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Diferencias y similitudes entre economía de los recursos naturales, economía ambiental

y economía ecológica
Sánchez, Germán.
La interrelación de la actividad humana y el medio ambiente es de interés para investigadores
provenientes de distintas ramas y, por lo tanto, se observa que este campo de estudio presenta
distintos enfoques. Por la década del ‘50 el tema cobra una relevancia inusitada que se refleja en
la creación de organizaciones como Resources for the Future, siendo aún más evidente el interés
académico en las décadas de los ’60 y ’70, donde se observa la publicación de la mayoría de los
trabajos que estructurarían a los distintos enfoques, empero, sin desconocer desde la mirada
histórica del pensamiento económico, la existencia de publicaciones anteriores que hicieran
referencia a la temática que, aunque eran más bien esporádicos, no por ello menos importantes,
siendo un claro ejemplo el análisis de Hotelling en 1931.
El intento por escindir a la economía ambiental (EA) de la de los recursos naturales (ERN) no
puede brindar resultados claros, ni dejar al lector conforme. Esto se debe a que comparten gran
parte de la metodología y léxico, además de complementarse a tal punto de no poder estudiar
una sin hacer mención a la otra. De hecho, en muchos manuales se encuentran indiferenciadas.
Esta similitud se entiende más al observarse que la mayoría de los expositores de ambas
perspectivas (si se insiste en separarlas), presentan una formación económica, por lo tanto,
piensan en términos de función de bienestar, maximización de beneficios, decisión bajo
incertidumbre, eficiencia Paretiana, entre otros.
Cuando se los analiza en términos generales se observa una diferencia de énfasis, la economía
ambiental, entre otros objetivos, viene a intentar subsanar las falencias de la economía
tradicional en valorar a los bienes ambientales, tanto a los que se transan en el mercado, pero no
se les reconoce ciertas características relacionadas con el ambiente, como aquellos no transados
en el mercado pero que influyen en el bienestar de la sociedad. El concepto de ambiente abarca
más que el de los recursos naturales, por ello la EA considera a todos los servicios de la
biósfera, siguiendo al Millenium Ecosysten Assessment (2003), podemos esquematizarlos en:
de provisión, de regulación, culturales y de soporte. En el caso de la economía de los recursos
naturales el mayor énfasis está en los servicios de provisión, es decir, en la obtención de
productos del ecosistema (madera, agua, alimentos, etc.).
Dentro de los intentos para mejorar la valoración de los bienes ambientales, se adoptan
conceptos como el de valor de opción, que referencia a la posibilidad de utilizar un bien en el
futuro y el de valor de no uso que es ajeno a la utilización del bien y corresponde al beneficio
per se que asignan los individuos a la mera existencia de ciertos bienes.
Lo métodos de valoración de los bienes ambientales se puede dividir en: 1) el método de la
valoración indirecta (de preferencias reveladas), donde se aprovecha la relación,
complementaria o sustitutiva, que estos tienen con aquellos bienes que presentan un precio
asignado en el mercado y, 2) el de la valoración directa (preferencias declaradas) donde se
avanzó en el desarrollo de encuestas que permitan extraer la valoración que hacen los
individuos de estos tipos bienes.
Considerando que se parte desde la óptica económica, se comprende el énfasis que se pone en
mejorar y seguir utilizando a los precios ya que, desde la perspectiva del mainstream, son las
señales que permiten la asignación eficiente de los recursos escasos en una economía.
Uno de los temas más analizados desde la EA es la falla de mercado denominada
“externalidad”, es decir, el beneficio o perjuicio que genera un individuo/s a otro/s sin que
exista compensación alguna. Puntualmente, el objetivo principal es poder internalizar las
externalidades de índole ambiental, a diferencia de los economistas tradicionales que se
conforma con que la compensación pueda llegar a darse. Por ejemplo, la internalización de la
externalidad es buscada cuando se analiza la realización de un objetivo mediante un análisis
costo beneficio social, donde se busca comparar distintas vías de acción considerando su
impacto en el bienestar y no solo evaluarlo desde su rendimiento financiero.
Por otro lado, la EA ha mostrado un mayor interés por los temas de contaminación, mientras
que la ERN pone el énfasis en la extracción de justamente dichos recursos y su eficiencia
intertemporal1. De esta última se obtendrá un mayor interés por la especificación del recurso
renovable y no renovable, de la función de reproducción del recurso natural, las características
del mismo y la función de depredación.
En la economía de los recursos naturales se puede, por ejemplo, analizar la explotación de un
bosque para la obtención de madera, preguntándose como maximizar el beneficio a lo largo del
tiempo o si la tasa de explotación actual es sostenible en el tiempo. Para ello tendrá que
considerar las características particulares de los árboles, definiendo su tasa de reproducción y la
incertidumbre en las proyecciones realizadas. Pero cuando el analista se enfrente a esta tarea
tendrá inexorablemente que considerar que la extracción de la madera afecta la biodiversidad
del bosque (se genera una externalidad), que a su vez implica juega un rol fundamental en la
reproducción de los árboles (servicios de regulación como la polinización o el esparcimiento de
las semillas) por lo tanto, la línea en la que termina la economía de los recursos naturales y
empieza la ambiental no está definida.
Por lo tanto, la EA y la ERN son similares en su enfoque antropocéntrico de maximización de
bienestar de las personas, su metodología, su enfoque vinculado a las ciencias económicas y la
utilización de los precios como vehículo coordinador. A su vez se encuentran diferencias de
énfasis donde la EA se centra más en los temas de valoración de los bienes ambientales (que
abarcan más que los recursos naturales), la contaminación y el análisis de las externalidades,
mientras la ERN se interesa por la explosión de los recursos naturales, caracterizándolos más
detalladamente y analizando su comportamiento intertemporal en relación a la tasa de
extracción que realice la sociedad y los beneficios totales que se puedan obtener.
La economía ecológica (EE), que surge por la década del ’80, aborda la temática desde las
ciencias naturales, si bien está interesado en el bienestar del hombre, advierte que el sistema
económico está insertado en un sistema más amplio donde las leyes rectoras son las físicas y
biológicas, y las unidades de medida están vinculados a estás ciencias como son la energía, la
entropía, la capacidad de carga, etc.
La ley de entropía, segunda ley de la termodinámica, nos dice que hay una continua e
irrevocable degradación cualitativa de la energía, esto es, la energía (ni la materia) ni se crea ni
se destruye, pero está en un constante cambio (la utilicemos o no) hacía un estado de desorden
donde no es aprovechable. Uno de los textos fundacionales nos dice:
“[..] [S]ólo un análisis de la íntima relación existente entre la Ley de Entropía y el
proceso económico puede hacer surgir a la superficie los aspectos categóricamente
cualitativos para los que no tiene cabida la analogía mecánica de la economía moderna”
N. Geogescu-Roegen 2
Aquí vemos que se parte de una crítica a la economía tradicional, que piensa al sistema como
una máquina de Carnot, y se desprende como una de las principales enseñanzas la necesidad de
aprovechar la energía solar (fuente de energía más abundante) y el desarrollo de métodos de
reutilización y reciclado. Un ejemplo de esta ley es que el carbón contiene un arreglo de energía
aprovechable, pero al prenderse fuego y hacerse ceniza la energía no desaparece, sino que se
transforma en energía desordenada no aprovechable. Se imponen límites, por ejemplo, en
cultivar en el mismo suelo año tras año y se muestra que la generación de residuos es ineludible.

