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Este documento describe la experiencia de la autora al visitar una galería de arte como parte de un trabajo escolar. Describe cómo reflexionó sobre lo que la hacía feliz en el pasado y cómo encontró nuevas fuentes de felicidad a medida que crecía. También comparte su objetivo de largo plazo de trabajar en educación para ayudar a los estudiantes y mejorar la sociedad, inspirada por un evento de su niñez. Durante la visita a la galería, una pieza en particular la hizo reflexionar sobre liberarse de las expect
Descripción original:
Título original
Prácticas trascendentales a través del ocio, recreación y el juego_LujaJuárezKenia
Este documento describe la experiencia de la autora al visitar una galería de arte como parte de un trabajo escolar. Describe cómo reflexionó sobre lo que la hacía feliz en el pasado y cómo encontró nuevas fuentes de felicidad a medida que crecía. También comparte su objetivo de largo plazo de trabajar en educación para ayudar a los estudiantes y mejorar la sociedad, inspirada por un evento de su niñez. Durante la visita a la galería, una pieza en particular la hizo reflexionar sobre liberarse de las expect
Este documento describe la experiencia de la autora al visitar una galería de arte como parte de un trabajo escolar. Describe cómo reflexionó sobre lo que la hacía feliz en el pasado y cómo encontró nuevas fuentes de felicidad a medida que crecía. También comparte su objetivo de largo plazo de trabajar en educación para ayudar a los estudiantes y mejorar la sociedad, inspirada por un evento de su niñez. Durante la visita a la galería, una pieza en particular la hizo reflexionar sobre liberarse de las expect
Experiencias trascendentales a través del ocio, recreación y el juego
Este trabajo, fue una oportunidad de hacer posible algo que las personas suelen imaginar en las películas, viajar en el tiempo y en escenarios que antes se pensarían que solo eran ilusiones. No se trató de realizar el mismo proceso que se suele hacer en los trabajos finales, es decir, estudiar previamente con los apuntes hechos en clase para extender argumentos críticos sobre un tema para un ensayo; esta encomienda fue diferente. El presente escrito es desarrollado después de una curiosa metamorfosis en la que se logró asumir un compromiso de apropiarse del ocio, la recreación, el ocio y el juego (principales conceptos estudiados en clase de la asignatura Ocio y Recreación) como elementos que pueden aportar a mi actual formación docente, desarrollo humano, revalorización de formas de actuar, pensar y sentir para este presente y en el porvenir. En la primera etapa, consistió en llevar consigo misma, su alma a la Galería o Museo propuesto para visitar. Aunque no tengo un concepto teórico estudiado respecto al alma, se puede entender como aquello que subjetivamente representa todo lo que sentimos, nuestros deseos y anhelos más personales, los temores, las alegrías, la historia personal de nuestra vida, lo que queremos para nosotros y que compartimos en colectivo. La segunda etapa fue la visita a la Galería Libertad, en especial, la sección de “Buenas muchachas”. En esta parte se hizo un acercamiento personal con las piezas expuestas, ya que no solo se trataba de observar a detalle cómo están compuestas e identificar emociones que evocan, sino también interactuar con ellas, para descifrar un mensaje. Primera parte. Antes de la visita al museo ¿Qué me hace feliz? Lo primero que pensé, fue en el pasado, pero aquel en el que yo me encontraba en la infancia, cuando vivía con mi familia, en una rutina, un estilo de vida diferente, cuando tenía a mis seres queridos cerca. Podría resumir esta parte como la inocencia, la esperanza, la risa, la energía que uno posee por hacer muchas cosas en un día, ir a la escuela para ver a mis amigos, no pensar en preocupaciones, las fiestas, jugar sola con mis juguetes, dibujar y cantar mucho. Según Huizinga (1939), habla de que el juego es desde su naturaleza, la fuente de alegría, pues es el espacio más personal y puro en el que todo