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“La 

comida es hambre, la comida es dulce, la comida es rica, es pobre… la comida es


descubrimiento, es viaje… la comida es color, la comida es goce, la comida es tierra, es mar…
la comida es intercambio, la comida es dinero, la comida es despilfarro, la comida es agua, la
comida es norte, es sur, es este, es oeste… la comida es rápida, es lenta, la comida es casa, es
calle, la comida es juego del trabajo, la comida es fiesta, la comida es moda, la comida es
presente, es futuro… la comida es mía, la comida es tuya, la comida es de todos… porque
la ¡comida es vida!”.

La comida es arte
Exposición Internacional de Milán 2015

INTRODUCCIÓN

El origen principal en mis trabajos trata sobre transformar la situación de los espacios, y acerca
de qué es estar en un espacio en el cual al participar en una actividad se cambia la naturaleza de
éste, dejando en descubierto las particularidades de la interacción social.

El trasladar actividades como cocinar, servir y comer a espacios ajenos a esta naturaleza
modifica el ámbito del espacio y deja al público, a quienes lo visitan, en un contacto más íntimo
y personal, desplazar estos ambientes profundiza en la idea de ¿Qué es público y qué es
privado?, las instancias o instalaciones de este tipo se asemejan entonces a los experimentos
científicos, son un instrumento que deja expuesta la manera en que se van construyendo los
procesos de estas experiencias.
Es fundamentalmente transformar los espacios “formales” en “lugares” para que ocurra la
“reunión” de las personas, en la cual la celebración por medio de lo propio del “comer” pone en
manifiesto la interacción social y amistosa entre las personas, no tan solo con el “acto” de comer,
sino que a su vez con objetos que portan los bocados, éstos elementos construidos, no tan solo
permiten la movilidad de los bocados y las personas en el espacio, también están creados para
una única y singular ocasión.

El hombre siempre se ha visto enfrentado a comer, a la cocina.


Fustel de Coulage nos relata como en los albores de las civilizaciones griega y romana, el
alimento que las familias llevaban era realmente para el muerto y que entre los griegos había ante
casa tumba un emplazamiento destinado a la inmolación de las víctimas y a la cocción de su
carne, también la tumba romana tenía su culina, especie de cocina para el uso exclusivo de los
muertos (Coulage, Fustel).

Así mismo, relata como al no poder ofrecerles comida, ni el acto de cocina a sus muertos, estos
quedaban en deuda, por lo cual se les ofrecía posteriormente un banquete anual, con el fin de
remediar esta falta.
La comida y el cocinar, siempre ha sido un ritual por excelencia, no pertenece solo a la antigua
Grecia e Italia, se encuentra también en las culturas de oriente, y existe anteriormente a la llegada
de los europeos, en las culturas precolombinas de Latinoamérica.

Comer con otros siempre ha contemplado el darle forma a una ocasión, la necesidad de definir
una situación para el comer, ya sea pública o privada, aunque ha mutado en la historia de las
culturas, mantiene su condición de estar construida o pensada a priori.

“Las comidas empezaban invariablemente con una oración y con libaciones; se cantaban himnos. La
naturaleza de los alimentos y la especie del vino que debían servirse estaban prefijados por el ritual de cada
ciudad. […] La religión llegaba hasta determinar la naturaleza de los vasos que debían emplearse para la
cocción de los alimentos o para el servicio de la mesa. En tal ciudad era necesario que el pan se colocase en
cestas de cobre; en la otra, solo debían emplearse vasos de barro. La forma misma de los panes estaba
inmutablemente determinada.

Comemos en una mesa, en sillas, en superficies o en una posición, el alimento en algo que lo
soporte, en platos, en potes y con utensilios, si no es con utensilios le damos forma a los
alimentos para poder ser consumidos, comemos en un tiempo determinado, pensamos en cuándo
comer, antes de hacerlo, si debemos saciarnos repentinamente, prevemos que comer y como
comerlo.

Comemos en una mesa y en sillas, el alimento lo vertemos en platos, en bowls o vasos y utilizamos cubiertos, o la mano
desnuda, aunque es cierto que estos elementos y objetos que utilizamos hoy en nuestro tiempo habitual del comer han
sufrido transformaciones y en otros casos no han existido en todas las épocas, existen rasgos esenciales en el acto de
comer, que se han mantenido desde siempre.
Si no comemos en una mesa, buscamos una superficie, un lugar o posición de reposo para el cuerpo, si el alimento no lo
vertemos en platos, será sobre algo que lo soporte, y si no utilizamos cubiertos, entonces le damos forma a los alimentos
para poder ser consumidos, en cualquier caso, el cuerpo humano es la medida con la que se construye el acto de comer.

comemos en un tiempo determinado, pensamos en cuándo comer, si debemos saciarnos repentinamente, prevemos que
comer y como comerlo.

“En todas las actividades organizadas de una fiesta reina al mismo tiempo una atmosfera, un
determinado olor que emana de lo vivido se conserva como algo inolvidable, pudiéndose apenas
describir” (W. Burkert, Grieschische Religion der archaischen und klassischen Epoche, op. cit, p
347)
“Los conceptos: sacrificio, comida sacrificial, conmemoración, poseen un sentido enteramente
concreto para el entendimiento antiguo. Todo culto antiguo, también el urbano, encuentra su
punto culminante en un acto público de sacrificio. Muchos sacrificios eran oblaciones y de ahí
que terminaran en un festín (θυςία). El pensamiento que está detrás es que primero se ofrece
alimento al dios y posteriormente se comparte con él el alimento divino.” (p190, Hubner)
De ahí viene la comida en comunidad.

“Los médicos y filósofos antiguos, comenzando por Hipócrates, definieron la comida como «res non
naturalis» [cosa no natural], incluyéndola entre los factores de la vida que no pertenecen al orden natural de
las cosas sino al artificial. Es decir, perteneciente a la cultura que el hombre mismo construye y gestiona.”
(MONTANARI, MASSIMO. La comida como cultura, TREA, Asturias, 2004, p.9.)

Pero así también lo ha sido aquellos que participan de las comidas, estás ocasiones del comer también pueden
estar determinadas por sus participantes, a una comida familiar, no se presenta un desconocido, y si fuese el
caso y el desconocido participara de la comida, ya existiría un lazo que une lo une con esa familia. A un
banquete de bodas asisten también desconocidos, pero es esta misma ocasión la que los vuelve pertenecientes a
un determinado momento y grupo.

Cocinar es una actividad humana por excelencia, es el gesto que transforma el producto de la naturaleza en
algo profundamente diferente: las modificaciones químicas que produce la cocción y la combinación de los
ingredientes permiten llevar a la boca una comida, si no totalmente artificial, sin duda construida.
Por eso en los antiguos mitos y en las leyendas fundacionales la conquista del fuego representa (simbólica
pero también material y técnicamente) el momento constitutivo y fundador de la civilización humana.
(MONTANARI, MASSIMO. La comida como cultura, TREA, Asturias, 2004, p.31.)

[EL BANQUETE FORMA]


El banquete noble también se define como un instrumento de unión y solidaridad alrededor del jefe. Pero
atención: comer juntos no significa necesariamente que todos se lleven bien. Si la mesa es la metáfora de la
vida, esta representa de manera directa y precisa no solo la pertenencia a un grupo, sino también las
relaciones que se definen en el interior de ese grupo. Piensen en la diferencia de funciones entre hombres y
mujeres en algunas sociedades campesinas: los hombres sentados a la mesa, las mujeres a su alrededor,
preparadas para servirles, consumiendo en pie su comida. Piensen en la separación, en las comunidades
monásticas (por otra parte, atentísimas a representar en los rituales de la mesa la igualdad de grado y de
deberes de todos los miembros), entre la mesa común y la del abad, en la que se sientan solo los invitados
importantes. (MONTANARI, MASSIMO. La comida como cultura, TREA, Asturias, 2004, p.95.)

