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Laura Masson
Verónica Trpin
Centro
de Antropología
Social
Laura Masson
La política en femenino : género y poder en la provincia de Buenos
Aires. - 1ª. ed.– Buenos Aires : Antropología, 2004.
140 p. ; 13x21 cm.- (Etnográfica)
ISBN 987-20018-7-1
Rosana Guber
Es Ph.D. en Antropología, Johns Hopkins University, EE.UU y directora del
Centro de Antropología Social del IDES, investigadora CONICET-IDES y
Coordinadora Académica de la Maestría de Antropología Social de la Univer-
sidad General San Martín, y profesora del Programa de Posgrado en Antropo-
logía Social de la Universidad Nacional de Misiones. Ha llevado a cabo
investigaciones de campo en identidad étnica (judíos), residencial (“villeros”) y
nacional (ex soldados argentinos en el Teatro de Operaciones Atlántico Sur,
1982). Desde 1989 investiga las memorias de los argentinos sobre la guerra de
Malvinas (¿Por qué Malvinas? De la causa nacional a la guerra absurda, FCE, 2001;
De chicos a veteranos. Memorias argentinas de la guerra de Malvinas, Antropofagia,
2004). También ha publicado artículos y volúmenes sobre el trabajo de campo
etnográfico (Etnografía. Método, campo y reflexividad, Norma, 2001; El salvaje me-
tropolitano. 2 ediciones, Paidós, 2004) y sobre la historia de la antropología ar-
gentina (con Sergio Visacovsky, comps., Historias y estilos de trabajo de campo en la
Argentina, Antropofagia, 2002).
Federico Neiburg
Doctor en Antropología Social (Museu Nacional, Universidad Federal de
Rio de Janeiro), profesor en el Programa de Posgrado en Antropología So-
cial en el Museo Nacional (Rio de Janeiro) e investigador del Consejo Nacio-
nal de Investigaciones Científicas (CNPq, Brasil). Es autor, entre otros, de
Identidad y Conflicto en la Sierra Mazateca (ENAH, 1988) y Los intelectuales y la in-
vención del peronismo (Alianza, 1998). Es coeditor del libro Antropologias, Impé-
rios e Estados Nacionais (Relume-Dumará 2002, junto com Benoit de l’Estoile
y Lygia Sigaud) e Intelectuales y expertos. La producción del conocimiento sobre la socie-
dad en Argentina (Paidós 2004, junto con Mariano Plotkin). Ha publicado nu-
merosos artículos en revistas nacionales y extranjeras, tratando
específicamente de asuntos relativos a antropología de la política y a la histo-
ria social de la antropología. Actualmente desarrolla una investigación com-
parativa sobre las culturas económicas en Argentina y Brasil con apoyo de la
John Simon Guggenheim Foundation.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
3. Las referentes municipales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
Las Consejeras Consultivas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Alajuela: un caso particular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137
Otras Fuentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
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Prólogo
La política social y las manzaneras
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
Agradecimientos
E ste libro es la reelaboración de mi tesis de maestría presentada en el
Programa de Posgrado en Antropología Social (PPGAS/Museu Nacio-
nal) de la Universidad Nacional de Río de Janeiro, Brasil. Quiero agradecer
el apoyo de las personas que forman parte de esta institución. Especial-
mente a mi orientador, Federico Neiburg, por la comprensión, atención y
entusiasmo por mi trabajo, que hicieron posible llegar hasta el final de esta
ardua tarea que es escribir. A los profesores por su cordialidad, estímulo
intelectual y los diálogos que han enriquecido mi tarea. Particularmente
quiero mencionar a Luis Fernando Dias Duarte, Ligya Sigaud, Marcio
Goldman, Moacir Palmeira y Beatriz Heredia. También debo mi gratitud a
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de
la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA) donde cursé mis estudios de gra-
do. Las personas que allí conocí, muchos de ellos hoy mis amigos, hicieron
posible de una manera u otra que la idea, en principio lejana, de realizar un
posgrado se haya convertido en realidad. Este trabajo fue posible con el
apoyo financiero del Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e
Tecnológico (CNPq) y de la UNCPBA y la Facultad de Ciencias Sociales en el
marco del Programa FOMEC. Mis compañeros de “turma” siempre fueron
una grata compañía y en muchos casos una inestimable ayuda. Tuve la
suerte de compartir la experiencia de un país nuevo con dos compañeros,
Jorge y Hernán, que acabaron convirtiéndose en mis “hermanos”. Quiero
agradecer a Anabela, por haberme recibido en su casa y en su ciudad. A los
funcionarios del Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano
por su tiempo, su buena disposición y por su confianza, especialmente a
mis “informantes”, Alicia, Diana y Julián, que lograron que muchas veces
me sienta como “en casa”. A Adrián Pérez, por la excepcional foto de tapa
que dice más que muchas palabras, a Alejandro Elias, Agustín Maurin y
Hernán Di Menna por facilitarme el acceso a imágenes y a numerosas notas
de diarios y revistas. A mis amigos Cristina Patriota, João Felipe Gonçalves,
Arimatheia Alvarenga de Moura, María Lucia Macedo Cardoso, Kaori Ko-
dama y Gabriela Scotto que estuvieron muy cerca en todo momento. A
Virginia Vecchioli, Sabina Frederic, Horacio Sívori y Laura Zapata, mis
amigos e interlocutores de los últimos años. A Lili, Silvia y Vivi por las in-
terminables conversaciones telefónicas. A Marcelo por acompañarme in-
condicionalmente y con mucha paciencia en mis proyectos. A mi familia
por hacerme sentir cerca de ellos a pesar de las distancias, especialmente a
mi papá, mis hermanos y a Marianela, Julieta, Agustín, Luciano y Bautista.
Cuando escribí estas páginas todavía estaba tratando de habituarme a la au-
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
sencia irremediable de mi mamá. Este libro está dedicado a su memoria
por haber sido siempre mi principal fuente de estímulo.
La idea de un libro que forme parte de una colección fue posible gracias a
la iniciativa y el empuje de un proyecto conjunto. Quiero agradecer a todos
los colegas que se comprometieron en esta tarea, con los que he compartido
objetivos y preocupaciones. Finalmente, a los directores de la colección por
promover la difusión de la etnografía y haber hecho posible que los pro-
yectos individuales se conviertan en una apuesta colectiva.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
Introducción
E ste libro trata sobre la construcción de las identidades de género desde
tres espacios específicos de poder: los medios masivos de comunica-
ción, la creación de leyes y organismos estatales, y la implementación de po-
líticas sociales desde la administración pública. La provincia de Buenos Aires
durante el período de gobierno 1995-1999 constituyó un espacio privilegia-
do para analizar estos temas. En las elecciones legislativas de 1997 fue la pri-
mera vez que dos mujeres encabezaron las listas de candidatos a diputados
nacionales de los principales partidos políticos. Por otra parte, el estado pro-
vincial nunca antes había incorporado una cantidad tan importante de muje-
res en la participación y ejecución de las políticas sociales como a partir de
1996. La forma en que esta nueva iniciativa fue llevada adelante también re-
sultó absolutamente novedosa: combinó lo más moderno en materia de po-
líticas sociales, incorporando profesionales que se legitimaban a través de
sus títulos universitarios, con las imágenes más tradicionales asociadas a la
identidad femenina.
Si bien los temas de los que me ocupo en estas páginas hacen referencia a
un momento y lugar específicos de un pasado reciente -aunque por la velo-
cidad de los cambios pareciera remoto-, esta investigación trata sobre una
dimensión de la sociedad y la cultura política argentina de profunda raíz his-
tórica. Ciertamente, los eventos analizados poseen una vigencia que va más
allá de la efervescencia adquirida en circunstancias delimitadas temporal y
espacialmente y permiten comprender aspectos centrales de las relaciones
entre género y política en la historia y en la sociedad argentina. A diferencia
de las acusaciones a la política y a los políticos que abundan en la prensa, y
también en textos académicos, mi objetivo no es presentar juicios sobre las
formas “correctas” de hacer política. Tampoco pretendo desnudar posibles
“manipulaciones” mediáticas ni calificar la pertinencia y/o transparencia de
las políticas sociales implementadas en la provincia de Buenos Aires para
paliar la pobreza.
En términos generales puede decirse que, por los temas tratados, este
libro se sitúa en la intersección de la Antropología de la política y de la
Antropología del Estado. A grandes rasgos, se trata de utilizar las herra-
mientas que la Antropología social ha desarrollado durante años en el aná-
lisis de sociedades, a nuestros ojos exóticas, para estudiar nuestra propia
sociedad con una mirada distanciada a fin de permitirnos comprender los
hechos sociales más allá de la valoración que como partícipes podamos tener
de los mismos. La Antropología de la política busca comprender la política y
el estado a través de los términos en que éstos son concebidos y sentidos por
quienes en ellos participan. También busca mostrar que la política y los polí-
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Introducción
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4 Revista Noticias, abril, 1997 y Diario Clarín, Segunda Sección, “Los números de la asistencia
social”, 4 de mayo, 1997. En la época la cotización del peso equivalía a un dólar. Sobre el
presupuesto destinado a políticas sociales ver también capítulo 2.
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Laura Masson
5 La provincia de Buenos Aires fue el escenario donde surgió el Partido Peronista y se defi-
nieron las grandes luchas electorales de la segunda mitad del siglo. Fue donde Juan Domin-
go Perón derrotó a la Unión Democrática en 1946 con casi el 50% de los votos, obtuvo el
62,3% en 1951 y alcanzó el insuperable 64,6% en septiembre de 1973. También fue el lugar
que otorgó a Raúl Alfonsín (Unión Cívica Radical) el 50% de los votos en octubre de 1983,
cuando derrotó al peronismo en las primeras elecciones democráticas después de la dicta-
dura militar (1976-1983).
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Introducción
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7 Esta fue la interpretación más común de los diarios acerca de la autopresentación del gober-
nador Duhalde. En 1996, una nota titulada “La patria y la bandera” interpreta de esta forma
las declaraciones de Duhalde: “Cada día, Eduardo Duhalde elige una nueva manera de dife-
renciarse del gobierno nacional. Ayer, por ejemplo, se volvió nacionalista: cuestionó ‘a los que
están demasiado ocupados con la globalización pero se olvidaron hasta de la bandera y enci-
ma imaginan un país que es en realidad otro y creen que somos todos iguales. Duhalde agre-
gó: ‘Nuestra patria es distinta y es, precisamente, nuestra. Además, esto tiene que ver con los
ancestros, con una manera de ser y de sentir’.” (Página 12, 26 de octubre, 1999). En 1997, des-
pués de un acto realizado por la esposa del gobernador para lanzar el “Evitismo”, el diario
Clarín publica una nota titulada “Hay que recuperar las banderas del peronismo” y continúa:
“La candidata y esposa del gobernador lo dijo al lanzar el ‘evitismo’. Es parte de la estrategia
para diferenciarse del menemismo” (Clarín, 27 de julio, 1997).
8 Las luchas de poder entre Menem y Duhalde a fines de los 90 se extendieron con muchas
marchas y contramarchas hasta el último momento en que se definió en 1999 la fórmula
Duhalde-Ortega para representar al Partido Justicialista en las elecciones presidenciales.
Las disputas se manifestaron nuevamente y con mayor énfasis a comienzos de 2003 cuan-
do se llamó a elecciones para regularizar la situación política del país luego de la caída del
gobierno de Fernando De la Rúa.
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Introducción
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González y del CPFDH, sobre todo lo relacionado con el polémico Plan Vida
implementado por las manzaneras. En esa oportunidad aproveché también
para adquirir más información sobre las elecciones legislativas de 1997, que
había acompañado en su momento desde la lectura de los principales diarios
nacionales. Desde mediados de septiembre a mediados de noviembre del
mismo año, participé en actividades de los programas sociales del CPFDH y
realicé observaciones y entrevistas en la propia institución. En esos meses
también recolecté todo el material informativo gráfico que el organismo
producía, incluidas publicaciones mensuales del Plan Vida (Diario Vida) y
publicaciones bimestrales del organismo (Revista Codo a Codo). El releva-
miento de las leyes y decretos, que dan existencia institucional a las modifica-
ciones burocrático-administrativas de las políticas sociales también fue
realizado en ese período. Como forma de complementar los datos reca-
bados realicé entrevistas a periodistas especializados en política y asesores de
prensa de una de las candidatas.
En el capítulo uno analizo la construcción de las identidades femeninas
que caracterizaron a las candidaturas de Hilda González y Graciela Fer-
nández Meijide y la participación de la prensa en la construcción del campo
político. La estrategia de presentación de la candidata Hilda González es-
tuvo basada en la combinación de elementos emblemáticos del Partido Justi-
cialista y la reivindicación de roles femeninos “tradicionales”. Este modelo
mostraba una mujer preocupada por el cuidado de otros (hijos, familia, es-
poso, discapacitados, etc.), portadora de valores morales y alejada de los in-
tereses “políticos”. El caso de Graciela Fernández Meijide es utilizado para
mostrar una presentación pública que reivindicaba una forma de hacer polí-
tica con origen en su rol de madre, pero cuya estrategia de presentación es-
tuvo centrada en la reivindicación de una identidad femenina diferente y en
otro modelo de familia. En la construcción de las candidaturas de ambas
mujeres la prensa ocupó un lugar insoslayable, no sólo por la posibilidad de
hacer conocido el nombre de las candidatas entre millones de personas, sino
por la imposición de una visión y un ordenamiento del mundo social a través
de la producción misma de las noticias.
El capítulo dos está dedicado a las transformaciones de los organismos
estatales que administraron las políticas de acción social durante el gobierno
duhaldista. Comienzo mostrando las características originales del Consejo
Provincial de la Mujer y los cambios producidos cuando Hilda González
asumió la Presidencia Honoraria hasta llegar finalmente a la creación del
CPFDH. Así es posible ver como la nueva gestión impuso un estilo de trabajo
que promovía una identidad femenina vinculada a una supuesta vocación
solidaria y de servicio y con un alto grado de emotividad, la cual era constan-
temente diferenciada de las funcionarias de la gestión anterior consideradas
“muy feministas” y egoístas. Siguiendo los lineamientos del denominado pa-
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Introducción
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Capítulo 1:
Candidaturas Estratégicas
E l tratamiento que la prensa dio a las elecciones legislativas de octubre de
1997 convirtió a las dos candidatas que encabezaban las listas de los di-
putados nacionales de los principales partidos en el centro del escenario po-
lítico nacional de ese momento. La atención que recibieron, inusual para una
candidatura de diputadas, es comparable con la que la prensa da habitual-
mente a los “presidenciables”. La relevancia adquirida se debió en parte a
que se trataba de candidatas y no de candidatos. Era la primera vez en la his-
toria de la provincia de Buenos Aires que las listas de diputados nacionales
de los principales partidos políticos eran encabezadas por mujeres. La cons-
trucción de gran parte de las noticias giró alrededor del género de las candi-
datas1. Lo que caracterizaba a ambas era que su experiencia de participación
no estaba ligada a las estructuras de poder político-partidarias, un aspecto
importante en momentos de descrédito de los partidos políticos. Esta carac-
terística “apartidaria” de las candidatas fue resaltada por los principales dia-
rios nacionales, su ingreso a la política fue explicado desde roles femeninos
ampliamente legitimados por la sociedad: una como “esposa”, otra como
“madre”. Pero, a pesar de estas supuestas coincidencias, cada una de ellas
personificó un paradigma diferente que evoca dos momentos definitorios
en la historia del país y en particular en la historia de las mujeres.
