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Taller de

Sexualidad

Stephanie Dantaz
CeRP del Suroeste
Prof. de Literatura
2016
12 de abril:

Primera clase del taller. Tenía la típica curiosidad de lo que íbamos a hacer y de cómo
trabajaría la profesora. En primera instancia, me pareció muy buena estrategia no estudiar
teoría de una forma tradicional ni utilizar cuadernos como una materia más sino reflexionar
acerca de los temas que trataríamos y trabajarlos con actividades que requieran más de la
creatividad de cada uno.
En un principio, hicimos una actividad donde tuvimos que caminar espontáneamente
y escribir algunos datos personales. Personalmente, esta actividad me pareció un poco
confusa e incómoda pero si el objetivo era sacarnos de nuestra cotidianeidad creo que lo
logró.
Luego, hicimos otra actividad, la cual me pareció excelente, muy motivadora. A
través de dibujos teníamos que representar qué significa la sexualidad para nosotros;
primero individualmente y luego en grupo. En ese momento me resultó difícil, como
supongo le pasó a muchos de los presentes, porque es de esos conceptos que usamos
cotidianamente pero no sabemos definir ni explicar instantáneamente y mucho menos a
través de imágenes visuales, lo cual incluso podría llegar a provocarnos pudor.
Lo que me sucedió a mí es que me ayudó a reflexionar y el dibujo fue surgiendo a
medida que lo hacía: primero hice una mujer enfrente de un espejo, conociendo su propio
cuerpo. Y luego dibujé una televisión prendida, pues lo que recibimos del exterior, muchas
veces de publicidades y medios de comunicación, influyen en nuestra percepción de lo que
es la sexualidad, de lo bello, de lo normal. No recuerdo si agregué algo más, pero mi idea
principal era esa: la sexualidad es una construcción, colectiva e individual de características
propias de cada sexo y género.
En el momento de trabajar en grupo, coordinamos las ideas de cada uno para
plasmarlo en la cartulina y coincidimos en hacer una línea de tiempo en donde se marcara la
diferencia entre las concepciones que estamos tratando de superar: los típicos prejuicios, la
forma de pensar tradicional en donde la sexualidad no se vivía libremente, donde las
personas eran juzgadas si actuaban de acuerdo a cómo se sentían; y la actualidad, los
avances en ese sentido que se han logrado, principalmente cómo lo vivimos en nuestro país,
como es por ejemplo la adopción de niños a parejas del mismo sexo, el matrimonio
igualitario, la conciencia colectiva que se está logrando como sociedad acerca de estos
temas, etc. Todo eso bombardeado por el exterior, como explicaba anteriormente, como los
medios de comunicación.
Particularmente a mí, esta actividad me gustó muchísimo. El dibujo y ese tipo de
cosas me fascinan, lo cual toda actividad de ese estilo me entusiasma un montón. Además de
trabajar con compañeros de otras asignaturas de una forma más espontánea, una forma de la
cual no estamos tan acostumbrados a trabajar y que ayuda mucho en cuanto a relaciones
humanas. Todas estas cosas hicieron que me vaya con una sonrisa de la primera clase del
Taller de Sexualidad.

26 de abril:

Lamentablemente, en esta clase falté al taller.

3 de mayo:

En esta clase hicimos una ronda y teníamos que pasarnos una pelota, para que a quien
le tocara tuviese que contar a qué juegos típicamente jugaba en su niñez y qué canciones
infantiles recordaba de esa época; para luego reflexionar cómo desde niños la sociedad
forma nuestra manera de ser de acuerdo a la sexualidad.
Es lógico que en general coincidimos con los juegos y las canciones ya que todos
nacimos aproximadamente en la misma época. Recuerdo que yo conté que jugaba a la
maestra y a las muñecas, y que no me gustaban los “bebotes” (de hecho nunca tuve uno);
que mi madre me contaba cuentos antes de dormirme y que mi padre me cantaba canciones,
como las de “Canciones para no dormir la siesta”.
Esta actividad además de ayudar a reflexionar acerca de los estereotipos marcados de
la sociedad con la sexualidad, provoca un ambiente distinto, recordar una época como lo es
la infancia creo que es muy especial y compartir anécdotas personales e identificarte con el
otro causa un efecto de compañerismo muy importante, que está buenísimo.
La segunda actividad fue representar un cuento infantil tradicional a través de una
obra de teatro. Sinceramente, creo que soy muy tímida para ese tipo de cosas, que requieren
de mucha naturalidad y expresividad facial, así que preferí tomar el rol de narradora y el
papel del cazador que es un personaje secundario. Al final, resultó ser una actividad
divertida ya que terminamos riéndonos de nosotros mismos.
17 de mayo:

Esta clase se desarrolló en menos tiempo del que está programado el taller porque
había una charla de una nieta de Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina en el CeRP.
Continuamos con las actividades de teatro, sólo que esta vez era una actuación
improvisada ya que no sabíamos qué personajes tenían que representar los demás
compañeros del grupo. En lo personal, fue una actividad muy incómoda y confusa, ya que
solamente sabía que yo representaba una señora mayor pero no sabía cómo se iba a
desarrollar la situación y no la entendía, porque no sabía que se trataría de discriminación ni
que uno de los compañeros representaba a un mujer trans. Y por otra parte, como expliqué
anteriormente, este tipo de actividades no son mi “fuerte” a realizar, así que no sabía cómo
actuar frente a lo que me tocaba.
Sinceramente, de ese taller me fui con ese sentimiento de incomodidad y vergüenza,
pero fue divertido en los momentos en que nuevamente nos reímos de nosotros mismos.

