En los años cincuenta, el Gurú de la Gerencia en América, Peter Drucker, sugirió que para ser exitoso en los negocios es necesario ser mejor que todos los competidores en al menos algo que es importante para el cliente. Debe haber alguna razón específica por la cual los clientes quieran comprarle a usted y no a su competidor, incluso si, en promedio, su competidor es mejor que usted. Si, por ejemplo, su organización obtiene más puntos totales en Calidad, Precio y Entrega, pero su competidor le puede ganar en uno de ellos, por ejemplo en Calidad, ese proveedor va a ganar cuando el cliente está interesado específicamente en ese aspecto. Si otro tiene la reputación de ofrecer mejores precios, ganará en un mercado de alta competitividad por precio a pesar de sus habilidades en los otros dos criterios. No solo es importante ser el mejor, es aún más importante ser “percibido” como el mejor. Las percepciones de la realidad a menudo son diferentes. Muchas organizaciones fracasan porque no entienden este importante hecho. Puede que sepan en qué son buenas y malas pero el cliente puede ver las cosas de otra manera. Incluso si el cliente está equivocado, la prerrogativa de escoger le pertenece. En un mercado global salvajemente competitivo, la presión está en intentar ser el mejor en el espectro más amplio posible de atributos sensibles-al-cliente. Esto plantea varias preguntas. Por ejemplo, ¿qué significa “mejor”?. Nuevamente, lo importante es la percepción del cliente de qué es “mejor”, no la del vendedor. Su percepción del rendimiento puede ser muy diferente de la nuestra y esta diferencia puede llegar a costarnos el negocio en un mercado competitivo. Por ejemplo, una gran compañía siderúrgica del Medio Oriente era percibida por su cliente principal, una gran compañía automovilística, como productora de rollos de lámina de acero de menor calidad en su acabado de superficie frente a los competidores extranjeros. Las investigaciones mostraron que no había ninguna diferencia. Sin embargo, como eran locales y como tanto ellos como los clientes estaban en el desierto árido, no era necesario proteger los rollos de acero durante el transporte. De otra parte, el acero producido por el competidor venía empacado en papel aceitado para proteger el rollo de la corrosión durante el largo viaje marítimo. El papel aceitado daba la impresión de calidad superior cuando, en realidad, no había ninguna diferencia. Si no se hubiera llevado a cabo el estudio, el productor se hubiera podido comprometer con un costoso proceso de mejoramiento que no hubiera cambiado la percepción del cliente a menos que hubiera empezado a empacar los rollos en papel aceitado, lo cual era la verdadera raíz de la falsa impresión. Cuando la demanda supera la oferta y el vendedor puede vender lo que quiera, seguramente será difícil convencerlo de la importancia de esta filosofía. El cliente tiene que comprar el producto sin importar la calidad del servicio, el precio, la entrega o el soporte post-venta. Esto usualmente ocurre en casos de monopolio donde el cliente no tiene otras opciones. Por ello no existe ninguna presión adicional en el proveedor de lograr nada porque sabe que está seguro.