Las comidas empezaban invariablemente con una oración y con libaciones; se cantaban himnos. La
naturaleza de los alimentos y la especie del vino que debían servirse estaban prefijados por el ritual de cada
ciudad. […] La religión llegaba hasta determinar la naturaleza de los vasos que debían emplearse para la
cocción de los alimentos o para el servicio de la mesa. En tal ciudad era necesario que el pan se colocase en
cestas de cobre; en la otra, solo debían emplearse vasos de barro. La forma misma de los panes estaba
inmutablemente determinada
(De Coulage, Fustel, La ciudad antigua, Editorial Porrúa, Mexico D.F., 2003. p.150 - 151)

Lo perdurable, una comida celebrada en común


La situación no se trata de mirar el arte, se trata de estar en el espacio, participar en una
actividad, donde la naturaleza de la visita ha cambiado para enfatizar este espacio expositivo
como un espacio para la interacción social, la transferencia de actividades tales como cocinar,
comer o beber en el ámbito de un espacio de exposición pone a los visitantes en un contacto muy
íntimo si no se espera; el desplazamiento crea una conciencia aguda de la noción de público y
privado, las instalaciones funcionan como experimentos científicos: el desplazamiento (sacar a
alguien del lugar en el cual está) se convierte en una herramienta y expone la manera en que se
construyen los procesos del pensamiento científico. El visitante se convierte en participante de
ese experimento.
(JOHN PERREAULT)

“la galería o una espacio expositivo impone también un uso y una limitaciones al propio espacio”

En esta noche de baile se me logró un acontecimiento que me había sido desconocido durante
cincuenta años, aun cuando lo ha experimentado cualquier tobillera y cualquier estudiante: el
suceso de una fiesta, la embriaguez de la comunidad en una fiesta, el secreto de la pérdida de la
personalidad entre la multitud, de la unió mystica de la alegría.
(p217 Hesse Herman, El lobo estepario, Quito, 1990)

COULAGE

Se ha visto antes que la principal ceremonia del culto domestico


era una comida, que se denominaba sacrificio. Comer algunos alimentos
preparados en el altar, tal fue, según todas las apariencias, la primera
forma que el hombre haya dado al acto religioso. La necesidad
de ponerse en comunicación con la divinidad quedo satisfecha mediante
esta comida, a la que era convidada y se le daba su parte.
La principal ceremonia del culto de la ciudad tambien era una
comida de esta naturaleza, que habia de realizarse en comun, por todos
Pag 148

Los ciudadanos, en honor de las divinidades protectoras. La practica de


Estas comidas publicas era universal en Grecia; creiase que la salud
de ]a ciudad dependia de su realizacion.115

CARRASCO, JUAN BAUTISTA, Mitología Universal, Gaspar y Roig, Madrid, 1864.

CAMPBELL, Bernard, ALDINE (1974) Chicago, P 241 - 244 Human Evolution, an introduction to man’s adaptation

La concepción de un libro ha llamado mi atención en diferentes momentos de mi vida, siendo


dos los más significativos, primero el haber trabajado en una imprenta me acercó a su
constitución como objeto construido y replicable; y en segundo lugar, tiempo después en la
universidad me acercó a su proyección como elemento que comunica.
Es cierto que como menciona Haro, “los libros comunes, es decir, aquellos que no son libros de
artista, plantean obvias diferencias con aquellos que sí tienen esta pretensión”1 (pg15), y esta
dimensión es la que claramente ha abierto la lectura del libro “31 libros de artista”, es decir, el
poder reconocer que detrás de los libros de artista existe una finalidad artística y en aquello que
el libro se convierte al cumplirse esta pretensión, esa transformación del objeto en algo, como lo
dice la palabra, inédito, “un libro es más que un libro cuando se convierte en una obra de arte”.
(p.18)

Me parece bastante interesante todas las anotaciones que hace Haro sobre el libro de artista y las
aristas que va adoptando en el transcurso de la historia y por diferentes referentes, hay dos que
llaman mi atención, quizás por aquello que presentan sobre el espacio, el primero es por su
cualidad de objeto, el libro de Bruno Munari, “Libro illeggibile MN1”, que aunque proyectado
para niños que aún no aprender a leer, su constitución como libro que presenta el despliegue, los
espesores, el color, y la diversidad constructiva que un libro puede entregar más allá de ser una
colección de páginas, es lo que me parece una dimensión que me ha seducido constantemente.
El segundo, es el de Eduardo Chillida y Emil Cioran, aunque siempre me ha fascinado la forma
en que Chillida ilustra la espacialidad, es cierto que guarda un parecido al libro que realiza con
Chillida, pero lo llamó mi atención fue el hecho de incluir un disco de vinilo, con el audio del
autor leyendo el texto, el conjunto tríada que forma la singularidad de la escritura manual, la
ilustración y el sonido, han despertado un interés, más allá de querer escuchar dicho vinilo, el de
preguntarme sobre el sonido como una dimensión que nos presente el espacio, puede que no sea
esto lo que los autores intentaban al introducir el vinilo, pero el solo hecho de preguntarme
aquello, ya es algo que me permite cuestionarme particularidades de libro y la comunicación
sonora.

Volviendo al punto anterior, aquel que presenta Munari y sus libros, me parece que, aunque se
menciona en varias ocasiones durante la lectura la importancia de cómo es construido el libro,
sentí la ausencia de más referentes que enfatizaran en este punto, el libro como objeto que
comunique la naturaleza y posibilidades del papel, sus cualidades y particularidades, Haro apunta
lo que dice Munari sobre esto, “mis libros comunican cualquier cosa a través de la naturaleza del
papel, el espesor, la transparencia, el formato de la página, el color del papel, la textura, la
suavidad o la dureza, la luz o la opacidad, la encuadernación o el plegado.” (p.121) En las
siguientes páginas adjunto algunas imágenes de ediciones, que me parecen interesantes acerca de
este concepto, y en el cual he trabajado, no hay ningún afán crítico, sino más bien, explicar que
la lectura del libro ha reforzado en mi la idea del desarrollo de este concepto y aportó a que
lograse enlazar mis ideas acerca del concebir libros.

Paz, Ocatavio. El Laberinto de la Soledad, 1992, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, Madrid.

Pag 19
En suma, la función de la Fiesta es más utilitaria de lo que se piensa; el desperdicio atrae o suscita la
abundancia y es una inversión como cualquiera otra. Sólo que aquí la ganancia no se mide, ni cuenta. Se
trata de adquirir potencia, vida, salud. En este sentido la Fiesta es una de las formas económicas más
antiguas, con el don y la ofrenda. Esta interpretación me ha parecido siempre incompleta. Inscrita en la
órbita de lo sagrado, la Fiesta es ante todo el advenimiento de lo insólito. La rigen reglas especiales,
privativas, que la aíslan y hacen un día de excepción. Y con ellas se introduce una lógica, una moral, y
hasta una economía que frecuentemente contradicen las de todos los días. Todo ocurre en un mundo
encantado: el tiempo es otro tiempo (situado en un pasado mítico o en una actualidad pura); el espacio
en que se verifica cambia de aspecto, se desliga del resto de la tierra, se engalana y convierte en un
"sitio de fiesta" (en general se escogen lugares especiales o poco frecuentados); los personajes que
intervienen abandonan su rango humano o social y se transforman en vivas, aunque efímeras,
representaciones. Y todo pasa como si no fuera cierto, como en los sueños. Ocurra lo que ocurra,
nuestras acciones poseen mayor ligereza, una gravedad distinta: asumen significaciones diversas y
contraemos con ellas responsabilidades singulares. Nos aligeramos de nuestra carga de tiempo y razón.
En ciertas fiestas desaparece la noción misma de Orden. El caos regresa y reina la licencia. Todo se
permite: desaparecen las jerarquías habituales, las distinciones sociales, los sexos, las clases, los
gremios. Los hombres se disfrazan de mujeres, los señores de esclavos, los pobres de ricos. Se ridiculiza
al ejército, al clero, a la magistratura. Gobiernan los niños o los locos. Se cometen profanaciones
rituales, sacrilegios obligatorios. El amor se vuelve promiscuo. A veces la Fiesta se convierte en Misa
Negra. Se violan reglamentos, hábitos, costumbres. El individuo respetable arroja

