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¿Qué es eso de ética profesional?

CA 5

¿Qué es eso de ética profesional?*

Juan Manuel Silva Camarena


Investigador de la División de Investigación de la
Facultad de Contaduría y Administración, UNAM

En nuestros días la expresión curriculum vitae significa “declarar o enseñar en público’’, y deriva
parece poseer una significación enteramente com- del latín culto profiteri (cuyo participio es profesus),
prensible de suyo. Y sin embargo, no debemos que quiere decir “declarar abiertamente’’, ‘‘hacer
entenderla muy bien, porque ahora ese enunciado profesión’’, ‘‘confesar’’2 . Del mismo origen provie-
no se refiere (como quisieran decirlo sus propios nen las palabras “profesor” y “profesión”, que sirven
términos) al curso que ha tomado nuestra vida para hablar de ‘‘quien hace profesión de algo’’. Así
según lo logrado por nuestro ser y nuestro queha- decimos que alguien “hizo profesión de fe...”, que
cer1 , sino a la comunicación (a menudo magnifica- “profesó en la universidad de...”, etcétera. Por un
da, cuando menos realizada ostentosamente) de lo lado, pues, el que declara públicamente, el que es
que hemos hecho en nuestro oficio o nuestra pro- un profesor, quien profesa una convicción; y por el
fesión, reducida casi a un mero registro cronológi- otro, por la vía de la profesión, el profesional. El que
co de habilidades, aprendizajes y puestos desem- es “un profesional” renuncia a sus intereses perso-
peñados. Pero sin tener a la vista la relación entre nales, cualesquiera que éstos sean, y “en cuerpo y
lo que se es y lo que se hace, los curricula de las alma” se pone al servicio de los intereses de su
personas sólo presentan lo que ellas han hecho profesión, cuyo fundamento ético (ethos, o forma
para atender “las necesidades” (sin que cuente, peculiar de ser, ontológicamente3 hablando), asen-
desde luego, la autenticidad de una vocación o del tado en la dignidad humana, impide tomar al hom-
amor por el propio trabajo), bajo el régimen laboral bre como un medio. Esa dignidad ética hace decir
de una administración cuyos mecanismos natural- a Kant que al ser humano jamás se le debe tomar
mente deshumanizados la han vuelto ciega para como un medio sino como un fin en sí mismo4 .
todo aquello que no sea susceptible de ser juzgado
con el criterio, impersonal y despersonalizador, de * Ponencia presentada en el VI Foro de Investigación, organizado por
la División de Investigación de la Facultad de Contaduría y Adminis-
la eficiencia pragmática. tración, UNAM, el 5 de octubre de 2001
1
Véase nuestro escrito “Ser y hacer”, en Juan Manuel Silva Camarena
¿Qué es lo que todos, o casi todos hacemos? (coordinador) Meditaciones sobre el trabajo, Facultad de Contadu-
ría y Administración, Universidad Nacional Autónoma de México,
Trabajar. Llevar a cabo un oficio, un empleo, una 2001. Esta nota y las siguientes han sido agregadas en la revisión
profesión. Pero en el trabajo hay algo más impor- de la versión original que presentamos en el VI Foro de Investigación.
tante que la eficiencia, porque se trata de un factor
2
Cfr. Joan Corominas, Diccionario etimológico de la lengua caste-
llana, Gredos, Madrid, 1963.
que precisamente la hace posible. Este algo, de 3
En filosofía, lo relacionado con el ser del ente o la cosa de que se
carácter ético, es lo único que funciona como razón habla.
4
Cfr. Manuel Kant, Die Metaphysik der Sitten, Philipp Reclam jun.
de ser de una genuina eficiencia en el quehacer de GmbH & Co, Stuttgart, 1997 (versión castellana: Metafísica de las
las profesiones y los oficios. La palabra profesar costumbres, en Espasa-Calpe, Colección Austral, México, 1963).