En la corta, pero conturbada vida política de nuestro país, la participación
de las mujeres en la escena pública irrumpió con mayor fuerza y visibilidad
en dos momentos específicos. El primero fue con el inusitado y original
lugar que ocupó en la política nacional la esposa de uno de los presidentes ar-
gentinos más populares. Eva Perón, con su trabajo de asistencia social desde
la Fundación que llevaba su nombre, contribuyó al sostén y la popularidad
del gobierno de Juan Perón y se convirtió en una especie de mito y un mo-
delo político en el que se referencian muchas mujeres peronistas y al que
apelan insistentemente los medios de comunicación cuando una mujer justi-
cialista se destaca en la política nacional o provincial2. El segundo momento,
1 Muel Dreyfus muestra en su libro que “hablar de mujeres es también hablar de otras co-
sas”, como por ejemplo del orden y las jerarquías sociales (Muel Dreyfus op. cit.).
2 El trabajo de Eva no se restringió a la asistencia social de la fundación, en 1949 Eva Perón
fundó el Partido Peronista Femenino que fue presidido por ella misma. La organización
de una estructura partidaria compuesta solamente por mujeres y funcionando en forma
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
5 Debido a que en este capítulo uno de los puntos que analizo es la manera en que la prensa
nombra a las candidatas, para distinguir mi denominación del habla nativa, en todos los ca-
sos haré referencia a ellas como Hilda González y Graciela Fernández Meijide.
6 Utilizo la expresión “tiempo especial” inspirándome en el concepto “tiempo de la política”
utilizado por Heredia y Palmeira (1995). El caso que analizo tiene dos características claves
que lo diferencian del contexto analizado por los autores, y que hacen que la distinción “tiem-
po de la política” no sea aplicable en este caso. En primer lugar el análisis no está circunscrip-
to al ámbito rural. La interacción de las personas con “lo político” está fuertemente marcada
por los medios de comunicación. En este sentido considero que no solamente las “campañas
políticas” propiamente dichas son parte de la propaganda electoral, sino que las noticias pu-
blicadas en los diarios actúan de alguna manera como propaganda política bajo la forma de
publicidad. Por otro lado es interesante pensar la utilidad del concepto “tiempo de la política”
en el presente caso, donde la forma de hacer política se define precisamente como “apolíti-
ca”. Así, aún antes del lanzamiento oficial de la candidatura de la esposa del gobernador se
realizaron actos masivos cuya noticia fue tapa de los diarios más importantes. Los actos y la
publicidad de los mismos funcionó como una demostración del alcance y la fuerza política
del peronismo (y de la facción duhaldista dentro del partido), pero definiéndose por oposi-
ción a actos proselitistas se reivindicaba el carácter despolitizado de la convocatoria. Hilda
González como funcionaria provincial y esposa del gobernador y su esposo como represen-
tante máximo del gobierno provincial poseen la legitimidad necesaria para convocar a un acto
masivo sin que el mismo pueda ser calificado de “político”. Así, las relaciones de parentesco
(alianza en este caso) y el lugar del gobernador como representante formalmente reconocido
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
mentos son los medios masivos de comunicación. Analizo aquí noticias pe-
riodísticas y entrevistas extensas, publicadas en diarios y revistas desde
marzo de 1997 hasta octubre del mismo año7. Para un análisis más exhaus-
tivo seleccioné las noticias del Día Internacional de la Mujer y cuatro notas
que se destacaban por la cantidad de páginas y fotos dedicadas a las candi-
datas, además de dos libros donde cada una cuenta “su experiencia”. Com-
parto con Collovald la idea de que “Estas herramientas, más o menos
especializadas en un objetivo biográfico, se diferencian por su modo de se-
lección de los datos y por el tratamiento que se hace de ellos. Más que un ins-
trumento que modificaría desde el exterior la ‘biografía’, las instancias de
publicación donde esas informaciones aparecen, funcionan según reglas y
según una visión del mundo social y político que les son propias. De manera
que la representación del hombre político resulta del encuentro entre estos
principios de construcción y las propiedades específicas que lo caracterizan”
(Collovald, 1988:29. Mi traducción).
Así, la cobertura de la campaña electoral por la prensa no sólo sirvió para
presentar a ambas mujeres, sino que puso de manifiesto también el encuentro
de las propiedades de diversos grupos sociales: los políticos de ambos bandos
y sus candidatas, y los periodistas de los distintos diarios. Del diálogo entre
ellos, del encuentro de las categorías de percepción de estos grupos sociales,
de sus intereses y de su influencia relativa, surgieron las imágenes de las candi-
datas (Champagne, 1984). A pesar de no ser el punto principal de análisis, se
vislumbró en los relatos de la prensa lo que denomino una “forma peronista”
de construir biografías políticas femeninas, que aparecieron con mayor fuerza
en el caso de Hilda González, pero que curiosamente también se hizo exten-
siva a Graciela Fernández Meijide. Los tres diarios elegidos para el análisis
fueron La Nación, fundado en 1870, el más tradicional de los diarios argen-
tinos; Clarín, fundado en 1945 es el más leído en el país, considerado como un
diario moderado y poco crítico; Página 12, fundado en 1987, el más reciente de
los tres y el de menor circulación, caracterizado como un diario de “iz-
quierda”, dirigido a sectores intelectualizados y con un alto contenido crítico.
de la provincia permiten relativizar los límites impuestos por la ley en la realización de las
campañas políticas. Sobre el concepto “tiempo de la política” ver Frederic, 2004.
7 En marzo de 1997 la Alianza anuncia la candidatura de Graciela Fernández Meijide y, a par-
tir de ese momento, también comenzaron a aparecer en los diarios comentarios sobre la
posible candidatura de Hilda González. El 26 de octubre fue la fecha de las elecciones.
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Laura Masson
Buenos Aires, quien lo convirtió a través de los actos oficiales, en una espe-
cie de asunto de Estado. En 1996 el Día Internacional de la Mujer fue cele-
brado en el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata, capital de la provincia
de Buenos Aires. La figura principal fue Hilda González, a su lado aparecían
políticos del gobierno provincial y municipal. Fueron pronunciados algunos
discursos y se hizo entrega de premios a las mujeres ganadoras de un concur-
so de arte, ya que el acto coincidió con la inauguración del IV Salón Provin-
cial “La Mujer y su protagonismo Cultural”8. El 8 de marzo de 1994, en un
acto realizado en la ciudad de La Plata, el gobernador había anunciado las
modificaciones de la estructura burocrática que ponía la acción social de la
provincia “en manos de las mujeres bonaerenses” quienes, según sus pala-
bras, tienen una predisposición especial para todo lo vinculado con el bie-
nestar de la gente y la asistencia social. Mujer y acción social aparecían unidas
no sólo en las leyes correspondientes, sino también en la celebración de un
ritual político, juntas en el espacio simbólico y reivindicadas, tanto una como
la otra, en la esencia de esa unión.
Cuando en marzo de 1997 la Alianza oficializó la candidatura de la sena-
dora Graciela Fernández Meijide para encabezar la lista de diputados nacio-
nales en las elecciones legislativas, las encuestas realizadas hasta ese
momento daban una diferencia a favor de la senadora frente a los candidatos
disponibles del Partido Justicialista. Esto preocupó a sus dirigentes que co-
menzaron a deliberar acerca de posibles estrategias para revertir estos resul-
tados hipotéticos. A fines de 1996, dada la importancia creciente del CPFDH
y la popularidad mediática de su presidenta, los diarios especularon con la
posibilidad de que Hilda González se conviertiera, en el futuro, en candidata
a gobernadora o bien en compañera de fórmula presidencial de su esposo,
reactualizando en el imaginario nacional el acuerdo político-matrimonial de
Perón y su esposa Eva, que tanto marcó la historia Argentina9. Pero la exi-
gencia de los tiempos políticos provocó la precipitación de los presagios de
la prensa. Ese mismo mes los diarios publicaron que “Duhalde pensó en su
esposa” para ocupar el primer lugar en la lista de diputados.
Como otros años, el 8 de marzo de 1997 Hilda González organizó un
acto para celebrar el Día Internacional de la Mujer. Las invitadas especiales
8 Fragmentos del discurso de la esposa del gobernador revelan el esfuerzo por reforzar la
imagen de que el gobierno provincial está cerca de la gente: “Estamos muy orgullosos de las
artistas plásticas de nuestra Provincia, a las que venimos acompañando en cada muestra;
cada día hay una participación más amplia. El Consejo de la Mujer se ha convertido en el
Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano, desde donde seguiremos acompa-
ñándolas, en este caso también desde el arte” (Diario Clarín, Suplemento de Publicidad, 14
de marzo, 1996).
9 Según la consultora Germano & Giacobbe, las menciones periodísticas sobre Hilda Gon-
zález se multiplicaron por ocho: de 115 referencias en marzo de 1996, pasó a 941 para el
mismo período en 1997 (Revista Noticias, Abril, 1997).
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
Diario Clarín: “Acto con 20000 manzaneras en La Plata. Chiche, con poder
de convocatoria. La esposa de Duhalde descartó otra vez su posible candi-
datura. Pero igual exhibió su estructura social”.
Diario Página 12: “Chiche dijo que no quiere ser diputada, Eduardo la apoyó
y juntos probaron si son populares. Un test bien cargado para Duhalde.
problema familiar o matrimonial. Por otro lado, dirigirse a alguien que ocupa
un importante espacio en las estructuras de poder, por un apelativo que es
propio de las relaciones familiares introduce y legitima, en el ámbito político,
un aspecto afectivo vinculado habitualmente a la figura de la mujer. Pero, el
apodo “Chiche” –propio de las clases populares- también revela el esfuerzo
por mostrar la pertenencia a una determinada clase social y a una familia sen-
cilla, simple, de barrio, donde la mujer se destaca no por su saber profe-
sional, sino por el saber adquirido en el quehacer doméstico14. Hilda
González no se presenta a través de títulos universitarios o de experiencias
de militancia y participación política, sino como “la Chiche”, aquella mujer
de barrio que conoce la cotidianeidad de las mujeres por experiencia propia.
O como “la Señora”, la esposa del gobernador que se ocupa de los necesi-
tados, porque sabe de sus vicisitudes y la cercanía al poder no la ha alejado de
“la gente”.
A pesar que ambas candidatas fueron tratadas por la prensa con un grado
de intimidad no habitual en el caso de las candidaturas masculinas, el signifi-
cado de esta cercanía fue variando en un caso y en otro15. Este cambio de-
pendió en gran parte de las propiedades del grupo de periodistas y de sus
estructuras de percepción políticas y sociales. Tanto periodistas como ase-
sores de prensa manifestaron que hubo una corriente de simpatía e identifica-
ción entre Graciela Fernández Meijide y la prensa. El día posterior a las
elecciones fue fotografiada en su cuarto en pijamas cuando recién se levantaba
(Página 12, Clarín) y en el baño mientras se fijaba su peinado (Clarín); esta cer-
canía denota el acceso casi irrestricto del periodismo a su ámbito. Se muestra
el cotidiano de una mujer retratada como independiente y ética. Página 12 re-
produce una declaración donde ella aclara: “No soy una señora que salió de
atrás de las cacerolas”, reafirmando su identidad política y oponiéndose a la
imagen de su contrincante de madre, esposa y mujer común.
Cuando la prensa muestra a Hilda González como madre y esposa, hace
de ella una presentación ideal. Pero cuando hace referencia a su rol político
la considera una “herramienta de su esposo”, y este rol es adjudicado en al-
gunos casos con un tono ridiculizante. Es una identidad femenina con la que
el público de lectores de estos diarios no se identificaría. La ironía escasas
veces fue utilizada para referirse a Graciela Fernández Meijide quien recibió
14 Uno de los afiches de campaña muestra una foto de los rostros del gobernador y su esposa.
Él aparece de perfil en un segundo plano, logrado con una foto en blanco y negro. Al lado
la imagen en colores de su esposa, en un ángulo de ¾ perfil, sonriendo y con un slogan que
dice: Gente de Provincia. En varios de sus discursos y en sus libros, tanto el gobernador como
su esposa, han destacado los valores morales de la “gente del interior”, de las “personas
simples”.
15 Sólo cuando se trata de candidatos a presidente la prensa avanza más sobre el ámbito domés-
tico mostrándolos con su familia, o contando sus hábitos cotidianos. Pero en ningún caso el
grado de “intimidad” suele ser tan grande como en el caso de las candidatas aquí presentadas.
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
La tentativa de “despolitización”
Las declaraciones del gobernador y su esposa durante el acto del Día Interna-
cional de la Mujer, reproducidas por la prensa, estuvieron dirigidas a rescatar y
ponderar la acción social de las mujeres presentes y al uso de esa reivindica-
ción para responder, según La Nación, a las críticas de la oposición sobre el uso
político de los programas sociales del CPFDH: “Todo lo quieren mezclar con
política, declaró el gobernador, señalando su bronca”. Aunque ese mensaje
también puede ser interpretado como una confrontación con la prensa que
hizo eco de esas acusaciones, las declaraciones publicadas en los diarios mos-
traban el esfuerzo por despolitizar el encuentro, oponiendo el trabajo social al
interés político. El diario La Nación destacó las palabras que Hilda González
dedicó para defender la acción social de las manzaneras que, según ella, la opo-
sición ponía en duda. Esto, según el cronista, provocó la explosión favorable
del público, que demostró la adhesión de las mujeres a la defensa de su trabajo
por parte de los líderes políticos. Todas las reivindicaciones giraron en torno
de la ayuda social: “Esto no es un acto político. No quiero ningún cargo elec-
toral. Mi intención es seguir trabajando en la ayuda social”, dijo Hilda Gonzá-
lez16.
Otra de sus declaraciones, que según Página 12 y La Nación recibió la mayor
ovación de la tarde, fue que habría 40.000 manzaneras en la provincia para fin de
año porque “estamos peleando por nuestra cría”. De forma similar a la caracte-
rización de su cargo como trabajo de ayuda social, el trabajo de las manzaneras
era considerado una extensión natural de la función biológica de reproducción
de la especie de las mujeres, por lo tanto ninguno de los dos entraban en la es-
fera de lo público17. Como plantean Rosaldo y Lamphere, el relegamiento de la
que debería estar garantizada por el mismo debido a que los programas sociales en los que
estas mujeres trabajan son estatales (Fraser, N. 1993).
18 Hilda González manifestó su incomodidad ante la aparición de afiches en las calles de Bue-
nos Aires, apenas unos días antes del acto del Día de la Mujer, que mostraban una foto del
matrimonio Duhalde y la inscripción ‘Duhalde Presidente’: “Me enojé por esa publicidad,
pero esta manifestación de mujeres es solo una muestra de solidaridad. No el comienzo de
una campaña”. (Clarín, 9 marzo, 1997).