Pag 20 su máscara de carne y la ropa oscura que lo aísla y, vestido de colorines, se esconde en una
careta, que lo libera de sí mismo. Así pues, la Fiesta no es solamente un exceso, un desperdicio ritual de
los bienes penosamente acumulados durante todo el año; también es una revuelta, una súbita
inmersión en lo informe, en la vida pura. A través de la Fiesta la sociedad se libera de las normas que se
ha impuesto. Se burla de sus dioses, de sus principios y de sus leyes: se niega a sí misma. La Fiesta es una
Revuelta, en el sentido literal de la palabra. En la confusión que engendra, la sociedad se disuelve, se
ahoga, en tanto que organismo regido conforme a ciertas reglas y principios. Pero se ahoga en sí misma,
en su caos o libertad original. Todo se comunica; se mezcla el bien con el mal, el día con la noche, lo
santo con lo maldito. Todo cohabita, pierde forma, singularidad y vuelve al amasijo primordial. La Fiesta
es una operación cósmica: la experiencia del Desorden, la reunión de los elementos y principios
contrarios para provocar el renacimiento de la vida. La muerte ritual suscita el renacer; el vómito, el
apetito; la orgía, estéril en sí misma, la fecundidad de las madres o de la tierra. La Fiesta es un regreso a
un estado remoto e indiferenciado, prenatal o presocial, por decirlo así. Regreso que es también un
comienzo, según quiere la dialéctica inherente a los hechos sociales. El grupo sale purificado y
fortalecido de ese baño de caos. Se ha sumergido en sí, en la entraña misma de donde salió. Dicho de
otro modo, la Fiesta niega a la sociedad en tanto que conjunto orgánico de formas y principios
diferenciados, pero la afirma en cuanto fuente de energía y creación. Es una verdadera recreación, al
contrario de lo que ocurre con las vacaciones modernas, que no entrañan rito o ceremonia alguna,
individuales o estériles como el mundo que las ha inventado. La sociedad comulga consigo misma en la
Fiesta. Todos sus miembros vuelven a la confusión y libertad originales. La estructura social se deshace y
se crean nuevas formas de relación, reglas inesperadas, jerarquías caprichosas. En el desorden general,
cada quien se abandona y atraviesa por situaciones y lugares que habitualmente le estaban vedados. Las
fronteras entre espectadores y actores, entre oficiantes y asistentes, se borran. Todos forman parte de
la Fiesta, todos se disuelven en su torbellino. Cualquiera que sea su índole, su carácter, su significado, la
Fiesta es participación. Este rasgo la distingue finalmente de otros fenómenos y ceremonias: laica o
religiosa, orgía o saturnal, la Fiesta es un hecho social basado en la activa participación de los asistentes.
Gracias a las Fiestas el mexicano se abre, participa, comulga con sus semejantes y con los valores que
dan sentido a su existencia religiosa o política. Y es significativo que un país tan triste como el nuestro
tenga tantas y tan alegres fiestas. Su frecuencia, el brillo que alcanzan, el entusiasmo con que todos
participamos, parecen revelar que, sin ellas, estallaríamos. Ellas nos liberan, así sea momentáneamente,
de todos esos impulsos sin salida y de todas esas materias inflamables que guardamos en nuestro
interior. Pero a diferencia de lo que ocurre en otras sociedades, la Fiesta mexicana no es nada más un
regreso a un estado original de indiferenciación y libertad; el mexicano no intenta regresar, sino salir de
sí mismo, sobrepasarse. Entre nosotros la Fiesta es una explosión, un estallido. Muerte y vida, júbilo y
lamento, canto y aullido se alían en nuestros festejos, no para recrearse o reconocerse, sino para
entredevorarse. No hay nada más alegre que una fiesta mexicana, pero también no hay nada más triste.
La noche de fiesta es también noche de duelo. Si en la vida diaria nos ocultamos a nosotros mismos, en
el remolino de la Fiesta nos disparamos. Más que abrirnos, nos desgarramos. Todo termina en alarido y
desgarradura: el canto, el amor, la amistad. La violencia de nuestros festejos muestra hasta qué punto
nuestro hermetismo nos cierra las vías de comunicación con el mundo. Conocemos el delirio, la canción,
el aullido y el monólogo, pero no el diálogo. Nuestras Fiestas, como nuestras confidencias, nuestros
amores y nuestras tentativas por reordenar nuestra sociedad, son rupturas violentas con lo antiguo o
con lo establecido. Cada vez que intentamos expresarnos, necesitamos romper con nosotros mismos. Y
la Fiesta sólo es un ejemplo, acaso el más típico, de ruptura violenta. No sería difícil enumerar otros,
igualmente

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reveladores: el juego, que es siempre un ir a los extremos, mortal con frecuencia; nuestra prodigalidad
en el gastar, reverso de la timidez de nuestras inversiones y empresas económicas; nuestras
confesiones. El mexicano, ser hosco, encerrado en sí mismo, de pronto estalla, se abre el pecho y se
exhibe, con cierta complacencia y deteniéndose en los repliegues vergonzosos o terribles de su
intimidad. No somos francos, pero nuestra sinceridad puede llegar a extremos que horrorizarían a un
europeo. La manera explosiva y dramática, a veces suicida, con que nos desnudamos y entregamos,
inermes casi, revela que algo nos asfixia y cohíbe. Algo nos impide ser. Y porque no nos atrevemos o no
podemos enfrentarnos con nuestro ser, recurrimos a la Fiesta. Ella nos lanza al vacío , embriaguez que se
quema a sí misma, disparo en el aire, fuego de artificio.

E. Cassirer observa lo siguiente: "Al mito le es ajena esa división de las etapas del tiempo y la incorporación
de las mismas en un solo sistema rigurosamente articulado en el cual a cada evento le corresponde una sola
posición. " Pero también esto es válido desde luego sólo para el caso en que una forma temporal eterna irrumpe
en el mundo del acaecer y se funde con él. Es la interpretación mítica de procesos naturales regulares,
vinculada con una figura del tiempo arquetípica, lo que F.M. Cornford tiene en mente al decir: " ... el acento
recae por completo en lo similar, lo familiar y en la continuidad material de los acontecimientos, no en la
sucesión temporal. El concepto original de causa es consiguientemente atemporal, sólo estático, algo
simultáneo y espaciam''.41 Esta impresión se impone de hecho cuando se concibe el suceso de acuerdo con el
principio de similitud y analogía, como participación en una arjé cuyo transcurso, como ya vimos, no se
integra al flujo del tiempo.
Como decía anteriormente, la expresión "forma temporal" referida a las arjái la tomo de Cassirer. El siguiente
pasaje de su obra Philosophie der sym,bolisch􀃸n Formen, demuestra que mi concepción al respecto es la
misma. Escribe refiriéndose al mito, "que las líneas divisorias y demarcatorias temporales no son meras
señales convencionales del pensamiento [piénsese, por ejemplo, en la sucesión de las estaciones], sino que
cada uno de los intervalos de tiempo posee en sí mismo una forma y carácter cualitativos, una ciencia y una
actividad propias [precisamente la acción de la arjé, que a nada ulterior puede ser reducida]. Dichos intervalos
no constituyen una simple y uniforme sucesión puramente extensiva, sino que a cada uno de ellos corresponde
el contenido intensivo que los hace semejantes o desemejantes, coincidentes o antitéticos, amigables u hostiles
entre sí." "En general, la intuición mitológica del tiempo, como la del espacio, es enteramente cualitativa y
concreta, no cuantitativa y abstracta. Para el mito no hay tiempo ni duración uniforme, iteración o sucesión
regular 'en sí' [algo así como medio temporal continuo], sino que solamente hay[ ... ) determinadas 'formas
temporales' ( ... ) Así pues, la totalidad del tiempo queda dividida por ciertas barreras semejantes a barras
musicales; pero estos intervalos resultantes, en un principio son meramente percibidos directamente y no
medidos o contados en el sentido de una métrica[ ... ] En el ritual se tiene todo
el cuidado de celebrar determinados actos sacramentales en determinadas épocas y períodos [ ... ] Los 'días
sagrados', los días de fiesta, interrumpen el curso uniforme de los acontecimientos ... "􀃹2

