida. La vida es
una Rueda de Luz y Oscuridad, y gira constantemente, por eso, para lograr el
equilibrio nos hemos de situar en el Centro de la Rueda. Debemos ser capaces de
situarnos en el Centro de la Rueda y observar los sucesos y acontecimientos de
nuestra vida desde ese centro.

Al situarnos en el Centro de la Rueda logramos equilibrio, armonía, estabilidad.


La persona que está en el centro (es decir, que está en armonía, en equilibrio) no
se deja influir por las cambiantes circunstancias de la vida, no se deja influir por
los cambiantes acontecimientos externos. La persona está centrada y no le
afectan las circunstancias, acontecimientos y sucesos externos, siempre
cambiantes e inciertos; por lo tanto, al situarse en el Centro la persona es libre.

La vida tiene un ciclo que se va sucediendo, un ritmo determinado, y nosotros, si


nos ponemos en el Centro de la Rueda, podremos objetivar esos ciclos, ver que
son pasajeros, que no nos deben afectar.

La vida es una rueda giratoria. La Rueda de la Vida no es visible para nosotros


mientras no nos apartamos de ella. Cuando estamos atrapados en ella no vemos
otra cosa que la sucesión de acontecimientos, actividades y preocupaciones
cotidianas que tan importantes le parecen a nuestro ego. Pero tras pasar por el
Ermitaño, que nos hace retirarnos del mundo exterior, somos capaces de
liberarnos del movimiento giratorio de la rueda (situándonos en el Centro) y tener
una visión global, ampliando nuestra visión limitada de la vida: entonces
podemos ver lo que hemos hecho con nuestra vida hasta el momento y hacia
dónde nos dirigimos. Es la visión que nos ofrece el inconsciente al apartarnos del
mundo exterior.

Si dejamos hablar al inconsciente, empezaremos a comprender el misterio de la


vida, seremos capaces de ver más allá de la sucesión interminable de
acontecimientos aparentemente sin sentido y llegaremos a un mayor
entendimiento de la vida. Evadirse (escapar) de la rueda significa traspasar los
acontecimientos exteriores hasta llegar al interior, al ser interior, al
entendimiento, al conocimiento pleno, a la iluminación.

La vida es una alternancia de momentos buenos y malos, pasamos por diferentes


etapas o fases, y debemos aprender tanto de las fases buenas como de las malas,
pues cada fase nos aporta una enseñanza. Nosotros debemos ir caminando por la
línea de nuestra vida, pasando todas las etapas, las fases buenas y las malas. La
línea de nuestra vida debe ser recta, equilibrada, tanto si estamos en una fase
buena como si estamos en una fase mala. Hemos de vivir lo que nos toque en
cada momento, las cosas buenas y las malas, y dejarnos fluir.

La energía de esta carta es utilizable para comprender las corrientes de ascenso y


descenso de la vida (el centro es el equilibrio entre el ascenso y el descenso),
estimula la comprensión de la Ley del Ritmo Universal. Ser libre implica aceptar
el ritmo o ciclo de la vida y vivir en armonía con él.

Cada fase nos aporta una enseñanza, por eso, cuando nos encontramos en un
momento malo tenemos que ser capaces de entender qué tenemos que aprender y
porqué (qué es lo que se nos está intentando enseñar y porqué). Si no lo
aprendemos, no superaremos esa etapa negativa y allí nos quedaremos. Hay que
aceptar las cosas malas que nos pasan y también hay que aprender a aceptar las
cosas buenas, disfrutar de ellas ¡sin remordimientos!, disfruta de los momentos
buenos y déjate fluir en los malos porque pasarán.

Cuando estás en un momento negativo lo mejor es no hacer nada, no mover más


las cosas, no empezar proyectos porque seguro que saldrán mal; hay que meditar,
estar en contacto con la naturaleza, alimentarse bien, dejarte fluir. Lo que
debemos conseguir es que las fases negativas pierdan en duración e intensidad
frente a las positivas.

En el universo existe una conexión interior entre todas las cosas (aunque
nosotros, con nuestra visión limitada no la percibamos), las cosas no suceden
aleatoriamente, todo se relaciona y armoniza entre sí.

La carta nos recuerda que todo sucede por una razón, todo lo que nos sucede
tiene un porqué (aunque nosotros no lo entendamos), y ese porqué, esa razón, es
que las cosas nos suceden para que nosotros crezcamos a nivel de alma, para que
evolucionemos. Las casualidades no existen. Nada es casualidad, todo tiene un
porqué. Todo sucede para aportarnos una enseñanza (que debemos aprender), lo
bueno y lo malo, por eso debemos agradecer todas y cada una de las cosas que
nos suceden, las que nos parecen “buenas” y las que nos parecen “malas”.

A menudo nosotros no entendemos por qué nos suceden las cosas y la vida nos
parece un sin sentido, por eso debemos pararnos a pensar por qué nos suceden las
cosas, debemos esforzarnos en entender por qué nos suceden las cosas; de este
modo ampliaremos nuestra limitada visión de la vida y llegaremos a ver la
conexión interior entre todas las cosas.

Esta carta nos indica cambios, puede ser el cierre de una etapa y la apertura de
otra nueva, el inicio de un nuevo giro de acontecimientos; tal vez el giro por el
que el hombre entre en contacto con su ser interior o ser verdadero. Lo
importante en cuanto a los cambios es nuestra reacción: los cambios debemos
aceptarlos, adaptarnos a la nueva situación, porque el cambio ya se ha producido
y la rueda sigue girando, la vida continúa.

La carta indica también fortuna, pues la persona está centrada y segura, está en
armonía y equilibrio (a través de la meditación del Ermitaño nace calma y
seguridad en tu interior), no se deja influir por los acontecimientos externos.
Asimismo puede indicar fortuna a nivel económico.

XI. LA FUERZA
FUERZA, CONFIANZA, CREER EN LOS SUEÑOS, EL PODER DEL
PENSAMIENTO.

En la imagen de la carta vemos a una doncella abriendo la boca de un león, ni su


cuerpo ni su rostro muestran tensión, la doncella abre la boca del león sin el
menor esfuerzo. La doncella le abre la boca al león porque sabe que se la puede
abrir, tiene confianza (el símbolo del infinito sobre su cabeza) en que puede
hacerlo.

La doncella, como el mago, lleva un sombrero con el símbolo del infinito: lo que
nos presenta la vida es porque lo podemos hacer, siempre que tengamos
confianza en que podemos hacerlo. La carta indica una persona con coraje en el
arte de vivir, está preparada para afrontar cualquier situación que la vida le
presente, tiene capacidad para hacer frente a problemas y situaciones difíciles,
cuenta con la fuerza interior necesaria para superar las dificultades y problemas
de la vida.

