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Kenia Mariana Luja Juárez

Experiencias trascendentales a través del ocio, recreación y el juego


Este trabajo, fue una oportunidad de hacer posible algo que las personas suelen
imaginar en las películas, viajar en el tiempo y en escenarios que antes se pensarían
que solo eran ilusiones. No se trató de realizar el mismo proceso que se suele hacer
en los trabajos finales, es decir, estudiar previamente con los apuntes hechos en clase
para extender argumentos críticos sobre un tema para un ensayo; esta encomienda
fue diferente. El presente escrito es desarrollado después de una curiosa
metamorfosis en la que se logró asumir un compromiso de apropiarse del ocio, la
recreación, el ocio y el juego (principales conceptos estudiados en clase de la
asignatura Ocio y Recreación) como elementos que pueden aportar a mi actual
formación docente, desarrollo humano, revalorización de formas de actuar, pensar y
sentir para este presente y en el porvenir.
En la primera etapa, consistió en llevar consigo misma, su alma a la Galería o Museo
propuesto para visitar. Aunque no tengo un concepto teórico estudiado respecto al
alma, se puede entender como aquello que subjetivamente representa todo lo que
sentimos, nuestros deseos y anhelos más personales, los temores, las alegrías, la
historia personal de nuestra vida, lo que queremos para nosotros y que compartimos
en colectivo. La segunda etapa fue la visita a la Galería Libertad, en especial, la
sección de “Buenas muchachas”. En esta parte se hizo un acercamiento personal con
las piezas expuestas, ya que no solo se trataba de observar a detalle cómo están
compuestas e identificar emociones que evocan, sino también interactuar con ellas,
para descifrar un mensaje.
Primera parte. Antes de la visita al museo
¿Qué me hace feliz? Lo primero que pensé, fue en el pasado, pero aquel en el que
yo me encontraba en la infancia, cuando vivía con mi familia, en una rutina, un estilo
de vida diferente, cuando tenía a mis seres queridos cerca. Podría resumir esta parte
como la inocencia, la esperanza, la risa, la energía que uno posee por hacer muchas
cosas en un día, ir a la escuela para ver a mis amigos, no pensar en preocupaciones,
las fiestas, jugar sola con mis juguetes, dibujar y cantar mucho. Según Huizinga
(1939), habla de que el juego es desde su naturaleza, la fuente de alegría, pues es el
espacio más personal y puro en el que todo lo que sucede dentro de ese mundo de
imaginación, no influye en la vida real, por lo que es un espacio libre.
Después, la vida fue avanzando conforme mi familia empezó a pensar en diferentes
proyectos a futuro. En el 2013 nos mudamos a Celaya, Guanajuato. Aquello que me
hacía feliz ya no podía recuperarlo porque en el lugar que me encontraba no era lo
que yo quería; además, la etapa de vida en la que me encontraba, la pubertad, me
hacía repensar muchas veces lo que quería mientras me enfrentaba con cambios
físicos, hormonales y emocionales, junto con problemas académicos y personales.
Las situaciones en las que me encontraba me obligaron a encontrar otras cosas que
me hicieran feliz. Tales fueron como hacer nuevos amigos, platicar de anécdotas sobre
su juventud y niñez de mis papás, encontrar interesantes las cosas que aprendía en
la escuela, reír a carcajadas, escuchar música, tomar café. Hasta que en la nueva
etapa, entre la secundaria y el bachillerato, también encontré: las mañanas frescas y
frías, así como el clima nublado y lluvioso, la comida, agarrar a alguien de la mano,
las pláticas largas, la competencia o los logros académicos que fueron logrados junto
con compañeros, el amanecer, el atardecer, el dibujo, los colores, los artículos de
papelería, visitar el cine, las plantas y árboles, los besos y abrazos, los consejos de
los maestros, descansar después de un día muy ocupado.
Fue hasta que salí del bachillerato y en el que al mismo tiempo me enfrenté con la
pandemia por COVID-19. El confinamiento no ayudó en nada más que en prevenir
que yo me contagiara del virus, porque pasé por un periodo difícil, después de haber
pasado durante 3 años de bachillerato las ganas de llorar por situaciones personales.
El único escape, fue el pequeño gran espacio de las redes sociales en internet.
Entonces, el año sabático, no solo fue una oportunidad para repensar acerca de la
universidad y qué será de mí, sino también para recuperar esa valentía por decidir,
esta ocasión por mi voluntad, estudiar en otro estado para cumplir con aquel propósito
personal que me había planteado desde niña. Después de una breve etapa de
depresión, he estado encontrando nuevas cosas que me hacen felices, al igual que
aquellas que me mencionado anteriormente. Tomar fotos al cielo, la curiosidad por
explorar y conocer una ciudad, admirar y aprender de mis maestros, conocer nuevas
