Hace muchos, muchos años al Rey Fernando lo llevaron preso,
quería gobernar todo. Estas noticias pronto llegaron a Buenos Aires. En nuestro país estaba un representante de ese Rey, el Virrey Cisneros. Nos gobernaba la bandera de España, pero los criollos querían mandarse solos y pedían que el Virrey se volviera a España. Cuando Napoleón mete preso al Rey Fernando, los criollos se dieron cuenta que el Virrey ya no tenía poder y se juntaron frente al Cabildo para pedirle la renuncia. Cisneros primero no quiso pero luego, al escuchar a las personas que le gritaban ¡Que se vaya el virrey, queremos un gobierno argentino!, tuvo mucho miedo, huyó y se volvió en barco a España. Señores muy importantes se reunieron en el Cabildo y afuera estaba la gente esperando que se resolviera el problema. Al fin se elige un gobierno argentino y todos gritaban:¡Viva la Patria!, ¡Viva! Costumbres En esta época las personas se vestían de otra manera, las señoras usaban vestidos largos y en las cabezas peinetones y mantillas. Los varones trajes, camisas con volados y sombreros muy altos que se llamaban galeras. En los salones se bailaba el pericón y el minué, y una señora tocaba el piano. En las calles se veía a señores vendiendo velas, agua, empanadas, escobas y plumeros, pescado; y cada uno tenía su propio canto. El que mejor cantaba, más vendía. A la hora de comer tocaban una campana, los grandes podían hablar en la mesa, los chicos no. Tomaban mate y café, las negritas preparaban caramelos que se llamaban alfeñiques, no habían otras golosinas. La carne la guardaban en tarros de madera, le ponían sal para que no se echara a perder pues no había heladeras. Comían guisos, mazamorra, también cazaban perdices y se las comían. No había microondas, ni tampoco cocinas, usaban leña. Preparaban el pan, vendían pescado fresco y pollos vivos. Y como ya contamos le compraban a los negritos y negritas que vendían en la calle, pasteles y empanadas. No habían autos, ni trenes ni aviones, la gente andaba a caballo, en diligencias o carretas. Las calles eran de piedra y los días de lluvia había mucho barro. Las cartas y mensajes las transportaba un chasqui, que era un señor que iba a caballo de un lugar a otro y que descansaba en lugares para eso, donde cambiaba de caballo para que no se cansaran mucho. Las noticias tardaban mucho en llegar. No había luz, se alumbraban con velas. Lavaban la ropa en el río y de esto se encargaban las negras lavaderas que se juntaban y así podían pasarse los chimentos mientras lavaban. Belgrano y nuestra Bandera En aquella época había un general, Manuel Belgrano, formó muchos ejércitos y fue el creador de nuestra bandera. Belgrano nació en Buenos Aires, su mamá se llamaba María Josefa Gonzalez Casero. Viajó a España y estudió para ser abogado, a los 24 años volvió para participar de la lucha contra los españoles. Fundó escuelas y fue periodista y participó en la primera Junta de Gobierno Argentino. Cuando salió a luchar con sus soldados se dio cuenta que les faltaba una bandera, algo que los distinguiera de los enemigos. Copia los colores de la escarapela y el 27 de febrero de 1812 iza por primera vez la bandera de la Patria, en las barrancas del río Paraná, frente a todos los soldados que estaban muy emocionados. Desde ese día siempre había un soldado que llevaba nuestra bandera celeste y blanca y podía usarla como arma frente a los enemigos. Belgrano murió pobre y viejito pero nos dejó nuestra bandera celeste y blanca. Todos los países tienen su bandera que los representa, algunas tienen dos colores, otras tres o más, unas estrellas o lunas o un sol como la argentina. La casita de Tucumán Mientras todos nuestros ejércitos luchaban para sacar a los españoles de nuestro país, llegan otras noticias a Buenos Aires, el Rey Fernando estaba libre. Los congresales de todas las provincias y de otros países deciden reunirse en secreto, en Tucumán. Eligen la casa de Doña Francisca por ser la más grande del pueblo, trajeron sillas de la iglesia y dejaron las ventanas abiertas para que el pueblo que estaba afuera se enterara de lo que estaba pasando. Los congresales llegaron en carretas, caballos, mulas, diligencias. Reunidos deciden escribir un documento donde diga que la Argentina es libre y que tiene un gobierno argentino, que no querían que volviese el Virrey a gobernarlos, todos firman el papel y afuera, el pueblo vuelve a gritar: ¡Viva la Patria! ¡Viva! Esto sucedió un 9 de Julio de 1816 San Martín y el cruce de la cordillera Entre tantas luchas y batallas, aparece otro general que se entera de todo lo que estaba pasando y decide volver de estudiar en España para luchar por su Patria, el general José de San Martín. San Martín había nacido en Yapeyú, un pueblito de Corrientes. Allí había crecido jugando con sus amigos los indios, con los que jugaba a las batallas con espadas de madera, a tirar piedritas o barquitos de madera al río y que luego, junto a sus padres, se había marchado en barco a estudiar a España. Cuando vuelve a la Argentina forma el ejército de Granaderos a Caballo. San Martín era muy amigo de Belgrano y juntos luchan contra los españoles en diferentes frentes de batalla, Belgrano en el norte y San Martín comienza a preparar su ejército en Mendoza. El se da cuenta que tenían que sacar a los españoles de Chile y también de Perú. Comienza con los preparativos para cruzar la Cordillera de los Andes, él sabía que por ese lado nadie lo esperaría y los agarraría de sorpresa. Entrena a sus soldados, mientras su esposa Remedios junto a las damas mendocinas y sanjuaninas venden sus joyas para comprar comida, medicamentos y uniformes para los valientes soldados. También le bordan una gran bandera. Era muy difícil lo que haría el general, además estaba muy enfermo y en el cruce lo llevaron en camilla. Los soldados llevaban las armas, los cañones los arrastraban las mulas y los caballos llevaban todas las provisiones. Cruzaron por cinco lados y pelearon con el enemigo, logrando liberar a Chile. Luego en barcos cruzaron por mar y llegaron a Perú, donde también lograron sacar a los españoles. San Martín fue llamado el padre de la Patria y se murió muchos años después en un pueblito de Francia enfermo junto a su hija Merceditas y sus nietas.