Esta carta habla de nuestra “posición frente a la vida” (título de un cuento de Juan
Pedro Bordes). Debes tener fe en tus sueños. La falta de fe destruye los sueños.
En tu interior reside la fuerza para lograr tus sueños, a menudo oculta, escondida,
negada continuamente por nosotros mismos, y hay que despertarla. No
abandones tus sueños, si lo haces, si pierdes tus sueños, la vida no tiene sentido,
se vuelve vacía y triste, de pobreza interior.

La carta te recuerda que todo es posible, los sueños pueden realizarse, pero has
de creer en ellos. Puedes conseguir todo lo que desees, no hay ningún límite
(somos nosotros, con nuestros miedos, quienes ponemos los límites), no hay nada
imposible, pero has de tener confianza, has de creer que puedes conseguirlo, has
de creer en ti, has de creer que puedes conseguir tus sueños, sólo tienes que
contactar con la fuerza, con tu fuerza interior.

Hazte la siguiente pregunta: ¿qué es lo que deseas? ¿qué es lo que quieres en tu


vida? Si crees en tu sueño lo lograrás, lo harás realidad, pero si crees que tu
sueño no es posible, que no puedes conseguirlo, jamás se hará realidad. Como
dice el creador de esta web, el proverbio de “si no lo veo no lo creo” debería ser
“si no lo crees no lo verás”. La carta te dice que para lograr lo que deseas has de
luchar, debes hacer un esfuerzo. Si persigues lo que deseas con entrega y
perseverancia, si realmente estás dispuesto a luchar por lograr tus sueños y tienes
confianza en que los vas a lograr, el universo acaba por hacerte el regalo.

Tal y como dice Juan Pedro en otro se sus cuentos “El camino que lleva a donde
queremos ir es un camino recto, somos nosotros con nuestros miedos, dudas e
inseguridades quienes ponemos las curvas en el camino”. Nos repetimos una y
otra vez que nuestro sueño no es posible, y así justificamos el no dar pasos (por
miedo, falta de valentía, falta de confianza, etcétera) en la dirección de lo que
realmente deseamos; pero si somos capaces de dejar a un lado nuestros miedos y
dudas, y sentimos que la fuerza nos acompaña, el camino se hará más y más
recto.

Cada pensamiento nuestro es energía que se lanza al universo. Los pensamientos


son poderosísimos y por eso hemos de tener cuidado con lo que deseamos.
Tenemos el poder de hacer realidad nuestros sueños, pues primero se crea todo
en el pensamiento, a nivel del pensamiento y luego se traslada a la realidad física.

A veces creamos un pensamiento (que es una energía) y lo lanzamos al universo


y resulta que ese pensamiento está en armonía con el universo y se nos contesta,
se nos concede. Si lo que tú pides está en armonía con tu misión de vida, el
universo te lo concede; si lo que pides es adecuado para la evolución de tu alma
se te concede. El problema es que a menudo pedimos cosas que no son
convenientes para nuestra evolución a nivel de alma, y por supuesto el universo
no nos las concede.

Respecto a la búsqueda interior, esta carta nos recuerda que tengamos confianza
(el símbolo del infinito sobre la cabeza de la doncella) en el resultado final, pues
a menos que creamos en el proceso de autodescubrimiento, jamás llegaremos a
seguirlo hasta el final.

Por otra parte, el león simboliza la energía primaria, representa todos los
sentimientos, emociones, pasiones y deseos instintivos, que normalmente
intentamos controlar, en un intento de controlar nuestra vida. Ahora, la Fuerza
libera nuestras emociones más profundas, permite que las pasiones íntimas
afloren, que los sentimientos suprimidos aparezcan; es el momento de liberar la
energía inmovilizada en nuestros sentimientos más fuertes. La Fuerza permite
que toda esa energía primaria reprimida salga a la superfície y se libere. Tenemos
que dejar emerger la energía del inconsciente que tenemos dentro, las fuerzas
naturales que albergamos dentro.

La carta significa que hemos liberado la energía primaria o energía instintiva para
usarla, para que nos impulse a lo largo de la senda interior. Y para eso es
necesario que el león se dome al mismo tiempo que se libera. La energía primaria
es liberada y domesticada (canalizada) para servirnos de ella como fuente vital:
es el león conquistado.
XII. EL COLGADO O EL ILUMINADO

REVISIÓN, REORIENTACIÓN, INVERSIÓN, ILUMINACIÓN.

En algún tarot al Colgado se le llama El Iluminado, y en ocasiones se representa


con una aureola de luz rodeando su cabeza. Es el arcano número doce, número de
Piscis y de Cristo. En la imagen de la carta vemos a un hombre joven, colgado
cabeza abajo, por un pie, de un palo de madera o rama. El joven pende por su
pierna izquierda, su pierna derecha la tiene doblada por detrás de la otra, y los
brazos los ha cruzado detrás de la espalda; su rostro está relajado, casi extático.
El Colgado irradia calma, una gran calma y paz, pues se ha entregado a los
ritmos de la vida, se ha entregado al Árbol de la Vida (el árbol del que pende el
joven es el Árbol de la Vida), ha dejado de batallar constantemente con la vida.

El Colgado, al igual que la Suma Sacerdotisa y el Ermitaño, es una carta de no


acción, no es un momento para actuar, pero eso no significa que no hagamos
nada, porque la entrega al Árbol de la Vida es un verdadero paso que damos
hacia adelante, no una espera pasiva. En algunos ritos de iniciación, los
chamanes (hombres y mujeres) se colgaban cabeza abajo, pues creían que al
invertir la posición del cuerpo se producía una especie de beneficio psíquico. El
Colgado se parece a un joven iniciado en alguna tradición secreta, es un aspirante
durante el ritual de la iniciación, y esa iniciación le va a permitir el acceso a la
sabiduría, al conocimiento.
Ésta es una carta difícil, pero con significados muy positivos. La persona está
viviendo un momento especial de su vida, se están preparando cambios
esenciales que van a implicar una profunda y decisiva reorientación interior. Es
un momento de crisis existencial (la crisis te va a servir para crecer, para
madurar) que te va a llevar a un cambio de valores, a un cambio en tu escala de
valores; debes revisar tus valores y decidir qué es lo importante para ti y qué no
es importante.

Algunos libros de tarot dicen que esta carta significa el despertar espiritual,
nuestro despertar a la espiritualidad, el momento de empezar a dar prioridad a lo
espiritual. Se va a producir una inversión de valores y lo material va a quedar
relegado frente a lo espiritual, es el momento de dar más importancia a la
espiritualidad. La energía de esta carta es utilizable para sacrificar el bien
particular por otro más amplio y colectivo. Ahora podremos experimentar
realmente la fuerza espiritual que hay en la vida: es la vivencia de un gran poder
y una gran emoción en medio de una calma total.

La imagen de la carta nos muestra a un hombre colgado por un pie, pero si nos
fijamos bien, veremos que el nudo de la cuerda con la que está atado es muy
sencillo, se podría deshacer con facilidad, aunque para conseguirlo primero hay
que hacer una reorientación o inversión de valores. La reorientación de valores,
la inversión de valores, puede llevarnos a caminar a contracorriente, al revés del
mundo, a tener un punto de vista diferente al de la mayoría.