19 Pequeña localidad de la Provincia de Buenos Aires donde Eva Perón nació y pasó parte de
su infancia.
20 El Bonaerense es una publicación del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires de
distribuición gratuita. El primer y único número apareció en Agosto de 1996. No se indica
la frecuencia de su publicación, pero debido a que posee numeración (Año 1, Número1)
evidentemente fue pensada para ser publicada en forma sistemática. Al pie de la primera
página aparece una franja colorida con las fotos de Perón y Eva en los extremos y en el me-
dio la siguiente inscripción: Para mantener viva la memoria. Se incluyen en este número fotos del Gene-
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
2. La construcción de biografías
Nota 1
La nota comienza con una descripción del escenario donde se llevará a cabo
un acto de inauguración de un “Centro Asistencial” en una localidad bonae-
rense. La descripción que el periodista hace de la gente y la música, hablan
claramente del tipo de público que está presente: se trata de un barrio de cla-
se popular. Su relato muestra un cierto romanticismo de la pobreza y crea un
clima de emoción, esperanza y salvación inspirado por la presencia de la es-
posa del gobernador:
ral Perón y la compañera Evita, como una forma de mantener vivo el legado para la constitución de una
Patria Justa, Libre y Soberana.
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Laura Masson
“Por fin, en una combi llega ella y su esposo, el gobernador. ‘Parece Evita’ dice
emocionada una mujer de curtidos sesenta y pico. […] Sus manos desnudas se van
llenando de ruegos en forma de cartas que le acercan chiquitos, madres y viejos […].”
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
“Chiche explica su teoría de por qué confía más en las mujeres: porque la mujer
como generadora de vida, tiene una mayor sensibilidad por la protección de la vida.
Después de la dictadura militar fueron las madres y no los padres quienes salieron a
la Plaza de Mayo a pedir por sus hijos.”
Los tópicos sobre los que fue consultada muestran los temas conside-
rados importantes por la prensa para describir a Hilda González:
Evita: “Recuerdo el día en que falleció. Tenía seis años y ya me habían acos-
tado. […] De pronto entró mamá con los ojos enrojecidos. En la radio ha-
bían dado la noticia de la muerte de Eva.”
quienes estaban fuera de la estructura de los sindicatos la Fundación Eva Perón era una al-
ternativa (Plotkin, 1994).
24 Los Ortega son un matrimonio con muchos años de casados y seis hijos. Ramón “Palito”
Ortega nació en Tucumán, en un hogar numeroso y muy humilde. En su juventud emigró a
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Política: “Siempre tuve una vocación hacia la ayuda social, pero donde me
siento como verdaderamente soy, Chiche, es en mi casa, con mis hijos.”
Familia: “Si uno de mis hijos tuviera un problema, dejaría todo. Y si fuera ne-
cesario, le diría a Eduardo: ‘Pará, te precisamos’.”
Evita, un tema ineludible para una mujer peronista que actúa en política,
aparece ligada al contexto familiar y a la emoción: el sufrimiento de la madre
de Hilda González. Su opinión ayuda a entender aquella expresión “nació en
un hogar peronista”. El justicialismo se define en términos emocionales
-según sus adeptos, lo que caracteriza al justicialismo y lo diferencia de otros
partidos políticos es el “sentimiento”- y ese elemento emotivo aparece con
mayor fuerza en la figura femenina que lo representa: Eva Perón. Evangelina
Salazar fue otra de las mujeres rubias que despertó en el imaginario nacional
la evocación de la figura de Eva. La política, para la esposa del gobernador,
es sinónimo de “ayuda social” y está ligada a una vocación, esta opinión la
sitúa en oposición al feminismo, que aparece como aquello que atenta
contra la naturaleza femenina y asociado a una forma de hacer política que
no corresponde a las mujeres y les quita aquello que las define: “…veo mu-
chas mujeres que al hacer política se masculinizan y pierden así la sensibi-
lidad femenina”25.
Buenos Aires para iniciar su carrera artística. Se convirtió en un conocido cantor popular y
actor, que tuvo mucho éxito en las décadas del 60 y 70. Se casó con la actriz Evangelina Sa-
lazar, conocida por la interpretación del personaje de una dulce maestra en una telenovela
llamada “Señorita Maestra”. Rubia y de aire angelical, acompañó a su esposo en su trayecto-
ria política cuando éste fue gobernador de la provincia de Tucumán.
25 El riesgo de la “masculinización” de las mujeres al hacer política también era una “preocu-
pación” de Evita. En 1949, cuando crea el Partido Peronista Femenino, consideraba que
mantener a las mujeres separadas de los hombres era una manera de evitar que se masculi-
nicen y se vuelvan egoístas como ellos (Navarro, 1997:227). Por otra parte, en coincidencia
con la opinión de su esposa, el gobernador Duhalde se refirió a Graciela Fernández Meijide
como “Alfonsín con polleras”, descalificando el estilo político de la candidata y denuncian-
do la ausencia de sus características femeninas.
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
Nota 2
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“Mano dura, poder, pasión e ironía. La fórmula de esta mujer visceral que ge-
nera por igual odios y amores. ‘La Señora’, ‘la Chiche’, ‘la esposa de…’, la misma
que ambiciona ser la primera dama del país en 1999 y pasar a la historia como la
Evita de la Argentina posmenemista.”
Nota 3
La Dama de Duhalde
(Diario Clarín, Segunda Sección, 4 de Mayo, 1997, 7 páginas)
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“Pero yo soy bonaerense […] Nunca fui un ama de casa. Ni soy tampoco una
intelectual. Soy peronista por sentimiento, por convicción, porque me tocó vivir la
gloria y decadencia después del peronismo. Y vivo al lado de un hombre peronista que
hace esencialmente lo que tiene que hacer el peronismo […], estar al lado de la gente”
(destacado mío).
En estas pocas palabras Hilda González define los valores sobre los que
se construyó su imagen y la de su esposo. Definirse como “bonaerense”
equivale a oponerse a la Capital Federal -lugar donde vive Graciela Fer-
nández Meijide-, y ser “gente de provincia” que mantiene sus valores en
oposición a la corrupción de las grandes ciudades. Reivindica un regiona-
lismo folclórico, que significa también identidad y arraigo, pilares del estilo
político duhaldista reflejado en varios programas sociales y organismos ofi-
ciales27. Su filiación política no se define por militancia, sino por sentimiento
y experiencia de vida. El lugar de compañera de su esposo, también pero-
nista, y la proximidad con la gente la acercan a una noción relacional de
mujer a la vez que la distancian del individualismo, un verdadero defecto en
un ámbito cuya tarea es definida por las necesidades de los demás28.
27 Programas del CPFDH, como “Mujer Isleña” y “Mujer de Campo”, tenían como objetivo
incentivar el “arraigo a la tierra”. La Secretaría de Tierras y Urbanismo, a través de sus dele-
gaciones municipales denominadas “Casa de Tierras”, implementaba el programa “Familia
Propietaria Bonaerense”. La asociación de la mujer con la tierra, y la oposición entre la capi-
tal y el interior, la ciudad y el campo, fueron una de las representaciones recurrentes en las
políticas del gobierno de Vichy en Francia, a través de las cuales se construyó la imagen de
“l’éternel féminin” (Muel Dreyfus, 1996). Sobre este tema ver también capítulo 2.
28 Lo que denomino “noción relacional de mujer” está inspirado en el texto de Seyla Benha-
bib O outro generalizado e o outro concreto: A controvérsia Kohlberg-Gilligan e a teoria feminista” (Ben-
habib, 1987). En este texto se definen dos cuestiones que están relacionadas con este
trabajo. Primero la distinción de Gilligan entre una “ética del cuidado y la responsabilidad”
y una “ética de la justicia y de los derechos”. Gilligan discute los resultados de un estudio
realizado por Kohlberg sobre “el desarrollo del juicio moral”, que muestra una diferencia
de grado en favor del sexo masculino. La “ética del cuidado y la responsabilidad” le permite
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
a la autora explicar el desarrollo moral de las mujeres y la capacitación cognitiva que ellas
muestran de un modo nuevo. El juicio moral de las mujeres sería más contextual, más in-
merso en los pormenores de las relaciones y las narrativas, demostraría una mayor propen-
sión a asumir el punto de vista del “otro particular”. En segundo lugar, es importante la
distinción de Benhabib entre el “yo generalizado” y el “yo concreto” que señala las limita-
ciones de la teoría moral formalista de universalidad y de reversibilidad perfecta. Ambas
distinciones tienden a hacer visible un mundo excluido, tanto de la “ética de la justicia y los
derechos” como de la visión del “otro generalizado”, y por lo tanto también del dominio
“moral” y “público”. La “noción relacional de mujer” surge asociada a estas distinciones
debido a que se piensa a la mujer en función de sus relaciones. Su definición es contextual,
en oposición a la definición del yo autónomo propia de la ética de la justicia y los derechos y
del yo generalizado. En el capítulo 2 las propuestas asociadas a cada uno de los grupos de
mujeres que administraron el CPM pueden ser identificadas con la distinción de Gilligan en-
tre las dos “éticas”.
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Nota 4
Este pequeño dossier, cuya tapa muestra fotos de ambas mujeres en su más
tierna infancia, contiene tres notas (ver foto Nº 4). La primera, lleva como
título “Mujeres al pie de la campaña” (ver foto Nº 5) y comienza haciendo
una referencia al origen social de Graciela Fernández Meijide “Nenuca Cas-
tañola nunca conoció la pobreza”. Y continúa con una referencia a la ocupa-
ción de los padres de ambas y en qué momento de sus vidas ellas estaban
cuando “nació” el peronismo. A pesar de que la trayectoria de la senadora
Graciela Fernández Meijide es muy diferente a la de Hilda González, es na-
rrada usando el mismo modelo con el que se cuenta la historia de las mujeres
peronistas, haciendo referencia a su relación con la pobreza y el paralelo en-
tre su vida y el surgimiento del peronismo: “Tenía apenas 14 años cuando los
obreros de su barrio dejaron las fábricas al grito de ‘Perón, Perón’ y coparon
la Plaza de Mayo el 17 de octubre del 45”. Es importante destacar cómo ante
la irrupción de dos figuras femeninas en un espacio eminentemente masculi-
no los diarios recurren a la historia para dar sentido a la presencia de estas
mujeres en la política. Por un lado, la historia del país con un marcado énfa-
sis en el peronismo. Por otro, la historia personal incluyendo detalles “ínti-
mos” de sus vidas, como fotos de su infancia y de sus familias, que crean
cierta relación de accesibilidad a las candidatas.
También se resaltan similitudes y diferencias. Entre las primeras contaría
“La marca de un pasado en el que la política ni siquiera había rozado sus
sueños […]”; ambas son parte de elecciones consideradas un test para las
elecciones presidenciales de 1999: “Las dos pelean de manera curiosa, con
un estilo casi desconocido en la política argentina: eludiendo nombrarse”;
“Por distintas razones Graciela y Chiche entraron a la política por la ventana
29 El 26 de julio de 1997, aniversario de la muerte de Evita, ocurrida en 1952, los Duhalde or-
ganizaron un acto multitudinario (alrededor de 20.000 personas), la mayoría mujeres, don-
de Hilda González lanzó el “Evitismo”. En su discurso aparecen frases tales como: “No
somos feministas, sino evitistas” y “No queremos competir con los hombres, sino trabajar
junto a ellos”. En 1949, fue también un 26 julio, cuando el Partido Peronista Masculino se
reunió para sentar las bases de su organización definitiva en el Luna Park. Ese día mil muje-
res delegadas de todo el país se reunieron en el Teatro Nacional Cervantes para escuchar el
discurso de Evita y “nombrarla” presidenta del Partido Peronista Femenino (Bianchi y
Sanchís, 1988:68).
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
“Yo creía que por ser mujer, por no provenir de la política tradicional iba a tener
un estilo diferente, pero la verdad es que cada día sus acusaciones son mayores […].”
Y Graciela responde:
“Sé que tuvo un trabajo de martillera en una inmobiliaria, que le fue muy bien y
que después acompañó todo el proyecto de su marido desde las intendencias. Y lo
acompañó hasta tal punto que no queriendo ser candidata lo terminó siendo. […]
Por eso, ahora es su propio marido el que la corre a un costado de la campaña. No sé
como se puede sentir pero me parece que tiene toda una confusión de lo que es la polí-
tica […].”
La nota intenta situarlas nuevamente en la historia, esta vez con los datos
necesarios para justificar la participación política de Graciela Fernández
Meijide. Un breve recorrido por los diferentes golpes de Estado en Argen-
tina -1955, cuando ocurrió la denominada Revolución Libertadora que de-
rrocó a Perón, el derrocamiento del radical Arturo Illia en 1966- hasta llegar
finalmente al golpe militar de marzo de 1976 “que a Graciela le arrebató un
hijo, Pablo, desaparecido el 22 de octubre de ese año”. Seguidamente de-
finen sus posiciones frente a determinados temas. Sobre la política, Hilda
González declara que descree “Tal vez porque he visto, a través de los años,
políticos de todos los partidos que no han trabajado para la gente”. Graciela
Fernández Meijide por su parte opina:
“Hoy parecería que alguna gente se confunde y cree que es bueno decir que no pro-
viene de la política. […] Y lo hace también la señora de Duhalde, a quien respetuo-
samente yo tengo que decirle: ‘Sí, señora. Usted es política. Primero porque ha
trabajado políticamente al lado de su marido. Segundo, porque va a reuniones de ga-
binete donde se discute la política. Tercero, porque usted maneja dinero público, lo
destina para hacer trabajos, para hacer lo que sea. Y eso es hacer política porque es
incidir desde el poder para cambiar determinadas cosas’.”
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La nota incluye dos pequeños textos firmados por los esposos de ambas
candidatas, donde opinabn sobre sus mujeres. Hasta ese momento el esposo
de la senadora no había aparecido en escena, contrariamente al matrimonio
Duhalde. Lo que muestra una vez más cómo la prensa construye la biografía
de estas mujeres en función de un esquema, aquel que se diseñó a partir de la
figura de Eva Perón. La nota firmada por Enrique Fernández Meijide se ti-
tula “Una mujer inteligente”. Enrique Fernández Meijide destaca el interés
de su esposa, desde siempre, por la política. Considera que “su ingreso a la
política fue una decisión familiar” y declara que “La vida con ella siempre fue
muy intensa”. Por su parte, el gobernador define a su mujer como “Una tí-
pica bonaerense”, frase que sirve de título a la nota. Reconoce que “La polí-
tica nunca la motivó para actuar. Lo suyo ha sido siempre lo social, la gente y
sus cosas; seguramente por el influjo cristiano de su hogar y por su forma-
ción docente.” Y que ella le había dado lo más importante que puede desear
un hombre: “una familia unida, hijos sanos y portadores de valores trascen-
dentes y, sobre todo, lo que uno más necesita: amor.” Ambas notas están
acompañadas por una foto. Una, muestra al matrimonio Duhalde con
cuatro de sus cinco hijos en una casa de campo. El epígrafe dice: “Chiche en
familia. Los Duhalde rodeados por sus hijos, una prioridad del matrimonio,
a pesar de las campañas políticas”. La otra, muestra a Graciela Fernández
Meijide con sus tres hijos -sin su esposo-, al pie de la foto se lee: Graciela
con sus hijos. La senadora Fernández Meijide, junto a sus tres hijos. En el
centro, Pablo, desaparecido en 1976” (ver fotos Nº 6 y 7).