Alternativamente, cuando la oferta excede a la demanda, las reglas cambian completamente. De repente el cliente se transforma en rey y colectivamente tiene el poder sobre la vida y muerte del desventurado vendedor. En esta situación cada proveedor compite por sobrevivir y por lo tanto la presión está en ser escogido por el cliente. Al final solo los mejores sobreviven. Hoshin Kanri es el único medio por el que esto puede ser logrado cuando la competición está en su punto más álgido. Es un abordaje sistemático que puede ser aplicado para vencer incluso en la competencia más severa. Toyota ha aplicado un estilo gerencial tipo Hoshin Kanri de manera persistente por décadas. Nunca han vacilado en esto. En los años cincuenta estaban en los últimos lugares de los productores de automóviles pero año tras año fueron superando a sus competidores uno por uno hasta que, en 2007, superaron al gigante General Motors para convertirse en el principal productor de automóviles del mundo. Por años Ford y General Motors intentaron frenar su avance pero no lo lograron porque no entendieron el Hoshin Kanri, la Gestión Total de la Calidad Japonesa (TQM - Total Quality Management). Intentaron la versión Americana y ahora están luchando por sobrevivir con grandes pérdidas reportadas en el Internet. La Gestión Total de la Calidad Japonesa (TQM) se basa en los principios de que cada individuo de la organización es el experto en su propio trabajo, que cada ser humano busca reconocimiento y sentirse parte del grupo y que a cada ser humano lo motiva un deseo de que reconozcan que contribuyó al éxito de la comunidad a la que pertenece. El objetivo general de esta forma de TQM es intentar crear una organización (que incluye toda la cadena de suministro) en la cual el poder del pensamiento colectivo y el conocimiento en su labor de todos estos individuos es galvanizada en un programa en el cual todos trabajan individual y colectivamente con el fin de que su organización sea la mejor en su campo, tanto en la realidad como a los ojos de los clientes y de las otras partes interesadas. Incluye actividades grupales voluntarias y obligatorias llevadas a cabo sistemáticamente proyecto-a-proyecto en todos los niveles de la organización para mejorar continuamente el rendimiento del negocio en todos sus aspectos de una manera inter e intra funcional. Las muchas interpretaciones occidentales de este concepto se centran en la creación de “sistemas” y no en los elementos humanos, de manera que se convierten en regímenes de estilo policial paralelos a los procesos de producción pero no parte integral de los mismos. Las organizaciones que han aplicado el Hoshin Kanri en algunos casos han pasado de estar rezagados en sus campos a batir récords de rendimiento en cuestión de solo 3 a 4 años. El Hoshin Kanri no es un concepto difícil de entender ni aplicar. Sin embargo, el Hoshin Kanri requiere planeación meticulosa, benchmarking dirigido y el uso efectivo y sistemático de herramientas para el mejoramiento continuo en todos los niveles de la fuerza de trabajo. En resumen es un medio de gestión empresarial. Hoshin Kanri es un término gerencial japonés que no tiene un equivalente directo en el español. El término abarca tres elementos clave de la gestión de negocios: Visión, Desarrollo de Políticas, Despliegue de Políticas, y Control de Políticas. También está directamente relacionado con un quinto elemento, a saber, la Gestión Total de la Calidad, medio por el cual se alcanzan las Metas que han sido determinadas en el proceso Hoshin Kanri. La figura 1.1 da un panorama general de los elementos del Hoshin Kanri. [Figura 1.1] 1. Las Metas, objetivos y alcance futuro de la organización que se derivan de la Visión. 2. Requiere el desarrollo de Estrategia, Políticas, Benchmarking y Targets. 3. El despliegue de los Targets debe ser a todos los niveles a través de un proceso en cascada y la creación de políticas en cada nivel de gestión. 4. Debe haber un bucle de retroalimentación de resultados para completar el Ciclo Planear-Hacer-Chequear-Actuar (PDCA - Plan-Do-Check-Act) que es el Ciclo Shewhart (también llamado hoy en día la Rueda de Deming). 5. No tiene ningún valor a menos que incluya la Gestión Total de la Calidad (la versión japonesa, no la versión dudosa que se puso de moda en occidente a finales de los ochentas), que no es parte del Hoshin Kanri pero representa la parte de Hacer del Ciclo PDCA. El Hoshin Kanri y la TQM al estilo japonés están intrínsecamente ligadas entre ellas. De hecho, los japoneses dicen que el Hoshin Kanri representa el “qué es lo que queremos lograr” y la TQM (también a menudo conocida como Control Total de la Calidad o TQC) es el medio por el cual se cierra la brecha entre el rendimiento actual y el rendimiento objetivo. El control total de la calidad japonés incluye todo lo que se encuentra en Six Sigma, Lean Manufacturing, Mantenimiento Total Productivo (TPM), Despliegue de la Función de Calidad (QFD), los Círculos de Calidad y todas las demás disciplinas y ciencias relativas a la calidad. Sería interesante ser capaz de incluir un tratamiento a profundidad de todas las anteriores en este libro pero desafortunadamente eso lo haría extenderse a varios volúmenes. La intención ha sido brindar una base sólida en todos los conceptos claves e impulsar a las organizaciones a adquirir una experticia cada vez mayor en cada una de estas disciplinas. Como dijo el Profesor Ishikawa en muchas ocasiones, ‘la calidad empieza y termina con la educación’.