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Todo el sentido ético del trabajo tiene su fundamen- desde lo que llamamos conciencia moral (y que
to en la conexión de esa dignidad suya con su consiste en darse cuenta de lo que está bien y lo
propio ser, con lo que esencialmente es como ser- que está mal, por nuestra incapacidad constitutiva
obrero (o ente que trabaja).El requerimiento prag- para ser moralmente indiferentes7 ) hasta nuestros
mático de eficiencia usa a la persona como medio juicios y valores morales, pasando obviamente,
para conseguir beneficios o utilidades; en cambio, entre muchos otros temas8 , por el examen cuida-
la exigencia ética de eficiencia, generada por el doso de lo que significa la libertad y la responsabi-
sentido ético del trabajo, toma al hombre respetán- lidad del acto moral. Sin embargo, el término de
dolo como un fin en sí mismo, y a su labor, como ética puede emplearse tan libremente que las con-
algo digno del mismo respeto que lo humano. El fusiones se vuelven inevitables9 . Por ejemplo, pue-
trabajo tiene un sentido ético, porque puede hacer- de hablarse de “ética de los negocios”, y entonces
se bien o mal; el sentido ético de la vida es posible ya no sabemos bien cuáles son las razones que
porque puede vivirse bien o mal (y desde Aristóte- justifican el empleo de semejante expresión. Pare-
les, en su Ética nicomaquea5 , se ha visto la relación ciera que se trata de aprender cómo hacer buenos
estrecha entre vivir bien, obrar bien y ser feliz). negocios, sin ser muy malos. Y así se produce un
malentendido inaceptable: por un lado, se crea la
Ahora bien, si no perdemos de vista el sentido idea equivocada de que hay la ética de esto y lo otro;
original de “profesar” y de “ser profesional”, queda- y por otro, que la naturaleza de los negocios está
mos en mejores condiciones para entender lo que ligada necesariamente a la falta de ética (como
quiere decir ética profesional, pues será más o cuando se establece una espontánea aunque erró-
menos evidente que se trata de la fuerza moral en nea asociación entre política y corrupción). De este
la cual se apoya lo que profesamos, nuestra profe- modo se hace a un lado la excepcionalidad de los
sión. En otras palabras, estamos hablando del malos negocios (en sentido moral) o de los nego-
fundamento ético de nuestro quehacer; en primer cios “sucios”. De suerte que el amoralismo de
lugar, públicamente declarado (como en la protes- nuestro tiempo10 establece una asociación “natu-
ta que se rinde cuando alguien en una institución ral” entre negocio e inmoralidad, que se suma a la
educativa queda autorizado académica y moral- asociación que suele hacerse, en nombre de un
mente para ejercer una profesión6 ); en segundo, supuesto pensamiento de izquierda, entre la mal-
públicamente reconocido (cuando en ese mismo dad inherente a la ambición también supuestamen-
acto la sociedad simbólicamente avala la autoriza-
ción), y en tercer lugar, públicamente retirado
(cuando la comunidad, a través de una figura de 5
Aristóteles, Ética nicomaquea, tr. de Antonio Gómez Robledo,
autoridad retira, en una especie de degradación, el Universidad Nacional Autónoma de México, 1983 (Col. Biblioteca
Scriptorvm Graecorvm et Romanorvn Mexicana, lib. I, IV).
mencionado reconocimiento por una falla profesio- 6
Acerca de la insuficiencia de los juramentos profesionales cuando
nal o una infidelidad a su compromiso ético). no van acompañados de una formación académica, véase Juliana
González Valenzuela, “Sobre ética profesional”, en su libro El ethos,
destino del hombre, Fondo de Cultura Económica, México, 1996.
Todos sabemos que el vocablo “ética” se presta a 7
Cfr. E. Nicol, Metafísica de la expresión, Fondo de Cultura Econó-
malos entendidos. Estrictamente hablando la ética mica, México, 1974.