¿Cómo se resuelve en el discurso de ambos esposos la relación entre la
política y la familia? Duhalde define a su esposa como no interesada por la
política, a pesar de ser candidata a diputada, lo que estaría compensado por
su interés constante por lo social, el cual proviene, según él, de su formación
docente y la influencia cristiana de su hogar. Este perfil define también al
grupo de Consejeras Ejecutivas que trabajan junto a ella en el CPFDH. Una
identidad provinciana representativa resume la personalidad de su esposa:
una típica bonaerense. Buena esposa, buena madre, hijos sanos, valores tras-
cendentes y amor, son las características con las que el gobernador define a
la candidata Hilda González. En oposición, Enrique Fernández Meijide de-
fine a su esposa como “una mujer inteligente” y “siempre interesada por la
política”. La relación entre política y familia no se apoya en el desempeño
doméstico de Graciela Fernández Meijide, sino en el hecho de que su in-
greso a la política fue una “decisión familiar”.
En el primer caso se trata de extender valores considerados femeninos, do-
mésticos y propios de las relaciones familiares al espacio político, no para poli-
tizarlos sino para “neutralizar” acciones políticas -despolitizarlas- asociándolas
a valores e instituciones pretendidamente “naturales”. Se produce una “do-
mesticación” de lo público. El segundo caso parte de una experiencia dife-
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30 Esta insistencia de la prensa sobre la figura de la esposa del gobernador nos lleva a pensar
en un abordaje y una manera de entender la política argentina donde las referencias al pero-
nismo son, aún hoy, ineludibles. En su libro Los Intelectuales y la invención del peronismo, Nei-
burg analiza las innumerables discusiones que tuvieron lugar en los más variados
escenarios, después del golpe militar que derrocó el segundo gobierno de Perón en 1955, a
fin de debatir el futuro de Argentina, tomando como punto de partida las distintas evalua-
ciones sobre los orígenes y la naturaleza del llamado fenómeno peronista (Neiburg, 1998).
La necesidad de discutir acerca del “fenómeno peronista”, clasificarlo e interpretarlo conti-
núa como lo muestran las editoriales que acompañan las extensas notas sobre Hilda Gon-
zález. Esta tendencia también se refleja en el ámbito académico entre quienes trabajan con
temas afines. Auyero en su artículo “Performing Evita. A tale of two Peronist Woman”,
considera que “Menemismo (as President Menem’s version of peronism is known) does
not embody, as many seem to believe, another death of Peronism but a third phase of the
life of a party that persists in demostrating its resilience. As Jelin puts it, “Peronism trans-
formed itself but continued as the single most important political force in the country”
(Auyero, op. cit.).
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Ante todo son dos los valores que se resaltan en Graciela Fernández Mei-
jide: la participación política con su posible candidatura a la presidencia de la
nación independiente de cualquier filiación masculina, y valores éticos aso-
ciados a su desempeño en organismos de Derechos Humanos. El diario
Clarín, un día después de la elección, le dedicó una nota titulada “Una mujer
inesperada”, donde al igual que en la nota de La Nación, se destaca su perfil
doméstico, aunque combinado con su imagen política:
“Nenuca volvió a la casa de los padres y caminó por los pasillos de la escuela que
la vio crecer. Una vez más debía votarse a sí misma, pero ella ya no es la misma que
vestía guardapolvo blanco y jugaba al tenis con sus hermanas. Porque la candidata
se enfrentó ayer a la batalla más increíble que soportó desde que todos la conocen
como Graciela Fernández Meijide. Ahora que sólo en el recuerdo de sus íntimos so-
brevive aquel apodo, la misma Nenuca que creció en una familia de clase media de
Avellaneda se para en el escenario político como una de las candidatas de la
Alianza para disputar la presidencia en 1999” (destacado en el original).
“Es que en la misma mujer conviven las caras de Nenuca y de Graciela Fer-
nández Meijide: la que disfruta cocinando para su familia y pide tiempo libre para
jugar con sus nietos, y la dama de hierro que no temió enfrentarse con uno de los apa-
ratos políticos más poderosos. En el paso entre una y otra circunstancia, se conjugan
un carácter que no disimula enojos con un discurso forjado en el sentido común. Pero
también, una mujer que conoce de cerca el dolor” (Clarín, 27 de octubre, 1997.
Destacado en el original).
E n 1998 fue publicado el libro Pobreza y Estado. Hacia un nuevo pacto social,
cuya autora es Hilda González. En él cuenta su experiencia de trabajo en
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
el área de acción social desde que ocupó los cargos de presidenta honoraria del
CPM y del CPFDH. El mismo año apareció Orígenes de una lucha. Diálogo con Gra-
ciela Fernández Meijide, entrevista realizada y publicada por dos escritores argen-
tinos donde Fernández Meijide narra la experiencia de la detención y
desaparición de su hijo, su participación en organismos de Derechos Huma-
nos a partir de la búsqueda, y sus opiniones sobre el autoritarismo. Este libro
ya había sido publicado en 1986 bajo el título Después de la noche por otra edito-
rial.
Cada uno de los relatos nos permite profundizar sobre la experiencia de
estas mujeres en la participación de los hechos que las ligaron a la política
institucional, la manera de contar su propia historia y cómo justifican el ac-
ceso a la política. Es necesario tener en cuenta que, a pesar de haber sido pu-
blicados en 1998, ambos libros fueron escritos con una diferencia de doce
años. Graciela Fernández Meijide relataba su experiencia tres años después
de finalizado el régimen militar (1986), en un intento de revelar una historia
de violencia que había sido silenciada mientras los militares ocuparon el
poder. Hilda González escribió su libro después de la derrota del Partido
Justicialista en las elecciones legislativas, como una forma de demostrar que
su tarea social continuaba y, por lo tanto, superaba los intereses políticos.
Para sistematizar la comparación de los dos volúmenes, parto de diferentes
puntos, examinando sus características en cada caso.
Prólogo y presentación
¿Quiénes son las voces autorizadas para presentar públicamente a estas mu-
jeres? ¿Con quién se sienten identificadas a fin de confiarles el uso de la pala-
bra que las definirá? ¿Cuáles son los términos elegidos para condensar en
esas pocas líneas el contenido y el objetivo de cada libro? Los textos que
ocupan la contratapa resumen las diferencias básicas entre ambas mujeres
que, presentadas en pares de oposiciones, serían en términos generales las si-
guientes: acción/diálogo, tarea social/diálogo político, mujer al lado de su
marido/mujer en el espacio público, esposa/identidad femenina:
“Del diálogo social de los derechos humanos, Graciela Fernández Meijide ha pa-
sado al diálogo político. La construcción de la identidad de mujer que surge de este
libro, se concreta hoy con el cumplimiento de las funciones de la mujer en el espacio
público.”
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Capítulo 1: Candidaturas estratégicas
“Cuando dijiste ‘un día especial de tu vida’ inmediatamente pensé ‘el día que se
llevaron a Pablo’, cuando agregaste ‘un día feliz’, me cambió el esquema. Un día
feliz fue cuando nació mi hija María Alejandra […] En un caso había alegría, feli-
cidad, orgullo, vanidad, todo eso por Alejandra, en el otro caso había estupor, cómo
se podía seguir viviendo? Creo que a partir de ese dolor comencé a confundir, mezclar
lo que era felicidad, con la tristeza, la angustia. Mi casamiento, el nacimiento de los
chicos, el haberme recibido, el primer trabajo, todas las cosas buenas que a uno le
pasan, quedaron como empañadas para mí cuando ocurrió la desaparición de Pa-
blito. Fue como si me hubieran cortado en dos; a partir de allí mi vida cambió com-
pletamente” (Ulla y Echave, 1998:15-16).
Razón y emoción
Hilda González se define de la siguiente manera: “Soy hija, hermana, espo-
sa, madre y pronto seré abuela. Estudié, fui docente, profesional indepen-
diente, funcionaria y ahora diputada. Soy antes que nada una mujer de afecto
y convicciones sociales fuertes” (González de Duhalde 1998:18). Según el
obispo Rey, su libro está escrito con pasión y en sus páginas están unidos el
amor y la cercanía. Más adelante la autora declara: “Nosotros creemos fir-
memente en la mujer, en su capacidad, su sensibilidad y su compromiso con la
familia” (op. cit., 25). Como veremos en el análisis de capítulos posteriores la
sensibilidad femenina es constantemente invocada para justificar la presen-
cia de las mujeres en la política, desde la esposa del gobernador, los referen-
tes municipales hasta las manzaneras. En una nota publicada en Clarín, Hilda
González declara: “Lo que no sabe [la oposición] es que las mujeres lo hacen
exclusivamente por amor, por la gente” (Clarín, 4 de mayo, 1997)31.
En el relato de Graciela Fernández Meijide, a pesar de que la emoción
está muy presente, la reconstrucción de su experiencia muestra un alto grado
de reflexión sobre la propia vida basado en experiencias y prácticas de cono-
cimiento introspectivo vinculadas al psicoanálisis y psicodrama. Uno de los
capítulos del libro lleva el título “Búsqueda de sí” y es allí donde cuenta qué
significó para ella la desaparición de su hijo. Lo interesante de este punto es
que lo coloca como algo que afectó su inteligencia y no su corazón, órgano
que habitualmente representa las emociones:
“Todo estaba como trabado, y lo peor era que yo tenía la impresión de que nunca
más me iba a poner bien, que todo eso se había ido con Pablo, que lo que me había que-
dado era lo mecánico: seguía caminando, sabía masticar, seguía viviendo. No podría
haber dicho ‘siento como que me hubieran quitado el corazón’, no: era la inteligencia”
(Ulla y Echave, 1998:59).
Un punto para destacar, y que marca las diferencias entre ambas mujeres,
es cómo una función biológica propia de la condición femenina, la repro-
ducción, es significada de formas totalmente diferentes dependiendo de las
circunstancias históricas y sociales a las que hacen referencia. En el caso de
Hilda González es utilizada para crear una imagen dotada de cualidades con-
sideradas propias de su condición como el amor, el afecto, la vocación por el
cuidado de otros, la solidaridad. La naturalización de estas características es
usada para mostrar una mujer simple, tal como ella es, preocupada por la re-
solución de problemas concretos y cotidianos -mujer de acción-, alejada de
los intereses políticos. La imagen relacional que la ubica junto a sus hijos, su
familia, su marido y los necesitados es utilizada como una estrategia que sub-
ordina el interés particular -identificado con el interés político- en función de
un interés general -identificado con el trabajo social-: ser para los otros.
Graciela Fernández Meijide apela a una identidad femenina politizada
para referirse a su participación en los organismos de Derechos Humanos. A
pesar de que en el prólogo a la primera edición su relato es definido como “la
palabra de una madre”, existe un esfuerzo por “politizar” esa experiencia
personal. Esto es característico también de la Asociación Madres de Plaza
de Mayo. En su libro Las mujeres en los discursos militares, Laudano analiza el
discurso de miembros de dicha asociación. Refiriéndose al testimonio de
una de estas mujeres, la autora relata: “A su vez, interpreta que al principio
ellas decían que no hacían política pero ‘después nos dimos cuenta que sí ha-
cíamos política, que estaba bien hacer política, haber enfrentado a la dicta-
dura’. Y señala el secuestro de las tres Madres, Azucena Villaflor, Mary
Ponce y Esther Balestrino de Cariada, como el elemento clave que las hizo
reflexionar y las ayudó a pasar ‘de lo personal a lo colectivo’” (Laudano
1997:77). Lo que resulta sumamente interesante en el análisis de este testi-
monio es que marca el salto a la política a través de la búsqueda de los hijos.
La experiencia de las Madres de Plaza de Mayo y de Graciela Fernández
Meijide particularmente, remite a un uso social y político de la maternidad
diferente. Se pasa de una experiencia individual a un hecho social, con la in-
tención explícita de socializar y politizar el sufrimiento personal y la bús-
queda de sus hijos. Este pasaje fue mediado y posible por la participación en
movimientos sociales donde se gestó la experiencia común y surgió la refle-
xión acerca del potencial “político” de sus demandas. La “socialización” de
la maternidad fue lo que permitió que una situación definida como personal
y “doméstica” sea llevada al ámbito de la moral institucionalizada de las leyes
estatales y reclamar por sus hijos en términos de justicia y de derechos ciuda-
danos. En las próximas páginas analizaré, cómo la identidad femenina que
caracterizó la candidatura de Hilda González durante la campaña electoral se
institucionalizó mediante un proceso de transformaciones burocrático-ad-
ministrativas de las políticas sociales de la provincia.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
1. Tapa de la revista Noticias, abril, 1997.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
2. Álbum de la familia. Revista Noticias, abril, 1997.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
3. Revista Noticias, abril, 1997.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
4. Fotos de infancia de las candidatas. Publicadas en la tapa del Suplemento
Informativo del Diario Clarín, domingo 21 de septiembre, 1997.
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5. Fotos actuales de las candidatas. A la izquierda Graciela Fernandez Mei-
jide, a la derecha Hilda González. Diario Clarin, domingo 21 de septiembre,
1997.
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6. Hilda González junto a su esposo y sus hijos. Diario Clarín, 21 de sep-
tiembre, 1997.
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7. Graciela Fernández Meijide junto a sus tres hijos. Diario Clarín, 21 de sep-
tiembre, 1997.
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8. Logotipo del Consejo Nacional de la Mujer durante el gobierno de
Duhalde.
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9. Logotipo del Programa VIDA. Folleto de CPFDH.
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10. Tapa del nº cero del diario Vida.
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Capítulo 2:
La institucionalización
de una identidad
A partir de 1995 el CPFDH fue el órgano gubernamental que administró
las políticas de acción social en la provincia de Buenos Aires. A menu-
do era confundido con el Consejo Provincial de la Mujer (CPM), tanto por
quienes allí se dirigen para solicitar ayuda como por funcionarios de otras re-
particiones. Por tal razón, sobre todo en los primeros años, la institución
asumió una especie de nominación suplementaria que aparecía junto a su
nombre oficial. Así, en folletos explicativos que promocionaban los progra-
mas sociales se podía leer: Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano
(Ex Consejo de la Mujer). En el diseño de las políticas sociales del gobierno
duhaldista mujer, familia y acción social fueron términos que aparecían natu-
ralmente ligados y por un acto de nominación oficial la relación entre ellos
quedaba legitimada. ¿Cuál fue el proceso que llevó a relacionar estos térmi-
nos entre sí? ¿Bajo qué premisas la relación entre ellos fue justificada? ¿Qué
presupuestos subyacían a estas asociaciones?
