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SO RE DUNS ESC
ESCOTO   L CONTINUID D
DE L MET
MET FÍSI
FÍSIC
C
O UN EPÍLOG
EPÍLOGO
O DE GR MÁTIC
MÁTIC ES
ESPE
PEC
CUL TIV
TIV
 

 
JOSEP
JOSEP IG
IGNAS
NASII SA
SARA
RANY
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ANA
A

S OB RE DUN S ESCOTO
  CONTINUIDAD
 

C O NDUEN EPÍLMETAFÍSICA
O G O DE G R A M Á T I C A
ESPECULATIVA

EDICI
EDICION
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VERSI
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S.A
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PAMPLONA

 
COLECCIÓN DE PENSAM
PENSAMIEN
IENTO
TO MEDI
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AL Y RENA
RENACE
CENT
NTIST
ISTA
A

CONSEJO
CONSEJO EDITO
EDITORIAL
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DIRECTOR
ÁNGEL LUIS GONZÁLEZ
SUBDIRECTORES
JUAN
JUA N FER
FERNAN DO SELLÉS
NANDO
CRUZ GON
CRUZ GONZÁL EZ AYESTA
ZÁLEZ
SECRETARIA
a
  mOYA ZORROZA

www unav es/pensamientoc1asico

  152
Josep
Jos ep Ignasi
Ignasi Saranyana
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ISBN: 978-8
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4-313-3024
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1.68
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14

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S.L.
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que me obligaron a pe
pens
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ar la síntesis de Juan Duns Escoto,
con agra
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to por su co
conf
nfia
ianz
nza.
a.
 
ÍN I E

NOTA
NOTA PRELIMINAR.......................................................................................
PRELIMINAR....................................................................................... 11

1. JU
JUAN
AN DU
DUNS
NS ES
ESCO
COTO
TO AL ATARDECER.....
ATARDECER.......................
....................................
.................................
............... 17

  EL PE
PENS
NSAM
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TEOL
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FRAN
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DUNS ESC
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TO,, GU
GUIL
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LERM
RMO
O DE OCKHA
OCKHAM.....
M...........
............
...........
...........
............
............
............
...... 23
  Hipótesis de trabajo 23
2. L
Laas tteesis fundamentales ddeel franciscanismo 24
3. Sa
Sann Buen
Buenav aven
entu
tura
ra,, fi
filó
lóso
sofo
fo y teólogo franciscano 28
4. Ju
Juan Duns Escoto, maestro de la escuela franciscana 33
5. Guillermo de Ockham en el contexto franci cisscano...
.......
......
......
.......
......
.......
......
...... 38

III. ONT
ONTO-T
O-TE
EOL
OLOG
OGíA
íA EN JU
JUAN
AN DU
DUNS
NS ESC
ESCOTO
OTO..
.. 43
  Sobre llaa rreedefinición ddee la
la metafísica......... 44
2. El problema epistemológico 46
3. El objeto primero del intelecto 52
4. Noción de ente común y la cuestión del ser infini inito... ....... ...... ....... ....... ......
....... ..... 55
5. Sobre
bre la univnivocid
cidad del ente co
comú
mún.
n..................................................................................................... 58
6. Consideraciones finales 60
IV. PR O IN I N T E LL E C TU C A D I T ENS JUAN DUNS ESCOTO FRENTE A
TOMÁ
TOMÁS
S DE AQ
AQUI
UINO
NO
l. Prelim
Prelimina
inares
res...
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
......
..... 63
2. Si Dios es el primuimum cognitum a nobis 66
a Duns Escoto 66
b Tomá
Tomáss de Aq
Aquiuino.
no..........
..........
..........
..........
..........
..........
......
......
......
......
..........
..........
......
......
......
......
..........
..........
..... 70
  Intel
Intelle
lec
ctu
tus
s ut nat
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ura
a e in
inte
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lle
ect
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rati
tio
o 71
a Có
Cómo
mo se alca
alcanz
nzaa el pr
prre
reco
cogn
gnit
itum
um.......................................................................................................... 71
b Por qué primo in intellectu cadit ens 74

 
10 Índice

V. SOB
SOBRE
RE LA TEO
EOLO
LOGÍ
GÍA
A COM
COMO CI
CIEN
ENCI
CIAA PRÁ
PRÁCT
CTIC
ICA SIGLO XIV
A EN EL SIG
1. Un co
comentario de
de so
sobremesa de
de Ma
Martín Lutero 77
  In pr
prin
inci
cipi
pio
o erat Ioannes Duns Scot
Scotus
us 79
3. La discusión de Duns Escoto sobre la condición de la ciencia
teológi
teol ógica..
ca.....
.......
........
........
........
.......
.......
........
........
........
........
.......
.......
........
........
........
........
.......
.......
........
........
........
........
.......
.......
........ 80
4. Sobre la praxis 83
a La La praxis es un acto elícito que se conforma a una intelección
p r e via 84
b El intelecto conoce el acto práctico 86
e CóC ómo es posible que el intelecto pueda dirigir la praxis 87
5. Qué implica, según Escoto, que la teología sea ciencia práctica........ 88

V JUAN DUNS ESCOTO LEÍDO POR MA


MART
RTIN
IN HE
HEID
IDEG
EGGE
GER
R
1. La dedi
dedica catotori
riaa   el títítulo de d e la la tteesis ddee ha habilitación.. 93
a El tít
título.
ulo..........
.......
.......
.......
.......
......
.......
.......
.......
.......
.......
.......
......
.......
.......
.......
.......
......
.......
.......
.......
.......
.......
.......
......
.......
.... 93
b La d e d i c a t o r i a . . . . . 95
2. La
La retro-escena de la tesis de de habilitación.. 97
3. So
Sobre las co c onclusiones de de llaa tteesis de hhaabilitación 99
a Prim
Primera era concl
conclus usiónión.......
..........
..........
..........
..........
..........
..........
..........
..........
..........
..........
..........
......
..........
..........
....... 99
b S e g u n d a c on c l u s i ó n 103
e T e r c e r a c o nc l u s i ó n 105

EpÍLO
EpÍLOGO
GO.. TOM
OMAS
AS DE AQUIN
AQUINO:
O: SIGN
SIGNIF
IFIC
ICA
ANT
NTE,
E, SIGN
SIGNIF
IFIC
ICA
ADO Y PA
PALA
LABR
BRAS
AS
FUNDAMENTALES

1. Introducción.. 109
2. Qué es una sententia ...... 111
3. Qué es  l o significado 113
4. Sobre la posibilidad de traducir 114
5. La cues
cuesti
tión
ón de las pa
pala
labr
bras
as fu
fund
ndam
amen
enta
tale
less 117

NOTA FI
FIN
NAL 123

BIBLIOGRAFÍA 129

ÍNDICE ONOMÁSTICO 137

 
NOTA PRELIMINAR
PRELIMINAR

 E l dubte, co m és de llei, mai no m h a acla


aclarit
rit re
ress
Pere Calders

En este volumen recopilo seis trabajos dedicados a la filosofía y la


teología del beato Juan Duns Escoto l265/6-1308Y y un epílogo de
graamáti
gr mática
ca es
espe
peccul
ulaativa
iva, cent
centra
rado
do en To
Tom
más de Aqui
Aquino
no..

sayEl
o ppri
pr imer
me
licar do
ca
capí
pít
entul
ulo
uona de lahsaresv
idisotaesl d
úeltilm
a oUre
reda
dact
erctad
siado-
tato-Autónoma
reproduceduenBeanr
-que
ubl
ub niv
celona. Con la osadía y desinhibición que dan los años, me he permitido
recor
ecorda
darr algun
lgunos
os trazo
razoss bi
bio-
o-bi
bibl
blio
iogr
gráfáfic
icos
os de mi traraye
yect
ctor
oriia escot
scotiist
sta,
a, con
la esperanza de que mi expe experirien
enciciaa pueda interesar a algún lector.
El segund
undo ensayo ofrece una perspectiva histórica: Duns se enmarca,
a grandes rasgos
os,, dent
ntrro de la espir
spiriitu
tuaalid
idaad franciscana,
na, situado entre su
antecedente, que fue San Buenaventura, y su consecuente, Guillermo de
Ockham. En este análisis, ya un poco antiguo, pues data de 1982, destaco
el influjo de la espiritualidad franciscana en la síntesis de Escoto, tanto
filo
filosó
sófi
fica
ca como
como teol
teológi
ógica
ca..
Los tres estudios siguientes, que corresponden a un ciclo temporal
posterior 2004-2008), examinan aspectos más específicos del pensa
mient
iento
o de Esco
Escotto.
El sexto capítulo que remonta a 2008 y fue el último escrito) conside
ra la lectura de la síntesis escotista, que el joven Heidegger llevó a cabo
al redactar su tesis de habilitación para la docencia, defendida en la Uni
versidad de Friburgo en Brisgovia, en 1915. Importa poco si confundió

  ond
onda naval sota
  Como
Como es natural, la duda nunca me ha aclarado nada ; Pere Calders,
la boira ca
boira cap.
p. II
III.
I.
Beaatificado
Be ado por Juan Pablo II el 20 de marzo de 1993.

 
12 Jose
Josep
p Ign
Ignas
asii Sa
Sara
rany
nyan
anaa

un escrito del modista Thomas van Erfurt con una obra auténtica de
Duns, pues ambos fueron casi contemporáneos y Duns influyó en Tomás
de Erfurt. Heide
idegger
ger testi
stimonia, en tod
todo caso, ha
hassta qué punto la filosof
ofía
ía
moderna y contemporánea se ha interesado y se interesa por la especula
ción
ción es
esccot
otis
ista
ta,, torn
tornán
ándo
dola
la co
corrno pre
precu
currsor
sora de mucha
uchass cue
uest
stio
ione
ness in
indu
duci
ci
das por la síntesis kantiana. Si Heidegger y otros pensadores aciertan en
este terna, el lector juzgará con libertad. En todo caso, la tesis de un Es
coto precursor tanto de Kant corno de la crítica trascendental es, hoy por
hoy, un tó
tóp
pico de la manua
nualíst
ística
ica.
Al final del volumen, y corno epílogo, recojo un curioso ensayo que
edité en 1978, muy tempranero, por tanto, en el que me atreví con cues
tiones de gramática especulativa, al hilo del pensamiento de Santo To
más, a propósito de la posibilidad de verter el contenido de una lengua en
otra, es decir, sobre la posibilidad y legitimidad de la traducción. A pesar
de los años, las conclusiones entonces alcanzadas me parecen aún váli

das.
Todavía escribí un trabajo posterior, bastante amplio, aparecido en
2011, que no retorno aquí. Es el epígrafe dedicado a Duns en la tercera
edición
ión de mi manual Lafilos
Lafilosofía
ofía me
medidieval , Al
eval Allí
lí tr
trat
ato
o al
algu
guna
nass cues
cuesti
tion
ones
es
que no aparecen en los estudtudios ahora recopilados: corno el problemático
usus
us pauper (o sea, la idea escotista acerca del dominio, la propiedad y el
us pauper
uso, enmarcada en la polémica sobre la pobreza de los mendicantes); la
particular ética escotista y más ternas. He dejado de lado ese epígrafe de
mi mananua
ual,
l, para
para ev
evit
itar
ar reit
reiter
erac
acio
ione
ness en ot
otro
ross pu
punt
ntos
os..
He respetado la bibliografía que usé en cada caso, con unos poquísi

moosseañaapdriedcoisa, m
d queejosreñcauláolecsonfuuenro
a nletm
raissefg
uu idteasdey am
en stiesrisleccot.uD
raes eesnte cm
adoa
momento. Por lo mismo, no he obviado las repeticiones bibliográficas,
que vienen a pie de página. Sólo he unificado las reglas de citación, para

Los mo d i s t a s ex amina ro n la relació n entre el len guaje y la realida d en tres planos


  modu
moduss sign
signif
ific
ican
andi
di,, modu
moduss esesse
send
ndi,
i, modu
moduss ininte
tell
llig
igen
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di)) y advi
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enciaa entre la
si
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abras (orden se semá
mánt
ntiico)
co) y la cosi
cosign
gniifi
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caci
ción
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palabr
abras (orden
sint
sintác
ácti
tico
co o estr
estruc
uctu
tura
ral) Los mo
l).. Los modi
di signifi
significand
candi,i, objeto de la gram
gramátátic
icaa espe
especu
cula
lati
tiva
va o lógi
lógica
ca
general del len engguaje o metag ca,, se distinguier on de los mo
agrramática modidi esse
essend
ndi,
i, objeto de la
meta
me tafí
física,, y de los mod
sica modii intelli
intelligend
gendi,
i, ob
objjet
eto
o de la lógi
lógica
ca propi
propiam
ament
entee dich
dicha.
a.
J. 1. Saranyana, La filo
filoso
sofí
fía
a med
edie
ieva
val.
l. Desd
Desdee su
suss or
oríg
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coss ha
hast
sta
a la esco
escolá
lást
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ica
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barroca, terc
tercer
eraa edi
edición
ción,, re
revi
visad
sadaa y aume
aumentntada
ada,, Eunsa
Eunsa,, Pampl
Pamplona
ona,, 2001
2001,, 2200
22007,
7, 3201
32011,
1, § 87,
pp. 334-360.

 
Nota
Nota prelimina
preliminarr 13

que las notas o f rez c an m a y o r h omog en eid ad . En a lg u n a o ca s ió n me he


s e ntid o o b lig ad o a incluir, ta mb ié n c o m o nota con as teris co, a lg ú n co
me ntario , m u y p o co s ciertame nte, ma ti z a n d o afirmacion es de las que
ahora
ah ora disc
discre
repo
po o co
cons
nsid
ider
ero
o me
mejojora
rabl
bles
es..

Emp ec
Emp ecéé in tere
teress á n d o me por San
San B u e na
navv e ntur
nturaa en 1969, c ua
uand
ndo
o i nici é
mi tesis doctoral en Teo lo gía ; casi de in me dia to me pasé a T o m á s de
A q u i n o , que n u n ca he deja do de lad o; y sólo tardíamen te he d irig id o la
mira
rad d a a Juan Du n s Escoto. Di este último paso in triga do por una co ns ta 
tación: que Es c o to no se h ub ies e s u mad o al gran d es cu b rimien to de
Aqui
Aq uinono acacer
ercca de la ext xtra
ra-p
-pre
red
dicam
icameentntal
alid
idad
ad del esse; y que se hu bies e
ma n te n id o en la anantiqtiqua
ua vivia
a a p e s a r de que p o r esos años, es decir, en el
último te rcio del s ig lo XIII, se d e b a t ía en tod o s los foros parisinos sobre
el alc ance de la s íntes is tomas ian a. Sig igee r de Braba nte, que oyó en directo
las le
lecc
ccio
ione
ness de Aq
Aquiuino
no,, duran
urante
te la se
segu
gundndaa re
reggenci
ncia pa
pari
risi
sina
na del mamaes
estr
troo
d o min ic o , ad virtió con s o rpre s a la radical n ov eda d to ma s i an a y, si bi en
d eclaró no en te nd erla, rec on o ció que le p ar ec ía acertad a y verdadera ,
Enri
En riqu
quee de GaGan nte y Eg
Egid
idio
io Roma
Romano no in
inte
terv
rvin
inie
iero
ronn con gran prot
protag
agon
onis
ismo
mo
en esas polémicas. Por con s ig uien te, D u n s no pudo, en nin g ú n caso, ig
n o ra r la dis cu s ió n sobre la s ign ific ación del to mis mo, p orqu e son fre
cueentes
cu ntes sus crítríticas a los pu
punt
ntos
os de vista
sta del Gandavense.
Co n s tit
itu
uy e un lu g a r c om
omún
ún de la ma n u alíst
stiic a que la o pc ió n de Esco
sco to

p
poarrislainan
antiq
astiqua
deua12v7ia0 sye impu
im
127 puso
7,soYcomo
co
demola uonx o
cor
oro
n ieonlari
lasrio
e odine
in
e e1vita
vi
27tabl
7ble
, equdee dlaess ace
cen
tanro
su
sura
nras
las
guer
gu errara en
entr
tree es
escu
cuel
elas
as filo
filosó
sófi
fica
cas,
s, casi siem
siempr pree ar
arti
ticculad
uladasas en t a insti
tu
tuci
cion
ones es relilig
gios
iosas (d (doomi
mini
niccos
os,, fra
franc
ncis
isccan
ano os, merc
mercededarariios y agust gustin inos
os);
);
una l u c h a que o b v ia men te no res ultó p o s i tiv a ni b enefició a nadie. Ta Tamm
b ié n q u ie n re da cta estas líneas a s u mi ó alg un a vez esta explicación. Al
c a b o de los años, sin e mb ar go , y c on s id e rad as las cosas con más c a l m a y
at
ateencició ón, la expxpli
lica
cacición
ón de los heheccho
hoss no me parece tan sencilla.

4
Cfr. J. 1. Saranyana, S ob
ob re
re la contribución de Alberto Ma g gn
no a la doctrina del a ctu
ctuss
e ssse
sen
n di
di , en A. Zimm
imm er
er ma
ma nn
nn (ed.), Al
Albe
bert
rt der Grosse SeiSeine Zeit se sein Werk se seine Wir-
kung WalWalter
ter de Gruy
Gruyte
ter,
r, Mis
Miscel
cellan
lanea
ea Medi
Mediaev
aeval
alia
ia , 14
14,, Ber
Berli
lin,
n, 19
1981
81,, pp. 41
41-4
-49.
9.

 
  Josepp Ign
Jose Ignasi
asi Saranya
Saranyana
na

Desde la década de los veinte del pasado siglo, los nuevos tomistas
Étienne Gilson, Marie-Dominique Chenu y otros ) sostienen que ha
habido una continuidad fundamental de la an iqua via a lo largo de los
anttiqu
siglos, con la única excepción de la inflexión tomasiana. Heidegger no
sería una excepción en ese encadenamiento, aunque él haya querido ex
chlausitraseeldePalramvia
énides plattóennidcioen,dqouuenhpauberínatesiddeo deolspm
via an
anti
tiqu
quaa il eqruoiniyenetlosúnaiñcoos)
rim
en in intutuir
ir verd
verdadader
eram
amenente
te el ser
¿Por qué esa persistencia de la an anti
tiqu
qua a vi
via?a? Por dos motivos, a mi en
tender. Ante todo, porque el discernimiento de la extra-predicamenta
lidad del esse implica una dificultad extraordinaria se trata de pensar
algo que no pertenece a la esencia, que brota de los principios esenciales,
que se añade a la esencia de la cosa, y que, no obstante, no es un acciden
te); y, en segundo lugar, porque la comprensión de la extra-predicamen
tal
alid
idad ad del esse está ligada al conocimiento de la causa material, la más

fdáicfíiclm
il edneteddefeinliar,im
puaegsinealciiónntelaeclato,hosrea qdueiepraenosanr.o,Enl oalptouegdreadporedsecianbdsir
tra
racccciión que exig exigen en est
estas con consid ider
eraacion
cioneses sup
super eraa incl
clus
usoo el pl plan
anoo ordin
rdinaa
ri
rioo de la abst abstraracc
ccióiónn meta
metafí físi
sica
ca..
El tema de la causa material es, en efecto, de una complejidad extra
ordinaria. Leonardo Polo ha escrito unas consideraciones magníficas a
estee pro
est propó pósit
sito:
o:

No sé si Jacques Maritain se podría incluir en el grupo, y por ello no lo he citado expre


samente en el texto. Maritain consideró que la intuición del ser es, en algún sentido, un co
nocimi
noc imient
entoo ext
extra-
ra-con
conceceptu
ptual
al y exextra
tra-r
-rac
acion
ionalal y, en con
consesecue
cuencncia,
ia, no pro
propia
piamen
mentete me
metaf
tafísi
ísico
co..
Pero también afirmó, en ocasiones, que la existencia pone las esencias en el ser en la exis
te
tenc
ncia
ia),
), como algo adve adventntic
icio
io y más o menos extr extrín
ínse
seco
co..
Susc
Su scri
ribo
bo sólo en parte la tesis del pe pens
nsadador
or suizo Andr
Andréé de Muralt, para quien la fi filo
loso
sofí
fíaa
esco
escolálást
stic
icaa par
parti
ticu
culalarm
rmenente
te desde Escoto) cons constititu
tuye
ye la matriz in inte
tele
lect
ctua
uall de Oc
Occicide
dent
nte,
e,
algo así como la base gen genéti
ética del pens
pensaamie iennto moder
odernno; sólo en parte, pues no puedo afir
mar una ruptura de la tradición occidental con un antes y un después de Escoto, sino más
bien una cont ontin
inuuidad
idad casi unánime desde los oríg rígenes salvo Pla lattón,
ón, que es caso propio), en
la que Aqu
Aquino resulta la gran novedad. Cfr. A. de Muralt, La apuesta de la filosofía medie-
val trad. esp. Edic iciiones
nes Jurídiídicas y Sociale les,
s, Ma
Maddrid,
rid, 2008;   est strruct
uctura
ura de la filo
filoso
sofí
fía
a
polí
políti
tica
ca mode
moderrna sus sus orí
orígene
geness memed diev
ievale
ales en Esc scooto Ockh
Ockha Suáreez trad. esp. Istmo,
am y Suár
Maddri
Ma rid,
d, 2012. Véase tam ambi
biéén J. M. Espin spinososaa Ares, Una crítica de las Cr Crít
ític
icas
as . Anál
Análisisiis
es
estr
truc
uctu
tura
rall de la filo
filoso
sofí
fía
a teór
teóricica
a p prá
ráctctic
icaa y jurí
jurídi
dica
ca kant
kantia na tesi
iana tesiss doc
doctor
toral,
al, UNED, Facul
tad de DeDererech
cho,
o, De
Depa part
rtam
amen
entoto de Fi
Filo
loso
sofí
fíaa Jurí
Jurídi
dica
ca,, Mad
Madri rid,
d, 2013
2013,, pr
proo manuscri
manuscripto.
pto.

 
No
Nota
ta pre
prelim
limina
inarr 15

 Co
Comp
mpar
arán
ándo la [la causa material] con el acto, éste es   r us en todos
dola
los sentidos excepto en el temporal. Según esto, la causa material es el
antes temporal, y si a esa anterioridad se le concede valor de principio,
tiene valor causal, aunque distinto y escaso, comparado con otros
[principios]. La causa material es el valor causal del antes temporal,
puesto que la prioridad del acto no lo es en sentido temporal. [La cau
sa material] es lo que podr
podría
íam
mos llam
llamar
ar las cond
ndiicio
ciones
nes in
inic
icia
iale
less .
Definida la causa material como el antes-temporal , se puede con-
fundir la causa material con la causa eficiente, que sería el antes que da
lugar al después Pero la causa eficiente no puede ser anterior al tiempo.
Y, además, la causa eficiente no puede ser separada de la causa formal.
Todo ello nos conduce a un planteamiento básico de la via anti antiqu
quaa
que es la tesis de la causa material semiforma
rmada o, en definitiva, del hile
formismo universal. Se ha dicho, en efecto, que si no hay materia semi
formada o cuasiformada (es decir, con una mínima formalización, que
consiste en estar indeterminada a ser esto o lo otro), nada hay. Así las
cosas, la única salida es la hcecceitas escotista: una realidad que se cons
truye por capas, desde la primera que sería el primer sustrato ontológico
universalísimo, indeterminado a ser cualquier cosa, hasta la última de
te
term
rmin
inac
ació
ión
n de la realidad. Quizá se compr
ompren
enda
da,, por este camino, por qué
resultó tan central, para la metafísica de Santo Tomás, la afirmación de
un hipotético mundo creado ah ceterno hipótesis tan deci decidi
dida
dame
ment
ntee re
chazada por la via
via an
anti
tiqua; y por qué la discusión sobre la esencia de los
qua;
ángeles y del alma (o sea, la posibilidad del inmaterial positivo) provocó
tant
tantas
as controve
controversi
rsias.
as.

Es inne
innega
gabl
blee que Es
Esco
coto
to pr
pret
eten
endi
dió
ó reso
resolv
lver
er algunas cu
cues
esti
tion
ones
es metafí
sicas y teológicas planteadas por el Angélico, a veces sólo apuntadas,
aunque nunca cerradas en falso. En tal sentido, también Duns es conti
nuad
uador del Aquinauinatte; pero un continuador sui gene riss moderno en mu
generi
chos aspectos y tradicional en otros. Con todo, siempre coherente. Nin
gún pensador grande se contradice nunca a sí mismo: evoluciona, pero se
mant
ma ntie
iene
ne fiel a sus orígenes.

7 Cor
orri
rijo
jo aquí la edic
ició
ión
n, que lee és
ésta
ta , una le
lect
ctur
uraa que cons
nsid
ider
ero
o incorrecta, a tenor del
contexto.
8   Polo, Le
Lecc
ccio
ione
ness de ética pres
ética presentac
entación
ión de J. F. Sellés, Eunsa
unsa,, Pa
Pamp
mplo
lona
na,, 2013
2013,, p. 29.
29.

 
16 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Saran
Saranya
yana
na

Con la recopilación de estos seis ensayos y un epílogo en un volumen


únic
nico cumplo un sueño concebido de desspués de mi jubijubila
laci
ción
ón académica
hacce tres años
ha os.. Comprpreendo que el volumen resultará áspero para muchos
lectores y en ningún caso se mostrará corno una lectura relajada de fin
de semana. Sin embargo es mi homenaje a Tomás de Aquino y Juan
Duns
Du ns Esco
Escoto
to do
doss gran
grandí
dísi
simo
moss pens
pensad
ador
ores
es dedell me
medi
diev
evoo cr
cris
isti
tian
anoo de qu
quie
ie--
nes siempre se aprende algo si se va a ellos con calma y sin prejuicios. Su
rigor profundidad y altas miras especulativas constituyen una prueba
más de las sinergias que se generan cuando talentos tan bien dotados por
la naturaleza ponen su int inteligencia al serviciciio del mejor
jor conocim imiiento de
la realida
idad extramentaltal y de las experie ienncias psicológic icaas sin renunciar
en ningún caso a su condición de creyentes sino tornándola corno tram-
polí
po línn pa
para
ra ma
mayo
yorr im
impu
puls
lso.
o.

Una última palabra sobre el exergo. Sacado del mundo surrealista de


Pere Calders ilu
ilustra lit
literariamente mi esfuerzo de varias décadas tras el
alma de Escoto y con ella y con permiso de Étienne Gilson a la busca
del espíritu de la filosofía medieval. No es por tanto un acto de afirma-
ción anticartesiana. No va contra nadie. Más bien es una declaración de
reconocimiento. Al cabo Gilson se inició con una tesis doctoral sobre la
presencia de la escolástica en Descartes y terminó en su meta taffísic
sica del
Éxodo .
Y a propósito de esto me permito recomendarles muy de veras las
memorias de Gils ilson9 • Me parece que aprovecharán mucho de ellas por-
que de los maest
strros siem
iempre se sac
saca bene
nefficio.
Bar
arce
celo
lona
na 23 de abr
abril de 2014
2014..

P.S. Por favor nnoo pasen por alto la nota final qu


que es mi última pala-
braa so
br sobr
bree es
este
te as
asun
unto
to..

É Gilson l filósofo y la teología trad


traduc
ucci
ción
ón cast
castel
ella
lana
na de G. To
Torr
rren
ente
te Ba
Ball
lles
este
terr Edi
di--
ciones
ciones Guadarr
Guadarrama
ama Mad
Madrid
rid 196
1962.
2.

 
1
 U N DUNS ESCOTO
ESCOTO   L   T RDECER

Se me pide que hable de mi actual dedicación investigadora, después


de mi ju
jubi
bila
laci
ción
ón,, alc
lcaanzada
zada la condic
ndició
ión
n de prof
rofeso
esor emér
érit
ito
o, y qu
quee just
justi
i
fique por qué, al atardecer de mi actividad científica, me ha interesado
tanto la síntesis de Juan Duns Escoto, y no ante
antes.
s.
Les pido excusas, si vuelvo la mirada atrás y cuento algunas cosas de
mi vid
idaa prof
rofesi
esion
onaal. Mi in
inv
vesti
estig
gaci
ció
ón med
edie
ieva
vali
list
staa co
com
menzó
nzó, a fin
finales
les de
los sesenta, de la mano de San Buenaventura, con una tesis doctoral so
bre la teología de la historia bonaventuriana, defendida en octubre de
19721• Tuve que habérmelas con los ocho macizos volúmenes de sus
obras completas, en la magnífica edición preparada por los frailes meno
res de Quaracchi; una edición que entonces no se hallaba en la biblioteca
de la Universidad de Navarra, y que tenía que consultar en la biblioteca
de los padres capuchinos de Errotazar, ubicado a las afueras de Pamplo
na. Sin embargo, bien pronto advertí que no podía obviar la teología y la
filosofía de Tomás de Aquino, si de veras quería orientarme en el gran
debate intelectual del siglo XIII, provocado, sobre todo, por la recepción
en París del genuino Aristóteles metafísico (llegado con anterioridad de
la mano de Avicena, aunque no completo y co con
n impor
importan
tantes
tes defici
deficienc
encias
ias;;
años después traducido al latín en el marco de los comentarios de Ave Ave-

Texto
Text o publ
public
icad
ado
o en catalán: Perqu
Perquéé loan Dun
unss Es
Escot
cot al ca
capv
pves
espre? , Med
pre? Mediev
ievali
alia.
a. Revis-
Revis-
ta d Estudi
Estudiss Medi
Mediev
eval
alss Un
Univ
iveers
rsit
itat
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Autóno
noma
ma de Bar
arce
celo
lona
na,, 2012 (15), pp. 53-56. Fue una
co mu
mun ic
ic aacc ió
ió n le íd
ída el 3 de j ul
ul iio
o de 2012, en el P rrii me
me r Simposi Científic de I I ns
ns ti
ti ttu
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tudis Medi
Mediev evalalss de la Univ
Univer
ersi
sita
tatt Autó
Autóno
noma
ma de Barc
Barcel elon
onaa , ce
cele
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brad
ado
o en el salón de actos de
la Reial Academ
Academia
ia de Bone
Boness Llet
Lletre
ress de Barc
Barcel
elon
ona.
a.
Tiempo y eternidad. Estudio sobre la teología de la historia en San Bue
Buenaventur
uraa Uni
vers
versid
idad
ad de Nava
Navarr
rra,
a, Pamp
Pamplo
lona
na,, 1972, pr
pro
o manu
manusc
scri
ripto. Publ
pto. Publicad
icadaa sólo
sólo parcia
parcialme
lmente
nte:: Gráf
Gráfi
i
ca
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Egüzquiz
uiza,
a, Pamplo
Pamplona,
na, 1976 96 págs.; ta tamb
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Exce
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Sacr
cra
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Theologia Un
Univ
iver
ersi
sida
dad
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Navar
arra
ra,, s/f, vol. Il, n. 3.

 
18 Jose
Josepp Igna
Ignasi
si Sara
Saranyan
nyanaa

rroes; y por último trasladado directamente del griego al latín, pasado el


ecuado
ecu adorr del XIII).
En aquell
ellos años iniciales de mi tarea inv
invest
estigad
igador
oraa no presté aten
atenci
cióón
a Duns Escoto, aparte de un trabajo primerizo que publiqué en 1982, con
motivo del octavo centenario del nacimiento de San Francisco de Asi s .
era mi manual Hi
Porr ello, cuando edité por vez primera
Po Hist
sto
ori
ria
a de la fil
ilo
osofí
sofía
a
medieval, en 1985, me limité, en el epígrafe dedicado a Duns, a hi lvanar
unas cuantas ideas tomadas de las magníficas exposiciones de Étienne
Gilson y Efrem Bettoni y poco más. No recuerdo si hice   lgun lectura
directa de las obras de Duns, aunque me parece improbable que lo hicie
ra, porque me acordaría en este momento, dada la extrema dificultad
conceptual del sintético latín de Escoto, co
com
mo sí tengo muy presentes, en
cambio, las lecturas que hice por esos años del De didivi
visi
sion
onee natu ra:: del
natura
irlandés Juan Escoto Eriúgena, tampoco nada fáciles de comprensión,
aunq
au nque
ue en un ma
marc
rcoo co
conc
ncep
eptu
tual
al muy diferen
erentte.

Poco a poco, Buen


Buenav
aven
enttur
uraa qued
quedóó arri
arrinnco
connad
adoo en mi trabajo
ajo y Aq
Aquuino
ino
tomó su relevo, cada vez con mayor protagonismo. De hecho, mi tesis
filosófica, algunos años posterior, versó sobre un tema central en Santo
To más (la discusión medieval sobre la condición femenina) , en el que
sólo hay unas pocas referencias, y además poco significativas, al Doct Doctor
or
Seráfico.
La vida académica continuaba y he aquí que un buen día, sería hacia
el año 2000, agotadas las tres primeras ediciones del manual Hi Hist
stor
oria
ia de
la fil
ilo
osofí
sofía
a medie
edieval, el Prof. Juan Cruz Cruz, entonces dir ector de la
val,
 Cole
 Colecci
cción
ón Pens
Pensam
amie
ient
ntoo filo
filosó
sófi
fico
co me
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renace
cent
ntis
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patroc
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apcotrulaaliU
zandiva er
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emdeanNuaavl adrrea,lom
s eañpoidsióocqhueentes
escr
a,cri
qiubier
bie era
fianaulnma enuev
nu
nteeva
vaioversi
er
lasió
lóunz
en la primavera de 2003. Durante esa revisión advertí que nunca había
entendido bien la doctrina de Duns. Tal constatación me agobió bastan
te   Redactaba el capítulo dedicado a Escoto y   vuelta a empezar, co
rrigiendo el texto escrito. Y así un día y otro día, durante una larga tem
porada. Y, además, los plazos editoriales urgían. El latín de Duns, de
fácil sintaxis y voca cabbulari
ario limitado, me resultaba, sin emba embarrgo go,, inco
ncom-

Repr
Reprod
oduc
ucid
idoo en este mism
mismoo volu
volume
menn como ca
capí
pítu
tulo
lo 2.

 siglEd
 sig Edit
os itad
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Biblióioth
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l
mantic
manticens
ensis,
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Estudi
udios,
os, 190,
190, Salama
Salamanca
nca,, 1997
1997..

 
1. Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to al at
atar
arde
dece
cerr 19

prensible desde el punto de vista conceptual. Llegué a pensar, en ocasio


nes, que no lo lograría. Me parecía haber entrado en otro mundo, por mí
desc
descon
onoc
ocid
ido,
o, con inte
intere
rese
sess inte
intele
lecctual
tualees mu
muy
y di
dist
stin
into
tos.
s. Toda
Todavívíaa no ha
habí
bíaa
descubierto hasta qué punto las fuentes de inspiración escotista eran su
maestro Bue
Buenave
navent
ntur
uraa si bie
bien llevado al límite) y la metafífíssica avicenia

na.
A todo esto recuerdo la tarde del 11 de septiembre de 2011, el día del
atentado contra las torres gemelas de Nueva York. Me encontraba en
Colonia, en una sesión de trabajo con el Prof. Albert Zimmermann en el
Thomas-Institut de aquella Universidad, en la que estuvo presente la
Prof
Prof.. Elis
Elisab
abeth Reinhardt . Te
eth Term
rmin
inaada la reunión nos fuimos a cenar el
Prof. Zimmermann y yo a un restaurante de comida griega, ajenos por
completo a lo que había sucedido en América sic). No había nadie en el
comedor: sólo nosotros dos y los camareros. Con todo, no nos chocó
nuestra soledad, tan absorbidos estábamos en la conversación. Fue al

fm
oarm
rcóhadre, lyo doecum
rraidnoeraal iontcroidleandto
al,decluA
antldáontiucnoo. de los camareros nos in

Pues bien: mientras cenábamos, y esto viene al caso, Zim


Zimmermann me
hizo un par de comentarios sobre la noción de infinito en Duns, que me
abrieron un panorama nuevo. Me hizo notar, además, que Escoto había
pretendido refundar la metafísica. De pronto, se me hizo la luz. Al regre
sar a Pamplona, fui en busca de una monografía de Ludger Honnefelder,
titu
titula
lada
da preci
precisa
same
ment
ntee Der zweite n fa ng der Metaphysik   ElEl segundo
comienzo de la metafísica ), y poco a poco, mientras releía les reflexio
nes escotistas en el formidable y larguísimo prólogo suyo al Opus oxo-
niense comencé a comprender qué había pretendido Duns Escoto. No
había intentado elabor
borar una metafísica alternativa a la de Aquino, como
yo siempre había sostenido en mis clases y en las tres primeras ediciones
de mi manual, al situarlo en el contexto de las diatribas de 1270 y 1277

4 De esta sesi
sesión
ón de tr
trab
abaj
ajo
o surgió una en
entr
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reseña
ña el it
itin
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io biob
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liog
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ráfi
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Zimmer
erma
mamn mn,, desde los años treinta, con sus pr prim
imer
eros
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estud
udio
ioss en el ambi
bien
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te preb
prebééli
lico
co,,
ha st a su j u b i l a c i ó n en 1997. Es un report que recomiendo, por que enmar ca muy bien el
desarro
rolllo de la medievalís
ísttica aleman
emanaa de la se
segu
gund
ndaa postguerra: E. Reinhardt, Conve
nver
sación en C olo
oloni lbeert Zimmerrnann ,   nuario de Historia de la Iglesia 2002  11),
niaa con Alb
pp. 303-326.
a
Cfr., sobre la no
noci
ción
ón de in
infi
fin
nito
ito en Duns Escoto, con ab
abun
unda
dant
ntee bibli
lio
ografía: D. Gononzá
zá
lez
lez Gino
Ginocccchi
hio,
o, Ser e infinito en Duns Escoto Eu Euns
nsa,
a, Pensa
Pensami
mien
ento
to medie
edieva
vall y rena
renace
cent
ntis
ista
ta,,
137, Pamplona, 2013.

 
20 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Saran
Saranyan
yanaa

sobre el aristotelismo heterodoxo; más bien había querido resolver los


problemas destapados por la metafísica aquiniana, aunque analizados
desd
desdee la trad
tradic
ició
iónn fi
filo
losó
sófi
fica
ca agu
agusti
stino-
no-avi
avicen
cenian
ianaa y bona
bonave
vent
ntur
uria
iana
na..
De esta forma pude salir del laberinto en que me hallaba, aunque para
entrar en una selva espesa, porque tenía que deconstruir mi comp compren rensi
sión
ón
de Escoto y poner en pie otra completamente nueva. A duras penas pude
redactar algunos folios para la nueva edición de mi Historia qu quee ent
entre
re
gué a las prensas en abril de 2003. Nadie me comentó cosa alguna al res
pecto: no hubo ni una crítica que se hiciera eco de mis dudas y del poco
acierto de mis conclusiones, todavía tan provisionales. Y comprendí
también por qué Étienne Gilson había sido tan ex exag
ager
erad
adam
amen
entte prolijo en
su volumen de setecientas páginas dedicado a Duns, publicado en 1952,
nada menos que treinta y tres años después de su monumental estudio
acerca de Tomás de Aquino ,
En todo caso, desde la versión de mi manual, muy ampliada y con un
nuevo título, del año 2003, hasta la tercera edición, salida en 20116 , el
Doctor Sutil ha constituido para mí un rompecabezas. A lo largo de esos
ocho años he destejido varias veces el capítulo dedicado a Escoto, para
rehacerlo completamente y, entre tanto, entre 2004 y 2008, he publicado
cuatro trabajos sobre este autor franciscano, que me han ayudado a fami
liarizarme algo más con su síntesis filosófica y teoló
eológgica . El último ha
sido un estudio sobre la tesis de habilitación de Martin Heidegger; una te
sis de gramática especulativa, dedicada a un opúsculo de Tomas de Er
furt, probable discípulo de Duns, que el joven Heidegger creyó obra
auté
au tént
ntic
icaa de Esco
Escoto
to..

de A
unl fliandaol,, yel aelsalatabródnecm
erásdeimmpioartcatnivteidaedntrceielnatíafinctaig, üpeidenadsoyqulae m
Doudnesrneis,
dad sin excluir a Kant ni a Heidegger), y que, al mismo tiempo, es el

É. Gils
Gilson
on,, Je
Jean
an Du
Duns
ns Scot
Scot Intr
Introd
oduc
uction a ses
tion ses posi
positio
tions
ns fondame
fondamenta les J. Vrin, Pa
ntales Pari
ris,
s,
1952; trad. esp. Ju Juan
an Duns
Duns Esco
Escoto
to Intr
Introd
oduc
ucci
ción
ón a sususs po
posi
sici
cion
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es fu
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amenenta less tr
tale trad
ad.. cast
castoo
de P. E. Coro
Coronna, Eunsa, Cole
Colecccición
ón de Pens
Pensamamie
ient
ntoo Med
Medie ievval y Rena
Renace
cennti
tist
sta,
a, 91, Pamp
Pamplo lona
na,,
2007.
J.   Saranyana, La filosilosof
ofía
ía me
medi
dieeval
val DeDesd
sdee su
suss oríg
orígeenes
nes pa
patr
trís
ísti
tico
coss hast
hasta
a la escol
scolásás--
tic
tica
a barroc
barroca a Eu
Eunsnsa,
a, Pamplo
Pamplona,na, 2003
2003,, 2200
22007,7, 3201
32011.
1.
b Los cu
cuat
atro
ro trab
trabaj
ajos
os se in
incl
cluy
uyen
en en este volu
volume
men.
n.

 
1. Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to al at
atar
arde
dece
cerr 21

mejor contraste para entender la revolución aquiniana, consistente en el


desc
descub
ubri
rimi
mien
ento
to de la tr
tras
asce
cend
nden
enta
tali
lida
dad del esse
d del

* *  

Post scri
Post scriptum.. Viene a propósito, para ejemplificar que nunca se pue
ptum
de dar por concluida la comprensión del beato Juan Duns, una experien
cia que he tenido mientras red
redacta
actab
ba esta comunicación. Por cas
casualid
alidad
ad,,
estaba tamb
ambién embarcado en la redacción del capítulo dedicado a Esco
to, que se ha de incluir en un manual de historia de la teología que prepa
ro. Y me ha vuelto a suceder lo mismo que antes, cuando comencé a inte
resarme por la metafísica del minorita: he topado ahora con una dificul
tad extrema para comprender su trinitología, hasta que, después de en
comendarme a todos los santos, he advertido que también aquí, cuando

sqeuieersetuddieasbsruoztaerolloogsíac,am
coinnovsien
peor ollovsidqarusee cdaemiA
naqulianot,eosliogreíaalm
esecnotteistsae.
Escoto considera que el Verbo es la intelección de la memoria fecunda o
fértil [d [dic
ictitio
o me
memomori rice
ce fce
fcecun
cundaúdaú una explicación que se separa de Aqui
no, quien apela a las operaciones psicológicas o inmanentes, cuando se
pregunta: utr utr um aliqua processio in divinis generatio dici possit si
alguna procesión divina [inmanente] puede denominarse generación).
Escoto se apoya en la consideración trimembre del apetito racional o
superior memoria, inteligencia y voluntad), de origen agustiniano, y
toma en consideración, si bien muy lejanamente, a Avicena, cuando éste
explica el origen de la primera inteligencia a partir del ser necesario por
sí, sin paso de potencia a acto.
En definitiva, y como dice el refrán popular: al bosque no vaya quien
de las hojas miedo h a y a . . . Si alguien quiere habérseles con Escoto,
tendrá que asumir las consecuencias: un largo duelo con su grandiosa

7 Recomi
Reco mien do el trabajo de C. Go
endo Gonz
nzál
ález
ez-A
-Aye
yest
sta,
a, Esco
Escotitism
smo
o y tomismo en la inte
interp
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ci
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ón suarec
suarecian
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entend
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ia , Re
Revi
vist
sta
a Espa
Españo
ñola
la de Filo
Filoso
sofí
fía
a Medi
Medieveval
al

2011 18), pp. 137-150. A u n q u e referido a un tema filosófico muy concreto el intelecto
cons
consid
ider
erad
ado
o como pote
potenc
nciaia pred
predic
icam
amen
enta
tal)
l),, ilus
ilustr
traa la ev
evol
oluc
ució
ión
n del cami
camino
no filo
filosó
sófi
fico
co occi
dent
dental
al desp
despué
uéss de Esco
Escoto
to..
 

  Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sara
Saranya
nyana
na

síntesis meta
metafí
físsic
icaa pu
punto cu
culm
lmin
inan
ante
te de la vía
vía an
anti
tiqua por una parte y
qua
puerta abierta al mismo tiempo a la nova que no es tan nova pu pues
es sigu
siguee
más o menos el itinerari rio
o de la antiqua
 

EL PE
PENS
NSAM
AMIE
IENT
NTOO T OLÓGI O FRANCISCANO:
SAN BU
BUEN
ENAV
AVEN
ENTU
TURA
RA,, DU
DUNS
NS ESCOT
ESCOTO,
O,
GUILLERM
GUI LLERMO O DE OCKHAM*

1. Hi
Hipó
pótesiss de trabajo
tesi

Cuando la comisión organizadora de este homenaje a San Francisco

tdeemA
assíso,beren leal tV
eoIIlIogcíeantferannacriioscdaenas,umneacaid
mviierntitóo,, am
l emoisfm
reoció
tiedm
espaor,roqlulaer neol
interesaba una presentación de los aspectos más más relevantes de las sínt nteesis
teológicas de San Buenaventura, Juan Duns Escoto y Guillermo de Ock
ham, porque la teología de esos tres autores franciscanos es ya conocida
por todos ustedes, y porque habría resultado imposible, en tan corto es
paccio de tiempo,
pa po, llevar a cabo un unaa expopossición mínimamente decoros osaa. Se
me pidió, en cambio, que intentase mostrar si los tres teólogos citados
fueron, y en caso afirmativo en qué medida, teólogos franciscanos en
sentido estricto. Dicho con otras palabras: si el revolucionario mensaje
espiritual de San Francisco de Asís tuvo repercusión, y hasta qué punto la
tuvo, en el quehacer técnico de los tres pensadores referidos, bien en sus
con
oncclusione
ness filosó
sóffico-t
-teeol
oló
ógicas, bien en sus pre
ressup
upu
uestos de parti
rtida.
En definitiva, se me rogaba que analizase si existe, al menos en los tres
autor
orees citados, una teol olo
ogía de cor
ortte pro
rop
piamente fra
franciscano, constitu
tiva de un denominador común en medio de sus conocidas discrepancias
doctrinales.
Planteado así el objetivo de esta conferencia, se imponían dos tareas
previas. En primer lugar, había que resumir en unas pocas tesis, o al me-

Co n f e re n c ia p r on un c ia d a por el autor en la Fa cu lt ad de T eo lo gí a de la Univer sidad de


Navarr a, el día 20 de mayo de 1982, con oca sió n de los actos co nme mora tivos del VIII
cent
centen
enar
ario
io del na
naci
cimi
miento de San Fra
ento ranc
ncis
isco
co de Asís. Publ
Public
icad
adaa en la revi
revist
staa  c
 cri
ript
pta
a heol
heolo-
o-
gic 1982 14 , pp. 847- 862.
 

  Jose
Josepp Igna
Ignasi
si Sara
Saranya
nyana
na

nos había que intentarlo, los principios fundamentales del franciscanis-


mo: difícil labor, iniciada una y otra vez por los especialistas, con resul-
tados muy dispares, como señalaré a continuación. Y, en segundo lugar,
había que aislar aquellos aspectos del pensamiento de Buenaventura,
Escoto y Ockham, que pueden considerarse más característicos de sus e

respectivas síntesis, y comprobar si respondían o no a las tesis supuesta-


ment
me ntee co
cons
nsti
titu
tuti
tiva
vass de
dell fr
fran
anci
cisc
scan
anis
ismo
mo..
Determinado ya mi método de trabajo, veamos, primeramente, qué es
el fra
franci
ncisca
scanis
nismo.
mo.

2. Las
Las te
tesi
siss fu
fund
ndam
amen
enta
tale
less del
del fran
francí
císc
scan
anis
ismo
mo

aveEnntursóu, m
deosnpum
ésendtealunHi
Hist
cstor
ooria
ncia
ienzdel
de
udl opens
peansam
náamie doel aJm
lisient
isnto acbqiueenste Cdhoecvtrailniearl dse
los siglos XIII Y XIV, a señalar las tesis fundamentales del franciscanis-
mo. Éstas fueron sus conclusiones, que voy a referir literalmente. El
franciscanismo se caracteriza por la primacía absoluta de lo divino, la
deficiencia de la naturaleza y la necesidad de la gracia para perfeccionar-
la, la superación de la inteligencia por la voluntad y por el amor; y, tanto
en el origen como en el término de su trabajo [se refería a los maestros
franciscanos], la presencia vivificante de una intuición sin concepto, el
poder que tiene el alma de ser directamente iluminada por Dios y de ele-
varse hasta Él gracias a una asistencia especial de su Cr Creaeadodor?r? .
La síntesis de Chevalier me parece excelente y, desde luego, mucho
más operativa que la ofrecida por el Di Dict
ctio
ionn
nnai re de Spiritualité en la
aire
voz III. Spiritualité franciscaine , que también transcribo a continua-
ción: CoConc
ncllui
uimo
moss con Gemelli  d i e el Dictionnaire que el francisca-
nismo se afirm
afirmaa como una fuerza vital, tan intensa, compleja y conscien-
te, que ella ha podido actuar en todos los medios sociales y en todas las
direcciones, en las plazas públicas y en las universidades, en los eremito-
rios y en las cortes reales, sobre las masas europeas y sobre las masas
asiáticas. Esta fuerza es el amor, amor concreto y activo, que imprime a

J. Ch
Chev
evali
alier
er,, His
Histor
toria
ia del
del pensa
pensamiento II: El pens
miento pensam
amie
ient
nto
o cris
cristi
tiano trad.
ano   sto Aguilar,
Madr
Madrid
id,, 1960,
960, p. 36
3633.
 

Il
Il,, El pens
pensam
amien
iento
to teol
teológ
ógic
ico
o fr
fran
ancis
ciscan
cano
o 25

la espe
especu
cula
laci
ció
ón un esp
spír
írit
itu
u volun
olunta
tarrista
ista y místico, preñad
eñadoo de con
consecu
secuen
en
cias todas ellas muy importantes para la acción, el arte, en una palabra,
para toda la civilización ? . Agostino Gemelli ha ofrecido una descrip
ción al
alta
tame
ment
ntee poét
poétic
icaa y muy bella del francisc
ciscan
aniism
smoo, pero sus palabras
son poco operativas a la hora de precisar los principios gnoseológicos y
metafísicos que pueden haberse derivado directamente de esa corriente
espiritual.
Finalalm
mente mencionar aréé la última síntesis global del franciscanismo
que ha llegado a mis manos, publicada hace pocas semanas por José An
tonio Merino. Ref efir
irié
iénndose
dose a las cacarracte
cterísti
ística
cass generales, no filosó
sóffico
ico
te
teol
ológ
ógic
icas
as,, sino espi
espiri
ritu
tual
ales
es y hu
huma
maníníst
stic
icas
as de los prprim
imer
eros
os fr
fran
anci
cisc
scan
anos
os,,
concluye en los siguientes términos: En todos estos autores vemos un
impe
im perrat
ativ
ivo
o común: optioptimi
mism
smoo humano, respeto y ad admi
mirrac
ació
iónn por la natu
raleza, reco
econocimiimiento
ento de la dignidad del hombre y salvaguardar su dig
nidad, servicio a la Iglesia y fino tacto por descubrir a Dios como el úni

co absoluto y la última meta del ho homo


mo viat
viatoror ,
Me he limitado a estas tres descripciones sobre los aspectos básicos
del franciscanismo, ordenadas adas cronológicamente, porque una encuesta
más amplia no habría aportado substancialmente nada nuevo y habría
complicado muchísimo nuestro trabajo. Piénsese, a modo de ejemplo,
que sólo en una década, de 1956 a 1966, se publicaron 194 biografías so
bre San Francisco de Asís, y que la producción literaria no ha decaído en
los últimos lustros. Pues bien, si si sisstema
tematitiza
zamo
moss los co
con
nten
tenido
idos de las an
tes ci
cittadas exexpo
posi
sici
cion
ones
es del fr
fran
anci
cisc
scananis
ismo
mo,, po
podr
dría
íamo
moss señalar, como ca
racter
racteríst
ística
icass fundam
fundament
entale
aless del
del movimie
movimientonto fr
franc
ancisc
iscan
ano,
o, las
las sigu
siguie
ient
ntes
es::

a) En primer lugar, un gran respeto y admiración por la naturaleza,


según un optimismo que en absoluto es panglossiano , sino todo lo con
trario, es decir, eminentemente realista. Se reconoce la dignidad del

A. Blas
Blasuc
ucci
ci,, II
III.
I. Spir
Spirit
itua
uali
lité
té fr
fran
anci
cisc
scai
aine
ne:: 1226-
1226-15
1517
17 , en Dic
Dictio
tionnai
nnaire
re de Spirit
Spiritual
ualité
ité,,
Beauc
auchesn
hesnee, Pari
riss, 1937-1995; vol. V, 1964, col. 1315-1347. La obra de A. Gemelli cita itada
es:   francescanesimo, Vit
itaa e pens
pensie
iero
ro,, Milá
Milán,
n, 1932
1932,7
,719
1956
56,, p. 96 (trad.   sto Gi
Gili
li,, Barcelo
Barcelona,
na,
1940).
J. A. Merino, Hu Huma
maninism
smo
o fr
franc
ancis
isca
cano.
no. Fran
Franci
cisc
scan
anis
ismo
mo y mu
mund
ndo
o actu
actual
al,, Cristiandad,
Madrid
Madrid,, 1982
1982,, pp.
pp. 44-4
44-45.
5.
 