El término Hoshin Kanri tiene cuatro componentes: 1. Ho - significa Dirección 2. Shin - significa Enfoque 3. Kan - significa Alinear 4. Ri - significa Razón
Puede asimilarse a “estrella guía” de la misma manera que un punto en la brújula siempre apunta al Polo Norte. Tal vez una comparación más apropiada es cómo las limaduras de hierro se alinean en una pieza de papel si se pone debajo un imán. Cada pequeño pedacito de limadura es un empleado y todos están enfocados hacia la Visión y los Objetivos de la organización. El concepto se basa en el principio de que la organización más poderosa es aquella que ha logrado aprovechar el poder del pensamiento creativo de todos sus empleados para ser la mejor organización en su negocio. Requiere que cada persona en la organización sea reconocida como un experto en su propio trabajo y que se reconozca su contribución. Todos los miembros de la organización deben tener una comprensión clara de la Visión y las Metas de la organización. Con todos los miembros en alineación perfecta y con una comprensión clara de su rol en el logro de esas Metas a medida que se van entrenando y alentando a trabajar en su consecución, el poder productivo de la organización será óptimo.
¡EL RETO! - LOS NEGATIVOS QUE EL HOSHIN BUSCA ELIMINAR
Desafortunadamente la mayoría de las organizaciones están muy lejos del ideal Hoshin. En muchos casos, mantienen una cultura culpabilizante que recrimina y castiga cuando las cosas salen mal y felicita muy poco cuando van bien. A los empleados Directos se les trata como robots, nadie les pregunta nada ni los involucra en nada. Se les da el entrenamiento mínimo y en muchos casos ningún tipo de entrenamiento. No se les da información de cómo le está yendo a la compañía en el mercado o incluso del propósito de sus propios trabajos. Solo están claras las Metas financieras negativas directamente relacionadas y las limitaciones financieras. Todas las demás Metas organizacionales se formulan vagamente o en términos generales muy subjetivos y frecuentemente están sujetas a una amplia interpretación. En las organizaciones donde no practican el Hoshin Kanri o algo similar hay una ausencia de Metas cuantitativas claramente definidas y se espera que los gerentes las “conozcan” de alguna manera misteriosa. Usualmente se esfuerzan por lograrlo pero la percepción de su significado varía ampliamente de persona a persona en la organización. La confusión resultante normalmente lleva a que los logros estén muy por debajo de las verdaderas capacidades de la organización cuando todo está alineado. Dado que todos los gerentes estarán gestionando en línea con sus propias interpretaciones de las Metas y Targets habrá frecuentes conflictos y sub-optimización. Los Objetivos Departamentales que parezcan claros para los gerentes serán considerados más importantes que los Objetivos Organizacionales que parezcan vagos e indefinidos. Los Objetivos de Cantidad derivados de los objetivos y limitaciones financieras parecerán muy claros mientras que los Objetivos de Calidad se formularán, a lo sumo, en términos eufemísticos. Por ejemplo: ‘debemos mejorar el rendimiento’ o ‘aumentar la satisfacción de los clientes’. Estos parecen Objetivos encomiables pero en realidad no significan nada porque son demasiado vagos. Esta vaguedad no puede competir contra la claridad de los objetivos financieros; en consecuencia, los Objetivos cualitativos siempre estarán en desventaja a pesar de que fallar sostenidamente en lograrlos puede resultar en impactos financieros dramáticos e incluso poner en riesgo el futuro de la operación. Esta falta de claridad también lleva a rivalidades y conflictos entre los departamentos. Los gerentes tienen sus propias