“SALVADOS PARA HACER BUENAS
OBRAS” por tus padres. No escogiste ser así.
TEXTO Efesios 2:10
Introducción
El mensaje central del evangelio es la salvación
es de Dios. Pero, hay una pregunta importante
que debemos hacernos: ‘¿por qué nos salva?’
Ideas nuestras incluyen:
- Porque nos ama.
- Porque no quiere que vayamos al infierno
- Porque quiere tenernos con Él para
siempre.
Todo eso es cierto, pero suena un poco egoísta
de nuestra parte. La pregunta es, ‘¿Cuál es Su
propósito en nuestra salvación?’
El tema de Efe 2 es la salvación. Pablo trata el
tema sistemáticamente, en orden. Es un buen
maestro.
Primero Pablo explica por qué necesitamos ser
salvos (v.1-3);
Luego nos explica cómo somos salvos (v.4-9).
Ahora nos explica por qué nos salva. Nos salva
para hacer buenas obras.
¿Qué debemos aprender de este verso? TRES
cosas importantes.
1. EL CREYENTE ES UNA CREACIÓN DE DIOS
Esta es la primera gran afirmación en este verso:
“Porque somos hechura suya”. El contexto
indica que Pablo está hablando, no tanto de la
creación de nuestros cuerpos físicos, sino de
nuestra nueva naturaleza espiritual. Nadie es
creyente por su propia creación. Nadie se hace
creyente por sí mismo. Dios nos hace.
Esto es cierto al nivel natural. La vida que
tienes, no te la diste a ti mismo. No vives
porque un día tú decidiste vivir. ¡No! Vives,
porque tus padres te dieron vida. Y las
características físicas que tienes, te fueron dadas
Claro, una vez que hemos nacido empezamos a
asumir ciertas responsabilidades. Pero la
persona que somos, básicamente nos ha sido
dada por nuestros padres.
Es parecido en la vida cristiana. Si eres un
verdadero creyente, es porque Dios te ha dado
vida. Él te ha creado. No te creaste a ti mismo.
En un sentido, no fue tu decisión (Juan 1:14).
Pero la vida de la que hablamos es una vida
invisible; así que, ¿cómo saber si realmente
tenemos esa vida espiritual?
Bueno, hagamos la pregunta de un ser humano,
a nivel físico. ¿Cómo sabemos si un bebe tiene
vida natural, biológica?
Hay ciertos signos vitales – respiración, pulso,
temperatura, funciones corporales, etc. ¡No
podemos decir que un bebe tiene vida
simplemente porque está en una cuna! De igual
modo, no podemos decir que alguien es un
creyente simplemente porque está en la iglesia,
viene a los cultos.
Hay ciertos signos vitales de la vida espiritual –
el deseo de leer la Biblia, el deseo de orar, el
deseo de testificar, el deseo de vivir en santidad,
el deseo de servir en la iglesia.
REFLEXIÓN: ¿Tienes vida espiritual? ¿Cómo
sabes que no eres mas que una
persona religiosa, que asiste a la
iglesia los domingos? Si una cuna
no da vida a un bebé; venir a la
iglesia tampoco te concede vida
espiritual.
2. EL CREYENTE DEBE HACER BUENAS
OBRAS
En el v.9, Pablo hizo una afirmación contundente.
Nuestra salvación no es por obras. Es imposible
que lo sea, por nuestra condición de pecadores
(v.1, 5). Un cadáver es incapaz de hacer obras.
De igual modo, una persona que no ha nacido de
nuevo no pude hacer nada de valor espiritual
ante los ojos de Dios.
Sin embargo, las buenas obras son importantes
en el plan de salvación. No son la causa de la
salvación, sino el efecto (el fruto) de ella.
La ley dice, ‘Haz esto y vivirás’; la gracia de Dios
dice, ‘Vive, y harás esto’.
Esto nos lleva a una conclusión interesante. La
persona que no cree en Cristo no puede
hacer buenas obras. Piensa que lo puede
hacer, pero se equivoca. Las obras que
considera ‘buenas’, están contaminadas con el
pecado, que las ‘ensucian’, y las hacen malas
obras (Is 64:6).