Pang
angloss
oss (El Docto
torr) es un personaj
naje de la nove
novela
la Cándido, de Volt
Voltai
aire
re,, que en
enco
cont
ntra
raba
ba
siem
siemprpree todas las cosas pe
perrfec
fecta
tas.
s. Volt
Voltai
aire
re se valió de la inge
ingenu
nuid
idad
ad de Pa
Pang
nglólósss para pole
miza
mi zarr con
con el optim
optimism
ismoo le
leib
ibni
nizi
zian
ano.
o.
 

26 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranya
nyana
na

hombre y su señorío sobre el orden creado, pero no se ignora la deficien


cia original de la natu
turral
alez
ezaa y se insiste - e n tono a veces dr
dram
amát
átic
ico-
o- en la
necesidad de la gracia sanante, que sutura los vulnera pr pro
oducid
cidos por el
peca
pe cad
do original. A través del hombre se espera tam tambié
bién la resta
estau
uració
ción de
toda la creación. La sorprendent ente hermandad, sentida por San Fran Franci
cissco
con todos sus seguidores, con todos los hombres e incluso extensiva a
todos los seres irracionales y los inanimados, como el sol y la luna, es la
mirada cristiana, iluminada por el hecho central de la Encarnación y por
el misterio de la consagración de todo en el Cristo hermano, clave de lo
creado.
b) En segundo lugar, se subraya la superación de la inteligencia por la
voluntad y el amor, lo que confiere al franciscanismo ese tono amable y
atrayente, de car
carácte
ácterr volunta
tarris
istta y místic
tico, que desta
estaca
ca ya en la vida del
fundador y que se tematiza filosófica y teológicamente en la segunda
gener
gen eraci
ación
ón y si
sigu
guie
ient
ntes
es..
Estas carac
aracte
terrís
ísttic
icas
as fundamen
amenta
tale
less del franci
ancisc
scan
anisismo
mo (herm
herman
anddad
con la naturaleza y primacía del amor) no constituyeron, al menos al co
mienzo de la Orden, una axiología filosófico-teológica. Son rasgos que
definen el carisma de San Francisco, fundador de una Orden de laicos
que poco a poco se transformó en una Orden mayoritariamente clerical.
Este cambio trajo consigo - c omo muy bien detectó San Buen Buenav
aven
entu
tura
ra i
la necesidad de prestar la debida atención a la formación doctrinal de los
predi
edicad
cadores franciscanos. Por eso, aunque San Fran
Franci
cissco no pensó en la
ciencia como un medio de acción apostólica esencial para su Orden, la
ciencia se introdujo en la Orden por la fuerza misma de las cosas, sin que
6

su prog
progre
resi
sivo
vo desa
desarrrrol
ollo
lo cont
contra
radi
dije
jera
ra o viol
violen
enta
tara
ra la pr
prim
imit
itiv
ivaa Regla • San
Buen
Bu enav
aven
entu
turra no tuvo ninguna difi ificult
cultaad en just
justif
ific
icar
ar la nec
eceesid
sidad de los
estudios, es decir, de la ciencia, dentro de la Orden, cuando redactó su
Epís
Ep ísto
tola
la de tri
tribu
buss quc
uces
esti
tion
onibus ; y, sobre todo, no sintió ningún remor-
ibus

Cfr. G. A d
doa
oard
rdii ,   L evoluzione isti
istitu
tuzi
zion
onal
alee de
dell
ll Ordi
Ordine
ne co
codi
difi
fica
cata
ta da san Bona
Bonave
vent
ntu
u
ra en A. Po
Pomp
mpeiei (dir.), San BoBona
nave
vent
ntur
ura,
a, ma
maes
estr
tro
o di vita fr
fran
ance
cesc
scan
anae
ae di sapienza cr
cris
isti
tia-
a-
na, vol
vol. 1,Pont
1,Pontifi
ificia
cia Fac
Facolt
oltaa Teol
Teologi
ogica
ca  S an Bo
Bona
nave
vent
ntura
ura , Ro
Roma
ma,, 1976, pp. 13
137-
7-18
185.
5.
Cfr. Gr
Grat
atien de París, Historia de la fund
ien fundacació n y evolución de la Orden de Frailes Me-
ión
nores en el siglo XIII, trad. cast. D D
DB
B , Bu e n os Ai res , 1947, p. 253. V é a ssee t a mb i é n L. Po
testa,  Sa
 San
n Bo
Bona
nave
vent
ntur
ura
a e gli studi ne
nell
ll Or
Ordi
dine
ne fr
fran
ance
cesc
scan
ano
o , en A. Pompei (dir.), San Bo-
Pom

naventura, cit., vol. 1, pp. 187-


187-19
196;
6; YJ
YJ.. G. Bo
Bouguger
erol
ol,, Le origini e Ia fina
finalita
lita de
dello studio nell
llo
Ordi
Ordine
ne fra
france
ncesca
scano,
no, Ant
Antoni
onianu
anum,
m, 1978 (5
(53
3), pp. 40
405-
5-42422.
2.
También tit
titulada Ep
ulada Epis
isto
tola
la ad Mag
Magist
istrum
rum inn
innomi
ominat
natum,
um, reda
redacta
ctada
da hac
hacia
ia 12
1243
43..
 

Il.
Il. El pen
pensami
samiento
ento teo
teoló
lógi
gico
co fra
francis
nciscan
cano
o 27

dimiento al glosar en favor de los estudios la famosa máxima de San


Francisco: Y los que no saben de letras no se cuiden de aprenderlas : se
limitó a descubrir, en esas palabras, una advertencia de San Francisco
cont
contra
ra la va
vana
na cu
curi
rios
osid
idad
ad inte
intele
lect
ctua
ual.
l.
Todo lo que acabo de señalar tiene mucha importancia para nuestro
tema, pues significa, ni más ni menos, que no podemos buscar en los
escritos de San Francisco, ni en el comportamiento de los primeros her
manos menores, nada que nos lleve a descubrir una corriente teológica
común o propia del franciscanismo, precisamente porque apenas se con
cedía importancia -c
-cua
uand
ndo o no se lo descalialifica
cab
ba- al saber teológico en
cuanto saber científico. A medida que cambió el ambiente, de una forma
gradual a partir de 1231 con la incorporación de Alejandro de Hales a la
Orden y, sobre todo, con la elección de San Buenaventura como maestro
general de los hermanos menores en 1257, comenzó a perfilarse una teo
logía más o menos cara
aract
cteerística del fran
ancciscanismo, que hubo de abri rirs
rsee

acióontradselfu
fuenndteasd,opr udees ln
aoOprd
oednía. buscar su origen exclusivo en la predica

En este proceso lento, según el cual se fue decantando una particular


manera de teologizar propia del franciscanismo, y que ya había culmina
do haci
ciaa 1268, tuvo un protagonismo destaca cad
do San Buen
enaaventura. Es de
suponer que también debió de tenerlo Alejandro de Hales, el primer ma
estro franciscano de la Universidad de París; pero las dificultades, toda
vía hoy no resueltas, sobre la verdadera autoría de la llamada Summa
halensis nonoss ob
obli
liga
gann a remi
remiti
timo
moss ex
excl
clus
usivivam
amen
ente
te al Do
Doct
ctor
or Se
Será
ráfi
fico
co,, que
fue discípulo directo de Alejandro entre 1243 y 1245, Y que inclu cluso debebee
su voca
cacción fran
anci
cissca
can
na al Doct
cto
or Irre
reffra
rag
gabilis, con quien seguram
ramente
trabó amistad mientras era todavía estudiante de Artes en París, entre
1236 y 12389 •

8 Regl
Regla
a segu
segund
nda
a de los frai
frailles meno
menore
ress
cap. X, BAC, Madrid, id, 1945.
9 Para la cron
cronol
olog
ogía
ía de San Buen
Buenav aven
entu
tura
ra,, cfr. J. G. Bo
cfr. Boug
ugero
erol,
l, Introduction a l éétude de S.
tude
Bonaventure DD
DDB,
B, Tourna
Tournai,
i, 19
1961
61,, pa
pass
ssim
im..
 

28 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

3.   n Buenaventura, fi
filó
lóso
sofo
fo y teól
teólog
ogoo franciscano

Es casi tópico, en la manualística dedicada a los ternas de filosofía y


teología medievales, resaltar que San Buena
enavent
entura tradujo a nociones
abstractas
San Fran
Franci ysco
cisc toécdneicAsís
as, es; dyeqcuire, asuuexpe
n lperi
ex enrien
genci
uacia
jeacdieenltaífies
copiri
, ritu
espi latual
s alid
inidad
tuad
icifra
onaenscidse
fr
cana concondici
dicioonó notabl ableme
emente la estr estruc
uctu
tura
raci
cióón de su met etaf
afís icaa y de su
ísic
dogmática. Así se han expr expres adoo Gilson , Cayré y Bo
esad Bougugererol
ol , por citar
sólo tres testimonios importantes. Maurice de Wulf, siguiendo en este
punto a Ephrem Longpré, llegó a afirmar que San Buenaventura había
fi
fija
jaddo defi
defini
niti
tiva
vamementntee la
lass líne
líneasas maes
maestr
tras
as del
del agus
agusti tini
nism
smoo franci
francisca
scanono .
San Buen
Buenav aveentura era, por temp erameento y por virtud, un apacible
emperam
continuador de la tradición . Él mismo describe su actitud en su comen
tario a las Sentencias de Pedro Lombardo, al comienzo de su carre rrera pro
fesoral: De la misma manera que en el libro primero (de las Sentencias)
me adherí a las sentencias y op opininio
ione
ness comu
comuneness de los maestros ros, y de una
manera particular a nuestro padre y maestro de venerada memori riaa Ale
j andr o de Hales, asimismo en lo que sigue. e.... No pretendo ir contra las
nuevas opiniones, sino más bien exp exponer las opiniones comunes y apro-

a Cfr. M. Láza
Lázaro ro Puli
Puliddo, Cómo
Cómo fi filo
loso
sofa
fa San Buen
Buenav aven
entu
tura
ra cuan
cuando do hace te logíaa , en Á
teoologí
L. Gonz
Gonzálález
ez (ed.).),, La intermediación de filoso osofía y teología. Santo Tomás de Aquino, San
Buen
Bu enav
aven
entu
tura
ra,, Nico
Nicolá Cusa,, Suárez; Cu
láss de Cusa Cuadader
erno
noss de Anuar
Anuarioio Fi
Filo
losó
sófi
fico
co,, Ser
erie
ie Univ
Univer ersi
sita
ta
ria, 241, Servicio de Publicaciones de la Uni Universida idad de Navarra, Pamplona, 2011, pp. 51
66. [Este volu
volume menn fue un obseobseququio
io que me ofrec
frecióió la Univ
Univer ersi
sida
dadd de Na
Navvar
arra
ra,, con moti
motivo vo de
mi jubilació
jubilaciónn aca
académ
démicaica].
].
10 É Gilson, Lafil
Lafilosofía
osofía de SanSan Buen
Buenav
aven
entu ra,, trad. cast. DDB, Bu
tura Bueenos
nos Aires, 1948, p. 73.
La prim
primereraa edic
edició
iónn fran
france
cesa
sa de esta obra   La philphilososop
ophihiee de sain
saintt Bo
Bona
nave
vent
ntur e, Vr
ure, Vrin
in,, Pari
Paris)
s)
data de 1923.
  F Cayré, Pat atro
rollog
ogie
ie et Hisisttoi
oire
re de la Thé
Théolog
ologieie,, DDB
DB,, Tour
Tournanai-
i-Pa
Pari
ris,
s, 31945, vol. Il, p.
505.
  l. G. Boug
Bouger ol,, Introduction a l éétu
erol de de S. Bonaventure, pp.
tude pp. 43-4
43-44.4.
  Cfr. M. de Wulf, Hi Hist
stor
oriia de la Filo
Filoso
soffía med edie vall, trad. cast., Jus, Méxi
ieva México co,, 1945, vol.
n p. 101. El oririgginal fran
francé
céss data de 1934.
14
Unaa cord
Un cordia
iall y docu
docume
ment
ntad
adaa in
intr
trod
oduc
ucci
ción
ón a la entr
entrañ
añab
able
le fi
figu
gura
ra del Do
Doct
ctor
or Se
Será
ráfi
fico
co cfr.
E. River
eraa de Ventosa, SanSan Buena
uenavventu
entura
ra desde dentro , Natur
atural
alez
eza
a y Gr aciia, 1974
Grac 1974 (2
(211),
pp
pp.. 221-2
221-267.
67.
 

Ir. El pensam
pensamien
iento
to teol
teológ
ógico
ico francisc
franciscano
ano 29

badas? . Esta autoconfesión, tan clara y sin ambages, de la propia posi


ción intel
elec
ecttual nos fac
aciilitar
aráá mucho nuestro análisis. San Bu Buen
enav
aven
entu
tura
ra
fue trib
ributario
rio, ad
adem
emáás de las tesesiis fu
fun
ndam
amenenttales del fr
fraancis
cisca
can
nismo, que
le llegaban cocord
rdiial
alm
men
entte por vía de voca cacción, de aquell
ellas co
corrrientes doc
trinales aprobadas por el uso, que estaban vigentes en los años de su ma
gisterio paris
risino hasta 1257). Concretan and
do un poco más, podem emo
os decir
que los nombres que influirán decisivamente en su síntesis filosófico
teológica serán, citados por orden de antigüedad y vigencia en París: San
Agus
Ag ustí
tín,
n, Sa
San
n An
Anse
selm
lmo,
o, Ar
Aris
isttótel
óteles
es se
segú
gúnn las
las do
doss pr
prim
imer
eras
as re
rece
cepc
pciion
ones
es),
),
Aviicebrón y Alejandro de Hal
Av ales
es..
  n Filo
Filoso
sofí atoma de San Agustín las nociones de ra
fía razzón eterna y de
 razón seminal , la metafísica de la luz y la teoría gnoseológica de la
iluminación. De San Anselmo recibe su argumento a simultaneo , que
re
repi
pien
ensa
sa en térm
términinos
os real
realme
ment
ntee or
orig
igin
inal
ales
es.. De Ar
Aris
isttót
ótel
eles
es ac
acog
ogee la es
estr
truc
uc
tura potencia/acto y materia/forma, y del segundo Aristóteles según la
vers
ersión av
aviice
cen
niana) adadqquier
eree el par esencia/ex
exiistencia,
cia, entendido en los
mismos términos que Guiller erm
mo de Auvernia. De Av Aviicebró
rón
n incorpora la
teoría del hilemorfismo universal, que él atribuyó a San Agustín, cuando
el de Hipona sólo la había insinuado. De su maestro Alejandro de Hales
hereda el tema de la pluralidad de formas substanciales. Se muestra ori
ginal, aunque dependiente de los círculos aristotélicos, al defender la
distinción real entre el alma y sus potencias, si bien no admite que las
pote
po tenc
ncia
iass an
aním
ímiica
cass se ca
cattal
alog
ogue
uen
n co
com
mo ac
acci
cide
dent
ntes
es de
dell alma
alma..
Hasta aquí sus tesis filosófica
cass más car
araacte
cterística
cass, que obviamen
amentte lo
definen como un eslabón de la ya larga tradición agustiniano-avicebro

niante, comúnmente aceptada en los medios parisinos a mediados del


siglo XIII. Sin embargo, Buenaventura amalgamó de tal manera los ele
mentos de esa tradición con una serie de desarrollos franciscanos, que se
le puede co
con
nsidera
rarr co
com
mo el crea
ead
dor de la pri
rim
mera es
escu
cueela fi
fillosófica fran
an
ciscana. En efecto; el Seráfico es deudor de San Francisco: 1) al insistir
en que el alma es una substancia pronta a desprenderse del cuerpo, al que
San Francisco había denominado el hermano asno ; 2) al crear la filo
sofía del ejemplarismo, que preparó el camino a la teología del Verbo y a

15  At quem
quemadadmo
modudum
m in primo libro sent
senten
enti
tiis
is adhaesi et comm
commun
unib
ibus
us opin
opinio
ioni
nibu
buss magis
troru
rorum,
m, et poti
potiss
ssim
imee magi
agistr
stri et patris nostri bonre memorire fratris Al
Alex
exan
and
dri,
ri, sic in conse
quen
quenti
tibu
buss [.
[.... ]. Non enim inintten
end
do novas op
opin
inio
ione
ness adve
dversar
rsarii
ii,, sed comm
commununes
es et appr
approb
obat
ataas
re
retex
texere
ere : Sa
San n Buen
Buenav
aven
entutura
ra,, Pra
Praelo
elocut
cutio
io , en In Il Sent
Senten
enti
tiar
arumum q. n, l se cita
citará
rá según
la Op
Oper
era
a omn
omnia ia Col
Colleg
legii
ii S. Bonave
Bonaventu
nturae
rae,, Clar
Claras
as Aqua
Aquass Qua
Quarac
racchi
chi),
), 1882
1882-1
-190
902.
2.
 

30 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranya
nyana
na

la doc trina de Cristo corno medium de la te ol og ía y ta mbié n de la filoso


fía; y 3) al s e ña l a r la prioridad de la v olunta d y del a m or sobre la inteli
gencia .
En Sagr
Sagrad
ada
a Teo
eolo logí
gía
a la pe rso
rsona li
lid
da d e in
ind
dep
epen
ende
denc
ncia
ia de San Buena
ena 
ve ntura se ma nife s taro
ron
n en el estudio de distintos artículos de la fe católi
ca, corno se
seña
ñalo
lo a co
cont
ntin
inua
uaci
ción
ón :
a) Sobre la existencia de Dios: Bu e n a v e nt u ra sostiene que en el a lm lmaa
hum
umananaa existe una idea inna ta y virtual del bie n y de lo perfecto, así co
ien
rno una idea implí cit a y general de Dios: el p a s o de lo impl íc ito a lo
e xplíc
íciito pue de llevarse a cabo por re reffle xión introspectiva. Por ello, pre
c isa mente , c ua lqui
uiee r criatura, por dim inut utaa e im
impe
perf
rfee c ta que sea, pu
pued
edee
cana
ca nali
lizzar nu
nues
estr
tro
o pe
pensnsam
amie
ient
nto
o ha
haci
ciaa su Crea eaddor. Este plplaant
ntea
eam
mie
ient
nto
o es
está

en perfec ta s intonía con la c la ra mirad
iradaa de San Fra ncis co, que se extasia
ba ante el «he rm ano sol» y la «he «herm
rmanaana luna».

b) El Misterio de la Santísima Trinidad: corno San Agus t ín , busc a en


las tres facultades del alma un ve stigio que le lleve a la Tri nida d divina.
Pero más inte
intere
resantee y pr
sant prop
opio
io de su teol olog
ogía
ía,, cl
clar
aram
amen
entete in
inflflui
uida
da aq
aquí
uí por
el Ps e udo-Aer opagit a, es su e xpo s ic i ón tr inita ria a p a r ti r del principio:
bonum est diffusivum sui (r ec ué rde se que la idea de bien es, p a r a Bu e na 
ventura, inn ata en toda alma) , A pe sa r de las apa ri
innata rieenc ia s de mostr
ostraa ti
tiv
vas

 6 Cfr. E. BeBett
tton
oni,
i, S. Bo
Bona
nave
vent
ntur
ura
a da Bagn
Bagnororeg
egio
io Gli aspe
aspett
ttii fi
filo
loso
soji
jici
ci del suo pe
pens
nsie
iero
ro
Ed.. Bibl
Ed Biblio
iote
teca
ca Fr
Fran
ance
cesc
scan
ana,
a, Mil
Milano,
ano, 1973
1973;; S. Van
Vanni Ro
Rovi
vig
ghi,
hi, San
San BonaBonaven tura Vita e Pen
ventura
sier
siero,
o, Mi
Milalano
no,, 1974
1974..
17 Es
Esca
case
seanan las expo
exposi sici
cion
oneses de conj
conjununtoto de la teol
teolog
ogía
ía bona
bonave ventntur
uria
iana
na,, en comp
compararac
ació
ión
n a
la abun
abundadanc
ncia
ia de desa
desarrrrol
ollo
loss de su filosofía. Aunq
Aunque ue ya anti
antigu
guasas,, cons
consererva
vann todo su valo
valorr las
sigu
siguie
ient
ntes
es mon
monogra
ografía
fías:
s: F Palhories, Sain Saintt Bon
Bonaveaventu re Bloud, Paris, 1913; y F Cayré,
nture
Patr
troologie et His isttoire de la Theologie pp. 51
oire 5122-52
-522. Muy intere teresasant
nte,
e, para comp
compre rend
nderer la
pers
person
onal
alid
idad
ad e inde
indepepend
ndenenci
ciaa teol
teológ
ógicicaa de San Bu Buenenav
aven
entu
tura
ra,, es la rela
relaci
ción
ón de 110 tesis que,
procedentes de dos cód códices
ices medie
edieva
vale
less de finales del siglo XIII o pri princip
ncipiios del siglo XIV,
han publ
ublica
icado los editores de Quaracchi chi. Se trata de tesis filo filossófi
ófico-
co-teo
teológ
lógica
icas en las que,
según el anónimo autor medieval, discrepan Santo Tomás y San Buenaventura: cfr. In 1
Sentetuiarum q. 1, pp.   XXa b (24 (24 tesi
tesis)
s);; In   Sententiarum q. Il, pp. rnb v (62 tesis); y In
Uf Sen
Senten
tentia rum q. 1II, IVa-b (24 tesis); falta la relación con resp
tiarum speecto
cto al In IV Se Sent
nten
enti
tiar
arum
um
Las primimer
eraas 24 tesis, relaelativa
ivas a 1 Sent
Sententia rum pueden leerse también en el ms. 52, folio
entiarum
1v, de la Catedral de Pam Pamplon lona y han sido pu publ
blic
icaadas
das en: J. 1. Saran
aranyayan
na, Sa Sant
nto
o Tomá
Tomáss y
San BuBueenaventura frente al mal uso , Rivi Rivist
sta
a di Filo
Filoso
sofí
fía
a ne
neososco
cola
last
stic
icaa 1976 (68), pp.
213-214.
b A medi
mediad
ados
os del siglo XIII era corri
orrieente
nte atri
atribu
buir
ir este axio
axioma
ma al Ps
Pseu
eudo
do-A
-Arreopa
eopagigita
ta,, aun
que no se halle literalmente en el corpu
corpuss dion
dionysia num Al comi
ysianum comien
enzo
zo de su magis
agistterio
erio,, tam-
 

Il,
Il, El pensam
pensamien
iento
to te
teol
ológ
ógic
ico
o fra
franci
nciscan
scano
o 31

que tiene su tentativa, no pretende   n ningún momento tras traspa


pasa
sarr racio
nalmente el velo del misterio divino. El Padre eterno, que es pura bondad
y mise
iserico
icordia,
ia, se difunde nece
necesa
sari
riam
ameent
ntee en el Hijo; y, como un padre
amante, tiende a perpetuarse engendrando su Hijo, y los dos se aman con
un amor sustancial o esencial que es el Espíritu Santo, espiración de
amor. Muy interesante resulta esta exposición trinitaria, no sólo por su
in
inne
neggable
ble nov
novedad
edad meto tod
dol
oló
ógic
icaa, sino ta
tam
mbié
bién porque es expr
xpresió
sión del
alma franciscana que aleteaba en la síntesis teológica de San Buenaven
tura. En ella descubrimos, una vez más, la prioridad de la idea de bien y
de bondad que se difunde, en contraste con la doctrina trinitaria de un
Tomás de Aqui
Aquino
no,, que arrancará de la idea de cono
conoci
cim
mient
iento
o intelectual.
c) El motivo de la Encarnación: en este tema el Doctor Seráfico in
fluyó doblemente en la escuela franciscana. Al señalar que la razón o
motivo principal de la Encarnación es la redención del hombre en la
Cruz, Buenav
naventura contribuyó a que se difundiera en la Orden francis
cana la devoción a la pasión del Salvador, que había tenido una significa
ción tan central en la vida de San Fr anc isco . Pero además, y por su in
sistencia en el protagonismo de Cristo como medio de todo lo creado ,
puso las bases para que se aceptara, como doctrina propia del francisca
nismo, que la Encarnación se habría producido en todo caso, es decir, en
razón de su propia excelencia, aunque Adán no hubiese pecado. Duns
Escoto dará forma definit itiv
ivaa a la doc
doctr
triina del predestin
stinaacio
ion
nism
ismo encar
naci
na cion
onis
ista
ta,, años
años despué
despuéss .
d) La causalidad de los sacramentos: estimó que los sacramentos no
son meras condiciones de la gracia, sino verdaderas causas de ella. Pero
-comen
-com enta
tand
ndo
o a Pedro Lomb
Lombarardo
do-- se inclinó por la doctrina de la causali
dad moral o dispositiva y no por la de la causalidad física. Los sacramen
tos, por consiguiente, tienen una ordenación eficaz a la gracia, no por sí
mismos, sino porque Dios ha comprometido en ello su voluntad, de mo-

bién Aquin
uino lo asignó al Pseudo-Areopagita ita, para dejar de hacerlo ya en el último tramo de
su car
arrrera,
era, refir
efirié
iénd
ndol
olo
o desde ent
entonce
oncess a fuentes descesconoc
onocid
idaas. En todo caso, la idea está en
el corpus CoComu
munic
nicaci
ación
ón del
del Dr. Ju
Juli
lio
o R Mén
Méndezdez,, que
que agr
agrade
adezco
zco..
 8 No se olvide que San Buena
enavent
entur
uraa es aut
autor de la obra Lignum vitr verd
verdad
ader
ero
o hito de la
devo
devoci
ción
ón a la Pa
Pasi
sión
ón de Cristo.
19 Véase, por ejemplo, la insistencia en este tema en sus Co
tem Coll
llat
atio
ione
ness in Hexa
Hexaém
émer
eron
on con
fere
ferenc
ncia
iass pron
pronun
unci
ciad
adas
as en París en 1273, que cons
consti
titu
tuye
yen n su úl
últi
tima
ma gran obra si
sist
stem
emátátic
ica.
a.
20 Sobre este tema, cfr. J. 1. Sara
rany
nyan
ana,
a, Pres
Presup
upue
uest
stos
os de la TeTeol
olog
ogía
ía de la His
isto
tori
riaa bona
venturiana , Scri
Scripta
pta The
Theolog
ologica
ica 1976 8), pp. 307-
307-34
340.0.
 

32 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranya
nyana
na

do que la gracia que mana de la fuente eterna se recibe en el alma con


ocasión de los sacramentos. Tam ambibién
én en este punto, que tanto influyó en
su propia Orden, se aprecia la herencia franciscana, concretada en des
con
co nfi
fiar
ar de las causas segundas: reco
ecordemo
demoss que el optim
ptimis
ismo
mo cósm
cósmic
ico
o de
San Francisco se basaba no tanto en la bondad del mundo, cuanto en la
capacidad de la gracia para sanar las heridas producidas por el pecado
original, es decir, en la confianza de que Dios Padre no había abandona
do el mundo después de la caída primera, y que la pasión y muerte de
Cristo habían supuesto la reststau
aurració
ación
n del orden pr
prim
imig
igen
enio
io   Es
Este
te rece
ece
lo frente a las posibilidades de la naturaleza en cuanto naturaleza habría
de llevar a la teología franciscana, con el paso de los años, y especial
mente en el caso de Duns Escoto y de Guillermo de Ockham, a una in
adecuada
ada o, al menos insuficiente, distinción entre lo natural y lo sobre
natural. Pienso que el umbral entre lo natural y lo sobrenatural se cruzará
con demasiada facilidad, tanto en un sentido como en otro, en los teólo
gos de las
las si
sigu
guie
ient
ntes
es gene
genera
raci
cion
ones
es fran
francis
cisca
cana
nass .

Si recapitulamos cuanto se ha dicho sobre la filosofía y la teología bo


naven
ventur
turianas
anas,, podemos co con
ncl
clu
uir que al Docto
octorr Ser
Seráf
áfic
ico
o le cupo el mérito
de expresarsar la tradición filosófica y teológica de la Universidad de París
en moldes o cat catego
egoría
íass franc
ancis
isca
can
nas;
as; y que, por tal motivo, es pro propiam
piamen
en
te el inic
inicia
iaddor de la primer
imeraa escu
escuelelaa fran
franci
cisc
scan
anaa ,

e No ha
habr
bría
ía es
escr
crit
ito
o ahora esta af
afir
irma
maci
ción
ón:: Duns Es
Esco
coto
to dist
distin
ingu
guee pe
perf
rfec
ecta
tame
ment
ntee ambos ór
denes, pero no los separa. Esti tim
ma, por tanto, que Dios dete
determ
rmin
inó
ó, por dec
decreto
reto divino etern
terno
o,
que, sien
siend
do dos órde dennes ese
esenc
ncia
ialm
lmen
ente
te dis
isti
tin
ntos,
tos, lo natur
tural inte
intele
lect
ctu
ual (los homb
hombreress y los
án
ánge
gele
les)
s) pu
pudi
dies
esee pa
part
rtic
icip
ipar
ar de la in
inti
timi
mida
dadd di
divi
vina
na e inco
incorp
rpor
orar
arse
se a ella, tanto cuanto posi
posibl
ble,
e,
sin me
mezczcla
la ni co
conf
nfus
usió
iónn de los dos órdenes. Caso paraparadi
digm
gmát
ático y único es el her m
ico mooso mis
terio de la unión hipostática: Cristo es verdadero Dios y verdadero hom br e en uni da dad de
persona, pues no es p eerr so
so n
naa humana, sino sólo divina. Par anangonando Calcedonia, pu ed ed e
de
deci
cirs
rsee que el or
orde
den
n natural y el orden
orden sobr
sobren
enat
atur
ural
al,, si
sien
endo
do dist
distin
into
tos,
s, son inse
insepa
para
rabl
bles
es..
21 Sobre las raíces fr
fran
anci
cisc
scan
anas
as de la te
teol
olog
ogía
ía bona
bonave
vent
ntur
uria
iana
na,, espe
especi
cial
alme
ment
ntee en los temas
propios del «De Deo creante», cfr. W. Dettloff ,  D ie fran
franzi
zisk
skan
anis
isch
chee Th
Theo
eolologi
giee des HI.
Bonaventura , Mis
Miscel
cellan
lanea
ea ran
rances
cescana 19
cana 1975
75 (75)
(75),, pp. 495-5
495-512
12,, con bibl
biblio
iogr
graf
afía
ía..
 

  El pensamie
pensamiento
nto teológic
teológicoo francisca
franciscano
no 33

4.   u n Duns Escoto, maes


maestr
troo de la escuela fr
fran
anci
cisc
scan
anaa

Importa destacar que Duns Escoto pertenece a la siguiente generación


filosófica y teológica, la que vivió los últimos años del siglo XIII y los
primeros lustros del siglo XIV. Esa generación comenzó sus estudios
cuando ya se habían producido las dos severas condenas de París, la de
1270 y, sobre todo, la de 1277. Pero no conviene exagerar, corno quizá lo
ha hecho LanLandr
dryy , explican
anddo toda la originalidad de la síntesi
esis es
esco
coti
tist
staa
en función de las censuras de Esteban Tempier 1277) y de la rivalidad
entre dominicos y franciscanos o, más bien, entre tomistas y partidarios
de la
lass an
anti
tigu
guas
as tr
trad
adic
icio
ione
ness fil
filosó
osófic
fico-t
o-teol
eológi
ógicas
cas..
Gilson publicó, en 1927, un trabajo importante para nuestro te tern
rnaa , en
el que sostenía que la influencia de Avicena no quedó circunscrita -cor -corno
no
se había escrito tantas v e c e s - a sólo la primera mitad del siglo XIII 24 ,
sino que llegó también a finales del siglo XIII, hecho que había pasado
inadvertido a la mayoría de los historiadores. Así, por ejempl mplo, y siempre
según Gilson, Esco cotto habríaría seguido a Avicena en todo, excepción hecha
de la doctrina de la abstracción, en la que habría seguido a Santo Tomás
opor
op ortu
tuna
name
mentntee re
rect
ctiifica
ficado
do.. Gils
ilson no hacacíía, en ca
camb
mbiio, ni
ning
ngun
unaa me
mennci
cióón
sobre la posible influencia de San Francisco de Asís o de San Buenaven
tura en Duns Escoto, quizá porque no entraba en el terna concreto de su
connsi
co sidder
erac
ació
iónn. Po
Porr co
connsig
siguien
uiente
te,, la cu
cues
esti
tión
ón de
dell fran
franci
cisc
scan
anis
ismo
mo de Esc
scot
otoo
era una cuestión que el medievalista francés dejaba abierta. Años des
pués, Copleston volvió directamente sobre la cuestión franciscanista en
Duns, en términos muy lúcidos y afortunados, tanto que me limitaré a
resu
resumi
mirr al
algu
gunnas de su suss pr
priincip
ncipal
ales
es conc
conclu
lusi
sion
ones
es .
Está claro, según Copleston, que Escoto se consideró a sí mismo corno
un fiel representante de la tradición franciscana. Su doctrina de la supe
rioridad de la voluntad sobre el entendimiento, así corno la admisión de
la pluralidad de formas en la substancia individual, la aceptación del

22 B. La
Land
ndry
ry,, Du
Dunsns Sc ot Fél
Scot éliix Alea
Alean,
n, Paris, 1922, pp. 1-44.
23 É. Gilson, Av Avic icen
enne
ne et le point de dépa parrt de Duns Scot , Arc Archihive
vess d hi
histoi
stoire
re doct
doctri
rina
nale
le
et litt
littér
érai
aire
re du Moyen
oyen ÁgÁgee 19
192727 2),
2), pp
pp.. 89
89-1
-149
49..
24 Cfr. la tesis so
sost
sten
enid
idaa por
por   de Vaux
Vaux,, Notes
otes et texte
extess su
surr l avic
avicenenni
nism
smee latin
atin aux
aux conf
confin
inss
des XIle-XIlIee siécles J. Vrin, Paris, 1934, pp. 79-80.
des XIle-XIlI
25 F. Cop
Coples
leston
ton,, Hi
Hist
stor
oria
ia de la Fi
Filo
loso
sofí
fíaa vol. Il, trad,   sto Ar
Arieiel,
l, Ba
Barc
rcel
elon
ona,
a, 19
1971
71,, pp
pp.. 46
462
2
466.
 

34 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranyan
nyanaa

hilemorfismo universal consciente de que suponía una vuelta a Avi


cebbró
ce rónn) , y el uso -a -aun
unququee coloreado > del argumento anselmiano, le
sitúan claramente en la corriente que había desencadenado San Buena
ventura. Su famosa distinción formal a parte rei, uno de los temas que
suel
su eleen cita
citars
rsee co
como
mo más prop ropiaiame
mentntee suy
uyos
os,, es
esta
tabba ya in
inco
coaado   s í me lo
parece-
parec e- en la di
dist
stin
inci
ción
ón es
espe
pecicial
al qu
quee ha
habbía esesta
tabble
leccid
idoo San
San BuBuen
enav
aven
entu
tura
ra
entre el alma y sus potencias distinción real, pero no al modo como se
dist
distin
ingu
guen
en su
sust
stan
anci
ciaa y ac
acci
cide
dent
ntes
es).
).
Sin embargo, Duns Escoto rechazó algunas de las tesis más queridas
por el Doctor Seráfico, como la tesis de las razones seminales, la de la
iluminación del entendimiento en el acto de conocer, y la de la imposibi
lidad   p o r co
cont
ntra
radi
dictctor
oria
ia-- de la creación ah aete aetern o. También se apartó
rno.
de Sa
Sann Bueuennaven
aventtura
ura, au
aunqnquue no ababssoluta
lutame
mennte de la tra radi
dici
ción
ón fi
filo
losó
sófi
fica
ca
de Occidente, por su intuicionismo psicológico, que ya se encontraba
larvado en las discusiones de Pedro Abelardo sobre los universales. Muy
próxima a su intuicionismo psicológico se halla también la afirmación de
la univocidad del ser, inspirada en una hermenéutica posible de Avicena,
aunque distinta de la ofrecida por Santo Tomás sobre los mismos textos
avicenianos . Por último, y por su rechazo de las pruebas físicas de la
exi
xist
sten
enccia de DiDioos a post
poster
erio ri cosmológicas, por así decir, se apartó de
iori
San Buenaventura, aunque ya dijimos el poco entusiasmo que el Seráfico
habí
ha bíaa ma
mani
nife
fest
stad
adoo po
porr la
lass ví
vías
as de
demo
most stra
rati
tiva
vass quia.
Por co
cons
nsiiguie
guiennte, Du
Dunsns Esc scot
otoo fue   e n sususs plan
planteteam
amieient
ntos
os fi
filo
losó
sófi
fico
coss
funndam
fu ameentales- fiel a la mayoría de las tesis tradicionales, pero rehuyó
algunas de ellas o, al menos, las interpretó de tal manera que, con razón,

26 Curios
Curi osamamenente
te É. Gi
Gils
lsoon  lean Duns uns Sco cot.
t. In
Intrtrod
oducucttion a ses
ion ses positi
positionsons fondam
fondamententale
aless
no alude para nada al tema del hilem ilemoorfis
rfismo
mo univeiversrsaal escotis istta, que re ressulta
ulta tan claro en su
De re
reru
rumm prin
princi
cipio, q. 8, a. 4, n. 24 Vives IV, 378a). La omisión gilsoniana quizá se deba a
pio,
que el hi
histstor
oria
iado
dorr francés rech
rechaz
azab
abaa la aute
autent
ntic
icid
idad
ad es
escocoti
tist
staa del De reru rerum m prin
princicipio. Sobre
pio.
la aut
uteent
ntic
icid
idad
ad de esa obra, cfr. C. Balié,  Jua  Juann Duns Esc scot
otoo , en Gr Gran an Encicl
Enciclope
opedia
dia RiRial
alp,
p,
vol. VII
VIII, Rialp, Madrid, 1972, p. 8ü3b.
d Me referíferíaa al famoso prim
primerer pri
rinc
nciipio
pio del fililoosofa
sofarr que, según Avic Aviceena,na, suena así: Di
cemus quod res et ens et necesse talia sunt quod statim impr imprim imun untu
turr in anima pr prim
imaa impres
sione, qure non adquiritur ex aliis notioribus se ; decimos que la cosa, el ente o ser   ser
ne
nece
cesa
sari
rioo son tales que ininme
medi
diat
atam
amenente
te se impr
imprimimenen en el alma con la pr prim
imer
eraa impr
impres
esió
ión,
n, la
cual no se adquiere por medio de otras impresiones más patentes o manifiestas que ella ;

Líbe
berr de phil
philos
osop
ophi
hia
a prim
prima,
a, 1, cap. 5,   ot
otrros lu
luga
gare
ress par
aral
aleelos
los. Sobre
obre la cond
condic
ició
iónn meta
metafí
físi
si
ca de ser   de cosa dis
discre
crepan
pan Aq
Aquiuino
no   Escoto; no, en cambio, sobre el primado de tales
noci
nocion
ones
es,, en el orde
rden del cono
conoce
cer.
r.
 

  El pen
pensam
samien
iento
to te
teol
ológ
ógic
icoo fra
franci
nciscan
scanoo 35

pue
uedde sub
ubra
raya
yars
rsee su re
resp
spon
onsa
sabi
bili
lida
dadd en la gén
énes
esiis de
dell cr
criiti
tici
cissmo fi
filo
losó
sófi
fi
coque habría de cara
caract
cter
eriz
izar
ar al siglo XIV27 •
¿Y e n teol
teolog
ogía
ía?? ¿C
¿Cuá
uále
less fu
fuer
eron
on sus
sus posi
posici
cion
ones
es fu
fund
ndam
amenenta
tale
les?
s? ¿P
¿Pue
uede
de
Duns
Duns Esco
scoto ser co
cons
nsid
ider
erad
adoo un te
teóólo
loggo fra
ranc
nciiscan
scanoo en sent
sentid
idoo es
esttri
rict
ctoo?
a Muy interesante resulta, a la luz de la historia posterior, su concep
ción de la es
esen
enci
cia
a di
divi na Dios es el ser necesario por sí mismo dice
vina
cuya existencia sólo puede probarse por vía ontológica. Y, por ser nece
sario, es también el ser infinito Los atributos divinos, aunque todos infi
ni
nito
tos,
s, se di
dist
stin
ingu
guen
en fo
form
rmal
alme
ment
ntee a parte rei es decir, son formalmente
distintos en la esencia divina aunque no pueden existir separadamente
como cosas distintas. Entre los atributos concedió el primado a la volun
tad sobre la inteligencia. La voluntad divina, así concebida, es esencial
mente libre, de forma que Dios no actúa nunca por necesidad de natura
leza: es absolutamente libre, aunque no puede querer nada que no sea

omnímodaqu
racional, quoa
, oad
qude enlosatriObutotorgód,e pinufeisn,ittuadn,taquim
e pcoorntsatnitcuiya ea-según
la liberEscoto
tad divinlaa
diferencia específica o esencia metafísica de Dios o constitutivo formal
divino, deriva precisamente de la libertad: Dios es infinito, es decir, lo
puede todo, porque es abs bsooluluttamen
amentte libre; pero Dios también es infinito,
es decir, lo es todo, porque es necesario. No habrá pasado inadvertido al
lector la aproximación conceptual que Escoto ha realizado entre lo vo
luntario , lo libre y lo necesario , a la luz de un apenas perceptible
aviiceni
av cenian
aniismo.
mo. Est staa co
concnceepcpciión del co connststit
itut
utiv
ivoo me mettaf afís
ísic
icoo de Dios ha
habbrá
de tener una influencia posterior notable, especialmente en Guillermo de
Ockham. Pero de ello hablaremos más adelante.
b En cristología se adhirió a la tesis según la cual se habría producido
la Encarnación en todo caso, aunque Adán no hubiese pecado. Escoto
hizo un gran esfuerzo para situar, al hilo de los textos paulinos, a Cristo
en cuanto hombre en la cumbre de todo lo creado, por dignidad de natu
raleza. Como se recordará, aquí Escoto marcó profundamente a la escue
la franciscana, y se separó ligeramente de San Buenaventura, que sólo de

27 É. Jeauneau, La phi
philoso
losophi
phiee méd
médiév ale PUF, Paris 1963, pp. 109-110. Conv
iévale Convieiene
ne recor
dar, tam
ambbién aquí, que Duns Escoto desconfió, como San Buenaventura, de una filosofía
pura o separada de la teología, y que siempre estuvo atento a denunciar los errores de un
filo
filoso
sofi
fism
smoo puro. Sobre este tema, tan par paradój
adójic
icoo en un pe
pens
nsad
ador
or que se cara
caract
cter
eriz
izaa por sus
larguí
larguísim
simos
os excurs
excursus
us fil
filosó
osófic
ficos
os,, cfr. E. Bettoni, Du
Duns
ns Sc
Scot
otoo fi
filo
losofo Vita e Pens
sofo Pensie
iero
ro,, Mila
no,
no, 1966,
966, es
espe
peci
cial
alme
ment
ntee pp
pp.. 5-4
5-40.
 

36 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Saran
Saranyan
yanaa

modo secundario había considerado como motivo de la Encarnación la


culm
culmin
inac
ació
ión
n o acab
acabam
amie
ient
nto
o del
del orde
orden
n crea
creado
do..
e) En el tratamiento de la Redención, Escoto se mostró también origi-
nal. Partió de la consideración de que el pecado no tiene una gravedad

infi
nfini
nitta lo infi
infin
nito
ito se re
resserva
erva prop
ropiame
iament
ntee a Dios
ios sólo
sólo).
). Por
Por cons
consig
igui
uien
ente
te,,
aun en el caso de que Dios hubiese exigido al hombre una satisfacción
equivalente, todo hombre, con la ayuda de la gracia  s  sum
umma
ma grat
gratiia ,
podría haber satisfecho no sólo por sí, sino también por todos los hom-
bres.
d) En mariología, separándose abiertamente de San Buenaventura,
creyó en la Inmaculada Concepción y buscó las argumentaciones teoló-
gicas
gicas pertin
pertinent
entes.
es.
e) Su originalidad se manifestó tambimbién en el tratamiento de la gr acia
  dell organi
de organismo
smo sobr
sobren
enat
atural:: iden
ural identi
tifi
ficó
có la grac
gracia
ia ha
hab
bitua
ituall con
con la cari
carida
dad
d;
negó, contra Aquino, la existencia de virtudes morales infusas; sólo ad-
mitió como virtudes infusas las virtudes teologales, que no distinguió de
los dones del Espíritu Santo. En resumen: una teología de la gracia sim-
plificadísima,
ma, sorprendente en un autor tan proclive a las distinciones y a
las formalizaciones. Sería injusto, sin embargo, y quizá tamb
mbiién anacró-
nico, considerar su tratado de gratia como un precedente remoto de la
doct
do ctri
rina
na lut
uter
eran
ana,
a, como
como se ha escr
escrit
ito
o en alg
alguna
una ocas
ocasió
ión
n ,
f) Finalmente, y en cuanto a la vid
ida
a eterna,, Duns Escoto sostuvo que
eterna
la felicidad de los bienaventurados consiste más bien en un acto de la
voluntad que en un acto de carácter intelectual En este punto, el Doctor

Suttil perma
Su erman
neció
eció fiel
fiel a la trad
tradic
ició
ión
n fran
franci
cisscana
cana del
del amor
amor..

Cuando escribía estas líneas ignoraba el gran debate abierto, ya desde comienzos del
siglo XX, y toda
todaví
víaa no cerrado, sobre los prprec
eced
edeent
ntees me
medi
diev
eval
ales
es de la do
doct
ctri
rina
na lu
lute
tera
rana
na de
la gracia y la just
justiifica
ficaci
ción
ón.. En el ca
capí
pítu
tulo
lo quinto de este mism
mismoo vo
volu
lum
men rastreo los prece-
dentes escotistas que se hallan en Lutero. Con todo, conviene aclarar que, hallándose en
Lutero muchas nociones y conclusiones de los medievales, y también de Escoto y de Oc-
kham, el ReRefo
form
rmaado
dorr no se re
rem
mon
onta
ta a esos mat
ater
eria
ialles como a una fuente, sino más bien to
toma
ma
de el
elllos par
para su ca
carr
rrer
era,
a, re
reor
orde
dená
nánd
ndol
olos
os ba
bajo
jo una óp
ópti
tica
ca pa
part
rtic
icul
ular
ar..
 

  El pensami
pensamient
ento
o te
teol
ológ
ógic
ico
o francis
franciscano
cano 37

¿ Qu
Quéé concluir, después de este somero repaso de las principales posi
cio
ione
ness te
teol
ológ
ógic
icas
as es
esccot
otis
ista
tas?
s? En mi opi
opinión
nión,, los pr
pres
esup
upue
uest
stos
os fi
fillosóf
osófic
icos
os
que latían c o m o puntos de parti da le llevaron a consecuencias en las que
ya no es rec onocible la t eologí a bonaventuriana. No obstante, Escot o

asivgiucieónifsim
el oa dleal tsriagdliociX
ónIIIf)iloysócfoincsaed
rveól olocsciv
daelnotreesmp
edriim
evoarldiasloebsredetlodfroanal
ciscanismo: por ejemplo, m á xi m a atención a la dignidad del hombre,
pero sólo en cuant o sanado por la gracia; m á xim o someti miento del
hom bre a Dios, que es el Ser infinito, necesario y omnipotente; pri mac ía
de la libertad, c o m o expresión de la pl e na vida espiritual de Dios, que
debe reflejarse en la liberta d cristiana de los fieles; m a yor exc el enci a de
la vol untad sobre la inteligencia; recapitulación de todas las cosas en
Cristo, no con ond dic
icio ionnada
ada por la cu culp lpaa de Adán
Adán;; etc.
Du ns Escoto, cuyo sepulcro se venera en Colonia, com enz ó a abri r
una brec ha   pen s perceptible en algunos aspectos de su doctrina- entre
brecha
lo te
teo
olo
loga
gall y lo teoló
ológic
gico. Fue prof
profun
unda
dame
mentntee teologa
ogal, es decir, verd
verdad
adee
rame nt e franciscano; pero c om e nz ó a apartarse de la armoniosa síntesis
idead
eada por BueBuenaven
aventu
tura
ra,, disti
sting
ngu
uiéndos
osee del DoDocctor Seráfico en lo teo
lógico. Esta brecha entre lo teologal y lo teológico se agrandará con Gui
ll
ller
ermo
mo de OcOckhkham
am,, como ve vere
remo
moss a con
onttinua
inuaci
ción
ón..
Antess de term
Ante erminar
nar esta expo
exposisicció
ión
n de la doctri
rin
na escotista, sé
séam
amee per
mit ida una di gresión , Las principales fuentes del Doctor Sutil se co
noccen bastante bien, aunq
no nquue la edici
diciónón definitiva de las oper omni esté
muy ret rasada por cuestiones de crítica interna y a c aus a de la apa ri ción
de nuevos manuscri tos que modifican el texto en pasos fundamentales.
En todo caso, se sabe que Duns tuvo muy en cuenta la síntesis tomasiana,
con la que pole mi zó repetidas veces. Mi pregunta es: ¿ po r qué no se rin
dió Escoto al tomis mo, siendo, c o m o fue, una de las mentes más brillan
tes de su t ie mpo? ¿Sólo porque la Orde n franciscana le i mpuso el a cce so
a Sa nt o Tom á s con la sordina de los correctori l
Es innegab
gable que Duns visluslumbró la gra
grand
ndeeza de la síntesis tomasi
siaana,
c om o antes Al be rt o Ma gn o y Si ger de Brabante, que también la admi-

  He modi
diffic ad
ado el último párrafo del epígrafe dedi
diccado a Escoto. En la versió
sión original

de 1982 consi nsider


deraba que Esc
Escototoo constit
tituye un intento grandioso de conclui uirr una época, es
decir, de cecerr
rrar
ar un ciclo his
istó
tórric
ico
o, algo que no ha habr
bría
ía de rep
repeti
tirs
rsee  decí hast
asta la imimpr
pres
esio
io
nante sín
ínttes
esis
is de Hegel a co
comi
mienenzo
zoss del siglo XIX. Tal afir
afirma
macición
ón me parec
arecee ahor
ahoraa in
inso
sost
ste
e
nible de
desd
sdee todo punto de vista, no por HegeHegel,l, ob
obvi
viaament
mente,e, sino por Duns.
 

38 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Saranyan
Saranyanaa

raron, aunqu
nque no la compr
ompreendieron.
on. Si no hub
hubiese apreciado a Aquino, no
lo habría elegido como interlocu
ocutor. Sin embargo, como
omo tambié
bién Alberto
y Siger, Duns se decidió por Aristóteles. En otros términos: Escoto se
sintió más cómodo con el macedonio que con el dominico, cuando ad
virtió que uno y otro no casaban perfectamente. Fue, pues, más aristoté
lico que Aquino y se abandonó al aristotelismo aviceniano. Y, aunque
conoció a Ave
Averroes, más genuinamente aristotélico que Avicena, com
prendió que el cordobés rechinaba a los oídos de un cristiano cosa que
también había detectado el Aquinate). Hecha su opción, Duns se consti
tuyó en el eslabón entre un antes y un después, saltando por encima de la
nueva vía abierta por el Aquinate. Un salto del caballo, por acudir al ar
got gimnástico, pues se apoyó en sus espaldas para pasar al otro lado.