1
Algunos autores intentan marcar la diferencia sugiriendo que la economía ambiental realiza un análisis
más estático, donde el tiempo no es relevante, mientras la economía de los recursos naturales incorpora
una perspectiva dinámica, donde el tiempo hace relevante la idea de renovable y no renovable. Véase C.
Kolstad, “Economía Ambiental”, capítulo 1, Oxford University Press, 2001, México. El autor termina
aceptando la importancia del tiempo en determinadas áreas vinculadas a la economía ambiental.
2
N. Geogescu-Roegen, “La ley de entropía y el proceso económico”, Fundación Argentaria, 1996.
Publicado originalmente en inglés por Harvard University Press.
Este enfoque se diferencia además por limitar el sistema económico a la capacidad de
asimilación de residuos del planeta, limitando el nivel de producción por concepciones
biofísicas y no técnicas, definiendo así una escala óptima.
Así mismo se aleja de los modelos de equilibrios general para adentrarse en modelos
multidisciplinarios complejos, con valoraciones multidireccionales (no solo en moneda), y
propone un concepto de sostenibilidad fuerte donde el stock de capital debe mantenerse y no el
stock total de capital (humano, físico y natural) como defiende los economistas ambientales.
Consideran el tiempo no solo irreversible (no puede volver pasando por sus estados anteriores)
sino irrevocable (no puede repetir ninguno de sus estados anteriores).
Por lo tanto, la EE utiliza otra metodología analítica, otras unidades de cuenta y otro léxico.
Desde la EA y la ERN se los critica ya que la escasez no se da solo en materia o energía, y la
valoración del individuo debes ser un factor de ponderación de la valoración.
Todos coinciden en ser disciplinas transdiciplinarias, que en su ayudan a explicar las relaciones
de los sistemas económicos y biofísicos, y donde se beneficiarán de una congruencia en el
futuro.

Bibliografía
Azqueta, D. (2007) “Introducción a la economía ambiental”. 2a edición. Mc Graw-Hill,
Burriel, O. A., ICE, marzo-abril 2012, N°865
Geogescu-Roegen, N., “La ley de entropía y el proceso económico”, Fundación Argentaria,
1996
Kolstad, C., “Economía Ambiental”, capítulo 1, Oxford University Press, 2001, México
Madrid.
Perman, R. et. Al “Natural Resource and Environmental Economics. Third edition 2003,
Pearson Education Limited. Essex, Reino Unido.

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