Parte de estas preguntas puede responderse a partir de un seguimiento de
las transformaciones de las políticas sociales con base en el análisis de los
textos de las leyes y decretos que las institucionalizaron y en los testimonios
de quienes experimentaron estos cambios. Centrar la atención en una etno-
grafía de documentos, permite ver cómo las modificaciones del ámbito le-
gislativo y burocrático se corresponden con la propaganda política de la
facción gobernante y con el ingreso de un nuevo grupo de mujeres porta-
doras de un determinado tipo de capital social. Estas leyes fueron la expre-
sión jurídica de determinados intereses e impusieron, a través de la creación
de “problemas sociales” y categorías a ellos ligados, una visión de mundo1.
Leyes y decretos son una forma de objetivar intereses y creencias y de re-
gular un determinado orden social. El Estado garantiza su legitimidad a
2 En los documentos analizados percibimos que la formalidad del lenguaje privilegia la utili-
zación de expresiones abstractas que, aunque cargadas de sentido, el contenido concreto
del mismo nunca es explicitado. Así, en la mayoría de los casos analizados, los objetivos se
construyen con una retórica vacía donde los conceptos adquieren existencia propia, inde-
pendientemente de la situación empírica a la que supuestamente hacen referencia. Esto fa-
cilita de alguna manera la inclusión de valores trascendentales e intereses presentados como
generales, a los que difícilmente alguna persona se opondría. Así, por ejemplo encontramos
expresiones tales como: Fortalecimiento familiar, protección a la infancia, reforzar la mo-
dalidad vincular familiar, problemática de la mujer y la familia, mujeres en riesgo social, pro-
moción del vínculo materno-paterno-filial, atención adecuada e integral a niños y
adolescentes en situación de calle.
3 Es importante destacar que Antonio Cafiero pertenece, al igual que Eduardo Duhalde, al
Partido Justicialista. Después de la derrota del partido en las elecciones presidenciales de
1983, Cafiero lideró una corriente interna dentro del Justicialismo denominada Renovación
Peronista y en 1987 fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Este dato es im-
portante para comparar los dos grupos de mujeres que administraron el organismo y mos-
trar que no necesariamente todas las mujeres peronistas tienen la misma forma de hacer
política, ni justifican su lugar en la política invocando el nombre de Evita.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
Laura Masson
Con la creación del CPM, las políticas hacia las mujeres formalmente se
universalizan y sus destinatarias adquieren un estatus especial dentro de la
estructura burocrática. En este caso las mujeres no aparecen relacionadas
con otros actores sociales -familia, hijos, discapacitados, menores -, ni con
ningún otro problema social -violencia, desnutrición, vejez-, sino que son
definidas en su individualidad, con “derechos” propios, acercándose de esta
manera a la categoría de “ciudadanía”6. Su imagen deja de estar asociada a
problemas de pobreza, desempleo, desnutrición, y se hace extensiva a
grupos de mujeres que, por no formar parte de la población a la que habi-
tualmente son destinadas las políticas de acción social, no estaban contem-
pladas dentro de las incumbencias del Ministerio de Acción Social.
El CPM fue creado con el propósito de revertir una “forma de inserción
injusta y discriminatoria” que afecta a las mujeres y no para resolver “pro-
blemas de mujeres”. En el libro Mujeres Bonaerenses, donde se cuenta la expe-
riencia del CPM durante el gobierno de Cafiero, son citadas palabras del
gobernador que fueron pronunciadas durante la campaña proselitista como
prueba del reconocimiento a las mujeres: “A todas las quiero ver partici-
pando en la planificación de la acción de gobierno. Las quiero gobierno”. En
el documento del Fundamento de la creación del CPM se propone un cambio
en las formas de participación que las mujeres han experimentado hasta ese
momento en la sociedad y el reconocimiento de las tareas llevadas a cabo por
ellas:
está directamente identificado con un grupo, en este caso las mujeres, sino
con una configuración social injusta que afecta el desarrollo de las potencia-
lidades de la totalidad de la población. Este reconocimiento se refleja en que
las propuestas de acción del CPM proponen una transformación de la buro-
cracia estatal en los planos jurídico, económico, político, etc.
Otro punto importante, e íntimamente relacionado con el anterior, es el
que hace referencia a la diversidad dentro del genérico “mujer”. La defini-
ción del grupo, según características biológicas, no presupone políticas des-
tinadas a resolver cuestiones relacionadas con esa definición y reconoce a las
mujeres como actores sociales que desempeñan diversas funciones en la so-
ciedad:
“Para ello, el Consejo estará integrado por mujeres provenientes de diversas acti-
vidades de diferentes lugares del territorio bonaerense e integrantes de distintos par-
tidos políticos, movimientos y organizaciones sociales a fin de que la composición del
Consejo replique la multiplicidad y diversidad del accionar femenino en la Pro-
vincia” (Ibid.).
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
“Y bueno, antes también [las integrantes del CPM] eran amigas de Ani Ca-
fiero8, profesionales, antropólogas, psicólogas, sociólogas…
P: ¿Todas?
R: Sí, sí…todas profesionales, una arquitecta había que estaba en la parte de vi-
vienda, emergencia habitacional, en el tema de los barrios.”
7 El Consejo Ejecutivo estaba compuesto por: Lic. Irene González, Lic. Ana Cafiero, Arq.
María Élida Mesutti, Prof. Inés Williams, Lic. Norma Sanchís, Lic. Susana Demaría, Lic.
María del Carmen Feijoo, Dra. Ethel Díaz, Lic. Yolanda Zurbano, Lic. Blanca Kiguel, Sra.
Leticia Bianculli, Dra. Susana Salerno, Lic. Elisa Schoijet, Sra. Clide Chiapara.
8 Ana Cafiero es socióloga y es la hija del entonces Gobernador de la provincia de Buenos
Aires. Fue la responsable máxima del CPM, o como dicen los funcionarios, era quién “tenía
firma”. Es interesante ver que tanto en el caso de Cafiero como en el de Duhalde quienes
están a cargo del CPM son miembros de su familia. Pero los lazos de parentesco son diferen-
tes, en el primer caso se trata de la hija y en el otro de la esposa.
9 La “atención de casos personales” está basada en la demanda particular de alguien que “ne-
cesita”. Esta demanda tiene dos variantes. Una es el envío de una carta destinada general-
mente al gobernador o a su esposa pidiendo su intervención para resolver o iniciar un
trámite burocrático (por ej. una pensión por invalidez o una jubilación), o solicitando algún
bien material. La otra es la demanda cara a cara, donde las personas se dirigen a alguna ofici-
na donde los políticos, o sus representantes, atienden los “problemas”.
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Laura Masson
cial- continúa existiendo, pero las funciones de cada uno de estos orga-
nismos estarán bien diferenciadas:
10 Según la investigación periodística realizada por Hernán López Echagüe, “Las estadísticas,
sin duda veraces, que el oficialismo ofreció durante el debate, hacían inútil toda oposición:
el 28% de la población carecía de vivienda; los principales cursos de agua estaban contami-
nados; más de un millón y medio de personas debían alumbrarse con velas o faroles; el 30%
de los habitantes carecía de gas natural, el 68% de agua potable y el 85% de cloacas. Por últi-
mo, un dato que buena parte de los legisladores conocía pero que el oficialismo se ocupó de
traer a la memoria con énfaisis: el 27% de las plantas industriales del país estaba asentado en
el conurbano bonaerense” (López Echagüe, 1995:162).
11 Aprobado por la ley 24.073 (art.40), votada el 2 de abril de 1992. Los gastos del Fondo fue-
ron en 1993 de 442 millones, en 1994 ascendieron a 643 millones. Entre mayo de 1992 y ju-
nio de 1995 las inversiones fueron de 1.581.405.789 pesos (más de un millón y medio por
día).
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Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
“El asistencialismo de Duhalde es positivo. Hace mucho con poca plata. Gra-
cias a su esposa, que hace un trabajo admirable, usa los recursos en forma eficiente.
Por eso, sería perjudicial que ella fuera diputada, es mucho más útil ayudando a los
humildes” (J. Alemann, economista, Revista Noticias, abril, 1997).
12 Como ya fue mencionado, el CPM existe desde 1987. Hilda González omite en su discurso
el trabajo realizado anteriormente por otro grupo de mujeres que fueron las fundadoras del
organismo que ella preside. Y considera las políticas dirigidas a promover la igualdad de la
mujer como un primer paso a partir del cual el Consejo fue creciendo y ampliando sus res-
ponsabilidades. Relacionado con este punto, Muel-Dreyfus cita a Joan Scott quien hace re-
ferencia a la amnesia de los conflictos y de las luchas ideológicas que caracteriza el punto de
vista normativo, convertido en dominante, sobre la naturaleza de lo masculino y lo femeni-
no (Muel-Dreyfus, F. 1996:203).
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Laura Masson
“Era como la acción social, por eso después cuando se separó [el Ministerio de
Acción Social del Ministerio de Salud], lo primero que se tomó fue acción social
porque no podíamos tener una en el Consejo y otra en el Ministerio de Acción Social.
Entonces se unió todo.” (Responsable Ejecutiva del Área Tercera Edad).
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Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
“Bueno, empezamos por ser, yo empecé a ser parte de lo que era la secretaría pri-
vada de la Señora donde éramos tres personas que recibíamos todas las demandas que
la gente hacía directamente a ella. Pasó un tiempito y empezamos a recibir también lo
que le llegaba al doctor a través de las cartas y, bueno, a través de la derivación a los
distintos organismos empezamos a tratar de dar respuesta a todas esas demandas.
[…] Es lógico y es natural. Un gobernante y sobre todo cuando la esposa se involucra
en la parte social, la ven como que fuera la protectora, la madre un poco ¿no? Y bueno,
cuando ya veían todas las puertas cerradas ¿a quién recurren? A la Señora del gober-
nador (con tono de obviedad). Entonces divididos por áreas había una que se ocupaba
de salud, otra que se ocupaba de subsidios, yo me ocupaba de pensiones… Y bueno,
empezamos a mandar la carta como llegaba. Esto te lo cuento como una experiencia
linda, porque empezamos mandando la carta que llegaba con el pedido al instituto y el
instituto tenía que hacer todo. O darle la respuesta o no darle…” (Consejera Ejecu-
tiva, ex catequista).
La mayor parte de las mujeres que estaban al frente del organismo prove-
nían del ámbito educativo. Maestras, directoras de escuela y/o profesoras,
también conocidas del barrio o de la familia Duhalde que trabajaron en
forma voluntaria junto a Hilda González en una fundación de beneficencia
en uno de los distritos bonaerenses donde el gobernador había sido inten-
dente. A través de este tipo de tarea estas mujeres alcanzaron un lugar privi-
legiado en la estructura burocrática del gobierno de la provincia, y de este
modo las tareas que hasta ese momento habían realizado desde organiza-
ciones no gubernamentales tuvieron reconocimiento oficial. Determinadas
propiedades sociales construidas en sus trayectorias personales (docentes y
catequistas), a falta de diplomas universitarios, sirvieron de argumento para
justificar su nuevo lugar.
El nuevo tipo de relación entre funcionarios y destinatarios de las polí-
ticas del CPM es un punto estratégico en las transformaciones de la política
social de la provincia y en la identidad femenina que presentan. Podría, tal
vez, pensarse que la formulación de políticas destinadas a la mujer en tér-
minos de “mujer-familia” como parte de una única realidad y de un mismo
problema contiene en sí misma la posibilidad de generar esta mediación de-
bido a que la definición de la mujer está centrada en los vínculos. No sola-
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Laura Masson
“[…] sí, se nos abrieron algunas puertas porque nosotros no llevamos un dis-
curso netamente feminista, sino que consideramos que la mujer era la generadora, el
eje fundamental de la familia, que generaba principios éticos morales, temas todos
que tenían que ver con su familia.”
“En ese momento hasta la Señora leía cartas… las Consejeras, todos leíamos
las cartas […]. En un momento empezamos a agrandarnos un poquito y empe-
zaron a dividirse las tareas las Consejeras o las directoras de áreas, o Coordina-
doras. Entonces una se dedicaba a vivienda, otra a pensiones, otra a salud. […] Un
equipo de gente leía las cartas y las seleccionaba y las enviaba a las áreas. Cuando
vos veías que la carta venía para vos y vos, por ej. no le podías dar una pensión,
íbamos con la misma carta a las otras áreas y decías: ‘Mirá, yo pensión no le puedo
dar porque no le alcanza la edad o no tiene el porcentaje de discapacidad, pero sí le
podemos dar remedios…o hay que hacerle una visita a ver lo que necesita [...]’”
(Responsable Ejecutiva de Programa).
“[…] atento a la amplitud y complejidad de las tareas que viene llevando a cabo
el MINISTERIO DE SALUD Y ACCION SOCIAL, ha surgido la nece-
sidad de efectuar modificaciones a la estructura orgánico funcional del mismo.”
[Considerando: ]
“Que en tal sentido, resulta oportuno e imprescindible asignar los objetivos de la
temática ya indicada a otra área gubernamental con cometidos afines y con capacidad
para desarrollarlos, en forma dinámica y efectiva.
Que atento a que la mujer constituye el eje fundamental en que se asienta la orga-
nización familiar, basamento de todo ordenamiento social, resulta necesaria su parti-
cipación activa en los programas comunitarios de asistencia directa.
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
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“[…] hemos tomado una iniciativa que considero histórica: todo lo que sea ac-
ción social de la provincia de Buenos Aires pasa a ser coordinado por las mujeres bo-
naerenses, nucleadas en el Consejo Provincial de la Mujer.” 14
“[El CPM] Cambió, creció muchísimo, hace como 3 años, en un día de la mujer,
el actual gobernador, entiende que este organismo tiene la plataforma suficiente para
hacerse cargo de otras áreas que estaban subsumidas en otros ministerios y que no eje-
cutaban ninguna acción, política pública” (Directora de Programa, psicóloga).
Otros recordaban esa fecha como la propia creación del CPFDH, que en
realidad fue creado formalmente en diciembre de 1995:
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Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
18 Uno de los programas que evidencia formas de intervención invasivas del Estado al grupo fa-
miliar es el “Programa de identificación, documentación y fortalecimiento vincular del recién
nacido”, en el que participan numerosas instituciones. Está articulado con diversos Organis-
mos gubernamentales, ministerios de salud y de gobierno, secretaría de seguridad, comisio-
nes de minoridad y familia de ambas cámaras de la Legislatura Provincial, Juzgado y asesoría
de menores y con los municipios de la provincia de Buenos Aires. También se relaciona con
distintos colegios profesionales e instancias académicas.
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19 La Ley 11.737 modifica las leyes 11.175 (Ley orgánica de los Ministerios), 11.519 (de crea-
ción del Ministerio de la Familia y Desarrollo Humano) y la Ley 11.097 (Creación del Con-
sejo de la Mujer).