5. Gu
Guil
ille
lerm
rmo
o de Oc
Ockh
kham
am en el contexto fr
fraanc
nciisc
scan
ano
o

Guillermo de Ockham, franciscano educado en Oxford, Venerabilis


Inceptor para sus admiradores, juzga
uzgado
do en la Corte pontificia de Avi
Aviñón
y huido a Múnich, puso las bases de una nueva filosofía, en algún sentido
continuadora del pensamiento de Duns Escoto, de quien, no obstante, no
fue discípulo directo; y, por lo mismo, muy crítica con Aquino y con los
dominicos que intentaron la recepción del tomismo . Al morir, cum
pliéndose casi el medio siglo XIV, se había desencadenado ya un experi
mento filosófico-teológico revolucionario, que habría de dar sus frutos
más característicos sig
siglos después, en plena modernidad. No obstante, y
si se me permite la expresión, en las más nobles intenciones filosóficas
de Ockham todavía podremos descubrir un punto de herencia francisca
na, aunque en términos tan desvaídos, que apenas resultarán reconoci
bles.
Cuatro son los principios básicos del ockhamismo : principio de la
omni
om nipo
pottenci
enciaa absol
bsolut
utaa di
divi
vina
na,, pri
princi
ncipio
pio de la econo
conom
mía meta
metafí
físi
sica
ca,, prin
prin
cipio de la inma
nmanencia gnose oseológi
gicca y logic
gicismo del
del pri
principio de contr
ntra-

28 Cfr.   Baudry, Gu
Guil
illa
laum
umee d Oc
Occa
cam.
m. Sa vie
vie ses
ses oeuv
oeuvre
ress ses
ses id
idee
eess soci
social
ales
es et poli
politi
tiqu
ques
es

vol. 1, J. Vrin, París, 1949, pp. 38-39.


29 Cfr. la si st emati zaci ón de S. Rába
ábade Romero, Guillermo de Ockham y la filosofía del
ero,
si
sigl
glo
o XIV
XIV CSCSIC,
IC, Mad
Madririd, 1966,, pp. 75-81.
d, 1966
 

 l El pen
pensam
samien
iento
to teol
teológ
ógic
ico
o fra
franci
nciscan
scano
o 39

dicción. Como seguramente les resultarán familiares los contenidos de


cada uno de esos principios,   y inte
inten
ntar res
resumir
umirllos llan
lanam
amen
ente
te en los
los
siguie
siguiente
ntess térmi
términos
nos::
a) El mundo es un mundo de entes particulares, sin vinculaciones es
pecíficas o esenciales entre sí. El orden y la conexión fáctica entre esos
ente
entess depe
depend
ndee excl
exclus
usiv
ivam
amen
ente
te de la omni
omnipo
pote
tenc
ncia
ia divi
divina
na..
b) Hay que prescindir de todo lo superfluo, es decir, de lo que no pue
da probarse o demostrarse. Por consiguiente, deben repudiarse los bina-
ri
ria
a famosissima de los que tan orgulloso se había sentido el siglo XIII:
famosissima
los pares esencia y existencia, substancia y accidente, y materia y forma,
aun
au nque
que este
este últ
ltim
imo
o binarium se
será
rá cons
conser
erva
vado
do,, pero
pero muy
muy desv
desvir
irtu
tuad
ado.
o.
e) Los conceptos universales, que son los elementos del conocimiento
cien
cientí
tífi
ficco, quedan
edan clau
clausu
sura
rad
dos total
otalm
mente
nte den
enttro del yo cogn
cognos
osce
cen
nte.
te. Son
Son
nuda
nu da inte
intell
llecta Estos universales van siempre precedidos de la intuición
ecta
del singular, que es la única forma de conocerlo naturalmente. La rela
ción entre la intuición y el universal -obt
-obten
enid
idoo en una abstracción de ca
rácter prec
precis
isiv
ivo
o , sin mediación de especies, y sin intervención del inte
lecto agent
agente-e- resulta problemática en Ockham. Es el problema que here
da la modernidad al enfrentar las relaciones entre ciencia y realidad,
mundo sensible extramental y mundo mental, ciencia y opinión, fe y ra
zón.
d) El principio de contradicción carece de valor ontológico, porque se
ría limitar la om
omni nipo
pote
tenc
ncia
ia divina. Sólo conserva valor lógico. Queda así
abiierta
ab erta la puer
puertta al juego
juego dial
dialéécti
ctico modern
derno.
o.
Después de repasar los cuatro principios del ockhamismo, nos pregun
tamos: ¿cómo pudo originarse una reacción tan formidable frente a la
inveterada tradición filosófica? Todavía hoy, al paso que adelanta la edi
ción crít
crític
icaa , se discute cuáles pudieron ser las fuentes de Ockham. Se ha
escrito que su agnosticismo metafísico le llevó a formular una síntesis
filosófica de carácter escéptico quizá mejor de carácter fideísta) y a re
fugiarse, como única salida, en la aceptación incondicional y a-intelec
tual de Revelación sobrenatural. Otros autores afirman, en cambio, que

g La edición cr ít
ítica de las op
oper
era
a omni
omnia
a está
está ya casi te
term
rmin
inad
ada,
a, cu
cuan
ando
do pr
prep
epaaro la ed
edic
ició
ión
n
de este libro: seis vo
volú
lúme
mene
ness de ope
opera
ra philo
philosophi
sophica
ca nueve vo
volú
lúme
mene
ness de op
oper
era
a theolo
theologic
gicaa
y cu
cuat
atro
ro vo
volú
lúme
mennes de oper
operaa polí
polític
tica
a  faltan sólo cuatro de esta últi
tim
ma serie, que se hallan
en prensa
prensa).
).
 

40 Jose
Josep
p Ign
Ignas
asii Sa
Sara
rany
nyan
anaa

Ockham se limitó a concluir a partir de unos principios filosóficos que ya


se hallaban en una parte de la tradición heredada: en tal caso, su agnosti
cismo fideísta sería una conclusión de su elaboración filosófica. No se
sabe bien dónde bebió y por qué dio origen a un sistema tan crítico y con

rpeopseicrcióunsiorenseuslttóa,ncnoontsaebcluees neten lcaosncsieunscbiaassessagdreadpaasrti.daL,oacgineórtsoticeas eqnuedo


sus
puntos fundamentales: en teodicea y en psicología, porque ni de Dios ni
del alma tenernos noticia intuitiva, sino sólo conceptos abstractos, los
cuales no nos advienen por abstracción, sino por otras vías por revela
ción o carninas similares). En ningún caso la noticia abstractiva ockha
miana da lugar a especies . No hay tal mediación en el conocimiento de
la rerealalididad
ad extr
extram amenentatal.l.
Corno ya se ha dicho, Ockham encontró el paliativo de su agnosticis
mo en la Teología sobrenatural, es decir, en la Revelación, y se refugió
en ella. Ahora bien, ¿cómo acercarse teológicamente los misterios reve
lados? Imposible para Ockham desde el momento en que carecen de sen
tido tanto la distinción entre substancia y accidente la relación, por
ejemplo, no es nada real), corno la distinción entre naturaleza y persona
 l
 laa person
sonalid
lidad sólo es un modo negativo), por citar dos ejemplos. Nada
sistemático, por tanto, podrá afirmarse de la Santísima Trinidad, de la
Transubstanciación eucarística y de la Unión hipostática, que no sea el
puro y desnudo acto de fe y la constatación de que Dios puede ser así y
puede haber hecho así las cosas, porque es absolutamente omnipotente.
No digamos las consecuencias que en la ciencia moral tuvieron los prin
cipios ockhamistas: no hay bien ni mal en sí, sino sólo la voluntad de

Dios
ios, que pudo muy bien haber decretado lo contrario.
io.

En Ockham, esa brecha que había comenzado a abrirse en Escoto en


tre lo teologal y lo teológico lo teologal será lo divino en sí; lo teológico,
la expresión científica de lo divino) , se ha convertido en un abismo in-

30 Cfr. R. Guelluy, Phi


hillos
osop
oph
hie et Théolo
éologi
giee che
hezz Guill
llau
aum
me d Oc
Ockham J. Vrin, París,
kham
1947 pp.17 21.

h Como ya dije, Escoto qui


quiso te
tend
nder
er un puente entre la filosofía pr
prim
imereraa aris
aristo
toté
téli
lica
ca,, que se
ocupa de la realidad en su expr
expres
esió
ión
n más general y abst
abstra
ract
ctaa su obje
jetto son los entes finitos),
 

Il.
Il. El pensami
pensamient
ento
o teol
teológ
ógic
ico
o fra
franci
nciscan
scano
o 41

salvable. Ya no habrá manera de pasar de lo teologal a lo teológico: la


cie
ienc
ncia
ia teológic
icaa, ex
extr
treemada
madam
mente
ente emp
empob
obrrecid
idaa, irá por su lado y la vida
de piedad, por otro. Nacerán así los movimientos tos pietistas sin doctrina, y
las grandes síntesis doctrinales sin piedad. Insisto: se habrá perdido la

u
vnivid
idaad peonrtrSeanviF
daranycidsoccotryinrae. p¿eQ
nsué
adaquaeñdoas ddeespauqéuselp
laorad
SmanirB
abuleenasv
ínetnetsuis
ra? Yo me atrevería a decir que resta muy poco, quizá sólo esa espontá
nea e innata tendencia a ponerse en contacto directo con cada una de las
cosas singulares, que se consideran en sí como una unidad acabada; y
quizá tam también la confia ianz
nzaa absoluta, casi ciega en el caso de Ockham, en
la omnipotencia de Dios, que en el fondo resulta incomprensible para no
sotros.
La evolución de la teología franciscana, en el escaso lapso de tiempo
que corre de San Buenaventura a Ockham en apenas cien años , es una
de las aventuras del espíritu humano más sugerentes y aleccionadoras.
Difícilmente podremos acostumbrarnos a ella quienes nos dedicamos a
bucear una y otra vez en los misterios que esconde la Edad Media. Se
trata de un ciclo his
istó
tórric
ico
o perf
perfeecta
ctament ntee delimitado: se con
onoocen su arran
que y su conclusión, los puntos de partida y su paulatina evolución, los
ideales que lo animaban al comienzo y los resultados que se alcanzaron;
y se adv
dviierte, ta
tam
mbi
bién
én,, cuánto in
infflu
luyó
yó en esa evo
volu
lucció
ión
n el marco his
istó
tórrico
y la condi
ondicción
ión de sus protagonis isttas.

y la t e o
olo
logí
gíaa sobrenatur
tural, que e ssp
pe ccul
ulaa racion
ionalme nntte sobre Dios el ente infinito , a la luz
de la fe. Ese pu en te fue la t e od i c e a o te ol og ía natural, que se identi fica con la meta-física,
ente
entend
ndididaa ésta como la cien
cienci
ciaa que se las ve con el en entete-c
-com
omún
ún-u
-uní
nívo
voco
co,, en
enss gener
gener lissimu
lissimumm
o pura r tio
tio en
enti
tiss quid
quiddi
ditt tiv
tiv Tal meta ffíísica
ica se tra
transf
nsf o
orrma en una cien
ienc ia
ia del mero ente, es

decir, una ontol


ntolog
ogía
ía.. La cien
cienci
ciaa que habl
hablaa de Dios re
resu
sult
lta,
a, por este camin
amino,
o, muy empo
empobr
brec
eci
i
da, ab ri énd os e un hiato entre el sent imien to religioso y las vivencias de fe, de un lado, y la
posi
posibi
bili
lida
dadd de un di
disc
scur
urso
so bien ar
arti
ticu
cula
lado
do sobre los mist
mister
erio
ioss di
divi
vino
nos,
s, de otro.   stehi to es
taba si
simp
mple
leme
ment
ntee in
inco
coad
ado
o en Esco
Escoto
to,, pero re
resu
sult
ltó
ó palm
palmar
ario
io en Ockh
Ockham
am..
 

ONTO-T
ONT O-TEOL
EOLOGÍ
OGÍA
A EN JUAN
JUAN DUNS ESCOTO*

José Luis Illanes publicó en 1990 un importante estudio sobre la no


ción de teología en Juan Duns Escoto . No era la primera vez en que se
interes
esaaba por el tema. Ya en 1981 había tratado una parecida cuestión en
una comu
comunnic
icac
aciión pre
rese
senntada
tada en el quinto congreso escotista internacio
naf . En esos dos trabajos describe el drama de la generación posterior a

tSitaonmtoisTtaomenásq, upearsteicduelaserm
nveonltveíad,eEDscuontso Etsucvootoq.uA
e rpeecsoanrodceelr aqmubeieAnqteuinano,
al asumir la noción aristotélica de ciencia aplicada a la teología, había su
perado las opciones de la teología monástica. Al mismo tiempo, Duns ad
vi
virt rtiió qu
quee tatall elec
elecci cióón imp mpllic
icababaa un
unos
os ri rieesg
sgosos ep
epis
iste
temo
moló lógi
gico
coss coconnsid
sidereraa
bles, por situarse en un horizonte en el que había que dilucidar la distin
ción entre teología y metafísica, lo que no iba a resultar nada fácil, como
veremos.
Siggui
Si uióó Ill
Illan
aneses la pis ista
ta de la lass cavi
cavilalaci
cion
oneses esesco
coti
tist
stas
as sobr bree la nat atuura
ralleza
eza
de la ciencia teológica, y detectó que, en Escoto, la teología sobrenatural
  l a theo
theolologia
gia vi viat
ator
orumum o theologia nostra- apenas dejaba hueco para la
th
theo eolologi
gia a ra
ratio
tionanaliliss o teología natural. Tomando nota del hecho, Illanes
se aplicó al estudio de la teología sobrenatural o theo theolo logi
giaa nonost ra (aque
stra
lla que estudia a Dios sub ratione deitatisi, descrita por Duns como
praxis, según su analogado principal, que es la ciencia de los bienaventu
rados, o sea, la ciencia de visión  th  theo
eolo logi
giaa bebeat
ator um . No creyó opor-
orum

Text
Te xtoo publicado en T. Tri rigo
go (ed.), Dar razón de la esperanza. Homenaje al  r o Dr.
José
José Lu
Luis
is Il anes,, Se
Illlanes Serv
rvicicio
io de Publ
Publicicac
acio
ioneness de la Un
Univ
iver
ersi
sida
dadd de NaNava
varr
rra,
a, Pa
Pamp
mplo na 2004,
lona
pp. 1261-1275.
Cfr. J.   Il Illa
lane
nes,
s, Estruc
Estructur
turaa y función de la t eologí a en J u a n Duns Escoto , Scripta
theologica, 1990
1990 (22)
(22),, pp. 49-86.
2 J.   Il
Illa
lanenes,
s, Fe y comp
compre rens
nsió
iónn del mund
mundoo en Duns Es Escocototo , en C. Béru
Bérubbé (ed.), Horno
et mund
mundus
us.. AcActa
ta quin
quinti
ti Co
Cong
ngreress
ssus
us Scot
Scotisisti
tici
ci Inte
Intena
nati
tion
onal
alis
is.. Salm
Salmananti
ticae, 21-26 septembris
cae,
1981, Societ
Societas as Intemati
Intemationaonalis
lis Scotis
Scotistic
tica, Roma, 1984, pp. 93-103.
a, Roma,
 

44 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Saranya
Saranyana
na

tu no analizar el otro te ma que Du ns Escoto también había tratado con


tesón: la posi
posibi
bili
lida
dadd de una teol
teolog
ogía
ía natu
natura
ral.
l.
Illanes leyó, pues, las dos obras principales de Escoto (el Opus oxo-
niense u Ordinatio y la Lect
Lectur
ura
a oxo
oxonie nsiss bajo la p er sp e ct iv a que he
niensi

mos seña
señala do - s i la teol
lado teolog
ogía
ía es fund
fundam
amen
enta
talm
lmen
ente
te espe
especu
cula
lati
tiva
va o prác
prácti
ti
ca- y se atuvo a las conclusiones de la conocida y espl spléndida monogra raffía
de Étienn
Étiennee Gilso
ilsorr
rr .
C omo
omo homenaje al Prof. Illanes en su iubilatio of ofre
rece
cemo
moss a cont
contin
inua
ua
ción unas consi
onsidderac
racione
ones sobre el segu
segunndo argum
rgumeento escot
scotis
ista
ta (la con
dición y la posibilidad de la teología natural o filosófica), con la espe
ranz
anza de que la temática sea de su agrado.

1. So
Sobre
bre la re
rede
deñn
ñnic
ició
iónn de la meta
tafí
físi
sicca
Convie
Conv iene
ne seña
señala
larr que Gilsoilsonn ya habí
habíaa dete
tecctado que la discu scusión acer
ca de la posibilidad de una teología racional-en el marco marco fi filo
losó
sófi
fico
co esco
tista- en
enla
lazzaba con la red
redefiniciición de la metafís ísiica; y que el asun
sunto implili
caba, en algún sentido, la refundación de esta disciplina. Sin embargo,
por la in
inse
segu
guri
riddad críti
ítica de las obras esco scoti
tisstas, Gil ilso
sonn había form
formululad
adoo
sus conclusiones con sordina, en 1952, en un estudio larguísimo y un tan
to premioso, pero tan sugerente como todas sus cosas . El medievalista
fr
fran
ancé
céss habí
habíaa desc
descub
ubieiert
rtoo que Esco
Escoto
to - a pesar de inspirarse en el famoso
af oimer
pr
prim riera
smaos noci
avcion
no icones-
enes-
ianonosehgaúbía
n a eplodid
bí cuido
od alo segu
el guir
se enirtea, Alavi
ccena
osna
vice a yenlalasneconc
cenclu
co silusi
dasion
dones
soesn
de éste, porque había advertido que I bn-Siná dependía demasiado del

É. Gils
Gilson
on,, l n DuDuns ns Scot
Scot.. Int
Intro
roduc
ductio
tion
n a se
sess posi
positions
tionsfond
fondamen
amentale
tales.
s.
Cf
Cfr.
r. espe
especi
cialm
almen
ente
te:: É. Gil
Gilson
son,,   L objet de la mémétataph
phys
ysiq
ique
ue selon Dun
Duns Scot , Mediaeval
Studies 1948 (lO), pp. 21-92. Más antiguo y me menonoss elab
labor
orad
ado:
o: Me Meta
taph
phys
ysik
ik und Th
Theo
eolo
logi
giee
nach Duns Scotucotuss , Franzisk
Franziskanische
anische Stu Studie
dienn 1935 (22), pp. 209-
209-23231.
1. Gilson cons
consid
ider
eraa que
Duns Escoto no es oscuro, sino preci recisso y difícil. El acad
acadéémic
icoo francés alerta acerca de otra
dificultad, que a veces pasa inadvertida: es bastante complejo averiguar dónde se halla la
definitiva y última opinión de Duns sobre un tema. Es fácil, por tanto, atribuirle una tesis
que no es todavía su punto de vista definitivo sobre un problema, sino sólo una opinión
dicha
dicha de pasa
pasada
da dura
durant
ntee la el
elab
abor
orac
ació
ión,
n, qui
quizá
zá prem
premio
iosa
sa,, de un la
larrgo desa
desarr
rrol
ollo
lo do
doct
ctri
rina
nal.
l.
 

III.
III. On
Onto-
to-teo
teolog
logía
ía en Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to 45

credo corá
oránico. Por ello, no podí
podíaa admi
dmitir ni su nec
necesitarismo
smo emanat
natista,
ni su postulado sobre la inmediatez de la noción de ente.
Si el ente fuese una noción inmediata, entonces podríamos conocer a
Dios
Dios inme
inmedidiat
atam
amen
ente
te,, lo cual es falso in statu isto Sól
ólo
o en la bienavent
ntu
u
ranza se conoce a Dios inmediatamente. Pero, además del contra-argu
mento religioso, Escoto esgrimió otro de crítica histórica. Aristóteles no
pudo
pu do sost
sosten
ener
er  como pretendía Avicena
Avicena-- que el ente fuera una noción in
mediata, porque para el Estagirita no hay conocimiento que antes no esté
en los sentidos y que de ellos proceda por abstracción. Según Aristóteles,
el ser en abstracto sólo es cognoscible por medio de la actividad abstrae
tiva de la mente. Y lo mismo vale, a  ortiori para el ente infinito actual o
in
infi
fini
nito
to por
por esen
esenci
cia.
a.
La discrepancia era doble: por convic vicciones
nes religiosas y por fidelidad
hist
histór
óriica. Según
gún el credo cristiano, el hom
hombre  caído de su integridad ori
ginal-
gina l- no puede conocer como si no hubiera pecado, ni como conocerá
cuando su naturaleza sea glorificada y vea a Dios cara a cara. Desde el
punto de vista histórico se constata, además, que tampoco el peripatetis
mo admitió que la noción de ente fuese inmediata. En definitiva, y si nos
pregunt
guntáásemos en qué sentido Dios puede ser pensado metafísicamente
por Duns, habría que responder: El ser infinito [Dios] sólo se incluye en
la metafísica cuando se concibe el ser infinito como actualmente lo
podem
demos cono
conoce
cerr . No, por tanto, como lo conoc
nocen los bi
bieenav
naventurados.
dos.
Pero, ¿cuál es ese modo actual de conocer el ser infinito?
Como veremos a continuación, la discusión con Avicena, que hemos

resumido, implica algo más que una redefinicián de la metafísica. En al


gún sentido supone una refundación de esta disciplina , po
porq
rque
ue,, segú
según
n

O nl
nl y in the sense actually kn o
ow
w abl e to men does infinite Bei ng
ng pertain entirely to pre
se
sent
nt met
metaphy sics ; J. Owens,  U p to what point is God included in the metaphysics of Duns
aphysics
Scotus , Med
Mediae
iaeval
val Studiess 1948 (lO), pp. 163-17
Studie 177
7; aquí p. 176.
Tomamos
Tomam os las expr
expres
esio
ione
ness re
refu
fund
ndac
ació
ión
n y re reco
comi
mien
enzo
zo , apli
aplica
cada
dass a la me
meta
tafí
físi
sica
ca,, de L.
Honnefelder,  D er zw
 Der zwei
eite
te An
Anfafang
ng der MeMetataph
phy
ysik.
sik. Vora
Voraus
usse
setz
tzun
unge
gen,
n, An
Ansasatz
tzee und FoFolglgen
en
der Wi
Wied
eder
ergr
grün
ündu
dung
ng der Meta
Metaphphys
ysik
ik im   3 4 Jahrhundert , en J. P. B e ckm a nn / L. Hon
nefel der / G. S c h r i m p f / G. W iel and (eds.), Ph
Phil
ilos
osop
ophi
hiee im Mi
Mitt
ttel
elal
alte
terr En
Entw
twie
iekl
klun
ung
g und
und
Paradig
Parad igme
men
n Wolf
Wolfga
gang
ng Klux
Kluxenen zu
zumm 65. Geb
Geburs tag ; Felix Me
urstag Mein
iner
er Ve
Verlrlag
ag,, Ha
Harn
rnbu
burg
rg,, 21996,
pp. 165-186. Lu
Ludg
dger
er Honn
Honnef
efel
elde
derr se oc
ocup
upaa de la me
meta tafí
físi
sica
ca esco
escoti
tist
staa desde titiem
empo
po atrás: Ens
in quantum ens Der Begr
Begrif
ifff des Seienden als Solehen als Gegestand der Metaphy hyssik naeh
aeh
der Lehre des Johannes Duns Seotus Asc Aschehendo
ndorff
rff,, Be
Beit
itra
rage
ge zur Ge
Gescschi
hich
chte
te der
der Ph
Phil
ilos
osop
ophi
hiee
 

46 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Saranyan
Saranyanaa

Escoto, la filosofía primera aristotélica, cuyo objeto propio es el primer


motor inmóvil que todo lo mueve, no está en condiciones de hablar de
Dios con propiedad ,

2. El problem
problemaa epi
pist
steemo
moló
lógi
gicco

Para co commpr
preend
ndeer el punto de partida de la crítica escotista, preste tem
mo s
aten
atencición
ón al Pr
Prol
ologu
oguss toti
totius
us op
oper is,, an
eris ante
tepu
pues
esto
to a la cél
éleb
ebre
re Ordinatio. Este
texto fue compuesto en Oxford a lo largo de seis años 1297-1302 y
1303
03-1-130
3044) Y co
cont
ntin
inua
uame
ment
ntee re
rev
vis
isaado por Duns . En es esee ex
exte
ten
nso pró
róllog
ogo
o,
Duns se plantea la distinción entre el objeto propio de la filosofía prim rimera
aris
risto
tottélica el ser en cuanto ser, ens se secu
cund
ndum
um sua
uamm en
enti
tita
tate
temm y el obje
to de la ciencia beata, la sci
scient
entia
ia beato rum  Dios en cuanto Dios). Se pre
beatorum
gunta, en definitiva, y ya desde el primer momento, si el hombre en su
actu
actual
al situ
situac
ació
ión
n de viad
iador [p
[pro
ro stat
statu isto]] -h
u isto -heri
erido
do por el pecado original y
justificado
justificado-- ne
nece
cesi
sita
ta la re
rev
velac
elació
iónn so
sob
bre
rena
natutura
rall pa
para
ra sup
upererar
ar los
los est
stre
rech
cho
os
límites de la razón, aun cuando no llegue nunca, in statu isto, a la ciencia
de los bienaventuradrados. En otros términos; trata de just justif
ific
icar
ar la posibili
dad de dos ciencias: una ciencia cuyo objeto sea lo revelado [theologia
nostra], es decir, llevada a cabo por la razón sub lum inee fi ei y una teo-
umin

und der Th
Theo
eolo
logi
giee des Mitt
ittel
elaalte
lters.
rs. Neue Folge, 16, Münster, 21989 la pr
prim
imer
eraa ed
edic
ició
ión
n es de
1979).
Honne
onneffeld
elder ha rastreado las líneas de evoluc lución
ión entre Escoto y Peirce, es decir, hasta
medi
me diad
ados
os del siglo XX, co cons
nsta
tata
tand
ndoo ev
evididen
ente
tess líneas de co cont
ntin
inui
uida
dad d en la form
formul ulac
ació
ión
n de las
no
noci
cion
ones
es de enti
entida
dadd [Seiendheit] y re real
alid
idad
ad [Wirklichkeit]. La presunción de que el hombre
está natu
naturaralm
lmenente
te abierto al co
cono
noci
cimi
mien
entoto del ser infiinfini
nitoto o Ser sosobe
berarano
no se ad
advivier
erte
te part
partic icu
u
larm
larmenente
te en la disc
discus
usió
iónn mare
marechchal
alia
iana
na dedell agno
agnost stic
icis
ismo
mo ka kan
ntia
tiano
no.. Jose
Joseph
ph Maré réch
chal
al de
desa
sarrrro
o
lló ampl
amplia iam
mente
ente esa hipótesis en la dé décacadada de 1920, seg seguidoido por Karl Rah Rahnenerr en la dédéca
cadd a de
1930. Los dos je jesu
suit
itas
as muest
uestra
ran
n el influjo omomni nipr
presesen
ente
te de la intu
intuic
icio
ione
ness es
esco
cotitist
stas
as y, en de
fi
fini
niti
tiva
va,, la perv
perviviven
enci
ciaa de la disc
discus
usió
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n tr
trec
ecen
enti
tist
staa ac
acer
erca
ca de la natu
naturarale
leza
za de la cicien
enci
ciaa teoló
gica
gica.. Cf
Cfr.
r. L Honnefelder, Sc Scie
ient
ntia
ia tran
transcscen
ende
densns.. Di
Diee form
formalalee Be
Best
stim
immu
mungng de
derr Se
Seieienh
nheieitt und
und
Realitiit in der Metaphysik des Mittelalters und der Neuzeit Duns Scotus, Suárez, Woljf,
Kant
Ka nt,, Peir
Peirce
ce , Felix Meiner Verlag, Hamburg, 1990; y J 1. Saranyana,   a antropología
tr
trasc
ascen
ende
denta
ntall ra
rahne
hneria
riana
na , en J.   SeSell
llés
és ed.)
ed.),, Pr
Propopue
ueststas
as ant
antrop
ropolológi
ógicas
cas del
del sigl
sigloo XX
XX,, Co
lecció
lecciónn Fi
Filos
losófi
ófica
ca 183,
183, Eu
Euns
nsa,
a, Pamp
Pamplo
lona
na,, 2004
2004,, pp.
pp. 307-
307-32
326.
6.
Al reda
redact
ctar
ar y co
corr
rreg
egir
ir su Ordinatio, Escot
scoto
o tuvo a la vista, según parece, otros cursos su
yos: la Lec
yos: Lectura
tura oxoniens
oxoniensis,
is, la Repo
Reportat
rtatio
io parisi
parisiensis
ensis y la Rep
Reporta
ortatio
tio cant
cantabri
abrigien
giensis.
sis.
 

III.
III. Onto
Onto-t
-teo
eolo
logí
gíaa en Ju
Juan
an Duns
Duns Es
Esco
coto
to 47

logía natural entendida al modo aristotélico, es decir, como una ciencia


del ser supremo, que constituye como el ápice de la filosofía, o sea, de la
filosofía primera ,
El pro
robblema era import ortante entonces  y lo es ahora porq orque,
ue, des
desde
Avicena, los teólogos y filósofos cristianos repetían que el ser en toda su
amplitud es el ob objjeto primero del entendimiento; de lo cual parecía dedu
cirse que nuestro entendimiento se extiende connaturalmente a todo
cuant
uantoo existe (Dios incluido). Es obvio que Aristóteles nunca había for
mulado la tesis de Avicena, y esto lo sabía el Doctor Sutil. Pero además,
y en otro orden de cosas, Escoto temía fi fillosof
osofiz
izaar demasiado la ciencia
teol
ológ
ógiica, conv
convir
irttiénd
iéndol
olaa en fí
físsica
ica , al modo de la filosofía prim
primer
eraa aris
totélica' ; y por ello, quería trazar la divisoria entre el conocimiento es
tr
triictam
ctamen
entte racional, y el cono
conoci
cimi
mien
ento
to de la razón susub lumine fi ei O, lo
b lum
que es lo mismo, señalar la adecuada distinción entre los objetos de la

 sefilos
illoosof
s ofí
puíadieari
ar
raisctonfu
otéfun
on licnadi
diryr (locos ndteralaEnterioqluogí
og
e ídaesoGbarnetnea)t. uCraoln, dtaelems opdroecqauecinoo
nes, espe
espera raba
ba fund
fundamamen entatarr además el estatuto científico de la teolo eologí gíaa na
tural .

Un exce
excele
lennte pl
plan
ante
team
amieient
ntoo de esta
esta cuesti tióón, rem
remititie
iend
ndoo a dififeerente
tess obras de Esco scoto,
to,
pued
puedee verse en: A. Zimm
Zimmer erma
mannnn,, On
Onioiolo
logi
giee oder MetaMetaphphysysik
ik?
? Die DiskDiskusussi
sion
onen
en iiber den
Gege
Ge gens
nsta
tand
nd der Meta
Metaphphys ik im 13. und 14. Jahr
ysik Jahrhuhund
nderert.
t. Te
Text
xtee un
undd Un
Unteters
rsuc
uchu
hung en Pee
ngen
ters, Le
Leuv
uven
en,, 21998, pp. 294-3 4-339.
39. Cfr. tatamb
mbié ién,
n, aunq
aunqueue no refe feri
rido
do dir
directa
ectam mente
ente a EsEsco
coto
to,,
sino al tema
tema ge
gene
nera
rall de las rela
relaci
cion
oneses entre me
meta tafí
físi
sica
ca,, onto
ontolologí
gíaa y te
teol
olog
ogía
ía natu
natura
rall (en discu
sión con la an
anta
ta-t
-teo
eolo
logí
gíaa de Mart
Martin in Heid
Heidegegge
ger)r):: A. Mi
Mill llán
án-P
-Pue
uell
lles
es,, Lé
Léxi
xico filosófico Rialp,
co filosófico

Madr
Ma drid
id,, 198
1984, pp.
pp. 549-
549-55
558.8.
 O  L a fi l oso fí a no l l e g a a tanto [a Dios en su pers onal i nti mi dad] , ni si qui er a de lejos.
Cieiert
rtam
amen ente
te,, ya la fí
físi
sica
ca fi
filo
losó
sóffic
icaa o fi
filo
loso
soffía de la natatur
ural
aleeza,
za, según se puede ver en Ar Aris
istó
tó
teles, trata de Dios como como primer motor (moto inmóvil, en tanto que no movido, ni movible,
por ningún otro ente). Pero Dios no consiste en ser ese pr imer motor, no por no serlo real
mente, sino por no ser eso lo que Él es en su propia y absoluta intimidad ; A. Millán
Puelles, Léxico filosó fico p. 550.
filosófico
11 Que le p e s a b a m ucho ucho el punt
unto de vist ista aristotélico resulta evidente. En su Ordinatio se
pr
pregegun
untata:: Utru
Utrurn rn Deus sit natu
natura
rali
lite
terr cogn
cognososci
cibi
bili
liss ab in
inte
tell
llec
ectu
tu viat
viatororis
is , a lo cual re
resp
spon
onde de
en el contra sin entrar a las objeciones: VI Metaphysicce: 'M 'Metetap
aphy
hysi
sica
ca est th
theo
eolo
logi
giaa de
Deo et circ circaa divi
divina
na principaliter ; ergo etc. Et in actu eius, sc scil
iliice
cett in consi
onsidder
erat
atio
ione
ne actuali
su
subsbsta
tant
ntiaiaru
rumm sesepa
para
rata
taru
rum,
m, ponit feli
felici
cita
tate
temm huma
humana nam,
m, X Ethicorum ; Juan Duns Esc scototoo,
Ordinatio d. 3, pars prima, q. 1, n. 5 en Op Oper
eraa om
omni a Typ
nia Typisis Polygl
Polyglott
ottis
is Vatica
Vaticanis
nis,, Ci
Civi
vita
tass
Vatica
Vati cana
na,, vol. III, p. 3 (en adel
  5
adelanante
te se ci
cita
tará
rá por es
esta
ta edic
edició
iónn in
indi
dica
cand
ndoo volu
volume
menn y pági
página
na).
).
No sólo sigue a Ar Aris
istó
tóte
tele
les,
s, seña
señala
land
ndoo que la teteol
olog
ogía
ía natural es metetaf
afís
ísic
ica,
a, sino que tatamb
mbié
iénn
le sigue aquí  al
 a l me
menonoss di
dialé
aléct
ctic
icam
amenente
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afir
irma
mandndoo im
impl
plíc
ícit
itam
amen
ente
te que el Es
Esta
tagi
giri
rita
ta habí
habíaa
 

48 Josep
Josep Ign
Ignasi
asi Sar
Sarany
anyana
ana

Se trataba, pues, de definir tres tipos de ciencias: la teología natural, la


teolo
loggía sobrenatatuural y la ci
cieenci
ciaa beat
ataa, distin
tinguiéndolasas,, por abajo
ajo, de la
  físi
física
ca ar
ariist
sto
otéli
licca y, por arr
arriba, de la cien
iencia divi
divina
na .
a) En primer lugar la ciencia beata. Lo propio de la ciencia beata es la
praxis. En otros términos: la ciencia de lo divino   s u lumi
lumine
ne glor
gloric
ice-
e-
consiste en amar, porque la especulación de los bienaventurados es una
esp
especulaci
ación amativa. Es un conocimiento práctico, en la medida en que
yendo más allá del puro conocer, se extiende o alcanza a un acto de
voluntad . La ciencia beata se resuelve en el amor a Dios y es la causa
de la feli
felici
cida
dad
d del bi
bien
enav
aven
entu
tura
rado
do..
b) Participativamente, la teología sobrenatural es conocer y amar lo
divino su
sub
b lumi
lumine
ne fi ei
c) Finalmente, la teología natural. ¿Entre la ciencia beata y la teología
sobrenatatu
ural
al,, por una part
arte, y la fís
físic
icaa ar
aristotél
télica,
ca, por otra, hay algu
lguna
ciencia intermedia, que permita estudiar a Dios en cuanto ser? Conviene
establ
tableecer
cer las condiciones de posibilidad de una ciencia que hable racio
nalmente de Dios, al margen de la revelación sobrenatural. Escoto recha
zó, de entrada, como ya se ha dicho, la tesis aristotélica, según la cual el el
intelecto excava con su parte más alta en la especie de la criatura   l a cual
sólo representa a la cri
criat
atu
ur a- para conocer las cosas que son de Dios y las
que han sido dichas de Dios 13 Escoto consideró falsa mihi videtur

in
intu
tuid
ido
o que la má
máxi
xima
ma feli liccid
idaad hu
huma
mana
na co
cons
nsis
iste
te en el con
conocim
ocimieien
nto de las cosas más altas,
entre las cuales se enc
ncueuenntrtraa Dios: Con ontr
traa: Phil
Philo osop
sophus
hus poni
ponitt felic
eliciitate
tatem
m noststra
ram
m in actu
sapientise; sed sa
sapi
pien
enti
tiaa est circa causas al alti
tiss
ssim
imasas,, de quar
quarumum nume
numero ro est DeDeus
us en el lugalugarr
paral
aralel
elo
o al ant
nter
erio
iorm
rmeent
ntee citado, ah oraa en: Le
ahor Lect
ctur
ura a in libr
librum
um prim
primum
um Sent
Senten
enti
tiar
arum
um d. 3,
46
pars prima, qq. 1-2, n. 5, ed. Va Vati
tica
cana
na,, vol. XVI, p. 224 . ) . El rec
recono
onocim
cimienientod
todee la se
sent
nten
enci
ciaa
ar
aris
isto
toté
téli
lica
ca ten
tenía só
sóllo cará
caráct
cter
er di
dial
aléc
écti
tico
co,, pu
pues
esto
to que
que Esc
scot
oto
o no podí
podíaa acep
acepta
tarr que Ar
Aris
istó
tóte
tele
les,
s,
que no había co cono
noci
ciddo la re
reve
vela
laci
ción
ón sobrenatural
ral, tuviese no
nottici
icia del des
esti
tino
no eterno de los
bienaventurados in Patri
Patria
a
a Di
Disc
scre
repa
pa de esta af afir
irma
macición
ón que re
resu
sult
ltaa fu
fund
ndam
amen
entatall para el desa
desarr
rrol
ollo
lo y est
estruc
ructur
turaa del
del
presen
pre sente
te capí
capítutulo
lo)) D. Gon
Gonzálzález
ez Ginoc
Ginocchi
chio,
o, Ser
Ser e inf
nfin
iniito en Duns Escotto p. 40, n. 12. Leídas
Duns Esco
las críticas del DI. González Ginocchio, que agradezco mucho, estimo, no obstante, que
pued
uedo seg
segui
uirr ma
mantnten
enie
iend
ndo o mi pun
unto
to de vist
ista.
12 Cfr. J.   Illa
Illane
nes,
s, Estr
Estructura y función de la teología en Juan Duns Escoto ; y   Iam
uctura
marr
ma rron
one,
e, Gi
Giov
ovan
anni
ni Duns Scoto, me
meta
tafi
fisi
sico
co e teol
teolog
ogo.
o. Le tema
tematitich
chee fond
fondam
amen
enta
tali
li dell
dellaa sua
fil
filoso fia e teología , Misce
osofia Miscellanea
llanea France scana Ro
Francescana Romama,, 1999
1999,, passim
13 sic intellectus, qui sub specie cre reaatu
tura
raee   quae no repraesentat nisi c re
re at
at ur
ur aam
m - ex
acum
acumin
inee in
inttelle
llectu
tuss suffo
fod
dit ad cog
ogn
nos
osce
cend
ndu um ea quae sunt Dei et dicta de De
Deoo ; Juan Duns
Escoto, Le
Lect
ctur
uraa in libr
librum
um prim
primum
um Sent
Senten
enti
tiar
arum
um d. 3, pars prima, qq. 1-2, n. 13 ed Vatica-
 

III.
III. On
Onto-
to-teo
teolo
logía
gía en Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to 49

es se falsam ) esta vía aristotélica, defendida también por Enrique de


Gante. Su conclusión fue taxativa: Dios no puede ser conocido racional
mente por medio de algo accidental, es decir, por algún atributo que cir
cunde o arrope a la esencia divina quod circumstat essentiam divi
nam , sino en el concepto común unívoco de Sí y de la criatura Deus
conc
co ncip
ipiitur
tur in co
conc
ncep
eptu
tu co
com
mmu
muni
ni un
univ
ivoc
oco
o si
sibi
bi et cr
crea
eatu
tura
raee ) .
Buscando la fundamentación de la teología natural, entramos en las
más altas especulaci cio
ones meta-fí -física
cass. Esta nueva ciencia será la ontolo
gía, en el sentido específico acuñado por Duns Escoto. Su objeto será el
ser en su máxima amplitud: el ser en cuanto ser .  Según el pensador es
cocé
céss, es neces
esar
ariio descubri rirr o inventar una nuevevaa ciencia
cia que, co
con
n méto
éto
do propio y objeto propio, se ajuste a la inteligencia humana y pueda su
perar las aporías de los filósofos y de los teólogos. Esta nueva ciencia es
la metafísica u ontologta)? . Para Aquino, en cambio, la pr prim
imaa phil
philo-
o-
sophia o met etaf
afíísica arariistotél
éliica) es por sí misma teoeollogía natu
atural cuan
and
do
se ordena al conocimiento de Dios. No hay necesidad, por tanto, de una

na, vol. XVI, p. 228 8 . 11) . Como se verá se segu


guid
idam
ameente
nte, aquí subyace una crí crític
tica im
impo
port
rtan
ante
te a
la anal
analog
ogía
ía en
entitiss com
comoo fu
fund
ndam
amen
ento
to de la demo
demoststra
raci ón quia de la existencia de Dios y, por
ción
ello, un rechazo de las vías a pos poster
terior
iorii a partir de la exexpe
peri
rien
enci
ciaa sensible, que Kant deno
denomimi
nará vías
vías co
cosm
smol ológ
ógic
icas
as . Es inte
intere
resa
sant
ntee cons
consta
tata
tarr que no son comp
compleleta
tame
mentntee inte
interc
rcam
ambi
bia
a
bles a post
postererio
iori
ri y quia: cfr. C LlLlan
anoo Cifuen
Cifuentes
tes,,  L a dime
dimensnsió
iónn em
empí
píri
rica
ca de la argu
argumement
nta
a
ción meta
metafí
físi
sica
ca en To Tomá
máss de Aq
Aquiuino
no y Ar
Arisistó
tóte
tele
less , Tópicos 1999
1999 17),
17), pp.
pp. 153-
153-19198.
8.
14 Juan Duns Escoto, Le Lect
ctur
ura
a in libr
librum
um prim
primum.
um. Sent
Senten
enti
tiar
arum
um d. 3, pars prima, qq. 1-2, n.
18
20 ed. Vatic
atican
anaa, vol. XVI, p. 228 ) .
15 Juan Duns Escoto, Le Lect
ctur
ura
a in libr
librum
um prim
primum
um Sent
Senten
enti
tiar
arum
um d. 3, pars prima, qq. 1-2, n.
13
20 [título de los edi
edito
tore
ress] ed. Vati
Vatica
canana,, vol. XVI, p. 232 ) .
16 Cfr. É Gilson, l n Du Duns Scot Vita e Pensiero, Milano, 1966, pp. 11-84; E. Bettoni,
ns Scot
Duns
Du ns Scot
Scotoo filosofo
filosofo pp. 24-62; H. J. Sticker,  L a théologie n est pas une science huma humaininee ,
en Ch. Goé oémé
mé dir.), l n Du Duns ns Sc
Scot
ot ou la ré révvolut
olutio
ionn su
subt
btil
ilee FAC, Paris, 1982, pp. 31-36;
J. And
Andononegu
eguii Gu
Gurr rruc
ucha
haga
ga,, Teología como ciencia prác prácti tica
ca en Escoto. Acerca de la posi posici
ción
ón
medi
me diad
ador
oraa es
esccot
otiist
sta
a en la probproblelemá
mátitica
ca Filo
Filososofífía
a Te
Teololog
ogía
ía del
del sigl
siglo
o XII
XIII Pont
Pontifi
ificiu
ciumm At
At
henseum An Antotoni
nian
anum um,, Fa
Facu
cult
ltaas Philo
hiloso
soph
phia
ia,, Thes
Theses es ad laure
aureaam, 75, Roma, 1985 pars dis
se
sert
rtat
atio
ioni
nis)
s);; A. Ghis
Ghisalalbe
bertrti,
i, Medioevo teologico. Categorie della teologia razionale nel
Medioevo Laterza, Rom omaa-Bari, ri, 1990, pp. 129-145; J. A. Merino, Historia de la filo filoso
sofí
fía
a
franciscana BAC, Madrid, 1993, pp. 177-266; e   Miralbell, Du Dunns Escoto: la conc
concepepci
ción
ón
vol
volunta
untari
rist
sta
a de la su subj
bjet
etiv
ivid
idad
ad Servicio de Publica icaciones de la Univ niversida
dad
d de Navarra,
Cuad
Cu ader
erno
noss de AnAnua uari
rio
o Filo
ilosó
sóffico. Serie UnUniviveersi
rsitar
taria,
ia, 52, Pa
Pampmplolona
na,, 1998, pp. 75-9
75-92 2 La
críti
crítica
ca teo
teológ
lógico
ico-pr
-prácáctic
ticaa a la razó
razónn ).
17 1. A. Meri
Merino
no,, Hi
Hist
stor
oria
ia de lafilo
lafilosof
sofía
ía me
medi
dieval BAC, Madrid, 2001, p. 262.
eval
 

50 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

nuevaa ciencia, como había pr


nuev pret
eten
endido Duns . En éste, en cambio [la me
dido
tafísica se ha transformado en pura ontología (La discusión sobre sí la
ontolo
ología
gía de Escoto se identifica total o parcialment
mentee con la metafísica, o
bien si la ontología por su parte y la teología natural por la suya se

cqo
ume speoratcalnaroarnáoacloomlaorglaos ddeon
s upeasrttro
es tdraebl asjaob).er metafísico, es una cuestión

Ontología es ad verbum la e ns eñanza sobre el ente, pero no en el


sentido en que lo entendieron Aristóteles o Aquino. En Tomás, desde la
filosofía primera aristotélica se puede lle gar   p o r la causalidad tras
cend
ce nden
enta
tal-
l- al conocimiento de la existencia de Dios y, de algún modo, al
c onocimiento de su esencia, como prime r motor inmóvil, primera c a us a
inca
incaususad
ada,
a, ser nec
necesa
esari
rio
o por sí, ser perf
perfec
ecttís
ísiimo y supr
suprememoo ord
ordenado
nador.
r. En
Escoto, la ontología es otra cosa, puesto que rechaza que sea un posible
demostrar la existencia de Dios y conocerlo como c ausa trascendental a
partir de sus efectos en el mundo físico. En cambio, Duns piensa a pr prio
iori
ri
que el ente se puede dividir en en enss infi
infini
nitu
tum
m y en enss finitu
finitum
m eensns increa
increatum
tum
y ens creat
reatum
um y procederá a partir de este apriorismo a fundamenta r la
prueba de su e xis te nc ia . De este modo, el en enss inc
increreatu
atumm es decir, Dios
bajo la perspectiva de la ontología, será objeto de una parte específica de
estta disc
es discip
ipli
lina
na,, qu
quee podr
podría
ía de
deno
nomimina
nars
rsee propi
propiam amenentete teol
teologí
ogíaa natu
natura
ral.
l.
El bino
binomimio
o en
enss infi
infini
nitu
tumm / en finitum es asunto muy complejo, que ha
enss finitum
prov
provoc
ocad
adoo impo
importrtan
ante
tess dis
iscu
cussion
oneses entre los medi
mediev
eval
alis
isttas
as.. Si empmpieiezo
zo
con una distinción de este tipo   h a dicho Zi Zimm
mmer
erma
mann
nn-- hago algo que
no puedo fund
fundamamenenta
tarr fil
filos
osóf
ófic
icam
ameenrnrc'
c'ff . No puedo just
justif
ific
icar
ar,, en efecto,
que el en
enss infi
infini
nitu
tumm o increatum sea algo real, objeto de la ontología. Si
lo sé, lo c onoz co por la fe.
Ade má s, se plantea otro problema. Una c ienc ia sólo cumple su come
tido si logra expl xplica
icar su obj bjeeto etiológicamente. Sin embargo, la afirma
ción del enenss infi
infini
nitu
tum
m o, en otros términos, del ser absoluto o irrestricto
(no restringido) parece implicar un círculo vicioso, cuando se pretende
dem
de most
ostra
rarr su existencia, puesto que toda ciencia no sólo debe describ ribir su
objeto, sino de demomost
stra
rarl
rlee . Marti
artin
n He
Heid
ideg
egge
gerr   q u e realizó su tesis de ha
bili
bilita
taci
ción
ón sob obre
re   scoto ha provocado también las perplejidades de los

18 Cfr. É Gilson, L étre


étre et l eess
ssence J. Vri
ence rin,
n, Pa
Pari
riss, 2196
21962,
2, pp.
pp. 89-9
9-90.
19   A. Meri
Merino
no,, Hi
Hist
stor
oria
ia de la filo
filosof
sofía
ía fra
francis
nciscana pp.
cana pp. 188-
188-18
189.
9.
20 E. Re
Rein
inha
hard
rdt,
t, Co
Conve
nversa
rsació
ción
n en Coloni
Coloniaa con Albert
Albert Zim
Zimmer
merman
mann
n .
21 Se
Segui
guimo
mos:
s: A. Millán
Millán-Pu
-Puell
elles,
es, Léxic
Léxico
o filosófico pp.
filosófico pp. 554
554-55
-555.
5.
 

III.
III. On
Onto-
to-teo
teolo
logía
gía en Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to 51

escotistas, al afirmar que el absoluto no puede ser demostrado como


tringidos o finitos . Para Heide
causa de los entes restri eidegg
gger
er,, la preg
pregun
unta
ta por
el ser en cuanto ser es la pregunta por el fundamento y el fundamento es
tá ahí, se desvela, pero no se demuestra.

No obst
obstan
antte las ant
anteri
eriores críticas, si cont
contem
emplplam
amo os las cosas con ma
yor atención, podremos advertir que en Escoto no hay petición de prin
cipio, cuan
cuanddo explora el ente infinito y demuestra su existencia. Escoto,
en efecto, al demostrar la existencia del en enss infi
infini
nitum como posible y
tum
existente de hecho, no pregunta por el ser causa sui sino por la causa de
ausa sui
que la entidad, que es común tanto al ser absoluto como al ser restrin
gido, pueda existir como efecto en el ente restringido. Basta, simple
mente, con que advierta que no es preciso que la entidad sea restringida
[pueda ser no-restringida], o con que advierta la contradicción que
implicaría el decir que la entidad fuese entidad precisamente en virtud de
alguna carencia o falta de ella ? . La confusión de Heidegger, con rela
ción a Escoto, deriva de la metodología que aplicó al análisis categorial
escotista. El filósofo teutón se apro aproxi
ximó
mó a un Escoto de desc
scoontex
ntextu
tual
aliz
izad
ado.
o.
No pret
preten
endi
dió
ó desc
descub
ubririrr al Esco
Escoto
to-d
-de-
e-la
la-h
-his
isto
tori
ria,
a, sino pensar sobre los tex
tos de un opúsculo (entonces atribuido a Escoto y ciertamente expresivo
de su pens
ensamie
amientnto)
o),, busc
buscan ando
do la mod
moderni
ernida
dad
d esco
esconndida en su pensa
ensami
mien
en
to.
En cualquier caso, y con independencia de Heidegger, es obvio que la
onto
on tolo
logí
gíaa esco
escoti
tist
staa abrió nuevas pers
perspe
pect
ctiv
ivas
as a la meta
metafí
físi
sica
ca aris
aristo
toté
téli
lica
ca,,
al tiempo que la renovaba de tal forma, que prácticamente se puede decir
que la refundó.
Quizáá aquí, en sus opci
Quiz cio
ones, puedan detect
ectars
arse los primero
eros síntomas
de la quiebra de la ciencia teológica, que posteriormente aparecerán con

22 Mart
Ma rtin
in He
Heid ideg
egge
gerr se doctoró en Fi Filo
loso
sofí
fíaa durante el verano de 1913, con una tesis titula
da:   a teorí ríaa del juic
juicio
io en el psicologismo . De inmed mediat
iato comenzó a preparar su tesis de
habi
habili
lita
taci
ción
ón,, para alca
alcanz
nzar
ar la libr
libree docen
docenciciaa [Privatdozent] con el sigu siguie
ient
ntee tema:   a teoría
de las cate
catego
gorírías
as y de la sig
igninifi
ficcació
aciónn en Duns Esco Escototo . Apro
Aprobóbó su tesis de habihabili
littació
ación,
n, diri
gida sólo nomi
nomina nalm
lmen
ente
te por Hein
Heinri rich
ch Ricke
ickertrt,, en ju
juli
lio
o de 1915. En esos años, He Heid ideg
egge
gerr to
daví
davíaa era católico. Su desp desped edid
idaa del sist
sistem
emaa cató
católi
lico
co tend
tendrí
ríaa luga
lugarr a finales de 1918, aun
que su d efec ció n ya se había insinuado en el capítulo que incorporó a su tesis de habilita
ción, cuan do la entregó a imprenta, redactado en 1916. Cfr. R. Safransky, Un maestro de
Alem
Aleman ia Martin Heidegger y su tiempo trad. de R. Gabás, Tu
ania Tusq
squeuets
ts,, Ba
Barc
rcel
elonona,
a, 1997
1997,,
caps. III y IV (mag
(magnínífi
fico
cos)
s)..
23   Millán-Puelles, Léxic
Léxico
o filosófic
filosófico
o p. 555.
 