P98 Ernst Cassirer Filosofía de las formas simbólicas, II El pensamiento mítico.


Para el mito no hay tiempo ni duración uniforme, iteración o sucesión regular “en sí”; sólo hay [momentos]
configuraciones materiales que a su vez revelan determinadas “formas temporales”, un ir y venir, un ser y
devenir rítmicos.37
Así pues, la totalidad del tiempo queda dividida por ciertas barreras semejantes a barras musicales; pero estos
intervalos resultantes, en un principio, son percibidos directamente y no medidos o contados. Toda actividad
religiosa del hombre presenta en especial una ordenación rítmica semejante. En el ritual se tiene todo el
cuidado de celebrar determinados actos sacramentales en determinadas épocas y periodos, fuera de los cuales
perderían aquéllos todo poder sacramental. Toda actividad religiosa está organizada en épocas perfectamente
determinadas; por ejemplo, en periodos de siete o nueve días, semanas y meses. Los “días sagrados”, los días
de fiesta, interrumpen el curso uniforme de los acontecimientos e introducen en él determinadas líneas
divisorias.

P.100
Las prácticas populares que todavía hoy día están relacionadas con los cambios al comienzo y al final
del año, especialmente con los solsticios de invierno y verano, permiten todavía reconocer esa misma
concepción sólo que bajo un transparente velo. Los juegos y ritos imitativos conectados con las distintas
festividades —las fiestas de mayo, las costumbres de coronación, los juegos artificiales de mayo, navidad,
pascua y el solsticio de verano— se fundan siempre en la concepción de que el poder vivificante del Sol y de
las fuerzas vegetativas de la naturaleza deben ser incrementadas por la actividad del hombre y preservados en
contra de potencias hostiles. Lo ampliamente difundidas que están estas prácticas (Wilhelm Mannhardt ha
recopilado un abundante material acerca del mundo griego y romano, eslavo y germánico, al cual Hillebrandt
ha agregado las prácticas en las festividades del solsticio en la antigua India)41 demuestra que aquí estamos
frente a concepciones que se derivan de una forma fundamental de la conciencia mitológica. El “sentimiento
de fases” mitológico primario no puede captar el tiempo de otro modo que en la imagen de la vida y,
consiguientemente, todo eso que se mueve en el tiempo y que nace y perece en él siguiendo un determinado
ritmo tiene que transformarse y reducirse también a la forma de la vida.
El mito desconoce, pues, esa especie de “objetividad” que se expresa en el concepto físico-matemático, ese
“tiempo absoluto” de Newton que “fluye en sí y por sí sin referencia a ningún objeto exterior”. Desconoce
tanto este tiempo físico-matemático como un tiempo “histórico” en sentido estricto. Pues también la conciencia
histórica del tiempo contiene algunos factores “objetivos” perfectamente determinados.

P.101
El “ahora” mágico en manera alguna es un mero ahora; no es un simple y aislado momento presente, sino que,
para emplear la expresión de Leibniz, está chargé du passé et gros de l'avenir, entraña el pasado y está preñado
del futuro. En este sentido la adivinación, que representa justamente esa peculiar “interpenetración” cualitativa
de todos los momentos temporales, constituye un elemento integrante de la conciencia mitológica.

P.161 Ernst Cassirer Filosofía de las formas simbólicas, I El lenguaje.


Las lenguas de la familia indogermánica varían notablemente entre sí en la precisión con que traducen estas
diferencias, así como en el grado de desarrollo que frente a ellas han alcanzado las determinaciones puramente
temporales;72 pero siempre resulta claro que la designación precisa de los grados relativos del tiempo es un
producto relativamente posterior, mientras que la designación de la «forma temporal» de un acontecimiento o
acción parece pertenecer a un estado anterior del pensamiento y del habla.

Para explicar el tiempo de fiesta, partiremos de la premisa que es un tiempo extraordinario, uno que desconoce
el concepto físico-matemático de Newton en donde el tiempo “fluye en sí y por sí sin referencia a ningún
objeto exterior”, no es un tiempo absoluto, en la fiesta no hay tiempo ni duración uniforme, sino que hay
momentos, es una forma temporal (p161) dada por un acontecimiento o acción, de este modo el tiempo parece
ser más parecido a como se asimila la música, son percibidos directamente, “todo pasa como si no fuera cierto,
como en los sueños” (PAZ, p19)

La fiesta irrumpe en el flujo uniforme e idéntico del tiempo e introduce en él determinadas líneas divisorias
(p98 ernst) y la construcción del tiempo de la fiesta se funda en la naturaleza humana más, la de preservar ese
tiempo e incrementarlo por medio de la actividad del hombre.
El tiempo de la fiesta ocurre en un “ahora”, no es un simple momento aislado del presente, si no que, en
palabras de Leibniz está cargado de pasado y grávido de futuro (p101 Ernst “chargé du passé et gros de
l'avenir”)

Las relaciones que se establecen entre los que participan de este tiempo, del “ahora”, es un estímulo

de la fiesta deja al descubierto un comportamiento cultural, estimula la participación pública. Integrado


espontáneamente en el ritual, el público acepta fácilmente el orden y el procedimiento

Es interesante analizar la fiesta desde la construcción de sus momentos, en otras palabras, de su narrativa temporal, al
transformar un tiempo habitual en uno con las características de un “rito”, lo que se hace, es establecer relaciones entre
quieren participan de ese renovado tiempo, y la causalidad de este no proviene de la imposición de normas o reglas para
que ocurra, sino que proviene de aquello que este mismo tiempo extraordinario deja en descubierto, es decir, la interacción
social y el traer a presencia la esfera de lo público, de este modo se manifiesta el comportamiento social y cultural de
quienes participan de la fiesta.

la narrativa temporal que se construye al transformar un tiempo habitual, en uno con las características del “rito”,
establece relaciones entre quienes participan de este tiempo extraordinario, del ahora, el cual no tiene su causa en la
imposición de normas o reglas, sino que busca con esto la interacción social, traer a presencia la esfera de lo público, de
este modo se deja en descubierto el comportamiento social y cultural de quienes participan de la fiesta.