20 La renovación de la “gerencia social” es considerada una transformación clave para llevar
adelante la “reforma social” que proponen los representantes del BM y BID para los países de
América Latina. La misma consiste en preparar “gerentes que puedan lidiar con la compleji-
dad y la incertidumbre propias de los actuales contextos ” y superar las “deficiencias y debili-
dades institucionales y gerenciales” (léase prácticas “clientelísticas”). Para tal fin se propone el
trabajo en “red”, donde deben participar diversas instituciones (organismos públicos, ONGs,
empresas, etc). La gerencia de la política social debe ser de carácter adaptativo, requiere la par-
ticipación de los “asistidos”, la profesionalización de los “gerentes” y evitar los “lobbies locales
de poder” (Kliksberg, Bernardo, “Gerencia social eficiente: un problema estratégico para el
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© del texto de los autores. © de la edición: Editorial Antropofagia.
Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
nada material. Decían tal programa lleva comida, Co-madre entrega ajuares,
otros entregan pensiones, medicamentos, ¿El programa TV, qué da? Parecía como
que la capacitación en sí no se valoraba.
P: ¿Ése era un reclamo de la gente?
R: No, de acá del Consejo, no nuestra, sino de más arriba, de la dirección del
Consejo y como que había una crítica de eso. Y a medida que [el Plan Vida] iba
creciendo nos fue absorbiendo. En el medio de todo este proceso, que fue como lo vi-
vimos nosotros, imaginate es un cambio de mentalidad. Antes era un programa de
capacitación a mujeres para tareas comunitarias “x” y con una orientación meto-
dológica, a un programa que es un programa básicamente de asistencia. Que se
trata por lo menos desde acá, desde la faz técnica que no sea asistencialista, pero
eso es algo que no está en las manos de uno, ni de la planificación” (Técnico, antro-
pólogo. Destacado mío).
Los encuentros entre los representantes del BID y funcionarios del go-
bierno, denominados “Jornadas de Trabajo” o “Jornadas de Capacitación”,
eran los lugares donde los profesionales técnicos del CPFDH “aprendían” los
lineamientos básicos de la “gerencia social eficiente”. Las nuevas propuestas
24 El Banco Interamericano de Desarrollo otorgó un crédito para la capacitación de lo que se
denomina el “equipo técnico” del CPFDH. En general los funcionarios se resistían a hablar so-
bre el origen de los fondos con los que se implementaban los programas. Pero debemos re-
cordar que desde la asunción del gobernador Eduardo Duhalde, la provincia de Buenos Aires
contó con una partida presupuestaria especial para ser destinada a las políticas de acción so-
cial, denominada “Fondo de Reparación Histórica” o “Fondo del Conurbano Bonaerense”.
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Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
“Existen amplias posibilidades para un enfoque muy diferente. Por una parte,
vienen dadas por la ‘revolución gerencial’ que se está produciendo a nivel mundial.
Las organizaciones exitosas públicas y privadas de fin de siglo XX manejan
agendas y tecnologías muy distantes de las concepciones gerenciales predominantes
en el medio latinoamericano. Hay un cambio de paradigma en gerencia en curso in-
ternacionalmente y las organizaciones inmersas en él toman claras ventajas compe-
titivas. Entre otros aspectos, el nuevo paradigma emergente prepara gerentes que
puedan lidiar con la complejidad y la incertidumbre propias de los actuales con-
textos, con un mundo internacionalizado, que sean capaces de armar redes, nego-
ciar; […] La gerencia, políticas y programas sociales pueden beneficiarse mucho
del ‘cruce’ con la gerencia del año 2000”25 (destacado mío).
“No cabe duda que la situación social de América Latina constituye un peligroso
detonante que alimenta inestabilidades sociales y políticas que podrían minar los re-
sultados mismos de las reformas económicas.”27
Según los lineamientos del paradigma del desarrollo humano, “una forma
de superar los enfoques clásicos es organizar la acción a partir de la identifi-
cación de grupos de población específicos dentro del universo de los po-
bres”, su “participación” es la estrategia para la inclusión. Pero, según
Kliksberg, lograr la participación de las comunidades pobres no es algo fácil.
Uno de los obstáculos claves es la destrucción del tejido social, “Una institu-
ción totalmente central, la familia, principal fuerza de socialización, protec-
ción y célula básica para la participación está siendo destruida” 29. Se sitúa de
esta manera en la preservación de los lazos familiares el problema y al mismo
tiempo la oportunidad para la integración de los sectores excluidos. Según el
autor, la participación también enfrenta otro tipo de problemas, “la comu-
nidad siente que puede estar siendo utilizada por quienes quieren obtener
27 Enrique Iglesias, “Una agencia social para la región” en Reforma Social y Pobreza, BID, PNUD,
1993.
28 Bernardo Klisksberg, “Participación Popular: Algunos problemas estratégicos”. Docu-
mento preparado para el panel internacional sobre “Desarrollo de estratégias sociales” de-
sarrollado por las Naciones Unidas, Nueva York, 25 de enero 1995. Este artículo es parte
de una publicación interna del CPFDH titulada “Planes y Objetivos del CPFDH”.
29 Bernardo Kliksberg, op. cit.
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Capítulo 2: La institucionalización de una identidad
“Entonces, este año hemos trabajado otra vez el tema de lo vincular, el tema de la
horizontalidad de las relaciones, mucho el tema del no poder. Lo que pasa es que a
veces como esto lleva una estructura administrativa, porque la manzanera le hace
firmar a su beneficiario lo que le da, hay todo un sistema de controles que termina en
la municipalidad que, a veces, como no tiene gente busca una coordinación en cada
barrio, de las mismas manzaneras. Y ahí se arman estructuras intermedias burocrá-
ticas con poder, que revertirlo es una cosa difícil” (Directora del Programa Vida).
30 Esta propuesta aparece en la publicación interna del CPFDH antes mencionada. En un pun-
to dedicado a “Política de gasto público social” se menciona que “Una forma de superar los
enfoques clásicos es organizar la acción a partir de la identificación de grupos de población
específicos dentro del universo de los pobres: las mujeres y las madres; los niños y los jóve-
nes; los activos; los ancianos. […] Otra, es redefinir las políticas sectoriales adaptándolas a
formas básicas de organización social: la familia y la comunidad. En este caso la política so-
cial permitirá recomponer la integralidad de las necesidades familiares y comunitarias, más
alla de la de cada uno de sus miembros” (Reforma Social y Pobreza. Hacia una agenda integrada del
desarrollo. Trabajos del Foro sobre Reforma Social y Pobreza, 1993. BID. Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo. Sin autor identificado).
31 El presupuesto del CPFDH fue en 1995 de 93 millones de pesos y en 1997, momento electo-
ral donde la esposa del gobernador encabezó la lista de candidatos a diputados por la pro-
vincia de Buenos Aires, fue de 180 millones, casi el doble que en 1995.
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Capítulo 3:
Una red femenina, miles
de Evitas
“Yo quiero contarles un poco cómo nace este programa y por qué nace este programa.
Era mi esposo intendente municipal allá por el año 74’ y un día ve, en su partida presu-
puestaria, una partida que se llamaba “angelitos”, era muy joven por aquel entonces, recién
intendente. Y llama al contador y le dice: Dígame qué es esto “angelitos” por lo que pa-
gamos tanto. Y entonces el contador le dijo: son los cajoncitos de muertos que el municipio en-
trega a las familias pobres cuando se les muere un hijo. […] Las partidas de defunción
decían: se mueren de bronqueopatía, de diarrea estival. En realidad, las mamás y los papás
sabemos que ningún chico se puede morir por esas causas, si se mueren es porque su cuerpo
no estaba lo suficientemente fortalecido. Y viendo qué se hacía en el mundo para combatir la
desnutrición, Chile llevaba adelante un programa de estas características, y entonces lo em-
pezó a implementar en Lomas de Zamora […] En aquel entonces lo llevaban adelante
mujeres, igual que ahora. ¿Por qué mujeres? Porque, supuestamente, la mujer está más
cerca de estas cosas que tienen que ver con las necesidades básicas de nuestros hijos, está más
preocupada por su salud, se angustia más por todo lo que tiene que ver con la vida y, en una
sociedad con menos dificultades tal vez que la nuestra, tiene que tener teóricamente un po-
quito más de tiempo para poder llevar adelante esta tarea solidaria. […] Hasta ahora, en
dos años de llevarlo adelante lo único que nos ha dado son satisfacciones. Yo espero que aquí
suceda lo mismo, que realmente comprendan el sentido del programa y qué nos ha movido a
realizarlo. Que ha sido, nada más y nada menos, que luchar por lo que más queremos, que
son nuestros hijos.”
1 En el acto de celebración del Día Internacional de la Mujer del 8 de Marzo de 1997, el go-
bernador hizo referencia a su juventud y a su “primera aproximación con la realidad” cuan-
do se enteró de los “angelitos”, los cajones blancos para enterrar a los chicos (Página 12, 9
de marzo, 1997).
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
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“Ustedes, como manzaneras, van a tener una tarea importante. Silvia destacaba
el desinterés, el trabajo, el sumar sin retribución alguna algo más a la tarea que
tienen todos ustedes. Creo que también tienen una excelente oportunidad para llegar
a toda la gente, todos tenemos que compartir las dificultades que tenemos, o que
tienen junto a las familias o toda la sociedad. Todos, con ese mensaje evangélico, te-
nemos que ser solidarios” (Intendente Municipal. Destacado mío).
“[…] teníamos que poner un corte y entendimos que en los distritos más pe-
queños, si bien hay sectores con dificultades y con problemas, hay una cercanía tal
entre las autoridades municipales y la gente que es muy fácil que el intendente co-
2 Según una nota publicada en el diario Página 12 hubo un antecedente del Plan Vida, en Ge-
neral Sarmiento, en 1993. Según la crónica “Chiche” habría “invadido” el territorio del in-
tendente Luis Ortega sin respetar la estructura de “punteros políticos” justicialistas. “[…]
acompañada de sus consejeras y varios centenares de mujeres reclutadas en los barrios del
mismo partido, realizó miles de entrevistas en diez días de atención continua. La operación
tuvo como objetivo inmediato y visible voltear al intendente -quien vivía en constante in-
disciplina respecto al gobernador- y, de paso, hacer escarmentar en cabeza ajena al resto de
los gobiernos comunales, justicialistas o no: tras el desembarco del Consejo, entonces un
organismo incipiente, y basándose en las denuncias que éste recolectó, General Sarmiento
fue intervenido y desmembrado en tres partidos relativamente pequeños, Presidente Pe-
rón, Malvinas y San Miguel.” (Página 12, 4 de enero, 1998).
3 Según otra funcionaria del Plan Vida a fin del ‘96 faltaba más del 60% [para llegar al millón de
beneficiarios] o sea que en dos años hubo un crecimiento de más de 600.000 beneficiarios.
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
nozca cada una de las familias que tienen problemas” (Hilda González, discurso de
lanzamiento del Plan en la ciudad de Alajuela).
4 El Gran Buenos Aires o conurbano bonaerense está compuesto por 25 distritos, mientras
que el interior de la provincia de Buenos Aires por 109. O sea que el Plan Vida fue imple-
mentado en 26 municipios del interior bonaerense. Siendo que el criterio de implementa-
ción del Plan es el número de habitantes, es importante tener en cuenta que muchos de los
distritos del interior de la provincia no superan los 50.000 habitantes.
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Laura Masson
1. Las Manzaneras
Las políticas sociales de la provincia de Buenos Aires fueron adaptadas a las
propuestas de la nueva gerencia social del BID y el BM ubicando a gran canti-
dad de mujeres como administradoras y ejecutoras de los planes y reivindi-
cando una imagen esencializada de mujer como propuesta ética y moral. En
diciembre de 1995, fecha en que se crea el CPFDH, el gobierno de la provin-
cia de Salta también decreta la creación de un nuevo tipo de “relación entre
el Estado y la Sociedad Civil”5. Allí se menciona la necesidad de apelar a la
“sociedad civil” ante la ausencia de figuras que contengan las cualidades ne-
cesarias para implementar el “desarrollo social”:
5 Es interesante observar cómo al mismo tiempo que la influencia de los organismos interna-
cionales tiende a homogeneizar (y en cierta forma homogeiniza) las políticas sociales, cada
provincia se las apropia de una manera particular adaptándolas a su realidad local. En la
provincia de Buenos Aires, referente clave para la política nacional, la función de la esposa
del gobernador de administradora de la política social, fue asociada rápidammente con las
figuras míticas de Juan Domingo Perón y Eva Perón, logrando de esta manera una primera
proyección nacional para un gobernador que planeaba ser candidato a presidente de la na-
ción.
6 Decreto de Necesidad y Urgencia Nro. 53, 12 de Diciembre de 1995, Gobierno de la pro-
vincia de Salta. Citado en Pantaleón, Jorge: 1999.
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
7 Según los directores del Plan Vida también hay “manzaneras hombres”, pero los casos son
muy pocos y la convocatoria y los mensajes siempre estuvieron dirigidos a las mujeres.
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9 El diario del Plan Vida era publicado por la Secretaría de Prensa del CPFDH que funcionaba
en el quinto piso del edificio del CPFDH.
10 Es interesante remarcar la similitud entre la situación social descripta por Donzelot en el si-
glo XIX y la situación de los países latinoamericanos reseñada por los dirigentes del BID y el
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
La manzanera
Te llamarán manzanera
o quizás trabajadora
que estarás a toda hora
con tu pueblo que te espera
sin desear altas esferas
tenés tu rara sapiencia
si le basta a tu conciencia
que los humildes te quieran…
No sabrás de liberales,
BM, en cuanto a la amenaza del orden social y del Estado Liberal, y la familia -y la mujer-
como elementos centrales del debate político en un intento de resolver a través de ella estos
problemas (Donzelot, 1986).
11 Durante el gobierno de Duhalde en la provincia de Buenos Aires existió una “Dirección de
Folclore, Patrimonio Cultural y Tradiciones Bonaerenses” dependiente de la Subsecretaría de
Cultura. No fue posible establecer a través de documentos oficiales si fue creada durante su
gestión, pero en conversación con personas que participaban de programas dependientes de
tal Dirección declararon que la Dirección de Flolclore existía desde hacía poco tiempo. La
preocupación por reivindicar un pasado y consolidar una “tradición” se revelan también en la
apelación reiterado a conceptos como “identidad bonaerense”, la provincia, la tierra, la fami-
lia y el arraigo que en los programas del CPFDH son asociados a la figura femenina.
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de izquierdas, ni peronistas,
no conocerás las listas,
de frentes, ni radicales,
Sí, a los principios leales
de los más necesitados
a quienes habrás brindado
los más firmes ideales…
tural, propia del sexo femenino, o como una misión religiosa. Por lo tanto se
supone que la manzanera debe estar siempre disponible; no puede ni debe
aspirar a recompensas que no sean el agradecimiento o el amor de la gente. Y
lo más importante es crear agentes sociales que, actuando en nombre de in-
tereses “apolíticos”, pasan a ocupar lugares estratégicos convirtiendo en al-
gunos casos su “participación” en una especie de colaboración política.