52 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Sarany
nyan
anaa

claridad en Guillermo de Ockham. El estilo y el método de análisis esco


tista revelan una nueva manera de filosofar. Como se sabe, e i n d i c a la
edición crítica de la Comisión Escotista, su principal interlocutor fue
Enrique de Gante. No obstante, como bien ha puesto de relieve Gilson, el

verdadero destinatario de las críticas del Doctor Sutil era, en última ins
tancia, Tomás de A q ui uin
n o . De todas formas, no olvidemos que las ideas
filosóficas, una vez puestas en circulación, siguen los caminos más ines
perados, como el agua que se filtra en el subsuelo, que puede lle ga r a lu
gares inim
inimaagina
ginado
doss. Escoto releí
eleído
do desde la mode
modernrnid
idad
ad puede entnten
ende
der
r
se como lo interpretó Heidegger, aun cua ndo el genuino Escoto hubiese
que
uerrido decir otra cosa ...
... Como ya hemos señalado, Heide eidegg
gger
er pretendió
desc ubrir en Escoto al filósofo medieval de la crítica de la razón . Quiso
 fl
flui
uidi
difi
fica
carl
rlo
o y en
enccontr
ontró
ó ciertas sutil
utileezas
zas que anti
nticipa
cipaba
ban,
n, en algún sen
tido, la analítica trascendental de Immanuel Kant y también el procedi
mien
mi ento
to fe
feno
nome
meno
noló
lógi
gico
co de Ed
Edmu
mund
nd Husse
Husserlrl .

3. El obje
objetto prime
primero
ro del intelecto

La primera tesis sentada por Duns afirma, c o mo ya se ha dicho, la es


tric
tricta
ta sep
epaara
racció
iónn entre fí
físi
sica
ca , on
onttolog
ologíía, teo
eolo
logí
gíaa sobre
brena
natu
tura
rall y cien
cienci
ciaa
beata, y traza los límites de la razón humana. En esta cuestión existe una
contr
ntroveverrsia entre los filósofos y los teólogos. Los filósofos sostiene nen
n la
per
erffec
eccción de la naturaleza y ni nieegan la pe
perf
rfeecció
ción de lo sobrenatural; los
te
teól
ólogogos
os en cacamb
mbiio, conoc
onoceen las limit
imitac
acio
ione
ness de la nat
natural
uralez
ezaa y la necesi-
dad de la gra raccia y la perfec
fección de lo sobrenatural ? ,  

Desde el primer momento queda clara la distinta c once pc ión que Es
coto y Aquin o tenían del oficio de filósofo y de teólogo. Para Tomás , el
filó
filóso
sofo
fo y el teó
eólo
logo
go estu
tudi
dian
an la real
realid
idad
ad desde pers
perspe
pect
ctiv
ivas
as diversas, que

24 Cfr. É Gilson, l n Duns


Duns Seot
Seot p. 10.
25 Cfr. R Safranski, Un ma
maes
estr
tro
o de Al
Alem
eman
ania
ia Ma
Mart
rtin
in Heide
Heidegge
ggerr y su ti
tiem
empo
po p. 89.
26 Edmu
Edmun
nd Husserl fue Profe
ofeso
sorr Ordi
din
nario de Marbur
burgo desde 1901 a 1915 y en Fr
Frib
ibur
urgo
go

de Brisgovia, desde 1916 hasta su jubi


jubila
laci
ción
ón en 1928, año en que fue sustituido por Martin
tin
Heidegger.
27 Juan Duns Escoto, Ordinatio pro
rolo
logu
gus, uaesttio unica, n. 5 (ed.
s, pars prima, quaes (ed. Va
Vati
tica
cana
na,,
vol. 1, p. 4 , 1177 ) .
14
vol. 1, p. 4 ,1
17
7) .

II
III.
I. Onto
Onto-t
-teo
eolo
logí
gíaa en Juan
Juan Duns
Duns Esco
Escoto
to 53

no son ne
nece
cessar
aria
iame
ment
ntee opuestas, sino comple
mplem
ment
ntaari
riaas. Para Escoto, en
cambio, el filósofo, al pensar sobre la naturaleza considerada en sí mis
ma, se encierra en la perspectiva naturalista y excluye de su horizonte el
mome
omento
nto de la libertad (y de la gracia).

A este problema inicial, se suma una nueva dificultad como conse


cuencia de la doctrina aristotélica, que ya he apuntado, según la cual el
objeto primero de nuestro entendimient ntoo es o parece ser la quididad sen
sible, sensible en sí o en algún inferior suyo: tal quididad es abstraíble de
las cosas sensibles ? . En efecto, si tomásemos al pie de la letra la tesis
peripatética, si el objeto primero del intelecto fuese sólo la quididad sen
sible (la quid
quiddi
dita
tass rei ma
mate
teri
rial
alis
is ), qu
qued
edararía
íann fuera de
dell ho
hori
rizo
zont
ntee co
cogn
gnosos
citivo del hohom
mbr
bree las realidades puramente espirituales (el alma, los án
geles y Dios en sí mismo). La alegoría del hombre volante de Avicena,
que ilus
ilustr
traa cómo el inte
ntele
lect
ctoo puede cocono
nocecerr di
dire
rect
ctaame
ment
ntee la ex
exis
iste
tenc
nciia de
sí mismo, sin mediación de las cosas sensibles, fue rechazada expresa
mente por Escoto, como algo que no era una conclusión estrictamente fi
los
losófic
ófica,
a, sino sólo un escolio de las cre ncias religiosas de Ibn Siná 29 .
reeenci
¿Cuál es, por tanto, el objeto propio del intelecto humano? La dificul
tad se resuelve distinguiendo entre los dos estados del hombre, consi
derados desde la pers
perspe
pect
ctiiva sobre
brenatural. La qu
quid
iddi
dita
tass rei sens
sensib
ibilis es
ilis
el objeto primero y exclusivo del intelecto pro statu isto es decir, en la
actual situación caída (y elevada) del hombre, en sus condiciones con
cretas en las cuales es dado observarlo. En cambio, ex nat atur
uraa po
pote
tent icee o
ntic
sea, según la na
natu
tura
rale
leza
za propia, el inte
intele
lect
cto
o puede alzarse al co
cono
noci
cimi
mienento
to
de Dios mismo y de los seres espirituales, pero no porque Dios sea el pri-
mum cocogn
gnit um de
itum dell in
inte
tele
lect
cto
o hu
huma
mano
no  pues en tal caso Dios sería la causa
de la inteligibilidad de todo, como implícitamente se afirma en todo on
tolo
tologi
gism
smo-
o-,, sino porque el objeto propio del in
inttele
electo ex natu
natura
ra pote
potent
ntic
icee
es el ente en cuanto ente, el ser en su totalidad: todo puede ser conocido
por el intelecto con tal de que sea ente.
Rechazadas, en la situación actual del intelecto, la universalidad de la
abstracción   q u e se reduce a sólo la abstracción de las esencias sensi
  les y la doctrina de la ilum
umiinación agustiniana, ¿será posible todaví
davíaa la
metafísica, es decir, esa ciencia inte
nterme
rmedi
diaa que postulaba Escoto? Aun-

28 Juan
Juan Duns
Duns EsEsco
coto
to,, Ordinatio n. 33 (ed. Vaticana, vol. I, p. 204 -8 ) .
29 Sobre las pr
priimera
merass nociones avi
vice
cen
nia
iana
nass y la al
aleg
ego
oría
ría del ho
homb
mbre re volante, cfr. J. 1. Sa
ranyana,   afiioso
fiiosofia
fia mediev al pp. 207-
medieval 207-208
208..
 

54 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

que en su actual estado [in sta tu ísto] el intelecto tiene vedado el acceso a
statu
lo
loss sere
seress natu
natura
ralm
lmenente
te espi
espiri
ritu
tuales y sólo goza de una capacidad de abs
ales
tracción circunsnsccrita a la qu
quid
iddi
dita
tass re
reíí sens
sensib
ibilis ¿será posi
ilis osible una meta
ffsic
sica? . Y, también, ¿cuál será el objeto de esa metafísica u ontología?

La respuesta de Escoto fue categórica: sólo en el concepto de ente se


puede concebir distintamente un concepto inferior [en la escala de los gé
neros y espe
species]? . En otros términos: ningún concepto se puede con
cebir distintamente sino en la concepción del ente. O también: todo con
cepto más determinado está incluido, en última instancia, en la noción de
ente
ente sin
sin dete
determ
rmin
inac
ació
ión
n algu
alguna
na..
En definitiva: el ente en cuanto ente es el objeto propio del entendi
miento, y de su división surgirá el objeto propio de la física , de la me
ta-física y -d
-den
entr
troo de ésta de la teología natural, porque también Dios es
ente o no es nada..
a.... ; bien entendido, además, que el ente no es concebido
al margen de los objetos que se conocen, sino que es naturalmente cono
cido en cada uno de los objetos que se conocen . Por consiguiente, la
metafísica puede ocuparse, con todo derecho, de los seres puramente es
pirituales, incluso de Dios. Cabe, pues, un discurso racional sobre Dios,
distinto y más elevado que el discurso racional sobre Dios elaborado por
la filosofía primera aristotélica. (Con todo, la sospecha de que la físic
ísicaa
de Aristóteles es no insuficiente, sino inadecuada para el conocimiento
de Dios, presupone, de alguna forma, cierta iluminación del intelecto

30 É. Gilson  La filosofía en la Edad Media p. 551) no cons


consid
ider
eraa anac
anacró
rón
nico
ico atri
atribu
buir
ir a Es

con
ottolo
ontoo logí
un in
inci
a.cipi
gía. Npien
o ente
esteex
an
anál
ális
extr isis
trañ is pdoer laco
año,
o, s nsig
co
cond
cons ndic
icio
igui ione
uien
entenes
, squdee posi
te, po sibi
algu bili
alguno lida
sdad
nos audtore
autodres
e slahaya
me
meta
ha tafí
yannfísi
sica
ca,
seña
se ,lado
ñalaente
en
dotend
ndid
ida
sorp
so a nden
rpre com
rend o
en
tes seme
semejajanz
nzas
as entre los pla lant
nteeami
amien
ento
toss crí
ríttic
ico
os es
esccotis
otista
ta y kantiano. Cfr. sobre este tema:
M. BaBaum
umgagart
rtne
ner,
r, en Fr
Frie
iedr
dricich
h Uebe
Ueberw eg,, Gr
rweg Grunundrdris
isss der
der Ge
Gesc
schi
hich
chte
te der
der Ph
Phililos
osop
ophi
hiee vol. Il,
Il,
Mitt
Mittle
ler,
r, Be
Berl
rlin
in,, 191
915
5, p. 577
77..
31   Nu
Null
llus
us co
conc
ncep
eptu
tuss in
infe
feri
rior
or di
dist
stin
inct
ctiv
ivee co
conc
ncip
ipit
itur
ur nisi conc
concep
epto
to ente , Juan Duns Es
Esco
coto
to,,
18 19
Ordinatio 1, d . 3, pars 1, qq. 1-2, n. 80 (ed. Vaticana, vol. III, p. 54  .

32  Toda potencia que tiene como pri memer objeto algo co m


mú ún pu ed
ede naturalmente l lleegar a
todo lo que en él se contiene como objeto natural per se. [..
[.... ]. Pero el prim
primer
er objeto natu
naturarall
de nu
nues
estr
tro
o ente
entend
ndim
imie
ient
nto
o es el ente en cu
cuan
anto
to ente; luego nues
nuestr tro
o ente
entend
ndim
imie
ient
nto
o pued
puedee natu
ralmen
ralm ente
te actu
actuar
arse
se en pr
pres
esen
enci
ciaa de todo ente y, por lo mi
mism
smo,
o, en pres
presen
enci
ciaa de cual
cualqu
quie
ierr inteli
gible no ente, pues la negación se conoce por la afirmación. Se p ru e ba por la autoridad de

Avicena: El ente y la cosa se im pri m mee n pr iim


mer am
amente en el alma y no pueden manifestarse
por otros ob j e to s . Porque si algo distinto del ente o la cosa fuese pr im er objeto, el ente y la
cosa podrían ser declarados en virtud del m is mo objeto primero; pero esto es i mposible
1 15
Ordinatio pr
prololoogu s, pars prima, q. un., n. 1 ed. Vati
gus, ticana,, vol. 1, pp. 1   _   .
cana
 

III.
III. On
Onto-
to-teo
teolog
logía
ía en Ju
Juan
an Duns
Duns Esco
Escoto
to 55

viador por medio de la fe, que amplía su perspectiva u horizonte mental).


Concluirnos, pues, de nuestro análisis, que Escoto transformó la metafí
sica en una ontología, y que la teología natural se convirtió en una parte
de la onto
ontolo
logí
gía.
a.

4. Noción de ente co
común y la cues
mún cuesti
tión
ón del ser infi
infin
nito
ito

Corno ya se ha dicho, el ente comunísimo admite -seg


-según
ún Es
Esco
coto
to-- al
gunas especificaciones. Partiendo de Avicena, Duns elaboró premiosa
mente su noción de ente
ente .
Ibn Siná había afirmado -comentan do las ideas metafísicas de
Aris
Ar istó
tóte
tele
les-
s- que el ser  ens] la cosa  res] y ser
ser neces
ecesaario
rio  necesse] se im
primían inmediatamente en el alma con la primera impresión sin nece
sidad de otras nociones previas. Tomás de Aquino, que conocía el texto
aviceniano, había partido de él, pero matizándolo cuidadosamente : no
dividió el ser en posible y necesario, corno Avicena, sino en modo ge
neral de ser las propiedades trascendentales del ser) y modo especial de
ser los diez predicamentos o categorías). Enrique de Gante, que había
arrancado también del texto aviceniano, había dividido el ser en el ser
increado y el ser creado. Duns Escoto estableció una nueva división:
entre el ser infinito y ser finito, corno si se tratase de un género supremo
contra
traíd
ído
o por dife
difere
rennci
ciaas esp
específ
ecífic
icaas a géner
neros sub
subalt
alter
ern
nos;
os; una divis
ivisió
ión
n
no demostrable, que deriva de su personal concepción de Dios, corno el
ser mayor que el cual nada puede conc
conceb
ebir
irse
se .

33 Cfr. É Gilson, Avicenne et le point de départ de Duns Scot , Ar Arcchive


hivess d hist
histoi
oire
re doc-
doc-
trin
trinal
alee et li
litt
ttér
érai
aire
re du Mo
Moyeyenn Ág
Ágee 1927 2), pp. 89-149.
34 Cfr. Tomá
Tomáss de Aqui no,, De veri
Aquino verita
tate
te q. 1, a. 1, c.
35 Duns Escoto es estu
tudi
dió
ó at
atenenta
tame ntee la noción de infinitud del ser primero en Tr
ment Trac
acta
tatu
tuss de
pr
prim
imoo princ
principio
ipio cap. 4 cfr. la vevers
rsió
iónn fr
fran
ance
cesa
sa di
diri
rigi
gida
da por Ruedi Imbach, publ
public adaa en Ca-
icad
hiers de la Revue de théologie et de ph phiilosop
ophhie Droz, Geneve, n 10 10). Es infinito porque
en
enti
tien
ende
de todos los in
inttel
elig
igib
iblles
es,, que son inf
nfin
iniito
toss en nú
núme
meroro;; y porq
orque es causa prim
primeera que
co
coop
oper
eraa con todas las causas segundas sin pe perf
rfec
ecci
cion
onar
arse
se infin
nfiniito más otras ca
caus
usas
as,, es infi
nito). La noción es esco
coti
tist
staa de infi
infini
nitto se ap
aprrox
oxim
ima,
a, pues, a la noción del infin
nfiniito ma
mate
temá
máti
ticco.
A ce
ce r c a de la dificultad de co nce bi r el infinito se ha escrito mucho. Es e vidente que la con
ce
cepc
pció
iónn impl
implic
icaa la co
comp
mpre rehe
hens
nsió
ión.
n. Por
Por co
consnsig
igui
uien
ente
te,, co
conc
ncebir   l infi
ebir infini
nito
to supo
suponene abar
abarca
carl
rlo,
o,
de a l g un a forma. Esto i mp li ca ría el a ban do no del principio euclideano: o m n e t o t u m est

56 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Sa
Sara
rany
nyan
anaa

Santo Tomás consideró que Dios puede ser estudiado por la filosofía,
porque Dios es  au n cuando sea un ser espe specia
cial - la Substancia en sí y por
sí; y para salvar la infinita distancia entre Dios y las criaturas, acudió a la
anal
an alog del esse, que es una conse
ogíía del nsecuen
uencia de la teología afirmativo-ne
gativa dionisiana. Enrique de Gante, en cambio, al distinguir dos modos
fundamentales de ser, el de Dios y el de la criatura, comenzó a recortar el
objeto material propio de la filosofía y a duras penas pudo evitar la uni
vocidad del ser. Duns Escoto, finalmente, cayó a propio intento en la uni
vocidad del ser, pero entendida a su manera, como comprobaremos se
guidamente .
Sobre la noción escotista de ente puede afirmarse muy poco. Se trata
de una noción comunísima, absolutamente indeterminada y unívoca a
todos los entes; el denominador común más general posible de todo
cuanto es. Para llegar a esa noción es preciso seguir un proceso abstrae

tivo, que va más allá que la abstracción aristotélica. Consiste en negar to
das las diferencias formales que diversifican los seres, hasta obtener la
pura ra
rattio en
enti
tiss qu
quid
iddi
dita
tati
tiva
va , He aquí uno de los textos más significa
tivos:
 No pudiendo haber nada más común que el ente, y no pudiendo, a su
vez, ser el ente-común-unívoco predicado de la quididad de todos los
inteligibles, ya que no es predicable de las diferencias últimas ni de
sus pasiones, se sigue que la nada es el primer objeto de nuestro en
tendimiento, pues es por sí misma común a la quididad de todo inteli
gible; no obsta
stante, digo que el primer objeto de nuest
uestrro ent
entendi
endimi
mieento
nto
es el ente, ya que en él concurren estas dos primacías: la comunidad y
la virtualidad. Todo inteligible, o incluye esencialmente la razón de

maius sua parte , por: el todo es ma yor que la parte o igual que la parte . El abandono del
pr
prin
inci
cipi
pio
o eu
eucl
clid
idea
eano
no ya fue ap
apun
unta
tado
do por Gali
Galile
leo
o Galilei, que observó que un coconj
njun
unto
to infi
nito puede tener el mismo cardinal que una de sus partes.
36 Cfr. Juan Duns Escoto, Ordinatio, I, d. 3, pars 1 qq. 1-2, n. 27 (ed. Vaticana, vol. III, p.
18 10
 1 1Sobre la cu
1)) . cues
esti
tió
ón del objeto de la met
etaf
afís
ísic
ica,
a, véase: G. de Lag rde, La na
Lagarde nais
issa
sannce de
l eesp
spri
ritt laique au déclin du Moyen Áge, vol. II. Sect
Secteu
eurr so
soci
ciaal de la sco
collas
asttiq
iquue, Nauwela
YII; A. Zimmerrnann, On
erts, Louvain, 1958, cap. IX, I YII; Ontotolo
logi
giee od
oder
er Meta
Metaphphysysik
ik,, pp. 325
 L a
326 (con bi
bibl
blio
iogr
graf
afía
ía);
); y L Elders, na
natu
tura
rale
leza
za de la Me
Meta
tafífísi
sica
ca según San Al
Albe
bert
rto
o Mag
Tomáss de Aquino , Scri
no y Santo Tomá Scripta
pta theologica
theologica,, 19
1980
80 (1
(12)
2),, pp
pp.. 54
547-
7-56
561.
1.
37 Cfr. G. Fraile / T. Urdánoz, Hi
Hist
stor
oria
ia de la Fi
Filo
loso
sofí
fía,
a, BAC, Madrid, 1975; lIl2°, pp. 508
511.

III.
III. ant
anta-t
a-teol
eología
ogía en Jnan
Jnan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to 57

ente, o está contenido virtualmente en lo que incluye ese


senncialmente la
razón de ente
ente?? .
El tema quizá se aclare apelando nuevamente a AviAvicena . Animal en
tanto que animal es siempre lo mismo, tanto si se considera un animal
concreto, como si se concibe un animal en la mente. Animal no es, por
consiguiente, ni singular, ni universal, ni sen
sensible, ni entendido. Animal
es simplemente animal, y nada más. Según Escoto: ipsa equinitas non
est aliquid nisi equinitas tantum la caballeidad no es otra cosa que sólo
la caballeidad). Así también el ente no es más que el ente. Por ello, el
ente-común-unívoco parece la nada, el más vacío de los conceptos; pero
el ente común no es todavía la nada, pues es aquello último y común que
se incluye esencialmente, o al menos virtualmente, en cualquier inteli
gible.
Por consiguiente, existe una ciencia de los entes creados, que es la fi
losofía o física; otra que estudia el ente en su acepción generalísima, que
es la metafísica u ontología que incluye, por lo mismo, el estudio del
ente supremo o ser infinito); otra que trata de Dios como ente supremo,
pero bajo la razón de revelado, que es la teología sobrenatural o theolo-
gi
gia
a nos tra ; y hay, finalmente, una ciencia superior, que es la ciencia de
nostra
los bienaventurados la ciencia beata), que tiene por objeto a Dios en
cuanto Dios, considerando a Dios, de algún modo, como más allá del ser.
La teología natural se solapa algún sent
sentido
  ido-- con la metafísica, enten
n

dida como onto


ontolo
loggía , hasta el punto de casi identificarse con ella.
Este
ste planteamiento, como ya se dijo, empobrece muchísimo el ámbito
ecsiepnecciualaqtuiveoepstruodpiiao edleelnas cinfi
iennitu
citum
infini
amteosleóugiinc
ca reat
naatum
incre
tuum
ral, uqnuesesre qreudeuscee saitúsear elna
otro orden, distinto del orden de los seres creados o finitos; indiscutible
mente infinito y, por ello mismo, quizá también vacío. Además, la teo
logía natural se ha transformado en una parte, sin más, de la ontología. El

4
38 Juan Duns Esco
Juan scoto,
to, Ordinatio 1, d. 3, q. 3, n. 137 eedd. Vaticana, vol. III, pp. 85 ) . Que
 _8

el ente es común a todo lo que es, parece indudable. Por lo tanto, se puede decir de los indi
vid
iduuos, de las
las espe
especi
cies
es   de los géneros. Pero hay además ciertas deno enominac
inacio
ionnes del ente,
que sin ser ellas mis
ismmas ente, lo cualifican, de modo que todo lo-que-es implica alg alguna de
ta
tale
less den
denom
omina
inacio
ciones
nes inc
incluy
luyen
en virtualmente la razazóón del ente). Esas deno
denomi
mina
naci
cion
ones
es son las
di
dife
fere
renc
ncia
iass últim
ltimas
as acto
acto   potencia, por ejem empplo) y las pasiones propias del ente los tras
ce
cend
nden
enta
tale
les)
s).. Cfr. so
sobbre la ex
exég
éges
esis
is de est
stee texto esco
cottista: É. Gilso
lson, l n Du
Duns
ns Scot p. 95.
Scot
39 Cfr.
fr. É. Gilso
ilsonn, l n Duns
Duns Scot
Scot pp
pp.. 84
84-8
-86.
6.

58 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

gap o hiato entre filosofía y teol


olo
ogía sobrenatural se salva por medio de
la ontología. Pero el miedo a confundir las dos disciplinas ha abocado en
la completa solución de continuidad entre ambas. La dicotomía entre el
 D io s de los filósofos y el Dios de la fe estaba servida tres siglos
antes de que BIas Pascal la form formul
ular
araa inge
ingeni
nios
osam
amenente
te..
La diviivisión
ión del ente cocomu
munínísi
simo
mo en finito e infnfin
init
ito
o es aprior
riorís
ísttica, pe
ro no es absurda. Escoto la estima evidente, sin necesidad, por tanto, de
just
justif
ifiica
caci
ción
ón ul
ulte
teri
rior
or . Se deduce de la inm
nmeedidiaata consi
nsideración de la no
ción o concepto de ente. El objeto de la metafísica   d i e es un concepto
en sí mismo simple e indivisible. Es comunísimo con respecto a las cate
gorías del ente, porque abarca todas las categorías. Esa máxima comu
nidad trasciende, incluso, las mismas categorías. Es también c omún en
re
rellac
aciión a la fi
fin itud y la infinitud, a lo creado y lo increado, a Dios y a la
nitud
cria
cr iatu
turara . El ente es como un super per-gén
géneroro..

La analogí
ogía del ente, clave de la bóbóve
ved
da de la construcción intelectual
aquiniana, se ha venido abajo. Con todo, el déficit especulativo no se ad
vertirá hasta Ockham, en la siguiente generación, que habría de limitar
más toda
todaví
víaa toda espe
especu
cula
laci
ción
ón es
estr
tric
icta
tame ntee racional sobre Dios y habría
ment
de considerar imposible la mis ma teología sobrenatural, es decir, una
ciencia teológica sobre el Dios revelado. El espacio propio del hábito
subj
ubjet
etiv
ivo
o de la teol
olo
ogía sob
obre
rena
natu
tura
rall está oc
ocupupad
ado,
o, según Ockham, por la
fe. La teología sobrenatural es sólo el puro arte de pe nsar o un conjunto
42
de saberes que preparan el acto de fe •

5. Sobr
Sobree la univocidad del ente comú
común
n

¿Qué fundamento tiene el ente c omú n en la realidad extra mental? Si


tal noción fuera puramente lógica, Escoto habría abierto la puerta al

40 Cfr.
Cfr. A. Zim
Zimme
merma
rmann
nn,, On
Ontol
tologi
ogiee ode
oderr Me
Metap
taphysik?,, p. 325.
hysik?
41  Enss prius di
 En divi
vidi
ditu
turr in in
inffin
iniitum
tum et finitum quam in decem genera
ra,, quia aIterum isto
istoru
rum,
m,

scil
ilic
iceet finitum, est co
com
mmun
mune ad decem genera 8; 2Ju6a1n Duns Escoto, Ordinatio, d. 8, pars
prima, q. 3, n. 113  e o Va
Vati
tica
can
na, vol. IV, pp. 205  .
42 Cfr. J.   Saranyana, Grandes maestros de la teología. vol. 1, De Ale
leja
jand
ndrí
ría
a a México
 siglos III al XVI , Aten
 sig Atenas
as,, Madr
Madrid
id,, 19
1994
94,, pp
pp.. 16
168-
8-17
175.
5.

Il
IlI.
I. On
Onto
to-t
-teo
eolo
logí
gíaa en Ju
Juan
an Du
Duns
ns Es
Esco
coto
to 59

conceptualismo ockhamista; si ese ente tuviera algún fundamento en la


reali
ealida
dad,
d, Esco
scoto es
esta
tarría en el lí
lími
mite
te de un pan-e
an-ent
nteí
eísm
smo
o su
suii ge
gene
neri
riss
Duns, que intuyó el riesgo de su planteamiento, se aplicó cuidadosa
mente a definir la noción de univocidad. Llamo unívoco a aquel concep
to que es uno de tal manera, que su unidad es suficiente para la contradic
ción, afirmando y negando lo mismo respecto de lo mismo; es suficiente
también para ser medio silogístico, de modo que los extremos por él uni
dos de tal manera lo sean por un medio único que se concluya, sin falacia
de equivocación, que se unen entre sí 44 AsAsíí por
por eje
jem
mplo
plo, cont
contin
inú
úa Esco
sco
to, todo entendimiento que tiene certeza sobre un concepto, y está dudo
so respecto de otros diversos, sabe que el concepto sobre el que está
cierto es distinto de los conceptos sobre los que duda. Ahora bien, el en
tendimiento del viador puede tener certeza de que Dios es ente, dudando
de que sea finito o infinito, creado o increado; luego el concepto aplicado

a Dios es otro que éste o aquél, y así de suyo no es ni uno ni otro; y se in
cluye en uno y otro. Es pues concepto ununív
ívcc
cco?
o? .
El texto que acabamos de transcribir aventura una salida al dilema en
que se en
enco
cont
ntrrab
abaa Esc
sco
oto,
to, en
entr
tree el pan
an-e
-ent
nteeísmo
ísmo inclu
ncluso
so posib
sible pante
anteís
ís
mo) y el agnosticismo. Está claro, siguiendo el ejemplo propuesto, que
debe distinguirse entre ente creado e increado. Dios, por tanto, no podrá
ser al mismo tiempo y bajo el mismo respecto el increado y el creado.
Sin embargo, tanto lo creado como lo increado son entes unívocamente.
¿Qué quiere decir esto? Que ante el intelecto se presenta el ser en toda su
amplitud, como un todo que puede ser explorado. El ente común funda la

objeti.vD
jeto ideadsedrecl ocrorencotcaim
esietantion,tearupnreqtuaecióén
l m
diesmlaounnoivosecidcaodnfiegsucroatisetna, onbo
estaríamos demasia siado lejos de un tema agustin stiniiano-aviceb cebronia ian nte que
había
abía su
surg
rgid
ido
o re
repepetitida
damemen nte en la filos iloso ofía del sisig
glo XIII:
III: serí
seríaa sem
semej ejan
antete
a la luz de Roberto Grosseteste, o similar a la materia universal semifor
mada de Alejandro de Hales y San Buenaventura. La intuición de que el
conocimiento exige algo que lo haga posible, sin que ello mismo sea cog
noscible, presente en tantos escritores escolásticos, había sido pensada

43 Cf
Cfr.
r. E. Be
Bett
tton
oni,
i, Du
Duns
ns Scoto filosofo p.
filosofo   I

44
Juan
uan Du
Duns
ns Esc
Escoto,
oto, Ordinatio I, d. 3, pars prima, qq. 1-2, n. 26  e o Vatica
icana, vol. III,
II, p.
185-9) .
17
45 Juan
Juan Du
Duns
ns Es
Esco
coto
to,, Ordinatio n. 27  e o Vati
Vatica
cana
na,, vol. III,
II, p. 18 - ) .

46 Cfr.   Bettoni, Du
Duns
ns Scoto filosofo p. 83.
filosofo

60 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

críticamente por vez primera en el sistema escotista, llevando todas las


hipótesis filosóficas anteriores al plano meta-físico. Así nació la on
tología .
Martin Heidegdegger escribió, quiquizá ext
extra
rapo
pollando
ando las tesis escotist
staas: El
ens, en cuanto ma maxi
xime
me scib ilee tomado en el sentido mencionado [por
scibil
Duns], no significa otra cosa que la condición de posibilidad del conoci
miento objetivo en genegenera
rall? . En todo caso, la ciencia del ens será la me
tafísic
sica, dist
distiinta de la fí
físi
sica
ca aristotélica o filosof
osofíía pri
primera, y diferentntee
también de la teología sobrenatural. La metafísica se convierte así en la
ciencia bisagra o de encuentro entre la fe y la razón. Como ya hemos
señalado, tal metafísica es propiamente una ont ontol
olog
ogíía y contiene en sí
la teología natural, como parte de ella que estudia al ser infinito.

6. Consideracion
Consideraciones
es fi
fina
nale
less

Juan Duns Escoto renovó la metafísica, inaugurando una etapa his


tórica que llega a nuestros días. Al inventar la ontología desató el ciclo
de la modernidad. Su afirmación de que el intelecto humano se halla es
pont
po ntán
ánea
eame
mentntee abierto a la cons
consiider
deraci
ación del
del ent
ntee en su acepci
pción genera
lísima, sería releída a lo largo de seiscientos años en contextos muy di
versos. A mediados del siglo XX se llegaría a decir que Duns pretendió
funda
fun dame
menta
ntarr la posi
posibi
bili
lida
dad
d del
del cono
conoci
cimi
mien
ento
to obje
objeti
tivo
vo gene
genera
ral.
l.
Es innegable que la onto-teología del jove jovenn Heidegger guarda algún
parecido con la ontología escotista. Pero las pretensiones de uno y otro
son distintas. La pregunta ontológica [de Escoto] -dec -decimimos
os acudiendo a
palabras de Mill
Millán
án-P
-Pue
uell
lles
es-- no se refiere al ente sin restricción de ningún
tipo, sino que se refiere, sin restricción de ningún tipo, al ente justo y
sólo en tanto que ente). Y claro está que tampoco esta pregunta se refiere
al ente restringido y limitado, sino a lo que es común a éste y a lo
Absoluto, a saber: la entidad, ni más ni menos que como entidad? ,
La ontología, entendida como ciencia de lo que es común a todo ente,
no implica preterir la noción de Dios como causa trascendental de todo.
47 Referi
Referido por J. A. Me
do por Merino,,   isto
rino istori
ria
a de lafilo
lafiloso
soji
jia
a fran
franci
cisc
scan
ana
a p. 192.
48 A. Mil
Millan-
lan-Puelles, Léx
Puelles, Léxico
ico filos
filosófico
ófico p. 555.

II
III.
I. Onto
Onto-t
-teol
eolog
ogía
ía en Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to 61

Evitar ese atributo oper


operat
ativ
ivo
o divino sería proyectar algu
lguna sombra sobre
la validez objetiva del principio de causalidad. En tal caso habríamos
aboc
bocado
ado evide
evident
ntem
emen
ente
te en la send
sendaa kant
kantia
iana
na ... En Esco
Escoto
to sin
sin embar
mbargo
go
la demostración de la existencia de Dios es posible y se lleva a cabo en el
contexto de la causalid idaad aunque en un plan lano estri
strict
ctam
ameente
nte metaf
etafís
ísic
ico
oo
mejor dicho on ontológico. Escoto consiguió su propósito: que Dios se
demostrase en un espa cio de nadie: ni en el plano del Dios implicado
dir
ireectam
tamentente en el mundo n nii en el horizonte del Dios personal revelado a
la teol
teolog
ogía
ía sobr
sobrenenatatur
ural
al.. La onto
ontolo
logí
gíaa conv
conver
erti
tida
da en teol
teolog
ogía
ía natu
natura
rall al
canzó así un esta tattuto epis
epistetem
mol ológ
ógic
icoo propio e inte
interrmedi
medio o orill
illando cual
quier confusión con la teología sobrenatural y con la filosofía primera
ari
rist
stot
otél
élic
icaa. Per
eroo ¿a quéqué pre
preci o? La univo id d del ente en esa forma tan
cio?
pecu
pe culi
liar
ar alum
alumbr brad
adaa por Escoto ¿es suficiente para garantiz tizar que Diosios no
se es pe de dell hori
horizozont
ntee huma
humano no estri
estricta
ctame
mente
nte natu
naturarall qued
quedanando
do recl
reclui
uido
do
en el predio excl
exclus usiv
ivo
o de la te teol
olog
ogía
ía sobr
sobren
enat
atur
ural
al??
 

IV
PRIMO I N INT LL TU CADIT  N
 NSS

JUAN DUNS ES
ESCO
COTO
TO FREN
FRENTE
TE A TOMÁS DE AQUINO

1. Preliminares

Juan Duns Escoto se distancia de Tomás de Aquino desde el comie


iennzo
dcueasturoculirbrríocus lod.e Slaes aSentencias
precia esto dceonPesdórloo aLo
brm
Lomir ba
la rdo
bardgloos. aLdoes ucnom
o yenottarroios
ome ioas ldoes
Aquino y Escoto siguen el texto de Lombardo y mantienen un cierto pa
ralelismo, aunque discrepan desde el inicio. Ya en la exégesis del prólo
go lombardiano, en que se estudia la condición científica de la teología,
la the
theoloologia
gia no nost ra de Escoto no es la sa
stra sacrcraa do
doct
ctrina de Tomás. La causa
rina
del distanciamiento radica en la diferente manera de plantear el objeto
propio del intelec lecto. Esta discusión adquiere casi la co condndicició
iónn de un trata
do autónomo en el prólogo de la Ordinatio
La inco
incomp mpat atib
ibililid
idad
ad entre ambos se advierte con mayor claridad toda

lviíbaroculoanmdboarsdeialnleog.aAaquloí sEcsocomtoenstaersioeps adrae alabideirsttaim


nceinótne tdeercAerqauidneol, parlim
queer
cita repetidas veces casi a la letra, aunque sin dar el nombre de su
in
inte terl
rloc
ocut utor
or.. Refie
efierre laslas tesi
tesiss cecent
ntrrale
ales toma
tomasi sian
anas as y la lass reb
ebatatee.
Al hilo de la dist istinc
inción tercera, los dos teólogos se interrogan, aunque
de modo dife iferente, si Dios es cognoscible.

Publicado en M. Carbajo Núñez ñez ed.), Giovanni Duns Scoto Studi e ricerche nel VII
Cent
Centen
enar
ario
io de
dell
lla mortee An
a su mort Anton
tonia
ianu
num,
m, Medi
Medioeoevo
vo,, 15, Roma
Roma,, 200 008,
8, pp
pp.. 261
61-2
-272
72..
Reco
Re corrde
demo
moss que, des
despué
pués del pró
prólo
loggo, la prim
primer
eraa di
disstinc
tinciión del libro pr
prim
imer
eroo lo
lom
mba
bar
r
diana ofrece una visión del misterio trinitario como objeto de la felicidad y del gozo del
hombre. La se
seggund
unda distinción tr
trat
ataa acerca del misterio de Dios uno y trino es una exposi
ción con una fuerte ap
apoy
oyat
atur
uraa bí
bíbl
blic
icaa y patr
tríísti
ticca). La terc
tercer
eraa distin
stincció
iónn estu
estuddia cómo se co
noce a Dios.

64 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranyan
nyanaa

Tomá
To máss se pr
preg
egun ta  In
unta  In 1 Sen
ent.
t.,, d. 3, q. 1 :
u tr
trum
um De
Deus
us p o ssit co gn osc
scii ab in tel
tellec
ecttu crea
creatto a. 1 ;
u tr u m D e u m esse sit p e r se n o t u m a. 2 ;

u trum
trum De
Deus
us p o ss
ssit
it co gn osci pe
perr crea
eattu ras a. 3 ;
u trum
trum ph ilo so ph i naturali co
cog
g n iti
itio ne co
cogn
gnov
over
erin
intt Tr
Triinita
nitate
tem
m
ex creatu ris a. 4 .
Duns
Du ns se de
demandaa  L
mand  Leect. in 1 Sent., p ar s 1, d. 3 :
u t r u m D e u s sit n atu ra lite r co g n o s c ib il is a no b is pro statu isto
 q
 q.. 1 ;
u t r u m Deus sit p r i m u m c o g n i t u m a n ob is q. 2 .
Hay
Ha y otra fo
form
rmaa del co
com
m e n ta r i o de Dun s  Ord. 1, d. 3, pars 1, q. 3 2:
Dun

utru
utrum
m De
Deus
us sit na
natu
tura
rali
lite
terr co
cogn
gnos
osci
cibi
bili
liss ab inte
intell
llec
ectu
tu crea
creato
to q
q..
1;
u t r u m D e u s sit p r i m u m c o g n i t u m a n ob is n a t u ra li te r pro s ta tu
isto q. 2 ;
utru
utrumm De
Deusus sit pr
primimum
um obobie
iect
ctum
um natu
aturale
rale ad
adre
req
qua
uattum resp
respec
ectu
tu
inte
intell
llec
ectu
tuss vi
viat
ato
ori
riss q. 3 .
El n erv io de la discu sión se si tú a en el artículo s e g u n d o t o m a s ia n o y
en las c u es tio n e s esc otistas s e g u n d a y tercera: si D i o s es lo p r i m e r o
conoci
con ocido
do por nonososotr
tros
os..

 a da uno de los dos p e n s a d o r e s t iene su Sit: im Leben. Des Desde de po


posisicio
cio
nes tan dispares, las p reg u n tas si D io s es   r se notum o es primum
cognitum p arecareceen lo m ism smoo , p ero
ero ca
cambmbiaian
n de sign ificad o. Se d ist
stan
ancician
an
por su cocon
n tex to , es decir, p or la d iststiin ta ma
mane
nera
ra de en
ente
ten
n de
derr la co
conn dici
dición
ón
del in telecto v ia
iadd o r y de ex p li
lica
carr cu
cuál
áles
es sus ley es de co m p o rtam
amiien
entto .
 od o m e d i e v a l i s t a sabe que d et r ás del s i n t a g m a es cotista: pro statu
isto o int
intelle
ellectus
ctus viat
viator
oris
is se o cu
cull t a una p a r ti c u la r c o n s id e r a c i ó n de la vi-

Las dos versio


rsione
ness del com
comenta
entari
rio
o esco
escoti
tist
staa a las Sentencias son la Lectura y la Ordina-
tio, an
ante
tess deno
denomina
minadada Opu
Opuss oxo
oxonie
niense
nse.. La Lectura no ofre
ofrece
ce prob
proble
lema
mass críticos. La Ordina-
tio, mu
much
cho
o más exte
extens
nsaa y comp
comple
leja
ja,, tiene pasajes disc
discut
utid
idos
os por la me
medi
diev
eval
alís
ísti
tica
ca.. La Lectu-
ra es anterior y fue to ma da en cuenta al revisar la Ordinatio. Cit Citare
aremos
mos ambo
amboss com
coment
entari
arios
os
por Op
Oper
eraa om
omni
nia,
a, Ty
Typi
piss Poly
lyg
glo
lotttis
tis Va
Vati
tica
cani
nis,
s, Civi
Civita
tass Va
Vati
tica
cana
na.. El volu
volume
menn III de la Ordi-
natio es de 1954. El volumen XVI, que publ ublica el pas
pasaje
aje paralelo de la Lectura, es de 1960.

IV. Jua
Juan Duns
uns Escot
scoto
o fren
rente a Tom
omáás de Aqui
quino 65

da, una m a n e r a de p e n s a r nues tr o e s t a r en el mu n d o y, por c ons i guie nt e ,


una f o r m a de filosofar. T o m á s se h a b í a e x pr e s a do de o t r a manera: h a bí a
eleg
elegid
idoo el si
sint
ntag ma ab in
agma intetell
llec
ectu
tu crea
creato to..

P a ra A q ui n o , en efecto, el inte le c to secu secundundumm stat um vi co


statum cons
nser
erva
va su
e st atut o na tura l, inc lus o de s pu é s de la c ul p a original, o sea, a p e s a r de la
he r id a de ese peca do. En el pa ra ís o, lo m is ism
m o que ahora, c on o c í a natural
mente p or m e d i o de fantas ma s. E s t o no e m p e c e , sin e mba rgo , que sea
pos
osibible
le ot
otro
ro modo
modo de in inte
teli
lige
gencncia
ia superi
perioor, aunq ue non   r viam
aunque viam natu
natura
ra--
lem nobis . Lo na tural es, por c onsig nsigu
uie
ient
ntee , cono
conoce
cerr por m edio
edio de fa nta s
mas. La otra vía más alta, de c a r á c t e r sobrenatural, cons ist e en c o n o c e r
por m ed edio
io de una
una il ilum
umininaa ci
cióón divinaina [p
[per
er in
influ
fluent
entiam
iam di divi
vini
ni lum n st que
o b v i a la ne c e s i d a d del f a n t a s m a y habilita para la vis ión in m e d ia t a o in
t uitiva de la e s e nc i a divina , En el aná lisi s t o m a s i a n o de la vi s ión
beat
be atíf
ífic
icaa se ap
apoyoyar aría
ía la fa
famo
mosa sa cons
consti
titu
tuci
ción
ón dodogm
gmát icaa Bene
átic Benedict
dictus Deus 5 •
us Deus
P a ra Es c oto, en c a mbi o, y por c o ns id e r a c io ne s de c a r á c te r te ológic o,
el con
conoci
ocimie nto pro statu isto que es por m e di
miento dioo de fa nta sma s, c onstinstitu
tuyye
una pe
penonosa
sa cons
consec
ecueuenc
ncia
ia del pecapecado do origigiinal. Es natu tura
rall, ci
cier
erta
tammente
ente,, pe
ro natural defic ie nte , poporqrque
ue el hom hom bre ha pe rdid idoo la inte grid
rida d a da míti
ca. Lo p r op io s uy o h a b rí
ríaa sido c ono ono c e r c omo
omo c on o c e r á en la bie n a ve ntu 
ranza , c ua
uand
ndo o re c obre la pe rf rfee c c ión
ión perdida. Es más: el inte tele
lecc to está he
cho para c o n o c e r de f o r m a i nme d ia t a , por así decir, y, por lo mi s m o , no
hay que de s c a r ta r po r c o mp l e t o el c o n o c i m i e n t o in me d ia to en el e s t a d o
de viado
iador.r. Por
Por cons
consig igui
uien
entete,, su gnos
gnoseo eolo gíaa pro statu isto tiene como
logí como dos
mome ntos : la int ntuuic
ició
ión
n del s ingu
ingula larr y la a bs tra
racc ció
ión
n a pa rtir
rtir del singular.
El de s arr
rro
ollo ul
ultte ri
rio
or de tal pla lan
nte
teaa m ie
ient
nto
o e s ta bl
blec
ecee rá un hia to e ntre te o
logí
logíaa sobre
obrena
natu
turaral)
l) y fil
ilos
oso
ofí
fíaa, que des
después
pués te
tend
ndrárá que sutu
sutura
rarr comp
compleleja
ja
mente
ente coconn una esp
espe c ie de re refufund
ndacació
iónn o re rede
defifini
nici
ción
ón de la me ta fís
fís i
ca

Ju
Juan
an Duns
Duns Esco
Escoto
to,, In I Sent
Senten
enti
tiarum d. 3, q. 1, a. 1c Vives VII, p. 50b).
arum
4 Esta visión int
intuitiv
tiva es el premio de la bibien
enaave
vent
ntu
uranz
ranzaa y tiene carácter estric
tricttamen
amentete
sobr
sobren
enat
atur
ural
al.. Para la comp
compleleja
ja cu
cues
esti
tión
ón del co
cono
noci
cimi
mien
ento
to prof
profét
étic
ico
o y su co
comp
mpar
arac
ació
iónn con los
arrebatos de Moisés y San Pablo, que Santo Tomás estu estudi
diaa a fondo a partir de unas cons
onsid
ide
e
raciones de San A gus tín , Cfr. J.   Saranyana, Grandes maestros de la teología Atenas,
Madr
Ma drid,
id, 1994
1994,, pp.
pp. 109-
109-12120.
0.
Benedic
Benedictus
tus XII,
XII, Cons
Consto
to Bened
Benedictus Deuss de 29 de enero de 1336 DH, pp. 1000-1002).
ictus Deu
Tomo pre
resstada
tada la expr
preesió
ión n refu
refun nda
daci
ción
ón o recomie
mienzo) de L Honnefelder,   er
zwei
weite Anfa
Anfang
ng der Meta
Metaph
phys
ysik
ik.. Vora
Voraus
ussesetz
tzun
unge
gen,
n, Ansa
Ansatz
tzee und Fol
Folgen der Wied
Wieder ergr
grün
ündu
dung
ng
de
derr Meta
Metaph
phys
ysik
ik im   3 4 Jahr
Jahrhu hund
nder
ertt , en J. P. Beck
Beckma
mann
nn / L Ho
Honnnnef
efel
elde
derr / G. Sc
Schr
hrim
impf
pf /

66 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sara
Saranya
nyana
na

Hechas estas salvedades, por otra parte muy conocidas por la medie
valística
ca,, ambos teóeóllogo
goss fo
form
rmu ula
larron a pro
ropó
pósi
sitto del mi
mismsmoo texto (al glo
sar la tercera distinción lombardiana) la pregunta que da título a nuestro
ensayo: ¿qué es lo primero captado por la inteligencia? Am Amb b o s re s pon 
dier
diero
on co
con n fo
form
rmul
ulaci
acion
ones
es ca
casi
si idén
dénti
tica
cas:
s: pr
prim
imoo in inte
intell
llec
ectu
tu ca ditt ens, ba
cadi
sánd
ándose en la célebre máximáximama aviceniana, tomadomadaa de su LibLiber
er de ph
phil
ilos
oso-
o-
phia
phia pr ima . Sin embargo, y por ser distinto el marco gnoseológico de la
prima
preg
pregun
unta
ta,, el af
afor
oris
ismo
mo pr
prim
imoo in intellectu ca dit ens no sig
cad signifi
fica
ca lo mismo.
Aquí , en este concreto escenario, nos p ropo nemos algunas considera
ciones.

2. Si Dios es el  prtmum co
cogn
gnít
ítum
um a nobi
nobiss

a Duns
Duns Es
Esco
coto
to

Duns se plantea el asunto de lo primero co con


nocid
cido al preguntar: ututru
rum
m
Deus sit pr imum cogn itum a nobis o si Dios es p r i m u m o biectu m na
tura
turale
le ad
adre
requ
quat
atum
um aall int
intele
electo
cto viador . Dios es el ser infinito, en efecto,
porq
po rque
ue carece de toda det eteermin
minaci
ció
ón. Es in
inde
dete
term
rmiinado
nado nega
negati
tiva
vame
ment
nte,
e,
por ser el infinito por esencia , Esto supuesto, Escoscoto distingue entre dos
tipos de conocimiento: el natural, espespontáneo o inmediato, y el racional o

G. W ie n d (ed s.), Phi


ie l aan Philosop
osophi
hiee im Mitte
ttelalt
lalteer. Ent
ntwi
wick
ckllung
ung und Para
Paradi
digm
gmen
en.. Wololffga
gan
ng
Klux
Kluxen
en zu
zum m 65. Geburstag, Fe Feli
lixx Meine
Meinerr Verl
Verlag
ag,, Hambu
Hamburg
rg 21996, pp. 16
165-
5-18
186.
6. Cfr. tambié
también n
A. Zimmer
Zimmermanmann,n, Onto
Ontolo
logi
giee oder
der Metaph
taphys
ysiik? Di
Diee Di
Disk
skus
ussi
sion
onen
en üb
überer den Gege
Gegens
nsta
tand
nd der
der
Metaph
Met ysikk im 13. und 14. Ja
aphysi Jahr
hrhu
hund
nder
ert.
t. Te
Text
xtee und
und Unte
Unters
rsuc
uchu
hung
ngen
en,, Pee
Peeters
ters,, Bib1i
Bib1iot
othe
heca
ca,, 1,
Leuven
Leuven,, 2199
21998,
8, pp.
pp. 294-
294-33
339.
9.
Avicenna, Líbe Líberr de Ph
Phil
ilos
osop ophihia
a Prim
Prima,a, tractatus 1, cap. 5; ed. Va n Riet, 1. 1, pp. 31 31-3
-32:
2:
 Dicemus quod res et ens et n ec e ss e t al i a sunt quod s ta t im i m p r i m u n t u r in a n i m a p r i m a
imp
im p re
re ssss io
io n e , q ua
ua e non acq u ir iitu
turr ex aliis n o ti
tio
o rib
ibu
u s se, s ic
ic ut
ut cr ed
ed u lita
itas, q u ae
ae h ab
ab et
et p rim
rimaa
p r in
in c ip
ip ia
ia ex q u ib u s p ro
ro ve
ven it
it per se, et est alia ab eis, sed p r op
op ter
ter ea .
Juan
Jua n Duns
Duns Es
Escoto,, Lectura, d. 3, pars 1, q. 2 (ed. V at i ca n a, vol. XVI, p. 224 9 ) .
coto
Juan
Juan Duns
Duns Es
Esco to,, Ordinatio, 1 d. 3, pars 1, q. 3 (ed. Va t i can a , vol.  
coto p. 68 5) .
 O D un
un s d is
istin
tin g u e e n
ntr
tree ind
inderm
ermina
inatum
tum neg
negative e inde
ative indeterm
terminat
inatum
um pri
privative.. La e s een
vative nci a
a b s t ra
raí da
da está i n d e t er m i n a d a p r i v at i v am en t e, pues es p r iv
iv a d a de su d e t e r mi n a ci ó n al ser
ab
abst
stra
raíd
ídaa de la mat
ateeri
ria.
a. Cfr. Juan Duns
Duns Escoto,, Lectura, d. 3, pars 1, q. 2 (ed. V a t i c a n a , vol.
Escoto
XVI, p.   42 6) .