Por otra parte, todas las grandes situaciones de transformación se caracterizan por
un aumento de la inestabilidad interior, y aunque sepas bien lo que quieres, te
pueden asaltar dudas e inseguridades, y puedes dejarte influir por la opinión de
los demás (que contemplan tus decisiones con escepticismo), puedes vacilar
momentáneamente por la presión de los demás, corriendo por lo tanto el peligro
de desviarte de tu decisión interior, de tu propio camino. En ese sentido, esta
carta nos expresa un mensaje de independencia: escucha sólo a tu voz interior, a
tu guía interior, haz lo que en tu interior sientas que es lo mejor, sigue el camino
que tú sientas, aunque a otras personas les parezca absurdo. Haz lo que te diga el
corazón. La carta también nos recuerda que nuestra inversión de valores debe
hacerse de manera silenciosa y sin ostentación, combinada con una tolerancia
absoluta por los estilos de vida ajenos.
XIII. LA MUERTE

CAMBIO, TRANSFORMACIÓN, RENOVACIÓN, CRECIMIENTO,


EVOLUCIÓN.

La Muerte es una carta de evolución, crecimiento, progreso y desarrollo.

Cada vez que nos damos cuenta de que estamos en un lugar inadecuado o de que
hemos hecho una elección equivocada tenemos una cita con la Muerte. Esta carta
nos lleva a reflexionar detenidamente y replantearnos nuestra dirección,
replantearnos nuestros objetivos y metas, para a continuación abrir una nueva
etapa, abrir un nuevo ciclo de experiencias, iniciar un nuevo ciclo de vida,
emprender un nuevo camino.

Se inicia para nosotros un periodo de transformación de nuestra vida, en el que


vamos a tener que realizar cambios profundos. Es el momento de deshacerse de
los viejos hábitos, de las viejas costumbres y rutinas, del viejo ropaje psicológico,
y permitir el surgimiento de una nueva vida. El proceso de transformación es
lento, difícil, duro; es posible que nos desalentemos y perdamos la esperanza,
pero debemos seguir adelante, la transformación tiene que llevarse a cabo, y
cuando el proceso finalice veremos que nos ha servido para evolucionar, crecer y
madurar.
Durante el lento proceso de transformación, de cambio, vamos a morir, pero para
renacer, para iniciar una nueva vida llena de nuevas promesas, llena de nuevas
esperanzas. La eternidad triunfa sobre lo transitorio. Morir significa que debemos
“soltar” el pasado, dejar atrás los elementos del pasado que ya nos son
inservibles, tirar todo lo que se ha vuelto inútil (es decir, todo lo que no ha dado
fruto, lo que no ha producido nada) a nuestro alrededor, y eso también implica
abandonar, muchas veces con gran dolor y pena, todos los planes, proyectos,
ilusiones y sueños que no han hallado su espacio.

Esta carta nos insiste en que no hay que tener miedo al cambio, pues el cambio
siempre es positivo, siempre es para crecer y evolucionar a nivel de alma. No
tiene sentido luchar desesperadamente para evitar el cambio, hay que realizar el
cambio y dejarse llevar. Por otra parte, cuando hemos de hacer cambios o
transformaciones importantes a menudo hay una crisis, hasta que finalmente nos
decidimos a hacer esos cambios. Durante la crisis piensa que eres el guerrero que
triunfa en todas las batallas, la noche está pasando y pronto llegará el amanecer,
el nuevo día. La crisis que conlleva el cambio te va a servir para crecer y
madurar. Y recuerda que la Muerte conduce siempre a la resurrección, al
renacimiento; mueres para renacer, es la limpieza necesaria para el posterior
crecimiento (en los ritos de iniciación los candidatos pasan por una muerte y un
renacimiento simulados).

La carta indica la muerte de una realidad inferior y el renacimiento a otra


superior; asimismo hace referencia a la muerte del ego, pues la muerte de las
formas mentales solidificadas nos lleva a una expansión de fronteras, y por
consiguiente el círculo del yo personal se expande a un nivel más universal, se
expande hacia el Yo universal.

La energía de esta carta es utilizable para entender el sentido oculto de los


cambios, para desprenderse del viejo ropaje psicológico, para sentir lo eterno y
permanente en nosotros; su poder mágico es la fuerza del renacimiento.
XIV. LA TEMPLANZA

ALQUIMIA (TRANSMUTACIÓN), MEZCLA, COMBINACIÓN,


ARMONIZACIÓN, SUBLIMACIÓN.

La palabra templanza se deriva del latín temperare que significa mezclar o


combinar adecuadamente. En la imagen de la carta vemos a una figura femenina
alada que sostiene una jarra o jarrita en cada mano. La doncella alada vierte agua
de una jarra a otra (vierte agua de una jarra azul a una jarra roja y viceversa), la
jarra azul simboliza el espíritu y la jarra roja la materia. El agua que se vierte de
una jarra a otra es símbolo de la mezcla o combinación, de la unión de los
elementos fluyentes de la vida. En el Tarot Rider, la figura alada o angélica tiene
un pie apoyado en la tierra (en la orilla o ribera de un lago), y el otro sumergido
en el lago, en las aguas del lago; el agua (el lago) representa el inconsciente, la
tierra el mundo real de los acontecimientos y de las otras personas: la Templanza
vincula y une los dos ámbitos, los dos mundos, pues actúa en el mundo exterior a
partir de la sabiduría interna, a partir de la sabiduría recibida del ser interior.

Con el Ermitaño iniciábamos un alejamiento del mundo para encontrar el ser


interior, para encontrar el ser verdadero, para encontrarnos a nosotros mismos.
Ahora, con la última carta del segundo septenario, debemos regresar al mundo
exterior, ha llegado el momento de reasumir el compromiso con el mundo
exterior; eso es lo que significa el camino que va desde el lago hasta las
montañas que vemos en el horizonte, esas montañas son las Montañas Exteriores,
las Montañas de la Realidad Exterior.

Nos hemos enriquecido (hemos adquirido sabiduría, claridad de visión) al


encontrar nuestro ser interior, al conectar con nuestro interior, y ahora es el
momento de volver a las actividades normales y cotidianas de la vida, pero
actuando siempre desde la sabiduría recibida del ser interior, desde la sabiduría
interna.

La figura alada de la Templanza mezcla o combina la dualidad, armoniza los


diferentes aspectos de la vida, que hasta ahora parecían totalmente
irreconciliables; es la combinación (unión) fluida de elementos contradictorios, la
combinación de elementos dispares, diferentes.