La manzanera no debe intentar acceder a lugares de poder, expresado en
la poesía con el eufemismo “sin desear altas esferas”. Tampoco es bueno
que adquiera algún “saber” sobre partidos políticos; ella debe limitarse a uti-
lizar “su rara sapiencia”. Los valores morales construidos en base a la imagen
de mujer solidaria se consideran excluyentes del mundo de la política. Quien
da por amor, solidaridad, sensibilidad, no puede ni debe participar del
mundo de la política. También se plantea aquí la oposición excluyente
amor-solidaridad/corrupción-clientelismo. La expresión “rara sapiencia”
nos remite al folleto oficial de promoción del Plan Vida donde el gobierno
provincial, que aparece como emisor en tercera persona, hace referencia a la
“profunda sabiduría” de nuestras mujeres. Si bien las mujeres son capaci-
tadas para ser manzaneras, el saber transmitido está destinado a reforzar un
saber intuitivo y emocional que les es atribuido naturalmente a las mujeres: la
preparación de alimentos, la crianza de los niños y la educación.
En cada uno de los diarios del Plan Vida las emociones son puestas de
manifiesto. En el primer número se publica una nota titulada: “Manzaneras
ciudadanas solidarias: Manzaneras de Mar del Plata se reunieron en un al-
muerzo, en donde fueron reconocidas como Ciudadanas solidarias”. En
la misma página una nota menor se titula: “Se entregaron diplomas a manza-
neras en Florencio Varela”. La nota no explica qué tipo de diplomas y si te-
nían alguna relación con el reconocimiento de las manzaneras como
“ciudadanas solidarias”. Pero la noción de diploma es la de un reconoci-
miento oficial que se otorga a alguien por haber adquirido algún tipo de
saber y está íntimamente relacionada con la idea de capacitación. El texto re-
lata lo siguiente:
12 En este número también aparece una nota titulada Consejos por la tele anunciando un programa
televisivo donde un reconocido médico argentino se dirigiría a las manzaneras “el Dr. Cormi-
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llot en su programa que se transmite por el canal 9, hablará los viernes para las mujeres del
Vida, de las Unidades de Desarrollo Infantil y del Servicio Alimentario Escolar, todo lo rela-
cionado con estos temas de la capacitación (Diario Vida Nro. 5).
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
“Se eligieron mujeres porque [...] se sabía que iba a ser incuestionable eso. Hay
varones, pero es un porcentaje más pequeño y porque además entendíamos que la
mujer iba a ser más honesta, iba a transparentar mejor el recurso” (Directora del
Plan Vida, profesional de las ciencias sociales. Destacado mío).
“[…] digamos es a mujeres por diversos criterios. Por un lado porque estamos
trabajando con población materno-infantil. […] Por otro lado también el hombre a
veces no tiene intención de hacer este trabajo, no te olvides que es un trabajo absoluta-
mente voluntario, el camión con la leche todos los días, le llega a las 5, 5:30 de la ma-
ñana[...]” (Director del Plan Vida, profesional de las ciencias sociales. Destacado
mío).
“Y el haber optado por esto, porque el articulador sea una mujer, […] del ba-
rrio, una vecina, da transparencia, honestidad. No se va a quemar, porque además
no se lo permitirían los vecinos, nunca, yo nunca vi un programa así. […] O sea el
valor económico es la leche, pero en realidad cómo cohesiona socialmente, ¿no? Y ellas
son un vínculo fuerte. Difícil, eh, difícil porque ese rol se construyó casi solo, nosotros
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le dimos el puntapié, pero después ellas siguieron como pudieron” (Técnica Plan
Vida, profesional de las ciencias sociales. Destacado mío).
13 Esta red de mujeres solidarias no nace en un contexto social totalmente desarticulado tal
como lo consideran las nuevas teorías sobre política social del BID y el BM, sino que se super-
pone a redes político partidarias ya existentes, que si bien pueden estar debilitadas por un des-
creimiento generalizado sobre los partidos políticos -sobre todo si se compara con otros
momentos de la historia argentina-, continúan funcionando como una forma de participa-
ción de la “sociedad civil”. El problema de este enfoque radica principalmente en que consi-
dera este tipo de participación, controlado por los partidos políticos, que en forma acusatoria
se denomina clientelística, como un obstáculo para el “verdadero” ejercicio de la participa-
ción ciudadana. El Partido Justicialista en particular posee un sólido contacto con las clases
populares -una de sus premisas principales es precisamente “estar cerca de la gente”- y así se
organiza. Cada barrio, cada municipio, posee un agente articulador entre los diferentes nive-
les de la política formal (provincial y municipal) que los funcionarios del CPFDH denominan
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
“[…] pero, por otro lado se crea un espacio de micropoder, lo acepten los funcio-
narios o no, ese poder está, entonces en esa práctica las mujeres se van transformando
y empiezan a reclamar. Suponete, algo que, yo por lo menos nunca lo había visto,
desde el programa se hacían evaluaciones donde en el frente estaba el intendente,
todos los secretarios de la producción, de acción social. Las mujeres se paraban y les
decían: - En el barrio nuestro falta tal y tal cosa, la salita está para la miércoles, etc.
- No, pero si ahí hay un pediatra que hace seis horas por día… - Mentira, le decían
y se lo decían en la cara. O sea, esa interpelación tan directa al poder; está bien, por
ahí la mujer volvía y seguía sin tener el pediatra las horas que tenía que estar, pero
empezaba a hacerse un uso de su ciudadanía, entendés. Tampoco es que ellas sean
conscientes…. Pero a la larga se va produciendo” (Técnica, profesional de las cien-
cias sociales. Destacado mío).
Éste es uno de los casos donde las oposiciones alrededor de las cuales se
construye la imagen de la manzanera, muestra que en la práctica los términos
solidario/político no son necesariamente excluyentes en tanto las manzaneras
son parte, aunque de forma ambigua, de la estructura gubernamental. Ampa-
radas bajo las normas que instituyeron su función, el apoyo técnico por parte
de los funcionarios del CPFDH y la legitimación simbólica de la propaganda
oficial, su participación se hace efectiva. Pero, cuando se rompe con la con-
cepción de “participación” de los programas sociales, e intentan intervenir en
el espacio público politizado se enfrentan con la estructura política del partido
y con la estructura burocrática oficial que marca los roles de cada uno creando
nuevamente los límites desdibujados que separan lo público de lo privado. Las
manzaneras tienen acceso a un espacio público que se agota en “lo social”, con
dificultades para acceder al público que incluye “lo político”.
Otro caso que muestra las luchas generadas por el pretendido aparti-
dismo fue el reclamo de los dirigentes del Partido Justicialista después de la
derrota electoral de la lista encabezada por Hilda González. Mientras el go-
“referentes naturales” o “referentes municipales”. Este aspecto se torna particularmente re-
velador en el intento del gobierno duhaldista de instaurar en cada municipio un referente fe-
menino denominado “Consejera Consultiva”, iniciativa que poco tiempo después fue
abandonada por generar conflictos con las redes de participación política existentes.
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“[…] después se sorprenden que pierden las elecciones, pero en muchos lados se
las culpó a las manzaneras… fue horrible para ellas.
P: ¿Quién culpó a las manzaneras?
R: Y en general los dirigentes, los militantes, los punteros” (Técnico Plan Vida,
profesional de las ciencias sociales).”
14 En una entrevista con el diario Página 12 el gobernador declaró que quería despartidizar
programas como el de las manzaneras, reconociendo luego que “Para que me voten a mí lo
que más me conviene es que el plan funcione y no que lo maneje el partido” (Página 12, 30
de Agosto, 1996).
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
“… digamos que son de niveles sociales más humildes estas, porque aquellas eran
todas “Señoras de…”. Ahora también acá hay algunas, las esposas de, pero son las
menos, la mayoría son…maestras. Yo rescato mucho que hayan progresado tanto en
este gobierno” (Secretaria de Consejera Ejecutiva).
“Ella es la que idea todo, y nosotras creemos en lo que ella quiere hacer y en el proyecto
de él, que por supuesto es de ella también. Nosotras los ejemplos los recibimos de ella,
somos de la misma manera que es ella. Tratamos de transmitir, cuando nos reunimos con
las manzaneras, el mensaje de ella. […] Yo estoy trabajando para ellos, yo soy incondi-
cional” (Consejera Ejecutiva, ama de casa).
“Vos notás mucha sencillez, mucho afecto en una tarea que casi es tomada como
una tarea a compartir, a eso voy. Y rodearse, bueno, de las Consejeras que son las
que llevan adelante esto, digamos. Las políticas del Consejo, entre comillas, también
vienen de esa estructura, no vienen elegidas de una estructura partidaria y eso tam-
bién ha provocado bastante. […] Yo creo que funciona como se puede. Chiche lo que
tiene es ese grupo de personas a las que les tiene absoluta confianza y que un poco le
ponen la oreja en cada distrito para ver qué es lo que está pasando…” (Directora de
Programa, profesional de las ciencias sociales. Destacado mío).
Entre las catorce Consejeras que tenía el organismo, había trayectorias va-
riadas. Algunas de esas mujeres tenían mayor independencia en sus decisiones
por haber transitado otros caminos o por ser las esposas de algún funcionario
importante. Pero, la mayoría eran docentes y, como ellas mismas declararon,
estaban allí por ser amigas de la esposa del gobernador17. Si bien por un lado
consideraban su lugar en el CPFDH como un cambio significativo en sus vidas,
por otro trazaban una continuidad con sus experiencias anteriores, y era ese el
argumento que la mayoría de ellas utilizaba para justificar el hecho inédito de
estar ocupando un lugar absolutamente relevante en el escenario de la política
provincial. Algunas lo consideraban como un simple cambio de lugar de tra-
bajo y situaban su tarea en el plano de un compromiso personal con la esposa
del gobernador:
bajar a través de una fundación ad honorem, tres años trabajé ad honorem para ella,
pero son experiencias distintas porque uno ahí se siente ligada moralmente, pero no
hay otro tipo de presiones, ¿no? Pero venir acá, ya con un sueldo, trabajar para la
provincia, era todo una experiencia que para mí era inédita, puesto que yo nunca lo
había conocido antes” (Consejera Ejecutiva, ex catequista. Destacado mío).
“Soy de Lomas. No, yo no soy una persona política. Vivo cerca de la casa de la
Señora. Cuando Duhalde era intendente, éramos un grupo de amigas. La Señora
quería hacer un jardín de infantes que sea gratis. Entre las amigas que teníamos
chicos decidimos crear un jardín de infantes municipal. Un grupo de mujeres amigas
de la Señora” (Consejera Ejecutiva, ama de casa. Destacado mío).
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Cristina Lamari, ama de casa, conoció a “la Señora” porque sus hijos iban a
la misma escuela. “Nos conocimos como mamás”, “Cuando Duhalde era
intendente éramos un grupo de amigas”. Trabajó en la Fundación de Lomas
de Zamora. En ese momento tenía a su cargo los distritos de Zárate, Campa-
na, Pilar, 9 de Julio, General Rodríguez, Luján, Escobar, Salto, Roque Pérez,
25 de Mayo, General Alvear, Tapalqué. Estado civil: separada.
18 Consagrada a la religión católica, pero exenta del uso de hábitos y de la permanencia en ins-
tituciones religiosas (conventos).
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
19 El concepto de “red social” es útil para analizar estos niveles de política no especializada o
transinstitucional (Barnes, 1969).
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tancia de cada punto de la red con relación al centro modifica las relaciones
con los demás miembros.
Las Consejeras, a pesar de que su práctica estaba guiada por la lógica polí-
tica de los cuadros partidarios, defendían desde su discurso una forma de
hacer política social, según la cual las mujeres serían más aptas por su sensi-
bilidad. Sus experiencias las instalaban, desde su punto de vista, en un lugar
privilegiado porque la “educación está relacionada con lo social”, y “es una
forma de capacitar a la gente”, que es lo que marcaba la diferencia con las
prácticas políticas consideradas “clientelísticas”. Al ser la mayor parte de
ellas docentes y mujeres, todas tenían de este modo experiencia en “lo so-
cial”:
“[…] le ponemos un poco ese ingrediente que tenemos las mujeres de la transpa-
rencia, del tesón, del esfuerzo, del sentimiento, recuperamos la mística en muchos as-
pectos. Yo creo que se puede gerenciar la política de una forma diferente, sobre todo
con la participación de la gente. Yo creo que el tema de la solidaridad y la participa-
ción tienen que ser ejes importantes para que la gente vaya teniendo en cuenta y basar
todo en la capacitación. Nosotros a pesar de tener la asistencia social directa de correr
ante una prótesis, un medicamento, un techo que se cae a una familia, también te-
nemos el desarrollo humano” (Consejera Ejecutiva, maestra. Destacado mío).
“Con mis antecedentes vos te darás cuenta que yo no podría haber aceptado
nunca una orden de ‘dale a éste porque es de nuestro lado y a éste no le des, y si se
tiene que morir que se muera’. Yo no hubiera podido trabajar para ellos [para el ma-
trimonio Duhalde]. Pero hoy honestamente, con la sinceridad de una persona que se
declara católica, y que sigue pensando que el único que mueve nuestros destinos es
Dios, puedo decir que creo y que nunca realmente recibí de ellos una orden que no
fuera correcta, honesta y que lo que dicen hacia afuera es lo que nos bajan como línea
hacia adentro” (Consejera Ejecutiva, catequista. Destacado mío).
Con la esposa del gobernador como presidenta del CPFDH, las Consejeras
Ejecutivas controlando cada uno de los distritos de la provincia, con refe-
rentes femeninos en la mayor parte de los municipios y las manzaneras
como protagonistas del Plan articulador de todas las políticas sociales, la ac-
ción social en la provincia de Buenos Aires se convirtió literalmente en un
asunto de mujeres.
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
U na de las tareas de las Consejeras Ejecutivas fue hacer los contactos con
el/la referente del distrito para la implementación de los programas del
CPFDH en los municipios y garantizar el buen funcionamiento político de las
políticas del organismo21. Siempre era necesario pasar por el municipio.
Los/as referentes municipales actuaban como articuladores entre el gobier-
no provincial y el gobierno municipal. Eran también los que dentro de su ra-
dio de acción tenían contacto directo con las personas. Por ejemplo, en el
caso del Plan Vida los/as referentes municipales eran quienes recibían los
datos del censo realizados por las manzaneras antes del inicio del plan. En al-
gunos casos esa articulación era realizada por la esposa del intendente que
ocupaba el cargo de Secretaria de Acción Social, imitando el esquema orga-
nizativo del gobierno provincial. Estos casos se dieron efectivamente en los
distritos de Zárate, Campana y Avellaneda, supuestamente, había muchos
más. Según una técnica del Plan Vida:
20 Referente y puntero político son dos formas de denominar a los mediadores entre la figura
del candidato y la del elector, aunque ambos no tienen exactamente el mismo significado.
Esta relación política de mediación es nombrada en términos acusatorios como “clientelísti-
ca”.
21 Según uno de los Directores Ejecutivos de Programa, ellos nunca hacían contactos con los
referentes municipales, “ni siquiera con el portero de la intendencia”. Lo técnico y lo políti-
co son estrictamente delimitados. Pero en el caso de directores de programas de mayor im-
portancia, como el Vida, ellos también resolvían algunas veces problemas “políticos”,
desdibujándose así el límite que para otros funcionarios era definitivo.