ambiciones y estas no siempre son compatibles con los Objetivos de la organización como un todo o los Objetivos locales de otros departamentos. Por ejemplo, el gerente de TI puede tener el Objetivo de lograr un flujo perfecto de información. Para alcanzarlo, puede proponer que otros departamentos utilicen una documentación compleja. Para satisfacer estos requerimientos, los gerentes afectados pueden tener que gastar mucho tiempo en llenar los formatos requeridos por TI cuando preferirían invertirlo en sus propias necesidades. La consecuencia es un conflicto entre las demandas de un departamento y las necesidades locales de los otros. Un problema común adicional es la falta de apropiación de los procesos. Durante la mayor parte del siglo XX, en occidente y en el sistema soviético se impuso el llamado Sistema Científico de Gestión. En ese tipo de organizaciones, cada departamento era un feudo casi totalmente independiente. En algunos casos, literalmente compraba y vendía servicios a los otros departamentos de la organización. Cada uno de esos “feudos” era marcadamente jerárquico. La promoción, la contratación y los despidos sólo ocurrían en el departamento, con la consecuencia de que cada departamento era una unidad auto-contenida. Así la organización tuviera departamentos de consejería y servicio a toda la organización tales como mantenimiento, entrenamiento, Recursos Humanos, ingeniería industrial, entre otros, muchos gerentes los veían como intrusos y los trataban con hostilidad y sospecha. En consecuencia, estas organizaciones tenían fibras verticales de organización muy fuertes pero eran muy débiles horizontalmente. Como se puede observar en la figura 1.2, los procesos corren horizontalmente entre los departamentos, lo cual quiere decir que en efecto nadie se apropia de los mismos. En el peor escenario, cada departamento llevaba a cabo sus actividades y luego “lanza la pelota sobre el muro” al siguiente departamento. Existía muy poca comunicación en ambas direcciones entre los dos y virtualmente nula comprensión de las necesidades de cada uno. Cuando las cosas salían mal, como frecuente e inevitablemente ocurría, la práctica común era culpar al otro. Algunos gerentes eran más expertos en el juego de las culpas y en consecuencia se les veía como más competentes y eran promovidos con más frecuencia. Como todos eran promovidos de esta forma, ¡al final se encontraban con un tipo más avanzado de enemigo! A medida que llegaban más alto en la organización, la competición se volvía más ruda y sofisticada. En los niveles más altos, la intimidación era la principal arma. Los gerentes más exitosos comían en restaurantes separados y más lujosos, tenían oficinas grandes, alfombras afelpadas, muros con paneles de roble, parqueaderos reservados, se vestían diferente y nunca hablaban directamente con la fuerza de trabajo. Ese tipo de distinciones se conocían como “ventajas”, pero en realidad no eran más que una forma de intimidación. ¡Este método de gerencia puede considerarse como el equivalente moderno de la pintura de guerra de los nativos americanos! Las compañías que se enorgullecen de tener estilos más participativos de gerencia desprecian estas distinciones y hacen grandes esfuerzos por evitarlas. Aunque por fortuna los peores extremos del enfoque autocrático se han vuelto menos evidentes en los últimos años, aún sigue muy presente bajo la superficie y la mayoría de gerentes no reciben entrenamiento en técnicas de gerencia participativa. Por lo tanto, todavía nos enfrentamos a lo peor de la gerencia autocrática machista y no es sorprendente que tantos ejecutivos y gerentes tengan enfermedades por estrés y ataques cardíacos a sus treinta o cuarenta años.