Así pues, la totalidad del tiempo queda dividida por ciertas barreras semejantes a barras musicales; pero estos
intervalos resultantes, en un principio, son percibidos directamente

fiesta, interrumpen el curso uniforme de los acontecimientos e introducen en él determinadas líneas divisorias

El “ahora” no es un simple y aislado momento presente, sino que, para emplear la expresión de Leibniz, está
chargé du passé et gros de l'avenir (p101)

todo pasa como si no fuera cierto, como en los sueños (PAZ, p19)
En la Edad Media nadie habría podido pensar en una comida de territorio porque la de territorio es una noción
que anula, o al menos debilita, las diferencias sociales. En el momento en el que el paradigma de la cocina es
el espacio, todos (en teoría) pueden ocuparlo, el señor y el ciudadano al igual que el campesino. Privilegiar la
noción de territorio significa por lo
tanto, desde un punto de vista cultural, haber superado la noción
de comida como primer y principal instrumento de la diferencia.
También por este motivo el concepto de cocina de territorio no
puede ser antiguo. (86 montonari)

ESPACIO

“Todo ocurre en un mundo […] el espacio en que se verifica cambia de aspecto, se desliga del resto de
la tierra, se engalana y convierte en un <sitio de fiesta>” (paz p19)

Existe un espacio podríamos decir, inmutable pero cargado de, como el antes mencionado, témenos [τέμενος] griego, un
espacio que en esencia puede repetirse en otros lugares, pero que en forma (SITUACIÓN) es mutable, cambiante, pero a la
vez el mismo. (Hübner, Kurt, La verdad del mito, Siglo Veintiuno, Madrid, 1996. p.158.)

p.76 Ernst
contenidos concretos de la conciencia, sino como sus formas de ordenación
universales. Leibniz, el lógico y filósofo del “principio de razón”, es el primero que
enuncia con toda claridad esta relación en tanto que determina al espacio como la
condición ideal del “orden en la coexistencia” y al tiempo como la condición ideal del
“orden en la sucesión”, concibiendo a ambos, en virtud de su carácter puramente ideal,
no como contenidos reales, sino como “verdades eternas”.
p.86
Para el pensamiento mitológico, entre lo que
una cosa “es” y el lugar en que se encuentra no existe una relación meramente “externa”
y casual, sino que el lugar mismo es una parte de su ser, a la que aparece ligada por
nexos íntimos perfectamente determinados.

Heidegger arte y espacio


P23
La plástica sería una corporeización de lugares que, al abrir una comarca y preservarla, mantienen
reunido en torno a sí un ámbito libre que confiere a las cosas una permanencia y procura a los hombres
un habitar en medio de las cosas.
P24.
un poner-en-obra que corporeiza lugares y que, con éstos, permite que se abran las comarcas de un
posible habitar humano y las comarcas de un posible permanecer las cosas que circundan y atañen a los
hombres.

La transformación de los espacios en espacios para la fiesta también plantea una interrogante …

El espacio en donde ocurre la fiesta o la celebración también esta construido, o presenta característica que lo
definen como espacio para esta ocurra, podríamos decir que se asemeja al témenos antes mencionado, el
espacio mítico griego, ese espacio sagrado que puede repetirse en otros lugares, pero que en esencia, por su
forma, es el mismo siempre, lo comparo con el témenos, porque para los griegos cualquier espacio podía haber
témena, una casa, un bosque, la orilla de un río, un ágora, una ciudad, una “habitación”.

El espacio se vuelve una imagen de una situación (de la fiesta), si la fiesta acontece en una plaza, no solo la
acción misma es la fiesta si no que la plaza también es fiesta, en palabras de Octavio Paz, “todo ocurre en un
mundo […] el espacio en que se verifica cambia de aspecto, se desliga del resto de la tierra, se engalana y
convierte en un <sitio de fiesta>” (paz p19)

Esa idea de hacer lugar, no por medio de lo cuantitativo de la física del espacio, sino de una situación, eso
enteramente cualitativo que lo convierte en lugar, eso es el estar “aquí”,
La construcción del lugar nos recuerda a aquello que escribe Heidegger en su encuentro con Chillida, donde
dice que “el lugar no se encuentra en un espacio dado de antemano, a la manera del espacio de la física y la
técnica. Este espacio de despliega sólo a partir del obrar de los lugares de <lo que se extiende delante de uno
(comarca)>”. Eso es el estar-aquí que acontece al realizar la fiesta en un espacio, es la “corporeización del
lugar, que al abrir la extensión y preservarla, mantiene reunido en torno a sí un ámbito libre que confiere a las
cosas una permanencia y consigue que los hombres habiten en medio de esas cosas”

Lo anterior quizás nos recuerda a aquello sustancial del lugar que escribe Heidegger en su encuentro con
Chillida acerca del espacio, donde “el lugar no se encuentra en un espacio ya dado de antemano, a la manera
del espacio de la física y de la técnica. Este espacio se despliega sólo a partir del obrar de los lugares de una
comarca”

Como continua diciendo Heidegger el AQUÍ que acontece al hacer obra en el espacio “sería una
corporeización de lugares que, al abrir una comarca y preservarla, mantienen reunido en torno a sí un ámbito
libre que confiere a las cosas una permanencia y procura a los hombres un habitar en medio de las cosas.”

Lugar = aquí
Al estar en un aquí se hace lugar. ( Heidegger arte y espacio p23. el lugar no se encuentra en un espacio ya
dado de antemano, a la manera del espacio de la física y de la técnica. Este espacio se despliega sólo a partir
del obrar de los lugares de una comarca.)

Abordar el espacio desde el desplazamiento que ocurre cuando acontece la fiesta, es una materia fascinante a
estudiar, lo que se nos presenta en un espacio público, urbano o de reunión de personas, claramente no
proviene de las medidas físicas del espacio en cuestión, sino que aquello que abre una situación en particular,
en este caso, el espacio se vuelve una imagen de la fiesta, si la fiesta acontece en una plaza, no solo la acción
(situación) misma es la fiesta si no que la plaza también es fiesta, en palabras de Octavio Paz, “todo ocurre en
un mundo […] el espacio en que se verifica cambia de aspecto, se desliga del resto de la tierra, se engalana y
convierte en un <sitio de fiesta>” (paz p19)

Sobre lo en común (AQUÍ Y AHORA)

“Los conceptos: sacrificio, comida sacrificial, conmemoración, poseen un sentido enteramente


concreto para el entendimiento antiguo. Todo culto antiguo, también el urbano, encuentra su
punto culminante en un acto público de sacrificio. Muchos sacrificios eran oblaciones y de ahí
que terminaran en un festín (θυςία). El pensamiento que está detrás es que primero se ofrece
alimento al dios y posteriormente se comparte con él el alimento divino.” (p190, Hubner)
De ahí viene la comida en comunidad.
“En todas las actividades organizadas de una fiesta reina al mismo tiempo una atmosfera, un
determinado olor que emana de lo vivido se conserva como algo inolvidable, pudiéndose apenas
describir” (W. Burkert, Grieschische Religion der archaischen und klassischen Epoche, op. cit, p
347)

entregarse a la fiesta, estar ocupado en el comer, en los momentos de la celebración, es estar en un aquí y ahora, es
cuando un acto tiene tiempo y espacio, y cuando lo experimentamos nos abandonamos y entregamos por entero al
"mundo" de esta ocupación. Este estado de ánimo nos sobreviene. No viene ni de "fuera" ni de "dentro", sino que, como
forma del estar-en-el-mundo, emerge de éste mismo.

https://www.eldiario.es/cantabria/primerapagina/Fiesta_6_493510645.html
Jorge Villasol
11/03/2016 - 11:20h

Cuando digo fiesta me refiero a una actividad colectiva diseñada y ejecutada por los propios participantes (que
deben implicarse directamente, ser activos, no meros espectadores) en términos igualitarios (las jerarquías de
cualquier tipo se disuelven), en la que hay música, baile y/o cante más o menos organizado, y está bien visto
que los participantes usen intensificadores de la experiencia en estado líquido, sólido o lo que se tercie. El
propósito principal de la fiesta es celebrar la vida en grupo, y por eso siempre ha sido el mejor y más gozoso
medio para romper la sensación de aislamiento del individuo y de reconectarlo con la comunidad.