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“[…] un agente municipal, según el distrito puede ser la esposa del intendente, la
Directora o Subsecretaria de Acción Social o de Salud, según por donde se decida
que va a entrar el programa, pero generalmente es Acción Social o Salud, o las dos
cosas”.
“no quiere que la política interfiera en la acción social y las Consultivas habían
tenido problemas con los intendentes. Si eran del mismo signo político que el inten-
dente disputaban espacios de poder, y si eran de signos diferentes se enfrentaban. Y
para ser Consultiva hay que llevarse bien con el intendente” (destacado mío).
22 Durante el tiempo que la figura de la consultiva funcionó, el CPFDH contaba con una ofici-
na que era el lugar de trabajo de las Consultivas de toda la provincia cuando estas viajaban a
La Plata. En sus paredes se exhibía las fotos de cada una de ellas con un epígrafe que indica-
ba su nombre y el distrito que representaba.
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
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“[…] me empiezan a pedir cosas para la plataforma electoral […] Llegó el 87,
ganó el intendente del partido y me ofrecen la Secretaría de Educación sobre la base
de lo que yo había preparado. Y ahí sí, ya entro a militar, pero desde lo técnico, no la
militancia esa … lo que se entiende o lo que se entendía por militancia; hoy ya sa-
bemos que es otra cosa, que ya no es solamente ir a la casa de los barrios, que no es re-
partir la boleta; la militancia es mucho más profunda, ¿no? Es una tarea de servir
realmente desde el lugar donde estás y teniendo claro cuál es el objetivo de la ideología,
¿no?”
“Yo creo que mi salto a la política fue como Directora de Educación, yo creo que
la gente vio, ahí estabas en la vidriera…”
“Mi fuerte siempre fue la educación y la educación tiene que ver con lo social. En
ese momento se me empezó a acercar gente y me era difícil encontrar respuestas a las
demandas. Entonces me acerqué al Consejo de la Mujer y hablé con Silvia Méndez
[Consejera]. Quería encontrar respuestas para la gente que no tenía respuestas desde
la municipalidad. Entonces empiezo a gestionar cosas, en esa época, bajo el Pro-
grama de Violencia Familiar” (destacado mío).
“Cuando es necesario hay que hacerlo, pero eso solo no basta, a la gente hay que
capacitarla. Y ahí es donde entré a pensar en el Plan Vida que te hablaba el otro
día. A mí me parece que con el Plan Vida se puede lograr otra cosa, porque vos
bajás con la asistencia, pero a la vez bajás con una promoción del ser humano desde
chiquitito, de la madre embarazada. Ya bajás con todo un programa.”
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Capítulo 3: Una red femenina, miles de Evitas
Susana no tuvo dificultades con las autoridades del CPFDH ni con el in-
tendente, pero sí con otros militantes del Partido Justicialista que la conside-
raban una mujer que no sabía hacer política ni usar su capacidad para dar. El
término utilizado para la “acusación” fue que era una “técnica”y no una polí-
tica. La demostración de que eso era realmente así, ocurrió en las elecciones
legislativas de 1997: toda esa política social no se tradujo en votos. Fue acu-
sada dentro de su propio partido de armar una red solidaria para que el par-
tido opositor (UCR) ganase las elecciones. La opinión de Susana, en cambio,
es que técnico y político son cosas que no pueden estar separadas y se res-
palda en la imagen que tiene de la esposa del gobernador. Considera que
Hilda González hace política desde la promoción, no desde grandes dis-
cursos, sino llevando el tema a la práctica cotidiana. A su juicio, el CPFDH ha
sido reorganizado sobre la base del concepto de capacitación y es por eso
que, según ella, ni siquiera la oposición podía cuestionarlo.
La oposición político/no político está presente en forma constante en la
configuración de las relaciones entre los agentes que integran el CPFDH. Se
desdibujan los límites y se agudiza el conflicto a la hora de disputar espacios
de poder y de tomar decisiones, cuando la “participación” involucra as-
pectos relevantes. Allí, según la posición de cada uno de los agentes, téc-
nico/político, solidario/político, desinteresado/político, político/no
político, van a adquirir significados diferentes y van a ser utilizados para
acusar o defender formas de hacer políticas definidas como correctas o erró-
neas. La introducción de numerosas mujeres en las redes ya existentes de la
política provincial, con una propuesta de hacer política “despolitizando”
centrada en una imagen naturalizada y mitificada de la mujer, pone en discu-
sión y cuestiona el funcionamiento de formas, hasta ese momento legítimas,
y permite el crecimiento de figuras políticas por otras vías, como el caso de
Susana, que fue electa candidata a diputada en las elecciones internas del
Partido Justicialista en 1999.
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Conclusiones
A lo largo de las páginas precedentes analicé tres espacios diferentes des-
de donde burócratas, políticos/as y periodistas ejercieron una fuerte in-
fluencia en la construcción de las identidades de género. Políticos/as y
burócratas, al tiempo que construyeron e institucionalizaron una identidad
femenina legítima, inauguraron una “nueva” forma de hacer política social,
o una forma de “despolitizar” la política intentando despolitizar lo social. En
este juego, las mujeres ocuparon la escena central y estuvieron del lado de lo
social como opuesto a lo político. Para que estas identificaciones y oposicio-
nes sean posibles, se invocaron varios argumentos. Por un lado, se apeló a la
imagen de un “eterno femenino”, manifestado en las asociaciones de la mu-
jer con una identidad biologizada y funciones sociales naturalizadas que la si-
tuaron como eje de la familia y generadora y sostenedora de los valores
morales de la sociedad. Por otro, se invocó la imagen de la mujer compañera
del hombre, con sensibilidad social y vocación de servicio consolidada en la
figura mitificada de Eva Perón. Y también fueron expuestos los argumentos
de las agencias financiadoras internacionales que proponían una nueva rela-
ción entre Estado y Sociedad Civil con la participación de los grupos a los
que se dirigieron las políticas focalizadas. La combinación y síntesis de estos
argumentos en las políticas sociales del gobierno duhaldista reforzaron den-
tro del Partido Justicialista una línea interna y crearon las condiciones de po-
sibilidad necesarias para la proyección política, en el ámbito nacional, del
matrimonio Duhalde. Pero, los valores morales en nombre de los cuales es-
tas políticas intentaron presentarse como “despolitizadas” no deben inter-
pretarse solamente como el resultado de una estrategia coyuntural puesta en
marcha por una necesidad de diferenciación. La forma de hacer política, li-
gada a esa imagen femenina, estaba en concordancia con la trayectoria del
grupo de mujeres que asumió la administración de las políticas sociales del
gobierno provincial, y muestra una de las maneras posibles de incorporar a
las mujeres en la política en nuestro país. Otro de los argumentos viables de
incorporación de las mujeres, que se diferenció del anterior y compitió con
él, fue el de la igualdad y los derechos que hizo efectiva la creación del Con-
sejo Provincial de la Mujer durante el gobierno de Antonio Cafiero. Aquellas
mujeres, portadoras de un capital simbólico adquirido por su acceso a la
educación superior, lejos de reivindicar a la mujer como compañera del
hombre y portadora de “sensibilidad social”, propusieron la igualdad de la
mujer en los planos económico, político, jurídico y cultural. En ese sentido,
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Conclusiones
la descripción y comparación de los dos grupos muestra que no hay una úni-
ca forma de hacer política para las mujeres y ni siquiera para las mujeres pe-
ronistas, a las que a menudo se las engloba en una denominación única que
hace perder de vista importantes diferencias.
En ese sentido, la referencia del título de este libro, “la política en feme-
nino” (en oposición a lo que podría llamarse una política de mujeres), pro-
pone discutir la idea de la existencia de una forma de hacer política que
podría ser considerada propia de un determinado sexo y mostrar cómo lo fe-
menino y ser mujer son construcciones que ciertamente tienen mucho que
ver con categorías biológicas, pero que están lejos de poder ser explicadas a
partir de ellas. El grupo de “amigas de la Señora”, que comenzó a participar
de las políticas provinciales durante el gobierno duhaldista, justificó su
nuevo lugar en el ámbito político y estatal desde una vocación por lo social y
una sensibilidad que describieron como características “femeninas” innatas.
Este argumento también sirvió para vindicar la pertinencia de la incorpora-
ción de las manzaneras.
Así, este trabajo al resaltar lo “femenino” de la política revela uno de los
opuestos del par masculino-femenino para poder mostrar la manera en que
estas identidades son construidas en lugares y contextos definidos. El aná-
lisis de los argumentos, las leyes, los símbolos y las justificaciones que le
dieron sentido a una forma de hacer política a partir de la construcción de
una identidad femenina sirve como estrategia para cuestionar la utilidad de
“la mujer” como categoría de análisis. Henrietta Moore (1991) llama la aten-
ción acerca del peligro de utilizar este concepto como una categoría analítica
de investigación antropológica y niega el potencial de expresiones como “si-
tuación de la mujer”, “subordinación de la mujer” o “hegemonía del
hombre”. La autora cita a Marilyn Strathern y Sherry Ortner, entre otras au-
toras, para afirmar que “Las imágenes, características y conductas normal-
mente asociadas a la mujer tienen siempre una especificidad cultural e
histórica. El significado en un contexto determinado de la categoría ‘mujer’
o, lo que es lo mismo, de la categoría ‘hombre’, no puede darse por sabido
sino que debe ser investigado.” (Moore, 1991:19-20). En otras palabras, para
demostrar la existencia de un grupo social es necesario explicar los procesos
sociales que lo hacen posible.
***
Si el sexo es una categoría a partir de la cual no es posible explicar por qué las
mujeres harían política de una determinada manera, tampoco es posible de-
cir que la historia por sí sola determina esas diferencias. Pero, a pesar de con-
siderar que no existe una forma femenina ni una forma peronista de hacer
política, la oposición mencionada entre lo político y lo social en este nuevo
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Laura Masson
1 Entre las mujeres que se destacaban en ese momento podemos mencionar a Alicia Moreau
de Justo, militante del Partido Socialista, quien en las primeras elecciones en que las mujeres
argentinas votaron, no acudió a las urnas porque había una orden de detención contra ella
del gobierno peronista (ver Cichero, M., 1994) ; Victoria Ocampo, miembro de una tradi-
cional familia argentina, se destacó por su labor en el ámbito literario y su influencia en la
sociedad argentina. En 1936 fue elegida presidenta de la Unión de Mujeres Argentinas,
cuyo objetivo inmediato era luchar contra la reforma, propuesta por la Acción Católica
Argentina, de una ley sancionada en 1926 referente a los derechos de las mujeres casadas.
Fue detenida y presa en 1953 durante el gobierno peronista (Ayerza de Castillo y Felgine:
1993); Julieta Lanteri, primera médica argentina, en 1919 fundó el simbólico Partido Femi-
nista Nacional y en dos oportunidades se presentó como candidata a diputada nacional.
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Conclusiones
bonaerenses” a “luchar por su cría”, a “pelear por lo que más les interesa: sus
hijos” y les reconoció aptitudes especiales: sensibilidad, solidaridad, voca-
ción de servicio y preocupaciones concretas. La identidad femenina legítima
que aparecía en los discursos del matrimonio Duhalde logró su objetivación
jurídica bajo la forma de las leyes que crearon los organismos estatales (CPM
y CPFDH), y de decretos que reglamentaron sus formas de funcionamiento.
Con la incorporación de las nuevas responsables por las políticas sociales al
CPFDH la participación de estas mujeres se burocratizó y la política, bajo la
consigna de la “despolitización” y en nombre de valores morales, se ejerció
desde un organismo estatal.
La creación del Plan Vida y la institucionalización de las manzaneras no
fue con certeza la primera experiencia de trabajo comunitario femenino en
la provincia de Buenos Aires. Un antecedente inmediato fue el programa
Trabajadoras Vecinales del Consejo Provincial de la Mujer durante el go-
bierno de Antonio Cafiero y existen otros similares, incluso durante go-
biernos de la Unión Cívica Radical. Pero sí fue la primera vez que las
mujeres se incorporaron en forma masiva a la implementación de las polí-
ticas sociales del gobierno, tuvieron un reconocimiento oficial explícito a
través de la construcción de una identidad femenina legítima de participa-
ción y, en muchos casos, tuvieron contactos directos con los/as funciona-
rios/as del Consejo Provincial de la Familia y Desarrollo Humano. Las
manzaneras son un ejemplo de cómo una determinada imagen de mujer,
producida desde la legitimidad de la ley, la burocracia estatal y la propa-
ganda política encuentra su implementación concreta y su reinterpretación
práctica. Este momento inédito en la política provincial despertó con-
flictos al interior del peronismo suscitados por la reacción de los políticos
establecidos que sintieron amenazados sus espacios de poder por la parti-
cipación de agentes sociales hasta ese momento outsiders y que ahora ac-
tuaban legítimamente bajo la protección (¿política?) de la
“despolitización”. Las manzaneras se convirtieron en mujeres con pe-
queñas cuotas de poder, garantizada por su responsabilidad de distribuir
alimentos y controlar a otras mujeres, su capacitación y su contacto con el
organismo administrador de las políticas sociales, y amparadas en el argu-
mento biológico del instinto de protección de sus hijos y el argumento his-
tórico de la vocación por lo social.
La “nueva forma de hacer política” puso en relación a personas que, en
algunos casos perteneciendo al mismo partido político, se enfrentaron en
una disputa por espacios de decisión y por la legitimidad de su accionar. La
“red de mujeres” que se gestó se superpuso a una red existente en la que par-
ticipaban actores ya establecidos y con una trayectoria más amplia en la mili-
tancia partidaria (concejales, intendentes, punteros políticos). Estos
conflictos revelan que lo que podría considerarse como una forma femenina
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Laura Masson
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Conclusiones
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Otras Fuentes
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Este libro trata sobre la construcción de la
identidad de las mujeres que participan en
política a partir de tres espacios específicos:
los medios masivos de comunicación, la
creación de leyes y organismos estatales, y la
implementación de políticas sociales. En las
elecciones a diputados nacionales de 1997 fue
la primera vez que dos mujeres en la provincia
de Buenos Aires encabezaron las listas de
candidatos de los principales partidos
políticos. En 1996, el gobierno provincial
incorporó una cantidad muy importante de
mujeres, las denominadas “manzaneras”, en la
participación y ejecución de las políticas
destinadas al bien público. La forma en que
esta nueva iniciativa fue llevada adelante
resultó absolutamente novedosa: combinó lo
más moderno en materia de políticas sociales
con las imágenes más tradicionales vinculadas
a la identidad femenina y a la familia. Más allá
de la coyuntura etnográfica, la provincia de
Buenos Aires aparece aquí como un espacio
privilegiado para revelar mecanismos sociales
y culturales de la política y de las relaciones
de género en la Argentina. Por los temas
propuestos y la perspectiva en que son
abordados, este trabajo constituye también un
aporte esclarecedor para la comprensión de
los mecanismos que subyacen a la
formulación y aplicación de políticas públicas.