24 de mayo:

Nuevamente falté a la clase, por segunda y última vez.

31 de mayo:

Llegué unos momentos tarde y cuando entré al salón estaban todos en ronda tirados
en el piso. A primera vista, no entendía nada y naturalmente me causó bastante gracia, la
cuestión era pasar una pelota de compañero a compañero a través del cuerpo sin tocarla con
las manos y sin que se caiga al piso. Resultó ser una actividad muy divertida que nos hizo
reír mucho y nuevamente nos sacó de nuestra cotidianeidad reforzando la relación con los
demás, ya que no sólo no estamos acostumbrados al contacto físico entre pares en una clase
sino que también teníamos que coordinar para pasarnos la pelota.
Luego, la profesora propuso que a través de papeles de colores escribiéramos
prejuicios contra mujeres, contra hombres y contra trans, cada prejuicio en un papel
diferente y nos lo pegáramos en nuestro cuerpo. Actividad que fue muy interesante ya que
originó una instancia de debate y reflexión acerca de lo que cada uno proponía, que le
sucedía o que veía en los demás, y más allá de que cada uno mantuviera los prejuicios que
nos impone la sociedad, reflexionar sobre ellos es una primera instancia para trabajarlos y
superarlos.
7 de junio:

La clase comenzó dividiendo la clase en dos grupos. Un grupo tenía que esperar
sentados con los ojos tapados y los demás tenían que regalarles un afecto para que luego
cada uno narrara los efectos.
Primero había que decirle al oído de un compañero algo malo, un deseo, una
característica de la persona, etc. Luego algo lindo. Y por último un afecto físico: caricias,
abrazos...
Personalmente, me resultó más fácil decir lo malo que lo bueno, creo que es típico de
la cultura de nuestra sociedad, bombardeada por lo individualista y competitivo, reconocer
los defectos de los demás más que las virtudes, y más que reconocerlo decírselo a esa
persona cuesta más aún. Y ni que hablar el afecto físico, curiosamente yo soy una persona
muy reservada en ese sentido pero me sentí extrañamente bien abrazando a una compañera.
Fue una actividad diferente, muy interesante, que pienso deberíamos trabajarla más, para
reforzar entre nosotros el compañerismo, valorando las virtudes de los demás que son
constructivas y entendiendo que muchas veces compartimos los defectos.
Por último, hicimos un trabajo en equipos donde teníamos que realizar síntesis de
varias leyes con respecto a la sexualidad que luego expusimos entre todos.

12 de julio:

Entrando al fin del taller y después de varias semanas de vacaciones y preparando


parciales para materias anuales, regresamos entregando trabajos de temáticas que hemos
trabajado en las clases y defendiendo oralmente los mismos.
Casualmente y para la satisfacción de todos, las temáticas eran variadas entre sí y
logramos entre todos que la clase resultara muy entretenida e interesante: temas como el
erotismo en la literatura, la sexualidad en obras surrealistas, etc.
En lo personal, haciendo grupo con Leonardo y dando la clase de la temática que
elegimos (el avance de las leyes en cuanto a la inclusión de derechos, con énfasis en la
conciencia colectiva), me sentí muy cómoda y emocionalmente muy contenta teniendo en
cuenta la profesión que voy a desarrollar cuando comience la práctica docente.
Conclusión.

Nos esperan dos clases más para finalizar con el taller pero para un espacio de
charlas, por lo tanto cómo hemos desarrollado hasta ahora, trabajando colectivamente, a los
cursos podemos darlos por finalizado.
En lo personal, creo que este tipo de talleres es una instancia fundamental ya que,
como bien expusimos en la clase y el trabajo con Leonardo, no bastan las leyes para generar
la inclusión real en cuanto a los derechos sino que debe existir una conciencia colectiva y
para ello es necesario reflexionar acerca de los temas para superar prejuicios que heredamos
de generaciones pasadas. Por lo tanto, es importante que se busque la forma a través de
espacios como lo son estos talleres o charlas abiertas, y que se generen desde el Estado aún
más, porque es un signo de necesidad urgente.
Por otra parte, como experiencia pedágogica-didáctica, fue muy interesante haber
asistido a estas clases porque como futuros educadores nos hizo repensar la forma de llevar
adelante las clases y de qué forma se vive esa experiencia desde el lugar de estudiantes para
luego poder tomar algunos aspectos y llevar a programarlos como docentes, trabajando la
teoría directamente desde diversas actividades.
Asimismo, como explicaba anteriormente, la relación entre compañeros cambia y se
vuelve más estrecha, más íntima -más allá de las diferencias morales-, reflexionar y trabajar
en conjunto refuerza también diferentes valores. Creo que el taller ha fomentado estas cosas,
interesante para la época en que vivimos, pues se nos vuelve necesario trabajar de manera
más colectiva entre personas, entre compañeros.
En un momento tan superficial y materialista, consumista y tecnológica de la historia,
donde mucha gente mayor (y no tan mayor) sólo cree y se basa en falacias al pensar en la
juventud, pudimos reconocer nosotros mismos valores importantes que como jóvenes
seguimos alimentando y todo lo que podemos construir de aquí en más con las herramientas
de reflexión con las que contamos y como futuros educadores que somos.

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