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La espiritualidad católica: el quietismo y el molinismo.

La espiritualidad quietista.
A finales del siglo XVII la etapa final de la espiritualidad que había llegado
hasta la exageración conduciendo al desprestigio de la mística. Aunque el
espiritualismo católico se remitía a las viejas tradiciones místicas que habían
florecido en España desde el siglo XVI fue producto de la extraordinaria fortuna
de la obra del español Miguel de Molinos (1628-1687), nacido en Minuesa
(Zaragoza) en 1628 (aunque el movimiento quietista contó con una tradición
anterior a Molinos siendo Elli con su Specchio Spirituale, 1618; Cucchi con su
Vie della contemplatione, 1622 y Paolo Manassei da Terni con su obra titulada
Paradiso interiore, 1622). Fue una personalidad como Miguel de Molina que
estudió con los jesuitas valencianos y se ordenó sacerdote en 1652,
afincándose en Roma desde 1663 quien desplegó en la capital romana una
vastísima actividad como director espiritual. Ingresó en la Escuela de Cristo,
una cofradía española desde donde propagó sus ideas. Miguel de Molina
redactó su Guía Espiritual (1675), donde presuponía determinados niveles
ascéticos e introducía un elemento esencial, la llamada de Dios tras la oración.
El propósito del libro era una guía espiritual que conducía por el camino interior
para alcanzar la perfecta contemplación y la paz interior. Molinos no defendió la
contemplación porque la daba por supuesta. El libro alcanzó un éxito editorial
tanto en Zaragoza en 1676 como en Sevilla en 1678. Se tradujo al italiano,
pero la alarma saltó en 1682, tres años antes de la prisión de Molinos.
El cardenal Albizzi presentó ante el Santo Oficio un informe sobre las
ramificaciones del quietismo del norte y sur de Italia.
.- Molinos aparecía en él como un eslabón más. Así el 18 de julio de
1685, el sacerdote fue apresado por el Santo Oficio, junto a numerosos
seguidores suyos. En 1687 concluyó su larga sentencia y en un auto de fe
Molinos abjuró de todo lo que había enseñado, siendo obligado a rezar
vocalmente el credo todos los días. En la Bula Caelestis Pastor se condenaron
las 68 Proposiciones de Molinos; una bula que pasó a ser el Enchiridion del
molinismo, recogió toda su doctrina.
A pesar del florecimiento del quietismo, el siglo XVII se cerró con la
condena de la mística. En 1688 el Santo Oficio incorporó al Índice libros de
Petrucci y del oratoriano Biscia entre otros. En 1699 se condenaron las
Maximes de Saints de Fénelon tras el enfrentamiento con Bossuet. Numerosos
individuos fueron procesados por la Inquisición por seguir tales prácticas. Los
episodios más sobresalientes del quietismo en el siglo XVII sucedieron en el
último cuarto de siglo, culminando con el desarrollo y posterior condena de la
obra de Miguel de Molinos en Roma. Sus planteamientos quietistas suscitaron
recelos y críticas por parte de los jesuitas.
A partir de 1685 el movimiento de reforma católica prosiguió en profundidad.
Fue un periodo en el que la religión católica en Francia conoció un periodo muy
favorable, así como en los estados católicos de Alemania. Uno de sus aspectos
más importantes fue la proliferación de seminarios diocesanos. Hacia 1700
hubo seminarios en la mayor parte de las 130 diócesis del reino. Algunos
obispos como el de La Rochelle y de Angers, instituyeron retiros y conferencias
eclesiásticas para suplir la ausencia de formación de los clérigos de mayor
edad y para prolongar en los más jóvenes las influencias de la estancia en los
seminarios. Así pues, un clero mejor formado intelectual y espiritualmente
podía dedicarse a una mejor enseñanza de los fieles, con ayuda de las
diversas órdenes religiosas. Catecismos, retiros, misiones y cofradías
constituyeron otras tantas formas de acción pastoral. El ambiente de
espiritualidad profunda y depurada extendió la costumbre de la comunión
frecuente, así como la devoción al Sagrado Corazón. Las obras de caridad se
multiplicaron y el fervor generalizado se plasmó en el acondicionamiento y
decoración de las iglesias. Fue así como proliferaron los retablos, muy en boga
en el oeste de Francia, que presentaban los grandes dogmas confirmados en
Trento (la eucaristía, la redención y la comunión de los santos).

El molinismo
Juana María Bouvier de la Motte (Mme Guyon du Chesnoy, 1648-1717)
introdujo en Francia algunas ideas del místico español Molinos como la
contemplación del puro amor de Dios. En 1685 Mme Guyon publicó Moyen
court et trés facile pour l`oraison (1685), siendo pronto acusada de propagar el
quietismo e iniciándose un proceso contra ella. Estas ideas conquistaron a
Fénelon, preceptor del duque de Borgoña, a las duquesas de Chevreuse y de
Beauvillier y a la propia Mme de Maintenon.
Algunos obispos se alarmaron y a petición de Fénelon, EN 1695, se reunió
una Comisión de censura en Issy. La comisión estuvo presidida por Bossuet,
muy desconfiado por temperamento en lo referente a las efusiones místicas, y
condenó el quietismo de Mme de Guyon. En 1687 la controversia entre
Bossuet y Fenelón (François de Salignac 1651-1715) concluyó no solo con la
condena las cincuenta y siete proposiciones molinistas (recogidas en la Guía
Espiritual, 1675) también se incluyó la Guía Espiritual en el Índice de Libros
prohibidos.
En 1695 se inició el debate sobre el pensamiento de Mme Guyon entre
Bossuet, obispo de la diócesis de Meaux muy preocupado tanto por la reforma
pastoral como por la grandeza del rey Cristianísimo, y Fénelon, arzobispo de
Cambrai. El primero estaba en contra de las tesis quietistas; el segundo a su
favor. En 1697 se publicó Explicación de las Máximas de los Santos, que
recogió los artículos de Issy e intentó justificar a Mme de Guyon. Bossuet.
Replicó con la Relación sobre el quietismo, y se emprendió una viva polémica
entre los dos prelados. Luis XIV, preocupado por el giro de los acontecimientos,
pidió al Papa que se pronunciase.
En 1699 Inocencio XII censuró 23 proposiciones sacadas de las Máximas,
pero sin calificarlas de heréticas. Para Bossuet representó casi una victoria.
Fénelon, caído en desgracia y exiliado en Cambrai, se sometió con gran
docilidad y dignidad. Los demás quietistas imitaron su sumisión y el asunto no
tuvo repercusiones. A pesar del triunfo, la bula no agradó ni a Bossuet ni a Luis
XIV. La condena contribuyó al descrédito del misticismo la mística francesa,
iniciando una crisis de compleja solución que coincidió con el cierre de la era
de las grandes realizaciones pastorales, solo la fundación de Juan Bautista La
Salle (1651-1719), la de los Hermanos de las Escuelas Cristianas para la
educación de los pobres (1695) y las grandes misiones de Luis María Grignion
de Montfort (1673-1716) se mantuvieron abiertas.
El movimiento quietistas se sometió y el asunto no tuvo repercusiones .

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