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Revisado por Dr. Roberto Palacio González, especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología
¿Qué es una lesión de ligamentos cruzados?
Se llama ligamento cruzado a cada una de las dos cuerdas que unen el hueso del fémur
con el hueso de la tibia, en la profundidad de la articulación de la rodilla. El cruzado
anterior comienza en la parte trasera del fémur y acaba en
la parte delantera de la tibia. El cruzado posterior tiene una
dirección contraria, es decir, comienza en la parte delantera
del hueso femoral, y acaba en la parte trasera del tibial. En
cambio, los ligamentos colaterales se disponen por fuera de
la articulación.
• Las roturas del cruzado posterior pueden provocar un hematoma en la zona del
pliegue de la rodilla (hueco poplíteo).
• En las roturas graves del cruzado anterior, esta sensación mejora hasta
aparentemente desaparecer, pero cuando el paciente retorne a la actividad
deportiva volverá a sentirla, definiéndola como si la rodilla se fuera hacia delante.
• En las roturas graves del cruzado posterior, la sensación de inestabilidad es
mucho más rara.
Recién producida la lesión, la rodilla puede doler demasiado para permitir la exploración.
En este caso, se puede anestesiar localmente la rodilla y proseguir la exploración, o bien
inmovilizar la rodilla con una o dos bandas de yeso (férulas), durante unos 10 días
aproximadamente, para que disminuya el dolor.
Sin embargo el test más específico es el pivot shift: el médico tensa la rodilla, realizando
un movimiento de presión y giro. Si la rodilla se desencaja, el test es positivo e indica
una laxitud grave del cruzado. El problema es su dificultad en obtenerlo, ya que es
doloroso, y el paciente tensa los músculos del muslo de manera inconsciente, para
protegerse.
• El dolor profundo también puede aparecer en roturas del menisco o del cartílago
vecinos.
• El paciente debe saber que varias o todas estas lesiones, se pueden producir
simultáneamente.
¿Qué pruebas se suelen solicitar?
En los casos de duda o cuando se sospecha que hay más estructuras dañadas en la
rodilla, el médico solicitará una resonancia magnética. Es importante comprender que a
veces, la gravedad de una rotura no se corresponde con la inestabilidad a la exploración.
Por resonancia puede verse la integridad de algunas fibras, pero éstas pueden no ser
útiles para la función de la rodilla.
Si persiste la duda, se debe realizar una artroscopia de rodilla para ver el daño real de
las estructuras y aprovechar la anestesia, para explorar mejor la articulación. Si se
confirma una inestabilidad grave de cruzado anterior, la rodilla está sin derrame y con
buena movilidad, se aprovecha el momento de la cirugía para reconstruirle el cruzado.
¿Cómo se tratan?
• Frío local, efectivo durante las primeras 72 horas. Se utiliza la típica bolsa con
cubitos de hielo o el cold pack (bolsa estanca con un gel en su interior que se
enfría en la nevera). Nunca en contacto directo con la piel, para evitar
quemaduras por congelación. Lo habitual es mantenerlo unos 20 minutos cada
hora, cuidando de no sobrepasar las tres horas totales al día.
El tratamiento definitivo
Para las roturas graves es radicalmente diferente para el anterior y el posterior:
El anterior: debe operarse en pacientes jóvenes, pero los resultados son mejores si se
espera a que desaparezca el derrame y la movilidad de la rodilla sea total e indolora.
Hay dos técnicas básicas para reconstruirlo y cada una tiene sus detractores y
defensores, pero ambas son efectivas:
Si se utiliza la técnica del tendón rotuliano, se permite apoyar la extremidad antes que
utilizando los isquiotibiales.
No hay una pauta fija en cuanto a tiempo de inmovilización, momento en que se debe
apoyar la pierna, o tipo de ciclo rehabilitador. Cada cirujano ortopédico aplica la pauta
que considera más efectiva, en función a su escuela de cirugía, a la técnica utilizada, al
resto de lesiones que encuentre en la rodilla y al estado en que quede el anclaje del
ligamento reconstruido.
Cruzado anterior
En un joven no operado, la inestabilidad residual provocará desgaste de los cartílagos y
roturas de meniscos al someter la rodilla a sobreesfuerzos. El paciente no será capaz de
hacer deporte o realizar trabajos de fuerza, y la rodilla acabará en artrosis.
Los sobreesfuerzos son escasos en un paciente de edad madura y poco activo, por lo
que no se le considera candidato a la cirugía. El médico le indicará que limite sus
actividades y que realice un ciclo de meses de fisioterapia, seguido de una gimnasia de
mantenimiento para que los músculos del muslo protejan su rodilla.
Cruzado posterior
Al ser más rara la sensación de inestabilidad, el paciente se confía más al hacer ejercicio
hasta que aparece el dolor por artrosis, debido al desgaste de cartílagos rotuliano y de la
parte de dentro de la rodilla.
Dr. Hans Gad Johansen , especialista en Cirugía Ortopédica, Dr. Ejnar Kuur , especialista en Cirugía
Ortopédica, Dr. Dai Rees , especialista en Cirugía Ortopédica.