Con esta carta llegas a un equilibrio y armonía mucho más profundos que en las
cartas de la Justicia y la Rueda de la Fortuna, pues la Templanza significa la
unión de la materia con el espíritu, la conciliación entre consciente e
inconsciente, y esa unión hace que estemos totalmente armonizados. La carta
indica (al igual que los arcanos ocho y diez) una persona que pase lo que pase
está entera y centrada, está en armonía, en equilibrio, y no se deja influir por las
cambiantes circunstancias de la vida, no se deja influir por los cambiantes
acontecimientos externos; no le afectan las circunstancias, acontecimientos y
sucesos externos, siempre cambiantes e inciertos.

La energía de esta carta nos sirve para la transmutación o transformación de: el


inconveniente en ventaja, el defecto en virtud, lo inútil en útil, lo excluyente en
incluyente, la competencia en cooperación, lo alternativo en simultáneo, el
“tener” información en “ser” sabio. Además, la energía de esta carta es energía
renovadora universal y podemos utilizarla para renovarnos interiormente en la
conexión con la vida universal. También nos sirve para renovarnos tras haber
pasado por un periodo de problemas y dificultades, significa la renovación tras
ese periodo difícil. Asimismo, es una energía utilizable para relacionarnos con el
lado positivo de las personas y circunstancias.

Por otra parte, esta carta habla de la Gracia o Providencia. Las alas (como de
ángel) de la figura femenina nos dicen que todo lo conseguimos por gracia, y si
nosotros estamos donde debemos estar la gracia actúa, si estamos haciendo lo
que tenemos que hacer la gracia o providencia viene. Nosotros solamente
tenemos que dejarla actuar, el problema es que normalmente no la dejamos
actuar.
La Templanza nos proporciona coraje en el arte de vivir, nos da capacidad para
hacer frente a problemas y situaciones difíciles, capacidad para enfrentar
jubilosamente los problemas de la vida. La carta de la Templanza hace referencia
a dar una respuesta adecuada y auténtica a todas las situaciones que la vida nos
plantea, es actuar adecuadamente ante cualquier situación que se plantee.
Tomarse la vida tal como viene, momento a momento, pues la persona y el
mundo exterior fluyen juntos con naturalidad.

En cuestiones amorosas, la Templanza significa una relación intensa, apasionada


y romántica, que además va a ser una relación importante, duradera, madura y
sólida. La carta hace referencia a dos personas que son “almas gemelas”, dos
personas que se habían de encontrar; es el hombre o la mujer de tu vida. Esta
relación va a ser muy importante para ambas partes y las llevará a una nueva
manera de entender la vida: es el amor como revelación, más allá de
conveniencia, sentimiento y pasión. En cuestiones de trabajo significa que tu
trabajo ha de ser vocacional, no debes trabajar sólo para ganar dinero, tu trabajo
debe ser de servicio y ayuda a la humanidad.

XV. EL DIABLO

DISPERSIÓN, APARIENCIA, INFELICIDAD


La carta del diablo indica pruebas. El diablo te tienta, te pone a prueba, incluso te
provoca, para demostrarte que no eres tan espiritual, bueno, sabio, paciente,
generoso, fuerte (etcétera) como tú crees.

El diablo puede tomar cualquier apariencia y es omnipresente, está por todas


partes al mismo tiempo. Hábil y astuto, te espía y llega sin que se le espere, con
el propósito de detenerte en tu camino de evolución: estate atento! porque para
conseguirlo intentará establecer pactos contigo utilizando todo tipo de trampas,
mentiras y engaños. Si te dejas embaucar por él, dejas de existir en tanto que ser
espiritual.

Por lo tanto, el diablo va a aparecer cada vez que vislumbres una nueva dirección
o un nuevo proyecto que te sea preciado; su intención es ponerte obstáculos y
trabas en el camino, desanimarte, frenarte, detenerte y hacerte fracasar. Algunas
de sus armas más preciadas son la distracción y la dispersión. El diablo te distrae,
hace que te disperses, es decir, impide tu atención y concentración en aquello que
tienes que hacer, en lo que es importante; te distrae con nimiedades y trata de
impedir de esta manera que cumplas con tu misión de vida.

El diablo procura por todos los medios que te distraigas y diviertas, intenta que te
entretengas por el camino, que te desvíes de tu camino: y como el camino es
arduo y largo, en seguida nos interesamos por las placenteras distracciones y
diversiones que nos propone, y así olvidamos nuestro camino. El diablo al
distraerte te aleja y aparta de tu camino, de tu misión de vida.

Por eso es necesario que aprendamos a reconocer al diablo en sus múltiples


apariencias: podemos descubrir sus trampas y engaños, y combatirlo sin
dificultad, nuestras armas son la voluntad y la firmeza (perseverancia). También
debemos tomar conciencia de que el camino es largo, difícil, duro, agotador, está
lleno de pruebas, y va a requerir un gran esfuerzo recorrerlo.

La carta del diablo habla asimismo de la inacción, la inercia, la pereza. El diablo


es quien te hace dejar todo para mañana, el “hoy no lo haré, ya lo haré mañana”
es producido por el diablo, él es quien dio a los hombres el regalo envenenado
del tiempo: para que el hombre crea que dispone de muuucho tiempo y vaya
dejando las cosas por hacer, para hacerlas más adelante. Precisamente eso es lo
que quiere el diablo, que vayas dejando cosas por hacer, para eso te dio el
tiempo...

Por otro lado, el diablo de la carta es Lucifer, y como Portador de la Luz aparece
para iluminar nuestras partes más oscuras, ilumina lo que no queremos mostrar a
los demás, ilumina lo que no queremos ver: nuestros miedos, temores,
inseguridades, envidias, fracasos, obsesiones, ambiciones, ansias de poder,
etcétera.

La carta del diablo nos ayuda a ver todo eso que tenemos guardado y escondido,
oculto, al verlo lo aceptamos, lo integramos, y de esa manera podemos
disolverlo. Además, cuando aceptas todas esas cosas en ti entonces puedes
aceptarlas en los demás. La carta te dice que conozcas tus debilidades.

Es una carta que nos hace enfrentarnos a todo a lo que por miedo no nos hemos
querido enfrentar, así nos liberaremos. Enfréntate a tus miedos, enfréntate a
aquello a lo que temes. No debes tener miedo a nada. Hay una Ley Universal que
dice que se atrae aquello a lo que se teme, por eso no debes tener miedo, si tienes
miedo llamas a todo eso a lo que temes. Puedes tener preocupaciones, pero no
miedos. No debemos tener miedo, pues podemos superarlo todo.

Asimismo esta carta hace referencia a la seducción de las apariencias, a la


seducción de la belleza externa. Es el magnetismo y poder de lo aparente, la
belleza y soberanía del esplendor material. Si nos dejamos cautivar, seducir,
embaucar por las apariencias llegamos a una situación de alejamiento de la
realidad, y nos sumergimos en un mundo ilusorio, aparente, irreal, ficticio,
engañoso; es un mundo falso, no verdadero, no real, que nos va a llevar a la
confusión y ofuscación.