Nuestras obras humanas están contaminadas por
dos cosas: el propósito y la motivación.
i. El propósito – las personas que hacen
‘buenas obras’, las hacen para el bien del
ser humano, para el bien del planeta, etc.
¡No las hacen para el bien de Dios! En
otras palabras, no las hacen por ser
siervos de Dios, que desean agradar a
Dios. ¡No! Su propósito es humanista;
centrado en el ser humano.
ii. La motivación – las personas que hacen
‘buenas obras’, las hacen para sentirse
bien, para jactarse (interna o
externamente) de lo que hacen. No las
hacen para la gloria de Dios, para que
Dios sea glorificado (Mat 5:16).
Para tener el propósito correcto, y la motivación
correcta, en lo que hacemos, es necesario tener
vida espiritual. Dios nos crea (espiritualmente)
precisamente para eso. La salvación no es
causada por buenas obras; las buenas obras son
el efecto de la salvación. Dios nos da vida
espiritual para que podamos hacer buenas obras.
Aquí hay algo muy importante que debemos
enfatizar. El creyente que no hace buenas
obras está negando el propósito de su
salvación. En verdad, es imposible que el
creyente no haga buenas obras. La misma vida
espiritual que Dios le da produce esas buenas
obras.
EJEMPLO: Un bebé no nace porque respira;
respira, porque ha nacido. Es
imposible que un bebé recién nacido
no respire. Si no respira, no tiene
vida; y si no tiene vida, no ha nacido.
REFLEXIÓN: ¿Quieres saber si eres un verdadero
creyente? Pregúntate: ¿haces buenas obras?
¿Hay cosas en tu vida que haces para el bien de
Dios, y para Su gloria? ¿Eres consciente de ello?
3. EL CREYENTE DEBE HACER LAS BUENAS
OBRAS QUE DIOS LE INDICA
¿Qué obras debemos hacer? Pablo dice que
debemos hacer las buenas obras que “Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas” (v.10b). Si Dios nos ha dado vida,
entonces somos Sus hijos, Sus siervos. Por lo
tanto, debemos hacer lo que Dios nos manda
hacer.
ILUSTRACIÓN: Adán y Eva, creados para hacer
ciertas obras – cuidar el jardín,
apoyar a Adán, etc. Dios no los
creó, para dejar que ellos escojan
qué hacer.
Es igual con nosotros, si somos creyentes.
La pregunta es, ‘¿Cómo saber cuáles son las
buenas obras que debemos hacer?’ Hay varias
maneras de saberlo.
i. Por las circunstancias de nuestra vida.
Cuando Dios nos salva, ya estamos viviendo
en cierto contexto, en ciertas circunstancias.
Ese contexto, y esas circunstancias,
determinan las buenas obras que debemos
hacer.
EJEMPLOS: Si eres casado (1 Cor 7:20, 27), si
tienes ancianos dependientes (1
Tim 5:8, 16).
ii. Por los dones y talentos que tenemos
Cuando Dios nos salva, ya tenemos ciertos
talentos; debemos servir a Dios con esos
talentos (a no ser que haya una objeción
 moral a lo que hacemos). Ese trabajo es
nuestra buena obra.

Al salvaros Dios nos da ciertos dones

espirituales. Debemos saber cuales son, para
que hagamos buenas obras. Dios prepara
todo esto de antemano.

ILUSTRACIÓN: Jeremías

iii. Por los mandamientos bíblicos

Como creyentes debemos leer y estudiar la

Biblia. En ella tenemos la revelación de la
voluntad de Dios para nuestras vidas. En la
medida en que vamos leyendo la Biblia, Dios
nos irá hablando. Nos hará saber cuáles son
Sus instrucciones específicas.

iv. Por la dirección de Dios

El Espíritu Santo también nos puede revelar

algo específico.

ILUSTRACION: El llamado de Pablo.

Conclusión:

¿Somos verdaderos creyentes? ¿Estamos

haciendo buenas obras?

La cuna no da vida a un bebe; el templo no da

vida espiritual a un pecador. Un ‘creyente’ sin
buenas obras, está muerto espiritualmente.