Los rituales bailados prehistóricos –los antecedentes más remotos de la fiesta, de los cuales tenemos registro en
pinturas rupestres– han sido interpretados habitualmente como algo no sólo marginal en la vida de nuestros
antepasados (la supervivencia es lo único importante) sino también como un gasto innecesario de energía (no
tanto en la ejecución como en la preparación, que dependiendo del caso podía durar meses). Esa interpretación
es producto inequívoco de la mentalidad moderna, para la que lo esencial de la vida es únicamente el trabajo y
la producción de algo útil. La antropología funcionalista (y usted perdone las groseras simplificaciones a que
me veo obligado por falta de espacio, tiempo y capacidad) corrigió en parte esa visión negativa, insistiendo en
la función que las fiestas cumplían de dotar de mayor cohesión al grupo, así como de contribuir a aumentar el
número de sus componentes.

Los rituales bailados –desde nuestros antepasados prehistóricos, hasta la Grecia clásica o la Roma imperial–
servían también como medio para comunicarse directamente con la divinidad; de ahí que muchos fueran
rituales extáticos, pues perseguían el éxtasis (es decir, el salir de uno mismo) y el entusiasmo
(etimológicamente, tener un dios dentro, sentir una exaltación por algo que proviene de fuera de nosotros).
Como señaló Aldous Huxley, "las danzas rituales suministran una experiencia religiosa que parece más
satisfactoria y convincente que ninguna otra… Es con sus músculos como más fácilmente obtienen
conocimientos de lo divino". ¡En sus orígenes la religión era bailada, una fiesta! Basta entrar hoy en una iglesia
para confirmar, de manera absolutamente irrefutable, la lastimosa involución de cualquier culto religioso.

En sus primeros pasos el cristianismo fue un culto que promocionaba ese tipo de rituales comunitarios y
solidarios. Al menos mientras fue un culto reprimido, porque en cuanto se convirtió en Iglesia oficial sus
intereses mutaron milagrosamente. ¿Qué es eso de comunicarse directamente con la divinidad (y por medio de
la juerga, además)? El negocio cristiano no existiría sin toda su ingeniería del pecado, la penitencia y el
perdón, un ciclo económico perfecto gestionado por la jerarquía eclesiástica. Juan Crisóstomo, arzobispo de
Constantinopla y uno de los cuatro grandes padres orientales de la Iglesia, lo dijo bien claro a finales del siglo
IV: "donde hay un baile también está el demonio". De promocionar la fiesta extática a comenzar a perseguirla
de manera más o menos organizada.

No obstante, tal como cuenta Barbara Ehrenreich en su muy recomendable libro 'Una historia de la alegría. El
éxtasis colectivo de la Antigüedad a nuestros días', en las iglesias europeas los bancos sólo aparecieron en
algún momento del siglo XVIII, lo que implica que hasta entonces los fieles permanecieron de pie y se
movieron libremente por el recinto, lo que sin duda favoreció dinámicas radicalmente diferentes a las que
estamos acostumbrados. Y es que hasta finales de la Edad Media el cristianismo seguía siendo, al menos en
parte, una religión bailada. A partir del siglo XIII comienza un proceso de desplazamiento de las fiestas en los
recintos sagrados a espacios públicos, donde es el pueblo el que se encarga de su gestión (con mayor o menor
supervisión de las autoridades eclesiásticas); entre ellas el carnaval, quizá la fiesta por excelencia.

La externalización y secularización de la fiesta forzó a la Iglesia a dotar de mayor atractivo a sus plúmbeas
celebraciones, lo que contribuyó a llenar el calendario de fiestas (algunas de las cuales siguen vigentes hoy en
día). Pero esa convivencia duraría poco, pues entre el siglo XVI y el XIX el libre mercado de la juerga cedería
ante las presiones del duopolio Iglesia-Estado, que en muchas ocasiones actuaron en comandita para suprimir
masivamente las fiestas tradicionales. ¿Por qué? La explicación más extendida y mejor fundamentada: la
supresión de las fiestas fue un subproducto del capitalismo y la industrialización. Las clases trabajadoras
debían disciplinarse para las interminables jornadas laborales en las fábricas o en el campo. Si hay que trabajar
todo el año, no queda mucho tiempo para la jarana.

En la Edad Moderna, las formas de diversión de las clases altas comienzan a cristalizar en actividades que
deben consumirse en silencio, sentado o inmóvil (como la música o el ballet). Y ese tipo de festividades, de
ocio –una nueva forma de consumir el tiempo antes destinado a la fiesta–, en el que el participante suele ser
reducido a mero espectador, es esencialmente el que se ha ido imponiendo hasta la actualidad, extendiéndose a
todas las clases sociales. Salvo alguna excepción –convenientemente domesticada, como es ahora el carnaval o
sus sucedáneos como Halloween– nos dedicamos a consumir, casi inmóviles y en silencio, diferentes formas
de entretenimiento comercial perfectamente dosificadas y programadas, desde conciertos a acontecimientos
deportivos. Nuestra sociedad (nosotros) ya no generamos actividades masivas destinadas a celebrar la vida, a
fomentar la alegría colectiva. Sólo consumimos las que nos ofrecen. Como dice Debord vivimos en una época
sin fiestas.

La ética protestante que ha conquistado el mundo occidental no deja espacio para otra cosa que no sea trabajar.
Y la sociedad actual ha llegado a un punto de perversión tan escandaloso que los medios de comunicación –
aliados con los poderes económicos y políticos de turno– no dejan de bombardearnos con mensajes que: 1) nos
animan a emprender, a esforzarnos, y a demonizar la pereza (o la procrastinación, como prefieren decir en las
revistas de tendencias); y 2) nos muestran los beneficios del optimismo y de la felicidad (aunque seas parado
de larga duración, enfermo terminal, refugiado o vivas en la más absoluta miseria). Se exaltan las bondades del
trabajo en grupo, de la creatividad y de la alegría, pero absolutamente nunca para la más genuina confluencia
de esos elementos: la fiesta. ¿Cómo es posible que nos dejemos engañar de esa manera tan burda?

El elemento más hostil contra la alegría colectiva no es la religión o el capitalismo, sino la jerarquía social. En
términos abstractos, la fiesta, como ritual que cohesiona el grupo, no es un problema. Sólo es percibido como
tal si sus promotores y participantes son subordinados, es decir, de las clases trabajadoras para abajo

Reivindicar la fiesta quizá pueda parecer una ocurrencia fuera de lugar, más en momentos de crisis económica,
social, política, etc. Pero en una sociedad como la nuestra, tan individualista (donde lo único que cuenta es la
felicidad individual) y tan profundamente jerarquizada (en la que la imparable desigualdad esclerotiza la
movilidad social y nos subsume en estructuras neofeudales), quizá deberíamos tomar muy en serio la
promoción de cualquier forma de fiesta, de alegría colectiva, que no dañe a los demás.

Si este artículo le ha despertado un poco de interés y comienza a interesarse por la historia de la fiesta (le
aseguro que el tema es inagotable y la bibliografía es generosa y muy interesante) quizá llegue a una de las
conclusiones a la que he llegado yo: el elemento más hostil contra la alegría colectiva no es la religión o el
capitalismo, sino la jerarquía social. En términos abstractos, la fiesta, como ritual que cohesiona el grupo, no es
un problema. Sólo es percibido como tal si sus promotores y participantes son subordinados, es decir, de las
clases trabajadoras para abajo, donde estamos la inmensa mayoría. Entonces sí puede suponer una amenaza,
porque la fiesta es el más accesible y asequible medio que tenemos a nuestro alcance para sentir la vida
comunitaria y empoderarnos, como se dice ahora.