La carta significa la creencia, falsa y engañosa, de que lo que vemos es lo único


que existe: nada existe más allá del mundo de los sentidos, nada existe más allá
de lo evidente (tangible), es decir, no existe nada que trascienda lo material. La
ignorancia nos hace creer que lo que “vemos” es lo único que existe: es el
desconocimiento y el olvido de lo Invisible, la opacidad en el Tercer Ojo, por lo
que esta carta indica un conocimiento incompleto. Además, al negar todo
componente espiritual de la vida, el materialista persigue solamente satisfacer sus
deseos personales. Negar el componente espiritual de la vida provoca estrechez
de miras, infelicidad y desdicha.

Esta carta también habla de la opresión, el sufrimiento y la desdicha. En la


imagen de esta carta vemos a una mujer y un hombre atados al pedestal o bloque
sobre el que está subido el diablo. Pero si nos fijamos en el hombre y en la mujer
no observamos inquietud o desasosiego en ellos, no hay tensión alguna ni en sus
rostros ni en su postura, ambos están relajados, en calma. El hombre y la mujer
aceptan la situación (de infelicidad, opresión, sufrimiento), aceptan sus cadenas.
Sin embargo, el lazo de la cuerda que sujeta a los personajes por el cuello es lo
bastante holgado como para que se lo pudiesen quitar con facilidad, en realidad
esa cuerda no es lo que les tiene atados o encadenados: el poder del diablo se
basa en la falsa creencia de que nada más existe, se basa en la engañosa creencia
de que no hay ninguna alternativa a esa mala situación.

Muchas veces la persona acepta una situación de opresión y sufrimiento porque


la considera “normal” y ni siquiera se plantea el cambio, ya que está convencida
(erróneamente) de que no hay ninguna alternativa a su mala situación, cree que
no existen otras opciones. De hecho, en muchísimas situaciones de opresión y
sufrimiento, la persona se va a sentir realmente desgraciada cuando descubra que
la vida ofrece otras opciones, otras alternativas, otros caminos; cuando descubra
que existe otra vida.

En cuestiones amorosas, este arcano no nos habla de amor y sentimientos, sino


de seducción, erotismo y sexualidad, siempre con un fin puramente físico. La
carta puede indicar que tu pareja te está engañando, la relación con tu pareja no
es de amor, es un engaño, una mentira (esta carta hace referencia a engaños,
mentiras, trampas, estafas y timos en cualquier ámbito); pero hemos de tener en
cuenta que también puede indicar pasión sexual, una relación sexual plenamente
satisfactoria.

Nota:

Cuando esta carta sale invertida significa que la energía del diablo no fluye, se
encuentra bloqueada; es el diablo pero un poco rebajado.
XVI. LA TORRE

DESBLOQUEO, REVELACIÓN, ILUMINACIÓN, LIBERACIÓN

En la imagen de la carta vemos la parte alta de una torre destruída por un rayo
divino. Esta carta significa el desvanecimiento del ensueño, el desvanecimiento
de los espejismos, la destrucción de lo ilusorio (es decir, la destrucción de lo
ficticio, irreal y engañoso, la destrucción de lo falso, de lo que no es verdadero,
de lo que no es real), la destrucción de las apariencias, la destrucción de la ilusión
material y del ego.

La destrucción se abate sobre la persona que niega el componente espiritual de la


vida y cree que lo que ve es lo único que existe (la palabra “destruccción” léase
aquí como desastre, desgracia, infelicidad, desdicha, adversidad, infortunio,
fatalidad), entramos en una racha de mala suerte, de problemas y complicaciones
personales. Un mensajero de la esfera superior quiebra la obstinación del hombre,
una fuerza exterior derriba a la persona de mentalidad estrecha (recordar a Saulo
derribado del caballo por una poderosa luz divina).

La persona materialista, que niega el componente espiritual de la vida, y cree que


lo que ve es lo único que existe, sólo vive para satisfacer las exigencias del ego,
para satisfacer sus deseos personales, y acaba erigiendo en torno de sí una prisión
(la torre). Pero el inconsciente lucha para forzar sus fronteras, y a medida que el
inconsciente fuerza sus fronteras, crece la presión en el interior de nuestra mente.
El inconsciente está luchando por hacerse escuchar, y si no lo escuchamos
acabará saliendo a la superfície como una explosión, como un estallido.

La carta de la Torre significa siempre un fogonazo de inspiración, una


iluminación súbita, un vislumbre repentino que provoca la ruptura de la máscara,
la destrucción de lo ilusorio, y nos lleva a ampliar nuestra visión limitada de la
vida. Por lo tanto, esta carta no sólo significa destrucción o adversidad, sino
también la Gracia, pues por ella somos liberados de las torres de engaño y
represión en las que nosotros mismos nos hemos aprisionado. Y como en todo
este tiempo no hemos conseguido salir de la prisión o torre voluntariamente, por
nuestro propio pie, ahora vamos a salir por medio de una explosión, de un
estallido.

Como ya hemos dicho, esta “explosión” o “destrucción” indica una experiencia


dura, difícil, dolorosa, pues las experiencias dolorosas suelen ser las que nos
hacen reaccionar, las que nos sacuden para liberarnos de nuestras prisiones
psíquicas, aunque por supuesto nosotros no disfrutamos con esas experiencias; en
esos momentos no vemos que el resultado del proceso va a ser la liberación.
El Rayo de Luz que destruye la torre es el rayo de la revelación. Este rayo de luz
destruye lo ilusorio, las apariencias, las quimeras, espejismos y ensueños. Es la
misma luz que cegó a Pablo camino de Damasco. La luz de la revelación. La luz
de la iluminación. La luz que nos trae la verdad. La luz de la liberación. La luz
que destruye la tradición. La carta de la Torre significa luz. Luz de amanecer, luz
de mediodía, luz de atardecer, siempre es luz.

Esta carta habla de destruir tus barreras mentales y bloqueos, de romper rutinas,
hábitos y tradiciones, de liberarse de la prisión de una vida sistematizada y
liberarse también del apego a ese modo de vida. La energía de esta carta es como
una fuerza destructiva que libera y puede ayudarte a cambiar de vida, si así lo
deseas. Los cambios que debes realizar bajo la energía de la carta de la Torre son
cambios abruptos, difíciles, duros; no se realizan poco a poco, con calma y
suavidad, sino muy enérgicamente, pero estos cambios te llevan a la libertad, a la
liberación. El cambio que te pide esta carta es mucho más radical que el del
Colgado o la Muerte.

La Torre es una carta de crisis, indica un momento difícil en la vida de una


persona.. Sin embargo hay que recordar que crisis es crecimiento. La crisis de la
carta de la Torre nos va a llevar a la luz, al despertar, a la liberación de la mente;
por eso cuando aparece esta carta hemos de recordar que conduce a la libertad.
La explosión o destrucción, es decir, la experiencia dolorosa, está despejando
alguna situación que produce presiones intolerables. Y aunque ahora se haya
producido la dolorosa destrucción de lo que habías construido, quedando tan sólo
los cimientos esenciales y validos para el futuro, tras la destrucción te va a ser
mostrado el camino a un nuevo comienzo.