[FIGURA 1.2. APROPIACIÓN DE PROCESOS]
Aunque da la impresión que los métodos autocráticos de gerencia han perdido terreno en los últimos años y se consideran “políticamente incorrectos”, han probado ser auto subsistentes y muy resilientes. Los ejecutivos y gerentes que alcanzan la cúspide en ese tipo de organizaciones lo hacen porque son buenos en ese estilo gerencial. Saben cómo hacer que el método funcione a su favor y no les interesa experimentar con cualquier alternativa que pueda poner en riesgo la seguridad de su posición. Sus creencias son fortalecidas por sus observaciones del comportamiento de sus inferiores. Han creado un ambiente de trabajo basado en el miedo. La gente no trabaja en esas condiciones por elección sino porque no tiene otra alternativa. En consecuencia, harán lo mínimo que puedan con el fin de satisfacer los requerimientos básicos y evitarse problemas, pero no más que eso. Su lealtad es mínima porque los ofende la manera cómo los tratan. Los gerentes que han creado o mantienen ese tipo de ambientes creen, a partir de sus propias observaciones, que la fuerza de trabajo es perezosa, negligente e indolente y que la única forma de obtener resultados es mediante las amenazas, el miedo y los métodos de premios y castigos. Están convencidos de que esta es la única manera de gerenciar y no aceptan que es su propio comportamiento y no el de la fuerza de trabajo lo que creó el problema en primera instancia. No escucharán ninguna alternativa, por más convincente que parezca. En gran contraste, como se explicará al detalle más adelante en el presente libro y especialmente en el capítulo sobre Círculos de Calidad, el Hoshin Kanri exige un enfoque distinto. La organización Hoshin se considera una comunidad con Objetivos comunes en la que cada parte tiene que hacer su propia contribución. También se fundamenta sobre unas creencias fundamentales acerca de la naturaleza del trabajo. En el núcleo de estas creencias está la idea de que cada individuo es el experto en su propio trabajo y que la gente quiere ser escuchada y respetada y quiere desarrollarse para mejorar sus logros. Por lo tanto, hay dos elementos clave en el Hoshin Kanri. Por un lado involucra una estructura de roles, responsabilidades y métricas muy clara y bien definida. De otro lado, debe concentrarse en el desarrollo de su gente con el fin de galvanizar la creatividad y el conocimiento laboral de todos para hacerlos orgullosos y satisfechos de ser los mejores en lo que hacen. Es claro que no es fácil introducir cambios de esta naturaleza. El reto, por ende, es cómo persuadir lo que puede ser una organización intrínsecamente autocrática para alcanzar un estilo fuertemente participativo. Algunos gerentes autocráticos están tan apegados a sus creencias que probablemente sean incapaces de cambiar. La experiencia nos indica que están más dispuestos a poner en peligro la supervivencia de la organización que a cambiar sus hábitos. El cementerio de los negocios está repleto de ese tipo de compañías. Hasta ahora, hemos contrastado deliberadamente dos estados extremos. Muy pocas organizaciones van a estar tan cerca de los dos extremos. Con seguridad, estarán en algún punto en el medio. Pero, ¿dónde?. La mayoría de los lectores van a identificar elementos de ambos extremos en su organización. La figura 1.3 representa el peor escenario. Las flechas grandes muestran la distribución de las energías de cada departamento cuando no están trabajando bien en conjunto. Idealmente deberían todas estar alineadas y apuntando hacia el vértice superior (como en el ejemplo de las limaduras de hierro y el imán). Sin embargo, no lo están, cada una apunta en una dirección diferente indicando los conflictos entre las Metas de cada departamento con los otros departamentos de la organización y con la organización misma. Los gerentes probablemente no están al tanto de que se están comportando de una manera negativa, pues probablemente están haciendo lo mejor que pueden dadas las circunstancias en las que operan. Así mismo, probablemente no ven nada malo con ello porque es la manera como funciona el mundo en el que crecieron y no ven cómo podrían ser las cosas de otra manera. ¡Los más ambiciosos entre ellos ya deben estar aprendiendo cómo hacer que funcione a su favor! Las características más importantes de este tipo de organización son: 1. No tienen una Visión clara. Cualesquiera que sean las intenciones de la gerencia ejecutiva, no las conoce de manera coherente posiblemente ni ella misma ni sus subordinados. Gerencia por impulsos e instintos. Esto aplica también para todos los ejecutivos sénior, quienes probablemente están totalmente preocupados por defender sus propios feudos contra los ataques de los que deberían ver como sus propios colegas y quienes también están gerenciando por impulsos e instintos. 