lo que sucede dentro de ese mundo de imaginación, no influye en la vida real, por lo que es un espacio libre. Después, la vida fue avanzando conforme mi familia empezó a pensar en diferentes proyectos a futuro. En el 2013 nos mudamos a Celaya, Guanajuato. Aquello que me hacía feliz ya no podía recuperarlo porque en el lugar que me encontraba no era lo que yo quería; además, la etapa de vida en la que me encontraba, la pubertad, me hacía repensar muchas veces lo que quería mientras me enfrentaba con cambios físicos, hormonales y emocionales, junto con problemas académicos y personales. Las situaciones en las que me encontraba me obligaron a encontrar otras cosas que me hicieran feliz. Tales fueron como hacer nuevos amigos, platicar de anécdotas sobre su juventud y niñez de mis papás, encontrar interesantes las cosas que aprendía en la escuela, reír a carcajadas, escuchar música, tomar café. Hasta que en la nueva etapa, entre la secundaria y el bachillerato, también encontré: las mañanas frescas y frías, así como el clima nublado y lluvioso, la comida, agarrar a alguien de la mano, las pláticas largas, la competencia o los logros académicos que fueron logrados junto con compañeros, el amanecer, el atardecer, el dibujo, los colores, los artículos de papelería, visitar el cine, las plantas y árboles, los besos y abrazos, los consejos de los maestros, descansar después de un día muy ocupado. Fue hasta que salí del bachillerato y en el que al mismo tiempo me enfrenté con la pandemia por COVID-19. El confinamiento no ayudó en nada más que en prevenir que yo me contagiara del virus, porque pasé por un periodo difícil, después de haber pasado durante 3 años de bachillerato las ganas de llorar por situaciones personales. El único escape, fue el pequeño gran espacio de las redes sociales en internet. Entonces, el año sabático, no solo fue una oportunidad para repensar acerca de la universidad y qué será de mí, sino también para recuperar esa valentía por decidir, esta ocasión por mi voluntad, estudiar en otro estado para cumplir con aquel propósito personal que me había planteado desde niña. Después de una breve etapa de depresión, he estado encontrando nuevas cosas que me hacen felices, al igual que aquellas que me mencionado anteriormente. Tomar fotos al cielo, la curiosidad por explorar y conocer una ciudad, admirar y aprender de mis maestros, conocer nuevas amistades, aprender a cocinar, platicar y escribir mucho, reconstrucción de paradigmas y prácticas, mi formación docente, encontrar frases o palabras que atribuyen sentido a mi propósito como: amor al ser humano, creer en un mundo mejor, complejidad, utopía. Por otro lado, otra cosa que debía tener en mente fue preguntarse también qué es lo que deseo ser como profesional y adulta, ¿qué quiero de mí? En el poema de Rosario Castellano, “El Dido”, hay una parte que dice “tomar las riendas de mi vida”. Entonces eso quiero. Pero esas riendas, podría entenderse como la apropiación de qué es lo que quiero hacer por mí, para actuar con los demás. En esta parte, comparto el origen del propósito que desde hace años me planteé, pero no supe qué hacer para realizarlo. Lo que pasa es que, desde niña, tuve una experiencia que hasta la fecha me conmueve. Recuerdo que nos encontrábamos solamente mi mamá y yo, viendo las noticias en la noche, mientras esperábamos a mi papá que regresara de su trabajo. Cuando puse atención, escuché que se hablaba mucho de asesinatos, desapariciones, protestas contra injusticias, accidentes, asaltos, entre muchas cosas. Yo solo sabía que todo eso que veía, era malo. Entonces le pregunté a mi mamá: "¿Por qué las personas son malas y hacen esas cosas?”, por lo que mi mamá, quizá no halló una respuesta ideal, de hecho, no recuerdo una respuesta específica, pero respondió algo parecido a: "Así son ellos, no saben lo que hacen, no recibieron educación en su casa, aprendieron a hacer esas cosas, siempre hemos vivido en situaciones así". O al menos pienso que con esas respuestas pueden acercarse a lo que me dijo en ese momento. Acto seguido, lloré por