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Seminario Arquidiocesano

“San Jerónimo”

“El Evangelio revelado a los sencillos”


Lc 10,21-22

Curso: Sinópticos

Profesor: P. Wilton Sánchez

Alumno: Joseph Efraín Zea Castillo

Arequipa — 2020
Comentario a Lc 10,21-22: “El Evangelio revelado a los sencillos. El
Padre y el Hijo.”

1. Análisis:
21 Ἐν αὐτῇ τῇ ὥρᾳ ἠγαλλιάσατο ἐν τῷ πνεύματι τῷ ἁγίῳ καὶ εἶπεν,
(en)(aquella) (hora) (se alegró grandemente)(en el espíritu)
Ἐξομολογοῦμαί σοι, πάτερ, κύριε τοῦ οὐρανοῦ καὶ τῆς γῆς, ὅτι ἀπέκρυψας
(alabo) (porque) (ocultaste)
ταῦτα ἀπὸ σοφῶν καὶ συνετῶν, καὶ ἀπεκάλυψας αὐτὰ νηπίοις· ναί, ὁ
(Estas) (revelaste, descubriste) (que no hablan, niños)
πατήρ, ὅτι οὕτως εὐδοκία ἐγένετο ἔμπροσθέν σου.
(beneplácito-buen parecer) (delante de ti)
22 Πάντα μοι παρεδόθη ὑπὸ τοῦ πατρός μου, καὶ ο ὐδεὶς γινώσκει τίς
(todas) (fue entregada) (nadie) (quien)
ἐστιν ὁ υἱὸς εἰ μὴ ὁ πατήρ, καὶ τίς ἐστιν ὁ πατὴρ εἰ μὴ ὁ υἱὸς καὶ ᾧ ἐὰν

βούληται ὁ υἱὸς ἀποκαλύψαι.


(quiera) (revelar)

21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te


bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a
sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu
beneplácito.

22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el
Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»

Según Francis Bovon: estamos ante un pasaje que se considera el corazón del Evangelio,
porque se da una novedad de revelación, una inversión de valores, los humildes ahora son los
primeros beneficiarios de Dios, esta revelación cristiana es parte de la voluntad de Dios, de su
beneplácito.

Primero se da un enlace con el pasaje anterior, el éxito de la misión con la derrota de Satán, la
experiencia que vive Jesús es un verdadero espacio divino que se manifiesta en el tiempo
humano. Es una hora solemne, donde Jesús expresa lo que sucede arriba y analiza lo que sucede
abajo.

Se debe destacar que Jesús usa un esquema de acción de gracias del A.T. (Dn 2,19-23; Si 51); la
misión cristiana debe su éxito solo a la victoria sobre el diablo. La comunidad cristiana se
autocomprende como los creyentes, los pequeños (socialmente peor situados, sin acceso a la
cultura); pero, ¿qué es ser pequeño?:

-actitud de dependencia
-capacidad de escuchar
-acogida calurosa, el mismo Jesús es pequeño porque recibe todo del Padre.
Jesús en controversia con las autoridades religiosas más importantes de su tiempo, devuelve la
teología al Pueblo de Dios. Reconoce a los incultos como capaces de recibir la Revelación.

El griego “Tauta”, estas cosas, se refiere a la caída de Satanás, signo precursor y aspecto
negativo de la irrupción del Reino de Dios. La afirmación “sí” es al acto mismo de revelación, y
a la “eudokía”, la intención interior del Padre.

El v. 22 parece que se entronca en la tradición apocalíptica, que transmite un poder o saber.


Contra toda apariencia la relación que se describe es ternaria, relación semítica (intelectual-
afectiva, concreta) que intenta introducir a otros en este circuito de afecto. Comunión de
voluntades, y revelación del mismo ser.

Historia de la influencia.-
Cirilo de Alejandría: para él con la Encarnación vemos lo que estaba oculto desde la eternidad.
La bienaventuranza se restringe solo a los discípulos que creen, la revelación es todo el credo:
caída de Satán, la Encarnación del Verbo, la nueva economía; el Hijo se hace hombre para
restaurar en nosotros la imagen divina.

Ireneo en controversia con los gnósticos afirma que el Dios que revela el Hijo es el mismo que
ha creado todo, y contra los judíos que desprecian al Verbo, afirma que el único que revela
plenamente al Padre es él. En el Verbo el Padre se muestra con un rostro concreto.

Tertuliano afirma contra Marción que el Dios creador es el Padre, no fue por celos que no se
reveló, sino que escogió el camino del enigma para poner a prueba la fe de sus fieles.

Luego, en la controversia arriana surge una interpretación trinitaria en la que se exalta la


dignidad e igualdad del Hijo con el Padre, los arrianos dirán que cuando la S.E. dice que le
entrega todo, esto expresa la inferioridad ontológica del Hijo. Hay dos interpretaciones
ortodoxas, la primera ontológica, en la eternidad, la segunda económica o basada en la
Encarnación del Verbo.

Joseph A. Fitzmeyer, Evangelio según san Lucas, Cristiandad, Madrid, 1987:

El v. 22 es una síntesis del contenido de la revelación; lo que se revela no es sólo la mutua


relación entre Jesús y el Padre, sino también otra relación, la de los discípulos con el propio
Jesús. Él es el único que puede revelar todas «estas cosas» (v. 21), porque es «el Hijo.