2. No hay apropiación de procesos. Cada funcionario hace lo que piensa que es su trabajo y le “tira la pelota” al siguiente departamento. ¡Hay poca o nula retroalimentación acerca de los requerimientos porque la gente “debería saber”! 3. La mayoría de Indicadores no financieros del negocio son cualitativos y no cuantitativos y se formulan en forma de eslóganes vagos. Hay a lo sumo sólo unas pocas medidas tangibles diferentes al volumen de trabajo y los límites de tiempo. 4. El desempeño de los competidores es desconocido y en muchos casos ni siquiera se sabe quiénes son los competidores. Esta ignorancia lleva a una complacencia crasa en todos los niveles incluso cuando las Amenazas deberían ser obvias. 5. Una gran proporción de las decisiones se basan en opiniones y no en datos. Esto invariablemente lleva a una sub-optimización considerable. 6. Prevalence una cultura de la culpa. Tan pronto como algo sale mal, lo cual es frecuente, la pregunta siempre es ¿de quién fue la culpa? Un mejor enfoque sería encontrar las circunstancias prevalentes que causaron que alguien que quería hacer un buen trabajo terminara haciendo algo que ni él ni nadie más quería que ocurriera. En otras palabras, el abordaje debería ser atacar los problemas y no la gente. Esto es difícil en un entorno machista. 7. Es obvia la alta probabilidad de inseguridad en todos los niveles de la organización. Este tipo de organizaciones suelen tener altos niveles de cambio de personal, enfermedad y ausentismo. 8. Las Metas departamentales suelen ser más claras que las Metas organizacionales debido a la vaguedad de las últimas. 9. Las soluciones rápidas no pueden sostenerse cuando prevalece la gerencia de crisis. La figura 1.4 compara esto con el estado ideal que se muestra a la derecha y es la Meta del Hoshin Kanri. Esto representa la esencia de la gerencia al estilo Hoshin Kanri.
[FIGURA 1.4. Comparación entre dos extremos de estilo gerencial]
Note que en lugar de flechas gruesas orientadas aleatoriamente, las flechas del diagrama de la derecha apuntan hacia la cúspide. Note el efecto que esto tiene en la flecha que muestra el desempeño resultante. La suma de la energía de todos los departamentos en el diagrama de la derecha es significativamente mayor que en el diagrama de la izquierda. El reto de Hoshin Kanri es ser capaz de mover la organización lo más parecido que se pueda al diagrama de la derecha. Antes de iniciar con el Hoshin Kanri, la gente querrá saber, ¿Dónde está nuestra organización en el espectro en este momento? No solo tenemos que tener al menos una idea de esto, sino que es muy importante saber cómo estamos en comparación con nuestros competidores y quién se está moviendo más rápido en esa dirección. Esta tasa comparativa de rendimiento es crítica porque incluso si estamos más adelante que ellos en este momento, si se están moviendo más rápido que nosotros pronto nos van a superar. Este punto se ilustra claramente en la figura 1.5. El diagrama muestra dos negocios en competencia. Inicialmente el negocio A era muy superior al negocio B y es posible que así haya sido por muchos años. En consecuencia, el negocio A y el mercado estaban acostumbrados a que éste era el líder. Desafortunadamente para el negocio A, esto lo pudo haber llevado a la complacencia y la arrogancia. Como se acostumbró a que todo el mundo lo veía como el líder del mercado, dejó de fijarse en sus competidores. El negocio B empezó a moverse. Introdujo un estilo gerencial más dinámico con el fin de cerrar la brecha. Año tras año la brecha se estrecha hasta que se cierra. El negocio A no reacciona porque no se da cuenta de lo que está pasando. Su arrogancia y autoengaño son ahora problemas más grandes que el rendimiento de su competidor. El competidor sigue avanzando y el negocio A todavía no se da cuenta hasta que la brecha es bastante grande. Eventualmente, la diferencia es tan grande que no puede ser ignorada y entonces el negocio A sufre una caída en las ganancias mientras el negocio B continúa con un crecimiento desconcertante y un acelerado rendimiento financiero.