amistades, aprender a cocinar, platicar y escribir mucho, reconstrucción de
paradigmas y prácticas, mi formación docente, encontrar frases o palabras que
atribuyen sentido a mi propósito como: amor al ser humano, creer en un mundo mejor,
complejidad, utopía.
Por otro lado, otra cosa que debía tener en mente fue preguntarse también qué es lo
que deseo ser como profesional y adulta, ¿qué quiero de mí?
En el poema de Rosario Castellano, “El Dido”, hay una parte que dice “tomar las
riendas de mi vida”. Entonces eso quiero. Pero esas riendas, podría entenderse como
la apropiación de qué es lo que quiero hacer por mí, para actuar con los demás. En
esta parte, comparto el origen del propósito que desde hace años me planteé, pero
no supe qué hacer para realizarlo.
Lo que pasa es que, desde niña, tuve una experiencia que hasta la fecha me
conmueve. Recuerdo que nos encontrábamos solamente mi mamá y yo, viendo las
noticias en la noche, mientras esperábamos a mi papá que regresara de su trabajo.
Cuando puse atención, escuché que se hablaba mucho de asesinatos,
desapariciones, protestas contra injusticias, accidentes, asaltos, entre muchas cosas.
Yo solo sabía que todo eso que veía, era malo. Entonces le pregunté a mi mamá:
"¿Por qué las personas son malas y hacen esas cosas?”, por lo que mi mamá, quizá
no halló una respuesta ideal, de hecho, no recuerdo una respuesta específica, pero
respondió algo parecido a: "Así son ellos, no saben lo que hacen, no recibieron
educación en su casa, aprendieron a hacer esas cosas, siempre hemos vivido en
situaciones así". O al menos pienso que con esas respuestas pueden acercarse a lo
que me dijo en ese momento. Acto seguido, lloré por abatimiento. Tiempo después,
alguien me dijo que todos los buenos valores se enseñaban tanto en casa, como en
la escuela y en el lugar donde vives. El resultado fue, que, hasta el final del
bachillerato, la epifanía me hizo darme cuenta de que un camino podría ser la
educación. Hasta que ingresé a la licenciatura, cuando mis ideas parecían ser
sencillas, pero después de lo que he aprendido a lo largo de mi vida académica y
hasta la mitad de la carrera en LIGE, me di cuenta de que es complejo, pero me
abstengo a pensar que es imposible.
Respondiendo a la pregunta, desde esa experiencia a corta edad, asumí un
compromiso de cambiar la realidad, no solo mía, sino para el bienestar común. No
importa si el alcance es local, regional, nacional o hasta internacional, tengo la
intención de hacerlo. Veo a futuro un escenario donde estoy laborando como docente,
tal vez en alguna materia como Historia, Cívica o Español. Después de cierta
trayectoria, me gustaría llegar a ser directora, rectora, o algún cargo importante en la
educación, como lo hizo por ejemplo José Vasconcelos. Todo porque siento que puedo
entregar cuerpo y alma para procurar esa parte humana para el bienestar de
estudiantes que deben ser acompañados, ser escuchados, ser protegidos, ser
orientados y guiados; porque quiero ser la docente que siempre necesité en los
momentos más caóticos de mi vida estudiantil.
Segunda parte. Visita al museo
Visité por segunda ocasión, la Galería libertad, aunque vi un poco limitado la
exposición de “Buenas muchachas”, me dispuse a aprovechar el tiempo para observar
otras obras del lugar.
Primera pieza.
Dentro de la exposición de Buenas
muchachas, no pude encontrar una
congruencia entre lo que debía platicar
con la intención y el mensaje de la obra,
entonces hablé con otras piezas también.
Este pequeño cuadro no tenía nombre,
pero la técnica mixta con acrílico sobre
cartulina me parecía tan particular y
atractivamente visual. Me recordó entre
murmullos lo que me ha contado por un
tiempo mi mamá sobre su juventud,
cuando trabajó en el negocio de su familia,
los juegos mecánicos de las ferias en la
Ciudad de México. Lo que me habló fue la luna que protagonizó un papel, no como el
astro que es, sino como un juego mecánico. La luna me dijo que debía liberarme,
balancearme como ella lo hacía. Logré anotar: “que nadie debería importarle lo que
haces para hacer feliz a tu corazón, confía que te sentirás cómoda haciendo lo que en
realidad quieres hacer. Permítete ser tu misma sin prejuicios. Acepta que el alma
también se inconforma, entonces desafíale quitarse ese disfraz, aquel que solo le
condiciona a jugar con una cajita digital y no a sentir emociones extremas como
cuando te subes a un juego mecánico. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste
adrenalina? Relájate y atrévete, es más alucinante subirse que solo estar parado y
observar”. Esta propuesta trascendental, está expuesta también en la recreación,
según Lupe Aguilar y Oscar Incarbone, que permite restaurar en el ser la armonía que
alguna vez existió, pues modifica al ser en un espacio libre de expresión.
Segunda pieza.
Tenía sentido para mí que coincidiera una química entre lo que quería platicar y la