(también llamada filosofía moral, o filosofía prácti-
8
Véase, por ejemplo, la compilación de W. Trejo: Antología de ética,
Universidad Nacional Autónoma de México, 1975.
ca, o incluso ciencia política en la antigüedad clási- 9
La confusión común entre ética y moral no es tan grave porque
ca) es una disciplina filosófica cuyo objeto de estu- normalmente queda aclarado el significado del término utilizado por
el contexto mismo en que aparece.
dio es el comportamiento moral de los hombres. 10
Cfr. E. Nicol, “Notas sobre la educación moral”, en su libro Ideas de
Este campo de la investigación filosófica incluye vario linaje, Universidad Nacional Autónoma de México, 1990.

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te ilimitada de los patrones y la explotación “capita- nadas reglas morales. Eso sucede naturalmente.
lista” del trabajador. Es cierto que el descubrimien- Si se es hombre, es necesario elegir entre una cosa
to de Marx de la conexión entre el ser del hombre y y otra (una acción u otra). Vivir es elegir. No hay
el trabajo no puede ser ignorada en una considera- salida. Estamos condenados a decidir, porque so-
ción ética de éste último, mas una improvisada11 mos libres, y somos libres por la insuficiencia de
“ética de la empresa” o “ética de los negocios” no nuestro ser13 , mencionada por primera vez en El
puede ni suponer que todo negocio es inmoral banquete de Platón. El comportamiento moral, y
(como si el empresario dijera siempre: “a Dios por tanto el de ética profesional, es por esencia
rogando, pero con la calculadora funcionando”) ni libre, consciente y responsable de las consecuen-
creer que con ciertas normas o recomendaciones cias, independientemente de las buenas intencio-
se puede enseñar a evitar la maldad dentro de la nes. Los códigos morales (sean de carácter social,
empresa. Se puede ser honesto, y al mismo tiempo religioso o profesional) sólo orientan, de la mejor
obtener utilidades. Pero no basta contar con bue- manera que pueden hacerlo, nuestras decisiones.
nos deseos y con buenas normas morales (como Éstas son las que después de haber sido tomadas
las de los códigos de ética de contadores y admi- sufrirán nuestra aprobación y la ajena, o nuestro
nistradores) para que ahí, en el acto que está por rechazo y el de los demás. Como es bien sabido,
realizarse (en términos morales, conflictivamente), muchos quehaceres tienen sus propios códigos,
cualquiera sepa, en cualquier circunstancia, qué reglas o normas, explícita o implícitamente expre-
hacer para obrar moralmente bien. No sabemos sados. Pareciera que fuera suficiente con hacer lo
cuántas cosas puedan imaginarse a partir del enun- que ellos mandan para estar con la conciencia
ciado de ética profesional; pero debemos apelar al tranquila. Pero no. No se trata de eso. La conciencia
rigor del análisis filosófico para aspirar a alguna moral nunca está tranquila frente a los conflictos
claridad mediante su quehacer cuestionador, que morales que nos ofrece siempre el repertorio de
es el único que garantiza una búsqueda de la nuestras posibilidades vitales (de nuestras posi-
verdad y de esa manera en todo momento salva bles opciones o elecciones).
nuestra libertad.
La ética, en el sentido profesional, tiene que ver
¿Qué es eso de ‘‘ética profesional’’? Todos, tarde o íntimamente con nosotros. ¿Cómo es esto? Ella
temprano, nos dedicamos a un oficio, un trabajo, está directamente vinculada con la calidad moral
un quehacer profesional... Entonces, es importante de nuestro trabajo. Está implicada en el modo de
que podamos entender bien en qué sentido preciso llevar a cabo nuestro quehacer, e implica entrega
nuestro quehacer puede ser, efectivamente, ético o vocacional, responsabilidad, honestidad intelectual
puede dejar de serlo. Y por la naturaleza de este tipo y práctica (relativa a lo que sabemos y lo que
de trabajo académico12 , sólo plantearemos algu- hacemos). La ética profesional es fundamental-
nas cuestiones esenciales para promover, con éti- mente un compromiso con lo que ustedes hacen,
ca profesional, perplejidades e inquietudes que re- con lo que yo hago, con lo que cada ser humano
sulten fértiles para comprender lo que es la ética
profesional.
11
Es decir, no elaborada filosóficamente.