Estas cosas sería todo lo que los discípulos de Jesús han visto durante su ministerio, y todo lo
que se le ha entregado a Jesús es el conocimiento del Padre. Lo que constituye verdaderamente
el núcleo de la revelación del Hijo es «quién es el Hijo» y «quién es el Padre». Pero no se debe
entender esa relación en un sentido puramente ontológico; es, más bien, una convergencia de
afecto y de beneplácito hacia el que presta su receptividad a la proclamación del mensaje.

En Lucas la recensión hace hincapié en quién es el Padre y quién es el Hijo, para remarcar la
relación de Jesús como Hijo, con el Padre. La alegría (agalliasthai-«alegrarse», «exultar»). El
tema de «alegría» es característico de Lucas, ya desde las narraciones de la infancia (Lc1, 47; cf.
Lc 1,14.44; Hch 2,46). Lo que aquí se expresa es la situación anímica de Jesús por la presencia
del Espíritu Santo en su ministerio.
Es complejo precisar el significado del término panta «todo» en su contexto originario. Tal vez
se pudiera entender como referencia a la totalidad del poder cósmico y de la soberanía
universal, encerrada en un título tan solemne como el que Jesús acaba de aplicar al Padre:
«Señor de cielo y tierra». Pero, sin duda, es mucho más probable que panta se refiera al
conocimiento de las relaciones mutuas entre Jesús y Dios, es decir, al núcleo de la revelación
comunicada por pura gracia.
Ya en la formulación de Lucas: «quién es el Hijo» y «quién es el Padre», se percibe un nuevo
desarrollo de la reflexión con respecto a la redacción de Mateo. Jesús aparece como destinatario
y, a la vez, como transmisor de la revelación del Padre. Pero, como Jesús es el único transmisor
—«nadie sabe quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar»—, el
carácter de su filiación es también «único».

William Hendriksen, evangelio según san Lucas, L. Desafío, 2002


Jesús se llenó de gozo en aquel momento en el Espíritu Santo, significa mucho más que si
dijese: «Se llenó de santo gozo»; a una exaltación religiosa de tipo sentimental no hay en el
texto referencia alguna. El motivo de su gozo es el hecho de la actuación de Dios en el mundo y
el carácter de la misma, conocidos de manera exclusiva por él en su categoría de Hijo.

La referencia parece ser a los que “son sabios en su propia opinión, el que
resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes (St. 4:6) Que el Señor está realmente
pensando en los engreídos en contraste con los humildes parece desprenderse de las palabras
“las has revelado a los bebés”. En el sentido espiritual “bebés” son los que no tienen confianza
en sí mismos sino que están conscientes de su completa dependencia del poder y la misericordia
del Padre celestial, en quien han puesto su confianza.

El Hijo tiene “todo” lo que el pecador necesita. El tiene todo lo que le es necesario para llevar a
cabo su obra mediadora. Fue dotado con el Espíritu Todas estas cualidades espirituales y
muchas más han sido confiadas al Mediador por el Padre, a fin de que de él como la Fuente
pueden fluir hacia otros. Para ser salvo y vivir para la gloria de Dios Trino, ¿necesita conocer la
voluntad del Padre el pecador? Nadie conoce quien es el Padre sino el Hijo… y ahora nótense la
adición muy significativa y consoladora: “y cualquiera a quien el Hijo lo quiera revelar”. En
Cristo encuentro todo, no necesito más.

2. En los Padres de la Iglesia


Cirilo de Alejandría: “El Señor exultaba, porque conocía el bien que habían hecho sus
discípulos a tanta gente por el Espíritu, y cómo ellos mismos habían conocido su gloria por
propia experiencia. El Padre que es bueno y ama al hombre, considera motivo de alegría, el que
venga la luz a los ciegos, conversión de los pecadores.”

Clemente de Alejandría: “Con el arrepentimiento de los pecados, pasando por el bautismo


volvemos al Padre. Jesús nos llama “párvulos”, mejor dispuestos para la salvación que los
sabios del mundo que se creen por serlo.”

Juan Crisóstomo: “Se indica la perfección del conocimiento del Hijo, y la razón por la que lo
conoce: que procede del Padre. Y a la inversa, el que venga del Padre es prueba de la perfección
del conocimiento del Hijo.” Además Jesús se alegra en último término porque es de la voluntad
del Padre el revelarse a los pequeños.

Atanasio: El Padre es el mismo que el Señor de Cielo y tierra, deliran los arrianos cuando
afirman que el Hijo no es consustancial al Padre porque le entregado todo dominio de la
creación, y antes de esto no tendría nada, se trata de la Encarnación, por el que el Verbo restaura
toda la antigua creación.”
“Los arrianos se equivocan cuando dicen que el Hijo no se conoce a sí mismo, puesto que él
mismo es el que da conocimiento a otros, y esto se llama revelación, es decir, comunicar una
noticia, donde hay naturaleza semejante hay saber sin enseñanza, pero aquí abajo hay
revelación. Esta revelación del Hijo, también en el Antiguo Testamento, los santos antiguos, si
bien no conocieron a cabalidad los misterios, creía en ellos.”

Teofilato: “estos sabios y entendidos, se puede entender de los fariseos y escribas, y los
prudentes, son aquellos que aprenden de estos maestros. En cambio, llama párvulos a los
discípulos, elegidos de entre la plebe y los pecadores. Los que no se ensalzan, ni aparentan se
hábiles, contra la vanagloria, el reconocer que no se tiene el conocimiento del Padre prepara
para recibirlo.

Beda: “Todas las cosas se puede referir a los párvulos a quienes se ha revelado y da la
salvación. También es cierto que solo la divinidad puede conocer su propia sustancia, de este
modo el Hijo es de la misma naturaleza del Padre.

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