abatimiento. Tiempo después, alguien me dijo que todos los buenos valores se enseñaban tanto en casa, como en la escuela y en el lugar donde vives. El resultado fue, que, hasta el final del bachillerato, la epifanía me hizo darme cuenta de que un camino podría ser la educación. Hasta que ingresé a la licenciatura, cuando mis ideas parecían ser sencillas, pero después de lo que he aprendido a lo largo de mi vida académica y hasta la mitad de la carrera en LIGE, me di cuenta de que es complejo, pero me abstengo a pensar que es imposible. Respondiendo a la pregunta, desde esa experiencia a corta edad, asumí un compromiso de cambiar la realidad, no solo mía, sino para el bienestar común. No importa si el alcance es local, regional, nacional o hasta internacional, tengo la intención de hacerlo. Veo a futuro un escenario donde estoy laborando como docente, tal vez en alguna materia como Historia, Cívica o Español. Después de cierta trayectoria, me gustaría llegar a ser directora, rectora, o algún cargo importante en la educación, como lo hizo por ejemplo José Vasconcelos. Todo porque siento que puedo entregar cuerpo y alma para procurar esa parte humana para el bienestar de estudiantes que deben ser acompañados, ser escuchados, ser protegidos, ser orientados y guiados; porque quiero ser la docente que siempre necesité en los momentos más caóticos de mi vida estudiantil. Segunda parte. Visita al museo Visité por segunda ocasión, la Galería libertad, aunque vi un poco limitado la exposición de “Buenas muchachas”, me dispuse a aprovechar el tiempo para observar otras obras del lugar. Primera pieza. Dentro de la exposición de Buenas muchachas, no pude encontrar una congruencia entre lo que debía platicar con la intención y el mensaje de la obra, entonces hablé con otras piezas también. Este pequeño cuadro no tenía nombre, pero la técnica mixta con acrílico sobre cartulina me parecía tan particular y atractivamente visual. Me recordó entre murmullos lo que me ha contado por un tiempo mi mamá sobre su juventud, cuando trabajó en el negocio de su familia, los juegos mecánicos de las ferias en la Ciudad de México. Lo que me habló fue la luna que protagonizó un papel, no como el astro que es, sino como un juego mecánico. La luna me dijo que debía liberarme, balancearme como ella lo hacía. Logré anotar: “que nadie debería importarle lo que haces para hacer feliz a tu corazón, confía que te sentirás cómoda haciendo lo que en realidad quieres hacer. Permítete ser tu misma sin prejuicios. Acepta que el alma también se inconforma, entonces desafíale quitarse ese disfraz, aquel que solo le condiciona a jugar con una cajita digital y no a sentir emociones extremas como cuando te subes a un juego mecánico. ¿Cuándo fue la última vez que sentiste adrenalina? Relájate y atrévete, es más alucinante subirse que solo estar parado y observar”. Esta propuesta trascendental, está expuesta también en la recreación, según Lupe Aguilar y Oscar Incarbone, que permite restaurar en el ser la armonía que alguna vez existió, pues modifica al ser en un espacio libre de expresión. Segunda pieza. Tenía sentido para mí que coincidiera una química entre lo que quería platicar y la respuesta que quería recibir. Ante mí y a mi parecer, se sentó una diosa de cultura Mesoamericana, a hablarme por su nombre “Origen y destino”. Con tranquilidad, me respondió “fuerza, paciencia y sabiduría”. ¿cómo podía interpretar esa respuesta al inicio? Después de sentarme en la banca de ese pasillo, pensé que se refería a que debe de haber algo tan grande e intrínseco que me permita remar contracorriente ante todo obstáculo que se me presente; también a aprender a valorar el tiempo que tenga que durar el proceso de reconstrucción de ideas, prácticas y sentimientos; por último, no retomar y reproducir la información que he aprendido, sino a compartir la iniciativa por resolver problemas, reflexionar. Esto me ayudó a retomar a Waichman en Tiempo libre y recreación, en el que se expresa en un punto donde el ser humano deja de serlo cuando pierde desde su autonomía la consciencia, limitando