La ética profesional no depende directamente de 12
Ya mencionamos que la primera versión del presente texto fue el de
ciertas normas o códigos “de ética” de distintos una ponencia para el VI Foro de Investigación de la División de
Investigación de la Facultad de Contaduría y Administración.
gremios profesionales. Ella no trata sencillamente 13
Cfr. E. Nicol, “Vocación y libertad”, en su libro Ideas de vario linaje,
de ponernos en el dilema de cumplir o no determi- ed. cit.

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hace. Este compromiso es tan profundo que en él, (que inclusive puede ser algo muy grave), la res-
como dice Aristóteles respecto a las virtudes, “poco ponsabilidad profesional nos obliga a hacer nuestro
o nada” tiene que ver el saber, pues para la moral trabajo como siempre, de una manera tan bien
valen más los actos de justicia, templanza y la hecha como la tenemos que hacer en cualquier
responsabilidad, y especialmente la autenticidad14 . ocasión, pase lo que pase.
Yo mismo puedo ser un buen filósofo de la ética o
uno malo; todo depende de que haga bien o mal mi Entonces, en pocas palabras, y definiéndola riguro-
trabajo. Si lo hago mal, procedo inmoralmente. Es samente, la expresión ‘‘ética del trabajo’’ significa,
decir, sin ética profesional. En otras palabras, he dentro de cualquier forma de praxis, un compromi-
sido incapaz de ponerme, como dijimos, al servicio so ineludible con nosotros mismos de hacer bien
de los intereses de mi profesión. Pero una falla las cosas, un compromiso que no se puede dejar
profesional, es decir, una falla de ética profesional, de cumplir, porque tiene que ver con un compromi-
es algo muy grave, porque en realidad el ethos so con nuestro propio ser, que nos hace más o nos
profesional no permite infidelidades o violaciones: hace menos, nos hace mejores o nos empeora,
el que las comete no es un profesional en falta; nos enriquece o nos empobrece en nuestro propia
simple y radicalmente ya no lo es más. Un científico naturaleza.
que miente, no es un hombre mentiroso, sino
alguien que ya no es un científico; un médico que se Queda claro. La ética del trabajo es un compromiso
pone al servicio de la muerte, deja de ser un ineludible, un principio que no se puede violar, una
médico, aunque siga teniendo su título en una de lealtad que no se puede abandonar, que no se
las paredes de su consultorio. puede defraudar. ¿Y por qué no? Si algún día estoy
de muy mal humor, o sufro el dolor del abandono de
Hay algunas ejemplos de la vida cotidiana que nos mi pareja, o el del duelo de la ausencia de un ser
pueden servir para entendernos mejor. Por ejem- querido, o me siento físicamente mal, podría decir:
plo, el japonés que ustedes han visto en el cine (o ahora no trabajo, o si lo hago, lo haré como pueda,
en Japón) que puede pasar una vida entera dedica- como sea. Pero la ética del trabajo, con su poder
do a producir un producto perfecto, como el tallado ontológico sobre nuestro propio ser, nos lo impide.
de una espada o una lente. Lo mismo hace un No se puede, por razones éticas, hacer mal lo que
ebanista, un escritor, un pensador. Cualquiera. se hace. Y damos por supuesto que en el mejor de
Toda su vida la puede “gastar” haciendo bien lo que los casos siempre se hace lo que se puede. Pero
hace. La ética del trabajo le obliga a desear sólo que dentro de “lo que se puede” hay, en todo caso, un
quede bien hecho lo que hace. espacio de posibilidad para hacer bien lo que se
hace. ¿Qué quiere decir eso? Significa que no hay
Por otra parte, seguramente conocen la expresión razón para violar ese compromiso, esa lealtad, que
de que ‘‘la función tiene que continuar’’. Con ética es una lealtad con mi propio ser y con el ser del otro,
profesional, con ética del trabajo en todos los cam- ese prójimo (que pertenece a la mitad de lo que yo
pos, no sólo en el teatro, ‘‘la función tiene que quisiera ser y no soy, de lo que me falta para ser)
continuar’’. ¿Y qué quiere decir eso? Normalmente que siempre completa el sentido de mi acción,
cuando hablamos de que la función tiene que seguir como destinatario de ella, beneficiario, testigo,
adelante, hablamos de que independientemente juez...
del estado de ánimo, de lo que nos sucede interna-
mente, de nuestra situación económica, de lo que
está sucediendo en el mundo en ese momento 14 Cfr. Ética nicomaquea, ed. cit., lib. II, IV.