respuesta que quería recibir. Ante mí y a mi parecer, se sentó una diosa de cultura
Mesoamericana, a hablarme por su nombre “Origen y destino”. Con tranquilidad, me
respondió “fuerza, paciencia y sabiduría”. ¿cómo podía interpretar esa respuesta al
inicio? Después de sentarme en la banca de ese pasillo, pensé que se refería a que
debe de haber algo tan grande e intrínseco que me permita remar contracorriente ante
todo obstáculo que se me presente; también a aprender a valorar el tiempo que tenga
que durar el proceso de reconstrucción de ideas, prácticas y
sentimientos; por último, no retomar y reproducir la
información que he aprendido, sino a compartir la iniciativa
por resolver problemas, reflexionar. Esto me ayudó a retomar
a Waichman en Tiempo libre y recreación, en el que se
expresa en un punto donde el ser humano deja de serlo
cuando pierde desde su autonomía la consciencia, limitando
así su capacidad de aprendizaje, comunicación y creatividad.
Cosa que, lo que nos ayudaría a desarrollarla es el hecho de
que no permitamos ser condicionados a reproducir un estilo
de vida bajo un sistema en el que no nos permita aprovechar
el tiempo libre para lo que se supone que tenemos derecho.
Tercera pieza.
Tuve respuestas, variadas, entre las obras del
resto de la galería y de la sección de Buenas
muchachas. Entre un listado escrito en mi
libreta, los consejos, ideas y posibilidades de
incorporar estas teorías y prácticas sobre ocio
y recreación para mi presente y futuro, fueron:
“no dejar a lado la preparación emocional a un
lado, porque aún hay heridas por sanar. Debes
convertir las emociones en dibujos, pinturas,
esculturas, baile, en escritos, poemas, libros, lo
que sea; harán de ti una persona que puede
procesar internamente los conflictos de afuera.
Porque para el propósito y la preparación que
necesitas, es necesario que tengas cuerpo,
mente y espíritu sano. Empieza que estás en el
inicio del trayecto, no te dejes abrumar por la idea de ser exitoso a corta edad, aún
necesitas aprender y madurar”. Y es congruente con la parte del bienestar, que busca
el ocio como lo expresa Roger Sue, porque la vida a la que estamos destinados no
debería ser “vivir para trabajar”, o viceversa. El ocio ofrece la oportunidad de hacer
esa ruptura de tensiones al lograr la liberación psíquica y física por medio de diferentes
actividades, como el deporte o el juego, por ejemplo. En mi parte, no utilizaría la
palabra “evasión”, sino transformar las presiones del mundo exterior para permitir al
cuerpo descansar y así tener mejor rendimiento.
A la exposición en general.
Por último, hice una petición a toda la Galería, a las figuras en representación de
dibujo, pinturas, escultura, impresiones, fotografías, contenido multimedia, entre otros.
Siendo aquellas creaciones, expertas en ocupar ese espacio de juego, recreación y
ocio, ¿cómo puedo vencer esos obstáculos? Pareciera que la respuesta fue al inicio
“¿No se supone que solo venías a vernos?”. Después la actitud cambió a: “En primer
lugar, ¿A quién perjudicamos si nos aventuramos a ser nosotros mismos?, a nadie,
pero tampoco podemos ser el agrado de alguien a quien prefiere un arte renacentista.
El ejemplo está en nosotros, tú eres la artista y ocupas de tu ser, el espacio y el tiempo
para reproducir lo que tu alma desea crear; ¿Crees que aquellos artistas, son las
mismas personas después de terminar con nuestra creación? utilizando esa analogía
con el arte, el reto es qué quieres ser después de jugar, de ocupar tu tiempo de ocio,
de recreación”. Esto compartido de las obras de la Galería, tiene una perspectiva
humanista, pues me permite pensar que el ocio me deja ilimitadas formas de expresión
de mi persona. Y es coincidente por una parte que tanto el ocio como el arte, hayan
sido considerados hasta la actualidad como algo que solo haces en tu “tiempo
después del trabajo o de la escuela”, algo que haces para distraerte y ya, algo que no
es tan importante. Pues, ese algo, es más que eso. Otros autores se refieren como un
estado del alma, íntima falta de ocupación. Entonces, me quedo con eso, que el ocio
me permite construir al ser humano que me quiero transformar.
Finalmente, toda esta experiencia me ha permitido entender que estos conceptos
teóricos, propuestos en la asignatura, nos dejan expresar lo que en el fondo sentimos,
tanto emociones negativas como positivas. Es una posibilidad de avanzar a un nivel
de conciencia para transformar esas formas de ser, pensar y sentir a algo mejor para
nosotros y para los demás.

Referencia o lecturas consultadas:


• Lupe Aguilar y Oscar Incarbone. Recreación y animación.
• Pablo Waichman. Tiempo libre y Recreación
• Roger Sue. El ocio.
• Roger Callois. Los Juegos y los hombres. La máscara del vértigo.
• Ocio Humanista. Dimensiones y manifestaciones actuales del ocio.

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