[Figura 1.5. Desempeño comparado de dos negocios]
Se instaura un periodo de pánico en el negocio A. En primera instancia hay negación o incredulidad pero eventualmente se deben tomar acciones. Típicamente esto incluye despedir al gerente o incluso a toda la Junta y cerrar algunas de las partes menos rentables de la organización para consolidar. Estas son medidas de corto plazo pero, tarde o temprano, se debe enfrentar el hecho que la antigua Estrategia ya no funciona. El nuevo líder de mercado no va a ser vencido fácilmente. Sabía lo que estaba haciendo mientras avanzaba y seguirá monitoreando cada movimiento del negocio A. Es probable que el negocio A nunca recupere su posición. En el mejor de los casos seguirá moviéndose en paralelo al negocio B. Si el negocio A quiere reconquistar su posición original tendría que moverse a una velocidad todavía mayor que el negocio B y esto puede no ser posible. La lección es que, quien quiera que seamos, nunca debemos dejarnos sobrepasar por un rival si podemos evitarlo. Debemos continuamente compararnos con los competidores y tratar de subir con la curva más pronunciada posible sin importar las políticas de los competidores porque nunca podemos estar totalmente seguros de qué están haciendo. Esto solo se puede alcanzar a través de una gerencia estilo Hoshin Kanri y la Meta debe ser alcanzar y mantener el liderazgo en nuestro campo o arriesgarnos a ser los segundos. La consecuencia de esto serán los maŕgenes estrechos, mercados difíciles y la amenaza siempre presente de ser eliminado.
EL MODELO HOSHIN Suficientes aspectos negativos. El resto del libro se concentrará en cómo instalar los positivos y llevar su organización a la posición principal. El modelo Hoshin Kanri mostrado en la Figura 1.6 ha sido desarrollado por David Hutchins y está basado en muchos años de experiencia práctica en la implementación del Hoshin Kanri en la industria. Está siendo usado aquí como un mapa de ruta para el resto del libro y trabajaremos progresivamente a través de cada una de las cajas del diagrama. Los lectores serán referidos a esta página constantemente a medida que progresamos en el libro. A primera vista el diagrama parece complicado pero es fácil apreciar que empieza con la Visión en la mano izquierda y progresa a través de una serie de pasos lógicos hasta el punto donde el programa completo se ha desarrollado completamente. Hacer esto apropiadamente en una organización grande puede tomar varios años antes de que el proceso esté completamente instaurado y sea representativo de la cultura completa. Esto no debe sorprendernos pues en gran parte supone un cambio muy grande que siempre toma tiempo, sin importar qué tan altos sean los niveles de entusiasmo de sus pioneros. Uno de los puntos atractivos del Hoshin Kanri es el hecho que el programa que usted desarrolla es único y refleja la personalidad de su organización casi desde el inicio. Lo que se incluye en este libro describe un método de desarrollo e implementación. El resultado de ese trabajo será totalmente suyo. Por su naturaleza usted no puede ir a otra organización y encontrar un Hoshin Kanri idéntico al suyo, no lo puede comprar de un estante. Este libro le ayudará a crear su propio programa único. Si quiere asistencia de afuera, asegúrese de escudriñar cuidadosamente el historial de los que le ofrecen los servicios sin importar qué tan reconocidos sean. Cada caja del modelo mostrado en la figura 1.6 está cubierta por un capítulo de este libro. El capítulo más grande es el Capítulo 16 el cual trata acerca los Círculos de Calidad (o Kaizen) con cierto detalle. La razón es que este tema es fundamental para el éxito no solo del Hoshin Kanri sino, de hecho, todos los conceptos de origen japonés. Esto también incluye Lean Manufacturing en particular y aunque el Six Sigma se desarrolló en los Estados Unidos a partir del trabajo de Dr Juran, no hay duda de que los programas Six Sigma se beneficiarían de la adición de los círculos de calidad. A pesar de la vasta cantidad de literatura la mayoría de organizaciones occidentales no pueden, o más probablemente eligen no entender ya sea el potencial que ofrecen los Círculos de Calidad o el hecho que deben enfrentar este problema si esperan maximizar el potencial de sus organizaciones. Espero que el material incluido en cada capítulo ayudará a enfrentar este asunto. Como dato curioso, he tomado y actualizado la mayor parte del material de mi libro anterior publicado a principios de los 80s, El Manual de los Círculos de Calidad. Hace rato no está en imprenta pero se consiguen copias de segunda mano en internet a más de 120 dólares por copia. Tristemente no recibo ganancias por eso pero como el copyright es exclusivamente mío los lectores de este libro ¡pueden beneficiarse de ese material simplemente leyendo el capítulo de círculos de calidad!
