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10. Defensa ética de la dignidad humana contra el materialismo y el utilitarismo.

Los gobiernos, las industrias y las empresas de este mundo contemporáneo están buscando
constantemente formas para crecer económicamente, crear nuevas tecnologías, o lograr avances en
áreas científicas y sociales. Sin embargo, los métodos que utilizan para conseguir sus objetivos pueden,
en algunos casos, transgredir la dignidad humana, al cosificar a las personas para eficientizar los
recursos, incrementar la productividad o siendo utilizadas como objeto de estudio.

En este contexto, se considera al materialismo como una corriente de pensamientos que establece
como prioridad el valor de los bienes materiales, como el dinero o las propiedades, mientras que el
utilitarismo se considera como la tendencia a anteponer la utilidad de una persona ante todo lo demás,
es decir, lo único importante es lo útil, aquello que produce buenos resultados. Ambas corrientes
caracterizan la mentalidad de los actores que promueven y toman medidas en función de los resultados
que quieren obtener, utilizando a otras personas como instrumento y restringiendo su libertad.
Generalmente, los seres perjudicados no anhelan ser parte del sistema que los está utilizando, pero
algunos necesitan hacerlo para satisfacer sus propios intereses y necesidades; al convertirse en
instrumento de aquellos que quieren lograr un fin puramente material, se suprimen los principios de la
dignidad intrínseca de cada ser humano. Este tipo de comportamientos demuestran no sólo la falta de
ética profesional del individuo que lo ejecuta, sino que también exhiben un tipo de mentalidad que no
contempla la existencia de un límite entre lo que se debería hacerse o no, para cumplir una meta. Este
dilema ha generado mayores controversias en el área de la ciencia, ya que, si los científicos actúan
basándose en la ideología utilitarista de que el fin justifica los medios, los estudios y experimentos para
lograr un avance podrían arriesgar la vida de seres vivos. En este punto, una base ética sólida es una
cualidad indispensable al momento de tomar decisiones, ya que la lógica y la razón deben estar
acompañadas del aspecto humanitario para que el resultado sea verdaderamente justificable.

Pienso que la dignidad de una vida humana no debe ser transgredida sólo para lograr un resultado que
satisface las necesidades materiales o hedonistas de un grupo de personas. No vale la pena lograr un
gran avance científico o ganar grandes cantidades de dinero si en el camino se le resta valor a la vida de
otras personas al explotar sus capacidades, ya que los seres humanos no somos máquinas, ni somos
superiores a otros seres humanos. Considero que el ser humano vive para servir al prójimo, por lo tanto,
sus acciones deberían estar orientadas al bien común, no al beneficio de unos cuantos y el perjuicio de
otros. El desarrollo es auténtico cuando las personas son participantes del progreso, no utilizados para el
progreso.

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