IV. Juan Duns Esco


cotto fren
entte a Tomá
máss de Aquino 67

reflexivo '. Tal distinción implica que hay un conocimiento primero o


más inmediato que no es por vía abstractiva. Esto abre la puerta a la
dife
difere
renncia
cia entre el co
cono
nocicimi
mien
entoto in
intu
tuit
itiv
ivoo y el cono
conocicimi
mien
ento
to abst
abstra
raccti
tivvo,
una disti
istinnció
ción que con
const
stit
ituy
uyee una de las cara
caraccte
terí
ríssti
tica
cass más notables de la
síntesis escotista: P ued e haber  dice Escoto un conocimiento del
objeto que abstrae de su exis
existe
tenncia actual y puede haber un con conocimie
imiennto
del objeto en cuanto existe y en cuanto está presente en su existencia
actual 12.
He aquí dos formas o grados de conocer que no corresponden a dos
órganos o fa
faccultad
tades diver
erssas (como la sensibilidad y el entendimiento),
sino sólo al ente
entend
ndim
imie
ient
nto.
o.
Volva
lvamos ahora a la diferenciación entre conocimiento natural y co
nocimiento reflexivo. No olv
lviidemos que Escoto
oto hace esas consideracio
pr u
anuens qcuueanledopedrim
sciutete usnioDs idoessaesrroellos especucognitum
lativos deop
opin
alinió
toión
inteqruées rech
re
gnchaz
osaza,
eoa,
lógi
ló gico
co y metametafífísi
sico
co..
Por natu
naturarale
leza
za [naturaliter] , el conocimiento pasa de lo más indeter
minado a lo más determinado, de lo más común a lo más específico, de lo
más universal a lo menos universal. Por ello dicen algunos que Dios es el
primer conocido cuando se conoce naturalmente, porque es lo más
universal 13. Sin emba mbargo rgo  critica   uns lo más indeterminado, aunque
sea lo primero conocido, no es conocido con plena distinción o completa
claridad. Esta dificultad es máxima en el conocimiento natural de Dios,
porque Dios es dema demasi siad
adoo simple para ser al alca
cannzad
zado con total nitidez.
Por la vía racional [rationaliter] o vía reflexiva, el intelecto conoce
abst
ab stra
ract
ctiv
ivamamenente
te,, Este
Este conoconocim cimieniento
to re
refl
flex
exiv
ivoo exig
exige,
e, seg
según al alggunos
nos auto
auto--

11 Cfr. Juan Duns Esco


scoto
to,,   ectura d. 3, pars 1, q. 2 (ed. Vaticana, vol. XVI, pp. 229 17 _
2305) .
12 El original del mítico pasaje es esco
cotitist
staa dice: PrPrim
imoo disti
istinnguo de duplici in inttel ect
ectione:
pote
tesst en
eniim esse ali liqqua co
cogn
gnit
itio
io obiect
ctii secu
secundndum
um quod abst
abstra
rahi
hitt ab omni exis
existe
tent
ntiaia actuali,
et potest esse sse aliqua eius secundum quod existens et secundum quod praesens in aliqua
exist
existenenti
tiaa ac
actu
tual
alii ; Juan
Juan Du
Dunns Escot
scotoo, Ordinatio II, d. 3, pars 2, q. 2 (ed. Vaticana, vol. VII,
p. 552 °). Como de Dios no se puede pre
6
  resc
scin
inddir de que sea exi
existe
stente,
te, porq
rque
ue sería absu
absurrdo,
sólo esperamos te tenner de Él un coconnoci
cimmien
entoto intuitivo, quze dicitur facie ad faci faciemem ; cfr.
Juan Duns Esc scot
otoo, Ordinatio (ed. Vaticana, vol. VII, p. 553 . ) . El volumen VII de la edi
6 13
ción Va
Vati
tica
cana
na,, que es
esttamos citan
anddo, fue pu
publ
blic
icad
adoo en 1973.
13 Juan Duns Es Esco
coto
to,,   ectura d. 3, pars 1, q. 2 (ed. Vaticana, vol. XVI, p. 229 18) :  primum
quo
uodd cogn
cognosc
oscatu
aturr a nob
nobis cocogn
gniti
ition
onee na
natu
tura
rali
li .

68 Jose
Josepp Ig
Igna
nasi
si Saranyan
Saranyanaa

r e s , un preconocimiento de la cosa a partir de la cual se inicia la abs


tracción. Por ejemplo: no puedo conocer la animalidad si antes no he pre
conocido de algún modo qué sea ser animal o, dicho con más precisión,
si previamente no he preconocido un animal. Por lo mismo, el conoci
miento de la noción de ente, o sea, del ente indeterminado negativamente
exig
ex igee un prec
precon
onoc
ocim
imie
ient
ntoo del
del en
ente
te..
En consecuencia -con-conti tinú
núan
an los autores criticados por Duns- Duns-,, aunque
Dioos sea
Di sea co
connocido
cido al fin
final del
del proce
rocesso refl
reflex
exiivo [u
[ult
ltim
imo cognitum]] es ne
o cognitum
cesario que Dios sea preconcebido, al menos confusamente. Dios es, por
consiguiente, preconocido naturalmente. Él es el pr prim
imum
um co
cogn
gnit um De
itum
tal afirmación concluyen esos autores que el conocimiento de Dios nos
permite acceder a la noción de ente tomado en su máxima generalidad, a
partir de la cual se alcanza el conocimiento de cualquier ente concreto.
Han probado que Dios es el prim primumum co
cogn
gnit um tanto desde el análisis
itum
del conocimiento natural o espontáneo, como a partir del análisis del co
nocimiento reflexivo o racional. Sin embargo, Duns se aparta de tal opi
nión, bien que es innegable que el fondo del asunto le interesa y le resulta
grato. Ex natur
natura a pate
patent icee o sea, según la naturaleza propia, dice Escoto,
ntic
el intelecto puede alzarse al conocimiento de Dios mismo y de los seres
espirituales, pero no porque Dios sea el pri primum
mum cogn
cognit um de
itum dell in
inte
tele
lect
ctoo
humano -pue-puess en tal caso Dios sería la causa de la inteligibilidad de todo,
como afirman los autores antes cons considider
erad
ados
os-,
-, sino porque el objeto pro
pi
pioo del
del in
inte
tele
lect
ctoo ex natu
natura
ra pote
potent icee es el ente en cuanto ente, el ser en su
ntic
totalidad: todo puede ser conocido por el intelecto con tal de que sea
ecnotne,ese
esye Dhipo
ioos téti
ip esico
ét entpere
. cono
Nonoci
reco acim
cempien
tanD
ie tounqu
s equhear
que arííDa iopsossib
eale eto
ibl l dporim
tod coenr occi
con omien
noento
cimi cidtoo
distinto; pero reconoce que es necesario el preconocimiento de algo ge
neralísimo que haga posible el conocimiento de todo. He aquí ju juststif
ific
icad
adaa
la célebre noción escotista de ente comú comúnn .
Sigamos con el asunto del preconocimiento Para evitar el recurso al
infifinnito un pre reco
cono
nocicimi
mien
entto que es pre reco
connoci cimimien
entoto de otro prec precoonoci ci
miento y así sucesivamente) es obligado señalar que el preconocimiento
natural del ente se obtiene inmediatamente y de una sola vez, por una vía
14 Se refi
efiere a Enr
Enrique
ique de Gante, auaunnque
que tambi
ambiéén San BuBuen
enav
aven
entu
tura
ra había hecho afirma
cion
ciones
es sem
semeja
ejante
ntes.
s.
15 Cf
Cfr.
r. Juan
Juan Du
Dunns Esco
Escoto
to,, Ordinatio I, d. 3, pars 1, q. 3 ed. Vaticana, vol. III, pp. 85-86).

IV.
IV. Juan
Juan Du
Duns
ns Esco
Escoto
to fren
frente
te a Tomá
Tomáss de Aquin
quino
o 69

que no es abstractiva, sino intuitiva .   este modo se j u st i f i ca la priori


dad ab sol uta de la intuición intelectual del singular, una de las carac
ter
eríísticas más notables de la síntesis escotista, depen end dien
entte aquí, co
como
mo en
tantos otros pasajes, de San Buen enaaven
enttura. A la intuición sen enssible, que se
halla al co mienenzzo de cual qu ier pro ceso abstractivo, se añade ahora, en la
sínt
síntes
esis
is esco
escoti
tist
sta,
a, la in
intu
tuic
ició
ión
n in
inte
tele
lect
ctua
uall del sing
singul
ular
ar..
Seg
egú
ún Duns, en efecto, si las pri rim
mer
eras
as co
con
nce
cep
pcio
cione
ness del intele
electo
cto de
pendieran de la exper ien cia sensible, entonces perderían su car ác te r
trasce
cen
nden
enttal
al,, ya que el co
cont
nten
enid
idoo de estos concepepttos se limita a las cosas
materiales : , ¿Cóm
¿Cómo o se salv a la trascendentalidad de las primeras con
cepciones del int electo? Por med io de la intuición intelectual del sin
gular, que, c o mo ya se ha dicho, nos hace presente la existencia de la co
sa, es decir, su entidad, aunq ue no su quididad. Se g ú n Escoto, y co nt ra
Aqui
Aq uino
no,, la qu
quididita
itass rei
rei mate
materi
rial is no puede ser, por ello, el p r i me r objeto
alis
del intelecto, pues no se p ued e al can zar lo más general a partir de lo más
p a r t i c u l a r . N a d a que sea más par ticular que el ente puede ser el pr i me r
obje
ob jetoto de nu nues
estr
tro
o in
inte
tele
lect
cto.
o.
Para Duns, la n oció n generalísima de ente no se obtiene, por tanto, del
prec
pr eco
onoc
ociimient
iento
o del ente divino. Si esto fu
fuer
eraa así, co
con
ntinúa, si Dios fuese
el prim
primum
um cogn
cognititum
um con un prec
precon
onoc
ociimi
mien
entto inmed ediiato
ato o natural, Dios
sería la razón de todo conocimiento . El conoci mien to de Dios sería
como
co mo la con
condici
ición de posibilidad de todo con
conocimcimien
entto humano. Esta vía
ar
arg
gumen
mental no es del agagrrad
ado
o de Escoto.

16
Cfr. Juan Duns Es
Esco to,, Ordinatio, n d. 3, pars 2, q. 2 (ed. Vaticana, vol. VII, p. 552 6. 10
coto 10)) .

17 J. A. Aersten, Fil
Filosof
osofíía me
medi
diev
eval
al y los tras
trasce
cend
nden
enta
tale
les,
s, trad. cast., Euns
unsa, Pa
Pamp
mplo
lonana,,
20
2004
04,, p. 173. Cfr. tamb
tambié ién:
n: L. Ho
Honn
nnef
efel
elde
der,
r, En
Enss inqu
inquananttum ens.
ns. De
Derr Begr
Begriffde
iffdess Seien
eiendedenn al
alss
Solchen als GegeGegest
stan
andd der Meta
Metaphphys
ysik
ik nach der Lehre des Johannes Du Dun ns Scotus, Aschen
dorff, Beitrage zur G eschi cch hte der Philos op ophie und der Th eo eol og
ogi e des Mittelalters. Neue
Folge, 16, Münster, 1989 2 (la pri m er a edic ión data de 1979); Scie Scient
ntia
ia tran
transc
scen
ende
dens
ns.. Di
Diee
formale Best
Bestim
immu
mung
ng der Se Seiienhe
enheit
it und Re
Realalit
itdt
dt in der Metaphysik des Mittelalters und der
Neuz
Ne uzei
eitt (D
(Dununss Scot
Scotus
us,, Suár
Suárez ez,, Wolj KaKant
nt,, Peir
Peirce
ce),
), Felix Me
Meininer
er Ve
Verl
rlag
ag,, Ha
Hamb
mbur g, 1990; y
urg,
R T. Ca Caldldera, La prime
era, primera ra capt
captac
ació
ión
n int
intelec
electu
tual
al,, Cu
Cuad
ader
erno
noss de AnAnuauari
rio
o Fi
Filo
losó
sófi
ficco, Serie
Univ
Un iver
ersi
sita
tari
ria,
a, 81, Se
Serv
rvic
icio
io de PuPubl
blic
icac
acio
ione
ness de la Un
Univiver
ersi
sida
dad
d de NaNava
varr
rra,
a, Pa
Pamp
mplolona
na,, 21999
1999..
18 Cfr. J. A. Aers
Aersten, Fil
ten, Filoso
osofía
fía med
mediev
ieval
al y los tras
trascend
cendenta
entales,
les, pp.
pp. 173-
173-17
174.
4.
19 cotto, Lectura, d. 3, pars 1, q. 2 (ed. Vaticana, vol. XVI, p. 229 17. 19) :  Di
Juan Duns Esco
cunt ad ho
hoc,
c, quod Deus
Deus,, li
lice
cett sit pr
prim
imum
um quod co
cogn
gnos
osca
catu
turr a nobis a cog
cogniti
nition
onee natur
turali
ali, non
tamen
tamen dis
distin
tincte
cte cog
cognos
noscit
citur
ur .
7
20 Juan Duns Es
Escoto,, Lectura, d. 3, pars 1, q. 2 (ed. V aticana, vol. XVI, p. 230
coto ):  [Deus]
ita est ratio cogn
cognos
osce
cend
ndii om
omni
niaa alía .

70 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Sa
Sara
rany
nyan
anaa

b) Tomás de Aquino

Aquino intuyó, con una perspicacia sorprendente, el problema que


Duns se plantearía años después y las críticas. Tomás fue consciente de
que todo conocimiento implica la noción de ente. Es más, partió del fa
moso principio enunciado por Avicena, según el cual, el ente, la cosa y la
necesidad (ens, res et necesse) son las primeras nociones en que se re
suelven todas las demás, dejando aparte, obviamente, la noción de nece
sidad,
dad, que
que sól
ólo
o se ju
just
stiifi
fica
ca en el cont oso del Islam .
ontexto religioso
Muchas veces Aquino afirmó en su obra escrita el principio de que id
quod primo cadit in intellectu, est ens; unde unicuique apprehenso a no
bis atribuimus quod sit ens ; que lo primero que cae bajo la mirada de
la inteligencia es el ente, y que, por ello, decimos que es ente todo lo que

aprehendemos. Sin embargo, no se apartó ni un ápice de su sentencia


fundamental, según la cual todo conocimiento tiene su origen en los sen
tidos, de modo que el objeto propio del intelecto humano es la esencia de
las
las cosa
cosass mate
materi
rial
ales
es..
Es compl
ompliicado
cado adiv
adiviinar
nar todas
odas las cons
consec
ecue
uenc
nciias de la afi
firrmac
mación
ión aqui
aqui
niana, de que lo primero que cae bajo la mirada del intelecto es el ente.
Tampoco es fácil captar qué era, para él, el ente tomado en sentido gene
ralísimo. En todo caso, es una cuestión que Aquino quiso resolver ya
tempra
pranament ntee, al inicio de su carrera, al dis
distingui
guir entr
ntre es
esse
se co
comm
mmun
unee
o es
esse
se un
univ
iver
ersa le , por una parte, y Dios como es
sale esse
se tant um , por otra.
tantum
Los tomistas han discrepado al historiar este tema y no es el momento
para exponer sus puntos de vista. Baste decir ahora que Tomás estaba
convencido de que en cualquier operación cognoscitiva del intelecto se
capta no sólo que lo conocido es algo existente, sino que es una cosa que
es tal cosa). La captación de que hay algo que existe es simultánea con el
conocimiento de la cosa. En cambio, la captación de la existencia misma
en cuanto tal qué es existir) no es algo inmediato sino posterior, resul-

21 Tomá
Tomáss de Aq
Aquino,, De verit
uino veritate
ate,, q. 1, a. 1, e: Il
Illl u
ud
d autem quod pri
rim
mo i ntel lectus conc
concii pi
pitt
quasi not i ssim
simum, et in quo omnes co con nce
cepc
pcii ones
nes [1os trascedental es] resol
sol vit , est ens, ut
Avicena
Avic ena dici
dicitt in prin
princi
cipi
pio
o Me
Metap
taphys
hysic
icee su
suae
ae ,
  dl
22
Tomás de Aq
Tomás Aquiuino
no,, Summ
Summa
a Theo
Theologi ae, I-II, q. 55, a. 4,
logiae,
23 Tomás
Tom ás de Aq
Aqui no,, De ente
uino nte et es
esssen
enttia,
ia, c. 6 ed. Sestili): Il
Illu
lud
d esse univ
univer
ersa
sale
le quo quac
libet
libet re
ress for
forma
mali
lite
terr es
estt .
24 Tomá
Tomáss de Aq
Aquino,, De ente
uino ente et esse
essent
ntia
ia,, c. 6 ed. Sestili).

IV. Juan Duns Esc


Escoto frente a Tomás de Aquino 71

tado de una reflexión. Esto no implica, como algunos han sostenido, que
el inte
intele
lect
ctoo huma
humano
no po
pose
seaa estru
struct
ctur
ural
alme
ment
ntee como un apriori nativo, como
una ca te goría apriori intelectual . Tom á s repite hasta la saciedad que
incluso el p rime r principio del c onoc er depende de esa primera capta
ción: nadie puede decdecir   o se puede ser   no ser si carece de la no c i ó n
de ser, obtenida por esa vía ordinaria del conocimiento humano, que co
mien
mi enza
za en los sentidos.

3. Intel
ntelle
lect
ctus
us ut natura e in
natura inte
tell
llec
ectu
tuss ut ratio
atio

a Cómo se alca
alcanz
nza
a el prcecognitum

¿Qué es, para Escoto, ese praecognitum que hace posible el conoci
miento de todo ente concreto? En términos más precisos: ¿c ómo se al
canza esa noc
noción co
comumuní
níssima
ima de ente, que es condición de po
possibilidad de
todo
todo con
conoci
ocimie
miento
nto??
En pri
prime r lugar, unas consideraciones terminológicas. Duns distin
guió entre lo propio o natural de la facultad y su operación. Para el caso
de la voluntad, por ejemplo, lo natural o se seggún naturaleza sería lo me
ramente voluntario. Su acto en cuant o tal es lo elícito. Por reflexión y con
nto
la libertad, la facultad produce algo así como el acto imperado. De este
modo, Duns pr preete
ten
ndí
díaa salvar
var el mérito de la visión beatífica, que es máxi
mame nte voluntaria, aunque necesaria, es decir, no libre. En el marco de
estas cons
onside
derracione
ioness encontramos, quizá, el inicio de la célebre distin
ción
ción es
escol
colás
ásti
tica
ca ent
ntre
re voluntas ut natura (la voluntad en sí misma consi
derada, como un ente que tiene un apetito natural) y voluntas ut ratio (la
volu
vo lunt
ntad
ad de
dete
term
rmin
inad
adaa por la ref
efllexión y orientada por el libre albedrío);
exión
bien entendido que la segunda no es una facultad distinta, sino la conti
nuac
nu ació
ión
n de la primera.
25 Esta ha sido la tesis del t om i s m o tras cendental , corriente que se inició entre las dos
guerras mun
unddia
ialles
es,, con los imp
impor
orttan
anttes traba
rabajjos del je
jesu
suit
itaa belg
belgaa Jose
Joseph
ph Ma
Maréréch
chal
al (1878
1944). Cfr. J. 1. Sara
Saranynyan
ana,
a, La antr
antrop
opololog
ogía
ía tr
tras
asce
cend
nden
enta
tall ra
rahn
hner
eria
iana
na , en J. F. Sellé
léss Ced.
Propu
Propuest
estas
as antro
antropol
pológ
ógica
icass de
dell si
siglo XX, pp
glo pp.. 307-32
307-326.
6.

72 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sa
Sara
rany
nyan
anaa

De modo semejante, en el conocimiento podemos descubrir, según


Escoto: lo natural, que es la impresión inmediata (no se confunda con la
  sim
simpl
plee apr
preehens
hensió
ión
n o pri
primera
mera oper
operaaci
ción
ón de
dell int
nteele
lect
cto)
o),, alg
lgo
o así
así como
omo el
conocimien
conoci mientoto esp
espont
ontáne
áneo
o [int
[intel
elle
lect
ctus
us ut na
natu
tura ]; y lo racional, que es lo
ra];
post
po ster
erio
ior,
r, es deci
decir,
r, el cono
conoci
cimi
mien
ento
to refl
reflex
exiv
ivo
o [int
[intel
elle
lect
ctus
us ut ra
rati
tio
o] 6
Sobre la bas
base de tales distinciones, Escoto formula sus puntos de vista.
Ante todo, expone la tesis de Santo Tomás sobre el prim primum
um cocogn
gnititum
um
que desarrolla con mucha precisión . A continuación viene la crítica:
 is
 istud non potest sustineri a theologo : no puede ser que el objeto pri
mero de nuestro intelecto sea la quididad o esencia de la cosa material.
Esta tesis no puede ser defendida por el teólogo, porque el intelecto, por
su propia capacidad natural, también conoce la quididad de la sustancia
inmaterial, como le acontece al alma bienaventurada, según consta por la
fe   • La quididad de la cosa material no puede ser, por consiguiente, el
objjet
ob eto
o pri
primero
mero dedell int
nteelect
lecto.
o. Ti
Tien
enee qu
quee habe
haberr alg
lgo
o pre
previ
viaament
mentee cono
conoccidido,
o,
común a lo material y a lo inmaterial. El error   d i c e viene de tomar
como punto de partida ist iste status del viador. No es correcto comenzar el
status
análisis
sis desde una si sittuación del cognoscent ntee que no es natura
ural; un esta
stado
que es consecuencia de la mera voluntad divina o, quizá mejor, de la
just
justic
icia
ia pu
puni
nittiva di
divivina
na [sive ex me r a voluntate Dei sive ex iustitia pu-
niente ] 9 Hay que que part
partiir, en nue
nuest
strra re
refl
flex
exiión gnos
gnoseeol
ológ
ógiica,
ca, del
del int
nteelect
ecto

26  Dee mism
 D mismo
o modo que la el
eliici
cittació
ación
n del acto vol
volunta
untari
rio
o (la aut
auto-de
o-detter
erm
minac
inació
ión)
n) es pre
via y fu fund
ndant
antee resp
respececto
to del acto de amar, en el cono conoci
cimi
mien
ento
to intel
ntelec
ecttual
ual, la géneénesis
sis del acto
de e n t en d er es p r ev i a y fundante al acto de ent ender , sólo que en este caso tal génesis es
concausa
conc ausal,l, porque
porque interv
intervien
ienen
en e intele
intelect
cto
o y el objeto. Esto es lo que expl xpl i ca que Esc sco
oto en la
di sti nción 3 del libro I de la Ordinatio l l ev evee a cabo una extenxtensa
sa inve
nvesti
sti gaciaci ón acer
acerca
ca de
orde
or den n de los obobjejeto
toss in
inte
teli
ligi
gibl
bles
es de nues
nuestrtro
o in
inte
tele
lect
cto
o ; 1. Miralbell, Duns Esco scoto: la conc nceep-
ci
ción
ón vo volu
lunt
ntar
aris
ista
ta de la subj
subjet
etiv
ividad Cu
idad Cuad
adern
ernos
os de Anuar
Anuario
io Filo
Filosóf
sófic
ico,
o, Se
Seri riee Un
Univivers
ersit
itari
ariaa ,
52, Servi rvicio
cio de Publi caci ones de la Uni versi rsi dad de Navarr rraa, Pampl ona, 1998, pp. 13-45,
aq
qu
u í p. 31). De al g un a f or
or ma
ma se po dr í a h ab l ar de un in
inte
tell
llec
ectu natura y un int
tuss ut natura intell
ellect
ectus
us ut
ratio Algu
Algunanass expr
expres
esio
ione
ness de Es
Esco
coto
to auto
autori
rizazan
n esta
esta nome
nomenc ncla
latu
tura
ra.. Por ejem
ejempl
plo:
o: Jua
Juan n Duns
9
Escoto, Ordinatio 1, d. 3, pars 1, q. 3 (ed. Va ti c ana , vol. III, p.   I 4 ) .
27 Juan Dun
Duns Escotto, Ordinatio 1, d. 3, pars 1, q. 3 (ed. Vati cana, vol. III, p. 69 13- 14) :   Opi
Esco
ni
nio
o qu
qure
re di
dici
citt qu
quod
od primum
primum ob
obie
iect
ctum
um in
inte
tell
llec
ectu
tuss nost
nostri
ri est
est quid
quidit
itas
as rei
rei ma
mate
teri
rial
alis
is ,
14 17
28 - ):
J. Duns Escot o, Ordinatio 1, d. 3, pars 1, q. 3 (ed. Va ti c ana , vol. I1I, p. 70  Istud
no
nonn potest
potest sust
sustin
iner
erii a th
theo
eolo
logo
go,, qu
quia
ia inte
intell
llec
ectu
tus,
s, exis
existe
tens
ns eade
eademm pote
potent
ntia
ia natu
natura
rali
lite
ter,
r, cogn
cognos
os
cet
cet pe
perr se qu
quid
idit
itat
atem
em sub
substan
stanttiee imma
immateteri
rial
alis
is,, sicut
sicut pat
patet
et sec
secund
undum
um fide
fidemm de anima
anima beat
beataa .
29 Juan
Juan Duns Es
Escoto,, Ordinatio 1, d . 3, pars 1, q. 3 (ed. Vati cana, vol. III, p. 1144 -5 ) .
coto

IV.
IV. Juan
Juan Duns
uns Esco
Escoto
to fre
rent
ntee a Tomá
Tomáss de Aq
Aqui
uin
no 73

consi
con sid
der
erad
ado
o en su propia con
condic
ició
ión
n de facu
aculta
ltad cognoscitiva: intellectus
unde pote
potent
ntia
ia est et natura
ura
Estamos ante una opción intelectual, ya detectada al comienzo del co
mentario lombardiano. Escoto se considera ante todo teólogo. Su punto
de referencia es la condición del alma en situación de bienaventuranza,
porque ésta reproduce, mejejo
oránd
ándola
la,, la condició
ición
n de integ
tegridad que tenía
antes de la culpa original. Lo sobrenatural es del todo conforme con la
condición natural, en una continuidad que, sin negar la gratuidad de lo
sobrenatural, la subraya en unos términos que no hallamos en la síntesis
tomasiana, que más bien se complace en destacar la autonomía de lo na
tural en el marco de la eco
economía de la salvación.
También Tomás de Aquino había reconocido que hay una especie de
preconocimiento, más o menos inmediato; un conocimiento no discur

sivo [subito et sine inqu


inquis
isit
itioneii semej
ione emejaante, de alguna forma, al conoci
mie
ient
nto
o propio de las nat
atu
ural
alez
ezas
as angélicas. Con todo, ese habitus natural
depende de los sentidos, porque no hay conocimiento alguno natural del
intelecto, inmediato o mediato, que no haya pasado por los sentidos; no
cabe ninguna intelección al margen de la intuición sensible. El intelecto
no se puede enfrentar a la cosa sin esa mediación.
En cualquier caso, por tanto, este habitus natural no es todavía el há
bito intelectual de los primeros principios. No hay en nosotros hábito
preex
eexiste
istennte alguno de los primer
imeroos principios, con
continú
tinúaa Aquino. El pri
mer princ
incipi
ipio, que es el de no
no) con
contrad
tradic
icci
ció
ón, se inscri
cribe en las segundas
int
inten
enci
cio
ones
nes y depende de la preco
ecompr
mprensi
ensión
ón del ente
ente .
Hay, finalmente, otra mat atiz
izaació
ción imp
importan
tante en Tomás: la disp isposició
ción
del entendimiento para el conocimiento súbito y sin reflexión no es un
habi
habitu natura No hay cat
tuss a nat catego
egorías a p rio
riorr i intelectuales, si se nos per
mite la expresión. No es correcto, desde la posición aquinatense, hablar lar
de in
inte
tellle
lecctu
tuss ut natura como contrapuesto a in
natura inte
tell
llectuss ut ratio como
ectu
parece que pret
preten
endi
dió
ó Escoto algunos años más tarde.
30 Cfr. Tomás de Aqui
Aquino
no,, De ve
veri
rita te q. 16, a. l
tate Summa Theolo
Summa gicee I-II, q. 51, a. 1, e.
Theologic
Véas
Véasee también J. A. Aerste
también Aersten,
n, Fil
Filoso
osofía
fía med
mediev
ieval
al y lo
loss trascend
trascendentales pp. 177-178.
entales

  Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

b Por qué primo in intellectu cadit ens


ens

Supuesto
esto todo lo que acab
cabamos de rec
ecor
ord
dar sobre las diferencias entre
uno y otro pensador, Duns formuló con toda nitidez su tesis sobre el
primum
primum cogn
cognititum
um en los siguientes términos: El primer objeto de una
potencia es aquello que es adecuado a la potencia en razón de potencia,
no tanto aquello que se adecua a la potencia por razón del estado en que
se enc
encuen
uentra
tra : .
Desde el punto natural, es decir, según las condiciones que tiene el
intelecto por su constitución natural, éste se halla abierto al ser, como la
vista lo está a la luz, con independencia de que en ocasiones se necesite
una candela, por ser poca la iluminación, o por estar el ojo enfermo o
pade
adecer miopía. Por razón de su naturaleza, la potencia intelectual sólo
puede tener como objeto propio lo más común, lo comunísimo, aunque
en la actual situación de viador, la quididad de la cosa sensible se adecue
mejor a la cond
condicició
ión
n del intelecto caído.
Este es el sentido que Escoto da al aforismo primo in intellectu cadit
ens. El intelecto tiene a natura la capa
apacid
cidad de preco
econocer
cer el ente, sobre
cuya noción se realiza cualquier otra intelección. Para Escoto, en defi
nitiva, el ente es lo primero, en el orden del origen y de la generación,
que se conoce con un conocimiento distinto r . Se conoce distinto, es de
cir, no-confuso, porque no puede resolverse en conceptos previos o
anteriores.

Si todo concepto más universal se preconoce, con conocimiento dis


tinto, antes que cualquier otro concepto menos universal, es preciso que
el ente sea preconocido, porque en todo concepto menos universal está
implíc
plícit
ito
o el concepto de ente. En cambio, la especie especialísima, cuyo
sing
singul
ular
ar mueve el sentido, se conoce con cono
conoci
cimi
mien
ento
to conf
confus
usoo .

31 Juan Duns Escoto, Ordinatio, 1, d. 3, pars 1, q. 3 (ed. Vaticana, vol. III, p. 112 14 . 16) ;
 Ob
 O b ie
ie ct
ct u
um
m pri m
mu
um potentiae assignatur illud quod adaequatum est potentiae ex ratione
po
pote
tent
ntia
iae,
e, no
non
n au
aute
tem
m qu
quod
od ad
adae
aequ
quat
atur
ur po
pote
tent
ntia
iaee in aliq
aliquo
uo st
staatu .
32 26 . 27 ) .
Ju
Juan
an Du
Duns
ns Es
Esco
coto
to,, Lectura, d. 3, pars 1, q. 2 (ed. Vaticana, vol. XVI, p. 252
33 Juan DuDuns
ns Escot
scotoo, Lectura (ed. Vati ticana, vol. XVI, p. 253 19, 2 11)) ;   Si
can Sicc igitur appa
appare
rett quod
pr
prio
iori
rita
tate
te or
orig
igin
inis
is ens est pr prim
imum
um a no
nob
bis cogn
cognit
itum
um cogn
cognit
itio
ione
ne dist
distin inct
cta,
a, et spe
species
cies spec
specia
iali
lis
s
sima   uius sing
singular
ularee fo
fort
rtiu
iuss mo
move
vett sensum cognit
cognitione
ione conf
confusa
usa .

IV. Juan Duns Escoto frente a Tomás de Aquino


ino 75

Para Aquino el mismo aforismo significa algo muy distinto. La cap-


tación del ente [q
[qua
uasisi not
notiss
issimum] se realiza con la primera concepción
imum]
in
inte
tele
lect
ctua
uall es deci
decirr en un
unaa si
simp
mple
le ap
apre
rehe
hens
nsión cualquiera que ar
ión arra
ranc
ncaa

ssiim
em
pplereapr
deehe
pre la nsió
inión
hens tuniciócco
nrnseonsaiqbulee.lloEnqtuieentdieenqeuseerel es
o eesntdeecseir alco
ccoarnnzoa elon u
qnuae
es corno rern habe habentntemem esse según dice en su co comemen ntar
tario al De inter
pretatione aristotélico . Capta el ente por tanto corno algo cosig-
nificado. Lo primero que cae bajo la mirada de la inteligencia es que una-
cosa-es. Ente se torna por tanto del acto de ser [ens sum it ur ah actu
essendii .

34 No se h a b
bll a a q
qu
u í de p r oc e s o ps i c ol ó gi c o ni de la p r e c e d e n c i a tempor al o c r o no l óg i c a
sino de pr
prin
inci
cipi
pial
alid
idad
ad no
noci
cion
onal
al .  o o pres
presta
tado
do este últ
último
imo neol
neolog
ogis
ismo
mo de A. Ll
Llano Gno
ano
seología, Eunsa Pamplona 1983
1983 p. 12
124.
4.
35 Tomá
To máss de Aquino Ex
Aquino Expo
posi
siti
tio
o libr
librii Peryerm
Peryermene
eneias
ias,, 1 lect. 5 n. 20.
20.
36  o ás de Aquino De ve
Aquino veri
rita
tate
te,, q. 1 a. 1 c.
 

 
SOB
SOBRE LA TE
TEOL
OLOG
OGÍA
ÍA COMO
COMO CI CIEN
ENCCIA PR
PRÁC
ÁCTI
TICA
CA
EN EL S I GL
GLO
O XIV·

1. Un co
com
men
enttari
rioo de so
sobr
breeme
mesa
sa de Martín Lutero

El 18 de octubre de 2004, el Prof. Richard Hartmann, Ordinario de


Teolog
logía Pastoral en la Theologische Fakultat Fulda, comenzaba su lec
ción inaugural del año académico, con un comentario de sobremesa de
Mart
Ma rtín
ín Luter
uteroo mu
muyy prov
provoc
ocat
ativ
ivo:
o:
 Vera
Vera theologia est practica, et fundamentum eius est Christus [. [.... ].
Spec
Sp ecuulativa igitur theologia, die gehort in die hell zum Teuffel .
lativa
Hartmann afirmaba que esta sentencia apuntaba, de alguna forma, a
una antigua discusión, de muy larg
largoo alcance. Volvía su mirada a plantea
mientos de la Iglesia primitiva, en la que habían surgido corno dos vías
de acercamiento a Cristo: una centrada en el seguimiento [didascalia] y
en el cumplimiento, por parte de los discípulos, de las obligaciones de la
Nueva Ley; y otra, en el aprendizaje de las enseñanzas oídas al Maestro
[cristomatía] Corno es sabido, por vez primera aparece este doble ca
mino (que entonces no implicaba contradicción, sino complernen
tariedad) en la carta de San Ignacio de Antioquía a los de Filadelfia (8,
2). En definitiva, la didascalia era más bien práctica; la cristomatía tenía

Public
Publ icad
adoo ororig
igin
inal
alme
mentntee en alemán: Zur Theo Theolo
logi
giee als pr
prak
akti
tisc
sche
herr Wiss
Wissen
ensc
scha
haft
ft im 14.
Jahrhunde
ndert , en M. Lutz-B z-Bachman
mann / A. Fidora (eds.), Ha Hand
ndlu
lung
ng un
und d Wiss
Wissen
ensc
scha
haft
ft Die
Die
Epis
Ep iste
temo
molo
logigiee der
der pra
prakti
ktisc
schen
hen Wi
Wiss
ssen
ensc
scha
haft en im 13. und 14. Jahrhundert Aka
ften Akadem
demieie Ver
Ver
lag, Berlin, 2008, pp. 143-151. La tr trad
aduc
ucci
ción
ón,, que ahora se publica, revisa y am
amplplía
ía el origi
nal
nal alem
alemán
án..
  verd
verdad
a ader
eraa te
teol
olog
ogía
ía es prác
prácti
tica
ca y su fundamento es Cristo [. [.... ]. Por ello, la teo
teología
gía
es
espe
pecu
cula
lati
tiva
va debe ir al infifieerno
rno, con el demo
demoninioo ; Mart
Martin
in Luther, Werke WA TR 1, n. 153,
n 16-21,   KopKopff (ed.), Herm
Herman annn Bohl
Bohlau
auss Nachf., Weim
Weimarar,, 2000, p. 72 [u [unv
nver
eran
ande
dert
rter
er Ndr.
der Au
Ausg
sgab
abee von 1912].

78 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

caracter más especulativo y sapiencial. Ante Cristo, por tanto, cabían


tanto el dis
isccipul
ulaado, como la esc
scuc
uch
ha de la doctrina
na..
Volvamos ahora a la Tischrede de Lutero. A pesar de lo dicho por

Hartmann, la expresión de Lutero tiene otro contexto, muy alejado de las


preocupaciones de la primitiva Iglesia, pues no en vano habían transcu
rrido catorce siglos. Parece el mismo problema, pero no es lo mismo,
pues han cambiado mucho las circunstancias. Cuando Lutero enviaba la
teología especulativa al infierno, lo hacía, es cierto, para subrayar el ca
rácter discipular del seguimiento de Cristo, si se me permite hablar así.
Pero, también enviaba al inf
nfie
ierrno la espepeccula
lacción teoló
lóg
gica
ica, porque des
confiaba de la misma especulación. Por eso, sólo era ve verra theo
theolo
logia la
gia
theolog
the ologia
ia prac
practica No cab
tica abía
ía,, pu
pues
es,, un
unaa te
teol
olog
ogíaía es
espe
pecu
cula
lati
tiva
va..
Lutero se situaba el final de un ciclo de longue durée , como dice la
historiografía francesa. Lutero recibía una larga tradición agustiniana,
quee habí
qu habíaa sid
ido
o formalizada por los maestros francis isccanos del ba
bajo
jorrnedie
vo, pero lo radicalizaba de tal modo, que apenas se reconocían en el plan
teamie ient
nto
o luter
terano sus
sus antecedentes.tes. La contra
traposi
sicción entre theologia
speculativa y the theolo
ologia
gia prac tica había sido, en el plenomedievo, un tema
practica
fundamentalmente académico. Sin embargo, cuando Lutero recibió el
tema, al comienzo de la Reformation el tema había desbordado ya lo es
trictamente académico y se había transformado en una opción, no sólo e
pis
isttemológigicca, sin
ino
o tam
también
ién reli
lig
gio
iossa. Con su polémica recepción, el Re
formador inauguraba un distanciamiento quizá definitivo entre la Welt-
anschauung cr cris
isti
tian
ano-
o-lu
lute
tera
rana
na y la Weltanschauung cristiano-romana.
La polé
polémi
mica
ca re
rece
cepc
pció
ión
n  j al cielo, o al infierno con el demonio ) ha
bría de tener una influencia decisiva en la parcelación de la ciencia teoló
gica en multitud de reinos taifas, si me es lícito usar un símil geopolítico
del medievo ibérico. En el área evangélica, el rechazo de la teología es
peculativa abocó en la afirmación de que sólo es posible la teología posi
tiva, es decir, que sólo cabe una hermenéutica crítico-literaria o crítico
hist
histór
óric
icaa de lo
loss he
heccho
hoss reli
religi
gios
osos
os cris
cristi
tian
anos
os.. Fr
Frie
iedr
dric
ich
h Sc
Schl
hlei
eier
erm
mac
ache
her,
r, en
el contexto pietista tardo-ilustrado y neokantiano a la postre, sería el
abanderado de esa convicción, según la cual no sólo es imposible una
teología especulativa, sino que carece de interés. La teología se conver
thu
irám
hum , an
enidad
anid lades
asesm.anEn
os cons
densec
co Secue
chuenc
lencia
ieria,
m, ala
chteol
erolog
te , ogía
eníaunutctoanligslosó
mleorasd
sól eroá dele connj
ueuvnt
nju aos
nto
de los saberes positivos al servicio del análisis del fenómeno religioso.
Sólo hay arqueología cristiana, historia del arte, historia de la literatura

V. Sobr
Sobree la te
teol
olog
ogía
ía como
como ci
cien
enci
ciaa prác
prácti
tica
ca 79

cristiana primitiva, crítica literaria de la Sagrada Escritura, an


anttrop
ropologí
logíaa
hi
hist
stór
óric
ica,
a, et
etc.
c.
Regresemos ahora al medievo. Si nos trasladamos al momento en que
el debate sobre la identidad científica de la teología alcanzó su culmen a
finales del siglo XIII y comienzos del siglo XIV), comprobamos que la
discusión en torno a la condición especulativa o práctica de la ciencia
teológica no implicaba entonces la disyuntiva entre la aceptación o el
rechazo de la razón filosófica o de la razón teológica, sino que, por el
cont
co ntra
rari
rio,
o, pl
plan
ante
teab
abaa una cues
cuesttión
ión de enor
enorm
me inter
nterés
és espe
especu
cullati
ativo
vo.. Co
Con
nsti
sti
tuye un misterio, apenas desvelado por los historiadores, cómo llegó Lu
tero a esa Tischrede cambiando el sentido y la pretensión de la discusión
medieval sobre el carácter especulativo o práctico de la teología.   lo
que es mucho más importante todavía: ¿por qué los oyentes de Lutero en
este caso los contertulios) no reaccionaron ante la sentencia del Refor
mador? Si aceptaron su Tischrede es que el mundo tardo-humanista
alemán estaba conforme con la sentencia luterana ... La solución de con
tinu
tinuid
idad
ad,, el gap entre la plenoescolástica y el humanismo, si es que lo
hubo, constituye un enigma, sobre el que volveremos al final de este tra
bajo.

2 In
In pri
rinc
ncip
ipio
io erat Ioan
Ioanne
ness Duns Scotus  
Scotus

Recordemos antes algunos hitos históricos. Tomás de Aquino, como


se sabe, rompió con toda la tradición anterior al asignar a la teología,
como cometido primario, la función especulativa. Si la teología quería
asegurar su estatuto epistemológico y, con ello, su lugar en la Universi
dad de París, tenía que reunir la condición de ciencia, conforme a la defi
nición de ciencia acuñada por el Estagirita. Hasta Aquino todos los teó
logos agustinianos habían coincidido en rechazar que el saber teológico
tuviera un fin puramente especulativo. Todos convergían en que la teo
logía es afectiva. Aquino cambió las cosas y, como he dicho, estimó que
la sac
sacra
ra doct
doctrin a es prin
rina princi
cipa
palm
lmen
ente
te espe
especu
cula
lati
tiva
va magiagis tam
tamen specu
pecula
la
tiva
tiva quam
quam prac
practi
tica
ca ).
El asunto se complicó de forma extrema en la siguiente generación pa
risina, cuando Juan Duns Escoto retomó el asunto.

80 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sara
Saranya
nyana
na

Nunc a un pensa dor de gran e nverga dura deja las cosas donde esta ban
y se limi ta a repetir propuestas. Es obvio que ta mpoc o Duns Escoto. El
teólogo franciscano, al preguntarse, en el prólogo de su c ome ntario a las
Sentencias si la teología es c iencia es pec ulativa o práctica, abrió otro
frente inte res antísim o La
La pre gunta clave fue desde entonces: qué es la
praxis y qué es la especulación, o sea, qui quidd sit sp
spec
ecularii y qui
ular quidd sit pr
prax
axis
is..
Ya no se trataba sólo de decidir entre la prim ac ía de la afe afe c tuos i da d o
de la condi
dicció
iónn especulativ
ivaa de la ci
cien
enccia teológica, sino que se co com men
enzzó
a disc utir sobre la naturaleza de lo especulativo y de lo práctico, y sus
relaciones.
Es obvio que este planteamie nto esta ba muy lejos de despreciar la es-
peculación, porque de suyo era e speculac ión dura, razón pura, gnoseo-
logía al nivel más alto. Lo que sucede muchas veces en la historia, se
repetiría dos siglos después de Duns: la m áx áxim
imaa es pe culación acabaría
prod
produc
ucieien
ndo hastío y aburrimiento. Es, en parte, lo que hemos pre ressencia-
do en nues
nuestr
tro
o tiempo: después de tanta raci
racion
onal
aliz
izac
ació
iónn fi
filo
lossófic
óficaa prom
promo-o-
vida por la Ilustración y el romanticismo, la filosofía se ha pe rmitido un
dessca
de cans
nso,
o, una es
espe
peci
ciee de respiro, opta
optand
ndo
o por la fi
filo
lossofía
ofía debo e algunos
profesionales de la filosofía han llega do a optar por el rechazo de la ra-
ciona
nallidad misma. Y esto es muy grave   , a mi entender.
dad

3. La discusión de Duns Escoto sobre la condición de la ciencia

teológica

Duns se planteó la misma cuestión que sus antecesores y casi en los


mismo
mism o té
térm
rmin
inos
os:: Utrum the
theolog
logia sit scien
cientitia
a pr
prac
acti ca ve speculativa
tica
Pero es evidente que la cuestión no sig ign
nif
ifiicaba ahora lo mismo que antes.
Según Tomás de Aquino la sacra doctrina trata más de las cosas divinas
rebuss   v n s que de los actos humanos [de ac
[de rebu actib
tibus
us hu
huma
mani s].. Para
nis]
Aquino, la ciencia práctica es la que trata de las cosas que pueden ser
hechas por el hombre [d [dee rebu
rebuss ope
opera
rabil
bilibu s].. No hay más discusión en
ibus]
Aquin
quino,
o, salvo afirma
rmar que la sacra do
docctr
trin
inaa est magis speculati tiv
va ququam
am
2 Juns
Juns Duns
Duns Esco
Escoto
to,, Ordinatio pr
prol
olog
ogus
us,, pars
pars quin
quinta
ta..
3 Juns
Juns Duns
Duns Esco
Escoto
to,, Ordinatio q. 1 ed. Vat
atic
icaana,
na, vol. I, p. 153).
  Tomás
Tomás de Aqu
Aquin
ino,
o, Su
Summ
mma
a Theologiaee I, q. 1, a. 4, c.
Theologia

V. Sob
Sobre la te
teol
olog
ogía
ía co
como
mo ci
cien
enci
ciaa prá
ráct
ctic
icaa 81

practica , concediendo que hay algo práctico en esta disciplina, aunque


no sea lo decisivo.
En la afirmación de su tesis, Escoto va a ir mucho más allá. Para em-
peza
pezarr sien
sienta
ta un prin
princi
cipi
pio
o inqu
inquie
ieta
tant
nte:
e:
 Las autoridades [referidas] prueban que la teología no es una ciencia
espe
specífica por el hecho de especular, porque una ciencia espe
specul
ulaativa
sólo espec
pecula
ula, como
omo ense
nseña Avice
Avicena
na .
La acción de especular no tiene por sí misma un objeto propio que
pueda determinar la naturaleza específica de una ciencia. Si la teología
sóllo fues
só uese espe
especu
cullativ
ativa,
a, no cabría dist
distin
ingu
guir
irla
la de ot
otrras ciencias espec
pecul
ulaa
tivas, porque el fin de la especulación es el puro especular. No se podría
distinguir, por ejemplo, entre filosofía y teología; y, como se sabe, la
distinción entre ambas ciencias constituyó uno de los grandes temas del

si
sist
stem
emaa escotista
escotista .
Al desechar que la teología sea ciencia meramente especulativa, Duns
estable
bleció un principiopio de impo
import
rtan
anci
ciaa capital, que despué
spuéss desarrol
olllaría
con mayor amplitud: que la especulación se cierra sobre sí misma. En
otros términos, que el intelecto se vuelve sobre sí mismo, de modo que la
inma
nmanenc
nenciia se des-envu
nvuelve o des
des-arrolla en la pura inmanencia. El inte
lecto es incapaz de salir de sí: non extra se tendit . El ve verb
rbum
um ment is es
mentis
inmanente, a no ser que su acto contemple el acto de otra potencia o haga
relación a él ( nis
nisii ut actus eius respicit actum alterius potentire ) . En
este último caso, sin dejar de ser inmanente, se comporta como si fuese

trascendente.
Veámoslo con más detenimiento. El intelecto genera intelección y la
intelección es intelecto, aunque no es el mismo intelecto. La operación
intelectual no sale de sí, aunque, al entender, se produce una caída on
tológica. En la generación del ve
verb
rbum
um ment is ha
mentis hay
y una
una objetiva degr
degrad
ada
a
ción , porque el verbo mental no es el intelecto mismo, sino sólo un ac
cidente del intelecto. Sólo en la Santísima Trinidad, el principio fontal,

 Hee autem auc


auctor
torita
itates
tes prob
proban
antt quod ista sc
sciienti
entiaa [theologia] non est prrecise prop
propte
terr
sp
spec
ecul
ular
ari,
i, sed
sed sp
spec
ecul
ulat
ativ
ivaa nihi
nihill qure
qureri
ritt ul
ultr
traa sp
spec
ecul
ular
ari,
i, secu
secund
ndum
um Avicen
Avicennam
nam 1 Metaphysicce ;
Tomá
Tomáss de Aq
Aqui
uino
no,, Summa Theolo giaee 1, q
Theologia q.. 1, a. 4, c.
a Este tema
tema se ha trat
tratad
ado
o am
ampl
plia
iame
mentntee en el capí
capítu
tulo
lo tercero, supra.
6 Ju
Juan
an Du
Duns
ns Escoto,, Ordinario q. 2 (ed. Vaticana, vol. 1, p. 1557) .
Escoto
7 Ju
Juan
an Du
Duns
ns Esco
Escoto
to,, Ordinatio (ed. Va
Vati
ticana,, vol. 1, p. 1558 ) .
cana

82 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Sarany
nyan
anaa

que es el Padre, es Dios mismo en toda su plenitud, como también es


Dios en toda su plenitud el Verbo generado. El Verbo eterno no es menos
que el Padre, sino consubstancial con el Padre. Esto lo sabía Duns perfec
tamente, como también sabía que entre la primera procesión intratrinita
ria y la generación del ver
erbu
bum
m me ntiss no hay estricta igualdad, sino sólo
menti
analogía.
Según me parece, Duns intuía que el gran problema de los sistemas
neoplatónicos había sido cómo explicar de forma convincente que una
oper
op erac
ació
iónn intelectual (divina) puede originar una amplia realidad extra
mental. Todo profesor de filosofía medieval sabe cuán difícil es que los
al
alum
umnonoss ac
acep
epte
ten
n el em
eman
anan
anttis
ismo
mo ne
neo
opl
plat
ató
óni
nico
co.. La doc
octtri
rin
na av
avic
icen
enia
ian
na de
la décima inteligencia aparece muy ex extr
trañ
añaa y paradójica a los estudiantes
(al menos en ambientes latinos); y todavía más asombroso e incompren
sible resulta que Meister Eckhardt haya establecido que el intelecto no es
ser, que está antes que el ser, y que el ser es su primera criatura . No es
en absoluto evidente que el ser se siga del ininte
tele
lect
cto
o .
Cualquier medievalista sabe que Hegel ensalzó tanto a Anselmo de
Canterbury porque pensó que Anselmo había puesto la realidad a partir
del pensamiento. Hegel llevó el agua a su molino, forzando el sentido de
la prueba contra Gaunilo . Dejemos a un lado a Hegel, para no co com
mp l i c a r
más las cosas; y pasemos por alto también si Duns estaba o no anticipan
do algunas cuestiones que habría de plantearse Kant, cuando éste estudió
si los ju
juic
icio
ioss analíticos y sintéticos eran a pr
prio ri o a pos
iori posteriorii y qué tipo
terior
de juicios hacen ciencia. Volvamos a nuestro asunto: la inmanencia del
acto
acto inte
intele
lect
ctua
ual,
l, se
segú
gún
n Du
Duns
ns..
Si la teología fuese ciencia meramente es espe
pecu
cula
lattiv
ivaa estaría encerrada
en una torre de marfil, condenada a la esterilidad. Por tanto, había que
buscar una salida prác ácttica a la teología, para que ésta fuese una ciencia
útil, lo mismo que es útil la matemática cuando permite componer músi
ca o medir los movimientos de los astros, o es útil la lógica, cuando faci-

b Cfr. 1.   Sa
Sara
rany
nyan
ana,
a, Meis
Meiste
terr Eckhart: Eine Na Nach
chle
lese
se der Kolner ner Kont
Kontro
rove
vers
rsee (132
(1326)
6) ,
en A. Zimm
Zimmer erma
mann
nn (ed.), Die Kol olne
nerr Uni
nive
verrsitd
sitdtt im Mitt
tteela
lalt
lteer Gei
Geisti
stige Wur
urzzel
eln
n un
und
d so
so--
zi
zial
alee Wi
Wirk
rklic
lichkeit Wa
hkeit Waltlter
er de Gru
ruyyter
ter, Mi
Misc
scel
ella
lane
neaa Media
ediaeevali
valia,
a, 20, Berlín, 1989, pp. 212
226, trad. cast.: M e i s t e r Eckhart y la contro versia coloniense (1326). A propósito de la
libertad
libertad de inv
invest
estiga
igació
ciónn teológ ica , Scr
teológica Script
ipta
a Th
Theol
eologi
ogica
ca 1989
1989 (21)
(21),, pp.
pp. 887-
887-90
902.
2.
  Cfr. J.   Sa
Sara
rany
nyan
ana,
a, Warum
Warum Hegel den Hl. Anse1m bewu
bewund
nder
erte
te.. Eine Revi
Revisi
sion
on , Archa
Verbi 2005
2005 (2),
(2), pp.
pp. 128-
128-13
139.
9.