[Figura 1.6. El modelo Hoshin Kanri con los números de los capítulos]
¡USO DE ESTE LIBRO Y UNA ADVERTENCIA! Se dará cuenta de que Hoshin Kanri es un tema amplio que abarca a todas las disciplinas de la organización y posiblemente la creación de algunas nuevas. Esto puede indicar la necesidad de usar costosas consultorías gerenciales. Esto sería un enfoque totalmente equivocado y la tentación de poner su destino en sus manos debe ser vigorosamente resistida por más atractiva que pueda parecer. El Hoshin Kanri solo puede funcionar si es el producto de la misma gente de la organización. Cada paso por este camino, en la secuencia de pasos de este libro, debe ser el trabajo de los directores y el equipo gerencial de la organización y de nadie más. Siempre es una idea atrayente delegar la responsabilidad de los programas de cambio a consultores pero terminará con el programa de ellos y no el suyo y no producirá los resultados que busca. El proceso de gerenciar su organización sencillamente no es delegable. Use un Facilitador experto por todos los medios y es posible que provenga de fuera de su organización. Sin embargo, recuerde en todo momento que el verbo facilitar significa “hacer las cosas fáciles” o “hacer posible”: Su trabajo será reunir a todos, guiar las discusiones, asegurarse de que están disponibles las instalaciones y recursos relevantes, producir reportes y brindar consejo a solicitud o cuando lo consideren necesario. Nunca deben tomar las riendas del proyecto o crear material a ningún nivel. Esto debe hacerse dentro de la organización misma. He facilitado muchos programas de este tipo para organizaciones grandes y pequeñas. La recompensa es que la sensación de logro cuando los resultados empiezan a aparecer es enorme y la organización en cuestión puede estar justificadamente orgullosa de sus esfuerzos. En contraste, cuando los consultores hacen el trabajo no hay un sentimiento de apropiación, no hay orgullo de los logros y los resultados serán como mucho mediocres. He tratado de poner todos los elementos esenciales para el éxito en este libro pero es posible que falte algo importante para usted. Me comprometo a través de los editores a abordar esas inquietudes si surgen, ya sea por correspondencia o por correo electrónico. Verdaderamente espero que este libro sea un recurso valioso para el mejoramiento del rendimiento futuro de su organización, mejoramiento en su competitividad y en la calidad de vida de su gente, sus familias y de la sociedad en general. Esta es una ambición alta pero por lo que he podido ver es alcanzable, pero solo si usted hace el esfuerzo. No tiene que ser el gerente general para hacer la diferencia. He visto personal de ventas y supervisores directos usar los métodos relevantes a su nivel, venderlos a través de los resultados que alcanzan y de ahí a los mandos superiores. Nadie es totalmente víctima de su destino; todos pueden hacer la diferencia si trabajan en ello. Nunca es fácil y siempre habrá frustraciones pero la determinación fuerte lo hará llegar a la meta al final. Si algo que usted ensaya no tiene resultados no se rinda, intente algo nuevo una y otra vez. Siempre habrá una manera si puede encontrarla, así que mucha suerte y espero que a través de estos capítulos usted también pueda hacer la diferencia.
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