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COYUNTURA
Medellín:
años ochenta
Freddy Guerrero Rodríguez1
Un breve antecedente
D
esde las décadas finales del quial del valle del Aburrá que, en pocas
siglo XIX la ciudad de Medellín décadas, fue adquiriendo dimensiones
se erigió como la manifesta- de ciudad auténtica.
ción más excelsa de una cultura paisa que Esta dinámica no sacrificó rancias tra-
conciliaba las fuerzas de las tradiciones diciones defendidas por unas élites que
con los desafíos de la modernidad. El vi- desde los orígenes republicanos enalte-
llorrio fundado en el siglo XVII permaneció cieron la bondad de las tierras antioque-
casi por dos siglos eclipsado por la sober- ñas, que decidieron dignificarlas con el
bia Santa Fe de Antioquia, de raigambre trabajo más que con la mera posesión,
más antigua y especialmente beneficiada que insistieron en la ascendencia de las
por las economías coloniales soportadas razas y la imperturbabilidad de los esta-
en la minería. No obstante, desde media- mentos, que pese a todo celebraron el
dos del siglo XIX, los procesos de aper- esfuerzo y la persistencia de cualquier ve-
tura de la frontera agrícola antioqueña, el cino, que eran prolijas en creencias pero,
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desborde de la montaña secular hacia el sobre todo, que eran defensoras a ultran-
occidente, redundaron en la imposición za de la fe católica. Toda esta cosmovi-
de un nuevo circuito económico que pro-
gresivamente favoreció la centralización
de la acumulación en ese enclave parro- 1 Investigador independiente. 49
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la puerta para el negocio del narcotráfico, “reina de la coca”, Griselda Blanco9. Así,
que tenía un antecedente marginal en el en medio de la cada vez más creciente
grupo denominado Medellín- Habana Co- migración de nacionales hacia el país del
nection en el año 1958 que para la época norte, en procura del rebusque necesario
tenía un laboratorio de droga en el sec- para subsistir, salieron también hombres
tor de El Poblado7; pero este apenas se- y mujeres de la barriada que, como “mu-
ría un lánguido episodio que, marginal a las”, empezaron a conocer el negocio en
la agenda política y de seguridad de la las calles mismas de Miami y Nueva York.
época, no revelaba la trascendencia del Algunos de ellos adquirieron ascenden-
negocio del narcotráfico más allá de las cia, especialmente involucrados en las
delincuencias. guerras por la distribución que se susci-
En los años setenta la situación social taron en estas ciudades desde mediados
se hizo más turbia básicamente por la cri- de los años setenta.
sis industrial que afectó especialmente a Para finales de la década estos hom-
las textileras antioqueñas. La regulación bres aventureros fueron regresando defi-
de los conflictos sociales y el tema de la nitivamente al terruño lavando sus capita-
seguridad se venían posicionando a tra- les por medio de diferentes inversiones,
vés de la justicia con mano propia que especialmente en la compra de tierras ru-
justificaría en parte este proceder en la rales, en la finca raíz urbana y en la gana-
lógica de la autodefensa propiciada por dería. Sus fortunas, cada vez más ampu-
la legislación del gobierno de Guillermo losas, ciertamente les abrieron las puertas
León Valencia en 1967 y articulándose en a diferentes instancias económicas, so-
los barrios populares en dinámicas de se- ciales y políticas de la ciudad y el depar-
guridad y justicia practicada en las zonas tamento. Los narcotraficantes empezaron
rurales y aplicadas en el nuevo entorno8, a edificar unos modos de vida que fue-
dinámicas que no intenciones, para la ron recibidos con cierta connivencia por
década de los ochenta se adaptarían en las élites y, en general, por una sociedad
el ámbito del narcotráfico a través de las
milicias y el sicariato. En este panorama,
que agudizó la crisis tanto de la ciudad
como de la provincia próxima, se fueron 7 Cardona, Patricia. “Los narcotraficantes y su búsque-
consolidando barriadas cada vez más da de aceptación en la sociedad colombiana: la vía eco-
nómica, la vía política, la vía violenta y la vía social.”.
sometidas a la informalidad y, al mismo En revista Digital SINCRONIA, No 2. Universidad de
tiempo, cada vez más expuestas a la inci- Guadalajara. 2007.
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dencia de formas organizadas de crimen 8 Jaramillo Arbelaéz, Ana María; Ceballos Melguizo,
y delincuencia incorporadas en el tráfico Ramiro; Villa Martinez, Marta Ines. En la Encrucijada.
Conflicto y Cultura Política en el Medellín de los noventa.
de marihuana y de cocaína hacia los Es- Corporación Región, Programa para la Reinserción, Al-
tados Unidos, siendo especialmente re- caldía de Medellín. Medellín, 1998.
fue incidiendo en medidas policivas y ju- que aún entre las gentes pudientes los
diciales contra el negocio y sus patrones, narcotraficantes no dejaron de suscitar
lo que llevó a los narcotraficantes a ro- alabanzas, en especial por la declarada
bustecer estructuras sicariales decididas lucha contra el secuestro suscitada tras el
no sólo a los servicios habituales de la plagio de Martha Nieves Ochoa por parte 53
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En este panorama, los narcotrafican- cha. Tres guerras en una sola ciudad, trajo
tes asesinaron al Ministro de Justicia, lo consigo terrorismo indiscriminado, sica-
que inmediatamente supuso una declara- riato amplificado y combates cotidianos.
toria de guerra abierta del Estado contra “Metrallín” o “Metrallo” se le llamaría en-
54 la mafia. Obviamente, todas las miradas tonces a la otrora capital de la eterna pri-
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mavera, convertida por esta guerra en la territorios sometidos a bandas sicariales.
ciudad más peligrosa del mundo. Según Precisamente esta barriada trágica fue la
el Departamento de Estudios Criminológi- que salió a la luz a través del cine (Rodri-
cos e identificación, el número de muertes go D. No futuro), de la investigación tes-
violentas en el año de 1981 fue de 1.627, timonial (No nacimos pa´semilla) o de la
cifra que siguió un incremento en los años literatura (La virgen de los sicarios). Estos
siguientes hasta alcanzar su pico más alto documentos efectivamente mostraron al
en el año 1991, 10 años después, con un Medellín profundo de los años ochenta,
número de 7.376 muertes violentas10. una Medellín que dejó no sólo una ex-
En el curso de estas guerras, que tuvo periencia trágica como lección orientada
su momento más álgido entre los años para no repetirse, sino por el contrario,
1987 y 1993, se fue haciendo visible la experiencia que ha refinado el actuar de
magnitud del fenómeno narcotraficante: los herederos de la Medellín violenta de
la inmensidad de las fortunas amasadas los ochenta y cuyo modelo será replicado,
por los dueños del negocio en los barrios con sus variantes, en otras ciudades del
altos de la ciudad pero, también, la impre- país, sin que las condiciones que le hicie-
sionante miseria que habían aprovecha- ron posible tengan una resolución satis-
do para convertir las barriadas pobres en factoria en los dos décadas precedentes.
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