V. Sobr
obre la teol
teolog
ogía
ía como
como cien
cienci
ciaa prá
ráct
ctic
icaa 83

lita alcanzar la verdad de las cosas. Escoto quería romper el círc


círcu
ulo de la
inmanencia , porque A es A, supone A . y nada más.
A mayor abundamiento, esa practicidad había de ser científica, es
decir, conforme con la definición de ciencia acuñada por Aristóteles: un
con
co noci
cim
mie
ien
nto ci
cier
erto
to por cau
ausa
sas.
s. Esco
scoto buscab
scabaa, pue
pues, una espe
especu
cula
laci
ción
ón
práctica . Y este era el gran problema: si es posible tal especulación
prác
prácti
tica
ca es po
posi
sibl
ble.
e.

4. Sobre la praxi
raxiss

Ya se sabe que la solución depende de la pregunta. Una buena pregun


ta puede conducir a una buena solución. Una mala pregunta siempre abo
ca al fracaso. Ante todo conviene preguntarse, con Duns Escoto, de qué
praxis est
estam
amos
os ha
habla
bland
ndo.
o.
Hablamos de una praxis que tiene un fin. Una praxis sin un fin no es
una praxis inteligente, no es una verdadera praxis, y, por ello, no puede
dar lugar a una ciencia. El caos o el puro azar no pueden generar ciencia.
Además, preocupaba a Duns que algunos pudieran equiparar la teología a
cualquier otra ciencia práctica, pues la teología no puede ser una ciencia
práctica sin más, como la ciencia historia, que analiza hechos pasados sin
influir directamente en ellos. La historia sólo contempla lo que es dado.

Duns no podía aceptar que la teología fuera, sin más, una ciencia positi
va, una ciencia de hechos dados.
Por ello, Escoto se demandó, si la teología es ciencia práctica por el
hecho de que su fin sea la praxis , y en tal caso, de qué tipo de ciencia
práctica hablamos. Así, pues, Duns dividió su estudio sobre la ciencia
prác
prácti
tica
ca en tres
tres su
sub-
b-cu
cues
esti
tion
ones
es::
Artículo
Artículo primero: ante todo se preguntó qué es praxis [q
primero: [qui
uid
d si
sit]
t]
Artícu
Art ículo
lo se
segundo: después averiguó de qué modo el conocimiento
gund
prác
prácti
tico
co cono
conoce
ce la prác
prácti
tica
ca [q
[qua
uali
lite
terr si
sil]
l]
U tr
tr um
um ex ordine ad praxim ut ad finem dicat ur [theologia] per se scientia practica ;
Juan
Juan Duns
Duns EsEscoto,, Ordinatio q. 2  e o Va
coto Vati
tica
cana
na,, vol. I, p. 154).

84 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Sarany
nyan
anaa

Artícul
Artíc ulo
o te
terc
rcero: por último, se c ue s ti onó p o r qué el c on o c i mi e n t o
ero
prác
prácti
tico
co pu
pued
edee co
cono
noce raxis  a quo sit , pues es obvio que un aconte 
cerr la prax
cer sin fin no es cognoscible , cocomm o es inc
nco blee el puro azar .
ognos c ibl

a La p r a x is es un acto elícito que se conforma a una intelección


previa

En pr i me r lugar, hay que pone rs e de a c u er do en qué sea la praxis


[qui
[quid
d si
sit]
t],, po
porq
rque
ue he
hem
mos dic
dicho que es cie
ienc
ncia
ia prác
práctitica
ca aq
aque
uell
llaa ci
cien
enci
ciaa que
conoce
conoce actos pr prác
ácti
tico
cos.
s.
C o m o de c ostumbre , la re spue sta de E s c ot o a esta pr e g u nt a fue con
tunde nte y de una pr ofundida d e nc omiable. La praxis es un acto elícito
de una potenc ia, que se c on f or m a a una inte le c ción pre via que es recta,
pa r a que sea recto el m i s m o acto. Hay una intele cc ión, que i nci ta o esti
m u l a una potencia , para que é s t a p r o du z c a un acto propio, que se hace
recto, siguie ndo el m ode lo de re ctitud que fac ilita la intelec ción previa.
En térm
términ
inos
os más com
omplplic
icaado
doss y casi literales:
  A n t e todo digo que la praxis, de la cual tra ta el c o noc im ie n to prácti
co, es un acto de una pot otee nc ia dis tinta del inte lecto, na tura lm ente pos
te rior a la inte le cción; un acto que de suyo (es decir, por su pr opia na
turaleza) es gene rado para ser c o nf o r me con la re c ta intelecc ión, p a ra
que sea algo rec
ecto
to
La an
ante
teri
rior
or resp
respue
uessta de Du
Duns
ns tien
tienee tres condiciones o pre
presu
supue
puest
stos:
os:
1° que la praxis no es un acto de la in te l i ge n c ia sino de ot r a pote nc ia ;
2° que ese acto es na tu
turra lme nte po
poss te ri
rio
or a la inte le c c ión recta;

  Pr
Prim
imo,
o, quid praxis sit ad quid di
dici
citu
turr co
cogn
gnititio
io prac
practi
tica
ca exte
extend
ndit
it;; secu
secund
ndo,
o, qual
qualit
iter
er cog
nitio pr
prac
acti
tica
ca ex
exte
tend
ndit
itur
ur ad prax
praxim
im illam; teterrti
tio
o, a quo habe
habett cogni
ogniti
tioo talem exte
extens
nsio
ione
nemm ;
14 17
Ju
Juan
an Du
Duns
ns Es
Esco
coto
to,, Ordinatio (ed. Vati
Vatica
cana
na,, vol. 1, p. 154     .
10   D iicc o igitur p rrii m
moo quod praxis ad quam cogni ttiio practica extendi ttu ur \ est actus alterius
po
pote
tent
ntiaiaee quam
uam in
inte
tell llec
ectu
tus,
s, \ na
natu
tura
rali
lite
terr po
poste
sterio
riorr inte
intell
llec
ecti
tion
one,
e, \ natu
natuss eli
licci conf
conform
ormit
iter
er inte
inte
llectioni rectae ad hoc ut sit rectus ; J u a n Duns Escoto, Ordinatio (ed. Vaticana, vol. 1, p.
155 1-5 ) .

V. Sobr
Sobree la te
teol
olog
ogía
ía como
como ci
cien
enci
ciaa prác
prácti
tica
ca 85

3° Yq
Yquue es un acto elícito orientado a la rectitud por esa intelección
recta.
He aquí la prim
primera
era co
cond
ndic
ición o presupuesto: el intelecto, corno ya se
ión

dijo, no sale de sí non extra se tendit ), a no ser que un acto suyo se


refiera al acto de otra potencia 11. Sólo entonces el intelecto sale de sí,
pero no por sí mismo, sino en virtud de la otra potencia.
Sin embargo, no todo conocimiento del acto de otra potencia es nece
sar
aria
iame
ment
ntee co
cono
noci
cimi
mien
ento
to pr
prác
ácti
tico
co,, po
porq
rque
ue en
ento
tonc
nces
es la ló
lógi
gica
ca se
serí
ríaa pr
prác
áctti
ca, pues la lógica versa sobre el acto de discurrir quia dirigit in actibus
discurre
ren
ndi ). Hab
abrrá que identifi
ficcar, por tan
antto, qué actos reúnen la cacarrac
ac
terística de transformar en conocimiento práctico la acción de pesar
sobre ellos. Digámoslo en otros términos: para que haya conocimiento
práctico, se precisa que el conocimiento verse sobre un acto que sea pri

m
saari
ar
soiabm
reenetledipsrcác
áct
urtsico
co.
o h. uLm
oalnóog,iceal cnuoalesnocoensopcim
cirámciteicnotoenprsáícti
ctmicisom
, poo. rLquueegvoe, ry
dicho con más precisión, ¿cuáles son los actos que, inducidos por el inte
lect
lecto,
o, de
deno
nottan qu quee esesee intel
ntelec
ectoto es co cononoci
cimmien
iento pr prác
ácti
tico
co??
En conclusión: el conocer especulativo de lo especulativo, es sólo es
peculativo; es conocimien entto, por tanto, especu
cullati
ativo-es
esp
pec
ecuulativo. Será
cono
co noci
cimi
mien
ento
to es
espepecu
cula
lati
tivo
vo-p-prá
ráct
ctic
ico,
o, cu
cuan
ando
do co
cono
nozczcaa un ac
acto
to que pr
prim
ima
a
riamente sea práctico, con tal de que ese acto haya sido inducido por el
propio
pro pio int
intele
electo
cto..
La se
segu
gund
nda
a co
cond
ndic
ición o presupuesto es que ese acto primariamente
ión
práctico sea posterior a la intelección, desde el punto de vista de su gene
ración. El acto práctico no puede ser anterior a su conocimiento ni total
mente independiente del intelecto, aunque no sea acto intelectual. La
ciencia especulativo-práctica no es un conocimiento práctico de lo ya
sucedido, corno la ciencia histórica [d [die
ie es
esch
chic
ichte] , por ejemplo, que
hte]
conoce hechos ya acontecidos, y no hechos que están por acontecer. La
ci
cien
enci
ciaa es
espe
pecu
cula
lati
tivo
vo-p
-prá
ráct
ctic
icaa co
cono
noce
ce he
hech
chos
os que
que es
está
tán
n in
indu
duci
cido
doss po
porr ella
ella,,
corn
co rno
o indu
induci
cido
dos,
s, no sien
siendo
do toda
todaví
vía.
a.
¿Se puede conocer un acto posterior que todavía no es? Parece, en
efecto, que sólo cabe conocimiento verdadero de lo naturalmente ante
rior; sólo hay intelección de lo ya sucedido... Esto es verdad, porque lo

11  nisi ut actus eius respicit actum alterius potentiae ; Juan Duns Escoto,  rdinatio  ed.
Vaticana, vol. I, p. 1558 ) .
tican

86 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Sarany
nyan
anaa

conocido es objeto por si propio, es decir, está frente al cognoscente y


presente a él. Sin embargo, también es posible el conocimiento del acto
posterior que todavía no ha sido, cuando se lo conoce en un fin previsto o

tciocnoc
no
o ecnido.
do
el. fLa
in; ccioennci
nc
ociae espe
es
el pecu
accula
to lat
cotivo-
iv
mo-pr
o prác
máct
edtiic
ica
o aqudet
de
ertiedcotapyarcaonoc
on
unoce
feine. lEalcftion persáclo
último en la consecución pero lo primero en la intención; el acto práctico
es conocido en el acto especulativo que conoce el fin.
Esco
scoto añadió una teterc
rcer
era
a con
condic ión o presupuesto, que es doble: que
dición
el acto conocido sea elícito no imperado, por tanto), o sea, que sea el
acto propio de una potencia distinta del intelecto y que emane natural
mente de esa potencia; y que sea un acto, además, orientado a la rectitud
  ad hoc ut sit rectus ).
Hast
Hastaa aquí
aquí qu
quid
id si
sitt pr
prax
axis
is..

b El intelecto conoce el acto prác


prácti
tico
co

En se
segundo lugar conv
gun onviene ahora aver
veriguar
uar cómo
ómo [qualiter] el inte
le
lect
cto
o espe
especu
cula
lati
tivo
vo-p
-prá
ráct
ctic
ico
o cono
conoce
ce el acto
acto prác
prácti
tico
co..
El intelecto espec
peculativo-práctico tiene una relación aptitudinal a la
praxis, como ya hemos indicado. Por eso la conoce. Pero no sólo se con
forma el conocimiento a la praxis, sino que el conocimiento es conforma
tivo de la praxis. Duns distingue entre cog cogni
nitio
tio con
confor
forma ta praxi y cogni-
mata
ti
tio
o confor
conformat
mativaiva pr
prax is.. El conocimiento es conforme a la praxis, en los
axis
dos sentidos, pero sólo es conoc nocimient
nto
o práctico en el segundo: cuando la
intelección es conformadora de la praxis, porque es propio de tal cono
cimiento dirigir y regular la praxis , La intelección tiene entonces una
cierta eficiencia sobre la praxis; hay aliqua effi effici
cien
enti
tia
a in co
cogn
gnit
itio
ione
ne res-
pectu pr
prax is.. Por ello, que el conoc
axis onociimiento sea espec
pecul
ulaativo o práctico no
connota diferencias esenciales en el hábito del conocimiento y, por lo
mismo, tampoco en el tipo de ciencia que se origina. Equipara la división
12  Co
Cogn
gnit
itio
ione
nern
rn autem esse pr
prio
iore
ress na
natu
tura
rali
lite
terr praxi et ei conf
confor
orme
mem,
m, non est esse conf
confor
or
mata
matamm praxi quasi priori, sed est esse co
conf
nfor
orma
matitiva
vam
m praxis quasi post
posteerio
riore
res,
s, sive, et esse
cui praxis sit conform anda, quod est co g gnnit iio
o ne
nem dirigire et regulare in praxi ; Juan Duns
5 9
Escoto, Ordinatio  ed. Vati
ticcana
na,, vol. 1,p. 162 - ) .

V. Sobr
Sobree la teol
teolog
ogía
ía como
como cien
cienci
ciaa pr
prác
ácti
tica
ca 87

del in
inte
tele
lect
cto
o en espe
especu
cula
lati
tivo
vo-e
-esp
spec
ecul
ulat
ativ
ivo
o y esp
speecu
cula
lati
tiv
vo-p
o-práct
ráctic
ico
o, a la
división que se puede hacer entre los números, según par o impar, entre
línea recta o curva. El intelecto se divide en especulativo o práctico
según el modo como el intelecto contempla la realidad práctica: o en sí
misma ( quasi quoddam absolutum ) o en cuanto término ( ut   termi
num .

c) Cómo es po
possib
ible
le que el intelecto pu
pueeda dirigir la pra
raxxis

Con todo, ¿cómo es posible que el intelecto pueda dirigir la praxis,  


conformar el acto práctico, si el acto práctico es siempre un después El
intelecto conoce la praxis, porque la praxis lleva a un fin, que el intelecto
conoce de antemano. De este modo, el artículo tercero, dedicado a pre
guntar cómo puede conocer el fin del que no tiene certeza, nos lleva más
lejos
lejos tod
todaví
avía.
a.
Es sabido que la razón última por la que discrepan Tomás de Aquino y
Duns Escoto reside precisamente en la manera de concebir el fin último
del hombre: o bien contemplar a Dios cara a cara, en visión facial, consi
dera
de rand
ndoo que ta
tall vi
visi
sió
ón pr
pro
odu
duce
ce en los
los bien
ienav
aven
entu
tura
rado
doss un gozo in
ind
descr
escrip
ip
tible (según Aquino); o, de otra manera, considerar que la suprema feli
cidad consiste en alcanzar a Dios, que es el sumsummum
mum bobonu
numm para amar

para siempre en la plenitud de ese supremo amor (Escoto). Son dos mo
dos de considerar la eterna bienaventuranza, que, sin bien no son separa
bles, delatan distintas acentuaciones teológicas. Si el fin conocido de
ant
nteema
mano
no impl
implic
icaa el con
onooci
cim
mien
iento del act
cto
o prác
prácti co,, y lo
tico loss dos
dos pe
pens
nsad
ador
ores
es
citados discrepan en este punto fundamental (no se olvide, a modo de
ejemplo, que el Aquinate comienza la segunda parte de la Sum ummma Theo-
logia que es su amplia teología moral, con una importante cuestión de
dicada al fin último del hombre), las teologías de ambos se separarán no
sólo en soluciones concretas sin sino, y ab initio en la consideración de los
nitio
mism
mi smos
os fund
fundam
amenento
toss ep
epis
iste
temo
moló
lógi
gico
coss de la di
disc
scip
ipli
lina
na..
Conviene que nos detengamos aquí, al tiempo que recapitulamos las
prin
princi
cipa
pale
less co
conc
nclu
lusi
sion
ones
es de Du
Duns
ns Es
Esco
coto
to..

13 Cfr. Jua
Juan Duns Es
Esccoto, Ordinatio I (ed. Vati
Vaticana,, vol. I, p. 1634  55)) .
cana

88 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Saran
Saranyana
yana

5. Qué imp
implica
lica según Escoto que la teología sea ciencia práctica
práctica

La pregunta inicial de Escoto: Utrum theologia sit scientia prac practi


tica
ca
vell sp
ve specu
ecula
lativa se decanta com
tiva como desta
estaca
ca la medievalí
alística
ica a favor de la
cie
ciencia
ncia práctica. Pero si nos quedár
edáram
amo os sólo con esta afi
afirmació
ación
n habría
mos simp
simpli
lifi
fica
cado
do en exce
excesso el prob
proble
lema
ma al desp
despre
reoc
ocup
upar
arno
noss del verda
erdad
de
ro alcance de la formidable discusión que acabo de resumir. Sería agra
viar el talento de Juan Duns Escoto pen pensar
sar que la prolij
lija discu
iscussió
ión
n sobre
la condición científica de la teología fue un puro despliegue de sutilidad
lógica. Duns era consciente de que en ese discurso desarrollado al co
mienzo de la Ordinatio se juga jugabba toda la orientación de su síntesis teo
lóg
lógica
ica y en al
algú
gún
n sen
senti
tid
do la val
alid
idez
ez de su espe
especu
cula
laci
ción
ón onto
ntológi
lógica
ca..
A la letra si sin embargo es es preciso reconocer que Escoto no se separó
dema
demasi siad
adoo de sus ante
antece
ceso
sorres al di
disc
scut
utir
ir el tema Aqui
Aquinono incluido. Pare
ce a priori que no hay un hiato infranqueable entre el Angélico y el
Doct
ctoor Sutil por mucho que lo hayan subrayado los manuales al uso. En
efecto Tomás nunca negó el carácter práctico de la sa sacra
cra dodoct
ctrin a aun
rina
que destacó que era fundam damenta
entallmente
ente esp
especu
eculativa.
iva. Y tamp
tampococoo Escoto
rechaz
chazó ó que la te teo
ologí
gíaa tuviera car
carácte
ácterr esp
especula
culati
tivo
vo--espec
specu ulati
lativ
vo aun
cuan
cuand do haya insisti tid
do en su aspecto esp especul
culativ
tivo-práctic
cticoo. Y con todo
en la discusión emergen dos maneras de ver las cosas o sea dos acen
tuac
tuacio
ioneness que si bien apar
aparenente
teme
mentntee no afectan a nada esen
esenci
cial
al acab
acabar
arán
án
por sep
separ
arar
ar a los respectctiivos segu
eguid
idoores de forma irreconciliable. Paran
gonando enen algún sentido la máx
máxima
ima cita
citadda por Aquin
quinoo al com
comienz
ienzoo de
su opús
opúscu
culo
lo   e ente et essentia una pequ
pequeñeñaa sepa
separa
raci
ción
ón al prin
princi
cipi
pio
o aca
ba le
leva
vant
ntan
ando
do un muro in
infr
fran
anqu
quea
eabl
blee al fina
finall .
Para mostr
ostrar
arlo
lo con
convi
vien
enee recordar anante todo qu
que el objeto de la cien
cia teológica está determinado por los artículos de la fe; y que tales artí
culos sólo se conocen intelectualmente y por la revelación porque no
tene
tenemo
moss cono
conoci
cimi
mien
ento
to sensible de ellos. En otros términos los artículos
de la fe inciden di
dire
rect
ctam
amen
ente
te en el in
inte
tele
lect
cto
o me
medi
dian
ante
te la noticia revelada
que es primeramente sólo conceptual y luego judicativa. Es innegable
que la revelación nos muestra ad además que el destino de nuestra vida es
la visión facial de Dios superado el estado de viador. Y aquí reside pre-

d Quia parvus error in pri


Quia rin
ncipio magnus est in fine se
secu
cund
ndum
um Ph
Phil
ilos
osop
ophu
hum
m ; Tomás de
Aquino e ente
nte et es
esse
sentia proemium.
ntia

V. So
Sobr
bree la teol
teolog
ogía
ía como
como ci
cien
enci
ciaa prác
prácti
tica
ca 89

ci
cisa
same
ment
ntee el pr
prob
oble
lema
ma:: ¿c
¿cóm
ómo
o con
onju
juga
garr un
unaa no
noti
tici
ciaa inte
intele
lecctua
tual, co
cono
noci
cida
da
por revelación, con un camino concreto que debe transitarse? No hay
duda de que es imprescindible la conjunción de lo intelectual conoci

cmaim
enintoo)
o),d, epa
l craam
para quineol)oscoanrtílcaup
lorsaxdies laesfedceocnf
ir,orm
nforcm
onenelnrue
ecsotro
ues rriditoineefreacrtiio.
vo del

Escoto resolvió el problema la conjunción o cooperación entre inte


lecto y praxis) remitiendo a dos operaciones de un único intelecto, que
parecen referirse a dos intelectos distintos, cuando son uno sólo con dos
actividades de una misma potencia, distinguibles entre sí . Puesto que el
intelecto por sí propio no puede salir de sí mismo y, en consecuencia, no
puede por sí mismo conformar un acto de otra potencia, se vale del cono
cimiento que tiene del fin, en la medida que la meta es lo primero conce
bido, aunque lo último alcanzado, e influye de esta manera sobre la vo
luntad, que se le ofrece como potencia auxiliar. Es lo que los clásicos
deno
de nomi
mina
naro
ron
n do
domi
mini
nio
o po
pollític
ítico
o de la inte
inteli
lige
genc
ncia
ia so
sobr
bree la vo
volu
lunt
ntaad.
En esta situación emerge un nuevo elemento. Recuérdese que, según
Esc
scototo,
o, lo
loss do
doss in
inte
tele
lect
ctos
os el es
espe
pecu
cula
lati
tivo
vo-e-esp
spec
ecul
ulat
ativ
ivo
o y el es
espe
pecu
cula
lati
tivo
vo
práctico) se distinguen sólo de razón. Además, la voluntad tampoco se
disstingue re
di reaalmente del intelecto, ni siqui uieera tampoco del fufun
nda
dame
men nto de
ambos, que es el alma. A partir de tales premisas aparece la solución.
Hay, por así decir, tres mo i ope perr n i de la potencia intelectual: con dos
de ellos no logra salir de sí misma, mientras que con el tercero puede
disponer o actuar. Esta última operación corresponde a lo que la ma
nual
nu alís
ísti
tica
ca ha de
deno
nomimina
nado
do el inte
intele
lect
cto
o prác
práctitico
co-p
-prá
ráct
ctic
ico.
o.
A pesar de lo dicho, la superación de la discontinuidad o g p parece
imposible, desde el punto de vista especulativo. O bien hay un salto entre

  Un pr
prob
oble
lem
ma aná nálo
logo
go las ananallogías siempr
empree hay que tomarlas con precaución) se pre
senta cu
cuan
ando
do se co
consnsid
ider
eraa que el inte
intele
lect
cto
o tiene ta
tamb
mbiéién,
n, seg
según Aris
Aristó
tóte
tele
les,
s, dos op
oper
erac
acio
ione
nes,s,
que parecen ref
referi
erirse
rse a dos tipos de intelectos: una ac acti
tivi
vida
dad
d abst
abstra
ract
ctiv
ivaa inte
intellecto
ecto agen
agente
te o
activo) y una act ivi dad pasiva, conceptual o c on ce bi do ra intelecto material, pa ci en te o
pasivo). Según el Estagirita, es una única po ten ci a intelectiva que lleva a cabo todas las
op
oper
erac
acio
ione
nes:
s: prim
primer
ero o crear
crear la idea e impr
imprim
imir
irla
la,, fe
fecu
cund
ndán
ándo
dose
se a sí misma; desp
espués dedeci
cirr
la pa
pala
labr
braa o verbo mental, que es lo concebido; y final
nalment
ntee volverse sobre sí misma, com
pa
parrando
ando el verbo mental con la noti ticcia sensible y, a través de ella, lle
llega
garr a la reali
alida
dad
d extra
men
enta
tal.
l. No obst
obstan
ante
te,, los
los peri
peripa
paté
téti
tico
coss post
poster
erio
iore
res,
s, espec
especial
ialme
mente
nte lo
loss que
que reci
recibi
bier
eron
on   legado
ar
aris
isto
toté
téli
lico
co en el mundo is isla
lam
miz
izad
ado,o, te
tend
ndie
iero
ron
n a sepa
separa
rarr ambos int
ntel
eleectos
ctos y a di
disc
scut
utir
ir si eran
uno y único para todos los homb res, o varios, uno para cada uno de los humanos, tanto  
ag
agen
ente
te como el paci
pacien
entete..

90 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Saranyan
nyanaa

el intelecto y la voluntad, o bien el salto se desplaza al hipotético salto


entre los dos primeros modos de operar, correspondientes al intelecto
espe
especu
cula
lati
tivo
vo,, con
con rel
elac
ació
ión
n al in
inte
tele
lect
cto
o emin
eminen
entem
temen
ente
te práct
ráctic
ico
o.
En def
definit
initiv
iva,
a, si llevarnos a sus últimas cons consec
ecue
uenc
ncia
iass una conc
concep
epci
ción
ón
de la ciencia teológica corno un saborear el bien por medio del amor,
habr
abremos
mos perdido el car
caráct
cteer ci
cien
entí
tíffic
icoo de la teolo
eolog
gía, corno saber mera
mente especulativo. Si subrayarnos la teología corno ciencia eminente
mente especulativa, podernos perder pie en la realidad del camino, es
deci
decir,
r, olvi
olvida
darn
rnos
os del
del efec
efecti
tiv
vo cam
camininar
ar..

Un manuscrito anónimo de la catedral de Pamplona, procedente de


Salam
alaman
anca
ca,, fechable entre 1463 y 1478, ofrece vein
eintitr
itrés tesis de sagr
agrada
ada
teología y metafísica en que discreparon, según el autor de la relación,
San Buenaventura y Santo Tomás, ás, en su comentario al cuarto libro de las
Sentencias de Pedro Lombardo. Se trata probablemente de un ejercicio
académico en que participaron dos bachilleres, y del cual tornó nota el
anónimo autor, que debió presenciar la disputa. La primera de las tesis
dice:
  Utru
Utrum
m Thero
erologia sit speculativa vel practica. Thomas in prologo et
in prima parte, qusestione prima, arti
articu
culo
lo quarto  Su
 Summ
mmce
ce Theologuei
Theologuei..
/ Theologia sive sacra doctrina comprehendendit sub se utrumque, id est,
spec
sp ecu
ulati
lativa
vam
m vel practicam, / magis tamen est speculat
lativ
ivaa quam prac
tica. Bonaventura, e contra: sacra doctrina / est sapientia et est con
templationis gratia et ut boni fiamus, principaliter tamen / ut boni fia
mus, in prologo, articulo quarto [Sententiarum] 14.

14  Si la teología es especulativa o práctica. T o m á s en el prólogo y en la p rime ra parte,


pr
prim
imer
eraa cues
cuesti
tión
ón,, artículo cuarto de la Summa
Summa Th
Theo
eolo
logi ae.. / La teología o sea la sacra doc
giae
trina abar
abarca
ca en sí ambos aspectos, pues es espe
especu
cula
lati
tiva
va y práct
ráctiica,
ca,   sin em
emba
barg
rgo,
o, más espe
cula
culati
tiva
va que práctica. Bu
Buen
enav
aven
entu
tura
ra,, por el cont
contra
rari
rio:
o: la sagr
sagrad
adaa doct
doctri
rina
na   es sabiduría y es
gracia de cont
contem
empl
plac
ació
iónn y para que seamos buenos, prinprinci
cipa
palm
lmenente
te,, sin em
embabarg
rgo,
o,   para que
seam
seamosos buenos, en el prólogo, artículo cuarto [de las Sentencias] . Man Manuscuscrit
rito
o edi
editad
tado por J.
o por
1. Sa
Sara
rany
nyan
ana,
a, Sa
Santo
nto Tomás y San Bu Buenenav
aven
entu
tura
ra frente   l m
  al
al u s o ( mmss. 52, folio 1v, de la
Cate
Ca tedr
dral
al de Pa
Pamp
mplo
lona
na)) , Anu
Anuari
ario
o Fil
Filosó
osófic
fico,
o, 1975 (8), pp. 271-306; también en Riv Rivist
ista di
Filoso
Filosofia
fia Neo-s
Neo-scolas
colastica
tica,, 1976
1976 (68),
68), pp.
pp. 189-2
89-212
12..

V Sobr
Sobree la te
teol
olog
ogía
ía como
como ci
cien
enci
ciaa prác
prácti
tica
ca  

Ya se ve pues que la posició


ción de Escoto venía por línea franciscana
Responde en definitiva a una manera de estar en el universo teológico
quee dep
qu depend
ende en últi
últim
ma insta
nstan
ncia
cia de una orie
orient
ntac
ació
ión
n esp
espiri
iritual
tual ac
acep
epttada
ada

vocacionalmente
 

VI
JU N DUNS ESCOTO LEÍDO P O R M RTIN HEIDEGGER

1. La de
dedi
dicat
catori
oriaa y el título de la tesis de hab
abil
iliitaci
tación
ón

a El tí
títu
tulo
lo

En la prima ve ra de 1915 Martin He id e gg e r presentó en F ribur go de


Bris
risgov
oviia, para
para ser habi
billitado para la docencia, una tesis tit
titul
ulaada Die Ka
te
tego
gori
rien
en-- und Be
Bede
deut
utun
ungs
gsle hree des Duns Scotus  L
lehr  Laa teoría de las catego
rías y la te oría de la significación en Duns Esc oto  1 El término Bedeu
tungslehre traducido a la letra por t e oría de la significación , no res
ponde a las pretensione s últimas de Martin Heidegger. Si nos mantuvié 
semos en el ámbito de la me ra lógica, la signific a ción se agotaría en lo
judica tivo, o sea, en la pura predicabilidad. Para Heidegger, la signi
ficac ión apunta, sin e mbargo, a la grammatica po porq
rquue se ocup
ocupaa tamb
tambié
ién
n
de lo que antecede al decir. Esto es lo que pretendo seña la r a continua
ción.
Siguie
Sigu iend
ndo
o en
enun
unci
ciad
ados
os co
comu
muneness de los mae
maestro
stross esco
escolá
lásstico
ticoss, sabe
sabemo
moss
que las cosas son tale
ales en su indi
ndividualidad. Sin embar bargo
go,, el pens
pensam
amiiento
ento
desl
de slin da en ellas y distingue entre ellas; por medio del juic io, sepa ra y
inda
ordena. Por ello, iudi
iudici
cium
um est actio intellectus, qua comp
compon onit
itur
ur vel divi
dit affir
ffirma
mand
ndoo vel ne
nega
gand
ndo
o , segú
gúnn la defi
fin
nición magistral. Esto supueupuess-
Public
Publicad
ado
o en   A. Lé
Lért
rtor
oraa Mendo
Mendoza
za co
coo
ord
rd.)
.),, Actas del XII Congreso de filo
ilosof
sofía me
diev
dieva
al Juan
Juan Duns coto Fepai CD-R
Duns Scot CD-ROM
OM),), Bu
Buen
enos
os Aires, 2008, 9 pp.
itaamos por la Gesamtausgabe 1. Abteilung: Yer
Cit Yeroff
offent
entlic
liche
he Sch
Schrif
riften
ten 1914-1
1914-1970
970 Band
1: Früh
Frühee Sc
Schr
hrif
ifte
ten
n Vi
Vitt
ttor
orio
io Kl
Klos
oste
term
rman
ann,
n, Fran
Frankf
kfur
urtt am Main, 1978. Nos re refe
feri
rire
remo
moss siem
pre a la nueva paginació
iónn de la Gesamtausgabe después de ind indica
icar que se trata del vo
volu
lume
menn
primero.

94 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Sarany
Saranyana
ana

to, el título de la tesis de habilitación se podría traducir de la siguiente


manera:

 estu
estudi
dio
o de las categorías   q u e constituyen una ordenación de las co
sas establecida por el p e n s a m i e n t o - a la luz de la teoría de la signifi
cación o gramática especulativa, que est stu
udia cómo y por qué se intro
duce
ducenn ta
tale
less di
dist
stinc
incio
ione
ness .

Con ello Heidegger afirma que quiere avanzar en el análisis de las ca
tegorías, más allá de éstas. Tradicionalmente, en efecto, el problema
lógico se asociaba con la significación, porque radica en el decir; pero, al
introdu
introducir
cir la gr mm tic specul tiv se indica que la significación no se
agota en lo judicativo; más bien, ha de ser considerada como la antela
ción de todo decir. Heidegger creyó, al estudiar una gramática especula

tiva entonces atribuida a Escoto, que Duns habría descubierto la vía para
superar la división introducida por el intelecto al decir la realidad. De
antemanano
o, el filósofo alemán estaba con onve
venc
ncid
idoo de que Escoto   e l filóso
fo de la individualidad de las cos s había sido también el filósofo de la
unidad del decir sobre las cosas. Interpretaba la hcecceit s es esco
coti
tist
sta,
a, co
mo si Duns hubiera dicho que las cosas están ahí sin más, en su pura in
dividualidad; y que, en la misma línea, Escoto habría pretendido recom
poner la unidad perdida en el decir, al ofrecer su teoría de los modos:
modus sig
signif
nific
ic ndi momodu
duss in
inte
tell
llig
igen
endi
di momodu
duss es
essendi uno de los temas
sendi
dest
de stac
acad
ados
os de la gram
gramát
átic
icaa es
espe
pecu
culalati
tiva
va,, com
omoo de
desp
spué
uéss ve
vere
remo
mos.
s.
La anterior afirmación merece una breve digresión, que será útil para
seguir la vía argumentativa del filósofo alemán. Es universal lo que
tiene la aptitud de referirse a una pluralidad de cosas. Y tales universales
están en nuestra mente la escuela resolvió así la famosa pregunta de Por
firio
rio). Según los escol
scoláást
stiico
cos,
s, hay tres tipos de universa
salles: el universa
sall in
signific ndo  son los términos o voces universales, que apuntan, por una
propiedad que les concede la mente, a una pluralidad de objetos); el uni
versal in re
repr
prce
cese
sent ndo  s
nt ndo  so
on los conceptos form les o un univ
iver
ersa
sale
le-s
-s,, sig
nos naturales que se dirigen intelectualmente hacia una pluralidad de
cosas)
cosa s);; y univ
univer
ersa
sall in esse
essendo  es la naturaleza universal que se dice enti
ndo
tativamente de muchos, porque en realidad existe o está en cada uno de
ellos) .

Loss es
Lo esco
colá
lást
stic
icos
os habl
hablar
aron
on ta
también de univ
mbién univer
erss l in c u
uss ndo
ndo o sea, Dios
os..

VI. Jua
Juan Duns Escot
scoto
o leído
eído por
por Mart
rtiin He
Heid
ideg
egge
gerr 95

El univ
univer
ersa
sall in es
esse
sendo se refiere am
ndo amucucho
hos,
s, no porque los signifique o
repr
epres
esen
ente
te,, si
sino
no porq
orque verda
erdade
dera
rame
ment
ntee está en ellos, aunque en cada
uno según sus propias e individuales características la condición de
hombre está en un hombre alto y en un hombre bajo, en un hombre blan
co y en un hombre negro l El univ univer
ersa
sall in esse
essend
ndoo se div
ivid
idee en univ
univerersa
sall
material, fundamental y formal. El universal material es la misma sma natura
leza
leza un
univ
iver
ersa
sall hu
huma
maninida
dad,
d, an
anim
imal
alid
idad
ad).). El univ
univer
ersa
sall fund
fundam
amenenta
tall  o sea,
el fundamento próximo de la relación un univ
iver
ersa
sal-
l- es esa misma naturaleza
en cuanto abstraída de inferiores y, por ello, apta para ser dicha de esos
inferiores. El universal formal es la razón por la cual la naturaleza abs
tracta se dice en a cto de los
cto los infe
inferi
rior
ores
es..
Pues bien, el universal tornado materialmente, corno naturaleza abs
tracta que tiene una intención universal pues puede decirse de muchos),
se divide en los diez predicamentos o categorías. Por su parte, el univer
sal formal se divide en los cinco predicables, que son los cinco modos de
predicabilidad.
Dich
icho lo an
ante
terrior,
ior, ta
tan
n su
suti
till co
corrno todo
todo lo es
esco
colá
lást
stic
ico,
o, poder
odern
nos re
regr
gres
esaar
al tr
traaba
bajo
jo de Heid
Heidegegge
ger.
r.

b La ded
dedica
icator
toria
ia

La tesis de habilitación está dedicada al director del trabajo, Prof.


Heinrich Rickert, entonces Ordinario en Friburgo. En el prólogo, que es
de 1916, hay un recuerdo especial para Emil Lask, su gran amigo caído
en el frente de Rusia en 1915, cuando ya era Ordinario de Heidelberg.
Heidegger concedió una gran importancia tanto a la dedicatoria corno a
la me
menc
nció
ión
n in me
memo
moria
riamm

La ded
edic
icat
ato
oria [a Ri
Rick
cker
ert]
t] es la ex
exp
pre
resi
sión
ón del agra
agrade
deci
cim
mie
ien
nto debi
debid
do;
pero, en el marco de una defensa libre y completa de mi propia posi
ció
ción, [es
esaa de
dedi
diccato
atoria
ria] quier
iere te
test
stim
imo
onia
iarr tambi
ambiéén mi con
convenci
encim
mie
ien
nto
de que la filosofía de los valores - contemplada en su conjunto y to
rnando en cuenta los problemas que pl plan
ante
tea-
a- está llamada a promover

 U na na tur a respiciens p lu r a ut existens in illis, ex quo oritur, ut etiam prsedicetur de


illiss
illi decían
decían los
los maestro
maestross mediev
medievaleales).
s).

96 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

el progreso y la profundización del trabajo filosófico. Su orientación


histórico-espiritual [ihre geis
geiste
tesg
sges
esch
chic
icht
htli
lich
chee Orie
Orient
ntie
ierung]] ofrece
rung
una base fecunda para la configuración creativa de los problemas, a
partir de fuertes experiencias personales , La tarea filosófica de un
Emil Lasask
k   q u yace en una lejana tumba militar y debe ser recordado
ahora con fiel agradecimie ient
nto
o- es una demostración de nuestro aser
to .

Los dos nombres citados en la dedicatoria, trazan las coordenadas de


la in
inve
veststig
igaació
ción, a la cual se suman las personales convicciones del jove joven n
Heideg
ideggeger,
r, como
omo terc
terceera di
dim
mensió
nsiónn. Heinri
inricch Ric
icke
kert
rt era un neo
eoka
kant
ntia
iano
no
que había asumido la célebre distinción de la Escuela de Baden, entre
modo de pensar generalizante y modo de pensar individualirante. Tal
distinción, trasladada a las ciencias, distinguía dos mundos: el de las
cie
ien
nci
ciaas natu
naturrale
ales (qu
quee se de
desa
sarr
rrol
olla
la con inde
indepe
pend
nden
enci
ciaa de va
valo
lorres y va
valo
lo
raciones) y las ciencias culturales (que toma en cuenta los valores). Pero
los valores no son subjetivos ni arbitrarios; son, por el contrario, objeti
vos y universales. Por ello, Rickert creyó tender un puente entre ambas
orillas científicas: las ciencias naturales y las ciencias culturales. Y, de
esta forma, se opuso no sólo al dogmatismo, sino también al pragmatis
mo, el cual, a la postre, aboca en una especie de relativismo.
El caso de Emil Lask es paralelo, aunque influyó más todavía en el
joven
jov en Heidegger, que el maestro Rickert. Ta
Tam
mbién
bién miembro de la Escue
la de Baden y neokantiano, Lask se interesó por el problema de la lógica
de la filosofía , entendida como un examen de la categoría de las cate
gorías o de la forma de las formas. Admitida la intuición eidética que,
según Husserl, conduce hacia la fen enom
omeeno
nolo
logí
gíaa entendida como cien
iencia
de las esencias, Lask postuló la intuición directa y originaria de lo cate
gorial y de lo lógico, que, por una escala, habría de conducirle a la proto-
categoría y la protoforma. En efecto, si las ideas o esencias son un en
voltorio de la realidad, las cuales pueden agruparse en clases cada vez
más generales, así también hay una categoría de las categorías, que es
como un envoltorio de todas éstas, y hay una forma de las formas lógi-

4 Esta pincel
pincelada
ada refle
refleja
ja   in
infl
fluj
ujo
o del vi
vita
tali
lism
smo,
o, siste
sistema
ma fi
filo
losó
sófi
fico
co do
domi
mina
nant
ntee en esos años,
ante el que Heid
Heideg
egge
gerr se mani
manife
fest
stó
ó atento y crí
ríti
tico
co,, co
como
mo ta
tamb
mbié
ién
n su maes
maestr
tro
o Hein
Heinri
rich
ch Ri
ckert.
M. Heidegger,, Di
Heidegger Diee Ka
Kate
tego
gori
rien
en un
und
d Bed
Bedeut
eutung
ungsle
slehre
hre de
dess Du
Duns
ns Sc
Scot
otus
us en Gesamtausga-
be 1, p. 191.

VI.
VI. Ju
Juan
an Du
Dun
ns Es
Esco
coto
to le
leíd
ído
o por Mart
Martin
in He
Heid
ideg
egge
gerr 97

cas, que cump l e una m i si ó n semejante. El ascenso conduce hacia una


f or ma pri mar i a o protof or ma, que L a s k denominó Urform la cual se
iden
id enti
tifi
fica
ca con una espeespeci
ciee de prot
protoc
ocaate
tego
gorría . En la prot
protoc
ocat
ateg
egor
oría
ía alca
alcan
n
zan su unidad dad las categor ías aristotélicas; y en la pr otof or ma se unifican
lo
loss pred
predicicab
able
les.
s. P or en cima de ese nivel, un pel daño más arriba, se reali
za la uni dad del ser- pensado con el pensar-el-ser. La lógi lógicaca de la filoso
fía síntesis entre la l ógi ógi ca de la l ógi
gica
ca y la f i losofí
ofí a de la filosof ía )
será, por ello, co m o un sist ema completo, análogo a los sistemas del
idealismo
ideali smo alalem
emán
án..   d icho en otros términos: en la cúspide del si st e ma
se advierte la p r i ma cí a del or den de la i dea, que después se di ver si fi ca en
los dos órdenes antes citados: p r ot of o r ma y protocategoría. De hecho,
Lask
La sk habí
habíaa escr
escritito
o un ensa yo, titulado Die Logik der Philosophie und die
nsayo,
Kategorienlehre c u yo rótulo se apr ox im a mu cho al elegido por Heideg

ger para su tesis de habilitación. ón.


En todo caso, i nm er so en la corri ent e f il osófi ca de los valores, que ya
había ex p er i me n t ad o en aquellos años un notable progreso, con i mpor
tante
ntes apor
aporttaci
aciones
ones de Max Sche Schele
lerr y del prop
propiio Hein
einri
ricch Rickert, la tesis
de habi
habili
littaci
ción
ón de Heid
Heidegegge
gerr embo
emboca caba
ba,, buce
buceaand
ndo
o en el escot
cotismo, haci
haciaa
la bú sq ue da de la cuesti ón filosófica fundamental, la unidad original y
originaria, sobre la base de fuertes experiencias personales filosofía de
la vida y de los valores). Para Para ello, Hei de
deggger
ger pretendía int err ogar la his
toria de la filosofía y fijaba su mi r ad a en D un s Escoto, aunque de hecho
no se encont ró con Duns, sino con uno de sus contempor áneos, de nom
bre T o m a s de Erfurt, si bien esto no afect a demasiado al f ondo de las
pretensiones heid
heidegge
eggerian
rianas
as .

2. La retr
retro-
o-es
esce
cena
na de la tesis de ha
habi
bili
lita
taci
ción
ón

¿ C ó m o llegó H e i d e g g e r a J u a n Duns Escoto? Influyeron, en pr i mer


lugar, cuestiones de oportunidad, porque se le presentó la posibilidad de
Sigo la breve pero ex exce
cele
len
nte ex
exppos
osic
ició
ión
n de J. Ferr
Ferrat
ater
er Mora, Lask
Lask,, Emil
Emil , en Dicciona-
ri
rio
o de fil
filos
osofía , Arie
ofía Ariel,
l, Barcelona 1994,, ad voce
Barcelona,, 1994 vocem
m
7 El opús culo de T h o m a s van E rf ur t se titula: De modis sig
ign
nificandi sive grammatica
speculativa Esta obra br in dó a H e i d eg g er la oportunidad de est udiar a fondo la noc ión de
  nú
núme
mero
ro , tema
tema que le ap
apas
asio
iona
naba
ba en esos momemoment ntos
os..

98 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Saranya
Saranyana
na

obtener la cátedra concordataria de la Universidad de Friburgo. A la


vista de tales expectativas, algunos colegas, como el renombrado medie
valista Clemens Baeumker, le recomendaron fijar su atención en la es
colá
co lást
stiica medieval. Además, He Heid
ideegg
gger
er había comenzado a interesarse
entonces por temas matemáticos, esp speecialm
lmeente por la noción de núme
ro , porque el concepto de número le permitía adentrarse en la realidad
de la idealidad. Es posi sib
ble que le fascinase, así mismo, la noción escotis
ta de ente en cuanto ente, por considerarla emparentada, de algún modo,
con el todo-ente de Parménides (cuestión que aparecería, años más tarde,
en el prólogo de su Ser   tiempo . La noción escotista de ente es, en efec
to, una noción comunísima, absolutamente indeterminada y unívoca a
todos los entes; es el denominador común más general posible de todo
cuanto es. Para llegar a tal noción es preciso un proceso abstractivo (si
así puede denominarse), que va más allá que la mera abstracción aristoté
lica, negando todas las diferencias formales que diversifican los seres,
hasta obtener la pura ratio entis quidditativa . En el fondo, el ente así
entendido es como el género generalísimo que engloba todos los géneros
supremos (categorías) y también los predicables, algo así como una pro
tofo
toform
rmaa onto
ontoló
lógi
gica
ca,, si me perm
permit
iten
en es
esta
tass li
lice
cenc
ncia
iass ex
expo
posi
siti
tiva
vass lo
loss es
esco
coti
tis
s
tas más serios y convencidos .
A la vista de los intereses del jo
jove
ven
n Heidegger, Safranski, uno de sus
biógrafos más brillantes, ha escrito: [Los medievales] quieren tender un
puente entre pensar y ser. Y esto aparece especialmente en la obra de la
escuela de Duns Escoto, que Heidegger se propone investigar [en su tesis
de habilitación]? . Lo que dice Safranski de los medievales no es del
todo preciso; por ello, podemos sospechar que quizá tampoco lo sea lo
que dice de Heidegger, como apuntaremos a lo largo de la exposición
que sigue. Es más, Heidegger no quería entonces, ni después, suturar
pensar y ser, porque era consciente que no pueden suturarse, por tratarse
de órd
rdeene
ness dis
isttin
into
tos;
s; si
sin
n em
emb
bar
argo
go,, in
inttuyó
uyó que ser
ser y pen
ensa
sarr, en
enco
cont
ntrá
ránd
ndos
osee
en el hombre, en el hombre podían conciliarse. Esta tarea titánica co-

Cfr. J.   Saranyana,   P rimo in intellect


ectu cadi
caditt ens
ens . Juan Duns Escoto frente a T o
omá
máss
de Aq
Aquiuino
no , en M. Carb
Carbajajo Núñezz (ed.), Gio
o Núñe iovvanni
anni Duns
Duns Scot
Scoto
o. Stu
tud
di e ric
ricerch
erchee ne
nell VII Cen-
en-
tena
tenari
rio
o de
dell
lla
a sua
sua mort
mortee pp.
pp. 261
261-2
-272
72 (r
(repr
eprod
oduci
ucido
do como capít
capítul
ulo
o cu
cuar
arto
to en este
este volu
volumemen)
n)..
Cfr. J. 1. Saranyana, La filo
filoso
sofí
fía
a medi
mediev
eval
al donde ofre
ofrezc
zco
o un análisis det
detall
allado
ado de este
asunto.
10 R. Safranski, Un maest
aestrro de Ale
lem
mania
ania.. Marti
rtin Heid
ideegger
gger y su tiem ad. de R. Gabás,
iempo trad.
Tusqu
Tusquets
ets,, Barce
Barcelon
lona,
a, 1997
1997,, p. 88.
88.

VI.
VI. Juan
Juan Duns
Duns Es
Esco
coto
to leíd
leído
o por
por Mart
Martin
in Heid
Heideg
egge
gerr 99

menzó a desarrollarla ya en su tesis de habilitación. Decirnos que fue


tarea titánica, porque la hizo sin maestros, sacando agua del pozo de su
primera formación, cuando todavía se profesaba católico y sentía una
sin
sincera admiració
ión
n por los esc
escol
olás
ásti
tico
cos,
s, al menos por algun
guno de ell
llo
os.

