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Sus sufrimientos van más allá de nuestra comprensión.

Jesucristo
murió para obedecer a Dios Padre y para salvarnos. Él nos ama y
por eso no nos condena por nuestros pecados, injusticias y fealdad
moral.

Ya Él llevó nuestros pecados y pagó por ellos, y con paciencia Especial Semana Santa 2017
espera que vengamos a Él. Por tanto, no nos queda sino volvernos Lección # 2
hacia Él, arrepentirnos de nuestros pecados, y aceptar Su sangre
vertida por nosotros. No nos queda sino reconocer Su obra sobre la
cruz y darle gracias por Su sufrimiento, por tomar para sí nuestro “Jesucristo Murió Por Nosotros”
dolor, sufrimiento y tristeza, y darnos plena salvación.
Objetivo:
¡Alcemos nuestra mirada a la cruz de Cristo! Prestemos atención y
Determinarnos a dar siempre gracias y alabanzas al Señor
escuchemos Su voz hoy. Él nos dirá: “¡Hijo mío, ya tus faltas, tus Jesucristo al entender que Él murió en la cruz para redimirnos
pecados y tus numerosas aflicciones han sido pagadas! Acércate y del pecado; así como disfrutar desarrollando nuestra fe de las
recibe lo que necesitas de mí y por tu fe haré que no te falte bendiciones espirituales, físicas y materiales propias de la
nada.” salvación.

 Mateo 27:46-50
Los sufrimientos de Jesucristo llegaron a su clímax con Su muerte.
No ha habido nadie comparable a Jesucristo en toda la historia de Él no rechazó la copa de la amargura, sino que la apuró y sufrió la
la humanidad. Él vino al mundo para caminar junto a nosotros, cruz y su tormento hasta que la deuda por nuestra salvación fue
para tener comunión y compañerismo con nosotros, para hacer saldada. Los principales sacerdotes y los escribas lo escarnecieron
posible nuestra salvación. Por lo tanto, Él nos invita a que nos al decirle que había salvado a otros, pero que Él no podía salvarse
acerquemos a Él hoy, y lo hace extendiendo con amor Sus manos a sí mismo. ¿Porqué Jesús, el Dios-Hombre, permitió que Su vida
marcadas por las cicatrices de los clavos. Su cuerpo fue molido,
terminara de manera tan trágica?
desfigurado, y desgarrado por nosotros. Él derramó Su sangre por
nosotros.

Acerquémonos, pues, a Él, con profunda gratitud, alabanza y


adoración, con todo nuestro corazón, pues sin Él no habríamos La razón por la cual Jesucristo no descendió de
podido lograr el perdón de nuestros pecados ni la salud divina. la cruz fue para cumplir la palabra que Dios
había profetizado en Génesis 3:15: “Y pondré
enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente
y la simiente suya; ésta reherirá en la cabeza, y
tu la herirás en el calcañar.”

Jesucristo fue la simiente de la mujer porque


nació sin la unión carnal con un hombre, y Él en
realidad sufrió y murió en la cruz, aplastando y
derrotando a satanás.

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El Salmo 22:1 describe la agonizante muerte de Jesús: “Dios mío, ¿Por qué apartó Dios Su rostro de Cristo? Porque Dios no puede
Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” tolerar el pecado. Cuando el precio del pecado fue pagado, Jesús
anunció al mundo: “...Consumado es…” (Jn. 19:30). La carga de los
Isaías 53:5-6, también escribió de manera definida en cuanto a la pecados del mundo, incluso el precio por los pecados que los
muerte de Jesucristo en la cruz como si hubiera sido testigo pre- hombres seguirían cometiendo y la necesidad de su perdón a través
sencial de la escena: “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, de los siglos, fue tan pesada que finalmente el cuerpo de Cristo no
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre aguantó más.
Él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos
descarriamos como ovejas, cada cual se apartó de su camino; más En griego la palabra “salvar” significa sózo, que quiere decir
el Señor cargó en Él, el pecado de todos nosotros” salvación de un peligro real, de la aflicción y de las heridas;
salvación de la enfermedad, restauración de la salud; salvación de
Otros libros del Antiguo Testamento también profetizaron que nuestra enfermedad espiritual que conduce a la condenación
Jesucristo moriría por los pecados de la humanidad, por lo cual eterna. También se puede entender como “dar nueva vida” y
vemos que Su muerte fue el plan ideado por Dios para la expiación “producir un corazón nuevo”.
de nuestros pecados.
El Jesús en quien creemos es Aquel que murió en la cruz para que
Cuando los soldados romanos y los criados de los principales nosotros pudiéramos tener salud y ser prosperados, así como
sacerdotes y de los ancianos arrestaban a Jesús, éste le dijo a nuestra alma es prosperada.
Pedro: “¿Acaso piensas que no puedo orar a mi Padre, y que Él
no me dará mas de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo enton-
ces se cumplirán las Escrituras, de que es necesario que así se
haga?” (Mt. 26:53,54)
Otra razón que tuvo Jesús para morir en la cruz es que Su amor por
nosotros fue más fuerte que Su amor por Su propia vida. A pesar
Como nos revelan las Escrituras, la meta suprema de Jesucristo era
de estar sufriendo el dolor de la crucifixión y las tinieblas de la
cumplir con la Palabra de Dios y hacer la voluntad del Padre, antes
separación de Dios, se negó a descender de la cruz.
que ocuparse de Su propia vida. Nuestro Señor Jesús obedeció
siempre al Padre, hasta la muerte. No escatimó Su vida porque
Si Él hubiera bajado de la cruz, nosotros habríamos tenido que
sólo Su muerte satisfaría la voluntad del Padre.
morir por nuestros pecados. El inmenso poder de Su amor y Su
disposición a permanecer sobre la cruz tuvieron como propósito
evitar que nosotros muriéramos eternamente por nuestros pecados.

Él oró en Getsemaní: ”Padre mío, si Aunque todos lo ridiculizaban, lo censuraban y lo escupían,


es posible, pase de mí esta copa; Jesucristo estaba lleno de amor por nosotros. Tal amor debe hacer-
pero no sea como yo quiero, sino nos enmudecer de asombro y, a la vez, probar nuestro propio
como tú” (Mt. 26:39) La copa que corazón para saber hasta qué grado llega nuestro amor por Él.
habría de beber contenía el veneno
mortal de toda la horrible e inmunda
pecaminosidad y servidumbre que la
humanidad habría experimentado.

Cuando la tomó, el Padre apartó Su rostro de Jesús y este clamó:


“Dios mío, Dios mío, ¿porqué me has abandonado?” (Mt. 27:46)

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