Las élites siempre han sido conscientes del poder de la fiesta, por eso desde la Iglesia, pasando por
revolucionarios como Robespierre o su compinche Saint-Just, hasta los neoliberales que gobiernan hoy el
mundo, todos han temido a los grupos que celebran algo al margen de sus directrices. Históricamente las élites
han puesto todo su empeño en dirigir o incluso eliminar cualquier grupo de gente que se una para celebrar la
vida sin otro propósito aparente (y no hay mejor ejemplo de esto que la colonización). Porque intuyen que
detrás de cualquier fortalecimiento de un grupo más o menos amplio de individuos puede haber, al menos
potencialmente, material para una insurrección.

Las raves –posiblemente la última gran fiesta creada por el pueblo– encontraron un obstáculo legal en el Reino
Unido cuando el gobierno del conservador John Major promulgó en 1994 la Criminal Justice and Public Order
Act, cuya sección 63 convertía en ilegal cualquier concentración de más de diez personas en la que hubiera
música caracterizada por la sucesión de ritmos repetitivos. Basta ese ejemplo para entender que la fiesta, como
manifestación superior de la alegría colectiva, no es precisamente uno de los elementos de cohesión que
promueven las élites. Lo que promueven son los espectáculos de masas (la pasividad) y el miedo.
Posiblemente no esté en nuestras manos cambiar el mundo de un día para otro, pero sí lo está el montar una
buena fiesta. Y cuando uno se suma a una conga no sabe dónde puede acabar.

P21-22 (Editorial Universidad de Almería, Almería, 2013, Contextualización de las fiestas rave underground:
Análisis del consumo de dorgas, efectos y riesgos, Fernández Calderón, Fermín)
En 1994, el gobierno de Tatcher creó un decreto en la justicia criminal y el orden público (parte V, sección 63
(1)(b). Éste contenía cláusulas específicas directamente contra la amplificación de sonidos completa o
predominante caracterizados por la emisión de una sucesión de latidos o golpes repetidos llamada música
house, y los numerosos subgéneros de ésta se han desarrollado.

Sanders (2016 p.8) recoge que “la orden pública de ley de 1994 en el Reino Unido hacía específicamente ilegal
el hecho de que más de 10 personas se congregaran en un sitio para escuchar música completa o
predominantemente caracterizada por la emisión de una sucesión de zumbidos repetitivos que pudiera causar
distress a la comunidad local”.

La fiesta como actividad construída existe desde

en la mente moderna, en donde lo esencial de la vida es el trabajo y la producción de lo útil, la fiesta ha sido
interpretada comunmente como parte marginal de la vida, sino que tambien como un innecesario consumo del
tiempo y energia.
El entusiasmo, que etimologicamente viene de entheos, del concepto griego theios,

(hubner) p138. alguien que está lleno del dios. Los dioses pueden apoderarse de un hombre a tal grado que
aveces hasta se presentan con su imagen .... p137 como la penetración en lo mortal
de una sustancia eterna, que es una entidad individual con una conducta típica.

En la Época Moderna, para los nobles, se imponía el consumo del tiempo de fiesta a ser un mero espectador

La fiesta en su sentido ritual, cohesiona, la fiesta es el nivel más accesible que tenemos para sentir la vida
comunitaria y ser parte de un grupo.
No es extraño que algunos vean en la fiesta un potencial enemigo, porque destrás de cualquier fortaleciemiento
de un grupo de personas, para estos hay material para la isurrección, ocurrió por ejemplo en el Reino Unido
cuando John Mayor promulgo la Ley de Orden Pública de 1994, en al cual en su parte V sección 63 1b, "hacía
específicamente ilegal el hecho de que más de 10 personas se congregaran en un sitio para escuchar música
completa o predominantemente caracterizada por la emisión de una sucesión de zumbidos (beats) repetitivos"

“Mi punto de partida es, una ciudad diferente, un país diferente, una situación diferente, un edificio
abandonado, la calle […] hacer esto es como rascar el paisaje, rascar la vista normal de los espacios.”
Esto que Kawamata menciona en una entrevista para Nowness, puede hacernos conjeturar de donde proviene
su gran capacidad de leer el espacio, lo que es importante para él es el trabajo in-situ, sin ideas preconcebidas
de lo que va a hacer.

Lo que me resulta más atingente para este estudio acerca del trabajo de Kawamata, se relaciona con las
preguntas que se hace Heidegger sobre el espacio cuando la plástica lo toca, ¿Acaso corporeiza el espacio?
[…] el espacio, ¿sigue siendo el mismo?(p18),

En Under the Water, su trabajo genera la sensación de estar sumergido en el agua, bajo esta impresionante
capa de escombros flotantes, creando desconcierto y atrapando al espectador.
Por otro lado, en 2009 cuando construye un recorrido de 120 metros, que unen Quinconces con los bancos del
río Garona en Burdeos, Kawamata culmina el recorrido con una plataforma elevada sobre el río, de modo que
quienes están sobre ella solo puedan contemplar el agua, es el mismo rio y el mismo espacio público, pero
elevar la vista unos cuantos metros devela la condición de lugar.
Otro ejemplo es el Chiringuito de Mataro de 2007, en donde lo que instala con su construcción es un lugar para
la reunión, es decir, instaura un momento para que ocurra la interacción de las personas.

Las tres experiencias transportan al visitante a otro espacio, pero más apropiadamente dicho, a otro lugar, lo
desplaza a otra situación, deja en manifiesta una condición del espacio. Kawamata logra ver el espacio no
solamente es su dimensión funcional, sino que concede al espacio la posibilidad de que podamos vivirlo de una
manera diferente. Lo que realiza es dejar en evidencia lo que quiere responder Heidegger cuando dice “el
lugar no se encuentra en un espacio ya dado de antemano. […] El arte como plástica: no una toma de posesión
del espacio. La plástica no sería una confrontación con el espacio […] sería una corporeización de lugares“.
(p23)
Tadashi dice no creer en nada estable, que no sabe si mañana morirá o no, dice que “simplemente cree en el
momento”.
KAWAMATA

Formando un mosaico monumental y ondulante por debajo del espectador y reproduciendo la angustiosa
sensación de un tsunami, creando desconcierto y atrapando al visitante bajo las grandes dimensiones de la
amenazante instalación

“yo no creo que mis obras sigan las categorías de la escultura, la arquitectura el land art o la instalación, a
menudo me suelo decir a mí, que estoy entre” concepto de estar entre,
La mayoría de sus trabajos, acaban destruyéndose.
Como un generador de condiciones a partir de una particularidad que él tiene, la de leer el lugar

Tiene que ver en la genesis de como se hacen sus obras,


Capacidad de leer el espacio y ver que el espacio no es solamente una cosa que sirve para que lo ocupemos,
sino para que lo podamos vivir de diferentes maneras.
“preparando una exposición en una galería he decidido pasar al exterior saliendo por una ventana” provocando
un debate, que consecuencias expresivas tienen a veces las decisiones que los artistas tomamos, provocando un
debate sobre interior exterior, sobre lo que se integra o escapa al espacio, el espacio interior se vuelve exterior
y la pared interior estaba proyectada como una superficie exterior a la ciudad, un contexto social que no estaba
en la galería”.

“dos tipos de tiempo; mi instalación quizo hacer resurgir, entre el tiempo de la historia, y la naturaleza”.
Através de la fisicidad lo que quiere resaltar.
La fisicidad, la experiencia de las cosas
Crea el debate

Chiringuito de Mataro, 2007, contruye un lugar para la reunión, el momento de la relación entre las personas.