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Hacer bien las cosas tiene que ver, para tocar lo ser por medio de nuestro trabajo. No se trabaja en
esencial, con vivir bien mi vida. De ahí que la ética verdad. En condiciones normales de existencia,
del trabajo forme un imperativo ético de mi existen- que no son las nuestras, el trabajo no busca prima-
cia. La gran enseñanza de nuestro querido paradig- riamente el sueldo, la ganancia o la remuneración,
ma del magisterio, Sócrates, es la de que corre sino la necesidad de cumplir con ese compromiso
más veloz el mal que la muerte. En otras palabras: con nosotros mismos para hacer algo que nos
que bajo cualquier circunstancia es preferible vivir permita ser. La vida, sin duda, nos da mucho
bien, que evitar o huir temerosos de la muerte. quehacer. Lo sabemos bien: es mucha nuestra
Cuando yo actúo con la ética del trabajo, es que he insuficiencia. Si uno falla moralmente, en cierto
logrado integrar ya mi quehacer con mi propia vida, modo dejamos de ser un poco lo que somos. Si
y por tanto, con la de los demás, en un profundo y fallamos en los términos de la ética profesional,
natural sentido comunitario (de tal manera que ya dejamos de ser lo que éramos, somos menos, del
no son cosas distintas). mismo modo como el soldado queda degradado
por un acto de deshonor. Degradado para siempre.
La ética profesional tienen que ver con todo mi ser, Para siempre. La ética profesional, como nuestros
de noche y de día, por decirlo así. Por ejemplo, yo otros actos morales, nos hace honorables. Y
no soy filósofo de las nueve a las seis de la tarde: nadie, con salud mental suficiente, puede soporta
el actor tampoco, el pintor no es pintor de siete a dejar de ser lo que es.
doce de la noche. Estoy seguro de que ustedes
entienden la cuestión. Todos lo sabemos, aunque ¿Por qué nuestra profesión es (o debiera ser) una
no hayamos reflexionado mucho sobre el asunto. cuestión vocacional? Porque es un llamado que
viene de nuestro propio ser, y que me dice: “tú
Hablamos de un compromiso con nuestro trabajo tienes que ser así, hacer esto, y vivir de este modo,
que lo adquirimos porque nació como una lealtad pues de lo contrario es muy probable que tu vida
con nuestro propio llamado vocacional. En una sola sea infeliz o desdichada”. Y si bien es cierto que de
palabra: es el fundamento ético de mi ser y mi nuestra muerte normalmente no somos realmente
quehacer. La ética profesional se llama precisa- responsables, de nuestra desdicha o nuestro bien-
mente así porque es el fundamento ético de lo que estar sí lo somos. Aunque parece un peso difícil de
profesionalmente hago y de lo que soy, en el cargar, la ética profesional nos garantiza la sereni-
desarrollo de una determinada forma de vida. Su dad y la tranquilidad de ánimo por haber hecho lo
nombre viene de lo profesado y de lo ético, que en que creímos sinceramente que teníamos que ha-
griego alude a nuestra segunda naturaleza (no a la cer; y eso aumenta lo que somos, incrementa
primera, la física, la natural, que es physis) sino a la nuestra alma, como diría Heráclito. En la falla, hay
que tiene que ver con nuestra libertad de ser como disminución y empobrecimiento de lo que somos.
queremos ser, o como tenemos vocacionalmente Dénse cuenta de que hay millones de seres huma-
necesidad de ser para que nuestra vida valga la nos que viven así, haciendo sólo lo que pueden
pena de ser vivida. Sin ética del trabajo y ética hacer, y no lo que quieren hacer y ser, muy víctimas
profesional, lo que se hace queda reducido sólo a de la necesidad, muy disminuidos en su libertad. Y
una chamba, o una talacha, a un modo de obtener esto es deshumanización, que deja como resulta-
dinero, pero no tenemos propiamente trabajo15 . Y do un malestar existencial, espiritual, psíquico, que
entonces dejamos de ser obreros, seres de la
praxis, de la acción, de la creación, de la póiesis
laboral, que es la construcción de nuestro propio 15
Cfr. Nuestro trabajo “Ser y quehacer”, ed. cit.

