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DESAFÍOS Y LOGROS DE NUESTRAS COMUNIDADES ANDINAS DE

MOQUEGUA EN EL BICENTENARIO NACIONAL

Ya todos sabemos que en el Perú la independencia fue proclamada un 28 de julio del


año 1821; sin embargo, es necesario precisar que recién hasta el 9 de diciembre de
1824 (es decir, tres años después) se logra consolidar la independencia con la
Capitulación de Ayacucho, donde el Jefe del Estado Mayor del ejército español, don
José de Canterac en representación del Virrey la Serna, quien resultara gravemente
herido durante la cruenta batalla, firmó reconociendo su derrota.

Cabe precisar que los antecedentes de nuestra independencia se remontan hasta el


año 1724, es decir, fueron cien años de lucha y reconocemos en este proceso las
figuras de los pobladores de Azángaro, Carabaya, Cotabambas y Castrovirreyna, los
primeros en alzar su voz de protesta e iniciar este largo sendero que significó nuestra
independencia.

Reconocemos también las figuras de Juan Santos Atahualpa, las protestas de


Santiago de Chuco, la rebelión de Chumbivilcas, la de los indios de Urubamba y
llegamos a destacar la figura inmortal del gran José Gabriel Condorcanqui, Túpac
Amaru II, reconocemos también la figura de Túpac Katari y después de ellos miles de
compatriotas que entregaron su vida en esta noble causa de expulsar a los
conquistadores.

Es recién hasta que se inicia la expedición libertadora, lideradas por el argentino don
José de San Martín y el venezolano Simón Bolívar que se logra enfrentar en igualdad
de condiciones a las fuerzas españolas con las consecuentes victorias que nos dan lo
que se había anhelado desde hacía un siglo.

Se me preguntó, cuáles serían los desafíos y logros de nuestras comunidades andinas


en el bicentenario nacional.

Considero que lo primero es reconocernos entre esos miles de hermanos, que no solo
derramaron su sangre, lo dieron todo, inclusive sus vidas para poder heredarnos la
paz de la que hoy gozamos.

Hoy ya no tenemos que levantar las armas para labrarnos un futuro mejor, pero
tenemos otra gran batalla que luchar, que es la de convertir a nuestros pueblos y
comunidades en potencias, y el lugar donde se forjan a los guerreros que harán
posible esta realidad es la escuela. Sí, la escuela que tanto extrañamos, el lugar al que
pronto volveremos luego de vencer a esta terrible pandemia.

Bajo esta perspectiva, debemos cambiar nuestra visión, no se trata solo de asistir a
clases, hacer mis tareas y sacar buenas notas. Debemos transformar nuestra realidad
y eso se logra con estudio, con proyección, con ideas claras de solucionar problemas.
Confíen en sus maestros, ellos son y serán los oficiales que los guiarán en este
proceso, confíen en su directora, ella sabrá liderar este movimiento de transformación.

Finalmente, y por la memoria de todos nuestros ancestros caídos, los invito a realizar
un compromiso personal. Si los maestros les piden 100% de esfuerzo, ustedes
ofrézcanles 200%, solo superándonos a nosotros mismos lograremos transformar la
realidad. QUE VIVA EL PERÚ…

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