Pero a pesar de que la Torre nos conduce a la libertad, muchas veces nos
negamos a pasar por la experiencia de esta carta, hacemos todo lo posible para
evitar el rayo, intentamos protegernos del rayo por todos los medios, y así no
tener que pasar por el dolor, por la experiencia dolorosa, pero al protegernos del
rayo seguimos prisioneros en la torre (recordar que el Rayo de Luz destruye la
torre), continuamos aprisionados y no conseguimos liberarnos, por eso debemos
permitirnos pasar por la experiencia de esta carta.

La Torre está debajo de la Suma Sacerdotisa y del Ermitaño, pues muestra el velo
en el momento en que se desgarra. El rayo de luz desgarra y abre el velo que
pende entre los pilares de la Suma Sacerdotisa. El trabajo que hemos hecho en las
dos líneas anteriores de los Arcanos Mayores nos ha de servir para soportar el
rayo (de la destrucción y la liberación) cuando descienda, pues esta llama de
iluminación nos va a llevar a ampliar nuestra visión limitada de la vida. Con la
destrucción de la torre, el inconsciente queda liberado para poder fluir libre, el
inconsciente hace erupción, estamos yendo más allá de la conciencia.

XVII. LA ESTRELLA

ESPERANZA, VERDAD

La carta de la Estrella es la calma orientadora que sigue a la tormenta emocional


de la Torre. Es la Estrella Guía. La Orientadora Astrológica de los Destinos. Es la
Estrella de los Reyes Magos, que nos conduce al reino del sol. Esta carta
significa esperanza, nos da esperanza, pues en todas las culturas la estrella
anuncia una buena nueva. La Estrella anuncia la llegada de los momentos
favorables, de los tiempos propicios. Puede indicar que vas a recibir una ayuda
inesperada. La Estrella alimenta el optimismo.

En caso de problemas y conflictos, la Estrella te recuerda que siempre hay


esperanza, no debes perder la esperanza. La Estrella trae esperanza al corazón de
los hombres, a nuestros corazones, y un corazón esperanzado lo tiene todo en su
esperanza. Es la Estrella del Corazón. La Estrella de la Mañana y la Estrella de la
Tarde.

Por otra parte, la Estrella es la Señora de la Verdad. Al ser tu Estrella Guía te


acompaña resplandeciente durante el camino y te proporciona claridad de visión,
ayudándote a percibir una verdad más amplia.
En la imagen de la carta vemos a una figura femenina desnuda, sin ningún ropaje,
pues ya no los necesita. La doncella, que sostiene una jarra en cada mano, está
arrodillada junto a un lago y derrama el agua esas dos jarras: el agua de una de
las jarritas la vierte en las aguas del lago, el agua de la otra jarrita la vierte en la
tierra, en la ribera de ese mismo lago.

Esta imagen recuerda a la de la Templanza (ambas cartas vienen tras una crisis),
en la que una figura femenina alada vierte agua de una jarra a otra, mezclándola
pero al mismo tiempo conservándola. Sin embargo, la doncella de la carta de la
Estrella derrama por completo el contenido de las dos jarras, confiada en que el
universo la abastecerá continuamente con energía nueva. La doncella, al
derramar el agua de una de las jarras en el lago, se conecta con las fuentes
interiores; el agua de la otra jarra, que derrama sobre la tierra, vincula el
inconsciente con la realidad exterior del mundo físico, con el mundo exterior. La
energía se dirige hacia dentro y hacia fuera.

El lago representa el inconsciente, es el mismo lago que entreveíamos oculto tras


el velo que pendía entre los pilares de la Suma Sacerdotisa. El rayo de luz de la
carta de la Torre ha desgarrado el velo de la conciencia y ahora, con la Estrella,
nos encontramos detrás del velo. Acabamos de llegar hasta el lago y estamos
descansando junto al lago, disfrutando de la gracia y de la maravillosa serenidad
de este momento. Pero para penetrar en los secretos del inconsciente, para
acceder a la sabiduría del inconsciente, deberemos permitir que las ahora
tranquilas aguas del lago se agiten y se vuelvan turbulentas, lo que sucederá en la
carta siguiente.

Por lo tanto la Estrella no es una carta de acción, sino de calma interior, de


quietud, sosiego, tranquilidad, serenidad, descanso. La experiencia de la Estrella
es una experiencia de paz. De hecho, y a diferencia de las cartas de la Templanza
y la Luna, en la carta de la Estrella no hay ningún camino que regrese desde el
lago hasta las montañas que vemos a lo lejos en el horizonte, no hay ningún
camino que vaya desde el lago hasta las Montañas Exteriores (Véase Tarot
Rider). Aquí no hay camino de regreso. De momento el viaje puede esperar. Aún
no es necesario continuar nuestro viaje y regresar desde el lago a las Montañas de
la Realidad Exterior, al mundo exterior.

La Estrella indica también una persona que se muestra tal y como es, desnuda, no
esconde nada, no necesita actuar, no necesita representar un papel, es una persona
auténtica, íntegra, honesta, sincera y con cierta inocencia. Con la Estrella el ser
interior se expresa jubilosamente, por lo que esta carta te recuerda que no puedes
traicionarte a ti mismo.
En cuestiones amorosas esta carta hace referencia a un amor intenso, apasionado,
romántico, que además va a ser una relación importante para tí, duradera, madura
y sólida. Asimismo es una carta que favorece los proyectos a largo plazo. De
hecho, el poder mágico de la carta son los proyectos a largo plazo, la siembra de
un proyecto. La carta hace referencia al uso de la energía creativa: el ave que está
al fondo sobre un árbol o arbusto es un ibis, símbolo del dios egipcio Tot,
inventor de todas las artes. El ibis nos indica que todo acto creativo surge del
Lago Primigenio de energía sin forma (el lago es la energía vital universal, la
fuente de energía informe, el inconsciente colectivo). Nosotros para crear
tomamos esa energía, y con cada acto de creación una corriente retornará al Lago
Primigenio, renovando y reforzando la conexión de la persona-artista con las
fuentes interiores, con la inspiración.

En definitiva, la energía de esta carta estimula la esperanza, favorece los


proyectos a largo plazo y nos lleva a percibir una verdad más amplia.

XVIII. LA LUNA

EL INCONSCIENTE

La Luna es la carta de la imaginación, de los sueños y visiones, de los mitos. La


luz de la luna es misteriosa, fantasmal, extraña, sobrecogedora; una media luz
espectral, quimérica, ilusoria, irreal. Con esta carta, la energía inconsciente puede
liberarse súbitamente en forma de imágenes, símbolos, sueños y visiones. La
Luna es también una carta de receptividad e intuición, de estar contigo mismo,
concentrarte en tu interior, indagar en tu interior, reflexionar, meditar, tener una
actitud receptiva para que vengan las respuestas.