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llega a ser tan habitual y de todos los días, que en paga, con lo que cobro. El ethos de nuestra profe-
ese caso la vida del hombre lo oculta para poder sión nos exige actuar sin esperar nada a cambio,
seguir subsistiendo. Él ya no se da cuenta cabal de más que la satisfacción de haber cumplido. Me
lo que le pasa, pero siente en el fondo que quisiera pueden pagar muy mal, me pueden pagar muy
—y la merece— una segunda oportunidad para bien. En realidad, a pesar de que hoy sea común
vivir una vida bien vivida. pensar lo contrario, eso no tiene que ver con la
necesidad de hacer bien las cosas. La ética del
Cuando hay ética profesional, hay responsabilidad trabajo, y la profesional son, en suma, un medio
profesional: profesionalismo. No sabemos como para estar bien con uno mismo, que hace posible
decirlo a veces, pero sólo entonces somos trabaja- que uno quiera hacer las cosas bien sin ninguna
dores, obreros, profesionistas profesionales. Eso otra razón, y sobre todo, sin segundas intenciones;
quiere decir, como quedó indicado, que a pesar de no para que me aplaudan, para que los demás me
que alguien se enfermó, a pesar de que se le cayó halaguen o para que admiren mi responsabilidad, o
su casa, a pesar de que se le vino el mundo encima, para que me paguen más. Todas esas cosas, si yo
a pesar de todos los pesares, alguien queda in- las antepongo a mi quehacer, lo falsean. Y así,
capacitado para utilizar el recurso del pretexto, necesariamente, viene la degradación ética y pro-
para decir que no pudo hacer lo que tenía que hacer fesional de mi trabajo, que mis colegas y yo mismo
por tal o cual razón. La responsabilidad es la impo- tenemos inevitablemente que censurar.
sibilidad de apelar a un pretexto, por bueno que
pudiera ser, para justificar el hecho de que no Y la vida es cambio. La vida cambia mucho; hay
hicimos lo que vital y profesionalmente teníamos momentos que uno se la pasa muy bien, hay
que hacer. momentos en que se la pasa muy mal, hay ocasio-
nes en que puede haber mucho dinero, hay mo-
La ética del trabajo y la ética profesional son lo único mentos en que no lo hay. Pero la satisfacción de
que tiene que ver cabalmente con la calidad del hacer bien lo que uno hace, siempre se convertirá
producto de nuestro quehacer. Cuando alguien nos en una permanente fuerza interior, propia, para vivir
entrega algo que está bien hecho, experimenta la y tolerar las dificultades de la vida; por otro lado, nos
extraordinaria vivencia de haber cumplido. Ya sa- proporciona la sensibilidad, paz y tranquilidad para
bemos que si lo hicimos mal, vamos contra disfrutar de lo que somos y hacemos, de lo bueno
nosotros mismos. En nuestros cabales, no hay de la vida. Ella está presente siempre y nos sostie-
posibilidad de engañarnos a nosotros mismos. La ne en lo que somos. Puede uno perder amigos,
ética profesional nos permite vivir la experiencia del puede uno perder personas que uno ama, puede
desinterés. Cumplimos por el interés de estar bien uno perder parientes, podemos perder empleos,
con nosotros mismos. Pero en una especie de pero a pesar de todo, hay una base que nos
recompensa bien ganada, ese interés nos da la sostiene con una firmeza peculiar: lo que somos y
posibilidad de ser desinteresados con los demás. lo que hacemos, y con esto tiene que ver nuestro
Si yo hago bien el traje, soy de veras un sastre. Si trabajo. Ahora bien, la base del trabajo es la ética
enseño por vocación, soy de veras un maestro, si del trabajo y la ética profesional.