Através de una idea que se demuestra con la fisicidad

No es solo para entrar, es para crear una experiencia, generar una experiencia, la idea de la condición de lugar,

“el trabajo insitu es muy importante para mi, las obras realizadas asi son muy eficaces para conocer un pueblo
sus habitantes su historia su política su economía, trabajar insitu es llegar sin ideas preconcebidas de lo que
voy a hacer” 1:02:00

La condición de lugar en los espacios públicos para kawamata es muy importante

En el centro de burdeos una gran plaza que hacen actividades, se da cuenta que el río es el gran protagonista
del lugar, pero a veces olvidado,
Construye un puente para evidenciar la condición del lugar,
En un lugar conocido, eleva el punto de vista, construye una pasarela y un recorrido y hace que por un
momento, los habitantes de burdeos se detengan y solo puedan contemplar el agua
Y la ciudad se convirtió en una fiesta.

El juego de dualidades

No hay una fuerte diferencia entre las categorías de espacio arquitectónico y espacio artístico

(Cita: José Tomás Franco. "Arte y Arquitectura: "Under the Water" / Tadashi Kawamata " 25 feb 2013.
Plataforma Arquitectura. Accedido el 2 Jun 2020. <https://www.plataformaarquitectura.cl/cl/02-
239248/arte-y-arquitectura-under-the-water-tadashi-kawamata> ISSN 0719-8914)
Su trabajo genera una impresionante sensación de estar sumergido bajo esta capa de escombros flotantes.

La experiencia transporta al visitante a otro espacio,

(Tadashi Kawamata’s “Walk, Touch, View” by Barbara Anastacio, 2015) nowness


https://www.nowness.com/story/tadashi-kawamata-japanese-artist-sculptor

This is my starting point, different city different country, different situation, abandoned building, street.
I’m kind of like scratching the landscape, scratching the normal view,

I don’t believe anything stable. You don’t know whether the next day you’re going to die, or anything.

We just believe in the moment, just in the time living on the edge, not to be comfortable, not to be tense, just to
be in the balance, you know?
Este es mi punto de partida, ciudad diferente, país diferente, situación diferente, edificio abandonado, calle.
Es como rascar el paisaje, rascar la vista normal,

No creo nada estable. No sabes si al día siguiente vas a morir, o algo así.

Simplemente creemos en el momento, justo en el tiempo viviendo al límite, para no estar cómodos, para no
estar tensos, solo para estar en equilibrio, ¿sabes?

Portabocado
contienen elementos de cartón duplex, que con sus plegados y cortes funcionan como p
también funciona en su posición como protección de las copas.

El acto esta conformado por:

1. Llegada y encuentro
2. Inicio del acto
a. Desprender de los portabocados; cada columna contiene la misma cantidad de portabocados que los
asistentes deberán desprender, para así descubrir que bajo estos se encuentran las copas.
b. retirar las copas; juego a desprender el portabocado, cada participante retira una copa, la cual debe encajar
en el portabocado.

3. Brindis inaugural; se realiza un brindis para inaugurar el momento, con agua, vino o cava o zumo. (cada una
de las torres contiene un diferente bebestible)

4. Juego de los números

a. el número; cada portabocado, contiene un número dispuesto aleatoriamente en las columnas, este número se
corresponde con una de las columnas. Cada participante debe acercarse a la columna que le corresponde con el
número en su portabocado.
b. apertura de las columnas; las columnas tienen un sistema de despliegue que al abrirlas revela la comida,
cada columna contiene unidades de alimentos de uno de los tipos de sabor, salado, dulce, ácido y amargo-
umami.

5. El comer; los participantes encajan las unidades bocado de comida en sus portabocados, y pueden
dispersarse libremente por el lugar

6. El cierre y regalo; se invita a los asistentes a retirar un obsequio dispuesto sobre el dorso de la columna y
regalar una palabra sobre el espacio negro que queda bajo el regalo.
Epilogo

P.20 Así pues, la Fiesta no es solamente un exceso, un desperdicio ritual de los bienes penosamente
acumulados durante todo el año; también es una revuelta, una súbita inmersión en lo informe, en la
vida pura. A través de la Fiesta la sociedad se libera de las normas que se ha impuesto.

P.19 Todo se permite: desaparecen las jerarquías habituales, las distinciones sociales, los sexos, las
clases, los gremios.

p.20 Todo cohabita, pierde forma, singularidad y vuelve al amasijo primordial.

El grupo sale purificado y fortalecido de ese baño de caos. Se ha sumergido en sí, en la entraña misma
de donde salió La estructura social se deshace y se crean nuevas formas de relación, reglas inesperadas,
jerarquías caprichosas.

Todos forman parte de la Fiesta, todos se disuelven en su torbellino. Cualquiera que sea su índole, su
carácter, su significado, la Fiesta es participación. Este rasgo la distingue finalmente de otros fenómenos
y ceremonias: laica o religiosa, orgía o saturnal, la Fiesta es un hecho social basado en la activa
participación de los asistentes.

Algo nos impide ser. Y porque no nos atrevemos o no podemos enfrentarnos con nuestro ser,
recurrimos a la Fiesta. Ella nos lanza al vacío

La investigación y proyecto, pretenden examinar acerca de los lugares y momentos públicos, desde aquellas acciones
que reúnen en una celebración; el cocinar, el comer, el beber, el baile, pero así también desde los elementos y objetos, que
permiten acontezca; el alimento, una copa, una mesa, un habitáculo. En una fiesta todo y “todos forman parte de la fiesta”
todo se disuelve en un torbellino.

La investigación y proyecto, pretenden examinar acerca de los lugares y momentos públicos, donde las personas dejan
de lado sus inhibiciones, donde “todo se permite: desaparecen las jerarquías habituales, las distinciones sociales, los sexos
y las clases, […] todo cohabita, pierde forma, singularidad y vuelve al amasijo primordial.”46 Es interesante entender
como ocurre la fiesta porque en ella, también sucede esto con las acciones y los objetos que se encuentran inmersas en el
momento festivo, todo puede ser fiesta, un espacio, una acción, un objeto, uno mismo. “Todos forman parte de la Fiesta,
todos se disuelven en su torbellino. Cualquier sea su índole, su carácter, su significado, la Fiesta es participación”47. El
aparecer de ese tiempo extraordinario que es vital acontezca en lo que dura la existencia del hombre, el tiempo que parece
necesario para poder volver a ser, para enfrentarnos a nosotros mismo, como dice Octavio Paz, “Y porque no nos
atrevemos o no podemos enfrentarnos con nuestro ser, recurrimos a la Fiesta. Ella nos lanza al vacío”48

Portabilis, reúne aspectos que he venido estudiando durante 6 años, se basa en investigar interacción
social, los elementos
El proyecto pretende investigar la relación directa entre los lugares donde ocurre la interacción social,

Esta memoria, recoge la mirada de una primera selección de artistas que hacen relación directa en dos
grandes dimensiones, una la del tiempo que se construye para que ocurra la interacción social, y la otra,
el espacio que muta para convertirse en un lugar, por medio de una situación ya sea interna para quien
lo experimenta o crítica hacia el espacio que se está habitando.

En la memoria intento recoger una mirada acerca de la fiesta que, ya sea ritual o ámbito de reunión, es
testimonio de una naturaleza humana, recorriendo a través de la historia en donde nos relatan que
desde el momento de reunión entorno al fuego, nace un gusto por celebrar aquello que acontece en ese
instante, y consecutivamente la humanidad ha mantenido el anhelo de preservar e incrementar ese
tiempo.

La investigación y proyecto, pretenden examinar desde aquello que reúne en una celebración; el
cocinar, el comer, el beber, el baile, aunque ha sido

Como último punto la investigación de este período abre una interrogante, específicamente relacionada
con el elemento portable. Los objetos han sido parte de los rituales desde tiempos inmemoriales; los
alimentos, las jarras, los instrumentos musicales, la vestimenta, máscaras, guirnaldas, un pañuelo
(haciendo referencia los bailes criollos chilenos), cualquier objeto puede dar inicio a una fiesta si con
este la fiesta se lo propone.

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