La Luna puede indicar un momento de confusión y desorientación, un momento


en el que no vemos las cosas con claridad, pues todo lo que vemos a la luz de la
luna es irreal, engañoso, es un reflejo (las estrellas y el sol dan su propia luz, pero
la luna refleja la luz del sol), un espejismo, una ilusión, una quimera; la Luna nos
muestra la realidad deformada, las cosas no son lo que parecen.

Con la carta de la Luna es como si te encontraras en el interior de un oscuro


túnel. Y para avanzar es necesario aceptar la oscuridad de la carta de la Luna: el
túnel lo tienes que pasar. En la oscuridad del túnel debes guiarte por la luz que
una vez viste, debes evocar la luz que una vez viste, ten esperanza de que
volverás a ver el sol. Del túnel vas a salir, todos los túneles se acaban. Con la
Luna debes recordar que no funciona el escapismo, el túnel lo vas a tener que
pasar (ten en cuenta que el túnel se vuelve más y más oscuro contra más luchas
para no pasar por él), y cuando lo pases verás de nuevo la luz del sol, pero ahora
tienes que caminar por la oscuridad del túnel si es eso lo que te toca vivir.

En la imagen de la carta vemos a un perro y un lobo junto a un lago, aullándole a


la luna llena. El perro y el lobo representan los instintos, nuestra parte animal,
nuestra parte más primitiva y salvaje, movilizada aquí por la luna. El cangrejo
que está saliendo del lago simboliza los miedos más universales que alberga el
inconsciente colectivo. El cangrejo emerge a medias del agua, pero no llega a
salir del todo a tierra firme, de hecho nunca llega a salir del todo a tierra firme,
pues en el intento vuelve a caer una y otra vez en las profundas aguas del lago. El
inconsciente colectivo no sólo contiene héroes y júbilo sino también monstruos,
miedos y temores.

Con la carta de la Luna estos innombrables miedos emergen o irrumpen desde las
profundidades de nuestro mundo interior para que los enfrentemos, así como los
chamanes se enfrentan a feroces monstruos en sus viajes del trance. Estos miedos
y temores pueden producirnos un pánico irracional, pero forman parte de nuestro
mundo interior, proceden de nuestro mundo interior, y es necesario que los
enfrentemos para poder llegar al Sol. En el momento en que los enfrentamos, con
coraje y valor, las aguas del lago se aquietan, el cangrejo vuelve a sumergirse y
los miedos, nuestros miedos, se suavizan; es entonces cuando los portales se nos
abren hacia la aventura.

La Luna es inquietante, pues con esta carta perdemos la paz y la maravillosa


serenidad de la Estrella, pero la Luna también puede traernos conocimiento,
gracia y paz, si aceptamos pasar por la irrupción de esos miedos y temores, que
son traidos a la superfície desde lo más profundo para que con coraje y valor los
enfrentemos.

En la imagen de la carta (tarot rider) vemos un camino que va desde el lago hasta
unas montañas que están a lo lejos, en el horizonte: son las Montañas Exteriores,
las Montañas de la Realidad Exterior; pero antes de llegar a esas lejanas
montañas, el camino pasa entre dos torres, que nos hacen pensar en un portal.
Estas dos torres son la última manifestación de la dualidad que vimos por
primera vez en los pilares del templo de la Suma Sacerdotisa. Antes
considerábamos la dualidad (los opuestos) como algo básico para la vida, ahora
sabemos que la realidad combina e integra todas las cosas.

Las dos torres de la Luna son los pilares de la Suma Sacerdotisa vistos desde el
otro lado: y si antes entre los dos pilares pendía un velo indicando que nos estaba
vedado penetrar en el Lugar de la Sabiduría, que nos estaba prohibido ir más allá
de los pilares de la Suma Sacerdotisa, ahora el velo se ha desgarrado (en la carta
XVI) y hemos podido pasar detrás del velo (en la carta XVII). Sin embargo, la
tarea no es llegar hasta el lago (el inconsciente) y acceder a la verdad interior, a la
sabiduría interior (acabamos de hacerlo), sino tomar el camino de regreso a las
montañas exteriores, regresar al mundo exterior, y regresar trayendo de vuelta
con nosotros esa verdad, esa sabiduría.
XIX. EL SOL

FELICIDAD, EL PODER PERSONAL

El Sol es la carta luminosa por excelencia. Con el Sol el universo está radiante de
luz, sentimos la vida espiritual y eterna, ya no es la existencia cotidiana hecha de
monotonía, esfuerzo y confusión. Bajo la luz del Sol contemplamos el mundo de
una manera totalmente nueva, ahora sentimos la vida llena de una luz espiritual.

Esta carta significa alegría, felicidad, júbilo, entusiasmo, optimismo. Estás vital,
activo, positivo, feliz, irradias luz interior. Sientes un deseo de libertad que te
impulsa a ir hacia delante y se convierte en un movimiento que a veces te supera.
Tienes el deseo de avanzar. Sientes una fuerza que te guía, y por primera vez en
mucho tiempo te atreves a recorer nuevos y desconocidos caminos. Vas a
recorrer el camino hacia tu libertad. Al andar ese camino conseguirás liberarte de
tus ataduras, pero para eso deberás deshacerte de los viejos hábitos, de las viejas
rutinas, costumbres y tradiciones; deberás desprenderte de las antiguas
seguridades, certezas, referencias, convicciones, creencias e ideas recibidas, a las
que obedecías sin atreverte a cuestionarlas.
El Sol te dice que utilices tu poder personal, ya es hora de que te decidas a
utilizar tu poder personal, tus dones, tus cualidades. Deja de esconder tus dones a
la sombra de tus miedos, bloqueos, dudas e inseguridades. Desarrolla tus dones,
tus facultades! Es el momento de alcanzar tus sueños y aspiraciones.

Ten fuerza, valentía y determinación para ser tú mismo. Escucha tus deseos
profundos, escucha tu voz interior. Has de despertar y vivir, vivir de verdad. Has
de crecer, florecer, brillar, desplegar toda tu energía. Tienes que actuar, pasar a la
acción, ¡despierta de una vez! Toma conciencia de tu poder personal, de tus
dones, de tus talentos, de tus fuerzas de creación; alía la confianza con la
determinación y empieza a avanzar por los caminos de luz que te esperan, sólo
tienes que atreverte a recorrerlos. La carta del Sol te aconseja que hagas lo que te
dice el corazón, sigue el camino que te dice el corazón; toma el escudo de la
verdad y avanza con paso decidido, ya sea a favor del viento o contra todos los
vientos.

El Sol representa el conocimiento, pues en su viaje a través del mundo lo ve todo:


con esta carta la persona adquiere sabiduría, está lúcida, y puede ver las cosas
con total claridad. Bajo la luz del Sol percibimos la verdad.