investigo por amor a la verdad, soy de veras un
filósofo o un científico, si curo por amor a la vida, soy Por otro lado, no hay que perder de vista que la ética
de veras un médico, etcétera, etcétera. Y lo hago del trabajo y la ética profesional tiene una vincula-
bien sin una conexión directa con lo que se me ción directa con la educación moral del ser huma-

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no: es preciso aprender que hay cosas que están na. El saber científico o filosófico, por ejemplo,
mal y cosas que están bien. Es necesario advertir requieren del principio vocacional18 que exige una
que no todo se vale. Es menester estar convenci- actitud desinteresada (amorosa19 ) por la verdad.
dos de que hay cosas que no se hacen16 . Este principio representa el ethos de esta profe-
sión. El médico no puede ser médico sin fundar sus
Para terminar, es preciso distinguir entre ser profe- conocimientos en el amor incondicional e insobor-
sional y ser profesionista o tener una profesión (que nable por la vida humana. Esta forma de amor por
en nuestros días casi siempre corresponde a po- el otro constituye el ethos de la medicina. El cientí-
seer títulos y grados).La diferencia la establece, fico renuncia por siempre a la falsedad y a la
como hemos tratado de mostrarlo, distintas formas mentira; mientras que al médico le repugna todo lo
de compromiso del trabajador. Tener una profesión que está relacionado con la muerte o la destrucción
es mantener un compromiso con un determinado de lo humano. Estas formas de compromiso ético,
saber teórico y práctico y con los demás. Este de ética profesional, no las consigue y las sostiene
compromiso con los demás es manifiestamente un título o unos grados académicos, sino una forma
de carácter social, y se puede cumplir con el de ser, una decisión de ética profesional, la adop-
servicio social que ofrece la profesión. En cambio, ción de un ethos, que no puede abandonarse sin
ser profesional es algo que no sólo tiene que ver con dejar de ser lo que se era20 . Esto mismo vale para
habilidades o conocimientos y estudios realizados, cualquier profesión que, como tal, encuentra su
sino también con una peculiar forma de responsa- razón de ser última en un ethos vocacional, que
bilidad: ser profesional en la realización de un naturalmente exige una ética profesional: una res-
trabajo significa que uno es capaz de mantener un ponsabilidad moral21 inherente al ser y el hacer, o
compromiso más fuerte y firme con lo que hace, sea, a lo que se es y a lo que se hace.
con la manera en que lo hace, que con cualquier
otra cosa (relacionada con nuestra propia subjetivi-
dad o la de alguien más). En este compromiso
toma cuerpo el sentido ético del trabajo. El carácter
ético del trabajo es lo que debe quedar en el primer
plano de estas aclaraciones. La ética del trabajo, de
cualquier forma de trabajo (un quehacer, una tarea,
un oficio, el desempeño de una profesión...), con-
siste simple y llanamente en hacer bien lo que se
hace (independientemente de sueldos y ganan-
cias, de premios y recompensas).
16
Cfr. E. Nicol, “Notas sobre la educación moral”, ed. cit.
17 Aquí también podemos tomar los términos como equivalentes en
No está de más insistir: La ética profesional, por su significado.
supuesto, incluye este sentido ético del trabajo, 18
Cfr. E. Nicol, Crítica de la razón simbólica, Fondo de Cultura
pero implica un mayor compromiso ético o moral17 , Económica, México, 1982 (véase el cap. VI: “El principio vocacional
y el ethos de las ciencia”).
ya que el profesionista, al adoptar como su profe- 19
Los griegos dirían de philía por la sophía.
sión (o sea, como su forma de vida) un determinado 20
Cfr. Eduardo Nicol, Crítica de la razón simbólica, Fondo de Cultura
Económica, México, 1982.
trabajo, adopta libre y conscientemente el ethos de 21
Comportamiento moral profesional que suele ser orientado por los
este quehacer, es decir, el fundamento ético que códigos de ética profesional.
hace posible una específica forma de praxis huma- CA

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