3. So
Sobr
bree las conclusiones de la tesis de habi
habili
lita
taci
ción
ón

Me parece interesante rescatar las tres primeras conclusiones de Hei


degger en su tesis de habilitación, porque expresan hasta qué punto había
confirmado su apuesta por los ternas meramente metafísicos o, para ser
más exactos, su apuesta a-histórica); y, por otra parte, señalan hasta qué
punto creía haber tendido puentes entre decir el ser y el ser pensado. En
todo caso, el influjo de Lask es innegable, y con Lask, el influjo de la
escu
scuela neokantian
iana de Baden. Su comp
comproromi
miso
so con la pura metataffísi
sicca en
su tesis, con la lógica de la lógica) habría de ser una constante en Hei
degger, desde primera hora. Su interés por la naturaleza del tiempo, to
rnado el tiempo en su perspectiva categorial en el sentido neokantiano)
no invalida obviamente sus pretensiones metafísicas, sino que, por el
contrario, las confirma. No es el momento de considerar qué entendía
propia
iam
mente por metafísísiica, ter
terna al que dedicó vario
ioss cursos en Friburburgo
y uno de sus libros más famosos de madurez).

a) Prime
Primera
ra conc
conclu
lusi
sión
ón

 Si se conciben las categorías corno elementos y herramientas para


encontrar el signific
ificaado [die Sinndeutungt de lo experimentable [des
Sinndeutungt
Erlebbaren]   sea, el objeto tornado en su sentido más ge ner
ner a l- enton-
11 La noción Sinndeutung, muy f ami
noción amiliar en
enttonces en el círculo de Ricker t, no es ni el mero
Sinn ni la pura Bed Bedeutu
eutung
ng se sent
ntid o y significado en español) que alg
ido alguno
unos lógicocoss de la épo
ca, como Gott
Gottlo lobb Frege, habíhabían an es
estu
tudi
diad
ado
o con tanta atateenci
nción. ¿Cóm
¿Cómo o tr
trad
aduc
uciirl
rlo?
o? Expr
Expres
esaa el
significado de una corriente, de un mito o alegoría, o de la historia, que se h a lla de s pu és de
una p o rrm
me n o r iz a d a inte r pr e tac ió n de los h echo s o dichos. Viene a ser como la f u e r z a que
dir
dirig
igee los aconte
acontecim cimienientos
tos o las pr preco
econce
ncepci
pcione
oness qu
quee pr
pres
esid
iden
en los
los plant
planteam
eamieiento
ntos.
s.

100 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Sarany
Saranyana
ana

ces se produce, como exigencia fundamental de la teoría de las catego


rías
rías,, el ca
cara
ract
cter
erís
ísti
tico
co de
desl
slin
inde
de [d
[diie Abgr
Abgrenzun g] de los distintos ámbitos
enzung]
dell ob
de obje
jeto
to [d
[deer versch
verschiede
iedenen
nen Geg
Gegest
estandb
andbereiche] en ám
ereiche] ámbi
bito
toss ca
cate
tego
gori
ria
a
les
les qu
quee so
son
n mu
mututuam
amen
ente
te ir
irre
redu
duct
ctib
ible
less t .
Heidegger sabía que las categorías son las naturalezas universales
(pe
pens
nsaadas, por tanto)
nto) susceptibles de predicarse de ind ndiividuos
os.. Las cate
gorí
go rías
as clas
clasif
ific
ican
an la re
real
alid
idad
ad y, al hacerlo, el anánállisis catego
gorrial despieza la
re
real
alid
idad
ad entendida como experiencia. Pr Pret
eten
endi
dien
endodo hallar el significado
de lo experimentable, por medio del análisis categorial, esa realidad se
deshace por obra de nuestro pensamiento. He aquí la paradoja: el mejor
cuch
cu chil
illo
lo co
cort
rtaa   las partes no son el todo. ¿Acaso, pues, será imposible
pens
pe nsar
ar la re
real
alid
idad
ad   cono
noccerla tal com
omo o es?
Ante todo conviene recordar una cuestión terminológica. Hei
eide
degg
ggeer
habla de objobjeto
eto [der Ge
Gegegens
nsta nd]] cuando se desenvuelve en el plano del
tand
decir. Nótese, además, que el objeto es lo experimentable, pues la expe
riencia es algo del sujeto, no de la cosa. (Aquí está Husserl detrás, con su
re
redu
ducc
ccióión
n tr
tras
asce
cend
ndeent
ntaal).
l). Heide
eidegg
ggeer só
sólo
lo ha
habl
blaa de co sa [das D ing] o res
cosa
cuando se sitúa en el plano real . En su tesis de habilitación se referirá
siempre al objeto. Heidegger sabe perfectamente dónde se halla, qué te
rr
rren
enoo pisa
pisa,, y, por ello, siguiendo a Escoto, afirma que lo que existe real
mente es lo individual? . Lo cosa es lo individual concreto, lo que real
ment
me ntee ex
exis
iste
te.. En de
defi
fini
niti
tiva
va::

 todo
 to do lo que existe realmente es un tal-aho
horra-a
-aq
quí (Solches-Jetzt
Hier). La forma de la pa
part
rtic
icul
ular
arid
idad
ad [hcecceitas] está llamada a sacar a
la luz una determinación originaria [Urbestimmtheit] de la realidad
existente? .

Lo original es la individualidad, puesto de manifiesto por la h e ei-


t so La mente pone la división.

12 M. He
Heide
idegg
gger,
er, Di
Diee Ka
Kate
tego
gori
rien
en und
und Be
Bedeu
deutun
tungsl
gslehr
ehree de
dess Du
Duns
ns Sc
Scotus en Gesamtausga-
otus
be 1, p. 400.
13  Die Sache , que también podr
 Die podría
ía traducirse por la cosa   pert
perten
enec
ecee a la nome
nomenc
ncla
latu
tura
ra
heideg
heidegger
gerian
iana,
a, signific
significaa más
más bien
bien asunto o tema.
14  Was real existiert, ist ein In
Ind
dividuelle
less ; M. Heidegg
egger, Di
Diee Ka
Kate
tego
gori
rien
en un
und
d Be
Bede
deu-
u-
tung
tungsl
sleh
ehre
re des
des Du
Duns
ns Scot us en Gesamtausgabe 1, p. 252.
Scotus
15M. He
Heid
idegg
egger
er,, Die
Die Ka
Kate
tego
gori
rien
en un
und
d Bede
Bedeutun
utungsle
gslehre
hre de
dess Du
Duns
ns Sc
Scotus en Gesamtausga-
otus
be 1, p. 253.

VI
VI.. Ju
Juaan Du
Duns
ns Esc
scot
otoo le
leíd
ídoo por
por Marti
artinn He
Heid
ideg
egge
gerr 101

En el plano del ser, hay cosas. El intelecto ordena tales cosas como
objetos, en categorías estancas. Sólo después de la ordenación podemos
decir que las cosas son subs substtanci
anciasas o ac
acci
ciddent
entes.
es. Estas clases son irred
rreduuc-
tibles entre sí. Cada categoría es como un recipiente perfectamen entte deli-
mitado. A los ojos de Heidegger, la lógica medieval presentaba; pues,
una limitación importante, que él trataba de superar. Una limitación que
connsistí
co stía, preci
recisa
same
mentnte,
e, en lo que había sido su cara caract
cter
erís
ísttica fun
unda
dame
men-n-
tal, su mayor timbre de gloria: haber distinguido ámbitos o estratos es-
tancos en el objet etoo, ofre
ofreci
cien
endo
do un brillante anáanálisis categ
ategoorial. Ni siqu
siquieiera
ra
Duns Escoto, a pesar de su may mayor cercanía a la realidad, se había salvado
de tal escollo, pues tam ambbién había co conncebido los seres como compuestos
por capas determinativas, la última de las cuales era la famosa haeccei
tas, que indi
indivi
vidu
dualaliz
izab
abaa la nat
aturura
a comm
commun is en el orden existencial no
unis
en el orden esencial) .
Sin embargo, para Escoto la individualidad es algo de la cosa, no la
cosa mism
mismaa concret
cretaa en su individualidad. Según Heidegger, Esco Escotto es-
tuvo muy cerca de ver el asunto con claridad, pero al distinguir todavía
entre el orden existencial y el orden real, había concebido la haecceitas
como algo de la esencia que la individúa en el orden del existir. Esto era
no tomarse completamente en serio la existencia como facticidad. No
olvidemos que, para Escoto, la noticia intuitiva del singular nos hace
patente el existente en cuanto existente, pero no la esencia de la cosa;
ésta sólo se conoce a través de la noticia abstr stracti
ctiva del singular).
Con todo, y a pesaresar de las limitmitaciones señaladas, que la inhabilitab aban
an
para los propósitos de Heidegger, la haecceitas es esco
cottist
ista des
esllum
umbrbróó al
alemán, como se advierte leyendo su memoria de habilitación; y, quizá
por ello, ofreció de la haecceitas una relectura o recreación que habría
sorprendido al propio Duns. Consideró, en efecto, que la haecceitas no
era la determinación posterior o última de la cosa, desde lo alto a lo bajo,
sino la misma condición de individuo, el individuo en cuanto tal. Es
evid
ev iden
entte que He
Heidideg
egge
gerr fl
flui
uidi
difi
ficó
có a Escoto, como se decía en aquellos
primeros años del siglo XX, reclutándolo para Husserl, como bien ha
observ
obs ervado
ado Rüdige
Rüdigerr SaSafr
fran
ansk
ski)
i)..
16
 É
 Éll [Duns Escoto] encontró una may ayoor y más fina cercanía a la realidad  haecceitas , a
su diversidad y a sus posibilidades, que t odos los escolásticos que le precedieron. Pero se
aparta con la m i sm a facilidad de los contenidos de la vida, sumergiéndose en el abstracto
mund
mu ndoo de las ma
mate
temá
mátitica
cass ; M. He
Heiide
degg
gger
er,, Di
Diee Kate
Katego
gori
rien
en-- un
und
d Bede
Bedeut
utun
ungs
gsle
lehr
hree de
dess Duns
Duns
Scotus, en Gesamtausgabe, 1, p. 203.

102 Josep
Josep Ig
Ignas
nasii Sara
Saranyan
nyanaa

El propósito de Heidegger era, como se ha dicho, superar la división o


deli
de lim
mit
itac
ació
ión
n de los diferentes ámbitos del objeto, pero sin pe
perd
rder
er de vista
el análisis categorial. El estudio de las categorías, a pesar de su utilidad,
había pagado un precio demasiado alto: el fraccion ionamiento del objeto o,
para ser más exactos, el despiece de la realidad. Había que buscar un
nivel de análisis en que lo categorial no paga
gasse ese precio.
Para resolve
verr esa estanqueidad, que hace irreductibles las categorías
entre sí, som
omeetió a crítica las piezas de la lógi
lógicca medieval que considera
ba nocivas Y puesto que tales piezas nocívas es esta
taba
ban n pr
pres
esen
ente
tess en todos
los órdenes ca
cate
tego
gorriale
iales,
s, tuvo que super
uperar
ar la esfera cate tego
gorria
iall, salta
altand
ndo
oa
un plano supupeerior
ior, donde se hall
hallan
an los tr
traascen
scende
dentntal
alees [d
[díe
íe Tran
Transzen
szenden-
den-
tíen] En ese estrato superior alcanzó la identi tifficación de los trascenden
tales entre sí, o sea, su mutua conversión, según el habla de la escolásti

craar,, yu, ncaondu


elrlaa, plealeuanid
coad
n alansheclaad
teag. oTríaals,asicnetnesnotan
exdiogió
sa, ccaorlm
aso d
erea sdue aeissplae
mien
mi entoto,, como ve verremos a cont contin inuauacición
ón..
Pregu
reguntntém
émononos
os ahora si tal ascenso, anhe
anhelalad
do por Heid ideg
eggger,
er, es posi
ble. En otros términos: demandémonos si caben categorías que tengan
cará
ca ráct
cter
er más un uniive
verrsal que lo
loss diez pred
predic
icam
amen ento
toss aris
aristototé
téli
lico
cos.
s. Si
Situ
tuad
ados
os
en el ho
hori
rizo
zontntee mental aristotél
télico, el as
asce
cens
nso
o no es posible. El Estag agir
irit
itaa,
en efecto, concibió las categorías como géneros supremos del ente real
finito situados todos ellos en el m ismo nivel de universalidad y de abs
tracción. No puede haber diversos géneros supremos en niveles lógicos
distintos, aunque un género pueda tener un nivel ontológico superior al
de otros ? . No cabe, al menos en el hor horiz
izo
ont
ntee aris
isttot
otééli
lico
co,, ca
cate
teg
gor
oríías más
univ
un iver
ersa
sale
less que otra
tras ni, en la cúspide, una prprototoc
ocat
ategegor
oríaía suprema.
No se diga que el ente infinito constituye una clase o categoría supe
rior, por ser más universal. El ente infinito, si se considera real, no entra
en la clase de los entes reales, pues tal clase es imposible; ya que, por su
misma realidad, no cabe en ninguna clase. Además, si fuese posible la
clase del ente infinito, también la nada debería ser una clase de ente real,
lo cual es contradictorio, pues la nada es no-ser, y no-ser no es un modo
de ser. Sólo por una cierta ficción podemos concebir la nada como un  
17 Sigo: A. Millán-Puelles, Léx
Léxico
ico filosóf
filosófico
ico Rialp, Madrid, 1984, p. 469. Es inne
innega
gabl
blee que
la subs
substa
tanc
ncia
ia ti
tieene más enti
ntida
dad
d que el ac
acci
cide
den
nte,
te, pe
pero
ro no es más
más un
univ
iveersa
rsal.

VI.
VI. Juan
uan Du
Duns
ns Escot
scoto
o leíd
leído
o po
porr Mar
arti
tin
n Heid
Heideg
egge
gerr 103

modo de ente infinito. Ser tan sólo o b jeto -d e -p en s a mien to no es un mo


modo
do de ser .
En cambio, los pre dic ab les (indiv iduo, es p ecie, género) sí son p elda
ños o es c alon es de la u niv ers a lid a d de los c on ce pto s y, en c on s ec ue nc ia,
no son fo rmas d iv ers as en su p ro p ia entidad, c o mo lo son las categ orías ,
sino mo d o s d is tin tos de decir. El género es más universal que la especie.
 Los prprededic
icab
able
less   diferenc ia de los p r e d i c a m e n t o s - no son mo d o s de
ser distintos, sino mo do s dis tintos de p o d e r ser p re redi
dicc ad
ados
os i . Así, pues,
asc
scee n s o sólo es p o s ib le en el or
orde
den
n p r e d i c a m e n t a l , no e n e l o r d e n c a t e g o 
rial. En éste último, cada clase es ella mi mism smaa sin más.
¿Es co
compmple
leta
tame
mentntee im
impo
posi
sibl
blee que haya ma
mayoyorr y me
meno
norr unive
nivers
rsaali
lida
dad
d
en el ámb ito de las catego rías ? Según Aris tóteles es imp os ible. ¿Pued e
corr
rreegirs
girsee a Ari
rist
stó
óte
telles en este pu
puntnto?
o? He aquí pla
plantea
nteado
do el pr
prob
oble
lema
ma que
Heid
Heideg
egge
gerr pr
pret
eten
endí
díaa reso
resolv
lver
er,, de la mano de Escoto.

b Segund
Segunda
a con
conclu
clusió
sión
n

 U n
nos
os pro b lema s metafís ico s tan p ro fun do s [como lle g a r a la unidad
de los transcsceend entales ] sólo se p ue den alcanzar, en su relación con el
prob
pr oble
lema
ma ca
cate
tegogori
rial
al,, cu
cuan
ando
do se reco
recono
noce
ce una sesegu
gund
ndaa tarea fufund
ndam
amen
en
tal  ein
 einee zwe
weititee Gr
Grun
undadauj
ujga
gabe
be de toda teoría categorial: que hay que
inse
insert
rtar
ar el pr
prob
oble lema
ma cateteggoria
rial dentro del prprob
oble
lema
ma del juic
juicioio  de
 des Ur
teilsproblems y del sujeto  de  dess Sub
Subjek
jektsp
tsprob
roblem
lemss . La lógi
lógicaca es
esco
colá
lás
s
tica ha ro
roza
zado
do ta tamb
mbiéiénn este as
aspe
pect
cto
o del pr
prob
oble
lema
ma cate
teg
gori
riaal ? ,

A u n q u e en Es coto, la te o ría del j u i c i o queda res e rva da a la m e ra lógi-


ca, p e r ma n e c ie n d o en la s o mb r a las relaciones entre el j u i c i o y las cate
gorías, con todo  siempre según H eeid idee g
gge
ger-
r- en Duns hay una vía, si bien
sólo insi
insinu
nuadadaa, que pe perm
rmit
itee descscu
ubrir
rir esas relacion
iones desc
scuuidadas. Esta
18 A. Millán-Puelles,, Léx
Millán-Puelles Léxico
ico filos
filosófico
ófico,, p. 469.
469.
19 A. Millán-Puelles,, Léxi
Millán-Puelles Léxico
co filosófi
filosófico,
co, p. 469
469.
20 M. Heid
Heideg
egger, Die Kategorien- und Bedeutungslehre des Duns Scotus, en Gesam
ger,
tausgabe, 1 p. 401

104 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Saran
Saranyan
yanaa

vía se halla en la teoría de los tres modos: mo


modu
duss si
sig
gnifi
nifica
can
ndi, mo
modu
duss
intelli
intelligen
gendi,
di, modus esse
essend
ndi.
i.
Corno se sabe, la cuestión de los modos fue ampliamente desarrollada
por los medievales. Los mo modi
di sig
signif
nifica ndii fueron tra
icand tratados, sobre todo, al
hilo de la significación de los verbos, que son voces significativae cum
tempore . La cuestión de los verbos es qué significan en modo indicati
vo, condicional y subjuntivo, en tiempo presente, pretérito o futuro. Los
modi scsciendii  o intelligendi ap
iend apar
arec
ecen
en al es
estu
tudi
diar
ar las
las or
orac
acio
ione
ness mani
manifefest
sta
a
tivas de lo desconocido. Tres son los modos de conocer: la definición, la
divi
divisi
sión
ón y la arg
rgu
umenta
entacció
ión.
n. Fina
Finalm
lmeente
nte los
los mo
modi
di es
esse ndii ex
send expr
pres
esan
an có
cómo
mo
se contrae el ente a realidades más claras y expresivas, que denominarnos
categorías. La bella elaboración técnicamente muy compleja) de cómo
los modi es essendi derivan de los inferiores o se contraen en ellos si por
sen
abstracción perfecta o imperfecta; si imperfecta meramente subjetiva,
etc.), permite habilitar una corno escala que va del ente, tornado en senti
do generalísimo hacia abajo, hacia los supremos géneros, que son las
categorías, y viceversa. Por aquí intuyó Heidegger que Escoto y tantos
otros medievales habrían podido seguir para encontrar la vía para pasar
de las categorías
ías a los transcendentaltales y, más allá, para encontra trar la uni
dad del pensar-el-ser, con el ser-pensado. Es más: de algún modo se pue
de decir, siguiendo a Escoto   l menos así se expresaron algunos neoes
colásticos- que el ens es un predicado trascendental, corno la cúspide de
la que derivan lógicamente los diez predicamentos aristotélicos, y que
este ens prc
prcedi
edicam
cament ale se contrae por los diversos essendi modos , La
entale

peelrasn
d ptiecacailagúdne m
Haen
idueaglgn
ereoessconloátsatbicleo. C
quoen ntoodore, gdiesb
troa iemnaglainsarreqfeureentecniaísa
bibliografías de su tesis de habilitación o, al menos, no figura en su edi
ción
ció n impres
impresa). a).
Para resolver su problema, tal corno está plantea
teado en la segunda tesis
que acabo de enunciar, Heidegger podría haber seguido la vía de las or
denaciones mentales, que Kant denominó categorías en otro sentido,
corno es evidente, que los medievales). Para Kant, las categorías no son
formas que agrupan los géneros supremos de ser, sino formas de entender
los fenómenos. Y corno toda intelección de los fenómenos se lleva a cabo
en el juicio, habríamos insertado el problema categorial, de una vez por

21 Véase, por ejemplo, J. Gredt, Elementa philosophia aristotelico-thomisticce, Herder,


Barcelona, 13 1961
961,, 1, nn
nn.. 172   176.

VI.
VI. Ju
Juaan Dun
Duns Escot
scoto
o leíd
leído
o po
porr Marti
artin
n Heid
Heideg
egge
gerr 1 5

todas, dentro del problema del juicio, quedando sólo por r esolver la in
serción del problema categorial dentro del sujeto. Esto último no le ha
bría resu
esult
ltad
ado
o de
dema
masi
siad
ado
o difícil a Hei
eide
deg
gge
ger,
r, desde el marc
marco
o hu
huss
sser
erli
lian
anaa
del que partía. Pero prefirió entonces la pista escotista, un camin o muy
orig
igin
inal
al,, ci
cier
erta
tame
men
nte,
te, pero al precio, a mi ente
enten
nder, de fo
forz
rzar
ar la gr
gram
amát
átic
icaa
especulativa
espec ulativa medieval.
medieval.

c) Te
Terc
rcer
era
a conclusió
conclusión
n

En algún sentido, cuanto acabo de decir está t ambié n en boca de Hei


degger, con una prec
precis
isió
ión
n té
técn
cnic
icaa envi
envidi
diab
able
le,, aunque co
comp
mple
lejí
jísi
sima
ma::

 Si pretendemos señalar la significación filosófica de la escolástica


medie
ediev val
al,, en rel
elaaci
ció
ón con el prproboble
lema
ma ca
cate
teggoriaial,
l, debem
ebemo os de
dest
stac
acar
ar el
papel rele
relev vante
ante de la grgram
amátátic
icaa esp
especu
ecula
lati
tivva   pesar de su carácter a
prim
pr imer
eraa vista esqu
esquer erná
náti
tico
co-;
-; porque la gramá
ramáti tica
ca es
esp
pec
ecul
ulat
ativ
ivaa nos in
troduce en la esfera fundamental de los problemas de la subjetividad
 los niveles de los actos o los modos). Al examinar la relación entre el
modu
mo duss esse
essendndii y los susub bje
jeti
tiv
vos modumoduss signif
significa ndi y modu
icandi moduss in inte
tell
lli
i
gendi, lllleegamos al principio de la deter terminac aciión material de toda for
ma  da
 das Prin
Prinriripp der Mate
Materirial
albe
beststim
immt
mthe
heit
it jeglic her Form . Este prin
jeglicher
cipio encierra la correlación fundamental entre sujeto y objeto. Esa
unión esencial entre el obje jetto del co
con
nocim
imiiento
ento y el conocim
imie
iennto del
objeto alcanza su expresión más nítida en la noción del verum tomada
como uno de los trascendentales. El verum es el transcendental que
expresa de forma más penetrante el objeto tom tomad
adoo en su sentido gene
ral. Sin embargo, falta todavía introducir de forma consciente el pro
blema del j u i c io dentro del problema de la relación sujeto-objeto, y
falta también relacionar la categoría con el juicio, todo lo cual tiene
que ver con la formulació ción el proble
lem
ma del co
con
nocim
imiiento
ento en sí 22

En este párrafo aparece un nuevo tema, que, en su complejida idad, ofrece


la solu
oluci
ció
ón del problem
lema: la cor
corre
rela
laci
ció
ón fundam
ameenta
tall entre sujeto y obje
to. Esta correlación fue denominada por Heidegger prin
inccip
ipiio de la de-

22 M. Heideg
Heidegger
ger,, Di
Diee Kateg
ategor
orie
ien-
n- und
und Be
Bede
deut
utun
ungs
gsle
lehr
hree de
dess Dun
unss Sc
Scotus,, en Gesamtausga
otus
be, 1, p 402.

106 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Sara
Sarany
nyan
anaa

terminación material de toda forma . Con esta expresión, Heid egg er se


acerc
rcaa al famoso principio escolástico, se
seg
gún el cual la for
orm
m a ma t e ri a l )
se ed u ce de la potencia de la materia prima o segunda, según los casos),
pero dedesp
spla
laza
za esa exp xpre
resi
sió
ón del ámb
mbit
ito
o metetaf
afíísico
sico al te
terr
rreeno de graramá
máti tica
ca
especulativa. La metafísica medieval señaló, con acierto, que cualqu lquier
forma material está predeterminada por una materialidad. Heideg ger
 flu
fluidiz
idizó
ó tatammbién esta cuestión. Es un te tema
ma que Heidegger había tom toma-
do de Lask, según parece, y que desa sarrro
rolllaría con amplitud tud más tarde, al
estudiar qué es la obra de arte. En el caso de su tesis de habilitación, por
formularse en un contexto meramente gnoseológico, el principio de la
dete
de term
rmin
inac
ació
ión
n material de toda fo form
rmaa exexpr
pres
esaa que el co
cononoci
cimi
mienento
to ad-
quiere su formalidad, es decir, conoce, cuando se enfrenta con la mate terria
que le su
sumi
min nis
istr
traa el objeto, es decir, cu
cuanando
do tiene ante sí el acocont
nteecim
imieien-
n-
to o expe
perrie
ienncia
ia,, lo ord enaa y le da sign
rden signif
ific
icad
ado.
o.

Con esta tercera tesis cierra Heidideegg


ggeer su intuición, que hasta aquí ha-
bía sido más bien una hipótesis de trabajo. Nótese que las conclus iones
de la tesis de habilitación s iguen todavía a lo largo de unas cuantas pági-
nas, pero sin apor
orta
taccio
ion
nes nu
nuev
evaas fun
unda
dam
mentatale
les.
s. Con lo dicho hasta aho-
ra, se advierte cómo elabora su teoría: primero el estudio de los modos;
después la relación de los modos entre sí enfrentando o relacionando el
modo obje jettiv
ivo
o con los dos modos su sub
bjeti
tiv
vos
os);
); fi
fin
nalme
men
nte, puesto que los
modos
mod os su
subje
bjetiv
tivos
os tsignificandi e intelligendii le llevan al juic io,, y el mo-
juicio
do ob
obje
jeti
tivo
vo  essendi le lleva a los trascsceendentales, al en
enss prcedic
prcedicamen
amenta-
ta-
le, que se convierte con el verum; en el verum, que surge del juicio , ad-
vierte la vía para alcanzar la unidad de pens ar el ser y el ser pensado, o
sea, entre el objeto del conocimiento y el conocimiento del objeto. Es
evidente que la gramm
grammatic
atica
a speculat iva ha abierto la puerta a su trabajo,
speculativa
que es de un gran ingenio. Otra cosa es si no ha ido más allá de lo que
pret
retendía Th
Tho omas va
vann Erfurt   haciéndole decir a él  y con él a Duns
Escoto) lo que estos no pretendían. ¿O acaso sí?
Por otro lado, si el en
enss pr
prced
cedicicame
ament alee puede ser tomado como un
ntal
género
géne ro de géneros, por lo mismo resu result
ltaa obvio que ta
tam
mbié
bién las ca
cate
teg
gor
oría
íass
o pre
predic
dicame ntoss y los pred
amento redic
icaable
less se sitúan dentro de un mismo conjunto.

VI.
VI. Ju
Juan
an Du
Duns
ns Escot
scoto
o le
leíd
ído
o po
porr Ma
Mart
rtín
ín Heid
Heideg
egge
gerr 107

Todo el asunto radica, en definitiva, en la aceptación o rechazo del


núcleo central de la metafísica escotiststaa: la cons
considider
eraación
ción del notio com-
munissim
muni ssima entiss como pur
a enti pura
a ra
rati
tio
o en
enti
tiss quid
quiddidita
tati
tiva
va

[Pam
Pampl
plon
ona,
a, 21.
1.09
09.0
.08,
8, muy pasa
pasad
da la medi
mediaa noch
nochee]
a Cuan
Cu ando
do pr
prep
epar
arab
abaa la edici
dicióón de este libro ha lle
leg
gad
adoo a mis manos un excelente trarab
bajo
jo,,
sobre un tema
tema muy par areeci
cido
do,, de A. Ginzo Fe Femmán
ánde
dez,
z, El primer Heidegger y su confronta-
ción con la filo
filoso
sofí
fíaa me
medi
diev
evalal , Rev
Revist
ista
a Es
Espa
paño
ñola
la de Fi
Filo
loso
sofí
fía
a Medi
Mediev
eval
al 2013 (20), pp. 167-
192, con buena docu
documement
ntac
acióión
n y un análisis muy suge
sugereren
nte de la evolución bi
biog
ográ
ráfi
fica
ca y filo-
sófic
óficaa del joven He
Heidideg
egge
ger,
r, que re
reco
comi
mien
endo
do..
 

  PÍLOGO
TOMA
TO MAS
S DE AQU
QUIN
INO
O: SI
SIGN
GNIF
IFIC
ICAN
ANTE
TE,, SI
SIGN
GNIF
IFIC
ICAD
ADOO
Y PALABR
PALABRAS
AS FU
FUND
NDAM
AMEN
ENTA
TALELESS *

1. Introducción

Hacia 1263, Y por encargo de Urbano IV (1261-1264), Santo Tomás


tuvo que infnfor
orm
mar sobre cierto Li Libe
bell
llus
us de proc
proces
essi
sion
onee Spirit us Sa
San
ncti
cti et
de fide
fide tri
rin
nitat
itatiis co
cont
ntra
ra erroress grcecorum , de autor anónimo, que suele
errore
atribuirse a Nicolás de Durazzo . Tal documento, de carácter unionista
(tema delfilioque , arg rguument
ntaaba sobre la base de supuestos textos de los
Padres griegos, pri rinc
nciipalmente de San Atanasnasia, San Cirilo, San Gregarega
rio Niseno, San Ba silio y San Juan Crisóstomo , Fray Tomás preparó,

Publ
Public ado en Anuario Fil
icado Filos
osófi
ófico,
co, 1978 (11, 2), pp. 197-207. T a m b i é n ed it ado con el

títtulo:
ulo: Thoma
Thomass va n Aqui
qui n: Si gnifi
fika
kan
nt, Si gnifi
nifik
kat und G rrun
undw
dworortt eerr , en J. P. B eck
eckm
m aann
nn
(ed.), SpSpra
rach
chee und
und Er
Erke
kenn
nntntnis
is im Mi
Mitt
ttel
elal
alte
ter,
r, Wal
Walte
terr de Gr
Gruy
uyte
ter,
r, Misc
Miscel ella
lane
neaa Medi
Mediae
aeva
vali
lia,
a,

1311,Ber
,Berlí
lín,
n, 1981, pp. 42
424-
4-43
433.
3. La ve
vers
rsió
ión
n aquí repr
reprod
oduc
ucid
idaa ha sido co
corr
rreg
egid
idaa y li
lige
gera
rame
ment
ntee
ampliada.
El manu
anuscri
scritt o fue desc
descub
ubii er
ertt o por Pe
Pedr
dro
o An
ntt oni
oni o Uncel li , en 1869 (ms. Val. lal. 808, ff.
47ra
47ra-6
-65
5va),
va), y publ ubl i cado
cado por él m iism smo o en 1875. Pre revi
viaament
ent e, en 1870, había dado a con conoc
ocer
er
un ad
adel
elan
anto to,, ce
cent
ntra
radodo pr prin
inci
cipa
palm
lmen
entete en la II parte, so sobr
bree   Pr
Prim
imad
ado o de la Ig
Igle
lesi
siaa Rom
Roman
ana.
a.
Una e d i c i ó n m o d eerr n uee d e co n s ul t a r s e en: S. Thomse Aqu i na t is , Opu
naa p u Opuscscula
ula The
Theol
ologi
ogica,
ca,
ed i c i ó n a ca rg o de R a y m u n d u s A. Ver ar do , Mari ett i , Roma , 1954, 1, pp. 3 4 7- 4 13 , con un
es t u d i o p r e l i mi n a r muy i nt e r es a nt e (pp. 2 69- 31 4; v é as e t ambi én el Pr ééff a c e , en Contra
er
error
rores
es grae
graecorum
corum,, ed. Le
Leon
onin
ina,
a, vol. 40, AI
AI-A
-A66
66 [Rom
[Romaa 1969]).
Ni c o l á s de D u r a z z o fue o b i s p o de Co t r o n e ( Ca labr ia) , en el Sur de Italia. Sobre este
pe
pers
rson
onaj e, vid. el  Préface de la ed
aje, edicició
ión
n Le
Leon
oninina,
a, ci
cita
tada
da;; y Ja
Jame
mess A. We
Weiish
sheipl,, Fr
eipl Fria
iarr Tho-
Tho-
mass d Aqu
ma Aquin
ino.
o.   s Lij
ijee, Thou
oug
ght,
ht, and Works, Basil Bl a c kwe l l , Oxf ord, 1974, pp. 163 ss. y
389 ss. red. e ssp
p a ñ o l a a c a r g o de J os e p- I gn as i Sa r any an a, con el título: Tomá
máss de Aqu
quiino.
no.
Vi
Vida
da,, obra
obra y doctrina, Eun Eunsa,
sa, Pam
Pamplo
plona,
na, 1994
1994].].
Deja
ejam o
oss de lado la di scu
scusi
sión
ón sobre la aut
aut ent
ent i ci dad
dad de las aut ori
rid
dade
ades aducidas, falsas
m uch
uchas
as veces, que SaSant
nto
o Toom uenass  fiado del R om
m ááss dio por buena om aano
no Pont
Pontíí ffii cce-
e- y que i nt ent ó
j u s ti
ti f ic
ic a r en cu ant o a su doctr ina. T aam
mp o
occ o interesa, ahora, si Ni c ol ás de Du r a z z o fue o no

110 Jo
Jose
sep
p Igna
Ignasi
si Sa
Sara
rany
nyan
anaa

como re
como resp
spu
uesta
esta,, su céle
céleb
bre opú
púsc
scul
ulo
o Con
onttra er
errror
orees gr
grccec
ecor
orum
um ad Urb
rba-
a-
num IV Ponti iceem Maximum, en el que se mostró más inquieto por las
ontiffic
glosas del autor del Libellus, que por las ambigüedades de los supuestos
textos patrísticos, que interpretó benévolamente. Pero, sobre todo, se
quejó amargamente de la baja calidad de la versión latina que se le pre
sentaba, lo que le dio pie para exponer, en un largo proemium, su doc
octr
tri
i
na sobre el verdadero arte de la traducción ,
Señaló Santo Tomás que, para la correcta hermenéutica de los Padres
griegos, era conveniente, en primer lugar, leerlos en su contexto históri
co, huyendo de cualquier malentendido, que sería fruto de una actitud
anacrónica: non est mirum  decía después de aducir varios ejemplos
tomados de la historia de las herejías-, si moderni fidei Doctores post
var
ariios errores exh
exhortos, cautius et quasi elim
limatius loq
loquuntur circa doctritri
nam fidei, ad omnem hreresim evitandam ; y de este modo, como es
sabido, las polémicas para defender el de depo
posi
situm jidei fue
tum uero
ron
n ococas
asió
iónn
para precisar la terminología y los modos de decir, al mismo tiempo que
contribuyeron a mejorar el método teológico y el modo de abordar las
cuestiones. Sería injusto, por tanto, juzg
juzgar
ar a los Padres prenicenos como
si ya hubiesen conocido las definiciones de Nicea y las luchas antiarria
nas y, por la misma razón, nada debe sorprendernos en el cambio de acti
tud de San Agustín, después de luchar contra los errores de Pelagio. He
aquí porqué toda cautela en la exégesis de esos testigos de la fe de Iglesia
será poca, y que non sunt contemnenda aut abiicienda [sus afirmacio
nes], sed nec etiam ea ex
exte
ten
ndere
ere oportet, se
sed
d ex
expo
pone
nere
re re
reve
vere
rente
nterr ,

Pero mayor interés tiene ahora, para nosotros, la doctrina del Doctor
Angélico sobre el modo de proceder en las traducciones. El mal latín del
texto que Santo Tomás debía analizar le movió a describir, aunque sólo

un falsario, aunqu
unquee más bien parece que debió de act
act uar de buena fe, trabajando sobre anti
guas catena de los Pa
Padr
dres
es..
El original griego, sin duda la pripri mera re
red
dacci ón, debe datar de 1254-1256. Poco des
pués,   por su pr
prop
opiio autor, debió de ser trad
traduc
ucid
ido
o al latín,   serí
seríaa pr
pres
esen
enta
tado
do al Papa Ur
Urba
bano
no
IV haci
haciaa 12
126
62.
 N o es de ext
xtra
raña
ñar,
r, después de tantos erro
errore
ress surg
surgiidos,
dos, que los moder
odernonoss aut
autore
ress habl
hablen
en
de las cosas de fe con más preca uci ón   ca
caut
utel
ela,
a, para evit
evitar
ar toda here
herejí
jíaa ;
Cont
Contra
ra erro
errore
ress
grtecorum, proem. (ed. Verararrdo, n. 1029). Ci tar
areemos la edi ción de R. A. Ver
edición erar
ardo
do,, porq
porque
ue
coi ncide, punto por punto en los pasajes que nos interesan, con la edición Leoni na,   es
mucho
mu cho más ma
mane
neja
jabl
ble.
e.
6 Tomás
Tomás de Aq
Aqui
uino
no,, Co
Cont
ntra
ra erro
errore
ress gr
grce
ceco
corum (e
rum (ed.
d. Ve
Verar
rardo,
do, n. 1029
1029).
).

Epílogo 111

brevemente, las características del buen traductor: Unde ad officium


boni tra
ran
nslatori
toriss per
erttin
ineet ut ea quae sunt cathol
holicae fidei tran
ransferen
rens, ser-
vet sententiam, mute
mutett autem modum loquendi secundum propriet at em
linguae in quam tra rans
nsfe rt... [quia
fert... uia] inde
indece
cens
ns erit expo
exposi
siti
tio,
o, si semper
per ver
bum ex verbo sumatur ? (al oficio del buen traductor corresponde que,
cuando traduzca aquellas cosas que pertenecen a la fe, conserve la sen-
tencia, modifique, en cambio, el modo de hablar según las propiedades
de la lengua a la cual traduce, porque resultaría una exposición inconve
niente si se limi
limita
tara
ra a trad
traduc
ucir
ir pala
palabr
braa por palabra).

2. Qué es u n a  sententla

Está claro que, para Santo Tomás, como también para nosotros, tradu
cir equivale a verter una senteniia de una lengua a otra lengua. Soslayan
do toda la doctrina general sobre la técnic a de la buena tr a du c c ió n
para pasar al análisis filo
lossófi
ófico de la tra
rad
ducción, el primer pr
prob
obllema
ema con
sistirá en dete
determ
rmin
inar
ar qué entiende el Aquin
quinat
atee por senteniia ,

Tomáss de Aqui
Tomá Aquinono,, Co
Cont
ntra
ra errores gracorum, n. 1030 (ed. Verard
errores rardo
o, n. 1029). C onv
onvii ene
ene
no olvidarlo: San
antt o T om
om ás
ás ex
expo
pone
ne estas reglas al pl ant
ant earse
arse dos cas
asos
os concre
ncrett os de traduc

ción: del grie


griego
go al latín, y del latín a las lengu
enguas
as roma
romancnces
es (o latín vulg
ulgar).
ar).
Sobr
So bree la te
teor
oría
ía gene
generarall de la trad
traduc
ucci
ción
ón , desd
desdee su pers
perspe
pect
ctiv
ivaa pura
puramement
ntee técn
técniica,
ca, pue
de verse un e x ce l e nt e status quce
qucesti
stionis en J. Tur, Ma rra
onis aga ll
ll i Goethe. Les tra tra d
du
u cccc io
io n
nss del
 Faust , UnUniviver
ersi
sita
tatt de Barc
Barcel
elon
ona,
a, Depa
Departrtam
amen
entt de Filo
Filolo
logí
gíaa Cata
Catala
lana
na,, Ba
Barc
rcel
elon
ona,
a, 1974, pp.
65
65-9
-91
1 (c
(con
on abunda
abundante
nte bi
bibli
bliog
ograf
rafía
ía y refe
referen
renci
cias
as hi
hist
stór
óric
icas
as).
).
9  o o se ve, al c o m e n z a r a ha b l a r sobre la n a t ur a l e za del t ra duci r, t rop ezamos ya con el
prob
probll eemm a del traducir. Por ello, y co commo expedi
pedieent
ntee met odo
odol ógi
ógi co,
co, vam
vamos a cons
consii dera
derarr que
todo
todoss tetene
nemo
moss una no noci
ción
ón apro
aproxi
xima
madada e in
intu
tuit
itiv
iva,
a, pre-
pre-fi
filo
losó
sófi
fica
ca,, del arte de trad
traduc
ucir
ir,, que nos
perm
permititee tradu
raduci
cir,
r, del lalatí
tín
n al cast
castel
ella
lano
no,, la defi
defini
nici
ción
ón tomi
tomiststaa de trad
traduc
ucci
ción
ón ; y que, medi
ta
tand
ndo
o sobre la defidefininici
ción
ón de trad
traduc
ucci
ción
ón , espe
espera
ramo
moss alca
alcanz
nzar
ar un cono
conocicimi
mien
ento
to más prof
profun
un
do sobre la natu atural
ral ez
ezaa del traducir. Son numnum ero
eroso
soss los ej em
emp pl os que nos brinrinda la Fil
Fil oso
sofí
fíaa
de pl
plaantnteeami
ami en
entt os en los que no cabe el eje ejerci
rcici o de una crítríti ca rad
radi cal y a ult ranz
anza, com
com o a
priori, so p e n a de no a v a n z a r ni un á p i c e en la c u es t i ó n c o nc r e t a debat ida. Tal es el caso,
ta
tant
ntas
as veces ci
cittado,
ado, del prob
proble lemama del cono
conoci cimi
mien
ento
to,, pues para para cono
conoce cerr el cono
conoci
cimi
mien
ento
to he de
su
supo
pone
nerr que co
connozc
ozco, porq
porque
ue si no, no t en
endr
dríí a sent i do mi interés; y si su
supo
ponngo que cono
onozco,
co,
debo adm
admititir,
r, por lo meno
menos,
s, una noci
noción
ón in
intu
tuit
itiv
ivaa y espo
espont
ntán
ánea
ea de con
conocer
ocer.. Lo mi
mism
smoo vald
valdrí
ríaa
para
para el caso del ser: el obse
observ
rvad
ador
or está
está dent
dentro
ro de lo obse
observ
rvad
ado.
o.

112 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

Sententia significa  leemos en el Du Cange 10-  com


 compepend
ndia
iarí
ríaa rei ali
cujus expositio , o sea, exposición res
esu
umida o sintética de alguna cosa.
En tal sentido lo emp lea el Angélico al comienzo de su comentario a Pe
dro Lo
Lombmbarardo
do ín ínte
terr multas sententias qure adv adver
ersi
siss de sapi
sapien
enci
ciaa prod
rodie
ie
runt
ru nt..
.. . (e
(entre las muchas sen enttencias que con mali alicia surgrgie
iero
ron
n contra la
sabiduría   11 Sententia por tanto, p odría traducirse por sen ten cia ,
d ictamen o parecer que uno sigue, o bien, dicho grave y sucinto que en
cier
cierrra doctr
ctrina o moralidad. . Sin embargo, y por in flue ncia de los lógi
cos an
ang glo
losa
sajo
jon
nes cocont
ntem
empo
porá
ráne
neos
os,, ha pasa
pasado
do a la lite
litera
rattur
uraa técn
técnic
icaa espa
ñola la palabra sen ten cia como tradu cción de la voz inglesa sentence.
Así, por ejemplo, en la versión castellana de una obra de Quine, en la
cual, sesent
nten
enci
ciaa sig
signi
nifi
fica
ca un conj
conjun
untoto de pal
palab
abra
rass   a veces una solasola-,-, que
son sig nifican tes : o bien, al traducir a Ayer, para quien sentencia sería
equivalente a o r ac ació
iónn ; o, como es el caso de la versión española de Ka
plan, en la cual, sentencia significa p r o p o s i c ió n . Por todo ello, y para
evitar equívocos, nosotros preferimos traducir la expresión de Santo
Tomá
To máss se
serv
rvar
aree se
sen
nten
tentiam
tiam , no tanto por mamant
nten
ener
er el sentido, cu
cuan
anto
to por
cons
conser
erva
varr la idea, el cont
conten
enid
ido
o in
inte
teli
ligi
gible, es decir, lo sign
ble, significa
ificado
do
No se crea, sin embargo, que al traducir sent enten tia'' por lo significa
do se hayan ac acab
abaado todos los problemas.as. De hecho, sólo hemos resuel
to que sentencia no significa sentid o , con lo cual hemos soslayado la
cueesti
cu stión que el positivism
smo o ló
lóg
gico puso en circul
culación, hace años, sobre
la posi
posibi
bili
lida
dad
d o im
impo
posi
sibi
bili
lida
dadd de se
sep
parar
arar la ve
verd
rdad
ad de una propropo
posi
sici
ción
ón,, de

 O Du Cange (Ch. du Fresne), Gloss


Glossari
arium
um medí
medía;
a; et ín
ínfi
fima
ma;; la
lati
tini
nitatiss (18
tati (1883-
83-188
1887),
7), re
reim
im
pres
presió
ión,
n, Graz
Graz 1954
1954,, ad vo
voce
cem.
m.
11 Tomá
Tomáss de Aqui
Aquino
no n Sententiarum prol.  e o Fretté
Fretté VII 1 .
12 Cfr. Dicc
Dicciionar
onariio de la lengua esp
spa ñola Real Acad
añol Academ
emia
ia Españ
spañol
ola,
a, Madrid, 1970, ad
vocem.
13 Cfr. W. V. O. Quine, Pa
Pala
labr
bra
a y objeto trad. casto Labo
objeto bor,
r, Barc
rcel
elo
ona. 19
196
68, pp. 19 ss.
14 Cfr. A. J. Ayer, Le
Leng
ngua
uaje
je verdad
verdad y lógica (195
lógica (1958)
8),, tr
trad
ad.. casto Eude
deb
ba, Bue
ueno
noss Air
irees,
1965, p. 8.
IS
Cfr.
fr. A. Kap
ap1
1an
an,, De
Defi
fini
nici
ción
ón y es
espe
peci
cifi
fica
cacición
ón del
del si
sign
gnifific
icado en M. Bunge (ed.), Antolo-
ado
gia
gia sem
semánt ica Nuev
ántica evaa Vi
Visi
sión
ón,, Bue
ueno
noss Air
ires
es,, 19
196
60, p. 80
80..
16 Es lo que E. Koschmieiedder ha denominado das Gemei ein
nte . Cfr. Be
Beit
itri
riig
igee zu
zurr allgem
allgemei-
ei-
ne
nen
n Sy
Syntax Uni
ntax Univer
versit
sitats
atsver
verlag
lag Carl
Carl Wint
Winter
er,, Heidel
Heidelber
berg,
g, 1965
1965..

Epílogo 113

su sentido ; lo que no es poco. Pero queda todavía por entender qué es lo


significado

3. Qué es  lo si
sign
gnif
ifica
icado
do

Habla
ablarr de   sig
signif
nifica
icado
do supo
suponene,, ea ipso habl
blaar de lo significante. El
significante es una palabra ( verbum exterius , decía Santo Tomás) y,
como tal, una expresión vocal u oral, un sonido producido por la vibra
ción de las cuerdas bucales cuando el aire, procedente de los pulmones,
es forzado a pasar a través de ellas. En tal sentido, es algo puramente
conv
conven
enci
cion
onal
al y por tanto arbi
rbitrar
rario. De ahí que los esco
escolá
lássti
tico
coss defi
defini
nier
eran
an
lsaigpnaila
lab
ficbarasceogm
úno acvox
vo
uexrdsoigni
gnoifciocat
cantviva
encaidónpla
pl
).acPieturom, cu(uanleasvqouzieoraeqxpre
xp
ueresssieóann qluoes
sign
signif ific
ican
ante
tess empl
empleaeado
doss por dist distininto
toss pueb
pueblo los,s, es prec
precis isoo   no ser que no
quieran ente entendnder
erse
se-- que todos comprendan que las diferentes palabras,
en distintos idiomas, tienen un mismo significado. Y por ello, al ver a un
perro, dirán: Hund perro chien dog canis gas etc.; y, siempre que
vean un perro, volverán a repetir las mismas palabras. De lo que podría
mos concluir que no existe una heterogeneidad fundamental y primera
entre la palabra y el pensamiento. La palabra lleva al reconocimiento de
la cosa, vía lo significado, aunque no todo significado se refiere a una
cosa
co sa real
real..
Hay, en definitiva, algo que permanece (lo significado) cualesquiera
que sean los significantes, según los lenguajes o idiomas. Ese algo per
manente son las nociones o ideas, algo que los medievales denominaron
el universal que ha pasado a la terminología de la filosofía moderna con
di
dist
stin
into
toss nomb
nombre
res,
s, entre ellos el de lo significado l8.
Ahoraa bien; la gran par
Ahor paradoj
adojaa del lengua
nguajje es que, siendo materiales los
significantes, sin embar
bargo, lo signif
nificado es inmaterial, lo que nos lleva
ría a tratar, si procediéramos con todo el rigor, el tema de la raíz y posibi-

17
verdG
ad.. Fr
Freg
Cege
fr.e Fp.roIbnóc,iaernte,basEel apl rodbislceumrsao diendliarevcetord, aqdue  elsa pte
osolog
teolibogía
leíadiantr
st
stiitrop
an ngu
ngopol
uiológ
r ógic
enica
trea s, eScripta
nt i d o  
Theologica 19 1974 (6), pp. 755-769.
74 (6),
18 Cfr. É. GiGilslson
on,, Elem
Elemen ento
toss de fi filo
lososofífía
a cr
crisisti
tian
ana a trad.   sto Rial Rialp, Madrid, 1970, pp. 285
p, Madrid,
ss.

  4 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sara
Saranya
nyana
na

lidad del cono


conoci
cimi
mienento
to . La cuestión podría formularse así: supuesto que
lo sig
signif
nificado es
icado es,, norm
normalalme
ment
nte,
e, univ
univer
ersa
sall   cabe la excepción de algunos
significantes que se refieran a cosas concretas, cuales son los nombres

appro
repciioasrfse-,, h¿edeaqquuíéom
traodvoezllleagacrueastlioónsidnegulolasr uynicvoenrscarleetso,? aC
unoqmuoe tproad
nrsá
portada al siglo XX. La cuestión tal como la resolvió metafísicamente
Santo Tomás, y como muy bien ha recordado Gilson, se formularía así:
prim
pr imaa operatio (la simple aprehen hensión) respicit quidditatem rei (la esen sen
cia, que es universal), secunda (el juicio) respicit esse ipsi psius?
us? ; el inte
lecto alcanza, por consiguiente, la existencia misma en y a través de la
esencia o universal, porque el acto de ser es lo que hace a la esencia ser
un ente concreto y determinado. Lo cual implica la mediación del juicio.
Concluyendo: el significante alude al significado y a través de él llega
a lo concreto. Pero, puesto que la referencia del significante al significa
do (la sentencia) es puramente convencional o arbitraria, habrá que ase
gurar que no es convencional la relación entre el significado y la cosa
concreta, porque, en caso contrario, sería imposible encontrar proposi
ciones significantes, se habría establecido un muro infranqueable entre
los hombres y, por tanto, también sería imposible el hecho mismo de
traducir.

4. Sobre la posi
posibi
bili
lida
dadd de traducir

Santo Tomás no cuestiona, en el texto del Co


Cont
ntra
ra er
erro
rore
ress gr
grce
ceco
coru
rum
m
la posibilidad misma de traducir. La da por supuesta y pasa a ofrecer re
glas de la buena traducción. En cambio, los lógicos modernos, Quine

19 Sob
obre
re este tema,, y com
este tema omoo pr
prim
imer
eraa ap
apro
roxi
xima
maci
ción
ón,, reco
recome
mendndam
amosos la cons
consulta de É Gilson,
ulta
Lingü
Lingüíst
ística
ica y Filos
Filosofía (1
ofía (196
969)
9),, tr
trad
ad..   sto Gr
Gred
edos
os,, Mad
Madridrid,, 1974
1974..
20 Cfr. J. Loc
ocke
ke,, An Ess
ssa
ay conc
concer
erni
ning
ng Hum
uman
an UnUnde
ders
rsta
tand
ndin g ; II,
ing II, cap.
ap. 11 9 10; III, cap. 1,
1-3.
1-3. (Dis
(Disting
tingue
ue   es impo
importrtan
ante
te de
dest
stac
acar
arlo
lo aquí
aquí,, dada
ada su orie
orient
ntac
acióiónn doc
doctrin
trinal-
al- entre
ntre térm
térmi
i
no
noss o pa
pala
labr
bras
as ge
gene
neraless y  nom
rale  nombres
bres pro
propios
pios ).
21 Tomáss de Aq
Tomá Aqui
uino
no,, In Sen
Senten
tentia rum d. 19, q. 5, a. 1, ad 7 (ed. Fretté VII, 256a), estu
tiarum
diado por É Gi
Gils
lson
on en ElElem
emen
ento
toss de Fi
Filo
loso
sofí
fía
a cr
cris
isti
tiana pp. 299 ss. Sobre este tema vid.
ana
también: J. Gar
García
cía Ló
Lóp pez
ez,, Doctrina de Santo Tomás sobre la verdad Eu Euns
nsa,
a, Pam
Pamplo
plona,
na,
19
1967
67,, pp
pp.. 10
103-
3-11
117.
7.