En cuestiones amorosas el Sol te dice que vas a mantener una relación fructífera
y duradera, una relación que estará caracterizada por la solidez y la pasión. La
energía de esta carta es una energía vitalizadora, fresca, nueva.
XX. EL JUICIO

EL FINAL DE LA BÚSQUEDA

En la imagen de la carta vemos una representación del Juicio Final (es el juicio
que el Yo Universal le hace al yo personal), con la resurrección de las personas
en cuerpo y alma. En el cielo hay un ángel trompetero. Debajo, en primer plano,
hay tres personas desnudas saliendo de sus tumbas, llenas de gozo y alegría en el
momento de la resurrección; el personaje que se encuentra en el medio está de
espaldas al espectador. El ángel lleva un estandarte blanco con una cruz roja, esta
cruz representa el encuentro de opuestos, la unión de todos los elementos
contradictorios, la unión de la dualidad.

Con esta carta estamos a punto de concluir el viaje, ya hemos recorrido el arduo
camino a través de los arcanos mayores y ahora el viaje llega a su fin. El viajero,
que somos cada uno de nosotros, está a punto de recibir el magisterio.Vamos a
iniciar una nueva vida como consecuencia de todas las experiencias y vivencias
adquiridas durante el viaje, vamos a alcanzar un estado superior.

La carta indica que la persona ha encontrado lo que había estado buscando


durante todo el camino: se ha encontrado a sí misma (en la imagen de la carta la
figura central aparece de espaldas, lo que significa que al darse la vuelta y mirar
hacia dentro, y mirar en su interior, la persona se ha encontrado a sí misma). La
persona tiene ahora todo lo que quería, todo lo que necesitaba, ha encontrado
todo lo que buscaba.

En caso de que aún no hayas encontrado lo que estás buscando, esta carta te lleva
a un profundo replanteamiento de tu vida. Debes ser sincero contigo mismo y
preguntarte si realmente eres feliz, si has logrado lo que querías en la vida, si se
han realizado tus sueños, si has conseguido hacer realidad tus sueños; si la
respuesta es negativa, ahora es el momento de hacer cambios en tu vida para
encaminarte hacia una existencia más feliz y más plena de significado. La carta
también te recuerda que debes mirar en tu interior para encontrar lo que buscas.

Hemos dicho que con esta carta el viaje llega a su fin, por lo que tienes tu última
oportunidad para seguir el camino que te dice el corazón, todavía estás a tiempo
de seguir el camino que en tu interior sientes que has de seguir, aún puedes andar
por el camino que tú deseas, no por el que te indican los demás. Si te dejas
vencer por tus miedos, dudas e inseguridades y no sigues tu camino, tu vida será
vacía y triste, sin sentido, y no lograrás ser feliz.
XXI. EL MUNDO O EL UNIVERSO

UNIDAD, PLENITUD, REALIZACIÓN, CULMINACIÓN

En la imagen de la carta vemos a una figura femenina desnuda, danzando


jubilosa en el interior de una mágica guirnalda o corona de victoria de forma
ovalada. La danzarina baila una danza cósmica, danza con los brazos extendidos,
sujetando una vara en cada mano; la expresión de su rostro es de paz. La
danzarina de el Mundo es en realidad hermafrodita, masculina y femenina a la
vez, aunque la dualidad de sus órganos sexuales queda oculta por el estandarte
que le cubre el sexo.

Rodeando la verde guirnalda, en los cuatro ángulos de la carta encontramos unas


figuras. Las cuatro criaturas (desde el ángulo inferior derecho y en el sentido
contrario al de las agujas de un reloj) son un León, un Águila, un Ángel y un
Buey. Estas criaturas, a las que en ocasiones se les ha llamado Los Guardianes
del Cielo, son los tetramorfos o símbolos de los cuatro evangelistas: Marcos,
Juan, Mateo, Lucas. Asimismo las cuatro criaturas simbolizan los cuatro
elementos Fuego, Agua, Aire, Tierra. Los cuatro elementos se corresponden
respectivamente con los cuatro palos de los arcanos menores del tarot: Varas,
Copas, Espadas, Pentáculos. Y además de representar los elementos y los palos
del tarot, estas cuatro criaturas representan también los cuatro signos fijos del
zodíaco (la gran rueda del uiverso): Leo, Escorpio, Acuario y Tauro.
La carta de el Mundo representa la unidad, la reconciliación y unión de los
opuestos o contrarios, es decir, la unión de la dualidad: masculino y femenino,
blanco y negro, acción y receptividad, el mundo de lo externo y el mundo de lo
interno, fuerzas solares y fuerzas lunares, luz y oscuridad, lo visible y lo
invisible, conciencia e inconsciente, etcétera. Representa el momento mágico en
el que el día y la noche se equilibran, el momento en el que la dualidad es
superada.

Todos llevamos en nosotros una cosa y su contrario: es la dualidad. Hay fuerzas


o energías contrarias actuando en nuestro interior. Tenemos dos lados, dos
vertientes: el lado luminoso, que es nuestro valioso aliado, y el lado oscuro, del
que debemos desconfiar. Pero en realidad las fuerzas luminosas y las fuerzas
oscuras (fuerzas del día y de la noche) están unidas, se complementan y son
indisociables, es decir, no pueden existir por separado. Son a la vez energías
opuestas y complementarias. Los opuestos son en realidad complementarios,
forman una unidad.

Esta carta te recuerda que debes superar tus conflictos, antagonismos,


ambivalencias, contradicciones, oposiciones y divisiones interiores. Tienes que
unir en tu interior las fuerzas que se oponen, y para que se unan has de aceptarlas,
debes aceptar tus luces y tus sombras, tus fuerzas luminosas y tus fuerzas
oscuras; de ese modo alcanzarás un estado de equilibrio y armonía, y entonces
serás libre.

Por otra parte, la carta del Mundo indica el final de una etapa, el final de una
situación, y un final lleva siempre a un inicio, a emprender cosas nuevas, vas a
empezar una etapa nueva. Un final lleva a un principio, y eso conlleva un
cambio, pero ese cambio será fluído y no traumático. Con el Mundo vuelves al
principio, al Loco y al Mago, pero ahora con la sabiduría que has adquirido tras
recorrer el arduo camino a través de todos los arcanos mayores. El Mundo es
sabiduría, conocimiento, entendimiento, ahora, al final del viaje, hemos podido
acceder de un modo consciente a la sabiduría del inconsciente, es el inconsciente
conscientemente conocido.

La carta del Mundo, al igual que la del Sol, también significa libertad: la persona
se libera de sus miedos, dudas, confusiones, e inseguridades y ahora está feliz, se
siente realizada. La persona está abierta a toda experiencia y baila en la danza de
la vida. La persona es libre. La energía de esta carta es utilizable para realizarse,
para caminar hacia la plenitud; en ese sentido el Mundo nos habla de felicidad,
realización, satisfacción, plenitud, culminación, triunfos, recompensa a los
esfuerzos realizados, logro de objetivos, totalidad e integración.
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