así su capacidad de aprendizaje, comunicación y creatividad. Cosa que, lo que nos ayudaría a desarrollarla es el hecho de que no permitamos ser condicionados a reproducir un estilo de vida bajo un sistema en el que no nos permita aprovechar el tiempo libre para lo que se supone que tenemos derecho. Tercera pieza. Tuve respuestas, variadas, entre las obras del resto de la galería y de la sección de Buenas muchachas. Entre un listado escrito en mi libreta, los consejos, ideas y posibilidades de incorporar estas teorías y prácticas sobre ocio y recreación para mi presente y futuro, fueron: “no dejar a lado la preparación emocional a un lado, porque aún hay heridas por sanar. Debes convertir las emociones en dibujos, pinturas, esculturas, baile, en escritos, poemas, libros, lo que sea; harán de ti una persona que puede procesar internamente los conflictos de afuera. Porque para el propósito y la preparación que necesitas, es necesario que tengas cuerpo, mente y espíritu sano. Empieza que estás en el inicio del trayecto, no te dejes abrumar por la idea de ser exitoso a corta edad, aún necesitas aprender y madurar”. Y es congruente con la parte del bienestar, que busca el ocio como lo expresa Roger Sue, porque la vida a la que estamos destinados no debería ser “vivir para trabajar”, o viceversa. El ocio ofrece la oportunidad de hacer esa ruptura de tensiones al lograr la liberación psíquica y física por medio de diferentes actividades, como el deporte o el juego, por ejemplo. En mi parte, no utilizaría la palabra “evasión”, sino transformar las presiones del mundo exterior para permitir al cuerpo descansar y así tener mejor rendimiento. A la exposición en general. Por último, hice una petición a toda la Galería, a las figuras en representación de dibujo, pinturas, escultura, impresiones, fotografías, contenido multimedia, entre otros. Siendo aquellas creaciones, expertas en ocupar ese espacio de juego, recreación y ocio, ¿cómo puedo vencer esos obstáculos? Pareciera que la respuesta fue al inicio “¿No se supone que solo venías a vernos?”. Después la actitud cambió a: “En primer lugar, ¿A quién perjudicamos si nos aventuramos a ser nosotros mismos?, a nadie, pero tampoco podemos ser el agrado de alguien a quien prefiere un arte renacentista. El ejemplo está en nosotros, tú eres la artista y ocupas de tu ser, el espacio y el tiempo para reproducir lo que tu alma desea crear; ¿Crees que aquellos artistas, son las mismas personas después de terminar con nuestra creación? utilizando esa analogía con el arte, el reto es qué quieres ser después de jugar, de ocupar tu tiempo de ocio, de recreación”. Esto compartido de las obras de la Galería, tiene una perspectiva humanista, pues me permite pensar que el ocio me deja ilimitadas formas de expresión de mi persona. Y es coincidente por una parte que tanto el ocio como el arte, hayan sido considerados hasta la actualidad como algo que solo haces en tu “tiempo después del trabajo o de la escuela”, algo que haces para distraerte y ya, algo que no es tan importante. Pues, ese algo, es más que eso. Otros autores se refieren como un estado del alma, íntima falta de ocupación. Entonces, me quedo con eso, que el ocio me permite construir al ser humano que me quiero transformar. Finalmente, toda esta experiencia me ha permitido entender que estos conceptos teóricos, propuestos en la asignatura, nos dejan expresar lo que en el fondo sentimos, tanto emociones negativas como positivas. Es una posibilidad de avanzar a un nivel de conciencia para transformar esas formas de ser, pensar y sentir a algo mejor para nosotros y para los demás.
Referencia o lecturas consultadas:
• Lupe Aguilar y Oscar Incarbone. Recreación y animación. • Pablo Waichman. Tiempo libre y Recreación • Roger Sue. El ocio. • Roger Callois. Los Juegos y los hombres. La máscara del vértigo. • Ocio Humanista. Dimensiones y manifestaciones actuales del ocio.
Vivir en el asombro: Vuelve a descubrir la capacidad de asombrarte que tenías de niño, libera toda tu alegría e inspiración y reconecta con el sentido de la vida