Epílogo 115

entr
ntre ellos,
os, cons
consid
ider
eran
an que
que es imposiosible: La referenci
ncia espe
especí
cífi
fica
ca obj
bjeeti
va de términos extranjeros es inescrutable por medio de significaciones
est
stiimulativas
vas u otras habit
bitua
ualles disp
dispos
osiicione
ones Ii
Iing
nguí
uíst
stiicas?
cas? . Y, sin em
bargo, Quine comprueba que existe la creencia universal en que pueden
compararse, objetivamente, los términos de distintos lenguajes , Esta
para
pa rado
dojja surgiría, siempre según Quine, en virtud del pri princip
ncipiio de inde
termi
rminac
nación
ión de la tr
trad
aduc
uccción.
ión.... que procede poco a poco, concioncibi
bien
endo
do las
sent
senteenci
ncias u orac
oraciiones
ones [sentences] corno por portadora
oras suel
ueltas de signiniffica
ción ? ,
Curiosamente, también Santo Tomás había observado que, si se pro
cede ex v erbo ad v e rb u m trad
traduc
ucie
iend
ndo
o pal
palabra por palabra, surge
urgen
n ambi
bi
güedades e indeterminaciones. Pero lo que para el Angélico es sólo una
cuestión de método perfectible es en cambio, para Quine, una paradoja
ir
irre
reso
sollubl
uble. ¿Por
¿Por qué?
qué?
Pensarnos que la clave del problema estriba en el modo de concebir
las relaciones entre lo significado y la realidad. Si se estima que tales
relaciones son naturales , la traducción será posible; en cambio, si se
considera que son arbitrarias, imaginarias, inventadas o imposibles, la
traducción será también imposible y resultará un gran misterio. Es, en el
fondo, la vieja cuestión de Porfirio, que Boecio legó en herencia a los
medievales, la que acabarnos de resucitar y que procuraremos resolver,
no en el plano de la lógica, sino trasladándola al ámbito propio de la
gram
gr amát
átic
icaa espe
especu
cula
lati
tiva
va o meta
meta-l
-lóg
ógic
ica,
a, que
que est
estudia
udia lo
loss modi sig
signi
nific
fican
andi
di

Sciendum est igitur primo, quod verbum cum re dicta per verbum
conve
nvenie
nientiam habet maiore orem in natura sua cum dicente, licet in dicente
sit ut in subi
subiec
ectto f (el verbo tiene con la cosa dicha mayor conveniencia
natural que con el dicente, aunque en el dicente esté corno en su sujeto).
Sorprendente afirmación de Santo Tomás, en perfecta sintonía, sin em
bargo, con todo su planteamiento en torno al conocer: el verbo mental
[ver
[v erbu
bumm int
interius]] es decir, la idea, el contenido inteligible y, por tanto,
erius
lo dicho por la mente, o sea, lo significado, tiene mayor conveniencia con

22 W.   O. Quine, Palabra y objeto p. 93.


Quine,
23
W. V. O. Quine, Palabra   objeto p. 92.
24 W. V. O. Quine, Palabra y objeto p. 92.
25 De natu
natura
ra ve
verb
rbii inte
intell
llec
ectu
tuss I (ed. Raymundus M. Spiazzi, n. 270). La autenticidad de
este opús
opúscu
culo
lo es discutida, aunque está claro que re repr
prod
oduc
ucee la ge
genu
nuin
inaa doctrina tomista, por
lo que Grab
Grabma
mann
nn y Mich
Michel elit
itsc
sch
h no dudan en atri
atribu
buir
irla
la al Angélico.

  6 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

la cosa dicha (con la naturaleza de ésta), que con el dicente, aunque en


éste se encuentre corno en su sujeto; pues el verbo mental recibe su espe
cie, no del dicente - s a l v o cuando éste se dice a sí m i sm o - , sino de la

icnotseariodri,chsau e(cxopnreosciiódna)o. rL
ala opeaxlatebrrnaa, de tal forma que, etsanstiognlao ndaetlurvaelrebzoa
  verb
verbum
um exexte
teri
rius
us

de la cosa corno su nombre  nomen son según la especie de la cosa, pues


a distintas especies de cosas les cor corresespo
pond en nombres distintos ; nom
nden
bres que mantienen una cierta constancia dentro de cada lenguaje y que,
por ser arbitrarios, pueden cam cambia iarr de un idioma a otro. Pues es común la
experiencia, y Santo Tomás también participa de ella, de que el lenguaje
reproduce el mundo; mientras que no parece espontánea, sino fruto de un
adiiestr
ad estramamie ient
nto o o ejercicio mental, la vivencia de que el mundo reproduce
el lelengnguaj
uajee .
Corno se podrá apreciar, el enfoque de Santo Tomás y, con él, el de
Aristóteles, implica la inversión completa de los términos en que hoy
algunos formulan el terna del conocer, y presupone la aceptación de una
oper
op erac
ació
ión
n que sólo puede de desa
sarr
rrol
olla
larr el intelect
lecto
o agente : la abst
abstrracci
acció
ón;
operación que es postulada por el aforismo aristotélico anima est quo
dammodo omnia (e (el alma es de alguna manera todas las cosas   9 o
  n otros t érm
érm i n o s - es el terna de la posesión intencional de la cosa co
nocida por el intelecto que conoce, por lo cual no está éste determinado

26 De natu
natura
ra verb
verbii in
inte
tell
llec
ectus, 1. Ta
tus, Tamb
mbié
ién
n es inte
intere
resa
sant
ntee la cons
consul
ulta
ta del opús
opúscu
culo
lo,, atri
atribu
buid
ido
o
R
a Santo To
Tomá
más,
s, De di
diff
ffer
eren
enti
tia
a Verb
Verbii di
divi
vini
ni et hu
huma ni (ed.
mani Spiazzi).
27 A este prop
ropós
ósit
ito
o es muy ininte
tere
resa
san
nte la co
cono
noci
cida
da extr
extrap
apo
olaci
lación
ón de Av
Avic
iceb
ebró
rón
n (lbn Gabi
rol) re
refe
feri
rida
da por Santo To Tomámáss en múl últi
tipl
ples
es pasaje
ajes   S
Summ
umma a The
Theolo
ologia e, I, q. 50, a. 2, e; De
giae,
substantiis, c. 5-8; etc.), para quien, todo lo que el intelecto distingue como distinto, es dis
tint
tinto
o tamb
tambiéiénn en la realididaad. Avivice
cebr
brón
ón proce
rocedi
dióó, a nu
nues
estrtro
o enten
ntende
der,
r, de la sigu
iguient
ientee forma:
ex
exis
iste
te una evevid
iden
ente
te co
corr
rrel
elac
ació
ión
n entre el pepens
nsam
amie
ient
nto
o y el disc
discur
urso
so (la leng
lengua
ua o habl
habla)a);; pues
puesto
to
que el didisc
scur
ursoso siem
siemprpree ex
expr
pres
esaa el pe
pens
nsam
amieient
nto
o   s real expr
expresesió
ión
n del pens
pensamamie
ient
nto-
o-,, y tanto
el di
disc
scur
urso
so co
como
mo el pe
pennsa
sammieient
ntoo se re
refi
fier
eren
en no
norm
rmal
alme
mentntee a la real
realid
idad
ad obje
objetitiva
va (de tal form
formaa
que el didisc
scur
ursoso suele ser ininte
terc
rcam
ambibiab
able
le con la real
realid
idad
ad),), el disc
discur
urso
so será si
siem
empr
pree la real
realid
idad
ad
y, por ello, el pensamiento será la realidad. De e sstt a conclusión fácilmente podrí a inferirse
que el m u n ndd o reproduce el lenguaje, cosa que es, evidentemente, un espejismo. Cfr. A.-D.
Sertillan
Sert ges, S. Tho
illanges, Thomas
mas d Aquin,
Aquin, Félix Al
Alea
ean
n, París 41925, vol. Il, p. 4.
28
Deje
De jemo
moss ah
ahororaa la solu
soluci
ción
ón que recurre, como único expe
expedidien
ente
te posi
posibl
blee para
para just
justif
ific
icar
ar la
po
pose
sesi
sión
ón in
inttenc
nciional de la cosa, a la ex
exis
iste
tenc
ncia
ia de una ciert
iertaa infu
infusi
sión
ón de ideas o ililu
umi
mina
naci
ción
ón
desde
desde fue
fuera
ra del
del cogn
cognos
osce
cent
nte.
e.
29 Ci
Cita
tado
do por Tomá
Tomáss de Aqu
quin
ino,
o, en Sum
Summa
ma Theolo
Theologiae, I, q. 16, a. 3, c; q. 80, a. 1, c; q. 84,
giae,
a. 2, ad2.

Epílogo 117

al hic et nunc ? sino por encima, más allá de las categorías espacio
temporales.
Pues bien, y resumiendo nuestr
stra argumentación, podríamos concluir
que la traducción sólo es posible si, y sólo si, lo significado es verdadera
expresión de la realidad transubjetiva, lo que postula la abstracción como
acci
ac ción
ón de
dell inte
intele
lect
cto
o raciocinante. Si se corta el nexo nnaatural que une a
la idea o significado (forma vicaria de la realidad) con la cosa dicha, en
tonces las palabras, al no significar la realidad, vía lo inteligible, care
cerán cierta
tammente de sentido y no podrán verterse a otro lenguaje.

5. La cuestión de las palab


palabras
ras fund
fundam
amen
enta
tale
less

Todo cuanto hemos afirmado hasta aquí, es válido para cualquier len
guaje y también para cualquier tipo de habla o lengua . Sin embargo,
hay una lengua, que tiene   causa de la materia sobre la cual ve vers
rsa
a
unas propiedades y características muy particulares: nos referimos al ha
bla propia de la Sagrada Te
Teol
oloogía ; la cual no sólo ha creado nuevas pa
labras o ha dado un sentido totalmente nuevo a palabras existentes, sino
que también ha expresado realidades que antes no se percibían, y que
ahora, justamente a causa de esta lengua, forman parte de los conoci
mientas permanentes del espspííritu humano, los cuales sólo son accesibles
si se entra en aquel proceso de la experiencia religiosa, del que justa
ustam
men
te la palabra generada represe
sen
nta la huella
lla pasiva : .
El aludido proceso histórico ha sido largo y penoso, a veces muy dra
máti
mático
co,, es
espe
peci
cial
alme
ment
ntee en term
termin
inol
olog
ogía
ía tr
trin
init
itar
aria
ia y cris
cristo
toló
lógi
gica
ca,, an
antr
trop
opol
oló-
ó-

30 Cfr.
fr. To
Tomá
máss de Aqui
Aquino
no,, Sum
Summa
ma Theolog
Theologia,
ia, I, q. 50, a. 1, c.
31 Entend
Ente ndem
emos
os por «habla» o «l«len
engu
guaa», el conj
conjun
unto
to de palabras   modos de hablarlar de una
co
comu
muni
nida
dad,
d, pueb
pueblo
lo o nación, que co
cons
nsis
iste
te en el uso de algunas de las mú
múlt
ltip
iple
less posi
posibi
bili
lida
dade
dess
de habl
hablar
ar que ofre
ofrece
ce su le
leng
ngua
uaje
je o id
idiioma.
32 Cfr. B. Mon
Mondi
din
n,   l pr
prob
oble
lema
ma del li
ling
ngua
uagg
ggio
io te
teol
ológ
ógic
ico
o nel Co
Comme
mmento
nto alle
lle Sente
Sentenz
nzee ,
en Atti del Congr
greesso ln
lnte
tern
rnaz
azio
iona
nale
le Tommommasaso
o d Aqui
Aquino
none
nell suo settimo ce
cent
nten
enario , Ed.
ario
Domeni
Dome nica
cane
ne Ital
Italia
iane
ne,, Ná
Nápo
pole
less 197
976
6, Il
Il,, pp. 16
165
5-1
-1882 (c
(co
on bibl
biblio
iogr
graf
afía
ía).
).
33 J. Ratz
tzin
ing
ger, Sobr
Sobree la cuestió
ión
n de la validez perm
permaanen
nente de las fórm
fórmuulas
las dogmá
ogmáti
tica
cass ,
en Comisi
Comisión
ón Teo
Teológi
lógica
ca Intern
Internac
acion
ional,
al, El pl
plur
ural
alis
ismo
mo teol
teológ
ógic
ico
o (19
(1973), trad. cast., BAC, Ma
dri
rid
d, 1976, p. 65.

118 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

gica y sacramentaria. Lo que no sie mpre ha supue sto la invencvenciión o crea


ción ex novo de una te rminología precisa, sino que  como ha re reco
cord
rdad
adoo
la Co
Comi
misi
sión
ón Te
Teol
ológ
ógic
icaa In
Inte
tern
rnac
acio
iona
nal-
l- la
lass de
defi
fini
nici
cion
onees do
dogm
gmátátic
icas
as em

plean, con frec


frecue
uenc
nciaia,, el vo
voca
cabu
bula
lari
rio
o co
commún
ún;; e in
incclu
luso
so cu
cuan
ando
do di
dich
chaas de
fini
finici
cion
ones
es em
empl
plea
eann térm
términinos
os ap
apar
aren
ente
teme
mentntee fi
filo
losó
sófi
fico
coss no co
comp
mprom
rometeten
en
a la Igle sia con una filosofía particular, sino que tiene n por obje ti vo las
rea
realida
lidade
dess sub
ubya
yace
cent
ntees a la ex
expe
peri
rien
enci
ciaa hu
huma
manana com
comúnún,, que los té
térm
rmininos
os
refe
referi
rido
doss han pe
perm
rmititid
idoo dis
distin
tingui
guir?
r? .
Los dos grandes proble mas que nos pl a nte a rí a el ha bla t eológi ca se
rían, por tanto: 1) la cons er vac ión de ciertos e n un c ia d os fund a me nta 
les 35 o pal alab
abra
rass fu
fund
ndaa m en
enta
tale
less r a lo largo de las épocas, tan distintas
en sus manife sta cione s c ulturales y en sus s olucione s prácticas a los
gra ndes interro rroga ntes teóricos; y 2) el m od odo o de traraduducc ir esos e nuncianciad dos
del l e ngua j e en que fueron f ormul ados a otros idiomas. T o d o lo cual,
a de m á s, se c o m p li c a por otra razón, que S an to T o m á s afirmó con espe
cial clarividencia: Ea ergo   u fidei sunt, in inttell
lleectui prprop
opon
onun untu
turr non
q u i d e m in seipsis, sed qu ib us d a m verbis qure ad e o r u m e xp re s s i on e m
non sufficiunt, et quibus usdda m similitudinibus ab eo eorurumm r e p r r e s en t a t i o n e
defi
de fici
cien
enti
tibu
bus:
s: et id
ideo
eo di
dicu
cunt
ntur
ur co
cogngnos
osci
ci in spec
specululo,
o, et in senigmatee (las
cosa s que pe rte ne ce n a la fe se p r opo ne n al e nte nd imi e nto no en sí mis
mas, sino p o r me di o de palabra s, las c ual es no alc anz an a e xp re s a r per
f e c ta me nt e la realidad que qui er en e x p r e s a r y, por ello, se dice que ellas
nos la dan a c o n oc e r c o mo en un e s pe j o y por m e d i o de figuras); por lo
que, t e r m i n a el Angélic o, n un c a s erá n evide ntes tales verda des sino que
requerirá n, con la ayuda de Dios, un a s ent imie nto del intelecto, m ov i do
por la vo
volu
lunt
ntad
ad..
Sup
upue
ueststo,
o, por consig
nsigu
uient
ientee, que los enun
enunci ciadados
os fu
fund
ndamamen
enta
tale
less del de
pós ito de la fe son  a pes ar de su i m mp
p e rrff eecc c i ó
ón
n - la f o r m a más pr opi a de
expre s ar los y que, por ello, n un c a sus tituye n al ve rda d er o acto de fe, las
dos c ue stiones que a c aba mos de foform
rmul
ulaa r se re duce n ya a sólo cue stiones

34 Comisión Teológic
Comisión Teológicaa Int
Intern
ernaci
aciona
onal,
l,  L a unidad de la fe   el plur
plural
alis
ismo
mo teol
teológ
ógico
ico , tesi
tesiss
XI, en Documentos (196
(1969-
9-19
1996
96),
), BA
BAC,
C, Ma
Madrdrid
id,, 1998
1998,, p. 45.
45.
35 Comisión
Comisión Teológic
Teológicaa Int
Intern
ernaci
aciona
onal,
l,  L a unidad de la fe   el plur
plural
alis
ismo
mo teol
teológ
ógico
ico , tesi
tesiss
XII.
36 J. Rat
Ratzing
zinger
er,, So
Sobr
bree la cuestión de la vali
valide
dezz perm
perman
anen
ente
te de las fórm
fórmu
ulas
las dogm
dogmát
átic
icas
as ,
p.67.
 7 In   Sententiarum d. XXIV, q. 1, a. 2, q 3, sol. 3 (ed. Fretté IX, 378 b).

Epílogo  

hermen
herm enéuéutitica
cas,
s, cuy
cuyaa so
solu
luci
ción
ón se en
enco
cont
ntra
rarrá, forz
forzos
osam
amenente
te,, en el cor
correrect
cto
o
pla
lan
nte
team
amie ient
nto
o de las rela
elacio
ciones entre significante, sign ignific
ificad
adoo y cosa di
cha . Ratzinger lo ha expresado así: Se puede dominar el problema
hermenéutico, o sea, ent entend
ender proporcionad adaamente el pasado como hoy
 no
 nosot
sotros añ añaadiríam
íamos: se puede ente
entend
nder
er tanto una lengua como otra), en
la medida en que se concuerda con el sujeto mismo fundamental? . Este
sería el sentido último de la famosa definición de Santo T omás sobre el
tr
trad
aduc
ucirir,, que ha momoti
tiva
vado
do la pres
presen
ente
te co
comu
muni nica
caci
ción
ón:: se
serv
rvar
aree sent
senten
enti
tiam
am,,
sed mutare modum loquendi secundum proprietates lingue in quam
transfertur . No obstante, y puesto que la res que quiere abarcarse con el
habla teológic icaa supera en tanto   p r ser sobrsobren
enatu
atura
ral-
l- las posi
posibi
bili
lida
dade
dess
del habla corriente, los teólogos y también los Romanos Pontífices han
in
insi
sist
stiido en que se conse onserrven aquellas palabras básicas y fund fundam amen
entatale
les,
s,
que son claves para la comprensión de algunos artículos de la fe; voces
técnicas, que -dec
-decan
anta
tada
dass por el esfuerzo hi
hist
stó
ór ico
ico- han sido aceptadas
por el magisterio, al cabo de los siglos, como las más apropiadas; térmi
nos arbitrarios muchas veces no hablamos aquí de las palabras que pro
ceden direc
ecttamente de la Sagrada Escritura), que se refieren a un signifi
cado revelado, que es una res sosobr
bren
enat
atur
ural
al muy con
concreta
eta. En tales caso
asos,
el cambio de una pala
alabra por otra podría suponer la pérdida del significa
do; la traducción de una expresión por su equivalente en otro idioma, sin
atender a las propiedades y modos de la nueva lengua, daría lugar a con
fusiones, como las que Santo Tomás tuvo que desentrañar en las malas
versiones latinas de los Padres griegos; el mantener el mismo significan

tel
e, mens
aun
me qaje
uee rrev
nsaj efveelad
re riado.
el doo.a una nueva idea, sería el origen de mistificaciones en

Recientemente lo ha dicho Pablo VI con rotundidad: H ay que recor


dar que pertenece a la interpretación o hermenéutica el que, atendiendo a

38  Es de suma impo


import
rtan
anci
ciaa ad
adve
vert
rtir
ir que, además de lo que es obse
observ
rvab
able
le y de lo de
desc
scub
ubie
ier
r
to por medi
medio
o de las ciencias, la inteligencia, que nos ha sido dada por Dios, puede llegar a lo
que es no sólo a sign
signif
ific
icac
acio
ione
ness sub
ubjjet
etiv
ivas
as de lo que llaman estruc
tructturas
uras,, o de la evol
evoluc
ució
ión
n de
la conc
concie
ienc
ncia
ia huma
humana
na ; Pabl
Pablo
o VI,   r eed
d o del Pue blo de Dios 30.V
Pue blo 30.VI.
I.19
1968
68,, n. 5.
39 J. Ratz
Ratzin
inge
ger,
r, Las di
dime
mens
nsio
ione
ness del pr
prob
oble
lema
ma , en Comi
Comisi
sión
ón Teol
Teológ
ógic
icaa Inte
Intern
rnac
acio
iona
nal,
l, El
pluralismo
pluralismo teológico p. 32.
teológico
40 Cfr. Pablo VI,   redo  l Pueb
Pueblo
lo de Dios n. 25.
Dios

120 Jose
Josep
p Igna
Ignasi
si Sar
Sarany
anyana
ana

la palabra que ha sido pronunciada, nos esforcemos por entender y dis-


cernir el sentido contenido en tal texto, pero sin innovar, en cierto modo,
este
este se
sen
ntido
tido se
seggún la ar
arbi
bitr
trar
arie
ied
dad de una co
con
njet
jetur
uraa ? .
  Pa
Pabl
blo
o VI
VI,,   re
redo del Pueblo de Dios n. 5. El Ro
Pue Roma
mano
no Po
Pont
ntíf
ífic
icee expre
xpresa
sa por se
sent
ntid
ido
o lo
que
que noso
nosotr
tros
os hemo
hemoss deno
denomi
mina
nado
do sign
signif
ifica
icado
do .

NOTA FINAL
FINAL

En el título de esta m o no g r a f í a figura la expr esión c o n t i n u i d ad de la


metafísica . Se da por sup uesto que la metafísica es una in ven ción occi-
dental y que ha sido t ar ea c on t in u a e in int err ump ida en n uestro entorno
geog
geogrráf
áfiico y cultural, desde sus primer meros balb
albuce
ceoos pr
preeso
socr
crátátiicos has astta
ahora.
C o m o se sabe, el 24 de j u l i o de 1929, Mart in He i d e g g e r p ro nu nc ió su
lecci ón inau gu ral en la Un iversid ad de Friburgo, al su ced er en la cátedra
a E d m u n d Husserl. El título de la co nfe ren cia ha d even ido en clásico:
Was ist Metaphysi sikk? (qué es meta f ísi ca) . Se ha dicho que con ella se
inició el tránsito del p r i me r H ei d eg g er al segundo, es decir, el pasaj e de
Sein un Zeit a la ob obra
ra ac
acad
adém
émicicaa posterior. Es discut
cutible, sin em emb bar
arg
go, si
hay tal paso, pues el a r m a zó n de Sein und Z e it y de Was ist Meta Metaph phys
ysik
ik?
?
se pu ed
eden
en rastrear ya en su tesis de habilitación, que data de 1915.
En todo caso, en esa lec ción inaugural He i de g g er pr ese nt ab a al hom-
bre [da
[dass Das
Dasein] co
ein] como
mo un ser esen
esenci
cial
alme
ment
ntee me
meta
tafí
físi
sico
co,, verd
verdad
ader
eroo past
pastor
or
del ser [der H i r t des SeinsY. Es obvio que tenía a la vista el prin cipio
aristotélico: el a l m a es, de algún modo, todas las co sas , citado por
Tomá
To máss de Aq
Aqui
uino
no en su tratado sobre los trascendentales ; y tamb
tambié
ién
n está

H e id e g g e r con ced ió m u cch


h a i m po r ta n ci a a esta lección, a la que añadió un epílogo en
1943 y una in intr
trod
oduc
ucci
ción
ón en 1949.
Per
erm
míta
ítanme
nme la li
lice
cen
nci
ciaa cronol
nológica,
ca, por
orq
que esta expresión heid
eidegge
ggeria
riana es de 1947,
usada por vez p ri me ra en su  rief über den 'H 'Hum
umaanism
nismus ', Supone una ev oluci ón con
us',
rela
relaci
ción
ón al prim
primer
er Heid
Heideg
egge
ger,
r, porq
porque
ue su
sust
stit
ituy
uyee (o co
comp
mple
leta
ta)) la ex
expr
pres
esió
ión
n der Plat
Platzh
zhal
alte
terr des
N ic ht s (e
(el sostén o asider o de la nada), antes usada por el maestro alemán. No entro en la
disc
discus
usióión
n sobre la ad
adec
ecua
uada
da tr
trad
aduc
ucci
ción
ón de Dase
Dasein in , que obvi
obviam amen
ente
te no sign
signif
ific
icaa ho
homb
mbrere
sin más, sino el yo que es, es decir, el que posee su ex iste ncia y se hace cargo de ella .
3 Tomás
Tomás de Aqui
Aquino
no,, De veri
veritate,, q. 1, a. 1, c. A q u in o trata acerca del o rd e n del uno al otro,
tate
y a f i rm a que hay dos posibilidades: conside rar el uno distinto del otro (esto da l u g ar al
trascedental aliquid] y alio modo secundum co nvenien tiam unius entis ad aliud; et hoc
qu
quid
idem
em non po pote
test
st esse nisi acci
accipi
piat
atur
ur aliquid quod natum sit conv conven
enir
iree cum omni ente. Hoc
autem est anima, qua:qua: quod
quodamammo
modo
do est
est omn
omniaia,, sicut dicitur in JI de An
Animima
a , y por esta vía
apare
apa recen
cen dos
dos pr
propi
opied
edad
ades
es tr
tras
asce
cend
ndenenta
tale
less del
del ente
ente:: el bonum y el verum. HeidHeidegger
egger conocía
conocía

122 J os
osep
ep Ig
Igna
nasi
si Sarany
Saranyana
ana

claro que tendía un puente entre la filosofía y las ciencias positrvas, O


mejor, entre las ciencias del espíritu y las de la naturaleza, cosa que venía
cole
co lean
ando
do de tiem
tiempo
po atrás.

W il
ilhe
helm
lm Dilthey, en efecto, habí
habíaa inteten
ntado r esolve
verr ese hiato provovo
o
cado por el positivismo, apelando a la historicidad hu humm a n a o, con m ay
ayor
or
precisión, a la condición histórica del hombre. La f unda damm entacaciión gno
seológ ógiica de las ciencias del espíritu se ha
habí
bíaa convertido, por obra de Dil
they, en una especie de c r í t i ca histórica de la r azó n y, en el fondo, en
un análisis de la experiencia de la vida , Las ciencias del espíritu, sobre
todo la historia, adquirieron así su co condndic
iciión prop
opiiamente científica por
o b r a de la an tropo logía o, con m a y o r precisión, por m ed i o de una psico
logía des
descri
criptiv
ptiva.
a.
Pero H eid eg g er se separó de D ilthey al aclar ar la cuestión y, aun que
bu scó t am bié n la unidad de las ciencias en el hombre no echó mano de
la psicología, sino de la metafísica. El ho m br e será e n t i d a d h istór ica
por ser p a s t o r del ser . Esta nuev a ó pti ca sería inexplicable sin su tesis
de habi
habili
lita
taci
ción
ón sobre grgram
amát
átic
icaa es
espe
pecu
cula
lati
tiva
va es
esco
coti
tist
sta.
a. Es
Esco
coto
to infl
influy
uyóó por
dos vías en la síntesis heideggeriana: a) o frecién dole la posibilidad de
pen
enssar la nada, y b) brindándole una pla lattaf
afor
orm
m a para exam
amin
inar
ar la tempo
po
ralidad.

 
Si en la lección friburguesa de 1929 H e i d e g g e r pudo adjudicar a la
me tafí sica el papel de bisagra, y co nsi der ó que la nada [das Nichts] era
nada
su objeto, es que tenía en mente la no ción escotista de ente-común-u ní
vaco. He aquí el pasaje clásico de Duns que me re ce ser recordado otra
vez:

  op udiend oh ab e r nada más c o m ú n que el ente, y no pudiendo, a su


vez, ser el ente-
te-com ún- n-u
unív
nívoc
oco
o pr
preedic
dicado de la quididad de todos los

muy bien este texto tomasiano, pues lo cita en Ser y tiempo Intr Introd
oduc
ucci
ción
ón,, cap. 1, §4, trad.
casto de J. E. Ri
Rive
vera
ra,, p. 24; Yre
Yremmite inc
incluso
luso al op
opús
úscu
culo
lo aq
aqui
uinniano   e na
iano natu
tura
ra gene
generi
riss que le
pa
pare
rece
ce mejor
mejor expo
exposi
sici
ción
ón de los
los tras
trasce
cend
ndenenta
tale
les.
s. Con
Consul
sultad
tadaa la tr
trad
aduc
ucci
ción
ón ca
cast
stel
ellana de Ser y
lana
tiempo en htt
http:/
p://ww
/www.h
w.heid
eidegg
eggeri
eriana
ana.co
.com.a
m.arr pág
página
ina visita
visitada
da el dí
díaa 26.0
26.07.1
7.14)
4)..

Insp
Inspir
irad
adoo remo
remota
tame
ment
ntee en Kant, Di
Dilt
lthe
heyy ofre
ofreci
ció,
ó, ante todo, una cr
crít
ític
icaa de la razón histó
rica , a un qu e su intención última fuera una cr í ti c a histórica de la razón , es decir, una
crít ica de la razón en cuanto aplicada a la i nvestigación de los procesos de investigación
historio
hist oriográf
gráfica.
ica. Cf
Cfr.
r. F Ferná
Fernández
ndez Laba stida,, La an
Labastida antr
trop
opol
olog
ogía
ía de Wilh
Wilheelm il iltthey
hey Disserta
ti
tion
ones
es,, Series Ph
Phil
ilos
osop
ophi
hica
ca III, Apol
Apolli
lina
nare
re Studi - PU
PUSC
SC,, Ro
Roma
ma 2001, pp. 23-28.

Nota
Nota con
conclu
clusiva
siva 123

inteligibles, ya que no es predicable de las diferencias últimas ni de


sus pasiones, se sigue que la n a d a es el pr m r objeto de n u es t r o en-
tendimiento pues [la nada] es por sí misma común a la quididad de

todo inteligible; no obstante, digo que el primer objeto de nuestro en


tendimiento es el ente, ya que en él concurren estas dos primacías: la
comunidad y la virtualid
lidad. Todo inteligible, o incluye ese
sen
ncialmente
la razón de ente, o está contenido virtualmente en lo que incluye esen
cialmente la razón de ente .

El ente
ente--co
comú
múnn-u
-uní
nívo
voco
co parece la nada, el más vacío de los conceptos;
pero tal ente no es todavía la nada, pues es aquello último y común que
se incluye esencialmente, o al menos virtualmente, en cualqu
lquier inteligi
ble. El ente-común-unívoco no es aún la nada, sino la razón de ente, es
decir, aquello en lo que todo se resuelve y aquello que, a su vez, hace
pos
osib
ible
le la inte
inteli
lig
gibil
ibilid
idad
ad.. Po
Porr es
esta
ta vía,
ía, el en
ente
te-c
-com
omún ún-u
-uní
nívo
voco
co se co
conv
nvie
ier
r
te, en manos de Heidegger, en la condición de posibilidad del conoci
miento
mie nto-o
-obje
bjetiv
tivo-
o-en-
en-ge
gener
neral,
al, es de
deci
cir,
r, de cual
cualqu
quie
ierr cien
cienci
cia.
a.
Esta nada equivale a lo anterior a todo, o sea, el presupuesto de to
do, tanto en el orden del ser corno del pensar. Es sabido que sólo en la
tradición ju
jud
dea
ea--cr
cris
isti
tian
anaa la nada se presenta corno lo anterior . Pero la
nada no es presupuesto a partir del cual Dios crea. Según nuestro modo
de decir, cuando se reflexiona sobre la noción de creación se apela a la
definición p pro
rodu
duct
ctio
io ex nihilo su
suii et subiecti (p
(producción no de sí ni de
nada anterior): la creación no es ni emanación ni actuación sobre un sus
trato
trato ind
indete
etermi
rminad
nadoo pre
preexi
existen
stente.
te.
Por lo que acabo de decir, se entiende que Escoto, al discutir la hipó
tesis de un mundo creado ab cete cetern o se apartase
rno tase de la tradición aviceno
agus
ag usti
tini
nian
ana,
a, dist
distan
anci
cián
ándo
dose
se tamb
tambié ién
n de Sa
San
n Buen
Buenavaven
entu
tura
ra.. Cons
Consid
ider
eró,
ó, en
efecto, que Dios podría haber creado sin tiempo, pues, aunque crear im
plica cambio, tal cambio no es aquel del que habla Aristóteles y por lo
mismo, ese cambio no tiene medida temporal, según el antes y después .
Cuando el tiempo es medida del cambio, lo anterior y posterior son par
tes del tiempo. Por eso sólo cabe medir temporalmente el cambio acci
dental; no hay tiempo, por el contrario, en los cambios substanciales. Y,

5 Juan
Juan Duns
Duns Escoto,, Ordinatio I, d. 3, q. 3, n. 137.
Escoto
6 Sigo las co
cons
nsid
ider
erac
acioness de J. A. Merino,   ist
ione sto
oria
ria de la filo
filoso
sofí
fía
a fran
franci
cisc
scan
ana
a pp. 212
213.

  24 Jo
Jose
sep
p Ig
Igna
nasi
si Saranya
Saranyana
na

por lo mismo, no se da el t iempo corno me di d a de las variaciones espiri-


tual es en cuant o tales (en el pensami ent o, por ejemplo). Así conc
nceebi do el
tiempo, éste se convierte, en algún sentido, en el hor izonte sobre el que
r eposa
osa el ser. F l ui
uidi
dizzand
ando las noci ones escotistas podernos ll egar a la
novedad de Sein und Zeit:   l int
gran nov interp
erpret
retaci
ación del tiempo co
ón del corrno hori
hori--
zonte de pos
posib
ibil
iliidad
dad para toda comp
comprrensi
ensión
ón del ser en ge
gene
nera
rall .
A p esar de lo dicho y negand o toda e vi d en ci a histórica, H e i d eg g e r
post
ost ul a que desde la reflexión de P lat ón y Ar ist ótel es hasta Hegel sólo se
han di cho trivialidades sobre el ser, y que para salir del impasse hubo que
acudi r a la noción de la nada, lo cual sólo ocur r i ó en el mar co del idea-
l i s m o alemán, con el descubr imiento de la dialéctica. He aquí su texto,
tanta
tan tass vece
vecess repr
reprod
oduc
ucid
ido:
o:

 Si
 Si n embargo, esta pregunt a [por el ser] no es una pr eg un t a cualquie-
ra. Ella mantntu
uvo en vilo la i nvest igación de Pl atóatón y Aristóteles, aun-
que para enmu
enmude cerr desde entonces, como pr
dece preg
egun
unta
ta temática de una
ef
efec
ecti
tiva
va in
inves
vesti
tiga
gació
ciónn Lo que ellos al can zar on se mant uvo, a través
de múltiples modi ficaciones y re reto
toqu es , hast a la Lógica de Hegel. Y
ques
lo que, en el supremo esfuerzo del pensar, le fuer a ant año arrebat ado a
los fenó
fenómmeno
enos, si bien frfrag
agme
ment
ntar
aria
ia e inci
incipi
pien
enttemen
ementte, se ha conve
nverti-
do desde hace ti empo en una t r i vial
vialii dad .

 
T o d o lo que acabo de repetir, y que está afi rmado con más detalle en
los capítulos pr ecedentes de mi libro, nos lleva corno de la mano al título
general de mi obra: S o b r e Du n s Escot o y la con ti nu ida d de la metafísi-
ca . A l b e r t Z i m m er m a n n y L ud g er Honnef elder , en cambi o, han defen-
dido el r e c o m i e nz
nzoo de la met afí si ca con Juan D u ns E sc ot o y no su con-
tinuidad. El sintagma der der zweite An f a n g der M et ap h y si k o die
die Wie-
derg ründung der M etaphysi k , que i ndi can r e c omi omi enzo
enzo o r e f u n da -
ci ón , proced en de sendos trabajos de Honnef el der, que ha dado carta de
nat ur al eza a tal cuestión, repeti da después por un buen número de medie-
valistas, sobre todo, y muy r ecientemente, por el suizo Andr é de Muralt.
Sin embar go, y se contemplan las cosas con cal ma, emerg e una inquie-
ta
tant
ntee duda
duda..

7 M. He
Heid
ideg
egge r, Ser y tiempo Pról
ger, Prólogo
ogo,, tra
rad
d. ca
casto de J. E. R i v e r a , p. 12.
sto
8 M. He
Heid
ideg
egge r, Ser y tiempo In
ger, Intt ro
rod u
ucc ci
ci ón
ón , cap. 1, § 1
1,, trad. J. E. Ri ve
ve rraa , p. 13.

Nota
Nota conc
conclusi
lusiva
va 125

Por una parte, es innegable que Duns Escoto puede considerarse un


punto de inflexión del pensamiento, como lo prueba   tray
trayect
ector
oria
ia in
inte
te
lectual de Martin Heidegger. Bajo tal perspectiva, Escoto es el inicio de
lma im
noosdder
ern
enfi
indiad.
fin ad
tiv. oPso, rqouteraEpscar
art
otteo, sneo ionbser
statantteam
ert , Ébtiiéenn
amb en
n nen
e Glailtsra
ondim
rad cioósntraóg, uen
stitnér
ér
o
aviceno-avicebroniante les ruego excusen ustedes el neologismo de la
medievalística).
Puesto que antes he considerado por qué es legítimo ubicar a Escoto
en la modernidad, ahora interesa destacar por qué Escoto es también un
esllab
es abón
ón egre
egregi
gioo de la invet
nveter
erad
adaa tr
trad
adiici
ción
ón filo
filossóf
ófiica occi
occide
dent
ntal
al.. Par
araa ell
ello,
oteemos el horizo zonnte histórico todavía con más detalle y comprobare remmos
un hecho, ya señalado en la nota preliminar de este libro: la enorme
dificul
cultad, saga
agazmente det eteectada por Leonard rdoo Polo, que supone pens ensar
la
unca
caus
usa
iversaalma
ers mate
, enteri s ;myá,s pvoarriealdloas, qmuéanfiáfceisltmaci
srial
ual; enotnees,
cio esse, cauband
ocdaoenseepl iheinlesamloarfca
an ism
usoa
cau
material.
Históricamente se ha llegado a dos conclusiones, al pensar la causa
material: la materia prima semiformada universal ha sido la vía seguida
por la gran mayoría, cuando se enfrentaron con la noción de materia
prima aristotélica); o bien el ente-común-unívoco la pura ratio entis
quidditativa o el en
enss generali
generalissimum que es la conclusión a la que llegó
ssimum
Escoto. En medio, y como excepción, se sitúa Tomás de Aquino, quien,
al pensar el inmaterial positivo, tomó una vía que le apartó de pensar el

qseure cdoemriovaens
ríanprc
prcedi
losedicam
dicament icamesendtoescir,lausndpierzedcilcaasdeos struapsrceem
ez pentale
redale ndasenotagl,éndel
ross supre
ro rem mos, en los que se ordenan todas las naturalezas zas finitas as)).
Si un pensador potente, como es el caso de Heidegger, pretende unir
el ob
objjet
eto-
o-ddel
el-c
-con
onooci
cim
mieient
ntoo el universal material) con el conocim cimiento
dell-ob
de -objet
jeto el univ
univer
erssal form
formal
al);
); es deci
decir,
r, quier
uieree conc
conciiliar
liar pr
pred
ediicame
cament
ntos
os
 el
 el objeto del conocimiento) con predicables el conocimiento del obje
to), puede elevarserse hasta la protocategoría  una cat categoría que en
enggloba en
su unidad todas las categorías, es decir, todos los objetos de conocimien
to) y hasta la protoforma  una forma que unifica los cinco predicables).
Por encima de este nivel, en el último peldaño, se hallaría la unidad del
ser-pensado con el pensar-el-ser. Allí nos encontramos con un límite in
superable constituido por la pura razón quiditativa de ser. Y esto está en
el alma, que, de alguna manera, es todas las cosas. De aquí a considerar
que el verum es el trasce
ascenndental primer
eroo y fundament
ental,
al, hay sólo un paso

126 Jose
Josep
p Ig
Igna
nasi
si Sarany
Saranyana
ana

( p o r q u e la v e r d a d e s t á   r prius c or no d e c ía
ían
n los e s c o l á s t i c o s , en el jui-
cio, d o n d e el su j e t o y el o b j e t o se une n, siendo) ,
E s t a c o n c l u s i ó n h e i d e g g e r i a n a no es p o s i b l e sin la p r e m i s a del e n t e 
comú
co mún- n-un univ
ivoc
oco. o. Y el enteente-c -com
omún ún-u-uni
nivo co,, o se a el e n t e como en
voco enss prce
prcedi
di--
camentale sólo p u e d e a p a r e c e r en el s e n o de un a an anti
tigu
guaa y rica tr trad
adic
ició
ión,
n,
y en c o n t i n u i d a d con ella. En me d i o , sin e m b a r g o , e m e r g e el esse como
a ct o, es d ecir, el esse ex extrtra-
a-pr
prededic icam
amen
enta
tal,
l, cor
ornono una no nove
veda
dadd mámáxim
ximaa en
u na lla
llanu nura
ra sin ap apen enas
as acci
accide dentnteses orog
orográ
ráfi
fico
cos.
s.
Po r ello me he a tr e v i d o a a ñ a d i r en el c a p í t u l o s e g u n d o de este l i b r o la
s i g u i e n t e frase, que no e s t a b a en el o r i g i n a l de 1982:  Duns co cons
nsti
titu
tuyeye el
e s lab
lab ó n e n t re un a n t e s y un d e s p u é s , s a l ta
tan
n d o p o r e n c i m a de l a n u e v a ví a
a b ier
ier t a por el A q u i n a t e . Un s al to del c a b a l l o , p o r ac
acud
udir ir al ar
argo
gott g im
imná náss 
tico, p u e s se a p o y ó en sus e s p a l d a s p a r a p a s a r al o t r o lado . Y e s t a es la
r a zó
zó n del tí tu l o del li b ro y su ú l tim
tim a m o t iva
iva c i ó n .

Barrcelo
Ba lon
na, 28 de agosto de 2014, con mucho calor.

¿Por qué el e p í log


log o ? S ó l o p a r a mos
mos tr
traa r que d e s d e la n o
ov
v eed
d aad
d to
tom
masia
na tamb
tambié
ién
n es posi
posibl
blee una gram
gramát
átic
icaa espe
especu
cula
lati
tiva
va..

  El a llm
m a (del ho mb re) es en c ier to modo los e ntes ; el   lma , que es cons
consti
titu
tuti
tiva
va del ser
del h om br e, de scu bre, en las maner as de ser de la aLo8 L\; y la VÓll<JL\; todo ente en lo que
r e sp
sp e cctt a al h e c h o de que es y a su ser-así, es decir, lo de s cu br e sie mp re en su ser. Esta frase,
que remite a la tesis on tológ ica de Pa r mé nid es , fue r e c o gi gid a por T oom
m á s de Aq u i n o , en una
disc
discususió ión n car
carac
acteterrís
ísttica.
ica. De
Dent
ntro
ro del prob
proble
lema
ma de la dedu
deducc
cció
iónn de los tras
trasce
cend
nden
entatale
less , e.d.
de los c ar acte re s de ser que están más allá de toda p o s ib le de te rmina ción q u idita tivo 
né r ic a de un ente, de todo mo
g e né modu
duss spec
specia
iali
liss enti
entiss y que conv
convieiene
nenn nece
necesa
sari
riam
amen
entete a todo
 a lg o , sea éste el que fuere, es ne ce s ar io que se d e mu e s tr e ta m b ié n que el verum es un
 al
transcendens de este tipo. Esto a co n tec e med ian te el re cur so a un ente que por su modo
m i s m o de ser tiene la pr o pied ad de c o n v e n ir , e.d. de c on co r da r, con cu a lq uie r clase de
ente. Este ente pri do, el ens qu
privilegiado, quod
od natum est convenire cum omni ente es el a l m a

[anima] La p r ima ccíía del ' D


Daa se
se in
in ' sobre todo otro ente, que aquí ap ar ec e pero que no q ueue da
da
onto
ontoló
lógi
gica
came
ment
ntee acl
aclar
arad
ada,
a, no tiene evid eviden
ente
teme
ment
ntee nada
nada en comú
común n con una mala subj
subjet
etiv
iviz
iza
a
nte ; Ser y tiempo In
ción del todo del ente Intr
trod
oduc
ucción,, cap. 1, §4, trad. J. E. Rivera, p. 24.
ción
10 Véase supra p. 38. He tenid
enido
o que añad
añadiirl
rla,
a, po
porq
rque
ue,, al prep
prepar
arar
ar el texto para im
impr
pren
enta
ta,, he
lleg
llegad
ado
o a tal co
conv
nvic
icci
ción
ón,, que co
cons
nsti
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además
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fundam
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en,, 21998.
 

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ÍNDICE
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Adoa rdi,
i, G.: 26. Cal der a, R T.: 69.
Aersten, J, A.: 69 73. Calder
Cal ders,
s, P.:
P.: 11 16.
Agustín,
Agust ín, Sa n: 29, 30, 65 110.
San: Carb
Carbaj
ajoo Núñe z, M.: 7, 63, 98.
Núñez,
Alber
Alb erto Magno,, San: 37, 38.
to Magno ré,, F.: 28, 30.
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Hales:
s: 27 29 59. Chen
Ch u, M. D.: 14.
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Andoneg
Ando neguiui Guruch aga,,   :49.
Guruchaga Chevalier, J.: 24.
Angélico, vi
Angélico, vid.
d. Tomás de Aquin
Aquino,
o, San. San: 109.
Cirilo, San:
Cirilo,
Anselmo
Ans elmo,, San: 29 82. Comisión Teológica Internacional:
Aquino
Aqu ino,, vid. Tomás de Aquin
Aquino,
o, Sa
Sant
nto.
o. 11
117,
7, 11
118.
8.
Aristóteles: 17, 29, 38, 45, 47 -50, 54, Coplesto
Copl eston, F.:: 33.
n, F.
55, 79, 83, 89, 102, 103, 116, 123, C o rp us d i o n y s i a n u m , vid. D i o ni si o
124. Pseudo-Aeropagita.
Atanasio,
Atana sio, Sa n: 109.
San: Cruz
Cr uz Cr
Cruz
uz,,   :7, 18.
Averroes: 17-18,38.
Avicebrón: 29, 34, 116. De Mura
Muralt lt,, A.: 14
14,, 124.
24.
Avicena: 1 7 2 1 3 3 3 4 3 8 4 4 4 5 4 7 De Vaux, R : 33.
53 55 57 66 70 81. De Wulf , M.: 28.
Ayer, A J.: 112. Descartes, R : 16.
Dettl
De ttlof W.:: 32.
offf , W.
Baeurnker, CI
Baeurnker, .: 98.
CI.: Dilthe
Dil they, W.: 122.
y, W.:
Balié, c . 34. Dionisio
Dion isio Pseu
Pseudo-A
do-Aerop
eropagit a: 30, 31.
agita:
Basilio
Basilio,, Sa n: 109.
San: Doct
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Angéli lico
co,, vid. Tomás de Aqui Aqui--
Baudry, L.: 38. no, Sant
Santo. o.
Baumgartner,
Baumgar M.: 54.
tner, M.: Doctor Ir Irre
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is,, vid. Alejandr
Alejandroo de
Beckmann 1. P.: 45, 65, 109. Hales.
Benedi
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cto XII papa ): 65.
papa): D o c t o r Se rá fic o, vid. B u en a v e nt u r a ,
Betto
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E.: 18 30 35 49 59. San.
Blasucci, A : 25. Doct
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Sutil, l, vid. Duns
Duns Esco
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to,, J.
Boecio: 115. Du Cange, Ch. Du Fr
Fresne:: 112.
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G.:: 26-2
26-28.
8. uns E sc o to , J.: 7, 11-16, 17-21, 23,
D uns
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Buenavent ura,, San: 11, 13, 17-19, 23,
entura 24 31 38 40 41 43 61 63 74 79-
24 26 37 41 59 68 69 90 123. 89 91 93 101 103 106 123 126.

136 Jo
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terr : 82. Hartmann, R : 77, 78.
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o: 13. Hegel, G. W. F : 37 82 124.
Elders, L : 56. Heidegger, M.: 11, 12, 14, 20, 47, 50-

Enr56
ique68.de Gante: 13, 47, 49, 52, 55, 52 60 93 107 121 125.
Honnefelder, L : 19, 45, 46, 65, 69,
Escoto
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na,, J.: 18. 124.
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Ares,, J. M.: 14. Husse
Husserl,
rl, E.:
E.: 52 96 100, 101, 121.
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ita,, vid.
vid. Aristó
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r: 33 Iammarrone, L : 48.
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a, San: 77.
Fernández Labastida
Labastida,, F : 122. Illanes, J. L : 43, 44, 48.
Ferr
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er Mora, J.: 97. Imbach, R 55.
Fidora, A : 7 77. Inciarte,   113.
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le,, G.: 56.
Francisco de Asís, San: 18, 23, 25, 26 Jeau
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33 41. Juann Cris
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Fr
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Fr
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Kant, 1.: 1 2 2 0 4 6 4 9 52 69 82 104,
Gabás, R : 51 98. 122.
Gali
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i: 56. Kaplan, A : 112.
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Lópe pez,z, J.: 114. Kopf D : 77.
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E.: 112.
12.
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i, A.: 24, 25.
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i, A.: 4949.. Landry
Land ry,, B.: 33.
Gilson, É.: 14, 16, 18, 20, 28, 33, 34, Lask, E.: 95 97 99 106.
44 49 50 52 54 55 57 113 114
125. Lázaro
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do,, M.: 28.
Lértor
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o, A.: 75.
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es,, C.: 49.
González, A L : 28. Locke.
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114.
4.
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D.: 19 48. Long
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é, E.: 28.
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Lutero,
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M.: 36 77 79.
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M.: 77.
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Gredt, 1 : 104. Maréchal,
Maréch al, J.:
J.: 46 71.
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in,, J.: 14.
Guelluy, R : 40. Méndez,, J. R : 31.
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o, J. A : 25 49 50, 60, 123.
Guillermo de Ockham: 11, 14, 23, 24, Miche
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sch,, A.: 115.
115.
32 35 41 52 58 59. Millán-Puelles, A : 47, 50, 51, 60, 102,
103.

Nota
Nota conclusiva
conclusiva 137

Miralbell, 1.: 49 72. Sch


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Sestili, 1.: 70.
O c k h a m , vid. G u i l le r m o de O c k h a m S ige
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115, 116.
116.
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Palhories, F : 30. Thomas
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es:: 14, 98, 126. T o m á s de Aq u i n o , Santo: 11-21, 28,
Pascal, B 58. 30, 31, 33, 34, 3 6 - 3 8 , 43, 49, 50,
Pedr
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do:: 34. 52 55 56 63 65 69 73 75 79 81
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do:: 28, 31 63 90 112. 87 88 90, 98, 109-1 19, 121, 125,
Pela
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o: 110.
110. 126.
Peirce, Ch. S.: 46, 69. Tomá
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Polo, L 14, 15, 125. Tur, 1.: 111.
Pomp
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ei,, A.: 26.
Porfirio: 94 115. Ueberweg, F : 54.
Potesta, L 26. Unccel
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Urbano IV papa : 109, 110.
Qui ne , W. V. O.: 112, 114, 115. Urdá
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z, T.: 56.

Rába
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J.:: 117-
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9. Ockham.
Reinhard
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t, E.:
E.: 19 50. Verardo , R A.: 109 110 111.
Ricker
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R.:: 51 95 97 99. Voltai
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re: 25.
25.
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a, E.: 28.
Rivera, J. E.: 124 126 128. Weisheipl, J. A.: 109.
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e: 59.
59. Wiel
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d, G.: 45, 66.

Safranski, R : 51 52 98 101. Zimme


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n, A.: 7, 13, 1 9 4 7 5 0 5 6
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16. DIEGO   AVENDAÑO Thesaurus Indicus   1668). Introducción y traducción de Án Ángegell
Muñoz García   2001)
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18. LOUIS LACHANCE Humanismo político. Individuo y estado en Tomás deAquino (2001)
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Angell Luis Gonz
Gonzálález
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22008))
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Traducci
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Trin
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as de M doya Zorroza.

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